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La conquista del imperio inca no es como comúnmente se cree, producto enteramente de armas de

fuego, acero, y caballos de guerra, comprender la lucha que tuvo lugar entre el imperio inca en su
contacto contra el emergente imperio español, es un tema bastante complejo. Para comenzar esta
tarea debemos centrarnos en los antecedentes que precedieron a la expedición española al
Tahuantinsuyo (los 4 territorios administrativos que comprendía el imperio) en este plano la
conquista de México fue vital para la experiencia española en las operaciones político-militares
contra el imperio inca, Hernán Cortés en un periodo de tan solo 4 años había podido someter a un
enorme imperio y apoderarse de sus riquezas, si bien el factor tecnológico había sido decisivo para
obtener victorias en momentos claves, los españolesaprendieron bastante de las estructuras
socioculturales del imperio azteca, el control absoluto del pueblo y el ejército se encontraba en
manos de un gobernante único, la sumisión a él era reforzada por una devoción inquebrantable de
sus súbditos (difundida por medio de la religión local a través de un estricto protocolo ceremonial).
La captura del gobernante se convertía entonces en el objetivo clave de una empresa de conquista
de similares proporciones.
La superioridad española en la conquista del Imperio Inca
Estrategia, táctica y armamento

Otro aspecto importante en el marco político era la expansión constante de los imperios de América,
tanto incas como aztecas, se habían encontrado en continuas y violentas guerras de invasión, los
muchos pueblos subyugados por ellos vivían en un creciente descontento y la llegada de extranjeros
con una fuerza sorprendente y altamente efectiva ofrecía, en apariencia, una opción práctica de
independencia, de todas formas las conquistas incas en varias zonas del imperio eran tan recientes
que obligaba a las fuerzas profesionales del ejército inca a mantener gruesos destacamentos para
prevenir insurrecciones. Antes de la llegada de los españoles al territorio incaico, la presencia
europea en América hizo estragos bastante nocivos con las poblaciones nativas, una devastadora
epidemia de viruela llego al imperio antes que ellos, una a una las poblaciones debieron ser atacadas
por viruela hasta llegar a la corte inca, donde pronto hirieron a Huayna Capac, el inca gobernante y
a su heredero, ambos morirían sin llegar a toparse a ningún español, pero dejaron un imperio
debilitado no solo por las miles de muertes por la epidemia, sino porque ahora el control político del
imperio debía ser disputado por las tradiciones incaicas. A diferencia de los modelos de sucesión
europea, basada en la primogenitura del heredero, los incas elegían al gobernante más competente
para el puesto, aunque aquello significara que el imperio se vería envuelto en una guerra civil o una
conspiración facciosa, el precepto partía de imponer un gobierno fuerte y estable en beneficio del
imperio. Ahora las tempranas muertes del inca reinante pronto desembocarían en una violenta
guerra civil (1529-1532).
En 1532 Francisco Pizarro, y 168 españoles observaban los estragos de la guerra civil inca, su
entrada al imperio se había producido desde el año anterior, pero tomando las operaciones con
precaución avanzaron lentamente, la ciudad incaica de Tumbes estaba en ruinas, cerca al destruido
pueblo de Cajas había muchos cuerpos de gente colgada como represalia, de uno de los
pretendientes del trono llamado Atahualpa, que por los informes obtenidos era el virtual ganador de
la contienda. Este nuevo inca se hallaba afortunadamente dentro de la ruta tomada por los españoles
acampando con sus ejércitos cerca de un lugar llamado Cajamarca.

Se inicia el juego

La estrategia de Pizarro era simple, conocedor de la guerra civil y de los últimos acontecimientos,
debía capturar al Inca, como primer paso para cualquiera plan, privar a un estado del gobierno
absoluto de su cabeza le daría un perfecto control de la situación y paralizaría la administración a
una escala práctica, fuera de lo común los súbditos incas no podrían tomar decisiones sin que él se
enterase; al mismo tiempo era vital establecer alianzas para comenzar a reforzarse con tropas
aliadas. Para conseguir su objetivo central, los españoles contaban en primer lugar con armas y
armaduras de acero, las continuas guerras europeas y las recientes conquistas en América marcaron
uno de los periodos más altos en la industria de fabricación de armaduras. Estas poseían bastantes
bisagras para la movilidad de su usuario y al mismo tiempo maximizaban la capacidad de
protección brindada. Durante la conquista de los incas, infantes y caballeros llevaban distintas
armaduras, pero ninguna superaba los 30 kilos. La espada de acero y la lanza permitían una
efectividad plena en el campo de batalla, la primera daba a los infantes la sensación de tener un
arma de gran calidad y durabilidad (garantizadas por el acero toledano en muchos casos) y la
segunda era muy práctica y efectiva para los caballeros.
Sin embargo, el elemento que definió la victoria española era el caballo, su velocidad era
insuperable en el campo de batalla, así mismo la embestida directa de uno de estos animales podía
causar una muerte inmediata a quien se interpusiera en su paso, durante la conquista iban
acorazados y la gran movilidad que representaba para las fuerzas españolas sorprendía a los nativos
americanos. Contrariamente las armas de fuego para la pequeña tropa de Pizarro no mostraron una
eficacia seria durante la conquista, si bien en algunas oportunidades causaron bastante impresión en
las fuerzas de los naturales, no fueron determinantes dado su pequeño número y su lento y pesado
uso, típico del desarrollo y la relevancia con que se las tomo en Europa durante la primera mitad del
siglo XVI, las ballestas corrieron una suerte parecida, pues fueron contados los encuentros donde
estas armas mostraron una capacidad que terminara de asombrar a los incas.
En contraste los incas estaban atrapados en la edad de bronce, sus ejércitos basados íntegramente en
hombres de a pie, eran bastante pesados y requerían de una larga cadena logística para su equipo y
alimentación, utilizaban gran cantidad de mazos basados en palmas fuertes de árboles, hachas cortas
llamadas “chambis”, cuyas puntas en ambos casos eran de bronce o de piedra. Su efectividad contra
las armaduras españolas era muy limitada, si bien la mayoría de los conquistadores recibieron
heridas de estas armas, no era suficiente para matar a un guerrero acorazado, esto solo ocurría como
una excepción a la regla, muchas veces las armas incaicas terminaban rompiéndose en la lucha
cuerpo a cuerpo contra los españoles frente a la precisión del acero.
En cuanto a las armas a distancia, los incas poseían “huaracas” (aun hoy utilizadas en Perú) u
hondas que lanzaban piedras de relativo peligro para los españoles, aunque los arqueros son la
mejor fuerza capaz de contrarrestar a la caballería en el siglo XVI, la geografía de los incas
dominados por la sierra, impedía el desarrollo en la fabricación de arcos, las condiciones climáticas
y la altitud evitaban que arboles con madera suficientemente elástica pudiera ser utilizada en
avances para el desarrollo de una eficiente fuerza de arqueros incaicos autóctonos dentro de las filas
del imperio, si bien los comandantes incaicos podían asimilar a sus ejércitos grupos de arqueros
provenientes de la selva, esta asimilación solo podía hacerse cuando se encontraban cerca de zonas
de tribus aliadas.
Por ultimo Atahualpa el inca vencedor de la guerra civil, desconocía cuales eran las verdaderas
intenciones de los españoles, se encontraba victorioso al final de un cruento conflicto y con sus
fuerzas repartidas de la siguiente manera alrededor del territorio que había ganado a la fuerza.
Rumbo a la capital inca, Cuzco se encontraba el general Quizquiz con 30000 hombres
aproximadamente, su tarea era tomar la ciudad y establecer un gobierno de esos territorios hasta la
llegada de Atahualpa.
En la sierra central, Jauja se hallaban las fuerzas del general Calcuchimac con 35000 soldados,
impidiendo el levantamiento de aquellas provincias, su función era servir de comunicación entre las
fuerzas del Cuzco de Quizquiz y las del campamento de Cajamarca de Atahualpa.
Por ultimo en Cajamarca Atahualpa estaba rodeado de un gran contingente de su ejército de entre
40000 hasta los 80000 según los testigos presenciales españoles. 5000 de estos soldados estaba bajo
mando directo del medio hermano y general de Atahualpa, Rumiñahui; y aunque estos grupos de
soldados que sobrepasaban los 100000 soldados se encontraban divididos en diferentes núcleos
estratégicos, su efectividad en una guerra convencional en el territorio no puede ser puesta en duda,
sin la llegada de Pizarro era más que obvio que Atahualpa no solo tomaría el Cuzco, se asentaría en
el para gobernar todo el imperio.

Punto de inflexión
El 16 de noviembre de 1532, la plaza de Cajamarca iba a ser el escenario de una de las acciones
más temerarias de la historia, Atahualpa subestimando a la minúscula fuerza de Pizarro le permitió
llegar hasta allí, aunque el ejército profesional incaico se encontraba concentrado en los 3 grandes
grupos antes mencionados dirigidos por los generales de Atahualpa, existían varias guarniciones
situadas en lugares de valor estratégico como puentes, caminos y/o fortalezas, que hubiesen podido
frenar el avance de los hombres de Pizarro, sin embargo la curiosidad de Atahualpa por estos
extranjeros les permitió llegar hasta este lugar, los españoles sabían que debían actuar rápido. El día
anterior Pizarro envió una embajada a Atahualpa para concertar una entrevista, aunque esta era una
empresa privada de conquista, estaba bajo la supervisión de la real corona española, y era necesario
antes de proceder a usar las armas leer el famoso requerimiento de la iglesia para que los incas se
sometieran pacíficamente a los españoles cuya autoridad en este caso representaría Pizarro, así que
era el momento de planificar las operaciones tácticas, la estrategia giraba en torno a la captura del
inca, y por lo tanto los españoles decidieron esconderse alrededor de los edificios de la plaza de
Cajamarca, el padre Valverde leería el contenido del documento de requerimiento para ver si
Atahualpa se sometía pacíficamente, una vez descartado eso atacarían, primero 2 cañones puestos
sobre una torre de la plaza apuntarían a las fuerzas incas, después dos grupos de jinetes saldrían a
cargar masivamente contra el mayor contingente de súbditos incas, el efecto psicológico de la carga
debía aterrar a los sirvientes de Atahualpa el tiempo suficiente para que la infantería española
dividida en dos grupos atacara directamente la litera donde los cargadores del inca sostenían a
Atahualpa, para aumentar este efecto psicológico los caballos debían generar más ruido y se les
pusieron cascabeles para ese fin. La trampa estaba tendida, y se iniciaría al grito tradicional de las
conquistas españolas en esa época, ¡Santiago y cierra, España! Encomendándose al apóstol que de
los moros los había liberado.
El inca entro en la plaza de Cajamarca antes de que oscureciera, en un comienzo había pensado en
ir con alrededor de 7000 guerreros desarmados, pues pensaba que con eso bastaba para doblegar al
puñado de españoles, subestimando su capacidad tecnológica, pero una vez rechazado el
requerimiento la impresión de sus aterrados súbditos fue decisiva, la carga de la caballería, el
horrible sonido del único cañón que llego a funcionar, los pesados mosquetes que sin embargo
daban muertes seguras a las filas incaicas produjo un impacto nunca experimentado hasta entonces
en la civilización inca, los únicos que se mantuvieron en sus puestos fueron los cargadores y la
escolta del inca, rindieron la vida protegiendo a su soberano y aun cuando muchos españoles les
cortaron brazos y/o manos a los cargadores de Atahualpa estos se mantuvieron firmes hasta que
acabaron con todos, de entre el contingente de conquistadores Pizarro fue el único herido tratando
de evitar que uno de sus compañeros matase al inca, 2 horas de matanza generaron unos 2000
muertos entre los incas, pero la estrategia española estaba completa, el jefe de gobierno del imperio
incaico caía prisionero.
Cajamarca no sería la última batalla por la conquista de los incas, es más, en el futuro los españoles
necesitarían muchísimo de las alianzas tanto de las facciones incas como de los pueblos que se
oponían al gobierno de estos últimos, pero Cajamarca fue el inicio del fin de una de las más grandes
civilizaciones de América.

Autor: Luis Carlo Zanabria para revistadehistoria.es

Bibliografía:

Graham, Robert (2004) “The Horses of the Conquest”. Long Riders' Guild Press.

Hemming, John (1982) “La conquista de los Incas”. México. D.F. Fondo deCultura Económica.

Peterson, Harold (2000) “Arms and Armor in Colonial America 1526-1783”.New York. Dover
Publications INC.

Salas, Alberto Mario (1986) “Las armas de la conquista de America”.Buenos Aires: Editorial Plus
Ultra.

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