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Trata a los demás como quieres que te traten”

Author: Juan Emilio Drault

11 DIC

Este es el principio moral por excelencia que se ha mantenido desde


hace milenios y en las diferentes culturas. Algunos ejemplos. Platón
decía: “Que me sea dado hacer a los otros lo que yo quisiera que me
hicieran a mi”. Confucio: “No hagas a otro lo que no te gustaría que
te hicieran”. En el cristianismo: “Todas las cosas que quisierais que
los hombres hicieran con vosotros, así también haced vosotros con
ellos”, etc. Tras este principio tan simple hay una escala de valores, una moral que pone como
punto más alto a la coherencia y da sentido a la vida personal y social.

Hoy en día las relaciones entre las personas estan contaminadas por la desconfianza, el cálculo,
el aislamiento y el individualismo. La antigua solidaridad fue reemplazada por la competencia
salvaje a la que no escapa ni la propia familia ni los amigos más cercanos. Pero si se
reconstruyen las relaciones en base al ideal de tratar al otro como quisiera ser tratado se abren
las puertas a una nueva sociedad. Pero este cambio no puede ponerse en marcha por medios
violentos, imposiciones, fanatismos o leyes externas, sino por medio de la opinión y la acción de
todas las personas que viven con nosotros.

“Trata a los demás como quieres que te traten”

En ese principio de conducta, hay dos cosas importantes: el trato que uno requiere de los demás
y el trato que uno esta dispuesto a dar a los demás.

a) El trato que uno requiere de los demás.

El deseo común es a recibir un trato sin violencia y a reclamar ayuda para mejorar la propia
vida. Esto es válido aún entre los más grandes violentos y explotadores que piden la
colaboración de otros para sus intereses injustos. El trato requerido es independiente del que se
está dispuesto a dar a los demás.

b) El trato que uno está dispuesto a dar a los demás.

Se suele tratar a los otros utilitariamente como se hace con los objetos, con las plantas y con los
animales. No hablamos del trato exagerado y cruel porque, después de todo, no se destruye a
los objetos que se desea utilizar. En todo caso, se cuida de ellos, siempre que rindan alguna
utilidad hoy o mañana.

Sin embargo, hay algunos “otros”: son los llamados “seres queridos”, en los que su sufrimiento
y su alegría nos produce fuertes conmociones. En ellos se reconoce algo de uno y se los tiende a
tratar del modo en que se quisiera ser tratado. Hay pues una diferencia entre los seres queridos
y aquellos otros en los que uno no se identifica.

c) Las excepciones.

Con referencia a los “seres queridos”, se tiende a darles un trato de ayuda y cooperación.
También sucede con aquellas personas extrañas con las que nos identificamos, porque la
situación en que el otro se encuentra hace recordar la propia situación, o porque se especula y el
otro podría “ser de ayuda” para uno. En todos estos casos se trata de situaciones particulares
donde no son iguales todos los “seres queridos” y no nos referimos a todos los extraños.

d) Ejercicio:

¿Qué trato uno requiere de los demás?.

Observe qué requiere uno en la relación con su medio inmediato, con su familia, con su pareja,
con sus amigos, en su trabajo, etc.

¿Qué trato uno está dispuesto a dar a los demás?.

Igual que en el punto anterior, observe qué trato uno está dispuesto a dar a los demás en su
medio inmediato, con su familia, con su pareja, con sus amigos, en su trabajo, etc.

Compare los puntos anteriores y saque conclusiones con otros partícipes.

e) Las simples palabras no fundamentan nada.

Uno desea recibir ayuda, pero ¿por qué habría de darla a otros? Palabras como “solidaridad” o
“justicia” no son suficientes; se dicen falsamente, se dicen sin sentirlas. Son palabras que se
suelen utilizar para obtener la colaboración de otros, pero sin darla a otros. Esto puede llevarse
más allá todavía, hacia otras palabras como “amor”, “bondad”, etc. ¿Por qué se habría de amar
a alguien que no es un ser querido?

La Regla de Oro no puede convertirse en una nueva moralina hipócrita, útil para controlar el
comportamiento de los otros. Cuando una “moral” sirve para controlar en lugar de ayudar, para
oprimir en lugar de liberar, deber ser superada por la necesidad de crear nuevas formas de trato
entre las personas.

La Regla de Oro no impone una conducta, ofrece un ideal y un modelo a seguir, al mismo tiempo
nos permite conocer nuestra propia vida.

Esta actitud tan simple, de la que puede salir una moral completa, nace del ser humano sencillo
y sincero.

f) Propóngase cambios de conducta en el trato con las otras personas. Mire en su


medio inmediato y propóngase cambios en el trato con su familia, con su pareja, con
sus amigos, con sus compañeros de trabajo, etc. Orientando la propia vida por este
principio se pueden experimentar grandes y positivos cambios en la vida de uno y de
quienes nos rodean propiciando así el avance la no-violencia y la solidaridad.

http://drault.com/2006/12/11/trata-a-los-demas-como-quieres-que-te-traten/

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