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04-04-2018

Acopio, comercio y planificación


Juan Triana Cordoví
OnCuba

Un reportaje, "El papel lo aguanta todo", aparecido en el periódico Invasor, sobre empresas
estatales de un territorio de Cuba con altas utilidades, tiene, como casi siempre, muchas y variadas
lecturas.

La primera de esas lecturas tiene que ver con la planificación nuestra de cada día, esa misma que
nos acompaña hace ya varias décadas, que de alguna manera se ha convertido en una piedra con
la que chocamos más de una vez y que también tiene la virtud de haber logrado enamorarnos de
chocar con ella.

Es cierto, hace 56 años que bautizamos con ese nombre uno de los años de la Revolución Cubana:
el 1962. Ya antes, en 1960, se había creado JUCEPLAN en cierta medida respondiendo a la
influencia de las ideas de la CEPAL, pero también -y fundamentalmente- como respuesta a la
necesidad de una economía que debía ser repensada desde sus propias raíces.

La misión de JUCEPLAN era como sigue:

"orientar, supervisar y coordinar la política económica de los diferentes organismos del Estado y de
las entidades autónomas, de manera que entre éstos existiera unidad de criterio y acción; así como
señalar las normas generales orientadoras de la acción del sector privado. A JUCEPLAN le
correspondía también centralizar la investigación económica, estadística y tecnológica y supervisar
la asistencia técnica".

Sufrió después varias reestructuraciones (unas siete), la última en 1986. En aquella época, el
sistema que la sustentaba -el sistema de Dirección y Planificación de la Economía- fue calificado
como un "caballo con mataduras". En 1994 se creó el Ministerio de Economía y Planificación, cuyo
trabajo ha sido definido como sigue:

"Organismo encargado de dirigir, ejecutar y controlar la aplicación de la política del Estado y del
Gobierno cubano en materia de economía, planificación y servicios comunales."

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De entonces a estos tiempos la Planificación ha recorrido un largo camino de aciertos y desaciertos.
Ha transitado desde aquella misión, pasando por la planificación material y altamente centralizada
al estilo soviético, que prevaleció hasta finalizados los 80, para luego ser "flexibilizada" en los 90,
cuando se adoptó la idea de la "planificación financiera", y nuevamente centralizada y convertida
en planificación material hoy día.

Volvamos al reportaje. Su lectura lleva a cuestionarse el rol del plan, pero no sólo en el sentido
cortoplacista del plan confeccionado por la empresa y aprobado por alguien fuera de la empresa o
al revés, que también suele pasar; sino ese otro asunto nunca resuelto, el del sistema de
planificación que necesitamos y el de los modos de hacerla.

La planificación fue entendida durante mucho tiempo como el sustituto del mercado y muy superior
a él, a pesar de que todos los días nuevas evidencias sugerían que no era ni lo uno ni lo otro, sino
algo diferente, que respondía a otros propósitos y que podía convivir con el "mercado", o más bien
al revés, con lo que el mercado podía convivir. Según afirma el Doctor Oscar Fernández, en Cuba,

"se interpreta por Planificación la mediación administrativa permanente que intenta sustituir al
mercado como mecanismo coordinador de las millones de interacciones que tienen lugar entre la
mayoría de los agentes".

Y esta "manera" de hacer planificación está muy alejada de la concepciones y funciones de la


misma, las cuales según Fernández Estrada son:

Función prospectiva

Función de Concertación y Coordinación

Función de Evaluación

Función de Organización de la Producción

Función de Balance y Asignación

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Así pues el plan hoy es, más que todo, un mecanismo de corto plazo, de asignación centralizada de
recursos escasos a destinos prefijados.

Entonces es posible explicarse, en parte al menos, por qué empresas estatales que no cumplen el
llamado plan pueden cerrar un año con superutilidades en términos monetarios y dejar
insatisfechas tanto las necesidades como la demanda efectiva, y no aprovechar las oportunidades
(demanda insatisfecha) que ese mismo mercado les ofrece. ¿Qué está mal: la manera en que la
empresa opera o el entorno regulatorio que le permite operar de esa manera y donde la ausencia
de otros competidores les concede una posición monopólica?

Entonces, menos producción puede significar más utilidades. Necesidades no cubiertas (bloques
para construir casas), demandas insatisfechas (carne de cerdo a 16 pesos la libra). ¿Y el llamado
PLAN? Ocurre con la "planificación" (o con la manera en que aún se practica en Cuba) lo mismo que
con otros asuntos de la economía: que la realidad o la práctica como criterio de la verdad, dice una
cosa, pero aun así el empeño va en otro sentido muy distinto.

Que los empresarios encuentren la forma de obtener utilidades aun sin haber cumplido su plan no
está mal. Al final la empresa debe / tiene que producir utilidades, esa es parte de su esencia
misma.

Lo que no parece lógico y sobre todo alejado del propósito, es queden demandas insatisfechas y
que no existan otros productores que intenten aprovechar esa oportunidad.

La manera en que todavía se planifica en Cuba, no es sólo un mecanismo de asignación de recursos


escasos que reproduce un comportamiento inercial, es también una forma discrecional / dirigida de
asignar compradores y vendedores.

Ese intento, muchas veces fallido, de sustituir al mercado allí donde no puede ser remplazado, ha
traído hasta nuestros días esas aparentes paradojas de planes que se sobrecumplen o se
incumplen, junto a demandas insatisfechas, precios alejados de sus costos (¡el precio que paga la
empresa de comercio por el bloque es de 1.05 cup!), ingresos divorciados de la gestión de las
empresas, acompañados de salarios divorciados de la productividad.

Lo que describe el reportaje del periódico Invasor no es lo más eficiente para una economía que en
términos globales apenas crece a una tasa del 2 por ciento en los últimos años, que enfrenta un
desbalance comercial de más de 7,000 millones de dólares y restricciones financieras que han
obligado a renegociar una cuantiosa deuda de corto plazo a proveedores.

Mientras, el peso de la factura en alimentos que la población paga día a día crece. Mientras, la

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demanda y las necesidades quedan insatisfechas y los precios de los alimentos suben. Y una
empresa estatal sobrecumple su plan de utilidades en un 730 por ciento. ¿Hay algo más
paradójico?

Cuando la población paga muchas veces más por un bloque, en un país que tiene un déficit de
viviendas que alcanza los centenares de miles, una empresa estatal los paga a 1.05 cup y ni
siquiera los compra. ¿Qué tipo de planificación es esa?

Acopio, comercio y planificación es una especie de trinidad de la ineficiencia, un ejercicio de


aprendizaje de lo que no debe pasar, de lo que debe ser cambiado.

Fuente: http://oncubamagazine.com/columnas/acopio-comercio-planificacion/

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