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LECCIONES SOBRE
LA VOLUNTAD DE SABER
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';::-Curso en d C-Ollcgc do l'r.mcc (1970-197l)

seguido de
EL SABER DE EDlPO

Edición oubk<id• por Daniel


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,
1

ADVERTENCIA

Michel Foucauh dictó clases en el College de France desde enero de 1971


hasta su muerre, en junio de 1984, con la excepción de 1977, cuando disfrutó
de un afio sabático. El nombre de su cátedra era "Historia de los sistemas de
pensamiento".
Esta cátedra fue creada el 30 de noviembre de 1969, según una propuesta
de Jules Villemin, por la asamblea general de profesores del College de France,
en reemplazo de la cátedra de "Historia del pensamiento filosófico" que hasta
su muerte ocupó Jean Hyppolite. El 12 de abril de 1970, la mism,a asamblea
eligió a Michel Foucault, que por enronccs tenía 43 años, como ticular de la
nueva cátedra. 1
Foucault dictó la lección inaugural el 2 de diciembre de 1970. 2

La enseñanza en el College de France obedece a reglas particulares. Los profe­


sores tienen la obligación de dictar 26 horas de cátedra por año (la mitad, como
máximo, puede adoptar la forma de scminarios).3 Cada año deben exponer
una investígación original, lo cual les exige una renovación constante del con­
tenido de su ense ñanza La asistencia a los cursos y seminarios es com pletamente
.

libre; no requiere ni inscripción ni cítulo alguno. El profesor tampoco los


enuega.4 En la jerga del College de France se dice que los profesores no tienen
alumnos sino oyentes.

1 Fo uc-.iu l t había concluido con csra fórml1la un opúsculo redacrado en apoyo de s u candida­

tur a: "Habría que emprender la hist0tia de los sistemas de pcnsamknco" (Michel Foucaulr, �Ti tres
et uavaux ", en Ditretécrils, 1954-1988, 4 vols., ed. de D aniel Dcfcn y fran�ois Ewald con la
colaboración de Jacques Lagrangc Parfa, Callirnard,
, 1994; véase vol. 1, núm. 71, p. 846).
1 Sería publicada en mayo de 1971 por la editorial G:i.llimard, cun el rímlo de L'Ordre du
dúcours [trad. esp.: El orden del discurso, Barcelona, Tusquets, 1987].
3 Cosa que Michel Foucault hizo hasta principios de la década de 1980.
4 En el marc o del College de France.
1
11
LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
ADVERTENCIA
10

Los cursos de Michel Foucault se realizaban todos los miércoles, desde


y foucault comenta:
principios de enero hasta fines de marzo. La concurrencia, muy numerosa Sería conveniente pode r discutir lo q ue he expuesto. A veces, cuando la clase
y compuesta por estudiances, docentes, investigadores y simples curiosos, no fue buena, basrarfa poca cosa, una pregunta, para volver a poner todo en su
muchos de e l los excranjeros, ocupaba dos anfiteatros del Collcge de hance. lugar. Pero esa preguma nunca se planrea. En Francia, el efeno de grupo hace
Foucaulc se quejó con frecuencia de la distancia que solía haber entre él y imposible cualquier discusión real. Y como no hay u n canal de retomo, el curso
su p ú bl ic o y de los escasos intercambios que la forma del curso hacía se ceac raliza. Tengo una relación de actor o de acróbata con las personas pre­
sentes. Y cuando termino de hablar, una sensación de soledad total...6
" "

posibles.� Soñaba con un seminario que fuera el ámbito de un verdadero


trabajo colectivo. Trató de conseguirlo de diversas maneras. Los últimos
años, a la salida del curso, dedicaba bastante tiempo a responder a las pre­ Michel Foucault abordaba su ens eña nza como un investigador: exploraciones
guntas de los oyentes. para un libro futuro, desciframiento, también, de campos de problematización,
que solían formularse más bien como una invitación lanzada a evemuales inves­
En 1975, así retrataba el periodista Gérard Peritjean, de Le Nouvel Observateur, tigadores. Por eso los cursos en ei College de France no duplican los libros
la atmósfera reinante en esos cursos: publicados. No son su esbozo, aunque haya temas comunes entre unos y otros.
Tienen su propio estatus. Suponen un régimen discursivo específico en el
Cuando Foucault e ntra en el anfiteatro, rápido, precipirado, como alguien que conjunto de lo s actos .filosóficos efectuados por Michel Foucaulr. En ellos, éste
fuera a arrojarse al agu a pa..'>a por encima de algunos cuerpos para llegar a su
, despliega muy en particular el programa de una genealogía de las relaciones
silla, aparta los grabado res para colocar sus papel es se saca la chaqueta, enciende saber/poder en función del cual, a partir de principios de la década de 1970,
una lámpara y a rr anca , a cien por hora. Una voz: fuerte, eficaz, r epr oducida por
,

pensará su trabajo, en oposición al programa de una arqueología de las forma­


los altoparlantes, ú nica concesión al modernismo en una sala apenas il umin ad a ciones discursivas hasta entonces predomin a me. 7
por la luz. que se eleva de unos p il ones de estuco. l:!?-Y trescient os lugares y Los cursos también tenían una función en la actualidad del momento. El
quinientas personas apiñadas, que ocupan hasta el más mínimo espacio libre.
oyence que participaba en ellos no se sentía únicamente cautiva do por el relato
[ ..] Ningún efecto de orator ia. Es límpido y tremendamente eficaz. Sin la
menor concesión a la improvisación. Foucaulr ciene doce horas para e xplicar
q ue se construía semana tras semana, no sólo era seducido por el rigor de la ex­
.

en un curso público, el sentido de su investigación durante el año que acaba de


i n; también encontraba en dla una dilucidación del presente. El arte d.e
,

posicó

rerminar. Enronccs, se ciñe al máximo y llena los márgenes como


Michel Foucault c onsistía en abordar en diagonal la actualidad a través de l a
esos corres­
ponsal es que todavía tienen demasiado que decir una vez l legados al final de la
historia. Podía hablar d e Nietzsche o de Ariscóceles, d e l a pericia psiquiátrica en

hoja. A las 19: 15 se de tiene . Los esmdianrcs se abalanzan sobre su escritorio. el siglo XJ.X o de la pastoral cristiana: el oyente siempre extraía de esos temas una
No par a hablarle, sino para apagar los grabadores. No hay preguntas. En el luz sobre el presente y los aconrccimiencos de los que era contemporáneo. El
tro pel , Foucault escá solo. poder propio de Michel Foucault en sus cu rsos obedecía a ese sucil cruce enrre
una erudición sabia, un compromiso personal y un trabajo sobre el acomecim iemo.

5 En 1976, con la esperanza -vana- de que la concurrencia disminuyera, Michd Foucaulc


cambió d horario del curso, que pasó de las 17:45 a las 9 de la maftana. Véase Míchd Foucaulr, "TI 6 Géra rd Petítjean, "Les Grands i'rerrcs de l'université fram;:aisc", en Le Nouvel Observateur,

e dre la sociltl". Cnurr au Coll<gr de France, 1.915-1976, ed. de Mauro Benan i y Alessan<lro
jaut défn 7 de abril de 1975.
7
fomana, bajo la dirección de Fran<;ois Ewald y Alessandro fontana, París, Gallimard/Seuil, Véase e n panicular Michel foucault, "Niensche, la gfoéalogie, l'histoire", e n Dits et lcrits,
col. Ha urcs Étudcs, 1997, comienw de la primera clase (7 de enero de 1976) [rrad. esp.: Dt· op. cit., vo l. 2, núm . 84, p. 137 [trad. esp.: Nietw:he, la gmealogla, la historia, Valenci a , Prc­
ftnder la sociedad. Curso m el CoU(ge de Fr11nce (1915-1976), Buenos Aires, Fondo de Cultu ra Textos, 19881.
Económie3, 2000].
l.ECC!ONF.S SOBRE LA
VOLUNTAD DE SABER
l2

ADYl:JffENCIA 13
* * ,.

· .
Cada volumen termina con un a "situación" cuya responsabilidad corres-
La década de 1970 presenció . ,
d desarroUo y el perfeccionamie nde a su e d.Jtor. se rr ata de brindar al leccor elementos conrexmales de orden
, c. o, J.deo lógico y político, reubicar el curso en la obra publ"icad a y dar
nto de las graba­
doras de casetes, y el escritor
io de Foucault pronto se vio
invadido por ellas.
P�
b1ograr1c
in
De tal modo, los cursos (y . . . .
algunos seminarios) pudiero
n conservarse. dicacio nes concermentes a su lugar dentro del corpus un·1·izad o, a fjm de f:a-
Esta edición toma como refe
rencia la palabra pronunciad ilitar su comprension · , y ev itar los contrasentidos que pod ría suscitar
. e
¡ o1v1·do
a públicamente ,
e Ias c1rcun
por Michel Foucau!t. Da de dla . ,
la rranscrípción más literal pos de · stancias . en las que cada uno de los cursos se elaboro y dicto.
La edición de las Lecciones sobre la voluntad de saber, d1cr
ible. 8 Habríamos
deseado poder publicarla sin . �das en 1 970-1971 ,
modificaciones. Pero el paso
de lo oral a lo escrito
impone una intervención del
editor: como mínimo, es prec
iso introducir una y segut·¿as de "El saber de Edipo" ' fue establecida por Daniel Deferr.
puntuación y recortar los párrafos
. El principio consistió siempre
en manrenerse *,...,,
lo más cerca posible del curso
efectivamente dicrado.
Cuando pareció indispensabl
e, se suprimieron las reiteraci
ones y las repe­
ticiones; se restablecieron las Con esta edición de Jos cursos del Collcgc de France se publica una nueva zona
frases incerrumpidas y se rect
ificaron las construc­
ciones incorrectas. de la "obra" de Michel foucault.
Los puntos suspensivos indi . .,
can que la grabación es inau En sentido propio, no se trata de inéditos, porque esra ed 1�10n reproduce la
dible. Cuando la .
frase es oscura, figura entre corc palabra pronunciada públicamente por Foucaulr, con e.xclusion del soporte es-
hetes una integración conjeru
, elaborado. Daniel Deferr, que posee esas
ral o un agregado. .
Un asterisco a píe de pág ina 1zaba y que �
cmo que·uriJ. n�,u� ser muv
indica las variantes significa
tivas de las notas
utilizadas por Michel Foucau nocas permicí6 a los editores consultarlas. Le estamos vivamente agradecidos.
lr con respecco a lo dicho.

Se verificaron las citas y se :


E ta edición de los cursos en el College de France ha sido aucoriz.ada por
señalaron las referencias de
los textos utilizados.
El aparato crítico se limita _
los herederos de Michel Foucaulr, que desearon con ello satisfacer la muy intensa
a dilucidar los puntos oscu
ros, explicitar ciertas
alusiones y precisar los pun demanda de que eran objeto, tanto en Francia como en el extranjero. Y esto
tos críticos.
Para facilitar la lecrura, cad en indiscutibles condiciones de seriedad. Los edicores han procurado estar a la
a clase está precedida por
un breve sumario que
indica sus principales arcicula altura de la confianza que depositaron en eHos.
ciones.

Para este ciclo lectivo 197 FRAN<(OIS EWALD y ALESSANDRO FONTANA


0-1971 no conramo5 con gra
baciones del curso de
Michel Foucaulr. Por esa razó
n, el texto se estableci6 sob
re la base del manus­
crito preparatorio. En la "Sit
uación del curso", Daniel Defe
n expone las reglas
seguidas para su establecimi
ento.
Sigue al texto del curso el
rcsurncn publicado en el
France. En general,
Annu.aire du College de
Michel Foucault lo redactab
a en junio, es decir, algú n
tiempo después de la finalizac
ión del curso. Solía aprovecharlo
para pon er de
relieve, retrospectivamente,
su incención y sus objetivos. El
resumen constituye
su mejor presentación.

•Se u1íli2<1ron, en particular, las gr;¡ba


ciones realizadas por Gilbcrr Burlec
yJ::tcque5 ugrangc,
guardadas en el College de France
y d ln�rirur Mémoircs de l'tJicion Comemporaine (IMF.C
).
Curso
Ciclo lectivo 1970-1971
Clase del 9 de diciembre de 1970*

DesplazamieJ2tO del tema del saber hacia el de la verdad Elisión del


deseó de saber en la historia tk lafilosofia desdeAristóteles. Nietzsche
mtablece esa exterioridad - Lectura internay externa del Libro A de
la Metafísica. la teoría aristotélica del saber excluye el saber trans­
gresor de Úl tragedia griega, el saber sofisticoy la reminiscencia pla­
tónica - Curiosidad aristotélica y voluntrtd depoderío: dos morfolo­
gías de saber.

(I] La voluntad de saber: éste es, pues, el título que querría dar al cur�o de
este año. A decir verdad, creo que habría podido dárselo también a la
mayoría de los análisis históricos que he hecho hasta el día de hoy. Es
asimismo e! que podría caracterizar los que me gustaría hacer ahora. En
todos esos análisis -pasados o por venir-, creo que podríamos reconocer
algo así como ouos tantos "fragmentos para una morfología de la volun­
tad de saber" .......
[2] En codo caso, es éste el tema que, bajo una u otra forma, trataré de
abordar en los próximos años. A veces se plasmará en investigaciones
históricas determinadas: cómo se estableció el saber de los procesos eco­
nómicos del siglo XVI al siglo xvm, o cómo se organizó y dispuso el saber
de la sexuaJjdad entre los s iglos xvu y XIX. Orras veces, y sin duda con
menos frecuencia, lo abordaremos por sí mismo; y trataré de ver en qué

• Noca ben e: hic e in.fra, salvo mención explícita, los pasajes en bascardillas que figuran en
esca obra están subrayados en el texto.
. •• La Volunti �Jall()ir será, en efecto, el úrulo del primer volumen de la Hi.szoire de In Jl'Xlltt·
/ir': �arfs, GalLimard, 1976 {trad. esp.: Hiuoria de la mcuaii"4d, '"º). 1: La 110/umad de saber.
Moneo, Siglo XXI, 1985).

17
18 LECCIONES SOBRE LA VOi.UNTAD DE SABER CLASE DEL 9 DE DICIEMBRF. DE 1970 19

medida es posible establecer una teoría de la volumad de saber que pueda radical que postula e impone el sistema verdad/error?), ¿se trata en efecto
servir de fundamento a los análisis históricos que recién mencioné. de la voluncad de verdad o de la voluntad de saber? ¿Y qué pasa, entre
Querría por tanto alternar de tal form a pero de manera irregular y
,
escas dos nociones, con la que no podemos dejar de encon trar si anali­
en fu nc ión de las exigencias, las invesrigaciones con cretas y las punma­ zamos una y otra, y me refiero al reconocimiento? Hay que establecer,
lizaciones teóricas. pues, el juego en tre estas m:s nociones: sa.ber, verdad, reconocimiento.

(3} Este año me gustaría destacar una de esas punrualizaciones, al mismo Otra cuesción, cambién de orden semámico: ¿qué hay que entender
tiempo que, en el seminario, comenzaremos una investigación histórica por voluntad? ¿Qué diferencia hacer entr e esra voluncad y lo que se en­
que durará tal vez varios años. El marco general del seminario será la pe­ tiende por deseo, en expresiones como deseo de conocimiento o deseo
nalidad en Francia en el siglo xrx. El tema preciso del análisis será la in­
de saber? ¿Qué relación establecer entre la expresión aquí aislada "volun­
serción de un discurso de pretensión científica (la medicina, la psiquiatría, tad de saber" y la expresión más familiar "deseo de conocer"?
la psicopat0logfa, la sociología) dentro de un sistema -el si stema penal­ [7] Como en la mayor parce de las investigaciones de este tipo, no cabe
hasta ese momento completamente prescriptivo; debería decir casi com­ duda de que esas cuestiones semánticas sólo podrán resolverse por com­
pletamente, porque basta con pensar en la intervención de: los médicos en pleto al término del trayecto.3 Al menos, habrá que poner regularmente
los procesos de brujería en los siglos xv1 y xvn para ver que el problema jalones y proponer definiciones que actúen de relevos.
se remonta bastante más arrás. El rema del análisis será, pues, esa inserción; Pero hay otros problemas. t-sce, ante todo: ¿cómo pudo d estudio his­
el material privilegiado será la pericia psiquiátrica en materia penal y el tórico de ciertos conocimienros, o [de ciertos] saberes, de ciertas discipli­
horizonte de la investigación consistirá, por último, en sefialar la función , nas, de ciertos acontecimientos de discurso, llevar a esta cuestión de la vo­
y evaluar el efecro de un discurso de verdad en el discurso de la le y. luntad de saber? Puesco que hay que reconocer, en verdad, que pocos
f4] En cua nc o al curso, ya indiqué a las apuradas, la vez pasada,1 el historiadores de las ciencias sinrieron hasta ahora la. necesidad de recurrir a
. ' .
;uego2 que quema Jugar: se trataría d e saber si la volunrad de verdad ella. ¿En qué sentido cabe decir que esta noción es necesaria o indispensable?
no ejerce, con respecto al discurso, un papel de exclusi6n análogo -en Insuficiencia de los instrumentos de análisis his t órico dados por la
parte y, lo c o ncedo, sólo en parte-- al que puede rener l a oposición de la epistemología.
Segundo problema: relaciones entre voluntad de saber y formas del
l ocura y la razón, o el sistema de los interdicros. En otras palabras, se
tratada <le saber si la voluntad de verdad no es tan profundamente his­ conocimiento, en el n ivel teórico, y en el nivel histórico.
tórica como cualquier otro sistema de exclusión; si, en sus raíces, no es tan Tercer gran problema: ¿es razonable, en lo concerniente a un análisis
arbitraria como el!os; si no es modificable como ellos en el transcurso de de los saberes que trate de no referirse a un sujeto fundador, poner de relieve
la historia; si no se apoya como ellos y si, como ellos, no es reactivada sin como noción central la de voluntad? ¿No es esa otra manera de reintrodu­
cesar por toda una red institucional; si no forma un sistema de coacción
cir una vez más algo así como un sujeto soberano?4
15!
que se ejerce no sólo sobre otros discursos, sino sobre roda una serie de [81 Cuarto problema: si se trata de descubrir detrás de los fenómenos
prácticas. Se trata, en suma, de saber qué luchas reales y qué relaciones históricos del saber una suerte de gran voluntad de afirmación (aunque
de dominación intervienen en la voluntad de verdad. sea anónima), ¿no se volverá a una especie de historia autónoma e ideal
donde la voluntad de saber determina por sí misma los fenómenos en
[G] Así es como caractericé el tema de este curso.
que se manifiesta? ¿Qué diferencia habría entre esto y una historia del
Se advertí rá con claridad toda la serie de cuestiones que aparenté
pensamiento o la conciencia o la cultura? ¿En qué medida es posible
recorrer alegremente al dar estas pocas indicaciones. Y en primer lugar
la siguiente: cuando se habla de voluntad de verdad (¿se habla de la vo­ articular esa voluntad de saber con los procesos reales de lucha y domi­
lunrad que elige lo verdadero conrra lo falso, o de una voluntad más nación que se dese nvuelv en en la his toria de las sociedades?
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20
CLASE DEL 9 DE DICIEMBRE DE 1970 21
LECClONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
�n hacer
Y advertimos finalmente lo que está en juego; no diré el quinto pro­
rar que Nieczsche es el primero
La semana que viene, most .
conoc1m1ento:
cer escape a la soberanía misma del
blema, pero sí el que atraviesa todos los que he mencionado, y ni siquiera que e1 deseo de cono · ' te) es
· on·¿ad que Ansto
· restablecer la distancia y la exren
debería hablar de problema, sino de apuesta abierta sin que esté seguro e1 pnrner0 en
hab(a borcado, Y
n oso fi'1a.
a había mantenido coda la c.l
de poder hacerla, (tratándose de saber]: cuya borradur .
debería coscar al pensamiento e l
la ·
- sí se puede, bajo la historia de los discursos verdaderos, sacar a (de dicie mbre ], ver lo que
El 23
lema de la [voluntad].. de saber.
luz la historia de cierta voluntad de lo verdadero o lo falso, la historia
de· hecho de plancear el prob
cierta voluntad de posrular el sistema solidario de lo verdadero y lo falso;
[9] - si se puede, segundo, descubrir que esa puesta en juego h tó ica, is r
n argen
singular y siempre renovada del sistema verdadero o falso constituye el epi- " banal, y cuya posición inicial en el :
Texto muy conocido, muy
sodio central de cierta voluntad de saber propia de nuescra c ili ción, y iv za ¡121

de la Meta sica parece mant
enerlo a raya: "Todos los hombres nenc
n,
- si, para terminar, se puede articular esta voluntad de saber, que ha · de conocer; el placer causado ��r
las
por naturaleza [<J>úot:i], el deseo
adoptado la forma de una voluntad de verdad, no con un sujern o una .
sensaciones es la prueba de ello, puesto
que, aun al marge n de su u 1lidad�,
fuerza anónima, sino con los sistemas reales de dominación. sensaciones visuales por encim a de
nos complacen por sí mismas, y las
- Entonces, para resumir codos esros procederes, cada uno de los cua-
codas las orras".6
.
·

les es muy prolongado y complejo, se habrá resiruado el juego de la verdad . de la obra:


De hecho, este texto puede leerse desde el interior mismo
en la red de las coacciones y dominaciones. La verdad -debería decir, · Aristóteles su sentido,
cada uno de sus elemencos recibe de la filosofía de
antes bien, el sistema de lo verdadero y lo falso--5 habrá revelado la cara justificable por ella.
su valor, sus funciones: no hay uno solo que no sea
que hace tamo tiempo ha a.panado de nosotros y que es la de su violencia.
Y pese a su carácter casi marginal, ese texto transpa rente puede reincegrarse
!JO) Hay que decir con claridad que en esta investigación el discurso filo­ a la obra. Es pasible de una lecrura inrerna. Pero también de
una leccu a �
propio
sófico es de bien poca ayuda. Sin duda, casi no hay filosofía que no haya exrerna: puede identificarse en él una operación que se refiere al
nombrado algo parecido a la voluntad o el deseo ele conocer, el amor por discurso filosófico. Y no sólo el de Aristóte les, sino el discurso filosófico
la verdad, etc. Pero, en rigor de verdad, muy pocos -con la salvedad, quizá, tal como ha existido en nuestra civiliz.ación.7
de Spinoza y Schopenhauer- le dieron algo más que un estatus marginal; [... ]**
como si la filosofía no tuviera que decir en primer lugar lo que designa, [141 De ese texto de Aristóteles -que es un poco un cexto límite- me gus­
en efecto, el nombre que lleva. Como si ese deseo de saber que ella retoma taría decir, como de unos cuantos otros que ocupan una posici6n similar
en su nombre, !e bascara con ponerlo como e.xergo de su propio discurso y ejercen funciones análogas, que constituye un "operador filosófico"; con
para justificar el hecho de existir y mostrar que es -<le una sola vez- ne­ elementos inreriores al sistema, e íntegramente interpretables a partir de
cesaria y natural: codos los hombres, por naturalez.a, desean saber. .. ¿Qué ésre, se refiere al sistema en su totalidad, a su posibilidad y su justificación,
hombre, por ramo, no es filósofo, y cómo no habría de ser la filosofía lo a su origen y su nacimiento necesario; y más all:i del propio si ste ma , se
más necesario del mundo? refiere y accúa sobre el estatus del discurso filosófico en general:
Ahora bien, lo que yo querría mostrar esta noche, con un ejemplo, - operador filosófico: el texto de Descartes8 donde ésce plancea su
es cómo se hace la elisión de ese deseo de saber que, no obstante, la filo­ deseo de llegar a la verdad, donde enumera las razones para dudar y ex­
sofía nombra para explicar y justificar su existencia. cluye en sí mismo la posibilidad de estar loco;

• El manuscrito dice: verdad.


[11) El ejemplo elegido será el de Aristóteles en las primeras líneas d.e la
Página 13 tachada.
Metaflsica.
••
22 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
CLASE DEL 9 DE DICIEMBRE DE 1970 23
_ operador filosófico: el texto de Spinoza en el Tratado de la reforma
b. Dicha prueba es que las sensaciones suscitan placer, y entre ellas,
del entendimiento. �' sobre el deseo de una vida nueva, la incertidumbre
las sensaciones visuales, y que lo suscitan por sí mismas, con prescinden­
con respecto a los bienes que se poseen, la incertidumbre de alcan�ar un
. cia de cualquier relación con la utilidad.
bien eterno y perfecto y el descubrimiento de ese bien en [la fel1c1dad
Ahora bien, esca prueba, o, mejor, este caso particular, comporta
de] la idea verdadera.
. eres desplazamientos que acaso no puedan superponerse del todo al
[15] Es indudable que también podría reconocerse en textos científicos lo
·
desplazamiento que· permite descender simplemente de lo general a lo
que cabría llamar "operadores epistemológicos": éstos se refie�en a la po-
sibilidad misma del discurso dentro del cual están contenidos, Y por
particular.
a.. Se pasa en efecto del conocim ient o (cióiva.i) a la sensación
posibilidad no hay que entender aquí los axiomas o postulados, los sí - ·
� (cxfo8T)Ol<;) y finalmente a la sensación visual. ¿En qué aspecto puede la
bolos empleados y sus reglas de uso; hay que entender lo que hace posi­
sensaci6n, con su placer, ser un ejemplo del deseo de conocer?
ble no la coherencia, el rigor, la verdad o la cientificidad del discurso,
. p. Segundo desplazamiento: el deseo de conocer estaba inscripto en la
sino su existencia. Pienso por ejemplo en el comienzo del Curso de lin-:_
naturaleza (<f>úaei), y ahora se lo presenta como el placer de la sensación
oüística general de Saussure o en el rexro de Linné sobre la estructura dd ·

considerada en sí misma, id est, al margen de toda utilidad -y de toda


:parato sexual de las plancas10 (en cuanto funda la posibil�dad d� �?ª.
acción, conforme se dice más adelante-, como si la no utilidad de la
descripción taxonómica, cuyo objeto es precisamente su propia cond1c10n
. sensación estuviese inscripta en la naturale-l3.
de posibilidad, a saber, esa misma estructura).
y. Se pasa del deseo (ÓQÉYOV'tCll),13 término tradicional en Aristóteles,
al placer. Pero este úlrimo no se designa con la palabra tradicional, 1'ióovij,
[16] Volvamos al texto de Aristóteles. [A] la primera frase: todos los hombres
,
desc:an el saber por naruraleza. 1 1 Frase que i m� ica, escá muy claro, rres.
sino con ocra que es bastante infrecuente en aquél y que, en particular,
� no aparece en su teoría tradicional del placer: ayánr¡o1<;.
tesis:
[18] "Ayánr¡ai<;, que designa más bien el hecho de cumplir nuestra obli·
I) existe un deseo que se refi ere al saber;
gación con algo o alguien, mostrarle el apego que se le debe, darle de
2) ese deseo es universal y está en todos los hombres,
buena gana lo que le corresponde de derecho. y estar sarisfechos con esa
3) es dado por la naturaleza.
otra cosa, reconocer que ha cumplido su obligación con nosotros. La
a. Aristóteles va a proponer las pruebas de estas tesis. Ahora bien,
aycbrr¡o1� designa la satisfacción d el orden. El agrado con que recibimos
esas pruebas o, mejor, la prueba, se da como un 01wt:iov. Este término
algo que nos place.
no debe traducirse exclusivamente por si gn o . Alude de manera gene­
Tenemos pues una resis,
" "

ral a la prueba, al testimonio, a lo que manifiesta. Entre los filósofos y.


un argumento en forma de entimema, y
los oradores es una manera tradicional de introducir una prueba cual­
un triple desplazamiento en esta argumentación.
quiera (01¡µdov: como prueba). Sin embargo, en Aristóteles, la expre­
sión da acceso a un tipo muy particular de razonamiento. Se trata de un (19] A. Primera pregunta: ¿en qué sentido la sensación y su placer propio son
razonamiento no por la causa sino por el ejemplo, el caso particular. El·
un ejemplo saüsfaccorio de! deseo natural de conocer?
caso particular escá subsumido en un principio general aún hipotético;
Hay que probar tres cosas:
- que la sensación es en efecto un conoci mie nto;
y la verdad del caso particular establece la verdad del principio general.
[171 Es el entimema (o, en t0do caso, una de sus estructuras posibles). 12 - que la sensación se acompaña de placer, y
El hecho de que un entimema suministre la prueba de que todos los - que el placer que se obtiene con ella está ligado a lo
• que hace de la
hombres desean el saber dista de ser indiferente. sensación un conocimiento.
1

24 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CIASE DEL 9 DE DICIEMBRE DE 1970 25

Primera proposición: la sensación es en efecto un conocimienw. unidad; De anima), 16 y al dejar percibir la unidad, permite distinguir a
Véanse los textos del De anima14 donde se dice: rravés de sensibles como el color a los individuos que son sus portadores.
- que la sensación es una actividad (acto común del simiente y lo De allí el texto de la Metafisica: la visra es lo que "revela más di�
17
sensible); ferencias".
- que es una actividad del alma sensitiva, y En cuanto al hecho de que la vista, más cargada de conocimiento que
(20] - que el resultado d e esta actividad es actualizar la cualidad (7tOlÓV) los demás sentidos, dé asimismo más placer, la razón es que los ocros
de algo. La sensación es d acto del conocimiento cualitativo. placeres de los sentidos (como el tacto o el gusto) son i!imicados, abiertos
Segunda proposición: la sensación se acompaña en efecto de placer. a la intemperancia y por consiguiente inducidos a invertirse y caer en la
Véase el pasaje de la Ética a Nicómaco, x, 6, 15 donde se dice: repugnancia (Ética eudemia}. El placer de la visea se manciene en sus
- que el placer no debe considerarse lo mismo que la actividad, que propios límites y sigue siendo un verdadero placer.
es diferente de ella; (...r
- pero que, no obstante, acompaña la actividad cuando ésta se des­ [23] [Otro] desplazamiento: [de lo dado por] naturaleza a la falta de uti-
pliega como es debido, y lidad; e incluso del placer sensible en general al placer específicamente
- que, además, hay tantos placeres distintos como actividades espe­ humano que el hombre puede extraer de sus propias sensaciones.
cíficas de sensación.
Tercera proposición: el placer de la sensación es generado por lo que B. Hay en efecto una pregunta planteada por la anterior: si rodas las

en ésta es conocimiento. sensaciones dan placer y lo dan en la medida de su accividad de conoci­


Y aquí, dos series de justificaciones: una que está implícita en el texto miento, (por qué los animales que tienen sensaciones no desean conocer?
de la Metafísica; otra, al contrario, que [está] al menos parcialmente ¿Por qué Aristóteles parece atribuir el deseo de conocer a todos los hom­
presente. bres, pero exclusivamente a ellos?
[Re]encontramos la justificación implícita en la Ética a Nicómaco. La razón está en las diferencias genéricas que caracterizan al hombre
Hay cosas que les parecen agradables a los enfermos y que son desagra­ y le permiten, en contraste con los animales, extraer placer sobre codo
dables para las personas de buena salud, y viceversa. Ahora bien, sólo las de las sensaciones inútiles.
cosas agradables para las personas sanas son verdaderamente agradables, f24] a. El primer conjunto de diferencias se encuentra aún en la sensación
sicuada en los confines (de] la animalidad y la humanidad:
(21] sólo ellas procuran placeres verdaderos, porque sólo tales sensaciones
actualizan las cualidades reales del objeto. El placer está ligado a la verdad - l a memoria, que es un producto de la sensación, pero sólo en cier­
tos animales;
misma del conocimiento. Y donde no hay conocimiento no hay verda­
deramente placer. - la audición, el oído. Hay un tema repetido con frecuencia en Aris­
La juscificación explícita en ese texto es más curiosa, aunque [volvamos tóteles, a saber, que algunos animales (las hormigas y las abejas) carecen
de audición. Ahora bien, por audición Aristóteles entiende un fenómeno
a enconcrarla] en muchos otros textos de Aristóteles, y es ésta: hay un
sentido que da a conocer más que los otros, y es él el que procura el de gran amplitud, porque se trata, en un extremo, de la audición de
sonid �s inarticulados (i:wv $ó4>wv), dice el texto; pero también (de] la
mayor placer. Ese sentido es la vista.
capacidad de oír el lenguaje y, en un nivel aún más alto, de recibir una
La razón de que la visea dé a conocer más que los orros sentidos es
educación.
!a siguiente: a través de las cualidades específicas que percibe (el color, la

Página 22 tachada.
luz), la vista permite captar por añadidura sensibles comunes [que corres­

ponden a otros sentidos] (como el reposo y el movimienro, el número, la


26 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER 27
CIASE DEL 9 DE DICIEMBRE DE 1970

ción no es necesaria para la vida; la ·U:xvri y la tmo•ríµri son men?s


Con la memoria aparece la propiedad de ser inteligente (<!>12óv1µoc;;);
y con esa audición aparece el hecho de poder aprender y estar dispuesco
útiles que la experiencia, y, para terminar, una inversión última, la ooqna.
a hacerlo, la aptitud de ser discípulo; el hecho de ser "µa0r¡n1'ó<;" ([de]
sólo tiene su fin en sí misma.
Hay que decir ahora, por ende:, que la famosa "sati�fa� ción que se
ser disciplinable).
b. El segundo conjunto de diferencias que caracterizan al hombre por
obtiene con las sensaciones inútiles" no es canto, o n o es un1camente, un
oposición al animal sensitivo es la téxv11 (el arte) y la i:mo'ttjµ11 [la
caso particular del gran deseo general de conocer que c�nstataríamos por
ciencia) .
doquier en la naturaleza; es sobre todo-si seguimo.s el hilo dc cstc segundo
Una y oua tienen la característica de poder enseñarse, como se dirá [27]
análisis- el modelo aún rudimentario, d paradigma minusculo . , de un
(25} en el mismo libro de laMetafísica ([A, l,) 981 b): son ellas, por tanto, las
conocimiento que no tiene otro fin que sí mismo.
que pasan por el oído. Se caracterizan también por el hecho de acarrear
Sin duda, mientras el hombre se mantiene en el nivel animal de la sen­
consigo un juicio universal puesto de manifiesto a partir de una "multi­
sación,persiste en el nivel de lo que es úril para la vida. Pero si, no obstante,
tud de nociones que provienen de la experiencia""' (i:lc TIOAAW\I 'tflC
encuentra satisfacción en sensaciones que no son directamente úálcs, es
porque se esboza ya el acto de un.conocimiento q�e, . por su parte,. ºº estará
i:µm:iQfo� i:vvo1wchc.vv), es decir que se apoyan en la memoria. Para
terminar, tienen el carácter particular de ser a menudo menos eficaces
subordinado a utilidad alguna, dado que es en s1 mismo su propio fin.
que la experiencia. Esta sabe reconocer los casos y aprovechar las opor­
[28] *Hace un momento podíamos sorprendernos de que el deseo de co­
tunidades; el arte y la ciencia postulan principios generales pero no dan
nocer dado a codos los hombres por la naturaleza tuviera como prueba
sus reglas, su esquema y su principio de aplicación.
la satisfacción de las sensaciones inútiles (cuando las sensaciones son
c. Por último, la tercera diferencia que separa la naturaleza humana
útiles por naturaleza). Ocurre que la naturaleza de la que se nataba era
del animal sensitivo es la presencia de la oo<!>fo.; !a oo<!>fo: es el conoci­ en realidad cierta naturaleza del hombre destinada a un conocimiento
miento de la causa, que está envuelto en el conocimiemo de la esencia
sin otro fin que sí mismo. Y era esce fin último el que ya atraía hacia sí
en lo que ésta tiene de universal .
la mera actividad de sentir y la hacía ya placentera, al deshacerse por un
Ahora bien, este conocimiento de las causas es el conocimiento su­
instaure en torno de ella la prueba de la urilidad.
premo; sólo se sirve a sí mismo, es libre y en sí radica su único fin; no se
ajusta a ninguna utilidad. [29) Y ahora es fácil responder a la tercera pregunta referida al tercer despla­
Al ser fin para sí mismo, es el fin de todo el conocimiento: la meta
zamiento: ¿por qué Aristóteles, para probar que "todos los hombres desean
hacia la cual éste se dirige. conocer", propone como argumento el placer, el agrada que en coneramos
[26] Si prolongamos un poco la concepción [de las primeras líneas] de la en las sensaciones?
Metafisica, llegamos a poner en correlación dos principios . Por un lado, La clave de ese desplazamiento está a no dudar en el uso de la palabra
hay un modo de conocimiento específico del hombre y que no es el de la &.yán:rio1<;. Lo que acompaña coda accividad, siempre que ésta se desa­
sensación; es el conocimiento que tiene ante todo por materia (por causa
rrolle en condiciones convenientes, es el placer llamado t)óovtj. En cam­
material) las imágenes de la memoria y los sonidos articulados; por forma
bio, lo que acompaña la actividad más elevada, la de la virtud y la con­
(o causa formal) la "tÉXVTJ y la tma't�µ11; por fin y causa final, la sabi­ templación, es algo disrinro: la felicidad, la cuóa:iµovía.
duría, la oocj>ía. Por otro lado, en cada nivel, los lazos de utilidad se Ahora bien, la sensación,cuando es el paradigma de la contemplación,
aflojan: como vemos en el ejemplo de las abejas y las hormigas, la audi- cuando s e complace en su propia inutilidad y cuando ya es también la

•Traducción citada de Tricot: experimcmalcs. • Tres cuartas panes de la página 28 suprímidas.

-
¡

•·• ,i.j.)
N $.
4(

LECCIONES SOBRE !A VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 9 DF. DICIEMBRE DE 1970


28 29

imagen de la teoría, ¿<le qué placer específico se acompaña? No sin duda f32) Así, la filosofía, que desempeña en verdad el papel de conocimiento
[30}
de lai¡oovtj que puede asociarse a cualquier sensación; tampoco de la supremo -conocimiento de los primeros principios y conocimienco de
euomµovíct que implica cominuidad, hábito, t�l<:;. Se acompaña de las causas últimas-, tiene también el papel de envolver desde el inicio
una categoría específica de T¡oovtj, que es como el signo, el paradigma rodo deseo de conocer. �u función consisre en garantizar que lo que surge
.
de la dicha futura de la teoría. Se acompaña de la aycÍ1t1)0t<:;. Así como como verdadero �
noc1m1enco en la sensación, en el cuerpo, sea ya, por
la sensación inútil es el paradigma de la conremplación venidera, el agrado naturaleza y en virtud de la causa final que lo dirige, del orden de la
asociado a ella perfila ya la dicha futura: la ayii1tT]Ol<;. contemplación y !a teoría. Su función es también garantizar que el deseo
Dualidad, pues, de la palabra étycbrr101c;, <.:omo si designara la ma­ no sea, a pesar de las apariencias, ni amerior ni exterior al conocimiento
reria del placer sensorial y animal que adopta ya la forma genéricamente porque un �onocimiento si'h deseo, un conocimicnco dichoso y de pur ;
humana de la felicidad. c onremplac1ó�, ya es en sí mismo la causa de ese deseo de conocer que
.
•En consecuencia, en este rexro de Aristóteles hay menos ambigüe­ nembla en el simple agrado de la sensación.
[31]
dades que superposiciones de sentido:
(331 Si tomamos ahora un poco de distancia con respecto a ese
- cuando Aristóteles habla de naturaleza (<j>tím;1), entiende ésta en
_ alar unos cuanto
texto, podremos
sen s acontecimientos masivos que él supone 0 hace posible
general pero también la diferencia genérica del hombre en oposición a s
1 . Poder d�cir que el hombre desea saber por natura
los animales; leza y que es �
deseo se anuncia en el placer de la sensación supon
- cuando presenra una prueba llamándola OT]µeiov, designa tanto e la exclusión del rc:ma
de un saber transgresor, prohibido, temible.
el ejemplo c:n cuanto caso panicular de un principio general como d
Ahora bien, éste e� el rema que vemos consta
paradigma de algo venidero, y ntemente en la tragedia
guega, Y muy en particular [en] Esquilo y
·
.

- cuando utiliza el término étycbtr¡olc;, se refiere tanto al placer de . Sófoc les. [El] saber,., el héroe
,
trag:ic o d.1sra de desearlo por naturaleza.
la sensación como a algo que anuncia la dicha de la contemplación.**
. Ante todo, en efecto, si desea saber no
Por intermedio de estas superposiciones, Aristóteles logra por un lado es porque lo mueva un movi­
miento natu�al, inscripto en su naturaleza
inscribir el deseo de conocimiento en la naturaleza, ligarlo a la sensación a parcir de la sensación. Es
Jmrqu� �e leJOS Y desde lo alto se ha pronu
y al cuerpo y darle por correlato cierca forma de goce; pero por otro, y nciado una palabra: palabra
ern�man�a.' de doble sentido, que él comp
al mismo tiempo, le da estatus y fundamento en la naturaleza genérica rende y 110 comprende, que
lo nanqu1hza pero, no obstante, lo inqui
del hombre, en el elemento de la sabiduría y de un conocimiento que no eta.
[34] E��ospersasis es el sueño de la reina, es la sombra de
tiene otro fin que sí mismo y en el que el placer es felicidad. Darío. En Las
traqumias 19 es la prof¡ec1a del cenrauro
Y de resultas quedan elididos el cuerpo y el deseo; el movimiento que '
a Deyanira: el contacto mágico
afectará a Her�cles, "a tal punro que
lleva en la superficie misma de la sensación hacia el gran conocimiento [éste] no preferirá a ninguna mujer
que pueda ver (v. 569). En Edipo es, claro esrá, el rumor que
sereno e incorpóreo de las causas ya es de por sí voluntad oscura de ac­ corre.
ceder a esa sabiduría; ese movimiento ya es filosofía.
Pero e �e saber deseado (por ser a la vez oscur
o y promeredor) es un
saber tem ible:

dictado. FJ manus­ a. En efeeco, los dioses lo retienen


• Adi<:it'>n del edi1or sobre la base de un fragm n to conservado del curso
e . celosa y ávidamente: "Los caminos
_ .
criro sólo cunlicne este esquema:
del p�nsam1enc� d1vm o van a su meta por espesuras y somb
ras densa.s
n:nuralen ejemplo placer que ninguna mu-ada podría pene
crar" (Esquilo,
i<yci;cT)O\t;
supliwn
Las tes, v. 93).20
cf>úoi:1 oriµc\ov

• Manu5criro; Con
diferenciación paradigma felicidad
respecto al saber.
•· Fin�l de la rramcripcíón de la presentación oral.
CLASE DEL 9 DE DIOEMBRE DE
LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
1970 31
30

b. A continuaci6n:, ciega a los mismos a quienes concierne: un saber Puesto que si el saber es una cosa que se desea, ¿por qué no ha de ser

que mira y cuya mirada deslumbra a aquellos en los que se posa. Edipo un bien como los orros y participar con ellos de la universalidad de fa

no mira el secreto, es ésce el que lo mira, no le quira los ojos de encima moneda?

y procura captarlo para asestarle finalmente su golpe. Ciega a tal extremo Aristóteles pone fuera de juego esra cuestión: al situar el deseo de
conocer mucho antes de la consumación del conocimiento, en el nivel
a los mismos a quienes concierne que, cuando los dioses dejan escapar
un poco su secreto, el héroe es el único que no reconoce ese saber que se más bajo, [elJ de la sensación, y procurar, empero, q·ue ese deseo pertenezca

acerca y lo amenaza, mientras que el público y e1 coro ya saben. Es lo ya al conocimiento, dado que aparece ame todo en la sensación. Está
, .
,1 encerrado en el conocimiento, pero ésce no se da rodo con él.
que le sucede a Ayax:- Atenea lo ha excrav1ado, cosa que todo el mundo
sabe; pero él no advierte esa temible presencia a su lado, no ve la gran [37) *Siempre mediante esca afirmación del caráccer natural del deseo de
conocer, [Ariscóteles} hace a un lado el tema platónico de la memoria y
figura que lo destruye, e implora: "No te pido más que estés a mi lado,
el mundo supracelescial.
siempre como la aliada que eres en este momento".
[38) Por un lado, en Aristóteles el deseo de conocer se anuncia en el nivel
c. Para terminar, es un saber que mata. El héroe no se le resiste en el
de las sensaciones y en éstas; no está ligado en modo alguno al proyecto de
momento [en que] cae sobre él. El relámpago de la luz y el de la muerte
aparrarse e ír más allá de ellas para enconcrar una realidad más verdadera.
se confunden.
Los temas aristotélicos de un saber que va del placer a la felicidad,
Al conrrario, si existe un peligro, es el de no aparcarse. Por otro lado la
(351
memoria, que es muy indispensable para el deseo de conocer en la to'ta­
hacia el cual rendemos por un movimiento de la naturaleza, a través de
una palabra que enseña y no profetiza y de una memoria sin olvido ni
lida� de su movimiento, está ligada a la sensación, ya que es su persis­
tencia y su huella. El deseo de saber no desecha la <f>av-ra:afo:25 se inscribe
enigma, se oponen al saber trágico. 22 Por lo demás, en la Metafísica, .

en ella y se apoya sobre ella.


Aristóteles dice un poco más adelante: los dioses no son celosos.23
2. Al decir que el hombre desea conocer por naturaleza y que ese
s: ve con todo que, al marginar el tema platónico, Aristóteles resuelve
el n1smo problema que Platón; obedece al menos a la misma exigencia
deseo de conocer ya es impulsado por el movimiento hacia la felicidad : .
teonca. A saber: hacer que la volunrad de conocer no esté fundada en
re6rica, Aristóteles invalida la pregunta sofística o socrático-sofística del
Otra cosa que en lo previo del conocimiento mismo; hacer que
"¿por qué se desea conocer?". el deseo
(39] de conocer esté íntegramente envuelto dentro del conocim
Pregunta que surgía bajo formas múltiples, [a saber] : iento· hacer
q�e d conocimiento lo haya retomado ya desde el inicio y le dé as;, en
- si se desea saber por virtud o porque ya se riene una buena natura­ su
pn�era aparición, s u lugar, s u ley y el principio de su movimi
leza, ¿por qué aprender? Ya se sabe; ento. Platón
satisfacía esra exigencia med·1ante e1 mito· de ta remrn1scencia: aun ames
· · ·

- o bien: si se desea aprender por malas razones (para imponerse a los .


de que supieras, aun antes de que desearas saber,
otros o ganar causas injuscas), será menester enconces cambiar para apren­ sabías, ya habías sabido.
Solemos leer la teoría de la reminiscencia no sólo
der, o e! hecho de aprender cambiará a quien aprende. En resumen, como el correlato
de la trascendencia de las ideas, sino como
sujeto del saber y sujeto del deseo no podrán ser el mismo. Eutidemo:
una manera de ligar uno con
Otro el conocer Y el desear conocer. De hecho
ensefiar es marar,24 y detrás de codo esto se perfila la gran pregunta que
, hay que leer esa teoría
'.36] como una manera de cobijar el deseo de conoc
er dentro del conocimiento
la filosofía no ha dejado de enmascarar, en la medida misma en que su
Al poner �a µv_tíµ
T) en el surco mismo de la sensación, Arisrócel�
nacimiento no le es acaso del todo ajeno: ¿el saber puede venderse? ¿Puede trastorna la d1spos1ción, pero le hace cump
lir el mismo papel: el deseo
por una parte replegarse sobre sí mismo como el objeto precioso de una
a\!idcz y una posesión? ¿Y puede por ocra entrar en el juego y la circula­ p· . cachada en sus tres
agrna cuartas panes.

ción de la riqueza y los bienes?


LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
32 CLASE DEL 9 DE DICIEMBRE DE 1970 33

a. la necesidad de incluir a ambos en la misma instancia: la misma


de conocer no escapa en su naturaleza, en su acto, en su potencia, al
conocimiento que desea.
alma, el mismo sujeto, la misma conciencia;
[42) �· el escándalo que se suscita al destacar la voluntad y el deseo al
(40] El texto aristotélico suPone pues la exclusión de tres cernas: el del saber
margen del conocimiento, como hicieron Niensche o Freud, y
trágico, el del aprendizaje-mercancía, el del conocimiento-memoria. Pero
y. la dificultad de pensar filosófic.amente una voluntad de saber que
no esté contenida por anticipado en la unidad de un sujeto cognoscente.
como [Platón];" aunque de ono modo, intenta proteger el conocimiento
de la exterioridad y la violencia del deseo. El deseo de conocer ya no es
Digamos, para fijar el vocabulario, que llamaremos conocimiento aJ
más que un juego del conocimiento con respecto a sí mismo, no hace
sistema que permite dar una unidad previa, una pertenencia recíproca y
sino manifestar su génesis, su demora y su movimiento; el deseo es el
una connaturalidad al deseo y el saber. Y que llamaremos saber lo que
conocimiento diferido, pero visible ya en la impaciencia del suspenso en debe arrancarse efectivamente a la interioridad del conocimiento para
que se manciene. recuperar en ello el objeto de un querer, d fin de un deseo, el instrumento
.
tiene
Ese envolvimienro, y en Aristóteles mucho más que en Platón, de una dominación, el objetivo de una lucha.
dos lugares dife­
Ja consecuencia de que el saber y el deseo no estén en
rentes, poseídos por dos sujetos o dos poderes, sino que qu.ien d�
sea .el
(43] *Tomemos otra vez un poco de distancia. Desde hace siglos hay un tema
saber sea ya el que lo posee o es capaz de poseerlo; y es sm v1ol �
nc1a, sm
cuya banalidad llega a repugnar: el tema de que, en definitiva, todo el
apropiación y sin lucha, [también] sin comercio, sólo po� !a sm 1ple ac­
mundo es un poco filósofo.
tualización de su nacuralez a, que aquel que lo desea terminará . duda
sm • Tema que el discurso filosófico desecha al punto para hacer reapare­
por saber: un solo sujeto va del deseo de saber al conocimienco, por
la
cer éste, [a saber], que la filosofía es una tarea específica, retirada y a
..,.26
. . del
sencilla razón de que si ésce no estuviera aJI'1 como precedenc1a distancia de todas las demás, e imposible de reducir a ninguna otra. Pero
deseo, el deseo mismo no existiría. tema que el discurso filosófico reirera con no menos regularidad para
[411 y a la inversa, el deseo de conocer ya es en su naturaleza algo así como '. afirmar que la filosofía no es otra cosa que el movimiento mismo de la
el conocimienco, ya es algo de conocimiento. Sólo puede querer el cono- . verdad, que es la conciencia aJ tomar conciencia de sl, o que ya es filósofo
cimiento Por sí mismo, porque lo quiere como punto de partida de su aquel que se despierta al mundo.
.
conocer. El conocimiento es a la vez su objeto, su fin y su materia. Por eso: . . Ahora bien, es necesario hacer notar que este tema, siempre desechado
- por una parte, en la diversidad de los deseos exístírá uno, singular, '_ y siempre retomado, de una filosofía ligada al primer movimiento del cono­
separado y sereno, que llamaremos curiosidad, el deseo de saber por saber, cimiento en general es un tema que habría parecido muy ajeno a los prime­
ere., y . ros filósofos griegos. Pero puede verse sobre todo la función precisa que
ejerce: hay ya contemplación en el conocimiento más basto y más corporal;
guna
- por otra, en ese deseo no reconoceremos ninguna violencia, nin
.
voluntad de dominación, ninguna fuerza de exclusión y rechazo. El
¡uego en tanto que es ella, esa contemplación, la que va a arrastrar todo d movi­
encia
de exterioridad del deseo y el saber es sustituido por una coperten (44] miento del conocimiento según la lógica que le es propia o la necesidad del
Y algo se­
de uno y otro, el envolvimiento del primero por el segundo, objeto que contempla . Y por consiguiente, el deseo queda elidido, jumo con
mejante a una connaruralidad. su eficacia. El deseo ya no es causa: es el conocimiento el que se convierte
De allí se enrienden: en causa de sí mismo (a panir de la idea o la sensación de la evidencia o la
impresión, no importa), causa de sf mismo y del deseo que lo concierne.
• Manuscrico: este úlcimo.
·
•• Ambiguo. También puede leerse: providencia. • Según las notas de una oyente, esta página 43 no habría fonn:illo pane de la exposición oral.
CLASE DEL 9 DE DICIEMBRE DE 1970 35

NOTAS

1 Durante la clase inaugural del 2 de diciembre, publicada con el título de L'Ordred u discoun,
Parls. Gallimard, 1971 [trad. esp.: El orden tkl discuno, Barcelona, Tusquets, 1987].
2 Al apelar de entrada a la metáfora del juego urihuda por Nietzsche en El n11eimimto tÚ IA
rragrdia, antes de que se convicrn en uno de sus conceptos clave, ¿Foucault evoca a Eugen Fink,
que aparra a aque1 de la interpretación heideggeriana por muso del juego? Véase Eugen Fink, fJ
Jru commt symbok du monde, trad. de H. Hildenbrand y A. Lindenberg, París, Minuit, 1966
(ed. orig.: Spitl a/J Weltsymbol Stutrgm, W. Koh l ha mm er, 1960). No se trau aquí de juego
estratégico, juego de verdad, al que Foucault recurriría más adelante. (Véasc �Situación del curso�,
infra, pp. 302-306, «El juego de Foucaulc�, donde el invocado es Ddcuu:. )
> El verdadero término del trayecto bien podría haber sido la clase del 6 de enero de 1982.

Véase Miche! Foucault, L'Hermlnrutiqi« du mjer. Cours a11 College tÚ France, 1981-1982, ed.
de F. Gros, París, Gallimard/Seuil, 1:0!. Hautes tmdes, 2001, pp. 18-20 [trad. esp.: La hume·
nlutica del mjeto. Cuno tn el Col./}ge tÚ Frantt (1981-1982), Buenos Aires, Fondo de Cultura
E.Gonómica, 2002].
• Aqul, Foucault desp12Za por comp leto el objetivo de su investigación con respeao a orro,

má.! epistemológico, que es el presentado en su aaa de candidatura al Collegc de France. V�


Michel Foucau!t, "Tirres et rravaux" ( 1969), en Dirut krits, 1954-1988 (en adelante, DE), 4 vols.,
ed. de D. Defen y F. Ewa.ld wn l a colaboración de J. Lagrange, Parls, Gallimard, 1994, vol. l,
núm. 71, pp. 842-846; recd. en 2 vols., París, Gallimard, col. Qumo, 2001, vol. 1 , pp. 870-874.
� M:ucd Detienne había descripto poco tiempo atrás el par antirético formado porAlitkia,

la verdad griega, y Lttht, el olvido, que él diferenciaba del par señalado por Wilhelm Luthec en
Wil.hrhtiT 1md "Lügt" im iilmrrn Grin:hmtum, Leipúg, R. Noske, 1935, actualizado en 1954 y
1958. Véase Marce! Decienne, Lts Maítm dt viriti dam Ja Grrce archaiqut, pref. de P. Yidal­
Naquct, París, Maspero, 1967, pp. 45-49 [trad. esp.: Los matslTos tÚ verdad m Ja Gmia amtiot,
Madrid, Taurus, 1 982). (Véase "Situación del curso", infra, p. 299.)
6Aristóteles, út Miraphysiqut, A, l, 980a 21-24, ed. y trad. de J. Trioot (cd. de referen1:ia),
2 vob., París, J. Vrin, col. Bibliot:heque des Texres Philosophiques, 1 948; v¿ase vol. I, p. l [ trad.
esp.: Mttafisica, Madrid, Gredos, 2000]. Esta cita falta en el manuscrito y en la transcripción de
la duc durante la cual Foucau!t la leyó.
7 En la clase del 6 de enero de 1 982, primera hora, Foucaulc describe
a Aristóreles: "aquel
en quien hemos reconocido
al fundador mis mo de la filosofía•. Véase Michel Foucault, L'Her·
mtnrutiqw áu tujet, op. cit., p. l 9.
. a
Vé.ue el texto del comicnw de l;u Mtáitacíonts citado por Michd Foucault, Histoi" de la
falit J l'.ige classiqzu, París, Pion, 1961, pp. 55 y 56 [trad. esp.: Historiad< la f«urtt en la lpoc<1
cltúu:� 2 vols., Buenos
Aires, Fondo de Cul rura Económica, 1 992): objeto de una polémica con
�da que se extendió de 1963 a 1972; vé:ase Jac:ques Derrida, L'ÉcritulY tt la differtncr, Pac!s,
Scu1!, 1967 [trad. esp.: Úl tscrihlr47 t. áiformcür, Barcelona, Anrhropos, J 989).
Aqul Foucault alude al § 5 del TNllUID � IA "fonn" úi tnttndimímto, pasaje mucho
más
�csiano que-estoioo a pesat de cienos paralelos, que aquél habla anotado en abundancia
en la

-.·.-..---- ---- .
. ..- .. .
' ..... " ···� ··-.,,..·
�· ·•···· . . . .., .. . '

36 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 9 DE DIClEMBRé DF. 1970 37

edición de Charles Appuhn: Baruch Spinoza, Traitl de la rtfarme de /'entendement, en (Euvm 17 Ariscóteles, La Mltaphysique, A, 1, 980a 21, op. Cit., vol. 1, p. 2: "L:i visra es. entre todos
dt Spi nou. vol. !, París, Garnier frl:rc:s, col. Classiques Garníer, 1928 [md. esp.: Tratado tÚ /a los sentidos, el que nos hace adquirir más conocímienros y nos revela más diferencjas".
refor ma del eniendimienro, en Tratado de l.a refOrma dtl tnrmdimitnto - Principios de /afilo1ofta 18 E.squllo, Lospersas, vv. 780 y ss.
de Descarte! - Pemamimtos metaf!Jícos, M:idríd, Alianza, 1988]. Vuelve a mencionar el mismo 19 Sófocles, Les Trllíhinimnes, eser. 569, véanse escrs. 555·575, ed. y trad. de P. Masqueray,
pasaje el 6 de enero de 1982, en L'Hermineutiqut dtt mjet, op. cit., p. 29. París, Les Belles Lemes, 1942 (trad. esp .: Las mu¡uinias, en Trogedím compútas, Madrid, Cátedra,
1 ° Car! von Linné, Systeme ux1ul de! vtgiraux, mivant kr da.sus, ks orrlm, ks genm et ks es­
!998).
ptcrs, avt:t: ks c4ractem et ks differences, [trad.) de N. Jolyclm;, París, chez Ronvaux, imprimeur, ¡o Véase Esquilo, Les S11ppliantes, v. 93, ed. y trad. de P. Maz.on, París. Les Selles Lemes,

año VI, 1798, vol. 1, pp. 19 y 20 [trad. esp.: Sistema tÚ los wgetabks o Rtsumm de la paru prác­ Collection des Universités de France, 1923 [rrad. esp.: Lm suplícames, en TragediaJ comp útas,
ticll de l.a botdnica, Madrid, en la Imprenta Real, 1788]; véase Michel Foucaull, La Mots tt ks Madrid, Cátedra, 1983].
chol4. Une arthio/JJgie des scimces humaines, París, Gallimard, 1966, cap. 5. § vu: "Le discours 21 Sófocles, Áyax, w. 70 y ss.
ll
de la nature" [erad. esp.: I.a.1palabrasy '4s cosas. Una arq11eología d, '4s cienciar h u manas, México, Esta frase cobra todo su sencido si se la compara con la de Nieci.sche: "kh erst habe das
Siglo xx1, 1 968 ] . Tragische entdeckt".Véase Friedrich Niemche, Der Wilk wrMarhr, § 1029, en Nittzsches Wtrke
11 Véase supra. p. 21 y nora 6. Gilles Dcleu:Le ya ha propuesto uo come otario oictzscheano (1899), vol.16, Leipz.ig, C. G. Naumann, 1901, p. 377 !trad. esp.: La vQfuntad !Ú poderlo, Madrid,
de ese supuesto previo en Differmcr (f riphitío11, París, PUF, 1968, pp. 172 y 173 [trad. esp.: Edaf, 1990]; citado por Charles Andler, Nim.sche. Sa vie ee sa pensü, vol. 6: La DernÜTt! phiÚJso­
Diferencia y repeticidn, Buenos Aires, Amorronu. 2002): "Es inútil mulciplicar las declaraciones phíe tÚ Nietzsche. Le rmouvtlkment de touw ks vakrm, París, Bossard/Gallimard, 1931, p. 358.
filosóficas, desde 'todo el mundo tiene por naturaleza el deseo de conocer' hasta 'el buen sentido Véase también Friedrich Niewche, "Ce que je dais aux ancicnsft, § 5, en Le Crlpuu:uk tks idoks,
es lo que mejor repartido está', para verificar la existencia del supuesto previo [...]. Cuando ed. y trad. de H. Albert, París, Mercure de France, 1943, p. 235 [trad. esp.: CrepÚJculo de los
Niensche se interroga sobre los supuestos previos m:ás generales de la filosofía, dice que son iáolos o Có mo se filosofa con e l martillo, Madrid, Alianza, 1979]: "lel] senrimienco trágico, que
esencialmente morales. pues sólo la Moral es cap:u de convencemos de que el pensa.miemo úcne desconocen tanto Aristócdes como nuestros pesí mistas [ ... /. El nt1cimienro de la tragedill fue mi
una buena namralez.a y el pensador una buena voluntad, y sólo el Bien puede fundar la afinidad primera tr asmutació n de todos los valores: con ello, yo, el último disdpulo del filósofo Oioniso,
presunta del pens:i.miento con la Verdad{ ...]. Con ello aparecen con mayor claridad las condi­ yo, el maestro del eterno retomo, vuelvo a situarme en el terreno donde crecen mi voluntad, mi
ciones de una filosofla que carezca de supuestos previos de ningún tipo: en vez de apoyarse en saher" (edición anotada por Foucault).
la Imagen moral del pensamiento, ella tendría su punto de panída en una crítica radical de la 13 Ari.1tótcles, La Mlt4physitpu. A, 2, 983a. op. cit., vol. I, p. 1 O: "No es admisible que la

Imagen y de los 'postulados' que ésta implju''. Comentario a s u vez comentado por Foucault; divinidad sea celosa� ("fórmula anticrágica por amonomasia", agrega la transcripción).
véase �Ariane s'est pendue" (l 969). en DE (l 994), vol. !, núm. 64, pp. 767-771 (col. Quarro, !• Platón, Eurhydeme, 284d, en CEuvm compl1tt1, ed. y trad. de L. Robin, París, Gallimard,

vol. 1, pp. 795-799) [trad. esp.: "Ariadna se ha colgado", en Archipiliago, Pmiplona, 17, 1994. col. Bibliocheque de la Pléiade, 1971. vol. ! , p. 577 (trad. esp.: Eutidema, en Diálogos, vol. 2,
pp. 83-87), y"Theatrum philosophicum" (1970), en Dl:"(l 994), vol. 2, n úm. 80, pp. 75-99 (col. Madrid, Grcdos, 1987): "Como vuestra intención es que é{ [Clinias] no sea más el hombre
Quano, vol. l. pp. 943-967) [ttad. esp.: Theatrum philasophicum, Barc;elona, Tusquets, 1972}. que es hoy (Míchel Foucault escribe: el mismol f. ..], ¿vuestra intención no es simplcmenie
Este pasaje no sólo apunta al diálogo subterráneo que se enrabia entre Diftrmcia y repetición que petaca?".
y este curso de l 970. sino que lo que sigue en el texto de Deleuze muestra que él mismo dialoga !} El tema de la imaginación se aborda sobre todo en De anima, 111, 3.
16Pierre Aube nque escribe: �Lo propio del silogismo es apoyatse en una verdad antecedente
con Las palabras y '4s cosas. Señalemos que el pasaje se refiere también a Mardn Heidegger,
Q1t'appefk-t-on pmm?, trad. de A. Becker y G. Granel, París, PUF, 1959 {ed. orig.: Wa.s heíjit [. ], preudmcí a de la verdad con respeeto a sí misma más que círculo vicioso"; el énfasis pette­
··

Dmkm?, Tubinga, M. Niemeyer, 1954) [trad. esp.: ¿Quisignifica pmsar?, Madrid, Trotta, 2005] . necc al editor (L t Prob/Lme de l'Etrrchez Aristore. Esrai mr '4problimatique ariuotilkímne, 2• ed.,
1 2 Aristóteles describe las variedades del entimema--{) �razonamientos oratorios"- en &tó­ París, PUF, 1966, p. 54 [trad. esp.: Elproblema del ser enArirtríttles. 2• ed., Madrid,Taurus, 1987]).
rica, 1, 12, 1356a y ss. y 1, 23: d entimema es el sust i tuto dd silogismo, que, por su parre, es un
tazonamiento dialéctico (Léon Robin, Aristote, París, PUF, 1944, pp. 53 y ss., y p. 289).
13 "Iliivttc; civeQw7to1 -coíi cióévo:t ÓQiyov-ra1 <1>vac1." Véase supra, p. 21 y nota 6.

1� Aristóteles, De anima, m, 2, 425b, 26 y ss. Véase Léon Robi n, Aristau, op. cir., pp. 182-193.

1� Aristóteles, l:<thíqtte a Nicomaque, X, 6, ed. y trad. de J. Voílquín, Parls, Garoier. 1940


[trad. esp.: Ética a NictJmaco, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1989]; edición
particularmente anotada por Foucauh.
16 Aristóteles. De anima, u, 6, y 111, l, 425a.
Clase del 16 de diciembre de 1970

Para un análisis de la desimplicacíón del conocimiento y la verdad -


Primada oscura de la verdad en Aristóteles, en quien deseo, verdady
conodmimtoforman una estructura teórica. Spinoza, KantyNietzsche
buscan pn-turbar esa sistematicidad - Liberarse del ''viejo chino" de
Kiinigrherg, pero matar a Spinoza - Nietzrche elimina la coperte­
nencia de la verdady el conocimiento.

[I) La semana pasada traté de analizar un texto, muy banal en apariencia,


de Aristóteles. El texto se ocupaba del deseo de saber y de su carácter
natural. Ahora bien, al examinar los términos con un poco más de dete­
nimiento, nos dimos cuenta de que ese deseo natural de saber se mani­
festaba en primer lugar por un placer extraído de la semación inútil. Triple
desplazamiento que revelaba dos cosas:
l. En la raíz del deseo, aun antes de que éste se manifestara y comen­
zara a actuar, estaba el conocimiento. Un conocimiento todavía sensorial,
desde luego, pero conocimiemo al fin. un conocimiento ya presente a
partir del cual el deseo podía desplegarse.
[2) De modo que el conocimiento era previo a ese deseo que lo incumbía;
y que d deseo mismo no era otra cosa que una suerte de retraso del co­
nocimiento con respecto a sí mismo, deseo correlativo de la demora que
lo afectaba para alcanzar de una vez su verdadera naturaleza, a saber, la
contemplaci6n.
2. Pero ese triple desplazamiento también manifestaba ocra cosa. En
efecto, en el texto de Arist6teles vimos:
- que si la sensación podía considerarse como un ejemplo legítimo
de conoámiento, era porque tenía acceso a lo verdadero, a las cosas
mismas en sus cualidades propias.

39
40 LECCIONE S SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER Cl.ASE DEL 16 DE DICIEMBRE DE 1970 41

Vimos asimismo: nocimíenro sobre el deseo, y da lugar a la idencidad del sujeto en el deseo
- que si podía extraerse cierra forma de placer (áyánr¡a1c;) de la y en el conocimiento.
sensación, se debía a que ésta era capaz de presenrarnos algo parecido a Ahora bien, eso, ese juego de la verdad con respecto al deseo y el
[51
la figura avanzada de la contemplación, es decir, del conocimiento de lo conocimiento, constituye el momento fuerte de �oda esta sistemaricidad.
verdadero en sí mismo.
Si en la filosofía occidental y hasta Nietzsche, el deseo y la volun­
(3] Vimos, para terminar:
tad nunca pudieron deshacerse de su subordinación al conocimiento,
- que ese placer estab•ligado a la propia inutilidad de la sensación,
y el deseo de conocer estuvo siempre acompañado del elemento previo
es decir, al hecho de que la sensación no tiene el mero papel de servir a
del conocimiento, fue a causa de esa relación fundamental con l a
la vida animal y sus necesidades, sino que puede por sf misma tener acceso
verdad.
a la verdad. Por eso puede decirse que también en este caso Spinoi.a. llegó hasta el
En suma, por debajo del texco que hablaba de una especie de deseo límite: el punto más alto de esta estructura teórica, donde estaba más
natural de conocer y en apariencia anterior a rodo conocimienro, había dos cerca de salir y echarla abajo.
operaciones: una, de introducción del conocimiento debajo del deseo y en [Véase] el comienzo del Tratado de la reforma del entendimiento: ["Me
su principio mismo, y otra, aún más sorda, de inrroducción de la verdad resolví por fin a averiguar si exisda algún objeto que fuera un verdadero
como tercer elemento entre el deseo y d conocimiento. Todos los razona­ bien, capaz de comunicarse y el único por el cual el alma, renunciando
mientos y pruebas que encontramos en los otros textos de Arisróreles, y a cualquier otro, pudiera ser afectada, un bien cuyo descubrimienco Y
mediante los cuales se puede justificar ese triple desplazamiento, todos esos posesión tuviesen por fruco una eternidad de alegría continua y sobe­
textos, suponen que la sensación y su placer están relacionados con la verdad. rana"];*1 en él no se trata, como en A.risróteles, de un deseo de conocer
Si hay en general deseo de conocer y el conocimiento puede hacer sino, en verdad, de un deseo de felicidad, una felicidad eterna y que nada
nacer dentro de su propio movimiento algo como el deseo, es porque pueda poner en riesgo (y de la que nada dice aún que sea del orden del
todo se desenvuelve ya en el orden de la verdad. conocimiento). Ahora bien, en esa búsqueda de la felicidad o, mejor, en
[4] La verdad como garante y fundamento del deseo de conocer. el examen de las condiciones en las cuales podría encontrársela, el examen
[6]
Ahora bien, creo en definitiva que ése es el punto más importante: de sus incertidumbres o su certidumbre, se descubre (y por el juego de
para efectuar el paso del deseo al conocimiento, está, es preciso que esté esa misma búsqueda) la idea verdadera, la felicidad propia de l a idea
la verdad: verdadera. A partir de allí se despliega la resolución de procurar conocer.
- si el deseo puede ser deseo de conocimiento, es porque en él ya es De cal modo, la verdad se designa corno lo que funda tanto el conoci­
cuestión de la verdad; miento como el deseo de conocer. Todos los demás elementos se desplie­
- a la inversa, si el deseo de conocimiento ya es en sí mismo, en su gan y se ordenan a partir de la verdad.
raíz, del orden del conocimiento, es porque la relación con la verdad es Se advertirá: toda la disposición apareme del texto aristotélico queda
fundamemal, y, para terminar, trastrocada. Aquí hay adecuación de la felicidad y la idea verdadera; Y
- si el conocimiento y el deseo pueden no tener más que un único sobre esa base se despliegan la voluntad de conocer y el conocimiento.
sujem, el mismo, es porque la relación con la verdad gobierna a uno y En Aristóteles hay deseo natural de conocer manifestado discretamente
otro. El sujeto del conocimiento y el sujeto del deseo pueden considerarse por la breve dicha de sensaciones no muy útiles. Pero de hecho, para que
como el mismo, porque tienen la misma relación con la verdad. el texto de Aristóteles pudiese sostenerse, era preciso que se perfilara ya
La verdad desempeña por tanto tres papeles: asegura el paso del deseo
al conocimiento; funda en cambio, y a cambio, la anterioridad del co- • La cira no figura en el manuscrito de esta clase.
:
·· ·

42 LECCIONES SOBRE lA VOLUNTAD DE SABER �E DEL 16 DE DICIEMBRE DE 1970 43

la contemplación (contemplación de la verdad, y felicidad contempla­ O bien lo que se dice sobre el conocimiento es verdad, pero sólo pue�e
tiva). inscripta al menos en potencia en la felicidad sensorial y el deseo serlo desde su interior, o bien se habla desde fuera de él, y nada per ne

de conocer. afirmar entonces que lo que se dice es verdad.
Spinoza nombra con claridad y en orden lo que hada posible la me­
Vemos perfilarse en los confines del discurso nietzscheano, pero como si
tafísica clásica.2
aún se cerniera sobre él, la amenaza de Kant.5
(7) Ahora bien, sin duda es esto, la relación voluntad-conocimiento­
El dilema kantiano es inevitable, a menos . . A menos que se cancele
.

verdad, lo que está en cuestión en Nietz.sche.3 [101


la copertenencia de la verdad y el conocimie�to; a menos que conocer
En una primera aproximación, los textos de Nietzsche pueden (y
no sea, por naturaleza, por destinación o por ongen, conocer lo verdadero;
deben) leerse como una tentativa de liberar el deseo de conocer de la
a menos que lo verdadero no sea lo que se da (o se niega) al conocimiento,
forma y la ley del conocimiento.
aquello que, con éste, tiene un lugar común que permite decir tanto que
a. Se trata de mostrar que en la raíz del conocimiento, en el momento
él, el conocimiento, tiene acceso a lo verdadero, como que lo verdadero
histórico de su irrupción, hay un deseo; y que ese deseo no tiene paren­
está irremediablemente separado de él.
tesco con el conocimiento. Ni parentesco en el plano de los fines ni
Sólo si verdad y conocimiento no se pertenecen de pleno derecho uno
parentesco de origen o de naturaleza.
a otro, se podrá pasar del otro lado del conocimiento sin caer en la pa­
Nada de parentesco de origen puesto que, si se quiere, conocer es
radoja de una verdad a la vez incognoscible [y) desconocida.*
vivir y, porque nos mueve la tendencia a desplazar, es execrar [tkteitari]. (Diferencias con Kant:
Nada de pertenencia en el plano de los fines, porque conocemos para
ideología
dominar, para imponernos, no para conocer.
-verdad inaccesible
[8) b. Se trata asimismo de mostrar que a lo largo del conocimiento en
-y conocimiento limitado.)
su historia, su desarrollo no está guiado por la necesidad interna de lo
ll l ] Creo que todo el análisis nienscheano del deseo, el instinto, la vo­
que es conocido, ni por la génesis ideal de las formas del conocimiento,
luntad de conocer, irreductibles al propio conocimiento, se acompaña
sino por una regla de voluntad, que es el ascetismo.
del trabajo que permite desimplicar verdad y conocimiento; así como la
c. Se trata por último de mostrar que detrás del acto mismo de cono­
reducción aristotélica del deseo de conocer al conocimiento contaba en
cimiento, detrás del sujeto que conoce bajo la forma de la conciencia, se
sordina el parentesco del conocimiento con la verdad.
despliega la lucha de los instintos, de los yoes parciales, de las violencias
Lo que querría analizar esta noche es esa desimplicación de la verdad
y de los deseos.
y el conocimiento, condición de posibilidad e hilo conductor para un
{9) Por supuesto, todo esto se encuentra, y en abundancia, en los textos
análisis del querer conocer. Pero, antes de empezar, dos observaciones:
de Niensche.4 Pero todo este esfuerzo por pasar del otro lado del cono­
a. La existencia de ese trabajo bajo mano puede explicar la osadía y
cimiento, este esfuerzo por franquear sus límites y situarse fuera de él,
la ingenuidad con que Nietzsche utiliza, para pasar del otro lado del
está muy amenazado y corre el riesgo de seguir siendo precario.
conocimiento y hacer su crítica, contenidos de saber tomados masiva­
En efecto, ¿c6mo es posible conocer ese otro lado, ese exterior del (12] mente de las ciencias: la biología, la historia, la filologfa.6 Esta utilización
conocimiento� ¿C6mo conocer el conocimiento fuera del conocimiento?
caería de inmediato bajo el peso de la crítica si no actuara al mismo
¿Hay que suponer una verdad fuera del conocimiento y sobre la cual nos
tiempo que ella o, mejor, si no actuara por sí misma sino en función de
apoyemos para definir desde el exterior los límites de éste? Sin embargo,
orra dirección, la desimplicación del conocimiento y la verdad.
¿cómo podríamos tener acceso a esa verdad, como no sea a partir del
conocimiento del que se trata de salir? • Manuscriro: a la va incognoscible desconocida.
.
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44 CLASEDEL 16 DE DICIEMBRE DE 1970
LECCIONF.S SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER

El positivismo de Nierz.sche no es un momenro de su pensamiento .


que
NOTAS

sea cuest ·l 6 de superar; no es un nivel superficial cuya profundidad haya
.
que perc1b1r, ,·
tal vez con una mirada desde lo alto·' es un acto crmco SpinoZA, París, Garnier
según de l'mtmdement, en CEu11m d(
. . 1 Baruch Spinoza, TmítlJe la reforme do de la ufimna átl
dos d'1recc1ones ortogonales:
. una que se dirige hacia el afuera d e ¡ conoCJ- ier, 1928, vol. 1, § 1, p. 224
[uad. esp.: Trata
. . fitres. col. Classiques Garn Desca rus
mto -PrincipioJ de lafilosofia dt
m1emo, otra que se dmgc al no lugar del conocimiento y la verdad.7 En ·
._.Jmim •o
.. 1u ma �/ mundimi
,, en Trt1uáo de la re&.r
rnrrnut ·
ablemente
Foucault prob
consecuencia, _ no hay que tratar ese positvi ismo por preterición y como Alianza, 1988]; ejemplar anotado por
_['mramimtas metafoicos. Madrid,
9 de la clase del 9 de diciembre).
pudor. Lo esenciaJ sucederá en el interior mismo de esa crítica positivi ;: da de 1950 (véase supra, nora
en la déca hn señala que, según éste, la
2 citada en la nota ancerior, Appu
b. En cuanto a la segunda observación, se refiere a la relación de En su edición de SpinoZ<t,
, baco niana , y transforma !as cosas, el
ción estoica sino activa, can:csiana
ciencia no es contempla
�.1erzsche con Kant y Spinoza. Kant es el peligro, el minúsculo y cotidiano cuerpo. el alma; el
científico no se absorbe en el
Gran Todo sino que procura asimilársclo.

nesgo, la red de trampas; Spinoza es el gran otro, el único adversario. ad por el pmsamienco.
Generacíón de l a verd ¡y qué precursor!
En efecto, Kant es la trampa que se tiende a toda crítica del conoci­ o, m:uavillado. Tengo un pru1mor,
[13] ' �Estoy completamente sorprendid
o a del into. Ame,todo,
za. Habcr tenido ahora ganas de leerlo fue br
�s�
.
miento. 1:1 afirma ue amás se podrá pasar del otro lado; 0 que, al pasar
j Apenas sí conocla a Spino
� 1ento la mas po·
de su filosofía es la misma que la mla: hacer
del conoc 1m
d el otro lado, se depra escapar la verdad; y que el discurso que se enun­ la tendencia general de su doctrina( ... ]:
. reconozco además en cinco puma s esenci ales
derosa de las pasiones. Me
cie será forzosamente dogmático, porque se dará como verdadero sin ad, d orden moral del univer so, el al cr uis m o, el mal" (rarjcra
niega el libre albedrío, la finalid
tener ame sí y para garantizarlo el conocimiento de la verdad. 8 cirada en Georges
Franz Overbeck, Sils, 30 de julio de 1881;
postal de Friedrich Niet1..si;he a
Rieder , 1932. carta
Pero Spinoza es el adversario, pues es él quien, desde el Trata.tÚJ de Ja Walz [comp.], La Vit de Frldéric
Nietzsche á'11pr(s sa correspondanu, París,
ia !V(mero 1880-diciembrt 1884), Madri d, Trona, 2010,
refonna �¡entendimiento hasta la última proposición de !a Ética, nombra, núm. 147 [erad. esp.: Cormpondmc

funde y prolonga la copertenencia de la verdad y el conocer bajo la forma C2rt3 núm. 135, p. 143)).
lt sólo menciona l.agaya ciencia (1883).
•En el "Resumen del curso" (infra, p. 249), Foucau
de la idea verdadera. Human o, demasia do h11mano. Pero desde los años cincuenta
Sus notas preparatorias se refieren a
Spinoza es para Nietzsche el filósofo por excelencia porque es quien he. En "La vérité ec les formes juridiques"
había anotado el conjun ro de los mcms de Nietzsc
. Defert y F. F.wald con la colaboración de
liga de la manera más rigurosa la verdad y el conocimiento. Para escapar (1974), en Dits etlcrits, 1954-1988, 4 vols., ed. de D.
pp. 583-646: véanse pp. 543 y ss.; reecl.
a la trampa de Kanr, hay que matar a Spinoza. Sólo se escapará a la crítica J. Lagrange, París, Gallimard, 1994, vol. 2, núm. 139,
en 2 vols., París, Gallimard, col. Quano, 2001, vol. l. pp. 1406-1490: véanse pp. 1410 y ss.
y al "viejo chino de Konigsberg"9 si se deshace aquella copertenencia de
Obras mnciala 11. Barcelona,
la verdad y el conocimienco a l a que Spinoza tiene sin duda derecho a (trad. esp.: �Laverdad y las form;i,sjurídicas", en Emaugiasdepoder.
o
Paidós, l999], Foucaulc menciona Sobrt: verdad y mmtir a tn smtido ex11amora/(1873), aparecid
dar su nombre por[que] es él quien la pensó de punta a puma, desde el el punto de p;i,rtida de
-en pleno kanrismo, o al menos en pleno neokantismo", que habría sido
posrulado primero hasta la consecuencia úlrima. la rdlexión quc presenta aquí.
[!4) Spinoza es la condición de Kanr. No se puede escapar a éste sino 5 Friedrich Nimsche, CEuvm philosophiqties completes, vol. 14: Fragmenu poithumes (dibut

1 1888-diburjanuier 1889), ed. de G. Collí y M. Monrinari, trad de J.-C. Hémcry, París, Gallimard,
después de haberse liberado de aquéJ. 0 Ingenuidad de los escépticos, de
1977, p. 283 (erad. c.�p.: FragmentospósNmiot, vol. 4, l 885-1889, M adrid, Tecnos, 2006}: "I.os
'

los ne?kantian s .11 del propio Kant, 12 que creía poder escapar a Spinoza
nmafísicos. Hablo de la m:zyor desgracia de la filosoffa moderna, de Kant�.
� pamr de la crmca. Ingenuidad de quienes creen poder escapar al idea­ 6 Charles Andlcr, en Ni�tztehe. Sa uie et Ja ptnsü, vol. 6: La Dernitr<philosophitde NinZJcbt.
_
lismo del discurso filosófico mediante el recurso a Spinoza. *13 Le renouvelle mtnt dt tuutes les ualmrs, PHl.1, Bossard/Gallimard, 1931, recuerda a los amore.1

estudiados por Nietzsche en esos diferentes ámbitos. Foucault hace alusión, sin duda, a la
función dada aqul a los crabajos de los historiadores contemporáneos.
• '. '.'1 adas dura �cc la clase por la señora Hélene Poi iris indican que aquí comenzaba
Las notas º 'Toda esra discusión sobre el sentido de la empresa nie1ZScheana debe oponerse al texto de Martín
una larga expos1c1ón sobre Nierzsche, cnntinuada en la clase siguiente, del 23 de diciembre, Ya
Heidegger, Q}ú1ppelie-1-on pemer�. trad. de A. Bcckcr y G. Granel, París, PUF, 195 9 (ed. oríg.: \Var
no figura en el manuscrito. Sus principaJl:s arriculaciones reaparecen en una conferencia dictada
heifoDen/un?,Tubinga, M. Niemeyer, 1954) (trad. esp.: ¿Qµisignificapensar?, Madrid,Trona, 2005].
en el continente americano; véase la lección sobre Nietzsche, infra, pp. 225-244.
46 LECCIONES SOBRE L\ VOLUNTAD DE SABER

3 Véase Friedrich Nierzschc, "Commem le 'monde-vérité' devine cnfin une fablc", § 2, en


ú Crlpmcuktks idoks, ed. y erad. de H. Albert, París, Mercure de France, 1943, pp. 133 y 134
(trad. esp.: CTrpúscuw tÚ úis íáoícs o Cómo ufiwsofa con ti martilw, Madrid, Alianu, 1979}:
"El 'mundo-verdad', inaccesible, indemostrable, que no se puede prnmetcr pero, aunque
sólo sea imaginado, un consudo, un imperativo.
"(El antiguo sol al fondo, pero oscurecido por la niebla y la duda, la idea empalidecida, :
nórdica, kiinigsbergiana)". Clase del 6 de enero de 1971 *
V éase también Friedrich Nim.sche, La VoÚJntltÚ puiJJanct, 2 vols.,§ 168, ed. y trad. de G.
Bianquis, Pa.rís,NRF/GaUimard, 1947-1948; véase vol. l, libro 1, cap. 2, p. 90, "La volonté de
trouvcr le vrai" (trad. e.sp.: La volunttlátÚpoderlo, Madrid, &Uf, 1990): Los �fatas:- su apariciónysu exclusión - Historia de lafliawfosegún
"El pun!O débil del criticismo kantiano ha tomado poco a poco visible, aun para ojor ·
se
Arístóte/n, m IUS "lacúmes con la vmiad. Eldiscursofilowfico nopuetÚ
bastante toscos: Kant ya no rcnfa derecho a hacer su disrinción entre el 'fenómeno' y la 'oos:a en ·
si'; había perdido el derecho a perseverar en esa vicj=< distinción porque repudiaba como ilícita.
tener la misma jerarquía que el discurso poético -Aristóteles fija por
la conclusión que se remonta al fenómeno: la causa del fenómeno, de conformidad con su idea .. siglos el modo de existencia histórica tÚ la filosofta - La exclusión de
'
de causalidad a la que atribuía un valor estrictamente intraftnomeM/•. los Sofistas hace posible la existencia tÚ la filosofta -El Sofista como
9 Friedrich Nietzsche, Más allá tkl bien y rkl ma� § 21O. En realidad, Nietzsche designa a: personaje. El sofisma como técnica - La sofistica manipula la mate­
Kant como "el gran chino de Kl>nigsberg [ . . . ],él mismo un gran crítico". Foucaulr vuelve a la·
rialidad tÚ las palabras - Papel diferente de Platón y Aristótel.es en
relación enne ambos fllósofus en "La vérité er les formes juridiques", op. cit., que es una recu·,
la exclusión de los Sofistas.
peración de los remas principales de este curso.
10 Váse sobre todo Fricdrich Nietzsche. "La morale en cant que manífestarion contre natute•,'

§ 4, en ú Cripmculuks ido/es, op. ci1., p. 140, y Mm allá tkl bimy tk/ mat § 21.
11 Tomé como punto de partida dos modelos de análisis. En uno (que
Ese sobrevuelo de la historia de la filosofía parece remitir a las incerpm:aciones que plan� [!}
tean la oposición enrre e! Heidegger de Kanty aprobkma tÚ LHnuafoíca y los neokancianos. caracteriza a mi juicio la tradici6n filosófica), la voluntad de saber está
Sobre esce punco, véase Jules Vuillemin, L'Hirítage kantim et la rlvo/ution copemícímne. Fichu, , contenida dentro de un conocimiento previo del que constituye un desa­
Cohm, Heidegg er, París, PUF, 1954.
12
rrollo, así como un desfase y una dilaci6n interna.
Sobre rodo, Crítica tkijuicio, §§ 72, 73 y 80.
13 Esra alusión podria apuntar a Althusser, impllciramente recordado en varias ocasiones en · En el otro modelo, el conocer debe analizarse como puro aconteci­

este curso. miento en la superficie de procesos que no son en sí mismos del orden
del conocimiento;*"'* llamemos saber al conjunto de esos acontecimien­
tos. En cuanto al conocimiento (es decir a la relación sujeto-objeto),
sería un efecto interior del conocer. Efecto que no ha podido evitarse
pero que tal vez no sea necesario. Para terminar, la verdad no es lo que
escá ligado de pleno derecho al conocimiento: cada uno de estos dos
términos está con respecto al otro en una relación a la vez de apoyo y de
exclusión.

Sobre la clase del 23 de diciembre de 1970, véase supra, p. 44, noca


* *; véase también la
lccción sobre Nietzsche, infta. pp. 225 y ss.
"* Tirulo de la clase manuscrira. Hemos rcsperado la mayúscula inicial con que figura la
palabra kSofmas· en d texto.
••• fue aspecto se desarr olla en la lección sobre Nieczsche, infra, pp. 225-244.

47
48 LECCIONES SOBRE lA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 6 DE ENERO DE 1971 49

(2) La empresa, entonces, es ésta. ¿Es posible hacer una historia que no Esro significa, por tanto, que los filósofos ya están de cierta manera
(5}
renga por referencia un sistema de sujero y objeto -una teoría del cono­ en el elemento de la verdad. Pero ¿cómo están en él y cuál es la relación
cimienco- y que se dirija en cambio a los acontecimientos del saber y al . de todos esos discursos filosóficos diferentes con la verdad?
efecro de conocimiento que les sería interno? El problema consiste e n · l. Anee todo, cada filosofía se distingue de las ocras porque de la
apreciar la posibilidad de una inversión de l a configuración tradicional. verdad {de las causas, de las naturalezas primeras, de las sustancias o de
que sitúa con carácter previo el conocimiento como furma o facultad, y los accidentes) cada una ha aprehendido uno o varios elementos. Cada
luego los acontecimientos del saber como actos singulares1 que actualizan. filosofía se determina en su identidad singular por su relación diferencial
·

esa facultad y en ciertos casos pueden modificar su forma. con la verdad (Tales porque designó al Agua como causa material,
Anaxágoras porque buscó la causa eficiente) . En resumen, una relación
Es precisamente esto lo que querría hacer en primer lugar con referencia
determinada con la verdad constituye la. causa formal de una filosofía.
a los Sofistas. Analizar la aparición y la posterior exclusión de los Sofistas,
2. A conrinuacíón, el desarrollo propio de una filosofía o el pasaje de
como acontecimiento del saber que dío origen a cierto típo de afirmación.
una filosofía a otra son impuestos por la coacción de la verdad:
de la verdad y cierto efecto de conocimiento convenido a continuación
en forma normativa. En ese lugar, la realidad misma les tra1.ó el camino y los obligó a una
(3) Dejaré de lado los problemas de método; volveré a ellos al términO' indagación más profunda ([A, 3,] 984a 18-20).4
de esta primera investigación. Hoy me gustaría tomar, como punto d
partida de este análisis, lo que me parece el punto de consumación de ta.· Tras ellos, como esos principios, una vez descubiertos, se revelaban in­
historia de la sofística: lo que podríamos (llamar] su acto de exclusión. · suficientes para engendrar la naturaleza de las cosas, los fil<isofos, nue­
Y a partir de allí trataré luego de remontarme hasta la propia sofísti vameme forzados [ . . .J por la verdad misma, recurrieron a otro principio

No creo que haya que buscar ese acto de exclusión en Platón, ni siquiera causal (principio del Fuego hcracliteano, Noü<; de Anaxágoras y

en el Sofista (que da, con todo, su definición), sino en Aristótcles,2 en las Hermótimo de Cla1.omene) ([A, 3,) 984b 7-1 1).5

&fi,tacones
i sofisticas y en algunos textos de los Anallticos y la Metafísica.' [G]
Para apreciar la importancia de ese acro de exclusión, hay que partir. Digamos pues que la verdad es la causa eficiente del cambio o el movi­
[4]
tal vez del siguiente texto de la Mctaftsica: miento en el discurso filosófico.
3. Pero hay más. La filosofía tiene por objeto los primeros principios,
en cuanto a la sofísrica, no es más que una filosofía aparente y sin rea­ y los primeros filósofos ya los buscaban a su manera. Ahora bien, un texto
lidad (T\ oe oo<tncrnKT¡ �aivoµévri, ouoa o'oii] cr. 2, I004b 27),'. [de la Metafísica] nos lo hace saber:

y compararlo de inmediato con los análisis que Aristóteles ha [hecho] un · Los principios de los Seres eternos son necesariamente verdaderos por
poco antes, en el libro A, de las filosofías que lo precedieron. antonomasia, dado que no lo son sólo en tal o cual momenro, y no hay
causa de su ser; al contrario, ellos son la causa del ser de los otros em�. Así,
.:Cómo se hace en el libro A el análisis de las filosofías anteriores, plató­ tamo como sea el ser de una cosa, tanta será su verdad (et, l , 993b 26-32).6
nicas o preplarónicas?
Es sabido que Aristóteles busca la confirmación de su propia teoría Al enunciar los principios de las cosas, los filósofos enuncian el Ser mismo.
de las causas; sí los filósofos anteriores encontraron una quinta causa, Podemos decir, en consecuencia, que la verdad es sin duda la causa
quiere decir que él, Aristóteles, se ha equivocado; si no la descubrieron, material de l a filosofía. Los principios que se enuncian en ésta son, por
queda confirmada su propia convicción, la del mismo Ariscó celes. si mismos, lo más cuantioso en ser y verdad.
50 LEccrONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
CLASE DEL 6 DE ENERO DE 1971 51

4. No olvidemos, por último, que la ftlosoffa es la ciencia que no ha Y sin embargo, si es inevitable clavar la flecha en un blanco tan grande,
nacido de la necesidad sino del asombro/ vale decir de lo que permite
no se da por azar en cal punto o tal otro.
reconocer la propia ignorancia y querer escapar a ella por el mero efecto
y en bien exclusivo del conocimiento:

[9] CoNCLUsJÓN
Sí los primeros filósofos se consagraron a la filosofía para escapar a 1a
ignorancia, está claro que perseguían la ciencia con vistas a conocer y Esca historia de la filosofía que Aristóteles cuenca como movimiento de
no por un fin utilitario (A, 2, 982b 19-22).8 coacci6n y azar a la vez en el eJememo de una verdad que en ella está
manifiesta y oculta aJ mismo tiempo, esa historia, repito, en su singula­
[7} La verdad es por tanto la causa final de la filosofía. (Por lo demás, A, l, · ridad, tiene una triple importancia.
·
993b 21 lo dice expresamente: el fin de la especulación es la verdad.)
Pero, en esas condiciones, ¿cómo puede ser que la filosofía no sea l. Aristóteles desvincula el discurso filosófico de una serie de técnicas de
.
verdadera? ¿Cómo puede ser que entrañe errores? ¿Cómo puede ser que . interpretación y análisis. Y con ello lo separa de todos
los demás dúcursos
·
haya filosofías incompatibles unas con otras? que, por su lado, participan de esas técnicas de interpr
etación y análisis.
Eso se debe, dice Aristóteles, a que los filósofos se comportan "como, : a. Al decir que la verdad es a la vez dicha y no dicha
por el filósofo
en los combates, se comportan los soldados mal entrenados, que acome­ (dicha y no dicha a la manera del tartamudeo), Aristó
teles se mantenía
ten a uno y otro lado y lanzan a menudo golpes afortunados, sin que la aún muy cerca de los métodos de interpretación
: que estaban vigemes
ciencia tenga nada que ver en ello" (A, 4, 98Sa 14-16).9 . entre los gramáticos cuando comenraban a los poetas
. Métodos simbó­
lo que ha faltado al filósofo es justamente la ciencia de esos principios, '. licos, o alegóricos, que indicaban lo que Home
ro había ocultado volun­
la ciencia de esa verdad que lo guiaba y lo o6ligaba a la vez; lo que le : tariamente bajo las figuras de Néstor o Ulise 1 1
s.
faltaba era el sistema de los primeros principios y las cuatro causas. ,
[IO] . P ro hay no obstante una diferencia -y capita
� l-, a saber, que para
· Anstoteles el equívoco de lo dicho y lo no dicho
El filósofo está en la verdad: y lo está con pleno derecho y desde el , esa distancia sin vacío
que hace que la verdad esté oculta y a
comienzo: Ella está sustancialmente presente en lo que él dice; actúa de . la vez presenre en la palabra del
filósofo, esa luz que es sombra, no es
manera eficience en e1 desarrollo de la filosofía; da forma a la singularidad más que el efecto de un secreto
voluntario o una reserva prudente a
de cada filosofía, y sirve de fin a todas las palabras del filósofo. El filósofo. ·
la manera de los oráculos. Si los
filósofos no dicen la verdad, no es porq
tiene como guía la cuádruple causalidad de la verdad. ue su indulgencia quiera proteger
{8] Sin embargo, hay un margen de azar, de ceguera y de silencio que .

a lo hombres de su terrible ro�tro, es
porque les falta cierto saber.
ay que agregar al punto, sin embargo,
rodea mdas esas primeras filosofías, atrapadas en la necesidad. de la verdad • que esa falta tampoco es
del orden de la ignorancia de la
que juega con ellas como su cuádruple causa. Pero como no conocen las que algunos comentaristas (como los
. � ofistas, ustamente) acusaban a los
!
cuatro causas, hablan de ellas sin saberlo ni quererlo, cual soldados no­ poetas. El filósofo, según el análi­
de
:s1 � nstóteles, se sirúa
vicios que responden golpe por golpe pero no comprenden la estrategia · en la dimensión de un saber/no saber
, que
de la batalla que, no obstante, los arrastra y los rodea. De allí la famosa·.
. 0 es n el secreto
� n1_ la igno
_
rancia y no se caracteriza ni com dobl
o e
Juego m orno laguna del conocimi
metáfora de la flecha y la puerta: � ento. Se trata de cierta falca que es
.
const1tut va
� de la relación misma con la verdad. La verdad pronunciada
por el filosofo se determina, prec
sucede con la verdad [. . .) como con lo que dice d proverbio: ¿quién no : isamenre, por lo que éste no dice
y no
3-5).10 puede decu. .
acercaría con la flecha en una puerta? («, l , 993b
..�' '

52 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER


CLASE DEL 6 DE ENERO DE 197 l 53

El discurso filosófico debe pues escapar (can co] a la exégesis alegórica


Está claro que las variaciones fueron muy numerosas y no hay quizá
(11) como a la crítica positivista. El discurso filosófico no puede tener ya la
muchas historias de la filosofía que se asemejen -en la modalidad de la
misma jerarquía que el discurso poético.
analogía- a la de Aristóteles. Pero en ese anáJisis aristotélico, si no e�­
b. Al mostrar en todo discurso filosófico cierto juego entre el azar, la
conuamos el modelo imitado por los otros, sí enconrramos en cambio
ceguera de una obra individual y la coacción de la verdad, la ley que ésta
su posibilidad.
impone, el rumbo que traza, Aristóteles desvincula el discurso filosófico
La historia de la filosofía se ajusta siempre a cierto juego de la obra
de todo asidero de tipo político (o, puesto que en esta época de la histcr
individual y de una destinación de la verdad a través de la historia. La
ria griega casi no hay diferencias, de todo asidero judicial o retórico). historia de la filosofía asoma siempre a través de las individualidades se­
.
Diga lo que diga el filósofo, en su discurso filosófico -y aunque él ñaladas; ha manipulado, siempre en cieno nivel, unidades que se designan
mismo sea un hombre de escasa vinud o un mal ciudadano- estará, de
y no pueden sino designarse por nombres propios. Y en comparación con
todas formas, en la verdad; algo de ésta pasará a su discurso, y su discurso,
las unid ades y los nombres propios que las designan, unidades como el
en cambio, jamás pasará del todo, jamás se borrará del todo en la histo- • empirismo, el panteísmo o el racionalismo son construcciones abstractas.
ria de la verdad. De una manera u otra, se repetirá indefinidamente en
En d fondo, la historia de la filosofía siempre se concibe como una
ella. El filósofo es alguien a quien nunca se expulsa del codo o a quien · dispersión de individualidades. Pero si éstas valen como momentos filo­
{14)
nunca se hace desaparecer del todo. No hay omacismo filosófico. Las sóficos, es porque, bajo una u otra forma, es la verdad misma la que se
[ 12) victorias que el discurso puede obtener sobre él, las justas en cuyo trans-:
da a ellas; o algo de la verdad ha hablado a través de ellas. Y ní siquiera
curso él puede caer derrotado, no afectan la parte de verdad que se pro­
el error de esas individualidades deja de ser expresado por eHa.
nuncia en su discurso. De modo que la verdad siempre resulta pen sada -de pleno derecho,
Es cierto, el filósofo ya no es el 8eio<; ávtjQ del que hablaba Hesíodo11. para decirlo de algún modo- por coda obra filosófica (y por el hecho de
y que con pleno derecho decía lo que correspondía decir (lo que corres­ ser una obra filosófica). Pero d hecho de que ese pensamiemo de la
ponde = lo que es verdadero y justo de una sol�ieza); pero tampoco es· verdad sea al mismo tiempo finra, olvido, negligencia, inacabamienro de
el hombre del ecywv retórico y político. la verdad, 13 es lo impensado de toda filosofía.
Siempre está dominado por lo que no ha dicho de la verdad, pero Y con respecto a cada obra singular, toda nueva filosofía tendrá que
nunca está vencido ni excluido. Así, en la historia a la vez mírica y ra· pensar lo impensado de otra. En consecuencia, la historia de la filosofía
cíonalizada de la filosofía que cuema en la Metafísica, Aristóteles aísla y, concibe las filosofías en una relación recíproca de repetición y comenta­
pone fuera de juego, con respecto a ottas prácticas discursivas, un discurso ·
. rio: cada una de ellas debe pensar lo impensado de las otras a través del
en el cual la verdad es causa y está en causa. Aristóteles separa radicalmente cual se define su relación singular con la verdad.
ese discurso de la palabra poética y mítica, así como de la discusión re­
La tarea que la historia de la filosofía no ha dejado de proponerse está
tórica y política en que, en Placón, [el discurso filosófico] todavía estaba (151 aún muy cerca de la que Aristóteles le proponía cuando decía:
comprometido en parte. Le señala un modo de encadenamiento y per- ·
tenencia histórica que no tiene equiv<i.lenre ni homólogo en los demás .
Sude sucederlcs ¡,, a los filósofos] [ . . . ], en cierto modo, de ci r y no
discursos.
decir (A, 7, 988b 1 3 y 14).1 4

(13] 2. La segunda razón por la cual este análisis de Aristóteles es importante


Puede decirse, en un sentido, que todos [= los principios] fueron enun­
[es] que durance siglos, y sin duda hasta nuestros días, fijó el modo de
ciados antes de nosotros, y en otro sentido, que ninguno de dios lo ha
existencia histórica de la filosofía.
sido (A, 10, 993a 1 4 y 1 5).15
54 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 6 DE ENERO DE 1971 55

Así queda garantizada para la historia de la filosofia una serie de principios: y lo que excluye aparece en otro texto, el último libro de los Tópicos, las
- El de la interioridad o la inaccesibilidad de la filosofía a partir del · Refotadonn sofisticas (que fueron sin duda uno de los primeros; véase
exterior. Como ella está en el elemento de la verdad y su discurso siem­ Kneale).17 Puesco que es esencialmente en ellas donde los Sofistas están
pre acarrea consigo una relación fundamental e imborrable con ésta, presentes en Aristóteles. Con todo, la manera en que éste habla de ellos
ningún discurso, ninguna práctica que no sean filosóficos podrán alean- - y d lugar que les otorga tienen un sentido muy diferente [del] que daba
zarla efectivamente. a las filosofías presocráticas.
- El del rerorno a. . . y el redoblamiento sobre sí: como la filosoRa, en Lo primero que debe señalarse es que ese texto se ocupa poco de los
cierta forma, ya ha dicho siempre lo que tiene que decir, ¿dónde ha de Sofisras por su nombre. Poco del personaje del Sofista en general. Poco,
encontrar lo que tiene que decir ahora si no en sí misma; si no al pensar · salvo por alusión, del oficio de sofista, esa enseñanza asalariada, ese des­
[16] en el pensamiento ya pensado lo que aún era impensado; si no al tomar Io · caro político y moral, ese saber apresurado y enciclopédico que los con­
ya dicho, a la vez como objeto de pensamiento y como sujeto de repetición? tempor:ineos y los sucesores de los Sofistas les reprocharon tantas veces. 18
Se advertirá: la anterioridad perpetua del discurso filosófico con res-_ El tema e.s la sofística, los sofismas, los argumentos, las refutaciones
pecto a sí mismo, el derecho o la necesidad de la filosofía de pensar lo {19] y los discursos sofísticos. Todo sucede, pues, como si el gran debate so­
que ya se ha pensado, la eliminación de toda exterioridad, es la forma que crático y platónico con los Sofistas esruviera cerrado; como si del Sofista
Aristóteles da, en el libro A de la Metafoica, a la historicidad de esa dis- , ya no quedara otra cosa que el peligro abstracto de los argumentos sofís­
ciplina;16 es igualmente la forma que daba al juego del conocimiento y ticos, unos argumentos que amenazan aparecer en medio de cualquier
el deseo, en el comienzo mismo de ese libro A. discusión.
Podemos decir, en definitiva, que la teoría del conocimiento y la mo­ Todo sucede como si el sofisma y el Sofista se hubieran separado el
dalidad dada a la historia de la filosofía no han dejado de responderse a lo. uno del otro; como si esta vez, por fin, ese par todavía poco disociado en
largo de la historia. La cuestión pasaba por eliminar lo exterior. Lo exterior Platón se hubiese dividido efectivamente; como si el Sofora hubiera sido
en la teoría del conocimiento era el deseo o, al menos, lo que éste simboli­ expulsado y el sofisma, al contrario, incluido y controlado. Sin embargo,
zaba. En la historia de la filosofía, lo exterior es lo representado o simbo- , hay que señalar de inmediato que el sofisma no se integra sin problemas
lizado porel Sofista y por todo lo que el personaje del Sofista traía c o
onsig. . y lisa y llanamente a la categoría general del razonamiento falso o los
[17) Si he insistido en ese pasaje de Aristóteles, fue porque, a mi entender, errores de razonamiento. Ni siquiera forma parte de las discusiones dia­
define y prescribe cierta interioridad de la filosofía y, creo, rechaza cierto . lécticas. Ocupa un lugar marginal y singular. Y pese a ello, esa misma
afuera del discurso filosófico: afuera cuya eliminación hace posible l a · inclusión es dudosa: la victoria sobre el sofisma no es, tal vez, absoluta­
existencia misma de la filosofía, y afuera con era el cual se apoya oscura­ mente clara ni decisiva.
mente el discurso filosófico. (20] Y esa ligera turbación que se advierte en Aristóteles no estará cerca de
Y si se admire que la ciencia ruvo sin duda origen denrro del discurso _ borrarse cada vez que la filosoffa occidental tenga que ocuparse de los
filosófico, se ve cuál es la apuesta del problema planteado. El gesto que. sofismas, incluso mucho tiempo [después] de que el recuerdo de los inso­
definió por exclusión un afuera del discurso filosófico y anudó (en un] - portables Sofistas se haya disipado.
modo determinado la filosofía y la verdad debe caracterizar en efecto Ast, en la tradición escolástica:19
nuestra voluntad de saber. Y es él el que hay que recuperar. 1) La discusión sofística formaba parte de los ejercicios escolares junto
a otros juegos lógicos.
(18) 3. Ahora bien, si este texto es interesante por lo que encierra -la posibi­ - Estaban los insolubili a,20 cuando se podía deducir la contradicción
lidad de una historia de la filosofía-, no lo es menos por lo que excluye. de una proposición no necesaria; ejemplo: dfrofalsum.
56 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 6 DE ENERO DE 1971 57

-Estaban los1ofomas sobre los que podía demostrarse indistincamente ético de lo honesto y lo deshonesto, cuando se debería distinguir única­
que eran verdaderos o falsos: mente la verdad o la fulsedad?
ejemplos: lcgica est 1cientia, porque se adquiere por la ciencia; Para responder, hay que examinar sin duda el análisis de Aristóteles,

lcgica non est scientia, porque es únicamente modus sciendi y tomar en consideración el momento en que los sofismas se rehuaron
(citado por Wallerand en las obras de Siger de Courtrai).21 por primera vez en ausencia de los Sofistas.
Ahora bien, el ejercicio de los sofismas debía termina'!" con una inter­ [23) Con todo, hay que señalar que a lo largo del texto Aristóteles marca
vención del profesor para mostrar dónde estaba la ilusión de la necesidad; una diferencia de naturaleza entre los sofismas y los razonamientos falsos.
debía disipar la quimera e indicar cuál era la buena solución. Así, en l76b 30 [de las RefUtaciones sojlstica1] ,24 en Ja categoría general
En canto que los insolubles eran monstruosidades o dificuhades inhe­ de los falsos razonamientos. Aristóteles distingue los razonamientos fu.lsos
rentes a la lógica, los sofismas sólo eran efectos provisorios que debían y los razonamientos no verdaderos, "porque hay falso razonamiento, sea
poder disiparse. si se ha llegado a una falsa conclusión, sea si el razonamiento, sin ser un
[2 t ] 2) En sus Commentarii sobre las Refouuwne1 sofotictlS, Buridan distingue: verdadero razonamiento, parece empero serlo" .
- la disputatio doctrinalil-2 que debe conducir a la ciencia exacta; El rawnamienco falso, ó \jfeuo�<; ou.V.. oyiaµóc;, Aristóteles lo ca­
- la disputatio dialectica que debe reducir la incertidumbre de ciertas racteriza un poco más adelante en el texw. También lo había analizado
afirmaciones; en los Analíticos primeros (11, 2). Hay razonamiento falso, sea cuando la
- la dúputatio tentativa que debe destacar los conocimientos del conclusión es verdadera peco se ha obtenido sobre la base de premisas
alumno, y falsas, sea cuando la conclusión es falsa.
- la disputntío sophistica en la cual se hace caso omiso de la verdad. Y a su vez, esta forma de razonamiento falso se subdivide: la conclu­
Y aun mucho después de la escolástica, cuando Pe��ce define en el sión puede ser falsa sea porque una premisa también lo es, sea porque las
Dictíonary ofPhilosophy and Psycholcgy de Baldwin la forma más seria, dos premisas son verdaderas pero la conclusión no se ha extraído como
más filosóficamente problemática del sofisma, lo presenta como un ra­ corresponde.
zonamiento cuya conclusión no es ad misible, aunque, m apariencia, se [24] Frente a ese razonamiento falso, Aristóteles pone el razonamiento

haya respetado el rigor lógico.23* sofístico, del que dice varias veces que sólo [es un) razonami�nto en
Ahora bien, ¿por qué se preocupa entonces la ftlosofía por esos razo-
apariencia.*
[22] namientos que son apariencias, no se ocupan de la verdad y están ligados Comienzo del texto [Refutaciones sofisticas}:

por un instante a efeccos ilusorios? ¿Por qué hacer lugar a ese juego de
Que ciertos razonamientos son razonamiencos verdaderos [CJUAAO­
sombras? ¿Es tan difícil deshacerse de lo que con frecuencia no es más
yioµoí]. m ientras que orros parecen serlo aunque no lo son, es una
que artimaña y astucia grosera? cosa manifiesta (164a 23-25).2�
¿Por qué ocuparse canto tiempo de !o que no existe? ¿Por qué esa
inquietud por lo que no se presenta sino como fingimiento, teatro, lucha El . Sofista no es de ninguna manera alguien que se equivoca voluntaria
deshonesta? ¿Por qué un discurso que sólo debería ocuparse de lo verda­ 0 involuntariamente. La diferencia entre el Sofista y el ignorance (o el

dero y lo falso necesita además ejercer esa policía moral? ¿Qué es ese juego tonto) no es la que existe entre un error voluntario (en el cual uno caiga
�ara hacer caer al adversario) y un error involuntario (del que sean víc­
timas los dos interlocutores) . No debe concebirse en absoluto que el
• El arelculo original se puhlicó con el título de 'Truth :md Falsity and Error", en James Mark
Baldwin (c;omp.), Dictionttry ofPhilosophy and Psychoíogy. vol. 2, Nueva York, The Macmillan
• En plural en el m�nuscrito: son razonamientos.
Company, 1901, pp. 716-720. [N. del'[]
. . ... 1• • ••, .iv · �"·n �?'*

58 LECCIONES SOBREU. VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 6 DE ENERO DE 1971 59

Sofista es alguien que haga de un error una trampa y se valga de un ra­ Y en esa proliferación, la clasificación propuesta por Aristóteles no pa­
{271
zonamiento falso como si fuera un arma maligna. Se sirúa en una dimen­ rece, al menos en una primera aproximación, de gran ayuda, porque no
sión que no es la del razonamiento verdadero o faJso; está dd lado de Ja se basa en la forma o el principio de los sofismas, sino en el efecto logrado:
apariencia de razonamiento. Está en la sombra y d reflejo; en un espejismo - sofismas que parecen refutar;
[25J razonador, pero no razona verdaderameme. Y esa invalidación, que se - sofismas que parecen revelar el error del interlocutor;
produce no por el error sino por Ja apariencia, afecta además no sólo el - sofismas que parecen hacerle sostener una paradoja;
razonamiento del Sofista, sino toda su sabiduría, toda su ao<f>fa: - sofismas que parecen hacer cometer un solecismo, y
- sofismas que parecen hacerlo caer en la verborrea.
(puesto que la Sofistica es una sabiduría aparente pero sin realidad [tO"tt las Refutaciones sofoticasda una
Ahora bien, un cexto del comienzo de
y&e 1Í ooljlionxi¡ 4>a:ivoµivtj oo4iícx ouaa o'oií] (l65a 21 y 22),26 explicación basta.nce general de los sofismas. A decir verdad, es una ex­
plicación asaz excrafia. Aunque se presenta como casi general, sólo in­
y Aristóteles [prosigue) -tendremos que volver en detaHe a esto-:
cumbe a u.na muy pequeña categoría de sofismas. Es la siguience:
i i
y el sofista, un hombre que obtiene una ganancia pecun ara con una .
La refutación es un razonamiento con contradicción de la conclusión.
sabiduría aparente pero no real), está claro que les [= a "ciertas personas"} '
Ahora bien los sofistas no hacen esto; sólo parecen hacerlo, por varias
,
es necesario {. . . ] parecer hacer obra de sabiduría, más que hacerla real- .
razones: una de ellas, que es la más natural y corriente, es la que obe­
menee sin parecerlo [165a 22-24].27 0/éase también 17tb.)
dece a los nom bres dados a las cosas. En efecto, como no es posible
llevar a la discusión las cosas mismas y en lugar de ellas debemos
El dinero está en el cemro de esa apariencia: es su razón y sin duda su .
valernos de sus nombres como símbolos, suponemos que lo que pasa
símbolo. El problema pasa por saber qué es esa apariencia de razonamiento, '

c:n los omb res pasa también en las cosas, como en el caso de los
n
ese otro lado del raumamiento verdadero o falso, ese elemento enigmático .
guijarros que se usan para concar. Sin embargo, entre nombres y cosas
que se opone a la no menos enigmárica realidad dd razonamiento.
la semejanza no es compleca: los nombres son de número limitado, al
[26) ¿Cómo puede nacer la apariencia del raionamiento?
igual que la plurajdad de las definiciones, mientras que las cosas se
l

A primera vista, si seguimos el análisis de Arisr6teles, la enumeración presentan en número infinito Es inevitable, en consecuencia, que
.

de todos esos razonamientos aparentes da la impresión de una inmensa varias cosas se signifiquen por una misma definición y un [. ] mismo
..

heterogeneidad que va de la astucia más grosera a algunos juegos lógicos · nombre (165a 4-13). 9
2
aún bastante coseos:
- Hay sofismas que proceden de la simple homonimia, µcxv0civt:\v.ª Dejemos de lado la amplitud que hay que dar a este texto. En él hay
- Hay, peor aún, sofismas que proceden del hecho de usar dos palabras algo claro: la localización del efecto sofístico. Éste es posible en virtud
diferentes por la pronun ciación �ro de onograffa similar; y además hay del hecho de que, en la práctica del discurso, lo que se manipula no son
otros sofismas que plantean, al menos para nosotros, verdaderos proble­ las cosas mismas, sino sus símbolos verbales. Para decirlo con exactitud,
mas gramaticales o lógicos (véase el uso de OU't�). su nombre.
Por otra parre, rambién se incluyen entre las técnicas sofisticas el uso (28) Pero si esa simbolízaci6n hace posible el sofisma, no lo explica. El
de proposiciones a las cuales no se puede responder ni por sí ni por no sofisma no se produce en la dimensión conforme a la cual las palabras
(a las cuales no se puede atribuir un valor de verdad), y técnicas como son signos. Se produce en cierta diferencia entre los nombres y las cosas,
las consistentes en hablar muy rápido o invertir el orden de las pregunw entre los elemcncos simbólicos y los elementos simbolizados. ¿En qué
u ocultar, entre todas las que se hacen, la que es realmente importante. consiste esa diferencia?
60 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CIASE DEL 6 DE ENERO DE 1971 61
No se erara de la diferencia por la cual las palabras producen un efecto
no todos. Explica sofismas que se deben a la existencia de sinónimos (por
de sentido, en tanto que las cosas no lo producen. Tampoco es la dife­ ejemplo, una misma palabra, µccv8ávclv, para decir aprender y com­
rencia [entre] <f>úoic; y vóµQ(;, entre el carácter natural de las cosas y el
prender), de anfibologías ("deseo del enemigo l a captura")32 o de equ,í­
carácter convencional de las palabras. vocos a causa de la acentuación (en los textos escritos).33
La diferencia radica en que el número de los nombres es finito, e infi­ En síntesis, aquella escasez explica lo que Aristóteles llama refutacio­
nito el de las cosas; en que hay una escasez relativa de las palabras, y en que nes ligadas al propio discurso, pero no las demás. Por orí-a parte, Aristóteles
no se puede establecer una relación biunívoca entre palabras y cosas. Para dice que esa insuficiencia en la cantidad de los nombres es "una de las
resumir, en el hecho de que la relación entre las palabras y lo que designan razones, la más natural y frecuente" ([Refutaciones sofotícasJ 16Sa 5),34
no es isomorfa con la relación que permite enumerar. pero sólo una de las razones.
En otros términos, lo que da lugar al sofisma es un carácter propio­ Con todo, si consideramos ahora en su totalidad la clasificación de los
(29) de la materialidad de las palabras: su escasez. El Sofista es quien se vale de sofismas propuesta por Aristóteles, advertiremos que de manera directa o
la misma palabra, el mismo nombre, la misma expresión, para decir dos [32] indirecta siempre se pone en juego la materialidad del discurso en sus
cosas diferentes, de modo que dice dos cosas en la identidad misma de diferentes aspectos. Al margen de los sofismas de escasez (una sola palabra
la cosa dicha. pronunciada o escrita, una sola expresión para decir cosas diferentes), están:
Y si ahora recordarnos la definición del silogismo: "un razonamiento en d • Los sofismas de la disociación. El discurso escá hecho de palabras
cual, planreadas ciertas premisas, una conclusión distinta de lo que se ha plan­ que se siguen, y una vez establecida esra sucesión se las puede disociar y
teado se deduce necesariamente de éstas" (Analíticosprimeror, 1, 24b 18)30 (y agrupar a voluncad:
recordamos además qué es la refutación del silogismo: un razonamiento A, B, e A y 8, e
que contradice la conclusión del precedence),31 s:.ve que el sofisma consiste · AB y C
no en decir algo nuevo en virtud de una coacción lógica y a partir de pre- ·
misas menos acepcadas, sino en retener del mismo enunciado la misma cosa Ejemplo: como S es (2 + 3), puede decirse que S es par, porque es 2, e

dicha, en su identidad material, aunque los interlocucores no tengan en ' impar, porque es 3 (Refutaciones, 1 66a 33).
menee las mismas premisas, y ello a causa del encuentro, la confusión, la • Los sofismas de la permutación. El discurso está hecho de elementos
semejanza, la identidad de los nombres que designan las cosas. A causa de . que en determinadas condiciones pueden ponerse unos en lugar de otros:
la superposición aleatoria debida a la escasez fundamental de las palabras. . Sócrates es blanco.
De esto puedesacarse una conclusión, a saber, que el sofisma no es una El blanco es un color.
(30]
categoría defectuosa de razonamiento, no es un razonamiento en absoluro: ·. Por lo canro Sócrates es un color.
o, mejor, es la imagen invertida de un razonamiento; donde en el razo� , [33) • Los sofismas de la asociación. El discurso está compuesco de ele­
miento había identidad de las premisas acordadas, en el sofisma hay dife.. mentos que al agruparse cobran senrido; pero un subgrupo disociado del
rencia; donde había necesidad lógica, hay escasez de hecho y azar; donde · primero también tiene sentido:
había nueva proposición, hay repetición de la cosa dicha, y, por último. El indio es negro.
donde había coacción de la verdad y convicción del otro, hay trampa , Ahora bien, el indio es blanco en la dentadura.
mediante la cual el adversario queda atrapado en la cosa dicha: en b • Por lo tanto el indio es blanco y negro.35
•Los sofismas de la confusión. Cienos elementos sucesivos y distin­
materialidad de la cosa dicha.
, tos del discurso pueden reunirse:
(3.1] Pero de inmediato surge una objeción: en el texto de Aristóteles, la
¿Son A y B un hombre?
escasez material de las palabras sólo parece ex.plicar algunos sofismas Y .
62 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 6 DE ENERO DE 1971 63

Sí. - anee codo, no es sólo la escasez de las palabras sino la sucesión ne­
Entonces, al golpear a A y a 8 se golpea a un hombre y no a dos. cesaria y los desplazamientos posibles, unos con respecto a otros, de los
• Los sofismas de la anterioridad. El discurso es una sucesión indefi­ elementos del discurso: carácrer lineal;
nida de proposiciones; en todo caso, una sucesión que siempre es posible - en términos más generales, es el hecho de que todo enunciado se
alargar tanto como uno quiera, de manera que el interlocutor no pueda inscribe en una serie inmensa y, a decír verdad, nunca del todo contro­
actualizarla de uno a otro extremo y hacerla simultánea. lable de discursos anteriores: carácter serial;
Así, al hablar bastante extensamente se puede hacer creer que una - en términos aún más generales, es el hecho de que el discurso está
proposición ha sido demostrada, cuando no lo ha [sido]: constituido por cierta cantidad de acontecimientos reales (de cosas di­
- ora porque es precisamente lo que hay que demostrar (petición de chas)36 que, una vez producidos, no pueden modificarse. Lo dicho, dicho
principio), está. Tú lo has dicho, peor para ti: carácter de acontecimiento, y
- ora porque es falsa (pero no se advierte que lo es). ,
- por fin, el hecho de que esa materialidad del discurso está ligada a
Y de este modo Aristóteles incorpora a la serie de sofismas d hecho · la lucha, la rivalidad, la situación de combate de los hombres que discu­
de hablar muy rápido, abrumar al adversario con una car.arara de palabras, ·. ten: carácter de estrategia.
perturbar el orden natural de las preguntas.
[34) • Los sofismas de la multiplicación indefinida. Se trata del juego de:¡ [36] De aquí en más d silogismo y el sofisma se pueden oponer de la siguiente
la sucesión y la permutación. manera:
• Los sofismas de la repetición. Existen cosas que ya se han dicho y . 1) El silogismo se caracteriza por premisas que han sido "expuestas", en
·
que se pueden repetir como se dijeron. d sentido de que se las ha admitido, reconocido con raz6n o sin ella como
Así, sobre un mismo tema, hay conjuncos de frases ya pronunciadas... , verdaderas: se las ha aceptado. El sofisma se caracteriza por frases que se
Y al encauzar la discusión hacia uno de esos temas, siempre es posible: han expuesto en d sentido dehaber sido efu:tivamentedichas. Reconocidas
repetir uno de estos conjuntos de proposiciones, aunque sean contraria. .. o no, concretamente aceptad.as o no, no importa: son cosas dichas.
Ejemplo: acerca de lo que es preferible, la naturaleza o la ley. 2) El silogismo se desarrolla en su totalidad entre dos limites: el acuerdo
• Los sofismas de la gramática. El discurso es un conjunto de elemen-•: con respecto a las premisas, la verdad necesaria de la conclusión. El sofisma
tos, algunos de los cuales se relacionan a la vez con las cosas y con el; juega en series ilimitadas de enunciados previos.
discurso mismo. Entre los elementos de este último hay vínculos (gra-; 3) El silogismo obedece a una coacción que es la del concepto, es
maticales) que no representan las relaciones entre las cosas o no son.• decir, lo que los nombres significan. El sofisma se despliega como una
isomorfos con ellas. Hay restricciones o libertades gramaticales que no : táctica libre en el nivel de las palabras mismas, con prescindencia de su
tienen su equivalente en las cosas. significado.
Así, la gramática del neutro y el demostrativo. 4) El silogismo produce un efecto de verdad (sancionado por el
acuerdo de los interlocutores). El sofisma produce un efecto de victoria
[3 5] Como se ve, d análisis aristotélico de los sofismas se sitúa en su totalidad � (sancionado por el hecho de que d interlocutor ya no puede hablar sin
en el plano de la materialidad del discurso. El sofisma es una táctica intema1' comradecirse).
.
a esa materialidad. Pero también se adviene que la materialidad específica
del discurso que aparecía a primera vista como desigualdad numérica de . A partir de allí puede comprenderse:
las palabras y las cosas, escasez de los nombres, aparece ahora conforme ;. a. Que el sofisma sea un falso razonamiento (y no simplemente un
a dimensiones más numerosas: razonamiento falso).
64 LECCIONES SOBRE IA VOLUNTAD DE. SABER CIASE DEL6 DE ENERO DE 1971 65

En sentido estricto está fuera del razonanúemo, no es un razonamiento (391 La tercera consecuencia es que sobre esa base podemos ver cómo y
en modo alguno. La operaci6n del razonamiento se da en el nivel de lo por qué la sofística no puede jamás coincidir con el plano de la apofán­
que se significa (los conceptos); la operación del sofisma se produce en tica. El sofismo nunca es realmente declarativo. Sólo puede haber apo­
[.37] el nivel de la materialidad de los símbolos; y por eso mismo, lo que se fántica a condición de que se neutralice ante todo la materialidad del
produce en el nivel del significado no es más que la sombra de una ope­ discurso y, a continuación, éste se aborde según el eje de la referencia a
ración real {que sucede en el nivel de la materialidad de los símbolos). aquello de lo cual habla. Es falso decir que lo que es no es y lo que no es
Es indudable que hay que tomar en sentido emicto la metáfora que es; es verdadero decir que lo que es es y lo que no es no es (véase Metafoica,
encontramos al comienro de las RejUtaciones: "así como [. ) quienes no
.. B. 996b 26-30).
son hábíles para manipular sus guijarros son engañados por quienes saben La sofística, por su parre, se mantiene siempre en el nivel de cierta

valerse de dios, otro tanto ocurre con los argumentos" (165a 14 y 1 5).37 "hilérica" del discurso. Se desarrolla a partir de acontecimientos reales (lo
Segunda consecuencia: que se ha dicho efectivamente); juega con cualidades o determinaciones
p. Que la introducción de la diferencia resuelva el sofisma. materiales (identidad de los sonidos, separabilidad de las palabras, permu­
En efecto, es la diferencia la que, por una parte, permite construir el taciones posibles de los grupos de palabras), y no conduce a una propo­
concepto, dominar y organizar la idealidad del sentido, dividir las espe­ sición verdadera que todos deban reconocer, sino al silencio de uno de !os
cies y los géneros, distinguir las sustancias y los accidentes, los sujetos y dos interlocucores, que ya no puede seguir hablando y queda excluido del
los atributos; en suma, levanrar rodo un universo de sentido a partir del [40) juego de esa materialidad. Al decir la verdad, no se trata de llevar a dos
cual será posible formular enunciados verdaderos o falsos. Pero es tam-. sujetos a pensar lo mismo; se nata, transformando las cosas en el nivel en
bién la diferencia la que, al romperlos o controlarlos, va a constituir un que han sido dichas, de excluir del discurso a uno de los sujetos hablantes.
obstáculo a la identidad de la cosa dicha, los desplazamientos o las La apofántica se define por la continuidad de la relación con el objeto;

confusiones de los elementos de discurso, la raprodia indefinida de su la sofística, por la exclusión del sujeto.
sucesión. En la apofántica, por consiguiente, la materialidad del discurso ya
A lo largo de los capítulos donde enumera las maneras de escapar a no será sino una sombra reducida e indiferente. En la sofística, la sombra
los sofismas, Aristóteles muestra el papel de la diferencia. Hay que dis- - será el razonamiento; pero no la sombra-residuo, la que dejamos tras
tinguir, dice sin cesar. nuestros pasos; será la sombra escénica, el sosías y el mimo detrás del cual
[38] Por obra del pensamiento de la diferencia38 puede neutralizarse la · nos oculcamos. Y cuando Aristóteles dice que el sofisma no es más que
.
materialidad del discurso (y todas las identidades, confusiones y repeti- · una apariencia de raionamienro, podemos ahora comprender qué quiere
ciones que, en última instancia, tienen su origen en la escasez); por obn ·
decir: el Sofista hace como si razonara, cuando no hace sino manipular
del pensamiento de la diferencia se puede auavesar la materialidad dd . palabras; se sitúa en el espacio escénico de un razonamiento que no es
discurso, disipar la sombra de razonamiento que juega en su superficie, más que una comedia y un juego de máscaras con respecto a la materia­
organizar un razonamiento a partir del concepto y su necesidad ideal y, a .· lidad del discurso. Y esta materialidad del discurso, Arisróceles sabe bien
cambio, hacer que el discurso sea transparente a esa necesidad (e indife.. ·· que no es más que una sombra, un residuo con respecto a la necesidad
[4!) ideal de la apof.í.ntica. De modo que detrás de su teatro de sombras en
rente, por eso mismo, a su propia materialidad). El ÁÓyoc;, en su desa­
rrollo, podrá estar en un pie de igualdad con la necesidad conceptual. el cual finge razonar, el Sofista mismo, entre bastidores, nunca pronun­
La diferencia, mediante la cual se elimina la realidad material del dis­ cia otra cosa que la sombra de un discurso.
curso, es la condición de la apofántica como campo de la verdad o el error Podemos comprender así, a partir de ello, la gran escisión que se
produjo en la historia de la lógica:
· de las proposiciones.
66 I.F.CCIONF.S SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
CLASE DEL 6 DE ENERO DE 1971 67

- una lógica del co n cepto y la diferencia que neutraliza desde el inicio


- cuando vin cul a esa apariencia de razonamiento no a un arre cual­
la materialidad del discurso. El umbral de esa lógica será lo individual y
quiera del simulacro, sino a un juego con la materialidad del discurso, y,
lo conceptual, y
- en suma, cuando tiene la audacia de hacer de la cosa dicha, en su
- una lógica del discurso que uaca de definir el punco donde se pro­
materialidad, una sombra irreal que asedia la realidad ideal del A.óyoc;.
duce el surgimiento del sentido y lo ínma[erial a partir de la materialidad
de la cosa dicha.
El umbral de esa ló gica se ubicará emre la marc:rialidad del discurso
y la inmaterialidad del sentido. Este episodio ele la lógica se desarrolla
desde Megara (y Eubúlides con su descubrimiento del mentir oso)39 hasta
los estoicos (y la diferen cia entre <t>wvtj y .l..eKtóv).4º
(42) Para terminar, se advierte con claridad que Aristó tel e s se inscribe en
el linaje mismo que fue trazado por Platón; pero también se advierte el
desplazamiento que efectúa. Después de rodo, el Sofista se dedicaba a
analizar las relaciones entre la simulación, el no ser y el Sofista. El punto
central del diálogo era la demostración de que el no ser podía tocar al
A.óyoc;. El objetivo del Sofista era refutar un argumento sofístico, a saber,
- que sí se ha dicho una cosa, esta cosa dicha existe; y que
- si esa cosa existe, es verdadera, y,
- por lo canto, que el no ser y el error jamás pueden afectar el discurso.
A lo cual Platón responde por la boca del Extranjero que puede haber
un discurso falso, vale decir un discurso que diga que lo que no exist e
existe (que Teeteto, aquí preseme , está volando [por el aire] )41 o que lo
que existe no existe, que es la definición misma del A.óyo� <Xnoct>avt\KÓ<;. 42
Y si puede haber un d iscurso falso, puede haber al guien que lo haga

pasar por un discurso verdadero.


(431 F ue necesaria roda la gran teoría platónica del ser, el no ser y la
participación para conseguir hacer pos ib l e al Sofista. Pero ya lo vemos:
d Sofista es posible gracias a la existencia de un discurso falso. El dis­
curso falso es posible por que del no ser -y pese a Parménides- se puede
decir que es. Ahora bi en, en esras condiciones, el sofisma no está más
excluido que cualquier discurso falso: e incluso lo está un poco menos,
porque es un discurso falso que puede hacerse pasar por verdadero.
La verdadera exclusión del sofisma se produce en Aristóteles:
- cuando éste lo define no como un razonamiento falso que ren ga la
aparien cia de lo verdadero , sino como una apariencia de razonamiento
que, en consecuencia, no es ni verdadero ni fals o;
68 LECCIONES S OBRE LA VOLUNTAD DE SABER CIASE DEL 6 DE ENERO DE 1971 69

fondo de Cultura Económica, 2000]: "Aristóteles fue el pri mero en es1ablec:er, junto a su propia
NOTAS filosofia, una concepción de su pos icón pcrson.J en la historia" (citado en Pierre Aubenque, Lt
i

Probllme dt l'Etrt.. .. op. cir., p. 71).


1 Sobre la distinción saber-conocimiento, véase Míchel foucaulr, L'Arr:héol<igie du savoir, 1 7 William Cal"err K.ncale y Manha Kneale, The D(l)tl<ipment o/Logic, Oxford , Clarendon
París, Gallimard, 1969. cap. 6 [rrad. esp.: La arquail.ogla dt! Jaber, Méxic o, Siglo XXI, l ?72]. Press , 1962. p. 13 [trad. esp.: El desarrollo de La lógica, Madrid, Tecnos, 1980]: Dt sophiJticü
2'fras los pasos de Dup rtcl, Aubenque dio al estudio dd rawnamienro sofi,-rico-la refutación tL<nd•is. generalmcn1c considerada como una de las primeras obras de ló gica de Aristóceles.
sofíscica- un lugar de c:isivo para la comprensión de la lógica y la omología de Aristóteles. Foucault 18 Henri-l rénée Marrou, Hútoiu dt l'iducation dam l'A11riquitt [ 1948), 6• ed., i'ar(s, Seuil,
parece seguirlo en la primera parte de su argumentación; véase Pierre Aubcnqu e , Le i"robf)me � 1964 ftrad. esp.: Historia dt la educación en la Antigüedad, Madrid, Akal. 1985).
lttre chezAriuou. Essai mr la problimatiq11e arirtotélicimnt, 2• ed., París, PUF, 1966, cap. 2: "�tre 1'' Lis Rtfatacionej sofisticas (De sophisticis elenchis) fueron la obra de lógica formal aristotélica
et langage� [erad. esp.: El problema dti su m Ari;róuk1, 2• ed., Madrid, 'faurus, 1987). más influyente enuc los lógicos medievales. Véase William Calvcrr Knealc y Marcha Kncalc,
3 Aristótd es , L,, Mltaphpique, f, 2, 1004b 27, ed. y erad. de J. Tricot (ed. de referencia) , The Devrlopmtnt ofLogic, op. cit., p. 227. Eugenio Garin, l:Educatinn dt l'homme modmu. La
2 vols .. París, J. Vrin, col. Bibliorhcquc des Textes Philosophiques, l948, vol. l. p. 117 [trad. pédagogiule !.ti Renaissance, 1400- l600, uad. de J. Humben, París, Fayard, 1968, pp. 62-64
esp.: Metafoica, �1adrid, Gredos, 2000). [rrad. esp.: La educación m fitropa. 1400-1600. Problemasy programas, Barcelona, Critica, 1987),
4 !bid., A, 3, 984a 18-20, vol. 1, p. 16. precisa: "Luego de 1150, A ri sróreles , con el Organon, la física y la mcrafísica, tiene un peso
�!bid., A, 3. ?84b7-11, vol. 1, p. 17. decisivo en Ja universidad parisina, y la escuela episcopal escalla en pedazos. [...] A pani r del
6 lhid., «, 1, 993b 26-32, vol. I, p. 61. siglo x111 se expanden las universidades en Europa".
7 !bid., A, 2, 983a 13: "d asombro de que las cosas sean lo que son" (vol.!, pp. 10 y 11). 20 Variaxm:s, entre los sofisma5, de la "paradoja del menriroso". Véase Wílliam Calven Kneale
R Jbíd, A, 2, 982b 19-22, vol. 1, p. 9. y Mmha Kncale, Tht Devt!opment ofLogfr. op. cit., pp. 228 y 22?.
9 !bid., A, 4, ?85a 14-16, vol. 1 , p. 20. n Sigcr de Courrrai ar:icteriz.aba la gramática por el valor significativo de los términos. ·a­

IU lhid., «, l. 993b 3-5, V(ll. 1, p. 60. parre 11ocis'', r la l<Sgica "¡ur relationem ad m", por su vínculo esencial con el objeto. En conse­
11 cuencia, el filómÍ<J está antes que d gramático, ya que considera h esencia de las cosas. Infurmación
Para Hipi as (A, JO) o Antifonrc (A, 6), Néstor era una representación de la sabiduría,
como lilises de la asrucia. Se suponía que uno y otro habían escrito en Troya :mes oratorias; extraída de Charles Thuror, Notices tt nctraits dt divtTJ mttnuscríts /.atins ponr urvir /'histoirt: MJ
véase Richard Schcider, Gusrav Uhlig y Alfred Hilgard (comps.), Grammntici G"uri. Leipzig. doctrines grammaticaks au Mnyen Ágt [1868), Fráncfon, Minerva, 1967, p. 128.
B. G. Tcubner, 1878-1910; rcímp.: Hildesheim, Georg Olms, 1%5. 1� L1s disputaciones eran ejercicios de desueza lógica vigentes d urante mi� de trescientos años
1' fü \o� avtjg, tal es el pocra que revela los designios de Zcus (Hesfodo, Tn1bajory días, vv. en las prácticas un íve rsitar ia s. Véansc Wi l!iam Calven Kncale y Marrha Kneale, The Developmenr
293 y 294) . Foucaulc cirn aqui a Marce! Decicnnc, Criu agrnire et attimde religiewt chtz Hésiode, of!.ogic, op. cit., p. 300, y Juan Buridan, Sophismata Buridnni, París, Jcan Lamberr, c. 1500.
flruselas-Berchcm, 1.atumus, 1 ?63, pp. 42-51; nota extraída de w1a ficha de Michcl Foucaulr: !.l Reedi1aJo en Ch:irles Sand.-rs Pciicc, "Definicions ofTruth", en ColkctrdPapm, vol. S.
· Ai.r)8c1et en la poesía de Hesíodo. Estos análisis serán retomados por Ma rccl De!ienne. ÚJ Cambridge, Belknap Press of Harvard University Press, 1972, pp. 394-398.
Maítm de viriti d111zs lo Crece archaiq11e, prcf. de !� Vidal-Naquet, París, Maspero, 1967. p. 25 !• Ariscóteles, Organon, vol. 6: Réf11tariom wphistiqurs [ 1939). I 76b 30, ed. y tr�d. de

[trad. esp.: l.()5 maestro; de vudad t'r1 lo Gruia arcaica, Madrid, Taurus, 1982]. Véase también J. Tricot (cd. de r eferencia), París,]. Vrin, col. Bibliorhcque desTexccs Philosophiqucs, 1969,
i
Ludwig Bider, ThtiosA11ér. Das Bild des "goulichen Memchtn "in Spiitantilu 1md Friihchrism1tum, P· 8 6 !trad. esp.: Sobre /.as rtji1taciont1 soflsrcllJ, en ];arados de lógica (Organon}, vol. 1, Madrid,
2 vols., Viena, O. Hafi:ls, 1935-1936; reimp.: Darmscadt, Wiss.:nschafrlichc Buchgcsdlschali, Gredos, 1982]. Véase también Aristóteles, Rifiuatiom Jophistiqu<s. l 6 5 b 11-23, op. cit., p. 6.
1956 (2� ed., J 976). �; !bid., 164a 23-25, p. l.
!6
13 La expresión privaciva á-).tjfü:ia como deconmucción de la noción tradicional de la !bid., I 6Sa 21 y 22. p. 3.
�'
verdad adau¡wuio es un objetivo co nsca nre de este curso, para ser fin:tlmcmc atribuida a una !bid., l 65a 22-24, pp. 3 y 4.
28
genealogía regional. La oposición "Alithtia-utlun procede direct�mente de Marccl Derienne, Véanse mpra, pp. 33. 37, nota 24 y p. 52. Referencia a Platón, Eutidemo, 275d-277c,

Ltr M11itm dt 11ériri. . . , op. cit., pp. 51 y ss., ohra muy anoiada por Foucault. Por >U intermedio, justa oratoria entre dm sofüras .v Clinias.

éste puede soslayar críricamence a Heidegger. " Arislóteks, RéfmarionuophistiqtttJ, 16Sa 4-13, op. cit., pp. 2 y 3.

11 Aris tóteles, L11 Méuphysique, A, 7, 988b 13 y 14. op. cit., vol. l. p. 35. .\u Aristóteles, Orgunon, vol. 3: Pumim onalytú¡1us, 1, 24h 18, ed. y trad. de J. 'li:icoc, Par ís ,
i; !bid., A, 10, 993a 14 y 15, vol. I, p. SR. J. Vrin, 1936, pp. 4 y 5 [rrad. esp.: Ano.líticos primeros, en Tratados tÚ lógica (Organon), vol. 2,
16 Ma dri d, Credos, 1988]. Trad ucción de Tricor: "un discurso ..."; según esre craduct0r, rnrinána-
Werne r Jaeger, Ariuottlts. Cmndlrgung eina (;eschichtr seinrr F.ntu,ickl11ng, Berlín,
Wcidmann, 1923 [trad. esp. : Aristóteln. Base p11ra !11 historia de ;u desarrollo inte/.ecN1a4 México, 110 e.> d iénnino utilizad" por Cicerón (De invenrione, 1, 57).
70 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 6 DE F.NERO DE 1971 71

31 Véase Ariscóceles, Pmnim analytiques, op.cit., 1, 2Sb 40-26a 1 y 2. pp. 13 y 14. cuando se diga de lo que es que no es y de lo que no es que es" [trad . esp.: Sofista, en Didlogos,
J! André Lalande (comp.), Vocabulaire techniqiu et cri t i qur tú la philoiophie, 9• ed., París, vol. 5, Madrid, Gredos, 1988].
PUF, 1962, vol. 1, p. 42 (trad. esp.: Vucab1dario técnico y crítci o de lafil.osofta. Buenos Aires, El . 42 i\óyo<; Ó:1to<j¡avnKÓ<; o proposi c ió n declarativa, en Aristóteles. De interprer.atione,
Ateneo, 1966), señala que el griego y d latín pr oporcion an numerosos ejemplos de anfibol!a 4-17a 2 y ss.: "No todo discurso es una proposición [.Xr:ó<j¡ava1<;}; sólo lo es el discurso en el
o anfibología. en los que d orden de las palabras no indica con certeza cuál es sujeto y cu41 cual ese� l o verdadero o lo falso". Véise Ari s 161dcs, f.a MltaphysU¡ue, I', 7. !Ollb 26-28, op. cit.,
comp lemento. vol. 1, p. 154: "Bien parece {.. .J que el pensamienlO de Heráclito, al decir que todo es y no e.s,
;J "Por mi parte, estimo que: las cosas no cambian únicamcnce por el agregado de otra cosa, hac.e que todo sea verdadero,.y que el de Anaxágoras, al decir que hay un inrermediari o entTe
sir10 también por la diferencia de acenmación� (Hipias, citado po r Eugene Duprécl, Phil.osophit Jos contradictorios, hace que todo sea fal.�o·, y 0, 1 O, 1051 b 3, ibid., vol. 2, pp. 54 y 55.
ethiuoire. les sophism. l'rota goras, GorgiaJ, Prodicus, Hippias, Neuchatel, Griffon, 1948, p. 141).
34 Aiis córclcs, Rlfutations s o phistíqu.ts , 165a 5, op. cit., p. 2: " l a más natural y corriente".
3l F.n este caso, d color no c:speáfica al h omb re: es accidente y n o esencia. Este aspecto remite
al debate entre los placónico s y los peripatéticos; véase Aristóteles, Mctafisica, 1, 9, 1058b 10-12.
.
.i� Véase Clémencc Ramnoux, Héraclite, ou l'Homme en tre les choses et les mnts, París, Aubier-
Montaigne, 1959, sobre co do las fórmulas ri tual es y los relatos sag ra dos en oposición a las cosas
mostrndas. fo ucault designaba <le ese m odo -" las cosas dichas"- el objeto de La arqueología del
saber en su pri mera versión conscrnda en la sca:ión de manuscrirns de la Biblioteca Nacional
[de Fran ci a].
37 Aristóteles, Rlfutntions sophistiques, 165a 14 y 15, op. cit., p. 3. Alusión al recurso a los
guijarros para calcular.
JR Gil l es Deleuze, Differenu et répétition, Pa rís, PUF, 1968, sobre codo pp. 45 -50 [trad. esp.:
Diferencia y repeúción, Buenos Aires, Amorronu. 2002], ya habf:t analizado la diferencia en la
Metafoica de Ariscótclcs y más g en e ralmenre en la filos ofía. Véase Michel Foucault, "Thcauum
phílosophicum" (1970), en Dits et krits, 19.54-1988, 4 vo ls., ed. de[), Defen y E Ewald con la
colaboración de J. l..;igrange, París, Gallimard, 1994, vol. 2, núm. 80, pp. 75-99: ree d. en 2 vols.,
París, Gallimard, col. Quarto, 2001, vol. l, pp. 943-967 [trad. esp.: Theam1m phik>sophicum,
Barcelona, Tusquecs, 1972].
39 rondada por F.udides, discípulo de Sócrates, la escuela de Megara se con si dera como uno
de los primeros ceneros de investigaciones lógicas sobre la base dd lenguaje cotidiano. Los me-­
garitas fueron los primeros en ser calificados de erísticos. Eubúlides, suceso r d e Eucli des, pasa i
por h abe r formulado la "paradoja del mentiroso" como una de las particiones entre lo verdadero :
·:
y lo folso.
40 Además de una reorfa de la voz discinra de la palabra arriculada. los estoicos distinguían :
entre el significado (kkrón)-incorpúreo-, el signi fi cante (phrmé), la expresión lingüfscka y el objero
exp resado , co rpó re os. V6se Sexto Empírico, Adverm.s marhematicos, v¡n, 11 y 1 2, citado en William
Calvcrt Kncalc y M:mha Kneale. The Droek>pmentofLogic, op. cit. ,passim. Véase rarnbién Diógcnes
L-i.e rc io. Vit, domines u smrmm des p hifmop he s illmtre.s, v11, 55-63, en Émile Bréhier y Pierre- ·.

Maxime Schuhl (comps.), Le s Stolciens, París, Gallimard, col. Bihliocheque de la Pléia de, 1962, ·

pp. 34-3 7 [ erad. esp.: Vidasy opiniones de Íoffilósofos ilwtm, Madrid, Alianza. 2007].
41 !'l acón,Le Sophúte, 263 a ("Tcc1cco, con qu ien converso en e ste momenco, vuela por el .
·

aire "), en Cl:."1wm cnmp/)us, ed. y tra d. de L. Robín, París, Gallimard, c o l. Bibliorhcque de la• :
l'l éiadc, 1970, vol. 2, p. 329. y 240e-24la, p. 294: "se tendr;i igualmente por fulso un lengu aje '
. ·
'
Clase del 13 de enero de 1971

Et sofisma y el discurso verdadero* - Cómo hacer la historia del


discurso apofántico - Manipulación Lógica contra manipulación
sofistica - Materialidad del enunciado, materialidad de la pro­
posición. Roussel, Brisset, Wolfion, sofistas de nuestros días -
Platón excluye al personaje del Sofista, Aristóteles excluye la téc­
nica del sofisma - El sofisma y la relación del discurso con el
sujeto hablante.

(!] La vez pasada vimos que Aristóteles ponía el sofisma fuera de juego con
referencia a la filosofía; que constituía un discurso filosófico que se situaba
con pleno derecho en el elemento de la verdad y que, con respecto a ese
discurso, la práctica sofística ya no era más que exterioridad e irrealidad.
Sombra.
Ahora bien, entre los historiadores que se ocupan de los Sofistas**
hay cierta tendencia a revocar esca medida de proscripción; a reducir
(21 la distancia y devolver realidad al discurso sofístico dentro del discurso
filosófico (Grore y Gomperz en el siglo x1x; Dupréel). 1 Como si los
Sofistas sólo pudieran deber su seriedad y su realidad a ese discurso
filosófico; lo cual equivale a suscribir final e implícitamente la exclu­
sión aristotélica, bajo esta forma: "Los Sofistas no son culpables de lo
que se los acusa; si lo hubieran sido, si hubiesen dicho y hecho lo que
se les reprocha, los dejaríamos, desde luego, en la pura apariencia en
que se los ha mantenido; pero también ellos son en cieno modo filó­
sofos, también ellos participan, de alguna manera, del discurso ver-

• Tírulo de la clase manuscrira.


•• "Sofi•tas", con mayúscula, y no "sofistas": respetamos la grafía original.

73
74 LECCIONES SORRE LA VOLUNTAD DE SAiiER CLASE DEL 13 DE ENERO DE 1971 75

dadero, el discurso que dice el ser, el discurso que está en el ser. No "Tú me deseas la captura del enemigo. Es decir qut deseas que el enemigo
son, pues, sombras que merodean, sin vida ni cuerpo, más allá de los sea capturado por mi, pero deseas igualmen te que d enemigo lleve a

límites de la filosofía. En ésta, ellos tienen su lugar, su sirio y por ende cabo la captura. "
Y también: "¿Lo que pertenece a los atenienses es propiedad de los
su realidad".
Querría crarar de hacer otro análisis, no esfon:arme por reducir la atenienses? -Sí.-[.. . ] Pero ¿d hombre pertenece al reino animal?
(3]
distancia entre la sofística y la filosofía, no volver a hacer entrar a los -Sí. -Por lo canto, el hombre es propiedad del reino animal" [17,

Sofistas por la ventana de la historia revalorizadora, sino dejar que la 176b].


Y cambién: Coriseo2 no es �ócrates; ahora bien, Sócrates es un hombre
distancia valga cal como se la percibió, y la exclusión, tal como la pro­
y, pm lo ramo, Corisco no es un hombre.
nunciaron Aristóteles, sus contemporáneos y sus sucesores.
Y también: lo que ya no cenemos lo hemos perdido; si, de die7. huese­
Y en vr:z de establecer una suerte de espacio común donde las nocio­
cillm;, das uno, ya no tienes die1. huesccillos; por lo ramo, has perdido
nes y los problemas de los Sofistas vengan a coincidir con los de los filó­
die7. huesecillos [véase 22, 178b].
sofos, intentar situarse afuera; analizar lo que pudo ser, en su modo de
Y otro mi�: hacer una pregunta sin mosrrar por qué se la hace ni acerca
existencia y de funcionamiento, el discurso de los Sofistas en medio de una
de qué. Hacer much:i.s preguntas para que el adversario ya no sepa dónde
sociedad como la griega. ¿En qué condiciones pudo existir y desaparecer está, e incluso hablar muy rápido.
un cipo semejante de discurso? Pregunta que nos trasladará a una clase Y también: urilz
i ar cienos hechos gramaticales como el neurro (esto)
muy distinta de análisis, ya no de historia de la filosofía, métodos que para designar a un hombre.
[4] sirvieron hasta nuestros días para identificar los procedimientos de ex­ [6] Y también: llevar la discusión hasta un punto donde se pueda utilizar
clusión y el vacío que dejaban. una argumentación convencional y preparada de anremano.
Por hoy, querría mantenerme todavía en d nivel de esa exclusión. Y también: cuando el inrerlucutor sostiene una tesis que es propia de
Evaluar, desde el punto de vista de la filosofía, la oposición que vale para los filósofos, los sabios, unos pocos, oponcrle la tesis popular, lo que
ella enrre el razonamiento verdadero o fulso y la falsa argumentación. dicen ot no.�J.oí, y a la inversa.

Mostrar cómo, sin dejar de estar denuo de la filosofía. se puede reco­


nocer, al menos a ciegas, cierro exterior cuy o símbolo es para ella el � menos en primera insrancia, Aristóteles distribuye esta serie d e argu­
Sofista, que constituye su merodeador más amenazante, obstinado y cias, bastante pueriles, no según su forma sino según su resultado. En
burlón. efecto, como son falsos razonamientos, razonamientos que no ríenen orra
¿Cómo efectúa Aristóteles esa exclusión? realidad que su apariencia, carecen de otro principio que el efecto que
Definiendo la sofística como una Q>mvoµévr¡ Q>iA.oooQ>fo: áU.' oin< procuran producir. La apariencia que se dan.
oOoa:. Una filosofía que no tiene ser. Ahora bien, ¿cómo puede, pese a De allí la dasific.:ación en cinco términos propuesra por Aristóteles:
ello, existir v manifestarse? -los sofismas que simulan refutar: es decir, probar la proposición que
.

Porque xisren, justamente, razonamientos que son apariencias de
,
comrad1ce la sostenida por el interlocutor (refutación);

[5] razonamientos, sin serlo. El no ser de esta no filosofía ciene su razón · - los sofismas <JUe simulan poner de manifiesto el error del adversario
de ser en el no ser del razonamiento aparence. (demoserar por ejemplo que una de sus premisas es falsa) (error);
[7]
Las Refatttciones sofisticas nos pasean a través de las variedades de ra­ - los sofismas que simulan mostrar que el adversario sostiene una
zonamientos, argumentaciones, dificultades, trampas de suma heteroge­ tesis singular que nadie sostiene razonablemente (paradoja);
neidad. Así: [los] que aprenden son los que saben, porque los gramáticos - !os sofismas que inducen a creer que el interlocutor no conoce la
aprenden lo que sus discípulos les reóran. gramática e incurre en solecismos, y
76 LECCIONES SOBRE 1A VOLUNTAD DE SABER CLASF. DEL l.� DEENrnO DE 197 1

- por úkimo, los que inducen a creer que el adversario habla para no Se dividen en dos los dos primeros enunciados y se sustituye d final
decir nada, amontona palabras unas sobre otras hasta el infinico. del primero por el final del segundo. Pero una manipulación supone
Debajo de cada una de estas grandes rúbricas, Aristóteles indica cuá­ siempre dos cosas:
les son los sofismas utilizados con más frecuencia para obtener este o - ante rodo, una definición de las unidades consriruyenres del discurso
aquel resultado (por ejemplo la homon imi a sobre codo para la falsa re­
, y de su composición. Sujero, predicado, proposición, y,
futación; el uso de discursos prefabricados para la paradoja, y las extra­ - a continuación, reglas de sustitución de los sujecos unos por otros,
ñezas de la gramfoca para el solecismo). de los predicados, de las pro po siciones Por lo canto, d e las categorías, las
.

Pero si nos preguntamos ahora qué pueden tener en común todos equivalencias, las subordinaciones.
esos procedimientos que dan a juegos de palabras la forma de razona­ En resumen, roda una gramática en sentido amplio: reoría de los
mientos o que enredan discusiones mediante métodos que nosotros ca­ elementos, de su combinación, de su sustirución.
lifkaríamos de "mala fe", es bastante fácil ver que se trata de cierta ma­ ílOI El sofisma, por su parte, se apoya no en la estructura elemental de la
nipulación material de los elementos del discurso. proposición sino en la existencia de un enunciado;3 en el hecho de que
se hayan pronunciado palabras y éstas sigan ahí, en el centro de la dis­
• * *
cusión, en cuanco han sido producidas y pueden repetirse, recombinarse
a volunca<l de los interlocutores; lo dicho, dicho est�: no como una
[8] Se ha inrentado señalar y clasificar esas manipulaciones independiente -

forma ideal, regular y capaz de recibir ciertos tipos de comenido, sino


mente de la clasificación propuesta por Aristóteles:
un poco como esos rrofeos que los guerreros, después de l a. bacalla ,
- repetir o hacer repetir la misma palabra en su identidad material, a
ponen en medio del grupo y van a discribuír, no sin disputas ni discu­
pesar de que no renga el mismo sentido (de ser necesario, aprovechar los
siones ei� µioov.4
equívocos de la grafía que hasra el siglo m no indicaba la acenruaci6n);
- disociar, rec omponer, al argar definitivamencc..la serie lineal de las
¿Qué quiere decir que el punto de partida del sofisma se plantee ei<;
palabras que conscíruyen el discurso;
µiaov, en el medio, y que su carácter de comunidad con referencia a los
- apelar y poner en juc:go series ya constituidas y que basta con repe­
interlocucores se deba no a su forma general sino a su posición, en ese
tir palabra por palabra, y
lugar, en ese momento, en ese medio?
- [utilizar]* ciertas particularidades gramaricales.
[91 ¿Cuál es exactamente la diferencia de escas manip ulaciones juzgadas ·• a. Que se ha producido com o un acontecimiento, es decir que se ha
producido de una vez por rodas, y persiste en ese carácter de producido.
ilegírimas por Ariscóceles y por la filosofía con respecto a las que lleva a
Ahora bien, aunque las diversas partes de ese acontecimiento no sean
la práctica d verdadero razonamiento?
en abs oluto equivalentes desde el punto de visra de la forma de la pro­
A. Primer conjunto de diferencias en lo concerniente a la manipulaci6n posición, son homogénc-as [desde la perspectiva] del acontecimiento.
misma y sus reglas: flll En el enunciado "5 es 2-+ 3", 5, 2 y 3 son aconrecimiencos que se
- después de todo, cualquier razonamiento legítimo (desde el punto han producido de la misma manera. Y por consiguiente no hay que
de vista de Aristóteles) comporta manipulaciones que no escán tan ale­ mantener como indisociable 2 + 3.5
jadas de las que encontramos en la práctica de los Sofiscas: codo A es B, El aconcecimienro es divisible: en tantas partes como uno quiera, que
o fOdo ses e, por lo tamo, rodo A es c. son homogéneas unas con otras. No puede haber teoría de los cipos de
atribución, reglas de sustitución de los elementos entre 51• . Las
unicas
' ·

diferencias que intervienen son las siguientes:


• 'Vlanuscríto: utilización de.
78 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
CIASE O.EL 13 DE ENERO DE 1971 79

- las del interior y del exterior con respecto al juego,


y
- las de la memoria o el olvido. Bajo la aparente anarquía, mala fe y puerilidad del sofisma, lo que
La pertenencia a una actualidad determinada definida p o las palabras :
r
·
·
está en juego es la posición recíproca del sujeto hablante y el discurso
(acontecimiento p d c ido, memoria, impuración, mantenimiento o
ro u
co servada s y por la m emo i a no diferencias formales inmucables sino
n r :
: renuncia}.
las fronteras fluccuames del campo de actualidad.
El triple carácter ordenado, honesto y aduleo del verdadero rawna­
b. Pero que e l enunciado haya sido puesto el.<; µioov quiere decir ,
m iento implica una relación definida, aunque muy general, las
entre
otra cosa. Para que haya argumencación sofística no basta con tomar en
reglas, el sujeto, el enunciado producido y la intención significativa. Esa
cuenta el hecho de que se haya dicho una cosa; hay que tomar en cuenta
relación neutraliza el carácter de aconcc:cimiemo del enunciado.
el hecho de que la ha dicho alguien. Pero esto mismo exige además un [14] Al contrario, una relación del sujeco con el enunciado que se or­
examen más detenido.
ganiza en torno del acontecimiento, de su permanencia y de su repe­
La atribución de un enunciado a un sujeto hablante no remite al sen-
tición, del mantenimiento de su identidad (sin regla de diferenciación
tido que: éste quiso poner en él, a su intención significante o a su pe�sa­ interna), de su imputabilidad (según una fórmula que linda [tanto]
miento. Si utiliza el verbo µcxv8ávei v, importa poco que haya queudo
con la propiedad como con el delito), coda esa relación que caracteriza
112] decir "aprender''.6 La intención no fija el uso de la palabra en la di scus i6�;
el sofisma, la filosofía (y la ciencia), el discurso filosófico o científico,
la cuestión es aún más radical: la partida sofística que se juega no permi­
la excluye como formalmente desordenada, moralmente deshonesta
te al s j ta hablant<:: referirse a reglas (gramaticales o lógicas) concernientes
ue y psicológicamente pueril. La lógica, la moral y la psicología velan
al uso de las palabras, y admitidas por todos los interlocutores. No hay
por la exclusión de los infantilismos fraudulentos y anárquicos del
recurso a un "nivel dt arbitraje metalingüístico". Cada sujeto está ligado
sofisma.
por una relación inmediata de pertenencia o impu �ción a lo q e se dice:
� En sentido estricto, el sofi s
m a es una perversidad: rn él, los sujetos
sea porque lo ha dicho él mismo, sea porque ha respondido " ,
.
s1 . .
hablantes tienen con el cuerpo, con la materialidad de su discurso, una
Hay adherencia del sujeto hablante al enunciado y no adhes16 a
� relacíón indebida, reprobada por el orden d e la moral adulta. Los verda­
reglas 0 i ención de seneido. Y si el sujeto puede mantener su afirmac16n
nc
deros sofistas de nu e uos días no son tal vez los lógicos, sino Roussel,
s
hasta el final, ésta sigue estando en su posesión: él puede apropiársela, Y Brisset, Wolfson.7
ha ganado. Si no puede mantenerla, la pierdey ha perdido. P�c o i�Pona
que haya dicho algo cieno o falso. No ha aguantado. Esta obl1ga o a � (15)
B. Segundo conjunto de diferencias en lo tocante al efecto d e verdad de
romper con su propia frase, a renunciar a la apropiación o la imputación,
esas manipulaciones. Esta vez comenzaré por considerar el sofisma, para
y queda así excluido.
pasar luego al razonamiento legírimo.
1. Por el lado del sofisma. Muchas vece.> la cuestión se refiere a la
[13] El sofisma no se demuestra, se gana o se pierde.
verdad y la contradicción:
Mientras que la manipulación lógica y legítima, según Aristóteles, su­ - cuando el interlocutor afirma o concuerda con una proposición, se
pon un sistema de reglas anónimas, inmutables, comunes, en cuyo marco
e la afirma efectivamente como verdadera; y
individuos para producir sus enunciados y establecer una
se sitúan los
en el
- cuando el locutor que ha formulado un enunciado propone a con­
proposición reconocida como nueva y verdadera, el sofisma se juega '

tinuación otro muy distinto, se le dice: alto, te contradices.


plano dondeun acontecimiento discursivo contenido en un campo de
Ejemplo para la verdad: lo que no has perdido todavía lo tienes; ahora
. memoria determinado es imputable a un individuo, sean cuales sea� las
bien, no has perdido cuernos, por lo canru los tienes.
intenciones de semido 0 las reglas furmales que hayan regido su formul 16n ac .
Ejemplo para la contradicción: Elecm1.8
80 LECCIONES SOBRE IA VOLUNTAD DE SABER ClASE DEL 13 DE F.NERO DE 1971 81

[16] a. Pero cuando las cosas se miran más de cerca, se advierte que la afir- Vemos así agruparse alrededor de la práctica sofísrica toda la on­
mación planteada o concedida no incumbe en lo fundamental a la verdad cología presocrática elaborada por los déacas,9 de la que se tratará
de la proposición, sino a la voluntad del sujeto hablante de persistir en justamente en el Sofista, cuando Platón quiera dominar al personaje
lo que ha dicho. La afirmación es más del orden del juramento que del de ese nombre. Para hacerlo deberá dominar esa ontología. Pero las
orden de la constatación. La declaración no enuncia un hecho, no plan­ paradojas que encontramos en los Sofistas no son juegos en corno de la
tea una relación enrre el enunciado y una realidad externa a él, que sea atribución: no atestiguan relaciones difíciles entre la posición d e exis­
capaz de verificarlo. Ata al locutor a su dicho. Es una afirmación de fide­ tencia y el enunciado de atribución. Fundan, con exclusión de cual­
lidad más que de realidad. Tener por cierco, en el sofisma, es comprome­ quier otra, la relación del acontecimiento enunciado con quien lo dice.
terse a persistir. De allí un hecho importante, a saber, que el sofisma La que permite establecer la imputación de un enunciado a un sujeto
acarrea consigo una ontología excraiia, parcial, limitativa, discontinua y no es, con sus dificulrades propias, la ontología necesaria para la ver­
defectuosa. dad de las proposiciones; es la ontología perpetuamente deshecha y
En efecto, lo único que manipula el Sofista, el único eme al que se di­ reiniciada.
rige, es el de la cosa dicha; el del enunciado en su realidad material. Ma­ El efecto aparente de verdad que actúa en el sofisma es en realidad
terialidad paradójica porque implica ya sea los sonidos, ya sea las letras un vínculo casi jurídico entre un acontecimiento discursivo y un sujeto
y, por ende, una escasez como la de la<i cosas; su desenvolvimiento lineal y hablante. De allí el hecho de que encontremos en los Sofistas las dos
serial y (no obstante] su mantenimiento. tesis: codo es verdadero (no bien dices algo, dices el ser), nada es ver­
(17) Ahora bien, si las palabras tienen su realidad material específica en dadero (por mucho que utilices palabras, éstas jamás dicen el ser).
medio de todas las demás cosas, resulta claro que no pueden comunicarse 119] b. Podríamos decir lo mismo acerca de la contradicci6n. En aparien-
con ellas: no pueden significarlas o reflejarlas .9 expresarlas; no hay seme­ cia, el sofisma se vale de ésta para invalidar un enunciado. Pero si obser­
janza entre las palabras y las cosas de las que presuntamente hablan. A lo vamos las cosas desde más cerca, se trata de algo muy distinto. En el
sumo, las cosas pueden incitarlas, suscitarlas. juego sofístico, no connadecirse es decir la misma cosa. La misma cosa
Pero como las palabras no significan las cosas, no s e puede, por tanto, idénticamente, sustancialmente. Contradecirse es simplemente decir otra
tener acceso a éstas a partir del discurso. El discurso está separado de aque­ cosa, no decir la misma. Se advierte con claridad que, en una filosofía
llo de lo que habla por el mero hecho de ser él mismo una cosa, como del significado y la diferencia, se puede muy bien decir una cosa y des­
aqudlo a lo cual s e refiere. La identidad de la jerarquía de cosa implica fa pués otra sin contradecirse; en cambio, en la sofística, donde el único
ruptura de la relación significante. ser es el que ha sido dicho, sólo hay dos posibilidades: o decir lo mismo
Ahora bien, si no se puede rener acceso a las cosas a partir del discurso, o no decir lo mismo (persistir o no persistir, lo cual es claramente con­
¿de qué hablan las palabras, a qué remiten? A nada: cuando se cree hablar tradictorio).
de los entes, no se habla de nada. Y se comprende por qué la sofística, que de la ontología sólo conocía

Sin embargo, cuando se dice que el ser no es, se utilizan palabras y los juegos del ser y el no ser, sólo conoce de la lógica la oposición de lo
lo que se dice, el hecho de que se lo diga, es algo que existe. Por el mismo y lo otro. Por eso utiliza toda'i esas paradojas del pensamiento
hecho de hablar se hace que el ser sea. Y del mismo modo se hace que presocrático, pero las desplaza al mero plano del discurso.
el no ser sea, porque se enuncia "no ser". Pero también se hace que el (20] Por más que el sofisma ponga en juego oposiciones conocidas como
[18] no ser no sea, ya que las palabras utilizadas no [remiten] a nada y "no ser/no ser, contradictorio/no contradictorio o verdadero/falso, es menes­
ser" en particular no remite a nada, al igual que el ser que se le concede ter percibir la manera en que se realiza dicho juego:
o se le niega. -verdadero/fulso funciona como equivalente: concedido/no concedido;
82 l.F.CCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 13 DE ENERO !JE 1971 83

- ser/no ser funciona como equivalente: dicho/no dicho, y Pero, como se verá, esa prohibición de contradecirse ya no concierne
- no contradictorio/contradictorio, como rechazado/no rechazado. a la identidad o la alceridad macerial del enunciado. Recae sobre el acro
Todas ellas, como .�e ha de advenir, son oposiciones que ac t úa n en mismo de afirmar o negar : no se puede afirmar y negar a la vez la misma
el nivel de la exist enc ia del discurso como acontecimientos en un cosa y desde el mismo punco de visea.
juego. Y en un juego que culmina en la oposición fundamental ven­
cedo r/vencido. Vence quien se ubica en e l lado izquierdo de la opo­ 1231 En esas condiciones, es preciso tener b ien presente que el .l..óyo� ano­
sició n: quien repite de idéntica manera lo que ha sido dicho (e fecr i­ <t>avnJCó� del que ha bla Aristóteles se establece en un doble sistema de
vamencc) y concedido por él mismo como al go que a con tinuac ión opos1c1ones:
puede impurárscle. - Se opone de manera cxplícica [De interpretatione, 4, l 7a 2] al ruego,
El sofisma: manipulación perversa que tiende a establecer una relación a la orden, al mandato; en síntesis, a todas las formulaciones que no pue­
de dominaci6n. den reducirse a proposiciones verdaderas o falsas. El Aóyoc; áno<f>av11KÓ<;
A nagrama polémico. es pues un tipo de enunciación que: se opone a otras enunciaciones. Es,
Un tan cruel discurso. entonces, un enunciado declararivo.10
Lo s juegos del deseo y el poder. - Se opone de manera impl ícita o en rodo caso en otro nivel, a
,

[21] 2. Discurso apofántico. enunciados que también tienen la forma declarativa, pero que se ponen
Tiene relación con el ser: no en el nivel donde está, donde es aconte­ en juego y funcionan en el plano de su realidad de acontecimientos; en
cimiento, donde se produce, sino en el nivel de lo que dice; es un discurso cuanto cosas producidas; en cuanto cosas históricamente producidas (hic
apofántico porque dice el ser o el no ser. et nunc), y por sujetos dererminados.
A c ontinu aci ón, es apofántico porque no está excluido de la verdad [24] En ese plano, la apofántica ya no es una categoría de enunciados. Es
(por su no semejanza con las cosas) o incluido el} . dla (porque es una una operaci6n, un gesto renovado sin cesar mediante el cual la relación <le
cosa); es apofántico porque, al decir que algo es, resulta o [bien) que la un enunciado con la realidad, el ser, la verdad, se deshace en el nivel del
cosa es (y entonces es verdad) o [bien] que no e s (y entonces es falso); e acontecimiento enunciativo pára t rasl a da rs e a lo que se d ice en el enun
­

incluso porque, al decir que una cosa no es, o bien e lla es (y entonces el ciado y a la relación entre lo que se dice y las cosas misma.'>.
discurso es falso) o bien no es (y enconces el discurso es verdadero). La apofántica es lo que estab le ce entre el enunciado y el se r una rela­
El discurso es apofánrico no en cuanco la realidad y d ser vienen a la ción en el plano exclusivo (siempre ideal) de su signi ficación Y en virtud
.

vez a un irs e y polemizar entre sí en el plano dd aconrecimienco producido, de esa relación que tiene su lugar en la significación, el enunciado puede
sino en cuan ro el ser y el no ser son lo que se dice en el enunciado, y en ser verdadero o falso.
cuanco la verdad (y el error) se define por la relación en ere ese ser que se La apofántica aparece entonces como una operación de desplaza­
dice y el ser mismo .
mienm del ser hacia la idealidad de la significación. Y ya no se opone a
El discurso apof.lntico debe poner entre paréntesis la materialidad y otros tipos de enunciados (no declarativos), sino a una operación inversa
el acontecimiento del enunciado. que consiste en mantener la relación del enunciado con el ser en el nivel
[22] Como ésa es su relación con el ser, se entiende por qué la proposición del acontecimiento enunciativo, y nada más. Demos a esta operación
verdadera excluye la contradicción. En efecto, supongamos que algo sea. inversa de la apof.íntica el nombre d e operación sofística, erística.11
La proposición sólo será verdadera si dice que ese algo es; no será verda­ En comparación con el discurso apofáncico, la manipulación sofística
dera si dice que ese algo no es; en consecuencia, no puede ser verdadera de los enunciados siempre aparecerá como un razonamiento impertinente,
$i afirma a la vez que esa cosa es y no cs. una sombra, una apariencia de razonamiento.
84 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 13 DE ENERO OF. 1971 85

[2S) Y en comparación con la maierialidad sofÍs[Íca, la apofántica aparecerá ugundos (1, x , 76b), cuando dice que el silogis m o y la demostración no
pues como un recurso a la idealidad. Cada una será siempre para la otra tienen que ver con el discurso exterior sino con el que se pronuncia en
del orden de la sombra. el alma: "6 eíow Aóyoc;, ó E:v rn ipuxñ". Y AJejandro de Afrodisía iba
Llegamos así, sin duda, al corazón de la gran oposición. Si esta gran a comentar: "oúK É;v -raic; Ai�rn1 V ó ou.U.oyioµoc; ou 't'O d va: t exei,
oposíci6n a partir de la cual se determina la lógica es la que existe entre )
((). .. · tv 'to\.; or¡µcx lvoµivo1c;" .16 La exclusión de la materialidad del
lo declarativo y lo no declaracivo (la lógica, al menos en su forma clásica, discurso, el surgimiento de una apofántica que propone las condiciones
no se ocupa más que de lo declarativo), para la filosofía y la ciencia, y en las cuales una proposición puede ser verdadera o falsa, la sobeI"dnía de
podemos decir a buen seguro que para codo d saber occidemal, la opo­ la relación significante-significado, y el privilegio owrgado al pensamiento
sición es encre la apofántica y la crítica sofística. Esta oposición no se da, como lugar de aparición de la verdad: escos cuatro fenómenos están li­
claro, entre categorías de e nun ci ados, sino [entre] niveles. gados unos a otros y dieron fundamento a la ciencia y la filosofia occi­
[2GI Después de todo, no hay que olvidar que si en Arisróteles la exclusión dentales en su desarrollo histórico.
de los sofismas ya es un hecho, y éstos -en él, en todo caso- se dominan
lo suflcienre para tratarlos sólo al final de los Tópicos, como apéndice, bajo
la forma de catálogos de monsrruosidades y también de recc:ras y remedios, (291 Co:>1cws1ós
en Platón, en cambio, es bien sabido que el peligro del sofisma y los Sofistas
dista aún de descartarse. Se trata no de mencionar, como Aristóteles, una Sí he insistido en esca morfología del sofisma ral como puede percíbírsela
vez más, esa sombra irreal del discurso filosófico, se traca de fundar este ;: desde el punto de vista que aún nos gobierna y que es d de Aristóteles,
discurso denrro Lde] y contra la sofística.;2 Ahora bien, ¿cuándo y cómo es porque permite definir mejor d problema histórico que debe resolverse:

se domina el sofisma en Platón?Tal ve'l. nunca, ya que fueron índudable­ et.. ¿Cómo pudo la relación del discurso con e1 sujeto hablanre -al
meme necesarias las reorfas aristotélicas de la prop<>8ición y de las catego- · menos en una práctica discursiva determinada- desplazarse de manera
rías; pero Platón estima haber subyugado al Sofista. ¿Y en qué momento? tal que dio origen al discurso filosófico científico�
(271 La victoria --0 la dominación del personaje del Sofista- se produce en. P- ¿Cómo pudieron las relaciones de dominación que actuaban en las
el Sofista. Y tiene un doble punto de apoyo: en la afirmación de que se discusiones sofísticas excluirse, eliminarse o ponerse entre paréntesis, o
accede a la verdad en una discusión que uno entabla mentalmente con­ acaso olvidarse y reprimirse, para dar lugar a un discurso apofántico que
sigo mismo; U en cuanto al otro punto de apoyo, que está ligado al pri-. pretende ajust:irse al ser según el modo de la verdad�
mero, es la afirmación de que decir una falsedad es decir que. lo que es Hay que hacer la historia de esra doble transformación. Es muy pro­
no es: "enunciar, en lo tocanre a t i [ .. . ], otras cosas como si fueran las bable que los Sofistas no sean más que su último episodio.
mismas, y cosas que no son como si fueran: semejante composición
hecha de verbos unidos a nombres es lo que real y verdaderamente cons­ ·

tituye un discurso falso" (Sojlsttl, 263d). 14


Sobre la base <le esas dos proposiciones, Platón podrá definir al Sofista .
como el hombre de la apariencia y el simulacro.
En Aristóteles volvemos a encontrar estas dos mismas proposiciones
fundamentales. .
[28) En la /o.fetaflsic11, r, IS cuando define el enunciado verdadero po � d.
· hecho de decir que lo que es es y lo que no es no es, y en los Analítzcos
86 LECCIONES SOBRE IA VOLUNTAD DE SABER 87
CLASE DEL 13 DE ENERO DE
1971

vernsl·
suspenso, probablemente acompan " ada d.e una lectura de foucault. Es.
NOTAS
8 Referencia en
la más sofíst ica Y panílctana
.
de . ¡ ª � tres (las :
pieza de
mil que se tracara de la Ekara de F.urlpides,
f.squilo, Sófocles y él mismo): ªSi Apolo es insensa
n>, ¿quién e s cnro n ccs sabi �? (E�ctra, ?
.. �·· 12).

· ·
1 Georgc Grote, Ari11otle, Londres, J. Murray, 1872. Grote rehabilitó a los sofistas antes ·
· 1 c al sousma
· " ·. 110 -"'puede ser 1usto sm ser mJUSto.
S.1 APolo pued e ordenar un parnc1 d10' esto
que equ1vai
Nietzsche, quien, según A.ndlcr, hiw suyas sus conclusio nes (Ltt volttntad de poderío, §§ 427 y437; a de ellas re erutad a por 1'1awn · · · les··
· )' A mrme
•) Una ontología que une dos tesis. la segund
'·éase Charles AnJler, Nietzsche. Sn. vie er sa pmsée, vol. 6: l11 Derniere philJJSophít tÚ Nierzsche. ú
1. el ser es, d no ser no e.1, y
renouvelkmmt de tomes ks valmrr, París, Bo.1sar<l/Gallimard, 19.3 1, p. 213). Véase 1bcodor Gomperz
2. todo es uno. .
et al, !.es Penmm dt In Crhe. Hútoire dt '4 phi/a;ophie amíqttt, 3 vols ., trad. de A. Reymond, Pms Thcory of \�canmg a nd Trueh".
w véase Willíam Calverc Kneale y Martha Kneale, "Aristodeºs
y l..ausana, FélixAlcan/Pay(){, 1908-191O {ed. orig.: Griechi;che Denker. Eint Geuhichre r.úr=tílren
en The Devefupment o/Logir, Q¡c:ford, Claren

dun Press 196 . pp. 45-54.

. .
.
Phifusophie, Leip 1.ig, Vd¡ & Co., 1896-1909; reed. de los caps.
..
5 a 7 del vol. 3 con imrod. de O. I> De égi�. d is pu ta: "la ciencia de la dispm a (l'hton, f.1t11demo, 272h). Termino bastante
D'Jcranian y el cículo de !.es Sophistes, Houilles, Manuóus, col. Le P hilusuphe, 2008) [trad. esp.: Lacrcio, Vitae phik1111'.;ho��1:1· '.'· 106.
técn ico . patrimonio de los mcgáricos; y¿ase Dióg encs .
Pmsadom griegos. Una hútoria de la filo.<ofia de la Antigüedad, 3 vuk, Barcelon:1, Herder, 2000);
Gillcs Susong, [,a Polítique d'Orphie. París, Grasset, 1975,
12 p. 99, csmbe: Seran los reco·
véanse mnhién Th�odor Gomperr, Sophirtik 1md Rhetorik. DiJ.J Bildimgsideal dtr i:tÍ A.iye1v in [de la consrclac ión mágko re ligiosa} una vez.
res,v los sofüt�s quienes transmitan [los[ discursos . .
sri11m1 Verhiilmis zur Philosophie desfo11fte11 jahrhunr.úns, Lcip1.ig y Berlín, B. 'ICubner. 19l2, y (ór ficos, , . os) e1aboraran e1
p1tagonc
iancclada lést:1], en tanto
d.c sn que las sectas prefilusó ficas
..
Eugene Dupréd, Phiwsophie et hfrt"ire. Les rophistes. Proragoras, Corgí11.1. Prodicus, Hippias, Neuchátd, ·
ari rncia cngaflosa, Apace, y de 1 a opm1on,
rorocipo de Ja verdad platónica, en el rcchaw de la ap
Griffon, 1948.
! Corisco: personaje a menudo mencionado por Aristóteles, que dirigía el círculo platónico
6 oxa, para privilegiar d único lugar donde no
re inan lli la fullería ni !a aparienci a: el del más

allá. el Otm mundo".


de Esccpsis, en Tróa<le. Su hijo, Ndeo (1'.'cléus), habría recibido los manuscricos del wca gir ita. y descaca cn n claridad su con-
Susong parece haber seguido el cur.10 de foucaulr de 1971,
V6sc Léon Rubin, Arútou, París, rn, 1944, p. 11. vergenóa con las tesis de Deticnne �y : el hecho <l�
que éste IF o rc'.
ucault) ha!ª 01uadu c1: su
3 Véase M iche! rouc aulr, L'Archfolngie d11 savoir, París, Galli mar d, 1969, cap. 3, pp. 140-148
curso magisual Ju esencial de la.� tesis de Marce! Dettcnne presenta un fuerte 1nreR [ . . ?
Pu sco _.1. �
[trad . C$p.: [.a arqueologia del saber, México , Siglo xxr, 1972), donde se enconrr a r:í una extensa. : que, en eíccto, es en Les Maitm de viriré donde, por primera \'ez, crrn, un helemsla awoco -y
nodal de su metodología. d
a
para lo esenci al de S\t proceder- a Claude I .�v i-Suau ss y lin punto
dilui.:i<lación del enunciado con respecto la proposición, la frase, el signo.
4Lo que toca al grupo se depu>ita en el medio, un espa ci(> político, que di.11i ngue la palabra . análisis de la ambigiie <la d� (la Poliriq11t.... op ór., p. 99).
plÍblica de la palabra pri\'ada, mante ni da al margen dd medi o. Véase Marccl Oetienne, La · 1-' Véase Platón, Suffrta, 263a, 264a, 264b.
·
Maftres r.ú virité dám la Creu archa.ique, prcf. de P. Vidal-Naquet, París, Maspero, 1967, p. 98 . 1" !'latón, Le Sophi;te, 263a ("Teetcto, con quien converso en .:se.: momento, vue l a por el
1.k la
[tr ad . esp.: Lo; maestros de t•crdad en la Grecia arcaüa, Madrid, Tal1rm, 1982).
:· aire"), en <Euvm compf(tef, cd. y cml. de L. Robin, París, Ga!limard, col. Bil>limhcc¡ue
'
5 Esce sofisma (Aristóteles, Refitraciones sofisticas, J66a 30-35), que pre senta el Sa la vez l'léiadc, 1970. vul. 2, p. 3JO.
como par e impar, no corresponde al comenrario de foucaulr sobre Aristót eles. '1 Aristóteles, Metajisica, r, 4, 1 l06a35-38 y pafsim.
'�"Los modernos. que siguen las expresiones ti:cxíc; A.é�rnw] y no lo que
& Este verbo significa canto aprender como comprender. l)obl1: sentido que c.1 objero de una ellas significan
famosa justa ''erbal (Placón, F.utidemo, 27Sa-277d). el m resulcado [sí se su itu yen lus térmi­
ltoi.:; oriµaivoµfvoi�). dicen que no se obtiene m is o st

7 Michel Foucault ya relaciona a estos trc.1 autores, así co rno a Zenón, en "Scpl propos sur : nos por sus expresiones equivalentes " (Alejandro de Afrodisía, siglo lll d. C., se gu ndo de los
le sepiicmc ange" (1970), en DitJ et écrit;, 1.954-1988, 4 vols., ed. de D. Defert y F. Ewald con. grandes comentaristas de Aristóteles, en Akxandri Aphrodisiemis in Ariuordis Metophyira com·
l:i. colaboración de J. Lagrangc, París. Gallimard, 1994, vol. 2. ntím. 73, pp. 13-25; reed. en menwia, cd. de M. Havduck, Berlín, G. Rcimer, 1891. Véase Alexandri Aphmdisimsis in Arútotelis
2 vols., París, Gallimard, c<>l. Qumo, 200 I, vol. l, pp. 881-893 [erad. esp.: 7 rmtencias sob"el. n.na�11icomm priomm ñbrum 1 commm111ri11m, �.<l. <le M. Wallies, Rerlín, G. Reimcr, 1883, co!.
7° .ingel Madrid, Arena Libros, 19991. En 1970. Foucaulc publicó. de Jean-Pier re Brisset, ÚI Coinmentiria in Ariscotdem GtacOI, 11. l; cirado en William C,:i.lvert Kncalc y Martha Kneak.
Cmmmaire logiq11e, Pa rís, Tchou, en tanto que Deleuze prologó un libro de Lo uis Wolfson, ú The Dt·vef.opment ofLo¡jc, op. cit. • p. 158).
Schizo et les langue;, l'arí.1, Gallimard. Esrns lib ros prescncan diferentes ¡rat:i.mientOS del discurso
como cosa y no como significante; un ripo de análisis prefigurado en .'vlichel Fo ucault, Raymond
Rormel, Pa rl> , Gallimard, 196.) [erad. esp.: Rnyrnond Rorwel. México, Siglo XXI, 1973}. Giltcs
Deku:te menciona a ln� mismos autores y su régimen de los signos en f,qgiqut du sms [1969),
París, Minuit, col. Critique, 1982 [uad. esp.: lágica delsentido, Barcelona, Pa.id6s, 1989], donde
la cuesti<'>n es "derribar el platonismo"'.
Clase del 27 de enero de 1 9 7 1 *

Discursos que deben sufonción en La sociedadgriega al hecho de estar


ligados a La verdad. Discursosjudiciales, discursos poéticos - &amen
de un documento tardío, en los umbrales de la civiliZ11ción helenístUa
- Confrontación con la Ilíada: una disputa homérica casijudical.
i Un
sistema de cuatro enftentamientos - Soberanfti deljuez y soberanía
salvaje - Unjuicio homérico, o lafamosa escena del "escudo deAquiles''.

11'TRODUCCIÓK

[I) - Definir for ma lm cnre la sofísrica por su oposición retrospectiva a la


apofántica.
-Volver un poco atrás , más allá de la sofística, para tratar de ver cómo
se constituyó ésta.
- Volver atrás, no para recuperar el pensamiento presocrático, sino
para analizar los tipos de discurso que estaban institucionalmente ligados
a la verdad: no lo que pudo pensarse o decirse Je la verdad, sino cómo
encontró ésca su lugar de emergencia, su función, su distribución y su
forma obligadas en la sociedad griega.
El tud io se
es referirá al discurso judicial y al discurso poético.

[2] J. EL ESTADO TER;\fl�AL Y EL .ESTADO l�IClAL

1. En un excremo dd proceso, el más próximo a nosouos, enconcramos


reglas de establecimiento de la verdad que no son demasiado ajenas a
nuestra prácrica.

• El 20 de enero no hubo cl:ist:.

89
··.''
.. . . .... . . . .
...., . . . .. ..... . �· ·''!
.. .
'º'f"·".....":',..-�,,,,.,.� , . ...... .
90 LECCIONES S08RE l.A VOL
UNTAD DE SABER 'JI
CLASE DEL 27 DE ENERO OE 197 I
Se han conservado, en papiros egipc
ios, u nos cuantos cexcos jltrídicos
La rel ac1on·de percepc1on
· funda la enunciación ¡· urídica de la verdad. Es
correspondientes a las colonias grieg ¡;] ' '
. .
as de Egipto, y muy en especial
de �
lo que b hace posible. El testimonio se orga.niza rededor de
la expenenc1a
Alejandría. Así se desar rollaba un testim
onio (en materia p enal 0 civil) � .
del ver. (A partir de la época romana en Alc¡andna, y t �e:z camb1én antes,
conforme a las reglas de este procedimie
fe
nto griego :
l ) El de nsor o el demandante escriben en se admite por añadidura d testimonio de los ex.penos: � e ,
d1Co� pas� al saber.)
una cableta el nombre del "La ley prescribe test'.momar lo que
restig� a quien hacen comparecer, d tema En la misma épúca. Demóstenes;

el testigo debe sostener. Y ponen la tablet


del testimonio y la tesis que
a en manos del magistrado.
,
se sabe los actos que se han presenciado; todo debe consigna
rse p r es­

crito, para que nada pu eda s u primirse o agregarse:. En cuanto al resc.i mo­
13] 2) El testigo jura, según las fórmulas legal
es, que lo que está escrito
en las rabietas es verdad. nio surgido del rumor, la ley lo prohíbe a menos que el amor de los dichos

3) Luego presea testimonio "sobre los haya fallecido" ("Contra Esréfano", u, § 6).2
hechos que ha presenciado 0
Esta enunciacíón de la veF<lad se apoya en dos procedimientos que se
visco" y "no aporra otros testimon ios ".
le sobreañaden, pero sin identificarse con ella:
4) En este hecho puede haber una serie ·
de elemencos que el testigo - el juramento de decir la verdad y
no conoce: "que testimonia acerca de lo
que dice conocer y presta el
: - la punición.
juramento que lo exime de testimoniar
b
so re los hechos que dice no '.
. .
El juramento remite a las penas y los castigos de orden rcl1g1oso; la
conocer" (Pap. !tal. , líneas 222 y 233).1 .;
punición, a las penas impuestas por los tribunales.
5) En caso de falso testimonio, se puede recti ar el fullo fic .
al falso testigo a pagar una vez y media
y condenar . :
· [61 Para terminar, la enunciación de la verdad está
contenida en el s1scema
el valor del litigio. de la escritura. Sistema que permite:
- la determinación previa de la cuestión del testimonio (lo que p uede
Como se ve, la validez del follo descansa
-al menos en par e sobre la c- ) ser verdadero o falso y el tema al que se referirá
);
verdad de ciertos enunciados. Si éstos
son falsos, el fallo puede rnodifi- .:
- la fijación del sentido del testimonio (lo que dirá, lo que afirmará
carse: su validez no obedece simplemente
g
a la re ularidad de su forma; ', como verdadero), y
no obedece: simplemente al hecho de que
la causa haya sido admisible, : - la constitución del testimonio como objeto, a su vez punible Y
[4) d procedimient0 se haya respetado y la sente
ncia se haya pronunciado · susceptible de ser sometido a un nuevo procedimiento. Su consricución
como corresponde. Es necesario que la verda
d se haya dicho. Y que se , b
como o jeto de una inculpación posi le. b
haya dicho de un modo y con rme a un fo
esquema muy particulares: con · La enunciación de la verdad, en consecuencia, es den tro del procedi ­
referencia a elementos determinados de 3
antemano y que el magistrado miento griego un elemento de determinaciones múlriplc::s. Ahora bien,
reconoce como, por un lado, pertinentes
.
para la causa, y por otro, capa- : el efecto de esas determinaciones consiste en que la verdad no se diga por
fa
ces de verdad o lsedad; es preciso que esa
verdad sea dicha por individuos doquier, en cualquier momento, por boca de cualquiera y con referencia
que sólo intervienen en el proceso a título
de portadores de verdad. No a cualquier cosa. El enunciado de la verdad está localizado en lo concer­
lo hacen porque estén ligados a la causa por algún
tipo de interés o por­ niente a aquello de lo que habla. Sólo cienos hechos verificables pueden
que lazos de sangre o una solidaridad cualq
uiera los vin ulen a una de c ser objeco de un enunciado verdade.ro o falso.
las panes. Sólo intervienen como sujecos
o enunciadores de verdad: [un Está localizado en cuanto al sujeto que lo profiere: debe proceder de
individuo] es enunciador de verdad no
en virtud de alguna autoridad sujetos que no estén involucrados con la causa y sólo hayan sido sus es­
que posea de manera innata o de derech
o, sino porque ha visto o escu­ [7] b
pectadores. De e proceder de sujecos a quienes s e atribuya algún cono­
chado; porque ha presenciad
o; porque estaba allí. Y todo lo que no ha cimiento y que rengan, por lo tanto, una relación no de parre con la causa
presenciado queda automáticamente al
margen del testimonio. sino de saber con los hechos de la causa.
92
lECCIONF.S SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 27 DE ENERO DE 1971 9.3

Está localizado en cuanto a su efecto, porque al menos en parte de­ En el sistema clásico, un tercer personaje, el testigo, dice la verdad, Y
rermina el fallo y su falsedad entraña la naturaleza incorrecta de éste; es el encargado de indicar en cuál de las dos panes ella se encuentra.
porque de ser falso, puede ocasionar un cucstionamiento (delJ fallo y
,
Aquí, ese tercer personaje es la verdad. Y no esrá de un lado ni de
una inculpación . otro. Por lo demás, el desarrollo del procedimiento no consiste en deter­
En el procedimiento griego clásico tenemos pues para los enunciados minar de qué lado escá sino cuál de las <los panes será la que se atreva a
de verdad un recorte de la referencia, una calificación del sujeto enun­ afronrar -o renuncie a afrontar- el poderío de la verdad, ese temible foco.
ciador y una distribución de los efectos. [!O] En consecuencia, ella no cicne su se<le en el discu rso, o no es éste el
que la manifiesta. A través del discurso nos acercamos a ella; y es el dis­
2. Ahora bi en, si frente a ese estado terminal (en los umbrales de la civi­ curso el que designa, bajo la forma del juramento y la imprecación, a
li zación helenística) bosquejamos el estado inicial o, en todo caso, aquel quien se expone a su insostenible mirada.
para el que concamos con el testimonio más antiguo, ¿cómo se presenca Si algo se devela en el juram en to de verdad, no es lo que ocurrió, no
la formulación de la verdad en la disputa judicial o preju<licial?4 son las cosas mismas, sino antes bien la desnude7. desarmada de quien
[8] Disputa entre Menelao y Amíloco.5 acepta dejarse embargar por ella, o, al contrario, la evasión de quien intenta
- La carrera de carros. Está claro que había un "supervisor", Fénix, rehuirla. Ahora bien, el hecho de que una de las dos panes acepte exponerse
.

situado cerca de la meta, "para que recordara la carrera e informara de tal modo no es el resultado de la acción del juei:. No es una intervención
la •·
verdad". Pero no se apela a él en el momento de la disputa. arbitral la que introduce el poderío de la verdad. Antes bien, una de esas
- Menelao propone llevar la causa a los "guías" de los argivos, a fin dos partes lanza a !a ocra un desafío: ¿aceprarás o no la prueba de la verdad?
de que juzguen delante de todo el pueblo. Lo cual hace que el juramento en q ue se afirma la verdad esté siempre
- Pero muda de parecer a! punto: "Yo mismo pronunciaré el fallo". fil] conccnido en la serie de !as rivalidades. Es una de las peripecias del aywv,
Y propone, "conforme a la regla", que Amíloco jJre "por aquel que sos­ una de !as caras de la lucha.
ciene la tierra y la estremece" que n o se ha at:ravesado en el camino de su La relación con la verdad no es, por ramo, de una naturaleza diferente
carro (el del propio Menelao) . de la lucha misma. En cierto sentido, no se despliega en orca dimensi ón .

- Ancíloco flaquea y reconoce su error. No es: al haber terminado la querella, va a empe1.ar entonces a revelarse
Aunque la palabra "verdad" no se utilice el quid de este proced.imienco
, la verdad. Ésta no se constituye en un lugar neutro (la men te del juez
es ella, sin duda. Pero su distribución es muy discinra: su localización, su ljugef): sino en el espacio del i:J.ywv."
asi gnació n sus efecros, más aún, aquello por lo cual se afirma como
, Sin embargo, la prueba de laverdad es terminal con respecto al aywv:
verdad, obedecen a muy otra ley. en ese sentido, es singular e irreductible a codas las otras. ¿Cuál es, por
[9] La verdad no es lo que se dice (ni la relación encre lo que se dice y lo que tamo, su fuerza opcracoria'.
es o no es). Es lo que se afronta, aquello a lo cual se accpca o no hacer frente. - Si el defensor acepta la prueba, resulta de inmediaco vencedor.
Es la fuerza temible a la cual uno se entrega. Es una fuct7.1 autónoma. Pero - Si la rechaza, resulta de inmediato vencido y el vencedor es quien
hace falta además comprender a las claras cuál es su naruraleza: no es una ' ha lanzado el desafío.
fuerza de coacción a la que nos sometemos como si fuera un yugo. No existe La prueba de la verdad actúa sin que la verdad misma renga que
la exigencia moral o jurídica de someterse a ella. Es una fuer.ta a la cual uno manifestarse. Permanece silenciosa y retirada. Sólo se muestra indirccca­
se expone y que tiene su propio poder de intimidación. En ella hay algo meme a través del gesto, el juramenco, la imprecación de quien no teme
que aterroriza. La verdad no es tanto una ley que encadena a los hombres
como, más bien, una fuerza que puede desencadenarse contra ellos. • O: Ja mente del sujeto bufet}. Grafla indescifrable.
CLASE DEL 27 DE ENERO DE 1971 95
91 l.F.CC!ONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER

acercarse a ella. Pero la prueba es decisoría en la medida en que lleva a los dioses (quien ha lanzado el desafío queda fuera de juego); sustituye

cabo un desplazamiento. Hace entrar a quien jura en otro espacio de codos los enfrentamientos precedentes, y da acceso a una nueva serie
indefinida.
[121 it.ywv: el que se despliega con o contra los dioses. Mediante la impreca-.
ción el jurador se pone en manos del poderío de los dioses. Es éste el que
[14) Si se compara esta verdad con la que está vigente en la época clásica, se
decidirá. Pero ¿decidirá en el sentido de la verdad� En los hechos, no hay ·
nada que d iga qué le pasa al jurador tras la prueba del juramento: s6lo , pod n
rá apreciar codas las diforencias:
<X. la verdad s e dice en un caso y bajo la forma de la constatación; en
se sabe que está en poder de los dioses y que éstos pueden castigarlo 0
otro, hay una aproximación a ella bajo la forma de la imprecación;
castigar a sus descendientes; que pueden afectarlo en su hacienda o su :
cuerpo. y que pueden protegerlo o someterlo a un castigo severo. P. la dice un testigo que está en posición de tercero; en el derecho arcaico
una parte la lanza como un desafío a otra, que puede aceptarlo o no;
El juramento, en consecuencia, nos hace entrar a otro universo, un
· y. en d derecho clásico dc:slinda; en Homero, se convierte en lo
universo dominado por el poderío de los dioses. Pero la verdad no ata a los
propio de uno de los dos adversarios o, mejor, uno de éstos se convierte
dioses: si el jurador ha prestado un fulso juramento, la ira divina amenaza .
en lo propio y la presa de ella, y
destruirlo, pero el hecho no es seguro ni automático; y si puede haber cas­
· o. es un elemento de la decisión del juez en el derecho clásico; cons­
tigo, su momento y su forma permanecen velados hasta el último instante.
tituye la decisión en el derecho arcaico.
Hay una sola cosa indudable: el día que los dioses se decidan a casti- :
· [1 5] Un punto en común, empero, es que la verdad está ligada a cierro
gar, no habrá manera de escapar a su rayo. El juramento no nos da ingreso,
ejercicio de la soberanía; puesto que si el juez exige la verdad e impone
pues, al reino invisible de una verdad que algün día ha de hacerse patente: :
la sentencia y su ejecución en función de ella, lo hace en cuanto ejerce
despla7.a el combate a una región donde los riesgos son inconmensurables..
cierta autoridad; y en el juramento homérico, quien jura se expone en
con los de la lucha, y donde las leyes a las cuales él obedece son absolu· :
efecto a la soberanía de Zeus (que estremece las tierras y los mares) cuando
tamenre oscuras para la mirada de los hombres. _
.

acepta el desafío de la verdad. Pero en el caso del derecho clásico la


[13 ] En este esradio dd prederecho7 la verdad aparece dentro de un sistema ¡
de cuatro luchas, cuatro enfrentamienros y cuatro riesgos:
verdad es convocada, formulada y probada en el espacio ya conscicu do ¡
a. la lucha, la violenci
a o el fraude que dieron lugar a la dispu a actual
t
de la soberanía; se la invira a sali r a la luz en el espacio del tribunal, y
entonces, y sólo entonces, determina el punco de aplicació n y los límites
(a la sazón, la carrera de carros);
de dicha soberanía.
p. el enfremamienro que sigue a esa primera violencia, la reivindka-.
En el prederecho, entre dos adversarios que no aceptan, ni uno frente
ción de quien se considera perjudicado, donde los dos adversarios hacen
. a otro ni encre sí, la relación de soberanía, la prueba de verdad apela a
va ler sus derechos . .Esta segunda disputa se produce a continuación de la
una soberanía ilimitada y salvaje.
primera y como réplica a ella. Puede adoptar diversas formas y proseguir
Entre las dos verdades, lo que se modifica es todo el sistema del poder.
hasta el infinito;
Y tendríamos la prueba, o al menos el signo, de que entre esas dos formas
y. d desafi'.o al juramento de verdad: ¿te atreverás a jurar? Esta tercera .
de verdad judicial se trata sin duda del poder en el hecho mismo de que
disputa es una de las posibilidades brindadas por la segunda: podría tomar
en la época helenística encontramos aún de manera bastante habitual el
el aspecto de una larga serie de represalias, o la forma de ese desafío, pero el .
' tipo de juramento "prejurídico".
papel de este último es poner fin al conjunro (primera y segunda series). En .
. ll6J Y lo encontramos en los casos en que los adversarios quieren resolver
consecuencia, es terminal y sólo puede adoptar dos formas: sí o no, y
' su conflicto al margen del aparato judicial que les propone la organización
O. para terminar, el enfrenramiemo con los dioses, que tiene un triple
dd Estado. Un texto8 de 134 a. C.: "La herida que tienes no re la hemos
carácter: transforma la disputa de dos adversarios en la de uno solo más
LECCIONES SOBRE JA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 27 DE ENERO DE 197 l 97

hecho nosotros, e ignoramos quién re la ha causado. Que Amonio y S6lo se habla desde el lugar de la soberanía. Apoderarse de la palabra .Y
Hermocles, nuestros hermanos, juren con nosorros que nuestro juramento tomar en las manos el símbolo de la soberanía son dos actos concomi-
es verdadero [ . . . ]. [Si prestan ese juramento,] que se los considere libres; tantes y ligados.
si no, recúrrase al epistato".9 .
b. Sin embargo, vemos que esa soberanía es muy limitada y parcial.
{ 1 9]
Bajo una forma muy diferente, es cierto, volvemos a dar con el prin­ En efecto, el "tribunal" no tiene que emitir una opinión decisoria y co­
cipio del juramento homérico: la aceptación del juramento tiene valor lectiva. Cada uno da la suya, y habrá una que sea mejor que las ouas; Y
decisorio, al menos en lo concerniente a los adversarios. Pero, con todo, esa opinión tendrá dos efectos: provocará la decisión, pero será a su vez
ese juramento ha perdido la mirad de su eficacia, porque en caso de re­ recompensada por una autoridad superior.
chazo de la prueba interviene d juez. Aparece, pues, como una suerte de "juego" en sentido esrricto entre
El problema consiste ahora en analizar la transformación del sistema un asunto privado (de asesinato y/o de deuda) y una soberanía que, por
verdad-decisión judicial-soberanía política. su parte, no se ocupa más que de la justa.
Estudiaremos esta transformación en dos tiempos: .
La soberanía sólo interviene <le manera indirecta, porque no hace sino
- el conjunto de las modificaciones que llevaron hasta Solón, y juzgar a los jueces y su presencia es meramente simbólica, en el cetro que
- las que condujeron a la época clásica, idest, la época de los Sofistas. : ellos sostienen.
c. Pero hay más: los jueces no se ocupan del asunto mismo del asesi-
nato; no tienen que decir quién es el asesino y a qué pena debe sometér­
[17) l l . EL PRIMER GRt:PO DE TRANSFORMACIONES selo. Sólo deben decir si el precio de la sangre ha sido bien pagado. Tienen
que decidir sobre el carácter correcto o incorrecto, completo o no, de los
Se trata de la introducción de una organización político judicial que, en . procedimientos que se han desarrollado. Los jueces no intervienen en lo
·
una época indeterminada y condiciones poco coimcidas, se superpone a referido al delito, sino a la aplicación de las costumbres del derecho que
los procedimientos riruales privados, y característicos a no dudar de las .· los particulares ponen en juego para resolver sus litigios. Más exactamente,
sociedades de guerreros cuyo ejemplo hemos visto. intervienen en lo concerniente a la ejecución.
Tenemos un testimonio ambiguo de esa organización arcaica en [20! Los jueces están en una posición secundaria. Controlan un desarrollo
Homero (el escudo de Aquiles); 1 0 y muy poco después vemos en Hesíodo , jurídico cuya iniciativa y peripecias no están en sus manos. En conse­
su 1mpugnac1on. 1 1 En lo que respecta a los documenros d'1rectamenre
• . ,
·
cuencia, no tienen que decir la verdad; no tienen que establecer la verdad
jurídicos, esd.n constituidos en lo esencial por las leyes de Gorcina. de los hechos, sino decir lo que hay que hacer.
d. Alrededor de la escena donde se desarrolla la disputa se apiñan los
[18) 1. Es la escena del escudo de Aquiles: dos litigantes: uno que sostiene · seguidores de los dos adversarios; querrían irrumpir para defender a su
haber pagado ya el precio de la sangre, otro que dice que no. Cada uno · campeón, pero hay guardias que lo impiden. Esta presencia, esta presión
cuenta con partidarios. por una parte y la prohibición por otra, tienen su importancia. No es el
Los antiguos dan su opinión. Cada uno de los oradores se apodera individuo como tal quien actúa en el procedimiento, quien exige o paga el
del cerro. A quien dé la mejor opinión se le promere una recompensa de precio de la sangre. Es todo un grupo con el cual él es solídarío. Ese grupo,
dos talemos de oro. en su conjunto, ganará o perderá. El individuo no es sujeto de derecho.
Esta escena comporta unas cuantas características importantes: Pero ¿qué significa d hecho de que los partidarios no tengan acceso al
a. Cada juez, en el momento de tomar la palabra, está ligado a la lugar donde se dice la justicia? ¿Una individualización del derecho? Está
soberanía. Emitir su opinión es ser, al menos por un tiempo, soberano. claro que no; la cuestión es que, en el lugar donde se dice l a justicia, el
98 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER 9'J
CLASE DEL27 DE ENERO DE 1971

juego de !as represalia.-; se interrumpe y los grupos dejan de reclamar los


1211 unos contra los otros. La lucha (aywv), por una especie de metátesis real, NOTAS
se traspone a otro lugar que no deja de recordar el de la competición adé-.
1 .Fuente cicada en Claire l'réaux, "La preuve a l'époque helléniscique. pri ncipalemen t dan�
tica, y donde hay enfrenramienro, concurso, semencia, decisión y premio.
l'Égypte grecque", en &cueils de la Sociéiijean Bodin pour /"histoire comparative des insútutions, 16.
e. Para terminar, viene un \'.orWQ, 12 que no es el testigo sino más bien .
"La prrnve. Premiere partie: Antiqu ité", Bruselas. �.ditions de la Librairie Enc:ydopédique, 1 %5,
el "que sabe", que es competente, que posee el hábito de las reglas, las .
PP · 16 1-222.
costumbres y la manera <le zanjar los diferendos. 2 Citado en Clairc l'réaux, "La prcuvc a l'époquc hdlénistique . . . ", op. cit. (Claire Préaux no

Al margen de los dos adversarios, por encima, frente o al lado de ellos, parece discucir la atribución a Demóstenes; Louis Cerner se inclina por Apolodoro).
-' Yéase I.ouis Gcrnet, "lntroduction a l'érude du droit grcc ancicn", en Archives d'histoire d11
vemos aparecer un poder político que juzga, y lo hace en dos etapas (los
dr!lir orienraf (AHTJO), 2, 1938, pp. 281-289.
jueces son antiguos y ellos mismos son juzgados); una competencia ju­
• El concepto de p re derecho rcmi1c a los escudios de l.ouis Gerner: uDroit ec pré-droit en
dícial que se les impone, pero bajo la forma muy incierta del tot"WQ; un
G rece ancienne", en L'Année sociologiq11e, 3ª serie (1948-1919), París, 1951, pp. 2 1 - 1 1 9 , donde
juicio que los deslinda pero que, a decir verdad, sólo concierne a los \ se analizan los casos aquí abordados por foucault; reed. en Louis Cernee, Anrhropologie de la
procedimientos de reparación, no al daño mismo. Crece ancienne, París, Maspero, 1 968 [trad. esp.: "Derecho y predcrecho en Ja Grecia ancigua",
En los caracteres de ese juicio homérico podemos ver el núcleo de las en Antropologí i anrigua, Madrid, Tau ru s, 1984, pp. 153-2261, y en Droit er irutiru­
a de la Greca
tioru en Crece antique, París, flammarion, col . Champs , 1 982.
transformaciones futuras:
' Homero, Jliade, xxmf'I', \'V. 340-592, ed. y trad. de P. Mazon, París, Lc.s Bdlc.s Lemes,
- la identificación más o menos rora! del poder político y el poder '
1938, vol. 4, pp. 1 1 1-121 [trad. e�p.: l.a f!fada, Barcelona, Iberia, 1960].
judicial (desaparecen los escalonamientos); 6 'Aywv, uasamblea convocada en los juegos, que dio su nombre a éstos y luego a los pro­
[221 - la sustitución del fo-i-WQ por una ley escrita, y cesos" (Louis Gernet, "Droit et pré-droit. . . ", op. cit.); "desi gn a la competición en un estadio, o
- un fallo que recae sobre el hecho establecido en su verdad y ya no · un proceso" (Gérard Sautel, "Les preuves dans le droit grec archaú¡ue", en Rccutils de la Socilré
..
simplemente sobre el procedimiento exigido en s9 corrección. jmn Bodin. . , op. cir., p. 121).
7 Louis Gernet, "Droir et pré-droi i . . . ", op. cir., p. 104: "Los símbolos del prcdcrccho son
En síntesis, la constitución de un sistema de discurso en que el ejer• '
esencialmente eficaces: la mano que da o qu e recibe; el bascón que afirma el poder, que desiste
cicio del poder (el derecho a formular una decisión), la referencia obligada ,
de él o que lo confiere; la palabra imprecatoria, el gesto o la postura que tienen valor de impre­
a la escritura y el establecimiento de la verdad están ligados entre sf. cación [ . . . I todo lo que actú� de inmediato y en virtud de su propia dynamis".
Pero no hay que anticiparse. 8 Véase Claire Ptéaux, "La prcuvc a !'¿poque hellénís¡iquc . . . ", op. cit. , p. 221.

'! Epismo: �obrestamc, tírnlo de diYersos "íuncionuios" de hAntigüed:id griega, sobre todo

2. El segundo escrato de documentación nos pone en presencia del sistema � los •¡ue tenían a su cargo la j llsticia.
1 " l lomcm, lliade, x:v ul:E, vv. 497-508, op. át., vol . 3, p. 186. Lo que se describe forma
del que en Homero sólo se presiente un bosquejo, y de lo que lo imp ugna, . 1
parce de la decoración del e>cudo forjado por Hefrsms, en tres dtrnlo,; el llniverso, en el centro;
lo hace batirse en retirada y lo sacará de circulación.* la ciudad, en el primer drcu lo; la escena del rri hunal , la labranza, en el segundo círculo, y l a vida
pastoril. La escena del escud o de Aquiles fue comentada por muchos a\llotes. Véanse Jean
Gaudemec, Les fn;titwitms de l'A111iq1útl, París, Sircy, 1967, pp. 1.19 y 140, y rambién H. J.
Wolfl: R. J. Borrner, G. Smich, A. Steinwcmer, G. Glon y l.. Gernet, que afirma que la escena
�s "un ejemplo paradigmático".
:l
Hesíodo, /.e Boucfier, cd. y trad. de P. Mazon, París, Ln Relles Lemes, 1928 [trad. esp.:
Eswdo, en Obras yfragmenrns, Madrid, Gredos, 1983].
ll
Homero, llíada, xxwl'I', v. 486. Este pasaje e.; igualmeme comencado por J. Gaudemet,
Les ftutimtiom. . . , op. cit., p. 140, que acribuy<' a la palahra hútor la raí1, is wid (larín video;
=

• Jntcrrupción abrup ca. El propio Foucaulc anotó "incompleto" en la primera página. Véase Alfred F.rnout y Antaine Meillet, Dictionnaire étymoLogique de la. L:znKtu latine, 3• cJ. re\•.
100 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER

y corr., París, Klincksieck, 1951). l'or su parre, Marce! Detíenne insiste en d aspecto "cescigo•,
aquel que ve y urn(·h11 y, en su calidad de heredero del mnemon, cambíén es memorialisr11H' (le:s
..

Maitmde 11irirldam bi (;reu 11n.·haiq11e, prcf. de P. Vid:tl-Naquec, París, Ma�pero, 1 967, p. 101,
n. 80 [tr.id. esp.: los maertros de 11erd114 tn bi Greci11 11rcaic11, Madrid, Taums, 1982)) [' térmirio
puesto en itálicas por d editor].

Clase del 3 de febrero de 1971

Hesíor1J* - Caracterizaáón de las palabras de verdad en Homero y


en el discursojudicial- Ritual ordálico grieg() e Inquisición cristiana
- Placery prueba de verdad en el masoqtsmo
ú - Hesíodo, cantor del
krinein contra el dikazein de los jueces-reyes devorad()res de regalos
- Díkaion y dike en Hesíodo - Extensión del krinein en el espacio
juridíc() griego y nuevo tipo de afirmacíón de La verdad - La legisla­
ción de Dracón y la reparación - Oíkaion y orden del mundo.

En los textos homéricos, <los cipos de juicios.


En el grupo de los guerreros, dista de tratarse de un juicio; es más
bien una disputa que se cierra con el juego del juramento y el desafío de
verdad. En un medio urbano o aldeano, intervención de una aumridad,
pero en el segundo nivel, con referencia a los procedimientos de repara­
ción cuya iniciariva corresp-0nde en forma exclusiva a los ciudadanos La
.

atención de la autoridad no está en que haya reparación sino en que, al


desplegarse las reparaciones. su curso sea regular. Estos dos tipos de pro­
cedimientos corresponden sin duda a dos tipos de grupos sociales y qui­
zás a dos épocas diferentes.
Ames de ir más lejos, querría hacer notar que la afirmación de verdad
estuvo presente en el discurso judicial desde los orígenes o, en todo caso,
en las formas más arcaicas que conocemos. No se la introdujo a posreriori ,
como una pieza de origen extranjero. Algunos enunciados se instituciona­
lizan desde el inicio con el carácter de palabras de verdad, palabras que
tienen relación con la verdad, palabras que la ponen en juego, o aún menos:
palabras que entablan un juego abierto, incierto, peligroso con la verdad. 1

' Título de la da.se manuscri1a.

101
102 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABF.R CLASE DEL 3 DE FEBRERO DE 1971 103

Y esas palabras no se limitan a tener u na función exterior y decorati ponerse o exponer a alguien a un peligro indefinido. Prestar el juramenrn
va: :
su papel operativo es crucial, porque en torno de ellas, a partir de de verdad u ofrecerse al peligro de los golpes, del rayo, del mar, de las
ellas
se produce el paso de la serie de represalias a la venganza amenazant fieras salvajes: rodo esro tiene la misma forma y la misma virtud operariva.
e �·.
los dioses. En la práctica judicial arcaica, la palabra de verdad no está ligada a la luz
[5]
No hay discurso judicial donde no merodee la verdad. En ese sentido y la mirada sobre las cosas; está ligada a la oscuridad del acontecimiento
,'
hay que suscribir lo que Dumézil decía en Servius et la Fortune:2 futuro e incierto.
"Por '
mucho que nos remontemos en los comportamientos de nuestra espe- , La prueba de que ése es el papel de la palabra de verdad la tenemos
[3] cíe, la 'palabra verdadera' es una fuerza a la cual pocas fuerzas se resiste
n '. en el hecho de que, en el plano institucional, la ordalía se urilizó como
[ . . . ] la Verdad se apareció muy pronto a los hombres como una de las : alrernativa al juramento. Cuando los dos adversarios no eran de igual
armas verbales más eficaces, uno de los gérmenes de poderío más pro-. rango y el juramento de uno de ellos no podía admitirse, se sometía a
líftcos, uno de los más sólidos fundamentos de sus instituciones". este último a la ordalía: era el caso de las mujeres (con la prueba del
Pero lo que hay que entender bien es que esa palabra verdadera no se peñasco); 4 era el caso de los ninos expósitos, y era el caso de los esclavos.
da originariamente y, por decirlo de algún modo, en estado salvaje; no. . El peligro físico al que se los enfrentaba, su suplicio, era su juramento
tiene la forma inrnediara, universal y despojada de la constatación de un . de verdad.
hecho. No debe imaginarse que la institución judicial apela, a drulo de ' Es curioso ver cómo se conservó esta prueba de verdad a través del
fundamento, norma o justificación, a un conjunto de constataciones ver- ' suplicio de los esclavos a lo largo de toda la práctica judicial griega, pero
daderas que se hagan o puedan hacerse al margen de ella. El discurso ! con un papel que poco a poco asumió un carácter diferente: en el siglo
judicial no se ajusta (final o primeramente) a un enunciado de lo verdadero ·. 1v a. C. se trata de hacer confesar a esclavos que [hayan] podido ser tes­
que sea anrerior o exterior a él. La relación con la verdad, para el discurso: tigos de las acciones de sus amos, pero que se hayan visro impedidos de
:
judicial, se establece conforme a normas o reglas que le son propias: decir la verdad por su situación de servidumbre.
Lo hemos visto: [6] El suplicio se sitúa en el orden de la verdad-testimonio, pero el amo
- La verdad no se constara; se jura: juramento e imprecaciones. tiene derecho a rechazar la prueba para su esclavo; y el rechazo funciona
- La palabra verdadera no se apoya en lo que se ha visto o experimen- : en parte como un rechazo de la prueba ordálica; es, en todo caso, una
tado; se expone, en el futuro, a la eventual ira de los dioses. mala nota, un signo negativo para la causa del amo.
[4] - La palabra verdadera no devela lo que ha pasado; al apumar a los ' Habría que hacer toda una historia de las relaciones entre la verdad
hechos, designa a aquel que corre el riesgo y descarta al que lo rehúsa. � y el suplicio.
- Para terminar, no funda una decisión justa; impone, por su propia ;
eficacia, la decisión.
En el sistema que conocemos en nuestros días, d introducido ya en :
la época clásica griega, la palabra verdadera es ame rodo la del testimonio: Glorz dijo tal vez lo esencial acerca de la ordalía griega, pero es en esta
su forma es la de la constatación; se apoya en lo que ha pasado y su fun- ,
perspectiva que habría que estudiar !a Inquisición.* En este último caso,
ción es revelarlo. Tiene por modelo o, mejor, por equivalente no verbal, : la prueba de verdad se complica debido al comportamiento cristiano de
la percepción: manifestar las cosas como si uno esruviera ame ellas, como , la confesión. Pero en la Inquisición no se nata de técnicas lisas y llanas
si las viera. La palabra del testigo es el sustituto de la presencia.
El equivaleme no verbal de la palabra verdadera, en el sistema que se •
El mártir manci ene la verdad incluso hasta el suplíci o, con la e>·encualidad aleatoria de la
menciona para el período homérico, es la ordalía;� la prueba física: ex-
iniervención de Dios para salvarlo. (Nota de M ichel Foucau!t.i
104 l.ECClONES SOBRE lA VOLUNTAD DE SABER CLASF. OEI. 3 DE FEBRERO DE 1971 105

para obcener la confesión. Hay toda una red de disyunciones que sostie­ LA TRANSFORMACIÓN
[S]
nen la prueba inquisicorial:
- o bien resistes a la prueba y no confiesas ser brujo ; en consecuencia El núcleo de la transformación consiste esencialmente en Ja aparición <le
es el diablo el que ce hace soporcar lo insoportable y eres, por tanto, un � .
·
un nuevo cipo de juicio, procedimienco y n e cia jumo a una forma
se t n

de sus secuaces. Mereces pues ocro suplicio, hasta el ddinicivo que han .
más primiáva.
Esta oposición es señalada por la existencia de dos palabras: 011cá(Elv
escapar a tu alma de este cuerpo y este mundo carnal donde reina el
demo nio; y KQtVEl v. La oposición accúa en un texto de Hesíodo" donde, por

- o bien no resisrcs la prueba y confiesas; está claro, en consecuencia,


una parte, parece manifestar la existencia de dos jurisdicciones diferen­
que eres el secuaz de Satán. Y, por lo tanto, mereces ser castigado. Castigo tes y, por otra, coincidir con la oposición entre la buena y la mala
al que te habíamos prometido que escaparías sí confesabas . Pero como jusricía.

[7] tu confesión hace que seas perdonado, morirás absuelto y por nuestra
parte no cometeremos un pecado mortal, porque no es un pecador no . Vamos, resolvamos aquí nuestra que re ll a [OlO:KQtvwµE8a vEÍKoc;J

arrepentido el que enviaremos serenamente al tribunal de Dios. mediante uno de esos juicios rectos que, pronunciados en nombre de
Zcus, son lo5 mejores de todos. Ya has [ J tomado y robado bastante
. . .

No es imposible que la aucopsia de los cuerpos, su suplicio post mór· .:


en l a hacienda de otro, prodigando � bundames home najes a los reyes
cem para establecer la verdad de la vida y la enfermedad, haya tropezado ;
devo ra dores de presen tes , siempre prestos a juzgar conforme a cal
con unas cuantas dificultades por esta mísma razón (en codo caso, para .
j ust ici a [pao 1J,..;ac; OWQOcj><.iyouc;, o'i ttjvói: ÓÍKTJV i:SO..ouot
la locura),5 a causa de las relaciones hisróricamenre sobrecargadas de ta< oíKcrno cu] .7
ver<lad y el suplicio.
(9) Retengamos varías cosas de esce texto:
Masoquismo. El masoquista no es aquel que encuent�a placer en el sufri- ·
a. El motívo por el cual se m encio nan y se oponen las dos justicias
mien to. Acaso sea más bien quien acepta la prueba de la verd ad y somC-:·,
es u n� disputa campesin a [ concern ien t e a] bienes y propiedades. La
a ella su placer: si soporto hasta el final la prueba de la verdad, si soporto '
mala JUSticia adjudica a los li ti gantes lo que no les pertenece; la buena,
hasta el final la prueba a la que tú me sometes, me impondré entonces ·
en contraste, permite a cada uno obtener y conser var lo que le co­
sobre cu d scurso y mi afirmación será más fuerte que la tuya. Y el dese-:.
i

rresponde.
quilibrio entre el masoqu ista y su interlocuror obedece al hecho de que b. En uno y otro caso, hay sin duda recurso a la autoridad, pero cuando
éste plantea la cuestión en términos apofánticos: dime cuál es tu placer, · se tr ca de la buena j usticia, parece que dicho recurso implica un acuerdo

muéstramclo; exhíbelo a través de la grilla de preguntas que ce hago;·. previo (Ot<Y:KQl vwµe8tx), y se hace ante una autoridad a la que no se
permíreme constatarlo. Utilización de la paradoja. conoce; en el caso de la mala justicia, tiene lugar frenrc a la autoridad de
Y el masoquista responde en términos ordfücos: siempre soportaré·; los reyes (jefes locales, jefes de las familias ar istocráticas) .
más de lo que tú puedas hacerme. Y mi placer escá en ese exceso, siempre '
.
� �os jefes son sensibles a todas las corrupciones, en tanto que la otra
desplazado, nunca colmado. No está en lo que tú haces sino en esa som� · J Usticia se hace en nombre de Zeus. [Esos rectos ¡· uicios]
son ' dice el texto '
bra hueca que cada uno de ms gesros proyecta delante de sí. . .
• . procedentes de Zeus. Lo cual parece indicar una autoridad
ex AlO<,;.
y'
A la pregunta apofantica de su interlocutor, el masoquista replica no · en codo caso, otro sistema de garanría.
con una resp uesta sino con un desafío ordálico; o, más bien, escucha un [IO]
La oposición exhibe notables analogías con la que se manifiesta con
desafío ordálico y le responde: en el límite de lo que puedas i maginar que·
mucha más claridad en las inscripciones de Gorrina.8
soy, yo afirmo mi placer.
106 LECCIONES SOB R..t: LA VOi.UNTAD DE SABER CLASE DEL 3 DE FEBRERO DE 1971 107

La ley de Gortina da cabida a dos tipos de juicios: siempre prontos a faltar, de quienes deben recordar rodas las reglas: en
el doble elemento de esra memoria juego la verdad de esa clase de juicio,
A. En uno, oucá(uv, sólo los lirigantes prestan juramento y cada uno el OiKá(eiv.
-
de ellos acude con sus testigos: pero éstos no son los que saben o han - Tenemos, pues, dos figuras remporales;
visto. Son parridarios. Y aunque también juran, no juran decir la verdad ; - la futura memoria, en los d1oses, del juramento actual de los hom-
sobre la causa que se ventila. Su papel no consiste en deslindar a los
; bres, y
adversarios a partir del tercer elemento que sería la verdad. - la memoria actual, en los reyes, de las reglas más antiguas.
Prestan el mismo juramento que la parte que sostienen; se compro- ' La verdad no tiene la misma relación con escas dos figuras;
meten con ella. Se exponen como ella a la venganza de tos dioses contra : - la verdad expone a los hombres a la futura memoria de los dioses, y
los perjuros. Pero al mismo tiempo manifiesran el peso social de la persona ;_ - se apoya en la memoria actual de los reyes.
a quien acompañan. Estas dos relaciones no tienen el mismo punco de surgimienco ni el
En cuanto a la sentencia, no es una libre decisión acerca del hecho o d -
mismo soporte:
derecho que están en causa.. Toma nora de la regularidad de los procedi- •• - e n un caso, es el jurador quien, en su juramento, esrablece la relación
míentos involucrados y seguidos. En particular, se pronuncia mecánicamente , con la verdad;
sobre la base de la cantidad de testigos y del peso que cobra el juramento. - - en orro, es el jue-t rey quien realiza la verdadera justicia en su sentencia.
(1 l] En un conflicto de propiedad se impondrá la declaración que haya '. [13] Pero en ambos casos, la verdad tiene la forma dd no olvido: los hom-
- debe ceñirse a esos testimonios. El jura- ,
reunido nueve testigos. El juel bres exigen el no olvido de los reyes, en la medida en que en ellos mismos
mento de las partes acarrea la decisión (un poco como en la escena del'.' se exponen al no olvido de los dioses. Esra verdad no tiene nada que ver
desafío de Menelao), pero lo que desaparece aquí es el desafío de hombre, con la oculración o la desocultación. JO
,
:
a hombre y el juego inmediatamente decisorio de! techaro y la aceptación:-
- El enfrentamiento igualitario es sustituido por la diferenciación _ B. Keíve1 v. 1 1 Junco a esta forma de juicio, la ley de Gorrina da cabida
social de los individuos, de su percenencia y de su cliemela. a otra, el 'KQÍVt:lV. Parece en verdad que en su origen esta forma tuvo un
- El desafío lanzado por uno en dirección a orro (y aceptado o recha� , papel esencialmente vicario: donde la costumbre escaba muda o era insu­
zado por ésce) es suscituido por el cara a cara de los dos grupos sociales. -· ficiente, donde era necesario tal vez calcular un daño.
- Por úkimo, el efecto inmcdiaramente decisorio del desafío aceprado, -' Ahora bien, ese juicio cobró con mucha rapidez gran extensión, al
o no, deja su lugar a la decisión en principio mecánica de una aucoridad '_ punto de llegar a ser absolutamente regular, salvo en los casos en que la
:.
en posición de tercero. primera forma de juicio, el Ot'Ká(ttv, se requería en forma explícita
En este procedimienro, la verdad se afirma, por tanto, en eI juramento � (adición a la ley). Sería ese KQÍVt:\ v el que ocuparía poco a poco codo el
de quienes juran juntos, bajo la forma del riesgo aceprado: nos exponemos espacio de la práctica judicial griega. ¿En qué consisre? AJ parecer, en un
a la venganza de los dioses si no decimos la verdad. Pero rambién se afirma simple desplazamiento o redoblamienro: el juez presta el juramento, sea
en la sentencia, bajo la forma de la memoria: las reglas han sido bien , porque las partes no lo hacen, sea por añadidura al juramento de éstas.
observadas, Y es de esta exigencia de !a memoria que los obsequios co- _
-
. [14 ] l. ¿Cuáles son la naturaleza y la función de ese juramento?
rrupcores pueden aparrar a los reyes. Con frecuencia se lo ha interpretado como un juramento promisorio
(Dareste): 12 d juez se compromete a respetar la ley. Pero (además de que en
[12! Fu cura venganza de los dioses y memoria exacta de los reyes de justicia.9 . esos casos no hay ley), vemos que, según la ley de Gonina -al menos en
· Amenaza de los dioses que se acuerdan de rodas las afrentas; recuerdos, cienos ca.sos-, el juez debe jurar la verdad del hecho. ¿Se rraca, con todo, de
108 LECCIONES SORR.E LA VOLUN'IA.D DE SABER 109
CLASE DEL 3 DE FEBRERO DE 1971

un JUramenro a ertórico: juro que esto es verdad (l.atte) verdad. No se exponen


_�
?u En muchos casos · Las partes son descalificadas como portadoras de
(como las partJC1ones de sucesión), el juramento aserrórico
no tendría sentid a la potestad de la verdad; conservan para sí

el poder de ecirla o no

.
Parece ser (Gcrnet) sobre todo un juramento por
Juez se expone en persona, corre el riesgo y liga su
medio del cual , � decirla. (Y el juez podrá tener un decir veraz o falso a propómo de lo que
. . destin o al valor de su : ellas juran.) .
propia sentencia. Un poco como lo harán más adelam ento. En
e los a nficcioncs ; Pero ese retroceso funcional se acompaña de un desplazanu
de Delfos antes de pronunciarse sobre un litigio: 14 "Conv pero funciona c�mo rico de
ocado a resol- · efecto, el juramento subsiste para las panes,
�er sobre los bienes y el territorio de Apolo, en la medida de lo posible introducción de instancia. Por el jurame nto, las partes mamfiestan que
_ ,n
f 15] ¡uzgaré la cuestio conforme a la verdad, sin furor ni odio, y no resolve dos tesis contradictorias
ré recurren al juez; indican que una y otra sostienen
en falso de ma era alguna. [ . . . ] Y si mamengo mi jurame
� nto, puedo · !
y que deciden a la vez solicitar y (en � ert;.
medida) aceptar la ca�sa.
� �
alcanzar rod npo e prosperidad. Si lo violo, que T
emis, Apolo pitio, Decir "juro que yo no he matad o y
.
Juro que él ha matado no es
� ,
Let0 Y nem1s Hesua y el fuego eterno me hagan perecer misera
blemente : enunciar una verdad, es inrroducir ritualmente una inscancía.
Y me nieguen toda salvación" (citado en Glocz) ya no es operador
.15 [171 El juramento de las partes, en esta forma de juicio,
El juez tiene que decir la verdad, y en esa relación prolongar y consumar la
con la verdad se de decisión; ya no tiene del todo el papel de
e�ponc a la venganza de los dioses, ni más ni menos
que los propios li­ rivalidad de los dos litigantes. Su función consiste en transponerla a una
ngances. Una afirmación de verdad aparece ahora en será una lucha (seguirá lla­
posición de tercero, ·, escena distinta: es cierto, el proceso siempre
superpuesta y supraordinada a la de las parces, y es esa enunci <;); 17 pero tendrá una
ación tercera,: mándoselo hasta la época dásica ayWV O vdKO
la que consácuye la decisión. la aparición del jurame
nto del juez no es. organización muy �
distinra, porque uno ya no prevalece sobre el
adver­
una rnera formalidad complementaria. Es toda una nueva smo cuando haya
disposición : sario por la fuerza o el peso exclusivos del juramento,
_
del discurso y de la práctica judicial. ganado para sí la decisión del juez. .
o ntual un nuevo
2. ¿Qué implica esa nueva disposición? ·· El juramento de las partes sirve para abrir en el aspect
licamente y acepta la
. .
a. Un desplazamiento y un retroceso funcional del jurame
nto de los · espacio de lucha donde ésta se desarrolla simbó
litigantes. Antaño, ese juramento exponía a éstos a la mirada al meno s por la negativa, es
insostenible soberanía del juez. (Y lo que lo confirma,
maner� de
de la verdad, y a su venganza. Ahora, se sabe que puede
ser verdade ro o. una disposición de la ley de Gortina: cuando no haya otra
está �usente--, el JU�
falso. Como lo hará notar más adelante Plarón (Leyes),* es meneste
r in -' juzgar -a causa de que la otra parte no comparece o
te. El Juramento deci -
el uso que uno de los dos sea falso. Y al poder ser tanto verdade como
falso, ya no podrá servir de prueba.
ro . se remitirá al juramento del único litigante presen
sorio del litigante.es un recurso último.) .
una nueva función
[16) [18] b. Pero ese juramento del jue-i implica asimismo
1 fesíodo: "El cobarde atacará al valiente con palabras tortuosas que'. de la sentencia. En el lCQÍVC\V la sentencia del juez
no se conforma con
.
a¡><>}'3rá en un falso juramento» (Trabajos. . , 195 y 196); "juramentos
.· dejar asentada la victoria de uno de los adversarios, comp
arar
_
y sancionar
que siguen la huella de las sentencias torcid " (Trabajos. . . , 219). sentido la cons­
as a las fuerzas enfrentadas; atribuye la vicwria. En cierto
ipio de medida?
tituye. Pero ¿sobre qué base? ¿Con referencia a qué princ .
Esquilo: "Afirmo que las prctcnsione5 injustas no pueden triunfar por. la sente ncia que se
¿Qué es lo que autoriza esa sentencia? ¿Y cuál será
los juramentos" {Euménides, 432).16 ·
considere justa, buena, mejor que las otras? • .

Es ¡usca
• El manuscrim indica úyeJ, rx; ahora bien, esre libro no conric:nc referencias al junmento. 1. Por supuesto, ciertos textos poéticos o filosóficos lo dicen.
ci a l?
La cucsciún se menciona en términos un poco diferentes en el libro xn, 948lr949b, v seña.la una ·. la sentencia que muestra conformidad con la ÓÍlCTj, que _enun
O\KCUOV KCU
evoluci{rn desde lo.� fumosos juramcnros <le los dioses en la época de Radamancis
. . ÚÍKatov; 1 8 más precisa o enigmáticameme, la que enuncia
110 LECCIONES SOBRE lA VOLUNTAD OE SABER CLASE DEL 3 DE FEBRERO DE 1971 111

rtA.T]6i<;, 19 o, como dirá más adelanre Heródoto, la que hace justicia KCXtcX - se esfuerza por determinar quién ciene derecho a pedir l a reparación
'to cov.20 y a declararla suficiente o a interrumpirla (los hijos y padres, hermanos
Quizás el comentario de estos texcos podría revelar la relación con la y hermanas, los primos, los descendientes, el suegro, la fratría);
verdad o la relación con el ente que funda la sentencia y que esa justa - determ ina igualmente cuándo se puede ejercer un derecho inmediato
sentencia manifiesta. de reparación (en la icyoQá., en la palestra), y
{19] 2. Pero la práccica judicial griega será sin duda un hilo conductor más - determina además sí se puede ejercer un derecho de reparación
sólido. cuando el criminal está exilado o la víctima es un esclavo.
Uno de los principios de esca práctica judicial, un principio constante En cambio, en lo concerniente a la naturaleza del crimen, a lo que
y que volveremos a ver hasta fines de la era clásica, es que toda acci6n éste es en sí mismo, la legislación de Dracón es rudimentaria:
debe ser iniciada por una persona contra otra; en el derecho griego no [21) - homicidio en legícima defensa (que es ya una reparación);
hay nada parecido a la fiscalía, el ministerio fiscal o la sede pública. - asesinato, y
Siempre debe haberdos adversarios, uno de los cuales acusa al ouo, quien, - homicidio involuntario.
a su vet, se defiende.11 La sentencia del juez en materia criminal tiene sobre rodo el objeto
a. En los procesos penales (y esto es una consecuencia del primer de dirigir el libramiento de las reparaciones.
punto) no corresponde ni a la ciudad, ni al Estado, ni a la instancia ju­ b. ¿Y en los procesos "civiles"? Por paradójico que parezca, la senten­
dicial iniciar una acción contra el sospechoso; la tarea queda a cargo de cia cumple el mismo papel.
la víctima o de sus a1legados; en un caso de asesinaco toca a uno de los Tornemos los procesos de herencia estudiados por Cern�t, B mando
allegados del muerto en tab lar la demanda comra el presunto asesino. Y alguien demanda a otro acerca de una herencia de la que éste se ha
si los herederos se abstienen, otros miembros de la familia pueden ocupar apropiado: los dos adversarios no son el demandante y el demandado,
su lugar y reprochar no sólo al criminal su crimen, sino al demandante son dos adversarios simétricos; no hay un demandante que deba justi·
legítimo su omisión. ficar sus derechos: hay dos luchadores que, uno fren re a otro, deben
En el orro extremo del procedimienro encontramos una disposición 1 justificar sus pretensiones. En esos procesos no hay autoridad de la cosa
del mismo tipo: cuando la sentencia se dicta, corresponde al adversario juzgada. Siempre se puede hacer valer una nueva ra.zón para recusarlos.
demandar e iniciar al menos simbólicamente su ejecución. (En Atenas, Y siempre puede intervenir un tercer litigante. Para terminar, sólo hay
en el caso de una pena doble, favorable a un panicular y a la ciudad, ésta · prescripción cinco años después de la muerte de quien ha sido declarado
sólo puede exigir lo que se le debe una vez que aquél ha comentado a heredero.
exigir su parte.) En los procesos relacionados con contratos, la falra de observación de
[20] La sentencia tiene su lugar contra el telón de fondo de un procedi- : ésros siempre se considera como un daño.
miento de reparación que se desenvuelve entre individuos. Ella legitima, 122] El papel de la sentencia no es, por tanto, declarar u n derecho que
limita, organiza reparaciones. Procura que el crimen sea compensado corresponda a un sujeto. Lasentencia no se funda en un derecho subjetivo;
como es debido. No consricuye al criminal como criminal. El gran inte­ no tiene que reconocer a un sujero de derecho.24Tiene que regular el juego
rrogante en el que se enreda todo nuestro derecho penal (¿el acusado es \ de las retribuciones y las destituciones. No se trata de reconocer a cada
verdaderamente criminal?) es ajeno al derecho griego, que sólo conoce, cual el derecho que le es propio; se trata de que el juego de las atribuciones,
en el fondo, esta pregunta: ¿el crimen ha sido verdaderamente reparado? las compensaciones, las reparaciones, se haga de manera satisfactoria.
Por eso la legislación deDracón,22 que seguirá vigente hasta Demóstenes La práctica judicial griega no tiene que apoyarse en la verdad de los

y más allá, es una legislación de:: la reparación: derechos del sujero;25 debe apoyarse en una distribuci6n y una reparación
1 12
LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 3 DE FEBRERO DE l97L 113

que estén de conformidad con la atribución o


y la circulación de las cosas
' [26] - Por qué e l fallo tiene: esencialmente la funci6n n o de declarar
con su jusro ciclo. sino más bien de inscribirse él mismo como repa­
conscimir el derecho,
c. Por eso vemos aparecer, como correlato de esa justici
a del KQÍve1v' ración, redistribución, compensación en el ciclo de los repartos. Más que
una nueva noción, la de oí1<:a:1ov, lo justo. 1 . . . .
,
A_. coteles.30
atribuir, a JUSC1c1a cornge. Véase ru1s
·

En la /liada, lo OlKO'.lOV no existe. Llll<TJ aparece cinco


. veces, para - Cómo se distribuyen y funcionan en el fu.llo lo verdadero y lo falso;
designar la causa que está en disputa y en juicio, así
como la scnrencia qué papel tienen con respecto a los juramentos de los litigantes, al del
mis a.26 En Hesíodo aparece varias veces, siempre
� ligado a la ÜÍKT). Y en juez, a lo justo y a lo injusto. .
pamcula r en el gran pasaje de
.
Trabajo:/días consag rado a la felicidad y - Por qué la justicia es inmediatamente y de pleno derecho políuca.
I� . .
mfel1c1 _
dad de la Ciudad (255-263). En ese célebre pasaje vemos que la ciudad;
La justicia es uno de los medios de hacer imperar el orden en
s1 los reyes no dictan justicia según el principio de lo ÜÍKa1o a cada quien lo que se le debe naturalme nte,
v, d resultado no canto de hacer reconocer
es toda una serie de inforrunios. ¿Cuáles son y cómo ciudad, velar para que
se distribuyen? sino de anudar como corresponde los lazos de la
.
[ . . ]*
el lugar de cada uno esté en equilibrio armonioso con el de los
otros. Lo
Y la causalidad misma se modifica. En el pre jure
homérico se solici­ cual implica: a) que sea la autoridad poHtica la que se ocupe de la jusr
icia,
(24]

'.
tab de nmediat la voluntad de Zeus. En Hesíod
? . o, es � ÍKrt la que y b) que todo hombre que se ocupe de la justicia se ha de ocupar, por
actua de mrermed1ano. Cuando los reyes no juzgan bien,
de la Tierra y va a solicitar a la vez la venganza de Zeus
LlÍKT) se ausenta ' eso m s ,
i mo de la Política de la ciudad.
(se refugia en las [27) El discurso judicial se reconoce de inmediaro como discurso [político]. "'
rodillas de su padre), - ¿Por qué, para terminar, decir lo que es jusco (OíKaiov) y al mismo

.
El ��tode la injusticai consisteante todo en la falca dejusticia. Presente, tiempo decir -cantar o saber- cuál es el orden de las cosas? El hacedor de
la JUst1c1a es al mismo tiempo el signo y la garamía de leyes será al mismo tiempo aquel que dice el ordenamiento del mundo; v la
la felicidad de las �
ciudades; en ese mismo sentido, Araro se refiere a las tres sobre él, solidariamente, a través de sus cantos o su saber, yde sus prescnp­
edades:u una en
que la Justicia está presente en la plaza p¿blica. y las encruc ciones y su soberanía. Y a la inversa, quien conozca el orden dd mundo
ijadas. Edad de
oro; en la edad de plata se ha retirado a las cumbres de las podría decir qué es lo mejor y lo más justo para los hombresy las ciudades.
montañas donde
resplandece cuando el sol se pone, mientras que en la edad La noción de vóµoi:; se convierce en central y equívoca. A panír de la
de hierro sólo .•
brilla a la noche en la bóveda celeste, donde ha instalad forma jurídica del l<QÍvt:\ v aparece un ciPo singular de discurso verdadero
o su retiro. .
Lo ÓÍJCct.tov está, pues, ligado a un orden del mund que esrá ligado al oh::aiov, al vóµo�. al orden del mundo y al ordena­
o. Pres ente en el
undo, la AíKt")29 asegura que b felicidad de los hombre miento de la ciudad. Aún está muy lejos de nuestro propio discurso ver­
� s responda a la :
Justeza de los fallos; ausente, procura que la ciudad y los campos 1
sufran : dadero, pero el nuestro, por transformaciones múltiples, es su derivado.3
·
fallos injustos. Nosotros pertenecemos a esa dinastía del KQÍW:l v.
En canto que en las categorías del pensamiento jurídico romano
Jo
:'justo" se refiere al verdadero derecho del sujeto, y la sentenci
a justa dd
JUez romano debe verdaderamente enunciar el verdadero derecho [28) CONCLUSIÓN
;
[ . . . J**
Con el KQÍVei.v se constituye en el discurso y la práctica judiciales todo

• La página 23 del manuscrito se eliminó y cra.�ladó a la clase siguíente (1 O de febrero), donde un nuevo cipo de afirmación de la verdad.
es la página 6; véase infra, p. 12 J •

.. La página 2S falta. • Fl manuscrito repite: judicial.


1 14 LECCIONES SOBRE l.A VOLUNTAD DE SABER CIASE DEL 3 Df: FEBRERO DE 1971 115
Esa afirmación de la verdad hace que el discurso de justicia se comu­
nique con el discurso político, en el cual se ejerce la soberanía, y con el NOTAS
discurso del saber, en el cual se enuncia e! orden del mundo. Es ese dis­
l El juez dice la verdad en la Grecia arcaica; la conexión 5ÍK1.no� K<Xl á.Ar¡Otj� se constata
curso el que enconrró su más aira formulación en Solón y Empédocles,
con mucha frecuencia: véanse F.urípidcs, La1111p/.icanm, v. 859; Pl�cón, l,ryes, IX, 859a; Demós­
reyes de justicia, paeras de la ley escrita y maestros de verdad. Ese tipo _
cenes, Harangues, 11, cd. y trad. de M. Croiser, París, Les Belles Lemes, 1925, pp. 110-112 (trad.
de afirmación desaparece con los sofistas o, mejor, encontramos frag­ esp.: Dimmo1 polftia;s, 3 vols., Madrid, Credos, 1980-1985 ], y Sófocles, Edipo rry. v. 1 158
mentos dispersos de ella en los sofistas, como si circulara en estado salvaje : (según Rudolf Hi nel, Thtmis, Díke und Verwandtts. Ein Beitrag zur Gtschichu der R,chtsidu bei
en un juego donde no se fija ni se detiene en ninguna parte. Afirmación __ tkn Gritchen, Leipzig, S. Hi rn l , 1907, pp. 108- 1 1 5; rccd. Hildcsheim, G. Olms, 1966).
l Grorgcs Duméiil , Strvius et fa Forttmt. Essai sur Í4 fonction soá11fe de íouange et de blame
de la ley que se opone a la naturaleza; afirmación de que no hay verdad .
y de que todo discurso es verdadero; afirmación de un saber universal y; rt fJIT k1 iVments indo-e11ropiem du cenr romain, París, Gallimard, 1943, pp. 243 y 244.
3 Sobre la ordalía, véanse Gu.mve Glmz, L'Ordalie dans /,a Cr;.u primitivt, rrurk de droit etde
afirmación de que el saber no es nada; afirmación de que se enseña la .
mythologie. Parls. A. Fonremoing, 1 904, y Études socúr/rs etj111idiq11� mrL'Anriquirigrmpu. París,
justicia y de que se puede lograr el triunfo de todas las causas. La em- ; Hachetrc, 1906, pp. 81-84 y 94; y Gérard Sautcl, "�s preuves dans le droir grec archaiqueA, en
,
briaguez de la vieja verdad griega despedazada. Rrcuál.r de la Sociiti }an
t JJodin
pour l'hútoire compararíve des institutions, 16, "La preuvc. Premiere

[29] Desde el KQÍVnv cantado por Hesíodo y opuesto por él al OíK<xiov. parcie: Amiquicé", Bruselas, ÉdicioM de la l.ibrairie Encydopédique, l 965, pp. 125 y 126.
4 La mujer culpa hle se remitía a las divinidades marinas arrojándose desde lo alto de un
de los reyes devoradores de regalos, desde ese KQÍVEt V institucionalizado .'.
pcflasco (saleo de Léucade).
por la ley de Cortina hasta los mercaderes de discursos y argumentos;
5 Fouc.aulc se refiere aquí a la "realización teatral de]:¡ locura" experimentada en d siglo XVII
fulminantes, el camino, de codas formas, fue largo. Y, a grandes rasgos, : (véase Zacutus Lusitanos, PraxiJ medicaadmiranda, I1'on, apud Joannem Anconium Huguecam,
pasó por eres ecapas: .: 1637), descripra en Historr ie a l'águla.ssiq11e, París, Pion, 1961, pp. 400-405 [trad. esp.:
i de Íll fol
- El establecimiento de una ley escrita que, en cierra medida, fijaba . Hi1toria de la lomrn m la tpoca clásica, 2 vols. , Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica,

el vóµoc; que rige lo justo y la práctica judicial. Es l:� primera gran derrota 1992]. "Era un h:íbico aceptar como un desafío la verdad del delirio del en fermo." El tratamiento
moral de la locura, a menudo comentado por Foucault, corresponde rigurosamente al procedi­
de la justicia aristocrática y guerrera dictada a partir de los momenros:
micmo inverso a esa teacralización del delirio.
decisorios. El decir judicial que prevalece ya no es aquel en el cual la 6 Hesíodo, Les Travauxet ksj0tm, vv. 35-39. cd. y trad. de P. Mazan (cd. de referencia). París,
imprecación tiene más peso, es el que se conforma al vóµoc;. Es la época � Les Bdles Lemes, 1928 (erad. esp.: 7 a r bnjosy dlas, en ObrasJfr agm ento
s, Madrid, Gredas, 1983).
3> . , 33
[Es} euvoµta.
de Carondas, '
- Zaleuco v Oracon. =.
1 Hesíodo se di rige a su hermano, Perses, que lo habr ía despojado de una parce de su heren­
- El establecimienro de un poder polícico judicial que tiene la forma;
cia. Véase Les TravnttX. . . , op. cít., p. 87.
3 Documento epigr áfico compuesto de varias inscripciones; la princi p a l debe datar de
de la ciudad y que, en principio al menos, se ejerce de la misma manera:
450 a. C.; pero de hecho , la legislació n de Gonina
(Creta) debe de hahcrse mantenido más o
en relación con todos los ciudadanos, aun cuando éstos sean desiguales. menos en su estado arcaico: inscripciones fragmentaria.1
35 de los siglos VJI yVI . Vfase fran·1. Rüche!cr
por la riquei.a o el nacimiento. Es la época de Solón.34 Es ioovoµícx. . Y Errm Zitelmann (comps.), DaJ Recht von Gnrrvn, Fráncfort, J. D. Sauerlande
. - r, l885.
- Para rerminar, la roma del poder por el pueblo, al menos en algunas·:

Lou1.S Cerner, Le cemps <.lans les formes archa'i ucs du droir", en fo11rnal de Psychologit

q
N rma t
ciudades, a través, a pesar o a continuacic>n de la tiranía.36 : o
10
k e P11thologiqut, 53(3), 1956, pp. 379-406.

Pero lo que hay que describir ahora es la historia política que puede :
El car:ícter de ocultación o desocultación de la verdad, su ciencia ambigua, remite desde
(30]
luego a la 'A.Atj6cta de Martin Heidegger,
y .1obre todo a D� Li:,gnce de la vériré, trad. de A.
explicar la aparición del KQÍVEtv, esa introducción de un discurso justo: de Waclhcns y W. Biemcl, París
y Lovaina, J. Vrin/Neu welams, 1 948 (ed. orig.: Vóm Weun der
y verdadero a través de las instiruciones y prácticas judiciales. Y que puede 'Wahrheit, Fráncforr, J(]ostermann, 1943)
• · [trad. esp.: "De la esenci a de la verdad", en Hitos,
explicar también sus uansformaciones. �adrid, Alia nza, 2000]. Pero foucault retoma a uí, antes bien,
q la descripción del par mcirético
Alltheia!I�the"dc Deriennc (rampoco citado en este curso), desarrollada en LerMnitrerde viritl
dam la Grtce archalque, prcf. de P. Vidal-Naquei, l'�rfs, Maspero
, 1 967, p. 1 O l , n. 80 [trad. esp.:
116 LECCIONES SOBRI::: LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 3 DE l'El\RF.RO DE 1971 1 17

f.QS maeJtroJ de verdad en la C:re<ia arcaica, Madrid, Taurus, 1982), pan soslayarla :1 partr de i
1-R Acato, Fenómenos. poema a.•cronómico cxrrelllaclamclllC popular en todo el mundo griego:
una rccons1i1ución de la s prácticas judiciales. Véase "Situación del curso", infra, PP- 293-309. véase .\1 arcel Onienne, C,rúe agmire et ,mfr11de religimse, Brmelas-Bcrchem. Laromus, 1 963, pp.
;i Vbse Louis Gemct, "Sur la not ion de jugcment en droit grec", en Archivn d'hi;roire du
.30 y 3 1 -
droit orimra/(A!WO}, 1, 1937, pp. l 15 y 116. l�I
Erik Wolt: Grierhi1chtJ RHht1dmken, op. fir., pp. .H-15.
Rodolphe Daresrc, Bernard Haussoullier y Thfodore Reinach (comp�.). Nernt:il tks im­
i: :-O Véase lnuis Gernet, Droitet Jociiti.. ., op. cir.
criptionsjm·idiq11es grecq11e1, !• serie, fusc. 3, París, F.. Leroux, 1894, pp. 352 y ss.; citado por Jl Cómo m) mencionar aquí d co men tari o sobre Niet7.sche que hace Heid<'gger: "Ll con ­

Louis Gernet, "Sur la notion de jugemcnt .. . " , r1p. cit. cepción griega inicial dd cn1 c se solidifica cada vei más hasta limitarse, en la hora present�. a
l.!
Kurt Larrc, ci1a Jo en Louís Cernee, "Sur la notion de j ugement. . . ", op. cit. ser lo más corriente y comprensible de suyo [ . . . j. Es inútil examinar aquí en de ralle esta doccrina
1 4AnHnion�s: nombre dado a los dipurados de las ciudades griegas reunidos en
confedera­ 1 sus deriva dos históricos que coinciden con las principales ciapas d� la metaffsica occidcncal"

ción política y rcligios:i, y cuyas asarnblC2s se celebraban en la primavera .:n Delfos (y en otoño (Martin Heidegger. Ninz.rchr. 2 vols., erad. de P. Klosst>wski, París, Gallimard, 1971, ''ºl. 1,
en /\nrela, cerca d.: las Termópilas). Lo.1 anfictiones concah:rn con una fu.:r1.a milirae para casti­ p. 420; �d. orig . : Nietz;che. J'fullingcn, Günrer Kes ke, 1 %1 [trad . esp.: Nietzsche, 2 vols.,
gar a los perjuros. Véase Jcan G:iudemet, Ln /mtitutiom de l'A11tiq1úti, París, Sir�y. 1967, pp. Barcelona, Dest ino. 2000]).
l76 y 1 77. ·'� Los primeros legisladores calific3dos pur los griegos de ti ranos o "pairnncs", p;ilabra sin
i ¡ Gus1ave Glocz, ÉttuUJ Jocin/tJ njuri diqun. ., op. cit., p. 145 (cita copiada por Fouc:ault valor peyorativo ames del siglo v a . C.: Carondas en Catania hacia 6 00; 'l.al�uco en Locris, en
en su <locumemación). Ja .....1agna Gre ci a, hacia 663, y Dracón en Arenas hacia 62 1 . V éase Hartvig Frisch, Might and
16
Es1a1 crftic;is del juicio decisorio son citadas por Gérard Sau ce!, "U:s preuves dans le <lroit .. .", Righr in 11ntiq11ity, op. cir., pp. 1 1 6-118: véase asimismo Moscs J. Finley, Tl>e Ancient Greeks.
op. cit. , p. 131. fn1rod11aitin ro thtir Life and 'Fho11Kht, Londm, Chano & Wi ndus, 1963 ltra<l. esp.: Lo1 grieg"s
17 Aywv o vci.Ko<;: lucha o discordia.
·
dr laAmigii�d11d, 13arcclona, Labor. 1963).
i s .O.í1miov: lo "justo"; véase Hesíodo, Trab11joJ.. . , v. 225; la sentencia decisoria según Erik
­
1· -' Euvoµ ía: ·umon ía, buen a administración . Véase Jenofonte, 1:.i:onómh·(I, tx. l 4. y Heródorn,
Wolf, Griechischu Rechtrdenkm [1882], 4 ,.oJs., Fráncfon, Klos1ermann, 1 950-1956 [trad. esp.: Hisrorias. 1, 65.
El origen de � omología jurídfrn ('n el pe1w1miento griego, Córdoba (Argentina), ünivcrsidad ·1' Solón , arconi� e.le Atenas, 594-59 l a. C. Arisrótdcs data en él d comiemo de la democracia.
Nacional de Córdoba, Dirección General de Publicaciones, 1965i. ·
.l� 'Ioovoµía: igualdad :1111c la ley; y de hecho, la ley, verdadera soberana de la ciud,d are­

•'> i1íKcuov Kttl liA.11eéc;: lo que es justo y verdadero; encon tramos una equivalencia de _ n iense, es con frecuencia el eérmino elegido por los gricgc>s para designar el régimen democrático.
esm palabras en Jos trági cos (Hirzd). V¿ase Gregory Vlastos , "Jso11omia", America11 j1111rn11l ofl'hilolog_y ( Bahirnore, Maryland) . 74,
20 Hcródoco , Historias, 1, 97: "Deyoces disfrmaba de fama como jue7. po rque era capaz d.. 1 953. pp. 337-366.
pronunciar las semencias con forme a la verdad [-rae; oíKtt<; lin0Paív1:1v Kata -:o tóvj " (citado - St-gún fdouard Will, otra fucnce de Michd Foucaulc: ÍJonomía. no igualdad ante la ley sino
con ocros ejemplos en Rudolf Hind, 11umis, Di/u und Verwnndf(J, op. cit.). igual reparto {de nemein, di srrihui r); véase Édouard Will. Lr Mondr grec et /'Orient, voL 1: Le V'
: 1 Véase Ham·ig Frisch, Might and Righr in Amiquiry. ..Dike" !: From Homer to tht Pmia11 - sifr/(, 510-403, París, J>uF, l 972, p. 73 [trad. esp.; El mundo gri(go y l'Í Orienrr, vol. 1: El si1Jo V
Wan, naJ. de C. C. M:1nindale, Copenha.gue, Gyldendal Bogha.ndel, 1949. (510-403), Madrid, Akal, l 9'.17). roucault co nsulró asimismo el libro de Pierre Uvéqu� y Pi erre
1�Aris¡Óleb, Polítim, u, 1274b 15 y 16: " H ay leyes {nomoij de Dracón, establecidas de_ Yid:1l-'.\'aquet, Cliithl-ne l'Athénim, París, l.c.� R�lles Lemes, col. ;\nnale; Littéraires de l'Cnivcrsi1é
conformidad con Ja constirucíón {politein/ existente�. Esos nomoi (leyes) o thesmói (usos) atri·-­ de Bcsan\on, l 964.
-
buidos a Drac1)n �un obj ero de controversias enrre historiadores; v¿ase Fran�ise Rw.é, Diliblrati JGJ. Roger Dunkle, "Thc Gr�ck ryram :md Rornan polilical invective of che late Rcpuhlic ",
npmwo ir d!lm In Gtégrecque: de Nmor ll Socrat(, París, Publications de la Sorbonne, 1997, PP·, en 7ram4c1iom 1ind l'roceedings oftf.e Americ¡¡ri Phiw!ogical As;ociaiion (Clevdand, Ohio}, 97,
342-345. 1967, pp. 151-171.
i.s 1 .oui s Gm1cc, "Sur la nocion de jugcmenc. . . ", op. cir., pp. 126-129.

14 lbid. , pp . 1 1 1-144.

25 Louis Gerner, Droit et shciitl dam la Grece ancimne [1955], 2' cd., París, Si rey, col,

Publications de l'lnstitut de Droir Romain de l'Université de París, l 964, núm. 13.


::6 Erik Wolf, Griechische1 &ch11denkm, op. cit., pp. 85-?4. cita efectiva.mente cinco usos en.
19-55; 23-539; 18-497; 16-542, y 16-388.
27 Hanvig Frisch, Might and Right in Anriquity, op. cfr., pp. 98 y 99, identifica todos los USOS

de dike en Hesíodo.
.,.;.. .. ' i ..;-�� :
;
•. . ·.... ·"'" •·��..
·
·. ... .

Clase del 1 O de febrero de 1971

Dútribución de la palabra de verdad entre dikaz.ein y krinein -


Aparición de un díkaion hesíódico como reivindicación de un orden
justo - Papel del vecino en eljieego de Lajusticiay la injustica i - De
la verdad onláiíca a la verdad-saber -Aporte de los saberes asirios e
hititas. Su transformación en Grecia.

Los texros de Hesíodo y la legislación ulterior de Gorrina pusieron de


relieve una oposición entre dos tipos de acciones jurídicas, KQl vet V y
0\lCcX(tl V:
- [una] oposición formal: en un caso, las dos partes prestan juramenro;
en ocre, también el juez pronuncia la fórmula ritual del juramenro y la
imprecación;
- [una) oposición en la manera de llegar a la senrencia: en un caso
por la mecánica de los juramentos; en orro, por una decisión del juez que
no está acacia al juramento de las pam:s.
Lo diferente, de una práctica judicial a otra, es toda la disposición de
la palabra de verdad.

a. En el CHKci(et v, la pronuncian los litigantes. Lejos de que el carácter


necesariamente concradicrorio de esas dos afirmaciones de verdad com­
tiruya un problema e invalide ambas, es su oposición la que, bajo !a forma
de la lucha simbólica, del &.ywv, va a acarrear la decisión; por fuerza,
triunfará la más pesada de esas irnprecacione.s. La sentencia cicne lugar
no por encima de la oposición de los discursos, sino en el juego y por el
juego de esa oposición. El juez. no pondera el valor de las pruebas eva­
luadas con toda neutralidad por una opinión rcrcera e indiferenre. sino
el peso de las afirmaciones proferidas, en el juego de su choque real.

119
120 l.ECCJONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SA!'IER CLASE DEL 10 DE FEBRERO DE 1971 121

b. En el KQlVE:l V, al contrario, la palabra de verdad se despla7,a del litigante Ni la noción n i el término existen en Homero. En la J/íada o la Odisea
al juez. Si damos crédito a la fórmula rirual de los anfictiones,1 toca al jue"L ·
aparece la palabra OlKT] (cinco veces en la primera, más a menudo en la
decir la verdad y exponerse, si no la dice, a la venganza de los dioses. La segunda), 4 pero con el sentido de:
furma ordálica de la verdad: prueba y suplicio, el juez la hace suya. Y, de · - veredicto o sentencia (!/. , xvm/l:, 508; Od. , x1/A, 570);
resultas, los juramentos <le las dos partes tienden a no desempeñar ya otra - ejercicio de la justicia (JI., xv1/II, 542);
·
cosa que un papel declarativo: los dos litigantes declaran que introducen - procedimiento legal o legítimo, acción que se presenta, denuncia
una instancia y se remiten a la autoridad del juez; declaran así cuál es su tesis . que se formula de acuerdo con las reglas (JI. , xxm/\f, 542);
y, entonces, la sentencia del juez. tendrá la función de decir cuál es verdadera. - derecho y prerrogativa de cada quien (//., xix/T, 180), y
o cuál es más verdadera o mejor. Ya no corresponde a la oposición real de ' - regularidad de las accíones y las sentencias (!/. , xvr/II, 388).
dos palabras resolverse por su dinámica propia; una tercera instancia es la • [6) f1tK11 es en suma, por ramo, lo que esd en juego en el procedimienco,
(.3] encargada de escoger emre ellas y decir cuál vale más. La verdad es lo que el procedimiento mismo con su regularidad; la sentencia y lo que resulta
se dice de una o de otra a partir de un punto que no es ni la una ni la otra. . de ella. La ÓÍK11 no es lo que rige la acción judicial, es más bien su desa­
Pero se suscita un problema: cuando el juez se expone por juramento, . rrollo, su j uego y lo que está en juego en él. Lo que rige la OlKr¡ es 8éµ ti;,
para el caso en que su sentencia no sea buena, ¿qué criterio uriliza? ¿En: id est la costumbre: ley y regla.
nombre de qué discrimina? <Cuál es la regla a la que se somete ese discurso
tercero para llevar a cabo su decisión?
B. EL ÓÍKCXlOV DE HESÍODO

A. LA Al'ARtc1ór-; DEL ÜÍKcnov En Hesíodo, al contrario, el término OÍK!XlOV aparece ligado a la 6.íl<'.r¡
como su correlarn.5 Esta correlación entre OlKTJ y ÓÍKctlOV se despliega
[4] ¿Por qué elemento debe regirse la palabra del juez en el KQÍVctv?
con bastante claridad en el pasaje de Trabajosy dí11s dedicado a la felicidad
No por el conjunto de las leyes existentes, como lo prueba una serie
y la infelicidad de la Ciudad: si los reyes no hacen justicia según el prin­
de disposiciones que podemos encontrar en la ley de Gortina o inducir:
cipio del ÓÍKctlOV, el resulrado va a ser roda una serie de desdichas.
a partir de ésta. Allí donde falta la ley y la tradición está muda, allí donde
¿Cuáles son esas desdichas, y cómo se di.�tribuyen?
el papel atribuido al litigante ya no puede cumplirse regularmente, entra'
en juego el KQÍW:W.
a. En lo que respecta a su propia nacuraleza, son las mismas que afectan a
Puede ser que eso ocurra en el caso de las disputas interfamiliarcs .
los perjuros según las viejas fórmulas homéricas y tradicionales de la im­
(ámbito en el cual la tradición no estaba bien establecida) (hipótesis de
precación: muerte <le los individuos, esterilidad de las mujeres, el ganado
Gerner); 2 puede ser también que el KQÍvciv imervenga cuando se traca
y los campos, guerra y desastres:
[5] de calcular un dano, un bien, hacer una división. En sínresis, es lícito'
suponer que el uso del KQ Íve\ v está ligado al desarrollo de una sociedad Los hoinbrcs mueren, las mujeres dejan de dar a luz, las casas perecen,
en la que las relaciones económicas cobran cada vez mayor extensión Y por el consejo de Zeus Olímpico A veces, el Cní nida también les des­
desbordan cada vez más frecuentemente el marco fumiliar. lfuye una muralla, un vasto cj(:rciro, o se cobra con su flora en medio
En todo caso, lo que guía las senrencías del juez en el KQÍVEl v, aque­ de los mares (Trabajos. . . , 243-2'17).6
llo a lo que el juez debe ceñirse por su juramento, no es la ley, el ecoµói;,'
es otra cosa. 17] b. En cambio, la distribución de esas desdichas tradicionales se modifica.
Esa otra cosa se designa con el término OÍKaLOV. En la fórmula sacramental es el perjuro mismo el que paga, o su deseen-
122 CLASE DEL 10 DE FEBRERO DF. 1971 123
LECCIONES SOBRE IA VOLUNTAD DE SABER

dcncia y su raza. La venganza de Zeus, garante de los juramentos, sigue los para los juramentos judiciales; como si procurara dar�
esos comport�� ien­
mismos lineamientos que las retribuciones humanas. La sangre, d yévoc;, . .
ros la misma estructura jurídico religiosa que a las disputas y los lmgms.
la rnza, definen los límites, los puntos de aplicación privilegiados, las vías
. La rique-an o debe arrebatarse [. . . }. Se puedeganar una inmensa fortuna
de comunicación de los castigos. En Hesíodo, la víctima de la injusticia de
sus reyes es la ciudad encera; la parentela no marca de:: antemano a las por medio de la violencia [. . . ], se lapuede conquistar con la lengua, cal
como sucede a mt:nudo cuando el lucro curba la mente del hombre y el
víctima� posibles: el Estado o la Ciudad los abarcana codos sin distinciones. ·
descaro p revalece sobre el sentimiento del honor. Pero los dioses se
apresuran a an iquilar al culp able, a arruinar su casa, y es poco el ¡jempo
A menudo una ciudad emera sufre la culpa de uno solo que reina y urde. que se mantiene sufortuna. Y es igual el crimen de quien maltrata a un
el crimen (Trabajm. . . , 240 y 241) .7 suplicante o un huésped (Trabajos. . . , 320-327) . 10

Es menester que el pueblo pague por la locura de sus :


reyes, que, con . _ El sistema incluye a un nuevo interlocutor que tiene, en ese juego de
rristes des ignios, falsean sus decisiones a través de fórmulas taimadas ..
la justicia y la recompensa, y de la injusticia y la punición, un papel
(TrabajoI. . . , 262 y 263).�
ambiguo. Ese nuevo elemento es el vecino: yf:Í"tWV. Por un lado, el vecino
[ 10]
es como una riqueza, una buena cosecha: un don de los dioses, una
c. Pero es también la teología de ese castigo la que se modifica en parre. En:.
recompensa ofrecida a la piedad y la observancia de las reglas.
Homero, cuando había perjurio, y quedaba escarnecida emonccs la sobera· ",
nía de Zcus, éste se vengaba directamente, aunque a veces alargara Jos plazos.
. Un mal vecino es una calamidad, como un buen vecino es un verdadero
En Hesíodo, Aúcr¡ actúa de imerrnediario cuando los reyes no juzgan :. tesoro. Da co n la buena fortuna quien encuentra a u n buen vecino
[8] bien; la ofendida es AÍKT), que se ausenta de la Tierra y, refugiándose �n. (Trabajos. . . , 346 y 347).1 1
las rodillas de Zeus, va a solicitar su venganza.9 Los malos juicios provo.'.
can en primer lugar la ausencia de A(x:r¡, y d insulto a ella motiva de vecino mismo es un princip io de reuibución: es
Pero, por otro lado, el
manera secundaria la ira de Zeus. l quien recompensa y enriquece, él qu ien difunde la desdicha:
é
.El discurso y la práctica de la justicia ya no tienen una relación dicecu
con el Zeus que envía los decretos, garantiza los juramentos y casriga a'. Tu buey no moriría si no ruviesc:s un mal vecino [. . . J lo que tomas de
los perjuros; su relación con él comienza a darse por inrermcdio de otro, sin su consencimicmo y sólo impulsado por el descaro [. . . ). te
LlíKt¡. Exrraña diosa correlativa de las prácticas humanas, porque son " congela el co ra1.ón (Trabajos. . . , 349-360). 12
los malos fallos los que la expulsan, pero si éstos se multiplican es por-.­
que ella está ausente. - La posición ambigua en que se encuentra el vecino obedece a que se
trata de una pieza indispensable del sistema de los intercambios.
. como en la sociedad homérica, la forma del don
[9] d. Sin embargo, más aún que esra otra causalidad teológica, lo que se Intercambio que tiene,
introduce es todo un nuevo sistema de correlaciones. Ese nuevo sistema · y el contradón; pero el desequilibrio (dar más de lo que se ha recibido)
se caracteriza de varias maneras: ya no es aquí asunto de prestigio sino de cálculo, de medida:
- Se asimila al perjurio, los falsos juramemos, las sentencias taimadas
y las impiedades todo un conjunto de conductas económicas del tipo de Mide con exactitud lo que comas prestado de cu vecino y devuélvelo con
exactitud, en igual medida y más at'm, si pue des, a fin de que, en caso de
la compra deshonesta, el fraude con los bienes. Todo sucede como si
necesidad, estés seguro de contar con su ayuda (Trabajos. . . , 349-352).13
Hesíodo exigiera para las transacciones las mismas garancfas sagradas que
124 LECCIONES SOBRE IA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 10 DE fEBRERO DE 1971 125

La justicia cobra cuerpo en el sistema mensurado de las prestaciones, las En definitiva, lo justo sobre lo cual se apoya el JCQ(Veiv, y que debe
deudas y su reembolso, en vez de exponer a las venganzas al mismo tiempo servir de regla inmanente a esta práctica de la justicia, es pues muy dife­
inminenres e indefinidas e.le Zeus. rente a lo que regula la vieja justicia del juramenro decisorio: ésta no
j i I] - Por último, este o rden jusro y mensurable de la deuda está ligado conocía más que la regla formal {0ɵt�); ahora, el KQÍvew debe apoyarse
a orro, también mensurable, que es el de las estaciones, el tiempo, las en una justicia que está:
cosechas, los astros y los días. A rravés de la oposición mendicidad/sub- · a. ligada aJ orden mismo del mundo (y ya no simplemente a la ira de
sisrencia, se establece la relación entre el orden de la vecindad y las deu- · los dioses);
das, por una parte, y el orden del trabajo y los días, por otra. p. ligada al tiempo <le los ciclos y las restituciones (tiempo del retorno
- Si no damos al vecino, no recibiremos nada de él cuando lo nece­ prometido, recomo de la deuda y ret0rno de las estaciones, pasaje al
sitemos: no tendremos con qué sembrar en el momento oportuno, y por mismo punco y ya no a la inminencia más o menos demorada de la
eso la miseria. venganza divina);
- Si no sembramos y labramos la cierra en el momento oporruno, [13] y. ligada a la promesa, al tiempo del cumplimiento, al momento en
quedaremos reducidos al sistema no de la deuda mensurada, sino de la· que la deuda debe retornar, y
demand;t sin compens;tción, es decir, de la mendicidad. Trabaja . . . o. ligada por último a la medida: medida de los ciclos temporales;
medida de las cosas, <le su cantidad y de su valor.
si no quieres algím día, con tus hijos y tu mujer, ir con el coraión en En el sistema del desafío-verdad, el tiempo era el del aconrccimienro
pena a buscar d sustenco de vecino en vecino, sin que a ni nguno de ellos' como relámpago. el acontecimiento como rayo, que golpea sín que se
le importe siquiera un poco. Dos veces, acaso tres lo lograrás; pero si. pueda evitarlo, pero en un momento que no podría preverse: no hay
sigues molestando, no llcgar;is a nada (Trabajos. , 399-403). 14
..
riesgo de que la venganza de Zeus fulte, pero no se sabe cuándo se pro­
ducirá.. Por añadidura, los pagos, las recompensas y las represalias llegan,
El orden de las cosas, el momento del trabajo, las estaciones favorables y loi pero siempre en la forma del desequilibrio: cuando Agamenón hace la
días fastos: ésos son los dementos sobre los cuales debe apoyarse la conducta: paz con Aquiles, le propone mucho más que aquello de lo cual lo h<t
justa; así como ese orden natural. a su vez, vendrá espontáneamente privado.
recompensar la conducta justa (véanse los últimos versos de los Trabajos ... )� En el sistema del juicio, las restiruciones se hacen sobre la base de la
forma del equilibrio y Ja medida, y los acontecimientos tienen lugar,
Dichoso y afortunado aquel que, conocedor de todo lo que incumbe a. deben tenerlo, en momenros bien determinados de antemano y capaces
los día.>, hace su faena sin ofender a los lnmorrales, consultando las
de medirse con cxacricud. Estos dos sistemas de medida no son indife­
opiniones celestiales y evitando toda falta (826-828).15
renres uno a otro porque, como dice Hesíodo, si se devuelve un poco
más que la medida es para poder pedir de nuevo a su debido momento.
(12] No olvidemos que la relación encre el decreto de Zeus, la disposición
{14] Esros cuatro elementos de la medida y el "un poco más", el cumpli-
regular de los momenros, la justa rerrihución y el juego de los préstamos
miento y el "de nuevo", estrucruran el OÍK<nov que constituye la regla
y las deudas canceladas sin conflicto se formula en la Teogonftt:16
inmanente del KQÍVEiV.
Como se advertirá, codo un conjunto de nuevas relaciones económi­
(Zeus] despos<Í a la brillante Equidad [0éµ iv], que fue madre de las
Horas [ ílQai;], Disciplina [Euvoµ ÍT)\']. Justicia [�(Kr¡v) y Paz la flo� cas sirven de base a la aparición del OíKO:lOV, la exigen y la hacen posible:

reciente lEiQtjVT)V], que velan sobre los campos [ÉQ ya 17 dice el tc:xro]
,
la deuda campesina (con lo que implica en cuanto a la disociación del
de los hombres morrales (901 -903). yévo(, de la propiecbd colectiva, en cuanto a la conscirución de una
126 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 10 DE FEBRERO DE 1971 127

pequeña propiedad individual y también en cuan ro a la superpoblación; exponía a quien la formulaba y lo señalaba para la venganza de los dioses.
en cuanto a la ausencia de moneda y de patr6n de medida) . En el juicio-medida aún tenemos, sin duda, una fórmula condensada
Trabajosy días, poema de esa deuda campesina, que el recomo de las es­ que dice lo que es y lo que debe ser. Pero, como se ve, los elementos ya
taciones y del tiempo fijado enjuga o prorroga; que las medidas, en ausen­ no son los mismos:
cia de moneda, hacen incierta. El calendario y la medida: el ciclo del tiempo - el juicio-medida ya no designa al protagonista., devela las cosas, y
y el símbolo monetario, es lo exigido por el endeudamiento campesino, y ·. - el juicio-medida impone una decisión, es una palabra de soberanía.
con ello debe articularse el KQÍVEl.V. {17] El develamiemo de lo verdadero y el ejercicio de la soberanía son
solidarios y sustituyen de manera solidaria a la designación del agonista
y el riesgo voluma.riamence aceptado por él.
l I SI
Se descubren, por tanto, tres rasgos fundamentales del KQÍV�lV;
El juramento decisorio es sustituido (o, al menos, comienza a serlo) por : - la memoria de lo idéntico y de su medida;
- el deve!amiento de lo verdadero, y
el juicio-medida. AJ mismo tiempo. la verdad-desafío, la verdad ordáJica, •
es sustituida por la verdad-saber. (La verdad que fulmina o protege. La : - el ejercicio de la soberanía.

verdad que sabemos.) Nos encon eramos ya en el espacio donde debatirán los Sofistas y Plar6n.

l . En efecto, para que el juicio sea justo, para que el i<Qívet v sea dd 2. Pero debe hacerse notar Otro rasgo: que el oÍlccuov xo:l al.. r¡6é¡; que
orden del otKcuov y esté regulado por éste, es preciso: sirve de regla a la sentencia desborda con amplitud su localización en
_ Por un lado, que tenga en cuenta, que se funde en el exacto retorno:, la práctica judicial. Si la decisión de justicia es justa porque conserva la
del tiempo, la exacra medida de las cosas. Ya no se trata simplemente de, medida y el tiempo, cualquier otra palabra que los conserve será también
r ar
acordarse de las reglas, tener a Temis en la memoria. Es menester acod � palabra justa. De manera aún más general, serán jusros todo acto y roda
de las estaciones y los tiempos; es menester haber medido los bienes. Es persona que conserven la medida y el tiempo.
menester que esa medida se haya tomado y persista en la memoria. : De ello se d esprenden dos consecuencias:
Memoria de otro tipo: en la justicia del juramento-decisión, se trata b� (18)
- Ya no corresponde ú n icamente al rey de justicia ser justo: todo
de conservar en la memoria las reglas, las costumbres, los decretos hombre debe serlo. Y lo será toda vez que haya prestado atenci ón, hecho
Zeus. Y había que recordarlos en el momento oporcuno, para aplicar! oídos y conservado en la memoria lo que es justo. La justicia ya no es
en la ocasión debida. Era, como se ve, una memoria exegética. ., sólo lo que se dice; es lo que se escucha. Y el hombre jusro ya no es sólo
con;
[16] En el KQÍVt:i v hace falta además una nueva memoria, que debe aquel que dice la buena sentencia; es el hombre, cualquier hombre que
servar la medida a través del tiempo para que el retorno de éste traiga 1 ,, ha escuchado a la justicia.
ocasión ,
mismas medidas. Memoria contable que no debe recordar la
. Tu,
' perscs, l? .
sino mantener lo idéntico. Escritura. . i¡ace en 1a mente este conse¡o;
fi'" escucha pues a la justicia
- Por otro lado, para que la sentencia sea justa, es preciso que man•. [&Í'KTJ<; emh:ouc], olvida la violencia para siempre (Trabajos. . . , 274
cer ·. y 275 ).
f1este la verdad, que diga a la vez lo que debe ser (cómo deben ha
los repartos) y lo que es (los elementos que son idénticos, las fechas
qu:.

vuelven, el retorno del tiempo). El deudor exacto, el labriego que hace cada cosa a su tiempo, aquel que
., . .
o de- ·.
También aquí una transformac1on importante: en el JUramen� . sabe qué hay que hacer y no hacer según el tiempo que hace, ése, sin
, •
verdad, acarreab a la dec1S1on tener siquiera que esgri mir cJ bastón de la soberanía, es un hombre
cisorio, una sola formulación afirmaba la .
128 CLASE DEL JO DE FEBRERO DE 1971 129
LECCIONES SOBRE LA VOLUN"fAD DE SABER

jusco. Debe ser incluso el modelo y la norma para el encarga lo justo de la juscicia; puede dictar sentencias sobre las sentencias, con­
. . . do de d'�
tar J usucia. sejos sobre las decisiones. Puede juzgar a los jueces. El KQÍVt\V cobra de
improviso, y sin duda en el momenco mismo de nacer, una amplitud en
Cab�Ies el hom bre que siempre, por sí mismo , luego la que no se distinguen aún la poesía sentenciosa, el enunciado de la
de meditar, ve
[vorwnl aquello que;:, más adelante y llevado a cabo será mc¡'or ( r b : naturaleza y la reivindicación política.

> lT
tl "a- .
)OJ. . . , 293 y 294).->O Es un discurso que a lo largo de su desarrollo tiene <los caras: la de la
[21)
justicia y la de la verdad. Al comienzo mismo del poema, Hesíodo dice
Guarda la justa medida: la oportunidad es en wdo la cualidad suprema a Zeus: "¡Tú, que la justicia rija rus decisiones! Por mi parce, voy a hacer
(Trabajos . . , G94) .21
.
oír a Perses unas verdades" (Trabajos. . . , 9 y 10).23

[19) - Pern si, por un lado, cualquier hombre puede ser justo cuando :;
sabe 3. Pero se plantea un problema. Esca verdad en la forma del saber, nece�
escuchar la palabra verdadera de la medida y el orden; a la inversa,
el · saria para el KQÍVt:l v como su punto de apoyo, ¿cuál es? Si seguimos a
� .
vcr adero ciclo de las cosas, sus proporciones reales, el retorno del calen- . Hesíodo, pero también a sus sucesores, es la verdad de los días y las fechas;

dan , son la justicia misma en el reparto de las cosas.12 Zeus, según ' de los momentos favorables; de los movimientos y las conjunciones de
i:iesro<lo, vcl� para que la riqueza de las cosechas recompense con exac- � los asrros; de los climas, los vientos y las estaciones: es decir, codo un
t1tud �I trab�JO de los hombres. E incluso permite a éstos recuperarse de : saber cosmológico determinado. Es asimismo la verda<l de la génesis de
su olvido. S1 h�n sembrado dem;tsiado tarde, pueden a pesar de todo, .
los dioses y del mundo,24 de su orden de sucesión y precedencia, de su
porque Zeus as1 lo ha querido, tener una buena cosecha. . . organización como sistema del mundo. Teogonía. El saber del calendario
Y esre tema del mundo justo es el que a posceriori encontramos durante .
. y el origen; el saber de los ciclos y el comienzo. 25
largo tiempo en la poesía o la prosa "filosófica" de lo.s siglos vr y v.
: [22] Ahora bien, esos dos saberes tienen una localización histórica y geo-
gráfica conocida: se formaron y se desarrollaron en los grandes imperios
Anaximnn<lm: las cosas se ha�n justicia unas a orras.
del Éufraces y el Cercano Oriente, entre los hititas, entre los asirios, en
Hcr_ádico: si el Sol se aparrara de su curso las Erinias lo perseguirían y .:
,

Babilonia.26 Y se constituyeron allí en relación directa con la forma del


castigarían.
poder político.

!20] El ÓÍKmov, cal como se esboza en la prácrica <le la justicia, la desborda ' En efecto: a) la estructura estatal de esos regímenes y el sis1ema ad�
ampliamente: se conviene en regla de la vida cotidiana; se conviene en miniscrativo implicaban la observancia exacta de un calendario oficial en

ordcnamienro dd mundo. Prescribe lo que hay que hacer todos los días el que se indicaban los días fastos y nefastos para las decisiones, los tra­
bajos, las batallas y la siembra; b) implicaban también la medida de las
Y traza el recorrido de las cosas.Es preciso escucharlo para actuar como
cantidades y un sistema de equivalencias para la recaudación de los im­
se debe; pero cuando se miran las cosas, se lo ve a él.
La relación con él se da en la forma del saber. La justicia no se ajusta
puestos y, al menos, los servicios y los cánones,27 y por último, c) el
poder real como estructura a la vez polícica y mágico religiosa era, con­
tanto a una verdad afirmada y arriesgada; esrá ligada, más bien, a una verdad
forme un ricual indoeuropeo, restablecido regularmente y en fechas fijas
que uno sabe. Ser justo ya no es únicamente aplicar las reglas y arriesgar la
por medio de ceremonias que incluían una recitación: la de la genealogía,
verdad. Es no olvidar saber la verdad, no olvidar la verdad que uno sabe.
[23} las hazañas de los ancestros y las proezas del propio rey. Una especie de
Por eso también Hesíodo puede pronunciar un discurso de justicia.
recomienzo a parcir del comienzo. Eso eran las epopeyas que infundían
Es cierto, lo que va a dar no es una senrcncia sino consejos. Consejos a
nuevo vigor al poder real.
los reyes de justicia, consejos a un campesino como Perses. Puede decir
130
LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER 131
CLASE DEL 10 DE FEBRERO DE 1971
Los rres grandes tipos de saber que se
desarrollaron entre los asirios
-el saber de observación y magia de los días 2) saber de las cantidades, las cuencas y las medidas: saber matemático,
y los astros, el saber técnico
de las cantidades y las medidas y el saber mítico saber físico, Y
religioso de los orígenes-­ ber t
écm·co
la ocasión, el momento: s
3) saber del acontecimiento,be a
estaban ligados al ejercicio del poder en una socied ' . 30
ad donde el aparato
de Estado había cobrado ciertas dimensiones.28 de la agronomía, la medicina; sa r mag1co.
Ahora bien, son ésos los saberes a los que recurr .
e el ÓÍlc;a1ov, sobre ,, organizaron finalmente la c
� iencia occiden-
rrn: Los dos pnmer •a
o s,, ber-
.
el cual se apoya a su vez el KQÍVEtv. No es difkil .
.
captar el sentido de ese la sucesión y ; el orden del uempo
1 ongen y la med1"da·,
al : e
t
la cantidad
recurso:
y el orden numérico.* .
1 ) reivindicación de un poder polítíco (o de un andiogon de a p c hacia
poder En cambio, el saber del rnomenco fue expulsado p��o � �
político) por encima y en contra del poder ejercid
o por los jefes tradi­ los márgenes: lógica estoica, conocimiento mágico; trad�c1 n �
medica que
cionales; conduce a 1a med·1,1n · a clínica, que sustituye el conoc1 m1ento del mo-
2) asimilación por los individuos de mdos los poder
es ligados a ese ' méd'ica, por la espacialización de los focos patógenos.
meneo, 1 a ocas1· 0n
saber, y
. .
[Fue en] la estrategia militar, política y revoluc1onar1a donde se e­ �
_
3) referencia, más allá de la invasión doria, a estructuras que ' sarrol!ó de nuevo el saber del aconcccimiemo, el momento, la ocas1on.
eran an-
teriores o se habían mantenido exteriores.
También podría ser que el psicoanálisis hubiera [. . . ].**

[24] Pero hay que señalar desde ya que, sí en los siglos VII y VI hay retorno y
reaparición de formas míticas más antiguas; si la escritura, suprimida por
un tiempo en el momento de la invasión doria, recobra fuerza, y si toda
una red de correspondencias cosmológicas y mágicas se trasplanta desde
Oriente, ese saber adopta de inmediato una nueva forma. Ya no se loca­
liza socialmente enrre quienes empuñan el poder político, lo ejercen por
delegación o le sirven de instrumento.
Ya no será en Grecia el saber de funcionarios, de los escribas 2
, 9 los
contables y los amólogos del poder; será el saber que todo hombre ne-
,
cesita para ser justo y reclamar, de cada uno, lajusticia. El saber se desplaza
del ejercicio del poder al control de la justicia.
Y al mismo tiempo, deja de estar ligado al secreto (o, como mínimo,
tiende a desvincularse de la forma del secreto) y, siguiendo una línea • En una ficha preparntoria sin re ferencia, Michel Foucault anota:

necesaria, mostrará una tendencia a situarse en la plaza pública, no me­



"A partir del siglo va. C., el mundo de los geómetras y os amónomos se separa del muo
.
�:
de la ciudad. El físico del siglo v es un personaje p:rnhclémco que -lo vemos en el e¡e "'.plo
nos que la justicia. ·
.
Anaxagoras- precede en este ca.romo · al Sonsta, enfrenc •�do tanto a las religiones trad1C1onales
" ·
.
[25] Para terminar, hay que hacer notar que esas tres grandes direcciones como a las creencias • ·
· c1v1cas [. . . J . Aparece asf un umverso de la geomecda el de un espacio

· · · ·
del saber oriental van a organizar hasta cierto punto el saber griego y cualicanvameme ·r · do y que ya no nene nada en común con el espacio cívico". (La
md1rerenc1a
occidental. fuente pod ría ser Gregory Yla5tos; idea y;¡ sugerida por Nieczsche.)

l ) saber del origen, de la génesis y de la sucesión: saber de las cosmo­ •• Falta la continuación y la conclusión habicual en el desarrollo de cada clase. Las notas de
Hélene Politis precisan el sene ido de la referencia al psicoanálisis {véase Lacan acerca de la demora
logías, la filosofía y la historia;
Y el momento en el desarrollo de las estructuras lógicas).
132
LECCIONES SOBRE
LA VOLUNTAD DE SAB
ER 133
CLASE DEL 1 0 DE FEBRERO DE 1971

NOTAS 1 S Una ficha titulada "Sur justice et vériré" [Sobre justicia y verdad] indica rres obras: Rudolf
den Gríechen,
Hirzel, Themis. Dikr und Verwandtes. Ein Beítrag :mr Gesthichu drr Rechrsidee bei
' vease
· Ehrenberg,
.
supra, nora 14 de la clase del
3 de febrero. Ldpzig, S. Hirzel, 1907, pp. 108 y 109; rccd. Hildesheim, G. Olms, 1966; Vicror
2 1.ouis Gernet, &chmhes sur le déveklp
pement de lapemee , . . . Die Rechtsidee ímfrühen Griechentum. Unterruchungen z11r Geschichre der werdenden l'vfis, l .eipzig,
;urid1q11e et mora/een
sémantique, París, E. Leroux
1 9 ¡ 7 A49 · . Grece. Etut:k .
S. Hir7.cl, J 921, p. 59, y Gustave Glotz, L'Ordalie dans la Crece primirive,
étude de droit et de
. ' , P· ., , menc10nado por Ge·rud 5auccl' - •
le dro1t grec archa!que", en &cu Les preuves dans :
«
1904.
mythologie. París, A. Fonccmoing,
tions, 16, "La preuve. Premiere
eils de la SociétlJean Bod -
t� �º."'
.
l'lmtoir- comparative
des institu- . 19 Hesíodo, Les Travaux. . . , vv. 274 y 275, op. cit., p. 96. Hermano de Hesíodo, en cuyo
parríe: Amiquit . e'"' Bruselas, Edmons

1 965, pp. 147-160. de la L1brairie Encydopédiquc,
beneficio los "reyes" de 'Iespias, sin duda venales, "devoradores de regalos", habían dividido
3 Thesmo,s no es en 5U
origen fa ley escrira o nomos . . , desigualmenrc la herencia paterna. FJ litigio recorre los Trabajos y di'as (véase noca 7 de la clase
sea por un colegio de magistra
1a rnsr � rac1. on de una cosrumbrc,
dos, sea por un solo leg s � r ; ��: ; del 3 de febrero), como lo hace la ira de Hesíodo.
un nomoreca). Pero 5oJon · ·. (Dra wn es tm tesmocera; Salón
· un¡ "ª ambos n!rmmos . . ' �O fbid., VV. 293 y 294, p. 97.
como smo - , nim os. Thesmó; desaparece en
·
siglo V a· e· Véase pau1 ymag d /Ifbid., V, 694, p. 1 1 1 .
-
radov' Out/mes '.lH ·
' onea¡,1
o• m , rtspm
U · dence, Londres, Humphre
Milford, 1920, vol. 1, p. 73 y 7 y 2"Véase Jean-Pierre Vernanr, "Travail et namre dans la Grece ancicnne", enjo11rnal de psy­
p 5, y ean Gaudemec, L nstí
7 -1 J es I 1uriom de l'Anriqttité, París, Sirey,
196 , pp. 1 8 5 92. chologie norma/e et pathologú¡ue, 52( l), 1955, pp. 18-38 [trad. esp.: "Trabajo y naturaleza en la
4 Hanvig Frisch, Mig
ht and Right in Anti ui . Grecia antigua", en Mito y pensamiento en fa Greca i antigua, Barcelona, Ariel, 1983].
q "D1.ke 1. From Homer to the
n •
trad. de C. C. Marcindale, Cop Persan
i �n, l! Hesíodo, Les T mvaux. . . , vv. 9 y 1 O, ap. cit., p. 86. La edición de Les Bellcs Lemes recuerda
. enhague, Gyldendaty ! B ogh and eI' 1949' rp. 46 y 47·' . . .
,
mo Erik Wolf. Gr1e.ch1sch . vease as1m
N &chtsdmken [ 18 82] 4 1s- que el preludio de la Teogonía (v. 28) contiene palabras análogas: Hesíodo no canta más que la
¡ Francf
vos., , - 1
PP· 85-94 [rrad. esp.:Elorigen tk la onto,.,
·, �
/,.¡- . , .' on , Kloscerm ann 1950 956.
,
verdad.
:5'";ur i d
ica en elpemamientogriego,
·
.
Universidad Nacional de Córdoh ., cor, doba (Argentina.), la
24 Compárese con el análisis de Marccl Dctienne, Les M aitm de vlritl dans Crece archaique.
a, D'ireccmn G ener al de Publicaciones' 1965]·
.
5
6
",
v .
• •
.
,
ea.1e H artv1g Fnsch M'1g,htand ·
Hes1,odo, Le1 irava11x et lesjoim
.
Rzght m Antíquity, op. cit
. , pp. 98 y 99.
pref. de P. Vidal-N aquer, París, Maspcro, 1967, p. 26 [trad. esp.: !.os maestros de verdad m la
Crecia arcaica, Madrid, Taurus, 1982]: "En Trabajosy días, laAlétheia, en consecuencia, es doble:
, vv. 243-247, ed Y trad.
París, Les Belles Lenres' 1928 .'
de P. Mazon (ed. de referencia),
p· 95 [trad. esp"- iraba1o

es ame rndo la Alétheia de las Musas que el poeta pronuncia en nombre de éstas [ ... ], es a
Gredos, 1983]. .,.. ., sy d.' ias, en Obras yfa'(lgmentos, Mad .
rid continuación la Alétheia que posee como propia el lahrador de Ascra. 'Verdad' que, esca vez, se
7 !bid , vv. 240 Y 241 . Michel '
Foucaulc: «reina"'· P.· M" ,"
define cxplfcitamence por el 'no olvido de los preceptos del poeta".
· �n
?n ,. "se excrav1a .
8 !bid. , vv. 262 y 263, 25 WcrnerJaeger, The Theology o/the Early Greek J>hi!.osophm, Oxford, Ciarendon Press, 1 947
p. %.
:/bid, VV. 256-262, pp. 95
y 96. [trad. esp.: La teowgia de losprimerosfilósofosgriegos, México, Fondo de Culrura Económica, 1952] .
11'
/bid., VV. 320-327, p. 98. Gregory V1rn:os, "fa1ualiry and Juscice in Early Greck Cosmologies", en C!assical Phi/bwgy,
l ! Jbid., VV. 346 y 347
, p. 99. 42(3), julio de 1947, pp. 156-178; Ihnel Leendert van der Waerden, Ontwakende wetenschap.
12 /bid., VV. 349-360. Egyptisthe, BabyíoniJChe en Griekse wiskrmde, Groninga, P. Noordhoff, 1950 (ed. ingL: Science
IJ fbitf., VV. 349-352. Awakming, trad. de A. Dresden, Nut"Ya York, Oxford Univetsiry Press, 1 954), y Otro Neugebauer,
14 The Fx11ctScienw inAntiq11iry, Copenhague y Londres, Munk.sg:iard/Oxford University Press, 1951.
!bid , VV. 399-403, p. 10 L
ll
!bid. , vv. 826-828, p. 1 1 6. 17 Marshall Clagecr, Grrek Science in Antiqttity [ 195 5], 2• ed. , Nueva York, Collicr Book.s, 1963.
16 Hes1,odo, Thlo 2� Véase la idea de Nietzsche de que el coro político reclamaba un corifeo, a saber, el tirano,
gonie, vv. 901-903 cd
· Y trad· de P. Mazon, 1'ans,

, Les
Belles Leccres' J 928'
-r. on/a,
P· 64 [trau, . csp ieog que prepara el advenimiento de la democracia. FJ siglo VI a. C. fue para Niet�.sche la gran reve­
·
en Obras yfa'llgmentOJ, Madrid, Gred
as, 1983 ]; véase Erik Wolf.
Griehí.ch1 Rcc
c e h�"-'ª
J
e
_
'nken, op. cit. lación <le la hora oriental que se apoderó del pueblo griego.
17 Foucaulc sefiala la traducción �� Véase Marshall Clagen, Greek Science in Antiq11ity, op. cit.
de er�a quc hace Mazon. Vemanc menc.
de apancmn · es ¡ , .
· iona una cincuentena Charles H. Kahn, Anaximander and rhe Origim. . . , op. cit. , pp. 208 y 209, y Jean-Pierre
3"
de termino en Jos 7iraba;os,· con e¡ senud .
. o, en esencia, de "labor agrícolan· vé:ue
M arce¡ Decien ne y Jean-Pierre y;ernanr, La Luwn ' V�rnanr, "Géomécríc et astronomie sphérique dans la premii:re cosmologie grecque", en La
,.., . . e d.11 sacr.fice en pays grec' Par{s
1979· CharJ es H. Kahn' Anaxima ' Gallimard' Pensée, 109, junio de 1963, pp. 82-92, reeditado en Mythe etpemée chez les Grecs, París, Maspero,
· nder and the Olgtns. .
o/Greek Cosmology. Nueva York Colum
.
Universiry. p
ress, 1960, PP. 191- l 93, recue�da
r ' bia 1966 [trad. esp.: "Geometría y astronomía esférica en la primera cosmología griega", en Miroy
. que las Horas son las estaciones que van a con-
vemrse en Ja5 Horas astronomJCa . pensamiento en la Grecia anti¡;ruz. Barcelona, Ariel, 1983] (véase infra, nora 9 de la clase del 24
, s, hermanas de las Moirai, Jos des[Ínos de
. Ja especie humana. de febrero).
Clase del 17 de febrero de 1 97 1

Eldíkaion hesi6dico (continuación) - Timníay moneda: dospréstamos


de Oriente La tmnsformación griega: desplazamiento de /,a verdad
-

de /,a ordalía al saber; derplazamento


i tkl saber del ámbíto de/poda
al de IA. justicia Recurrencia de dosfiguras oníricas: san Antonio y
-

Fausto Crisis agrariay tramformacionespolíticas en ws siglos VIIy w


-

- Hoplitils y campesinos. El artesanado - Verdad-desafio homérica y


saber-potÚr oriental se transfom1an en verdad-saber.

[t] Volver a dos puntos:

l. La naturaleza de ese &ilca.iov del que habla Hesíodo y que éste reí�
vindica contra la injusticia de los reyes devoradores de regalos:
a. Es la jusricia de los rerornos exactos: devolver exactamente lo que
se ha recibido y en el día fijado.
b. Es la justicia de la medida común: hay que medir lo que se presea
o lo que se coma prestado para recibirlo o devolverlo conforme a una
igualdad exacta (con la salvedad de una muy leve diferencia: devolver un
poquito más para poder pedir prestado de nuevo).
c. Es la justicia del consentimiento y el acuerdo mutuo: no es la jus·
ticia de la regla que uno aplica; es la del entendimiento voluntario al que
se llega con el vecino y que implica para uno y otro la utilización de las
mismas medidas y el conocimiento del mismo calendario.
121 d. Para terminar, es la justicia que concuerda con el orden del mundo tal
y como los dioses lo han prescripto: es lajusticia que observa las oportunidades,
los momentos propicios, las prescripciones cotidianas de lo fuco y lo nefasto.
Tal justicia es muy diferente de la que se ponía en juego en las dispu­
tas de tipo homérico:

135
136 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD Df. SABER 137
CLASE DEL 17 DE FEBRERO DE 1971

- No está ligada al ejercicio de una soberanía determinada y al mo­ �


Pero lo imponance es que esos préstamos van a hacerse del siglo 11 al
mento en que ésra se ejerce rirua1mence; es una justicia de todos los días siglo v 1, en orden disperso y con unas cuantas modificaciones esenc1ales.
que llevan a la práctica rodos y cada uno de los hombres, roda vez que .
En materia de forma política, los griegos sólo tomarán de Asia las
trabajan e incercambian. formas generales de un poder absoluro que se impone a la aristocracia de
- Ya no consiste en recordar reglas inmemoriales que deben resolver nacimienro y al poder policéfalo de los yévr¡. Pero en ellos esa forma
un conflicto y rescablecer la igualdad; consiste en acordarse de las canti­ política será transitoria, precaria; tendrá influencia en la destrucción de.

dades, los momentos y los gestos que deben mancener la igualdad. la aristocraca
i y La fundación de la ciudad-Estado, pero una ve:z. cumplido
-No implica una verdad-desafío que se lanza de un lado y se acepta ese papel, la "tiranía" desaparecerá.4
. • .
de otro; supone una verdad, en la forma de la observación y la medida; En lo que respecta a la moneda, Grecia toma de L1d1a la técnica
[)]
en la forma de la oportunidad aprovechada y de la igualdad constatada.1 correspondiente; pero en los imperios asiáticos el patrón monetario es,
[3] - Por úlcimo, supone una equivalencia entre la justicia de Zeus y la ante todo, en manos del Estado, un instrumento que permite establecer
verdad de los hombres, pues si la justicia de los hombres consiste en seguir, los impuestos y los cánones (el uso comercial tiene un lugar secundario).
en su nervio mismo, la verdad de las cosas -el orden exacto de los astros, Grecia, por su parce, se valdrá de la moneda con el primer fin, sin duda
los días y las estaciones-, ese orden no es otra cosa que el decreto de Zeus (en la época de la tiranía), pero muy pronto le asignará sobre todo fines
y su ley soberana. comerciales y la utilizará en sus relaciones con las colonias. Para terminar,
Hesíodo comenzaba Trabajos y días con [una invocación de] Zeus: el saber que Grecia roma de Oriente estaba lígado en su origen al aparato
"¡Tú, que la justicia rija rus decisiones! Por mi parte, voy a hacer oír a de Escado.
Pcrses unas verdades" (Trabajos. . . , 9 y l O).2 El establecimiento preciso de un calendario era necesario para la recau­
Con respecto a la justicia ejercida soberanamente por los jefes tradi­ dación de impuestos, el desarrollo de los trabajos de irrigación y la deter­
cionales, los reyes de justicia, los poderosos de sentencias tai madas esta ,
minación d.e un momento para la siembra y las cosechas, y por tanto para
justicia hesiódica, que va del decreto de Zeus al orden del mundo y de fijar el momenco en que se podría hacer la guerra. (En el centro de ello, el
éste a la vigilancia, la exacrirud campesina, el juego del buen acuerdo y la problema de la intercalación: el calendario lunar determinaba los meses,
deuda cancelada, exige toda una transferencia de soberanía. la exige pero pero, como los doce meses lunares no abarcan por completo el año solar,
no la constata, ya que en la época de !os Trabajos la justicia sólo se insti­ había un perpe{uo desfase, que se corregía poco a poco y luego se rectificó
tucionaliza en manos de los reyes de jusrícia. Lo que Hesíodo convoca en de una sola ve:z., mediante la intercalación de un decimotercer mes:)
su canto es una justicia que se articula con un nuevo saber (el del calen­ [G] En el plano de un imperio extenso, esos cálculos y las decisiones
[4] dario y las cronologías naturales); con una nueva prácrica de la medida derivadas de ellos no podían sino estar centralizados. En cuanto al saber
(la medida del intercambio y la restitución, algo parecido a la moneda) ,
cosmogónico o teogónico, también estaba ligado al poder político; cada
y con una nueva distribución de la soberanía. La búsqueda de un nuevo cuatro años era menester reforzar la soberanía regia por medio de cere­
tipo de autoridad política, de una medida monetaria y de un saber de las monias mágico religiosas; al recitar la genealogía del rey, las hazañas de
cosas y el tiempo se manifiesta solidariamente en los ratos de Hesíodo .
los ancestros o dd dios a quien él reencarna, y contar la fundación del
mundo y de la monarquía, se devuelve poder al monarca. El canto será
2. Ahora bien, los griegos van a encontrar en Oriente el modelo de esa verdadero en la medida en que infunda vigor a la soberanía política.
medida monetaria y esa forma política: en los imperios y los Estados Vinculado de esas dos maneras al poder polftico y al aparato de Esrndo,
del Éufrares, de Lidia, del litoral mediterráneo de Asia.3 (Préstamos o el saber se sitúa con coda naturalidad en manos de los funcionarios: es
reapariciones.) un servicio estatal y un insuumenro político. De allí su índole necesa-
138 LECCIONES SOBRE lA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 1 7 DE FEBRERO DE 1971 139

riameme secreta. No tiene que circular ni difundirse. Está directamente En lo sucesivo, la justicia está unida a la verdad y sostenida por ella.
·

ligado a la posesión del poder. Y la verdad misma es el orden exacto, la distribución conveniente, el
Y esa índole inmediatamente secreta del saber se manifiesta en cierta ::· ciclo y d retorno riguroso.
distribución de lo escrito y lo oral. Escritura pictográfica, compleja, di- ; [9] Pero por otro lado -y esto no es menos importante-, el saber que
fícil de manipular, de las tabletas asirias, que sólo sirve para anotar rcsul- · escaba ligado al poder, que era, en los Estados asiáticos, el instrumento
tados, tablas, cuentas, y cuyos procedimientos se transmiten oralmente .·. y hasta cierro punto la condición de su ejercicio, ahora va a quedar ligado,

y sin duda de manera esotérica entre las cofradías de escribas. al contrario, al OíK<X\OV. Su papel primordial será a.'iegurar las relaciones
·
[71 Ahora bien, ése es el punto donde se produce la transformación griega.5 . de justicia, contribuir al restablecimiento del orden, volver a poner las
El saber va a disociarse dd aparato de Estado y del ejercicio directo dd cosas en su lugar y su tiempo. El saber será menos apto [para] triunfar,
poder; va a separarse de la soberanía política en su aplicación inmediata, · '
dominar y gobernar, que para permitir y hasra obligar [a] devolver lo que

para convertirse en el correlato de lo justo, de lo ÓÍKCUOV como orden · se debe. Estar en la verdad será estar en lo justo más que en el poder.
natural, divino y humano. · Esto sólo es, claro está, una especie de gradiente. El lazo entre justicia

El saber que era el secreto del poder eficaz se convertirá en el orden : y verdad y el corte entresaber y poder jamás serán un hecho definitivo; se

del mundo manifiesto, medido, efectuado en su verdad, cotidianamente .:. los pondrá en cuestión sin cesar. Pero en líneas generales podemos decir

y para todos los hombres. Y la verdad que era memoria de la regla ances­ que la posición de una verdad-desafío o [la] de un saber-poder ([encontra­

tral, desafío y riesgo aceptado, tomará la forma del saber que compete al ·: mos] una en la Grecia arcaica, otra en el Oriente arcaico) serán rechazados

orden de las cosas y se ajusta a él. ·. [IOJ por Occidente. Y las dos figuras de lo jusco, el que sería ajeno a la verdad

Hubo pues dos transformaciones correlativas: una que pone de rdieve ·, y el que no podría sino ejercer la arbitrariedad ilimitada de su poder, per·

la verdad como saber de las cosas, el tiempo y el orden, y otra que despfau .' tenecen a los sueños a la vez obstinados y siempre reprimidos de Occidente.

el saber del dominio del poder a la región de la justicia. • Esas dos figuras oníricas, deseadas, presentes pero siempre en el límite,
son la de san Antonio y, en posición inversa, la de Fausro.7 San Antonio,
[8] Éste es, a no dudar, uno de los fenómenos más importantes en la ;
'

formación de la civilización griega. Por una parte, la práctica judicial, . el ;usto sin verdad, el inocente, la absoluta justicia del corazón en la

vinculada a funciones políticas y sacerdotales y reservada por dio a un : mugre del no saber, y por eso mismo presa, bajo la forma de la tentación,

pequeño número de individuos, jefes tradicionales, va a quedar ligada a · de todos los desórdenes del mundo. Y el otro, Fausto, el hombre que, lle­

la verdad. Dejará de ser exclusivamente decisión y puesta en juego de lu i gado a la cumbre del saber, lo ve multiplicado en el poder infinito que se
reglas tradicionales, conservadas en la memoria, recordadas en el momento ' añade a él. Ese poder es Mefiscófeles; en apariencia, éste se somete con

oportuno por los sabios, los expertos, los exégetas, y aplicadas como es \· exactitud al gran saber de Fausto,8 se erige en su servidor. Mefistófeles es
debido por los reyes de justicia. Esa jus;icia va a tender ahora a articularse . ; entonces algo así como el fiel poder del saber. Pero la fábula occidental

en su totalidad con la verdad. pretende que entre ese poder y ese saber, el hilo del deseo y de la inocen­

En su fundamento, en su palabra inicial, la justicia deberá ser ley, . cia rompa el acuerdo.

vóµoc;,6 ley de los hombres que sólo será verdaderamente su ley infran· '
queable si se conforma al orden del mundo.
(l lJ A. LA CRISIS AGRARIA .EN LOS SIGLOS VII Y VJ
En su decisión, la justicia deberá ser justa, la sentencia deberá decir lo
ÚÍK<X\OV y lo áA.T)0é<;, lo justo y lo verdadero, lo que se ajusra al orden ·
del mundo y las cosas, lo que provoca la vuelta misma de ese orden, en d · Las oleadas sucesivas de la invasión doria habían dejado la tierra dividida
en parcelas desiguales pero inalienables. En principio, no podían venderse •
caso de haber sido perturbado.
141
140 CLASE DEL 17 DE FEBRERO DE 1971
LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER

enre, a factorías comerciale.s.


ni embargarse.9 A lo sumo, podían constituir una herencia vacante 0 ser ya fuera a tierras con trigales o , evemualm
e esencialmente agrícola, la colonia
abandonadas. De uno u otro modo, aunque fues
intercambio entre los aceites de la
Ahora bie � , esta desigualdad se acentuó con ba5tante rapidez, sin renía como efecto la esti01ulaci6n del
s. De allí un nuevo empobreci­
. ongen a conflictos violentos:
duda, y dio meuópoli y el crigo de esas nuevas tierra
l . Empobrecimienco de los más pobres a causa de la presión demo­ [14] miento
de los más pobres.

grá ca. De allí: incorporación de tierras áridas al cultivo; desmonte de Y con ello dos consecuencias:
ucido por la colonización, la
reg10nes bosc sas, riego a corto plazo y sin plan de conjunro, dado que l . A pesar del alivio demográfico prod
� � claro que las parcelas no pueden
no hay orgamzac1on - estatal, lo cual ocasiona una disminución de ]ª situación de los pobres empeora. Está
carácter personal del compromiso
productividad media de las tierras cultivadas. Y dificultades de carestía' venderse ni embargarse. Pero a causa del
de la relación a la vez simbólica y
necesidad de pedir préstamos. en el prederecho griego, y también
en caso de insolvencia, o
2. En lo que se refiere a los más ricos, tenían por supuesto los mismos sustancial entre el propietario y la propiedad
de sus ingresos se destinaba al
[12] problemas de reparto de las tierras en el momento de la sucesión. Lo bien se gravaba la tierra (una sexta parte 1
a la esclavitud. 4
prueban las medidas tomadas en diversos sitios para impedirlo: un acreedor) o bien el deudor quedaba reducido
eren como medio
Baquí�d 10 emigrado a Tebas, Filolao, hizo sancionar leyes sobre la "pro­ 2. Se comprende entonces lo que [los pobres)* requi
_ :
creac1on o, en todo caso, sobre la sucesión. En la misma Corinto, otro de defensa contra ese deterioro constante:
io del tiempo que les per­
Baquíada (Fidón) tomó medidas para conservar la cantidad de las fincas a. La introducción de un sistem a.de cálcu
hacer la cosechao la siembra.
Yel número de los ciudadanos. 1 1 mitiera saber cuál era el mejor momento de
Pero [los más ricos]"' responden de otra manera: pasan poco a poco Y cuándo pagar su deuda en el plazo acordado.
el año era un calendario
de l� g�naderfa (que era sin duda la forma de actividad agropecuaria En efecto, el calendario religioso que escandía
_ a de los solsticios y las
pnvileg1ada entre [ellos])** al cultivo del olivo y la elaboración de aceite, lunar que no coincidía con el año solar y el sistem
y una tabla de pro­
producto transportable. estaciones. Por eso la búsqueda de un calendario astral
s en Trabajosy días.
El cambio de régimen alimentario de los griegos (de la dieta cárnica babilidades meteorológicas, tal como la que encontramo
que perm ita cuantificar
d� la época homérica a la dieta vegetal) da testimonio del empobreci­ [151 b. La introducción de un sistema de medida
lo que se debe.
m1enro y la transformación. 12 la cosecha, mantener cierta tasa de cambio y cakular
cuanto que hasta
Nuevo sistema, tanto más necesario para los campesinos
cabeza s de ganado
Ahora bien, esca situación no hace sino agravarse a causa de la solución entonces las medidas se basaban en unidades como las
los ricos.
común que ricos y pobres encuencran para remediarla: el desplazamiento o !os objetos de oro o bronce que estaban en posesión de
de poder que protej a la propie­
de los individuos y la colonización. c. La instauración de una nueva forma
dad del pobre e impida la violencia del rico (y todos los atentad os que éste
Más adelante, para justificar sistemas de alianza, reivindicaciones te­ re libre).
[1.3) rritoriales o financieras e impuestos y tribucos, la colonización se presentó puede cometer contra la propiedad inalienable o la vida del homb
un saber,
como obra colectiva de las ciudades mismas. Nilsson 13 supone que Jos Simultánea y solidariamente, las clases más pobres buscan
Ahora bien, el problem a
colonos procedentes de diversas regiones se reunían en un puerto (como un sistema de medida y una forma de soberanía.
encont raba
Corinto o Milero) y contrataban a un patrón de barco para trasladarse histórico es saber cómo, en la situación de deterioro en que se
el
la clase campesina pobre, pudo ésta lograr la constitución del saber,

.. Manuscríro: ellos.
• Mmuscrico: lo t¡ue ellos.
•� Manuscrito: los ricos.
142 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER 143
CIASE DEL 17 DE FEBRERO DE 1971

establecimiento del sistema de medida y la formación de un nuevo tipo dad; el guerrero aislado con su carro, sólo rodeado por sus servidor�,
de soberanía. queda descalificado como unidad militar básica. Pero hace falta ademas
Puesto que, en el momento en que nos encontramos, eJ pequeño que "el pueblo" sea lo bastante rico para comprar armas, mantenerlas y
campesinado ya no tiene aliados, no hay una clase media de comercian­ reemplazarlas. Hay un umbral económico por debajo del cual el campe­
tes en trance de formación. No hay más que dos clases. sino ya no puede siquiera ser soldado. (Ya no puede, ya no quiere: los
Baquíadas vivieron tal vra. esta situación.)
Por añadidura, la nueva estrategia implica una relación de entendi­
(16] B. EL EJÉRCITO mienm y estrecha armonía entre los soldados: con el escudo a la izquier­

[18] da, el hoplita protege a su compañero de ese mismo lado y es protegido


Lo que permitió al pequeño campesinado resistir y obtener una victoria por el que está a su derecha. Deben marchar de freme, coordinar su
parcial son dos factores ligados en parte uno a otro: movimiento, pasar juntos del venablo a la espada, y la huida los deja sin
1 . El primero es uno de los desarrollos de la civilización del hierro. protección. En la estrategia hoplícica intervienen la reciprocidad del ser­
Los dorios habían traído consigo las técnicas de ese metal. Pero durante vicio y la ayuda, la sincronización de los movimientos y la regulación
mucho tiempo la importancia de esas técnícas había sido bastante escasa. esponcánea del conjunto para llegar a la armonía final. Ahora bien, este
Ahora bien, la colonización dio acceso a nuevos recursos metalúrgicos. orden común aceptado por cada uno y espontáneamente realizado por
Y sobre todo a nuevas técnicas de explotación del mineral. De allí una rodos, o en todo caso logrado con la mayor rapidez posible gracias a un
baja considerable del costo de los objetos de hierro. Y la posibilidad de un ajuste recíproco, es el que asegura la fuerza de la ciudad.
armamento a la vez sólido y barato. Aparición de un nuevo tipo de ejér­ 2. En tanto que el Estado babilónico encarnaba su fuerza en una
cito compuesto de soldados de infantería con escudo en d brazo izquierdo soberanía real que había que reconstituir de manera regular mediante
y venablo o espada en el derecho. Lo cual implica mra estrategia: la del ceremonias mágico religiosas, y en tanto que la garantía de su fuerza era
frente apretado de guerreros bien alineados unos aJ lado de otros y en un saber del orden del mundo y los orígenes, localizado en los escribas
sustancial cantídad, en oposición a los combates singulares de los con­ y los poetas de la cone, la fuerza de la ciudad naciente se encarna en el
ductores de carros. orden espontáneamente aceptado y realizado por los hombres, en la for­
Es indudable que esta nueva estrategia provocó un cambio radical en mación bélica. Y no es en consecuencia un saber que garantice el man­
la relación de fuerza no sólo emre las ciudades, sino dentro mismo de tenimiento de la colectividad, sino algo que es a la vcr coraje individual
estas unidades pollticas. y aceptación del orden: iXQf:'tTÍ.1 6
[17] a. Entre las ciudades: a comienzos del siglo vu a. C., las relaciones de
fuerza entre esos grupos que apenas podemos llamar ciudades se modi­
fican en función de la esrrategia hoplítica. La guerra entre Calcis y [19] C. LA APARICIÓN DEL ARTESANADO
Erecria, 15 que dividió a Grecia, se había librado aún al modo tradicional
Tal ve:z. por no haber adoptado la nueva estrategia, los Baquíadas de El armamento acarrea consigo el desarrollo del artesanado. Pero éste s e
Corinto fueron derrotados en la guerra contra Córcira. Una cosa es más desarrolla sobre todo por razones comerciales en la Grecia de los siglos
o menos segura: Argos aplasta Esparta en 669 gracias a la utilización de vu y VI. Parece, en efecto, que para asegurar los intercambios con Asia
hoplitas, y ello bajo la dirección de un tirano. Menor y las colonias de Sicilia e Italia, las ciudades de Grecia y Jonia se
b. En las ciudades mismas: las relaciones de fuerza cambian. El pue­ pusieron a fabricar objetos que no estaban destinados al uso inmediato
blo (.Acxóc;, of¡µoc;) se torna indispensable para la defensa de Ja colectivi- sino al intercambio.
144 LECCIONES SOBRE lA VOLUNTAD DE SARER CLASE DEL 17 DE FEBRERO DE 1971 145

Es probable que esos anesanos se reclutaran encrc los campesinos pobres Con el artesanado aparece en Grecia y en Jonia un ripo de saber cuya
expulsados de sus tierras y que iban a las ciudades para encontrar una manera distribución -sí no su contenido- es muy diferente del que encontrába­
de ganar las colonias. No habrían tenido los medios de convenirse en arte­ mos en los Estados asiáticos; en ellos, el saber estaba ligado al ejercicio
sanos si no hubiera habido gente rica dispuesta a darles anticipos en mate­ de una función política o un papel particular en el Estado. La excracción
rias primas, herramientas y arcículos de primera necesidad; anticipos que y el trabajo del metal y la fabricación de objetos preciosos estaban reser­
ellos devolvían con objetos exportables que respondían a un tipo bien de- vados a grupos de esclavos, bajo la dirección y la responsabilidad de fun­
.
fimi'do, prescnpto por el comitente. 17 se constituye entonces una relación de
. cionarios estatales que debían mantener el secreco y el monopolio de esas
producción muy distinta, basada en el anricipo del empresario a su mano actividades.
de obra y ya no en el endeudamiento, el arriendo y la servidumbre.. EJ artesano griego tiene acceso por sí mismo a las cécnicas de transfor­
Ahora bien, con ello va a producirse una ruprura en la arisrocracia. 18 maci6n; las conoce porque se las han ensefiado o porque ha descubierto
Los propietarios mercantiles cienen productos agrícolas para exportar (y ; algunas; y a1 conocerlas, las transmite a los otros. Está en posesión de un
[20) cambiar por ocros) . Dificultad de comercialización en un mundo medi- ·
saber de las suscancias y los momentos, las cualidades y las ocasiones, las
rerráneo donde no se podía poner en circulación mucho más que aceite, · oportunidades y los cambios. Puede hacer con sus manos lo que los dio­
trigo y vino. ses hicieron otrora con las suyas: y los dioses, universalmente, no pudieron
En cambio, las colonias agrícolas prósperas de Italia y el mar Negro ·
hacer oua cosa que fabricar de manera artesanal el mundo.
acepran con más &cilidad los productos arresanales (a la vez porque se
los puede modificar a pedido y porque la civilización urbana todavía no
esrá muy desarrollada). De allí el enriquecimiento de los mercaderes ; (22) 0. l.As TRANSFORMACIONES POÚTICAS DE LOS SIGLOS VIl Y VI
manufactureros a expensas de los propietarios mercantiles.
Si hay co nflicco de intereses entre esos <los grupos de aristócratas, no Las grandes conmociones políticas de los siglos v11 y VI se produjeron en
lo hay todavía entre los campesinos y los artesanos. Ante todo porque virtud de un sistema de alianzas entre una fracción de la arisrocracia y el
con frecuencia son los mismos: en invierno o en sus momencos libres los '
grupo codavía confuso de los artesanos campesinos. El conocimiento de
propios pequeños campesinos complementan sus ingresos con ese trabajo. esas conmociones es muy desigual:

A concinuación, porque los artesanos, cuando se agrupan en la ciudad, - de algunas, sólo conocemos el resultado final (la precoz democracia

pasan a ser compradores de produccos honícolas, mientras que los cam­ de Quíos);

pesinos, si son lo bastante ricos, pueden comprar arrículos arcesanaJes. - de otras, no cenemos más que una versión mítica como la reforma

El resulcado es una alianza de clases enere una fracción de la aristocracia de Licurgo en Esparta;
y los artesanos campesinos contra la arist0cracía terraceniente y mercantil. - ele otras [más], contamos con unos pocos fragmentos hisc6ricos

Puede ser que, en un momento dado, la esclavitud haya sido un (como sobre la tiranía de Cípselo y Periandro en Corinto),19 y

instrumento y un motivo de la lucha, debido al deseo de algunos pro- - sobre [las) que fueron más tardías, cenemos una documentación
[21] píecarios de cransformar a sus esclavos rurales en obreros artesanos para histórica más continua (Atenas).

competir con los manufactureros. En codo caso, las medidas a favor o en Como sea, con referencia a esas transformaciones pueden rescatarse
contra de la esclavitud se contaron en esta época entre los elementos como más o menos seguros varios rasgos fundamentales:

importances de las luchas polfricas. Y hasta el siglo v a. C., los artesanos [231 a. Que se produjeron a través de una lucha que enfrentaba a dos gru-
y los pequeños campesinos pudieron mantener la esclavitud en los már­ pos: oi noAAo(, oi 1tAOfrt01, que los griegos traducían como los pobres
genes de la economía griega. y los ricos.
146 LECCfONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 17 DE FEBRERO DE 1971 147

Todos los testimonios coinciden: cada vez que en los siglos vu y vt - sea porque hubo recuperación violenta de las tierras ganaderas;
un tirano comó el poder político, se apoyó en los más oscuros, los pobres, - sea porque hubo confiscación de tierras, con medidas de exilio;
- sea porque hubo abolición de las deudas (como sucedió con Solón), o
lo que comen-zaba a llamarse ofjµcx;. AsíTeágenes de Megara, que habría
- sea porque hubo redistribución o nueva div isión de las tierras de
incirado al pueblo a masacrar los rebaños de los ricos.20 Así Cípselo en
Corinto. Y si con respecto a Pisístrato se habla de tres partidos, es pro­ un modo más o menos igualitario (reforma que la tradición atribuye a

bable que su diferencia sea geográfica, y el que lo sostiene bien podría Licurgo).
ser [el] de los artesanos (minas de placa del Laurión) . Es probable que siempre se haya tratado de un conjunto de medidas
Es preciso señalar que si para los griegos esta oposición fue induda­ en que, según los casos, prevalecían la redistribución de las cierras o la
blemente el principio de las grandes transformaciones de los siglos VII desaparici6n de las deudas. En el caso de Cípselo en Corinto, hubo sobre
y VI, perduró no obstante hasta mucho después: todo redistribución de las cierras (la puesta en circulación de monedas
debía permitir la desaparición de las deudas); en el caso de Solón, al
Platón: cada ciudad encierra al menos dos ciudades enemigas una de contrario, hubo condonación de las deudas y liberación de las cierras,
otra; la de los pobres y la de los ricos (República, 422e).21 pero no redistribución (y aunque los campesinos recuperaran su cierra,
no tenían derecho a arrancar los olivos).
[24] Aristóteles: "En la ciudad, las dos clases más distintas son los ricos y los
[26) p. En favor del artesanado, la primera gran medida fue la limitación
pobres: ellos son las partes de la ciudad más opuestas una a otra" (Polltica,
de la esclavitud que constituía una competencia para los obreros (Periandro
rv, 1291 b).22
prohibió la importación de esclavos). [Igualmente:]
b. La fuerza armada de los hoplitas fue la que, de una manera más o - desarrollo de la civilización urbana: construcción de grandes acue­
menos violenta, permiti6 el desalojo de los aristócratas y el surgimiento ductos (como el de Megara, obra de Teágenes) ; urbanización de Corinto
de una nueva forma de poder. (en la época de Periandro); Samos (trabajos de Polícrates),24 y
A menudo, el jefe del ejército es llevado al poder por quienes han sido - establecimiento de lo que todavía no se puede llamar una industria,
sus soldados, como consecuencia de una guerra victoriosa. [Ejemplo:] sino un artesanado de exportación: homogeneización de la producción,
Orcágoras, primer tirano de Sición [Política, v, 12, 1315b 1 2 y ss.]. producción en serie de alfarería en Corinto.
Varios de los tiranos habían sido polemarcos antes de ejercer el poder Promoción del artesanado: Sol6n, que dista de ser el más radical de
(Ortágoras; Cfpselo en Corinto). No exisre plena seguridad de que la los reformadores, prescribe que nadie podrá pedir la ayuda de sus hijos
función de polemarco aún fuera en ese momento una función militar. si no les ha enseñado un oficio ('téXVTJ, que jamás quiere decir oficio
De todos modos, la famosa guardia que rodeaba a Jos tiranos indica d agrícola).25 Otorga la ciudadanía a codos los artesanos que acuden a
carácter militar del poder que éstos ejercían y el apoyo que encontraban instalarse en Arenas con sus familias.
en la población. En todo caso, Corinto en el siglo VI y Atenas en el siglo v debieron
Hacía cinco o seis años que Fidón era tirano en Argos cuando, en 669, su poderío político al desarrollo del artesanado.
aplastó a Esparta en Hisias utilizando a sus hoplitas contra un ejército [27) En términos generales, puede decirse que las transformaciones polí-
de tipo todavía aristocrático.23 ticas que se produjeron en Grecia en los siglos Vll y vr representaron una
(25] c. Las transformaciones redundaron -en una medida lógicamente victoria parcial, y a menudo provisoria, de los campesinos y los artesanos,
variable- en favor de los campesinos y los artesanos: con una franja de la aristocracia que se unió por interés o bien a los se­
a. En favor de los campesinos; prácticamente siempre hubo una mo­ gundos (como sucedió con Cípsdo o con Pisístrato) o bien al campesinado
dificación del régimen de tenencia de tierras: (como Solón).
148 LECCIONES SOBRE lA VOLUNTAD DE SABER 149
CLASE DEL 1 7 DE FEBRERO DE 1971

Y es esa lianza la qu explica las formas políticas adoptadas por las


� �
r:
r nsformac1ones: es dcc1 �, la tiranía (que a despecho de la leyenda de NOTAS
C1pselo parece no haber sido nunca realmente ejercida por los hombres
1 Véase Marce! Dericnnc, Crire agraire er attituM religieuse chez Hsiode, i Brusclas-Berchem,
del pueblo) o la intervención de un reformador o de un grupo de refor­
Lacomus. 1963. y Hesíodo, Les Trava11.x et ksjours, vv. 765-768, e<!. y tr:id. de P. Mazon (ed. de
madores para instaurar el reino de la ley escrita.
referencia}. París, Les Bcllcs l.enres, 1928 [erad. esp.: Trahajm y dios, t:n Obrasyftagmentos,
Sea cual sea la vivacidad de la oposición tal como se la describió
más Madrid, Gredos, 1983).
adelante, no hay que olvidar que con frecuencia los tiranos gobernar 2 Heslodo, Les T rt111au.x. . . , vv. 9 y 1O, op. (Ú,. p. 86; véase supra, p. 129.
on
dentro del marco legal, en ocasiones, sin duda, para preserva J Hurnfrey Michdl, 1t Je Ecunomics vfAncimt G'reece, 3• ed., Cambridge (Inglaterra), W Hdfcr
rlo
(Pisístrato),26 y que con frecuencia también la tiranía, llegada a su término, & Sons, 1963; ed. orig.: Nueva York, Macmillan, 1940.
·
llevó a la organización de una ley escrita y sirvió a veces de intermediaria 4 Percy Nevillc Ure, Tht Origin ofTyranny, Cambridge (lnglamra), Cambridge Universiry

[de la democra.cia] (Solón, Pisfstraro, ClíStenes).


Press. 1922.
s Concepto imroducido en la hiscoriograffa por Bartel Lccndert van der Wacrdcn, Om:wakende
uietmschup. Fgypúsche, 8abyloni.<eht en Griekse wiskund�, Groninga, P. Noordhoff, 1950 (cd.
ingl.: SáenceAwakening, crnd. de A. Dresdcn, Nueva York, Oxford University Prcss, 1954), y
[28) CONCLUSIÓN retomado por Jean-Picrre Vernanc.
6 La mención más ancigua de nomo; se encontraría en Hesíodo (Les Travaux. . . , v. 276,

A través de esas transformaciones vemos la redistribución, en la sociedad op. cit.): ''Tal es la ley que el Crónida ha prescripto a los hombres" (La Travaux. . . . op. cir.,
.
griega, de las relaciones del discurso de justicia y el discurso de saber; Las p. 96). Véase Harrvig Frisch, Might and Righs in Antiquity. «Dike�1: From Homer to the f'mian

relaciones cncre lo justo, la medida, el orden, la verdad. �rr, trad. de C. C. Marrindale, Copenhaguc, Gyldendal fü)ghandd, 1949, pp. 98 y 99.
7 La comparación entre Fausto y san Amonio ya se menciona en la 'Jtmación dnan Antonio de
La verdad-desafío heredada de la tradición griega y el saber-poder .
Flaubm; véase Michel Fouc;iuh, "l'osrfaa: a Flaubert" (1964), en Dits tt krits, 1954-1988, 4 vols.,
cuyo modelo transmitió el Oriente a través de Jonia se aj uscarán y trans­
cd. de D. Dcfcrt y F. Ewald con la colaboración de J. Ligrange, París, G¡¡Jlimard, 1 994, vol. 1, núm.
formarán ahora [en] cierta verdad-saber ligada en su raíz a la justicia, a . 20, pp. 293-325; recd. en 2 vols., Parfs, Gallímard, col. Quarto, 2001. vol. 1, pp. 321-353, y �I.a
la distribución y al orden, y apoyada e n una moral de la CtQE'tij y una . híbliorhequc fimcasrique" ( 1970), en Dits et écrits, op. cit vol. 2, núm. 75, pp. 27-29 {col. Qumo,
.

técnica de la pedagogía.17 vol. 1, p. 895) [tr:ld. esp.: �u biblioteca fantástid', en Estudios. Filmofta-Histvrin-frtras, 9, verano
de 1987).
Todo esto debe verse con mayor derenimienro en lo concernience a
R "fausto. el doctor Afurrunado, cuya suerte es revivir su vida, encarn3. prescigiosamenre a
tres puncos: los humanistas alemanes de la Reforma, nutridos de la noción platónica de la reminiscencia [ . . .] .
- la institución de la moneda, que no es simplemente una medida [F.se símbolo] se acompaña del conflicto teológico del libre y del siervo albedrío, la condenación
del intercambio, sino que se instauró en lo esencial como instrumento Y la cl�cción", recuerda Pierre Klossuwski, Un sífimme dsir.
é París, Gallimard, 1963, p. 12 [trad.
de distribución, de reparto, de corrección social; esp.: Tim fimesto desro, Madrid, Taums, 1980].
- la institución del vóµo�, la ley escrita, que no es simplemente Foucaulc conoda bien la Histoi"de la ltgendrdt Fa.test de Emesr Faligan (París, Hachene. 1888),
que describe así a F:iusro: ".l\maba demasiado lo que no debe ser amado y lo perseguía noche y día"
constitución política sino el discurso mismo del orden social, y,
(Archivos Michd Foucault). Esca figura mítica reaparece en 1982 en Michel Foucaulc, L'Hmnb1eu­
- para terminar, la institución de una justicia de modelo religioso.
tiq11e d11 sujet. Co1m au Coll}gr de Frima, 1981-1982, cd. de F Gros, París, Gallimard/Seuil. col.
H�utes Étudcs, 200 l , pp. 296, 297 y 300, ns. 39 a 'Í 1 [erad. esp.: L11 hermmurictt
i tki sujeto. Curso
en el College dr Fmnce (J981-1 982). Buenos Aires. fondo de Culrnra Económica, 2002), y en Le
Court1gr de la veríti. l.e gouvernemmtde soí et des 1111trrs ll. Co1m ª" Col�gr de Fra11ce, 1984, cd. de
F. Gros, París, Gallimard/Seuil. col. Hauces trudes, 2009. p. 196 [rrad. esp.: Elcoraje de la 1-erdad
E/gobierno de riy de los otros n. Cuno en el Co/J}gede Fra11u (/983·1984), Buenos A ires, Fondo de
Cultura Ewnómica, 2010]. l.a figura de Fausto es, desde luego, recurrente en Nietzsche.
151
150 LECCIONES SOBRE 1A VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 1 7 DE FEBRERO DE 1971

Neville Ure, Tht Origin


9 !douard Will, "La. Grece archa·ique'', en [Acm de la/ Deuxirme Confért11ct inttmarion11k
14 fEarlyGruk 1jrarrts, op. cit., y Pet<.")'
Manin P. Nilsson, ThtAge o
d'hiJt<1Írt ic<1nomiq11t - Suond lntunational Conferenct ofEconomic History, Aix-en-Provmce,
ofTyranny. op. cit. .
1962, París y La. Haya, Mouron, 1965, vol. 1, pp. 4 1 -76. ue", op. at., PP· 74-94.
is i:.douard W ll, "La Gri:cc archa'iq
1 ht, Londres, Chano
1° Clan queconfiscó el poder en Corimo entre los siglos Vln y vu. Proclama dos descendien­ t Gn:elts. Jntroduction ra theirLifi and Thoug
26 Moses I. Finley, TheAncim
tes del rey Baquis, los Baquíadas fueron derrocados por Clpselo, fundador de la tira.nía. Véasc
& Windus, 1963 [trad. esp.: Los griego1
�, La��·
de /A Anrigürdlui. Barcc.lon 1963).

Édouard Will, Korinthillk1.1 Recherche1 sur l'hiuoire et la civilfration de Corinthe de; originu aux 21 Según las notas de Hélene Politis, una oyente, Foucau
lt habna insisud o� urance su expo­

guerm médiq11eJ, París, De Boccard, 1955, p. 317. gnego . que el ma·


ttQ&tl) y ncnóda en la reorganizac ión del saber
sición oral en el papel de
11 Arist6cdes, La Politique, 11, 6, 126Sb, cd. y trad. de J. Tricoc, París, J. Vrin, 1970 (trad. r.
nuscrito no deja supone
esp. : Política, Madrid, Gredas, 1988].
12 i:douardWill, �La. Grece archiiqueu, op. ciT., p. 62.
1
> Manin .arly Gruk 1jranrs, Bdfuc, Mayne, Boyd and Son, 1936,
P. Nilsson, The Agt ofthe F
y Alfred French, "The Economic Background ro Solon's Reforms", en Ckmical Quarttrly, nueva
serie, 6(1-2), abril de 1956, pp. 1 1-25.
14 Édouard Will, "La Grece archai'que", op. cit. , pp. 63-73.
Jj Ciudades de Eubea dispuradas por grupos hereditarios sucesores de los reyes. Este confliao
había dividido a Grecia en dos grandes coaliciones. Última batalla previa a la aparición de los
hopliras. Véase Anrony P. Andn:wes, The Greck Tjrarrt1. Lmdres, Hucchinson's Universiry Library,
1956, pp. 12-14 y 39-42.
16 •
AQ&'ttj; vircud, honor o excelencia, que debe entenderse como valor moral e incdecrual;
véase Jules Tricot, en Ari�tótdes, La Politiqtte, op. cir. , p. 385 (áQ IO'tO�: hombre excelente}.
"Teognis y Píndaro, poccas aristocráticos, se rebelan conrra la idea de que la ttQC'tl) pueda
aprenderse" (Henri-lrénée Marrou, Histoire de f'éducation dam /'Antiquitl [ 1948], 6a ed., París,
Seuil, 1964 {trad. esp.: Historia de la educación en '4 Antigüedad, Madrid, Akal, 19851). Véase
también Werner Jaeger, P11ideia. lafom1ation de t11ommegrtc, trad. de A. Devyver y S. Devyver,
París, Gallimard, 1964; ed. orig.: Paidú11: dit Formung des grirchiJchm Mtnschen, Berlín y
Le ip zig, Walter de Gruyter, 1936 [trad. esp.: Paidtia. ÜI ideaks de la cultura griega, México,
Fondo de Cultura Económica, 1978). (NP.: Tricot no craduce paideia por �educación" sino por
"alta cultura".)
17
Martin P. Nílsson, Tht Age ofE11rly Grr:ek Tyranu, op. cit.
18
Véanse Édouard Will, "La Grece archa'iquc", op. cit., y Alfred French, uThe Economic
Background . .. ", op. cit.
19 Véanse Percy Nevílle Ure, Tht Origin of1jram1y, op. cie., pp. 257-264, y Arist6celes,
Palítica, libro v, que transmite codos los relacos sobre los tiranos.
io
Alfred French, "The Economic Background... ", op. cit.
21 Véase Plarón, La Rt¡mblique, iv, 422e, en <Euvm compl<m, ed. y rrad. de L. Robín, París,
Gallimard, col. Bibliothcque de la Pléiade, 1 970, vol. 1, p. 984: "Es un pulular de Estados [. ..]
en todo caso hay dos, enemigos entre si, uno de los pobres, otro de los ricos".
12
Véase Clau<le Mossé, L11 Fin de la dbnocratit 111hénúnne, Parls, PUF, 1962. pp. 234
y SS.
2·1
Antony P. Andrewes, Tht G"e!t TyrilntJ, op. cit., pp. 39-42. La batalla de Hisias fue pro­
bablemente la primera gran victoria hoplítica. Fidón pasa por ser el primer tirano que no cenia
una guardia personal, sin dud:< porque se apoyaba en la población de hoplitas.
Clase del 24 de febrero de 1971

la institución de la moneda. � ¿La moneda o las monedas?- Las tres


funciones de la monetÚJgriega: metdtesis del poder. simulacro, regu­
lación socal-
i La moneda como instauración del díkaion kai alerhés.

[1] l . U INSTITl;CJÓ:-.r DE LA MONEDA

Hemos visco en Hesíodo la búsqueda oscura de una medida: medida


cuyo sentido y función están todavía mal especificados, porque se trata
de la medida del tiempo, del calendario de los rituales agrícolas, de la
estimación cuantitativa y cualiraríva de los productos [yJ , por añadidura,
se trata de determinar no sólo el cuándo y el cuámo, sino también el "ni
demasiado ni demasiado poco". 1 La medida como cálculo y [la] mesura
como norma.
Ahora bien, esas medidas se introdujeron en los siglos VII y VI, en la
época de la tiranía, y a menudo por obra de los tiranos mismos.
Heródoto (v1, 127) cuenta que Fídón, tirano de Argos, había inven­
tado un sistema de medida para los peloponesios.2 Como fuera, durante
su reino, Egina se incorporó a Argos y apareció la moneda eginera.3
Cípselo introdujo el uso de la moneda en Corinto,4 y en esca época
se definió el dracma de Eubea (65 granos de piara).
(2] Los aspeccos más conocidos de esra gran acrividad de medida son sin
duda los concernienres a Salón;
- redefinición de las propiedades individuales;
- estimación de los ingresos de cada cual;

• Título de la cla,e manuscrita.

153
154 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 24 DE FEBRERO DE 1971 155

- atribución a cada uno de una parce de los poderes políticos, en Origen mercantil, comercial, internacional de la moneda. Interpretación
forma proporcional a la riqueza, y mercantilista de la moneda que la encierra desde el inicio en funciones
- puesta en circulación de un patrón monetario. 5 de represenraci6n y la expone a ese "fetichismo" consistente en tomar el
Ya sea tirano o legislador,6 quien empuña el poder es el medidor de signo por la cosa misma, en vinud de una suerte de error filosófico pri-
la ciudad: el mensurador de las tierras, las cosas, las riquezas, los derechos, • d . ¡ 12
mero y ra 1ca •

los poderes y los hombres. 7 De hecho, esta interpretación explica tal vez algunos usos preco­
Limitémonos a recordar, en Ja misma época o apenas un poco más tarde: ces de la moneda, sea en Lidia o en Fenicia.13 Pero en Grecia la moneda
-el trabajo de urbanismo llevado a cabo (o proyectado) por Hipodamo no se adoptó en función de ese modelo. Lo indican unos cuantos
de Milero8 y el establecimiento del plano en cuadrícula de las ciudades; hechos:
- el trabajo de cartografía emprendido en la época (y el mapa dd a. Si bien se constata la existencia de la moneda institucionalizada en
mundo realizado por Anaximandro},9 y la mayoría de las grandes ciudades comerciales, algunas, cuyo comercio
- las investigaciones pitagóricas sobre las proporciones geométricas y dista de ser inexistente, no la adoptan, y parece que muchas transacciones
musicales.10 importantes entre particula�es se hicieron durante largo tiempo bajo la
[3] Antes de inscribirse en la conciencia occidental como principio de ,. forma del trueque.
cuantificación, de la armonía, del no exceso clásico, la medida griega, no b. En cambio, las primeras estimaciones de equivalencia que vemos
hay que olvidarlo, fue una inmensa práctica social y polimorfa de esti- , aparecer en Homero no se hacen tanto en términos de objetos de cambio
mación, cuantificación, puesta en equivalencia, búsqueda de las propor- como de objetos de sacrificio. Son los trébedes, son los bueyes.14
. 11
c1ones y las d"1stn"b uc10nes
. ad ecuadas. [5] Más precisamenre, esos objetos no aparecen en un número cualquiera
Mensuración que, como no es difícil verlo, está Ügada a todo un (como sucedería sí su función fuera de puro cálculo), sino que figuran
problema de endeudamiento campesino, transferencia de tas propiedades en cantidades (9, 12, 100) que son los números rituales puestos en juego
agrícolas, pago de los créditos, equivalencia entre mercancías u objetos en Jos sacrificios.
fabricados, urbanización e instauración de una forma estatal. Puede sospecharse, por lo canto, que los cálculos de equivalencia, aun
En el corazón de esta práctica de la medida aparece la institución de cuando tuvieran por meta un intercambio de tipo mercantil, tomaban
la moneda. por modelo y fundamento ya no la estimación de un valor idéntico, sino
el reconocimiento de una sustiruibilidad religiosa. La forma de la moneda
A. Las interpretaciones no se esboza en el cielo abstraclO de la mercancía y su representación,
sino en el juego del sacrificio y sus simulacros.
La interpretación tradicional sitúa el nacimiento de la moneda en el c. Hay que agregar a esto que los primeros grandes usos de la moneda
desarrollo de una economía merc:mtil: aparecen con un carácter interno a la ciudad: recaudación de impuestos,
- los grupos de agricultores instalados alrededor del Mediterráneo se sin duda; disrribución de dinero por parte de los tiranos; estimación de
habrían deshecho poco a poco de Ja economía de subsistencia, y las fortunas; clasificación de los ciudadanos, y jerarquía de sus derechos
[4] - la aparición y el crecimiento del comercio terrestre y sobre todo políticos según su fortuna.
marírimo (con 19 que entraña de distancias, demoras e imprevistos} h2� (6) Parece, pues, que el uso de la moneda, en un aspecto esencial, no fue
brían hecho necesario el uso de un patrón monetario reconocido: frag­ mercantil. Pero ¿qué es entonces esta práctica monetaria, algunas de
mento de metal pesado y aurenticado mediante un sello, en un comienzo cuyas dimensiones remíten a rituales religiosos y otras a regulaciones
privado y luego estatal. sociales?
156 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD !JE SABER CLASE DEL 24 DE FEl\RF.RO DE 1971 157

B. Un ejemplo El juego -sacrificio, reparto, retención, redistribución- es u� a forma


religiosa de revigorización de los individuos y del grupo, transfenda a una
La institución de la moneda se conoce mejor en Corinto15 que en otros �
práctica social en la que se crataba de resolv r un conílicto e clases.

lugares. Una leyenda cuenta que Cípselo, de quien se presumía que era Hay que señalar además lo siguiente: Connto no renta , minas de plata.
hijo de un artesano y una descendiente de los Baquíadas, habría hecho Wíll supone16 que la primera inyecci6n de metal en ese sistema se hizo
a Zeus el siguiente voto: si tomo el poder en Corinto, re daré su territo-. mediante la fundición de objeros preciosos que pertenecían a las familias
rio. Una vez en el poder, fijó a iodos los propietarios un impuesro de una ricas despojadas; objetos que eran a la vez riqueza gravada y objetos de
.
décima parre de su forruna, con lo cual, al cabo de diez años, se habría· cuico. La uansferencia de éstos a la colectividad sólo podía hacerse con el
'
acumulado en el templo de Zeus toda la fortuna corintia. apoyo y la intervención de [una] autoridad religiosa exterior y más pode­
[9]
De hecho, el esquema fue al parecer más o menos el siguiente: Cípselo, rosa que el culto familiar. Así se explica la intervención de Zeus al reclamar
tras haber sido polemarco y obcenido vicrorias gracias al ejército hoplítico· en su propio nombre la posesión de la riqueza corintia. Sacrificio de los
de pequeños campesinos, habría expulsado a la vieja aristocracia de los ; objetos cultuales al culro estatal de Zeus. Y a continuaci6n, ese uso del
(7] Baquíadas. Y habría procedido a efectuar una redistribución no de todaa meral se articuló con b búsqueda de recursos mineros: colonización de la
las tierras, sino de algunas de ellas. (Ningún texto lo dice con precisi6n: cosca adriática y del sur de Italia, donde había mineral de piara. Y sobre
pero Solón, un poco posterior a Cípselo, alude a un rirano demago la base de la moneda, desarrollo comercial que coincide con el reino de
que habría llevado a cabo el reparto del suelo.) los descendientes de Cípselo y sobre todo de Periandro.
Ahora bien, esta redistribución parcial de las tierras no resolvía [JO] La política de Cípselo puede leerse por tanto como un sistema de
problema de las deudas existences, y menos el de las que iban a volver varias entradas:
generarse. Por eso el impuesto del 10%, no sobre las propiedades sin - Lectura económica: la redistribución al menos parcial de las cierras,
sobre los ingresos más altos, un impuesto que permite a continuación: el mantenimiento de los créditos, la implementación de una circulación
reparros directos a los pobres, el financiamiento de grandes trabajos monecaria estrictamente controlada por una pesada imposici6n, el des­
anticipos a los artistas y, así, el pago de las deudas a los ricos. plazamiento de la actividad económica principal de la agricultura al co­
Pero este sistema complejo (redistribución de tierras, impuesto sobre mercio y de la cierra al mar, el desarrollo de la colonización en busca de
los ingresos, reparto a los pobres, reembolso a los acreedores) no habría marerias primas metálicas.
.
sido posible en especie. Fue necesario poner en circulación un suscicuc - Lectura religiosa: un sacrificio ritual en el que los participantes
constante en las distribuciones y retribuciones. Y es muy probable que, abandonan al dios la parre que le corresponde; la revigorllitción del cuerpo
en ese momento la moneda lidia haya servido de modelo (y la moneda social gracias a la redistribución de las riquezas así sacrificadas y sacrali­
de Argos o, mejor, de Egina). zadas, y la reduplicación y el desplazamiento que aporca y sacrifica al dios
[81 Lo importante, sin embargo, es que si la materia del sustituto y su'. de la ciudad, Zeus, los objems ya aporcados, ya sacrificados a las divini­
.
forma tienen en efecto ese origen oriental, la disposición general dd dades del yévoi; y ya sacralizados por ellas.
sistema es de origen religioso. En los hechos, el sistema; aporte colectivo, Como se advertirá, el encuentro, el entrecruzamiento y la superposi ­
retención de una décima parte, redistribución a los panicipanres, es d · ción de las dos operaciones constituyen una grilla única. Y es en ésta
esquema del rito sacrificia1 (se aporca la víctima; el dios, el templo y los donde la moneda comienza a existir, a circular, a funcionar en un espacio
sacerdotes retienen un diezmo y luego se hace la redistribución: una re­ común a esas dos transformaciones, el espacio del juego definido por
distribución que comunica a sus beneficiarios una fuerza nueva y un ambas. Hay moneda cuando el mismo objeto es sacrificio e impuesto,
poder derivado del sacrificio mismo). [II] salario de los más pobres y redistribución ritual, parte entregada al tem-
158 LECqONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABf.R CLASE DEL 24 DE FEBRERO DE 1971 159

plo o al fuego y coacci6n o rapiña del poder, revigorización mágica del · de que aparezca siempre al mismo tiempo que una forma "extraordina­
cuerpo social y, a su tumo, actividad cotidiana de los alfareros. ria" de poder político: tirano, legislador.
Al escoger este ejemplo, sé perfeccameme quees un ejemplo. c. ¿Qué función tiene la moneda en esa coma o redistribución del
Acaso no hubo nacimiento de una sola vez de la moneda en general. poder?
Lo que apareció en las orillas del Mediterráneo entre los siglos VIU y vt ; Si el tirano Cípselo da intervención a la institución monetaria, es
son tal vez monedas: porque:
- una moneda lidia vinculada a1 aparato de Esrado; - se ha negado a efectuar el reparto sistemático y total de las tierras;
- una moneda fenicia vinculada a prácticas comerciales, y - no ha borrado las deudas y ha manrenido en cambio el juego de los
- una moneda griega vinculada a un conflicto y [a] alianzas de clases , créditos y los ciclos de endeudamíenco, y
[14] - ha atraído a los campesinos empobrecidos hacia el artesanado o el
caracterizadas por un endeudamiento campesino, la aparición de un ·
trabajo asalariado.
artesanado, la consrirucíón de un ejército semipopular, una fracrura en �
Más adelante, cuando Sofón haga su gran reforma en Atenas, la mo·
los intereses de la clase rica (comercio agrícola concra comercio artesanal). =
neda tendrá un papel bastante similar. Pese a la diferencia de los datos;
En consecuencia, quizá no sea la moneda, en su generalidad abstraaa, ,
la que señala su aparición en las reformas del tirano Cípselo en Corinto. . Solón borra las deudas pero mantiene la propiedad. Para reducir las
tensiones, desarrolla el artesanado (para lo cual apela a la mano de obra
[12] Pero la generalidad monetaria no es, sin duda, más que el resultado dé.�
extranjera) y las exportaciones (prohibición de arrancar los olivos).
una homogeneización ulterior, ligada a un nuevo proceso histórico (d:
desarrollo en gran escala de una economía mercamil). Tamo en uno como en otro caso, la moneda tiene un papel político
bien determinado:
En codo caso, este análisis histórico nos muestra que la esencia mcr-·
- limitar las reivindicaciones sociales que no han dejado de crecer
cantil de la moneda no es su raíz histórica. El comienzo de la moneda no:·
es un solemne origen que inscriba ya su naturaleza mer�ntil y metafisica. '. desde Hesíodo y que son ahora más peligrosas debido a la creación de

La moneda no se instituyó "en el intercambio de productos"; a lo' los ejércitos de hoplitas;


1 - manrener, por eso, el régimen de propiedad y, a la vez, el poder
sumo, puede decirse que se "desarrolló" en él (Marx, El capital [l, 2, 4)). en
manos de la clase propietaria;
- despla [la posesión del poder] * de una aristocracia agrícola hacia
e Tresfoncfones de ÚJ moneda grieg11
18 �
_
una anstoc rac1a más comercial y manufacturera, y,
- por último, reforzar[la)** poniendo en manos
El poder mantenido y desplazado: la metdttsis delpotÚr. · , el doble .mstrumenro del impuesto y el
de los gobernantes
salariado, acompañado de la fa­
a. La moneda está ligada al ejercicio del poder, pero no de un mo<W·
cultad de acuñar la moneda.
simple ([no] por poseer la moneda se adquiere y ejerce el poder). Antd. . .
[15] Lo que se mscr1be en 1a marca monetaria -en
bien, la moneda se ln.stitucionalizó porque algunos tomaron el poder.1' figuras que son el ca-
ballo en Corinto, la corruga en Egina y
ya· , pronco, la lechuza en Atenas- no
[13) b. Pero no se trata de la toma del poder por los propietarios (que es, en su naturaleza semiológica genera
en l, el signo; es una lucha por y en
lo tenían) o por nuevos propietarios, sino más bien por una alianza �orno d I oder político; es un despla
� � zamie nto, un manrenimiento y un
cierto tipo de propietarios y la mayoría de los campesinos pobres Y 1 ortaJec1m1ento de ese poder.
artesanos.
nuevo
La aparición de la moneda se vincula a la constitución de un •
en Manuscrito: despl:u.arlo.
tipo de poder, un poder que tiene por razón de ser la de interve
nir
: •• Manuscrito: reforzarlo.
régimen de propiedad, el juego de las deudas y los pagos. De allí
el
160 LECCIONES SOBRE U\ VOLUNTAD DE SABER CIASE DEL 24 DE FEBRERO DE 1971 161

Es cierro, no hay que desdeñar, en su funció n, la aparición de esa En ese momento, la moneda ya no es un símbolo efectuador, y tam­
(l8]
marca monetaria, pero en vez de compararla con el signo lingüístico tal poco un signo representativo. Hay que encenderla com o una serie coa­
cual se hace tradicionalmente desde Turgot,20 más vale compararla con gulada de sustituciones superpuestas [ . . ]:* .

los símbolos y ritos de! poder. - efectúa una sustitución religiosa: permite una retención y una re-
distribución;
- efectúa una sustitución económica: fortuna, inversión;
[16) 2. LA MONEDA-SIMULACRO - efectúa una susrirución política: de un grupo social a otro, y
- efectúa otra sustitución: sustituye el cambio social radical buscado
Digamos, de manera muy esquemática: por un leve desplazamiento de poder.
a. El símbolo del poder en la Grecia arcaica era el cecro, el bastón de. Del mico contado a la operación política tenemos coda una serie de
mando,21 que circulaba en la Asamblea cuando cada uno debía tomar la sustituciones. Éstas se superponen y se suscituyen unas a otras. Eso es el
palabra, proponer su opinión, participar en una decisión, prestar un simulacro: operaciones reales, series indefinidas, que crean una fijación
juramento y exponerse al cascigo por perjurio. (no una represen tación).
Ahora bien, ese poder así man ifestado (poder a la vez compar tido [19] En tanto que, si el signo "represenra", el simulacro sustituye una sustitu-
que circulaba entre los jefes de grupo) era el que les conferían sus tierras. ción por otra. Fue su realidad de simulacro lo que permiti6 a la moneda seguir
sus bienes, la magnitud de sus cosechas, la amplitud de su casa, la acu;o siendo mucho tiempo no sólo un instrumento económico sino una cosa que
mulación de trébedes y ricos tejidos en el corazón de su hogar El e. ·:· emana del poder y vuelve a él, por una especie de carga y fuerza interna; un
manifestaba simbólicamente el poder en una sociedad donde lo políti objem religiosamente protegido cuya adulteración sería impía y sacrílega.
y lo económico eran solidarios. .j Se han podido idencificar unas cuantas pruebas de ese carácter sobre­
b. En una sociedad mercantil como la que estudiaron los econom· ;
, cargado del objeto monecario:22
clásicos, la moneda es el signo de una mercancía ausen te; y su circulaci6 · - el falsificador de moneda, tratado en Grecia como un sacrílego; los
visible, al tiempo que manifiesta los circuitos comerciales y las eq · grandes ceneros religiosos [que funcionaban] como bancos de depósitos
!encías mercantiles, oculta las verdaderas relaciones políticas. Por el sign y préstamos;
monetario, la riqueza aparenta circular, distribuirse y compartirse [20] - el reparto entre los ciudadanos de los ingresos de las minas del
(17] caminos que son a la vez los de la naturaleza y la habilidad, la necesi Laurión en Atenas (Temíscocles se opuso a esa medida);
y la suerre; pero de hecho el poder se conserva. - la redistribución entre el óilµo<; de los tributos pagados por los alia­
Lo económico y lo político están unidos, pero desfasados uno e dos de Atenas en reconocimiento de su soberanía, una redistribución que
respecto a otro; su dependencia está enmascarada y el signo moneta se hacía por medio de las dietas otorgadas a los ciudadanos cuando tenían
es simultáneamente el instrumento de la dependencia y el desfase que ejercer sus funciones políticas o judiciales;
ambos y de la ocultación de esa dependencia desfusada. - e incluso los repartos de dinero que los emperadores romanos hacían
En la sociedad griega de los siglos vn y VI, la moneda ya no es para manifestar y mantener su soberanía;
todo, como el cetro, un símbolo mágico político, pero está lejos de - así como, en la época cristiana, los regalos de dinero a los soberanos
ya la representación disimuladora de la economía clásica. Es d ins y las redi srribuciones <le dinero, y
mento de un poder que está desplazándose (a la vez que se conserva) - el juego de los ingresos y la caridad en la ética cristiana.
que, a través de un juego de nuevas regula-:-iones, asegura el mant
miento de una dominación de clase. • El manmcrico agrega: que se susticuycn unas a O!ras.
162 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 24 DE FEBRERO DE 1971 163

Lo que puede explicar el funcionamienro de la moneda no es un� La fórmula soloniana "ni demasiado ni demasiado poco"25 está en la
...
teoría del significante, es más bien un análisis del simulacro. La moneda: linea misma de la institución monetaria.
fue simulacro antes de ser signo.
[21] Y tal vez podamos ir más lejos. La moneda es signo en cuanto simu.'. b. La moneda también es µé"tQOV en el sentido de que permite evitar la
lacro: su puesta en funcionamienco como signo en una economía mer doble violencia política que acompaña el exceso de riqueza y el exceso de
­

cantil es un avatar de su historia real de simulacro. Simulacro de una� pobreza. Su institución permite a los pobres pagar sus deudas; permite

naturaleza de las cosas, simulacro de un valor que les pertenecería como proponerles trabajo a cambio de un salario (o comprar los víveres que se
.
patrimonio propio, simulacro de una equivalencia real. Lo que Marx: distribuyen entre ellos).
llamó "fetichismo". Digamos, para resumirtodo esto, que la moneda em· Pero al mismo tiempo, permite a los ricos evitar la gran conmoción
[24]
ligada al poder en cuanto simulacro.23 política y social: les garantiza, a fin de cuentas y gracias al sacrificio de­
mandado, que conservarán la mayor parre <le sus cierras y sus riquezas.
El instaurac.lor de la moneda es el regulador de los conflictos sociales;
[22] 3. LA MONEDA-MEDIDA es aquel que, como Solón,26 se sitúa como un límite entre los parridos y
no cede ni ante uno ni ante otro; es aquel que tiende entre ellos el escudo
La moneda aparece pues en una figura cuyo [dibujo) [dminj* tiene � � que les impide pelearse.
forma del ritual religioso y cuyos aspeccos esenciales son:
- el don y la reunión, 1·1 *c. De tal modo, la moneda
- el sacrificio y el reparto, - hace reinar el orden y la justicia;
- la redistribución, y - permite establecer la verdad de lo que se debe, de lo que vale. Instaura
-
- la fuerza devuelta a los participances. [el] ÚÍKaiov 1ml. <iA.ri8t�. Pero al mismo tiempo tiene un papel funda­
En su origen griego, la moneda está más cerca del c�nsumo rirua1 l
·. .- mencal en el juego del poder;
reconstituyente que dd intercambio entre dos mercancías. - implica la institución del Estado: impuesto, retención, acumulación,
fijación del valor, distribución, y
a. Por lo tanto, la moneda es ante todo un instrumento de regulación entre".: - permite el manrenimienro de un poder de clase.
los diferentes elementos que consrimyen la ciudad:24 por su distribuci6�- 1 Brinda a cada cual la posibilidad <le estimar como verdad, de medir;
[bajo) la forma de regalos o dones, se evita que los pobres sean muy pobres(1 permite la justicia (la medida como no exceso).
por el impuesto aplicado a los ricos, se evita que éstos sean demasiado ricos._:� El no exceso y ia verdad: profunda copertenencia griega. La relación
La moneda es en verdad µúgov -un instrumento de medida-, pero :. de la moneda con la verdad es, en consecuencia. ésta:
[23] en el sentido de que impide el exceso, la n:J..eove�ict, el tener demasiado . :
. - al evitar el exceso.
Pero también impide la pobreza demasiado grande, el endeudamientO ' - al establecer el equilibrio (y la no violencia),27 y
indefinido; permite a los más miserables redimir sus deudas y escapar a - - al promover la vigencia del orden en la ciudad,
la esclavitud que los amenaza. Si es µéi:QOV, no es porque proponga un. :: permite a las cosas develarse en su verdad.
patrón del valor respectivo de cosas diferences, es porque pone un límite ·; Por consiguiente, no enuncia una verdad por el hecho de medirlas
a la riqueza y a la pobreza. Es medida no como definición de una canci· cuamitativamenre: por excluir el exceso, las deja valer y desplegarse en
dad común, sino como exclusión de los excesos opuestos (riqueza/pobreza). -
• Síntesis sin pagi na r que, por d papd miliza<lo, se redactó en Moncreal duran te una CSladla
• Manuscrito: de signio fdesuin}. para Jicrar una conferen cía en la McGil l Univ�rsíry.
164 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
CLASE DEL 24 DE FEBRERO DF. 1971 165

su verdad. La moneda-medida: las cosas son verdaderas en el demento


- hará falra, desde luego, e! desarrollo de una economía monetaria a
de la medida (del no exceso) . Practicar la medida (es decir, valerse de
escala mediterránea, con los problemas de equivalencia;
signos cuantificables) será evitar el exceso y establecer el equilibrio.
- hará falta que haya también unas cuantas manipulaciones moneta­
(25] [Puede señalarse que aun en momentos tardíos del pensamienco griego j rias como la deval uación de Hipias,34 y
se considerará que el Estado está compuesto de ricos y pobres:28
-será preciso asimismo que la acumulación de las forrunas individua­
República, IV, 422e: cada ciudad encierra al menos dos ciud<1des enemi- . les (gracias a la economía monetaria) provoque un nuevo desequilibrio.
gas, la de los pobres y la de los ricns.29 (27) Enconces, la moneda abandonará definitivamente la doble región del
OíKo:iov y el simulacro, del sacrificio y la justa discribución, del ritual
Aristóteles, Política (VI, lll, 1 5): en la ciudad, las dos clases más distinw
10 religioso y el apaciguamiento social, para aparecer y ser manipulada como
son los ricos y los pobres:
signo -signo natural o arbitrario-, signo que permite juzgar como verdad
Durante largo tiempo, el exceso de riqueza y de pobreza se considerará . o autoriza solamente el intercambio <le lo que se desea. Será posible (y
como uno de los principios de desrrucción de la ciudad: en rigor de verdad necesaria) una problemática del significante moneta­
rio, y habrá que examinar entonces su función de verdad.
República, Vlll, 550e: la riqueza excluye la vinud:11
En pleno siglo IV a. C., un texto de Aristóteles en la Poíftica35 es aún
República, IV, 421 d: cuando es demasiado pobre, e! artesano no puede . muy revelador. En él se distinguen:
siquiera trabajar porque ya no tiene hcrramiencas.J ·u
- una crematística natural que parcicipa de la economía doméstica (con­
d. Para terminar, como se advertirá, la institución monetaria no escl : sisrenre en adquirir rique?.as por el cultivo); riquezas que escán nec.esaria­
ligada al valor de las cosas en su verdad, sino al Oí1Ca lOV, a la justicia que . mente determinadas. El uso de la moneda no está excluido de esa economía,
debe reinar en la ciudad e impedirle perecer. pero sirve a otra cosa y no a sí misma: sirve para adquirir lo que se necesita.36
O, mejor, si la moneda tiene relación con la verdad es porque ei : La moneda exhibe por tanto la doble característica de estar subordinada a
instrumento de regulación, de corrección, de rectificación social. Fue ella . algo distinto de sí misma y de adquirirse sólo en cantidades limitadas;

[26] la que perm itió, sea a tiranos como Cípselo sea a legisladores como Solón .•
(28] - una cremacfstica en sentido esrricro, que no busca más que la ad-
hacer que la ciudad viviera conforme a un orden que le era propio. ta.·: quisición de la moneda misma y, por consiguiente, en cantidades infini­

moneda es la armonía y la fuerza real de la ciudad. Durante mucho tas. Esca crematística se b;lsa en el intercambio. Está sujeta a la crítica y
tiempo, el cetradracma3·�* ateniense con la figura de la lechuza será, � no es natural. En algún sentido no es verdadera, pese a lo cual hacemos
rravés del mundo jonio, la fuerza visible y circulante de la ciudad.
. a su respecto esta pregunta: ¿la moneda no es la verdadera riqueza, dado

La verdad de la moneda no es disociable del orden y el vigor del.; que permite adquirir todas las demás riquezas y hacer todos los inter­
.
,
Estado; es como la otra cara de la ÚÍKfl que reina en él. cambios? Las cosas valen entonces su equivalente en numerario.
Para que la moneda sea interrogada de orco modo (ya no sobre lo que: ¿La moneda no será más bien "pura necedad"?37 Cosa enteramente
puede en el cuerpo de la ciudad sino sobre lo que representa en el intct· : convencional y "sin nada de nacural", porque se la puede desvalorizar por
cambio de mercancías), para que aparezca como signo (natural o cofl#· decreto y desmonetizar el metal y porque, como Mi,hs, uno puede mo­

vencional), para que se le pregunte si representa verdadera o ilusoriamenti'.. rir de hambre junto a montones de oro.

el valor de las cosas, será precisa toda una serie de cambios: La doble problemática de la moneda (arbitraria/natural, verdad/ilu­
sión) está ligada a su funcionamiento tardío de signo. Con anterioridad
• El Diccionario de w RealAcademia &pa1fola la registra como masculina, pero señala que su verdad se vinculaba, aunque de manera n o apof
ántica, a la ÓÍ1C1'} y al
"dr:icm�" es.de género ambiguo. [N. dd T.) vóµo<;, un vóµoc; que todavía no es convención.38
166 LECCIONES SOBRE IA VOLUNTAD DE .SABER CIASE DEL 24 DE FEBRERO O.E 1971 167

9 Charles H. K:ihn, Ana.ximander andrhe Origim ofGrt'tk Cosmology, J\.·ueva York, Columbia
NOTAS Universicy Prcss, 1960, y jcan-Píerre Vernanc, "Géométric ec asuonomic �phériquc dans la
prcmi crc cosmologie grecque", en La Pmsée, 109, junio de 1963, pp. 82-92; reed. en Myrhe et
1 fórmula atribuida a Solón, político favorable a las clases medias, en oposición a la fórmula peniie chrz &s Crees, París, Maspero, 1966 [trad. esp.: "Geometría y astronomía esférica en la
aristocrática "nada en exceso" que fijaba un 1echo pero no un limite inferior; véa.� GeorgeThomson. primera cosmología griega", en Mitoypmramiento en la Greda antg i ua, Barcelona, Arid, J 983].
"La philosophie d'fachyle", documento mulrícopiado, París, Cahiers du Centre d'trudes et de Niet7..sche y Rohde comentaron a Anaximandro, cosa que recuerdan también alguna.1 citas co­
Recherches Marxistes, s. f. [trad. esp.: Lafilosofia de l:.squilo, Madrid, Ayuso, 1970]. piadas por Foucaulr en sus nocas preparatoria.1 y tornadas de Werncr Jaeger, Tht 7'heowgy ofthe
2 Pcr�)' Nevillc Ure, The Origim ofl
jranny, Cambridge, C ambridge Universicy Prcss, 1922, Early Gruir Philorophen, Oxford, Clarendon Press, 1947 (trad. esp. : La uowgía de losprim,,ros
pp. 154 y 183: "En el primer ccrcio del siglo VII a. C., el reino de Fidón iniciaba la eta de la ·: sofor grfrgos, México, Fondo de Cultura Económic:i, 1 952].
ji/rJ
tiranía [ . . . ] a continuación Platón y Aristóteles reinterpretaron la ciranla como el efecto de , JU Véase Charles Mugler, Piaron et la recherche mathématique de scm époque, Esuasburgo y
\'ictorias militares, porque tenían a la visea el ejemplo tardío de Dionisia de Siracusa". (Nocas . Zürich, P. H. Heicz, 1948.
conservadas por Michcl Fouc:rnlt en una fich:i relativa al desarrollo del trabajo servil en Grecia. .' JJ Gregory Vla.1ros, "Equality and Jusrice in Early Greek Cosmologics". en C!.�micalPhi/ology,
Los tiranos habrían alentado el trabajo manual; pero bajo la tiranía, !a etapa dd trabajo anesanal ; 420). julio de 1 947, pp. 164-168.
comenzaba a ser superada por la creación de empresas. Según esta ficha, la eschvimd sólo ie .. u Ahhusser y sus alumnos habfan vuelto a escrucar la gé nesis de la forma moneda en Marx
expande con las Guerras Médicas.) En realidad, Arisróteles cuenta que Fid6n transformó su reino y criticado el "fetichismo" como proceso antropológico de reificación de las relaciones sociales
en una tiranía (Política, v, 10, 25-35). (el dinero) : "La categoría de la cosa es la más ajena a Mant (Louis Alchusser, Pour Marx, París,
3 Antony P. Andrewes, The Cruk 1jmrm, Londres, Hurchinson's Univcrsity Library, 1956, ." Maspero, 1966, p. 237 [erad. esp.: la r(llf}lución uórica tÚMarx, Madrid, Fundamentos, 1987)).
pp. 78-83. JJ Humfrey Michcll, The E'conomicf ofA11cient Cruce, 3• ed., Cambridge (Inglaterra), W.

1 F.douard Will, "Réflexions ce hypotheses sur les origines du monnayage", en Rroue Nu-- : Heffer & Sons, 1963. pp. 31 1-314; ed. orig.: Nueva York, Macmillan, 1940.
mismatique. s• serie, 17, 19 55 , pp. 5-23. 1 4 El primero en elaborar esca tesis fue probablemente Bemhud Laurn, Htiliges Geld. F:ine
5 Édouud Will, "La Grece archalque", en
[Acm tÚ la] Deuxitme Ctmfirence intcrnatioMll . hístorirche Untm11ch1mg iibu den sakmlen Urspmng de1 Ge/des, Ttibinga. J. C. B. Mohr, 1 924;
d'hiuoire é((momique - Second lnternationaf Conference ofEconomic History. Aix-en-Provma, : Über dtts Wésm des Münzgtldes. Eine1ach-undbegríffigesthíchtiiche Stt1die,
véase, del mismo amor,
1962, París y La Haya, MoulOn, l 965, vol. 1 , pp. 74-94, y Charles Hir,nerr, A Jtistory oft/N ·· Halle, A. Riechmann, 1929. Édouard WiU se refiere a Laum, espccial meme en "De l'aspcct
Arhenian Comtittttion to the Fnd ofthe Fifrh Cent11ry B. C, Oxford, Clarendon Press, 1952. éthique des origines grecques de la monnaie", en Revue Historique, 21 2(2), 1 954, pp. 2 1 1-213:
6 "El legislador griego indica de qué manera debe autogobernarse la comunidad" (Moses L · 1 ) el buey es objeto, no medio de intercambio;
finley, The Ancienr Gruks_ lntroducrion tlJ thár Lift and Thought, Londres, ChattO & Windus. :_: 2) en los sacrificios y las valuaciones enconcramos la misma unidad (el buey) y los mismos
.
1963 [erad. esp. : losxrfrgosde laAntigüedad Barcclon�, Labor, 1 963). Ficha de Michel Foucault múltiplos (9, 12, 100).
sobre d legislador y el tirano). 1; A partir de aqul, Michel Foucanlr sigtJe principalmente los estudio.; de Édouard Will, entre
7 "Se dice que Ucurgo proscribió en Esparta el estudio de la ariunética por ser ésta popular ' los cuales Korinthiaka. &cherches mr l'hisUJire et la cívilisnrion tÚ Corinthe dLs origines aux gutrm
y democrática en sus efectos, e incrodujo la geomc1 ría en cuanco se aj ustaba mejor a una ol igarqufa -.
. médiques, París, De Boccard, 1955, sigue siendo una suma de referencia aun en nuestros días.
rigurosa y una monarquía insritucional. Sucede que la aritmérica, al uciliz:ll' los números, dimibuye ;'. JI> Édouard Will, "Réflexions et hypothbcs . . . ". op. cit.
las cosas con igualdad, y la geometría, al utilizar la proporción, las discriburc según el mérito. En . 17 Alusión a la transformación de los movímie.ncos M·O·M [metcancía-dinero-mercanda) en
consecuencia, la gcometcfa no es una fueme de confusión del E�rado: comporca un pri ncipio de .· 0-�-D ldinero-mercanda-dinero], muy comentada en la época por los althusserianos. Foucault
distribución enrre los buenos y los malos, que no redhen su parte por obra del azar o d peso sino · recordó en otra parte la función diplomática de una cita de Marx.
18
pnr la diferencia emre d vicio y la virtud" (Plucarco, G"h4rlas dt sobremesa, libro vm, 7 l 9a-b, en ¿No sirve de nada recordar las tres funciones de la moneda universal para Marx: medio de
Obras morak; y tÚ c·ostumbm). Cita copiada por Foucault en sus nocas preparatorias. P�o, medio de compra y maceria social de la riqucz� en general? Véase Karl Marx, ú Capital
8 Según É<louard Will (le Monde grec et l'Orímt, vol. l: Lt v' sücft, 510-403. Parfs, P\JF, primera sección, lll, 3, en (J::1vm,
1 vol. !, ed. de M. Rubcl, Puís, Gallimard, col. Bibliothcque de
1972. p. 73 (trad. esp.: El mundo gritgo y el Oritnu, vol. 1 : Elsiglo V (510-403), Madrid, AJcal, · laPl��a<lc,
1963, p. 687 [cra<l. esp.: ElCapital. 3 vols., México, Fondode Culnua Económica, 1946].
1997]), Hipodamo de Mileto (segunda mirad dd siglo v a . C.) se habría ocup:ido de la reorga# : Perc:y Neville Ure: "En Grecia, las tiran ías se fundaron en la economía monetaria" ( The
·. Origúu of1jranny; nota de Michel Foucaulc).
nii.ación de El Píreo, y de acuerdo con Bemand Gillc, habría conscruidn asimismo '!Urios y Rodas.
en Iral ia (ús Micanicítnsgrm. [.11 n4Í!sanct de la technolagü, P:irls. Seuil, 1980, pp. 50 y 5 1 (trad. i�
Véase Anne-Roberr-Jacques Turgoc, "Étymologie", �rtículo <le la E11cyclopidie que, a juicio
esp.: Úf cultura récnica tn Grecia, Elnacimiento de la tecnología, Barcelona, Juan Granica, 1985)). . de Michcl Foucaulc, establece el primer paralelo iisccmático entre la moneda y las palabras (Ler
168 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER

o
us. Une archlologie des scicnm humaineJ, París, Gallimard, 1966, p. 90 (nad esp.: .:
Mol$ et ÍLJ ch .
laspawbrasy las caias. Una arquco/Qxia de l.a.J ciencias humanas, Buenos Aires, Siglo XXI, 2008)). ·
11 Homero, llíada, 11/B, vv. 100 y ss.; 1/A, vv
. 234-239 y 245-246, y xvi/Il, vv. 501-506
. .
22 "
Bernhard Lrnm, Htiligts Ge/J, op. cit., y Édouard Will, "De l'aspect éthique... , oJ>. cit.,
-
pp. 21 1 213 .
23 Desde la década de 1960 circula una conceptuali7.ación creciente del simulaoo -en opo: �
i
sción al signo y el símbolo- cnuc Klossowski, que lo vincula al "eterno retorno", Deleuz.e, que. � Clase del 3 de marzo de 197 1
l o asocia a "diferencia y repetición", y Foucaulc. Véanse Pierre Klossowski, Un si fanestc tilsiT,. ·
París, Gallimard. 1963 [trad. esp.: Tan fimmo dneo, Madrid, Taurus, 1980); Gilles Deleuu,. ;
u ripétition, París, PUF, 1968 (trad. esp.: Diferencia y repetición, Buenos Aires,
Differcncc _
El vóµrn;. * lnstituci6n contempordnea de la !.ey escritay de la moneda
Amorrortu, 2002], y Michel foucaulc, "La prose d'Aaéon" (1 964), en Diu et kriTs, 1954-1988. . : {nomos y nómisma) - Ley escrita y ritual enunciativo (nomos y
4 vols., ed. de D. Deforc y F. Ewald con la colaboración de J. Lagrange, Parfs, Gailimard, 1994, ·
vol. 1, núm. 21, pp. 326-.'37; rccd. en 2 vols., París, Gal!imard, col. Quarto, 2001, vol. 1, PP• thesmós) - Los cuatro apoyos del nomos. Moneda corintiay nomos
354-365 [trad. esp.: "La prosa de Acteón'', en De lenguaje y literatura, Barcelona, Paid6s, 1996). . '. ateniense. Eunomía hesiódica y eunomía solonana í - Economía y
24
Édouard Will propone para "regulación" el término griego nómiima, "instrumento cM : política. La ciudad-Estado: una noción absolutamente novedosa.
.
n ,
apreciación del valor", de la raíz NF.M, nb esis nomos, nómúm11, nomiuin ("Réflexiuns et hypoth� ·
Cesura entre economía ypolítica - Retorno ai simulacro, la moneda,
ses ... ", op. cir.). De donde Deleuze deduce igualmente el término "Nómada", en Dif/lrtll(t d: ':
la ley. ¿Qué es un nomos no dicho poi· nadie?
ripériri< m, op. cit., p. 54.
25 Véase nota 1 de esta misma clase.
ZG
Alusión a un poema de Solón, en Gregory Vimos, "Solonian justice", en Cl.a.JsicalPhílofoo
41 (2), abril de 1946, pp. 65-83 . (l] En la lucha entablada en los siglos vn y v1, la moneda había aparecido,
27 Demóstenes c.lirá que hasra un ápice de violencia significa una injusticia; véase Grcgorr según d ejemplo de Corinto, como un instrumento sutil y circunstan­
Vlascos. "Solonian justicc", op. de. ciado; permitía, al tiempo que facilitaba un reparto de !as tierras, man­
lR
Claudc Mossl!, La Fin dt la dimocrarie athininme, París, p.,;f, 1962. pp. 234-239.
tener el endeudamienco y codas las desigualdades ligadas a él; de ese
z9 Véase supra, p. 146 y nut2 21 de la clase del 1 7 de febrero.
JO Vla.s
e supra, p. 146 y nota 22 de la clase del 17 de febrero.
t o
modo, posibilitaba que el poder polí ic (apenas desplazado) siguiera en
.
JI Platón, la Rlp11bliq11e, vm, SSOe, en CEuvm compÜ'w, ed. y uad. de L Robín, Padl.· ·i manos de los propietarios.
Gallimard, col. Biblíothcquede la Pléiade, 1970, vol. I, p. 1 149: "¿No es la diferencia quesepan · Ahora bien, la otra gran institución contemporánea, o casi, del
la virmd de la ríque'1.a comparable a la de dos cosas, cada una de las u1ales, puesra en uno dc iol.l:· vóµ wµa1- es el vóµoc;, caracterizado con frecuencia como la ley escrita.
placillos e.le la balanza, lo hace inclinarse siempre en sentido comrario?".
.s� P!arón, La Rl¡mblique, rv,
.
42ld, op. cit., p. 982: "Sí !a pobreza le impide procurarse lat :
' -� [2] Con referencia a la moneda, traté de mostrar que en un inicio no se
introdujo como signo en la práccica del intercambio, sino que desempeñó
herramienta.1 o alguna de las ocras cosas que necesita para ejercer su oficio".
" anee todo un papel en las distribuciones sociales en las que aparecía como
11n
_u Según el d icci ario Roberr,· "la Academia consic.lera femenina esta palabra. Pero los ar-• "
queólogos la usan siempre en masculino".
': simulacro.
-14 Humfrey Michcll, Th( Economics o fAncienr Greece, op. át., PP· 331 Y 332. Con referencia a la ley, tratar de mostrar que en un inicio no se
.n Aristórcles, Política, 1, 3, I 25.3h y !, 9, 12 57a-b. introdujo como escritura: que la escritura no constituye en ella la dife­
JI• Es decir: 13. vida feh, i.t.yo:Ofiv Cwtjv (Polltica, l, 8, 12S6h 32). ;
rencia fundamencat,2 y que la aparición de la ley escrita se da dentro de
37 Arisrótcks, f'olttica, 1, 9, I257h. Véase, asimismo, Pseudo Arisróreles, Económicos. 11, .2,.'.
un acontecimiento en d que la cuestión pasa por el poder y la lucha
1347a 8 - 1 1 . 1 348b 22-30.
n
fthe Athe ian Democracy, Oxford, Oattndon
3s Martin Ostwald, Nomo.< andtht Bt!(innings o
por el poder.

l'ress, 1969. _

• Titulo de la clase manuscrica.

169
f 170
LECCIONES SOBRE LA VOLUN11\D DE SABER

. La oposición de lo escrito y lo no escriro es una oposición tardf


CLASE DP.L 3 DE MARZO DE 1971

cerrados que lo ucilizan como un instrumento de poder. La memoria


17!

!51
(siglo Y a. .). No es ella la que puede explic funciona como tesoro y poder en la rorma del secreto.
·
� ar ese vóµo<; que va a ser
caracrerfsnca de muchas ciudades griega s en
· e'po ca c J' · De allí las instituciones de memoria constituidas por grupos que se
la as1ca. La"nu
transmiten esos secrecos, con reglas estrictas de exclusión y procedimicn­
,.
ley se opone a la anrigua según otro modelo.
ros mnemotécnicos muy particulares, conjuntos de discursos:
- así en los grupos de aedos, y
f3J LEYES ESCRITAS Y NO ESCRITAS - así en los templos, los "guardianes de las cosas dichas".
En virtud de las reglas jurídicas, los poseedores del discurso eran
A. El 6eoµó<; cambién los poseedores del poder y la riqueza. La memoria de las reglas
El 8eoµó<; era una regla no escríra. Lo cual no quiere era una de las riquezas de las grand es familias, una de sus reservas, un
decir pura y si.m'.
plemente que fuera una regla oral que se desplegaba en
el elemento modo de ejercicio del poder y una manera de conservarlo. Habfa "exé­
..l.. 6yo<;, el discurso pronunciado o la voz.
"

getas" encargados de decir si había llegado la hora de aplicar tal o cual


et. Que el ecoµó<; sea no escriro quiere decir regla o si cal o cual otra debía aplicarse en el momento presente. Pero
mucho más precisarn en
que se conserva en una memoria y es preciso recordarlo en esos exégetas no eran expertos neutrales que interpretaban una ley anó­
la ocasi6 ·
el momento debido, cuando el acontecimiento 0 Ja nima, con igual imperio sobre codo el mundo.
circunstancia I"
reclaman. 16] Los exégetas pertenecían o escaban ligados a una forma de propiedad
Ejemplo: cuando en Homero se rrata de hacer volver a Grecia fumiliar: por ejemplo, en Atenas existirían aún tardíamente los t�r¡yrrr cxí
ejérci o de los aqueos, la regla indica que debe reunirse el Consejo Eúµo.Aníowv. 4
� ; cuan "'
hay d1sput , l regla indica que debe implementarse la prueba (Nótese de paso esta forma arcaica de la exégesis: que no está vinculada
� � dd jura'.
mento dec1sono. El buen jefe es aquel que sahe recordar la regla a la escritura, a la búsqueda de Jo que ésta quiere decir, a su reactualización
cuan
el momento es oportuno, aquel que sabe reconocer que ha en el lóyo<;;; [que] consiste en correlacionar el momento, la memoria y
llegado
momento d e aplicarla. la regla, y ello, en concepto de ejercicio del poder.)
14) O�ro rasgo del 8E:oµó<; es que, para entrar en juego, deb e
p. Para resumir rodo esro, a propósito del fü:oµó<;; , lo esencial no es su
pro�unc1a o, y p ronunci ado ritualmente. Al margen de esa emergen
� carácrer oral sino, más bien, el hecho de que su eficacia está siempre Ligada
·

no nene exmencia o, en todo caso, no tiene actualidad. La memoria q a la fulguración del acontecimiento; el hecho de que su mantenimiento
lo conserva no es una suerte de presencia muda y siempre despierta. está garantizado en la forma gemela de la propiedad y la memoria como
Para que el 6eoµó<; funcione,3 no basta con que esté inmerso en instrumenros de ejercicio del poder.
memoria o en el hábito: debe enunciárselo como lo que es, el 0eoµó�:·
con todos los gestos y signos de soberanía que corresponden. No ha',;. [ 7] B.Elvóµoc;
reino silencioso y continuo del fü:aµó<;;: su eficacia está ligada al acon •. [Elvóµoc;] no podría identificarse con la ley escrita, así como el fü:aµóc;
cimiento ritual de su enunciación. Su poder se ejerce en el acontecimiento�· · no puede resumirse en la tradición oral.
Y. Tercera característica del BE:aµó<;;: esrá contenido en un sistcm• En efecto, tan pronto como se presta un poco de atención a los rexros,
·
estricto de pertenencia y posesión. En la sociedad griega arcaica, la me--:1 se advierte que vóµoc; designa varias formas de instituciones bien distintas:
moria no es tanto un asunto de conciencia individual o colectiva; es unai et. Desde luego, la ley escrita, yde manera más precisa la ley inscripta,

forma a la vez de propiedad y de poder: lo que merece conservarse en J&. se graba públicamente a la vista de todos en rabietas de piedra o muros
memoria debe guardarse ce!osamenre, a causa de su eficacia, en grupot' que cada cual puede mirar cuando quiera y lo necesite.

,J
172 LECCIONES SOBRE lA VOLUNTAD DE SABER
CLASE DEL 3 DE MARZO DE 1971 173

En Las suplicantes (v. 424), Eurípides hace conversar a un heraldo de


Superficie de concacro naturaleza/ley.
Tebas con Teseo, y ésce dice que en Arenas:
Píndaro alaba7 aJenócrates de Agrigento por criar caballos según el vóµoc;
- hay leyes escritas;
(hábito, naturaleza).
- gracias a ellas, gobierna el pueblo, y
Píndaro: Quirón enseñó a Jasón a utilizar las drogas según la ley.
- los ricos y los débiles disfrutan de iguales derechos. Hipócraces: hay leyes que nos hacen resistentes y valerosos, cuando la
Y csm, en contraste con el tirano.
naruraleza nos haría cobardes.
p. Pero vóµoi:; designa también una ley no escrita: así, Heródoto (r-;B: la adecuación se efectúa en la forma del "como se debe", conforme,
habla de vóµoi:; de los escitas para referirse a un conjunro de reglas que,
conveniencia, armo nía, ajuste.)
desde luego, no están escritas. 5 A menudo, empero, se habla sobre todo
de las leyes de Esparta, a cuyo respecto se destaca (y siempre a modo de El surgimiento de la verdad se da allí y a partir de allí.
elogio) que no están escritas sino que se transmiten por la educación, e) Por eso los sentidos que se cruzan y se oponen:
ejemplo, los consejos, los hábicos del honor y el orgullo de los hombres, •

unos con respecto a otros. Emúur.> >< C•mbio poc d Aóyo'


[8] La escritura sólo es, por tanto, una de las formas posibles del vóµoc;,
frenre y junto a la ncuoefo:. Educación y escritura funcionan de manera Naturaleza Pedagogía
conjunta o alternada, para asegurar, proteger, mantener el vóµrn;, cuya
naturaleza propia no se agota ni en una ni en otra (en oposición al Seoµ&; [9] Cuatro elemenros que se disociarán bajo el efecro de cambios políticos.
que ha sido impuesto y se recuerda). Esto lleva a varias observaciones:
a.. A través de esos cuatro* puntos de apoyo del vóµoc; (la escritura, el

C. Tal vez haya que ir aún más lejos: sí bien es cierto que el vóµoc; está discurso, la pedagogía, la naturaleza), *w podemos ver esbozarse, desde afuera,

escrito y que la escritura manifiesta la intangibilidad de la ley, su carác­ algunos de los rasgos del vóµoc en oposición a lo que caracteriza el 8eoµóc.

ter sagrado en ciudades democráticas como Atenas, la ley podía modi­ Inscripto en la piedra, presenre en medio de todos sin que nadie tenga

ficarse como consecuencia de discursos, debates, deliberaciones y vota­ que formularlo, el vóµoc; ya no es pronunciado por nadie en particular,

ciones. (Incluso se preveían, en algunos casos, penas para aquel que, tras habla como por sí mismo, en su propio nombre, aunque no tenga otro

proponer un cambio en la ley fundamental, no obtuviera una sanci6n nombre que el histórico mítico de su fundador. Contenido en b. acome­

favorable, [y esto,} en contraste con el 8coµóc;, que sí es intangible: en tida o el juego del A.óyo<;, del discurso público, de la discusión, tampoco

el siglo IV a. C., cuando se quiere hablar de una ley intangible, se la llama allí pertenece a nadie; pero todos pueden apropiárselo, someterse a él o

8rnµóc;.) modificarlo. Transmitido por la pedagogla, impuesto por ejemplos que

Lo que prueba a las claras que la ley está expuesta al discurso, al A.óyD<;, se pierden en la noche de los tiempos, tampoco en esce ámbiro pertenece
que puede alcanzarse a través del A.óyoc; u obtenerse a partir de él. a nadie. Ajustado a la naturaleza, participa de ella.
En los cuatro casos hay ruptura del sistema de apropiación que ca­

[8'] *D. Para terminar, vóµoc; ciene el sentido de naturaleza, de conducta racterizaba el 8eaµói:;. En los cuatro casos, asimismo, el vóµoc; está se-

conforme a la naruraleza6 o, en todo caso, a lo que corresponde: un uso


en el límite de su conformidad con la naturaleza. • U11 "eres" inicial fue corregido e11 codas parces por u11 c uac ro ; d cuarco término, ilegible,
" "

parece ser "11aruralcza".

• fara p:ígina fue sometida a nu er sa s rccscriruras.


••Toda< las menciones de la naturaleza que siguen se agregaron con tinta más reciente. la
mo clase dictada en el College de France no comicnc la palabra "naturalc-,a".
174 LECCIONES SOBRE lA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 3 DE MARZO DE 1971 175

[IOJ parado del ejercicio singular


del pode r y del acontecimiento particular [11) �.Esca organización semánti ca se disocia muy pronco:
al que csraba ligado el fü:oµóc;. En cierto modo, el vóµrn; está siempre
• Por ejemplo, los Sofistas: pedagogía .,. natura)e-La.
presenre, inscrip to en la piedra, puesto en juego en el A.óyoc;, transmitido -
Sócraces: leyes escricas - leyes no escritas.
por el celo de los hábitos, legible en la natu raleza.* La inst au ración de la filosofía res pondió a esa disociación. Mediante la
introducción de un quinto elemento, un par: el Ser-la Verdad como prin­
y uLcgible en la naturalna": el cuarw demento se ha agregado, pero quedan la página su­ cipio de im plicaci ón [o comp licación) de los cuatro elementos ante riores:
primida y las dos siguientes. - cuando el A.óyo<;; dice la verdad, coincide con el ser de la natu-
Reconstruimos un fragmento de la redacción con tres demencos, que a nuestro juicio aclara
raleza, y
esta discusión y que debió elCpOnerse en esta fecha:
"Las tres insdmciones de la escritura, la pedagogía y la discusión pública manifiestan y ga­
- cuando las palabras pa r ticip an de alguna manera en el ser, se enseña
ramizan a la vez la verdad.
- la desapropiación de la regla jurídico palícica, su liberación (o su separación) con respecto
:
Consecuencias:
a la forma memoria-secrcco-1csoro, a. Con ello vemos formarse las gra n des pregu neas filosóficas de
- y su establecimiento como forma a la vez colectiva y permanenre. Occidente:
I.as tres remiten pues a una redistribución fundamental del poder polfcico y sus condiciones
(12] - (En qué condiciones po drá el J.. óyoc; decir la verdad?
de cjeICicio.
El problema pasa por .saber cuál fue esa redistribución: pucsco que es en ella y no en la �
- ¿En qué medida el lenguaje participa en el ser?

crirnra donde se encuentra la rafa del vóµo�. p. I ,a verdad, de efecto, pasa a ser condición.
A titulo puramence indicativo, esta criple institución (escritura, pedagogía, disc::usión) es lo En el pensamiento del sig lo VI a. C., la verdad era el efecto gene ral de
que sirve <le apoyo al vóµo.;. A través de éste, remite a cierta forma de poder polltico cuyo , esa di s posición. A partir del sig lo va. C. será la condición. Porque po­
principio es menester aprehender. seemos la verdad tenemos buenas leyes, la pe dagogía coincide con la
Ahora bien, a través de ell a, el saber occidencal se inscaur6, se desarrolló y se transmitió en
nacuraleza, las leyes que [hemos] escrito son conformes a l A.óyo<;; y el
su forma propia.
La instauración del vóµo.; y el desplanmienco del poder que está ligado a él son, por lo
___

.;­
A.óyoc; es conforme a la naturaleza.
tanto, decisivos para comprender el lugar de emergencia de ese saber, su modo de funcionamiento. .., El recorrido del campo semántico es posible a partir de la verdad y el ser.
El saber, es cierto, no refleja pura y simplemente rd:u:iones de poder, y con mayor ra7.Ón fuemas '' y. El campo semántico se aísla como insticución, como corte social :
de producción; pero el lug;ir y las condiciones de su formación no pueden disociarse de la manen. ·� la fi losofía, la ciencia, el discurso de verdad (son]:
Todas las discusiones que surgen desde d siglo va. C. en Grecia con referencia al privilegio -, - independiences del poder;
que debe otorgarse al .lóyo.;, a la escritura o a la pedagogía, todas esas discusiones que aspír. -
a dilucidar qué es lo fundamental (en la escritura, la palabra o la formación), sólo son posibles a . .
- fundadores del p oder, y
- críticos del poder.
partir de un efecto de dcsconocimienrn. Desconocimiento debido a que en esa dimibución
variable de la escricura, la palabra y la pedagogía siempre se trata del poder polícico. Pero, de hecho, ese campo se organizó a partir del poder.
A.�í. los cextos de Placón sobre d papel de la cscritma, el .l..óyo<; y la naiocíu deben desci­

WECONOMÍA y l'OLÍTICA
frarse no en términos de una represión de la e�critura sino de una lucha hisc6rica bien precisa
por el poder".'
[13)

'Se reconoce aquí una cita de Derrida: "Análisis de una represión y una inhibición histórica
En el caso de la moneda, Corinto era el ejemplo menos desconocido. En
de la escri cura desde Placón. Fsa represión consciruye d origen de fa filosoffa como episrmu; de el caso del vóµoc;, Ace nas ofrece sin duda el material histórico menos
la verdad como unidad dd logos y la phoni" (Jac<¡ucs Derrida, "rreud ec la sdne de I'éaitunt fragmentario.
[ 1966). en I.'Écriture et la differma. París, Seuil, 1967. p. 293, n. l [trad. esp.: "Freud y la escena
de la escriwra", en La ercrit11ra y la difirenáa, Barcelona, Anchropos, 1989]). • M ichel Foucault suprimió un primer parrafo titulado "La escrimra y el tirano".
DE 1971
CU.SE DEL 3 Df. MARZO
177
176 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER

onde ª cada un �; de­


ta parte que corresp
l. deriva también la jwticia, la jus e-
Nóµo� yeúvoµía ón de las cosas, las nqu
la regular distribuci
riva como divinidad central
zas y las cierras.
Lo pri ero que debe señaJarse es que la instauración del
� vóµo<; siemp o es, en
o y cuyo remo este mvoca n.
· · ·

s� asoció al escablecimienro de algo que muy pronto se dio


en llam re at La eüvoµía caneada por Hes
íod
ley� s JUS tas Y
euvoµfo:.8
[16]
stitución, un conjunco de
consecuencia, una buena con los bie nes,
ndo; es un jusco reparco .de
una
a. A pri � e ra v'.sra Nóµoc; es la ley y Eúvoµía es la buena Jegislaci6n.-· reconacidas por todo e l mu · 1�r e �
ciclo, un mov1m1ento re
las riquezas y su �
(14] Cuando Solon se Jacta d e haber establecido la eúvoµía en Arenas, buena distribución de
que-·. dist ribu cion es. De esra re1vmd1-
ma dec1r ue ha sustituido las leyes defecruosas del período anterior · g0 de los gastos, los reco rno s y las
e1 JUe . ' . '
poI1t1ca
·
·

como escructura JUíl d1co



·
por
un buen sistema legislativo. a va a nac er el vóµ oi;;
cación de eúv oµí
o desarrollo se capta
ud de una operación cuy
Más antiguamente, cuando Hesíodo dice que Euvoµía: es.h
ermana · de la ciudad, y dio en virt
, 9
d e E·lQTIV'l'l Y
·
�lKtj, �
ue r a decir ue la buena legislación acompaña la\ bastante bien en la obra
de Sol6n.
� � �
paz en el exterior y la JUSHc1a en el interior.
P. Ahora bien, ese sencido de eúvoµ (a como buena legislación no' 2. La euvoµfo de Solón
puede mantenerse, porque el término aparece en griego mucho ant�"
obra como la instauración de
una euvoµía 3 '.
que la palabra vóµoc; y que la institución designada por éste (Odisea, El propio Solón caracteriza su
· reinaba anees de él. En su
segunda eleg1a
xvu/P, 487). opuesta a la ouovoµía que escla­
vemos con daridad qué es esta
ouovoµíet. Los pobres caen en la
. Por otra parre, Solón, a quien se atribuye y se atribuye a sí mismo Ja· que pose en. En
mstauración de la euvoµfo ateniense, no utiliza el término vóµo<;. SaJvo.
·
vitud a causa de sus deudas;
se los expulsa de la parte
a el cora zón
. perseguidos por la violencia hast
quizás en un texto, pero puede suponerse (Vlastos)1 0 que la palabra url-: cuanto a lospropietarios, son
barr eras y los mur os y llega al
encima de las
!izada es óµoü. de sus casas; el mal salta por
la familia y la propieda d.
No se e rata tanr de que euvoµ ía derive de vóµ�<; con el significado : hogar, el lugar más sagrado de
� pulsi ón e invasión, trastrueque
.
de una mejora, un ajuste que se añade a la institución neutral en sí misma . [17] La ouovoµía: doble movimiento de ex
[15] del vóµoc; (bue na o mala); la cuesrión es más bien que d vóµo1;, en violento de las parres.
voµíet adopta en Solón un
conc�pco de inscirución, se apanó poco a poco del principio de eúvoµíu. La euvoµia como remedio a esa ouo
La euvoµfo precedió al vóµoc;, fue su elemento de formacó ·
i n. EJ vóµoc doble aspecto.
.
se instauró porque se buscaba la i:úvoµía.
Y'. in duda, hay que Jig �r directamente EUVOµía a Ja raíz NEM, l I que
� : ex. Aspecto económico:
s que
as, sí al menos de las hipoteca
tamb1en se ncuentra en voµoc;, pero cuyos antiguos valores habría pre- : - extinción, si no de las deud
� os
· regreso de unos cuantos campesin
servado ffiCJOr el primero de ambos términos. Esta raíz NEM designa la : pesaban sobre la tierra, y, sin duda,
as,
tribución gene ral de las cierr
distribución y el reparto . a la tierra liberada. Pero ninguna redis
tal com o existían en su desigualdad. Y
líPQt<;/E:uvoµfo:.) 12 mantenimiento de las divis ione s
(En Homero, oposición
tierras liberadas no pudieron per­
Es ese valor el que encontramos claramence en el texto de Hesíodo cabe decir incluso que algunas de las
los campesinos que las habían re­
donde Eúvoµfo aparece como la hermana de EigtjvT) y .1úcri. Y donde manecer mucho tiempo en manos de
ibía la erradicación de los olivos;
las tres se designan como hijas de v.Qgat: horas, estaciones, ritmo del tiem­ cuperado: en efecco, la legislación proh
anado. El comercio en favor de
po. De esos momentos regulares y regularmente observados deriva la pu - promoción del comercio y el artes
-
dice que nadie tenía derecho a com
enrre vecinos, entre acreedores y deudores, entre los más ricos y los pobres; , los propietarios de olivos (Plutarco
178
LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASEDEL3 DE MARZO DE 1971 179

prar mercaderfas extranjeras si


no tenfa nada que dar a cambio); el arte­ Aspectos negativos,.
san ado , que
produce cerámi c as de exporta
c ión.
(19)

fl8J J3. Aspccco político: La euvoµfo. inst au rada por Solón fue una manera de sustituir d reparto
exigido de las riquezas (Ja iooµoir¿úx) 15 p or la disrribuc ió dd pader po­
n
Pan0,
- disrribución de los poderes políáco
jurídicos en función del re
líáco: a qu ienes demandaban cierras se les ha dad poder. El poder como
.

económico de la r iqu ez a; o
·
.

- distinción de cuatro clases censatarias susáruto de la riq ueza en la p era ción o de la eúvoµícx.
�;
dano uyos derc hos políricos y el acces
(cuatro categorías de ciuda-·/
� sentido, inversa de b. op erac i<ín de:: Cípsclo (en Corinto,
o a los cargos, al poder de
� En
ec1 � ión están determinados por su fortun
deli-'·
ber ac 1on y
NB:
�e � . ,
.
a), y , :'.
cierto
ve:: ime años a n :s]. tste había llevado a la p rá ctic a una redistribuci<Sn
n
- org an1zac1ón de difere
.1 ecom)mica ímportantt:, gr acias a la cual había ma nteni do el ej e rcic io
ntes tribunales ame los cu ales cu alq ·
u1er c1u-
·
d ad ano pucde inten
· tar una ac ci ó n cont r a cualquier otro.
del poder en las manos de la clase que ya lo tenía (con la sa!vi:dad de un
desplazamiento). En el núcleo de esra ope ració n intervenía la moneda­
o a de Solón 14 por varias".
Vale la pena c n centr ar la atención en esta reform simulacro .

razones. · Solón, al revés, c om p arce hasca cierto punto el poder para no tener
que redistribuir la riqueza. La cú voµíet. efectúa la compa icitÍn para
n

1 . En la c voµ ía, en el buen reparto regula
r que sus riruye la lucha sin : " evitar l a rcdiscribución.
reglas de rt os Y pobres, lo que se dis tribuye, en
� La prueba de que las dos so ucione s son inversas entre sí y de que la
l
definitiva, no es en modo ..
a gu no la riqueza; es el poder jurídico político.
l de Sol<ín se opone con suma claridad a la di: Cípselo está t:n una <le las
elegías del primero, 16 do nde Solón hace notar a los más ricos de Atenas
[20) que él mismo -como un tirano-- habría podido repartir las cierras.
¡·¡ Aspectos positivos"'
Pero lo impo rcanre para nosotros es que EÚvoµia y v óµio µa son
"
' dos ins tituci ones que se en frent an que funcionan en dos sentidos dife­
,
n
Con respecro al p ri cip io arcaico de distribución
del poder es, daio es d ·'. rentes pero cuyo efecto de conjunt o es el mismo:
,
ias - cuando se obliga a los ricos a hacer un sacrificio económico, la
una distribución en función de la riqueza, pero con
dos diferenc fun�'.�".
moneda ocupa el primer plano al permitir el mantenimicnco del poder
dam�rak�
a. T dos los ciudadanos tienen una parte, aun los más
pobres, aun d· ;
o '. por i nt rmed io del tirano, y
e

es -cuando se obliga a los ricos a hacer un sacrificio político, la cuvoµfa


, pobre forma
mas parre del sistema. El poder ya n o propiedad exclusivtl f
o
de al gunos. Pertenece a cod s . No viene de ninguna
parte salvo de Ja·;. li:s pe rmite conservar sus privilegios económicos.
d. Se ap i ca a sí
.
totalida l mismo.
b. En el sistema arcaico era la misma distribución la que repartía .
�.; Ambas instituciones, desde lue go, se necesicañ una a otra: la euvoµía
las',
riquezas y el poder. sirve para limirar la redistribución económica cuando la moneda riene
.. ' el papel proragó nico ; y la moneda p ermite limitar la redistribución del
.
Con Solón, dos princ i pios ;

- si uno se apropia de demasiado poder, la ciudad lo casriga, y . poder cuando la EÜvoµía lo impone.
-si uno se apropia de demasia da riqueza, habrá que esperar eJ castigo:
: ' Se atribuy e a Cípselo una obediencia a la ley, y, a la inversa, Solón
· nizo reformas o efectuó cransformaciones en la moneda ática que fueron
de Zeus.
en Atenas el primer paso para el desarrollo de una economía monetaria .
• Pági na agregada durancc una presentadón en francés, en mar�o de l 972, en !a State Unl- .
versi ty of Ncw York, Búfalo. Después de ese año, Foucaulc reescribió sus conferencias en inglb. ·,: • Imenírnlo agregado a posreriori para mantener la •imcnía en el texto original.
LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
180 CLASE DEL 3 DE MARZO DE 1971 181

f2l ] 2. La segunda característica de la eúvoµ úx sol on ia na, a l a vez que susti- es rico; y el poder es la posibilidad de obtener riquezas. Quien lo ejerce
bien se vuelve rico por un don de los dioses; quien se vuelve rico por
.
tuía el reparto económico por el reparto polírico, es haber creado rela-
.
ciones novedosas y complejas entre economía y política. medios censurables pierde el poder, los dioses lo condenan.
Cosa que la reforma de Cípselo no había logrado hacer: el poder El mismo principio de distribución reparte, en un solo movimiento,
.
político se había limitado a tomar la forma de la tiranía; la reforma de el poder y las riquezas. En Salón, es verdad, uno tiene una parce de poder
;
na
Sol6n es mucho más cosca en el aspecto económico; tuvo tal vez u : en proporción a su fortuna, pero se presume que las particiones de ésca
y el reparto de poderes no obedecen a los mismos mecanismos.
·
incidencia histórica mucho más grande.
¿Cuáles son esas nuevas relaciones emre economía y política? Lo que hace que uno sea rico o pobre está al margen de: la Euvoµ(a:
A pri mera visra, una correlación exacta entre la camidad de riquez.a yd es el azar, es la suerte o la fatalidad, es la volunrad de los dioses. En cam­
.

grado de participación en el poder: los individuos se reparten en cuatro · bio, lo que hace que al ser rico uno ejerza más poder que al ser pobre es
clases censatarias, en función de sus riquezas (medidas de manera cuantita- .:. el principio al que por fin llegamos: el vóµo<;.
.
.
tiva: los pentacosiomedimnos, 17 o cualitativa: jinetes, propietarios de bueyes) Solón lo dice en sus textos: si alguien quiere abusar de esos derechos
¿No estamos aún muy cerca del grupo arcaico, en el que los podero- . .' [24] y cometer una injusticia por abuso de poder, coda la ciudad lo padecerá, y
. de inmediato; es menester, pues, que el vóµoc; que reparte los poderes
sos eran siempre los más ricos y los ricos eran poderosos por derecho:
propio? De hecho, creo que no, y por dos razones. prevea su castigo. En cambio, si alguien se enriquece desmesuradamente
f221 ex. Hay an ee todo una diferencia i mpor t ant e: en la reforma de Solón . y de una manera que no es justa, pues bien, en el hecho de que los dioses
el más pobre no es el que no tiene poder: es el que tiene la parte más·: lo castiguen o castiguen a sus descendientes, según las antiguas creencias,
pequeña del poder; el que no tiene otro poder que el de participar en la.. i el vóµo<; no tiene nada que ver.
Asamblea,18 el de hacer comparecer anee la justicia a cualquier otro ciu. ::· Nóµoc; es el nombre que recibe un principio de distribución del
dadano, el de apelar el fallo que lo condena, delante de .la asamblea po- � poder que sirve para mancener (pero [al] oculrarlos) los principios de
pular . No hay nadie, por tamo -a menos que sea esclavo o extranjero-que ' atribución de las riquezas .
no tenga un poco de poder. El vóµo<; es la forma que adopta la cesura de lo político y lo econó­
Y de ese modo aparece una idea absolutamente novedosa: la ciudad· : mico: cesura que, podrá verse con claridad, es la ficción de un corre real,
Estado, la n:ó.l..1�, como conjunto de los ciudadanos en c u anto poseen.'· porque el reparto de los poderes políticos entre las cinco* clases censata­

una parte del poder y éste se ejerce en su rotalidad a través de todos dios. ...
· rias reproduce, prolonga, institucionaliza desigualdades económicas; y
El poder ya no es, entonces: porque, sobre todo, la insrauración de un vóµoc;, una ley intangible que
- lo que poseen exclusivamenrc algunos; prescribe el reparto del poder, tiene la función de mantener cierto tipo
- lo que sufren unilateralmente algunos ocres; [25] de relaciones económicas.

- lo que se ejerce puntual e instamáneamence en gestos, palabras, : Para caracterizar el papel primordial de la moneda habíamos apelado
órdenes o rccenciones rirualizadas. al simulacro: simulacro religioso en su forma, sustituto y soporte metálico
E! poder es lo que se ejerce de manera permanente a través de todos ": Úe las rcrenciones, destrucciones y redistribuciones que, mágicamente,
los ciudadanos. La totalidad de un cuerpo social comienza a aparecer . infunden nuevo vigor a la totalidad del cuerpo social, la moneda es el
como el lugar donde el poder se aplica a sí mismo. El poder nace de un '� simulacro del poder repartido entre las manos de todos, cuando en rea-
cuerpo sobre el cual se ejerce.
[23] p. Pero hay otra diferencia entre la forma arcaica de poder y la eúvoµí« .. • La re f.orma so 1oniana
· ·
d'tsunguc · ¿Fonc�ult asimila a una quinta
cuacro e1ases censacanas;
clase a los metecos sometidos a un impuesto? ¿O bien se uara de un error?
de Solón. En las formas arcaicas uno ciene el poder en la medida en que ;
182 183
LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CIASE DEL 3 DE MAR7.0 DE 1971

lidad asegura, al prec io de cierto sacrificio ec íntangibk


onómico, su m ancenimien . , mutable , in tangible' como debe ser
- sea como e scntura, m
en las de unos pocos. En los dedos del
aceniense, el recradracma19 con - la apropiación de las riquezas
que ella protege;
do públicamente y por rodos, de ma-
imagen de la lechuza sólo hace respla ndece r durance un _
lacro de un poder atesorado en otra parre.
u�
instante el sim _sea como discu rso pron uncia
e que sea, p�eda ejercer el poder con
nera cal que cada cual, por pobr
iones e conó mtcas ;
:.
Podemos ahora caracterizar el vóµoc:; por la cesura
:
corre aparen P¡ ena independencia de las relac
entre las oporrunidades irregulares de la fortuna y la inmovilidad indiferencia a las riquezas y las
de � - sea como pe dagogfa que ense fia la
estructura política que reparte de manera regular y conscance sobre el respeto de la ley, o
el poder. desigualdades y, al contrario, instruye
corte que ocuka que la distribución polfcica del poder
m ant iene y p . - sea como naturaleza.•
longa el modo de apropiación de las riquezas.
[:281 La escritura, el debate, la pe dagogí a, la
?
naturaleza• escansan los tres


Baj� la moneda no se encuentra la forma abstracta y semiológica
{sic] sobre el efecto de cesura donde roma su ugar el voµo
� c;. Vayan pues
si. gno, sino el fulgor de un simulacro que actúa entre el que saquen a la luz la
a ped·1r a la pedagogía, la discusión o la escntura .
[26)
poder y la riqueza.:
.
ocultación, de la que son un efecto indirecto, a parnr de 1
.,
Bajo la ley no encontramos la gravedad de la escritura, sino la cesura quO'_ a cons: 1tucton
es cond e la dependencia de lo político con respecto a lo económ
ico. ./ de un poder político con la forma del Estado. Su

indi ere�cia éuca a las
La moneda y la ley ocupan un lugar diferente, a buen i relativa con respecto al e¡erc1c10 d�I poder
-
seguro, riquezas y su independenca
cumplen un papel complementario en el juego de lo político
y lo econ político no sólo no les dan ninguna soberanía o
libertad l. . . ],. smo �ue
.
mico, el poder y la riqueza. Juego que existe sin duda en cad
a socie no son más que el efecto de oculcación que fun a
d su ex1scenc1a y
ellas
pero cuyas formas arcaicas habían sido puestas en tensión extrema
garantiza su funcionamiento.
las transformaciones econó micas de los siglos vn y v1 y las luchas . .
babilónicas, la aprop1ac1ón del poder por el sobe-
En las sociedades
clases que fueron su consecuencia. ritual de l�s re­
rano se renovaba y reaseguraba mediante la recitación
laros legendarios, las geneal og ías y las teogonías. Y ahora, ese voµoc:;
a reforzarse?
que no se apropia del poder sino que lo distribuye ¿có�o va
[27] CONCLUSIÓN ¿De dónde va a sacar su autorid ad y su vigor, habida cuenta de que

nadie lo dice?
En esa posición de cesura, el vóµoc; exhibe una serie de característicu. · ,
129] Vemos esbozarse la necesidad de un discurso que cante no al soberano
Es un discurso que no puede ser pronunciado por nadie en partíc
sino al vóµoc:; mismo, el principio de distribución, su valor y su sabidu­
Ni entre los dueños de la riqueza (porque el vóµoc; la conscata, la el origen en el cual se funda, el orden que hace reinar no sólo sobre
ría,
ua, la transcrib e en tér minos políticos sin participar en ella), ni entre)
los hombres sin o sobre los astros, los mares, los animales y las planras.
duefios del poder (porque es él el que lo distribuye).
Podemos de inmediato iden tificar algunos rasgos de ese discurso que,
En consecuencia, el vóµoc; no debe hablar desde ninguna parte a partir del vóµoc;, sustituye al viejo canco de soberanía:
debe hacerlo desde un punco medio o un lugar común. - ya no tiene que decir las haz.afias y los acontecimientos guardados
- o (bien] es dado por el oráculo (Esparra), en la memoria;
- o por el nomoteta, - debe contar la permanencia de las disuibuciones entre las co sa s Y
- o por la Asamblea. los hombres;
Es esa voz de ninguna parre, esa voz del medio o esa voz de todos
·'
que, según los casos (es decir, según las relaciones de fuerzas enfrentadas .
va a insricucionalizarse: • Naturalaa: agregado no datable. Véase mpra, p. l 73, nota ••·
184 185
LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL3 DE MARZO DE 1971

- ya no tiene que recordarlas como las verdades secreta ,'


. s de Ja me� - orden
na, re.memoradas por las Musas; debe hacerla
s ver como una verdad . - juicios

'
otro npo; - profecía.
·
- no tiene que situarse en la esfera de un a soberanía que ésta la que lo proclama, lo fon.da, lo refuerza. .
· asm. os y
él mismo p. se funda en la palabra: es
d eb . . y
a reconst1tu1r,
. Se comprende que el discurso de soberanía no pueda ser igual
cmre los

- debe hablar a partir de esa zona en blanco, esa cesura entre los griegos,
donde
desconocen las relaciones de lo político y lo económico . - ni en su función,
Allí se identifican el lugar de un sujeto cognoscente y neutral, - ni en su distribuci<ín.

de una ve�dad develada y el contenido de un saber que ya no


la for� y. enue los asirios:
está m · · de! doble del poder real,

ca ence ligado a la repetición de un acomecimjemo, sino al el discurso de soberanía está a cargo
descubdJ, so (los sacerdotes),
- su desdoblamiento religio
m1enco y mantenimienco de un orden.
- su dob le familiar {e l hermano).
Y all í, en .esa zona, se dibuja la figura de aquel que debajo de
un&·, el cielo y la tierra.
verdad, s1. n nqueza ni poder, va a develar la ley de las cosas para
Cuenca las hazañas del rey y los ancestros en su unión con
da('. Genea lo gía .
fuer.za .Y vigor
.
a una ley de los hombres que es al mismo tiempo de,sco.. Es cíc lic o; debe permanecer secreto.
Ó. en Grecia:
·
noc1 m 1ento.

el discurso de soberanía debe ser perm a nente, con


..... - la permanencia dd escrito,
-la permanencia del poema.
,:,,
[No,tas de estilo t:quigráfico agregadas en hojas con membrete de la Srate University'. No debe pertenecer a nadie porque es la distribución de todos.
desde e l centro, el
ofNcw York en Bufalo, y, por lo tanto, sop orte aforístico de la conclusión del discurso:): No debe decirse "desde ninguna parte" o, mejor, debe decirse
med io.
No debe jugar con el desd obla micnco heroico: repetír d acontecimiento, hace r
Euvoµía, término fundamental.
Nóµoc; es la regla institucional. reaparecer al héroe.

La cuvoµíoc puede ser - ariswcracia, Debe acmar en ocro registro de dualidad: el del orden de las cosas, el orden de los

- de m ocracia. hombres. El retorno de unos y otros. Decir la verdad, prescribir la justicia.

'Ioovoµfo querrá decir exactamente democraci a . El par verdad-justicia.

Con todo, esa euvoµfo, La interio rizac ión del ciclo.

· ." La cuvoµfa es la forma de la cesura política/economía.


- por una parte, es profundamente distinta de la posesión a.siria del p od er :
hay poder para él, en tamo que en el ottO'
La íoovoµ Í<X de Clísrenes, mis aún.
A partir de allí se producirá la r up tura en Atenas. En todo caso, la c-Uvoµíoc es
• e l rey es el poder, todo el poder: sólo . .
caso el poder no es de nadie; el
principio del reparto del poder político. El vóµoc es la regla de ese reparto.
• oposición euvoµía:húQavvoi;.
vóµoi:; y vóµioµoc
- por tiene los mis mos efectos, porque sie mpre se erara de poner lat :'
otra p arre,
reparto y medida
cosas en orden: hacer fecunda la naturaleza, justos a los hombres, castigar a los culpa•.:
bles, te rmin ar con las guerras. Pero ¿cómo va a manifestarse y ej ercerse d discurso del vóµoi;?
• En las civi!i1.aciones babilónicas, recitaciones rituales.
[En] la Grecia arcaica: el acontecimiento.
Ahora bien, fen] todos los pueblos indoeuropeos, el poder está ligado a la palabn

Aquí, recitación permanente, no hucll<1 sino e<; occí.


de do.s maneras:
ex. s�jercc por la palabra
186
LASE DEL 3 DE MARZO UE 1971 1 87
LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD D E SABER
C

· 1·¡eg1·0 de tos escn·bas, sino


[Esa reciración] no es patrimonio de
algunos 0 pnv ·
e1 mund o: 11.oyoc; [de] .,
No"IAs
todo � • ;.
Nn memoria, ni secrt:co, sino distribución
a cada quit:n , 1
, c<lagogfa.
·
)
Para termma r, cst: discurs o de la ley tiene la función de pone 1 Nóµioµa: moneda. Véase A ristúccles Ética a Nicómaco. v. 11: "o-:L ov 4>úoe1 ó::)..)..�
. .
r <le re¡1eve
· y res tablo. ,
ccr e1 o rd en dt: las cosas; un orden que no vóµ� i:ad" (por ser de insticucíón, vÓµCf. y no por nacurale1.a, oó <j>úacL). Bernha rd Laum
es el de las riquez.1s, 1os bºenes, ¡as oportq. ·. :
1
ni·dades, sino el orden de otro orden.
Un orden permanente accesiblt: a eªdª señala J;¡ diferencia enere nómisma: "lo que vale", medio de valoración, y khrbnnta, r iqueza; rn
·

cual ·
la vía del A.óyoe;. uaduc.ci ón de nomoJ es "a rreglo de partición", repa rto (HeiligeJ c;eld. Einc historische Untersuchung
Las r quezas Üenen su orden propio o, iihtrdcn Jakrakn Uriprung des GeldeI, Tubinga, J. C. B. Mohr 1921).
v6µrnµa.
'. mejor, su medida: ,
2 Los oyentes de Foucault escuchaban a la sazón fa alusión a un tírnlo de reciente aparición:
su ley: vóµoc;;.
L'Écriture et la di/férence (París. Scuil, 1967), de Jacques D errida [trad. esp.: La e;crimra y la
Las cmdadt:s tienen su orden o, mejor,
La verdad es el orden (menos la riqueza, menos la
La moneda: es la medida menos el orden diftrencia,
economía).
Barcdona, Anthropos, 1989].
3 Véase Paul Vinogrado'" Ourlinet ofHístoricalJurispmdmce, Londres Humphrey Milford,
,
menos el orden, la jusricia.
1920, vol. 2, pp. 76-78, y H�nvig Frisch , Might andRight in Antiq11ity. "Dike" 1: From Homcr
'º tht Pmitm Wfirs, trad. de C. C. M3rti
ndalc, Copenhaguc, Gyldcndal lfoghandel, 1949.
4 Los intérprcces eumólpidas se arncian a la familia sacerdotal de Atenas, los Eumólpidas que

insticuyeron el culto de Eleusis: véase Paul Vinug radov, Outlines ofl!istorico/J11rúpmdence, op.
cit., 1101. 2, pp. 76-78. Los cxéget:is terminaron por desempeñar un pa pel de
�onscjcros jurldicos.
1 Véanse Heródoto, Hisrorias, IV, l 05. y relix Heinimann, Nomos 1mdPliysis. Hn-Jmnft 1tnd
&deut11ng einer Antithese im grie«hiJchen Dcnken des .5. Jahrh1mdat1 [ l 945], 2• ed., Basilea,
Friedrich Reinhardt, 1965.
6 Thomas Alan Sinclai r, Hístt>irt de la pmsle polirit¡ue grecque, sin mención de traducwr,
París, Payot, col. Bibliorheque Hi�torique, 195.3; cd. orig.: A History ofGmk Political Thoughr,
Londres, Romle<lge & Kcgan Paul. 1951.
7 P! ndaro, "Quima ollmpica� y "Cuarta pítica".
3 "Etimológicamente, ermomin no <lt:bc vincularse a nt>mos sino a m·mein. En Hornero (Odisea,

xvu/P, 487) encontramos mnomí


a, pero no nomos [.. . ]. '.'Jo es la ley, es el pensamiento dd lc­

gisbdor [. . . ]. mn�mí ymomía, expresan una acritud moral por parre del ciudadano" (Victor
a, d
Ehrenberg, Aspecrs ofrhe Ancimt World. Es;oys and Review1, Oxford, Blackwcll, 1946, pp. 71"86;
md. fr. de Michel Foucaulr).
? Hes íodo, 1eogonía, w. 900-902.
Gregory Vimos, " 'Ioovoµía íloAinK ��, en Jürgen Mau y Ernsc G. Sch midr (comps.),
10

lsonomia. Stiwlien zur Glúrhhátworstcllung im grechiuhen Dr.nken, Berlín, Akademie-Verl ag.


1964.
i

Emmanud Laroch e, Hirtoire de la racine f;'EM en grec andt•n, Parí>,


1
\ Klincksieck, col. ¡;.tudes
et Comrncnraires,
nüm. 6, 1949. Laroche hace hincapié en las nociones ética> asociadas a esta raÍl..
1 2 ·rpQL
�: ausencia de orden, desencaden:unicmo de las fuerzas, tema ahordado en Michel
Foucaulr, Histoirt de lafolie a liige darsique, París, Pion, 1961 ftrad. esp.: lfot<1ria de la locur..z en
{,¡ ipoca cUsica, 2 vols., Buenos Aire.1, Fondo de Cultura l:::.conómica, 1992]. F.clouml Will dice
quela noción es intraducible en francés. FJ campo que abarca es el de las relaciones de los hombres
entre sí Y de los hombres c�m los dioses; véase �douard W'ill, '-e /'vfonde grec er l'Orienr, vol 1 :
.
1-: v'sieck, 510-403, París, l'UI', 1 972, p. 598 [trad. esp.: El mundo grie,�oy el Oriente, vol. \ : EL
ia V(5I0-403), Madrid, Akal, 1997).
si
t
188 LECCIONES SOBR.J:: IA VOLUNTAD DE SABER

13 Foucault utiliza una serie de citas exrraldas de: Wcrner Jacgcr, "Solons

Sitwng!berichte des PrewJ'iff/,e Akademie dtr Wissemr;haften, Berlín, 1926, pp. 69-85; G
Eunomie", '

Vlastos, "Solonian Jus1ice", en Clmsícal Phi/Q/Qg-¡, 41 (2), abril de 1946; !van Monimer
Solon the Arhenian, Berkeley, U1üvcrsiry of' California Prcss, 1919, y Pierre Lévcque y
Linfo

Vidal-Naquet, Clirrhrne l'Arhinim, Parí.�. Les Selles I.emes, col. Annales Lictéraircs de l'Un.i
de Besanc;:nn, 1964.
1 4 Édouard Will, "La Crece archa'ique", en {Actu de /aj Dmxieme Cmzflrmce
Clase del 1 0 de marzo de 1 971
íntl'171atía
d�JÍstoire éco11omiq11e - Second lnrernationai Conference ofEconomic Hútory. Aix-m-
1962, París y La Haya, Moucon, 1965. vol. 1, pp. 79-94.
15 • Iooµo1Qíct (iJ), que Jebe traducirse como ..parres iguales", y de allí igualdad de de� L o puro y lo impuro:* la abluci6n homlrica
como rito de paso -
listhent l'A1hl11ien, op. cit.
Inversión del estatus de la manch11 en los siglos 1m
y VI - Nomos,
'
Véase Pierre Lévcque y Pierre Vidal-Naq11er, C ·:·, ·
S unda elegía de Solón, citada en lvan Monimer l.infonh, Snlan theAthenian, op. cit. como s ituto
u.st
16 eg

moneda y nuewu prácticas religiosas E l interdi cto


11 Pemacosiom1:dímnns (pentakosiomldimnoi): quienes tienen un ingreso de 500 medi
-

:· i - Democratizaci6n de la mmor­
democrático del sacrificio suntuaro
ta!ídad - Criminalidady voluntad de saber.
de cereales. (Primera clase de ciudadanos: pemakosioi.)
Sólo las dos primeras cla.�es censatarias permirían el accern al poder: los uconres se el
dentro de ellas. Ambas clases representaban ünicamenrc a una quinca pane de los ciuda
cuyas tierras producían más de 500 celemines de trigo.
É<louard Wil!, Le Monde xrec et f'Orient, op. cit., vol. l, p. 65, escríhe: "Ni siquiera se l..A INTRODUCCIÓX DE CATEGORÍA JURÍDICO RUIG!OSA
18
LA

sí los reces, h íiltima clase, tenían acceso a la ekklesia, la Asamblea del pueblo que elegf� a
[I)
DE LO I�ll'URO

19 Véase rnpm, nota 33 Je la da.se del 24 de febrero.


magistrados".

La purificación es un rito arcaico; no obstante, en el transc r o de una


� �
evolución que es preciso explor<U, va a articularse con dos opos1cio nes a las
.
cuales era ajena en el comienzo: criminalidad/inocencia, ignorancia/saber.

J. !.a categoría de le "puro" m Homero

1 . A primera vista, los ricos de purificación parecen ser la regla después


de un asesinato, una masacre, un combate, una herida. El polvo Y la
sangre, rales son las impu rezas que se lavan.
.
- Aquiles vudve lleno de sangre <le! combate; se presenta ante Ulises
y Diomcdes y éste ordena que lo laven.1
(2] - Cuando Ulises y Diomedes vuelven de su expedici6n en las filas
troyanas, se zambullen en el mar y luego se bañan en una tina {[Jlíada, ]
xxn/X, 572-576).
2. Pero no está wmprobado que este gesto ritual escé destinado a borrar
una mancha. El rito de la ablución contempla tanto lo que va a pasar como
lo que acaba de suceder.

• Tículo de la clase manuscrita.

189
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41 .

191
LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
CLASE DEI. 10 OF. MARZO DE 1971
!90

: complejo, heterogéneo, y que hay mancha cuando, volunraria o invo­


Si el guerrero se lava después de la batalla, es porque ha llegado
luntariamente, dos regiones heterogéneas se ponen en conracro.
umbral de una nueva ac ivida que es de cacicrer sagrado, religioso 0 rit
3. Ahora bien, es preciso sefialar que el criminal no es en sí mismo
: � uaLj
- Cu�ndo Agamenon quiere hacer lavar a Aquiles, es porque le ofi ·.
[5]
una de esas regiones diferentes que hay que aislar de las demás: en
una comida.
.. Homero, cl asesino no es como ral objero de un traramíemo especial.
Yett;
- De vuelta de Ja bacalla, Diomedes y Uliscs se lavan anees de
1 ac1ones en llOmenaje a Atenea.2
- En el momento en que Tclémaco está orando y haciendo libaciones,
l.b ·

•:: se presenta Teoclímeno, que es un asesino. Tclémaco lo recibe como a cual­


e una
En térm inos generales, la ablución aparece cuando se p asa d
. . . quier otro suplicante.4 Licofrón es servidor en el palacio de Áyax sin que el
. 1 dad or d.mana o cond tana a una actividad ricual:
acm ·
.
asesinara que ha cometido le dé un estatus especial. 5 Teoclímeno, claro está,
. ,

- Anees de ir a orar a Atenea en los aposentos superiores, Penélo e �


p · se ve obligado a marcharse de la ciudad, pero lo hace porque los parien tes
lava y se cubre con vestidos limpios.3
y los amigos de su víctima son demasiado numerosos y fuertes para él.
í3] - Después de devolver a Criseida, Agamen6n quiere ofrecer una
he
- / Tenemos un esquema habitual: l) crimen; 2) mancha; 3) ritual de
catombe a Apolo: hace que sus tropas se laven [!L, 1x!I, 285-327] . '\ borradura, y 4) inocencia recup erada. Ahora bien, este esquema no vale
Otro rexro de la Ilíada, donde se narran los funerales de Pacroclo,'
"· para la época homérica: en ella cenemos más bien discontinuidades ri­
prueba más claramente aún que no se trata de lavar una falta cualquier*
' tualmente manifestadas y mantenidas por la ablución; a panir de ello,
o de borrar el crimen:
(6)
peligro de ol.vido, de vio lencia, de comunicación indebida entre esas
- Aquiles hace lavar con cuidado el cadáver de Patroclo (que es .,. ,_¡,;;
, . regiones separadas; por último, en ese caso, mancha, una mancha que se
v1cama y no el asesino). No debe enrrar manchado (!ioxuµµivoc;) J.· produce de tal maner.1que: a) la región afectada queda m ancillada por
Had�s [/!. , xv111/Z, 179 y 1 80]. Pero Aquiles se niega a lavarse ames de.
·; ,
lo que irrumpe en ella y b) el objero que irrumpe se presenta manchado
rendir a Patrodo los homenajes requeridos.
en esa región donde no habría debido penetrar.
La ablución homérica no lava al asesino o al culpable ni le devu ·
Por lo canto, mancha inmediacamenre doble. Lo que va a producirse
s.u purcz�t pri �liriva. Antes bien, escande los diferenr�s momentos cid:,
es roda una inversión del esquema: al conven irse la mancha en el hecho
tiempo y los d1forenres niveles de actividad. ·
primitivo o, al menos, en la consecuencia inmediara del crimen, la sepa­
!4] La ablució� a_parcce cuando se ingresa en el rico; cuando llega el m �,: ración resulta entonces su consecuencia necesaria; para terminar, el r ito
mento del sacnflc10; cuando se va a enrrar al Hades, y también cuando d w•.:
purificador, destinado a borrar b mancha.
plicanrc, el extranjero, es acogido en el hogar. A la inversa, no la hay cuan.:!
La i nversión es, no obstante, importame para !a conscicución de una
do, al conrrario, es preci so mantener el duelo; no puede producirse cuando;•
·
ha terminado de cumplir con los homenajes de rigor.
moral de la culpa, pero lo es asimismo para la constitución de cierra
no se
voluntad de saber.
La ablución rompe los conta ctos; aísla momenros, lugares conductaS; ,
,
marca el umbral que se f anquea, el nuevo registro en el cual se inscribe\
11. Como se produce La inversión
r

el comporramicnto, e impi de comunicaciones peligros as o concinuidadcs '


[7)

inadmisibles: entre la masacre y el festín, entre el exterior y el hogar, .


Está ligada a toda una serie de cambios en la vida religiosa de los siglos
e11 rre este mundo y el Hades, entre lo cotidiano y Ja esfera de pertenen
vu y v1.6
- "

cia del dios, encre lo vivo y lo muerto. ;'.


Lejos de circu nscribir, para aislado, un lugar, un núcleo de mancha ya ·. 1. Forralecimiemo del ritualismo en la cl ase popular. Los ritos campc::si­
ínregramenre constituido, hay que decir más bien que los ritos de ablución :
nos, desde luego, eran muy numerosos y sin duda muy p erentorios mucho
marcan las discontinuidades de un espacio y un tiempo socio rreligioso
. . ··· ·""" � ------
""'
"
· ""
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·""' -
tt
.
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.... ---
· ..
. �·.- ·
,.,_...,._.. ._.

192 LECCIONES SOBRE l A VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 10 DE MARZO DE


1971 193

anres del período considerado. Pero al parecer se sacrificio suntuario cuando éste no
fortalecen de mane (El interdicto como sustituto del
considerable y, a no dudar, se organizan a partir del siglo ' . 10
1 e.)
vn. es econom1camente posºbl
ce. lmporrancia y mericulosidad de los ritos en Hesío
. .
arbi rrariedad del riro es en cieno modo una
ex1genc1a de su
do. Además Se ve: Ja
los ritos homéricos, vemos pulular las prohibiciones, como cieno, no es esta función la que explica que
no bafi función social y política. Es
en la desembocadura de un río, no corcarse las uñas en
un festín 0 claro está, un análisis de las significaciones
el rito sea tal o cual (sino,
sentar a un niño de 12 meses o 12 años en un objeto sagrado.7 riedad ti:ne una función, y �or eso,
mágicas) . Pero, como tal, esa �rbitra
p. Pero es el orfismo, sobre todo, el que fonaleció, al organizarlas, 1! lejos de atenuarse, de racionalizars
e, se manuene durante largo uempo y
a. Sucede que frenre a la regla que es
a veces hasta se fortalece y se exacerb
una serie de prescripciones riruales.R
¿A qué corresponde ese forcalecimiento? , patrimonio de los poderosos y que éstos
ocultan, im�onen desde a era
.

[8] a. Este tipo de ritos transmitidos de generación en generación se
opo · [tO] -y [que] pone en juego el despliegue,
aunque sea sacnftc1al, e las nque­ �
regularidades acce­
(en su forma y su modo de apropiación, más aún que en su contenid
o)' :z.as-, frente a esa regla, el ritual levanta un sistema de
a las reglas jurídico religiosas conservadas en concepto de propi e dad aplicar a sí mismo, pasibles <le un
sibles a codos, que cada uno puede
control autónomo y, por último, disociadas
exclusiva y secreta en las grandes fumilias. E.sos rituales, bajo la for ma por el efecto de una relación
de
sacrificio de las riquezas.
recetas eficaces, son, en su función de armazón jurídico religioso de
14; mágica, arbitraria en su forma, de la posesión y el
existencia, un contrapeso a los secretos y decretos de esas grandes familia&. '
entre los
b. Las prescripciones son conocidas; su observancia es fácil, si nel 2. El otro aspecto de la transformación religiosa que tuvo lugar
siempre de seguir, sf al menos de veri ficar. Cada cual puede determinar:' siglos VII y v1 es la aparición de formas religiosas que escapan
al juego de
por sí mismo si lo que hace está bien; cada cual puede ser su propio ju� ; la apropiación por las familias ricas.
1 popular es
y cada cual puede emiti r con respecto a sí mismo un juicio de calificación · En primera fila, el culto dionisíaco.1 Culto cuya índole
religiosa.�) . bien conocida:
c. Estos ritos permiten a cada quien ser por sí mismo responsable dd ' et.
en el
imporcancia de los ricos agrarios y de las referencias agrícolas
éxito o el fracaso de sus cosechas; mediante el rito, uno puede tomar en culto que se le rinde;
sus manos su suerte o su desdicha, su buen entendimiento o su desavc- · p. cesrimonio de cienos dememos legendarios que cuentan la invasión
nencia con los dioses. Para el éxito de las empresas ya no se depende de , ciudades.
de un Oioniso desbordante que choca contm las puertas de las
la piedad o la impiedad de los poderosos y los reyes. Un rico bien obser- Así, Penteo, rey de Tebas, trata de cerrar las puertas de la ciudad
a la
.
invasión dionisíaca; las Ménades terminan por desgarrarlo (l a
vado permite ser directamente amado por los dioses. Es preciso además . s Bacantes
que el riro esré al alcance de todos. ' de Eurípides), y
[9] d. Ahora bien, hay que hacer notar justamente que esos rituales son '. y. organización en grupos cultuales, los ciasos, cofradías que
nacen
de
completamente diferentes del más conocido y difundido de los actos , r1 espontáneamente *o bajo el efecto del proselitismo, pero al margen
culruales, a saber, el sacrificio. toda pertenencia a los grupos tradicionalmente poseedore s de la regla Y
Nada de sacrificios de bueyes, carneros o cabras, que sólo pueden d secreto de los cultos.
aparecer en el culro de los ganaderos ricos; ni siquiera hay ofrendas, que · Ahora bien, entre todas las características singulares del dionisismo
sin duda eran con frecuencia un impuesto disimulado cuando se trataba . hay que destacar: a) que la pertenencia a él es un asunto individual, ya
de llevar productos a un emplazamiento sagrado percc:neciente a una gran . sea uno joven o viejo, hombre o mujer, extranjero o ciudadano; b) que
furnilia. Pero hay gestos, abluciones, interdictos más que sacrificios; riros
arbitrarios que hay que recordar más que objetos que haya que ofrecer. • Hoja intercalada sin paginar, con escritura y tima diferentes.
194 LECCIONES SOBRE l.J\ VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 10 DE MARZO DE 1971 195

el signo de pertenencia se marca individualmente en el trance; e) que cf; un nuevo poder político permitió la introducción de la moneda, el esta­
sacrificio implica una participación igual de todos: el dios iooóaítl)c;;12 , blecimiento de un vóµoc; y un nuevo tipo de práctica religiosa.14
d) que el secreto no es posesión de una familia o un clero sino de todo¡ " (J3] a. Es característico que la coma del poder por los tiranos o la nueva
los participantes, y e) que el lazo con el dios es individual (aun cuando ) distribución dd poder impuesrn por los legisladores nunca se hagan en
el indjviduo se disuelva en él). nombre de los dioses populares: del dios popu lar. Jamás hubo legislación
Estamos muy lejos de los juegos de los dioses y los hombres o poder "dionisíacos", así como no hubo reparto exclusivo de las riquezas
eni-.;
Homero: - lucha (no olvidemos que Oioniso tenía a veces el nombre de ioooctÍtT)c; (dios
- deslumbramiento del reparto]).
- susntuc1ones. La toma del poder se hace en nombre de los dioses tradicionales
cuyo culto está en manos de la aristocracia. Por ejemplo, en nombre
3. Al mismo tiempo, un desplazamiento en el cuico de los grandes dioses de Zeus (en Corinto) o de Atenea (en la época en que Pisístraro regresa

[l IJ �
y el modo de funcionamiento de los rituales vinculados a él: ya se puede ! del exilio). la legislación de Esparta o la de Cirene se sancionan en
notar una diferencia importante entre los dioses homéricos y aquellos.: . � nombre de Apolo.
cuya historia cuenta Hesíodo. b. Pero csco se da, sin embargo, con dos modificaciones importantes:
Es indudable que los dioses homéricos se habían repartido el mundo '.. o:. Los dioses se reintroducen desde afuera e intervienen como árbitros

y hacían reinar en él su püder y su cólera. Pero también tenían la funci6n ; emre los partidos; despojados, al menos en apariencia, de sus lazos de
de proteger y querer a algunos pueblos. Están los dioses que protegen a.; per tenencia a las grandes familias.
los aqueos, y otros a los troyanos; y entre los que protegen a los aqueosr: Con el presunto objeto de poner fin a los males que hacen estragos
están los que protegen a los argivos, etc. Pero esta protección de cada :· [14] en la ciudad, Apolo ínterviene en Esparta. Al planificar su vuelta a Arenas,
·
grupo se da habitualmente por intermedio de un jefe: Es éste quien, por '. Pisísrraro organiza un cortejo, que significa a las claras que ambos vuel­
su nacimienco o sus ofrendas (o, al contrario, por sus ofensas), atrae las i" ven del exterior, para hacer reinar la paz.
bondades o el odio del dios. '. De allí el importante desplazam iento de la localización cultual: el peso
1121 En Hesíodo, 13 los dioses no aparecen atados por esos privilegios . ; político conquistado denrro de cada ciudad por ceneros de culto en la
genealógicos o esas preferencias singulares. Hesíodo cuenta el nacimiento
:.' medida misma en que son exteriores a ella, sobre codo Delfos y Olimpia.
sucesivo de los dioses, la distribución de su poder, la jerarquía dinástica �: Y es interesante señalar que ese desplazamiento tiene más bien un efecto
que se establece entre ellos, la veneración que se debe a cada uno segán ·· de redoblamiento. Por un lado, encontramos en las ciudades lugares de

el reinado que ejerce sobre el mundo. Los dioses hesiódicos están ligados : culto que están consagrados a Zeus en cuanto residente de Olimpia, o al
a fuerzas y dominios que, está claro, no se piensan t0davía en Ja unidad ' Apolo de Delfos (el Delfinión), como si el dios cuviera que ser objeto de

delKÓoµo<;, pero tampoco es cán encerrados en el sistema de las obliga·l hono res en su exterioridad con respecto a los diferentes partidos que se
...
ciones familiares con respecto a sus descendientes aristocráticos. disputan la ciudad. Por otro, los grandes centros cultuales que son exte­
riores al marco de la ciudad y le prescriben leyes (anres de prescribirle
4. Es difícil saber cuáles son exactamente los procesos por los que pasó ' una política) permanecen en manos de las familias aristocráticas, que
esta lucha por la apropiación de los antiguos cultos o la dominación de : siguen a cargo del culto en dios.

cierras nuevas formas religiosas. Pero es bastante sencillo reconocer en ·: Se vuelve a traer de afuera al dios interior de la ciudad, y la familia

ese ámbi to al menos el resu l tado de la gran reorganiución del poder en poder de ese culto sigue , a la inversa, atendiéndol o en la localización

político que se produjo en los siglos VII y vi. La misma consrimción de exterior.
196 LECCIONES SOBRE IA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 10 DE MARZO DE 1971 197

[15] p . La segunda modificación importante en el culto de los grandes [17] ///. La mancha individual
dioses es su figuración como dioses de la ciudad.
Corinto se entrega en su rota!idad a Zeus, y la Atenea que regresa con Todo esto: el surgimicnco de una economía monetaria, la formación de
Pisísuato es no sólo una diosa tradicional de las grandes familias de la -� un nuevo tipo de poder polírico y la in troducció n de las estructuras reli­
ciudad: es la diosa de los artesanos.
de ·,
giosas de las que acabamos de hablar, conduce a cierta definición jurídica
La posesión del culto (con sus tradiciones y secretas) en manos del individuo. Y esca definición da forma a la nueva distribución de lo
una familia, el ;uego de las deudas, los cánones, los servicios que ella ' puro y 1o .impuro. 16
maneen fa con su dios ancestral: todo esto es ahora reemplazado (al menos , ¿Cómo se formula esa definición jurídica del individuo? Esencialmente,
ft
en parte) por una pertenencia recíproca del dios y la ciudad. Las esw ,· en una legislación que vemos ligada de manera regular a los grandes
son su símbolo. cambios políticos de la época.
.
Pero no por ello las familias aristocráticas quedan despojadas de sus Esta legislación incumbe a: - la herencia
o .
�·
privilegios cultuales. La instítuci6n les encar�a el ejercício de cal - los ritos funerarios
lo o
culto, que antaño era en efecto el suyo propio, pero que en sucesiv . - los asesinatos.
es el de la ciudad. De una manera u otra, como vemos, incumbe a la muerte. Al asegu­
templos ·,
Para terminar, los grandes trabajos, la construcción de los rar su influjo sobre la muerte y reglar el acontecimiento y sus consecuen­
a de ofrend as y '·
(de Zeus en Corinto, de Atenea en Atenas) y el sistem cias, el poder político dibuja la forma de la individualidad. 17
de esos culros .
sacrificios colectivos constituyen el correlato económico
'

·
que adoptan ahora un aspecto de culto de Estado . 118] l . Sobrevolemos rápidamente las leyes concernientes a la herencia y el
cnnerro:
[ 16) Remmm a. Estas leyes desposeen en parte al yévoc:;, la familia en sentido lato,
de sus derechos colectivos sobre la herencia. Dan al individuo la posibi­
es a la vez populares e indi- : lidad de mantener hasra cierto punto d carácter individual de su fortuna
El forralecimícnto de las prescripciones ritual
vidualiscas y su reasunción por movimientos
(coma ·;.
religiosos de c_onj��to al transmitirla a sus herederos di rectos y, en caso de necesidad, a suce­
n religiosa del md1v1duo,. u.na-_:
el orfismo) conduce n a cien:a calificació
sores adoptados. La individualidad comienza a perfilarse como forma

calificación que depende del rigor y la exactitud


de una observancia: �; de la propiedad (esro en relación con el desarrollo comercial, la necesi·

. , . ,
. .
dad de no dividir indefinidamente las cierras). La medida no es en abso­
ob\1go, no sm luchas VlO".',,
puro y !o impuro. .
El vigor del desarrollo del culto d1on1sfaco luto democrática.
· · ·
Y a una cohab'itaeto·n df . b. Con la reglamentación muy escricta de los ritos funerarios no se
lencas, a un reajuste de las estructuras re!tgiosas ..
ma . trata de una medida suntuaria, sino de otra cosa. (De qué cosa?
las divinidades tradicionales con esas n�e�as fo� � .

, rea¡ustada como �ustifi..�. - prohibición de inmolar al toro (sobre la tumba de una persona que
Por úlcimo, la intervención de la rel1g10n as1
cación del nuevo poder político permitirá .1ª.
integración'. �n el StSte ;;; acaba de morir];
legal del Estado,\ 5 de esas calificaciones rehg
.
LOsas del md1v1duo. 1:i - prohibición de un túmulo demasiado alto y un herma en la punta;
rse ahora desde el Esca o · - limitación del tiempo y la extensión del duelo, y
cribución de lo puro y lo impuro va a hace •
tal. - prohibición de cantar trenos o de llorar a un muerro anciguo.
en todo caso, a parcir de la regulación esta
Como se ve, no es un asunto tan económico. Se traca de limica codos
r
los procesos mágico-religiosos mediante los cuales se prolonga,
se revi-
LECCIONES SOBRE lA VOLUNTAD DE SABER ClASE DEL 10 DE MARZO DE 1971 199
198

y siempre ronta a,;· p El asesinato ya no es simplemente lo que ha macado a un hombre: es


goriza se mantiene en existencia la sombra material
El alimento, el llanto, las aJa.'. un acto que, a la vez que ocasiona la muerte, puede ser de calidad diferente
(19] �
desap recer del muerto o de sus ancestros.
banzas, los ritos, cuanto más numerosos son y más se
renuevan, más pro- : y, en sí mismo, más o menos criminal.
[21) c. La puesta en juego de prácticas de exclusión. El acusado de asesinato
longan esa vida. Oc modo que sólo los ricos, gracias
a su riqueza, tiene&,:
tiene vedado d acceso a ceremonias, a las festividades, a la áyoQá.19
derecho a la supervivencia. .-
y ritual-• - El homicida involuntario es enviado al exilio. Puede volver si la
Limitar las conductas de duelo es hacer lugar, hacer jurídica
doccrinas órficas �.
·. familia de la víctima está de acuerdo (o su fratria, de no haber familia).
mente posible la inmortalidad para todos que las
funden en el pueblo hacia la misma época. La jurisdi
cción funeraria
· - Pero a un asesino en el exilio no puede dársele muerte. El acto de
de los héroes y los arist�; matarlo se considera como el asesinato de un ciudadano.
Salón desposeyó la inmorralidad privilegiada
eraras (o al menos la forma de vida post mórte
m que sólo las riquezas 1, También en este punto las leyes de Dracón recoman las viejas reglas
forma a su generalizaciÓft;' de la hospitalidad. Pero con dos cambios importantes:
el poderío económico podían garantizar). Dio
El exilio resulta obligatorio en algunos casos (en tanro que era un
posible.
talidad es una ideolo recurso cuando el asesino tenía que vérselas con un adversario demasiado
(Se suele decir que la creencia en la inmor
los pobres soporten una vi temible). Y se justifica entonces por el hecho de que el homicidio (salvo
impuesta por la clase dominante para que
que tendrá su recompensa en ocra parte
. De hecho, la inmort ida d � � que sea en legírima defensa) genera una impureza cualitativa en quien lo
ista de clase: la leg1slac16n . ha cometido, y esa impureza es peligrosa e intolerable para la ciudad.
considerarse ante todo como una conqu
Solón es la prueba de ello. Los efecros
ideológicos del tipo uopio d: Con todo, la impureza no llega a comunicarse fuera de la ciudad; ésta
· :. e� la que la decreta; aquélla es peligrosa en la ciudad y con respecto a la
pueblo" sólo terciarán más adelante.)
cmdad; fuera de ella parece como si se desactivara.
[22)
2. La pieza legislativa más important
e concierne a la jurisdicción d. Para terminar, la última característica de esta legislación draconiana:
[201
asesinato. La introdujo Dracón en Aten
as;18 y si bien fue modifica , � el fallo o la reconciliación cobran valor de purificación. Pero ya no la
ñaron en referirla a él. purificación que separa y aísla las regiones heterogéneas de la existencia
duda, los atenienses siempre se empe
Y con referencia a la cual siempre es posible una mancha. Se erara de una
La ley entraña: .

del asesino como legínmo, lo p �rificación que borra una mancha previa idenrificada con el propio
a. El reconocimiento del asesinato
ionar una práctica existente. Pero cnmen Y que permite volver a unir lo que esa mancha había forzado a
no hace, por supuesto, sino sanc
importante es que: esta práctica

ya no es convalida a por la regla � s ,,

.
separar.

com o tal; al fi¡ar el asesm ato oo .: De aquí en más, por medio de la mancha, la impureza, la segregación,
ciud ad
.
dicionales, lo es por la ley de la

sanción del asesinaro, esa ley limi


ca -a esa única muerte redpro�� .
el Fallo Y la purificación, el nuevo poder político prevalece sobre las ven­
consiguiente e1 viejo d e se uih
q ;' g�� fumiliares Y las reciprocidades indefinidas de los asesinatos. En la
consecuencias del crimen. Rechaza por qu ·�
répl i a Y_
� odo vie¡a ju isdicción homérica, en ese Ó\ Ká(e1 v previsto por la legislación
iliares. Una sola
indefinido de las venganzas fam � �

bloqueado. La ley excluye el prec


io de la sangre, la mut 1laci on.
. �

de Gortm , e poder sólo intervenía en lo concerniente a la regularidad de
nivel
rta calificación del ases inat o, ya no únicamente en el los pro ed11mentos. Ahora el poder interviene en el plano de una califi­

b. Cie _
sino del acto mismo: cación ¡urídico religiosa de los actos y de las personas mismas que Jos han
su efecto (muerte de un hombre)
perpetrado.
. El esquema se invierte: la mancha se conviene en el elemento primor­
- homicidio voluntario;
- homicidio involuntario, y
dial (mancha de la sangre), y luego [viene la] purificación.
- homicidio en legítima defensa.
200 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
CLASE DEL 1 0 DE MARZO DE 1971 201

Anrafio la muerte daba lugar a la purificación a causa del pasaje. al Orestes de Esquilo, al que sólo la intervención de los grandes dioses
Aho
la muerte da lugar a una mancha. Todo gira alrededor de puede liberar de su mancha.20 El vínculo pureza-inocencia o [el vínculo]
la peque­
mancha imborrable. impureza-crimen no son vestigios de arcaísmos sino, al concrario, forma­

(23) Recapirulemos todo esco: ciones relativamence recientes en el siscema jurídico religioso de los grie­
El nuevo poder político que se constituye a través de la obra gos. Pero lo importante es comprender con claridad que esca transfor­
de l
legisladores o de los tiranos y como sanción de las luchas de clases mación no es el efecto de una racionalización o una individualización,
q
se producen en el siglo vu a. C.:
sino de un conjunto de procesos complejos entre los cuales encontramos;


- g ra tiza a los ricos el mantenimiento de su fortuna por la ley de - el fortalecimiento de los rituales como principio de calificación

herencia; esta los defiende de sus propias tradiciones descructoras de riquo- religiosa {autónoma) de los individuos;
:
zas a causa de la� leyes �obre los encierros que devoraban furrunas en cerui - la organización de cultos populares bajo formas colectivas en gran

- pero al mismo tiempo y por ese hecho mismo, [esa legislaci6rt escala;

asegura a codos la posibilidad y el derecho a una .supervivencia 0, en t - la transformación o la integración de los cultos familiares como

caso, una igualdad en las oportunidades de supervivencia, y religión de la ciudad;

- para terminar, pone un término a las luchas interfamiliares, y ramb· -el estatus jurídico religioso otorgado al individuo (en la transmisión
aquí defiende a las familias de su propia destrucción. Pero esto im i' de los bienes por las leyes sobre la herencia, en el derecho a la supervi­
p
una calificación jurídico moral de los individuos, [que queda] en man vencia por las leyes sobre los funerales), y

del poder político (por intermedio de los magistrados y los tribunales). -la intervención de la ciudad en los procedimientos de reparación que
siguen a un asesinato. Las medidas de exclusión legales (muerte, exilio)
En el cruce de todas escas medidas vemos así esbozarse:
a. un sujeto de derecho que puede hacer valer su voluntad más alU. reemplazan la represalia tradicional (a la vez. regular e indefinida).

de su existencia concreta; La exclusión aparece como el elemento final y decisivo por cuyo
conducro termina de bosquejarse y cerrarse sobre sí mismo un espacio
P. una identidad que puede sobrevivirse más allá de la muerte, y
social (del que vimos por otra parce que es, antes de cualquier intercam­
Y. un soporte singular de calificaciones jurídicas y morales.
(24) La individualidad aparece de manera al menos mediata como efecto, bio, el lugar de la circulación monetaria y de ejercicio de la euvoµía,

de ese desplazamiento, esa redistribución, esa nueva organización del del buen reparto económico político).
También gracias a la exclusión termina de conscituirse y encerrarse
poder político.
·
AJ tomar el control de los efectos económicos y sociales de la muerte, . en sí la individualidad como soporte de una calificación jurídica y religiosa
que define [lo] puro y [lo] impuro.
el poder político genera, a modo de efecto, una forma de individualidad
que aún nos resulta familiar. No es que el criminal sea excluido del espacio social porque ésce se
ha constituido y encerrado en sí; pero la exclus ión posible de los indivi­
* .. .
duos es uno de los elementos de su formación.
Del mismo modo, la práctica de la exclusión no se implementó como
r�1 *La oposición puro/impuro viene a anicularse con la oposición inocence/ ·
consecuencia de haber pensado o imaginado en primer lugar la impureza
criminal.
del criminal. Esa práctica es constitutiva, y no resultado, de la división
Esra evolución, es cierro, es bien conocida: se ha estudiado con fre- _
puro-impuro en la práctica griega. Como también es conscituriva de la
cuencia el paso del héroe homérico, manchado de sangre pero no impuro,
división razón-sinrazón y como lo es de la oposición delincuente/no de­
lincuenre.21 Y la prueba de que la exclusión es constitutiva de la impureza
� Hojas imcrc<1ladas sin paginar.
202 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 10 DE MARZO DF. 1971 203

(y no consecuencia de una reoría, una teología, una moral o una magia do�
NOTAS
la impureza) es que ningún texto griego dice cómo se produce la comuna-: ·
cación de ésta, por qué soporte o vía de comunicación, y con qué efectos. ; 1 Homero, llíada, xxm/'I', vv. 31-7 3. Foucault cita todos los ejemplos tomados de Homero
en el mismo orden que 1ienen en la obra de Louis Moulinier, "Le Pur et l'lmpur dans la pensée
Lo impuro es lo que no puede tolerarse: lo que hace correr peligro a ;:
la ciudad;22 es lo que la amenaza con la ruina. La creencia en la impure:r.a, ec la sensibilicé des Grecs jusqu'� la fin du IV" .�. av. J.-C.", París, Sorbonnc, 1950 (ejemplar de
tesis). [Esta obra se publicó más addanre con el título de Lt Pur et l'imp r dam lapnue l et la
(una creencia, por lo demás, mal enunciada y sin figura imaginaria) e& et·· u
stote, París, Klinck.sieck, 1952. (N. del T.)]
misibilitédngrtcs, d'Homerr a Ari
efecto de una práctica: ésta es aquella en la cual cobra forma la interven:- ;
¡ Homero, !liada, xxn/X, vv. 550-579.
·
750-76?, y xvu/P, vv. 45-50.
ción del poder político en los efectos del asesinato. . l Homero, Odisea, rvlli, vv.
Ahora bien, ¿qué relación tiene codo esco con la verdad? De hecha,�·. 4 /bid. , xv/O, vv. 260-285: "Teoclfmeno, de romo sem ejancc a un dios#.
ahora esramos más cercaque nunca de esta cuestión. El criminaJ impuo/
r 1 Homero, !liada, xv!O, vv. 423-464.
es d que ya no puede acercarse: 6 Véase Louis Moulinier, "Le l'ur et l'Impur. . . ", op. rit., pp. 44 y ss., y Gustave Glocz, La

- ya no puede acercarse al espacio donde se desarrollan los ritos; . Solidaritidt lafamillt dam k droir cri
mine/ m Gr<ce, París, A Fonremoing, 1904, p. 232.

se desarrolla la vida.; 7 Mmin P. Nilsson, La J�ligion populaire dam la &T«t nntiqut, md. de F. Durif, París, Pion,
la plaza pública donde
1954. pp. 180 y 181; ed. orig.: Cruk Folk &ligion, Filaddfia, Univeisity of Pcnnsylvania Press, 1 940.
- ya no puede acercarse a

orfismo es 'un nuevo espíritu infuso' en las religiones anciguas" (Louis Moulinier, Orphe
de la ciudad, y R "El é
- ya no puede acercarse a la ciudad misma. tt l'orphirme iJ l'lpoq11ecLmiq11e, Parí�. Les Bclles Lemes, 1 955. pp. 60 y 61).
Es excluido por el vóµoc;, pero está excluido del vóµoc;, del lugar Según Moulini �r. no hay culeo órfico atestiguado.
y da·' 9

i6n./,
las formas en que se ejerce. Queda al margen del principio de distribuc IU Referencia a Nietzsche, para quien el ritual y el ascetismo son suscitucos del sacrificio.
a ; 1\ André-Jean Festugiere, "Les mystl:res de Dionysos", en Revue Biblique, 44(3), 1935, pp.
Lo impuro no puede cener acceso a la verdad. Pero si la impurez �
es
[27]
o, el:' 192-2 1 1 y 366-396; reed. en André-Jcan Fcstugii:re, ÉNUÚs de religion grecqtu et hellinistiq1�.
la calificación individual aplicada por el crimen una vez cometid
y
; Puls, J. Vrin, 1972, pp. 13-63.
'loooaítT)c;: que reparte a todos por igual ; epíteto de liaco.
propaga
principio de contacco peligroso y el foco desde el cwl el mal se ii

Hesíodo, 1éogonín (que canra la genealogía de los dioses en vez de canear la ley del trabajo
nde cuán necesari o es saber si :
por codo el espacio del vóµoc;, se compre
e� ··
13

impuesta a los hombres en Trabajos y días).


o, o en todo caso
el crimen se ha cometido, y por quién. En Homer
el elemento primor,..· Édouard Will, «De l'aspcct échique des origines grccques de la monnaic", en Rnmr Hi;to­
la época arcaica, la verdad fáctica del crimen no era ·�

. Lo esencial era que:


dial y condicionante del conjunto del procedimiento
riqut, 21 2(2). 1954, pp. 21 1-213.
Mases l. Finley, The Ancimt Greeks. lnrroduction to their Lífi and Thought, Londres, Chatto
is
correcto.
·

el desarrollo de los desafíos y las restituciones fuera


& \Vindus, 1963 [erad. esp. : Losgriegor de laAntigüeddd. Barcel ona, Labor, 1963]: "Sin quererlo,
·
..

lo vengaba, sobre ella;


(Si se había cometido un crimen y la familia no lo.� tiranos posibilitaron la conscirución del Esrado" (trad. fr. de Michel Foucaulr).
�·
i Wars,
al juram ento decis orí ·
llegar Hanvig Frisch, Mighr and Right in Antiquity. "Dike" !: From Homtr to the Pman
16
caía la cólera de los dioses. Pero se podía
los dioses se arregle n
<aceptas jurar que no has matado? Si lo haces, que < trad. de C. C. Manindale, Copcnhague, Gyldendal Boghandel, 194?, pp. 122-128.
· Reenconcramos aquí el tema subyacencc a Michel Foucault, N�úsnnct de /,a cliniqtt.e. Une
)7
contigo.)
n produce la man·. archiowgie du regard médica/, París, PUF, 1 %3 (rrad. esp.: El nacimiento dr la clínica. Un a nr­
[28) Al contrario, a partir del momenco en que el crime a de In mirada midcia, Buenos Aires, Siglo XXI, 1 966).
.
amente crunen.t. <¡utologí
Harcvig Frisch , Might and Right in Antiquity, op. dt.
hubo efectiv
cha y ésta afecra a la ciudad, es esencial saber si 18

Ancifonce, Di.rcours, suivis desfragments d'Antiphon k saphiste [1923], u, y, 8, ed. y rrad. de


19

1.. G met, Pa n.s, s Be les l.ettrcs, 1954 [erad. esp.: Dzscu�osyftagmenros.


� t: � Madrid, Gredos, 1991].
lo, l.O
mtu, ed. y erad. de P. Ma.zon, París, Les Belb Lemes, 1931 (erad. esp.: La
.
Es
qui
Ormfa, en Tragedias completas, Madrid, C:í<edra, 1983]. Sobre esl:t evolución,
Moulinier, "Le Pur ce l'lmpur . . . �, op. cit.
véase l.ouis
204
LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER
'I

t �Jntfo, :ouca�lt �o sólo recuerda la división <le Histoire de lafolie a l'dge c/Jus .
:
( Par;s, ;�o�' � lra . esp.. H1stor1a ¿,, la locura en la época c/4.si
ca 2 vols., Buenos Aire s, Fo
de Culrura Económica, 1992]) de l:.1. que part.
.
t . en Ia pnm

o .
era clase, sino que anuncia Su :
et punir. Nawana de la
pmon (París, Gallimar<l 1975 [rra ,,...,
_:

d. esp. .. Vigzla .
11 �
. ., . ry CaJti.,
. .

u. N
ar.
.

a
Je laprwon, México, Siglo xxr' 1976])· cuyo . I'
*
c 1m
· �. ,.-

s marcn'ales comienzan a ser erna del .


· ·

esce mismo ;iño lci:tivo de 1970-


. semin.
ano
1971. t
i! Antifome, Di.sco1m •.. , 11, y, 8, op. cir.
Clase del 1 7 de marzo de 1 9 7 1

Crimen, pureza, verdad: una nueva problemdtica - La tragedia de


Edipo. Surgimiento deltestimono
i visual- Nomosypureza. Pureza,
saber, poder - E
L Edipo de Sófocles versus el Edipo de Freud - Lo que
enmascara el lugar del Sabio -¿Qué es un acontecimiento discursi­
vo? - Utilidad de Nietzsche.

(!] · L La superposición j urídico religiosa del crimen y la pureza implica una


n ueva relación con la verdad. En efecto:
ex. la impureza es ahora una ca!ificación individual constituida por el
cnmen;
�. esa impureza es el principio de concactos peligrosos que se propa­
gan por todo el espacio de la ciudad, y
y. es importan te, en consecuencia, saber si el crimen se ha cometido ,
y por quién.
La demostración de la verdad se convierte en una tarea política. La
impureza y sus efectos acarrean consigo la exigencia de una búsqueda de
lo que ha pasado.

CREONTF.: [... ] El rey Apolo nos ordena expresamente liberar este terri­
torio d.c una mancha que él ha alimentado en su seno, y no dejar que
crezca hasta volverse incurable.
EDIPO: ¿Por medio de quépurificación?* ¿De qué desventura se crata?
[2] CREONTE: La de exilar a un culpable o hacer expiar un asesinato con un
asesinato, pues esa sangre causa las desventuras de Tcbas [ . . . ] [Edipo rry
vv. 96- 1OI],1 el dios ordena hoy claramente castigar a los asesinos, cua­
lesquiera que sean.2

• Las hanardilfas son de Michd Foucaulc.

205
206 LECCIONES SOBRE l.A VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 17 DE MARZO DE 1971 207

Eo1ro: ¿En qué lugar están? ¿Dónde descubriremos esta ardua pista de Todavía está más presente el signo que la prueba, pero como signo
un crimen an ti guo? de verdad. A tal punto es cierto que el efecto de la impureza y la realidad
Cru::oxTE: En este tcrritmio. Él lo ha dicho. Lo que se busca, se encuen. del hecho están ligados uno a otro. Es preciso establecer la realidad del
era; lo que se descuida, se pierde [vv. 106-111). 3 hecho para escapar a los efectos de la impureza.
A la inversa, los efecros de la impureza (o su ausencia) confirman o
En la época arcaica, la búsqueda de lo sucedido no era el elemento pri· invalidan la realidad del hecho.
mordial y determinante del procedimiento. Por dos razones: [Sl y. La tragedia de E<lipo está íntegramente recorrida por el esfuerzo
1. Lo esencial era el correcto desenvolvimiento de los desafíos y las res­ de coda la ciudad en procura de transformar en hechos [comprobados]
tituciones. En la escena del escudo, no: ¿hubo crimen?, sino: ¿hubo resti­ la dispersión enigmática de los acontecimientos humanos (asesinatos,
tución? El fallo no se refería al hecho sino al procedimiento. pestes) y las amenazas divinas.
[3] El juramento decisorio no sirve para develar la verdad sino para poner Cuando el µfooµc:c7 empieza a reinar sobre la ciudad, significa que
a quien jura frenre a un doble riesgo. Si ha cometido el crimen y jura que hay algo por saber. Un enigma por resolver. Y el sacerdote se lo dice a
no Jo ha hecho, será castigado por esa doble culpa. Pero la demostración Edipo: se dirigen a él en cuanto ha sabido responder a la cruel cantora.8
de lo ocurrido se deja a los dioses, que la significarán por su venganza. Los efectos de la impureza preparan al punto las trampas del saber.
4
En la disputa Menelao-Ancíloco no se apela al la"CWQ. Pero en Edipo, Pero ese saber no es el de las reglas a aplicar; no es el que responde a la
¡cuánto afán para reencontrar al testigo! . pregunta: ¿qué hay que hacer? Es el que responde a la pregunta: ¿quién?
2. Sucede que, una vez que el crimen produce la mancha, que ésta El sacerdore y Edipo aún hablaban al principio en términos de "lo
afecta la ciudad5 y que la exclusión es la medida requerida, hay que saber: que hay que hacer", aunque la respuesta a la Esfinge indique a las cla­
,,
-si, ras que Edipo es el hombre que responde a la pregunta: ¿quíén? El
-quién, [6] oráculo de Apolo rectifica la pregunta; o, mejor, a la pregunta: ¿qué hay
-cómo. que hacer?, responde: lo que hay que hacer es buscar quién. Y buscar
c:c. Las leyes de Dracón prevén que se determine la existe�
cia del cri- quién, no para comenzar un rico complejo de purificación. Sino segu­
una mdagac .ón.
men y que, si éste ha sido de carácter involun tario, haya 1 ramente para excluir: exilio o muerte.
a su cargo la demos· .i
Desde luego, todavía no es la ciudad la que toma . Ahora bien, ese "quién" no será Tiresias el que lo diga.9 Él sabe, por
supuesto, y en cierto sen tido lo dice. Pe ro no lo nombra y no lo ha visto.
son
tración. Los testimonios son ofrecídos por las parrns y los tesngos
·
cojuradores. En su sentencia falra el nombre, como en su rostro falta la mirada.
que
[4] La verdad está aún contenida en la forma de la lucha. Pero resulta A la pregunta: ¿quién?, responderá no el vidente sino aquel que ha
ocurrido,
el fallo al decidir la victoria de una de las partes, recae sobre lo visto. O, mejor, aquellos que han visto:
o, sino
·


ya no nicamente sobre el cumplimienco de un procedimient
.

- el criado que ha visto el nacimienm de Edipo y que es justamente


sobre la realidad de un hecho. ·
el único de los testigos que ha sobrevivido al asesinato de Layo, y
encuentr�n a ;:
,

p. Es característico que entre las pruebas del hecho se " -el mensajero que ha visto a Edipo nino y que es justamente el que
s [de la epo 1
durante mucho tiempo signos de pureza. En los alegato
·

viene a anunciar la muerte de Pólibo.


le,
clásica , los acusados dicen con frecuencia: no soy culpab Para responder a la pregunta: ¿quién?, no se requería ninguna sabidu­
a ,
ct,6
-porque no me han prohibido la entrada a 1 cqoQ '
ría. Dos criados amedrentados bastan para responder a la pregunta hecha
-porque no he naufragado, por Apolo. Entre todos esos ciegos, ellos han visro. Y la verdad que los
- porque no padecí ningún ¡.,fortunio. sacerdotes y los reyes ignoraban, que los dioses y los adivinos ocultaban
208 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CU\SE DEL 17 DE MARZO DE 1971 209

en parce, estaba, en el fondo de una cabaña, en posesión de un esclavo De ahora en más, la verdad forma parre de los grandes rituales jurí­
que había sido testigo, iot"c.>Q. dicos, religiosos y morales requeridos por la ciudad. Una ciudad sin
verdad es una ciudad amenazada. Amenazada por las mc:zdas, las impu­
[7} Conclusión rezas, las exclusiones no cumplidas. La ciudad necesita la verdad como
principio de división. Tiene necesidad de los discursos de verdad como
1. Ya se ve: la mancha está ligada a la verdad. La práctica jurídica y social de los que mantienen las divisiones.
de la que la mancha es uno de los elementos implica como pieza esencial
el establecimiento de un hech o: es menester saber si se ha cometido un Il. Pero la escructura jurídico religiosa de la pureza encierra otro tipo de
[9]
crimen, y por quién. 10 En la época arcaica, 11 se trasladaba a los dioses la relación con la verdad. Podríamos especificarla de 1.a siguiente manera:
inquietud de vengar eventualmente un crimen en el caso de que hubiera IX. Quien es impuro amenaza con su impureza a todos los que lo
sido cometido, y el acontecimiento de esa venganza era el que ponla de rodean. Es un peligro para la familia, para la ciudad, para las riquezas de
manifiesto el acontecimiento del crimen y, a la va, lo compensaba incluso ésta. Allí donde esté, "la ciudad queda sumergida en una marea de sangre,
más allá de cualquier casrigo humano. Había dos acomecimiemos, uno perece en sus gérmenes profundos, perece en sus rebaños; perece en los
de los cuales hacía, reuospectivamenre, fulgurar el ouo, y el tiempo de abortos de las mujeres" (Edipo rey, vv. 24-27).12 En todos los lugares
abolirlo: entre los dos una pura espera: indecisión, inminencia indefinida. donde reina el vóµoc;, es decir, en todo el espacio que constituye la
Ahora el rito de purificación exige que se plamee la verdad del hecho. ciudad, el criminal es peligroso. Su mancha compromete el orden de las
El pasaje del crimen a su castigo [se efectúa)* por intermedio de una cosas y los hombres.
realidad mostrada y de un hecho debidamente comprobado. En ver. de p. Por eso hay que excluirlo del vóµoc;, del "espacio social" que define
aparecer en el relampagueo emre dos acontecimientos, uno de los cuales la ciudad:
manifiesta y destruye el otro, la verdad constituye el único pasaje legitimo
de la mancha a lo que debe borrarla. Nadie deb e recibirlo, ni dirigirle la palabra, ni hacerlo participar en las
El acontecimiento se transforma en hecho. plegarias y los sacrificios de los dioses; nadie debe compartir con él el
(8] 2. Y la verdad pasa a ser así la condición primera o en todo caso prt- · agua lustral; todos deben alejarlo de sus casas (Edipo rry, vv. 236-241).13
mordial de la purificación. En el sistema arcaico, el rayo de la venganza :
divina mostraba por un instante el relámpago de la verdad; ésta sólo
·
[JO] En sus efectos, lo impuro es coextenso con el vóµoc; y también debe serlo
centelleaba en el acontecimiento. (El rito no incumbía a la verdad, sino con el vóµoc; la región de la que está excluido.
a la transferencia de los hombres a los dioses.) Y. Pero ¿en qué es impuro? ¿En qué consiste esa impureza? ¿Cuál es,
Ahora, el rito la exige y la verdad forma parte del rito. La impureza ·.
entonces, el gesto que lo califica de impuro? Haber ignorado voluntaria
sólo se volverá pura o, mejor, sólo se separará de la pureza por conductO : o involuntariamente el vóµoc;.
de la verdad establecida. La verdad 10ma su lugar en el rito. El rito da En el héroe homérico, el castigo se producía ya fuera porque (en un
lugar a la verdad. Y la verdad tiene e n efecto una función lustral. La instante de ceguera) había olvidado la regla, o porque había provocado
verdad separa. Función lustral de la verdad. . los celos de los dioses.
te
La verdad es lo que permite excluir; separar lo que está peligrosamen
·.
Bajo el reino del vóµoc;, la falta consiste en ignorar una ley que está
mezclado; distribuir como corresponde el interior y el exterior, Y
tratar allí, visible y conocida por todos, publicada en la ciudad e identificable
los límites entre lo que es puro e impuro. incluso en el orden de la naturaleza. El impuro es aquel que tiene los ojos
cerrados al vóµoc;. Es impuro porque es &.voµoc;.
• Manu�crico: se hace.
210 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DF. SABER CIASE DEL 17 DE MARZO DE 1971 211

(11) Ó. Pero si se es impuro por haber estado ciego al vóµoc;, una vez q ci6n. Sino donde se formula su ley. El sabio es aquel que tiene su lugar
uno es impuro, una vez que uno es un principio de trastorno para en el medio. Puede suceder que, como Solón, no ejerza el poder y diga
vóµoi;, ya no puede percibirlo. Se ciega a su regularidad. simplemente la ley. Y si algunos tiranos ocupan [ese] rango, es en la
·
El vóµoc; como principio de distribuci6n, como principio del jus , med.ida (mítica) en que [la] dejan ejercerse por sí misma, no necesitan
reparto, es fo17.osamente inaccesible al impuro. El develamienro del or guardias y el vóµo<; pasa a través de ellos sin violencia.
de !as cosas que permite e! enunciado del vóµoc; y que asegura su
ficación será imposible para quien es impuro. A la inversa, la pureza
;usJt ·
Pero el sabio es al mismo tiempo quien sabe el orden de las cosas.
Quien conoce el mundo por haber viajado, por haber recogido enseñan­
·
condición para tener acceso a la ley: para ver el orden de las cosas y po zas lejanas, por haber observado el cielo y los eclipses.
proferir el vóµ01:;. Este lugar medio a cuyo respecto hemos visto que '.·' Para terminar, el sabio es aquel que no está manchado por ningún
el lugar ficticio donde se sitúa un legislador como Solón, ese lugar me < cnmen.
J
·

sólo puede ocuparlo quien es puro. "· (14} Se define cierto lugar que es el del fundador del poder político {más
La pureza es la condición necesaria para decir y ver el vóµoc; co · ,.: que el d.e su poseedor),* del conocedor del orden del mundo (más que
l 12] despliegue del orden. La separación pureza/impureza está, por con �'; el del depositario de las reglas tradicionales), del hombre de manos puras
.· :,
guienre, ligada al vóµoc;; de cuatro maneras: (más que el de aquel que acepta indefinidamente el desafío de las ven­
- la impureza surce sus efectos en el espacio del vóµoc; (y por eso · ganzas). Ahora bien, hay que reconocer que es una figura ficticia bajo
..
exilio es de por sí unapurificación) (la división, la separación, la no m cuya máscara se guardan operaciones económicas y políticas.
- la impureza debe quedar excluida del vóµoc;, y ello en función
propio vóµoc;. La ley dice que hay que excluir; 2. Otra figura, la del poder popular.
- pero la impureza sólo tiene lugar porque uno ya ha quedado exclu' Este poder cuya figura negativa se dibuja en Platón, Aristóteles, y
dd vóµoc; por ignorancia o ceguera. Y si uno es ciego �l vóµoc;;, se menos [en] Aristófanes o Tucídides, es un poder que no respeta el vóµoc;
a que es impuro. y lo cambia por el discurso, la discusión, el voro, una voluntad móvil. El
- Las relaciones de la impureza con la ley se anudan finalmente i. poder popular ignora el vóµ0<;. Está excluido del saber (del saber político
i mermedio del saber. Para saber enunciar la ley, es preciso no ser impu �, ·.
y del saber de las cosas).
Pero para ser puro hay que saber la ley. . :: Si es cierto que los procedimientos ya no están ahora exclusivamente
'
·
Se está tramando roda una ética de la verdad a la cual aún no h en manos de las grandes familias, el saber de la ley, del vóµo<;, del buen
escapado, a pesar de que de ese enorme acontecimiento ya no recibimos orden de la ciudad, está localizado en ese emplazamiento ficticio que sólo
que ecos asordinados. los sabios pueden llegar a ocupar.

* ....
• b transcripción o ral parcial es aún más e�plki1a:
''.Así queda definido cierto lugar, que es a la vez d del fundador del poder polfrico más que
.

En torno de la copertenencia purez.a.-develamiento del orden, giran un


·
el de su poseedor, y el dd conocedor del orden del mundo más que el del depo5itario de las
[ 131
cuantas figuras que fueron importances en el pensamienco griego. reglas tradicionales, el del hombre de manos puras más q uc el de! héroe que acepta indefinida­
mente el desafío de l as venganzas. fato es lo que define el vínculo a parrir del cual va a desplegarse
d conjunto del conocimiento tal como lo practican los griegos: el conocimiento jurídico de la
l. La figura del sabio.
l(y, d conocimiento filosófico del mundo, d conocimiento moral de la virrud ... y la figura del
Es una figura que se localiza en el principio de discribución del sabiQ es la máscara detrás de la cual se gu21dan, mantienen y transforman en instiruciones po­
polícico. No donde éste se ejerce por la violencia y el ejercicio de la co llti� las operaciones económicas".
213
LECCIONES SOBRE I.A VOLUNTAD DE SABER
212 CLASE DEI. 17 DE MARZO DE 1971

ll5j yero no es simplemente ignorante. Es forzosamente impuro porque i impureza que exige saber, sino de la impureza que impide saber) reen­
contramos a Edipo. Edipo es (se dice varias veces al comienzo del texto)
es cxvoµoc;. El poder popular no escucha más que sus intereses y sua
'. [17]
el que ha rectificado, puesto de nuevo en pie {ÓQ8Ó<;)15 la ciudad; son
·
deseos. Es violento : impone su voluntad a todos. Es asesino. Y, de manera
los cérminos que se u ciliz.'tn tradicionalmente para designar la obra del
prioritaria, mata al sabio, en cuanto es aquel que ocupa el lugar donde
nomoceca. Ahora bien, para hacerlo, Edipo ha resudco un enigma: lo ha
hablan las leyes.
El poder popular es criminal por esencia: ¿criminal con respecto aq�
. ,
hecho, entonce s, por su pensa mien to su saber, etc. Pero se ha vuelco
' impuro al ser ciego al vóµoc; más fundamental: padre y madre.16 Y resulta
visco que expresa la voluntad de codos? Criminal con respecto al vóµ�.
que ahora ya no sabe qué hacer porque, sin que todavía lo sepa, su im­
a la ley como fu ndamenco de la existencia de la ciudad. El poder populat ·,
: pureza lo ha expulsado del vóµo<;. YJ no sabe cuál es el orden de las
es el crimen contra la naturaleza misma de la ciudad.*
cosas y el orden humano.
El sabio como puro poseedor del saber y del vóµoc; debe pues prot � ; Aquel cuyo pensamiento mantenía bien recta la ciudad no sabe más.
a la ciudad contra sí misma y prohibirle autogobernarse. 14 La sabiduría: ·
De allí el llamado a todos los que pueden saber: del di05 al pastor. Edipo
lugar ficticio que funciona como un interdicto real.
.
mismo se desplaza con respecco a las fuentes del saber. Ya no está en
3. Enrre los dos, el tirano, medio de la ciudad. Y cada vez que llega una noticia, que aparece un
figura del dueño concreto del poder: fragmenro de saber, él reconoce (y no se equivoca) que están sacándole
- figura absolucamence negativa si se acerca al poder popular y J.o:·.. un poco de su poder.
encarna; El debate con Creonce esd en el cenero de la tragedia. La pureza une
- figura que se vuelve positiva en la medida en que se deja convencer .: saber y poder. La impureza oculta el saber y desaloja del poder.
por el sabio. [18) Y finalmente Edipo, al unir esas dos formas de relación entre pureza
[16] Esta copertenencia del saber y el poder, ese lazo d.el vóµoc; con la: y verdad, es quien ignora aún la verdad del hecho en el momento en que
verdad por intermedio de la pureza, vemos que son muy diferentes de Jo: todos ya pueden conocerla; y la igno ra porque es impuro y, [al ser] im­
que decíamos hace un raro de la pureza y el acontecimienco. puro, ignora el orden de las cosas}' de los hombres. (Sospecha el complot,
Hemos visco que la impureza hacía al saber la pregunta sobre el hecho , amenaza, quiere matar, exilar a Creonte, es injusto como él mismo lo
o, más exaccameme, ésca: ¿quién lo ha hecho? Y que el interés esencial reconocerá, cuando la verdad haya fonado su acceso . . .)
de la pureza era el escablecimienco del crimen. (La verdad del hecho q� :
permite excluir la impureza, y la pureza que permite acceder al conoc¡..· '.
miento del orden.)
" Tal vez la historia de Edipo sea descriptiva de cierta forma que Grecia
Ahora vemos que la pureza es esencial para conocer no los hechos-
dio a la verdad y a sus relaciones con el poder y la impureza.* Edipo no
sino el orden mismo del mundo; quien es impuro no puede conocer el·
cuenta quizás el destino <le nuesrros instintos o nuestro deseo. Pero acaso
orden <le las cosas. •
Y't., ponga de manifiesto cierto sistema de coacción al que obedece <les<le
Con todo, en esce segundo tipo de relación {en la que la cuestión
· Grecia el discurso de verdad en las sociedades occidentales.
no pasa por el hecho sino por el orden; en la que ya no se trata de i.. .·

•A. partir de esta página 18 del manuscrito, arrcpcncimientos y reescrituras parecen indicar
• El curso dictado agrega: ·
"F.I .sesinaco de Sócrates, como lo concibe el pensamiento arisrocrático del siglo 1v a. C.,� que ya no se trata de una úni�a conferencia, sino de prescnraciunes diferentes. (Vfase infta el

e>a exclusión del .<ahio por el poder popular�.


an exo, pp. 218 y ss.)
:
214 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 17 DE MARZO DE 1971 215

. La exigencia política, jurídica y religiosa de tra ns formar el


aconreci ' - en cuanto a su contenido, en cuanto a aquello de lo que habla: como
m emo, sus retornos' s s fulguraciones a través del tiempo, hasta la singularidad
'. � sus desequiJi.;i discurso develador del orden del mundo y las cosas
. dos y conserv
119] bnos en hechos adqum ados de una vez por todas en la cons­ del hecho;
ta�aci�� de los restí os; x.igencia política, jurídica y religiosa de
� � fundar d, _en cuanto a su función, en cuanto a su papel:
como discurso jusro
.
pnnc1p10 de la d1stnbuc 1ón del poder en e! saber de un orden de las cosa$' po!fcic as entre los hombres y
que rige o sirve de modelo a las relaciones
al cual sólo da acceso la sabidur a (exigencia, por tanto, de fundar
.
� elvóµ°' permite excluir rodo lo que es an� mico, y ,
en un saber-virt u� que es scnc1llameme el respeto de ese mismo vóµ�:· .
_en cuanro al sujeto que lo emite: como discurso
al que solo se puede
lo que cuenta Ed1po son estas coacciones históricas impuestas al discurso! tener acceso al precio de la inocencia y la virtud
, es decir, fuera del campo
verdadero, escas funciones históricas acribuidas al discurso verdadero. d el poder y el deseo.
freud, al avanzar en dirección a las relaciones del deseo con la verdad;·
. .
Ficción : desde ese lugar inventado va a pronunciarse [un] discurso de
creyó que Edipo le hablaba de las formas universales del deseo,17 cuan ·
o, cientí­
·
verdad (que poco a poco se especificará como discurso filosófic
en realidad Je contaba las coacciones históricas de nuestro sistema
de fico, discurso político)-*
verdad (el sistema contra el cual Freud chocaba). (Error de los cultura-·:
lisras a propósito del error de Freud.)18 * .. .
Si esramos sometidos a una determinación edípica, no es en �l planc).
de nuestro deseo sino en el de nuestro discurso verdadero. Esa determ ·
[.. ]
**l. Se ha tratado de analizar lo que podríamos llamar acontecimientos
>
[20) nación somete el rayo del aconrecimiento al yugo del hecho compro bacfoi discursivos:19 esto es, aconrecimienros que incumhcn al modo de apro­
y somcce la exigencia de distribución [del poder] al saber purificac:lo· '
.
piación del discurso (político judicial) , su funcionamiento, las formas y
purificador de la ley.
El sistema del signiftcanrc como lo que marca el aeontecimiento •Después de este guión, el resto de la página está tachado en d m:urnscr iro. Nos ha parecido
esclarece dor restitu ir! o en e.�ta nota:
introducirlo en la ley de una discribución es sin duda un elemento importan ·
"Y es este emplazamiento fic ticio el que, para pronunciar ese discurso, va a calificar de
·

de la coacción edípica, además de ser, en verdad, lo que hay que trasuocati


manera alternada o simultán e;i a:
- el sabio (corno nomoceta, como decidor de la Le y, como revel� d or y fundador de l or den) ;
Pero tal vez haya que considerar que esa decerminaci6n edípica no
lo más esencial en la determinación de los discursos verdaderos tal co - el teólogo (corno inrérp re ce de la palabra de Dios, como reve lador del pensamiento, !a
funcionan en las sociedades occidentales. Lo más importante serla qu· voluntad, el ser de Dios);

esto: en la gran reorganización y redistribución política de los siglos - el docto (como descubrido r de la verdad del mlindo, cnunciador de las cos;is mismas o de
su relación),
y VT se fijó un lugar ficticio donde el poder se funda e n una verdad q
- el filósofo {como enu nciador de la forma y el fundamcmo de roda verdad posible).
sólo es accesib le bajo
si ese empLuamiento fic t icio los califica para decir la verdad,
la garantía de la pureza.
Ahora bien, 5e advcrrirá que,
(21) Ese lugarficticio se identificó por proyección a partir de una lucha lo hace con una doble condición:
alianzas y transaccion
clases, un desplazamiento del poder, un juego de - por un lado, manrcncrsc a panados del ej ercic io del pndcr. Pueden fundarlo, pueden decir
que pusieron un parare a la gran reivindicación popular de un re cuál es la buena distribuci6n del poder, pero con un a condición: no wmar parte en él y mante­
nerse al margen del ejercicio concrcw de una potestad;
integral e igualirario de las tierras. Ese emplazamiento ficticio excluye
- por otro lado, i mponerse !as condiciones rest rictivas de la purcia, la inocenc ia, la no cri­
reconocimiento del carácter a la vez político y de acontecimiento de 1
minalidad".
·� Aquí comienzan tres hojas sin pag inar, con una caligrafía ligaamente diferente. ¿forman
procesos que permitieron definirlo. .
Ese lugar no puede sino desconocerse a sí mismo como hiscóricamcn .�: par te de la misma clase, como sustirncos de la página tachada del manuscrito, o de una rec:i.pi­
producido. Y desde él se emite un discurso que va a darse: tulación hecha en otras ciccunsranci:1S? fu difícil decidirlo.
216 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL 17 DE MARZO DE 1971 217

los contenidos de saber a los cuales da el papel que desempeña en


Jaa.': - que en un momemo dado la lucha de clases puede apelar a cienos
luchas sociales. tipos de discurso (el saber oriental); o
Dos observaciones: - que esos cipos de discurso son el objetivo de una lucha de apropia-
Por acontecimiento no entiendo una unidad inquebrantable que pueda ción; o
.
siruarse de manera unívoca en coordenadas temporales y espaciales. - que la lucha de clases define el lugar ficticio del discurso y la califi-
Ua:
acontecímienco20 siempre es una dispersión; una mulciplicidad. Lo que� cación (real o ideal) de quien puede y debe pronunciarlo; o
·

pasa aquí y allá; es policéfalo. - que tal o cual tipo de objetos debe llegar a ser objeto de discurso
Por acontecimiento discursivo no entiendo un acontecimiento qim . como instrumento de esa lucha, o
tengalugar en un discurso, en un texto. Es, antes bien, un acontecimiento; - que ese discurso ejerce una función de ocultación con respecco a la
que se dispersa entre instituciones, leyes, victorias y derrotas poHti<:a4. lucha que lo ha hecho posible.
reivindicaciones, comportamientos, revueltas, reacciones. Multiplicidacl.
que podemos reconocer y caracterizar como acontecimiento discursi'V9.: La cuestión pasa por analizar el conjunto de esas relaciones en términos
en cuanto su efccm es definir: de condiciones de posibilidad, de función, de apropiación, de codifica­
- d lugar y el papel de un tipo de discurso; ción. Y no [en términos] de un reflejo.*
- la calificación de quien debe pronunciarlo;
- el ámbito de objetos al que se dirige, y ***
- el tipo de enunciado al que da lugar.

.
En suma, el acontecimiento discursivo nunca es textual. No lo ca,.:-'
.
.
contramos en un rexro.

2. Procurar ver si la emergencia de la verdad tal como se la constata en Pw ·;


tón o en Aristóteles no podría tratarse como un acontecimiento discuISÍ*_,
·l.'
- es decir, al margen de coda búsqueda de origen: al margen de todii:
búsqueda que quiera, aún más allá de la historia, [encontrar] d fund•,".
mento de posibilidad de la historia misma;
- es decir, sobre la base de una serie de procesos humildes y excerOOS',
endeudamiento campesino, subterfugio en la introducción de la monedili;
desplazamiento de los ritos de purificación, humildes pequeños orígenes;:
- es decir, una vez más, sobre la base de una historia [distinta] de la.
[la} lucha librada en torno del poder polícico por las clases sociales opueseaa.
En suma, crarar de mostrar la verdad como un efecto, en el plano•
las prácticas discursivas, de esa lucha.
Recuperar esa muy otra cosa de la que hablaba Nietzsche.
• bte final abrupto puede indicar que faltan algunas hojas. Un fi-agmento conservado de la
3. Entre esas luchas y su efecto en el discurso, no buscar un vínrulo que.,­ transni pción oral corresponde con fidelidad a las notas sintéticas de Hélenc Politis, una oycncc.
Lo proponemos a continuación como anexo.
.
del orden de la expresión y/o del reflejo. Se trata, al contrario, de moSUU:'
...,. �---��
..•..._,
.....

2Ul LECCIONES SOBRE LA


VOLUNTAD DE SABER.
CLASE DEL 17 DE MARZO DE 1971 219

de su propio di>curso
ANEXO. Freud creyó que escuchaba hablar al des�o, cuan.do era el eco
�o verdader ·
LA verda dero ' la forma a la que estaba sometido su d1scur. 0
· ·'
1on que e shques omcte
Vemos así perfilarse el sistema de coaccionesy una dccermmac
FRAGMENTO CONSER
VADO DE

.
TRANSCRIPCIÓN DEL
CURSO DICTADO • .

de

ado;_la que sume�e la exigencia


La. h storia de Edipo es desc
'. riptiva de cierca forma que ra o del acontecimiento al yugo del hecho comprob
Grecia dio a la verdad punficad� r de la ley
rdac1oncs que sea mantiene con
� el p o der, por un lado, y con
y LJ'. d_ \ución universal, regularmente repetida al sabe
�ISH: , r y
la pureza, por ot ro.�:
punfiGld

·1 5·1 agregamos a ello que e! sistema del significante es Sll1 duda un Sistema que

habría que decir que la fábula de inmovl. ,
Edipo no cuenta el destino de .
nuestro deseo nucs- uci.6n, vercmo s
-:
uas msmu c 1o nes;
;· . e marcar . e¡ acontecimienro para introducirlo l ley d a
1 d
b1en podría ser que hablara más Y , permit
. .
. .
1stn
.
.
en e
bien de determinado sist
. a 'b

coaccion ema UI:' · 'fi1cante es lo que permite someter la fulguración. del acontec1m1e nto al yugo
. es a1 qu ob e<lece desde Grec ..J_:•, que e1 s1gni
� ia d discurso de verdad en las
soc iedades oociol buc1 r pun·fi1�do
d cnrale� Y ese sistema de coac '. o comprobado y, asimismo , reducir la exigencia de d �<>tr1 al
. ..
. la de &tipo podrJamo.'
o n sabe
tal en esa coacc1on
de la ley. El sistema del significan{e es el principal demento msuumen .
dd hech
caractenzarlo muy e>quemáticam
ciones que m anifiesta la fábu ,
ente así;
· .
Por una parte, la exigencia pol!c edíp c · por eso hay que trastrocar el orden del
:�
·

ica, jurídica y religiosa de rransfo .


significame.
rmar el yd
�_ 1. he intentado analizar m términos de hi�coria la relación entre la verdad
miento, sus retornos y sus figuracio
. acomcci.i_·:
nes a través del tiempo, en hech
o adquiri do ., :, esa bcr" no se ha
conservado de una vez por roda
s en la constatación de los restig sistema de la purificación, pero d proyecto de analizar la "Volunta d d
os Someter el aconte-
.
cimiento a la forma del hecho comp :"' cumplido.
robado, tal es el primer aspecto de
la verdad edfpica. '.: Ja
Por otra pane, la c.xigencia, tamb La hipótesis de ese análisis era que el modelo aristotélico pa r ecía caractem.ar
ién ésta de carácter polícic.o, jurídico
·
y religioso, filosofía clásica. Ese modelo implica que la Voluntad de sabe� no sea ot'.a cosa que
fundar el principio de distribución de t
dd poder en el saber de un orden de
cosas al que & '.. la curiosidad, que el conocimiento escé ya marcado desde siempre b aJo l� f< >rma
dan acceso la sabiduría y la purei.1
. En otras palabras, e l ouo aspecto de _
de la verdad sería fundar el nomos en
ese sistema edipicó '. de la sens ación y, para terminar, que haya una relación originaria entre el conoc1m1enro
un saber-virtud que en sí mismo es senci
llamente d·..
respeto de ese mismo nomos. La verda y la vida.
d será dada únicamente a aquel que respere
que sólo podrá alcam.ar la verdad de éste
el M1111i4 :'. El modelo nietzscheano quiere, al contrario, que la Voluntad de saber remita a muy
.
a condición de ser puro. _
La transform a ción de !a fu!guraci<)n otra cosa que el conocimiento; que detrás de la Voluntad de saber haya no una suerte d e
del acontecimiento en hecho c.omprobad
el acceso a la verdad otorgado exclusivam conocimiento prev io que sea como la sensación, sino el inscinto, la lucha, la Voluntad
ente a aquel que respeta el nomos son las
o 1;

grandes coacciones hisníricas que se impu de poderío. El modelo niet7.schcano quiere, por añadidura, que la Voluntad de saber
d.'. :.

las sociedades occidentales, unas coacciones no escé ligada originariamente a la Verdad; quiere que la Voluncad de sab�r compo��a
sieron desde Grecia al disrurso verdader
que tendrían en Edipo el relato de su
o.,
cimi<:nto y su formación.
na�,� ilusiones, fabrique mentiras, acumule errores, se despliegue en un espacio de ficcion
.._

De manera que Frcud, al avanzar en la direcc donde la verdad misma no sea má.� que un efecto. Quiere, además, que la Voluntad de
ión de la relación entre el deseo y Ja..:
verdad, se equivocaba; creyó que Edipo saber no esté dada bajo la forma de la subjetividad y que el sujeto sea má s que una
le hablaba de las formas universales del d�
nn

cuando en realidad la fábula edípíca le contab


: especie de producto de la Voluntad de saber, en el doble juego de la Voluntad de po­
a, en voz baja, la coacción histórica 'IUC",
pesa sobre nuestro sistema de verdad, un derío y la Verdad. Por último, para Niec1.sche, !a Voluntad de saber no supone el ele­
sistema al que el propio Freud penenedar.;
Cuando los culmralistas reprochan al análisis mento previo de un conocimiento ya pre5ente; la verdad no se da de antemano, se
freudiano del Edipo la univer salid ad· �·
infinitamente excesiva que le habrfa atribuido produce como un acontecimiento.
Freud, cuando dicen que d Edipo sólc{.
puede valer para cierta.> sociedades europeas La tarea propuesta era poner a prueba la viabilidad del modelo nietzscheano Y
, es indudable que se equivocan, pero nli:
hacen más que cometer un error con respecto al � poner en juego los cuatro principios sefiahdos rn d análisis de Niec1.�che:
error del mismo Freud.
Freud creyó que Edipo le hahlaba del deseo, cuando Edipo, l. El principio de exterioridad: detrás del saber hay muy otra cosa que el saber.
por su parre, le hablaba de .
la verdad. Es muy posible que el Edipo no defina la estructu 2. El principio de la ficción: la verdad no es má.s que un efecto de la ftccuSn Y el
ra misma del desw, sino que·:,.
lo que cuenta Edipo sea simplemente la historia de
error.
nuestra verdad y no el destino de n� ;
tros instintos. Estamos sometidos a una determinación 3. El principio de la dispersión: el portador de la verdad no es un sujeto; la verdad
edípica, no en el plano de nu�.
deseo, sino en el de nuesou discurso verdadero. Al escuchar mism a pa.sa por una mu lriplici dad de acomccimienws que la consciruye.
el discurso verdadero del ddt!Ot:
4(0.<.•'a8. ;;.
a
. :4
J:Z: . 0
'·a.1...,4 . zz
. aq;;;;ep ;py; ut
.
. . . __ .... . . •
·
...

CLASE DEL 17 DE MARZO DE 1971 221


220 LECCIONES SOBRE lA VOLUNTAD DF. SABER

io de la textualidad colocándome en una dimensión


Procuré abslenenne dd princip
E/oúµpol..ov sivos que se produ­
a, es decir, señalar los acomecimicmos discur
ue era la de la hisrori
del tcJrCO o d e varios texws. sino en el hecho de la función o el
1) Apolo TireJÚIJ � ron no dentro mismo
nres discursos dencro de una socied ad.
mancia Es Edipo J a el que se asignan a diferc
para
Hay que castigar
p p ntra r la iunción del discurso dentro de una socied
ad: eso
Falca: el que h ay que castigar ro reen co
Salir del cex
es lo que llamo principio
de la CJCterioridad.
al incipi
verdad podía
2) Yocasta En cuanlO p r o de la ficción, traté de mostrar que el efecto de
Edipo
Soy yo
No eres tú que ver con la verdad , sino que, desde el
audición originarse en algo que no sólo no tenla nada
a) Fue un salteador en la encrucijada como
así constituida, no podemos más que recono cer no verda-
punc o de vista de ésta
recuerdo Lo maré en l a encrucijada

dero, ilusorio o ficticio.


b) Y de todas formas debía macado Después de haber huido había nacido de una moneda; que el
su hijo, que fue eliminado [ntcmé de cal modo mostrar que la medida
y d orden de los hombres, que era la garantía de
de mis padres
conocimíent0 del orden de las cosas
cesura
hombres, sólo nacía como p re texrn a partir de una
3) Corintio Criado la unidad de las cosas con lo.�
testi moni o Lo recibí de aquel a quien Lo recibí de sus padres, Llyo económica y política.
lo habían dejado y Yocasca

. rv
El aú Po.Aov c a el propio Edipo. Dado por al guien, recibido por ouo. A esta mitad
� : ..
de l ..
h srona en posesión de los criados corresponde la mra mitad, en posesión
'. de los a mos. Sólo • .
d10>es I� conoce n en su corali dad. El �cy E<lipo estaba a¡rapado entre los dioses que sabían �¡
y los criados qué habían visto todo. El no sabfa nada. ·
Es prec iso ese téstimonio v i5Ual para que la profoda se concrete, se realice.
Pero de resultas, él pierde el poder. Era en verdad un ciran o cuyp poder se extcndb sobre'&_;�
YVWfJ.T). -réxvri. Es el rey ignorante. Librado, por tanto. a la rueda de la Fortuna. :-..:
Al no h3ha rcctific;ido re3[mcme la ciudad, ya no puede mandar. Véase la última r
·
éplica&- .'
Crconrc: ¿Aún quieres mandar?ª :1
l.
,
• Este pasaje se rcicera en "l..:i vériré et les formes juridiques", conferencia de 1973 en Río • .
Jan ei ro [en Dits tl lcritJ, 1954-1988, 4 vols., ed. de D. Defort y E Ewald con la colabol'2ción IÍi
.
J. Lagrangc::, París, Gallimard, 1994, vol. 2, núm 139, pp. S38-646; reed. en 1 vol s., Parfr..
Gallimard, col. Qu a rto, 2001, "ºl. 1, pp. 1406-1490 (trad. esp.: "La verd ad y las formas¡�', .'
cas", en E.rtraugiaJ· de pode� Obra; escnda/e5 ll, Barcelona, Paidós, 1999)].

4. El principio del acontccimienco.


Comencé a abordar el análisis a panir de esos principios.
En cuanto al principio de exterioridad, jamás inrenté hacer el análisis dd texto l''
partir del tcxco mismo.
En la medida de lo posible, lraté de absrenerme del principio de !a exégesis, �:
comentario; nunca intenté saber cuál era el no dicho que csraba presente o ausente en ·
·.

!a textura misma dd tcxm.

�-
222 LECCIONES SOBRE L\ VOLUNTAD DE SABER CLASE DEL l? DE MARZO DE 1971 223

14 Véase Víctor Ehrenbcrg, Sophocks andPerfr:ks, Oxford, Basil(óQ8óv Bl:i.ckwc ll, 1954.

1s Sófocles, Edipo rry, vv.39 (óQOwocu), 46 (avóQ8<.ioov), 50 ) y 51 (civóQ6woo\•}.


de Ed po
p. 199: i
NOTAS
16 Louis Moulinier, "Le Pur et l'Impur . . . �.o cit., p. "La m pu reza 1 nene dos

•.: . ,
· ), a.ns, 'LQ: causas, ·I ascsiuaro y d i
1 Sófocks, CEd;peroi, vv. 96-IOI ed vtrad deP. Masqueray (ed de e _ p, ".
·- &r.
es una noción griega
· . nce s10
pero la purez a sexual no
(ed.
reves. trad. de J. Meyerson, l'arfs, Fe·¡· A1can. 1926
. ren:rencia e
I.m�es, 1922, p. � 44 17 Sigmund Freud. [.a Scimce des
IX
� · � ·
U M·
[rrad. esp.: Edipo rey, en 1ragedias compktas, Madiid, Cácoora, J 998]. - , __
Obras 4 y 5,
" La altcrnanva encre el exilio ,v la muerte es normal en uj La inurprrtarión de los mefios, n
vols. Buwo s
a
. e <ompk tas,
. . . . .
• A- t •ca En camb' .10, 1 pena ..aJ
-;J. orig.: 1900) [trad. esp.:
parnc1d10 �� 1 vanablcmcn e la mu nc. Si Apolo hubíer� anunciado que
� Aires, Amorrorm, 1979].a Bronislaw Malinowski,. la Sexuabtt ia erpmszo , .. ,
n dam les
había que matar -. . . .
culpahle, habna sobrencend1do {jUe cm� era miembro
� � � · socutes
\ R Probable alusión
et
de funilfa
vitch, París, Payor, 1932, �: 189 [c��d. esp.: Sexo �
la de Layo.
rtpreión m la
3 SModcs, CEdpt roi, vv. 106-111. p. 145. .
(/p. cit., . primitives, trad. de S. Jankélé
"loi:wg: árbiuo, qu:sabe. Véase supra, nota 12 de la clase del 27 de enero, y
� a que el
Aires, Nueva Visión, 1974]: Al admmr de manera
iniplk1t
, .¡
Hom� '. Joáedadprimitiva, Bueno>
I ndn, xxm/'l', 335-331 . t0das las formas de sociedad, los psic(ianaliscas viciaron
gravemence
!t . i
vv. complejo de E.dipo existe en
s �uis Moulinicr, "Le Pur ec l'Impur dans la pensée et la sensibilicé des Grecs jusqu'�
la fül : . su crahajo antropológico". .
du 1v' s. av. J .-C.", París, Sorbonne, 1950 (ejemplar de tesis), p. 85: "Cascigar es purificar
a Ji;.. ; 19 Acontecimientos i cursiv
ds o : noción basranie reciente del análisis foucaultiano, apareci-
s

ciudad encera de la mancha". l':uchéulogie des scíences. Réponse au Cercle d'épistémologictt


·
_
da ea Mkhel Foucaulc, "Sur
ed. de D. Dcfert y F. Ewald con la colaboración de
·
6 Antifon ce, "Hérode", § 1 O. en Discourr, suivis tksfragmenrs d'Antiphon k sophistt (1923� ; (J 968), en DitJ �t éaits, 1954-198 8, 4 vols.,
cd. y trad. de L Gcrner, París, Les Bdles Lecrres, 1954 [trad. esp.: kSobre el asesinato de Herodes• ·.· J. Lagrange, París, Gallimud, 1994. vol. 1 , núm. 59, pp. 696-731 ; reed. en 2 vols., París,

en DiimrtfJJ JfraKmmroJ, Madrid, Gredos, 1991 I. vol. l, pp. 724-759 al Círculo de


'. ;, 2001, [trad. esp.: "Respue sta
Gal!imard, col. Qua.no,
7 Édouard \X'ill distingue miasma, noción de origen prehistórico (pero ausente en Home Burgelin et Rl, A11álisú de 1tÍt, Buenos Aires, Tiempo
m,J: Epistemología", en Pierre Afirhel Fouc11
según Moulinier), mancha concreta -literalrncmc: suciedad a b que se limita la mancha, � . Contemporáneo, 1970, pp. 221-270). Con anterioridad, Michd Fuucault hablaba más bien
Homero y Hesíodc>-, dd ngos (SMoclcs, Edipo rey, v.1426), a la vezmancha y maldición. p f del "discurso como acontecimíenro�.
a sino es m11rós, i es decir que está marcado por una mancha invisible que hace romper al ho ( La descripción de! acontecimiento: "conjun o Je singularidades, puntm
t singulares que
se m b n 20
persona psicológic a y moral",
con lo que es hierós, sagrado, lo que participa de un orden uasccndeme. Para acercarse a lo sagrado.:; cuaccerizan una curva matemácica, un esiado de cosas físicas, una
l 982;
: Critique,
es menester tornarse luuh<Jrós, puro. Vé:i.'>C Edouard Will, !.e Montkgrec /Orient, vol. l; ú Ji [1969!,
um
_ París, Miouit, col.
et ( es fundamcnral para Gilles Ddeuzc, Logiqut du

Júck, 510-403. París, 1972, pp. 522-525 !trad. esp.: El mundfJ grieg� y el Oriente, vol. ii": facs. de la 2• ed., París, Union d' . col. 10/18, 1973, p. 74
Édi!i1ms [trad. esp.: Ltl¡;ica
PUF, Génér.ile

El siglo (510-403), Madrid, Akal, 1997].


v tklsentido, Barcelona, Paidós, 1989].
8 Sófodcs, CE tliperoi,
w. 41-43, op. ci.r., p. 142 (véansevv. 41-45): kTe conjuramos acoooa:..­
trar algún auxilio, sea que hayas escuchado la voz de un <lios o que algún mortal te haya ilustrado":.
9 !bid., v. 3.B. p. 153: "No ce enterarás de nada por mi boca�. .".
10 :-.Jo parece que al momcmo de dictar tsta cla�t Fouc:mlc tu\•icra conocimiento del libso'
de Bernard Mac:Gregor Walker Knox, Oedip11> at Thebrs (New Haven y Londres, Yale Univcniq..; ·
Press r Oxford Univmiry Press, 1957), que ahorda la rragcdia de Só fo l es a parrir del P �
c
.'
miento judicial dc investig-dCi6n ral como estaba vigenrc en el siglo va. C. en Atenas. y tambiéR::
con 1rcfcrenci:i a la polírica imperialista de esca ciudad. ..
1 Loui.1 Moulinier escribe: "Es el drama d que nos enrera de que Oresres y Edipo e sú 11i"
manchados f... ]. L�s manchas se i ncorporan a las leyendas escritas luego de Homero y Hes!�.,
C on anrerioridad n o se nos decía que lo esruviesen" ("l .c Pur et nmpur .. op. cit. , PP· 60 y 60·
. n, ?
12
Sófocles, CEdipe roí, vv. 24-27, op. cit., p. 142: lebas está "sumergida en un rorbcUmi ·
sangriento: perece cn los gérmenes fo."Undos de la ierr , perece en los rebaños que pacen,
c a IOI:
en.
abonos estériles Je las mujeres".
1 3 lbid. , vv. 236-241, p. 149: ''Prohíbo a todos los habiramcs de esce pafs [.. } recibiu olt
. '.
hombre, cualquiera que .�C2. dirigirle la palabra, hacer!<> participar en las oraciones y los sacrifi- ,·
cios a los dioses o compartir con él el agua lustral; codos, al contrarío, deben .Ucjarlo de sus cua•.:
Lección sobre Nietzsche*
Cómo pensar la historia de la verdad con Nietzsche
sin apoyarse en la verdad

El conocimiento no tiene origen, sino una historia. La verdad también


fue inventadti, pero más tarde - Dm·aro de Nietzsche, que disuelve
la implícación del saber y la verdad - Sujeto-objeto, productos y no
fundamento riel conocímíento - La marca, elsigno, la palabra, la
lógim: instrumentos y no acontecimiento:; del conocimiento - Un ro­
nocimiento que se despliega en el espacio de la transgresión. juego de
la marca, lttpalabray el querer. El conocimiento como mentira - La
verdad como moral. ¿Qui es lo qiu artic11la voluntttdy verdad, la li­
bertad o la violencia?- las paradojas de la voluntad de verdad No
hay ontología de la verdad. Ilusión, errory ment ira como categorías
de distribución de la verdad no verdadera - Aristótelesy Nietzsche:
tÍQs paradigmas de la voluntad de saber.

I. LA 111NVE1'ClóN" DEL CO:-.IOCIMIENTO

"En algún rincón perdido de esre universo cuyo resplandor s e difunde en


innumer ables sistemas solares, hubo una vez un astro en el cual animales ime­
ligenres inventaron el conocimiento. r!.st: fue el instante de la mayor mentira y
la suprema arrogancia de la historia universal" ( 1873).1
El término Eifindung,2 invención, remire a muchos otros textos. Y por do­
quier se opone al origen. Pero no es sinónimo de comienw.3
Que el conocimiento sea una invención sign ifica:

• Conferencia dictada en la McGill Univcrsiry de Moncreal en abril de 1971.

225
226 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER LECCIÓN SOBRE NIETZSCHE 227

.
. 1 {�ue no c�cá i_n�cripco en la naruraleza humana, que no consticuye cam Para terminar, esto quiere decir:
el rnm nco mas vieJO dd hombre. Pero sobre ro<lo, que su forma m·1sma n1 4. Que [el conocimiemo] es el resultado de una operación compleja.
e
denne 1 1(Iad.
su pos1·b·¡· ·
la posi b il idad dd conocimien rn no es una ley formal· el Non ridere, non lugere, neque deustari, sedinteltigere!, dice Spinoz;/ con la manera
·
simple y sublimeque le es propia. Sin embargo, ¿qué es en el fondo ese intelligen:,
.
' conoc1m1en ·

:.
. ..
encuentra su pos1b1lidad en un espacio de juego donde se crata de m
sino la forma misma en la cual las otras tres [pa�iuncsl son sensibles desde el
4
u
yotr
a�
de d� :
• • • •
que él_ i:11ts�o, es_<.�ec1r:_ de i �stintos y no de razón, saber o experiencia;
inicio? ¿Un resultado de esos diícrcnccs y concradictorios impulsos que son las
, y no de afirmación, certeza, conquista, serenidad.;:
negac10n, d1solucmn, di lac1on _
· voluntades de ironizar, lamentar e infamar? Antes deque un acto de conocimiento
fuera posible, íue menest<:r qu<: cada uno de esos impulsos manifestara su pare­
�o �ay "insrinto de conocimienco"; el imdecto está al servicio de los divC1SOsi
d aconrec:imienro; ulrerio rmcnce se
insumos.;
cer parcial sohre el objeto o produjo el
conHicco entre esas parcialidades y, a parci r de allí, en ocasiones un cscado inter­

Lo que �ay derr.;(s del conocinlic'.1to es lo completamente otro, lo que le es aj


medio, un apaciguamiento, una concesión mutua enrre lo., tres impulsos, una

_
ºpaco, 1rr�ducnble. El cono�1�1ent
eno.':� suerte de equidad y de pacco entre dk>.�. porque, a través de la equidad y el pacto,
los eres pueden afirmarse t:n la existenc ia y mantener mutuamemc la mesura.
o no se precede a sí mismo. Nada hay ante-:
. ,
nor a el, ninguna secreta anric1pación. Detrás del conocimiento, el muro del no'
>losotros, que sólo t0mamos conciencia de las últi mas escenas de conciliación,
conocimiento. Diferencia, pues, con el empirismo que derrás del conocimienn: { de los últimos arreglos de cuentas de est: largo pleito, creemos debido a ello que
pone la pcrcepc i6 n, la sensación, la impresión o, en general , la representación; .:
inte!ligere, "comprender", conscituíría algo conc iliador, justo, bueno, algo esen­
2. que carece de modelo, gue no cuenta con una garantía exterior en al · cialmente opuesto a los in.�tintos: pero 1.�n ver<lad no se trata más que de cierta
..
semejante a un intelecto divino. Ningún prototi po de conocimiento precedi :
: relación <le los instintos entre sí. [ . . , l En todo conocimiento hay ral vez algo de
al conocimiento humano. Ningún Promeceo lo robó a un fuego inicial y divi no) heroico, pero nada de divino.8
No fue i m itado por la intel igencia humana reminis cente de un espectáculo'
divino. Nada de remi niscencias ; .. ! Hay que aclarar un poco en qué co nsiste esa operaci 6n compleja:
3. que [el conocimiento] no se articula como una lectura, un desciframiento,. a. Se emparienta ante codo con la maldad: reír, despreciar, detestar. No se

u na percepci6n o una evidencia con la estructura del mundo. Las cosas no,
· trata de no reconocerse en las cosas sino de mantenerlas a distancia, protegerse
csrán hechas para ser viseas o conocidas. No vuelven hacia nosorros un rosuii': (mediante la risa), diferenciarse mediante la desvalorización (despreciar), que­
inteligible que nos mire y es pere el cruce de nuestra mirada con la suya. rer rechazarlas o desmürlas (detertari). Asesino, desvaloriz.1dor, diferenciador,
Las cosas no tienen: el conocimiento no es del orden de la óµoíwot� ni del orden del bien.

- un sentido oculto que haya que descifrar, ni b. La maldad aludida se vuelve también hacia aquel q ue conoce. El cono­
cimiento se opone a una "voluntad de apari encia, de simplificación, de máscara,
- runa] esencia que constituya su nervadura i nteligible.
No son: de mamo, de s uperfici e, porque roda superfic ie es un manto [ . . . ] . {El conoci­
- objeros obedientes a leyes. miemo] quiere tomar las cosas de manera profunda, múltiple en su esencia",9
"mientras que [el hombre] obliga a su menee al conocim i ento , contra su propia
El caní.<:tcr del mundo es, al contrario, el de un caos eterno, no debido a i.. :, incli nación y a menudo incluso contra el anhelo mismo de su corazón [ . . . l
'
·
ausencia de necesidad, si no a causa de una ausencia de orden, de concatcnaci (de] afirmar, amar, adorar" .10
de fo rma, de bdlcza, de sabiduría [ . . . J. [El mundo] nu procura en modo al Lo cual da pábulo a la duda y a la dilac ión .
i mi car al hombre [ . . . l. Ignora roda ley. Guardémonos de decir que la hay en .·
El conocimiento se opone a la util idad , porque es un juego donde
.
naturalt::t.a [ . . . J. ¿Cuándo dejarán de oscurecernos todas esas som bras de Di se trata de
¿Cu;\ndo despojaremos por compleco a la namraleza de sus caracteres divin hacer lugar al pro y el comra.11 Pero ese juego no hace sino trasponer la maldad.
228 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER LECCIÓN SOBRE NIETZSCHE 229

Aparició n del combate intelectual, de la rivalidad.12 En el parágrafo 429 nada exterior ni ajeno) y su límite
de d propio conocimiento (su furma, por tanto
Aurora, el conocimienco aparece como renuncia a la dicha "de una ilusión
s6lida (lo que ya no es conocimiento). . .
y vigorosa". Esa renuncia tiene ahora para nosotros tanto encamo que que consmuye d
no Para Nietzsche, lo que nos impide conocer es lo mismo
podríamos renunciar a ella.13 iento, su fuerza y no su forma (el ins-
: soporte la raíz el dinamismo del conocim
' '

Esa maldad es la que va a buscar el secreto detrás de la superficie de


I�·; tinto, Ja maldad, la avidez de saber, el deseo);
pero lo que la vez 1mp1·de y
a ·

un ;
cosas, a tratar de extraerle una esencia detrás de la apariencia, un poder, conocimiento.
constiruye d conocimiento es muy otra cosa que el
dominio detrás del centelleo fugaz. Y para hacerlo se utilizan todos los medio
s
de la asrucia y la seducción, de la violencia y la suavidad con respecto a la cosa.1• é Por qué el hombre no ve las cosas? Él mismo se interpone y oculta las cosas.16
Pero es también aquello que, en ese secreto por fin roto, sabe reconocer que
todavía no hay más que apariencia, y ningún fundamento onrológico. Y que , c. De allí, en suma, los dos grandes cortes: con respecto al ser y con respecto
el hombre mismo, que conoce, es aún y siempre apariencia.15 al bien.
El conocimiento no es la operación que destruye la apariencia (sea al ·
oponerla al ser como hace Platón, sea al desenmascarar el objeto x que se - Conocer y conocer la verdad
oculta más allá de él); no es tampoco el vano esfuerzo que no abando na nunca
la apariencia (a la manera de Schopenhauer). Es lo que constimye indefini� · . El conocimiento fue inventado, pero la verdad lo fue aún más tarde.
da.mente la novedad de la apariencia en la penetración de la apariencia. El ' [EstoJ se articula en varias preguntas:
conocimiento es lo que va más allá de la apariencia, aquello que, en su mal� 1 - ¿Qué es un conocimiento que no sea de entrada conocimiento de la ver­
dad, la destruye, la somete al tormento, le arranca sus secretos. Un conoci- · dad, conocimiento que se dirige a la verdad o conocimiento que quiere la
miento que se mantuviera en el nivel de lo que se da como apariencia no' verdad? ¿Qué es un conocimiento que no sea suspenso o puesta fuera de cir­
sería conocimiento. culación de la verdad, sino lugar desde el cual ésta surja de manera secundaria,
aleatoria, no esencial�
Contra la dulzura acogedora de un fenómeno hay que levantar el encaro� ; - ¿Qué es la invención de la verdad? ¿Cuál es la peripecia que la hizo posi­
miento asesino del saber. Pero es esto lo que en ese trabajo no tiene jamás la •. ble? Pregunta que involucra lo que será el conocimiento de la verdad: ¿hay que
recompensa de un acceso al ser o la esencia, y suscita en cambio nuevas apa· , analizarla como una ilusión, como una voluntad o como una estructura? En
:
riencias, las hace actuar unas conrea otras y unas más alli de otras. De allf se; otras palabras, ¿la relación del conocimiento con la verdad es del orden del
desprende una serie de consecuencias: error (id est, de la no verdad) , del querer o de la ley?
a. El conocimiento no sale del instinto, el interés, el juego, la lucha. Ésros � · - ¿Qué es el conocimiento una vez convenido en conocimiemo de la verdad?
son el motivo inconfesable, el orígen apremiante y rápidamente olvidado. �--: ¿Y qué pasa con la verdad una vez nacida y hallado su lugar en el conocimiento?
su soporre permanente, perpetuo, inevitable, necesario. Lo reencontraremos «:q ¿La verdad es un episodio? ¿Habrá un fin de la verdad? ¿Cabe imaginar o pen­
las ciencias. Y se planteará el problema del ascetismo, del conocimiento objetivo. sar un nuevo conocimiento que sea de nuevo conocimiento sin verdad? ¿Hay
b. El conocimiento será siempre perspectivo, inacabado; jamás se cer� · una verdad del futuro o un futuro sin verdad? ¿Se puede contar la historia de
sobre sí mismo; nunca será adecuado a su objeto, y siempre estará separado �: la verdad: la fábula de la verdad?
una cosa en sí, pero no en el sentido de Husserl, en el cual las perspectivas •·
superponen en la esencia misma de la cosa que es a la vez la ley y el geomernl Pese a algunas analogías superficiales, marcar con claridad la diferencia con una
de todas ellas, y tampoco en el sentido de Kant cuando dice que el conocimienal historia de los conocimientos de cipo comtiano o positivista. En esa historia
es limitado, puesto que, a su juicio, lo que nos impide conocer es a un tic positivista, la verdad no está dada al inicio. El conocimiento la busca durante
230 LECCJONES SOBRE lA VOLUNTAD DE SABER LECCIÓN SO.BRF. NIETZSCHE 231

.
largo tiempo: ciego, a tientas. La verdad se da como resultado de una historia. '. El conocimiento para conocer;
Pero esa relación finalmence establecida entre la verdad y el conocimiento á
una relación de derecho que se posrula al comienzo. El conocimiento está hecho .. MABM, § 230: A esta voluntad de apariencia, de simplificación, de manto, de

superficie l., .J seopone la inclinación sublime de quien busca el conocimiento,
para ser conocimiento de la verdad. Hay una copertenencia de origen emre I& ;
.
! .; una inclinación que quiere tomar las cosas de manera profunda, múltiple, en
verdad y el conocimiento. Y esa copertenencia es tal que: I?
su esencia,
- la verdad es el objeto del conocimiento;
- el conocimiento sin verdad no es verdadero conocimiento, y Aurora, § 432: Uno siente el acicate f. . . l de ver claro pnr la veneración que le
- la verdad es la verdad del conocimiento. inspiran [los) secretos [de las cosas]; otro, al con trario , por la indiscreción y la
El descaro de Nietzsche radica en haber disuelro esas implicaciones. Y en .:
·
malicia en la inrerprcrnción de los misterios. zo
haber dicho: la verdad sobreviene en el conocimiento, sin que éste esté destinado '.
a la verdad, sin que ella sea !a esencia del conocer. Vemos abrirse aquí la posibilidad de un conocim iento que se despliegue en el
El primer descaro de Nietzsche era decir: ni el hombre, ni las cosas, ni el espacio del secreto, d interdicto, el develamienco. la transgresión:
mundo están hechos para el conocimiento; el conocimiento sobreviene, sin ) .
que lo preceda ninguna complicidad ni lo garantice ningún poder. Sobreviene, ,
·
; Somos de una moral audaz [ligada a la maldad, a la pro&nación].21
surgido de lo compleramence orro. ·
El segundo descaro [em] decir: el conocimiento no está hecho para la verqad. i
: A esa profanación del conocer por co nocer se opone el conocimiento, el buen
La verdad sobreviene, precedida por lo no verdadero o, más bien, por algo que 1 conocimiento, el conocimiento bueno, el utilitario, el generoso, el complaciente,
no puede calificarse ni de verdadero ni de no verdadero, porque es anterior ·a . el que hace bien, es decir, el que hace orra cosa que conocer.
la divisi6n propia de la verdad. La verdad emerge de lo que es ajeno a la división �,
de la verdad. b. Nietzsche también pone en juego otra oposición, inversa de la precedente:
un conocimiento pr imario y corporal, anterior a toda verdad y gobernado en
todo por la necesidad. No se trata en esre caso de conocimiento sino de vida,
TI. ¿Qui. I.S EL CONOCIMIENTO DE ANTES lucha, caza, comida, rivalidad.
D1' LA VERDAD?

Vl' I, § 192 (1887): Todos nuestros órganos de conocimiento y nuestros sen­


Dos respuestas se esbozan a uavés de dos oposiciones escablecidas por Nienschet
"
;·, tidos se desarrollan sólo al servicio de nuestra co nservaci ón y nuestro creci­
a. Éste presenta el conocimiento no ligado a 1a verdad como puro querer
, miento. 22
conocer" que se opone a las esquematizaciones y simplificaciones de un
cono- ';
.
cirnienro que se oriente hacia lo verdadero. Frente a este conocimiento y tras él se constituyó un conocimiento secundario
Y ascético. Éste suprime el punto de visea del cuerpo, suspende la utilidad, borra
VP 1, § 195 (1884): Todo el aparato del conocimiento es un aparato de ab s �· �
las parcialidades y los límites, quiere verlo todo con una mirada igual y sin
el co o im e para la "'
omtflll
d ..'
cíón y simplífic aci(Ín organizado no para n c i n to sino
prejuicios. Conocimiento que se pretende puro .
cirín de las cosas.17

Vi' § 193 (1888): En la formación de la razón, la lógica y las categorí�, lo


1, Genealogía, m, 12: Elimi nar en gc::neral la voluntad, suprimir por c::mero las
decisivo es !a necesidad: no la de "conocer" sino la de resum ir, esquemactzar • pasiones, suponiendo que nus resultara posible:: ¿de qué manera, entonces? ;- No
Gllitraríamos con ello la inreligcncia?2·1
fin de comprender y prever. 1
8
232 LECC:IOl'\ES SOBRE L'\ VOI.UKTAD DE SABER LECCIÓN SOF\RJ:: NIETZSCHE 233

Aquí se afirma l t oposición entre un conocimienco real, inmediatamente :.


: arti- a. El conocimiento descansa sobre una red de relaciones :
culat o co� la v'.da, la necesidad, y u n conocimiento a la vez históricame
� - diferenres en su forma: puede tratarse de destrucción, de apropiación, de
nte
cfccnvo e 1lusono, paradójico. El del erudito ascético, el de Kant.
cascigo. de dom inación, y
- diferentes en sus puneos de apoyo y los tér mino s que ponen en relación:
Semejante.conm1dicción [ . . .], "la vida contra la vida� [. . .]. [es) sencillamen
te un
absmdo. �o puede �r má� que aparente; debe ser una suerte de exprcsi6n provi- :.
un cuerpo con otro cuerpo; un grupo con o cro grupo; u n individuo con una
cosa, un animal, u n dios.
sona, una 1n1erpr�cac1ón, una f
órmula, un arreglo, un malenrendido psicológico.2� El basamento del conocimienro es por ende esre juego de diferencias:

En consecuencia, d co noci mien ro <le antes de la verdad se define ora como El mundo es csencialn1emc difrrcnte en cada punto; pl'Sa sobre todos los pun­
el :
son
conocimiento violento y mak1 del secreto, la profanación que devela, ora como : tos, rodos los puntos resisten y las rc sul ta nccs en todos los casos absoluta­
mente n(! wngruentcs.16
el co�ocimiento violento y i.'1til que sirve a la vida, la parcialidad que permite
·
dominar y crecer. :. El mundo es en esencia un mundo de relaciones que en sí mismas son incognosci­
·
En otras palabras, lo "completamente otro" de la violencia que sirve de trama ·
.
bles: ''mundo ínforme e imposible de formular del caos de las sensaciones".27
al conocer y que se pone en escena en el conocimiento da lugar a la maldad · ¿Y cómo podrían ser cognosc ibles, si no son dd orden del conocimiento? En
inútil y profanadora del conocer, a la pura transgresión del saber; [ese "com- ' la raíz del conocimiento no hay conciencia. (En Nietzsc he, el pensamiento no
!'
.
plctamenrc otro"] da lugar a la parcialidad de la vida que se explicica en S'l : es el fenómeno al que tenemos acceso inmediato bajo la forma de la conciencia;

propio crecimiento. · no es un conocimiento que sea a la vez y de una sola piez,a el acto que conoce_
¿Cuál es pues -en definitiva o en primer lugar- la nacuraleza de un con�:· : y h instancia que se reconoce. En sí mismo, d pensamiento no es más que un
·
cimiento que no está aún desnaturalizado por la verdad? Esta pregunta mis� .. efecto. El pensamiento es el efrcro del exrrapensamiemo, no como resultado
está tal vez, mal planteada; mejor dicho, en este planreamienro de la pregunta., natural sino como violencia e ilusión.)
,
hay todavía unos cuanms postulados que es preciso reexaminar.
Preguncarse cuál es la naruraleza primeradel conocimienco es dcscacar que c:src:. .
;
b. Entre esas relaciones, un grupo se caracteriza por reunir a la fuerza varias
diferencias, a las que violen can para imponerles la analogía de una semejanza,28
· 1·'
es cieno tipo de relación entre un sujeto y un objeto. Relación de la que nos pie-¡:

gu ncamos si [es] de utilidad o de contemplación, de dominación utiliraria o de una común ucilidad o pertenencia, y seña larlas con una misma marca.n

pmfanación religiosa; si se aj usta a la pura mirada o a la necesidad de la vida. Ahora : Esa marca tiene la doble propiedad:
bien, plantear una interrogación radical al conocimiemo, inrerrogarlo a partir de ' - de permitir una ucilización o una dominación o, mejor, extender la uti­
lo que es completamcmc distinto a él, ino es dejar subsistir esa relación sujeto- : lización o la dominación de primer nivel. La marca es el multiplicador de la
objero sobre cuya base se lo define, cuando en realidad es él el que la constituye? .· relación. Remite, por canto, a una voluntad de pod<:río; y
Nicrzsche di ce: "No hay conocimiento en sí'' ,25 lo cual no quiere decir: nói'.. - de permitir el retorno, la repetición, la identidad de las diferencias suce­
hay conocimiento del en sí, sino: no hay, en la violencia del conocer, una rela--t ' sivas: la identificación de las diferencias de prime r nivel. La marca es el iden­
ción consranre, esencial y previa que la actividad de conocimiento deba a i.·.. tificador de la relaci ón. Remite a una realidad.
vez desplegar y efectuar. Decir que no hay conocimiento en sí es decir que En cierto sentido puede decirse que esta realidad tiene por fundamento

relación sujeto-objeto (y codos sus derivados como a priori, objetividad, cono-. aquella voluntad:
ci m iento puro, sujeto constituyente) es en realidad producida por el conoci-,. Cabe preguntarse [ . . . ] si la activi<lad que "a.�igna las cosas a su lugar" no es la
miento, en lugar de servirle de fundamento. única real y si "la acción dd mundo exterior sobre nosotros" no es el re.rnltado
Explicitémoslo: de la prese ncia de tales sujetos voluntarios: iO
235
234 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER LECCIÓN SOBRE NIF.TZSCHE

Pero puede decirse igualmente que esa voluntad sólo es voluntad de poderío El signo es la interpreración, roda vez que ésta introduce en el caos la 111cn­
(id est más que acción y reacción, [más bien] infinito del querer) porque hay tira de Jas cosas. Y la interpretación es l a violencia hecha al caos por el juego
marcas que constituyen las cosas, que postulan su realidad.31 cosificador de los signos.

Así dio vuelca Niensche d tema de Schopenhauer: voluntad y representacói n;


que ilusión, y volumad única que es toda ¿Qué es en suma el conocimento?
i Este "incerpretan, "introduce un sentido", no
una reprcsemación que no es más la -, ·

explica (en la mayoría de los casos es una nueva incerprctación de una interpre­
tación antigua ahora ininteligible y ya no niá.� que un signo): .
realidad. Jl

c. A parcir de allí van a constituirse:


a. El sujeco, que es a la vez el punto de surgimiento de la voluntad, el sistema - :
Conclusión

de las deformaciones y las perspectivas, el principio de las dominaciones y la


a. Se comprende por qué Nietzsche habla del conocimiento como mentira (el
que a cambio recibe, bajo la forma de la palabra, del pronombre personal, de · '
·

instante de la mayor mentira con referencia al descubrimiento del conoci­


la gramática, la marca de identidad y de realidad del objeto.
p. El objeto, que es el punto de aplicación de la marca, el signo, la palahni V miento). Es mentira en dos sentidos; ante rodo porque falsea la realidad, por­

la cacegorfa, y con el cual a cambio se relaciona bajo la forma de


la sustanci �/ que es perspecrivista, porque borra la diferencia y porque ins tala el reino abu­
del s ujenit.,' sivo d� lasemej nza; a conrin uación porque es muy oua cosa que el conocímíen ro
de la esencia inteligible, de la naturaleza o de la creación, la voluntad �
_
amente a poner en el corazón del con· (r lac1ón de SUJeto con obJeto). Esa relación, lejos de ser la verdad del conoci­
Por eso Nietzsche se niega obstinad :
donde el objeto se miento, es su producto menciroso. El ser del conocimiento es ser mentira.
cimiento algo como el cogito, es decir, conciencia* pura,
sí mismo. Todas las b. Se comprende por qué Nietzsche dice a Ja vez: que ese conocimiento
bajo la forma del sujeto y el sujeto puede ser objeto de . .
nm rd1al s nes
losofías han fundado el conocim iento en la relación preesta blecida del suj � � � �uy otra cosa que un conocimiento (una pluralidad de relacio
.posible uno y · _ sm 5UJeto m obJeco), y que es d único ocra
lo más . que se dirige a Ja realidad; cualquier
y el objeto, y su única inquietud consistió en acercar
furma de conocimiento es el resultado de una violencia
a de la sensación, sea interpretativa falseada
(sea en la forma pura del cogí.to, sea en la forma mínim . 1 por Ja perspectiva, la dominación, la necesidad
.
una pura tautología A "' A). :"
En líneas generales, el conocimiento en la forma
che quiso apartar al máxim o sujet0 de las relaciones de realidad
Para explicar el conocimiento, Nierzs no es en verdad un conocimiento, y lo que
sólo la i.lusi. , se llama realmente conocimiento
objeto y hacer de ellos productos distantes uno de otro y que
sujeto-objeto sea constttu .,
es memira en lo referido a toda relació
n de realida d.
puede llevar a confundir. Lejos de que la relación , c. Con ello, en el núcleo del conocimiento,
de este último es la existencia aun ames de que se tenga que
del conocimiento, la ilusión primera y principal hablar de verdad, se encuemra un círculo
de la realidad, el co nocimien to y la
un sujeto y un objero. _: .
Lo cua1 permmra, ¡a inserc
·
·
mentira ·
·
sche en lugar del cogito? El juego de la marca Y ión de la verdad como moral.
Pero ¿qué introduce Nietz De manera más general, ese tipo de anális
e incluso de! signo y la interp is permite:
querer, de la palabra y la voluntad de poderío,
_
_
- hablar de signo e mterpreta ·,
· cion, y de su carácter indisociabJe, al margen
ración:l2
- El signo es la violencia de la analogía, lo que
domina y borra la feren � de una fenomenologfa
;
- hablar de signos al margen de cualq
ne los signos, lo que ¡uega uier "escrucruralismo";
- La inrcrpretación es lo que pone e impo
(las de la palabra Y el sentido)
, . ·
- hablar de interpret · , a1
ac10n .
margen de cualquier referencia a un su1em
ellos, lo que introduce diferencias radicales ; . . .
0ngi nano;
las diferencias primeras del caos.
d -. arcicular los anaT1s1s
· de tos s1scemas de signos con el
·

análisis de las formas


e v1olenc1.a y dominac
ión, y
* Foucau!t ucili7.a la rnisma abreviatura para conucimiento y conciencia.
'o\ ·. , .
":''
..

236 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER LECCIÓN SOBRE NIETZSCHE 237

De allí el hecho de que la volunrad de verdad sólo pudiera pensarse bajo la


- p nsar el conocimiento como un proceso hisc6rico anterior a
� coda p
blemática de la v r d , y
_
� d_a �e
manera más fundamental que en la relación suj
forma de la atención: puro sujeto, libre de determinac
ión y pronto a acoger,
ob¡eto. El conoc1m1cnco liberado de la relación sujeto-objeto es el sabe
r. sin deformación, la presencia del objet o ; bajo la forma de la sabiduría: dominio
de los apetims. Descartes y Platón. La
del cuerpo, suspenso del deseo, bloqueo
evidencia y la pedagogía. .
III. EL ACONTECIMIF.NTO DE VERDAD el corazón de la relación voluntad-ver dad, lo c¡ue encontramos en la
LA En
uadición filosófica es la libertad. La verdad es libre con respecto a la voluntad;

Hay un conocimíemo anterior a la verdad. Lo cual quiere decir, no en el no recibe de ésta ninguna de sus determinaciones. La voluntad debe ser libre
sentido'
p ositivista o genético: que el conocimiento tarda mucho en enc ontrar 0 de.: para poder dar acceso a la verdad.
La libenad es el ser de la verdad; y es el deber de la voluntad. Una oncología
unt.
cubrir la verdad, y fija tardíamence sus normas; pero q.ue la verdad es
peripecia, una invención, acaso una rergiversación del conocimiento, que (la libertad de lo verdadero será Dios o la naturaleza); una ética (el deber de la
será ni su norma ni su esencia. La verdad no es la verdad del conocimiento. voluntad será el interdicto, la renuncia, el paso a lo universal). Esta libertad
fundamental que articula una con otra voluntad y verdad es lo gue se formula:

1, 291 (1887) : L� "verdad" no es [ . . . ] una cosa que exista y haya q_ut{( - en la óµoíwoic; ·� 6c� de Placón;
VI' §
_
encontrar, descubrir, sino una cosa que hay que crear y que propo rciona
- en el carácccr intelig ible de Kam, y
ui\>
nomhre a cieno proceso y, más aún, a una voluntad de violentar los hecho.-;. - en !a apertura heideggeriana.
hasta d infi n ito; introducir la verdad en los hechos, por un proceso in infi.11/;.\ b. Para Nietzsche, la relación voluntad-verdad es muy distinta. La verdad
tum, una determinaáón actillll, no es la llegada a la conciencia de una realidad·.' sólo está en el elemento de la voluntad a partir de sus caracteres singulares y
firme y ddl.nida por sí misma. Es uno de los nombres de la "voluntad dG;;c' sus determinaciones más precis as , y bajo la forma de la coacción y la domina­
poderío".31 ción. La arciculación de una con oua no es la libertad, es la violencia.
, .
: ;i .
.

Ese desplazamiemo tiene -debe tener- un efecto considerable que aún es­
VP 1, § 199 [1883]: ¡Pretender que haya una "verdad" a la que podamos ac
ni-. ... tamos lejos de poder apreciar en su integridad. Debería hacer imposible toda
-
carnos por un procedimiento cualquiera!·'5 una "ideología" del saber como efecto de la libcnad y recompen sa de la virrud.
Debería permitir repensar:
1. La voluntad de verdad - lo que es la historia del conocimiento y de la ciencia;

� - qué jerarquía debe atribuirse a su universalidad, y


Nier¿schc ubica en la voluntad la raíz y !a razón de ser de la verdad. Desplazam iento'.
·
_
- e! vínculo de la ciencia con ciertas formas de sociedad o civilización.
imporcance con respecto a la tradición filosófica. Pero en el solo nivel de la reflexión filosófica, tal como se la practica tradi­
a. Para ésta, la relación verdad-voluntad se caracterizaría por el hecho de cionalmente, los efectos consisccn sobre todo en sacu didas y perturbaciones.
que la segunda no tiene que hacer valer la prime ra. Querer la verdad era querer :· Sur ge n paradojas.
que apareciera, que se enunciara, que esruvicra presente. Era hacerle lugar. ; �
Ahora bien, para hacerle lugar a la verdad, la voluntad debía borrar de sí m isma 1 2. Lm paradojas de la voluntad de verdad
wdo lo que no fuera lugar vado para ésta. Borrar todos sus rasgos individuales, 1
todos sus deseos y toda� sus violencias. Un puro querer. Una voluntad a la ves. ' Si es cierto qut: la verdad es violencia hecha a las cosas, ella se sitúa sin duda en
suspendida, porque no debe predeterminar ningún objeto; castrada, porque -. el linaje mismo de! conocimiento. Es un producto o un efecrn del conocimiento.
no debe dej ar subsistir ninguna de sL1s deccrminaciones propias. No es ni su norma, ní su condición, ni su fundamento, ni su justificación.
LECCIÓN SOBRE NIETZSCHE 239
238 1.ECCIONJ:.S SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER

Ahora bien, si es cierto que es posterior al conocimiento, si sobreviene a..:


. b. distribuir las grandes caregorías de la verdad
no verdadera:
partir del conocimicnco y como violencia, es violencia hecha al conocimiento: . - la ilusión, es decir, la verdad en cuanto es un modo
de conocimiento'·
No es el verdadero conocimiento. Es un conocimiento deformado, torturado¡ ' - el error, en cuanto es violencia hecha al conocimíenw
(por lo canco. no
dominado. Es un falso conocimienro. Con respecro al verdadero conocimiento. , conocer), y
es un sistema de errores. .
- la mentira, en cuanro ese no conocimienro (Lüge)
pretende disipar la
Pero al mismo tiempo, si deja tras de sí, como anterior a la verdad, todo un;' ilusión de codo conocimiento, siendo así que es conocimienco.
proceso de conocímienros -de conocimientos aún privados de verdad es :; y que A partir de esto podemos ver la tarea nietzscheana: pensar
la historia de fa
verdaderos-, resulta que hace surgir por de� ·: verdad sin apoyarse en la verdad. En un elemento en que la verdad
preciso reelaborar para que sean no exisce:
algo no verdadero. La verdad aparece contra un fondo de ilusiones y comq � ese demento es la apariencia.

violencia hecha a éstas. · La apariencia es el elemento de lo no verdadero en que la


verdad sale a la
luz. Y al salir a la luz, redistribuye Ja apariencia en las catego
rías de la ilusión,
el error y la mentira.
Hay que ir más lejos. Si la verdad es destrucción de la ilusión de co�ocer, y CM · .
t e CS&li:,
destrucción se hace a contrapelo del conocimiento y como d srrucc ó n de La apariencia es lo indefinido de lo verda
dero. La ilusión, el error Ja

mismo, la verdad, enconces, es una mentira. Es otra cosa que lo que preten '.:
�entira son las di�erencias introducidas por la
. verdad en el juego de la pa­ :
. .._;
n�nc1a. Pero esas diferencias no son sólo
ser. No es verídica cuando se enuncia como recompensa del conocer. los efectos de la verdad; son Ja verdad
¡
·�
misma.

VP 1, § 21 O (1888): El mund o aparence y el mundo mentiroso: ése es el anca¡p:l Podemos decir igualmente:
i mo. El segundo se llamó has!a aquí el "mundo verdadero
ns
�, la Mverdadrt, - L� verdad hace aparecer la apariencia
como ilusión, error, menrira.
"Dios". Es él el que debemos dcsuuir. :. '
36
O b1en:
..
- la ilusión, el error y la mentira son
el modo de ser de la verdad en el
Esras paradojas nos muestran que: . ·"
elemento indefinido de la apariencia.
codo con
- La verdad no es verdadera si es un conocimiento, porque - La ilusión o la raíz de la verdad.
miento es una ilusión. - El error o el sistema de la verdad.
- La verdad no es verdadera en la medida en que es un no conocimien . .. - La mencira o la operación de la verdad.
por és
porque superpone al conocimiento un sistema de error o lo sustituye Véanse los textos sobre la verdad como error:
. _ to;
_ La verdad no es verdadera cuando pretende
ser un conocimten
mentira. VI' l, § 308 [ 18R 1 - 1 882) : /.a verdad eJ una merre de error.JI

Lo cual permite: , . �e, § 265: ¿Cuáles son en última instancia las verdades <le! hombre? Sus errores
ser predicado de s1 m
.
mefucables.
a. postular como principio que la verdad no puede 38
d se despliega en lo no v��ª.
Lo verdadero no es verdadero. Toda la verda
la verdad es lo no verdadero. No hay ontología
de la verd�d.
En el
.
J,U�ClO Sobre la renuncia a la ver
dad:
ser tiene el s nti o on colog1co
e d
predicación: la verdad es verdadera, el verbo VP ll, § 330 [1887]: La cree
ncia en que no ha.I'v verdad, 1a creen
. ,. . . n1·h·1¡1sca
· ' es
la verdad existe. un gran respiro de todos los
miembros para d cim
• cia
tica "la verdad no existe en : . . ' flc
, o' 11 d •A I conoc1m1cnco
- ·

Nierz.sche transforma la afirmación escép esta sin cesar en lucha. con feas qui:
la verdad no es verdadera- '¡ verdades.·\?
seríe de paradojas que derivan de la propüsición:
LECCIONES SORRE lA VOLUNTAD DE SABER 241
240
LECCIÓN SOBRf. NIETZSCHE

Una convicci<Ín que ninguna época tuvo


jamás: no tenemos la verdad. Todo( ·
NOTAS
escépticos.
los hombres de antaño tenían la verdad, aun los
Sobre la apariencia: 1
Fricdrich Nic.'czsche, "lmro<luction théorique sUI la vériu' er i<' m<'ns<lllg� au scns extra­
moral" (verano dr 1873), en Lt f.i11re du phiwu;phe. é."ru.de,- rhéorique1. rd. bil ingüe, rrad., i n1rod.
vr 11,§ 592 il 885): La ':1pariencia" , tal como yo la concibo, es la verdadera y y nola.I <le A. Kremcr-Marieni, París, Auhier-í-lamm:irion, 1969, p. 171 {rraducci6n retocada
di
nen todos los pre cad(lll� por Mid1el foucwk) [trad. esp.: St/bre verdady mentir,1 en sentido e�·tramora� Madrid, Tecnos,
ú nica n.;alidad de las co�as, aquella a la cual convie
comrari o de la "realidad•¡: _ 1998]. l.:i. men ción de la hist<Jri univer�al es una riJiculiz:i.ción de la 'X'eltgeschifhtr de Hegel. Y
existentes [ . . . ]. No posrnlo la "apariencia" como lo
:i
afirmo, arm:s bien, que la aparien es la realidad. aquella que se opone a qu� ·· el conocimi<'ntO que es ªun inscame, un rclámpago, un ac<llJtecimiemo, "'" una facultad" es una

critica de Kant. Michcl Fnucaulr rernerda que ese texto se escribió en pleno neo kantismo ("La
cia
·
40
o verdad ero" nario.
vér ité et ks formes juridiqucs". en DitJ rt krit!, 1954-1988 (rn adelante, LJf
} , 4 vob., cd. de D.
n imagi
se transfo r me lo real en un "m u d

Dcfert y E Ew:ild con la colaboración de J. J"1grangc, París, Gal l imard. 1991, vul. 2. núm. 139,
pp. 5.�8-646: reed. en 2 vol s., París. Gall imar<l, col . Q_uartn, 200 1 , vol. 1, pp. 1106· l ·190 (trad.
_.�; esp.: "La verdad y las formas jurídica�·, en E
smuegias de poder. Obra; esmcales
i 11, Barcelona,

Resumamos todo csto.4; Paidós, 1999]).

En i\ristóceles, la voluntad de conoce r


estaba contenida en �I �lemen 2 l.iceralmeme: dar Erkennen afmden.
i
a la distinción hed1� por Hu:;scrl ('ntrc orige n y comienw; véa.�c Edmund Husserl,
el retardo del conoo 1en o co , m t 3 Alusión
revio del conocimiento; no era otra cosa que
;.especto a sí mismo, y por eso era deseo e incluso menos aún qu� " eseo": � .
·
L'Originr de la génmmie, trad. e introd. de J. Derrida. París, ru1;, col. Épi méchée, 1962 (1 ed.
fr.: La Haya, M. Nijhoff, 1954; cd. orig.: -oie Fragc nach dcm Ursprung der Geometric als

medida en que el conoc1m1ento (ba ,, int('ntional-histori�ches Problem", en Rl'lme !ntern1itin11a.Lc de Philfl1ophú, 1 [2j, Brnsd:i.s, 1 ')39,
deseo-placer. y esto sólo era posible en la
pp. 203-225 { trad. esp.: �El origen de la geomerrfa", en Jacques Derrida, !11trod11cáón a ªEl
tuviera ya relación con la verdad. ;: ·

la forma más elemencal de la sensación)


En Nier7..sche, el conocimiento es un efecm
ilusorio de la afirmación frau:-, origen de la grometrífl" de Hm.<r:rl. Buenos Aires, Manantial, 2000, pp. 163-192j).

ene uno y otra ·tiene el doble e>


a ; Este "muy otra cosa" tcí1ido de violencia, m;ildad o utilidad .:n �icczschc es lo que Foucault
dulcnta de la verdad: la voluntad que conti transcribe cambién corno políti ca �1 volver :i. alud ir a esta conferencia en 1973, en Río de Janeiro
de conocer sino voluntad de poded ,
rácter de 1) no ser en absoluto voluntad _ (DE, ntím. 139, op. át.).
y 2) fundar entre conocirniemo y verda
d una relación de crueldad recíproca ' Friedri ch NietJ.sche, !.a. Volonté de puiwmce. 2 vols. , ed. y trad. de G. Bianquis {cd. de
referencia), París, Gallimarcl, 1947-1948, vol . 1, libro 1 1 , Gi(>. 3: "Morphologie et évolurion
destrucción .
doble y superpuesta; quier�
.
�nto de la volonié de puíssance", p. 282, aforismo 274 [trad. esp.: La voluntad de poderí11, Madrid.
La voluntad es lo que dice con voz
eq
ro conocer a tal punto Y tal hmtt Edaf. 19901.
verdad que no quie ro conocer y quie 6 Traducción retocada porMichd fouamlt
de Friedrich Nietzsche, /.e Gai u11-'oir, cd. y rrad.
ntad de poderío es el p�nto de rupt
quiero que ya no haya verdad. La volu de P. Klossowski (cd. de referenc ia), París, Le Club rran�ais
du Livrc, l 965, libro m, § !09.
.
ouo verdad y conoc1m1ento. . �Mise en garde", p. 192 [trad. esp. : La gaya ciencia, Madrid, Alba, 2000]: "El carácter general
en que se separan y se destruyen una a
Pero ¿qué es esa voluntad de poderío
así sacada a la luz.? U�a realid
a q. : dd mundo tS d del caos por roda la eternidad.
no en razón de la ausc.'ncia de necesidad. sino de
belleza, sabiduría''.
el co
eterno, verdadero) : el devenir. Y la �usencia de orden, aniculación, forma,
se ha liberado del ser (inmutable, 7
ser, sino una verd ad sin verdad. Baruch Spinoza, F.thi l'ordre gomérrique rr divúü rn cinq partir.¡,
mienro que lo devela no devela el
qtte démontrée m1J11nt
i é
, ed. y trad. de C. Appuhn , París, Garnier, 1 934,
· tercera parte, "De origine ce natura affectuum"
vol. 1 , P· 240 ítrad. esp.: Étic
Hay pues dos "verdades sin verd ad":
es veniad� �- a demom.ida ug1in el tJrdm gr.ométrfro. \1éxico, fondo ele Cultura
- la verdad que es error, ment
ira, ilusión: la verdad que n Económica, l 'J85J.
.
, la verda q
entira: la verdad vendica, R Fr icdrich Nicm;ch� le Gt1 ;,1 oir. § 333, ·
-la verdad liberada <le esa verdad-m ' QL'.c signific connalm", op. cit., pp. 3J3 y .334.
.
Donde foucaulc .' . � �
no puede corresponderse con el ser. escnbe .msunco . Pierre Klossowsk1 tr:tduce "impulso". Donde r:oucault c.'scribe'
·
do conocimiento" , Klossowskt· traduce "en d sen o de nu�stro
en la última parte <le 1a cua. en to ·
· "
fuero íntimo en l ucha" (p. 334); véase también § 1 13,
pp. 201 y 202.
242 LECCIONES SOBRE lA VOLUNTAD DE SABER LECCIÓN SOBRE NIETZSCHE 213

9 Friedrich Niet?.sche, Par-delit le bien et le mal l'rilude d'ime phil.osophie de l'avenfr, § 230, 23 Friedrích Nierzsche, la Génlalogie de lo moraíe ( 1 887), tercera diserración, "Que! esr
cd. y erad. de H Alberr, París, Mercure de France, 1948, cap. 7, p. 236 [trad. esp.: Más aiúi. del le 5ens de rnut idéal ascétique?", § 12, ed. y trad. de H. Alberr (ed. de referencia), París,
bien y del mal. l'reludío de una filasnfia delfim•ro, Madrid, Alianza, 2000]. Mercure de France, 1 9 1 3 ( 1 ª cd., 1900), pp. 206 y 207 [trad. esp.: La genealogía de la moral,
'° !bid, § 229, pp. 233 y 234. Madrid, Alianza, 1971 J. Aforismo muy imponanre en la definición del conocimiento como
11 Fricdrich Nicczsche, Le Gai 5a11oir, § 1 1 O, "Origine de la connaissmce", op. cit. , pp. 1 94 y ascerismo.
195: "5<\lo mur carde la verdad se reveló como la forma menos apremiante del conocimiento. 24 !bid. , § 13, p. 207. Niet:i.sche prosigue: "el ideal ascético tiene su origen en el in;tinro pro­
Parecía que no podríamos vivir con ella y que todo nuestro organismo estaba conformado para ftl.dctico de una !'ida degenerante que busca curarse, quc se afana en conservarse por todos los
contradeci rh: lOdas sus li.mcíones superiores, las percepciones sensibles y absolutamente todos medios, que lucha por la existencia 1 . , . J. El ideal ascé!ico es pllcs wdo lo con1tario de lo que sus
los tipos de sensación se ajustaban a esos inveterados y fundamentales errores desde los orígenes. admiradores imaginan" (pp. 207 y 208).
Más aún: esas proposiciones, incluso en el interior dd conocimicmo, se hablan convenido en las 25 /bid., § 12, P- 206: "fatcmos pues de aquí en adelante más en guardia, señores filó5ofos,
normas con arreglo a las cu�les .le e.11ablccía lo 'verdadero' y lo 'no verdadero', h:i.sra en las regio- • contra esa fabulación de los conccpms antiguos y peligrosos que ha fijado un 'sujeto de conocimiento,
nes m:ís :ilcjadas <le la lógica pura". Véase también § 1 1 l, "Origine du caractere de la logique". sujeto puro. sin voluntad, sin dolor. liberado del ricmpo'; guardémonos de los tentáculos de nocio­
t2
!bid., § 1 10, p. 197. nes comr.:idíctoria.1 como 'razón pura', 'espiritualidad absoluta', 'conocimiento en sf"'; véase también
13 Friedrich '.'!icczsche, Aurqre. R<!f/rxiom sur lespréjugés mora1ix, § 429, "La nouvelle passion•, Friedrich Nietzsche, La Vofomé de puissance, § 207 (1888), op. cit. , vol. 1, libro 1, cap. 2, p. JO L
cd. y md. de H. Alberi (ed. de referencia), Pari>. Mercure de France, 1912, pp. 333 y 334 [trad. 26 foedrich Nietzsche, La VoluntidepuíMm:e, § 206 (1888), op. Cit., vol. 1, libro 1, cap. 2,
esp.: Aurora. Refoxione; JObre /mprejuicios morales, Barcelona, Alba, 1 999]: "Pero nuestro instini. p. 10 l.
·

de conocimiento se desarrolló en exceso para que podamos aún apreciar la felicidad sin conoQ
. 27 !bid. , § 202 ( 1 887), vol. 1 , libro r, cap. 2, p. 99.
ia
miento, o la dicha de una ilusión sólida y vigorosa; jSufrimos con sólo figucarnos un estado se­ !bid. , § 286 (l 88 5), vol. 1, lihro 11, cap. 4, pp. 28 5 y 286.
mcjmte de cosas! [ . . . ] Fn nosorros e! conocimiento se ha rransformado en pasión·; trad. de ' !bid. , §§ 289 y 290 (1885). vol. 1, libro 11, cap. 4, pp. 286 y 287.
2"

Michel Foucauk: "Pero [es] ese imlinro de conocimien to el que se desarrolló en exceso para que :' >U !bid. , § 202 ( 1887), vol. 1 , libro 11, cap. 3, p. JOO.
podamos apreciar aún la feliódad sin conocimiento, o bien la dicha de una ilusión fuerte y sólidli .. 3' Esta difícil cuestión es bien esclarecida en Gilles Deleuzc, Prourt et lcr signes, París, PUi',

sufrimos anee fa mera idea de un estado de cosas así". 1964 [trad. esp.: Proust y lus signos, Barcelona, Anagrama, 1972); se encontrará un cratamienm
11
!bid. , § 432, "Chercheur et rcmateur", p. 339. má1 e"haustivo desde el punto <le vista filosófico en Miguel de Beisregui, JouÍs5ance de Prourt.
ll l'riedrich Kietzschc, Le Gai sa11oir, § 54, "La conscience de l'apparc'nce", op. cit., p. 115: Pour rme mhétique de la métaphore, París, Michalon, col. Encre Marine, 2007.
"En cuanto soy 'el que conoce', bailo mi propia danza; el único destino del 'que conoce' U
.; -12 Véase la nora precedente.
.
prolongar la dama terrenal y [ . .] en ese sentido figura entre !0_1 maestros de ceremonias de las '­ 33 Friedrich '.'!im.sche, La Volonté de puissana, § 197 (188 5-1 886), op. cit., vol. 1, 1ibro 1,
·

fiestas de la cxistenci a". cap. 2, p. 99.


](, Friedrich Nietzsche, Aurore, § 438. 'Thomme et les d1oses", op. cit., p. 339. Véase la cita de Rcné Cha1 escogida por fnllcauh para la contraportada de los dos últimos
17 friedrid1 Nimsche, ltt Volonti dep11imrnre, § 195 (1 884), op. cit., vol. l, libro 1, cap. J, ., volúmenes de la Historia de la sexualidad: ."La historia de los hombres es la larga sucesión de
sinónimo> de un mismo vocablo. Contradecirlos es un dehet".
1 8 Jhid. , § 193 ( l 888), vol. 1 , libro 1, cap. 2, p. 97.
p. 98.
·>� 34 Friedrkh Nietzsche, La Voloniéde puissance, § 291 (18 87), op_ cit., vol. !, libro n, cap. 4 ,

F1iedrich Nimsd1e, l'ar-de4l le biw et l.e mal § 230, op. cir., p. 236: �A esta voluntad
!!! díf p. 287.

apariencia. de sirnpliflcación, de máscara, de manto, de superficie [ . . . ] u opone la inclinaciM .


J; !bid. , § l 99 (1883-1888), vol. 1, libro 11, cap. 2, p. 99.
sublime de quien busca d rnnocimienr n, una inclinación que toma y quiere tomar lai; cosucÍI.:·
.
_¡¡,!bid., § 210 (1888), vol. 1, libro 1, cap. 2, p. 104.
una manera profunda, múltiple, en su esencia�. 37 lbid., § 308 (1881-1882), vol. l, libro 11, cap. 4, p. 292.
terml� -�
friedrich Niemche, A11rore, § 432, op. cit. , pp. 335 y 336. El aforismo
.
20
na•\.
_¡s hiedrieh Nierzsche, Le G
ai savoír, § 265, "Demier scc¡nicisme", op. cit., p. 269. Aforismo
res, rodos los
ªNosouos, buscadores, como rndos los conqui.uadores, rndos los explorado que según Colli y Mominari tenía varias versiones.
3� Friedrich Nietzsche, La Volonté de prlissance, § 330 ( 1887). op.
moral audaz y. en suma, nos debe parecer bien qlllt: m., vol. 2, libro m, cap. 3,
ganres, todos los aventureros, somos de una
' p. 107.
se nos tenga por malos".
10
21 !bid.' p. 336. 1• cap.
!bid., § 592 (1885), vol. 2, libro 111, cap. ), p. 1 8 1 .

21 friedrich Nietzsche, Li1 Vo/onré de puúsance, § 192 (18 87), op. cit., vol. l. libro �1 En las notas tomadas por Hélcne Politis e n d Collegc de France -manu,criras y luego
daculografiadas (con diferencias)-, reaparecen todas las articulaciones de las conferencias pro-
p. 97.
LECClONES SOBRE LA VOl.UNTAO O.E SABER

nunciadas en la McGill Uni\'ersity, pero bajo una forma mi� nerviosa, con menos comen :
tuiOI.
<le textos, cal vez porque los teJ<tos de Nieczsche leidos por Foucault figuran allí sobrecodo co�·
remisiones a los aforismos.
En el Collt-ge, Foui:aulr termina con una periodización de la manera como el dis �'.
niemcheano se li�ró de la verdad:
- Primer período: por el lado del conocimiento rrágico; 1875-1878, conocimienco ligado
una teorfa que niega la eternidad y la realidad. Resumen del curso*
- Segundo período (que jami� abandonó): la perversión de las marcas, la puesta en ;
de un conocimicn10 diagnósti<.:o (de las Consideraáoner. intempestiva< a Aurora l\881)); 1
positivista de Nierzsche en este segun do período.
- Tercer periodo: afirmación del eurno ·rezom(J.
Afirmación de que, agocadas rodas esa.� diferencias, cada una de ellas tendrá aün que repcti
una cantidad infin ita de veces. L;na vez todo conmmado, nada quedará tal como estaba. ��
T
es tan real o irreal como se quiera; hay diferencias de intensidad que van a reaparecer indcfi ru.r
dJ.mClllC.
La afirmación Jd eterno retorno es el sistema que excluye la afirmación de la verdad.
La volunt�d de lo verdadero pero ya no d� "verdad" aparece como voluntad de poderlo q
es voluntad de desarrollo indefinido por sí mi>mo, no perteneciente al orden de lo verdadero '·
al orden dd conocimiento.
En la confere ncia publicada aquí, basada en una reescritura del curso m el College de FWI
Foucault suprime r:sta periodii.aci<ln dd pensamienro de Nietzsche, pero:
l. Reinscribe la apertura heideggeriana en la historia de la metafísica i na ugurada por
!'latón. fa n otorio que esto es una rcspucsca a los dos volúmenes de Heidegger sobre: Nic:tu�
donde se inscribe a és1e en la tradición mc1aflsica que él quiso subvenir. Al opone el pa ; r
digma de Arisc6tdr:s a un paradigma niet,.scheano, Foucrnlc rebate sin duda esta n .i.'
i tc:r p reta
ción de la historia de la filosofía.
2. Por otra parre, l'oucauh rermina esca conferencia con una violema diatriba contra " _
i deología del saber como efecto de la liberead". Es difícil no encender que aquí se designa:·
hL:l apcrmridad del comportamienco. lo que hace intrínsecamente posible la c onformi . �
se funda en la l ihc rml. La esencia de la verdad es la libertad", del capitulo 4 de Dr 14 r1u1�[.
de Íll verdad! aunque fouc.:aulr recuerde que ésa es la concepción clásica (desde Descarte�
claro está).

' Marcin Heidegger, De /'mc11ce dt /¡¡ virité, ¡r:i.d. de A. de Waelhrns y W Biemcl, París, J.··
Vrin/1.ou,·ain. Neuwclacm. 1948 (ed. n rig .: \lrJm W esm der Wiihrheit, foi ncfon del Meno,
Klo.1rerrnann, 1913) (i ra<l. esp.: "De la esencia de la \•erdad", en Hitos, Madrid, Aliam.a, 2000)."
.
• J\.lichel Foucauh, "Résumé du cmirs"', en A11niwire du Col!tge de Fn:mce, 71' 11nnie, Histoire
dr; iystemes de pe11,le, ,mne
é
1.970-1.971, 1971, pp. 245-24'). Re,·di ndo en .'vlidid Foucau lt , Din
r
n é
crits, 1954-1988, 4 vols., ed. de D. Dcfcrc y F .C::wald con la rnbbor�ción de J. Lagrangc.
l'c,rís, Callimard, col. Bihliorheque des Sdt•nccs Humain cs , 1994: véase vol. 2, nún1. 1 01 , pp.
240-244; re�<l. en ! vols., París, G:tllimard, col. Qunrto, 200 1. vol. l. pp. l \08-11 12.
El curso de este afio pone en marcha una serie de análisis que, fragmento por
fragmento, procuran constituir poco a poco una "morfología de la voluntad
de saber". Este rema de la voluntad de saber será a veces objeto de inves tiga­
ciones históricas determinadas; otras veces se lo tratará por sí mismo y en sus
implicaciones teóricas.
Este año, la cuestión pa.�aba por siruar su lugar y definir su papel en una h is coria
de los sísrema.s de pensamiento; fijar, al menos con carácter provisorio, un modelo
inicial de análisis, y poner a prueba su eficacia en un primer grupo de ejemplos.

l . Inves tigaciones hechas con anterioridad permitieron reconocer un nivel


singular entre todos los que posibi litan el análisis de los sistemas de pensamiemo:
el de las prácticas discursivas. La sisremaricidad Je marras no es de tipo lógico
ni de tipo lingüístico. Las prácticas discursivas se caracterizan por el recorte de
un campo de obj etos , la definición de una perspectiva legítima para el sujeto
de conocimienrn y la fijación de normas para la elaboración de los concepcos
y las teorías. Cada una de ellas supone, pues, un juego de prescripciones que
gobiernan exclusiones y elecciones.
Ahora bien, esos conjuntos de regularidades no coinciden con obras panicu­
lares; aunque las regularidades se manifiesten a través de ellas, aunque puedan
llegar a señalarse por primera vez en una de ellas, las desbordan con amplitud
Y las reúnen con frecuencia en cantidad considerable. Pero tampoco coinciden
a la fuerza con lo que suele llamarse ciencias o disciplinas, aun cuando sus
delimitaciones puedan en ocasiones ser provisoriamente las mismas; sucede
mis a menudo que una práctica discursiva agrupe diversas discipl inas o ciencias,
incluso que atraviese cierto número de ellas y conjugue en una unidad a veces

•mperceprible varias de sus regiones.
Las prácticas discursivas no son lisa y llanamente modos de fabricación de
discursos. Cobran cuerpo en conjuntos técnicos, insticuciones, esquemas de com-

247
RESUMEN DF.l. CURSO 249
248 LECCIONES SOBRE LA VOLUNTAD DE SABER

ponamienro, tipos de transmisión y difusk'm, formas pedagógicas que las impo­ históricas, como el espíritu de una época, su sensibilidad, sus tipos de incerés,
nen y las man tienen a la ve'l.. su concepción del mundo, su sistema de valores, sus necesid ades esencia.les.
Para terminar, rienen modos de transformación específicos. No se puede Temas filosóficos, como el de un horizonte de racionalidad que se explicita a
,
través del tiempo. Nada, en fin, permite pensar que las elaboraciones aún muy
· �
reducir esas transformaciones a un descubrimiento individual y preciso·
. emb argo , no podemos conformarnos con caracterizarlas como un cambio
sm rudimentarias del psicoanálisis sobre las posiciones del suj eco y el objeto en el
global de mentalidad, acritud colectiva o estado de ánimo. La transformaci6n deseo y el saber puedan trasladarse intactas al campo de los estudios históricos.

<le una práctica discursi va está ligada a roda una serie a menudo muy com­ Sin duda es necesario admitir que los instrumentos capaces de analizar la volun­

pleja de mo<liflcacioncs que pueden producirse sea Fuera de ella (en las formas ml de saber tendrán que construirse y definirse a medida y en función de las
de producción, en las rdaciones sociales, en las instituciones políticas) , sea exigencias y posibilidades esbozadas por los estudios concretos.

en ella (en las técnicas de decermiriaci<Ín de !os objecos, en el afi namiento y De esta vol untad de saber, la historia de la filosofía propone modelos ceó­

a1 usre de los conceptos, en la acumulación de información), sea, por último, a ricos cuyo an;ílisis puede permitir un primer seí1a1amiemo. En ere todos los que

su lado (en ouas prácticas discu rsivas) . Y la práctica en cuestión está ligada deberán est udia rse y ponerse a prueba (Platón, Spinoza, Schopenhauer,

a ellas a la manera no de un mero resultado, sino de un efecto que tiene a la Aristóteles , Nietzsche, etc.), los dos tíltimos fueron los escogidos en primer

vez su propia autonomía y un conjunto de funciones precisas con respecto lugar y estudiados este año, habida cuenta de que constiruycn dos formas ex­

a lo que la determina. crernas y opucsras.

Los principios de exclusión y elecci ón , cuya presencia es múltiple, cuya l ico se ha an;llizado esenci almente a parci r de los texcos
El modelo arisrocé

eficacia cobra cuerpo en pr:lcrícas y cuyas transformaciones son relativamente . de la Metaflsiett, la Ética a Nicómnco y el Dr anima. Puesco en juego en el nivel de
.
autónomas, no remiten a un sujeto de conocimiento (histórico o trascendemal) )' la sensación, dicho modelo establece:

que los invente de manera sucesiva o los funde en un nivel originario; designan
. - un vínculo entre la sensación y el placer;

ames bien una vol unrad de saber, anónima y polimorfa, pasible de rransforma­ - la independencia de ese vínculo con respecto a la utilidad vital que puede

ciones regu lares y contenida en un juego de dependencia identificable. tener la sensación;

Estudios empíricos referidos a la psicopatología, la medicina clínica, la - una proporción directa enue la incensidad del placer y la cantidad de

hisroria natural, ere., permitieron aisla r el nivel de las prácticas discursivas. Los conocimiento transmitida por la sensación, y

caracteres generales de escas prácticas y los métodos apeos para an alizarlas se: - la incompatibilidad entre la verdad del placer y e! error de la sensación.

i nventariaron b ajo e1 nombre de ;uqueología. Las investigaciones emp rendidu La percepción visual, como sensación a distancia de objetos múlriplcs, da­
con referencia a la vol untad de saber deberían ahora estar en con diciones de
dos s.i�1ultáneamence y carenres de relación inmediata con la ucilidad del cuerpo,

dar a ese conjunto una justificación teórica. Por d momento se puede indicar
mamhesca en la satisfacción el hecho de que acarrea consigo el vínculo entre
conocímienco, placer y verdad. En el otro extremo, esa rnisma relación se cras­
de manera muy general en qué direcciones tendrá que avanzar ésra: disti nción . la<la a la felicidad de la conremp!ación reórica. El deseo de saber que las pri­
en ere saber y conocimiemo; diferencia entre voluntad de saber y vol untad de ·_'
meras líneas de la Metafísica posculan como universal y natural a la vez se funda
verdad; posición del y los sujecos con respecco a esa voluntad.

en esa pertenencia primera que ya maniflesca la ser sación. Y es él el que se

2. Para analizar la voluntad de saber, son pocos los instrumentos conceptuales


encarga del pasaje continuo de ese primer tipo de conocimiento al tipo termi­
nal que se formula en la f1105ofía. El deseo de conocer supone y traspone en
elaborados hasta el momento. La mayoría de las veces se utilizan nociones
Ansróreles la relación previa del conocimienco, la verdad y el placer.
bastante coscas. Nociones "antropológicas" o psicológicas: curiosidad, necesidad
des­ En la gaya ciencia, Nietzsche define una serie completamente difrrenrc de
de dominar o de apropiarse por medio del conocimiento, angustia frenre a lo
es relaciones:
conocido, reacciones ante las amenazas de lo indiferenciado. Generalidad
250 LECCIONES SOBRE U. VOLUNTAD DF. SABER 251
RESUMF.N DEL CURSO

- el conocimient0 es una "invención" detrás de la cual hay algo muy - la búsqueda de una justa medida no sólo en los intercambios comerciales
un juego de instincos, impulsos, deseos, miedo, voluntad de apropiación
distinto: :. sino en las relaciones sociales dentro de la ciudad, mediante la institución de
. El ;
conocimienro se produce sobre el escenario en que éstos combaten; ]a moneda;
no
- se produce no como efecto de su armonía, su equilibrio afortunado, si . Ja búsqueda de un nomos, una justa ley de distribución que garancice el
�e su odio, de su compromiso dudoso y prov sorio, de un pacto frágil que.,·
_

i orden de la ciudad al hacer reinar en ella un orden que es ¿orden del mundo, y
siempre están dispuesrns a traicionar. El conocimiento no es una faculrad pcr . - los rituales de purificación después de los asesinatos.
.. '
rnanente, es un acomecimiento o, al menos, una serie de acontecimientos· · Durante todo el período considerado, la administración de la justicia fue
- siempre es vasallo, dependiente, interesado (no en sí mismo, sino e lo '. � el objetivo de luchas polícícas imporcanccs. A fin de cuentas, éstas dieron lugar
que es capaz de interesar al o a los instintos que lo dominan), y
. '. a una forma de justicia ligada a un saber en que la verdad se postulaba como
- si se da como conocimiento de la verdad, es porque la produce en virtud '. visible, consrntablc, mensurable, obediente a leyes sernejances a las que rigen
dd juego de una falsificación primera y siempre pro rrogada que plantea la : el orden del mundo, y cuyo descubrimiento tiene de por sf un valor purificador.
distinción de lo verdadero y lo falso. f.sre cipo de afirmación de la verdad il>a a ser determinante en la historia del
El interé�, en consecurncia, se sitúa radicalmente antes del conocimiento, ..· ·� saber occidental.
al que subordina como un simple instrumento; el conocimiento disociado del. ·:
placer y la felicidad está ligado a la lucha, el odio, la maldad que se ejercen. :, "' w ,.
·

contra sí mismos al extremo de renunciar a sí mismos por una adición de lucha, :i


odio y maldad; su vínculo originario con la verdad se deshace, porque laverdad. ·'. El seminario de este año tenía por marco general el estudio de la penalidad en
sólo es en él un efecto, el de una falsificación que se denomina oposición de'"� Francia en el .'>iglo x1x. Se ocupó en esta ocasión de los primeros esbozos de
.
lo verdadero y lo falso. Este modelo de un conocimiento fundamentalmente ': una psiquiatría penal en la época de la Restauración. El material utilizado fue
interesado, que: se produce como aconrecimienro del queret y que determina ; principalmente el texto de las pericias médico legales hechas por los contem­
por fabificación el efecto de verdad, está sin duda a la mayor distancia ímagi� : poráneos y discípulos de Esquirol.

:
nable de los postulados de la metafísica clásica. Y fue él, utilizado libremente,
el que, en el cu rso de este aíio, se imp lementó con referencia a una serie de ."·'
ejemplos.

3. Esta serie de ejemplos se tomó de la historia y las instituciones arcaica& ,

griegas. Todos ellos penenecen al ámbito de la justicia. El proceder consistió i·


en seguir una evolución que se desplegó desde el siglo vu hasta el siglo v. Esta . .
transformación concierne a la administración de la justicia, la concepción de ·­
lo justo y las reacciones sociales al crimen.
Se estudiaron uno tras otro:
- la práctica del juramento en las disputas judiciales y la evolución que va
del juramento-desafío de los litiganres que se exponen a la venganza de los
dioses al juramento asertórico del testigo al que se atribuye decir la verdad por
v
haberla isro y presenciado;

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