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Entre las lecciones del llamado “Testamento de Lenin” hay una

esencial. La *falta de coraje* en la oportunidad debida, para cuestionar


radicalmente todos aquellos aspectos, dimensiones o elementos que
impidan *construir una cultura democrática y revolucionaria de
izquierdas*, termina reforzando una forma de cobardía oportunista, que
no permite atrapar a tiempo las *condiciones subjetivas y objetivas que
propenden a reforzar un estilo* político, económico, comunicacional y
cultural autoritario- despótico de ejercicio del poder en las revoluciones
realmente existentes. En vez de la *radicalizació n democrática*, tenemos
el culto a la personalidad, el sectarismo, el partido-maquinaria, el
burocratismo, nuevas
formas de privilegio político y económico, el doctrinarismo de izquierda y
su seguidismo ideológico.
*Se fortalece entonces la separación entre democracia y socialismo, con
la
cuál se vacía de protagonismo popular el proceso revolucionario. Y sin
protagonismo de multitudes y democracia participativa no hay
hegemonía
popular revolucionaria. *
Uno de los aspectos más prometedores de la revolución nacional-popular
que
aparece en el continente, es redefinir *el socialismo como una revolución
democrática permanente*, una democracia radical, deliberativa,
participativa, social, económica y cultural, no acotada a los límites de la
democracia liberal.
Pero ir más allá de la democracia liberal no consiste en recaer en menos
democracia y más despotismo. También el nazismo y el fascismo
criticaron al
liberalismo democrático. El asunto es no confundir esa crítica de
derecha,
con la crítica socialista a los límites de la democracia liberal. Este
asunto es parte de una agenda política de las transiciones
post-capitalistas.
En fin, el horizonte más amplio es concebir una forma de vida en la cual
llegamos a ser iguales entre iguales, diferentes entre diferentes, comunes
entre comunes. Sin rendirle culto a ninguna "autoridad omnipotente" ,
distribuyendo el poder en tal medida que se impida efectivamente el
monopolio de poder económico, político, ideológico o cultural.
Insumisión
del espíritu y del cuerpo, de la palabra y la acción. Allí está la clave de
cualquier revolución, como emancipación social de singularidades que
construyen lo común.
Pues lo “colectivo” ni se impone ni se decreta, sino que se construye
impugnando relaciones de poder-sobre: impugnando las estructuras de
mando y
explotación.
*El archivo de prácticas y discursos legadas por las tradiciones
hegemónicas
de izquierda, no se ha separado definitivamente del imaginario
jacobino-blanquista , para lograr construir una revolución socialista
profundamente democrática. El asunto se resume en lo siguiente: no hay
revoluciones por decreto.* La problemática viene de lejos. La revolución
bolchevique es sólo un ejemplo. Y el destino de Lenin enseña las sombras
que
se pueden activar, cuando no hay un real debate sobre el ejercicio
burocrático-despó tico del poder.
Sin saberlo o no, la huella del estalinismo ha estado presente en el
archivo
de discursos y prácticas que codificaron el “marxismo oficial” en estas
coordenadas espacio-temporales. Requerimos recrear mucho más a un
José
Carlos Mariátegui y a todos aquellos que interpretaron el pensamiento
revolucionario marxiano de manera abierta, crítica y heterodoxa, por
ejemplo, que a los repetidores del “marxismo soviético” y de esa
entelequia
llamada “comunismo científico”. Se requieren crear nuevos saberes,
conocimientos y enfoques que superen toda la tradición heredada de la
teoría
crítica anticapitalista. Sin eurocentrismos, sin productivismos, sin
consumismos, sin desarrollismos, sin estatismos, sin aparateros, sin
racismo, ni explotación ni opresiones múltiples.
Así como Marx manejó las peores fuentes históricas en el museo
Británico de
Londres, para estudiar (y también estigmatizar) el pensamiento y acción
de
Simón Bolívar, el marxismo soviético analizó y valoró negativamente la
obra
del Amauta de la Revolución Indoamericana y de todos aquellos que
afirmaron
la capacidad de autonomía intelectual, ético-cultural, política y
organizativa del bloque histórico de los explotados y excluidos.
Se trata de asumir una revolución socialista con radicales contenidos
democráticos, y no solo, una revolución socialista con algunas formas
democráticas. Cuando se rompe el hilo que conecta una revolución
democrática
constituyente con una revolución socialista, surgen todos los extravíos
del
despotismo burocrático. Surgen todas las actitudes de alienación
psicológica
y política en la cuales se deifican a determinadas personalidades
históricas, los dirigentes se convierten en dominadores, y ya no pueden
ser
ni controlados desde abajo, ni interpelados ni cuestionados. Hay que
evitar
cualquier semilla de cultos a la personalidad:
*“A un hombre de esta naturaleza se le supone dotado de un
conocimiento
inagotable, de una visión extraordinaria, de un poder de pensamiento
que le
permite prever todo, y, también, de un comportamiento infalible. Entre
nosotros se asumió una actitud de ese tipo hacia un hombre,
especialmente
hacia Stalin, durante muchos años.”*
Así reconocía el Partido Comunista de la URSS en 1956 la tragedia
estalinista, sin cuestionar a fondo, las causas y condiciones desde donde
se
prefiguran las matrices despótico-burocrá ticas del ejercicio del poder. La
liquidación de la democracia de multitudes comenzó no con la muerte de
Lenin. Allí reside el verdadero problema. Si lo hubiese sucedido Trotsky,
nunca podremos saber que hubiese pasado. El imaginario jacobino-
blanquista
se había encarnado en la dirección bolchevique.
I.- Trotsky ya había refutado la impostura de Khrushev:
Trotsky se ha referido al “Testamento” para apuntar problemas reales de
los
procesos de transición post-capitalistas, tomando como eje del análisis la
particular experiencia histórica de la revolución soviética. Cuando
Trotsky
escribe la Carta a los obreros de la URSS en 1929, reconoce que en la
URSS
bajo el mando Stalin se seguía considerando el Testamento de Lenin
como un
“documento contra-revolucionar io”; su difusión ó propaganda, era
motivo de
“arresto y destierro”. Eso no lo reconocen los estalinistas sin Stalin de
1956.
Trotsky en 1929 argumentaba lo contrario de Khruschev en 1956, Stalin
emprendía una lucha contra el leninismo dándole una extensión
internacional:
*“No queda casi ya en el mundo un solo país donde al frente del partido
comunista se hallen los mismos revolucionarios que lo dirigían en vida
del
caudillo muerto. Casi todos están excluidos de la Internacional
Comunista.”*
Mientras en Nuestra América se implantaba el “marxismo
revolucionario” de
orientación bolchevique, la situación en la dirección post-leninista era
harto complicada. Nuestro proceso histórico de recepción y apropiación
político-cultural se hacia correlativamente al proceso de “codificación
oficial” de las ideas comunistas para el particular marco histórico
Latinoamericano y Caribeño. En Venezuela, por ejemplo, por “marxismo”
se
comprendían básicamente, aquellas ideas que se propagaba como
“marxismo
oficial”, producto de la influencia determinante de la “revolución
bolchevique”.
Sobre la obra abierta, crítica, y aún ni siquiera publicada de Marx, existía
en aquel entonces como existe hoy, una gran ignorancia. Lo paradójico
del
asunto es que se asumía la identidad ideológica y política del “marxismo”,
a
espaldas de un conocimiento riguroso del pensamiento crítico marxiano,
lo
cual traerá no pocos extravíos y confusiones. ¿Eran efectivamente
seguidores
e interpretes rigurosos del pensamiento marxiano aquellos “marxistas”?
Obviamente no. Cuando se hablaba entonces de “marxismo” no es casual
que se
hable básicamente de “leninismo”, con algunas excepciones destacadas,
filtrado o no por el archivo de discursos ya comprometidos con la política
de la Internacional Comunista. De allí la minimización de cualquier
reflexión crítica sobre diferencias significativas entre Marx-Lenin, y sus
implicaciones políticas. Y de allí además, la terrible confusión entre una
particular constelación ideológica derivada del marxismo: el “leninismo
bolchevique” y el pensamiento crítico marxiano.
Trotsky, Bujarin y Stalin se autodefinían como herederos del auténtico
“legado leninista”. Por ejemplo, las corrientes seguidoras de Trostki
valoran positivamente la significación histórica de Lenin en la
presidencia
de los cuatro primeros Congresos de la Internacional Comunista, cuya
acta de
nacimiento data de 1919. Sin embargo, las corrientes seguidoras de Stalin
hacen énfasis no sólo en estos primeros cuatro Congresos, sino que
valoran
sobre todo los tres congresos posteriores, incluyendo su apoyo hasta la
formación de la llamada Kominform. Bujarin fue catalogado de
derechista por
el estalinismo ya en 1929. *Más allá de Stalin como figura personal, el
asunto fue toda la cultura política que se sedimentó alrededor del
monolitismo del partido-aparato. El instrumento político se convirtió en
un
fin en sí mismo. La dirección política se aliena en dominación política, en
privilegio político.*
Para Trotsky, la maniobra estalinista consistía en derrocar la “dirección
leninista”:
*“Stalin lo hizo apoyándose en la burocracia, en las nuevas capas de la
pequeña burguesía, en el aparato estatal, en el "GPU", en los recursos
materiales del Estado. No sólo se ejecutó tal tarea en la URSS, sino en
Alemania, en Francia, en Italia, en los Estados Unidos, en los países
escandinavos y en casi todas las naciones sin excepción. Ciego habría que
estar para no comprender el sentido del hecho de ser relevados de sus
puestos, calumniados y excluidos los colaboradores más íntimos y los
compañeros de combate de Lenin en el partido comunista de la URSS y
en toda
la Internacional Comunista, todos los dirigentes de los partidos
comunistas
durante los años primeros y más difíciles, todos los participantes y
directores de los cuatro primeros Congresos, casi todos, literalmente, en
fin. Los estalinianos necesitaban esta lucha rabiosa contra la dirección
comunista para practicar una política anti-leninista.” *
Si seguimos la argumentación de Trotsky, a diferencia de lo que se
reconoce
en 1956, la progresiva estalinizació n de la Internacional Comunista fue
un
hecho bastante temprano (1924), y operó sobre todos los congresos de la
Internacional y del partido comunista de la URSS desde entonces:
*“Mientras se aniquilaba a los bolcheviques leninistas, se clamaba al
partido diciéndole que en lo sucesivo sería monolítico. Ya sabéis que en la
actualidad está más dividido que nunca. Y esto no es todo aún. No hay
salvación por la vía estaliniana. No es posible practicar más que una
política ustrialovista, es decir, consecuente desde el punto de vista
thermidoriano, o una política leninista. La posición centrista de Stalin
acarrea inevitablemente la acumulación de inmensas dificultades
económicas y
políticas, la devastación y la destrucción continua del partido.”*
Trotsky denunciaba *“(…) las vergonzosas persecuciones dirigidas contra
los
mejores revolucionarios leninistas en el partido comunista de la URSS y
en
el mundo entero. Se impone reconstituir la dirección leninista. Se impone
condenar y desarraigar los métodos desleales, es decir, deshonestos y de
mala fe, del procedimiento estaliniano.” *
Como era de esperarse en una situación donde se había establecido una
dirección política con la presencia de una “gran personalidad dirigente”
(Lenin), la muerte de éste desencadenó un proceso de fraccionalismos
internos que el mismo Lenin había previsto en su propio “Testamento”.
Cada
fracción o corriente se reclamó portadora del “auténtico legado de
Lenin”,
intentando diversas interpretaciones teóricas de sus planteamientos.
Las diferentes posiciones entre Stalin y Trotsky fueron reinterpretadas en
las periferias latinoamericanas bajo el filtraje doctrinario del
estalinismo. Así Trotsky llego a ser un “agente del enemigo”. ¿Enemigo
de
quién? Obviamente de Stalin.
Así la lectura leninista de Marx dio paso a una lectura “trotskista” y a la
lectura “estalinista” con no pocas diferencias (préstese atención, por
ejemplo, a la cuestión de la edificación del socialismo en un solo país).
Bujarin, por otra parte, también marcó sus diferencias que incluso ya se
habían planteado frente a Lenin, en el debate sobre el Imperialismo y el
Capitalismo de Estado. Bujarin “cae en desgracia” en 1929, es etiquetado
como derechista por Stalin. El otrora aliado de Stalin contra Trotsky,
ahora
pasa a ser un nuevo “enemigo”. No es una exageración afirmar que Stalin
se
encargó de acabar con toda la vieja guardia bolchevique.
Habrá que esperar hasta el informe crítico sobre el estalinismo (1956)
para
que los disciplinados militantes de la causa estalinista internacional,
asuman una actitud de menor conformismo ideológico. Como planteó
Orwell en
su obra “1984”, quien controla la memoria, los archivos históricos,
controla
el espacio político de la subjetividad (*“Quien controla el pasado,
controla
el futuro. Quien controla el presente controla el pasado"*).
II.- ¿Qué dice El "Testamento" de Lenin (1922-1923)?
Las lecciones básicas del testamento se relacionan con tres temas
interrelacionados: a) la posible escisión del CC del partido y sus
implicaciones; b) el asunto de las nacionalidades en la URSS y su
adecuado
tratamiento político; c) la relación entre asuntos políticos,
científico-técnicos y administrativos del GOSPLAN. Sin embargo, bajo la
superficie de estos problemas es posible detectar corrientes políticas de
fondo, asuntos relacionados con el ejercicio del poder y la
transición-edificació n del socialismo en aquellas condiciones.
Ya convaleciente (1922), Lenin aconsejaba (sus opiniones eran
taquigrafiadas) introducir varios cambios en la estructura política del
Partido. Por ejemplo, estimaba necesario:
*“(…) aumentar el número de miembros del CC (Comité Central) hasta
varias
decenas e incluso hasta un centenar. Creo que si no emprendiéramos tal
reforma, nuestro Comité Central se vería amenazado de grandes peligros,
caso
de que el curso de los acontecimientos no fuera del todo favorable para
nosotros (y no podemos contar con eso).”*
¿Cuáles era esos grandes peligros? Lenin planteaba:
*“(…) creo que esto es necesario tanto para elevar el prestigio del CC
como
para un trabajo serio con objeto de mejorar nuestro aparato y como para
evitar que los conflictos de pequeñas partes del CC puedan adquirir una
importancia excesiva para todos los destinos del Partido. Opino que
nuestro
Partido está en su derecho de pedir a la clase obrera de 50 a 100
miembros
del CC, y que puede recibirlos de ella sin hacerla poner demasiado en
tensión sus fuerzas. Esta reforma aumentaría considerablemente la
solidez de
nuestro Partido y le facilitaría la lucha que sostiene, rodeado de Estados
hostiles, lucha que, a mi modo de ver, puede y debe agudizarse mucho en
los
años próximos. Se me figura que, gracias a esta medida, la estabilidad de
nuestro Partido se haría mil veces mayor.”*
Lenin era un personaje histórico con “mentalidad de partido” (había
creado
el “paradigma oficial” del partido revolucionario) , que reconocía las
fuerzas, incluso contradictorias, que se movían en su seno. Además, era
crucial no sólo un aumento de número, sino un cambio de composición
social y
de clase de la estructura de dirección del partido, aumentando su
prestigio
para amortiguar los conflictos y rivalidades de las “pequeñas partes del
CC”.
Otras de las medidas que sugería inicialmente era “proponer al Congreso
que,
dentro de ciertas condiciones, se diera “carácter legislativo a las
decisiones del Gosplán, coincidiendo en este sentido con el camarada
Trotsky, hasta cierto punto y en ciertas condiciones.” En todo el
“Testamento” no es posible encontrar opiniones negativas hacia Trotsky
del
tenor que las encontramos hacia Stalin. No se trataba de que Lenin
escogiera
a Trotsky como sucesor bajo una serie de mensajes casi cifrados, como
éste
afirma posteriormente, sino que quién es abiertamente objetado como
potencial candidato a cargos de alta responsabilidad política es el propio
Stalin.
Pero en medio de esta controversia, Lenin quería evitar la escisión. En el
seno de la dirección del partido se agitaban tormentas, y Lenin reconocía
la
valoración que tenían las fuerzas enemigas de la revolución bolchevique,
acerca de una futura división del Partido, quienes apostaban a maximizar
las
“gravísimas discrepancias” en el seno del Partido. Una elemental política
contra-revolucionar ia de “divide y vencerás”.
Obviamente, para ser eficaz, esta “política enemiga” debía basarse en
elementos reales de información de la situación presente en el seno del
partido. El enemigo había acumulado elementos de inteligencia política
que
validaban la tesis de la “posible división del partido comunista, en medio
de la disputa por la sucesión de Lenin.” Lenin, como gran político y
estratega (lo que no significaba que fuese un intérprete completamente
fiel
ni continuador exclusivo del legado de Marx y Engels), se adelantaba a
las
previsiones enemigas, pasando a valorar las rivalidades de la pequeña
política, considerando además sus repercusiones en las matrices
económico-sociales de éstos:
*“Nuestro Partido se apoya en dos clases (obreros y campesinos), y por
eso
es posible su inestabilidad y sería inevitable su caída si estas dos clases
no pudieran llegar a un acuerdo. Sería inútil adoptar unas u otras
medidas
con vistas a esta eventualidad y, en general, hacer consideraciones acerca
de la estabilidad de nuestro CC. Ninguna medida sería capaz, en este
caso,
de evitar la escisión. Pero yo confío que esto se refiere a un futuro
demasiado lejano y es un acontecimiento demasiado improbable para
hablar de
ello.”*
Por otra parte, Lenin se refería sobre todo a la estabilidad como garantía
contra la escisión en un próximo futuro, y para este problema se referían
a
miembros del CC como Stalin y Trotsky: “Las relaciones entre ellos, a mi
modo de ver, encierran más de la mitad del peligro de esa escisión que se
podría evitar, y a cuyo objeto debe servir entre otras cosas, según mi
criterio, la ampliación del CC hasta 50 o hasta 100 miembros.”
Continuaba Lenin: *“El camarada Stalin, llegado a Secretario General, ha
concentrado en sus manos un poder inmenso, y no estoy seguro que
siempre
sepa utilizarlo con la suficiente prudencia. Por otra parte, el camarada
Trotsky, según demuestra su lucha contra el CC con motivo del problema
del
Comisariado del Pueblo de Vías de Comunicación, no se distingue
únicamente
por su gran capacidad. Personalmente, quizá sea el hombre más capaz
del
actual CC, pero está demasiado ensoberbecido y demasiado atraído por el
aspecto puramente administrativo de los asuntos.”*
Por mayores eufemismos que utilizara Lenin para referirse a ambos, el
nudo
de las divergencias se relacionaba con éstos “(…) dos destacados jefes del
CC actual”. Por tanto, el Partido tenía que tomar medidas para impedir la
escisión. Sin embargo, ninguna de estas medidas pudo aplicarse.
Podríamos
sugerir que el “auténtico Leninismo” se liquidó sencillamente con la
muerte
de Lenin.
El debate sobre si Trotsky ó Stalin son los auténticos intérpretes del
legado Leninista, puede llegar a ser una maniobra de distracción. Mas
allá
de trotskistas o estalinistas, el asunto es cuáles lecciones deja Lenin para
evitar, desde su particular perspectiva, graves errores en las transiciones
post-capitalistas.
Desde el momento en que se evite analizar el “marxismo” como un
monolítico
código-maestro, y se interprete como un campo abierto de constelaciones
con
diferencias, matices, conflictos e incluso antagonismos; en ese momento,
se
abandonará cualquier nostalgia de ortodoxia, y se percibirán las
potencias,
bloqueos y vías inéditas, que habitan en su seno. Se abandonará la ilusión
del “marxismo religioso”, abriéndose la posibilidad de comprender las
propias tensiones del pensamiento crítico marxiano, percibiendo
convergencias y divergencias que abren o cierran potenciales
renovaciones
históricas.
En su testamento, Lenin relata otros acontecimientos que comprometían
a
Zinoviev y Kamenev, relatando sus impresiones sobre los “jóvenes
miembros
del CC” (Bujarin y de Piatakov): *“Son, a mi juicio, los que más se
destacan
(entre los más jóvenes), y en ellos se debería tener en cuenta lo siguiente:
Bujarin no sólo es un valiosísimo y notabilísimo teórico del Partido, sino
que, además, se le considera legítimamente el favorito de todo el Partido;
pero sus concepciones teóricas muy difícilmente pueden calificarse de
enteramente marxistas, pues hay en él algo escolástico (jamás ha
estudiado y
creo que jamás ha comprendido por completo la dialéctica).”*
Viene después Piatakov: *“(…) hombre sin duda de gran voluntad y gran
capacidad, pero a quien atraen demasiado la administració n y el aspecto
administrativo de los asuntos para que se pueda confiar en él en un
problema
político serio. Naturalmente, una y otra observación son valederas sólo
para
el presente, en el supuesto de que estos dos destacados y fieles militantes
no encuentren ocasión de completar sus conocimientos y de corregir su
unilateral formación.”*
En otro momento del testamento, Lenin caracteriza a Stalin: *“(…) es
demasiado brusco, y este defecto, plenamente tolerable en nuestro medio
y en
las relaciones entre nosotros, los comunistas, se hace intolerable en el
cargo de Secretario General. Por eso propongo a los camaradas que
piensen la
forma de pasar a Stalin a otro puesto y de nombrar para este cargo a otro
hombre que se diferencie del camarada Stalin en todos los demás
aspectos
sólo por una ventaja, a saber: que sea más tolerante, más leal, más
correcto
y más atento con los camaradas, menos caprichoso, etc. Esta
circunstancia
puede parecer una fútil pequeñez. Pero yo creo que, desde el punto de
vista
de prevenir la escisión y desde el punto de vista de lo que he escrito antes
acerca de las relaciones entre Stalin y Trotsky, no es una pequeñez, o se
trata de una pequeñez que puede adquirir importancia decisiva.”*
Con esta opinión de Lenin, el futuro de Stalin estaba en juego, pues Lenin
depositaba su confianza en la amortiguación de situaciones
potencialmente
explosivas entre estos “dos destacados jefes del CC actual” en la
ampliación
del CC hasta 50 o incluso 100 miembros con miembros de la clase obrera,
para
perseguir fines dobles o incluso triples:
*“(…) cuanto mayor sea el número de miembros del CC, más gente
aprenderá a
realizar el trabajo de éste y tanto menor será el peligro de una escisión
debida a cualquier imprudencia. La incorporación de muchos obreros al
CC
ayudará a los obreros a mejorar nuestro aparato, que es pésimo. En el
fondo
lo hemos heredado del viejo régimen, puesto que ha sido absolutamente
imposible rehacerlo en un plazo tan corto, sobre todo con la guerra, con
el
hambre, etc. Por eso podemos contestar tranquilamente a los "críticos"
que
con sonrisa burlona o con malicia nos señalan los defectos de nuestro
aparato, que son gentes que no comprenden nada las condiciones de
nuestra
revolución. En cinco años es imposible por completo reformar el aparato
en
medida suficiente, sobre todo atendidas las condiciones en que se ha
producido nuestra revolución. Bastante es si en cinco años hemos creado
un
nuevo tipo de Estado en el que los obreros van delante de los campesinos
contra la burguesía, lo que, considerando las condiciones de la hostil
situación internacional, es una obra gigantesca. Pero la conciencia de que
esto es así no debe en modo alguno cerrarnos los ojos ante el hecho de
que,
en esencia, hemos tomado el viejo aparato del zar y de la burguesía y que
ahora, al advenir la paz y cubrir en grado mínimo las necesidades
relacionadas con el hambre, todo el trabajo debe orientarse al
mejoramiento
del aparato.”*
Lenin asume que un contingente importante de obreros incluidos en el
CC *“pueden,
mejor que cualquiera otro, entregarse a la labor de revisar, mejorar y
rehacer nuestro aparato. La Inspección Obrera y Campesina, a la que en
un
principio pertenecía esta función, ha sido incapaz de cumplirla y
únicamente
puede ser empleada como "apéndice" o como auxiliar, en determinadas
condiciones, de estos miembros del CC. Los obreros que pasen a formar
parte
del CC deben ser preferentemente, según mi criterio, no de los que han
actuado largo tiempo en las organizaciones soviéticas (en esta parte de la
carta, lo que digo de los obreros se refiere también por completo a los
campesinos), porque en ellos han arraigado ya ciertas tradiciones y
ciertos
prejuicios con los que es deseable precisamente luchar.”*
La lucha contra la burocracia, contra los privilegios, contra los
funcionarios de carrera, contra aquellos en los cuales ya se arraigado
cierta tradición y prejuicios, implicaba nuevos cuadros, para poder
revisar,
mejorar y rehacer el aparato del partido:
*“Los obreros que se incorporen al CC deben ser, de preferencia,
personas
que se encuentren por debajo de la capa de los que en los cinco años han
pasado a ser funcionarios soviéticos, y deben hallarse más cerca de los
simples obreros y campesinos, que, sin embargo, no entren, directa o
indirectamente, en la categoría de los explotadores. Creo que esos
obreros,
que asistirán a todas las reuniones del CC y del Buró Político, y que
leerán
todos los documentos del CC, pueden ser cuadros de fieles partidarios del
régimen soviético, capaces, lo primero, de dar estabilidad al propio CC y,
lo segundo, de trabajar realmente en la renovación y mejoramiento del
aparato.”*
Así mismo, y retomando el asunto del GOSPLAN, Lenin advierte que es
preciso
combinar en la orientación de los asuntos públicos, tanto el aspecto
administrativo *“(…) el cual, naturalmente, es necesario en su lugar y en
su
tiempo, pero que no hay que confundir con el aspecto científico, con la
amplia comprensión de la realidad, con la capacidad de atraerse a la
gente,
etc.”*
En toda institución pública, dice Lenin, se necesita la unión de estas dos
cualidades: *“El dirigente de una institución pública debe poseer en el
más
alto grado la capacidad de atraerse a la gente y unos conocimientos
científicos y técnicos lo bastante sólidos como para controlar su trabajo.
Esto es lo fundamental. Sin ello el trabajo no puede ir por buen camino.
Por
otro lado, es muy importante que sepa administrar y que tenga un digno
auxiliar o auxiliares en este terreno. Es dudoso que estas dos cualidades
puedan encontrarse unidas en una sola persona, y es dudoso que ello sea
necesario.”*
Aquí tenemos una verdadera lección de combinación de cualidades
políticas,
cualidades científico-técnicas y capacidades administrativas. ¿Que
pensaría
Lenin de “cuadros y equipos políticos de dirección” que adolecen de estas
cualidades? Y no se trataba, por cierto de abrir el camino para una
exaltación de una “comisión de expertos”. Lo interesante del
“Testamento” es
el enfrentamiento de contradicciones propiamente ideológicas y
socio-técnicas de la tarea del GOSPLAN:
*“A la cabeza de tal institución no puede por menos de figurar una
persona
de gran experiencia y de amplios conocimientos científicos en el terreno
de
la técnica. La capacidad administrativa debe ser en el fondo una cosa
secundaria. (…) la inmensa mayoría de los hombres de ciencia, de los que
como es lógico se compone el Gosplán, se hallan inevitablemente
contagiados
de opiniones y prejuicios burgueses. Controlar su labor en este aspecto
debe
ser tarea de una cuantas personas, que pueden formar la dirección del
Gosplán, que deben ser comunistas y seguir de día en día, en toda la
marcha
del trabajo, el grado de fidelidad de los hombres de ciencia burgueses y
cómo abandonan los prejuicios burgueses, así como su paso gradual al
punto
de vista del socialismo. Este doble trabajo, de control científico y de
gestión puramente administrativa, debería ser el ideal de los dirigentes
del
Gosplán en nuestra República.”*
Mas allá de los asuntos de gestión socio-técnica y politización de la
gestión del GOSPLAN, Lenin vuelve recurrentemente al aumento del
número de
los miembros del CC, así como a *“(…) revisar y mejorar nuestro aparato,
que
no sirve para nada. Para este objeto debemos valernos de los servicios de
especialistas muy calificados, y la tarea de proporcionar estos
especialistas debe recaer sobre la IOC (Inspección Obrera y Campesina)
(…)
En resumen: hasta 100 miembros del CC y todo lo más de 400 a 500
auxiliares
suyos, miembros de la IOC (Inspección Obrero-Campesina) , que revisen
según
las indicaciones de los primeros.”*
Por otra parte, en medio del conflicto de Georgia, Lenin hace una clara
referencia de los problemas de transición de un Estado de cierto carácter
a
otro que implica una ruptura histórica: *“(…) nosotros llamamos nuestro
a un
aparato que en realidad nos es aún ajeno por completo y constituye una
mezcla burguesa y zarista que no ha habido posibilidad alguna de superar
en
cinco años, sin ayuda de otros países y en unos momentos en que
predominaban
las "ocupaciones" militares y la lucha contra el hambre.”*
Y en el tema de las nacionalidades de la URSS, Lenin cuestiona cualquier
legado “chovinista”: *“(…) en el fondo un hombre miserable y dado a la
violencia como es el típico burócrata ruso. No cabe duda que el
insignificante porcentaje de obreros soviéticos y sovietizados se hundiría
en este mar de inmundicia chovinista rusa como la mosca en la leche.”*
Lenin siente temor ante la medida de segregación de los Comisariados
del
Pueblo que se relacionan directamente *“(…) con la psicología de las
nacionalidades, con la instrucción en las nacionalidades.” , lamentando
que
el tratamiento de las nacionalidades vaya “por mal camino”: “(…) nos
surge
una pregunta, la de si es posible segregar estos Comisariados por
completo,
y una segunda pregunta, la de si hemos tomado medidas con la suficiente
solicitud para proteger de veras a los no rusos del esbirro genuinamente
ruso. Yo creo que no las hemos tomado, aunque pudimos y debimos
hacerlo.”*
Lenin es tajante en identificar responsabilidades: *“Yo creo que en este
asunto han ejercido una influencia fatal las prisas y los afanes
administrativos de Stalin, así como su saña contra el decantado
"social-nacionalism o". De ordinario, la saña siempre ejerce en política el
peor papel.”*
Igualmente dice: *“Temo igualmente que el camarada Dzerzhinski, que
ha ido
al Cáucaso a investigar el asunto de los "delitos" de esos "social-
nacionales", se haya distinguido en este caso también sólo por sus
tendencias puramente rusas (se sabe que los no rusos rusificados siempre
exageran en cuanto a sus tendencias puramente rusas), y que la
imparcialidad
de toda su comisión la caracterice suficientemente el "guantazo" de
Ordzhonikidze.” *
Las medidas autoritarias, al parecer, eran parte del “paquete ruso”,
administradas paradójicamente por el Gorgiano Stalin. A este respecto,
finaliza Lenin, *“(…) se plantea ya un importante problema de principio:
cómo comprender el internacionalismo.” *
Allí Lenin se dedica a reflexionar sobre las diferencias entre *“(…) el
nacionalismo de la nación opresora y el nacionalismo de la nación
oprimida,
entre el nacionalismo de la nación grande y el nacionalismo de la nación
pequeña (…) Con relación al segundo nacionalismo, nosotros, los
integrantes
de una nación grande, casi siempre somos culpables en el terreno
práctico
histórico de infinitos actos de violencia; e incluso más todavía: sin darnos
cuenta, cometemos infinito número de actos de violencia y ofensas. No
tengo
más que evocar mis recuerdos de cómo en las regiones del Volga tratan
despectivamente a los no rusos, de cómo la única manera de llamar a los
polacos es "poliáchishka" , de que para burlarse de los tártaros siempre
los
llaman "príncipes", al ucraniano lo llaman "jojol", y al georgiano y a los
demás naturales del Cáucaso los llaman "hombres del Cápcaso". Por eso,
el
internacionalismo por parte de la nación opresora, o de la llamada nación
"grande" (aunque sólo sea grande por sus violencias, sólo sea grande
como lo
es un esbirro) no debe reducirse a observar la igualdad formal de las
naciones, sino también a observar una desigualdad que de parte de la
nación
opresora, de la nación grande, compense la desigualdad que
prácticamente se
produce en la vida. Quien no haya comprendido esto, no ha comprendido
la
posición verdaderamente proletaria frente al problema nacional; en el
fondo
sigue manteniendo el punto de vista pequeñoburgués, y por ello no puede
por
menos de deslizarse a cada instante al punto de vista burgués.”*
Lenin plantea la necesidad de articular una adecuada política de clase
con
una política de nacionalidades (las opresiones de clases y de las
nacionalidades se articulan). Para el proletario es esencial, gozar, del
máximo de confianza por parte de nacionalidades oprimidas. La actitud
verdaderamente proletaria exige extremada cautela, delicadeza y
transigencia: *“Es preferible exagerar en cuanto a las concesiones y a la
suavidad para con las minorías nacionales, que pecar por defecto. Por
eso,
en este caso, el interés vital de la solidaridad proletaria, y por
consiguiente de la lucha proletaria de clase, requiere que jamás miremos
formalmente el problema nacional, sino que siempre tomemos en
consideración
la diferencia obligatoria en la actitud del proletario de la nación oprimida
(o pequeña) hacia la nación opresora (o grande).”*
Pero más allá del tema de las nacionalidades resalta un reconocimiento
de
los errores del propio aparato comunista en esta situación: *“(…) en
cuanto
al aparato diplomático, que, dicho sea de paso, es una excepción en el
conjunto de nuestro aparato estatal. No hemos dejado entrar en él ni a
una
sola persona de cierta influencia procedente del viejo aparato zarista.
Todo
él, considerando los cargos de alguna importancia, se compone de
comunistas.
Por eso, este aparato se ha ganado ya (podemos decirlo rotundamente) el
título de aparato comunista probado, limpio, en grado
incomparablemente
mayor, de los elementos del viejo aparato zarista, burgués y
pequeñoburgués,
a que nos vemos obligados a recurrir en los otros Comisariados del
Pueblo.”*
Incluso Lenin, da muestra de claro distanciamiento con el “amiguismo” y
la
“complicidad” a la hora de ejecutar castigos ejemplares ante errores
cometidos en la política: *“(…) al camarada Ordzhonikidze (digo esto con
gran sentimiento, porque somos amigos y trabajé con él en el extranjero,
en
la emigración), y también terminar de revisar o revisar nuevamente todos
los
materiales de la comisión de Dzerzhinski, con objeto de corregir el
cúmulo
de errores y de juicios parciales que indudablemente hay allí. La
responsabilidad política de toda esta campaña de verdadero
nacionalismo ruso
debe hacerse recaer, claro, sobre Stalin y Dzerzhinski.” *
De nuevo, Stalin aparece comprometido en una política incorrecta: *“Una
cosa
es la necesidad de agruparse contra los imperialistas de Occidente, que
defienden el mundo capitalista. En este caso no puede haber dudas, y
huelga
decir que apruebo incondicionalmente estas medidas. Otra cosa es
cuando
nosotros mismos caemos, aunque sea en pequeñeces, en actitudes
imperialistas
hacia nacionalidades oprimidas, quebrantando con ello por completo
toda
nuestra sinceridad de principios, toda la defensa que, con arreglo a los
principios, hacemos de la lucha contra el imperialismo. Y el mañana de la
historia universal será el día en que se despierten definitivamente los
pueblos oprimidos por el imperialismo, que ya han abierto los ojos, y en
que
empiece la larga y dura batalla final por su emancipación.” *
No era casual que Stalin considerara contra-revolucionar io este
“Testamento”, y fuera Nikita quien lo trajera a colación en 1956, siempre
haciendo las omisiones interesadas. Lenin sencillamente no sugería que
fuese
el personaje indicado para ocupar la dirección de un proceso, cuyas
contradicciones exigían cualidades de las que sencillamente carecía.
El relato del propio Trotsky es obviamente más concluyente que las
recomendaciones que hacia un Lenin convaleciente. Las opiniones de
Trotsky
ayudan a pintar el delicado cuadro político del momento, mas allá de la
ilusión biográfica y las posibles proyecciones interesadas del asunto:
*“(Lenin) estaba meditando constantemente cómo marcharían las cosas
sin él,
cuando él faltase. Fue entonces cuando concibió aquel documento que
había de
adquirir más tarde tanta fama bajo el nombre de “Testamento de Lenin”.
Durante aquel período-unas semanas antes de sobrevenir el segundo
ataque-,
tuvo una larga conversación conmigo acerca del curso ulterior de mis
trabajos. Esta conversación la hube de comunicar, a raíz de celebrarse y
en
vista de la gran importancia política que tenía, a una serie de personas
(Rakovsky, J. L. Smirnof, Sosnovsky, Preobrachensky, y algunas otras).
Así
se explicará que se me haya quedado grabada fielmente en la memoria.”*
Si la memoria de Trotsky no es tampoco un archivo transparente, es
relevante
abordar el tema del burocratismo. Al parecer Trotsky se quejaba de las
dificultades con que tropezaba la labor de Instrucción pública. Para éste
el
asunto procedía del aparato administrativo. Lenin reconocía que la
burocracia estaba tomando unas proporciones espantosas. Señala
Trotsky que
Lenin le encomendó la tarea de dar al traste con el aparato burocrático, y
que le advirtió que el asunto no solo era de la burocracia del Estado: *“Le
contesté que no me refería solamente a la burocracia del Estado, sino
también a la del partido, y que el nudo de todas las dificultades estaba en
la fusión de los dos aparatos y en la ayuda mutua que se prestaban los
grupos influyentes, compenetrados en torno a la jerarquía de los
secretarios
del partido.”*
Lenin le pregunta directamente a Trotsky: *“¿De modo que lo que usted
propone es dar la batalla, no sólo a la burocracia del Estado, sino también
a la del Comité central? Me eché a reír, de puro asombro. El organismo
burocrático del Comité era precisamente el centro de todo el aparato
estaliniano. -Puede que tenga usted razón. -Pues bien-prosiguió Lenin,
visiblemente satisfecho de que llamáramos a las cosas por su nombre,
entrando de lleno en el meollo del asunto-le propongo a usted que
formemos
un bloque contra la burocracia en general y contra la del Comité en
particular.”*
Continúa Trotsky: *“Lenin me propuso que meditase acerca del aspecto
de
organización del asunto. Su intención era crear una especie de comisión
para
la represión del burocratismo, que se incorporaría al Comité central, y a
la
cual perteneceríamos los dos. En realidad, esta comisión tendría por
cometido servir de palanca para descoyuntar la fracción de Stalin, que era
la verdadera espina dorsal de aquel régimen burocrático a la par que
creaba
dentro del partido las condiciones necesarias para que yo pudiera ocupar
el
puesto de sustituto de Lenin y, según su propósito, el de sucesor suyo en
la
presidencia del Consejo de Comisarios del pueblo.”*
Para Trotsky, en el “Testamento” Lenin menciona nominalmente a seis
personas, cuya fisonomía respectiva traza, sopesando muy
cuidadosamente las
palabras. Interpreta Trotsky que: *“La finalidad indiscutible que el
"testamento" se proponía era facilitarme a mí la tarea de dirección. Lenin
pretende, naturalmente, conseguir su propósito evitando en lo posible los
rozamientos personales. Habla de todo el mundo con la mayor
prudencia. A los
juicios que encierran un fondo condenatorio procura rodearlos de una
cierta
sombra de suavidad. Completando esta táctica, corrige también con
algunas
salvedades la designación resuelta que hace de quien ha de ocupar el
primer
lugar. Pero al llegar a la silueta que traza de Stalin, el documento cambia
de tono, y el tono cobra carácter manifiestamente hostil en la apostilla
puesta más tarde por su autor al "testamento" .”*
¿Cuántas especulaciones se puede hacer de todo este asunto? Casi
infinitas.
Trotsky tiene argumentos válidos en algún aspecto: la silueta que traza de
Stalin, no es positiva, sino negativa. Pero como en todo campo de fuerzas,
Trotsky va más allá del mínimum de literalidad del “Testamento”:
*“De Bujarin dice que, si bien no es un marxista, sino un escolástico, es
un
hombre muy agradable. De Piatakof, que era muy capaz en el terreno
administrativo, pero como político una nulidad; que acaso estos dos
últimos,
Bujarin y Piatakof, pudiesen aprender todavía algo; que el más capaz de
todos era Trotsky, si bien tenía un defecto: exceso de confianza en sí
mismo. Que Stalin era hombre zafio, desleal, que propendía al abuso de
los
poderes confiados a él por el partido. Y que era necesario removerle, para
evitar una escisión. Tal es el sentido que inspira todo el "testamento" ,
viniendo a completar y explicar la propuesta que Lenin me hiciera la
última
vez que conversamos.” *
Ciertamente, Lenin conocía el extremo auto-concepto de Trotsky que
rayaba en
la “arrogancia”. Tampoco parecía indicado en aquellas circunstancias. Sin
embargo, el propio Trotsky reconocía una cualidad de Stalin que a
finalmente
logró liquidarlo: *“(…) dureza de carácter y su sentido práctico, hecho en
tres cuartas partes de astucia.”*
A pesar de la “gran ignorancia” de Stalin, *“con su increíble estrechez de
horizonte político y con una tosquedad moral y una falta de escrúpulos
verdaderamente extraordinarias” *, fue Stalin el que escaló el puesto de
Secretario general *“(…) contra la voluntad de Lenin, que sólo le toleré
allí mientras él pudo dirigir personalmente el partido”.*
Los hechos históricos son demoledores. Aquí no caben mayores
interpretaciones. Lenin no vivió lo suficiente para lograr ni la destitución
de Stalin del cargo de Secretario General, ni para que fuese descalificado
por el partido. Mientras Trotsky, afirma que Lenin *“(…) depositaba su
preocupación, sistemática y tenazmente manifestada, para encauzar las
cosas
de tal modo que se lograra asestar la muerte al burocratismo, al régimen
de
pandillaje, al funcionarismo, al despotismo, a la arbitrariedad y a la
grosería, en la persona de Stalin.”*, fue éste quien se apodera del
partido-maquinaria.
Trotsky relata que en el año de 1927, N. K. Krupskaia dijo que de vivir
Lenin, Stalin le tendría recluido en una cárcel. No se trata exclusivamente
de la persona de Stalin, sino de las fuerzas y circunstancias de que Stalin,
aun sin saberlo, era expresión. Trotsky fue derrotado batalla tras batalla
en las intrigas del poder: *“El obstáculo principal que se alzaba ante esta
batalla era el estado de Lenin. Confiábamos en que volvería a salir del
ataque, como había salido del primero, y que tomaría parte personal en
las
tareas del 12º congreso, como él mismo daba por supuesto al celebrarse
el
anterior. Los médicos nos daban esperanzas, aunque cada vez con menor
firmeza. La idea de un "bloque" entre él y yo para dar la batida al aparato
y a la burocracia, era sólo conocida, por aquel entonces, de Lenin y de mí,
aunque los demás vocales del Buró político sospechaban algo. Las cartas
de
Lenin a propósito de la cuestión nacional y el "testamento" permanecían
en
el mayor secreto. Mi campaña se hubiera interpretado, o a lo menos
hubiera
podido interpretarse, como una batalla personal reñida por mí para
conquistar el puesto de Lenin al frente del partido y del Estado. Y yo no
era capaz de pensar en esto sin sentir espanto. Parecíame que ello había
de
producir una desmoralizació n tal en nuestras filas, que, aun dado caso
de
que triunfase, pagaría el triunfo demasiado caro. En todo los planes y
cálculos que pudieran hacerse, se deslizaba siempre un factor decisivo,
que
era una incógnita: el propio Lenin y su estado de salud. ¿Estaría él, para
entonces, en condiciones de exponer personalmente su opinión?
¿Llegaría a
tiempo de hacerlo? ¿Sería el partido capaz de comprender que, al dar esta
batalla, Lenin y Trotsky luchaban por el porvenir de la revolución, y que
no
era Trotsky personalmente el que se debatía por ocupar la vacante de
Lenin?”
*
Y reconoce Trotsky que la demora laboraba a favor de Stalin, como
Secretario
general que era, *“se veía convertido, de hecho, durante el "interregno" ,
en
el verdadero jefe”.*
Para completar este patético cuadro, Trotsky afirma que en una
conversación
con Bujarin este le dijo: *“Si no nos gobernamos democráticamente, es
porque
le tenemos a usted.” Trotsky responde: “-Procuren ustedes sobreponerse
a ese
miedo- le aconsejé, y vamos a ver si conseguimos trabajar de acuerdo
provechosamente- . Pero aquel consejo no sirvió de nada.”*
A primeros de 1923, los principales dirigentes conocedores de la
situación
política se habían dado ya cuenta de que Stalin estaba saturando el
inmediato XII Congreso, la máxima autoridad del Partido, de delegados
que le
eran incondicionalmente fieles. Lenin se alarmó tanto al ver el sesgo de
los
asuntos, que llamó a Trotsky al Kremlin, y habló del terrible auge del
burocratismo en el aparato soviético y de la necesidad de encontrar una
solución al problema. Sugirió la conveniencia de nombrar una Comisión
especial del Comité Central y pidió a Trotsky que interviniese
activamente
en ello: *"Vladimiro Ilich, estoy convencido de que en la presente lucha
contra el burocratismo en el aparato soviético no debemos perder de
vista lo
que está ocurriendo: se está formando una selección muy especial de
funcionarios y especialistas, miembros del Partido y no miembros, a base
de
su lealtad a ciertas personalidades dominantes y grupos rectores del
Partido
dentro del Comité Central mismo. Cada vez que se ataca a un funcionario
subalterno, se tropieza con un dirigente destacado del Partido... No
puedo
encargarme de eso en las actuales circunstancias. "*
Lenin no logró contraponerse a estas tendencias. El resto de la historia es
el patético ascenso de Stalin al control del poder en la URSS. El XII
Congreso, que comprendió la semana del 17 al 25 de abril de 1923, elevó a
Stalin del último al primer puesto dentro del triunvirato. Había
terminado
la mayoría de Zinoviev en el Comité Central y en el Politburó. Stalin
comenzaba a imponerse.
La XIII Conferencia del Partido, reunida del 16 al 18 de enero de 1924,
para
planear el inmediato XIII Congreso del Partido que había de celebrarse
en
mayo, adoptó una resolución, a base del informe de Stalin, que
condenaba la
discusión pro democracia y la intervención de Trotsky con las siguientes
palabras:
*"La oposición acaudillada por Trotsky exhibió la consigna de destruir el
aparato del Partido e intentó transferir el centro de gravedad de la lucha
contra la burocracia en el aparato del Estado a la lucha contra la
"burocracia" en el aparato del Partido. Una crítica tan infundada, y el
claro propósito de desacreditar el aparato del Partido, hablando en
términos
objetivos, no tiene otra finalidad que la de emancipar el aparato del
Estado
de la influencia del Partido..."* .
Aquello era, naturalmente, una "desviación pequeñoburguesa" .
Podríamos culminar diciendo que de las acusaciones de “desviaciones
ideológicas” a la sentencia de los “enemigos del pueblo”, esta empedrado
el
“camino del infierno”. Un infierno histórico llamado Despotismo
Burocrático.

¿Aprenderemos a no repetir todos estos graves errores? Culto a la


personalidad, burocratismo, intrigas del poder, ausencia de democracia,
sectarismo, carencia de articulación de lo político, lo científico-tecnico y
lo administrativo, reconocimiento de las nacionalidades oprimidas,
omnipotencia del partido-aparato, resolución represivo-policial de las
diferencias de opinión...
El Socialismo Democrático Participativo para el siglo 21 merece ser otra
cosa.
Publicado por Javier Biardeau R. en
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puede- aprender- la-revolucion_ 05.html>
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Avanza el que yerra buscando la verdad.


Simón Rodríguez

Homo sum, et nihil humanum me alienum puto. Terencio

Soy humano, y nada de lo humano me


es ajeno. Terencio

Todo hombre, por naturaleza, apetece saber. Aristóteles


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Mensajes con este tema (2)
21.2.
Re: [Noticias Universitarias] ¿QUE PUEDE APRENDER LA
REVOLUCIÓ
Enviado por: "torresca@ula.ve" torresca@ula.ve
Lun, 8 de Nov, 2010 11:33 pm

MSc Carlos M Torres G Secretario de Actas SIPRULA

-----Original Message-----
From: Marcos Bompart <marcosbompart@ gmail.com>
Sender: noticias-universita rias@yahoogroups .com
Date: Mon, 8 Nov 2010 17:52:33
To: noticias-universita rias<noticias-universita rias@yahoogroups .com>
Reply-To: noticias-universita rias@yahoogroups .com
Subject: [Noticias Universitarias] ¿QUE PUEDE APRENDER LA
REVOLUCIÓN BOLIVARIANA DEL
TESTAMENTO DE LENIN? (FINAL

viernes 5 de noviembre de 2010 ¿QUE PUEDE APRENDER LA


REVOLUCIÓN
BOLIVARIANA DEL TESTAMENTO DE LENIN?
(FINAL)<http://saberescontr ahegemonicos. blogspot. com/2010/
11/que-puede- aprender- la-revolucion_ 05.html>
<http://1.bp. blogspot. com/_E9kz- Vg1EI4/TNSiSbghW
DI/AAAAAAAAAoY/ vcB5rEtBaio/ s1600/pulverizac ion+stalin.
jpg>Javier
Biardeau R.
Entre las lecciones del llamado “Testamento de Lenin” hay una
esencial. La *falta
de coraje* en la oportunidad debida, para cuestionar radicalmente todos
aquellos aspectos, dimensiones o elementos que impidan *construir una
cultura democrática y revolucionaria de izquierdas*, termina reforzando una
forma de cobardía oportunista, que no permite atrapar a tiempo las *condiciones
subjetivas y objetivas que propenden a reforzar un estilo* político,
económico, comunicacional y cultural autoritario- despótico de ejercicio del
poder en las revoluciones realmente existentes.
En vez de la *radicalizació n democrática*, tenemos el culto a la
personalidad, el sectarismo, el partido-maquinaria, el burocratismo, nuevas
formas de privilegio político y económico, el doctrinarismo de izquierda y
su seguidismo ideológico.
*Se fortalece entonces la separación entre democracia y socialismo, con la
cuál se vacía de protagonismo popular el proceso revolucionario. Y sin
protagonismo de multitudes y democracia participativa no hay hegemonía
popular revolucionaria. *
Uno de los aspectos más prometedores de la revolución nacional-popular que
aparece en el continente, es redefinir *el socialismo como una revolución
democrática permanente*, una democracia radical, deliberativa,
participativa, social, económica y cultural, no acotada a los límites de la
democracia liberal.
Pero ir más allá de la democracia liberal no consiste en recaer en menos
democracia y más despotismo. También el nazismo y el fascismo criticaron al
liberalismo democrático. El asunto es no confundir esa crítica de derecha,
con la crítica socialista a los límites de la democracia liberal. Este
asunto es parte de una agenda política de las transiciones
post-capitalistas.
En fin, el horizonte más amplio es concebir una forma de vida en la cual
llegamos a ser iguales entre iguales, diferentes entre diferentes, comunes
entre comunes. Sin rendirle culto a ninguna "autoridad omnipotente" ,
distribuyendo el poder en tal medida que se impida efectivamente el
monopolio de poder económico, político, ideológico o cultural. Insumisión
del espíritu y del cuerpo, de la palabra y la acción. Allí está la clave de
cualquier revolución, como emancipación social de singularidades que
construyen lo común.
Pues lo “colectivo” ni se impone ni se decreta, sino que se construye
impugnando relaciones de poder-sobre: impugnando las estructuras de mando y
explotación.
*El archivo de prácticas y discursos legadas por las tradiciones hegemónicas
de izquierda, no se ha separado definitivamente del imaginario
jacobino-blanquista , para lograr construir una revolución socialista
profundamente democrática. El asunto se resume en lo siguiente: no hay
revoluciones por decreto.* La problemática viene de lejos. La revolución
bolchevique es sólo un ejemplo. Y el destino de Lenin enseña las sombras que
se pueden activar, cuando no hay un real debate sobre el ejercicio
burocrático-despó tico del poder.
Sin saberlo o no, la huella del estalinismo ha estado presente en el archivo
de discursos y prácticas que codificaron el “marxismo oficial” en estas
coordenadas espacio-temporales. Requerimos recrear mucho más a un José
Carlos Mariátegui y a todos aquellos que interpretaron el pensamiento
revolucionario marxiano de manera abierta, crítica y heterodoxa, por
ejemplo, que a los repetidores del “marxismo soviético” y de esa entelequia
llamada “comunismo científico”. Se requieren crear nuevos saberes,
conocimientos y enfoques que superen toda la tradición heredada de la teoría
crítica anticapitalista. Sin eurocentrismos, sin productivismos, sin
consumismos, sin desarrollismos, sin estatismos, sin aparateros, sin
racismo, ni explotación ni opresiones múltiples.
Así como Marx manejó las peores fuentes históricas en el museo Británico de
Londres, para estudiar (y también estigmatizar) el pensamiento y acción de
Simón Bolívar, el marxismo soviético analizó y valoró negativamente la obra
del Amauta de la Revolución Indoamericana y de todos aquellos que afirmaron
la capacidad de autonomía intelectual, ético-cultural, política y
organizativa del bloque histórico de los explotados y excluidos.
Se trata de asumir una revolución socialista con radicales contenidos
democráticos, y no solo, una revolución socialista con algunas formas
democráticas. Cuando se rompe el hilo que conecta una revolución democrática
constituyente con una revolución socialista, surgen todos los extravíos del
despotismo burocrático. Surgen todas las actitudes de alienación psicológica
y política en la cuales se deifican a determinadas personalidades
históricas, los dirigentes se convierten en dominadores, y ya no pueden ser
ni controlados desde abajo, ni interpelados ni cuestionados. Hay que evitar
cualquier semilla de cultos a la personalidad:
*“A un hombre de esta naturaleza se le supone dotado de un conocimiento
inagotable, de una visión extraordinaria, de un poder de pensamiento que le
permite prever todo, y, también, de un comportamiento infalible. Entre
nosotros se asumió una actitud de ese tipo hacia un hombre, especialmente
hacia Stalin, durante muchos años.”*
Así reconocía el Partido Comunista de la URSS en 1956 la tragedia
estalinista, sin cuestionar a fondo, las causas y condiciones desde donde se
prefiguran las matrices despótico-burocrá ticas del ejercicio del poder. La
liquidación de la democracia de multitudes comenzó no con la muerte de
Lenin. Allí reside el verdadero problema. Si lo hubiese sucedido Trotsky,
nunca podremos saber que hubiese pasado. El imaginario jacobino-blanquista
se había encarnado en la dirección bolchevique.
I.- Trotsky ya había refutado la impostura de Khrushev:
Trotsky se ha referido al “Testamento” para apuntar problemas reales de los
procesos de transición post-capitalistas, tomando como eje del análisis la
particular experiencia histórica de la revolución soviética. Cuando Trotsky
escribe la Carta a los obreros de la URSS en 1929, reconoce que en la URSS
bajo el mando Stalin se seguía considerando el Testamento de Lenin como un
“documento contra-revolucionar io”; su difusión ó propaganda, era motivo de
“arresto y destierro”. Eso no lo reconocen los estalinistas sin Stalin de
1956.
Trotsky en 1929 argumentaba lo contrario de Khruschev en 1956, Stalin
emprendía una lucha contra el leninismo dándole una extensión internacional:
*“No queda casi ya en el mundo un solo país donde al frente del partido
comunista se hallen los mismos revolucionarios que lo dirigían en vida del
caudillo muerto. Casi todos están excluidos de la Internacional Comunista.”*
Mientras en Nuestra América se implantaba el “marxismo revolucionario” de
orientación bolchevique, la situación en la dirección post-leninista era
harto complicada. Nuestro proceso histórico de recepción y apropiación
político-cultural se hacia correlativamente al proceso de “codificación
oficial” de las ideas comunistas para el particular marco histórico
Latinoamericano y Caribeño. En Venezuela, por ejemplo, por “marxismo” se
comprendían básicamente, aquellas ideas que se propagaba como “marxismo
oficial”, producto de la influencia determinante de la “revolución
bolchevique”.
Sobre la obra abierta, crítica, y aún ni siquiera publicada de Marx, existía
en aquel entonces como existe hoy, una gran ignorancia. Lo paradójico del
asunto es que se asumía la identidad ideológica y política del “marxismo”, a
espaldas de un conocimiento riguroso del pensamiento crítico marxiano, lo
cual traerá no pocos extravíos y confusiones. ¿Eran efectivamente seguidores
e interpretes rigurosos del pensamiento marxiano aquellos “marxistas”?
Obviamente no. Cuando se hablaba entonces de “marxismo” no es casual que se
hable básicamente de “leninismo”, con algunas excepciones destacadas,
filtrado o no por el archivo de discursos ya comprometidos con la política
de la Internacional Comunista. De allí la minimización de cualquier
reflexión crítica sobre diferencias significativas entre Marx-Lenin, y sus
implicaciones políticas. Y de allí además, la terrible confusión entre una
particular constelación ideológica derivada del marxismo: el “leninismo
bolchevique” y el pensamiento crítico marxiano.
Trotsky, Bujarin y Stalin se autodefinían como herederos del auténtico
“legado leninista”. Por ejemplo, las corrientes seguidoras de Trostki
valoran positivamente la significación histórica de Lenin en la presidencia
de los cuatro primeros Congresos de la Internacional Comunista, cuya acta de
nacimiento data de 1919. Sin embargo, las corrientes seguidoras de Stalin
hacen énfasis no sólo en estos primeros cuatro Congresos, sino que valoran
sobre todo los tres congresos posteriores, incluyendo su apoyo hasta la
formación de la llamada Kominform. Bujarin fue catalogado de derechista por
el estalinismo ya en 1929. *Más allá de Stalin como figura personal, el
asunto fue toda la cultura política que se sedimentó alrededor del
monolitismo del partido-aparato. El instrumento político se convirtió en un
fin en sí mismo. La dirección política se aliena en dominación política, en
privilegio político.*
Para Trotsky, la maniobra estalinista consistía en derrocar la “dirección
leninista”:
*“Stalin lo hizo apoyándose en la burocracia, en las nuevas capas de la
pequeña burguesía, en el aparato estatal, en el "GPU", en los recursos
materiales del Estado. No sólo se ejecutó tal tarea en la URSS, sino en
Alemania, en Francia, en Italia, en los Estados Unidos, en los países
escandinavos y en casi todas las naciones sin excepción. Ciego habría que
estar para no comprender el sentido del hecho de ser relevados de sus
puestos, calumniados y excluidos los colaboradores más íntimos y los
compañeros de combate de Lenin en el partido comunista de la URSS y en toda
la Internacional Comunista, todos los dirigentes de los partidos comunistas
durante los años primeros y más difíciles, todos los participantes y
directores de los cuatro primeros Congresos, casi todos, literalmente, en
fin. Los estalinianos necesitaban esta lucha rabiosa contra la dirección
comunista para practicar una política anti-leninista.” *
Si seguimos la argumentación de Trotsky, a diferencia de lo que se reconoce
en 1956, la progresiva estalinizació n de la Internacional Comunista fue un
hecho bastante temprano (1924), y operó sobre todos los congresos de la
Internacional y del partido comunista de la URSS desde entonces:
*“Mientras se aniquilaba a los bolcheviques leninistas, se clamaba al
partido diciéndole que en lo sucesivo sería monolítico. Ya sabéis que en la
actualidad está más dividido que nunca. Y esto no es todo aún. No hay
salvación por la vía estaliniana. No es posible practicar más que una
política ustrialovista, es decir, consecuente desde el punto de vista
thermidoriano, o una política leninista. La posición centrista de Stalin
acarrea inevitablemente la acumulación de inmensas dificultades económicas y
políticas, la devastación y la destrucción continua del partido.”*
Trotsky denunciaba *“(…) las vergonzosas persecuciones dirigidas contra los
mejores revolucionarios leninistas en el partido comunista de la URSS y en
el mundo entero. Se impone reconstituir la dirección leninista. Se impone
condenar y desarraigar los métodos desleales, es decir, deshonestos y de
mala fe, del procedimiento estaliniano.” *
Como era de esperarse en una situación donde se había establecido una
dirección política con la presencia de una “gran personalidad dirigente”
(Lenin), la muerte de éste desencadenó un proceso de fraccionalismos
internos que el mismo Lenin había previsto en su propio “Testamento”. Cada
fracción o corriente se reclamó portadora del “auténtico legado de Lenin”,
intentando diversas interpretaciones teóricas de sus planteamientos.
Las diferentes posiciones entre Stalin y Trotsky fueron reinterpretadas en
las periferias latinoamericanas bajo el filtraje doctrinario del
estalinismo. Así Trotsky llego a ser un “agente del enemigo”. ¿Enemigo de
quién? Obviamente de Stalin.
Así la lectura leninista de Marx dio paso a una lectura “trotskista” y a la
lectura “estalinista” con no pocas diferencias (préstese atención, por
ejemplo, a la cuestión de la edificación del socialismo en un solo país).
Bujarin, por otra parte, también marcó sus diferencias que incluso ya se
habían planteado frente a Lenin, en el debate sobre el Imperialismo y el
Capitalismo de Estado. Bujarin “cae en desgracia” en 1929, es etiquetado
como derechista por Stalin. El otrora aliado de Stalin contra Trotsky, ahora
pasa a ser un nuevo “enemigo”. No es una exageración afirmar que Stalin se
encargó de acabar con toda la vieja guardia bolchevique.
Habrá que esperar hasta el informe crítico sobre el estalinismo (1956) para
que los disciplinados militantes de la causa estalinista internacional,
asuman una actitud de menor conformismo ideológico. Como planteó Orwell en
su obra “1984”, quien controla la memoria, los archivos históricos, controla
el espacio político de la subjetividad (*“Quien controla el pasado, controla
el futuro. Quien controla el presente controla el pasado"*).
II.- ¿Qué dice El "Testamento" de Lenin (1922-1923)?
Las lecciones básicas del testamento se relacionan con tres temas
interrelacionados: a) la posible escisión del CC del partido y sus
implicaciones; b) el asunto de las nacionalidades en la URSS y su adecuado
tratamiento político; c) la relación entre asuntos políticos,
científico-técnicos y administrativos del GOSPLAN. Sin embargo, bajo la
superficie de estos problemas es posible detectar corrientes políticas de
fondo, asuntos relacionados con el ejercicio del poder y la
transición-edificació n del socialismo en aquellas condiciones.
Ya convaleciente (1922), Lenin aconsejaba (sus opiniones eran
taquigrafiadas) introducir varios cambios en la estructura política del
Partido. Por ejemplo, estimaba necesario:
*“(…) aumentar el número de miembros del CC (Comité Central) hasta varias
decenas e incluso hasta un centenar. Creo que si no emprendiéramos tal
reforma, nuestro Comité Central se vería amenazado de grandes peligros, caso
de que el curso de los acontecimientos no fuera del todo favorable para
nosotros (y no podemos contar con eso).”*
¿Cuáles era esos grandes peligros? Lenin planteaba:
*“(…) creo que esto es necesario tanto para elevar el prestigio del CC como
para un trabajo serio con objeto de mejorar nuestro aparato y como para
evitar que los conflictos de pequeñas partes del CC puedan adquirir una
importancia excesiva para todos los destinos del Partido. Opino que nuestro
Partido está en su derecho de pedir a la clase obrera de 50 a 100 miembros
del CC, y que puede recibirlos de ella sin hacerla poner demasiado en
tensión sus fuerzas. Esta reforma aumentaría considerablemente la solidez de
nuestro Partido y le facilitaría la lucha que sostiene, rodeado de Estados
hostiles, lucha que, a mi modo de ver, puede y debe agudizarse mucho en los
años próximos. Se me figura que, gracias a esta medida, la estabilidad de
nuestro Partido se haría mil veces mayor.”*
Lenin era un personaje histórico con “mentalidad de partido” (había creado
el “paradigma oficial” del partido revolucionario) , que reconocía las
fuerzas, incluso contradictorias, que se movían en su seno. Además, era
crucial no sólo un aumento de número, sino un cambio de composición social y
de clase de la estructura de dirección del partido, aumentando su prestigio
para amortiguar los conflictos y rivalidades de las “pequeñas partes del
CC”.
Otras de las medidas que sugería inicialmente era “proponer al Congreso que,
dentro de ciertas condiciones, se diera “carácter legislativo a las
decisiones del Gosplán, coincidiendo en este sentido con el camarada
Trotsky, hasta cierto punto y en ciertas condiciones.” En todo el
“Testamento” no es posible encontrar opiniones negativas hacia Trotsky del
tenor que las encontramos hacia Stalin. No se trataba de que Lenin escogiera
a Trotsky como sucesor bajo una serie de mensajes casi cifrados, como éste
afirma posteriormente, sino que quién es abiertamente objetado como
potencial candidato a cargos de alta responsabilidad política es el propio
Stalin.
Pero en medio de esta controversia, Lenin quería evitar la escisión. En el
seno de la dirección del partido se agitaban tormentas, y Lenin reconocía la
valoración que tenían las fuerzas enemigas de la revolución bolchevique,
acerca de una futura división del Partido, quienes apostaban a maximizar las
“gravísimas discrepancias” en el seno del Partido. Una elemental política
contra-revolucionar ia de “divide y vencerás”.
Obviamente, para ser eficaz, esta “política enemiga” debía basarse en
elementos reales de información de la situación presente en el seno del
partido. El enemigo había acumulado elementos de inteligencia política que
validaban la tesis de la “posible división del partido comunista, en medio
de la disputa por la sucesión de Lenin.” Lenin, como gran político y
estratega (lo que no significaba que fuese un intérprete completamente fiel
ni continuador exclusivo del legado de Marx y Engels), se adelantaba a las
previsiones enemigas, pasando a valorar las rivalidades de la pequeña
política, considerando además sus repercusiones en las matrices
económico-sociales de éstos:
*“Nuestro Partido se apoya en dos clases (obreros y campesinos), y por eso
es posible su inestabilidad y sería inevitable su caída si estas dos clases
no pudieran llegar a un acuerdo. Sería inútil adoptar unas u otras medidas
con vistas a esta eventualidad y, en general, hacer consideraciones acerca
de la estabilidad de nuestro CC. Ninguna medida sería capaz, en este caso,
de evitar la escisión. Pero yo confío que esto se refiere a un futuro
demasiado lejano y es un acontecimiento demasiado improbable para hablar de
ello.”*
Por otra parte, Lenin se refería sobre todo a la estabilidad como garantía
contra la escisión en un próximo futuro, y para este problema se referían a
miembros del CC como Stalin y Trotsky: “Las relaciones entre ellos, a mi
modo de ver, encierran más de la mitad del peligro de esa escisión que se
podría evitar, y a cuyo objeto debe servir entre otras cosas, según mi
criterio, la ampliación del CC hasta 50 o hasta 100 miembros.”
Continuaba Lenin: *“El camarada Stalin, llegado a Secretario General, ha
concentrado en sus manos un poder inmenso, y no estoy seguro que siempre
sepa utilizarlo con la suficiente prudencia. Por otra parte, el camarada
Trotsky, según demuestra su lucha contra el CC con motivo del problema del
Comisariado del Pueblo de Vías de Comunicación, no se distingue únicamente
por su gran capacidad. Personalmente, quizá sea el hombre más capaz del
actual CC, pero está demasiado ensoberbecido y demasiado atraído por el
aspecto puramente administrativo de los asuntos.”*
Por mayores eufemismos que utilizara Lenin para referirse a ambos, el nudo
de las divergencias se relacionaba con éstos “(…) dos destacados jefes del
CC actual”. Por tanto, el Partido tenía que tomar medidas para impedir la
escisión. Sin embargo, ninguna de estas medidas pudo aplicarse. Podríamos
sugerir que el “auténtico Leninismo” se liquidó sencillamente con la muerte
de Lenin.
El debate sobre si Trotsky ó Stalin son los auténticos intérpretes del
legado Leninista, puede llegar a ser una maniobra de distracción. Mas allá
de trotskistas o estalinistas, el asunto es cuáles lecciones deja Lenin para
evitar, desde su particular perspectiva, graves errores en las transiciones
post-capitalistas.
Desde el momento en que se evite analizar el “marxismo” como un monolítico
código-maestro, y se interprete como un campo abierto de constelaciones con
diferencias, matices, conflictos e incluso antagonismos; en ese momento, se
abandonará cualquier nostalgia de ortodoxia, y se percibirán las potencias,
bloqueos y vías inéditas, que habitan en su seno. Se abandonará la ilusión
del “marxismo religioso”, abriéndose la posibilidad de comprender las
propias tensiones del pensamiento crítico marxiano, percibiendo
convergencias y divergencias que abren o cierran potenciales renovaciones
históricas.
En su testamento, Lenin relata otros acontecimientos que comprometían a
Zinoviev y Kamenev, relatando sus impresiones sobre los “jóvenes miembros
del CC” (Bujarin y de Piatakov): *“Son, a mi juicio, los que más se destacan
(entre los más jóvenes), y en ellos se debería tener en cuenta lo siguiente:
Bujarin no sólo es un valiosísimo y notabilísimo teórico del Partido, sino
que, además, se le considera legítimamente el favorito de todo el Partido;
pero sus concepciones teóricas muy difícilmente pueden calificarse de
enteramente marxistas, pues hay en él algo escolástico (jamás ha estudiado y
creo que jamás ha comprendido por completo la dialéctica).”*
Viene después Piatakov: *“(…) hombre sin duda de gran voluntad y gran
capacidad, pero a quien atraen demasiado la administració n y el aspecto
administrativo de los asuntos para que se pueda confiar en él en un problema
político serio. Naturalmente, una y otra observación son valederas sólo para
el presente, en el supuesto de que estos dos destacados y fieles militantes
no encuentren ocasión de completar sus conocimientos y de corregir su
unilateral formación.”*
En otro momento del testamento, Lenin caracteriza a Stalin: *“(…) es
demasiado brusco, y este defecto, plenamente tolerable en nuestro medio y en
las relaciones entre nosotros, los comunistas, se hace intolerable en el
cargo de Secretario General. Por eso propongo a los camaradas que piensen la
forma de pasar a Stalin a otro puesto y de nombrar para este cargo a otro
hombre que se diferencie del camarada Stalin en todos los demás aspectos
sólo por una ventaja, a saber: que sea más tolerante, más leal, más correcto
y más atento con los camaradas, menos caprichoso, etc. Esta circunstancia
puede parecer una fútil pequeñez. Pero yo creo que, desde el punto de vista
de prevenir la escisión y desde el punto de vista de lo que he escrito antes
acerca de las relaciones entre Stalin y Trotsky, no es una pequeñez, o se
trata de una pequeñez que puede adquirir importancia decisiva.”*
Con esta opinión de Lenin, el futuro de Stalin estaba en juego, pues Lenin
depositaba su confianza en la amortiguación de situaciones potencialmente
explosivas entre estos “dos destacados jefes del CC actual” en la ampliación
del CC hasta 50 o incluso 100 miembros con miembros de la clase obrera, para
perseguir fines dobles o incluso triples:
*“(…) cuanto mayor sea el número de miembros del CC, más gente aprenderá a
realizar el trabajo de éste y tanto menor será el peligro de una escisión
debida a cualquier imprudencia. La incorporación de muchos obreros al CC
ayudará a los obreros a mejorar nuestro aparato, que es pésimo. En el fondo
lo hemos heredado del viejo régimen, puesto que ha sido absolutamente
imposible rehacerlo en un plazo tan corto, sobre todo con la guerra, con el
hambre, etc. Por eso podemos contestar tranquilamente a los "críticos" que
con sonrisa burlona o con malicia nos señalan los defectos de nuestro
aparato, que son gentes que no comprenden nada las condiciones de nuestra
revolución. En cinco años es imposible por completo reformar el aparato en
medida suficiente, sobre todo atendidas las condiciones en que se ha
producido nuestra revolución. Bastante es si en cinco años hemos creado un
nuevo tipo de Estado en el que los obreros van delante de los campesinos
contra la burguesía, lo que, considerando las condiciones de la hostil
situación internacional, es una obra gigantesca. Pero la conciencia de que
esto es así no debe en modo alguno cerrarnos los ojos ante el hecho de que,
en esencia, hemos tomado el viejo aparato del zar y de la burguesía y que
ahora, al advenir la paz y cubrir en grado mínimo las necesidades
relacionadas con el hambre, todo el trabajo debe orientarse al mejoramiento
del aparato.”*
Lenin asume que un contingente importante de obreros incluidos en el
CC *“pueden,
mejor que cualquiera otro, entregarse a la labor de revisar, mejorar y
rehacer nuestro aparato. La Inspección Obrera y Campesina, a la que en un
principio pertenecía esta función, ha sido incapaz de cumplirla y únicamente
puede ser empleada como "apéndice" o como auxiliar, en determinadas
condiciones, de estos miembros del CC. Los obreros que pasen a formar parte
del CC deben ser preferentemente, según mi criterio, no de los que han
actuado largo tiempo en las organizaciones soviéticas (en esta parte de la
carta, lo que digo de los obreros se refiere también por completo a los
campesinos), porque en ellos han arraigado ya ciertas tradiciones y ciertos
prejuicios con los que es deseable precisamente luchar.”*
La lucha contra la burocracia, contra los privilegios, contra los
funcionarios de carrera, contra aquellos en los cuales ya se arraigado
cierta tradición y prejuicios, implicaba nuevos cuadros, para poder revisar,
mejorar y rehacer el aparato del partido:
*“Los obreros que se incorporen al CC deben ser, de preferencia, personas
que se encuentren por debajo de la capa de los que en los cinco años han
pasado a ser funcionarios soviéticos, y deben hallarse más cerca de los
simples obreros y campesinos, que, sin embargo, no entren, directa o
indirectamente, en la categoría de los explotadores. Creo que esos obreros,
que asistirán a todas las reuniones del CC y del Buró Político, y que leerán
todos los documentos del CC, pueden ser cuadros de fieles partidarios del
régimen soviético, capaces, lo primero, de dar estabilidad al propio CC y,
lo segundo, de trabajar realmente en la renovación y mejoramiento del
aparato.”*
Así mismo, y retomando el asunto del GOSPLAN, Lenin advierte que es preciso

combinar en la orientación de los asuntos públicos, tanto el aspecto


administrativo *“(…) el cual, naturalmente, es necesario en su lugar y en su
tiempo, pero que no hay que confundir con el aspecto científico, con la
amplia comprensión de la realidad, con la capacidad de atraerse a la gente,
etc.”*
En toda institución pública, dice Lenin, se necesita la unión de estas dos
cualidades: *“El dirigente de una institución pública debe poseer en el más
alto grado la capacidad de atraerse a la gente y unos conocimientos
científicos y técnicos lo bastante sólidos como para controlar su trabajo.
Esto es lo fundamental. Sin ello el trabajo no puede ir por buen camino. Por
otro lado, es muy importante que sepa administrar y que tenga un digno
auxiliar o auxiliares en este terreno. Es dudoso que estas dos cualidades
puedan encontrarse unidas en una sola persona, y es dudoso que ello sea
necesario.”*
Aquí tenemos una verdadera lección de combinación de cualidades políticas,
cualidades científico-técnicas y capacidades administrativas. ¿Que pensaría
Lenin de “cuadros y equipos políticos de dirección” que adolecen de estas
cualidades? Y no se trataba, por cierto de abrir el camino para una
exaltación de una “comisión de expertos”. Lo interesante del “Testamento” es
el enfrentamiento de contradicciones propiamente ideológicas y
socio-técnicas de la tarea del GOSPLAN:
*“A la cabeza de tal institución no puede por menos de figurar una persona
de gran experiencia y de amplios conocimientos científicos en el terreno de
la técnica. La capacidad administrativa debe ser en el fondo una cosa
secundaria. (…) la inmensa mayoría de los hombres de ciencia, de los que
como es lógico se compone el Gosplán, se hallan inevitablemente contagiados
de opiniones y prejuicios burgueses. Controlar su labor en este aspecto debe
ser tarea de una cuantas personas, que pueden formar la dirección del
Gosplán, que deben ser comunistas y seguir de día en día, en toda la marcha
del trabajo, el grado de fidelidad de los hombres de ciencia burgueses y
cómo abandonan los prejuicios burgueses, así como su paso gradual al punto
de vista del socialismo. Este doble trabajo, de control científico y de
gestión puramente administrativa, debería ser el ideal de los dirigentes del
Gosplán en nuestra República.”*
Mas allá de los asuntos de gestión socio-técnica y politización de la
gestión del GOSPLAN, Lenin vuelve recurrentemente al aumento del número de

los miembros del CC, así como a *“(…) revisar y mejorar nuestro aparato, que
no sirve para nada. Para este objeto debemos valernos de los servicios de
especialistas muy calificados, y la tarea de proporcionar estos
especialistas debe recaer sobre la IOC (Inspección Obrera y Campesina) (…)
En resumen: hasta 100 miembros del CC y todo lo más de 400 a 500 auxiliares
suyos, miembros de la IOC (Inspección Obrero-Campesina) , que revisen según
las indicaciones de los primeros.”*
Por otra parte, en medio del conflicto de Georgia, Lenin hace una clara
referencia de los problemas de transición de un Estado de cierto carácter a
otro que implica una ruptura histórica: *“(…) nosotros llamamos nuestro a un
aparato que en realidad nos es aún ajeno por completo y constituye una
mezcla burguesa y zarista que no ha habido posibilidad alguna de superar en
cinco años, sin ayuda de otros países y en unos momentos en que predominaban
las "ocupaciones" militares y la lucha contra el hambre.”*
Y en el tema de las nacionalidades de la URSS, Lenin cuestiona cualquier
legado “chovinista”: *“(…) en el fondo un hombre miserable y dado a la
violencia como es el típico burócrata ruso. No cabe duda que el
insignificante porcentaje de obreros soviéticos y sovietizados se hundiría
en este mar de inmundicia chovinista rusa como la mosca en la leche.”*
Lenin siente temor ante la medida de segregación de los Comisariados del
Pueblo que se relacionan directamente *“(…) con la psicología de las
nacionalidades, con la instrucción en las nacionalidades.” , lamentando que
el tratamiento de las nacionalidades vaya “por mal camino”: “(…) nos surge
una pregunta, la de si es posible segregar estos Comisariados por completo,
y una segunda pregunta, la de si hemos tomado medidas con la suficiente
solicitud para proteger de veras a los no rusos del esbirro genuinamente
ruso. Yo creo que no las hemos tomado, aunque pudimos y debimos hacerlo.”*
Lenin es tajante en identificar responsabilidades: *“Yo creo que en este
asunto han ejercido una influencia fatal las prisas y los afanes
administrativos de Stalin, así como su saña contra el decantado
"social-nacionalism o". De ordinario, la saña siempre ejerce en política el
peor papel.”*
Igualmente dice: *“Temo igualmente que el camarada Dzerzhinski, que ha ido
al Cáucaso a investigar el asunto de los "delitos" de esos "social-
nacionales", se haya distinguido en este caso también sólo por sus
tendencias puramente rusas (se sabe que los no rusos rusificados siempre
exageran en cuanto a sus tendencias puramente rusas), y que la imparcialidad
de toda su comisión la caracterice suficientemente el "guantazo" de
Ordzhonikidze.” *
Las medidas autoritarias, al parecer, eran parte del “paquete ruso”,
administradas paradójicamente por el Gorgiano Stalin. A este respecto,
finaliza Lenin, *“(…) se plantea ya un importante problema de principio:
cómo comprender el internacionalismo.” *
Allí Lenin se dedica a reflexionar sobre las diferencias entre *“(…) el
nacionalismo de la nación opresora y el nacionalismo de la nación oprimida,
entre el nacionalismo de la nación grande y el nacionalismo de la nación
pequeña (…) Con relación al segundo nacionalismo, nosotros, los integrantes
de una nación grande, casi siempre somos culpables en el terreno práctico
histórico de infinitos actos de violencia; e incluso más todavía: sin darnos
cuenta, cometemos infinito número de actos de violencia y ofensas. No tengo
más que evocar mis recuerdos de cómo en las regiones del Volga tratan
despectivamente a los no rusos, de cómo la única manera de llamar a los
polacos es "poliáchishka" , de que para burlarse de los tártaros siempre los
llaman "príncipes", al ucraniano lo llaman "jojol", y al georgiano y a los
demás naturales del Cáucaso los llaman "hombres del Cápcaso". Por eso, el
internacionalismo por parte de la nación opresora, o de la llamada nación
"grande" (aunque sólo sea grande por sus violencias, sólo sea grande como lo
es un esbirro) no debe reducirse a observar la igualdad formal de las
naciones, sino también a observar una desigualdad que de parte de la nación
opresora, de la nación grande, compense la desigualdad que prácticamente se
produce en la vida. Quien no haya comprendido esto, no ha comprendido la
posición verdaderamente proletaria frente al problema nacional; en el fondo
sigue manteniendo el punto de vista pequeñoburgués, y por ello no puede por
menos de deslizarse a cada instante al punto de vista burgués.”*
Lenin plantea la necesidad de articular una adecuada política de clase con
una política de nacionalidades (las opresiones de clases y de las
nacionalidades se articulan). Para el proletario es esencial, gozar, del
máximo de confianza por parte de nacionalidades oprimidas. La actitud
verdaderamente proletaria exige extremada cautela, delicadeza y
transigencia: *“Es preferible exagerar en cuanto a las concesiones y a la
suavidad para con las minorías nacionales, que pecar por defecto. Por eso,
en este caso, el interés vital de la solidaridad proletaria, y por
consiguiente de la lucha proletaria de clase, requiere que jamás miremos
formalmente el problema nacional, sino que siempre tomemos en consideración
la diferencia obligatoria en la actitud del proletario de la nación oprimida
(o pequeña) hacia la nación opresora (o grande).”*
Pero más allá del tema de las nacionalidades resalta un reconocimiento de
los errores del propio aparato comunista en esta situación: *“(…) en cuanto
al aparato diplomático, que, dicho sea de paso, es una excepción en el
conjunto de nuestro aparato estatal. No hemos dejado entrar en él ni a una
sola persona de cierta influencia procedente del viejo aparato zarista. Todo
él, considerando los cargos de alguna importancia, se compone de comunistas.
Por eso, este aparato se ha ganado ya (podemos decirlo rotundamente) el
título de aparato comunista probado, limpio, en grado incomparablemente
mayor, de los elementos del viejo aparato zarista, burgués y pequeñoburgués,
a que nos vemos obligados a recurrir en los otros Comisariados del Pueblo.”*
Incluso Lenin, da muestra de claro distanciamiento con el “amiguismo” y la
“complicidad” a la hora de ejecutar castigos ejemplares ante errores
cometidos en la política: *“(…) al camarada Ordzhonikidze (digo esto con
gran sentimiento, porque somos amigos y trabajé con él en el extranjero, en
la emigración), y también terminar de revisar o revisar nuevamente todos los
materiales de la comisión de Dzerzhinski, con objeto de corregir el cúmulo
de errores y de juicios parciales que indudablemente hay allí. La
responsabilidad política de toda esta campaña de verdadero nacionalismo ruso
debe hacerse recaer, claro, sobre Stalin y Dzerzhinski.” *
De nuevo, Stalin aparece comprometido en una política incorrecta: *“Una cosa
es la necesidad de agruparse contra los imperialistas de Occidente, que
defienden el mundo capitalista. En este caso no puede haber dudas, y huelga
decir que apruebo incondicionalmente estas medidas. Otra cosa es cuando
nosotros mismos caemos, aunque sea en pequeñeces, en actitudes imperialistas
hacia nacionalidades oprimidas, quebrantando con ello por completo toda
nuestra sinceridad de principios, toda la defensa que, con arreglo a los
principios, hacemos de la lucha contra el imperialismo. Y el mañana de la
historia universal será el día en que se despierten definitivamente los
pueblos oprimidos por el imperialismo, que ya han abierto los ojos, y en que
empiece la larga y dura batalla final por su emancipación.” *
No era casual que Stalin considerara contra-revolucionar io este
“Testamento”, y fuera Nikita quien lo trajera a colación en 1956, siempre
haciendo las omisiones interesadas. Lenin sencillamente no sugería que fuese
el personaje indicado para ocupar la dirección de un proceso, cuyas
contradicciones exigían cualidades de las que sencillamente carecía.
El relato del propio Trotsky es obviamente más concluyente que las
recomendaciones que hacia un Lenin convaleciente. Las opiniones de Trotsky
ayudan a pintar el delicado cuadro político del momento, mas allá de la
ilusión biográfica y las posibles proyecciones interesadas del asunto:
*“(Lenin) estaba meditando constantemente cómo marcharían las cosas sin él,
cuando él faltase. Fue entonces cuando concibió aquel documento que había de
adquirir más tarde tanta fama bajo el nombre de “Testamento de Lenin”.
Durante aquel período-unas semanas antes de sobrevenir el segundo ataque-,
tuvo una larga conversación conmigo acerca del curso ulterior de mis
trabajos. Esta conversación la hube de comunicar, a raíz de celebrarse y en
vista de la gran importancia política que tenía, a una serie de personas
(Rakovsky, J. L. Smirnof, Sosnovsky, Preobrachensky, y algunas otras). Así
se explicará que se me haya quedado grabada fielmente en la memoria.”*
Si la memoria de Trotsky no es tampoco un archivo transparente, es relevante
abordar el tema del burocratismo. Al parecer Trotsky se quejaba de las
dificultades con que tropezaba la labor de Instrucción pública. Para éste el
asunto procedía del aparato administrativo. Lenin reconocía que la
burocracia estaba tomando unas proporciones espantosas. Señala Trotsky que
Lenin le encomendó la tarea de dar al traste con el aparato burocrático, y
que le advirtió que el asunto no solo era de la burocracia del Estado: *“Le
contesté que no me refería solamente a la burocracia del Estado, sino
también a la del partido, y que el nudo de todas las dificultades estaba en
la fusión de los dos aparatos y en la ayuda mutua que se prestaban los
grupos influyentes, compenetrados en torno a la jerarquía de los secretarios
del partido.”*
Lenin le pregunta directamente a Trotsky: *“¿De modo que lo que usted
propone es dar la batalla, no sólo a la burocracia del Estado, sino también
a la del Comité central? Me eché a reír, de puro asombro. El organismo
burocrático del Comité era precisamente el centro de todo el aparato
estaliniano. -Puede que tenga usted razón. -Pues bien-prosiguió Lenin,
visiblemente satisfecho de que llamáramos a las cosas por su nombre,
entrando de lleno en el meollo del asunto-le propongo a usted que formemos
un bloque contra la burocracia en general y contra la del Comité en
particular.”*
Continúa Trotsky: *“Lenin me propuso que meditase acerca del aspecto de
organización del asunto. Su intención era crear una especie de comisión para
la represión del burocratismo, que se incorporaría al Comité central, y a la
cual perteneceríamos los dos. En realidad, esta comisión tendría por
cometido servir de palanca para descoyuntar la fracción de Stalin, que era
la verdadera espina dorsal de aquel régimen burocrático a la par que creaba
dentro del partido las condiciones necesarias para que yo pudiera ocupar el
puesto de sustituto de Lenin y, según su propósito, el de sucesor suyo en la
presidencia del Consejo de Comisarios del pueblo.”*
Para Trotsky, en el “Testamento” Lenin menciona nominalmente a seis
personas, cuya fisonomía respectiva traza, sopesando muy cuidadosamente las
palabras. Interpreta Trotsky que: *“La finalidad indiscutible que el
"testamento" se proponía era facilitarme a mí la tarea de dirección. Lenin
pretende, naturalmente, conseguir su propósito evitando en lo posible los
rozamientos personales. Habla de todo el mundo con la mayor prudencia. A los
juicios que encierran un fondo condenatorio procura rodearlos de una cierta
sombra de suavidad. Completando esta táctica, corrige también con algunas
salvedades la designación resuelta que hace de quien ha de ocupar el primer
lugar. Pero al llegar a la silueta que traza de Stalin, el documento cambia
de tono, y el tono cobra carácter manifiestamente hostil en la apostilla
puesta más tarde por su autor al "testamento" .”*
¿Cuántas especulaciones se puede hacer de todo este asunto? Casi infinitas.
Trotsky tiene argumentos válidos en algún aspecto: la silueta que traza de
Stalin, no es positiva, sino negativa. Pero como en todo campo de fuerzas,
Trotsky va más allá del mínimum de literalidad del “Testamento”:
*“De Bujarin dice que, si bien no es un marxista, sino un escolástico, es un
hombre muy agradable. De Piatakof, que era muy capaz en el terreno
administrativo, pero como político una nulidad; que acaso estos dos últimos,
Bujarin y Piatakof, pudiesen aprender todavía algo; que el más capaz de
todos era Trotsky, si bien tenía un defecto: exceso de confianza en sí
mismo. Que Stalin era hombre zafio, desleal, que propendía al abuso de los
poderes confiados a él por el partido. Y que era necesario removerle, para
evitar una escisión. Tal es el sentido que inspira todo el "testamento" ,
viniendo a completar y explicar la propuesta que Lenin me hiciera la última
vez que conversamos.” *
Ciertamente, Lenin conocía el extremo auto-concepto de Trotsky que rayaba en
la “arrogancia”. Tampoco parecía indicado en aquellas circunstancias. Sin
embargo, el propio Trotsky reconocía una cualidad de Stalin que a finalmente
logró liquidarlo: *“(…) dureza de carácter y su sentido práctico, hecho en
tres cuartas partes de astucia.”*
A pesar de la “gran ignorancia” de Stalin, *“con su increíble estrechez de
horizonte político y con una tosquedad moral y una falta de escrúpulos
verdaderamente extraordinarias” *, fue Stalin el que escaló el puesto de
Secretario general *“(…) contra la voluntad de Lenin, que sólo le toleré
allí mientras él pudo dirigir personalmente el partido”.*
Los hechos históricos son demoledores. Aquí no caben mayores
interpretaciones. Lenin no vivió lo suficiente para lograr ni la destitución
de Stalin del cargo de Secretario General, ni para que fuese descalificado
por el partido. Mientras Trotsky, afirma que Lenin *“(…) depositaba su
preocupación, sistemática y tenazmente manifestada, para encauzar las cosas
de tal modo que se lograra asestar la muerte al burocratismo, al régimen de
pandillaje, al funcionarismo, al despotismo, a la arbitrariedad y a la
grosería, en la persona de Stalin.”*, fue éste quien se apodera del
partido-maquinaria.
Trotsky relata que en el año de 1927, N. K. Krupskaia dijo que de vivir
Lenin, Stalin le tendría recluido en una cárcel. No se trata exclusivamente
de la persona de Stalin, sino de las fuerzas y circunstancias de que Stalin,
aun sin saberlo, era expresión. Trotsky fue derrotado batalla tras batalla
en las intrigas del poder: *“El obstáculo principal que se alzaba ante esta
batalla era el estado de Lenin. Confiábamos en que volvería a salir del
ataque, como había salido del primero, y que tomaría parte personal en las
tareas del 12º congreso, como él mismo daba por supuesto al celebrarse el
anterior. Los médicos nos daban esperanzas, aunque cada vez con menor
firmeza. La idea de un "bloque" entre él y yo para dar la batida al aparato
y a la burocracia, era sólo conocida, por aquel entonces, de Lenin y de mí,
aunque los demás vocales del Buró político sospechaban algo. Las cartas de
Lenin a propósito de la cuestión nacional y el "testamento" permanecían en
el mayor secreto. Mi campaña se hubiera interpretado, o a lo menos hubiera
podido interpretarse, como una batalla personal reñida por mí para
conquistar el puesto de Lenin al frente del partido y del Estado. Y yo no
era capaz de pensar en esto sin sentir espanto. Parecíame que ello había de
producir una desmoralizació n tal en nuestras filas, que, aun dado caso de
que triunfase, pagaría el triunfo demasiado caro. En todo los planes y
cálculos que pudieran hacerse, se deslizaba siempre un factor decisivo, que
era una incógnita: el propio Lenin y su estado de salud. ¿Estaría él, para
entonces, en condiciones de exponer personalmente su opinión? ¿Llegaría a
tiempo de hacerlo? ¿Sería el partido capaz de comprender que, al dar esta
batalla, Lenin y Trotsky luchaban por el porvenir de la revolución, y que no
era Trotsky personalmente el que se debatía por ocupar la vacante de Lenin?”
*
Y reconoce Trotsky que la demora laboraba a favor de Stalin, como Secretario
general que era, *“se veía convertido, de hecho, durante el "interregno" , en
el verdadero jefe”.*
Para completar este patético cuadro, Trotsky afirma que en una conversación
con Bujarin este le dijo: *“Si no nos gobernamos democráticamente, es porque
le tenemos a usted.” Trotsky responde: “-Procuren ustedes sobreponerse a ese
miedo- le aconsejé, y vamos a ver si conseguimos trabajar de acuerdo
provechosamente- . Pero aquel consejo no sirvió de nada.”*
A primeros de 1923, los principales dirigentes conocedores de la situación
política se habían dado ya cuenta de que Stalin estaba saturando el
inmediato XII Congreso, la máxima autoridad del Partido, de delegados que le
eran incondicionalmente fieles. Lenin se alarmó tanto al ver el sesgo de los
asuntos, que llamó a Trotsky al Kremlin, y habló del terrible auge del
burocratismo en el aparato soviético y de la necesidad de encontrar una
solución al problema. Sugirió la conveniencia de nombrar una Comisión
especial del Comité Central y pidió a Trotsky que interviniese activamente
en ello: *"Vladimiro Ilich, estoy convencido de que en la presente lucha
contra el burocratismo en el aparato soviético no debemos perder de vista lo
que está ocurriendo: se está formando una selección muy especial de
funcionarios y especialistas, miembros del Partido y no miembros, a base de
su lealtad a ciertas personalidades dominantes y grupos rectores del Partido
dentro del Comité Central mismo. Cada vez que se ataca a un funcionario
subalterno, se tropieza con un dirigente destacado del Partido... No puedo
encargarme de eso en las actuales circunstancias. "*
Lenin no logró contraponerse a estas tendencias. El resto de la historia es
el patético ascenso de Stalin al control del poder en la URSS. El XII
Congreso, que comprendió la semana del 17 al 25 de abril de 1923, elevó a
Stalin del último al primer puesto dentro del triunvirato. Había terminado
la mayoría de Zinoviev en el Comité Central y en el Politburó. Stalin
comenzaba a imponerse.
La XIII Conferencia del Partido, reunida del 16 al 18 de enero de 1924, para
planear el inmediato XIII Congreso del Partido que había de celebrarse en
mayo, adoptó una resolución, a base del informe de Stalin, que condenaba la
discusión pro democracia y la intervención de Trotsky con las siguientes
palabras:
*"La oposición acaudillada por Trotsky exhibió la consigna de destruir el
aparato del Partido e intentó transferir el centro de gravedad de la lucha
contra la burocracia en el aparato del Estado a la lucha contra la
"burocracia" en el aparato del Partido. Una crítica tan infundada, y el
claro propósito de desacreditar el aparato del Partido, hablando en términos
objetivos, no tiene otra finalidad que la de emancipar el aparato del Estado
de la influencia del Partido..."* .
Aquello era, naturalmente, una "desviación pequeñoburguesa" .
Podríamos culminar diciendo que de las acusaciones de “desviaciones
ideológicas” a la sentencia de los “enemigos del pueblo”, esta empedrado el
“camino del infierno”. Un infierno histórico llamado Despotismo Burocrático.

¿Aprenderemos a no repetir todos estos graves errores? Culto a la


personalidad, burocratismo, intrigas del poder, ausencia de democracia,
sectarismo, carencia de articulación de lo político, lo científico-tecnico y
lo administrativo, reconocimiento de las nacionalidades oprimidas,
omnipotencia del partido-aparato, resolución represivo-policial de las
diferencias de opinión...
El Socialismo Democrático Participativo para el siglo 21 merece ser otra
cosa.
Publicado por Javier Biardeau R. en
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puede- aprender- la-revolucion_ 05.html>
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