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¿Ha notado usted que vivimos en una sociedad basada en el miedo y que todo
causa ansiedad estos días? Todo lo que usted tiene que hacer es mirar las
noticias o leer el periódico, y vera que la ansiedad y el miedo han crecido a niveles
epidémicos y se convierten en el patrón de vida de millones de personas.
La gente hoy en día vive asustada; le tienen miedo a todo, temen morir de alguna
enfermedad, temen no poder pagar sus cuentas, temen perder sus trabajos,
temen no poder tener nunca hijos, temen no llegar a ser buenos padres, temen no
llegar a ser buenos esposos(as), en fin temen no tener el carácter suficiente para
manejar sus vidas y esto les provoca episodios de ansiedad o pánico algunas
veces temporales y otras veces permanentes.
Ansiedad
Muchos hablan de ella, muchos la padecen, pero muy pocos saben de que se
trata y aunque se habla de ella a niveles médicos y físicos, existen situaciones
muy profundas que la desencadenan y que no solo provienen de situaciones
meramente físicas sino que también espirituales.
Normal
La ansiedad si bien es cierto es una reacción normal del cuerpo según la
medicina, sus episodios prolongados y recurrentes tomando en cuenta su
intensidad son las que la identifican como un desorden psicológico digno de ser
tomado en cuenta, pero según la ciencia es una manifestación común, no existe
ser humano en la tierra que no experimente un episodio de ansiedad en su vida.
¿Real o en mi cabeza?
Esta se caracteriza por uno o todos los síntomas que la conforman: nerviosismo
extremo, dolor de cabeza permanente, sudoración excesiva y temblor de
extremidades, dolor de pecho, sensación de querer salir huyendo de donde se
encuentra, pensamiento de que va a morir o va a perder el juicio, pánico extremo
etc. Todas estas terribles manifestaciones físicas del cuerpo son la fiel evidencia
de que hay algo a nivel mental que afecta a la persona y que su cuerpo de alguna
u otra manera trata de sacar o liberar ese estrés intenso que lo agobia y lo hace a
través de reacciones físicas extremas.
La mayoría de las veces estos síntomas nos hacen correr al médico y lo
desconcertante del caso es que la mayor parte del tiempo el médico no encontrará
nada físicamente hablando afectando al cuerpo, es probable que todos los
exámenes salgan bien y que nuestro cuerpo funcione a la perfección, sin embargo
aun así nos sentimos mal por lo que el doctor es casi seguro que nos diga que lo
que padecemos es de un desorden psicosomático que quiere decir que nuestras
emociones están influyendo en nuestro estado físico y que lo que estamos
experimentando no es más que un ataque de ansiedad o pánico, algo muy
conocido y común en la psicología moderna.
Temor
A parte de los síntomas desagradables que mencioné anteriormente el principal
problema de la ansiedad es su factor “temor” pues es un bloqueador de voluntad,
la persona eventualmente no tiene la voluntad de comer, de salir, de ver a otras
personas, de trabajar, de estudiar, etc. pues cree que algo malo le va a ocurrir en
alguno de estos lugares, básicamente tiene miedo a morir, sufre de una
hipocondría temporal la cual es imaginar lo peor de todo síntoma común, piensa
que un simple dolor de pecho es un ataque cardiaco o que un dolor de cabeza es
un tumor etc. y al alimentar este pensamiento, entran en escena los nervios, el
cuerpo empieza a desarrollar adrenalina, el corazón empieza a latir más rápido, se
empieza a respirar aceleradamente dándole al cuerpo más oxigeno de lo que
necesita (hiperventilación), la vista se empieza a nublar, se empieza a sentir
mareado, las extremidades se adormecen y en pocos minutos sienten que se van
a morir, cuando en realidad no está pasando nada, lo que necesita es sentarse,
calmarse y respirar lentamente y al cabo de unos minutos habrá pasado todo.
Un circulo negativo
Toda esta dramática situación que describí anteriormente crea un trauma a que
otro episodio pueda repetirse creando un circulo de temor interminable y negativo
del cual se forma una fobia al salir de la casa o hacer cualquier presencia pública y
se encierran en sus casas, pues creen que les va a pasar lo mismo en otro lugar y
talvez en público y temen ser objeto de burla o de que todos crean que está loco o
mal de la cabeza.
Si lo notaron esta clásica descripción de un ataque de pánico o ansiedad es una
cadena de eventos, primero está el estrés o el agobio de alguna situación que no
se sabe manejar, luego de eso viene un sentimiento de fatalidad que se
manifestará en alguna molestia (dolor de cabeza, mareo, nerviosismo etc), que
evoluciona en un temor sin sentido que se apodera de la persona haciéndole
pensar que quizás morirá, y el cuerpo al sentirse amenazado por este
pensamiento reacciona haciendo un despliegue de reacciones físicas
desagradables que le harán creer en verdad que está muriendo y sin embargo la
persona esta perfectamente bien y todo esto ocurrió solo en su mente.
La ansiedad y el creyente
Habiendo aclarado que es la ansiedad, su factor miedo y sus síntomas, quiero
hablarles de cómo esto influye en nuestra vida como creyentes y cuál debe ser el
papel del creyente ante ella.
La ansiedad existe en todos los estratos sociales, se da en niños, adultos y
ancianos incluso existe entre la misma iglesia, en diferentes niveles, muchas
veces no llega a manifestarse a nivel físico, ni a niveles extremos como lo ilustraba
anteriormente pero si se da a niveles de estrés elevados, temores infundados,
dudas y circunstancias que llegan a bloquear a la persona, ya sea a nivel físico
personal o espiritual y le hacen ineficaz en la obra de Dios.
Es curioso como incluso en el pueblo de Dios existen los que temen el no llegar a
estar a la altura de lo que todos sus hermanos en la fe esperan, tienen ansiedad
de correr más rápido que los demás, ansiedad de aprender más como si de una
carrera se tratara, ansiedad de sobresalir más, llevan el evangelio y su proceso
personal de una manera tan acelerada que en vez de experimentar el proceso de
Dios en sus vidas, experimentan agotamiento espiritual y físico, carga y
desmotivación pues llevan su proceso a una velocidad más rápida de la que Dios
quiere trabajar en ellos. Por lo que empiezan a desarrollar actitudes erróneas,
estrés elevado y una apatía hacia la obra y hacia los hermanos.
Están los que temen no poder mantener esa aparente templanza, perfección y
espiritualidad que muchos ven en ellos y temen a equivocarse y al qué dirán, no
se dan el chance de equivocarse como todos, no buscan consejo, no trabajan con
su situación y por eso cuesta que logren levantarse con la ayuda del Señor
Jesucristo de una forma sana y exitosa pues aun cuando caen no piden ayuda por
el miedo a que su reputación se vea afectada y todo esto se convierte en una
carga para ellos, alimentando miedos, dudas e inseguridades que tarde o
temprano llegan a apagar su ánimo y a opacar su fe, y toda esta presión y afán
consecuentemente los lleva a un declive de salud y aun desgaste de fe.
El temor, la ansiedad, la depresión y otras manifestaciones físicas de nuestro
cuerpo son el resultado de cómo están nuestros pensamientos y sobre todo
nuestra fe.
El temor es un agente corrosivo de la fe, una persona amedrentada por lo que ve
a su alrededor, atrapada en la ansiedad de cómo haré esto y como saldrá aquello,
que dirán si esto o que pensaran si aquello, tiene su fe corroída por mentiras del
maligno. Los síntomas de la ansiedad son solo el efecto físico de algo profundo a
nivel mental y espiritual, los síntomas de malestar es de lo que menos debemos
preocuparnos, pues estos tienen su límite y su duración, sino que la raíz de la
ansiedad es el problema, pues erradicándola a ella, los síntomas seden.
Nuestro Señor Jesucristo hablo de este afán y ansiedad que la gente siente por
todo lo que acontece en sus vidas y les exhorto a tomarse las cosas con calma y
tener fe en que Dios es quien hace las cosas y no ellos.
Mateo 6:25-34 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida,
qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro
cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento,
y el cuerpo más que el vestido?
Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen
en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis
vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por
mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?
Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del
campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni
aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos.
Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el
horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres
de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o
qué beberemos, o qué vestiremos?
Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre
celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas
buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas
cosas os serán añadidas.
Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de
mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
A nivel espiritual el miedo es un arma que el diablo ha sabido utilizar exitosamente
a través de los siglos y que aun hoy le funciona pues pone a las personas a dudar
en lo que Dios puede hacer.
Un ejemplo claro es cuando la enfermedad ataca nuestros cuerpos y nosotros
sabiendo de antemano que Dios es capaz de curar toda enfermedad y que su
palabra dice que por su llaga fuimos nosotros curados (Isaías 53:5), viene el diablo
con dardos de temor y duda y nos dice: 1. ¿Estás seguro(a) que Dios te puede
sanar? 2. Ya oraste y aun te sientes mal, seguramente no te escucho. 3. Debe ser
que estas mal con Dios y por eso Él no escucha tus peticiones. 4. Debe ser que
estas orando mal. 5. Estas perdiendo el tiempo y te vas a morir. 6. Eso que tú
tienes no tiene solución. 7. ¿Tú estás seguro(a) que Dios existe? 8. ¿No es que
Dios cura y sana? y mírate aun estas mal. ….y miles de pensamientos más que
estoy seguro que todos hemos tenido en ocasiones de enfermedad.
Sin embargo no debemos ignorar que estos son los ataques clásicos del diablo y
que Jesucristo está en control de todo por lo cual debes mantener la calma y tener
una firme convicción en tu corazón de que Jesucristo es capaz y suficiente para
levantarte de tu enfermedad y aun de los muertos si fuera el caso pero para salir
victoriosos de estos ataques del maligno debemos tener una fe bien plantada,
teniendo grabado muy dentro de nuestros corazones que Jesús está en control y
que ante su presencia el diablo, la enfermedad, la ansiedad y el temor no son
nada, te lo repito para que lo grabes en tu mente los ataques del enemigo ante la
presencia de Jesucristo “no son nada” y deben someterse a su autoridad.
Hay que mantener una firme convicción de que Dios escucha y no solo de que
escucha sino que también responde y que es capaz de sacarte de esa situación a
pesar del dolor, a pesar de lo que el médico dijo, a pesar de lo que el diablo te dijo,
a pesar de lo que tu propia razón te dijo. Recuerda que la ansiedad y el temor
vienen a raíz de lo que vemos y oímos y lo que creemos de ellos es lo que nos
afecta, sin embargo como creyentes debemos saber por encima de todo esto: Que
los creyentes no vivimos de lo que vemos o oímos, sino que vivimos por fe, fe en
Jesucristo el autor y consumador de la fe (Hebreos 12:2).
Conclusión
Mi amigo(a) estoy completamente convencido de que solo se puede vencer los
problemas y la ansiedad provocada por este mundo si se camina por fe, pero fe en
Dios, yo no le estoy hablando de una fe emocional de gritos y grandes despliegues
públicos de supuesta espiritualidad, ni de rituales o costumbres, no estoy hablando
de tener fe en la gente ni en figuras públicas o líderes espirituales, ni mucho
menos una fe en nosotros mismos y nuestras capacidades, tampoco hablo de fe
en fabulas o supersticiones, si no una legítima y bien fundada fe en Jesucristo.
Hay que entender que mientras que la fe es una demostración pública y evidente
de la confianza que tenemos en Dios y su palabra, el miedo es una demostración
pública y evidente de nuestra confianza en las mentiras del enemigo. Siendo la fe
en Jesucristo el medio de conexión entre nosotros y Dios por medio de la cual
vemos la mano de Dios operar en nuestro alrededor, el miedo es el camino hacia
lo contrario, es la conexión hacia todas las miserias que el diablo tiene para los
hombres, entre ellas la ansiedad.
No debemos tolerar ni aceptar a vivir en temor, cuando la gente acepta o tolera el
miedo en sus vidas, están abriendo una puerta muy difícil de cerrar, ellos están
siendo engañados sistemáticamente por el enemigo con el propósito de entrar y
gobernar sus vidas y arrasar con todo indicio de conocimiento del poder de Dios
de sus mentes y sus vidas hundiéndolos en el pánico y la desesperación.
Sin embargo, usando la palabra de Dios como supresor del miedo crea y
desarrolla una fe audaz que es poderosa, pues es a través de la fe que obtenemos
la victoria que Dios nos ha dado a través de su hijo Jesucristo.
Es el ejercicio de la oración y de la palabra de Dios la que nos da la victoria y
erradica el miedo. Sometiéndonos a Dios en oración, declarando oportunamente
porciones de la palabra de Dios que se apliquen a la situación adversa que
estamos pasando y declarando que Dios ya habló por tanto dicha situación debe
someterse a su palabra y afirmando que por cuanto está escrito es garantía de
que esta hecho y de que Dios respaldara aquella declaración de fe, pues él no
miente.
Por ejemplo si el sentimiento de temor por deudas te sobreviene y te pone en un
ataque de nervios y desesperación tu declaras la palabra de Dios y confiadamente
dices: Mi Dios, suplirá todo lo que me falta conforme a sus riquezas en gloria en
Cristo Jesús basado en lo que dice Filipenses 4:19 y así sucesivamente
contraatacando todo sentimiento de temor y todo ataque del enemigo, teniendo la
confianza de que Dios responderá. Esta confianza en que Dios se encargará de
tus problemas y erradicará tus temores y tus ansiedades, pues ya no es tu lucha
sino ahora es de Dios, quien es capaz de vencer.
Mi amigo(a) Yo te insto a que hables con Dios y a que leas su palabra y empieces
a experimentar su poder, acércate a una iglesia donde prediquen la palabra de
Dios y aprópiate de todas las promesas que Dios tiene para tu vida y olvídate del
temor.
Los pensamientos de temor y duda siempre estarán ahí tratando de hacer nido en
nuestras mentes. No debemos ignorar que nuestra mente es el área que el
enemigo anhela controlar, pues una persona con su mente sometida al temor, es
una persona inútil e ineficaz en la obra de Dios y esto es algo que no debemos de
ignorar: En la obra de Dios siempre hay algo que hacer, todos estamos llamados a
un propósito bajo la voluntad de Dios y el diablo desea impedir que logremos ese
propósito y el temor es una fortaleza que él usa, es un retén para mantenernos
bloqueados y aislados de la voluntad de Dios en nuestras vidas. No permitamos
eso y derrumbemos esa fortaleza en el nombre de Jesús.
Al principio de este mensaje les hable de una manera de erradicar la ansiedad y el
temor y a través del mensaje les he ilustrado la idea general sin embargo se
resume en una fórmula que no falla:
Fe en Jesucristo + Oración + El continuo ejercicio de su palabra = no más temor,
ni ansiedad.
Compruébelo por usted mismo(a) y anímese en el Señor.
Si usted no ha aceptado al Señor Jesucristo en su vida y quiere experimentar ese
cambio que tanto desea y salir del temor y la ansiedad, he escrito una oración de
guía para usted y creyendo en su corazón sea libre:
“Señor y Padre celestial, aquí estoy ante tu presencia, reconociendo que solo tú
eres Dios, reconociendo que soy pecador y débil y que nada puedo por mi propia
cuenta. Hoy me entrego a ti así como soy, a ti te entrego mis cargas, temores,
angustias y mis defectos y te abro mi corazón, arrepintiéndome de corazón de
todos mis pecados pidiéndote una nueva vida con la guía de tu Espíritu Santo.
Señor Jesús creo en tu sacrificio en la cruz, creo que moriste por mis pecados y
los del mundo y que resucitaste al tercer día para darme vida y en abundancia y
para romper con todas las cadenas que me han atado por tanto tiempo. Declaro
que por medio de tu sangre hoy soy limpio de toda culpa y a partir de este
momento yo te recibo como mi Señor y Salvador. ¡Amén!”
Dios le bendiga,
Su hermano y amigo en Cristo,
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no falla y es nuestra herramienta para pelear y vencer las artimañas del enemigo. Glorifico a
Dios en este día y en los que queden por su gran misericordia. Amén.
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PRINCESA DE DIOS • hace 5 años
SIMPLEMENTE HERMOSO!!!!!!!!! Y ALENTADOR, ME LLEGO DE
CONFIANZA Y PODER. TODO LO PUEDO EN CRISTO QUE ME FORTALECE.
FILIPENSES 4.13. AMEN, GLORIA A DIOS!!!!!!!!!!!!!!!!!
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Edgardoerlo • hace 7 años
auténtica luz que emana de Dios! bendiciones para usted y los suyos! que dicha la suya de
poder emanar la luz del altísimo!
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Celinda • hace 7 años
DIOS TE BENDIGA JUAN CARLOS, Dios me ha dado las palabras que necesitaba por medio
de ti has sido una bendición muy grande para mi y seguramente para muchas personas, Gloria a
Dios, Gracias Señor por que usas significativamente a tus siervos, Gracias. El Señor sea con
nosotros. Gloria a Dios.
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