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SEGURIDAD CIUDADANA
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
UNIVERSIDAD DEL ACONCAGUA
MENDOZA, 2011.
INTRODUCCIÓN
CONCEPTO DE ESTRÉS
El estrés no constituye un concepto nuevo, según Cofer y Appley (1964) el
mismo surge como una apropiación de un campo previamente compartido por
otros conceptos como ansiedad, conflicto, frustración, trauma, alienación,
alteración emocional y anomía.
Cannon (1932) considero al estrés como una perturbación de la
homeostasis de los organismos ante situaciones de frío, falta de oxígeno, descenso
de la glucemia, etc.
Hans Selye (1936) define al estrés como la respuesta no específica del
organismo a toda demanda que se le haga. Está respuesta consiste en un conjunto
coordinado de reacciones fisiológicas ante cualquier forma de estímulo nocivo,
incluyendo la amenazas psicológicas a las cuales llama Síndrome General de
Adaptación (SGA).
Podemos agregar a esta definición que la mencionada respuesta es de
carácter multidimensional y que abarca tanto aspectos fisiológicos - emocionales,
conductuales, interpersonales y cognitivos, que se dan como resultado de un
proceso adaptativo.
El término estrés se aplica generalmente a las presiones que las personas
tienen en su vida diaria. Se manifiesta como una descarga en nuestro organismo
producto de la forma en que el individuo percibe la realidad y cuya intensidad y
duración variará de una persona a otra y tendrá mayores o menores repercusiones
de acuerdo al estado psicofísico y la historia genética de cada persona.
En este proceso se involucran casi todos los órganos y sistemas del cuerpo.
Por ello, podemos afirmar hoy en día, que el estrés es la raíz común de numerosas
enfermedades y afecciones, tanto físicas como psicológicas, entre ellas las
cardiovasculares, respiratorias, digestivas, neurológicas, inmunológicas,
endocrinas, sexuales, etc., que disminuyen notablemente la calidad de vida y
eficiencia individual y una vez instaladas deterioran el bienestar y salud integral de
la persona.
Sintetizando podríamos decir que el estrés es la respuesta psicológica,
fisiológica y de comportamiento de un sujeto que busca adaptarse y reajustarse a
presiones tanto internas como externas. La misma se da frente a un estímulo que
llamamos agente estresante, al cual podemos definir como un hecho, situación,
persona u objeto percibidos como demandantes que amenazan la seguridad o
integridad del individuo desencadenando la respuesta anteriormente descripta.
Los agentes estresantes pueden ser de diversa naturaleza, tanto física como
psíquica. Entre los primeros podemos mencionar: el ruido, la polución, la
alimentación y los cambios de temperatura. Entre los psicológicos: estímulos de
carácter social, laboral, familiar, de pareja, o de comportamiento, incluyendo la
frustración, la ansiedad y la sobrecarga. Cómo así también, la anticipación y la
imaginación de situaciones potenciales actúan como un potente factor
desencadenante de la reacción de estrés.
Es importante señalar que el estrés constituye un concepto genérico para
referirse a la respuesta global de activación. La misma puede ser favorable a la
adaptación del organismo y sintónica con la percepción de su relación con el
entorno, en este caso, la llamamos eutrés. En cambio, cuando está activación
resulta desfavorable al organismo generándole un estado de malestar llamado
egodistonía, decimos que constituye un estado de distrés.
1
Wukmir, V.J. (1967). Emoción y Sufrimiento. Endoantropología elemental. Ed. Labor. Barcelona.
configurado que le va a permitir al organismo adaptarse a su entorno, pero que
será matizado y modulado por el pensamiento.
NEOCORTEX
DATOS
SISTEMA LIMBICO
5
SENTIDOS
TALLO CEREBRAL
CIRCUITO DEL ESTRÉS
El estrés se desencadena como una reacción ante la posibilidad de peligro,
real o imaginario, por lo tanto, la reacción se produce cuando los sentidos perciben
o el sujeto cree que ha percibido un peligro — un ruido imprevisto, una imagen de
miedo, una sensación desagradable o una idea fugaz —. Como señala el Dr. López
Rosetti: “…la mente trabaja con percepciones. Una percepción es una idea,
representación, sensación o conocimiento que tenemos de las cosas. Esa
percepción puede surgir de un acontecimiento que vemos con nuestros ojos en el
mundo material, o puede nacer en lo más profundo de nuestra mente, o bien ser
una mezcla de ambos. Si es real o no, en verdad no tiene importancia: si lo
percibimos como real, lo es para nuestra mente. De hecho, la realidad es lo más
difícil de percibir. Aquí se aplica aquello de que "las cosas son según el color del
cristal con que se mira"…” (2005, pág. 31)
Este punto es fundamental para comprender la psicología de la respuesta de
estrés. Si a partir de la interpretación y evaluación de los acontecimientos, el
sujeto concluye que algo o alguien representa una amenaza para sus intereses, la
mente emocional (amígdala) no se detendrá a reparar sobre ello, el creerlo así es
suficiente como para considerarlo un peligro y desencadenar toda la secuencia de
la respuesta de estrés, caracterizado por la lucha o huída. Dicha información puede
tomar dos caminos diferentes a través del cerebro:
a. Circuito Corto:
El cerebro activa automáticamente un dispositivo de emergencia, la
amígdala. Una vez activada, ésta envía el equivalente a un mensaje que alerta a
todas las otras estructuras cerebrales. El resultado es la reacción de estrés
propiamente dicha: sudoración en las manos, taquicardia, aumento de la presión
sanguínea y una descarga de adrenalina y noradrenalina . Este proceso se produce
en ausencia de conciencia. Antes de que el sujeto sepa que está estresado,
primero lo experimenta.
b. Circuito Largo:
Algunas informaciones sensoriales, en vez de viajar directamente hacia la
amígdala, toman un camino más circular, deteniéndose primero en el tálamo -el
centro que elabora los síntomas sensoriales- y después en la corteza -la capa
externa de las células cerebrales-. La corteza analiza los datos tal como entran a
través de los sentidos y decide si requieren una respuesta de estrés. Si es así, la
corteza envía una señal a la amígdala y el cuerpo es alertado.
En la reacción somática ante la alarma, todos los órganos y sistemas de
nuestro cuerpo se ponen en guardia para enfrentar la situación. Por lo tanto, la
amígdala alerta al cerebro, principalmente al hipotálamo, que es la parte del
cerebro —encéfalo— que comunica y dirige numerosas funciones de nuestro
cuerpo, algo así como el punto de unión entre la mente y el cuerpo. Esta región
cerebral recibe órdenes o instrucciones provenientes del sistema límbico (sobre
todo de la amígdala) y del neocórtex— y las cuales producen una serie de cambios
marcados en diferentes regiones del cuerpo. Estos cambios se producen a través
del Sistema Nervioso Autónomo (SNA).
EL ESTRES
2
Torres Álvarez, E. & cols. (2002). Autopercepción de estrés laboral y distrés: un estudio empírico
en la policía municipal. Psicothema. Vol. 14, nº 2, pp. 215-220.
Nuestra propuesta consiste básicamente en dos estrategias: una de
prevención y otra resolución activa del problema.
La de prevención, siguiendo los lineamientos del psicólogo canadiense,
Donald Meichenbaum (1987)3 denominada Inoculación de Estrés, basada en una
analogía de la vacuna. Consiste en activar el sistema defensivo del organismo, en
este caso psicológico, introduciendo una dosis atenuada del agente patógeno con
el objetivo de que sea identificado y combatido. Consta de tres fases:
1. Fase educativa.
2. Fase de ensayo.
3. Fase de verificación.
3
Meichenbaum, D.; Jarenko, M. (1987). Prevención y reducción del estrés. Decleé de Brouwer. Barcelona.
En el tercer paso debemos examinar las dimensiones de la situación frente a
la cual nos encontramos y evaluar de manera rápida y eficaz la gravedad del
problema a través de la observación.
En el cuarto paso nos encontramos, en función del anterior, frente a un
momento clave en el cual es imprescindible explorar las alternativas disponibles
para hallar la mejor solución posible. Lo cual nos lleva al siguiente paso que
asienta en la medidas de acción a tomar. Para ello es fundamental considerar
factores como: grado de control sobre la situación y compromiso de daño o
mortalidad.
Finalmente, como cierre de este proceso, es necesario realizar un
seguimiento periódico durante un tiempo prudencial del lugar o zona del conflicto y
los actores involucrados.
CONCLUSIONES
Por la información anteriormente expuesta podemos observar el impacto del
estrés sobre el accionar policial, es decir la efectividad de sus intervenciones y su
salud. Estos datos son corroborados por los altos índices de parte médico y
psicológico que constan en Sanidad Policial. Por razones confidenciales los mismos
no pueden ser divulgados y nos muestran la importancia fundamental de preparar
y entrenar a las Fuerzas de Seguridad, no sólo en materias específicas como
defensa personal, manejo de armas, conducción vehicular, comunicaciones, etc.,
sino también en manejo de estrés propio y ajeno.
No nos pasa desapercibido que la mayoría de los marcos, estrategias e
intervenciones propuestas no fueron desarrolladas para nuestra idiosincrasia
sociocultural, por lo tanto, será necesario adaptarlas a nuestras características.
Estas propuestas deben servir como un mapa, que si bien no representa al
territorio siempre ayuda a orientarse.
BIBLIOGRAFÍA