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Pregunta de Investigación

¿ Cómo se puede entender la relación entre el desarrollo del niño y el diagnóstico de TDAH
en un contexto de educación Formal?

OBJETIVOS

- Indagar en las características atribuidas al niño y niña con TDAH.


- Analizar el desarrollo del niño en torno a las teorías de Lowen, Rogers, Erikson y
Piaget.
- Relacionar el TDAH con la educación formal
Introducción

En estos tiempos de movilización social, de grandes reformas apoyadas y vinculadas


a través del colectivo en donde se cuestiona la educación; en su acceso y la urgencia del
debate en su noción de “calidad”, queremos plantear una mirada desde la psicología en
relación a los procesos del desarrollo asociados no solamente a lo psíquico, sino también
en cómo estos procesos se relacionan con la experiencia y lo corpóreo, como esbozos de la
misma unicidad. Nos centraremos en la problemática extendida del desarrollo de niños y
niñas con diagnósticos de Trastorno Déficit Atencional (TDAH) y sus derivados, inmersos
en un contexto de educación formal y la crítica en torno a cómo el diagnóstico de esta
supuesta patología apunta a una homogeneización de cualidades diversas presentes en
cada niño/a desde un currículo educativo que responde a intereses del modelo que opera
en la actualidad. Estableceremos una linealidad en la forma de abordar esta problemática
desde la episteme institucional; que criticaremos, guiandola hacia propuestas trabajadas por
autores como Erikson, Lowen, Rogers y Piaget. Con estos elementos articulamos una
crítica frente a las nociones de enfermedad y diagnóstico de este “trastorno” en el ámbito
del comportamiento y el aprendizaje, diseñadas para sostener y asegurar una pasiva
reproducción de un modelo educativo que apunta a la producción en masa de entes afines a
la sociedad neoliberal-mercantilista de la que hoy somos parte.
¿Qué es el Trastorno de Déficit Atencional?

El Trastorno de Déficit Atencional (TDA), Trastorno Hipercinético o Síndrome de


Déficit Atencional, es un trastorno de inicio temprano, que surge en los primeros 7 años de
la niñez y se caracteriza por un comportamiento generalizado que presenta dificultades de
atención (inatención o desatención), impulsividad y, en algunos casos, hiperactividad. ​Hay
una dificultad en los niños/as que son diagnosticados para controlar el comportamiento,
filtrar los estímulos y permanecer atentos. Según algunos científicos, lo que ocurre a nivel
biológico son diferencias en el lóbulo frontal, parte del cerebro que interviene en el control
de la conducta, en la solución de problemas y en la capacidad para mantener la atención,
sin embargo, su diagnóstico es sólo a partir de la observación de la conducta del niño/a y no
suelen realizarse pruebas científicas que lo corroboren.

El tratamiento para este trastorno se realiza generalmente medicando a niños y


niñas con Ritalín (metilfenidato), un fármaco psicoestimulante que por medio de
neurotransmisores activa el lóbulo frontal, facilitando la función ejecutiva, por lo cual, en el
mejor de los casos, el sujeto mejora su conducta y su focalización atencional y, al mismo
tiempo, reduce su impulsividad e hiperactividad, propiciando su capacidad de perseverar y
concretar tareas. ​Sin embargo, este fenómeno afecta a los niños y niñas en sus relaciones
con su entorno familiar, social y educativo evidenciándose con mayor claridad cuando
inician su experiencia educativa formal: la incorporación al establecimiento escolar.

Tanto el diagnóstico como el fármaco han sido objetados desde diferentes


perspectivas; la amplia documentación sobre sus efectos negativos, tanto a nivel físico
como psicológico, tales como el desarrollo de comportamientos obsesivo-compulsivo,
depresión y pérdida de sociabilidad, han sido estudiados por científicos críticos de la
medicalización con estimulantes.

Nos parece importante destacar que no existen ​biomarcadores específicos por los
que se pueda diagnosticar TDAH como una entidad clínica diferenciada, es decir, no existen
sustancias que indiquen un estado biológico fisiológico, morfológico o bioquímico que se
puedan medir objetivamente y que pueda indicar que un proceso biológico sea normal o
patológico. Lo que sí existe, es una conexión entre su defensa como patología y conflictos
de interés entre quienes investigan y las farmacéuticas que lucran con los medicamentos
recetados para el tratamiento del Trastorno de Déficit Atencional.

​En general, dentro de este Trastorno se identifican dos tipos:

● Trastorno de Déficit Atencional con Hiperactividad (TDA/H): Niños y niñas que


además de las dificultades de atención presentan dificultades para controlar sus
impulsos (impulsividad) y un permanente y excesivo movimiento sin un objetivo
concreto (hiperactividad).
● Trastorno de Déficit Atencional sin Hiperactividad (TDA sin Hiperactividad): Niños y
niñas que no presentan hiperactividad asociada a las dificultades de atención. Son
niños y niñas tranquilos(as) que parecieran “estar en la luna”.

En adelante se hará referencia preferentemente al Trastorno de Déficit Atencional


con Hiperactividad (TDAH) ya que permite aludir a las tres características centrales de
inatención, impulsividad e hiperactividad. Se realizarán, sin embargo, las distinciones que
sean necesarias entre los dos tipos, tanto en la comprensión de los niños y niñas como en
las orientaciones para su apoyo.

Principales problemáticas dentro del aula:

● Adaptación a normas tanto explícitas como implícitas relacionadas con un


determinado ritmo de trabajo, un grupo de pares y a uno o más adultos que están a
cargo.
● Adaptación a una gran cantidad de “reglas de comportamiento” que requieren de un
adecuado nivel de atención para su comprensión y apropiación y de un adecuado
nivel de autocontrol tanto corporal como cognitivo.

Este punto corresponde a una problemática ya que en general los niños a esta edad
son inquietos y quieren aprender a través de métodos más lúdicos, no tan detenidos y
limitados como los que propone el sistema educacional.
Otro punto a considerar es la teoría del desarrollo cognitivo que postula Piaget,
específicamente la segunda fase preoperacional, periodo el cual acontece desde los 2 a los
7 años aproximadamente (período común en donde a los niños se les diagnostica TDAH).
Esta etapa se caracteriza por el pensamiento “egocéntrico” que experimenta el niño/a, es
decir, no pueden empatizar, por esto es difícil para los niños/as comprender lo que
realmente se les está pidiendo y el sentido de este, ya que solo logran ver lo que a ellos/as
les sucede, en especial cuando están insertos en un grupo homogeneizado de infantes
desde la perspectiva del docente.
¿Cómo afecta el diagnóstico y tratamiento de TDAH a la noción de sí,
la tendencia a la actualización y la noción de libertad de experiencia
en niños y niñas?

Desde nuestra perspectiva, el diagnóstico de TDAH produce una categorización del


infante desde la patología, por tanto, pasa a ser una amenaza a su “yo”. Su entorno social y
sus referentes de autoridad posicionan su conducta dentro de un marco valorativo
totalmente negativo dado fundamentalmente por la inadaptación o resistencia del niño/a a
las normas sociales previamente establecidas por estos adultos, lo cual generará en él/ella
una permanente contradicción entre lo que es y lo que debiese ser. Esto entendido desde
Rogers, sería una inhibición a la expresión de sí. ​Esta resistencia a las normas de
comportamiento establecidas, se presenta en todos los niños y niñas en menor o mayor
grado, ya que, el modelo de comportamiento que establece y exige el sistema educativo
formal se contrapone con la conducta natural en edades tempranas, donde la atención es
difusa y el niño tiene mucha energía que necesita descargar en diferentes actividades.

El diagnóstico de TDAH significa para el niño/a que “tiene un problema” que


necesita corregir, es decir, cuestiona la concepción de sí mismo/a, se siente desvalorizado
ya que construye la noción de sí desde la patología, y si esto va acompañado de un rechazo
o represiones desmedidas en el hogar y escuela, vemos como la desvalorización del niño/a
se debe a condiciones desfavorables para su propia conservación. Según Rogers, todo esto
afectaría a la tendencia a la actualización del yo, es decir, la tendencia a desarrollar las
potencialidades del individuo para su enriquecimiento, ya que ésta depende de la
estabilidad de la noción de yo y al verse amenazada esta noción por su entorno, también se
ve amenazada la tendencia actualizante.

Por otro lado, la forma de ser “hiperactiva y con déficit atencional” del niño/a es la
expresión de cómo ellos/as perciben su experiencia social. Al estar insertos en un entorno
familiar y educativo donde no es aceptada su experimentación, la aceptación positiva
incondicional postulada por Rogers también se ve amenazada, ya que son sus referentes
más cercanos y significativos quienes le están rechazado, situación que genera inseguridad
en los y las menores.
Existe también una limitación a la libertad del sujeto de reconocer y elaborar sus
experiencias y sentimientos personales como él o ella cree que debe hacerlo. Esto puede
tener consecuencias negativas para el sujeto, ya que ocurren desarreglos en el sistema de
comunicación del organismo, lo que es la base del buen funcionamiento. La falla en la
comunicación interna es provocada por la represión que el individuo genera en la
exteriorización de su conducta y/o la represión de su forma de experienciar por temor a
perder las condiciones de las que depende su actualización, es decir, el afecto de quienes
son importantes en su vida. Esta represión de su propia naturaleza provoca que parte de su
experiencia real escape a su conciencia, lo cual causa confusión y angustia.

Sumado a los límites que el medio ejerce sobre la libertad de experiencia de los
individuos, se presenta la medicación con Ritalin como una coartación biológica de la
libertad de experiencia del niño/a, ya que el fármaco metilfenidato produce un cambio en la
conducta incrementando los niveles de dopamina y noradrenalina que supuestamente
significa un aumento de la cognición y de atención, sin embargo, según múltiples
testimonios, se puede establecer que también produce efectos en las relacione sociales de
los niños y niñas como también en su relación y entendimiento de sí mismos/as. Es
importante mencionar que el tratamiento a través de la medicación no mejora el supuesto
trastorno, sólo produce una conducta más autocontrolada y socialmente aceptada, la cual
vuelve a su antigua naturaleza una vez terminado el efecto farmacológico. En este contexto,
es necesario recordar que los niños y niñas que comúnmente son diagnosticados/as con
TDAH están atravesando las etapas de Iniciativa/Culpa y Laboriosidad/Inferioridad
postuladas por Erikson, según las cuales la atención, comprensión y acompañamiento
adulto son fundamentales para el éxito de niños y niñas en su respectivo desarrollo
psicosocial, éxito que se ve mermado en gran medida con un diagnóstico de TDAH.
¿Cómo se entiende el proceso de carga-descarga de energía;
y satisfacción personal, en niños y niñas con diagnóstico TDA?

Para que los procesos de carga y descarga de energía, necesarios para el óptimo
funcionamiento del cuerpo, ocurran, es fundamental que los individuos tengan el espacio y
la libertad para autoexpresarse y satisfacer sus necesidades. ​Entendiendo el fenómeno del
TDAH en términos de energía, se percibe que los niños y niñas diagnosticados tienen un
desequilibrio en su proceso de carga de energía que se manifiesta en su conducta y que se
contrapone con las normas sociales, específicamente con las normas de comportamiento
en la educación formal. Sin embargo, desde esa perspectiva, no se analizan dichos
procesos energéticos y los factores que pudiesen estar influyendo en la cantidad de energía
que circula, es más, sólo se etiquetan como “inadecuados” sin siquiera intentar
comprenderlos con una visión amplia y crítica de los factores que afectan a los sujetos en
su inadaptación. Las limitaciones en el análisis de este fenómeno, entendido sólo desde su
resultado o manifestación, generan que la solución planteada sea la medicación con
fármacos que modifican las reacciones cerebrales naturales produciendo una depresión de
su hiperactividad e impulsividad y una focalización y aumento en su atención, por tanto, la
inhibición de su descarga natural de energía mediante el dopaje, lo que conllevará a
grandes conflictos en el cómo afrontar las diversas situaciones del ambiente social. Otro
punto relacionado con este ejercicio es la coartación de la vinculación del niño/a con su
cuerpo y lograr comprenderse desde la aceptación para poder construir la imagen de sí
mismo desde ahí y no desde un lugar que deslegitima su energía, en lugar de propiciar el
autoconocimiento e incentivar a comprender su propia identidad desde lo corpóreo,
comprendiendo así la existencia de un organismo autónomo, diverso, complejo y
multidimensional a la vez, en otras palabras un ser que puede desarrollar eficazmente su
integralidad.

Lo anterior da cuenta de una complejización de la problemática donde el camino de


comprensión y acción debiese apuntar a elaborar mecanismos para que el ciclo de energía
siga su curso natural equilibrando la carga y descarga de energía. Para esto es necesario
centrar nuestro enfoque en las dificultades que el niño presenta al volcar su descarga.
Existe una inhibición que retiene la energía de forma interna, al no encontrar un entorno
seguro para la expresión de sí, por lo que al incrementar su actividad metabólica en el
proceso de carga se produciría una alta presión emotiva de procesos incomprensibles o
imperceptibles aún para él/ella, que pueden ser leídos como falta de atención, inquietud, y
en muchos casos tendencias impulsivas y agresivas, dada la frustración de no poder
expresar aquello que le ocurre. En cambio, si esa descarga ocurriera dentro de un entorno
propicio para la expresión de sí mismo/a, habría una reducción en la presión interna y un
decantamiento de la energía hacia una sensación de soltura placentera y por ende a la
satisfacción, y con ello un disminución considerable de aquellas características identificadas
como patológicas.
Nuestra crítica...

Podemos observar entonces que generalmente la articulación del diagnóstico de


TDA, en sus distintas formas, no responde a pruebas científicas que sostengan la
patologización de conductas “problemáticas” asociadas contextualmente, en su mayoría,
dentro del aula o en su entorno institucional educativo formal. Aún así, se insiste en
prescribir medicación pese a la crítica sostenida de personalidades en el ámbito de la
psiquiatría que advierten sobre el uso continuo de psicoactivos como el Ritalin. Los efectos
clínicos de la sustancia permanecen activos al menos durante tres a cuatro horas, lo que
lleva a múltiples dosificaciones. Por otro lado, su dosis diaria recomendada gira en torno a
los 60 mg/día cuyo límite parece ser arbitrario y no está basado en ensayos clínicos. Existen
dos efectos en la medicación, una que opera en un aumento significativo de la actividad de
las funciones intelectuales por sobre las motoras, y otro que produce una estimulación a
nivel generalizado, lo curioso es que a pesar de advertir sobre efectos secundarios tales
como: comportamiento compulsivo, depresión, insomnio, supresión del apetito y pérdida de
la sociabilidad; se siguen considerando en algunos casos estos efectos como funcionales a
la terapia.

Dado lo anterior criticamos firmemente el intento de resolver esta “problemática” de


la conducta a través de fármacos, develando la tendencia a patologizar diferentes formas
de conducta que requieren una comprensión más amplia del desarrollo en la niñez. Aceptar
la manifestación de conductas diferentes en el desarrollo, podría evitar la catalogación de
un problema, como también su posterior intento por resolverlas a través de la medicación y
el dopaje. Es importante destacar además, el énfasis de esta situación como un problema
psicológico de los individuos y no como un fenómeno psicosocial no permite un
cuestionamiento al modelo educativo y su intento homogeneizador en la conducta de los
niños, así como tampoco visibiliza la importancia que tiene su núcleo familiar en la
construcción de su interacción social y en sus procesos cognoscitivos. Se articula entonces
la discusión como un fenómeno individual en donde el niño es en sí mismo el problema,
escindiendo la problemática de su dimensión institucional y política. Se plantean como
dificultades la adaptación a normas y reglas de comportamiento en relación a un
determinado ritmo de trabajo, además de un nivel de autocontrol tanto corporal como
cognitivo fijados previamente de forma estructural como “apropiadas” a su momento de
desarrollo, lo que a través de los diferentes autores abordados resulta contradictorio a la
natural expresividad del niño.

La institución educativa recibe al niño sin hacerse cargo de sus procesos previos y
los incentiva de forma autoritaria a ejecutar las actividades de acuerdo a un plan curricular
que no ha sido diseñado para la diversidad de formas de aprendizaje ni de estadios, que
requiere o por los cuales atraviesa cada niño/a. Por ejemplo, según los planteamientos de
Erikson, si un niño (de 3 a 5 años aprox) aún no resuelve su etapa en donde predomina la
iniciativa creativa y la motivación del “hacer”, desarrollará un sentimiento de culpa ante
quienes le presenten esta disposición como un problema. Al mismo tiempo se le obligará a
concretar su trabajo desde un perspectiva de industriosidad, en la cual el niño/a se identifica
con el objeto con el que trabaja, inscribiéndose en su concepción de sí dos valores; una
culpabilidad ante lo que no es capaz de terminar, y por ende una percepción inacabada de
sí mismo. Además, como primera instancia de socialización dentro de su experiencia, no
apunta a una construcción de relaciones positivas, pues se encuentra en una dinámica en la
que debe entrar en competencia con sus pares, construyendo su noción del yo en relación
al otro y no centrado en el reconocimiento de sus propias potencialidades ni en la
valorización del potencial de los otros. Esto fácil y entendiblemente puede desencadenar en
situaciones de frustración que lleven al niño/a a autocensurarse, pues no se estarían
generando condiciones seguras para un encuentro con la realidad, ni para su apertura, por
lo tanto tenderá a retener su emociones. Esto puede llevarle a desatender y no percibir las
dinámicas que se le proponen, confundiendo este proceso como un polémico “trastorno”
desde la perspectiva de la normalidad adulta. Esta situación ejemplifica lo complejo que es
el desarrollo en el niño/a, la importancia de la valorización de su individualidad y potencial
como organismo frente a la homogeneización de aptitudes y cualidades que se plantea
desde el currículo educativo.

En cuanto al diagnóstico, relativizamos esta acción de someterse a escrutinio de


manos expertas que responden a solo una forma de conocimiento moderna-occidental, y
que es funcional a los valores que incentiva nuestro modelo económico mercantilista
neoliberal, tales como pasividad, productivismo, consumismo, utilitarismo, etc. Cuando el
malestar detiene su ritmo frenético, vuelca violentamente todo su aparataje de poder
omnipresente, en tanto ejercicio y operación social, en reprimir, regularizar e institucionalizar
lo único que nos pertenece como individuos; el cuerpo, siendo incapaz de generar la
autocrítica frente esos malestares como respuesta al modo de vida que reclama como
superestructura, pues el poder jamás se muestra sin embargo dejará sentir sus estragos
como parte de su juego de definir la verdad que delinea lo que conocemos.

“Después de todo, somos juzgados, condenados, clasificados,


obligados a cumplir tareas, destinados a cierta manera de vivir o a
cierta manera de morir, en función de discursos verdaderos que
llevan consigo efectos específicos de poder.”1

No damos crédito, a este acto diagnóstico más aún cuando se trata de niños y niñas
en desarrollo pues se les niega su derecho fundamental a vivir su infancia y se les impone
una construcción de sí mismos/as desde la patología, desvalorizándoles como individuos
desde sus primeras experiencias, negándoles la oportunidad de investigar en sus
potencialidades como organismos multidimensionales y guiar sus atributos hacia la
autonomía, responsabilidad y la satisfacción en vías de un proceso de madurez .

“El placer y la satisfacción constituyen la experiencia inmediata de


las actividades de la autoexpresión. Limítese el derecho del individuo
de expresarse a sí mismo, y se habrán limitado las oportunidades
que tiene de gozar del placer y del vivir creativo.”2

1
Foucault, M. (1997). Defender la sociedad. Fondo de cultura económica. Buenos Aires. ​Clase 14
Enero de 1976​. Pp. 34
2
Lowen, A. (1980) Bioenergética. México, D.F.:Ed. Diana. ​El concepto de Energía.​ Pp. 48.
Alternativas educacionales

Como hemos mencionado a lo largo de nuestro trabajo, el TDAH se construye a


partir de una forma de entender la educación y el desarrollo de los niños desde una
perspectiva que nos resulta poco real en el sentido que se contrapone con el natural
comportamiento de los niños como también resulta poco abordada en su complejidad.
Como estudiantes de una carrera artística hemos vislumbrado como este tipo de educación
da paso a nuevas posibilidades en la dinámica del aprendizaje. Se evidencian diferencias
abismantes entre una educación en un colegio tradicional y la experiencia de la enseñanza
en ámbitos artísticos, que van desde una nueva forma de entregar el conocimiento como
también una nueva forma de vivenciar el aprendizaje.

“El Arte es un campo particular de conocimiento, por ende la Educación Artística es


aquella que permite el desarrollo de competencias técnica e intelectuales particulares de
dicha disciplina. La percepción visual, la producción plástica y la reflexión crítica actúan
simultáneamente, para colaborar con la experiencia estética y cognitiva del sujeto”. A su vez
la expresión artística es una herramienta para la construcción de identidad, para tener una
noción de yo la cual permita actuar en torno a la satisfacción de las necesidades y deseos.
Es por esto que el arte en la educación cumple un rol fundamental en el desarrollo de la
persona y entendiendo el déficit atencional en términos de energía, consideramos que a
través de distintas formas de expresión artística el niño puede descargar su energía
satisfactoriamente, como también estar en una permanente y necesaria carga de energía,
permitiendo un equilibrado flujo de ésta.

Al ser el área que más conocemos, proponemos la danza como una actividad que
permite equilibrar la carga y descarga de quien la practique. En donde el aprendizaje es
sensitivo, para lo cual, se utilizan distintos canales de atención, lo que ayuda en la
concentración o, mejor dicho, requiere una nueva manera de aplicar la concentración. A su
vez, se trabaja desde la conciencia de uno/a mismo/a y de enfocarse en el presente,
interactuando con otras personas desde un lenguaje sensitivo, esto podría provocar grandes
cambios en el reconocimiento de sí como también en su relación con el mundo. Es una
actividad de una constante descarga de energía, por eso, a diferencia del sistema educativo
formal que exige una pasividad corporal, en la danza se requiere de un niño activo, y el
tener más energía resulta aún más favorable cuando se canaliza en el movimiento. Existen
diversas actividades en la danza que requieren y movilizan mucha energía, existen
actividades concretas que se orientan al flujo de ésta a través de la respiración, como la
danza del viento, como también existen improvisaciones guiadas donde la descarga es muy
grande y muy variada en su manifestación. Generalmente en esta última, la descarga puede
estar acompañada de emociones muy fuertes que se desborden.

“La vida emocional del individuo depende de la movilidad de su cuerpo "3

3
Lowen, A. (1980) Bioenergética. México, D.F.:Ed. Diana. ​El concepto de Energía.​ 51.
Bibliografía Virtual

- Déficit Atencional con Hiperactividad.


https://es.wikipedia.org/wiki/Trastorno_por_d%C3%A9ficit_de_atenci%C3%B3n_con_hip
eractividad

- Niños Drogados: el negocio del ritalin y el control social.


http://metiendoruido.com/2013/03/ninos-drogados-sobre-el-negocio-del-ritalin-la-escuela-
y-el-control-social/

- Déficit Atencional. Guía para su comprensión y desarrollo de estrategias de apoyo,


desde un enfoque inclusivo, en el nivel de Educación Básica.
Ministerio de Educación.
(​http://especial.mineduc.cl/wp-content/uploads/sites/31/2016/08/201305151612430.D
eficit_Atencional.pdf​)

- Función de Biomarcadores en el Organismo


https://robertcabre.com/2012/05/18/que-son-y-que-funcion-tienen-los-biomarcadores-
en-el-organismo/

- Educación no formal. Fortalezas y debilidades.


https://bellasartesestetica.files.wordpress.com/2012/08/diaz-posse-trabajo-completo.pdf

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