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¿ Cómo se puede entender la relación entre el desarrollo del niño y el diagnóstico de TDAH
en un contexto de educación Formal?
OBJETIVOS
Nos parece importante destacar que no existen biomarcadores específicos por los
que se pueda diagnosticar TDAH como una entidad clínica diferenciada, es decir, no existen
sustancias que indiquen un estado biológico fisiológico, morfológico o bioquímico que se
puedan medir objetivamente y que pueda indicar que un proceso biológico sea normal o
patológico. Lo que sí existe, es una conexión entre su defensa como patología y conflictos
de interés entre quienes investigan y las farmacéuticas que lucran con los medicamentos
recetados para el tratamiento del Trastorno de Déficit Atencional.
Este punto corresponde a una problemática ya que en general los niños a esta edad
son inquietos y quieren aprender a través de métodos más lúdicos, no tan detenidos y
limitados como los que propone el sistema educacional.
Otro punto a considerar es la teoría del desarrollo cognitivo que postula Piaget,
específicamente la segunda fase preoperacional, periodo el cual acontece desde los 2 a los
7 años aproximadamente (período común en donde a los niños se les diagnostica TDAH).
Esta etapa se caracteriza por el pensamiento “egocéntrico” que experimenta el niño/a, es
decir, no pueden empatizar, por esto es difícil para los niños/as comprender lo que
realmente se les está pidiendo y el sentido de este, ya que solo logran ver lo que a ellos/as
les sucede, en especial cuando están insertos en un grupo homogeneizado de infantes
desde la perspectiva del docente.
¿Cómo afecta el diagnóstico y tratamiento de TDAH a la noción de sí,
la tendencia a la actualización y la noción de libertad de experiencia
en niños y niñas?
Por otro lado, la forma de ser “hiperactiva y con déficit atencional” del niño/a es la
expresión de cómo ellos/as perciben su experiencia social. Al estar insertos en un entorno
familiar y educativo donde no es aceptada su experimentación, la aceptación positiva
incondicional postulada por Rogers también se ve amenazada, ya que son sus referentes
más cercanos y significativos quienes le están rechazado, situación que genera inseguridad
en los y las menores.
Existe también una limitación a la libertad del sujeto de reconocer y elaborar sus
experiencias y sentimientos personales como él o ella cree que debe hacerlo. Esto puede
tener consecuencias negativas para el sujeto, ya que ocurren desarreglos en el sistema de
comunicación del organismo, lo que es la base del buen funcionamiento. La falla en la
comunicación interna es provocada por la represión que el individuo genera en la
exteriorización de su conducta y/o la represión de su forma de experienciar por temor a
perder las condiciones de las que depende su actualización, es decir, el afecto de quienes
son importantes en su vida. Esta represión de su propia naturaleza provoca que parte de su
experiencia real escape a su conciencia, lo cual causa confusión y angustia.
Sumado a los límites que el medio ejerce sobre la libertad de experiencia de los
individuos, se presenta la medicación con Ritalin como una coartación biológica de la
libertad de experiencia del niño/a, ya que el fármaco metilfenidato produce un cambio en la
conducta incrementando los niveles de dopamina y noradrenalina que supuestamente
significa un aumento de la cognición y de atención, sin embargo, según múltiples
testimonios, se puede establecer que también produce efectos en las relacione sociales de
los niños y niñas como también en su relación y entendimiento de sí mismos/as. Es
importante mencionar que el tratamiento a través de la medicación no mejora el supuesto
trastorno, sólo produce una conducta más autocontrolada y socialmente aceptada, la cual
vuelve a su antigua naturaleza una vez terminado el efecto farmacológico. En este contexto,
es necesario recordar que los niños y niñas que comúnmente son diagnosticados/as con
TDAH están atravesando las etapas de Iniciativa/Culpa y Laboriosidad/Inferioridad
postuladas por Erikson, según las cuales la atención, comprensión y acompañamiento
adulto son fundamentales para el éxito de niños y niñas en su respectivo desarrollo
psicosocial, éxito que se ve mermado en gran medida con un diagnóstico de TDAH.
¿Cómo se entiende el proceso de carga-descarga de energía;
y satisfacción personal, en niños y niñas con diagnóstico TDA?
Para que los procesos de carga y descarga de energía, necesarios para el óptimo
funcionamiento del cuerpo, ocurran, es fundamental que los individuos tengan el espacio y
la libertad para autoexpresarse y satisfacer sus necesidades. Entendiendo el fenómeno del
TDAH en términos de energía, se percibe que los niños y niñas diagnosticados tienen un
desequilibrio en su proceso de carga de energía que se manifiesta en su conducta y que se
contrapone con las normas sociales, específicamente con las normas de comportamiento
en la educación formal. Sin embargo, desde esa perspectiva, no se analizan dichos
procesos energéticos y los factores que pudiesen estar influyendo en la cantidad de energía
que circula, es más, sólo se etiquetan como “inadecuados” sin siquiera intentar
comprenderlos con una visión amplia y crítica de los factores que afectan a los sujetos en
su inadaptación. Las limitaciones en el análisis de este fenómeno, entendido sólo desde su
resultado o manifestación, generan que la solución planteada sea la medicación con
fármacos que modifican las reacciones cerebrales naturales produciendo una depresión de
su hiperactividad e impulsividad y una focalización y aumento en su atención, por tanto, la
inhibición de su descarga natural de energía mediante el dopaje, lo que conllevará a
grandes conflictos en el cómo afrontar las diversas situaciones del ambiente social. Otro
punto relacionado con este ejercicio es la coartación de la vinculación del niño/a con su
cuerpo y lograr comprenderse desde la aceptación para poder construir la imagen de sí
mismo desde ahí y no desde un lugar que deslegitima su energía, en lugar de propiciar el
autoconocimiento e incentivar a comprender su propia identidad desde lo corpóreo,
comprendiendo así la existencia de un organismo autónomo, diverso, complejo y
multidimensional a la vez, en otras palabras un ser que puede desarrollar eficazmente su
integralidad.
La institución educativa recibe al niño sin hacerse cargo de sus procesos previos y
los incentiva de forma autoritaria a ejecutar las actividades de acuerdo a un plan curricular
que no ha sido diseñado para la diversidad de formas de aprendizaje ni de estadios, que
requiere o por los cuales atraviesa cada niño/a. Por ejemplo, según los planteamientos de
Erikson, si un niño (de 3 a 5 años aprox) aún no resuelve su etapa en donde predomina la
iniciativa creativa y la motivación del “hacer”, desarrollará un sentimiento de culpa ante
quienes le presenten esta disposición como un problema. Al mismo tiempo se le obligará a
concretar su trabajo desde un perspectiva de industriosidad, en la cual el niño/a se identifica
con el objeto con el que trabaja, inscribiéndose en su concepción de sí dos valores; una
culpabilidad ante lo que no es capaz de terminar, y por ende una percepción inacabada de
sí mismo. Además, como primera instancia de socialización dentro de su experiencia, no
apunta a una construcción de relaciones positivas, pues se encuentra en una dinámica en la
que debe entrar en competencia con sus pares, construyendo su noción del yo en relación
al otro y no centrado en el reconocimiento de sus propias potencialidades ni en la
valorización del potencial de los otros. Esto fácil y entendiblemente puede desencadenar en
situaciones de frustración que lleven al niño/a a autocensurarse, pues no se estarían
generando condiciones seguras para un encuentro con la realidad, ni para su apertura, por
lo tanto tenderá a retener su emociones. Esto puede llevarle a desatender y no percibir las
dinámicas que se le proponen, confundiendo este proceso como un polémico “trastorno”
desde la perspectiva de la normalidad adulta. Esta situación ejemplifica lo complejo que es
el desarrollo en el niño/a, la importancia de la valorización de su individualidad y potencial
como organismo frente a la homogeneización de aptitudes y cualidades que se plantea
desde el currículo educativo.
No damos crédito, a este acto diagnóstico más aún cuando se trata de niños y niñas
en desarrollo pues se les niega su derecho fundamental a vivir su infancia y se les impone
una construcción de sí mismos/as desde la patología, desvalorizándoles como individuos
desde sus primeras experiencias, negándoles la oportunidad de investigar en sus
potencialidades como organismos multidimensionales y guiar sus atributos hacia la
autonomía, responsabilidad y la satisfacción en vías de un proceso de madurez .
1
Foucault, M. (1997). Defender la sociedad. Fondo de cultura económica. Buenos Aires. Clase 14
Enero de 1976. Pp. 34
2
Lowen, A. (1980) Bioenergética. México, D.F.:Ed. Diana. El concepto de Energía. Pp. 48.
Alternativas educacionales
Al ser el área que más conocemos, proponemos la danza como una actividad que
permite equilibrar la carga y descarga de quien la practique. En donde el aprendizaje es
sensitivo, para lo cual, se utilizan distintos canales de atención, lo que ayuda en la
concentración o, mejor dicho, requiere una nueva manera de aplicar la concentración. A su
vez, se trabaja desde la conciencia de uno/a mismo/a y de enfocarse en el presente,
interactuando con otras personas desde un lenguaje sensitivo, esto podría provocar grandes
cambios en el reconocimiento de sí como también en su relación con el mundo. Es una
actividad de una constante descarga de energía, por eso, a diferencia del sistema educativo
formal que exige una pasividad corporal, en la danza se requiere de un niño activo, y el
tener más energía resulta aún más favorable cuando se canaliza en el movimiento. Existen
diversas actividades en la danza que requieren y movilizan mucha energía, existen
actividades concretas que se orientan al flujo de ésta a través de la respiración, como la
danza del viento, como también existen improvisaciones guiadas donde la descarga es muy
grande y muy variada en su manifestación. Generalmente en esta última, la descarga puede
estar acompañada de emociones muy fuertes que se desborden.
3
Lowen, A. (1980) Bioenergética. México, D.F.:Ed. Diana. El concepto de Energía. 51.
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