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María Vanessa Ortiz Isaias

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Crítica “Los mitos que nos dieron traumas” de Juan Miguel Zunzunegui.

Primero que nada, es importante conocer mucha de la ideología mexicana para comprender
los mitos en los cual vive México y el porqué de cada uno de los comportamientos de sus
ciudadanos, el por qué caemos tan fácil en los mitos, el cómo nos envuelven con las
palabras y el por qué México es un país sin memoria. Creemos solo la peor parte de México
y de nuestra historia por los perjuicios. Tenemos un severo trauma y acomplejamiento
porque fuimos conquistados.

Los mitos de México están en nuestra bandera, en nuestro dinero, en nuestros libros
escolares y hasta en las paredes de los edificios importantes, donde los muralistas, al
amparo del gobierno posrevolucionario, plasmaron un idílico y perfecto mundo indígena,
alterado y corrompido por la llegada de los españoles.

Algo que CASI TODOS los mexicanos tenemos es el echar culpas a todos menos a uno
mismo. Esto es conocido en el libro como ESQUEzofrenia que es la tendencia al “Es que”
… al eterno pretexto que nos exculpe de todas nuestras desgracias.

Somos un país que lamentablemente está traumado con el pasado y no puede dejarlo atrás,
Vivimos estancados y lo disfrazamos utilizando las penas, la pobreza y el ser conformistas
en el juego de fingir ser felices por eso es más fácil vivir del mito, creer lo que se escribe y
conformamos con lo que se dice, pero no investigamos, no tenemos memoria.

De igual forma, aparentamos ser un país que se hace llamar muy unido, pero
constantemente caemos en la ideología de quedar como héroes, aunque actuemos como
villanos, aunque se traicionaran y un perfecto ejemplo es la típica frase “mientras yo esté
bien, los demás que se jodan o “de que frieguen o que yo te friegue, mejor yo” y caemos en
que nosotros somos lo único que importa. También constantemente hablamos más de los
extranjeros y muy especialmente vivimos con el trauma que fuimos conquistados, pero así
tuvo que ser ya que de otra forma no hubiéramos avanzado y realmente quien sabe si
existiríamos.

Constantemente el mexicano rechaza al español, pero debemos mirar a nuestro alrededor y


darnos cuenta que con todo y la independencia y la separación con España, seguimos
teniendo muchas cosas de ellos. La primera y más importante es el lenguaje porque no
andamos quejándonos en alguna lengua indígena sino en español, ¿cierto?, segundo, la
bandera independentista fue la Virgen de Guadalupe que fue nada más y nada menos que
la principal herramienta conquistadora, tercero, los bailes y trajes de la Guelaguetza, el taco,
el tequila, el pan de muerto, el traje de charro y la charrería, los trajes de tehuana o de china
poblana y todo de lo cual sentimos un gran orgullo es nada más y nada menos que virreinal,
es decir, mestizo.
Tenemos un legado indígena, aunque preferimos al indio muerto, por eso vamos a
Teotihuacán y a Chichen Itzá a ver las piedras que dejaron los indios que ya no están, pero
poco nos ocupamos del indio vivo, ese que tenemos como pieza de museo y estancado en
el siglo XVI, con sus usos y costumbres. El mexicano, que no es mestizo, español, ni indio,
ni nada, va a templos barrocos de origen español a venerar al dios que trajeron los
españoles y, ante todo, a su madre virgen… todo eso al tiempo que repudia su ser español.
Ese mismo extraño ser siente orgullo de los indios y su cultura, pero venera, como se ha
señalado, al indio muerto, al que ya no está, pero dejó Chichen Itzá y Teotihuacán. Cuando
vienen los turistas los llevamos a que vean el legado de los indios muertos, nunca a que
vean la realidad de los indios vivos pero por otra parte, nos decimos estar orgullosos de la
música que nos representa y resulta ser nada más y nada menos que a un español.

No podemos arrastrar lo que pasó en nuestro pasado, es como si un problema que tuvieron
tus tatarabuelos tuvieron un problema con alguien y aún en tu generación lo sigues
arrastrando, tenemos que comprender que sí hubo una conquista en el siglo XVI, pero no
fue la conquista de México, fue la conquista de Tenochtitlan, en manos de indígenas y
castellanos. De esa conquista nació México. No fuimos conquistados, nacimos de la
conquista de unos sobre otros, pero no somos ninguno de los dos, no somos el
conquistador ni el conquistado, somos sus hijos y somos parte de México y sus inicios y su
historia y no de la Nueva España ni de Tenochtitlan ni ningún otro nombre anterior de
nuestro territorio.

Nuestra genética está compuesta de la fusión de varias razas como son español e indígena,
sino de africanos, asiáticos y todo tipo de europeos por lo cual no somos ni indígenas, ni
españoles ni africanos ni nada de eso… somos mexicanos y somos únicos por nuestra
diversidad de razas y con ello diversidad de características físicas como es el cabello, color
de piel, forma de manos y pies, etc. Nos tenemos que aceptar tal y como somos y no
sentirnos acomplejados por la forma en como somos.

Hablando de forma más social, en mi cabeza no puede entrar la idea que tenemos de que
las personas que son de bajos recursos económicos son buenas y los que tienen mejores
posibilidades y una mejor posición económica son malos. Y que muchas veces la situación
del país y de la seguridad se relaciona con que roban para sus familias y no siempre es el
caso; algo con lo cual estoy muy a favor en el libro es que el sector más vulnerable, que son
las personas que tienen menor poder adquisitivo debido al fanatismo tan grande que tienen
por la virgen de Guadalupe van y hacen peregrinaciones, le piden prácticamente milagros y
digo milagros porque son cosas muy difíciles de lograr y que son alcanzables trabajando
arduamente pero es tan floja la sociedad mexicana que lo dejan completamente a manos de
Dios y la virgen y voy de acuerdo que tengan una religión, voy de acuerdo que tengamos fe
en algo pero en lo que no estoy de acuerdo es que dejen todo a manos de Dios y que si no
se les cumple es porque Dios no quiso, es porque Dios te está castigando por algo pero
nunca es culpa de la persona y esto viene desde los aztecas y otras civilizaciones pero
tenemos que entender QUE ES EL SIGLO 21, NO PODEMOS SEGUIR DEJANDO TODO A
MANOS DE NUESTRA PATRONCITA, NUESTRA MADRE LA VIRGEN DE GUADALUPE y
mucho menos tener la idea que ella nos ayudará con su hijo porque somos mexicanos, sus
consentidos.
Es increíble la doble moral que maneja el mexicano en promedio porque claro que existen
sus excepciones pero por una parte nos hacemos llamar humildes y realmente somos muy
egocéntricos; decimos ser humildes, y al hacerlo nos hacemos chiquitos, poquita cosa; pero
al mismo tiempo nos decimos el pueblo consentido, no de Dios, sino mejor aún, de su
madre como ya lo mencioné arriba y lo cual, bien visto, es bastante presumido y
egocéntrico, aunque claro, ya sabemos que nos quiere por pobres.

Pasando a la parte de las características físicas dependiendo de los sectores, algo que
sucede mucho con los mexicanos es que las personas pobres no son bien parecidas, son
rechazadas por su físico o por otros sectores y que tendremos mucho a juzgar a las
personas y si vemos que una mujer que no tiene tantos recursos económicos y está con un
hombre que tiene dinero es porque se fijo en él por el dinero y él en ella porque es bonita,
tan es cierto esta idea que es la típica historia de novela mexicana que entretiene a los
mexicanos día con día y que no se la pierden y que aspiran a eso.

También, los mexicanos tanto hombres como mujeres aún siguen cayendo en ideas
machistas donde el hombre si puede ser infiel, puede ser parrandero, mil amores, pero las
mujeres deben ser buenas y castas. Es triste que aún hoy en siglo XXI pasé esto porque,
aunque hoy en día ya hay más apertura y oportunidades en muchos aspectos para la mujer,
aún seguimos estando atrás de los hombres y sobre todo por la parte de que la mujer si es
vista con varios hombres o haciendo algo, es mucho más fácil que sea tachada de ser de
cascos ligeros y mala mujer, aunque no lo sea, y, sobre todo, se da más en pequeñas
ciudades o hasta pueblitos.

Tenemos que quitarnos el chip lleno de acomplejamientos, inseguridades, conformistas y


dejar de decir que lo que importa no es ganar sino competir ya que como dice el libro y
opino lo mismo” eso dicen los que pierden. Ésa es una idea que sólo encaja en la mente de
los que no ganan, ya que aquel que ha probado la victoria nunca más se conforma con el
esfuerzo, quiere las mieles del triunfo”. También debemos cortar de raíz el delirio de
persecucion que maneja México, esa idea de que todos están en su contra y de
básicamente pedir a gritos la atención siempre; Debemos dejar de ser nostálgicos, el
pasado PISADO y presente de frente, así sin más rodeos.

Este libro sobre todo lo que me deja es que me dio una perspectiva y me permitió criticar
muchas de las situaciones que pasan en el día día tanto en mi vida como en el país para
poder hacer todo lo que mencioné arriba y que si yo cambio y empieza poner el ejemplo, la
gente mi alrededor puede hacer exactamente lo mismo y así poco a poco la gente de su
alrededor también lo va hacer y realmente se va a lograr ese cambio y vamos a dejar de ser
ese país tan mediocre y conformista porque tenemos mucho potencial pero
lamentablemente los mitos nos atan y no nos permiten avanzar entonces tenemos que
quitar de raíz todas estas ideologías y cambiar porque no podemos seguir siempre con las
mismas situaciones desde civilizaciones antes de que nuestro México existiría.

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