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POPOL VUH; LA EVOLUCIÓN DEL

HOMBRE
Diego Perdomo 00:55 Análisis , Clásicos , evolución del hombre , Indígena , Literatura , Popol vuhNo hay
comentarios.

La cosmogonía de los mayas es toda una


compilación de sus creencias, sistemas políticos, económicos y culturales que
se forjan a través del tiempo, explicados por mitos que dejan entrever todo un
complejo social estructurado por los nativos del nuevo mundo establecidos en
lo que hoy es Guatemala antes de la conquista, y aunque es evidente la
influencia cultural y religiosa europea en el texto, pues no hay que olvidar que
el libro fue adaptado por el fraile Fray Francisco Ximénez, no es menos cierto
que existe una parte de la civilización Maya que puede disfrutarse gracias al
Popol Vuh.
El texto pretende mostrar la creación del mundo y del hombre, pero de una
manera que se podría encasillar dentro de una especie de materialismo
cosmogónico, y es que el Popol Vuh narra la existencia de tres edades en lo
que respecta al hombre, una visión primitiva y poco estilizada de la evolución,
pero que evidencia que los mayas intuyeron los cambios físicos que sufren las
maravillas del universo y que trataron de plasmarlo en sus historias desde su
visión mitológica.

Según el Popol Vuh los dioses crean un mundo, con la esperanza de que las
criaturas que hicieran para poblarlo pudieran adorarlos como su condición
divina así lo exigía, sin embargo sus creaciones no fueron lo que esperaban, y
es aquí en donde se puede evidenciar la primera semejanza entre el texto
maya y la evolución, y es que los dioses no son infalibles y también cometen
errores, lo que hace que su creación sea un experimento que surge por medio
de la prueba y el error, algo que la naturaleza ha hecho desde el principio de
las cosas. Si se toma como ejemplo “El origen de las especies” de Darwin, al
igual que los dioses del Popol Vuh, su propuesta plantea la selección natural
como la elección que hace la naturaleza para darle prioridad a las especies
mejor adaptadas a sus ambientes y con mejores armas biológicas que le
permitan la supervivencia, es decir que si una especie quiere aferrarse a la
existencia debe obligatoriamente cambiar para encajar en el mundo que
propone nuevas necesidades, y esto sólo es logrado por una maravilla natural
que es la memoria genética que adquiere la descendencia de cualquier especie
sobre la Tierra, que bien puede darle o quitarle armamento físico para
sobrellevar los cambios que surgen con el tiempo, si esto no se hace la especie
estaría condenada a la extinción, así que debe probar con sus descendientes
sistemas físicos nuevos que si no sirven han de ser cambiados por otros más
sofisticados y prácticos, esto es la prueba y error de la naturaleza, situación
que funciona de igual manera en el Popol Vuh donde los dioses cometen un
primer error y es la creación de animales sin capacidad para agradecerles o
adorarlos, repitiéndose así con el hombre de barro y el hombre de madera,
versiones fallidas de la humanidad en el mundo imaginado por las deidades
mayas, por tanto el hombre tiene que evolucionar para adaptarse a las
exigencias de sus dioses.

Estas razones con respecto a la experimentación natural y los errores de los


dioses son sólo la punta del iceberg, y es que es muy evidente la visión
materialista plasmada en el Popol Vuh que muestra al mundo y al hombre
como entes cambiantes y mutables, las divinidades únicamente han intervenido
en lo que al hombre se refiere, pero el mundo es dejado a su suerte cambiante,
es así que la evolución puede verse en pequeños ejemplos a través de la
lectura.“Entonces ellos se pusieron de través en su camino, cogieron en un
pañuelo a la Rata. Habiéndola cogido le apretaron vivamente la cabeza,
queriendo ahogarla. Le quemaron la cola en el fuego; entonces la rata
comenzó a llevar así la cola, a no tener pelos en la cola; sus ojos volviéronse
saltones porque habían querido ahogarla los engendrados…” en este
fragmento se evidencia el cambio que sufre la rata, ya no por la intervención de
los dioses originales sino por vicisitudes encontradas casi que por casualidad,
entonces al igual que sucede en la evolución, los mayas se imaginan un antes
y un después de una especie que muta según necesidades o intervenciones
externas, y este no es el único ejemplo, hay otros como el del conejo y el
venado donde se explica el origen de características de su físico, se les
despojó de la cola mientras huían de la caza de Hunahpú e Ixbalanqué, muy
similar a la teoría evolutiva de algunas especies de presa que han perdido sus
colas largas y le han dado paso a las pequeñas, para de esta forma tener más
probabilidades de escapar de los depredadores quienes por el contrario
mantienen colas alargadas para dar dirección a sus cuerpos mientras corren
tras su comida; otro ejemplo evolutivo se puede tomar de la versión de la
cadena alimenticia narrada en el Popol Vuh, donde el sapo se traga al piojo, la
serpiente al sapo y el halcón agarra a la serpiente, es lógico que pensar que los
mayas se fijaron en esta secuencia depredadora que evolutivamente tiene su
significado, explicado de la forma en que el más fuerte sobrevive o el pez
grande se come al chico, es así que las especies carnívoras se transforman en
maquinas de perfecta depredación y las presas se estilizan en cuerpos gráciles
de difícil captura.
En cuanto al hombre, obra en la que se especializan los dioses por medio de la
experiencia, no es muy diferente de la versión evolutiva. En un principio las
deidades maya crean a los animales, lerdos sin inteligencia y sin habla, que no
eran capaces de reconocer a sus hacedores, idea nada distanciada de la que
plantea la visión Darwiniana en donde las especies animales no se diferencian
mucho unas de otras en lo que respecta a inteligencia, siempre llevadas sólo
por instintos básicos, alimentación y reproducción, una manera práctica de
mantener la supervivencia tanto de ellos como de sus descendientes, sin la
necesidad de tener conciencia de estos actos, una visión previa a lo que sería
el hombre como tal y su reconocimiento de entidades supremas.
La primera creación divina del hombre maya, fue el de barro, una versión
humana insulsa y débil que sería destruida luego, tal como la naturaleza hace
con especies débiles e inadaptables, este hombre que no se podía sostener, no
podía reproducirse, era lógico su desenlace, tal como la evolución juzga a las
especies que no pueden reproducirse eficazmente, ella se encarga de dejarlas
abandonadas y olvidadas en el tiempo. Su parecido con homínidos antiguos
emparentados con el actual hombre, es innegable, pues al igual que la creación
de barro de los dioses, los primeros homínidos no podían sostenerse en pie y
tenían que estar en cuatro patas y con visión reducida al horizonte peligrando
de esta forma su integridad a causa de depredadores, y al igual que el hombre
fallido de barro, los primeros homínidos fueron versiones aun no sofisticadas
del ser humano que tuvieron que ir desarrollándose para subsistir en un mundo
atroz y competitivo, mientras que algunas otras especies fueron consumidas
por el tiempo sin dejar rastro. Otro aspecto similar con los primitivos homínidos,
es la falta de habla, el hombre de barro no pronuncia palabra que satisfaga a
los dioses, y los más recónditos ancestros humanos no descubrían la
importancia del lenguaje para la supervivencia, es más aun no eran gregarios
por lo que el lenguaje no se desarrollaría todavía. Estos hombres débiles
tampoco podían girar su cabeza, su visión siempre al frente, evolutivamente
esto ocurrió en los antepasados humanos que luego de mutaciones y cambios
físicos pudieron ver sobre sus hombros y ser alertados eficazmente de sus
predadores.
Como segunda prueba los dioses crearon al hombre de madera, una versión
que sería mejor que su predecesora y lo más importante, tendría conciencia de
sus hacedores, sin embargo esto no fue así, este hombre aunque podía
reproducirse, no tenía memoria así que olvidar a sus dioses no sería un
problema, este aspecto es importante destacarlo ya que en la evolución del
hombre un tema de gran relevancia es precisamente la memoria. Así como el
hombre de madera, en los primeros homínidos, ensayos naturales para el
desarrollo del hombre, no tenían la capacidad de recordar y mantener en su
memoria nuevos eventos que le propusieran en su existencia, si por ejemplo
llegaban a llanuras donde habitaban sus depredadores y morían cazados,
nunca más recordarían el sitio donde fueron atacados y pasarían todas la
veces que fuera sin tener conciencia del peligro de esos territorios, su memoria
era a corto plazo y sus actos regidos por instintos grabados a fuerza del tiempo
en sus genes, pero como el hombre de madera estos homínidos tuvieron que
perecer para dar origen a una siguiente generación más apta para el mundo.
En última instancia las deidades cansadas de no ser reconocidas por sus
insulsas creaciones, deciden realizar la obra máxima, creada entre una mezcla
de sangre y maíz, este último un gran símbolo para los mayas ya que es su
alimento y generador de vida, surge entonces el hombre maíz un ente especial
para los dioses, siendo éste quien los recordara y les agradeciera sus favores,
un hombre capaz de reproducirse y dejar legado intelectual a sus
descendientes, formar comunidades y estratificaciones de poderes. La
naturaleza paralela a la historia del Popol Vuh no se queda atrás en su intento
por hacer del hombre la obra máxima para perdurar en las condiciones
impuestas en la Tierra a lo largo de milenios, en la evolución al igual que en la
cosmogonía maya, la sangre es de vital importancia, si en el texto indígena su
simbolismo en la creación máxima de los dioses es sumamente relevante, lo
mismo ocurre en la selección natural, la sangre representa los recuerdos
genéticos de las especies siendo imprescindible tener que ser traspasados a
través de la reproducción donde los individuos más sanos y mejor dotados de
la naturaleza eran los escogidos para dejar descendencia.
También se pueden notar dos aspectos importantes en la evolución humana y
que el texto maya plantea, el lenguaje y el reconocimiento de dios, y es que el
ser humano en su difícil y despaciosa evolución desarrolló una de sus
herramientas más poderosas y que dieron pie a consagrarlo como una especie
superior, el lenguaje, permitiéndole así comunicarse con sus congéneres
creando comunidades que se protegían entre sí para superar la etapa de presa
de casi cualquier depredador mayor. El segundo aspecto que se plantea en el
Popol Vuh es el reconocimiento de dios, lo que sucede de igual forma en la
evolución cognitiva del hombre, y es que crea sus dioses para tratar de dar
explicación a fenómenos y acontecimientos fuera de su entender, esta creencia
en dioses dio pie a crear estructuras sociales sólidas, basadas en costumbres
religiosas y políticas, en donde la cadena de mando era encabezada por
expertos en situaciones divinas o en elegidos por dioses, casos como el de
chamanes o emperadores. Desde sus primeros pasos como homínido,
pasando por primates bípedos, homo habilis y el homo erectus, hasta decantar
en el homo sapiens sapiens, el cambio fue la pieza clave para que el hombre
trascendiera, y los mayas no fueron ajenos a esto, es por tal razón que su
visión cosmogónica tiene como eje el cambio constante que permite encajar
según las necesidades que exija el mundo.

Ahora bien los aspectos físicos no fue lo único que evolucionó en el hombre y
que puede ser visto en el Popol Vuh, sino que también se puede evidenciar la
evolución social, política, religiosa y cultural. Si se hace un parangón con los
planteamientos de Engels en su escrito “El origen de la familia, la propiedad
privada y el estado”, sobre lo que él llamaría época del salvajismo y época de
la barbarie, estadios donde el ser humano se encuentra en una etapa primitiva,
donde no tenía lenguaje ni sistemas sociales complejos, sólo llevados por sus
instintos básicos y de naturaleza nómada, que luego irían evolucionando poco
a poco hasta llegar a un punto donde su inteligencia ha crecido lo suficiente
para comunicarse y alimentarse ahora de animales grandes, es comparable
con las dos primeras creaciones del hombre por parte de las deidades maya,
hombres incipientes aun no estilizados ni especializados, que no logran
establecerse como seres de importancia, sino que son apenas intermedios
entre el génesis humano y la culminación de la obra divina según el Popol Vuh
y natural según la evolución.
Ya cuando Engels habla de los orígenes políticos del hombre, se refiere a la
familia como el eje principal y ejemplo inicial para lo que vendría en el futuro,
en los hogares quien sería la piedra básica y quien impondría una especie de
poder en pro de su prole, serían los ancianos, personas con la sabiduría y
experiencia suficiente para gobernar sobre sus pequeños clanes, así mismo el
respeto se ve reflejado en las historias mayas, donde los creadores son
ancianos, simbolizando sabiduría y conocimiento, también son dos ancianos
los que ayudarían a los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué a combatir a los
señores del inframundo los Xibalbá, la representación del mal. También se
puede evidenciar sus sistemas económicos basados en la agricultura al
superar la etapa nómada, formando clanes familiares de vital importancia en la
sociedad quiché.
Con dichas razones, es importante ver como la civilización maya tiene una
visión materialista de su creación, de cómo se dieron cuentan de los cambios
lógicos y naturales del mundo y los plasmaron en sus historias, entregando a la
humanidad sus ideas de dioses imperfectos y de la naturaleza cambiante sin
su intervención, de dioses que no terminan su trabajo creacionista sino que la
ignoran sin más, sólo buscando ser el centro de atención de sus criaturas,
estas razones evidencian que los mayas tenían conciencia de lo mutable del
mundo y tal vez como diría Darwin, “Parece no haber más propósito en la
variabilidad de los seres vivos y en la acción de la selección natural que en la
dirección en la que sopla el viento", los quiché notaron que los cambios se dan
casi sin ser previstos, sólo continúan imparables, y tal vez adquirieron
conciencia de que no se necesita una intervención superior para que algunas
cosas fluyan en el universo, así como en la perdida de la cola del conejo no
hubo una magia de por medio, sino pequeñas casualidades, o tal vez sólo se
dieron cuenta como lo dicen la palabras del personaje de Ian Malcolm en
Jurassic Park; “La vida se abre camino”.

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