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Textos fundamentales:
- A.A. 18: (Decreto Apostólicam Actuositatem) “Guardada la debida relación con la
autoridad eclesiástica, los laicos tienen el derecho de fundar y dirigir asociaciones y de
inscribirse en aquellas fundadas”.
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- c. 225: “Los fieles tienen derecho a fundar y dirigir libremente asociaciones para
fines de caridad o piedad, o para fomentar la vocación cristiana en el mundo; y también a
reunirse para procurar en común esos mismos fines.”
Principales notas:
- Libertad de asociación: siempre en comunión con la Iglesia.
- Valor de los carismas: “hay que recibirlos con agradecimiento y consuelo” (LG, 12,
y cf. Catecismo nº 2003)
- Las asociaciones no están en el ámbito de la organización eclesiástica, sino en el
ámbito de libertad y autonomía de los fieles. No son ámbitos opuestos sino de
colaboración.
1.2. Derecho fundamental de asociación c. 225.
►Constitucional. Depende de la condición constitucional del fiel y de la
responsabilidad del bautizado, y en concreto, de la corresponsabilidad del bautizado
en la misión de la iglesia y de su esfera de autonomía, es decir, de la capacidad que
tiene de tender al fin que ha sido llamado por el mismo Cristo, con su plena y
personal responsabilidad.
►Libertad y responsabilidad.Los fieles se asocian como fruto de una decisión
libre. Esta libertad no es independiente de la autoridad de la Iglesia.
►Límites al derecho de asociación
- Límites extrínsecos: El ejercicio del derecho de asociación (al igual que los
demás derechos fundamentales) tiene unos límites: los derechos de los demás files,
la función de la Jerarquía y el bien común de la Iglesia.
- Límites intrínsecos: limitadas a los fines propios de la Iglesia (no fines
políticos, técnicos, etc. que serían propios de las asociaciones del ordenamiento
civil)
- Límites fijados por la Autoridad: los establecidos por las normas positivas,
siempre en dependencia de los constitucionales, ya que el derecho de asociación,
como derecho fundamental, es fundamento y criterio de interpretación de sus
desarrollos normativos. (J. Hervada, Derecho Constitucional Canónico).
► Ius nativum, iherente a la condición del fiel cristiano. Derecho proclamado
por el C. Vat. II y recogido en CIC. Principales textos: Apostolicam actuositatem y
Presbyterorum Ordinis.
- A.A, 18:El hombre es social por naturaleza y Dios ha querido unir a los
creyentes en Cristo en el Pueblo de Dios y en un solo cuerpo. Por consiguiente, el
apostolado organizado responde adecuadamente a las exigencias humanas y cristianas de
los fieles, es signo de comunión y de unidad de la Iglesia.
- A.A, 19: Guardada la debida relación con la autoridad eclesiástica, los laicos
tienen el derecho de fundar y regir asociaciones y de inscribiere en las ya fundadas.
- P.O, 8 : De este derecho, en cuanto fieles, participan también los clérigos.
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- CIC: cc, 215, 278 § 1, 299.
- Christifideles Laici. nn. 29 y 30.
►Álvaro del Portillo: “No depende, por tanto, de una concesión de la Jerarquía, ni
tiene su origen en el Derecho positivo”.
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1.5. Dificultades que pueden presentar las asociaciones de fieles en la Iglesia
Obstáculos intraeclesiales. Pueden darse por: falta de entendimiento de lo que es
el derecho de asociación, o por dificultades de configuración práctica de este derecho en
las realidades concretas asociativas:
Falta de entendimiento: debido a una concepción jerárquica que lo tiene como un
instrumento de la autoridad. Hay que distinguir entre la Jerarquía y su cometido y las
asociaciones de fieles con las responsabilidades que de ellas dependen. La autoridad
cumplirá su misión mediante el impulso, subsidio, ayuda a esas libres iniciativas de
bautizados. En algunas ocasiones (c. 305) la Jerarquía: establecerá mecanismos de
control, obligaciones, advertencias, resolución conflictos.
Dificultades configuración de las asociaciones. Los miembros de las
asociaciones no forman una categoría especial de laicos. Una concepción errónea del
laicado es que el laico es un mero instrumento jerárquico, unos “ayudantes” de los clérigos.
2.1 Inicio de una asociación. Sujetos capaces para constituir y formar parte de las
asociaciones.
El CIC reconoce el derecho de asociación y lo sitúa en el elenco de los
deberes y derechos fundamentales del fiel:
Radica en el bautismo. Es un derecho fundamental porque corresponde a todos
los bautizados, porque es la condición común más radical. 204 § 1. Son fieles
cristianos quienes, incorporados a Cristo por el bautismo, se integran en el pueblo
de Dios, y hechos partícipes a su modo por esta razón de la función sacerdotal,
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profética y real de Cristo, cada uno según su propia condición, son llamados a
desempeñar la misión que Dios encomendó cumplir a la Iglesia en el mundo.
Los fieles tienen la facultad de fundar y dirigir asociaciones libremente. c. 215
Los fieles tienen derecho a fundar y dirigir libremente asociaciones para fines de
caridad o piedad, o para fomentar la vocación cristiana en el mundo; y también a
reunirse para procurar en común esos mismos fines. El canon recoge el texto de
Decreto AA nº 19: Guardada la debida relación con la autoridad eclesiástica, los
laicos tienen el derecho de fundar y dirigir asociaciones y, una vez fundadas, darles
su nombre.
En cuanto a la constitución:
- Para constituir las asociaciones se requieren varios fieles, al menos tres (c. 115 §1)
- Edad capacidad de obrar, 18 años (cc 97§ 1; 99)
- Entre 14 y 18 años se les reconoce responsabilidad comunitaria y social (a partir
de los 14 pueden demandar y responder en causas, c. 1478). Por tanto, si no hay
oposición paterna, son capaces.
- Para la mera incorporación basta el uso de razón. También se pueden incorporar
infantes por la voluntad de sus padres.
278 § 1. Los clérigos seculares tienen derecho a asociarse con otros para alcanzar fines
que estén de acuerdo con el estado clerical.
§ 2. Los clérigos seculares han de tener en gran estima sobre todo aquellas
asociaciones que, con estatutos revisados por la autoridad competente, mediante un plan
de vida adecuado y convenientemente aprobado así como también mediante la ayuda
fraterna, fomentan la búsqueda de la santidad en el ejercicio del ministerio y contribuyen a
la unión de los clérigos entre sí y con su propio Obispo.
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§ 3. Absténganse los clérigos de constituir o participar en asociaciones, cuya finalidad o
actuación sean incompatibles con las obligaciones propias del estado clerical o puedan ser
obstáculo para el cumplimiento diligente de la tarea que les ha sido encomendada por la
autoridad eclesiástica competente.
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Los estatutos contienen las normas internas por las que se rigen las asociaciones. Estas
normas aplican y concretan el derecho común y particular sobre las asociaciones de fieles
y contienen otras disposiciones de los fundadores de la asociación o que posteriormente
los miembros de la misma han querido incluir.
En principio, los fundadores de la asociación son los que deberán elaborar los estatutos
con el consejo de algún especialista en derecho.
Aunque el contenido concreto de los estatutos de cada asociación puede variar bastante,
sin embargo, el c. 304 presenta unos capítulos mínimos que son comunes para todas las
asociaciones:
304 § 1. Todas las asociaciones de fieles, tanto públicas como privadas, cualquiera que
sea su nombre o título, deben tener sus estatutos propios, en los que se determine -el fin u
objetivo social de la asociación, -su sede, -el gobierno y -las condiciones que se requieren
para formar parte de ellas, y se señale también -su modo de actuar, teniendo en cuenta la
necesidad o conveniencia del tiempo y del lugar.
§ 2. Escogerán un título o nombre que responda a la mentalidad del tiempo y del lugar,
inspirado preferentemente en el fin que persiguen
Se añadirá que la asociación se rige por los estatutos de la misma y las normas canónicas
vigentes.
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e) Miembros: Una asociación no podría constituirse sin miembros. Estos son los
fundadores, los que posteriormente a su constitución e institucionalización se inscriban en
ella. Los estatutos regularán los siguientes aspectos:
1º. La naturaleza o condición de los miembros (se pueden reconocer diversas clases
de miembros: ordinarios, extraordinarios, honoríficos).
2º. Los requisitos que se exigen para poder ser miembro.
3º. El procedimiento para la admisión de nuevos miembros, o establecer la causas y
el procedimiento para dar de baja a los miembros;
4º. Los derechos y deberes de los miembros.
f) Gobierno: Los órganos y cargos de gobierno de las asociaciones pueden variar a tenor
de la libertad que se deja a los estatutos propios de cada asociación (cc. 94; 309; 317 -
320). El derecho común regula solamente las funciones del presidente y del capellán o
asistente eclesiástico.
Los estatutos han de explicitar las funciones propias de ambos órganos. La operatividad
efectiva de la asociación requiere la existencia al menos de un órgano ejecutivo que lleve a
término los acuerdos de la Asamblea General ordinaria y extraordinaria. Los estatutos
tienen que:
Relación con la autoridad eclesiástica: 322 para las privadas. cc. 312 ,313 ,315 para
públicas. Régimen patrimonial y de administración de bines. C. 1257, § 1, en las públicas.
Y el c. 1257 § 2, en las privadas, así como c. 325.
Estatuto jurídico de los miembros: determinación de los derechos y deberes.
Causas de extinción de la asociación y destino de bienes: cc 123, 320 en las públicas, y
el c. 326 en las privadas.
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3.1 El título sobre asociaciones de fieles del Código.
►Regulación. El Código de 1983 dedica los cc. 298-329 a regular las asociaciones
de fieles. Esta materia se encuentra en el Libro II, dedicado al Pueblo de Dios. Más en
concreto, en la Parte I, Título V del referido Libro, incluyendo los siguientes capítulos:
1º Normas comunes (cc. 298-311)
2º De las asociaciones públicas de fieles (cc. 312-320)
3º De las asociaciones privadas de fieles (cc. 321 -326)
4º Normas especiales de laicos (cc. 327 – 329)
En total se dedican a nuestra materia 32 cánones.
►Ubicación en CIC. La ubicación de las asociaciones de fieles en la Parte I, que
trata de los fieles en general, tiene una importante consecuencia jurídica que constituye a
la vez una novedad respecto al Código de 1917. En éste, se trataba de las asociaciones en
la Parte III dedicada a los laicos, con lo que podía parecer que solamente éstos tuvieran en
la Iglesia el derecho a asociarse, con la excepción expresa de los religiosos que se
contempla en el can. 693 & 4. En la sistemática del nuevo Código se pone en evidencia,
coherentemente con el c. 215, que todos los fieles (clérigos, religiosos y laicos) tienen
reconocido aquel derecho de asociación y pueden formar parte legítimamente de las
asociaciones eclesiales.1
3.2 Distinción de las asociaciones por los miembros que las componen. El
equívoco lugar de las llamadas asociaciones clericales (c. 302)
En la regulación establecida en el Código aparecen distintas clases de asociaciones
de fieles Una de las clasificaciones es en razón de los MIEMBROS que las componen
a) Laicales: constituidas por fieles laicos.
b) Clericales: constituidas por clérigos, están bajo la dirección de éstos,
asumen el ejercicio del orden sagrado y son reconocidas como tales por la
autoridad competente.
c) Mixtas: las constituidas por fieles laicos y clérigos.
d) Ecuménicas: constituidas por miembros católicos y miembros cristianos
no católicos con la debida proporción entre unos y otros (Christifideles laici, nº
31). Estas asociaciones se denominan ecuménicas principalmente por razón
de los miembros que las componen (cristianos católicos y no católicos) y por
razón de las finalidades (relacionadas con el movimiento ecuménico)
►El c. 302. Las asociaciones de clérigos.
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Literal de M. SISTACH. Las asociaciones defieles. Barcelona, 2004. Pp. 35 y ss. Texto que para esta lección sigue el
profesor.
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c. 302.Se llaman clericales aquellas asociaciones de fieles que están bajo la dirección de clérigos,
hacen suyo el ejercicio del orden sagrado y son reconocidas como tales por la autoridad
competente.
No se refiere a las asociaciones de clérigos en cuanto fieles. Se trata de agrupaciones de
clérigos que “hacen suyo el ejercicio del orden sagrado”. Es evidente que el ejercicio del
orden sagrado no es algo que esté en el ámbito de los fieles, no depende del hecho de
haber recibido el bautismo. Está en el ámbito jerárquico porque el Orden, y su ejercicio,
superan lo que pueden hacer los bautizados. Este canon, por tanto, y lo mismo que
determina y regula, está fuera de las asociaciones de fieles, y debe ser tratado
especialmente. Su lugar en la estructura del código es cuestión secundaria: pretende dar
cauce jurídico a la cuestión de las sociedades misionales del clero.
3.3 Distinción de las asociaciones por su relación con la autoridad, por su
extensión y por su fin.
1. Por razón de la intervención de la AUTORIDAD eclesiástica:
a) Privadas: constituidas por un acuerdo de los fieles con el reconocimiento
de los estatutos como mínimo por parte de la autoridad eclesiástica. (c. 321)
b) Públicas: erigidas exclusivamente por la autoridad eclesiástica atendida la
naturaleza de determinados fines que persiguen, o bien cuando la iniciativa
privada no prevé de manera suficiente la consecución de otros fines
eclesiales. (c. 312)
2. Por su EXTENSIÓN, razón de ámbito territorial:
a) Universales e internacionales: las reconocidas, aprobadas ó erigidas por
la Santa Sede, ya que miran a ejercer su actividad en toda la Iglesia.
b) Nacionales: las reconocidas, aprobadas o erigidas por la Conferencia
Episcopal, ya que su objetivo es ejercer su actividad en toda una nación.
c) Diocesanas: las reconocidas, aprobadas o erigidas por el Obispo
diocesano, ya que miran de ejercer su actividad en una diócesis. Por
privilegio apostólico el derecho de erección puede estar reservado a otras
personas.
También hay que tener en cuenta que tanto las asociaciones universales
como las nacionales pueden tener secciones diocesanas.
3. Por su FINALIDAD:
► El Código no emplea este criterio de manera tan nítida como para permitir
distinguir adecuadamente las asociaciones en virtud de los distintos fines que
aquellas persiguen. Sin embargo, el c. 299 § 1 y el c. 301 § 1, establecen los fines
que configuran necesariamente a las asociaciones como privadas y públicas,
respectivamente.
►Las órdenes terceras. El Código regula una de las clases de asociaciones
establecidas en el c. 700 del Código de 1917, por su gran raigambre y tradición.
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c. 303 Se llaman órdenes terceras, o con otro nombre adecuado, aquellas asociaciones cuyos
miembros, viviendo en el mundo y participando del espíritu de un instituto religioso, se
dedican al apostolado y buscan la perfección cristiana bajo la alta dirección de ese instituto.
►Cofradías y pías uniones. Son otros dos tipos de asociaciones “clásicas” que
regulaba el anterior ordenamiento canónico. Deben adaptar su configuración jurídica
a la nueva legislación sobre asociaciones del CIC 1983.
►Los Movimientos. Entran en la naturaleza canónica de asociaciones de fieles y
revisten finalidades y composición diversa. Desde el punto de vista teológico se han
distinguido tres especies de movimiento (BEYER): movimientos laicales (quieren
vivir como laicos participando en la misión de la Iglesia, p.ej. la Acción Católica),
movimientos espirituales (promueven una vida interior más profunda),
movimientos eclesiales (integradas por todo tipo de fieles que participan del
carisma de comunión y piden a sus miembros un compromiso radical).
a) Privado: los fieles cuentan con el derecho para constituir asociaciones mediante un
acuerdo privado entre ellos. En estas asociaciones se dedicarán a perseguir unos fines de
naturaleza eclesial.
En general serán los mencionados en el c. 298 §1:
b) Público: para que una asociación alcance su carácter público debe ser erigida por la
autoridad eclesial competente. Solamente una asociación adquirirá la naturaleza de
asociación pública cuando haya sido erigida por la jerarquía, ya que persigue unos fines de
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religión o piedad que están reservados únicamente a la autoridad eclesiástica. No sólo· se
dedicará a perseguir los fines que enuncia el c. 298, sino que se propone, según el c. 301:
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LECCIÓN 4. RELACIONES DE LAS ASOCIACIONES DE FIELES CON LA AUTORIDAD
DE LA IGLESIA
- El lugar de las asociaciones de fieles es el mundo. Necesariamente están en el
mundo en unión con el Cuerpo Místico de Cristo. No son realidades de las sacristías o las
curias.
- Todo asociado debe manifestar comunión y obediencia, al igual que cualquier fiel.
-Es fundamental al respecto, que cada fenómeno asociativo de fieles que surja se
someta al discernimiento de la autoridad eclesiástica competente. Por esto, ningún carisma
dispensa de la referencia y de la sumisión a los pastores de la Iglesia.
- Una vez existen, si cumplen con el derecho de asociación, tienen derecho a la
agnitio.
- El reconocimiento y la aprobación de estatutos, así como la personalidad y la
erección como asociaciones públicas no son pasos de perfeccionamiento, sino de
compromiso de la autoridad.
b. Garantía. Es una garantía para los miembros de la asociación, dado que los
pastores realizan un discernimiento eclesiológico y jurídico-pastoral acerca del
carisma y de su institucionalización y se tutela el carisma con unos estatutos
adecuados.
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Para que una asociación de fieles sea admitida en la Iglesia se requiere, además de la
naturaleza eclesial de sus fines, que sus estatutos sean reconocidos por parte de la
autoridad eclesiástica competente (c. 299 §3).
El significado del término recognoscantur (c. 299 §3). Esta intervención no consiste en la
aprobación de los estatutos, sino que se indica que las asociaciones en la Iglesia deben
comunicar su existencia a la autoridad, a la cual compete pronunciarse sobre la
autenticidad cristiana de una asociación, de sus fines y medios, en el sentido de que no
haya nada que contradiga la doctrina, la disciplina y la costumbres.
(Esta misma idea se encuentra en AA, 18: Hay que evitar la dispersión de fuerzas que
surge al promoverse, sin causa suficiente, nuevas asociaciones y trabajos, o si se
mantienen más de lo conveniente asociaciones métodos inadecuados)
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del mismo decreto por el que la erige la autoridad eclesiástica competente conforme a la
norma del c. 312, y recibe así la misión en la medida en que lo necesite para los fines que
se propone alcanzar en nombre de la Iglesia". De esta manera, se pone en evidencia que
las asociaciones públicas tienen siempre personalidad jurídica en virtud del mismo decreto
por el que las erige la autoridad competente. La personalidad jurídica otorga a la
asociación el ser sujeto de derechos y deberes por sí misma, diverso de las personas de
los asociados. La personalidad jurídica propia de la asociación pública es una forma de
protegerla, darle mayor estabilidad y facilitarle la disposición de medios en orden a
conseguir con mayor eficacia los fines que se propone alcanzar.
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►Contenidos estatutarios. El contenido concreto de los estatutos de cada asociación
puede variar bastante según la amplia iniciativa de los que la promueven. Los cánones que
regulan las asociaciones de fieles remiten constantemente a esta libertad e iniciativa. En
reiteradas ocasiones aparece la expresión "de acuerdo con la norma de los estatutos".
Los estatutos se encargarán de definir: los fines u objetivos que pretende perseguir, la
naturaleza, requisitos y procedimiento para ser miembro, para dejar de serlo; del
funcionamiento de los órganos de gobierno, la adquisición y administración de bienes, las
facultades de la autoridad eclesiástica, el procedimiento para efectuar las modificaciones
de los mismos estatutos que se estimen convenientes a lo largo de su existencia; la
disolución, la asociación, el destino de los bienes. Los fundadores de la asociación son los
que deberán elaborar los estatutos, será conveniente que lo hagan con la ayuda de algún
especialista en derecho.
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- Si la autoridad da origen a asociaciones, en realidad da origen a formas vacías que
alcanzan su verdad por la incorporación de los fieles.
5.2. Las distinciones del Código de 1917 y la actual distinción entre asociaciones
públicas y privadas
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enajenar bienes temporales, según la norma jurídica”. Así, el dominio de estos bienes
corresponde a la asociación como tal, una vez los ha adquirido legítimamente. El c. 1257 §
1 señala que los bienes de las asociaciones públicas por pertenecer a personas jurídicas
públicas, son bienes eclesiásticos, se rigen por las disposiciones al respecto contenidas
en el Código y por los estatutos, y están obligadas al rendimiento de cuentas (c. 319).
►Las asociaciones privadas. Los bienes de las asociaciones privadas NO son
eclesiásticos. Sobre ellos la autoridad ejerce un general deber de vigilancia. No obstante,
también en estas asociaciones están bajo la autoridad del Ordinario las donaciones o
legados por causas pías (c. 325)
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LECCIÓN 6. ASOCIACIONES PRIVADAS
6.1. En las asociaciones privadas tienen especial importancia los diversos
reconocimientos que pueden recibir de la autoridad. Asociaciones alabadas o
recomendadas.
► El canon c. 298 § 2, indica a los fieles que desean asociarse a preferir aquellas
asociaciones que cuenten con el beneplácito de la Autoridad. Inscríbanse los fieles
preferentemente en aquellas asociaciones que hayan sido erigidas, alabadas o
recomendadas por la autoridad eclesiástica competente.
6.3. Vigilancia y régimen que ejerce la autoridad sobre las asociaciones privadas.
Autoridad de la que dependen
►Todas las asociaciones de fieles, tanto las públicas como las privadas, están bajo la
vigilancia de la autoridad eclesiástica competente. Están bajo el régimen de esta autoridad.
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- Procurar que se conserve la integridad de fe y de costumbres.
- Evitar que se introduzcan abusos en la disciplina eclesiástica.
- Derecho y deber de la autoridad de Realizar visitas según el derecho y sus
estatutos.
305 § 1. Todas las asociaciones de fieles están bajo la vigilancia de la autoridad eclesiástica
competente, a la que corresponde cuidar de que en ellas se conserve la integridad de la fe y
de las costumbres, y evitar que se introduzcan abusos en la disciplina eclesiástica; por tanto,
a ella compete el deber y el derecho de visitarlas a tenor del derecho y de los estatutos; y
están también bajo el régimen de esa autoridad, de acuerdo con las prescripciones de los
cánones que siguen.
305 § 2. Todas las asociaciones, cualquiera que sea su especie, se hallan bajo la vigilancia de
la Santa Sede; están bajo la vigilancia del Ordinario del lugar las asociaciones diocesanas, así
como también las otras asociaciones en la medida en que trabajan en la diócesis.
323 § 1. Aunque las asociaciones privadas de fieles tengan autonomía conforme a la norma
del c. 321, están sometidas a la vigilancia de la autoridad eclesiástica según el c. 305, y
asimismo al régimen de dicha autoridad.
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6.5. Asociaciones privadas sin personalidad y con personalidad
► Pueden adquirir personalidad jurídica privada. Las asociaciones privadas pueden adquirir
personalidad jurídica privada (c. 322, Cfr. c. 312). Para ello necesitarán la aprobación de sus
estatutos por parte de la autoridad competente.
► Toda con autonomía y bajo régimen de la autoridad. Tanto las privadas con
personalidad jurídica como las que no tienen personalidad jurídica tienen autonomía y, a la vez,
están sometidas al régimen y vigilancia de la autoridad, conforme a los cánones 301, 305, 323.
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a) Santa Sede: para las asociaciones universales e internacionales.
e) Obispo Diocesano:
Para salvaguardar la función pastoral del Obispo diocesano en su propia Iglesia particular,
el c. 312 §2 preceptúa su intervención:
- El consentimiento escrito del Obispo diocesano para erigir una casa de un instituto
religioso vale también para erigir, en la misma casa o en la iglesia aneja, una
asociación que sea propia de ese instituto.
1. Son competentes para erigir una asociación canónica si tiene privilegio apostólico
para ello. Asimismo, sólo podrán erigir asociaciones los Institutos Religiosos
Clericales de Derecho Pontificio;
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►Las erige la autoridad eclesiástica. Por su misma naturaleza estas asociaciones han
de ser erigidas por la autoridad eclesiástica (c. 312). Se establece que son erigidas por la
autoridad, y que por ese mismo acto, se les reconoce personalidad jurídica.
b- Están bajo la alta dirección de la autoridad eclesiástica (c. 315 Las asociaciones
públicas pueden adoptar libremente iniciativas que estén de acuerdo con su
carácter, y se rigen conforme a la norma de sus estatutos, aunque siempre bajo la
alta dirección de la autoridad eclesiástica de la que trata el c. 312 § 1)
►Asociaciones con otros fines. También pueden ser erigidas por la autoridad como
asociaciones públicas otras con fines distintos a los señalados en el c. 301 §1.
►Misión. Estas asociaciones reciben la misión para los fines que se proponen alcanzar en
nombre de la Iglesia.
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c. 313 Una asociación pública, e igualmente una confederación de asociaciones
públicas, queda constituida en persona jurídica en virtud del mismo decreto por el
que la erige la autoridad eclesiástica competente conforme a la norma del c. 312, y
recibe así la misión en la medida en que lo necesite, para los fines que se propone
alcanzar en nombre de la Iglesia.
Por lo que se refiere a la función de régimen, el c. 305 §1 determina que se ejercerá “de
acuerdo con las prescripciones de los cánones siguientes". Uno de estos cánones es el
315, que establece que las asociaciones públicas "pueden adoptar libremente iniciativas
que estén de acuerdo con su carácter y se rigen conforme a la norma de sus estatutos,
aunque siempre bajo la alta dirección de la autoridad eclesiástica de la que trata el c. 312
§1". Esta "alta dirección" que corresponde a la autoridad tiene su justificación en el hecho
de que por la misión recibida, la asociación pública actúa en nombre de la Iglesia, es decir,
de aquella autoridad eclesiástica.
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LECCIÓN 8. LOS MOVIMIENTOS
J. Beyer ha señalado una tipología de movimientos que es seguida por bastantes autores.
Ofrece dos clases de movimientos desde el punto de vista teológico:
a) Laicales: son los constituidos únicamente por laicos que pretenden vivir la vocación
laical
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Intensamente y cooperar de este modo a la realización de la misión de la Iglesia.
Espirituales: pretenden promover la vida interior de sus miembros, en la línea de las
terceras órdenes.
.·
b) Eclesiales: agrupan miembros de las diversas categorías y órdenes de fieles como
laicos, casados, solteros, sacerdotes, religiosos y religiosas, que participan del carisma de
la comunión y que piden vivir más plenamente la vida de la Iglesia según los diversos
aspectos de su vocación y ministerio. Un ejemplo de ellos, aunque no se cataloguen como
un movimiento en sí, puede ser el Camino Neocatecumenal.
b) Fuerte dinamismo apostólico que los anima. El encuentro con Cristo lleva al
apostolado, que se despliega en innumerables iniciativas personales y comunitarias. Se
profundiza el sentido de la propia vocación bautismal superando así aquella visión
restringida del apostolado laical como ayuda ofrecida a la Jerarquía. Expresada con toda
claridad en el 225 del Código.
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c) La capacidad de responder al desafío del secularismo y de la nueva
evangelización. La Exh.Apost. Christifídeles laici ha reconocido la ayuda preciosa que los
movimientos ofrecen para llevar una vida cristiana coherente.
►Cuestión pastoral. A nivel pastoral la principal cuestión planteada por los movimientos
es su adecuada inserción en las Iglesias particulares. El Código se limita a decir que “ las
asociaciones están bajo la vigilancia de la autoridad eclesiástica competente" c. 305, y
menciona tres aspectos sobre los que la autoridad tiene que vigilar: la fe, las costumbres y
la disciplina eclesiástica; para las asociaciones privadas -siempre respetando su propia
autonomía- el Código añade, la responsabilidad de la autoridad eclesiástica de procurar
que se evite la dispersión de fuerzas, y ordenar al bien común el ejercicio de su
apostolado" (c. 323 §2).
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la autonomía de las asociaciones por ellos fundadas, por otro está la exigencia de la
unidad de la Iglesia, unidad que tiene que manifestarse también a nivel parroquial. A pesar
de todo esto, la libertad de los fieles tiene un límite intrínseco en el deber de "observar
siempre la comunión con la Iglesia, incluso en su modo de obrar" (c. 209 §1).
Otras cuestiones:
- Ley marco común. En la actualidad no parece que sea posible una ley marco (común a
las asociaciones y a los movimientos), ya que hay mucha variedad. Lo más conveniente es
que continúe rigiéndose por sus propios estatutos.
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Principio de igualdad: implica que en el plano fundamental de los miembros del Pueblo de
Dios no hay desigualdades en cuanto a ser más o menos hijos de Dios, o más o menos
christifideles. En orden a la personalidad no hay diferencias. Todos los fieles tienen la
misma personalidad radical ante el derecho.
Principio de variedad o diversidad funcional: La vocación bautismal (santidad y apostolado)
puede seguirse de diversos modos. Es la acción del Espíritu Santo sobre los diversos
fieles.
Para considerar las relaciones entre asociaciones de fieles y vida consagrada, es
fundamental la toma de conciencia que progresivamente se va danto en la iglesia.
Partiendo de la Iglesia como comunión, es claro que a identidad de los miembros de la
Iglesia ya no se define únicamente partiendo de ellos mismos, sino de las relaciones
eclesiales y de los modos específicos de participar en la misión única de Cristo y de la
Iglesia.
2. Los carismas, don para la Iglesia y la Iglesia como Comunidad de carismas.
En distintos institutos religiosos, tanto masculinos como femeninos, surgen grupos de
laicos que a título individual quieren participar de la misión, espiritualidad, del carisma del
Instituto religioso.
Esta nueva perspectiva se conoce con el nombre genérico de laicos asociados. Se haga
de misión compartida o de carisma compartido. Y esto implica una nueva forma de relación
entre religiosos y laicos.
Debemos destacar que también van surgiendo grupos de Licos en torno a las
comunidades contemplativas. Los laicos cistercienses, por ejemplo, son una extensa red
de comunidades de laicos en distintos países que, junto con los monjes y monjas
cistercienses, están buscando su propio marco jurídico (p. 240).
II. DISTINTAS RELACIONES: PROBLEMAS CANÓNICOS
1. Terceras Órdenes: cc 303, 311 y 677
Las Ordenes Terceras son asociaciones públicas por su vinculación con el instituto
religioso y por su dedicación específica al apostolado del mismo. Tienen su autonomía
propia aunque están bajo la alta dirección del instituto. Se rigen por los cc.relativos a las
asociaciones públicas, cc 321-342.
Una característica común de todas las Órdenes terceras (a las que hoy normalmente se les
ha dado otros nombres) es que sus Constituciones o Reglas son presentadas a la
aprobación de la Cong. IVC y SVA.
Los religiosos que tienen unidas a sí asociaciones de fieles tienen, según el c. 677 § 2, un
deber especial de procurar su formación para que sus miembros participen efectivamente
del espíritu del carisma propio.
A lo largo de la historia han tenido una gran importancia y difusión.
2. Otras Asociaciones de Fieles vinculadas a Institutos de Vida Consagrada.
El c. 313 trata del deber de fomentar la comunión en apostolado con la Iglesia particular
donde se desarrolla a la actividad de la asociación.
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Este canon es aplicable tanto a las Órdenes Terceras como a otras asociaciones de fieles
vinculadas a institutos religiosos en la medida que miembros de Institutos de vida
consagrada prestan asistencia a estas asociaciones, porque en estos casos la presidencia
de las mismas es ejercida por un laico.
La figura del asesor religioso establece el vínculo con el instituto religioso de referencia, y
sustituye al consejero espiritual previsto como opcional para las asociaciones privadas en
el c. 324.
3. Los Miembros laicos casados en las nuevas formas de vida consagrada: c. 605
Es una novedad. Esta forma no puede ir en perjuicio de sus obligaciones matrimoniales y
familiares.
4. Los religiosos en los Movimientos Eclesiales: cc. 207 y 573.
La relación entre los religiosos y los movimientos eclesiales, a la luz de la reflexión
teológico-canónica y de las experiencias que se han ido dando en los últimos años, se
puede sintetizar en algunos criterios.
a. Afirmación de la clara identidad vocacional del religioso en su propio carisma.
b. El sentido u objetivo último de la participación de un religioso en un movimiento no es
sólo su enriquecimiento personal, sino el enriquecimiento de toda la comunidad o instituto.
c. La afirmación de la identidad vocacional de un religioso no es incompatible, en principio,
con su apertura a otros carismas, pues toda vocación en la Iglesia es vocación a la
comunión.
5. Los miembros célibes en las Asociaciones de Fieles.
Las promesas emitidas por estos célibes, es diversa de la vida religiosa. Los movimientos
en general se configuran como asociaciones privadas. Estas promesas no son recibidas
por un responsable en nombre de la Iglesia, ya que sus miembros no actúan en nombre de
la Iglesia, sino en nombre del movimiento. Por tanto, en los movimientos y en las
asociaciones privadas, las promesas por las que se asumen los consejos evangélicos son
puramente privadas.
La especifidad de la vida consagrada consiste en la forma consagrada de vivir los consejos
evangélicos que comprende además de su práctica, votos u otros vínculos sagrados,
consagración por medio del ministerio de la Iglesia y la incorporación a un IVC.
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