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RÉGIMEN JURÍDICO DE LAS ASOCIACIONES DE FIELES

LECCIÓN 1. LAS ASOCIACIONES DE FIELES. ASPECTOS GENERALES

1.1. Instrumentos de libertad y de acción evangelizadora


►Acción evangelizadora. Los fieles son llamados a la acción evangelizadora y esta
misión la han cumplido: personalmente o mediante asociaciones. La libertad y el derecho
que tienen los fieles para asociarse, que debe ser ejercido siempre y solo en comunión de
la iglesia, encuentra apoyo en los reconocimientos y garantías dados por la autoridad
eclesiástica. En este sentido, conviene destacar que el derecho a asociarse de los fieles es
algo esencialmente relativo a la vida de comunión y a la activa misión evangelizadora de la
misma iglesia.
►Realidad histórica. En la historia de la Iglesia siempre se han manifestado realidades
asociativas. Principales hitos: los parabolani (siglo III) asociaciones de fieles dedicadas al
cuidado de enfermos. Posteriormente: fraternidades y confraternidades del Medievo. En la
actualidad: los movimientos. En los diferentes momentos históricos la acción asociativa de
los fieles ha manifestado características comunes y, a la vez, respuestas diversas según
las necesidades evangelizadoras que son variadas.
► Dimensión constitucional, es el fundamento de las realidades asociativas.
La diversidad asociativa depende tanto de las realidades sociales y eclesiales de cada
momento histórico, como también de las dimensiones eclesiales constitucionales
a. Razón eclesiológica. Las asociaciones dependen de la dimensión social de la
Iglesia, razón eclesiológica, como abiertamente reconoce el Concilio vaticano II, cuando ve
en el apostolado asociativo un “signo de comunión y de la unidad de la Iglesia en Cristo (en
A.A 18) “Juan Pablo II. (Exh. Ap. Christifideles Lalici)
b. Esfera de responsabilidad e iniciativa de los fieles. No son instituciones
mandadas u organizadas por la Jerarquía. Son lo que quieren hacer los fieles en cuanto
bautizados en relación a los fines de la Iglesia.
c. Libertad de asociación de los fieles. Juan Pablo II: Ante todo debe
reconocerse la libertad de asociación de los fieles laicos en la Iglesia. Tal libertad es un
verdadero y propio derecho que no proviene de una especie de “concesión” de la
autoridad, sino que deriva del Bautismo, en cuanto sacramento que llama a todos los fieles
laicos a participar activamente en la comunión y misión de la Iglesia. (Exh. Ap.
Christifideles Lalici)

Textos fundamentales:
- A.A. 18: (Decreto Apostólicam Actuositatem) “Guardada la debida relación con la
autoridad eclesiástica, los laicos tienen el derecho de fundar y dirigir asociaciones y de
inscribirse en aquellas fundadas”.

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- c. 225: “Los fieles tienen derecho a fundar y dirigir libremente asociaciones para
fines de caridad o piedad, o para fomentar la vocación cristiana en el mundo; y también a
reunirse para procurar en común esos mismos fines.”
Principales notas:
- Libertad de asociación: siempre en comunión con la Iglesia.
- Valor de los carismas: “hay que recibirlos con agradecimiento y consuelo” (LG, 12,
y cf. Catecismo nº 2003)
- Las asociaciones no están en el ámbito de la organización eclesiástica, sino en el
ámbito de libertad y autonomía de los fieles. No son ámbitos opuestos sino de
colaboración.
1.2. Derecho fundamental de asociación c. 225.
►Constitucional. Depende de la condición constitucional del fiel y de la
responsabilidad del bautizado, y en concreto, de la corresponsabilidad del bautizado
en la misión de la iglesia y de su esfera de autonomía, es decir, de la capacidad que
tiene de tender al fin que ha sido llamado por el mismo Cristo, con su plena y
personal responsabilidad.
►Libertad y responsabilidad.Los fieles se asocian como fruto de una decisión
libre. Esta libertad no es independiente de la autoridad de la Iglesia.
►Límites al derecho de asociación
- Límites extrínsecos: El ejercicio del derecho de asociación (al igual que los
demás derechos fundamentales) tiene unos límites: los derechos de los demás files,
la función de la Jerarquía y el bien común de la Iglesia.
- Límites intrínsecos: limitadas a los fines propios de la Iglesia (no fines
políticos, técnicos, etc. que serían propios de las asociaciones del ordenamiento
civil)
- Límites fijados por la Autoridad: los establecidos por las normas positivas,
siempre en dependencia de los constitucionales, ya que el derecho de asociación,
como derecho fundamental, es fundamento y criterio de interpretación de sus
desarrollos normativos. (J. Hervada, Derecho Constitucional Canónico).
► Ius nativum, iherente a la condición del fiel cristiano. Derecho proclamado
por el C. Vat. II y recogido en CIC. Principales textos: Apostolicam actuositatem y
Presbyterorum Ordinis.
- A.A, 18:El hombre es social por naturaleza y Dios ha querido unir a los
creyentes en Cristo en el Pueblo de Dios y en un solo cuerpo. Por consiguiente, el
apostolado organizado responde adecuadamente a las exigencias humanas y cristianas de
los fieles, es signo de comunión y de unidad de la Iglesia.
- A.A, 19: Guardada la debida relación con la autoridad eclesiástica, los laicos
tienen el derecho de fundar y regir asociaciones y de inscribiere en las ya fundadas.
- P.O, 8 : De este derecho, en cuanto fieles, participan también los clérigos.

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- CIC: cc, 215, 278 § 1, 299.
- Christifideles Laici. nn. 29 y 30.
►Álvaro del Portillo: “No depende, por tanto, de una concesión de la Jerarquía, ni
tiene su origen en el Derecho positivo”.

1.3. Notable incremento de asociaciones en las últimas décadas


- Después del Concilio Vat. II : surge una multiforme variedad de asociaciones de
fieles.
- En referencia a la Crisis eclesial: los movimientos asociativos se convierten en
semilleros de vocaciones a la vida sacerdotal y vida consagrada.
-Puesta en valor por parte de la Autoridad. La actividad evangelizadora de las
asociaciones ha sido reconocida y valorada por la autoridad suprema como un don del
Espíritu Santo (Juan Pablo II) despiertan esperanzas y abren nuevos horizontes de servicio
evangelizador.
- Communio fidelium. Los movimientos impulsan la comunión en la Iglesia, la
relación de amor y dependencia entre los fieles en razón del bautismo.

1.4. Las asociaciones de fieles ante el laicismo


►Derecho reconocido por los Estados. Todas las asociaciones, incluidas las
asociaciones de fieles, se amparan en el derecho de los Estados nacionales y
organizaciones internacionales. Han tenido y siguen teniendo importancia las
declaraciones universales y la adhesión a ellas de los diversos estados. El derecho de
asociación se encuentra recogido en la mayor parte de las constituciones de los países.
► Frente al laicismo y el totalitarismo social. Los axiomas del laicismo: 1º. La
idea de que “la religión es un asunto privado, individual”, y 2º “es urgente, en aras de la
libertad, afirmar con energía que sólo existe un ser dotado de conciencia, y ese ser es el
individuo humano”, niega, en la práctica, que pueda existir sociedades intermedias entre el
Estado y los individuos, a no ser que las “utilicen” para su provecho. La “tolerancia” parece
la única motivación para permitirlas.
► Postulados laicistas. La religión manifiesta una mente primitiva, alejada de lo
racional y científico y que es propensa a fomentar posiciones fundamentalistas y
autoritarias. Es poco favorable a la vida democrática. El laicismo tiende a configurar un
Estado totalizador y omnipresente que dirige la iniciativa social.
►Las asociaciones de fieles en la sociedad. El individuo desarrolla su libertad
junto con otros, es social y asociativo por naturaleza: se agrupa, colabora solidariamente y
da lugar a entes, que le posibilitan cumplir diversos fines sociales. De la libertad de
asociación depende que las personas puedan expresarse, promover sus ideas. Las
asociaciones desarrollan una actividad muy importante, contribuyendo, además, al bien
común de la sociedad civil y los Estados. Deben ser protegidos y fomentados.

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1.5. Dificultades que pueden presentar las asociaciones de fieles en la Iglesia
Obstáculos intraeclesiales. Pueden darse por: falta de entendimiento de lo que es
el derecho de asociación, o por dificultades de configuración práctica de este derecho en
las realidades concretas asociativas:
Falta de entendimiento: debido a una concepción jerárquica que lo tiene como un
instrumento de la autoridad. Hay que distinguir entre la Jerarquía y su cometido y las
asociaciones de fieles con las responsabilidades que de ellas dependen. La autoridad
cumplirá su misión mediante el impulso, subsidio, ayuda a esas libres iniciativas de
bautizados. En algunas ocasiones (c. 305) la Jerarquía: establecerá mecanismos de
control, obligaciones, advertencias, resolución conflictos.
Dificultades configuración de las asociaciones. Los miembros de las
asociaciones no forman una categoría especial de laicos. Una concepción errónea del
laicado es que el laico es un mero instrumento jerárquico, unos “ayudantes” de los clérigos.

1.6. La amplitud de la actual normativa facilita la existencia multiforme variedad


asociativa.
► Flexibilidad en las disposiciones del CIC. Favorece la multiforme variedad,
constitución desarrollo mediante unas disposiciones muy amplias y generales.
Permiten bajo un marco general que los fieles puedan proponerse mediante
asociaciones todos las variados fines eclesiales que les corresponden como
bautizados. También se regula las diversas posibilidades de relación con la
autoridad.
►Impulso de los Papas. Juan Pablo II en Christifideles laici nº 64. Armonización
de la Iglesia “una y católica” con la rica variedad de vocaciones y condiciones de
vida, asociaciones, etc. Benedicto XVI ha sostenido que “la multiformidad y la unidad
son inseparables entre sí”. Sólo apreciando y valorando la diversidad se da en el
único cuerpo de la Iglesia la unidad.

LECCIÓN 2. CONSTITUCIÓN DE LAS ASOCIACIONES

2.1 Inicio de una asociación. Sujetos capaces para constituir y formar parte de las
asociaciones.
El CIC reconoce el derecho de asociación y lo sitúa en el elenco de los
deberes y derechos fundamentales del fiel:
Radica en el bautismo. Es un derecho fundamental porque corresponde a todos
los bautizados, porque es la condición común más radical. 204 § 1. Son fieles
cristianos quienes, incorporados a Cristo por el bautismo, se integran en el pueblo
de Dios, y hechos partícipes a su modo por esta razón de la función sacerdotal,

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profética y real de Cristo, cada uno según su propia condición, son llamados a
desempeñar la misión que Dios encomendó cumplir a la Iglesia en el mundo.
Los fieles tienen la facultad de fundar y dirigir asociaciones libremente. c. 215
Los fieles tienen derecho a fundar y dirigir libremente asociaciones para fines de
caridad o piedad, o para fomentar la vocación cristiana en el mundo; y también a
reunirse para procurar en común esos mismos fines. El canon recoge el texto de
Decreto AA nº 19: Guardada la debida relación con la autoridad eclesiástica, los
laicos tienen el derecho de fundar y dirigir asociaciones y, una vez fundadas, darles
su nombre.
En cuanto a la constitución:
- Para constituir las asociaciones se requieren varios fieles, al menos tres (c. 115 §1)
- Edad capacidad de obrar, 18 años (cc 97§ 1; 99)
- Entre 14 y 18 años se les reconoce responsabilidad comunitaria y social (a partir
de los 14 pueden demandar y responder en causas, c. 1478). Por tanto, si no hay
oposición paterna, son capaces.
- Para la mera incorporación basta el uso de razón. También se pueden incorporar
infantes por la voluntad de sus padres.

2.2 Sujetos capaces: límites en relación con los clérigos


Sujetos de derecho de asociación. Reconocido por Prebyterorum Ordinis (PO)
donde se manifiesta que los sacerdotes son sujetos de un auténtico derecho de
asociación, al igual que lo son los laicos.
El c. 278 reconoce formal y genéricamente el derecho de asociación de los clérigos
seculares como medio de fomentar la santidad, la ayuda fraterna en el ministerio y la
comunión con el obispo, pero también se imponen algunas limitaciones:
a. Estatutos revisados por la autoridad eclesiástica competente.
b. Plan de vida adecuado al estado clerical.
c. Finalidad compatible con las obligaciones derivadas del estado clerical.
e. Favorecer el cumplimiento de la tarea encomendada por el obispo.

278 § 1. Los clérigos seculares tienen derecho a asociarse con otros para alcanzar fines
que estén de acuerdo con el estado clerical.

§ 2. Los clérigos seculares han de tener en gran estima sobre todo aquellas
asociaciones que, con estatutos revisados por la autoridad competente, mediante un plan
de vida adecuado y convenientemente aprobado así como también mediante la ayuda
fraterna, fomentan la búsqueda de la santidad en el ejercicio del ministerio y contribuyen a
la unión de los clérigos entre sí y con su propio Obispo.

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§ 3. Absténganse los clérigos de constituir o participar en asociaciones, cuya finalidad o
actuación sean incompatibles con las obligaciones propias del estado clerical o puedan ser
obstáculo para el cumplimiento diligente de la tarea que les ha sido encomendada por la
autoridad eclesiástica competente.

2.3 Sujetos capaces: límites en relación con los consagrados


El c. 307 & 3: Los miembros de institutos religiosos pueden inscribirse en las
asociaciones, con el consentimiento de sus Superiores, conforme a la norma del derecho
propio.
►Consentimiento de sus Superiores: el sentido de la norma es evitar que la
pertenencia a la asociación pueda ir en menoscabo de la vocación primordial del
religioso: la búsqueda de la santidad según el espíritu, la naturaleza y el fin de su
propio Instituto. Por su profesión religiosa ha adquirido unas obligaciones con el IVR
(Instituto de Vida Religiosa) al que pertenece.
► Garantizar y tutelar la propia identidad del religioso con el fin de que esta no
se diluya o debilite al formar parte de una asociación.
2.4 Otras condiciones de la persona que pueden limitar el ejercicio del derecho de
asociación
Matrimonio. Quienes viven el matrimonio tienen limitado ese derecho por el
necesario cumplimiento de los deberes conyugales, aunque esta limitación no tenga una
formación canónica.
Miembros de otra asociación. Quienes tengan obligaciones en una asociación
pueden tener limitadas sus posibilidades de incorporarse a otras. Aunque se prevé que los
fieles puedan pertenecer a varias asociaciones (c. 307 par 2)
Otros condicionamientos personales. También puede haber condicionamientos
en razón del domicilio, la salud, la profesión, etc.

Las personas consagradas y los Movimientos Eclesiales. Los límites dependen


de la naturaleza y exigencias del movimiento. La cuestión principal es que quede
salvaguardada la identidad de la persona consagrada.
a. Peculiaridad de los IVR y SVA. Un Instituto tiene una coherencia interna
(identidad y unidad) que recibe de su naturaleza, su fin, de su espíritu, de su carácter y de
sus tradiciones.
b. Pertenencia primordial. Las personas consagradas (IVR o SVA) que participen
de estos movimientos deben mantener una pertenencia primordial a su Instituto o
Sociedad, de tal modo que no se dé lugar a incompatibilidades o disfunciones.
2.5 Los estatutos. Requisitos
Todas las asociaciones de fieles para que puedan ser consideradas como tales en la
Iglesia precisan tener sus propios estatutos (c. 301 §1). “ Los estatutos son el conjunto de
reglas que disciplinan el funcionamiento y desarrollo de una asociaciones" (Díez Picazo)

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Los estatutos contienen las normas internas por las que se rigen las asociaciones. Estas
normas aplican y concretan el derecho común y particular sobre las asociaciones de fieles
y contienen otras disposiciones de los fundadores de la asociación o que posteriormente
los miembros de la misma han querido incluir.

En principio, los fundadores de la asociación son los que deberán elaborar los estatutos
con el consejo de algún especialista en derecho.

Aunque el contenido concreto de los estatutos de cada asociación puede variar bastante,
sin embargo, el c. 304 presenta unos capítulos mínimos que son comunes para todas las
asociaciones:

304 § 1. Todas las asociaciones de fieles, tanto públicas como privadas, cualquiera que
sea su nombre o título, deben tener sus estatutos propios, en los que se determine -el fin u
objetivo social de la asociación, -su sede, -el gobierno y -las condiciones que se requieren
para formar parte de ellas, y se señale también -su modo de actuar, teniendo en cuenta la
necesidad o conveniencia del tiempo y del lugar.

§ 2. Escogerán un título o nombre que responda a la mentalidad del tiempo y del lugar,
inspirado preferentemente en el fin que persiguen

a) Naturaleza: Los estatutos han de describir, en primer lugar, la naturaleza canónica de la


asociación que se constituye. Deberá constar si es asociación privada, si goza de
personalidad privada o si es asociación pública. Según sea privada o pública se explicitará
que es reconocida (o aproada, en el caso de que goce de personalidad jurídica) o bien
erigida, respectivamente, y ello por el Obispo diocesano, la Conferencia Episcopal o la
Santa Sede, según el ámbito territorial de la asociación, que ha de expresarse en los
estatutos

Se añadirá que la asociación se rige por los estatutos de la misma y las normas canónicas
vigentes.

b) Nombre: Cada asociación ha de tener un nombre o título que la identifique y la distinga


de las demás. El nombre elegido deberá corresponder al fin que ha inspirado el instituto y
debe responder a la mentalidad del tiempo y del lugar (c. 304 § 2). Ninguna asociación
puede llamarse”católica “sin el consentimiento de la autoridad competente (c.300).

c) Domicilio: El domicilio social, en general, será el lugar donde la asociación celebrará


sus · reuniones, tendrá establecida la secretaría y el archivo y recibirá las comunicaciones
oficiales y correspondencia.

d) Fines: Las finalidades u objetivos sociales, es un capítulo de los estatutos muy


importante porque especifica la asociación y las actividades que realizará para conseguir
aquellas finalidades. Han de ser enunciadas con expresiones concretas, aunque sin
explicar todos los detalles o matices. La asociación podrá perseguir una única finalidad o
varias finalidades. Estas finalidades deberán ser coherentes con la misión propia de la
Iglesia (c. 298 §1)

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e) Miembros: Una asociación no podría constituirse sin miembros. Estos son los
fundadores, los que posteriormente a su constitución e institucionalización se inscriban en
ella. Los estatutos regularán los siguientes aspectos:
1º. La naturaleza o condición de los miembros (se pueden reconocer diversas clases
de miembros: ordinarios, extraordinarios, honoríficos).
2º. Los requisitos que se exigen para poder ser miembro.
3º. El procedimiento para la admisión de nuevos miembros, o establecer la causas y
el procedimiento para dar de baja a los miembros;
4º. Los derechos y deberes de los miembros.

f) Gobierno: Los órganos y cargos de gobierno de las asociaciones pueden variar a tenor
de la libertad que se deja a los estatutos propios de cada asociación (cc. 94; 309; 317 -
320). El derecho común regula solamente las funciones del presidente y del capellán o
asistente eclesiástico.

La Asamblea General y la Junta Directiva son órganos de gobierno usuales. La Asamblea


General es el órgano supremo de la asociación y, normalmente, tiene derecho a participar
en ella con voz y voto todos los miembros (al menos los ordinarios, o los representantes si
son muy numerosos).

Los estatutos han de explicitar las funciones propias de ambos órganos. La operatividad
efectiva de la asociación requiere la existencia al menos de un órgano ejecutivo que lleve a
término los acuerdos de la Asamblea General ordinaria y extraordinaria. Los estatutos
tienen que:

1º establecer el número exacto o bien el mínimo y máximo, y los cargos de la


asociación que lo integran (Por lo general son: el presidente, vicepresidente, secretario,
tesorero, vocales y el capellán o consiliario);
2ºdeterminar el período de tiempo por el cual son designados los integrantes de
dicho órgano, y el sistema de renovación total o parcial, con o sin posibilidad de reelección.
3º especificar las funciones y competencias de este órgano ejecutivo;
4º Especificar el número mínimo de reuniones anuales.
5º.Los estatutos tratarán también de los distintos cargos directivos de la asociación
el procedimiento para designarlos, el periodo de ejercicio del cargo.

Relación con la autoridad eclesiástica: 322 para las privadas. cc. 312 ,313 ,315 para
públicas. Régimen patrimonial y de administración de bines. C. 1257, § 1, en las públicas.
Y el c. 1257 § 2, en las privadas, así como c. 325.
Estatuto jurídico de los miembros: determinación de los derechos y deberes.
Causas de extinción de la asociación y destino de bienes: cc 123, 320 en las públicas, y
el c. 326 en las privadas.

LECCIÓN 3. DISTINCIONES EN LAS ASOCIACIONES DE FIELES

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3.1 El título sobre asociaciones de fieles del Código.
►Regulación. El Código de 1983 dedica los cc. 298-329 a regular las asociaciones
de fieles. Esta materia se encuentra en el Libro II, dedicado al Pueblo de Dios. Más en
concreto, en la Parte I, Título V del referido Libro, incluyendo los siguientes capítulos:
1º Normas comunes (cc. 298-311)
2º De las asociaciones públicas de fieles (cc. 312-320)
3º De las asociaciones privadas de fieles (cc. 321 -326)
4º Normas especiales de laicos (cc. 327 – 329)
En total se dedican a nuestra materia 32 cánones.
►Ubicación en CIC. La ubicación de las asociaciones de fieles en la Parte I, que
trata de los fieles en general, tiene una importante consecuencia jurídica que constituye a
la vez una novedad respecto al Código de 1917. En éste, se trataba de las asociaciones en
la Parte III dedicada a los laicos, con lo que podía parecer que solamente éstos tuvieran en
la Iglesia el derecho a asociarse, con la excepción expresa de los religiosos que se
contempla en el can. 693 & 4. En la sistemática del nuevo Código se pone en evidencia,
coherentemente con el c. 215, que todos los fieles (clérigos, religiosos y laicos) tienen
reconocido aquel derecho de asociación y pueden formar parte legítimamente de las
asociaciones eclesiales.1

3.2 Distinción de las asociaciones por los miembros que las componen. El
equívoco lugar de las llamadas asociaciones clericales (c. 302)
En la regulación establecida en el Código aparecen distintas clases de asociaciones
de fieles Una de las clasificaciones es en razón de los MIEMBROS que las componen
a) Laicales: constituidas por fieles laicos.
b) Clericales: constituidas por clérigos, están bajo la dirección de éstos,
asumen el ejercicio del orden sagrado y son reconocidas como tales por la
autoridad competente.
c) Mixtas: las constituidas por fieles laicos y clérigos.
d) Ecuménicas: constituidas por miembros católicos y miembros cristianos
no católicos con la debida proporción entre unos y otros (Christifideles laici, nº
31). Estas asociaciones se denominan ecuménicas principalmente por razón
de los miembros que las componen (cristianos católicos y no católicos) y por
razón de las finalidades (relacionadas con el movimiento ecuménico)
►El c. 302. Las asociaciones de clérigos.

1
Literal de M. SISTACH. Las asociaciones defieles. Barcelona, 2004. Pp. 35 y ss. Texto que para esta lección sigue el
profesor.

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c. 302.Se llaman clericales aquellas asociaciones de fieles que están bajo la dirección de clérigos,
hacen suyo el ejercicio del orden sagrado y son reconocidas como tales por la autoridad
competente.
No se refiere a las asociaciones de clérigos en cuanto fieles. Se trata de agrupaciones de
clérigos que “hacen suyo el ejercicio del orden sagrado”. Es evidente que el ejercicio del
orden sagrado no es algo que esté en el ámbito de los fieles, no depende del hecho de
haber recibido el bautismo. Está en el ámbito jerárquico porque el Orden, y su ejercicio,
superan lo que pueden hacer los bautizados. Este canon, por tanto, y lo mismo que
determina y regula, está fuera de las asociaciones de fieles, y debe ser tratado
especialmente. Su lugar en la estructura del código es cuestión secundaria: pretende dar
cauce jurídico a la cuestión de las sociedades misionales del clero.
3.3 Distinción de las asociaciones por su relación con la autoridad, por su
extensión y por su fin.
1. Por razón de la intervención de la AUTORIDAD eclesiástica:
a) Privadas: constituidas por un acuerdo de los fieles con el reconocimiento
de los estatutos como mínimo por parte de la autoridad eclesiástica. (c. 321)
b) Públicas: erigidas exclusivamente por la autoridad eclesiástica atendida la
naturaleza de determinados fines que persiguen, o bien cuando la iniciativa
privada no prevé de manera suficiente la consecución de otros fines
eclesiales. (c. 312)
2. Por su EXTENSIÓN, razón de ámbito territorial:
a) Universales e internacionales: las reconocidas, aprobadas ó erigidas por
la Santa Sede, ya que miran a ejercer su actividad en toda la Iglesia.
b) Nacionales: las reconocidas, aprobadas o erigidas por la Conferencia
Episcopal, ya que su objetivo es ejercer su actividad en toda una nación.
c) Diocesanas: las reconocidas, aprobadas o erigidas por el Obispo
diocesano, ya que miran de ejercer su actividad en una diócesis. Por
privilegio apostólico el derecho de erección puede estar reservado a otras
personas.
También hay que tener en cuenta que tanto las asociaciones universales
como las nacionales pueden tener secciones diocesanas.
3. Por su FINALIDAD:
► El Código no emplea este criterio de manera tan nítida como para permitir
distinguir adecuadamente las asociaciones en virtud de los distintos fines que
aquellas persiguen. Sin embargo, el c. 299 § 1 y el c. 301 § 1, establecen los fines
que configuran necesariamente a las asociaciones como privadas y públicas,
respectivamente.
►Las órdenes terceras. El Código regula una de las clases de asociaciones
establecidas en el c. 700 del Código de 1917, por su gran raigambre y tradición.

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c. 303 Se llaman órdenes terceras, o con otro nombre adecuado, aquellas asociaciones cuyos
miembros, viviendo en el mundo y participando del espíritu de un instituto religioso, se
dedican al apostolado y buscan la perfección cristiana bajo la alta dirección de ese instituto.
►Cofradías y pías uniones. Son otros dos tipos de asociaciones “clásicas” que
regulaba el anterior ordenamiento canónico. Deben adaptar su configuración jurídica
a la nueva legislación sobre asociaciones del CIC 1983.
►Los Movimientos. Entran en la naturaleza canónica de asociaciones de fieles y
revisten finalidades y composición diversa. Desde el punto de vista teológico se han
distinguido tres especies de movimiento (BEYER): movimientos laicales (quieren
vivir como laicos participando en la misión de la Iglesia, p.ej. la Acción Católica),
movimientos espirituales (promueven una vida interior más profunda),
movimientos eclesiales (integradas por todo tipo de fieles que participan del
carisma de comunión y piden a sus miembros un compromiso radical).

3.4 Radical importancia de la dependencia que tienen las asociaciones de la


Jerarquía.
► La comunión jerárquica requiere un mínimo que el Concilio ha concretado en el
inicio del nº 24 del Decreto AA.: “Es misión de la jerarquía fomentar el apostolado seglar,
dar los principios y a ayudas espirituales, ordenar el ejercicio del apostolado al bien común
de la Iglesia y vigilar para que se guarden la doctrina y el orden.”
► Esta relación con la autoridad eclesiástica, está cimentada en aquellos dos
grandes principios sociales y también eclesiales de la subsidiariedad y el bien común.

3.5 La distinción público-privado en relación con las asociaciones


La distinción público-privado en relación a las asociaciones -además de la distinción
hecha más arriba por razón de la intervención de la autoridad- hace referencia al modo de
sus miembros de asociarse para alcanzar unas finalidades que pretenden alcanzar unas y
otras.

a) Privado: los fieles cuentan con el derecho para constituir asociaciones mediante un
acuerdo privado entre ellos. En estas asociaciones se dedicarán a perseguir unos fines de
naturaleza eclesial.
En general serán los mencionados en el c. 298 §1:

1) fomentar una vida más perfecta;


2) promover el culto público;
3) promover la doctrina cristiana;
4) realizar otras actividades de apostolado, a saber, iniciativas para la
evangelización, el ejercicio de obras de piedad o de caridad y la animación con
espíritu cristiano del orden temporal.

b) Público: para que una asociación alcance su carácter público debe ser erigida por la
autoridad eclesial competente. Solamente una asociación adquirirá la naturaleza de
asociación pública cuando haya sido erigida por la jerarquía, ya que persigue unos fines de

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religión o piedad que están reservados únicamente a la autoridad eclesiástica. No sólo· se
dedicará a perseguir los fines que enuncia el c. 298, sino que se propone, según el c. 301:

1) transmitir la doctrina cristiana en nombre de la Iglesia;


2) promover el culto público;
3) perseguir otros fines reservados por su naturaleza a la autoridad eclesiástica.

3.6 Régimen jurídico general y de aplicación en las asociaciones


► Definición. El Código de 1983, no propone ninguna definición de asociación. La
asociación se puede definir como agrupación permanente de personas que se unen para
conseguir unas finalidades determinadas, mediante una organización reconocida por el
derecho.
► 4 Elementos constitutivos sin los cuales aquella asociación de fieles no podía
denominarse asociación:
1- Miembros:
-Personas físicas. Por su misma naturaleza, las asociaciones para poder
existir precisan de miembros que son las personas físicas. Tratándose de fieles, los
miembros son fieles cristianos, con las notas que se expresan en el c. 204 § 1. Son fieles
cristianos quienes, incorporados a Cristo por el bautismo, se integran en el pueblo de Dios,
y hechos partícipes a su modo por esta razón de la función sacerdotal, profética y real de
Cristo, cada uno según su propia condición, son llamados a desempeñar la misión que
Dios encomendó cumplir a la Iglesia en el mundo
-Federación de asociaciones. El c. 313 admite la confederación de
asociaciones de fieles. Novedad importante del CIC 1983.C. 313 Una asociación pública, e
igualmente una confederación de asociaciones públicas, queda constituida en persona
jurídica en virtud del mismo decreto por el que la erige la autoridad eclesiástica competente
conforme a la norma del c. 312, y recibe así la misión en la medida en que lo necesite,
para los fines que se propone alcanzar en nombre de la Iglesia.
2. Finalidad. Las asociaciones no se constituyen para sí mismas, sino que deben
servir a la misión que la Iglesia tiene que realizar en el mundo (AA, 19). La finalidad de las
asociaciones requiere de la cooperación de sus miembros en orden a la obtención de los
fines, que no se podrían alcanzar sin dicha cooperación: existe un vínculo que liga a todos
los miembros.
3. Intervención de la autoridad. La intervención de la autoridad eclesiástica
competente, que varía según la naturaleza canónica de la asociación, se requiere para que
sea reconocida y tutelada por el ordenamiento. Dicha intervención señala la distinción
entre la existencia sociológica y jurídica.
4. Estabilidad. Toda asociación se constituye para que tenga estabilidad, que es
distinto de perpetuidad. La estabilidad surge de la naturaleza y de los fines que pretende la
asociación y que trasciende a las personas concretas, miembros de la misma. Supone
lazos no momentáneos y crea relaciones de alguna estabilidad

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LECCIÓN 4. RELACIONES DE LAS ASOCIACIONES DE FIELES CON LA AUTORIDAD
DE LA IGLESIA
- El lugar de las asociaciones de fieles es el mundo. Necesariamente están en el
mundo en unión con el Cuerpo Místico de Cristo. No son realidades de las sacristías o las
curias.
- Todo asociado debe manifestar comunión y obediencia, al igual que cualquier fiel.
-Es fundamental al respecto, que cada fenómeno asociativo de fieles que surja se
someta al discernimiento de la autoridad eclesiástica competente. Por esto, ningún carisma
dispensa de la referencia y de la sumisión a los pastores de la Iglesia.
- Una vez existen, si cumplen con el derecho de asociación, tienen derecho a la
agnitio.
- El reconocimiento y la aprobación de estatutos, así como la personalidad y la
erección como asociaciones públicas no son pasos de perfeccionamiento, sino de
compromiso de la autoridad.

4.1. Comunión con la autoridad. Discernimiento por parte de la autoridad


- Todo asociado debe manifestar comunión y obediencia, al igual que cualquier fiel.
-Es fundamental al respecto, que cada fenómeno asociativo de fieles que surja se
someta al discernimiento de la autoridad eclesiástica competente. Por esto, ningún carisma
dispensa de la referencia y de la sumisión a los pastores de la Iglesia.
La autoridad eclesiástica ha de regular el derecho de asociación de los fieles según el
ordenamiento canónico, al margen de sus gustos y preferencias personales.

La intervención de los pastores aporta a la sociedad:

a. Sello de eclesialidad. Al aprobar una asociación se le da un sello de


eclesialidad.

b. Garantía. Es una garantía para los miembros de la asociación, dado que los
pastores realizan un discernimiento eclesiológico y jurídico-pastoral acerca del
carisma y de su institucionalización y se tutela el carisma con unos estatutos
adecuados.

c. Comunión. Las relaciones entre las asociaciones y la jerarquía han de situarse


siempre en el contexto de la comunión y valorarlas así. El derecho a asociarse en un
sano contexto de comunión eclesial se ejerce ante todo en comunión con la
jerarquía, como garantía de libertad y de unidad.

4.2. Asociaciones no reconocidas y asociaciones reconocidas


La Conferencia Episcopal Italiana distingue dentro de la figura de asociaciones de fieles
aquellas asociaciones privadas de fieles sin especial relevancia jurídica canónica.

13
Para que una asociación de fieles sea admitida en la Iglesia se requiere, además de la
naturaleza eclesial de sus fines, que sus estatutos sean reconocidos por parte de la
autoridad eclesiástica competente (c. 299 §3).

El significado del término recognoscantur (c. 299 §3). Esta intervención no consiste en la
aprobación de los estatutos, sino que se indica que las asociaciones en la Iglesia deben
comunicar su existencia a la autoridad, a la cual compete pronunciarse sobre la
autenticidad cristiana de una asociación, de sus fines y medios, en el sentido de que no
haya nada que contradiga la doctrina, la disciplina y la costumbres.

Esta intervención de la autoridad eclesiástica ha de tener presente también dos aspectos


importantes en orden a otorgar o no el reconocimiento, tal como se indica en 323 § 2:

- “Vigilar y procurar que se evite la dispersión de fuerzas” y


- “Ordenar al bien común el ejercicio del apostolado.”

(Esta misma idea se encuentra en AA, 18: Hay que evitar la dispersión de fuerzas que
surge al promoverse, sin causa suficiente, nuevas asociaciones y trabajos, o si se
mantienen más de lo conveniente asociaciones métodos inadecuados)

4.3. Asociaciones privadas sin específica relevancia jurídica canónica, privadas


reconocidas, sin o con personalidad jurídica, y asociaciones públicas

a) La asociación privada reconocida puede adquirir personalidad jurídica mediante


emisión de un decreto. El c. 322 §1 dice que una asociación privada de fieles puede
adquirir personalidad jurídica por decreto formal de la autoridad indicada en el c. 312, y
recibe así la misión en la medida en que lo necesite para los fines que se propone
alcanzar. En 322 §2 añade que sólo pueden adquirir personalidad jurídica aquellas
asociaciones privadas cuyos estatutos hayan sido aprobados por la autoridad eclesiástica
de la que trata el c. 312 §1; pero la aprobación de los estatutos no modifica la naturaleza
privada de la asociación.

Distinción entre recongnoscantur y probata. El Código regulando las asociaciones


privadas de fieles distingue entre recognoscantur (reconocida) y probata (aprobada),
refiriéndose a la distinta intervención de la autoridad respecto a los estatutos de dichas
asociaciones. Así, tratándose de asociaciones privadas sin personalidad jurídica emplea el
término recognoscantur y con relación a las asociaciones privadas pero con personalidad
jurídica usa el término probata. El Código de 1983 ha dado mayor amplitud al ejercicio del
derecho de asociación de los fieles y, en consecuencia, admite en el ordenamiento jurídico
eclesial las asociaciones con el simple reconocimiento de los estatutos -que no
aprobación- por parte de la autoridad eclesiástica.
- Finalmente, según el contenido del c. 299 §3 podemos decir, que pueden existir en
la Iglesia asociaciones de fieles que aún no hayan sido reconocidas por la autoridad.

b) Las asociaciones públicas adquieren la personalidad jurídica por el mismo


decreto de erección. El c. 313 sostiene que una asociación pública, e igualmente una
confederación de asociaciones públicas, queda constituida en persona jurídica en virtud

14
del mismo decreto por el que la erige la autoridad eclesiástica competente conforme a la
norma del c. 312, y recibe así la misión en la medida en que lo necesite para los fines que
se propone alcanzar en nombre de la Iglesia". De esta manera, se pone en evidencia que
las asociaciones públicas tienen siempre personalidad jurídica en virtud del mismo decreto
por el que las erige la autoridad competente. La personalidad jurídica otorga a la
asociación el ser sujeto de derechos y deberes por sí misma, diverso de las personas de
los asociados. La personalidad jurídica propia de la asociación pública es una forma de
protegerla, darle mayor estabilidad y facilitarle la disposición de medios en orden a
conseguir con mayor eficacia los fines que se propone alcanzar.

4.4. Agnitio y recognitio de las asociaciones

► Significado de los términos agnitio y recognitio. La autoridad eclesiástica


competente para poder otorgar el reconocimiento (recognitio) a una asociación, debe
antes tener conocimiento (agnitio) de su existencia y de los fines que pretende perseguir.
El significado del término recognoscantur (c. 299 §3), indica que las asociaciones en la
Iglesia deben comunicar su existencia a la autoridad, a la cual compete pronunciarse sobre
la autenticidad cristiana de una asociación, de sus fines y medios, en el sentido de que no
haya nada que contradiga la doctrina, la disciplina y la costumbres.

►El término recognoscantur significa que la autoridad eclesiástica competente tiene


conocimiento de la existencia de una asociación de fieles mediante la presentación de los
estatutos y que dicha autoridad los examina para comprobar si su contenido está conforme
o no con la doctrina, la disciplina y la integridad de las costumbres. Fruto de esta
intervención, la autoridad eclesiástica se pronuncia sobre la autenticidad o no autenticidad
cristiana o eclesial de dicha asociación. En caso afirmativo, la asociación es admitida en la
Iglesia, y en caso negativo no es admitida.

En el caso de mera agnito, la autoridad puede no responder o pedir que se cumplan


determinados requisitos necesarios. También puede declarar que no se puede considerar
asociación.

4.5. Normas particulares y estatutarias sobre las asociaciones


►Qué son los estatutos? Los estatutos son el conjunto de reglas que disciplinan el
funcionamiento y desarrollo de una asociación. Los estatutos contienen las normas
internas por las que se rigen las asociaciones.

►No pueden contradecir el derecho común y particular de la Iglesia. Los estatutos no


pueden contener prescripciones contrarias al derecho común y particular de la Iglesia.
Aunque sobre el derecho de asociación y las asociaciones puede haber normas
diocesanas y de las CE, estas normas no pueden alterar el carácter propio del derecho de
asociación.
Los estatutos aplican y concretan el derecho común y particular sobre las asociaciones de
fieles y contienen también otras disposiciones que los fundadores de la asociación o
posteriormente los miembros de la misma han querido incluir.

15
►Contenidos estatutarios. El contenido concreto de los estatutos de cada asociación
puede variar bastante según la amplia iniciativa de los que la promueven. Los cánones que
regulan las asociaciones de fieles remiten constantemente a esta libertad e iniciativa. En
reiteradas ocasiones aparece la expresión "de acuerdo con la norma de los estatutos".

Los estatutos se encargarán de definir: los fines u objetivos que pretende perseguir, la
naturaleza, requisitos y procedimiento para ser miembro, para dejar de serlo; del
funcionamiento de los órganos de gobierno, la adquisición y administración de bienes, las
facultades de la autoridad eclesiástica, el procedimiento para efectuar las modificaciones
de los mismos estatutos que se estimen convenientes a lo largo de su existencia; la
disolución, la asociación, el destino de los bienes. Los fundadores de la asociación son los
que deberán elaborar los estatutos, será conveniente que lo hagan con la ayuda de algún
especialista en derecho.

4.6. Reconocimiento de los estatutos


Para que una asociación de fieles sea admitida en la Iglesia se requiere, además de la
naturaleza eclesial de sus fines, que sus estatutos sean reconocidos por parte de la
autoridad eclesiástica competente (c. 299 §3). ¿En qué consiste exactamente esta
intervención de la autoridad eclesiástica señalada con el término "reconocimiento" de los
estatutos? Esta intervención de la autoridad no consiste en la aprobación de los estatutos.
Para salvaguardar la mayor amplitud al ejercicio del derecho de asociación de los fieles, el
ordenamiento jurídico eclesial en la actualidad admite el simple reconocimiento -que no
aprobación- de los estatutos por parte de la autoridad. De esta manera, los fieles podrán
ejercer su derecho de asociación sin mayores dificultades.

LECCIÓN 5. ASOCIACIONES PÚBLICAS Y PRIVADAS


5.1. Las asociaciones, en principio, dependen de la iniciativa de los fieles, siendo
ellos, además, quienes las constituyen

(Contenido diapositiva del Power Point)


-Constitución de las asociaciones y reconocimiento por parte de la autoridad
Las asociaciones las constituyen los fieles. Los actos de la autoridad no pueden
alterar ese sentido y, como consecuencia, esa responsabilidad.
Algunas asociaciones (de modo particular las públicas) dependen de actos de la
autoridad, pero esos actos no cambian su naturaleza.
-Siempre se debe diferenciar entre lo propio de la responsabilidad de los fieles y la
responsabilidad de la autoridad.

16
- Si la autoridad da origen a asociaciones, en realidad da origen a formas vacías que
alcanzan su verdad por la incorporación de los fieles.

5.2. Las distinciones del Código de 1917 y la actual distinción entre asociaciones
públicas y privadas

(Contenido diapositiva del Power Point)


-La antigua normativa nos ayuda a entender la actual: órdenes terceras, pías uniones y
cofradías. Ahora el criterio diferenciador es distinto: depende de la relación con la
jerarquía.
-Públicas-privadas: una distinción actual. Diferencias con la antigua normativa.
-El título de asociaciones del Codex tiene cuatro capítulos: normas comunes; asoc.
públicas; asoc. privadas; asoc. de laicos .
- Además de la dif. entre asoc. públicas y privadas puede haber asociaciones de
hecho (que no han recibido ningún reconocimiento por parte de la autoridad).
- Las públicas tienen personalidad jurídica, las privadas pueden tenerla.

5.3. Asociaciones que deben ser públicas

(Contenido diapositiva de Power Point)


-Asociaciones que tienen que ser públicas, c. 301 par. 1
“Corresponde exclusivamente a la autoridad eclesiástica competente el erigir asociaciones
de fieles que se propongan transmitir la doctrina cristiana en nombre de la Iglesia, o
promover el culto público, o que persigan otro fines reservados por su misma naturaleza a
la autoridad eclesiástica”
-En el c. 301 par. 2, se considera la función subsidiaria de la autoridad cuando no se
provea de manera suficiente por la iniciativa privada

5.4. Régimen patrimonial de las asociaciones. Los bienes de las asociaciones


públicas son bienes eclesiásticos.
Las asociaciones necesitan de medios económicos para poder realizar actividades
encaminadas a conseguir los fines que se proponen.
►Las asociaciones públicas gozan por su misma naturaleza de personalidad jurídica
pública y, en virtud del c. 1255, son “sujetos capaces de adquirir, retener, administrar y

17
enajenar bienes temporales, según la norma jurídica”. Así, el dominio de estos bienes
corresponde a la asociación como tal, una vez los ha adquirido legítimamente. El c. 1257 §
1 señala que los bienes de las asociaciones públicas por pertenecer a personas jurídicas
públicas, son bienes eclesiásticos, se rigen por las disposiciones al respecto contenidas
en el Código y por los estatutos, y están obligadas al rendimiento de cuentas (c. 319).
►Las asociaciones privadas. Los bienes de las asociaciones privadas NO son
eclesiásticos. Sobre ellos la autoridad ejerce un general deber de vigilancia. No obstante,
también en estas asociaciones están bajo la autoridad del Ordinario las donaciones o
legados por causas pías (c. 325)

5.5. Diferencias organizativas entre las asociaciones públicas y privadas


Respecto a la autonomía de las asociaciones a la hora de realizar sus nombramientos:
►En las asociaciones privadas: hay pocas exigencias en el CIC, y por tanto casi todo
depende de lo establecido en los estatutos. Las privadas designan libremente a su
presidente, oficiales y consejeros espirituales (c. 324).
►En las asociaciones públicas: la autoridad confirma, instituye o nombra el presidente, y
nombra al capellán 317 § 1 : A no ser que se disponga otra cosa en los estatutos, corresponde a la
autoridad eclesiástica de la que se trata en el confirmar al presidente de una asociación pública
elegido por la misma, o instituir al que haya sido presentado o nombrarlo por derecho propio; pero
compete a la autoridad eclesiástica nombrar el capellán o asistente eclesiástico, después de oír,
cuando sea conveniente, a los oficiales mayores de la asociación.
- En las que se ordenan directamente al apostolado no deben ser presidentes
quienes desempeñen cargos de dirección en partidos políticos (c. 317 § 4)
- Situación especial asociaciones que dependen de Institutos de Vida
Consagrada, c.317 § 2: § 2. La norma establecida en el § 1 se aplica también a las
asociaciones erigidas por miembros de institutos religiosos en virtud de privilegio apostólico,
fuera de sus iglesias o casas; pero en las asociaciones erigidas por miembros de institutos
religiosos en su propia iglesia o casa, el nombramiento o confirmación del presidente y del
capellán compete al Superior del instituto, conforme a la norma de los estatutos.
- En las públicas se prevé situaciones para nombramiento de comisario (c.
318 § 1. En circunstancias especiales, cuando lo exijan graves razones, la autoridad
eclesiástica de la que se trata en el c. 312 § 1, puede designar un comisario, que en su
nombre dirija temporalmente la asociación.) y para la remoción de cargos (c. 318 § 2.
Puede remover de su cargo al presidente de una asociación pública, con justa causa, la
autoridad que lo nombró o confirmó, oyendo antes, sin embargo, a dicho presidente y a los
oficiales mayores según los estatutos; conforme a la norma de los cc. 192-195, puede
remover al capellán aquél que le nombró.)

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LECCIÓN 6. ASOCIACIONES PRIVADAS
6.1. En las asociaciones privadas tienen especial importancia los diversos
reconocimientos que pueden recibir de la autoridad. Asociaciones alabadas o
recomendadas.

► El canon c. 298 § 2, indica a los fieles que desean asociarse a preferir aquellas
asociaciones que cuenten con el beneplácito de la Autoridad. Inscríbanse los fieles
preferentemente en aquellas asociaciones que hayan sido erigidas, alabadas o
recomendadas por la autoridad eclesiástica competente.

► En una sociedad de fieles privada, su condición jurídica, no es modificada cuando la autoridad la


alaba o recomienda por sus especiales características o utilidad eclesial. C. 299 § 1Estas
asociaciones se llaman privadas aunque hayan sido alabadas o recomendadas por la autoridad
eclesiástica. Este acto de la autoridad le da a la asociación una particular credibilidad eclesial. Esto
supondrá una mayor atención y vigilancia, pero no amplía el dominio de la Jerarquía sobre dicha
asociación. No obstante, la autoridad cuando viera que las circunstancias lo requieren podría retirar
esa particular apreciación. Es importante tener en cuenta que acerca de este reconocimiento no es un
derecho de los fieles, sino una valoración de la autoridad que tampoco puede ser arbitraria.

6.2. Uso del apelativo “católica” para una asociación


► Necesidad del consentimiento de la autoridad. El c. 300 establece que ninguna
asociación puede llamarse «católica» sin el consentimiento de la autoridad competente.
Una cosa es que las asociaciones eclesiales sean católicas, pero otra cosa es el uso de
ese término. Esto afecta tanto a las asociaciones púbicas como privadas, pero tiene mayor
importancia en relación con las segundas. El uso público del término compromete a la
Iglesia y a la autoridad. Podría limitarse el uso de términos semejantes. Los requisitos
establecidos para conceder ese uso deben ser claros, no arbitrarios, y se podrá resolver de
modo diferente según el tipo de asociaciones.
►Resolución de las solicitudes. En las asociaciones privadas parece que se debe
resolver ad casum. En las públicas los autores discrepan: algunos juzgan que se podría
permitir a todas ellas o a las que cumplieran determinados requisitos o tuvieran
determinados fines. Estamos pues en dependencia de lo que se vaya determinando en los
diversos lugares. Cuando se dan determinadas circunstancias que lo aconsejen la
autoridad podrá, y en algún caso deberá, retirar el permiso podrá retirar el permiso a una
asociación para utilizar el apelativo de “católica”.

6.3. Vigilancia y régimen que ejerce la autoridad sobre las asociaciones privadas.
Autoridad de la que dependen
►Todas las asociaciones de fieles, tanto las públicas como las privadas, están bajo la
vigilancia de la autoridad eclesiástica competente. Están bajo el régimen de esta autoridad.

La vigilancia que ejerce la autoridad consiste en:

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- Procurar que se conserve la integridad de fe y de costumbres.
- Evitar que se introduzcan abusos en la disciplina eclesiástica.
- Derecho y deber de la autoridad de Realizar visitas según el derecho y sus
estatutos.

305 § 1. Todas las asociaciones de fieles están bajo la vigilancia de la autoridad eclesiástica
competente, a la que corresponde cuidar de que en ellas se conserve la integridad de la fe y
de las costumbres, y evitar que se introduzcan abusos en la disciplina eclesiástica; por tanto,
a ella compete el deber y el derecho de visitarlas a tenor del derecho y de los estatutos; y
están también bajo el régimen de esa autoridad, de acuerdo con las prescripciones de los
cánones que siguen.

►Bajo la vigilancia de la Santa Sede: todas las asociaciones.


►Bajo la vigilancia del Ordinaria del lugar: las asociaciones diocesanas y a las que trabajen en la
diócesis.

305 § 2. Todas las asociaciones, cualquiera que sea su especie, se hallan bajo la vigilancia de
la Santa Sede; están bajo la vigilancia del Ordinario del lugar las asociaciones diocesanas, así
como también las otras asociaciones en la medida en que trabajan en la diócesis.

►Las asociaciones privadas y su dependencia de la autoridad: aunque tienen la autonomía


reconocida por el derecho (c. 321) están sometidos a la autoridad y al régimen de dicha autoridad.
Se puede decir que están sometidas “de manera análoga a como están todos los fieles” (aunque
esta expresión desapareció del esquema final de redacción del CIC 1983)

323 § 1. Aunque las asociaciones privadas de fieles tengan autonomía conforme a la norma
del c. 321, están sometidas a la vigilancia de la autoridad eclesiástica según el c. 305, y
asimismo al régimen de dicha autoridad.

323 § 2. Corresponde también a esa autoridad eclesiástica, respetando la autonomía


propia de las asociaciones privadas, vigilar y procurar que se evite la dispersión de fuerzas,
y que el ejercicio del apostolado se ordene al bien común.

6.4. Régimen general de las asociaciones privadas


.

►Deben tener estatutos (c. 304 §1).

► Dependen de las normas universales (muy pocas), diocesanas y de las Conferencias


Episcopales (dentro de su territorio, para las asociaciones nacionales, es decir, aquellas
que por su misma constitución miran a ejercer su actividad en toda la nación).

► Las normas diocesanas deben respetar el carácter de estas asociaciones.

► El régimen de sus bienes es privado.

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6.5. Asociaciones privadas sin personalidad y con personalidad

► Pueden adquirir personalidad jurídica privada. Las asociaciones privadas pueden adquirir
personalidad jurídica privada (c. 322, Cfr. c. 312). Para ello necesitarán la aprobación de sus
estatutos por parte de la autoridad competente.

► Toda con autonomía y bajo régimen de la autoridad. Tanto las privadas con
personalidad jurídica como las que no tienen personalidad jurídica tienen autonomía y, a la vez,
están sometidas al régimen y vigilancia de la autoridad, conforme a los cánones 301, 305, 323.

6.6. Régimen de las asociaciones privadas. Otras disposiciones

►Órganos de gobierno.Designan libremente a su presidente y órganos de gobierno (c.


324 §1).
►Consejero espiritual. Designan libremente a su consejero espiritual, que necesita
confirmación del Ordinario del lugar e c. 324 §2).
► Extinción. Se extinguen conforme a la norma de los estatutos.
►Supresión. Pueden ser suprimidas por la autoridad, si su actividad causa un grave daño
(c. 326 §1). En estos casos el destino de los bienes se determinará conforme a los
estatutos (C. 326 §2).

LECCIÓN 7. ASOCIACIONES PÚBLICAS


7.1 Autoridad de la que dependen las asociaciones públicas

312 § 1. Es autoridad competente para erigir asociaciones públicas:

1 la Santa Sede, para las asociaciones universales e internacionales;

2 la Conferencia Episcopal dentro de su territorio, para las asociaciones


nacionales es decir, que por la misma erección miran a ejercer su actividad
en toda la nación;

3 el Obispo diocesano, dentro de su propio territorio, pero no el Administrador


diocesano, para las asociaciones diocesanas; se exceptúan, sin embargo,
aquellas asociaciones cuyo derecho de erección está reservado a otras
personas.

§ 2. Para la erección válida de una asociación o de una sección de la misma en


una diócesis, se requiere el consentimiento del Obispo diocesano, dado por escrito
aun en el caso de que esa erección se haga por privilegio apostólico; sin embargo,
el consentimiento escrito del Obispo diocesano para erigir una casa de un instituto
religioso vale también para erigir, en la misma casa o en la iglesia aneja, una
asociación que sea propia de ese instituto.

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a) Santa Sede: para las asociaciones universales e internacionales.

b) Conferencia Episcopal: dentro de su territorio, para las asociaciones nacionales, es


decir, que por su misma erección miran a su actividad en toda la nación.

e) Obispo Diocesano:

Dentro de su territorio, para las asociaciones diocesanas. Las asociaciones internacionales


y nacionales tienen su domicilio social en una diócesis y pueden establecer secciones en
las diócesis.

Para salvaguardar la función pastoral del Obispo diocesano en su propia Iglesia particular,
el c. 312 §2 preceptúa su intervención:

- Para la erección válida de una asociación o de una sección de la misma en una


diócesis, se requiere el consentimiento del Obispo diocesano, dado por escrito, aun
en el caso de que esa erección se haga por privilegio apostólico;

- El consentimiento escrito del Obispo diocesano para erigir una casa de un instituto
religioso vale también para erigir, en la misma casa o en la iglesia aneja, una
asociación que sea propia de ese instituto.

Con esta normativa el legislador establece que:

1. el Obispo diocesano tenga conocimiento de todas las asociaciones públicas de


ámbito supra diocesano que tengan su domicilio social en la diócesis, así como
también de las secciones de las asociaciones internacionales o nacionales que
pretendan constituirse en la diócesis. Este conocimiento es importante, entre otras
razones, para poder ejercer la función de vigilancia que el Código atribuye al
Ordinario del lugar.

2. Que el obispo diocesano otorgue el consentimiento como requisito exigido para


la válida erección e instalación de aquellas asociaciones.

d) Superiores Mayores de los Institutos Religiosos:

1. Son competentes para erigir una asociación canónica si tiene privilegio apostólico
para ello. Asimismo, sólo podrán erigir asociaciones los Institutos Religiosos
Clericales de Derecho Pontificio;

2. Sólo podrá erigir asociaciones canónicas contando también con el consentimiento


escrito del Obispo diocesano.

7.2 Acto por el que se erigen las asociaciones públicas

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►Las erige la autoridad eclesiástica. Por su misma naturaleza estas asociaciones han
de ser erigidas por la autoridad eclesiástica (c. 312). Se establece que son erigidas por la
autoridad, y que por ese mismo acto, se les reconoce personalidad jurídica.

►Otras disposiciones que afectan a estas asociaciones:

a- Los estatutos, y su revisión y los cambios posteriores que se deseen realizar,


necesitan aprobación de la autoridad.

b- Están bajo la alta dirección de la autoridad eclesiástica (c. 315 Las asociaciones
públicas pueden adoptar libremente iniciativas que estén de acuerdo con su
carácter, y se rigen conforme a la norma de sus estatutos, aunque siempre bajo la
alta dirección de la autoridad eclesiástica de la que trata el c. 312 § 1)

c- Los fieles excomulgados o que públicamente rechacen la comunión, no pueden


ser admitidos o deben ser expulsados (c. 316).

d- La autoridad interviene en los nombramientos (c. 317).

7.3 Diferentes asociaciones públicas


.
►Las asociaciones que persiguen los fines señalados en el c. 301 §1 (transmitir la
doctrina cristiana en nombre de la Iglesia, promover el culto público, perseguir otro fines
reservados por su misma naturaleza a la autoridad eclesiástica, sólo pueden ser públicas.)

►Asociaciones con otros fines. También pueden ser erigidas por la autoridad como
asociaciones públicas otras con fines distintos a los señalados en el c. 301 §1.

7.4 Diferencia entre estas asociaciones y el ministerio público


Aunque dependen para su erección de la autoridad, los fieles también tienen el poder
constituyente en estas asociaciones. Es de los mismos fieles de quienes reciben el poder
de gobernar quienes dirigen la asociación. Diferenciar las asociaciones públicas del
ministerio público y la misma autoridad es fundamental. Sólo así no quedará comprometida
la autoridad con actuaciones que son de los fieles. La actuación de la autoridad es
extrínseca y superior a la asociación, mientras que la de los fieles es intrínseca y en
dependencia de la autoridad.

7.5 Actuación de las asociaciones públicas. Reciben la misión en la medida en que


lo necesiten

►Misión. Estas asociaciones reciben la misión para los fines que se proponen alcanzar en
nombre de la Iglesia.

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c. 313 Una asociación pública, e igualmente una confederación de asociaciones
públicas, queda constituida en persona jurídica en virtud del mismo decreto por el
que la erige la autoridad eclesiástica competente conforme a la norma del c. 312, y
recibe así la misión en la medida en que lo necesite, para los fines que se propone
alcanzar en nombre de la Iglesia.

- En esa actuación tienen particular dependencia de la autoridad, pero no son la


autoridad.
- En el proceso de codificación se tuvo especial cuidado en utilizar expresiones
significativas:

.Para evitar una posible identificación con la autoridad, durante la codificación se


sustituyó nominae ecclesiasticae auctoritates por nomine Ecclesiae.

. También durante la codificación se cambió la expresión reciben el "mandato"


por reciben la "misión". Especificando que no se trata de una misión canónica pues se
utilizó "dado que todas las asociaciones participan de modo más o menos directo de la
misión de la Iglesia".

7. 6. Cuestiones sobre el régimen de las asociaciones públicas.

►En relación al régimen eclesiástico.

Por lo que se refiere a la función de régimen, el c. 305 §1 determina que se ejercerá “de
acuerdo con las prescripciones de los cánones siguientes". Uno de estos cánones es el
315, que establece que las asociaciones públicas "pueden adoptar libremente iniciativas
que estén de acuerdo con su carácter y se rigen conforme a la norma de sus estatutos,
aunque siempre bajo la alta dirección de la autoridad eclesiástica de la que trata el c. 312
§1". Esta "alta dirección" que corresponde a la autoridad tiene su justificación en el hecho
de que por la misión recibida, la asociación pública actúa en nombre de la Iglesia, es decir,
de aquella autoridad eclesiástica.

►En relación con los bienes:

a. Los bienes de estas asociaciones son bienes eclesiásticos.

b. La asociación los administra según lo previsto en el Código (dependen del libro V


del CIC) y en sus Estatutos. Están sometidas al rendimiento anual de cuentas.

►Intervenciones especiales de la autoridad.

En circunstancias especiales puede designar comisario y, cumpliendo con las


determinaciones previstas, puede remover al presidente (c. 318 §§1 y 2).Por causas
graves las asociaciones pueden ser suprimidas por la autoridad que las erigió (c.320).

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LECCIÓN 8. LOS MOVIMIENTOS

Verdiapositivas de Power Point de este tema.

El contenido de esta lección esta tomado de la Ponencia de Arturo Cattaneo,


Cuestiones canónicas planteadas por los nuevos movimientos eclesiales. Actas del
VIII Simposio Internacional del Instituto Martín de Azpilcueta, las asociaciones de
fieles. Aspectos canónicos y civiles, (Navarra, 2011) EUNSA, 283-303.

8.1 Importancia de los movimientos


Desarrollo y vitalidad de los movimientos. Se puede afirmar que en la Iglesia desde el
día de Pentecostés ha habido “movimientos". Sin embargo, en los años posteriores al
Concilio se han caracterizado por el nacimiento y desarrollo de numerosos nuevos
movimientos eclesiales o nuevas comunidades. Su desarrollo y vitalidad debe considerarse
como uno de los frutos de la renovación eclesiológica y pastoral promovida por el Vaticano
II. Este desarrollo se debe al redescubrimiento del elemento carismática, la dimensión
misionera, la vocación bautismal y el papel de los laicos.

Dos reglas fundamentales. La primera regla: no extinguir los carismas, estar


agradecidos, aunque sean incómodos. La segunda regla es: la Iglesia es una; si los
movimientos son realmente dones del Espíritu Santo, se insertan y sirven a la Iglesia…
Como síntesis de las dos reglas fundamentales, diría: gratitud, paciencia y aceptación
incluso de los sufrimientos, que son inevitables (Benedicto XVI, Homilía Vigilia
Pentecostés, 29 mayo 1996)

El Papa Francisco en un encuentro con los movimientos, respecto a los movimientos a


afirmado que lo más importante en ellos es el papel central de Jesús, la oración y el
testimonio, más allá de las estructuras, planes y organizaciones. La comunicación de la fe
se puede hacer sólo con el testimonio, y esto es el amor. No con nuestras ideas, sino con
el Evangelio vivido en la propia existencia y que el Espíritu Santo hace vivir dentro de
nosotros. (Encuentro con los movimientos eclesiales, vigilia de Pentecostés, 18 mayo
2013)

8.2 Descripción de algunos movimientos

J. Beyer ha señalado una tipología de movimientos que es seguida por bastantes autores.
Ofrece dos clases de movimientos desde el punto de vista teológico:

a) Laicales: son los constituidos únicamente por laicos que pretenden vivir la vocación
laical

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Intensamente y cooperar de este modo a la realización de la misión de la Iglesia.
Espirituales: pretenden promover la vida interior de sus miembros, en la línea de las
terceras órdenes.

b) Eclesiales: agrupan miembros de las diversas categorías y órdenes de fieles como
laicos, casados, solteros, sacerdotes, religiosos y religiosas, que participan del carisma de
la comunión y que piden vivir más plenamente la vida de la Iglesia según los diversos
aspectos de su vocación y ministerio. Un ejemplo de ellos, aunque no se cataloguen como
un movimiento en sí, puede ser el Camino Neocatecumenal.

8.3 Características estructurales y espirituales de los movimientos

La esencia de los movimientos eclesiales es que son un fenómeno de origen carismático


que da origen a una realidad de agregación con determinadas características de tipo
estructural y espiritual, dos categorías que están en parte entrelazadas.

► Características de tipo estructural:

a) Se trata de un fenómeno preponderantemente laical. Su misión está dirigida


principalmente a la movilización del laicado, para llevarle a redescubrir las exigencias de la
vocación cristiana (del bautismo y del sacerdocio común).

b) Pueden participar fieles de toda condición y estado eclesial (clérigos, consagrados,


laicos).
c) Constituyen un fenómeno de ámbito universal. No sólo en sentido geográfico o
sociológico, sino también eclesiológico.

d) Poseen elasticidad y variedad de formas de pertenencia y de compromiso. Esto es


consecuencia de la gran diversidad de situaciones en las que se encuentran sus
miembros, y especialmente los laicos.

e) Acentúan la dimensión participativa. Entre los miembros de un movimiento se tiende


a vivir con fuerza el sentido de comunión, porque tienen un compromiso con su comunidad,
incluso en los bienes temporales.

► Características de tipo espiritual:

a) Empeño por revitalizar la experiencia cristiana. Llevando a los fieles a un encuentro


personal con Cristo. Se enfocan en la esencialidad del mensaje de Jesucristo.

b) Fuerte dinamismo apostólico que los anima. El encuentro con Cristo lleva al
apostolado, que se despliega en innumerables iniciativas personales y comunitarias. Se
profundiza el sentido de la propia vocación bautismal superando así aquella visión
restringida del apostolado laical como ayuda ofrecida a la Jerarquía. Expresada con toda
claridad en el 225 del Código.

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c) La capacidad de responder al desafío del secularismo y de la nueva
evangelización. La Exh.Apost. Christifídeles laici ha reconocido la ayuda preciosa que los
movimientos ofrecen para llevar una vida cristiana coherente.

8.4 Dependencias de los movimientos en la Santa Sede

Generalmente los movimientos eclesiales se han ido configurando como asociaciones


privadas de fieles. Su aprobación se realiza primero a nivel diocesano, luego a nivel de
Conferencia Episcopal y, por último -cuando su extensión es suficientemente amplia- son
aprobados por el Pontificio Consejo para los Laicos como asociación internacional.

8.5 Adecuada inserción de los movimientos en las Iglesias particulares.


Relación con los Obispos

►Institucionalización. Los movimientos necesitan una cierta institucionalización para


proteger la continuidad de la iniciativa frente a posibles desviaciones. Una configuración
jurídica favorece además su armónica inserción en las Iglesias particulares.

►Cuestión pastoral. A nivel pastoral la principal cuestión planteada por los movimientos
es su adecuada inserción en las Iglesias particulares. El Código se limita a decir que “ las
asociaciones están bajo la vigilancia de la autoridad eclesiástica competente" c. 305, y
menciona tres aspectos sobre los que la autoridad tiene que vigilar: la fe, las costumbres y
la disciplina eclesiástica; para las asociaciones privadas -siempre respetando su propia
autonomía- el Código añade, la responsabilidad de la autoridad eclesiástica de procurar
que se evite la dispersión de fuerzas, y ordenar al bien común el ejercicio de su
apostolado" (c. 323 §2).

►Responsabilidad del obispo diocesano. La inserción de los movimientos en las


Iglesias locales implica tener en cuenta la responsabilidad respectivamente de la autoridad
eclesiástica y de manera especial del obispo diocesano) y de los moderadores de los
movimientos. El obispo es el primer responsable de la adecuada inserción de los
movimientos en la pastoral de su Iglesia particular, en cuanto que en ella él es “principio y
fundamento visible de la unidad" en LG, 23). Tendrá que establecer directrices y
prioridades pastorales en orden a la coordinación de las diferentes formas de apostolado;
podrá también pedir a los movimientos que colaboren con iniciativas pastorales
diocesanas, cuidando que un carisma no sea desvirtuado o alterado por exigencias
particulares; buscará valorar la especificidad de los diversos movimientos.

8.6 Relación de los movimientos con las parroquias

Para la inserción de los movimientos en la pastoral de la Iglesia local juegan un papel de


primaria importancia las parroquias. La promoción de esta "espiritualidad de comunión"
compete especialmente al párroco, a sus colaboradores pastorales, y a los responsables
de los movimientos.
La relación entre movimientos y parroquia tendrá que tener en cuenta dos exigencias
igualmente importantes: por un lado la legítima libertad que tienen los fieles de asociarse y

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la autonomía de las asociaciones por ellos fundadas, por otro está la exigencia de la
unidad de la Iglesia, unidad que tiene que manifestarse también a nivel parroquial. A pesar
de todo esto, la libertad de los fieles tiene un límite intrínseco en el deber de "observar
siempre la comunión con la Iglesia, incluso en su modo de obrar" (c. 209 §1).

Otras cuestiones:

- Ley marco común. En la actualidad no parece que sea posible una ley marco (común a
las asociaciones y a los movimientos), ya que hay mucha variedad. Lo más conveniente es
que continúe rigiéndose por sus propios estatutos.

- Insuficiencia de la figura de la asociación. La figura de asociación de fieles ofrece


buenas posibilidades: las peculiaridades de cada uno serían acogidas en los estatutos. Sin
embargo, se han levantado voces que denuncian la insuficiencia de esta solución:
movimientos eclesiásticos no se especifican por uno o algunos fines determinados-como
prevé el Código para las asociaciones de fieles-, sino que persiguen la misma misión que
la Iglesia, expresada y vivida de manera original, según un carisma determinado.

- En lo referente a la incardinación de los clérigos. La cuestión se plantea cuando un


movimiento pide a sus sacerdotes una dedicación plena al servicio del movimiento. Para
permitir esta dedicación se han seguido hasta hoy dos caminos: incardinar estos
sacerdotes en una diócesis donde haya un obispo benévolo y, por medio de una
convención, conseguir su permiso para que puedan dedicarse -parcial o totalmente- al
movimiento; o crear en el interior del movimiento una Sociedad de Vida Apostólica o una
asociación clerical que incardine a esos clérigos.

- Movimientos y Vida Consagrada. Presencia abundante y significativa. En ocasiones


plantea algunas dificultades en relación con sus compromisos y carisma propio.

ASOCIACIONES DE FIELES Y VIDA CONSAGRADA: DISTINTAS RELACIONES Y SUS


PERSPECTIVAS CANÓNICAS.
MARIA AREITIO. Actas del VIII Simposio Internacional del Instituto Martín de
Azpilcueta, Las asociaciones de fieles. Aspectos canónicos y civiles. (Navarra, 2011)
EUNSA pp. 233 – 262
Colgado en ADI. El profesor proyecto el artículo en pantalla y destacó algunos puntos de
su contenido. Recomiendo, al menos, la lectura del artículo. Les ofrezco un breve
resumen.

I. MARCO TEOLÓGICO- CANÓNICO


1. Unidad y diversidad de la comunión eclesial: el Principio de Igualdad y el Principio
de variedad o Diversidad funcional
No sólo el principio de igualdad es configurador de la eclesiología conciliar; es preciso
integrar con él el principio de variedad o diversidad funcional.

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Principio de igualdad: implica que en el plano fundamental de los miembros del Pueblo de
Dios no hay desigualdades en cuanto a ser más o menos hijos de Dios, o más o menos
christifideles. En orden a la personalidad no hay diferencias. Todos los fieles tienen la
misma personalidad radical ante el derecho.
Principio de variedad o diversidad funcional: La vocación bautismal (santidad y apostolado)
puede seguirse de diversos modos. Es la acción del Espíritu Santo sobre los diversos
fieles.
Para considerar las relaciones entre asociaciones de fieles y vida consagrada, es
fundamental la toma de conciencia que progresivamente se va danto en la iglesia.
Partiendo de la Iglesia como comunión, es claro que a identidad de los miembros de la
Iglesia ya no se define únicamente partiendo de ellos mismos, sino de las relaciones
eclesiales y de los modos específicos de participar en la misión única de Cristo y de la
Iglesia.
2. Los carismas, don para la Iglesia y la Iglesia como Comunidad de carismas.
En distintos institutos religiosos, tanto masculinos como femeninos, surgen grupos de
laicos que a título individual quieren participar de la misión, espiritualidad, del carisma del
Instituto religioso.
Esta nueva perspectiva se conoce con el nombre genérico de laicos asociados. Se haga
de misión compartida o de carisma compartido. Y esto implica una nueva forma de relación
entre religiosos y laicos.
Debemos destacar que también van surgiendo grupos de Licos en torno a las
comunidades contemplativas. Los laicos cistercienses, por ejemplo, son una extensa red
de comunidades de laicos en distintos países que, junto con los monjes y monjas
cistercienses, están buscando su propio marco jurídico (p. 240).
II. DISTINTAS RELACIONES: PROBLEMAS CANÓNICOS
1. Terceras Órdenes: cc 303, 311 y 677
Las Ordenes Terceras son asociaciones públicas por su vinculación con el instituto
religioso y por su dedicación específica al apostolado del mismo. Tienen su autonomía
propia aunque están bajo la alta dirección del instituto. Se rigen por los cc.relativos a las
asociaciones públicas, cc 321-342.
Una característica común de todas las Órdenes terceras (a las que hoy normalmente se les
ha dado otros nombres) es que sus Constituciones o Reglas son presentadas a la
aprobación de la Cong. IVC y SVA.
Los religiosos que tienen unidas a sí asociaciones de fieles tienen, según el c. 677 § 2, un
deber especial de procurar su formación para que sus miembros participen efectivamente
del espíritu del carisma propio.
A lo largo de la historia han tenido una gran importancia y difusión.
2. Otras Asociaciones de Fieles vinculadas a Institutos de Vida Consagrada.
El c. 313 trata del deber de fomentar la comunión en apostolado con la Iglesia particular
donde se desarrolla a la actividad de la asociación.

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Este canon es aplicable tanto a las Órdenes Terceras como a otras asociaciones de fieles
vinculadas a institutos religiosos en la medida que miembros de Institutos de vida
consagrada prestan asistencia a estas asociaciones, porque en estos casos la presidencia
de las mismas es ejercida por un laico.
La figura del asesor religioso establece el vínculo con el instituto religioso de referencia, y
sustituye al consejero espiritual previsto como opcional para las asociaciones privadas en
el c. 324.
3. Los Miembros laicos casados en las nuevas formas de vida consagrada: c. 605
Es una novedad. Esta forma no puede ir en perjuicio de sus obligaciones matrimoniales y
familiares.
4. Los religiosos en los Movimientos Eclesiales: cc. 207 y 573.
La relación entre los religiosos y los movimientos eclesiales, a la luz de la reflexión
teológico-canónica y de las experiencias que se han ido dando en los últimos años, se
puede sintetizar en algunos criterios.
a. Afirmación de la clara identidad vocacional del religioso en su propio carisma.
b. El sentido u objetivo último de la participación de un religioso en un movimiento no es
sólo su enriquecimiento personal, sino el enriquecimiento de toda la comunidad o instituto.
c. La afirmación de la identidad vocacional de un religioso no es incompatible, en principio,
con su apertura a otros carismas, pues toda vocación en la Iglesia es vocación a la
comunión.
5. Los miembros célibes en las Asociaciones de Fieles.
Las promesas emitidas por estos célibes, es diversa de la vida religiosa. Los movimientos
en general se configuran como asociaciones privadas. Estas promesas no son recibidas
por un responsable en nombre de la Iglesia, ya que sus miembros no actúan en nombre de
la Iglesia, sino en nombre del movimiento. Por tanto, en los movimientos y en las
asociaciones privadas, las promesas por las que se asumen los consejos evangélicos son
puramente privadas.
La especifidad de la vida consagrada consiste en la forma consagrada de vivir los consejos
evangélicos que comprende además de su práctica, votos u otros vínculos sagrados,
consagración por medio del ministerio de la Iglesia y la incorporación a un IVC.

III PERSPECTIVAS CANÓNICAS PARA LA APROBACIÓN DE NUEVAS FORMAS DE


VIDA CONSAGRADA Y DE NUEVAS COMUNIDADES.
La aprobación de formas nuevas de vida consagrada está reservada a la Sede Apostólica,
su discernimiento inicial pasa por los Obispos de las diócesis en las que se inicia o se
desarrollan estas nuevas formas. Es posible que la multitud de experiencias de nuevas
formas de vida evangélica, en torno al carisma y servicio pastoral, produzca la búsqueda
de nuevas formas incluso institucionalizadas.

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