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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA

CARRERA DE DERECHO
HISTORIA INSTITUCIONAL DE CHILE

CONSTRUCCIÓN DEL
ESTADO-NACIÓN CHILENO:
“LEYES MARIANAS”
DE 1837

Integrantes
Daniela Carrasco Navarrete
Macarena Monje González
Daniel Oyarzún Opitz

Profesora
Mauricio Silva Kächele

Fecha de entrega
10 de septiembre de 2019

Temuco - septiembre 2019


ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN..................................................................................................................... 3

2. VIDA Y OBRA DE MARIANO EGAÑA ............................................................................... 5

3. LEYES MARIANAS DE 1837 ................................................................................................. 6

3.1. Origen y Fisonomía de las Leyes Marianas ........................................................................ 6

3.2. Principales Disposiciones .................................................................................................... 7

3.2.1. Ley sobre Ministerios .................................................................................................. 8

3.2.2. Ley sobre Requisitos para Empleados de los Ministerios ........................................... 8

3.2.3. Ley sobre Implicancias y recusaciones de los Jueces ................................................. 9

3.2.4. Ley sobre Sentencias de los Jueces ............................................................................. 9

3.2.5. Ley sobre Juicios Ejecutivos ..................................................................................... 10

3.2.6. Ley sobre Recurso de Nulidad................................................................................... 10

3.2.7. Otras Disposiciones .................................................................................................. 11

4. CONCLUSIONES ................................................................................................................... 12

5. BIBLIOGRAFÍA ..................................................................................................................... 13

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1. INTRODUCCIÓN

Uno de los temas que más acapara la atención en materia legal respecto a la construcción del
Estado-Nación chileno, es lo concerniente a la cimentación y fijación del Derecho chileno,
con base criolla, patriota y propiamente nacional. Desde los tiempos de la Primera Junta
Nacional de Gobierno, en septiembre de 1810, se vienen suscitando una serie de ensayos y
disposiciones de carácter constitucional, esbozos que, no hacen más que confirmar la
necesidad -ya sea bajo un ideal reformista y/o independentista- de crear un derecho propio
que rija las relaciones al interior de la sociedad chilena.

Durante la Patria Nueva (1817-1823), y con la promulgación del Acta de Independencia


establecida bajo una situación de derecho, se crean los primeros códigos políticos
constitucionales: la Constitución Política de 1818, y la de 1822, ambas de carácter
O’higginianas. No obstante, será la Carta Fundamental de 1822 la cual se funde en elementos
diferenciadores e imponentes para la base republicana, tales como: separación efectiva de los
poderes del Estado; establecer los límites de la nación (disposición criticada, producto de los
frecuentes cambios territoriales que pueden suscitarse a través del tiempo, lo que implicaría
reformas constitucionales numerosas); consagración de un Congreso Bicameral; y, fijar plazo
o término al mandato del Ejecutivo (atisbo de una rotación efectiva del poder). Tras la
abdicación de O´Higgins, en enero de 1823, nuestro país experimentará un período convulso
desde lo económico, social y político, y una etapa de numerosos ensayos político-
constitucionales, a fin de establecer un orden legal definitivo.

Será, a partir de 1830, tras los sucesos de Lircay, como primer enfrentamiento civil de la
historia de Chile entre conservadores y liberales, donde se inicie una estabilidad republicana
que logre consolidar los cimientos políticos heredados por el gobierno de O´Higgins. Para
tales fines, la figura de don Diego Portales, como Tri-ministro de Estado y Organizador de
la República, significará dar con dicho arraigo, en base a preceptos basados en el orden, la
impersonalidad de los cargos públicos, estado docente, vocación por el servicio público,
patriotismo, entre otros. Iniciada la República Conservadora (1831-1861), con el gobierno
del militar penquista don José Joaquín Prieto (1831-1841), comienza un proceso
constitucional decidor para la historia republicana chilena: la promulgación de la
Constitución Política de 1833, de base ideológica portaliana, que otorgará no sólo estabilidad
política al país, siendo la Carta Magna de mayor duración de la historia con noventa y dos
años de vigencia, sino que también se remitirá al contexto económico y socio-político de la
época, estableciendo normativas arbitrarias necesarias para la construcción de un Estado-
Nación nuevo y recién emancipado.

No obstante, a pesar de poseer una Carta Fundamental consolidada, existían ciertos ámbitos
en los cuales aún se estaba al debe; el período de la codificación aún no se iniciaba, y en
materia judicial existían determinados vicios que entorpecían las labores administrativas del

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área. Para tales fines, y bajo un contexto de guerra externa con el Perú, se promulgan una
serie de disposiciones legales en materia de procedimiento judicial denominada por la
historiografía, como “Leyes Marianas”, debido a su creador e ideólogo: Mariano Egaña.

En el presente informe, se describirá no sólo -de forma breve- la vida y obra de Egaña, sino
que además las principales leyes o disposiciones de su autoría, tanto en materia
administrativa como en procedimiento judicial.

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2. VIDA Y OBRA DE MARIANO EGAÑA

Mariano Egaña Fabres, nació en Santiago el 1 de marzo de 1793. Hijo de Juan Egaña Risco
y de Victoria Fabres González. Se casó el 1 de mayo de 1830 con María del Rosario
Zuazagoitía Astaburuaga, con quien tuvo una hija: Margarita Egaña Zuazagoitía.

Realizó sus estudios superiores en la Real Universidad de San Felipe, donde se graduó de
Bachiller de Filosofía y Leyes el 23 de junio de 1809, mientras que se recibió de Abogado
de la misma casa de estudios el 6 de febrero de 1811. Durante su vida profesional, participó
y firmó el Reglamento Constitucional Provisorio, en el gobierno del Gral. Carrera, en octubre
de 1812. Además, fue Secretario del Interior en la Junta Gubernativa de Chile, en abril de
1813.

Tras los sucesos de octubre de 1814 en Rancagua, fue relegado junto a su padre al
archipiélago Juan Fernández, regresando en 1817 tras el triunfo patriota en Chacabuco. Ese
mismo año, se desempeñó como Fiscal del Tribunal Superior de Apelaciones, y en 1823, fue
Fiscal interino de la Corte Suprema y propietario de aquel cargo a partir del 1 de abril de
1830, cesando del cargo en junio de 1846, año de su muerte.

Ejerció como Ministro Plenipotenciario ante diversos gobiernos de Europa entre 1825 y
1829, logrando en Inglaterra el reconocimiento de la Independencia de Chile, y así, fomentar
el contrato de profesores extranjeros, y llegada de migrantes intelectuales que contribuyan al
desarrollo nacional.

En 1832, realizó un proyecto de Constitución Política, el cual fue estudiado por la Comisión
Redactora de la Constitución Política de 1833 de la cual también formó parte como uno de
los principales autores e ideólogos. Fue Senador, Diputado, y primer Decano de la Facultad
de Leyes y Ciencia Política de la Universidad de Chile, cargo que asumió en julio de 1843 y
que mantuvo hasta su muerte.

Finalmente, entre junio de 1837 y octubre de 1838 fue el primero titular en la cartera de
Justicia, Culto e Instrucción Pública. Fallece en Santiago, el 24 de junio de 1846, a la edad
de 53 años.

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3. LEYES MARIANAS DE 1837

3.1. Origen y Fisonomía de las Leyes Marianas

Hacia el año 1837, nuestro país ya poseía una Constitución Política que guiaba el camino de
la República en pos de su formación y consolidación; era la Carta del 33´, que no sólo
otorgará estabilidad al país durante los primeros años en la construcción del Estado-Nación,
sino que además atenderá a la realidad social, política y económica de la época, proyectando
un modelo de sociedad chilena desde lo cívico, lo moral, y lo patriota.

No obstante, a pesar de la existencia de la Carta Fundamental, aún existían determinadas


materias que necesitaban una legislación urgente, principalmente en materia judicial. Así,
hacia 1830, y por sugerencia del intelectual, don Andrés Bello, la idea de una reforma judicial
a través de medidas parciales dio sus frutos. Existe documentación de que durante el mandato
de José Joaquín Prieto (1831-1841), el gobierno acoge dichas sugerencias, tal como se
expresa en la memoria presentada al Congreso Nacional de parte del Ministro del Interior de
la época don Joaquín Tocornal, en octubre de 1834. Al respecto, señala que “(…) hay males
urgentes a que me parece indispensable proveer remedio, aunque sea recurriendo a medidas
parciales, que podrán después incorporarse y perfeccionarse en un reglamento completo”
(Bravo, 1982).

En 1834, se le encarga al Fiscal de la Corte Suprema, don Mariano Egaña, de elaborar un


proyecto de Ley sobre Organización de los Tribunales y Administración de Justicia, siendo
presentada su primera parte en 1835, relativa al procedimiento civil; constó de 19 títulos y
963 artículos, y se constituye como el primer trabajo codificador realizado en Chile, teniendo
en consideración que el período de la Codificación chilena se inicia en 1857 con la entrada
en vigencia del Código Civil (Bravo, 1982).

Respecto a la fisonomía del proyecto de Egaña, aquellas que versaban sobre materias
generales de procedimiento eran: Título I: De los recursos judiciales y división de los pleitos;
Título II: Del fuero competente; Título XI: De la apelación y segunda instancia; Título XII:
De la ejecución de las sentencias; Título XIII: De los recursos extraordinarios. (de nulidad,
vejaciones, de responsabilidad personal del juez, de fuerza); Título XV: De las implicancias
y recusaciones; Título XVII: Disposiciones generales sobre todos los juicios; Título XIX: De
las declaraciones de pobreza (Beattie, 2009).

De lo descrito anteriormente, cabe establecer que, hubo títulos del proyecto que versaban
sobre procedimientos especiales y Juicio Civil Ordinario, los cuales nunca fueron
publicadas, y por ende nunca estuvieron vigentes; es más, de las que disposiciones referentes
sobre procedimiento general -enunciadas de manera precedente-, no fueron sancionadas
como un todo, sino que sólo algunas normativas (Beattie, 2009).
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Según la historiografía, tras su redacción, se decidió dividir el texto de Egaña a fin de
presentar sin tardanza al Congreso como proyectos de ley varios de sus títulos, debidamente
adaptados a la organización de tribunales existentes (Bravo, 1982); todo hacía prever, que la
sugerencia de don Andrés Bello años antes respecto a los avances parciales se haría realidad.
No obstante, el Congreso Nacional no llegó a despachar ninguno de estos proyectos, debido
a la prolongación de la tramitación, procedimiento que colisionó con el estallido de la Guerra
contra la Confederación Perú-boliviana (1836-1839), quedando en receso la aprobación de
dichas disposiciones. A pesar de aquello, y considerando el contexto bélico imperante, el
Congreso Nacional otorgó, con fecha 31 de enero de 1837, la delegación de facultades
extraordinarias al gobierno, suspendiendo sus sesiones el legislativo. Al respecto, a
consecuencia del estado de guerra con el Perú, el Congreso autoriza al Presidente Prieto “para
usar de todo el poder público que su prudencia hallare necesaria para regir el Estado, sin otra
limitación que la de no poder condenar por sí, ni aplicar penas debiendo emanar estos actos
de los Tribunales establecidos o que en adelante estableciere el mismo Presidente” (Bravo,
1982).

De esta forma, el gobierno hace uso de dichas facultades y promulga por Decreto los
proyectos pendientes, siendo sancionadas y puestas en vigencia algunas disposiciones del
proyecto sobre procedimiento general de Egaña; he de ahí, que el conjunto de leyes
aprobadas se denominará “Leyes Marianas”, en honor a su autor.

A pesar de constituirse como una codificación parcial, responde al primer paso en la


codificación del derecho procesal chileno, llevado a la práctica por la sugerencia e idea de
Bello acerca de la necesidad de realizar en Chile una reforma judicial (Bravo, 1982).

3.2. Principales Disposiciones

Respecto a las “Leyes Marianas”, cabe decir que el contexto que atañe la existencia de dichas
disposiciones, se fundamentan en los largos juicios y la inexistencia de una clausura en el
debate que ejercían los litigantes, no llegando a una sentencia justificada tanto en Derecho
como en los hechos. Es por ello, que Mariano Egaña, plantea la necesidad de fundamentar
las sentencias en base a pilares básicos, tales como: acelerar los procesos y transparentarlos;
aplicar el Derecho y no dejar la resolución del caso a criterio exclusivo de los jueces; fallar
acorde a Derecho y no a la justicia; y, modernizar el sistema judicial (PJUD, 2016).

A continuación, en el presente acápite, se enuncian algunas de sus principales normativas y


disposiciones, -legadas hoy, y según la historiografía- como “Leyes Marianas”, tanto en
materia administrativa como judicial. A modo preliminar, cabe decir que las principales leyes
de estudia, fueron promulgadas y publicadas entre febrero y marzo del año 1837.

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3.2.1. Ley sobre Ministerios

Por Decreto Ley s/n, del 01 de febrero de 1837, con título de “Ministerios”, se reglamentan
las facultades y la organización de los Ministerios existentes.

Al respecto, el art. 1, señala que, “Los Ministros Secretarios del Despacho serán cuatro; a
saber: el Ministro del Interior, el Ministro de Justicia, el Ministro de Hacienda y el Ministro
de la Guerra”. En su artículo 2, se plantea que el Ministerio del Interior se pronuncia
principalmente, respecto a la gobernación interior, relaciones exteriores y policía; por su
parte, el art. 3, señala que el Ministerio de Justicia abraza este ramo, el de culto y el de
instrucción pública, por cuanto concierne a dicha institución, todas las materias referentes a
sistema judicial (n°1), lo concerniente al culto, a la disciplina de la iglesia y al ejercicio del
Patronato (n°16), como también conducir a promover y dirigir la instrucción y educación
pública en toda la República (n°25); el art. 4, indica que el Ministerio de Hacienda posee a
su cargo los ramos de Hacienda, comercio interior y exterior, minería, industria y agricultura;
mientras que el art. 5 trata sobre el Ministro de la Guerra, que lo será también de Marina,
correspondiendo a su despacho, la recluta, organización, inspección, disciplina, movimiento
de ejército permanente y alistamiento de la milicia nacional en tiempos de guerra.

3.2.2. Ley sobre Requisitos para Empleados de los Ministerios

Con fecha 15 de febrero de 1837, se establece el Decreto Ley s/n “sobre las exigencias para
ser Empleado de carteras ministeriales”. Al respecto, se señala que es necesario que los
oficiales empleados de las secretarías de Estado tengan, además de las buenas costumbres y
decente comportamiento, una educación literaria que los haga capaces de desempeñar las
varias funciones y trabajos que les son ordinariamente encargados.

Sin ir más lejos, en el art. 1, se señala que, “Ninguno podrá ser admitido en clase de oficial
de número o auxiliar en cualquiera de las Secretarías de Estado sin estar completamente
instruido en la gramática y ortografía castellana, en la Constitución del Estado y en alguna
de las principales lenguas vivas de Europa”.

En relación a los requisitos más específicos, se plantea que para la cartera del Interior y
Justicia debe haber cursado filosofía, literatura, legislación, derecho natural y de gentes y
derecho civil (art. 2); por su parte, para el ministerio de Hacienda, conocimientos en
aritmética, reglamentos fiscales y economía política (art. 3); mientras que, para la cartera de
Guerra y Marina, tener conocimiento especial de las ordenanzas militares y navales (art. 5).

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3.2.3. Ley sobre Implicancias y recusaciones de los Jueces

Desde lo conceptual, se entiende por Recusación de los Jueces es el medio por el que se
exterioriza la voluntad de parte legítima del proceso, para que un juez determinado se separe
de su conocimiento por sospecharse, por algún motivo, de su imparcialidad.

Por Decreto Ley s/n, del día 02 de febrero de 1837, y complementado por ley del 11 de
febrero del mismo año, y bajo el título de “Implicancias y recusaciones de los Jueces”, se
establece que atendiendo a que la ilimitada libertad concedida para las recusaciones es el
principal fundamento de las quejas que se emiten contra la morosidad en la administración
de justicia, como un abuso que entorpece el curso de los juicios y ofrece ocasiones a los
litigantes de mala fe para burlar las acciones más legítimas en los juicios civiles y diferir el
castigo o buscar la impunidad en los criminales, se declara:

Art. 1.- Los jueces se inhiben de conocer en los juicios por implicancia legalmente declarada,
o por recusación legalmente admitida; fuera de estos casos, ningún juez puede excusarse de
conocer en la instancia o recurso judicial deferido por la ley a su conocimiento.

Art. 2.- La ley conoce por implicancias legales, que representadas por algunas de las partes
o por el juez inhabilitan a éste para entender en la causa deferida a su conocimiento, las
siguientes: n°1 el parentesco que el juez tenga con alguna de las partes en la línea recta de
ascendientes o descendientes (…); n°3 Ser el juez tutor, curador, administrador, jefe o
empleado de algún menos, establecimiento o corporación que fuere parte en la causa (…). –

3.2.4. Ley sobre Sentencias de los Jueces

Por Decreto Ley s/n, del día 02 de febrero de 1837, se establece bajo el título de “Sentencia
de los Jueces” la normativa que ordena a que dichas sentencias se funden. Se establece que,
atendiendo a que la obligación que se impone a los jueces de fundar las sentencias, es una de
las principales garantías de la rectitud de los juicios, y una institución sugerida por la
experiencia de las naciones más cultas, se indica mediante un texto sin articulado, lo
siguiente:

“Toda sentencia se fundará breve y sencillamente. El fundamento se reducirá sólo a


establecer la cuestión de derecho o hecho sobre que recae la sentencia, y a hacer referencia
de las leyes que le sean aplicables, sin comentarios, ni otras explicaciones”.

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3.2.5. Ley sobre Juicios Ejecutivos

En términos semánticos, un Juicio Ejecutivo es un procedimiento especial en el cual se busca


el cumplimiento forzado de una obligación que no está pagada; en definitiva, es la vía más
expedita para que un acreedor exija una obligación impaga.

Con fecha 08 de febrero de 1837, y mediante el Decreto Ley s/n con título de “Juicio
Ejecutivo”, se indica que, atendiendo al orden de preceder observado en los juicios
ejecutivos, se reclama por una reforma pronta y acomodada a nuestro Estado presente, que
proteja la buena fe, haga efectivo el cumplimiento de los contratos, y facilite la consecución
de los derechos por la brevedad con que deben expedirse los jueces.

Del Procedimiento Ejecutivo, Art. 1.- No se puede demandar ejecutivamente, sino en virtud
de un título que según la ley traiga aparejada ejecución. En efecto, según el art. 2.- Traen
aparejada ejecución: n°1 La sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, aunque hubiese
sido pronunciada por árbitros o amigables componedores; n°2 El avenimiento de las partes
hecho ante el juez, y que conste de un acta firmada por ellas, el juez y el escribano; n°3 La
confesión judicial de la parte; n°4El instrumento público o auténtico; n°5 Las cartas, vales,
contratos y papeles, reconocidos judicialmente por la parte contra quien se dirige la
ejecución; n°6 Las letras de cambio, libranzas o pagarés reconocidos judicialmente por el
librador, aceptante o endosante contra quien se dirigiere la ejecución; n°7 Las pólizas
originales de contratos celebrados con intervención de corredor público, que estén firmadas
por los contratantes y por el mismo corredor que intervino en el contrato; y, n°8 Las facturas,
cuentas corrientes y liquidaciones aprobadas por el deudor, siempre que éste haya reconocido
judicialmente su firma.

Además, se indica en el art. 4.- La parte que intentare demandar ejecutivamente ocurrirá al
juez de primera instancia del fuero del deudor con el documento o título en que funde su
demanda, jurando ser cierta la deuda. Concluirá el escrito poniendo en letra el día, mes y año
en que se presente. Mientras que, según el art. 6.- El juez examinará el documento, y hallando
que trae aparejada ejecución, librará en el acto el respectivo mandamiento de ejecución y
embargo contra la persona y bienes del deudor.

3.2.6. Ley sobre Recurso de Nulidad

Se puede definir como Recurso de nulidad como aquel medio extraordinario para invalidar
todo el juicio oral o sólo la sentencia definitiva pronunciada en él. Es una variante del recurso
de apelación, y su singularidad versa sobre la nulidad de las actuaciones procesales que
acompañan a la resolución judicial impugnada.

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Mediante Decreto Ley s/n, con fecha 01 de marzo de 1837, y bajo el título de “Recurso de
Nulidad”, se establece que, el contexto en que se abren los recursos de nulidad es bajo una
realidad en la que el sistema permite, que los litigantes de mala fe puedan retardar el curso
de las solicitudes más legales y fundadas, originando excesivos gastos a las partes, siendo un
mal que se debe subsanar, y así evitar que se resienta la administración de la justicia.

Al respecto, el art. 1.- La parte que se sintiere agraviada por la sentencia definitiva que se
hubiere pronunciado faltando a las formas esenciales de la ritualidad de los juicios,
determinadas literalmente por la ley, podrá interponer el recurso extraordinario de nulidad,
para que el tribunal superior, apareciendo de autos el vicio que la motiva, anule la sentencia
pronunciada (…). A modo de complemento, se señala en el art. 2.- Se entiende haberse
faltado a las formas esenciales de la ritualidad de los juicios, solo en los casos siguientes: n°1
Si el juez hubiere conocido con manifiesta incompetencia; n°2 Si no hubiere comunicado
traslado al demandado de la demanda y de los documentos que la hubiere acompañado el
demandante (…); n°3 Si se hubiere ocultado del conocimiento de la parte recurrente el
documento presentado por la otra parte que hiciese mérito en juicio y obrase en él; (…) n°6
Si el juez hubiere rehusado admitir los testigos que la parte recurrente hubiere presentado
dentro del término probatorio; n°7 Si no se citó a las partes para oír sentencia definitiva (…).

3.2.7. Otras Disposiciones

Mención honrosa a otras disposiciones que se encasillan dentro de las denominadas “Leyes
Marianas”, aunque con fecha posterior a las analizadas en el presente informe. Respecto a
dichas normativas, se cuentan:

 Ley sobre Delitos leves y penas que les corresponden, con fecha 13 de marzo de 1837.
 Ley sobre Administración de Justicia: número de ministros necesarios en las Cortes
de Justicia para el despacho de las causas, con fecha 5 de julio de 1837.
 Ley sobre Hurto de animales y sanciones, con fecha 22 de julio de 1837.

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4. CONCLUSIONES

A modo de conclusión, se pueden establecer una serie de acepciones referentes al análisis de


las denominadas “Leyes Marianas” establecidas en 1837.

En primer lugar, destacar que se configuran como el primer atisbo o ensayo de codificación
del país, considerando que dicho proceso en sí, se inicia a partir de la dictación y entrada en
vigencia del Código Civil en 1857. Relacionado con esto último, indicar que a pesar de ser
“leyes aisladas”, muchas de ellas tienen relación con el ámbito punitivo, aspecto a valorar,
dado que el Código Penal chileno data recién de 1874.

De la misma forma, cabe mencionar que, las “Leyes Marianas” contribuyen no sólo en
reformar algunos aspectos administrativos y judiciales de la época, necesarios para generar
estabilidad republicana, sino que también, ayudan a cimentar las bases del sistema judicial
chileno post-independencia.

Además, importante mencionar la labor de don Mariano Egaña, considerado como uno de
los primeros y principales juristas de la historia chilena, dejando un legado no sólo en materia
constitucional, sino que, en rectitud administrativa y avances en lo judicial, siendo -a título
de los autores del presente escrito- como el Portales de la justicia chilena. Esto último,
fundamentado por coincidir con la organización republicana de Portales, por ser
contemporáneo a él, y por implementar en sus reformas judiciales la probidad, vocación por
el servicio público, y orden administrativo, preceptos portalianos legados a la fecha.

Por último, mención, a que la idea principal de Egaña es establecer una clara transparencia
en la aplicación de los procesos judiciales, en pos de una modernización del sistema judicial.

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5. BIBLIOGRAFÍA

Anguita, R. (1902). Leyes Promulgadas en Chile desde 1810 hasta 1901. Santiago, Chile:
Imprenta Nacional.

Beattie, C. (2009). Mariano Egaña y la Codificación Procesal en Chile. Santiago, Chile: U.


de Chile.

Bravo, B. (1982). Bello y la Judicatura. Concepción, Chile: U. de Concepción.

Enciclopedia Jurídica. Recuperado de


http://www.enciclopedia-juridica.com/inicio-enciclopedia-diccionario-juridico.html

Noticiero Judicial. (2016). Leyes que cambiaron Chile: “Leyes Marianas”. Santiago, Chile:
PJUD. Recuperado de
http://www.poderjudicialtv.cl/programas/leyes-que-cambiaron-chile/noticiero-
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Ministerios. (1837). Ley Chile [versión electrónica]. Santiago, Chile: Biblioteca del Congreso
Nacional (BCN). Recuperado de: https://www.leychile.cl/N?i=1063940&f=1837-02-01&p=

Recurso de Nulidad. (1837). Ley Chile [versión electrónica]. Santiago, Chile: Biblioteca del
Congreso Nacional (BCN). Recuperado de: https://www.leychile.cl/N?i=1099278&f=1837-
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Recusaciones de los Jueces. (1837). Ley Chile [versión electrónica]. Santiago, Chile:
Biblioteca del Congreso Nacional (BCN). Recuperado de:
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Sentencias de los Jueces. (1837). Ley Chile [versión electrónica]. Santiago, Chile: Biblioteca
del Congreso Nacional (BCN). Recuperado de:
https://www.leychile.cl/N?i=1096360&f=1837-02-02&p=

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