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P R O Y E C T O

EDITORIAL
Teresa Colomer
. ducocíón
síntesis e

COMITÉ CIENTÍFICO

Director
1>
Joaquín Cairín Sallán e,

Áreas de publicación ...z


Q
Didáctica y organización de las instituciones escolares
Coordinádor

\ \·,teratura
Joaquín Gairín Sallán
Métodos de inuestigación y diagnóstico en educación J •'nd d
-,.. introdu'''.º ni\
Coo,dinador
Joaquín Gairín Sal lán
Teoría e historia de la educación
Coordinadores
Salomó Marques Sureda
Conrad Vilanou Torrano
infantil IJ 1uve
Didáctica de la lengua y la literatura
Coordinadores
Artur Nogueral Rodrigo
Luci Nusbaum Capdevila
Didcictica de las ciencias experimentales
Coo1dinadma
Neus Samnartí Puig
Didáctica de las ciencias sociales
Coordinadores
Ernesto Gómez Rodríguez
Joan Pagé, Blanch
Didcictica de la matemática
Coo,dinador
Luis Rico Romero

c,e,tod(I! •
11 .
.
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~

Indice
J;oi.06?
(": ) / f ,. (?, •

Introducción .................................................................................... 9

Las funciones de la literatura infantily juvenil ....................... .. 15


l. l. El acceso al imaginario colectivo ....................................... .. 15
1.2. El aprendizaje de los modelos narrativos y poéticos ............ 20
1.2.1. De la primera infancia a la lectura autónoma de historias,
23. 1.2.2. La adaptación de los libros al aprendizaje narrativo
del lector, 30. 1.2.3. El aprendizaje de modelos poéticos a través
del folklore, 39.
© Teresa Colomer Impreso en España - Printed in Spain 1.3. La socialización cultural. Modelos masculinos y femeninos
en los libros actuales ......................................................... .. 44
© EDITORIAL SÍNTESIS , S. A.
Reservados todos los derechos. Está prohibido, bajo
Vallehermoso 34
28015 Madrid las sanciones penales y el resarcimiento civil previstos
Tel 91 593 20 98 en las leyes, reproducir, registrar o transmitir esta
> La evolución histórica de la literatura infantily juvenil ... .. .. 63
http: //www.sintesis.com 2.1. La literatura de tradición oral .. .......................... ................. 63
publicación, íntegra o parcialmente por cualquier
2. J. 1. De la literatura falklórica a la literatura infan til escrita,
ISBN sistema de recuperación y por cualqui er medio, sea
67. 2. 1.2. La visión social de los cuentos populares como litera-
84·7738-649-8 mecánico, electrónico, magnético, electroóptico, por tura infantil, 7 1. 2. 1.3. La reformulación del cuento popular en
Depósito legal fotocopia o por cualquier otro, sin la autorización la literatura infdrlt?PlPi9ltl#Ja, 7 5. 2. 1.4. Los límites de la lite-
M-18.340-1999 previa por escrito de Editorial Síntesis, s. A. ratura infantil y @ v'fitff6PDFppf(5f& SS jQ na 1
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5
/11trn,/11,·, ·"i11 ,1 f.i lit,·r,1/11r,1 i11¡:111til y j11uc111{ Índice

2.2. El nacimiento y desarrollo de la literatura infantil y juvenil 82 4.2. La adecuación a la competencia del lector. Un ejemplo pa ra
2.2. 1. Las narraciones de aventuras, 84. 2.2.2. Las historias rea- primeros lectores ............................................................. ••• 182
listas de protagonista infantil, 87. 2.2.3. Las historias de anima- 4.3. La diversidad de funciones ....................... ... ........... •.... •.... •.. 190
les, 89. 2.2.4. Las narraciones fantásticas y de humor, 90. 2.2.5. 4.3. l. Para distintos tipos de lectores, 190. 4.3.2. Para realizar
El desarrollo de la literatura infantily juvenil en España, 93. experiencias literarias distintas, 191. 4.3.3. Para propósitos varia-
2.3. La evolución de la ilustración ................................................. . 98 dos, 191.

3 La literatura infantil y juvenil actual ................................ .. 107 --, Las formas de acceso a los libros infantiles y juveniles ....... . 193
107 5.1. La mediación del aduleo .................................................. .
194
3. 1. La transmisión de nuevos valores sociales .......................... ..
5.2. La literatura infantil en las escuelas y bibliotecas ............... ..
199
3. l. l. Una nueva constelación de valores, 109. 3. 1.2. La intro-
ducción de nuevos temas, 11 O. 3.1.3. La reivindicación de la fan- 5.2.1. La concepción de una nueva forma de l.ectura, 200. 5.2.2.
tasía, 113. La concepción de una nueva forma de aprendizaje literario, 20 l .
3.2. El reflejo de las sociedades postindustriales ................... .. .. .. 11 5 5.3. Los programas escolares de form ación lectora .................... . 205
3.2.1. Los cambios sociológicos: la familia, 116. 3.2.2. La crítica 5.3.1. Crear un mundo poblado de libros, 206. 5.3.2. Leer en voz
a las sociedades postindustriales, 118. 3.2.3. La multículturali- alta y narrar oralmente, 208. 5.3.3. Leer de forma autónom_a,
dad, 121. 3.2.4. La memoria histórica, 122. 21 O. 5.3. 4. Compartir los libros, 212. 5.3.5. Leer de forma guza-
3.3. La introducción de las tendencias c ulturales y literarias CÚJ, 215. 5.3. 6 Disponer de un programa escolar global, 218.
coetáneas
······································································ 125
3.3.1. La narración psicológica, 126. 3.3.2. La renovación delfol-
klore y la fantasía moderna, 130. 3.3.3. Elpostmodernismo y las 6 Para saber más ········································································· 225
225
formas audiovisuales de la narración, 133. 3.3.4. La adaptación 6.1. Bibliografía básica sobre literatura infantil y juvenil .......... . .
de géneros literarios adultos, 137. 228
6.2. Centros de documentación ............................................... ..
3 .4. La ampliación del destinatario a nuevas edades y la creación 6.3. Diez autores de la narrativa infantil y juvenil de la Espana
de nuevos tipos de libros .................................................... . 142 democrática ... ............. .................. ...................... ..... •...... •...
229
3.4.J. Libros para no lectores y libros-juego, 142. 3.4.2. La crea-
ción de una narrativa para adolescentes, 148. 3.4.3. Nuevos tra-
tamientos didácticos, 154. Referencias bibliográficas .................................................. •.......... . 233
3.5. La poesía y el teatro .......................................................... .. 155

4 L~s crit~rios para valorar y seleccionar los libros infantiles


y 1uven1les ................................................................................. . 159
4.1. La calidad de los li bros ............................................................ 161
4.1.1. El análisis de los elementos comtructivos de la narración,
162. 4.1.2. El análú::, de la ilustración y de los elementos mate- Created with
riales de/libro, I 73.
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6 7
Introducción

Esta obra se propone facilitar una aproximación a la literatura infantil y


juvenil. Entendemos este tipo de literatura como la iniciación de las nuevas
generaciones al diálogo cultural establecido en cualquier sociedad a través de
la comunicación literaria. En las sociedades occidentales, esta puerta de entra-
da pasa en gran parte por los libros creados especialmente para la infancia y
adolescencia, o bien por aquellos que, en su difusión social, han demostrado
su idoneidad para este público, aunque no se hubieran creado pensando en él.
Decimos "en gran parre" porque hay otras fo rmas de traspaso que se super-
ponen a la de los libros. La ficción narrativa, por ejemplo, se desarrolla tam-
bién a través de los medios audiovisuales, las funciones de entretenimiento y
participación creativa están hallando u na nueva vía de desarrollo en los recur-
sos multimedia, la iniciación teatral incluye muchos aspectos ajenos al objeto
editorial y la adquisición de las convenciones y códigos artísticos visuales se
produce también en las historietas gráficas. Sin embargo, nos hemos limitado
aquí a tratar de los "libros", y concretamente de los libros "literarios", dejan-
do fuera también la producción de libros informativos.
El fenómeno de la literatura infantil y juvenil puede estudiarse desde muchas
perspectivas. La orientación adoptada aquí es la de ofrecer un primer cuadro
general, de utilidad para todas aquellas personas que d eben mediar entre los
niños y sus lecturas literarias. Los contenidos seleccionados y la organización
de la obra responden a nuestra experiencia en la formación inicial y perma-
nente de diversos tipos de mediadores entre los libros y los n iños. Sus deman-
das y necesidades han guiaf:lffl~in't~l'1ormente el desarrollo y publicación de
algunas ~e las ideas que l~@ es..bi,. .~ ~ ~ ~ f o_dr~ ~ n~ - 1
erar aqut reformuladas y SI •
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/111rnd11.-,·i,i11 a f,1 li1cr,1111ra i11/;111til y ¡11uenil Introducción

se haya evitado la inclusión de pistas bibliográficas de ampliación en el redac- 1 ,1., selecciones bibliográficas
rado del texto, así como el intento de facilitar la lectura ha eliminado, excep-
to en casos concretos, las referencias a otros estudios y autores que pueden A Lo largo de la obra aparecen una serie de cuadros con selecciones de títu-
nutrir y apoyar las ideas expuestas. 1,is de obras infantiles y juveniles. Dichas selecciones pretenden situar en un hori-
w1lle amplio de expectativas lo que supone la producción de calidad en este
, .1111po. La invitación a la lectura puede ampliarse a través del listado final de los
La organización de la obra 1í I ulm citados a lo largo del texto. Su consulta en las bibliotecas puede ser muy
1wr l im:nte para entender mejor el tipo de fenómeno descrito, especialmente.en
La obra se divide en cinco capítulos. En el primero se aborda el sentido de iodo aquello que hace referencia a la imagen o a la materialidad del libro.
la i~i~iaci~,n Jitera:ia a través de la literatura infantil y juvenil. Reflexionar "para Los cuadros de recomendaciones se refieren a tres tipos de obras literarias:
qu~ Slfven estos libros no resulta nada superfluo, ya que muchos debates sobre
d tipo de selección y de actividades de mediación más adecuadas derivan de
la escasa clarificación existente sobre este punto. r . ( :Jásicos de la literatura infantil y ;uvenil
En el s:g~ndo y tercer ca~ítulos se establece un panorama general sobre
las caractensttcas de la oferta literaria para la infancia y adolescencia. Se trata, En el capítulo segundo se ofrece una selección de personajes "clásicos", res-
pues, de sa~er "cómo son" l~s- libros. En el capítulo segundo se expone el tras- ' ringida a las obras aparecidas hasta 1950. Se trata de personajes de tal enti-
paso de la lrreratura de trad1c1ón oral a un destinatario infantil y el nacimien- d;1d que a veces superan la fama de sus historias concretas y que a menudo los
to de una producción específica para este público en las sociedades modernas 11iiíos (y muchos adultos) conocen sin poder p recisar su origen. La selección
mie~tras que, e~ el capítulo tercero se describen los rasgos de la producción ~ ,t· ofrece, pues, como un listado de referencias colectivas que puede servir como
partir de las ultimas décadas del siglo XX. gub de localización para los mediadores .
. ~] capítulo cuatro propone una serie de criterios de selección. Se dirige a La primera selección erara de personajes positivos, héroes de la aventura,
f~cd1tar la tarea de "cómo escoger los libros" y ofrece pautas de análisis de dis- la iniciación o el misterio, con quienes se espera que se iden t ifiquen los lecto-
tintos aspectos de las obras que pueden contribuir a esta labor. res. No se han incluido personajes provenientes de la tradición oral europea,
Finalmente, el capítulo cinco se centra en la actividad de mediación. Es como Caperucita Roja, el Gato con Botas, Pulgarcito o Barbazul (todos ellos
d~ci_r, en "cómo facilitar el contacto" entre los libros y sus destinatarios en los presentes ya en los cuencos de Perrault), ni otros como Hansel y Gretel,
d1stmt~s contextos en que este encuentro se produce. Resulta especialmente lbpunzel, etc., incorporados a los cuentos de los hermanos Grimm. Cabe
convememe aquí recordar que la intención de la obra es crear unas coordena- recordar que muchos de estos personajes poseen distintas variantes y nombres
das y establecer unos criterios, de modo que las actividades concretas se citan en las distintas tradiciones populares.
exclusivamente a modo de ejemplos.
Dentro de este esquema, los contenidos se reparten como un "puzzle" deli-
bera~o, de modo que se complementen mutuamente, tanto como sea posible.
En un segundo apartado aparecen obras en las que son los personajes nega-
1ivos, o también los negativos, los que han saltado a la fama. Vista longitud
de los apartados no puede dejar de constatarse la mayor inconsistencia históri-
la
P,or e¡emplo, el ~apículo histórico no pone énfasis en la tradición literaria espe- ca de los personajes adversarios. Cuando éstos se han erigido en una referencia
cifica de cada pa1s, pero este elemento se recoge en la descripción del nacimiento compartida es porque su maldad no es cal, o no es absoluta, ni es únicamente
de la novela j~venil_p~ra recordar q~e existe como tal. O bien, la exposición funcional. Se trata, efectivamente, de malvados con un gran componente huma-
sobre la func1on socializadora de los libros se realiza a través del ejemplo de los no de ambigüedad o de infortunio que les permite ser apreciados por los lec-
modelos de género masculino y femenino, lo cual ahorra mayores desarrollos rores. Al igual que en el caso de los& ersonajes positivos reseñados, su fuerza ha
en el apartado sobre la transmisión de valores sociales en la literatura infantil y menu o,,th·hasta e¡ tltu
11evad o su nomb re, muy aCreated , ¡o d.e ¡a o b ra, 111
· d"tcan do as1,
juvenil actual.
sobre quién recae en reali@ ronltftfDliapmfessi onal 1

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IO II
Introducción
/111rot!tt,(Í<Í11 ,1 la literatura i11fa11til )' j11veni/

2.. Literatura de tradición oral r/) El grueso de las recomendaciones está formado por narraciones publica-
das por primera vez en España en las dos últimas décadas, ya que es en ~ste
Algunos cuadros del capítulo segundo se refieren a obras de literatura de género donde existe mayor necesidad de elección, dadas las caraccerísucas
tradición oral (cuentos populares, canciones, adivinanzas, ere.). Su leccura del mercado.
resulta imprescindible para los niños actuales. pero se ha optado por una drás- l') Se han elegido cien libros de cien autores. Es decir, sólo se incluye una obra
tica limitación de títulos dado que existe un,1 producción de gran calidad en de cada autor citado, entendiendo que el agrado por la lectura de una de
esros campos, en la que no resulta difícil orientarse. sus obras puede llevar al resto sin dificultad. Se trata de invitar al lector a
una lectura exploratoria n umé ricamente "posible" y que contemple, a la
vez, una cierra amplicud de elección.
3. Obras infantiles y juveniles actuales j ) Se ha establecido un equilibrio de rítulos para las distintas edades, de for-
ma que cada lector pueda priorizar la lecrnra de obras dirigidas a la edad
La mayoría de los cuadros de recomendación constan de títulos de obr;i.s que más le interese. La indicación de edades figura al lado de cada título
infan riles y juveniles actuales. Aparecen relacionadas con los temas, rasgos lite- y divide las obras en eres grandes segmentos: hasta los ocho años, hasta los
rarios o edades de lectura de los que se está hablando en cada momento, pero doce años y hasta los dieciséis años. La prioridad otorgada a la lectura de
no se trata de las obras que mejor ayudan a entender el fenómeno descrito, las primeras edades en esca obra ha hecho que se citen un número supe-
sino de obras que han sido elegidas previamente por su calidad y que también rior de libros para el primer segmento de edad. Hay que recordar que nues-
sirven para ejemplificar Jo expuesto. tro p ropósito no es orientar la lectura de los niños, sino crear el horizon-
C ualquier selección supone una mera pisca de por dónde empezar a inves- te de expectativas de los adultos. También es necesario advertir que el
tigar uno mismo, especialmente cuando ha sido confeccionada sin un con- criterio de edad no rige la selección de cada recuadro concreto, sino que
texto de lectores determinado. Y cualquier selección se halla limitada también el equilibrio se establece en el cómputo global de las recomendaciones.
por criterios de extensión, variedad de autores, equilibrio de géneros, etc., que
la hacen susceptible de ausencias e inclusiones absolutamente discutibles por
parre de cualquier usuario. Contando, pues, con la inevitabilidad de estos pro-
blemas, la elección se ha realizado con los siguientes criterios:

a) No se incluyen historietas gráficas , ya que no han sido tratadas en esta


obra, ni obras audiovisuales o multimedia, ya que su producción de cali-
dad es aún escasa y por e!Jo requieren poca guía.
b) La recomendación de obras de poesía apenas recoge autores no infantiles,
aunque existan antologías hechas para estos destinatarios, ya que, en general,
las selecciones "para niños" presentan muchos problemas de fondo. Por otra
parte, los adolescentes pueden acceder ya a una franja de obras adultas que
hace innecesaria una selección específica. Lo mismo puede decirse, desde lue-
go, en el caso de la narrativa, pero la existencia de una edición juvenil moder-
na hace conveniente ofrecer algunos títulos orientativos en este campo.
e) Se presenta un listado muy breve de obras tearrales, ya que son muy depen- Created with
dientes del uso que vaya a dárseles, y la referencia a bibliografías específi-
cas puede orientar al mediador adulto. nitro' oF·professional
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12 13
1
Las funciones de la literatura
infanti/ y juvenil

La primera reflexión que vale la pena llevar a cabo anre el fenómeno cul-
1mal de la literatura infantil y juvenil es pensar para qué sirve. La respuesta no
ha sido la misma a lo largo de su historia, o al menos no con el mismo acen-
10 en uno u otro de sus objetivos. Ello ha condicionado, y condiciona tam-

liién en la actualidad, la actitud de los adultos que se encargan de producir este


1ipo de libros y de ofrecerlos a los niños y adolescentes. Podemos d ividir en

1 res las funciones que cumple la literatura infantil y juvenil: iniciar el acceso a

L1 representación de la realidad ofrecida a través de la literatura y compartida


¡inr una sociedad determinada; desarrollar el aprendizaje d e las formas narra-
1ivas, poéticas y dramáticas a través de las que se vehicula el discurso literario,

y ofrecer una representación articulada del mundo que sirve como instrumento
de socialización de las nuevas generaciones.

1 • 1. El acceso al imaginario colectivo

Una de las funciones de la literatura infantil y juvenil es, pues, la de ofre-


cer el acceso al imaginario humano configurado por la literatura. El término
"imaginario" ha sido utilizado por los estudios antropológico-literarios para
describir el inmenso repertorio de imágenes simbólicas que aparecen en el fol-
ldore y perviven en la literat ura de todos los tiempos. Se t rata de imágenes,
símbolos y mitos que los humanos utilizamos como fórmulas tipificadas de
entender el mundo y las relaciones con las demás personas. Autores como Jung
han defendido la idea de que estas imágenes pueden agruparse en grandes
"arquetipos", es decir, ercrc~~nm.ciones de motivos originales e innatos,
comunes a todos los hom Esta u•!&,ersaliÍ'IJF-los arqu:fipos perm itiría
comprender las compleja olclll"lf'Oán en tf)f@fc98~ a1
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15
Introducción a la literatura infantil y ;uvenil Capítulo 1: Las funciones de la literatu ra infantil y ;uvenil

recu rrentes usadas en las ficciones literarias y que h an sido objeto d e distintos Así pues, la literatura ofrecida a los niños permite que éstos se incorpo re~
tipos de clasificaciones por parte d e los estudios litera rios. Al comentar estos :1 csa forma fundamental del conocimiento humano. Desde el campo de la pst-
intentos clasificato rios, López Tamés (198 5: 24) dice: rnlogía, la corriente psicoanalítica fue la primera en destacar la importanc ia
,k la literatura en la construcción de la personalidad. Conc retamente, Bruno
El sol, la lluvia, manes, penates, las madres de la vida como Cibeles, lkttelheim usó los cuentos populares para ayudar terapéuticamente a los niños
D eméter, Artemisa, héroes por tanto solares, lunares, agrícolas y de la 1 raumatizados por su experiencia en los campos de concentración nazis. D e
fecundidad, del mar y de las aguas. Del diluvio, del número, de los her- .thí surgió su reflexión sobre el pa~el del folklore como material lit_erario s~bi~-
manos, Prometeo, Pandora, el Árbol de la vida, la Serpiente y el Paraíso, 111cnte d ecantado a través de los siglos p ara responder a los conflictos ps1qu1-
trinidad de dioses, el huevo Cósmico, la pareja primordial (Zeus y H e1.1, cos de la etapa infantil. Bettelheim (1977) realizó un análisis pormenorizado
Adán y Eva) y equivalentes en todas las culturas. Fundadores de civiliza- de los símbolos contenidos en los cuentos populares a la luz de las teorías freu-
ción y trabajo como el Hermes griego, Caín y Abel, símbolos de nuestra d ianas. Pero en muchos casos su análisis revela también la transmisión de cono-
realidad psíquica más profunda. Múltiples clasificaciones, familias, áreas cimientos culturales aporcados implícitamente por estas formas. Veamos un
culrurales. Pero siempre son fundamentación de orden social y seguridad pequeño ejemplo de ello en su descripción sobre el motivo de las cenizas pre-
en la concepción del mundo, con fuerza sugeridora y orientadora, encau- sente en el cuento de la Cenicienta:
zan las pulsiones más íntimas y elementales humanas y sus relaciones con
la naturaleza. Representaciones asociadas al motivo de las cenizas de La Cenicienta según
Bcrcelheim
Algunos de estos símbolos pueden responder, teó ricamente, a coda la
Humanidad. Sería el caso, por ejemp lo, del círculo como representació n de la l. La posibilidad de proyección personal en la humillación inmerecida sufri-
perfección. Pero la mayoría aparecen encamados en formas culturales específi- da por la niña. El hecho d e ser relegado por los demás_ m_iembros de la
comun idad, que no reco nocen nuestro valor, es un sent1m1ento humano
cas, com o ocu rre en el caso del olivo, expresión de la paz en la cultura medite-
muy experimentado por los niños, especialmente en sus rivalidades fra-
rránea. Y, por otra parte, la literatura construye constantemente nuevas recrea-
ternas.
ciones de estos temas y motivos que pasan a ser conocidas y compartidas por la 2. El conocimiento cultural implícito que hará posible reconocer y com-
colectividad, de cal manera que las personas pueden utilizarlas para dar forma a prender expresiones culturales y literarias basadas en la idea de la inocen-
sus sueños, pulsiones y perspectivas sobre el mundo. La fuerza educativa de la cia y la pureza de la infancia como ecapa incontaminada a la que se enco-
literatura radica, precisamen te, en que ofrece la posibilidad de establecer una mienda el cuidado del fuego sagrado {del hogar). Es una idea presente en
m irada distinta sobre el mundo, de interrogarse sobre la sustancia d e lo huma- distintas religiones, como en el caso de las vestales romanas, y que conti-
no a partir de la creación de "mundos posibles" atendiendo a la formulación de núa apareciendo en múltiples obras li terarias.
Bruner (1988). La importancia de la imagen y el imaginario como instrumen-
to "extrañante" d e la realidad ha sido señalada repetidamente, tal como lo hace
Starobinski (1974) al decir sobre la imaginación:
t
~
3.

4.
La asociación positiva con la idea del paraíso de la infancia, basada en el
recuerdo -real o cultural- de los primeros años de vida junto a la madre
y en pleno centro de la casa familiar, del "hogar".
La atracción infantil, placentera y culpable al mismo tiempo, por la suciedad
como símbolo del proceder instintivo, liberado de normas civilizadoras.
Insinuada en la percepción misma, mezclada a las operaciones de la 5. La asociación de las cenizas con la idea de la muerte. Cenicienta llora la
memoria, abriendo ante nosotros el ho rizonte de lo posible [... ] la imagi- muerte de su madre, de manera que las cenizas pueden representar, para
nación es mucho más que una facultad de evocar imágenes que recubran los receptores de la historia, el dolor por la pérdida inevitable de esa unión
el mundo de nuestras percepcio nes directas: es un poder de alejamien to primigenia y la neces@-.ai1~ealttmtar e! mundo.~~ cenizas co~o e~~re-
gracias al cual nos representamos las cosas como distantes y nos distancia- s~ón de!ª muerte y 1 ~ _ame•l tiene . en una ªf Pita uult~a- 1
mos de las realidades presentes. \! 1/5 fl
c1ón soc1aJ, d esde el ICO, a lf3)>ft0 t0SS>t0 na
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r6 17
Introducción a la literatura infantil y juvenil Capítulo 1: Las funciones de la literatura infantil y juvenil

se de ceniza como símbolo de duelo, propia de distintos pueblos a lo lar- 1oria o la derroca, la excepción de un punto corporal en la invulnerabilidad de
go de la historia. 1111 personaje y cancos otros, constituyen elementos vistos centenares de veces
6. La comprensión de una secuencia esperanzadora en la que la maduración en unas u otras o bras. Si los niños conocen los cuentos populares, se familia-
a través del sufrimiento -de las cenizas- lleva al contraste brillante del rena- rizan con codos estos elementos y pueden reconocerlos a lo largo de sus lec-
cimiento posterior, como en el mito del ave Fénix.
1uras de otras obras, tanto de la trad ición oral como de las reutilizaciones de
Li literatura escrita o de la ficción audiovisual actual.
Vemos, pues, que incluso un pequeño motivo de uno de tantos cuentos
Tomemos, por ejemplo, el cuento de Blancajlor, la hija del diablo, uno de
populares muestra la manera como los niños que reciben escas historias pue-
lus cuentos populares que Rodríguez Almodóvar (1989) califica entre los bási-
den acceder a la forma verbal de representarse culturalmente la experiencia, y
rns de la literatura folklórica castellana y que se encuentra también en la tra-
cómo este conocimienro inicia su comprensión de los motivos literarios pre-
d ición de otras literaturas peninsulares. Aparte de su configuración comparri-
sentes en su cultura. Es decir, inicia su posibilidad de compartir los referentes
da con el corpus folklórico (un misión de búsqueda, tres pruebas, una b oda
y formas expresivas que les incorporan al diálogo con la cultura.
í1nal, ere.), una simple lectura del cuento nos lleva a establecer conexiones evi-
Naturalmente, proporcionar estas formas de representación no es privati-
dentes con otras obras literarias:
vo del folklore. Por aducir un ejemplo literario cercano a la literatura ofrecida
a los jóvenes, la imagen de Robinson Crusoe reproduciendo la civilización en Conexiones de Bíancajlor, la hija del diablo con otras obras literarias
una isla solitaria no es ajena a la representación colectiva del mantenimiento de
la dignidad humana en las situaciones más adversas. Podemos pensar, por ejem- 1. La tragedia griega de Eurípides, Medea. En ambas obras un héroe llega a

'
plo, en la obra de Primo Levi Si esto es un hombre, o bien podemos verla una y un lugar situado fuera del mundo propio (el inf~erno o la tierra de bárba-
otra vez en tantas ficciones literarias o audiovisuales que muestran a un perso- ros) y enamora a la hija de quien lo gobierna. Esta traiciona a su padre,
naje en situación extrema, un prisionero, por ejemplo, acogiéndose a gestos poniendo al servicio del héroe sus poderes especiales para ayudarle a con-
propios de la civilización (afeitarse, adornar con flores el lugar, etc.) para no seguir sus propósitos y h uir.
verse despojado de su conciencia como ser humano. O bien la vivencia de cual- 2. El episodio de la huida de Lot y su familia ante la anunciada destrucción
quier individuo de poseer en su interior pulsiones "buenas" y "malas", es decir de Sodoma y Gomorra en la Biblia. En ambas obras se prohíbe a los que
pulsiones aprobadas o reprimidas socialmente, ha dado lugar a múltiples repre- huyen que vuelvan la vista atrás. La mujer de Lot lo hará y quedará con-
vertida en estatua de sal. En el cuento de Blancajlor es el héroe quien lo
sentaciones sobre la existencia de impulsos incontrolados o incontrolables por
hace, a pesar de la advertencia de la muchacha, y el diablo tiene enton-
parte de una personalidad civilizada. Ello ha creado motivos como el de la sus-
ces ocasión de maldecirlos y causar una nueva demora en la solución del
tancia original compartida por ángeles y demonios o el del hombre-lobo, per- conflicto.
sonajes como el doctor Jekyll y Mr. Hyde, imágenes como el "reverso de la fuer- 3. El mito griego de Orfto y Eurídice. Como en los casos anteriores, el héroe
za" de La guerra de las galaxias o personajes que acaban convirtiéndose en su llega a un lugar ajeno: el reino de los muertos. De allí sale con Eurídice, a
propio adversario, como Bastian de La historia interminable de Michael Ende. la que desea devolver a la vida. Pero de nuevo hallamos, tanto la prohibi-
El acceso infantil al imaginario colectivo se ve especialmente favorecido a ción de volverse a mirarla durante la h uida, como la transgresión de esta
través del conocimiento de los cuentos populares. La literatura de tradición condición, lo que imposibilitará la salvación de la muchacha.
oral comparte un sustrato común de materiales literarios extremadamente tras- 4. El encuentro de Ulises y Nausica en la Odisea de Homero. En ambas obras
vasados y reutilizados. Los estudios folklóricos y literarios han mostrado y cla- el héroe llega al reino después de un viaje lleno de penalidades, se encuen-
sificado de múltiples maneras la constante presencia de relaciones intertex- tra con la hija del mandatario del lugar bañándose junto a otras mucha-
tuales entre la literatura épica medieval, el folklore y los mitos religiosos. Así, chas y consigue su ayuda.
motivos como la aparición del héroe-niño transportado en un cesto por el 5. EL gato con botas de PeHfu'tbtd Witt\ma variante del encuentro ance:ior, el
agua, el uso del color de las velas de un barco como señal anticipada de la vic-
conseguir su ayuda, la esnnrcrry~ ptoféss71onal
astuto gato retiene las ro.c.as de los ~~¡¡J.>neda de cambio Pª!"ª

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18 r9
/11tn 11 fo .-,·i<i11 ,1 J., litcr,1111,,1 i11(a11til y juvenil Capítulo 1: Las (unciones de la literatura infantil y ;uvenil

ú. En /;'/ Quijote se halla también el episodio de las tinajas de vino acuchilla- medios audiovisuales- ampliará este conocimiento con las forma~ narrativas
das por haber sustituido los cuerpos de los que duermen. propias de las narraciones literarias. Pero r~sulta p~rricu~arme1_1te mteresance
observar que la manera en la que están escn tos los libros 1~fann_les ayuda a los
A pesar de su universalidad y recurrencia, el imaginario colectivo no cesa de kcrores a dom inar formas literarias cada vez más compleJas. Sm ~p~nas_ pro-
evolucionar. Por una parte, las referencias concretas que se comparten varían a ~•ramación escolar, sin demasiados métodos específicos d e aprendrz.a¡e ni par-
tenor de las obras que son más famosas y divulgadas en una sociedad determi- ~iculares ejercicios, los pequeños lectores ~e famili~riza~ con ~pcctos t~les c?mo
nada. Por otra parte, las obras tradicionales son reelaboradas o reincerprctadas a Lis variaciones de la perspectiva narranva, la d1vers1ficac1on de ~p1sod1os Y
la luz de las preocupaciones sociales, morales y literarias de cada momento his- estructuras O la distinción entre personajes principales y secun?~nos. ._
tórico. Más adelante se ejemplificará este aspecto a partir del cuento de Caperucita El análisis de los libros infanti les revela el andamiaje que unltzan l~s ~tnos
Roja, una de las narraciones más conocidas en las sociedades occidentales actua- para ayudarse a lo largo de este proceso. Lo evidencia ~e -una forma s1m1lar a
les. Este cuento resulta especialmente idóneo para mostrar la evolución de las como el análisis de la manera en la que los adultos se dmgen oralmente~ l~s
reincerprctaciones sufridas por los cuentos tradicionales porque, a su condición niños pequeños ha explicitado las ayudas suministra~as para el aprend1z~¡e
de tal, une el hecho de aparecer en uno de los primeros libros considerados espe- del lenguaje. Las formas narrativas adop_tadas por los libros respo:°den, as1, a
cíficamente literatura infan til y porque, además, su vigencia en el imaginario lo que la sociedad cree que es comprensible y adecuado para los intereses de
colectivo ha favorecido la producción de cientos de versiones de autor distintas los n iños y adolescentes en los distin tos momentos de su desarrollo personal
a lo largo del siglo XX. y literario. .
Naturalmente, estos supuestos sociales no son estáticos y están s1~mpre
sometidos a tensiones. Una d e ellas proviene, por ejemplo, de la expen~en-
r.2. El aprendizaje de los modelos narrativos y poéticos ralidad literaria, ya que el deseo de forzar los lím it~s de lo que se ha cons1d:-
rado comprensible hasta aquel mo~en~o produce libros que, se_avenn'.ran mas
La literatura infantil supone también que los niños tengan la posibilidad allá, con un resultado inicialmente mc1erto. Justamente las ulnmas ?~cadas se
de aprender los modelos narrativos y p oéticos de la literatura propia de su cul- han caracterizado por cambiar considerablemente las fórmulas trad1c10nales y
tura. El análisis de cómo se produce este ap rendizaje ha sido un campo poco es posible que algu nas de sus propuestas hayan ido d_emasiado l~)os y ~aya~
abordado hasta ahora en los estudios de la literatura infantil y juvenil que, en producido libros realmente dirigidos a la co mplacencia adulea e 1mpos1bles
su mayor parre, se han dirigido a analizar los valores transmitidos por los cuen- para la comprensió n infantil. . . .,
tos. Así, si desde múltiples perspectivas disciplinares se h a teorizado sobre lo En un sentido inverso, también se producen errores de s1mphficac1on. En
que resulta adecuado para la formación moral de la infancia, apenas nadie pare- un momento determinado, los estudios sobre el aprendizaje de la lectura pro-
ce haberlo hecho sobre lo que resulta conveniente para su educación literaria. vocaron la edición de libros para primeros lectores con fórmulas pensad as :spe-
Ello responde, sin duda, a la arraigada idea de que los libros infantiles sirven cialmente para facilitar la lectura. Obras como las de Arnold_Lobel (la sene ~e
básicamente para educar en los valores sociales. Sin embargo, si aumentara la
atención dedicada a pensar que, al mismo tiempo, los libros sirven para apren-
der a leer literariamente, la literatura infantil podría ser juzgada también des-
de los parámetros de su eficacia en esta tarea.
C ualquier niño adquiere rápidamente las formas del discurso narrativo a
través de la narración natural desarrollada en la comunicación humana de su
' "Sapo y Sepo" 0 Historias de ratones) ~emostr~r~n q_ue, efecuva~ ente, es posi-
ble producir obras excelentes con ese upo de ltm1tac1ones. Pero, sm d uda, v~lo-
rar el significado de la historia resulra mucho 1:1ás importante que de~ermmar
el número de palabras poco familiares o la lon~1tud de las_fras~s, e_spec1almenre
si la dificultad puede resolverse a través de la imagen o ,s1 ~I s1g111ficad_o 1e las
palabras es deducible por el contexto. De hecho, este ulttmo_ proced1 m1ento
entorno. Es decir, entiende que narrar es una técnica aceptada socialmente 's usado po r los lectores d~ corlas las edades para ampliar su vocabula-
es eI ma ueate w,ffi . . . ·
para hablar sobre el mundo real o para imaginar mundos posibles. La cos- f~~~es
rio. Análisis posteriores sobre /'!.SOS 1bros~a~a pt 1 dt , f ;ro n c;iren- 1
tum bre de contar cuencos -ya sea de forma oral y presencial, como a través de cias generalizadas tales com frariitf'O np t $S,J1(:fna
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20 21
/11trud11co,i11 .i la literatura inf,mtil y ;uvenil
Capítulo 1: Las funciones de la literatura infantil y ;uvenil

cia de elementos narrativos esenciales o la pobreza del vocabulario utilizado


1.2.1. De la primera infancia a la lectura autónoma de historias
carencias que impedían el progreso lector de los niños O que, simplemente:
causaban su hastío y rechazo.
La evolución de los intereses y capacidades de los pequeños lectores es excep-
Un error común ha sido pensar que es posible establecer fronteras estric- cionalmente rápida en sus primeros años de vida. Los niños adquieren muy pron-
tas entre lo que ~s o no es comprensible para los niños, puesto que los indivi- to maneras simbólicas de representar la realidad. Así, por ejemplo, aunque las
duos apr~nden siempre en el seno de una sociedad determinada. Es decir, lo ilustraciones de los libros difieran de la realidad en tantos aspectos (sean en blan-
que un mño puede comprender no depende únicamente del desarrollo intrín- co y negro, de diferente tamaño, inexactas, etc.), alrededor del año y medio de
seco de sus capacidades interpretativas, sino que viene condicionado por la vida, los niños reconocen los objecos representados, de la misma forma que alre-
presencia y familiaridad de esos elementos en su cultura. Tal como señala dedor del primer año ya son capaces de identificar a sus padres en las fowgrafías.
Sarland (1985: 170) tras analizar las estructuras de narraciones tan populares E[ progreso es, pues, tan rápido, que justamente ha sido aludido como una evi-
como las de E.Blyton o~- ~alh, "los n_iños_son decididamente competentes dencia de la capacidad innata de simbolización de la especie humana.
Pª,;ª entender todas las_ tecmcas de las h1stonas que su propia cultura les ofre- Los libros ayudan a saber que las imágenes y las palabras representan el
c~ . Es probable, }:ºr e~emplo, que un lector actual se sienta aburrido y deso- mundo real. Además, los primeros libros simplifican y hacen más manejable
nentado por las d1gres1dltes del narrador en un libro que hace cien años era la representación de un mundo exterior que, en la realidad, resulta mucho más
dev?rad~ por lo~ lectores, mient:as que aquellos lectores serían incapaces de complejo y caótico por la multiplicidad de objetos y la simultaneidad de las
realiza: m_ferenc1as y captar alus10nes tan rápidamente como lo hace ahora acciones. A partir de la exploración de las imágenes esráticas y de la recurren-
cualquier Joven telespectador de series cómicas norteamericanas. cia de las pequeñas historias, el niño puede darse tiempo para identificar y
Los estudios sobre la comprensibilidad de los libros infantiles han intentado comprender. En ese comprender el niño no sl.'.lo in terpreta lo que aparece obje-
gradua_r la~ características narrativas en una escala de mayor a menor facilidad. tivamente representado, sino que se inicia en los juicios de valor que merecen
0ayonran~mente, lo han hecho desde ~na perspectiva exclusivamente psicoló- Lis cosas en su propia cultura: lo que es seguro o peligroso, lo que se conside-
gJCa, ª. partir de_ datos_ tomad~s del estud10 del desarrollo infantil, y, en el campo ra bello o feo, habitual o extraordinario, etc.
de la literatura mfa~nl, especialmente a partir de las teorías de Piaget. Otra for- Por otra parre, desde muy corta edad los niños poseen muchos conocimien-
ma de proceder ha sido ext:apolar las características narrativas de los cuentos popu- tos sobre el uso literario del lenguaje. A los dos años la mayoría de ellos usa con-
la_res para ~stablecer, a p~rnr de ellos, los rasgos más sencillos para los niños. Pero venciones literarias en sus soliloquios, juegos y relatos (juegos repetitivos con las
~1 el estudio del !ec_tor 111 el ~el texto, en sí mismos y por separado, pueden arro- palabras, fórmulas de inicio y final, uso del pretérito imperfecto, cambio del tono
¡ar _luz sobre l~s h_~1tes a~rox1mados de la comprensibilidad de las historias y cual- de la voz, presencia de personajes convencionales, etc.). Es un claro indicio de
quier general1zac1on de formulas de laboratorio está condenada al fracaso. La for- que ya identifican un uso especial del lenguaje que implica una actitud distan-
~a de -:rrojar luz sobre un campo tan complejo parece más bien la de analizar el ciada hacia él, un proceso mental que resulta imprescindible para la adquisición
mnerano c_ompleto de lectura que configuran los textos desde la infancia hasta la y desarrollo de las formas verbales. Los niños progresan gradualmente en su cono-
adolescencia para ver cómo interaccionan las formas adoptadas por un género de 1 cimiento sobre las características formales de las historias a través de distintas líne-
?bra~, o ~o_r las obras de una edad determinada, con las otras y todas ellas con la 1 as de fuerza, entre las que destacaremos, a continuación, la adquisición del esque-
'¡ ma narrativo, el desarrollo de expectativas sobre los personajes y la ampliación de
idea 1mphc1ta de un lector cada vez más competente. Y es preciso, también, enten-
der que los textos reflejan la experiencia social sobre la lectura infantil, Jo cual los temas configuradores de géneros literarios distintos.
decan_ta unas u otras fórmulas según se haya visto que resultan más O menos com-
prensibles para unas u otras edades o tipos de lector.
En este s~nrido, señalaremos a continuación algunos ejemplos del modo a) El desarrollo narrativo
e_n el q_ue la literatura infantil ayuda a aprender los modelos narrativos y poé- Created with
ticos vigentes en nuestra cultura. Inicialmente los niño/ ; ; \n p~_f.i'.,~~'ji~reconocy y nom l]rar el
contenido d e las imágene~ y lafiRFU1 ~l'iii~f~reS<Sf(9f) a 1
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Capítulo 1: Las funciones de la literatura in(anti/ y juvenil
lntroduccirí11 a la /i/a,1t11r,1 i11/,1111il v ¡111•,·11il

, 1iu con el siguiente enunciado: "alguien explica una historia a alg~ien". La


nectados. A medida que crecen, aumenta su capacidad para establecer nexos
11 ,11-ratología
se ha esforzado por _describir los elemento: que s~ necesitan para
causales entre las acciones, y son más capaces de ordenar lo que está ocurriendo
,.,.1 construcción y puede convenirse en que la forma mas sencilla de hacerlo es
en las ilustraciones en el interior de un esquema narrativo. Sin duda, este avan-
ce será más fácil para aquellos niños que han oído contar muchos cuentos y 1., siguiente:
que han aprendido a tener en cuenta los acontecimientos de las páginas ante-
Esquema d e una narración simple
riores para atribuir un sentido a lo que está ocurriendo.
Las estructuras narrativas que los niños de esta edad son capaces de con- Alguien explica (sabifo<lolo codo sobre lo que explica, habland_o en te_rcera per-
trolar han sido identificadas por Applebee (1978) en seis formas básicas cada sona desde fuera de la historia, sin explicitar las reglas del Juego, interrum-
vez más complejas y que se corresponden a los estadios de desarrollo estable- piendo el relato para intervenir directamente cuando quiere y siguiendo el
cidos por Vygostky. El primer tipo de estructura se refiere simplemente a una orden de los acontecimientos relatados}
asociación de ideas entre los elementos, donde una idea lleva a la otra sin más 11 alguien (que tiene suficientes daros para in~erpretarlo_con precisión y de quien

relación. A los cinco años la mayoría de los niños ya utilizan la estructura deno- no se reclaman conocimientos referenciales especiales)
minada cadena focaliz:ada. En ella se establecen las peripecias de un personaje una (sola) . ,
como en un rosario de cuentas. Finalmente, hacia los seis años los niños domi- historia (situada en el pasado, adscrita a un solo modelo convencional de gene-
nan propiamente la estructura de la narración con todas sus condiciones, por ro y expresada en los tipos textuales propios dc_la narr~ción? .
de un personaje (fácilmente representable y suscept'.ble de '.dcnt'.ficac'.ón)
ejemplo, la de que el final debe estar en relación con el conflicto planteado en
en un escenario (fácilmente representable y suscepuble de 1denuficac1ón)
el inicio. a quien ocurre un conflicto (externo y con una cau~a bien determinada)
La explicación oral de cuentos, los libros para no lectores -compartidos o que se desarrolla (de forma cohesionada) según relaciones de causa-efecto
no con otras personas- e, incluso, los medios audiovisuales ayudan a los peque- y que se resuelve al final (co n la desaparición del problema planreado).
ños a construir su conocimiento sobre la narración literaria. La multiplicación
e interrelación de las vías de acceso a la narrativa de ficción es una característica Los libros que se dirigen a los niños que aún n? po~een un esquema narra-
de nuestra época. Ya no podemos pensar en un primer estadio de adquisición a tivo interiorizado limitan la complejidad de sus h1stonas para que puedan ser
través de la oralidad y otro, posterior, a través del escrito, como sucedía en épo- entendidas. Las historias narradas son cortas para no sobrepasar los límites de
cas pasadas. En esas épocas, los únicos libros dirigidos a los pequeños eran casi la capacidad infantil de concentración y memoria y para no exigir dem_asiado
exclusivamente los abecedarios ilustrados, ya que hasta que los niños no habían de su todavía confusa atribución de relaciones de causa y consecuenc~a. La~
aprendido a leer, no se les ofrecían libros con historias completas. Pero en la observaciones a este respecto indican que los libros son mejor entendidos s1
actualidad se dirigen libros a los niños prácticamente desde que nacen. El apren- aparecen pocos personajes, el argumento está g~bernado por mode_los regula-
dizaje de la lectura puede realizarse, entonces, a partir de libros con un texto bre- res de repetición y el texto no sobrepasa la longitud de unas dos mil palabras.
ve, pero que contiene narraciones completas, y en un contexto en el que todas Más adelante señalaremos algunos de los recursos utilizados por los libros para
las vías de acceso a la ficción se interrelacionan para formar las competencias primeros lectores para construir sus historias a parcir de esta economía de
propias de los niños que empiezan a leer autónomamence.
medios.
Parece lógico pensar que las primeras narraciones completas se correspon- Los libros infantiles, sin embargo, no desarrollan únicamente el modelo
den con las características más simples del relato literario. Es así como ocurre, canónico de la narración, sino que introducen a los lectores en el conocimiento
ciertamente, en los cuencos populares, cuya recepción oral resulta privilegiada de diversas variantes narrativas. Los libros de búsqueda, por ejemplo, crean un
durante esas edades. La tradicional transmisión oral de estas narraciones ha ritmo binario "--está aquí. .. no, está allí.. .no-" que puede combinarse con una
potenciado las formas más básicas y memorizablcs del relato, de manera que . Crg¡tgd w,th I d ' · ól' tos
tensión creciente {muebles caaa vez ~-ayores o u ~ ca a v~z mas ms • 1 ,
Jolles (1930) los denominó, precisamente, "formas simples" para contrastarlos
con los relatos literarios escritos. En esencia, cualquier narración puede ser des- por ejemplo) hasta la resol Pºntrro' -~g¿fes1~ecrnal ,, ,. . . ~. . ., .,:>,,.,
downl~d the f,;:.-.e''trla) qh!itlf.i; ?i~ r df.com/profesr;I onal

- J .J-" • I • 25 / _. ·.· .Y:'.}\


I11trod11aió11 a la literatura infantil y juvenil Capítulo 1: Las funciones de la literatura infantil y juvenil

najcs u objetos fantásticos, como el Libro de voliches, laquidambrios y otras espe- inglesa de inicios del siglo XX. La figura del animal (y especialmente de algu-
cies de David Cirici o El libro de las camas de Sylvia Plath, instauran la idea de nos ani males, como los osos o codo tipo de roedo res, a causa de sus caracre-
los bestiarios. O las narraciones encadenadas, como El rey Sisebuto de Colin , í~t icas y connotaciones adecuadas para favorécer la identificación infantil) es
West, recogen la antorcha de este modelo, presente en el folklore, para esta- un recurso utilizado a menudo para crear una cierta distancia entre el lector y
blecer una narración centrada en un juego acumulativo y memorístico. 1111a historia especialmente transgresora de las normas sociales o muy dura afec-
1ivamente. El impacto de sucesos como la muerte de los personajes o la exci-
1.tción producida por la vulneración de las normas de conducta, efectivamen-
b) Las expectativas sobre los personajes 1c, será menor si los actores no son humanos. Sin duda, la muerte de la m adre

.le Babar, en la obra de Jean de Brunhoff, leída en una etapa de canta depen-
La conciencia narrativa incluye también la posesión de expectativas sobre la dencia hacia los padres, es más soportable porque se trata de una elefante y el
conducta de los personajes. Los personajes forman parce del mundo extralin- 11i1io puede permitirse el lujo de entregarse sin sentimientos de culpa a la secre-
güístico de los niños y permanecen en sus referencias sobre la realidad como una ta fascinación por la independencia lograda por el elefancico huérfano. También
herencia cultural compartida con los adultos. Es uno de los primeros aspectos que queda claro que los animales pueden cometer libremente acciones terribles y
permite a los niños experimentar la literatura como una forma cultural común y vedadas a los humanos como planear la caza de otros animales o rebelarse con-
sentirse "comunidad de lectores" con las demás personas de su entorno cultural. 1 r;1 los humanos adultos.

Muchos libros para pequeños se centran en la identificación inmediata con Las explicaciones psicoanalíticas sobre los cuentos populares se han refe-
un personaje in fantil que lleva a cabo acciones muy parecidas a las del lector rido a estos personajes como encarnaciones de las percepciones infantiles
en su vida real. En bastantes casos, esos protagonistas se convierten en perso- ~o bre la amenaza del poder de los adultos o como personificaciones de las
najes de series (como la de la "Nana Bunilda", de Merce Company). Escas propias pulsiones agresivas de los niños. En la actualidad, la fuerce corrien-
colecciones gustan a los niños porque hacen previsibles las historias y alargan te de desmitificación ha convertido a la mayoría de estos seres, desde los
el contacto con sus personajes predilectos. Los libros presentan formatos, dibu- ogros o brujas a los lobos o cocodrilos, en personajes simpáticos y tiernos,
jos, etc., idénticos y crean una sensación de orden alrededor del niño peque- mientras que la psicologización de los cernas ha favorecido el auge de un nue-
ño que necesita de esta regularidad. vo tipo de ser fantástico: el de los monstruos. La plasticidad y poca concre-
El desarrollo de expectativas sobre los personajes incluye el conocimiento ción de estos úlcimos parece hacerlos muy aptos para encarnar las angustias
de las connotaciones que se les atribuyen culturalmente, especialmente en el interiores, las pesadillas y terrores indefinidos conjurados hoy en día en la
caso de los animales y en el de los seres fantásticos. Una gran ventaja de este literatura infantil.
cipo de personajes animales es su economía descriptiva. No hace falta caracte-
rizar el mundo establecido por una fórmula de inicio como, por ejemplo, Había
una vez un conejo. Tal como han establecido estudios al respecto, los seres fan-
tásticos ofrecen modelos de conducta definidos aún más rápidamente que las
connotaciones de los animales. Por otra parte, las ambigüedades y las desmi-
tificaciones (el león cobarde de El Mago de Oz porque lo esperamos valiente,
la princesa emprendedora porque su modelo básico es la pasividad) deberán
1 f!t:1iO;&fW
l\:queños animales inolvidables (0-8)
esperar a que se haya establecido la norma de base si se desea que los niños las
lb:r, H . de (1988): ¿A d6nde vas, osito
aprecien como cales. polar?Lumen. Barcelona.
Los animales humanizados, por otra parte, constituyen un tipo de perso- Lo bel, A. (1978): Historias r¡j,:es'-f:11.ii't iith
naje muy frecuente en los libros de las primeras edades. Aunque su uso se Alfaguara. Madrid.
remonta a las fábulas, su utilización actual se sitúa más bien en la tradició n al
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/111roducci,í11 a la li!era111ra infantil y iuveni/
Capítulo 1: Las funciones de la literatura infantil y iuvenil

e) La ampliación de la experiencia: los temas


, , 11110 sucesos lejanos y propios de las historias. En sus narrac!ones adopt~n,
1,, 1"'· estas formas y colocan la aventur~ allí d?nde han ap rendido que hab!:ª·
Muchos libros infantiles ofrecen a los pequeños la confirmación del mun-
'w. i n cuales sean las razones, los libros mfannles se adaptan a esta_prog~es1on
do que conocen: la vida cotidiana en la familia, la compra, los juegos en el par-
,1 1 • intereses que puede ejemplificarse, pongamos por caso, con la dist~nc1a que
que, etc. Pero los niños necesitan también un tipo de literatura que extienda su
11 H'dia entre la pequeña anécdota de juan es muy pequeño de Carm~ Sole Vendre~I
imaginación y sus habilidades perceptivas más allá de sus límites actuales, y es
1. ]. 1 ¡ncursión en la aventura de El pirata valiente de Ricardo Al cantara y Gusn,
posible que, ya a los pocos años, los niños pueden tener más interés en explo-
I" ,r citar dos libros de una misma c?lección. _
rar un animal extraordinario que uno normal. Los mejores libros ilustrados son
Por otra parte, el humor en los libros para pequen~s se b~sa muy a menu-
aquellos que establecen un compromiso emre lo que los niños pueden enten- do en la inversión O transgresión de las normas de func10:1am1ento del mundo
der solos y lo que pueden comprender a través de un esfuerzo imaginativo que que dios ya dominan. Las equivocaciones o las exageracwnes configura_n una
se vea suficientemente compensado. Algunas líneas de progreso en las posibi- ¡)arte importante del humor que comprende~. Un?,:"º que pregu?ta s1 debe
lidades de comprensión de los niños de estas edades tienen especial incidencia «)locarse los pantalones por la cab~ h~ce gra:1ª. al nmo porque se siente sui:e-
en los temas y cipos de libros de esca etapa. Nos referimos a la relación entre rior, él sabe cómo debe colocarse y dice ¡Noo! nendo. El desor~en de los ob¡e-
realismo y fantasía, el tratamiento humorístico de las historias y la contraposi- tos O la transgresión de normas y tabúes apelan a la complacencia por la trans-
ción entre la idealización y la problematización del mundo real. l~rcsión de una represión ya interiorizada. . .,
Las primeras historias son recibidas por los niños como una representa- · El juego con el absurdo se basa,~ su ~ez, en la _mvers10~ del orden que las
ción del mundo tal como es. No se cuestionarán su veracidad hasta el final de palabras otorgan a la realidad. Si el mño siente la d1screpanc1a entre los hec~os
esta etapa cuando pasen a interesarse por el origen de las cosas. Sólo cuando v su necesidad de ordenarlos genera angustia. ¿Cómo pueden volar unos lab10s
ha emergido la conciencia de las historias como ficción, los niños pueden empe- ~in cara, como ocurre, por ejemplo, en Besos de Alfonso Ruano o en, La_ boca
zar a utilizarlas para explorar el mundo tal como podría ser. Un mundo que se risueña de Montserrat Ginesta y Arnal Ballester? Pero el receptor se_ ne s1 per-
dirige a proponer alternativas más que a confirmar certezas y que predomina- cibe esa contradicción como un juego que confirma la norm~: Wli1te ( 1954)
rá en la etapa lectora entre los ocho y los diez años. ·r I J·emplo de una madre que da las buenas noches a su h iJa, al gato, a los
c1 a e e . • , · h b. l
El progreso a través de la fantasía establece un concinuum desde la expe- -
munecos... y a la silla · La niña protesta por esa persona11zac10n m1 a ·- itua :
riencia inmediata hacia el desplazamiento en el espacio o en la imaginación. "·N di' s 'buenas noches silla'!". Pero el juego vuelve a empezar y a nma se
1 ° ga ' h ·11 ' 1"
A los dos años los niños prefieren libros sobre un mundo conocido y con accio- ríe ahora repitiendo cada vez "¡No digas 'b~enas noc e~, si ~ ..
nes experimentadas por ellos, pero a los cuatro predomina la excitación por lo Desde otra perspectiva, la imagen ofrecida por las h1stonas p~ede mover-
desconocido y en general se produce una progresiva ampliación desde el rea- se entre la idealización O la problematización del_ mundo. Los nmos aceptan
lismo a la fantasía. Así, según Haas Dyson (1989), el 97% de las historias que normalmente una imagen idealizada de ellos mismos y de su mundo. Pero
los niños inventan a los dos años y medio se centran en el mundo de la casa y también necesitan una literatura más dura que se haga eco de su ~,arre_ men~s
la familia, con acciones cotidianas como comer, dormir, etc. A los cinco años, socializada y agresiva. Una parte de 1~ mejor lireratur~ moderna _antl~~ton-
en cambio, sólo un tercio de sus historias ocurren en la vivienda y únicamen- . " e ha encaminado a refleJ·ar la Jra de los pequenos por su s1tuac10n de
tarta s h e ·d , d
te un 7% se circunscriben a acciones realistas. dependencia y manipulación por parte de los ad~lt?s y . a 01~ec1. o vras e
Algunos investigadores tienden a ofrecer explicaciones psicológicas a estos reconciliación a través del distanciamiento humons~ico e imagmatlv~, como
hechos. Destacan, por ejemplo, que los niños de dos años tienden a alejar de pasa en el clásico Donde viven lo~ monstruos de Maunce Sendak,_ por eJemplo.
la esfera inmediata aquellas historias que contienen elementos de peligro, del Muchos libros infantiles han mcorporado nuevos temas referidos a los ~r~-
mismo modo que jamás las narran en primera persona. Otros autores, en cam- blemas propios de estas edades (el miedo no~turno, el enfado ante las p r?~tbi-
ciones, etc.). Sin duda, los 1Df4flf~ d.trtfiStos libros pueden ayudar a los mnos a
bio, prefieren destacar la asimilación cultural producida, ya que los niños de
cinco años se han familiarizado con un mundo literario de aventuras vistas entender y asimilar sus pr~-~ ~ peroiW~11fecto def stas o~rils va 1
estrechamente ligado a la f~ 1/ aft · 0 11p~1e$S11®fl a
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/11trud11<, i, i11 <1 {., literatura i11(a11til y ;uvenil Capítulo 1: Las funciones de la literatura infantil y ;uveni/

pn:vios. Es preciso tener en cuenta que los niños pueden encontrar desagrada- ¿A qué obedecen estas desviaciones? Podemos apuntar tres tipos de causas
ble leer sobre sus sentimientos, especialmente si adivinan un propósito curati- por las que los cuentos para las primeras edades se apartan de los parámetros
vo en su ofrecimiento por parte de los adultos. Por otra parte, en muchas oca- de simplicidad precisamente en estos aspectos:
siones los niños no utilizan las historias como identificación subconsciente, sino
como reconocimiento de que las acciones que en ellas ocurren contradicen las 1. La primera causa de desviación es la presión de la literatura y de las corrien-
expectativas sociales. En esas acciones los niños pueden explorar las conse- tes culturales actuales que han forzado la entrada de los conflictos psico-
cuencias de las acciones prohibidas o peligrosas desde la comodidad del lector. lógicos como tema de los cuencos infant iles. Como consecuencia de la
La creación de normas crea también la posibilidad de vulnerarlas, y entender interiorización de los conflictos, se han producido dos nuevas desviacio-
las normas significa diferenciar qué es cumplirlas y qué es vulnerarlas. Es decir, nes: en primer lugar, la focalización de las narraciones en el protagonis-
se refiere al juego intelectual o moral con las ideas o las conductas. ta; puesto que se traca de explicar los pensamientos y sensaciones de este
personaje, las narraciones abandonan la narración omnisciente para foca-
l izarse en él. En segundo lugar, la presencia del h umor, ya que es una de
1.2. 2. La adaptación de los libros al aprendizaje narrativo del lector las vías ofrecidas por los valores educativos actuales como forma de solu-
ció n de los confliccos afectivos.
Los libros dirigidos a los niños que están aprendiendo a leer adoptan las 1 La segunda causa es el afán de facilitar la identificación de los lectores con
formas más simples del relato que hemos señalado antes. Pero también puede los personajes de los cuentos. Además del recurso de los animales huma-
comprobarse (Colomer, 1997) que su adaptación a la cultura actual les lleva nizados, los libros actuales han jugado a fondo la carta de la similitud estric-
a divergir en cuatro aspectos principales:
ta de los destinatarios con los protagonistas y el marco de sus historias, de
forma q ue el recurso principal para facilitar la identificación es situar el
1. El primero es que el narrador no lo sabe todo sobre la historia, sino que
relato en el entorno que se supone más familiar al lector.
focaliza la información en m ás de la mitad de las obras. O bien se sitúa
.t Finalmente, la adopción de una perspectiva externa obedece a la voluntad
detrás del protagonista y únicamente sabe lo mismo que él, o bien cono-
de simplificar el texto escrito para adecuarlo a la capacid ad de gobernar
ce los acontecimientos externos (lo que hacen o dicen los personajes), pero
no tiene acceso a sus pensamientos. una información leída autónomamente, es decir, sin información añadi-
2. El segundo es que más del 80% de las narraciones son h umorísticas y ello d a por la mediación del narrador. Ello corresponde, además, a los hábitos
exige una actitud distanciada del lector que debe advertir la discrepancia de recepción audiovisual de los niños que encuentran familiar situarse
causada por el humor. Tiene que apreciar, por ejemplo, la vulneración deli- como espectadores frente a un "escenario" en el que ocurren cosas sin una
berada de las normas sociales de buen gusto o la desmitificación de los per- voz interpuesta que las relate.
sonajes terroríficos.
3. El tercero es la concreción del escenario. La mayoría de los cuentos se refie- Cabe resaltar, sin embargo, que la presencia de estas desviaciones se da en su
ren a personajes infantiles que, en casi tres cuartas partes de la producción, mínima expresión posible. Hemos dicho "focalización en el protagonista", pero
viven en familia y apenas se desplazan a través del escenario reducido de b narración no se produce en primera persona, sino que se mantiene la tercera.
una vivienda urbana, situada en el tiempo actual. Todo ello, evidente- Es un narrador invisible quien nos explica lo que siente el pro tagonista, como
mente, se aparta de los amplios desplazamientos en un escenario abierto si éste fuera aun demasiado pequeño para poner en orden sus ideas y explicar
y genérico propios de los cuentos tradicionales. .' lis sentimientos directamente, y fuera preciso, por lo tanto, interponer un intér-
4. El cuarto es la interiorización de los conflictos. Una tercera parte de los prete entre el personaje y el lector. Hemos dicho "distancia humorística", pero
libros para estas edades describen problemas psicológicos, como los celos d humor se sitúa en el terren<t?~ WcfW.1(,que se explican y no en la manera como
o el miedo a las pesadillas, y bastante más de la mitad no tienen adversa- ~e explic_an, lo ~~al,,requeriría un~ ayor iistanci~.i:ffiw,retativa. !¡lemos di.cho
rios que los causen. · escenano familiar , pero, en d,tlit,O[<;'f~ f'r0re$$1:e n3 1
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30 31
/11trod11cci,í11 a la literatura mfantil y iuvenil Capítulo 1: Las func1011es de la literatura i11/antil y ;uvenil

tienen una caracterización genérica, ya que el niño, la casa o la ciudad actuales 1, 11 ia ya más cohesionada, pero en la que la mayoría de escenas no resultan
no poseen rasgos específicos que las identifiquen con ningún lugar determina- 111 qir~scindibles. En algunos casos, la integración narrativa se produce en una
do. En definitiva, pues, puede afirmarse que los libros para primeros lectores se L<'nsíón de gradación ascendente, como en la aparición sucesiva de animales
ajustan básicamente a las características más simples de la narración. , .,da vez mayores y más exólicos de Quan plou de nit de M arca Balaguer. O
Ahora bien, cuando la literatura infantil actual empezó a producir cuentos l,icn se adopta el modelo de los tres ensayos o de las tres pruebas, propio de
para que niños con poca habilidad lectora leyeran autónomamente sus histo- J.,, cuentos populares, como en los tres intentos de asustar a alguien por par-
rias, tuvo que hallar recursos para solucionar dos problemas distintos. 1,· de los esqueletos de ¡Qué risa de huesos! de los Ahlberg.
El primero es que existe un desajuste entre las capacidades de los niños Se produce, pues, coda una orquestación de ritmos (eres intentos en el inte-
para entender narraciones orales y su capacidad para entender narraciones leí- 11, ,r de tres escenas dentro de un cuento marco, por ejemplo) que fragmentan
das por ellos mismos. Ello es evidente, por ejemplo, en el caso de la longitud l., información y ayudan a la p revisibilidad narrativa, a la posibilidad de anti-
del texto, en la cantidad de información que pueden relacionar si se les expli- la
' 1p:1 r lo que ocurrirá, mecanismo que favorece lectura. Las aventuras aisla-
ca la historia o si bien han de extraerla a través de su lenta y trabajosa lectura, .!.1., de los primeros cuentos se irán uniendo formando capítulos en los cuen-
de manera que los cuentos infantiles acostumbran a ser mucho más corcas que to s siguientes, y los capítulos ganarán en cohesión narrativa hasta que los niños
los cuentos populares. Por consiguiente, los libros para primeros lectores se ', <'.111 capaces de leer una narración en la que toda la información fo rme u n
ven obligados a dar algún paso atrás. Es decir, han de hallar formas más sim- 1111 irn argumento global.
ples para expresar algunos de los elementos narrativos que forman parce de las 0.1ito de Else H. Minarik es un ejemplo paradigmático del recurso q ue
narraciones tradicionales. ,·q:11110s describiendo. La fragmentación en escenas ofrece una cantidad de
El segundo problema es el de forzar los límites que imponen las capaci- 111l m 111ación acotada, incluso a través de su presentación separada en cuatro
dades de los lectores. Los autores parten de las formas más simples de la narra- , .111í1ulos. Cada escena, a su vez, está formada por acciones repetidas y gra-
ción, pero utilizan recursos que hacen posible empezar a desviarse de ellas, ,l11;1das. Así, cuando Osito tiene frío, su madre va añadiendo piezas de abrigo,
recursos que ayudan a los niños y niñas a avanzar en su competencia literaria. 1111:1 por una. Cuando Osito tiene aún más frío, se inicia una acción inversa de
A continuación señalaremos cuatro ejemplos de las ayudas generadas por , ln 11ojamiento y Osito se va muy satisfecho, desnudo, con su propio abrigo
los libros, tanto para facilitar la recepción autónoma de la historia, como res- , I,· piel. El lector, suficientemente hábil para guiarse por estas pistas en su anti-
puesta al primero de estos problemas, como para progresar hacia una mayor ' 1¡,:H.:ión lectora, es impulsado más allá en el último capítulo, cuando la madre
complejidad narrativa, como respuesta al reto del segundo. "xplica un cuento a Osito en el que repasa todo lo sucedido en los capítulos
.1111niores, enlazando y superando la fragmentación anterior en aventuras sepa-
1.1.l:1s. El último capítulo supone, así, un auténtico resumen comprensivo del
a) La división de las unidades narrativas lil,10. La recapitulación del pasado inmediato otorga coherencia narrativa a las
.,, 1ividades y ayuda a fijar su recuerdo, mecanismo que no h ace otra cosa que
Para solucionar las dificultades infantiles de gobernar una gran cantidad ,q,roducir una de las formas humanas de aprendizaje.
de información, de establecer relaciones de causa-efecto entre un número ele-
vado de acciones narrativas, los libros recurren a la división en secuencias narra-
tivas cortas y les otorgan un grado muy elevado de autonomía narrativa. /,¡ U trasvase de los elementos a la imagen
Así, en muchos cuencos, las aventuras de los personajes pueden leerse de
forma más o menos aislada. Los cuencos de los ratoncicos de Historias de rato- 1 .:t presencia de la imagen en los libros infantiles ha permitido desplazar has-
nes o de los sapos de la serie "Sapo y Sepo" de Lobel, de la serpiente Crictorde 1., .,llí d istintos elementos nacrativosriue, de esta forma, pueden continuar estan-
. . createa itn . . . .,
Tomi Ungerer o de la captura de pesadillas de los cuentos de la "Nana Bunilda' ,¡., rn la nar~ac1ón sm sobr~ e texto. Trad1c1~nalw~nce~ la 1lustrac10?,_Y el
de Company, se inscriben simplemente en una historia marco o en una his- 1, \{CI se mov1an en dos plan\!ye1nf~F1proferss1onal
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32 33
I11tmt1uccirí11 a la literatura infantil y juvenil Capítulo 1: Las funciones de la literatura infantil y juvenil

traba". Pero una parte de los libros infantiles actuales ha incorporado la imagen 11, , , ;1yuda al lector a recordar que se halla en un tiempo anterio r al de la his-
como un elemento constructivo de la historia, de manera que el texto y la ilus- 1.. 1i;1 inicial.
tración complementan sus informaciones. La ilustración se ha convertido, así, Asimismo, el uso de la imagen hace factible introducir complicaciones que
en uno de los recursos más potentes, tanto para simplificar la lectura, como para .dn tan a la interpretación de la historia. La literatura actual establece muy a
proporcionar un andamiaje para narraciones más complejas. 1111"nu<lo juegos de ambigüedad entre la realidad y la ficción de lo que se expli-
Los experimentos de desplazamiento narrativo hacia la imagen afectan a ' .1. Los álbumes utilizan el reparto de esos papeles entre el texto y la imagen,
casi todos los elementos constructivos. Para ello se utilizan a veces las interre- , k manera que la ilustración ofrece pistas para po ner en duda la realidad de lo
laciones entre texto e imagen generadas por el cómic. Así, por ejemplo, el uso 'llll" afirma el texto. En Donde viven los m onstruos de Sendak, por ejemplo, la
de bocadillos permite atribuir las enunciaciones a cada uno de los personajes di!i1minación del empapelado de la pared hasta convertirse en un bosque o el
sin tener que decir quién habla. Pero tal vez el uso más frecuente es el de con- dihujo infantil de Max caracterizado como un m onstruo que vemos colgado
fiar a la imagen la descripción de los personajes, del escenario e incluso de las ,·11 h pared nos llevan a pensar que el viaje sólo ocurre en su imaginación,
acciones. En Yo también quiero tener hermanitos de Astrid Lindgren, el cuen- lllirntras que el texto no contiene ninguna afirmación que nos permita poner
to empieza diciendo: "Pedro es así de mayor, ahora", frase que sólo puede enten- rn duda la veracidad de la aventura.
derse viendo la ilustración, al igual que ocurre con la frase que continúa la También es el recurso a la imagen lo que permite establecer divergencias
narración: "Pero antes era así de pequefio". \Ígnificativas entre otros elementos del discurso, cales como la interpretación
Otros cuentos se inician presentando a los personajes antes del inicio de del narrado r y la historia que él mismo nos cuenca. En Lo malo de mamá d e
la acción. Si esta presentación fuese verbal, es evidente que el lector tendría lhbctte Cole, la voz del narrador infantil empieza la historia informándonos
muchas dificultades para recordar una información can poco significativa. La de que "Lo malo de mamá son los sombreros que se pone". Pero la ilustración
imagen, en cambio, no sólo permite esta presentación, sino que ello facilita el notifica al lector que lo más extraño de la señora no son precisamente sus som-
establecimiento del marco de relaciones de la historia, una de las grandes difi- lircros, sino su cualidad de bruja. Y es este conocimiento el que permite seguir
cultades de la comprensión inicial de los relatos. Por otra parte, en La rebelión la narración de forma distanciada co n respecto a un narrador que no parece
de las lavanderas de John Yeoman, pongamos por caso, el ahorro verbal se refie- darse cuenta jamás de cuál es el problema real de lo que acontece.
re a la pormenorización de las acciones realizadas por los personajes, acciones La literatura actual se caracteriza también por una inclusión muy abun-
que permiten afirmar en el texto: "Todos aquellos que intentaron detenerlas dante de alusiones culturales y literarias. La poca experien cia cultural de los
acabaron muy mal". La imagen de Quentin Blake se encarga de mostrar la tra- primeros lectores hace muy difícil la presencia de est~s guiños al lector y,_p~r
ducción exacta de ese "muy mal" en diferentes acciones. lo canco, es una característica que sólo puede producirse de forma muy hm1-
Sin embargo, en otros casos, la imagen se encamina a ampliar las posibili- 1ada. Ocurre, tal como hemos señalado antes, a través de la apelació n a su
dades de complicar la historia. Su utilización permite, por ejemplo, desdoblar conocimiento sobre los cuentos populares o en aspectos tales como la desmi-
el hilo argumental incluyendo una historia dentro de otra. El texto cuenta enton- 1ificación de los personajes tradicionales.
ces la narración principal, mientras que la imagen incluye otra narración con- Pero el uso de la imagen en los álbumes permite incorporar otro tipo d e
tada por uno de los personajes. Puede hacerlo a través de un bocadillo, como referencias visuales, como en el caso de cuadros o películas, o bien, una mane-
en el caso del lobo y del cazador de El último lobo y Caperucíta de J. R. García ra más sutil de hacerlo. La imagen de la Monna Lisa superpuesta a la im agen
Sánchez y M. A. Pacheco, o a través de otros recursos. La imagen posibilita tam- de un gorila en un cuadro de Gorila de Anthony Browne o la _presencia del
bién el vulnerar la linealidad del discurso. Los nifios pequeños tienen grandes muñeco de Elmer, el elefante, en la estantería del niño protagontsta de ¡Ahora
dificultades para entender los saltos cronológicos en el interior de una historia. 110 , Fernando!, de David McKee, serían ejemplos de esta iniciación al juego
Pero en ¡No nos podemos darmir! o en otros cuentos de la serie de James Stevenson, intertextual. Dando la vuelta al recurso, en El sombrero de Ungerer es el texto
el bigote del abuelo ha sido mantenido en la imagen que le representa cuando el que ofece una pista paraCr~ e tea
econoc1m1
w1tn.~ ento ~e. a 1 . agen al excl amar. " ¡por
era niño, aunque ya no se trate de un bigote encanecido. Ese detalle humorís- mil Poremkines!" ante la en• . 1

prr-ofess, 0-nal1

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Introducción a la literatura infantil y juvenil Capítulo 1: Las funciones de la literatura infantil y juvenil

Un rema distinto al que ahora nos ocupa es el de que esa pista - y esa imagen, ¡\d emás de facilitar la comprensión del escrito, la focalización externa esta-
evocadora de la película de Eisenstein- parezca claramente dirigida a la expe- 1,I,·, e una distancia emocional que permite introducir temas considerados excc-
riencia cultural adulea, lo cual nos remite a la vieja discusión sobre la existen- •.i 1·.11nrnte duros para la sensibilidad infantil, en el mismo sentido en el que
cia de un doble destinatario en los libros infantiles. . 1, 111ed1a el uso de personajes no humanos señalado antes. Así, por ejemplo, la

t. " .dización externa se combina con el tratamiento h umorístico para permitir


, ¡iu· un monstruo devore al protagonista de ¡Ahora no,_ Fernando! y_Ie susti~u-
e) La ocultación del narrador 1·.1 t·ri su vida familiar sin que los absortos pad res perciban el camb10. O bien
11.1, e posible tratar la angustia de un niño aficionado a la danza ante la desa-
La voz del narrador de las historias ayuda al receptor a gestionar el relato: l 1111hación social por una actividad considerada femenina, tal como ocurre en
expresa hipótesis sobre la causa de las acciones, resume partes de la historia, , )/i1•a Button es un nena de Tomie de Paola. La focal ización externa como
explicita la conexión entre hechos difíciles de inferir, enuncia los planes futu- 1 n ursa de distanciamiento es precisamente lo que justificará su uso en las his-
ros de los personajes, lo cual ayuda a anticipar el desarrollo de la historia, ere. 1, ,ri;is para lectores de mayor edad, mientras que la función de facili tar el rela-
En la literatura infantil tradicional esa voz incluso explicita la lección moral 1•, se circunscribe únicamente a los libros para p rimeros lectores.
que es preciso extraer de la conducca de los personajes.
Los niños se hallan habituados a esta presencia del narrador, ya que su
mediación es aún más evidente en las narraciones orales. Pero los libros infan- ,1) l .,1 interposición de un personaje entre el lector y la historia
tiles se enfrentan a dos problemas para poder incorporarla:
Hemos señalado que los libros infanti les escogen unos protagonistas y un
1. El primero es que alarga las dimensiones del escrito. El texto, además, no ma rco espacio-temporal muy semejantes a los de sus supuestos d estinatario~.
puede utilizar recursos propios de la oralidad, como el tono y el gesto, y ·1:d vez sea cierto que esca opción favorece la identificación, pero lo q ue es ev1-
debe incorporar la información a través de recursos verbales, lo cual resul- dcn te es que inclina las historias hacia u n tipo determinado de imaginarios:
ta más molesto para seguir estrictamente la historia. ;1quellos que pueden establecerse en un marco realista de vida cotidiana, al cual
2. El segundo proviene de la presión de las formas culturales actuales, ya que, pueden añadirse, o no, elementos fantásticos. . .
por una parte, la literatura de nuestro siglo ha tendido a la transparencia Las narraciones para primeros lectores utilizan un número muy hm1tado de
del narrador, a mostrar las cosas en lugar de decirlas, y, por otra, los niños los géneros narrativos cultivados en la literatura infantil y juvenil (~olome¿ 1998).
están acostumbrados a la presencia inmediata de los acontecimientos en l )e entre los nueve géneros más abundantes en esta literatura, cast un 701/o de las
la ficción audiovisual. historias para primeros lectores pertenecen a un único tipo: el de las historias rea-
listas con elementos fantásticos. Es decir, al género t¡ue ha venido a denominar-
Así pues, una manera de hacer más sencilla la lectura autónoma del texto ~c fantasía moderna, como veremos más adela~te. . . .
es adoptar la perspectiva externa a la cual nos hemos referido antes e, incluso, Los imaginarios de aventura -con escenanos amplios y le¡anos y protagonis-
combinarla con una voz que narra en presente, como si la narración fuese tas adultos para dar verosimilitud a lo que les ocurre- poseen características dia-
simultánea a los acontecimientos de la historia. El narrador se limita a expli- metralmente opuestas a las de estas historias de protagonista infantil en un ámbi-
car qué hacen los personajes y a cederles la voz a través de la reproducción to reducido y cotidiano. Sin embargo, las narraciones han buscado recursos para
directa de los diálogos, de manera que el lector se sitúa ante una especie de introducir esos otros imaginarios, para ofrecer a los pequeños lectores un primer
representación teatral de los hechos, como en ¡Ahora no, Fernando!: contacto con ellos, como si los alcanzasen a ver de puntillas. El recurso más uti-
lizado es el de colocar un p~ f frpuesto entre la aventura y el lector.
- ¡Hola papá! -dijo Fernando.
- ¡Ahora no, Fernando! -dijo el padre de Fernando.
En Mi abuelo es pirata j~ Loofe> en los ~ ya alud¡dos de ¡!jo nos
podemosdormir!y Lo mal~ y aflttrc,n ram~f0Tie5t5tr®f'l a 1
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Introducción a la literatura infantil y juvenil Capítulo 1: Las funciones de la literatura infantil y juvenil

l11 k ¡,cn, M. (1989): El globo azul. Oxcnbury, H .: Colección "Los libros del
con unos niños situados en un ambiente realista. Estos niños contemplan -y
Molino. Barcelona. chiquitín". Juventud. Barcelona.
a veces narran ellos mismos- una historia sobre piratas, aventuras o brujas, de Pacovská, K. (1993): EL pequeño rey de las
¡.. i,anscn, H. (1997): El pes. Lógucz.
la que ellos mismos son, básicamente, espectadores. Estos personajes infanti- S;1larnanca. flores. Kókinos. Barcelona.
les ofrecen, así, un fuerte anclaje para la identificación y, muy a menudo, nego- 1--: i 1., mura, S. (1997): Cato tiene sueño. Piérola, M. (1998): No sé. SM. Madrid.
cian el significado en nombre de los lectores, preguntando y aclarando aque- 1\naya. Madrid. Ross, T. {1986): ¡Quiero el tito! Espasa
llos aspectos que pueden ofrecer dificultades de comprensión. Es lo que sucede, r-.1.,chramey, S. (1995): Adivina cuánto Calpe. Madrid.
por ejemplo, en Munia y el cocolilo naranja de Asun Balzola, cuando la niña te quiero. Kókinos. Madrid. Spier, P. (1990): E/ A rca de Noé. Lumen.
interroga al cocodrilo sobre distintos aspectos del exótico Egipro que el ani- 1\1.,ri, l. (1996): El globito rojo. Lumen. Barcelona.
mal está evocando. Los escenarios de aventura pueden contemplarse, pues, Barcelona. Wadell, M. (1994): ¿No duermes, osito?
desde la seguridad del hogar, como si el lector lo hiciese desde una ventana t\'knaughton, (1998): ¡Qué despiste!. SM. Kókinos. Madrid.
abierta hacia nuevas complicaciones narrativas. Madrid.
1 lllé-, A. (1993): Un contesense cap ni (Véase, además, especialmente el cuad ro
Sin embargo, la utilización de este recurso para llevar a los lectores hacia
¡,cus. MSV. El Masnou {Barcelona) . de libros-j uego recomendados.)
nuevos géneros comporta inevitablemente la introducción de nuevas comple-
jidades narrativas. ( Un cuento sin pies ni cabeza)

En primer lugar, implica a menudo la adopción de una perspectiva foca-


lizada en un personaje que, en realidad, es secundario. En segundo lugar, supo-
ne una complicación estructural al mezclarse dos historias: la realista y la de
aventuras. El lector empieza a leer una historia realista, pasa a otra de aventu- 1 . -'-· 3. El aprendizaje de modelos poéticos a través del folklore
ras y retorna de nuevo a la historia inicial, como sucede en Mi abuelo es pira-
ta, o bien va y viene de una a otra, como ocurre en ¡No nos podemos dormir.' El escaso desarrollo de la poesía infantil moderna deja esencialmente en
Esta fusión de historias inaugura, a su vez, otra complicación muy presente en rnanos del folklore el aprendizaje de los niños sobre modelos poéticos. Ello no
la literatura actual: la mezcla de géneros narrativos y de tipos de imaginarios. rnpone ningún gran inconveniente en las p rimeras edades, d ada la riqueza y
Una complicación lleva, pues, hasta otra. De todas estas formas, y de muchas dicacia de las formas folklóricas en esta tarea. La introducción a la poesía con-
más, los libros infantiles se agachan hasta la altura de los niños y les enseñan tin úa vinculada, pues, a las formas orales, y los libros se limitan a presentar
las convenciones a través de las que su cultura -la nuestra- acostumbra a con- por escrito los juegos y canciones que deben realizarse de forma compartida
tar sus historias literarias. rnn los adultos o con los otros niños.
Efectivamente, las formas del folklore requieren casi siempre de una repre-
sentación interactiva que moviliza muchos recursos sim ultáneos. En ella, los
¡>i:queños adoptan un papel asignado: se mueven a un ritmo determinado,
realizan unos gestos concretos, repiten, responden, cantan, etc. Al hacerlo,
;1prenden normas sociales y formas lingüísticas al mismo tiempo que explo-
ran sus capacidades como miembros del grupo. Desde esta perspectiva, pode-
Libros para las primeras edades: (0-8) Burningham, J. (1998): Las estaciones. mos agrupar los aspectos presentes en el folklore infantil en los siguientes ele-
Kókinos. Madrid. mentos:
Beck, l. (1995): Libro de imágenes. Company, M. y Capdevila, R. (1990):
Juventud. Barcelona. Les tres bessones. Planeta. Barcelona.
(Las tres mellizas) l . La relación con estímttl,t,l§~lNi~ y motores:
Bruna, D. (1978): Los animales del zoo.
Dahan, A. (1988): Helico y el pájaro. la voz,
Aguilar. Madrid.
Destino. Barcelona. el ritmo, la melodía, 1 aflitrot'?e~tf)rofessi onal
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39
flltroducció11 a la literatura infantil y juvenil
Capítulo 1: Las funciones de la literatura infantil y juvenil

2. El vínculo afectivo, de juego y descubrimiento del placer de:


Narrativos: Don Pepito el bandolero
la ejercitación articularoria,
se cayó dentro de un sombrero { .. /
la repetición,
la recreación a partir de la memoria, Lrl !luna, la bruna Estando a gamtgrífa
el juego con la forma. vestida de do! metid11 no seu garza
3. El vínculo social del placer de: son pare la crida ( .. .} grifitL [. . ./
el juego con los demás,
el dominio de la palabra (quién sabe decirlo, quién lo adivina, quién lo Dramáticos: Primo, ¿cuándo has venido?
explica, quién se acuerda, etc.), Primo, ayer mañana (. . . J
la transgresión de normas sociales o de funcionamiento del m u ndo (el
mundo al revés, ere.). Senyor reí de Matalgmm -Malandrdn me vou,
una llebra tinc al camp [. .. } malandrán me veño
( ... }
Esros aprendizajes subyacen en las distintas formas del folklore infantil que
familiariza a los niños con diferentes formas poéticas: Conjuros: Soli, Solitaña, Serp, serpimia
sube a la montana (. . .} vés a la terra
1. Los juegos de interacción entre adultos y niños basados en la voz y el movi- de Babilonia f ... }
miento (salear sobre las rodillas, batir palmas, cosquillear, repasar los dedos Lagartiiio, Mi ó furadiño
de la mano, ere.). que vén túa nai cunhtl cunea de viño. [. .. /
2. Las canciones y sonsonetes para echar a suertes.
Disparates: Pin zorocopin A la u na
3. Los juegos de grupo y corro.
la ceca, fa meca, (. .. } l'avi m ula(.. ./
4. Los trabalenguas y juegos de palabras.
5. Las retahílas encadenadas y ortofónicas. Levita, levitón,
6. Las canciones disparatadas. tres pitas e un capón. [. .. ]
7. Las adivinanzas. 2. Estructuras comunicativas:

Interpelaciones: (como en los ejemplas de las conjuros)


A través de todas estas formas del folklore infantil, los niños pueden pro-
Diálogos: (como en los ejemplos dramáticos)
gresar en su dominio del lenguaje y familiarizarse con distintos elementos cons-
Enunciaciones: (como en los ejemplos líricos)
tructivos de los poemas. Una rápida ojeada a cualquier selección de estos jue-
gos y canciones nos ofrece ejemplos de muchos cipos de categorías: 3. Estructuras métricas:

D e ritmo: Versos cortos/versos largos:


1. Distintos tipos de géneros poéticos: A mis unas,
Las columnas,
Líricos: Quebradita cofumnares [. . . J
Aquí estic
tengo yo daft de la rama [. .. J
mi mano { .. } Mi marido ha venido de la H olanda[. . ./
l'erque sabes que che quero
Diversas d istribucion~!~tii!~lfu y pausas:
queres que che queira máís [.. . ]

~~y ·rif•l ~n:


P:DF•
..1pro f-
ess1 na 1
·

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Capítulo 1: Las (unciones de la literatura infantil y juvenil
l ntroducción a la literatura infantil y juvenil

El dimarts [... ] a las tres, mí café.


Jl.na f!2lla, ;g_ca, J2ica, pollerica, camacurta i becarica
[. .. ]
[... ]
Quan setembre fJ. a la Ji[. .. } l·:1lllrncración lógica:

De rima: Serra la ve/la


Asonante: Pinto pinto la velfa, vel!a serra.'
gorgorito[. .. ] mestressa porteu ous (diners, cansalada, vi, pa)
que la serra no pot passar.
consonante: Cascarrubia, cascarrubia,
dime se mañá hai sol ou chuvia. 1-:iica<lenados: ¿De dónde viene el ganso?
De la tierra del garbanzo.
y repetición de la palabra completa: ¿Qué trae en eí pico?
Un cuchillito.
El pare no em vol donar claus que no li doni pell ¿Dónde lo ha afilado?
pe/!? de quina pe!/?[. .. } En una piedrecita. [. .. J

De estrofas: pareados y estribillos: Acumulaciones: M e'n vaig adir a la mare que em doni pa.
La mare no em vol donar pa que no li doni claus.
Anda gallina. Teresa la marquesa Claus? De quines claus?
Non puedo más, chiríví, chirivesa [. ..} Claus del pare.
¿Quién te lo quita? Me 'n vaig a dir al pare que em doni c!aus.
La pata de atrás. El pare no em vol donar claus que no li doni pell. [ ... }

4. Estructuras fónicas: trabalenguas: Paralelismos: Xoaniña, voa, voa,/ que che hei de dar pan e viño.
¡ Voa, Xoaniña, voal que che hei de dar pan de boroa!
Yo tenía una pájara-pintapeca,
seca meca, pintarracá y pancihueca [... ] (1. Estructuras semánticas:

Personificaciones:
De genoffons, collia, collia
de genollons collia codonys [. .. ]
Mariquita quita/ ponte el manto
y vete a misa. [ .. ]
Corchete que estás na corcheta
¿desencorchetácheste xa? [. . .J
Comparaciones y metáforas:
5. Estructuras sintácticas: (Como en la mayoría de adivinanzas)

Enumeración cronológica o numérica: Palabras polisémicas:

A casa de f'a¡;i Poc


La masovera se 'n A la una, mi aceituna. Created wlth
com mes son
va al mercat a fas dos, mi reloj.
El dilluns porta llegums mttJtroPDF•profeSSi nal
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Jntrod11cci611 a la literatura infantil y juz,enil Capítulo 1: Las funciones de la literatura in/anti/ y juvenil

Imágenes: L11 /luna, la bruna Vimos a ejemplificar este aspecto a través de uno de los d iscursos sociali-
vestida de dol (. .. } 1 .11 l.,1n rnás transparentes en la función educat iva de la literatu ra infantil y
111 1, 11il a lo largo de su historia: el de la transm isión cultural de los modelos
A la rápida luz Je! repaso de las formas presentes en el folklore, no hay l.-111,·11ir10s y masculinos.
ninguna duda de las ventajas que su conocimiento en la primera infancia ofre- ¡\ 1'111 en décadas cercanas los libros infantiles se dividían en libros para niños
cen para el desarrollo lingüístico y para la formación literaria de los niños que ,. lil ,ros para niñas. Cualquier lecror sabía, po r ejemplo, que las obras de Jules
en su contacto posterior con la poesía de autor hallarán nuevas elaborac10nes \", 111t· estaban destinadas a los chicos y que Mujercitas de M. Louise Alcorr, en
de todos estos recursos, ya bien conocidos por ellos. , .1111hio era un libro para chicas, independientemente del hecho de que muchas
11111.1s robaran El viaje al centro de la tierra de lo s estantes de sus hermanos o
, l. q ne sintieran como una injusticia in co ncreta que Jo, el personaje de
,\/11¡/'rt'Ítas, perdiera su viaje a Europa como castigo por s u falta de someri-
f!g.¡¡Q;&fW 1111, 11 10 v afabilidad femenina.
Nu1;1erosos estudios sobre esta litera tura han destacado la d iscriminación
Libros de poesías y otras formas folklóricas:
, I,· !'/11cro presente en los libros infantiles. El primer paso en este tipo de denun-
Amades, J. (1979): Folklore de Catalunya. Ecxaniz, X. (1986): Haur folklorearen bií- , 1.1, es siempre señalar la discriminación allí donde se m u estra de un modo más
Canroner. Selecta. Barcelona. duma. Pamiela. Iruñea-Pamplona. ,·1•1t kn te. Así, en primer lugar, los cambios producidos en nuestra sociedad a lo
Boullosa, P. G. (1997): Cando o rei por Pelcgrín, A. (1984): Cada cual atienda su
l.,, !',º del presente siglo y el predomi nio de la intención didáctica a lo largo de
aquí pasou. Xerais. Vigo. juego. Cincel. Madrid.
, ¡, :, .1d ,1s de literatura infantil han permitido que los estudios h istóricos hayan
Bravo Villasante, C. (1992): Trabalenguas Reviejo, C. y E. Soler (1998): Cantares y
y otras rimas infantiles. Gondomar. decires. Antología de folklore infantil. 1,.. dido señalar fácilmente las diferencias existentes en los valores propuestos a
Madrid. SM. Madrid. .1111hos sexos. En segundo luga r, el reforzamiento de los estereotipos que acos-
11 11 11lir:1 a d arse en la producción de menor calidad literaria muestra también el
·" 11s:1do sexismo presente en subgéneros de esta literatura, tales como los cómics
, , l.1 novela rosa. Y, en tercer lugar, la propuesta ideológica ingen uamente explí-
1.
3 . La socialización cultural. Modelos masculinos y femeninos ' i1:1 de los años setenta se ha prestado a una pronta denuncia sobre la creación
en los libros actuales , k 1111 nuevo didactismo, aunque fuera esca vez de corre progresista.
Podría pensarse, sin embargo, que este cipo de discriminación permanece
La literarura infantil y juvenil ha ejercido siempre una función socializa- .1, .,1:1da a esos campos y que, en lo que se refiere a la literatura infantil y juve-
dora de las nuevas generaciones. El propósito de educar socialmente marcó, 11 il :icrual y de mayor calidad, puede darse por desaparecida. No en vano, e l
precisamente, el nacimiento de los libros dirigidos a la infancia. A pesar de , .1111bio social experimentado por la mujer en las últimas décadas ha sido real-
que los libros infantiles han ido perdiendo carga didáctica a lo largo de los 11 11·1 He espectacular, la educación mixta es un h echo incuestionab le en rodos los
tiempos en favor de su vertiente literaria, no hay duda de que la literatura 11i1·L·lcs del sistema educativo y la literatura infantil y juvenil de calidad p rodu-
amplía el diálogo entre los niños y la colectividad haciéndole saber cómo es • i.l:1 a partir de los años setenta se muestra activamente comprometida en favo-
0 cómo se querría que fuera el mundo real. No hay mejor documento que la 1( , cr valores sociales no discriminatorios, como puede comprobarse en la exis-
literatura infantil para saber la forma en la que la sociedad desea verse a sí 1, 11cia de políticas de edición al respecto o en la abundancia de guías bibliográficas
misma, ya que consriruye un mensaj e de los adultos a la infancia para con- ,·,¡)ccíficas sobre libros no sexistas. Verdaderamente, en los últimos años se han
tarle cómo debería ver el mundo. Por ello se habla de la lireracura infan til y 1,mducido multitud de libros ref¡~tq~s de princesas. intr.e' pidas, héroes sensib les
juvenil como de una agencia educativa, en el mismo sentido en el que lo son ~rea"t . w1 . 1 d d 1
\' 1,andillas esmeradamente~ ra as co~r¡)J). ~ contun ent~ e 9 ue a
la familia y la escuela.
lit natura infantil y juvenil ~ fonit Mfeprdf~ssronal
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Introducción a la literatura infantil y juvenil Capítulo 1: Las funciones de la 1iteratura infantil y juvenil

literatura que ha tomado partido "a favor de las niñas", nombre de la colección Cuadro 1.1. Género de los pmtagonistas.
feminista italiana de cuentos infantiles realizada por Adela Turín y Nella Bosnia
y aparecida al calor de los años setenta. 5-8 años 8-1 0 años 10-12 años 12-15 años Global
No hay duda de que, desde los parámetros educativos de Mujercitas, se 1\ l.1 Sl ·ulinos 56,25 50,75 69,09 57,44 58,20
ha progresado en este sentido. Pero ya Orquín ( 1989) aplicó a la literatura ·ni nos 28,12 20,89 18,18 34,04 24,38
infantil una división por etapas en el desarrollo de las subculturas literarias
,\111hos o
-femenina, feminista y de la mujer- para señalar cerreramente que la mayo- 111dcll-rminados 15,63 28,36 12,73 8,52 17,42
ría de iniciativas de los setenta podían situarse en la segunda etapa, caracte- 100
100 100 100 100
rizada por una simple inversión de roles. Es decir, los valores masculinos no
fueron cuestionados sino que simplemente se reivindicó su posesión por par- (Colomer, 1998)
te de las mujeres. Transcurridas tres décadas desde los primeros cambios deli-
berados en la producción de la literatura infantil en favor de la mujer, es con- En el cuadro 1.1. p uede apreciarse que, de los libros con protagonismo
veniente preguntarse cuál es la propuesta de socialización de la literatura l111manu (o claramente asimilable) analizados, un 58,20% tiene un perso-
infantil y juvenil en este aspecto concreto. ¿La denuncia de los setenta ha ser- 11.1jc masculino como protagonista y sólo poco más de una cuarta parte del
vido para consolidar avances sustantivos, ha profundizado ideológica y lite- , onjunto (24,38%) ostenta un protagonismo femen ino. El dominio mascu-
rariamente sus planteamientos o la resistencia al cambio se ha hecho eviden- 11110 no se produce sólo en el cómputo global sino también en su desglose por
te en las décadas siguientes? ..dadcs: en todos los subgrupos lectores de edad establecidos por la crítica los
Para responder puede recurrirse al análisis de algunos aspectos relaciona- ¡irotagonistas masculinos están por encima del 50%. Los resultados del pri-
dos con los personajes de la narración, ya que, tal como ha sido señalado repe- 11 1n esmdio realizado en este sentido por la Universidad de Princetown en
tidamente, la presunción de identificación del lector con los personajes narra- los años setenta sobre quince colecciones infantiles arrojaron un porcentaje
tivos les convierte en uno de los indicadores más claros del modelo de conducta de 72,5% de protagonismo masculino frente a un 27,4% d e femenino, y aun-
asignado socialmente a cada sexo. Así pues, observar cómo se reparten los per- que los datos no sean estrictamente comparables, su semejanza no deja de
sonajes femeninos y masculinos la posición central o subsidiaria del relato, rl'mltar desalentadora.
quiénes encarnan la posición de adversario del protagonista y qué caracterís-
ticas profesionales o de carácter les son atribuidas parecen aspectos relevantes Cuadro 1.2. Desglose de los protagonistas femeninos y masculinos.
para saber qué expectativas pueden formarse los niños sobre su papel en la
sociedad a partir del imaginario literario. En los resultados pueden hallarse 5-8 años 8-10 años 10-12 años 12-15 años Global
datos bastante sorprendentes en este terreno, dar.os que inducen a pensar que Niñas 19,4 18,4 15,4 32,4 20,7
los progresos no son tan obvios como podría suponerse y que la "tercera fase" Mujeres 6,4 4,1 o 8,1 4,1
señalada por Orquín permanece aún sumida en el desconcierto. Ancianas 6,4 6,1 5,7 o 4,7
Niños 38,8 38,8 44,2 21,7 36,7
Hombres 12,9 20,4 27,0 32,4 23,7
a) Modelos masculinos: niños y hombres ;
1
Ancianos 6,4 4,1 o o 2,4
A parcir de los datos obtenidos en el análisis de 200 narraciones de cali- Niños 9,7 8,1 7,7 5,4 7,7
dad para niños entre los cinco y los quince años, aparecidas entre 1977 y 1990 100 ¡,-___ ._!9~.,••L 100 100 100
(Colomer, 1998), puede afirmarse que la primacía del protagonismo mascu-
lino continúa siendo evidente en la literatura infantil y juvenil actual.
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lntroducción a la literatura infantil y juvenil Capítulo 1: Las funciones de la literatura infantil y ;uvem l

Dentro del universo masculino, los niños son los protagonistas principa- ., J 11/i,·111. cstáte quieta! de Rosemary Wells), esta cond ucta es más la excepción
les en un 38,8% de los libros analizados (cuadro 1.2). El mundo es suyo en ,¡11<· l.1 norma.
todas las edades, excepto en la preadolescencia, donde ceden protagonismo a
los hombres y donde la froncera emre protagonista adolescente y joven adul- ( :ua<lro 1.3. Clasificación comparativa de las profesionales ejercidas
to se hace a menudo muy difusa. El protagonismo de los niños y muchachos por ambos sexos.
abarca libros de todo tipo de temática, ya que los niños-personajes han amplia-
do sus posibilidades narrativas a temáticas antes reservadas al protagonismo Profesionales Mujeres Hombres Total
femenino. Ya no reducen su presencia a las aventuras reales u fantásticas, a la T1rcas domésticas 33,6 o 33,6
inrervención activa y al viaje iniciárico, porque, a la luz de los nuevos valores, Profesiones puco
cualificadas 6,4 14,3 20,7
la literatura infantil y juvenil ha defendido su derecho a las lágrimas (en ¿Quién
llora? de Christian Bruel, por ejemplo) o a conductas "poco varoniles" (Oliver Profesiones artísticas 3,6 2,8 6,4
Button es un nena). Profesiones cua lificadas 5,0 24,3 29,3
Puesto que el modelo social básico de los hombres se halla suficientemente Profesiones de tradición
definido, la literatura ha podido abordar la ampliación de sus características y literaria 10,0 10,0
100
actualmente los niños también pueden ser los sujecos de temas intimistas, poé-
ticos y de conflictos psicológicos como ocurre en el caso de Ben (Ben quiere a (Colomer, 1994)
Anna de Peter Hartling), Juan (La luna de juan de Solé Vendrell), Julián (La
ciudad de la lluvia de Juan C. Eguilor), Nicolás (Anagnórise de M.Victoria
Moreno) o Jakob Uakob detrás de la puerta azul de Hartling). Cuadro 1.4. Profesiones de las mujeres.
El mundo resulta aún más masculino cuando los protagonistas son adul-
tos. El 27,8% de este conjunto apenas cuenta con un exiguo 4 , 1% d e muje- Ta reas domésticas 69,2
res. Incluso en un cierto número de libros sólo aparecen personajes masculi- Poco cualificadas 13,2
nos (hombres solos o bien hombres y niños), de tal modo que el mundo parece Artísticas 7,4
estar formado por personas de un solo sexo. AJ igual que ocurre con los niños, C ualificadas 10,3
también puede señalarse una mayor presencia de valores imaginativos, afecti- -
100
vos y humorísticos en las figuras paternas (como la del padre de Anastasia
Krupnik de Lois Lowry) que tienen una mayor presencia afectiva en el hogar. (Colomer, 1994)
También se amplía la presencia de un modelo masculino caracterizado por un
cierro toque de "locura encantadora", ya existente en la tradición literaria, a
Cuadro 1.5. Profesiones de los hombres.
través de personajes independientes como los tíos, pretendientes maternos o
vecinos (El hombre del saco de Miquel Obiols, Mí calle de Anke de Vries), los Tareas domésticas o
tradicionales abuelos (Mi abuelo es pirata o ¡No nos podemos dormir!, etc.) o en Poco cualificadas 27,8
figuras de creación más moderna como los imaginativos narradores-protago-
Artísticas 5,5
nistas de Joles Sennell, por ejemplo.
Cualificadas 5,0
La ampliación de las cualidades masculinas no parece compren der en gran
medida la asunción de las tareas domésticas. Así, aunque en los personajes Tradició n literaria 19,5
secundarios hallamos algunos padres que realizan quehaceres domésticos y cui- 100
dan de los niños (como en El pequeño vampiro de Angela Sommer-Bodenburg
o~ er, 1~ ofessi onal
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Introducción a la literatura infantil y ;uvenil Capítulo 1: Las funciones de la literatura infantil y ;uvenil

Del mismo modo, a pesar de su nueva ternura y complicidad afectiva, los ,I,· 1\li,had Ende- se ha modernizado y simplificado en sus acriburos exter-
hombres continúan moviéndose y dominando principalmente el terreno del 1111•,. FI amo de la fábrica, de la oficina, el concejal del ayuntamiento, el especu-
poder y la aventura. No es irrelevante observar que conocemos el oficio de casi l.1,l,11 11rha11ístico, el delincuente de la gran ciudad, etc., aparecen ahora en rodas
todos ellos y que a menudo se les nombra por su profesión. Un cierto núme- 1, ,.. ,•.111pos de edades como la encarnación de la auténtica maldad. Incluso una
ro de personajes masculinos (el 19,5%) se sitúa en el ejercicio de los papeles d, · •,11, c,tracterísticas más repetidas es la falta de imaginación (de la que en cam-
tradicionales del cuento popular: son reyes, labradores, soldados, trovadores, l,111 l1xrn gala los héroes positivos), lo cual es utilizado como sinónimo de no
príncipes, vagabundos, etc. El resto encarna profesiones que, en su mayoría, 1rnn til·1npo para soñar, de hallarse absorbido por la moderna sociedad pro-
son propias de la sociedad actual (contable, camionero, guía turístico, futbo- ,h1, 1iva. La oposición clásica entre la depredación y el poder de la riqueza, por
lista, técnico de televisión, etc.), propicias a la aventura (periodista, detective, 1111.1 ¡1;trtc, y la solidaridad y el saber d isfrutar de la vida, por otra, se concreta
ilusionista, capitán de barco, inventor, ere.) y/o de alta cualificación social .il1, ,1 .1 en la denuncia por las fo rmas deshumanizadas de vida de la sociedad
(director de empresa, médico, veterinario, ingeniero, catedrático, etc.). En cla- 111, 111\I ria!.
ra línea de continuidad con la propuesta de modelos masculinos infantiles, l·:11 resumen, pues, los hombres poseen el protagonismo tanto del poder
ellos llegan allí donde no pueden hacerlo aún los niños protagonistas en la , 111110 de su perversión. Ellos son los directores de escuelas, de asociaciones no
exploración del mundo exterior y en la realización de sus deseos y aventuras. ,·.111 wmamentales pro-tercer mundo, los alcaldes y los inventores. Y también,
Un aspecro que parece especialmente significativo para la descripción del .il 111 i, mo tiempo, los que chantajean a los inmigrantes (en La quinta gracia de
universo masculino en esta literatura es el de la actual tipología de los perso- N,ll't1¡,clada de Sebastia Sorribas), los que se corrompen (en Las a las rojas de
najes negativos. En la literatura infantil y juvenil actual hay una gran ausen- 1\li,1t1d Rayó), los que desvarían con sus artefactos (en tantas obras de ciencia
cia de personajes concretos "malvados", ya que las causas de infortunio han 11c, i,111) y los que tienen la posibilidad de irse y abandonar a los protagonistas
pasado a situarse en los conflictos psicológicos y en los problemas sociales. Pero 11il.1111iles (en Esto que ves es el mar, de Gabriel Janer Manila, Mi padre vive en
cuando el "mal" es encarnado por personajes humanos, resulta bastante espec- l/1,1,íl de Thea Bekman, Filo entra en acción de Christine Nostlinger, etc.).
tacular constatar que ésros prácticamente siempre son hombres. La reconver- No es el poder el que es denostador, sino el mal uso de su ejercicio sobre
sión de los animales peligrosos (lobos, cocodrilos, etc.) y de los seres fantásti- 1," débiles, en rodas sus formas. La exclusividad de los homb res en este pro-
cos tradicionales (fantasmas, monstruos, ere.) en personajes inofensivos, así 1.1gonismo provoca que la lucha por la riqueza y la jerarquía social aparezcan
como la desaparición de las figuras femeninas malvadas (brujas, madrastras, , , 11110 atributos esencialmente masculinos, aunque algunas veces se denuncie

etc.), ha dejado la exclusiva del mal en manos masculinas. .-1 c1r.icter destructivo que la competición social tiene para los mismos hom-
Por una parte, ese mal -y el poder que implica, puesto que nadie teme a lo 1,rL·s (como en el caso de los padres de Theo se Ít1rga de Harrling, Me importa
inofensivo- continúa ofreciéndose a través de prototipos ya tradicionales (ladro- 1111 comino el rey Pepino de Nost!inger, El hombrecito vestido de gris y otros cuen-

nes, bandoleros, piratas, reyes tiránicos, generales, etc.). En la mayoría de estos to.i de Fernando Alonso, etc.), o aunque en muchos libros se diluya esta temá-
casos, los personajes se limitan a cumplir un propósito narrativo funcional, sin 1iu en su consideración como problema de coda la sociedad.

mayor acritud ni connotación negativa. Son simplemente aquellos que entor-


pecen los propósitos del protagonista o miden sus fuerzas con él, e incluso pue-
den reconvertirse finalmente a la bondad, como en el caso de Los tres bandidos /,} Modelos femeninos: las mujeres
de Ungerer o de Gelsomíno en el país de Íos mentirosos de Gianni Rodari.
Por otra parte, y de forma más novedosa, se produce la extensión de un A pesar del escaso protagonismo que hemos señalado, las mujeres t ie-
tipo de personaje masculino identificado con la sociedad industrial en la que nen una enorme presencia en los libros dirigidos a las primeras edades. El
vivimos y que se caracteriza por su afán de riqueza y poder político. Ya no son abrumador protagonismo infantil de estas narraciones se complementa
. . Craated wlth · b · e h
los reyes y los militares los que ejercen mayoritariamente la representación del mayontanamente con un~ ; materna -no s1en¡rre ªJº wrma uma-
poder, sino que la imagen más difundida -como los hombres grises de Momo 11a, como es normal en lo ~ - nitr<fºEiprdfesssiohal
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illtroducción a la literatura infantil y iuveni/ Capítulo 1: Las funcio11es de la literatura i11fantil y ;uvenil

dades físicas y su seguridad afectiva. Madres imaginativas y afectuosas como 1-'.,·spccto a las tareas sociales ejercidas por las mujeres secundarias, sorprende
la de Osito, que no dejan de ejercer su autoridad como la de Max (Donde , , 1 , 11 1c la inmensa mayoría de ellas (un 69,2%) contim.'ta dedicándose a los
viven los monstruos), distantes como la de Fernando o Tristán (¡Ahora no, , ¡11, l1.1ccres domésticos casi más allá de lo que el avance de la mujer en la socie-
Fernando!, Tristán encoge de Florence P. Heide), enfermas como la de Roser 1 l.111 .,uual permitiría esperar. Incluso en el caso de mencion arse algún t rabajo,

( Yo las quería de María Martínez Vendrell), juguetonas como la de Tomás , •,1,· :q,arccc siempre como algo complementario a la rarea hogareña que reali-
(El desayuno de Tomás de lvor Cutler), acogedoras como las viejas damas de 1.111 n plíciramente en la narración. La mayoría de las muchas madres que apa-

Crictor o de Quan plou de nit, desbordadas como la de las Tres mellizas o la 1,, , 11 en las obras de Nostlinger o Hartling, la madre de Meg (en Un verano
de El restaurante de Hellen Oxembury, e incluso vocacionales madres adop- ¡,,11, 1 111orir de Lowry), la de E/vis KarLsson de Maria Gripe o la de tantos otros
tivas como las montañas de El catálogo de Jasper Tornkins, allí están ellas
1,,·1 ,111Lljcs, incluso mujeres fuertes como la de Todavía quedan fantasmas de
asegurando el pastel de cumpleaños, la cena o el abrigo para el frío. Sin l l il1111ar F. Lang o una de las escasas protagon istas -La señora Cucharita de Alf
duda, en la mayoría de los casos son madres "de nuevo estilo", llenas de l '1 ,,11•,<.:n- se dedican así, prioritariamente, a asegurar el bienestar físico de la
calor e imaginación, y poco parece importar qué es lo que hacen más allá l.111,i lia.
de la vivienda para su función de sostén del pequeño protagonista que des- Fn el caso de que la mujer trabaje fuera del hogar, ello sirve, a menudo,
cubre el mundo próximo. 1,.11.1 destacar unas condiciones difíciles de vida, situación que está provocada,
Pero cuando el radio de acción de los protagonistas se amplía más allá del ,·11 :dgunos casos, por el abandono del marido y, por consiguiente, por la desa-
jardín o de las pesadillas, las mujeres desaparecen. Al disminuir el tándem ¡,.11 ición de la forma habitual de sustento. Por otra parte, el trabajo se sitúa en
adulto-pequeño protagonista en favor del protagonismo infantil indepen- , .11 npos no cualificados (dependienta, criada, modista, etc.) y que no requie-
diente o del protagonismo adulto masculino, la figura de la mujer queda rele- w11 estudios, lo cual puede comprobarse viendo que la proporción entre hom-
gada a un lugar mucho más secundario. En las primeras edades los hombres 1,rcs y mujeres que ejercen estos trabajos es de 1 a 2, mientras que entre los
ostentan ya la representación del mal y se insinúan también como poseedo- 1
,1, il"csionales con estudios (profesiones cualificadas) la proporción entre hom-
res de la aventura en los escasos títulos que se adentran en esta temática. El L1 cs y mujeres se sitúa en una relación de 5 a 1 a favor de los hombres.
peligro y la aventura avistados desde aquellos libros pasan a ser la realidad En otros casos la profesión se connota positivamente, pero discurre en gran
dominante en los títulos dirigidos a los niños entre los 8 y los 12 años. La 111cdida por los caminos de la artesanía y el arte: la madre de Mi calle de Vries
educación tradicional de las niñas las dirige hacia el conocimiento de las rela- , ,l11fccciona y vende muñecas, la única que trabaja en Filo entra en acción de
ciones personales y hacia la gestión de recursos humanos, temas que sin duda l\:i>stlinger posee una tienda de lanas, la madre adoptiva de Konrad, de la mis-
resulcan poco aptos para la acción que domina en estos libros. Por contra, la 1na autora, teje alfombras, la de Cola de caballo!, en /Ay Filomena, f'i"lomena_l de
conquista del poder social y la consideración de mundos posibles, temas que ( >hiols, es actriz, la de Anastasia Krupnik de Lowry, pintora, etc. Casi única-
se generalizan en las obras para estas edades, otorgan un protagonismo ind is- 1ncnte las numerosas maestras y una b ibliotecaria felizmente protagonista (El
cutible a los hombres, receptores tradicionales de este mensaje. ,(mestro de La bibliotecaria de Margaret Mahy) parecen haber dedicado algún
Marginadas, pues, de las temáticas predominantes y sin constituir ya la 1icmpo a cursar estudios que les permitan ejercer una profesión más cualifica-
figura adulta de referencia de los pequeños protagoniscas, el papel de la mujer da o menos dependiente de su talento artístico. Ese impactante, por lo reduci-
termina derivando de su relación con el marido. Son la esposa silenciosa de El do, 10,3% de mujeres que ejercen trabajos socialmente cualificados se sitúa ade-
único rebelde de P. Pelot, la viuda del inventor de El lápiz fantástico de Sennell, más en profesiones habituales en el mundo femenino, profesiones asistenciales
la Trudis casada con el hombre del saco (Datrebil, 1 cuentos y 1 espejo de Obiols), ,i de ejecución, y siempre en cargos subordinados, mientras que se mantiene la

etc. Y en las narraciones que siguen el modelo del cuento popular, continúan exclusiva masculina para las profesiones de saber académico, dirección y jerar-
ofreciéndose básicamente como premio al héroe, como ocurre en el caso del quía social elevada. Tal como corroh.o[ a el estudio de Brouzeng ( 1992) y por
príncipe reformado de La alquimia del corazón de Eusebia Rayó o la reina de L:reat~a w1t11.d d I l d. d
poner un ejemplo evidente~ repett o caso e as ¡naescras, e 1recror e
las hadas de Patancracio Jinjolaina de Sennell.
la escuela es siempre un ho.~ nitroPDF professi onal
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Introducción a la literatura infantil y juvenil Capítulo 1: Las funciones de la literatura infantil y juvenil

Finalmente, la marginación de la mujer en la producción social puede ver- ¡ /" 1111 ciana, la gata y el espliego, de Emparde Lanuza). Las ancianas emergen,
se también en el abanico de posibilidades profesionales de uno y otro sexo. • 1,í, como personajes positivos. Son el reducto de la antigua feminidad, pero
Sólo una cu arra parte de las cosas "que se puede ser", es decir, una cuarta par- .,,. hallan libres de la tensión ideológica que, en el mejor de los casos, atenaza
te de las más de sesenta profesiones citadas en los libros de este analisis, pare- l.1 descripción de las mujeres más jóvenes y obliga al narrador a introducir m úl-
cen estar al alcance de las mujeres, mientras que los hombres pueden optar por
' 1pk:s justificaciones o críticas a su papel tradicional. . , ..
más de las tres cuartas partes y sólo en unos pocos casos (maestros, campesi- Cabe argüir que, prob~blemente, el retrae~ de la mu~er esce cond~c~ona1o
nos o pintores) los dos sexos comparten profesión. por diversos factores que dificultan su modernidad. Los libros de tem~nca h1s-
Analizar las características psicológicas de las mujeres resulta también alta- 1,·1rica O autobiográfica, como Cuando Hitler ro~ó el conej~ rosa de J~1tth ~err,
mente ilustrativo. Si en las primeras edades las mujeres de la literatura infan-
til se caracterizaban, más innovadoramente, por el humor y la imaginación, 1,or ejemplo, los modelos del cuento popular o mcluso la 1nt ro~ucc10n rec1en-
1,· en España de obras escritas en la década de los sesenta y p~1meros setenta,
su relegación en los restantes grupos acentúa la atribución de características , , 11 110 El pequeño Nicolds de Sempé, muchas_ obras de Dalh o la citada d_e Durrel_
l,
tradicionalmente asociadas a la mujer. Su papel de madre protectora puede
recibir una valoración positiva por el hecho de mantener el clima afectivo del 1,11 ,·dcn contribuir a crear una imagen fel!zmente ?esfasada_ en los libros mas
111 mlernos. Pero no es menos cierto también que, mdependtentemente de las
hogar e incluso por su protección respecto del poder masculino, como ocurre , .111 sas, ése es el modelo literario que se ha ofrecido a los lectores de los años
en Me importa un comino el rey Pepino de Nosdinger. Pero también muy a , ,,henta y noventa, niños que los leen sin conciencia de su condición de clá-
menudo, en diversas obras de esta autora, por ejemplo en El niño del bote de ,1rns literarios o de libros sujetos a la verosimilitud narrativa, y, lo que es más
hojalata, se denuncia la neurastenia y la sobreprotección filial asociada a las ¡•,r;tve, sin que esas obras hayan sido equilibradas por una prod_ucción m ás com-
madres hogareñas. En realidad, ello constituye el único retrato matizadamen- 111ometida con una descripción no discriminadora de la muJer.
te negativo de la mujer que la literatura infantil y juvenil parece atreverse a
abordar en estos momentos, de modo que el único mensaje a los lectores sobre
el modelo de mujer es señalar lo que las niñas no deberían llegar a ser. , ) U modelo de niña
Además de su posibilidad de ser madres acogedoras o sobreprotectoras, las
mujeres han dispuesto siempre de un doble modelo que las caracterizaba como Si el modelo de mujer resulta, cuando menos problemático, la identifica-
seres prácticos o encantadores. Las eficaces esposas maternales de maridos sabios t iún directa con los personajes femeninos infantiles no permite progresar dema-
y ocupados se perpetúan en títulos como Un verano para morir, mientras que .,i:1do en una socialización no discriminatoria. Lo que las niñas lectoras pue-
su encanto, belleza, magia e irracionalidad puede encarnarse tanto en esa mis- drn esperar de las niñas-pers?najes es su predominio en los l_i~ros de carácter
ma madre como en la de Los secuestradores de burros de Gerald Durrell, dedi- in timista, un papel secundario en los restantes, en comparac1on con e~ prota-
cada a secar flores ensimismadamente en lugar de cumplir sus supuestas obli- ponismo masculino, la falca de definición de sus características propias o su
0
gaciones hogareñas. En este segundo caso, los rasgos descritos abocan a la
~ imple desaparición narrativa. . . . .
infancilización de la mujer, a la mirada humorística y comprensiva del narra- Muchos de los mejores personajes femeninos de la literatura mfanul y Juve-
dor práctico y racional. nil actual se caracterizan por su vinculación con la magia y la intimidad, como
Para la cara "profunda" de la magia, para encarnar la sabiduría ancestral cn el caso de Momo de Ende o de Munia de Balzola, o bien por su interés por
de la intuición y el contacto con la naturaleza, la mujer como personaje tiene la complejidad de las relaciones humanas, como ocurre con la ~~sy de la serie
un gran competidor en otros personajes de su mismo sexo: las ancianas. Viejas de Nostlinger o de Anastasia Krupnik de Lowry. Esta adecuac10~ de los per-
que poseen los secretos de los elfos como en El jardín de la bruja de Lidya wnajes-niñas a los libros de reflexión psicológica ha prov~cado un cierto aumen-
Postma, que saben combatir a las brujas (en Las brujas de Roald Dalh), que to de su presencia en los tít~~~t!\5ig\~S a la adolescencia y, a 1:1enudo, su_ des-
saben volar como las hadas y leer en los tatuajes (Margot, un cuento sin ila-
cripción resulta menos suj/ ~ limi~ciones ct:~ ,:~s
feme~mos.
ción en Datrebil, 7 cuentos y un espejo) o que se aventuran en caminos mágicos
Su posición ante el amor, p\!Yp I
W!Nftr'¡: ' sp-ttneSSlefl a1
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54 55
Capítulo 1: Las funciones de la literatura infantil y juvenil
Introducción a la literatura infantil y iut•enil

están destinados a ser los protagonistas de la vida social, y se les prepara


ro parecen comprender la posibilidad de ejercer una profesión, como puede
para ello estimulando su protagonismo en la escuela. Las niñas reciben un
apreciarse en títulos como El tigre de Mary Plexiglás de O~iols, Un viernes
mensaje doble: podrán participar en el orden colectivo pero no ostentar el
embrujado de Mary Rodgers, en las obras de Balzola y Nostlmger, etc.
protagonismo.
En los libros de acción, en cambio, la presencia de las niñas continúa sien-
do escasa en relación con la de los niños, y muy a menudo se sitúan en un Sin duda, el hecho de que muy a menudo sepamos que se nos está hablan-
lugar secundario. Se hallan integradas en las pandillas protagonistas de las obras ,¡., ,le- una niña sólo por el nombre que se le atribuye obedece a una voluntad
de Sorribas o en el grupo de La Mano negra de Hans J. Press, o bien son her- ,lililiua<la de emancipación femenina. Incluso en la obra Un tercer trimestre
manas más o menos participantes de las aventuras de los niños protagonistas,
1J11 l,11/cnto, Kemp realiza el experimento de ocultar el género de la protagonis-
casi con la precisión numérica de "niñas cuota". Y también puede ocurrir que,
1.1 . ,¡ue no se revela como niña hasta las últimas páginas, dejando en evidencia
cuando dirigen la acción, pueda sospecharse que lo hacen desde la asunción .il In rnr que la ha imaginado siempre como un n iño. Pero este propósito pare-
de los valores masculinos dominantes, tal como resaltó Orquín ( 1989) en rela-
, , .1liocar a resultados que podemos calificar, cuando menos, de ambiguos, si
ción con }ulie y los lobos de Jean C. George, , ,,1 1.l uce a que las niñas de la literatura actual terminen siendo definidas mayo-
Ahora bien, nadie podrá decir que su limitado protagonismo aventurero
111.1 riamente por negación: no son "femeninas" al estilo tradicional, ni forman
se justifique por su caracterización psicológica o física. Las niñas de los libros ¡·.111pos de su propio sexo, n i son protagonistas exclusivas de la aventura.
acruales son tan valientes, decididas y alborotadoras como cualquier niño tra-
l'. n ese "no ser" respecto al modelo establecido, se sitüa también la inversión
dicional. Más bien parece que se hayan eliminado cuidadosamente todos los
,1,· los estereotipos trad icionales de princesas. Pero si en el primer caso hay que
rasgos que podrían diferenciarlas de los valores masculinos. <?uriosament_e
1,l.11llearse la conveniencia de la asimilación total de las niñas a los modelos tra-
podemos observar la escasa existencia de narraciones protagomza~as exclus'.-
' 1i, iunales de conducta masculinos, en el segundo vale la pena recordar que la
vamente por niñas, aparte de alguna excepción como la de las ternbles melli- •.1 ilwcrsión de los tópicos sólo funciona por la misma vigencia que mantienen
zas de Company, sino que el protagonismo de grupo incluye necesariamente
1, >.\ rnodelos transgredidos. Es decir, una princesa activa e inteligence se sostiene
a los niños. Ni siquiera hay parejas de niñas amigas, mientras que sí aparecen li 1n ariamence activando la conciencia del lector de que las p rincesas son, como
parejas de niños protagonistas, como si causara aprensión la tradicional rela-
1u,rrna de referencia, hijas y prometidas pasivas de los auténticos protagonistas.
ción de "amiguitas" entre las niñas. La concordancia de valores entre la reno-
vación pedagógica en nuestras escuelas y la producción de literatura infantil y
juvenil de calidad, explica la amplia coincidencia de estos daros con las .co~-
,/) Las dificultades de una literatura infantil y juvenil no sexista
clusiones de la investigación de Subirats y Brullet (1988: 146) sobre la d1scn-
minación femenina en la escuela actual cuando señalan que:
El análisis de la representación de la mujer en la literatura infantil y juvenil
tual muestra que la militancia antisex.ista de obras como La rebelión de las lavan-
.11..
[... ]las niñas son cada vez más incluidas en las actividades de los niños;
pero, al mismo tiempo, se produce un mayor menosprecio de las actit~des rlnm de Yeoman no erraron al detectar los elementos más consolidados de dis-
consideradas tradicionalmente femeninas [... ]. El modelo es el mascul1110, ' rirninación sexista e iniciaron caminos muy hollados posteriormente.
incluso en sus aspectos transgresores. El modelo femenino tradicional no tie- Lfecrivamente, podemos observar que algunas de las características de esca obra
ne cabida en el orden docente: quedan de él algunos rastros que permiten podrían servir para sintetizar rasgos aquí señalados sobre el estado de la cuestión
comprobar que los docentes no ignoran que las niñas no son niños, pero que <'11 los libros infantiles y juveniles actuales. En común con la mayoría de libros,

eraran de olvidarlo para poder educarlas en la forma "correcra" (145-46). l·~ta obra presenta una voluntad no discriminatoria plasmada en una simple inver-
Y, sin embargo, los daros obtenidos nos han mostrado que no es cier- sión de estereotipos más que en una cr~ación afirmativa de personajes, unos per-
to que niños y niñas sean tratados igual. [ .. . ] Las niñas son tratadas como ~<majes femeninos tan accivo~~~t9Rslr~ores como cual~uier p ersonaje masculi-
"niños de segundo orden", por así decir. El estereotipo de la diferencia sigue
actuando, aunque sea a niveles inconscientes del profesorado. Los niños no podría serlo, y un advers@ cn l t r c f D ~ prnfé1s1SYOn a1
.........-º.2,Wnload the free trial on line at nitropdf.com/profe55i ona 1
57
Introducción a la literatura infantil y juvenil Capítulo 1: Las funciones de la literatura infan til y juvenil

don Leopoldo Blanquisucio. Sin embargo, otros de sus rasgos constituyen aún .1 •,, .111sas de esta situación se hallan en las múltiples relaciones existentes
una excepción tan notable que pueden servir para destacar algunas de las ausen- , 1111 ,· lm modelos sociales vigentes en nuestra sociedad , su uaducción litera-
cias que hemos señalado aquí: sus protagonistas son mujeres adultas, no una sola, 11.1, 11 lm moldes de los géneros tradicionales y la función educativa de la lite-
sino un grupo de ellas, poseen un oficio que las define, pueden aterrorizar y ven- 1.11111.1 i11hntil y juvenil:
cer, y sus maridos comparten tanto el trabajo externo como el del hogar. Sin duda,
tanta excepción obedece a una opción educativa rupturista que no analizamos 1 .1 primera dificultad para una literatura no sexista proviene de la necesi-
aquí en su acierto literario o efectividad ideológica. Lo que importa es señalar su ' l.1d de respetar los modelos sociales que los niños ya han interiorizado a
valor representativo, por norma o excepción, de la situación de los modelos de 11.1~ú de su experiencia vivida, condición necesaria si no se quiere que los
género presentes en los libros infantiles y juveniles. 1n1os se vuel.van extraños y remotos para el público a quien se dirigen. Por
El análisis de la producción actual que más puede suponerse que se preo- ·.i1¡1ucsto que puede trasladarse la discusión a un problema de grado, de
cupa por la no discriminación sexista ofrece, pues, un retrato harto complejo. vn "hasta qué punto" se puede forzar este reflejo, pero ello no invalida la
Realmente puede afirmarse que ha desaparecido por completo la defensa de ,liliutlud de difundir ideas no conformistas respecto a la situación social
la atribución diferenciada de roles y se constata una voluntad equilibradora ,-~1.1lilecida. En realidad, el simple hecho de abordar o tratar u n tema d e
respecto a los aspectos discriminatorios más externos. Sin embargo, también 1111a forma socialmente inusual ya le otorga un aire evidente de anormali-
resulta bien patente que aún hay mucho que objetar sobre la igualdad de los d.11! y revela que las ideas o conductas defendid as en la historia son idea-
modelos ofrecidos a los niños lectores. lt-s más que realidades sociales.
Por una parre sorprende el camino que falta por recorrer en los aspectos Los autores se ven enfrentados así a un doble dilema: si la conducta
"cuantificables" y socialmente más asumidos, tales como el número de prota- 110 sexista se presenta como natural, la experiencia de vida del lector la

gonistas femeninos o el retrato profesional de la mujer. Por otra parte, el ima- , le-recta como extraña y se menoscaba la verosimilitud narrativa; m ientras
ginario literario propuesto parece sujeto a un modelo masculino del mundo a qt1c si, por el contrario, se destacan las tensiones existentes en la realidad
niveles más sutiles e inconscientes. La educación femenina ha abandonado sus se corre el grave peligro de convertir la obra en un panfleto estridente. Así,
objetivos tradicionales, pero las niñas parecen abocadas a una asunción limi- ,·11 la literatura, como en la vida m isma, la ventaja parece corresponder
tada del estereotipo masculino. siempre a la ideología pasiva, y la voluntad de colaborar al cambio ideo-
Contemplados por edades, los libros otorgan un trato más igualitario en la lt'lgico requiere una ponderación y una sutilidad literaria notables.
Una segunda dificultad radica en el hecho de que la tradición configura-
personalización de los personajes para primeros lectores, mientras que en ere los
dora de cada género literario no es neutra y la experiencia literaria del lec-
8 y los 12 años parece evidente el desarrollo de un modelo de socialización y de
' or tiende a asociar determinados géneros y temáticas con la feminidad o
aprendizaje literario fuertemente deudor de la concepción tradicional masculi-
la masculinidad. El arquetipo del protagonista de la aventura literaria, por
na. Finalmente, en la adolescencia vuelve a acentuarse una cierta innovación ide-
ejemplo, se corresponde con un modelo de conducta asociado tradicional-
ológica, probablemente a causa del reciente desarrollo de los modelos literarios mente al mundo masculino (el individualismo, la decisión, los conflictos
de la novela juvenil. Así, el auge de los remas psicológicos permite aumentar la externos, la acción como motor, etc.). No por casualidad, y a pesar de los
atención hacia las chicas e introduce, a la vez, a los muchachos en estas temáti- cambios detectados en los libros para adolescentes, las narraciones de este
cas. Por otra parte, la descripción social se hace más compleja en estas edades, lo grupo de edad que siguen un modelo de género más definido, tales como
cual lleva a reflejar, en mayor medida, algunos de los avances sociales alcanzados la ciencia ficción o los relatos policíacos, son los menos innovadores desde
por la mujer. La precariedad de este cambio puede observarse, sin embargo, en el punto de vista de la discriminación sexual.
el hecho de que la defensa de nuevos roles para la mujer se hace a menudo en Al escribir libros infantiles y juveniles adscritos a estos géneros, los auto-
forma de discurso explícito, ya sea por parte del mismo narrador, ya en boca de res se ven arrastrados p<~fre¼Re01~fl1,lo literario que no se puede feminizar
los personajes, como ocurre en véva de Carmen Kurcz, Anagnórise o Mi padre m ás que en sus aspecros~ xterrn¡s. ~ ~ i ! _J"llljeres Yf _~ñas coloca-
vive en Brasil das en ese molde puede\!_!Íent11t Hs-ar,rereS<Siona 1
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59
lntrod11ccíón a la literatura infantil y ;uue11il CafJÍtulo 1: Las funciones de la literatura infantil y iuvenil

3. La tercera dificultad se refiere al consumo social de la literatura infantil y 1,d 1 "q11c sí implica es que no hay conclusiones mecánicas. N o se trata de
juvenil por parre de sus lectores. La lectura de libros de ficción es una cues- ·,11¡,i 1111ir buenos libros por su contenido sexista ni de elaborar libros comba-
tión que se encuentra sometida a los estereotipos sexistas en sí misma. Tal 11,.,·. , 01110 recetas. La sensibilización sobre este tema p uede traducirse tanto
y corno demuestran los estudios sociológicos actuales, este tipo de lectura , 11 1111 progreso continuado del trato no discriminatorio en el campo de la pro-
es vista por los muchachos como "cosa de niñas". A pesar de ser los due- d11,, i,ú1 de libros, como de un criterio a tener en cuenta para su selección y
ños del imaginario literario, los chicos leen menos, contemplan la lectura I' 11 .1 <"i comentario con los lectores infantiles y juveniles. Aprender a localizar
de ficción como algo ajeno e impropio de sus formas de socialización, y 11 1,lrnlogía implícita y o torgarle la importancia debida en el conjunto de la
rechazan aún más los libros sí el protagonismo es femenino y no se basa .,l,1.1 n importante para que los niños y adolescentes puedan leer sin q uedar
en la acción. El estereotipo de sus deseos y preferencias no puede dejar de .1 111,·1, nl <le lo que leen y sin perder el placer del texto.
influir en la producción literaria que desee mantenerlos y ganarlos como Lil vi:z resulte útil en este sentido que los mediadores entre los libros y los
público lector. 11111"' i,11.:orporen prácticas de análisis ideológico en su valoración de los libros,
1.,I,-.,, 01110 las siguientes: comprobar el tipo de cambios que se producirían en
En definitiva, pues, la imagen de ambos géneros ofrecida por la literatura 1111.1 nl,ra si se cambiasen o invirtieran determinados elementos (como el géne-
infantil y juvenil refleja necesariamente los avances y lagunas del progreso social 1" " r;11.a de los personajes), considerar si el final es coherente con el desarro-
en la superación de la discriminación femenina. La reivindicación del acceso ¡¡,, 11 .1rrativo y confirma los valores morales presentes en la obra o si, por con-
de la mujer a las actividades y conductas tradicionalmente masculinas ha dado 11 .1. los contradice o parece derivar de posiciones ideológicas previas, contrastar
lugar a una mayor presencia femenina y a un mayor cuidado en la descripción ·.1 nÍ\l t'. contradicción entre los valores de fondo y los que se declaran en la

de sus características, pero el progreso no parece suficientemente consolidado •,11¡ wdicie, etc. Respecto al tema de la discriminación en función del género,
y, sobre todo, lleva asociadas muchas incógnitas sobre el camino a seguir. La 1 .d<" l.1 pena observar los criterios seguidos por la bibliografía Litt!e Miss M uffet

inversión de roles ha sido un camino claro y bien definido desde los años seten- l-i¡,.l1ts lhck para incorporar libros no discriminatorios -o menos discrimina-
ta, aunque hoy estamos ya en posición de resaltar sus limitaciones. 1.. 11u,;- a las selecciones de las bibliotecas y escuelas en los Estados Unidos, ya
Mucho más complejos parecen los nuevos retos tales como conseguir que ,·11 los a11os setenta:

la exploración literaria interese a los chicos y les ayude a perder la incomodi-


dad ante sus emociones o a descubrir las ventajas de la gestión de las relacio- Libros con m ujeres y niñas accívas e interesadas en su profesión o sus aven-
1.

nes personales. Y probablemente aún más difícil sea definir modelos literarios turas.
y de conducta que ayuden a las chicas a asumir los riesgos de la lucha por el Personajes femeninos con características de personalidad p ositivas y no
asociadas tradicionalmente a la mujer: inteligencia, independencia, valo r,
espacio exterior sin renunciar a sus valores y sin la necesidad de convertirse en
eficacia, etc.
"supermujeres".
.). Retratos positivos d e mujeres que no sólo sean madres y de jóvenes que
No es preciso tampoco magnificar la importancia de la socialización ofre- dem uestren ambició n y capacidad de tomar sus prop ias decisiones.
cida por los libros, ya que no es sino una de las muchas fuentes de que dispo- /4 . Comentarios explícitos del narrador a favor de la no discriminación sexis-
nen los niños para forjar su imagen. Es preciso distinguir, además, entre la pro- ta si la trama lo requiere.
puesta ideológica de una obra y el efecto ideológico de su lectura. Las historias 5. Libros que aborden el tema de la amistad y el amor de manera q ue el amor
infantiles y juveniles pueden ayudar a construir la propia identidad, pero el romántico no parezca la única satisfacción femenina.
sentido y alcance en el que lo hacen depende del significado que le atribuye
cada lector según la resonancia individual producida por la obra en relación a Los p roblemas sobre los modelos de socialización son, pues, de la litera-

dñrtro'irproressfC5nal
su personalidad y su experiencia social y literaria. l ur;.1infantil y juvenil en la m~ wmfida en que lo son de toda la sociedad.
Ello no significa que los autores y educadores deban inhibirse ante el pro-
blema de la discriminación sexista que aún presenta la literatura infantil y juve- 1 n " ,j,mplo analizado Pª@ '

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60 61
Introducción a la literatura infantil y juvenil

ciones sociales entre los individuos debe ampliarse y flexibilizarse, de modo


que cualquier persona pueda hacer una opción social a partir de sus caracte-
rísticas individuales y no por el hecho de ser hombre o mujer. Cómo progre-
sar en esta línea es un debate en el que se hallan implicados tanto los movi-
2
mientos feministas, como los autores de libros o los educadores de la infancia La evolución histórica
en general.
lle la literatura infanti! y juvenil

l .a existencia de una literatura específicamente destinada al público infan-


' il r ;1dolescente es un fenómeno propio del mundo moderno. Surge en el siglo
\ \'I 11 y se halla aún en fase de expansión en la época actual. Es en las últimas
, ¡,:, .idas de nuestro siglo, por ejemplo, cuando se han creado los libros para
¡,.-1,¡:s o la novela juvenil. En este capítulo se esbozará la evolución histórica de
,·•.u lircratura hasta llegar a su etapa actual. De entrada puede establecerse una
¡11 imcra división entre las obras anónimas de la literatura de tradición oral que
li.111 pasado a destinarse a la infancia y las obras de autor que comprenden tan-
", l:ts <1ue han sido escritas deliberadamente para este p úblico, como las que
l1.1n .sido incorporadas a la lectura infantil o adolescente durante el proceso de
·,11 difusión social.

! •, • La literatura de tradición oral

l.a literatura de tradición oral comprende un amplio conjunto de pro-


' 111,ciones -poéticas, didácticas o narrativas- que han estado transmitiéndose
111:rl mente a través de los siglos hasta fijarse, en parte y en distintos mornen-
1, ,s históricos, por escrito. Algunas de las características de esta literatura son
·,11 destinación a un público popular, no específicamente infantil, la existencia
,lt- múltiples variaciones de un mismo tipo de texto y su enorme interrelación
rn tual, fruto de una forma de transmisión apoyada en el recuerdo del emisor.
1·.1 interés por su recopilación y estudio se desarrolló en el siglo XJX como con-
',tTuencia de distintos fenómenos, entre los que destacan, por una parte, el
, .1rnbio social derivado de la::wdmtrlÍ.tlll:~ación y los inicios de la alfabetización
111asiva, cambios que conde~ a la !Siª.P.~'PDfi~ la f?!:...
ll;f habitual d e 1
11;1spaso oral e hicieron nac\!_y sefll~ textofwí(Jj:l~S&lt@n a
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Introducción a la literatura infantil y iuvenil Capítulo 2: La evolucicín histórica de la literatura infantil y ¡u veml

su conservación. Por otra parte, cabe señalar el interés del romanticismo por 1.os cuentos heroicos, caracterizados por ligar los mismos tipos anteriores
la cultura popular como expresión del "alma del pueblo" en el momento de d" acontecimientos o acciones a un héroe determinado, ya sea histórico o
esrablecerse las disrintas culturas nacionales europeas, lo cual dio impulso a i 111aginario, y organizarlos a menudo en forma de ciclos.
los estudios folklóricos o de cultura popular de cada país. l .:1s leyendas. Son relatos extraordinarios que se cuentan como sucedidos
Los estudios sobre este cipo de literatura se han realizado desde muchas rn un lugar concreto y se vinculan, pues, con un lugar, edificio o accidente
perspectivas discinras y para responder a pregunras de naturaleza muy aleja- l'.l'ográfico. Pueden ser de tipo realista, maravilloso (como la construcción
da. La gran semejanza de los elementos de los cuentos entre sí y con otras for- ,le un puente por parce del diablo) o religioso.
mas de la literarura oral dio lugar muy pronto a estudios comparativos e inten- ·, l·J cuento etiológico. Intenta explicar el origen o características de algo: la
tos de clasificación entre sus variantes, tanto dentro de la misma culrura, como .1p:1rición de la población h umana, la forma de un animal, etc.
entre culturas muy alejadas. Esta misma semejanza provocó en seguida la curio- ,, 1-'.I mito. Es un concepto usado en sentidos amplios y variados. Aquí se refiere
sidad sobre su origen y sobre la función social que deberían haber cumplido .1 1111 relato que sucede en un mundo anterior aJ actual y, aunque pueda pare-

a lo largo de los tiempos. Más modernamente, la psicología se interesó por la ,nse al cuento heroico o etiológico, añade siempre un significado religioso.
representación psíquica que podían encarnar estas obras, dada la permanente l .os cuentos de animales. Son relatos que narran la astucia o estupidez d e
afición a ellas por parte de todas las culturas. Y, finalmente, los estudios sobre 1111 animal, a menudo en relación con su necesidad de saciar el h ambre,
el relato y la narración hallaron en ellos una fuenre inestimable sobre las carac- rnn <l.nimo de divertir. Por ejemplo, las aventuras de los zorros, tan comu-
ceríscicas esenciales del relato literario como forma humana de expresión. 11l's en la narrativa medieval y que dieron lugar al Roman de Renard.
En el campo que nos interesa aquí, cabe destacar que los cuentos popula- H l .a fábula. Con alguna excepción (como la de la lech era) es u n cuento de
res son las producciones literarias que más han influido en la formación de la ;111imales que tiene un propósito de educación moral, a menudo explícico.
literatura infantil. En primer lugar, porque una parte de esos cuentos ha pasa- •¡ El chiste o facecia. Es un relato muy corto, cómico, obsceno o absurdo.
do a considerarse literatura dirigida a la infancia y pervive exclusivamente bajo
esa forma. En segundo lugar, porque los autores de literarura infantil han hecho Cuando se habla de cuentos populares en relación con la literatura infancil,
un uso abundantísimo de los elementos propios de estos relatos. 11, ,rrnalrnente se está aludiendo a tres tipos de cuentos: los cuentos maravillosos,
La clasificación de los cuentos populares según sus características ha sido 1, ,_, de animales y los que Rodríguez Almodóvar (1989) denomina "cuentos de
objeto de largos debates, ya que se encuentran inexrricablemente ligados a otras , 11,tumbres" para referirse a relatos protagonizados por humanos, en los que pue-
formas literarias como los mitos y las leyendas y se diferencian de ellos, sobre , kn ;1preciarse temas y peripecias propios de las sociedades agrarias, lo cual les
todo, por la función social que cumplían. Una de las clasificaciones más com- ' "m ite a un tiempo más moderno que el propio de los cuentos maravillosos.
pletas: realizada por Thompson (I 955-58), los divide en los siguientes tipos: Desde un punto de visea formal, los cuentos populares mantienen una estruc-
111 ra narrativa simple y fórmulas de apertura y cierre, como los habitules "érase
1. El cuento de hadas o cuento maravilloso. Se refiere a un relato con ele- ,p1c· se era" o "colorín colorado, este cuento se ha acabado". Los estudios sobre la
mentos fantásticos, situado en un mundo irreal (o por lo menos sin loca- 1;,,rna de los cuentos populares que han tenido una mayor aceptación y trascen-
lización determinada), de origen anónimo y transmisión oral, en el que ,kncia han sido los del ruso Vladimir Propp (1928), quien d efinió los cuentos
acostumbran a aparecer personajes con poderes especiales, tales como hadas, 111;1ravillosos como aquellos que están configurados por los siguientes elementos:
ogros, brujas, duendes, etc. Se situarían aquí, por ejemplo, los cuentos
recopilados por los hermanos Grimm o por el ruso Afanasiev. 1. Son relatos construidos por la sucesión de una serie de funciones.
2. La novel/a, palabra italiana que designa un relato que transcurre en un Las funciones son series de elementos constantes y pueden establecerse en
mundo real y definido y que se asimila a las formas literarias empleadas en un número de 31. Rodr~~Ífe-{}-1.JJ¡\9,d óvar ha propuesto reducirlas a las nue-
el Panchatranta hindú o en los cuentos populares árabes y orientales de Las ve siguientes, dada la free ncii de¡nas y º~i)rlos cuentos marayillo-
mil y una noches. sos españoles: nitro profess1 onal
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65
Introducción a la literatura infantil)' juvenil Capítulo 2: La euo/11ción histórica de la literatura infan tti y juuenil

• Carencia o problema inicial (hambre, falca de descendencia, etc.) . , .dvino, l. (1986): El príncipe cangrejo. M. de Lezea, l. (1988): Euskal leiendak.
• Convocatoria (el rey dicta un bando para casar, desencantar, etc., a su 1•:spasa Calpe. Madrid. Donostia. Erein {Trad. case Leyendas
e "lecció n " Fábulas" y "Cuentos po- vascd,) . S vols.
hija).
¡,ulares" de la editorial La Galera, y Mil años de ct1entos. Milán. Barcelona, 1990.
• Viaje de ida (del héroe hacia la aventura).
" la r.lcdia lunira'' de la edirorial Al- Pelegrín, A. (1982): La aventura de oír.
• Muestra de generosidad (del héroe hacia un animal o personaje en apuros). Cuentosy memorúzs /4: la tradición oral
!':tida.
,,
• Donación del objeto mágico (como recompensa de la acción anterior). 1 Úollos de las mil y una noches (1980): Cincel. Madrid.
• Combare (entre el héroe y el agresor). ( '.rítica. Barcelona. Perrault, C (1997): Cuentos de Perrau!t.
• Pruebas (a las que es sometido el héroe, quien las supera gracias al obje- ( ;, i llll11, J. y W. (1985-86): Cuentos de Anaya. Madrid.
to mágico). 11iiíos y del hogar I, II, III. Anaya. Rodríguez Almodóvar, A. ( 1983}: Cuentos
• Viaje de vuelta (del héroe una vez obtenido el éxito, aunque puede ser Madrid. al amor de la lumbre [ y JI. Anaya.
perseguido y suplantado). ',11l·lhcnzu, J. M. (1996-97) : Cuentos Madrid .
• Reconocimiento del héroe (a través de una nueva tarea que desen- ¡,opulares españoles 1 y 11. Siruela. Valor, E. (1 994} : Rondalles valencianes.
mascara al falso héroe). Madrid. Albarros-Tandem. Valencia.

3. No aparecen todas las funciones en todos los cuentos, pero cuando lo


hacen, siguen siempre un orden determinado.
4. Los personajes que realizan estas funciones responden a siete tipos: el h éroe,
el agresor, el donante del objeto mágico, el auxiliar, la princesa (que el héroe
recibe como premio final), el rey o mandatario y el falso héroe (que pre-
tende sustituir al héroe atribuyéndose su éxito).
/\1 i1ns heroicos:
Ejemplos de motivos típicos de los cuencos populares:
I. N. M istry. Ediciones B. Barcelona.
Motivos Cuentos I ;1Hiblia. Adaptación d e J. M. Rovira Lancely G reen, R. ( 1996): El rey Arturo
lklloso. I. C. Solé Vcndrell. Destino. y sus caballeros de la tabla redonda. l.
Poderes m.ígicos El rey Midas
Barcelona, 1993. A. Rackham. Siruela. Madrid.
Transformaciones La Bella y la Bestia
l ok-cción "Mitologías". Anaya. Madrid. Page, M . ( 1988): Enciclopedia delas cosas
Objetos mágicos Aladino
El castillo de irás y no volverás J i<> rncro: Ilíada, Odisea. que nunca existieron. l. R. In gpen.
Viajes
Los tres deseos r\,·il, Ph. (1996): E libro ilustmdo de ks mitos. Anaya. Madrid .
Deseos
Sueño Profundo La bella durmiente

, . 1. De la literatura (olklórica a la literatura infantil escrita

J!GiU;&~W La relación entre los cuentos populares y la literatura infantil puede ejem-
¡,l il1carse a través de la evolución del cuento de Caperucita Roja, tal com o se
Libros de cuentos populares:
li;1 anunciado en el capítulo anterior.
Amades, J. (1981): L es millors ronda- La p rimera versión escrfü~t-eeswltluento se halla en las H istoires, o contes du
Connrtro,rpm:Jp~of~issiolnal
Alcovcr, A.M. (1975): Aplecdes rondaies
mallorquines d'en .fordi des Rec6. Ed. !fes populars catalanes. Selecta. Bar-
celona. /<'f}Jps passé, avex des M ora l"
Mol!. Palma de Mallorca. 24 vols.
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l ntroducción a la literatura infantil y juvenil Capítulo 2: La evolución histórica de la literatura infantil y juvenil

Francia de Luis XVI por el cortesano Charles Perraulr en 1697. Perrault realizó 1 >c lodas estas d iscrepancias entre las versiones populares y el cuento d e
su versión a partir de las narraciones orales del cuento, pero cuando, en los siglos I', r1.11il t se desprende que las características folklóricas de los cuentos fueron
XIX y XX, los folkloristas recogieron las versiones populares que persistían en 1·1rl11n:1das, tan pronto como fueron fijadas por la escritura. El interés arisco-
Francia, hallaron elementos muy distintos a los del cuento escrito por Perrault. ' 1.11 " u por lo popular en la Francia del siglo XVII permitió que Perrault toma-
En muchas de las narraciones populares, por ejemplo, se amplifica el ele- r., di rl'l'tamence de la tradición oral al menos seis de los ocho cuentos d e su
mento de devoración que supone la esencia del cuento. Así, antes de comerse él 1111111. Pero, al mismo tiempo, los cuencos fueron literaturizados y dirigidos a
mismo a la niña, el lobo le ofrece la carne de la abuela como comida y la sangre l.1·. 111lKhachas de la corte de Versalles, un público bien distinro del que había
vertida en una botella, como bebida. Caperucita los come y una voz (un gato, -.,,1., h:thitual has ta entonces. Los cambios introducidos se dirigieron, en p ri-
etc.) le advierte de la transgresión cometida. Por otra parte, la insistencia en el 11w1 lugar, a censurar los aspectos del cuento menos convenientes para la nue-
temor a ser devorado y el final trágico de algunos de estos cuentos hizo que algu- 1·., .111dicncia, aspectos como el canibalismo, el strip-tease realizado por Caperucita
nos foll<loristas lo clasificaran entre los "cuentos admonitorios" o cuentos desti- .111 1n de meterse en la cama o la escatología; en segundo lugar, se procedió a
nados a advenir al receptor. En este sentido resulta revelador que Perrault espe- .111 11tt·11 rar el realismo y la coherencia de la narración en detrimen to de los ele-
cifique, en una anotación al margen de su escrito, que el narrador debe alzar la 111<· 1t1 os maravillosos y absurdos, cales como la disyuntiva entre los caminos de
voz en forma terrorífica al formular la última respuesta del lobo. Lamentablemente, .1 1°_11j.1~ y alfileres; y, en tercer lugar, y muy especialmente, se introdujo la mora-
la información que revelaría la tradicional puesta en escena de los cuentos es un l,·1.1 de la historia:
aspecto casi totalmente perdido en las recopilaciones foll<lóricas.
Otros elementos comunes a las distintas versiones populares son la falta de Vemos aquí que los adolescentes
mención de una caperuza roja en la vestimenta de la niña, la formulación de una y más las jovencitas
disyuntiva entre los caminos a tomar como "el camino de las agujas o de los alfi- elegantes, bien hechas y bonitas,
leres", la descripción de una acción progresiva de irse desprendiendo la niña de hacen mal en oír a ciertas gentes,
sus vestidos e irlos arrojando al fuego por indicación del lobo, puesto que ''nun- y que no hay que extrañarse de la broma
de que a tantas el lobo se las coma.
ca más los necesitarás" y el hecho de que la niña escape al peligro de ser devora-
Digo el lobo, porque estos animales
da a través de una artimaña como la de pedir permiso al lobo para ir a satisfacer
no todos son iguales:
una necesidad urgente. En estos casos, el lobo le sugiere que lo haga en la mis- los hay con un carácter excelente
ma cama, pero finalmente la deja salir arándola a una cuerda. Caperucita ata la y humor afable, dulce y complaciente,
cuerda a un árbol y escapa. que sin ruido, sin hiel ni irritación
Marc Soriano ha sido uno de los autores más importantes en el estudio de persiguen a las jóvenes Doncellas,
los cuentos populares desde una perspectiva sociohisrórica que contempla los llegando detrás de ellas
cuentos como el reflejo de la mentalidad de una época histórica determinada. a la casa y hasta la habitación.
Al analizar las versiones populares de Caperucita Roja desde este punto de vista, ¿Quién ignora que Lobos tan melosos
Soriano insistió en que esta ficción responde al hambre y a la dureza de las con- son los más peligrosos?
diciones de vida de los campesinos hasta el siglo XVll, al peligro real que supo-
nía la existencia de los lobos en los grandes bosques europeos y a la complacen- Estos cambios resultan muy significativos, tanto para la historia de la lice-
cia de los receptores populares por el triunfo del débil frente al poderoso, en los 1.11 ura infantil, como para explicar la construcción del mito de Caperucita Roja
casos en que la niña engaña al lobo. En estas últimas versiones, la moral del cuen- , 01110 referente colectivo. Respecto de la literatura infantil, porque ajustaron

to no sería otra que la de señalar la necesidad de la astucia para sobrevivir en el ,·1 cuenco a una de las constantes de la literatura dirigida a los niños: la nece-
mundo, astucia bien aprendida por la niña que pasa de un estado inicial de ino- ,idad de cumplir una funci&i'í9ell.t<!:Yii\P.i. y de no traspasar los límites de lo con-
cencia a la adopción de una ingenuidad fingida para poder escapar. vc11icnte. Respecto de la C0 ió'tiiffc)"l¡lf!prt>fé~i~íhal
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Introducción a la literatura i11(a11til y iuvenil Capitulo 2: La evolución histórica de la literatura infantil y ¡uvenil

cita en la moraleja añadida al final, el rema de la violación como núcleo del , w11l1ls dirigiéndola explícitamente a los niños e introduciendo cambios de
cuento, de manera que el temor a ser devorado de las versiones populares y la .,,I,·, ,ución al destinatario en el material recogido. Aparte del final y de algu-
utilización simbólica tradicional de la figura del lobo como símbolo de la muer- 11.1 . ,lii~-rencias de detalle, cabe resaltar la supresión de los desnudos (el lobo se
te fueron sustituidos por el temor a la pérdida de la honra. , , ,1," ,1 los vestidos de la abuela y no pide a Caperucita que se desvista) y la adver-
La Caperucita de Perrault adoptó, así, las características de un cuento moral. 1,·11, i:1 L'Xplícita de la madre a la niña sobre los peligros del bosque, lo cual cam-
El mensaje se dirige a revelar a las jovencitas cómo funcionan las reglas socia- l,1.1 ,·I sentido de la moraleja y permite un propósito final de enmienda:
les del control de la sexualidad, ya que ellas "no saben lo peligroso que es dete-
nerse a escuchar a un lobo", ese lobo que puede seguirlas "hasta la habitación" Capcrucita Roja pensó: "Ya no re volverás a desviar del camino si tu
como les recuerda Perrault. Se construye, pues, un cuento sobre la seducción madre ce lo ha prohibido".
y la responsabilidad moral, en el que el lobo actüa como tentador de los pla-
ceres frente a la necesidad de represión. [,J cuento continuó, pues, bajo una forma explícitamente aleccionadora,
La versión literaria de la Caperucita Roja de Perrault se hizo enormemen- .11111quc el tema sexual dejara de estar en primer plano. Caperucita Roja se había
te conocida, especialmente a parrir de su publicación en la "Bibliotheque ..l,·j.1do de las formas populares para convenirse en un cuento definitivamente
Bleue", los primitivos libros de bolsillo franceses que eran leídos en voz aira 11il.111til, con un final feliz y un mensaje educativo sobre la obediencia debida.
en las largas veladas populares. Los que lo habían oído, lo contaban nueva-
mente de forma oral, de manera que el cuento retornaba a su forma de trans-
misión anterior, ahora a partir de la forma fijada por Perrault. Este fenómeno, ·. , . 2. La uisión social de los cuentos /JOfJUlares como literatura infantil
constatado por las recopilaciones folklóricas de siglos posteriores, revela sin
duda la enorme complejidad de las relaciones entre la literatura oral y escrita A lo largo del siglo XIX se libró una dura batalla entre libros didácticos para
y los problemas inherentes a la recopilación folklórica. 111110s y cuentos populares. Los inicios de la literatura escrita para la infancia estu-
El tema resulta especialmente candente al abordar la segunda versión de '', presidida, y justificada, por un afán pedagógico que ha convertido en inser-
Caperucita Roja que ha completado la creación del referente colectivo: la fija- , ihlc en la actualidad la casi totalidad de las obras infantiles de la primera época.
da por Jacob y Wilheim Grimm en Kinder-und Hausmarchen en 1812-15. I', ,r contra, las versiones de los cuentos populares gozaron siempre del favor infan-
Efectivamente, la versión de Perrault y la de los hermanos Grimm se aseme- 1 i I y terminaron por ganar la partida a favor de la fantasía, legitimando el puro

jan en general de tal modo que no hay duda de que se refieren al mismo cuen- ¡'.ncc narrativo en los cuentos para niños. Un triunfo que ha estado siempre mati-
to. A partir de los estudios realizados, parece bastante plausible que Caperucita 1.1d o por distintos grados de compromiso respecto de la moralidad vigente y de
Roja llegara a Alemania llevada por los hugonotes que huían de las persecu- l.1 función educativa atribuida a los libros. El mismo Perrault (1983) ya explici-
ciones religiosas francesas. A partir de entonces, varios cuentos literarios de 1.1 en el prólogo de su obra el propósito de "entretener e instruir", una tensión

Perrault circularon como supuestos relatos orales alemanes, cosa que advirtie- , 011stante, pues, en la literatura infantil desde su m ismo nacimiento:
ron los Grimm al suprimirlos en la segunda edición de su obra.
Sin embargo, Caperucita Roja se mantuvo en la obra, ya que se le habían (... ] Y así, se han complacido en notar que tales bagatelas no eran sim-
añadido las secuencias finales de otros cuencos y había conseguido una apa- ples bagatelas, que encerraban una moraleja útil, y que el relato divertido
riencia "folklórica y teutona" como dice Soriano (1975). De los siete cabritillos en que venían envuelras no había sido elegido, sino para hacerlas entrar
y el lobo se había tomado la secuencia final en la que el lobo es castigado y muer- más agradablemente en el ánimo, y de un modo que instruyera y deleira-
ra al mismo tiempo.
to por un cazador con la colocación de piedras en su vientre. De los tres cerdi-
tos y el lobo procedía una nuev:1 secuencia narrativa en la que la abuela y
Ya en el siglo XIX H. C.~~e~ 'tolit!Dncorporó muchas de las características
Caperucita se libran de un segundo lobo haciéndole caer desde el tejado a una
artesa llena de agua. En 1819 los Grimm publicaron una nueva edición de sus 1;1lklóricas a sus propias obr@ nnitrG..,,,profEfs~ro-nal
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Introducción a la literatura infantil y juvenil
Capítulo 2: La evolución histórica de la literatura infantil y juvenil

ceder ha sido continuada ininterrumpidamente por muchos autores. El resul- 1,·,•.111wn vegetariano y se hacía amigo de Caperucita, quien había intercedido
tado es que los elementos de los cuentes populares pueden rastrearse en la , 1, .. 11 Livor durante el juicio. En el prólogo de sus cuentos d ice este autor:
mayoría de las obras que constituyen los clásicos de la literatura infantil. " < 1, 1<: hermosa semilla para la serena J. usticia del m añana, aprender a perdo-
1 ' '
La introducción de los cuentos de Perrault en España fue relativamente 11.11 .d lobo en la infancia!".
temprana. La primera traducción aparecó en 1830 en Valencia realizada por
l·.11 medio de este clima de rechazo civilizado, la revalorización de los cuen-
Cabrerizo, aunque sin nombre de autor, y en 1862 se publicó la de J. Coll i
,., .. l'"liulares realizada por el psicoanálisis, d urante la década de los setenta,
Vehí, Cuentos de Hadas. La enorme difusión de los cuentos recopilados por los
l''"vnn'>una auténtica conmoción en los medios educativos. La insistencia de
folkloristas o recreados por autores que bebían de las fuentes populares, per- ll.-11,l hcim y otros autores en el beneficio psicológico que obtienen los niños
mitió mantener estos cuentos en el imag nario colectivo de una sociedad que
d, · l.1 rL·cepción de estas historias hizo que estos relatos pasaran a considerarse
se industrializaba y alfabetizaba con gran rapidez. La progresiva escolarización 1111 1, ¡~;1do literario idóneo para su educación durante la etapa edípica de la for-
social planteó la necesidad de textos de l:.'.ctura para los pequeños alumnos y
1111, i1'lll de la personalidad, y se defend ió la necesidad de transmitírselos en su
los cuentos populares pasaron pronto a as aulas. Ya en 1741 los cuentos de 1111111:1 "'original", tal como la tradición habría ido decantando los motivos e
Perrault aparecen en una edición ingles:. bilingüe destinada a los niños que
1111.i¡•,L·ncs que más satisfacían simbólicamente las necesidades psíquicas de reso-
aprendían francés. Se inauguraba así otJO fenómeno asociado a la literatura 111< i1-,11 de los conflictos virales de los oyentes.
infantil hasta la actualidad: su presencia m la escuela.
Sin embargo, las interpretaciones psicoanalíticas recibieron muy pronto
Si la literatura de tradición oral habíaido perdiendo gradualmente su cua-
111111>111crables críticas por el hecho de dirigir la atención exclusivamente hacia
lidad de "popular" en el sentido de patrirr:onio común de las gentes, esta cuali- l., 1m·1ne del lector, olvidando la enorme cantidad de problemas que suscitan
dad reapareció, en una parte del material olklórico, a través de su traspaso a la
1111cos textos de los que se ignoran cantos aspectos. Por ejemplo, el psicoanáli-
lectura y a la literatura infantil. A través d, esta nueva literatura, muchos de los
·.1·. ,,. desp reocupa de los problemas de transmisión de los cuentos, lo que le
personajes, motivos y cuencos folklóricos hm obteni~o un ~uevo tipo de "popu- lln.1 a basarse en detalles inexistentes en las versiones primitivas, a la vez que
laridad" al generalizarse su conocimiento lurante la infancia y mantenerse has-
111.111~ina otros aspectos presentes en ellas. Una crítica que resulta especialmente
ta ahora como referencia social comparrid1. En este sentido, Rodari señaló que
,·1•11irnte en el caso de la Caperucita Roja de los Grimm reivindicada por
bastan cinco palabras, niña, bosque, flons, lobo y abuela, para que cualquier
lk1td heim que, como hemos visto, por no tener, no tiene ni siquiera una cape-
persona del mundo occidental evoque y r-sponda: Caperucita Roja.
, 111;1 roja en la tradición oral. Se señaló, así, que los psicoanalistas parten de
Sin embargo, a partir de los años rr.inta del siglo XX, y especialmente
, 11.11 ro premisas falsas en su consideración de los cuentos populares: la intem-
durante las décadas posteriores a la segunca guerra mundial, triunfó en Europa
1,nralidad de los cuentos, su destinación infantil, el final feliz como rasgo cons-
una nueva pedagogía de adscripción raconalista que llevó a contemplar los
1i111tivo propio y su independencia de las concreciones culturales históricas.
cuentos populares como la expresión de ,na sociedad arcaica y periclitada, lo A pesar de escas críticas, la recuperació n de estos cuentos para la infancia
cual condujo a su amplio rechazo como lceratura apropiada para la infancia.
,,,· ha mantenido inamovible, ya que las teorías psicoanalíticas de la década de
A este clima responden las versiones de C:perucita Roja que intentan suprimir
ln\ setenta habían actuado como un desencadenante de la reivindicación edu-
la carga de violencia que contiene el cuerto para introducir valores de imagi-
' .11 iva de la fantasía, progresivamente sentida y teorizada tras unas décadas de
nación, perdón y reconciliación.
l',cdominio racionalista y realista. Valorar el beneficio psíquico de la fantasía
En España, Elena Fortún, seudónimcde Encarnación Aragoneses, realizó
, oincidió en el tiempo con la problematización cultural del concep to de "rea-
una versión de Caperucita Roja en la déc:da de los treinta en la que el lobo se
lidad", lo cual puso fin a una época caracterizada por el realismo artÍstico y
comía sólo el reflejo de Caperucita en el epejo. En otras versiones, muy divul-
li 1crario. La vuelca al folklore se produjo, pues, de forma entusiasta y, de hecho,
gadas, la abuela no es devorada, sino qu: se esconde en un armario. Y otro
lle~<, muy oporcunamence ~~~r@!izar su presencia en la etapa educariva
autor clásico castellano, Antoniorrobles, c:esde su exilio mexicano, publicó en
111fantil (hasta los seis año.~ acaba~ de hacpna:aparición_en el _sis&ema 1
1967 una nueva versión en la que el lobcpasaba un año en la cárcel sujeto a
,ducativo escolar. Para Cal\!~ 1 lft1t,o;oa1of9ít@4~Ss~e na
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Introducción a la literatura infantil y ;uvenil Capítulo 2: La euolución histórica de la literatura infantil y iuveni/

jado un cambio: la sistemática preferencia de la versión de los Grimm por enci- , , 1 " reformulación del cuento popular en la literatura infantil moderna
ma de la de Perrault. El tipo de mensaje represivo y el castigo definitivo de
1 ., rnnfluencia psicopedagógica y literaria a favor de la fantasía producida
Caperucita en la versión de este último resultaban inadecuados para los están-
dares modernos de la literatura infantil. , 11 l.1, kt ;1da de los setenta, inauguró una nueva época de la literatura infantil en
Por otra parte, la reflexión sobre la influencia de los cuentos populares en 1, ,¡,w lia11 proliferado las versiones modernas de los cuentos populares.
1 .1 11unipulación sobre los elementos tradicionales se ha ejercido, en p ri-
la formación de la personalidad se extendió a otros campos disciplinares dis-
tintos del psicoanálisis. Así, durante la década de los ochenta, se produjeron 1w1 l11h;1r, con respecto de los valores vehiculados. Ya que se había generaliza-
una gran cantidad de estudios críticos sobre la ideología social que transmiten ,¡, , , I, onsrnso sobre la adecuación del folklore a la formación ele la personali-
estos relatos. Los principales surgieron de la crítica feminista, especialmente , l.i. 1 ,· .l la importancia de la herencia cultural que supone, la crítica feminista,
de la anglosajona. l"" , Jt·111plo, no reromó la defensa pedagógica anterior en favor de la abolición
En esta línea, Zipes (1983) y otros muchos autores señalaron que Perrault ,1, ,·\J<>s cuentos, sino que reflexionó sobre cómo intervenir en su producción
1 11.111\misión para evitar los efectos "perversos" de la ideología oculta. MacDonald
y Grimm fueron escritores masculinos europeos que recogieron y proyectaron
11 '>1, .~) resumió en tres las opciones posibles para los autores y mediadores entre
los valores de su sexo y de su época sobre un género literario convencional, y
que cambiaron el cuento popular de Caperucita para narrar una violación en !11·. 1ihros infantiles y sus lectores:
la que la víctima es presentada, paradójicamente, como la culpable. Ya que la
causa de la tragedia es el desconocimiento femenino sobre la necesidad de con- l'rcsenrar los cuencos inalterados y tratar las posibles consecuencias dañi-
trol, el cuento expresaría, en realidad, la culpabilización social de la mujer en nas posteriormente. Y, efectivamente, en esta época proliferaron las colec-
las agresiones sexuales, el mito masculino de la mujer a quien gusta de ser sedu- ciones y reedíciones fieles de los cuencos m,ís conocidos del fol klore.
cida y violada. Reescribir los cuentos alterando los aspectos perjudiciales. Por ejemplo,
Estos análisis del cuenco han resaltado que la visita a la abuela no se per- los nuevos valores incorporados por Company en la colección "Las tres
cibe como una verdadera "misión" de la protagonista, sino que ésta se dirige a mellizas y ... ", de la editorial Ariel (más tarde en Planeta) .
encontrarse con el lobo y a explorar su propia sexualidad y rol de conducta. 1. Escribir otros cuencos usando motivos folklóricos para lograr lecturas menos
La intimidad entre el lobo y Caperucita sitúa a ambos en una misma actitud convencionales, tal como se propuso la colección feminista "A favor de las
(y lugar) de reconocimiento de la sexualidad y de inconformismo con las nor- niñas" traducida por la editorial Lumen, o múltiples autores como Lanuza
mas sociales ("vas como si fueras a la escuela y aquí en el bosque es todo tan en EL sabio rey foco y otros cuentos, o Carmen Martín Gaite en El castillo de
divertido ... "). La desgracia de Caperucita provendría de la falta de aceptación las tres murallas.
de la curiosidad y la sensualidad femenina en el orden patriarcal masculino.
Caperucita es cómplice y culpable del ataque del lobo -ya que ~i hubiera obe- Inicialmente, la producción de nuevos cuentos no d iscriminatorios se ads-
decido no habría pasado nada- y los hombres quedan exonerados de las con- ' ribió con entusiasmo a la aplicación de la segunda vía. El resultado del juego
secuencias de sus deseos sexuales, porque son las mujeres "las que provocan". de inversión de roles, con sus p rincesas activas y sus dragones pacíficos, puede
En definitiva, el héroe real sería el cazador, el hombre que gobierna y l'nglobarse, en gran parce, en la denominada "literatura infantil antiautorita-
que restablece el orden doméstico alterado por la cesión a las necesidades ria", tendencia formada por los combativos libros surgidos en la década de los
naturales, de manera que la solución de los Grimm satisface a codo el mun- ,ctenta para introducir nuevos valores sociales en la literatura para niños.
do. El cuento enseñaría a las niñas a ocultar sus deseos y a abandonar el No tardaron en llegar las críticas a esta posición desde las fem inistas que
espacio de la aventura, el bosque donde habitan las fuerzas masculinas del se aventuraron en la "tercera opción" de MacOonald y desde todos aquellos
lobo y el cazador, para permanecer en el espacio femenino de la casa, el pro- que señalaron el camino em~ rendi,clo como el de un nuevo d idactismo de
. Cr t9d w itt.i . .
corte ~rogre~1sta en el que ca na m clutr aro'arte.cons1derable de !1tc-
.
1:
pio de las mujeres indefensas que, a cualquier edad, deben ser salvadas por
los hombres. ratura tnfanttl actual. Hoo (flft ~'1-professrdnal
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Introducción a la literatura infantil y juvenil Capítulo 2: La evolución histórica de la literatura infantil y ;uvenil

feminista de Caperucita -y muchas orras obras actuales- se presenta como .ti lobo para conseguir su piel, como ocurre en la versión de Cuentos en
un ideal de conducta, expresado en forma realista, que se dirige al lector como ,·,·rso para niños perversos de Dahl, y, finalmente a la civilización del con-
si éste fuera un aprendiz pasivo que debe modelar su conducta tras recibir ll 1cto a través de la cesión de la violencia a la organización social, como se
una información "correcta" y explícita sobre las formas deseables de com- 11 la11rea en El cartero simpático de los Ahlberg, donde el lobo recibe una
portamiento. ,arta de los abogados de Caperucita que empieza d iciendo:
Para esta aurora, lejos de constituir una justificación de la ley y el orden
masculinos, el tema central de Caperucita sería el de una oposición -la de la MÁS, MENOS Y MUCHOS, ABOGADOS S.A.
inocencia expuesta al peligro- que implica al lector de forma ambivalente. El
lobo muestra la vida del bosque a Caperucita, seduce con la posibilidad de pla- Estimado Sr. Lobo:
cer, pero el lector sabe que, en definitiva, se rrata de un lobo, y experimenta la
Le escribimos en nombre de nuestra clienta, la señorita Caperucira
tensión, entre curiosidad y aprensión, apetencia de seguridad y riesgo, que le
Roja, a propósito de su abuela. La seiíorita Caperucita Roja nos d ice q ue
ayuda a explorar, conocer y expresar sus miedos y deseos. Esta línea interpre-
está usted ocupando la cabaña de su abuela sin el consentimiento <le d icha
tativa, pues, aboga por buscar nuevas formas que no sean lesivas, ni moral ni
señora [...}.
literariamente, y que permitan la continuación del diálogo con los motivos e
imágenes de las obras tradicionales por su significado emocional, imaginativo
/\demás de la recuperación de un cierto grado de violencia, puede verse
e intelectual.
1.11 11hién en estas versiones el reflejo de p reocupaciones p ropias de las socieda-
La adaptación de los viejos cuentos a los nuevos valores morales muestra
,k, actuales, tales como el papel de la mujer, ya citado, la ecología o el cam-
también la reciente ruptura de algunas de las barreras de protección infantil
1,1() de perspectiva cultural. La reivindicación de Caperuciras activas supon e
establecidas a lo largo del siglo, de modo que la violencia expurgada en las
11 11:1 cierta paradoja, puesto que Caperucita ya era una heroína activa en muchas
décadas anteriores puede reaparecer ahora en alguna medida. Tal como se apre-
d" sus antiguas versiones populares, y la innovación actual acaba consistiendo
cia en las versiones modernas de Caperucita Roja, la introducción de mayores
,·11 restituir las leyes tradicionales. Por otra parte, sobre el insólito mensaje
dosis de violencia viene facilitada por la utilización de alguno de los siguien-
111troducido por los Grimm, de no hablar con los extraños, la crítica femin is-
tes recursos:
1.1 y,l había bromeado al opinar que el cuento prefiere a las niñas "catatónicas"
.111tcs que aventureras. Por otra parte, la reivindicación de la naturaleza y la crí-
l. La gradación calculada entre las escenas más o menos impactantes para el
, ic1 a la depredación humana aparece, por ejemplo, a través de la considera-
lector, con una mayor permisividad en el castigo del lobo, y un mayor con-
' i_r'1:1 d~l lobo como un animal en extinción a quien hay que proteger en el sig-
trol en la devoración de Caperucita. Así, por ejemplo, en la versión reali-
11 d 1cat1vo título de El último lobo y Caperucita, mientras que la perspectiva
zada por Bernardette, puede apreciarse una cierta delectación en la muer-
intcrcultural ofrece la deliciosa Caputxeta negra de Cano.
te del lobo, acaecida a lo largo de cuatro grandes ilustraciones, mientras
. Sin embargo, la ampliación de las fronteras de la permisividad y la adop-
que, en cambio, el mismo cuento elude totalmente la visión de cómo devo-
, 1\'in de nuevos valores no implica la anulación de límites a la adecuación moral
ra a la niña.
, ·11 los cuentos infantiles, sino su simple transformación. Así, la sustitución de
2. La distancia humorística lograda a través de una inversión de roles que
l:1 moralidad tradicional por la afirmación de nuevos valores es una caracte-
traspasa la violencia a los personajes positivos del cuento. Esta inversión
rística m_ás rípi~a de la literat_ura infantil de los setenta (véase El último lobo y
se produce en diversos grados de ruptura: desde la iniciativa otorgada a la
( Aperuc1ta), mientras que el Juego amoral se extiende durante la década de los
heroína que no se deja achicar, como en la versión de Caries Cano ¡Te pillé
od~enta, cuando el personaje transg~esor no es c~sriga~o {Cuentos en verso para
Caperucita!, al intercambio de papeles entre el lobo y el cazador, que pasa
11mo~ perversos) o el cuencoY'€~flv'rethe en un s1m_ple 1uego de humor metali-
a ser el auténtico malvado de la obra en la versión de García Sánchez y
Pacheco El último lobo y Caperucita, a la perversión de la heroína que mata 1 crano (El cartero simpátic O Nitfo"Dlpi~raf~~SÍ°dhal
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]ll/rod11cción a la literatura infantil y juvenil Capítulo 2: La evolución histórica de la literatura infantil y juvenil

tado con mucha aprensión y, realmente, en las versiones modernas de este 1 ., ¡; ,rma de reinterp retar los cuentos desde la perspectiva literaria ha resul-
cuento no se ha recuperado la dimensión sexual potenciada por Perraulr. 1 ,, l., 11111y influida por la conversión de la literatura infantil en literatura escri-
La defensa de los nuevos valores de respeto social, por otra parte, ha dado 1., l , ,1110 veremos más adelante con mayor detalle, los cuentos se crean actual-

lugar a una nueva y militante vigilancia sobre su posible vulneración que ha 1w 11 t l· 1)ara ser vistos y leídos, y no para ser oídos, lo cual ha favorecido la
producido lo que ha venido a denominarse "literatura políticamente correc- I" wt 1;1ción de las corrientes literarias y artísticas modernas en las obras d iri-
ta". Caperucíta Roja ha servido también para ironizar recientemente sobre la t•.1, l.1-. ;1 h infancia. Así, por ejemplo, una de las constantes artísticas de nues-
aplicación de estas directrices: 11.1 ''i"'lª es el juego inrertextual, la construcción de obras a partir de referen-
1, ·. , ,,nocidos. Si los cuentos populares constituyen una parre importan te de
Érase una vez una persona <le corta edad llamada Caperucita Roja que , .. ., .. 1,·krcntes compartidos y son , precisamente, los que se adquieren a una
vivía con su madre en la linde del bosque. Un día, su madre le pidió que lle- , , l.1, 1 111:Í~ temprana, es natural que los autores h ayan recurrido a ellos para
vara una cesta con fruta fresca y agua mineral a casa <le su abuela, pero no I" "In 1)roducir libros infantiles aurorreferenciales y, de hecho, todas las obras
porque lo considerara una labor propia de mujeres, atención, sino porque ,I,· .1111or citadas en este apartado lo son.
ello representaba un acto generoso que contribuiría a afianzar la sensación 1 " conversión de la literatura infantil en literatura escrita ha p ermitido
de comunidad. 1111.l,i (-11 la utilización de la imagen y de los aspectos materiales del libro
J. F Garner , ,,111,> elementos constructivos de la narració n y no ya como una ornamen-
' ·" 1,·, 11 aíiadida. Ello h a condicionado la creación de nuevos géneros de la
Aparte de utilizarse para la renovación ideológica, la pervivencia de los l11,·r:11ura infantil, como el álbum ilustrado y el libro-juego. Asimismo, la
cuentos populares ha sido defendida desde su consideración como relatos lite- , 1,-.1, i<',n de un nuevo sector de público adolescente ha provocado la apari-
rarios especialmente eficaces y sencillos que favorecen por ello tanto su fija- , ,, "' de un nuevo género para el otro extremo de la audiencia: la novela juve-
ción en el imaginario colectivo, como la educación literaria de los niños. Desde 111I. Fn todos estos nuevos campos de la literatura para la infancia y adoles-
esta perspectiva (Jean, 1988, por ejemplo), Caperucita Roja destaca por la , ,·11, i.1, Caperucita Roja ha hallado un nuevo encaje en el que obtener versiones
potencia de sus imágenes, por ese rojo sobre negro, pongamos por caso, que ., 1, .,v0s de las nuevas reglas de género. Puede verse, por ejemplo, la doble ver-
ha mantenido intacto el invento de la caperuza de Perraulr, por la sabia mode- ·.1,·,n con puzzle de Caperucíta roja, Caperucita verde de Delafosse para los
lación de la intriga, con una víctima a la que vemos caminar despreocupada- l"''lw::110s, o la narración para adolescentes de Martín Gaite, Caperucita Roja
mente hacia su devorador o con un diálogo enumerativo sobre las partes del m /\-!11nhattan.
cuerpo que va tensando la escena, así como por la universalidad de sus moti- Bajo la perspectiva de la creación literaria, la recreación de cuentos popu-
vos literarios, como el del enfrentamiento entre la inocencia y la debilidad con l.11,·\ que forman parte del imaginario colectivo se ha llevado a cabo destru-
la perversión y el poder. r.-11 do muchas de las características propias del folklore para pasar a conver-
En los últimos tiempos, el análisis de los textos ha corrido paralelo al de 111 los en relatos literarios actuales. Pero la nueva lectura no se propone sustituir
la ilustración que les acompaña casi siempre en la literatura infantil. Si, por 1., .11Higua, como podía suceder en la versión de los años treinta de Elena Fortún,
una parre, la crítica ideológica ha hallado en la ilustración un reflejo a menu- ·.ino que exige siempre que el lector mantenga en mente la versión tradicional
do aún más descarnado de los valores vehiculados por el texro, la crítica lite- 1•.11;1 notar la diferencia con la moderna, para leer desde la d istancia y la ten-
raria, por otra parte, ha resalrado la coordinación entre ambos sistemas artís- ·.1/,11 inrertextual creada entre ambas. Por ejemplo, en el cuento de Dhal el
ticos para la construcción de la obra. En este sentido, las ilustraciones de lnho, cuando ve que Caperucita no sigue la enumeración corporal prevista en
Caperucita Roja coinciden en subrayar los momentos claves del cuento, espe- ,·1 di;ílogo tradicional, le dice: "O no sabes tú el cuento o tú me mientes. Ahora
cialmente el encuentro de Caperucita y el lobo, o resaltan los elementos de la 1c 1oca hablarme de mis dientei '. T.::is operaciones de transformación de los
ateu wltn- r . d I
intriga, como en la generalizada visión de la casa de la abuela desde la pers- , 11c1Hos populares que se rea zan con mayor rrecuen¡ia por parre e os auro-
pecciva exterior de la niña que se acerca. 1n actuales pueden sintet" nmttoftDEp rofessional
~
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Introducción a la literatura infantil y iuvenil Capítulo 2: La evolución histórica de la literatura infantil y juvenil

Operaciones más usuales de transformaci6n de los cuentos folklóricos ,,il1.111 .1 l., visea desde las insinuaciones de la imagen: rapto, prostitución, vio-
1. La individualización de los personajes. 1,1, '"" l·I encuentro entre Caperucita y el lobo se ha metamorfoseado en el de
2. L't concreción y modernización del contexto, situándolo en la época actual. 11 11 .1 , nl<"giala y un conductor que permanece invisible, oculto tras unos faros

3. La desmitificación del héroe y del adversario. l1111 1111e1,m como ojos mecánicos que remiten a una mirada inhumana sobre
4. La utilización de estructuras narrativas complejas, tales como la introduc- l,1 111<1< 1·11L·Ía.
ción de historias dentro de la historia. l· 11 ,kliniciva, pues, la trayectoria seguida por Caperucira Roja permite ver
5. La disminución de la perspectiva omnisciente en favor de la utilización de 1,, t, 1111 1.1 l'll la que los cuencos populares se han integrado en la literatura infan-
perspectivas internas y variables. 1il, 11.111 rnnsriruido una parte del imaginario social a través de su difusión en
G. La autorrdcrcncia literaria explícita. 1,, ,·1.q u de la niñez y han reflejado la evolución del pensamiento social sobre
L,•, , .1 1.1dníscicas pedagógicas y artísticas propias de la literatura dirigida a los
1111 , .. -.. l .os fenómenos descritos pueden resumirse, concretamen t e, en los
2. r -4- Los límites de la literatura infantil y las nuevas perspectivas interpretativas ,1¡-,111,·11IL'S enunciados:

La manipulación de los cuentos populares muestra también los nuevos lími- 1 .1 ¡,Jrdida de "popularidad" de la literatura folklórica que mantiene su
tes establecidos en la literatura infantil en función de lo que a los adultos les pare- I" "kr de generar una parte del imaginario colectivo a través de su con-
ce comprensible o moralmente asimilable por parte de los niños. En efecto, la vnsión en literatura infantil, conversión que implica una serie de trans-
lireracura infantil reciente se ha caracterizado por una etapa de experimentali- lnr111aciones sobre las formas tradicionales ya desde los mismos inicios de
dad que ha conllevado una fuerte discusión sobre sus fronteras. Dos versiones •,11 fijación escrita.
de Caperucita Roja pueden servir también como ejemplo de este fenómeno: 1 .1 influencia que ejerce la visión social de la función educativa de los cuen-
La primera es la versión de Wajda Lavater, en la que el texto ha llegado a 1, ,s populares sobre la presencia o no de estos cuentos, o sobre la produc-
desaparecer literalmente de una larga página desplegable repleta de una suce- e i,'> n de nuevas versiones con valores m o rales diferentes en cada momen-
sión de puntos coloreados. La ausencia del cuento, simplemente evocado a tra- 1" histórico.
vés de los símbolos icónicos de la imagen, evidencia la presuposición de que l .. 1 reformulación de los cuentos provocada por la modernización de la lice-
nos hallamos ante un referente socialmente compartido que debe ser actuali- 1.1 tura infantil que lleva a su conversión en relatos literarios y a la explota-
zado a través de la narración oral de los lectores. La versión, inicialmente pen- ' it'111 de su potencialidad para el juego intertextual, juego caracterizado por
sada como experimentación adulta, y de venta en museos, fue adoptada por el humor y la desmitificación de los referentes compartidos.
la literatura infantil en su atención hacia las nuevas formas de introducir a los -1 l .os nuevos límites morales y literarios establecidos en la oferta de acceso
niños aún no lectores en la ficción narrativa. literario que supone la literatura infantil. Este último aspecto es el que ha
La segunda es la denuncia de la sociedad actual y la propuesta de diálogo
1,rovocado que el peso del tema sexual en este cuento haya limitado el aba-
cultural establecidas por la versión de Sarah Moon. El libro adopta fielmente nico de posibilidades de su reformulación infantil inclinándolas exclusi-
el cuento de Perrault suprimiendo la moraleja final. El texto se halla fragmen- v:trnente hacia el juego intertextual. Pero, de todos modos, el paso de un
tado y rimado por un reloj que señala las horas nocturnas, entre las cinco de la L ucnto popular como Caperu.cita Roja desde la versión de Perrault como cuen-
carde y las cinco de la madrugada, y es convertido por las imágenes en un film to moral, a sus versiones como explotación del imaginario colectivo, mues-
de género negro, con fotografías en blanco y negro y una ambientación urba- e rcm la distancia que ha recorrido la literatura para niños y niñas desde su
na propia de los años cuarenta, con sus adoquines brillantes, la carrocería ame- intención admonitoria hasta su énfasis acrual en el juego literario.
nazadora de un coche oscuro, un perro-lobo al lado de una tapia, etc. Su dra-
Created with d J. . , .
matismo cierra el ciclo abierto por Perrault al replicar su versión a base de
El cuadro siguiente pued~ ir ~1\~~~ifftr'.n e 1tm erano s~gu1-
invertir los términos, ya que los males que amenazan a la infancia moderna
cl11porlaevolucióndelos ~ P~ profeSSIQna 1
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/11trod11cció11 a la literatura i11fantil y ¡uvenil C1pit1tlo 2: La euoluátín histórica de la literatura i11/;1111i/ y juveml

Cuadro 2.1. Evolución de los cuentos populares. .1! ,l,·, .1rrollarsc la visión de la adolescencia como u n a etapa viral con
ttlt ,11 1, 11 ·.11, . 1\ ,·s¡k'CÍficas.
Ambiro de la literatura infantil
1.11,I, .1 ,¡<" 111la infancia con intereses y necesidades format ivas propias, lle-
Cronología Siglos XVII-XIX Siglos XIX- Años 50-60 A partir dt;--
\'!\ I'"' ·.. , 11, 1siglo XVIII, a la creación de libros especialmente dirigidos a este
1' mitad XX los años 70
Etapas Versiones de Fijación escrita: Traspaso a Rechazo Reformu- •~1•.111, 111 , , ,I<- nbd. Inicialmente, esos libros infantiles se entendieron como u n
del cuento transmisión Perrau/t la literatura laciones lo•11111 11o·111" ,ducativo, pero el enorme consumo infantil de colecciones popu-
popular oral infanril l,11, ,, ,1, 11,,1·,-L1., . leyendas y cuentos para todos los públicos, como los chczpbooks
Transmisión oral 111¡•,I, -., . , , l.1 "l~ihliotheque Bleue" francesa, hizo que empezaran a editarse libros
Fi¡ación escrita: I" 11·.. 1, !, ,.. , 1irn:tamente para su ocio y entretenimiento, aunque la función moral
Valores
Grimm
"enrretencr e in truir"
n,
111,111111, 1.-1.1 ellos un papel esencial. Fue un revendedor de lib ros, Jo hn
Educativos 1' acción de Legitimación Anulación transgresiún
N, 11!,111 11· ,¡ttim , en 1744, abrió la primera lib rería infantil en Londres y empe-
censura sohre de la fanrasía lntroduc¿ión de 111 .1, ., 1il ,ir y a editar él mismo breves historias divertidas, ilustradas y baracas.
los cuentos lntensificaci(in 1 .1, "11\l itución de la infancia como público lector forma parte d e la gran

populares de la censura Civilización , ,1, 11-.1 .. 11 ,k b alfabetización que se produjo en la sociedad occidental duran-
~

~ rc:---:a-ra-c-te-rí-st-ic--a-s-t-------lf-C-,u-e_nr_o_m_o_r_al---t-C-_u-e-nt_o_m_o_r-al~-----+R-e_l_at-o-li-te-rariu •• , 1 ·.1,•,ln \ 1\. Mujeres, obreros y niños fueron tres segm entos sociales que se

i literarias Pcrrnult (tradicional) Fórmulas


111, "lf"'r .1rn 11 masivamente a la posibilidad de lectura y que, con sus deman-
,l.1·,. l,1, i,-1<>11 variar la edición en general y la literatura en particular. La nove-
Perrault experimentales
Cuento - -------- - - AÍ;a,Íir de Cuento 1.t, 1111 )',,·11no literario despreciado por las élites, t riunfó clamorosameme en la
tradicional Gnmm tradicional ,,11, 1,11 1. l .as grandes tiradas de novelas baratas y la publicación por entregas
(moral) Grin1rn Grimm , 11 l.1 ·. 1111,·vas revistas fueron a la vez causa y consecuencia de la creación d el
Circulación Litcrarura infantil Literatura 1111,, ,, 1ipo de público de grandes masas lectoras. Si en los inicios del siglo, las
social Literatura tradicional popular popular infantil 11111,·l.is r;ira vez superaban los 1.000 o 1.500 volúmenes de tirada, hacia 1870,
autorreferencial
Interpretaciones 1,,., ,,. ,1·'"L1s de Jules Veme alcanzaban los 30.000 ejemplares.
Teóricas Míticas y Sociohistóricas !·11 h segunda mitad del siglo fue ampliándose progresivamente la obliga-
Sobre función etnológicas marxistas Estudios sobre 11111nl.ul de la escolaridad. Ello llevó a la necesidad de libros de texto, de revis-
social --·--- - -----·-----·--- · - - - - - - - l
literatura 1.1 ·. 1· ,k lecturas para los n iños. La escuela ha sido siempre el principal "clicn-
Sobre caract. (formalistas) infantil 1, .. , le la edición infantil, o al menos el cliente al que hay que satisfacer en sus
literarias ·--·----·--·-----!-------l , 111.-rins pedagógicos, puestos, que éstos ejercen una gran influencia en la com-
Sobre su
(psicológicas) Psicoanalíticas ¡11.1 ,k li b ros por parte de los padres. La adopción de determinados rínilos
recepción
Ámbito del folklore , ""'" 1ihro de lectura habitual explica, por ejemplo, el éxito de ventas de algu-
1111·, 1í1 idos concretos a lo largo de la historia d el libro infantil, como el de las
J,i/,11lr1s de La Fontaine en Francia (el libro más vendido durante toda la pri-
11 u·1.1 mitad del siglo XJX, con 240 ediciones), el Robinson Crusoe en la mayo-
2.2. El nacimiento y desarrollo de la literatura infantil y juvenil
11.1 d,· los países europeos, El juanito en España y, más recientemen te, El zoo

Sólo a partir del siglo XVIII puede hablarse propiamente del nacimiento .li / 1/us en Cataluña o Fray Perico y su borrico, un libro muy difundido en las
1

de una literatura para niños, ya que fue entonces cuando la infancia empezó , ·., 11,·bs religiosas de nuestrtupaís.d 'th
A 1o 1argo d e1s1g . Io XIX ueteate w1
on surg1en do d"1stmtos
. .
¡1pos d ?-eneros
ae , entre
a ser considerada como un estadio diferenciado de la vida adulta. Se traca de
un proceso similar al que se ha producido en las sociedades postindustriales j,i, lihros infantiles. A medí s11itrcfsQ1aproressional
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Introducción a la literatura infantil y juvenil Capítulo 2: La evolución histórica de la literatura infantil y ;uvenil

-en muchos casos con décadas de retraso en España-, algunas obras demos- ,l,·1 .11,Luniento social al situar la aventura en el metro de Nueva York en El
traron su capacidad de conexión con la infancia y adolescencia y han queda- /,',,/,111,oJ/ del metro de Felice Holman.
do consagradas por la historia de la literatura infantil y juvenil como los clá- l l11rante el siglo XIX la avencura fue uno de los géneros narrativos m ás esta-
sicos de este tipo de literatura. Esta etapa de creación de unas bases literarias 1,1, •, ,·11 la oferta adolescente o en el paso de novelas adultas a este tipo de públi-
puede alargarse en solución de continuidad hasta la segunda guerra mundial. '" 1· I p;món general de la lucha por la supervivencia en un escenario lejano
A partir de entonces, el enorme desarrollo en la producción de libros infan- •,, dnglosó en variantes, relacionadas con distintos subgéneros de la literatu-
tiles y los cambios sociales emergentes durante la segunda mitad del siglo XX 1.1 ,i<- ;1dultos, que configuraron líneas de aventura de gran rendimiento pos-
caracterizan un nuevo período que prepara la ruptura generalizada que ha 1,·1 1l ,r.

supuesto la década de los setenta del siglo XX respecco de los rasgos anterio- l In caso especial es el de la segunda obra en el tiempo que puede consi-
res. En este aparrado, pues, procederemos a un repaso sucinto de los distin- ,1, , ., 1sc un clásico fundador de la literat ura juvenil, aunque tampoco fuera
tos tipos de géneros que han configurado las bases de la literatura para niños , ··• , iu pensando en este público, sino con la intención de realizar u na sátira
y adolescentes. I" ili1 ÍLo-social de la época. Nos referimos a la obra Los viajes de Gulliver (1726),
,1,,1 p.1sror anglicano irlandés Jonathan Swifr. Sin duda, las aventuras de Gulliver
, 11 l1 1¡,,1res tan exóticos como el país de Liliput, el de los gigantes o el país de

2.2. r. Las narraciones de aventuras J.,._ , .1hallos, fueron adoptadas por los niños gracias a sus componentes fan-
1.1-.1 i, os y al uso de motivos gratos a la infancia como el del conrraste de tama-
Aunque la aventura puede hacerse derivar de formas tan antiguas como la 11m de los personajes. Por ello, su d ifusión posterior ha estado centrada espe-

épica medieval, la aventura moderna para adolescentes deriva directamente del ' r.ilrnl"nte en el primero de sus viajes, el de Gulliver a Liliput, y se ha realizado
Robinson Crusoe de Daniel Defoe, aparecida como libro en 1719, después de , ,.,· rr, i:ilmente sobre versiones infantiles de la obra original q ue han suprimi-
haber sido publicada por entregas. Se trataba de una obra dirigida a los adul- ,1 .. Lis consideraciones morales y sociales.
tos, en la que se narra la reproducción de la civilización occidental por parte l·:11 realidad, pues, puede decirse que el primer género de aventura añadido
del náufrago Robinson. El enfrentamiento entre el hombre y la naturaleza y .1 l.,, robinsonadas fue la conquista de nuevos mundos que contraponía la figu-
la habilidad narrativa y descriptiva de la obra captaron el interés adolescente 1.1d,· los colonizadores europeos a la de los nativos, especialmente en el caso de
más allá de los valores ideológicos de la época a favor de un estado colonial l.1, olonización de Norteamérica, que se llevaba a cabo en aquella misma épo-
moderno. El entusiamo de Rousseau por el valor educativo del Robinson en ' ., .'ic sitúan aquí la serie de seis novelas de James Fenimore Cooper, Leather-
una época en que se estaba asistiendo también al nacimiento de la pedagogía s,,,,f ing Tales, de la que forma parte la más famosa de ellas, El último mohica-
contribuyó, sin duda, a su prestigio entre los adultos prescriptores de los libros 11,1 { 1826), las obras de Jack London, como Colmillo blanco, o la serie de Karl

infantiles y a la legitimidad de la selección y creación de obras de este tipo. t--1.iy sobre el apache Winnetou y el alemán Old Shatterhand en la década final
La obra inauguró, así, un género completo. Las robinsonadas hallaron su ,lcl siglo. En rodas estas obras se produce una fascinación por la naturaleza vir-
continuación, aún en el siglo XVIII, en la obra del pedagogo alemán Campe, J'.rn, se adopta la perspectiva indígena en la reivindicación de un modo de vida
quien realizó su propia adaptación, y ya en el siglo XIX, con otras obras, entre 111.is armonioso con la naturaleza y se da cauce a la nostalgia por una forma de
las que destaca por su difusión, La familia de los Robinsones suizos (1812-13). ,·ida que desaparecía a ojos vista. Todos estos ingredientes provocaron tanto
Durante el siglo XX no han dejado de producirse nuevas versiones de este mode- •,rr inmediata popularidad en Europa, como su conexión permanente con las
lo, ya que resulta una situación narrativa muy adecuada para el tema de la ini- l.rnusías infantiles que no tardaron en traspasar este imaginario a sus juegos
ciación a la vida adulta. Encre las robinsonadas recientes destacan el protago- 111.ís J ifundidos.
nismo femenino de La isla de los delfines azules de Scott O'Dell, la reelaboración Por otra parte, la colonize~SW~Hica de la India trasladó algunos de esros
del mensaje educativo, otorgando preeminencia a los valores del salvaje Viernes, , lrn1cntos a través de las obr e Rudy¡rd ~¡~~~re todo en El lib~? de
en Viernes o la vida salvaje, de Michel Tournier o la actualización del sentido l. , ¡1111.~la (1894). y la misma "ó'flit~ri~stenal
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l11troducci<511 a la literatura infantil y juvenil Capitulo 2: La evolución histórica de la literatura infantil y juvenil

ca, se halla en la identificación con la serie de libros de Tarzán (1914-1936) dd 11.,,·,l.1 j11 vcnil o a la literatura en general, ya que ha llegado a hab larse de esca
norreamericano E. R. Burroughs, que hace confluir 1a vivencia poderosa d<'I , il 11 1. / ,1s 11venturas de Huck!eberry Finn ( 1884) como de la narración funda-
salvaje protagonista con su dominio aristocrático del mundo. ,!, 11 .1 dt" la liceratura norteamericana. Con la situación de la a ven cura en plena
La vida aventurera toma forma, asimismo, en el género de los piratas, t¡uc 111 l.1, <>tidiana, estos relacos infantiles y juveniles enlazan con otro tipo de fic-
cuenta con la obra del italiano Emilio Salgari, quien plasmó las tierras exó1i- ' 1n11: Lis historias realistas.
cas por las que había viajado a través de la creación de personajes de gran atrac-
tivo, como el de Sandokán. Sin embargo, la mejor obra de piratas de la lite-
ratura juvenil es sin duda la famosa La isla del tesoro ( 1883) de Roben Louis , . / ,1s historias realistas de protagonista infantil
Srevenson. Escrita par:1 complacer a su hijastro adolescente, publicada prÍml·-
ro por entregas y producto de un espíriru aventurero que llevó a Stevenson a l·.11 la primera mirad del siglo XIX, la literatu ra infantil y juvenil continuaba
pasar los últimos años de su vida entre los indígenas de la Polinesia, e·sta obra , 1111,1 i1 u ida básicamente por libros didácticos que proscribían la fantasía. La
expresa como ninguna la afición romántica por las aventuras exóricas o los per- 1 1.111.1< ión de cómo aprendían a comportarse los jóvenes protagonistas se reali-
sonajes marginales, así como la tensión entre civilización y aventura que dio 1.il ,.1 ;t través de modelos realistas de ficción que se inscribían en la descripción
lugar a la creación de los clásicos de la narración juvenil. ,¡.. lti,corias familiares o escolares y que podían in cluir varios modelos prove-
El género de aventura da lugar, también, a la novela hisrórica cuando se 1w11I L'S de la literatura realista y de follerín de la época. Poco a poco, esta repre-
sitúa en este tipo de marco narrativo. La novela histórica, un género adulto, •,,·11LrLÍ(ín del mundo familiar a los niños empezó a utilizarse, no tanto para ense-
traspasó a la novela juvenil, por ejemplo las obras del aucor británico Walter 11.11 normas de conducta, como para expresar la creciente preocupación social
Scott (lvrznhoe, 1819; Rob Roy, 1817), las del auror francés Alexandre Dumas I" ,, L1situación psicológica y social de la infancia. Efecrivame~te, _e,1 siglo ~X fue
(Los tres mosqueteros, 1884 o El conde de Montecristo, 1844-45) y otras en las 1111 tiem po de grandes cambios para los menores. La urba111zac10n y la mdus-
que personajes reales pasaron a la categoría de ficción, como en el caso de 111.il iJ.ación llevaron a los niños a las minas, a las fábricas y a las calles de las gran-
Robin Hood, inmortalizado por Geoffrey Trease. .In ciudades, m ientras que, por otra parte, se iniciaba la extensión de la escuela
Finalmente, pueden situarse aquí muchas obras del famoso autor francés Jules , ,l ,!i"atoria. En las clases acomodadas empezó a difundirse una cierta compasión
Veme, que adoptó el esquema de la aventura para proyectarla desde el centro de •,nci~I por las duras condiciones de vida de la infancia, al mismo tiempo que
la Tierra, a la navegación por los mares o por los aires, en narraciones construi- .. , 11 pezaban a idealizarse los rasgos de inocencia y pureza intrínseca atribuidos a
das a menudo a parcir de la especulación sobre los posibles avances científicos que nu etapa de la vida.
marcaron los inicios de la ciencia ficción. Desde 1863, Veme publicó un "viaje El modelo de crónica familar ha tenido u n g ran rendimiento en la narra-
extraordinario" por año, entregado a los lectores junto al Magasin d'éducation et ma infantil y juvenil, con obras tan conocidas como Mujercitas (1868) de la
de récréation de la edicorial Herzel, un modelo de revista profusamente imitado 11 orreamericana M. Louise Alcott. T am bién se inclu irían en este grupo las
en los demás países. Entre las más logradas pueden citarse: Cinco semanas en glo- .,!,undantes h isrorias de huérfanos, con rodas sus variaciones sobre el candor
bo (1863), Viaje al centro de la Tierra (1864), De la Tierra a la Luna (1865), Los 111 fantil que conquista el corazón endurecido de los adultos, o la folletinesca
hijos del capitán Grant ( 1867-68) Miguel Strogojf( 1876), etc. dureza de vida de los pequeños protagonistas q ue acaban integrándose en el
Hacia finales de siglo, se produjeron cambios decisivos en el género de ]11joso mundo que les pertenece por nacimiento o les adopta. Son bien cono-
aventura al pasar a situarse ésta en escenarios cotidianos para los lectores y al ' idos los ejemplos de este género que han sido disfrutados durante genera-
estar protagonizada por niños. Las aventuras de Tom Sawyer ( 1876), de Mark ' iones a través de obras como Sin Familia (1869) del francés Hector Malot,
Twain, supone un título clave de esta evolución ya que combina aventura, rea- f !eidi ( 1884) de la suiza Johanna Spyri o El pequeño Lord (1886) y El jardín
lismo y humor en el retrato de maduración de un simple niño en una peque- ,,.creto (191 O) de Frances li?c9JW~fwfü+rnetc.
iía aldea norteamericana. La celebración de la infancia que supone Tom Sawyer La figura de niños hué~ uede ~aliarse ~ en ~~rf realista~ pa~a
cobra hondura reflexiva en la segunda gran aportación de Mark Twain a la
;1dultos que fueron adopta\ !Y lfttrOraMreprofessrona 1
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Introducción a la literatura infantil y juvenil Capítulo 2: La evolución histórica de la literatura infantil y juvenil

social de Charles Dickens sobre la situación de la infancia en la Gran Bretaña 111111 .11 :1 las jóvenes generaciones en una constelación de valores que impidie-
industrializada, en obras como Oliver Twíst (1839) o David Copperfield (1850), 1.111 l.1 repetición de los recientes horrores de las guerras mundiales.
alcanzó el favor infantil gracias a su estilo caricaturesco y a la potencia narra- 1 .1s pandillas, por otra parte, provocaron una gran disminución d e las
tiva que absorbe su derallada descripción de personajes y ambientes. "l11•,1,11ias de familia" como contexto realista de ficción. Paradójicamente, con
Por otra parte, se desarrolló el modelo de historias en contexto escolar. , -.1.1 n 'olución desapareció también la descripción de las historias escolares.
Aquí se incluyen muchas obras escritas para servir de libro de lectura en la h1." últimas se habían centrado, principalmente, en la descripción de la vida
escuela primaria con la intención de contribuir al conocimiento o cohesión d, 1111crnados británicos, de manera que los cambios educativos las hicieron
social de su país de origen. En 1836, por ejemplo, se publicó el Gianetto de l.111¡•,11 idcccr y la aventura se desplazó hacia otros escenarios o hacia el tiem-
L. A. Parravicini, una obra que ejemplifica situaciones para ofrecer una pau- 1", de vacaciones. Sólo en las décadas más recientes, la vida escolar ha reco-
ta de conducta moral. El éxito del libro en las escuelas generalizó la fórmula l ,1.1, !.1 protagonismo a través de la novela juvenil, mientras que un nuevo auge
y dio lugar en España a los muy utilizados cuentos de "Juaniro". Es. también ol,·I 1•rntagonismo individual ha recuperado también el contexto familiar como
el caso de Corazón (1886) de Edmondo D'Amicis, que se propone fomentar ,··., ,·11:1rio vital de los protagonistas.
la convivencia entre las clases sociales y entre las antiguas regiones indepen-
dientes de la Italia recién unificada, o del pequeño E/ maravilloso viaje de Nils
Holgerssons (1906-1907) de Selma Lagerli:iff que sobrevuela las distintas regio- ;. Las historias de animales
nes de Suecia moneado en un ganso.
A lo largo del siglo XX se fue potenciando el protagonismo exclusivamen- l .as historias de animales derivan directamente de las fábulas y han tenido
te infantil en el seno de estos modelos. La vida de la pequeña burguesía en la •,w111prc una gran presencia en los libros infantiles. Durante el siglo XIX, sin
Gran Bretaña de la década de los veinte halló su rerrato más mordaz y diver- rn1h:1rgo, se diversificaron las formas y propósitos de su utilización, pasando
tido en Travesuras de Guillermo (1922), un libro de Richmael Crompron que .i.. .,u uso como sátira de las costumbres humanas a la defensa de los mismos
reunía los relatos publicados en revistas femeninas y que inició una serie inin- .111i111:1les, como en Belleza negra (1877) de A. Sewell, o bien a la descripción
terrumpida de publicaciones hasta 1965. El liderazgo ejercido por el incon- d.- d istintos modelos de convivencia entre protagonistas humanos y animales,
formista Guillermo en su banda de "proscritos" señalaba también el auge del , , >1110 en la ya citada El libro de la selva de Kipling.

p~otagonismo infantil de grupo producido a partir de la segunda guerra mun- Muy pronto, las narraciones de anim ales adoptaron las formas mayorita-
dial. La fórmula de un grupo de niños protagonistas y de unos adultos en el 11.1s con que han pervivido hasra la actualidad: en primer lugar, su utilización
papel de adversarios, o simplemente ausentes, puede..verse claramente mani- , ,,mo personajes humanizados que sustituyen a la sociedad humana en los
festada en las numerosas series de obras de Enyd Blyton, tan mundialmente lil1ros para los niños más pequeños. Los cuentos de animales de Beatrix Potter,
famosas como constantemente bajo sospecha de reaccionarismo y estereotipo , 01110 El cuento de Perico el conejo (creado en 1893 aunque no halló editor has-

en el mundo de la crítica literaria y educativa. 1.1 1902) o El viento en los sauces de Kenneth Grahame ( 1908) iniciaron un
Los misterios que resolvían los protagonistas de Blyton contribuyeron, por 111odelo que se ha mantenido de forma enormemente estable a lo largo del
~t:ª. parte, ~ difundir la narración policíaca de protagonismo infantil que había ,iglo. A él se adscribieron aciertos posteriores indudables como la serie de Babar,
1n1c1ado Ench Kastner con Emilio y los detectives en 1928. d rey elefante, creada por el francés Jean de Brunhoff en los años treinta y con-
Las pandillas protagonistas ejercieron un predominio rotundo en las déca- 1i nuada, a su muerte, por su hijo Laurent. En segundo lugar, se desarrolló tam-
das _de la postgue'.ra europea. Muy a menudo sus aventuras estaban dirigidas hién la descripción realista de animales, normalmente en convivencia con pro-
hacia tareas altruistas y encarnaban los valores más preconizados en esa épo- ugonisras infantiles o adolescentes, para tratar los sentimientos de afecto, de
ca: la nobleza, la generosidad, la democracia, la colaboración con los demás, kaltad o de socialización e~~llfld1wMuchas de estas obras han sido difundi-
el esfuerzo, el trabajo provechoso, etc. Se trataba de una literatura que venía a e7 -,º
, Lts a través del cine, como amigvttr
de Mi (I 941) ~ M. O'I;Iara
corresponderse con el auge de la pedagogía racionalista y con la voluntad de ., de Lassiede E. Knight º\!Y nitro . protess1onal
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!11trod11cció11 a fa literaturn mfantil y juvenil Capítulo 2: La ez,u{11ció11 histórica de la literatura infa11til y ;uue11il

Sin duda, el desarrollo del libro ilustrado pocenció también este tipo de 1,.1 1.1 u na Alicia real y sus hermanas una tarde de verano. Lejos de cualquier
representación que ofrece un campo muy amplio a los autores de álbumes l'"'l"·•si to didáct ico típico de la época, Carroll creó un auténtico relato litera-
para representar a sus personajes. En este sentido, cabe señalar que la serie de l 1,, ,·11 d que manipuló el modelo de fantasía existente al fusionar las fronte-
Babar puede ser considerada como el nacimiento del álbum, una forma narra- 1.1•, ,le- realidad y fantasía y al m ezclarlo con otros modelos narrativos como el
tiva en la que texto e imagen confluyen e interrelacionan sus dos sistemas de ,,,,,1 ,mse y la parodia de los convencionalismos sociales o d e la interrogación
represencación. ·., ,1 ,r,· el mismo lenguaje. El traslado a un mundo de fantasía con animales par-
l.11 11,·s, pociones mágicas, rimas absurdas, adivinanzas o juegos de palabras
1111ws1ran la d euda folklórica de Carroll, pero la decidida ampliación d e las
2.2.4. Las narraciones fantásticas y de humor l'"'i l,ilidades de la ficción fantástica emprendida por él y seguida por muchos
, i11 ns autores posteriores provocó que, grad ualmente, los temas de imagina-
Los propósitos moralizadores que presidían la literatura para niños y ado- , 1,111 titeran ocupando el corazón mismo de la literarura infantil y juvenil.

lescentes retardaron la aparición de libros de humor y fantasía hasta la segun- FI humor, la mezclad~ realidad y fantasía y la presencia de múltiples prés-
da mitad del siglo XIX. A nivel general, las narraciones de autor conocido que 1.1111os de la literatura oral llevan a incluir en este género a o tro clásico como
incluyeron elementos irreales lo hicieron en estrecha relación con los rasgos / ,1, ,111 enturas de Pinocho (1883) de C ario Lorenzini, llamado "Collod i" en
típicos de los cuentos populares y a partir del interés por el folklore desvelado 11 .. rwr de su aldea natal. El libro fue publicado tras el éxito del relato por entre-
en aquel siglo. )',,1,, Historia de una marioneta, aparecida en un periód ico infantil italiano.
El primer ejemplo relevanre de este tipo es el El rey Cascanueces (1816), l .,llodi intentó conservar explícitamente el propósito didáctico habitual, pero
escrito por Ernst Theodor Amadeus Hoffman para los hijos de un amigo suyo. ., pvsar de ello, el descaro picaresco del muñeco de madera que creó ha man-
Los motivos folklóricos (como la maldición desde la cuna, la búsqueda del 1n1 ido su capacidad de conexión con las generaciones posteriores.
objeto mágico, la ascensión final al trono, ere.), el retrato de la vida burguesa En cambio, El mago de Oz (1900) de Lyman Frank Ihum se adscribe m ,ís
de principio de siglo y el espíritu romántico del autor ofrecen un rnenco que l,i<'lt a la reformulación del cuento maravilloso y a la inAuencia de Alicia para
enlaza un escenario realista y otro fancástico en una mezcla que se avanza a su ,drn:crnos la historia de una niña aspirada del mundo real por un ciclón que
tiempo para convertirse en sorprendentemente actual. l.1 llt:va a un mundo fantástico donde corre diversas aventuras de inspiración
El propósito moralizador parece el objetivo principal de otro de los pri- f.,l klórica hasta hallar el camino de regreso. El lugar de honor de este libro en
meros cuentos infantiles, el Pedro el desmenuzado (1846) escrito e ilustrado ,·I imaginario norteamericano no deja de concrastar con su escasa incidencia
por el médico alemán Heinrich Hoffman para su propio hijo, ante la impo- rn los países europeos más allá del área anglosajona.
sibilidad de encontrar cuentos infantiles de su agrado. El humor, la caricatu- Pero si en estas obras clásicas es el protagonista el que se t raslada a mundos
ra y la crueldad rigen esta obra, muy impactante para el gusto actual, dadas f.111 dsticos, la narración fantástica conformó muy pronto un patrón inverso que
las terribles consecuencias de la mala conducta del protagonista. Pero sin duda rvsllltaría hegemónico en la narrativa infantil posterior: la incrusión d e u n ele-
estos mismos rasgos se extienden a un conjunto de obras -Max y Moritz del nll'nto mágico en el mundo real y moderno, intrusión que puede causar sor-
ilustrador Wilheim Busch (1865), las nursery rhimes inglesas o el non sense 11rcsa y alarma, pero que habitualmente desencadena todo tipo de consccuen-
cultivado por Edward Lear- que supusieron el vigoroso inicio de una litera- ' ias cómicas. Los cuentos de Edith Nesbit (con disti n tas recopilaciones desde
tura infantil alejada de la sensiblería y convencionalidad de los libros didác- l ')05, Historias de dragones) o Peter Pan y \\¼-ndy de James Marrhew Barrie (1904)
ticos al uso. 111 ician este modelo, aunque en Peter Pan la irrupció n de la fantasía mantenga
Con todo, cabe atribuir a Alicia en el país de úzs maravillas de Lewis Carral!, ,·1 viaje a un país fantástico, en este caso el de Nunca Jamás, escenario q ue ha
seudónimo de Charles Ludwidge Dogson (1865), el origen real d e la entro- 1<·11ido el acierto de encamai;.el rleÍ w,tli
o.rle una infanc.
· 1..rea'te . ia eterna ,v pasar,. como tal,
nización del modelo literario fantástico para niños y la constitución decisiva .il imaginario moderno. EnÍ.::.'\ rase ha~_:1,ji~~ente, también, la. ten-
de una literatura infantil y juvenil con voz propia. Carral! inventó la historia ,kncia a la fusión de género~ dni(Rr'-qt!e pr®~Sróna 1
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l ntroducción a la literatura infantil y ¡uvenil Capítulo 2: La evolución histórica de la literatura infantil y juvenil

obras modernas para niños. Así, indios, piratas, sirenas, hadas, animales e inclu- 1111•.ln:1, del siglo anterior. Así, Philippe Pearce con Tom y el jardín de media-
so los padres victorianos del mundo real mezclan despreocupadamente sus carac- ,,,,,/,,. ( 1958) y otros autores, como Alan Gardner, inauguraron una nueva da-
terísticas y adoptan rasgos tiernos y ridículos frente a los niños protagonistas " . ,1,· hntasía en la cual unos chicos actuales se encuentran relacionados o
con los que se han identificado los lectores a lo largo del siglo. n1l 1rnL1dos a fuerzas misteriosas y terroríficas. El interés por lo oculto y lo sobre-
En el período de entreguerras la fantasía se constituyó como forma domi- 11,11111,d. presente en la literatura de adultos, se trasladó a la narrativa infantil

nante y se fijaron muchos de los imaginarios fantásticos que han llegado has- 1· llll'cni l fusionando las historias clásicas de fantasmas co n el modelo de mis-
ta nuestros días. Así, por ejemplo, la caracterización de un personaje extraño 1.-i 1<1, por descubrir. De esta manera, las obras detectivescas d e protagonismo
en un contexto realista produjo aciertos de gran repercusión como el hada- 1•,111¡ ,.d características de esta época alcanzaron las posibilidades narrativas deri-
institutriz de la obra en cuatro tomos Mary Poppins (1934) de P. L. Travers, v.111.is (le la creación de personajes o mundos inexistentes.
de la señora que disminuye intermitentemente su tamaño en La señora 1\l~unos autores ampliaron las fronteras del fontasy hasta crear un género lite-
Cucharita ( 1957) del autor danés Alf Prnysen o de la superniña Pippa 1.1111, ;1 medio camino entre la ficción medievalizante, la magia y la aventura, que
Mediaslargas de Astrid Lindgren (ya en 1945). Como dice Hürlimann (1968), ·,,· k1 denominado alta fantasía. La principal aportación a la creación d e este
si el Robinson Crusoe, las obras de Cooper o David Copperfield, eran obras 111"dclo se debe a J. R. R. Tolkien, un profesor de lingüística de Oxfo rd, buen
para adultos que pudieron ser leídas por los niños, y si Heidi, Pinocho o Nils , , ,1HKcdor del folklore céltico, quien en obras como El Hobbit (1 937) estableció
Holgersson recibieron la aprobación tanto de los educadores como de los niños, •,11 h1 ncionamiento a base de la descripción de un mundo secundario completo

Pippa Mediaslargas fue recibida con suspicacia por los adultos y adorada por d"1>dc se libra una lucha entre el bien y el mal, donde la fantasía se basa en la
los niños. Esca obra supuso así uno de los primeros ejemplos de la tendencia .ilmi,,n a personajes y poderes antiguos recogidos de las tradiciones míticas y don-
de la literatura infantil moderna a liberarse del control social sobre su ade- , l. d desarrollo narrativo adopta la forma de una misión de búsqueda a través de
cuación educativa. 1•.1.111des aventuras. La posibilidad de entender la alta fantasía como u n género
A pesar de los precedentes ya existentes, también fue en esta época cuan- 111l.111til y juvenil es muy discutible, sobre todo en obras como El señor de los ani-
do se extendió la humanización de objetos, especialmente de juguetes, como 1/,11 ( 1954), y el mismo Tolkien cambió de opinión sobre este pun to a lo largo
en la obra a medio camino entre el libro de animales y el de juguetes, .Winny, d<" .\ll vida, en el sentido de ampliar la consideración del público destinatario a
el Puffde Alan Alexander Milne (1926) basada en la relación entre un niño y 10,Lis las edades. Las obras que pueden inscribirse en este modelo han sido publi-
su osito de peluche, obra poco divulgada en España, pero referencia ineludi- • .ida~ tanto en colecciones juveniles como de adultos, y el éxito de público que
ble en Gran Bretaña, o como en el caso posterior de la locomotora de Jim oli1 it:ncn no parece circunscribirse en modo alguno a los lectores adolescentes.
Botón y Lucas el maquinista (l 960) de Ende.
Después de la segunda guerra mundial, la fantasía fue alejada del espacio
central de la literatura infantil y juvenil por la pedagogía racionalista, por las 2. . 5. El desarrollo de la literatura infantil y juvenil en España
corrientes realistas y por la dificultad de ser aceptada por el nuevo público ado-
lescente a quien empezaba a dirigirse la producción contemporánea. Justo en La literatura infantil y juvenil en España aparece propiamente en el siglo
la frontera de esta etapa, la fantasía dejó otra obra singular, no pensada como \\. Naturalmente, durante el XIX pueden rastrearse los pasos habituales de
libro infantil sino como reflexión sobre la vida, pero que ha ejercido una influen- , ualquier literatura infantil antes de su constitución como tal: publicación de
cia notable durante décadas: El Principito de Antoine de Saint-Exupéry (1943). .1kluyas y otras formas populares de literatura folklórica, autores de literatura
Como vía de salida, durante la década de los sesenta, la fantasía comenzó .1dulta que se dirigen esporádicamente a un público infantil con algún cuen-
a asociarse a otros modelos literarios. En algunos casos la relación no pasó de lll u obra de teatro aislada, obras pedagógicas destinadas a la lectura infantil
ser un uso ocasional de eleme ntos fantásticos, pero en otros se desarrollaron , 011 algún atisbo de interés ~terar,Wv) nJcio de las traduccio nes d e obras d e la
nuevos géneros, como la ciencia ficción, de la que hablaremos más adelante, li1t:ratura infantil de otros p~ nkación de las Di~eras revistas infantiles
o el renacimiento de un cierto fontasy, emparentado con las novelas góticas didácticasydeentrecenimi ~yc.nitrop F professional
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/11trod11cción a la literatur.1 infantil y j11ue11i/ Capítulo 2: La euolución histórica de la literatura infantil y juuenil

Pero para hablar de una cierta base de literatura dirigida a los niños en ,lt,1 .. po r b sociedad catalana en esta época hizo q ue la edición p ara n iños
España, hay que remitirse prácticamente a principios del siglo XX. Un hecho , 111 11.11.1 , 1111 el esfuerzo aunado de las instituciones, editoriales y medios edu-
fundamenral en lengua castellana es la existencia de la editorial Calleja de ' ,111rn•, v artísticos, de modo que proliferaron revistas, colecciones literarias,
Madrid a partir de 1876. Saturnino Calleja se propuso con ella hacer asequi- 11,,d11, , iones e ilustraciones de sorp rendente calidad. Les aventures d'En Perot
bles y atractivos los cuentos y libros escolares para niños. Contribuyó, así, a ,\ /,11 '""f"Í ( 1917) o Sis joans (1928) del poeta Caries Riba o los cuent os de
difundir los cuenros de Grimm, Andersen, Perrault, etc., con un éxito de públi- 111I., 1\11glada (En Peret, 1928), para los pequeños, y Lau o les aventures d'un
co del que da cuenta la frase popular "tienes más cuento que Calleja". La obra ,1¡•1, 11ml rle pilot (1926) de Caries Soldevila u ocras n ovelas de Folch i Torres,
pionera de Calleja se asemeja así a la llevada a cabo por Newbcry en el naci- 11111111 J<olrrvá, detectiu (19 12), para los mayores, fueron asentando las o b ras
miento de la literatura infonril inglesa en el siglo XVII, o a la paralela del edi- , l.1,.1, .1s en el área catalana.
tor vasco Isaac López de Mendizábal, creador, por ejemplo, del Xabíertxo como l 1.1s la guerra civil española (1936-1939), la mayoría de los mejo res auto-
seguidor del juanito castellano. A partir de 1917, Salvador Bartolozzi empezó ,,·.,· ilmrradores infantiles y juveniles se encontraban en el exilio, mientras
a publicar en la editorial Calleja las andanzas de Pinocho, el muñeco que alcan- ,¡w l.1 producción literaria en el interior se hallaba ante la prohibición de publi-
zará una enorme popularidad en España gracias a esta imaginativa continua- ' ,11 ,·11 lengua no castellana y se enfrentaba a la ley de censura p revia, sólo dero-
ción de su original italiano. 1'.·" l., 1r:1s el restablecimiento de la democracia en 1977. A esta profunda rup-
Ya en la década de los treinta, los ya citados Elena Fortún y Antoniorrobles 111 1.1, 011 la tradición anterior se sumó la instauración por decreto de un modelo
suponen indudablemente las dos figuras claves del período <le enueguerras, I '' 11· il, ·gi:ido de libro infantil, definido en 1943 por la Vicesecretaría de Educación
puesto que ambos modernizaron las temáticas y formas de la literarura caste- l'i,¡ ,1d:1r en la afirmación de que las publicaciones infantiles d ebían ser "rigu-
llana para niños. A Anroniorrobles se deben múltiples cuentos, a menu do 111·.. 1111c11te edificantes y pedagógicas" y que, por tanto,
publicados en revistas y recogidos en obras como 8 cuentos de niñas y muñecas
(1930), Hermanos Monigotes (1934) o, ya después de la guerra, Rompetacones solamente deben publicarse aquellos cuadernos en los cuales se reconozca
y 100 cuentos más, Cuentos de fas cosas que hablan, etc. La preocupación peda- un notable valor educativo, para lo cual los editores deberán seguir la ten-
gógica por inculcar una nueva cultura y la renovación formal de sus cuentos dencia de buscar argumentos en la literatura popular española o J e la anri-
asemejan, en cierta forma, la obra de Antoniorrobles con la orientación que gücdad clásica y, en general, sobre remas heroicos y morales (Cendán Paws,
preconi7.ará posteriormente la obra del autor y pedagogo italiano Gianni Rodari. 1986).
Elena fortún debe su fama principal a la creación de los perso najes de Celia
y su hermano Cuchifritín. Celia inició su aparición en 1929 en el suplemen- 1>urante este período predominaron, pues, los temas religiosos, históricos
1 1.. lklúricos que contribuyeron a la creación de la imagen de una España u ni-
to infantil de la revista Blanco y Negro y se prolongó en una serie de libros has-
ta después de la guerra civil. El exilio tras la victoria franquista apartó a ambos 1, ,1111c, católica y tradicionalista. A la temática religiosa o h istó rica se adscri-
autores del maestrazgo que les corresponde en la evolución de la li teratura l,1, 1"11 algunas <le las obras de mayor éxito como Marcelíno, pan y vino (19 5 2)
infantil en Espaiía e incluso ha sido preciso asistir a un cierto redescubrimiento ,1.- Jo.s\: M. ª Sánchez Silva, Rastro de Dios {1960) <le M o ntserrat del Amo o El
de sus obras en las décadas recientes. ¡11_1:l11· del Cid (l 963) de Joaquín Aguirre Bellver.
Por otra parte, en 1904, se inició la revista infantil Patuftt en Barcelona, una l .as narraciones realistas de familia o escuela ofrecieron generalmente u na
revista que alcanzará una tirada de 60.000 ejemplares y que sólo verá interrum- 1111.1gcn social idealizada y un ejemplo de la conducta moral postulada. U n
pida su publicación en 1938 con la guerra civil. En ella colaborará asiduamen- , .1 -,., bien representativo del tono general de la producción es el de la obra del
te Josep M.ª Folch i Torres, el autor más prolífico y popular de la literatura infan- ¡, -, u ita José Luis Martín Vigil La vida sale al encuentro (1955), muy difundí-
til catalana de la primera mirad del siglo, con obras como Les aventures ' !.1 l"ll la época y verdadero compendio de la iniciación a la vida de un adoles-
extraordinaries d'en Massagran (191 O), ilustradas por Junceda. El lugar otorga- , ,·11tc católico de clase alta. AGHq\!~4Yt'1tth escenario parecido, ambientes m adri-
do a la literatura infantil y juvenil en el proyecto de modernización empren- 1, llllS d e clase media, con e . Pfiifft,PDErfjraf~s~tc:Jnal
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Introducción a la literatura infantil y ju11e11il Ca¡1ítulo 2: La e110/11ción histórica de la literatura i11fantlÍ y juvenil

autoras de excepción realizaron varias obras sobre pizpiretas niñas protago- 1\1.,1,11<" v d e la continuación de otras, como Montserrat del Amo. Al mismo
nistas. Elena Fortún aún publicó desde Argentina una nueva obra de Celia e t 1, 111¡'"· h denuncia social, la educación cívica y la narración histórica de nue-

intentó reeditar las anteriores, Borita Casas creó desde México la serie de 1·11 1o¡'" proliferaron en la narrativa catalana con autores como Josep Vallverdú,

Antoñita la fantástica (entre 1948 y 1958) y Emilia Costarelo publicó las peri- h11il1 ki xidor, Joaquim Carbó o Sebastia. Sorribas.
pecias de Mari Pepa en revistas de la época, como Flechas y Pe/ayos. La natu- 1 .1 litl"ratura infantil gallega emprendió también sus primeras acciones en
ralidad y humor de estas obras y de otras como Las hadas de Villaviciosa dt l.1 ,J.:, .1d:1 de los sesenta, iniciándose prácticamente con una obra de crítica
Odón (1953) o Antón Retaco (1955) de M.ª Luisa Gefaell, supusieron una "" 1.ol. ;\/anorias dun neno labrego, de Xosé Neiras Vila, y las primeras publi-
bocanada de aire fresco en la lectura infantil de las décadas de postguerra. Por , .,, " ,11cs de la Editorial Galaxia, a men udo en colaboración con La Galera.
otra parre, se habían iniciado ya las tareas de fomento y difusión del libro infan- I', 1» .1111H1ue entre la década de los sesenta y setenta aparecieron las primeras
til que empezaron a fructificar en la década de los sesenta. Así, en 1942 se había 11111 ., •, 11;1rrativas, poéticas y teatrales, la primera traducción de otras lenguas
fundado el Gabinete de Lectura "Santa Teresa" del Consejo superior de muje- 1r 1 ¡•1111cipiño, 1972) y la primera revista infantil, la aparición real de una lite-

res de Acción católica, el cual ejerció una gran influencia en la selección de 1.11111.1 i1ifo11cil y juvenil gallega, al igual que la vasca, debió esperar al restable-
libros y en la organización de bibliotecas; o bien en 1958 habían empezado a , 11111"11w democrático en España. Es entonces cuando en ambas literaturas se
otorgarse los premios Lazarillo de ilustración y de creación en lengua castella- , 11q11,·11derá una activa política de traducciones de clásicos, se ucilizarán los
na por parte del Instituto nacional del libro español (INLE). lol1111, infantiles en la enseñanza de la lengua, se crearán premios y se funda-
La década de los sesenta supuso un cambio notable en distintos aspectos. 1.111 «li1oriales que, ya en la década de los ochenta y, sobre todo, de los novcn-
Levantada la prohibición de publicar en otras lenguas, la literatura infantil y 1.1. ,l.1r:í11 lugar a una nutrida nómina de autores e ilustradores p ropios.
juvenil catalana renació con voluntad de entroncar con el proyecto cultural de 1J I eatro infantil en España, por otra parte, nació en el Renacimiento, liga-
la primera mitad de siglo e intentó recuperar un público infantil, escolariza- ' 111 ., li11cs edificantes, y tuvo una gran difusión en las escuelas d e jesuitas, pri-
do ahora exclusivamente en castellano. En diciembre de 1961 apareció la revis- 1w1", y de salesianos, después. Los propósitos didácticos que presidieron el naci-
ta Cavafl Fort y en 1963 se instauraron los premios Folch i Torres y Joquim 1111,-111,l de la literatura para niños resultan especialmente evidenres, pues, en el
Ruyra y se fundó la editorial La Galera, dedicada exclusivamente al libro infan- , .1·.,, ,lcl género teatral y continuará siéndolo prácticamente hasta la actualidad.
til, editado simultáneamente en catalán y castellano. La creación de estas pla- 1.. 1s primeras obras dignas de mención se deben a autores consagrados de la
taformas para los escritores e ilustradores catalanes se produjo en estrecho con- 111, r .11 llf:l adulta que hicieron felices hallazgos en algunas obras dirigidas a los niños.
tacto con los movimientos de renovación pedagógica, pronto agrupados en 1--. ,·I c:iso de Benavente, Valle Inclán, García Lorca, etc. En cuanto a los autores
Cataluña alrededor de la asociación de maestros "Rosa Sensat" y con la inten- ,. .,,n ializados en la literatura para niños, no es extraño encontrar a los mismos
ción de introducir las nuevas corrientes y valores vigentes en la literatura infan- .1111 t1rcs de obras narrativas implicados en la creación del género teatral. Así,
til europea. A este propósito responden, por ejemplo, la traducción de los clá- 1\, 111olozzi dirige el Teatro de Guiñol de la Comedia, o Folch i Torres es el autén-
sicos álbumes franceses de "Pere Castor" en la editorial Estela o la avanzada 11, " creador del teatro infantil catalán con obras tan enraizadas actualmen te
colección juvenil "El Trapezi" de Edicions 62. Ya que generalmente la edición , .. 111<> la representación navideña de Els Pastorets (1916). Ya en la postguerra,

catalana se producía al mismo tiempo que su versión al castellano, la moder- , .,lw mencionar la renovación o recuperación que supusieron durante los años
nización emprendida en el área lingüística catalana contribuyó a renovar la , 111, 11cnta las obras de inspiración social de Lauro Olmo y Pilar Enciso, quie-
situación del libro infantil en toda España. 111 ·. f11ndaron el Teatro Popular Infantil, o bien, durante los setenta, la creación
La relativa apertura del régimen, el crecimiento económico y la política de , l"I ( :iclc de Teatre "Cavall Fon'' en Cataluña, así como la creación de d istin-
traducciones -entre las que cabe destacar las de la editorial Noguer con obras 1.,·. , o lecciones de textos teatrales para ser rep resentados en la escuela.
de Ende, Wolfel o Preussler- insuflaron nuevos aires a la producción que, en l'orlo que respecta a la p oesíad s4~ parámetros resultan tan dependientes
la literatura infantil castellana, había iniciado una etapa presidida por la apa- , I, 1 f;llklore y tan similares a1~Ufgowffel siglo, que se hl optado f~~-
comentar
rición de autoras de la talla de Ángela C. Ionescu, Carmen Kurtz o Ana M.ª l.1•, ,.1racrerísticas de su prod nifro"ºFir,rorerss=lo·nal
al

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Introducción a la literatura infantil y ;uvenil Capítulo 2: La evolución histórica de la literatura infantii y ;uvenil

2.3. La evolución de la ilustración


1,1 il11·.11.1< í,'m huye de la figuración realista, porque se entiende que lo concreto
,l1ti, 1il u L, distancia simbólica necesaria para el aprendizaje infantil del m undo.
A lo largo de la historia la imagen artística ha utilizado su poder de atra1:•
I', 111. , ·11 1r:ilidad, el esquematismo en la ilustración infantil es tardío respecto de
ción para la enseñanza de una población analfabeta. Es el caso, bien conm:i-
- 11 ,k·..11 rollo en las artes plásticas, y autores como Barradas o Bartolozzi deben
do, de los capiteles o frescos románicos, por ejemplo , y es también la inten- tn ,i·, ., l.1, corrientes vanguardistas del arte que a la pedagogía. Los álbumes de
ción que determinó su incorporación inicial a los libros infantiles. El pedagogo
11.il ,.,1, rn los años treinta, suponen un buen ejemplo d e esta forma de repre-
checo Comenius, convencido de la importancia de mostrar la información en _, 111.1, 1,,11 que acoge el mito surrealista de la expresividad primaria como ideal y
forma tangible, produjo el primer libro infantil ilustrado de conocimientos:
, 11 ,, •.,· , nnvcrtirá en una de las más ado_rradas en el resto del siglo._ . .
el Orbis sensualium pictus (El mundo en imágenes) en 1658.
l 111.1 tercera forma de representación, presente ya d esde el 1n1c10 de los
Ya en el siglo XJX, al generalizarse la enseñanza de la lectura, la ilustración lil,,., .. i11 Li nriles, es la caricatura. La caricatura ofrecía, de entrada, la ventaja
dejó de parecer tan necesaria y se redujo a un adorno atractivo del texto. Pero,
,k •,1il,rayar los rasgos representados, lo que la convertía en más fácilmente
parádójicamente, durante esta época, el progreso de las técnicas de impresión
, 11111p1l'11sible. Pero, además, la caricatura servía también para representar peda-
extendió cada vez más las posibilidades plásticas y cromáticas de la ilustración
l'."!'." .1111L·nte las conductas criticadas, de manera que caricatura y representa-
hasta llegar, con el offset, al amplio abanico de recursos actuales. En la ilustra-
' 11111 idealizada fueron dos caras muy típicas de la m isma literatura infantil edi-
ción infantil, en concreto, esta evolución sufrió el condicionamiento de la vigi-
f¡, .1111 ,· tiue a través de ambos recursos podía, tanto impactar con la agresividad
lancia pedagógica sobre los contenidos que debían representarse, de manera
i•.1111,·,u, como realizar su propuesta de un mundo ideal.
que los libros infantiles fueron incorporando los cambios estéticos propios de
1., ,s libros ilustrados tuvieron un temprano desarrollo en la Gran Bretaña de
la época de un modo más lento que otros campos plásticos y se deslizaron mayo-
I"·· •,1¡'.los XVlll y XIX. El romanticismo inglés se hallaba impregnado de los valo-
ritariamente sobre los cánones convencionales, ya que éstos eran, y continúan
11 •, , k la aristocracia rural de la época, con un amor a la naturaleza que se opuso
siendo, en realidad, mejor aceptados por los compradores adulros.
.1 l.1 k :1ldad del avance industrial y con la adopción de una norma de buen gusto
De este modo, y al igual que ha ocurrido en el texto, para representar el
,p1.- se alejaba equilibradamente tanto del exceso de realismo como de la expre-
mundo ante los niños, los ilustradores han tendido a utilizar las formas que
•,1, , 11 vulgar. La inclinación por el pasado se tradujo en cuidadosas ilustraciones de
parecían más adecuadas tanto a la comprensión, como a la educación mor~! 1, ,.. , ,1rntos de hadas, mientras que la visión de la infancia como un estado depure-
infantil. Como señala Parmegiani (1997), por lo pronto, retrataron la reali- 1.1 .,,. tradujo en bellas imágenes de niños buenos, de niños recluidos en la con-
dad con un estilo "ilusionista", en el que el lector debía situarse ante la ima-
1< " 1.1hlc y cerrada "habitación de los niños" que la época victoriana había inven-
gen del libro como si contemplara realmente lo que allí ocurría. La ilustración
1.1.lo para ellos. La obra de Kate Greeneway (1846-1901), llena de encanto,
mantenía un punto de vista único, fijo y limitado al marco y se concebía como
dclic:ideza y armonía, representa perfectamente esta imagen de una infancia aso-
si fuera la "forografía" de un momento congelado de la historia, acentuando,
' 1.1d:1 con la nostalgia por una antigua e idealizada felicidad. El progreso técnico
por otra parte, su papel de adorno al separarla del texto, a través, incluso, de
.I,· l:1 impresión hizo posible la difusión de esa opción por la belleza a través de
un marco gráfico. Pero esta voluntad de realismo decimonónico estuvo mati-
11111os-regalo, en los que el valor de la imagen sobrepasa en creces a la del texto.
zada desde el principio por los criterios pedagógicos que dictaban aquello que
Pero también en Gran Bretaña se desarrollaban en la misma época otras tra-
debía ser mostrado. Y la selección de contenidos no se refería a la realidad pro-
' 1i, iones que tendrían una gran influencia posterior en la ilustración infantil. No
piamente dicha, sino a una representación idealizada de esa realidad que lle-
, .., de extrañar que los niños se resistiesen a su reclusión idealizada en la nurseryy
nó los libros infantiles de niños rubios, madres amorosas o tranquilas campi-
'I' ll' acogieran con entusiasmo el non-sense del folklore, los bestiarios fantásticos
ñas llenas de flores y conejos, en una idealización deliberada que continúa
v hs caricaturas. La tradición satírica de los periódicos y revistas de la época nutrió
manteniéndose en muchísimos libros actuales.
l., ironía y el humor cáustic<cíl:la!~~qms de Tenniel o Lear, y las corrientes sim-
Otro tipo de elección artística muy extendida en los libros infantiles es la
1,olistas se tradujeron en !~' - \ªdas s~uetas d ~ r Rackh~ . Asimismo,
acentuación del esquematismo de la imagen. Desde su justificación pedagógica,
, ;ihc señalar e1 maestrazgo eJ~ _yPffltfO'rM~cprer~ScS1f@n a1
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!11trod11ccicí11 a la literatura infantil y juvenil Capítulo 2: La ei,olució11 histórica de la literatura i11fantil y jui,cnil

1883) en distintos aspectos de la ilustración posterior. El carácter espectacular de 1.1 l.,·. l1 1nciones de reconocim iento. Se trataba de libros creados esencialmen-
las escenas representadas y el poder de sugestión de sus detalladas imágenes mos- 1, J>.11.1 1:1vorecer la lectura y, si bien impulsaron el concepto de álbum, no con-
traron la forma en la que se puede atraer la imaginación adolescente y marcaron •.11 ,11, ro ll ni ngún desequilibrio en favor de la imagen .
definitivamente el imaginario colectivo con las representaciones de las grandes ) Im an te la segunda guerra mundial, muchos artistas europeos se refugia-
obras literarias ilustradas por este autor. 11111 ,·11 los Estados Unidos y produjeron desde allí una gran renovación en el
A principios del siglo XX se iniciaron dos nuevos tipos de representaciones , .11,q,,, de la il ustración. Así, en tírulos ya citados de estos autores, puede ver-
que han tenido una gran continuidad en los contenidos de los libros infanti- ·., , ¡11c b obra de Sendak dio expresión al psicoanálisis, y la de Edward Gorey
les: la de los animales humanizados y la de los muñecos. Los pequeños ani- 111.111111vo la línea de crueldad en la ilustración infantil con la fuerza recogida
males del campo y del jardín de Beatrix Potter definieron el género también , 11 l.1 ,,rética posterior de T im Burton y su Pesadilla antes de Navidad; las cari-

en la ilustración. La afectividad presente en las formas redondeadas, en la sua- ' .11111.1, y el ipsis narrativas de U n gerer introdujeron la crítica a la sociedad
vidad tonal o en la calidez cromática, propias de esta autora, ofrecieron una 11111il n11a; la fantasía de Lobel adoptó deliberadamente una perspectiva in fan-
nueva representación de los niños, vistos ahora como tiernos cachorros en fase 1d 1· l11s cuentos de Frank Tashlin incorporaron las técnicas c in ematográficas.
de aprendizaje. Por orra parte, la imagen del muñeco, del autómata, d e la 1.,., lil,ros infantiles se dirigían ya a niños del mundo de la imagen, niños habi-
marioneta, en la tradición italiana de un Pinocho, por ejemplo, se prestaba a 111 .1,!11, a la televisión, a la historieta gráfica, a los primeros planos o a los m iles
una esquematización corporal y a una descomposición de los movimientos , 1, 111,·majes visuales existentes en el mundo moderno. Empezó, pues, a otor-
que permitió más tarde la influencia de corrientes pictóricas modernas, como 1•..w., · una importancia creciente al placer de la imagen y a la creación del libro
el cubismo, en la ilusrración infantil. , 11111n objeto. La creación de imágenes atractivas se apartaba n otablemente, sin
La ruptura decisiva con la ilustración decimonónica se produjo después de , 11d,:1rgo, del auge de las "imágenes bellas" del siglo XIX, puesto que la ilus-
la primera guerra mundial. La esquematización se convirtió en sinónimo de ilus- 11.1, 11í11 que se desarrolló a partir de la d écada de los sesenta se dirigía sobre
tración para niños y en este terreno resultaron decisivos, también, el desarrollo 1•"¡., :1 interpelar, sorprender, liberar o provocar visualmente al lector.
del cómic y de los dibujos animados, campos ambos en los que los fatados Unidos ( :uando las novedades creadas por los autores emigrados retornaron a
ejercieron la hegemonía. Fue también en el período de entreguerras cuando sur- h1 1,1¡1a, contribuyeron a invalidar el discurso educativo que predominaba en
gió el concepto de álbum a partir de las ya citadas historias de Babar de Jean de l.1 1111agc11 y acentuaron la autonomía de la ilustración respecto del texto. La
Brunhoff. Definitivamente liberada de marcos delimitadores, la ilustración inva- 111, m¡ioración de la capacidad de narrar con imágenes, bien probada en el cine
dió todo el espacio del libro e inició su fusión con el texto. 1· c11 los cómics, condujo a la creación de álbumes sin palabras. Por otra par-
En esta línea hay que mencionar la obra de Paul Faucher, el editor de los ,, , h introducción de temas intimistas en la literatura infantil se p restaba a su
álbumes de "Pere Castor". Estos álbumes revolucionaron la edición al inten- 11.1d 11cción a través de la fantasía de las imágenes y a través del uso expresio-
tar hacer confluir en un mismo producto los avances sobre la comprensión 111-.1:1 del color y del dramatismo de la luz para representar las emociones. Al
infantil , la pedagogía racionalista y el arte de vanguardia. Con ellos, el foro- 111Íqno tiempo, se inició la exploración de nuevos caminos, como el de una
montaje, el collage, la representación conceptual o diversos experimentos de la il ,1, tración no descriptiva o el invento de códigos particulares (por ejemplo,
vanguardia rusa hicieron su entrada en los libros para niños. La elaboración , 11 l.ts versiones de cuentos populares de Lavater, alumna de la escuela de la
de cuentos para un público ya escolarizado de forma obligatoria y gratuita, l\.11d1aus). De esca forma, los collages de Leo Leonn i (Frederik), el realismo de
alejaba los libros de su circulación elitista entre las clases cultas, e introducía l{11licrto 1nnocenti (Rosa Blanca), los juegos con las formas de lela Mari a par-
la preocupación por su legibilidad y por su función formativa para todos. Los 1ir de la transformación de objetos (El globíto rojo), las técnicas p ublicitarias
álbumes de "Pere Castor" se dirigieron especialmente a los niños que inicia- ,!,· 1.rienne Delessert (Cómo el ratón descubre el mundo), la tradición de la Europa
ban su aprendizaje de la lectura e instauraron un prototipo basado en el peque- ,i<-1 L·ste en las ilustraciones ~ ~vy¡tfiernas de Janosch (Historia del caballi-
ño formato, en la claridad de diseño de las páginas a través de una ilustración 1" \.,íz!ek) o en las más amabJ.:;.\ Pakov,ká, la Pp~idad de f,,ydia Po~tma
compacta y un texto alineado, y en un realismo esquematizado que favorecie- ( l·I J11rdín de la bruja), lati\!!lªvn1t"1tri~f ~r~Tt€1&St©rl a 1
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Introducción a la literatura in(anti/ y juvenil Capítulo 2: La evolución histórica de la literatura infantil y juvenil

César y Ernestina) o bien la llegada de la ilustración japonesa con los libros de 1t1~111 11, ,.,11;1I prestada a este cipo de edición. Desde el Noucentisme, la licera-
Mitsumasa Anno (El viaje de Anno) fueron abriendo distintas posibilidade1 11111 l'.11 .1 11 i1íos contó con la mayoría de los mejores ilustradores del rnomen-
del abanico actual de la ilustración. h1. •1111,·11<·, traspasaron también a este género tanto las técnicas caricaturescas
Así, se han ido añadiendo estilos tan diferentes, por ejemplo, como el pre- ,li l.,·. .1lu111dantes revistas satíricas, como los cánones de modernización fomen-
ciosismo de Binecce Schroeder (La bella y la bestia), la perfección gráfica y dis- 1,111.,-, I'"ª este movimiento. Cabe resaltar especialmente nombres como Joan
tanciada de Chris Van Allsburg (La escoba de la viuda), el realismo estetizan- 11111, ,·,l.1, 1111 gran creador de ambientes y personajes, que ilustró, entre muchas
te de Gary Blyche (El canto de las ballenas), así como una gran cantidad de 1111.1•., l.1, m uy divulgadas obras de Folch i Torres; D'lvori, que evolucionó des-
autores anglosajones inclinados a practicar la crítica ideológica a través de un ,¡.., 1 111 odcrnismo hasta la estilización de la década de encreguerras; Joan
maligno humor británico: Heleo Oxenbury (El restaurante, En el coche, etc.), l l.1,.-i 1.1,, que revolucionó el dibujo sobre animales; Xavier N ogués, maestro
Raimond Briggs (El muñeco de nieve), )anee Ahlberg (Policías y ladrones), il, l.1 , :1ric1tura; o Lola Anglada, que realizó sus propios cuentos buscando un
Anthony Browne (Zoológico), Tony Ross (¡·Quiero el tito.Q David MacKee (¡-Ahom 1·.i il11 expresivo de la rnedirerraneidad clásica. La guerra civil supuso una rup-
no, Fernando.Q o Quentin Blake (en su ilustración de las obras de Dhal, por 1111.1, 1dtural también muy pronunciada en este campo. Apenas alguna ilustra-
ejemplo). O bien las distintas aportaciones de la ilustración española, muy ' 1, ,1 .1 , e11110 Merce Llimona mantuvo una línea de continuidad con la ilustración
valorada en Europa durante las dos últimas décadas. ,1111,·1 ior, mientras aparecían nuevas formas estéticas, con autores como Joan
En definitiva, la calidad de la imagen recibe cada vez más atención e inten- 1, 11.111<l is. La renovación de los sesenta aportó una nueva nómina de ilustrado-
ta implicar también al adulto en el disfrute del libro. La ilustración domina el "•, . ,·11 contacto con los nuevos planteamientos pedagógicos, que introdujeron
espacio, se acoge a múltiples formatos y multiplica e interrelaciona las técni- l., 1•1<·ornpación por la inteligibilidad de la imagen y su relación con el texto, con
cas tomadas del cine, de la televisión, de la publicidad, de la pintura o del tra- .1111, 11,1., como Pilarín Bayés, Fina Rifá, María Ríus, etc.
bajo con ordenadores. Al mismo tiempo, para bien y para mal, se d ifuminan l·.11 la d écada de los setenta se produjo una auténtica eclosión de nuevos
las escuelas y las tendencias nacionales a causa de la internacionalización de la 1111·.11:1dores. La vocación de profesionalidad, la investigación técnica y la diver-
edición y vuelven -ahora sí- los libros "bellos" como lujo, adorno y juego, aso- ·.1.l.1.l de estilos, así como la conexión con la ilustración exterior, fueron incor-
ciados a la utilización de nuevos materiales en la confección de libros infanti- 1" 11 .111do, por ejemplo, el pop-arto las técnicas del cómic y caracterizaron la
les. Paradójicamente, la producción de álbumes ha disminuido en España 11111nera gran nómina de ilustradores de la etapa democrática: la poética per-
durante los últimos años a tenor de una edición que tiende a acoger las ten- .... ,i;tl J e Balzola (en la serie de Munia, por ejemplo) o d e Solé Vendrell
dencias más comerciales y menos experimentales de la ilustración actual. / I '.111iversari), el maestrazgo colorista de Miguel Ángel Pacheco (La niña invi-
La ilustración de libros infantiles empezó a desarrollarse en España duran- ,,l,/r) o de Luis de Horna (La piedra arde), el equilibrio barroco de líneas de
te la primera mirad del siglo. Se trató, mayoritariamente, de ilustradores con ~ 1i¡~ucl Calatayud (El árbol inquieto) o Manuel Boix (El riu i la serp), las rrans-
una escasa especialización en el libro infantil, que compaginaban su trabajo en 1•-1rrncias de Ulises Wensell (El otoño) o las sugerencias misteriosas de Ruano
este campo con su colaboración en la prensa, revistas y en distintas aplicacio- / 1-l mballo fantástico). Una gran parte de ellos crearon sus propios álbumes y
nes de la ilustración en general. Ciertamente, también la edición infantil se l.1 ilusrración resultó decisiva para la recuperación del género de humor a tra-
hallaba especialmente vinculada a las revistas periódicas y a las colecciones de 1,:, de las obras de Ginesta, Balaguer, Joma, Roser Capdevila o Fernando Krahn.
cuentos derivadas de ellas. Así, por ejemplo, en la edición castellana destacan l·.11 el País Vasco, destacaron ilustradores como Anton O lariaga o Eguilar, pero,
ilustradores corno el ya citado Bartolozzi y otros posteriores, como Panagos, excepto Balzola, no acostumbraron a crear álbumes prop ios y los problemas
que destaca por su decorativismo. En el País Vasco puede considerarse a Zabalo , k edición restringieron el uso del color en las imágenes.
Bailarín "Txiki" como una figura precursora, y la creación de la revista Tefes Las décadas de los ochenta y noventa han proseguido y diversificado las
eta Miko en 1918 como el inicio de la historieta gráfica. •'I 1ciones anteriores. El hipct(!:fij~<v,¡~ diseno gráfico, la exploración postmo-
En Cataluña, la ilustración tuvo una particular importancia por la con- dcrna, etc., han ido nutrien~ Gj!ii'i,-f!
bra dt>Jesús cascan1fces y el r{Y de
centración de las editoriales de libros infantiles en Barcelona y por la atención los ratones) o Javier Serrano ~ y ilflltf'Oa ~rn~~if€(S1Sir@n a1
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Introducción a la literatura infantil y juvenil Capítulo 2: La euol11ci<Í11 histórica de la literatura i11f,m til y j11z,enil

colaboraciones con Alcántara) o Arcadio Lobato (El valle de fa niebla), el van- ,11·mwres d'un aprenent de pifot Pippa Langstrumpf: Lindgren, A.
guardismo entroncado con la gran ilustración catalana de la primera mitad del ,\ l.11Y Poppins: Travcrs, P. (1934): Mary (1945): Pippi Crzlzasillrgas
siglo de Arna! Ballester (No tíne paraufes), la concepción completa del libro en !'11f'pins Principito: Saint- Exup éry, A. ( 1943) :
los complejos trabajos de Francisco Meléndez (Leopofdo), y muchos otros como /\ l.1,s:1gran: folch i Torres, J. M. ( 191 O): El principito
l.n ,wentures extrrzordinaries d 'en Puff: M ilne, A A (1926): El mzmdo M
Alberto Urdiales (Mateo y los reyes mt1gos), Pep Montserrat (El regaf), etc. Por otra
parte, las técnicas del cómic han remirado especialmente fructíferas en la obra ,\ !,1ss11gran PufI
de autores como Max, Llüisor o Infante, así como en la ilustración vasca y galle- ,\ 11gud Strogoff: Veme, J. (1875): Rémi: Malot H . (1869): Sin familia
i\ !igud Strogojf Robín Hood: Pyle, H. (1883): Las ale-
ga, con nombres como Belén Lucas, Miguelanxo Prado o Xan López Domínguez.
/\ lnwgli: Kipling, R. (1894): B libro de gres aventuras de Robin Hood
/,1 scfz•a Robinson Crusoe: Defoe, D. ( 17 19):
Héroes cLísicos <le la litcrarura infantil y juvenil (hasta 1950) .\ 111mins, Jansson, T. (1946): La fami- Robinson Crusoe
/i,1 1\fumíns San<lobn: Salgari, E. (1 900): Los tigres
Agustín Meaulnes: fournier, A. ( 1913): D'Anagnan: Dumas, A. (1844): Los tres ,"\;í\s Holgersson: Llgcrloff, S. (l 906-7): de Mompracén
El gmn Meaufnes mosqueteros !:! maravilloso viaje de Nils Hoz'<.ersson Sapo (y demás animales): Grahame, K.
Aladino: Las mil y una noches David Copperfield: Dickens, C. (1850): ( ljo de halcón: Cooper, J. F. (1826): El (1908): B uiento en los sauces
Alicia: Carroll, L. ( 1865): Alicia en el David Copperfield ríltimo de Los mohicanos Shereza<le: Las mil y una noches
país de fas maravillas Dick Sand: Veme, J. (1878-79 ): Un l llivcrTwist: Dickcns, C. (1837-39): Shcrlock Holmes: Doyle, A. C. (1886):
Allan Quatermain: Haggar<l, H. R. capitán de quince años ()/íuer Twist Las aventuras M Sherwck Holmes, 1891
(1885): Las minas del rq Salomón Emilio: Kaestner, E. {1928): Emilio y l'.,r e Isabel O'Sullivan: Blyton, E. Simbad el marino: L11s miL_y una noches
Ana: Montgomery, L M. (1908): Ana, los detectives ( 1941 ): Las me/fizas cambian de cole- Sírcnita: Andersen, H. C. (1835):
la de "Jejas Verdes Guillermo Brown: Crompton, R. Citen tos completos, 1874
,,trro
Antoñira: Casas, B. (1952): Antoñita fa ( 1922): 1i-aves1m1s de Guillermo l'.lliro feo: Anderscn, H. C. (1835) : Soldadito de plomo: A ndersen, H. C.
fantástica Culliver: Swift, J. (1726): Los viajes de Cuentos completos, 1874 (1835): Cuentos completos, 1874
A~lan (el león): Lcwis, C. S.: (1950-56): G11Lfiver l'c·rcr Pan: Barrie, J. M. (1911 ): Peter Tarzfo: Burroughs, E. R. (19 12):
Crónicas de Narnia Heidi: Spyri, J. (1881 ): Hetdi "Járzán de los monos
Amy Wendy
Babar: BrunhofT, J. de (I 931): Historia Hiawarha: Longfellow, H . W (1854): l'ctcr Rabbit: Potter, B. (1902): Peter ·1om Sawycr: Twain, M. (1876) : Las
de Babar Hiawatha Rabbit aventuras de "Jom Sawyer
Bambi: Salren, F. (1923): Bambi Holden Caulfield: Salinger,J. D. (1949): l'inocho: Collodi, C. (I 883): Las aven- Winnerou: May, K. ( 1892): Entre Los
Belleza negra: Sewell, A. ( J 887): Belleza El guardián entre el cen- teno ruras de Pinocho pieles rojas
negra Huckelberry Finn: Twain, M. (1985):
Bilbo: Tolkien, J. R. R. (1937): El hobbit Las aventuras de Huckelberry Finn
Buck: London, J. (1903): La llamada Jack, Lucy, Jorge y Dolly: Blyton, E, Adversarios clásicos de la literatura infantil y juvenil (hasta 1950)
de fa selva (1944): Aventura en fa isla
Cascanueces: Hoffman, E. T. A. (1816): Jane Eyre: Bronce, C. (1947): jane Eyre Capitán Nemo: Veme, J. (1969-70): Ebenezer Scrooger: Dickens, C. (1843):
El cascanueces y el rey de los ratones Jim Hawkins: Stevenson, R. L. {1883): Veinte mil leguas de viaje submarino Canción de Navidad
Cedric Erro!: Burnen, F. H. (1885): B La isla del tesoro Dr. Moreau: Wells, H. G {1896): Lit El fan tasma d e Canterville: W ilde,
pequeño lord Ffaumeroy Jo March: Alcon, L. M. ( 1968): isladeldoctorMoreau O. (189 1): El fantasma de Can-
Celia: fortún, E. (1929); Celia, Wque dice Mujercitas Drácula: Stoker, B. (1847)dUálOO'with terville
Corsario negro: Salgari, E. {1898): El Kim: Kipling, R. {1901): Kim La criatura: Shelley, M.~ 8 ): -~~j:il)~Ja óper~:f eroux, 9.
corsario negro Lau: Soldevila, C. (1926): Lau o les Frankensuin ~ n1uvr. rzf.i,:,r01ess1onal
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Introducción a la literatura infantil y juvenil

Gollum: Tolkien, J. R. R. (1937): El Mr. Hyde: Stevenson, R. L. (1886):


hobbit
Los grandes Antiguos: Lovecrafr, H.
P.: Los mitos de Cthu!hu
Dr. jekill y Mr. Hyde
Milady: Dumas, A. (l 844): Los tres
mosqueteros
3
Griffin: Wells, H. G. (1897): El hom-
bre invisible
Moby Dick: Melville, H. (185 I):
Moby Dick
La literatura infanti!
Srta. Rottenmeyer: Spyri, J. (1881):
John Silver: Stevenson, R. L. (1883):
La isla del tesoro 1/eidi
y juvenil actual

f!a,n;&fW .1,
l .os años sesenta supusieron una etapa de desarrollo económico y cultural
l.1s sociedades occidentales que las convirció definitivamente en sociedades
Hasta los 3 años ¡,.. -.1i 11dustriales. En ellas surgió una nueva visión del mundo y de la infancia
La novedad de la edición para una edad tan temprana hace inexistente una ofer- ,pw generaba y requería, a la vez, nuevas formas de educar a los ciudadanos.
ta infantil "clásica", consolidada al menos a lo largo de tres décadas, en este cam-
1 .1 li teratura infantil y juvenil inició una nueva andadura para adecuar su pro-
po. La mejor referencia continúan siendo las recopilaciones folklóricas de juegos
1,unla literaria y educativa a los lectores nacidos en el seno de estas nuevas
y canciones entre adultos y pequefios, por ejemplo:
·., " inbdes. Los valores vehiculados por los libros cambiaron sustancialmente;
Pclegrín, A. M. (1994): Deditos y cos- Lindgren, A. (1945): Pippa Mediaslarga.s. , 1111undo reflejado en las obras actualizó su imagen para hacerla corresponder
quiflitas. Espasa Calpe. Madrid. Juventud. Barcelona, l 987. , n11 los cambios sociológicos y con las nuevas preocupaciones sociales; los d is-
Pelegrín, A. M. (1993): Misino, gatino. 11111os sistemas culturales y artísticos influenciaron de modos distintos la lite-
Espasa Calpe. Madrid. Entre 12 y 14 años 1.11 ma dirigida a la infancia y adolescencia; se crearon nuevos t ipos de libros
Matute, A.M. (1960): Paulina. Lumen. 1.11110 para cubrir el mercado generado por la ampliación de la escolaridad a
Entre 3 y 8 años Barcelona, 1985. 1, ,, pequeños no lectores y a los adolescentes, como para satisfacer las necesi-
Scevenson, R. L. (1883): La isla del teso- d.1,ks de una sociedad basada en el ocio y el consumo. Todos estos cambios
Brunhoff, J. de ( 1931): Historia de Babar.
ro (varias ediciones). , .1ucrcrizan una etapa de la literatura infantil y juvenil que se inició en la déca-
Alfaguara. Madrid, 1996.
Tolkien, J. R. R. (1937): El hobbit. d.1 de los setenta y ha ido desarrollándose continuadamente hasta nuestros días.
Cuentos populares de las coleccio-
Minotauro. Barcelona, 1994.
nes "Cuentos populares" y "El saco
de La Galera". La Galera. Barce- Entre 14 y 16 años
lona. ¡. , . La transmisión de nuevos valores sociales
Carroll, L. (1865): Alicia en el país de las
maravillas (varias ediciones).
Entre 8 y 11 añm Según la sociología educativa, puede decirse que fue en las clases medias
London, J. (1906): La llamada de la sel-
Andersen, H. C. (1874): Cuentos. va (varias ediciones). profesionales donde se gestaron los valores sociales que caracterizan las socie-
Juventud. Barcelona, 1988. Pedrolo, M. de (1973): Mecanoscrit del ,hdcs actuales. Su extensión a los libros infantiles llevó a los autores surgidos
Collodi, C. (1883): Aventuras de Pinocho. segon origen. Pircne. Barcelona, 1988. ,l,·I espíritu del "mayo del 68" francés -por utilizar una imagen sintética del
Juventud. Barcelona, l 98 l. (Mecanoscrito del segundo origen) , n hazo cultural hacia los vi'féSUHWrt~ores producido en esa época-, por una
1urte, a reaccionar combati~ te coi¡w~,es re~l~str5 que ha.b ían
1,1 nlominado en el arte des~ y ºsffl PF-'fe>Te'5i9lQn a 1
cfMI~
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/11trod11cción a la literatura infáwi/ y juvenil Capítulo 3 : La literatura infantil y juuenil actual

forma de promocionar los valores cívicos y educativos, especialmente propia 1 , ,. i :11.i 1111eua constelació11 de ualores
de la década de los sesenta.
fsabelleJan (1985) sinterizó el sentir de los nuevos tiempos al criticar la 1 .1 \ iruación descrita por Jan va a cambiar durante la década de los seten-
producción anterior por "el car::ícrer apagado, honesro y laborioso de esca 1., , 11.,11d,, ~e pase a reivindicar la fantasía, la complejidad de las relaciones per-
fabricación de textos para niños buenos': La calidad destacada en la tradición ·... 11.1k\ y de los conflictos virales o el poder de la literatura frente a la buena
de los cuentos populares y en los libros infantiles clásicos sirvieron de argu- ",l1111t.1d educativa anterior. En una sociedad, más basada en la gestión de los
mento de contraste para tachar de planos y pedagógicos a los libros de los , , ,1, ll i, 10s intra e interpersonales, que no en la lucha externa por las condi-
, '"'".\ de vida, se reivindicarán unos valores ca racterizados po r la necesidad
sesenta. Jan compara la figura del perro protagonista en la obra cbsica de
,1,- 1crhalizar los problemas, la negociación moral, la adaptación personal a los
L~11~do~ y ~n la '.no~e'.na de ~nigrh par'.1 sintetizar su juicio sobre b pérdida
, .,11 il ,ios externos, la permeabilización de las jerarquías, la a u roridad co nsen-
de fue1za literana d1c1cndo: De Colmzllo Blanco de London a lassie, decir
·.11.1,l.1, la imaginación compartida o la anulación de determ inadas fronteras
que la imaginación no esrá en el poder es decir poco". La edición francesa de
, 1111,· ,·1 mundo infantil y el adulto. Consecuentemente, los libros infantiles se
los álbumes de "Pere Castor" en las décadas que van de los treinta a los sesen-
ll<-11;1 r;Ín Je humor y de imaginación, de personajes ociosos, t iernos y dispara-
ta fu~ tomada como ejemplo representativo del error de enfoque de la litera-
1.11111,, enfrentados también a la ambigüedad de los se ntimientos, a la com-
tura In fanrd en estas décadas, ya que:
1•li-jidad de los conflictos, a los cambios de perspectivas.
l .,1 madre adoptiva de Konrad, el niño que salió de una lata de conservas de
L1 cualidad de niños (de sus personajes) no está nunca en peligro. N,·,,il inger supone un ejemplo bien representativo de la afirmació n de u n nue-
De b misma manera que no son cuestionadas la seguridad v satisfacción
' " 11HH1o de ser, alejado de las sensatas y convencionales pautas anteriores:
t¡ue van asociadas a este e.~tado. Para ellos, no sólo, no se tr.ata de crecer,
si_no que i~cluso parece que no van a tener nunca esa posibilidad. Son La señora Bartolotti entró en el cuarto de haño. Le apetecía un baño
111ños, y mños permanecerán -y m uy felices de serlo. Así parece conju- bien caliente. Lo malo era que en la ba1íera nadaban los peces dorados. Eran
rado, aparentemente, el deseo de cualquier niño <le convertirse en adul- siete doradas pequeñas y cuatro grandes, y la seño ra Bartolorti las hahía
to, deseo que se acompaña de temor y angustia[ ... ]. Vínculo con la sacado el día anterior de la pecera y las había echado en el baño porque le
célula familiar y_ voluntad de correr mundo, este doble impulso que pareció que los peces necesitaban un cambio de agua. Todo individuo, pen-
caractenza la infancia se encuentra, en cambio, expresado con fuerza só la señora Bartolloci, roma sus vacaciones y se marcha de viaje. Solamente
en el cuenw popular. las pobres doradas se pasaban codo el afio dando vueltas y vueltas en su
[... ] En otras palabras, los niños de los cuentos (de Pere Castor) son redonda pecera.
n'.i10s-pretexto para la demostración pedagógica. Sólo la pedagogía ha cam- La señora Barrolotti decidió contentarse con una ducha bien caliente.
biad~. Ahora, en lugar de ser ,Mciles, razonables y caritativos, son activos, (Tenía una cabina de ducha aparte en el cuarto de baño.) Desgraciadamente
despiertos y generosos. Pero no son dramáticos y, cosa más grave, incluso la puerta plegable de la ducha n o cerraba bien. En realidad no es que no
no son divertidos. Porque para ser divertidos, han de tener esa arnbioüe- 0
cerrara bien, sino que no se abría, porque la señora Bartolotti había exten-
dad que les hace tan evidentemente imperfectos (36). dido una cuerda que cruzaba cuatro veces el cuarto de baño de la ventana
a la ducha, para render sus vaqueros y su suéter de lana. Y en el lavabo esta-
Pere Cascar no pretende, de ningún modo, apasionar, fascinar la ima- ban los vaqueros y el suéter, que aún no había lavado.
g_inación. El margen de sombra, de incertidumbre, de inquietud que sub- -¡Pues ce lavarás en seco ahora mismo, criatura!- dijo a su imagen en
s1_stcn después de cualquier lectura le parece, en d caso de la primera infan- el espejo y cogió un trozo de algodón y un frasco grande del armario d el
cia, un arma de doble filo. Las historias de Pere Castor no tienen una cuarto de baño.
Veni,', Llll pocic~ali~MWRffºSa en el algodón y se fro tó a fo ndo la cara.
prolongación en la imaginación, si no es en un juego muy concreto. El libro
será una incitación a la acción y no al ensueño (35).
El ~godón se volvi~ rnnrtrO"joi:)l=°pr~res~\"~na 1
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ro8 10~
/111roducción a la literatura infantil y juvenil Capítulo 3: La literatura infantil y iuvenil actual

negro de rímel, marrón de lápiz de ojos, verde de sombra de párpados y Eso significa que han olvidado muchas cosas, no tienen ganas de hablar
azul marino de línea de cejas. con vosotros o se hacen los tontos.
-¡Se ha puesto magnífico!- dijo la señora Banolotti al ver el algodón, Yo recuerdo perfectamente cómo me enamoré por primera vez, a los
y lo tiró justo al lado de la papelera, debajo del lavabo. siete años. Ella se llamaba Úrsula. No es la Anna de este libro. Pero al hablar
Después sacó varios tubos, frascos y lápices del armario y volvió a poner- de Anna pienso también en Úrsula.
se la cara rosa, roja, negra, marrón, verde y azul marino. Entonces descu-
brió que el frasquito de la pinrura de las pestañas estaba casi vacío, así es que l ,a amp liación se extendió también hacia una mayor permisividad e~ los
escribió con la barra de labios en los azulejos de la pared del cuarto de baño:
1,·11us considerados inapropiados porque vul neraban las normas de urharndad,
¡¡¡COMPRAR PINTURA DE PESTAÑAS!!!
Después, con la esponja del baño, borró de los azulejos COMPRAR 1.,I , orno un rápido repaso a algunos títulos permite constatar: El libro pelu-
PAPEL DE WATER, escrito igualmenre con lápiz de labios, porque ya lo ,1,,, /11mltos, ¡Qué asco de bichos.', El estornudo, ¡Quiero hacer pis.' El arte de la
había comprado el día anterior. /,,,o. ·Quién saca las cacas del perro?, El libro apestoso, etc.
Antes de salir del cuarto de baño, la señora Bartolotti se miró en el P~ro más allá de la anulación de las prohibiciones implícitas, los nuevos
espejo del lavabo para averiguar si su aspecto era juvenil o no. O sea, que 1,·111.1s de la literatura infantil significarán especialmente una invitación hecha
tenía días jóvenes y días viejos. Ese día la señora Barcolotti tenía un día .,1 kllor para que considere el conflicto como una parre inevitable de la pra-
joven. Quedó complacida de su cara. l ,i.1 vida. Y, así, el tema del enfrentamiento al dolor tomará ~uerpo,en su~ for-
111.1\ más variadas: la enfermedad, la locura, la muerte, las mmusvalras, la mco-
1111111 icación, etc.
3. r .2. La introducción de nuevos temas La forma de tratar estas temáticas resulta muy distinta según la propuesta
111oral desde la que son abordadas. Una característica de las sociedades actua-
El cambio de valores condujo, indáectiblemente, a la incorporación de k., l'.S la coexistencia y pluralidad de los discursos morales y, por lo tanto, la
temas no tratados hasta entonces en la literatura infantil y juvenil. Pasó a con- 111 ,·xistencia de una visión global que dé respuesta inequívoca a la necesidad
siderarse que los niños deben ser educados en la complejidad de la vida, ya no ,k hallar un modo correcto de comportarse. Puede decirse gráficamente que
se creerá en la existencia de un camino prefijado de normas para resolver unos w ha sustituido una brújula moral, que marca siemp re el camino a seguir, por
problemas claramente graduados desde la infancia a la adolescencia y se cons- l.1 necesidad de poseer un radar que valore todos los aspectos implicados en
tatará que la televisión anula las fronteras entre lo que podía parecer propio
, ;1da ocasión.
de los niños y lo que parecía propio de los adultos. La ruptura de las restric-
Durante los años setenta el reto consistió, ante todo, en defender, preci-
ciones temáticas imperantes hasta entonces en esta literatura será vista, pues,
s;1mcnre la inexistencia de modelos externos bien delimitados. La propuesta
como una consecuencia inevitable de la nueva situación creada. Los autores
idrnlógica de los libros infantiles se dirigió a reivindicar combativamente una
de libros infantiles abordaron entonces todos los temas tradicionalmente silen-
.1Ll icud vitalista que acentuaba el derecho individual a la libertad y al p~acer,
ciados por los adultos para salvar la mitificación de la inocencia infantil. Juan
,·11 contraposición al sometimiento resignado a las jerarquías y convenc10nes
Farias lo explicita así en el prólogo de Años di.ficiles:
\ociales. La lucha contra la discriminación de raza o género, la defensa de la
propia manera de ser o la búsqueda de relaciones tolerantes y pacíficas se_plas-
Así que el autor, Juan Parias, tomó la decisión de explicar a los niños
que hay guerras y muerte. rnaron en una literatura progresista y militante que, en algunos casos, se 1den-
1 i f'icó como "literatura antiautoritaria".

Y lo mismo hace Hartling, en el prólogo de Ben quiere a Anna: La obra -Sécame los platos! de Kurt Baumann, publicada en 1977 ( 1982 en
España) es ~n ejemplo evidente de esta accicu~. Un pa_dre se d ispon e a lav~r
A veces los adultos les dicen a los niños: vosotros no tenéis edad para los platos y ordena a su hij&r<!¡a~ tb-w~ ue. El niño se mega en redondo e tnt-
saber lo que es el amor. Hay que ser mayor para saberlo. cia una provocadora discus· n nitn:,PDF·professi onal
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LID III
/111rwl11ffúí11 a fa literatura infamil y juvenil Capítulo 3 : La literatura infa11til y jrwenil actual

-Vaaaaya, vaaaaya, El chico no tiene ninguna gana -dijo el padre muy 1 •,1.1 evolución llevó a la literatura infantil y juvenil hasta terrenos no tran-
lentamente y en cono sosegado-. Pero ya sabes lo que re va a pasar si no me •11.1,lm nm an terioridad. El grado de experimentación fue muy elevado en
ayudas, ¿verdad? ,1111 1,.1, décadas y permitió u n saleo de modernización decisivo para que esta
Miche rió.
111, 1.1111u respondiera a los lectores infantiles y adolescentes de nuestro tiem-
-Nada, no puedes hacerme nada en absoluto- le respondió. Y acto
1"' !·11 la década de los noventa este impulso parece haber remansado, y tal
seguido se puso a brincar por la cocina con aire insolenre, al tiempo que
canraba:
v,, ¡., que caracteriza la producción más p róxima es un cierto balance de la
"Papá se hace el fortachón v.il1,lo dt: los hallazgos literarios conseguidos en las décadas anteriores.
y no sé por qué razón, con sus brazos can delgados,
ran blanditos y esmirriados.
Él pretende an1enazarme,
y cree que va a impresionarme;
si quiere puede probar:
pero no me va a ganar."
r J11,·1·n, valores:
topo que quería saber quién hf;bía
El pulso de fuerza discurre a través de formas humorísticas e imaginativas, ).111 n·,L h (1 984): Qué bonito es Panamá. hecho aquello en su cabeza. Airea.
hasta que, finalmente, el padre se da por vencido y emprende la tarea. El niño, ,\ l l ,1~uara. Madrid. (0-8) Madrid. (0-8)
entonces, ofrece su ayuda, ya que contar con su ayuda )Es lo lógico!''. L1. denun- 1, .. 11ni ~ L. (1988): Frederick. Lumen. Amo, M . del (1984): La piedra de toque.
1\.i rc:t:lona. (0-8) SM. M adrid. (8-1 2)
cia de las formas imperativas, el desarrollo del conflicto a través de una com-
r J..-.dinger, Ch. (1980): Konrad o el niño Marrínez Vendrell, M. y Solé Vend rcll.
petencia de imaginación, la complicidad e incluso la falta de "respeto" con-
,¡11,· salió de una lata de conservas. C. (1 984) : Jo les voíia. D est ino.
vencional entre padre e hijo, presenres en este álbum, se adscriben claramente ,\ 11:iguara. Madrid. (8- 12) Barcelona. (Yo las quería) (8-12)
al tono de la corriente antiautoritaria que producirá también la inversión de Paterso n , K. (1982): La gran Gi!ly
los roles tradicionales como método de denuncia en el campo del pacifismo o 1· 1111,·vos temas: Hopkins. Alfaguara. Madrid. (8- 12)
del sexismo, cal como se ha señalado antes. 1 .. J,·, B. (1994): El libro apestoso. Fondo Hard ing, P. ( 198 1): ¿Qué fue del Girhe!?
Durante la década de los ochenta, sin embargo, y a pesar de la pervivencia ,k Culcura Económica. México. Lóguez. Salamanca. (12- 16)
de fondo de los valores señalados, se acentuó la inhibición de una propuesta edu- (0-8) Holman, E (1986): Et Robinson del metro.
cativa determinada. Una mayor relativización de los valores, aún de los progre- 11.,J nvard, W. yErlbruch, W. (1991): EL La Magrana. Barcelona. (12- 1G)
sistas, dejó enconces el campo libre a una progresiva influencia de las leyes del
mercado en la configuración de los libros infantiles y juveniles. En consecuen-
cia, las obras realistas de temas sociales o psicológicos evolucionaron hacia una
simple constatación de la realidad descrita, lo cual provocó un gran aumento de ; . r. ; . La reivindicación de la fantasía
la dureza con que se reflejaba el conflicto. Al mismo tiempo, la crudeza del tra-
tamiento fue asumida también por aquellas obras que sí se proponían transmi- ! .a reivindicación de la fantasía formó parte esencial de los nuevos supues-
tir deliberadamente un mensaje moral, de manera que en todos los casos se pro- 1, ,, l·ducativos. Su defensa puede hallarse, incluso de forma explícita, en muchas
dujo una difuminación de la protección infantil ante el grado de angustia generado 11l, r.1 s de este período, lo cual traduce la conciencia de los autores de estar vul-
por los temas abordados. Por otra parte, los recursos humorísticos y fantásticos 11n:mdo los modelos imperantes en los libros infantiles hasta esos momentos.
de los setenta dejaron de ponerse al servicio de los nuevos valores para prolon- l· 11 !)olor d e rosa, Josep Albanell d esc1;ihe el encuentro de un autor infantil con
garse despreocupadamente en un juego literario de entretenimiento y diversión .d d" l createa w 1tñ d l d , . .
l., "Señora Real1 a que e mcrepa aes ·~~ ~uesr~s pe ago¡'_~~s ant;.no-
en el que proliferaron múltiples experimentaciones formales.
r,, y le arroja fragmentos @ dªi1i'lroPlW1.p r 0 r e s s n m al

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112 II3
Introducción a la literatura infantil y juvenil Capítulo 3: La literatura infantil y juvenil actual

la naciente convicción del poder educativo de la fantasía como una nueva for- l ii, oto mías sobre los cambios de valores
ma de interrogar la realidad:
LI sentido de la vida como placer en conrraste con la idea de servicio, pro-
Cogí los trozos de realidad que me había tirado y empecé a amasarlos vecho o preparación para el futuro.
LI de recho a las d iferencias individ uales (raza, género, aficiones, imagen
lentamente con las manos. La mujer se me quedó mirando con los ojos
rnrporal, etc.) frente a unos modelos sociales más uniform izados e intole-
como platos. Por lo visto no se había enterado que la realidad que me echa-
r,1nres, en los que pueden localizarse actitudes sexistas o racistas.
ba encima era modelable como la arcilla y que, como a la arcilla, había que
Una actitud armoniosa con el entorno asimilable a la idea de pacifismo y
humedecerla con un poco de imaginación.
de ecología frente a un mundo marcado por el progreso industrial y la agre-
Así pues, amasé aquellos trozos de realidad y los convení en un uni-
sividad social.
cornio volador.
·L La propuesta de formación de un "radar" personal de actuación como res-
puesta a la inhibición o pluralidad de las normas morales imperantes en
La anterior cita de Isabelle Jan nos ha permitido comprobar que la fan- , Lis sociedades actuales, actitud que contrasta con la propuesta anterior de
tasía se asoció con la función literaria misma de los libros infantiles, de mane- adecuación personal a una "brújula" moral que supuestamente permitía
ra que el predominio realista anterior llegó a descalificarse como una forma distiguir la clara división existente entre el bien y el mal.
de ficción ligada al énfasis en la función educativa. Es lo que se nos d ice en ·, . La aceptación de la complejidad de los conflictos, que a menudo tienen
un título tan emblemático de las nuevas corrientes como La Historia causas internas, no unívocas y de difícil o imposible solución, en contras-
Interminable de Ende: te con la definición de conflictos externos, con causas bien detectables y
resolución nítidamen te determinada.
(,. La superación de los conflictos a través de la verbalización, el humor y la
No le gustaban los libros en que, con malhumor y de forma avinagra-
imaginación, en contraste con su resolución a través de la represión o la desa-
da, se conraban aconrccimientos totalmente corrientes de la vida totalmente
parición del problema.
corriente de personas totalmente corrientes. De eso había ya bastante en la J. La aceptación de la ambigüedad en los sentimientos y conductas h uma-
realidad y, ¿por qué había que leer además sobre ello? Por otra parte, le daba nas, en contraste con comportamientos bien diferenciados.
cien patadas cuando se daba cuenta de que lo querían convencer de algo. 8. La libertad y autonomía personales, en contraste con el establecimiento
Y en esa clase de libros, más o menos claramente, siempre lo querían con- de jerarquías bien delimitadas.
vencer a uno de algo. '). El establecimiento de relaciones de complicidad y comunicación entre
niños y adultos, en contraste con la descripción de dos mundos jerarqui-
De modo absolutamente coherente con las nuevas propuestas educativas, zados y separados entre sí.
la imaginación pasó a considerarse como uno de los valores personales más 1O. La admisión de márgenes más amplios para la ruptura de las normas (desor-
importantes. Desde esta posición, la introducción arrolladora de la fantasía den, suciedad, mal gusto, etc.), en contraste con unas convenciones muy
en la narrativa infantil y juvenil era inevitable. En su justificación ya no pri- marcadas, restrictivas e inviolables en su definición.
maba una argumentación defensiva -la de su inocuidad-, sino que, justa-
mente, se proclamaba su gran virtud educativa, enlazando así con el discur-
so psicoanalítico sobre los cuentos populares surgido durante esta misma \. 2. El reflejo de las sociedades postindustriales
época.
La liceracura infantil y juvenil modernizó también su representación del
En resumen, la contraposición de los sistemas de valores predominantes
mundo para adaptarla a los nuevos receptores, niños y adolescentes q ue viven
en los libros infantiles y juveniles antes y después de la década de los seten-
,11 las sociedades poscindustl([arett.elia,,d:bscripción e interpretación literaria de
ta puede ejemplarizarse en una serie de dicotomías como las del cuadro
siguiente: 1111 marco de vida propio de@evanffrQPbF'professíonal
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I 14 115
l11trod11cció11 a la literatura i11fa11til y juve11il Capítulo 3: La hteratura 111fm1til y juvenil actual

grandes flujos migratorios o con familias monoparentales, se realizó a partir "º'' "'' "I, , de vid a. La conciencia de su entrada como u n tema reciente puede
los valores señalados y conllevó la aparición de una parte de las nuevas tl'!llátl 11111,, 1.,1·.,·, ,i11 embargo, en la protección ejercida aún hacia las primeras eda-
c;1s. La irrupción de estos temas configuró una literatura realista de nuevo tipo.- 11, , , ., q11l' la descripción de las nuevas familias se sitúa sobre todo en la fie-
En ella destacan especialmente algunas de las preocupaciones sociales surgiJ11 l 1,111 ,, "rn il-, en la escasa aparición de familias formadas a partir de divorcios
durante la década de los ochenta: distintos cambios sociológicos, como b. inrnr- 11111, 11 .. 1,·, ven la colocación del tema en el centro de la narración, ya que se
poración social de la mujer (tema del que ya hemos hablado anteriormente), 111w.,, l,·1.1 ~Íl'mpre un problema a tratar y no un dato ofrecido como telón de
los cambios habidos en la estructura familiar, la crítica a distintos aspecto.\ del l,,11, 1,, ! .., excepción a estos límites que suponen algunas obras de Obiols, como
desarrollo de las sociedades postindustriales, la forma de constituir socil'lladc,1 I / ,,_,:, , ,/,· M,try Plexiglás, por ejemplo, resaltan aún más lo que la norma tie-
multiculturales y la necesidad de preservar la memoria histórica. 111 , I,· \'.l·ncralizada.
1•.,, otra parte, la literatura infantil ofrecía tradicionalmente un modelo de
111.11 ,, ,n,·s humanas "entre iguales" a través de la descripción de las relaciones fra-
3.2.1. Los cambios sociológicos: la familia 1.-111.1·. l'cro en nuestra sociedad, ese aprendiza.je se ha. desplazado en gran parte
i. h,1, u ,·1 fo16ito escolar y, por ello, los hermanos apenas aparecen como protago-
La descripción familiar es un ejemplo prototípico del cambio producido! 111·.1.1·. , or1juntos de las narraciones. Cuando lo hacen es, sobre todo, porque quie-
en la descripción de la sociedad actual por parte de la literatura infantil y juve•; " 1, ll,·, 1onarse sobre las tensiones afectivas individuales provocadas por los celos:
nil. Desde que empezaron a publicarse libros para niños, la familia ha sido un· , , 1, ,·, I '' ,r b llegada de un competidor en el pequeño mundo urbano del prota.-
escenario habitual en el que situar las avenruras de los protagonistas infanti- l'.' 1111·.1.1o celos por su lugar en el conjunto de la familia.. En los pocos casos en los
les. En primer lugar, porque la sociedad se halla organizada familiarmente y 'lw ,·1,·1,nflicro es exterior, los hermanos pueden servir para expresar la admira-
es natural que ello se refleje en la narración del mundo que supone la litera- ' 1n11 , , >rHcmplativa hacia los mayores (com o en el compromiso político del pri-
tura. En segundo lugar, porque si lo que se busca es que los niños se identifi- 111,,, k U tigre de la vitrina de Alexis Zei sobre la d ictadura griega) o de protec-
quen con el mundo de ficción, nada m;í.s fácil que escoger el contexto fami- ' 11111 lixia los menores (como en la. sensibilización hacia el problema de los
liar como reflejo de su entorno cotidiano real. d1·., .q>:1cirados en los mejores amígosde Rache! Anderson).
La descripción familiar ha proporcionado, pues, la imagen "conocida" a par- h bien sabido que los abuelos han sido otra figura muy presente en las
tir de la cual se espera que los lectores amplíen su conocimiento sobre las rela- 11.111,1Liones infantiles. Esta figura permitía utilizar personajes adultos que,
ciones humanas, el escenario donde los conflictos, las conductas y los sentimien- 111,w, de obligaciones educativas, podían establecer relaciones de complicidad
tos pueden ser descritos de una manera más simplificada, coherente y comprensible , 1111 los niños, en el punto justo de equilibrio para ayudarles en sus aventuras
que la que se percibe en la complejidad de la vida real. Cabe señalar, además, que ·.111 , o;ntar su iniciativa. Pero en las obras actuales, los abuelos -y sobre tod o
la literatura infantil y juvenil actual ha intensificado enormemente su apuesta por !.1-. :,huelas~ presentan un carácter más emprendedor que en las obras ante-
situar la ficción en un marco semejante al vivido por los supuestos lectores, de 1101, ., . Ello se debe, tal vez, a que la prolongación de la esperanza de vida en
manera que el contexto familiar se ha vuelto omnipresente. 1111n t ra sociedad implica que los abuelos pueden hallarse e n edad laboral y
Sin embargo, el retrato familiar se ha alejado, lógicamente, de las amplias l""<-cr una vida independiente, o también a la extensión de algunos de los
familias agrarias presentes en el folklore o en los libros clásicos, para pasar a LilorL·s señalados, como por ejemplo el cambio de carácter atribuido a las muje-
describir una familia urbana y nuclear, compuesta por los padres y un hijo, o " -.. i'.n cualqu ier caso, las abuelas ya no se limitan a contar cuen tos o a servir
a lo máximo dos. Esta drástica reducción familiar se ha acentuado, incluso, .I,· 1L-fugio a los nieros mientras preparan pasteles; ni los abuelos suponen úni-
con la entrada en la ficción de familias monoparentales: madres solteras o , .11 11cnre la voz de la experiencia y de la memoria histórica. Ahora unas y otros
padres y madres divorciados. l""'·en_ el sec_reto y la atracc~ón de la .m agia y la aventura, de manera. q ue La
La literatura infantil trata estas situaciones desde una perspectiva progresis- .1/1111'/ita en el 1;1anzano .de ~ ~l'l~s abu~las ~!;.rue_b lan Tocio sobr; las
r;1, rncaminándose a ofrecer a los lectores vías de comprensión y aceptación de
,1 /,11rl11s de Colm Hawkms, \.!_Yloffltnf ~ªprófessrona1
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Introducción a la literatura infantil y ;uvenil Capítulo 3: La literatura infantil y ;uvenil actual

ras de la serie de J. Stevenson o la terrible anciana de¡ Toma castaña.' de Maite .1 r,wi11dicar tanto la vida rural o propia de culturas no industriales, como la
Carranza se avanzan a cualquier proyecto imaginativo de los nietos, ante su ,11111, ,nía con la naturaleza, y a defender a los sectores socialmente débiles o dife-
mirada fascinada. 1,·111t·s (personas inmigrantes, explotadas o de razas minoritarias). Las formas
La reducción familiar y la visión de unos padres que comparten el mundo , I,· vida generadas por la sociedad actual son ampliamente rechazadas a causa de
de los hijos ha llevado también a la marginación de una figura muy querida por lm problemas de agresión que generan en una triple dirección: agresión hacia
la ficción infantil anterior: la de los tíos solteros. El papel de ruptura de la coti- •,11·, propios ciudadanos alienados, explotados o reprimidos en sus derechos, hacia
dianeidad y de las convenciones que suponía la irrupción en la plácida vida l.1 1w uraleza degradada y hacia las otras razas o cu! turas aniquiladas.
familiar de tíos exploradores o invencores, o de tías excéntricas que vivían por .\e trata, pues, por una parte, de la defensa de aquello que ya existe y que
sus propios medios, ha dejado de tener sentido en una vida familiar donde la , l,·I ". ser preservado del devastador desarrollo de la sociedad industriaí. La con-
transgresión ya no tiene por qué venir del exterior a través de los familiares 11 .i¡ ,osición no se establece, estrictamente, entre naturaleza y civilización, ya
secundarios de las buenas familias burguesas. Algún rastro de ellos queda en ,¡11,· la füeratura actual parece especialmente sensible a los valores culturales y
obras como La cena con el tío Enrique de Bénédicte Froissart, o en el intento de .111 í,t icos existentes en las sociedades desarrolladas. Los libros infantiles ponen
crear papeles positivos de mujer adulta, encarnado por maestras, como la de 11111, lio énfasis, precisameme, en el traspaso de este legado cultural a las nue-
Matilda de Dhal, o tías como la de Ala de mosca de Balzola. \' . I\ generaciones. Así pues, lo que se ofrece como positivo no es únicamente

Aparte de su función de retrato de la función de cada cual en el seno de la l.1 11:11uralez.a, sino la misma construcción humana, siemp re, eso sí, que sea res-
familia, las historias familiares tradicionales se caracterizaban por el énfasis en 1w1uosa con el entorno. Un entorno que comprende canto el paisaje virgen
la armonía y la unión ante adversidades exteriores, como la pobreza en Mujercitas, , 01110 las restantes culturas, la posibilidad de una ciudad habitable o el dere-
o la guerra en un título más reciente, Cuando Hitler robó el conejo rosa de Judith ' 110 a disfrutar de tiempo de ocio.
Kerr. Pero en las últimas décadas, la narración se ofrece como un aprendizaje Por otra parte, en la mayoría de obras se procede a una defe nsa de valores
tutelado del protagonista sobre los valores que deben presidir las relaciones ,·,,·11é-ricos -la libertad, la democracia- que a menudo puede caracterizarse como
humanas, y la mirada se ha dado la vuelta, contemplando ahora el interior del , 1,· denuncia "de mínimos" en términos democráticos. Es decir, es una crítica
ámbito familiar. Por ello han aparecido muchos temas que cuestionan la con- 1<'.1 lizada desde el exterior de la esfera pública, básicamente desde una fruición
ducta de los miembros de la familia: madres neuróticas y sobreprotectoras, p.tsiva del Estado de bienestar, limitándose a reivindicar tiempo libre, relacio-
padres irresponsables, adultos que no ofrecen protección sino que la necesitan 11<·s personales y formas de vida imaginativas. Y sólo se apela a la movilización
para sí mismos a causa de su enfermedad, alcoholismo, depresión o decrepitud \ncial para denunciar la vulneració n democrática cuando ésta se produce.
física, situaciones de violencia familiar o de incomunicación personal, etc. La 1m luso puede apreciarse u na cierta aprensión hacia cualquier forma de poder,
crítica a las conductas adultas incluye un tema especialmente presente en la lite- pm·sto que la democracia se defiende de forma genérica, pero los políticos u
ratura actual: el ejercicio despótico del poder, situado en el seno c;le la familia 111 ros responsables sociales son ampliamente denostados, de la misma forma
en obras como Me importa un comino el rey Pepino de Nosrlinger y que, en su , ¡i1c el mundo del trabajo o de la intervención social sólo se connotan positi-
vertiente social, nos lleva hasta el siguiente apartado. v;1mente cuando es preciso recurrir a ellos como instrumen to defensivo ante
los excesos del poder político o económico. La encarnación de los adversarios
dv los libros infantiles en la figura masculina de empresarios y otros profesio-
3 .2.2. La crítica a las sociedades postindustriales mles del poder político y económico a que se ha aludido ames, al hablar de los
111odelos masculinos, es un ejemplo bien representativo de la imagen de una
La visión de la sociedad desde los valores de libertad, tolerancia o defensa \ociedad bajo sospecha fomentada en los libros infantiles y juveniles.
de una vida individual placentera, hace que la literatura infantil y juvenil se diri- En realidad, este p lanreamientg cRf responde en gran parte a los supuestos
ja, en este campo, a enfrentar cualquier forma de poder autoritario, a denun- . . . ~re te w1 ,
, nntestaranos más d1fund1?~ ~nte os años sete&fuando empezo a ~ues-
ciar las formas de alienación y explotación de la sociedad industrial moderna,
tÍ <ll1arse e1 modelo de socte~ canitrc,Pc rprofess1onal
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lntrod11ccíó11 a la literatura infantil y it1ve111I Capítulo 3: La literatur,1 i11fa11til y juvenil actual

dental. Una obra de gran dureza como Hermano en /,a_ tien-a de Roben SwinddlJ, l l 11 , 1" " • S. (1991 }:Rebeldes. Alfaguara. Robi n, K. (199 1): Volví para mostrarte que
por ejemplo, se propone alertar sobre el peligro de la desrrucción humana 11 ,\ t.,dríd. (12- 16) podía volar. Anaya. Madrid. ( 12-1 G)
causa de la guerra nuclear, un tema muy en boga en esos años. Pronto se incor- 1 , ,,,1 ,, , F. ( 199/4}: Manolito Gafotas. Swindclls, R. ( 199 5) : Hermano en la
poraron también algunos de los problemas surgidos, duranre la década siguien- \ ll.,guara . Madrid . (12-1 6) Tierra. FCE. Méx ico. (1 2- 16)

te, en el interior mismo de las sociedades modernas, o bien aquellos conflicto11


a los que no se sabe hallar solución. Se si rúan aquí remas como la delincuencia
urbana, la vida en los suburbios, la drogadicción, la desprorección social, etc.
La descripción realista de estos temas ha dado en denominarse realismo cri- 1 •. ; . /.a 11111/ticultura!idad
tico. La dureza de algunas de las obras adscritas a esta corriente, especialmemc
en la literatura juvenil de los países nórdicos o cenrroeuropeos, ha provocado l k,de la segunda guerra mundial, fomenrar el conocimiento y el respeto
polémicas entre los mediadores adulros sobre la conveniencia de controlar el gra- I" 11 L1, demás razas y culturas ha sido un valor primo rdial de la literatura infan-
do de angustia y desesperanza de las obras dirigidas a la infancia y adolescencia. 1il I juvenil. Ya que la experiencia literaria permite identificarse con persona-
Efectivamente, este tipo de tratamiento de choque se había ido in tensificando a l'·. 1· contextos ajenos, siempre se ha confiado en el valo r educativo de este
finales de los ochenta. Ello obedecía, en parte, a la necesidad de ganarse el públi- , .1111hio de perspectiva para el conocimiento entre los pueblos. Desde la pers-
co juvenil, pero era consecuencia también de la falta de alternativa a los con- l ", 11v;1 social, el "otro" con quien identificarse durante las décadas de los cin-
flictos descritos. La evolución hacia valores individuales de la década de los ochen- , 11c11u y sesenta fueron , especialmente, los judíos, en la literatu ra europea
ta había provocado una actitud, tal vez menos ingenua, pero sin duda menos 1111 ¡1rcsi~1nada por el holocausto nazi, o los negros, en la literatura norteame-
combativa e intervencionista en la esfera social. Consecuentemente, las obras 11, .111a inmersa en la lucha contra el apartheid.
dejaron de describir la lucha por el cambio de las condiciones de vida para optar, l )urante las décadas de los setenra y ochenta la mirada sobre las otras cul-
o bien por describir simplemente siruaciones conflictivas cada vez más violentas 1111;1s se dirigió a lo lejos. Son los pueblos colonizados en lucha por su inde-
y angustiosas, o bien por mantener el rechazo externo de la sociedad industrial 1,rndcncia o las culturas amenazadas por el modelo postinduscrial las que des-
desde la distancia otorgada por el refugio en la cultura, la naturaleza y el disfru- !" na rán el interés de los autores: los inuits, las comunidades indígenas en
te de las relaciones humanas como formas de vida. En esa disyuntiva pueden \1 1damérica, las reservas indias de Norteamérica o imagi narios habitantes de
hallarse, pues, tanto obras que parecen buscar el simple impacto en el lector, 1,l.1, oceánicas.
como obras adscritas a un discurso ideológico muy deficitario en relación con I,as culturas invocadas son vistas, en realidad, desde un punto de visea euro-
la defensa de progresos sociales y productivos concretos. ' c-11trico. Se las utiliza para criticar la propia sociedad poscindusuial, o b ien
JH'r el contraste que ofrecen sus formas de vida "incontaminad as", o bien, por-
,¡uc se denuncia la agresión de la que son víct imas. Estas culturas encarnan,
,k hecho, la utopía rural u orientalista de la armonía perdida con la naturale-
I ; t o la magia y se ofrecen, asimismo, como un material licerario propicio para

J!aiY;&fW satisfacer el deseo de exotismo en el marco de la aventura.


Durante la década de los noventa, sin embargo, la multiculturalidad ha
L1 crítica a las sociedades postindustriales: nnergido como un fenómeno interno de las sociedades occidentales debido a
Tashlin, F. (198 I}: El oso que no fo era.
Alonso, F. (1978): El hombrecito vestido Alfaguara. Madrid. (8-12)
los intensos flujos migratorios provocados por las desigualdades entre el pri-
de gris. 11. U. Wensell. Alfaguara. Durrell, G. (1984}: El pájaro burlón. lller y el tercer mundo. Las literaturas de las zonas de inmigración europea
Madrid. (8-12) Alfaguara. Madrid. ( 12-1 G) ,·-~tán introduciendo, pues, ~ uevos remas soh re la necesidad de tolerancia e
reateaa.w~tn . . ., ., . I l d
Coscinny (1985}: E! p equeño Nicolás. JI. Ende, M. (1978): Momo. Alfaguara. integración social. Los pro b~ e la 111m1grac1on as.aoca en ng aterra , e
Scmpé. Alfaguara. Madrid. (8- 12) Madrid. ( 12-16) 1a árabe en Francia º Caralu\ !Y 'ª nitrofflfPptofe~Sfdna1
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120 I2I
Introducción a la literatura infantil y iuvenil Capítulo 3: La literatura infantíl y iuvenil actual

serán tratadas en un conjunto de obras que crece a cenor de la realidad y de la l.111 usía, pero por otra revela la conciencia de recuperación de un legado h is-
sensibilidad social por el tema. Las selecciones bibliográficas y las guías de lec- ,. 11 irn a punto de perderse en las sociedades industrializadas y la volun tad de
tura elaboradas por múltiples instancias bibliotecarias y educacivas dan razón 1'<'I pctuar las raíces propias por parte de las culturas que el franquismo había
de la fuerza con la que ha emergido este tema en los libros infantiles y juveni- 1111nl!ado homogeneizar.
les e incluso alguna ONG, como Incermón, ha creado recientemente un pre- Sin embargo, el género por excelencia del traspaso de la memoria histórica
mio para obras de este tipo. ,·•,. sin ninguna duda, la narración h istórica. Este género se dirige principal-
Ciertamente, el tema también ha empezado a aumentar desde la perspec- 111.-11tc a los adolescentes, a causa de los problemas de comprensión derivados
tiva de las propias minorías emigradas o desde los países del tercer mundo a d,· la débil representación del tiempo du rante la infancia. De rodas maneras,
medida que alcanzan un cierto grado de desarrollo edirorial. El interés por p.11;1 ejemplarizar la actitud de traspaso aquí señalada podemos recurrir a un
cederles la palabra se ha traducido en la publicación de recopilaciones folkló- , 11l·nto infantil como La piedra arde de Eduardo Galeano. En él, un niño cono-
ricas de leyendas y cuencos de muchas partes del mundo o en la traducción o ' c :1 un viejo lleno de cicatrices. Son la huella de las torturas a que ha sido sorne-
difusión de obras de autores de esos países sobre los problemas de su realidad e ido por la dictadura de su país. Una piedra mágica puede sanarle, pero el vie-
social. Sin embargo, las leyes del mercado limitan en gran medida este flujo y '" rrnuncia a ello para man tener vivo para codos el recuerdo de lo sucedido.
la perspectiva adoptada se mantiene mayoritariamente en el intento de com- Cierramente, la n arración h istórica puede ut ilizarse también com o esce-
prensión por parte de las sociedades occidentales tradicionales. 11;1rio de aventura y puede estar al servicio de un deseo de conocimiento cul-
1u ral. Son usos corrientes en las recreaciones históricas para adultos. Pero en
L, literatura infantil y juvenil se ha añadido siempre u na función educativa de
.d1rmación de los valores actuales que, a menudo, llevan a reinterpretar el pasa-
do, incluso distorsionando a veces el documenro histórico. Más que el cono-
flHiY;&fW ti miento estricto de las coordenadas de lo sucedido, lo q ue interesa aquí es
Otras culturas: seleccionar aquellos momentos del pasado que sirvan para vehicular valores de
futuro. Así, en todos los países, la narración histórica ha mantenido unos ejes
Bess, C. (I 992): Cuento negro para una negra Schami, R. (1988): Una mano llena de
noche. FCE. México. (8-12) estrellas. Alfaguara. Madrid . (12-16) , onstanres de concienciación sobre los costes de las guerras, de exaltación de
Jancr Manila, G. (1987): Han crematef Lt lucha humana por la libertad y la tolerancia y de advertencia sobre los erro-
mar. Edebé. Barcelona. (Han quema- res recientes de las sociedades actuales. Para ello, la narración histórica, desde
do el mar) (12-16) la segunda guerra mundial, no se ha desarrollado sobre la exaltación de héroes
concretos, ni mucho menos sobre la alabanza de hazañas bélicas o de con quis-
ta. Bien al contrario, se ha di rigido a utilizar protagonistas anónimos para rea-
lizar una amplia descripción social con proyección actual, denu nciar la histo-
3.2-4- La memoria histórica ria oficial dando voz a los pueblos históricamente oprimidos, etc.
Este enfoque, adoptado rápidamente por los países occidentales, tuvo su
Un tipo especial de reflejo social se refiere, no a lo que la sociedad es en excepción en la literatura infantil preconizada por la dictadura en España. Pero
ese momento, sino al recuerdo del pasado que se desea traspasar a las jóvenes va en la década de los sesenta, la literatura infantil catalana lo utilizó para rea-
generaciones. Que se seleccione un cipo u otro de recuerdo depende de las Íizar la descripción de la hisroria de Cataluña, silenciada en las escuelas, que
características de cada sociedad y, en este sentido, la ficción supone también configuró una buena parte de la colección "Los grumetes" de la editorial La
el reflejo de las representaciones y valores sociales actuales. Galera y, tras el restablecitlÚ$átf¡~ ~m'i\locrático, puede hallarse también en
De este modo, la proliferación de obras folklóricas tras la recuperación muchas obras castellanas de ~ cidos¡utores c~oncha L¿ipez Naryáez,
democrática en España obedece por una parce a la importancia otorgada a la José Mª M erino, Isabel Mo\~_!/ c·nltro p rOTeSSIQna 1
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l11trod11cció11 a la literatura i11f1111til y juueni/ Ca¡,ítulo 3: l.a literatura infantil y iuvenil actual

La literatura en lengua castellana a partir de la década de los ochenta ofrece \" •:·.- ,.B. (1992): Begi euska!dun baten Canela, M . (1982): Asperú, joglarcmlmú -
también otro ejemplo de cómo la novela histórica refleja la memoria específü:a 111,11,onak. Erein. Donostia. (Memorias xat. La G alera. Barcelona (Asp aú,
de contextos concretos. Títulos como Pabluras de Miguel M. fernández Je J, · 1111fl uaca. SM) (12-1 6) j uglar embruj ado) ( 12-l G)
Velasco, Un lugar llzmado Paraíso de Rodríguez Almodóvar, El amigo oculto y los ll,111 ,.il. M. (1 985): Pedra de tartera. Laia. Merino, J. M . ( 1987- J 989): El oro de los
11., r, dona. ( Canto rodado. Lumen, sueños. La tierra d el tiempo p erd ido.
espíritus de la tarde de López Narváez y un largo etcétera de obras suponen d
1' J'J'i) (12-16) Las lágrimas del sol. Alfag uara.
reflejo de una sociedad que acaba de industrializarse y urbanizarse. Son obras
Madrid . (12- 1G)
donde los autores se despiden acaso de su propia infancia rural en una ficción Teixi<lor, E. (199 4): Cor d e rou r e.
1 1 ¡•.l\.tdo lejano:
que fusiona la elegía por un mundo perdido con el retrato de unas duras con- Cruüla. Barcelona. (Corazón de roble,
diciones de vida. Lejos de la artificialidad que se observa a menudo en la litera- 1\I, 1,.111drc, M. (1994): A expedición d o
SM) (12- 16)
tura de esta década, cuando se aborda la denuncia de las sociedades urbanas, con l '. 1dfico. Xerais. Vigo (La exp edición
su corolario de drogadicción, delincuencia, rupturas familiares, ere., el retrato '1d f'ttcífico. Anaya) (12-1 6)

rural de la pobreza emerge aquí de forma inevitable, como si al describir un mun-


do que se ha visto cambiar, y casi sin proponérselo, se ororgara una voz auténti-
ca a una realidad silenciada hasta entonces en los libros infantiles.
El tema de la guerra civil en España o la situación represiva bajo la dicta- 1. ;. La introducció n de las tendencias culturales y literarias coetáneas
dura se han mantenido prácticamente ausentes en esta descripción, a diferen-
cia de lo ocurrido en otros países, como, por ejemplo, en la obra griega ya cita- 1!emos visto que los valores transmitidos por la literatu ra infantil y j uve-
da B tigre de /,a vitrina. Apenas algunos autores corno Farias, Puente y Fernando 11 il ,1ctual derivaban de los cambios ocurridos en el consenso social sobre cóm o
Lalana en Hubo una vez otra guerra y pocos más trataron estos remas antes de •.,· cllmporta la gente y sobre cómo debería co mportarse, y también se h a seña-
la década de los noventa. Probablemente, el modo de transcurrir la. transición l.1,lo que la descripción social presente en los libros infantiles y juven iles se ha
democrática en nuestro país llevó a correr un velo sobre el pasado inmediato .1p1srado al modo de ser - y de querer ser- de las sociedades modernas. Pero la
y sólo recientemente se ha apuntado una cierra voluntad de educación fun- 1q1resentación social del mundo que deriva de estos dos pu ntos es insepara-
dada sobre la memoria hisrórica de lo ocurrido. 1,il' de las formas literarias adoptadas, de la estética que subyace a las for mas
1,oéticas, dramáticas o narrativas de mostrar e interpretar la realidad. Si del pri-

rrn:r apartado puede deducirse un descenso de la prescripción m oral en la lite-


r.nura infantil y juvenil y del segundo una actitud más crítica que ha moder-
11 izado y ampliado las fronteras de los temas tratados, las form as literarias con
Lis que se h a intentado rt'.sponder a las nuevas coordenadas h an po tenciado la
La memoria histórica
búsqueda del p lacer literario del lector y han permeabilizado las fronteras en tre
Guerras y postguerras recientes:
Lt literatura para niños y adolescen tes y los sistem as artísticos ad ultos.
La ruralidad: forias, J. (1983): Crónicas de Media tarde. La alfabetización de la sociedad, la extensión de los medios audiovisuales y el
Incluye los rírulos: Años diflci!es, El predominio de la función literaria de los libros para las nuevas generaciones han
Fernández de Velasco, M. M. (1983): barco de los pelegrinos y El guardián del permitido el trasvase de recursos entre unos y otros sisremas. Tal como se ha seña-
Pabluras. Noguer. Barcelona. (12-16) silencio. Miñón. Valladolid. (8-12)
Lido al hablar de la literatura popular, la modernización literaria de la literarura
López Narváez, C. (1985): El amigo ocul- lnnocenri, R.(! 987): R osa Blanca.
to y los espíritus de la tarde. Noguer.
infantil y juvenil la ha incorporado a las corrientes culturales de nuestra sociedad .
Lóguez. Salamanca. (8-12)
Ello es especialmente visibl~.tgJfu8~tFiitución de las siguientes tendencias: la
Barcelona. ( 12- 16) Kerr, J. (1978): Cuando Hitler robó el cone-
jo rosa. Alfaguara. Madrid. narrativa psicológica, la refor~ n de lis éner , ' ticos~-~,l_treratura P.OSt-
uprefeSSI ona 1
(8-12)
moderna y la adaptación de \!.Yiaftl e' a

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Introducción a la literatura infantil y iuvenil Capítulo 3: La literatura infantil y ¡uve11il actual

3. 3 .1. La narración psicológica En el salón, sobre el tocadiscos, hay una fotografía de un cantante, tie-
ne el pelo fuerte y negro cayendo en bucles. Mamá riene muchos discos de
Los conflictos psicológicos tienen una presencia abrumadora en la liceraru- él y los pone muchas veces. Uno no tiene ni idea de lo que canta, porque
ra infantil y juvenil actual. Ello supone un cambio muy notable respecto de una canta en inglés, pero lo hace muy fuerte. Algunas veces mamá hasta baila
literatura tradicionalmente construida sobre la aventura externa, el dictado sohrc con su música. Cuando está contenta y recuerda otros tiempos, antes de
las conductas y la falta de caracterización psicológica de los personajes. casarse. Cuando él era el "ídolo" al que ella admiraba.
Los temas tratados se diferencian según la edad de los destinatarios. En El ídolo se llama Elvis, y por esa razón él también se llama Elvis, para
ambos extremos de edad, en las obras para niños menores y para adolescen- que se pareciera al améntico Elvis de la forografía. Pero no resultó así. Su
tes, abundan los problemas derivados de las crisis madurativas que se supo- pelo es castaño y tieso como un cepillo. Además tiene la voz ronca y no
nen propias de estas edades, mientras que en la franja intermedia, en cam- canta nunca. O sea, que es lógico que mamá tenga preocupaciones.
bio, los conflictos derivan de la roma de conciencia del mundo exterior, Otro de los problemas es que no haya nacido niña, las niñas son más
especialmente de las relaciones familiares. Así, los problemas de los pequeños tranquilas y se les pueden hacer vestidos, pero a los nifios no vale la pena
protagonistas provienen de su interior, de su aprendizaje de normas o de su hacerles nada. Y como además mamá no va a tener más hijos no va a poder
control de senrimienros propios, como la rabia o el temor; más tarde, los con- conseguir una niña, ya tiene a Elvis. Otra cosa buena de las niñas es q ue
son más amables y más fáciles de educar, por lo menos eso es lo que dicen
flictos vendrán del exterior, de la extensión de su comprensión a la amplia
las amigas del teléfono.
gama externa de relaciones humanas y, finalmente, los adolescentes enfren-
Muchas personas tienen teléfonos blancos, pero el de ellos es negro, a
tarán el efecto del exterior en su propia conquista de la autonomía personal.
lo mejor porque mamá le cuenta tantas preocupaciones y problemas. Es
Las soluciones literarias dadas a estos conflictos varían también según las
un aparato de tristezas.
edades. Por ejemplo, la incomunicación entre el protagonista y su mundo,
Elvis también sabe que es desobediente, cerrible y muchas cosas rn ás.
especialmente sus padres, es el tema común que tratan ¡Ahora no, Fernando!
El ser así cambién es una desgracia para él, pero parece que nadie se para a
de MacKee, Tristán encoge de Heide y Elvis Karlsson de Gripe. En el primero,
pensarlo.
un álbum para primeros lectores, un tema en principio tan poco apto para
M. Gripe
pequeños, puede ser abordado gracias a la distancia que supone su enfoque
humorístico, su fantasía y su perspectiva narrativa externa. En el segundo, un
Si los conflictos psicológicos se describen directamente y no a través de
cuento illustrado para las edades intermedias, persisten el humor y la fantasía,
1,·¡)rcsentaciones o metáforas, por ejemplo, es iluso pensar q u e puedan resol-
aunque la perspectiva narrativa se ha aproximado al protagonista y el tema se
vnsc simplemente con la desaparición catártica de un adversario exterior. Por
ha ampliado en una panorámica sobre su vida cotidiana en la familia, escuela
dio, la necesidad de regular la angustia de los conflictos ha sido uno de los
o amigos. Finalmente, en Elvis Karlsson, el tema incluye también la vida com-
¡>1oblemas literarios que ha tenido que plantearse este tipo de ficción, y las
pleta del protagonista (la relación con sus padres, vecinos, abuelos, amigos, etc.),
pero ya no contiene elementos humorísticos ni fantásticos y la perspectiva narra- ¡,ríncipales soluciones han venido de la mano de la distancia narrativa o de la
tiva se ha acercado tanto al protagonista que se construye sobre una especie de d, ,dramatización humorística. Pero éste no ha sido el único problema, otras
monólogo interior, aunque conservando la voz en tercera persona. Las vías de ,los dificultades importantes para los autores han sido conseguir la verosimi-
solución serán ahora el apoyo en las relaciones afectivas con los demás y la madu- líllld de la voz narrativa y no perder el control del mensaje m o ral.
ración personal. Cada uno de estos tres pasos supone un incremento de la dure- Una solución habitual de la novela psicológica de nuestro siglo para des-
za que es bien patente en el grado alcanzado por la tercera narración, tal como ' ribir conflictos internos es la de ceder la voz a los protagonistas, de manera
puede apreciarse en el fragmento siguiente: ,¡uc se ha potenciado enormemente el uso de la primera persona. En los pri-
111L·ros pasos de la literatura infantil y iuvenil, la primera persona sólo se usaba
,·11 los reatos
1 Created wíth d I . .
en 1os que se supo111a que un a u to recorc!aba los acontecmu en-
Elvis sabe que él es el origen de todas las preocupaciones de mamá.
Él no ha salido como ella esperaba. 111, vividos. Es lo que ocurre vií 'ift~~pr<!if&ssiónal
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l11trodttcció11 a la füeratura infantil y iuvenil Capítulo 3: La literatu ra i11(antil y iuvenil actual

trataba de la voz de la experiencia que proyectaba retrospectivamente la com• 1 Licer que el lector alterne su identificación con la voz del proragonista-
prensión adquirida y se la comunicaba a una audiencia de menores de edad. 11arrador, con una visión "por encima" de éste, con un sentimiento de supe-
Muy pocos autores escogieron narradores infantiles para sus obras. Era una rioridad que le permite apreciar el poco dominio de la situación por par-
opción muy compleja, en primer lugar, por los problemas técnicos de verosimi- ll' del personaje. Así, el lector de Lo malo de mamá de Cole se identifica
litud que presenta el hecho de usar un lenguaje aduleo a través de un narrador , 0 11 el niño narrador, pero también se ríe de su supuesta ignorancia d el
infantil. La literatura infantil y juvenil actual ha intentado resolver esta cuestión problema real. La ambivalencia entre identificación y superioridad, un
creando auténticas voces infantiles a partir del uso de formas de lenguaje carac- recurso clásico del humor y la ironía, ha hallado, pues, un nuevo campo
terísticas de los niños y adolescentes. Es decir, niños narradores que hablan ,l de expansión en la abundancia de narradores infantiles o de narradores
niños lecrores en un lenguaje más o menos elaborado de simulación infantil. En fmionados con el protagonista infantil.
segundo lugar, surgía la dificultad de tener que situarse en la perspectiva de una •l. Usar un narrador omnisciente durante la mayor parte de la narración, pero
mente infantil que no podía transmitir un discurso moral coherente sobre el rnando se siente la necesidad de valorar moralmente los h ech os, focalizar
mundo. Es decir, el narrador protagonista debía relatar su experiencia sin tener repentinamente sobre el protagonista y pasar a fusionar su voz con los pen-
capacidad de comprenderla y, por lo tanto, de contarla. Ame este dilema, la lite- samientos de éste, de forma que es una especie de voz conjunta la que emi-
ratura infantil y juvenil actual ha optado por invitar al lector a seguir el mismo te juicios de valor sobre las conductas humanas descritas. Es lo que hace
viaje mental del protagonista explorando sus propias perplejidades y aceptando Nüstlinger, por ejemplo, cuando salta a la reproducción de los diarios Ínti-
la incoherencia inicial a base de utilizar formas narrativas muy fragmentadas. mos de Filo, el protagonista de Filo entra en acción, o Hartling, en La abue-
El guardián entre el centeno, del norteamericano J. D. Salinger, supuso la /¡¡, cuando cede la palabra a los monólogos interiores de la anciana. El narra-
apertura de este modo de contar, que obtuvo una respuesta entusiasta por par- dor se limita pues, en mayor o menor grado, a contarnos lo que ocurre, y
te del público adolescente. La ventaja de este recurso es especialmente evidente son los personajes de Filo y de la abuela los que retornan sobre las escenas
en la novela juvenil, ya que la cesión de la voz al protagonista adolescente, tan presenciadas para reflexionar sobre ellas y ofrecernos una ponderación moral
abundante en este género, le permite aparcarse del eco de una voz adulta que de las conductas a través de sus pensamientos o sus escritos.
controle, valore y administre la información, lo cual dificultaría enormemen-
te el tipo de proximidad identificadora buscada e incluso podría motivar un La variedad de recursos buscados por los autores para mantener el control
cierto rechazo por parte de los lectores. 11H1ral sobre la narración, evidencia las dificultades que ha tenido la n ovela psi-
Orras formas indirectas de control sobre el discurso moral o sobre la cohe- ' o lógica para adaprarse a la literatura infantil y juvenil. Por ello, experimen-
rencia narrativa de lo contado por los libros han sido las siguientes: 1os adultos como el de simular que se reproduce realmente el monólogo inte-
rior tienen muy poco paralelo en esta literatura, aunque se hayan dado casos
1. Desplazar la opinión sobre cuanto ocurre a personajes secundarios. Así, , omo el de Abracadabra de Obiols, donde se presenta el monólogo febril de
por ejemplo, la mujer que recoge al adolescente autoestopista en Anagnorise 1111 niño, cosa que no podemos deducir hasta casi el final del relato.
es quien se encarga de ofrecer el discurso moral que será asumido final-
mente por el protagonista.
2. Fusionar la voz de un narrador en tercera persona con la conciencia del
personaje. Como hemos visto antes, es un recurso muy usado en los libros
para primeros lectores. Esta solución salva el problema de contar un pro-
f!BiY;&fW
Narraciones psicológicas
ceso madurativo antes de que se haya producido, justamente, la madura- de la noche. Lógucr. Salamanca. (0-8)
ción que permite apreciarlo como cal. La manera en que el narrador repro- l',tra los pequeños lectores:
Mayer, M. (1982): Una pesadilla en m i
duce la conciencia del protagonista puede hallarse minada entonces, con l\rown, A. Gorila (1991): Jm@~dlwith armario. Altea. Madrid. (0-8)
mayor comodidad, de valoraciones implícitas sobre lo que el lector debe Cultura Económica. Méx:¡;-lü·S) •Sendak, ~J..~~4): °.,º~'j:!1iven los 1r1ons-
1kine,H. (1990): Emamvilloso\ r '1v111tro 1M~uproressl'Ona 1
pensar ante los conflictos planteados.

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Introducción a la literatura infantil y juvenil Capítulo 3: La literatura infantil y juvenil actual

Srevenson, J. (1983): ¡No nos podemos Lowry, L. (1987): Un verano para morir. Fn tercer lugar, la idoneidad de estos modelos para renovar la literatura
dormir! Anaya. Madrid. (0-8) Ali orna. Barcelona. ( 12-1<,) 111f.1ntil y juvenil rad ica también en el hecho de que permiten utiliza_r perso-
Towsends, S. (1993): El diario secreto ti, 11.1jl',, motivos o esquemas narrativos que se su pone que ya son conocidos por
Y para los adolescentes:
Adrian Mole. Destino. Barcelona.
I"' nifios. Estos elementos referenciales son usados, entonces, como u n anda-
Gándara, A. (1995): Nunca seré como te (12-16)
1111.1jc para enlazar con tendencias literarias propias de la literatura escrita, como
quiero. SM. Madrid. (12-16)
1,11nkn ser la novela psicológica o el juego intertextual. Respecto a la prime-
1.,. , :1he destacar que, cuanto más se centran las obras en conflictos psicológi-
', "· más se alejan de la dimensión épica tradicional y del ensamblaje de ele-
3.2.2. La renovación del folklore y la fantasía moderna 111, ntos folklóricos "en extenso" para pasar a usar su capacidad simbólica "hacia
,il'lllro" al servicio de la reflexión introspectiva. La prisión femenina de El cas-
El auge de la fantasía en la literatura infantil y juvenil actual se ha realiza- 11//0 rlc las tres murallas de Martín Gaite y los niños encarcelados en el palacio
do, por una parte, a partir de la reivindicación del folklore de la década de los ,·-.1t'·1i l afectivamente de Los hijos del vidriero de Gripe, aprovechan el imagi-
setenta y, por otra, a causa de la influencia de diversas variantes del "realismo 11.1rio y el esquema de los cuentos populares para conse?uir una fuerza narra-
mágico" aparecido en la literatura adulta en esa misma época. La difusió~ de l.t ' iv,1 v de creación de nuevas imágenes con una potencia tal que suponen un
novela latinoamericana, o de la obra de autores como Pere Calders o Alvaro l,i10 ,importante en la renovación de la narrativa actual.
Cunqueiro, coincidieron en prestar a la literatura infantil una descripción cos- Respecto al juego intertextual, ya señalamos, al hablar de Caperucita Roja,
tumbrista e irónica que encajaba con naturalidad la aparición de fenómenos l.1oportunidad que suponen los modelos folklóricos para la referencia "sabia"
fantásticos para proyectar una nueva luz interpretativa sobre la realidad. A par- il.ll·ia una cultura que pueda ser conocida por los lectores. Lo m ismo ocurre
tir de estas coordenadas, pues, la literatura para niños y adolescentes creó una ,·11 la poesía actual para niños, hecha en gran medida a partir de estos mode-
nueva forma de ficción fantástica que puede dividirse entre la reformulación 11•, y con un juego explícito hacia las canciones o retahílas populares que pue-
de los usos tradicionales y la creación de una "fantasía moderna", m ientras que d.111 haber conocido en su primera infancia.
se difundía entre los adolescentes el nuevo género de la "alta fantasía". El cruce entre los antiguos modelos folklóricos y los nuevos usos de la fan-
La reformulación de los modelos literarios propios del folklore se ha lleva- 1.1,ía ha alterado los rasgos característicos de los cuentos populares. A veces el
do a cabo alterando sus elementos o convirtiéndolos en un entramado para la , .1mbio se produce de forma deliberada, como cuando se efectúan juegos de
confección de variantes más complejas o más próximas a las corrientes litera- ,1il1versión, pero otras veces es una simple consecuencia de su grado de ade-
rias actuales. Para ello, y en primer lugar, se han utilizado estructuras, tópicos, ' 11 :ición a los nuevos propósitos narrativos. Se puede constatar, así, que se han
personajes y motivos de la literatura de tradición oral para subvertir y desmiti- pndido elementos típicos de los cuentos populares como el objeto mágico o
ficar los valores tradicionales en obras feministas o pacifistas. Es el caso de las l'I castigo a los malvados, que la misión de búsqueda se ha circunscrito a la
versiones de Caperucita Roja, señalado en el capítulo segundo. O también se han ".dta fantasía" 0 que se ha introducido la posibilidad de acciones simultáneas,
utilizado para reformular en sus parámetros la narración de aventuras que ha 111Ícntras que la voluntad de mezclar elementos folklóricos de procedencia here-
adoptado el escenario fantástico en una gran parte de las obras actuales. 1ooénea se ha convertido en una de las constantes de la renovación de la narra-
::-,
En segundo lugar, la intensa presencia de los modelos tradicionales responde ¡ iva tradicional en la actualidad.
a la conciencia de los autores de que la literatura folklórica supone un legado de Por otra parte, la llamada "fantasía moderna" obedece en gran m edida a la
primer orden para las nuevas generaciones, ya que así quedó establecido tras las propuesta imaginativa realizada por Gianni Rodari a partir de juegos literarios
polémicas de los años setenta. La voluntad de traspaso histórico se detecta en la il·cogidos de las literaturas surrealistas y de vanguardia del período de entre-
gran abundancia de elementos folklóricos que se utilizan, entrelazando tradicio- ¡;ticrras. Al igual que la fa~f@ ~dPvfüNª de los cuentos populares, la fantasía
nes populares, refranes, adivinanzas, romances, personajes fantásticos típicos de
moderna ha sido profusa°:~ !lizad¡. tambié'jiijfh res~~':t_Ó_.'.:. de lo~ con-
esta tradición o utilizaciones simbólicas de elementos de la naturaleza.
flictos psicológicos de los l\!!i eflitreunc1a f)í~StSt©Ifl a 1
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l11trod11(drí11 a la literatura infantil y juvenil Capítulo 3: La literatura infantil y juvenil actual

la sociedad postindustrial y para el juego literario experimental. Su desarrollo 4 1, 11 ,rn t . C. y Howe, J. (1992): El hom- Sommer-Bodenburg, A. (1987): Si quie-
ha supuesto la creación de nuevos imaginarios de ficción a partir de divcn11 , /,, ,· ,¡11e encendía las estrellas. Aura res pasar miedo. Alfaguara. Madrid.
t .. ,11 11nicación. Barcelona. (8- 12) (8-12)
vías, asociadas mayoritariamente al humor:
l 1.,l ,I, IZ. (198 5): Las brujas. Alfaguara. Docampo, X. (1994 ) : Quando petan la
l. ~a alteración de la vida cotidiana de los personajes provocada por la irrup• • 1\1.,d rid . (8-12) porta por la noite. Vigo: Xerais
c1ón de elementos fantásticos y especialmente insólitos por su pertenc1Ki• 1.i·.1" 11 , J M. y Ruano, A (1990): Elguar- (Cuando de noche llaman a la puerta.
al mundo moderno (astronaves enamoradas, lápices que escriben solos, etc,), ,l,,i11 riel olvido. SM. Madrid. (8-12) Anaya) (12-1 6)
2. La exploración especulativa sobre el funcionamiento o consecuencias do l "'I""· ,\ l. (1980): Los hijos del vidriero. Le Guín, U . (1986) : Un mago de
'- /\ 1 Madrid. (8-12) Terramar. Minorauro. Barcelona.
fenómenos y mundos posibles (mundos amarillos, de piedra, en el intc•
rior de un libro, etc.). "1, 1 .111ghrean, G. ( 1992): Una sarta de (12-16)
J11mtims. Fondo de Cultura Económica. Martín Gaite, C. (1991): Caperucita Roja
3. La desmitificación de elementos fantásticos tradicionales, en una línea en Manhattan. $imela. Madrid.
1\kxirn. (8-12)
superpuesta a la subversión de los cuentos populares ahora citada (bruj.ll l',1, l,n n , M. A. (1993): Una semana con (12-16)
maternales, pesadillas miedosas, etc.). ,.¡ ogro de Cornualles. Madrid. Anaya. Sennell L, ]oles (1982): El hose encantat.
4. El juego meraliterario sobre las reglas de la construcción narrativa (auro- (8-12) Publicacions de l'Abadia de Montserrat.
res-personajes, anulación de la distancia entre el lector y la historia, es<.:rÍ· 11...1 ., r i. C. (1983): Cuentos por teléfono. Barcelona. (El bosque encantado. Espasa-
tura supuestamente simultánea a la lectura del cuento, etc.). )11\'l·ntud. Barcelona. (8- 12) Calpe, 1985) (12-16)

E_l juego literario desenfadado a que ha dado lugar esta corriente puede
apreciarse en las obras de autores que la introdujeron o desarrollaron en Espafi:i,
como )oles Sennell, Miquel Obiols, Paco Martín, etc., mientras que la fusión
de distintos tipos de fantasía y realidad preside la obra de otros como Jarrer 1 ;. ; • U postmodernismo y las formas audiovisuales de la narración
Manila, Alonso, Joan Manuel Gisberr, etc.
Finalmente, la "aira fant~sía" creada por Tolkien se ha prolongado en la 1 ;1 modernización de la literatura infantil y juvenil ha incluido también

obra de otros autores como Ursula Le Guin; puede identificarse también en 1, 11111:1s y recursos literarios provenientes de la interrelación entre literatura y
muchos productos de la ficción audiovisual y nutre el desarrollo de una nue- 111nl ios audiovisuales e incluso ha experimentado con las formas culturales
va forma de ocio adolescente: los juegos de rol. , .11.1, tcrizadas como "postmodernismo", fenómenos ambos propios de la p ro-
,1, 1, ( ión actual adulta.
l·J concepto de postrnodernismo describe una observación descentrada del
111.li viduo y acentúa una visión relativista del mundo. El individuo no es vis-
t,, ,omo un producto de la conciencia individual sino como un proceso abier-
111, p<:rpetuamente en construcción, perpetuamente contradictorio y abierto
La renovación de la fantasía y el traspa- .11 , :11nbio. El arte postmoderno se caracteriza por rasgos corno el contraste y
Traxler (1983): La aventura formidable 111cll-la de los elementos de género, el aumento de la autoconciencia de la arti-
so del folklore:
del hombrecillo indomable. Altea. 11< iosidad de la obra, una p resencia explícita de las reglas artísticas o la explo-
Balzola, A. (1982): Munia y la Luna. Madrid. (0-8)
1.1, icín de los límites y posibilidades a p artir del juego con la propia tradición
Destino. Barcelona. (0-8) Ungerer, T. (1981): Los tres bandidos.
.111 Í\t ica q ue las configura. Alejo Carpentier ha dicho que todas las novelas
Loof, J. (1982): Mi abuelo es pirata. Miñón. Valladolid. (0-8)
Miñón. Valladolid. 1111portantes de este siglo hae rlJSfM~mJos lectores a exclamar: "Esto no es una
(0-8) Caldees, P. (1984): Els nens voladors. Argos
Shcldon, D. y Blyrhe, G. (1995): El canto Vergara. Barcelona. (Los niños vola- 1111vela". También en la litera~ infa~il y juv,&~lamos pp sonajes. que
de !.as ballenas. Kókinos. Madrid. (0-8) dores. Toray, 1991) (8-12) l'\fllCsan literalmente esta ~ y iól1itf'c> proress1 onal
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Introducción a la literatura infantil y iuvenil Capítulo 3: La literatura infantil y ;uvenil actual

Pero esro no es un cuento( ... ) un cuerno de verdad rendría que empe- El juego meraficcional de enseñar las cartas d e la construcción literaria, el
zar diciendo: Había una vez. .,f I l'l"LT al lector unas hojas en blanco que se van creando de modo simultáneo
L. Varvasovsky, Los osos de Ni-se-s11/Jt'
., •,11 lectura, ese no permitir la lectura inocente del "había una vez'' como si
111, u posible que la historia hubiera existido, prolifera a través de todo tipo de
En principio, la literatura para niños no parece un ~amp_o esp~c!a~menlc
.111 ilicios. Lo hace en los libros dirigidos a los pequeños, como ¡Sí! de Josse
proclive a este tipo de experimentación. Quizás por su d1dact1smo m1c1al, por
1 ,11lli11, en el que un p ersonaje va preguntando a distintos animales de quién
su función de establecer una narración coherente sobre el mundo, lo que le es
, ·, 1111 huevo grande que ha encontrado. Cuando finalmente lo abre, en el hue-
propio es la idea de un sujeto no fragmentado. La forma habitual de los lihro.~
rn .,parece el mismo cuento que el lector tiene en las manos. El personaje se
infantiles invita al lector a aceptar que el autor ha expresado en el texto un,1
·.1rnu a leer el cuento rodeado de codos los animales que h abían ido conres-
única interpretación del mundo y que se le ofrece un acceso direct? a él. Lis
1.111do "¡No!" a lo largo de la búsqueda. Lo hace también en los libros para
técnicas empleadas se ven sólo como el entramado en el que el mensaJe se ne~o-
11 1.1vo res, como Datrebil, 7 cuentos y 1 espejo de Obiols, donde seis cuentos,
cia a cravés de un medio aparentemente neutral y transparente que permite
,111,: 110 gustan por su modernidad, son destruidos por sus recep tores. El sép-
identificar la intención del autor si se lee con suficiente atención. Los textos
111110 y último se esconde y se halla escrito al revés. Es un cuento que consis-
de los libros infantiles utilizan la alusión referencial de manera muy limitada,
1,._ pr~cisamente, en la historia de estos hechos. Para conocerla el lector debe
y hasta ahora no han sido excesivamente paródicos o no han estado basa~os
111 dizar un espejo. El uso de múltiples recursos materiales se ha añadido, así,
en la autoconciencia literaria. Podría decirse que la mayoría de textos de la lite-
.il "·'ºdela imagen para construir las h istorias de una sociedad que juega con
ratura infantil y juvenil se caracterizan por evitar la pluralidad de significados.
In, dcrnencos, que hace una llamad a al consumo, a la atracción por el libro
Pero este estadio también ha sufrido la ola experimental de la literatura actual,
, 111110 objeto, a la participación del lector en todo tipo de acciones diferentes
tal como demuestran los siguientes ejemplos, todos ellos casos imposibles en
.,l 11.1dicional viaje imaginativo.
la literatura infantil y juvenil de hace unas décadas.
Veamos también lo que ocurre en otra obra, En Pantacracio jinjolaina de
El Libro de voliches, faquidambrios y otras especies, de David Cirici y Marra
1\ ll ,.111cll. En una sola narración se condensan el tema del paso a través del espe-
Balaguer, empieza diciendo:
1• ,, h aventura de un naufragio -el del barco de Gulliver, p recisamente-, el terna
,1,·I 11:íufrago devorado y devuelto más tarde al mundo, transformaciones kaf-
Cuando vimos la isla
(una mora sobre el mar), 1, 1.11us del protagonista en gusano y m ariposa, visitas sucesivas a mundos fan-
este libro renía las hojas en blanco. 1.i•,1 icos como el de las hadas, los ogros y los genios que conceden deseos, el des-
Era el libro de la isla cl11hl:11niento psicológico del protagonista, que duda entre su deseo de irse y de
y nosotros sin saberlo. ,prnbrse, en dos personajes diferentes (Marchón y Quedón), viajes en el tiem-
1'" ,- 11:irraciones costumbristas de ambientación actual, repletas de pleitos judi-
porque el mundo se crea con la palabra. Y ~st_a no~bra prime:º un~ i_sb. ' 1.il<"s , fábricas de calzoncillos y vendedores de enciclopedias. Todo un com-
Irá poblándola, como si se tratara de un génesis mfant1l para terminar dicien- 1"'rHI io de mezcla de géneros, apelación a referentes culturales compartidos,

do: 11.11•mentación de las unidades narrativas y ritmo vertiginoso que nos mues-
11.i,; lln tipo de ficción - literaria, televisiva, fílmica- muy familiar a los niños
Anochece en la isla .,, 111:1ks.
y lo que brilla ! le aquí, pues, un juego de cultura exacerbado, una literatura que se cons-
no son luces de ciudad. 1111n· recordando explícitamente la tradición sobre la que reposa, que vulnera
Son orejas de voliclw l.1-, kyc~ de cualquier géneru:;:~~ 1/lttJl:> como cree que el lector las domina,
escuchando, cada noche, ,¡11,· subvierte los mitos que b ños a~ban dePD~r, que &e~ª el ojo al 1
sus historias.
1,, l or para que reconozca a "!.v nmtrc,cuad'rof'.ª)r<@títjS~i@na
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Capítulo 3: La literatura infantil y iuvenil actual
Introducción a la literatura infantil y juvenil

naje del elefante Elmer en la esranrería de la habitación de 1Ahora no, Fernando!, producto de una construcción compartida entre el autor y el lecror. De esta
por poner ejemplos antes citados. Son detalles lanzados como desafíos, como 111:mcra, al final de la novela, un personaje puede decir: "¿Me estás d iciendo que
\'<> ~ólo soy un personaje en una historia?" Y el protagonista responde: "¿No lo
placeres añadidos y propios de una literatura múltiple, que traspasa al lector
la necesidad de crear la unidad de la narración. Necesidad especialmente pre- ,nmos codos?" (1985: 139). En el mismo sentido, en una obra de Martín (1987)
sente en algunas obras como Blanco y negro de David Macaulay, donde la divi-
el ¡1crsonaje de Frédéric, supuestamente enfrentado a su autor, dice: "es la vida ...
sión de la página en cuatro partes, con una historia simulránea en cada una y ¡,ndón, es la literatura". Y, efecrivamente, es la literatura, una literatura que,
múltiples efectos cruzados entre ellas, exige un esfuerzo reflexivo por parte del rr.Hc de los valores, de los temas o de la manera de abordarlos, ha intentado cre-
.1 r historias adecuadas a los niños y adolescentes del mundo moderno.
lector para poder instaurar la coherencia o la riqueza de niveles de su inter-
pretación.
En resumen, los principales aspectos introducidos por las corrientes post-
modernas en la literatura infantil y juvenil pueden resumirse en los siguientes:

1. El establecimiento de ambigüedades entre la realidad y la fantasía de la fic- f!=Wí9;&f#


ción. El lector no sabe qué es lo que ha pasado "realmente" en aquello que 1 ihros impensables hasra hace puco ciempa: Goffin, J. (1991 ): ¡Sí_l MSV. El Masnou.
s~ cue?ta, o no puede olvidar que lo que tiene entre manos es un objeto Barcelona. (0-8)
ltrerano y no una hisroria "real". Así, el mundo descrito incluye la incer- .\ 1il berh, A. y Ahlberg, J. (199 1): El car- Obiols, M. y Solé Vend rell, C. (1991):
tidumbre, la fantasía es utilizada para interrogar la realidad, el mundo inte- tero simpático. Destino. Barcelona. Un iris irritat. Aura Comunicació.
rior es examinado a través del sueño o de elaboraciones imaginativas y la (0-8) Barcelona. (Un iris irritado) (8- 12)
ficción se puebla de símbolos para expresar significados polivalentes. ( :iríci, D. y Balaguer, M. (1986): Llibre Van Allsburg, Ch. (1996) : Los mi~terios
2. Un enorme aumento del juego de alusiones intertextuales entre las obras de volics, !aquidambres i a!tres especies. del soíor Burdick. Fondo de C ulrura
y entre distintos sistemas culturales (el cine, la música, la pintura, etc.). Destino. Barcelona. (Libro de voliches, Económica. México. (8-12)
3. Un elevado grado de fragmentación. Las unidades narrativas son cada vez laquidambrios y otras especies) (0-8)
más breves, la voz del narrador se reparte entre distintas voces y fuentes
informativas, entre las cuales destaca la imagen.
4. La introducción del juego con las formas escritas de nuestra cultura. Se
incluyen muchos tipos de texros (adivinanzas, canciones, enunciados mate- Podemos resumir esquemáticamente las tendencias incorporadas por la
1ircratura infantil y juvenil en el cuadro 3.1 de la página siguiente. Es preciso
máticos, guías turísticas, titulares de periódicos, etc.), se mezclan géneros
y personajes de distintas tradiciones y se dejan al descubierto las reglas de rl·cordar, sin embargo, la interdependencia de todos estos fenómenos y el h echo
la construcción literaria. de que los problemas señalados se refieren tanto a problemas p revios a la pro-
ducción de la nueva literatura como a los conflictos de escritura que ha deb i-
5. La proliferación de la parodia, la desmitificación y el humor. La actitud
generalizada de subversión humorística se asocia con las características do resolver para poder incorporar las nuevas influencias.
anteriores y potencia su efecto distanciador.

Obras ya citadas como ¡Qué asco de bichos!, El cartero simpático, ¡Si! o Blanco , .3 .4. La adaptación de géneros literarios adultos
y Negro y muchas otras como ¡No quiero mi osito! de Mackee, El gusano, ese des-
conocido de los Alhberg, etc., pueden servir de ejemplo para apreciar estas carac-
t~rís_ticas. En la obra de Allan Chambers (1978), Breaktimes, se nos presenta un
d1arto adolescente donde el protagonista, más que una realidad verosímil, es el
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Introducción a la literatura infantil y juvenil Capítulo 3: La literatura infantil y juvenil actual

centes ha potenciado este fenómeno, puesto que existe una frontera inestable Li. ciencia ficción es un género difícil de establecer, sus fronteras con la narra-
entre la literatura infantil y adulta. Una vez inroducido el género, las corrien- ' iún fan tástica son muy difusas y los remas abordados resultan muy poco esta-
tes internas de la literatura infantil y juvenil favorecen también el traspaso a 1,lt:s. Puede englobar desde aventuras situadas en el espacio hasta la especulación
edades menores, a menudo con nuevos cambios y adaptaciones. Un rápido imaginativa, tanto del tipo "qué pasaría si ... ", en relación con nuevos inventos
repaso a la evolución de la ciencia ficción y de la novela policíaca puede servir "nuevos seres, como sobre la creación utópica de mundos completos. M ás con-
de ejemplo para ilusrrar este proceso. ncramente ha intentado definirse como "una narración fantástica que explota
11crspectivas imaginativas de la ciencia moderna".
Históricamente, sus precedentes se remontan a obras como Frankenstein
Cuadro 3.1. Influencias de las tendencias literarias y artísticas actuales. de Mary Shelley (1818). A partir de 1860, establece sus modelos en las obras de
Vane, basadas en el progreso material de la humanidad, en las de Herbert G.
Tendencia Problemas Rernrsos
\Vclls, como El hombre invisible (1897), centradas en la crítica social, y en las
Narración psicológica Representación interior Uso simbólico
de la fantasía de Edgar R. Burroughs sobre aventuras en el esp acio. Se trata de u n género
para adultos, pero que en rodas estas obras ha sido trasladado a las coleccio-
Ambigüedades nes de novela juvenil como "clásicos" dignos de ser conocidos.
Gradación de la angustia Distancia: En 1927, la revista americana Amazing Stories utilizó por primera vez el
- humorística
término "ciencia ficción" y éste fue aplicado ya a las obras de "segunda gene-
- del narrador
ración" producidas en Estados Unidos por autores como Asimov ( Yo robot,
Verosimilitud Cesión de la voz 1940; La fundación, 1942; etc.), Huxley ( Un mundo feliz, 1932) u Orwell
Control del Voces narrativas ( 1984, en 1948).
mensaje moral experimentales A partir de los años cincuenta. se introdujeron nuevos temas a causa de la gue-
Renovación de la fantasía rra fría entre los bloques mundiales, con el temor a una guerra nuclear, la irrup-
Nuevos usos Interrupción del Presencia "en extenso" ción de los medios audiovisuales, con el temor a los cambios sociales que provo-
del folklore traspaso oral caban, y el interés por la tecnología, derivado del inicio de los vuelos espaciales.
Valores cuestionados Desmitificación y subversión Las obras de Bradbury {Crónicas marcianas, 1950; Farenheit 451, 1953) o
Escenarios creíbles Uso de escenarios Wyndham {El día de los trífidos, 1951) se difundieron como nuevos clásicos en
de aventura folklóricos
Poco bagaje cultural Ju ego preferencial esta línea.
de los lectores con el folklore La dificultad de la descripción científica en que se basan las obras o la
complejidad de su especulación moral mantuvo el género alejado de su con-
Fantasía moderna Agotamiento Juegos surrealistas sideración infantil durante mucho tiempo. Pero ya en la década de los sesen-
de los modelos y de vanguardia ta, la apertura de la ciencia ficción a una especulación cada vez más amplia y
Alta fantasía Agotamiento Creación de una
de los modelos nueva épica relacionada con las preocupaciones sociales -la ecología, la crítica al antro-
pocentrismo, etc.- confluyó con el desarrollo de la novela juvenil y permitió
Postmodernismo Presión parámetros Ruptura de la lectura que no sólo se adoptaran títulos concretos de la literatura adulta, sino que se
culturales inocente empezara a escribir pensando en un público adolescente. Así, junto a obras
Parodia y desmitificación como ¿Sueñan los androides con corderos eléctricos? de D ick, en 1968, Duna de
Intertextualidad
Contacto ficción audiovisual Fragmentación y mezcla Herbert, en 1965 o El planeta d rf¡j:os,simios de Boulle en 1963, empezaron a
. . Creat w,th . J l J . T, .
Sociedad alfabetizada Juegos textuales aparecer Ob ras JUV~Ol 1es COmO , ,meca:,oscrttO ar!:...S!l",.Unt:~ Ortf en O rar ~te
Colaboración texto-imagen final de Pedrolo. Fmalrnen enn1trcf1'11trproress=Fona 1
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Introducción a la literatura infantil y juvenil Capítulo 3: La literatura infantil y juvenil actual

infantil potenciando su vertiente de aventuras espaciales, como la serie de Por otra parte, hace décadas que la novela policíaca comparte algunas de sus
aventuras de "Óscar" de Kurrz. características con la literatura infantil, aparte de la inclusión de sus clásicos
Durante la década de los ochenta, la creciente complejidad de la tecnolo- (Arthur Conan Doyle, Agatha Christie, ere.) en la lectura juvenil. Podría pen-
gía a~tual ~mpezó a impedir una especulación científica comprensible para el sarse que, desde la aparición de Emilio y los detectives de Kastner en 1928, este
públ!co_e mtr?dujo en la ciencia ficción una cierta presencia de hechos y per- tipo de ficción ha ido incorporándose paulatinamente a la narrativa infantil y
sonaJes Inexplicables que la acercó a la fantasía tradicional. La autonomía inex- juvenil a través de un proceso de absorción de las características que han pareci-
plic~da de los f~nóm~nos fantásticos, la mezcla con el género histórico, la pre- do más adecuadas a la ficción infantil, y que estos rasgos han ido combinándo-
scnCia de la realidad virtual, etc., han ampliado las fronteras de la ciencia ficción se con otros modelos literarios hasca formar un sustrato enormemente sólido
como género y han facilitado su asimilación por parte de la literatura infantil que ha permitido, finalmente, la existencia plena del género policíaco como ral.
y_juvenil. Actualmente, en los libros para los niños menores abundan espe- Podemos distinguir en la novela policíaca dos líneas que tendrán una inci-
cialmente los robots como seres fantásticos, los temas relacionados con la eco- dencia desigual en la literatura infantil y juvenil. La primera supone la pre-
logía y la denuncia de la posible destrucción del planeta. En cambio, en la sentación del misterio a resolver como un problema matemático. Unos indi-
º?vela juvenil hallan ca~ida la especulación moral sobre el futuro -bien pro- cios, un espacio delimitado y un detective externo que sigue un proceso de
pia de esta ~dad-, a partir de nuevos desarrollos científicos, como la genérica, deducción lógica son componentes de un género que propone el caso delictivo
y se potenoa la fusión de la ciencia ficción con otras líneas fantásticas, como como un juego. Este esquema de investigación-descubrimiento a través de pis-
el terror y el interés por lo sobrenatural. tas hasta la resolución de un caso impregnó las aventuras detectivescas de los pro-
ragonistas infantiles de las pasadas décadas, por ejemplo, en las series de Enyd
La interrelación entre los distintos géneros puede verse, por ejemplo, en La
Blycon. Pero durante los años ochenta se plasmó, más específicamente, en libros-
tele boja _de Rodgers, u~a- obra típica del género de "fantasía moderna", en la que
juego de resolución de enigmas, que incluso llegan a resolverse a t ravés de la
un t_elev1sor da las nonc1as con un día de adelanto. Se trata, pues, de una dis-
observación de imágenes, como en Aventuras de lo. "Mano negra" de Hans J. Press
t?:s1ón ~umorís:ica causada por un fenómeno extraordinario; pero la distor-
o la serie del comisario Nikel de Dedef Kersten.
s1on est~ produ~1da por la alteración del tiempo con la consiguiente posibili-
Una segunda línea puede identificarse con la llamada novela negra. La ela-
dad de mtervemr en el futuro, un elemento clásico de la ciencia ficción. En
boración más literaria del género incluye un componente de descripción y crí-
om~ ~jempl?, L~ selva de los arutams de Carranza, se introduce la presencia de
tica social, prioriza la acción sobre la deducción lógica, otorga mayor papel a
esp1r1tus m1srenosos, en la línea de la narrativa fantástica de terror; pero las
la figura del delincuente que es utilizada para evidenciar la culpabilidad social
fue_rzas má?'.cas _pueden ser apresadas con _el empleo de nuevas tecnologías y y el detective forma parte del mismo mundo descrito. Esta tendencia penetró
su 1nvocac10n sirve, de hecho, para cuest10nar los valores de la civilización en la literatura infantil y juvenil a través de su adaptación para los lectores ado-
actual, una intención propia de la ciencia ficción. La Historia interminable se lescentes. Los principales cambios originados por esta adaptación pueden resu-
construye a partir de una lucha entre fantasía y realidad a través del contacto
m irse en los siguientes:
de ambos mundos producido en la lectura del protagonista. Este inicio, ali-
neable con las obras de fantasía moderna, deriva en una amenaza social en 1. Las dotes deductivas se asocian al valor y a la decisión del protagonista para
nada ?iferente a la que supone la invasión de los "hombres grises" de Momo acercar la narración a las características de la aventura.
del mismo Ende o -en un paso más hacia las leyes de la ciencia ficción- de los 2. Los protagonistas se convienen en adolescentes que descubren iniciática-
vigilantes de Los Guardianes de John Christopher, en pro de la alienación social. mente la corrupción existente en la sociedad.
En definitiva, que se pierda la capacidad de imaginar, se robe el ciempo libre 3. Se producen una serie de cambios en el marco espacial y en el alcance de
o se opere el cerebro de la población como narran respectivamente cada una la acción para otorgar verosimilitud al protagonismo adolescente.
de :s~as tre~ úlrim_as obras son cuestiones separables en grados, más que carac- 4. Se introducen límites rlj~r1i,ig ~ll;!l alcance de la sordidez del mundo des-
tenst1cas d1ferenc1adas entre géneros narrativos.
critoº del lenguaje uti sea,ttrc,"º~prom~~~'b1t1al
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141
l11troducci6n a la literatura infantil)' juvenil Capítulo 3: La literatura infantil y juvenil actual

el sexo y se recurre al humor, por ejemplo, para conseguir un produ~:10 ,, ,·.•"olarizados en la etapa infantil. El mercado se ha llenado así de libr~s para
menos descarnado. l ,..¡ié-s, para llevarse a dormir o a la bañera, ~ara ide_nrificar, para reproducir or~-
5. Se añaden rasgos típicos de la novela juvenil, como los catálogos de pro- 111c n tc una historia sin palabras, etc. Son libros bien aceptados por una soc1e-
blemas psicológicos propios de la edad. ' 1. 1d cada vez más sensible al inicio temprano de la familiarización con los libros,
,n.í, dispuesta a consumir productos atractivo~ ,Y que se encuentra más cómo-
La adaptació n del género policíaco a la literatura infantil y juvenil supo- , l., cn la exploración del libro que en la narrac1on oral. .
ne, pues, un buen ejemplo de cómo se eliminan los rasgos que no se aceptan Esta oferta ha estado apoyada por la recupe~ación y desar:ollo de hbr~s c?~-
como adecuadc;s a los nuevos destinatarios y de cómo el género se mezcla con ' dlidos como un estadio intermedio entre la literatura y el Juego. Su d1fus1on
otras tendencias predominantes en el nuevo campo. La serie de Andreu Martín lia rcnido opiniones contrapuestas por parce d_e_los educadores. ~or una p~rt~,
y Jaume R ibera sobre el detective adolescente Flanagan, alineada concreta- "' ha destacado que estos libros estimulan habilidades n_o necesan~mente '1m1-
mente en el género de la novela negra, es uno de los ejemplos más logrados de 1:1das a la leccura, como el placer de intervenir, compamr, descubnr, ere., y que
adaptación juvenil, mientras que la creación de Carbó del detective Felipe .iLo.:ntúan la idea de que los libros son divertidos e inceresa?tes. ~?r ~tra pa_rte,
Marlot, evocación del detective clásico Phi] Marlowe, es un ejemplo evidente \L' ha denunciado el agotamiento en sí misma de una gra~1ficac1on '.nmed1ata

de la mezcla con la fantasía, el humor y la aucorreferencia cultural. ,¡ut: no favorece la reflexión ni la formación lectora, espec~almente s1 l~ qu:, se
roduce son adapcaciones de cuentos clásicos a esta ~odalidad de ~u~licac1on.
11
F.n cualquier caso, la década <le los noventa ha con~c1do el punto alg1do des~
3-4- La ampliación del destinatario a nuevas edades desarrollo a partir de la utilización de nuevo~ matenales ~ fo~mas cada vez.mas
y la creación de nuevos tipos de libros imaginativas. Podemos dividir este tipo de libros en las s1gu1ences categon as.

El crecimiento del libro infantil se ha mantenido en un espectacular sen-


tido ascendente desde la segunda guerra mundial hasta la actualidad, en la que a) Los libros de imágenes
un ligero retroceso muestra Ja saturación del mercado en la que, sin duda, inci-
de también el descenso de la natalidad en los países occidentales. Durante los Los primeros libros para los niños acostumbran a ser libros para identifi-
años setenta, sin embargo, fue el enorme desarrollo de la oferta editorial la que car y no mbrar. Se hallan emparentados con los ant~guos abecedarios con los !
comenzó a exigir la diversificación del tipo de libros producidos que se plas- libros para aprender a contar, donde cada letra o ?umero era acompanado por
mó en la oferta existente a lo largo de los años ochenta. D e publicar simple- u na imagen. Estas coleccio nes de imágenes declmaron a causa de los n~evos
mente "libros para niños" se pasó a publicar colecciones especializadas en los
remas y características de las obras y en las franjas de edad a la que se dirigían.
j métodos de aprendizaje y han sido sustituidas ahora por los rnoder~os ,libros
para identificar, dirigidos, además, ~ niños d~ ~ún menor edad. _Las '.magenes
Actualmente estamos ta n acostumbrados a encontrar esta diversidad perfec- { se refieren ahora a objetos y sicuac10nes familiares a los pequenos: ¡uguetes,
tamente clasificada en las librerías que sorprende pensar que son bien recien-
tes denominaciones habituales hoy en día, tales como "libros para no lecto-
t
·,
animales, familia, etc., aunque recientemente han aparecido otras propuestas
basadas en la observación y selección de m últiples objetos heterogéneos, como
res", "libros-juego" o "novela juvenil". en ¿Qué ves? Un libro de adivinanzas visuales 1e ~alter Wick. _ , _
Las imágenes pueden encadenarse en algu~, ttpo de sec_ue_nc1a_ log1ca, pe_ro
siempre siguen unas normas claras de prese?rac_1~n: en la h~J~ 1zqu1erda el obJe-
3 -4- r. Libros para no lectores y libros-juego to O el perso naje, en la derecha la compl1cac1on o la acc1on. Es el caso'. por
e¡'emplo, de la colección "los lib~os.clel chiquitín" de Oxenbury. Otros libros
Cr~ate w,tn. · · ( ¡ l ·'
Una de las ofertas editoriales más innovadoras en estas décadas es la dirigi- ofrecen panoramas integractos e ob¡etos y s1tuac1opes como a co e~c10n
da a los niños hasta los seis años de edad, es decir, niños no escolarizados aún, "Miremos" de La Galera, t nitroPrQlapro~nal
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143
introducción a la literatura infantil y i11ue111/ Caf1Ítulo 3: La literatura infantil y juvenil actual

son capaces de relacionar y sostener la información en la memoria mientras (']los se potencian los mismos o parecidos recursos que se han trasladado al
rastrean las imágenes y, por lo tanto, en un primer estadio van focalizando 111 ll ndo del libro. Así, la voz del adulto se funde-reprod uce con la del narra-
sucesivamente los elementos de uno en uno. Las ilustraciones acostumbran a do r que pregunta " ¿D on ' d e esta' ...., ¿Aqut',.... ¿Aqut.', . . . " mientras
. se 1evantan
ser muy nítidas, de colores vivos y recortadas sobre fondos claros, y se repro- ,oLipas o se tira de !engüeras. Sin embargo, los libros para pequeños han apor-
ducen en múltiples soportes (libros plastificados, de tela, de esponja, etc.) que udo nuevas posibilidades a los juegos participativos del folklore. La llamada
les confieren un gran atractivo y valor práctico en su uso. .1 otros sentidos como el tacto o el oído, la exploración de materiales, formas

1 ridimensionales, etc., ha hecho proliferar un tipo de libro a medio camino


rnrre el libro y el juguete. Unos libros parecen más divertidos, imaginativos y
h) Los lihros interactivos ,11gerentes, otros resultan más artificiosos, pero todos exploran los nexos comu-
11l's de la literatura y el juego. O de ambas cosas yuxtapuestas, como en los cuen-

Los primeros pop-up, libros "animados" o interactivos aparecieron en 1760 ¡.,, recientes que incorporan un juguete (un animal de peluche, un camión, etc.)
en Inglaterra, con los "Harlequin Bouks" de John Newbury. En la primera ¡ura que el niño juegue al mismo tiempo que sigue la historia.
mitad del siglo XIX les siguieron los "Juvenil Drama Panoramas", pero el ini- Podemos resumir las manipulaciones más usuales de los libros interacti-
cio real del libro móvil puede situarse en los editados por Dean & Son que \ os en los siguientes tipos de fo rmas:
ejercieron un monopolio virrual hasta que los editores alemanes desarrollaron
nuevas técnicas y empezaron a competir por la edición. Los nomb res más 1. Las hojas partidas horizontal o verticalmente, <le manera que pueden com-
imporcanres son los de Ernest Nister, con los discos giratorios de Summer sur- ponerse distintos personajes, paisajes o historias al combinarlas. Es lo que
prises o Merry surprises en 1896 y 1897, y los de Lothar Meggendorfer, con hace un libro tan elaborado como Et teatro de medianoche de Pakovska.
verdaderas ingenierías de papel en obras como lnternational Circus ( 1888) que > Los cambios en una misma imagen al hacer girar una parre integrada en
contenía seis anillas de circo y un público de 450 personajes. un disco de papel (como Carrusel) o al superponerle acetatos (como en los
El hundimiento d e la edición alemana, tras la primera gue rra mundial, libros de la colección "Los cuentos del mundo mágico" de la edi torial SM).
produjo su práctica desaparición hasta los años setenta, a excepción de los Las hojas desplegables que prolongan la imagen en acordeón o la comple-
libros producidos en Checoeslovaquia en la década de los cincuenta. La edi- tan de forma inesperada (como en ¡Oh! de Goffin o El regalo de Gabriela
ción se reinició lentamente y recibió su impulso definitivo con los éxitos obte- Keselman).
nidos por la Wally Hunt de Intervisual Communications, la editorial ameri- •i. La creación de movimiento y de volumen (prop iamente la tridirnensio-
cana reina de los pop-up. Se abrió así un período que aún dura en que cada nalidad de los pop-up) al tirar de lengüetas o abrir el libro.
libro parece más imaginativo y complejo técnicamente que el anterior. Su rein- ')_ La incorporación de estímulos d irigidos a sentidos distintos de la vista. El
rroducción contó con el aliento experimental de la década de los setenta, con primer libro táctil había sido publicado en Nueva York en 1942, pero fue
obras tan experimentales como La oruguíta glotona (Eric Carie, 1970) en la en la década de los setenta cuando se desarrollaron en aplicaciones para
que una oruga devora su propio camino a través de las páginas, o la casa del discapacitados y ahora se ha extendido su propuesta a través de texturas
terror de Jan Pienkowski (1979). Pe ro también conoció la simple explotación para el racto asociadas con las imágenes representadas (como La playa, de
comercial en la reedición de lihros victorianos (como la reedición en Carrusel, Pledger), sonidos (como El grillo silencioso de Carie) o incluso olores.
de la obra de Nister), más dirigidos al gusto de los adultos que al de los niños, 6. La existencia de agujeros en las hojas que se superponen y asocian de d is-
si bien su oferta de actividad mecánica continuaba consiguiendo la aquies- ~
tintas formas (por ejemplo, ruedas cada vez mayores de d istintos vehícu-
cencia del público infantil. { los en Ruedas de Campbell).
En realidad, los juegos de participación a través de formas muy variadas l' 7. La apertura hacia diversas.. activ~1arles del lector,_tales. como pintar y borrar
¡, 1..reate wifn . d . . ..
de actividad ya se hallan presentes en el folklore: jugar con los dedos de la con agua, trasladar peg~ acer•emergerpej:iJeS e tmra mv1s~61e,
lf
mano, batir palmas, saltar sobre las rodillas al ritmo de u na canción, etc. En
manipular elementos m\!Yºsmtro profess1 onal
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Illfruducción a la literatura infantil y ;uvenil Capítulo 3: La literatura infantil y ¡1tuenil actual

Cuadro 3.2. Tipos de libros interactivos. ,111.11, •. ,I,· ejemplos concretos, debe seguir un itinerario que va de lo familiar
,1 J., , 1, •,, t>llOcido, y deben percibirse claramente las propiedades o el funcio-
11,11111,·111, 1 descrito.
',111 ,·111hargo, es preciso que el niño sepa que esos libros no son libros q ue
111,111.111 historias, y es también necesario que el adulto recuerde que son lib ros
Plasrificados Pop-ups Desplegables Lengüetas ,¡11, 1.-l11nzan la experiencia infantil del mundo y no libros que puedan susti-
11111 l.1. l.c •s niños pueden tener muy poco interés en explorar un libro basado
r.Y°\ , 11 11.1, nlcs saber que algo está arriba o abajo, o denrro o fuera. Es imprescin-

~
,lil ,I,· 1111;1gran calidad que convierta estos conceptos en juegos sorprendentes
1· ,111, 11idos. Qué duda cabe, por ejemplo, que Ratón muy alto y Ratón muy
Superposiciones Agujeros Tiras combinables Elementos l•.1¡,, (l- 11 Historias de ratones de Lo bel) es un cuento que juega con las caracte-
(medias páginas, incorporados t 1·.11, .1., de la altura sin ningún riesgo de esterilización escolar.
acetatos, ere.) (juguetes,
pegatinas, etc.)

,/! 1/1storias sin palabras

e) Libros informativos \e rrata de libros que desarrollan una historia completa utilizando única-
lll<'lllc' una sucesión de imágenes. Son particularmente útiles para el desarro-

En las últimas décadas, los libros para pequeños han incorporado una fun- ¡¡., ,k·l lenguaje y del esquema narrativo ya que se ofrecen como u n estímulo
ción de aprendizaje que puede dividirse en dos categorías p rincipales: ¡1.11.1 ,¡ue el niño narre la historia por sí mismo o en combinación con el adul-
1' ,. 1\I relatar el cuento el niño aprende a integrar las imágenes en una estruc-
1. Libro~ de conceptos. Se proponen ayudar a los niños en su progresiva ela- 111ra coherente y aprende a apoyarse en la información del libro para construir
boración conceptual de la realidad, progresión que lleva habitualmente •,1 1 interpretación.
desde sus primeras experiencias sobre lo que tienen en común una serie de
elementos (y así, por ejemplo, usarán la palabra perro para designar a muchos
tipos distintos de animales) hasta su diferenciación en categorías de for- I'! i,ibros-iuego para mayores
ma, dimensión, color o localización (y distinguirán incluso entre razas cani-
nas, pongamos por caso). Algunos de estos conceptos resultan más senci- Las posibilidades materiales y la actitud exploratoria o de consumo han
llos que otros, como la apreciación del color es más sencilla que la del .1111pliado la oferta de libros-juego a otras esferas y géneros. Ya en 1979, por ejem-
tiempo o la distancia. plo, se iniciaron en Estados Unidos las colecciones de narraciones interactivas
2. Libros de conocimientos. También se han multiplicado los libros que tra- dd tipo "Elige tu aventura" (muchas de ellas editadas en Timun Mas en España).
tan sobre temas de interés habitual para los pequeños: los animales, el fun- ( )tros libros se ofrecen prácticamente como un tablero de juego o una selección
cionamiento de los objetos, las estaciones del año, etc. de pasatiempos en los que el lector debe adivinar, trasladarse de página, obser-
var determinadas relaciones o bien buscar, como en los famosos libros de Wally.
Los libros informativos ayudan a hablar sobre nuevos descubrimientos, a Y, en otros casos, se exploran las posibilidades abierras por el uso de nuevos mate-
darles sus nombres y a divertirse ejerciendo la comparación y contraste de los riales a través de libros fosforescent~¡, c,:~n hologramas, etc., en una oferta que
conceptos a través de muchas propuestas imaginativas. En la valoración de 1
difumina las fronteras del libr~rr~HncTI } juvenil con las del libro regalo o libro
estos libros hay que tener en cuenta que la información debe proporcionarse
<le lujo para todas las edades. nitroPDF.professi onal
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l11troducció11 a la literatura infantil y iuvenil Capítulo 3: La literatura infantil y ¡uve11il actual

f) Historias multimedia l k~de el punto de vista educativo, la novela juvenil ~pareció como u_na
·•1'"'"'1ª casi experimental para resolver una duda generalizada en los medios
El desarrollo de los medios audiovisuales ofreció la posibilidad de pas,1r a ,·, 111 , ivos ante la constatación del fracaso lector: ¿Podía el lector adolescen-
•11
vídeo los álbumes infantiles (como hizo la editorial Aura Comunicación en · 1, . . 111l luso aquel que había sido un lector ávido de libros inf~ntiles, saltar a la
ediciones muy cuidadas de Ungerer, Briggs, etc.) o de reproducir en casete la 111 rnkrna ficción para adultos? Es p reciso recordar que por pnmera vez se esta-
narración, la lectura de cuentos o el recitado de poesías. Pero recientemente, 11.1 li:ihlando de todas las capas de la población en una época en la que los dis-
son las posibilidades del multimedia las que han empezado a ofrecer un nuc• 111,1" ' países estaban prolongando la etapa escolar y en la que, además, las o~r,as
vo tipo de juego literario interactivo a través de los ordenadores. Su desam1• , 11 mideradas " buena literatura" se caracterizaban entonces por la explorac1on

llo es aún incipiente, pero qué duda cabe de que se trata <le un mercado en v. 111 !' 11:irdista del texto. Los educadores franceses se preguntaron si sus alum-
auge que abre posibilidades creativas insospechadas y aboca a un tipo de par• 11.,,·.~e rían capaces de leer algún día las obras d el Noveau Ron:1an y los anglo-
ticipación radicalmente nueva. •..q, ,11 cs suspiraron por una época en la que parecía una progresión natural pasar
,l.- , 1/icia en el país de Las maravi!Las a Dickens, Bronce o Austen.
1ndudablemente, los adolescentes podían abastecerse de los best-selfers de
•11 11 dws y leer las colecciones directamente dirigidas, en algunos país:s, a la eta-

Jl,s1o;&fW 1,., ~l·nmdaria de la educación. Pero lo que p~recía haber desaparecido, e~ los
Libros-juego: 111 icios de los años setenta, era la novela de calidad centrada en el protagornsmo
,I<- un adolescente que establece su propio pacto con el mundo. Ante la enorme
Cano, C. y Giménez, P. (1994): En que es Rae, S. (1996): El circo de las pulgas. ., 1u cción del público juvenil por algunas obras como B guardián entre el cente-
difermcien el b!anc i el negre? Barcelona: Montena. Barcelona. (0-8)
110 J e Salinger o EL señor de las moscas de Golding, publicadas para adul:os, c~men-
Aura Comunicació. (¿En qué se dife- Rodie, S. y Cony, F. { 1993): ¡Ábme hue-
" .' a creerse que era preciso abrir un espacio en la nutrida oferta ~e libros tnfan-
rencian el blanco y el negro?) (0-8) vo, ábrete!Beascoa. Barcelona. (0-8)
i ik:s y juveniles para incluir libros de calidad con ~n~ ~1erte temáu_ca adol~s~e.nte.
Carie, E. (1993): El grillo silencioso. Yee, P. (1992): Conejito va de compras.
Kókinos. Madrid. (0-8) Beascoa. Barcelona. (0-8) En la mayoría de los países occidentales, el m1c10 de colecc10nes dmgt~as
Cousins, L. (1995): La casa de Maisy. Bird, M. (1985) : Manual de la bruja. a este público coincidió en el tiempo y en la orientación literari_a. Se nutne-

Serres. Barcelona. (0-8) Anaya. Madrid. (8-12) ron, en parte, de reedicioncs de obras juveniles clásicas y_de narrac10~es mod:r-
Keselman, G. y Monserrat, P. (1996): EL Press, H. J. (1981): Aventuras de "La nas para adultos. No hay duda de que Cortázar, Calvmo, Buzza~•• ~ora:1a,
regal. b Galera. Barcelona. (El regalo). Mano Negra''. Espasa-Calpe. Madrid. fournier O Steinbeck poseen muchos relatos que forman una franJa literana a
(0-8) (8- 12) compartir entre jóvenes y adultos. Pero la novedad q~e caracterizó esta~ colec-
ciones fue la irrupción de temáticas nuevas y de técnicas poco convencionales
hasta entonces en la literatura infantil. Si la necesidad de fantasía narrativa de
3 ,4, 2. La creación de una narrativa {Jara adolescentes los adolescentes se había refugiado en los cómics, el cine o incluso en los repor-
tajes y documentales, todos estos medios trasladaron entonces sus recursos al
Durante la década de los setenta, surgió en todos los países industrializa- nuevo producto editorial.
dos la preocupación por promocionar la lectura de los adolescentes. Era una La novela juvenil fue un campo propicio, por ejempl~, para el desarrollo
necesidad sentida tanto desde el ámbito comercial, que se proponía la con- del realismo y la introspección psicológica. El enc_ua_dram1ento de los a~oles-
quista de nuevos mercados a través de la creación de productos claramente centes occidentales en centros de enseñanza produJO mcluso la resurrecc1on de
diferenciados, como desde el ámbito educativo, alarmado por los informes un género que se creía desaerrifJ8<w.~s sch~ois's story. Pronto ~e le añadió el
sobre los niveles de analfabetismo de una población que había sido escolari- renacimienco de la magia y la .a tas~a a ¡rave~ deg~~r?_.::_iadecua~os a
zada ya en su totalidad y durante toda su infancia. los intereses de estas edades: fi1tro
c1 ~f" 'f'T'V'réSZS Ion a1
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I11trodua ic111 a la literatura infantil y juvenil Capítulo 3: La literatura infantil y ju venil actual

La progresiva uniformización cultural de las sociedades occidentales y la « ., 11, titucional de los Estados Unidos que, en 1973, declaró que "la obsceni-

efect iva unidad del mercado se muestra particularmente acti va en la novda ,1.,d" ~- 11 una obra "considerada en su globalidad" no quedaba amparada por
juvenil. ¿Qué grandes diferencias pueden esperarse si el lanzamiento de un l.1 ¡11imcra enmienda de la Constitución que se refiere al derecho de expresión.
título puede ser planificado desde los convenios o las fusiones editoriales que l· l gr;111 debate que esta sentencia, y otros hechos del m ism o tipo, provocan
amortizan costes con la previsión de las ventas internacionales, una impresiém l'l'I i<idicamence en este país acerca de los criterios para conside:ar adecu_adas
más barata por la reproducción de imágenes y formatos y una campaña publi- " ,roscritas las obras que deben adquirirse con los fondos públtcos proviene,
1
citari a común? ¿Y qué diferencia abismal existe entre los adolescentes de lo!! I'' n isa mente, de la t radición de descentralízaci~n democrát ica en 1~ org~~i-
distintos países que escuchan la m isma música y se deleilan con las mismas 1 . 1, i,ín educativa y cultural de los países anglosaJones. Aparte de la mclus1on

pizzas, cervezas y marcas d eportivas? Así pues, si se comparan las listas de éxi- l1.1hi rual de autoras tan leídas como Susan E. Hinton o Jud ith Blume en las
tos y los libros recomendados puede verse que la selección de títulos y autores 11, t;ts de proscripción de las bibliotecas escolares, la polémica ofr:ce datos tan
se repiten invariablemente, de forma aún más acentuada, claro está, entre paí- , 11riosos como la prohibición en las bibliotecas escolares de Carolma del N orte

ses d el mismo ámbito lingüístico. De este modo, la primera colección juvenil .I,· Fhe Upstairs Room de Reiss, título que había obtenido el premio de Newbery
anglosajona incorporaba ya tanto a autores suecos como Beckman, australia- l lonour Books por su airo contenido moral. .
nos como C o uper o británicos como Chambers. En este contexto puede entenderse mejor la ruptura que su puso la creación
En realidad, las diferencias que pueden apreciarse parecen atribuibles al gra- ,k una novela juvenil caracterizada por un lenguaje deliberadamente cercano a
do de desarrollo económico alcanzado y a la pertenencia más o menos estrecha los jóvenes lectores, la presencia de contextos m arginales y la ~bundancia ~e
a la misma órbita socioeconómica. Por ello, algunas de las tendencias de la nove- , onfliccos relacionados con la violencia, el sexo o la deli ncuen cia. Una especie
la juvenil se hallan poco presentes en algunos países, simplemente porque no de "novelas de carretera", con adolescentes marginales, solitarios, emergentes
han sido traducidas, ya sea por motivos económicos, ya porque reflejan una de disolucio nes familiares y con un uso provocador de la cond ucta y el lenguaje
realidad urbana o multicultural que se ha considerado aún demasiado alejada ,e ofrecieron, así, como un producto típicamente americano a la lectura de los
de la propia. A esta explicación obedece el retraso de la novela juvenil en los .1dolescentes de todo el mundo.
países del este europeo o el intento de construirla rápidamente en España al tér- También de los Estados Unidos llegaron las primeras obras protagonizadas
mino de la dictadura. Sólo cabe fij arse en algunos de los buenos títulos publi- por muchachos de razas no blancas, mientras que los británicos recurrieron a
cados en la época democrática para ver que su edición original presenta una Virginia H amílton o Rosa Guy para iniciar su reconocimiento de la mezcla de
fecha muy anterior, corno en el caso de El hobbit, aparecida en 1937. El mis- razas y culturas que los adolescentes estaban ~abit~ados a exp~rimencar en s~s
mo fenómeno global puede constatarse en el aumento de la hegemonía anglo- harrios y en sus aulas. La temática de la conv1venc1a y el ~onfltcto se h~lla a~n
sajona en las traducciones de la década de los ochenta en detrimento de la ante- ntendiéndose en la novela juvenil a remolque de la rápida emergencia social
rior influencia francesa o italiana, en consonancia con la recesión internacional de este fenómeno y de la decidida voluntad de incorporar un mundo coheren-
de la impronta cultural de estos países. te con las experiencias del lector. Yendo más allá de las obras sobre la proble-
Aún así, es evidente que un análisis más de tallado de la novela íuvenil en mática judía, que ya había sido contemplada d urante las déc~das anteriores, la
los distintos países puede servir de ejemplo del peso que la tradición literaria nueva Europa multirracial empieza a hacer notar su presencia, desde la narra-
y educativa o el contexto sociocultural propio ejercen en cualquier género lite- ción británica sobre los problemas de los paquistaníes en Bradford, con My
rario infantil y juvenil. Por ejemplo, algo sorprendente para nuestro contexto Mate Shofiq de J. Needle, o de los hindús llegados de Uganda en Sumitra sstory
es la polémica permanente en los medios educativos y de la crítica anglosajo- de R. Smith, hasta las visicitudes de los algerianos en Francia con títulos como
na sobre los criterios de censura de los libros. Efectivamente, la tradición puri- Le Paradis des autres de M . Grimaud, o la emigración marroquí en C ataluña
tana de estas sociedades provoca grandes dificultades en el tratamiento de temas
escacológicos en las primeras edades o sexuales en la adolescencia. Nos pro-
porcio na un ejemplo, en esta línea, la famosa sentencia del Tribunal
con Eis arbres passen arran "t.féat9u
En cambio, la memoria hisrónca de
da guerra mundial es una te ifn
isteí~~fe!tcto
AP linestJ¡awJt
'1,~ Enric Larreula. .

. durante la see;un-
ep r e , f e s s r on 31
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T JO I JT
/111rod11ccúi11 a la literatura infantil y juvenil Capítulo 3: La literatura i11fa11til y juvenil actual

La incomodidad del colaboracionismo francés en Cómplice de Vries, la resis- ,


11
, idcntales dependen cada vez más de la familia al no incorporarse al rnun-
tencia italiana en las obras de Garnieri, los demócratas alemanes perseguidos ,¡., laboral, y se hallan confinados en las escuelas secundarias buena parte de
en las obras de inspiración autobiográfica de Kerr, etc., conscituyen todas las .,11 t icmpo. Si se añade que muchos de los autores que escri~en para jóvene_s se
caras de una misma intención de traspaso de una reflexión moral sobre el con• ,lnlican O se han dedicado a la enseñanza, no resulta extrano que l_a consntu-
flicto a las jóvenes generaciones por parte de un continente aún convalecien- ' ¡,·, 11 de un nuevo tipo de novela juvenil haya potenciado las narraoones sobre
te de ello en su pensamiento. Tal como se ha señalado antes, el tema de l.1 , onflicros personales en este conce~to- _ _ . , . ,
segunda guerra mundial y la educación civil para 1~ paz nutren la mayor línea La difusión de la tendencia realista de mtrospecc1ón ps1colog1ca en los pa1-
de fuerza de la narración histórica en la novela juvenil. Pero también se agru- " '' mediterráneos ha provocado no pocas discusiones sobre la du~eza de los
pan en esta tendencia, de éxito indiscutible, otras recuperaciones de memoria crnias y la posible correspondencia del cuadro de costt~mbres reíle¡ado. ~e:º•
histórica como la voz india en la colonización del oeste americano en las obras c.d vez, más que el atrevimiento sexual de los protagonistas o la proble_manca
de Camus, el reciente interés por la colonización española en obras de Merino L,mílíar descrita, lo que resulte más ajeno de estos rítulos es el fondo de 1~cues-
o un tipo de narración histórica injertada de reportaje, producto híbrido del c ionable orden social que aparece, la adhesión de los ciudada~os ª. un _s1~tema

afan de conocer a pueblos distantes en el espacio o la cultura, ya sean los inuits ,k funcionamiento tan perfecto teóricamente como angusttoso md1v1dual-
de George en }ulie y los lobos o los gitanos de S. Jayat en La fongue Route d'u- 111cnre para los personajes. Para nuestros países, acostumbrados a mantener
ne Zingarina. , a distancia desconfiada con el poder, ha sorprendido hasta ahora tanto la
111
Al gusto por la exploración del pasado y de lo lejano, se añade d inrerés ,kscripción del control institucional sobre el ciuda_dano, como el relato de las
d e esta edad por la especulación del futuro. Tal como se ha señalado antes, li,rmas de violencia gratuita que los jóvenes pe~s~~ªJe_5 gen~ran como respue:_ta.
tanto la vertiente de aventura como la de reflexión moral sobre las posibilida- Finalmente, puede recurrirse a la gran tra~1C1on lit~rana fra~cesa par~ sena-
des futuras de la humanidad de la ciencia ficción se ajustan perfectamente a Ltr la tendencia a jugar con las técnicas narr~uvas propia~ de 1~ hteratur~ tnfan-
las necesidades del adolescente, de manera que se les dirigirán títulos y colec- t il y juvenil actual. Si bien la novela juveml se caracteriza m~~ por la rnnova-
ciones enteras de este género. La masiva adopción de autores indiscutibles, ción temática que por la experimentalidad formal, la presupos1c1ón d_e u~ lect~r
como Bradbury o Asimov, empezaron a demostrar que este género podía pro- con mayor experiencia cultural y lit_eraria ha permiti1? el salto, cuaht~;tv~ mas
ducir una épica adecuada al joven público moderno. Campo propicio para la c¡ue cuantitativo, hacia las tend~nc1as de la me:aficc10n y la explotac1on _mter-
transgresión de fronteras de género propia de la narrativa actual, la ciencia fic- iextual. Las versiones robinson1anas de Tourmer o de Holman, o expenmen•
ción ha producido en la novela juvenil la mezcla señalada de civilizaciones ros como el de la obra de Oean Martín con un título ya sorprendente:
futuras y recreaciones arcaicas, aventuras de personajes mitológicos y espacios
intergalácticos, fenómenos sobrenaturales y fuerzas misteriosas, así como vagas Frédéric
justificaciones extraterrestres. El nuevo auge de las fuerzas mágicas en los años + Frédéric
ochenta colocó las criaturas y los mapas de las tierras creadas por Le Guin,
Tolkien y Ende en todos los estantes visitados por los adolescentes y propició Frédéric
el retorno de la fantasy, de tradición anglosajona, para satisfacción del deseo
de inquierud y terror de los nuevos lectores. nos hablan de este moderno jugar y rehacer los textos desde la perspectiva de
La introspección psicológica, en cambio, cuenca con una gran nómina de una sociedad con una larga tradición de literatura escrita. .
autores del centro y norte de Europa. Autores muy traducidos en España como La novela para adolescentes, en definitiva, c~enta con las m1sm~s ~ende~-
Gripe, Nosrlinger, Hanling o Tormod Haugen ofrecen títulos importantes cias de toda la literatura actual. A pesar de ello, sin duda, las caractensucas ps~-
para estas edades en los que el contexto familiar y escolar es el escenario habi- cológicas, los hábitos cultund~ ~-wA!.ic¡'. sus destinatarios la hac~n m~s procli-
tual para la descripción de la maduración de los adolescentes protagonistas.
Este contexto narrativo es bien comprensible si se piensa que los adolescentes
ve al desarrollo de un~s te~;,
la vez influyen y se depn 1
t e r 3 s Y dp¡:H:t1'.'rasgo~~ ranos
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152 153
Introducción a la literatura infantil y ;uvenil Capítulo 3: La literatura infantil y iuvenil actual

Así, por ejemplo, es evidente que es la tendencia al humor de la literatura infan- pocas polémicas sobre la conveniencia de asociar la lectura d e ficción infantil
til la que ha ascendido con bastante dificultad, por otra parte, hasta los libros con el trabajo escolar. Aunque soslayando ahora este debate, cabe reseñar la
para adolescentes, o que la dureza temática que pareció necesaria para atraer proliferación de obras, a veces m uy cuidadas, llenas de prólogos o apéndices
a los adolescentes actuales ha descendido hacia los cuentos infantiles. O que informativos, a menudo más dirigidos al educador que al propio lector infan-
algunos géneros para adultos, como la ciencia ficción o la novela negra y poli- til. O de obras con anotaciones e ilustraciones al margen que pretenden ofre-
cíaca, han sido enrusiastamente adoptados por los chicos. O que se producen cer información sobre lo relatado en la historia, el contexto sociohistórico o el
múltiples conexiones entre los mundos de ficción vehiculados por los medios t.;énero literario, como hace la atractiva colección de obras clásicas de la edi-
audiovisuales, 1a imagen y la letra impresa. ; orial Altea. La sospecha surge aquí de pensar si esta información facilita la
Y todo ello en un mundo cada vez más interrelacionado culturalmente, comprensión o dificulta la concentración en la historia haciéndola derivar hacia
pero que al mismo tiempo permite y potencia la existencia de situaciones socia- una lectura propia de un libro de conocimientos.
les particulares cada vez más fragmentadas en su interior. Los lectores adoles- Los libros que fusionan la función literaria y la informativa no son nuevos
centes tienen la posibilidad, pues, tanto de sentirse como en casa con la lectu- en la historia de la literatura infantil y juvenil. A menudo se ha tratado de enla-
ra de las narraciones que se les dirigen bajo el sustrato de una edad vivida en zar conocimientos a través de una h istoria de ficción que potenciara su adqui-
un tiempo y un modo de vida común, como de sentirse fascinados por la des-
cripción de situaciones muy variadas y alejadas de su contexto habitual. Todo
j sición. No es otro el origen de algunas obras clásicas como El viaje de Nils
Holgersson de Selma Lagerloff. En la actualidad esta vía ha sido muy explora-
ello en un momento de su vida en el que necesitan y buscan el desafío de aso- da a partir de distintos géneros: el álbum en colecciones como la excelente de
marse al mundo para definirse ellos mismos. "Los misterios de Fricandó" de Ginesta y Ballester para mostrar distintas ten-
dencias artísticas, el relato cotidiano de vida para mostrar distintas razas y cul-
turas en la colección "Yo vengo de ... " de la editorial La Galera, o colecciones,

flw1n;&fw
a menudo mucho más discutibles, que pretenden ofrecer a las escuelas libros
para tratar los contenidos transversales del currículum escolar.
Relatos de género (terror, detectives, robin-
soncs, aventuras, ere.) para adolescentes: Martín, A. y Ribera, J. (I 987): No dema-
nis llobarro fara de temporada. Laia. 3. 5. La poesía y el teatro
Vallverdú, J. (1981): Trampa sota les Barcelona. (No pidas sardina foera de
aigües. Laia. Barcelona. (Trampa bajo temporada. Alfaguara) (12- 1G) Es un lugar común señalar la escasa atención que reciben la poesía y el tea-
las aguas. Nogucr, 1984) (8-12) 0'Dcll, S. (1983): La isla de los delfines tro para niños. La poesía infantil sigue nutriéndose principalmente de las fuen-
Fernández Paz, A. (1995): Cartas de azules. Noguer. Barcelona. (12-1 G)
tes folklóricas, y el teatro se vincula con la dramatización de textos narrativos
inverno. Xerais. Vigo. ( Cartas de Pasqual, V. (1998): El guardia del'anell.
invierno. SM) ( 12-1 G) de origen y con los juegos de improvisación infantil. El retroceso de estas for-
Ta barca. Valencia. (12-1 G)
Georgc, J. C. (I 978): Julie y los lobos. Ruiz Zafón, C. (1993); El príncipe de la mas literarias como lectura de las sociedades occidentales no es ajeno, sin duda,
Alfaguara. Madrid. (12- 16) niebla. Edebé. Barcelona. (12-16) a esta situación, aunque sea bien conocida la importancia educativa de ambos
géneros en la formación de la infancia.
A lo largo del siglo, y a medida que la poesía dejó de ser la poesía "para los
niños queridos" y pasó a basarse en la función estética, la edición de poemas para
3 + 3. Nuevos tratamientos didácticos la infancia ha adoptado diversas formas que pueden resumirse en las siguientes:
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La escolarización de la literatura infantil y juvenil ha potenciado la edición 1. Antologías folklóricas q/ ~tinúa¡ la líne¡t~ilacoria r:I siglo ¡psa-
de obras inscritas en programas escolares de lectura. Ello ha dado lugar a no do. A la rarea de selecci~ _!jloftltroya exisJ9féQT~'99~n a 1
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T54 If5
lntroducci1í11 a la literatura infantil y iuvenil
Capitulo 3: La literatura infantil y juvenil actual

tambié? nuevas recop!laciones, especialmente en áreas en las que todavfil Si ;111alizamos los criterios subyacentes a las obras escritas para la infancia,
era posible hallar canciones, adivinanzas, canciones de corro, etc., que no 1, 1.1111hién los criterios que rigen la realización de las antologías poéticas, pue-
habían sido recogidas en ediciones escritas. En las orientaciones biblio- ,lc- llq~arse a la conclusión de que responden a la idea de que las característi-
gráficas de esta obra el lecror puede hallar algunos ejemplos útiles de este ' .1•, ;1,lecuadas a la poesía infantil son las siguientes: la brevedad, algunos inte-
tipo de anrologías. 1, ..,·, temáticos determinados (por ejemplo los animales, la naturaleza en general
2. Selecciones de poemas para adultos que parecen accesibles a los niños. A " 111, juguetes) un lenguaje sencillo, unos referentes muy cercanos a la expe-
veces se_tr~ta de sele~ciones de un solo autor, otras se realizan a parcir de 11,.11ci:i infan til, la abundancia del h umor, una versificación en arce menor y
un mov1m1ento poéttco y otras con criterios amplios. En la literatura cas- ,l,·tnrn inados recursos expresivos, tales como la abundancia de metáforas.
tellana han sido especialmente seleccionados los autores de la generación 1)esraca también, especialmente, una deliberada cercanía a las formas folkló-
del 27 a causa de su enlace con las formas folklóricas. Es el caso, en gran 11, .1, v a sus realizaciones concretas. Así, muchos poemas infantiles usan el juego
parre,_ de los antologa~os en Mi primer libro de poemas de 1a editorial Anaya, 1111n;extual a partir de las canciones tradicionales que suponen que son conoci-
por eJemplo, o de vanas antologías de García Lorca y Alberci. d.1, por los niños, y la mayoría pueden adscribirse a géneros licerarios tradiciona-
3. An~ologí~ mixt~, con poemas folklóricos, de autores para adultos y de auto- k,: las adivinanzas, los romances, las coplas, las canciones eliminativas, los pare-
res mfannles realizadas con distintos criterios de agrupación: según los temas, .11 I, ,s, los trabalenguas, el chiste verbal, los sin sentidos y los limiricks (importados

s~gún su facilidad para ser recitadas, etc. Este tipo de antología moderna sur- , le la tradición británica o a través de su d ifusión por parte de Rodari).
gió ya en los años treinta, con obras como Poesía infantil recitable (1934) de
J. L. Sánchez Trincado-R. Olivares o Selecta de lectures (1935), del pedago-
g~ Artur ~artorell. Ya en época más reciente, podemos hallar el espléndido
Stlbo del azre de Arturo Medina, Poesía española para niños de Ana Pelegrín,
la_s antologías temática~ catalanas de la editorial La Magrana, etc. l .1hros de poesía:
4. ~1bros ~e poemas r~aliz~dos por los mismos niños o la exposición de dis- ;\lherti, R. (1986): Aire, que me íleva el poetica. Ta.ndem. Valencia.
tintos tipos de expenenc1as escolares a partir de poemas de adultos. Recrear aire. Labor. Barcelona. Desclor, M. (1991 ): El bestiolari de la
la esc~ela de _Federico Martín Nebrás, por ejemplo, expone experiencias de lkisner, M. {1989): Fórmulas secretas y Clara. Edelvives. Barcelona.
este tipo, mientras que las editoriales El Mali o Barcanova cuentan con extraños hechizos. Lumen. Barcelona. Lanuza, E. de y Grau, C. (1988) :
distintos títulos en esta línea. ( ;uillén, N . (1984): Por el mar de las Abecedari de diumenge. Publicacions
Antillas anda un barco de papel Lóguez. de la Diputació de Valencia. Valencia.
5. P~esía de autor para el público infantil. Hasta la primera mitad del siglo, Salamanca. Beneyro, E. (1 984): Poemes de les quatre
s~lo algunos poetas castellanos crearon una cierta tradición de poesía para Mi primer libro de poemas (I 997): Anaya. estacions. Ta.ndem. Valencia.
mños. Hasta 1~ década de los ochenta, la precariedad continuó, a pesar de Madrid. Xirinacs, O . ( 1998): Marina. il. A.
algunas excepc10nes notables como la obra de Gloria Fuerces o la Canción Murciano, C. (1998): La niña calendu- Balzola. Barcanova. Barcelona.
tonta en el sur de Celia Viñas ( 1948) en el área castellana y el Museu zoolo- lera. SM. Madrid. García Teijeiro, A (1990): Vmos de agua. Xe-
Pclegrín, A. (1997): Poesía española para rais. Vigo. Os nosos versos (1998): Anaya.
gic (I 963) y Bestiari (I 964) de Josep Carnee, recientemente reeditadas por niños. Alfaguara. Madrid. Sánchez, G . ( 1991 ): Faforraios; Rimas con
Barcanova, en la catalana. Ródenas, A. (1993): Rimas de luna. il. A. letra. Xerais. Vigo.
Balzola. SM. Madrid. Cure poesía. Anaya, 1997.
A ~artir_~e lo; ?chenra e~~í~zan a aparecer otros autores de valía, lejos de Romero, M. (1978) : Alegrías. Anaya. Igerabide,J. K. (1983): Begi-niniarenpoe-
la vers1ficac1on facil y de la v1s10n del mundo estereotipada y ternurista que Madrid. mak. Erein. Donosria.
Colección "Ajonjolí". Hiperión. Barcelona. Poemas para la pupila. Hiperion.
t~n a menudo_ apar~ce en los versos para niños. En el aparcado de selección de
Carner, J. (1998): Bestiari. Ba~tool..with Barcelona, 1995)
libros hemos mclu1do algunas de las obras actuales de mayor interés para los Barcelona. _ ~~~Íil997): Hai_r Korapi~ak.
lectores.
Graell,M.yBallester,J.(1993): ªni · 1 ·roreSSIQna 1
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r57
lntroduccióu a la literatura infamil y iuvenil

A partir de la década de los sesenta, la pedagogía moderna recuperó la han-


dera de la utilización del teatro infantil en la escuela, en la vertiente más próxi-
ma a las actividades creativas y de expresión verbal y corporal. Se tendió a mar-
ginar el teatro tradicional y a potenciar la dramatización infantil en un "teatro
4
sin platea" que fomentara la participación y socialización de los niiirn1,
Actualmente, las formas teatrales se han diversificado y equilibrado y, en teod.t, Los criterios para valorar
nadie duda de la capacidad formativa del teatro en sus múltiples usos y forrna,i,
desde los títeres al teatro de sombras o de autor, desde su integración en las ac1i- y seleccionar los libros
vidades escolares a la riqueza de sus espectáculos infantiles, desde el interés de la
proyección y expresión personal a la construcción cultural del conocimiento Jc
sus distintas posibilidades (teatro cómico, dramático, musical, poético, etc.).
infantiles y juveniles
En la práctica, sin embargo, el teatro para niños continúa manteniendo un.i
actividad pública esforzada y dependiente de las subvenciones institucionales, su Nuestra tesis es que el aprendizaje -especialmente el de la lecrura- debe
uso real en los centros escolares o de animación cultural se mantiene bajo míni- dar al niño la impresión de que a través de él se abrirán n uevos mundos
mos a causa de la escasa o nula formación de los docentes en este campo y las edi- anre su mente y su imaginación. Y esto no resultaría difícil si enseñáramos
toriales publican pocas colecciones de textos teatrales para niiios, ya que no exis- a leer de otra manera. Ver cómo un niño pierde la noción del mundo u
te una demanda generalizada de este tipo de textos que los haga rentables. Algun;t~ olvida rodas sus preocupaciones cuando lec una historia q_ue_le fascina, ver
de estas colecciones se basan en adaptaciones de cuentos y narraciones infantiles, cómo vive en el mundo de fantasía descrito por dicha h1scona mcluso mucho
mientras que las que se nutren mayoritariamente de textos de autor ofrecen adap- después de haber terminado de leerla, es algo que_ demuestra la facilidad
con que los libros cautivan a los niños pequeños, siempre y cuando se tra-
taciones de obras clásicas (de Shakespeare o Cervantes, por ejemplo), algunas
obras infantiles realizadas esporádicamente por autores contemporáneos de tea- ce de libros apropiados.
Bettelheim y Zelan (1982)
tro adulto (como Alejandro Casona, Lauro Olmo o Josep M.ª Benet i Jornet) y,
finalmente, algunas obras de autores que habitualmente se dirigen al público
La cica de Bettelheim y Zelan sirve para situarse precisamente en el cen-
infantil, como Carmen V ázquez-Vigo, Alcántara, Consuelo Armijo o Luis Macilla.
tro del problema: ¿Cuáles son los libros apropiados? Los adultos que o~re~en

flw,u;&tw los libros a los niños han experimentado siempre que establecer sus cnten~s
de selección es una cuestión tan compleja como indispensable. En la actuali-
dad esta tarea resulta aún más necesaria, ya que el mercado editorial pone a
Libros de teatro:
desarmar. Espasa Calpe. Madrid. nuestro alcance una lista interminab le de obras que aumenta cada año, en
Alonso de Santos, L. (1991): la verda- Rayó, M. (1992): Un conte dangefs i
dera y singular historia de la princesa y
España, con la edición de unos 4.000 títulos. ~a necesidad ~e seleccionar un~s
dimonis. La Galera. Barcelona. (Un <'llantas obras entre ese océano de ofertas requiere algo de tiempo y una dosis
el dragón. Susaeta. Madrid. cuento de ángeles y demonios).
Benet i Jornet, J. M. (1976): Superstot. Rodríguez Castelló, M. (1994): Aixó diu considerable de serenidad.
Edicions 62. Barcelona. (Superdota- que era... Tandem. Valencia. Cabe señalar, en p rimer lugar, que es preciso abandonar cualquier preten-
do. Edebé. Barcelona).
Campubrí, M. (1991): El pr!ncep i el cap- Pueden consultarse las guías específicas sión de exhaustividad. Durante bastantes décadas se ha dispuesto de tan pocos
taire. La Galera. Barcelona (El prín- de obras teatrales: libros apropiados que los mediadores interesados por e~ tema eran capaces de
cipe y el mendigo) Buriña, J. (1992): Guía de teatro infantil dominar la oferta existente y d etectar las novedades mteresan tes. En est~s
Janer Manila, G. (1991): El corsari de l'i- y juvenil español. Asociación españo- momentos, sin embargo, es ineludible,recurrir a los instrumentos que per~1-
!la deis cornil!s. Edebé. Barcelona. la <le amigos del libro infanril y juve- 9
Joan, B. (1984): Les aventures del cava/fer nil. Madrid. llegar más allá de lo que@
<f!í f't!gfl.t~atTndividuai/E)º~i ª aba~rc~ y~t~am~~;l
Tirant. La Galera. Barcelona.
Matilla, L. (1985): Teatro para armar y
"Guía de teatre per a infants i joves".
Faristo!, 23. 1995.
ten
hacerlo más rápidamente. Le
Cuadernos de literatura infan
~swc•~~. Rtz ~
zst,l',IIJt'eW l1terat~
~A •,MI) na 1
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158 IJ9
111/roducción a la literatura infantil y juvenil < ·.1¡núdo 4: Los criterios para valorar y seleccionar los ltbros ínfa11tiles y juveniles

Peonza, Platero, etc.), atender a aquellos premios que más aseguran la calidad, 1, tlniunar sobre los tres aspectos abordados en los aparrados siguientes: la cali-
partir de las listas bibliográficas ofrecidas por los especialistas que nos mcrt't.• ,1.,,! ,k los libros, su adecuación a los intereses y capacidades de los lectores y
can ~on~anza ~la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, L'Amic de papcr, d l.1 1·.11 inlad de las funciones que queramos otorgarles.
Semmano de l1teratura infantil y juvenil de Rosa Sensat, etc.) o crear intt'r•
cambios y grupos de lecturas entre padres, bibliotecarios o maestros son aho-
ra medios indispensables para poder acceder a una producción ya jerarqui:,,¡¡. ·1. 1. La calidad de los libros
da, lo cual facilita enormemente la búsqueda propia.
Con la misma seguridad, sin embargo, puede afirmarse, en segundo lugar, !'acre (1988) utiliza la expresión 'libros que no son nada" para alerrar sobre
que esta tarea no resulta ingobernable, puesto que los libros apropiados varían lm lihros "escritos por cerebros de segunda fila" que llenan el tiempo huidizo
lentamente. Cada docente, por ejemplo, puede ir construyendo un corpus de ,k l.1 infancia con lecturas que no dejarán ninguna huella. Estos libros ofre-
0

obras que le parezcan valiosas y con las que se sienta cómodo, un corpus que le , ,·11 luga res comunes, personajes es tereotipados, sentimientos tópicos, moti-
será rentable durante bastantes años para atender a las sucesivas generaciones de "·'' iones unívocas. No sirven para ayudar a los niños a "llegar a conclusiones,
niños de su aula. En este corpus deberán figurar, sin duda, un conjunto de libros 1111 sohre certezas de un mundo prístino, sino sobre las diversas perspectivas

clásicos. Para ello puede recurrirse, incluso, al recuerdo de la propia infancia, si , ¡11l· pueden construirse para que la experiencia se vuelva comprensible", como
bien será necesario velar atentamente para comprobar que esos títulos se man- , 1i, e Bruner (1988), al hablar sobre la funció n de la literatura.

tienen vivos y no han perdido su capacidad de conexión con los lectores parn Un libro semanal entre lo~ cinco y los quince años supone poco más de
convertirse simplemente en "libros históricos". No hay ninguna duda de que La ,¡11i11ientos títulos leídos. No son muchos para poder desperdiciarlos en lectu-
isla del tesoro mantiene su atractivo desde 1882. Pero, ¿pasa lo mismo con las 1.1, "que no son nada". Sobre todo si pensamos que algunas lecturas mediocres
aventuras de Celia de Fortún?, o ¿es un clásico olvidado A través del desierto y de 1.1111 hién pueden merecer su lugar en la vida lectora de los niños. A m enudo,
la selva publicado por Sienkiewicz en 1911? Lógicamente, también deberán estar ..,.1., lecturas de libros estereotipados cumplen otra.s funciones y presentan otras
ahí muchos libros recientes, puesto que la riqueza de la literatura infantil y juve- V<"lltajas. Pueden, por ejemplo, ser libros d e moda entre los niños, de forma
nil actual es innegable e interesa aprovechar el potencial que ofrece. , ¡u<.: les ayuden a experimentar la lectura como un instrumento de socializa-
A partir de un primer corpus, resulta relativamente sencillo mantener la .$ ' iú n, o puede que satisfagan el afán coleccionista que se experimenta a deter-
atención sobre las novedades. Se podrá, así, sustituir un título por otro que i. - 111inadas edades. Su facilidad de lectura puede fomentar también la autoima-
cumpla mejor la función que le atribuimos o ampliar nuestra oferta con las ¡•,cn positiva de lectores por parte de los niños q ue pueden remansar
nuevas adquisiciones. En realidad parece conveniente variar con lentitud el momentáneamente, en ellos, el esfuerzo de su progreso o que, con ellos, se ven
corpus que resulca familiar. Existe una contradicción fundamental entre el fun- , apaces de abordar libros m ás largos.
cionamiento del mercado, a partir de novedades, y la necesidad de los lecto- Pero ese tiempo limitado dedicado a la lectura supone, principalmente, un
res _de sentir que sus lecturas son conocidas y compartidas, tanto por su gene- :1cicate para intentar ofrecer una experiencia literaria de calidad. Decidir que
ración corno por los adultos. Es preciso constituir un fondo de libros clásicos, 11n libro posee esta cualidad no responde a una fórmula determinada. Los bue-
también actuales, que funcionen como un referente colectivo, del mismo modo nos lectores literarios han construido un horizonte de expectativas que les lle-
que _lo han ~echo durante décadas las narraciones más celebradas del siglo XIX va a apreciar comparativamente la entidad de una nueva lectura. No hay más
y pnmera mitad del XX. Hay que darse, pues, un margen más o menos amplio \cerero, pues, para este aspecto de la selección, que el de ser un buen lector y
~ara la nove~ad y la experimentación, pero manteniendo en activo aquellos contrastar la lectura de los libros infantiles, en primer lugar, con el interés y pla-
l~bros que sansfacen plenamente las necesidades literarias de los niños que sólo LCt que ha proporcionado al mismo adulto. Ese juicio inmediato puede aqui-

tienen una vez la edad para leerlos como niños. Luarse, en segundo lugar, con. un auálisa·s más detenido de las
1,.:reateo y,,,t . . , cualidades espe-
.
¿Con qué criterios debe construirse y renovarse, pues, este conjunto de cíficas de la ~bra y con la'c_o~ on ¡ la pro~1a yalo¡ac10n con la rea)i~ada
libros apropiados? Probablemente para responder a esta pregunta haya que por los <lemas -por la CfltlC\!1/trnit~Plaprr©fessronal
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r 6r
Introducción a la literatura infantil y juvenil < :,,¡,itulo 4: Los criterios para valorar y seleccionar los libros i11(a11t1les y ju veniles

niños a quienes se destina- para descubrir nuevos aspectos que no se hahía11 im portante atender al equilibrio entre descripción/acción, d emora/_pro-
tenido en cuenta. grcsión de la h istoria. O hay que tener en cuenta el abuso de la novela JUVC·
La valoración de la calidad de las obras se basa en la apreciación de los di11- ; 1 ¡1 de un tipo de desarrollo basado en frases simples y ,coordi_n adas qu~
tin tos elementos que la configuran. En el capítulo primero se ha aludido .1 repasan lo que el personaje ve a su alrededor o lo que es~a suced1end~, casi
algunos de ellos. El cerna, los valores, los elementos constructivos de la narr;1- como si se reatara de una traducción a imágenes fílmicas. Y tam b ién es
ción, el lenguaje, la ilustración o incluso el formato se relacionan entre sí par.i conveniente fijarse en la manera de utilizar el diálogo.
ofrecer una obra más o menos lograda. A continuación analizaremos algu11m El diálogo se ha vuelto más breve y más ec?nómico, info~mati:amen-
de estos elementos para ejemplificar su utilización en la valoración de los libros, te hablando, en las últimas décadas. La televisión es un medio obligado a
llamar la atención en escasos segundos y a mantenerla a través de la acción.
La repercusión de este medio en los hábitos de recepción d~ los niños ha
4.1.1. El análisis de los elementos constructivos de la narración llevado a los autores a potenciar la acción de las obras reduciendo las des-
crip ciones y la longitud de las intervenciones de lo~ diálogos. En ca~b io,
Antes hemos visco que las narraciones para primeros lectores empezaban la densidad de información presente en lo que dicen los persona¡es ha
a apartarse de su forma más simple para introducir complicaciones en distin- aumentado. Las obras tienden a situarse en plena acción y dejan que la
tos puntos de la construcción. Los libros infantiles y juveniles establecen real- información sobre el escenario se deduzca a partir de los diálogos. Ello exi-
mente un itinerario creciente de complicaciones narrativas según la edad a que ge que el lector entienda completamente la inform~ción fac(litada por los
se dirigen, o sea, a medida que se espera que los lectores sean competentes para personajes y que sea muy rápido en el proceso de mferenc1as. Una obra
entenderlas (Colomer, 1998). Así, las historias pueden contarse a través de basada en el diálogo puede servir a los lectores menores, tal como hemos
estructuras complejas que contengan líneas argumentales diversificadas, o bien visto antes, porque ahorra texto, aunque requiere entonces la colabora~ión
pueden introducir alteraciones en el orden cronológico de su exposición a tra- de la imagen para sostener la lectura. Pero cuando los lectores ya domman
vés de saltos temporales hacia atrás o hacia adelante, o pueden dejar en manos mejor el descifrado pueden necesitar una mayor lentitud y más ayuda del
del lector la necesidad de inferir una cantidad de información, menor o mayor, narrador para entender lo que ocurre.
sobre la historia contada, o pueden utilizar distintas voces narrativas que se
alternen en el relato de la historia o que se distancien más o menos de ella a Por otra parte, la calidad de las obras requiere mucha habilidad en el tras-
través de la ironía, por ejemplo. Es decir, que cada elemento narrativo tiene paso informativo a través de los d iálogos para que no suenen a falsos. Son los
su abanico de posibilidades. Unas resultan más difíciles que otras para el lec- personajes los que hablan y no hay que oír al autor i_nformando al lector_a tra-
tor, pero de lo que se trata aquí es de analizar si las opciones del autor al esco- vés de ellos. Es esencial, también, que cada personaJe mantenga su propia voz
ger los elementos constructivos se hallan realmente al servicio de lo que desea y que ésta suene de forma verosímil a pesar de las diferencias existentes entre
contar y si todos estos aspectos colaboran para potenciar la experiencia litera- la conversación oral y las formas escritas, acogiéndose para ello a las conven-
ria de su lectura. ciones que rigen la reproducción escrita de diálogos. El éxito en la fo_rma de
tratar los diálogos es, sin duda, una de l~s cualidades que deben apr~ct~rse e_n
a) El lenguaje con el que se nos cuenta la historia es un aspecto general que una obra de calidad. Una pauta valoranva sobre este aspecto debena 111clu1r
merece especial atención. Está muy extendida la idea de que es necesario elementos como los siguientes.
valorar la cantidad de palabras desconocidas o su registro culto para medir
la dificultad del texto. Pero hay otros aspectos, tanto o más importan- Pauta de valoración de los diálogos
tes, a tener en cuenta. Por ejemplo, en los cuentos cercanos al cuento popu-
lar a veces se utiliza un lenguaje tan próximo a la lengua oral que el lector . 1icac1ones
El lector debe tener Jnt . Createdciaras · , h a61•ª·
with so_b re quien , . • ~
se ve obligado casi a oírse decir el texto para poder entenderlo. O bien, es Cada personaje debe pose vowittól'Gfi r > r o f e sc
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l11troducáó11 a la literatura infantil y ¡uvenil
C:c1pítulo 4: Los criterios para ualorar y seleccionar los libros infantiles y juveniles

El di_álogo debe ser ~erosímil y, al mismo tiempo, moverse dentro de las con-
venctones de la escrnura. En el primer ejemplo vemos cómo una sola frase es capaz de evocar un
Los diálogos deben reproducir una conversación, por lo tanto las intervencio- , ,crnario completo, situar el género del libro y suscitar el interés del lector
nes_ deben respo'.1der_t,anto a las preguntas directas corno a las implicaciones , 011 una declaración insólita. En el segundo Barrie centra, de entrada, el tema
denvadas de la s1tuac10n. del libro. A continuación introduce un personaje, implicando ya la compli-
I~os diálogo_s deben ~,antener una buena relación con el progreso de la histo- ' idad del lector a través de ese posesivo, "nuest ra Wendy", y es de ella de
na, ofrecer 111formac1on y no prolongarse innecesariamente. <[llÍ cn el narrador va a hablar en lo que sigue. Pero se ha dejado insidiosa-
111 L· nte instalada en la mente del lector esa semilla motivadora: 'menos uno".
b) El ~n~cfo de tas n~n:aciones es un aspecto muy importante para valorar sus l·J famoso inicio de La isla del tesoro, por otra parte, se acoge al recurso con-
pos1b1lrdades de exrto entre los lectores. En las primeras páginas, la historia 1•,·11cional del encargo de escrirura, pero es difícil ofrecer m ayor información
d~be establecer el mundo de ficción, ofrecer elementos al lector que le per- ,·11 tan pocas líneas. Incluso se atreve a desvelar el final de la h istoria antes
mitan acoplarse al tono del relaro y seducirle para la lectura. Las obras deben ,le arrastrar al lector frente a la entrada excitante de un pirata en una tran-
ofrecer, pues, sufi~!ente infor~ación para poder imaginar a los personajes y •1 uila posada. Por el contrario, hay muy poca información explícita en el ini-
el m~rco de la accton, y deben Introducir al mismo tiempo interrogantes que cio de Tom Sawyer. Pero la llamada de tía Polly supone pulsar el interrupcor
susciten el _d~s~o de saber más sobre ello. Veamos, a continuación, algunos de la focalización en el protagonista que caracteriza la obra y nos hace espe-
excelentes 1mc1os de obras que pueden ilustrar estos aspectos. ra r expectantes la aparición de un Tom que sabemos ya en conflicto con el
mundo reglado de los adultos, una encarnación d el canto a la infancia que
. La isla de Gont, una montaña solitaria que se alza más de mil metros por va a suponer la obra.
enctm~ del tormentoso Mar del Nordeste, es una famosa comarca de magos. (U.
Le Gum: Un mago de Terramar)
1) Elfinal de las historias es otro elemento fundamental para la valoración de
las narraciones porque otorga sentido, retrospectivamente, a la narración
To~os los niños del mundo, menos uno, crecen. Y no sólo crecen, sino que
en seguida ~aben que han de crecer. Nuestra Wendy lo supo del modo siguiente:
leída y provoca la reacción emotiva del lector. Así, por ejemplo, es preci-
0- M. Bame: Peter Pan y Wéndy) samente el final el que ilumina todo lo ocurrido hasta entonces en Et son
del África de Sergio Bizzio y nos permite entender la historia. Y si En la
El S_quire Trelawney, el doctor Livisey y los otros caballeros me han encargado oscuridad, una narración sobre las meninas de la calle de Brasil de Julio E.
que escnba detalladameme todo lo referido a la "Isla del te " · d ·
d • , . ., ' ' soro , sm epr otra cosa Braz, terminara de forma tranquilizadora, la inquietud social que desvela
~o~ e~1r mas que la pos1c10n de la isla, ya que aún quedan allí por recoger algunas
en el lector no alcanzaría la misma intensidad.
_e as nquezas en~ontradas. Tomo la pluma, pues, el año 17 ... y retrocedo hasta el
nempo en ~ue m1 padre era el amo de la posada llamada el "Almirante Benbow",
cuan,do el VleJo navegante, ~on el rostw moreno por el sol, marcado por un sablazo, El final de los libros infantiles es, además, uno de los aspectos que más ha
entro en nuestra casa en calidad de huésped. (R. L. Stevenson: La iskt del tesoro) variado en las últimas décadas, dirigiéndose hacia una ampliación de sus opcio-
-¡Tom! nes. Hasta los años setenta los cuentos para niños acababan "bien". El prota-
Ninguna respuesta. gonista podía caer en poder de una bruja y estar a punto de ser devorado, como
-¡Tom! ocurre en Hansely Gretel, ser separado de su familia y su entorno para servir
Ninguna respuesta. en la ciudad, como en Heidi, o tener que sobrevivir como robinsones adoles-
-¿D?~de debe haberse metido este chico? ¡Tom! centes en Dos años de vacaciones de Veme. Pero el lecto r podía tener la certe-
, La Yt~p s~~ora se_ ~ajó l_as gafas y miró por encima toda la habitación; des- za de que, al final, por mucho que se hubiera horrorizado, llorado o estado en
pues se las sub10 y volv10 a mirar, esta vez por encima de la montura. (Mark Twain· tensión, experimentaría unCreJrtoo lt.htonflicco desaparecería para siempre y el
Las aventuras de Tom Sawyer) · lector podría emerger catár · ente d•i!,r&PJJF.º 1
con la~ tisfacci@n de
la felicidad ganada. ni~ prOI eSSI Ona
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/11/md11cci<í11 a la literatura infantil y juvenil Capítulo 4: Los criterios para valorar y seleccionar los libros infantiles y juveniles

El desenlace posirivo de los cuentos populares fue jusramente el aspecto m.b Urigit, historia de una muerte de Gudrun Mebs, El mejor tri~co del abuelo
valorado por los psicólogos que analizaron la literatura infantil a lo largo del siglo. , k (,. D. Holden o Yo las quería de Martínez Vendrell suponen e¡emplos exce-
Bhuler, por ejemplo, lo hizo ya en 1918 y la obra psicoanalítica de Bettelheim kmes de la delicadeza sin concesiones que caracteriza la actitud actual. En el
(1977) lo recalcó especialmente al decir que el mensaje esencial de los cuentos •,cplindo de estos t ítulos, por ejemplo, el dolor de una niña por la muerte de
para niños es "que creciendo y trabajando duramente, y llegando a la madurez, ._ 1: \ nadre se mitigará con la conciencia de su propio crecimiento - simboliza-

algún día saldrán victoriosos". El psicoanálisis hizo tanto énfasis en la virtud d,1 en las trenzas que ya no necesita para sentirse bien-y en su semejanza con
tranquilizadora del final feliz que rechazó los escasos desenlaces de la literatu- h madre muerta. El consuelo de la continuidad de la vida más allá de la muer-
ra infantil que no eran nítidamente positivos, como los finales de algunos cuen- , e existe sólo en su fantasía soñadora, cuando contempla una estrella brillante
tos de Andersen, dominados por las corrientes románticas de su época (La do nde quiere creer que se halla su madre. La muerte no es explicada didácri-
vendedora de fosfaros o El soldadito de plomo) o los típicos de los antiguos cuen- ' amente, sino ofrecida a la vivencia diferida del lector a través de la recreación
tos didácticos en los que los protagonistas que se habían portado mal eran cas- de un entorno lleno de detalles cercanos a la experiencia infantil. La dureza del
tigados. 1crna cuenca con una atenta gradación de la angustia que ofrece un final espe-
Pero en la literatura infantil y juvenil actual hay muchas obras que no adop- ra nzador a través de la posibilidad de asumir el dolor.
tan la norma del final feliz sino que terminan con la aceptación del conflicto, Tal como hemos visto antes, la extensión de la literatura infantil y juvenil
dejan el final abierto u optan por un desenlace claramente negativo. Vamos a hacia los temas psicológicos ha venido acompañada de u n nuevo propósito
señalar a continuación algunos aspectos sobre estas tres posibilidades. moral. Se trata ahora de mostrar a los niños y adolescentes q ue el conflicto no
En realidad, puede afirmarse que la aceptación de sus problemas por par- se puede evitar, que forma parte de la vida. En el fondo,_ lo que se b usca del
te del protagonista de la historia ha pasado, en la actualidad, a constituir una joven lector es que aprenda cómo incrementar su capacidad de enfrentar el
nueva versión del final feliz. La introducción de temas psicológicos en las his- 1 conflicto a través de la comunicación y el afecto, de la comprensión y de la
1
torias dirigidas a niños ha comportado la adopción generalizada de este tipo compensación entre los distintos aspectos de la vid~. .
de finales, ya que si el conflicto proviene del propio interior -de la agresivi- Una segunda forma de terminar las obras es depr sm arar los cabos de la
dad, celos o intolerancia del personaje-, o bien radica en el encuentro con las
narración, es decir, optar por un final abierto. El grado de apertura puede ser
adversidades inevitables de la vida -como la enfermedad, la muerte o el desa-
mayor o menor, pero debe afectar a aspectos sustanciales de la obra para poder
mor-, difícilmente podrá el desenlace borrar la causa del conflicto.
considerarlo como tal. De hecho, es la forma de d esenlace más común entre
El rema de la muerte, por ejemplo, es un ejemplo típico del proceso de
los escritores contemporáneos que han abandonado la norma del final feliz.
psicologización sufrido por la literatura infantil. La muerte aparecía con fre-
Esto se debe a dos razones. Por una parte, a que el final abierto resulta más
cuencia en las narraciones infantiles tradicionales. Pero generalmente cumplía
adecuado para mos trar una visión más compleja de la realidad, donde la mayo-
una simple función narrativa. Suponía el desencadenante de la acción, forza-
ría de conflictos no se solucionan d e una vez por todas, o al menos no de for-
ba a los huérfanos a tomar la iniciativa o resolvía la desaparición de persona-
jes que ya habían cumplido su papel. En último extremo, cuando la muerte ma completa. Por otra, a que este tipo de desen!a~e sac_isfac~ la te~d~ncia a
motivar el juego con el lector, una de las caractensncas literanas mas vivas de
suponía el tema central, la literatura infantil resolvía la contradicción ofre-
ciendo la posibilidad de reunirse con los seres queridos en el más allá, como la literatura infantil actual.
ocurre en Marcelino, pan y vino. Pero en la literatura actual la muerte es abor- Conviene aclarar que la mayor parte de obras de temática psicológica tie-
dada como tema principal y de lo que se trata es, justamente, del sentimien- nen un cierto grado de "final abierto". La aceptación del conflicto a que hemos
to interno de pérdida y de la imposibilidad de remediarla. La solución del con- aludido en el punto anterior implica siempre u na cierta apertura, ya que el lec-
flicto narrativo se desplaza entonces a la maduración del personaje, a su tor no puede saber cómo eyoluci~ na,{án las cosas .m ás ª.delante, cómo le irá a
capacidad de aceptación y control de los sentimientos negativos suscitados por ªPpo
Cre;ite w1th .
Kevin, por ejemplo, acusado cte actron. SI se
¡ fi
e!. a nueva con tan:ª e
d
la situación descrita. su hermana en él: nitro F profess1 onal
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111/r, du,·,ii i11 a la literatura i11fa 11til y ¡ui enil
1 < ;, ¡,ítulo 4: Los criterios para valorar y seleccionar los /i/,ros i11f.i11tiles y ¡1111e11iles
1

Lo sienco Kevin. Ahora re creo y rendrás que co nformarre con esto, [... ]en el que no se llega a ningún "final feliz", porque una historia "poli-
pero es un principio ¿verdad? cíaca" como ésta no puede tener "final feliz". A no ser que haya lectores tan
Jan Needle, El ladrón duros e insensibles que sólo les interese saber quién era el ladrón (204).

Es frecuente, también , que los escritores contemporáneos utilicen finales En tercer lugar, puede o ptarse po r un fin al negativo. Si lo_s fin ~les ~biertos
abiertos cuando tratan temas sociales. En primer lugar, porque si los conflictos .. ,· r..:bcionan con el aprendizaje de la ambigüedad, del juego 1mag1~at1".'o o de
descritos se han situado e n co ntextos muy concretos, o incluso histó ricos, el l.t u>nsideración reflexiva, el desenlace negarivo supo ne una frustración 1mp ac-
final feliz podría resultar totalmente inverosímil a la luz de los conocimientos 1.trllé de las expectativas creadas. Una vulneració n ta! só(o p~1ede utilizarse si se
del lector. La narración sólo puede desembocar entonces en un final positivo si 11 1
k·nta producir un fuerte efecto en el lector. Es_decir, s1 se mrenta pr?vocar, ~
lo desplaza hacia el futuro , es decir, si aboca simple mente a la esperanza d e un l, i L'll la risa, 0 bien la rabia y el llamo . Estas o pciones se prod ucen casi exclus~-
desenlace más justo o de una sociedad mejor, m ás allá de su existencia como 1.
1111
cnre e n los d os extremos de la literatura infanril: en los álbumes para pn-
relato. En segundo lugar, el final abierto obedece al propósito educativo implí- rn L-ros lectores y en la novela juvenil. En el primer c~so, la rnptura de las expec-
cito, no sólo de que el lector conozca las situaciones injustas descritas, sino de 1.nivas supone siempre una salida de tono humorísu~a, mientras q ~e ~n el caso
que ado pte un compromiso m o ral hacia ellas. A menudo el m ensaje consiste ,k la novela juvenil, po r el concrario, el final negat,~vo se ~alla ~as1 s1e:11pre al
en afirmar que las cosas pueden no acabar bien y que, por lo tanto, hay mucho -,,-rvicio del impacto emotivo en obras sob re temas duros de ttpo soe1al. .
trabajo por hace r. Este es el propósito perseguido por una narración como En El final ncaat
0
ivo se sitúa hasta tal pun to en el límile <lt: lo c.¡uc es conside-
la oscuridad. Realmente no sabem os qué será de la pequeña Roliña, que termi- rado adccuado para lectores infa ntiles y juveniles que la mayoría de obras que
na su relato diciendo "voy a ver qué puedo hacer para seguir viva", pero el lec- lo han adoptado han sido objeto de m~l tiple~ d iscusi~nes. Swindells, el auto r
to r siente ahora que el problema de las "meninas de la rua" le concierne. ,k H ermano en la Tierra, alude a esta s1rnac1on al decir:
Sin embargo, los finales son m ás nítidamente abiertos cuando no se pro-
ponen tratar cuestiones morales sino que se utilizan únicamente como un jue- En alguna ocasión una mujer me d ijo: ''No me gusta su libr~. 1:'1º h~y
go litera rio. las o bras que se basan en el humor y la imaginación tienden a ninguna espcranza en él". Tenía razón. No hay esperanza en m1 ?1sHn1a,
extender el juego con las expectativas del lector h asta el final d el cuento. Muy porque se sitúa después de las bombas nucle:i.rcs. l¿i esperam.a, la umca, es
que la generación de ustedes demuestre ser más sabia y más responsable que
a menudo le dejan sonriente o soñador sin poder precisar qué ha pasado y qué
no en la historia que acaba de terminarse. Muy a menudo, este cipo de juego la mía, y las bombas no sean arrojadas.
se basa en explicitar las reglas de la narración. Por ejemplo, en Historia medio
La tende ncia al juego y a la complicación estructural o m o ral h acen que
al revés, Ana M a Machado nos dice:
los finales respo ndan a veces a la m ezcla d e e lem entos d e uno u otro de l~s
H ay muchos cuentos que terminan así. Pero éste es el comienzo del tipos se ñalados. Por ejemplo, en l a~ br_ujas de Dhal.' los protago_m sr~: cons1-
nuestro. Es decir, si hay que comenzar en algún lugar, muy bien puede ser uuen vencer a la convenció n de bru¡as inglesas y evitar su maqumac10n con-
por ahí. :ra la infancia (final p ositivo) . Pero esta victoria tiene com o contrapartida que
el niño protagonista es convertido en ratón y que, por lo tanto, le quedan pocos
En definitiva, la falta de una resolución clara de las expectativas narrativas añ os de vida (final negativo) . Los dedicará a combari r esperanzadam_enre a las
obliga al lector a conceder una atención prioritaria al goce de otros aspectos y brujas de los demás p aíses, aunque no sabemos si lo log rará (final abierto). En
niveles de significado. El final abierto puede suponer, pues, un roque de aten- cualquier caso, este futuro lleno de aven turas no puede ocultar que n?,s h ~lla-
ció n que fuerce al lector a ir m ás allá de la curiosidad argumental, o bien como mos ante una forma experim ental de desenlace. Tanto es así que la vers1o n cme-
juego o bien como concienciación. Dict'. Nostlinger en el título de un capícu- m arográfica de esta n arracicfn'n'o%<!~tl.levió a asumirlo y lo suavizó co n fónnu-
lo de Filo entra en acción : las más tradicionales, hacic1 e HltRfDF!pfofesn
sional
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l11trud11cci,i11 a la literatura infantil y juvenil Capitulo 4: Los criterios para valorar y seleccionar los libros infantiles )' ;uveniles

En otros casos la mezcla de elementos se debe a que la narración erara más c1pacidad del lector para prever cómo va a terminar la historia y el punto de
de un tema y cada uno puede terminar de distinto modo. En No pidas sardi- la lectura en el que efectivamente se encuentra.
na fuera de temporada de Martín y Ribera, la investigación detectivesca llega a
buen p~erto, pero el enamoramiento producido durante la aventura perma- d) En los eres puntos anterio res hemos señalado algunos de los elementos
nece abierto y la obra termina con el protagonista adolescente instalado en su constructivos que deben ser valorados. Aunque cada uno de los elemen-
flamante despacho en espera del posible retorno de su amada. También algu- tos de las historias o de los poemas puede ser analizado en profundidad,
nas veces es.'ª. búsqueda de la complicidad del lector la que provoca un doble la valoración de las obras por parte de los adultos n o supone, necesaria-
final: el explicitado por el narrador y el advertido por el lector. Es lo que ocurre mente, que ello deba hacerse explícitamente. Con frecuencia, el juicio sobre
en Et p~queñ~ Nicokís de René Goscinny, donde se requiere que el lector entien- las obras se dirige, más bien, a resaltar los elementos que más destacan por
d~ la d1stanc1a entre lo que pasa en la narración y lo que interpreta el protago- su aportación positiva o, al contrario, por su inconsistencia, y a señalar los
ntsta para lograr un contraste humorístico: puntos de interés según el propósito perseguido por los mediadores. Veamos
como ejemplo una sencilla ficha de valoración sobre la utilización escolar
¡Basta! ¡Cada uno a su sitio! No represenraréis esta comedia durante la de Tristán encoge de Heide:
fiesta. ¡No quiero de ninguna manera que el señor director vea esto!
Nos hemos quedado con la boca abierta. Ficha de valoración escolar
. Ha sido la primera vez que hemos visro que la maestra castigase al
director. HEIDE, Flo rence Parry (197 1): Tristán encoge. Alfaguara. Madrid, 1982.
Argumento: Tristán es un niño que encoge de tamaño entre la amable indife-
Los libros para niños pueden terminar, pues, de todas estas formas. Pero rencia de su entorno, hasta que descubre que la causa del problema es un "jue-
go de crecer" que había abandonado a media partida. Una vez solucionado el
esta ampliación de posibilidades ha suscitado algunas polémicas en el campo
problema advierte que su pelo se ha vuelto de color verde. Convencido de que
de su valoración:
nadie lo notará, decide callar.
L~ primera de ~llas ha consistido en preguntarse hasta qué punto los fina-
les abiertos Y negatrvos pueden ser entendidos o asimilados psicológicamente 1. Valoración de aspectos especialmente interesantes
por los niños .
. ~a segunda _ha f,lanteado que las obras realistas que acaban con la "acep- • La construcción narrativa: Existe una forma gradual y calculada de cons-
tac1on del conflrcto presentan los problemas como si el lector debiera tomar truir el significado a partir de los detalles. Vemos, por ejemplo, que el con-
nora literal de cómo se comporta el personaje para hacer él lo mismo en la vida flicto inicial se va precisando progresivamente o que una mención anec-
r~a~. La crítica a este tipo de finales ha resaltado que los finales positivos tra- dótica a las ofertas en los paquetes de cereales adquiere sign ificación
d1c1on_ales pueden ser educativos, no por su verosimilitud respecto de la reali- posterior al convertirse en el origen del encogimiento de Tristán.
~ad, s1110 por la vivencia positiva experimentada por los niños a través de la
ltteratura. • El humor: El tono de la obra es humorístico y se basa en recursos como
~!nalmente, y en tercer lugar, se ha objetado que el debilitamiento de la los siguientes:
t~nsro~ final en favor de una narración psicológica panorámica o de un juego
a) La imagen tópica que incorpora cada uno de los personajes: la madre
li terar_10 puede c~usa~ problemas en el interés del lector y en su aprendizaje está ocupada en solucionar la infraestructura doméstica y reacciona de
narrativo. Estas ~Istonas están hechas de tal manera que desde cualquier pun- forma atemorizada y culpabilizada, el padre mantiene con seguridad
to del texto, o bien puede imaginarse fácilmente el final, o, a la inversa, resu l- posiciones racionales y cien,tíficas, la maestra y el director argumentan
ta imposible hacerlo. En cambio, las historias en las que el desarrollo estable- , - Created w,th d I . , -
desde 1os top1cos peaagog1ci'l's e sus pape es y ¡erarqu1as respectivas,
et: una tensión creciente hacia el desenlace ofrecen un equilibrio entre la
la secretaria dcsd rolíttto"DF·professi o al
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/11tmd11cció11 a la literatura infantil y juvenil
C1¡1ítulo 4: Los criterios para valorar y selecciunar los libros in(anti/es y iuveniles

b) Los equívocos y razonamientos lógicos a partir de una situación absur-


• Es adecuado para ser presentado y debatido por lectores mayores. El tema
da. Por ejemplo: "Sois la única familia donde hay dos hermanos con el
les puede interesar y la calidad del libro m antendrá su interés aunque lo
mismo nombre -dijo e1 conductor del autobús- Supongo que después
aborden como una obra pa ra nifios menores.
de que se les ocurrió -Trist:ín- ya no pudieron pensar otro nombre".
e) La absurdidad de las actuaciones de los adultos viseas desde el punto
de vista "objetivo" del nir10 que las observa, en la línea de El pequeño
Nicolás de Goscinny. .¡. 1. 2. El análisis de la ilustración y de los elementos materiales del libro

• La apelación a la empatía del lector. La idenrificación v la tensión se faci- Las obras de literatura infantil y juvenil deben ser valoradas como u n con-
litan a través de detalles muy cercanos a la experienci~ infantil: los zapa-
Jl lil to en el que el texto puede actuar en complicidad con la ilustración y los
tos se salen <le los pies, el niño desayuna leyendo las ofertas de los paque-
tes de cereales, etc. dcrnencos materiales que configuran el libro. Puede ser que escos aspectos sean
1ieucros y obedezcan simplemente a criterios de publicación edito rial. Pero
• El tema y los valores. El mundo descrito es confortable y cordial, pero sin puede ocurrir también que hayan sido escogidos del iberadamente para con-
relaciones humanas reales. Tristán no únicamente vive en soledad, sino tr ibuir a la interpretación de la obra. Veamos a continuación algunos ejem-
que acepta la siwación con naturalidad. En cambio desarrolla una cierra plos sobre la manera en la que estos aspectos pueden resultar significativos.
autosuficiencia para desenvolverse en el mundo y solucionar sus proble-
mas: vive refugiado en la televisión y en los juegos por correo, no discu-
te jamás, toma medidas para cuando ya no llegue a su hucha, etc. El libro
aborda el problema del crecimiento (y del temor a crecer que puede lle- .i) U formato
var al deseo de la regresión) en medio de la incomunicación con los demás.
El final es pesimista, no sólo porque el niño piense "Si no digo nada, no Las dimensiones del libro delimitan el campo visual del lector. Sus propor-
lo norarán", sino porque la suposición es confirmada inmediatamente <. iones acostumbran a responder al diseño de la colección, editorial, etc. Pero a
como desenlace de la hisroria. veces obedecen a un propósito deliberado de adecuación al contenido del libro.
2. Valoración de las difimltades de comprensión lectom En general, u n formato de dimensiones red ucida: favorece una relación ~e
intimidad con el lector. Puede complementar, por eJemplo, un relato en pn-
• El lenguaje del relato facilita la lectura: las frases son corras por el hecho mera persona, establecer una connotación d e "secr~ro" c:=omparrido_o adecuar-
de adaptarse a una descripción objetiva y realizada desde una perspectiva se al mundo de ficción evocado, por ejemplo, una h1stona d e ratonCJtos. El for-
infantil; existen repeticiones que buscan efectos humorísticos en los diá- maco reducido induce a una ilustración miniarurizada, con mayor complejidad
logos (Tristdn -dijo Tristdn-) y muchas frases resultan lugares comunes
v detalles cuanto menor sea la página. Los cuentos de animalitos de Potter supo-
por su caracterización arquetípica de los discursos adultos: "Bien sabe
Dios que he procurado ser una buena madre". ;1en un buen ejemplo de este uso. La edición realizada por la editorial D ebate,
con los cuentos por separado, en una dimensión muy reducida de rap as duras,
• La posible reserva sobre la obra radica en la dificultad de comprensión y su inclusión en un cofrecillo cerrado con llave, ofrece exactamente la imagen
infantil d el tema trarado y en el traro desesperanzado que recibe. de posesión personal y preciosa que puede ser potenciada por_este f? rmato.
Por el contrario, la adopción de un formato de grandes d1mens1ones esta-
3. Uso escolar del libro blece una d istancia física entre el lector y el libro, que adq uiere carácter d e
espectáculo. Son libros para ser leídos en grupo, ~orno~¡ de una pizarra se tra-
• A los niños de segundo ciclo de primaria puede gustarles por el humor tara, y por ello ofrecen obras dirigidas a lectores mfannles que van a contem-
que contiene y por la identificación inmediata del contexto. Debería obser- plarlos con ayuda de los adulcos, cal v_ez tendidos en el suelo , o en las clases de
varse si su interpretación puede ser más compleja y cómo reaccionan ante educación infantil. Los rema~i;.?<filr&Y!'i'lfos por este formaw son temas de o bser-
el tema.
vación de escenarios (el int e ffftto~Dli~prbfé~S1iCO-nal
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lntroducci1í11 a la literatura infantil y juvenil Capítulo 4: Los criterios para valorar y seleccionar los libros infantiles y juveniles

vés de mapas geográficos, de grandes animales como dinosaurios o elefantes, ,:1bcr dónde colocar los mensajes con más posibilidades de recepció n. En los
o de imágenes que requieren una gran proliferación de objetos por una u otra , 11cntos infantiles el texto se situará, pues, en la página izquierda y se reserva-
razón. Por ejemplo, para mostrar en una sola página un gran número de ros- rú la derecha para atraer al lector con la imagen. Es u na distribución muy per-
tros de razas distintas en un libro sobre la diversidad humana. El formato gran- i inente para la contemplación conjunta del libro por parte de un aduleo y un
de se utiliza también comercialmente en virtud de su connotación de "grandes niño, ya que el niño observa la imagen mientras el adulto lee el texto. Cuando
obras" o "grandes autores" en colecciones cuidadas de clásicos. los niños aprenden a leer, sin embargo, deben aprender también a dirigir su
Aparte de sus dimensiones, el formato puede dividirse en formato rectan- atención hacia la izquierda para leer el texto, una convención no demasiado
gular vertical, r~ctangular horizontal y cuadrado. natural e incluso contradictoria siempre que se trata de un cuenco ilustrado
El primero es el más corriente, el más neutro y equilibrado en su compo- en la página principal.
sición. Sin embargo, puede utilizarse también de forma experimental a través El equilibrio entre ambas páginas puede utilizarse para causar efectos espe-
de divisiones entre la información contenida en la parre superior o inferior ciales. Por ejemplo, Los niños del mar de Jaume Escales y Solé Vendrell, lo hace
(diálogos simultáneos entre los adultos y los niños, por ejemplo), divisiones para representar en la izquierda las alusiones a la fantasía que hace un pasean-
en columnas, etc. La colección de los sentidos de Aura Comunicación -por te de la playa que m uestra un libro de cuentos a un niño chabolista, mientras
ejemplo, Adiós, 1y buena suerte! de Alcántara y Gusri- ofrece abundantes dis- (jUC en la derecha se muestra la dura evocación de la realidad que las imáge-
tribuciones originales a parcir de este formato. nes del cuento provocan en el niño. En La conejita Marcel.a de Ester Tusquets,
El segundo tipo es llamado también "formato italiano". A menudo posee un río separa el país de los conejos blancos, a la derecha, del de los conejos
una voluntad explícita de representación del mundo físico al identificarse con negros, a la izquierda. O bien pueden situarse elementos simétricos en ambas
la habitual mirada humana sobre la línea del horizonte. El paisaje, el cielo, el páginas para convertir la doble página en un escenario de tipo teatral. O tam-
mar, hallan su mejor expresión en la horizontalidad de este formato, así como bién pueden utilizarse para crear ritmos determinados: derecha, izquierda,
también lo hacen representaciones determinadas, como largas colas (por ejem- doble página, etc.
plo, de los animales entrando en el arca de Noé) o series de objetos.
Finalmente, el formato cuadrado es el de uso más reciente, ya que se popu-
larizó en la década de los setenta. La editorial Juventud llamó precisamente e) El fondo de la página
"Cuadrada'' a su colección de cuentos en este formato, lo cual ya indica la nove-
dad de su aparición. Es el formato que tiene un mayor poder de concentra- Normalmente, el fondo del texto y de la imagen aparece en blanco. A veces
ción en el texto o la imagen mostrada. Por ello, es adecuado para la edición de su presencia se logra con una simple línea trazada bajo los p ies de los perso-
poemas, adivinanzas o juegos lingüísticos. Sin embargo, puede resultar monó- najes. Es un espacio abstracto, que ofrece un amplio campo a la acción y favo-
tono para la narración de una historia. Para evitarlo, los álbumes editados en rece la concentración en la escena, resaltando el texto y la imagen.
este formato alternan el uso de la página con la extensión de una misma ilus- Pero algunas veces, el blanco del fondo toma corporeidad. Puede signifi-
tración a la doble página, de manera que pasa a combinarse la forma cuadra- car un fondo de nubes o incluso la misma página del libro en un efecto meta-
da con la rectangular horizontal. ficcional, como ocurre en Una ratita encerrada en un libro de Monique Felix.
Y si el blanco se encuadra, los márgenes pasan a convertirse en un espacio fue-
ra del campo visual donde también pueden pasar cosas secundarias, a donde
b) La página pueden escaparse las imágenes, por ejemplo, o donde puede ocultarse la
Guillermina protagonista de Gui!Lermina GGGRRR!!! de Obiols.
En nuestra cultura occidental, cuando se abre un libro, la mirada acos- El color negro es muy p,oco u~dohcomo fondo, ya que ohliga a poner las
create wit
tumbra a dirigir~e inmediatamente al ángulo derecho inferior. Es un tema muy letras del texto en blanco ~~ or p~a resaltarl~s- fero puede usarse fara
estudiado por la publicidad, por la edición de libros informativos, etc. , para evocar u n espectáculo y ha~ y llªf1itrolfRfap~f01fl a1
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lntroduccirín a la literatura infantil y ¡uveni/ Caf, ítulo 4: L os criterios para valorar y seleccionar los libros i11(11ntiles y juwniles

buena suerte!, o, sobre todo, para situar la acción en las horas nocturnas, como corre
ocurre en E1 zoo de nit de Gregg Reyes, con las sombras negras de los anima- corre
les contra las gamas de grises nocturnos del cielo. por la escalera de rocas
El fondo de color busca un efecto deliberadamente decorativo. La atrac-
ción infantil por los colores planos halla su correspondencia en los fondos de La posición vertical, en cambio , resalta los cambios en el interior d e la
brillantes colores cambiantes de El rey y otros cuentos de Dick Bruna. O los estructura del texto, por ello es la d istribución n atural de los poemas.
fondos neogóticos de las vidrieras medievales dan el tono de la historia de Sir También el tipo y el tamaño de la letra ayudan a la legib ilidad del escrito y
Cawin y la abominable d11rna, de Selina Harring. son susceplibles de transm itir información añadida. El tamaño de la letra va direc-
tamente relacionado con la edad de los lectores, de forma que es mayor cuanco
m ás pequeños son los destinatarios. Por otra parte, las m ayúsculas se asocian al
d) El texto como imagen volumen de la voz, las itálicas resaltan el mensaje y se utilizan, por ejemplo, para
las citaciones, las letras que im itan las propias de los ordenadores, de las m áqui-
Las letras del texto pueden adquirir una función ilustrativa si se juega con nas de escribir o el manuscrito evocan respectivamente estos tipos de escritura por
la forma de las letras o si se distribuyen siguiendo el dibujo de una línea. La parte de los personajes de los cuentos. No hay sino ver los distintos tipos de car-
manera de plasmar una onomatopeya o la voz de los animales en los libros ras repartidas en El cartero simpático de los Ahlberg para comprobar el uso signi-
para pequeños, por ejemplo, puede evocar el volumen y el rono del sonido. ficativo de los tipos de letra. Y los cómics nos han acostumbrado tamb ién a este
Incluso se puede jugar con su ausencia, si todos los animales tien en el texto uso humorístico y personificado al utilizar m ayúscu las para las p roh ibiciones,
de su voz y, en cambio, la jirafa aparece sin é l. El Oh del círulo d e Goffin letras góticas para personajes de la antigüedad, jeroglíficos o imitacio nes de la
puede servir para que un cocodrilo se asome al círculo de la letra "o" y pro- escritura china para los personajes egipcios u orientales, ere.
voque justamente esa exclamación en el lector. Y un "¡AHh h!" puede resul- En la colección "Fáciles de leer" de la ed itorial Anaya, po r ejemplo, se d an
tar tan asustado como el lomo y la cola erizada de un gato si se extiende por múltiples ejem p los de juegos con el tipo y d istribución d e las letras para ayu-
encima de su cuerpo. dar a los pequeños a saber si habla el n arrador o el personaje, o si el narrador
La cantidad y la colocación del texto en las p áginas debe obedecer al rit- está contando algo o preguntando d irectamen te al lecto r. Acostu mb rar a los
mo buscado por el autor y debe también favorecer la facilidad de lectura. niños a explorar el libro antes de su lectu ra, a fijarse en los aspectos tipográfi-
Cuanto menor es el texto, más importa su cualidad dramá tica o poética, por- cos ideados por el aU[or para ayudarles, facilita sin duda su comprensión pos-
que la tensión de la frase debe mantener la atención hasta girar la página y terior de la obra.
debe mantenerse en la memoria. Por ello es bien sabido q u e las frases y las
líneas deben corresponderse al máximo en la lectura para los pequeños, ya
q ue son poco veloces y retienen la información durante un tiempo escaso, o e) f./ relato y el ritmo de las imágenes animadas
también es evidente que la ilustración d e los cuentos para los menores debe
estar contigua a su explicación textual. Ya hemos señalado ante rio rmente la p roliferación de libros an imados en
La masa del texto puede situarse horizontalmente en la p ágina. Es la dis- la actualidad. Esos libros u tilizan procedimientos que in terfieren de fo rma m uy
tribución natural del desarrollo cronológico narrativo y esta colocación resal- in teresante en los ritmos de la narración. El efecto de sorpresa interrumpe el
d
ta d esarrollo de la acción. Un tex to alusivo a la actividad de un ratón pue- relato y lo suspende momentáneam ente para rean udarlo a co ntinuación o para
d e ~ltuarse a lo largo de la espalda de un león que ocupa roda la página p ara inaugurar una n ueva secuencia. Los efectos de co ntraste logrados a través de
decir que "paseaba/ sobre el cuerpo/ de un león". O, como vemos en l,a luna las ruedas de papel que cambian las imágenes, como en Carrusel d e N isrer,

~:,~:nv:::::.~, ~,::::·:, "' ':,liiti'"~~tóf~Stdfl a1


de Juan de Solé Vendrell, la libertad tipográfica puede recordarnos la poesía fi . dºf, Created wlth d l · ·
visual para decir que el personaje:

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177
l11troducció11 a la literatura infantil y juvenil Capítulo 4: Los criterios para valorar v seleccio11ar los libros infantiles y juveniles

hasta llegar al blanco, ere. O bien, es el ritmo el encargado de crear la tensión ve, a aclarar su ritmo y su esquema, como hemos señalado en el caso de la ilus-
narrativa_ en muc_has historias sin palabras al prolongar y suspender la intriga tración habitual del cuento de Caperucita Roja, de forma que incluso puede ser
de la gallina que incuba un huevo o al desarrollar la solución del problema de que el lector pueda llegar a recapitularla simplemente a través de las im ágenes.
La ratita encerrada en un libro. Por contra, a veces puede ofrecer una síntesis del contenido. La ilustración de
la portada de la Cenicienta de lnnocenri supone un resumen del sentido de la his-
toria: una Cenicienta harapienta lava la ropa y su reflejo en el agua nos muestra
f) La imagen a la muchacha transformada en princesa. La ilustración de obras clásicas, por otra
parte, es un claro ejemplo de la potencia de la im agen para dialogar con d texto,
La relación entre el texto y la imagen es un aspecto esencial en el análisis de para ofrecer nuevas versiones de la historia. En el caso ~e esta Cenicie~ta, la
las historias para niños, especialmente desde hace unas décadas, ya que el naci- ambientación de la ilustración en la década de los años vemte de nuestro siglo, y
miento del álbum como género se ha desarrollado sobre esta base. Ya hemos concretamente en el palacio de Buckingham, desmiente la descripción del texto
aludido a la importancia de aspectos gráficos como la compaginación y la tipo- de Perrault y obliga a fijarse en ello. Lo mismo ocurre con la famosa versión de
gra_fía para la legibilidad del libro, pero las relaciones establecidas hoy en día se la Caperucita de Perrault a través de las fotografías de Moon, antes aludida.
extiende? a uso_s mucho más complejos entre ambos tipos de mensajes. Así, hay Aparte de analizar o resumir, la ilustración puede cump_lir n_iuchas otr~s
~ue analizar la 1?formación transmitida por el texto y por la imagen para saber funciones . Al describir los recursos empleados para crear h1stonas para pn-
s1 expresan una mformación sustancialmente idéntica, como hacía tradicional- meros lectores hemos visto su capacidad para introducir complicaciones en la
mente la ilustración de un texto, o si por el contrario, como es frecuente hoy en historia que no transcurren a través del texto: la existencia de historias secun-
día, texto e imagen se necesitan mutuamente. darias, la ambigüedad interpretativa entre fan tasía y realidad, la ruprura tem-
ln_iaginen_i~s, por ejemplo, el inicio de una historia en la que, en la pri- poral, etc. Este uso no se circunscribe a los libros para pequeños, sino que es
mera 1lustrac10n, aparece un retrato de unos padres con su hija. En las tres explotado con una complejidad creciente en muchos ~ibros actual~s. .
~iguientes se ve a la niña cometiendo todo tipo de desmanes: rompiendo algo, Como va hemos señalado al hablar del postmodermsmo en los libros infan-
mstalada en una habitación desordenada y negándose a abandonar la cama. tiles, en Bl~nco y negro de Macaulay, el intento de reproducir la caótica simul-
El texto que puede acompañar a estas imágenes podría ser cualquiera de los taneidad de la realidad disolviendo la estructura narrativa en cuatro líneas argu-
dos siguientes, y la expectativa con la que abordaríamos la lectura de la histo- mentales fuerza al lector a intentar establecer un orden que les otorgue
ria sería totalmente distinta: coherencia a través de un detallado análisis del libro. Un propósito similar pue-
de apreciarse en la contraposición entre la sencilla historia de dos n iños que
pasean por un parque, en ¡No quiero m i osito! de Mackee, y el trasiego de per-
sonajes tras ellos que dan pie a imaginar innumerables h istorias, algunas de las
1. Julia vive con sus padres l. Los padres de Julia la quieren mucho cuales continúan sin poder resolverse al final del libro.
2. Es una niña terrible 2. a pesar de que ella es muy traviesa De forma más evidente, en Cidra, Id niña que tenía sombra de chico de Bruel
3. y desordenada 3. desordenada
4. que no hace caso a nadie. y Bozellec, texto e imagen establecen distintos tipos de representaciones y con-
4. y bastante perezosa.
tradicciones. En una de las imágenes el texto va reproduciendo la voz de la
madre que exige a la niña que se peine, cambie el jersey, etc. (" C lara, tú n o
sales conmigo con esta facha") hasta que concluye: ''Así, muy bien, tesoro mío,
Texto e imagen se reparten, pues, informaciones complementarias que el ésta es mi Clara". Pero la ilustración muestra una tensión d ecreciente entre la
lector debe fusionar o, incluso, juegan a contraponer mensajes contradictorios alegría inicial de la primera cara t1il;i1,1iada de la niña hasta la tristeza confo r-
que el lector debe armonizar en un nuevo significado. Muy a menudo, la ima- cr.eatedw1t~, d ¡ d ¡ - l
mada de su rostro fiina I . L a 1ntormac10n e tex~~-c¡e a 1mag~n se_co~1p e-
gen establece una especie de análisis del texto, contribuye a fijar sus puntos da-
mentan, pues, aquí,ª trav nnftro'c1BSprofe~s onal 1
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I79
Introducción a la literatura infantil y juvenil ""
·,
-~ Capítulo 4: Los criterios para valorar y seleccionar los libros infantiles y juveniles

A través de los libros ilustrados los niños pueden iniciarse en el aprendi- l. Por emparía emotiva. Es una vía gue b usca estimular la afectividad y la
zaje del lenguaje visual: la forma, la textura, el trazo, el ritmo, el cromatismo, simpatía a través del uso de formas redondeadas, colores p rimarios, tonos
las maneras de usar el color para representar el volumen o la luz, la composi- suaves y otros recursos, apreciados como "lenguaje para niños" por parte
ción, la perspectiva, etc. Si se les ayuda a fijarse en ello, pueden aprender, por de los adultos. Los dibujos de Potter, o de Ferrándiz en nuestro país, se
ejemplo, las posibilidades expresivas de una ilustración según la técnica emple- situarían en esta línea.
ada: una silueta en negro, como en algunos dibujos del siglo XIX, de Rackman, Por reto intelectual. Es una vía que se dirige al intelecto para desafiar al
por ejemplo, requiere dimensiones reducidas y no puede representar el rostro. lector a través de juegos de complicidad o de descubrimiento, presencia
La tinta a pincel se presta a un efecto inacabado, como de borrador y, en cam- de ambigüedades, etc. Los detalles inquietantes que esparcen Ungerer o
bio, la tinta a pluma resulta límpida y estilizada y permite muchos detalles. El Capdevila en sus obras suponen un ejemplo de este tipo de propuesta.
lápiz y su trabajo de sombras puede colaborar en una obra realista, mientras .\. Por difusión del conocimiento. Es una vía que busca transmitir información
gue el resultado translúcido de la acuarela puede optar por un tono más lige- sobre la realidad. Los ilustradores se convierten, así, en cronistas de su tiem-
ro o más pesado según las capas empleadas, etc. po o del contexto histórico aludido tal como puede verse en las formas de
La ilustración posee también su propia tradición gue incluye su relación vida de la primera mitad del siglo reflejadas en las obras de Junceda, en las
cultural con las artes pictóricas y visuales. Permite, pues, incorporarse al cono- de los años noventa presentes en las ilustraciones de Gabán, en la voluntad
cimiento de diferentes estilos y corrientes artísticas. Ver cómo una imagen con- histórica de Innocenti o en el reflejo del paso del tiempo de George Müller.
vencional es reelaborada a lo largo de los tiempos puede relacionarse con su 4. Por vía poética. En esta vía se prima la comunicación de una visión pro-
contexto sociocultural o apreciar la innovación que supone en un momento pia de la realidad, de manera que los ilustradores pueden resultar más fie-
determinado. Del mismo modo en gue puede apreciarse el cambio de repre- les a su propio código que al texto. Determinadas poéticas acostumbran a
sentación de la Madre de Dios medieval -con sus ropajes rojos y azul marino valorarse como más cercanas a la sensibilidad infantil y por ello abundan
propios de la realeza-, hasta las Vírgenes del siglo XIX - con sus blancos y azu- en los cuentos para niños. Es el caso, por ejemplo, de la visión naive de la
les celestes, propios de la pureza de su recién estrenado dogma sobre la virgi- realidad de Meléndez o de la fantasía surrealista de D. Kalay.
nidad-, los estudios de Teresa Duran han resaltado algunos de Jos itinerarios 5. Por vía experimental a través de una exploración de la metalingüística
producidos en la literatura infantil. Así, por ejemplo, el rey de los cuentos visual. Se sitüan aquí trabajos de investigación sobre elementos concretos
infantiles fue representado durante mucho tiempo como un rey absolutista, de relación entre la imagen y el significado de la historia. Por ejemplo, la
con mantos y armiños, a semejanza de la representación versallesca. Pero en el identificación entre la serpiente y el río de Boix en el estudio de las posi-
siglo XX pasó a convertirse en un bonachón monarca medieval, después de la bilidades del formato horizontal o de La oruguita glotona de Carie, con la
segunda guerra mundial se convirtió en el rey prusiano de uniforme militar, oruga devorando su camino a través de las páginas del libro.
frecuente en los dibujos animados de Walt Disney, aunque antes ya había apa- 6. Por la vía de códigos paniculares. Fs un camino de invención a partir del
recido el rey burgués con vestido civil utilizado por Brunhoff en el rey Babar. signo y no del lenguaje narrativo en relación con el texto. Las versiones de
Finalmente la figura preservada ha sido la de un bajito rey barbudo con man- los cuentos populares de Lavater, antes aludidas, son un ejemplo de tra-
to rojo. bajo a partir de la invención de códigos.
Comparar las imágenes resulta sencillo. Por ello, los niños y niñas pueden

d
utilizarlas para conocer rápidamente diferentes tradiciones culturales al fami-
liarizarse con los delicados trazos y las pinturas verticales de la tradición chi- Guía de aspectos a valorar en las imágenes de los libros ilusrrados
na o con la abigarrada composición de los dibujos sobre corteza de la tradi- l. ¿La ilustración forma parte de la hisroria? ¿Cómo se complemenran rexro
ción precolombina en la ilustración latinoamericana. . ,
e imagen. Created w'th
Segün Duran (1995) , los ilustradores pueden priorizar alguna de las seis Por ejemplo: La ilusrrac1óo introduce una historia~ ~ralela que no figura
vías siguientes para aproximarse al lector:
en el rexto en El calcetí tesnfttó'cD'sprofiessi nal
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I80 181
/111rnd11cá,i11 a la literatura infantil y juvenil
Capítulo 4: Los criterios para valorar y seleccionar los libros infantiles y ;uuem/es

2. ¿Qué cécnica se ha escogido: grabado, collage, pimura, pluma, lápiz, foco-


grafia, etc.? ¿Parece apropiada para este libro? sobre los valores que desea transmitir durante la formación de sus ciudadano~.
Por ejemplo: La acuarela crea transparencias adecuadas a la expresión del Sin duda, la ruptura de los tabúes tradicionales y la inclusión de ele~adas doSIS
otoño en E"/. otoño de Wensell. Je angustia o desesperanza en la literatura actual p l~ntea l~ n:cesidad d~ _u n
3. ¿Las ilustraciones se adscriben a estilos artísricos determinados: realismo, nuevo debate sobre las formas de mediación entre los libros ofrecidos a los nmos
impresionismo, expresionismo, surrealismo, arce popular, cómics, etc.? y adolescentes. .,
¿Parece una elección apropiada para ilustrar csce libro? En segundo lugar, es necesario tener en cuenta la evoluc1on de la _compe-
Por ejemplo: El escilo expresionista de Carabola de Tassies coincide con tencia lectora a lo largo de la infancia. Y no sólo para sopesar la longitud d el
su visión del paisaje y con la elección cromárica de las escenas que inclu- rcxro, como se hace muy a m enudo. La coherenc!a entre todos los ele_me~~os
ve en la obra. que configuran el libro es básica para prever las dificultades de su ~ttlizaci?,n.
4. ¿Qué tamaño, formato, fondo, cipo de letra, etc., se ha escogido? ¿Parece Incluso para pensar en las expectativas que crea en el lector: U na il~strac10n
apropiado para el rema, rono y legibilidad del libro?
demasiado infantil para el texto al que acompaña puede arruinar un libro. Por
Por ejemplo: El fondo de cenefas gócicas y el estilo de miniatura de Sir
ejemplo, una cubierta con una ilustración de la Alicia en el país ~e las mara-
Gawin y la abominable dama de Harting sitúa la hisrória artúrica en el
mundo medieval. 11illas de Walt Disney es inadecuada, a todas luces, para acampanar u n texto
5. ¿Qué rienen de especial los elementos compositivos: línea, espacio, uso del tan complejo como el de Carroll, y más si la traducción catalana ~s _la h istó)ri-
color, perspectiva, ere.? ¿Cómo colaboran en el significado del libro? ca de Josep Carner, como ha ocurrido realmente en una de sus ediciones. I or
Por ejemplo: La perspectiva desde el suelo de los rinocerontes de Jumanjí oua parte, una h istoria de lectura sencilla, pero excesiv~mente p rolongada,
de Van Allsburg les hace más espantosos. deja al lector con la sensación de que 1~ han_esta~ª?º su t~e~po. .
G. ¿Aporra novedades respecto de otras obras del mismo autor? ¿Y respecro a y también es preciso romper con la 1dent1ficac10n mecamca enrr_e ltb~o cor-
los libros infantiles en general? to , 0 libro ilustrado, y menor edad de lectura. Entre los ocho y los d iez anos los
Por ejemplo: El globito rojo de Mari inicia un juego de transformaciones a niños configuran su autoimagen como lecwres y puede suce~er que su escas?
partir de las formas inédiro hasta en ronces en los álbumes infantiles. dominio de las habilidades lectoras, especialmente de la velocidad, les encami-
7. ¿Qué tipo de respuesta propicia en el lector? ne hacia libros con poco texto. Si no se dispon e de libros cortos con historias
Por ejemplo: Los animales humanizados de Porrer buscan la emparía y
maduras, el infantilismo de las narraciones reforzará definitivamente su rechazo
afectividad sensorial del lecror.
de la lectura. Libros como El secuestro de la bibliotecaria de Mahy o El gusano,
ese desconocido de los Ahlberg son ejemplos de libros cortos que pueden leer con
interés los niños de esta edad sin que se sientan discriminados negativamente en
4.2. La adecuación a la competencia del lector.
sus lecturas respecto de su edad y de sus compañeros. . . .
Un ejemplo para primeros lectores
Así pues, debe valorarse el libro en su conjunto para cons1de~ar s1 los libros
escogidos pueden enseñar a leer en el sentido ya señalad~-' acog1e~do al lector
Este aspecto, muy presente en las listas de clasificación de los libros infan-
en su estadio actual y forzándole a avanzar en la compleJ!dad y nqueza de los
tiles y juveniles, se refiere, en primer lugar, a la evolución de los intereses gene-
textos. A continuación, el análisis del álbum 1julieta, estáte quieta.' de Rosemary
rales propios de la infancia y adolescencia. Sin duda, los cuentos populares,
Wells para p rimeros lectores permite ver la forma en que la narración sostie-
los libros sobre peripecias de un grupo infantil o la aventura iniciática del héroe
ne la lectura.
que alcanza la madurez reflejan fantasías presentes en distintos momentos de
Al tomar el libro, la imagen ofrece una informació n no contenida en el
la vida y se adecuan mejor a un momento u otro de la construcción de la per-
texto: la de que los personajes forman una familia de ra~one~ human'.za<los.
sonalidad. De la misma manera, los temas de los libros y la perspectiva moral
Nos hallamos, pues, ante la~tSEfwÍSP literaria de las historias d e animales,
desde la que se abordan ha sido siempre una cuestión muy considerada en la
un género muy abundante e,.;:' \uent<¡- p~~a~~¡•?es. Los ratones, f011-
selección de las obras, ya que forma parte de la reflexión de cualquier sociedad
cretamente, poseen una lar"!.Ylicilltru-rrrs· l'~sto-na 1
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I 8]
lntmd1tcció11 a la literatura infantil y juvenil

sencia habitual enrre los humanos, sus connotaciones de animales pequeños,


"' Capítulo 4: Los criterios para valorar y seleccionar los libros i11/ántilcs y j1wc11iles

Y mientras, ¿qué hace Julieta?


traviesos y molestos para los adultos, probablemente se presten a la identifi- Esperar y estarse quieta ...
cación proyectiva que acostumbra a buscarse en las narraciones infanriles. Ya
se ha indicado que, alrededor de los seis años, los niños se muestran notable- El marco y los personajes se han establecido ya y se ha formulado el te~u.
mente competentes para atribuir a los animales las connotaciones habituales Como puede verse, se trata de un conflicto psicológico ~ercano a ~a e~pcrien-
en su cultura. ci:1 de los niños y se sitúa, pues, dentro de las tendencias mayon tanas de la
El cuento se inicia con tres escenas cotidianas en las que se ve a los padres literatura infantil actual. El relato desarrollará, a continuación , la p rimera
ocupados en el cuidado y atención del hermano pequeño y de la hermana mayor. secuencia de rebeldía de la protagonista para intentar solucionar su problema:

AJ pequeño Salustiano ¡Pues ya no me da la gana!


le dan <le cenar temprano. Y <la un golpe en la ventana.

Y papá juega con flor Organiza en un momento


porque es la hermana mayor. un ataque violento:

Salustiano debe echar Tira los dulces de Flor,


su aire después de cenar. pega un portazo <le horror. ..

La atención de los adultos respecto de las necesidades de bienestar infan- Después de estas acciones, también en número de tres, se produce la ~eac-
til (comer, dormir, bañarse, etc.) es precisamente el imaginario de bienestar ción de los demás personajes, reacción que no hace sino acentuar el conflicto:
por excelencia de los cuentos para las primeras edades. Sólo más adelante, los
libros introducirán los imaginarios de fiesta, naturaleza o dísfruce cultural como Y Papá y Mamá: "Julieta,
aspectos connotados positivamente en nuestra cultura. Vemos también que la por favor, estáte quieta ...
narración se presenta en forma de pareados. Esta elección facilita la lectura, ya
Y Flor, que ya está furiosa:
que las palabras rimadas ayudan a la previsión lectora y, sobre todo, al recuer-
"¡Por qué serás tan patosa!".
do posterior que permite una rdectura fluida. El texto señala la característica
de "menor" y "mayor" de los dos hijos de la familia, mientras que en todas las
La cesión de la voz a los personajes se produce con la máxima economía de
imágenes de estas primeras escenas aparece un tercer personaje, una ratoncita
mediana, en actitud claramente aburrida. medios. El texto cita el nombre del personaje que habla y, a continuación, los
signos de puntuación -un recurso de la _lengua ~scrita- marcan ~irectamente
Este es uno de los escasos cuentos infantiles que no empieza situando al
las palabras, sin que el narrador vuelva a mterve111r. Esr_a moment~n,:a transpa-
protagonista de la historia. El lector espera encontrarse con él, porque el títu-
rencia del narrador, que apenas da entrada a los person~Jes con esa y que :nca-
lo ha creado la expectativa de su existencia. El silencio del texto a lo largo de
dena la acción, ahorra la lectura de un texto innecesano. Es un recurso cast tea-
tres escenas es, pues, un recurso deliberado que se propone destacar el pro-
tral y muy frecuente en este tipo de libros, tal como hemos señalado an tes.
blema tratado por el cuenco: la sensación de invisibilidad de los hermanos
Ahora comienza una nueva secuencia, absolutamente paralela a la ante-
medianos en el seno de la vida familiar. Finalmente, el texto focaliza en la pro-
nor:
tagonista para explicitar su sentimiento de marginación. Lo hace dirigiéndo-
se directamente al kctur para incitarlo a asociarse con el narrador en la pre- . Created with
gunta que da paso a la formulación del conflicto:
!:~':'.::;:;:·ij~fñi1:roPoi:-professi onal
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185
/11trod11cci1í11 a la literatura i11fa11til y ;,ive1iil Capítulo 4: Los criterios para 1,alorar y seleccionar los libros infantiles y juveniles

Hor prepara en la cocina 110 repite su acción destructora, sino que decide marcharse. -~in duda; ellrecurl
pasteles con miel y harina. a una fantasía muy humana y adoptada por los nmos, segun a cua
,o ape la ., d e , d I pro
·igar a los demás por su desarenc1on o esarecto a traves e -
,e puede cas t · d
Papá seca con cuidado · ¡ · 1·ento O incluso de la propia muerte. La rotund1da con que es e~pre-
a Salustiano empapado.
p10 a epm •, ¡ · ·d , f; d
.. l (·Nun ca sabréis dónde estoy!) responde tamb1en a a nit1 ez y en as1s e
.,.1t a I
Lis valoraciones infantiles:
Y mientras, ¿qué hace Julieta?
Esperar y estarse quieta .. .
Salusriano es muy pequeño
y en seguida tiene sueño.
"¡Pues ya no me da la gana!"
Y desmadeja la lana.
M ientras tanto Flor está
estudiando con Papá.
Y con un solo tirón
caen los muebles en montón. Salustiano quiere un cuento
para dormirse contento.
Y la cometa de Flor
se enreda en el colgador ... Y mienrras, ¿qué hace Julicta?
Esperar y estarse quieta ...
Y Papá y Mamá: "Julieta,
por favor, estáte quiera .. . " Julieta grita: "¡Me voy!
·Nunca
(
sabréis dónde estoy!".
Y Flor, que sigue furiosa:
"¡Por qué será tan patosa!". La plácida descripción de la vida cotidiana realizada en cada una de las tres
secuencias narrativas ha vuelto a romperse. Pero, en este caso, la ruptura pro-
viene de un súbito silencio que se ofrece com~ un~ escena que contrasta con
Tres escenas cotidianas con una Julieta marginada de la vida familiar, la los alborotos anteriores. Justamente es esta paz mqu1ecant~ la q ue alarma ~nal-
misma reacción de la protagonista con tres nuevas acciones de revuelta y una mente a los miembros de la familia cal como la protagonista -y el lector iden-
nueva intervención represora de los demás miembros de la famil ia. El parale- tificado con ella- pretende:
lismo estructural se mantiene igualmente en la forma narrativa. La focaliza-
ción en Julieta se produce como un estribillo intermitente que intensifica y De pronto no se oye un ruido
marca claramente el tema anunciado desde el título. Además de los pareados porque Julieta se ha ido.
que se repiten exactamente igual, otros se repiten con una variación mínima
Se alarman Papá y M amá:,,,,
("que ya está furiosa" / "que sigue furiosa"), repetición que simplifica la lectu- "¡Qué raro! ¿Oónde escara ..
ra, pero que a la vez marca también la diferencia del paso del tiempo e insiste
en la reiteración de la siruació n. Por otra parte, la imagen ayuda a entender Y Flor d ice arrepen tida:
quién habla en ese "¡Pues ya no me da la gana!". "¡Hay que buscarla en segu1"da.!" • ,
La tercera secuencia empieza de forma idéntica a las dos anteriores. Pero Created w1th 1
esca vez, como es habicual en los cuentos populares y en muchas otras narra- · ·, ¡ l
L:1 expltcac10n_ de a a ar~
· ,sp..l.m"~
~ ~!~ ió';;'re rto~ e oces de,las
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1 1

ciones, el tercer intento de solución conduce a una vía más fructífera. Julieta anteriores secuencias de repre~ ~ nrfD~ 1

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1
187 1
/11trwh11·mi11 a /,1 /itcratttra infantil y juvenil Capítulo 4: Los criterios para i•alorar y seleccionar los libros infantiles y j11C1e11iles

como una voz conjunta y después la intervención de la hermana mayor. Una cor, una historia en tiempo pasado, con un desarrollo cronológico lineal,
narración tan parecida permite destacar la significativa diferencia entre esta adscrita al modelo de género.de animales humanizados, centrada en el con-
rca::ión y las anteriores. Fijémonos, por ejemplo, en el contraste de la adjeti- flicto de un personaje fácilmente identificable p ara el lector, situado en un
vacwn de la hermana mayor entre "furiosa" y "arrepentida", donde el cambio marco espacio-temporal concreto, pero también al tamente genérico, que
evoca, precisamente, el adjetivo anterior y destaca el cumplimiento del deseo evoluciona a través de una cadena cohesionada de causas y consecuencias
de la protagonista de que la familia se arrepienta de su acritud hacia ella. que se resuelve con la desaparición del conflicto.
La propuesta de búsqueda se desarrolla en las páginas siguientes: 2. Una estructura narrativa simple y perfectamente orquestada, dividida aquí
en tres secuencias compuestas, cada una de ellas, por los siguientes ele-
Inquietos y preocupados mentos: tres acciones descrip tivas, u na focalización en el prob lema, una
la buscan por todos lados. reacción de la protagonista -las dos primeras a través, tamb ién, de tres
acciones de rebelión-, una reacción de los restantes m iembros de la fam i-
Registran cada rincón,
lia -las dos primeras idénticas y la tercera con u na pequeña pero decisiva
de la bodega al buzón ...
variación-, y un desarrollo de la solución del conflicto a través de la bús-
queda y de la reconciliación familiar.
Mamá está muerta del susto: t 3. Una narración en pareados que facilita la previsibilidad, a la vez que explo-
"¡Se ha marchado!, ¡Qué disgusto!".
ta las pequeñas variaciones d el texto.
Papá la sigue buscando: 4. Una intervención del narrador presidida por el ahorro del texto y la cesión
"Quizá sólo esté jugando ... ". directa de la voz a los personajes.
5. Una estrecha colaboración entre texto e im agen, en la que esca última aco-
La descripción de las acciones se detalla en las imágenes que muestran los ge los aspectos descriptivos de las acciones y de los personajes, de manera
lugares y la manera como se busca a Julieta, mientras que el texto se dedica a que se aligera el texto, que puede dedicarse, entonces, a insistir en la carac-
explicitar claramente la reacción emotiva de afecto ("inquietos y preocupa- terización valorariva y descriptiva de estados de ánimo, especialmente a
d_o-5'', "muerra ?el
susto", "dis~usto") que se ha conseguido. Por fin llega la solu- través de los adjetivos utilizados.
cion del conflicto. La raronc1ta regresa al seno de la familia, satisfecha por la
atenció~ y el_ afecto ~emostrado, y el texto expresa el sentimiento de alegría Al mismo tiempo, los recursos concretos elegidos otorgan una calidad
por la v1venc1a de umón completa de todos los miembros de la familia: literaria que puede ir conformando las expectativas del lector. La adecua-
ción de la forma de narrar al rema tratado, la adjetivación, la búsqueda de
¡Qué alegría ran inmensa la proximidad a la experiencia infantil, el humor de las imágenes al recrear
cuando se abre la despensa! tanto la provocación desafiante como la satisfacción de la resolución afec-
tiva, los ritmos sucesivos de agitación y calma, con el estribillo intermiten-
"Ya he vuelto", dice Julieta. te que interpela y con una imagen que se expande o no a las dos páginas d e
¡La familia está completa! derecha e izquierda, etc.
Así, los cuentos buscan los temas y la forma de narrarlos que más pueden
El análisis del cuenco muestra, pues, algunos de los recursos que se han incor- adecuarse a los intereses y a las habilidades de lectura de los lectores infanti-
porado a las narraciones infantiles para facilitar la lectura de los destinatarios: les. Cuando se seleccionan los libros, es esencial analizar la t ensión estableci-
da entre el interés de la hist~fij!¡fe~~ ¡g¡osibilidades de lectura para mantener
1. Unas condiciones de enunciación simples: Una voz narrativa externa, en en los niños la convicción de ' los cuejtos merf:if.)1Fw esfuerz'.t'y de qu~ ese
tercera persona, no focalizada, que puede interpelar directamente al lec-
esfuerzo puede tener éxito. nitro p rOTeSSI Qna 1
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/111roducci<Í11 a la literatura infantil y juvenil Capítulo 4: Los criterios para valorar y seleccionar los libros in/anti/es y juveniles

4.3. La diversidad de funciones 4.3.2. Para realizar experiencias literarias distintas

Un tercer eje de selección viene determinado por la consideración sobre la Hay que dar la oportunidad de conocer distintos géneros: poesía, cuentos
diversidad de los lectores y sobre los distintos propósitos de la selección de los cortos, narraciones sostenidas, álbumes, etc., en sus diferentes posibilidades.
libros. Es decir, que además de la calidad intrínseca de las obras y de su ade- Por ejemplo, narraciones: humorísticas, fantásticas, realistas, históricas, poé-
cuación a las capacidades de lectura de los destinatarios, hay que pensar en ticas, etc., evitando encasillarse en un solo modelo de texto o de imagen. Aunque
concreto "para quién" y "para qué" se está escogiendo un libro. el folklore tenga grandes cualidades, no debe conformar la mayor parre <le la
biblioteca de las primeras edades. A pesar del gusto educativo por las obras
fantasiosas y moralizantes de Rodari, hay que limitar su tendencia a la omni-
4.3.1. Para distintos tipos de lectores presencia en las lecturas de los libros de texto, lecturas colectivas y bibliote-
ca de los cursos de primaria. O también es conveniente controlar la prolife-
Es evidente que a todos los adultos no les gustan los mismos libros. A los ración de diarios adolescentes, a pesar de su abundancia en la oferta editorial
niños tampoco. No hay libros infalibles "para un niño de ocho años" o para y a su aceptación inicial por parce de este público.
"mi hija a la que no le gusta leer". Hay que conocer a ese niño y a esa hija para La libertad del lector para formar sus preferencias se basa en el conoci-
saber qué título o qué tipo de incitación tiene mayores probabilidades de éxi- miento de la enorme diversidad que tiene a su alcance. No se desea lo que no
to. Sin embargo, la selección de libros debe anticiparse a esta diversidad, de se conoce y, por lo tanto, los mediadores deben plantearse estrategias de intro-
manera que conccnga un abanico suficientemente amplio para encontrar el ducción de los distintos géneros y deben negociar con cada lector el reto de su
título determinado que requiere cada lector en un momento concreto. Es fácil apertura hacia nuevas experiencias. Por ejemplo, los libros presentados en cla-
comprobar que en esta tarea a menudo se establecen selecciones con criterios se o en la biblioteca, o las lecturas colectivas programadas a lo largo de los cur-
numéricos de rentabilidad. Se tiende a establecer una media homogeneizado- sos, deben obedecer a un plan previo de diversificación que no lleve al resul-
ra que contempla sólo los mejores libros de entre aquellos que pueden gustar tado de que los alumnos hayan leído colectivamente James y el melocotón gigante
al mayor número de lectores. Pero es preciso tener en cuenta que los lectores en el ciclo medio de primaria, Charlie y la fabrica de chocolate y Las brujas en
de gustos minoritarios también cuentan. Hay que incluir, pues, aquellos libros el ciclo superior y Matilda y Boyen la ESO, por más que las obras de Dhal
que probablemente serán poco leídos en términos cuantitativos, pero a los que tengan un interés indudable.
hemos otorgado la confianza de pensar que constituirán una experiencia impor-
tante para los lectores que se los apropien. En el otro extremo, es preciso con-
tar también con libros que podemos considerar "seductores", libros que, por 4.3.3. Para p ropósitos variados
alguna cualidad especial -su facilidad, su tema, la moda,- pueden incitar a leer
a niños que han desarrollado un cierro rechazo o una cierta indiferencia hacia Existen libros muy indicados para enlazar con los aprendizajes escolares.
la lectura. Para aprender a leer, por ejemplo, para incitar a escribir, para recrear un con-
Si atendemos, no a la previsión de lectores concretos, sino de contextos texto geográfico o histórico, para hablar de las costumbres de un animal, para
determinados, es evidente también que la selección debe anticipar el tipo de conocer los mitos clásicos, etc. Las obras de Anno, pongamos por caso, pueden
lectura que puede adecuarse mejor a las expectativas culturales de los alumnos ser utilizadas para una exposición que muestre a través de postales, reproduc-
de una escuela o de los usuarios de una biblioteca determinadas. Un libro como ciones de cuadros, cuentos aludidos, etc., la gran cantidad de referentes cultu-
Anastasia Krupnik de Lowry puede resultar muy adecuado para niños de clases rales que convoca su concemplación. O bien, pueden presentarse determina-
medias y profesionales, pero puede resultar de escaso interés como lectura com- dos conjuntos de libros como ~ osigle li ctura libre relacionada con los temas
partida en una escuela de un barrio marginal, que puede responder, en cam- que se están trabajando. Si se ~ ta3Jrai~l~ndo un bestiario.o una novela de caba-
bio, al impacto de una obra como Las botas de fatbol de Frederik Hatmann. llerías, hay que dejar al alcanc s amtrc,ffDifa profe'SSÍIO na 1
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Introducción a la literatura infantil y juvenil

de obras para que puedan leerlos, hojearlos, para aprovechar su i~ter~s si h,1
logrado suscitarse, para que busquen en ellos recursos para sus escr_1tos, etc
La novela juvenil es un género donde abundan las obras escntas con 1111
propósito informativo. Ello inutiliza una gran cantidad de obras que no salen
5
airosas del forzado engarce de dos tipos de lectura distintos. Pero algunas obras
consiguen una cierta consistencia literaria en su exposición de los ~emas: f,Jt
Las farmas de acceso a los
el camp, patata! de A. Ladiges, por ejemplo, trata el rema del alc~hol1smo J_uvc.--
nil con un gran realismo y verosimilitud, o bien Cicle bis de David Dura!1 1111<'· libros infantiles y juveniles
gra un tratado de información sexual en una narración humorística,y ágil de
gran éxito entre los adolescentes. Son obras-documento que debenan leerse
como tales, distinguiendo su intención didáctica -recuperando con ena adve~-
tencia el buen uso del término-- de la lectura literaria de obras que no se escri- Para que la literatura infantil y juvenil cumpla las funciones descritas en
ben al servicio de la información sobre un tema. el primer capítulo es necesario, evidentemente, que los niños tengan acceso
También hay obras que se prestan a la organización de debates colectivos por ;1 estos textos. Al igual que los libros son producidos por los adultos, ta'.11-
lo polémico de su tema o por la riqueza de sus posibles interpretaciones. Otros
hién son ellos quienes gobiernan la incorporación de las nuevas g~n~rac10-
crean complici<la<les y misterios y deben poderse leer casi a escondidas. Por ejem-
11cs al diálogo cultural de la literatura. La fami lia, la escuela, la biblioteca,
plo, un libro como Adultosy otros problemas de Peter Mayle, que juega a enseñar
l.ts librerías, etc., son ámbitos sociales en los que los niños son introducidos
cómo defenderse de las reglas impuestas por los adultos, no puede ser presenta-
;d conocimiento de los libros. En todos esos lugares se produce una tensión
do en clase o en la biblioteca por el adulto, porque ese acto anularía la propues- ,·nrre el control de la lectura por parte de los adultos (son ellos quienes selec-
ta del libro, sino que debe ser "encontrado" y recomendado casi clandestinamente cionan los cuentos que explicarán o los libros que regalarán, llevan a los niños
por los propios niños. O bien, la circulación de una novela ad~lta co:110 _El per- a los espectáculos teatrales, deciden las posibles actividades fori:nativa_s, e~c.)
fume de Suskin entre los adolescentes obedece a una morbosidad anad1da a la y la libertad de elección y de uso del libro por parte del lector mfanttl. S1 la
conciencia de que se trata de una lectura ajena a la voluntad de los educadores. mediación cultural tiene éxito, si los niños se interesan por los libros, apren-
Algunos libros se ofrecen como un juego para e~tretener horas perdid~ y, ~ men~- den a leerlos y se familiarizan con la forma en la que circulan socialmente
do, el mejor modo de leerlos es en compañía: libros que resuelven m1stenos poli- (aprenden a guiarse por las colecciones y reseñas, se desenvuelven bi_en en la
cíacos en las imágenes, como Las aventuras de la "Mano negra" de Press, o que biblioteca o librería, etc.), la autonomía con la que acceden a ese ob¡eto cul-
combinan la búsqueda en la imagen, la resolución de adivinanzas o la sorpresa. mral progresará paulatinamente hasta su completa independencia en la vida
Son libros que pueden figurar reunidos fuera de los estantes y recomendados para
adulta.
momentos de lectura-juego, en horas muertas o en días lluviosos. En la sociedad actual, el acceso a los libros es un objetivo planteado en
En resumen, pues, puede afirmarse que una selección de libros debería ofre- relación con todos los niños. En tiempos pasados, el acceso a la literatura sig-
cer un amplio abanico de experiencias lectoras de calidad, adecuadas tanto a la nificaba exclusivamente el conocimiento de la literatura oral para la mayor
evolución psicológica como a la competencia lectora de cada destinatario, y úti- parte de la población, mientras que una minoría social se familiarizaba con los
les para distintos propósitos de lectura. Este principio "programático" debe regir libros en sus hogares y aprendía a leerlos y usarlos en la escuela en perfecta
la confección de un corpus adecuado a cada contexto concreto. Para ello es con- continuidad con los valores y saberes de su clase social. La extensión de la esco-
veniente partir de las recomendaciones de la crítica especializada, pero en últi- larización otorgó a codo el mundo el instrumento de la lectura, y el funcio-
mo término, es cada mediador quien debe seleccionar los libros a partir de su namiento de las sociedades m ®d#.100 f,1.¡1mconduciendo hacia una exigencia de
conocimiento directo, tanto de las obras como de los lectores.
alfabetización tan elevada -nQ en c~~dad, p e ~ bié~ i cualidad- 1
como nunca se había produci\ !Y lffl'IRt,bumafª)ffíJ1>t6JSGfüna
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/ntrod11cciún a la literatura infantil y iuveni/ Capítulo 5: Las formas de acaso a los li/1rus ii1¡;1111ilcs :V j111'1'11ilr·s

abocó inmediatamente al problema de cómo educar en una lectura can exi- existía. Sin ellos, él permanecía atrapado en el espesor del pro pi11. A,í ,k,-
gente, a sectores sociales poco familiarizados con esta forma de comunicación. cubrió la paradójica virtud de la lectura que consim: l.'ll a h.,t rannos d l' I
La innovación educativa no ha dejado de buscar soluciones a este proble- mundo para encontrarle un sentido.
ma a lo largo del siglo XX. Por lo pronto, se acudió a las formas de iniciación
a la lectura gestadas en el seno de las familias de las clases acomodadas para La habilidad de los adultos en esta introducción es d ec isiva para su éxi-
intentar traspasarlas a la escuela o a la biblioteca infantil. Pero ello no ha sido to. Diversas observaciones de situaciones de lectura entre padres y niños han
suficiente, ya que, además, han ido surgiendo nuevos problemas que inciden mostrado que el tiempo empleado en ver y comentar un mismo ál b um pue-
en la enseñanza de la lectura, tales como el desplazamiento de la ficción a los de variar enormemente; por ejemplo, en un experimento realizado co n el
medios audiovisuales o la perplejidad educativa ante el desarrollo de las nue- cuento de La oruguita glotona de Carie, el tiempo variaba desde ún icamente
vas tecnologías. A pesar de todo, no cabe duda de que los esfuerzos en favor 1 minuro y 35 segundos hasta 16 minutos. Para ver algunos de los p roced i-
de la lectura han logrado muchos avances y el acceso de los niños a los libros mientos utilizados por los adultos para favorecer la apropiación infantil de
es ahora más generalizado que nunca. los libros podemos analizar la rep roducción de un fragmento de conversación
rntre una madre y su hija de tres años mientras contemplan un cuento sobre
gatos, La pequeña Wuli de Alcántara, ilustrado por Gusti:
5.1. La mediación del adulto
Ana: ¡la pequeña Wuli.1
La mediación del adulto se inicia en la primera infancia. Las formas tra- Madre: ¿Quién está aquí, en la cubierta?
dicionales del folklore ofrecían pautas culturales para llevar a cabo esta tarea, Ana: La pequeña Wuli y su mamá.
Madre: Qué contenta se ve Wuli aquí, con su mamá, ¿verdad?
pero en nuestra sociedad este tipo de traspaso cultural en el seno familiar se
(Abre el cuento.)
ha debilitado. Fácilmente puede constatarse que los padres jóvenes poseen un Ana: La casa de Wuli.
repertorio mucho más limitado de canciones o juegos infantiles y de formas Madre: ¿Cuál es la casa de Wuli?
de dirigirse y compartir con sus bebés los recursos literarios de la tradición Ana: Ésta.
oral. Por contra, una parte del folklore oral se ha trasladado a las escuelas infan- Madre: Sí, pone ¡MIAUU! (Lee.)
tiles, mientras que los libros han hecho su aparición en ambos ámbitos. Como Su madre era una gata siamesa y su padre un gato de amtea, sin nombre ni dueño
es natural, en ninguna otra etapa de la vida el progreso lector de los niños, des- ¿Sabes qué es dueño?
crito anteriormente, depende tanto de su relación con los adultos. El descu- Ana: ¿Qué?
brimiento de los libros se produce de forma evidente en el triángulo formado Madre: De quién es el gato.
por el niño "pre-lector", el libro y el adulto mediador. Pennac (1993: 17) se Ana: Laura tiene un gato.
refiere a esta cuestión al decir: Madre: Es una gata. Pero no tiene gatitos, ésta sí, mira los gatitos aquí. Pobre
Wuli, era la más pequeña, ¿eh?
En suma, le enseñamos todo acerca del libro cuando no sabía leer. Le Ana: ¿Por qué?
abrimos una infinita diversidad de las cosas imaginarias, le iniciamos en las Madre: Porque siempre andaba despistada y comía poco.
alegrías del viaje vertical, le doramos de la ubicuidad, liberado de Cronos, Ana: Pero después no.
sumido en la soledad fabulosamente poblada del lector. .. Las historias que Madre: No, después se espabila mucho. Mira la caja donde viven. Está en la
le leíamos estaban llenas de hermanos, de hermanas, de parientes, de dobles habitación de los niños porque se ven muchos juguetes.
ideales, escuadrillas de ángeles de la guarda, cohortes de amigos tutelares Ana; (Pasa la mano por la página.) ¡Todo estoo de juguetes!
encargados de sus penas, pero que, luchando contra sus propios ogros, Madre: ¡Cuántos jugu~tes! H crti 'Hcaballo ...
encontraron también ellos refugio en los latidos inquietos de su corazón se Ana: Un teléfono ... Create it

habían convertido en su ángel recíproco: un lector. Sin él, su mundo no (Enumeran los juguet
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Introducción a la literatura infantil y ;uvenil Capítulo 5: Las forma s de acceso a los libros i11/a11tiles y ;uveniles

Madre: ¿Qué hacen los gatitos? 1ncnte, llega a anular la eficacia del comentario compartido. Wells ( 1988) apor-
Ana: Quiere salir. ta la observación de un comentario colectivo del cuento Elmer de Mckcc en
Madre: ¿Te parece que podrá salir? (Lee.)
una clase infantil. El cuento nos presenta a un elefante hecho de retales de bri-
Pero tantas veces como lo probaron acabaron cayendo y rodando dentro de la caja.
llantes colores que gusta de gastar bromas a los demás elefantes. En u n momcn-
Ana: No puede. '
10 determinado, Elmer piensa que los demás se ríen de él y busca la fo rma de
Madre: No, aún es demasiado pequeño.
volverse gris como codos los elefantes. Esca situación provoca el malcntcndí-
Puede apreciarse aquí cómo la conducta de la madre contribuye intuiti- ,lo entre los niños y la maestra que ha decidido tratar la caracterizació n psi-
vamente a la formación literaria de su hija en los siguientes aspectos: cológica de Elmcr en clase:

Maestra: ¿Cómo era Elmer, aparte de estar hecho de retales? ¿Lo recordáis?
1. Establece una situación afectuosa y relajada, de forma que la niña entien-
Alumnos: Sí.
de que leer libros es una de las actividades que los adultos realizan y que

,
Maestra: ¿Cómo era, pues, Paul?
puede compartirse de forma placentera. Paul: Era gris.
2. Lee el texto de manera que la niña puede familiarizarse con la forma Maestra: No, no quiero decir d e aspecto , q uiero decir cómo era como ele-
escrita del lenguaje y saber que el escrito ostenta el poder de explicar la fante.
historia. Alumnos: (Sin respuesta.)
3. Ayuda a crear los mecanismos de anticipación e inferencia propios de la
lectura. Dice, por ejemplo: "porque hay muchos juguetes", o "¿Te parece
r Maestra: ¿Qué tipo de cosas hacía?
Alumnos: (Sin respuesta.)
que podrán salir?" y lee para comprobarlo. Maestra: Bien, ¿se estaba quieto, callado y ... y m uy sereno?
4. Muestra que la implicación afectiva del lector forma parte de la lectura Alumnos: (Sin resp uesta.)
literaria. Dice 'Pobre Wuli", acepta y tranquiliza la inquietud de Ana: "No, Maestra: ¿Qué hacía la p rimera vez que ... la p rimera vez que oímos hablar
de él? No paraba de hacer ... a los otros elefantes ...
después se espabila mucho", etc.
Alumnos: (Se ríen.)
5. Enseña a fijar la atención en los detalles: "¿Cuál es la casa de Wuli?", "Mira
1a cap. " , ((Que, contenta se ve ....
" Maestra: Bien, ¿era, qué tipo de elefante era?
Alumnos: De retales.
6. Favorece la interrogación y ampliación del mundo propio a la luz de lo Maestra: Sí, aparte de los retales. ¿Qué tipo de elefante, aparte de ser de reta-
que ocurre en el libro. Se interesa por los conocimientos de la niña, hablan les? ¿Era un elefante muy triste?
de su amiga Laura, y establece conexiones causales entre los hechos: "por- Alumnos: No (M urmuran.) Sí.
que comía poco", "aún es demasiado pequeño". Maestra: ¿De verdad? (Sorprendida.) Yo no lo creo. ¿Cómo era Simón? ¿Estaba
7. Da tiempo para las preguntas y comentarios; acoge los aspectos que atraen contento?
el interés de la niña aunque sean marginales en la historia, corno en el caso Simon: (A la vez que la maestra.) Contento.
de los juguetes, y retorna después al hilo argumental. Maestra: Contento, bien. ¿Se os ocurre alguna otra palabra?
8. Da la oportunidad de acostumbrarse a la forma de los libros. La niña sabe Alumnos: Alegre.
qué es el título, qué es una página, ve cómo se sostiene un libro, cómo se Maestra: Alegre, sí. ¿A alguien se le ocurre otra palabra?
Alumnos: Contento, sonriente ...
avanza a medida que progresa la historia, cómo la historia transcurre en
Maestra: Sonriente. ¿Qué orra palabra hay que signifiq ue un clcfull c con-
un mundo con un tiempo y un espacio distinto del suyo, etc.
tento y sonriente? ¿Se le ocurre a alguien otra palabra? ¿Estaba de buen humo r y
alegre, no? Cre ted with
Lamentablemente, en la vida escolar el comentario de los libros tiende a Alumnos: Sí. (Con seguna ad-.) . •
ajustarse a objetivos predeterminados por los docentes, lo cual, paradójica-
M aestra: (Conrinúa el .) nitroPDF professi onal
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111trod11ccirí11 a la literatura infantil y juvenil Capítulo S: Las formas de acceso a los libros i11f,111til1•, ~' j1wnlÍl1's

Wells señala que este fragmento supone un buen ejemplo del error educa- 5 .2. La literatura infantil en las escuelas y bibliotecas
tivo que él denomina "adivina qué es lo que tengo en la cabeza". Efectivamente,
el diálogo mantenido no lleva a los niños a reflexionar sobre el cuento, sino a En la historia de las bibliotecas públicas puede rastrearse una larga 1rnsiú11
entre su función de conservar el archivo del saber y su función de servicio a las
intentar adivinar lo que la maestra desea que respondan, en este caso que Elmer
diversas necesidades de todos los ciudadanos. Po r o tra parte, en la historia de la
era un bromista. En cambio, no puede decirse que la maestra no se esfuerce por
escuela puede observarse fácilmente la tensión entre la enseñanza de una lec-
facilitar la tarea variando sus preguntas según roda una batería de buenas estra-
tura formativa guiada por el docente y el fomento de hábitos personales de
tegias: pregunta directamente, reformula con rapidez cuando advierte el des-
lectura. En medio de ambas tensiones, la literatura infantil y juvenil ha ido
concierto de los niños, ofrece primero antónimos y después sinónimos como
penetrando en los dos ámbitos en la medida en que la preocupación por el
guía de la respuesta esperada, se dirige alternativamente a todo el grupo y a acceso directo a los libros iba ganando terreno.
alumnos concretos, etc. En las bibliotecas ese proceso, referido al público infantil, puede situarse
Compartir los libros de forma abierta y relajada es lo más importante hacia 1880, cuando en Birkenhead, en Estados Unidos, se reservó por prime-
que los padres y maestros pueden hacer para que los niños inicien su for- ra vez una sala de lectura para niños. Muy pronto se abrió otra en Brooklyn y
mación lectora. La primera exploración sobre los libros acostumbra a cen- se fue formando una cadena a lo largo de todo el territorio que constituyó una
trarse en la identificación y designación de lo que aparece en ellos. Tal y sólida infraestructura para la d ifusión de las ediciones norteamericanas. Ya en
como hace la madre de Ana, los adulros preguntan una y otra vez ¿Qué es el período de encreguerras, justo a la mañana siguiente al armisticio de 19 18,
eso? ¿Qué hace? El niño contesta, el adulto aprueba, amplía. Se produce una se formó en Nueva York un comité para dotar de bibliotecas infanti les a las
situación ritual izada muy importante para identificar el mundo y el signifi- zonas siniestradas en la guerra europea. Era el Book Commíttee of Children 's
cado de las palabras. Una situación similar a todos los demás rituales de la Libraries. Con su impulso se inauguró la primera biblioteca infantil en Bruselas,
vida del niño pequeño (comer, bañarse, ere.) que han demostrado su impor- en 1920, y en 1924 se abrió la Heure Joyeuse en París.
tancia para la adquisición y desarrollo del lenguaje infantil y que en este caso Una vez creadas las bibliotecas, el problema es siempre el de consegui r ciue
se dirige a un modo poderoso de interpretar e imaginar la realidad: la cons- acudan los lectores. En cambio, en la escuela, los n iños ya están allí obligato-
trucción del mundo a través de la palabra. riamente. Para la difusión de la lectura infantil, el primer objetivo es, entonces,
La ficción ofrece formas de reconocer las situaciones y sentimientos y el de conseguir la penetración de los libros. En realidad, podría decirse que la
de compartir esta experiencia con los demás. Los libros pasarán a formar escuela acogió los libros escritos para destinatarios infantiles desde los o rígenes
de esta producción, ya que muchos libros didácticos, así como las antologías
parte de la vida de los niños si éstos perciben que son una forma de comu-
de cuentos y narraciones, se crearon precisamente para ser utilizados en la ense-
nicación con el entorno. En una clase de educación infantil, la maestra y
ñanza de la lectura y para la formación moral en el :imbito escolar. Pero desde
los alumnos disfrutaron juntos de Ju!ieta, estáte quieta!, el cuento analiza-
el punto de vista moderno de la literatura infantil y juven il , puede afirmarse
do en el capítulo anterior. Un día la maestra, ocupada con otros alumnos,
que su introducción se ha producido en las ú ltimas décadas. Entre los años
fue retrasando su atención a una niña. La historia de Julieta ofreció a ésta
sesenta y la década de los ochenta la lireramra infantil y juvenil generalizó su
una forma de identificación inmediata de su situación y, a semejanza del presencia escolar al pasar a considerarse que los libros para ni ños y adolescen-
narrador del cuento, exclamó: "Y mientras, ¿qué hace Juliera?". La clase tes son un elemento imprescindible para la formación lectora y literaria. En un
entera prorr~mpió en risas y le contestaron a coro "¡Esperar y estarse quie- paso más allá, durante la década de los noventa, el acento se ha desplazado hacia
ta!". Unos días más tarde, la maestra reanudó el juego. Ausente un par de la reflexión sobre cómo articular la presencia de estos textos en los objetivos y
días por enfermedad, entró en la clase con la exclamación final de la histo- prácticas educativas que giran alrededor de la educación literaria.
ria: "¡Ya he vuelto!, dijo Julíeta". Y toda la clase completó la frase del cuen- A pesar de sus diferenci~t1iaftí@-Jil1tr/os ámbiros bibliotecarios como esco-
to en una recontextualización que mantenía su pleno significado: "¡La fami- lares, la preocupación por la_7:;; ión de~ literat1fi¡jw{«ntil r _lu_rnil ha c.m -
lia está completa!". do presidida, a grandes rasg~ lasnitf9:1uever~f'<9reS•St<@na 1
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Introducción a la literatura infantil y i11venil Capítulo 5: Las formas if,, ,1acs" , 1 /"·' /,lnus 111/11111,I,•_, v i1wc11ilcs

5,2.1, La concepción de una nueva forma de lectura En este proceso, la defensa de la lectura libre, iniciada por lt>s liil,lio1n·;1rios,
v la defensa de la lectura guiada, realizada por los docentes, li1non aproxi11i.i11-
La evolución de la sociedad hacia las modernas sociedades postindustriales ~fose. El medio escolar, por una parte, adoptó el discurso modl'rno de ddcma
provocó grandes cambios en la idea de alfabetización. En los medios biblioteca- de una lectura libre y funcional en los objetivos de la enseñanza, tal como aca-
rios de principios de siglo se inició el discurso social moderno sobre la lectura bamos de sefialar. Los bibliotecarios, por otra parte, se vieron en la necesidad de
vista como un acto propio de ciudadanos libres de la tutela a que habían estado utilizar formas de incitación y de ayuda a la lectura, a medida que las bibliote-
sometidos, primero por parte de las instituciones escolásticas y después de las cas infantiles se extendían y se dirigían a un público cada vez de menor edad. Al
escolares (Char,ier y Hébrard, 1994). La lectura "funcional", propia de los usos verse obligados a "mediar" entre los libros y los niños, el discurso bibliotecario
sociales, pasaba así a oponerse a la lectura "formativa", propia de la escuela. se acercó al d iscurso formativo típico de la escuela.
Por otra parte, la enseñanza tradicional de la lectura basada en los textos
literarios de los grandes autores grecolatinos o de la historia de la literatura
nacional de cada país había entrado en una grave crisis tras constatarse el fra- s .2.2. La concepción de una nueva forma de aprendizaje literario
caso de la formación lectora de las nuevas generaciones durante la década de
los setenta. En los medios escolares empezó a proponerse como salida, prime- Durante la década de los ochenta se otorgó una gran atención psicopedagó-
ro, la "desescolarización de la lectura'' (Foucamberr, 1976, traducido al caste- gica a los procesos de aprendizaje de los alumnos y a su relación con las prácticas
llano en 1989) y, más tarde, el progresivo intento de dar cabida, tanto a la lec- de enseñanza. La concepción vigosrkiana del aprendizaje a partir de la interac-
tura funcional, como a la formativa, en las actividades escolares. ción social, la investigación psicolingi.iística sobre el uso de la lengua escrita y
La encrada de la "lectura funcional" requería la diversificación de los mate- la importancia otorgada a la leccura literaria como elemento culturalizador fue-
riales de lectura. Por ello, las aulas se llenaron de periódicos, cartas, enciclo- ron elementos de reflexión que justificaron también la introducción de la lite-
pedias, catálogos y todo tipo de textos escritos, entre los cuales hicieron su ratura infantil en la escuela, especialmente a través de las siguientes vías:
entrada los libros infantiles. Estas obras ofrecían textos donde ejercer una lec-
tura funcional de ocio y entretenimiento. Y era preciso hacerlo través de acti- 1. En primer lugar, como consecuencia de la preocupación por la mejora del
vidades escolares que reprodujeran las propias de su uso exterior. Las escuelas primer aprendizaje lector, uno de los mayores y más apasionados debates
empezaron, entonces, a dedicar tiempo a la leccura silenciosa individual y a escolares de las últimas décadas. La creciente importancia otorgada a la
utilizar la biblioteca de aula o de centro. comprensión y al interés del lector por el texto leído propició el arrinco-
En España fue la Ley General de Educación de 1970 la que instauró la obli- namiento de las antiguas cartillas, y su susticución por cuentos infantiles,
gatoriedad de la biblioteca escolar. El que la regulación de un espacio físico a veces reales y otras creados más o menos ex profeso para esta tarea.
con libros no llevara aparejados recursos humanos de personal que lo hiciera 2. Al mismo tiempo, la revalorización d el folklore a mediados de los setenta
funcionar ha dificultado enormemente el desarrollo de este instrumento de justificó su uso en las aulas y potenció la narración de los cuentos o la decla-
formación lectora. Y lamentablemente la situación se ha mantenido inamovi- mación de las poesías populares. En esta época, adem ás, se extendió social-
ble en la Reforma educativa actual, aunque los nuevos principios pedagógicos mente la oferta educativa de la etapa preescolar, de manera que la idonei-
no hacen sino avalar la necesidad de potenciar el uso de la biblioteca. A pesar dad de este tipo de literatura como material escolar pasó a consid erarse
de estas dificultades, las prácticas de lectura libre, desarrolladas por los movi- fuera de toda duda,
mientos de renovación pedagógica desde principios de los setenta, erosiona-
ron decisivamente la frontera existente entre libro escolar -entendido como La utilización de estos textos fue ascendiendo por los niveles educativos y,
antologías de autores consagrados o fragmentos literarios integrados en libros pronto, toda la etapa primar~Mát~~ftlfdherido al fomento de la leccura libre y
de texto- y el libro de placer, entendido como lectura de obras completas de a las actividades sobre texror - edició¡ oral. E ~ liter~r~or ~º~º l<?s de
libros de ficción. Propp, sobre los cuentos ma~ y osnftro!>~i'ce,f:)'~5 fe)n a 1
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/111mducció11 a la literatura infantil y juvenil Capítulo 5: Las formas de acceso a los libros infantiles y juveniles

tificidad, al análisis del marerial folklórico usado en la escuela. En la misma épo- énfasis otorgado al desarrollo de la competencia literaria ha conducido a la for-
ca, y en un contexto presidido por la reflexión sobre el juego y la creatividad, con mulación de la idea de "itinerarios lectores", es decir, a la previsión de una
autores de referencia como Wallon, Winnicott, Claparede o Freinet, se expan- ampliación progresiva del corpus que puede ser realm~nte dis~rurado por los
dieron las propuestas de Rodari sobre la renovación de la redacción a través de la alumnos. Un itinerario de este tipo no puede construirse previamente a par-
escritura creativa y sobre el uso de los cuentos infantiles. Las escuelas se llenaron rir del corpus de calidad consagrado por la t radición literaria adulta, sino que
de una multitud de materiales didácticos centrados en la literatura infantil y juve- debe incluir una selección de las lecturas que puedan estar más próximas a los
nil, desde diversos mazos de cartas con las funciones de Propp para construir rela- alumnos. Pero la relación entre los diferentes tipos de textos se ha mantenido
tos, hasta propuestas completas de trabajo, bien a partir de los relatos folk.lóricos, en una tensión constante y, sin duda, es uno de los puntos más sensibles en
bien a través de guías de lectura de obras infantiles y juveniles modernas. los debates de la didáctica de la literatura, a menudo escindida entre los obje-
tivos de formación de hábitos lectores, por una parre, y los objetivos de acce-
3. En tercer lugar, se empezó a destacar la necesidad de un contexto educa- so a formas complejas de conocimiento cultural que requieren una mediación
tivo de construcción compartida en la interpretación del texto. En este educativa indudable, por otra.
sentido, la literatura infantil y juvenil pareció ofrecer un foro muy apro- En el campo de la producción editorial, la introducción masiva de los
piado para la discusión sobre las intenciones del auror, las características libros infantiles y juveniles en la escuela tuvo repercusiones inmediatas. La
de los personajes, el desarrollo narrativo, etc., así como una gran cantidad ;impliación del antiguo mercado hizo que se publicaran nuevos tipos de libros:
de libros que podían ser entendidos desde una primera lectura individual, unos pensados para ofrecer una alternativa de lectura a las franjas de ambos
pero que también podían profundizarse desde el contraste participativo en extremos de edad que acababan de ser escolarizadas, otros para facilitar su uso
la "comunidad de lectores". De ahí que fuera ganando terreno el argu- en las aulas. En el primer caso se hallan los libros para pre-lectores, antes alu-
mento de que los libros utilizados en la escuela no debían valorarse sólo a didos, que se proponen jugar con conceptos contrastados como dentro/ fue-
parcir de los méritos literarios, sino también por la oportunidad que ofre- ra, 0 antes/ después. En sus inicios fueron libros que intentaban responder a
cieran para discutir, contrastar y favorecer la introspección y la comuni- los llamados "requisitos madurativos" para el aprendizaje de la lectura, con-
cación. Esta idea parece haber penetrado con tal fuerza en la enseñanza cepción muy en boga en los ambiente~ educativos _d e lo~ años sesenta y s~;en-
que actualmente se halla presente incluso en la etapa secundaria, habi- ta. Al segundo caso responde el añadido de cuestlonanos de comprens1on a
tualmente mucho más reacia a la utilización de un cipo de textos "no canó- los libros de ficción, así como la creación de programas curriculares de lec-
nicos". Los valores atribuidos por los docences de esta etapa a la novela tura de ficción por parte de las editoriales, cuestión que ha provocado un cier-
juvenil se centran, precisamente, en sus ventajas como textos motivado- to clamor en los últimos tiempos contra la "escolarización de la literatu ra
res, propicios para el debate de temas y adecuados para la creación de hábi- infantil y juvenil". .
tos lectores, mientras que continúa manteniéndolos, generalmente, en un Este debate es una muestra más de la tensión entre las concepciones de
espacio de programación subsidiario. una lectura libre y de una lectura guiada. A estas altu ras parece indudable
4. Recientemente, las propuestas curriculares de la actual Reforma Educativa que los niños necesitan abordar los libros des? e u na placaforma_que respe-
de la Enseñanza Obligatoria han formulado objetivos educativos en tér- te su libertad de elección y lectura. Pero también lo es que necesitan apren-
minos de "hábitos de lectura literaria" y han mencionado la literatura infan- der a reflexionar sobre lo que leen. El reto para la escuela continúa siendo
til y juvenil como corpus procedente para la lectura en toda la etapa obli- el de articular prácticas en ambos sentidos que, en luga r de anularse, se
gatoria. De este modo, pues, puede decirse que esta literatura ha obtenido nutran mutuamente. El debace sobre las actividades a parcir de las obras
el reconocimiento oficial de su presencia en el ámbito escolar. infantiles y juveniles se ha expresado mayoritariamente sobre dos interro-
gantes: "¿Hay que obligar a W.it~cY~<iP-iªY que h~ce: ~rabajos sobre los l_ib_r~s
Sin embargo, que la literatura infantil y juvenil haya entrado en la escue-
la no significa que se sepa exactamente qué lugar debe ocupar una vez allí. El :~,~~~~;;,~~ los cuadros sig@ ' 'í111:fOM:ii='proressc/0 na 1
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introducción a la literatura infantil y juvenil Capítulo 5: Las formas de accl', ,, , 1 /u, lilm ,s inf, mliles y ¡111•c11i frs

¿Hay que obligar a leer? de suponer también una memoria personal de algunas de las lecturas escola-
res de los niños, un instrumento de evaluación formativa, ya que permite un
Sí. Hay que proporcionar a todos los niños la experiencia de leer. Y eso a menu- diálogo (no un "pasar cuentas") entre los alumnos y el docente sobre las lec-
do no es espontáneo, no mis que su interés por aprender a dar volreretas en el turas realizadas, y un medio J e aprendizaje de los elementos q ue con figuran
área de gimnasia o a entonar una melodía en la de música. Siempre hay una
los libros.
tensión enrre la dificultad y el interés de cualquier accividad y obligar es uno Como en cualquier rutina escolar continuada, en un momento determinado
de los métodos que los adultos utilizan para enseñar. los niños desean ponerle fin para poder sentirse mayores. Puede ser así, sin
Y no. Obligar es un instrumento, aunque no es el único, ni siquiera el princi- mayor problema, y hay que buscar entonces n uevas formas de colabo ración
pal. No es tampoco absoluto porque se pueden negociar sus límites: "Hay que educativa. Incluso puede recurrirse a nuevos tipos de cuadernos de lectura que
escoger un libro de la biblioteca, pero el que se quiera". "Se puede devolver sin sean, o bien mucho más personales, o bien, al contrario, q ue sean de público
acabar pero se tienen que haber leído tantas páginas". "Tienes que leer un rato acceso y sirvan de discusión colectiva escrita sobre los libros de aula.
cada noche, pero lo haremos juntos". "Tú lees tres líneas seguidas y yo te leo
las tres siguientes", etc.
¿Hay que hacer trabajos sobre los libros leídos?
5 -3- Los programas escolares de formación lectora
Sí. Si cumplen determinadas condiciones. Si se crea una buena relación con los
libros, a los niños acostumbra a gustarles saber cosas sobre sus autores e ilustra- La escuela ha experimentado distintos usos de los libros in fantiles y juve-
dores favoritos o realizar actividades sobre las historias leídas. El contexto escolar niles en las aulas. A veces ha incorporado a su trabajo únicamente una u otra
crea un sentimiento de naturalidad en estas tareas que no tienen por qué vivirse actividad determinada. Posiblemente las más extend idas han sido la lectura
como un contrasentido. Todo depende, entonces, del tipo de trabajo que se empren- individual, silenciosa y periódica en la biblioteca; la lectura colectiva y el tra-
da. Los niños se muestran interesados en actividades creativas de extensión de sus bajo de todos sobre una misma obra; la narración de cuentos por parte d e los
lecturas como dramatizar, dibujar, discutir o escribir en torno a poemas, perso-
docentes y las actividades esporádicas de animación a la lectura, a menudo en
najes o autores, o bien hallan placer en profundizar sus lecturas de manera que
colaboración con editoriales u otras emp resas e instituciones. Otras veces ha
pasen a darse cuenta de muchas cosas que les habían pasado inadvertidas. No hay
que subestimar nunca el interés por el conocimiento, propio de los seres huma-
diseñado programas completos para la formación lectora a partir del uso de
nos, aunque la escuela se empeñe tan a menudo en esterilizarlo. los libros y otros materiales impresos.
En general, estos programas han evolucionado hacia u n énfasis cada vez
Y no. Por ejemplo, no si el trabajo consiste en hacer resúmenes de las historias mayor en la centralidad de la literatura infantil y juvenil. Los p rimeros progra-
leídas. Ello puede servir para aprender a resumir relatos si se está abordando mas de lectura fueron los "añadidos" a las programaciones escolares. Un pro-
ese objetivo concreto, pero nunca servirá para profundizar en la lectura ni para grama de este tipo consta, normalmente, de un tiempo reservado a la lectu ra
interesar por los libros. silenciosa y autónoma de los alumnos (a menudo una vez por semana) y una
Por ejemplo los "cuadernos de biblioteca" o "de lectura", muy usados en la selección de libros previstos a lo largo del curriculum para realizar aprendizajes
escuela primaria, pueden cumplir una excelente función si lo que tienen que concretos: distintos géneros, obras clásicas de la literatura infantil y juvenil en
hacer los niños son trabajos muy breves, muy variados y que lleven a fijarse las que analizar los distintos elementos narrativos, etc. Estos programas han
en distintos aspectos de los libros. Si los niños tienen que seguir una consig-
sido criticados porque ofrecen una programación uniformizada a lectores y con-
na distinta cada vez, tales como escoger una frase que les haya gustado espe-
textos muy distintos, porque mantienen la prioridad en el análisis crítico, más
cialmente, buscar una descripción, hablar sobre el protagonista o sobre un
personaje secundario, decir quién cuenta la historia, etc., ello les lleva a fijar- que en la fruición del lector y po r su elitismo, ya que acostumbran a tener éxi-
se inconscientemcnce en los distintos elementos constructivos del libro. A la to con los niños que ya se siearea&ev,l~mente interesados por los libros.
Otro tipo de programas so~ os q~~ mregran la lecru¡a de libros infantiles y
8
vez, los datos bibliográficos que figuran al inicio de su página serán más com-
pletos a medida que ascienden en los cursos. El cuaderno de biblioteca pue- juveniles en programas gener leffitro'Afcprdf'éS5f0 na 1
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/11troducció11 a la literatura i11fa11til y juvenil Capítulo 5: Las j,,rmas de .in-,·,11 ,1 l11s libros i11fa11tiles y j11peniles

sencia de todo tipo de textos en el aula, los libros infantiles pasan a ser un recur- nuevas tecnologías si no quiere divorciar.\e d L· h\ pr;í, 1i, a., ,rn i;il<·s <¡HL' s,· nt icn-
so más del acceso infamil al texto escrito. La experimentación de estos programas den más allá de sus paredes. Fxistc ya, por cjnn plt>, 1111.1 , int.1 nk r1.1 d 1· ¡,m-
ha mostrado que el progreso de los alumnos aumenta cuanto más se relacionan gramas informáticos de lectura o de creación pnso r,al de c11c11111,; ,l ivl'lsu,
lectura y escritura y cuanto más reales y menos "escolares" son los libros leídos. productos multimedia que permiten jugar con cm·111,,s y ohr.r., li1n.11 i.1,; rcg1,
En los últimos años, al comprobarse el peso de los cuentos en el acceso al tros sonoros de lectura de cuentos y poemas que los 11ií1m pueden c.,, 11, 11.11 .r
escrito durante la escuela infantil y primaria, ha surgido un tercer tipo de pro- través de auriculares mientras miran los libros, etc. 'fodo dio ayuda ,1 d iv,·1 ,¡
gramas en el que la lectura se basa esencialmente en la literatura infantil. Los ficar y potenciar el interés por un entorno poblado de ofertas tanto de fi, L i,'111
criterios desarrollados en este último tipo de programación escolar no son dis- literaria como de información.
tintos de los que presidían las fórmulas ensayadas anteriormente, pero las com- Uno de los objetivos escolares es el de formar a los alumnos en el a cu:so a
binan y articulan de un modo más amplio y más centrado en el disfrute lite- la lectura informativa y literaria a través de las bibliotecas. Los programas de
rario. En cualquiera de los tres casos, las actividades que parecen más rentables formación de usuarios en la biblioteca de centro deben completarse con la. visi-
a partir del uso de la literatura infantil y juvenil son las citadas a continuación. ta a la biblioteca pública del pueblo o del barrio. La población de nuestro país
frecuenta escasamente las bibliotecas públicas. Y eso no se remediará si ese poten-
cial social no pasa a ser familiar para las nuevas generaciones. Haber visitado
5.3.r. Crear un mundo fJohlado de libros de forma colectiva y guiada los lugares donde se adquieren y consultan los libros
(la librería, la biblioteca) permite superar la resistencia instintiva a entrar en un
A menudo basta entrar en una escuela o en un aula para saber si existe una mundo totalmente desconocido, situación muy habitual para muchos n iños
preocupación especial por la formación lectora de los alumnos. El trabajo de que no tienen acceso a estos espacios desde su ámbito familiar.
relación constante entre los niños y los libros se revela con la presencia de expo- La bibliografía educativa posee suficientes títulos para orientar a los docen-
sitores repletos de libros recién adquiridos o de fondos especializados (un autor, tes sobre cómo organizar la biblioteca de centro o de aula o sobre actividades
un tema, un género, etc.) que desean mostrarse ocasionalmente, con la exis- a realizar con los alumnos para aprender a usar las bibliotecas (Jordi, 1998;
tencia de carteleras cubiertas de trabajos de los niños sobre los libros leídos, Baró y Mañá, 1994; etc.). Recientemente, la pedagogía francesa ha acuñado
con el funcionamiento de una biblioteca de centro o de aula bien organizada la expresión "pedagogía del libro", contraponiéndola a la acostumb rada de
y con fondos actualizados, etc. "pedagogía del texco", para insistir en la necesidad de habituar a los niños a
El espacio de la biblioteca y el de las aulas donde se aprende a leer son luga- comprender cómo funcionan socialmente los libros (a través del análisis de
res especialmente necesitados de una organización comprensible y estimulan- colecciones, búsqueda y lectura de reseñas, visitas a la librería, ere.) y evitar así
te para los aprendices de lector. Los lugares de trabajo compartido, de lectura su marginación de los circuitos sociales de la cultura.
autónoma, de recursos de apoyo o de merodeo curioso deben estar claramen- Sumergir a los niños en un mundo donde los libros existan pasa tam-
te delimitados e indicados, para favorecer su funcionamiento complementario. bién por incluir la particip ación de toda la comunidad educativa, así como
La selección de los libros es una pieza fundamental para sostener el deseo de las familias. Las actividades de lectura deben hallar eco en la escuela, más
de leer y a ello nos hemos referido anteriormente. Escuelas y bibliotecas deben allá del aula. Los trabajos o recomendaciones de los niños pueden publicar-
hacer un esfuerzo para renovar y adecuar sus fondos de manera que rentabili- se en boletines, revistas escolares o páginas web de intercam bio escolar. Los
cen al máximo la gran oferta editorial actual. A menudo los déficit presu- alumnos mayores pueden hacer de guías de clubes de lectura de los alumnos
puestarios pueden hallar soluciones imaginativas para nutrirse a partir de inter- menores. Los padres pueden implicarse en la biblioteca escolar y en la lec-
cambios o donaciones personales y de campañas específicas. Por otra parte, tura de los libros prestados a sus hijos bajo pautas concretas de actuación.
hay que aprender a desestimar los libros que no cumplen ya su función y que Existen multitud de experiencias en ,este sentido cuyos resultados no dejan
. . G:reated w,th . . l
lll'nan el espacio aparentando una oferta inexistente. En escos momentos, la d u d a sob re 1a conveniencia de crear uffentorno comumcanvo en torno a os
l'srnda se enfrenta también al reto de dar cabida a los nuevos soportes y a las libros (Graves, 1992). nitroPDF·professi onal
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Introducción a la literatura infantil y juvenil Capítulo 5: Las formas de acceso a lus ¡¡¡,,,,_, m/,1111il,·, 1· 1111·011/, ·s

En los últimos años han proliferado también las actividades denominadas Normalmente, al ascender en los cursos educativos, la lectura l ' ll v111 .di.,
de "animación a la lectura". Sus formas son tan variadas que resulta difícil emi- se hace menos frecuente, a la vez que se alarga el texto leído. Sin cmliargc,, .-1 1
tir opiniones generalizadas sobre sus ventajas. Sin embargo, puede señalarse ningún caso esca actividad disminuye su eficacia. Sus ventajas pueJrn 1T.\ 11
que su eficacia depende precisamente de su regularidad y articulación con las mirse en los siguientes puntos:
rutinas escolares. Cuanto más aislada es una actividad de "animación" y más
se apoya en el aspecto de simple juego lúdico, menos contribuye a afianzar el Hace posible que los niños disfruten de textos fuera del alcance de sus habi-
esfuerzo necesario para que la lectura forme una parte gratificante de la vida lidades lectoras.
de los niños. Muestra que aprender a leer tiene un sentido, en este caso el acceder a tex-
tos bellos e interesantes.
• Favorece el desarrollo de expectativas y la adquisición de conocimientos
5.3.2. Leer en voz alta y narrar oralmente implícitos sobre el lenguaje escrito en general y el literario en particular:
sobre la sintaxis, estructuras textuales, géneros, figuras poéticas, etc.
Tanto la experiencia de los docentes, como la investigación educativa, han • Amplía el vocabulario, y el repertorio lingüístico en general, al aumentar
demostrado sobradamente la influencia positiva de la lectura en voz alta por las oportunidades de los niños de captar palabras y formas lingüísticas ale-
parte de los profesores. La lectura en voz alta puede realizarse frente a toda la jadas de las formas conversacionales.
clase o para grupos reducidos de alumnos. En los primeros cursos de la esco- Permite establecer relaciones intertextuales entre las obras leídas o cono-
laridad su frecuencia puede ser muy alta, incluso de dos o tres veces por día. cidas.
En estos niveles resulta muy conveniente también releer repetidas veces aque- • Lleva a todo el grupo a compartir unas referencias lectoras comunes, lo
llos textos que más han gustado a los receptores. Una maestra norteamerica- cual resulta más difícil a través de la mera elección autónoma de los libros.
na de primer grado escribió al respecto en su diario de clase: • Hace conocer textos que pueden ser usados como modelos para escribir o
para realizar otras actividades de extensión de las lecturas.
• Incita a la lectura autónoma si se leen fragmentos de o bras que sí se hallan
Algo que me resulta interesante es el efecto que puede tener en mis
al alcance de los receptores.
alumnos el hecho de leerles una historia más de una vez. Muchos docen-
tes, entre los cuales me incluía yo misma en el pasado, piensan que tienen
La obtención de estas y otras ventajas puede conseguirse más fácilmente
que "arrojar" un libro sobre los niños ... tomarlos por sorpresa.
Sin embargo, estoy descubriendo las cosas maravillosas que ocurren si los docentes seleccionan las lecturas a realizar a partir de criterios como los
cuando los niños llegan a experimentar un libro más de una vez. Su expec- del cuadro siguiente:
tación y anticipación mientras nos acercamos a su parte favorita, o a una
parte tonta o atemorizance, es algo digno de observarse, Se centran en sus
frases preferidas, palabras atractivas, frases repetidas. Criterios para seleccionar las lecturas en voz alta
A veces empiezan a reírse entre dientes antes de que yo llegue a la 1. Escoger cuentos o libros que:
parte graciosa de una historia que ya conocen. Al levantar la vista, muchas a) estén más allá de las posibilidades de lectura autónoma de los niños.
veces los he visto aferrarse unos a otros al llegar a un pasaje que les da b) supongan un bagaje cultural importante (mitos, leyendas, obras clási-
miedo. cas de la literatura infantil y juvenil o de adultos);
También estoy aprendiendo a exhibir los libros que leeré a la clase. La e) gusten al propio docence.
familiaridad con el libro, el conocer sus ilustraciones, parece aumentar su 2. Planificar un programt¡r¿o~a~d~.~l,cturas (de todo un curso o de roda la eta-
compromiso con la historia y su goce. pa escolar) o, al menos, cot6cer 1'as lecturas anteriore~ para asegurar la varie-
(Schesmith, 1992: 248-249)
dad de las obras esco@ nitroPDF professio al
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/11trmluai<í11 a la literatura infantil y juvenil Capítulo S: Las formas de acceso a los libros infantzles y juveniles

3. Prever distintas experiencias literarias (poemas, narraciones u obras dra- elegidos por ellos mismos de entre los que fo rman el fondo de la biblioteca.
máticas de distintos tipos de géneros, autores diferentes, etc.). En algunos p rogramas de lectura norteamericanos es coda la escuela, inclui-
4. Leer un cuento, un capítulo o una unidad narrativa completa cada vez. dos los profesores y el personal no docente, la que para intermitentemen te,
5. Releer las lecturas de mayor éxito si son cortas o si se dirigen a los más media hora al día, por ejemplo, para sumergirse en la lectura.
pequeños. La indicación del nivel de d ificultad esperable en cada lib ro, como info r-
6. Presentar las lecturas:
mación útil a los alumnos, es más o menos concreta según los centros. Hay
dejar expuesto el libro en la clase y comentar las expectativas que crea
su título, formato, cubierta, etc., escuelas que siguen la clasificación en grandes ap artados propia de las biblio-
- presentar al autor o ilustrador, tecas p úbl icas: lib ros para no lectores, p rincipiantes entre 5 y 8 añ os, n iños
relacionar la obra con otras que conozcan los niños por su tema, autor, entre 9 y 11 años y adolescentes. O tras d ividen los libros según cada n ivel edu-
ilustrador, época, etc. cativo y otras establecen una gradación (normalmente de tres segmentos de
7. En la lecrura por capítulos, comentar lo leído en relación con los capítu- dificultad) entre los libros de un mismo curso. Si bien esca señalización supo-
los anteriores y con las expectativas futuras de la historia. ne u na guía para el lector, también es cierto q ue incorpora una cierta rigidez
8. Llevar un registro de las obras leídas a un mismo grupo a lo largo de su a un tema tan huidizo por d efinición como es el del esfuerzo n ecesario para
escolaridad como memoria colectiva de la clase. Anotar las reacciones obte- que cada lector lea un mismo cuento. Normalmente su conven iencia depen-
nidas para evaluar la conveniencia de repetir o no la lectura en el futuro. derá de la fo rma de uso de los fondos seleccionados y de la edad de los lecto-
res. No es lo mismo, por ejemplo, la n ecesidad de guía de los alu mnos q ue
Por otra parte, la narración oral de cuencos y el recitado de poesías añad_e~, están iniciando su alfabetización, que la de adolescentes q ue pueden juzgar
a las anteriores, la ventaja de una comunicación más personal, con más pos1b1- rápidamente por sí m ismos. Tam bién hay experiencias en las que son los mis-
lidades de interacción y de reacción emotiva entre el docente y su público. mos niños los que señalan la dificultad que les ha presentado el libro al comen-
Los niños deben aprender también a leer, recitar y narrar oralmente por sí tarlo con el docente o al anotar en su cuaderno de biblioteca, por ejemplo:
mismos, como formas vivas de comunicación social. Estas actividades han esta- "fácil/ con esfuerzo/ha sup uesto un desafío".
do "bajo sospecha" durante un tiempo en el ámbito educativo, ya q_ue la ense- En cualquier caso, la elección d e los libros p ara la lectura silenciosa es
ñanza tradicional las había utilizado abundantemente con el propósito de con- un momento inmejorable para la conversación personal entre el docente y
trolar la corrección lectora o de fomentar la memorización de poemas clásicos los alumnos o entre los mismos n iños. Sin embargo, hay q u e prever u na fo r-
de la literatura adulta. En estos momentos, sin embargo, estas actividades están ma de organización que agilice la elección y no consuma el tiempo dedica-
recuperando el reconocimiento de su potencial educativo, como forma de pro- do a la lectura. Por ejemplo, pueden o torgarse unos minutos a los ni ños q ue
fundizar en la comprensión del texto que debe interpretarse y como manera deban escoger un nuevo libro. El docente puede pasar después en tre las m esas
de experimentar la comunicación humana. Ahora bien, la celebración de lec- para comentar brevemente con cada uno las obras que h an tomado. Siempre
turas poéticas o dramáticas o la narración de cuentos por parte de los alum- debe existir la posibilidad de devolver el libro sin leerlo, pero pueden existir
nos requiere el desarrollo de un programa de aprendizaje de la i?cerpreta~ión restricciones al respecto. Entrar en el juego propuesto por el autor, habituarse
oral, muy alejado de la fatal actividad de limitarse a señalar al niño que tiene a su lenguaje y establecer el marco narrativo lleva su tiempo e implica un
que leer a continuación. esfuerzo. Los niños tienen que saberlo y contar con ayud a para que su d eci-
sión sea realmente lib re y no fruto d e un desán imo in icial q ue podría ser
fácilmente pasajero.
5. 3. 3. Leer de (orma autónoma Es evidente que los n iños necesitan invertir tiempo en la lectura silen ciosa

La lectura silenciosa, en la biblioteca o en las aulas, lleva ya varias décadas


de experimentación escolar. Los niños leen solos, o a veces en parejas, libros
lan que el tiempo que se de · a la
p arece a todas luces neces\ ! eft
lec;w~.Ll
para poder convertirse en le~ ~~·J#iHi° que las ob.servaciones al. respecto señ a-

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escuela ~uy e~caso,
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/ntmd11co<¡11 a la literatura infantil y ;uvenil Capítulo 5: Las formas de acceso a los li/m,s infantiles y ;uveniles

oportunidad de constituirse en lectores. Así, las ventajas de dedicar un tiempo construir una autoimagen, individual y de grupo, como lectores. Para este fin
a la lectura individual y silenciosa pueden resumirse en las siguientes: resulta muy útil conservar los cuadernos de biblioteca. Y también lo es llevar
un registro escolar que se traspasará a los docentes del curso siguiente sobre
Permite ejercitar la lectura independiente y sentirse lector. qué cuentos se han vivido especialmente en ese grupo, qué obras han sido las
• Da tiempo para desarrollar los distintos mecanismos de la conducta lectora. más leídas por ellos en la lectura individual, etc. Estos registros deben ser mos-
• Desafía al lector a resolver él solo las dificultades del texto, con la ventaja trados a los niños de los niveles superiores para fomentar su memo ria colecti-
añadida de que puede recurrir fácilmente al docente o a los compañeros va. Del mismo modo, las actividades de rememoración de personajes, poemas,
para solucionarlas. etc., a través de juegos o de simples evocaciones conjuntas resultan ran ú t iles
• La posibilidad de releer algunas de las obras promueve la rapidez lectora y como gratificantes y combaten la atomización de las lecturas que se produce
la asimilación de los progresos realizados. en la actualidad como consecuencia de la abundancia de publicaciones y del
funcionamiento editorial a base de novedades.
En ese entorno de comunicación, los niños tienen que aprender a anali-
5.3.4. Compartir los libros zar sus reacciones ante los libros y tienen que aprender a hablar sobre ellos.
Respuestas como "me ha gustado/no me ha gustado" o "es divertido" son res-
Ya hemos señalado antes la importancia de compartir las lecturas para poder puestas muy incipientes. Cualquier persona educada literariamente debe poder
experimentar los libros como un instrumento socializador, una forma de comu- reflexionar sobre lo leído y sobre su experiencia p ersonal en cada lectura de
nicarse con los demás. Una de las mayores dificultades de la educación literaria es un modo mucho más elaborado. El fracaso social en esa tarea educativa es
que los niños no ven los libros como algo común en su entorno, algo propio de bien patente cuando personas adultas no saben decir de un libro m ás que
la vida social adulta a la que desean incorporarse. Si no observan que los adultos "está bien" o "a mí me ha gustado" refugiándose en una respuesta sobre gus-
que les rodean leen -y desgraciadamente eso puede ocurrir incluso con sus pro- tos que no admite discusión sobre los valores de la obra. Los niños aprenden
fesores-, si normalmente no oyen hablar de libros, ni ven que los personajes de a analizar su lectura si la escuela les ofrece espacios de discusión y pautas de
las teleseries que devoran lleven jamás un libro en las manos, resulta difícil que la reflexión. Sus opiniones suponen también una ocasión inmejorable para aten-
lectura sea percibida como algo más que como un simple requisito escolar. der a sus posibles dificultades o para saber qué son capaces de leer y cómo
Hablar sobre los libros, debatirlos, expresar las emociones que han susci- evolucionan sus gustos e intereses. Para ilustrarlo, veamos a continuació n
tado, constatar las diferencias de gusrns y apreciaciones, recomendar e intere- algunos ejemplos de valoraciones de libros por parte de niños de ocho años:
sarse por las recomendaciones de los demás son actividades absolutamente 1. M. Company: Las tres me/Lizas y Alí-Babd. Este cuento me ha gustado porque
imprescindibles en todos los niveles educativos. hay cosas que se abren y se cierran. También porque hace gracia que se mezclen
Una forma especial de "compartir libros" es la de establecer entrevistas perió- cosas que no existían en tiempos de Ali-Babá y sobre todo me gustan las ratitas.
dicas entre cada alumno (o un pequeño grup0) y el docente para comentar las
2. M. Company: Los dientes del león. Este libro me ha gustado porque es muy diver-
lecturas realizadas individualmente. Por ejemplo, los niños pueden escoger perió-
tido y porque es de aventuras. Primero no entendía los líos de los padres y las madres,
dicamente tres cuentos leídos y llevarlos a la entrevista. En ella se establece una
pero a medida que iba leyendo ya no era complicado sino muy interesante.
conversación relajada y breve sobre sus motivos de elección, sus reacciones y las
dificultades encontradas. Una vez terminada, el docente puede anotar los aspec- 3 . I. Korschunow: El zorrito sin madre. Este libro no me ha gustado porque me
tos interesantes para apreciar los progresos de lectura de cada alumno. ha parecido que era muy de niños pequeños, porque no pasan muchas cosas, por-
Una actividad importante para la construcción de la autoconciencia lec- que trata de animalitos y es muy sentimental.
rora y de la pertenencia a una comunidad de lectores es la de evocar las lectu- 4. J. Vila: El hijo del oso X:'i'frátíe'cf'(íM{W· Este libro está bien si te gustan los cuen-
ras. Recordar las obras leídas, las que se han narrado, las que han gustado o tos populares, pero si no ~ an es i¡uy poco~nante, Pf que ya t~ p ue-
i1n¡nctado, los personajes predilectos o los que han producido terror, ayuda a des imaginar qué pasará. \ ! Y nitro · proress1 onal
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Introducción a la literatura infantil y juvenil Capítulo 5: Las forma s de acceso a los lilm,s i11fa11ti/es y juveniles

5. A. Quadrench: El reloj de Tomás. Si yo fuera el autor habría puesto más acción gración de conocimientos en una historia de ficción. Efectivamente, en este
y hubiera hecho un cuento más divertido sin estar tan preocupado por explicar cuento se ofrece una abundante información sobre los relojes que, a juicio del
codo eso de los relojes. lector, se produce en detrimento de la historia literaria.
Para ayudar a los niños a precisar sus opiniones pueden darse pautas de
Las opiniones de estos niños muestran que han aprendido a fijarse en aspec- análisis, preguntas que pueden estar colgadas en la clase para que los alum nos
tos concretos de los libros y a justificar su opinión. Declaran su reacción "me las utilicen para reflexionar. Por ejemplo:
ha gustado" "está bien", pero en seguida aducen argumentos al respecto.
En el primer caso, se aportan tres argumentos importantes como rasgos ¿Cuál es el interés global del libro?
definitorios del libro: el ser un libro-juego, con existencia de venranas que
deben abrirse, la propuesta inrertexcual que lleva a las protagonistas de la serie Hace reír. ¿Cómo?
Es bello. ¿Por qué?
-las tres mellizas- al interior de un cuento popular, de manera que se mezclan
Hace pensar. ¿Sobre qué?
un imaginario actual con uno folklórico y la presencia de tres ratitas en la ima-
Explica cosas desconocidas. ¿Cuáles?
gen que reproducen las acciones de las tres niñas protagonistas a través de una
historia paralela que caracteriza esta serie.
La segunda valoración es interesante porque señala una dificultad impor- ¿Cúal es el interés de los personajes?
tante en la comprensión de los cuencos: la necesidad de establecer con clari- Se nos parecen. ¿En qué?
dad el marco espacio-temporal y el reparto de personajes. Aquí la historia incor- Son divertidos. ¿Por qué?
pora a padres divorciados que han vuelto a formar familias, de manera que Tienen poderes, hacen cosas que nos gustaría tener o hacer. ¿Cuáles? ¿Por qué
"los líos de los padres y las madres" supone un conflicto real para situar a los nos gustaría?
personajes. Una manera de superar este tipo de dificultades es continuar leyen-
do con la información retenida en la mente hasta que pueda hacerse una hipó-
tesis plausible sobre lo que se está narrando. Es lo que hace esta niña, pero 5.3.5. Leer de forma guiada
muchas veces los lectores devuelven el libro opinando que "no se enciende"
porque no han podido establecer el planteamiento de la historia. La lectura guiada por el docente nos lleva ya al terreno de las programacio-
El tercer ejemplo nos ofrece una excelente definición de lo que este niño entien- nes escolares sobre la adquisición de conocimientos literarios. Los niños apren-
de por libros para niños más pequeños: libros con una acción muy limitada, pre- den las convenciones literarias a través de los libros, pero también a través de las
sencia de animales humanizados y focalización en los sentimientos de los perso- enseñanzas específicas de la escuela. No abordaremos aquí este tema, pero pode-
najes, probablemente de ternura, afecto, etc. El mismo problema de inadecuación mos señalar el papel de puente entre la experiencia de lectura y la programación
al lector se halla en la opinión siguiente. Es evidente que ese lector ya ha leído bas- de conocimientos a adquirir que cumplen actividades como las siguientes: la lec-
tantes cuentos populares como para tener muy interiorizadas sus reglas de funcio- tura colectiva de obras completas; la distribución de trabajos distintos por gru-
namiento y desea una historia con mayor capacidad de sorpresa. Vale la pena notar pos sobre una misma obra y su posterior puesta en común; el esquema, de pro-
la capacidad de objetivar la respuesta que muestra el niño, ya que se descentra de cedencia anglosajona, que divide las actividades en antes-durante-después de la
su opinión para esrablecer una distancia entre el mérito del libro y su efecro en el lectura; o bien, la escritura relacionada con la lectura de obras.
lecror. La respuesta a ambos lectores exige una selección inmediata de lecturas que La selección del texto, la guía ofrecida, las demostraciones y explicaciones
huyan de las características que señalan y que puedan estar a la altura de sus nue- del docente pueden adecuarse al nivel de los lectores y presentar ventajas como:
vas expectativas para continuar sosteniendo la idea de que leer vale la pena.
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La última opinión responde a la consigna "si yo fuera el autor". El niño • Ofrecer una selección, J~ ª l ~ . 1.eer r_e~t'J: con m ~ritos
ha sido capaz de detectar un problema importante de muchos cuentos: la inte-
distintos a los escogid'\,!! )no ar}9f0fr&S'Sl~ na 1
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/11troduci-úi11 a la literatura i11(a11til y juvenil Capítulo 5: Las formas de acceso a los /il,ms i11(,11111/,·, ",,,,.,.,,,¡,._
• Mostrar explícitamente distintos tipos de estrategias lectoras. A2: Quieren cruzar el puente.
• Dar la oportunidad de integrar la resolución de problemas concretos de lec- M: ¿Por qué quieren cruzar?
tura o la adquisición de nuevas competencias en una lectura con sentido. A2: Para comer la hierba.
• Tirar del lector creando a la vez el contexto adecuado para que su lectura
tenga éxito. (Se muestra la página 4.)
• Promueve la diversión.
• Experimentar la lectura como una construcción compartida.
M: Aquí van los chivos, crip, trap, trip, trap.
• Apreciar matices interpretativos que un mismo texto suscita en cada lector.
Los niños repiten; trip, trap, trip, trap.
• Crear un corpus de textos conocidos que pueden usarse de distintos modos,
como referencia común, como un fichero de recursos para la escritura, para (Se muestran las páginas 5-14.)
el estudio de palabras o de recursos literarios concretos según los cursos, etc. • Hace que los niños construyan expectativas sobre la historia.
• Hace buscar apoyo en las imágenes para confirmar las hipótesis.
La lectura guiada puede consistir en una presentación exploratoria, com- M: Cada vez que un chivo cruza el puence ¿sabéis a quién se encucncra'
partida en pequeños grupos o por parte de toda la clase, que da lugar, a con- Al: ¡Al rroll!
tinuación, a una lectura individual de cada alumno: M: Sí, al troll, y el rroll debe querer algo, ¿no? Buscad en la il ustracic'm ,¡11,i
pasa al final con el trol!.
(Los niños buscan en las páginas.)
Ejemplo de introducción a la lectura de cuentos en una clase de primer grado A2: Se va del puente.
M: ¿Sí? ¿Todos estáis de acuerdo en que se va del puente?
(Se muestra la cubierta.) Niños: ¡Sí!
• La maestra centra la atención y da información sobre el género de la historia.
(Se muestra la última página.)
• Enlaza con el conocimiento previo de los niñ os.
• Promueve la reflexión sobre el significado a partir del final de la historia.
M: Hoy el libro es un cuento popular, un cuento muy antiguo que se ha con-
• Hace fijarse en aspectos grafofónicos.
tado una y otra vez durante muchos años. E.~ta vez lo vuelve a contar Georgie
M: ¿Creéis que los chivos han tenido una buena idea al querer cruzar el pucmd
Adams: Los tres chivitos
A: Sí.
Al: Yo ya lo sé. Lo he leído.
M: ¿Con qué letra empieza la palabra idea?
A2: Yo también.
A: Con la l.
Varios niños: Yo lo he oído.
M: Sí. A ver, señalad la palabra idea (dice idea muy lentamente).
M: Sí, yo os leí una versión de este cuento una vez. Ahora vosotros vais a leer
Niños (Siguiendo la palabra y pronunciándola lentamente.): Idea.
ésta solos. En muchos cuentos populares los personajes son animales que hablan
M: Sí que fue una buena idea. Parecen estar muy bien aquí comiendo su hierba.
y actúan como si fueran personas ¿no?
(Adaptación del ejemplo de Fountas y Supinell)
A3: Como en Los tres cerditos.

(Se muestran las páginas 2-3.) La lectura guiada puede consistir también en una lectura colecriva de textos
• Introduce a los personajes. u obras (poemas, canciones, historias, escriros de los niños, etc.) distribuidos por
• Valora lo que los niños saben sobre la historia y ayuda a establecer la conexión g rupos, fotocopiados para cada alumno o en un mural grande frente a la clase.
causal. El objetivo aquí n o se centra en incitar a la lectura allanando el camino, como
M: En este cuento hay tres chivos y el nombre de uno es Gruñón. ¿Cuál es en el caso anterior, sino que el docente debe saber qué es lo que quiere explotar
el pequeño? ¿Quiénes son los otros? del texto presentado. Por 16 rtM\ ~ttl actividad requiere, en primer lugar, una
A3: Hay un chivo pequeño, y uno grande y uno mediano.
M: ¿Qué problema tienen?
selección d~ l_os aspectos a ~ r ~•~:~-llOF.,~1fRÍC~~4-)•~'f1a1
guntas, act1v1dades, etc., q ~ IJ11lrll\lU- los asJteiIDH1!~ ~ ~1 V
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Introducción a la literatura infantil y ;uvenil Capítulo 5: Las formas de acceso a los libros infantiles y juveniles

Ejemplo de selección de los puntos a tratar en la lectura de Donde viven introducción de libros infantiles, podría contemplar las rutinas incluidas en el
los monstruos de M. Sendak para una clase de primer grado cuadro siguiente:
• Apreciar la caracterización del personaje a través de sus acciones y de la
ilustración (ver la expresión de su rostro en la página 5, por ejemplo) para Lectura de libros infantiles en el ciclo inicial
apreciar el conflicto que desencadena la historia y para promocionar la
1. Lectura colectiva de cuentos fotocopiados o en un formato grande colo-
identificación con el personaje.
cado en un atril frente a la clase.
• Darse cuenta de que la hisroria ocurre en la imaginación del niño y no en 2. Lectura en voz alta por parre del docente, dos o tres veces por día.
su vida real. Fijarse en la desaparición progresiva de la habitación.
3. Exploración o lectura individual y por parejas en un tiempo creciente a lo lar-
• Comprender que el modo en que Max trata a los monstruos es una pro-
go del curso que puede abarcar, por ejemplo, desde cinco minutos a media hora.
yección del modo en el que él ha sido tratado (castigados sin cenar, ere.).
4. Un tiempo reservado a "Compartir libros" en el que los niños que lo dese-
• Ver el cambio de estado de ánimo de Max, el agotamiento de su proyec-
en expliquen, presenten o lean fragmentos de los libros que ellos han leído.
ción en los monstruos, su soledad y su deseo de reconciliación.
5. Entreviscas semanales o quincenales en ere cada alumno y el docente sobre
• Entender el significado del vaso de leche en la habitación. No sólo quién
los libros leídos individualmence.
debe haberlo puesto, sino la muestra de afecro y perdón que representa.
6. Reorganización conjunta de la biblioteca de aula a medida que los alum-
• Conectar detalles: el dibujo de Max y su disfraz en las primeras páginas
nos cambian en su forma de elegir los libros: por autores, por temas, etc.
con las imágenes posteriores.
Visitas semanales a la biblioteca escolar y mensuales o trimestrales a la
• Notar el cambio de tamaño de las imágenes, mayores en el viaje imagina-
biblioteca pública para ampliar sus posibilidades de elección y su familia-
tivo, menores cuando regresa, pero no tanto como al principio, puesto que
rización con formas estandarizadas de organización.
él ha cambiado.
7. Escritura y edición de cuentos que se incorporen a la biblioteca de aula.
• Fijarse en la elección de los colores verdes y azules para representar la jun-
8. Actividades de fomento del juicio crícico sobre los libros: clasificarlos por
gla, la noche y el sueño.
géneros en los estantes, adjudicarles un grado de dificultad personal en el
• Pensar en las preguntas y actividades (dibujar, disfrazarse, danzar) que pue-
cuaderno de lectura, etc.
den hacer apreciar estos aspectos y vivir el cuento de forma gratificante.
• Seleccionar otros libros que pueden enlazar con esta lectura según la con-
tinuación elegida: historias de monstruos, libros de ensoñaciones, ocras Por otra parte, el ejemplo de una ficha resumen de las actividades anuales
obras de Sendak, etc. de lectura de una escuela concreta puede servir para ver el tipo de acciones de
fomento de la lectura que vale la pena discutir conj untamente por parte del
equipo de docentes {véase cuadro 5.1).
5.3.6. Disponer de un programa escolar global En este ejemplo pueden verse algunas de las actividades escolares que utili-
zan libros infantiles. La narración oral y continuada de historias pone a di~pusi-
Nos hemos limitado aquí a señalar algunas de las acrividades con libros ción de los niños títulos clásicos de la literatura infantil y juvenil y títulos clási-
infantiles más frecuentes y rentables en la educación literaria escolar, sin la pre- cos de la literatura adulea, así como contribuye a su conocimiento de la literatura
tensión, sin embargo, de adentrarnos en el terreno de la enseñanza literaria en de tradición oral. Son títulos que no están a su alcance como lectores en cada
su conjunto. Las actividades señaladas se refieren, especialmente, a los primeros una de las edades en las que se les explican. Algo parecido ocurre con los títulos
cursos educativos, si bien todas ellas son perfectamente aplicables a toda la ense- de lectura, elegidos por la escuela entre los libros que podrían ser leídos autó-
ñanza obligatoria con las adaptaciones pertinentes. Resta ahora indicar la impor- nomamente en un curso posterior. Ambos listados establecen un cierto equili-
tancia de integrar estas actividades en programas completos de lectura, tanto por brio de géneros y tipos de obras: de fantasía, de aventuras, de misterio, realistas,
niveles educativos como en el conjunto del currículum. etc. La valoración de la aceernsiéa-$Ji:tHas obras se tiene en cuenta para la selec-
La planificación de un curso de primer grado, por ejemplo, consta de múl- ción del p róximo curso, e~ ndo cwe ~~ji\.li..c..J.eterminf1o pued~ alce-
tiples actividades de aprendizaje de la lectura. Pero en lo que se refiere a la
rar el conjunto creado y, p~ y mf11tfU'"ªM;f cp lftefe-$91Q na 1
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Jntroducción a la literatura infantil y ;uvenil Capítulo 5.- Las formas de acceso a los libros infantiles y juveniles

Cuadro 5.1. Informe sobre las actividades de lectura del centro escolar "x". 5. Fichero de trabajos sobre los libros

1. Listado de las narraciones orales de obras Han pasado al fichero las guías de lectura de x obras y el guión del pro-
yecto de trabajo de poesía realizado con los alumnos de 2º de ciclo medio.
E. infantil Peter Pan y Wendy (Barric)
E. Infantil Aventuras de Pinocho (Collodi)
6. Demandas de información para la preparación del curso próximo
l" ciclo inicial Las aventuras extraordinarias de Massagrmi (Folch i
Torres)
Temas de trabajo sobre los que está previsto que los alumnos consulten libros
2º ciclo inicial El libro de la jungla (Kipling)
para comprobar los fondos y adecuar las entradas del fichero temático.
1er ciclo medio La seiiora Cucharita (Proysen)
Opinión sobre el resultado obtenido por los distintos títulos de las narra-
Cuando el mundo era joven (Schubiger) ciones y lecturas colectivas.
2º ciclo medio La casa bajo l.1 arena (Carbó)
Decisión sobre el mantenimiento de los libros de ficción sin demanda .
La Odisea (Homero)
1 er ciclo superior "Mitos"
La vuelta al mundo en ochenta día (Verne)
2º ciclo superior Los tres mosqueteros (Dumas) Las actividades de bib lioteca incluyen u n punto "program ático" sobre la
2. Listado de las narraciones orales de obras familiarización progresiva de los alumnos en el funcionam iento de una biblio-
teca, las visitas a la librería y a la biblioteca pública y otras actividades de fomen-
E. infantil to de la lectura, una de ellas centrada en la evocación de las lecturas por par-
E. Infantil te de los alumnos mayores. No se incluyen en el informe las exposiciones de
1« ciclo inicial
trabajos sobre cuencos, poesías, etc., realizadas por cada uno de los cursos den-
2º ciclo inicial Sapo y Sepa son amigos (Lobel)
1« ciclo medio Miguel el travieso (Lindgren) tro de su propia programación de actividades educativas.
2º ciclo medio Jim Botón y Lucas el maquinista (Ende) Los cuadernos de lectura de los alumnos son vaciados al final del curso por
1er ciclo superior Las Brujas (Dhal) cada maestro para saber si se mantiene una media de lectura aceptable o para
Un antología poética poder reflexionar sobre las distorsiones producidas. Es una información ú til
2º ciclo superior Escenarios fantásticos (Gisbert) también para los maestros q ue tendrán a esos alum n os en el curso siguiente.
El peque110 Nicolás (Goscinny)
Contar los libros de mayor o menor éxito ofrece también una información
3. Exposiciones realizadas por la biblioteca y actividades exteriores importante, en primer lugar, de cara a adquirir o desestimar títulos, decisión
que en ningún caso puede ser automática, y, en segundo lugar, para comuni-
Exposición de las novedades adquiridas con motivo del Día del Libro y
carla, si así se desea, a los alumnos del próximo curso como un tipo más de
participación en la organización escolar de la fiesta.
Concurso de adivinar personajes de libros de la biblioteca para los alum- recomendación, en este caso proveniente de los alumnos anteriores.
nos de ciclo superior. La escuela mantiene también un fichero de trabajos sobre las obras o los temas
Juegos de formación de usuarios de la biblioteca en distintos niveles. literarios tratados que sirve de consulta a los maestros para elaborar sus programa-
Visita a la librería x por parte de los alumnos de 2" de ciclo inicial. ciones. Es otro modo de fomentar el trabajo conjunto entre los docentes, así como
Visita a la biblioteca pública y a su exposición sobre cuentos de terror por de rentabilízar el trabajo de preparación realizado por unos y o tros. Finalmente, la
parte de los alumnos de 1"' de ciclo superior.
demanda de infonnación sobre los temas que requerirán el uso d e libros de consul-
4. Resultados de la lectura según los cuadernos de lectura de los alumnos ta es necesaria para preparar la revisión/adquisición del fondo disponible o para ade-
cuar las fichas del catálogo dt íli1af&&~¡ffi-le utilizarán los alumnos en su búsqueda.
Media de libros leídos en cada curso: Este punto, sin embargo, nos ll~ ya al ¡ma deJI~ informaf vos que qemos
Títulos de mayor éxito en cada curso:
mantenido füera de esta refl ~1/bf1itt'c, 1M~t1't601tess1
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Introducción a la literatura infantil y iuvcnil Capítulo 5: Las formas de acceso a los libros infantiles y juveniles

Cuadro 5.2. Esquema de programación de actividades. muchas escuelas infantiles y primarias norteamericanas que u rili,.an esquemas
semejantes al mostrado en el cuadro 5.2.
Otros cuadros de referencia pueden ser más específicos, circunscribirse a
las posibilidades de explotación de un género, por ejemplo, a parcir del cual
los docentes pueden escoger los aspectos que tratarán en su curso y coordi-
narse, si se acuerda así, con los demás cursos. El cuadro 5.3 muestra las posi-
bilidades de trabajo a partir de cuentos y narraciones humorísticas.
encuadernar el contenido marco colección Los ejemplos aducidos no pretenden configurar un catálogo de las activi-
ilustrar el estilo personajes contexto dades posibles para poner en relación a los niños y adolescentes con los libros
manipular trama autor
connnuar tema relaciones <le ficción que se les destinan. Se ha pretendido, tan sólo, apuntar la riqueza
perspectiva intertextuales de posibilidades que la literatura infantil y juvenil ofrece para su educación
literaria. Cada tipo de mediación, desde la familiar a la escolar, cumple su papel
y debe hallar el punto necesario de incitación y de ayuda. El primer paso para
0brasfTemas
/Géneros/Otros su éxito es, sin duda alguna, que los adultos conozcan los lib ros, pero también
es cierto que la producción infantil y juvenil se ha desarrollado con tal rapi-
dez que los hábitos sociales <le su uso educativo no han podido estabilizarse
suficientemente. Por ello esta obra ha pretendido contribuir canto al conoci-
miento como al uso de los libros. En definitiva, ayudar a clarificar los distin-
tos aspectos implicados en el análisis, selección y difusión de la literatura diri-
gida a las nuevas generaciones.
teatro colectiva- sobre fieltro buscar infor- lecturas
cómics mente cambiando mación adicionales
vídeo en grupos elementos construir del autor,
esquema de Cuadro 5.2. Libros de humor.
tema o tópico
características
Recursos Actividades Ejemplos
El humor en la imagen
La humanización Definición de los sentimientos Múltiples álbumes
de los animales humanos en su expresión y
realizar actitudes.
jugar La caricatura Análisis técnico. Comparación
xposicione rtísticamente
con la caricatura de otros
expositores de per- pintar murales escenas crear puzzles medios (prensa, etc.)
sonajes construir móviles recitas poemas juegos de pis- Proliferación delirante Discriminación y clasificación
museos fantásticos buscar músicas con títeres tas de objetos, personajes, etc. de cada imagen
mapas de acción apropiadas Guiños al lector Localización de los guiños Ungerer,
interiores al álbum y de las Brown,
(Adaptación de Huck et al., 1979.) refcrcnci as externas etc.
Imágenes insólitas Verbalización del tipo
Cr~<af~'vl,i )tll-¡iento alcanzado
Otro instrumento para ayudarse a programar las actividades con los libros
infantiles es diseñar cuadros de tipos de actividades. Es un recurso habitual en

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Introducción a la literatura infantil y juvenil

El humor en las situaciones


Acumulaciones,
encadenamientos y
exageraciones de situaciones
Escritura colectiva en grupos
de relatos basados en distintos
tipos de situaciones.
Dahl, Rodgers,
Obiols,
Carranza,
6
cotidianas
Irrupción de un hecho
Elaboración previa de
situaciones posibles, lista de
Sennell,
ere.
Para saber más
absurdo o fantástico que consecuencias, etc.
alrera la lógica habitual
Nueva mirada sobre algo Goscinny,
común que revela un Lindo, etc.
propósito satírico

El humor en los personajes


Humanos. Perspecriva Análisis de procedimientos Goscinny, Lindo, Se ofrecen aquí algunas pistas bibliográficas para saber más sobre algunos
irónica sobre los hechos y connotaciones Durrell de los aspectos abordados a lo largo de los distintos capítulos, y tamb ién se
narrados
Animales. Efecto de lupa Fábulas,
facilita información sobre algunos de los escritores actuales de mayor renom-
sobre las conductas humanas Nadja, ere. bre en las cuatro literaturas existentes en España.
Conrradicciones: entre lo que Juegos de inversiones Inversión de roles
se espera de ellos y su
forma de proceder
6. r. Bibliografía básica sobre literatura infantil y juvenil
El humor en la trama del relato
Contrastes entre la imagen Búsqueda y clasificación de tipos Se ha perseguido aquí el mismo propósito de iniciación presente en la selec-
y el texto. Imitaciones en relatos propios Cole, ción de libros infantiles y juveniles. El problema principal en la actualidad no
Estructuras repetitivas Goffin, es el de hallar bibliografía, sino el de orientarse en ella. Los títulos elegidos se
(intentos cada vez m,ís Mcnaughton,
absurdos, etc., al modo de Galeron, ofrecen al lector como un paso más allá que, a su vez, y a través de la biblio-
los dibujos animados) o etc. grafía de cada obra, pueden llevarle a nuevas y abundantes referencias sobre
circulares. Desenlaces ahsurdos, los distintos temas tratados.
voces alternadas con efectos
contradictorios o que
deshacen equívocos
a) Estudios generales e históricos
El humor en el lenguaje
Juegos con las palabras, Inventar títulos, nombres, Desclot, Calleja, S. y Monasterio, X. (l 988): La literatura infantil vasca: estudio histórico de los
títulos, nombres de los juegos lingüísticos (de Obiols, libros infantiles en euskara. Mensajero. Bilbao.
personajes, etc. sonoridad, redundancia, Martín,
Carpenter, H. y Pritchard, M. (199 1): The Oxfard Companion to Children's Literature.
Significados literales de asociación sorprendente, G. Fuertes
sentidos figurados, compa- longitud inapropiada, etc.) Oxford University Press. Londres.
raciones disparatadas, etc. Cendán Pazos, F. (1986): Medio siglo de libros infantiles y juveniles en España (1935-
Imitaciones inapropiadas Analizar e imitar Ahlberg 1985). Fundación Germán Sánchez Ruipérez-Pirámidc. Madrid.
de registros y guiones Colomer, T. ( I 998): La form4ción dd le,ctor literario. Narrativa infantil y juvenil actual.
. , G erman
Fund ac1on , S'anchez Ku1perez. M ad n·¿.
creata.aw,th
(Adaptación de R. León, 1'>94.1 Escarp i t' D. (19 86): La Lite
Fondo de Cultura Econ Mllll.TU r---'' vi t:~~ u
}zjf
inf¡.¡/JJ&iJ.w¡¡¡_POF::pl!,,t¿;.,/J,lf.V p:l{!Jlt tfr.f.cno a1
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Introducción a la literatura infantil y juuenil Capítulo 6: Para saber más

Etxaniz, X. ( 1998): Euskal haur eta gazte literaturaren historia. Pamiela. Pamplona. Pelegrín, A. (1984): Cada cual a tiell{/,t su juego. De tradición oral y Literatura. C incel.
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Introducción a la literatura infantil y juvenil Capítulo 6: Para saber más

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Sus historias tienen la consistencia de las buenas narraciones. Autor de obras
Teatro adolescentes de novela histórica, también ha hecho incursiones excelentes en otras
edades y géneros. Es uno de los grandes clásicos modernos <le la literatura infan-
til catalana, junto con otros autores como Francesc Vallverdú o Joaquim Carbó.
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Teresa Duran
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56, 08001 Barcelona. Barcelona, 1949. Created with
Fundación Germán Sánchez Ruipérez. Cenero de Documentación e Investigación. El humor y el juego co lenguaj¡ caracte~~l,¡¡,~bra d~ ~ a__excelen.te
dftitrO'TM~ef:)fOfe$S1 Q na 1
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Peña Primera, 14-16, 37 002 Salamanca. narradora para pequeños

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22 8 229
Introducción a la literatura infantil y ¡uveni{ Ca¡1ítulo 6: Para saber m ás

se recrea el folklore. Su interés por la imagen se traduce en la creación de cui- España. Contención, inteligencia y poesía en obras realistas que no retroceden
dados álbumes de sus ohras. en la dureza de los temas.
Pim, pam, pum, poma. il. Arna! Ballester. Publicacions de ['Abadía de A lgunos niños, tres perros y más cosas. Espasa-Calpe. M adrid , 198 1.
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Colección de "Popofy Kocarasca". 11. Max. Publicacions de ]'Abadía de El h9'0 del jardinero. Anaya, 1987. (8- 12)
Montserrat. Barcelona, desde 1996. (0-8) Crónicas de M edia tarde. Incluye: A ños diflciles, El barco de los pelegrino.r y
Dirección de la colección "El saco" de La. Galera, con varios títulos propios. El guardián del silencio. Gaviota, 1996. (8-1 2)
(0-8)
L os niños numerados. Lóguez. Salamanca, 1996. (12- 16)
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SM. Madrid, 1994. (12-16)
C oncha López N arváez
Gabriel Janer Manila
Sevilla, 1939.
La novela histórica y la realidad rural configuran una gran p arte de su ob ra,
Algaida, Mallorca, 1940. aunque su registro abarca también bellos cuentos para los pequeños.
Es el gran impulsor de la literatura infantil y juvenil mallorquina. Su gran cul- El am igo oculto y los espíritus de la tarde. N oguer. Barcelona, 1984.
tura folklórica nutre una fantasía poérica dirigida a la denuncia de los problemas (12- 16)
acrual1::s que caracteriza su obra, especialmente rica para las edades intermedias. Memo rias de u na gallina. Anaya. M ad rid, 1989. (8-1 2)
El reí Gaspar. Trad. El rey Gaspar. La Galera. Barcelona, 1976. (8-1 2) Las horas largas. Anaya. M ad rid, 1997. ( 12- 16)
La serpentina. Trad. La serpentina. La Galera. Barcelona, 1984. (8-12)
Tot quant ueus és el mar. Trad. Esto que ues es el mar. La Galera. Barcelona,
Agustín Fernández Paz
1988. (8-1 2)
Han cremat el mar. Trad. Han quemado el mar. Edebé. Barcelona, 1993. Villalba, Lugo, 194 7.
(1 2- I G) Representante aquí de una creciente narrativa gallega que aúna el folklo-
re co n la m od ern id ad li teraria en a utores co mo Paco Martín o Xabicr P.
Joan M anuel Gisberr Oocampo. La obra de Fernández Paz juega con los géneros literarios para tra-
ducir las preocupaciones sociales actuales y para ampliar los registros de la lite-
Barcelona, 1949. ratura infantil gallega.
Contos por p alabras. Trad . Cuentos por palabras. SM. Madrid, 1991.
El misterio y la intriga esrán aseguradas en su extensa obra para adoles- (8- 12)
centes. Maestro en la invención de imágenes sugerentes y en la creación de cli- Cartas de inverno. Xerais. Vigo. 1995. Trad. Cartas de invierno. SM . Madrid.
mas inquietantes, su aportación ha sido esencial para la constitución de una (12- 16)
novela juvenil castellana Amor dos quince anos, Marifyn. Trad . Amor de los quince años, Marifyn. SM.
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El m isterio de la mujer autómata. SM. Madrid, 199 1. (12- 16) Asun Balzola
Juan Farias
Bilbao, 1942.
C readora de álb~me5cf?~ f~Q,\\:fiñ_o s y de n_ovclas juve~ iles. Su calidad
Serantes, A Coruña, 1935. com_o il ustradora se iguala a a se~sí51ltdad y acierto n¡ rrat1vo de sus obr~s,
Una de las escrituras más personales y de mayor calidad de la literatura en
cualidades que comparte naniffcfDl\pmfess1 onal
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23 0 23 I
Inlroducción a la literatura infantil y juvenil

Serie "Munia". Destino. Barcelona. 1982-90. (0-8)


Por los aires. SM. Madrid, 1991. (0-8)
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Man. NJ, 18-20. fica ya consta allí. Tampoco consta la referencia de las obras clásicas, ya q ue acos-
López Tamés, R. (1985): Introducción a la literatura infantil Universidad de Santander. tumbran a estar publicadas en d istintas editoriales. En el caso de los álbumes, se
Santander.
citan como autores tanto al escritor del texto como al ilustrad or. En el caso de
MacDonald, R. (1982): "The tale re-cold: fcminist fairy tales". Children 's literature
cuentos profusamente ilustrados, se ind ica el ilustrador. En los restantes casos se
assotiation quarterly, 7: 18-20.
ha omitido esta referencia, así como, en todos, el año de publicación. Ambos datos
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pueden recabarse en las bibliografías y bases de datos existentes. Las obras escritas
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