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-JURISPRUDENCIA

Andrés Bello también habla acerca de como se puede otorgar un testamento “En

el otorgamiento del testamento impugnado se consignó que el testador podía leer el

testamento, cuando queda acreditada su falta de visión, y que renunciaba a tal derecho,

por lo que se efectuaba la lectura por el fedatario público y en presencia de dos testigos,

que estaban allí para suplir la firma, al manifestar el testador su imposibilidad de hacerlo

por dificultades físicas en la mano.”

CODIGO CIVIL CHIENO Art. 1019.-“El ciego podrá sólo testar

nuncupativamente y a te escribano ó funcionario que haga veces de tal. Su testamento

será leído en alta voz dos veces: la primera por el escribano ó funcionario, y la segunda

por udo de los testigos elegido al efecto por el testador. Se hará mención especial de esta

solemnidad en el testamento”

CODIGO CIVIL ECUATORIANO Art. 1057.- El ciego sólo podrá otorgar

testamento nuncupativo, y ante notario o empleado que haga veces de tal. Su testamento

será leído en alta voz dos veces; la primera por el notario o empleado, y la segunda por

uno de los testigos, elegido al efecto por el testador. Se hará mención especial de esta

solemnidad en el testamento.

El Tribunal considera que, aunque la presencia de los testigos en este caso tenía

como finalidad suplir la firma del testador, resulta claro que este último manifestó ante

ellos su conformidad, tras la lectura del testamento por el notario, por ser su contenido

expresión de su última voluntad, garantizándose, por tanto, que la redacción del

testamento coincide con la lectura notarial, con lo que se cumple la finalidad de la norma,

que es evitar fraudes a una persona cuya ceguera le imposibilita percatarse por sí misma

del contenido del testamento.


Así, aunque falte la consignación expresa del defecto físico del testador –

constancia expresa que no exige la norma-, al otorgamiento del testamento concurrieron

los dos testigos exigidos por el artículo 184 Ley Galicia 2/2006 también para el caso de

ceguera. Firmando por la imposibilidad para hacerlo del testador, pero no por su

imposibilidad de oír, se hiciera o no constar en el testamento la ceguera o se manifestase

en él por el testador que podía leerlo a pesar de su falta de visión, los testigos constataron

que la última voluntad expresada por el testador era la contenida en el testamento

redactado y que en aquel acto de otorgamiento el notario leyó en voz alta.

Quedó así garantizada la coincidencia de su voluntad con el testamento redactado

y leído, cumpliendo los testigos el papel y la función que la ley dispone también para el

caso de que el testador sea ciego, o no sepa o no pueda leer o escribir, o, según el Código

Civil, no sepa o no pueda firmar.

Todo ello, unido a la capacidad psíquica del testador, lleva a concluir que en el

testamento impugnado se cumplen los requisitos legalmente exigibles de validez,

conteniendo la última voluntad del causante, real y libremente manifestada.

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