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HISTORIA DE LA ECONOMÍA

La historia económica es la rama de la


historiografía que estudia la economía del
pasado, así como la rama de la economía que
estudia los hechos y estructuras económicas del
pasado.

No debe confundirse la historia económica con la


historia del pensamiento económico, disciplina
que estudia la historia de las escuelas de
pensamiento económico. La historia económica
se preocupa por describir la evolución de los
sistemas económicos que han servido a la
especie humana para asegurar su supervivencia y multiplicar su población.1 Dado
que las ciencias sociales no son susceptibles de experimentarse en un laboratorio,
situaciones pasadas y los datos recogidos sobre estas deben servir a la hora de
elaborar hipótesis falsables.

Según las metodologías y enfoques particulares de cada escuela de historiadores


económicos, su propósito es, bien comprender la persistencia de las estructuras de
larga duración (concepto de Fernand Braudel), sus paulatinas transformaciones en
las grandes transiciones históricas (transición del feudalismo al capitalismo), su
comportamiento en el nivel de la coyuntura (crisis seculares como la crisis del siglo
XIV o la crisis del siglo XVII; ciclos más cortos como la crisis de 1929 o la crisis de
1973); o, desde otro punto de vista, explicar cómo los cambios en la estructura social
y los mercados han contribuido al desarrollo económico en el largo plazo. Una
tendencia reciente dentro de la historia económica es la llamada cliometría (en
referencia a Clío la musa de la historia) aplica las técnicas del análisis estadístico y
econométrico a los datos y hechos históricos, siendo sus representantes principales
Robert Fogel y Douglass North. En la historiografía influida por la francesa Escuela
de los Annales o a la historiografía anglosajona cercana al materialismo histórico de
origen marxista suele ir de la mano con la historia social, en lo que puede
considerarse más un enfoque que un género, denominado historia económica y
social.2

El objetivo es comprender cuáles han sido los grandes movimientos de la economía


mundial que nos han traído a la situación actual, caracterizada por una esperanza
de vida y unos niveles de consumo incomparablemente superiores a los de la
civilizaciones anteriores, pero que sigue teniendo numerosos retos pendientes.
Entre ellos, el más importante es extender los beneficios del progreso económico a
los miles de millones de personas que todavía están fuera de él.

Debido a la falta de fuentes escritas del periodo pre-agrícola, no se pueden hacer


idealizaciones sobre cómo vivieron los hombres de aquellas épocas. Sin embargo,
sí se pueden hacer ciertas generalizaciones a partir de
grupos aborígenes que han estudiado antropólogos e
historiadores modernos.

"Es seguro que la gran mayoría de la gente vivía en


pequeñas cuadrillas o bandas que sumaban en total
varias decenas, o como mucho varios cientos de
personas. Quizá en periodos de crisis se acercaban a
bandas vecinas para cazar conjuntamente. El comercio
se limitaba sobre todo a objetos de prestigio. No existen
pruebas de que la gente comerciara con bienes básicos
como frutos y carne. La población de sapiens estaba desperdigada sobre territorios
inmensos. La mayoría de las cuadrillas vivían como nómadas, viajando de un lugar
a otro en busca de comida. Por lo general se desplazaban por un mismo territorio
conocido. A veces, las bandas salían de su territorio y exploraban nuevas tierras,
ya fuera debido a desastres naturales, a conflictos violentos, a presiones
demográficas o a la iniciativa de un jefe carismático. Estos desplazamientos eran el
motor de la expansión humana por todo el mundo.

La revolución neolítica, junto con la revolución industrial, ha sido el proceso


histórico-económico que ha tenido un mayor impacto en la organización de las
sociedades humanas y los modos de producción. Ambas revoluciones comportaron
una explosión demográfica de las sociedades humanas.

La economía paleolítica se basaba muy ampliamente en modos de producción de


alimentos no intensificables como son la caza, la recolección y la pesca. Por el
contrario la economía neolítica comportó un desarrollo más amplio de la agricultura
y la ganadería que eran modos de producción intensificables, es decir, si se
dedicaban más horas de trabajo a esas actividades podía incrementarse la
producción, frente a la caza y la recolección que eran muy poco intensificables,
además de ser modos vulnerables a la sobreexplotación.

La agricultura intensiva apareció independientemente en diversas regiones del


planeta. Parece que el único continente donde la agricultura fue un desarrollo
importado, fue Europa donde la agricultura se extendió a partir de migraciones o
expansiones de pueblos a partir de Próximo Oriente.

La intensificación de la agricultura permitió por primera vez la existencia de


excedentes, lo cual permitió la existencia de asentamientos permanentes, la
explosión demográfica, la especialización laboral y en consecuencia estratificación
laboral. La diversidad de papeles sociales y la división del trabajo llevó a la aparición
de la servidumbre, las guerras, la existencia de clases sociales, a su vez el aumento
del número de personas que formaban una comunidad llevó a la necesidad de
coordinar la acción social y en último término llevó a la aparición de ciudades-estado
y de una clase administrativa (donde frecuentemente se desarrolló la escritura y
otros desarrollos culturales más complejos). Si la civilización primitiva no sabía más
que sobrevivir, la civilización agrícola-pastoril reveló pronto el gusto por las
novedades.

Economía antigua
La economía del mundo antiguo no era
capitalista, era más bien esclavista. Destacan
los imperios de Mesopotamia, Egipto, Persia,
India, China, Grecia y Roma. La organización
social asociada a su economía se caracterizó
por:

Un sistema jerárquico de clases sociales


inmutables con poca o nula movilidad social,
basado en unidades tradicionales como clanes
familiares, castas u órdenes sociales.
Un sistema agrario de bajo o nulo crecimiento económico porque no había inversión
o ahorro. La riqueza no se convertía en capital, porque no se reinvertía
sistemáticamente.
Dimensión del mercado reducida, y limitada a la comercialización de excedentes y
de productos de primera necesidad, fundamentalmente.
En su última fase, la economía del mundo antiguo estaba ya monetarizada y el
trueque fue desapareciendo paulatinamente.
El imperio romano basó en un sistema mixto, compuesto por el modelo de imperio
tributario típico y un modelo esclavista con mano de obra forzada.

En China y en India con algunas diferencias parece que existió un sistema similar
aunque con desarrollos regionales peculiares. Es importante señalar que ya durante
este período existieron rutas comerciales que unían occidente y oriente tanto a
través de la ruta de la seda como por vía marítima a través del Mar rojo. Sin
embargo, los productos comerciados a largas distancias se limitaban principalmente
a productos suntuarios y evidentemente no perecederos.

1. Los primeros sistemas agrarios


En el principio toda la actividad económica estaba circunscrita a la agricultura, la
pesca y el pastoreo. No existía el dinero y todos los intercambios económicos se
hacían mediante trueques, de modo que nuestros ancestros ignoraban lo que era
una hipoteca o una empresa de trabajo temporal.

Durante siglos, las principales vías de comunicación y comercio fueron los ríos. Los
intercambios que se realizaban estaban basados en los excedentes de las familias,
productos artesanales hechos a mano que sobraban. Estas constituían los
principales núcleos económicos de las economías de subsistencia.

HISTORIA
Breve historia de BBVA (I): nace Banco de Bilbao
Comienza, con este artículo, un repaso a la larga historia de BBVA. A través de
varios capítulos, bbva.com quiere dar a conocer de una manera sencilla y
divulgativa los casi 160 años de vida de una de las entidades bancarias con mayor
reconocimiento a lo largo de los siglos XIX, XX y XXI.

A mediados del siglo XIX la sociedad


española se encontraba en un momento de
cambio. La política nacional vivía momentos
complicados, se contaba desde la década
de los 40 con una Ley de Sociedades
Anónimas, la pujante minería necesitaba de
mejoras en las infraestructuras de transporte
y una mejor financiación. Con la llegada de
la revolución liberal, el panorama de las
entidades bancarias va a comenzar a vivir
un auge sin precedentes.

Con las culturas egipcia, griega y romana, en ese orden, el sistema esclavista
constituyó la base de la economía. La principal riqueza provenía del trabajo de los
esclavos en la agricultura. La guerra también se consideraba, según algunos
filósofos griegos, una fuente de riqueza, debido al aprovisionamiento de esclavos y
la mano de obra barata que se obtenía tras las conquistas.

Durante el imperio romano se produjo un aumento en la actividad comercial, si bien


no era muy eficiente pues todas la mercancías se enviaban a Roma y, desde allí,
se redistribuían a los confines del “mundo conocido”.

2. El sistema feudal
Con el derrumbamiento del imperio romano se produjo una gran vertebración de la
actividad económica. El concepto de imperio protector con fronteras bien definidas
se vino abajo y los campesinos, principales generadores de riqueza, se mudaron al
castillo más cercano para protegerse de las hordas de invasores y saqueadores.

Cada señor feudal protegía a un número determinado de vasallos que trabajaban


las tierras. A cambio de la protección, les entregaban una cantidad anual de su
cosecha al señor y a la iglesia. Esto era lo que se conocía como diezmo, por
equivaler a la décima parte de la cosecha. Durante esta época el comercio se
reducía a ciertas ferias de carácter anual donde se compraban y vendían artículos
artesanales.

A finales de la época feudal comenzó a surgir una nueva forma de producción de


riqueza, diferente a todo lo conocido hasta entonces (agricultura, ganadería, pesca
y conquista) y basada en la aportación de un cierto valor añadido a las mercancías.
Hablamos del gremio de artesanos, precursores de las fábricas. En esta etapa los
ricos debían purgar su condición de privilegio mediante la entrega de limosna
(caridad) y el cobro de intereses se consideraba una blasfemia.
3. El sistema mercantilista
Conforme los tiempos avanzaron y las hordas invasoras redujeron su flujo, las
ciudades comenzaron a crecer fuera de las murallas, y comenzó la difusión de la
moneda, la letra de cambio y los pagarés. Con ello, el ser rico no estaba mal visto
ya que si el trabajo dignifica, la riqueza, como producto del trabajo, era igualmente
digna. Surge una nueva clase social entre los campesinos, la nobleza y el clero: la
burguesía, aupada por el comercio.

HISTORIA
La tulipomanía, la primera burbuja económica de la historia
La primera burbuja económica de la historia, conocida como tulipomanía, se produjo
en la economía más potente de la Europa del siglo XVII, los Países Bajos. Hoy,
Holanda es un país reconocido por ser el máximo productor de tulipanes del mundo.
Dicha flor es, sin duda, imagen del propio país, pero, lo que hoy es un símbolo, un
día fue una pesadilla que arruinó su economía por completo.

Con todos estos cambios, el cobro de interés deja de ser un tabú. Se entiende que
el que presta corre el riesgo de que no se le devuelva el dinero de modo que el
interés se entiende como una compensación a dicho riesgo. Además, el que presta
dinero tampoco puede utilizarlo en otra cosa así que el cobro de interés se ve
legitimado una vez más por lo que se conoce como “lucro cesante”.

4. Capitalismo vs. comunismo


Fábricas, sindicatos, producción en cadenas, partes intercambiables, internet… Con
la llegada del capitalismo la riqueza dejó de ser un medio para acercarse a dios y
se convirtió en un fin en sí mismo. Enriquecerse era la meta de la versión económica
de la evolución de Darwin: los más listos era los que se enriquecían. El capitalismo
se basó, en sus inicios, en la falsa creencia de que las materias primas eran
ilimitadas. La falsedad de esta premisa se puso de manifiesto con la crisis del
petróleo de 1973. Lógicamente, las materias primas parecían ilimitadas cuando la
Tierra tenía 100 millones de habitantes, pero con más de 6.000 la cosa cambiaba.
Por otra parte, como buena utopía, el comunismo funcionaba bien sobre el papel
pero fallaba en uno de sus pilares básicos: el ser humano y su altruismo para con
sus semejantes. Todo se basaba en la planificación centralizada, la supremacía del
bien común y el estado sobre el individuo.

Una visión de futuro: lo que está por venir


Si bien el capitalismo estaba basado, entre otras cosas, en el individualismo y la
idea de que los recursos son ilimitados, el próximo sistema económico, debería
basarse en todo lo contrario (cooperación y reciclaje). Puesto que los recursos se
han demostrado escasos, se debería optimizar su uso. Puesto que cada vez hay
más población en el planeta, si queremos trabajar todos habría que reducir los
horarios y procurar que el valor añadido aportado por cada trabajador fuera enorme.
Un ingeniero diseñaría algo, otro optimizaría su diseño y un tercero lo construiría de
un modo más eficiente. De modo que al final, el producto acabado hubiera sido
construído de la forma más económica y aprovechando al máximo los recursos
disponibles.

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