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DIALECTOS

En lingüística, la palabra dialecto hace referencia a una de las posibles variedades de una lengua;
frecuentemente se usa el término dialecto para referirse a una variante geográfica de una lengua
asociada con una determinada zona (de ahí que también se use como término sinónimo la
palabra geolecto o, en terminología de Eugenio Coseriu, las expresiones variedad
sintópica y norma espacial). Más concretamente, un dialecto es:

Un sistema de signos desgajado de una lengua común, viva o desaparecida, normalmente, con una
concreta limitación geográfica, pero sin una fuerte diferenciación frente a otros de origen común.

El número de hablantes y el tamaño de la zona dialectal pueden ser variables y un dialecto puede
estar, a su vez, dividido en subdialectos (o hablas).

Independientemente de la antigüedad del término, su uso lingüístico se inicia a finales del siglo
XIX cuando la lingüística histórica dio paso a la aparición de la dialectología como disciplina
lingüística dedicada específicamente a las variedades geográficas de las lenguas.

Los dialectos han de ser entendidos como variantes geográficas condicionadas históricamente,
esto es, la historia de los contactos lingüísticos es el factor que determina la diferenciación
dialectal. Como causas de la variación dialectal se señalan, habitualmente, las siguientes:

1. El origen de los pobladores que, hablando la misma lengua, ya presentaban diferencias


dialectales de origen;
2. La influencia de otra lengua sobre una parte del dominio lingüístico; y
3. La separación territorial que da lugar a evoluciones diferenciadas

VARIEDADES GEOGRAFICAS

No todos los hablantes empleamos nuestro idioma de la misma forma. El uso de la


lengua depende de factores como el lugar en el que la hemos aprendido, nuestro nivel de
instrucción cultural o la situación comunicativa en la que nos encontramos en cada momento
preciso. Esta diversidad es lo que se conoce como variedades de la lengua, de cuyo estudio se
encarga la Sociolingüística. Entre ellas, podemos distinguir:
 Variedades sociales o diastráticas: cada grupo social tiene formas de expresarse
diferentes, dependiendo de factores como la clase social, la educación, la profesión, la
edad o la procedencia étnica. Para referirse a la vivienda habitual, el argot juvenil ha
utilizado palabras como "keli", "chabola" o "choza". Por el contrario, en el lenguaje típico
de los negocios, seguramente utilizarían "inmueble" o "finca".

 Variedades situacionales o diafásicas: cada momento o situación requiere una variedad


lingüística diferente. No hablamos de igual forma con un amigo que con una persona
desconocida; no utilizamos el mismo lenguaje en nuestro ambiente familiar que en un
juzgado. Un poeta puede utilizar la palabra "morada" en uno de sus textos, pero
seguramente no la utilizará en una situación familiar por riesgo a parecer pedante o
afectado, contexto donde preferirá emplear el término, más habitual, "casa".

 Variedades geográficas o diatópicas: cada zona, región o pueblo tiene aspectos


lingüísticos propios. Por ejemplo, una casa independiente en la zona rural en Andalucía se
llama "cortijo", mientras que en Cataluña se llama "masía" y en el País Vasco, "caserío"; en
Galicia, "pazo", y en la Comunidad Valenciana, "barraca". También hay diferencias
importantes en la pronunciación o en algunas construcciones gramaticales según el lugar
donde hemos aprendido o donde hablemos nuestro idioma.

VARIEDADES SOCIALES

Existen diferentes niveles en el uso de una lengua: habla culta, habla coloquial y habla vulgar. Se llaman
también variedades sociales de la lengua o registros.

El habla culta (o nivel culto) representa el uso más cuidado de la lengua. Es tenido como modelo de
corrección y aparece sobre todo en los textos científicos y literarios.

El habla coloquial (o nivel coloquial) es el que usan habitualmente la gran mayoría de los hablantes de un
nivel cultural medio para la comunicación en la vida cotidiana. El habla coloquial constituye la lengua
estándar, que es la utilizada, por ejemplo, en los medios de comunicación.
El habla vulgar (o nivel vulgar) es el uso descuidado —y en la mayoría de los casos incorrecto— de la
lengua, y se manifiesta en el empleo de vulgarismos.

Como variedad intermedia entre el habla coloquial y el habla vulgar encontramos el habla familiar, que es
la que usamos con las personas de nuestra confianza.

VARIEDADES DIAFASICAS

En el ámbito de la lingüística se denominan variedades diafásicas o variedades situacionales, a


diferentes tipos de variantes que involucran cambios en el lenguaje dependiendo de las
circunstancias, tema e interlocutores involucrados en la comunicación.1
Son modalidades de habla, a veces denominadas estilos. Existe una amplia variedad de
circunstancias y situaciones, y muchas veces la persona que habla pasa de una modalidad a otra
sin apercibirse:
 Por favor permítame presentarle a mi jefe. / Este es mi jefe.
 Ha debido realizar un gran esfuerzo. / Se ha roto el lomo trabajando.
 Esta comida está exquisita. / La comida está para chuparse los dedos.
Es sabido que no hablamos igual en una fiesta informal con amigos que en una actividad religiosa.
En este caso, el cambio es provocado por el grado de formalidad de las circunstancias. El grado de
formalidad se entiende como el apego o no a la estricta observancia de las reglas, normas y
costumbres en la comunicación lingüística.

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