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Vila Ignasi
Universitat de Girona
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Las experiencias de los jóvenes fuera de la escuela relacionadas con la ciencia y la tecnología como fuente de influencia en la actitud respecto a la ciencia View project
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Ignasi Vila
Universitat de Girona
Departament de Psicologia
Plaça Sant Domènec, 9
17071 Girona
Julio, 2002
Introducción
No quiero negar las dificultades que implica poner en práctica ambos aspectos. Es
evidente que son muchas y que, en determinadas ocasiones, podemos tener la
impresión de que ambos no son compatibles. En esta conferencia quiero hablar de
esta cuestión. Así, creo que, en el debate que se acostumbra a suscitar sobre la
posibilidad o imposibilidad de tener en cuenta ambos aspectos, se olvidan a
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menudo a los otros agentes educativos –familia y comunidad- y, sobre todo, se
suele olvidar el rol de la escuela en relación con ellos. Es decir, en el debate
educativo, se invoca a la familia y a la comunidad, pero de manera aislada y,
pocas veces, se intenta analizar el entramado que forman los tres ámbitos y cómo
se interrelacionan para hacer posible las finalidades de la educación a todo el
alumnado.
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necesitaban los unos a los otros. Cada persona sabía el lugar que ocupaba en la
escala social, sabía también las razones de ello y, a la vez, conocía los
instrumentos para poder intentar modificarlo. Instrumentos de tipo diverso, algunos
políticos (sindicatos, partidos, etc.) y otros educativos como el acceso a la
universidad.
Pero, no cabe duda que, en esta perspectiva, el tema del conocimiento y de las
capacidades humanas en general adquiere una relevancia especial.
Históricamente, el conocimiento siempre ha sido importante, pero actualmente es
decisivo. Antes se decía “el que vale, vale, y el que no a trabajar”. Más allá de las
implicaciones “genéticas” de esta afirmación que evidentemente no comparto, lo
que se quería expresar con ella era que no hacía falta estudiar para poder tener
trabajo y labrarse un futuro digno y de calidad. Hoy en día esta frase ya no es
posible y las personas que, en un futuro muy próximo, tengan que incorporarse al
mundo laboral habrán de tener un conjunto de capacidades relacionadas con
saber transformar la información en conocimiento que sólo es posible desde la
educación. Lo contrario es la exclusión y la marginación.
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del estado-nación. Es verdad que en buena parte ello sigue siendo así y que, por
eso, la dicotomía nacional versus extranjero es insostenible y se hace necesario
extender la ciudadanía a todas las personas que residen habitualmente en un
estado independientemente de su origen nacional.
En cualquier caso, dicho esto que me parece importante, también quiero resaltar
que el concepto de ciudadanía asociado únicamente a la nación empieza a perder
significado. El reconocimiento de la importancia de las entidades supranacionales
en el ámbito de la economía y sus consecuencias implica, a la vez, un repliegue
comunitario en el ámbito de lo local. Pero, a diferencia de lo que ocurrió a lo largo
del Siglo XX, en el que lo local era una fuente de adscripción política, las actuales
adscripciones locales acostumbran a ser culturales y, en concreto, la lengua, la
religión, la etnia y semejantes aparecen, todas ellas, como candidatas.
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personas para la vida profesional o para promover la movilidad social en el sentido
de disminuir las diferencias entre clases sociales. Ciertamente, es todo eso, pero
es también más cosas. La educación aparece cada vez más como un buen
instrumento para promover la igualdad y combatir la exclusión social y para
construir lazos de solidaridad entre las personas.
Por eso, la reflexión sobre la educación desde estos planteamientos señala tres
aspectos importantes: 1) la necesidad de organizar el sistema educativo para
garantizar el desarrollo de capacidades y habilidades para transformar la
información en conocimiento; 2) la extensión y universalización de la educación, y
3) la construcción desde la educación de identidades plurales (Delors, 1996;
Subirats, 1999a; Tedesco, 1999; Vintró, 2001).
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cualquier tipo de información sirve. O dicho de otra manera, no hay informaciones
más relevantes que otras para poder desarrollar este tipo de capacidades.
La universalización de la educación
Pero, la propuesta anterior no puede quedar limitada a una elite más o menos
extensa. Si tal y como hemos explicado, la posibilidad de participar en la sociedad
de la información comporta el desarrollo de capacidades y habilidades que
únicamente se pueden construir y adquirir desde la educación formal, ello significa
que el combate contra la exclusión comporta que todas las personas puedan
participar en la discusión de problemas complejos implicados en la producción del
conocimiento.
No es aceptable que las dificultades que comporta una práctica educativa para
todas las personas se resuelvan con la segregación o expulsión de una parte del
alumnado de su participación en la resolución de los problemas complejos
implicados en la producción del conocimiento. Si se hace así, se sientan las bases
de la exclusión y la marginación con sus consiguientes secuelas de pobreza y
violencia.
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La familia, la iglesia y el estado han sido las tres instituciones más importantes
para la socialización de las personas. No hay tiempo para analizar cada una de
ellas, pero no cabe duda que de la misma manera que he comentado la crisis del
estado-nación, podemos concluir que las transformaciones experimentadas por las
tres instituciones en los últimos años son notables y, por tanto, tienen dificultades
para ejercer su función socializadora de la misma manera que antaño. De ahí que
la educación aparezca como un ámbito de enorme importancia en el proceso de
socialización y, en concreto, respecto al sentido de solidaridad versus el sentido
de pertenencia (Tedesco, 1999).
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una práctica educativa distinta para superarlas o, en palabras de hoy en día para
transformar las dificultades en posibilidades.
Otro ejemplo remite al desarrollo urbanístico de las dos últimas décadas: las
adosadas. En ellas, se consigue la homogeneidad a través de la hipoteca y, eso
sí, se pierde todo lo positivo que comporta la heterogeneidad social de los barrios
y su infraestructura social de relaciones a través de las tiendas, los pequeños
supermercados, los bares, el cine y semejantes. Adosadas y especialización de
las zonas urbanas van de la mano. Así, además de las zonas residenciales, se
crea la zona de las grandes superficies, la zona de diversión, la zona universitaria
y así sucesivamente, pero, también, las zonas marginales, los guettos y
semejantes.
Educación y academia
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hacia abajo era una cosa extraña, en la sociedad de la información el peligro de la
exclusión es percibido por muchas familias independientemente del lugar que
ocupan en la escala social. Es verdad que las familias desfavorecidas tienen más
riesgos que las familias favorecidas, pero estas últimas no están excluidas de los
peligros que llevan a la exclusión y la marginación. Por eso, en la conciencia social
de muchas familias la educación escolar aparece como una especie de “cinturón
de seguridad” para el futuro de sus criaturas y, en consecuencia, reivindican una
educación de calidad. Pero, dicha reivindicación se ajusta a las tendencias
sociales y, en consecuencia, significa homogeneidad, tal y como hemos visto, y
academicismo.
Escuela y territorio
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homogeneidad social del alumnado. Pero, como ya he dicho, si se elige este
camino a nadie le podrá extrañar que a la larga fenómenos como la pobreza, la
violencia o la delincuencia se enseñoreen en nuestras sociedades.
Por eso, el camino es otro. Y existen ejemplos que lo marcan. Subirats (1999b)
muestra cómo en un barrio de Barcelona las escuelas -o algunas escuelas- se
han abierto al territorio en el sentido de orientarse a conseguir una fuerte
implicación con las entidades del entorno y, a la vez, contribuir a la creación y
mantenimiento de una red comunitaria que otorga una fuerte identidad a la vida
del barrio. En definitiva, construyen conjuntamente un proyecto de futuro para el
conjunto de las personas del barrio basado en la promoción de la igualdad y el
refuerzo de la cohesión social.
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En cualquier caso, se trata de acercar la escuela a la familia y la comunidad y
permitir continuidades educativas que no impliquen cambios bruscos entre aquello
que hace la escuela y aquello que forma parte de la vida cotidiana de las criaturas.
Y ello sólo se consigue si la escuela consigue ser un referente activo en la vida
social de la comunidad.
“La escuela es un fenómeno extraño. No es algo que se pueda dar por supuesto.
Es una institución todavía muy reciente en la historia de la humanidad y la idea
que todo el mundo ha de pasar es completamente nueva. Probablemente es la
idea a la vez más radical que hemos mantenido en el ámbito de la sociedad
occidental. La escuela es extraña por razones diversas, y es posible que algunas
de ellas sean las mismas que la convirtieron en un invento revolucionario. Para
comenzar es un entorno dispuesto de una manera que extrae el aprendizaje casi
completamente fuera del contexto de la acción. Colocamos el alumnado en una
situación de aislamiento en la que no hay nada más que aprendizaje, una
condición notablemente diferente de la que se produce en el aprendizaje
natural”.(Bruner, 1973).
Conclusiones
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Bibliografía
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