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—POR—1

EL DR. MIGUEL GRANIER

La Homeopatía no consiste en los glóbulos,


sólo los ignorantes lo dicen.
" / É p . m m E L AUTOR.

i^EtsrJB-iSTK # Numquid lex nostrá judieat hominem.-nisi


pvius audient-üb ipso, et cognovent quid fa-
fRiHCBiOSÄM"
V*.v/1 ~ 0 .
CIAT?
. * S . JUAN. V I L 57.

Nuestra lev jamás juzga al hombre, sin oír-


0
' Z i . lo y conocerle.

TRADUCCION ESPAÑOLA

•—DE—

REHATO PLOBÈS DE GTJRNNAY


UNIVERSIDAD DE HHW LEO» .
BJBUGTEM \ > W M E M

MEXICO

TIPOGRAFÍA DE. TRINIDAD SÁNCHEZ S A N T O S ? CALLE DE LAS ESCALERILLAS NÚMERO 2 0

1900

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SUMARIO DE LAS CONFERENCIAS
IA.CONFERENCIA.—¡No C R E O EN L A HOMEOPATÍA!—Cuan pru-
dentes deben ser las negaciones y afirmaciones.
. 2 a . CONFERENCIA.—Mi C O N V E R S I Ó N A LA HOMEOPATÍA—Por qué
y cómo m e convertí á ia Homeopatía.
3A. C O N F E R E N C I A — L o s ALÓPATAS Y LOS ACADÉMICOS.—Obs-
táculos que se oponen á las conversiones y á la marcha de nuestra doc-
trina.
4 A . CONFERENCIA.—IRRADIACIÓN DE LA HOMEOPATÍA.—Estado
de nuestra doctrina en todos los países del mundo.
5 a y 6a. CONFERENCIAS.—TEMPLO HIPOCP.ATICO.-Ojeada s o b r e
la historia de la medicina.—Exposición de los viejos sistemas.
7 a y 8 a . CONFERENCIAS.—TEMPLOHAHNEMANNIANO.— Exposición
de la nueva doctrina médica.
9 * . C O N F E R E N C I A . — L o P O S I B L E . — A c c i ó n de las dosis infinitesi-
males, considerada como POSIBLE.—Pruebas suministradas por el racio-
cinio y por los fenómenos de la naturaleza.
10 A . CONFERENCIA.—EL HECHO.—Acción de las dosis infinites?
males, considerada como HECHO.—Pruebas suministradas por los he-
chos negativos, positivos, generales y p a r t i c u l a r e s — L a Homeopatía en
el Ferrocarril de Nimes.
1 1 A . C O N F E R E N C I A . — E N F A M I L I A — L o s medicamentos y las do-

FG-T)D EmcTEWO sis homeopáticas; su preparación, su administración, etc., etc.


1 2 * . C O N F E R E N C I A . — N U E S T R O S F R A C A S O S . — C o n f e s i ó n y expli-
VALVERDE V TELLIZ
cación de los fracasos de los homeópatas.
f 1 3 A . C O N F E R E N C I A . — ¿ H A S T A CUANDO?—Las viejas preocupacio-
nes:—Sangrías, sanguijuelas, etc., etc.
125062 l é a . CONFERENCIA.—UNA COMEDIA S I E M P R E N U E V A . — L O S eva-
cuantes:—Purgas, vomitivos etc., etc.
15 a . CONFERENCIA—UN O R G A N O NUEVO.—Vegijatorios, caute-
rios, sedales, moxas., etc, et¿.
16 a . CONFERENCIA.—EL M E S Í A S DE LA MEDICINA.—Vida de Hah-
n e m a n n . — C ó m o construyó el edificio de la Homeopatía,
> ., . . . „.'rv;* _- >
*

PRIMERA CONFERENCIA

m CEEO m LA HOMEOPATÍA!. 8»IJ»

da como en el instituto.
c.ias que sean tan empleadas como
En el tiempo en que floreció
el verbo C R E E R . Ciertamente, en el
la filosofía griega, había en Creta
mecanismo del lenguaje, ésta es una escuela célebre en la que no
«na de las piezas de más movi-
miento. se era admitido sino después de un
iargo noviciado; entre otras prue-
Creo..' no creo bas, los aspirantes estaban sometí-

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u t y m v o se le halla en todas las para adquirir el equilibrio nerfwtn
conversacipnes, en todoslosdebates, del espirita; v e n Z T d l vm
^ l f f - s , Pitágoras d e c « t n u d o ^ t
frances ó de
mgles,de discípulos, que las dos Dalahra*
alemán o de español, de italiano ó más corta para p r o n m c i a S s v
ruso, siempre lleva la cabeza altiva «o, eran l a f q u e p e W
y orgullosa, camina con los pasos men. ¡ C u á n t a V d e n c i a en efecto
í * de la vana aristocracia, y se'asienta cuánta sabiduría cuánta ^
c o
a t a p l ~ o a c a d é m i c o - r s s
Todo el mundtTdice esto, tanto
el discípulo como el profesor, el jo- en una afirmación ó en ^
ven como el anciano, el ignorante ción, y cuántos, sin e m t a ™ i-
como el erudito. dejan escapar con la I Z t k t
Creo no creo \ gereza'
Se dice esto por doquiera; -en la ° ¿Sabéis lo que quiere decir:
y en el fondo, no creyendo en nada, ran todos los elementos de la doc-
creer no creer? Tal vez es más insensato, y sin embargo, es trina?
preciso decirlo, en el mundo no se ni en el mismo Dios.
no. ¿Su materia médica? ¿Cómo
ven más que negaciones ó afirma- ¡No creéis en la Homeopatía!
¿Escuchad! los medicamentos son estudiados,
¡Muy bien! Pero deseo saber,
Creer ó no creer, bajo el punto ciones ciegas!
¡Negáis Muy bien! y tengo derecho de preguntaros, en considerados y administrados por
de vista filosófico y fuera de las doc-
Entonces, tenéis el conocimien- virtud de qué razón no creéis; por- la Escuela Homeopática?
trinas religiosas, significa: dar ó re-
to íntegro de los secretos de la na- que si no tenéis razones positivas ¡Pues bien! ahora os pregunto:
husar su adhesión, después de un
para negarla, os declaro insensa- ¿vuestro examen h a puesto el pié,
libre y atento examen, á toda idea turaleza para que estéis autorizados
to no diré en el santuario, sino sola-
nueva que se presenta con los atri- á censurar esos fenómenos!
Entonces tenéis la intuición de Pero entremos en un razonamien- mente en el vestíbulo de esa doc-
butos de la verdad.
to muy sencillo, y, QUIEN QUIERA trina médica?
Ahora, os pregunto,y poneos an- todas las relaciones y de tocios los
QUE S E Á I S , antes de pronunciar vues- ¡No!
t e vuestra conciencia, ¿así es como misterios científicos, para que estéis
tro juicio, responded primero á es- Entonces, ¿por qué la negáis?
negáis ó afirmáis á cada iüstante? y autorizados á poner vuestro sello
tas preguntas:
cuando vuestra palabra es tan de- eniclopédico sobre todas las nuevas ¿Nunca habéis visto á la Homeo-
¿Oué es la Homeopatía?
cisiva, ¿os halláis en semejantes concepciones cíe la inteligencia hu- patía en acción? ¿La habéis segui-
mana! ¿Cuál es la significación radical do en su práctica, ya en la c'ínica
condiciones?
¡No creo en la Homeopatía! y cieniifica de esta palabra? particular, ya en las casas de bene-
He aquí una idea nueva que lla-
Esto lo he oído decirpor toda cla- ¿Oué se entiende por doctrina ficencia, y en los hospitales? Por-
m a á la puerta de vuestra inteligen-
se de personas. méciica? que, sea dicho con anticipación, la
cia, ¿la habéis examinado antes de
Primero, por ios médicos que co- ¿Cuáles son los elementos de es- Homeopatía tiene todo esto. ¿Ha-
darle ó de rehusarle la entrada?
nocen todo en medicina, excepto la ta doctrina, y cómo se les puede béis tratado de recoger los hechos?
He aquí un descubrimiento que
Homeopatía. examinar y apreciar? ¿habéis comprobado las cifras de
os pide su derecho de domicilio en
Por los sabios y eruditos que se Suponiendo ya resuelta esta cues- sus estadísticas?
el dominio de la verdad; ¿lo habéis
tión:
examinado antes de darle ó de re- habían ocupado de todo, excepto ¡No!
husarle su rincón de tierra y su lu- de la Homeopatía. ¿Cuáles son los elementos de la
Entonces, ¿por qué negáis?
gar al sol? He oído negar á la Homeopatía doctrina hahnemanniana?
Conocéis: La Homeopatía, aunque joven
He aquí una doctrina que apare- por hombres cuya sola instrucción todavía, ha hecho, sin embargo, sus
¿Su fisiología? ¿Su manera de
ce en el horizonte de la terapéutica, consistía en haber pasado alguna
considerar al hombre en su compo- pruebas; ya ha producido bastantes
¿la habéis examinado antes de dar- vez, delante de las paredes de un
sición, su organización y su rango obras para formar una rica biblio-
le ó de rehusarle su rango entre los colegio, y olfateado los folletines de
en la clasificación general de los sé- teca especial; ella tiene sus perió-
planetas médicos? la literatura ilustrada.
reso dicos en todas partes, sus represen-
En una palabra, ¿conocéis pro- He oído aun negar á la Homeo-
fundamente todo lo que negáis ó patía por señoras, queriéndose dar ¿Su patología? ¿Su manera tantes y sus publicistas por doquie-
afirmáis? los humos de mujeres sabias, de de considerar la salud y la enfer- ra.
medad? ¡Pues bien! ¿habéis meditado to-
De dos hombres, de los que uno espíritus fuertes y de buen tono;ci-
I
niega v otro afirma una cosa sin ¡ tando sin comprenderlas, las frases ¿Su terapéutica? ¿Cuál es el dos esos escritos? ¿habéis leído si-
conocerla, no sé quién de los dos! de Labruyére,Pasc&l, &loi}tesquieu, principio general sobre el que gi- quiera la exposición de esta doetri-
quizá, que hablábais de una cosa tidas, sus pretensiones son u n qui- el vestido de Dejanira y las flechas
na, pero leal, seriamente y de bue-
que no conocíais. Finalmente,¿veréis jotismo puro, y este ratoncillo mé- de Filotectes, y nuestro siglo debe-
n a fe?
que en vuestra ignorante negación, dico salió un día de las entrañas de ría dar á luz á un nuevo Hércules,
¿liaréis tenido la intención de para librar á la clientela, m á s des-
erais del todo semejante á un sor- un sueño alemán.
descubrir, en su seno, la verdad ó
do que juzgara la ejecución de u n a ¡La Homeopatía! Es la me- dichada que la antigua Árgólida.
el error? ¿Habéis llevado la antor- Bajo las flores de sus prescrip-
sinfonía de Beethowen, ó á un cie- dicina de los .enfermos imaginarios,
cha de una sabia, discusión al ciones está oculto el áspid de Cleo-
go de nacimiento, que quisiera cri-' dé los ociosos que no saben en que
abismo de sus misteriosos princi- patra, sus glóbulos son los elemen-
ticar los frescos de Miguel Angel y las gastar su tiempo, y de los. ricos que
pios? tos de terribles explosiones, su pol-
madonascle Rafael. Porque, en ver- no saben cómo gastar su dinero.
¿Habéis buscado, por el choque
dad os digo: Cualquiera que nie- Es la medicina de los bastidores, vo blanco es más mortífero que la
de una experiencia I L U S T R A D A y
gue una cosa, sin conocerla, es te- de los tocadores, de las mujeres mezcla fulminante que hizo perecer
S O S T E N I D A , hacer brotar de su co-
merario, setenta veces siete. vaporosas que pasan su vida entre al químico Hennel, su agua clara
razón, alguna chispa de vida?
los glóbulos y las novelas de Paul i engendra las llagas repugnantes del
{No! jNo creo en la Homeopatía! mercurio, el delirio furioso de la
de Kock.
Entonces, ¿por qué negáis? No hay una sola manera de ne- belladona y el fuego abrasador del
gar una verdad, hay tantas, por el Otros ioidlo bien! di-
Sin embargo, he aquí, cuestiones arsénico; todas sus fórmulas, en fin,
contrario, cuantas la verdad puede cen que la Homeopatía es la medi-
muy importantes, y, cuando las ha- son sentencias de muerte.
yáis resuelto, os reconoceré un co- tener puntos de ataque: tales son, cina de los venenos, y que las hue-
llas de sus remedios violentos ja- Otros dicen:
; acimiento bastante perfecto para como ya os lo he hecho presentir,'
más desaparecen. La Homeopatía es la medicina de
que os deis el derecho de decir: NO todas las falsas interpretaciones, de
—;Cómo, señora! os curáis por j las gentes de progreso, que se atra-
C R E O E N LA H O M E O P A T Í A ; pero si no buena ó de mala fe, y he aquí poi-
podéis responder á ello, os declaro qué la Homeopatia sufre los com- la Homeopatía! pero entonces gantan de todas las ideas nuevas,
insensato, si negáis. bates más variados, múltiples y más ignoráis que los homeópatas no em- pretendiendo marchar con su siglo;
Quien quiera que seáis: contradictorios. plean sino venenos el mercu- calientan el nacimiento de todas las
rio, la belladona, el arsénico! crisálidas científicas, y están siem-
Si sois médico, ¿os esperábais es- Así, unos dicen que ella no exis-
te: es preciso compararla al Eldo- —iCómo, señor! ¿os curáis por pre dispuestos á formar la cadena
ta serie de cuestiones, y seríais ca-
rado del soñador español Martínez, la Homeopatía? Pero, entonces ig- para hacer girar á un velador, á
paces de responder á ellas? Es po-
es preciso relegarla entre los m o - noráis que ésta es una medicina in- cantar una melodía de Schuberí,
sible; pero lo dudo, y para ello ten-
rios de Isis, los cuentos Arabes, cendiaria^ que el cuerpo se resien- conforme al método Galin, y á par-
go derecho. Si no sois médicos,
los filtros y sortilegios de los Egip- te siempre de sus terribles medica- tir en el globo de Petin por un tren
muy probablemente, no habéis ni de recreo de París á la luna.
cios. mentos.
comprendido estas cuestiones; por Otro:
Susglóbulos, son granos de men- He aquí, pues, á la Homeopatía
este motivo, me propongo expli- La Homeopatía es una medicina
tira, sus prescripciones, agua clara semejante á la Hidra de Lerna.
carlas y desarrollarlas en nuestras
pláticas, y entonces veréis quizá, ó polvo blanco, y sus prácticos, es^ Es un monstruo policéfalo. Una muy misteriosa: yo no la compren-
cuánto, en vuestra ciega negación, camoteadores más ó menos hábi- gota de su sangre envenena las lla- do; por consiguiente no creo en
érais temerario, ó cuánto, en vues- les para manejar á l o s enfermos.... gas y hace incurables las heridas. ella.
La terapéutica hahnemanniana es, Otro:
tra apreciación de la Homeopatía, y sus escudos.
para los enfermos, m á s cruel que La Homeopatía no conviene á
estábais lejos de la verdad. Veréis Sus principios son utopías diver- 3
contraído u n a entorsis trabajando Le Nil á vu sur ses rivages
mi temperamento, á mis nervios, á habéis recibido un golpe, haceos Les noirs habitants des déserts,
mis hábitos, por consiguiente, ñola dar otro, en el mismo sitio, y que- en el campo de la ciencia. Insulter, par leurs cris sauvages,
quiero. daréis curado. Por aquellos que tienen ojos y L'astre éclatant de l'univers.
Cris impuissants,fureurs bizarres!
Otro: Otro: no ven, oídos y no oyen, corazón
Tandis qué ces monstres barbares
La Homeopatía puede ser buena Ya pasó la época de la Homeo- y no sienten. Poussaient d'insolentes clameurs,
en ciertas enfermedades, por ejem- patía; ella murió con su autor. Por aquellos que siempre están Le dieu poursuivant sa carriere,
Versait des torrents de lumiere
plo, en las enfermedades crónicas y Otro: dispuestos á crucificará toda verdad Sur ses obscurs blasphémateurs.
cuando nada apremia; pero en ías Si la Homeopatía es cierta, ¿por que llega al mundo.
enfermedades agudas, que recla- qué ella no es la medicina general, Por aquellos, en una palabra, á El Nilo ha visto en sus riberas
A los negros habitantes del desierto,
m a n una maniobra activa, verbi- y por qué no está admitida por las quienes es preciso perdonar, por- Insultar con sus salvajes gritos
gracia, una fluxión de pecho, impo- Academias y las Facultades? que no saben lo que dicen. Al astro que ilumina al universo.
sible. Etc., etc., etc. Confieso, sin embargo, que mu-
Impotentes gritos, furores necios!
Mientras que esos monstruos bárbaros
Otro: chas veces, al oir todas esas cosas,
¡Ay! todas esas hipótesis afirma- Lanzaban clamores insolentes,
Dadme todos los glóbulos de Una no he podido cerrar mi alma al so- El dios prosiguiendo su cariera,
tivas ó negativas, todos esos dicha-
farmacia homeopática, y m e encar- De luz derramaba los torrentes
rachos indiferentes ó apasionados, plo de una ardiente indignación. A sus blasfemadores tan obscuros.
go de tragármelos.
los he oído, y siempre están en cir- [No creéis en la Homeopatía!
Otro: culación. Afortunadamente, QUIEN Q U I E R A I Pero, si hay muchas cosas que
La Homeopatía consiste en un
Pues bien, ¿cuál es el origen de QUE S E Á I S , la Homeopatía puede pa- negáis sin comprenderlas, Vhav to-
régimen particular, escrupuloso y
tod?.ft esas oposiciones? La ignoran- sársela.sin vos. davía una infinidad en lasque creéis
severo, en que es preciso evitar ta-
cia, las preocupaciones, y las diva- A pesar de todas vuestras inju- con la misma ceguera. No seria
les olores, tales bebidas, tales ali-
gaciones de espíritu: espíritu fuerte, rias y calumnias, ella quedará en muy difícil el probároslo, no ten-
mentos; con el que,-en fin, no es
espíritu burlesco, espíritu sistemá- pie, y proseguirá su marcha en la dría más que invitaros á sondear
permitido beber ni comer.
tico. vía del progreso médico; ella os los secretos de la naturaleza, y ve-
Otro:
¿Por qué son contradichos todos
La Homeopatía consiste en un so- buscará en todas partes, ella os to- ríais que á cada paso de vuestra
los descubrimientos?
lo remedio—siempre un veneno— cará por doquiera, á vosotros, á exploración os tropezaríais con un
Ante todo, por vanidad, interés njiisterio.
que se administra bajo la forma de vuestros hijos y á vuestros nietos!
y moda de negar. Ejemplos:
agua ó polvo en todas las enferme- no con el aguijón de la venganza,
dades. ¿Por quiénes es combatida ía Ho- sino con sus torrentes de benefi- El aire que respiráis, en el que
Otro: meopatía, no diré de una manera cios. Su fuerza expansiva acabará vivió, que os cubre, que os compri-
La Homeopatía consiste en el ar- oficial, sino en el mundo, en don- me, que os penetra, ¿lo compren-
por triunfar en Francia, de la opo-
te de dar los medicamentos en gló- de la calumnia es la moneda co- déis? Sus corrientes y variaciones,
sición obstinada de los académicos,
bulos, es decir, en dosis infinita- rriente? las podéis apreciar? La masa enor-
porque el foco de su dinamismo ya
mente pequeñas. me que lleváis, sin ser aplastado,
Principalmente por los ignoran- ha irradiado de Occidente á Orien-
Otro: ¿la sentís? Y si yo dijese á la per-
tes; por aquellos que jamás han te, y vivificado á los pueblos.
La Homeopatía consiste en cu- sona m á s frágil y delicada de vos-
oprimido su inteligencia con los es- Escuchad esta sublime estrofa de otros, que ella tiene constantemen-
rar un mal por el mismo mal; así, fuerzos del estudio, y jamás han un poeta inmortal:
parad la astronomía naciente délos
te sobre sus espaldas un peso de voisier, de Humboldt y Gav-Lussac, los cálculos matemáticos. En tal vir-
antiguos. Cleomenes,bajo Augusto,
aire de diez y seis mil kilogramos, es un gas compuesto de otros, el tud, ahora se cree que el nuestro
no daba más que un pie de diáme-
¿podría creerlo? Así es, sin embar- oxígeno y el ázoe como radicales, gira sobre sí mismo, girando al de-
go. y n o sois libres de negarlo. y como variables, el ácido carbóni- tro al sol. Sin embargo, Eudoxio
rredor del sol. Apartado de este as-
había ya estimado ese diámetro en
Yo os hablo; cada una de mis co, el hidrógeno carbonado, etc. - trg, treinta y ocho millones de le-
palabras hiere el aire, produce en nueve veces el -de la luna. Anaxá-
Los antiguos creían, además, que guas, él tiene, en su movimiento de
ese gas compuesto, una ondulación el agua sube al cuerpo de una bom- goras había ya supuesto que el sol
' rotación, una velocidad de siete le-
semejante al círculo dibujado por ba, porque la naturaleza tiene ho- podía ser, casi, tan grande como el
guas por segundo.
la piedra que cae en una agua rror al vacío, y desde las experien- Peloponeso, y Zenón le miraba un
Pero ¿qué es todo esto compara-
tranquila; esta ondulación se abre, cias de Galileo y de Torricelli, su poco más grande que la tierra.
do con los movimientos del sol?
se rompe, se divide, entra en vues- discípulo, ella sube en virtud de la Ahora bien, todos esos sabios de
Porque cuando os dije que este as-
tro conducto auditivo y os comu- presión atmosférica ejercida sobre la antigüedad, ¿no se parecen un
tro fatigado se puso en reposo, no
nica todo mi pensamiento, ¿com- fa superficie líquida contenida en el poco á ese pastor de Mantua, que
fué sino el subterfugio de una me-
prendéis esto? receptáculo. estimaba á Roma tan grande como
táfora.
Estáis en la ópera; la orquesta Ved ahora las metamorfosis cien- su aldea?
La ciencia telescópica moderna
está compuesta de toda clase de tíficas que se han operado en el h a reconocido, en efecto, que el sol Urbem quam die-unt Romam, Melibceem, putavi
instrumentos, de los que cada uno sistema planetario. Slultus ego, huic nosti« similem
posee también dos movimientos de.
tiene su timbre particular. Obede- Hasta Copérnico y Galileo, es de- rotación y de translación; porque ¿Queréis tener una idea aproxima-
ciendo al movimiento del compás, cir, durante largo tiempo, ha sido no hav estrellas FIJAS, rigurosamen- tiva de la grandeza del sol y de la
cada nota grave ó aguda, naciendo visto y creído que el sol giraba al- te hablando. El tarda veinticinco Dequeñez de nuestro planeta?
de una laringe, de una cuerda ó de rededor de la tierra inmóvil, y que días y medio para girar sobre si Representaos á esas bombas de
un tubo metálico, vuela, se desplie- nuestro pequeño planeta era el cen- mismo, y se ha descubierto que. jabón que habéisfabricado frecuen-
ga, y llega, bajo la forma de una tro de atracción de todas las esferas se dirige con su serrallo de plane- temente en los juegos de vuestra
onda, á vuestra oreja. Todos los celestes. tas, hacia la constelación de Hér- infancia; cread una con el pensa-
sonidos diatónicos, todos los acci- Desde esos dos astrónomos, los cules; con una velocidad que debe miento, tan grande como la tierra;
dentes cromáticos, hablan á la vez,, papeles han cambiado. El sol está ser, cuando menos, de setenta mil después soplad todavía en el canu-
y entran juntos en vuestra corneta fatigado de una carrera de seis mil leguas por día. . , , , tillo, con toda la fuerza de vuestra
acústica; y á todos oís, á todos los años, y se ha puesto en reposo, es- Pero si se puede decir del sol imaginación, hasta que esta bom-
percibís, y los distinguís á todos, tá como un Sultán soberbio, en me- cuál es su distancia de la tierra ba llegue á ser un millón y medio
¿comprendéis esto? dio de los cielos, y todos los plane- cuáles son sus movimientos, cual de veces más gruesa, y obtendréis
La historia química y física del tas, sus odaliscas, fascinadas por es su volumen y hasta su peso, ¿al- el volumen del sol.
aire, nos muestra las divagaciones su mirada, revolotean con una guna vez se sabrá cuál es su natu-
del espíritu humano, y sus oscila- irresistible seducción al derredor de Nuestro globo, queteníamos la fa-
raleza, de qué provienen sus man-
ciones entre el error y la verdad. tuidad de creerle más grande, ha lle-
§u trono, y se disputan el favor de chas, cuál es, sobre todo, el origen gado á ser el más pequeño. Arago,
Así, los antiguos colocaban al ai- sus rayos. de su luz y de su calor? jMis- decía un día en sus lecciones de as-
re en el número de sus cuatro ele- Después, la marcha de todos esos terios! tronomía, que si se pusiera al scfl
mentos, y desde los análisis de La- planetas, h a sido sorprendida por Y á nuestro progreso actual, com- 1 . 4.

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janía del pasado, y volviendo en se- ¡La galvanoplastia!......... ¡Menti-
en uno de los platillos de la balan- ] Abismos inmensos, cuya profun-
guida al horizonte del presente, no ra!
za, sería preciso poner en el otro, ' didad espantosa, jamás podrá ser Etc., etc., etc.
se tarda uno en apercibir que mu-
para establecer el equilibrio, tres- ¡ sondeada por la curiosa investiga- Todos esos hijos del Progreso,
chas cosas nunca han sido com-
cientas cincuenta mil tierras, ni más ción de la ciencia! ¡Explicadme el
misterio de la atracción planetaria! prendidas y no lo serán jamás; que sin embargo, han estado á punto de
ni menos.
otras muchas han sido primero obs- ser ahogados y devorados por el
Humboldt hizo todavía esta su- Interrogad á la astronomía, ella no
curas y después, más tarde, desve- orgulloso pirronismo, más cruel to-
posición: «La luna está lejos de la os responderá. ¡Todo el genio de un
ladas; que otras muchas, en fin, davía que el viejo Saturno de la fá-
tierra 96,000 leguas. ¡Pues bien! Newton permanece mudo!
¡Pero si del misterio de la grave- h a n sido negadas y después afirma- bula.
se podría colocar á la tierra en el
das. Ayer, habíais negado todo esto,
centro del sol, hacer circular á la dad y de la armonía universal, pa-
Pero en todos los tiempos, la ver- hoy creeis en ello. Ayer negábais
luna en derredor de ella, y'la órbi- samos á los fenómenos de la fisio-
dad ha encontrado á su paso al fan- porque los demás negaban; hoy
ta de la luna se encontraría toda logía, el dominio de los misterios
tasma de la incredulidad. Siempre afirmáis, porque los demás afirman:
entera en el sol, y á una gran pro- ensancharía aún su inmensidad!
fundidad todavía en este astro.» ¿Comprendéis bien*, en efecto, lo los descubrimientos han sido recha- ayer, al decir NO, no sabíais lo que
que es un color, un olor, un sabor, zados por la oposición ciega de la hacíais; hoy al decir sí, no sabéis lo
De modo que nuestro planeta,
ignorancia y de las preocupaciones que hacéis: siempre el espíritu en
comparado con el sol, no es sino y cómo por medio del ojo, de la
v cada uno de los inventores ha las tinieblas!
un glóbulo, un pequeño grano de membrana pituitaria, de las papilas ¿Por qué, pues, negando del to-
bebido su parte del cáliz de la amar-
mostaza, comparado con la cabeza linguales, ellos llegan al cerebro, y do á la Homeopatía, creéis en co-
producen en él su sensación espe- gura. '
que encierra millones.
Ved lo que se dijo en otro tiem- sas mucho más misteriosas que ella
¿Y cómo creer ahora que ese sol cifica?
po de la brújula, de la imprenta y y que, por lo tanto, no compren-
tan esplendente, que alumbra y ca- . ¿Comprendéis bien lo que es la déis, no obstante de que queréis
demás hijas del progreso!
lienta á todo el universo, no es más vida, el espíritu, la materia, el flui-
Mas, dejemos dormir los errores pasar por un espíritu fuerte, y da-
que una débil lamparilla, un glóbu- do vital, y la relación de esos ele-
mentos? de la antigüedad, no vayamos á ho- ros el orgullo de creer sólo lo que
lo comparado con las estrellas?
¿Comprendéis, en fin, la diges- jear las viejas tradiciones de los podéis comprender?
¿Cómo creer que la ciencia no
tión, la circulación, las secreciones caldeos y de los egipcios, ni las de No temáis que con razón os apli-
h a podido determinar aún el nú-
y el mecanismo de todas vuestras los griegos y los romanos, ni aún que este pensamionto de Pascal:
mero de esas estrellas, su distancia
funciones? las de la edad media y de los tiem- | »Incrédulos,los más crédulos. Ellos
de la una á la otra y de cualquiera !
I ¡Cuántos misterios permanece- pos más modernos. Escuchemos lo creen los milagros de Vespasiano,
de ellas á la tierra?
que se decía ayer: por no creer en los de Moisés.»
¿Cómo creer, conforme á la in- r á n siempre bajo el velo del silen-
¡Los buques de vapor! ¡Qui- Cuando veis salir de la marmita
ducción de los astrónomos, que la ! ció más cruel! Sí, todo es mis-
terio en la naturaleza: por lo que mera! de Papin, una nube blanquecina,
luz, recorriendo sesenta y siete mil
los egipcios la pintaban bajo la ima- decís: Es el vapor; ¡muy bien! ¿Pe-
leguas por segundo, existen, sin ¡Los caminos de hierro! ¡Ilu-
gen de una mujer velada, para ha- " ro sabéis lo que es el vapor? Yo no
embargo, estrellas de tal manera sión!
quiero la definición física de este
distantes, de la tierra, que sus ra- | cer comprender que ella es impe- ¿El telégrafo eléctrico!........ ¡Uto- elemento dinámico. Explicadme so-
yos no han tenido aún el tiempo de ! netrable. pia! lamente, de qué manera, bajo l a i n -
'legarnos? I Lanzando una mirada en la le- ¡La fotografía! ¡Sueño!
fluencia del calórico, las moléculas <ó la descomposición tan rápida de Ayer, nuestro espíritu estaba orgu-
Napoleón, si viesen los ferrocarri-
del agua se desagregan, pasan del 1las electricidades del hilo? ¿Com- lloso de negar, hoy está humillado
les y el telégrafo?
estado líquido al estado gaseoso, y ]prendéis la acción y la interrupción Y se inclina ante hechos que no
Y vosotros mismos, ¿qué diríais
no se apartan de la forma maciza, imúltiple de la corriente? ¿Compren- puede comprender.
si volvieseis del otro mundo en
sino adquiriendo una fuerza de ex- idéis, sobre todo, la imantación del Más, quizá antes de que desapa- 1958, y vierais quéF, Lo
pansión irresistible? Fuerza múlti- ifierro dulce por el fluido galváni- rezcan de este mundo, cuantos i ignoro, pero cuántas cosas echa-
pie que en la industria reemplaza á <co? hermosos descubrimientos apare-1 ríais de menos, si la muerte os re-
mil brazos; fuerza sin límites, que • Muchas veces he observado, que cerán, y cuyo nacimiento posible] cordase, al día siguiente, en vues-
se burla de la resistencia de los pe- el manubrio de un cuadrante tele- será acogido con la sonrisa de l a ' tra tumba!
sos y de las masas; fuerza infinita, .gráfico podía hacer, cuando menos incredulidad! #
Mas ya es tiempo de descender
que, del pecho de L B V I A T H A N va á una vez por segundo, la vuelta de
Y todavía esto no es todo; si por de la altura de todas estas conside-
soplar sobre las olas del Atlántico, 2 5 letras.
un instante vuestra mirada se su- raciones transitorias, para volver á
y á conmoverlas como una tempes- Esto es, veinticinco interrupcio- mergiese en la lejanía del porvenir, nuestro verdadero objeto.
tad. nes de la corriente por ¡segundo. cuán maravillada quedaría con el Guardaos pues de juzgar lo que no
Cuando pedís vuestro retrato á Ahora, tratad' de hacer viajar á panorama d é l o s descubrimientos conocéis, y, respecto de las cosas
la fotografía, un rayo de sol, toma vuestra imaginación en el espacio; futuros! descubrimientos que no po- que no conocéis sino imperfecta-
prestado á vuestro rostro, sus fac- más veloz que la chispa eléctrica, demos calcular y ni aun siquiera mente, permaneced en los límites
ciones, sus colores y su expresión, ella franqueará de un salto, cual- sospechar! de una sabia y prudente reserva.
los hace pasar por el foco de la cá- quier distancia, y penetrará lo in-
Si los antiguos tenían razón de de-
mara obscura, y su pincel fiel, di- finito; pero que ella haga en un se- Cuando se reflexiona en todas
cir: "conoce °ntes de a m a r , " es
buja, en un instante, vuestra más gundo, veinticinco veces el viaje de las riquezas que encierra lo desco-
también muy justo decir: "conoce
perfecta semejanza;esta imagen re- París á Marsella, por ejemplo,como nocido, en todos los tesoros cientí-
antes de no amar." Entonces, cuan-
fleja vuestra mirada, vuestro pen- el manubrio lanza veinticinco chis- ficos que poséela minftde lo posible,
do se trate de una idea nueva, que
samiento, vuestra intención secre- pas ó más, jamás llegaréis á hacer se echa de menos la vida que sé
nuestro espíritu quede suspenso en-
ta: ¿comprendéis el misterio de esta esta experiencia. nos escapa, y se teme que suene
tre la afirmación y la negación, has-
corta operación? ¿Comprendéis, ahora, toda la nuestra última hora, entonces un
ta que haya adquirido el derecho
Interrogad á la Química, ella no afrenta que hace á lo imposible sentimiento muy legítimo de amar-
de inclinarse hacia uno de esos
os responderá. vuestra conversación con vuestro ga melancolía nos hace rechazar las
extremos por un atento examen.
Cuando vuestro pensamiento, amigo, cuando á través del espacio, densas tinieblas de la tumba, que
San
conducido por una chispa eléctrica, un hilo de mil leguas, os sirve de va á ser nuestra noche eterna, y á . Agustín decía: "vale más in-
salta de Europa á Africa, ó de un corneta acústica, y podéis así ha- velarnos todos los nuevos horizon- clinarse á la duda que á la seguri-
mundo á otro, ¿no se espanta vues- blarle en el tubo de la oreja? tes. dad, en las cosas de difícil prueba
tra inteligencia al inclinarse al abis- Interrogad á la Física, ella no os y peligroso crédito."
¿Qué dirían hoy Homero y Virgi-
mo de este misterio? responderá. Salomón dijo aún: "El que es
lio si viesen impresas la ¿Fiada v d o c í
¿Comprendéis todas las relacio- Pues bien, todos esos fenómenos , o Y prudente, es moderado en
la Eneida? ¿Qué dirían A'ejainJro
nes. de este mecanismo?¿Compren- fluidicos, ¿por qué los habéis nega- sus discursos y ei hombre sabio no
y César,si viesen nuestros trenes de
déis el viaje tan rápido de la chispa do ayer, y por qué hoy los creéis? explica su pensamiento sino
artillería? ¿Qué dirían Luis XIV y reserva.
ne muchas fases, y, para conocer- j por las personas del mundo que la
Preguntóse un día á Lordat, el j en este momento experimento la la bien, es preciso conocer esas fa- niegan sin saber lo que dicen, y por
ilustre fisiólogo de Montpeller, lo Homeopatía." ses y todas sus relaciones. los académicos que la rechazan sin
que pensaba de la Homeopatía, y | Pero estas palabras fueron aco- Ahora bien, una falsa opinión saber lo que hacen, sus pasos ha-
iié aquí lo que respondió: "Yo n o , gidas por un pequeño murmullo de puede hacerle tanto mal como una llarían muchas menos trabas en el
•'•admito ni rechazo la Homeopa- incredulidad general. Entonces, el ciega negación. campo de la práctica, y en el cami-
"tía que no he tenido el tiempo de ilustre profesor, dió un golpe sobre Os lo digo: En general, la Ho- no que conduce á las Facultad es; su
"estudiar; he oído opiniones tan di- ¡ su cátedra, y dijo con una voz fuer- meopatía no es comprendida. Se reino nos llegaría mucho más pron-
"versas, t .n opuestas, á hombres' te é indignada: ha repetido, y se repite diariamen- to, y su luz no quedaría mucho tiem-
"graves, esclarecidos, que, debo per-1 "Sí; yo experimento la Homeo- te, de buena ó de mala fe, que es po debajo del celemín. Por tal mo.-
"manecer en • suspenso, hasta que:patía." una ciencia muy fácil; y bien! yo os tivo, emprendo estas conferencias.
"meseapermiüdo tener.una opinión, i Esta vez la sonrisa se detuvo en digo que nada hay más difícil que Si tenéis la paciencia de seguir-
' e s decir, "hasta que haya lie- j todos los labios. la Homeopatía. El conocimiento me hasta el fin, terminaréis por co-
"clio un profundo examen;" ;tanto j Entrego estos dos ejemplos á intimo de su filosofía exige penosos nocer, comprender y amar la Ho-
"más, cuanto qué este méiodo tic- ¡ vuestras reflexiones. estudios y largas meditaciones, la meopatía.
" n e el sufragio de uno de losmaes- j Pero si la Homeopatía es combati- práctica de sus principios exige to- Yo quiero decir todo lo que ella
"tros más distinguidos del Sr. da pc-r las preocupaciones y negada da la energía del espíritu, y el ca- es y lo que no es; os descubriré to-
"Amador, profesor de patología y; por la ignorancia, ella es aún mino de su práctica, árido, escar- das sus fases, os desmontaré todas
"terapéutica generu.es. . . " ; muy mal comprendida, por a'.- pado, y lleno de escollos, desalien- sus piezas; os haré asistir á su na-
Siguid, á lo menos, este ejem-, gunos de sus más adictos' amigos ta á menudo el paso más firme y cimiento, á su desarrollo v á su pro-
pío, y cuando se os hable de vía Ho- j que favorecen su progreso con io- decidido. pagación.
meopaua, en vez de condenarla,, do el celo del más ferviente ppo- Y he aquí por qué muchos, en Someteré todos sus elementos
tened el buen sentido de decir: "Yo sélitisino. su sencillez, creen conocer la Ho- al más escrupuloso análisis. Sepa-
no la conozco." Unos no ven sino los glóbulos meopatía, y no la conocen; he aquí raré la zizaña del buen grano, arran-
"Guardaos pues de reir en tan y á los infinitamente pequeños. por qué algunos—y conozco á mu- caré las zarzas y las espinas, que
grave asunto," y escuchad esto to- j Pues bien, quiero proclamarlo con chos—se empeñan en ese terreno pudieran detener, en el camino,
davía: j todc la fuerza de mis convicciones, para desmontarle y fecundarle; pe- vuestros primeros tímidos pasos.
Broussais, el fogoso B;oussais, ( no es en este principio secundario ro encontrando por lo pronto su Resolveré las objeciones, escla-
que había hablado primero de la ! en el que consiste nuestra doctri- cultivo, dificil, ingrato y estéril, su receré vuestras dudas, y llegaré, en
Homeopatía como siendo el absur-' na. Dejad decir esto á los ignoran- alma se entrega al desaliento, su fin, á que en vuestro espíritu se ha-
do m á s enorme, é "indigno de to- j tes y á los espíritus infinitamente mano fatigada y debilitada, aban- ga la luz.
do ex¿mer>," conmovido en su opo- pequeños. dona el arado y termina por dor- Y entonces la doctrina de Hah-
g:,:ion por el choque de la verdad, Otros no ven sino el principio de mirse en el surco. nemann será la. antorcha que des-
e x c l a m b a en uno de sus últimos los semejantes y, no manejando La Homeopatía no es, pues, en itimbrará á todo hombre de buena
cursos, ante sus numerosos disci- más que esta palanca, despre- general, ni conocida ni comprendida; voiuutaJ; su filosofía ya no será un
oulos: cian tocios los i f f l i s r o d e e s de tal es mi convicción profunda. Si abismo, su teoría un misterio y su
•• V o no conozco en las ciencias;la máquina. ella fuese conocida y comprendida, practica un laberinto
La veidüd es una, peto ella tie-
sino .a autoridad de los hechos, y j
20 B I B L I O T E C A DE « E L P A I S > _

Quiero ser comprendido de t o - | endones cristianas á los senadores

ide ' W verdad pueda, á lo me-


n n s t o o n e s s . n o l o s c o n o c i m i e n - nos, por medio de a esentura lie-
t o s m é d S s i S s elementales; des- gar silenciosa y velada hasta vos- SEGUNDA CONFERENCIA
predaré a parte demasiado cientí- otros. Ella no prie.gracia, p g &
to de los aroumentos. y excluiré ella no se admira de su condición,
d ^ m i lenguaje toda vana sutileza. Extranjera en este mundo sabe que MI CONVERSION A LA HOMEOPATIA
Mi plan ser!' sencillez, claridad, está expuesta á encontrar enem.gos
I d fuera de su país; ella eamma con
Ve
Alconcluir esta primera plática, los ojos levantados al cielo, su pa-
¿Qué es un médico Homeópata? ¡ hombre que hace profesión de e n -
ouis era dejar en vuestros espíritus tria y su esperanza, sin esperar, po
En general, tal vez es difícil de- j gañar al público con ayuda de cual-
S impresión que siempre he expe- 1 lo demás, ni crédito n. gloria; ella
cir lo que es un médico, pero u n ' quier medio, y de ese género exis -
" do "l leer algunas líneas de no desea más que una cosa aqu. médico homeópata, nada más fácil, ten varias especies.
la Apologética que el gran Tertulia- ¡ abajo, que no se la condene a ñ o - es un charlatán. Pero, ¿qué cosa es un médico
no escribió en tiempo de las perse-, nocerla. • Es un mágico salido de la escue- charlatán?
la de Zoroastro, digno de figurar en Yo no quiero hablar de esos in-
la corte de Faraón y de secundar dustriosos que se exhiben en la
al famoso Simón luchando con San plaza pública, instalados en un co-
Pedro. che, tirado por caballos pacíficos
Es un encantador más hábil que acostumbrados al oficio. Esos Chia-
la Circé y la Medéa de la Grecia rinis adornados de anillos y de di-
supersticiosa, y sobrepujando los jes, llaman al buen pueblo con los
sortilegios de Canidio y de Sagano desentonos de una charanga y le
en la Roma pagana. escamotean su dinero, vendiéndo-
Es un encantador m á s astuto le algún remedio eficaz para to-
que el célebre Merlín de la Edad- dos los males.
media. Nadie tiwie el derecho de que-
Es un prestidigitador más dies- jarse de eso; hay un principio de
tro que los Comte, los Bosco y los derecho que dice: "scienti et vo-
Robert-Houdin, de nuestros tiem- lenti nulla fit injuria," lo que si-
2 pos.Es un charlatán, y la palabra nifica: «No se peca engañando al
«charlatán» quiere decir todo esto. que lo sabe y lo quiere.»
¿Qué es pues, un charlatán? Pero el charlatanismo médico
t o d o el mundo lo sabe. Es un es otra cosa: es cien veces más gra-
6
\ M\

-
20 B I B L I O T E C A DE « E L P A I S > _

Quiero ser comprendido de to-1 cuciones cristianas á l o s senadores

ide ' W verdad . u e da, a >o me-


„ H s t o o n e s s . n o l o s c o n o c i m i e n - nos, por medio de a esentura lie-
tos m é d S s i S s elementales; des-gar silenciosa y velada hasta vos- SEGUNDA CONFERENCIA
predaré a parte demasiado cientí- otros. Ella no pide gracia, p g &
to de los aroumentos. y excluiré
d ^ m i lenguaje toda vana sutileza.
ella no se adm,ra de su c o n t e n ,
Extranjera en este mundo sabe que
MI CONVERSION A LA HOMEOPATIA
Mi plan será' sencillez, claridad,está expuesta á encontrar enemigos
I ri de su país; ella camina con
f u e r a

Ve
Alconcluir esta primera plática, los ojos levantados al cielo, su pa-
¿Qué es un médico Homeópata? ¡ hombre que hace profesión de e n -
ouis era dejar en vuestros espíritus tria y su esperanza, sn> esperar, po
En general, tal vez es difícil de- j gañar al público con ayuda de cual-
S impresión que siempre he expe- 1 lo demás, ni créd,to m glona; ella
cir lo que es un médico, pero u n ' quier medio, y de ese género exis -
" do "l leer algunas líneas de no desea más que una cosa aqu. médico homeópata, nada más fácil, ten varias especies.
la Apologética que el gran Tertulia- ¡ abajo, que no se la condene smeo- es un charlatán. Pero, ¿qué cosa es un médico
no escribió en tiempo de las perse-, nocerla. • Es un mágico salido de la escue- charlatán?
la de Zoroastro, digno de figurar en Yo no quiero hablar de esos in-
la corte de Faraón y de secundar dustriosos que se exhiben en la
al famoso Simón luchando con San plaza pública, instalados en un co-
Pedro. che, tirado por caballos pacíficos
Es un encantador más hábil que acostumbrados al oficio. Esos Chia-
la Circé y la Medéa de la Grecia rinis adornados de anillos y de di-
supersticiosa, y sobrepujando los jes, llaman al buen pueblo con los
sortilegios de Canidio y de Sagano desentonos de una charanga y le
en la Roma pagana. escamotean su dinero, vendiéndo-
Es un encantador más astuto le algún remedio eficaz para to-
que el célebre Merlín de la Edad- dos los males.
media. Nadie tiwie el derecho de que-
Es un prestidigitador más dies- jarse de eso; hay un principio de
tro que los Comte, los Bosco y los derecho que dice: "scienti et vo-
Robert-Houdin, de nuestros tiem- lenti nulla fit injuria," lo que si-
2 pos.Es un charlatán, y la palabra nifica: «No se peca engañando al
«charlatán» quiere decir todo esto. que lo sabe y lo quiere.»
¿Qué es pues, un charlatán? Pero el charlatanismo médico
t o d o el mundo lo sabe. Es un es otra cosa: es cien veces más gra-
6
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fermedad, en un cáncer probable- ras más tarde, vuestra hija hubie-
"A tiempo llego; algunas horas m á s ra tenido la g a n g r e n a ! . . . — Y Ge-
ve y culpable, cuanto que hay abu- mente." ;
so de confianza. Digámoslo muy tarde, el enfermo habría sucumbi- Hé aquí á otra que tiene una he- [
rontó exclamó después de su fra-
bajo, h é aquí, casi casi como un do." Y esas decisiones supremas morragia; su médico de cabecera _
seología: " E s t o es cierto. ¡Oh el
médico charlatán se conduce en la no tendrían todo su valor si no fue- va á verla, sin dilación, y emplea j
gran h o m b r e ! " Y yo digo como
explotación de la clientela. sen acompañadas de una crítica en Valerio á Sganarello: "Preciso es,
los medios m á s eficaces, aquellos j
Dejemos los aparatos, el tren de regla respecto á la conducta del que en semejantes circunstancias
Señor, que una persona como Vd:
la casa, los grooms y los criados, primer cofrade. Ahora, coins los se divierta con esas groseras fic-
todo buen práctico pondría en uso.
los compadres y comadres pagados ausentes, siempre se equivocan, es- ciones, y se sobaje al hablar de es-
Pero como la sangre corre siem-
para poblar la antesala, la rebuz- te no deja de ser el pollino del ta manera!"
pre, se llama á otro médico, este
ca y la afectación de un traje espe- asunto, de cualquier modo que él llega exactamente en el mo- Más, me callo, por miedo de de-
cial, las maneras y el tono del gran se presente. mento en que la hemorragia iba á cir mucho; detengamos la palabra
mundo, y todas las astucias de la Ved á otro enfermo atacado de cesar, á tiempo para recoger y po- porque habría demasiado que de-
publicidad; dejemos, aún, el arte una afección orgánica, á un tísico der atribuirse el beneficio de la cu- cir y muy largo.
de hacer anunciar en los periódi- por ejemplo; "la enfermedad ha si- ración. Es, pues, un verdadero charla-
cos las curaciones que se h a n he- do desconocida ó descuidada; tra- Supongamos que por medio ex- tán, quien, pensando en las finan-
cho y aún las que no se h a n he- tada según el arte, desde el princi- tremo el primer médico haya em- zas de la clientela, procura hacerse
cho. Es un zelo laudable y un de- pio, las cosas no hubieran llegado pleado el percloruro de fierro líqui- valer con detrimento de un colega:
seo filantrópico querer hacer parti- hasta ese grado;" y- entonces, si do; esta substancia aplicada sobre uien quiere elevarse subiendo so-
cipes á todos los que sufren de los hay cauterios, es preciso quitarlos, las carnes produce una especie de bre los hombros de su cofrade; quien
manantiales de u n a ciencia que ha- y si n o los hay, es necesario po- curtimiento en los tejidos, y, los teniendo'muchas manchas que la-
ce semejantes milagros. Todos esos nerlos; rompe los frascos, cam- detritus que se desprenden se ase- var para con una familia, se sirve
medios constituyen la industria á bia los jarabes y tisanas, todo para mejan mucho á girones gangre- del jabón de su compañero. Ved
cielo abierto; pero sorprendamos á contradecir al primer cofrade, y to- nados; y tanto que un práctico ig- aquí aproximadamente, lo que es
los filibusteros en las fronteras, en do con gran satisfacción del enfer- norante podría cometer esa equi- un médico charlatán^rdinario.
el ejercicio del más fino contraban- mo y de los qne le rodean. vocación. Pero un charlatán apro- He dicho "aproximadamente;"
do. Ved á una señora que tiene al- vecha esta feliz circunstancia, y di- porque apenas h e mostrado el fo-
Ved á un enfermo tratado por gunas costras inocentes en la na- rigiéndose entonces á los parientes rro. He dicho: " u n médico ordina-
cualquier médico; pronto se fatiga riz. El primer médico á quien con- desempeña su perfecto papel de rio;" porque un homeópata es otra
de sus cuidados y hace llamar á sultó, le recetó simplemente un po- Sganarello: "¿Entendéis el latín?— cosa; es todo esto, y aún más que
otro. Llega el charlatán, haciéndo- co de cerato. esto era bastante; pe- De ningún modo—¿No entendéis e esto. Se cree que es médico y n o
se desear, sofocado por las exigen- ro en el sentir de la enferma es pre latín? " Y entónces, endilga á lo es; se cree que gana el dinero y
cias de una clientela muy numero- ciso otra cosa, y va á consultar á lo roba; porque se cree que hace
lss parientes más fáciles que Ge- algo, y no hace nada.
sa: hace su consulta y al salir, á otro. Este, mas concienzudo: "¡Dios
ronto, la más brillanto digresión, la
los parientes que le piden su opi- mío! señora, exclama, bien habéis Dejo en libertad á esos Señores,
más petulante, la más erizada de
nión: «Ya es tarde, les;dice, y si me hecho en venir á. verme, por poco que nuestros detractores, para que de-
términos técnicos y termina por
hubierais llamado antes, lo habría hubierais desatendido esas costras, rramen sobre nosotros toda su hile;
concluir: " H é aqui porqué tres ho-
salvado.» O bien en oíra ocasión iban á cambiarse en una mala en-
pero aun cuando quisierais llamar-
ciertos médicos homóepatas muy
me el perico, de M. Guizot, me con-
tentaría con deciros que "jamás avanzados en la vía de la práctica,
vuestros insultos llegarán á la al- habiendo adquirido vastos conoci-
mientos clínicos, y navegando vien- el derecho de pedirle al médico r a . se os enviará para transplantarlaen
tura de nuestro desdén!" zón de sus principios y de sus ac- vuestro jardín. Pero, decís, ella po-
to en popa, sobre las ondas de una
Más vo he visto á personas ra- tos. Como hombre, puede estar so- drá morir en la travesía, ó no po-
inmensa clientela, entregan, poco
zonables y de buena fé tener, res- metido á todas las leyes soqiales, drá, jdvir en un nuevo clima; pero
a poco, su espíritu á las voluptuo-
pecto de un médico homéopata pero, como médico, él no depende esto es tiempo perdido, en mi tie-
«as ideas más extrañas; hé aquí al- sas ráfagas del orgullo y de la adu-
sino de Dios!..... ' rra, con mis cuidados, mi rocío y
gunas de las cuestiones que me han lación, y terminan tan autócratas
como Luis XIV, diciendo: "la Ho- Plazca al cielo que haya planto ¡ mi sol, hubiera podido verla nacer
sido dirigidas muy seriamente, y
meopatía soy yo! Y entonces esta- en Francia Facultades para crear y y embellecer!
con la mayor sencillez.
I a el deseo de subir al firmamento dar al mundo doctores homeópatas Tenéis razón, mas así es.
—Señor, ¿Usted conoce la de una escuela nueva, v de cente- P Ü R - S A N G . Ellos se nutrirán enton-
otra medicina? ¿Es usted cirujano He gastado mucho tiempo en
ces solamente con la savia de la
ginecologista, como los demás mé- llear sobre numerosos satélites ó aprender cosas vanas y fútiles; me
Homeopatía pura; ellos alimenta-
dicos? . . . ¿En dónde estudió Ud?.... de revestirse de la túnica v el ar- ha costado mucho trabajo alojaren
rán su espíritu únicamente con en-
¿Quién le enseñó la homeopatía miño del maestro,*á fin de perpe- h s celdillas de mi pobre memoria,
señanzas específicas, y sus ideas ja-
quien fué su maestro? etc. tuar su existencia. Así, losrevesde muchas fórmulas absurdas, he he-
más serán fecundadas y desarrolla-
' a t h , n a ' á quienes sus subditos cho muchos esfuerzos para clasifi-
Pobre médico homeópata! Tu das sino por el sol de la doctrina
creen inmortales, resuscitan des- car en mi bagaje médico, piezas
eres un ser muy misterioso. ¿Qué hahnemanniana!
pues ae su muerte, en la persona ! bien inútiles; también he sentido
país lejano y desierto te engendró? úe su Pero como en Francia el termó- esos esfuerzos y esas penas, y si yo
¿cual es tu zona, tu clima v- tu soP sucesor, quien aparece siem-
pre joven y radiante al traspasar el metro del progreso médico quiere pudiese desechar todo esto, como
¿No eres un aerolito, algún hijo de
velo de la tumba real. permanecer invariable en el cero, una masa de hierro, que hubiese
los aires, algún personaje del Apo-
porque > Facultad ahoga, lo más tomado como un lingote de oro, ha-
calipsis? Sí, sé esto, pero ¿qué queréis?
Esto es efecto de las miserias hu- posible,'todo germen de regenera- ce mucho tiempo que lo habría he-
Ah! Dios mío! no! Un médico ción, porque ella cierra con triple cho.
manas.
homéopata es un mortal como los llave, sus puertas de bronce á la
demás; por qué no sería cirujano El médico homeópata conoce Tengo, sin embargo, un gran
justa pretensión de toda reforma
y partero? ¿Por qué os figuráis que desdichadamente á la antigua me- consuelo. Es que mi práctica alopá-
científica, es necesario, antes que
sabe menos que los otros médicos? dicina! Ha hecho sus estudios en todo, ser médico alópata. Es preci-
tica no ha sido muy larga, apenas
«na de las Facultades de la Repú- he dado algunos pasos en las tinie-
El no es discípulo de nadie en so nacer en el seno de la Facultad,
particular; él protesta, con toda su blas de. este laberinto, apenas ha
n l o l t ? b t e n Í d ° * Posee 8 u di- ser titulado' por ella, ser bautizado
dignidad, contra esa humillante su- marchado mi pie por el carril de la
ploma de doctor, y este diploma le por ella: ¡fuera de su seno no hay
posición, y contra cualquiera ver- 1 antigua rutina.
confiere el derecho universal de salvación!
gonzosa propaganda personal. Sin- embargo, no vayáis á creer
ejercer la medicina, en todas p l i - Esta es una planta con la que
Si,—y quiero tener siempre el tes, según sus convicciones, según que siempre he sido el apóstol de
queréis enriquecer vuestra colec-
mentó de ia imparcialidad,—sé que su juicio y conforme á su concier, la Homeopatía. Si yo no respetase
ción; es preciso, primero, arrojar el
cía. He aquí porqué, nadie tiene el reflejo muy divino de esta com-
grano en una tierra especial del
paración. os invitaría á recordaros
mundo transatlántico,para que ella
¡ que San Pablo, antes de su conver-
pueda ser fecundada. En seguida,)
día el portero de la escuela había escribí una larga receta, según las
sión, fué el enemigo de los cristia- el gusto, el color y el perfume hah-
instalado en su banco, entre losob- ( reglas del arte, y sentí una gran sa-
nos. nemannianos.
jetos de ocasión, para su venta, un ¡ tisfacción, una gran tranquilidad de
Yo puedo muy fácilmente repre- Así, sus cursos no eran muy fre-
estuche de medicamentos horneo-j conciencia. Acababa de vengar á la
sentarme las ideas de los médicos cuentados, y por lo que á mí toca,
páticos. Como los demás, al pasar ( sombra del divino Hipócrates, v
ó de las gentes del mundo respec- confieso ,que no asis tí ni una sola
me detuve á examinarlo como u n a ' arrojar s u vaso de agua fría al ros-
to á la Homeopatía; no tengo más vez.
pieza curiosa, un juguete, ó algún j tro de la Homeopatía.
que acordarme de las ideas que yo En un examen, le tuve por Pre-
talismán, y una sonrisa de compa- j ¿Cómo queréis que yo me admi-
mismo tenía, ya durante mis estu- sidente. Bien pronto me apercibí re ahora de todo lo que los médi-
sión frunció mis labios.
dios, ya durante mi corta práctiea que él me llevaba al terreno de la cos pueden decir y hacer contra de
alopática. Aquéllas fueron, la indi- nueva reforma médica. Yo me en- Más tarde, cuando salí de la es- ¡
mí? ¡Yo los perdono de tocio cora-
ferencia ó el odio, la negación ó la caré contra sus argumentos, hice cuela, provisto de mi "diploma de j,
zón: yo he sido tanto ó más culpa-
repulsión, las injurias y la burla. una absurda oposición, y di con Doctor, y que hube entrado en la j
ble! ¡Y bien! lo declaro ante Dios
Yo fui lo que son los médicos co- eso lugar á que me reprobasen, lo práctica,' si yo hubiera encontrado,
y ante los hombres, ya lo he dicho,
munes. He sabido lo que ellos sa- que hubiera merecido perfectamen- á algún médico homeópata, no hu- i
bien claro, á título de reparación:
ben. He creído lo que ellos creen, t e . biera podido tomarle por lo serio, y
en los días en que negaba á la Ho-
he hecho lo que ellos hacen, y, contra En esta época yo tenía un ami- si se me hubiese propuesto en con-
meopatía, en los días en que era su
ia Homeopatía, he dicho loque ellos go intimo, un estudiante que parti- sulta, le hubiera rehusado y recha-
detractor y su perseguidor, la ig-
dicen. Educado en la misma escue- cipaba de mis opiniones. Cuantas zado con el más tonto desdén, con
noraba completamente, y conocía
la, he hecho la misma oposición veces le dije: Si yo tuviese un hijo el más tonto amor propio.
tanto esta doctrina como el árabe,
sistemática; nutrido con los mis- que frecuentase el curso de nuestro Yo me acordaré toda mi vida, el siriaco y el hebreo, que del todo
mos principios, he empleado el mis- profesor homeópata, lo retiraría de haber sido llamado, en una aldea, ignoro. Pues bien, cuando oigáis á
mo antagonismo, y cubierto con las la Facultad. para asistir á una joven, atacada de un médico, ó á cualquier persona,
mismas armas, he entrado en la Y hoy, si tuviera un hijo, él sería
erisipela en el rostro; ella estaba despreciar á la Homeopatía, ¿que-
misma arena, y he sostenido el homeópata al venir al mundo, y no asistida por un médico homeópata, réis contenerla? decidle:—¿La co-
mismo combate. crecería sino bajo la sombra del ár-
á quien no quise ni ver. Al entrar nocéis?
Cuando tuí estudiante en la Fa- bol hahemsnniano!
en la recámara de la enferma, aper- Sin embargo, mi espíritu no es-
cultad de Montpeliier, había entre Aquel amigo también, es médico
cibí un vaso de agua sobre una me- taba tranquilo, ni mi conciencia sa-
ios profesores uno que era homeó- homeópaty. No sin trabajo entró en
sa, al lado del lecho. tisfecha. No se cree, en general, si-
pata. Era un hombre de un mérito la vía de la verdad, pero hoy nada
—¿Qué tenéis ahí, señora? dije no en los comienzos de los estudios.
elevado y de un genio incontestable; sería capaz de hacerle descarrilar,
á la madre. ¡Oh! entonces todo es verdadero,
practicaba la Homeopatía clan- i Cuando yo oía hablar de la Ho-
destinamente; no podía confesar meopatía, cuando veía algún libro, —Señor, es el remedio que to- todo es bello, todo es seductor; se
sus convicciones de una manera algún periódico, algún Congreso ma mi hija, y que ha preparado el tiene la esperanza de recoger en
médico. los bancos de la escuela más cien-
oficial, por miedo de atraer sobre su | científico ocuparse de esta doctrina,
cia que polvo, las palabras de los
cabeza los rayos académicos; pero | esto me producía el efecto de la his- Y entonces, con un piadoso des-
profesores exhalan un perfume de
sus palabras, sus discursos y su en- toria de Gulliver ó de los cuatro hi- dén y una santa indignación, derra-
infalibilidad, y ante la estatua de
señanza, tenian siempre un poco ' jos de Airnon. Me acuerdo que un mé en el suelo ese remedio místico,
¿Entonces, qué hacer? escuelas, y elegir de cada una lo
alimentado en el seno de la A L O P A -
Hipócrates, todos queman su gra- ¿Seguir los dogmas de la escue- ¡ que puede tener de bueno; es de-
TÍA', palabra que significa: "Medici-
no de incienso y veneración. la materialista de París? | cir, recoger en las malezas de los
Pero cuando laFacultadha pues- na vulgar." ¿Yo había sido bautiza- sistemas algo para componer mi
Mas, ante todo, yo no soy mate-
to sobre la cabeza del estudiante la do en Montpellier,v no era creyen- bagaje terapéutico; es decir, seguir
rialista, bajo ningún concepto. Y,
toga doctoral, cuando ese joven te. esa corriente absurda cuyo origen
después, he leído en la G A C E T A D E
Doctor se lanza en la práctica civil, ¿Entonces, qué hacer? parte de la antigua escuela de Ale-
L O S H O S P I T A L E S la apología de esa
cuántas penas, cuántos trabajos, ¿Seguir los dogmas hipocráticos? jandría. v cuya embocadura termi-
escuela, hecha en términos que
cuántas decepciones! A medida que pero hé aquí lo que dice'Hipócrates: na en las orgullosas pretensiones
centellean de franqueza: «Yo soy
avanza en esta carrera, siente á la "Un médico prescribe una dieta se- de Cousin, Jouffrov y Damiron.
de aquellos que profesan (es Mr. i
duda infiltrarse en su alma, y poco vera, otro permite los alimentos, y Y después ei célebre Broussais
j u a n Raymond el que habla) que]
á poco, las olas de la incredulidad llega un' tercero que los prohibe. me decía en su mordaz ironía: «Los
la escuela no representa ni un prin-
terminan por sumergirle. Así, pre- De manera que no es de admirar- eclécticos siempre son hombres de
cipio, ni un método. Digo más, QUE
guntad á un médico si él cree en la se que se diga del arte de la medi- un mérito superior; jamás se en-
E L L A NO T I E N E E N S E Ñ A N Z A . QUIEN
medicina, y veréis lo que os respon- cina, QUE S E P A R E C E A L A C I E N C I A gañan en la elección que hacen de
dice escuela dice dogma: quien di- fas diferentes sectas, y basta ins-
derá. Regla general, la creencia en DE L O S A U G U R I O S . "
ce enseñanza dice concordancia y cribirse en la suya, para sor del to-
la medicina, en un médico, está en ¡Tened la conciencia tranquila con
homogeneidad. Bajo este punto de do infalible. Vamos, esto es una
razón inversa de su trabajo pasa- semejante enseñanza!
vista, no hay en París, ni escuela, buena dosis de presunción. ¿Qué
d o y de sus conocimientos actuales. ¿Entonces, qué hacer?
ni enseñanza, hay un estableci- pensáis, señores, de! eclecticismo?
Es triste decirlo, pero así es. ¿Seguir los dogmas de la escue-
miento universitario, en donde va- Pudiérais aceptarle, si pudiérais pro-
¿Gracias á Dios! no sucede lo la vitalista de Montpellier? Mas uno
rios profesores, pagados por el pre- barnos que la medicina no es m á s
mismo con los homeópatas. Creen- d^ sus más célebres profesores, Be-
supuesto, vienen individualmente á que un conjunto de tradiciones ver-
cia viva, única creencia, creencia rard, llegó hasta confesar su escep-
imponer sus opiniones y sus doc- daderas y apócrifas, de preceptos
universal, porque el edificio hahne- ticismo médico. Después de haber
trinas, y en donde los discípulos se buenos y malo?, de prácticas útiles
manniano tiene por piedra angular hablado de la perfección relativa de
reparan á sus pruebas, en vista de v nocivas, y que, por consiguiente,
ia unidad de los principios. Pero no las demás ciencias, concluye dicien-
do: En medicina, por el contrario, Lies ó cuales examinadores ella no es digna de ser colocado en
anticipemos.
ninguna parte está acabada, pro- otad, que no es critica la que ha- el rango de las ciencias. Me parece
Como la mayor parte de los mé- í:0, EXPONGO SENCILLAMENTE L O Q U E
dicos, yo había llegado á ver la cien- piamente hablando. Las verdades evidente que decir, que se es ecléc-
más afirmadas parecen ser ó son v Concluvo solamente que cuan- tico, es decir que 110 hay buena
cia médica como un cristiano mira
realmente amenazadas por las ver- tío oigo decir, Escuela de París, oi- doctrina, que todos ios mcusiros
el Alcorán. Por intuición creía en
dades nuevas. Cada nueva piedra , o una expresión ambiciosa, P E R O han delirado respecto de u n gran
el dios de la medicina, pero adorar-
le en las Facultades oficiales, esto que se agrega, conmueve el edificio Y A C *- DE S E N T I D O . . . . » número de punios, y que se es el
que nada tiene de concluido y que ¡Enlrad en semejante torre de único entre todos los médicos, pa-
repugnaba á mis convicciones, por-
que esas facultades eran para mí puede recibir en todos los puntos, Babel! sados y presentes, que jamás se en-
mezquitas del falso profeta. piezas de recambio. ¿En fin, qué hacer? gaña.»
•¿e:-ecléctico? Es decir, desechar
Yo era médico A L Ó P A T A , palabra ¿Cómo permanecer, en semejante ¡Después de esto, sed eclécüco!
un "general todos los dogmas de las
que ¿giiifica. 'Médico vulgar," Fui santuario dogmático?
r,O Y.LZ QU
ción de convencerme, en pro ó en
P I C A R L O S , E L L O S LE D E -
Eí 1G de Febrero do 1 . 8 4 C , Zla- Y yo me dije, reflexionando en
contra,por nuevos estudios. Tomé,
gendic decía al Colegio de rancia: todas estas confesiones: ¿cómo u n
r GÜELLAN. *
pues, mi partido, quise tener la con-
«Sabedlo bien, la enfermedad sigue médico puede continuar siendo mé- Sin embargo, yo oía hablar siem-
ciencia neta, me procuré libros, me
habitualmeníe su marcha, sin ser dico? ¿Cómo no hace todos sus es- pre de la nueva doctrina: sus pro-
entregué al trabajo, y abandonando
iníluenciada por la medicación di- fuerzos para escapar de la cruel gresos. iban, se decía, con una ve-
mi antiguo ídolo, hice mi primera
rigida contra ella Si yo dijese sentencia del célebre Hecquer, an- locidad sorprendente para la Aca-
entrada en el templo de Hahne-
tocio mi pensamiento, añadiría que tiguo decano de la Facultad de Pa- demia, y su luz disipaba por do-
mann. Entonces, á ejemplo de Des-
eti los servicios en los que la me- rís, y tan notable por su piedad co- quiera las nubes de la incrédula opo-
cartes, hice TABLA RASA, y despojé
dicina es m á s activa, la mortalidad mo por su ciencia? Decía: QUE LOS sición.
á mi espíri tu de todo sistema médi-
es más considerable.» MEDICOS SE P R E P A R A N R E M O R D I M I E N - ü n día. por azar, fui testigo de
co.
Kurt Sprengel, uno de los más T O S P A R A EL P O R V E N I R , Y QUE 1 N una polémica epistolar, entre dos
Primero, leí la exposición filosó-
célebres profesores de la Prusia, y SUS U L T I M O S DÍAS F O R M A N U N A C O - médicos, representando los dos
fica de los principios de la Homeo-
miembro asociado de la Academia F R A D I A DE P E N I T E N T E S . campos. Quedé admirado de la lu-
patía, v recibí, una impresión favora-
de Ciencias de París, llegó á con- ¡He aquí las olas de la incredu- cidez y de la energía de los argu-
ble cuando oí decir á Hahnemann:
cluir. después de estudios inmen- lidad! mentos del homeópata contra el
«No me creáis bajo mi palabra, com-
sos y do ricos conocimientos en clí- No me preguntéis ahora, qué es alópata, y quedé extraordinaria-
probad ios hechos.»
nica, «que el escepticismo, en me- un médico alópata, porque me guar- mente sorprendido, cuando oí pre-
Nombradme un innovador que
dicina, es el colmo de la ciencia, y daría muy bien de responder á es- decir con la convicción de la certi-
haya dado, con más franqueza,más
que el partido más sabio consiste ta pregunta. Para construir esta dumbre, que algún día la Alopatía,
garantía de verdad.
en mirar á todas las opiniones con definición ¿no podría agotar todas no sería más que lahumildesirvien-
Consagré en seguida algunos me-
el ojo do la indiferencia, sin adop- las confesiones que acabamos de ta de la Homeopatía.
ses á la' lectura de las principales
tar ninguna.» escuchar? Si os faltan algunas diri- Otro día, las circunstancias me
obras homeopáticas, y ya son nu-
Obrad, entonces, después cíe ta- gios, para más amplios detalles, á pusieron en conflicto con un médi-
merosas. A medida que avanzaba
les confesiones que os alan la con- los escritos de Moliere, Lesage, etc., co homeópata, lleno de mérito, Y MU-
en misnuevos estudios, sentía poco
ciencia! . . . . Y además, recuerdo etc.. C H O MAS DE M O D E S T I A , p o r CUVO n i O -
á poco, desvanecerse mis dudas, la
que el famoso filósofo Jamblico Pero, si ante todos esos actos de tivo no le nombro. Tuvimos una
convicción formarse en mi espíritu,
confesó, en su Sonrisa Mística que acusación, encontráis que mi mano larga conversación, y aun diré, una
y la calma descender á mi concien-
R,A : : I : D I C I K A L S L A P I J A DE LOS S U E - imprudente no hubiera debido le- larga discusión. El halló en mí, por
cia. Ya no me faltaba más que la
ÑOS. vantar el manto real que cubre los una parte, todo el fuego del antago-
sanción de los hechos. Me procuré
En fin, el Hipócrates inglés Syd- harapos de la Alopatía, os diré con nismo; pero, por otra, una conquis-
entonces algunos de los principales
enham, decía con una sorprenden- el satírico Montaigne: «No hubiera ta muy fácil para cualquier reforma
medicamentos homeopáticos y me
te sencillez: «QUA MEDICA A P E L L A - osado remover tan audazmente los médica. En este momento,la creen-
preparé á someterlos al crisol de la
T U R R E V E R A C O N F A B U L A N D I G A R R I E N - misterios de la medicina, si no hu-
cia había abandonado á mí espíritu
experiencia.Desde entonces, me pro-
DIQUE P O T I U S E S T A R S , QUAM MEDEIÍ- biera sido impulsado por sus mis-
v la duela más triste presidía á to-
puse tratar por la Homeopatía to-
dos los actos de mi práctica.
DI, «Lo que se llama arte médico, mos autores. Si algún día los veis, dos los casos patológicos que estu-
m á s bien es el arle de conversar y hallaréis que ellos hablan m á s ru- Si de esta lucha no salí conven- viesen en el radio de mis nuevos
tíc charlar, que el arte de curar.» damente de su arte que yo: NO IIA- cido, cuando menos tuve la resolu-
ranza, y pronunciado su última pa- llarse poco á poco, en el espesor
conocimientos, y siempre que no bre. Hice grandes esfuerzos para no labra á los parientes desolados. ele mi párpado izquierdo, un tumor
hubiera inminencia de peligro. En-¡ordenar sangrías, vegigatorios,etc., Como tuve la precaución de lle- más grande que un chícharo. Hacía
tonces no tenía una fe tan robusta, etc, Mi deseo de ver y obtener los var una caja que contenia algunos algunos meses me aplicaba u n tra-
ni una instrucción tan desarrollada, hechos, terminó, sin embargo, p o r ' de los principales medicamentos, tamiento infructuoso; había consul-
para tratar todas las enfermedades, triunfar, y no di más que el medi-
me apresuré á poner en un vaso de tado á varios de mis colegas; seguí
y encerrarme dentro del círculo de camento homeopático que me pare-
agua, una gota de aquel que creí escrupulosamente sus consultas, pe-
un exclusivismo razonado y metó-
ció convenir á la enferma. semejante á esos síntomas, y de ro todo fué inútil, y mi tumor siem-
dico.
Mas estaba lejos de estar tran- ese vaso de agua administré inme- pre crecía.
Mi primer ensayo lo hice sobre quilo y me prometía no persistir en diatamente una cucharada cafetera. Ya cansado, me propuse ir á
dos niños, dos jóvenes que tenían' ese tratamiento por poco que viese Algunos momentos después, vimos Montpellier á hacerme operar,
fiebre intermitente: esa íiébre pre- á los síntomas marchar hacia la estallar una crisis de las más terri- cuando una circunstancia me puso
sentaba en los dos aparentemente, gravedad. Así un nadador débü y bles, como ella, nunca había tenido. en relación con un médico homeó-
el mismo carácter y eí mismo tipo. novicio todavía, se aventura temblo- Todos creíamos que éste era el ins- pata. En el curso de nuestra con-
Apliqué el mismo medicamento; uno roso y tímido, ensaya sus primeros tante de su muerte. Sin embargo, versación:
sanó con una sola dosis, y ya no pasos y sus primeros movimientos; volvió en sí y arriesgué una segun- — P u e s bien, me dijo, este tu-
hubo acceso; el otro no sanó sino pero al menor ruido, á la más pe- da dosis. mor, por ejemplo, que tenéis en
quince días después: y me vi- obli- queña corriente, á la más pequeña
gado á interrogar y emplear cuatro onda, huye espantado y vuelve ü la Todos esperábamos con ansiedad, vuestro párpado, podréis hacerle
o cinco medicamentos. y yo, en particular, estaba tortura- desaparecer por un ti atamiento pu-
ribera.
do" por la más cruel incertidumbre. ramente homeopático.
Algún tiempo después, mis expe- Al dia siguiente, fué grande mi —Yov á experimentar, le dije, y
Pero nacía reapareció; permanecí
rimentos fueron favorecidos por actividad para hacer mi visita, pero si tiene éxito, decididamente soy de
todavía dos horas cerca de la enfer-
una epidemia de colerina; todos ios aun mayor fué mi satisfacción, cuai i- los vuestros.
ma, quien permaneció calmada y
niños fueron atacados y algunos su- clo vi á mi enferma tranquila y lle-
tranquila. Ya no le di nada, y partí Me trazó este tratamiento, y al
cumbieron. A todos los traté por la na de bienestar. Ai otro día ésta en-
con el vértigo de la admiración. cabo de mes y medio, ya no tenía
Homeopatía: declaro y certifico que ferma estaba curada y no hallaba
Al día siguiente por la mañana, nada. De esto hace ocho años, y mi
no perdí ni uno solo. expresiones para mostrarme su ule-
Una noche, fui llamado al cam- gría y su bienestar. dirigiéndome á ver á un anciano, en tumor no ha reaparecido.
una casa vecina, la primera perso- Así fué como de día endía. avan-
po, para asistirá una mujer que te- Dos ó tres días después, ce
na que encontré cerca de su lecho, cé á pequeños pasos, en mi nueva
nía una angina tonsiiar, es decir, vino á buscar para atender a r-na
una inflamación de las amígdalas. enferma en una casa de campo. fué á esa joven, que prodigaba á ruta; y, á medida que avanzaba y
Los síntomas eran muy intensos, Era una joven de cercado 15 años; ese pobre enfermo los cuidados de me alejaba de la ruta antigua, sen-
la más dulce amistad. tía nacer en mi alma, una dulce es-
la enferma no respiraba sino con la hallé en el estado más alarman-
mucha dificultad y la deglución era te; se retorcía con convulsiones y Ahora, os voy á referir un hecho peranza. ¡Mas.cuán lejos estaba to-
casi imposible. Mi espíritu quedó vómitos espantosos; el cuadro do personal, y el que quizá, ha coope- davía de la calma de la certidum-
rado más á mi conversión. bre! Obtenía hechos, pero dudaba,
sometido, en este momento, á una los síntomas era terrible,'aun par; un invocaba las coincidencias, los re-
prueba muy fuerte: sentí todas las médico; fué asistida por dos dotío- Sin ninguna causa apreciable, y
cursos de la naturaleza, los capri-
espinas de la antigua incerüduin-ires que habían perdido toda espo- a n poder darme cuenta, vi desarro-
9
ciencia yo la hubiera desenvainado! como médico v de buena fe, comO
chos de la casualidad. Estaba en •este hecho se realizó, hé aquí co- Pero ese hombre acababa ele enca- hombre, no reconozco á nadie el
una época de transición; época de rno: denar mi voluntad y hacerse due- derecho de dudar.
desoladora fluctuación para todos Un hombre, joven todavía, rae
ño de mis actos. Desde este momento, mi entera
aquellos que pasan de un estado ha- llamó para proporcionarle mis cui-
En la noche le administré los me- conversión se verificó. Me conven-
bitual á u n estado nuevo. Por una dados; después de haberle exami-
dicamentos convenientes; no dor- cí de que la Homeopatía podía tra-
ajarte, a ú n no se h a aprendido: lo nado, vi que estaba atacado de u n a
mí, y si este enfermo estaba ator- tar todas las enfermedades, tanto
que no se quiere, se sabe, pero lo fluxión de pecho muy intensa y
mentado por el dolor, yo estaba las agudas como las crónicas, las
que se quisiera, no se sabe todavía. muy caracterizada. Los dos pulmo-
atormentado por la más cruel res- rápidas como las lentas, las morta-
C n fin, se tiene el disgusto de lo que nes'estaban atacados: no era pre-
ponsabilidad. les como las benignas. Desde ese
se posée, y no se ama todavía lo ciso ser médico para dar ese diag-
Al dia siguiente, iba peor, y la momento nada de incer'tidumbre,
que se espera poseer. Estas son va- nóstico.
muchedumbre de visitadores se en- nada de fluctuación. Me despojé de!
lgas oscilaciones entre la última som- —Señor, me dijo el enfermo, os h e tregaba á toda clase de comenta- antiguo manto, y m e revestí del
bra y la primera luz, entre el arre- hecho llamar porque se me ha dicho
rios.—¡Cómo! ¡nadade sangría! ¡na- nuevo. Entré en el santuario de
pentimiento y el cleseo, entre la ne- que sois médico homeópata; m i
da de sanguijuelas! ¡nada de veji- Hahnemann, y cerré la puerta de-
gación y lo posible. Es como un hermano murió hace un mes de
gatorios! ¡pero él lo sangrará.... trás de mí, para nunca oir silbar
viajero, quien después de haber una fluxión de pecho; cinco veces
abandonado su primera ruta, sus- se le sangró, pero se me h a dicho pero es preciso que venga! ¿por afuera el viento de las falsas doc-
qué no llamar otro médico? trinas.
pende su marcha á cada nueva di- que usted no me sangraría y yo no
ficultad, mira frecuentemente hacia quiero ser sangrado. Todo el barrio estaba amotinado, Si no os he hablado sino de mi
atrás y n o osa seguir adelante. Na- con gusto se hubiera lapidado al persona en esta conferencia, no es
Sentí con estas palabras las con-
da entorpece al alma como la duda* mociones de un fuego eléctrico. pobre médico homeópata, y no se por amor propio, ni por negocio pa-
cuando la afianza en su redecilla, hubiera hallado embarazo en en- ramente personal. Si no he referido
—Permitidme, le dije entonces,
ella termina por adormecerse en la que suceda lo que suceda, tendréis contrar á alguno capaz de arrojarle sino hechos sencillos y curaciones
inercia de la indiferencia. La duda, entera confianza, que no haréis si- la primera piedra. que no podían pasar, en el mundo
es semejante á la calma del mar, no lo que os diga, y que no escu- Mas el enfermo fué mejor médico, por pequeños milagros, es
no sopla ningún viento, la vela per- charéis ninguna observación extra- Es inútil referir los detalles de todo porque, lo repito, en mi noviciado
manece dormida y el navio langui- ña. lo que pasó; basta que os diga que homeopático debía circunscribirme
dece en u n a desoladora inmovili- el décimo día, este obrero volvió á á los hechos sencillos, pero relati-
—Asi lo quiero, ésta es mi vo-
dad. su trabajo, y que las personas que vamente á mis primeras experien-
luntad, me respondió,podéis obrar.
habían sido más hostiles á mi tra- cias. estos hechos tenían una im-
Así fué como, durante un año, Hé aquí, ciertamente, un caso,
tamiento, vinieron casi todas á con- portancia infinita.
poco m á s ó menos, practiqué ya la que yo no hubiera tratado por la
sultarme.
Homeopatía, ya la Alopatía, y co- Homeopatía, si yo hubiera sido li- l í e querido, en una palabra, al
Esta es la mejor multa honorable
mo consecuencia forzosa, yo noi bre. Veía á un hombre joven, fuer- describir lo que pasó en mí, expre-
hacia la Homeopatía.
ejercía bien ni la una ni la otra. Te-• te, robusto, que se ahogaba con sil !
sar y hacer comprender lo que de-
nía necesidad de algún hecho deci-• sangre, y mi lanceta estaba obliga- Este hecho, como todos los que
bería pasar en los demás. Ahora,
sivo, irresistible, que viniera á de-• da á permanecer en su caja ¡oh? he citado, pasó tal como lo he di-
respecto á sus relaciones en e l m u n -
rribarme y encadenarme. Pues bien,, con cuánta satisfacción de mi con- cho; ahora, respecto al diagnóstico,
do, sus obligaciones y deberes de f ó la Homeopatía es una mentira ó
esiaclo, todo médico, ¿no está obli- j una verdad. Sometedla á la expe-
gado á estar al corriente de todas rienda, pero á una experiencia B I E N
las innovaciones médicas? Y cuando D I R I G I D A ; si es una mentira, es pre-
se le pregunta:—¿Conocéis tal doc- j ciso desenmascararla y ahogarla; si
trina? ¿Es perdonable responder es una verdad, es necesario aclop-
no? tarla y propagarla
TERCERA CONFERENCIA
Todos los médicos deberían me-\ Levantaos, pues, todos los que
ditar estas palabras de Hahnemann: dormís el sueño más culpable! !Sa-
«Cuando se trata de curar, despre- ( cudid vuestra sistemática indiferen-
ciar el aprender, es un crimen.» : cia! ¡Escuchad los gritos y los do-
LOS ALOPATAS Y LOS
Máxima solemne y terrible ante la lores déla desdichada humanidad!., S I LA HOMEOPATÍA, COMO LO PRETENDEIS. ES LA VERDAD EN MEDICINA, ¿DE DÓNDE VIC-
conciencia! Yo quisiera someteres- Curar, aliviar, ó cuando menos con- HE, QUE LOS MÉDICOS HOMEÓPATAS SON MENOS NUMEROSOS QUE LOS ALOPATAS, Y
té dilema á las meditación«* de to- solar, tal es nuestra santa misión; QUE VUESTRA DOCTRINA ESTA PROSCRITA DEL SENO DE LAS FACULTADES Y RE-
CHAZADA POR LAS ACADEMIAS?
dos los médicos. Es co -..urente y abrir nuestra alma á la verdad, y
creo que es muy difícil escaparse seguir la marcha del progreso, tal
de su alternativa. Dedos cosasuna: j e s nuestro deber sagrado. A primera vista, esta reflexión 2 o ¿Y por qué los médicos ho-
parece encerrar la obj eción más irre- meópatas son poco numerosos? Por-
futable. Esta objeción, sin embar- que la Homeopatía es rechazada
go, es más capciosa que verdadera, por las Facultades.
y os voy á desenmascarar toda su Hé aquí lo que se llama un cír-
astucia y artificio. culo vicioso, es decir, un falso ra-
Que los médicos homeópatas sean 1zonamiento, cuyas partes correlati-
aun poco numerosos, y que la Ho- vas se engendran y se destruyen
meopatía experimente grandes obs- por la misma causa, como un río,
táculos en su propagación, conven- cuyo lecho no tuviera plano inclina-
go, en ello, A L O M E N O S E N F R A N C I A , do, y que en un balanceo perpetuo
permitidme esta restricción, ya ve- sobre el mismo nivel, no pudiera
réis el motivo en nuestra próxima presentar ni manantial ni emboca-
conferencia. dura.
Llevad por un instante vuestro Examinemos el primer punto.
examen al fondo de la cuestión, y Si como ya lo he hecho entrever
no tardaréis en apercibirla á plena en nuestra última plática, la Ho-
luz. meopatía tuviese cátedras especia-
i° ¿Por qué la Homeopatía esre- les, si existiese una escuela oficial,
chazada por las Facultades? Porque de la que se pudiera salir médico
los homeópatas son pocos numero- homeópata, sin estar obligado á pa-
sos. sar por la hilera de otra ensefian-
10
do, sus obligaciones y deberes de f ó la Homeopatía es una mentira ó
esiaclo, todo médico, ¿no está obli- j una verdad. Sometedla á la expe-
gado á estar al corriente de todas rienda, pero á una experiencia B I E N
las innovaciones médicas? Y cuando D I R I G I D A ; si es una mentira, es pre-
se le pregunta:—¿Conocéis tal doc- j ciso desenmascararla y ahogarla; si
trina? ¿Es perdonable responder es u n a verdad, es necesario aclop-
no? tarla y propagarla
TERCERA CONFERENCIA
Todos los médicos deberían me-\ Levantaos, pues, todos los que
ditar estas palabras de Hahnemann: dormís el sueño m á s culpable! !Sa-
«Cuando se trata de curar, despre- ( cudid vuestra sistemática indiferen-
ciar el aprender, es un crimen.» : cia! ¡Escuchad los gritos y los do-
LOS ALOPATAS Y LOS
Máxima solemne y terrible ante la lores d é l a desdichada humanidad!., S I LA HOMEOPATÍA, COMO LO PRETF.NDEIS. ES LA VERDAD EN MEDICINA, ¿DE DÓNDE VIC-
conciencia! Yo quisiera someteres- Curar, aliviar, ó cuando menos con- HE, QUE LOS MÉDICOS HOMEÓPATAS SON MENOS NUMEROSOS QUE LOS ALOPATAS, Y
té dilema á las meditación«* de to- solar, tal es nuestra santa misión; QUE VUESTRA DOCTRINA ESTA PROSCRITA DEL SENO DE LAS FACULTADES Y RE-
CHAZADA POR LAS ACADEMIAS?
dos los médicos. Es co -..urente y abrir nuestra alma á la verdad, y
creo que es muy difícil escaparse seguir la marcha del progreso, tal
de su alternativa. Dedos cosasuna: j e s nuestro deber sagrado. A primera vista, esta reflexión 2 o ¿Y por qué los médicos ho-
parece encerrar la obj eción m á s irre- meópatas son poco numerosos? Por-
futable. Esta objeción, sin embar- que la Homeopatía es rechazada
go, es m á s capciosa que verdadera, por las Facultades.
y os voy á desenmascarar toda su Hé aquí lo que se llama un cír-
astucia y artificio. culo vicioso, es decir, un falso ra-
Que los médicos homeópatas sean 1zonamiento, cuyas partes correlati-
aun poco numerosos, y que la Ho- vas se engendran y se destruyen
meopatía experimente grandes obs- por la misma causa, como un río,
táculos en su propagación, conven- cuyo lecho no tuviera plano inclina-
go, en ello, A L O M E N O S E N F R A N C I A , do, y que en un balanceo perpetuo
permitidme esta restricción, ya ve- sobre el mismo nivel, no pudiera
réis el motivo en nuestra próxima presentar ni manantial ni emboca-
conferencia. dura.
Llevad por un instante vuestro Examinemos el primer punto.
examen al fondo de la cuestión, y Si como ya lo h e hecho entrever
n o tardaréis en apercibirla á plena en nuestra última plática, la Ho-
luz. meopatía tuviese cátedras especia-
i ° ¿Por qué la Homeopatía esre- les, si existiese u n a escuela oficial,
chazada por las Facultades? Porque de la que se pudiera salir médico
los homeópatas son pocos numero- homeópata, sin estar obligado á pa-
sos. sar por la hilera de otra ensefian-
10
za, las cosas pasarían de un mo- algunos filósofos, asemejan el há- una ciencia á la que no se ama, y á algún estudio, muy raras veces es
do m u y distinto. La corriente de bito al instinto, refiriéndolo á un si no se la estudia, ¿cómo queréis aquel que, en conciencia, se está
los jóvenes estudiantes, se dividiría principio mecánico de acción. que se llegue á conocerla y amar- obligado á cultivar.
wi dos ramas, y la que se consa- Pero si el hábito puede ser ino- la? < ¿Cómo queréis que yo aprenda
grase á la doctrina h a h n e m a n n i á n a , cente en ciertas personas y en cier- L A EDAD, LA P O S I C I O N DE F O R T U - la Homeopatía? Es muy difícil; pa-
bien pronto pudiera igualar y aun tas circunstancias, en. el médico, NA—Un médico os d i r á : — P u e d o ra aprender de nuevo, es preciso
sobrepasar á su rival. ciertamente^ es muy culpable; sus ahora adoptar un nuevo método trabajar, es necesario tener tiempo;
Pero, desdichadamente, n o suce- acciones no deben ser jamás me- médico? Soy muy viejo; mi edarlno ya tengo una clientela formada, la
de así; la Facultad alopática tiene cánicas, y no debe parecerse en el me permite entregarme á estudios guardo como ella es, ella me sopor-
a ú n el monopolio de los diplomas.(*) ejercicio de su profesión, á nuestras serios; para esto es preciso ser jo- tará como soy.»
Y ¿entonces qué sucede? Que los máquinas indiferentes, que, una vez ven.
doctores nacidos en su seno, ahí se encarriladas en sus rieles paralelos, Mas, he aquí, cosa peor que es-
Jamás es tarde para abrazar la
desarrollan y no piensan j a m á s sa- obedecen á la fuerza de un impul- to:
verdad, conozco algunos que han
lir de él,y gozan á plena conciencia so continuo, y no tienen ningún Un médico á quien yo había co-
inmigrado á nuestra colonia, á la
d e las propiedades de la inercia, mérito, al no separarse de su carre- menzado á convencer y á quien le
edad de 60 y 70 años,y es queellos
en donde siempre están y permane- ra. había entregado la "Exposición de
teñían algo que no todo el mundo
cen. L A P R E V E N C I Ó N . — Otro círculo la Doctrina Homeopática,'' se apre-
tiene: la buena voluntad.
Hé aquí el principal obstáculo á vicioso. No se cree en la Homeopa- suró á cerrar el libro después de la
Otro,por el contrario, dirá:—Soy lectura de las dos primeras páginas,
las conversiones homeopáticas; obs- tía, porque no se la estudia, y n o
demasiado joven, cuandotengamás y me lo devolvió diciendo: "No h e
táculo que á su vez, produce otros se la estudia, porque no se cree en
experiencia, ya veré:—y hablando continuado por temor de convertir-
muchos, tales son: ella.
de esta manera, se hará viejo, sin 1 nje; francamente, es u n libro muy
EL HÁBITO.—El hábito esima co- Cuando oímos hablar de alguna
haber pensado en ello. ! peligroso!"
s a muy hermosa! ¡su diván es tan nueva relación, nuestro espíritu se
cómodo, tan confortable! enseñorea, se preocupa, y no tarda No quiero hablar de los que son j Conozco algunos que habían
Una vez encerrado en el hábito, en d a r s e fallo en P R O Ó en C O N T R A . ricos, que son médicos por el títu- creído nuestro método muy íácií.
s e evita el roce de cualquier acción Henos aquí dispuestos en su favor, lo é incapaces de adoptar ó de re- ó cuando menos, mucho m á s
e x t r a ñ a , ya no se quiere ver nada, ó en su contra, y si se nos pre- chazar ningún sistema. Hipócrates, que la Alopatía; ellos q u e r í a n . ,
oir nada, ahí se duerme, se inmo- ^ guntase el POR QUE, tendríamos tra- su maestro les ha juzgado bien en derlo de buena fé y por curiosidad
viliza, y se hace uno semejante á la ' bajo para responder: sus sentencias. científica, primero; pero también,
a g u j a indiferente, que cumple sus | —¿Estudiáis la Homeopatía?— L A NEGLIGENCIA Y EL DESALIENTO.
sobre todo, para hacerse la practica
evoluciones ciegas al derredor del No, yo no la quiero,no creo en ella, —Quisiera atreverme á pronunciar de la medicina m á s cómoda y m á s
c u a d r a n t e . Ved, por qué, sin duda, y repugna á mi razón.—Y ¿porqué? la palabra «pereza;»quisiera poder suave; hasta han intentado algunas
— N o lo sé, pero no siento por ella experiencias, ensayado algunosme-
decir, que una vez en posesión de'
'*)Los Estados Unidos liace muchos años ; más que repulaión. dIcamentos, pero bien pronto se
diploma, en cualquier estado, fy.
y México, muy recientemente, (1896) hacen Esto puede dirigirse á las perso- h a n detenido. Dificultades des-
excepción á lo asentado por el autor, y en por lo demás, se halle uno, 110 se
nas del mundo, como á los médi- conocidas y siempre renacientes,
a m b a s naciones, la HorcieopaL>a es cada día piensa ya para nada en enriquecer
m á s aceptada por el p ú b l i c o . - N . T. cos. ¿Cómo queréis que se estudie han paralizado sus esfuerzos; el des-
su espíritu; y que si se entrega uno
B I B L I O T E C A DE « E L P A Í S »

aliento ha helado su fuego V han


Uno de mis colegas me refirió el
vuelto al punto del que habían par-
tido. * necho siguiente: sas á las cuales es preciso acostum-, rriais indicarme el mejor para diri-
Un médico asistía á una dama ararse so pena de hacerse la vida girme á él?
, P o t r o s habéis seguido su mar- hacia ya largo tiempo de una en- insoportable: las injurias del tiem-j- —Ea, Dios mío! me dijo muy
cha en la nueva vía, habéis visto fermedad crónica. Viendo que sus po r í a s injusticias humanas. 'bajo, yo os tratare bien.
-aasta donde han llevado sus estu- medios eran impotentes, é intimi- He aquí, á este respecto, un he- j — C ó m o ! Conocéis también la
c o s y sus experiencias. Han trata- dado por la impaciencia que le ma- cho que me ha referido uno de mis Homeopatía!
oo tal ó cual enfermedad aguda ó nifestaba su enferma en cada visita- clientes, en nuestra primera entre- —Sin duda que la practico, y cu-
crómca por la Homeopatía, v han - Y bien! Señora, le dijo al fin ro clandestinamente á mis clientes
vista.
/racasado; ciertamente no es sú cul- puesto que la medicina común es que tienen confianza en mí, pero
En la ciudad que acabo de aban-
pa, sino de la doctrina, ella es la infructuosa, voy á ensayar curaros no puedo confesarlo, y no quiero
donar, me dijo, recibía los cuida-
impensable de su falta de éxito' por la Homeopatía.-—En este caso pasar por médico homeópata ex-
os os
dos de un alópata, que era para mí,
«^an con la mayor fran- Señor, como no quiero que hagais clusivo.
m á s bien, un amigo qne un médi-
oueza- «Si, yo quisiera practicarla ensayos en mí persona vov á lla- co, me trataba por la enfermedad Veis, pues, cuán numerosas son
homeopatía, la sé bien, la conozco, mar a un médico homeopáta crónica de la que adolezco hace las causas que alejan álos médicos,
nasta l a h e ensayado, pero no he tres años, y por la cual os vengo á en general, del sendero de la ver-
ootenido buenos resultados.» n.t , R E S P / T ° H Ü M A N 0 - E s t e res- ¡dad, y cuán poderosas son, para
peto absurdo para la opinión pú- consultar. 1
Eüos os dirán todo esto, pero blica, encadena muchas veces los A pesar de sus buenos esfuerzos, encadenar sus pasos en la vía del
ahora que los conocéis, ¿les cre- siempre estaba yo en el mismo es- e r r o r , esa falsa vergüenza y esa pue-
atracción del espíritu hacia la ver- tado, y no progresaba en mi alivio. ril aprehensión.
U A P R E H E N S I O N Y EL TEMOR.—UN dad; casi siempre su soplo pérfido Cierto día, olvidando su carácter de Que se acuerden de este pre-
medico desconocido y nuevamente seca las buenas resoluciones, vhie- médico, y no viendo en él más que cepto del gran Cicerón; C U J U S V I S
establecido en una ciudad, puede EST ERRARE; NULLIUS, NISI INSIPIEN-
alraa al hombre adicto, arriesgué esta con-
éell W e n a S P l rQn CeÍ Ose
bien.
neS del
.
dirá de mí, sí* vo* T I S , IN E R R O R E P E R S E V E R A R E . » T o -
Pasar- y darse por antiguo G U fidencia.
nn H w ^ entonces, la confianza —«Decididamente, mi querido DO E L MUNDO P U E D E E R R A R ; S O L O ,
no duda y no razona; m á s no su- amigo, vuestra medicina no puede EL I N S E N S A T O P E R S E V E R A EN E L
cedería lo mismo con un médico curarme. No es la culpa, lo sé bien, E R R O R .
Aquellos no tienen la fuerza de ni de vuestro celo ni de vuestro Afortunadamente hay hombres
que quisiera poco á poco insinuar
confesar sus opiniones, v no están saber. La culpa es del instrumento que saben triunfar de todos esos
en su clientela los principios de
¿"íahnemaim. A éste, le es o,-echo
ranqu os, sino deslizándose s o l r e de que os servís. ¡Si, ensayara yo vanos obstáculos, y franquear, con
la pendiente de las ideas comunes la Homeopatía! ¿qué decís? No he un noble salto, tabarrera de la opi-
tener t 0 d a la finura, del sabei-obi'ar
y la tachca más prudente;' porque querido hacer nada sin consultar nión pública. Tenemos, en nuestra
or,a
- E I , 0 S consentirían en ser los vuestra opinión. milicia, á algunos que, por una su-
cada uno de sus clientes no que- •
riendo servir de sugeto de sus pri- servidores de la Homeopatía pP "o — N o haríais mal, me respondió, blime abnegación y una lucha enér-
gica, pueden servir de ejemplo á
meras experiencias, pudiera esca- no quisieran llevar l a lijbrea consiento en ello con gusto y hasta
los jóvenes soldados, demasiado tí-
pársele para ya no volver os lo aconsejo.
x i n ? , U l m e d Í t e n e S t a h e r m o s a má-
a m a de un moralista: Hay dos co- — P u e s bien! conocéis á los mé- midos; ¡honor para esos héroes in.
dicos homeópatas de la ciudad, ¿que- mortales! tienen derecho á uno d^

\
He aquí lo que me h a / p a s a d o y médicos; mas ¿qué me importa la 1 «Han sido excluidos de la Socie-
los rayos que forman la corona de dad Anatómica, por U N A N I M I D A D :
su maestro. que siempre sucederá. En estos Qpinión pública si yo digo la ver-
« I o Como autores de pubtica-
Uno dá su dimisión de médico momentos, siento á mi alma tras- dad?
«dones Homeopáticas, los miem-
en jefe de un hospital, porque se pasada por un fuego eléctrico, y sai-, Mi intención excluye toda perso-
«bros corresponsales cuyos nom-
prohibe en su clínica, el libre ejer- to con una justa indignación; m á s nalidad. Yo venero .todavía á esa
bres siguen:
cicio de la Homeopatía; otro, renun- pronto terminé por perdonar de to- parte del cuerpo médico, á la que es
* «(En número de cuatro.)
cia á la probabilidad, ó más bien á do corazón Y, que lo sepan bien, cierto, va no pertenezco, pero, la
respetaré siempre, y quiero que se «2 ° Por un hecho ya castigado
la certidumbre de ser Profesor en yo los compadezco más que ellos á
sepa; más también deseo que se «por la fustícia, U m i e m b r o co-
una Facultad, porque le era preciso mí.
conozcan sus maniobras, sus pla- rresponsal.
abjurar la doctrina de Hahnemann, DOCTRINA VIRI PER PATIENTÍAM
nes y sus disposiciones con respec- Envío á aquellos que quieran co-
y prefiere, el humilde manto de mé- N O S C I T U R , ET «GLORIA E J U S , EST 1NI-
to á nosotros. Para ello no ten- nocer los nombres propios-; y otros
dico desconocido é ignorado, al or- QUA P R O T E R G R E D I .
go necesidad de derrochar el lujo detalles de este negocio, á la G A C E -
gulloso armiño del Académico. L A D O C T R I N A DE UN HOMBRE H O N -

Otros, eií fin, devorados por el RADO SE R E V E L A P O R LA P A C I E N C I A , de citas numerosas. No quiero lle- TA H E B D O M A D A R I A DE M E D I C I N A Y
fuego de una adhesión sublime, Y SU G L O R I A ES P I S O T E A R L A S I N J U - var á la conciencia de los hombres C I R U G Í A ; NUM. DEL 1 1 DE E N E R O DE
abandonan á su familia, su fortuna R I A S ; dice un proverbio del Libro de buena fe, más que un solo he- 1 8 5 6 .
cho. El es del dominio público, Observad aquí á cuatro médicos,
y á su patria, para llevar la antor- Sagrado.
Confieso, qne al principio, todas puesto que ha repercutido en la remachados á un hombre marcado
cha de la Homeopatía, á los paí-
SP= más obscuros, más lejanos y esas Iluminaciones lastiman al es- prensa médica, él encierra todo el por los A S S I S E S ; ellos están conde-
más bárbaros. píritu y sumergen al alma en el de- código de las leyes y toda la estra- nados á esta pena infamante, por
Para cumplir todos esos sacrifi- saliento, más, de día en día, llega tegia de los ataques alopáticos con- el crimen y delito de Homeopatis-
tra la Homeopatía. mo- bien veis que, si pudiesen,
cios, es preciso, sin duda, mucha uno á aguerrirse, á fortificarse para el
nuestros caros colegas, nos pon-
grandeza de alma; pero es necesa- combate, y se concluye por desear Se lee, en el reglamento de la
drían la cadena al pie y nos aplica-
rio aun más para soportar una tor- las luchas. asociación de médicos de París, un rían el fierro candente en la es-
tura moral de otro género. Quiero He aquí, en efecto, lo que cons- artículo concebido en estos térmi- palda.
hablar de la cólera de la Escuela tituye el principaLatributo del mé- nos: Preguntadme, ahora, por qué los
en donde el médico homeópata ha dico homeópata; él no obra c las
«Cualquiera miembro que acep- médicos homeópatas, no tienen
recibido su diploma; del odio y del tinieblas, no escala en la calma y el
te una consulta con un S O N A M B U L O , todavía derecho á los honores de
(fespr^i- 1 de esa madre que le silencio, él no cubre sus recetas y
M A G N E T I Z A D O R , H E M E O P A T A , ó ji las Facultades, y yo os diré á mi vez:
amamantó, y que ya no le recono- sus principios, con el velo misterio-
C H A R L A T A N DE LA MISMA E S P E C I E , ¿Qué se ha hecho la caridad
ce por su hijo; de la marca que le so del secreto. Por qué, pues ¿tra-
SERA C O N S I D E R A D O COMO DIM1TENTE. confraternad ¿Qué se ha hecho la
imprimen sus antiguos Profesores, tar de charlatanismo á una doctri- l
He aquí el hecho que parece en- dignidad médica? ¿Qué se b? ho
de la indiferencia y del abandono de na que no pide sino el fuego de las
sus amigos, de sus compañeros de pruebas, el brillo de la polémica, y cadenarse como corolario ejecutivo la vergüenza doctoral? Qué es pues
á este artículo: este siglo que quiere tiranizar los
estudios quienes le retiran el nom- su rayo de sol y de libertad?
bre de colega, y evitan su contacto Tal vez se me acusará de animo-, Sesión del 4 de Enero de 1857. actos, poner una mordaza al libre
| arbitrio y sofocar el pensamiento!
y su trato. sidatl y de exageración para con los Presidencia de M. ***
• -que todos esos profesores que vi- que está sujeto todo progreso, dice
—¡Preguntadme, por qué la —en el que una cátedra oficial
ven de la enseñanza, y se engallan el profesor Bouillaud, es una opo-
Homeopatía experimenta tantos iba á ser concedida á la enseñanza
en su cátedra exponiendo sus teo- sición, una resistencia más ó menos
obstáculos en su marcha progresi- í homeopática; pero este proyecto
rías personales y sus magistrales violenta. Toda reforma, toda revo-
va, y por qué es imposible penetrar fué destruido y revocado. Nos atre-
elucubraciones, consientan en aban- lución científica, no se cumple real-
en el ámbito de las Academias! , vemos á esperar que no ha sido
donar su armiño, y en cedérselo á mente sino después de haber reci-
¿Creéis que la Homeopatía sea más que aplazado. No he podido y
los nuevos maestros? bido la consagración, el bautismo
desechada por las Academias, des- no quiero entrar en los detalles dé
«Quién es aquel, como dijo Loc- de que se trata. No es permitido á
pués de justa condena, y que esta este asunto. Primero, porque no
ke, que pueda, por las mejores ra- ninguno descubrir impunemente al-
condena sea motivada por expe- sería bastante libre para decir todo
zones, dejarse despojar del todo de guna verdad, sobre todo, cuando
riendas múltiples y oficiales, y por mi pensamiento, y además esta di-
sus antiguas opiniones, de sus an- esta verdad está en oposición c o n ,
un serio examen? ¡gresión me llevaría muy lejos de mi
tiguos conocimientos, y de todo el las ideas generalmente recibidas v*
—Si lo creeis, desengañaos. objeto. Solamente os diré, en secre-
saber que, tuvo tanto trabajo en enseñadas por los hombres qué
La Homeopatía, victima de la to, quelos subterráneos de la antigua
adquirir, por los trabajos constan- o c u p a n elevadas posiciones. A
ciega injusticia, y de las pobres pa- enseñanza médica, "han sido níuv
tes de su vida, y resolverse á adop- medida que la reforma es más
siones humanas, ha sido juzgada y - hábilmente explorados, y que si el
tar ideas del todo nuevas. ¿Los r'a- grande, más profunda, y fundamen-
condenada, sin jamás haber sido primer fuego no ha tocado á la mi-
. zonamientos más severos y más tal, á medida que los intereses ylas
oída. ¿Creeis que ella no ha pedido na, á él se volverá, y algún día, la
concluyen tes no pudieran de nin- opiniones que ella choque sean más
el examen de su causa, producir explosión terminará por estallar.'
guna manera convencerle, como el numerosos, la oposición que en-
sus pruebas, tener sus defensores Mas, ¿por qué estáis sorprendi-
viento no podría determinar al via- cuentre, será mucho mayor.»
v sus testigos? Ella lo ha pedido,' dos de las trabas que encadenan la
jero de la fábula á abandonar su En todos los siglos, los innovado-
pero su súplica ha sido desechada; • marcha de nuestra doctrina en el
manto.» res ó reformadores no han sido
ella ha comenzado varias veces á ' dominio médico?
Ved porque la doctrina homeo- comprendidos, y sí han sido recha-
litigar su causa, pero su voz ha si- ¿Cómo queréis que la Homeopa-
pática no puede todavía ser acep- zados y despreciados. Sometidos á
do cubierta por las risas de la bur- tía haga su camino sin obstáculos,
tada en las Facultades. Persecu- las mismas tribulaciones y á los
la, y jamás ha podido llegar á ser ella tan espiritualista, ante nuestro
. ción sistemática, negación obstina- mismos suplicios, han sufrido, y su-
juzgada en regla por las Academias.! siglo, tan groseramente sensualista, y
da, intereses alarmados, he aquí, frirán la misma suerte. Que ellos
Desde 1835, los discípulos d e ' de la Escuela de París, tan materia-
ciertamente, una batería demasiado hagan su aparición en las ciencias,
Hahnemann, solicitaron del Gobier-¡ lista; de esa Escuela qüe no ha per-
poderosa para rechazar á un ene- en ias a r t e ó en la literatura, ellos
n o t a autorización de someter su; donado á sus grandes hombres, Du-
migo uaciente y muy peligroso. hallarán la repulsa déla prevención,
Método á las experiencias públicas puvtren y Recamier, ser espiritua-
en los Hospitales y las casas de be- listas y cristianos? Así, como planeta nuevo en el y el-antagonismo de las ideas co-
neficencia, pero la autorización fué horizonte médico, el método Hahne- rrientes!
¿Cómo queréis que la medicina manniano permanece todavía en
rehusada. Y después, cuantas ve- antigua ceda desde luego, á su ri- Parecería que el progreso univer-
ces ha renovado la misma solicitud, val, su cetro y su corona, y se in- «Francia,» eclipsado por la nube de sal, debería seguir la"marcha dél
otras tantas ha sido desechada. la oposición sistemática dé la Aca- tiempo. •
cline como vasalla resignada, ante demia!
Ha habido, sin embargo, un mo- la nueva reina que reclama su tro- Parecería que por ser el más ci-
mento,—y de esto no hace mucho, no y su imperio?- ¿Cómo queréis «Una de las leyes más tristes á
vilizado, el siglo actual debería con-
12
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ceder á toda idea nueva una dig- los errores humanos, que los inven- vado, se dice, de un naufragio, á de la materia médica, y reservados
na acogida y una justa protección. tores están destinados al sufrimien- nado y, teniéndolas en su mano legalmente á las prescripciones ofi-
Sin embargo, no sucede así! sobre to durante su vida, y á la glorifica- fuera del agua, no obtuvieron en su ciales de los médicos. Estos, si son
todo en Francia?.... Triste es decir- ción después de su muerte. Prime- vida, ningún favor; él languideció capaces de mucho mal, son capa-
lo, cada vez vamos y nos sumergi- ro la hoguera de Juana de Arco y en la miseria, murió en el hospi- ces de mucho bien. A éstos, pues,
mos más en el escepticismo! ¿A caso después la estatua de la inmorta- tal, v se lee sobre el epitafio del estaba reservado, por derecho la
es, porque nuestra nación preten- lidad. cisne de Lisboa: más viva persecución.
diéndose la más esclarecida, sea Abramos, ahora, el martirologio «Aquí yace Luis Camoens, el Rechazados durante mucho
más severa para pedir á cada des- literario y científico: príncipe de los poetas de su tiem- tiempo por las sociedades sabias,
cubrimiento sus títulos y sus dere- Cuantas páginas escritas con le- po.» sólo por la fuerza y multiplicidad
chos á la naturalización científica? tras de íuego, y que el arrepenti- Ariosto, después de haber des- de las experiencias, llegaron á ocu-
No, Dios mío! Sencillamente es por- miento de todos los siglos futuros, crito en su «Orlando» tantos pala- par su lugar legítimo en el Código
que estamos bajo el reinado del jamás podrá borrar! cios suntuosos, murió pobre y en Farmacéutico.
materialismo y de la incredulidad. Homero iba de ciudad en ciudad una cabana. Así, la quina, importada del Pe-
Las invenciones no siempre han recitando sus versos, y viviendo con Lesage habitaba en una bohardi- rú en 1648, tardó más de un siglo
tenido el destino desdichado de su el pan de la limosna, y después de lla, y vivió y murió en la necesidad, luchando contra las preocupaciones.
inventor. La verdad puede, ser pri- su muerte, siete ciudades se han y las memorias de su época refie- Guy-Patin, pretendía que este
mero desconocida y perseguida, pe- disputado la gloria de su cuna. ren que dos particulares se batie- medicamento no tenía más que
ro ella termina siempre por romper El Tasso, en un soneto melancó- ron en duelo, después de haberse propiedades efímeras, y Blondel de-
las trabas de la oposición y por lico que dirije á su gata, le suplica disputado el último ejemplar de su cía, que «los que emplean la kin-
triunfar de la obstinación de un si- que le preste el brillo de sus ojos, segunda edición del «Diablo Cojue- kina pecan mortalmente, y tienen
glo incrédulo. Que se la flagele, que «porque no tiene candelas para es- lo.» pacto implícito con el Diablo.» Y,
se la crucifique, que se la ponga en cribir sus versos.» Y hoy, Sorrento i Y tantos otros mártires céle- para demostrar que la curación que
el sepulcro, ella resuscitará más está envanecida de su poéta inmor- bres, víctimas de la ceguedad de se obtiene por este remedio, es de-
pura, más radiante é inmortal, por- tal, y la «Jerusalem libertada», pri- su siglo, y de quienes hoy admiráis bida á la magia. «Es, porque, de-
que la verdad es hija del Cieio. mero despreciad a por obscuros críti- su estatua, en nuestras plazas pú- cía, obra sobre toda clase de tem-
Más, los inventores son los márti- cos, está traducida en todas las len- blicas! peramentos, y que después de cier-
res de la ciencia. guas europeas. Mas, abramos por un instante los to tiempo reaparece la enfermedad;
Desdichado del hombre que ha Mil ton, no puede vender su «Pa- anales de la medicina. lo que ha sido reconocido por to-
recibido de Dios una chispa de su raíso perdido,» y ese poema valió ¡Cuántos escándalos, gran Dios! dos los que han escrito contra los
intuición; él está marcado con el más de cien mil escudos á la libre- Abreviaré lo más posible. mágicos por uno de los caracteres
sello de la fatalidad, y destinado á ría Tompson que lo compró en diefc Entre los medicamentos, los unos de curación diabólica.»
ser condenado al destierro de Arís- libras esterlinas. sencillos é inocentes, perteneciendo Pobre espíritu humano!....
tidis por el ostracismo de los Aca- El Camoens enviaba, en la no- á la libre manipulación del público; El antimonio, cuyo sulfuro era
démicos, ó á la cicuta de Sócrates che, á un esclavo á menclingar un si ellos no son capaces de gran bien, empleado ya, por Hipócrates, Gale-
por la injusticia de su siglo. poco de pan de puerta en puerta. no son capaces de gran mal. Otros no, Dioscórides, Plínio, etc., no fué
Está escrito en el gran libro de Las «Lusiadas,» que el había sal- son considerados como los héroes descubierto, sin embargo, como
metal, sino en el siglo XV, por el 29 de Marzo de 1666, doscientos el siglo XVI las válvulas de las ve- á un loco, hoy se le ve y se le reve-
monje Basilio Valentino, en busca doctores se reunieron, el emético nas. Su descubrimiento, fué prime- rencia como al médico más grande
de la piedra filosofal. pasó al escrutinio y obtuvo la ma- ro negado por célebres anatómi- del siglo XVI.'
Este metal, desde su nacimiento yoría de 92 votos sobre 102. Y el cos, taies como Fallopio, Thaddoeus Pobre espíritu humano!... .
en los crisoles de la alquimia, 10 de Abril siguiente, el Parlamen- Dunus y Vesalio; Eustaquio y Va- Las enfermedades del corazón y
suscitó las disputas más escandalo- to levantó la condena que había lesio llegaron hasta tratarle de ab- de los pulmones, desdichadamente
sas, durante más de dos siglos. Pri- dado contra ese remedio, un siglo surdo. Ese progreso de la anatomía tan numerosas, eran mucho menos
mero, fué desacreditado como un antes. fué'reprimido durante medio siglo, conocidas antes de la auscultación
veneno. La Facultad de medicina Pobre espíritu humano!..... y fué preciso, el gran Fabricio de y la percusión.
condenó su uso, y declaró por un El ilustre Paracelso, que dotó á Aquapendente, para ponerlo en La auscultación tiene por objeto
Decreto solemne, qué «tenía una la materia médica del opio y del marcha. descubrir las lesiones de los órga-
calidad venenosa, que no podría mercurio, no fué mirado sino co- Vesalio, el inmortal anatómico nos, escuchando los diversos ruidos
corregirse por ninguna preparación mo el charlatán más célebre del si- de Bruselas, considerado hoy como que ellos envían al oído1 la percu-
que se le hiciera.» glo XV, y murió en el hospital. el creador de la anatomía humana, sión puede llegar al mismo diagnós-
El parlamento, por su decreto de ¡Quién no conoce el largo proce- fué acusado por sus envidiosos, de tico, descubriendo los matices del
1566, prohibió servirse de él, y so que ha tenido que sostener el haber abierto el cuerpo de un hom- ruido, apagado ó sonoro de esos
Paulmier,médico de la Facultad por mercurio en el tribunal de la opi- bre vivo, y condenado á hacer una órganos, golpeados con los dedos y
haber infringido este decreto, fué nión pública! y este proceso dura peregrinación á la Tierra Santa, valiéndose ó no de una placa inter-
expulsado de la referida Facultad, todavía. para expiar su crimen. A su regre- mediaria.
en 1609, aun cuando tenía la re- La Facultad de París, esa reina so, fué arrojado por la tempestad á Acaso no se ha osado acoger esos
putación de médico sabio. médica, esa guardiana infalible de las costas de la isla de Zante, en dos descubrimientos, con las más
La guerra más encarnizada esta- los tesoros de la Terapéutica, pros- donde murió de hambre. ligeras chanzas, y parodiarlos con
lló entonces entre sus partidarios y cribió por mucho tiempo los reme- Actualmente sabemos que la san- la burla más indigna! Un profesor
sus detractores. Juan C'hartier pro- dios químicos, y hasta prohibió ha- gre circula en nuestras venas y en decía: «Yo no tengo el oído tan fi-
hibía este medicamento en un libro: blar de ellos, ya en las cátedras, ya nuestras arterias, y que el corazón no para oír crecer la yerba.» Y en
«El plomo d é l o s sabios.» Eusebio en los exámenes; y hoy son los re- es el centro de su movimiento. un banquete de médicos, se llegó
ftenaudot hacía su panegírico en medios mas empleados. Hoy, en Williams Harvey, al descubrir hasta proponer adivinar la calidad
otro libro intitulado: «El antimo- una palabra, todos los medica- ese fenómeno fisiológico, cambió la de los vinos, golpeando las botellas.
nio justiíicado y triunfante.» Pero mentos perseguidos antes, tales co- faz de las ciencias médicas. Y, sin ¿Qué diré del inmortal propaga-
Santiago Perreau escribió en su mo el azufre, el mercurio, la quina, embargo, su teoría fué acogida por dor de la vacuna?
contra una obra que tiene por títu- el emético, el opio, etc., etc., son los sabios, con la sonrisa de la com- Eduardo Jenner, luchó también
lo: «El aguafiestas del antimonio,» y los más ricos de la materia médica pasión y de la burla. Ese inmortal contra la injusticia y preocupacio-
Guv-Patin mostraba un grueso re- y sin ellos la Terapéutica sería im- profesor, gloria de la escuela ingle- nes de su siglo, y cuando se inau-
gistro de enfermos matados por ese posible. Sydenham ¡legó hasta de- sa, se contentaba con hablar de su guró su estatua, se hizo la cuenta
metal, al que llamaba «el martiro- cir del opio, que sin él, la medici- descubrimiento á sus discípulos, y que si todos los que han sido va-
logio del emético.» na estaría coja! gemía, no comprendido, en el reti- cunados diesen solamente, cada
Y así en seguida, hasta que el ro!.... Entonces se le miraba como uno un céntimo, la suma sería
Amatus Lusítanus, descubrió en
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siguiera aun más allá de la tumba, y destinada á recorrer las rutas or-
suficiente para comprar una gran cido en Europa; nosotros, sin em- el nuevo mundo que se debería lla- dinarias. »
estatua de oro. bargo, atribuimos su invento á Juan
mar Colombia, se le llamará tal vez. Esta máquina podía soportar un
Guttemberg, por el año de 1456.
M. Figuier se sorprendió de esa siempre América. peso considerable, y por un movi-
Á1 ver hoy los beneficios inmen-
indiferencia culpable de nuestros Hablemos ahora de los descubri- miento continuo recorrer «milocho-
sos que la prensa da á la sociedad,
Académicos. ¿Acaso M. Figuier, 110 mientos modernos. cientos á dos mil toesas por hora.»
¿se puede comprender que este
conocería á los Académicos? Franklin, cuando inventó si pa- El Gobierno la compró en veinte
descubrimiento haya encontrado en
Cuántos hechos de ese género rarrayo, hizo poner uno en su casa, mil libras y «ahí la dejó!» Des-
Europa la oposición más fanática?
pudiera aún citaros! Pero como me en medio de los sarcasmos de sus de 1801 está depositada en París,
Una leyenda de mechados del siglo
vería obligado á entrar en detalles conciudadanos! en el Conservatorio de Artes y Ofi-
XVI refiere que la imprenta fué
muy científicos, me limitaré á ex- El alumbrado de! gas fué descu- cios. Y Cugnot murió en 1804, sin
mirada como un arte diabólico, por
poneros algunos todavía más gene- bierto en 1911, por e'. francés Le- fama y en la miseria.
ciertos espíritus ciegos y obstina-
rales, y mas accesibles á todas las bon. Desde su nacimiento, este rico
dos, y que uno llamado Pedró Her-
inteligencias. Los ingleses lo adoptaron tam- descubrimiento durmió durante se-
lu rehusó la mano de su hija, po-
La brújula fué conocida délos chi- bién; pero, en Francia, fué negado senta años en su cima.. Y hasta
bre, á un rico impresor que se ha-
nos desde tiempo inmemorial,cuan- primero por los Académicos, muy 1830, fué cuando se vió funcionar
bía prendado de ella.
do menos mil años antes de ve- esclarecidos, y no comnezó á ser la primera locomotora de Rober-
nida de Jesucristo, y el uso de este Pero uno de ios más notables
tipos humanos de desdicha y de su- empleado en París, sino bajo la ad- to Stephenson, en el camino de Li-
instrumento no se esparció en ministración de M-. Chabrol, de Vol- verpool á Manchester. El ejemplo
Europa sino hasta 1300. frimiento, una de las más grandes
vie, hacia el fin de 1825. de Inglaterra pronto fué seguido
La pólvora fué también descu- «víctimas» de la injusticia de los Salomón de Caus, desde 1615, por las demás naciones: inmediata-
bierta y puesta en uso por los chi- hombres, es ese pobre Genovés, tuvo la idea de emplear el vapor mente se esteblecieron varias vías
nos. Hasta hoy sabemos esto. Cristóbal Colón.
como fuerza motriz. férreas en los Estados Unidos, en
También los chinos fueron quié- Leed la historia de América,y os
¿Acaso es á Wat ó á Cugnot, es Bélgica, en Prusia, mas en. Francia
nes enseñaron á los romanos el uso compadeceréis de sus angustias y decir, á Inglaterra ó Francia, á quie- no se siguió sino hasja más tarde,
de los megos artificiales que estos tormentos.—Tratado, primero, co- nes debe pertenecer el honor de la el impulso progresivo. Y esto, de-
empleaban en el siglo IV en sus re- mo loco y visionario, al cabo ele primera aplicación del vapor á la bido, aparte de la oposición de al-
presentaciones teatrales. Y sin em- mucho tiempo de solicitudes, obtu- locomoción? Poco importa. Un gunos intereses particulares alar-
bargo, varios autores han atribuido vo salir de España para la inmor- sólo punto atañe á nuestro ob- mados, á la contemporización de
al monje alemán del siglo X¿»V, lla- tal realización de su pensamiento. jeto: Es la lentitud de la marcha de los señores Académicos. Un día se
mado Bertoldo Schwartz, l a inven- —Mas, ved, desde el puerto de este descubrimiento tan importan- expuso á la Academia el plano y el
ción de la pólvora. Palos hasta la isla de San Salvador,
te, en el campo del progreso. dibujo de una locomotora; después
jCuán lenta es, pues, la marcha á que pruebas, á que suplicios
Sea lo que fuere,, el ingeniero de haberlos examinado: «Sí, en
de la verdad á través de los si- se vio obligado á resistir! Y des-
pués fué engrillado; y este hombre francés Cugnot hizo el ensayo, por efecto, dijo sonriendo un miembro
glos!
que había descubierto un mundo, 1770, ante el duque de Choiseul, de la docta Asamblea, todo esto
El arte de la imprenta parece ha-
murió lleno de calamidades y de Ministro de Estado, «de una má- es muy ingenioso, solamente, esta
ber sido conocido en China, aun
| penas; y para que la desgracia le quina movida por el vapor de agua, máquina no marchará, porque es
mucho antes de haber sido cono-
muy pesada, y las ruedas girarán dirigió á la Academia, para saber si La idea de los telégrafos eléctri- i •
en un lugar! el vapor concentrado, según el pro- cos ya ha había sido entrevista por razón por lo que la docta asamblea
¿Y ahora,la Academia no es una cedimiento de Faltón, podía hacer Frankim, y propuesta en 1774, por tomó el nombre de Academia.
máquina muy pesada, que no mar- marchar á un navio: «Los sabios Lesage, físico de Genova. Aho- He tenido la ocasión de haceral-
cha nunca, porque sus ruedas gi- respondieron con una carjada olím- ra se usa en el mtmdo entero. El gunas investigaciones respecto álas
ran sobre un lugar? pica!» El Emperador quedó muy primer ensayo se hizo en San Pe- Academias de Italia, en los siglos
Cuando M. Perdonnet,uno de los mortificado de su ignorancia,y mer- tersburgo XVI y XVn. Quedé muy agradable-
ingenieros más hábiles, anunció en ced á los sabios escépticos del va- mente sorprendido de sus nombres
Pronto se vieron telégrafos eléc-
su curso de ía Escuela Central, que por, hubo un cuarto de siglo de re- de bautismo. He aquí algunos.
tricos en Inglaterra, en América y en
el descubrimiento de los caminos tardo en el reloj de la civilización; Los Académicos eran llamados:
Alemania. Pero en Francia, cuan-
de hierro estaba destinado á pro- pérdida irreparable para los hom- En Roma.—Rumoristi, fantàs-
do Arago quiso hablar, los Acadé-
ducir una revolución semejante á bres nacidos en este siglo! Según tici.—Caprichosos, fantásticos.
micos estallaron de risa, diciendo
la que había operado la invención mi opinión, sin este yerro colosal En Cesena.—Offuscati.—Ofus-
que esta idea era una «utopía mag-
de la imprenta, fué tratado como de la ciencia, el día de hoy conoce- nífica. »
cados.
insensato. ría la India y la" China, como co- En Viterbo.—Ostinati. — Obsti-
nados,
A otro ingeniero que pensaba, nozco el boulevard de los Italianos. Ahora bien, en nuestra nación,
Etc., etc., etc.
con sus asociados, en construir el Un día llegará en el que nuestros tan esclarecida, y pretendiéndose
la m á s avanzada en la vida del pro- Es preciso confesar que en aque-
camino de hierro de Rouen, M. nietos vean escuadras de buques
greso, el primer telégrafo eléctrico llos tiempos, los Académicos eran
Thiers, le dió esta respuesta: «Bien de vapor, humear en un puerto he-
i'ué establecido de Paris á Rouen, apreciados en su justo valor, y ten-
m e guardaría de pedir á la Cámara cho debajo de la cúpula del Insti-
en 1845, y ya hacía ocho años que go por hombres de ingenio á ios que
el camino de Rouen! Se me echaría tuto».
¿No es vergonzoso para nuestra los telégrafos funcionaban en los los han bautizado tan bien. Yo no
de la tribuna.»—El fierro es muy
Estados Unidos. sé cómo se les llama en Francia;
caro en Francia, decía el Ministro Academia francesa, que esta bro-
pero como descienden en línea rec-
d e Hacienda, M. Passy.—«El país ma sea chispeante de verdad? Preguntadme ahora, ¿por que la ta de los de Italia, son sin duda.
es muy accidentado,» objetaba M. Cual es, en fin, ¿uno de los más Homeopatía no es reconocida por 1 de la misma familia, v deben, por
Allier, diputado. Era preciso que el bellos descubrimientos de nuestro los Académicos, y por qué los mé- consiguiente, llevar i o s mismos
camino de hierro respondiese á las siglo y tal vez de los siglos futuros? dicos homeópatas son rechazados i nombres.
negaciones,como el filósofo griego... Ciertamente la telegrafía eléctrica, del seno de las Facultades?
«marchando.» Este descubrimiento no es, en Pero antes, decidme; ¿sabéis lo I Queréis saber, por lo demás, ¿lo
He aquí el fragmento de un efecto, sino un rayo que la inteli- que es una Academia? que es el Académico francés? Es-
folletín que publicaba, hace algún gencia humai%a robó al foco del j cuchad á uno de nuestros más es-
Hubo en Atenas una escuela cé-
tiempo, un diario de París, á pro- Omnipotente! ¿Se puede concebir . I pirituaFes escritores, á Siéry:
lebre, fundada por Platón, por el
pósito de los buques de vapor: «Los que haya encontrado algún obs- ! «Hay, dice, en este cuerpo, mu-
año 388 antes de J-C. Como todos
Académicos, decía el sabio publi- táculo, y que esta chispa divina no chos sabios ilustres, que saoen, es-
los días iba en aumento el número
cista, no son útiles en las gran- haya traspasado inmediatamente j to es incuestionable; pero muchos
de sus discípulos, el sabio filósofo
des ocasiones. Así en 1805, el Em- las tinieblas de las preocupacio- | sabios, cuando están reunidos en
los reunió en un vasto jardín, que
perador, que creía en los sabios, se nes? : Cenáculo r no ven llover sobre ellos
pertenecía á Academus. Esta es ia
I las llamas inspiradoras del Pente-
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54 B I B L I O T E C A DE «ELPAÍS.»

costés. Ellos renuevan la p a l a b r a ¡ alegría entre los sabios; el objeto /


erán los descendientes de los de bio;Los Académicos no saben nada.
pronunciada por F o n t a n e s , en pie precioso es llevado en triunfo á la Viterbo.
n o Instituto, en 1811: «Todos los Academia, y después de una larga UN Académico, puede ver claro;
• Finalmente, ¿queréis saber lo LOS Académicos, son ciegos.
versos están hechos.» Ellos dicen: discusión, para saber si era el pe- que es una verdadera Academia?
«Todo está descubierto.» L o s cuer- dazo de un sable, de un dardo ó UN Académico, puede ser hom-
Escuchad!... Víctor Meunnier, v a á bre de buen consejo y de elevada
pos sabios constituidos tienen su de un puñal, seresuelve decidir que decíroslo:
amor propio, si hubiese alguna cosa era el puñal de u n ginete y no el sabiduría; LOS Académicos no sa-
«Durante largo tiempo la Aca- ben lo que hacen ni lo que dicen.
por descubrir, ellos la descubrirían. arma ele un infante.
demia de. ciencias, fué la represen- Parece una enorme paradoja, y
Nunca u n profano, «sabio d e oca- «Nuestro sabio malicioso halla tación más elevada y m á s comple- sin embargo es un hecho. '
sión, » valdrá más que ellos. el momento
' . * 1 1 "¿vil-emú deue dar uar una
una lección
lección t a del mundo sabio; en cierta épo- j UN Académico puede ser com-
¿Queras, aun, tener una idea d e á s u s s e ñ o r e s c o l e g a s S e presenta ca, ella casi fué todo el mundo parado al más perfecto músico, LOS
los decretos y decisiones s u p r e m a s entonces á la Academia, y le dirige
sabio. Pero el fuego sagrado que Académicos son músicos que for-
de una Academia? Escuchad á uno este peejueño discurso:
atizaba ha ganado al universo en- man la orquesta más cacofónica.
de nuestros m á s cáusticos satíricos,
«Mis caros colegas, otra vez, ha- tero, y en el incendio general, el UN Académico puede ser com-
á M. Aimé París.
ríais muy bien en poneros vuestros hogar n o arroja más luz que la lu- parado á un arroyo claro y límpi-
En una carta dirigida á los cam- na á medio día.
anteojos; de esta manera no llega- do; LOS Académicos reunidos son
pesinos, para hacerles comprender
ríais á tomar por un cuchillo roma- «Hoy que la ciencia ha caído en otros tantos arroyos que desembo-
!o que es una Academia, les citó el
no, á un cuchillo de mi cocina, que el dominio público, la grande y vi- j can en el mismo dique,y no forman
faecho de un Académico quien, viente Academia está encerrada ; más que agua turbia.
conozco tanto, que he aquí la ca-
«queriendo experimentar la pers- entre ios cuatro muros del Palacio
cha, que yo había ocultado antes Finalmente, UN Académico es un
picacia de sus colegas, toma de su de haceros esta jugada, la que os Mazarino; su público no se halla
cocina un cuchillo enmohecido, del suplico me perdonéis por mi buena rayo luminoso que brilla cuando
en ese puñado de visitadores, que
que guarda la cacha, y entierra la intención.» está solo; LOS Académicos son ra-
la primera clase del Instituto qui-
hoja, durante dos años, en un te- yos que reunidos en hacesillo, ce-
siera admitir en sus pálidas sesio-
rreno húmedo, para que el m o h o M. Aimé París termina su carta, san de ser luminosos, y forman un
nes; su secretario perpetuo, ya no
le dé una apariencia de antiguo diciendo: «Vais á creer que hubo cono de sombra, capaz de operar
toma asiento en su sillón, en el que,
metal. risas; pues no, mis buenos campe- el eclipse total del descubrimiento
después de Arago, cualquiera pu-
t Algún tiempo después, leyó á sinos; se puso al orador á la puer- diera sen arse, pero que nadie ocu- más brillante.
su Academia una memoria, para ta de la Academia, se borró s u n o m - pará. ¿Preguntaréis todavía? ¿por qué
probar que debía haberse librado, bre de la lista, declarando que la la Homeopatía no está adoptada
«La Academia es el mundo; la por los Académicos?
muy cerca de la ciudad, una bata- sociedad sabia, «no podía equivo-
prensa es su secretario perpetuo Generalmente los que hacen es-
lla mortífera,'que debía haber deja- carse.» Las memorias fueron im-
dotado como ella de ubicuidad; y ¡ta pregunta á propósito "d e"*cuai-
do huellas, que era preciso buscar. presas, y el cuchillo de cocina que-
el publico se compone de algunos 1 quier descubrimiento, ignoran lo
Propone hacer escavaciones. Una dó como puñal romano. Figura to-
millones de lectores, esparcidos s o - ' q u e es un Académico.' Para el vul-
comisión fué nombrada, que se en- davía, adornado de una etiqueta en
bre toda la superficie de la tierra.» go profano, un Académico es un
cargó de dirigir los trabajos. Se en- latín,en el museo de la Academia.»
Concluyamos- oráculo dotado de infalibilidad, y
cuentra la famosa lámina. Grande Ciertamente esos Académicos
UN Académico, es un hombre s a - ; u n a Academia es m á s sagrada que

011203
el templo de Délfos. Mas para aque- por el cono de sombra acadé-
llos que conocen el fondo de la co- mica.
sa, y saben que «nadie es héroe
La Homeopatía, es rechazada por
para su propio criado.» un Aca-
los Académicos. ¡Tanto mejor! ella
démico es un simple mortal que no
cumple su destino. Si ios Académi-
hace mentir al proverbio: * OmnLs
cos iueran los justos protectores
homo mendax: todo hombre pue-
do los descubrimientos, si su seno
de engañarse,» y una Academia es
íuese el foco de donde irradia el
como esa asamblea de mercaderes
progreso, por eí hedió- solo que
P' á quienes Jesús arrojó del CUARTA CONFERENCIA
ellos condenaran á la Homeopatía,
íenj'j.o á latigazos.
nuestra doctrina debe; i ser con-
¿Preguntaréis aún por qué la Ho-
meopatía no esta adoptada por ios
siderada como el erro más impu- IRRADIACION DE LA HOMEOPATIA *
dente. Pero como elfos tratan de
Académicos? ahogar todas las ideas uevas, co-
Acaso, como decía uno de ellos, mo ellos son los an agonistas de « N o SOMOS S I N O D E A Y E R , Y LO L L E N A M O S T O D O ; V U E S T R A S C I U D A D E S , V U E S -
¿por que es aún me; joven, y toda verdad científica,eor lo mismo T R A S ISLAS; VUESTROS CASTILLOS, VUESTROS MUNICIPIOS, VUESTROS CON-
«que es necesario que le salgan los que ellos condenan t la Homeopa- SEJOS, VUESTROS CAMPOS, VUESTRAS T R I B U S , .VUESTRAS DECURIAS, EL
dientes?»' tía, esto es uno honor para nues- P A L A C I O , E L S E N A D O , E L F O R O ; SOLO O S D E J A M O S V U E S T R O S TEMPLOS.»
En 1866, la Universidad de tra doctrina.
Estas palabras solemnes del ar- Mas el cristianismo siempre avan-
Leipzig rehuso el grado oe doctor La Homeopatía está rechazada
m dG Ve,
diente orador de Cartago, fueron zaba; y en la sombra y el silencio,
ü l e Por los Académicos. ¡Tanio mejor! dirigidas, al comienzo del siglo III, bajo el cerrojo delasprisiones.como
r ^ T 'Sm qUGda
' L a c o n j u r a c i í 5 n m i s terrible es la al senado de Roma, para la defen- en las bóvedas de las catacumbas,
r a como obra maestra de junspru- conjuración del silencio, ^ d a for-
d e n c a . Ese candidato era, en efec- t i f i c a m á s c o m o l a l u c h ü a d a e n _ sa de los cristianos perseguidos. los cristianos se reunían siempre, y
En aquellos tiempos, en la capi- diariamente se comunicaban su
o muy joven, mas el se llamó grandece como el fuego de las tri-
tal del Imperio, el Politeísmo había energía divina y juntos sofrían y
" ' bulaciones. La convicción produce encendido toda su envidia, el odio oraban.
¿Por que la homeopatía está los mártires, y la san, e ' d e los ejercía toda su violencia, y el vien- Y llegó un momento, en el que
proscrita de las Facultades? j mártires fecunda el germen de la
to de la persecución había desenca- cada gota de sangre de los már-
Responderé, finalmente, á esta inmortalidad, denado todo su furor. Diariamente tires, engendró un nuevo cristiano,
pregunta cuando me hayáis dicho, f La Homeopatía marcha con el el rayo tronaba en el Capitolio, los y la oieada de su número subió; y
por que la verdad es siempre per-' siglo. A ella las pevsecu. ;ones deí
Césares, multiplicaban sus edictos subiendo siempre, terminó por rom-
seguida; porque todo descubrimien- ¡ presente; pero á ella también el
de muerte, y los potros, estaban le- per los «diques impotentes del viejo
to encuentra al nacer, al monstruo' triunfo del porvenir,
vantados en las plazas públicas. paganismo, y entonces fué cuando
de la oposición, tratando de devo-
rarle; por qué si un nuevo sol apa- - 0 * Esta conferencia difiere en gran parte de la del origina!, datos más recientes que he-
rece en el horizonte, será eclipsado, mos podido adquirir nos han obligado á modificarla.
( * T.)
exclamó el gran Tertuliano: «No Al fin de nuestras pláticas, voy Señalemos también la instalación repartido en cuatro secciones en
somos sino de ayer, y lo llenamos á hacer la historia del descubri- de una Escuela homeopática que toda la ciudad; se solicita de la ad-
todo, sólo os dejamos vuestros tem- miento de la Homeopatía; permitid- da cursos muv concurridos; nume- ministración de los Hospicios un
plos. » me, pues, suponer que ya la cono- rosas conferencias en las Mairies, servicio homeopático en el Hospital,
Estoy tentado de aplicar este céis, y veamos su estado actual en el nombramiento de tres Doctores para que los enfermos puedan con-
fragmento de la inmortal «Apolo- la mayor parte de los países del y un Farmacéutico en las comisio- tinuar el tratamiento del Dispensa-
gética, >á las persecuciones de nues- mundo. nes oficiales de la Exposición de rio. El Consejo Municipal había vo-
tra doctrina. Desde su nacimiento He aquí las estadísticas de 1896 1900 (Congreso y Exposición far- tado por unanimidad, á pesar de
ella ha sufrido; sufre todavía; mas presentadas al "Congreso Interna- macéuticos). Tendremos un Con- la viva oposición de los Alópatas.
siempre arde el fuego de sus após- cional de Londres. Hay en París 65 greso oficial en la Exposición y una Existen Dispensarios Homeopáti-
toles. Su número aumenta cada Médicos homeópatas y gran núme- exposición de Farmacia. cos privados en la mayoría de las
día, y encendido el hogar hahne- ro de Farmacias homeopáticas; dos En Inglaterra hay 300 doctores grandes ciudades, 3 periódicos y
maniano, á principios del siglo, ycT hospitales, de los cuales uno, el homeópatas. Se ha reconstruido e 2 sociedades florecientes. Varios
ha irradiado en todas las regiones Hospital Hahnemann instalado con hospital de Londres bajo un plan miembros del parlamento han pe-
del mundo científico. 40 camas, ha dado, en 1895, soberbio. Los demás hospitales es- dido uaa cátedra, pero no la han
Sí, podemos decir al Instituto: 16,000 consultas gratuitas; el Hos- tán en Bath, Birmingham, Easter- obtenido aún.
no somos sino ele ayer y todo lo pital Saint Jacques, con 6,0 camas, bourne, Bromley, Liverpool, Ply- En Holanda, numerosos partida-
llenamos, sólo os dejamos vuestros ha dado 10,000 consultas gra- mouth, Saint Leonard, Cambridge, rios y Doctores en las ciudades
templos. Todo lo llenamos; las ciu- tuitas y admitido 3 4 3 enfermos, Wels, Bournemouth; hay dispensa- principales: En Italia, 3 sociedades,
dades, las islas, los palacios, las con una mortalidad de 7 p § . En rios en más de 11 ciudades. una cL ellas en Turin reconocida
casas de beneficencia, los hospita- Lyon el Hospital Saint Luc ha alo- La socieded británica cuenta 219 oficialmente, una en Roma, una en
les, el dominio de la clientela; «só- jado 193 enfermos y dado 20,130 Doctores;, hay otra sociedad en Li- Palermo, y Hospitales en Turín y
lo os dejamos vuestras Facultades. consultas gratuitas. Otro dispensa- verpool; y cuatro periódicos. En Génova; Dispensarios en Roma,
LA FACULTAD DE LA HOMEO- rio privado ha dado 19.150. Dos fin, una Escuela de Homeopatía en Venecia, Turín, Ná'poles, y Paler-
PATIA ES EL MUNDO! sociedades doctorales se han reuni- Londres mo; 55 Doctores y 4 periódicos. En
En nuestra última conferencia, do, se publican tres periódicos. Los En Alemania, 400 Médicos 7 Portugal: 2 salas de Hospital en
puedo haber sembrado el temor y restos de Hahnemann han sido tras- periódicos, un hospital on Leipzig Oporto, una enfermería libre en Lis-
la desconfianza en vuestros espíri- portados al cementerio del Padre con. 240 enfermos, 2 Dispensarios )oa, 30 Doctores y 5 Farmacias,
tus, al mostraros á nuestra doctri- Lachaise, en medio de celebridades y otro en Berlín. Hay otras varias ín Rusia casi todas las grandes ciu-
na rodeada de obstáculos podero- diversas, y una subscripción para ciudades con Hospitales y Dispen- dades tienen Farmacias con ventas
sos; pero hoy quiero hablaros de su una tumba monumental pasa ya de s a r o s . En Austria el cuerpo legis- crecientes; 2 sociedades; mía Doc-
propagación en todo el universo. Y 10,000 francos. Dista mucho, en lativo, pasando sobre la cabeza de oral con un Dispensario en San
después, á los médicos que creen verdad de los 375,000 francos del la Academia, ha fundado en Buda- Petersburgo, y 1 pequeño Hospital
que la Homeopatía está muerta, les monumento de Hahnemann en Pesth una cátedra homeopática, ser- de 10 camas.
diremos: aplicad el dedo sobre la Washington. El monumento pari- vida por el Dr. Von Bachodv. En Hay 50 Doctores Homeópatas
arteria, y veréis que su pulso late siense será erigido durante el Con- Bélgica, 12 Doctores en Bruselas; distribuidos así: 14 en S. Petersbur-
más fuerte que*mmca. greso de 1900. en Amberes un Dispensorio oficial'go, 7 en Moscow, 5 en Varsovia, 4
gistran un número de curaciones TRATAMIETO HOMEOPÁTICO
Casos tratados Defunciones Por ciento
en Oclessa, etc., un periódico. En además, en Méjico, y esto es lo m á s doble que en los hospitales Alopá-
8,509 766 9.00
Suiza, 2 0 Doctores. En el Oberland importante, una Escuela Nacional ticos.
muchos paisanos hacen tratar á sus Homeopática fundada el año de En" los 7 hospitales Alopáticos Los alópatas han perdido 8 1 0
ganados por la Homeopatía. 1 8 9 6 por el Gobierno del General del Estado de Nueva York, h a ha- personas m á s y los eclécticos 61.
En Dinamarca, 7 Doctores y de Díaz, por iniciativa del finado Mi- bido 23 p § de curaciones y 19 No hay estadística m á s convincente.
éstos 5 en Copenhague.' Subscrip- nistro de Gobernación Lic. Manuel p 2 de mortalidad; y en el hospital Chicago posee 5 Colegios ho-
ción de 2 3 0 , 0 0 0 francos para un Romero Rubio. ¡ homeopático 3 6 p § de curaciones meopáticos, el m á s importante es
Hospital. En España muchos Doc- Llegamos á los Estados Unidos, y 14- p § de mortalidad. Ante estos el H a h n e m a n n Medical College.
tores, de los cuales 50 en Madrid y n u e s t r o gran foco de desarrollo. resultados, el Estado de Nueva En el Canadá, la Homeopatía flo-
4 revistas; Dispensarios en Madrid, Desde la introducción de nuestra York ha decidido la creación de un rece en las provincias de Ontario y
Barcelona, Málaga y en casi todas doctrina, hace m á s de 60 años, n o tercer hospital homeopático de ena- Quebec. En Toronto hay un hospi-
las grandes ciudades; y en fin, en h a cesado de progresar. En 1834? jenados en Gollins. El Hospital of- tal, de 100 camas y 18 Doctores.
Madrid el Hospital de San José con había 4 médicos; en 1848, los 17 tálmico de Nueva Y o f k que impor- En Montreal, hospital, dispensario
Instituto ó Escuela médica. Médicos de entonces crearon en Fi- ta 7 5 0 , 0 0 0 francos, trató en 1893, y 13 Doctores.
Pasemos á la América del Sur. ladelfia el Colegio de H a h e m a n n , 14,366 enfermos, y practicó 1,037 En Australia: un hospital en Mel-
Varios Médicos en la República Ar- que es al presente una de las uni- operaciones. bourne y otro en Adelaida.
gentina con sociedad en la Plata. versidades ele más renombre. En A los hospitales están anexos
En la India, 60 Doctores, un pe-
Varios Médicos en el Brasil, con so- 1876 el n ú m e r o de médicos era de colegios. La duración de los cursos
riódico y varias Farmacias.
ciedad en Bahia, allí es donde el 5,000 y en 1893, ha llegado á En otro tiempo no se hablaba
es de 4? años. •
Dr. Mure fundó la Escuela de Rio 12,000, y en la actualidad á 1 5 , 0 0 0 de Homeopatía en las Escuelas,ó si
ElHospital civil de Chicago «Cook 1
Janeiro. En Chile, en el Perú y en con una treinteña de revistas, 1 4 3 se hablaba, era con irrisión; y ac-
Countv Hospital» posee cerca de!
el Uruguay, aunque pocos hay Mé- sociedades científicas, 2 0 colegios, tualmente varios candidatos se ocu-
1,100 camas, una mitad de los en- i pan de ella, y á fe mía, conozco á
dicos Homeópatas. En Montevideo 137 hospitales con nn total de
se publica una Revista. 6,047 camas, de los cuales 4 5 es- fermos es tratada por los Alópatas, algunos que sólo esperan su título
y la otra por los Homeópatas y pol- para afiliarse en nuestra bandera.
En la América del Norte, Méxi- peciales, 52 dispensarios. Entre los
los Eclécticos. He aquí los resulta-
co, cuenta con 14- Médicos en la Hospitales especiales se notan 3 En otro tiempo, la Homeopatía
Capital legalmente autorizados para Hospicios de enagenaclos y entre dos desde 1888 hasta 1 8 9 4 . no habría osado poner su pie en el
ejercer su profesión y varios en al- ellos el de Midclletown, de un costo • En 4 3 , 5 9 8 admitidos, se regis- primer escalón de la Facultad, ella
gunos Estados de la República, con de 1 . 7 0 0 , 0 0 0 francos, es más bien traron 4,794defunciones repartidas' hubiera sido rechazada con el m á s
2 Hospitales, uno particular en Ta- un palacio que un hospital y tiene como sigue: altivo desdén; y hoy, los candida-
cubaya y otro en la Capital, funda- 1,500 camas. No se impone á los TRATAMIENTO ALOPÁTICO! tos, presentan sus tesis con asun-
do y sostenido por el Gobierno, la locos ningún trabajo, ningún trata- Casos tratados Defunciones P o r ciento tos homeopáticos, y los sinodales
mortalidad en este establecimiento miento violento, las noches son 28,121 3,340 11.87 se ven obligados á recibirlas. Ya es
oficial es de 14,70 p g según su tranquilas merced á los tratamien- TRATAMIENTO ECLECTICO un paso, y un paso inmenso hacia
última estadística; tiene anexo un tos individuales de los insonmios Casos tratados Defunciones Por cienté el triunfo.
consultorio en el que se h a n dado diversos. En Westbor'ough, que ha 6,968 688 9.87 En otro tiempo; los médicos ho-
en 6 años 134,978 consultas. Hay, costado 2 . 2 0 0 , 0 0 0 francos se re- 16
rneópatas no era tan numerosos t a n d a s y presagios dichosos, «se
para estrecharse en una unión fra- revelan síntomas alarmantes:» se
ternal, y resistir el choque del an- delibera respecto al porvenir de la
tagonismo; y hoy, ellos se reúnen medicina, ¿no se debería más bien
anualmente, en una fiesta consa- abrigar algún temor por su existen-
grada á la memoria de su Maestro; cia?
forman congresos en los que lla- «La medicina no puede existir
man á la discusión más leal á sus sino bajo la condición de que los
adversarios, pero la alopatía rehu- enfermos tengan fe en ella, y que QUINTA CONFERENCIA
sa y se envuelve silenciosa en su v e n g a n á reclamar sus auxi-
manto de Diógenes. lios. Ella no vive por la teoría, si-
Ya veis que el progreso está he- no por la clientela. Ahora es impo- TEMPLO HIPOCPiATICO
cho. sible disimularlo, cierta parte aban-
dona á la medicina clásica, y los
ELI nuestra última conferencia,
enfermos van, á cuerpo y fortuna, á Voy á conduciros ahora, á un altar, está sentado un ídolo; y al
os he expuesto hechos y disposicio-
lo que ellos llaman: la medicina templo muy antiguo, casi tan anti- pie de este ídolo, noche y día se
nes enemigas, capaces de arrojar
nueva. La Homeopatía, pues á ella guo como el mundo. El os recorda- hacen sacrificios. ¡Mas el ídolo nun-
el desaliento en vuestras almas.
es á la que me refiero, se propone rá, sin mucho esfuerzo, á esos tem- ca es el mismo; los sacrificadores
Ahora voy á citar algunas confesio-
nada menos que derribar todo el plos que el paganismo elevaba en tampoco son los mismos! el altar
nes de nuestros adversarios que,
edificio médico.» otros tiempos á sus divinidades; y permanece siempre; pero sacrifica-
sin duda, os consolarán, y llevarán
¡Que se nos venga ahora á decir cuando hayais visto los misterios dores é ídolos son reemplazados,
la calma y la esperanza ú vuestros
que nuestra doctrina tuvo su tiem- que tienen lugar en su santuario, como los vientos, por otros más
corazones.
po! Que se nos venga á decir que quedaréis admirados de verle, aún, ambiciosos que los arrojan, y de-
Pudiera multiplicar las citas, más
sus apóstoles son un pequeño nú- en pie. ben á su vez, desaparecer al día
me limitaré á unas cuantas líneas.
mero, y responderemos como el Ved sus.dimensiones, jCuán in- siguiente.
Escuchad á «La Gaceta Médica
gran Tertuliano: «no somos sino de mensas son! tiene una puerta prin- En los templos de las antiguas
de París:»
ayer, y ya lo llenamos todo.» cipal, pel-o sus puertas laterales son divinidades, se inmolaban animales
«Somos de opinión que una
Que el júbilo esté en vuestros co- innumerables: tiene aun más, que escogidos y simbólicos; pero aquí,
creencia, cualquiera, que se extien-
razones! volved vuestras miradas al la famosa Tébas. De esta manera, en este templo, se inmolan hom-
de en todas las partes del mundo
Oriente, y ved!... Poco á poco las todos los vientos pueden penetrar bres, se ofrecen hecatombes de
sabio, y atrae á ella á cierto nú-
sombras se disipan, la aurora co- allí. Alternativamente allí soplan, se hombres. Esa sangre que corre, hu-
mero de hombres distinguidos, ME-
mienza á blanquear el horizonte. chocan, se repelen, y arrojados por mea y palpita al pie del ídolo, es
RECE SIEMPRE SER EXAMINADA».
Todos los séres de la naturaleza otros más violentos é impetuosos, la sangre de las víctimas h u m a n a s
Escuchad á u n profesor de Pa-
despiertan, y van á cantar su ar- desaparecen mugiendo, cediendo su que se suceden, bajo el cuchillo de
rís:
lugar. , , un perpetuo sacrificio.
«Todo parece sonreímos,el vien- mo; univeísál.. He aquí al Sol! El
to sopla para nuestro lado; mas e n ,! astro del día asciende, crece, baña En el santuario de este templo,! Esta descripción es, quizá, dema-
meclio de este concurso de circuns-' de Ufes é inunda los cielos. se levanta un altar; y sobre de este' siado viva, pero verdadera lo
rneópatas no era tan numerosos ' t a n d a s y presagios dichosos, «se
para estrecharse en una unión fra- revelan síntomas alarmantes:» se
ternal, y resistir el choque del an- delibera respecto al porvenir de la
tagonismo; y hoy, ellos se reúnen medicina, ¿no se debería más bien
anualmente, en una fiesta consa- abrigar algún temor por su existen-
grada á la memoria de su Maestro; cia?
forman congresos en los que lla- «La medicina no puede existir
man á la discusión más leal á sus sino bajo la condición de que los
adversarios, pero la alopatía rehu- enfermos tengan fe en ella, y que QUINTA CONFERENCIA
sa y se envuelve silenciosa en su v e n g a n ú reclamar sus auxi-
manto de Diógenes. lios. Ella no vive por la teoría, si-
Ya veis que el progreso está he- no por la clientela. Ahora es impo- TEMPLO HIPOCPiATICO
cho. sible disimularlo, cierta parte aban-
dona á la medicina clásica, y los
En nuestra última conferencia,
enfermos van, á cuerpo y fortuna, á Voy á conduciros ahora, á un altar, está sentado un ídolo; y al
os he expuesto hechos y disposicio-
lo que ellos llaman: la medicina templo muy antiguo, casi tan anti- pie de este ídolo, noche y día se
nes enemigas, capaces de arrojar
nueva. La Homeopatía, pues á ella guo como el mundo. El os recorda- hacen sacrificios. ¡Mas el ídolo nun-
el desaliento en vuestras almas.
es á la que me refiero, se propone rá, sin mucho esfuerzo, á esos tem- ca es el mismo; los sacrificadores
Ahora voy á citar algunas confesio-
nada menos que derribar todo el plos que el paganismo elevaba en tampoco son los mismos! el altar
nes de nuestros adversarios que,
edificio médico.» otros tiempos á sus divinidades; y permanece siempre; pero sacrifica-
sin duda, os consolarán, y llevarán
¡Que se nos venga ahora á decir cuando hayais visto los misterios dores é ídolos son reemplazados,
la calma y la esperanza ú vuestros
que nuestra doctrina tuvo su tiem- que tienen lugar en su santuario, como los vientos, por otros más
corazones.
quedaréis admirados de verle, aún, ambiciosos que los arrojan, y de-
Pudiera multiplicar las citas, más po! Que se nos venga á decir que
en pie. ben á su vez, desaparecer al día
me limitaré á unas cuantas líneas. sus apóstoles son un pequeño nú-
Ved sus.dimensiones, jCuán in- siguiente.
Escuchad á «La Gaceta Médica mero, y responderemos como el
gran Tertuliano: «no somos sino de mensas son! tiene una puerta prin- En los templos de las antiguas
de París:»
cipal, pero sus puertas laterales son divinidades, se inmolaban animales
«Somos de opinión que una ayer, y ya lo llenamos todo.»
Que el júbilo esté en vuestros co- innumerables: tiene aun más, que escogidos y simbólicos; pero aquí,
creencia, cualquiera, que se extien-
razones! volved vuestras miradas al la famosa Tébas. De esta manera, en este templo, se inmolan hom-
de en todas las partes del mundo
Oriente, y ved!... Poco á poco las todos los vientos pueden penetrar bres, se ofrecen hecatombes de
sabio, y atrae á ella á cierto nú-
sombras se disipan, la aurora co- allí. Alternativamente allí soplan, se hombres. Esa sangre que corre, hu-
mero de hombres distinguidos, ME-
mienza á blanquear el horizonte. chocan, se repelen, y arrojados por mea y palpita al pie del ídolo, es
RECE SIEMPRE SER EXAMINADA».
Todos los séres de la naturaleza otros más violentos é impetuosos, la sangre de las víctimas h u m a n a s
Escuchad á u n profesor de Pa-
despiertan, y van á cantar su ar- desaparecen mugiendo, cediendo su que se suceden, bajo el cuchillo de
rís:
lugar. , , un perpetuo sacrificio.
«Todo parece sonreímos,el vien- mo; univeísál.. He aquí al Sol! El
to sopla para nuestro lado; mas e n , ! astro del día asciende, crece, baña En el santuario de este templo,! Esta descripción es, quizá, dema-
meclio de este concurso de circuns-' de luz é inunda los cielos. se levanta un altar; y sobre de este' siado viva, pero verdadera lo
desarreglo en las piezas, tan diver- dían á la salud; los griegos llegaron
s f e r r a s s i « * « ? » sas, que componen la .máquina hu- también á divinizar á los hombres
mana. que consagraban especialmente su
S S t u r ' *" s a r e i s En los tiempos primitivos, todas vida á los cuidados de los enfer-
fácil, sobre todo cuando se quiere las maniobras destinadas á resta- mos; así fué como Asclepias, ó As-
universo, doquiera que se ejerce la blecer la salud eran, evidentemen- cíepius ó Esculapio llegó á ser el
medicina. Todós esos vientos que despojar á u n a discusión, de la cor-
te, actos del más ciego empirismo; dios de la medicina. He aquí por
teza científica, demasiado ruda, pa-
vienen allí á estrellarse alternativa- se curaba porque se curaba, sin sa- qué sus sucesores fueron llamados
mente, ¿no son las opiniones tan ra las personas que no han acos- ber por qué y cómo. ¿Acaso se sa- Asclepiades. Estos estaban com-
diversas, tan mudables, tan impe- tumbrado sus manos al cultivo de be mejor en nuestros días? Quizá puestos de familias que descendían
tuosas, que se chocan, y se rom- las ciencias abstractas. no, en todo caso dirigios á los sa- directamente de Esculapio. Este
pen en la atmósfera de las teorías Haré, sin embargo, tocio lo po-
bios profesores de nuestras escue- dios, tenía templos en Cos, en Gni-
médicas, y en seguida se desvane- sible para ser comprendido. Dejad-
las oficiales. do, en Pérgamo, en Rodas y en
cea y desaparecen, como esas nu- me, antes, esbozaros á grandes ras-
Sin embargo, se conocían ya al- Epidauro;
gos la historia de la medicina, des-
bes fantásticas que se evaporan, gunos medios para la curación de Largo tiempo la medicina fué el
desusprimerostiemposhasta nues-
después de haber afectado mil figu- tal ó cual enfermedad, y, esos nie- monopolio de los Asclepiádes, y no
tros días. Estas nociones generales
ras proteicas v caprichosas? Ese t o s , que formaban entonces el ba- salió del Asia Menor. ¡Y qué medi-
idolo que está sentado, sobre el al- son casi indispensables, pkra la fá-
gaje terapéutico, se transmitían de cina! Eran las prácticas más supers-
cil comprensión d e j a doctrina alo-
tar, dios de un día de ese sagrado familia en familia, por la tradición, ticiosas que, por la mano de los
santuario, ¿no es ese sistema mé- pática. Seré lo más suscinto posi- y ese bagaje se enriquecía poco á sacerdotes, se mezclaban á las prác-
dico que triunfa hoy, reina algunos ble. poco por las nuevas experiencias. ticas m á s supersticiosas del paga-
instantes y cae pronto, ahogado La medicina no puede marcnar Los reyes, los héroes, los poetas, nismo.
por su rival del día siguiente? ¿No sola; está siempre acompañada del los sacerdotes, eran entonces los Mas, lleguemos al siglo brillante
habéis visto, en les grandes sacer- cortejo de las demás ciencias: la principales médicos, y los deposi- de Sócrates y de Perícles. En esa
dotes, á los autores de esos siste- física, la química, la historia natu- tarios de todos los conocimientos época, el estudio de la medicina to-
m a s que toman, por u n día, las ral, etc., etc. Ahora bien, como to- adquiridos; los sacerdotes, sobre to- mó una repentina y general exten-
riendas del carro médico, y se con- das|esas ciencias han marchado len- do, porque se miraba á las enfer- sión, y llegó un momento en el que
vierten, al día siguiente, en viaje- tamente, ellas debieron necesaria- medades como á castigos enviados los l i l n * quisieron hacer ¿ntrar
ros extraviados en la vía común de ] mente retardar los progresos de la
á los hombres por los dioses. Los al hombre en el dominio de sus in-
medicina,á la que están unidas por
las teorías efímeras? Egipcios, los Indios, los Judíos, los vestigaciones, y así fué como llega-
lazos íntimos. Esto pasa con todas
Sí, he aquí, en algunos rasgos, Griegos tenían por médicos á sus ron, no solamente á estudiar, sino
las verdades que, juntamente enca-
el cuadro de la medicina en gene- ' sacerdotes, quienes sabían sácar un aun á practicar la medicina. Desde
denadas, son solidarias en su acti-
ral; he aquí la imagen más fiel de hábil partido de la-credulidad de entonces, esta ciencia salió del po-
vidad progresiva.
este arte,que se ha convenido en lla- los pueblos, y así aumentar ía in- der de los Asclepiades, y todos sus
Lamedicina es de todos los tiem-
mar, tal vez por irrisión, el arte de fluencia de su ministerio. La vieja secretos fueron descubiertos.
pos; es la ciencia m á s antigua; ha
curar; he aquí los dogmas de esta Mitología tema dioses para todo, En esos tiempos fué en los que
nacido del primer dolor, del primer
doctrina que se llama A L O P A T Í A . debía, pues, tener dioses que presi- apareció Hipócrates, el médico más
17
CONFERENCIAS SOBRE LA HOMEOPATIA 6*3
QG BIBLIOTECA OE «EL PAIS»

Arago,un Vesalio,un Geoffrov Saint los Ptoloneos, elió un poco más de ciencia un movimiento de retroce-
célebre que Dios h a dado al mun- libertad á la anatomía.
Hilaire, Hipócrates todo lo hubiera so, porejue, ante todo, un práctico
do. Después de la decadencia de la Gre- debe ser «médico.» Se puede saber
hecho en medicina.
Nacido en la isla de C.os, 4-60 cia.se operó un movimiento de tran- muy bien la anatomía, saber muy
años antes de Jesucristo, y descen- El «divino anciano» de Cos, c~ sición de Oriente á Occidente, y la bien manejar el cuchillo quirúrgi-
diente de la familia ele los Asclepia- rno se h a dado en llamarle, 6/ > medicina pasó á Italia, con las cien- co, y ser u n mal médico.
des; viajó para su instrucción, por entonces por testamento, á las cias, las letras y las artes. Entonces Imbuido en las ideas de Aristó-
Grecia y en varias provincias del neraciones médicas,todos sus s e : .vi- Galeno hizo revivir á Hipócrates en teles, Galeno trató de explicar to-
Asia.' Durante la guerra del Pelopo- tos y todos sus principios, que, Roma, como Virgilio y Horacio hi- do en medicina como en física, por
neso, tué cuando brilló con todo jo el nombre de «Aforismos,» • cieron revivir á Homero y á Eurípi- lo que él llamaba los cuatro ele-
su esplendor. Compiló todos los he- jen todavía los estudios oficíale-. des. mentos, el agua, el aire, la tierra y
chos ya adquiridos por la ciencia El tuvo la franqueza de confesa • Galeno n a c i d e n Pérgamo, el a ñ o el fuego; y no veía por doquiera si-
médica; antes de él, los sacerdotes sus defectos, y como siempre acon- 131 de Jesucristo en donde ejerció no lo caliente, lo frío, lo seco y lo
escribían sobre tabletas expuestas tece, estos fueron los que, sobi" - su arte algún tiempo, y después lle- húmedo. Marchando del.todo fue-
en los templos, las enfermedades y todo, heredaron sus sucesores n. • gó á Roma, en donde fué el médi- ra del método de observación de
los remedios que las habían cura- dieos. co ele los emperadores Marco Au- Hipócrates, no supo garantirse del
do; hizo su botín de todas esas ob- relio. Verus y Cómodo.
Su bella doctrina no duró mucho espíritu de hipótesis. Ecléctico en
servaciones, despojó á la medicina Galeno es el verdadero padre de filosofía como en medicina, fundió
tiempo; la Grecia cayó y con elle,
de todas las supersticiones é im- la medicina actual, de la Alopatía. .todos los sistemas, y no supo edi-
la filosofía, la medicina, las cien-
posturas de sus predecesores, y di- El fué quien creó la polifarmacia, ficar ninguno sólido. Dotado de una
cias, las artes.... Todo se eclipsó -
vulgó generosamente los métodos y fundó todas esas prácticas ab- prodigiosa facilidad y de una erudi-
permaneció en la sombra d é l a de-
curativos que, hasta él, habían per- surdas y.bárbaras de sangrías, san- ción inmensa, no supo servirse de
cadencia, .hasta el momento en rmy
manecido secretos. Excluyó las ideas guijuelas, purgantes, vegigatorios, ellas y no hizo más que abusar. Y ,
apareció la Escuela de Arislólc\e.\
hipotéticas por las que se trataba cauterios, sedales y otros expedien- sin embargo, lo repito, Galeno es
quien indicó vagamente la n e c e -
de explicar los fenómenos de la na- tes semejantes. Trató de hacer re- el padre.de nuestra vieja medicina,
dad y la utilidad de los eslu iio^
turaleza; proclamó, sobre todo, la vivir, como acabamos de decirlo, y su estatua debería estar colocada
anatómicos. Hasta allí, una c ;a
excelencia de la observación en la.doctrina de Hipócrates, pero no en los frontispicios de nuestras es-
preocupación y un pudor absiv.v.o,
medicina, y demostró que, sólo por propagó sino sus defectos, y,- en cuelas, más bien que la de Hipó-
se habían opuesto y se opusieron
ella, se d e b e | l u b i r á los principios vez de hacer avanzar al arte médi- crates.
durante mucho tiempo, á la aper-
generales. Y en esto, puede decir- co, lo hizo retroceder á la .época
tura y al estudio de los cadáveres:
se, que fué el precursor de Bacon, de los Asclepiades. Si él tiene el
Se comenzó, pues,, á adquirir las Estoy obligado á limitar aquí mis
como lo ha sido, más tarde lo ve- mérito ele haber ensanchado el consideraciones generales, respecto
nociones generales de anatomía, in-
réis, el precursor de Hahnemann, y círculo ele los conocimientos ana- á esos dos médicos, los más céle-
terrogando á las entrañas, de las
finalmente, el precursor ele todas tómicos y quirúrgicos, también tie- bres de la antigüedad; los demás
victimas que se ofrecían á las divi-
las verdades médicas. En verdad, n e eHle haber estrechado el círcu- rasgos característicos de su doctrina
nidades; esas nociones se extendie-
debe decirse que si él hubiera podi- lo de la medicina propiamente di- se hallaran esparcidos en el curso
ron m á s por la Escuela d e Aléjsss®
do, es decir, si en su tiempo hu- cha, y, e n esto, hizo sufrir á la ' de nuestras conferencias.
dría, la que por la protección de
bieran existido u n "Berzeüus, un
nuestra digresión histórica, porque histórico; no entra en m.' plan aa-
Después de la caída de la Gre- Más tarde, en 1374-, la Facultad desde esa época hasta nuestros | ros más detalles; por lo demás, en
cia, llegó la del Imperio Romano, de Montpellier obtuvo del Vaticane, días, hay muchas cosas qne decir; ¡ el curso de nuestras conferencias,
y, como la medicina había seguido el permiso de abrir los cadàvere- : todo lo que importa saber, helo cada pieza cronológica recibirá su
• i la primera decadencia, siguió tam- y el siglo siguiente, el Papa Sixto aquí. desarrollo, en su tiempo y lugar.
bién á la segunda; es decir, que IV concedió en todas partes la mis- Cuando la fisiología hubo entre- Volvienclo á nuestro asunto, es-
oila volvió á ser lo que había sido ma licencia. gado todos sus secretos á los inves- toy obligado aún, á someteros al-
antes de Hipócrates. Fué de nuevo Desde entonces el impulso fué tigadores, los sistemas, para expli-1 gunas consideraciones generales,
entregada á las supersticiones y al dado, los estudios anatómicos so car la naturaleza del hombre, se que os ayudarán á comprender to-
empirismo, y se halló cubierta co- esparcieron en todas las Univers.- dividieron en dos categorías muy do lo que va á seguir.
no las demás ciencias, en las tinie- dades de Europa, y todas las ver- distintas; unos, no veían más que ¿Cuál es el objeto de los estudios
>!as de la edad media. Sólo los dades caminaron juntas. Mientras al alma ó espíritu, y formaron el médicos?
onjes la salvaron del naufragio; que el escalpelo de los anatom:- - esplritualismo ó el animismo. Stahl El hombre.
jero tal fué su degradación en esta tas descubría el secreto de los cuer- y Vanhelmont, son los autores de Coloco ante vuestros ojos, sobre
• •noca, que los Papas y los Conci- pos humanos, «Cristóbal Colón» ese sistema adoptado por la Escuela una mesa de disección, á ese hom-
lios prohibieron su ejercicio á los descubría su nuevo MUNDO, y la im- de Montpellier, y continuado por bre muerto, de otro modo dicho,
sacerdotes; la cirugía, sobre todo, prenta aparecía como un nuevo Barthez, Bérard y Lordat. un cadáver.
fué herida de una severa interdic- Verbo bajado del cielo, para propi -
Otros, no veían en el hombre sa- Considerándolo en seguida, co-
ción, y de ese tiempo data la ver- n a r y engrandecer las conquistas a e
no, sino la materia, y en las enfer- mo una máquina, desmonto todas
dadera separación de la cirugía y la inteligencia y del progreso.
medades, solamente órganos, y for- las partes, os describo las ruedas,
la medicina. Entonces,con todas las ciencias,la maron el materialismo ó el organi- los engranages y las palancas; y da-
Sin embargo, poco á poco las medicina renace de nueva cuenta y cismo. Hoffmann y Boerhaave son mos un nombre á todas esas piezas.
preocupaciones se borran, y se co- la tradición médica prosigue su los autores de ese sistema, adopta- La ciencia que se ocupa del análi-
mienza á entrever, en el horizonte, curso. do por la Escuela de París, y con- sis de este aparato máquina, se lla-
el primer rayo de progreso. Una Al comienzo del siglo XVI, Ve- tinuado por Cabanis, Bichat, Brous- ma «Anatomía.»
era más dichosa se preparaba en salio funda la anatomía humana; sais, Corvisart, Piorrv, etc., etc. Animemos en seguida á esta má-
medio de acontecimientos muy un siglo después, Harvey descubre Mas no se debe decir por esto, quina, por la llegada del vapor, es
opuestos, se ve pronto en el siglo l a circulación de la sangre; Pec- que esos sistemas sean nuevos y decir, animemos á este cadáver con
XIT' -» el seno de la lucha política quet,el receptáculo del quilo; y esos que daten solamente de la época la llegada de una alma, de un prin-
enij - =a entre Felipe el Hermoso dos anatomistas inmortales trazan de todos esos hombres célebres; no, cipio vital. Consideremos á este
y Bonifacio VIII, á Federico, auto- á las investigaciones y experiencias ellos son por el contrario, tan anti- conjunto, desempeñando funciones,
rizar en la Sicilia y en Bolonia, la la verdadera vía de la fisiología. guos como los médicos y los filó- hagamos de este aparato, un hom-
disección pública de un cadáver, Ya está hecho todo; Galileo abre sofos más antiguos; esas son viejas ¡ bre. Este hombre se levanta, cami-
«cada cinco años!» El sabio Mortdi- el campo de las matemáticas; Des-
ideas renovadas por una ciencia na, digiere, ve »c, oye, habla, en una
ni, fué el primero que aprovechó cartes, el de la filosofía; Bacon, el más.'moderna. Esto en seguida lo palabra, funciona. La ciencia que
este privilegio, y fué el único ciru- de todas las ciencias; el impulso es- veréis 'se ocupa del ejercicio de esas fiin-
jano, cuyo libro tuvo acogida favo- tá dado, todo marcha.
Terminemos nuestro bosquejo dones, se llama « Fisiología.»
rable,después del de Galeno. Me veo obligado á cerrar aquí
Mas, este hombre animado y que ¡j Y para esto, tenemos remedios, que se llama Alopatía, en seguida Tanto los médicos como los fi-
obra, destinado á recorrer una evo- ! empleamos un arsenal' que contie- veremos á su rival la Homeopatía, lósofos, en todos los tiempos se
lución más ó menos larga,cumplien- ne todos los instrumentos necesa- y conoceréis claramente su condi- hanjDcupado de esta cuestión, y si
do sus destinos en los actos' de la rios para esas diversas operaciones; ción propia, y se diferencia. arrojáis una mirada general sobre
vida, este nombre «puede desarre- en una palabra, poseemos remedios Si consideramos al hombre bajo la historia de la filosofía y la
glarse. »Todas sus piezas pueden ser j que curan esas enfermedades. Aho- su relación anatómica, es evidente medicina comparadas, veréis que,
afectadas en su juego y en sus re- ra, el conocimiento de esos reme- que todas las Escuelas estarán de bajo este respecto, los sistemas
laciones. Considerado en su armo- dios, y la manera de administrar- acuerdo. Aquí nada podéis cambiar marchan sobre dos vías paralelas.
nía. universal, ese teclado vital, los, compone la »Materia médica.» ni modificar. El hombre presenta á Que el viento filosófico haya ido al
puede alterarse en todas sus notas, Él hombre puede aún ser consi- todos los escalpelos los mismos te- esplritualismo ó al materialismo, al
y en. todos sus tonos. Compuesto derado bajo otras muchas faces y jidos, y á todos los análisis los mis- dogmatismo ó al escepticismo, al
de partes duras y departes blandas, estas consideraciones aunque prin- mos elementos. El hombre está tradicionalismo ó al racionalismo,
de partes líquidas y de partes flui- cipales, no comprenden, sin embar- completo en su estructura y su or- siempre el barpmetro médico ha
das, en fin, de espíritu y de mate- go, todas las ciencias médicas. Mas ganización; tal como es, estáis obli- marcado fielmente todas sus varia-
ria, este hombre puede experimen- no tenemos que examinar aquí si- gado á aceptarle, y tanto mejor. ciones.
tar lesiones múltiples, en relación no estas relaciones generales; el ¡Porque si Dios no se hubiera re- La historia de esas variaciones
con la multiplicidad de los te- hombre organizado, obrando, pen- servado el secreto de su obra, hu- es inmensa;ella no puede entrar en
jidos de su organismo. Pues bien, sando, enfermo, curado, he aquí bierais querido tocarla, y la hubie- mi cuadro muy limitado;me conten-
la ciencia que se ocupa de todos nuestro único asunto. rais perjudicado!.... to con indicároslo.
esos desarreglos, se llama, en ge- Parece, desde luego, que el aná- Pero si consideramos al hombre Ya he franqueado, pues, todo el
neral, «Patología.» lisis de esos materiales debería su- bajo la relación fisiológica, oh, en- pasado y llego á nuestros tiempos
Cuando el hombre, atacado así ministrar á todas las investigacio- tonces, las escuelas se dividen, y modernos.
en su marcha por esos desarreglos, nes los mismos resultados; parece las opiniones se separan, ya enemi- Hacia el fin del último siglo, el
está obligado á suspender su acti- que un faro giratorio debería ofre- gas. Desde ese momento cada uno muy famoso Cabanis, á la vez pro-
vidad; cuando la armonía de sus cer á todas las miradas, las mismas se retira á su campo, y prepara sus fundo filósofo y médico hábil, pro-
relaciones está alterada, cuando el faces y los mismos colores; pues medios de ataque y de defensa. fesor de la Facultad de París, llevó
equilibrio de sus funciones está ro- bien, esto no acontece. El hombre Examinemos, pues, á la Escuela á esa Escuela el germen del mate-
to, nosotros lo examinamos, lle- en salud y en enfermedad, ha sido de París, á esta reina del mundo rialismo, germen que, después ha
vamos nuestras investigaciones so- visto por cada Escuela de una ma- médico, y veamos, si ella no ha in- sido fecundado por la misma ense-
bre la causa de ese desorden, y nera diferente y hallaréis, sobre to- molado las tradiciones hipocrá- ñanza; germen que hoy es ya un
sobre las partes desordenadas, tra- do, en la Escuela alopática, y la ticas, ante el altar de un orgulloso 1 árbol inmenso, cuyas vastas ra-
tamos de restablecerle en su armo- Escuela homeopática, opiniones del racíonalismo. mas abrigan á nuestra joven y des-
nía y s" • uuilibrio; combatimos, en todo opuestas; vais á convenceros Y desde luego, preguntad á la j dichada generación médica.
una pa.ajji«, sus enfermedades y | si seguís hasta el fin esta discu- Escuela de París qué cosa es el Mucho antes que él, nuestro cé-
1
trabajamos en restituirle la salud. sión. hombre, y quedaréis admirados de lebre filósofo, Descartes, con su
Este es el objeto de la »Terapéuti- Entremos primero al templo Ga- su respuesta; vais á verlo dentro j teoría de los espíritus animales, ha-
ca.» lénico, examinemos esa doctrina de un instante. Ibía declarado que las bestias eran
' sus discípulos una definición del Habéis oído repetir muchas ve- en la mano, muestra á un público
puras máquinas, autómatas pura-,
mente materiales, un órgano, como ; hombre, la formula valientemente, ces, según un célebre naturalista, de animales, u n a jaula de hombres.
él lo dijo, animado por el viento y no halla embarazo en ello. que el 'nombre es un «animal racio- «El hombre, dice, no tiene más que
del fuelle y hablando bajo los de- «El hombre,dice,es un mamífero, na'.» dos pies, es el animal que más se
dos del artista. ¡Error profundo! Pe- monodelfo, bimano. > Lo que para Esta definición tiene el error in- parece, á nosotros los monos, aun-
ro, de eso á declarar que el hombre las personas poco versadas en his- menso de hacer del hombre un ani- que trepa muy mal, y no puede
también no era otra cosa, hay to- toria natural, tiene la significación mal, pero en fin, el epíteto que si- romper una nuez sin el casca-nue-
davía un abismo, y este abismo, siguiente: gue á este substantivo, le da desde ces. Come y bebe disparatadamen-
Cabanis, con un salto audaz, osó El hombre es un «mamífero,» es luego la razón. te, y, cuando cae enfermo, no sa-
franquearle, y una vez en la ribera decir, un animal como el mono.por También conocéis la definición be socorrerse, sino que se acerca á
opuesta, proclamó que el hombre ejemplo teniendo pechos para nu- deM. de Bonald: El «hombre es una una criatura de su especie, de quien
es materia, y nada más que mate- i trir á sus hijos. inteligencia servida por órganos.» espera su curación; porque esa cria-
ria. . I Esta es también imperfecta, porque tura lleva un bastón de puño de
I Monodelfo es decir todavía un
Adoptad ese sistema si queréis;! no menciona la unión hipostática oro, y garabatea, con una pluma,
animal, como el mono, por ejem-
haced del hombre una máquina de de los dos términos, pero tiene al algunas cosas sobre una hoja de
plo, teniendo un sólo útero, en el
vapor, y de su cerebro la caldera menos el mérito de expresar que, papel.»
cual se fecunda y se desarrolla su
ílei pensamiento. ante todo, el hombre es espíritu. No os admiréis ahora de que
hijo, hasta que, llegado á su ente-
A Cabanis sucedió M . Berard, ra evolución, sale de allí para nu- Mas, en la definición del hom- ciertos imbéciles de piel blanca,
profesor de filosofía en la Escuela trirse del pecho de la madre. bre del profesor de París, ¿qué veis? nieguen la inteligencia á esas po-
de París, decano de esa Facultad, Al hombre materia, al hombre ani- bres bestias de la Habana ó de
Bajo este aspecto, el hombre es
Inspector general de las Escuelas mal, al hombre mono!... Nueva Orleans, á quienes se ha
un poco diferente de los marsupia-
médicas. El discípulo quizá ha so- Así, un día, en los bosques de convenido en llamar negros. Esas
les, cuyos hijuelos, al salir del seno
brepujado al maestro, este apóstol Sumatra ó de la Cochinchina, los bestias, en verdad, piensan y ha-
de la madre, entran en una bolsa
ardiente y fogoso del materialismo orangutanes se reunirán para for- blan como nosotros; ¿pero qué im-
situada debajo de su vientre, aca-
fisiológico, siembra sus opiniones,1 mar una Academia; y en esta asam- porta? Son animales negros criados
ban allí su evolución, y salen para
en el campo de la enseñanza con blea, definirán al mono por una- y puestos en el mundo para servir
continuar su crecimiento, como los
la mano más tranquila y la más nimidad: «un mamífero monodel- de plantadores, y cultivar la caña
demás mamíferos.
pródiga. fo, cuadrumano,» y después, con de azúcar y de esta manera obte-
Toma su escalpelo, anatomiza El hombre, es en fin un «bima- una carcajada, y saltando de rama ner.... fuertes latigazos.
á un anima!, y, no viendo más que no,» es decir, que tiene dos manos, en rama, irán por el bosque, can- «El hombre es un mamífero, mo-
no como el mono, esta vez, porque tando su refrán democrático, ios : nodelfo, bimano.»
materia, no habla sino de la mate-
el mono es un cuadrumano, es decir,
ria. «pueblos son para nosotros No me digáis que al dar esta di-
posee cuatro manos:ahora bien, co-
Anatomiza á un hombre, y no hermanos! finición, el profesor de París quiso
mo la mano es más perfecta que el
viendo también más que la materia, Esto m e recuerda una muy fina sencillamente hacer entrar al hom-
pie, se sigue que el mono,bajo este
no habla sino de la materia. sátira antropológica de M . Adolfo bre en la clasificación de la historia
respecto, es dos veces más perfec-
Abre su curso de fisiología, y co-,! Glassbener, de Berlín: trátase de un natural. Absolutamente, M. Berard
to que el hombre.
mo le es preciso, ante todo, dar á orangután quien con una varita es profesor de Fisología, no lo ol-
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atribuyen esta acción á la esencia orgánicas. Este sistema*' no resistedoctrina la unidad de los dog-
vidéis, y cuando habla del hombre al examen; detened, en efecto por mas. .
misma y á la naturaleza de los te-
fisiológico, habla del hombre que vuestra voluntad, la circulación de Pasemos á la «Patología.»
jidos. EÍ músculo se contrae, por-
«piensa, quiere y comprende;» vio la sangre, por ejemplo! Entiéndase bien que aquí no se
que está compuesto' de fibras con-
habla solamente del hombre ani- La teoría de Stahl parece haber trata de las enfermedades quirúr-
tráctiles; el corazón late en virtud
mal, del hermano del orangután, tenido su germen en la doctrina fi- gicas; ellas reclaman en todas las
de su propio movimiento, que le es
del coinquilino del mono, en la jau- Escuelas, los mismos instrumentos
siológica desarrollada, un siglo antes
| comunicado por el juego hidrost.á-
la de los mamíferos. de él, por el célebre Van-Heimont. y los mismos medios.—Acabamos
M. Parchappe, en su «historia!tico de la circulación, etc.: esto es
El metafísico de Bruselas admi- de examinar al hombre sano, aho-
física del hombre,» después de ha- ¡ pura mecánica. ,, tía en nosotros, dos principios in- ra vamos á examinarlo enfermo.—
ber hablado de ciertas analogías en- Otros atribuyen esta acción a las Pues bien, ¿qué cosa es la salud,
materiales, la «arquea, »principio vi-
tre la estructura de los hombres y ! combinaciones químicas. En este qué cosa es la enfermedad, qué co-
tal, que penetra todo el cuerpo,
de los animales, agrega: sistema todos nuestros movimien- sa es la vida?
y ejecuta las funciones de la nu-
«Se han preocupado con esa se- tos se operan como la efervescen-
trición, de la digestión, y combate Bien me guardaré de perder mi
mejanza de organización, para per- cia que chisporrotea, cuando ven-
las enfermedades;el «duumvirato,» tiempo en ensayar la menor defini-
der de vista la diferencia de natu- ficáis la mezcla de ciertas afinida- principio inteligente ó alma propia-ción de esas pahbras; los médicos
raleza que separa la vida humana des —Así la digestión se hace por mente dicha; este principio reside,han tenido un trabajo infinito para
de la vida animal, y para confun- tales ácidos y tales sales, la respi- no en el cerebro, sino en el estó- hallar una: todos han ensayado el
dir abusivamente en un mismo or- ración por medio de tales gases, frotamiento más vigoroso contra ese
mago y el bazo, y resulta del acuer-
den de seres vivientes con los ani- etc.—Esta es pura química. do de esas dos visceras. granito, pero jamás han obtenido
males, en una misma clase de ani- A esta Escuela fisiológica mate-
Ese sistema, con algunas modifi-chispas; todos han fundido sus ri-
males con los mamíferos, y en una rialista, está opuesta otra Es-
caciones, ha sido adoptado por la quezas en el crisol, pero jamás han
misma familia con los monos bi- ! cuela no menos célebre, y quizá Escuela de Montepellier, que admi- podido descubrir el secreto de esa
manos, al hombre que habla, pien- no menos absurda; es la Escuela de te un «principio vital» en el hom- misteriosa alquimia; todos han ron-
sa y cree en Dios. » los animistas de quienes Stahl es el
bre, es decir, una especie de fuerzadado al rededor de ese palacio en-
Detengámonos u n instante des- jefe, como ya lo he dicho. Solo os oculta que sirve de punto de unión cantado, y como el extranjero de
pués de estas tristes consideracio- indicaré este sistema porque no entre el espíritu y la materia. Bajolos cuentos árabes, nunca han ha-
nes, sobre estas hermosas palabras tengo tiempo para detenerme en este respecto, es la Escuela más llado .nerta.
del profeta: «Homo cum in honore él. perfecta. Mas ¿qué importa que ella Y auéiiiás, ¿para qué torturarse
esset, non intellexit, et similis fac- Este sistema pone una alma en
el espíritu por descubrir y compren-
admita el vitalismo en teoría, si 110
tus est insipfentibus et jumentibus: el hombre, pero da á esta alma
lo admite en la práctica? ¿Qué im- der la esencia de las verdades?
El hombre no ha comprendido su una potestad demasiado extensa, porta que su fisiología y su patolo-¿Sentimos lo que hay en esas pa-
honra y se ha hecho semejante á y atributos que no puede tener. labras? ¿qué nos importa lo demás?
gía sean vitalistas, si su terapéuti-
los insensatos y á los animales.» Así, ella es quien, no solamente nos ca es organicista como la de la Es-Los matemáticos, tienen sus axio-
hace pensar, hablar, querer, sino
Es preciso que sepáis ahora que, cuela de París? mas, ¿por qué los médicos no ten-
también aún, quien nos hace dige-
para explicar 'a acción del organis-
rir, respirar, y preside, en una pa- Ahora bien, como pronto lo ve- drán los suyos? No se os demues-
mo, los fisiólogos materialistas no
labra, "á todas nuestras funciones réis, es preciso, ante todo, en una tra que la parte es más pequeña
están aún de acuerdo. Asi unos
primirá tal desarreglo á tal ó cual sufre despierte alguna nota del or-
que el todo, que la línea recta es el nos, alteración que podrá ser sen- órgano. Estos dos sistemas opues- ganismo simpático. •
camino más cortodeunpuntoáotro. cilla ó complicada, pero que no tos, son de tal modo absurdos, que Los síntomas son, pues, la mani-
Nada diré de la causa esencial, ra- afectará sino á los órganos, que no no pueden soportar el más pe- festación de las enfermedades; son
dical de las enfermedades; ésta vendrá de m á s lejos, cuyo origen, queño análisis. á la enfermedad lo que los colores
nos es completamente desconocida. en mía palabra, se declarará todo Los médicos vitalistas hacen de- á la pintura y los sonidos á la mú-
Tampoco diré nada de la naturale- en la circunferencia, sin jamás re- pender las enfermedades de una sica.
za de las enfermedades; asunto que montar á un centro cualquiera de alteración radical del fluido vital, Para la Escuela materialista, es-
siempre ignoraremos. acción primitiva. En esta máquina fluido que, ya lo hemos dicho, ba- tán siempre en los órganos. Para
Nos detendremos, pues, en los que se llama hombre, tal palanca, lancea sus oscilaciones perpetuas ella, siempre se trata de alteración
fenómenos patológicos que pueden tal rueda, tal pieza se habrá desa- entre el espíritu y la materia. material de los tejidos, de fenóme-
ser accesibles á nuestro razona- rreglado, y no se querrá examinar,
Tal es el pensamiento de la Es- nos puramente físicos en el desa-
miento, y examinaremos sucesiva- si la causa de todo esto, remonta
cuela de Montpellier, la que, lo re- rreglo de los aparatos, ó de modi-
mente, en las enfermedades, su m á s arriba. ¡Qué importa, en efec-
pito, en esta parte de las ciencias ficaciones químicas de los líquidos
«origen,» su «manifestación» y su to, puesto que no consideráis al
médicas, está en la verdad, y que ó de los gases, etc.
«fisonomía». hombre sino como á una locomo-
es tan inconsecuente que adopta La Escuela de Montpellier ha he-
1.°—ORIGEN DE LAS ENFER- tiva!
una terapéutica materialista. cho una distinción entre la afección
MEDADES.—Ya os he dicho que Hay más, la «enfermedad» no Hé aquí las tres opiniones prin- y la enfermedad, y esta distinción,
la medicina, siempre arrastrada por existe, para la Escuela organicista. cipales que tienen curso actualmen- renovada de Galeno, tiene la ma-
la filosofía, había en todos los tiem- «¿Qué me habláis, exclamó un día te en las escuelas alopáticas y que yor importancia. Ella siempre ha
pos marchado á su lado, pero, so- M. Piorry en plena Academia, qué comprenden á las demás. estado animada de una santa cóle-
bre todo, la patología, es la que ha m e habláis de enfermedades? La Mas si fuera preciso recorrer la ra, al ver que las demás Escuelas
seguido esa gravitación. Notad ade- enfermedad es una vana abstrac- historia de los sistemas, respecto a l ' confundían esos dos términos muy
m á s que, naturalmente, la fisiolo- ción; es una entidad quimérica, un origen de las enfermedades, des- diferentes.
gía engendra á la patología. En ca- ser de razón; no hay sino estados de Hipócrates basta Galeno y hasta Así para ella, la afección es la per-
da doctrina, en cada Escuela, la organopáticos. En la viruela, por nuestros días, sería hacer la histo- turbación primitiva y radical del
manera de considerar la enfer- ejemplo, hay una faringitis, una ria de todas las locuras humanas, principio vital, y la enfermedad no
medad se deduce de la enseñanza conjuntivitis, una multitud de esta- seria remover el fango de todos los es otra cosa, sino la manifestación
especial de la fisiología, como la dos organopáticos, única fuente de errores posibles. orgánica de esta afección.
luz brota de la chispa, como el las indicaciones terapéuticas, pero
agua nace del manantial, como el 2 a .—MANIFESTACION DE LAS Esta es una distinción de alta
no hay enfermedad!...»
fruto sale de la flor; esto es claro, ENFERMEDADES.—¿Las enferme- Escuela, porque todo esto no impi-
Ante semejantes errores, todos dades pueden existir sin traducirse de á los prácticos de Montpellier,
y se comprende sin ninguna otra los comentarios son supéranos.
reflexión. al exterior por algunos fenómenos, despreciar casi siempre, la afec-
Los médicos espiritualistas, por quesellaman síntomas? Esto no es ción, para no atender sino á la en-
Por lo tanto, para los médicos el contrario, harán depender las posible. Por profundas, ocultas y fermedad ó á los síntomas mate-
materialistas, ¿de dónde vendrán enfermedades, de una potestad in- obscuras que ellas sean, es preciso riales y orgánicos; y esto digan lo
las enfermedades? De una altera- material y oculta; y entonces será que, el grito de la naturaleza que que dijeren.
ción particular y local de los órga- el alma, quien, directamente, im-
Señor yo padezco de la pierna, prescripción escasilamisma : sus con defecto enorme que engendra siem-
Si asistís á las consultas .ó á las sejos casi los mismos; la diferencia pre, cuando menos en esta parte
cuando no la muevo estoy bien,
visitas de cien médicos alópatas, podrá consistir en un vegigatorio de las ciencias médicas, la proba-
pero tan luego que quiero andar
no tardaréis en apercibiros que no más ó menos, en alganas sangrías, bilidad de la confusión, y la posibi-
entonces sufro.
comprenden absolutamente nada algunas fricciones más ó menos, lidad del error
El segundo:
de la escala diatónica de los sínto- etc., etc.; pero en el fondo, los la-
mas. Señor, mientras ando, la pierna Seréis un nosógrafo tan hábil co-
briegos recibirán la misma receta.
Hace poco os decía, que el grito no me hace mal, pero tan luego mo Pinel, desde el momento en
¿Qué sucederá entonces? Que esta
de la naturaleza que sufre desper- que me detengo, sufro. que coloquéis á las enfermedades,
receta curará tal vez á uno, áaquel
taba siempre alguna nota del orga- E1 tercero: como á las plantas y á los anima-
que que convenga, pero á todos,
nismo simpático. Pues bien, si que- Durante el día, puedo soportar les, en la clasificación de la hfsto-
! el dolor, pero durante la noche me
imposible, puesto que no puede
réis que os compare los síntomas ria natural, pero os exponéis á no
convenir á todos.
de las enfermedades, á un piano es intolerable. reconocer sus atributos específicos,
El cuarto: fi a veis cómo la alopatía com- y á desconocer las verdaderas indi-
de una extensión infinita, veréis
Yo no sufro durante la noche, prende é interpreta los síntomas! caciones terapéuticas •
que los tonos que los traducen, son
solamente durante el día, en la tar- es decir, que no los comprende y
también infinitos. ¿El dedo miste- Todas aquellas cuyos nombres
no los interpreta absolutamente.
rioso que recorre ese piano, herirá de ó á tal hora del día.
Ya veis, entonces que, en el piano 1 terminan en GIA, por ejémplo, co-
siempre las mismas notas para for- S En fin, para abreviar, éste acu-
mar siempre los mismos acordes? ¡ sará un sensación de calor, y aquél del que os he hablado, la rutina al mo cefalalgia, cardialgía, etc., vais
mover el manubrio, no toca sino el á tratarlas de la misma manera, es
Seguramente que no, ¿y si esos to- una sensación de frío; otro de cons- decir, por calmantes ó temperantes;
mismo aire.
nos y esos acordes son tan varia- tricción, y otro de dilatación en el todas aquellas cuyo nombre termi-
3°.—FISONOMIA DE LAS EN-
dos, producirán siempre los mis- organo. Para Pedro, el dolor será nan en ITIS, por ejemplo, como he-
continuo, y para Pablo, será inter- FERMEDADES.—Todo esto nos
mos matices armónicos? patitis, enteritis, gastritis, etc., las
! mitente ó periódico; para Antonio llevará, naturalmente, á concluir
¡Pues bien! ved lo que pasa todos tratareis de la misma manera, es
que los médicos alópatas no en-
los días en los consultorios de los!será fijo, y para Guillermo será decir, con piquetes de lanceta, san-
errático, etc. etc. tienden la fisonomía de las enfer-
médicos. guijuelas, vegigatorios, etc.
Ahora decidme, ¿todos esos gri- medades.
Los enfermos se suceden y en-
tos de la naturaleza deben ser en- Todos los seres tienen su fisono- ¡Y creéis, que la naturaleza sea
tran por turno; vamos á s u p o n e r
tendidos é interpretados de la mis- mía propia ¿por qué las enferme- tan complaciente para aceptar to-
que son todos del campo, á fin de
dades no tendrán también la suya das vuestras clasificaciones, y so-
que observéis enteramente á la na- ma manera, por* el médico que es
particular, característica é indivi- meterse á vi'"-!ras teorías de gabi-
turaleza, y vamos á poner en esce- su ministro? Evidentemente todas
dual? . < nete! D e s e n f i l a o s y ved cada
na una enfermedad muy común, y esas sensaciones tan diversas, son
que os será, sin duda, conocida y las manifestaciones de enfermeda- Mas no habléis á la Alopatía de poesía requiere su ritmo, cada ma-
hasta familiar; esos buenos campe- jdes bien diferentes,y natural es su- individualizar las enfrmedades. ella tiz su color y cada melodía sus
sinos están casi todos atacados de poner que el práctico sabrá dis- no sabe más que genaralizarlas; acordes.
reumatismo en la pierna derecha, cernir todos esos matices, todos
por ejemplo. esos tonos, todos esos acordes; ¡y
El primero dice: bien! nada de esto, ilo veis! su

«
demás;y entonces,comenzó átejer- diminución de fuerzas, y entonces,
se y á desarrollarse, esta tfama á la el tratamiento consiste en disminuir
que cada nuevo hilo, agrega un ma- ó en sostener esas fuerzas, y en
tiz. Entonces comenzó á estallar esta nunca permanecer en la inacción.
tempestad, cuyos vientos enemigos Estos, no ven sino humores que
agitan todavía á todas las banderas envenenan al cuerpo, esforzándose
doctrinarias. Entonces comenzó á en barrerlos por evacuantes.
levantarse este mar caprichoso, cu- Aquéllos no ven sino microbios
yas ondas han llegado hasta noso- y no dan m á s que microbicidas
SEXTA CONFERENCIA
tros, y azotan todavía el umbral En fin, otros acusan á la sangre
de nuestras Escuelas. de estar en mucha abundancia, de
CONTINUACION DEL MISMO ASUNTO Lancemos una sencilla mirada fluir á las partes enfermas y la ata-
rápida y analítica, sobre esta histo- can por medio de la lanceta, san-
ria tan obscura, y pasemos. guijuelas y ventosas.
Henos va en el santuario d e l ' la terapéutica toma su origen di- Es evidente que todos los médi- Y además,se apela también á los
templo hipocrático. Allí se eleva el ¡ recto de la patología. cos han tratado de curar las enfer- medios morales, contra las oscila-
altar de los sacrificios humanos; Hasta allí, el hombre no había medades, según la idea que ellos ciones del alma que perturba las
este es el lugar secreto, en el que aun tratado de darse cuenta de la se han formado de su origen. funciones; á las virtudes místicas, y
se verifican los misterios de la di- causa de las enfermedades y el Así, unos haciendo depender las á las propiedades curativas de tal ó
solución perpetua de la vida. remedio marchaba al lado del mal, enfermedades de la efervescencia cual superstición; y después, avan-
Eso templo es tan antiguo como de una manera muy natural; pero de diferentes sales que existen en za el cortejo insidioso de los reme-
el mundo; quiero decir, que la tera- n o tardó en querer sondear ese los líquidos del cuerpo, y de una dios mágicos, de las fórmula? caba-
péutica es tan antigua como el misterio; y un poco m á s tarde, ex- fermentación química que de ella lísticas, de los medios secretos, y
m u n d o , ya lo sabéis. También sa- traviado en las tinieblas y supersti- resulta, querían obtener la curación de esos mil arcanos délos algebris-
béis que el arte de curar nació del ciones del paganismo, creyó en las por medio de la expulsión del fer- tas y curanderos.
primer grito de dolor, de la gota de causas ocultas, entonces eran los mento morboso,'por medio de re- Detengámonos, porque ir más
sangre de la primera herida, y de dioses quienes enviaban la enfer- medios alexifármacos. lejos, sería hacer, como ya os lo
la primera cuerda rota en la esca- medad, como castigo, y, para apa- Otros, viendo desarreglos en he dicho, la historia de todas las
la armónica de nuestro organismo. ciguar la cólera de las divinidades, las palancas, las ruedas, los movi- locuras humanas.
Ahora bien, en las edades pri- se inmolaban víctimas á sus furo- mientos de los líquidos, etc., pusie- Examinemos la verdadera faz de
mitivas, y aun durante mucho tiem- res. ron en juego los principios de las de la terapéutica, aquella que los
po, la terapéutica debió de ser muy Después, poco á poco, de esas matemáticas, de la mecánica y de Alópatas llaman con el nombre,de-
sencilla; pero, poco á poco, las al- causas ocultas y misteriosas, se la hidráulica. En esta época se apli- masiado pretencioso, de «medicina
teraciones de la vida se fueron com- descendió á las causas m á s mate- có á la medicina, la teoría física de racional.»
plicando, y el arte de curar se fué riales, m á s visibles y m á s tangibles, Newton. Que el anciano de Cos, que el
complicando también, por la mis- y cada uno quiso tener su opinión Según otros, las enfermedades inmortal Hipócrates, el fundador
m a razón, porque, no lo olvidéis, y hacerla valer con exclusión de las provienen de un exceso ó de una ¡cié la Escuela Griega, sea el padre
¿3
| dró á otros dos: la «revulsión» y la Y ante todo, ¿qué cosa es lo con- ¿Que hay' más contrario en apa-
déla medicina,ó que haya salido de trario de una cosa? Reflexionad riencia, que el MAS y el M E N O S ? y
«substitución.»
las tinieblas egipcias, poco nos im- bien antes de responder, porque la sin embargo, lo menos no es lo
Así, los médicos alópatas opo-
porta. El es, sea de ello lo que fue- respuesta no es fácil. Dos cosas son contrario de lo más. Reflexionad, y
nen á las enfermedades, medica-
re como va lo hemos visto, el co- contrarias, cuando son opuestas en tomad un termómetro: el primer
mentos que les son «contrarios,» ó
mienzo del árbol genealógico, del su esencia y en su modo de ser: grado bajo cero, es un grado me-
medios que las desalojan, ó pro-
que nuestras Escuelas son las últi- pues bien, dos cosas así contrarias, nos; el primer grado sobre cero, es
cedimientos que las balancean y
m a s ramificaciones. no hallaréis muchas. un grado más; ¿sigúese de aquí,
las destruyen, produciendo otras
Este genio inmenso y casi divi- enfermedades artificiales. Sobre esto hay en el mundo, que estos dos grados sean contra-
no, engendró dos hijos, que entra- Algunas reflexiones y algunos ideas muy falsas que presentan, sin rios? No, puesto que el grado ME-
ron en lucha desde su cuna: for- ejemplos bastarán para explicarnos. embargo, un matiz engañoso de NOS, no indica sobre la escala, sino
muló este principio: «Los contraibs Un río llega impetuoso, y amenaza verdad. Así, se os dice todos los dos grados de calor más bajos que
se curan por los contrarios;» y este inundarlo tocio. Hay varias mane- días, el frío, es lo contrario del ca- el grado MAS.
otro: «los semejantes se curan por ras de vencerlo. La alopatía cono- lor; la sombra, es lo contrario de la Entonces, cuando oigáis decir
los semejantes.» Pero inmediata- ce tres: oponer á la corriente, otra lug; el^silencio, es lo contrario del que los médicos tratan á las en-
mente después de su nacimiento, corriente que llegue en sentido con- ruido, etc. fermedades por los contrarios, no
el mayor trató de sofocar á su her- Error, el frío, no es sino un gra- lo creáis, y responded energica-
I trario, y, más fuerte que ella, la re-
mano menor, y quiso imitar la en- do más ó menos negativo del ca- mente; esto es imposible.
chace, y la obligue á retroceder el
vidia sangrienta de Cain hacia Abel. lor; la sombra, la ausencia más ó Qué se necesitaría, en efecto, pa-
camino.
Mas esta vez, Abel no murió; y, menos completa de la luz, el si- ra oponer un tratamiento contrario
A esta corriente, abrir uno ó va-
después de haber escapado al ata- lencio, el reposo del aire que duer- á una enfermedad? Sería preciso
nos canalesjaterales, para darle un
que fratricida, se abrió una ruta so- me; porque el calórico está en to- conocer la esencia de las fuerzas
escurrimiento más fácil y más ino-
rtaria á través de las eda-ies, y das partes, y todo vibra en la radicales de nuestro organismo, y
cente. En fin, contra esta corriente,
marchando siempre invisible al la- naturaleza. la «naturaleza íntima» de las en-
levantar un dique que la detenga,
do del mayor, conservó siempre De esta manera es como el mal fermedades. Ahora bien, ya os lo
ó la encadene. La Alopatía-emplea
sus títulos de origen real, para ha- no es lo contrario del bien; la men- he dicho, todos esos secretos dor-
uno de estos medios, ó todos á la
cer valer más tarde sus derechos á tira, lo contrario de la verdad; la mirán, siempre bajo el velo de! mis-
vez.
la corona. Dejémosle, algún día le salud, lo contrario de la enferme- terio más profundo. ¿Cómo, enton-
Dejadme deciros, anticipadamen-
encontraremos. dad, etc. ces queréis oponér un término á
te que la Homeopatía, para neutra-
El hijo mayor de Hipócrates fué, lizar las f u e r z a s ' d e esta corriente Guardaos, pues, de precipitar otro término, que no conocéis? Pa-
en cierto modo, después de la enemiga, no conoce más que un vuestro juicio sobre ciertos modos r a j u z g a r de la relación de dos co-
muerte de su padre, adoptado por sólo medio: Ir á la fuente y secarla. antagonistas, que parecen contra- sas, es preciso, ante todo, conocer
Galeno, el príncipe de la Escuela L o s C O N T R A R I O S SE CURAN P O R rios á primera vista y que, en rea- esas dos cosas. Sería preciso cono-
Griega. LOS C O N T R A R I O S .
lidad, no son sino los grados más ó cer, ante todo la naturaleza de la
Este sistema es el filón más rico menos remotos, de una misma es- enfermedad, y no la conocéis, sería
En efecto, fué Galeno quien re-
cala. No quiero citaros más que un preciso, después, conocer el reme-
calentó y animó el principio de los que se ha descubierto en la mina I dio en su esencia y su esfera de ac-
ejemplo:
«contrarios.» Ese principio engen- del error.
reaccional de las fuerzas vitales, rios á los de esas enfermedades, se ción,» si la maniobra es vecina. Un
tividad, y, esto, tampoco lo cono- obtendréis consecutivamente, una
llama Enantiopatía, de las dos pa- ejemplo hará comprender mejor
céis. . constipación más marcada que la labras griegas: «Enanthios,» contra- este sistema. Suponed una conges-
Os lo digo y me atrevo a afir- primera, más difícil de vencer.
rio, y Pathos, enfermedad. tión en la cabeza; si se practica una
mároslo: EN GENERAL, es tan impo- Así es también cómo la diarrea sangría en el pie, habrá «revul-
El que consiste en tratar las en-
sible hallar lo CONTRARIO de una no es lo contrario de la constipa- sión;» y habrá «derivación,» s i s e
fermedades, por diversos medios
enfermedad, y oponerle ese medio, ción, la debilidad, lo contrario de la capaces de desviar la actividad hace en una vena del cuello.
como oponer sobre el mismo cau- robustez; y la sangría lo contrario morbosa, llevándola de un órgano Algunas palabras os harán cono-
ce Y sobre el mismo plano inclina- de la congestión. á otro, se llama Alopatía; de «A- cer el fundamento de ese sistema;
do,'una corriente que sube y una Así es, en una palabra, como en llos,» otro, y Pathos, enferme- fundamento que ha sido puesto por
corriente contraria que baje. el dominio d é l a s teorjas, buscareis dad. Hipócrates, y sobre el cual una Es-
Asi os veríais muy perplejo si os los C O N T R A R I O S , y no los encontra- Aquél, en fin, que consiste en cuela moderna, pretende haber le-
preguntase cuál es lo contrario de réis; así es, cómo pediréis a los ia- tratar las enfermedades por medi- vantado el monumento de la tera-
la viruela, del sarampión, de la es- bricantesde sistemas, el de los CON- camentos capaces de producir efec- péutica.
carlatina; cuál es lo contrario del T R A R I O S , y no lo obtendréis; asi es, tos semejantes 'á los de esas enfer- El obrero que edificó el cimiento
reumatismo y de la gota; cual es lo cómo en la investigación de tos medades, se llama Homeopatía; principal, es Barthez; desarrolló sus
contrario de una fiebre intermiten- C O N T R A R I O S , rondando en el vestí- HOMO ios, semejante, y Pathos, en- principios en su «Memoria sobre las
te ó tifoidea, etc., etc. bulos de vuestras ricas Academias, fermedad. fluxiones.»
En vano me diréis, que un pi- llamaréis á todas las puertas, y ja- Guardaos bien de confundir con «Llamo FLUXIÓN, dice, á to-
quete de lanceta, es lo contrallo más se os abrirá. la Homeopatía, á la »Isopatía;» de todo movimiento que lleva la san-
de una congestión sanguínea, de REVULSION, DERIVACION.— «isos,» igual, y «Pathos,» enfer- gre, ú otro humor, á un órgano
una fluxión de pecho, por ejemplo. Este es el segundo principio de la medad. Este sistema, si pudiese particular, con más fuerza, siguien-
Os responderé que en este caso terapéutica alopática: os diré me- existir, trataría las enfermedades do otro orden que el estado natu-
no hacéis medicina, sino, muy sen- jor, «que en la práctica,» este es por los «mismos» agentes que las ral.»
cillamente. un acto físico é hidráu- el principio único, puesto que el hubieran producido: por ejemplo, Después de haber distinguido los
lico* vacíais los vasos, disminuís la de los contrarios, no es sino una los accidentes del mercurio, por el estados fluxionarios en locales y
masa de un liquido contenido en ilup''*' tal virtud, daré más des- íhismo mercurio. generales, Barthez argrega: «La
un recipiente, más no hacéis lo ai, illo i este artículo, por com- Digamos, ahora, lo que debéis parte que determina la fluxión
contrario de la enfermedad. hablando con propiedad, de entender por «Revulsión» y «De- sobre un lugar más ó menos lejano,
En vano me diréis, que un pur- casi ioda la terapáutica de la anti- rivación.» como cuando una lesión del higa-
gante es lo contrario de la consti- gua Escuela. Cuando, para combatir una en- do produce una epixtasis, esta par-
pación.—Os responderé que ob- Entendámonos, primero, respec- fermedad de un órgano, se ejerce te se llama la P A R S M A N D A N S . vaque-
tendréis como resultado precisa- to á la significación real de ciertos sobre otro órgano una acción atrac- lla y sobre la cual se verifica la
mente el efecto que queréis combatir. términos escolásticos. tiva, antagonista, se dice que hay fluxión es llamada P A R S R E C I -
Ignoráis, pues,ó quereis desconocer El sistema que consiste en tratar «revulsión,» siesta maniobra afec- PIENS.»
el fenómeno de la reacción vital; las enfermedades, por medicamen- ta un punto lejano del .„'gano pri- La primera parte es, pues, en es-
purgad, obtendréis evacuaciones mitivamente afectado, j «deriva- te ejemplo, el hígado enfermo, y la
: tos que produzcan efectos contra-
abundantes, pero, por el electo
22
ño pecado de la murmuración con- mo órgano, la más fuerte obscure- toca á la revulsión, j a m á s reproche
segunda parte, la nariz que sangra.
tra Barthez. ce á la más débil. alguno fué más merecido. De esas
Hace años, que la cuestión de la
Todos los alópatas, y sobre todo, doctrinas antiguas ó modernas, de-
revulsión fué debatida en la Aca- El ilustre profesor de Montpe-
M. Marchal, ven en este aforismo, bería decir de esos «malos roman-
demia médica de París. Hubo, co- llier,habla de las hemorragias críti-
toda la doctrina de la revulsión. ces, » la Escuela de París no h a
mo siempre, el P R O y el C O N T R A , cas, de la nariz derecha, qne ali-
Por lo que á mí toca, absolutamen- conservado más que el lenguaje.
un campo se estableció de cada la- vian el hígado. de la nariz izquierda,
te la veo. Comprendo la verdad Llamamos todavía á los cauterios
do, y la lucha fué de las m á s ani- que alivian el bazo, de los caute-
práctica del principio de Hipócra- exutorios, aun cuando nadie crea
madas y más violentas. Los cam- rios, vegigatorios, etc., que desalo-
tes; pero no comprendo, que prue- que ellos «despojen á la economía
peones más famosos de ambas par- jan á las enfermedades.
be la revulsión. He visto, por ejem- de sus humores pecantes.»En cuan-
tes bajaron á la lid, rompieron sus M. Malgaigne cita todo esto á la plo, en estos últimos días, á dos to á decir justamente lo que ellos
lanzas; pero la suerte del combate Academia, y repite con la m á s fina niños, teniendo á la vez, el croup hacen, en cuanto á establecer prin-
quedó en suspenso. Esto es lo que sonrisa: «Después de haber leído y el sarampión; el sarampión era cipios, una doctrina, la Escuela de
pasa siempre en las Academias. semejantes cosas, etc., será posible muy fuerte y ha sofocado al croup París jamás se ha ocupado seria-
M. Marchal (de Calvi), quien en hablar todavía de lo» principios de m á s débil que él. Comprendo esto, mente de ello.... No, no tenéis doc-
u n largo artículo sobre esta discu- la revulsión? ¿Semejante nombre y lo comprenderé, siempre que dos trina de la revulsión, porque para
sión, tomó la defensa de la revul- conviene á esas sabias quimeras? enfermedades se manifiesten con esto os falta, primeramente: «una
sión, habla de Barthez, en estos Oh! si bastáse ser ampuloso para una intensidad desigual. Pero cuan- teoría que dé cuenta del modo de
términos: «Barthez, «en medio de pasar por profundo, por lo que to- do en una enfermedad cualquiera, acción de los agentes llamados re-
sus libros y en el silencio del gabi- ca á la revulsión, la profundidad de una fluxión de pecho, por ejemplo, vulsivos;» y en segundo lugar, un
nete» compuso una doctrina obs- Barthez, es difícil de sobrepujar. hacéis una sangría, aplicáis sangui- conjunto de preceptos prácticos
cura, en la que los preceptos son, |Y esto es lo que se ha aceptado juelas ó vegigatorios, ¿ponéis ante que arreglen su empleo.»
como capiteles sobre fustes de ca- como una doctrina, por la mitad una enfermedad ya existente, una Se han respondido á estos ataques
ña, en donde el razonamiento im- de la Francia médica!» ó más enfermedades artificiales? de M. Malgaigne... muchas cosas...
pera, con exclusión de la prácti- Acaso pretendéis llamar enferme-
¿Queréis algo más claro y más pero nada capaz de derribar sus
ca.» dad á una sangría, á las sanguijue-
explícito? Cuando se pregunta á la afirmaciones ó sus negaciones. Pre-
Ñadie ha juzgado mejor á Bar- Escuela de Montpellier, y á ciertos las, á los vegigatorios? Era preóiso, gunto, si se ha respondido, sobre
thez como M. Marchal. Le doy ple- partidarios de la revulsión, en la sin embargo, conforme al principio todo, y si se pudiera responder á su
na razón cupido le llama el «me- Escuela de París, de donde toma hipocrático,balancear una enferme- primer punto. «Os falta una teoría
origen el principio de esta doctrina dad por otra enfermedad. que dé cuenta del modo de acción
tafísico» de la medicina.
Ahora bien, Barthez, es el inven- ellos remontan inmediatamente á Establecido esto, M. Malgaigne de los agentes llamados revulsivos.»
tor de la revulsión, y Marchal, el Hipócrates, y os citan invariable- se pregunta cuáles son las doctri- Se han guardado bien de respon-
mente el aforismo siguiente: Duo- nas de la otra mitad de la Francia der á esta cuestión, jamás se ha
defensor de esta doctrina, «notad
médica y prosigue: «La Escuela de tocado, nadie ha querido quemarse
estos dos puntos » B U S D O L O R I B U S , NON IN EODEM L O C O ,
Montpellier, dice, reprocha á me- los dedos.
Y M. Marchal no quiere perdo- SIMUL O B O R T I S , V E H E M E N T I O R O B S -
nudo á la Escuela de París el no Hablad, pues, aun de la autori-
nar á M. Malgktgae, el más famoso C.URAT A L T E R U M . p e dos enferme-
tener doctrinas. Ahora, por lo que dad de Galeno, y buscad, pues, en «
detractor de la revulsión, el peque- d a d e s que a p a y é f e no en el mis-
sus escritos materiales para apunta- ha sabido aprovechar para su uso cer los hechos, los hacen confusos desarrollar todas estas ideas, he
lar la doctrina de la revulsión, M. toda la materia médica. Lo que no é ininteligibles.» querido dar alguna' extensión á la
Malgaigne os dirá: «Por lo que á mí puede explicarse por la acción di- «La doctrina que estas palabras discusión de su principio, á fin de
toca, no veo en ella ni principios recta de los medicamentos,se expli- representan es una logomaquia que la nulidad de esta pretendida
ni doctrina; yo veo á un sueño que ca indirectamente por la revulsión. de las teorías galénicas y árabes, doctrina, sea una vez probada por
brotó una noche en la cabeza de Por lo tanto, su reinado no está relativas á los humores. Los moder- todas.
Galeno, y que la noche siguiente próximo á terminar. Hay que de- nos que han teorizado sobre el Bastará, según creo, que men-
reemplazó con otro. » — cirlo »claro, los revulsivos son el principio vital, sobre las propieda- cione solamente aquí, el principio
Finalmente, escuchad las últimas recurso de la ignorancia, que no des vitales, etc., han hecho viajar de la «substitución;» principio en-
palabras del sabio orador: «Sí, lo sabe qué hacer; y lo son tam- á estas por revulsión ó por deriva- gendrado por las teorías que aca-
digo á nuestra juventud médica, bién de la ciencia que ha agotado ción, como los antiguos á la mate- bamos de examinar, y muy mal
cuando os encontréis una doctri- sus recursos. Pocos enfermos mue- ria pecante, que creían era suscep- disfrazado, para que no se reco-
na como la de la revulsión, que no ren, ya de enfermedades agudas, ya tible de numerosas y fantásticas pe- nozca en él, á la revulsión ó á la
se apoya m en principios, ni en d e enfermedades crónicas, sin sina- regrinaciones. » derivación, por consiguiente, paso.
hechos serios, atacadla valerosa- *¡ > •
En fin, M. Chomel en su tratado MATERIA MEDICA.— Este asun-
pismos ó vegigatorios; esto es fre-
mente, y no temáis tratar ligera- cuentemente una señal de angustia, de patología general, no hace men- to presenta tres faces principales:
mente una cosa ligera.» un grito de alarma, y esta práctica ción de la revulsión ni de la deri- la «posología,» la «polifarmacia» y
M. Bousquet quiere defender á ha entrado tan bien en las ideas vación, y esas dos palabras no se la «experiencia de las curaciones.»
la teoría de la revulsión contra M. del pueblo, que el médico que fal- hallan en la tabla alfabética de su Todas estas cosas van á hacerse
Malgaigne y sus demás detracto- te á ellas no conocería todos los tercera edición, «aunque conside- claras, por cortas explicaciones.
res, pero, embarazado por las difi- recursos de su arte, y no habría rablemente aumentada; >M. Alquié, La «posología» determina las
cultades inmensas de una mala cumplido con su deber.» no deja de arrojar esta omisión al dosis, á las que los medicamentos
causa , se deja arrastrar á la parte rostro de la Escuela de París. cleben ser administrados, respecto
de sus adversarios, y, al fin, se en- ¿Se diría después de esto que M.
He aquí, á esta famosa doctrina á la edad, al sexo, al temperamen-
cuentra en su campo. Escuchad la Bousquet ha defendido la revul-
de la revulsión, juzgada por los to, etc., etc.
conclusión de su discurso. sión?
grandes maestros.... ¡ A L Ó P A T A S ! . . . . Los médicos alópatas no despre-
Después de haber hablado del Viene en seguida, M. Piorry, Tened mucho cuidado con su jui- cian nuestros glóbulos, sino por-
abuso de los exutorios: «Tenemos que toma á la doctrina de la re- cio, que hace autoridad, y no creo que están"acostumbrados á dar los
sin duda, dice, ideas más sanas y vulsión, y la ahoga sin piedad; sus que apeléis á otra corte, cuando la remedios á dosis macizas y algunas
más serias, pero ellas conceden de- aserciones son muy explícitas: no que es favorable á la revulsión, no veces enormes; y en el mundo,
masiado á la revulsión. No es tan hay ni revulsión ni derivación para ha sabido defenderla. nuestras botellas de agua ciara no
fácil como se cree, cambiar la na- ese sabio profesor, y esas palabras ¿Os atreveríais, después de to- excitan la risa y la burla, sino por
turaleza de sus vías y llevarla á d'eben ser proscritas del lenguaje das estas confesiones, y esta so- su comparación con las botellas ne-
donde no quiere ir. La revulsión no científico.«porque son inútiles, por- lemne condenación, á hablarnos gras de los boticarios.
tiene en cuenta eso, y se presenta que confunden en una misma ex- todavía de los revulsivos y de los Uno de mis clientes me decía el
siempre para intentarlo. presión las cosas más disímbolas, derivativos? otro día:—«¿Cómo esto puecle ha-
•Sus agentes son numerosos,elia y, porque, en fin, en vez de esclare- Corno tendremos r«Ss tarde que cerme algo? Porque no tiene ni co-
. 23
lor ni sabor, ni o l o r — ¿ P o r qué ha-1 doras, etc., y añadir todavía á e s o s interviene, hace muchas cosas á la citarnos las substancias que entran
biaba así? Porque estaba acostum- medicamentos, otros varios medios. vez; quien sabe si, además, no en su composición, nos dijo resu-
brado al color negruzco de los ja- Un médico alópata es llamado prescribirá lavativas, fricciones, po- miendo:—tomad un poco de cada
rabes de Cuisinier ó de Nerbrun, al para asistir á un enfermo que pre- madas, emplastos, vegigatorios? uno de los remedios que pueda po-
olor de las pildoras alcanforadas, y senta los síntomas siguientes: do- Todo esto se parece, verdadera- seer una botica, mezcladlos todos
de la assa-fétida, y al amargo de la or de cabeza, debilidad de estóma- mente, á un cuento hecho al calor juntos, y tendréis la triaca.—Y sin
quina ó del sulfato de quinina. go, falta de apetito, deseos de vo- de la chimenea, pero desdichada- embargo, «este algo» tan compues-
mitar, constipación, algunos boto- mente, nada es más real. Admiraos to, se emplea todos los días.
Lo digo aún,y no temo repetirlo;
nes hemorroidales que no sangran después de esto de las pequeñas Es preciso confesar que todas
en nuestro siglo, y_en las Escuelas
y que hacen sufrir mucho.... deten- malicias, y de las sátiras tan finas esas fórmulas múltiples, que todas
materialistas, es preciso medica-
gámonos, ya es bastante. y tan espirituales de nuestro Mo- esas recetas universales, son ricas
mentos materiales, visibles, palpa-
Prescripción: Desde luego, una liere, contra la medicina y los mé- y grandes en consuelos. En efec-
bles, que hablen á los sentidos, y
pequeña sangría, exploradora, no dicos. to, ¿qué cosa es el tratamiento de
si son incapaces de curar, es preci-
so, cuando menos, que hieran á la puede hacer gran mal, seguramen- Esto me recuerda que el célebre una enfermedad? Es un sitio en to-
te ella disminuirá la masa ele la Corvisart, médico de Napoleón, ca- da regla. El médi€b es el general,
imaginación.
sangre,y tal vez extinguirá la fiebre si siempre de un humor cáustico, á él toca dirigir lodo el plan estra-
Y todas las Escuelas piensan lo
si la hay; algunas sanguijuelas en el reía á menudo de los consultantes tégico, y para operar el bombardeo
mismo, la Escuela de Montpellier
ano descargarán los vasos hemorroi- y de las consultas. Cuando un mé- de la plaza tiene todas las probabili-
como las demás; vitalista en su en-
dales, y calmarán los sufrimientos; dico quería emplear muchos reme- dades de éxito. Jamás se sirve de
señanza, es materialista en su prác-
por tarde y mañana, el enfermo to- dios, y de los más activos, le decía la simple fusilería, que no puede en-
tica; conducta ilógica, como la que
mará una pildora en la cual entra- con seriedad irónica:—«Caro cole- viar más que una sola bala, ésl<
más, inconsecuencia que pide una
rán los medicamentos siguientes: ga, tranquilizaos, tenemos el «catho- muy simple,, muy tonto, muy len-
reforma á grandes gritos. Así, ¿qué
un poco de e(uina para fortificar el licon» doble, á todos los grados, y to, y no bastante mortífero. No
pasa todos los días? Que las enfer-
estómago y despertar el apetito; un nos serviremos de él.» Si, por el emplea sino grandes cañones de
medades más comunes que se lle-
poco de subnitrato de bismuto para contrario, era un médico tímido y grueso calibre, y todos cargados
van á los consultorios de los médi-
modificar los conatos de vomitar, sin opinión positiva:—«No os in- con metralla, y entonces, está se-
cos homeópatas, son enfermedades
un poco de aloes para disolver la quietéis, le decía, daremos al en- guro de obtener algo.
medicinales, es decir, enfermeda-
constipación, y un poco de bella- fermo una «fresa machucada,» y Ahora bien, no conozco nada
des engendradas, ya por el fierro,
dona para disipar el doler de cabe- desleída en un gran vaso ele agua.» más apropósito para desenmasca-
ya por el iodo, ya por el mercurio,
za. En el día, un preparado blanco Y, ¿qué diríais si os hablase de rar la incertidumbre, y para poner
ete. Entonces ¿qué es necesario ha-
ó aceitoso, tomado por cucharadas, los medicamentos compuestos? tan de manifiesto toda la impericia de
cer? Demoler y escombrar, antes
en el intervalo de las peepieñas co- compuestos... que encierran ellos la doctrina alopática, que lo que
de edificar de nuevo, y deplo-
midas, «si el enfermo no es some- solos, la mitad de las substancias hemos llamado la polifarmacia.
rar la salud, el tiempo y el dinero
tido á dieta,» etc. ¿Puede llamarse médicas. Me acuerdo que en Mont- El médico colocado ante todos
perdidos. á esto medicina?... ¿No es m á s bien pellier, en su curso de materia mé- esos síntomas, se halla muy emba-
La «poli farmacia,» consiste en una explotación patentada?
dica, nuestro profesor, hablándo- razado, preciso es confesarlo. ¿Qué
saber aprisionar varios medicamen-
Asi, veis que cuando el alópata nos de la triaca, fatigado al fin ele partido tomar? No hay más que
tos en una «poción» ó en unas píl-
erapéutica? Habréis hallado el hilo de manifiiesto las citas más com-
la, contra tal enfermedad, porque Ariadna? Ah! no; en vez de un prometedoras; pero quiero ser dis-
uno, pero es difícil de conocer, y ¿o¡o hilo, tendréis varios, y erraréis creto, y n o traer á vuestro conoci-
su colega, más ó menos instruido,
entonces, los toma todos. Ignoran- 1
el laberinto, no sabiendo ha- miento, sino algunas confesiones
más ó menos célebre, acaba de pre-
do la verdadera ruta, se empeña en
conizarla. Pero aun suponiendo V a que salida dirigir vuestros pasos que, a u n q u e muy imprudentes,son
todas, v sus pasos inciertos tienen ertos. de las menos escandalosas.
que esta fórmula haya tenido éxito,
que extraviarse. Queriendo dirigir, »?i no hubierais empleado más
en tal ó cual caso, todas las expe- El Dr. Girtarner, uno de los hé-
á la vez, varias fuerzas de intensi- r»ue un solo medicamento, tendríais
riencias subsecuentes, para hallarse roes de la falange alopática, dijo, á
dad y direcciones diferentes, no i convicción que él es el que
en el mismo radio de éxito, ¿no de- propósito de la confusión de la te-
puede j a m á s obtener la resultante. ia curado á vuestro enfermo; pero
ben ejercerse en la misma es- rapéutica:
Ordena á tal remedio ir á la cabe- ;omo habéis empleado varios, es-
fera, hacerse en vista de la mis- «En atención á que el arte de
za á otro, detenerse en el estóma- áis en la imposibilidad de saber á
ma constitución atmosférica,el mis- «curar n o tiene ningún principio
go'. á éste ir al brazo, á aquél á las juál se le deben atribuir los hono-
mo temperamento, el mismo sexo, «positivo,que nada tiene de fijo ni
piernas, etc., y recomienda m u c h o res de la curación. Me diréis que es
la misma edad, etc.? He aquí tam- «de probado; que la «experiencia
á cada uno seguir las órdenes y, ireciso atribuirlo al conjunto de los
bién por qué se explica la desa- «no tiene sino poco valor;» el mé-
sobre todo,no perturbar á s u vecino. nedicamentos? Os responderé, que
parición de todas esas fórmulas; h e «dico tiene el «derecho» de seguir
Me veo tentado á comparar este po- -ístáis en la más engañosa ilusión;
aquí por qué todas esas panaceas «sus opiniones. Ahí, en donde n o
bre médico, á un domador de fie- jorque diez y nueve veces,en vein-
terapéuticas cintilan u n m o m e n t o «se trata de ciencia, una hipótesis
ras, que después de enguarneeer á te, no podríais obtener los mismos
en el firmamento de la moda, y se « vale tanto como otra. En las tinie-
á todos sus animales, t o m a n d o con resultados, y continuamente os pre-
desvanecen como estrellas fuga- «blas egipcias de la ignorancia en
u n a mano, el látigo, y con la otra, guntaríais, por qué y cómo vuestras
"ees. «la que ios médicos se agitan, no
todas las riendas, quisiera dar a armas se enmohecen, vuestras ba- «hay el más débil rayo de luz, por
t o d a s sus bestias, la misma direc- | He dicho, la moda; es preciso
terías son impotentes, y vuestros «cuyo medio puedan orientarse.»
ción v la misma velocidad. que sepáis, en efecto, qae en me-
proyectiles no dan en el blanco. He aquí una especie de proble-
dicina también, se hacen y se si-
EXPERIENCIA DE LAS CURA- He aquí precisamente la razón ma resuelto por el Dr. Munaret, y
guen modas; en los cancanes y
C I O N E S — E s t o significa que ios del desaliento de muchos prácticos; elocuente como una cifra:
agiotajes de ia medicina, la moda
médicos administran sus remedios, he aquí la razón de la duda, debe- «Multiplicando, dice, la serie de
extiende también su imperio,y ejer-
y fabrican sus fórmulas, conforme ría decir de la incredulidad, que «años transcurridos. .mente des-
ce, como en todas partes, los ca-
á la experiencia de los d e m á s ó á aleja y agita á los espíritus; he aqui, «de el primero de la Olimpiada 80,
prichos de su despotismo.
la suya propia,y según tales ó cuales en fin, la razón de esas confesio-
Consiento en suponer, que con «hasta 1840, por la de las existen-
éxitos, tal ó cual curación, etc. nes que revelan toda la pobreza, «cias médicas que se han sucedido
la ayuda de tal ó cual fórmula, que
Pero, desdichadamente, esas ex- toda la debilidad y la nada de la «desde Hipócrates hasta nosotros,
contenga tres, cuatro, seis... reme-
periencias son siempre engañosas, doctrina alopática. «se obtiene un total de varios mi-
dios, y saliendo de vuestro crisol,
porque descansan en teorías ficti- Si quisiera abusar de la muy her- «llones de años; pues bien, esos
ó del "de vuestro colega, ó de los
cias, y esas curaciones siempre son mosa posición en que nos han co- «millones d e años de estudios, de
cartones de la moda, obtengáis uno
dudosas, porque están rodeadas de locado las confesiones públicas de «ensayos, d e discusiones, ¿qué han
ó varios éxitos, en tal ó en cual en-
•nubes de la más triste incertidum- nuestros adversarios, podría poner «traído á la medicina? Una verdad
fermedad, ¿habréis adquirido por
bre. 24
' ésto m á s certidumbre en vuestra
Cada médico emplea tal fórmu-
idavia la digestión más lenta y más Calvi), sobre la discusión suscitada
« p o rmil errores. Tiempo perdido «los días críticas (tila, malva, saúco, i dolorosa,con alimentos suculentos, en la Academia de Medicina, á pro-
.en soñar presuntuosos é insensa- «etc.); otros, se divierten practican- i vinos generosos, tinturas, elíxires, pósito de la revulsión. Escuchad
t o s sistemas; tiempo perdido, en «do la polifarmacia: uno, ordena i pastillas, conservas, hasta que las bien, porque vale la pena:
«propagarlos; tiempo perdido en «purgantes; otro, emético; un tei- t víctimas sucumben por la diarrea,
« Ya no hay en Medicina, y
«creerlos y en experimentaros; «cero,hace siempre sangrar, el cuar- i por la hidropesía ó el marasmo,
desde hace mucho tiempo, «ni
«tiempo perdido, en combatirlos; «to hace desempeñar al calóme!, el i Que se observe á esas tiernas cria-
principio, ni fé, ni ley.
«tiempo perdido, en resucitarlos ba- «papel de una panacea universal. i turas, apenas salidas de la cuna,
«jo otro nombre, etc. ¡Oh! ¡cuánto «Todo lo que se llama práctica es, • i cuya lengua se seca y enrojece, «Construimos una torre de Ba-
«en el fondo, una mezcla capricho- i cuya mirada, comienza á expre- «bel, ó más bien dicho, no cons-
«tiempo perdido!»
«sade los restos añejos de todos los isar la languidez, cuyo abdomen «truímos nada; estamos en un vas-
«La ciencia no está hecha,» dice | «sistemas, de hechos mal vis-
en nuestros días, el Sr. profesor i t a s ó mal observados, ó de ruti- i se eleva y se pone ardiente, cuyo «to llano por donde cruzan multi-
Bouchardat, «ella está, por decirlo, «nas transmitidas por nuestros pa- i corazón precipita sus pulsaciones, «tud de gentes, estos llevando la-
así, toda por edificar.» i bajo la influencia de elíxires amar- «drillos, aquellos guijarros, y otros
«dres... Ahora bien, si la ciencia sir- igos, de vinos antiescorbúticos, de «granos de arena; pero nadie pien-
M. Valleix, médico de La Piedad,
«ve para dirigirnos en la práctica, i jarabes sudoríficos, mercuriales, «sa en el cimiento; en ninguna
exclama, después de haber exami-1
«¿qué cosa es una ciencia que im- i depurativos, que deben conducir- «parte el terreno está cavado para
nado los mil sistemas de medicina, !
«pele á cada-uno de sus adeptos ilos á la consunción y á la muerte, «recibir los fundamentos del edifi-
que h a n nacido y muerto desde
«en rutas diversas y frecuentemen- i Que se examine atentamente, á «cio, y, en cuanto al plan general,
Hipócrates hasta nuestros días: i
«te opuestas?.... Felizmente para el i esos jóvenes de un color brillante, «de la obra, no hay ninguno esbo-
«¡Cuántas decepciones se experi-
«amor propio de los unos y la se- i llenos de actividad y de vida, que «zado.
mentan al ve'r tantos estudios, vi-
«auridad de los otros, cada médi- i comienzan á toser, y en quienes
gilias, talento gastados para obtener «En otros términos, las coleccio-
«co cree tener la buena doctrina, t se decuplica la irritación, por los «nes hormiguean de hechos, de los
tan débiles resultados! ¡Cuantos
«v cada enfermo cree tener un «vegígatorios, el liquen, la quinina, «que, la mayor parte, se reprodu-
errores, por tan pocas verdades!..»
«buen médico. Todo pasa óptima- i hasta que la pertinacia.de los acci- «cen periódicamente, con la más
Escuchad todavía á uno de los «mente en el mejor de los mun-
grandes maestros, M. Federa, miem- idos.» i dentes los hace declarar atacados «fastidiosa monotonía, y se llaman
bro ele la Academia de París: t de tuberculosis innata, y asociar á «hechos de observación, «hechos
Escuchad aún, ál ilustre Brous- • la numerosas víctimas d é l a enti- «clínicos;» una multitud de traba-
«Se sorprende uno, dice, de sais; siempre me complazco en ci-
idad, calificada con el nombre de «jadores, vuelven y revuelven las
«tanta diferencia en la manera tarlo, porque su palabra hace auto-
I tisis pulmonar. Y que se diga en «cuestiones particulares de patolo-
«de considerar las enfermedades, y ridad para nuestros adversarios:
t seguida, si la medicina no ha sido «gía ó de terapéutica, y se llama
«de tantos tratamientos. Los unos,
«Que se pasee la vista sobre la hasta aquí más nociva que útil á «áésto, «trabajos originales.» La
«más atrevidos, administran dosis
«sociedad, dice, para ver en ella á «laniimüsidad.» «cantidad de esos trabajos y de esos
«de medicamentos heroicos, ^me-
«esas fisonomías melancólicas, á «hechos, es enorme, á tal grado,
«dicamentos ó dosis, de los que el Voy, en fin, para cerrar estas ci-
«esos rostros pálidos ó cenicien- «que no hay lector que pueda bas-
«vulgo dice irreverentemente: si el tas, que he compendiado lo más
«tos que pasan su vida entera es- «tar á ello; pero nadie tiene doctri-
«enfermo no muere, sanará); los posible, á leeros la primera página
«cuchando á su estómago digerir, «na general.»
«otros, más tímidos, no se atreven de la Memoria de M. Marcha} (de
«y á quienes los médicos hacen to-
«á obrar, esperando con paciencia,
« L A DOCTRINA W L I GENERAL QUE EXLS- que «él no se constituye defensor
« , ES LA DOCTRINA HOMEOPÁTICA. ESTO de la Homeopatía.»
• ES EXTRAÑO Y DOLOROSO-, ESTO ES UNA ¿Qué diría, pues, si fuese de los
«VERGÜENZA P A R A LA MEDICINA, PERO nuestros?
*A.SÍ EÁ.» Conclusión:
Ahora bien, todas esas confesio- La conclusión es fácil.—Habéis
nes han salido de la boca, é de la visto ese templo en donde soplan
pluma de hombres eminentes, que todos los vientos, esta torre de
absolutamente son homeópatas, Babel, en donde se verificó y conti-
«¡pensadlo bien!» M. Marchal, so- núa aun.la confusíónde las lenguas; SEPTIMA CONFERENCIA
bre todo, tiene cuidado de declarar he aquí á la doctrina A L O P A T I C A .

TEMPLO HAHNEMAMIANO
Entremos ahora al templo hah- ¡ nes del politeísmo, permanecerá
nemanniano. El también es tan an- sola, y ella sola recibirá el incienso
tiguo como el mundo, él también de sus adoradores.
presenta ese color de vestustez.que Esta alegoría os explica, casi to-
impone la veneración,y sus muros, da la doctrina halmeinanníana, per-
más sólidos que los de nuestros fectamente lo habéis comprendido.
monumentos antiguos, pueden des- Aquí, en efecto, nada de ondula-
afiar á todo, elemento de destruc- ciones sistemáticas, nada de cho-
ción. que de opiniones diversas, nada de
Ese templo no presenta más que disputas de escuelas divergentes.
una sola puerta, ninguna otra aber- Ningún ruido de afuera viene á tur-
tura traspasa sus partes laterales, bar el silencio de ese santuario sa-
así los vientos no pueden jamás grado, ningún soplo caprichoso vie-
venir á disputarse, y la calma y el ne á arrugar la superficie de una
silencio reinan siempre en ese san- teoría t a n uniforme, ninguna tur-
tuario. bulenta ambición viene á cambiar
En ese santuario hay un altar, y ni una sola piedra á este edificio
sobre ese altar está sentada una monumental.
divinidad;pero esta divinidad siem- Aquí se muere, porque la muer-
es la misma. Ella ha nacido en ese te está en to>Las partes. H a sido
templo, de un rayo de la verdad, y decretado que «moriremos una so-
hasta el fin de nuestros días, al la vez,» y la Homeopatía no hace
abrigo del soplo y de las agitacio- milagros; pero ella tiene, al menos,
9
o.
« L A DOCTRINA MÁS GENERAL QUE EXLS- que «él no se constituye defensor
« , ES LA DOCTRINA HOMEOPÁTICA. ESTO de la Homeopatía.»
• ES EXTRAÑO Y DOLOROSO-, ESTO ES UNA ¿Qué diría, pues, si fuese de los
«VERGÜENZA P A R A LA MEDICINA, RKRO nuestros?
*A.SÍ EÁ.» Conclusión:
Ahora bien, todas esas confesio- La conclusión es fácil.—Habéis
nes han salido de la boca, é de la visto ese templo en donde soplan
pluma de hombres eminentes, que todos los vientos, esta torre de
absolutamente son homeópatas, Babel, en donde se verificó y conti-
«¡pensadlo bien!» M. Marchal, so- núa aun.la confusíónde las lenguas; SEPTIMA CONFERENCIA
bre todo, tiene cuidado de declarar he aquí á la doctrina A L O P A T I C A .

TEMPLO HAHNEMAMIANO
Entremos ahora al templo hah- ¡ nes del politeísmo, permanecerá
nemanniano. El también es tan an- sola, y ella sola recibirá el incienso
tiguo como el mundo, él también de sus adoradores.
presenta ese color de vestustez.que Esta alegoría os explica, casi to-
impone la veneración,y sus muros, da la doctrina hahneinanniana, per-
más sólidos que los de nuestros fectamente lo habéis comprendido.
monumentos antiguos, pueden des- Aquí, en efecto, nada de ondula-
afiar á todo, elemento de destruc- ciones sistemáticas, nada de cho-
ción. que de opiniones diversas, nada de
Ese templo no presenta más que disputas de escuelas divergentes.
una sola puerta, ninguna otra aber- Ningún ruido de afuera viene á tur-
tura traspasa sus partes laterales, bar el silencio de ese santuario sa-
así los vientos no pueden jamás grado, ningún soplo caprichoso vie-
venir á disputarse, y la calma y el ne á arrugar la superficie de una
silencio reinan siempre en ese san- teoría tan uniforme, ninguna tur-
tuario. bulenta ambición viene á cambiar
En ese santuario hay un altar, y ni una sola piedra á este edificio
sobre ese altar está sentada una monumental.
divinidad;pero esta divinidad siem- Aquí se muere, porque la muer-
es la misma. Ella ha nacido en ese te está en to>Las partes. Ha sido
templo, de un rayo de la verdad, y decretado que «moriremos una so-
hasta el fin de nuestros días, al la vez,» y la Homeopatía no hace
abrigo del soplo y de las agitacio- milagros; pero ella tiene, al menos,
9
o.
fisiología es, en general, el estudio al hombre y su lugar en la escala d'Azyr, Etienne, Geofíroy Saint-
el consuelo de llevar á ese término de los séres. Formad esta escala, Hilaire, Lacépede; y en nuestra
del hombre en salud. Es preciso,
inevitable, por un camino suave y vasta, inmensa, infinita; el primer época, Serres, Longet, J. Reynaud,
pues, ante todo, tener del hombre,
fácil, y de disipar los sombríos ho- escalón toca al mineral, y el último Moquin-Tandon, Isidoro Geoffroy—
objeto de este estudio, un conoci-
rrores de ese último combate. á Dios; las transiciones ascenden- Saint-Hilaire.
miento exacto y verdadero.
Ya os lo he hecho presentir en tes y descendentes, son regidas por Este último naturalista forma
nftestra última conferencia; pero Habéis visto lo que hacía el ma-
una sabiduría soberana, por una un cuarto reino para ennoble-
ahora voy á formularlo de una ma- terialismo de la Escuela de París; ciencia divina. cer al hombre: «El reino huma-
nera más explícita, «sf&m&mtr ahora veamos lo que hace nuestra Pues bien, Dios se ha reservado, no, dice, se eleva sobré el reino
Para bien conocer y apreciar una Escuela. - después de haber creado al hom- animal, por la inteligencia, como
doctrina médica, es preciso exami- Nunca he podido comprender
que los pensadores y los fisiologis- bre, el derecho de clasificarle entre éste,por la sensibilidad sobre el rei-
narla en los dogmas que compo- todos los séres del Génesis univer- no vegetal.»
nen su «esencia, su razón de ser,» tas hayan tenido tantos trabajos sal, y lo estableció, el jefa de todos Pido que se me coceda citar estas
fisiología, patología, etiología, tera- para analizar al hombre. Jamás he esos seres. ¿Por qué, pues queréis bellas consideraciones de M. Par-
péutica y materia médica. Ahora podido comprender que ellos siem- asignarle otro sitio? ¿Por qué que- chappe:
bien, es preciso, para que ella sea pre hayan buscado la luz en pleno réis modificar los grados de esa «La fisiología, que hace entrar
«verdadera,» que esta doctrina en- sol. En eeícto,no hay más que abrir gran clasificación? ¿Por qué no que- «en sus apreciaciones sobre los se-
cierre en su seno la «unidad,» uni- el libro sagrado; las primeras líneas réis comprender que tanto como el «res vivientes, la consideración de
dad de principios teóricos, unidad del génesis iluminarán este punto, hombre es inferior á su Creador, «la naturaleza de los hechos por
de acción práctica, unidad, en fin, con el más brillante reflejo. es superior á las demás criaturas? «los cuales se manifiesta su vida,
de tendencia en la fusión de la . Esta fuente, es cierto, no es del
gusto de todo el mundo, y el ma- Vuestro orgullo no está, pues, «permite determinar más exacta-
gran «unidad,» Dios.
terialismo la aparta desdeñosamen- satisfecho del lugar que ocupáis en «mente el lugar del hombre, dis-
Es preciso, además,—y agrego esta clasificación, ¿y seriáis más tinguiendo absolutamente, por ca-
te de sus secos labios, pero ¿qué
esto desde lo íntimo de mis con- ennoblecido, cuando os hubierais «racteres esenciales, la vida liuma-
nos importa su sonrisa helada? no-
vicciones particulares y profundas, hecho el hermano del mono? «na de la vida animal. La palabra,
sotros, cristianos, queremos apagar
— e s preciso que esta doctrina esté No citaré aquí á los escritores «la ciencia y la moralidad expresan
nuestra sed, con esta agua viva de
conforme en su esencia, con la na- sagrados, cuya parcialidad quizá os «un modo de la vida, de la que no
la verdad.
turaleza y el destino clel hombre, y sería sospechosa. Me contentaré «participan de ninguna manera los
con los progresos actuales é inde- Abramos, pues, el Libro Divino,
con la opinión de los naturalistas, «animales.»
finidos de la ciencia. y veamos:
cuya autoridad sólo está sentada so- «Si por un lado de su naturaleza,
He aquí, para una doctrina mé- Cuando Dios hubo creado todo,
bre la ciencia, y entrar en su ran- «principalmente por su organización
dica, sus condiciones de ser. «hagamos, dijo, al hombre á nues-
go- «corporal, el hombre tiende á la
Ahora, si queréis seguirme aten- tra imagen y semejanza, y que él
Así, según ellos, el hombre está «esfera de la animalidad, es por-
tamente, yo me encargo.de proba- mande á los peces del mar, á las
fuera del reino animal; él por sí so- «que la vida humana, implicando
ros, que esas condiciones, la Ho- aves del cielo, á los animales, á
lo constituye un reino, así como lo «la vida animal como condición y
meopatía, T O D A S las posee, y las toda la tierra; y á todos los reptiles
han pensado después de Aristóte- «como sostén, supone una organi-
posée S O L A . que se arrastran debajo del cielo.»
les, Adanson, Daubenton, Vicq, «zación y actos animales. Mas, ¿có-
FISIOLOGIA.—ya sabéis que la Veis, en estas hermosas palabras
Para facilitar la comprensión últi- miten á la circunferencia, y los más
ma de este mecanismo misterioso, ligeros choques de los puntos déla
m o desconocer que, en la natura- hominem de limo terree, et inspira- vamos á comparar al hombre con' circunferencia, convergen hacia el
l e z a complexa del hombre, la ani- vitin faciem ejus spiraculum vitce, un estado monárquico. Este esta- centro por radiaciones infinitas; co-
et factus est homo in animam vi-
m a l i d a d es lo accesorio,y la htima- do presenta á un rey en la cima, mo en una masa líquida, las molé-
«nidad lo principal? ¿Por qué, pues, ventem.» El Señor Dios formó en- subditos en la base, y ministros in- culas se comunican sus movimien-
«encapricharse en hacer del hom- tonces al hombre del «barro de la termediarios. Pues bien, en nues- tos, como en un cilindro leñoso,
«bre un mamífero y un bimano? tierra,» y le sopló sobre su rostro tro reino fisiológico, el alma es el los átomos vibran juntos bajo la
«Distinguir al hombre por sus atri- un «soplo de vicia,» y el hombre fué rey, los órganos los subditos, y el" misma percusión, como una chispa
b u t o s esenciales, la razón y la pa- hecho en «alma viviente.» fluido vital el ministro. Aquí no eléctrica, va á despertar al fluido que
«labra, aun en una clasificación Tenéis en este versículo toda la hay más que un ministro; y de la circula en la más inmensa corriente.
«zoológica, ¿no seria conformarse naturaleza dei hombre. misma manera que en un estado
«mejor á la naturaleza de las co- Observad, en esta frase, '~es Hay, pues, unión íntima entre el
social, se distinguen leyes funda-
«sas, que el colocarle en una clase miembros que designan á tres . or- mentales y leyes orgánicas, igual-
espíritu y la materia, por medio del
«en la que se encuentran la balle- minos bien distintos: la mate.;, •m fluido vital. Pero, ¿cómo se opera
mente, distinguiremos las mismas
« n a y el murciélago? fluido vital, y una alma; he íiquí leyes en las funciones del hombre,
esta unión, esta fusión, esta solda-
dura de dos substancias tan dife-
«Ante Dios y ante el mundo, pa- los tres lados del triángulo, he aquí funciones tan múltiples, tan varia-
rentes? ¡Misterio! misterio para
i r a el ignorante como para el sa- al hombre en su trinidad fisiológi- das y tan complicadas.
siempre insondable é incomprensi-
«bio, avergonzarse de ser asimila- c a . Esta consideración general, no ble como Dios.
i d o á un mono, no es orgullo, es Si, á pesar de todos estos ele- es más que el cróquisde un pian in-
«conciencia de la dignidad huma- mentos tan claros y tan precisos, Comparad, si quereis, estas dos
menso, que podría presentar deta- substancias, á dos riberas, separa-
na.» es aún difícil dar u n a definición lles muy ricos, y casi infinitos. das por una distancia infinita; el
Entremos ahora en el dominio del hombre, es, al menos, m á s fá- Para la inteligencia perfecta de Océano que las baña, las une en
de la fisiología pura. cil, el formarse una justa idea.
las aplicaciones que haremos, más una eterna fluctuación; pero sus
Para bien comprender al hombre Todo lo hay en el hombre: cier-
tarde, de todos estos prolegómonos ondas que se balancean de un bor-
fisiológico, para bien apreciar el tos filósofos han tenido razón al y las consecuencias que sacaremos de á otro, tienen una superficie in-
juego de sus órganos, para bien es- decir que él es el resumen de todos de esos principios, es además esen- finita, y una profundidad infinita.
timar las relaciones de sus funcio- los seres, desde Dios hasta la ma- cial que consideréis al hombre, co- Ya existe la calma, ya estalla la
nes, es necesario, ante todo, cono- teria. mo á un todo, como á una unidad. tempestad; su seno encierra rique-
cer los elementos que lo constitu- En el hombre, en efecto, hay só-
Todas las partes, en efecto, que zas inaccesibles á la codicia más
yen. lidos, líquidos, vapores, gases, flui-
componen su ser, están siempre, é activa y más duradera, y sobre es-
Aquí, una vez más para esclare- dos, y una alma; los sólidos, engen- invariablemente sometidas á la soli- ta potestad, no hay más que otra
cer este abismo,la Escritura Sagrada dran á los líquidos, como éstos en- daridad de la más estrecha simpatía. potestad, el dedo de Dios.
va á prestarnos su antorcha, que gendran á los vapores, y los vapores i\'o podéis producir en esta unidad,
guía á todo hombre de buena fe. engendran á los gases; el fluido Considerando ahora, á cada una
la menor modificación, sin que to-
de estas tres fracciones que compo-
El «Génesis,» en el cap. XI, vers. nervioso toca al fluido vital, y el das las funciones se resientan; las
fluido vital es la transición de la nen la unidad fis:ológica del hom-
7, refiere así la formación del hom- ondulaciones del centro, se trans-
materia al alma, como el alma es bre; preguntad, cual será el papel
bre:
«Formavit igitur Dominus Deus la transición del fiombre á Dios. 26
C O N F E R E N C I A S S O B R E LA H O M E O P A T I A

medad y de la salud podemos, sin donde viene LA enfermedad, sino de


del alma, y veréis, inmediatamente, docio sobre el hombre moraivsobre
embargo, por las ideas netas que donde vienerf las enfermedades.
que el alma hace al hombre, «pen- el hombre físico, esta última mitad
poseemos sobre todos esos elemen-
sador, volitivo,» libre y responsable está, más especialmente, bajo el Si. como yá lo hemos visto, el
tos, permitirnos definiciones des- racionalismo moderno no hubiera
de sus actos. Es ella la que preside dominio de su potestad y de sus
criptivas. Semejantes definiciones sofocado á las tradiciones médicas,
á la vida de relación con nuestros investigaciones.
Sin embargo, nada de exclusión no tienen el defecto de la preten- la Escuela de París tendría, respec-
semejantes; es ella la que compone
sión, y tienen el mérito de la clari- to al origen de las enfermedades, la
el «vo,» y ella, finalmente, es el foco e una parte, con detrimento de las
demás, puesto que el hombre es un dad. idea más exacta.
de la vida.
En tal virtud, vamos á plantear
interrogad al fluido vital, y os todo. No limitemos nuestro horizon- Asi, Hipócrates (De Virginum
estas ideas sumarias que, para nos- Morbis, pág. 355) dice: «Es impo-
dirá:—Yo soy el ministro del alma, te á la vista de la materia,este es el
otros, y por convención general, sible conocer la naturaleza de las
y quien está encargado en todo su error del organicismo; no lo extenda-
equivaldrán á axiomas.
reino, de la ejecución de todas sus mos tampoco, solo á los límites del enfermedades, si no se las conoce
leyes; yo soy quien conduce al hom- alma, este es el error del esplritua- El hombre es una alma subs- en lo I N D I V I S I B L E , de que ellas pro-
bre material, quien dirige todas sus lismo. Mas, abrazando toda la ex- tancial y fluíclicamente unida á un vienen.»
acciones vitales, soy la palan- tensión del campo fisiológico, de- cuerpo. Es de sentirse, que el divino an-
ca de todo su mecanismo orgánico; tengamos nuestras miradas espe- La vida es, la puesta en acción ciano no haya dado más desarrollo
por mi, respira, digiere y marcha: cialmente sobre el fluido vital. Este del fluido vital, que resulta de la á este principio. Pero todos esos
yo gasto sus fuerzas por la fatiga, y principio debe ser nuestro faro, fusión íntima de estas dos substan- comentadores, entre los que hay
ias reparo por el sueño. Cuando es- nuestra estrella y nuestra brújula. cias: alma y cuerpo. que distinguir sobre todos á Bar-
toy en catma, él está sano, y está He aquí á la única verdadera faz La salud es el equilibrio, m á s ó thez, han estado unánimes en la
enfermo, cuando una causa cual- del dogma fisiológico. Ya veis, bajo menos perfecto de este fluido vital, interpretación del oráculo de Cos.
quiera produce la menor oscilación el reino de la verdad, y colocado y la ruptura de este equilibrio,cons- Por tanto, el padre del vitalismo
en mi e$»&brio. entre el materialismo puro, y el es- tituye «la enfermedad.» moderno, demuestra de una mane-
Por medio de estas nociones inuv ra muy explícita, cómo, con excep
Si, en fin, interrogáis á la mate- plritualismo puro, cuan lejano está
sencillas y elementales, vamos per- ción- del «caso de lesiones orgáni-
ria en el hombre, veréis que ella el hombre del uno y del otro, con
fectamente á comprender las en- cas,» las enfermedades no podrían
también reclama su parte de ac- exclusión de uno de ellos. Ya veis
feimedades. Examinaremos sucesi- tener una causa materia), y cómo
ción y de libertad, aunque está su- ahora, como resaltan los errores
vamente, conforme á nuestro plan una afección es determinada por
jeta al alma. Ella tiene, en efecto, de Cabanis y de Stahl; veis, en una
general, «su origen, su manifesta- la influencia que cualquier causa
sobre el espíritu, su potestad relati- palabra, en este resumen, al hom-
ción y su fisonomía.» puede ejercer sobre el fluido vital.
va y bien determinada; el alma está bre vital,alhombrehahnemanniano, •i O
atada á su cadena, y siempre sufre al hombre cristiano, establecido en -ORIGEN DE LAS ENFER- Si este inmortal fisiologista de
su peso; con frecuencia, el subdito su verdadera naturaleza, y mar- MEO A DES.—No se trata de la na- Montpellier no hubiera permane-
usurpa el cetro, y, por el cambio chando en la vía de sus destinos turaleza, de la causa radical y esen- cido en la penumbra de ia incer-
de pape), hace entonces sufrir á su celestes. cial de la enfermedad, todo esto tidumbre, tocante á la naturaleza
rey, toda la tiranía de un mando PATOLOGIA. - S i n querer bus- nos es y nos será siempre descono- del principio vital, si él no hubiera
absoluto. car vanas definiciones filosóficas cido, ya os lo he dicho, no lo olvi- ¡dejado este principio en los limbos
1 déis. No quiero, pues, deciros de ' d e la abstracción, no hubiera deja-
Aunque el médico ejerce su sacer- del hombre, de la vida, de la eníer-
do nada por descubrir á sus des- En efecto, os pregunto si en el
cendientes, y sobre esta materia, la siglo XIX, siglo eminentemente flui- considerado como el recipiente de esta teoría despide rayos de ver-
ciencia hubiera dicho, con él, su úl- dista, debe repugnar á alguno el las causas morbosas, nuestro maes- dad.
tima palabra. considerar á las enfermedades co- tro supuso tres miasmas, bien dis- Sí, los hechos en general, son
Estaba, pues, reservado á la Es- mo alteraciones fluídiCas de nues- tintos, que llevan á ese fluido vi- favorables á esta teoría, y si yo no
cuela hahnemanniana hallar la ver- tro fluido vital, que no es quizá tal, todas esas mil modificaciones hablase más que á los médicos, les
dadera luz de la cuestión. Después sino nuestro fluido eléctrico espe- latentes, y más ó menos ocultas, diría:—«Interrogad á la experien-
de haber profundizado los dogmas cífico. que llamamos enfermedades cróni- cia y ella os responderá.»
de su enseñanza, se puede formu- Entonces, ¿puede haber enfer- cas. Estos tres miasmas son: la sí- No quiero abandonar este asun-
lar así el pensamiento sintético que medades puramente locales, como filis, la sicosis y la psora. to sin preguntar á los médicos or-
encierra el germen verdadero de la lo pretende la Escuela de París? El primero engendra a esa en- ganicistas, cómo comprenden las
patología: «Las enfermedades son Me veo tentado á preguntarle co- fermedad que se llama mal america- enfermedades crónicas, bajo el pun-
alteraciones virtuales y dinámicas rno, entonces considera á las en- no, mal italiano, mal francés, etc. to de vista de su origen radical. La
del equilibrio vital.» fermedades crónicas, y cómo, so- El segundo está caracterizado por cuestión es para ellos, excesivamen-
La palabra «dinámica» quiere bre todo, considera y explica su la producción de vegetaciones di- ten angulosa.
decir que las enfermedades tienen herencia. versas. Considerando á esas enfermeda-
un origen fluídico, y son alteracio- Ahora recuerdo, que os debo El tercero, como el Proteo de la des como puras alteraciones orgá-
nes «de la fuerza vital.» Y m e una explicación sobre esta materia.y fábula, afecta y reviste mil formas, nicas, no deteniéndose más que en
atrevo á avanzar que toda fuerza voy á dárosla, de paso, á fin de re- mil manifestaciones distintas. la superficie de un órgano enfer-
nace de un fluido. parar mi olvido. Tales son los tres principios q u e mo, eliminada, en una palabra, to-
La palabra «virtual,» os dice Las enfermedades crónicas son engendran, según Hahnemann, á da idea de causa fluídica general,
que cada enfermedad está encerra- aquellas cuya duración es prolon- todas las enfermedades crónicas. ¿cómo hacen ellos su cuenta, en
da en el estado de «posible» en las gada, y que cumplen lentamente Tal es la potestad oculta y trinita- sus tratamientos, y sobre iodo, en
«fuerzas radicales,» y que, cuando sus períodos. ria, á la que debemos todas las mi- sus operaciones? Considerad, por
esta enfermedad estalla, ella reviste Aquí, evidentemente, la cronici- serias de esta pobre vida humana. ejemplo, á un tumor canceroso;
un carácter que «le es propio.» dad no puede cambiar su fuente Al levantar la punta del velo que vais á quitar ese tumor, con vues-
He aquí al dogma de la Homeo- radical. Quiero decir que, como las las cubre, levantáis la cubierta ale- tro cuchillo. ¡Muy bien! E! tumor
patía, respecto de la enfermedad enfermedades agudas, se derivan górica de la caja de Pandora. seguramente ya no existe. Pero os
en general. Ya os he hecho ver, siempre de una causa íntima, mor- Esta teoría que da Hahnemann pregunto, ¿habéis hecho un acto
que nuestra doctrina está confor- bosa, que ha atacado el fluido vi- sobre la patogeika de las enferme- terapéutico? ¿Habéis cortado la en-
me con la naturaleza y los desti- tal. dades crónicas, ¿es verdadera, es fermedad?... Cortad, pues, también
nos del hombre. Ya podéis comen- Mas, ¿qué causa secundaria, ra- falsa?—Una respuesta afirmativa ó la rama de un manzano, sin arran-
zar á apercibir que también está cional, se puede asignar á esas en- negativa, á esta cuestión me lleva- car la raiz y, en su lugar, brotará
conforme con los progresos actua- fermedades? Cuestión muy obscura ría muy lejos, os dejo, pues, libres una rama nueva que os producirá
les é indefinidos de la ciencia, y es- que sólo Hahnemann ha esclareci- de aceptarla ó rechazarla. Sin em- siempre manzanas.
to lo vais á ver mejor, á continua- do de una manera satisfactoria. bargo. advierto que un médico en Ved cómo se explica el fracaso
ción. Siendo el fluido vital, siempre su práctica clínica, no tarda en de muchas maniobras quirúrgicas;
apercibir en cada investigación que y si los médicos reflexionaran un
27
encadenarse en una doctrina médi- choque de las circunstancias para naciones y hábitos, su carácter y
poco m á s en todas estas cosas, sus pasiones.
ca, y los anillos de la cadena, to- brotar.
¡cuántas operaciones que hoy ha- 2°.—MANIFESTACION DE LAS
dos solidarios unos de otros, deben ¿La manifestación de esas cir-
cen, ya no las harían!
Esta cuestión de las enfermeda-
odos concurrir á la formación de cunstancias es inevitable? felizmen- ENFERMEDADES.—Cuando cual-
a unidad, y nunca presentar la te no; ¿pero es probable? desdicha- quier agente extraño toca al cen-
des crónicas, tiene por corolario, la
menor solución de continuidad. damente sí: todas esas causas mor- tro de la vida, inmediatamente hay
cuestión de las enfermedades here-
Puesto que hemos admitido, co- bosas, en una palabra, duermen repercusión en la circunferencia;
ditarias.
mo principio trinitario, la esen- en nuestra vida en el estado de entonces el principio vital pierde su
• Estas, como lo dice la palabra,
cia de tres miasmas específicos, «posible,» y el más ligero acciden- equilibrio,llama en su auxilio por sig-
se transmiten de familia en fami- nos particulares, entra en lucha con
engendrando siempre á las enfer- te puede despertarlas.
lia por vía de generación. el enemigo que viene á declararle
medades crónicas, puesto que éstas
Esta transmisión es, desdichada- Y también, cómo explicar su pe- la guerra. Ahora bien, esta reper-
resultan de una modificación esen-
mente, muy segura, incontestable riodicidad, la inmunidad que con- cusión, esos signos, esos esfuerzos,
cial del principio vital por uno de
é incontestada. «Se hereda, ha di- ceden á una ó dos generaciones, á forman manifestaciones que se lla-
los tres miasmas, es de toda evi-
cho Baillou, los males de sus pa- tal ó cual miembro de la misma man síntomas, vllamaremos al con-
dencia cómo parece, que las enfer-
dres, como se heredan sus bienes, familia, el capricho de sus ma- junto de estos síntomas, cuadros
medades hereditarias, deben ser la
y esta funesta herencia se transmi- nifestacibnes, la modificación bue- sintomáticos, cuadros que llegan á
transmisión de esas modificaciones
te de una manera más segura to- na ó mala que pueden dar á las se4 el reflejo de la naturaleza que
del padre al hijo.
vía que la otra.» enfermedades intercurrentes,su des- sufre, el eco de las quejas de la vi-
No vayais ahora á preguntarme alojamiento y sus emigraciones, su da, el lenguaje del principio inmate-
¿Cómo se transmiten esas enfer-
el «cómo fiisiológico» de esta.rans- debilitamiento y su desaparición to- rial, traducido por el grito de los
medades?
misión, porque semejantes cueSfio- tal, la diversidad efectiva del mismo órganos.
Las tentativas de solución de
nes no tienen eco, sino en el abis- tratamiento sobre los miembros de
esta cuestión están ramificadas has- ¿Qué debe hacer un médico en la
mo de los misterios. la misma familia, ^etc., etc. Todas cabecera de un enfermo? Debe re-
ta lo infinito. Es evidente que ca-
Esta teoría de la transmieión estas cuestiones son fútiles y ocio- coger todas las informaciones su-
da uno se esfuerza en explicarla,
miasmática de las enfermedades sas. En general, tomad el hábito de; ministradas por el enfermo y los
conforme al sistema que profesa.
hereditarias no tiene por único mé- deteneros en vuestras investigacio- que le rodean, y examinarlas con
Los humoristas ven la transmisión
rito, la verosimilitud y la claridad; nes, dentro de los límites de lo1 una religiosa atención; asi se for-
de ios humores, los organicistas,
ofrece también materiales muy ricos posible, si no vuestros pasos dema-
las modificaciones de los órganos, • mará la idea más exacta posible de
para la terapéutica, como lo veréis siado audaces, se extraviarán siem-
los químicos, los solidistas, los es- • la enfermedad. De igual suerte,
despues. pre en las tinieblas del misterio De
piritualistas, se hallan más ó me- ; un artista llamado para templar un
Esas enfermedades son, pues, esta manera, en este asunto, de-
nos embarazados para dar sus ex- • instrumento, pasea su dedo por el
gérmenes miasmáticos que reposan jando seducir vuestra imaginación
plicaciones, pero no dejan de hacer i teclado, hace hablar á todas las no-
en el seno de las fuerzas vitales, por el espejismo de la curiosidad
esfuerzos para hallarla. I tas, é interroga á todos los tonos
hasta que una causa venga á favo- científica, llegaríais hasta preguntar
Os VOY á dar la mía; está con- r para conocer todos los matices del
recer su desarrollo; son, por decirlo cómo el padre transmite á su hijo,
forme con nuestra doctrina; se de- , desafinamiento.
asi chispas tluídicas que, como el su imagen y semejanza, sus incli-
duce de nuestros principios, de la No perdamos de vista que las
fuego oculto en el silex, esperan el
manera más natural. Todo debe
que podemos responderos:—¡Cono- ¡Oh! entonces la cosa es muy fácil,
enfermedades, «en su esencia,»nos la misma fórmula y el mismo plan, céis la naturaleza y la causa de las y, en este caso, limitando nuestra
son, y siempre nos serán descono- enfermedades que parecen confun- enfermedades! ¡Sois entonces muy atención á esta causa muy natural,
cidas. Por lo que es preciso que se dirse, y que, sin embargo, son en dichosos por haberos concedido el buscaremos en ella nuestro trata-
manifiesten á nuestros sentidos, realidad muy distintas. Cielo este privilegio!.... ¡Y, para co- miento. Pero, cuando la causa, es
por algunos signos seguros y espe- Así, recordad en este momento, nocer la naturaleza y la causa de totalmente desconocida, cuando el
ciales sin los cuales, ¿£ómo podría- todos esos casos de dolores reumas- las enfermedades, vosotros no te- médico no tiene, más que el len-
mos llegar á su conocimiento, y timalesque hemos hecho desfilaran néis necesidad de sus síntomas! guaje del dolor, por intérprete de la
por tanto, cómo podríamos curar- el consultorio de un médico alópa- ¡Qué feliz intuición! naturaleza, ¿por qué irá á escuchar
las? ta. Para nosotros,cada caso de enfer- Ciertos médicos—sobre todo en otro, quizá falso y engañador?
Luego cuando ese médico haya medad tendrá su remedio especial, la Escuela organicista,—no atienden Las enfermedades se manifiestrn
recogido todo el conjunto de los cada gemido será escuchado é in- más «que á un síntoma principal,» pues, por cuadros sintomáticos. Es-
síntomas,¿quién podrá decirle?—No terpretado, y cada matiz tendrá su suficiente por sí solo para indicar á la vía que la naturaleza indica al
conocéis esta enfermedad. Y cuan- color. El sufrimiento por el movi- la vez ei diagnóstico y el tratamien- médico, es la única segura y cierta,
do, por un tratamiento apropiado, miento, y el producido por el repo- to. Asi, no viendo, por ejemplo, en y, cuando el enfermo se ve libre de
haya hecho desaparecer á todos so, no serán tratados de la misma una erisipela de la cara, más que el todos sus síntomas, está perfecta-,
esos síntomas,¿quién podrá decirle? manera. Pablo no tendrá la misma síntoma exterior, este será el único mente curado, y es todo lo que el
— No habéis curado la enfermedad. receta que Pedro, y los dolores noc- que combatan. quiere.
Sería preciso para ello admitir que turnos ó diurnos, no se aliviaran Esos prácticos ruíineros, han si- 3 o FISONOMIA DE LAS ENFER-
las enfermedades pueden existir con la misma poción. do censurados hasta por sus cole- MEDADES.—Repitámoslo; las en-
sin los síntomas, y éstos, existir He aquí, ciertamente, el medio gas; pero la censura se ha genera- fermedades, por lo que ellas tienen
sin las enfermedades; lo que equi- m á s seguro para juzgar y tratar á l i z a d o , ^ ha rebotado sobre los po- de tangible para sil apreciación, son
valdría á decir, que una substancia las enfermedades; pero, como la bres médicos homeópatas y se les cuadros sintomáticos. Ahora bien,
puede existir sin modo, y un modo oposición obstinada se halla en to- ha acusado de ejercer pura v ex- consideradas bajo este aspecto, y,
existir sin substancia. das partes, y saca partido de todo, clusivamente una medicina sinto- hasta pudiera decir, en su esencia,
mática. ellas deben tener su fisonomía es-
Galeno dijo, con razón, que el ella nos ha j o c h a d o muy gra-
síntoma sigue á la enfermedad, co- vemente, y con mucha seriedad el Hay casos, ciertamente, en los pecífica ,su carácter independiente,
mo la sombra sigue al cuerpo. hacer medicina sintomática. En que las causas—al menos secun- y su sello individual. Todos esos
He aquí por qué el médico ho- efecto, los médicos alópatas nos darias,—de ciertas enfermedades, cuadros sintomáticos, forman u n a
meópata recoge con cuidado, con dicen:—«Vosotros no tratáis más son muy conocidas y muy aprecia- galería inmensa, en la que algunos
exactitud, con escrúpulo, todos los que los síntomas; no atacáis sino bles. Así pueden provenir de una pueden ofrecer puntos de semejan-
síntomas de las enfermedades, y no la corteza de la afección. Mientras cólera, de un susto, de un enfria- za, pero en la cual no hay dos que
se basa sino en su conjunto para quo nosotros, vamos á la causa y miento, de un embarazo gástrico, sean «iguales,» en la acepción es-
conocerlas y tratarlas. la combatimos en su naturaleza.» etc. Así, todos esos dolores, cuyos tricta de la palabra.
Señores, podéis decir esto á caracteres diversos hemos enume- Es un árbol, cuyos brazos se ra-
He aquí, por qué debe apreciar
vuestros clientes, en vuestros salo- rado, pueden depender de un golpe, mifican, y se dividen á lo infinito;
todos sns matices, y su valor, tan-
nes y en vuestras charlas, pero no de una caída, de una herida, etc. todos esos brazos producen frutos
to absoluto como relativo.
28
He aquí por qué no tratará con á nosotros, dispensad, á nosotros,
C O N F E R E N C I A S S O B R E LA H O M E O P A T I A

contrario, todas las condiciones de Es la relación del medicamento y de


mejor, si escucháis atentamente la
d e la misma especie; pero, si los los demás, seres que se han clasifi- la enfermedad. Ahora bien.es preciso
conferencia siguiente.
consideráis atentamente, si exami- cado hasta hoy. para poner de acuerdo á estos dos
La Alopatía h a tomado esto como
náis su forma, su volumen, su sa- H a h n e m a n n , por lo demás, no principios, estudiarlos separadamen-
pretexto para acusarnos de no tener
bor, su color y su peso, los halla- fué del todo opuesto á esta idea, te; es preciso comprender primero
ninguna clasificación nosológica, y
réis muy semejantes, m á s n o en- puesto que él mismo había empren- dos términos para juzgar de su re-
para arrojar á la Homeopatía' del
contraréis dos iguales. dido una clasificación nosológica lación: es preciso, pues, para bien
dominio científico. apreciar la coincidencia de su seme-
Dejadme proseguir mi compara- que la muerte no le dio tiempo de
Nuestra justificación será breve janza, después de haber compren-
ción y mis ideas, pues n o deseo sa- concluir.
y fácil.
lir de la unidad, á pesar de las repe- Mas, digamos de una m a n e r a ge- dido las enfermedades, tratar de
Hay mucha distancia, entre lo
ticiones inevitables. neral, que las enfermedades tienen comprender sus homólogos, los me-
que es y lo que quisiéramos que
T o m a d u n piano, el más exten- fuese. Hay mucha distancia, entre su fisonomía propia é individual, dicamentos.
so posible, recorred todos los to- las ideas, los deseos teóricos, y aun en la aparición epidémica y | Para hacer percibir m á s clara-
nos, todos los modos, todas las es- entre las exigencias y las imperfec- entre los diferentes individuos, aun mente mis demostraciones, voy á >
calas, n o hallaréis dos elementos ciones de la práctica. cuando ellas lleven el mismo nom- recordar á vuestro espíritu algunos
«iguales.» Hallaréis «semejanzas,» bre. Esto es incontestable. principios importantes, que no se
Así, bajo el punto de vista extric-
pero no «igualdades.» Esta necesidad absoluta para ei deben perder de vista.
tamente filosófico, las enfermeda-
práctico, de individualizar las en-
Las enfermedades son, pues, mo- ' des encerrándose en su modalidad Ya hemos dicho en el artículo
fermedades, no puede favorecer ni
dalidades bien distintas, que con- «especifica y absoluta,» no debe- fisiología lo que se debe entender
la rutina ni el empirismo, pero, pa-
servan su caracter de «esenciali- rían prestar su frente á ningún bau- por Huido vital. Ya hemos estudia-
ra nosotros, constituye u n a de las
dad» y de «individualidad.» He tismo, someterse á ningún¿r clasifi- do sus relaciones, su papel y sus
columnas más fuertes de nuestro
aquí, lo que forma uno de los pun- cación; pero, como al espíritu hu- funciones. Hemos dicho en seguida
edificio, sin la cual el templo hahne-
tos dogmáticos «más importantes» mano, muy imperfecto, es preciso que las enfermedades, eran altera-
manniano, caería en ruinas.
de nuestra Doctrina; n o se puede en la vía de la práctica, guías y una ciones dinámicas y virtuales de ese
MATERIA MEDICA.—He aquí
concebir á la patología hahnema- antorcha, se sirve todavía de los uno de ios pilares del templo hahne-
fluido vital. En fin, ya hemos exa-
niana, «sin la individualización más antiguos términos y de las antiguas manniano, uno de los pilares que
minado en estas, su origen vital,
absoluta.» nomenclaturas, hasta que la Ho- sus|manifestaciones sintomáticas, y
sostienen la cúpula de nuestra doc-
Este principio, es de tal manera meopatía habiendo adquirido su de- trina, y cuya potencia hará que los
su fisonomía individual y específica.
preciso, que si queréis permanecer recho d e enseñanza oficial, acos- errores no prevalezcan nunca con- Ahora bien, puesto que los me-
escrupulosamente en las ideas hah- tumbre á sus discípulos á su lengua- tra ella. dicamentos son los homólogos de
nemannianas «puras,» es necesario je puro. K Conforme á mi plan general, hu- j las enfermedades, es decir, puesto
n o dar j a m á s nombres á las enfer- ¡ Por otra parte, puesto que las biera deseado examinar aquí la te-¡que los medicamentos, puestos fren-
medades. En homeopatía no hay enfermedades, sin cesar de conser- rapéutica homeopática. Mas ved! te á las enfermedades, deben pre-
var su individualidad, presentan en-
enfermedades «nominales,» sino por qué invierto el orden de mis | sentar faces, líneas y ángulos pro-
tre sí, varios puntos de contacto y
modalidades sintomáticas; retened bases. | porcionales, es preciso que estos
de semejanza, n o es imposible ai-
bien esto, es uno de los puntos más ¿Qué cosa es nuestra terapéutica?' dos términos posean una esencia y
puna clasificación; ofrecen, por el
importantes, lo que comprenderéis
un modo absolutamente semejan- Así, en ciertos casos de envene-
namiento, se hará tomar sosa, po- pondréis fin á toda discusión ab- más modernas. Nuestra materic
tes.
surda, ¿por qué virtud obrarán los médica encierra medicamentos to-
Vamos pues, á considerar en los tasa, magnesia, ceniza; pero esto ¡r.edicamentoc? Evidentemente por mados en ios tres reinos de la na-
medicamentos, lo que yo me per- no es hacer medicina, esto es eje- fcá virtud dinámica; yo no veo otra, turaleza; ella conoce y usa todas las
mitiría llamar su fisiología. En se- cutar un acto puramente químico. y 0o desafio ú que me d e m o l é i s substancias empleadas por los aló-
guida veremos su origen, sus mani- Se hará uno de esos actos, en
una palabra, siempre que se emplee otra manera cié obrar. patas, y además otras muchas, por
festaciones v su fisonomía.
un medio expeditivo en un caso Los remedios son, pues, poten-'ellos totalmente despreciadas.
FISIOLOGIA DE LOS MEDICA-
cías fluídicas. Son «seres» que el
MENTOS.—Los medicamentos, son muy apremiante, como cuando se Los metaloides, los metales, las
hombre procría á su voluntad.
potencias flúídicas,morbígenas, que administra el emético, para arrojar sales, las plantas, el líquido secre-
He aquí ei punto de vista fisio- tado por las glándulas de ciertos
tienen el poder de curar las enfer- del estómago una substancia vene-
lógico de los medicamentos, vea- animales, todo.. todo lo que puede
medades semejantes á aquellas que nosa, ó hacer que reviente algún
absceso exofagiano ó pulmonar, co- mos su «origen.» llamarse remedio, la Homeopatía
tienen el poder de engendrar.
Son potencias fluídicas, y esto, á mo cuando se insufla aire en los ORIGEN DE LOS MEDICAMEN- ío conoce y lo pone en obra.
pesarde la sonrisa del materialismo. bronquios de un asfixiado, como TOS.—En la colección ya bastante Desdo 'as substancias mas sim-
Examinad, en efecto, cualquiera cuando se hacen respirar sales á rica de los absurdos, que la igno- ples hasta las más compuestas, des-
substancia medicamentosa: una sal, una persona, para despertarla de rancia ha vomiiado contra la Ho- de las más comunes hasta las más
un metal, una planta, un líquido, un síncope, ctc. meopatía, recordaréis haber visto raras, desde las más inocentes has-
un sólido; esta substancia no se re- Y, esto, dicho sea de paso, res- éste: tas las más violentas, ella las em-
vela á nuestros sentidos, sino por ponde á la objeción estúpida de «Los homeópatas no emplean plea todas, todas entran en sus me-
su lado material, pero, ¿creeis que aquellos que nos dicen: hacedme más que un solo remedio,yabajo la dios y su poder.
ella obre por su materia? Imposible; vomitar mi comida con un glóbulo, forma de agua clara, y- bajo la for-
ma de polvo blanco.» ¡Sí! nosotros empleamos los ve-
¿no creeis en la existencia oculta —¿qué glóbulo daríais en un caso nenos, ¿por qué nó? ¿Para qué los
bajo esta cubierta material, de un de asfixia ó de envenenamiento? «La Homeopatía no emplea más
que venenos, el mercurio, el arsé- ha criado Dios? ¿No es para ser-
fluido, de una potencia, de una al- A un médico, que me hizo un virnos de ellos? ¿Creéis que entre
ma, me atrevo ¿ decir? día estas preguntas, creyendo ha- nico, la belladona, etc. >
Haced una excursión en el campo todas las substancias salidas de su
Los mndicamentos pueden en- cerme un reto invencible, me con-
r ; la terapéutica. Id á visitar los voluntad creadora, halla una cola
trar en la terapéutica por sus pro- tenté con decirle sonriendo: Me
campos de todas las Escuelas, to- inútil? Todo lo ha hecho para el
piedades físicas, químicas ó dinámi- sorprende, señor, que no me pre-
guntéis, qué glóbulo os daré para das sus municiones y todas sus ba- hombre, todo lo ha hecho para su
cas.
terías. Id á recorrer los arsenales uso, y todo lo ha hecho para su
Así, en ciertas constricciones del arreglaros una pierna fracturada. de todas esas potencias rivales. bien.
exófago, ó en el volvulus, se hará En todas estas circunstancias,
No encontraréis ni municiones ¡Mas, preguntad á vuestros mé-
tragar mercurio que obrará por su pues, «no se hace medicina,» rete-
tan numerosas, ni baterías mejor dicos aló atas, si no emplean los
peso; pero esto no es hacer medi- ned bien esto. Pero cuando tratéis
dirigidas, ni arsenales mejor pro- veninos! ¿ y por qué cuando os los
cina, en el sentido vulgar de la pa- una enfermedad, es decir, «ese al- vistos que los nuestros. Poseemos dan sois tan dóciles? ¿Y por qñé
labra, ésto, es efectuar un acto pu- go » que recorre regularmente sus todas la armas, desde las de los cuando os los dan en dosis maci-
ramente físico. períodos,—y con esta distinción,
griegos y los romanos, hasta l&s zas los pasáis á ojos cerrados. c ! n

HTJ'N'- 1
114

decir una palabra? Y cuando la Ho- medios materiales, con sus bote-
meopatía os los da en dosis íluídi- llas negras y amargas, con sus ve-
cas ¿por qué tantas murmuracio- nenos crueies y furiosos, con su
lanceta, sus sanguijuelas, sus ve-
nes, tantas quejas y tanta repul-
gigatorios, sus cauterios, sus seda-
sión?
He aquí una idea en la que á les y sus ventosas. Con toda certe-
i
menudo h e reflexionado, y que za, la aparición de este método, *

siempre me ha hecho apreciar las hubiera espantado al universo, to-


divagaciones y aberraciones de los dos los enfermos se hubieran apre- OCTAVA CONFERENCIA
pobres de espíritu. surado á cerrar los ojos, su nariz
Supongamos, por un momento, y sobre todo la boca, y este come- CONTINUACION DEL MISMO ASUNTO
que la Homeopatía fuese la medi- ta hubiera sembrado más terror que
cina antigua, la medicina oficia!, la ios del cielo.
medicina general y única conocida ¡Y bien! sucede lo contrario; á la
MANIFESTACION DE LOS ME- Y en esto, difiere profunda-
hasta nuestros días. Siempre y des- brutalidad de los agentes alopáticos,
DICAMENTOS—Como las enfer- mente de la experiencia, base de
de el principio del mundo, se hu- se desea substituir la suavidad de medades, los medicamentos se ma- la terapéutica alopática, porque la
bieran tomado los medicamentos los agentes homeopáticos, y voso- nifiestan por síntomas, ó más bien experiencia, como ya lo hemos
como nosotros los hacemos tomar, tros no queréis! ¡La Homeopatía, os por cuadros sintomáticos. Estos visto, no administra los medica-
es decir, en dosis infinitesimales, y quiere conducir con una mano sua- síntomas artificiales, son el verda- mdntos á los enfermos,sino confor-
siempre' bajo la forma de agua cía- ve y maternal en una via de flores y
dero refllejo de :os síntomas mor-, me al testimonio de los colegas ó al
r a ó de polvo blanco, no teniendo á un nuevo Edén y vosotros resis- bosos, y esos cuadros vienen á ser; éxito obtenido por cada médico en
ni olor, ni sabor. Nuestros cenados tís, queréis permanecer en vues- la copia fiel, la semejanza perfecta 1 su práclica particular. Pero jamás,
estarían perfectamente acostum- tro camino lleno de piedras infer- del original, pasando por el dague- de esta manera, el práctico puede
brados á ellos, nuestros hábitos,ab- nales. erizado de lancetas, y habi- r r o t i p o de la experimentación pu- avanzar con un paso firme; sólo la
solutamente conformes, y los en- tado por sanguijuelas que buscan ra. «experimentación» da una antor-
fermos se considerarían muy dicho- á quien devorar! ¡La homeopatía cha. la «experiencia» no le presta
¿Qué cosa es la experimentación
sos, al sanar por medios tan sua- quiere mejorar vuestro camino,y ali- más que el báculo del ciego.
ves, tan fáciles y tan inocentes. geraros vuestra carga; os ofrece un pura?
Esta gran verdad, ya había sido
Supongamos que en un momen- transporte rápido, con todo el con- Es la acción de administrar á un
presentida por algunos médicos,
to dado, la Alopatía apareciera en fort posible y rehusáis.y os obstináis individuo, ó individuos, que están
menos modernos que Hahnemann.
el horizonte médico, y que se pre- en ir á pie, encorvados bajo el pe- bien, tal ó cual substancia, más ó
Había sido sospechada, y después
sentara á los enfermos con sus re- so d e una fatiga abrumadora! menos conocida, con la intención
deseada por algunos de esos hom-
de perturbar el fluido vital, de pro- bres raros, á quienes el cielo pare-
ducir una enfermedad artificial, y ce conceder, una vez cada siglo,
de recoger exactamente 1 todos los una chispa de su divina intuición;
síntomas que constituyen su fiiso- pero sin duda alguna, á nuestro
nomía esencial y específica.
114

decir una palabra? Y cuando la Ho- medios materiales, con sus bote-
meopatía os los da en dosis íluídi- llas negras y amargas, con sus ve-
cas ¿por qué tantas murmuracio- nenos crueies y furiosos, con su
lanceta, sus sanguijuelas, sus ve-
nes, tantas quejas y tanta repul-
gigatorios, sus cauterios, sus seda-
sión?
H e aquí una idea en la que á les y sus ventosas. Con toda certe-
i
menudo h e reflexionado, y que za, la aparición de este método, *

siempre m e n a hecho apreciar las hubiera espantado al universo, to-


divagaciones y aberraciones de los dos los enfermos se hubieran apre- OCTAVA CONFERENCIA
pobres de espíritu- surado á cerrar los ojos, su nariz
Supongamos, por u n momento, y sobre todo la boca, y este come- CONTINUACION DEL MISMO ASUNTO
que la Homeopatía fuese la medi- ta hubiera sembrado más terror que
cina antigua, la medicina oficial, la ios del cielo.
medicina general y única conocida ¡Y bien! sucede lo contrario; á la
MANIFESTACION DE LOS ME- Y en esto, difiere profunda-
hasta nuestros días. Siempre y des- brutalidad de los agentes alopáticos,
DICAMENTOS.—Como las enfer- mente de la experiencia, base de
de el principio del mundo, se hu- se desea substituir la suavidad de medades, los medicamentos se ma- la terapéutica alopática, porque la
bieran tomado los medicamentos los agentes homeopáticos, y voso- nifiestan por síntomas, ó más bien experiencia, como ya lo hemos
como nosotros los hacemos tomar, tros no queréis! ¡La Homeopatía, os por cuadros sintomáticos. Estos visto, no administra los medica-
es decir, en dosis infinitesimales, y quiere conducir con una mano sua- síntomas artificiales, son el verda- mdntos á los enfermos,sino confor-
siempre' bajo la forma de agua cía- ve y maternal en u n a vía de flores y
dero refllejo de :os síntomas mor-, m e al testimonio de los colegas ó al
r a ó de polvo blanco, no teniendo á u n nuevo Edén y vosotros resis- bosos, y esos cuadros vienen á ser; éxito obtenido por cada médico en
ni olor, ni sabor. Nuestros ceniidos tís, queréis permanecer en vues- la copia fiel, la semejanza perfecta 1 su práclica particular. Pero jamás,
estarían perfectamente acostum- tro camino lleno de piedras infer- del original, pasando por el dague- de esta manera, el práctico puede
brados á ellos, nuestros hábitos,ab- nales. erizado de lancetas, y habi- r r o t i p o de la experimentación pu- avanzar con un paso firme; sólo la
solutamente conformes, y los en- tado por sanguijuelas que buscan ra. «experimentación» da una antor-
fermos se considerarían muy dicho- á quien devorar! ¡La homeopatía cha. la «experiencia» no le presta
¿Qué cosa es la experimentación
sos, al sanar por medios tan sua- quiere mejorar vuestro camino,y ali- m á s que el báculo del ciego.
ves, tan fáciles y tan inocentes. geraros vuestra carga; os ofrece un pura?
Esta gran verdad, ya había sido
Supongamos que en un momen- transporte rápido, con todo el con- Es la acción de administrar á un
presentida por algunos médicos,
to dado, la Alopatía apareciera en fort posible y rehusáis.y os obstináis individuo, ó individuos, que están
menos modernos que H a h n e m a n n .
el horizonte médico, y que se pre- en ir á pie, encorvados bajo el pe- bien, tal ó cual substancia, m á s ó
Había sido sospechada, y después
sentara á los enfermos con sus re- so d e una fatiga abrumadora! menos conocida, con la intención
deseada por algunos de esos hom-
de perturbar el fluido vital, de pro- bres raros, á quienes el cielo pare-
ducir u n a enfermedad artificial, y ce conceder, una vez cada siglo,
de recoger exactamente 1 todos los una chispa de su divina intuición;
síntomas que constituyen su fiiso- pero sin duda alguna, á. nuestro
nomía esencial y específica.
ilustre maestro, es á quien Dios ha- tros amigos, á todas i as personas, partes, y trata aún de reproducir Este trabajó inmenso, no es un
bía reservado la regeneración de la en fin, que quieran prestarse al ca- el matiz del color de la cara, la ex- libro abierto solamente para los
medicina. pricho de lo desconocido, y veréis presión de la mirada, y el juego de discípulos de la Homeopatía y ce-
Algunos médicos hubieran que- lo que sucederá. Si no obtenéis nin- la fisonomía. rrado para nuestros colegas disiden-
rido poner en obra la experimen- ' guna manifestación, esta substan- La experimentación es pues, la tes. No es un secreto cubierto con
tación sobro el hombre sano, para cia n o es un remedio, pero si ob- luz verdadera que iluminará á todo el velo de una propiedad exclusiva,
adquirir algún grado de más faci- tenéis síntomas, tened cuidado de práctico errante en las tinieblas de ni un tesoro del que solos querra-
lidad y do certidumbre prácticos. tomar nota de ellos, y de una ma- la duda; pero que no se nos acuse mos guardar la llave. No es el vie-
Mas no fué, con un deseo tan va- nera muy escrupulosa. por esto, de encerrarnos en un j o jardín de las Hespérides, lleno
go,como Hahnemann tuvo esta idea; Aquí no sois libres de imitar la exclusivísimo absoluto, y de re- de m a n z a n a s de oro, y colocado ba-
su genio había visto en la experi- demencia de M. Bouillaud, y de ex- chazar á la experiencia, cuando j o la custodia de un dragón de cien
mentación, á la palanca principal clamar como él: «Si yo lo hubiera venga á ofrecernos sus socorros, y cabezas. Nó, este libro está abierto
de la máquina terapéutica. visto no lo habría creído.» á tendernos una m a n o llena de ri- para todos, este secreto es la pro-
Y en efecto, antes de poner en Obrad así con todas las substan- cos presentes. No somos nosotros piedad de todos. En este tesoro to-
acción los remedios sobre el fluido cias medicinales ya conocidas y con quienes rehusamos los dones del dos podéis tomar á manos llenas.
vital no equilibrado, es preciso po- las que quisiereis conocer, y obten- pasado, no somos nosotros los que Nuestra materia médica es un cam-
nerlos en acción sobre ese fluido dréis, con estas operaciones, una somos capaces de sofocar las ver- po público, rico en toda clase de
en equilibrio. Las fuerzas en yene- galería de cuadros sintomáticos, en dades tradicionales, y no somos no- frutos, accesible á todos, porque
ral, n o pueden ser modificadas, si- la que hallaréis siempre un seme- sotros los que compareceremos ja- ninguna muralla limita su recinto.
no por otras fuerzas de naturaleza jante á toda enfermedad posible. más en las cortes de la ciencia, por Es una región bien topografiada,
semejante. haber roto los rieles del progreso. abierta á la libre exploración de los
Mas para ésto, tened cuidado do
Al trabajo infinito de la experi- touristas. Es un firmamento en el
Vais á comprender con un ejem- elegir bien los sujetos de vuestra
mentación pura, Hahnemann con- que todos los astros son visibles á
plo, todo el secreto de la experi- experimentación. Aseguraos de que
sagró los años más hermosos de la simple vista, y alumbra á todo
mentación. están verdaderamente bien en todo
su vida. Hizo pasar por su crisol á hombre que bnsca la luz.
Escoged en vuestro jardín una el rigor de la palabra.
planta cnalquiera, la manzanilla si Notad la edad, el sexo^ el tem- una multitud de medicamentos que Mas, á cada quien el mérito de
queréis. Ignoráis, desde luego, si peramento, las dosis, su repetición, han salido con toda la pureza é in- sus obras: dad al César lo que es
esta flor es un remedio, ó si lo sa- las horas de su administración, los tegridad de su manifestación. Así del César. ¿Porqué, en efecto, con-
béis vagamente, ignoráis qué en- momentos y circunstancias infini- legó á»sus discípulos una materia vertir en robo, la legítima posesión
fermedades puede curar. Someted- tas de la aparición de los síntomas; médica completa. Después de ese de todos esos materiales? Podéis
la á la experimentación, y ésta, en haced, en una palabra, como u n trabajo inmenso, que parece pasar libremente apropiároslos y serviros
extremo complaciente, os dirá todo pintor que, deseando hacer el re- los límites de lo posible, Hahnne- de ellos; no se os exige, m á s que la
lo que quereis aprender. trato de una persona, se esfuerza mann puede decir como el poeta delicadeza de la confesión, y no se
en tomar la imitación m á s perfecta, romano: "Exegi monumentum oere os prohibe sino la mentira de la
Esta substancia, pues, prepara-
en todos los detalles de las faccio- pérennius. He erigido un monu- falsificación.
da conforme á los procedimientos
mento m á s duradero que el bron-
dinámicos, de los que hablaré más nes, en todas-las líneas de la car¿, Ved, sin embargo lo que pasa
ce.»
tarde, dadla á vuestrss hijos, á vues- ! en el dibujo particular de todas las todos los días. Si, como nosotros,
30
Objeción. do, en sus investigaciones, trata de ción, lo detenemos á tiempo y vo-
leéis los diarios de la Alopatía, ve- franquear los límites de lo conoci- luntariamente, en tal ó cual estación,
reis que nuestros señores colegas, Las objeciones suscitadas con-
do y de lo posible. sabiendo bien que podía ir más le-
n o tienen embarazo, y son tan poco tra la Homeopatía, son innumera-
Los que han forjado esta obje- jos, pudiendo hasta calcular, por
delicados, hasta quizá—digamos la bles, ya lo sabéis. En una cosecha,
ción, n o saben suficientemente com- su marcha actual, su carrera en el
palabra—algunas veces, t a n igno- abundante, siempre hay malas es- campo de lo posible.
prender que las enfermedades or-
rantes, para dar como nuevos, cier- pigas; avanzando en nuestro campo
examinando nuestras gavillas, gánicas, los tubérculos, los tumores Todo medicamento administrado
tos remedios empleados por la Ho-
separaremos esas espigas del buen ó induraciones de cualquiera natu- á un hombre sano, produce prime-
meopatía, desde que ella existe, en
raleza, no son más que síntomas ro ciertas perturbaciones en sus
el mundo. Así, se les oye oir decir grano, y tendremos cuidado de que
visibles de enfermededes vitales in- fuerzas vitales, y del examen de
con el más sencillo aplomo, que no pasen por la muela.
visibles. Así, ¿qué médico á menos esos desórdenes, á la predicción
algunosgránulos de acónito—decid, Así, contra la experimentación
que sea un organicista puro, verá de todo lo que pueda suceder, no
glóbulos ¿porque os mortificáis?— de los medicamentos sobre el hom-
la «causa,» el «germen» de una hay más que un grado que fran-
bastan para calmar latos m á s rebel- Dre sano, se dice:—Podéis de esta
enfermedad, en los fenómenos ma- quear.
de. Qué, dos ó tres gotas de tintura manera, producir algunas enferme-
teriales que ella puede producir? Es Y, por lo demás, esto es lo que
de nuez vómica—decid dos ó tres dades artificiales, pero todas, es
preciso.hacer el bloqueo del lado hacéis todos los días. ¿Todos los
glóbulos, ¿porque os mortificáis?— imposible. ¿Cómo produciréis las
atacable de la cuestión, y perse- días no decís á vuestros enfermos:
en 120 gramos de agua destilada, enfermedades orgánicas, por ejem-
guirla hasta su último atrinchera- —Seguid tal tratamiento, si no,
detendrán como por magia, cier- plo: los tubérculos en los pulmo-
miento. pudierais ser atacado de tal enfer-
tos vómitos gastrálgicos muy ca- les, los tumores cancerosos, etc.?
prichosos, etc. Y entonces ¿cómo conoceréis los Todas esas alteraciones orgáni- medad, el mal que tenéis en estos
cas no constituyen, en realidad, si- momentos podría degenerar en tal
¡Servios, en buena hora, de nues- medicamentos semejantes á esas
no uno de los períodos de la enfer- ó cual estado peligroso, etc.?
tra materia médica. no os proce- afecciones?
Ciertamente, esta objeción es la medad vital. Ahora, ¿quién se atre- ¿Por qué queréis, pu®s, negarnos
saremos por esto, pero al menos
menos absurda, y la más fuerte veráánegamos el poder de producir la misma facultad de predicción?
confesadlo! Imitando vuestra con-
que se haya dirigido á la Homeopa- ima enfermedad vital artificial cual- ¿Por qué queréis quitar á nuestras
ducta, podemos atribuirnos todos
tía, he aquí por qué es muy impor- quiera, y detenernos en el punto en experimentaciones, las mismas pro-
los descubrimientos. Daguerre nos
el que la experimentación sería babilidades de intuición patogené-
permitirá robarle la fotografía. Am- tante que podáis responder á ella.
muy peligrosa? En este caso, sería sica?
pére, Arago y Wollaston n o han Y desde luego, á título de re-
querer llegar al bien, por medio del Hay, además, ciertos fenómenos
creado y perfeccionado el elec- flexión general, haremos observar
mal, ésto sería interrogar, como los accidentales que vienen á ayudar
tro-magnetismo, y Leverrier con- con un ilustre • filósofo,—el con-
antiguos arúspices, los secretos poderosamente á la experimenta-
sentirá en desgarrar el act.a de de de Maistre creo,—que cuando
de lo posible, en las entrañas de ción sobre el hombre sano, quiero
nacimiento de sus planetas. En ver- una verdad ha sido bien estableci-
las víctimas, esto ya no sería un hablar de los envenenamientos. Es-
dad, vamos á cesar de reír, cuando da, no puede ser derribada por una
acto científico, sería un crimen. tos ofrecen á los médicos asuntos
se nos diga todavía que última- objeción que parece insoluble.
mente uno de nuestros célebres no- Una de las causas m á s fértiles Ved por qué tal remedio que he- de estudio desdichadamente muy
velistas, ha descubierto el Medite- en errores, es la curiosidad y la mos lanzado primero á toda velo- numerosos, y como fodo lo demás,
rráneo. exigencia del espíritu hu'ffiano cuan- cidad ea la vSa de la experimenta- sabernos aprovecharlos, porque pa-
Sabedlobien, los veterinarios ho- debe manifestar su carácter espe- Cuando tratéis una enfermedad
ra edificar nuestro edificio, tene-
mos cuidado de no despreciar nin- meópatas son ya bastante numero- cífico, y administrado en seguida sencilla,,no deis más que un solo
gún material. sos, y han tenido éxito á pesar de siempre sólo al enfermo, no podrá medicamento semejante y capaz de
Los diversos casos de envenena- todo, y conozco á algunos que han obrar evidentemente sino por sus cubrir todos los síntomas; si tenéis
propiedades personales. que tratar una enfermedad com-
miento han suministrado en efec- extendido considerablemente su
j , cuadros sintomáticos bastante clientela, desde que no dan más que Ya sabemos que los medicamen- plicada, no deis también más que
•bien dibujados, y á menudo u n a glóbulos. ¡Los caballos, pues, tie- tos se parecen á las enfermedades, un solo medicamento. Porque siem-
mano culpable ó imprudente nos
nen la imaginación muy inteligente! pues bien, como ellas deben tener pre será posible hallar uno que
es preciso confesar, que esos seño- su tinte particular, pero como ellas coincida con los principales sínto-
h a preparado colores prohibi-
res son demasiado complacientes también deben presentar matices mas; y al desaparecer éstos, veréis
dos.
para con la Homeopatía, y, si hu- más ó menos comunes á sus cola- desaparecer también los síntomas
Y, además, nos es permitido ex-
biera podido conocer esa truhane- terales. Ved por qué si una clasifi- secundarios, porque ellos estaban
plorar el terreno fisiológico de los
ría, nuestro buen Lafontaine, no cación es posible para las enfer- bajo la dependencia de los prime-
animales. Si los síntomas que po-
hubiera dejado de reprimir agria- medades, debe ser posible también ros.
demos recoger, no nos conducen á La Homeopatía no administra
mente á esos astutos. para los medicamentos.
la verdad, pueden al menos poner- más que un solo medicamento á la
Y, en las enfermedades de los Esta ha sido intentada por el Doc-
nos en la vía. Contamos, entre los
niños, ¿la imaginación os será tam- tor Teste. Este autor notable, ha vez, de esta suerte sabe, de ante-
prácticos homeópatas, á muchos
bién favorable? clasificado los medicamentos en mano, lo que va á hacer, porque
médicos veterinarios. Ellos pueden,
Y ¿qué fascinación pueden tener grupos particulares, haciendo re- conoce perfectamente la virtud de
mejor que nosotros, llevar sus in-
sobre la imaginación, ese pequeño saltar su fisonomía especial. Si es ese medicamento, y cuando ha cu-
vestigaciones desde el centro has-
glóbulo, ese grano de polvo, esa cierto que esta idea no esfá intrín- rado á su enfermo, puede darse
t a el último punto del radio, y obte-
secamente conforme con los prin- euenta de lo que ha hecho.
ner semejanzas patológicas entre gota de agua clara? ¡Más no véis, TERAPEUTICA.—Henos por fin,
por el contrario, que vuestra sonri- cipios teóricos y filosóficos de nues-
el animal y el hombre.
tra doctrina, no se puede negar, en el santuario del templo hahne-
/ed,pues, que todas eas razones sa de incredulihad y de desconfian-
sin embargo, que no sea de un gran manniano; henos á los pies de nues-
forman un grado de certidumbre, za, sería capaz de hacer desvanecer
socorro y de una grande utilidad tra divinidad, la cual, desde el prin-
con el que se puede contentar un su virtud, por poco susceptible que cipio del mundo, se sienta sobre su
bajo el punto de vista práctico.
espíritu menos razonador, y un po- fuese!.
co más razonable. Mas, pasemos, porque tendría- Habréis sabido por la publicidad altar, inmutable y eterna, como la
Puesto que he hablado de los mos mucho que hacer, si fuera pre- de los periódicos, que el Empera- verdad.
dor de Rusia envió al Doctor Tes- Esta divinidad es el principio de
médicos veterinarios homeópatas, ciso responder á todos los absur-
te, una sortija de brillantes, como los «semejantes;» principio que por
contestaré, de paso, dos palabras, dos.
recompensa de su trabajo. Nuestros si solo constituye la piedra funda-
á otra objeción, que tal vez, es la FISONOMIA DE LOS MEDICA-
más absurda, la más malévola y MENTOS.—Vaciados en los diver- adversarios pueden ver en este ac- mental de la homeopatía; principio
más envidiosa. sos moldes de la experimentación, to del Czar, q u e la Homeopatía no que ha sido, y será siempre la pa-
está enteramente despreciada, y que lanca de toda potencia terapéutica;
¡Los enfermos, en manos de los los medicamentos deben salir con
entre sus justos apreciadores, hay principio, en una palabra, en cuyo
homeópatas, no se curan sino por una fisonomía particular. Experi- derredor giran todas las verdades
mentado siempre sólo, cada uno quienes la valoricen bien.
la imaginación! 31
accesorias y orgánicas de nuestra mo nosotros seréis homeópatas. la redecilla de sus propiedades quí-
Esto es todo lo que queremos, y si pio de los semejantes tuvo por pa-
doctrina. micas y físicas. Pero todos, en su
tuvierais un glóbulo de buena fe y dre al divino Hipócrates, no he
Si un práctico llamado y puesto mecanismo, -colocan como palanca
de buena voluntad, quedaríais obli- exagerado. Si él no engendró nues-
ante una enfermedad cualquiera, única, como motor principal, á la
gados á confesar que somos muy tra fórmula simbólica, tal como nos
obra en virtud d é l o s «semejantes» teoría de los semejantes. Elegid en
poco exigentes. la ha transmitido la tradición médi-
tenga ó no la conciencia de sus ac- esta categoría doctrinaria, la espe- ca, ella está, al menos, contenida
tos terapéuticos, por esto mismo Quizá vais á encontrar esta de- cie sistemática que concuerde mejor en sus obras como el fruto está
ya es homeópata, en la más rigu- claración formulada netamente, co- con vuestros estudios y conviccio- en la flor. Os será fácil convence-
rosa acepción de la palabra, y á pe- mo el artículo fundamental de nues- nes. No quiero decir aquí, cuál es ros, leyendo los aforismos del an-
sar de las protestas más enérgicas. tro código . hahnemanniano, en la más perfecta. Obrad siempre ciano de Cos: «Vomitus, vomitu cu-
Pero si se sale fuera de ese prin- contradicción con lo que ya os he conforme á los semejantes, y esto ratur.»—El vómito se cura con el
cipio, si se descarrila de esta vía dicho sobre la potencia fluídica es todo lo que os pedimos. vómito: «Morbi plerique his ipsis
única ? desde este, momento ya no morbígenea y morbífuga de los me- Extinguid, pues, vuestro odio ab- curan tur á quibus etiam nascun-
es homeópata, aún cuando lleve os- dicamentos. Tal vez esta declara- surdo, vuestra cólera ciega, y la tur
Per similia adhibita ex mor-
tensiblemente el uniforme hahne- ción la hallaréis, sobre todo, en lo efervescencia de vuestra oposición. bo sanatur. (de Morbo Sacro op
manniano. que sigue, en contradicción con lo Lo que queremos, lo que pedimos, tom. III. p. 131.)
Quiero decirlo muy claro y de- que os voy á decir respecto á la ac- ¿acaso no es la verdad, y nada más • El padre de la vieja medicina di-
clararlo muy explícitamente á to- ción y á la teoría dinámica de las que la verdad? ¡Ah, Dios mío! si jo esto, y frecuentemente obró con-
dos aquellos que tienen oídos para dosis infinitesimales. examinarais bien vuestros actos, si forme á estos preceptos. Me sería
oír. La Homeopatía no consiste, ni Sabed, pues, que los médicos cuando curáis á un enfermo trata- fácil el citaros ejemplos. ¿Qué po-
en las dosis infmítisimales, reve- homeópatas están divididos en va- rais de someter vuestra conducta dría él decir de más? He aquí, á un
lándose á nuestro sentidos bajo^la rias escuelas secundarias respecto á terapéutica al crisol'de un análisis j padre á quien estáis obligado á des-
apariencia de misteriosos glóbulos; la posología. Unos no emplean sino escrupuloso, os apercibiríais con acatar y á tratar como un renega-
ni en un solo y mismo medica- diluciones muy elevadas, es decir, grande admiración, que sois más do anticipado. Id, pués, á buscar
mento, administrado bajo la forma los medicamentos divididos al infi- homeópatas de lo que pensáis. Por a otra párte el acta de vuestra le-
de agua clara ó de polvo blanco; nito, ó casi hasta los límites del úl- lo demás, si no queréis convenir en gítima existencia, y no vengáis á
ni en ciertas substancias veneno- timo átomo físico. Otros no em- ello de buena voluntad, yo os haré decirnos que él es tafnbién el pa-
sas, formando el secreto de una pa- plean más que las diluciones me- convenir por fuerza en otro mo- dre del principio de ios contrarios,
nacea ridicula. La Homeopatía con- dias. Algunos ponen en obra todas mento, cuando os ponga frente á porque este principio es un vetusto
siste esencial, radicalmente en *el las dosis, y recorren los grados frente de vosotros mismos. pergamino, que no puede servir de
principio de los semejantes. inconmensurables de la escala po- Mas volvamos á nuestro asunto, pasaporte en la frontera de la ver-
Cesen, pues, vuestros clamores, sológica, desde la substancia mate- volvamos á los puntos didácticos dadera terapéutica.
vuestras injurias y vuestras diatri- rial y tangible, hasta la fuerza me- de la doctrina, y examinemos suce- Los más grandes descubrimien-
bas contra nuestros pobres glóbu- dicamentosa que se pierde en el sivamente. en el principio de los tos,—como la brújula y la impren-
los; os los abadonamos si que- mundo misterioso de los fluidos. semejantes, «su historia, su uni- ta por ejemplo—han nacido, se-
réis. Sed, como nosotros, jfieles al ¡Otros, en fin, no aceptan más que versalidad y su teoría.» gún sabéis, en ¡as primeras edades
principio de los semejantes, y co- 'las dosis macizas, reteniéndoles ¿n Cuando he dicho que el princi- 1 del mundo. Primero despreciados
BIBLIOTECA DE « EL PAÍS. »

desconocidos, y en cierta manera <«ta sobre el principio de los seme- sus legítimos y fieles subditos le tica. Para entendernos y explicar-
sepultados en la mortaja del olvi- <«jantes, que reconocemos ser ra- proclaman rey. Ha triunfado, reina, nos muy claramente, vamos á ser-
do, ellos han resucitado en nuestros ««cional y frecuentemente aplicable Y reinará, á pesar de la oposición virnos de un ejemplo, tomado de
modernos tiempos, ellos han atra- •«como sóbrelas dosis infinitesima- furiosa de sus enemigos. Ya el las matemáticas.
vesado, como una chispa eléctrica, •l e s . Palacio de su hermano cruge y cae La geometría dice que dos trián-
las tinieblas de los siglos, y nos «Creemos, sin dificultad, que se y están próximos los tiempos, en gulos son «iguales» cuando tienen
han traído, brillando la luz del pro- «pueden curar ciertas enfermeda- el que los que pasen podrán des- los tres ángulos iguales y los tres
greso. «des, quizá hasta la «mayor parte cansar bajo sus ruinas lados iguales, y que dos triángulos
Tal ha sido la marcha del prin- «de las enfermedades,» por reme-, Me represento á la Homeopatía son «semejantes,» cuando tienen
cipio de los semejantes. En todos «dios cuya accjón, les es homeopá- como una hermosa estatua de mu- los tres ángulos iguales, y los lados
tiempos ha sido puesto en práctica «tica, siempre que su dosis caiga jer. Hipócrates halló el trozo é in- homólogos proporcionales.
por los médicos, sin que lo sepan, «bajo los sentidos; pero la acción dicó vagamente las formas. De si- Hay dos elementos en un trián-
se ha deslizado á su pesar, en su «de los iufinitamente pequeños es glo en siglo, cada Miguel Angel de gulo: los ángulos y los lados ó una
conciencia. Pero en todas las épo- «una cosa que no podemos conce- la época ? ha dado su golpe de cin- parte del espacio encerrada en un
cas también se han hallado prácti- «bir.» cel á la estatua, y finalmente Hah- perímetro. Quiero decir, que la par-
cos esclarecidos y eminentes, cuya nemann la ha pulido, la ha acaba- te cubierta representa en los seres
inteligencia lo ha presentido, cuya Recordemos el nacimiento de los
do y ha descubierto á la celestial la esencia, y la parte que la cubre,
experiencia lo ha reconocido, y cu- dos principios d octrinarios opuestos.
figura. el modo ó la figura. Por tanto, va-
ya buena fe lo ha proclamado. No Producidos por el mismo padre, sa- El principio de los semejantes rios seres pueden tener la misma
quiero hacer aquí la historia de la lidos del mismo tronco genealógico es un principio universal; se ex- substancia, sin tener la misma figu-
ciencia á este respecto, y gastar un y teniendo derecho á la misma co- tiende á todo, haya su aplicación ra. No confundáis, pues, la seme-
lujo de vana erudición, citando rona, el más joven ha frustrado el por doquiera; en las ciencias físicas, janza con la igualdad y la identi-
una serie de nombres propios. Bas- proyecto fratricida de su hermano matemáticas, mecánicas y natura- dad. Esta no se aplica sino á los
te decir que desde Demócrito, has- mayor, pero ha sufrido mucho tiem- les; en religión, en moral, en polí- seres que tienen la misma subs-
ta Stahl, Van-Heimont, Paracelso, po la opresión de su envidia. tica y en literatura. En todas par- tancia y el mismo modo.
Franck, y los autores más distin- Me represento á ese desdichado tes le hallaréis, si tenéis el hábito Ved cosas que se deberían dis-
guidos de la Escuala Alopática, el principe condenado á un muy lar- de la observación y el deseo de da- tinguir muy bien, y que se confun-
principio de los semejantes, siem- go destierro. El va triste, pero ja- ros cuenta de las cosas. den muy á menudo. Ejemplo: He
pre ha marchado—lentamente qui- más desalentado. Camina penosa-
¡El «semejante!» buscado la palabra «egal,» en un
zá— pero siempre h a marchado, y mente en su ruta, ya con la faz
Hé aquí una de las palabras más vocabulario de la Academia france-
de etapa en etapa, ha llegado final- descubierta ya bajo el velo de un
empleadas y menos comprendida. O sa, y he encontrado «Egal,» adj.—
mente á sus hogares. fatal disfraz.Aquí,reposándose bajo bien se ignora generalmente su al- «pareil, semblable! » (*) ¡Y que este
Ved una confesión moderna, de- el techo de una dulce hospitalidad, y cance y su verdadera significación,
bida al doctor Luis Saurel, redactor' allá, traicionado y proscrito por los ó bien se la confunde con sus ve- (*) En el Diccionario de la lengua caste-
de la «Revue Therapéutique dui suyos que no quieren reconocerle. cinos. Importa, ante todo, en esta llana por la AcademiaEspañola se lee: IGUAL
Midi:» En fin, llega; entra en su pala- discusión, comprenderla en su esen- adj., lo que es de la misma naturaleza, can-
tidad ó calidad dé*otra cosa.—Muy parecido
«Nuestra incredulidad no es tan-• ció, halla su cetro y su corona, y cia, y limitar su figura caracterís- ó semejante, y en este sentido se dice: no he
32
—¿Tenéis solitaria? Tragaos ota lio. En otras conferencias, volveré ley de su combinación infinita, sólo
libro haya sido el pan cuotidiano
para arrojarla. ai mismo asuntó, y por ahora me los semejantes se combinan entre
de mi tierna inteligencia, cuando
Dejad semejantes estupideces contentaré con sembrar algunas sí.
daba los primeros pasos en el sen-
ideas en el campo de vuestras libres Y en el arte oratorio, conocéis
dero de los estudios! Sin embargo, entre la inmundicia de las plazue
reflexiones. este gran precepto:« Si vis me flere,
la Academia Francesa debía cono- las, y no descendáis nunca á reco-
¡Ved á las diversas razas numa- flendum est primum ipsi tibi,» si
cer bastante bien su lengua, para erlas.
nas! Todos los tipos, todas esas fi- queréis hacerme llorar, comenzad
ser responsable de sus definiciones, Vigilad, pues, severamente vues-
guras, todos esos rasgos, todo se por llorar vos mismo.
¡pero los Académicos no hacen tra locución, y no empleéis un
parece. Cuando, durante el estío, es uno
otras! termino, sino después de haberlo
¡Ved á los animales de la misma devorado por la sed, el mejor me-
i Takvez sabéis por experiencia, bien ponderado, sobre todo, si en especie! todas esas formas, todos dio de extinguirla ¿no es el tomar
que con frecuencia se disputa por- un platillo de la balanza queréis esos detalles de organización, todos algunas gotas de aguardiente?
que no se entiende; el tiempo ha ponerlo en equilibrio ó en oscila- esos actos casi mecánicos, de un Muchas personas lo saben.
dado á esta sentencia, toda la fuer- ción con un principio. s instinto tan móvil.—Todo eso se Cuando un enfermo está devora-
za de u n proverbio. Pues bien,esto Por tanto, llamad iguales á dos parece. do por el fuego de la fiebre, el me-
es lo que pasa todos los días res- estatuas fundidas en el mismo mol-
¡Ved el reino vegetal! todas esas jor medio de calmarla, ¿no es el
pecto á la Homeopatía. Y esto es,
de, llamad iguales á dos retratos plantas,¡todas esas flores, todas esas tomar bebidas calientes? Lo saben
porque en el mundo no siempre se
que han pasado por el mismo foco hojas, todos esos frutos.—Todoeso todos los enfermeros.
lleva en la bolsa el vocabulario, y
de la cámara obscura, llamad igua- se parece. ¡Ved! por doquiera, el sufrimien-
se permiten tener sobre los seme-
les á dos notas al unísono, tenien- !Ved el mundo moral! Estudiad to llama al sufrimiento, la alegría á
jantes las opiniones más falsas y
do el mismo número de vibracio- las inclinaciones, los hábitos, las la alegría, las lágrimas llaman á las
absurdas. Es, por qué en la mani-
nes. pasiones, comprended, si podéis, lágrimas, el amor llama al amor, la
pulación de los términos, se fían
Mas estableced entre la igual- todas esas atracciones y repulsio- serie llama á la serie, la armonía á
demasiado en la elasticidad com-
nes que ponen en juego al amor la armonía, todos los seres se lla-
placiente de los sinónimos que la dad y la semejanza, la misma
expontáneo é invencible, ó al odio man con una atracción universal!
ignorancia trata de arrojar lodo al diferencia que existe entre la mi-
más caprichoso; analizad la gran ley ¡por do quiera ¡(halláis el ajuste de
rostro de la verdad, sin apercibirse niatura y la forma natural, entre
«similis similem quaerit,» el seme- los semejantes!
que se ensucia la mano. la copia y el original, entre un so-
jante busca al semejante. TEORIA DE LOS SEMEJANTES.
Así oís decir: nido y otro sonido, separados por
Entrad en el santuario de las be- — L a Homeopatía es la ciencia que
—¿Habéis bebido mucho? Con- una ó varias octavas. llas artes. ¿Cuál es la mejor defini- cura las enfermedades tratándolas
tinuad bebiendo para arrojar los Por la misma razón, una hoja es
ción de la música? La de San Juan por sus semejantes; en otros térmi-
vapores del vino. semejante á otra hoja,pero no le es
Crisóstomo: la música es una serie nos, tratándolas con medicamen-
—¿Habéis recibido un golpe?Ha- igual; un niño es semejante á mi de acordes que se invocan.—Aho- tos capaces de producirlas.
ceeos dar otro en el mismo lugar hombre, pero no le es igual. ra bien, sólo los semejantes se in- ¿Cómo se verifica esto? Los se-
para curaros. Ya os he dicho que el principio
vocan, similis similem quogrit. mejantes se curan por los seme-
de los semejantes era universal.
visto cosa igual, ó ser una cosa sin igual, Moled colores para depositarlos jantes, he aquí el hecho. Mas, ¿cuál
Por boy no puedo ni demostrarlo,
estoes no tener semejante.|SIMILIS,AEQUALIS. sobre una tela, la semejanza es la es el mecanismo de este hecho?
(Nota del traductor,) ni dar á esta tesis mayor desarro-
,He aquí el secreto sellado con siete Clamo para estas pocas palabras
toda vuestra atención. razonáis sobre la fe de esas opinio-
sellos! especie de miasma; á las enferme-
Los primeros discípulos de Hah- nes, y siendo falsas esas opiniones
Desde que la Homeopatía se pu- dades como siendo también de una
n e m a n n partían de este principio: razonáis falsamente!
so en camino, estudiamos los mis- naturaleza miasmática, y entonces
que dos enfermedades no pueden Los tratados modernos de mate- muy naturalmente, las enfermeda-
terios de sus movimientos: ¡curiosi- ria médica alopática, adoptan cie-
existir juntas, iguales y de la mis- des se curan por una inoculación
dad inútil,esfuerzos supérfluos! Los gamente interpretaciones tan fáci-
m a naturaleza, en el cuerpo huma- específica.
matemáticos buscan la trisección les, y exponen á la Homeopatía ba-
no. Poniendo ante una enferme- Otros ven en los medicamen-
del ángulo, la cuadratura del círcu- jo el título de «medicina substitu-
dad cualquiera el medicamento m á s tos ayudantes de la naturaleza me-
lo, y el «pofetulatum» de Euclides; tiva. »
semejante, la enfermedad artificial, dicinal. En todos tiempos, desde
los físicos estudian la irradiación
producida por el remedio, se subs- ¿Qué resulta entonces? Que los Hipócrates hasta nuestros días, es-
del calórico y de la luz; los astró-
tituía á la enfermedad natural, y médicos, no conociendo nuestra ta idea ha tenido su crédito en las
nomos calculan la distancia, el nú-
tomaba su lugar; después, la pri- doctrina,sino conforme á esas apre- escuelas. La enfermedad esun com-
mero y volúmen de las estrellas;
mera desaparecía naturalmente, ó ciaciones ligeras y de fácil digestión bate entre la naturaleza y el prin-
los mecánicos van en pos del movi-
bien se la sofocaba con un antído- razonan como las personas de cipio morboso; este obra," aquél la
miento perpètuo: los alquimistas
to, y la salud era el resultado de es- mundo, y, como ellas, sin dudarlo, reacciona; primero hay ataque del
quieren crear la piedra filosofal; los
ta maniobra terapéutica. despachan á sus clientes, con esa enemigo, y después defensa y re-
filósofos mellan su escalpelo en la
Esta teoría, en efecto, es muA falsa moneda corriente. pulsión del otro campo; de ahí., ac-
anatomía psicológica y muchos
Se ha llamado aun á la Homeo- ción repulsiva del agente morboso;
pierden su tiempo en querer pene- sencilla. ¡Pluguiera al cielo que
patía- «la medicina de los específi- después, acción secundaria de la
trar los misterios de la predestina- fuese verdadera!
Entonces, la Homeopatía fué lla- cos.» Los medicamentos curan á naturaleza ó reacción.
ción. ¡Vanidad de vanidades!
m a d a la medicina substitutiva. los enfermos de una manera pura- Esta vieja teoría de la reacción,
También nosotros hemos trata- mente oculta; ¿cómo? n o se sabe rejuvenecida por el célebre Barthez,
Este error, dió nacimiento á las
do de arrancar á la ciencia el se- falsas interpretaciones que halla- nada; ellos curan, porque curan. siempre ha seducido á ios espíritus,
creto de la teoría de los semejantes mos todos los días, ya en el mun- Si lleváis m á s adelante vuestra y sin más prueba, ella siempre ha
pero desdichadamente nada hemos do razonador, ya en ciertos escritos cuestión, se os responderá, que los pasado como buen valor en el cam-
podido hallar todavía. Hemos lla- de b u e n a ó de mala fe. medicamentos curan en virtud de po de la terapéutica.
mado, y la puerta ha permanecido la ley de la especificidad. Cada en-
Así, hallaréis en un diccionario Si entonces, conforme á este sis-
cerrada; ¿se abrirá algún día? fermedad tiene su medicamento en
universal, en el articulo «Homeopa- tema, la enfermedad no se limita
la naturaleza, medicamento infali-
Si nuestra vana y orgullosa cu- tía,» la exposición de esta opinión. sino á ligeras turbaciones en el or-
ble que se encuadra como una pin-
riosidad no ha sido aún satisfecha, Ahora, las personas del mundo ganismo, la naturaleza siempre se-
tura con su marco; de esta manera
nuestro trabajo no ha sido del todo que n o quieren ó no pueden darse rá bastante fuerte y bastante inte-
es como la quinina cura los acce-
inútil; nuestras investigaciones han el trabajo de consultar los tratados ligente para desembarazarse por
sos de fiebre, el fierro la clorosis,
acopiado ciertos materiales. Os los especiales, van á buscar en las en- sus propias fuerzas y su sola reac-
el iodo las escrófulas, el mercurio
voy á hacer conocer, y esto es to- ciclopedias, los conocimientos que ción; pero, si la agresión es muy
la sífilis, etc.
do lo que permite el estado actual creen hallar del todo hechos. violenta, si su intensidad paraliza
de la ciencia. Seré breve, m a s re- Ved, sin embargo, lo que resulta; Otros han considerado á los me- el poder de la naturaleza, ó si to-
dicamentos como encerrando una davía está, por otra parte, sofocada
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por una mano muy poderosa, es | mir, pero trae el sueño por su efec- Supongamos un dolor en una cido— cualquiera que sea por una
incapaz de dirigir los esfuerzos to secundario; el opio, que hace rodilla, manifestándose principal- parte, la naturaleza de la enferme-
de la lucha y la táctica de la defen- primero dormir, trae en seguida el mente durante la noche, y agraván- dad, cualquiera que sea, por la
sa, le será preciso entonces, fuer- insomnio; todo el mundo sabe que dose principalmente por el reposo; otra, la dosis del medicamento,por-
zas extrañas, y el socorro de un la constipación sucede á la diarrea, el medicamento que daréis, aumen- que todo medicamento si no está
hábil consejo. Ved cómo el medi- la torpeza á la agitación, y la pos- tará primero este dolor; mas, des- fluidificado por nuestras prepara-
camento, obrando en el sentido de tración de las fuerzas á la agitación pués, en virtud del efecto consecu- ciones oficinales y mecánicas, está
la reacción y agregando su energía artificial encendida por los licores tivo, traerá el resultado contra- fluidificado, dinamisado, por el mo-
al impulso de la naturaleza, se con- alcohólicos. rio al efecto primitivo; es decir, que vimiento circulatorio de los diver-
vierte en un ayudante, en un con- Mas, todas las substancias medi- entonces el dolor se dirigirá á la sos líquidos del cuerpo.
génere, en un refuerzo, y la cura- camentosas están lejos de llenar otra rodilla, se manifestará durante
Sentado y admitido esto, si po-
ción es el triunfo de dos potencias estas dos condiciones, las que era el día y se agravará por el movi-
néis frente á frente, al medicamen-
aliadas. menester llenasen, sin embargo, pa- miento, esto es lógico, sí; pero es
to y á la enfermedad, ó, en térmi-
absurdo.
Otros, en fin, han aprovechado ra que el sistema tuviese una impor- nos equivalentes, dos fluidos, y que
esta teoría de acción y de reacción, tancia fija. Además, sería preciso, Ved por qué á esté sistema lo el resultado de esta operación sea
y han calculado su sistema sobre para conservar los puntos de se- desecho como á los demás. la salud; ¿qué puede haber pasado?
su mecanismo. Y para esto, supo- mejanza entre los medicamentos y Mas, me diréis,puesto que demo- Solo una cosa, «una neutraliza-
nen en los medicamentos, dos efec- las enfermedades, que éstas tuvie- léis todas estas teorías, ¿tenéis una ción de esos fluidos.» ¿Cómo ha si-
tos bien distintos, uno primitivo y sen también su efecto primitivo y para reemplazarla? ¡Ah, no! Rindo do esto? Lo ignoro. ¿Ha habido una
el otro consecutivo. El primero, su estado consecutivo, lo que está homenaje á vuestra justa observa- neutralización directa? ¿Hubo pri-
obrando en el sentido del mal; y el lejos de ser, y sobre todo, de ser ción; pero si no puedo daros la mero repulsión como en los fenó-
segundo, reaccionando en el senti- universal. Podríanse citar algunas verdadera, prefiero mejor esperarla menos eléctricos? No se nada
do de la naturaleza. Aquél produ- como se han citado algunos medi- que adoptar semejantes hipótesis. mas creo en un fluido electro-bio-
ciría las agravaciones que estallan camentos; pero para levantar el He buscado, sin embargo, y os lógico; creo que nuestro cuerpo -es
tan frecuentemente y parecen su- edificio de un sistema completo, se- voy á decir, no la idea que he' ha- una especie de máquina eléctrica;
mergir al enfermo en el abismo; és- rían necesarios más de dos, más llado, sino lo que he apercibido en creo que la pulpa cerebro-espinal
te operaría su salvación, y le em- de cuatro elementos. mis meditaciones; no lo que creo es una pila fiuídica; que los cordo-
pujaría á la orilla sobre el dorso Así, en general, según este sis- verdadero sino lo que desearía fue- nes neviosos son hilos conducto-
de la ola. tema, el efecto consecutivo, hiendo se verdadero. res, y que el sistema del gran sim-
Hé aquí, en algunas palabras, el el opuesto del estado primitivo, el Os he dicho, que las enfermeda- pático completa la corriente. Creo
sistema que, en la elección del tro- resultado de la maniobra sería la des tenían un origen vital, y que que nuestra vida es el cumplimien-
no del porvenir, reúne m á s sufra- salud, opuesta á la enfermedad; sí, su manifestación se ligaba siempre to de ciertas leyes fluídicas, creo
gios. Es porque, en efecto, presenta pero era preciso para esto, que la á una causa primitivamente fiuídi- que nuestras enfermedades son de
en su manifestación las probabili- salud fuese lo contrario de la enfer- ca. Os he dicho también, que los naturaleza fiuídica; creo que los
dades más capciosas y m á s seduc- medad, lo que no es, medicamentos eran enfermedades medicamentos son potencias fluí- ~
toras. Ved una demostración por el ab- virtuales y agentes fluídicos.—y de dicas; creo que las curaciones son
surdo. esto estoy profundamente conven- el resultado de neutralizacionesflui-
Así el café impide primero dor-
133
DE «EL PAIS»
tión de historia natural. Encargado écrevisses—y son muy numerosos
do vital; las enfermedades—siem- de redactar una parte de la letra E —los reconocerán.
dicas; todo esto creo: he aquí mi pre individuales—son alteraciones de nuestro diccionario, en la pala- Pero agregó al oído de, nuestro
símbolo. No digo quesea infalible, de ese fluido vital; los medicamen- bra écrevisse, (cangrejo), he es- académico.
como el de los Apóstoles; pero os tos son potencias üuídicas, morbi- crito: «Entre nosotros, le ecrevisse,no
he dicbo esto en virtud de la liber- genas y morbífugas; los medica- «L'écrevisse (cangrejo) es im es un pescado; el ecrevisse no es
tad sagrada del pensamiento. mentos sometidos á la experimen- pescado rojo que anda para atrás.» rojo; no anda para atrás. Fuera de
Esta idea puede tener su co- tación pura, se estudian sobre el —Señor, replicó Cuvier, vuestra esto, vuestra definición es perfec-
rriente, en un siglo, sobre todo,que hombre sano, antes de ser admi- definición es excelente; con estos, ta; conservadla, en provecho de
se podría llamar el siglo d é l a s ma- nistrados al hombre enfermo; los rasgos, todos los comedores de los comedores de cangrejos.
nifestaciones üuídicas. ¡Ved,en efec- semejantes se curan por los seme-
to si, en nuestros días, no es a los
fluidos á los que la ciencia va a pe- Í a n Ved en cuatro palabras á la Ho-
dir los elementos del progreso uni- meopatía. .. .
versal! ¿y quién sabe si mas tarde
Y ahora que la conocéis en to-
esta idea no revelara una teoría
das sus partes integrantes, podéis
completa, adormecida ahora en el
ver cuán lejos estabais de la ver-
seno de los misterios fluidicos co-
dad, en vuestra apreciación de nues-
mo la chispa del rayo en el flanco
de la nube? , tra Escuela;
Mas, salgamos del centro de la ¿Decidme si conocéis otra doc-
teoría para entrar en lo positivo de trina que esté más conforme con la
la práctica.'Curaros,queridos enfer- gran ley de la unidad y del progre-
mos, esto es todo lo que quereis. so universal, con la naturaleza del
El por qué, el cómo, ¿que os im- hombre, y con sus celestiales des-
importa? No quereis saberlo, Y te • tinos?
neis razón. El viajero que^goza de Y á todos aquellos que, por una
la voluptuosa sensación de la extie culpable ó Cándida ignorancia, o
m a velocidad, ¿pregunta al maqui- por una oposición ciega ó sistemá-
nista el secreto de ese movimiento? tica, hacen sufrir á la Homeopatía
y el maquinista, que maneja con la más ridicula transformación ha-
indiferencia la palanca de su veloz ciéndola consistir en tal ó cual hi-
locomotora, ¿pregunta a vapor el pótesis absurda,
una anécdota voy áde referirles
conocida todo el
secreto de sus hirvientes palpita- mundo. , ,
ciones? Cierto día, uno de los cuarenta
Resumen: de la Academia Francesa, se presen-
El hombre esta compuesto de
tó á Cuvier, y le dijo:
una alma y de un cuerpo unidos]
i —Vengo á- someteros una cues-
hipostáticamente por medio deillui-
no hubiera querido traspasar las bandera, revéstido de las mismas
nubes académicas, nuestro maestro armas y del mismo uniforme, siem-
jamás hubiera comparecido ante el pre pasaría por un enemigo, y co-
tribunal de la envidia. mo tal sufriría un consejo de gue-
Suponed, en efecto, que, limitán- rra, tan cierto es, que:
dose á la ley de los semejantes, L ' I N S T I T U T E S T " U N E ILE ESCAR-
Hahnemann hubiera puesto en ac- PEE ET SANS BORDS, " 0 N ¡ N'Y PEUT
ción su fórmula, en la esfera de la PLUS RENTRER, DES QU ON EN EST
novena cónfBréncìa: pol¡farmacia; suponed que él hubie- DEHORS."
ra sometido sus prescripciones á la Cierto día, no hace muchos años
posología maciza de la antigua es- de esto, el jurado francés desechó
LO POSIBLE cuela, esta no hubiera intentado
formarle ningún proceso. Su siste-
una tela de un mérito muy eleva-
d o r a «Muerte de Patroclo,» salida
(0) ma hubiera tenido un lugar en el del pincel de Wiertz, pintor belga
banquete científico y todos los de- muy hábil, pero desdichadamente
¡Un glóbulo! ¡Pobre glóbulo! Diariamente soy testigo de las más sistemas no se hubieran aver- todavía obscuro. En la exposición
Hé aquí al gran Todo y á la gran burlas crueles que se hacen sufrir ganzado de sur sus comensales. siguiente, Wiertz envió, firmado con
Nada, en nuestro siglo que duda do á ese pequeño ser, que se llama Mas, él propuso dosis infinitesi- su nombre, un cuadro del célebre
todo, y que ríe de todo. glóbulo. males, y pronunció la palabra gló- Rubens,y la obra maestra fué igual-
¡Un glóbulo! He aquí á la gran Es preciso convenir, Hahne- bulo; "indé irce," de aquí el enojo. mente desechada, víctima de su
Nada, personificada con toda su in- mann fué muy torpe al inventar los Esto ha hecho que la homeopatía falso pasaporte.
solencia, y al Gran Todo en el brillo glóbulos. Mucho trabajo tuvo al seconviertaen sinónimo de infinita- Mas ya es tiempo de abandonar
de la más terrible explosión! querer despojar á la materia de sus mente pequeño, y que médico ho- estas tristes reflexiones. Huyamos
¡Un glóbulo! He aquí al Proteo mantillas groseras, y en seguir el meópata, signifique un charlatán de la multitud y su tumulto, sacu-
de la más ignorante burla. A la vez, ascenso y la división de la savia, que lleva un glóbulo á guisa de bru- damos el polvo de nuestros pies,
es una gota de agua, y el fuego del desde las raíces hasta las últimas jería. Con esto el, ostracismo es y vamos á visitar á nuestra pe-
veneno, á la vez es el chupador de ramitas, en vez de raspar, como los decretado, y es preciso huir t bus- queña farmacia homeopática. Ahí,
los niños grandes, y el lápiz de pie- demás, las asperezas de la corteza. car la tierra del destierro. ningún olor, ni picante ni sua-
dra infernal. ¡Imprudente! ¡se ha atrevido á con- En efecto, aun cuando, permane- ve, viene á irritar ó á acariciar el
¡Los glóbulos! hé aquí á las bur- fiar el rayo de sus descubrimientos ciendo fiel al principio de los seme- olfato. Ahí, voy á explicaros con
bujas de jabón, que soplan á sus en alas de los fluidos! jan íes, un homeópata emplease, co- algunas palabras analíticas, lo que
enfermos los médicos homeópatas, Si su idea, siguiendo los sende- mo todos los demás médicos, los me- es un glóbulo, una toma de polvos
he aquí las piezas artificiales e de ros recorridos por el vulgo profano, dicamentos en dosis macizas en tin- blancos, una poción de agua clara.
esos hábilas juglares! no hubiera puesto obstáculos á nin- turas, jarábes, pomadas, pildoras, Voy, en fin, á levantar una punta
¡Los glóbulos! he aquí la gran guna otra idea; si su planeta, se etc., siempre sería llamado el hom- del velo que cubre nuestros mis-
roca que se opone á la marcha de hubiera contentado con brillar en el bre de los glóbulos. Sirviendo á la terios.
la Homeopatía en la vía del por- horizonte, sin obscurecer á ningún misma patria, afiliado sn la misma Ya os lo dicho; empleamos co-
venir! otro planeta, si su rayo muy audaz,
del Maestro, y sondear el grado de bebida bajo una de estas dos for-
mo medicamentos, todas las subs- 99 nuevas gotas de alcohol, obten-
verdad de esta aseveración; lo cier- mas, de tal ó cual medicamento,
tancias que pueden suministrar los dréis, conforme al mismo procedi-
to es que los sólidos asi diluidos, se puede ser fácilmente transportada
tres reinos de la naturaleza. Entre miento, la segunda dilución, y así
comportan, terapéuticamente, co- en tomas, ó en tubitos alargados
esas substancias, unas obran en do- en seguida.
mo los líquidos. en un estuche.
sis macizas, tales, como: el acónito, Esto es para las substancias que
Ahora bien, el procedimiento por Por lo tanto, un glóbulo repre-
la belladona, el datura stramonium, pueden ser empleadas en tintura,
el cual se hace sufrir á los cuerpos, sentará á vuestro espíritu el vehícu-
el beleño, el opio, el mercurio, el es decir, cuyo principio medicinal,
esos cambios de estado, por el que lo de un fluido medicamentoso cual-
arsénico, etc., etc.; otras, inertes activo, puede ponerse en solución
se desarrolla su fluido propio; se quiera.
por su naturaleza, tienen necesi- por el alcohol.
llama «dinamización.» Considerado bajo este punto de
dad, para adquirir alguna acción Estas tinturas se obtienen mez-
terapéutica, de sufrir una división clando partes iguales ó no de al- ¿Hay, en esta operación, desarro- vista, un glóbulo no se presta más
extraordinaria tales son: el licopo- cohol, y de la substancia que se llo del fluido por la división de la á la risa que una chispa eléctrica,
dio, la sílice, la sepia, el carbonato quiere preparar, y se llaman T I N T U - materia, ó bien comunicación del que un rayo de calórico y de luz,
de cal, etc., etc. fluido al vehículo inerte?—Cuestión fluidos imponderables é intangibles,
RAS MADRES.
ociosa que ha ocupado mucho á vehículos de una fuerza específica.
Ahora supongamos, por un mo- Respecto á las substancias inso- los teóricos. Si consideráis, en fin, á un gló-
mento, que queremos emplear to- lubles, el procedimiento sufre una
Luego, una farmacia homeopá- bulo en el foco de la vida, os será
das esas substancias en el estado ligera modificación.
tica conteniendo 200 medicamen- tan fácil ver en su fluido, una en-
fluídico, ¿cuáles son los procedimien- Sea por ejemplo, el oro; tomad
tos, con sólo las treinta diluciones fermedad ó una curación, «en po-
tos para llegar á ello, en otros tér- un grano de este metal, ponedlo
de cada uno, debe tener 6,000 fras- tencia,» que el ver «en potencia»
minos,para desarrollar su"fluido es- en un mortero, con 99 granos de
cos ó dicho de otro modo, 200 me- en la mariposa hembra del gusano
pecífico? azúcar de leche, substancia inerte.
dicamentos en 30 dosis diversas de seda, una postura de 500 hue-
Estos procedimientos consisten Moled esta mezcla durante una ho-
cada uno. vos, y en esos huevos, los vestidos
en desagregar sus átomos consti- ra, y así obtendréis 1?. primera tri-
¡ Y no obstante esto, hay quienes y mantos más aristocráticos.
tutivos, y en hacerles sufrir una di- turación. Tomad en seguida un
dicen, que los homeópatas no em- Ya sabéis, pues, lo que se debe
visión, acercándose, más ó menos, grano de esta trituración, moledlo
plean más que un sólo medicamen- entender por dinamización, dilu-
á los límites del dominio fluí- durante una hora, con 99 granos
to, bajo la forma de polvo blanco ción, glóbulos, tomas, etc.—¡Cuán
dico. de azúcar de leche, y tendréis la
ó agua clara! pocas personas comprenden el
Y este medio es muy sencillo. segunda trituración. Habiendo ob-
Sea, por ejemplo, la belladona: tenido de la misma manera, la ter- Si ahora queréis llevar una gota valor científico de estos términos,
Tomad una gota de la tintura de cera trituración, poned un grano de uno de esos frascos, ¿cuál será y los entregan sin embargo, á su
este medicamento, agregad á esta en 99 gotas de alcohol hidratado, y el medio más sencillo? Sin duda ignorante desprecio! Mas cuán po-
gota 99 gotas de alcohol rectifica- tendreis la cuarta potencia ó cuar- hacerla beber á una substancia i»er- cos saben lo que dicen en sus dis-
te, portátil. cursos temerarios y satíricos
do é imprimid varias sacudidas al ta dilución.
frasco que encierra la mezcla. Pues bien, esta substancia os es Ataquemos ahora lo vivo de la
Hahnemann dijo, que después de •
suministrada por el azúcar de le- discusión.
Asi obtendréis la primera « dilu- la tercera trituración, las substan-
che, reducida á polvo, ó redon- Los medicamentos así divididos
ción. » cias sólidas se hacían solubles. Np
deada en glóbulos, esta azúcar em- > v llevados más ó menos lejos de su
Con una gota de esta dilución, y quiero comprobar aquí la opinión
estado macizo ¿tienen una acción posibildad relativa. Evidentemente,
terapéutica? Hé aquí la cuestión. aquí no se trata de la del primer Niego la menor, y me encargo!
de probaros que de vuestras falsas Recojamos antes el contingente
—No, exclaman los médicos género, de aquella que está en con- de probabilidades que puede traer-
premisas, sacáis falsas consecuen-
alópatas.—No, exclaman los Aca- tradicción con las leyes de la natu- nos la razón, y hagamos, en segui-
cias.
démicos. raleza; no se trata, pues, y no pue- da, hablar á la experiencia.
—¡Muy bien! ¿por qué, pues, de tratarse sino de la última. Ahora Y por esto vamos á hacer girar Dejo fuera de la cuestión á aque-
esos medicamentos no poseen nin- bien, para afirmar esta imposibili- á esta menor sobre su pivote "frá- llos que niegan por obstinación Só-
guna acción? dad, es necesario poseer una no- gil, y á someter cada una de sus lo me dirijo á aquellos que, aun-
— P o r q u e esto es imposible. ción profunda de los términos juz- fases á la luz del análisis experi- que nieguen, son capaces, sin em-
—¿Y-por qué es imposible? gados como contradictorios. ¿Y en mental. bargo, de escuchar un razonamien-
— P o r q u e yo no lo comprendo. nuestra cuestión cuáles son los tér- to serio.
Y desde luego, suponiendo que
—¡Muy bien! Escuchad estas her- minos contradictorios? las dosis infinitesimales, nunca hu- Los que niegan la acción de las
mosas palabras de un joven y céle- Por una parte, dosis infinitamen- bieran sido experimentadas, ni en dos.s infinitesimales ¿han profun-
bre filósofo español: «Declararuna te pequeñas de un medicamento, y dizado bien los motivos de su ne-
el hombre sano ni en el hombre
cosa imposible por el solo hecho por la otra, acción de esta dosis. gación ó de su duda?
enfermo, sería fácil negar su poder
de que no se la puede compren- Entonces, según vovotros, «infini- «á priori.» Fuera de la experimen- A éstos les dirijo directamente
der, es probar, al mismo tiempo, el tamente pequeño y acción,» cons- esta doble pregunta:
tación pura y de la experiencia di-
orgullo y la impotencia de nuestra tituyen dos términos contradicto- nica, sería fácil oponer una nega- ¿Cuales son las «cualidades» y
razón.» (Balmes. «Arte de llegar á rios; estos dos términos no pueden ción especulativa á toda aserción a «cantidad» necesarias para que
la verdad.») reunirse en un glóbulo, el terreno teórica; pero en este caso, las pro- la materia obre, se entiende en la
Escuchad, además, lo que dijo es muy pequeño. babilidades de afirmación iguala- esfera terapéutica?
Arago: Proseguid, y . conformándoos á ¿Hay una masa cualquiera que
rían cuando menos á las probabili-
«Aquél que fuera de las mate- á las leves de la lógica más extric- dades de negación. Porque si me pueda servir de término de com-
máticas puras, pronuncia la pala- ta, formadme un silogismo en for- dijeseis; probadme «primero» que paración? Desde el grano de arena
bra imposible, carece de pruden- ma. las dosis infinitesimales obran, yo hasta el Atlas, habéis determinado
cia. » Y en otra parte el mismo sa- Hé aquí á vuestro silogismo. os respondería; probadme "prime- un peso que será el marco de to-
bio dijo: «¿A dónde iríamos si ^ «La acción» es el movimiento r o " que ellas no obran. dos los pesos posibles?
nos pusiéramos á negar todo lo que c.e una causa cualquiera que pro- Y en cuanto á la forma, ¿habéis
n o podemos explicar?» duce ó tiende á producir algún Así para pronunciar, en este ca- adoptado una, que sea la medida
Mas continuemos razonando. efecto. so, la palabra imposible, sería pre- típica de todas las demás formas?
No quiero bu*tar la definición ciso, en todo rigor, conocer la ma- No.
^ Es así, que para producir algún
de la palabra IMPOSIBLE. Tampoco teria en su esencia, y en todos sus
efecto, es preciso que esta causa La materia, pasando por todas
quiero enredarme en las divisiones sea material y pesada. modos de ser; podríais entonces,
las.metamorfosis posibles de la fí-
escolásticas de las diversas impo- predecir sus razones de actividad
Luego los medicamentos, á dosis sica, y de la química, desde las
sibiliaades. Para mí, y en e*te mo- ó de inercia; pero, como no la co-
no materiales, no p u o ^ n p: - lucir rocas de Paros, y todas las oias del
mento, no hay más que dos clases: ningún efecto. noceréis jam is, nunca llevaréis á
Océano, basta el átomo, hasta la
la imposibilidad absoluta v la im- la discusión, sino negaciones sin
gota, hasta el fluido, ¿la materia
C - - V . 1 0 'a mayor pruebas. •
puede cesar de ser materia?.
No. Y, por otra parte, escuchad este
considerable de mercurio metá- —halló grados de división casi in-
Pero al pasar por todas esas razonamiento:
lico, una bala de fierro, de oro, comprensibles. Tomando por base,
metamorfosis de forma de un perí- ¿A qué dosis administráis tales ó
de plata, de plomo, etc., se em- el número y pequeñez de los áto-
metro más ó menos extenso y más cuales medicamentos? <
plean estos metales, algunas ve- mos de un grano, después de la
ó menos regular, la materia ¿sufri- —A tal ó cual dosis.
nces con éxito, en las invaginacio- trituración, comprobó los fenóme-
rá otras tantas modificaciones en —¡Muy bien! Pero ¿quien os ha
pes intestinales. Se ha encontrado nos siguientes:
sus cualidades? enseñado esta posología, y cómo
plomo en todas las partes del cuer- Platino, divisible, más de un tri-
Sí. habéis llegado á [determinar la es-
no, hasta en los ventrículos del co- llón de veces.
En todos estos nuevos estados, cala? razón, en los pájaros; estas subs-
adquiridos por las manipulaciones — P o r medio de la experien- Mercurio, un trillón de veces.
tancias se conducen de una mane- Plomo, un billón de veces.
físicas y químicas, ¿qué es la subs- cia. ra muy inocente con las leyes de la Fierro, un billón de veces.
tancia material bajo un peso y ba- — ¡Muy bien! Pero la Homeopa- vida; pero que se cambie su modo
jo un volumen cualquiera? tía administra los mismos medica- Zinc, más de un millón de ve-
de ser, que se las despoje de su
No es otra cosa sino el vehículo mentos, y otros que no conocéis, ces.
forma grosera, que se las aproxime
de nuevas propiedades específicas en tales y táles dosis, y estas dosis Cobre, más de un millón de ve-
á las dosis fluidicas, y, entonces se ces.
Cuvíer decía: «La materia no es obran ¿Quién nos lo dijo? ¿quién convierten en venenos muy acti-
más que depositaría de las fuerzas; nos lo ha enseñado? — Vuestra Estaño, un millón de veces.
vos.
la materia pása y las fuerzas que- maestra también la experien- Plata, id.
Admitido esto, como lésis gene- Oro, id.
dan » cia,
ral, examinemos la cuestión bajo su
Con qué derecho queréis, pues, ¿Qué tenéis que responder? Petroz y Guibourg, farmacéuti-
aspecto físico.
partiendo de un grado de la divisi- Escuchamos juntos sus asercio- cos y miembros de la Academia,
Nuestros medicamentos homeo- han hallado huellas de sublimado
bilidad «activa» de la materia, de- nes.
páticos, reducidos á sus dosis infini- en la 15?". dilución. Morh, ha-
tenerla en tal. grado, diciendo:— La experiencia prueba que las tesimales, ¿contienen todavía mate-
«No se debe ir más lejos, ahí se virtudes de los medicamentos cam- biendo querido seguir la presencia
ria?
detiene lo "posible" de su acción." bian en razón de sus dosis y de del arsénico, llegó hasta la
Mientras que el vulgo niega la 700,000 a parte de un grano. En
Mas, si os empeñáis en apretar sus preparaciones.
presencia de la materia en nuestras fin, Seguin y Rummel, pretenden
el tornillo de presión, nuestra ex- Así, el emético purga á 10 cen-
diluciones, el ojo, armado de un mi- haber visto, por medio del micros-
perimentación lo aflojará, y lo ha- tigramos, y á 25 ó 30, piérde sus
croscopio, puede aún apercibirla y copio solar, átomos metálicos, has-
rá deslizar hasta la última muesca propiedades emeto-catárticas, y en-
perseguir los átomos, hasta un gra- ta la 200 a dilución.
de la graduación infinitesimal. tra en la Escuela de Rasori, como
do elevado de división. Así, el Doc- Hé aquí los resultados, y si va
El campo es, pues, muy vasto, y, contra estimulante.
tor Carlos Mayerhoffer obtuvo, so- no podéis ver los átomos de la ma-
si os place encerrar vuestra carrera El ruibarbo tiene propiedades tó-
bre esto, resultados muy conclu- teria, en tal ó cual punto de divi-
en un horizonte limitado, y ser lleva- nicas ó purgantes, según la dosis.
y e l e s . Con microscopios desde 120 sión, no digáis:—«No veo nada,
dos en vuestros lentos y antiguos ve- Sucede lo mismo con otros mu-
hasta 200 líneas, examinó varios luego no hay nada.»—Si no veis,
hículos, á nosotros nos place viajar chos medicamentos.
metales, y — d e s p u é s de haberse es porque vuestra vista es muy cor-
en la inmensidad, bajo el ala del Todo el mundo sabe que se pue-
asegurado de la pureza del vehícu- ta, y vuestros instrumentos* muy
vapor y de los fluidos. de tragar impunemente un peso
lo inerte, azúcar de leche y alcohol, imperfectos. ¿Creéis que más allá

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de vuestro horizonte no existen microscópicos, de los que la punta investigaciones franquearían las nu- Se ha visto curarse á enfermos de
otros mundos? de una aguja puede contener mu- bes de numerosos misterios. accesos de fiebre, por haberse acos-
Prosigamos. chos centenares. Prueban que nuestros «infinita- tado en una pieza, en la que hacía
Un decigramo de cobre, disuelto Una comisión del Instituto pro- mente pequeños» son todavía infi- tiempo se había preparado sulfato
en el ácido nítrico, diluido en agua bó, que el aparato de Marsh, mani- nitamente grandes, si se les com- de quinina.
azulada por el amoniaco, se divide fiesta hasta millonésimas partes de para á las fracciones infinitas que El mercario prodúcela salivación,
en 50 mil millones de partes visi- un grano de arsénico, descubren nuestros instrumentos, en dosis muy pequeñas. Las transac-
bles. Danger y Flandin, descubrieron hasta el grado de la complacencia ciones filosóficas refieren, que un
Un grano de asafétida se evapo- en sus análisis, hasta una cienmi- caprichosa de la materia. buque inglés llevaba una gran can-
ra en 11 millones 781 mil átomos lésima de cobre en el organismo vi- Prueban que, por el riel que lle- tidad de este metal. Por accidente,
odoríferos viente. va al infinito, nuestras dosis, re- los barriles que le contenían, le de-
Un decigramo de carmín puede Heuvenhoek, probó que el des- tenidas todavía por su cubierta ma- jaron escapar; en el espacio de tres
dividirse en 2,600 millones de mi- arrollo de un capullo de un gusano terial, distan prodigiosamente de semanas,doscientos hombres fueron
llares de millón de partes igualmen- de seda, suministra un hilo de 600 esos átomos, cuyo vuelo los aleja atacados de salivación, de ulcera-
te visibles. a n a s de largo de toda persecución. ción, de paralisis parcial, etc. Hasta
Un grar$ de almizcle esparce Reamur, encontró que este hilo Prueban, finalmente, que hay al- los animales que iban á bordo, par-
olor durante veinte años, al aire li- de seda estaba compuesto de otros guna cosa, en donde vosotros de- ticiparon de la suerte df la iripula-
bre y circulante, sin pérdida apa- 60 mil hilos. cís que no hay nada. ción.
rente de su peso, y se evapora en Y Boerhaave, agrega á estos he- —¡Muy bien! replicáis, pero no Un farmacéutico de Tours, era
300 millones, 200 mil millares de chos, que cada pulgada deeste hilo prueban que esa alguna cosa obre atacado de un acceso de asma
millón, de millares de millón de puede dividirse en varios millones ó pueda obrar siempre que abría, en su botica, el
moléculas. de partículas, teniendo una existen- —Hasta aquí, no; pero vamos frasco de la ipecacuana en polvo.
Ehrenberg calculó que una pul- cia y una forma distintas, y después á probároslo ahora, siempre por la Hubo en Marsella otro boticario
gada cúbica de un conglomera- de haber palpado estas propiedades vía de la analogía. todavía más sensible á la acción de
do de infusorios, contiene 41 mi- misteriosas, fué cómo el célebre Ved, desde luego algunos hechos este medicamento, pues era sobre-
llares de millón de esos animali- profesor de Leyde, formuló su her- generales: cogido de violentos vómitos, siem-
Ilos. moso pensamiento, respecto á la Una medicina, que ciertamente pre que se la pulverizaba, y que su
Kiel llegó á probar que eran ne- compatibilidad de la acción y de la goza desde hace algunos años de olfato percibía las emanaciones
cesarios 186,400 millares de millón división infinita de los medicamen- todos los favores de la moda, es el aun lejanas.
de millares de millón de glóbulos tos. Este pensamiento os lo citaré aceite de hígado de bacalao; los El doctor Andrieu, refiere un ca-
de la sangre de los infusorios de la al final de esta conferencia. médicos lo prescriben en una infi- so semejante de una religiosa que
pimienta para llenar un centímetro ¿Qué prueban todos estos aser- nidad de casos que sería fastidioso estaba al servicio de un hospital.
cúbico. tos y todos estos prodigios físicos? enumerar. La mejor clase es el
Una gota de sangre humana, de Bonnefoux refiere, en la Gaceta
Prueban que la materia es divisible aceite negro ¿Cómo obra?—En
un milímetro cúbico, contiene un Médica de Tolosa, un caso de anes-
hasta lo «indefinido,» y que, si virtud del iodo que contiene—
millón de glóbulos rojos. tesia muy curioso: "Un tapón, im-
nuestros sentidos y nuestios me- ¿Cuánto contiene? ¡Dos miligramos
pregnado de cloroformo y pasado
No quiero hablar de esos seres dios fueran más perfectos, nuestras por litro!!!
por la nariz de una enferma ataca-
da de parálisis nerviosa, produjo que contenga l i l 5 0 0 m de gas hi-
instantáneamente la c a í d a - d e la drógeno sulfurado, y l ] 2 5 0 m , bas- Ahora bien, en todos estos he-
ce tomar pequeñas dosis de calo-
cabeza sobre la almohada, y la ta para matar á un caballo. chos, ¿cuántas substancias mate- mel, y se lleva á la ciudad su
apariencia de un sueño profundo Todo el mundo conoce las pro- riales encierran los agentes tóxi- leche á ciertas personas que tie-
y reparador. Varias veces bastó, piedades deletéreas y la acción ful- cos? ¿Qué relación puede existir nen enfermedades de tratamiento
para obtener el mismo resultado, minante del ácido prúsico, y de sus entre la dosis de la parte activa y mercurial, y cuya constitución es
emplear este medio tan sencillo. compuestos. su acción? Y os pregunto, ¿si todos muy débil para tomar esa medici-
«En las dos últimas cloroformi- Scoutetten refiere, que tres cen- esos infinitamente pequeños son na en dosis fuertes y directas.
zaciones, fué necesario pasar dos tigramos de cianuro de iodo, oca- tan poderosos para producirán cier-
Quisiera saber si los reactivos
veces, el tapón por debajo de la sionan la muerte instantánea á los tos casos, perturbaciones tan posi-
químicos descubrirían al mercurio
nariz. La curación de la parálisis, conejos. tivas en el organismo, y si en
en esa leche.
siguió al uso del agente anestésico.» Las experiencias de Magendie, otros casos llevan la muerte en sus
Lo que hay más admirable qui-
Veo en vuestros labios una ob- nos enseñan que la más pequeña motéculas tan atenuadas, su fluido
zá en este hecho, es el ver ese es-
servación muy justa: gota de ácido cianídrico llevado no bastará para producir modifica-
tablecimiento dirigido por médicos
—Los fenómenos particulares, á la mucosa bocal de vigorosos ani- ciones sobre las fuerzas vitales, en
alópatas. ¡Los niños de pecho del
decis, las sensibilidades idiosincrá- males, bastó para dejarlos muertos, la salud ó en la enfermedad?
hospital Necker, son también tra-
sicas, no son más que excepciones, y además, los órganos musculares Después de haber pasado en re- tados por esta vía ridicula del di-
y nada prueban.—Si, ellas prueban no revelaron ninguna huella de vista todos los actos de esos agen- namismo fisiológico, y este medio
algo.—Prueban que los infinita- irritabilidad. tes infinitesimales, ¿no os sentis in- da resultados y se atreven á confe-
mente pequeños pueden obrar, y no «Algunos átomos de este ácido, clinados á admitir la «posibilidad» sarlo!
perdáis de vista que esta es la tesis agrega el mismo fisiologista, fueron de acción de nuestras dosis hahne-
que sostengo. Hé aquí otro hecho que no es
aplicados alojo de un perro,y se ob- mannianas?
menos probatorio.
Aconsejo, en fin, á las personas servaron efectos semejantes y tan Lleguemos á los problemas de
amantes de hallar hechos todavía mortíferos como los precedentes.» los venenos, virus, miasmas, eflu- Bouchard at, en una memoria leí-
m á s curiosos, leer el tratado de las El profesor Stass mató á un ani- vios, etc. da á la Academia de ciencias, en
enfermedades nerviosas de José mal con tres gotas de nicotina, y 1843, entre otras observaciones
Orfila, dijo en sus lecciones de
Franck, las obras de Tissot, la obra las halló en la lengua, después de dijo que un miligramo de mercurio
química, que una substancia bas-
disuelto en veinte litros de agua,
de Descuret, etc. Citas demasiado la muerte de la víctima. tante atenuada para no ser sensi-
bastó para matar, en algunos se-
numerosas, serían fastidiosas, y nos Un capitán de navegación trasa- ble á los reactivos, necesariamente
gundos, á los peces, á quienes se
llevarían demasiado lejos. tlántica refirió, no sé en que pe- no tiene acción sobre el organismo
sumergió en esta solución; y agre-
La química demuestra que el hi- riódico, que algunos pescados que humano.
ga:—«Esta proporción de sal mer-
drógeno bicarbonado, el gas óxido viven en sitios del mar, en don- Vamos á ver, si esta aseveración curial es de tal manera débil, una
de carbono, el hidrógeno arsenia- de hay minerales de cobre, pue- no sufre ningún mentís vemtemillonésima, c q u e escapa á
do, dan la muerte, en dosis muy den ocasionar el envenenamiento, Hay en París un establecimiento los reactivos químicos más sensi-
pequeñas. Así, según Thenard y aun después de su preparación de en donde se sostiene con muchos- bles. »
Dupuytren, un pájaro perece ins- transporte, y su cocimiento sazo- cuidados, á un pequeño rebaño de
lántaneamente en una atmósfera nado! Hé aquí un suave bofetón, dado
burras y de cabras. Se las somete
á la aseveración de nuestro célebre
á fricciones mercuriales. Se las ha-
profesor de qujmica.

a?
Mas he aquí observaciones^ de cas y palustres, perderíais en ese tra- Según relación de Texier, médi- para analizar el virus rábico, sifilí-
una verdad un poco más cáustica. bajo vuestra vida y vuestra ciencia. co distinguido, que habitó en Amé- tico, varioloso, etc., todos esos
¿Qué hay de más conocido en Boudin, que estudió muy severa- rica, un niño tuvo la imprudencia agentes morbígenos se rien de las
cuanto á sus efectos,y demás desco- mente la cuestión dijo en forma de introducir el brazo en la hoque- torturas de la inquisición química..
nocido en cuanto su causa, que las de conclusión: «Giannini negó la dad de un árbol que habitaba una Nada puede hacerlos hablar, nada
emanaciones palúdicas? existencia de los miasmas palúdi- serpiente de cascabel, fué mordido puede convencerlos; tranquilos é
Maillot, en sus relaciones de fie- cos, porque eran invisibles; tanto y expiró en el instante mismo. Un indeferentes en los crisoles, se en-
bres observadas en Africa, refiere equivaldría negar á Dios porque no negro, que labraba un campo de cierran en el mutismo más obstina-
casos muy misteriosos: «Hay mas se le ve con los ojos del cuerpo.» caña de azúcar en la Luisiana, lan- do, y rehusan siempre su secreto á
de un ejemplo, dice, de personas ¿Hablaré ahora de las enferme- zó^ derrepente un gran grito, había las investigaciones de la ciencia.
que se han dormido en los • bordes dades infecciosas y contagiosas? sido mordido por un crótalo, y ca-
Llego á las observaciones que
de un pantano, y que han pasado ¿Iré á interrogar á la viruela, á yó muerto.
ofrecen todavía quizá mayor interés
de los brazos del sueño á los de la la escarlatina, al tifo, la fiebre ama- El profesor Bonnelli, de Turín, en el sentido de que- ellas confir-
muerte.» rilla, el cólera? ¿De dónde nos vie- hizo picar á un animal con el dien- man, á la vez, las aseveraciones de
nen esas terribles enfermedades? te de una serpiente de cascabel. nuestra tesis, y los principios esen-
Los viajeros indios aseguran que
¿Qué virtud las engendra, qué vir- La cabeza de esta serpiente estaba ciales de nuestra doctrina Quiero-
los marinos habitando buques á
tud las disipa? El contacto mediato en disecación desde hacia quince hablar de las aguas minerales.
1,500 toesas de la playa, han con-
ó inmediato, una onda de la atmós- ó dieciseis años cuando menos, ex- Las aguas minerales, en efecto,
traído fiebres intermitentes.
fera, un viento nos las trae, y nos puesta al polvo y á la acción de consideradlas en su potencia, su
Lancisi, refiere que treinta per- fulmina. No preguntemos, no bus- todas las variaciones atmosféricas resultado y su composición quími-
sonas de Roma, habiendo ido á pa- quemos; este es el secreto del aire, y antes, ya había estado 30 años ca, presentan la teoría de los seme-
sear á la embocadura del Tíber, el secreto de las plantas, el secreto en alcohol. Con gran admiración jantes, la producción de las enfer-
sopló el viento sur sobre los pan- de las aguas, el secreto de la natu- suya y de sus discipulos, vio pere- medades en el hombre sano, la cu-
tanos infectos, y que inmediata- raleza, el secreto de Dios! cer al animal una hora después. ración de estas y las dosis infinite-
mente veintinueve de ellos tueron Aquí los ejemplos serían muy Ya veis que estos crótalos no simales.
atacados de fiebres tercianas. numerosos, y además serían inúti- son menos complacientes que las Y sin embargo, esas aguas tan
Todos estos hechos, y otros tan- les; cada uno á este respecto, tiene serpientes de los israelitas. saludables y consagradas por la
tos, que pudiera citar, ¿traen á la su pequeña erudición. En el volumen segundo de su experiencia de los siglos, ciertos es-
ciencia etiológica, wn solo rayo de ¿Mas los venenos y los virus? Toxicología, Oríila hace el resumen píritus fuertes no temen asemejar-
luz? ¡Ah! no. Siempre quedarán cu- Explicadme cómo ese líquido se- del libro de Russel, respecto á la las á los glóbulos de los homeópa-
biertos en una desesperante obscu- cretado por las glándulas del cróta- acción deleterea de los venenos. tas. Rien, cuando se les habla de
ridad. Emplead aquí vuestros reac- lo (culebra de cascabel) es tan rá- Ha podido^ver en sus observacio- ellas, las desprecian cuando se les
tidos químicos, y todos los recursos pido para producir la muerte; como nes, que p e a obrar no es necesa- aconsejan, y según sus conviccio-
de la eudiometria, nada veréis; el la picadura de sus colmillos, aun» rio que urfft substancia sea sensi- nes, todo viaje puede procurar las
aire os dará siempre sus principios desprendidos del animal, ocasiona ble á los r&fctivos químicos. mismas ventajas, y por consiguien-
constitutivos; pero no busquéis el aún después de varios años, tan te- Nos ser|» fácil probarle que sus te los mismos resultados.
secreto de las emanaciones telúri- rribles accidentes. reactivos sm tambiíri impotente. La estación de aguas ha sido in-
ventada por los médicos para des- de esas substancias, comparadas á de Wiesbaden, contienen arsénico, las que se desembarazan los que
dicen Chevallier y Gobeley, en pro- las llevan. Así, el doctor Andrieu
embarazarse de sus enfermos, y, á masa, son muy pequeñas, y á
porción infinitamente más pequeña, dice haber visto á una mujer y sus
sobre todo, por los industriales, pa- menudo infinitesimales.
que la que los médicos ordenan dos hijas atacadas simultáneamen-
ra atraer el agua á su molino. Según Thenard, las aguas del
todos los dias, y, sin embargo, qui- te de una afección que se parecía
Pope decía un día á una joven: manantial de la Magdalena, en
zá. se podrá explicar, por la pre- á la fiebre tifoidea, debida al uso
¿Por qué tomáis las aguas? Mont-d'Or, contienen por litro, 1
sencia de esía substancia en esas exagerado de las aguas de Bare-
—Por pura fantasía. miligramo de arseniato de sosa, y,
aguas, ciertas curaciones que sería ges.
— j Y bien! replicó el poeta satí- este ilustre químico, tiene cuidado imposible explicar de otra ma-
rico, ¡ellas os han curado! de hacer observar que á esta sus- nera. » Cita además el hecho de un
Plinío atestigua,que en otro tiem- tancia es á la que deben su virtud hombre robusto, que contrajo una
po se enviaba á los enfermos á las curativa. En las «aguascalientes,»según los bronquitis aguda, de las más vio-
aguas para beberías y bañarse; las Según Walcher y Figuier, las análisis delzarié (1852,) el manan- lentas, por el abuso de las aguas de
tial de Minvielle contiene . . . . . . Bareges y de Cauterets. Finalmen-
considera como un recurso de la aguas de Wiesbaden, contienen so-
medicina, cuando ya no sabe que bre 100 litros, 0,045 de ácido ar- 0.000,000,2 de azufre, y te, dice haber asistido en Eaux-Bo-
ordenar. senioso, y, después de haber dado 0,000,000.5 de salfurodesodio, por nnes, á une señora de Lyon, á quien
Es preciso decir también, que el análisis de las aguas de Pyrmont, litro, y la do Baudot, 0.000.3712 una sola cucharada del "manatial"
de azufre, y 0.000,6582 de sulfu- frío le producía retortijones vio-
ciertos médicos niegan la virtud de de Lanucheid, y del valle de Brohl,
ro de sodio. lentos, seguidos de evacuaciones
las aguas minerales, sólo desde que Walchner agrega: «Todas esas
la Homeopatía vino al mundo; y aguas minerales, entre las cuales En Aix-la-Cbapelle,—el análisis alvinas abundantes y excesivamente
esto conforme á su sistema gene- hay, cuya salubridad es conocida y de Liebíg dá para e! manantial lla- numerosas. }

ral de oposición sistemática. renombrada desde hace mucho mado del Emperador: ioduro de so- Ahora bien, si todos estos ejem-
Ultimamente un escritor decía: tiempo, contienen esas substancias dio, 0,000,51 y 0,00360 de bro- plos, á los que podríamos agregar
«No concedamos mucha potestad en cantidad tan mínima, que su muro de la misma base. otros muchos, no prueban que las
á las aguas minerales, para no sumi- valor alcanza solamente «milloné- Sería fuera de propósito, sin du- dosis de esos elmentos son «absolu-
nistrar un argumento nuevo á los simos. » da, indicar aquí, las enfermeda- tamente» infinitesimales, prueban,
Homeópatas.» Turck, hablando de las aguas de des que entran en la esfera de ac- cuando menos, que son mucho más
Y tenía razón. Pero, puesto que Plombieres, dice, que obran por el ción curativa de esas diversas aguas. pequeños que las que emplean to-
este argumento es nuevo tratemos arsénico que encierran. Pues bien, Todo esto está probado; lo que nos dos los días los médicos en sus re-
de aprovecharlo. no encierran más que un milésimo importa dejar asentado, es que cetas, y que, cantidades pequeñas,
Las aguas minerales, tomadas de grano por litro, y esta dosis, in- obran á pesar de la dósís infinitesi- que se podrían llamar «nadas,» <-s-
en conjunto, encierran metaloi- finitesimal, le bastó para explicar mal de sus elementos, tán, dotadas, sin embargo, de cier-
des, metales, sales las más acti- la curación de un gran número de Nos sería fácil probar que curan ta acción, y algunas veces de una
vas y más empleadas en medicina: enfermedades, las cuales, por lo según la ley de los semejantes, si acción muy grande.
el azufre, el iodo, el arsénico, e demás, se hallan todas en la pato- el asunto reclamara esa prueba. Distinguiré tres clases de dina-
bromo, la sosa, la magnesia, e genesia de este medicamento. Digamos sin embargo, que, fre- mismo; uno artificial—y á él, es al
fierro, el manganeso, etc.—Ahora «Las aguas de Vichy,de Bussong, cuentemente producen en las per- I que debemos nuestros fluidos me-
bien, es de notarse que las dosis de Provins, de Pyrmont, de Ems y sonas sanas, las enfermedades de dicamentosos—otro, fisiológico, del
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cual trataremos en nuestra próxi- Ved todavía esos átomos me- por alto también las enseñanzas de Huffeland, al hablar de la bella-
m a conferencia; v el otro, natural, tálicos que viajan en el fondo Amador,el ilustre profesor de Mont- dona, como preservativo de la es-
«1 que nos da los miasmas, los eflu- de los mares. Ellos se revuelven en pellier, era demasiado hahneman- carlatina, parece tomar la defensa
vios, etc., y los elementos de las ese lecho inmenso que tiene por niano: os concedo el derecho de re- de las pequeñas dosis propuestas
aguas minerales. borrilla á la arena con sus granos cusarlo. No someteré pues, como por nuestro Maestro.
¿Y qué son nuestros procedimien- innumerables; las olas juegan con siempre, á vuestra apreciación, si- «Este objeto, dice, es digno de la
tos artificiales comparados con los de ellos, los cambian, los oprimen, los no el testimonio de vuestros maes- « mayor atención, y merece que se
ianaturaleza?¿Quésonnuestras do- repelen, y de este dinamismo ca- tros. « le someta á experiencias conti-
sis homeopáticas, comparadas con prichoso, ellos salen venenos! He aquí, desde luego, el pensa- « nuadas; porque dejarse prevenir
jas de los miasmas? Para la incre- Ved, en fin. esas aguas minera- miento de Boerhaave, que no debo « contra ese medio, por la extrema
dulidad ignorante y sistemática, les; ved correr los glóbulos de sus olvidar. En su capítulo II, «de vi- « pequenez de la dosis, sería olvi-
ellas nada son, pero á los ojos de elementos en las entrañas de la ma- ribus medicainentorum:» "Las me- « dar que aquí se trata de un efec-
3a sana razón, y al reflejo del rayo teria; arrastradas en las arterias, dicinas, dice, conservando su vir- « to dinámico, es decir, de un efec-
d e la ciencia pura ellas ocupan en las venas, en los tubos de las tud, pueden ser divididas, en par- « to sobre el vivo, y que no se pue-
.grados muy bajos, en la escala de capas de los diversos terrenos, tes de tal manera ténues, que no « de apreciar ni por libras ni
3o infinito; son cometas compara- llegan muy dinamizadas y muy las puede concebir la imaginación. « por gramos. ¿Quién ha podi-
dos á las estrellas. ¡Que la vista de prestas á dar los tesoros de la «Medicamenta dividí possunt in « do determinar ponderativamente
ia imaginación se eleve, pues, has- salud, á quien los pide. partes adeo minutas, ut imaginatio- « al átomo, ó á la cantidad de un
t a la vía lactea de esos innumera- ¡Ved todas esas cosas, sondead nis vim pene eludant, quce tamen « virus necesario, para producir un
b l e s agentes morbosos, que cente- todos esos misterios, y decic?"aún, retinebunt vires » « efecto cualquiera? "¿Diluir una
llean en la inmensidad, y de los que si el poder no puede residir bajo la Pero es todavía más explícito, en « substancia es debilitarla constante-
cada rayo trae la muerte! cubierta de los infinitamente peque- las siguientes lineas: « mente?"¿Yel líquido en que se di-
¡Ved esosmiasmas, esos efluvios, ños! «Ex dictis patet partes medica- « luye, no puede convertirse en un
esos gérmenes letales, esos «Na- Por lo demás, sí ante todas esas mentoium eó usque cominui posse, « vehículo en el que se desarrolle
das» en su nacimiento! Engendra- pruebas, persistís en la duda, es- ut captum nostrum fugiant, et qui- « una propiedad nueva, un nuevo
dos por un poder misterioso, nutri- cuchad algunas confesiones de vues- dem licet partes sint diaphanoe sen- « modo de acción más sutil que el
dos en el seno de las nubes, incu- tros colegas, quienes, os lo di- susque quoque fugiant, nihilominus « que poseía antes?»
bados en alas de los vientos, naci- go con toda franqueza, no son efectus notabiles in corporibus nos- El sabio Recamier, profesor de
dos por el balancéo de la atmósfe- menos que vos, quien quiera que tris producent.« la Escuela de París, se atreve á
ra, agitados por las convulsiones de seáis y aunque desempeñéis el car- "Es evidente, según lo di- confesar: "Que sólo á los princi-
la tempestad, ellos adquieren el di- go de profesor «en alguna de las cho, que las medicinas pueden es- pios imponderables, son á los que
namismo del rayo. Sus golpes, son Tres Facultades DE N U E S T R O P A Í S . tar tan atenuadas, que escapen á cada medicina debe su manera de
tanto más pérfidos, cuanto que son ¡No quiero citar á los médicos nuestra vista; pero aun cuando esas obrar, su poder, su eficacia, siendo
invisibles; tanto más seguros, cuan- de la antigüedad, quizá dispa- partículas no sean ya apreciables á cada medicamento un conductores-
to que no se les puede preveer; rataban!.. . . . . . No hablaré del fa- nuestros sentidos, no por eso dejan pedal de principios imponderables."
tanto más fatales, cuanto que no se moso Paracelso, á quien llamáis el de producir, en nuestro organismo, Desafio á cualquiera homeópata
jes puede evitar. gran charlatán del siglo XVI. Pasó efectos muy sensibles." á que se exprese p^ejor.
152
CONFERENCIAS SOBRE LA HOMEOPATIA 153
BIBLIOTECA DE «EL P A Í S . »

centímetros,» puede contar un gran sinónimos. Para ellos, la gloria del


Pero iba aun más lejos, ese pro- pués de sus experiencias,—á produ-
número. «gránulo;» para ellos los palacios
fesor, porque decía, que esperaba cirme como jurado, mi conciencia
Y en seguida hace mención de académicos, para nosotros la befa
demostrar algún día, que los prin- no me permitiría expresarme de otro
casos de curaciones por esos grá- de las plazuelas, para ellos el sol
cipios imponderables, son los < úni- modo, que éste: "Sí. los decillone-
nuios, de agravaciones producidas de la enseñanza; para nosotros la
cos agentes modificadores,» y q u e simos tienen virtudes curativas de-
por esos gránuios, de sangrías re- obscuridad de las torres de la Bas-
los millares de cuerpos ponderables terminadas."
emplazadas por esos gránuios, etc. tilla.
que forman nuestra riqueza far- Ahora bien, todas estas confesio- En fin, después de haber enumera- ¡Sí!... mas nuestra Bastilla algún
macéutica, no son sino millares de nes, están puestas en acción y se
do todos los prodigios verificados día caerá, y ese día será iluminado
sostenes, diversos vehículos de pri- cambian en hechos, en el testimo-
por esos gránuios, M. Munaret con- por el sol hahnemannianoü!
ncipios imponderables. nio siguiente que voy á analizar y cluye diciendo: Volvamos ahora á nuestro silo-
" Y a pasó e!. tiempo, dice M. que será el último.
— «Termino esta carta, Sr. Pre- gismo, y concluyamos diciendo:
Jourdan, miembro de la Academia
El doctor Munaret, práctico aló- «sidente, con nna duda filosófica. «La acción,» es el movimiento
d e Medicina, en el que las burlas,
pata muy distinguido, autor del «El gránulo es, quizá, el grano de de una causa cualquiera, que pro-
relativas á las dosis infinitesimales,
"Médico de la ciudad y de! cam- «arena de Bacon, con el cual po- duce ó tiende á producir algún efec-
¡podían ser buenos argumentos contra
po," dirigió al presidente de la «dríamos—con ayuda del tiempo y to.
ia Homeopatía. Existen hechos inne-
Academia de Medicina de París, «de la observación, su hija—termi- Es así que, para,producir algún
gables, que deben imponersilencio al una memoria intitulada: "Del em-
«nar nuestra pirámide medica.» efecto, no es necesario que la
razonamiento puro. E S A S DOSIS MÍ- pleo de los granulos en medi-
NIMAS OBRAN, EJERCEN HASTA UNA
Esto es Homeopatía pura, ó no causa sea material y maciza.
cina." sé lo que digo.
ACCION PODEROSA, SORPRENDENTE; Luego las medicinas en dosis no
L A DUDA. NO É3 PERMITIDA SOBRE En esa memoria, es homéopata, Mas á esos señores todo les es materiales, «pueden producir algún
ESTE PARTICULAR."
de punta en blanco. permitido. Cometen robo en pleno efecto.»
Hay algunos médicos, que han Hablando de los gránuios, pre- día, y nunca su vesticjo doctoral es Que es lo que tenía qué demos-
emprendido experiencias, adminis- parados por M. Pelletier, de Lyon, manchado por e] polvo ge] banqui- trarse.
trando nuestras dosis, tanto á los enumera todas sus propiedades. llo del acusado. de'todos los ¡Si este argumento, caros docto-
enfermos, como á las personas sa- Dosificación exacta é invariable, neneficios eje núegjra do^rina, sin res alópatas^os envuelve algún día
nas, no con el fin de convertirse á —todas las medicinas están á la te¿$r la VeTfiiefíz£''de ser M i a d o s entre sus rede.s, difí£ümei\te rom-
la Homeopatía, sino, al contrarío, dosis de un «miligramo.» e l . M a n e s ; u Síifeópatas, que son peréis sus mallas!
para confundirla con hechos nega- «Administración cómoda.—na-
tivos. Mas, habiéndolos llevado da de olor, nada de sabor, virtudes
esas experiencis á nuestro cam- preciosas en la medicina de los
po, en el han permanecido De niños.
este número es el profesor Jorg. «Conservaciónmás larga,»—son
Lo propio aconteció al Doctor Kopp, inalterables.
de Hahnau, consejero superior del
«Transporte fácil,»—se pueden
príncipe de Hesse.
poner en tubos, y realizan el deseo
"Si yo fuese llamado,—dice des- de Sydenhan, una caja de «algunos
C O N F E R E N C I A S S 0 R R E LA HOMEOPATIA 155

ya por la descripción de sus piezas, palabra de la negación más obsti-


ya por simples comparaciones,siem- nada, un hecho aniquila con su
pre por uu razonamiento elemen- abrazo brutal á la incredulidad más
tal. robusta.
Después de haber escuchado Un hecho está revestido de una
atentamente la explicación.—«Sí, autocracia suprema; su omnipo-
dijo el batelero, todo eso puede ser tencia no puede sufrir la menor re-
cierto, pero yo no lo creo.» belión; ensayad comprimirle un
DECIMA CONFERENCIA.
En ese momento se escuchó en instante, más violento que el vapor
lontananza un murmullo sordo, co- hará saltar la válvula.
mo la voz de un huracán. El mur- Broussais lo dijo, nada hay más
E L HECHO.... mullo se acercaba, y al acercarse, brutal que un hecho.
siempre crecía. Después fué un bu- ¡Negad, negad siempre! ¿mas qué
(o) que, pero un buque enorme, que se será vuestra negación cuerpo á
-V
Un día, dos hombres
i
estaban — E s muy sencillo; se ha descu- deslizaba en el agua, y subía solo. cuerpo con el gigante de la reali-
sentados en la ribera derecha del bierto un medio por el cual subirán Pasó, como un caballo á carrera rá- dad? ¡Detened el buque que sube
:
Ródano. El uno era un rico propie- solos. pida. Sus alas rompían la corriente, sobre el Ródano, á la locomotora
t a r i o , y habitaba una comarca no —¡Imposible, señor, imposible! sus palancas vigorosas se agitaban que vuela sobre sus rieles, y á la
distante de allí; el otro, nacido en ¡oh! á fé mía os declaro que nunca como el brazo de un gigante, su chispa eléctrica que salta por su
u n a aldea, sobre los bordes del río, creeré eso. vasto pecho retumbaba como un hilo!
. tenía por profesión conducir la car- —Y, ¿porqué, amigo mío? volcán, y á cada expiración, su bo- Distingo dos especies de heehos;
ga que remolcaban entonces los Porque eso es imposible. ca de fuego arrojaba una nube de unos positivos y otros negativos.
"barcos de Beaucaire á Lyon. —Mas, ¿por qué crees que eso vapor blanquecina. Los primeros son los que tienen en
Se conocían mutuamente, y fati- es imposible? En seguida desapareció.... un mo- sí la evidencia directa; los segundos
gados ambos, se pusieron en repo- —Porque, señor, á pesar de mento después se escuchaba el mur- llevan la convicción por pruebas
ñ so, á la sombra de un ramillete de todos nuestros fuertes aparatos, mumullo sordo en lontananza, un opuestas. Un ejemplo bastará para
álamos blancos. tenemos todavía mucho trabajo, y momento después se percibía un esclarecer mi pensamiento.Un hom-
Entonces el propietario dijo al empleamos mucho tiempo para su- vasto penacho de humo negruzco,y bre es acusado de un crimen, él ha
batelero: bir nuestros buques; y ¿queréis que las olas espumosas del rio revuelto, sido visto por varios testigos, *as
—¿Conoces, amigo mío, ese her- ellos suban solos?.... ¡imposible! vinieron á chocar en la ribera en pruebas directas de su culpabilidad
moso descubrimiento que se acaba —Escúchame, amigo mío, te voy donde estaban sentados el propieta- motivan su condena. Otro hombre
de hacer? á contar la cosa.Escúchame bien. rio y el batelero es llevado ante los tribunales; el
—¿Cuál, señor? Y entonces el propietario expli- Este quiso hablar, pero la emo- crimen de que se le acusa no tiene
—¿Sabes que ya no hay nece- có al batelero, en qué consistía un cion ahogó su palabra... Hé aquí la testigos, muchas personas, por el
sidad de caballos para arrastrar los buque de vapor. Poniéndose al ni- fuerza de un hecho. Un hecho re- contrario, le han visto en otro lugar
buques sobre el Ródano? vel de su inteligencia, trató de ha- monta :a corriente de la oposición Y á la misma hora, en la que el cri-
—¿Cómo? cerle comprender su mecanismo, más violenta, un hecho ahoga la men se cometió; él será declarado
inocente en virtud de este hecho ginación de los enfermos; este me- toda justicia. Esta arma con laque todos vuestros consultorios, que ha
negativo. dio ya sería perfecto, y plugiera al nos atacáis, vamos á volverla con- seguido todas vuestras prescripcio-
Estos dos órdenes de hechos, los Cielo que fuese cierto. Más dicho- tra vosotros, y á servirnos de ella, nes, que ha tragado, durante mu-
utilizo para probar la tesis que voy sos todavía que el divino Edipo, con la misma táctica. chos años, bastantes drogas para
á desarrollar. habríamos hallado el enigma de la ¿Por qué, en efecto, las coinci- formar una pequeña farmacia; ese
He considerado, en nuestra últi- Esfinge de la terapéutica. En todo dencias no pueden dirigirse contra enfermo viene á consultarme, deses-
ma conferencia, á las dosis infini- caso, ¿este medio no valdría más vuestras curaciones y vuestros triun- perado del caso, y, siguiendo mis
tesimales en el estado de P O S I B L E , que todas las torturas que la medi- fos? Y también vamos á deciros:— consejos, él sana, y ¡la naturaleza
y creo haber reunido bastantes cina clásica hace sufrir á sus po- "Creeis haber curado á tal enfer- le habrá curado! y debía sanar jus-
pruebas para que la convicción ha- bres pacientes? jCurar una enfer- mo, nada de eso, él debía sanar." tamente, en el momento en que se
ya entrado en vuestro espíritu. medad, obrando sobre la imagina- —Al hablar así, razonaríamos fal- ha arrojado en brazos de la Ho-
Ahora voy á hablaros de esas mis- ción, y con NADA! ¡pero esto sería samente, con toda evidencia; pero meopatía! ¡precisamente en el
m a s dosis, en el estado de HECHO. muy meritorio! ¿Por qué pues, se- usaríamos de nuestros derecho, del momento en el que ha deser-
Se trata, pues, de probar aquí, que ñores de la Alopatía, no hacéis otro derecho legítimo de represalias tado de vuestra terapéutica! ¡exac-
no solamente pueden obrar, sino tanto? Y entonces ¿qué le pasa á la po- tamente en el momento en el
que obran en realidad; y esto, lo Contra nuestro éxito se invoca bre medicina? que vuestras medicinas tenian su
demostramos por los hechos. además el capricho ciego de las ¿Qué le pasa al arte de curar? cumplimiento saludable! es preciso
Procedames primero, por la so- coincidencias. ¿Por qué rechazáis todas las diatri- confesar que mi buena estrella jha
lución de los hechos negativos. Es- Que una persona asegure haber bas, c on las que se quiere manchar sacado el premio de vuestra lo-
tossonlos que tienden á neutralizar sido curada por un médico homeó- vuest ro diploma, y cómo váis á re- tería. Pero, decididamente, un mé-
la acción de nuestra terapéutica por pata, ó haber sido testigo de una men dar todos los desgarrones que dico homeópata es el niño mimado
mezquinas objecciones, ó á dismi- curación obtenida por él, su acer- la sátira hace á vuestra toga doc- de la naturaleza, deddidamemt» ^s-
nuir su fuerza, queriendo divi- tó encontrará siempre la sonrisa de toral? ta mala madre os trata como ma-
dirla. la incredulidad.—"Creéis hab^r si- Yo os lo digo, la alegación de las drastra cruel; y si la naturalrfci es-
Los médicos, ú otros personas do curado, le dirá algún maliciosp, coincidencias engendra al fatalismo, tá con nosotros, no lo vociferéis,
hostiles á la Homeopatía, repiten debíais curaros; vuestra enferme- y el fatalismo es vuestra ruina más porque esto sería atraernos la co-
por doquiera, que nuestras medi- dad ha desaparecido por sí mis- directa. rriente de la clientela
cinas obran sobre la imaginación m a . " Mas, concedo por el momento, Pero nosotros no somos tan in-
cíe los enfermos, pero que sólo á ¿Qué responder á esto? ¿Qué que nuestros triunfos sean debidos justos con vosotros; creemos muy
esto se limita su virtud. responder á la oposición de las á las coincidencias; quiero que la sinceramente que también sois los
Ya sabéis lo que se debe respon- coincidencias? naturaleza haya hecho todos los favoritos de esa gran reina que se
der á esta observación, Iji m á s in- Invocando las coincidencias, se gastos de la curacine, que t e n d í a s llama la Naturaleza, y que de sus
sensata que se ha heoh©, y que dudaría de todo, se llegaría hasta la desfachatez de atribuir á nuestra favores y larguezas tenéis vuestra
Siempre se "hará contra nuestra dóc- dudar de Dios. doctrina;, es preciso confesar que la buena parte, y si algunas veces
Mas, a|mUamojs, por el igo- Pero, señores enemigos nuestros, señora Naturaleza es muy compla- ella parece despreciaros un poco,
gge nosgfrgg obteneipqs las usurpáis, frente á frente denosótroi; ciente con la Homeopatía. ¡Cómo! es porque cometéis á menudo, con
curaciones trabajando sobre la ima- tm derecho que reclamamos con Ved á un enfermo que ha recorrido ella, el pecado de la ingratitud, es
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porque la despreciáis muy frecuen- fluxión de pecho á un catarro que ta que no le ha impedido el m o - más alta importancia política:
IJ
temente, y que muy á menudo des- habéis atrapado, en estos días hú- está uno vencido cuando se tiene
conocéis sus méritos; es que tal vez, medos, y le habéis creído.» nr. el poder de hacer cometer faltas
en fin, ella no está contenta de Todo esto es posible, ¿y por qué á sus adversarios."
¡¡¡Qué períume de caridad!!!
vuestro orgullo, y que en vuestras no? ¿Mas, desde cuando los médi-
O' bien, si, por azar, el médico Que los médicos homeópatas,
victorias, no le dáis- todos los lau- | homeópata ha diagnosticado con la cos homeópatas se han jactado de
mediten profundamente y siempre
reles que le son debidos. hacer milagros? En manos de la Ho-
| seriedad doctoral una de esas en- estas hermosas palabras.
meopatía se puede morir. ¡Hermo-
Consiento, pues, en que nosotros fermedades, él se ha equivocado. Seamos francos hasta el fin. Se
sa objeción! ¡cuán admirable es que
nunca tenemos el honor de un triun- ¡Error! ¡error! ¡vamos! ¿Acaso la dirá todavía: "Tal experiencia par-
se pueda morir! De la Palise, n o lo
fo positivo, consiento en que nues- Homeopatía es capaz de curar se- ticular ó pública, se hizo en tal ciu-
diría mejor!
tros enfermos hayan sanado, no en mejantes afecciones? dad y no tuvo éxito, bien veis en-
Es un hecho muy cierto, q u e ca-
virtud de lo que hemos hecho, sino Que un médico alópata tenga, en tonces, que la Homeopatía, sucum-
da uno es responsable de sus actos,
precisamente porque habéis hecho efecto, el derecho de conocer bien be á la prueba."
y eí mayor absurdo que puede co-
algo, y este algo les impediría sanar. las enfermedades, es innegable que No os apresuréis *á formular es-
meter un razonador, es el a r r o j a r
Esto es claro como el sol. Si en- él es doctor, y que doctor viene de ta falsa conclusión. Vuelvo á re-
sobre una doctrina la incapacidad,
tonces, como nosotros, queréis ob- una palabra latina que significa sa- petirlo: tanto peor para aquel que
la imprudencia ó las faltas de sus
tener curaciones, emplead nuestro bio. En virtud de su diploma, él no ha tenido éxito. ¿En qué casos
adeptos.
procedimiento, es decir, no hagáis siempre tiene la verdad en sus sen- ha hecho la experiencia? ¿En casos
—"Tal enfermo tratado p o r la
nada, puesto que nosotros no ha- tencias, y sus juicios siempre están generales? Mas la Homeopatía ha
Homeopatía, murió."—¿Los vues-
cemos nada. ¡En verdad, este tra- revestidos con el sello de la infali* hecho sus pruebas, y las hace to-
tros, entonces, no muueren j a -
tamiento es muy fácil, y sobre todo, bilidad. dos los días. En hora oportuna
más?
barato, retened bien ésto, queridos ¡Pero' que un médico homeópa- hablaremos de esto ampliamente.
"Tal enfermo condenado por
enfermos! ta, sea doctor, imposible; que sepa ¿La experiencia se ha hecho en un
vuestras decisiones supremas, m u -
Hé aquí «otro gran caballo de conocer una enfermedad, imposi- caso particular, el cólera por ejem-
rió luego en manos de un h o m e ó -
batalla que monta, con el mismo ble; que sepa tratarla, más imposi- plo? Mas la Homeopatía tiene sus
pata."
heroísmo, nuestro sabio colega aló- ble todavía! cifras y su estadística respecto á
Tanto peor para la reputación de
pata." ¡Vamos, pobre médico homeó- esta epidemia. ¿Un fracaso puede
este homeópata, y no para la doc-
ídle á decir que la Homeopatía pata, á pesar de tu diploma, no eres aniquilar mil éxitos? y si la Homeo-
trina que profesa. Si él ha sido bas-
os ha curado de una hidropesía, de más que un ignorante y un im- patía curó tan bien el cólera en el
tante imprudente para encargarse
una gastritis, de una fluxión de pe- postor! Brasil y en los Estados Unidos, en
de un mal negocio, tan temerario
cho. «Lo habéis creído, os respon- Oís decir todavía diariamente: donde se cebó con más fuerza,
para esperar una curación imposi-
derá, con un tono académico; vues- "Fulano murió, un médico homeó- ¿porqué no podría curarlo en Fran-
ble, tan ciego para tropezar contra
tro médico homeópata ha llamado pata fué quien lo asistió, ya veis cia? Tanto peor para aquel que no
un caso incurable, peor para él! á
hidropesía á alguno;* gases que te- que no cura la Homeopatía." ha triunfado; si se ha colocado en
él sólo toca la vergüenza d e este
ñíais en él vientre, tía llamado gas- O bien aún: "Tal enfermo ha sj^- falsas circunstancias, tanto peor
fracaso.
tritis, á un sencillo desarreglo de do abandonado por la alopatía; sé para él, cada quien es responsable
Armando Carral, <el célebre p u -
vuestro estomagó-, ha llagado ha llamado á un médico homeópa- de sus actos.
blicista, dijo una palabra d e la
No pienso,—en caso de que co- de Terapéutica," tomo VII, páginas
nociérais la experiencia que preten- 14 y 15, en donde podréis ver la Nimes á París sin camino de hierro, He tenido muy á menudo, bas-
dió hacer de la Homeopatía, en confesión bastante humilde, y el se podría ir en un coche, bueno ó tantes discusiones pacíficas con mis
1834, el profesor Andral,—no pien- acto de contrición casi perfecto, de malo, y hasta á pie! ex-colegas, y cuando les he pedido
so que seáis tan torpes para hablar Andral. ¿Antes del telégrafo eléctrico, los casos de curación conforme á la
de ella. -Llegáis, en fin, hasta reprobar- despachos no llegaban por medio doctrina de los contrarios, siempre
En esta época no se había tradu- nos que un periódico homeopático, del telégrafo aereo? Antes de esto, se han visto muy embarazados pa-
cido la materia médica homeopáti- nacido la víspera, haya muerto al ¿no marchaban por medio de los ra responder.
ca, nuestra doctrina acababa de na- día siguiente. correos? Poneos ante un médico, quien
cer en Francia, y sus discípulos no ¿Qué prueba esto? Tanto peor ¿Y no se va de Liverpool á Cal- quiera que sea, aun cuando sea, 1q
tenían todavía una marcha bien se- para sus redactores. La Homeopa- cuta por otro camino que el de repito, profesor de una de las tres
gura, en la vía de la práctica. tía ha podido caminar sin ellos, y Suez? Todo eso no es más que Facultades de Francia, y decidle:
Andral debía conocer la Homeo- podrá muy bien continuar su cami- cuestión de tiempo. «Hojead un momento en vues-
patía, poco más ó menos, como yo no también sin ellos. «Los demás médicos curan, y en targa práctica, señor; traed á vues-
conozco un reloj. Observo en este Cuando veis en el Cielo una es- todos tiempos han curado enfer- tra memoria los éxitos más brillan-
instrumento, ruedas y palancas que trella fugaz ¿teméis que el firma- mosa tes que habéis obtenido en vuestra
parecen animadas; oigo, pequeñas mento se desplome? Esto es muy cierto. ¿Mas por qué carrera médica, examinad los ca-
y rápidas palpitaciones, veo á las ¿Qué son, pues, todos esos he- sistema han obtenido ellos, y ob- sos en los que habéis practicado la
agujas correr y proseguir, con mar- chos negativos? Apoyad todos vues- tienen todavía sus curaciones?Con- medicina pura, es decir, en los que
cha desigual, sobre un cuadrante tras baterías sobre una armadura forme al principio de los semejan- habéis dado á vuestros enfermos
fleno de cifras, paro soy tan capaz más sólida, porque veis que no tes, es decir, según la Homeopatía. medicinas simples, y en los que
de montar y desmontar todas sus puede resistir al choque de los ar- Ya os lo he dicho; los médicos habéis obrado fuera de las sangrías,
piezas, como Andral era capaz de gumentos más sencillos. alópatas hacen, á menudo sin aper- sanguijuelas, vegigatorios, sinapis-
poner en acción á las ruedas de la Pero nuestro enemigo no ha cibirse de ello, Homeopatía prácti- mos, etc.—cosas todas que cons-
Homeopatía. Asi, uno de sus cole- quemado toda su pólvora, y hé aquí ca; algunas veces se dan cuenta de tituyen el acrobatismo de vuestro
gas, Jourdan, de la Academia de un nuevo ataque todavía. ello, y el hecho los deslumhra por oficio—¡Nombradme un solo caso
Medicina, decía, hablando del rela- Se nos dice: «Los demás médi- su evidencia, pero que convengan en el que 'hayais curado por «los
to de esas experiencias: "Andral no cos curan Unto como vosotros, y en ello, ¡jamás! Esto sería un cri- contrarios!»
debió permitir que se diera su nom- sin ser homeópatas.» men. ¿Conforme á qué ley terapéutica
bre á una cosa que es imposible Distingamos: que ellos curen, lo El sistema de los semejantes es empleáis la quinina, el mercurio, el
calificar O la nota entera es concedo, pero que curen fuera del como la palanca de nuestras má- iodo, el fierro, el arsénico, la bella-
una farsa, 6 está hecho por un en- principio de los semejantes, es lo ouinas. Para obtener el principio dona, el ioduro de potasio, etc. En
fermero." que vamos á examinar. ae acción mecánica, es preciso im- fin, todas las medicinas que em-
Por lo tanto, por lo que toca á Los demás médicos curan como primir á esta palanca tal movimien- pleáis?
este pretendido heoho negativo, no nosotros. ¡Ah! ciertamente, no to en tal dirección; pues bien, esta Si ese médico es capaz de res-
osareis hablar, e.stoy seguro de queremos negarlo. ¿Qué hay en eso palanca la puede manejar un igno- ponder á vuestras preguntas, con-
ello; sobre todo si veis el "Boietín de sorprendente? ¡Se puede ir de íaqte tan bien como ía mano del siento en quemar mi título, ^ arro-
inventor y del más sabio mecánico. jar las- cenizas al viento.
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f-Z 11 ' -

Ya lo hemos visto, la Homeopa- chatamente el emético, y que este estén desprovistas de toda acción yo calibre sufre una graduación
tía no ha nacido ayer, en cierto medio le fué del todo favorable. terapéutica, puesto que nosotros siempre decreciente.
modo, ella salió de la cabeza de Si yo hubiera asistido á esa mu- mismos las empleamos bajo esa
Hipócrates, como Minerva de la Seguid en su marcha fisiológica,
jer, tal vez no hubiera hecho otra forma todos los días. He aquí por á esas substancias que ya no podéis
cabeza de Júpiter, y desde su na- cosa. qué (concedemos completamente es-
cimiento, todos los médicos no han apreciar, y llegaréis á las "segun-
«Abunodisce omnes.»Así es co- te aserto; pero él no prueba que das vías." j
obrado, á sabiendas ó ignorándolo, m o obran todos los médicos ho- las dosis infinitesimales carezcan
sino conforme á su inmortal princi- Estas vías diversas son ya muy
meópatas «de hecho,» servidores de efecto curativo, y esto es lo que tenebrosas, mas vuestra antorcha
pio. involuntarios de un principio que se debe demostrar. Sin embargo, va á extinguirse, si llegáis antro
Cuando prescribo á un enfermo, los nutre y que ellos, sin embargo, vamos á permitirnos todavía otra de las "terceras vías." Deteneos
por ejemplo, 25 centigramos de quieren sofocar. digresión á título de respuesta. en el umbral ele este misterio, por»
Sulfato de quinina, ó 10 gotas de Este asunto tratado exprofeso He dicho, en nuestra última con- que sin llegar á él ya estáis muy ex-
tintura de iodo, ó 3 gotas de tintu- posee materiales bastante ricos,pa- ferencia, que distinguía tres clases traviados en vuestra curiosa explo-
ra de belladona, ó limadura de fie- ra formar volúmenes. Esta opinión de dinamismo: el natural, el artifi- ración. .
rro, etc., si un médico sorprendie- es verdaderamente muy fácil de cial y el fisiológico; de este último, Ahí, más lejos más lejos to-
se mis recetas ó mis pociones, ¿ten- sostener, tanto más fácil, cuanto es del que vamos á decir algunas davía.... se extiende el dominio de
dría el derecho de decir que yo no que cuenta con numerosos adep- palabras. lo desconocido, sin horizonte y sin
soy homeópata en estos diversos tos. Mas como esta digresión está Todas las substancias medica- límites.
casos, porque empleólas medicinas fuera de la cuestión actual, no ha- mentosas que se administran á un El movimiento de la pasta ali-
á grandes dosis?—«De ningún mo- go más que indicar estas ideas, y hombre sano ó enfermo, caen des- menticia os ha conducido á la cir-
do le diría, y no os admiraríais de paso á otro género de agresión. de luego en un receptáculo único, culación de la sangre. Prosiguiendo
©lio si conociérais la Homeopatía. «Concedido, se nos dice, los mé- el estómago. Este órgano es la re- vuestra navegación en los tubos ar-
Yo soy el que está en el derecho dicos no obran, si lo queréis, sino torta en la que comienzan todas teriales, llegaréis á la circulación
ác admirarme de vuestra conduc- conforme á la ley de los semejan- las metamorfosis fisiológicas. Es el del fluido nervioso; mas aquí, ios
ta, cuando diciendoos adepto del tes, pero no emplean más que ministro encargado de transmitir á conductos son de más pequeño ca-
fbiucipio de los contrarios, admi- grandes dosis. Entonces para obrar los súbditos todas las órdenes del libre, para dejaros pasar, y el mis-
nistráis e s a s medicinas, no impor- no es nécesario que las medicinas soberano. Allí es en donde se veri- terio os dice: !no irás más ¿fijos!
ta en qué dosis.» estén dinamizadas.» fican esa serie de operaciones mis- Tal es el destino de lodo ele-
Esto m e recuerda que un día se Esta pretendida objeción, ya se teriosas que hacen sufrir á los ele- mento que se empeña en las vías
me vino á llamar, durante mis con- me ha hecho más de cien veces. mentos materiales las transforma- fisiológicas; tal es la ley que presi-
sultas, para una mujer quien, se En otra parte, pudiera decir sen- ciones más desconocidas, y que de á todos los fenómenos de ia vi-
me dijo, era presa de vómitos muy cillamente; «esta objeción» aquí escapan siempre á los análisis es- da universal.
fuertes. Como en este momento, digo esta« pretendida objeción, »por- p^rimentales.
no pude abandonar mi consulto- Así es como el animal se mantie-
que no ataca directamente al asun- De ese recipiente, llamado por
no, se buscó á otro médico. A! día ne en las condiciones de su exis-
to que nos ocupa. la fisiología "primeras vías," las
siguiente supe que. para contener tencia, apropiándose en los objetos
No queremos probar, en efecto, substancias pasan á otros canales que le rodean, los principios pro-
esos vómitos, le administró inme- que las medicinas en dosis macizas que se ramifican á lo infinito, y cu- pios para su nutrición. Así es como
res respetables, entre los que cita- Cuántas veces, en efecto, he he-
el vegetal extrae la esencia de su múltiples y secretos de la natura- ré á Golfín, profesor en Montepe- cho desaparecer accesos de fiebre
conservación y de su crecimiento, leza. llier á quien escuché dar sobre este por el sulfato de quinina en poma-
de todos elementos de la naturale- Es evidente que todas esas pre- punto una lección notable—si veis da, y en fricción, en ciertos hue-
za. Las substancias más groseras y tendidas objeciones, nacen de una en esta afección, una alteración es- cos de la superficie cutánea! Este
las más materiales, puestas en con- falsa concepción de la esencia de la pecífica del «Gran simpático,» ¿con- método por absorción endérmica,
tacto con los mil hiliüos de su raiz, enfermedad. qué objeto recetaréis el fierro, y lo emplea frecuentemente la Anti-
se purifican, se desmaterializan, se Por ejemplo: si consideráis á la cual será la causa racional de vues- gua Escuela. Se le ha preconizado
vuelven fluidas, y arrastradas por "clorosis" como un empobreci- tro efecto curativo? Me complace- mucho en nuestros días, mas los
la corriente de la savia ascendente, miento de la sangre, si hacéis con- ría saber si fuera del dinamismo fi- médicos antiguos, va tenían cono-
van á llevar á cada ramita del ár- sistir esa afección de las jóvenes, siológico, teneis una explicación cimiento de él. y lo practicaban con
bol inmenso, su ración de nutri- en que la sangre está duprovista de probable de este fenomeno terapéu- éxito. Asi Boyle—que no pertene-
ción y su chispa de vida. fierro, y en que la serosidad está en tico. ce á ninguno de nuestros sistemas
Así es como, de un modo más exceso con respecto á la fibrina, os Acarreado por todos los vehícu- modernos,—atestigua qúe, el mis-
tangible y más evidente, nuestros parecerá muy racional el dar á los orgánicos, el fierro se fluidifica, mo se curó, muchas veces de la
granos nutritivos, desprendidos de vuestras pálidas enfermas las pildo- por decirlo así, y cuando llega ante fiebre, con cierto remedio aplicado
sus espigas y mondados por nues- ras de Vallet. Poned fierro en don- el fluido vital, la neutralización se en la muñeca.
tras diversas maniobras, son ma- de falte y restableceréis el equilibrio opera, y el Gran simpático entra al También habla de algunos mé-
chacados por las asperezas del mo- fisiológico. orden, recobrando su equilibrio dicos que purgaban con tópicos, ó
lino, convirtiéndose en polvo por el Desdichadamente, conforme á normal. remedios externos. Refiere,«que un
frotamiento mecánico, volviéndose estas lastimosas consideraciones, Es posible que tengáis otra ex- químico habiendo se apercibido de
pasta, por medio del agua, y sien- obran la mayor parte de los médi- plicación, distinta de ésta, pero es que uno de sus amigos "trataba de
do nuestro pan alimenticio, por el cos; partiendo de este punto de vis- posible, que sea falsa visión" á esta manera de purgar, le
fuego. ta fué como Dupuytren, escribien- Esta explicación, la aplico gene i frotó la mano con un aceite, con
do una consulta á una señora, res- raímente, á la acción terapéutica el cual algunos momentos después,
Os será fácil comprender ahora,
pecto á su hija clorótica, le acon- de todas las dosis macizas,—sería éste incrédulo se sintió tan apre-
por todas estas consideraciones y
sejó que tomase limadura de fierro fácil, pero mny largo de demostrar- miado, como si hubiera tomado en
comparaffion.es, lo que llega á ser
en la casa de un cerrajero, á fin de lo de una manera particular—y l a m a ñ a n a u n a "medicina," pero sin
un medicamento cualqir-era depo-
tenerlo más puro, y dar á su joven resulta, entonces, que todas las me- retortijones, sin dolor, y sin destem-
sitado en el estómago, en dosis
fuerte, y cómo adquiere una acción enferma en dosis crecientes, hasta dicinas obran conforme á uno de planza. »
terapéutica. cinco gramos diarios, de manera los tres dinamismos, conclusión que * Finalmente, después de h*her
á cambiar en un verdadero mine- entra perfectamente en nuestro ob- enumerada otros muchos fenóme-
Sonriendo al engrane del dinamis- ral las entrañas de la pobre niña. jeto. nos notables de ese género, decla-
mo ti-¿ilógico, se convierte en lo Pero si e.n vez deconsiderar á es- Cuando he dicho que el estóma- ra, que tiene mucha inclinación á
q«e 3* "mvieríen tos? Cementos de ta enfermedad como una alteración go era el recipiente único y nece- creer que «los preservativos, lleva-
la* .ífUttft mftdicioa^s. tuspüés de puramente química, la consideráis sario de todos los medicamentos, do? al cuello por los antiguos, no
ha.ber áufrkio su ••iina&mxno espe- como una alteración puramente vi- me he equivocado. eran enteramente supersticiosos,
cial, oonibrm* á loa- procedimientos tal; si—á ejemplo de varios auto- 4¿
- -

ni inútiles » Los antiguos llamaban la naturaleza, se encarga de fluidi- pillos le sirvieron de obreros, y ca- merecen estar encerrados en Cha-
á esos preservativos Amuleta.Phy- ficarlos? da uno, puso su piedra en ese mo- renton!
lacteria, etc. Reconozco la justicia de esta numento que, no perecerá ja- Pero si, en este trabajo no ha
Muy recientemente, durante nues- observación, pero como la respues- más. habido seducción pérfida de su es-
tras epidemias coléricas, ¿no se vio ta., nos alejaría de nuestra tésis, la Ahora bien, si este inmenso re- píritu, ha habido entonces de su
á muchas personas llevar brazale- dejo para la próxima conferencia, sultado ha sido obtenido experi- parte, la más insigne superchería,
tes de cobre á título de preserva- en la que debe ocupar naturalmen- mentando las dosis infinitesimales, y la más culpable mala fe.
tivo. y hallarse con ellos muy te su lugar. en el hombre sano, es preciso «Ne- ¡Para engañar á todos los adep-
bien? - Ya es tiempo de pasar á los he- cesariamente, absolutamente» ad- tos futuros de la Homeopatía, ha-
chos positivos mitir que ese resultado es verda- brían redactado juntos y con un
Que nos sea permitido, de paso,
Estos hechos deben recaer sobre dero, y concluir forzosamente en consentimiento unánime, ese libro
preguntar á los médicos que han
I* experimentación pura, y sobre su acción morbosa. que debe ser el Código de la doc-
dado ese consejo a sus clientes, si
loí resultados de la terapéutica. Si esto no es cierto, lié aquí ri- trina fiahnemanniana,habrían, jun-
sabían que en nuestra Escuela, el
Los distingo, en hechos genera- gurosamente !• que sucede. tos, dedicado á la veneración de la
cobre es uno de ios mejores pre-
les y en hechos particulares. Primero, de parte de los experi- posteridad, á ese manequí de ty
ventivos y curativos del cólera.
Examinémos,según esta división mentadores. terapéutica! ¡Juntós, con los mis-
Finalmente, st administra y se mos instrumentos ? las mismas
aquellos que se refieren a la expe- Hahnemann y sus discípulos
puede administrar á los enfermos, condiciones de trabajo, habrían
rimentación pura creyeron ver hechos que no exis-
todas las substancias medicinales, profundizado ese abismo sin fondo,
Esta experimentación nos ense- tían; han tomado quimeras por
por todas las vías exteriores posi- en el cual vendrán á sepultarse las
ña, de la manera más positiva y realidades. Su espíritu ha sido
b l e s — L o s indios orientales y oc- más hermosas inteligencias!
cierta, que los medicamentos, en el juguete de una loca imaginación,
cidentales casi no siguen más que
dosis infinitesimales, tienen una ac- y'durante sus experiencias, su ima- Ahora, os preguntó, ¿este hecho
este procedimiento,—y todos esos
ción real y múltiple sobre el hom- ginación ha delirado. • es posible? Si asi es, merecen to-
hechos demuestran más y más, la
bre sano. Verdaderamente, este es el fenó- dos ser encerrados en el presidio!
acción del dinamismo fisiológico.
Sabéis que los medicamentos meno psicológico más extraño. Pe- Más, de parte de los «experi-
Escucho una nueva observación, han sido experimentados en perso-
ro, lo que es aun más sorprenden- mentados,» la imposibilidad es to-
se acaba de decir: nas sanas, y que coleccionado to- te,esque todos sin decírselo, hayan davía más absoluta.
—Si todas las medicinas pueden dos los resultados de esas pruebas, visto las mismas apariencias fan- Y observemos, primero, que las
ser dinarnizadas y obrar en el es- se han formado sus fisonomías par- tásticas; es que todos sus sueños experiencias han sido hechas en
tado fluidico. ¿por qué no las dais ticulares De esta manera, es como presenten el mismo matiz, el mis- hombres-SANOS, es decir, e n h o m -
siempre bajo esa forma? O bien, si Hahnemann, formó su materia mé- mo carácter; es que sus ojos hayan bres sanos tanto de espíritu como
reconocéis que al pasar por el me- dica pura, y con estos materiales sido engañados por el mismo de cuerpo,, en hombres, cuyo me-
canismo fisiológico, el movimiento fué como e! doctor Teste creyó po- kaleidoscopio, engañador, que fa- canismo fisiológico gozaba de toda
de nuestras diversas circulaciones der clasificarlos en los grupos de su bricaba los dibujos regulares é la plenitud de sus facultades.
puede dinamizarlas. ¿por qué no sistematización infinitos de todos esos fantasmas! Ahora, yo sostengo que el testi-
administrar todos los medicamen- Hahnemann no trabajó solo en Ahora, os pregunto, ¿éste hecho monio de esos hombres equivale,
tos en dosis materiales, puesto que esta gran obra, sus primeros dísci- es posible? Si asi es, todos ellos al menos, á una certidumbre moral
Y, en efecto, bajo la influencia fe y obstinación más dura que una
de tal ó cual medio medicinal, que roca académica! menté cierlo. De todo dudaría, me- pertenece á todo el mundo; sois
les era desconocido; y que ellos Tampoco es posible suponer que, nos de esto. libre de comprobarlo y de exami-
eran incapaees de apreciar, esos esos hombres hayan QUERIDO en- Preferiría mejor, creer que Euri- narlo, conforme á todos ios capri-
hombres han hecho tales ó cuales gañar. ¿Qué beneficio hubieran re- pides y Sófocles, Racine y Cornei- chos, á todas las exigencias de
declaraciones, verbales ó por escri- cogido? ¿Para qué motivo proba- lle. escribieron sus inmortales tra- vuestra legitima curiosidad. La na-
to; cuotidianamente, á cada hora, ble habrían redactado, en consejo, gedias, bajo el dictado de mesas turaleza de entoncesacá no ha roto
á cada instante, ellos han notado los artículos de su superchería? parlantes. Pensaría de más buena sus moldes, Hahnemann no se lle-
sus sensaciones, las modificaciones Todas estas aberraciones tampoco gana que Mozart y Bethowen, com- vó su secreto á la tumba; su crisol
de su estado, su nueva manera de son admisibles, ni para los experi- pusieron sus célebres sinfonías, co- siempre existe, trabajad, y obten-
ser. Ellos han indicado la varie- mentados ni para los experimenta- ' giendo los frutos de la armonía, de dréis la misma barra. Esos charla-
dad. la intensidad, la naturaleza dores. árboles con notas. Mejor admitiría tanes hábiles, esos juglares desc.v
de sus placeres y de sus dolores. que las estatuas animadas de Pra- rados, no quieren «amarraros» la
Más, admitames que hayan que-
Siempre atentos, han seguido la rido engañar, ¿cómo lo habrían PO- xiteles, lidias y Miguel Angel, na- carta; es un partido franco y leal
marcha de la experiencia en todos DIDO? cieron de un frotamiento de la con las cartas sobre la mesa.
los senderos posibles de sus fun- Vámpara maravillosa de Aladino. Me había propuesto, y entraba
La mayor parte de las veces no
ciones. Nada se ha escapado á estaban juntos Los hombres no es- Digamos pues aquí, como si en mi plan, citaros algunos hechos
su atento examen; nada ha podido taban con las mujeres; no conocían quisiéramos fijar miras en nuestro particulares. Gracias á Dios, tengo
distraer su observación al acecho. las substancias que se experimen- camino, que la acción de los infi- una colección muy rica: los unos
Con menos ardor el cazador per- taban; eran vigilados noche y día, nitamente pequeños, es un hecho me conciernen, y los otros, perte-
sigue su presa en la espesura de —puesto que los síntomas, tienen positivo general. necen á hombres muy dignos de fe.
los bosques; con menos vigilancia, sus horas predilectas para manifes- Mas nuestra convicción se ex- Pero como estos detalles serían
su fiel sabueso olfatea las menores tarse;—y además, eran radical- tendería mucho más, si examinára- muy largos, como por otra parte,
huellas, y aprovecha la ocasión del mente incapaces, para examinar mos los hechos particulares. quizá opondríais la duda á mis
meiaor ruido. algunos de los síntomas. Por ejem- Se trata,pues,de la experimentación acertos. prefiero mejor renunciar a
Mucho más numerosas son las plo, dad estramonio á veinte per- pura. Ahora bien, después de Hah- ello, y contentarme con deciros:
espigas que restan después de la sonas; si son afectadas de delirio, nemann y sus discípulos, cada mé- —Negad, sois libres para ello, pero
cosecha, mucho más numerosos ¿cómo podrán engañaros sobre lo dico, cada afecto á la Homeopatía, comprobad el hecho; duerme to-
son los racimos olvidados después que dirán y lo que harán? ha podido comprobar los hechos davía bajo las cenizas siempre ca-
de la recolección, que los .síntomas He aquí, un hecho general que, mencionados por esos experimen- lientes, id á removerlas, y allí en-
que se hubieran podido espigar, reúne todas las condiciones de cer- tadores. Todos sus trabajos, todos contraréis el tisón incandescente
después de su cosecha, en el cam- tidumbre. De esta manera, es co- sus actos, todas sus aserciones han que quemará los dedos de vuestra
po de la experimentación. mo ha sido elaborada nuestra ma- -podido pasar por la inspección de incredulidad
Ahora, para admitir que todos teria médica. Es imposible que es- experiencias secundarias A esa ba- Invoquemos ahora á los hechos
esos hombres.—sanos de cuerpo te hecho inmenso, que extiende rra de oro, que ha salido del crisol que tienen relación con la terapéu-
y aliña,—s§ han engañado, seria sus ramificaciones en el universo de la experimentación, se la ha so- tica.
preciso estar dotado de una mala entero, no sea un hecho positiva- metido á la piedra de toque. Ese Aquí es muy importante deslin-
gran hecho es del dominio público; dar nuestro asunto, y entendernos
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' 170 BIBLIOTECA DE «EL P A Í S . » CONFERENCIAS SOBRE LA HOMEOPATIA 171

bien respecto al verdadero estado cual he reflexionado muy frecuen- representan un haz de hechos bas- Admitamos,pues,la existencia de
de la cuestión. temente. tante imponentes. un hecho positivo; este hecho sólo,
No es mi intención hacer en este Ahora bien, cuando me pongo prueba la acción de las dosis infi-
Me represento á la Homeopatía ante todas esas consideraciones,me nitesimales.
momento, el paralelo de nuestra
desde su nacimiento hasta hoy. Ya digo:—¿Es posible que entre todos Porque hé aquí el razonmiento y
doctrina con la doctrina oficial; no
habéis visto su poder ha irra- esos hechos, no haya UNO SOLO po- las consecuencias que se derivan.
quiero absolutamente probar la su-
diado en todas las partes del Glo- sitivo? Desde que los infinitamen- Si en «tal caso», un glóbulo ha
perioridad de la Homeopatía sobre
bo. Sus obreros han labrado todo te pequeños se administran á los obrado;¿porqué no obrará una,tres,
sobre su rival, ni que los médicos
el campo de la terapéutica; ella h a enfermos,¿es posible que ni UNA SO- cien, millones de veces, en todos
homeópatas curan más á menudo
penetrado por doquiera; ha esta- LA VEZ hayan operado una curación los casos absolutamente idénticos?
y más pronto, más segura y agra-
lado en todas partes; ha recorrido positiva? No exijo millares de casos, Si él ha curado una vez el cólera,
dablemente que los alópatas.
toda la escala nosológica, en todos uno solo me basta. Ahora bien, ¿por qué no lo curará siempre que
Estos por doquiera vociferan que sus grados, desde la enfermedad la negación más obstinada ¿no es- esta enfermedad presente los mis-
la Homeopetia murió. Según ellos, más inocente hasta la afección más tará obligada á convenir, que nos- mos síntomas y los mismos carac-
nuestra doctrina es un cadáver, y grave: en ambas Américas, ha lu- otros hemos curado cuando menos teres?
desde hace mucho tiempo, sobre su chado con el tifo, el cólera, fiebre UNA VEZ? Fuera del fatalismo ridícu- Otra consecuencia sacada de la
féretro, el destino arrojó su paleta- amarilla, y su aceptación, siempre lo de las coincidsncias, fuera de la fuente de la analogía.
da de tierra. en aumento, prueba evidentemen- complacencia absurda de la imagi- Si un glóbulo curó tal enferme-
Sea. No quiero comparar á la te su éxito positivo. nación, los infinitamente pequeños dad, ¿por qué no podría curar á
Homeopatía con un gigante ardien- En Europa por doquiera hay mé- ¿no pueden atribuirse NINGÚN caso otra, su vecina en la cohabitación
te de juventud, capaz de ahogar á dicos homeópatas, y cada uno tie- de curación, ni UNO SOLO? nosológica? ¿Cómo podríais com-
todos los hombrecillos sistemáticos.ne su clientela; y esto es una des- ¿Quién es el hombre que se atre- prender que, estando admitida la
Casi os concedo que ella ha muer- dicha para las falsas aserciones de va á responder:—No, jamás ha- acción de un glóbulo, esta acción
to, y con vosotros, me apresuro á los alópatas. Si por un decreto so- béis curado por un hecho positivo, se hubiera fijado en un sólo punto
recitar su «De profundis.» Pero si berano ó por la negligencia y la in- y tamizando vuestros millones de de la circunferencia terapéutica?
yo os pruebo que «esta cosa,» á diferencia públicas, estuviéramos casos de curación, ni uno solo que- ¿Cómo el poder divino habría crea-
guien llamáis un cadáver, mueve reducidos á la pura especulación da en el amero del análisis. do un sólo poder curativo, para so-
todavía una parte de su cuerpo, la filosófica de nuestra doctrina, se Si este hombre estuviera autori- lo una enfermedad? Esta suposi-
más pequeña, un dedo, un ojo . . . podría decirnos con razón:—¿En zado para sostener semejante opi- ción quebranta todas las reglas de
«esta cosa» no puede llamarse un dónde están vuestros hechos? ¿Qué nión negativa y pirrónica, reclama- la lógica, y hé aquí, por lo demás
cadáver; si llegamos á descubrir pruebas, qué triunfos tenéis que ría yo inmediatamente el derecho la prueba.
una chispa de vida en ese cuerpo, proclamar?—Pero desdichadamen- de dudar de todo:—Del testimonio Si una curación ha sido obteni-
Un soplo, una palpitación, será pre-
te, para los alópatas en la cosecha de los sentidos, del testimonio de da, es por medio de una medicina;
n s o diferir, hasta nueva orden, e de la clientela, tenemos nuestras los hombres, del testimonio de los mas si esa medicina tuvo ese po-
cubrirla con una lápida. gavillas bastante numerosas, que hechos, en una palabra, de todos der por medio de ese fluido, ¿por-
Ved á dónde quiero llegar; voy á nos procuran nuestro pan cuotidia- los motivos ciertos de adquirir una qué las demás no lo tendrían? ¿Por
someteros este pensamiento, en e no, y todas esas clientelas reunidas certidumbre cualquiera. ' qué no querer dar sino á una sola
todos los rayos del dinamismo? Y permanecen incrédulos,. ¿qué ha- positivo; por lo que ambos, hoy exacto de familias; pero ahí debe
si todas las medicinas dinamizadas rán las simples aserciones á los doctores, pero doctores alópatas, haber más de dos mil personas.
pueden obrar, ¿por qué no podrían que no han visto, y no quieren ver? son sin embargo—me complazco Dos médicos alópatas estaban de-
curar á las enfermedades de fisono- Varias veces, en efecto, he pues- en decirlo—pequeños amigos de la dicados hacía algún tiempo, al ser-
mía semejante? Y, finalmente, si to á los médicos ante hechos clarí- Homeopatía, y del todo, buenos vicio de la sociedad. Pero, testigos
todos esos hechos pueden ser ob- simos; ellos no se han convertido. Me amigos del homeópata. del éxito que la Homeopatía había
tenidos, ¿Por qué los nuestros no acuerdo que un interno del Hotel- Por lo demás, es fácil observar obtenido en el tratamiento del có-
serían positivos? ¿por qué queréis Dieu, cierto día me vino á ver y que los médicos jóvenes abren más lera, en Marsella y en Nimes, los
negarnos el poder de haberlos ob- me dijo:— «Tengo una enferme- fácilmente el oído á la voz de la obreros se coaligaron para pedir á
tenido? dad, de la que me trato hace al- verdad; los viejos aman lo viejo, y, un médico homeópata: se abrió una
La respuesta á todos esos «por gún tiempo, y aun no he podido enemigos de todo progreso, creen lista que se cubrió de firmas y fué
qué» nos favorece de la más clara curarme;—os ofrezco una bella que la ciencia está adherida á sus enviada á donde convenía.
manera. ocasión de hacer una conversión á pasos helados, y que bajará á su La calumnia se complació en de-
Ya lo véis, pues, ese cadáver, á la Homeopatía, tratadme, y vea- tumba, para participar de la al- cir que yo era el promotor de esta
primero movió un dedo, un ojo, mos si tenéis éxito.—Le di inme- mohada de su último sueño. petición, y que que no había sido
después todos sus miembros; en diatamente algunos glóbulos de la Terminaré esta conferencia refi- hecha, sino por mi instigación.
seguida se ha levantado y ha mar- medicina que juzgué semejante á riéndoos, con algunos detalles, un Si esto fuera cierto, 110 sería un
chado, y camina y caminará siem- su enfermedad, y algunos días des- hecho que es á la vez general y par- crimen, pero juro ser completamen-
pre! pués, estaba curado. ticular. Quiero hablar de la Homeo- te extraño á esta petición.
He aquí hechos positivos ge- Este interno ahora es doctor, pe- patía en el camino de hierro, de Ya había sido redactada y po-
nerales, y os pregunto, ¿qué prue- ro doctor alópata; debo confesar, Nimes. seía, más de las dos terceras partes
ba un fracaso contra tantas prue- sin embargo, que no es hostil á Después de la epidemia del cóle- de las firmas, sin que yo supiera
bas? Esto sería sitiar á una ciudad la Homeopatía, cuando nos encon- n., qne estalló en el medio día de nada. Grande fué mi admiración,
con un sólo cañón y una sola bala. contramos no se avergüenza de Francia, en el verano de 1854, y j cuando uno de los jefes de la admi-
Cuando dividí los hechos posi- estrecharme la mano. produjo muchas víctimas, los obre- n¡Oración, me dió conocimiento de
tivos en generales y en particula- Me acuerdo todavía de haber lle- ros del camino de hierro elevaron eíla.
res, tuve la intención de colocar en vado á ver algunos enfermos, á una petición para tener un médico El comité de la sociedad, en su
esta última categoría, algunos ca- otros dos internos del mismo ser- homeópata. Esos obreros forman próxima sesión, decidió que se pu-
sos muy ricos en interés. Pero, me vicio Les he hecho ver á la Homeo- una sociedad de socoros mutuo?; j ?i*se á prueba á la Homeopatía,
asaltó una idea que, me obliga á patía en acción; un día, ambos han cada mes enteran lina suma á ' durante tres ó seis meses, * se re-
omitirlos. En efecto, ¿de que sirve comprobado una peritonitis muy la caja, y esta suma, está destina- servó el derecho de admitirla ó de
citar algunas observaciones? Para caracterizada, en un niño de doce da á socorrerlos durante sus enfer- desecharte, cuando la experiencia
aquellos que creen, no hay necesi- años. Quedaron admirados de no medades, ó en los accidentes que hnbiera probado sus resultados po-
dad. y respecto de los que no creen, ver ni sanguijuelas, ni vegigatorios, les sobrevienen. sitivos ó negativos.
los miro como ausentes. Y, ade- ni fricciones mercuriales, etc., vie- En Nimes, los talleres son muy El I o de Noviembre de 1854-,
más, me digo si los que han visto, • ron que no daba yo más que glóbu- considerables. fui agregado á los otros dos médi-
palpado, manejado los hechos, los, y fueron testigos del éxito m á s c o he tratado de saber el número eos. [ á título de ensayo.>—Tengo

s
«Señor: Los primeros resultados debían imedades, principalmente, enferme-
razones particulares "para declarar pues, ser muy desfavorables para la <dades de la piel, tumores, fiebres
aquí todavía, que yo no he hecho «Tengo el honor de informaros,
Homeopatía. Ya me lo esperaba. ;tifoideas, fluxiones de pecho, etc.
ninguna gestión para alcanzar ese que la comisión de socorros de las Sabía que, para mis primeras con- Tengo derecho de asegurar, sobre
favor. líneas de ia margen derecha del Ró-
dano, os ha nombrado adjunto de- sultas tendría á los incurables, y, todo, que no perdí á ningún obre-
Tuve mucho cuidado entonces, sin embargo, era preciso curar, era ro atacado de esta última afección.
finitivo de los dos médicos encar-
de rodear á mi práctica de todas preciso tener éxito y era preciso, Las enfermedades de los niños;
gados del servicio de sanidad en
las precauciones necesarias, y de por decirlo así, hacer milagros, sin creo haberlas recorrido, en todas
Nimes, y ha fijado vuestros hono-
alejar todos las probabilidades po- lo cual yo estaba perdido. sus manifestaciones posibles.
rarios en á partir del I o de
sibles de fracaso, que pueden oca- Mis primeras prescripciones ad- Puedo afirmar que mi clientela,
sionar la imprudencia, la negligen- Noviembre de 1854, fecha de vues- miraron á todo el mundo. Se ha- en el camino de hierro; va siempre
cia ó la hostilidad, Podía contar tra entrada en ejercicio. bló mucho en los talleres, y la pre- en aumento. Puesto que somos
con los medicamentos que iba á Recibid, etc.»
Desde entonces mis honorarios vención contra mis polvos blancos tres médicos, la crítica más severa
emplear. Podía descansar en la y mis botellas de agua clara, desdi- no puede exigir de la Homeopatía,
conciencia del Sr. Ducros, nombra- tres veces han sido aumentados sin
chadamente se hizo general. por su parte de actividad, sino un
brado farmacéutico especial de la "ninguna observación ni reclama- Me engaño, debería decir feliz- tercio ¿del trabajo, en este caso,
administración, y aceptar sus exce- ción de mi parte.» Siempre me he mente, porque mientras mayor fue- me atrevo á afirmar que hago MU-
lentes preparaciones, con la mayor sorprendido cuando se me ha hecho ra la admiración, mucho mayor se- CHO MAS que mi parte.
seguridad. En las medicinas ho- la notificación. ría su confianza, cuando,, después • ¿Qué diría M. Marchal (de Cal-
meopáticas, los reactivos químicos, Este detalle es pueril, convengo
en ello, pero, prueba evidentemen- de haber tomado, riendo esos pe- vi), si viese este hecho? Me parece
no tienen nada que ver, y es preci- queños «nadas,» se sintieron cura- oírle repetir su frase elegiaca: "Es-
so, ante todo, en estas especies de te, que la administración quedó dos. to es extraño y doloroso, es una
experiencias, tener un farmacéuti- muy satisfecha de la Homeopa-
tía.' Podría, aquí, traer á colación vergüenza para la medicina, pero
co concienzudo.
Hé aquí un hecho que, tiene un una multitud de casos de cura- asi es.-»
Es inútil entrar aquí en mayores ción, y entre estos casos, hay Puedo, en fin, afirmar que, des-
detalles. Al cabo de tres meses, grande alcance relativo, extiende unos muy notables, puest.o que dos de mi primera receta hasta la últi-
juzgué suficiente la prueba. Escri- su importancia sobre una multitud veces me vi obligado á oponerme ma. no se hallará «ni una sola que
bí una carta al señor presidente de de cuestiones, y ahoga á muchas enérgicamente, á que se publicase no sea puramente homeopática.»
la comisión de administración, esta objeciones en su nacimiento. el éxito en los periódicos de la lo- No temo, á este respecto, la inves-
carta era la rendición de euentas Los obreros son libres, cuando
calidad. tigación más severa y minuciosa.
de mi conducta, y de los resultados están enfermos de consultar á uno
¡Qué se hubiera dicho, Dios mío, Además, cada mes, las recelas -
que había obtenido. En ella expuse de los tres médicos de la adminis- contra el pobre homeópata! de los médicos son revisadas, y ífe
el número de los miembros que yo tración; por su declaración se les La parte adversa, «si acaso ha-• comisión es bastante vigilante, pa-
había asistido, el número de rece- da una carta, por medio de la cual bía una,» ¿podría citar un fracaso,, ra saber lo que ellas contienen, y
tas. la suma que costaron, etc. llaman a.1 médico que han elegido,
un reves manifiesto? si yo hubiera dado recetas alopáti-
Después de haber deliberado la pero no pueden consultar á otros No lo creo. cas, no se me hubiera alejado de
comisión, recibí la respuesta si- d é l a ciudad, al menos «gratuita-
' mente.» He tratado toda clase de enfer- decir: «Señor, nosotros no tenemos
guiente del señor presidente:
necesidad de vos como médico aló- quieren. Por lo demás, ellos saben
pata, puesto que ya tenemos dos.» apreciar perfectamente todas esas meopatía es alguna cosa, á aquellos mal recibidos, tan mal, como si pre-
Ahora, si yo no he curado con ventajas, yo he recogido muchas que dicen, que ella no es nada. tend iéseis probarles que la locomo-
mis medicamentos homeopáticos, veces sus conversaciones á este res- Os prevengo pues, no vavais á tora que ellos fabrican en su taller
¿con qué entonces, he obtenido pecto. decir á los que curamos de sus en- no podrá caminar nunca.
mis triunfos? Podréis hacer y decir Para debilitar todos esos triunfos, fermedades, que nuestra doctrina Talleyrand decía en 1821, en la
lo que gustéis, aquí el escamotéo no os resta más, que decir que, yo 110 es sino una mentira; no vayais cámara de los pares: «Hay uno que
no es posible. he curado á mis obreros por la á decir sobre todo á mis obreros tiene más ingenio que Voltaire, más
Ved pues, un hecho muy positi- imaginación. Sea consien- del camino de fierro que ellos se ingenio que cada uno de los direc-
vo, que me es personal, por consi- to en ello, con tal que se sientan engañan, y que mi agua clara y tores, que cada uno de los minis-
guiente, me pertenece, y por lo mis bien, ellos así lo quieren, y pagan mis polvos blancos no los curan; tros, pasados, prosentes v futuros,
mo, tengo el derecho de entregarlo por esto! porque os advierto que seríais muy ¡ES TODO EL MUNDO!»"
al viento de la publicidad. ¿Os atreveríais á decir todavía,
Otro hecho muy importante es el ante esos hechos, que la Homeopa-
sigue: tía, es la medicina de las indisposi-
Nada de sangrías, sanguijuelas, ciones de lujo, délos «nfermos ima-
purgantes, vejigatorios, cautérios, ginarios, de ios arislócratas etc?
sedaies, etc. Quiero ahora hacer saber, que al
De lo que resulta., que, como los referir todas estas cosas; no he te-
enfermos no{se debilitan por el tra- nido la menor intención de querer
tamiento, casi, no hay convalecen- disminuir en nada el mérito de los
cia. Ahora bien, lo que quiere el otros dos médicos de la sociedad.
obrero, es curarse, pero curarse Mejor que nadie, tuve la ocasión de
pronto; bajo este respecto, es tan apreciar todo su saber y todo su
impaciente como un republicano de talento, y, siempre y en todas las
los listados Unidos, y tiene razón; circunstancias de nuestra colabo-
porque es preciso que trabaje para ración, cultivando la misma tierra, Js.
alimentar á _ su familia; no tiene aunque con instrumentos diferen-
tiempo para estar enfermo, y para tes, ellos nunca trataron de sofocar
él, su negocio no es ir á pasear su mi grano que crecía al lado del su-
„ convalecencia á la puerta de los ta- yo. ¿Por qué en efecto, no podrá
lleres. haber buena inteligencia entre los
Consecuencia rigurosa.... si ellos obreros qu3 trabajan bajo el mis-
vienen á consultarme, si el número mo sol, en ei mismo campo, y por
de ruis consultantes aumenta todos la misma cosecha?
tos días, es porque yo los he cura- No he referido todos estos he-
do, y que los he curado como ellos ' chos, sino para probar que la Ho-
sondeado sus caracteres y habíais das á ninguno, nuestro hermanos
llegado á adivinar sus pensamien- disidentes, allí hallarán siempre un
tos. Todos esqs alumnos en una lugar, y nos guardaremos bien de
palabra, habían llegado á ser para decir, como el poeta romano: «Odi
vosotros, como hermanos, no for- profanum vulgus. el arceo.» Hace-
mando más que una sola y misma mos á un lado el vulgo profano.
familia.
Creo estar obligado á advertiros
Los médicos que quieren entrar
también, que todo lo que voy á de-
en esta familia, quedan sorprendi-
UNDECIMA CONFERENCIA. cir, aunque conforme «radicalmen-
dos desde luego, de la semejanza
te» con las leyes del Maestro es,
de todos esos individuos; y enton-
sin embargo, del dominio de mis
ces, unos salen como entran, es
EN FAMILIA decir, no sabiendo nada, y dicien-
opiniones personales; no trato de
impenerlas á nadie, porque no me
do:— «He visto, pero no he com-
gusta someterme á las opiniones de
Recordad por un momento, el i la misma manera. ¿Cómo pues no prendido nada.»
nadie; asumo la responsabilidad
día de vuestra primera entrada al confundirlos? Otros, á pesar de las dificulta-
de mis asertos," y, si en algunas
licéo, para vuestros estudios clási- Y si hubiérais partido al día si- des, avanzan siempre en la nueva
cuestiones «secundarias,» algunos
cos. Al llegar, habéis hallado mu- siguiente, hubierais dicho:—He vis- vía, y siguen con persistencia el
de mis colegas, me hallan en disi-
chos discípulos destinados á ser to á muchas personas, pero no he hilo de la observación, terminando
dencia con ellos, les suplico me
vuestros amigos; desde luego no conocido á ninguna, todas ellas son por salir del dédalo, y llegan, en
perdonen como les perdono á ellos.
habéis conocido ni á uno sólo; y és- las mismas. fin, en medio de la gran familia,
¡Libertad para todos!
to no os ha sorprendido, no ha ha- Y si, habiendo partido, os hu- en la que todos los miembros tam-
biéndolos v'^'o nunca.Pero podríais biera sido preciso, después de unos bién les son perfectamente cono- En primer lugar, ¿cuáles son los
días solamente, designar á algu- cidos. mejores medios d é aprender á co-
haberos dicx.j muy naturalmente:
nocer los médicaméntos?
—¿Cómo voy á acostumbrarme á nos de vuestros condiscípulos á un Examinemos, pues, cuáles son
Si yo quisiera imitar la demos-
todos esos condiscípulos? Nunca visitador, no hubiérais desempeña- los medios de llegar á ese fia, y
tración de cierto filósofo pretencio-
seré capaz de distinguir á los unos do vuestro papel sin titubear y sin cuando ya se está en pleno cono-
so, os diría qtfé'efeos medios son
de los otros, y de apreciar sus di- vacilaciones. cimiento con todos esos individuos,
Mas, poco á poco, llegó el tiem- cuál es la manera de conducirse tres: el primero, él trabajo; el se-
ferencias. Todos son semejantes gundo, el trabajo; el tercero el tra-
entre sí; lodos tienen cabeza, bra- po en el que habéis conocido á to- o n ellos.
dos, con la mayor facilidad, y la También en familia, es como va- bajo.
zos, piernas y un cuerpo. Todos
cosa pasó muy sencillamente, sin mos á conducirnos en este asunto; Yo os lo he dicho y os lo repito,
esos rostros parecen los mismos;
apercibiros de ello. Entonces sa- entre amigos de la Homeopatía va- la Homeopatía no es fácil, su ma-
tienen una nariz, dos ojos y una
bíais sus nombres y apellidos, dis- mos á platicar de los principales teria médica, sobre todo, es muy
boca; en lin, las mismas líneas y
tinguíais sus caras, y hasta tal se- artículos del código de la práctica escarpada, y si para ser un buen
las mismas facciones. Todos esos
j nal particular. Ya no confundíais hahnemanniana. Jamás las puertas alópata es practóo trabajo y tiem-
alumnos hablan, andan, obran de
sus voces y sus maneras; habíais de nuestro conciliábulo están cerra- po, se ;jeoesti3íí cien veces más es-
convengo en ello; es preciso un presenta un enfermo en vuestra
fuerzos para ser un buen práctico cólicos, diarrea, vómitos, etc., etc. gran hábito, y este hábito no pue- clínica, ¿cuál es el medicamento
hannemanniano. La más pequeña reflexión, os hará
de adquirirse, sino por estudios se- que le conviene, y cuál es el medio
Mas, ¿cómo debéis trabajar? comprender todo esto.
rios, un trabajo constante, y una de hallarle?
Esto puede ser, á la vez vez,muy El efejto inmediato de toda subs-
observación paciente y sostenida.
sencillo y muy complicado;y depen- tancia medicinal, se dirije primiti- Una cosa muy sencilla y que no
Mas, ¿poi qué admirarse que sea se comprende bastante, sobre todo
de de la distribución de vuestros es- va y directamente sobre el sistema preciso trabajar para obtener toda en los principios de la práctica ho-
tudios. nervioso; y entonces ¿cómo no
especie d - cosecha? Cuando véis meopática, es que bajo este respec-
No adoptéis ninguna división, habrá delirio, si el cerebro es afec- ui> campo cubierto de una bella co- to enfermedad y medicamento,
ninguna clasificación. No hagáis tado desdé luego? Todos los me- secha, ¿eréis que j a m á s el arado son dos términos sinónimos. Aho-
v
ninguna distinción entre los medica- dicamentos pasan p o r e l estó- ha trabajado su seno? Y cuando ra bien, si habéis llegado á apre-
meiuos todos ellos son iguales,quie- mago y las vías intestinales; ¿cómo véis á un sabio botánico nombrar ciar fácilmente las enfermedades,
ro decir, que presentan todos la no producir entonces vómitos y distinguir y describir todas las y á distinguirlas unas de otras; á
misma importancia; todos son se- diarreas? Todas las medicinas pue- plantas, todas las flores y todos los reconocer, en su aparición, su
mejantes; quiero decir que todos den desarreglar todas las funciones, los frutos que encontráis en vues- fisonomía y su carácter específico,
ellos presentan caracteres comunes, y entonces su acción parece la tro paseo, ¿creéis que esta facultad ¿por qué no podríais llegar á hace-
conservando sin embargo su estric- misma. Pero si tenéis un cuidado sea para él un sexto sentido que ha ros familiares, los retratos de los
ta individualidad. escrupuloso en su examen compa
adquirido durmiendo? medicamentos?
No embaracéis vuestras prime- rativo, muy pronto os apercibiréis
Trabajad pues, pero trabajad, A lá cabecera del enfermo, des-
ras investigaciones en las catego- que los delirios producidos por la
como el agricultor trabaja su cam- embarazad vuestro espíritu de
rías de «policrestos, psóricos,» etc., belladona, el opio, el estramonio,
po, es decir todos los días, escri-! toda idea preconcebida, de todo lin-
el medio más sencillo y más segu- el beleño, etc., son muy diferentes.
El vómito de la haba de San Igna- bid todas vuestras reflexiones, y dero de clasificación; no veáis m á s
ro, hele aquí:
que estas ¡reflexiones sean el plan queála enfermedad: y cuando la ha-
Estudiad los medicamentos por cio, no es el del emético ó el de la
de vuestro espíritu; y él terminará yáis, perfectamente reconocido, voi-
orden alfabético,mas «escribid vues- ipecacuana; la diarrea y los cólicos
por apropiarse todas esas indivi- ved vuestras miradas y vuestra
tras retlexionesanalíticas.» Lasbo- del cobre, de la coloquintida, del
dualidades medicinales y asimilár- atención, del lado de la galería de
servaciones secas y especulativas Veratro, del sublimado, del fósforo,
selas, como nuestros órganos se asi- de los cuadros sintomáticos artifi-
vuelan, mientras qtre la acción de de la coca de Levante, tienen cada
milan el pan material; y os sucederá ciales, y tomad aquel que os parez-
escribirlas, las fija más sólidamen- uno su matiz. El ardor del arsénico,
loque os pasó con vuestros condiscí- ca el más semejante á esa enfer-
te en la memoria.—Este medio es no es el del carbón vegetarla sed de
pulos del liceo; todos esos medica- medad.
el que me ha dado mejores resulta- la belladona no es la de la anémo-
na de los prados; y las placas dar- mentos, llegarán áser para vosotros
dos. En general, la investigación de la
una misma familia, cuyos miembros
Después de esto, pasad á la sín- trosas del mercurio no son las de semejanzadelmedícamento, á la en-
os serán perfectamente conocidos.
tesis. Haced aproximaciones, esta- la dulcamara, etc. fermedad es clmejor medio para llegar
bleced eomparaciones, componed Saber especificar, discernir, in- Cuando así se ha llegado á cono- á la elección de ese primer término.
grupos, y no me digáis que todos dividualizar todas esas potent ;s, cer la materia médica pura, la pri- En particular, estudiad todas las
los medicamentos son los mis- todos esos caracteres, todos es» s mera dificultad que tiene el práctico, variedades y \os principales rasgos
mos, que producen todos delirio, seres morbígenos, no es cosa fácil, es la elección del medicamento. Se de ios medicamentos. Todos los
C O N F E R E N C I A S SOBRE

hombres se parecen; cada uno tie- dad. Entiendo la causa ¿preciable mares, contentáos con navegar en rría en zig-zag á través de las
ne sin embargo, «algo* que hace y mediata, puesto que la causa ra- «su superficie.» qué yó había dispuesto en riii con-
que no se le confunda con sus ve- dical nos es desconocida. Fijaos, ante todo, en la causa de sultorio, con un desorden calcu-
cinos, y que sirve á su amigo, para Este precepto admirará un poco la enfermedad. En Jos casos agudos, lado.
distinguirlo entre la multitud. Su- á nuestros colegas alópatas, que que los antecedéñtes suministra- Sabéis que el «árnica montana»
cede lo mismo con los medicamen- creen tener el monopolio de la dos por el enfermo y los que le ro- es el medicamento de los golpes,
tos; cada uno tiene su sello espe- ciencia etiológica, y pos er el dere- dean, sirvan siempre de antorcha caídas, heridas,etc.
cial. Asi uno obra de preferencia cho exclusivo de recoger en ese para vuestro diagnóstico; y en los Otro día fui llamado para un enfer-
sobre el cerebro; otro sobre el estó- Pactolo, todas las arenitas de casos crónicos, comenzad «siem- fermo atacado de una enfermedad
mago, otros sobre los miembros in- oro. pre» por dar el remedio que hubie- crónica, y condenado á muerte jjor
feriores etc.jeste manifiesta sus sín- Es preciso oírles decir todos los rais dado, si hubierais sido consul- una junta de médicos. Estaba íii-
" '"V' ' »"V"
tomas sobre un solo lado del cuer- días con énfasis: tado al día siguiente del nacimien-
to de la enfermedad. Para ser más drópico. Este hombre, bastante fla-
po, y aquel en diagonal; unas veces — eNosotros tratamos las cau-
claro, voy á permitirme citaros dos co en su estado normal, estaba
veréis agravaciones por el reposo ó sas, mientras que vosotros, no ¿ra-
por el movimiento, durante la no- íais más que los síntomas.»—Asi ejemplos de mi práctica particu- entonces con una gordura deforme.
lar. No consentí en arriesgar
® un trata-. -VT,
che ó durante si día, etc. el profesor Alquié, en su , «Précis
Un día se me llamó para asistir miento, sino hasta que mis investís
Si un médico alópata escuchara de la doctrine Medícale de Mont-
este discurso, sorprendido por mi pellier.» en la página i 94, reprocha á un niño, ciego hacía aigun tiem- gaciones me descubrieron que ha-
lénguage, se creería transportado á á Hahnemann, haber confundido po. Varios médicos lo habían tra- bía tenido la sarna, antes de su
una sinagoga, y me tomaría por un «la l'orma» con el «fondo,» míen- tado antes que yo,—porque soy enfermedad, y cuando sus padres
rabino, hablando hebreo. Nuestra tras que Hipócrate? distinguió las homeópata, y ya está dicho todo; me dijeron que los médicos vulga-
¿satería médica," en efecto, sería afecciones morbosas por su 'natu- no se nos viene á consultar sino en res habían reparado en esta cir-
para él, un libro que leería sin com- raleza, > y no poi la «forma.» casos desesperados, lo sabéis, y pa- cunstancia. Entonces lo traté como
prenderlo, como los cantores de Mas, perdonadme, señor profe- ra pedirnos milagros,—,p>,ero todo si hubiera tenido la sarna, y con
un? c&' ídra) salmodian el latín, sin sor; ¿qué entendéis por«naturaleza» tratamiento había sidojn'fruC-íuoso. éxito, y tanto -que el enfermo, en
áíhfr lo me dicen. de una enfermedad 0 No me atreví á emprender lúego el primer día^de su salida, fué á
Cuando hayáis respondido á es- ninguna medicación,—lo confiesb. pagarlés^á los ¡tres ^médicos que lo
Después de todos esos detalles,
ta pregunta, si acaso podéis respon- Pero, cuando los padres me dije- "habían condenado á muerte.
tened en cuenta en vuestro examen Ciertamente, señores, no hablo
der á ella,—os preguntaré todavía: ron, que ellos atribuían la ceguera
el sexo, la edad, el temperamento, de fistos hechos, ni de otros mu-
de su hijo á una caída, consepí
la moral las costumbres, los hábi- —¿Cómo se reconoce la naturale- chos, que he tenido en mi práctica,-
mediatamente, c$n gus;to, en inté%
les. y pasad en revista todas las «a de las enfermedades,desprecian- p í a quemar dos granos de inofen-
tar la curación. Le hice tomar, á
funciones. Es casi fútil, hacei se- do su/orma?¿Cómo podríais distin-
mañana y tarde,una cucharada ca- so en m] pebetero, y probaros qué
mejante observación, todo prácti- guir ¿todos vuestros amigos, l$s
fetera de una poción de « áfnica»no ha curado a los ciegos, y que dfgo
co observador, se conduce de esa unos de los otros, despojándolos d'e
sus vestidos ordinarios, y cubrién- me acuerdo en qug |]ÍUQI¿,— á %s hidrópicos: «Toma t u l e í h o y
manera.
doles el rostro? ocho días después, é\ gran Égida.» nada de malas dispu-
Pero «sobretodo,» id á j a i n v e s - tas; queremos sencillamente hace-
$ i no podéis ver el fondo de los admiración de varios testigos, co- ros ver, que, nosotros también, tra-
tigación de laxausa de la enferme-
tamos las causas de las enfermeda- ¿Qué medicina elegiríais? El caso
que los médicos homeópatas, no P I T A , T O T S E N S Ü S ; traducción libre;
des; que, con toda certeza las no es dudoso, entre mil homeópa- sean del "mismo sentir," y del tantos médicos, tantas opiniones
descuidamos menos que vosotros: tas, uno sólo, «quizá» no daría «mismo obrar,» en sus consultas Mas 110 se ven tan grandes di-
«Tolle causam,» quitad la causa, «mercurio soluble.» Este remedio puesto que ellos ven los mismos vergencias.. en las consultas de los
decimos con más fuerza que voso- reclama la prioridad á justo título. objetos con el mismo estereosco- homeópatas. Podréis, para conven-
tros. Pero esta persona agrega, que su
pio. ceros de ello, hacer la experiencia
¡ Sí, buscad la causa de las enfer- neuralgia estalló á consecuencia de
En efecto,la figura de un medica- siguiente: Escribid los síntomas de
medades, buscadla por doquiera, una violenta cólera; dadle enton-
mento no puede variar, la figura de una enfermedad bien conocida y
en las costumbres, los hábitos y las ces «chamomilia. ' Si fuese á con-
secuencia de una inmersión en el una enfermedad tampoco puede va- bien caracterizada. Que el cuadro
inclinaciones del sugeto.
agua, ó después de haber dormido riar; por lo que los médicos que sintomático esté- bien dibujado.
No descuidéis el clima, y todo lo son llamarlos á juzgar de la rela- Mandadle á varios médicos homeó-
en la tierra húmeda, entonces le
que se refiera á las diversas cons- ción de estos términos, tendrán patas, y la mayor parte de ellos
daréis ; dulcamara, etc.). .
tituciones atmosféricas; fijad vues- todos la misma opinión.
Y si por el contrario, el examen os indicarán el mismo medicamen-
tra atención sobre «la índole» de
de los antecedentes, os hace des- Todos saben hoy á qué atenerse to; llevadle á varios médicos aló-
las enfermedades reinantes Pero,
respecto ai modo de llamar y de patas, y obtendréis varias opinio-
sobre todo, en las enfermedades cubrir que, esta neuralgia es debida
r e u n i r á varios médicos en un casojnes diferentes; pues bien, ¿de qué
crónicas, escudriñad los anteceden- al abuso del mercurio, de la chamo-
grave. Esas pretendidas consullas lado os parece estar la verdad?
tes con el más escrupuloso análisis, milla, del café, e t c . . . . . . ¿qué ha-
halagan bástantela vanidad de los
y l l e v a d vuestro exámen hasta las ríais? Daríais inmediatamente el Dejachne leer, á este propósito,
parientes, y terminan muy frecuen- una anécdota que el Dr. Jahr reía-
profundidades de las afecciones antídoto de esta enfermedad medi-
temente, con los preparativos del lo un día en una reunión de la So-
hereditarias. Muy frecuentemente cinal, que viene á ofrecerse á vues-
enfermo para su largo viaje, y arro- ciedad homeopática de Lieja (se-
los repliegues del pasado, es en tra observación
Este sería el momento de hablar jan algunos granos en el molino sión del 28 de Noviembrede 1855.)
donde se puede sorprender, ador-
de esas numerosas enfermedades de los señores doctores? Abreviaré, á fin de no fatigar vues-
mecido, el secreto del presente.
> Sí, tratad la causa, y esto, á des- que se nos traen á nuestros con- Esas consultas han alimentado tra atención.
pecho de todas las pretensiones de sultorios, y que tienen su» origen en las comedias y los chistes de los «Después de haber terminado,
los demás síntomas, para hacer va- los medicamentos intempestivos, ó autores satíricos, para poder hablar dice, mis estudios médicos, viajé
ler su dereeho al medicamento administrados en alta dósis; pero, de ellas libremente. en Alemania paca completar mi
apropiado. Ejemplo: una persona prefiero dejar esta digresión para Un antiguo escritor dijo con ra- instrucción. Llegué una noche á una
¡gs dice que experimenta un dolor otra conferencia, en donde encon- zón: «El que no tiene más que un quinta, cuyo propietario me invitó
muy vivo, en toda la mitad dere- t r a r á su lugar más natural. médico, tiene UNO; quien tiene dos, á tomar hospitalidad en su casa.
cha de la cara; el ojo. el oído, los En una de nuestras pláticas pre- no tiene más que la MITAD de uno: «Este era un anciano original,
dientes del mismo lado están afec- cedentes, os he demostrado la uni- pero quien tiene tres, no tiene NIN- muy rico, muy fastidiado, enfermo
tados, y este sufrimiento se mani- dad dogmática de nuestra doctrina; GUNOS»
hacía largo tiempo, pero en r e v a n -
fiesta principalmente en la noche; se aquí podréis ver, conforme á todas Casi en el mismo sentido, Napo- cha, poseedor de una excelente bo-
agrava, ademas, por el calor, y estas consideraciones, su «unidad león I o dijo: «Prefiero un mal gene- dega, de la que hacía los honores
provoca una salivación abundante. práctica.» Es imposible, en efecto, ral á dos buenos generales.» con ostentación. Desde que hubo
Este es el caso de decir: TOT C:A- conocido mi profesión: Bien me
CONFERENCIAS SOBRE LA HOMEOPATÍA 187

concerniéndoos el nombre de la imeopatía, convertido á la medici-


guardaría de cumplimientos, ex- que he recorrido; la segunda, las medicina, escribo también CERO: se na y reconciliado con los médicos.»
clamó con fuego: tengo un hijo á indicaciones de mi enfermedad, la trata solamente de la curación. Yo Prosigamos ahora nuestro asunto.
quien preferiría mejor verlo verdu- tercera, finalmente, las prescrip- hubiera seguido las prescripciones Cuando halláis hecho la elección
go y no médico.—Como este brus- ciones y las medicinas apropiadas. de este hombre: pero desdichada- de una medicina conveniente, ad-
co apostrofe me hirió y me turbó: Total, del contenido de las colum- mente estaba solo, y yo necesitaba ministradla siempre SOLA. Un me-
Escuchad, joven, añadió, viajáis nas, 477 médicos, 3 1 3 opiniones tres, dicamento es celoso de su libertad
para vuestra instrucción; pues bien, diferentes, sobre la naturaleza de «Después de algunos instantes individual, y en su esfera de acción,
os voy á dar una lección de la que mi mal, 832 fórmulas, en las cua- de reflexión, le pregunté si, á pe- n o g u s t a d e chocarse con ningún ve-
sacaréis provecho. les hay 1,097 medicamentos. sar de sus tentativas infructuosas cino lo que hace quiere hacerlo so-
«Como veis, continuó, n o he no quería hacer un último ensayo, lo, y para ello tiene sus razones.'
«Desde hace veinte años estoy
economizado ni trabajo ni dinero. garantizándole el éxito probable. Estas razones ya las hemos men-
enfermo. Me dirigí á dos médicos
Hallar eis le dije, no solo tres médi- cionado, y además este articulo de
célebres que no pudieron entender- Si yo hubiera hallado á tres docto-
cos de acuerdo, sino un número nuestra doctrina es admitido, po-
se; por esta razón, no tomé las me- res ele la misma opinión, me hubie-
mucho mayor. No obstante su in- co á poco, por nuestros adversa-
dicinas ele ninguno de ellos. Enton- ra sometido á su tratamiento, pero
credulidad, consintió en mi propo- rios, quienes se convierten á él to-
ces me dediqué á correr el mundo, no tuve esa felicidad. No me he
sición, para procurarse un -pasa- dos los días. Leecl el final de la
consultando no solamente á las cansado, y este registro os lo prue-
tiempo y agregar algunas páginas á carta del Dr. Munaret, de la cual
ilustraciones de todas las Faculta- ba. Ha sido llevado día á día, con
su gran libro. ya se ha hecho mención.'
des, sino también á los doctores cu- el cuidado más minucioso. Y aho-
yos nombres no eran conocidos. Ja- ra ¿que os parecen la medicina y «Hicimos: ladescripción de su en- «En definitiva, dice, no se trata
más pude hallar dos que estuviesen los médicos? ¡ O H COMEDIANTE! N O fermedad, y la enviamos á 33 mé- «de preconizar una preparación ofi-
de acuerdo, ya sobre la naturaleza os agradaría dijo; prestándome una dicos homeópatas de diversos paí- c i n a l , sino de la especificidad y de
de la enfermedad, como sobre su pluma, aumentar mi preciosa co- ses. Cada carta contenía el precio «la simplificación de nuestras fór-
tratamiento. Después de muchas lección? de la consulta. En seguida me des- «muías, vanamente reclamada,des-
fatigas y gastos, volví á mi casa, «No tuve deseos de ello. Me con- pedí de mi original. «de Hipócrates, por todos, los
convencido de que la medicina, le- tenté con preguntarle si I fáhne- «Hace poco tiempo, me envió «buenos prácticos. «La mezcla de
jos de ser una ciencia, no es más mann, figuraba en ese martirologio una barrica de vino del Rliin de «medicamentos es hija de la igno-
que u n olicio innoble. de nuevo cuño. 1822. Hallé, me escribió, 22 doc- «rancia,»decía el filósofo que acabo
«Sin duda, sin duda alguna bus- tores de la misma opinión; más de «de nombrar. Yo agrego que la po-
«Sin embargo, algo he ganado,
lo que yo me atrevía á esperar. En «lifarmacia es parienta muy cerca-
y os voy á ciar la mitad de mi pro- cad en el nútn. 301. Busqué y ha-
consecuencia, sigo el tratamiento,de «na del «charlatanismo,» que pro-
vecho. Al decir estas palabras- to- llé. Nombre de la enfermedad, 0;
aquél de ellos, que es el m á s veci- «teje, por una oculta solidaridad la
mó un gran libro, semejante á los nombre de la medicina, 0. Pregun-
no de mi habitación. Os envío esa «reputación "del médico vulgar" y
grandes libros de los negociantes, té la explicación de esos dos ceros;
barrica por miedo de beber mucho «los intereses «de una profesión
Las páginas de este enorme in-fo- el singular enfermo me respondió:
de ese execlente vino, para éstejfar • que se va.*
lio. dijo al abrirlo, están divididas Esta consulta es la m á s racional,
el restablecimiento de mi salud.
en tres columnas. Laprimera, con- la más lógica. No concerniéndoos ¡El Dr. .Munaret es médico aló-
Héme aquí, gracias á vos y á la Ho-
tiene el nombre de los médicos el nombre de la enfermedad dijo pata, record adío!
consultados en los diversos países Hahnemann, escribió CERO, y no
No solamente, no se deben mez- j mera espina que entra al pie del Esta comparación, os "l iará per- Huid como clel antecristo déla doc-
d a r varios medicamentos en una i néofito, en la vía ele la clínica. fectamente comprender mi pensa- trina hahnemanniana.
poción, sino que no se deben mez- Todos los homeópatas, desde el miento. Para llegar á la elección fútil de.
clar varias diluciones del mismo re- maestro hasta sus discípulos y sus Entre los prácticos homeópatas, la dosis conveniente, es esencial
medio, Dos ó tres prácticos homeó- continuadores, han buscado, y ca- formarse una idea justa de la na-
unos han adoptado una sola dilu-
patas han propuesto esta mezcla da uno ha hallalo á su manera. turaleza de los medicamentos, una
ción, comunmente la 30 a , y los
mística. Así propinando la digital, Todos han querido desatar el nudo idea, á lo menos, aproximada y
otros, no se fijan en ninguno de los
por ejemplo, ponen en el frasco,dé- gordiano, y, forzosamente, debían probable, porque la naturaleza de
grados de' la escala posológica, y
la 6 a ^dilución, de la 15 a y de la presentarse algunos bastantes im- los medicamentos, nos es tan ocul-
cualquiera dilución les parece bue-
2-i a . . . Una gota de cada una. pacientes para cortarle, no pudien- ta, como la de las enfermedades;
na. Con tal que hagan bien la elec-
•Vaya una idea, Dios mío! ¿y co- do desatarle. pero s i n o sabéis lo que «son.»
ción del medicamento, la dosis, les
mo' ha podido brotar del cerebro de Comparando", como ya lo he he- cuando menos debéis saber lo que
es completamente indiferente.
un homeópata? En verdad, ésto cho, á un piano indefinido, la esca- '«no son.»
huele un poco al fruto del viejo ár- la de los dosis He un medicamento, Otros, en fin, procuran adminis- Por tanto, no preguntéis, si, en-
bol. Esto es como si se quisiera desde la materia hasta el fluido, trar el medicamento, en la dosis tre las diluciones, hay fuertes y dé-
colocar detrás del vidrio de un cua- ¿qué nota debe herirse, para hallar que les parece más conveniente al biles. y si el procedimiento por el
dro, varios retratos del mismo indi- el sonido relativo de la cuerda que caso patológico; desde las masas que se dinamizan los medicamen-
viduo, de diferentes dimensiones y vibra en el piano vital? ¿Cómo ha- hasta los fluidos, desde el primero tos, disminuye ó aumenta su virtud
pegados unos atrás de otros. hasta el último grado-de la escala, | é intensidad terapéutica; ¿alguna
llar la nota que debe resonar al uní-
110 desprecian ninguno, poniéndo- i vez habéis oído hablar de la fuerza
¡Bendito sea Dios! Hahnemann sono clel dolor?
los á todos en acción. de un rayo ele luz?
murió antes de haber conocido un Para allanar la dificultad, unos
atentado semejante á la pureza de —como el método musical de Ga- Que no se emplee más que una- Los medicamentos, no son ni
su doctrina. lin—han querido hacer desaparecer sola dilución, es lo que no com- ¡débiles ni fuertes.
Después de la elección del medi- los tonos absolutos, y reducir á un prendo. ¿Para qué, pues, preparar Ya os he dicho lo que debe en-
camento, lo más importante, es la solo tono monotipo, todos los ma- otras? ¿Por qué, en posesión ele va- cenderse por dinamismo y dinami-
dilución. tices de la armonía vocal. Otros, rios medios, no poner más que uno I zación. Aunque esto- términos tei>
Mas, si esto es lo más importan- despreciando tocias las reglas prác- soloásu servicio? ¿Qué diñáis de un j gan, por raiz. á una palabra griega
te, es también desdichadamente lo ticas, adoptan indiferentemente, amo que no mandase j a m á s sino á ¡ que significa fuerza, no designan
m á s difícil: éste es uno de los artí- cualquiera nota por tono, y su can- uno solo de sus criados, ó de un I ningún grado de fuerza, ni ascen-
culos más misteriosos riel código to nó está sometido á ningún dia- arpista que no pulsara j a m á s más i cíente ni descendente. Nada de lo-
hahnemanniano. Así no faltan los pasón. que una sóla cuerda de su instru- gomaquia, no os lijéis en la letra:
comentarios, porque es de notarse mento? porque, sabéis que «la letra m a t a
El primero de estos medios es
que el número cíe comentarios, es- un poco exagerado, y el segundo Que se emplee tal ó cual dilución, y el espíritu es el que vivifica.»
tá sietopre en razón de la aspereza es absurdo. Para el verdadero ar- indiferentemente, todavía lo com- : Nuestras manipulaciones farma-
de una ley. Este es el #rimer fan- tista,cada nota tiene su valor, cada prendo menos. En verdad, os digo, céuticas. modifican—iba á decir
tasma que espanta las investi- acorde su destino, y cada tono tra- si alguno os propone este falso cambian—la naturaleza de ¡os me-
gaciones prácticas, esta es . la pri- duce cada matiz de la armonía. precepto, huid, huid muy lejos. ! dicamehtos. Aquellos que tienen
una potencia tóxica, la pierden, los turalmente su lugar, nos demos-
que no tienen ninguna acción, ad- trarán, al mismo tiempo, las reglas das esas acciones curativas de las ¡ las diluciones medias, 12a. 15a, 18 a
quieren una, y los que poseen una que deben dirigir la elección de las dosis extremas,- unas quedando ó las altas, 24 a . 30 a . 200 a y más
virtud á tal grado, en otro poseen diversas diluciones. ocultas en su cubierta material, allá
una nueva, muy diferente. otras elevándose á la región de los Nada interpreta mejor las leyes
V desde luego, los hechos clíni- fluidos, las podéis pasar sobre el le- que los ejemplos, os voy á citar al-
Sobre esta noción general, es cos prueban que cualesquiera que
cho d¿i Procusto, pero sus grifos, gunos.
sobre la que debéis basar vuestra se hace exclusivista, y afecta una
sus torturas, su mutilación, nada
elección de dosis. No me detendré especie de puritanismo posológico, fié aquí un caso de fiebre inter-
os enseñarán.
mucho tiempo en esta observación, se expone á encontrar, en su prac- mitente, no importa de que tipo.
que es muy clara y podría tener tica, numerosos y flagrantes fraca- Ya es bastante, que los hechos Supongo que el arsénico sea el me--
mayor ampliación. nos revelen leyes positivas respec- dicamento conveniente.—Si elcaso
sos. Y esto, sea que se adopte so-
No habrá, pues, para nosotros lamente una dosis única y de una- to á nuestra posología; nuestro or- es antiguo, seis meses, un año
más que «bajas, medias v altas» ampliación universal á todos los gullo debía contentarse con eso. y dad la 30 a dilución, y en una sola
diluciones. puesto que admite tantos misterios, vez; si el caso es reciente, dad las
casos patológicos, sea que se man-
Ahora bien, para llegar á la elec- tenga uno siempre en las altas re- bien puede admitir, uno más. trituraciones. Trasponiendo las ció-
ción fácil de la dosis, tened en giones de los fluidos, ó que perma- Hé aquí esas leyes positivas: sis, vuestro tratamiento será segui-
cuenta la agudeza y la cronicidad nezca estacionario en las dosis siempre en el dominio de las gene- do de un gran fracaso. Si se trata
de las enfermedades; su división macizas. ralidades.— de un infarto glanduloso cualquie-
en vitales y orgánicas; la edad, el En los casos agudos, en las en- ra, de la esfera -de «dulcamara,»
sexo Los hechos clínicos prueban que
V el temperamento del enfer- fermedades orgánicas, en las cielos por ejemplo, se observará la mis-
siendo infinita la escala de las ma-
mo, sus costumbres, sus hábitos, y niños, de los ancianos y del sexo ma Conducta.
nifestaciones patológicas, infinita
finalmente todas las modificaciones femenino, á los sujetos debilitados Y lo mismo en todos los casos
debe ser también la escala de las
patológicas. profundamente por cualquiera cau- análogos.
dosis que se les deben apropiar.
Antes de entrar en los detalles Los hechos prueban, además, que sa, á los temperamentos linfáticos, lia poco, os decía, que nuestras
de todos esos artículos de nuestro tal enfermedad que ha resistido á dad las bajas diluciones, es decir, manipulaciones farmacéuticas cam-
código, y teniendo presente lo que las dosis macizas, cura por las do- desde la primera trituración ó la biaban casi la naturaleza: de las me-
dijimos sobre la dinamización fisio- sis lluidicas, y que otra que opone tintura-madre hasta la 6 a ú 8 a di- dicinas. y lo vais á concebir toda-
lógica, vamos á responder á la do- á estas últimas una resistencia ca- lución. vía, con algunos ejemplos.
ble cuestión que se nos ha puesto prichosa, no puede someterse sino En ¡os casos crónicos, en las en- Así, la belladona, en bajas dilu-
bajó la forma de objeción, á saber: por la acción de las primeras. fermedades puramente vitales, so- ciones. convendrá en ciertas erup-
«¿por qué no se dan siempre las bre todo en las enfermedades ner- ciones: en diluciones inedias, en
¿Cuál es la razón de todo esto?
medicinas en dosis infinitesimales viosas, aquellas que los antiguos ciertas laringo-faringitis, ven la 30 a ,
¡Ah! lo sabéis, los hechos son
ó bien en dasis macizas, puesto llamaban «sine materia,» aquellas en ciertos vértigos, delirios, afec-
caprichosos; se manifiestan , pe-
que nuestro organismo se encarga en general, que s e ' s u s t r a e n al es- ciones nerviosas, etc.
ro frecuentemente no hablan .
de dinamizarlas en sus engranes calpelo de la anatomía patológica,
Cuando ellos prueban, prueban- Con un solo medicamento, es
fisiológicos?» Los detalles de esta al sexo masculino, á los individuos
bien: pero igualmente, cuando guar £ posible tratar muchas enfermeda-
respuesta, que aquí halla m á s na- fuertes, en una palabra, á aquellos
| dan su secreto, lo guardan bien. To- ¡cles diversas, sabiendo manejar
que están en el foco de la vida, dad
bien sus dosis. Me acuerdo, que un
llenos del fuego del oxígeno, y bajo arrollo, el crecimiento del sujeto.
día, en mi consultorio, tuve cinco tos; unos tienen necesidad de ser
un sol ardiente su piel destila sus Dejadle, pués crecer, y. durante
consultas diferentes, y no - recelé sometidos á un cocimiento preli-
fuerzas orgánicas. Para la repara- todo ese tiempo, no interroguéis al
sino la «nuez-vómica» en dilucio- minar, mas ó menos sazonado de
ción ele todas esas pérdidas, y el fluido vital; él está muy distraído,
nes diversas. aromas y de especias, condición*in- sostén de su equilibrio vital, es pre- muy preocupado, no os respon-
Entiéndase bien, que no se - Ira-1 dispensable para que el estómago ciso á su estómago un alimento
la aquí, sino de las medicinas que, ! pueda recibirlos, y aprovechar su derá.
muy substancial; pan burdo y vino
gozan de acción terapéutica en i parle alimenticia. Otros pueden En la última edad, este principio
ordinario. Los alimentos del rico,
su estado nativo: porque, para|llegar al crisol, en su estado de se extingue, los fluidos se evapo-
cuando más, serían propios para
aquellas, que no adquieren esta ac-! crudeza y de integridad física y quí- ran, la materia atrae, con todo su
entretener y distraer la glotonería
ción, sino por los procedimientos 1 mica. Entre algunas"especies ani- peso, al anciano á la decrepitud.
de sus hijos.
de la dinamización, la escala no males, veréis á las madres nutrir á En esta época, es una máquina
Ved, aun en ios diversos apeti- eléctrica, vieja, fatigada; los cojine-
es tan extensa, y su virtud, no es sus hijuelos con los alimentos ela-
tos, la predilección ó la aversión tes están usados, y los frotamien-
tan elástica. Por lo tanto, cuando borados en su estómago, y prspa-
para tal ó cual alimento; éste tiene tos son inútiles; poned vuestro ele-
déis «silícea, calcarea-carbónica. : rados por el cocimiento fisiológico,
para unos alimentos un horror in- do en el conductor, ya no sacaréis
carbo-vegetabilis, etc..» dad, cuan los pichones no se alimentan de ,
vencible, y aquél, para su comida, chispas. No adaptéis, entonces, las
do menos, la 15 a , la 18a dilución; otra manera.—Entre otras especies, y para satisfacer las papilas de su dosis fluid i cas á ese estado adiná-
porque con las«bajas,» arrojariaías los rumiantes, por ejemplo, hay paladar, vendería sus derechos de mico; ya casi no hay receptividad
piedras en un pozo. varios estómagos, y solo por el fe- primogenitura. como Esau por un para los' agentes medicinales.
P a r a l a comprensión de todos^nóméno de la rumia, es como el platillo de lentejas
estos hechos, es preciso ir á la bolo alimenticio adquiere propie- También sucede lo mismo con
< Ciertamente todos esos caprichos, las enfermedades orgánicas. Aun
tuente de la analogía, porque aquí dades asimilables,
todos esos gustos, todas esas exi- cuando ellas tengan su origen en
el razonamiento es árido y casi' Ved al rico habitante de Jas ciu-
gencias del estómago, son inexpli- una alteración específica del princi-
seco. ' ¡ dades: sus ruedas fisiológicas giran
cables;—tan inexplicables como los pio vital, se forma, en el organismo,
Examinad al hombre sano, al con lentitud y pereza, y casi'se en-
caprichos, los gustos y las exigen- una especie de masa, que rompe el
hombre en perfecta armonía lisio- j mohecen en la inercia de la ociosi-
cias del principio vital, ante las equilibrio fisiológico, y son menes-
lógica. Las substancias nutritivas! dad. A su estómago perezoso le son
substancias medicinales. ter dosis más fuertes para estable-
son á sus órganos, lo que las subs-¡ necesarias la flor fina de la harina,
tancias medicinales-á su -principio ¡ las carnes blancas y ligeras, y su Si el razonamiento no nos pue- cer, de a guna manera, un contra-
vital, cuando está enfermo. Ved apetito languidecienteno puededes- de entonces, suministrar una viva peso.
pues. cuantos caprichos afectan á j pertar sino por los ácidos y las es- luz para esclarecer las tinieblas ele
Mas, no lo olvidéis: Todas estas
esos primeros elementos, ved si, en j pecias. Dadle un alimento fuerte y la cuestión, aprovechémonos, al
razones no son más que- leyes ge-
la clasificación de los temperamen- robusto, y su estómago sucumbirá menos, de su pálido resplandor.
nerales; las excepciones son las es-
tos. de los sexos, de las edades,; con el. trabajo,<te la digestión, En las primeras edades de la .vi- pinas de la práctica, y á cada uno
etc., cadg uno no tiene su manera ¡ Ved al hombre del campo: en él da, el principio vital es muy débil; toca evitarlas, ó sacárselas con las
de ser. es decir, la manera de apro-! la máquina funciona con todo el vi- lo es tanto como el niño en sus manos.
piarse los principios alimenticios, j gor de los engranes y de las palan- mantillas fisiológicas: en esta época,
Veréis, en efecto, ancianos, al
Y desde luego, entre los alunen- j cas; sus pulmones siempre están todo converge á un sólo fin: el des-
abrigo de la decrepitud, de la que
47
habla el ilustre Lorclaf, y más ver- tendréis mucho trabajo para con- y en vez de una sola imagen ten-
á s u número^ ¿Sé pueden tomar in-
des, que los hombres en la edad solarlas, y os será imposible per- dréis diez.
diferentemente los glóbulos á secas,
madura; veréis niños de un des- suadirlas de-que,no solamente bas- Estas consideraciones me llevan
sobre la lengua,ódisueltos enagua?
arrollo físico y moral muy precoz,' ta este grano, sino que con él se á hablaros de la repetición de las
¿Cuál es la cantidad de líquido re-,
pedir la salud á vuestras dosis 11 in- podrían vacunar á todos los niños dosis, artículo no menos escabro-
íativa al número de glóbulos ó go-
dicas, y hallaréis á cientos «mari- del mapa-mundi. so, que aquellos que ya h e m o s
tas?
machos» á quienes dominaríais Pero lo que no es indiferente, es examinado.
Cuestiones ociosas, que para nú
más fácilmente con vuestras medi- el tomar, de una dilución cualquie- ¿Cuándo y cómo se deben repe-
no existen. Eland bien vuestro me-
cinas que con la lucha. ra, una cantidad cualquiera, en tir las dqsis?
dicamento, elegid bien la dilución,
He visto á jóvenes muy sensibles «una» ó «varias» veces: Sea, por
esto es todo lo que se necesita. Ifé aquí todavía otro mar q u e .
á las altas dosis, la 200 a : he visto ejemplo, una gota de un medica-
Dad, desde uno.hasta más glóbu- cruzar, para llegar al verdadero
enfermedades orgánicas desapare- mento: hay una gran diferencia en
los, desde una, hasta más gotas; puerto de la práctica hahngmannia-
cer bajo la acción de una sola do- tomarla en una vez, ó m diez cu-
poned en azúcar de leche una gota na, y éste mar es tan fuerte como
sis. muy elevada; he visto á niños charadas de aguá, en diez veces.
ó glóbulos, tomadlos como queráis; los demás, en peligros, en tempes-
sin recept ividad, h \ 4 a para Jas ba- El organismo, aunque no reci-¡
siempre que toméis ese medica- tades y en escollos.
ja- diluciones;"fíe tratad o en el tiem- hiendo sino una sóla inoculación,
mento, á la dilución conveniente,
recibe en este caso diez sacudidas No repitáis nunca la dosis ele
po en que fui alópata, á > m a seño- eso basta; tocio lo demás es com-
ra á quien nunca pude purgar, ni que pueden modificar mucho á las LUÍ medicamento, o no administréis
pletamente secundario.
hacer vomitar: ella era completa- vibraciones fluídicas. Esto es &si jamás uno nuevo, sin que la pri-
Observad lo qne pasa todos los
mente insensible á estos medios, y semejante á los fenómenos, de la mera dosis haya cumplido su ac-
días: Cuando se quiere vacunar á
hasta á las dosis exageradas; he un niño, ¿qué se hace? Se es muy telegrafía eléctrica; trasmitís una ción.
visto á una joven cuyosistema ner- chispa; cualquiera que ella sea. Este precepto de Hahnemann, de-
escrupuloso en la elección del niño
vioso no experimentaba la menor que debe suministrar el'virus, y grande ó pequeña, que su vojúmen be servir de brújula vil piloto, en su
oscilación bajo la influencia de 60 veinte veces se tiene razón Se es- sea el resultado de dos,de cinco de travesía; si "no permanece fiel á
gramos de cloroformo; he visto, fi- pera también la estación conve- diezúotras, la agjjj a marcará el mis- estas indicaciones, el naufragio es
nalmente. varias veces, bajo la re- niente, segunda condición que es mo signo: pero si d i vid iéseis esta chis- inevitable.
lación' de las dosis, las más sor- muy importante; mas ¿cuántos «gra- pa en otras diez más pequeñas, en - Si habéis observado bien las re-
prendentes aberraciones dé recepti- nos» se deben inocular al niño, vez de una interrupción de la co- glas que presiden á la elección del
vidad. cuántos piquetes?—Cuestión fútil. rriente, tendríais diez, y en lugar medica men to y de la dilución, este
Haced varias inoculaciones, por de un sólo signo, tendríais diez. Es-¡ nuevo precepto, os será mucho
Después de la elección de la jdi-
. iución, és'decir, de la calidad del precaución, á fin de que, porelnú- to es como un espejo en el cual más comprensible, puesto que no
medicamento, llega la cuestión de mero, prenda á lo menos una, pero miráis vuestra semejanza; cuales- se trata, en ciertc modo, sino del .
la cantidad. ¿Cuál es la forma m á s diez ó cbce, no harán más que és- quiera que sea la dimensión, gran- corolario de aquellas,
conveniente? ¿Es necesario dar go- ta. lie visto á madres muy inquie- ele ó pequeña, veis un sólo retrato; j Sabed, desde luego, que cada
las ó glóbulos? ¿En qué casos se tas por el éxito de la vacuna, por- pero si lo rompéis en diezfrágmen- ¡ medicamento tiene su acción pro-
deben nreferir unas ú otros, ó éstas que un sólo grano había salido en tos, cada parte reproducirá vues- ¡ pia, específica, y que la duración
ó aquéllos? ¿Y qué regla, respecto el brazo de su niño; veréis esto, v tra cara, con las mismas facciones,! de esta acción está en proporción
quirir, y sobretodo, de pagarlas muy grosa que extravía sobre todo, álos
descendente ó ascendente de la ci- á desencadenarse de sus pérfidas
caro. principiantes; cambian muy fácil-
fra de, la dilución. ataduras.
.Sin embargo, no pongáis á vues- mente de remedios. Cuándo ob-
Esta ley, que éstá lejos de tener En tal virtud, en las enfermeda- tro espíritu en tortura, y que el es- tenéis una mejoría por un remedio,
la certidumbre matemática de las des crónicas, en donde todo está crúpulo no llegue á deslizar su gu- ¿ por qué ordenar uno nuevo ?
cuentas de B a r á n e ofrece sin em- en calma, en donde el principio vi- zano roedor en vuestra alma. Sed Aconsejad, pues, el mismo, puesto
bargo, todos-ios consuelos de la tal está tranquilo y complaciente, prudente, sereno y frío. Cuando que ha obrado bien, y os da prue-
probabilidad. no deis sino una sola dosis, y no hayáis administrado una alta dilu- bas de ello.
Todo esto, todavía,- pensadlo la repitáis sino cuando una nueva ción, en una sola dosis, sabed espe- Preguntáis todavía, si en este ca-
bien,—está en el dominio de las indicación os lo diga: pero en las rar con paciencia y permaneced so, se debe disminuir ó aumentar
generalidades; la regla pertenece al enfermedades agudas, cuando te- en observación. la cifra de la dilución. Pero ¿por
maestro, y las excepciones á los néis que combatir á los síntomas De tres cosas, pasará una. O bien, qué cambiar lo que ha hecho bien?
discípulos. furiosos y bruscos, cuando tenéis al cabo de algún tiempo.—ocho Permaneced con el mismo agente,
En los casos agudos; si adminis- que extinguir el luego de la fiebre días, por ejemplo,—habrá agrava- y el mismo término; todo lo que po-
tráis «las bajas,» daréis una cucha- ardiente,.cuando tenéis que apagar ciónde los síntomas ó disminución y déis y debéis hacer entonces, es el
rada, cada cuatro horas, cada dos los hervores de la vida encoleriza- mejoría, ó el estado del enfermo moderar la marcha del medicamen-
horas, cada hora ó media hora, ó da, repetid las dosis, y proporcio- no habrá sufrido ningún cambio. to, es decir, dilatar las dosis. Si,
cuarto de hora, ó por mañana y nad vuestros esfuerzos al obstáculo. En los dos primeros casos, esperad, por ejemplp, bajo la influencia del
tarde, en una palabra, según la agu-
Es fácil concebir la enorme im- dejad obrar al medicamento. Obra «sulfur,» 12a dilución, de cuatro en
deza de la enfermedad, y la inten- bien: la mejoría os lo indica-de una
portancia de la elección de los me- cuatro días, véfs un cambio favora-
sidad de los síntomas. manera evidente, y la agravación
dicamentos, y de la dosis en los ble del estado morboso, conservad
Comparad esto á un río, y -las casos crónicos; porque si habéis de una manera probable y cási se- el medicamento y la cifra de la
dosis á los movimientos de un na- errado, vuestro golpe no llegará, y ' gura. Antes que la neutralización dilución; solamente aconsejad, no
dador: si el agua está en calma, la entonces el tiempo se perderá.— de los fluidos se verifique, la lucha tomar sino una dosis cada ocho
superficie líquida tranquila y casi Digo tiempo perdido, y ciertamente ocasiona atracciones ó repulsiones días, y así en seguida.
inmóvil, las brazadas del nadador es ya bien consolador, que en caso inevitables, y como el campo fisio- Voy, en fin á terminar esta con-
son lentas, medidas, cadenciosas; de error, un medicamento mal ele- lógico del enfermo es el teatro de ferencia, señalándoos un error, un
se divierte sobre las ondas dóciles gido sea inútil, y nunca, ó casi nun- esta lucha, ¿es de admirarse, que falso progreso, una pequeña here-
é indiferentes, y no repite su bra- ca nocivo. Plugiera al cielo, que la aquél recienta los choques? gía. en el seno de nuestra doctrina.
zada, sino cuando el impulso ha alopatía, pudiera pencar y decir Así, pues, sabed esperar, y no I lar Unan n, en su«Therapeutique
Locado los limites de su acción; pe- lo -mismo, no tendría entonces que repitáis la dosis, ó no déis un medi- des maladies aigíies,» pág. 66, pá-
' ro si el río está agitado, si. las olas reprocharse, el causar muy á menu- camento nuevo, sino hasta que ha- rrafo 9-, dice:
saltan furiosas, el nadador para do más mal que bien, y engendrar yáis podido adquirir la certidumbre «Debe verse como un verdadero
vencerlas, precipita sus movimien- por esos medios, pretendidos he- moral, ele que la dosis ha agotado «perfeccionamiento de la terapéu-
tos, y no es sino con grandes es- ; róicos, enfermedades medicina- su acción, ó ele que os habéis enga- «tica homeopática, como una prác-
fuerzos. y por brazadas vivas y re- les, que los pobres enfermos no ñado. t i c a muy útil en ciertos casos, so-
petidas, como llega á dominarlas, y tienen la menor intención de ad- Desconfiad ele una manía peli- «bre todo complicados, la. de hacer
«alternar, lino con otro, á inter- llado lugar en nuestra terapéutica ese famoso nreceplo de laídlerna- mo lugar, el más fueite obscurece

pr-ogresista. ción de los medicamentos, nació al más débil. Cuando él dijo «do>
«valos convenientes, dos medica-! del mismo temor y de la misma
¡Y en efecto, os hacéis u n a ley dolores,» quiso decir, dos enferme-
«mentos, que correspondan á los ansiedad. Dos medicamentos con-
muy severa ele no administrar nun- dades. Ahora bien, enfermedad ó
síntomas ^preciables, etc....» vienen-y los alternáis; ¿pero enton- medicamento,—para «un homeó-
Ya he dicho que respeto todas ca sino un sólo medicamento á la ces, por qué no tres, por qué no pata,»—son sinónimos; entonces,
las opiniones, sobre todo, cuando 1 vez, y asociáis, sin escrúpulo, dos cuatro? Si no vais m á s lejos, evi- cuando alternáis dos medicamen-
se trata ele sabios prácticos.;sin ém-.j ó tres, en su acció.n%específica! Pe- dentemente es porque medís la ex- tos, á intervalos muy próximos, y
bargo, me atrevo á elevar contra, ro esto no es más que un juego de tensión de la herejía. sin dar tiempo á las dosis ele
éste precepto, la más franca con-' palabras; separáis los nombres, pe-
El mismo razonamiento se apli- cumplir su acción, el uno obscure-
tradicción, y hasta llegaré á decir, ¡ ro casáis las substancias. Cuando,
por ejemplo, ,se administran dos ca á la alternación memos aproxi- ce al otro, y entonces no hay más
la m á s enérgica
mada de la mañana á la tarde, por que uno que sobrevive, que traba-
Bajo este respecto, he pronun- medicamentos alternándolos cada
ejemplo, ó de dos en dos, ó de tres ja y os procura el éxito, que atri-
ciado la palabra «herejía,» y no cinco minutos,—y esto se hace en
en tres días, etc. buís falsamente á su doble acción
retiro mi expresión; ese precepto es- el cólera, á propósito¡del «cuprum»
convergente.
tá fuera del espíritu hahnemannia- y «veratrum,»—¿por qué no jun- Una ele dos cosas, ó no debéis
no; no temo decir que los homéo- tar estos dos medicamentos en el admitir el doble precepto hahnema- El aforismo dice: «No en el mis-
patas que lo practican, se han des- mismo frasco¡? Los separais un nniario, que quiere qiíe no se dé nun- mo lugar;» con mayor razón, si
carrilado ele la vía de la terapéuti- instante para asociarlos en un re- ca sino un medicamento á la vez, fuese en el mismo lugar como en
ca pura; si Hahnemann viviese, te- ceptáculo mayor, el estomago; y que no se le repita, ó que no se el estómago, que sirve ele recipien-
mería para ellos una llamada al ¿creéis ejue cinco minutos bastan administre uno nuevo sino cuando te á los dos medicamentos.
órclen. para que el primero haya desapa- ya'se cumplió la acción del prime- No creo que este precepto vaya
recido y cedido su lugar á su cole- ro, ó no debéis alternar los medi- I tan lejos. Muchos prácticos lo han
Si se pusiese en prensa á su « Or-
ga? ¡Esto es imposible! camentos. Esto se parece á un ca- | abandonado ya; entre otros el ilus-
ganon,» no saldría de él, más que
zador novicio que, en su gran pre- tre Boeninghausen. .
u n a sola máxima, esta sería, la de ¿Por qué los médicos alópatas
cipitación, se a p r e s u r a á disparará Confieso cjue en los primeros
no administrar un medicamento mezclan varios remedios en la mis-
la vez, sobre una liebre, los dos ti- tiempos de mi práctica homeopáti-
nuevo, sino cuando el primero ya ma poción? ¿De dónde ha nacido
ros de su fusil de doble cañón, por ca, he bebido también en esta he-
cumplió su acción. esta idea?—Ha nacido ele la- ineer-
medio de errar el tiro. terodoxia; pero, desde hace cuatro
He aquí todavía los frutos clel ár- tidumbre y del temor,—bien lo sa-
bol viejo, al que, hace ya mucho béis. Pero, se dirá, con esta práctica anos, la he desechado con la con-
tiempo deberíamos haberlo cortado Viendo e{ue cinco ó seis medica- se obtienen éxitos. vicción contraria, mas exclusiva.
para echarlo al fuego. ¡Hé aquí las mentos pueden .convenir á los di- No lo duelo, y os voy.á explicar Todas esas leyes, todas esas re-
reminiscencias jie la práctica ele versos síntomas de una enferme- cómo. glas, todos esos preceptos que aca-
antaño; hé aquí, en una palabra, dad, y no sabiendo por cuál deci- Hipócrates dijo, bien lo sabéis, bamos de enumerar, son de una
el dobladillo del viejo manto! dirse, ellos los propinan todos jun- «duobus eloloribus non in eodem áspera aplicación. Lo sabéis, la teo-
Estoy convencido ele que si los ho- tos, y, de esta manera, desaparece loco, simul obortis vehementior ría es fácil, pero la práctica difícil.
meópatas nunca hubieran sido aló- | la dificultad, y su conciencia está obscurat alterum;» de dos dolores Plugiera al cielo, que todas esas le-
patas, esta idea jamás hubiera ha- ; tranquila y satisfecha. ¡Pues -bien! que estallan juntos, no en el mis- yes generales no tuviesen innume-
200

rabies excepciones! Nuestra tera- Recordad la respuesta que dio á


péutica seria entonces quizá m a s sus discípulos, el ilustre parte-
fácil, como lo dicen ciertos ignoran- ro Baudelocque. Un día, des-
tes; pero desdichadamente no es pués de una lección en laque había
así, y la ruta es estrecha, tortuosa enumerado y examinado todos los
y muy escarpada. Buscad, pues el preceptos que dirigen las manio-
consuelo de vuestra conciencia en bras de la obstetricia. «¿Como ha-
en la certidumbre de que, en vuestro céis, en vuestra práctica,» le pre-
consultorio, habéis trabajado tan- guntaron sus discípulos, «para re- DUODECIMA CONFERENCIA.
to como habéis podido, y que á la cordar y observar tanta cosa?»
cabecera del enfermo habéis hecho, — «Hago lo que puedo!!!...»
lo que habéis podido.

NUESTROS FRACASOS.

«. . . . Un hombre fué á su cam- perfecta en el campo de la práctica


'jio para sembrarsu granorunapar- médica en general, pero sobre to-
«te cayó en el borde del camino, v' do,en particular,en el campo de la
«fué pisoteado, y las aves del cié-¡ práctica homeopática.
«lo se lo comieron. Y otra parte! Lo confieso, y en ello me com-
«cayó entre las piedras, y al nacer' plazco: la Homeopatía no hace mi-
«sesecó, porque no había nada de | lagros. Ella no es tan loca ni tan
«agua. Y otra parte cayó entre las ciega para elevar sus pretensiones
«espinas, y éstas al crecer con el; al nivel de lo imposible. No es de-
«grano lo sofocaron. Y otra parte bido que sufra la pena de las exa-
«cayó en una buena tierra, y el geraciones de algunos de sus discí-
«grano brotó y fructificó cieeto por pulos. ardientes hasta la temeri-
«ciento, - dad. y fogosos hasta el fanatismo.
Quien tiene oídos para Lo que ella reivindica, y á justo tí-
oír, oiga!» tulo. es su parte legítima en el do-
Esta parábola tiene su aplicación minio de la verdad.
200

rabies excepciones! Nuestra tera- Recordad la respuesta que dio á


péutica seria entonces quizá m a s sus discípulos, el ilustre parte-
fácil, como lo dicen ciertos ignoran- ro Baudelocque. Un día, des-
tes; pero desdichadamente no es pués de una lección en laque había
así, y la ruta es estrecha, tortuosa enumerado y examinado todos los
y muy escarpada. Buscad, pues el preceptos que dirigen las manio-
consuelo de vuestra conciencia en bras de la obstetricia. «¿Como ha-
en la certidumbre de que, en vuestro céis, en vuestra práctica,» le pre-
consultorio, habéis trabajado tan- guntaron sus discípulos, «para re- DUODECIMA CONFERENCIA.
to como habéis podido, y que á la cordar y observar tanta cosa?»
cabecera del enfermo habéis hecho, — «Hago lo que puedo!!!...»
lo que habéis podido.

NUESTROS FRACASOS.

«. . . . Un hombre fué á su cam- perfecta en el campo de la práctica


'jio para sembrarsu granorunapar- médica en general, pero sobre to-
«te cayó en el borde del camino, v' do,en particular,en el campo de la
«fué pisoteado, y las aves del cié-¡ práctica homeopática.
«lo se lo comieron. Y otra parte! Lo confieso, y en ello me com-
«cayó entre las piedras, y al nacer' plazco: la Homeopatía no hace mi-
«sesecó, porque no había nada de | lagros. Ella no es tan loca ni tan
«agua. Y otra parte cayó entre las ciega para elevar sus pretensiones
«espinas, y éstas al crecer con el; al nivel de lo imposible. No es de-
«grano lo sofocaron. Y otra parte bido que sufra la pena de las exa-
«cayó en una buena tierra, y el geraciones de algunos de sus discí-
«grano brotó y fructificó cieeto por pulos. ardientes hasta la temeri-
«ciento, - dad. y fogosos hasta el fanatismo.
Quien tiene oídos para Lo que ella reivindica, y á justo tí-
oír, oiga!» tulo. es su parte legítima en el do-
Esta parábola tiene su aplicación minio de la verdad.
No tenemos, pues, la pretensión j dado de encerrarla en nuestros blo llama, una junta; v e n 'seguida, Es raro, en efecto, que nuestros
de hacer milagros, y para llegar graneros, hasta sin hacerlo saber agravándose siempre la enferme- tratamientos se ejerzan en una tie-
m á s allá de vuestros reproches á nuestros vecinos. Pero cuando dad: «Si llamáramos á un médico rra patológica virgen; ya muchos
exagerados, confesamos que muy ella es estéril, queremos hacer co- homeópata.—dice un miembro ele médicos han depositado el gérinen
frecuentemente, como fruto de nocer las causas, á fin de que no la familia,—y se le hace venir, de sus múltiples . medicamentos
nuestro trabajo y esfuerzos, no re- se nos pueda acusar de incapaci-
dad ó negligencia. ¡Vamas pobre médico homeópa- ¿Cómo queréis, entonces, que los
cogemos sino tristes fracasos.
ta! ve á espigar un fracaso cierto, nuestros gocen ele toda su libre ac-
Estos fracasos, no queremos ni Ahora bien, la primera condición
tú no tienes el derecho de decir: — tividad? ¿Habéis visto alguna vez
negarlos ni disimularlos. Os invita- de éxito para una semilla, es el
«¡Demasiado tarde!»—Se trata de que un sembrador arroje sus gra-
mos. por el contrario, á recorrer momento conveniente de la esta- resucitar á un muerto, y si no haces nos en medio de otros granos en
hoy toda la extensión del dominio ción. Cada fruto tiene su tiempo, ese milagro, se dirá que tu homeo- germinación 3
hahnemanniano, y en vez de hace- cada cosecha su época, y cada se- patía no es capaz de nada. Los medicamentos homeopáti-
ros detener solamente en las par- milla su mes del año. El hombre
Estas aventuras pasan á todos cos no son ciertamente tan sensi-
tes más fértiles, haremos alto en del campo lo sabe, y si hacéiles
confiar á la tierra su semilla des- los médicos—sin duda—pero más bles ni tan susceptibles como se
los terrenos más estériles é ingra-
especialmente á los médicos ho- propala, y corno lo creen hasta los
tos. Sin embargo, cuando os haga- pués de la estación:— Es demasia-
meópatas. - recién convertidos. Sin embargo,
mos comprobar una mala cosecha, do tarde, os dirá, ¿cómo queréis
De esta manera.hace poc.o tiem- es verdad que si nunca se debe de
nos permitiréis explicaros por qué que mi grano pueda germinar?
po, fui llamado para asistir á una ser^scrupuloso, siempre se debe
no ha tenido éxito. lié aquí lo que pasa todos los
joven gravemente enferma. Cuatro ser prudente. Convengo en que.
l'n tratamiento puede ser com- días. médicos la habían ya visto. La fa- algunas veces, se han visto obrar
parado á la acción de un hombre Evidentemente, no puede tratar- milia tenía todavía alguna espeian- á los medicamentos al lado, y ápe-
que siembra su campo. Nuestro se aquí de las personas adictas á la za en mi visita. Mi visita, en efec- sar ele otros que ocupaban ya su
terreno es l a clientela, y los me- Homeopatía, que están unidas á la to. sirvió ele mucho, la enferma lugar: pero estos casos son excep-
dicamentos administrados á los clientela (leí médico homeópata. murió algunas horas después de ciones. y no es por ellas, como de-
enfermos son semejantes al grano Estas, llaman directamente á su mi llegada. béis viajar tranquilos, en el terre-
que cae en .las buenas ó malas médico,—no esperan que la enfer- no ele la práctica.
condicione"?*de cultivo. Otro día, el caso era todavía
medad se haya agravado,—y éste
más apremiante; se me hizo partir En las enfermedades crónicas, el
Cuando ningún obstáculo viene halla un terreno virgen, y siempre
por tren expreso; pero la muerte negocio no es tan inquietante, po-
á sofocar nuestra semilla, ellafruc- en este caso la cosecha fructifica
no juzgó á pronósito esperar la déis esperar y hacer esperar. Si tie-
tilica cien por uno; pero cuando al céntuplo.
ayuda del último médico para aca- ne buena voluntad, el enfermo da-
encuentra piedlas ó espinas, se se- ,\o quiero, pues, sino hablar ele bar su obra;—se me dió contra or- rá tiempo á los remedios que ha
ca y muere. la clientela flotante. den á la mitad del camino. absorbido, para desaparecer y lim-
Muchas veces nuestra cosecha Supongamos una enfermedad se-
Otra condición, para que nues- piar el lugar, y volverá entonces á
está bendita por el Cielo, y nos da ria. llama al médico vulgar; des- tro grano pueda fructificar, es la de ofrecer al médico, un terreno nue-
un céntuplo; noqueremos. sin em- pués. al agravarse la enfermedad,
que no sea arrojado en medio ele j vo y casi virgen. I 'ero, en los ca-
bargo. sacar provecho para nues- se reúnen dos. tres ó cuatro médi-
una semilla extraña, que ocupe el sos agudos, el enemigo no os con-
tra gloria, puesto que tenemos cui- cos. para tener, lo que el buenpue-
terreno, y ya en vía de desarrollo. cederá ninguna tregua: la cosa ur-
Este nuevo elemento de mal éxi- i primero el principio vital,y después
ge. y es necesario obrar y comba_ lérico, toda clase de emanaciones
to es por decirlo así "el corolario se esparció en todo el organismo,
til*. En este caso, la contemporiza os atacan inmediatamente á la gar-
del precedente ó, si queréis el mis- como esa gota de glicerina que no
ción.no está en el poder ni del en" ganta, pero sobre todo, estáis sofo-
mo en un grado mayor. produce primero más que una pe-
ferino, ni del médico;—y para con" cados por el olor del alcanfor, bajo
t.fnuar la aplicación de la parábola tocias sus formas. Vuestra terapéu- Anteriormente , en efecto , se queña mácula, y se extiende des-
á nuestro asunto,—el primer grano tica se encuentra embarazada en- trataba de una semilla que encon- pués, infiltrándose en todo el te-
que ya brotó, sofocará al grano tonces entre las malezas no sola- traba á otra semilla anterior, y ya jido.
nuevo: en términos técnicos, vues- mente de los remedios ordenados, en vía de germinación. Aquí el —¿Cuál es el génesis ele las en-
Iros medicamentos, embarazados por los médicos, sino aún de todos desarrollo está mas avanzado; son fermedades medicinales? •
en su acción, por los ínedicamen- los medios aconsejados por la gen- granos que arrojaríais en un cam- — La polifarmácia,y la posologia
tos ya administrados, permanece- ¡ te parlanchína del barrio. po cubierto de espinas, en perfecta maciza.
rán impotentes, y registraréis en maduréz, y no esperando más que Administráis á un enfermo va-
En semejante caso, apresuraos
vuestras ordenanzas, un nuevo fra- á abandonar ese campo, en el que á la hoz. Ahora, os pregunto, ¿és- rios medicamentos á la vez. I no
caso inevitab e. tos granos podrán pedir su parte solo, frecuentemente por no decir
no podréis recojer sino un fracaso
de sol y ele nutrición'? Y entónces siempre, se encarga ele la manio-
Todas estas circunstancias son probable; lo que tendreis mejor ¿cómo podrán germinar? bra terapéutica,y triunfa de sus co-
muy frecuentes en nuestra prácti- que hacer,.... es el no hacer nada, legas,antes ele triunfar del enemigo.
ca. Que se llame á un médico ho- y dejar á otros la responsabilidad ¿Qué hacer en este caso?
méopata, por ejemplo, para asistir ele devanar la madeja, que han Cortar primero la mies, y des- que se le dá para combatido. Pero
á un gotoso: en veinte veces, diez enmarañado. pués trabajar el campo de nuevo; los otros ¿permanecen pasivoS é
y nueve, ya lo encuentra saturado Pero, la vía es todavía mucho y una nueva tierra abrirá entónces inocentes en la economía del en-
de remedios. Supongamos, una fie- mas espinosa, cuando, por timidez su seno, á una nueva fecundación. fermo? ¡Ah! no. Cada uno se dirige
bre tifoidea: entonces son las can- ó por cálculo, el enfermo os ocul- Hé aquí, lo que están obligados á su fin particular, y termina muy
táridas de los vejigatorios, la mos- ta, que ya consultó á uno ó varios á hacer los médicos homeópatas. á menudo por alcanzarlo, y enton-
laza de los sinapismos, la evapora- médicos, y ha tragado la mitad de Ved, sobre que terreno patológico eles estalla una enfermedad nueva
se les llama lodos los días. que no pedían ni el enfermo ni el
ción del éter, el almizcle en las po- las drogas de una farmacia. Enton-
ciones. el olor suave de la valeria- ces, os ponéis á la obra con la más Osemos decirlo: las enfermeda- médico.
na. el perfume de las lavativas de sencilla confianza, y quedáis sor- des medicinales son aquellas que w O bien, si el práctico alópata no
asa-fétida, etc.: dad un medica- prendidos de ver que nuestros es- los clientes van á comprar,—algu- ají' ^ sino un sólo medicamento, lo
mento homeopático en semejantes fuerzos han sido vanos é inútiles. ñas veces muy caro,—mitad en la j dá- á dosis, de tal modo macizas,
circunstancias, y pondréis en esce- Este es el trabajo pérfido de Pené- casa del médico, y mitad en la d e s q u e * e l organismo no puede des-
na á la fábula del lobo y del cor- lope, la tela se teje y nunca se farmacéutico. ¡Ellas son m á s co- j embarazarse de ellas. En este caso
dero. acaba. muñes de lo que se piensa, y cuan- i el dinamismo fisiológico se convier-
Esta consideración, me lleva á tos desdichados no llevan en los | te en afiliado complaciente de ese
Semejantes modos de fracaso,
hablaros de las enfermedades me- replie<íues de su constitución, la; medicamento enemigo. Guardián
se presentan todavía, mucho inás
dicinales, asunto, que apenas he- mancha producida por tal ó cual ciego del receptáculo orgánico, ha-
numerosos, en tiempo de alguna
mos tratado, en nuestra última medicamento! Esta mancha , sin; ce la misma acogida á todas las
epidemia, defcóiera, por ejemplo.
conferencia. que giles se dieran cuenta, manchó substancias, les abre sencillamente
Entrad en la recámara de algún co-
más, que nunca podríamos obtener Fracaso probable, si, según el
la puerta y las introduce en los se- nos puede dirigir el mismo repro- ese fatal resultado. método más racional, queréis a d -
cretos laberintos de la economía. che? No, porque no damos sino Sigúese todavía, de estas consi- ministrar, primero', los antídotos,
Y entonces el remedio, melamor- medicamentos cuya fisonomía co- deraciones, que las enfermedades es decir, escombrar antes de cons-
foseado en una verdadera enferme- nocemos bien, y todo el alcance de medicinales, aunque se presentan truir. ¿Por qué? Porque no se os
dad. elige su domicilio, y se instala'su acción, y el error de su aplica- con todos sus atributos sintomáti- dará tiempo, esto lo veréis dentro
en el campo patológico que llega á ción á las enfermedades no es po- cos, pasan desapercibidas á los ojos de un momento.
abrirle una imprudencia culpable, sible; ó al menos, si es posible, és- de los prácticos alópatas, mientras No habéis oído decir á las perso-
Esas enfermedades medicínales to no es sino en virtud de la fali- que el médico homeópata no se de- nas del campo, que después de una
pueden producirse por los hábitos bilidad humana. Pero la Alopaiía. ja engañar. Familiar con todos los cosecha ¿era preciso dejar descan-
de los enfermos, lo mismo que por privada de los conocimientos po- cuadros patológicos artificiales, los sar á la tierra, y que esta tierra ago-
las recetas de los doctores. Serán sitivos que procura la experivnen- reconoce á la simple vista, cuando tada por las exigencias del agricul-
entonces cuadros sintomáticos de ción pura, y no apoyándose sino aparecen; y cuando ha recogido to- tor, rehusa n u t r i r á las semillasv»
la camomila (manzanilla) del ca- en los datos inciertos de la expe- dos los s í n t o m a s f f u e le da su en- llega á ser casi estéril?
fé, del alcanfor, del almizcle, de riencia, se halla rodeada de m á s fermo, ya no tiene sino que decid il- Parece, pues, que es preciso,
la dulcamara, etc.. etc. Todo el numerosas probabilidades de error, la cuestión entre las enfermedades para que el grano pueda germinar,
mundo tiene sus pequeños reme- Y, además, nuestras enfermeda- naturales y artificiales. De esta que el campo tenga bastante vigor
dios para sus indisposiciones, y. en ' des medicinales, son enfermeda- manera, muchas veces, puede de- para alimentar los materiales de la
n u e s t r ^ siglo, todo el mundo sien- des fluídicas que pueden desvane- jar admirado á su consultante, di- explotación. Igualmente, es preciso
do médico aconseja sus pequeños cerse espontáneamente, ó ser n e u - ci.éndole: — «Habéis lomado mer- en todo tratamiento que el enfer-
medios á sus amigos. Y entonces, tralizadas por su antídoto. Cuan- curio, habéis tomado azufre, ha- mo presente suficientes condicio-
aparecen esas enfermedades lla- do damos dosis macizas, nunca béis tomado quinina, etc..»—y el nes de reacción y de receptividad.
madas falsamente espontáneas co- son exageradas, y sus efectos pue- consultante responde afirmativa-
Cuantas veces he hallado áindi-
mo esos arbustos que nacen y ere- den desaparecer; mientras que, las mente, y declara á ese médico do-
viduos profundamente debilitados
cen en las hendiduras de los viejos ¡ enormes dosis alopáticas no pu- tado de la más extraña perspica-
por las emisiones sanguíneas, dos,
monumentos, y parecen haberse diendo pasar enteras en el engra- cia.
tres, cuatro sangrías, más ó me-
desarrollado allí, como efectos sin ne de la dinamización fisiológica, En tal caso ¿qué sé debe hacer? nos abundantes, un gran número
causa. una gran parte tiene que permane- de sanguijuelas, vejigatorios, sina-
Ya lo hemos visto: es preciso
Todas esas enfermedades artifi- cer en el crisol. Pueden resultar cortar la antigua mies, y trabajar pismos. lavativas, purgantes—todo
ciales. ¿no puede también produ- entonces desórdenes generales, ó para sembrar un grano nuevo. sazonado con unadieta rigurosa.—
cirlas la práctica homeopática, y alteraciones locales más ó menos Fracaso cierto, sí. viendo una ¿Qué queréis q u e j e pase á ese po-
no podrían dirigirnos la misma ob- graves, según las dosis del residuo: enfermedad natural, en donde no bre enfermo?
servación, á titulo del mismo re- ved á ciertos enfermos que han hay más que una medicinal em- Hay ciertas enfermedades—la
proche? tragado grandes cantidades de mer- prendéis un tratamiento ante el liebre tifoidea, por ejemplo—que,
—Sí, ciertamente, podemos pro- curio, por ejemplo r su organis- enemigo oculto. El lobo está en el por su naturaleza, tienden á la pos-
ducirlas, puesto que esta posibili- mo termina por estar saturado. ¡Y bosque, guarcláos de conducir á él tración del individuo. El principio
dad es uno de los puntos cardina- bien! trataríamos á un sujeto, con á vuestro rehaño. morboso, parece caer con todo su
les de nuestra doctrina. ¿Pero se nuestras dosis, durante mil años ó
la impaciencia de los enfermos ó
peso sobre las fuerzas radicales,las mentos, pero ellos caen en éWto- muy grave. Se trataba, nada me-
de aquellos que les rodean.
oprime y las sofoca. nel de las Danáides: interroga a to- nos. que de un trayecto fistuloso
Hé aquí, en toda su verdad, la en la región lombar, teniendo su
Para levantar este peso, los re- das las cuerdas del piano, todas aplicación de la parábola. Las es- origen en la caries de una vertebra.
medios son casi.siempre impoten- ellas están rotas y mudas. Esto es. pinas sofocan á la semilla, y si cre- Desde hacía dos años, asistía á la
tes. Es preciso que el enfermo su- finalmente.—permitidme el térmi-
cen numerosas en el campo mé- consulta de un médico, y lomaba
cumba en ese estado, sin poder li- no—como si jugara á la pelota, dico muchc más numerosas bro- muy escrupulosamente ¡os reme-
bertarse del lazo que lo oprime. contra un muro de algodón.
tan en nuestra tierra, con nuestras dios que le eran ordenados. Un
Nada engendra m á s desespera- Encuentro todavía, en las bases
espigas. día me vino á suplicar me hiciera
ción en el médico, que la debilidad de mi plan, como causa de fracaso,
¿Qué diríais de un sembrador cargo de él, y que hiciera todo lo
radical de su enfermo. Cualesquie- la incurabilidad absoluta délas en-
quien, al día siguiente de su siem- posible para curarle. Parecía dota-
ra que sea la causa, siempre es un fermedades muy antiguas y orgáni- bra. fuese á visitar su campo para do (legran \ t l u n t a d . y rico de la
elemento de fracaso, porque losre- cas. Más, ¿qué decir sobre este ar- ver si los granos habían brotado? resolución más fuerte.
• medios quedan sin acción. tículo? Toda disertación es i n c ó -
Qué diríais de un arquitecto quien,
ente, como todaíerapéulica. Hay ,e ordené una prescripción
A medida que se es fuerte y ro- después de haber distribuido á los
cosas que se sienten muy bien, y ¿Qué resultó? Lo ignoro, ó mejor
busto, se está más expuesto á las obreros el plan de una casa, fuese
que no se pueden decir. Hay casos dicho, lo sé muy bien: mi remedio
grandes enfermedades—VIipócrates á ver, al día siguiente, si las venta-
morbosos que se querría curar,pe- fué bastante torpe para no curarle
había llamado á esta disposición, nas ya estaban puestas? El prime-
ro toda buena voluntad, falla con- en 8 días, y no I r he vuelto á ver.
«el peligro de una salud de atleta.» ro merecería la metamorfosis de
tra lo imposible. Esta palabra IM- ¡Bendito sea! no se figura que
—Esto es cierto. Pero, en revan- Filemón y Raucis. y el segundo, lo
POSIBLE, un loable orgullo qui- me libró ele un fardo pesado, al
cha, más fuerte y m á s robusta es, enviaríais á los «genios» de los
siera suprimirla del diccionario mé- desembarazarme de los cuidados
también la acción de los medica- cuentos árabes.
dico, y desdichadamente, en las de su enfermedad.
mentos para combatir esas enfer-
tinieblas de la impotencia, ella fla- I Té aquí. sTn embargo, lo que
medades. En general, se puede Hace algunos días fui llamado
mea con caracteres de fuego. comprobamos diariamente. La im-
plantear en principio, que la virtuc para asistir á una persona joven,
paciencia de ios clientes no es des-
de los remedios, está en razón de En las afecciones orgánicas— atacada, hacía algunos años, del
dichadamente una fábula, es la
la energía vital. reconocidas como incurables-¿qué mal de San Vito: todo tratamiento
más triste realidad, que l-Hos lía
había sido infructuoso, y los pa-
Cuando un enfermo está despro- hacer, qué aconsejar á los pobres enviado á los médicos para expia-
rientes. según los consejos de un
visto de receptividad para los me- enfermos? El mejor remedio en ción de sus pecados.
homeófilo, consintieron en con liar-
dicamentos. todos los esfuerzos de este caso, es, «la raíz de la pacien- Aquí quiero hablar, sobre todo, la, á mis cuidados.
la ciencia, para salvarle, son inúti- cia. » de los médicos homeópatas; por-
lee. El médico desesperado se'sien- A mi llegada, la familia se llenó
Este medio lo he empleado á que, ante los tratamientos alopá- de alegría, porque siempre la pre-
te capaz, con su palanca terapéu- ticos, se hallan aún algunos fenó- sencia de un nuevo médico en la
menudo, y siempre me he hallado
tica. de levantar todo un mundo menos de paciencia.
patológico; pero, como Arquime- bien. casa de un enfermo, es un día de
Ejemplos: fiesta; parece que la curación está
des, pide en vano un punto de apo- Llego al elemento m á s fértil de;
intimamente, un joven me vino ! oculta entre los pliegues de una ca-
yo. El pega, pero s u s golpes dan fracaso. Elemento al que llamaré
á consultar para una enfermedad saca doctoral.
en el vacío: administra los medica- la espina del oficio; quiero decir

y
BIBLIOTECA DE « E L P A I S . »

clara,» para tomar una cucharada dar un juicio respecto á su conduc-


segun
Todo marchaba bien hasta el rea las tinturas y mixturas cada dos días. ta.—Por lo que á mí toca, confie-
momento, en el que, según mi cos- fórmula. ¿Cómo el enfermo de- Pues bien, ¿esta señora podía so que mi franqueza, á este respec-
•umbre, me expliqué francamente- jará de ser seducido por todas esas vacilar entre estas dos pres- to, aleja á muchas personas de mi
respecto á las condiciones del éxi- ! siluetas de la esperanza? Espera, cripciones? ¿Podía titubear un sólo consultorio, y les impide volver á
lo; pero cuando dije que el trata- pues, y persiste. instante? mis consullas.
miento seria un poco largo, queera ¿Pero, cómo queréis que tenga la Dos exutorios que juntos debían! ¿Se debe, entonces, anunciar al
menor confianza en nuestros me- extraer el humor de los ojos y acla- enfermo que su afección no tiene
preciso tiempo para desarraigar és-
dicamentos? En ellos, para el gus- rar la vista ésto habla, esto salta remedio, y sumergirle de esta ma-
ta enfermedad, vi palidecer' y obs-
to, ¡nada! para la vista, ¡nada! para á los ojos de aquellos que ven nera en la desesperación?
curecer la frente de la madre.—
el olfato, ¡nada!—Siempre polvos Pero un frasco de agua clara Evidentemente que no.
«Bueno, dije dentro .de mi—mi
: blancos ó glóbulos, ó agua clara — ¿qué queréis que haga? Galeno refiere que cierto médi-
permanencia aquí no será de lar-
¡Adiós á la ¡esperanza!, y como la Galeno refiero que un enfermo co de la antigüedad, llamado Ca-
ga duración.»
paciencia es hija de la esperanza, le respondió un dia: «Guardad pa- llianax. no tenia ninguna compa-
Di una receta, pero ni siquiera
¡adiós también á la paciencia! ra los pobres eso que recetáis: me sión para con sus enfermos, y que
se mandó por el medicamento.
Hé aquí un hecho que hablara hace falta un remedio de mayor habiéndole preguntado uno deellos
— ¡Imbécil homeópata.pide tiem-
por todos; no quiero hojear en mis precio.» si estaba en peligro de muerte, le
po para obtener las curaciones!
recuerdos: esto me pasó no hace Así, cuando la madre y la hija respondió muy duramente con un
No quiero multiplicar las citas,
he hecho éstas, por ser recientes, un mes. entraron en consulta entre sí. res- verso de Homero cuyo sentido es
Una señora joven, habitando pecto á las dos prescripciones, no éste. «Patroclo murió, que valía
y ser las primeras que se ofre-
cen á mi memoria. Cada jnédico una aldea de los contornos, llegó fué larga la deliberación, y el resul- más que. vos.»
posee, en sus recuerdos clínicos, á Nimes con su madre para consul- tado del escrutinio fué unánime en —¿Debéis imitar el tono tan po-
hechos bastante numerosos para tar á los médicos respecto de una favor del cauterio y del sedal. co humanitario de ese médico?
alimentarlas charlas de todo un enfermedad que la inquietaba mu- !Bendito sea Dios! porque des- Evidentemente que no; pero lo
cho. Desde hacia algún tiempo su pués se me refirió que esla mujer que no podéis decir al desdichado
invierno.
vista se perdía rápidamente;—ella había muerto al día siguiente de bien lo podéis decir á su familia.
Ahora, va estoy acostumbrado
estaba atacada de amaurosis, vul- estas dos consultas. Si, por des- V si no podéis pronunciar la pala-
á los cuadros de todas esas come-
garmente llamada gota serena. gracia, hubiera tomado una sola bra fatal. de «incurable.» tampoco
dias. Es muy racional, en efecto,
El primer médico que la exami- cucharada de mi poción, se ha- debéis prometer más de lo que po-
que entre los enfermos, la dosis
nó prescribió varios remedios. bría acusado á mi agua clara de dáis cumplir.
de la paciencia esté en razón de
¿Cuáles? Lo ignoro. Todo lo que haberla envenenado. No temo formular, en pleno día.
la dosis dé losremediosqne toma«.
sé. es que había aconsejado la apli- La impaciencia, pues, d é l o s en- ni opinión á este respecto—á ries-
Ew los tratamientos alopáticos, to-
cación de un cauterio en el brazo fermos produce muchos fracasos. go de derramar la bilis de cual- *
dos los sentidos están satisfechos;
izquierdo, y un sedal en la nuca. — P o r eso, algunos médicos se de- quiera.- Todo médico que prome-
la curios/ dad del olfato aprecia el
Saliendo del consultorio de ese dican á tratar ese defecto de sus te lo imposible, y divierte al enfer-
olor délas pociones, los ojos, ana-
"práctico, esta persona me vino <} , clientes más bien que su enfer- mo con el espejismode una curación
lizan los colores de las botellas,
consultar: le prescribí sola y^senci- j medad.—La caridad me impide que. siempre vá á llegar, y huye
los dedos, ruedan con cariño las
llámente un frasquito de «agua-
pildoras mágicas, el paladar, sabo-
zones y otras más. hacen que los ¡Error! no modificamos los hábi-
siempre, ese médico miente, á su que nli enfermedad iba á desapa- tratamientos interrumpidos, termi- tos de la mesa,—al menos, no ha-
'conciencia, y á la dignidad de su recer por si sola. nen en nada cemos sino las modificaciones exi-
apostolado. —Otro: • gidas en los casos individuales de
lié aquí, una causa de fracaso,
Se muy bien que el apetito fi- Ese remedio no me purgó, no las enfermedades, y sometidasá las
más rica que todas las que liemos
nanciero no puede aprobar este lo lie sentido. Nada me hizo y es- reglas dietéticas generales.—¿Por
examinado. Aquí, se encuentran á
régimen severo. Se que no podrá toy desalentado. Sin embargo quie- qué queréis hacernos los imitado-
la vez, las piedras, las zarzas y las
con esta conducta recibir el diez- ro'continuar mi tratamiento. espinas, la falta de sol y de hume- res de Celso, por ejemplo, quien
modelos bienésdel enfermo. ¡Guar- Acepta una nueva receta, toma dad, y toda clase de aves del cielo aconsejaba, no hacer sino una co-
dadle pues! Haced pasar á ese un nuevo medicamento; pero al que vienen á comerse el grano. Es- mida, y no tomar en el resto del
cabo de ocho días, encuentra que ta causa, .es el régimen, con todos día, más que alimentos secos, y sin
pobre borrego á través de los zar-
no está curado, y ya no vuelve. sus anexos y particularidades.
zales de vuestro tratamiento, y que beber? ¿Por qué Séneca no vivi a casi
—Un tercero:
" os deje una parte <je su lana.... Los detractores de nuestra doc- de otra manera? ¿quizá por econo-
• He suspendido mi tratamiento
Hay otras personas que son in- trina no dejan de atribuir al régi- mizar su tiempo, y para evitarse la
durante todo el invierno, porque
capaces de seguir un tratamiento men severo que imponemos á molestia de lavarse las m a n o s -
se dice que, durante esta estación,
sin interrupción. Aquí no se trata nuestros enfermos todos nuestros como él tiene cuidado,de decirlo—
los remedios no obran.
precisamente de" impaciencia, sino éxitos negativos. «Como pan seco, y sin ir á la mesa,
más bien de negligencia, ó de in- Esa es. una de esas viejas preo-
Ya habéis visto, el caso que se y no tengo necesidad de lavarme las
%
constancia. Y a por una razón ó ya, cupaciones que vivirá tanto, como
debe hacer de esta vana alegación. manos. Pannissiccus el sinemensá
por otra, suspenden las visitas ó las chilindrinas del hogar.
Pero muchas personas,—por lo prandium, post quod non sint ftia-
las consultas del médico, y ponen ¡Gomo'si la naturaleza tuviese
demás de buena fé—se imaginan nus lavandae.» (Epist. 83.)
así. en el hilo de las recelas, va- suspensiones de crecimiento y de
que ese régimen, es de tal manera Jamás hemos tenido la idea de
rias soluciones de continuidad. Pa- desarrollo!.... estricto y exclusivo, que al seguir dar semejantes preceptos.
ra ser liel al matiz de mi a s u n t ó - ¿Las enfermedades no nacen un tratamiento homeopático, ya no A menos,—lo repito,—que el
las comparo á u n agricultor, quien, durante el invierno? Aquellas que hay modo de comer ni -de beber. caso lo exija, nunca descendemos
después de haber, plantado un ar- ya existían? no recorren tranquila-
Esta falsa persuación contribu- a los detalles gastronómicos.
busto.lo desarraigara ó lo trasplan- mente—á pesar del frió, lo seco y Otros se imaginan con la más
ye, no poco, á alejar á los clientes
tara dé tiempo en tiempo, y se lo húmedo, su sorda evolución?
de nuestros consultorios. Por eso. sencilla naturalidad, que la Ho-
admirase después, de no verle nun- | ¿Por qué, pues, los medicamentos
es preciso entendernos sobre esta meopatía tiene un régimen general
ca producir frutos. j se entorpecerían en la estación de cuestión, y explicarnos franca y particular, y que todas las perso-
Esas personas, despuésde la pri- los hielos? ¿Oréis que sean más fa- claramente. nas que siguen la práctica de esta
mera ó la segunda prescripción, se vorables en la primavera? ¿Enton- Se han dicho y esparcido á este doctrina, están obligadas á adop-
eclipsan por un mes ó dos,después ces, los consideráis como plantas, respecto, las más raras excentrici- tarlo, y á permanecer sometidos á
reaparecen en el horizonte, y traen y no véis en ellos, sino la savia y dades. él toda su vida, enfermos ó sanos.'
entonces, las respuestas más can- los botones? Así, unos creen que sometemos Así. si se les prohibe tal-fruta.—por
dorosas. ¡Preocupación! '.Vieja preocupa- á una regla impracticable, las lio-; ejemplo,- creen que es para siern-
Uno dice: ción! ras v el número de las comidas. pre.
Sea lo que fuere, todas esas ra-
Me sentí un poco mejor, y creí


mente de su temperamento y de su cometodoelmundo, y tienen razón.
Algunos me han confesado se- patía fuese uiás severa, — hasta
carácter particular. Así, sé de un ¿Créeis que ellossemostrarían muy
mejantes temores y aprehensiones, muy severa,—se concibe. Los éxi- antiguo é ilustre práctico, que da á fieles á mis prescripciones, si yo les
v muy agradab e era su admiración tos no estaban todavía reunidos en sus clientes, con la consulta escri- prohibiese fumar su pipa después
cuando les decía:—Una vez cura- hacecillo para sostenerla y defen- ta, una hoja impresa en la que se de la comida, y tomar cerveza y
do, podéis volver á vuestros hábi- derla. y sus nuevos discípulos ro- hallan, en una lista sin fin, todas café el domingo, único día para
tos, deaban sus primeros pasos de las
las substancias proscritas por un ellos, de asueto y de legítimos pla-
¡Ved hasta dónde puede ir la precauciones más minuciosas, co- tratamiento homeopático. He visto ' ceres? ¡Equivaldría tanto, como el
superstición! mo una madre vigila con inquietud esta lista y he quedado convenci- prohibirles, entre semana, el ma-
En fin, hay algunos que se pri- los primeros y tímidos pasos de su do,—sin haber tenido la paciencia nejar la lima y el martillo! Y sin
van de consultar á un médico ho- hijo, y ciñe su cabeza con una chi- de verla toda—que no había modo embargo, los medicamentos obran,
meópata, temiendo que les sea pro- chonera para amortiguar las caí- ni de comer ni de beber. Cierta- y sus tratamientos marchan muy
hibido tomar baños, infusiones, ti- das. mente, esto es para desalentar la bien.
sanas, etc.,—que el vino, el café, Que en sus comienzos, un médi- confianza más'robusta, es para le- Ahora voy á referiros un frag-
la cerveza, los licores, el ajenjo y co nuevamente convertido á la gitimar el antiguo refrán: el reme- mento de una consulta que escribí
el tabaco les sean severamente doctrina hahnemanniana,sea severo dio es peor que la enfermedad. esta m a ñ a n a á uno de mis clientes
proscritos; que las especias de to- hasta el escrúpulo, esto se concibe Bien m í guardaré de haceros su- 1 'del campo, á quien curo: por co-
das clases, la canela, clavo y aun también. Confieso que en mis prin- frir todos estos detalles, no tendríais rrespondencia. Creo deber hacer
la pimienta, y todas las salsas que cipios tenía siempre miedo por mi la paciencia de escucharlos, ni yo ' notar aquí que, cada uno es res-
excitan el apetito, se hallan en la pobre remedio infinitamente pe- de decíroslos. ¡ponsable de sus opiniones perso-
lista de las cosas prohibidas. queño. Era un espejo, que el me-
En tal virtud, nada de exagera- nales.
No me sorprendo de todos esos nor aliento podía empañar, una íu- ción, nada de falsos temores, nada Ese enfermo hacía algunos años
temores ó aprehensiones. Esto es, cesita que la más débil ondulación de supersticiones. que estaba atacado de dolores
porque en efecto, la lista áe las co- del aire podía extinguir; era un cor-
Los medicamentos homeopátia reumatismales. No habiendo ob-
sas prohibidas por algunos médi- derito, que el lobo iba á llevar al tenido ninguna mejoría en su afec-
eos no son ni tan sensibles ni tan
cos homeópatas, es de tal manera bosque. ción, por la medicina ordinaria,
susceptibles como se les crée, y co-
larga, exigente y severa, que ya no Todo esto es natural. En esta mo pueden pensarlo hasta ciertos se ha dirigido á la Hemeopatía ha-
hay medio ele comer ni beber. época no se crée todavía; la fe no ce solamente algunos días. Hé
discípulos de Hahnemann.
Muy ciertamente, si yo estuviera ha descendido aún al espíritu del [aquí—después de lo concerniente
Y esto es preciso, porque, en el
en lugar de los enfermos que van neófito; y, buscando á tientas en
camino de hierro,por ejemplo, ¿có- á la administración de las medici-
á consultarles, mejor preferiría cien las sombras de la duda, es muy
mo podría asistir á mis obreros, si nas,—lo que le escribí á proposi-
veces guardar mi enfermedad, que perdonable caminar con paso poco
yo fuese tan tímido y exigente? to del regímen.
el someterme á su suplicio de Tán- seguro y vacilante.
¿Cómo podría yo excluir de su co- '•No cambiéisabsolulameute na-
talo. I Pero hay algunos que han per- mida, los guisos de todas las casas, da en vuestros hábitos. Desde ha-
Todas esas exageraciones se ex- ¡ manecido todavía en las redes del ó prescribirles alimentos aristocrá- ce veinte años,—decís—tomáis-
plican muy fácilmente. Que en sus ¡ escrúpulo, á pesar de la antigua ticos? Ellos comen lo que encuen- café después de vuestra comida.
primeros días,—en sus días de en- fecha de su conversión y de su tran sobre su mesa, comen lo que continuad tomándolo. Estáis k i -
sayo,, en cierto modo.—la Homeo- ; práctica. Esto depende necesaria-
^ •;
bituado á los alimentos cargados l d a s e de friegas, pomadas, tisanas, En los casos agudos, la cosa es le puso en libertad, cayó enfermo
de especias y á una cocina sucu- infusiones, etc. Permaneced en la fácil, y los enfermos no cometen al respirar el aire puro, y pidió su
lenta. Algunas veces tomáis cer- observancia estricta de las pres- nunca pecados de trasgresión res- antigua cloaca para recobrar la sa-
veza yjicores. y no habéis tenido cripciones que tengo el honor ele pecto á la ordenanza del médico. lud.
ninguna incomodidad. Tenéis, en enviaros. En este caso, el apetito no tiene En tal virtud, es preciso respe-
lin, habituada la lengua á fumar, «Os recomiendo, en fin, fijaros caprichos, no tiene ni aun volun- tar los hábitos. Pero, de esto, á
yo no os hago ninguna, modifica- en el estado atmesférico, para tad, puesto que duerme. Ninguna permitirlo todo, hay mucha distan-
ción. ni en vuestro regímen, ni en vuestros paseos. Evitad, sobre to- inclinación viene á solicitar y á se- cia. Si se les debe respetar en los
vuestra manera de vivir. Conser- do la humedad, y tratad deresguar- ducir al enfermo, puesto que todos que los tienen, todo sé debe hacer
vad la franela, puesto que la lle- dar vuestro cuerpo contra el frío sus hábitos duermen también. No para que no nazcan en los que no
váis hace mucho tiempo. Tenéis muy intenso, ya no exponiéndoos hay que temer m á s que á las taba- los tienen.
un cautério en la pierna derecha, demasiado al aire, ya rodeándoos queras alcanforadas y á los atavíos Por tanto, es muy prudente pro-
me cuidaría inycho de aconsejá- de todas las precauciones que re- almizclados. Con excepción de es- hibir en general el abuso del café,
roslo, si no lo tuviéseis. pero como clama la estación en la que váís á to, los remedios no encuentran de los licores, de los ácidos, de las
vuestro organismo lo ha tolerado, entrar.» ningún obstáculo en su marcha y especias, ele los excesos de cual-
también me guardaré de aconseja- en su acción.
Si os indicara los remedios que quiera clase, en una palabra, las
ros el que os lo quitéis. Nutridlo
como un parásito molesto.»
tomará ese consultante, y su mo- Pero en los casos crónicos, el transgresiones á estas reglas higié-
do de administración, podriáis médico tiene mil causas de inquie- nicas, nulifican mucho los trata-
«Sin embargo, en cuanto al ré- apercibiros que nuestros trata-
tud, y mil razones para no dormir mientos.
gimen. estoy obligado á hacer una ¡míenlos no son cosa muy dura pa- Por lo mismo, también, respec-
tranquilo, respecto al resultado de
ligera restricción. No viváis exclu-¡ ra soportarlos, y que siguiéndolos, to á los olores, la Homeopatía no
sus prescripciones.
•sivamente ele carnes, y no prefi- — hasta con una rígida observan- es su enemiga declarada, y no lan-
Por tanto, á propósito ele hábi-
ráis, sobre todo, las carnes morle- cia,—hay medio ele vivir y conser- zan contra ellos sus bulas fulminan-
tos, no se debe desarraigarlos cuan-
cinas. Os hago esta observación I var hábitos muv cómodos.
do son muy antiguos. En general, tes.
en particular, en vista de la natu- Sin embargo, no se debe caer Sí. en efecto, nuestra doctrina,
se debe respetar el equilibrio ^del
raleza de vuestra enfermedad: en en un exceso contrario, y por una
organismo. El mismo Hahnemánn. es la verdad en medicina, es pre-
cualquier otro caso, podría dejaros complacencia muy elástica,—que
que tenía para el café una enemis- ciso—como para tóelas las verda-
libre.'" se convertiría en negligencia.—no tad un poco exagerada, no lo pro- des—efue su aplicación sea fácil,
«En cuanto á los olores y per- se debe dejar la rienda suelta. hibía á los tomadores invetera- : para ser general. Sí, pues no pu-
fumes, de los que me habláis, no ¡Pues bien! querieneloreprimir pre- dos. j diese ele ninguna macera simpati-
seáis escrupuloso, pero sed pru- cisamente este abuso, queriendo
Conocéis el hecho extraordina- zar con los olores, ¿cómo podría
dente: huid los olores fuertes, pero aplicar las reglas dietéticas á cada
rio de ese prisionero quien, des- asistir á los perfumistas, por ejem-
sobre todo.' el del alcanfor, por- caso particular, y queriendo rete-
pués de haber permanecido veinte plo? ^Cuáles serían sus garantías
que el alcanfor es antídoto de ner á los enfermos en la vía ele
años encerrado en una masmorra, | de porvenir, si arrojase del seno de
las medicinas homeopáticas, en una sana prescripción, escomo nos
se había de tal modo acostumbra- |! su práctica, á todas las personas
dosis infinitesimales.» exponemos á fracasos muy frecuen- do al aire infecto del que se nu- que por gusto, ó por oficio, viven
«No uséis, además, de ninguna tes é inevitables. trían sus pulmones, que cuando se ' en medio de todo género de ema-
50

f
t
naciones? Entonces, por poco que ¡Y hay quien diga que la Homeo-
exagerase sus órdenes, prohibiría ó aún una dieta casi absoluta, se error, desgraciadamente muy es-
p ^ j a es la medicina de los toca-
pasar delante de una tienda de un le escucha y obedece; sus órdenes parcido.
dores diga mejor que, ella es la Mas, por otra parte, ¿qué es ne-
peluquero, ir á pasearse en los jar- son recogidas con-paciencia y re-
medicina del pueblo y de los talle-
dines, y sentarse debajo de los ár- signación: pero, cuando esas ór- cesario para desarreglar el juego
res!
boles con flores. Era preciso en- denes emanan de nuestras justas de todos esos sabios mecanismos
Habéis visto que, en mi carta prescripciones, no hay medio de que acaba de descubrir el progre-
íonces, en la primavera,quedarde- dirigida á ese consultante extran- hacerlas observar. so? ¡Ved! una nada puede en-
bajo de una campana, y borrar del jero, le aconsejaba huir del alcan-
Durante cierto tiempo, asistí á torpecer las palancas de una loco-
calendario al mes de Mayé. for, como el antídoto de tocias las
un enfermo atacado de gastritis motora, y paralizar su impetuosa
Más, tened cuidado, d e l u s o al medicinas homeopáticas. carrera. Una nada puede interrum-
crónica; j a m á s pude llegar á ha-
abuso no hay más que un paso; Sí, en vez de comparar nuestro cerle adoptar el régimen que recla- pir la corriente de un telégrafo
hoy sobre todo, bajo el reinado de asunto á un campo destinado á la
maba estrictamente su enferme- electrico, y helar un mensaje en el
un lujo insensato, y de todas las miés, lo hubiéramos comparado á hilo. Una nada puede descompo-
dad.
locas exigencias del tocador. En- la viña, os hubiera dicho, que el ner una operación de fotografía, y
trad á la casa más insignificante, nuestro tiene también una enfer- Vuestro régi men es más se ven >
entonces la placa no presenta sino
id á visitar el tocador menos pre- medad que, compromete muy á que el antiguo • me decía siempre,
una prueba negativa, ó velada pol-
tencioso; ¿que encontráis? Elixies, menudo nuestras cosechas. El al- puesto que n o puede de ninguna
los matices más confusos.
manera transigir con mis hábitos;
polvos y opiados dentríficos, agua canfor, en efecto, es el oidium de
y vuestras medicinas son mucho Lo veis, todas las potencias fluí-
leucodermina, jabón lenitivo per- j nuestra vid farmacéutica. Eviden-
más delicadas que las otras, pues- dicas son susceptibles. ¿Por qué.
feccionado, crema de jabón leniti- teniente, cuando los remedios es- to que las rodeáis de tantas pre- entonces, no queréis conceder una
vo, vinagre aromático de BuIIy, tán á dosis macizas, hay menos pe- cauciones. poca de indulgencia á nuestros Hui-
lagu.rde javande ambarina, agua ligro para ellos; pero cuando están
—Pero, señor, le decía yo, no dos medicinales?
ostral, aceite de avellanas perfu- en el estado íluídico, sofoca á to-
es con respecto á las exigencias de Pero en vano en cada consulta
mado,cold-cream superior, agua dos; y esto es, porque así es.
nuestra doctrina, ni en vista de la agotaba mis argumentos para con-
de Colonia superior, pastillas orién- A esta cuestión del régimen,
susceptibilidad de nuestras medici- vencerle; todo era inútil, m e paté-
tale.-, espíritu de menta superfino, pueden referirse varias considera-
nas, por lo que os-prohibo el café, ela que hablaba á un académico de
pomada philocoma, etc., etc. ciones secundarias no menos im-
el tabaco, los licores y los ácidos, Viterbo.
Y después se admiran las seño- portantes.
las carnes demasiado suculentas y Esta es la impaciencia llevada
de tener su cutís manchado, de Así, muchas personas, cegadas los alimentos., llenos de especias. hasta el absurdo. No entraré en
padecer jaquecas terribles, y ele por una enojosa prevención, y per-
La naturaleza de vuestra enferme- ningún detalle: citaré solamente el
verse obligadas á llevar, ¡treinta suadiéndose de que las prescripcio-
dad es la que me dicta esos conse- hecho ele un joven á quien curaba
•.años, dientes postizos, y cuarenta, nes del médico homeópata, son
jos, y si os curara por la antigua de una oftalmía muy intensa. El
la peluca! muy exclusivas y muy severas, no medicina, daría á vuestro régimen pretendía poderse curar yendo á
¡Y" después se admiran de que, quieren someterse al régimen apro- las mismas prescripciones. pasearse con un frío muy intenso,
los medicamentos no obren, y de piado á su enfermedad particular.
que ¡asenfermedades permanezcan Cuando otro médico ordena la abs- Pretendéis que nuestras medici- y sobre todo con un aire muy fuer-
siempre en sii albergue perfumado! tinencia de tales ó cuales alimentos. nas son más delicadas que las te, que levantaba nubes de arena
otras, participáis, en esto, de un y cegaba á los que estaban obliga-
dos á salir. Nunca pude hacerle probetas llenas de hidrógeno, oxí-
comprender que. en su estado, era geno y ázoe; algunos discípulos di-
preciso poner los ojos ojos al abri- sipados se pusieron de acuerdo,
go de la luz y de las corrientes de antes de la cátedra, en levantar
aire. esas probetas; los gases se escapa-
Héaquí enfermos másimpacien- ron, y fueron reemplazados por el
tes todavía que Luis XIV. Con aire incoloro como ellos, y cuando DECIMA TERCERA CONFERENCIA.
igual gusto seria el cirujano de un el profesor quiso hacer sus demos-
escudero quien, habiéndose fractu- traciones, sus experiencias fueron
rado una pierna, quisiera obtener mudas. ¿HASTA CUANDO?..,
la soldadura continuando á mon- Nada diré de la administración
tar á caballo. ele los medicamentos, á cada mé-
Permitidme suponer que la prac- bres más extravagantes. Hé aquí
Haré mención, para concluir, de dico le toca explicarse bien, y te-
tica de la sangría no existe, ó que, una de las que más me han sor-
una causa de fracaso que por for- ner la vista vigilante.
Tales son los elementos de nues- al menos no la conocéis, y jamás • prendido.
tuna es muy rara y excepcional.
habéis oido hablar de ella. Los médicos,—porque también
Quiero hablar de la preparación de tros fracasos. Es bueno que se les
Permitidme suponer además que, allí hay, como en todas partes, ¡y
las medicinas y de su administra- conozca, pero también es bueno
explicarlos. La confesión es nece- un viajero, después de una larga qué médicos Dios mió!—tienen so-
ción.
y lejana exploración en los países bre los enfermos derechos de vida
Está fuera de eluda que, para saria, pero la justificación debe ser del mundo más desconocidos, os y muerte; llevan siempre á sus vi-
obtener una buena cosecha, es ne- permitida. hace la narración siguiente: sitas, una cajita que contiene cinco
cesario sembrar buen grano. Los Escuchad ahora la continuación
de la parábola: Dirijiéndome hacia el norte,des- ó seis cuchillos, de lámina moví-
farmacéuticos y sobre lodo los
«Ninguno enciende una lámpa- pués de haber dejado el Océano ble, aguda y^cortante por ambos
nuestros—debéh ser concienzudos
Pacífico, y atravesado, el estrecho lados.
y — m e regocijo en decirlo—todos ra para cubrirla con un vaso, ó pa-
de Behring, me alojé en el archipié- Y cuando esos médicoshan apa-
lo son. Si fuera de otra manera, en ra ocultarla debajo de su cama,
lago Aleuciano. Un día, antes de rentado examinar á sus enfermos,
vez de dar recetas ánuestros clien- sino para ponerla en un candelero,
llegar á Alaska, descubrí una isla, á propósito de nada,—por no decir
tes. preferiríamos mejor enviarlos á fin de que los que entren en la
ignorada de todos los explorado- siempre,—sacan de su cajita, uno
á sacar agua de la fuente vecina; casa vean la luz.
res, y que todavía no ha figurado de esos pequeños cuchillos y lo in-
á lo menos, esto no les costaría «Porque no hay nada secreto
sobre la carta geográfica. troducen con bastante habilidad,
nada. Si nuestras medicinas estu- que no deba hacerse público, ni
Esta isla es muy vasta y muy po- en el brazo de esos pobres pacien-
viesen mal preparadas, nos suce- nada ocultó que no deba ser des-
blada; está habitada por hombres tes.
dería lo que pasó un día á un pro- cubierto.
fesor de química. Había dispuesto, casi salvajes, y enteramente des- Por esta maniobra,—se dice,—
«El que tenga oídos para oír,
sobre una cubeta de mercurio. oiga.» provistos de civilización. hacen correr la sangre de esos des-
En esta isla, reinan las costum- dichados, y en regular cantidad-
dos á salir. Nunca pude hacerle probetas llenas de hidrógeno, oxí-
comprender que. en su estado, era geno y ázoe; algunos discípulos di-
preciso poner los ojos ojos al abri- sipados se pusieron de acuerdo,
go de la luz y de las corrientes de antes de la cátedra, en levantar
aire. esas probetas; los gases se escapa-
Héaquí enfermos másimpacien- ron, y fueron reemplazados por el
tes todavía que Luis XIV. Con aire incoloro como ellos, y cuando DECIMA TERCERA CONFERENCIA.
igual gusto seria el cirujano de un el profesor quiso hacer sus demos-
escudero quien, habiéndose fractu- traciones, sus experiencias fueron
rado una pierna, quisiera obtener mudas. ¿HASTA CUANDO?..,
la soldadura continuando á mon- Nada diré de la administración
tar á caballo. ele los medicamentos, á cada mé-
Permitidme suponer que la prac- bres más extravagantes. Hé aquí
Haré mención, para concluir, de dico le toca explicarse bien, y te-
tica de la sangría no existe, ó que, una de las que más me han sor-
una causa de fracaso que por for- ner la vista vigilante.
Tales son los elementos de nues- al menos no la conocéis, y jamás • prendido.
tuna es muy rara y excepcional.
habéis oido hablar de ella. Los médicos,—porque también
Quiero hablar de la preparación de tros fracasos. Es bueno que se les
Permitidme suponer además que, allí hay, como en todas partes, ¡y
las medicinas y de su administra- conozca, pero también es bueno
explicarlos. La confesión es nece- un viajero, después de una larga qué médicos Dios mió!—tienen so-
ción.
y lejana exploración en los países bre los enfermos derechos de vida
Está fuera de eluda que, para saria, pero la justificación debe ser del mundo más desconocidos, os y muerte; llevan siempre á sus vi-
obtener una buena cosecha, es ne- permitida. hace la narración siguiente: sitas, una cajita que contiene cinco
cesario sembrar buen grano. Los Escuchad ahora la continuación
de la parábola: Dirijiéndome hacia el norte,des- ó seis cuchillos, de lámina moví-
farmacéuticos y sobre lodo los
«Ninguno enciende una lámpa- pués de haber dejado el Océano ble, aguda y^cortante por ambos
nuestros—debéh ser concienzudos
Pacífico, y atravesado, el estrecho lados.
y — m e regocijo en decirlo—todos ra para cubrirla con un vaso, ó pa-
de Behring, me alojé en el archipié- Y cuando esos médicoshan apa-
lo son. Si fuera de otra manera, en ra ocultarla debajo de su cama,
lago Aleuciano. Un día, antes de rentado examinar á sus enfermos,
vez de dar recetas ánuestros clien- sino para ponerla en un candelero,
llegar á Alaska, descubrí una isla, á propósito de nada,—por no decir
tes. preferiríamos mejor enviarlos á fin de que los que entren en la
ignorada de todos los explorado- siempre,—sacan de su cajita, uno
á sacar agua de la fuente vecina; casa vean la luz.
res, y que todavía no ha figurado de esos pequeños cuchillos y lo in-
á lo menos, esto no les costaría «Porque no hay nada secreto
sobre la carta geográfica. troducen con bastante habilidad,
nada. Si nuestras medicinas estu- que no deba hacerse público, ni
Esta isla es muy vasta y muy po- en el brazo de esos pobres pacien-
viesen mal preparadas, nos suce- nada ocultó que no deba ser des-
blada; está habitada por hombres tes.
dería lo que pasó un día á un pro- cubierto.
fesor de química. Había dispuesto, casi salvajes, y enteramente des- Por esta maniobra,—se dice,—
«El que tenga oídos para oír,
sobre una cubeta de mercurio. oiga.» provistos de civilización. hacen correr la sangre de esos des-
En esta isla, reinan las costum- dichados, y en regular cantidad-
precian las confesiones de los prin- He aquí, pues, el asunto más se-
repiten varias veces la operación, hablase de introducir en nuestras cipes de la Escuela moderna, que rio que puedo someter á vuestras
y aun frecuentemente, la sacan ca- costumbres, semejantes abomina- hieren con su reprobación esas meditaciones.
si toda. ciones! prácticas abominables. La emisión de la sangre es uno
El Gobernador de la isla, á quien ¿Qué hombre querría prestar su Cuando digo: «los pr,ncipes de de esos medios de los que Huffe-
yo debo estos ciatos, me elijo ade- brazo á la primera experiencia? la Escuela Moderna,» no se trata land dice: «Que penetran hasta en
más, que en muchos casos, esos t Quién es el enfermo que quisiera de los homeópatas; su juicio sería los repliegues de la misma vida, y
médicos,—llamados también «doc- ver á su líquido vital derramarse muy sospechoso. Quiero solamen- realmente, heroicos, pueden dar la
tores,»—hacen picar á sus enfer- dentro de una cubeta? ¿Quién es te hablar de los profesores progre- vicia y la muerte.»
mos por animalitos. negros, muy la madre que, consentiría en man- sistas de la Escuela «alopática» de Uno de esos medios que según
ávidos de sangre. Esos animalitos. char la carne tierna de su niño, ' París, como lo veréis en el curso el mismo Galeno, tan partidario de
á quienes ellos llaman anélidos,— de esta conferencia.
con los estigmas que imprimen, pa- la sangría, «quitan» la vida.
son aplicados conforme á sus pres- En la sangre es donde reside la
ra siempre, la picadura de esos Uno de esos medios que, si-
cripciones. sobre todas las partes! vida.
afrentosos animales que se llaman guiendo á Van-Helmcnt. «abrevian
del cuerpo, y allí, chupan la vida Si, como ya lo hemos visto en la existencia;»
sanguijuelas?
de esos desdichados con la más otra parte, el fluido vital es, en al-
¡Y decir, sin embargo, que esta Uno de esos medios que, con-
cruel avidez. guna manera, la soldadura del es- forme al testimonio de Sauvages,
es la realidad! Decir que. esas
En fin, algunas veces, esos doc- prácticas han existido en pierio vi- píritu y de la materia, la sangre es «debilitan y matan al enfermo."
tores llegan hasta desgarrar con gor en el siglo del progreso univer- el líquido vital que, baña y alimen- Uno de esos medios que, según
otros cuchillos más largos y más sal, y bajo el sol de la hermosa ci- ta á esos dos términos y á sus de- el aforismo de Hipócrates, es "el
anchos, las carnes de los enfer- vilización Europea! pendencias. freno de la inervación."
mos, y aplican en seguida, sobre «La sangre es la primera parte
En un siglo en el que todo el Para mejor comprendey y apre-
esas incisiones^ qug, ellos llaman formada en el embrión,» ha dicho ciar esta discusión, respecto á las
mundo lee la Biblia, y en donde na-
escarificaciones -•ciertos vasos,— el profesor Amador.
die fija sus meditaciones, respecto sangrías, tened siempre presentes
llamados v e n t o s a s ^ í l e s p u é s cíe «La sangre es carne fluida» dijo en vuestro espíritu las reflexiones
á esas palabras tan notables de!
haber puesto ciento una bolita de el célebre Bordeu.
legislador de los Hebreos. q u e ya h e m o s hecho, en otra con-
cierto tejido inflamSro. «La sangre es el excitante del ferencia, respecto á la derivación y
Sanguinem universas camis non
El Gobernador me dió todavía comedetis, quia anima carnis, in pensamiento,» dijo Baspail. á la revulsión.
otros muchos detalles, respecto á sanguine est. «La sangre es la fuente de don- No volveré á ello, descanso en
esas prácticas salvajes é inhuma- de emana todo lo que vive,» ha di- vuestros recuerdos.
No comereis la sangre cié ningu-
nas, de las que, no os quiero ha- cho Huffeland.
na carne, porque el alma de toda Mi intención, hoy, es considerar
blar, para no herir vuestra justa «La sangre es el alma de los ani- á la sangría bajo lodos sus aspec-
carne está en la sangre.
sensibilidad. males,» dijo Moisés.
En un siglo, finalmente, en el tos posibles, y haceros ver que, ba-
¡Pues bien! si ese viajero viniera que los médicos no escuchando El mismo sentimiento es el que jo el punto de vista práctico, es
á referirnos todas esas cosas,nadie más que la voz de las antiguas ge- hizo decir al sensible Virgilio: siempre la más fatal é incompren-
las creería. ¡Las almas más indife- neraciones, van á buscar ei ali- «Purpurean! vomit ille animam» sible „paradoja de la terapéutica-
rentes se estremecerían con seme- mento de su espíritu, en el polvo Vuelve su alma de púrpura. Distingo tantas clases de san-
jante narración. y que sería, si se 1 de las bibliotecas antiguas, y des-
grías, cuantas cabezas puede tener nanlial de un agudo arrepentí-
excavar cien pies e * la tierra cuan- quien fuere, merecía ser sangrado
esa hidra. miento.
do se queria desarraigar el límite ' e n las cuatro venas.»
No me detendré en la división He oído decir que, en tiempo ele
del uso. Para hallar la raiz ele és- En mi infancia, lie oído decir,
clásica de la sangría en general y nuestras tormentas revoluciona-
te, sería necesario excavar tan le- por un viejo médico de mi aldea.
local,—es decir, en general, cuan- rias, ciertos fugitivos, para evitar la
jos.... y más lejos todavía que el «Es preciso beber bien, en la comi-
do se corta una vena (flebotomía), muerte, iban á ocultarseenlashen-
centro ele nuestro planeta. ' da, á lin de que el hígado pueda
ó una artería (arteriotomía), y en d¡duras de las rocas ó en los labe-
Hay demasiada sangre. Es pre- nadar.»
local, cuando se aplican sanguijue- rintos de algún subterráneo; y los
las, ó se escarifica la piel, con un ciso sacar la sangre, porque los va- Niño, crei esto. Más tárele, reí.
horribles demonios que iban en su
instrumento cortante. sos están muy llenos. pero hoy, ya no río; en clase ele
persecución, para exclarecer su in-
certidumbre y economizarse el tra- ¿Hasta cuándo veremos este preocupaciones, conozco mucho
Examinemos, pues, á las san-
bajo de pesquizas muy largas, su- error germinar en el campo médi- más grandes que ésta.
grías en todos sus modos.
co? ¿HASTA CUANDO veremos al LJn día, regresando ele ver á un
SANGRIA EXPLORADORA.— mergían una pica en el reducto, en
pobre pueblo amordazado por las enfermo del campo, tuve la ocasión
Esta es la m á s inocente. Es la hija el que habían olido á su víctima; y
si la pica exploradora traía sangre, falsas opiniones? ¿HASTA CUAN- de acompañarme con un antiguo
de la duda.
DO veremos á tan groseras preo- capitán retirado. Tenía la manía
El médico examina todos los ellos acababan entonces, con la
cupaciones fermentar en la caja de ocuparse de medicina, y la con-
síntomas- de la enfermedad. Reco- calma ele la certidumbre, las atro-
cerebral de los médicos? versación bien pronto cayó sobre
je muy cuidadosamente sus votos cidades del último suplicio.
en pro ó en contra de la sangría. Que el pueblo haya aceptado y jI ese capitulo. Conocía un pqco la
SANGRIA DEPLETIVA. — Si,
Pero, como el número de éstos es alimente todavía esa preocupa- I lomeoaplia. elecia que. «había me-
pues, una pequeña sangría reveló
igual, queda en la duda. ción, la más absurda y peligrosa, tido la nariz den tro.»—estas fueron
al médico que se engañó, y que la
lo comprendo; esto, no es su cul- sus palabras.
Interroga entonces el estado del enfermedad no la requiere, envai-
pa. El pueblo no puede someter ni —Hay mucho bueno, lo confie-
pulso; pero el pulso frecuentemen- na su instrumento y hace su «mea
á la experiencia ni al razonamien- so. mucho bueno en esta nueva
te es pérfido. Ya no revela por culpa.» Y en este caso, ¿quién lle-
to. todas las pretendidas verdades «medicina:» pero no puedo resol-
ningún signo á una verdadera in- vará la pena de la falta 0 No él, sino
que se presenten á su espíritu. Pa- verme á creer que los homeópatas
flamación existente, y ya acusa, el pobre enfermo. Pero, si por des-
ra él, las palabras ele los doctores no sangren nunca. Cuando hay de-
por un signo engañador, una falsa gracia, la sangría le parece indica-
son artículos de fé. Si traga los masiada sangre.—en una lluxión
inflamación que no existe. da, entonces nada de prudencia;
errores con una ignorancia tan ele pecho, por ejemplo.—cuando el
Y siempre el médico está en la entonces, entre el médico y el en-
complaciente, la culpa es de aque- enfermo se ahoga, sofocado por la
duda. fermo, se empeña un duelo á muer-
llos que le presentan la copa. ¡Pe- sangre, es preciso, en todo rigor,
Ahora bien, para salir de ella, el te; la muerte ¿de quién? Nunca del
ro, que los médicos beban su par- sangrarle, sin lo cual muere.
mejor medio es la exploración; el médico.
te; que coman su parle del pan —No. capitán, todavía no está
enfermo es sangrado. Y entonces Esta especie de sangría no es la del error, distribuido por ellos en muerto: sois rápido y decisivo como
brotan las revelaciones; pero á me- hija de la duda, sino de una fatal la mesa del pueblo, lié aquí el mis- un consejo de guerra: esperad, y
nudo esas revelaciones traen pe- preocupación, vieja y tenaz, como terio más incomprensible para mí! jdignáos escucharme un momento.
nas inútiles, y la sangre derrama- todos los errores vulgares.
da llega, en este caso, á ser el ma- Havw demasiada sanare.
O Y desde líiego no basta haber
Alguno ha dicho que era preciso El que inventó este error, sea «metido un poco la nariz» ennues-
51
Ira doctrina para conocerla. ¿Que error d e s d i c h a a mente muy espar- cer cesar todo ese movimiento tu- y darse razón de las cosas, es la
diríais de un hombre que, viajando cido. lié aquí lo que pasa: multuoso, se hace escapar al vapor fuente de la más elevada ense-
en ferrocarril, pusiera un instante La fiebre es un fuego interior por otros conductos, así se dismi- ñanza .
la nariz en la puerta de su vagón, encendido y alimentado por el n u y e l a presión, y todo entra en Acercad al fuego un vaso medio
y pretendiese conocer tal ciudad, principio de la enfermedad. Este calma. Igualmente, haciendo una lleno de leche. Muy pronto se for-
después de haber pasado delante fuego e^tá en relación inmediata sangría, se disminuye la sangre, y man las burbujas de la efervescen-
de ella con toda velocidad? con esta masa de sangre, de ta que la fiebre se apaga. cia. estalla el hervor, el líquido au-
Considerad, os suplico, toda la acabamos de hablar, y entonces, —Sí, capitán, esto pasa así, por- menta de volumen, sube y vá á
masa de la sangre encerrada en los es fácil comprender el fenómeno que el agua, ni es muy rara, ni ca- derramarse.
vasos. ¿Esta sangre puede j a m á s que engendra el error general. ra; y se puede renovar, y llenar de ¿Será porque hay ahí demasiada
pecar por la cantidad? Imposible. Ved lo que pasa con nuestras nuevo la caldera. Pero, si esta re- leche? Evidentemente que no. pues-
Para que esto sucediera, es decir, máquinas de vapor. El agua fuer- novación del agua fuese imposible, to que el vaso 110 estaba sino hasta
para que en una enfermedad hu- temente aprisionada en la caldera la máquina no iría muy lejos, pron- la mitad.
biese una sola'gotaen exceso, sería y sometida á la acción de un fue- to se detendría agotada y se dor- ¿Entonces, que se debe hacer?
preciso que esa gota hubiera sido go violento y siempre atizado, en- miría sobre los rieles. Entonces la ¿Extinguir inmediatamente el fue-
llevada al organismo por una cau- tra en ebullición, y se convierte en industria haría condensar el vapor go? Este medio es bueno, pero
sa cualquiera, y esto no puede ser: vapor; y este vapor adquiere una por medjo^de refrigerantes, y es- nuestra prudencia puede estar en
¿de dónde queréis, en efecto, que fuerza irresistible, en razón del obs- tando previsto el desperdicio del retardo.
ese excedente llegue y aumente la táculo que se opone á su expan- agua, la máquina siempre marcha- ¿Apartar el vásjr del fuego? La
cantidad de la masa que llenaba ya sión. ría. misma razón.
los vasos destinados para conte- Y entonces, la ináquinacomien- Ya se ha pensado mucho en la ¿Dejar derramar ía leche? Este
nerla 1 za á zumbar, los émbolos resba- trasfusión de la sangre, es decir, es más breve y más expedito. Hay.
¿Qué diríais, pues, de un hom- lan. las ruedas se mueven, poco á en hacer pasar á las venas de un sin embargo, un medio más senci-
bre que, habiendo salido por la ma- poco el movimiento se acelera, las hombre agotado, la sangre de un llo, y que ha dado buenos resulta-
ñana e,n plena salud para trabajar palpitaciones del gigante ya no se hombre robusto. Pero esto no es. dos. Derramad algunas gotas de
:
su campo, contrajese después de pueden contar, silba, ruge, y de- sino un hermoso sueño y un lau- agua fría en la espuma hirviente
dos horas de trabajo u n a fluxión vora el espacio. dable deseo, pero un deseo impo- I de la leche, y. el líquido furioso se
!
de pecho? ¿Antes de su partida te- Y sin embargo, la causa prime- tente; hallad el medio de renovar á apagará inmediatamente y bajará
:
nía sangre en demasía? ¿Lo bu- ra de esta vida infernal, no es sino voluntad la sangre de un enfermo, á su primer nivel.
biera creído, si se le hubiera di- una débil chispa. como se renueva el aguade una lo- Ahora debéis comprender, capi-
cho? Pues bien! ¿cómo ha podido Ahora bien, en este caso, ¿el comotora. y os concedo el derecho tán, como jamás hay demasiada
formarse en él, en el breve espa- agua ha aumentado en cantidad? de sangrarle, y de volverle á san- sangre, y como, bajo el fuego de
- ció de dos horas, el litro de sangre Evidentemente que no. Ella ha au- grar según os plazca. la liebre, ella aumenta solamente
que el médico va ¿ s a c a r l e ? mentado en volumen, y esto es to- Ved. lo que pasa diariamente á de volumen.
—Lo ignoro, pero, quizá la fie- do. vuestra vista. Este es el hecho más — Lo comprendo perfectamente,
bre es la que lo ha fabricado. | —Si. doctor, pero cuando se vulgar, y que sin embargo, para d o c t o r : sin embargo, me parece
—No. capitán; participáis de un quiere detener á la máquina, y ha- aquellos que gusten de reflexionar que una sangría, es un medio rá-
miento. De esta m a n e r a continua-
es cuando el médico viene á qui-
despues, acontece, por tercera vez, mos nuestra pequeña conversación
pido, y que su electo es inme- társelas; quitándole la sangre.
lo que habia acontecido la prime- hasta la ciudad, y antes de sepa-
diato. .Mas, prosigo mi comparación y rarnos:—Doctor. m e dijo, lo juro
ra v la segunda.
—Veo, capitán, que aun no es- La calma está completamente digo: por Austerlitz, si alguna vez tuvie-
tais convencido. Sin duda habréis restablecida. Cuando el Gobernador de la re una fluxión de pecho, j a m a s
hecho las guerras del Imperio; en- Sí pero no queda ya sino un Ciudadela llega y comprueba el me sangraré.
tonces váis á palpar perfectamente, o-rupo. v para resistir al ataque del desorden, sí, por a m e n a z a s ó por SANGRIA . E X P L O R A D O R A . -
ésta otra comparación, tal vez m á s persuac.ióiv h a c e volver á los sol- IIé aquí otro de los errores m á s fla-
e lemigo, la cindadela ya no posee,
clara. dados sublevados á su sitio, resta- grantes de la escuela alopática, pe-
sillo pocos hombres. Imposible con
. Supongamos una cindadela ata- blecerá el orden en la plaza, sin la ro sobre todo, de la escuela orga-
tan pocas fuerzas, resistir largo
cada por el enemigo. En el infe- expulsión de un solo hombre; y el
tiempo, es p r e c i s o rendirse ó pere- nicista.
rior de esta cindadela, se encuen- n ú m e r o d é l o s combatientes per- Para comprender bien estapreo-
cer.
tran veinte mil hombres bien-ar- manecerá siempre completo, ybas-
t a n t e fuerte., p a r a resistir el a t a q u e W c i ó n . os voy a decir dos pala-
mados, y prestos al ataque como á l ié aquí lo que hace el médico bras,' respecto á la composición de
del enemigo.
la defensa. Esos soldados están dis- vulgar.lili médico llega á asistir á un la sangre.
Del mismo modo, en esa talón
tribuidos en grupos en cada es- enfermo: lo examina, comprueba La sangre contiene dos partes
de pecho, si, en vez, de extraer la
quina. que hav una fluxión de pecho, es bien distintas, u n a parte serosa ó
sangre, tenéis un medio para apa-
A consecuencia de u n a revolu- decir, que la sangre á ido á los pul- acuosa, v una parte fibrínosa. Po-
ciguarla v hacerla entrar en el or-
ción interior, im grupo abandona mones. en una cantidad muy gran- ned la sangre de u n a sangría en
den, el enfermo conservará todas
su sitio, y vá á eolocarse en el gru- lina cubeta, y la veréis dividirse en
po del otro ángulo; y ahí estalla de De aquí, el desorden; v para sus'fuerzas, y podrá oponer á la
estos dos elementos. La fibrina
u n a disputa particular, y como con- apaciguarlo, hace una primera san- enfermedad, que es su enemigo, coagulada nadará, en medio del
secuencia, u n a guerra intestina. aría, con el fin de poner fuera de toda la integridad de su energía, «serum.» Esa parte fibrínosa se
Entonces.- el Gobernador de la la masa, á la sangre que ha llega- todo el resto de su p r i n c i p a vital. llama coágulo y la capa espesa y
plaza, instruido de ese. desorden, do á donde no debería llegar. Ahora bien, felizmente poséemos amarillenta que le envuelve, se lla-
llega al lugar, y arroja del recinto La calma se restablece, pero, al este medio. Tenemos un remedio, ma costra inflamatoria.
al grupo de hombres que se habían cabo d e dos horas, se reproduce el del que algunas gotas apaciguan
Ahora bien, en las enfermeda-
sublevado, y los hace fusilar inme- mismo desorden. Segunda sangría, toda esa rebelión febril del líquido des inllarnatorias, siempre la fibri-
diatamente. Calma aparente todavía. Pero; vital, como algunas gotas de agua na es la culpable; por consiguien-
al cabo de. seis horas, un nuevo fria pueden aplacar el hervor de la te, ella es la que se debe dismi-
Muy bien, la calma se restable-
desorden aún. Tercera sangría. leche, como a l g u n a s palabras a m e - nuir por la sangría espoliadora,
ce.
Y así en seguida, hasta que el n a z a d o r a s ó persuasivas del Gober- Hé aquí á la preocupación, en
Más h é aquí que, dos horas des-
enfermo sucumbe y muere ago- nador, pueden calmar el desorden
pués, estalla la misma rebelión, el toda su fuerza.
mismo desorden se reproduce, y la tado. de la ciudade a. Aunque yo haga grandes estuer-
Porque, observadlo bien, preci- En esta
jmi c^ta vez»v- el
- Capitán quedo : i n s D a r a n o embarazar mis razo-
misma condena alcanza á ótro gru-
po, que es fusilado. samente en el momento en el que
La calma se restablece de nuevo. el enfermo atacado por el enemigo,
Pero lié aquí que, seis horas tiene más necesidad do sus fuerzas,
«cualquiera enfermedad, haced in- SANGRÍA PURGATIVA.—Esta <cha á tu brazo, te regocijas de no
puedo, sin embargo, dispensarme, es sin duda la primera vez que es- Itener ya en las venas una sangre
de reproducir las confesiones de tervenir las influencias ele la dieta,
tas dos palabras se han juntado. Itan corrompida! ¡Ah! ¡cuánto te
los principes de la ciencia. «y de la pérdida de sangre, y no
No se emplea aquí esta expresión <compadezco! ¡Crées que están ma-
Que la fibrina predomina en to- «veréis disminuir á la fibrina.»
en el sentido de "purga," sino en 1la que apenaspuede correr! Y cuan-
do estado inflamatorio, es lo que (Memoire á laAcaclemie,pág. 282.)
el ele "purificación." do un médico torpe planta su vil
han establecido las experiencias de El mismo autor dice aún:
Es preciso sangrar, porque la lanceta al lado de la vena, te dice
varios sabios patologistas, tales co- «Entre los medios empleados
sangre es mala. . Es preciso, pues, que tu sangre es muy espesa, de-
mo Andral y Gavarret. Pero que, la «contra el estado inflamatorio, la
sacar la mala y «separarla de la masiado corrompida para poder
fibrina sea el elemento inflamato- «sangría ocupa el primer rango, y correr, ¡y tú le crées! Y después le
buena.
rio, es visiblemente falso. Esto es «he debido naturalmente buscar
«hasta qué punto las emisiones ¿Cuántas veces no .habéis oido dice que, con un buen alimento,
confundir el efecto con la causa.
decir esto? Ved, ciertamente, un repararás la sangre perdida, ¡y tú
¿Cuál es pues la causa de la «sanguíneas, más ó menos repeti- error que debe ser relegado á los le crees todavía, y tú crees todo
predominancia de la* fibrina?—La «das, tenían el poder de quitar cerebros más ignorantes, y ja- esto! ¡Pobre pueblo,cuánto te com-
inflamación.—Pero ¿cuál es la cau- «pronta ó tardíamente á ese líquí- más ocupar su lugar en el estuche padezco! ¡te dejas sangrar como
sa de la inflamación?—lié aquí lo «do el exceso de fibrina de que es- de las lancetas de un médico. un cordero, y al retirar el carnice-
difícil, lo imposible. «tá cargado. Ahora bien, se ve
El pueblo no está obligado á sa- ro su cuchillo humeante todavía,
Esta palabra: «inflamación» es. «que, por abundantes y aproxima- ber que hay sangre roja en las ar- lo enjuga en tu lana!
por lo demás, tan elástica, que se i d a s que sean las sangrías. la ti- terias, y sangre negra en las venas. ¡Es preciso sacar la mala san-
presta con una igual complacencia «brina de la sangre siempre va en Cuando ve sangrar á un cordero ó gre!..
á la negación y á la afirmación. «aumento.» (Traité d'hematologie,
á un borrego, no estáobligado tam- Convengo en que, en algunas
Escuchad al inmortal fisiologis- pág 122.) poco á saber que se mata á esos afecciones, los "elementos quími-
ia, Magendie: En otra parte, finalmente, es animales cortándoles las arterias cos" del líquido vital presentan al-
«Después de todas nuestras ex- más explícito: del cuello llamadas «carótidas.» gunas diferencias analíticas en sus
«perienaias. que tienen un carácter .«Y^sto confirma nuestras opi- Ve brotar de su cuello un líquido proporciones; pero ¡ay! ¿esos aná-
«de verdad innegable, ¿tendriáis el «niones respecto á la marcha y á la rojo; se acostumbra por eso á re- lisis han iluminado á la terapéuti-
«valor de sangrar para combatir «el «duración de las inflamaciones. presentarse á la sangre bajo un co- ca?
«espantajo ridículo de los patolo- «Creemosque es ungran error pen- lor rutilante, y llega á no creer
«gistas (la inflamación),» cuando «sar que se puede, á fuerza de san- Ciertos químicos, lo sé, se han
buena sinoá la sangre roja; y cuan-
«la costra inflamatoria se presenta «grías, detener la marcha de una esforzado en sondear los secretos
do de una herida brota sangre ne-
«en cualquier estado, lo mismo en «inflamación." de la patología, por medio de sus
gra. concluye que esa sangre es
«la salud, que en la enfermedad?» fórmulas y de sus reactivos. Algu-
Pudiera, además, reproducir las mala.
(Tom. VI. pág. 3-32.) nos médicos sabios lian quejido
aserciones de otros muchos auto-
Escuchad al profesor Andral: ¡Pobre pueblo, amigo mío, estási imitarles, y dejándose seducir por
res célebres, tales como Bichat,
«No se debe creer que la fibrina Louis, Lobstein de Strasburgo, en el error, y en un error frecuen-• -los sueños de los alquimistas, han
« d é l a sangre disminuye, ó por la Reil, Hudson, Parmentier, Deyeux, temente muy fatal para tu salud! creído hallar en el fondo de laspa-
i • •
¡Cuando ves correr á tu sangre ne-- letas la naturaleza de las enferme-
> repetición de las sangrías, ó pof etc., los que dicen en otros térmi-
gra y babosa por la cortadura he-- dades.
ca prolongación de la dieta. En nos lo que acabamos de referir.
¡Oh. dichosa ilusión! «Tenéis la paleta de la fiébre^ti- ¡Hay sangre mala! y con el fin esas grandes sangrías y confiesa
Hé aquí un simple hecho que va foidéa.» de separarla de la buena, sangráis, humildemente que ha visto perecer
á probarnos toda la cert idumbre de « Cette Lecon vaut bien un sangráis y volvéis á sangrar. ¿Qué á muchos enfermos, yugulados pót-
la ciencia de los aruspices. fromage s a n s dóüte.» habéis hecho pues? ¿créeis haber ese método. -Así, recomendó en
Uno de los grandes sacerdotes «Le Docteur,» honteux et coh- purificado la sangre, créeis haber sus últimos años, ser más pruden-
de la Escuela de París, hizo .reco- fus.» lavado el barril? ¡No \ mil veces no! te para las emisiones sanguíneas.
ger en dos paletas dos cantidades «Jura, mais uji peu tard. qu'on ¡Habéis hecho agua colorada! Su primer precepto debió haber
iguales de sangre.- Esas dos san- ne l'y prendrait plus.» SANGRIA Y U G U L A D O R A . — permanecido en el olvido, y todo
gres habían sido suministradas por Más lo quieroppor un momento Esta es la mejor, la más decisiva y aquel que le lia imitado en su pe-
dos enfermos diferentes, el uno Os concedo que haya sangre mala. sobre todo la más expedita. Ella no cado, debería imitarle en su peni-
atacado de una fluxión de pecho, 1 ¿Qué h a r é i s para sacarla? ¿Cómo se chancea jamás, y no se divierte tencia.
y el otro de liebre tifoidea. El pro-1 podríais distinguir la malade la bue- con los toques ligeros de un llore- Pero las generaciones médicas
fesor debía al día siguiente dar la' na, puesto que corriendo juntas te. Como duelista más fogoso no re- no están todavía lavadasdel pecado
clase á sus discípulos respecto á por la m i s m a abertura, ambas tie- suelve la querella á primera sangre. original, y éste inmortal práctico
los cambios de la sangre en las en- tienen el inismo color? ¿A que se- Pone directamente el cuchillo en la no quedaría poco sorprendido si
fermedades, y respecto á la mane- ñal cerraréis la vena para impedir garganta, en una palabra, yugula á resucitara en el siglo XIX. al ver á
ra de interpretarlos. que salga la buena? Todos los me- la enfermedad. su método todavía viviente, y del
Al día siguiente, pues, en su clí- dios posibles no podrían suminis- Aquí, es muy importante, no tocio rejuvenecido.
nica, JVI —debería nombrarle, traros, sinoindiciosmentirosos. ¡Ya confundir los dos términos: enfer- El profesor Douiljaud. en efecto,
pero prefiero callar su nombre—el no e s t a m o s en el tiempo de los arus- medad y enfermo; la menor faltade lia ido á cojer en el viejo árbol de
profesor se apodera de una paleta, pices y p a s ó la moda de interrogar atención, puede tener las conse- la ciencia del bien y del mal, esta
la presenta como conteniendo la á la s a n g r e de las víctimas palpi- cuencias m á s fatales. manzana fatal, que dá la muerte.
manifestación de la fluxión de pe- tantes! Esta especie de sangría pertene- Se ha apoderado de la idea de Ga-
cho. y se pone á improvisar el dis- Comprended bien esto;extraeréis ce á Galeno. Esle patriarca de la leno, la h a arreglado lo mejor po-
curso mejor preparado y mejor toda la s a n g r e hasta la última gota, medicina sangraba hasta el desfa- sible, y la lia renovado. Ella tiene
aprendido. antes de haberla purificado. llecimiento, se fundaba en que, se- todo el brillo de la idea antigua.
Desde las primeras frases, el in- mejante desperdicio de sangre he- Solamente que la ha rebautizado,
Hay s a n g r e mala. .Sea, lo quie-
terno de la sala se entrega .á los ro, ¡y bien" ¿cómo váis á elegirla y á cho á la vez, producía en la máqui- y le h a dado un nombre nuevo. La
m á s indiscretos movimientos, y se sacarla s i n la buena? Os sería más- na una revolución que arrastraba ha llamado : "la sangría, coup
agita, como un h o m b r e sentado so- fácil, con los ojos cerrados, elegir á la enfermedad. A este método le sur coup."' Algunos médicos lo
bre carbones encendidos. llamaba «cortar la garganta á la creen el padre legítimo de la hidra
en una c a b e z a que empieza á en-
fiebre.» (Methocl,medfcndi.lib. i), c. de Lerna, y con frecuencia he oído
•Durante un m o m e n t o todavía, el canecer, t o d o s los cabellos blan-
|
4.) Dice haber sacado, e n ' u n día. decir en las escuelas: "la sangría
profesor habla, y el discípulo se cos, d e j a n d o los negros. Os sería
á un enfermo, hasta 5 í onzas de vuguladora de Bouilláud."
agita. más fácil después de haber mez-
El profesor interroga aún, y el clado en u n barril, «Málaga» y vi- sangre. Sin embargo, toda la sangre que
discípulo le desliza al oído estas ' vinagre, - a c a r á éste, dejando eí Confiesa, sin embargo, que no corre en la tierra " n o clama ven-
palabras vino b u e n o . tardó en apercibirse del abuso de ganza" contra él. como contra el
muy famoso Broussais, su precur-
tudié lo mejor posible, y dije á dos
sor.
personas que me esperaban á la una realidad;.luego, esta enferme- que 110 habéis hecho, porque vues-
'Este declaró qué, tuda enferme- dad, tratada por la Homeopatía pu-
puerta para pedirme noticias de él tra buena fé está en dosis infinità-
dad provenía de una alteración de ra, recorría su evolución de una
que vo creía al enfermo fuera de mente muy pequeña.
la sangre, tanto en la cantidad, co- . l * ' manera feliz; luego el enfermo iba
Ese extranjero no murió. Me vi-
mo en la calidad. Esla-idea hizo -lo mejor posible, puesto que el mé-
Ignoraba, que un amigo de este no á vèr durante su larga convale-
escuela, y desdichadamente esta es- dico no temió perder el tiempo, y
extranjero,-—pero acérrimo enemi- cencia, y después de haberme dado
cuela fué muy célebre, y su seno quiso sangrarle seis líorás después
go de ¡a Homeopatía,—venía inuv las gracias por mis cuidados.—•'se-
ha fecundado á millares de vam- de su primera visita.
á menudo á visitar al enfermo, y ñor. me dijo, yo no estoy aún re-
piros llegando á la clientela "como
me°hacía la más viva oposición Pero, señor doctor Broussaisia- puesto."—Le volví á ver ocho
lobos, buscando.á quien devorar."
Ahora bien, en la tarde de ese no, ¿por qué habéis sangrado á ese meses después, y me dijo de nue- '
Este- hombre de genio, ha he- enfermo? ¿Habéis consultado á v o : — « S e ñ o r , aún no estoy re-
sexto día, el enfermo experimentó
cho mal, y sin embargo debemos de vuestra conciencia,ántesde extraer puesto.»
una de esas ligeras exacerbaciones,
inclinarnos con respeto sobre su la sangre de ese hombre? Un médi-
que se manifiestan muy frecuente- Si yo hubiera corrido traslado de
' tumba, porqué si hubiera vivido co homeópata no tiene para que esto al doctor Broussaisiano. ¿sa-
mente en esas enjermeclades. Sin
algunos años más, habría hecho asistir á un tratamiento alopático; béis lo que hubiera respondido?
embargo, en mi visita, encontré á
un bien inmenso á nuestra doctri- nada tiene que aprender, nada que ¿Qué hubiera pasado, si él no hu-
los síntomas en buen estado, y
. na. ¿Recordáis sus palabras solem- ver en vuestras maniobras que ha biese sido sangrado?
mantuve mi pronóstico favorable.
nes? desechado: no tiene más que com-
Cual no sería mi sorpresa, cuan- Y yo no vacilo en afirmar que,
I libera-al Cielo que en su-arre-¡do, horas después, llegó una per- prometer. su dignidad y su amor
sin la sangría, se hubiera curado, y
j e n t , m i e n t o f u e s e , miládo por s u s sona, á advertirme que o t r o m é d i - propio. Pero vos, señor, si hubierais
casi no habría tenido convalecen-
mscipu o , Pero ¡hay!permanecen L había sido llamado pa l a Ni • • tenido un glóbulo de buena fué, ¿sa-
cia.
béis lo que debierais haber hecho?
t e S K " n , a I ? aún al .enfermo, por nuestro hómeófo- Haber dicho: Ese enfermo vá me-
Lo que prueba, por lo demás,
<mie ion uedios m a s evidentes que I bo con loda la fuerza de la evidencia,
leS r 0 t l e e í
jor, y está en la vía de la curación;
",: El médico llegñ á las cinco de está curado por la Homeopatía;
que no tenia-necesidad d'e haber
Pen;;ifM¡ne. á es! ; propósito, ci- la tarde. Ese médico que ha sido
sido sangrado, es que no lo fué si-
taros.un hecho, muy sencillo en la educado en la escuela de Brous- contiryuad pues, el tratamiento.
no una sola vez. ¿Acaso, cuando
apariencia, pero que bajo el punto sais,-y no jura sino por su sombra, Volveré á ver al enfermo, como es-
un Broussaisiano, se pone á hacer
pectador de las obras de esta escue-
de vista moral, tiene una gran tras- ese médico, que tal V e z ^ s e í ^ sangrías, se detiene en la primera?
cendencia. la nueva, y seré muy feliz, al poder
grador más grande de nuestra ciu- Confesad lo. pues, no habéis san-
I n día, fui llamado para asistir á dad, "comprueba que e) enfermo comprobar por un hecho evidente,
; grado á ese enfermo, sino por opo-
un extranjero, que acababa de lle- tiene una fluxión de pecho, v que si es una mentira ó una verdad.
| sición sistemática.
gar á nuestra ciudad, y había sido no vá mal," y se retira diciendo:— He aquí lo que deberíais haber
atacado durante su viaje de una "Advertid al médico que le cura Esto me recuerda un hecho, que
hecho, señor, en vez de reir de una i pasó en una gran clinica, y que dá
fluxión de pecho. que esta noche vendré á s a n e a r - doctrina que, no conocéis, en vez una idea de lo ridículo que es la
Va hacía cinco días que lo asis- le." " ° de calumniarla en los salones, en obstinación, cuando se está poseí-
tía; en la mañana del sexto, lo es- donde forzosamente tenéis razón. do del espíritu dé sistema.
Luego, la fluxión de pecho, era
«Porque habláis solo.» Hé aquí, lo El préfesói\ en su visita general.
ordena u n a sangría á cierto enfer- «püés de un síncope de larga du- te castigo, del mismo modo LA "puntos cardinales. Después ele la
mo. Un discípulo, al momento de r a c i ó n , producido por una san- AFECCION QUE HABIA DADO "cuarta, era preciso una quinta,
pasar el doctor, se permite hacerle «gría abundante!» LUGAR A LA SANGRÍA, REPRO- "porque la mano tiene cinco de-
notar las contra-indicaciones deesa Esto dice el profesor Cruveil- DUCE LOS MISMOS SINTOMAS, u d o s . »
sangría; pero el profesor persiste. hier. luego que el sistema tiene bastan-
Su autoridad, hace ley, el enfermo No riáis,... ¡todo esto es serio!
«Por la sangría (en la pneumo- te fuerza para formarlos. ¿No os
es sangrado, y en la noche muere: "A la quinta, agregaba una sex-
«nía), casi siempre se obtiene una parece que éstos correctores y esos
Al día siguiente, el discípulo espe- "ta, porque Dios creó el mundo én
«disminución de la fiebre, de la terapéuticos son de la misma fuer-
raba-ai profesor:—Y bien, señor, "seis elíasü! Son precisas siete, por-
«opresión, de la expectoraciónsan- za?»
el enfermo murió.—¿Qué hubiera "que la semana tiene siete días
«guinolenta que hace creer á los
pasado si no se le hubiese san- Tenéis, pués, probado que la "como la Grecia siete sabios!!! La
«enfermos y á los «asistentes» que
grado? sangría yuguladora, no yugula para "octava también será necesaria,
la convalecencia vá á comenzar,
nada á la enfermedad, y qué si yu- "porque la cuenta es más redon-
¿Qué queréis responder á esto? «pero al cabo de 95 horas, los ae-
gula algo, es al pobre enfermo. "da. Todavía una novena, «cjuia
«La razón del más fuerte, siempre «cidentes vuelven á tomar una
¿Cual es el ñúmero"de las san- "numero Deusimparegaudet, ' D i o s
es la mejor.» «nueva intensidad; y la misma co-
grías coup-sur coup? Ese número "ama el número impar!!!»
Más, apresurémonos á salir de «sa frecuentemente tiene lugar,cin-
no es limitado. Se puede sacar tan- Triller (De pleuritide), llama
esta digresión, y citemos las confe- «co ó seis veces seguidas, después
la sangre, cuanta tiene el enfermo, «Hemáfobos» á los que muy tími-
siones de algunas celebridades, que «de otras tantas sangrías, coup-
el cual—como lo dijo el profesor dos, no se atreven á hacer un nú-
valen tanlocomo los más grandes «sur coup.»
Andral—queda «sin defensa.» mero tan crecido ele sangrías. Pero
«sangradores.» Esto dijo el célebre Laennec. ¡Sangrad, sangrad siempre! No este práctico les hubiera condeco-
«Hay médicos, y en bastante Pudiera aún recojer bastantes hay ley para arreglar vuestros lan- rado si hubiera sido rey. Sin em-
«número, que aseguran que la san- citas, para formar una conferencia
cetazos. ¡Er Código penal que, ha bargo, si él hubiese tenido una
«gría es una ilusión, un mito, qui- especia!. Pero quiero pasarlas por
previsto tantos delitos, no tiene un pleuresía, mucho lo dudo que lo
«zá ha si-a UN VENENO, en la flu- alto y someter solamente á vues-
solo artículo concerniente á la yu- hubiese llamado.
«xión de pecho.» tra atención, estas bellas palabras g u l a c i ó n de los enfermos! Hé aquí, pues, á la sangría yu-
l'o ge 1 , pro'esorde la Facultad de del ilustre Lordat:
El cáustico Bordeu, queriendo guladora, á la sangria "coup sur
Estrasburgo, es el que dijo esto: «La sangría hasta el blanco, di- vituperar él abuso déla sangría de- coup," en todo su bel lo ideal. ¿Con-
«La pleuresía, es ciertamente jo el inmortal fisiologista, es el
masiado preconizado por Chirac, tra un asedio tan violento,^ qué
«una de las enfermedades en las knout (suplicio infligido por un
muy autorizada pór sus ideas tan queréis que haga el enfermo? La
«que. el tratamiento por las san- látigo terminado en puntas de hie-
exclusivas de inflamación univer- famosa palabra de Corneille. es
«grías tiene mayor presa; ysinem- rro) de la terapéutica. Ella coloca
sal: "He visto á un práctico, dice,
«bargo, nunca he visto, por más á los que no ha matado, en la im- aquí muy débil, y pierde la mitad
"que no ponía término á las san-
«energiaquese liava tenido.YUGU- de su energía.—¿Qué queréis que
posibilidad de presentar síntomas a r í a s . Cuando ya había hecho tres,
«LAR LA FIEBRE que luradecin- hiciera no contra tres, sino con-
tiempo; pero así co- "hacía una cuarta, por la razón,
«co á nueve día.«: ¡cuantas veces, tra seis, contra ocho? ¡Morir!
mo los rusos fustigados de esta "decía, de que el año tiene cuatro
«por el contrario, no sé vé á la lie- Siempre que pienso en Boui-
j manera, recaen frecuentemente en "estaciones, que hay cuatro partes
• bre reaparecer más intensa, des- Uaud, pienso también, en virtud de
la falta que les había merecido es- "del mundo, cuatro edades cuatro
la asociación de las ideas, en la fá-
nace de á extensión de la masa 1 píente, "pars recipiens," pronto os
bula de Lafontaine: "los animales tribunales, lié aquí un académico
entera. Y á esto llamáis: ¡ejercer iréis á pique.
enfermos de la peste." que os consuela:
medicina! Esto es racional.
Un mal que esparce el terror. "Vuestros escrúpulos hacen ver
Pero que el Cielo en su favor. (mucha delicadeza. ¿Cuál es vuestra intención al¡ Escuchemos - de nuevo las sabias
Inventó para castigar los crímenes Y bien! ¿comer cordero, canalla, practicar una sangría que preten- ; lecciones del profesor Andral. Es
De la tierra, la peste,—"lasangría." (tonta especie. déis sea Tevulsiva ó derivativa? ¿De-1 cuchadle bien, porque para voso-
—(puesto que hay que llamarla Es un pecado? No,-no. Les habéis rivar á la sangre de su curso ñor ; tros su palabra debe ser autoriza-
por su nombre.) (hecho ''sangrador" mal, poner un hasta aquí á la co- da.
Capazde enriquecer en un día al Al masticarlos mucho honor." rriente fluxionaría, quecongestiona, "Por las sangrías, tanto locales
Aqueronte, etc. - Tranquilizáos. Señores, grandes á una parte, y ésto, invitando- al " c 0 m o generales, dice, de ninguna
Los animales se reúnen en .con- «sangradores.» el pobre médico líquido que opera esta congestión, ' 'manera se destrave á esa otra causa
sejo. y deliberan sobre la elección homeópata será la víctima. Clamad ^á derivarse
'' de>-su
«V •- V curso, V V' X11á l "desconocidaporcuvainfluenciaes-
/VII ou, y> venir LL •

de un medio para aplacar la cólera entonces: « ¡justicia contra el ju- reemplazar á aquel que evacuáis? " congestionado un órgano....Ya-
del Cielo; es preciso que uno de mento!» . . . namente, pues,
i "namente. núes, multiplicaríais
multinlicariaislasla
Mas. en verdad, estáis en el más
ellos sea sacrificado, y sea inmola- 'emisiones sanguíneas, 'v 'aun
Moraleja: profundo error. Reflexionad un
do en expiación. Y entonces se "cuando no quedase sino una go-,
Queridos clientes, seréis sangra- momento, y bien pronto lo com-
convino que cada uno hiciera su "ta de sangre en'la economía, és-
dos. y además pagaréis. prenderéis. Ved á un navio que ha-
confesión, para descubrir al más "ta,á despecho de las sangrías, fjui-
SANGRIA REVULSIVA Y DE- ce agua por una abertura acciden-
culpable. El león tomó la palabra "ría allí, en donde la llama la cau-
RIVATIVA.—Esta es la «manía de tal. Inmediatamente hacéis funcio-
y dijo: '^sa estimulante: á esta, es, pufs.
Jerónimo Paturot en pos» de un nar vuestras bombas, y así arrojáis
1 „„ .- . . . i l . " m111áUsOque
uui, áti la
Ui congestión,
V,U1J1¿C.11IU1J. que no
UUC 1JU
medio terapéutico para combatir el agua, qne tiende a invadirlo v a ^ m a s q u e n n simple efecto, á
Entonces, no nos lisonjéenlos; véa- las congestiones sanguíneas. Slimpi'mi'
sumergir áCt lan tripulación.
Fililíhmnn
nlos sin indulgencia la que se debe conocer y tratar."
Todavía no hemos dicho lo que Esto es racional.
El estado de nuestra conciencia. (Andral,Anat Patholos, t o m l . pág.
es la sangría en sí misma, es decir,
Por lo que á mí toca, satisfaciendo Pero ved todavía no estáis 2 5 . )
en su procedimiento mecánico.
mis glotones apetitos. en seco, el peligro siempre amena- El sabio profesor de París pare-
La sangría, en general, ¿es un
He devorado muchos corderos. za. ¿De dónde viene ésto? Es, por- ce complacerse con esta idea, por-
acto médico, en la acepción vitalis-
¿Ellos qué me habían hecho? nin- que despreciáis el origen. Yd, pues, que la ha repetido frecuentemente
ta de la palabra?.
guna ofensa; á cerrar la hendidura que da en- en sus lecciones.
«Algunas veces me aconteció el ¡Seguramente que no! ¿Qué ha- trada al agua invasora, y vuestros Así, en una clínica, dijo:
haberme comido céis cuando sangráis? Hacéis hi- esfuerzos no serán inútiles. Ahí es "Aun cuando no quedase m á s
dráulica y no otra cosa. Yacíais -donde está el punto fluxionario, " q u e una sóla gota de sangre en la
Hasta al pastor.»
los vasos, disminuís la masa de la ahí es en donde hierve la onda "economía, ella fluiría al punto irri-
Vuestras sangrías, señor Boui- sangre, operáis un vacío virtual en enemiga, ahí es en donde hallaréis "tado. Ahí es en donde está, lo
llaud, han yugulado las enferme- los conductos, y, en virtud de las á la "pars m a n d a n s " de Barthez, "digo de paso, una de las grandes
dades y muchas veces yugulado leyes físicas q,ue presiden el nivel la parte que « d a l a orden.» Si no "objeciones que se pueden hacer
hasta á los enfermos. Mas. no de los líquidos, el que evacuáis, es obráis más que en la parte reci- "al método generalmente adopta-
tengáis cuidado, y no temáis á los reemplazado por uno nuevo, que
240 BIBLIOTECA DE < EL P A I S »
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'•(loen Francia, que consiste en no d a r a Sino Una Sola Gota De San- - ¿En dónde es preciso sangrar? «¿Pero, en la apoplegía, no se
"combatir todo trabajo inflamato- "gre En La Economía, Ella Se Di- El y otros muchos dicen que, es debe sangrar inmediatamente?»
"no, sino por emisiones sangui- r i g i r í a Al punto Irritado." preiciso sangrar el brazo del laclo ¿Por qué sangrar? ¿En virtud de
"neas, más ó menos abundantes. Dubois. ele Amiens, dice en su del dolor. Después, en sus comen- qué principio? ¿De vuestro princi-
"Es muy cierto que, si por ese me- patología general "que las conges- tarios sobre Coelius Aurelianus, di- pio de la revulsión? ¿Todavía en ello
"dio se opera una desengurgitación t i o n e s son debidas á fenómenos ce, que este autor, y otros, sangran os mantenéis, á pesar ele las se-
• "momentánea en la parte inflama- "esencialmente vitales, y que son del lado opuesto. Esto está bien en veras y muy explícitas amonesta-
"da, no se destruye de ninguna "independientes de la cantidad m á s el caso de que solo haya un laclo ciones ele vuestros profesores? ¡Pues
"manera la causa desconocida,ba- " ó menos considerable de la san- que sufra; pero si el dolor punzan- bien! examinemos el asunto, por-
"jo cuya influencia la sangre subs- gre. te de la pleuresía se manifiesta en que vale la pena.
t r a í d a á las leyes ordinarias, tien- ¿Ante semejantes confesiones, ambos lados, ¿qué se debe hacer?
d e á acumularse sin cesar en el Habría yo deseado se hubiese he- ¿Qué cosa es la apoplegía? Fue-
osariáisaún hablarnos de derivación
" punto, en donde existe el traba- cho esta pregunta. En este caso, ra de toda definición escolástica,es
y de revulsión? Mas, á este pro-
d o inflamatorio.» (CliniqueMedí- sin duda, para p o n e r á todo elmun- la afluencia impetuosa de un líqui-
pósito. ¿qué hacéis entonces con
cale, tom. III. pág. 152.) do de acuerdo, sería preciso san- do ó ele un fluido cualquiera, sobre
vuestro famoso axioma «tollecau-
Bousquet, el torpe defensor de sam?» ¡QUITAD LA CAUSA! Cla- grar los dos brazos. Tomemos la un órgano, bajo la influencia ele al-
la revulsión, dijo en plena Acade- máis sin cesar, quitada la causa, cosa en serio; yo conozco á al- guna causa. No examino sí hay
mia, con una energía digna de un desaparece el efecto. ¿Cómo os gunos prácticos que son ele esta varias especies, y no voy á ocu-
homeópata: fuerza. parme en saber si ese término es
! atreveriáis, ahora, á acusarnos ele
"Ni las sangrías, (hablaba de la practicar una medicina sintomáti- general ó particular.
Otros quieren sangrar en los
"inflamación), ni ios revulsivos ca, vosotros que en las enfermeda- Aquí no se trata sino de la apo-
tobillos, otros en el cuello, etc.,
" m á s irritantes, nada podría impri- des tan bien caracterizadas, como plegía cerebral y sanguínea, cuyos
etc. Y todas e?as opiniones pueri-
" mirle la movilidad que no tiene, y las enfermedades fluxionarias, no efectos inmediatos son: una pérdi-
les están basadas en ciertos capri-
"obligarla á cambiar de sitio, " S e os fijáis sino en el efecto, y descui- da súbita, más ó menos comple-
chos ele la naturaleza, ó en la aser-
"Quitaría A Ufi Enfermo Toda Su dáis completamente la causa? ¡Vos- ta del conocimiento, con abolición
ción de algún Padre de la medici-
"Sangre, Se Rubificaría Toda La otros que, os divertís en arrojar del movimiento y ele la sensibili-
na. Así, ciertas hemorragias de la
"Superficie De Su Cuerpo, Y No Se algunos puñados de arena en el dad.
nariz alivian los dolores de cabeza;
"Llegaría A Cortar El Curso De La chorrillo de agua cjue baña vues- así la hemorragia ele la nariz dere- Ahora bien, la apoplegía, ó ese
"Más Pequeña Inflamación.» tros pies, creyendo secarle de esta cha suele corresponder á los infar- «raptus» impetuoso de la sangre
Van-Helmont, en su clínica, tra- manera! A los niños he visto hacer tos del hígado, y la de la izquierda al cerebro, ¿es causa ó efecto?'
tando el mismo asunto, dice: eso. á los del bazo. Ignoro quien obser- Si no es más que un efecto,—
"Nueva prueba entre otros mil Digamos ahora una palabra de vó esto. ¿Tal vez Hipócrates? ¿Más, y no os atreveríais á decir lo con-
"ejemplos, ele que la producción las puerilidades que se relacionan qué se diría si hubiera sido Hahne- trario.—¿es posible conocer la cau-
"de las inflamaciones no depende con la pretendida sangría revul- mann? sa?
"de un estado pletórico, y de que siva.
Hé aquí una objeción que se le- Cualquiera que ella sea. ¿esta
"en más de un caso, como ya se
Triller (de pleuritide), entre vanta en los cuatro puntos del ¡ causa, no es siempre vital?
"ha dicho. "Aun Cuando No Que-
otras cuestiones, se propone esta: mundo. 1
Las diversas apoplejías, ¿tienen
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BIBLIOTECA DE «EL P A Í S . » CONFERENCIAS SOBRE LA HOMEOPATIA 243

síntomas tan característicos, para 1851); leed las «Recherches» de "vaciarse. Examinad la cabeza de ¿Es posible conocer la cansa de
que no se les pueda confundir? Lallemand, sobre el encéfalo, y po- '"un ajusticiado, como lo han he- la apoplegía? sí, algunas veces; y
¿Es posible diagnosticar si ha dréis apreciar los electos mucho "cho Beclard, Abercombie y el entonces, ¿por qué no dirigir sobre
habido ó no derrame en la pulpa más nocivos que útiles, de la san- "profesor Berard; ó también exa- ella tocia vuestra atención? Una
cerebral?, gría en la apoplegía. m i n a d la cavidad craniana de un violenta emoción, agradable ó des-
¿La presión atmosférica puede ¿Es posible el diagnóstico de las "individuo muerto de hemorragia, agradable, una indigestión, el abu-
obrar en la cavidad huesosa que diversas apoplegías? ¡Escuchad! "siempre hallaréis una gran canti- so de las bebidas alcohólicas, un
encierra al cerebro, y mandar á la «A propósito de la apoplegía san- "dad de sangre. Poumier ha visto golpe, una caída, etc., son causas
circulación de la sangre, como obra guínea y nerviosa, se debe conve- " q u e los animales que mueren por que pueden engendrar el «raptus.»
en las paredes torácicas, y solicita nir. dice el profesor Grissolle, QUE "hemorragia, tienen todavía mu- Entonces, ¿por qué no tratar á es-
el nivel del «líquido vital?» NO EXISTE NINGUN MEDIO BA- "cha sangre en su cerebro. «De ta causa?
"esto se sigue una consecuencia
Todas estas cuestiones, son dig- BA EVITAR EL ERROR.» No diré lo que nosotros hace-
«En ningún caso bien observa- "muy funesta para la práctica.» Se mos en casos semejantes; 110 es
nas de vuestras más profundas
do, dice Valleix, el diagnóstico ha "han visto aplopléc.ticos encontrarse esta la cuestión; aqui no tengo
meditaciones.
"peor después de una sangría. Se
Comprobad las reflexiones he- sido posible, los hombres más ver- más que reprobar lo que hacéis y
" h a disminuido la presión del ce-
chas sobre el particular por Gru- sados en la materia,SE HAN COM- no alabar lo que hacemos.
"rebro, é inmediatamente los vasos
veilhier, Andral, Etmuller, Gris-- PLETAMENTE ENGAÑADO.» ¿Queréis tener una ligera idea
"vasos han traído sangre para lle-
solle, Valleix, Beraud, Robin, Yoi- A pesar de todo el cuidado que de un tratamiento alopático en la
"nar el vacío virtual. Esto es lo
llot. Lallemand, y «L'Unión médi- tengo en limitar mis citas, no pue- apoplegía? Leed lo que se refiere á
"que ha hecho decir paradógica-
cale» de 5 de Febrero de 1853, y do resistir al deseo de leeros un esta palabra en la pág. 25 del «Va-
"rnente que una fuerte sangría era
veréis todo el tenor terapéutico de fragmento de una obra publicada de mecum del médico práctico,»
"una amenaza de apoplegía. La
la sangría en la apoplegía. por J. Beraud, antiguo adjunto de por los Sres. Amadeo Moure y
"sangre, pues, es sin cesar llama-
El profesor Cruveilhier refiere, anatomía de la Facultad de París, y "da á la cavidad craniana, y si no
Henry Martin. Perdonadme la ex-
en sus lecciones orales, que ha- por Ch. Robín, profesor adjunto de "existiera allí una disposición es-
presión, este es el verdadero car-
biendo sido llamado para asistir á la misma Facultad. p e c i a l , la circulación sería total-
naval de la terapéutica.
una persona á quien halló bajo la "La cabeza es una caja incom- "mente imposible." (Manual de APOPLEGÍA. «Destruir la con-
influencia de una apoplegía cere- "presible; es cierto que en su ca- physiologie de l ( homme, etc. gestión cerebral.»
bral, se apresuró á practicarle una "vidad no existe ningún vacio ba- Hé aquí el precepto, nada más
sangría. La vena estaba apenas cer r o m é t r i c o , pero hay un vacío vir- Por tanto, imposibilidad, fre- fácil ¡Qué aplomo!!!
irada, cuando el enfermo quedó "tual, que hace que no pueda sa- cuentemente, de distinguir las apo- ¿ L A CONGESTION ES S A N G U I N E A ?
hemiplégico.—«Por tanto, añade, "lir una onza de sangre del cráneo, plegías; inutilidad de Ja sangría, — " Sangrías generales, m á s ó
los parientes del enfermo no deja- "sin que entre otra onza. El liqui- para detener el «raptus» fluxiona- menos repetidas, en los brazos.
ron de decir que mí lancetazo fué "do céfalo-raquidiano, no puede rio; peligros de este medio, des-!! en los pies, en la yugular, en la ar-
el que había causado el mal.» "reemplazarla, porque los vasos graciadamente muy frecuentes; <teria temporal; sangrías numerosas
Pudiera citaros otras cien obser- "son también incompresibles. En ¿se necesita más para que un mé- en el perineo, en el ano, ventosas
vaciones de este género. "virtud de este vacío virtual, ja- dico, ante un apopléctico, deje la en el cuello, en los apófisis mas-
Leed la tesis de Cornil (1 i Abril " m á s los vasos del cráneo pueden espada en la vaina? toides, en las .»narices, en el occi-
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pucio; sinapismos, bebidas purgan- vencer sin peligro se triunfa sin la gota? la necesitan para traba- guida me vendréis á decir si tenéis
tes,pociones, lavativas, etc., etc. gloria.» jar y ganar el pan cuotidiano de su necesidad de ser sangrados
Bien veis que esos señores no SANGRIA I)E PRECAUCION. familia. La sangre es la fortuna del SANGRIAS HOMICIDAS.—La
pierden su tiempo. —Aquí seré breve. obrero. asociación de estas dos palabras,
¿ E s SEROSA? Esta cuestión parcial, seencuen- SANGRIA DE HABITO. — Es quizá os sorprenda; sin embargo,
¡Qué aplomo! ¡Esas dos apople- tra ya resuelta por todas las consi- verdaderamente incomprensibl e ellas van perfectamente unidas.
gías se distinguen, en efecto, tan deraciones prcedentes. Esta especie que muchas personas hayan toma- Hay casos, en efecto, en los que
fácilmente como el ojo derecho del de sangria, ciertamente ¡ es muy do el hábito, y esto por años, de la sangría es directa, voluntaria y
izquierdo! absurda, y muy irracional, y sin hacer, en cierta época, una subs- seguramente homicida.
"Insistir menos en las emisio- embargo, todavía está en boga, es tracción á sus fuerzas vitales. Van Hipócrates, no sangraba ni á los
nes sanguíneas, y más en los re- reclamada tocios los días por los periódicamente á la casa del mé- niños ni á los ancianos. Hasta Ga-
vulsivos cutáneos é intestinales. In- clientes, y los médicos tienen la dico, á llevar su brazo á la lanceta, leno terminó por recomendar la
fusión de árnica." debilidad de concedérsela. Así es para hacerse limpiar su sangre, co- mayor circunspección en esas dos
Aquí os detengo, señores, ¿por- como en lugar de desarraigar esta mo á la del relojero, para hacer épocas extremas ele la vida. Pero
qué el árnica? ¿Quién os ha dicho preocupación, ellos la riegan con limpiar su reloj. en nuestros días, ya no se mira
esto? ¡Tened cuidado! esto comien- la sangre del pueblo demasiado (La sangre me hace la guerra! tanto. ¡Se hallarían, quizá, aun
za á oler á homeopatía. crédulo. Luis XI capaces de beber la sangre
He aquí el fruto de las ideas fal-
¿ L A A P O P L E G I A ES SIMPATICA de Acabáis de experimentar una vi- ele los niños! Guando un lobo ra-
sas respecto á la pretendida pléto-
hará mar-
OTRAS A F E C C I O N E S ? — " S e va emoción, acabáis de entregaros paz. cae sobre un rebaño, los tier-
ra. ¡ La plétora! ¡ese gran espantajo
char de frente el tratamiento pro- á una violenta cólera, acabáis de nos corderillos son un manjar ex-
de los amantes ele la vida!
pio de la apoplegia y el de esas daros una caída ó recibirun golpe, quisito á su apetito, y los viejos bo-
¡La sangre os hace la guerra, y, rregos, aunque un poco duros, tam-
afecciones." pronto unasangría, sin la cual ten-
de tiempo en tiempo, tenéis el há- i bién son él regalo ele sus crueles
¡Nada m á s fácil, en efecto, que dréis un ataque de apoplegia. Así
es que casi tocios los dias, algún bito de haceros sangrar! | incisivos.
dirigir varias batallas, y hacer mar-
char un ejército de frente contra obrero del ferrocarril llega á pedir- ¿Queréis que os lo diga? ¡Sangrar á los niños! ¡hacerles
muchos enemigos. ¡Aquíla infante- me una sangría porque se ha asus- Oberváis demasiado los aforismos devorar por esos horribles animales
ría, allí la caballería, por doquiera tado en tal ó cual accidente. Siem- de Brillat-Savarin, y no lo suficien- negros! ¡Detener y secar el curso
la artillería, no falta más que dar pre mi conducta ha sido ésta: «To- te las leyes del trabajo. del líquido vital, en el momento,
el mando de la maniobra! mad primero este remedio, y si, ¡Tenéis mucha sangre y mucha en el que apenas se forma, en el
Ya lo veis, á grandes males, mañana, tenéis necesidad de ser grasa! id. entonces, á participar, momento, en que comienza apenas
grandes remedios. Hay casi razón sangrado, os sangraré.» «Ni una durante un mes, de los hábitos, de á saltar, bajo la primera fermenta-
para tener deseos de un ataque de sola vez» me ha pasado que me los cuidados v de las fatigas de los ción ele la vida!
apoplegia. Ciertamente, podéis pe- pidan f u ñ a segunda sangría. Me campesinos y de los obreros. Co- ¡Sangrar á un anciano! ¡Soplar
recer en él, ¿pero qué importa? complazco en decirlo, desde que
mo ellos, id al campo ó al taller á en ese fizón cuya última chispa ra-
"¿Qué más se podía hacer?" ¡Y si curo á esos interesantes obreros,
gastar un litro ele sudor diario: co- dia vacilante en las tinieblas ele los
por azar escapáis, de buena ha- mis manos están puras de su san-
mo ellos, comed y bebed lo que últimos días! ¡Sangrar á un ancia-
béis escapado! pero también «al gre. ¿Y para qné quitarles una so-
encontrareis en su mesa, v en se- no, despojarle de la última gota de
muerte, á los médicos que se dis- hace derramar lágrimas ¡y se
la vida, como un ladrón despoja á la orden del profesor, y no hacía
ponían á sangraile. ¡Señores, enco los dáisá comer á las sanguijuelas!
un pobre de su último harapo! un mes que era yo discípulo.
nomizacl la sangre francesa! su sangre, que es vuestra sangre,
'.Sangrar á un tuberculoso! Ex- Todavía me acuerdo de haber
¡Que los médicos aprovechen es- la ciáis á beber á esos asquerosos
tinguir en sus manos temblorosas sido llamado un dia para asistir á ta lección, y mediten estas solem- animales, su carne que es vuestra
y heladas, la antorcha de la vida un joven estudiante de medicina, nes palabras del célebre filósofo! carne, la servís en festín á esos
que proyecta su último reflejo so- ya próximo á recibirse. Esputaba Que recuerden, sobre todo, en pequeños vampiros! ¡Id entonces
bre sus pómulos rosados, como un 1sangre, v se encontraba, en el se- su práctica, la confesión de Magen- á habitar ei archipiélago Aleuciano!
sol de otoño enrojece á las colinas 0sundo ¿Jgrado de esa fatal enferme- die: «Desde hace diez años, dijo S A N G R Í A S , VENTOSAS, ESCARIFI-
con sus rayos moribundos! ¡dad, tan bien conocida y tan poco ese profesor á sus discípulos, no he CACIONES. — Todos los detalles
¡Sangrar á ese delicado joven, '¡curable. El m e pidió inmediata- tenido necesidad de recurrir á referentes á estos medios bárba-
para contener la sangre que vomi- | mente u n a sangría, que yo le re- sangrías más copiosas (60 á 80 ros, serían, según creo, supérlluos/
tasu pecho demasiado débil! ¡Rom- Ihusé.—Doctor, me dijo, si vuelve gramos); en otros términos, más después de todo lo que acabamos
per ese vaso frágil, porque deja el esputo, quiero ser sangrado. bien me he propuesto obrar sobre de decir respecto á la inutilidad,
desbordar el licor que ya no puede ¡ Y casi tenía razón; el mejor me- el espíritu de los enfermos que so- la preocupación y el peligro de las
contener! dio de impedir que alguno vomite bré la circulación, y no temo avan- ' emisiones sanguíneas. Me limitaré,
!
su sangre, es el quitársela. zar que mi práctica no ha sido más pues, á leeros el artículo de un dia-
¡Sangrar á ese infeliz duque de | Una nueva hemoptisis llegó un
desdichada.» rio político, que las proscribe y las
Orleans, triste víctima de una fatal
mes después. Las mismas instan-
imprudencia! ¡Abrir las venas de SANGUIJUELAS, VENTOSAS ES- abate con la más firme convicción,
cias de su parte, el mismo rehusa-
ese cuerpo,ya helado, casi cadáver! C A R I F I C A C I O N E S . - , ^ hablaré, lié aquí, en su especie de profesión
' miento de la mía. Entonces hizo madres de familia, de esos anima- de fe por la Homeopatía, las her-
¡Sofocar toda reacción de los supre-
llamar á otro médico más compla- les negros que se regalan con un mosas lineas escritas por Luis
mos esfuerzos de la vida! ¡Cortar
! cíente, y le sangró. apetito tan cruel, con la sangre de Jourdan,redactor del r 'Siecle" nú-
el único hilo que le tiene suspendi-
1 El enfermo mu ió y los pa- vuestros niños delicados? ¿Por qué | mero del 5 de Enero de 185(1.
do sobre el abismo de la tumba!
= rientes dicen que no hubiera muer- rodéais á esos pequeños séres de la
Ifeaqui otrostantos crímenes co- «¡Creeríais que somos todavía
to, si desde un principio yo le hu- más tierna solicitud? ¿Porqué ado-
metidos.si no por los médicos, á lo «tan bárbaros en Francia, para que
biera sangrado. ráis su sueño con tanto amor?
menos por los falsos principios que «permitamos á la vieja medicina
I ¡Triste error y triste desespera- ¿Por qué extendéis el plumón, bajo
ellos adoptan. «aplicar, un año con otro, cuaren-
ción! sus primeros pasos en el camino de
.Me acuerdo haber sangrado, en El doctor Frappart, médico y ami- «la millones de sanguijuelas sobre
la vida? ¿Por qué alejáis de sus
otro tiempo, á un hombre en el go de Broussais, dijo un día, con «los cuerpos de'nueslros parientes
juegos las menores aproximaciones
«y de nuestros amigos enfermos!
tercer grado de la tisis pulmonar. un melancólico arrepentimiento, del más ligero peligro? ¿ P o r q u é
«Suponiendo que la cantidad de
Sangradme, decía, yo no estoy en- mostrando el busto del inmortal los cubrís con vuestra ala bien ca-
«sangre human i. con la que se
fermo. sino por la mucha sangre. Galin: «He aquí á un hombre, á liente y llena de inquietud? Su más
«harta cada sanguijuela, y la que
—Le sangré y murió tres días des- quien yo he hecho morir diez años- pequeño grito os agita, su más pe-
«se escapa por la abertura pracli-
pués. ¡Cuántas veces me he arre- antes de su tiempo, por las san- queña emoción os pone en alarma,
«cada p o r s u d a r d o triangular, equi-
pentido de este acto! Me apresuro, grías » su más pequeño sufrimiento, os
«vale como término medio á dos
sin embargo á decirlo: yo ejecuté Descartes, dijo en su lecho de
BIBLIOTECA DE « E L P A I S »
C O N F E R E N C I A S S O B R E LA HOMEOPATIA
249
«onzas solamente, se llega á este' dicos es macho más sobria de san-
«resultado, que el promedio de la grías y de todos esos medios lio-
s a n g r e derramada cada año de micidas. No existen sino los vie-
ral, me atrevo á a p r o p i a r m e ^ . b í i S t n ' Z d e s S T
«orden de los médicos, es ochenta ¡jos Broussaissianos, cu va mano
«millones de onzas. Este es unto-¡ rutinera y temblorosa perfora el P — n t o d e u n M U escritor . podido c o m b a t ^ S l
«tal de dos millones quinientosmil receptáculo vital de los desdicha-
•No quiera Dios que yo inculpe X S t o W a ^ a ^ a b ^ r ^
«kilogramos de sangre, es decir, dos enfermos. de
•4 todos aquellos hombres que .ninguno , ( P r o u d b t T p
«un río de sangre, del elemento vi- Sí, poco á poco, todasesaspreo
4 »obrando en la medidadesus luces, lution sociale' pag 56 /
tal por excelencia, y del cual la cupaciones desaparecerán de la
«naturaleza no nos lia dotado pro- pura y sana terapéutica. Poco á
«bableinente sino de lo cstricta- poco, los progresos de nuestra ci-
¿ mente necesario. vilización sofocarán todos esos
«!Y tenérnosla fatuidad de creer errores. Y llegará un día en el que
«que somos un pueblo civilizado! las sanguijuelas no figuren sino co-
«La sanguijuela tiene sus partida- mo piezas curiosas en la colección
r i o s desenfrenados, y sus adver- de los anélidos. Y cuando, en los
«Sarios: yo me cuento entre estos' tiempos futuros se encuentre una
«últimos...Y esta esla razón por la lanceta en algunas excavaciones
«que la Homeopatía, que excluye subterráneas, se la llevará á los
«á la sanguijuela y ála sangría del museos, al lado de los restos y tro-
tralamiento de los enfermos, es, zos de armas de los Persas ó de
«á ini ver, la medicina por exce- los Romanos. Y entonces se ha-
dencia. Por lo que. el día que He- blará de lo que se hacía en el siglo
«gue a suceder á los criadores de'XIX, y nadie querrá creerlo, ni los
«sanguijuelas lo que pasó á los niños, niños, "nec
"nec pueri
pueri credent
credent i s l a "
«maestros de posta, cuando vie- como dijo Juvenal.
«ron pasar por primera vez un fe- Y después de haber formulado
«rrocarril, ese día será, mal que le
mi opinión en este jurado científi-
«pese á la gran sombra de Brou-
co. con conciencia, franqueza y fir-
«ssais. un hermoso día para la hu-
meza, que me sea permitido repe-
«inanidad entera.»
tir estas palabras enérgicas de
T r a n q u i l i c é m o n o s , p u e s , c u a n d o Thiers:
la g r a n voz d e la publicidad c l a m a "Sí, el mal es grande, más gran-
c o n t r a u n a b u s o ; este a b u s o n o es- "de lo que podemos decir, y bien!
fe lejos d e su c a i d a . lejos de inclinarme ante él, porque
Por lo demás, es preciso decir- él es grande, yo le doy en la cabe-
lo, la nueva generación de mé- z a / ' (Moniteurdu 18 mars, 184-6.)
EL BOTICARIO. y dejémonos conducir á los al baña-
He aquí el fin: he aquí el fin de Ies de la terapéutica.
la medicina. Quiero repetíroslo aquí; la falsa
(Meliére, M. ele Poureeaugnac. interpretación de los términos, es,
act. I. Scéne VIII.) una causa muy frecuente de error.
De esta manera fué; como el mé-
DECIMA CUARTA CONFERENCIA, «Que los tiempos •....» no han todo purgante nació de la falsa no-
cambiado! ción «de los humores.» En efecto,
La comedia ele nuestro inmortal hay bien pocos que den á esta pa-
satírico parece escrita ayer. labra. su verdadero valor lisiológi-
Ninguna de las rosas se ha mar- co. Para convenceros, examinad,
UNA COMEDIA SIEMPRE NUEVA chitado, ninguna de sus espinas se un instante conmigo, el mecanis-
ha embotado; tiene todavía una mo de la digestión.
frescura, para hacer morir de. celos Los alimentos son ingeridos en
á todas sus jóvenes hermanas, que el estómago. Después de haber si-
nacen diariamente en nuestra es- I do reducidos á pasta por una ope-
EL ALDEANO Al. MÉDICO.
I'RÍMER MÉDICO. cena moderna. Aunque ya nn poco r a c i ó n muy particular, bajan al in-
No es por culpa mía. Yo le doy vieja, no se puede leer su edad en : testino delgado. En su paso del
Señor, ya no puede más; dice
remedios; ¿qué no se cura? ¿Cuán- su rostro siempre tan sencillo, y I estómago al duodeno, la pasta ali-
que siente en la cabeza los mayo-
tas veces ha sido sangrado? siempre virgen de arrugas. menticia es impregnada del licor
r e s dolores del múndo. E L ALDEANO.
P R I M E R MÉDICO.
Después de las sangrías, llegan bilioso y del jugo pancréatico. que
Quince, señor, desde hace vein- pues, los purgantes; esto tenía que le comunican nuevas propiedades.
Elenlermoesun tonto,tantomás.
te días. ser. Puesto que el enfermo no quie- En el intestino delgado, las subs-
cuanto que, en la enfermedad de P R I M E R MÉDICO. re curarse por las unas es preciso tancias alimenticias sufren una ela-
que estú atacado, no es en la cabe- ¿Quince veces sangrado? ensayar los otros. Y, por otra par- boración fisiológica; ellas se sepa-
za según Galeno, sino en el b a z o J EL ALDEANO,
te, ¿que importa la elección de ran en dos partes bien distintas; la
donde debe sentir el mal. Sí. unas ú otros? El doctor Bosquillon, 1 parte destinada á la nutrición, pasa
IX ALDEANO. P R I M E R MÉDICO.
médico del Hotel-Dieu, dijo un día por conductos especiales, para di-
No obstante, señor, siempre tie- ¿Y no se ha curado? á sus discípulos: «¿Qué haremos rigirse á un receptáculo particular
ne con esto, el vientre desarregla- EL ALDEANO.

No, señor. hoy á nuestros enfermos? !Y que se convierte en el tesoro y la


do desde hace seis meses.
P R I M E R .MÉDICO. bien! sangraremos al laclo derecho provisión de la vida. La otra parte,
P R I M E R MÉDICO.
Esto es señal de que la enfer- de la sala y purgaremos al lado iz- impropia á la nutrición, cae en el
¡Bueno! esto es señal de que se intestino grueso, y no es otra cosa,
medad no está en la sangre. Le ha- quierdo.»
desprende lo de adentro que el residuo de la digestión. Es-
remos purgar varias veces, para Después de haber asistido á la
EL AI.DKA.NO A L MÉDICO.
clínica del laclo derecho, y á la pro- to es. lo que. en la destilación, los
Mi padre, señor, cada, vez está ver la enfermedad está en los hu-
mores digalidad del liquido vital, asista- antiguos químicos llamaban: «ca-
más enfermo.
mos á la clínica del lado izquierdo. put mortuum.»
Pero desdichadamente Galeno, es en donde principalmente estaba
Es, en fin, la parte que rehusa la propiedad específica de evacuar
que había preconizado la sangría, muerto el viejo precepto de Galeno.
nuestro organismo, y arroja todos á esos diferentes humores, recibíe-
debía también resucitar y poner en No se puede dirigir el mismo re-
los días de esas últimas vías, como rod también nombres específicos
correlativos; según que ellos, arro- boga á los purgantes, y á tantos proche á Inglaterra. El doctor Ha-
un cuerpo extraño. ^
otros medios llamados, con ó sin milton le protegió con todo su ce-
Guardaos pues, de llamar humor, jaban á la bilis, á la serosidad, á la
razón, heroicos. lo, y, en la isla Británica, el méto-
en singular ó en plural, á ese resi- atrabilis ó á la pituita,ó en fin, á to-
El célebre médico de Pérgamo, do purgante volvió á tener «días
duo, á ese cuerpo extraño, y acos- dos los humores reunidos, se les
al trasplantar todos esos sistemas dichosos.»
tumbraos á no mirarle sino como llamaba: ¡cholagogos, hydragogos,
| mélanogogos, phlegmagogos,y pen- al campo de la terapéutica, los re- ¡Ay! en Francia no tardó mucho
una cosa inútil y exánime.
¡ gó con la sangre y el sudor de los en volver á tener su antiguo domi-
Esta reflexión se aplica general- chymagogos.
Qué lástima, para nuestra litera- pueblos. Su gérmen se ha desarro- cilio. Confesemos, para vergüenza
mente á todas las materias que son
tura médica, que esos términos tan llado mucho, y, si lasombra deGa- nuestra, que su reinstalación no
expulsadas de les conductos, ó de
leno viniera á interrogar al polvo encontró muchos obstáculos, sino
la superficie del cuerpo, por la vía eufónicos se hayan arrojado al des-
de las viejas generaciones, un eco por el contrario, poderosas ovacio-
de la excreción. No lo olvidéis. hecho, como esas piezas de mone
Entonces ¿qué se debe entender j da vieja cuyas dos superficies lisa* fúnebre nos traería, quizás, esta nes. La sangría «coup sur coup,»
terrible sentencia: «Melius esset si halló su representante en Boui-
por humores? Y "'nadas por el uso, no presentan
n u n q u a m n a t u s fuisset!» ¡Mejor hu-
llaud, los purgantes «coup sur
Ya habéis visto en nuestras pri- ni emblema ni efigie. biera sido que no hubiera nacido! coup» encontraron el suyo en el
meras conferencias que el cuerpo El uso de los purgantes remonta
¡A él toca la responsabi idad de famoso Leroy.
humano está compuesto de sólidos hasta la más remota antigüedad, y,
un gérmen tan fatal y de sus frutos No quiero examinar aquí cuál es
y de líquidos. Pues bien, todos esos corno para la mayoría de los pre-
tan venenosos! la fuente de la que los humoristas
líquidos, forman lo que se debe lla- tendidos medios derivativos, se en-
Al principio del último siglo, los exclusivos tomaron la idea radical
mar, los humores, en el verdadero ¡ cuentra su origen, en los antiguos
tiempos de las fábulas terapéuticas. médicos se apercibieron, sin em- de su sistema; sin embargo, quiero
lenguaje fisiológico.
bargo, del vicio general de la poli- haceros conocer en algunas pala-
La antigua escuela griega, repre- Ya se abusaba en la época de la
farmarcía galénica, yalgunosErasis- bras, el fundamento del método
sentada, sobre todo, por Galeno— escuela hipocrática, y el padre de
tratos modernos se permitieron purgante del referido Leroy.
en cuanto al objeto de esta discu- la medicina reprendía fuertemente á
oponerse al abuso sistemático de De los árboles del Edén, de la
sión—dividió'á los humores en cua- los Cnidianos, porque los emplea-
la medicina purgante. Pero esta pulpa de l i manzana prohibida, de
tro especies: la sangre, la pituita, ban ciegamente en casi todas las
dichosa reforma no fué de larga du- la primera digestión, es de donde
la bilis y la melancolía ó atrabilis. enfermedades. El sabio Erasistra-
ración, y no faltaron «purgadores» nació este famoso sistema; ya veis
Ella consideraba á la sangre, como to, sorprendido de los inconvenien-
celosos, para recalentar el querido que bajo la relación de la antigüe-
á un humor rojo, caliente y húme- tes inmensos de ese sistema ya ge-
método y reparar un sistema que dad, ningún otro puede hacer va-
do; á la pituita, como á un humor neral, llegó hasta á proscribir.el
agradaba tanto á los enfermos, y ler un título más legítimo.
blanco, frío y húmedo; á la bilis co- uso de los purgantes, «porque al
sobre todo á los boticarios.
mo á un humor amarillo, caliente alterar los humores, hacían mucho El hombre salió puro de las ma-
v seco; y á la melancolía ó atrabi- más mal que bien, y podían engen- ¡Cosa que siempre me ha sor- nos de Dios. Su constitución, por
íis, como á un humor negro, frío y 1 drar muchas enfermedades perni- prendido! en Francia, tan pere- tanto, debió haber permanecido
zosa en la vía del progreso médico, virgen, (y siempre conforme á este
seco. Los remedios que tenían la ciosas.»
das las partes que lo componen, las orinas, por ejemplo, y a los
sistema, bien entendido), sin su do un buen vomi-purgante, y las
participan de la vida general del residuos de las funciones digesti-
desobediencia, los hombres jamás entrañas de la pecadora, inmedia-
individuo. Cuando veis la sensibi- vas, que la economía desecha co-
se hubieran manchado por el más tamente lavadas y enjugadas, no
lidad de un nervio, la contractibili- mo á cuerpos extraños.
pequeño vicio. Pero, consecuen- hubieran tenido tiempo de perder
dad de las fibras musculares, las Los líquidos de nuestro cuerpo
cia de su pecado fatal, decaído de su pureza virginal, y por lo mismo
palpitaciones de los tubos arteria- gozan de la vida. Hé aquí una ele
su primitiva perfección vital, y so- sus hijos jamás hubieran estado
les; cuando veis el juego de la luz las grandes verdades filosóficas, que
metido á la degradación, trae, al enfermos, y no hubieran tenido ne-
en las cámaras del ojo. las oscila- el vulgo ignora, y que muchos mé-
nacer, un gérmen de corrupción y cesidad de ser purgados! ciones de la onda sonora en el la- dicos desprecian en frente de la te-
corruptibilidad, trasmisible á todas Pero, volvamos á nuestro asun- berinto del oído, la vibración délas rapéutica.
las generaciones, como el principio to, y escuchad bien, porque esta es papilas linguales por los sabores,
de la existencia. la verdadera fibra de la cuestión. Esos líquidos vivientes tienen,
de la membrana pituitaria por los
fié aquí la palabra del enigma; No quiero volver a! JGalenismo. olores, de toda la superficie del pues, solos el derecho ele llevar el
ahora, ya sabéis por qué el hom- no quiero sondear las tinieblas de cuerpo por la corriente de todas título de humor. lié aquí lo que es
bre se corrompió y fué atacado de esta doctrina, no quiero seguir al las sensaciones; cuando veis todos perdonable al vulgo ignorar, pero
las enfermedades, y cómo la mejor médico de Pérgamo en sus excur- esos fenómenos, veis á la vida en que á un médico jamás le es per-
manera de curarlas, es el emplear siones impetuosas á través de los todas sus más puras manifestacio- donable olvidar.
la purificación, ó si queréis, los campos de las hipótesis. Desprecio nes. ¡Pues bien!-esta vida y todas Que se vea salir pus de un cen-
purgantes. todas las fantasmagorías teóricas esas manifestaciones, es preciso tro orgánico, que se vea una gran
Hé aquí la genealogía del méto- que lian reinado en las Escuelas, verlas también, con la misma pu- cantidad de materiapurulenta, reu-
do purgante Leroy. Hallaréis dilui- durante toda la edad media, con reza, en los líquidos quecomponen nida en la superficie ele una úlce-
do este pensamiento en su capítu- la filosofía de Aristóteles, quien ca- á nuestro cuerpo. Estáis persuadi- ra, que se vea una secreción pú-
lo primero intitulado: «Exposición si las engendró. dos de la vida de la sangre, estáis trida. destilada por los girones ele
ele la causa de las enfermedades.» ¿Cuál es la Composición de los convencidos; quiero que igualmen- la carné gangrenada, á todo esto
¡Esto es verdaderamente diver- humores? ¿En dónde están espe- te estéis persuadidos y convenci- se llama humores.. . vicio de len-
tido! y decir que el padre cíe seme- cialmente, lo seco, lo húmedo, lo dos de la vida de la bilis, de la sa- guaje, error de terminología.
jante doctrina, el jefe de la secta frío, lo caliente, ú otros elementos liva. de las lágrimas,etc., finalmen- ¿Los humores pueden ser afec-
«Purgante,» se ha permitido, con- semejantes? ¿Sus diferentes espe- te, de todos los líquidos. tados de enfermedades?
tra la Homeopatía. las chanzone- cies resultan de esas combinacio-
En tal virtud, sabemos bien, to- Sí. ciertamente, puesto que ellos
tos más insulsas,"más ignorantes y nes imaginarias? ¿es preciso admi- das esas substancias no son ele- viven. Ahora, todo lo que vive,
más absurdas! tir la plétora de los humores, plé- mentos inertes, sino elementos vi- puede enfermarse. Esto es eviden-
¡Verdaderamente es de sentirse tora biliosa, linfática, etc.?—Deje- te.
vientes, y vivientes por el mismo
que Leroy no haya sido el médico mos todas esas cuestiones y otras título que todas las partes sólidas Pero, lo que no es evidente, al
en jefe del Paraíso terrenal! Tan tantas tan fútiles, dormiren la tum- y fluidas que componen al agrega- menos para todas las Escuelas, y
luego como la muy curiosa Eva hu- ba de la vieja escolástica. Hé aquí do humano, al hombre. Todos esos sobre todo para la Escuela organi-
biera comenzado á morder, c o n s u lo que nos importa'examinar: líquidos son los verdaderos humo- cisla, es el origen de las enferme-
blanco diente, á la pulpa del fruto El cuerpo, es un agregado vi- res. y no llaméis con ese nombre á
seductor, él le hubiera administra- dades. Este es el punto ele partida
viente, lo que quiere decir que to-
Digámoslo con anticipación: ¿por Ejemplo universal y fatal de la "Tomemos, dice, á un atleta, tal
ele tóelas las discusiones sistemáti-
qué ante ese dogma, los prácticos fuerza de las preocupaciones. Las como se quiera, es decir, a un hom-
cas.
de Montpellier, purgan á sus en- preocupaciones,son como esos rep-^bre el más robusto, y el más sano
Para nosotros,"este origen des-
fermos? ¿Por qué pues, ese prin- tiles que manchan los tejidos con que se pueda hallar, y démoste una
ciende siempre del principio vital,
una huella indeleble. Como ellos, medicina purgante; veremos que,
y en esta vía, Hálmemann é Hipó- cipio vital,receptáculo etiológico de
esa preocupación ha dejado su ba- aun cuando él no tenga, antes ele
c.iates marchan dándose la mano. las enfermedades humorales, per-
ba, en nuestro lenguaje médico y esto, más que salud en todo su
"La escuela de Montpellier,como manece siempre velado á sus ojos,
social. cuerpo, lo que la medicina hará
"la ele Cos, dice F. Berard, admi- cuando atacan los efectos, con sus
Ya lo he dicho, pero la cosa es salir, estará muy corrompido. De
t e n las alteraciones de los humo- evacuaciones «repetidas?»
muy importante para repetirla. eslo inferirnos, sin que se nos pue-
r-es, pero los admiten como «efec- Todas estas consideraciones ge-
t o s » de la fuerza vital." nerales, eran los preliminares in- En el caso de cuerpos extraños da contradecir, que aquello que sa-
en los intestinos, de un absceso en le. no estaba antes en el cuerpo de
El profesor Alquié, comentando dispensables de nuestro asunto, el
el parenquima pulmonar, de una este hombre, puesto que éf estaba
este principio,no hace más que des- que seguiremos ahora, con más fa-
substancia venenosa, ingerida en sano. Inferimos, en segundo lugar
arrollar esta pivotal verdad etioló- cilidad, en sus diversas evolucio-
nes. el estómago, ciad un purgante, ya que la medicina ha hecho dos co-
gica.
en poción, ya en lavativa, dad un sas en este encuentro: la primera,
Con mayor razón, di- ¡Ay! en nuestros días, estamos
vomitivo, no importa la forma. cambiar en podredumbre ó co-
«ce, éstas observaciones son aplica- en el tiempo de Galeno y de su hu-
«bles á las escrófulas, al cáncer, á morismo. Hoy, como entonces, se Os dejo en libertad, tanto más, rromper lo que antes no estaba co-
«los dartros, y á la mayor parte de purga por tocio y todos los días; cuanto que en semejantes circuns- rrompido; la segunda, hacer salir
«las afecciones morbosas, que se también hoy como entonces, pur- tancias yo no obraría de otro mo- aquello que contribuía á la salud y
«desarrollan espontáneamente, y gante es el sinónimo de medicina. do:—¿Porqué?—porque el medio á la fuerza de este hombre."
«sin la introducción directa de un Cuando se ha tomado una purga, es puramente mecánico. Eslo, no He aquí, una explicación que.
«principio morboso en los líquidos. se ha tomado una "medicina." To- es ejercer la medicina. Esto, es todo el mundo puede comprender.
«¿Cual es, en efecto, la parte pri- do está dicho, todo está hecho. ¡Ay! extraer un cliente cariado, que el He aqui, una verdad que. por si
«mitivamente alterada en la fiebre ¿la medicina es tan poca cosa, que alveolo ya no consiente en alojar, sola, debería bastar para expulsar
«amarilla, en la peste, en el cólera- un enfermo la pueda tomar de un esto es extraer un tapón del inte- y destruir tocias esas viejas y ca-
«morbus, en las fiebres palúdicas, sorbo para lavarse el tubo intesti- rior de una botella. Mas, ejercer riadas preocupaciones. ¡Pero, no:
«en las fiebres continuas esencia- nal? un acto terapéutico puro, es decir, á pesar de las aserciones serias de
«les, en las neurosis, en la clorosis, tratar á una enfermedad de origen la ciencia, á pesar de las justas sá-
Iloy, como entonces, no se ve vital, es lo que j a m á s haréis por tiras ele la comedia, á pesar de las
«en el sudor miliar, en las -fluxio- en las enfermedades sino humores.
« n e s y e n l a mayor parte de las Los humores son tocio, y no sola- medio de vuestros purgantes. lecciones cuotidianas ele la expe-
«afecciones morbosas, en las que mente bajo el aspecto patológico, Thessalus,sabio médico ele la an- riencia, siempre se ven humores
«la acción ele los agentes
agentes exterio- >sino también bajo el aspecto mo- tigüedad, y no menos partidario ele por doquiera, siempre materias pe-
«res es tan variable, tan incierta, y ¡ral. Los humores forman el carác- los purgantes que Chrvsipo y Era- cantes! Leroy, será inmortal como
«en las que es preciso apelar á una ¡ ter como el temperamento, y oís cle- sistrato, hacía una suposición que Hércules, por haber limpiado los
«lesión interna y general, para con- ¡ cir diariamente un hombre de debería servir para hacer abrir bien establos de Augias. y, conforme á
los ojos á los ciegos. su sistema, respecto á la corrup-
«cebir el verdadero origen?». «buen ó mal humor.»
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ción general de los hombres, es pre- cantidad. Igualmente, los humores
ciso purgarlos, y purgarlos necesa- nunca están viciados por sí mis- "Académicos—es muy inclinado á¡ Conocí á un antiguo oficial ele
riamente, puesto que está escrito» mos, y j a m á s superabundantes. "emplear los purgantes; para él, sanidad, que debía ser un excelen-
«que nada impuro entrará al reino ¿Hasta cuándo estos principios ele- "todas las enfermedades estando te Galenista. Frecuentemente le
de los cielos.» mentales de la medicina serán'to- "formadas por los humores, siem- veía sentado á la puerta ele su casa;
Hipócrates, Celso y Asclepiades, mados en serio? "pre que haya evacuaciones,creerá — «Todas las mañanas, me decía,
no usaban sino raras veces de los Ved á un niño enfermo de la "en su curación; ha conservado fumo mi pipa, para evacuar la pi-
purgantes. Plinio, mira á l a s medi- dentición. l'na-saliva ardiente co- " b a j o este respecto, las ideas de los tuita.»—Es ta frase era siempre nue-
cinas, en general, como enemigas rre sin cesar de su boca inflamada, "médicos contemporáneos de Guy- va para él, pues olvidaba haberme-
del estómago, y con mayor razón sus pañales están sucios de un flu- "Patin. Es muy frecuente encon- la repetido la víspera. Le perdoné
á las evacuantes, y Plutarco hace jo impuro casi continuo, y su ma- "trar personas que se purgan por esas ideas, perdoné á sus pasos el
resaltar su inutilidad en una broma dre ve todo esto con felicidad,ima- "«precaución,» como ellas dicen, ser vacilantes y estar en retardo,
ile las más espirituales. ginándose que la enfermedad es "y para no estar enfermas, lo que en la vía del progreso. Era muy
"Si se hallase una ciudad en Gre- destilada por esas favorables ex- "produce á menudo un resultado viejo!!! ¡Pero, cómo excusar tan
"cia, dice el inmortal historiador, creciones. y en algunos días, el po- "contrario. Apenas ha nacido un crasas paradojas, en los jóvenes
•que estuviese demasiado cargada bre enfennito está agotado, y va, "niño, cuando se le dan purgantes médicos quienes, saliendo calien-
"Me sus habitantes, ó de griegos «muy purificado» á la mansión de "para evacuar su meconio, el cual tes del seno ele las Escuelas llama-
' "naturales, y que se hiciera venir los ángeles. "sale muy bien solo, ó con una po- das progresistas, se dejan todavía
" á los Arabes y los Escitas, esto Ved á un tísico que tose y expec- d a de agua azucarada, y mejor to- arrastrar á remolque por el viejo
"parecería muy ridículo á todo el tora noche y día:—¡Bueno, dice, d a v í a , con la primera leche de la navio Galénico, buque que, eles-
"mundo. Por tanto, este es el mis- «esto es señal que se despaende lo "madre; si hay cólicos, pronto se •echando el hélice y el vapor, no
d i o error en el que caen aquellos de adentro!» "le clan purgantes que los redoblan ¡ marcha sino á merced de las velas,
• que. con el pensamiento de hacer Ved á un hipocondriaco quien, "Un poco más grande, no se les y se halla siempre sometido á la
"salir de su cuerpo á las Superflui- | para pulir sus intestinos y cuidar "economizan,en vez de arreglar su rosa de los vientos!
d a d e s que allí se encuentran na- ¡el barniz ele su salud, toma un pur- "nutrición, casi siempre más fuer-
d e , lo que es una de las fuentes Hay. pues, también, purgantes
t u r a l m e n t e , introducen en él dro- ! gante, creyendo evacuar su bilis y
" m á s comunes de las enfermeda- precautorios y ele hábito. Hay tam-
"gas extrañas y nocivas, ó almo- su pituita; y cuando ha producido
bién alucinados que se purgan re-
d r o t e s de composiciones de boti- un residuo muy copioso, ¡bueno, d e s en ellos; los adultos, pero so-jgularmente en tal ó cual" circuns-
"carios, cosas todas que, tendrían dice, «la materia es laudable!» "bre tocio, los ancianos, no se la! tancia, en tal ó cual estación, á lo
" m á s bien necesidad de ser purga- Voy por un instante á detener "pasan sin purgantes, y «turban menos uña vez al año. muchos to-
d a s y purificadas ellas mismas, vuestra atención, sobre algunas lí-
"frecuentemente un buen estado cios los meses, y algunos todas las
"para que se les atribuya el poder neas llenas ele verdad, extraídas
"ele salud con su adminisrración semanas. Ellos deshollinan la chi-
"de purgar á nuestros humores." .del artículo «purgantes» en el IJic-
"intempestiva." menea ele su tubo digestivo, y creen,
¡l ie aquí una deesas sátiras chis- ; cionario universal ele materia mé- Y ciertamente no solo el buen de esta manera, ciarse un seguro
peantes de verdad! ; dica. redactado por los señores Me- pueblo es el que abriga esas viejas contra incendio. ¿Saben ellos, aca-
La sangre, lo sabéis, j a m á s está ra t y ele Lens. preocupaciones. Desdichadamente so. que un purgante tienepor efec-
ni corrompida, ni en demasiada "El público,—dicen estos dos los médicos se deslizan como él en to inmediato la irritación de lamu-
el abismó. cosa gastrointestinal?
¿En efecto, qué cosa es un pur- consideraciones generales sobre los «suministra también un producto "goma arábiga los opiados a -
gante? Porque, en fin,'es preciso purgantes, dió de su acción la des- «más considerable." "gunas veces son muy útiles.»
decirlo. cripción más justa y más perfecta. Un poco después, el profesor El profesor mejor hubiera dicho,
¿Habéis alguna vez recibido en Escuchad: hace esta reflexión muy juiciosa: concluyendo: Hé aquí á una nueva
los ojos un líquido acre, ó un pol- «Es, pues, una irritación mode- "No se debe creer, sin embargo, enfermedad que no pedía el enfer-
vo irritante, como algunas gotas «rada y pasajera de las vías diges- "que los diferentes purgantes que mo, y que le hemos procurado muy
de vinagre, (3 una toma de tabaco, «tivas, lo que constituye la purga, "se comprenden bajo estos títulos, gratuitamente.
por ejemplo? Ved inmediatamente «y el agente catártico no es sino "obren todos de una manera idén- «Gratuitamente,» no es esta la
qué cantidad de lágrimas se esca- «un cuerpo dotado de la facultad t i c a , y que'se puedaproducir con palabra, porque en vez de una en-
pan de los párpados é inundan las, «de determinar esta irritación. Su "ellos irritaciones ligeras ó fuertes, fermedad, ahora hay dos para cu-
mejillas. «contacto con la membrana mu- "disminuyendo ó aumentando la rar. Será un poco más larga la ta-
¿Habéis visto á los racimos de «cosa de los intestinos, determina "dosis de estos agentes."' rea y un poco m á s lucrativa.
uvas acumulados en una prensa? «súbitamente los efectos siguien- Algunas líneas adelante de esta Si conociérais las experiencias
A medida que el peso de la pesada «tes: los. vasos capilares que for- seria advertencia, leemos: de Wepfer, Orilla, Graaf, Gendrin,
plancha baja y los comprime, sale «man sobre su superficie una red "Se sabe que, si la irritación Magendie, etc.. veríais que ellos no
el vino negruzco de todas-las grie- «tupida se dilatan, llenándose de "purgante es muy profunda, muy hacen sino corroborar las asercio-_
tas de la masa aplastada. «sangre; esta membrana se hace "violenta, si sobre todo, dura mu- nes del profesor Barbier. Leed otra
lié aquí la imagen de las accio- «más roja, más sensible, más ca- "cho tiempo, forma una especie vez, sobre esta materia, á Merat y
nes purgantes. «líente. La exhalación serosa, que "de enfermedad que se llama su- de Lens, y veréis que no hay m á s
Un purgante, es una substancia «habitualmente humedece el canal "perpurgación ( hvpercatharsis.) que cambio de términos:
venenosa que, introducida en las «alimenticio, toma una actividad "Evacuaciones alvinas que se re- La observación deestos autores no
vías digestivas, perturba desdelue-j «singular, es una lluviaque inunda p i t e n sin cesar, y que extenúan recae hasta aquí, sino sobre el uso
go al principio vital, determina en «á lá cavidad intestinal. Las crip- "al individuo purgado, retortijones moderado de los purgantes; pero
seguida una irritación de toda la «tas mucosas que cubren á esta "violentos, calambres en las extre- ¿qué decir del abuso enorme, in-
mucosa gastrointestinal, pone en «membrana, trabajan más pronto, "midades inferiores, angustias,agi- creíble de estas medicinas? ¡Así, en
desorden á todos los órganos sim- «y suministran en pocos instantes t a c i ó n , frecuentemente un movi- las cartas tan picantes de Guy-
páticos de los intestinos, v ocasio- «muchas mucosidades. La acción "vimiento febril muy pronunciado, Patin, se vé que en su tiempo, pa-
na una secreción más abundante «irritante de los purgantes sobre la "insomnio, al día siguiente disgus- ra desechar al «humor» pecante,
de los líquidos producidos por to- «extremidad del conducto colédo- t o , perdida delapetito,. digestiones se administraba' en una sola en-
llos los aparatos perturbados. "muy penosas, deyecciones siem- fermedad. hasta 10, 20, y 4 0 me-
«co determina otros movimientos p r e líquidas y frecuentemente san- dicinas! Leroy confiesa,—¿qué di-
Ahora bien, creéis qué semejante «orgánicos; hace entrar al hígado
guinolentas. Hé aquí lossíntomas go? se complace en asegurar que,
maniobra sea siempre inocente, y «en una especie de turgencia; este
"ó accidentes que caracterizan á ha purgado enfermos durante largo
que sus efectos no excedan jamás á «órgano apresura su acción secre-
"la superpurgación. Este estado tiempo, una vez al día. Un médico
la previsión del médico? «toria, y la bilis lluve con abun- "verdaderamente patológico, exige muy celoso partidario de su siste-
Deseo transcribiros un fragmen- «dancia;el páncreas estimulado sim- "la atemperación, la leche, el co- ma, me refirió, como modelo de
to de una excelente obra del pro- «páticamente por la agresión ejer- c i m i e n t o de sémola, lasolución de tratamiento heroico, haber dado,
fesor Barbier (de Amiens.) En sus «cicla sobre su conducto excretor,
en el espacio de un año, á uno de i
«dice, los purgantes drástricos que
sus Chentes, hasta ochocientos pur- ifermo se agota. Ved los efectos de «pueden determinar evacuaciones
y viendo en ellas el residuo de su
gantes ¡Este enfermo tenía humo- •u n a diarréa rebelde, y resistente « verdaderamente colerifórmes, que
enfermedad, se felicita de su ente-
res! ¡Gran Dios, que corrupción' .a toda medicina; el enfermo de- «no se es dueño de contener, v
ra curación. ¡Y bien! suponien-
¿No era como esos pantanos ina- clina y se extingue. do que esa purga llegara á procu-
«que á veces se h a n visto seguidas
gotables que la industria se esfuer- Ahora bien l o q u e pasa patológi- rar una debilidad extrema, y á fi-
de la muerte. »
za en vano en desecar? ¿El méto- camente, puede muy bien pasar, á j a r por mucho tiempo todavía su
consecuencia de los purgantes ar- El profesor Alquié, hablando de permanencia en una etapa de la
do purgante aplicado á sus intes-
tificiales imprudentes. las largas convalecencias, agrega, convalecencia, sería muy difícil el
tinos, como la máquina de tornillo
después de haber enumerado las hacérselo creer -v persuadirlo; creo
sin fin de Arquímedes, bebía en su «Todavía n o hemos hablado,»—
causas: que sería m á s posible hacerle to-
receptáculo infinito, sin poderle «dice el profesor Barbier, á quien
agotar j a m á s ! « v a h e citado, — « d e una fuente «Ese restablecimiento de una rnar otra purga que esta verdad.
«de influencia, que los purgantes «salud vacilante es m á s larga y
No me atrevo á decir que ese Otro grave inconveniente de las
«ejercen en todo el c u e r p o ; ' e s la «más difícil cuando el enfermo
pobre médico, tratándose el mismo purgas, es producir precisamente
«que procede de los mismos líqui- «ha sufrido pérdidas de sangre,
por su sistema evacuante, terminó el efecto que se quería destruir ó
d o s que ellos le sustraen. Esos «supuración abundante, diarrea
por adquirir una hidropesía abdo- evitar, por ejemplo, la constipación.
«agentes debilitan las fuerzas de «rebelde, etc. Cuandoel médico h a
minal, de la que sucumbió en me- Este pésimo resultado puede obte-
«la vida, porque arrastan fuera del «recurrido á sangrías repetidas, á
dio de terribles sufrimientos. nerse de dos maneras; ó bien la
«sistema animal/los principios que «evacuantes múltiples.... en fin á
demasiada y grande frecuencia de
1 íay la persuación general — y «hubieran servido para la asimila- «medicinas perturbadoras, ó e n a l -
la excitación intestinal engendra un
con frecuencia hasta los médicos c i ó n , los que hubieran producido «tas dosis.»
estado continuo de irritación, y en-
participan de este error,—que el «una restauración d e s ú s fuerzas- A propósito de convalecencia, tonces el residuo de la digestión
desperdicio de los humores, no tie- «ellos le debilitan a d e m á s porqué O ?
ne m u c h a importancia, ó que á lo «disminuyen la m a s a sanguínea, y
b a
cíe unT^enfp'' ° ? 7 ^ * e d e s
P u é s e n ve
1 * de ser
expulsado con facili-
menos, no agota tanto como la cle una enfermedad, más ó menos dad ' y regularmente, se endurece,
«hacen b a j a r l a acción impulsiva larga, ó m á s ó menos grave, todo se " c u e c e , c o m o decían los anti-
perdida ele la sangre, por ejemplo. «y estimulante que recibían todos enfermo se cree obligado á tomar- guos, y estas materias son encade-
En efecto, la pérdida de la san-
«los órganos. Los prácticos han se un buen purgante. Todo médico nadas en las últimas vias por la
gre clá m á s rápidamente la muerte
«consideradoal purgante como á se cree también obligado, en con- constipación m á s pertinaz.
pero la pérdida de los demás líqui-
«un mecho propio para débil i tar la ciencia, á prescribirle, como hoja O bien, la acción de las purgas
dos, no tarda mucho tiempo, en de camino indispensable p a r a em-
«energía vital, cuando es excesi- ocasionando la pérdida inmodera-
conducir al mismo resultado. Na- peñarse en la vía de u n a perfecta
da hay tan nocivo como las eva- «va.» da de las substancias humorales,
salud. Queda aún un cabo de en-
cuaciones repetidas, dijo S a u v a - Todavía algunas confesiones. debilita la fibra musculosa del in-
fermedad que evacuar, « tamen ali-
ges el sabio nosógrafo de Alais- «Los vomitivos debilitan é irri- testino, que cae entonces en la ato-
quid superest,» como dijo Guv-
'' magis nocet, quam repetita g a n al estómago, los purgantes nía m á s desesperante, puede llegar
Patin.
evacuantia.» Ved l o q u e pasa en «irritan á los intestinos, dice Cho- hasta la parálisis, y ya no tiene po-
Bajo la influencia de ese pur- der de arrojar la escoria de la pas-
una fístula que perfora la mejilla «mel, y Tardieu, m á s explícito to-
U sa,,v a
' corre sin cesar, v e l en- d a v í a , lleva m á s lejos la sabiduría gante, el convaleciente vuelve, en ta alimenticia. Porque es preciso,
«del precepto. Se deben proscribir efecto, materias negras é infectas,' para que ese residuo sea expulsa-
do que el órgano intestinal se con- también y favorecen todas las oca- rras, los restos de las falsas diges- do. no valen juntos, lo que un buen
traiga v lo empuje hasta el ultimo siones de contraer esas enferme- tiones, los residuos del bolo ali- cocinero.
menticio, en una palabra, á las
límite del tubo digestivo. Hé aquí dades. ¿Cuál puede ser aún vuestra in-
Y a os he dicho, en nuestra ulti- "materias pecantes?'' tención?
el mecanismo de la constipación,
por inercia de los intestinos. Cons- ma conferencia que laenfermedad Ya hemos examinado esta cues- ¿Acaso es el «abrir» las vías di-
tión. No volveré á ella, sin embar- gestivas, despertar el apetito ador-
tipación que se ríe á menudo de es un combate entre ella y el en-
go, he olvidado citaros un testimo- mecido, producir un efecto «aperi-
todos los emolientes, disolventes fermo, y que se sangraba á este,
nio de vuestros maestros,á quienes tivo,» como dice el viejo lenguaje?
v evacuantes posibles é imagina- en el momento preciso en que te-
nía más necesidad de sus fuerzas. estáis obligados á tener en gran ve- ¿Acaso queréis «ejercer la Ho-
bles. , , , ..
neración. meopatía.» queriendo obtener una
Otro pésimo resultado del meto- ¿Ahora,bien, al demostraros el de-
I
«Y desde Inego, dicen Trous- purga aperitiva? Sí. porque
do purgante, consiste en la dispo- bilitamiento vlainercia ocasionados
«seau y Pidoux, ¿como es posible el .mejor medio de ensuciar los hu-
sición que adquiere la túnica inter- por las purgas no tendré el dere-
«imaginar que los humores conte- mores de un hombre sano, y de
na del canal digestivo á contraer cho de dirigir el propio argumento
«nidos en el estómago, que todos ahogar su apetito en ese cenagal,
varias enfermedades y sobre todo en contra de ellas?
También os he dicho que la san- «son mezclables á los alimentos, sería el purgarle. El enfermo tiene
las enfermedades miasmáticas.
aría en los tísicos,en los niños¡y en los «solubles en el agua, coagulables repugnancia á los alimentos, véis
Y la cosa se explica fácilmente.
«por ciertas bebidas, liquidables á limpiarle y pulirle su estómago,
Cualquier órgano está tanto mejor ancianos era un medio homicida.
«por otros, no sean, cada día, en purgándole. ¡Lo créeis y obráis de
dispuesto á la absorción de los vi- Si no voy tan lejos respecto al abu-
«cada comida, arrastrados con los buena fé! ¡Los semejantes, se cu-
rus, miasmas, vene nos y otras subs- so de los'purgantes, es porque no
«alimentos, de la misma manera ran por los semejantes; en efecto,
tancias fluidicas semejantes, en me atrevo, pero no por falta de
«que aquellos que cubren la len- esto es lógico, aún no conocía yo
cuanto que, tiene los poros más re- convicción. Las mismas causas,en
«gua, son mezclados al bolo ali- esta aplicación del principio hahne-
blandecidos y dilatados. Ahora, idénticas condiciones, producen
m e n t i c i o , durante* el acto de la
bien la inílamáción, trae el reblan- los mismos efectos; no haré mas manniano!
«masticación, á tal grado, que nun-
decimiento de los tejidos, luego las que repetirme, si doy desarrollo a Es posible que, este medio sea
«ca la lengua está saburral inme-
purgas, irritando al intestino, lo po- I este principio incontestable. excelente, pero prefiero aquel que
¿He dicho lo bastante para ha- «díatamente después de unacomi-
nen en la condición más favorable Rabelafs preparaba con gran soli-
ceros comprender la inutilidad, lo «da copiosa? La idea de las sabu-
á toda clase de absorciones. citud, para su señor, el cardenal
absurdo y lo peligroso del método r r a s persistentes es pues «absurda
Sabéis además que, durante las de Bellag. Habiendo ordenado los
«fisiológicamente hablando;» y sí en
purgante? ¡ médicos á ese cardenal un coci-
epidemias, los débiles, los enfer- «elintervalodelas comidas,la mem-
mos, los atacados de cualquiera Examinemos ahoranuestro asun- miento aperitivo,Habelais hizo her-
«brana mucosa gástrica secreta al-
alteración orgánica, son los prime- to bajo su verdadera luz, es decir, vir agua en una caldera, en donde
g u n o s jugOs viciosos, una buena
ros y los m á s fáciles víctimas del bajo el punto de vista de la tera- introdujo qn manojo de llaves, y
«comida, sería el mejor remedio.»
azote. Ved lo que pasa en tiempo péutica. se daba mucha prisa en remover-
del cólera, por ejemplo. Pues bien, ¿Cuáles pueden ser vuestras in- Entonces ya véis, que tomando las como si tratará de cocerlas. Los
las purgas excesivas ponen á las tenciones al administrar cualquier la cosa en serio, una buena comi- doctores, al ver este aparato, y tra-
intestinos en todas esas condicio- purgante? da es preferible al mejor purgante, tando de. inquirir su significado les
nes fatales, por lo que preparan ¿Acaso, es el expeler las sabu- y que todos los boticarios del inun- 'dijo: «Señores, cumplo vuestra or-
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den, porque nada hay tan aperiti- dan lánguidamente y ahogados en
vo como las llaves.» mucha serosidad.» nes, ya entre las enfermedades que ejemplo, dad un vomitivo, obten-
Un polifarmaéo podría todavía reclaman esos evacuantes? dréis la salida de tocias las mate-
Para descubrir pues, las impure-
agregar, á la caldera de Rabelais, zas de los humores, sería preciso Evidentemento que sí, puesto rias aprisionadas en el-estómago,
las raices de apio, de hinojo, de pe- estar dotado de la perspicacia y de que estas pueden tener causas y ¿pero estáis seguros que la bilis,
rejil, de espárragos, de acebito, de la segunda vista de ese médico; pe- manifestaciones diferentes. solicitada por vuestro llamamiento,
culantrillo, de cardo, ele ga- ro, puesto que por el contrario, es- — E n la clasificación de los eva- no forzará la consigna del píloro, y
l uña y de fresa; y un poco de es- táis ciegos, haríais mejor en dirigi- cuantes; ¿hay para todas esas va- no seguirá, en el tumulto, á sus
corzonera, de diente de león, de ros á ios depurativos, es decir, riedades? ¿Y se puede adoptar á compañeros cautivos? ¿Estáis se-
achicoria y otras plañías de la mis- á los amargos, á los diuré- cada caso particular, una fórmula guros aún,que todos los demáshu-
ma familia Creo que el efec- ticos, á los diaforéticos, ó bien al correspondiente? mores permanecerán en calma y
lo sería un poco m á s seguro. jarabe de Portel, á los bizcochos —Evidentemente que no, pues- tranquilos? ¿Estáis seguros, que el
de Óllivier, á las cápsulas de aceite to que su número muy limitado,es sistema nervioso no experimenta-
¿Cuál puede ser todavía vuestra
intención? de hígado de bacalao, ó mejor to- muy interior al de las" enfermeda- rá ninguna oscilación, durante la
davía—iba á olvidarlo—al Rob de des que pudieran reclamarlos, y sacudida de todo el organismo? Y,
¿Acaso es lácele «purificar» los Laffecteur; este al menos, es la ver- que por otra parte, nunca han sido puesto que Huffeland compara la
humores? ¿La de conservarlos y dadera «piscina probárica de Jeru- sometidos á la experimentación acción de los vomitivos á las «ex-
restablecerlos en la m á s perfecta salem." pura. Y entonces, por la conse- plosiones volcánicas,» ¿estáissegu-
limpieza fisiológica? cuencia más rigurosa, su adminis-
¿Cuál puede ser todavía vuestra ros del número de los restos, de su
Pero p9K esto sería preciso pro- tración cae en manos del más cie- dirección y del límite de sus recha-
intención?
bar que, esos líquidos están pertur- go empirismo. ¿Cuál es el médico zos, y sobre todo, de la convulsión
¿Es el practicar un acto pura-
bados en su masa; sería preciso sa- en efecto, que en un caso dado,pu- comunicada á todos los terrenos
mente terapéutico, es decir, ó de-
ber y poder reconocer la causa v el f "7 ' '~ diera explicaros p o r q u é prefiere j ambientes?
• - . . \auoa - tener un movimiento humoral flu-
grado de esa perturbación lo que es tal purgante á los demás? Sabe que j Puesto que me he dejado llevar
xionario, ó combatir una enferme-
imposible. el que elige purgará, y esto es todo; á esta digresión, os voy á citar ál-
dad humoral general, ó contraba-
Esto me recuerda u n a encanta- lancear á otra enfermedad, con el lo que él quiere. gunaslíneas de Trousseau y Pidoux
dora broma del burlesco Borden, contrapeso de una atracción deri- Suponiendo todavía,—seamos vuestros ¿maestros, que os harán
dirigida contra los partidarios de vativa? complacientes hasta el fin—supo- comprender mejor que yo. el peli-
Sylvius y Boerhaave. «Un médico Henos, pues, en lo vivo de laclis- niendo con Huffeland. que los eva- gro de los vomitivos. «Este agen-
mecánico, dice, se acercó á tres cusión. cuantes—y él habla de los vomi- «fe terapéutico, dicen, hablando
jóvenes sin saludarlos, y después Pero, antes de entrar en ella, tivos—tengan dos clases de efectos, «do del antimonio, determina fre-
de haberlos considerado atenta- pongamos algunas cuestiones pre- unos locales y ofros generales, ¿se «cuentemente una violenta, infla-
mente, d i j o á uno de elfos: «tenéis liminares. puede producir los primeros sin «mación de la membrana mucosa
lo acre envuelto en lo viscoso;» á producir los segundos? En térmi- «gastro-intestinal, una peritonitis.
Admitiendo que haya indicacio-
otro, «vuestra sangre vaga en los. nos más explícitos, ¿está en el po-
nes, precisas para el empleo de los «Los esfuerzos de la basca pueden
vasos capilares;»—y al tercero: der del práctico, obtener tal ó cual
evacuantes, ¿hay muchas varie- «dar lugar á una ruptura del estó-
«vuestros glóbulos sanguíneos rue- efecto, y no producir más que éste,
dades ya entre esas indicacio- «mago, á una desgarradura el el dia-
en virtud de una fácil elección? Por
«fragma, á hernias, á hemorragias.

*
«al aborto. Pero de lodos los acci- to no es "ejercer la medicina," es- Stoll y sus discípulos, ahogando las' pues, con la causa, y porqué olvi-
«den tes, el tnás grave, es la coagu- ta es la "parte mecánica del arte," viejas ideas del humorismo y del dáis al principio vital?
«lación de la sangre en los vasos ya lo he dicho, y quisiera repetirlo solidismo, comenzaron á no ver Para dirigiros directamente á
«arteriales, á consecuencia de un mil veces, á lin ele separar lo muer- en los vomitivos sino efectos diná- éste, daréis quina ú otros tónicos.
«síncope muy prolongado, ó de un to de lo vivo, y, lijar los límites del micos. Pero declichadamente caye- En este caso, practicáis la homeo-
«cotápsus muy considerable. Cua- arte y de la ciencia, en sus verda- ron en el abuso de una falsa in- patía pura, probablemente y sin
«lesquiera prudencia que se haya deros atributos. trepretación. y su manía de tratar daros cuenta, porque ignoráisquela
«puesto en la'administracionde los Esas maniobras se practican to- todas las enfermedades con vomi- quina produce precisamente la
«antimoniales, puede suceder que,; dos los días. Se ha avanzado aún tivos, dió nacimiento al gastricís- diarréa que queréis combatir. Pe-
«en ciertos enfermos, graves des-1 más. puesto que se ha llegado á la mo. No había llegado aun el tiempo, ro,-sí no obstante, obtenéis la cu-
«órdenes de las funciones digestí-- gastrotomía, es decir que, para ex- en el que el verdadero dinamismo ración. ¿á qué principio terapéutico
«vas necesiten de pronto socorro... traer ciertos cuerpos extraños, se medicinal, estallaría en toda su pbdriáisreferirla?¡Nombradmeotro;
«El contacto del antimonio deter- ve uno obligado a hacer una inci- fuerza, y en su espera, el metedo fuera del de los semejantes!
«mina, en la membrana mucosa- sión al estómago. De esta manera, evacuante imperó, hasta ese día,
Supongamos otra pérdida de hu-
«intestinal, inllamaciones locales Daniel Schwaben, abrió este órga- . en la terapéutica. Volvamos sobre
mores, ele la saliva, si queréis; éste
«análogas á aquellas que se venso- no para sacar un cuchillo, que un nuestros pasos, y veamos su cuen-
líquido secretado en gran abun-
«brevenir en la piel, cuando s e h a - campesino prusiano se había traga- ta con las enfermedades.
dancia por las glándulas salivares,
«ce uso de friegas ó lociones esl.i- do. C.avroche hizo la misma opera- Examinemos primero, los mo- inunda y quema la barba. ¿Cual es
«biadas: numerosas autopsias han ción á una mujer que se había tra- vimientos lluxionaríos de los hu- la causa de este flujo? poco os im-
«demostrado este hecho.» gado un tenedor de plata, y el dia- mores. El que puede tomarse por ti porta. Ordenáis cualquier gargaris-
rio de medicina francesa y extraje- po,es la diarréa y entre las diferen- mo astringente, y estáis satisfe-
De cien médicos que lean estas
ra refiere un hecho semejante, á tes especies de diarreas,una la más chos. ¿Os atreveriáis quizá á or-
líneas y las mediten con concien-
propósito de un pincel de hilas,em- frecuentes, es la diarréa atónica. denar algún purgante? y ¿conforme
cia, muchos quizá, administrarían
pleado para toques de una úlcera ¿Cómo la combatís?
un vomitivo á un cliente, pero nin- á qué principio? Un célebre
de la faringe, y tragado por des- ¿Con un purgante? Ésto os pasa práctico de nuestros días, hace
guno, estoy seguro, se atrevería á
cuido. algunas veces,y entonces sois á la í mejor que esto, se divierte en ha-
lomarlo, en el misino caso de en-
fermedad. Los relatores de éstas observa- vez humorista puro, según el len- cer arrancar los dientes de sus en-
Podría citaros, á este respecto; ciones han olvidado decir, si las guaje de la escuela, y homeópata fermos, ¿con qué objeto? Lo igno-
otras muchas aserciones, debidas operaciones habían tenido éxito. puro, según el sentido etimológico ro, y él también probablemente,
á eminencias alopáticas, pero estoy Que los vomitivos se empleen de la palabra. ¿pero que importa?
obligado á limitarme v á omitirlas. pues, para obtener semejantes re- ¿Dais un vomitivo para producir Supongamos todavía una afluen-
Continúo por un instante mi di- sultados, se hace y se debe hacer. un movimiento peristáltico de los cia de bilis al estómago. Aquí
gresión, y digo: Peneque se pretenda tratar de esta intestinos? Entonces sois discípu- este órgano será la parte recipiente,
Comprendo que, como medio manera á una enfermedad vital, los de Boerhaave. y no hacéis sino pero la parte mandante, la ca isa
mecánico, se empleen los vomiti- ¡pura ilusión! mecánica pura. c[ue hace que el líquido del hígado
vos, ya para desechar los venenos, Por lo demás, ya á mediados Pero hasta aquí no habéis com- franqueé el píloro y se desvíe de
los cuarpos extraños, etc. i^ero es- del siglo último, C.ullen, Tissot, batido si no los efectos, ¿quéhacéis su curso ordinario, ¿cuál es esta
por varios prácticos, tales como: go, el método evacuante no hace
causa? \r si la conocéis, ¿cómo la vimientos fluxiónarios de todos los
Ferral para extraer el laúdano lí- otra cosa.
atacáis? líquidos bajo un impulso vital.
quido; Evans, Brice, Pulney, Moo- ¿Pero, cómo trata él á las enfer-
—Con una purga ó con un vo- Quiero pues, que un vomitivo,
re Lee y otros, con fines semejan- medades humorales?
mitivo. por ejemplo, desembarace al estó-
tes. No olvidéis que todas enferme-
^-Pero, mientras que la causa mago de los torrentes de bilis que
persista, el efecto persistirá tam- han venido anormalmente á llenar- Esta idea no es nueva, porque dades, aun éstas tienen su origen
bién, esto es evidente; ahora, esta le, ¿por esto se habrá segado el ma- en 1711, ya se había inventado el en el principio vital, y recordad
causa, os desafió á extinguirla con nantial? Voy más lejos. Supongo pinceló escoba del estómago. Es sobre todo, la cita del profesor Al-
cualquier evacuante. que con una cucharada habéis reco- preciso confesar que ese procedi- quié, hecha al principio de esta
He aquí, aun algunas líneas de gido esta bilis, á medida que miento del barrido del estómago, conferencia.
Trausseau y Pidoux, que son abri- llega, y limpiado así toda la pared es muy ingenioso; fué examina- El tipo de las enfermedades hu-
rán la vía á nuevas consideracio- i mucosa del estómago, ¿y qué ha- nado por Bartholin, Boetius, We- morales es ciertamente la fiebre
nes. béis hecho? Absolutamente nada, del, Wolf, Muller y otros; verdade- tifoidea, llamada por los antiguos
«Si queremos juzgar déla acción porque, lo véis, el líquido corre ramente es de sentirse que el exó- fiebre pútrida.
«mecánica, dicen, veamos l o q u e siempre, y sois testigo del mismo fago se haya conducido á este res-1 ¿Será preciso comenzar el tra-
«puede el raspa-lengua para mo- fenómeno de la inundación del na- pecto, como un académico incré- tamiento de esta afección por los
«dificar el estado saburral. Este vio, de la que ya se trató, con mo- dulo y caprichudo, y le haya re- purgantes «repetidos?» La Escue-
«instrumento de tocador, quita sin tivo de la sangría derivativa. husado el pase por su absurda la de París dice que sí, y la Escue-
«duda la capa mucosa y fétida, constricción. la de Montpellier dice que no. ¿Pe-
¡Quien hubiera creído que ésta
«que reviste á la lengua por la suposición, sería algún día una ro qué importa, al fin, que la una
Cualquier hábil industrial hubie-
«mañana, en el momento de des- realidad! purgue al principio, y la otra en el
ra tenido, en efecto, muchos abo-
«pertar; hará fácilmente desapa- curso de la enfermedad? Lo que es-
Me explico, tomad el asunto en nados para el barrido del estóma-
«recer la capa saburral, pero será sério, si podéis. positivo, es que ambas purgan; ved
go, y habría llegado á una rápida
«preciso, volver á comenzar algu- por qué nunca podré comprender
Se inventó por 1823, una bom- fortuna por medio de esta rica
«ñas horas después, y sin cesar se ba del estómago (stomach-pump), como la doctrina de Montpellier,
explotación.
«reproducirá lasecreción morbosa, á efecto de extraer de este ór- con su doctrina y sus leyes vitales,
«hasta el momento, en el que una gano, ciertos líquidos venenosos. Queremos ser más complacien- se empeña siempre en la vía del
«medicación apropiada, haya cam- Un diario americano se preocupa tes; queremos dejar pasar el pincel organicismo, cuando se trata de te-
«biado el estado orgánico del te- mucho por saber, siesta invención y la bomba para poner en seco á rapéutica. Estar á medias en la ver-
«jido.» debe ser atribuida á M. Yukes, ó la cavidad del estómago, y hasta dad y á medias en el error, esestar
convertir este órgano en pozo ar- en el error; ser lógico con el error,
Ya lo liemos visto en nuestra al doctor Physick; poco nos impor-
tesiano; á medida que saquéis más es ser lógico, si es permitido unir
última conferencia^ propósito de la ta á quien debe corresponder la
bíilis, ella abundará más; esteefec- semejantes paradojas.
sangre, y sonjlos príncipes alópatas patente sin garantía del gobierno:
to está conforme con todas las le-
quienes lo han dicho, aun cuando pero nos importa también saber, ¿Trataríais por los evacuantes
yes de la fisiología y de la patolo-
no exista sino una sola gota de si esta bomba era aspirante ó im- al escorbuto, á las escrófulas, y
gía. Esta maniobra lastima al buen
sangre, ella fluirá al lugar irritado. pelente; lo cierto es que ella ha si- otras enfermedades generales de-
do puesta en uso y en experiencia sentido terapéutico, y sin embar-
pendientes, si lo queréis, de un vi-
Sucede lo mismo con los mo-
ció de los humores? ¿Trataríais —Nada, señor. re. de Moliére,) y en gritar en la
Un hidrópico; "Yo quiero enfermedades de im-
también á las eufermed'ades here- plaza pública:
—Sufro hace veinte años. "portancia, buenas fiebres conti-
ditarias? "Yo soy médico pasajero, que
—¿Qué os han hecho? g u a s , ataques cerebrales, fiebres
No quiero dar ningún desarro- "va de ciudad en ciudad, de pro- "purpúreas, buenas pestes, hielro-
llo á estas cuestiones. La solución —Me han purgado no sé cuán- v i n c i a en provincia, de reino en "pesías formadas, pleuresías con
se deduce de todos los principios tas veces. "reino, para buscar ilustres mate- "inflamaciones del pulmón; esto es
planteados y explicados, y. que pro- —¿Y esto que os ha producido? "rias á mi capacidad, para hallar "lo que me agradaren todo eso es
bablemente he repetido varias ve- — N a d a , señor. "enfermos, dignos de "ocuparme, "donde triunfo; y yo quisiera, señor,
ces. Un asmático: "capaces de probar los grandes y "que tuvierais todas las enferme-
¿Cuál puede ser, en fin, vuestra —Estoy sofocado, mi pecho sil- "bellos secretos, que he encontra- d a d e s que acabo de decir, que es-
intención al emplearel método puf- ba, y no puedo andar porque me "do en la medicina. Yo desdeño el " tu vieseis abordado de todos los
gante? falta el aire. "divertirme con ese pequeño fárra- "médicos, desesperado, en la ago-
¿Acaso es el de desalojar á una —¿Y qué os han hecho? "go de enfermedades ordinarias, "nía para mostraros la excelencia
enfermedad por derivación? ¿hun- —De tiempo en tiempo me apli- "con esas bagatelas de catarros y "de mis remedios, y el deseo que
dirla con purgas y más purgas? , can vomitivos. Afluxiones,conesasfiebrecillas, con "tengo de serviros.»
Para examinar y resolver esta —¿Y esto de qué os ha servi- "esos vapores y con esas jaquecas.
última cuestión, me sería preciso do?
repetir toda nuestra discusión so- —De nada, señor.
bre la revulsión en general, y en Si el desalojamiento de las en-
particular sobre la sangría. Por fermedades, por la purga, fuese co-
tanto, me contentaré con enviar á sa posible y fácil, la medicina se-
las personas ávidas de detalles y ría entonces un arte, en el senti-
de citas, á las obras de Rabelais, do gramatical ele la expresión, y el
Montaigne y Guy-Patin. tratamiento ele las enfermedades,
En vano recogeréis todas las sería un tren de recreo. Si se pu-
pruebas posibles en pro del efecto diera por medio de un buen pur-
derivativo de los evacuantes, yo gante sacudir y desalojar á una
os responderé: enfermedad, como un ejecutor lle-
Diariamente recibo en mi con- va á un inquilino recalcitrante el
sullario enfermos que vienen á de- citatorio advirtiéndole la desocu-
cirme: pación de la casa, con todo su mo- 9

biliario, ninguna posición social


—Ved, señor, tengo enfermos
valdría tanto como la de Purgon y
los ojos desde hace mucho tiem-
Diaforius, y la industria más agra-
po.
d a b l e sería la de revestir la túnica
—¿Y qué os han hecho?
¡ de Toinette, de hacer hábilmente
—Me han purgado.
su papel (en le «Malade Imaginai-
—¿Y esto que os ha producido? X (O
bv
trato; del galvanismo que, reviste cia no es sino un arte. ¿Pero de la
con un tinte aristocrático el cubier- MEDICINA habláis?
ta de mesa del proletario, del vapor Sí, citáis un hecho, uno solo!!'!'
que, borra las distancias y lleva al «La quinina cura las fiebres.»
viajero sobre sus alas, ele una chis- ¡He aquí un hecho, uno solo! Pe-
pa eléctrica que, se espiritualiza, y ro él hace avergonzar al principio
balancea al pensamiento de un po- de «los contrarios,» y no deberíais
lo á otro; pero del arte médico, na- haberlo despertado, por poco ene-
da, y del progreso ele la terapéuti- migo q u e s e á i s ele nuestra doctri-
DECIMA QUINTA CONFERENCIA.
ca, nada. na; porque, pronto os lo d i r é -
¡El progreso, este ídolo á quien este hecho, es el que ha engendra-
adora el universo, la medicina le do á la Homeopatía.
rehusa pues, una genuflexión! Más Si os preguntase, ¿qué idea tie-
¿qué me importa vuestro progreso, nen nueva los médicos de hoy,res-
UN ORGANO NUEVO. sí yo estoy enfermo, y él no sabe pecto á los de la antigüedad, ¿qué
curarme? Para gozar de sus rique- podríais responder?
zas, de sus tesoros, ele su armonía, La medicina de vuestra Francia
Ayer, á la hora en que llego á Estos escritores; me decía, no» la primera condición, ¿no es la ele moderna, todavía es la medicina
platicar con vosotros, estaba en mi hablan sino del progreso. El pro- gozar de la salud? de la vieja Roma.
consultorio, sentado delante de mi greso está por doquiera, el progreso Me habláis. Sr. Peiletan, del proé' En el siglo XIX, como en el X.
escritorio, y reflexionaba, con tris- es todo, el progreso es el Dios del greso infinito de la ciencia; y. cuan- la terapéutica se arrastra en la vie-
te/.a, en lo que tenia que deciros mundo. do Lamartine os pregunta, qué idea ja rutina de! empirismo, ¿en dónde
hoy. quiero, lo siento, lo veo con tenemos de más que la antigüedad, está, pues, el progreso?
Sobre la j n e s a estaban abiertos ellos. El progreso es el sol que ca- le respondéis enumerándole, como Bajo,el reinado de los. Napoleón
varios libros, y mis dedos impacien- lienta y alumbra á todas las inteli- conquistas ele esta ciencia, el se- y de la República como bajo el ele
creto de la gravedad, el movimien- los emperadores Marco Aurelio.
tes, los estrujaban, los hojeaban, gencias, el progreso es el soplo di-
to ele las esferas celestes, la geolo- Verus, y Cómodo, los rodagesy pa-
tos rechazaban; y después, no sé vino que alegra á todas las almas,
gía, el cálculo infinitesimal, el ál- lancas ele los sistemas médicos 110
que sentimiento de "indignación, el progreso es la esencia de todos
gebra, la dinámica, la botánica, la están movidos, sino por las fuer-
agitaba á mi espíritu. los espíritus. Pero, ¿por qué su fo-
química, la física, Ja estadística, la zas groseras ele las masas, y el me-
Entre esos libros, estaba el gran eo no puede radiar hasta el seno
meterología, la mineralogía, la bio- canismo ele las teorías, rehusa todo
Diccionario de medicina,'abierto de nuestras viejas escuelas méch-
logía, la economía social. Pero de principio ílúidioo. ¿en dónde está
enle! artículo < exutorio. > El I cas? ¿Por qué su luz, 110 ha podi-
la medicina ¿qué decís? nada. ¿Y pues, el progreso?
«Apostolado científico» de Víctor do filtrarseá través d é l a s tinieblas de la terapéutica? nada.
Meunier. También había un opús- de nuestros académicos? Decís, que el hombre ha agrega-
culo de Eugenio Peiletan, intitula- Me habláis, señor Meunier, de Me equivoco: Habláis del pro- do á sus órganos, órganos nuevos.
do: *EI mundo marcha.» u n rayo de sol qué, dibuja á un re- greso del manual operatorio. Aho- Todos los instrumentos ele la me-
ra bien, bajo este respecto, la cien- cánica alargan y refuerzan sus bra-
na dorsal de la medicina raquíti-
/ o s muy débiles, el corcel presta oficial no ha dado todavía un sólo tro, y entonces, la piel ha servido
ca!
sus alas á sus piernas muy lentas, paso desde que está encadenado á de blanco á todos ios proyectiles
el telescopio abre el horizonte de la roca académica. Por la tercera vez, os debo to- de la terapéutica.
lo infinito, á su vista demasiado li- davía invitar á tener presentes en
¡Y ved por qué, todos esos li- Y este plan de batalla era, en
mitada, y he aquí, órganos nuevos bros los estrujaban mis dedos im- vuestro espíritu, las reflexiones que
efecto, el más natural, y al mismo
y otros tantos que, describís con pacientes, los hojeabanylos recha- se han hecho, en una de nuestras tiempo el más fácil.
todo el fuego del pensamiento, y el ban, y por qué un sentimiento de conferencias, respecto al método
La sangría es frecuentemente
lujo del lenguaje científico. Mas he indignación agitaba mi espíritu! revulsivo.
dudosa, peligrosa é impracticable,
aquí, que tengo á la vista el gran Ahora bien, imaginándose siem- por varias razones. Los purgantes
Después, mis miradas se dirigie-
Diccionario de medicina, en el que pre que la enfermedad es un sér no son siempre posibles;su acción
ron á otro horizonte, y el consuelo
Guersent me dice también.que un particular, un enemigo natural y es caprichosa, y el práctico no pue-
descendió á mi alma.
exutorio, es también un órgano tangible, que se desliza en todas de ni gobernarla, ni marcar los lí-
nuevo. Interrogué al progreso mismo, y las partes del cuerpo, y elige por mites. Pero la piel ofrece á todas
él respondió á mi invocación, Con- emboscada á tal ó cual aparato del
¡Un exutorio! ¡Un cauterio! ¡Un sideré al progreso universal, quien, las exigencias del práctico un cam-
organismo, el racionalismo médico po mucho más vasto y más com-
SEDAL! —Porque, en fin, al girar sobre su eje, como el faro
se pone en su persecución,, y pro- placiente. Más dócil que el estó-
hay que atreverse á pronunciar es- de todas las ciencias, me mostró
cura, va sofocarle detrás dé sus mago y que el tubo intestinal, la
tas palabras,—órganos nuevos que aquella de sus faces, que ilumina
atrincheramientos, ó ya, atraerle piel obedece y se somete á todos
el hombre ha agregado á su cons- á la verdadera terapéutica.
afuera, para hacerle sufrir más los caprichos del médico, y se con-
titución. ¿Este es pues, también
¡Sí, existe el progreso en medi- tranquilamente su condena. vierte en el esclavo del amo más
un progreso, y aquel hallará tam-
bién un lugar en vuestro Panteón? cina! El ha brotado hace un siglo, Por tanto, provisto de sus armas brutal.
y de día en día reina en todos los ofensivas, el médico entra en la
«¡El mundo marcha!» Si queréis comprender bien esta
países del mundo. ¡Sí, él existe, y, lid de la revulsión.
¡En vuestao campo es posible, nueva discusión, dejadme esboza-
pero en e campo médico, él retro- lo que los fanáticos mandarines Ya habéis asistido á la profu- ros á grandes rasgos las propieda-
cede! del falso progreso no han querido, sión de la sangre. Habéis visto ese des generales anatómicas y fisioló-
combate que se llama enfermedad,
¿Entonces, que es el progreso? ó no han sabido deciros, yo os lo gicas de la piel: estad atentos
habéis visto al médico y al enfer-
¿Es una máquina que avanza y re- diré con la mayor franqueza! Seré lo m á s breve v sencillo posi-
Pero ¡ay! estamos todavía con- mo, ambos b a j a r á la arena, aluno,
trocede á voluntad de las palan- ble.
denados á recorrer, actualmente, armado de punta en blanco, y al
cas? La piel es una especie de mem-
otro, sin defensa. Así, ¿cuántas
¡Vuestro legítimo entusiasmo ha los senderos de la vieja rutina. brana gruesa y resistente. Forma
veces no habéis visto el campo de
aclamado al progreso, pero, esta Venzamos nuestro disgusto. la cubierta exterior, como las mu-
ese combate tan desigual, regado
palabra tan sonora, no ha desper- ¡Rubefacientes,vejigatorios, cau- cosas forman el forro interno del
por los líquidos vitales de la débil
tado un solo eco, en el vestíbulo terios, sedales, moxas, etc. He aquí cuerpo. Estas dos membranas co-
víctima?
de nuestras Academias de medi- las piezas cabalísticas que forman munican entre sí, por las aberturas
cina! la ABRACADABRA de la terapéu- Después de haber llevado sus naturales y están unidas sólida-
«¡El mundo marcha!» tica oficial; hé aquí las vértebras estragos al centro del organismo, mente por la más estrecha simpa-
Es posible. Pero el arte médico cariadas, que componen la colum- la revulsión debía atacar al períme-' tía fisiológica
O
La piel está formada de tres ca- más importantes. Funciones igno-
pas muy distintas, que son deden- radas del vulgo, y desdichadamen-
tro á fuera, la dérmis, capa la más te. muy descuidadas y casi olvida- * Los
k - s r s t e
médicos se imaginan en
s s ü s í í :
gruesa y m á s profunda, flexible y das por los médicos.
efecto, poder extraer á la enfer- concedo, puesto, que el pueblo
elástica, pero muy resistente, com- Comparad la piel á un a m e r o .
medad, por medio de un vejigato- esta acostumbrado á ello, y que
puesta de láminas entrecruzadas. Formada por todas las laminillas
rio, cautério, sedal v otros entrete- es preciso darle un juguete,' para
Está unida á las partes subyacen- de la dérmis, ella tamiza, ya de
nimientos semejantes. Aferrados calmar su inquietud. De esta ma-
tes por una capa de tejido grasoso, afuera á dentro, ó ya de dentro á
nera, aplicad el sinapismo clásico-
y su superficie externa está eriza- fuera, ó más bien por esas dos vías en esta creencia llaman para fuera á propósito de nada, él se ap.íca
da de un gran número de salientes juntas á la vez, todas las substan- al£ser morboso que, debe, á su vo-
rojizas y muy sensibles, que cons- cias, capaces de pasar á través de luntad y á su mandato, abandonar tanto por los médicos, como por
tituyen las «papilas nerviosas.» sus tejidos. a los órganos internos, v pasar á las buenas mujeres, ninguno pue-
través de las ¡aminillasde ia dérmis de morir sin él, n o sería décenle
Esas asperezas de la dérmis es- Así, por medio de la exhala-
como una barra imantada, solicita dejar partir á alguno sin mostaza.'
tán cubiertas por una redecilla de ción,hay pérdida y salida ele una
y atrae á las partículas de fierro La mostaza es la sazón obliga-
vasos, que se llama el cuerpo parte de los residuos , ya por
ocultas en otros elementos metá- da de la comida de un enfermo
mucoso reticular, y que compone los sudores, ya por la transpira- licos. que se sienta, por última vez á ¡a
la segunda capa de la piel. ción insensible, pero permanente.
mesa de la Alopatía.
¡Dichosa ilusión que divierte á
En fin, toda la superficie gene- Por medio de la absorción, todos Estimulad aun parte de la piel
ral está tapizada de una especie de los principios diversos exteriores, los enfermos, pero que no debería con agua hirviendo; aplicad el
seducir á los médicos!
barniz, destinado á disminuir y á ya naturales, ya medicinales, pue-
El pueblo crée y creerá desdi- martillo de fierro, de Mathias-Ma-
extinguir la excesiva sensibilidad den filtrar en el organismo, y allí
desarrollar sus propiedades parti- chadamente todavía por mucho yor; emplead en una palabra, to-
de la piel.
culares, buenas ó malas. tiempo, que todos los medios ex- dos los rubefacientes posibles, va
La piel recibe nervios y vasos
Por tanto, es fácil comprender, ternos aplicados sobre la piel.no para querer atraer la sangre v los
sanguíneos muy numerosos, y go-
con. qué cuidado, el médico debe entran en el cuerpo, permanecien- 'luidos á esa parte, ya para apa-
za de la más exquisita sensibilidad.
respetar y vigilar el balanceamien- do en la superficie de la menbra- rentar producir un efecto revulsivo-
El menor contacto despierta á esos
na común, ysi no producen ningún siempre que el enfermo lo quiera
nervios, receptáculo del fluido sen- to de estas dos funciones; cuanto
bien, son incapaces de ocasionar! yo también lo quiero.
sitivo, y la menor picadura abre cuidado debe tener, de romper és- Pero, no os divirtáis en produ-
á esos vasos, receptáculo del flui- te equilibrio, y con que prudencia,
do vital. debe ponerlo en juego en sus ma-
niobras m á s empíricas, más impru- Se e
' * * tornar.' vez
Por lo tanto, podéis compren-
dentes, y más crueles. presta su piel con la más ciega se-
der, cuan prudentes deben ser las organismo, producirá en él, á pe-
Ahorajbien. de donde puede na- gundad, á todas las caprichosas
aproximaciones de los agentes ex- sar de vuestra inocente intención
cer la idea bárbara de agujerar, de experiencias del médico.
teriores. capaces de despertar á es- sus. efectos patológicos propios,
ta membrana general. trabajar, de quemar esta superficie? ¡Dichosa ilusión que cuesta, al
r o r t a n t o bajoel pre&xtode produ-
Bajo el punto de vista fisiológi- Esta idea, tiene su origen en dos pueblo, algunas veces muy caro!
cir rubicundeces,granos, vesículas
co, la piel goza de las funciones preocupaciones, de las cjue una, ha Entre los medios de que se sirve
etc.; no fraccionéis la piel, con
Nadie ignora que el vejigatoriopiel—pérdida de sueño—pertur-
medicinas que no convienen á la como quitar á un zuavo su cara- obra por la cantárida, de la que se
bación de la moral—vértigos, con-
enfermedad; tales, como el aceite bina. espolvorea su superficie, pero no gestiones en la cabeza—inflama-
ardiente de la ortiga, el rhus to- El vejigatorio es casi de origen todo el mundo sabe lo que es la ción de los ojos, color amarillento
xicodendron, el fruto del anacar- moderno. Apenas era conocido de cantárida, y no conoce sobre todo de los ojos—olor fétido delante de
lis, etc. Por lo mismo, no empléeis la antigua escuela griega. Arc.híge- las enfermedades que es capaz de la nariz—color amarillento, infla-
nunca el jugo de ciertas v plantas, nes y Aretéo parecen ser los pri- engendrar. mación erisipelatosa del rostro, aftas
que determinan igualmente una meros que lo usaron. Si ellos fue- Sin embargo, es, ó á lo menos en la boca, irritación de toda la
erupción vesicular; como el ra- ron los inventores, ¿la posteridad debería ser, indispensable á todo mucosa bucal — deglución difícil,
núnculo. la clemátide, el eléboro, debe estarles reconocida? individuo que pone en obra cual- sobre todo para los líquidos: infla-
etc., ó las hojas del lepidium, de Mas tarde, los vejigatorios fue- quier agente terapéutico, conocer mación y ulceración de las amígda-
las codearía etc. ron puestos en boga por Syden- preliminarmente las principales las—sufrimientos en el estómago,
Por la vía de la absorción, todas ham y Greind; en seguida Baglivi propiedades. desarreglo de losintestinos—dolor
esas substancias entran y se difun- hizo comprender los inconvenien- La cantárida es uno de los re- ardiente en el vientre, inflamación
medios más enérgicos y un veneno de los intestinos, hidropesía del
den en el organismo; tenéis obliga- tes y trató de suprimirlos, ó á lo
de los más activos. Dar aquí de- del vientre—diarrea disentérica y
ción de saberlo, y de no olvidarlo; menos, n o consintió en su empleo,
sanguinolenta—acción especial so-
talles sobre esta especie de coléop-
v ¿porqué entonces, querer poner sino en los casos muy graves, y
tero, tomados de la historia natu- bre la vejiga, inflamación de este
ante una enfermedad una medici- por decirlo asi, como un úitimo re-
ral, sería cosa muy larga é inútil.órgano, orinas ardientes, sanguino-
na que no le conviene? curso.
Hé aquí simplemente lo que deseo lentas, raras y hasta suprimidas.—
¡Pero, todo esto no es n a d a , P e r o hoy, el vejigatorio triunfa,
sepáis, En fin, fatiga en los órganos torá-
sran Dios! y pluguiera al cielo, que y sus partidarios no tienen por qué
la táctica de la pretendida revul- quejarse. ¡Este dichoso emplasto La cantárida administrada á un cicos, respiración penosa y difícil,
sión, limitara sus maniobras á los se ha hecho el favorito del pueblo hombre sáno, á titulo de experi- dolores vivos y algunas veces es
medios que más bien se parecen á crédulo, de los complacientes mentación pura, produce los fenó- putos de sangre.
menos siguientes: La corta enumeración de los fe-
recreos militares, que al sitio en aristócratas, v hasta de las da-
forma de una plaza fuerte! EN GENERAL.—Un ardor in- nómenos principales, no es más
mas! .
Esto pasará. terior en los principales órganos— que el esbozo del cuadro sintomá-
Lleguemos á un medio m á s ge-
No tengo necesidad de decir lo dolores y punzadas en los miem- tico que puede producir la cantári-
neral .de notoriedad popular, y pues-
que es un vejigatorio; desdichada- bros y diferentés partes del cuer- da. No os he dicho sino muy poco,
to en escena en toda clase de con-
mente todo el mundo lo sabe, v po—acción especial en las vías y quizá todavía cierto? médicos aco-
sultas, desde la ciencia forrada de
vuestra portera lo confecciona tan urinarias—rigidez en el cuerpo, gerán esos síntomas, con la sonri-
armiño, hasta la más ignorante co-
bien como vuestro boticario. Sin sensación de sequedad en las ar- sa de la incredulidad; incredulidad
madrería. Quiero hablar del famo-
embargo, quiero llamar vuestra ticulaciones, abatimiento general, que, será entonces la medida de
so vejigatorio. Se le ordena por
atención respecto al elemento, y gran diminución de fuerzas, con- toda la profundidad de su ignoran-
doquiera y para todo. ¿Quien n o lo
respecto á la substancia que des- vulsiones, tétanos, etc. cia.
ha tenido? ¿O quién no lo tendrá?
empeña el papel principal en la EN PARTICULAR. — Rubicun- Dejadme deciros todavía—á ries-
Es preciso decirlo, á la m a y o r par-
triste comedia de la vieja terapéu- dez, inflamación y vesículas en la go de ser culpable de una inútil re-
te de los médicos, á los viejos so-
tica.
bre todo, quitarles el vejigatorio, es 58
dico, la cantárida ha partido tam- "jigatorio se extiende más y más.
p ilición - q u e la piel absorbe las por lo mismo, no debería empleár- bién, y está bien lejos y en- ',v esta especie de ulceración co-
substancias exteriores y las intro- sele con tanta indiferencia, como tonces ¿qué sucede? líélo aquí; r r o s i v a , termina por invadir á un
duce en los órganos internos, y fre- las abluciones de agua simple, ó escuchad. "miembro entero, á pesar de to-
cuentemente con una prontitud de los jabones de tocador. "En ciertos individuos, dice "dos los esfuerzos del arte; en
trasmisión muy funesta. Me será Ahora ya lo sabéis:' para pene- "Guersent,á los fenómenos locales, ''otros casos, la superficie vejigada
fácil el probároslo. No tendría m á s trar en el recinto del organismo, el "se agrega una turbación general "se convierte en el sitio de una
que recordaros ciertos hechos co- paso á través de la piel siempre " m á s ó menos marcada; el pulso "exhalación sanguínea que, ya pa-
munes y bien comprobados. Ved, está abierto No hay aquí ningún "se acelera, lo mismo que la respi- "rece debida al exceso ele la infla-
por ejemplo, si no absorbéis el azu- centinela para dar «el quién vive.» r a c i ó n . sobreviene agitación, sed, "mación ú otras veces es del todo
fre que ponéis en vuestro baño; si Y sin embargo, elejáis circular, con "sed. y. en algunas circunstancias, "pasiva.»
por el simple contacto, no atrapáis la más culpable indiferencia, al ' l o s enfermos experimentan ardo- Un poco más adelante:
la sarna ó la viruela; si la más pe- enemigo capaz de poner fuego á la "res. seguidos algunas veces de «El efecto irritante de los v e j -
queña mordida de un perro rabio mina. "DISURIA, de ESTRANOURRIA igatorios e< mucho más marcado
so, no comunica la terrible enfer- Esta ciega y pródiga aplicación "y hasta de HEMA'I URÍA.» «todavía en el hombre enfermo, y
medad; si el más pequeño piquete de la cantárida sobre la piel, está Más adelante dice: «presa de la fiebre, por lo que no
de una aguja con vacuna, y levan- apoyada en esa fatal preocupación, «En ciertos casos, á pesar de la «so ha recurrido generalmedte á
tad o solamente la epidermis, no que cree que todo lo que no entra «poca actividad de ia pomada, y «los vejigatorios, en las enferme-
propaga á ese virus en todo el or- al cuerpo es inofensivo. Conocéis «las precauciones más minuciosas, edades agudas, sino cuando las
ganismo. ese viejo refrán: " l o q u e no entra «tenidas en la curación, los enfer-j «fuerzas están muy disminuidas, y
«mos experimentan vivos doloresj «en la declinación de las enférme-
A hora, pregun to á cualquier hom- en el cuerpo no daña al alma. Pues
«y una agitación extrema.» ¡«elades.de otra manera la reac-
bre capaz de reflexionar y de com - bien, esa preocupación—digámos-
Más lejos todavía, el mismo au- «ción vivaq le ellos producen, agre-
prender un razonamiento, á todo lo bajo, ¿no la tienen todavía los
médi ;o de buena fe, á cualquiera,; médicos? tor habla de losaccidentes que pue- «garía todavía al estado febril y
en fin. q u e no quiera ser eljugu :-j Estos, no dejarán de decir que, den complicar la aplicación ele los «hasta podría, en ciertos casos,
le de la más indigna trapacería y todas esas consideraciones, no son vejigatorios. Menciona la gangrena «determinar movimientos convul-
de la m i s cruel impostura,pregun sino desvarios, dignos cuando más que, en los mnossobre todo, puede "sivos, como ya he visto ejem-
to, ¿ú es racional, si es justo y si de atravesar el cérebro enfermo ele venir y traer el daño más fatal, y «plos.»
debiera ser permitido, emplear los un homeópata. Pero, es que des- entonces es preciso emplear laqui- Después ile haber hablado de los
vejigatorios, casi en todas las en- dichadamente, eses pretendidos na, el alcanfor, etc., para combatir j vejigatorios en el tifo, el autor ha-
fermedades, acudas y crónicas? desvarios son crueles y brutales una enfermedad engendrada por ¡ce la reflexión siguiente:
¿Poner en la vía de la absorción realidades; es que, desdichadamen- la imprudencia del médico. «En general, el inconveniente
un medicamento tan peligroso, y j te, la cantárida del vejigatorio pue- "Algunas veces, dice todavía y «que se les reprocha en este caso,
confiarlo á la piel, como si convi- i de entrar en el organismo, y no se "sin causa apreciable." (¡Cómo sin «es el de determinar escaras v úl-
niese á todas las afecciones? contenta con permanece»' en la piel, causa apreciable! ¡sois candoroso! j «fferas difíciles ele curar, que retar-
inerte vsiempre inocente. En vano ¡pero esta causa deberíais c.onpcer-! «dan las convalecencias; pero aún
Parece, oin embargo, evidente,
el médico le dice: aquí te pongo y
que un mismo remedio no pueda; la. Sr. Guersenti) "la llaga del' v e - ; «cuando este reproche estuviese
no irás más lejos—al partir el mé-
convenir á todos los males, y que,'
"fundado, ¿qué importa lo largo que puede producir la aplicación ¿Qué hay en ello de sorprenden- «vejigatorios causa en los ríñones,
" d e la convalecencia en una enfer- sobre la piel, de ciertas substan- te? ¡la cantárida produce esto en «en la vejiga, etc.»
"medad grave? Lo importante es cias medicinales, agrega: un hombre sano! Pero es verdad ¿Habéis oído?
'••curar, y ¿nó es probable que esas "Cuantas veces, en el hospital ó que no lo sabéis.
¿Dudáis todavía de la absorción
' alteraciones locales, producidas " e n la práctica civil, vemos á los «No siempre se aplicarán impu- ele la cantárida?
"artificialmente, pueden "concurrir "pobresniñosadquirir ecemas agu- «nemente vejigatorios de dimen-
" á ello? Tengo á mi disposición todavía
d o s , simples óimpetiginosos, con- «siones muy grandes en la piel, di- muchas preciosas enseñanzas, de-
¡Cuan tímido sois Sr. Guersent! s e c u e n c i a de la aplicación de u n ' «ce Fabre en su Tratado de mate- bidas á la pluma de autores muy
la acción terapéutica del vejigato- "vejigatorio volante que una pul- «ria médica y de terapéutica, por- recomendables, tales como Mor-
rio, en este caso, es solamente "monía había hecho necesario, co- «que en los sujetos débiles, sobre gagni, Ambrosio Paré, los profeso-
«probable.» ella puede solamente "munmente la enfermedad de la «todo, podrían resultar accidentes res Recamier y Velpeau, Valleix.
concurrir á la curación. Se vé que "piel, reviste una forma crónica. «muy graves por el hecho de u n a j Morel-Lavallée, Bouchardat, De-
no estáis seguro; pero describís de "Se puede entonces establecer for- «grandísima absorción.» vergie, etc., pero es preciso dete-
una manera tan segura los incon- m a l m e n t e , que «el vejigatorio, es
Por tanto, éste prohibe aplicar nerme, y enviar á s u s obras álosque
venientes, que me veo forzado á " á menudo causa de erupcio-
vejigatorios á los sujetos débiles; quieran tener mayores detalles.
perdonaros. n e s . » Hemos, OBEDECIENDO A
Guersent decía há poco que no se Lo que importa para nosotros
Finalmente, decís: "LA RUTINA Y AUN A LAS TEO-
deberían emplear sino cuando las comprobar bien, es que, recogien-
"El práctico no debe j a m á s per- "RIAS, aplicado vejigatorios de una
fuerzas están «muy disminuidas y do todos los fenómenos que ellos
"der de vista, que en todos los ca- "manera estable, hemos tenido
en la declinación cíe las enferme- atribuyen á la absorción de la can-
nsos de flegmasías, la reacción pro- "frecuentemente que arrepentimos
dades.» tárida. y reuniendo todos esos co-
d u c i d a por el vejigatorio, tiende "y raras veces que alabarnos.
¿Cuándo, pues, podrán enten- loridos en un cuadro particular, se
"siempre á despertar la inflama- «Obedeciendo á la rutina.» Có- derse esos caros colegas? obtendría la fisonomía perfecta de
c i ó n , si no lia sido suficientemen-
mo. ¿un profesor obedece á la ru- Todavía Trousseau: ése medicamento. Ahora, notad
t e combatida. Esto se observa á tina? «Además de su acción tópica, bien que todas esas confesiones no
"menudo en la mayor parte de las «Aun á las teorías....» ¡Esta con- «dice, el vejigatorio ejerce además pueden ser considerad as* corno fan-
"flegmasías membranosas, como cesión tiene el aire de ser hecha á «una que es «general,» y que de- tasías dignas, á lo más, de atrave-
"la meningitis, la pleuresía y la pe-los colegas, alzando los hombros! «pende, por una parte, de la reac- sar el cerebro de un homeópata:
ritonitis." ¡Verdaderamente la confesión es c i ó n causada por la inflamación estas son las confesiones de vues-
Vuestra intención es muy bue- muy sincera, humilde y entera, «de la piel,y porla otra déla «reab- tros maestros, de los profesores de
na, Sr. Guersent, y vuestros con- para no merecer dos absolucio- «sorción de un elemento irritan te, | vuestra vieja escuela, confesiones
sejos excelentes; pero desgraciada- nes! «que circulando con la sangre, val que deben helar en vuestros labios
mente, los prácticos á quienes os «Grandes vejigatorios aplicados «á estimular los diversos tejidos 1 desdeñosos la sonrisa de la incre-
dirigís, tienen oídos y no oyen; una «en las regiones de la piel escari- «de la economía. Esta absorción 1 dulidad. confesiones que debéis
piel y no la atormentan; ¡vejigato- «fiada, dice el profesorBouilland, «del principio activo de las cantó-' acoger, como Moisés acogió en la
rios y no se los aplican! «determinan de una manera casi «ridas, está demostrada, como to- montaña las Tablas de la antigua
El profesor Trousseau, después «constante, una albuminuria, más «do el mundo sabe, por los acci- ley.
de haber hablado de los accidentes «ó menos abundante.» «dentes, que la aplicación de los
Divertios, pues, aplicando
siempre vejigatorios, y cuando al- orador distinguido, que tenía la
deben correr toda clase de enfer- cía con ¡a m á s grande tranquilidad
guno de sus accidentes estalle y ven- costumbre de hacerse aplicar un
medades. hé aquí á la fuente de de conciencia. No hicemucha-san-
ga á complicar á la enfermedad, vejigatorio siempre que iba á subir
las ilusiones, tan caras á los médi- grías. Tritler me hubiera llamado
os sorprendereis de ese fenómeno, á la tribuna. El medio es ingenio- c o s - ó más bien tan "caras,' á los ¡ con toda justicia hemáfobo; pero
y preguutaréis candorosamente de so, ignoraba aún que la cantárida enfermos. para purgar, aplicar vejigatorios,
dónde puede venir. encerrase el estimulante de la elo-
Los cauterios fueron conocidos cauterizar, había liega do á ser un
Y entonces, seréis semejantes á cuencia.
de los antiguos. Los médicos de la maestro muy hábil; ciertamente.
un jardinero que se admirase de Pero, avancemos todavía en el Escuela griega usaban de ellos muy Galeno hubiera podido contarme
ver nacer legumbres en un pedazo campo de nuestra discusión. Cave- frecuentemente. Los excuso y les eri el número de sus más celosos
de tierra en la que no hubiera arro- mos más profundamente el surco perdono de todo corazón. En aque- discípulos, y hubiera sido digno de
jado semilla.—Me equivoco—en de la vieja preocupación, y veamos llos tiempos no se conocía el va- entrar á la docta facultad de Mo-
donde él hubiera sembrado algu- si podemos hallar la raíz del pre- por. los ferrocarriles, los buques lière.
nos días antes. tendido progreso. de hélice, el heliógrafo, la galva-
Recuerdo haber leído en un au- En el centro de la llaga causada ¡A cuántos horadé frecuente-
noplastia, la telegrafía elctrica, etc.
tor antiguo, en el artículo «Gastri- por el vejigatorio, pongamos lo que mente la piel! Ya era un anciano á
Los pasos eran lentos en las gran-
tis, » que el estómago es como los quien quería destilar los humores,
s ' llama un guisante de iris, prac- des vías decomunicación, la indus-
médicos; cuando él está enfermo, ya un niño á quien quería purifi-
tiquemos una compresión melódi- tria era lánguida, el pensamiento
no quiere remedios. car el temperamento: otras veces
ca sobre ese cuerpo extraño, por dormía helado en el cerebro de ca-
era un hidrópico, á quien quería
Los médicos; en efecto, son muy medio de una venda ó de un «aprie- da pueblo, la circulación del pro-
secar, ó un tisico, á quien trabajaba
malos prácticos para los farmacéu- ta-brazo,» y llegaremos á la pro- greso estaba todavía adormecida
el pecho para fundir los tubérculos,
ticos; ellos les dejan sus medica- ducción de un ORGANO NUEVO!! en las frías arterias de la sociedad.
algunas veces eran sordos y ciegos;
mentos, pero sobre todo sus veji- del más hermoso progreso médico! ¡Pero en pleno siglo XIX! en el que
que creían en un milagro próximo,
ga torios. ¡Pródigos de ese medio de un CAUTERIO!!! estalla ese progreso é irradia en to-
cuando estaban provistos del muy
para con sus enfermos, ellos se Para cavar este nuevo órgano do el universo, ¿os atrevéis á ha-
poderoso exutorio.
guardan bien de ensuciar su piel, en el tejido de la piel, otros mu- blar de exutorios, ele cauterios?
ni la de su mujer, ni la de sus hi- ¿En dónde estamos, pues, gran ¡Oh! ¡todos vosotros!cuyo orga-
chos medios pueden servir de pun-
jos! Esto es bueno para entretener Dios? nismo semejante á una barra °de
zón. El hierro candente, la acción
á los imbéciles. acero imantada lleva por armadu-
fagedénica del calor, producida por Quiero hacer mi confesión, y me ra un pérfido exutorio; voz, joven,
Un día, nn médico célebre gra- substancias combustibles, los agen- atreveré á hacerla con la humildad que dais á las llagas de vuestro pe-
vemente enfermo,hizo llamará dos tes químico- ó medicinales, como y arrepentimiento de un pecador. cho su cuenta de cada día; voso-
colegas para que lo asistieran. Des- el ácido nítrico y sulfúrico, la po- En el tiempo en que ejercía la tras, madres crueles, que ahogais
pués de su consulta, viendo que le tasa cáustica pura, el amoniaco, el vieja medicina, ningún médico era los gritos de vuestros hijos cuando
iban á aplicar vejigatorios: «¿me tártaro emético, el cloruro de anti- más partidario que yo de los exu- curáis su brazo enflaquecido por
tomáis por un cliente?» les dijo con monio. la pomada arsenical, etc.. torios. A propósito de nada, acon- esa úlcera artificial; vosotras, jóve-
indignación. elc- sejaba un vejigs torio ó vejigato- nes, que alimentáis en el secreto
El doctor Chapinan refiere el he- h e aquí al exutorio establecido, rios; en toda enfermedad crónica del tocador á un sucio é infecto
cho de un abogado de Londres, hé aquí e; caño infecto por el que aplicaba un cauterio, y esto lo ha- cauterio, creyendo conservar así
«cada día, entré los médicos. iJolly; ellos se servían de tenazas cuyos enfermo se imagina que, al cortar me prometí no cometer nunca ese
« en un artículo sobre ía escrófula, frer.os-eran anchos. .aplastados y una parte de la mecha del sedal, crimen de lesa humanidad. Tengo
c dice que. muchas veces, los cáll- atravezados por un agujero en su las ''tijeras' le recortan diariamente, el consuelo [de no haber faltado á
centro. Pellizcaban ..entre los dos algunos centímetros de su enfer- mi promesa.
etenos le han parecido ocasionar
frenos á un .pliegue, ,de.la piel, in- medad. Eí éstá contento, espicho- He aquí, uná'ídea qué quisiera
<á esta ,enfermedad, pero no cu-
troduciendo, en los agujeros un fie- so, coñio él qué, nutriendo -á una realizar.
rrarla.»,
rro al rojo, y pasaban en seguida solitaria, se felicita siempre que Sí, por una investigación gene-
Podría citaros todavía Otras mu-
la mecha. - • , •, arroja algunos listones- de su- fatal ral, se examinara á todos los en-
, chas confesiones muy poderosas: parásito. Eéto corre bien, supura
Pero, hoy, el progreso h a d a d o á fermos que hubiese, en este mo-
tales, como las de Guersent, Vel- bien, el enfermó pronto se secará.
ese procedimiento. , muy suaves y mento, atacados de una enferme-
peau, Piorry, etc.pero. os haga gra-
felices .modificaciones. Hay mechas ¡Oh siglo del progreso! ¡ilusión dad, crónica, se reunirían muchos,
cia de ello ' de seda, ó listones de plomo lami- sin duda, y, en su número, se ha-
de ilusiones! •
Penetremos, en fin, hasta la úl- ' nado. Para ahuecar el paso de la llaría una muy buena cantidad de
¡Oh todos vosotros que hacéis, ú
tima capa de la piel, y establezca- mecha, ¡ya no se empiea el fierro médicos, ¡Estoy seguro de que se
os dejáis h a c e r sedales, quien quie-
mos al bárbaro sedal. rojo, esto sería muy cruel. Se em- ra que seáis, no puedo saber la do- descubriría una hermosa colección
El sedal consiste en una mecha plea un bisturí que se mete en la Sis de vuestro espíritu, pero os.lo de sedales ocultos, pero en los mé-
de algodón ó de seda, que se des- base del pliegue de la piel, ó mejor aseguro, el reino de los cielos os dicos ninguno. ¡Vamos, esto es
l i z a debajo de la piel, por medio pertenece! bueno para los clientes!
un estilete de.punta, lanceada, ó la
de una incisión. lámina ancha de una aguja que lle- Todavía algunas citas forzadas,
En él día del Juicio, á lo menos
Esta vez la maniobra es más va la mecha. |i ; todavía un acto de ésta comedia
, tendré el consuelo de no ver, en la
profunda, persigue al enemigo has- Para verificar la curación del balanza dé mis pecados, el de ha-representado en la Academia el K
ta sus últimos atrincheramientos, |Sedal, se. retira,un poco el listón, y ber hecho un sedal á ninguno de de Enero de 1856'. La misma es-
va á atrapar á la enfermedad has- se corta toda la parte, manchada por mis enférmos. Pero si nunca los cena. los mismos personajes.
ta su más espesa muralla; el sedal la supuración: y notad'bien que, he aplicado, he curado muchos, en Malgaigne:
ha avanzado todavía' algunos pa- esta operación tiene lugar, á lo me- los hospitales. Ya se ponían en la «El sedal conviene cuando no
sos más que.el .cauterio, en la es- nos una vez al día. , nuca para disipar una amau- «s,e sabe lo que se va á hacer, y
cala del progreso. , • ¡¡.¡He aquí al progreso!!! ¡He aquí rosis, ó una afección crónica «conviene aún, cuándo se ignora
El sedal es, .en efecto, el más el drenaje de los estanques pato- d é l a nariz ó de las orejas; ya en
que hacer. >
sorprendente progreso de la medi- lógicos!BiHe aquí á la verdadera go- el c.órazóri, para pulir sus válvulas H e a q u í una bula fulmi-
cina. Verdaderamente, es de sen- tera de la revulsión! , . y limpiar sufe rodajes.; en Otras, re-
nante!... y lanzada del Vati-
tirse que nuestro siglo, tan progre- El medio est¿i admirablemente giones, para extraer un vicio orgá-
cano alopático.
sista, n o pueda reclamar el honor hallado para herir la imaginación nico del hígado, d e l o s pulmones, ¡Mas, no es ésto todo, escu-
de su invención. de las articulaciones, ó para secar
chad!
¡del buen pueblo,.quien siempre ha
El sedal, es por desgracia con- | sido la.víctima de • culpables expe- alguna hidropesía. Todavía me Más adelante, el satírico profe-
temporáneo de Galéno, quizá más riencias. ,E1 vulgo siempre ha que- acuerdo de la primera vez que hice
sor agrega:
viejo, que él. Los médicos griegos j i d o ser engañado: «Vulgus vult esa curación, sufrí tanto¡ Como el
. " S e discutía en la Facultad, ba-
empleaban mechas de crines de decipi.» dijo no sé que filósofo. El enfermó. Se indignó mi corazón, y ñ e algunos días, el asunto de una
caballo. Para establecer el sedal,
"memoria para el premio Corvisart. "del sedal; pero, sabedlo, ese mis-
"Yo propuse el seda): ¿Y en don- " m o Bouvier no sabe en este mo- fragmentos de un mismo discur- Que la vieja generación arrastre
" d e queréis que se estudie esto? se "mento «ni por qué, ni cuándo ni so. aún sus pasos en el sendero de las
" m e objetó, ¿acaso en vuestro ser-! "cómo se debe servir de ese me- «!0h Comediante!» preocupaciones, hinchándose de-
''vicio? Oh! no! Mis cole- "dió;» y lo que lo prueba, es que Ahora bien, todas las sesiones bajo del bastón de la rutina, lo
"gas dieron respuestas análogas á "él apela á mí para decirlo, apela- de esas discusiones académicas, se comprendo y lo perdono. Pero,
"las mías. Uno solo me confió que "ción, por cierto, desesperada.» han publicado en los periódicos vosotros, jóvenes médicos, cuva
"él lo aplicaba algunas veces, pero alopáticos, y se continuará, no obs- misión es llevar á las familias llo-
Escuchad, jóvenes médicos, la tante, aplicando vejigatorios, cau- rosas el bálsamo y el perfume del
" m e prohibió el nombrarle,amena- voz de vuestro profesor; ¿será la
"zándome'eon desmentirme." (Lar- voz que clama en el desierto? terios y sedales. consuelo, ¿vais á dejar vuestro co-
"ga hilaridad.) Peor para los pobres enfermos, razón en las salas de disección, y
"Para no exponerme, callaré su Escuchad aún á Piorry: pero peor también para los médi- á torturar fríamente y "según el
"nombre. No es. dice, que yo crea cos, cuya conciencia ligera conti- arte." á las pobres víctimas que
"El efecto que causan—dice ha-
"mucho en ello, pero es un'medio ' blando de todos los abusos de la nuará trasgrediendo las leyes de- imploran los socorros de vuestro
"que obra sobre la imaginación de "revulsión,—hace olvidar á los do- cretadas por el concilio Académi- apostolado?
"los enfermos: produce un efecto l o r e s menos vivos, que antes ha- co; porque todos esos borrones, Pase todavía si todos esos me-
'•-moral." (Risas). todos esos anatemas, emanando dios fuesen entretenimientos para
"bían tenido lugar. Esta es una ac-
de tan altas autoridades, deberían, la imaginación y juguetes para los
Quien quiera que sea ese prác- c i ó n ejercida sobre la moral del
— á lo menos para ellos,—tener niños; pero para nada tenéis en
tico desconocido, bien merecía una "enfermo, que aleja su atención y
fuerza de ley. cuenta al dolor, á las hemorragias,
cinta roja en su ojal. «¡O come- "termina por distraerle de su do-
diante! diría ese propietario ale- lor.» En el siglo del progreso,—pues- al infarto de los ganglios vecinos,
mán que había consultado á tan- to que no sabéis hablar más que á la lesión de las ramas nerviosas,
Como conciliar, con estas pala-
tos médicos. progreso,—¿no halláis, pues, para al tétanos que puede sobrevenir;
bras, el anatema lanzado por el
En fin. el sábio académico se profesor contra todos esos medios. entretener á los enfermos m á s que á la erisipela, á los abscesos, á la
dirige á la generación nueva dejó- Porque después del discurso más medios tan crueles y tan bárbaros? gangrena, consecutivos, etc..? ¡Yen
venes médicos, y les dice: elocuente, en el cual levanta la voz 1 faced revivir á Chapelain, y os todo esto no veis más que efectos
"Como M Bouvier, me dirijo contra todos esos abusos, excla- dirá: UN CAUTERIO! UN SE- ¡morales! Imitad, pues.la franqueza
'•para obtener nuevas luces, á los ma: UAL! cjOh: peluca, amiga de Marchal (de Calvi.) ved lo que
'•miembros de la Academia, pero mía! escribió en su resúmen sobre esta
"Me pregunto si el médico no
«másalláde la Academia veo á una "podría ser menos cruel, si no de- «¿Has vivido tanto, sólo para es- cuestión:
generación nueva, y le digo tam- "bería tener más en cuenta al do- ta infamia?» "Malgaigne tiene sobrada razón,
"bién: ¿No podríais, como los homeó- "dice, el sedal es un medio ruti-
"lor, si á los ojos del médico las
"Buscad, no creáis nunca bajo "formas son indiferentes; si «para patas, distraer á vuestros clientes n e r o , aplicado las más veces sin
"palabra. Ved, pensad por voso- "ellos mismos.» serían tan pródi- haciendo juegos de escamoteo con "discernimiento y sin indicación
t r o s mismos; no deis fe sino á la g o s en exu torios, como lo son pa- los glóbulos? ¿No tenéis, para aca- "precisa, no teniendo OTROS
"experiencia; id al servicio de M. t a con sus enfermos?» riciar á su imaginación, el polvo "EFECTOS sino el dolor, la torlu-
blanco y el agua clara de esos char- " r a que siempre ocasiona, y los ac-
"Bouvier. y ved lo que él obtiene Conciliad, si queréis, estos dos latanes?
cid en tes que provoca algunas ve- por los médicos dé ésós'páísés'ercn ha.'«¡hablando de ciertos remedios bár- He aquí un hecho que prueba,
ces. » donde no ha pehelraclo ; aún vues*s- bares; « Este es un remedio de ca- por sí solo.que los animales no son
"¿Conocéis la manera como Ma- tro progreso. Comprendo' que!'.-at*:- /»••• hallo.» Siempre he tenido á eMa más maltratados que los hombres.
gendie se conducía en las consul- gún enfermó caído efi'lá désespp*;-
: ¡ 1 alocución, como demasiado exage- Me acordaré toda mi vida. Aten-
rada. día á un niño como de diez años,
tas? . ración ó en el fanatismo dé • unu
Viendo un día que un colega es- ¡ Alucio Scévola,' sé enfcréténga,!- Probad me, en efecto, que los estaba atacado ele una fiebre ver-
taba por los vejigatorios votras su- como, por ejemplo,'- Hady-Amedj: i ^ animales sean más maltratados que minosa. Yo estaba en ios princi-
percherías semejantes: «¡Macedlo, ex-be.y de Constantihki—en tòrtuf- ios hombres, y que ios Veterinarios pios ele mi práctica, y ciertamente
si ésto os divierte! » rarse la piel con rayas" de' fuego;: sean más crueles y más temidos estaba muy lejos de pensar en la
que los médicos. ¿La medicina hu- Homeopatía.
¿Qué hubierais dicho, si hubié- pero, en Frància, semejantes tor-
mana es más suave que la medici-
ráis sido el enfermo, y si hubiérais mentos deberían 1 estar proscritos, El niño rehusó constantemente
na hípica? Los hombres, bajo el tomar las pociones negras y nau-
oído estas palabras? v esas ideas deberían ser desterra-
aspecto patológico, son por el con- seabundas que yo le hacía prepa-
Pero, es preciso convenir, todos das de todo cerebro médianamen-
trario cien veces más infelices que rar; ni mi paciencia en cada una
e s o s j u s t o s y severos preceptos, j te organizádó.
los caballos. Sus enfermedades son de mis frecuentes visitas, ni la so-
emanando de la boca ó de la plu- A aquellos que si ti énibargo, de-
mucho más largas, mas frecuentes, licitud de -sus desolados padres,
ma d é l o s maestros de la ciencia, seen conocer á la móxa, y estén
y sobre todo, mucho nlás compli- pudieron vencer su obstinación á
no se dirigen á la joven generación tentados en ensayarla, me conten-
cadas. ¿Conocéis muchos caballos rechazar todo remedio.
médica, y no están reservados sino taré con decirles:
que tomen aceite de hígado de ba-
á algunos viejos prácticos, entor- La moxa es un pequeño cono ó Un viejo práctico fué llamado
calao?,. ¿Hallaréis muchos caballos
pecidos en el carril de la rutina. cilindro formado con algodón, o en consulta. El miserable, toman-
llevando, tanto tiempo como vos-
Conozco á muchos jóvenes nueva- cualquiera otra niateria combusti- do la. última mirada por un
otros, un abominable cauterio?
mente salidos de las escuelas que, ble. Se le aplica sobre la piel, por síntoma de compresión cerebral,
¿Acostumbraríais á muchos caba-
á este respecto, tienen las ideas, su base, y se la 'enciende • por la y el estertor ele la agonía por un
llos á u n a paciencia tal, que quisie-
más progresistas. Cuando consien- punta;á medida que avanza la com- atascamiento pulmonar, prescribió
ran: soportar todas las torturas que
len en éí vejigatorio, no es más bustión, el calor se hace-más vivo; el emético para hacerle vomitar, y
os impone vuestro doctor?
que para ilusionar al enfermo y á se oye ¿rugir la épidéhnis; la piel un ancho vejigatorio sobre tóela la
los que le rodean, pero no piensan se arruga, sé pone amarilla, se aza ¡No! el caballo no es tan desdi- extensión de la cabeza. El cuero
ñi en los cauterios, ni en ¡os seda- y termina por' tomar un tinte car- chado,ni tan imbécil como lo créeis. cabelludo fué razurado, y se aplicó
les, ni en las moxas^ ni en otros Para él, un lobo es un lobo, y no el emplasto.
bonoso.
medios tan insensatos. Un médico.. Desconfia, y no se en- En vano me revelé confodas mis
¿Qué os pnréce? Un 'enfermo,
trega á él, como un ciego. Por lo fuerzas contra la barbarie de ese
¿Hablaré de este último, de las ante un cirujano que le viene á
que, algunas veces, menos compla- viejo — la familia , empeñada—
moxas? ¿Hay todavía algún médi- proponer semejante suplicio, debe-
ciente que vosotros, el astuto cor- según la expresión* ele Sgaanello—
co que emplee esta tortura como ría preferir hallar en el bosque á
cel. / «en tomarle por un hábil hombre.»
pretendido revulsivo? un ladrón que, poniéndole la pis-
Comprendo que, semejante ins- to a al cuello, le pidiere la bolsa ó le tira una patada. consintió en esta maniobra salva-
trumento de dolor, nacido en Chi- la vida. Que .le pone en mermelada j j e . y e l n i ñ o expiró, en medio de
na y en el ¿Japón, sea empleado La. mandíbula*y los dientes. las más crueles torturas.
Muv á menudo he oído decir.
296 BIBLIOTECA DE « E L PAÍS» C O N F E B E N C 1 A S S O B R E LA HOMEOPATÍA 297

¡Oh! sombra de Ambrosio Paré!! «médades ordinarias los enferme- "sión moral, ó de un esfuerzo es- d o r m i r b a j o el velo de la mortifi-
«Es una gran tristeza, decía el t r o s saben tanto como los íriédí- p o n t á n e o de la naturaleza, que
cación, si no m e hubiéraisobligado
consultor de Callos IX, el ver al «cos, y que en las extraordinarias " c u r a algunas veces felizmente «á
á ser indiscreto:
médico torturar tanto á la víctima. «no saben más que los enferme- "pesar ele nuestros errores.» . "Siendo aún muy joven—escri-
Es de un mal cristiano hacerla su- ros. » Velpeau, que sostuvo al sedal" b e nuestro jocoso Bordeu.áquien
frir tanto.» ¡lié aquí el progreso!! en los debates académicos, termi- " m e gusta citar Uanto,—visitaba
Abrazando con un golpe de vis- ¡Trabajad, pues, durante treinta nó por estar muy embarazado en " e n calidad ele cuarto médico á un
ta sintético nuestras tres últimas años, y gastad toda vuestra juven- su conclusión, y hablando del tra- "enfermo atacado ele fiebre, ele
conferencias; ¿qué descubrimos'? tud para llegar á eso! tamiento de la amaurosis, dijo: "dolor de costado, y de esputos
¿Cuáles son las baterías de la vie- ¿Es preciso, entonces, para po- " d e sangre. Yo no tenía opinión
" Y o no empleo el sedal sino en
ja medicina? Hélas aquí: ner en juego el mecanismo de nues- "el caso en que la afección que de-" q u e ciar, fácilmente se compren-
Sangrías, sanguijuelas, purgan- tra terapéutica, ser un Sydenham "de. Uno de nuestros tres consul-
t e r m i n a la amaurosis, está mal
tes, vomitivos, vejigatorios, caute- ó un Barthez?¿Es preciso.pues,ser "definida» t a n t e s propuso una tercera san-
rios, sedales, moxaS, etc. un Bossini o un Mozart, para mo- "gría, (era el tercer día de la en-
" Y o sé que hay (hé aquí la es-
ver el mecanismo de un órgano fermedad); el segundo propuso el
p i n a ) u n a gran dificultad, la de
¡¡Y este es el progreso!!
de barbarie? "saber si, cuando u n a amaurosis "emético, combinado con una pur-
¡Y para saber hacer «esto,» es
" h a sido curada después de la "ga, y el tercero un vejigatorio en
necesario barrer duran te ocho años, Decís que curáis con semejan-
"aplicación ele un sedal en la nu- "las piernas. El debate no fuépe-
el polvo de los bancos de las es- tes medios, entonces
"ca, es el sedal el que produce la " q u e ñ o y ninguno quería ceder.
cuelas! ¡y para tener el derecho de Esperad y no os apresuréis por
"curación, ó si esta amaurosis de- "Hubiera jurado que todos tenían
hacer "esto," es necesario ser ba- concluir, dejadme haceros conocer
P í a curarse sola, ó por el hecho "tenían razón. En fin, se tendrá
chiller en letras, bachiller en cien- las opiniones de vuestros profeso-
" d e la medicina que se empleó du-"trabajo en creer que, por circuns-
cias, doctor en medicina, y provis- res. respecto á esta cuestión.
' rante la permanencia del sedal; t a n c i a s inútiles de referir, esta
to de un pergamino, que se llama Guersent. después de haber ha-
"disputa interesó á cinco ó seis fa-
" e s t a dificultad ciertamente es in-
diploma! ¡v para enseñar "ésto." blado respectó á esos medios tera-
m i l i a s numerosas, divididas, co-
" m e n s a , pero ella «pesa sobre to-
es preciso tener una toga roja y péuticos, recomienda á los médi-
" d a la medicina, sobre todos los " m o IQSmédicos, y que pretendían
una capa de armiño, y ser, en una cos una muy grande prudencia so-
"medios terapéuticos, y"apoderarse del enfermo; ella du-
creo
cátedra tan elocuente como Cé- bre las conclusiones que deben
" q u e si quisiera examinar de la r ó hasta pasado el séptimo cha ele
sar y Cicerón! sacar de los efectos qué ellos ob-
"misma manera á todos los agen- "la enfermedad. Sin embargo, á
Pero «ésto» todo el mundo lo h a I tienen, y termina diciendo: t e s de c{ue dispone lá terapéuti-"pesar de las terribles amenazas
visto hacer, todo el mundo sabe «Las ilusiones terapéuticas son c a . quedarían muy pocos en la " d e mis tres maestros, el enfermo,
hacerlo; una simple partera lo mis- «fáciles y numerosas, y muy á m e - "reducido á la bebida y á la dieta,
"ciencia, después de h a b e r sufrido
mo que un doctor; un enfermero «nudo se es llevado á atribuir al " s e m e j a n t e s pruebas.» " s a n ó . Yo seguí esta curación, por-
lo mismo que un profesor: y tuvo «efecto de un medio insignificante, " q u e había quedado solo; la hallé
cien veces razón Goazet, de Tolo- «ó algunas veces hasta nocivo, Curáis, decís, con semejantes
"trazada en la escuela de Cos, y
sa, cuando al decir de Bordeu— «las mutaciones favorables, que medios.
"exclamé: Esta es. pues. la ruta
pronunció un discurso público en «son el resultado ó de una influen- Escuchad todavía estas peque-
el que avanzó que «en las enfer- «cia atmosférica, ó° de una impre- ñ a s sátiras que yo habría dejado " q u e es preciso seguir! >
Todavía otra historia. £ n ésta bert? Escuchad todavía esta peque- cael hierro rojo sobre la vieja doc- ra hacerme renegado mañana. El
el satírico profesor no teme nom- ña anécdota, el modelo más per- trina. viejo campo está minado, puede
brar á los amores. Se trata de Sé- fecto del escepticismo médico. "Los hechos que él alega, dice, saltar al primer i listante, ho habéis
rane padre é hijo, médicos del hos- Un día llegó una dama á darle
"son ejemplos de esa deplorable oído, se nos ha advertido, la mina
pital de Montpellier. El padre or- las gracias por haberla curado de "medicina que hh llamado «episó- va á estallar, uno de los generales
denaba siempre y para todo el emé- una erupción. d i c a , » que es la medicina de los ha «vendido la mecha!» Oh! qui-
tico, con ó sin adición de dos on- —¿Yo os he cu ado de una "hospitales, que da á la sociedad siera ser alópata para tener el gus-
zas de maná. La sangría era el erupción? "médicos obligados á comenzar su to de la deserción!
gran caballo, de batalla del hijo. —Sí. doctor. "educación médica á costa de los Todavía podréis obstinaros en
Sin embargo, continúa Borden: —¡Vamos! estáis engañadamun- "enfermos, durante varios años citarme casos de curaciones, lo sé:
••Los enfermos se aliviaban sin ser ca he curado á ninguno de erup- " d e tanteos, de ensayos, de azares- pero aprended á interpretarlos.
"sangrados, porque el viejo Séra- ciones. "y de reveses, en medio de lasan- Así. un doctor me decía un día:
" n e no gustaba de la sangría,*y sin —Sr. doctor, os chanceáis. \ o p i e d a d e s del espíritu y de las an- —Os aseguro que con cuatro ve
"tomarEmético, porque el joven soy la Sra. N , á quien habéis g u s t i a s de la conciencia; medici- jigatorios, curé á mi madre; con-
"Sérane había probado á su padre asistido el año pasado, de regreso " n a llamada clíníca, que se fija en denada á muerte, en j u n t a de mé-
"que ese remedio aumenta la i n - j d e Perigord, según vuestros con- "la enfermedad, en el episodio, en dicos;—no lo duelo, le respondí,
"ílamación. Los enfermos se ali-jsejos, para afirmar mrcuración; ya. "el accidente actual, en 'la mam- ésto prueba muy sencillamente,
"viaban, y yo sacaba mi provecho. lo veis, ya no hay erupción. t e s t a c i ó n del momento, y desa que la cantárida podía curar esta
"Concluí, que las sangrías que Sé- —Basta, basta, señora; os lo "tiende á la enfermedad misma; enfermedad, y si le hubierais dado
"rane chico multiplicaba cuando repito, yo no he curado j a m á s "medicina mentirosa, que se da ese medicamento al interior y en
•estaba solo, eran cuando menos ¡erupciones; la primavera próxima "los humos de exactitud matemá- conveniente dosis, la curación hu-
"nan
t a n inútiles
muuies como e. el emético
emetico rrei-
ei-;os | 0 |)robará. t i c a , sirviéndose de las cifras pa- biera tenido lugar con seguridad y
• l e r a do. al que Sérane padre tenía! Tl,
t a demostrar curaciones «queson más agradablemente.
lié aquí dos hechos, sencillos, "desmentidas enseguida;» medici-
••tanta afición De esta manera es como todos
"T :" , r 1 nero que hieren á la conciencia '•'na de estuco, que extiende sobre
¡Escuchad esta lamosa p r o f e - ¡ t J C , u ' L los medios ó remedios aplicados
•I Pero, no quiero terminar esta "muros en ruina una capa de cal.
sión de fe! sobre la piel son absorbidos y cu-
"Declaro sin pasión, y con la jconferencia sin reproduciros este "cuando era preciso reconstruir-
ran las afecciones que le son se-
•modestia á la que me condenan enérgico testimonio de Marchal (de t o s y renovarlo todo, piedras y
mejantes. De este modo es como
"mis débiles conocimientos, que, Calví.) Ningún académico, ningún "cimientos. Y no hay necesidad de
yo administro diariamente reme-
"medirse en los términos, «en aten-
"cuando veo hacia atrás, tengo ¡ Orador, ningún escritor moderno, j dios por el método endérmico, asi
"ción de que aquí se trata de to-
"vergüenza de haber insistido tan- j ha zaherido con tanta elocuencia es como son neutralizadas muy fá-
d o el mundo, y no solamente de
"to, ya en las sangrías, ya en los! á la terapéutica de Galeno. Des- | cilmente. por fricciones cutáneas,
pués de haber sembrado la duda, " u n error personal.»
"purgantes y eméticos.» i las enfermedades que son del do-
¡Pobre Borden! ¿puede decirse con la más cáustica ironía, sobre Ante este testimonio, estoy dis- minio de la quinina, del árnica, de
que no era hombre de progreso? los hechos de la curación,que Bou- gustado de ser homeópata.—Com- la belladona, de la nuez vómica,
I| vier ¡«V.LUUUU
pretendía haber obtenido *por
¿Habéis
C<1 J«WV..~ podado-mejor
- j- el
— árbol
- ;"
prended bien mi pensamiento:— etc.
dermatológico que el célebre Ali- medio de sus sedales de hilos, apu- ahora quisiera Jiac'erme alópata pa- Voy más lejos, y sorprenderé
tos medios no son m e d i c a m e n t o s coqueta que, á medida que enve-
rivales, estaremos en derecho de
probablemente á m u c h s S personas jece, se pone adornos y atavíos;
bien los podéis emplear, dando decir: ¡he aquí al progreso!
por esta aserción. vuestros remedios que n o podrán ella fué sencilla en su juventud, y
Sí, la Homeopatía, es.la medici-
Hav casos en l o , q u e V« apHca- ser perturbados en su acción. he aquí, como la amó Hipócrates,
na del progreso, y la Alopatía, co-
su primer amante.
— A ú n cuando esos m e d i o s fue- mo dice el jocoso Bordeu, es una
sen completamente i n o c e n t e s y no
peligrosos, yo nos los quisiera en
el dar la cantárida al ningún caso. ¿Qué váis á hacer
tonces, para Hacerla P « " con ellos desde el m o m e n t o que el
nismo p o r v i a d e a b s o r c . ó n podrn
remedio se encarga solo de la cu-
servirme de su p o m a d a , e n ^ C . ración? Decidme, ¿engancharíais
ción, ó del vejigatorio. ' ^ un caballo á una locomotora?
• • M,niP cip ser nonieopata,
ni u n instante de se g
sin ii.uiag
.111 transgredir la docinua, espesor de No m e habléis pues, d e progre-
«semejantes,» ni en el esp so, cuando os ocupáis e n perfec-
un milímetro, sin correr e ¿ n e j o cionar la ballesta, y la azagaya,
de ser acusado de la m a s pequeña j convencidos de que la pólvora, no
durará mucho y que e s a s a r m a s
apostasia.
volverán.
Ya veis que no queremos con-
denar ^ a inacción absoluta a la No me habléis de progreso,cuan-
u£u<u a Anrovechamos,
superficie cutanea. Ap o • do os asemejáis á esos A r a b e s que,
en la batalla de Tchaldiram, se obs-
tinaban en no batirse s i n o con fle-
oeme, ¡ substancias
var al organismo la» » chas contra los turcos q u e los ame-
medicinales h o m e o p a t í a s . trallaban con sus c a ñ o n e s .

¡Pero los cauterios' ¡los sedales! Si existen medios p a r a reempla-


¡las moxas! ¡jamás, - zar á la sangría y á las sanguijue-
más! Si el vejigatorio p u t o a se las, á los purgantes y á los vomi-
empleado en un caso tan raro, co tivos, á los vejigatorios y á. los cau-
m o u n eclipse total de sol la apli terios, á los sedales y á l a s moxas;
"actón de esos medios barbaros, si aparte de vuéStras t e o r í a s fantás-
n o puede ser más posible, q u e ticas de derivación y de revulsión,
I m a d e t e n c i ó n de ese astro en su existe un principio, q u e vaya di-
carrera. rectamente al fin. y m á s pronto, y
Pero decís aún, puesto que es- m á s agradablemente q u e todos sus
probablemente á muchas personas tos medios no son medicamentos coqueta que, á medida que enve-
rivales, estaremos en derecho de
por esta aserción. bien los podéis emplear, dando jece, se pone adornos y atavíos;
decir: ¡he aquí al progreso!
vuestros remedios que no podrán ella fué sencilla en su juventud, y
Hay casos en los que yo aplica- Sí, la Homeopatía, es.la medici-
ser perturbados en su acción. he aquí, como la amó Hipócrates,
rla un vejigatorio, ó vejigato- na del progreso, y la Alopatía, co-
rios; aquellos^ en los cuales me .—Aún cuando esos medios fue- mo dice el jocoso Bordeu, e? una su primer amante.
sería «absolutamente imposible» sen completamente inocentes y no
el dar la cantárida al interior. En- peligrosos, yo nos los quisiera en
tonces, para hacerla pasar al orga- ningún caso. ¿Qué váis á hacer
nismo por vía de absorción, podría con ellos desde el momento que el
servirme de su pomada, en fric- remedio se encarga solo de la cu-
ción, ó del vejigatorio, y sin dejar ración? Decidme, ¿engancharíais
ni un instante de ser homeópata, un caballo á una locomotora?
sin transgredir la doctrina de los
No me habléis pues, ele progre-
«semejantes,» ni en el espesor de
so, cuando os ocupáis en perfec-
un milímetro, sin correr el riesgo
cionar la ballesta, y la azagaya,
de ser acusado de la más pequeña
convencidos de que la pólvora, no .
apostasia.
durará mucho y que esas armas
volverán.
Ya veis que no queremos con-
denar á la inacción absoluta á la
No me habléis de progreso,cuan-
superficie cutánea. Aprovechamos,
do os asemejáis á esos Arabes que,
cuando es preciso, su poder absor-
en la batalla de Tchaldiram, se obs-
bente, y le damos la misión de lle-
tinaban en no batirse sino con fle-
var al organismo las substancias
chas contra los turcos que los ame-
medicinales homeopáticas.
trallaban con sus cañones.
¡Pero los cauterios! ¡los sedales!
Si existen medios para reempla-
¡las moxas! ¡jamás, gran Dios, ja-
zar á la sangría y á las sanguijue-
más! Si ei vejigatorio pudiera ser
las, á los purgantes y á los vomi-
empleado en un caso tan raro, co-
tivos, á los vejigatorios y á los cau-
mo un eclipse total de sol, la apli-
terios, á los sedales y á las moxas;
cación de esos medios bárbaros,
si aparte de vuestras teorías fantás-
no puede ser m á s posible, que
ticas de derivación y de revulsión,
una detención de ese astro en su
existe un principio, que vaya di-
carrera.
rectamente al fin. y más pronto, y
Pero decís aún, puesto que es- más agradablemente que todos sus
Toda su riqueza fué un hijo que; 11er, director de esta escuela, adi-
Dios le envió este año, y que fué vinó las cualidades y tendencias de
pars él. primero, el objeto de una su nuevo discípulo. Por lo que le
n u e v a solicitud, pero, después, el dejó enteramente libre, para no
origen del más dulce consuelo. contrariar su atracción particular,
A este niño sele llamó SAMUEL en la elección de sus lectu-
CRISTIANO FEDERICO HAHNE- ras, libre en la distribución de su
DECIMA SEXTA CONFERENCIA. MANN. Nació e l l 1 de Abril de tiempo, y libre, en todos los deta-
1755. lles de.su conducta.
v
Casi siempre los destellos de los La primera condición del des-
primeros años presagian el medio arrollo del genio, es la libertad. El
dia y la noche de nuestra existen- j doctor Muller, debió felicitarse
EL MESIAS M _ LA MEDICINA. cía. El niño predice al hombre, i muy á menudo, de haber sabido
ce rno la flor predice al fruto. comprenderlaatrace;ión ele Háhne-
Desde muy temprano el joven mann,vhaber libertado de los lazos
Samuel .indicó lo que serían, más de todo reglamento, á aquél que,
tarde, su carácter y su espíritu. más tarde, debía romper el nudo
Desde luego mostró poca inclina- de las viejas preocupaciones.
ción á los juegos de su edad; era Sin embargo, la edad avanzaba, y
como esos niños, á los que se les como todos los padres, vió G. Hah-
En el reinado de Sajonia, no le- . cas. Las que compuso durante la reprocha demasiada seriedad en nemann en su hijo, á un sucesor de
jos de Dresde, existe la pequeña invasión de los franceses en la Ger- sus maneras y en su talante. su trabajo, y á un sostén en sus
ciudad de Meissen, situada en la mania,le merecieron el sobre nom-
La dulzura de su carácter en- ancianos días.
confluencia del Elba y del Meissa; bre del «Tirteo d é l a Alemania.»
La otra familia es la de Hahne- cantaba á su familia, la bondad de ¡Abrir una carrera liberal á Sa-
tiene la gloria de haber visto nacer
mann; y, bajo este aspecto, la pe- su corazón radiaba en sus peque- muel! nunca el pobre padre pensó
á dos familias célebres, en los ana-
ñas relaciones, y, cuando estaba en ello. Para esto, 'era necesario
les de la literatura y de la ciencia. queña Meissen será tan célebre co-
solo, se le veía joresa del amor del ser rico, y él no lo era. Un día,de-
La primera de estas familias, es i mo el pequeño rincón del marEgéo cretó para sí, entre su paleta y su
que se gloría de haber visto nacer estudio:
la ele Schlegel. pincel, que su hijo sabía lo bastan-
al inmortal Hipócrates. Franquiemos su infancia.
El primogénito,Elias, obtuvo por te para trabajar en su taller, y ser.
^ n ese tiempo, es decir, hacía el Samuel Háhnemann entró en su
sus obras, un rango honorable en- como él, pintor en porcelana.
año 1755, vivía en Meissen un pin- duodécimo año, y su espíritu Co-
tre los poetas alemanes. Su sobri- Pero los padres proponen y la
tor en porcelana, llamado Cristiano- menzó á pedir una parte m á s gran-
no Agustín-Guillermo, se distinguió de de nutrición científica. Enton- Providencia dispone.
GodofredoHahnemann. Empleado
por sus obras literarias, y se atra- ces se presentó á la escuela pro- Por esto, Galeno no fué Arqui-
en una de las numerosas fábricas
jo la atención ele Mme. Stael, de vincial, en la que su actividad to-tecto, como su padre Nicon; por
de esta pequeña ciudad, este obre-
Goethe y de Schiller. En fin, Fede- mó mayor incremento. esto, Barthez no fué. como su pa-
ro vivió del fruto de su trabajo.
rico se hizo notar, no solamente
Nunca conoció la pobreza, pero De una mirada, el doctor Mu- dre, Ingeniero en puentes y calza-
por sus trabajos históricos, sino
tampoco la opulencia.
también por sus poesías patrióti-
nos días, el airede una nueva exis-
1
-cías; por esto el célebre médico de tencia' Es decir, ni lo suficientepa-
Napoleón I, nacido dos meses an- ra comprar los primeros frutos de
S S i e t e t t ^ r " Í E
tes que H a h n e m a n n , no fué Pro- independencia que todo bachiller se lias
pita! de los monjes, v á ejercer
curador, como su padre Corvisart. pone en la boca, al llegar a u n a Fa- Quiera el cielo que todós los es- la
medicina en la ciudad.
El doctor Muller, se convirtió en cultad. tudiantes, al retirarse de las Fa-
la providencia del. joven Samuel; cultades, pudieran reprocharse, co-
I H á h n e m a n n hubiera podido de- Algún tiempo después, un f a v o r
se opuso con t o d a s sus fuerzas á m o H a h n e m a n n , el no haber cul-
cir como el filósofo de Priena, que inesperado le llamó á H e r m a n n s -
las resoluciones .de su padre, y pa- tivado, en el jardín de las distrac-
llevaba todos sus bienes consigo, ciones, m á s que la planta del ta- tadt El Gobernador de Transilva-
ra fecundar el germen del genio,
p o r q u e su bagaje y todos sus re-
baco! nia l e ofreció, en esta ciudad á la
que él había entrevisto en las dis-
cursos consistían en saber el grie- vez una plaza ele bibliotecario v de
posiciones del niño, se encargó de ao el latín, el italiano, el francés ¿Acaso no fué para su bien que médico privado.
proveer á los gastos que debían v el inglés. Hé aquí el campo que la Providencia rehusó las riquezas
ocasionar sus estudios. al joven Samuel? I faced rico á ese H a h n e m a n n sace> provecho de
e suministró durante dos anos
En esta nueva atmósfera, la in- Tradujo al alemán obras inglesas j o v e n de veinte años, dadle ¿i p o - l t u r a d ^ n •p a r a ,a' cul"
teligencia del joven se desarrolló v francesas, y este trabajo, si no < « de comprar todos los P . c e S , 1 ^ ^ —
rápidamente; tan rápidamente, que e hacia vivir con holgura, le impi- dadle bastante oro para ahogar, en
y bien pronto el ciento del favor
á la edad de catorce años, pudo dió al m e n o s morir de h a m b r e . su torrente, su vida, su tiempo v
reemplazar al profesor de griego en Pero ¿cómo hacer frente a la su inteligencia, y respondedme des- le e m p u j ó sobre l a s . ol^s de una
sus lecciones. vez á las exigencias de la vida ma- pués ele su porvenir! ¡A cuántos numerosa clientela.
Pasemos por alto los detalles,— terial, v á la de los estudios médi- grandes hombres ha formado la Pero si la protección de un gran
llegó un momento en el que, el dis- cos? H á h n e m a n n piensa enrique- pobreza! ¡A cuantos grandes hom- señor, puede saturar al amor pro-
cípulo predestinado, terminó, sus cer el presupuesto de sus minutos, bres han sofocado las riquezas' El pio de un espíritu vulgar; si aún.
estudios superiores, y en el que, a u m e n t a n d o al día las horas ele la estudiante pobre, trabaja, y el que en ciertas circunstancias, puede
debía lanzarse en una carrera li-
noche. Vela cada tercer cha, y pa- de esta manera adquiere eí hábito servir de diploma,ante Hahnemann
beral.—Eligió la medicina. Su in- del trabajo, termina siempre por perdió su prestigio y toda su altura
ra alargar su vida y sus trabajos,
clinación lo llevaba á esta ciencia: triunfar de las olas .de la desgra- El estudiante se sintió llamado á
emplea todos los medios ele lucha
la abrazó con ardor. Partió enton- cia, y llega al punto que le ha de- cokis m á s grandes. El debió en-
contra la fatiga y contra el sueno. tonces por la primera vez, oir la
ces para L e i p s i c k en 177o llevan- signado la Providencia.
«Aquellos—dice uno de sus voz de su genio.
do en su bolsillo veinte ducados,
«biógrafos,—que al ver fumar casi Samuel tenía veintidós años
que su padre le dio, sintiendo _Partió pues de Hermannstadt en
«incesantemente al viejo doctor, cuando a b a n d o n ó á Leipsick, pero
n o poder enviarle más; esto es to- 1 / 7 9 , y fué á Erlangen, en donde
su bolsillo muy vacío n o fué sufi-
do lo que pudo recojer de su caja «no h a n podido menos de observar presentó y .sostuvo su tesis inau-
»maliciosamente que él proscribe" ciente contra las eventualidades
gural, y fué recibido doctor el 10
agotada. , . «el uso del tabaco,deberían recor- En tal virtud, al c a b o , de nueve de Agosto de ese año.
¡Veinte ducados! ¡es decir,un po- » d a r q u e el pobre estudiante, que a n o s partió de esta ciudad, y f u é á
co más de doscientos francos! es «esperaba del trabajo de la noche Aquí comienza para eljoven doc-
ver si en Hungría la fortuna'le era
decir lo preciso para tener el tiem- e s u p a n del día siguiente, estaba tor, un nuevo período d e s ú s emi-
m á s propicia. En efecto, llegado á
po y el derecho de respirar algu- graciones. Cuando, hubo r e c i b i ó
61
BIBLIOTECA DE « E L P A Í S »

tos. ¡Cuánto perfume encierran las su celo al cultivo de una vasta clien-
,su título, fué sucesivamente á va- cena de opúsculos que presuponen
tribulaciones para el corazón! ¡Qué tela? ¿Va á regar con sus sudores
rias comarcas, dejándose conducir todos los grandes conocimientos
encanto encierran para el porvenir al árbol de la fortuna que da por
por el impulso de circunstancias ca- de la Química, de ja Física y de la
las pruebas del pasado! Recordad frutos las riquezas y los honores?
prichosas. Permaneció algún tiem- Historia Natural.
Entonces, y durante sus expe- el discurso del héroeTroyano á sus ¿Va á lanzarse á la vía árida que
p o en Hettstadt y en Dessau, en
compañeros, para levantar su va- lleva á las cátedras de las Facul-
donde se entregó casi exclusiva- riencias químicas, fué cuando des-
lor^ y fortificar á su alma "contra tades?
menté al estudio de 'la química, i cubrió los nuevos medios^ para
las desgracias. ¡No!
Ya haría diez y seis años que comprobar las talsificacionés|de los
Hahnemann hacía sus peregrinacio- vinos, lo mismo que los envene- «Forsan et hoec olim me- Ya se elevó muy alto en el ho-
nes en los campos de la clientela,. namientos por el arsénico-. Enton- minisse juvabit.» j rizonte de las ciencias médicas, en
Sé fijó un día en Gommern, cerca ces también, fué cuando descubrió De este hemistiquio, corren to- donde no vio pronto más que va-
de .Magdeburgo. y allí en breve, se su precipitado mercurial, que tan- rrentes de persuación y de espe- nidad. Penetró demasiado en el
casó con la hija de un farmacéu- til la Alopatía como la Homeopatía ranza. santuario hipocrático: ahí vió lo
tico, llamada Enriqueta Kubhlér. emplean bajo el nombre de «mer- «Algún día estos recuerdos ten- bastante, todos los vientos cié los
Al cabo de dos oños, vino á Dres- curio soluble» de Hanemanñ.¡Y se drán encantos para vosotros.» sistemas que se chocan, se rom-
de, en donde halló numerosos ami- ha osado r(4procharle el no saber Hahnemann volvió á Leipsick. pen y desaparecen, cediendo dia-
gos. Entró en la intimidad dé las química! Pero se han levantado Esta ciudad, encierra una pequeña riamente el lugar álos nuevos,más
personas ijiás-influyentes, se for- contra él.' acusaciones mucho más pieza que, en otro tiempo fué tes- ambiciosos; y por esta razón sale
mó uña brillante, clientela, y obtu- injustas; ya lo veréis. tigo de las luchas del joven, con- de ese templo, rompiendo á su an-
vo el afecto del doctor Wagher. Sin embargo, la reputación del tra la mala forfhna; una pequeña tiguo ídolo, y ya no teniendo fe.
primer médico de la ciudad, quien, joven doctor crecía diariamente. pieza,' cuyas paredes han sido de-
Hahnemann ya no cree en la me-
para descansar de una larga en- Todos los días la fortuna le conce- positarías fie secretos muy amar-
dicina, la abandona: deja los sen-
fermedad, le confió,'con el asenti- día más amplios favores, y ya ha- gos. Hoy, Hahnemann tampoco
deros.de la práctica, y en medio
miento del magistrado, las funcio- bía salido de los senderos frecuen- posee fortuna, pero posee una re-
de las olas de la ciencia médica,
nes de médico en jefe de los hos- tados por las inteligencias ordina- putación inmensa, y amigos en las
plega su vela y arroja él ancla, pa-
pitales. " / rias. Llamado en 1791 por la so- m á s eleVadas regiones de la at-
ra permanecer estacionario en su
ciedad académica-de Leipsick y por mósfera social. Ya no es el joven
Rodeado de circunstancias tan estudiante obscuro y desdichado, iucredulidad.
la Academia de ciencias de Mayen-
favorables, Hahnemann no hizo es el genio hecho hombre, adopta- Al tomar esta determinación, el
ce, volvió á esta primera ciudad,
m a s que progresar, en la via del do desde hace poco, por ese dios joven doctor, obedece á la voz de
en la que había hecho sus, prime-
éxito. Pero nunca.'sus numerosas caprichoso, que se llama el Desti- su conciencia, y ese mismo dia,
ros estudios serios.
ocupaciones clínicas, le impidieron no. y que le había maltratado acerca sus labios á la copa de las
entregarse á los trabajos del gabi- Si recordamos con una dulce hasta ese dia. tribulaciones, y toma su asiento,
nete. emoción, las circunstancias dicho-
sas de nuéStr'a vida, esta emoción ¡Qué contrasté entre el pasado en el triste banquete dé los predes-
La crítica ha osad a. reprobarle el y el presente! tinados.
no saber química. Y fué por esa se hace mucho más notable, cuan-
do se presentan á nuestro recuer- ¿Qué va á ser ahora el joven Desde ese día. toda felicidad le
éptya, con intervalo de cuatro ó
do, las horas de penas y sufrimien- doctor? ¿Va á consagrar todo abandona, y los cuidados,la mise-
c i t í o años, cuando publicó una.do-
308

"hombres, el no poder elevarse á "bajo su verdadero punto de vis-


ría y la pobreza no tardaron en lla- Figuraos á on médico, habiendo
" u n grado mayor de certidumbre. t a , y de interrogar á los medica-
mar á la puerta de su hogar. practicado durante ocho años la
medicina, v renunciando después, "¡Blasfemia! ¡Idea vergonzosa!... m e n t o s para llegar á saber en
Hahnemann había tenido de En-
porque él no creía en ella, y re- "¡Qué! la sabiduría infinita del Es- "qué caso cada uno de ellos puede
riqueta Kuchler varios hijos. Fué
nunciando en el momento en que p í r i t u que anima el universo, no "ser útil, para suministrar un so
una familia numerosa, mucho más
sufren sus hijos, arrojando su ar- "habrá podido producir los medios "corro real y seguro!
numerosa, sobre todo, para el qué
"de mitigar "Renunciaría á todos los siste-
no es rico. Y ahora ¿qué fuente le ma en el momento en que le es «i- los sufrimientos cau-
"sados por las enfermedades, á las m a s del metido antes que admi-
va á calmar cuando ella tenga sed? preciso combatir á los enemigos
"que ella ha permitido vengan á t i r semejante blasfemia.
¿Qué cosecha va á alimentarla que vienen á atacar á su fami-
• "afligir á los hombres! "¡No! Hay un Dios, un Dios bue-
cuando tenga hambre? lia.
¡"La soberana bondad paternal ¡ "no, que es la Bondad y la Sabidu-
Parece que el Génio, ya sea el de En ese momento de mortal an- J

Newton ó el de Arquímides, no sa- gustia, en ese momento de una " d e Aquel á quien ningún nombre ! "ría mismas. Entonces, ¡¿debe ha-'
be hacer semejantes cálculos. solemne aspiración del socorro di- "podría designar de una manera I ber también, un medio creaefa por
El padre se entregó al trabajo vino pretiero callarme; quiero me * "digna de El, queprovée largamen- I "El. ele considerar á las en'ferme-
para alimentar á sus hijos, y co- jor mostraros á Hahnemann solo, t e hasta á las necesidades de'los | "dades, bajo su verdadero punto
menzó de nuevo su antiguo oficio! sumergido en sus profundas medí- "animales invisibles para nosotros, "ele vista, y ele curarlas con certe-
de traductor; de esta manera es j taciones, y elevando su oraciónar- " q u e derrama con profusión la vi- ••za; un medio que no esté oculto
eomo sacó el pan para sus hijos y j diente al Dios del consuelo y de la d a y el bienestar en toda la crea- "en las abstracciones sin fin, y en
el consuelo de su espíritu En esta ¡ verdad. ¡Ved á u n , médico en su c i ó n , sería capaz de un acto tirá- "las hipótesis puramente imagina-
época publicó todavía algunos!recogimiento, ved al padre en s ú " n i c o , y no hubiera querido que el "rias.
"hombre hecho á su imagen y se- "¿Mas. por qué ese medio no se
upúsculos, fruto de sus vigilias y amor, ved á m i s pensamientos ele-
de sus constantes investigaciones. vándose al Cielo! m e j a n z a pudiese, con el soplo di- "ha encontrado desde hace veinte
, Cuando las desgracias de la vi- "¿En dónele hallar socorroscier- t i n o que le penetra y le anima, "ó veinticinco siglos, que hay hom-
da llegan á asaltarnos, queremos " tos? Por doquiera en mi derredor "hallar en la inmensidad de las •'bres que se dicen médicos?
•'cosas creadas,los medios adecua- "Porqué estaba demasiado cer-
más á los parientes y á los amigos '"tinieblas y desierto. ¡Nada de ali- d a y era demasiado fácil, perqué
para ayudarnos á soportarlas. Hah- vio para mi corazón oprimido.!» d l o s para desembarazar á sus her-
nemann no tuvo este consuelo; sus •'Ocho años de práctica ejercida m a n o s de sufrimientos frecuente- " n o era preciso para llegar á él, ni
amigos no comprendiéndolo, le ha- "con la atención m á s escrupulosa, m e n t e peores que la misma muer- "brillantes solismas, ni seductoras
bían abandonado. Quedó sólo,ata- " m e han hecho conocer la nada t e ! ¡El, el Padre ele todo lo que "hipótesis.
"existe, vería con sangre fría el "¡Bien! Puesto que debe haber
cado por la desgracia, pero nunca "de los métodos curativos ordina- " u n medio seguro y cierto de cu-
por el desaliento. r i o s . Demasiado sé, por mi triste "martirio al que las enfermedades
"condenan á la más querida desús "rar. como hay un Dios,el más sa-
Mas, diariamente á una pena "experiencia, lo que se debe espe-
sucede otra pena; el sufrimiento rar ete los preceptos de Jos »más ''.criaturas, y no hubiera permitido "bio v el mejórele los séres, aban-
viene á visitar la habitación dé •'grandes maestros. "al genio del hombre, quien sin d o n a r é el campo ingrato de las
aquel que ya no quería ser médico; "Sin embargo, tal vez está en la "embargo hace todo lo posible, "explicaciones mitológicas, ya no
sus hijos son atacados de graves "naturaleza de la medicina, como "hallar una manera fácil y segura "escucharé las opiniones árbitra-
"enfermedades. "ya lo han dicho muchos grandes "ele considerar á l a s enfermedades t i a s . con cualquier arte que ellas
%

C O N F E R E N C I A S S O B R E L A HOMEOPATIA 311
310 BIBLIOTECADE «EL PAIS»

legas, y les pide humildemente la bres sanos, á los medicamentos


" h a y a n sido reducidas á sistemas, Hahnemann observó los esfuerzos
interpretación. Unos le tratan de más conocidos, y más general-
''•ya no m e inclinaré ante la auto- inútiles que hacía la ciencia para mente empleados, como: el azu-
visionario, otros están seguros de
"ridad de los nombres célebres, pe- explicar la accióiyde este medica- fre, el merciuio, la belladona, la
que él está engañado, atribuyendo
"ro buscaré muy cerca de mi, en mento tan rico y tan frecuente- nuez vómica, etc., y siempre ese
á la quina una fiebre, debida, sin
"donde deba estar, ese medio, en mente empleado. Lamentó los va- duda, á otra causa. ¿En Francia, testimonio viene á confirmar la
"el que nadie ha pensado, porque nos sistemas inventados hasta hoy. qué hubieran dicho nuestros aca- verdad'del primer hecho.
"será muy seticilio,porque no pare- para descubrir la virtud febrífuga démicos? Todo lo hubieran atribui- Ahora, el génio ya no duda,
j e r a bastante sabio^orque no es- de esta substancia. ¡Ni un sólo ra- do al azar de la locura. sus ojos se han acostumbrado á
"tará rodeado de coronas para los yó de luz para alumbrar el abismo
"maestros en el arte de constrnir ¿Qué hacer en un dédalo tan la luz de la verdad. Como el ah-
de esta cuestión, sin embargo tan
"hipótesis v abstracciones escolás- obscuro, y cuál es el mejor reme- liguo legislador de los Hebreos,
sencilla! Ilahnerüann hirió s ó b r e l a roca
ticas." dio para salir de él? .
Su partido está tomado. Hahne-
Este medio es muy sencillo. de la medicina, y ha brotado el
Hcfhnemann acaba de recibir la mann va á llevar la antorcha á
Hahnemann repite su .experien- manantial de la verdadera doctrina
chispa de la inspiración divina. El esas viejas tinieblas, y es sobre él Después de haber interrogado
cia El mismo resultado. La re-
buscará, y él hallará..... Está escri- mismo en el qne ya á hacer la á la experimentación en el hom-
pite varias veces en algunas per-
to allá Arriba. primera experiencia, destinada á bre sano, deb& interrogar á la
sonas adictas, y en las mejores
"He aquí, dice, la manera como sondear el misterio. condiciones El mismo resulta- experiencia en el hombre enfermo,
"entré en esta vía nueva: Pensé, Durante varios días se adminis- do. y ésto, fué lo que hizo. Aplicó á
" t ú debes observar la manera.co- tra la quina. Su constitución es los niños y á otras personas la
El hechoes entonces muy claro,
" m o obran los medicamentos en perfecta, su crisol fisiológico no
muy seguro, muy verdadero. La teoría de los semejantes,.y tuvo la
"el cuerpo del hombre, cuando se puede defraudar á sus experien-
quina no goza del poder de curar fortuna de curarlas,
"encuentra en el estad(f tranquilo cias, él espera. Desde este momento Hahne-
las fiebres, sino porque posée el de
"de la salud. Entonces, los cam- Un día estalla un verdadero ac- mann levó el ancla que en otro
engéndrarlas.^
íbios que ellos determinan,no tie- ceso de fiebre. Primero es el frío,
" n e n lugar en vano, y deben cier- después el calor, después el sudor, Si, lié aquí un hecho, pero de tiempo había arrojado s ó b r e l a s
t a m e n t e significar alguna cosa; en una palabra, los tres estados de un hech9 particular á la generali- rocas de la incredulidad, y se em-
"porque sin esto, ¿por qué se ope- un acceso ele fiebre se dibujan en zación de un principio, hay toda- barcó en el navio de la experimen-
"rarían? Quizá esta es la única len- su más pura manifestación. vía un abismo. Un principio no tación pura, para ir al descubri-
"gua, en la que ellos pueden ex- puede descansar sobre alguna ex- miento de su nuevo mundo mé-
Ante este hecho, Hahnemann
p r e s a r al observador, el objeto de ve levantarse delante el fantas- cepción caprichosa: es preciso para dico.
su proclamación un conjunto de Por medio p e l a experimenta-
" s ú existencia."
ma de la duda. Semejante al cie- hechos evidentes. ción en el hombre sano, dibujó la
Y este pensamiento, tan senci- go operado por el ilustre Chésel- fisonomía sintomática de muchos
Hahnemann vá á salvar este abis-
llo y profundo, comenzó á fomen- ¡ den, se desvaneció con la luz sú- medicamentos; Unos totalmente
mo. Está dado el impulso, el salfc»
tar en la cabeza del futuro refor- bita dé la verdad. Temiendo en- desconocidos en la práctica, y
será fácil.
mador. Pues bien, un día, tradu- tonces ser el juguete de alguna otros, empleados solamente por el
• Somete, entonces, al testimonio
ciendo la i¡«Materia médica» ele pérfida ilusión, se apresura á co- ciego empirismo.
de La experimentación en los hom-
Cullen. en el artículo «quina,» municar su observación á sus co-
En el año de 1800 una terrible todas las precauciones más minu- medicamentos, haciéndolos pasar gía, la descentralización, y el indi-
epidemia que asoló a u n a gran par- ciosas. Por tanto, ya dando reme- por los grados infinitos de la divi- vidualismo más absoluto.
te de Alemania, favoreció losdes- dios á hombres sanos, ó ya admi- sibilidad de la materia. Hé aquí, á los elementos de la
eubrimientos parciales de Hahne 4 nistrándolos á los enfermos, no Ya os he expuesto todos los doctrina médica, á la que Hahne-
mann. Experimentando la bella- empleó primero esos remedios, si- detalles de esas diluciones en una mann dió el nombre de« Homeopa-
dona, vió que es'e medicamento no en dosis muy pequeñas, á lin Conferencia, por lo que estoy dis- tía. » palabra cuya etimología ya os
producía síntomas absolutamente de evitar grandes desórdenes fisio- pensado de volver á este asunto. di, en nuestras primeras conferen-
semejantes á esta enfermedad epi- lógicos, ó agravaciones patológi- Hé aquí de qué manera Hahne- cias.
démica: inmediatamente tuvo la cas, demasiado estrepitosas. No mann descubrió las dosis infini- Hé aquí, los cuatro elementos
idèa de tratar á ésta por la bella- empleaba, pues, sino dosis débiles tesimales, los glóbulos, de los que de nuestra doctrina; elementos
dona, y los resultados excedieron y tenues, como aquellas de que se se ríe y de los que se burla la gen- constitutivos, que engendran á to-
á sus esperanzas. Una especie ele sirven los alópatas cuando aclmi- te sin comprenderlos. ú;e apercibió cios los principios secundarios, teó-
intuición le aconsejó en seguida, de que los medicamentos así pre- ricos y prácticos, Tomad, si que-
nistran substancias venenosas, co-
el dar á varias personas este reme- parados adquirían propiedades nue- réis, la posición de una persona
mo el ácido arsenioso, la atropina,
dio á título de preservativo del vas y hasta entonces desconocidas. que se orienta en una carta geo-
la morfmi?, la estricnina, etc.
azote, y fué bastante dichoso en
Pero, bien pronto se apercibió ¿En qué enseñanza descansa en- gráfica. Al norte colocad el princi-
comprobar, por la experiencia,que
Hahnemann de que, á pesar de es- tonces, la verdad de las dosis infi- pio de los «semejantes.» L a b i ú j u -
todas esas personas habían sido
ta precaución, las dosis frecuente- nitesimales? En la experiencia y en la debe siempre dirigir al práctico
respetadas de la invasión epidé- la observación. No es Hahnemann hacia el polo, la aguja de la Clínica
mente fatigaban á los enfermos, y
mica. quien ha hecho este descubrimien- debe siempre indicarle ese punto y
producían aun agravaciones dema-
to; la experiencia y la observación ¡ ese lin.
El adquirió, por esto, la certi- siado violentas que él quería evi-
son quiénes lo han revelado. ¿Có-1 Colocad al S L R á la «experimen-
dumbre de que la belladona es el tar. Por lal razón, disminuyó esas
mo pues los incrédulos pueden! tación pura,» al ESTE al «dinamis-
preservativo de la escarlatina, con dosis, y de nuevo obtuvo las mis-
obstinarse en negar una enseñan-' mo» de los medicamentos, y al
el mismo título que el virus vacu- mas perturbaciones vitales."
za tan solemne? ¡Sólo un ciego, es OESTE á la «individualización» de
no es el preservativo de la viruela. Llegó entonces, por la fuerza y
capaz de negar al Sol! los casos morbosos, y así tendréis,
Los médicos alópatas, á pesar el impulso de la observación, á no
El padre de la nueva doctrina los cuatro puntos cardinales de la
de todo su desdén pornuestradoc- dar sino dosis debilitadas, y es la
médica, abandonó entonces la vía H o r n e r a tía.
trina, no han dejado de apoderar- necesidad de una exactitud rigoro-
de las antiguas teorías, y. sofocan- Sí, después de haber descubier-
se de este descubrimiento, y de rosa, en la apreciación de las can-
do del todo al «especifismo», vió to su doctrina inmortal. Hahne-
sacarle provecho. tidades que él quería crear, la que
que cada caso morboso se mani- mann hubiera sido llamado por la
Cuando Hahnemann quiso ma- le sugirió la idea de mezclar una
festaba en su forma individual, y muerte, no se hubiera llevado su
nejar. por la primera vez, las pa- gota de la «tintura madre» con al-
í[ue cada medicamento afectaba secreto á la tumba, porque se hizo
lancas de la nueva máquina que cohol para las substanciassolubles,
también, una forma característica. un escrúpulo ele conciencia, descu-
iba á poner en marcha sobre el riel y Cometer á las insolubles al pro-
Desechando entonces, todas las brir sus ideas, y legarlas á la poste-
del progreso; procedió con la m á s cedimiento de la trituración. En vanas clasificaciones tradicionales, ridad médica. Si. después de su
sabia prudencia. En sus primeros una palabra, descubrió el meca- reconoció y proclamó, en patolo- descubrimiento, el lin ele su vida
ensayos no dejó de rodearse de nismo de la dinamización de los
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' \
hubiera sido marcado por ei d e d o j s u s ¡deas. ¿Había mil razones para día hacer? ¿Estaba obligado á sa- ; los. ¿No se ha visto y se verá ja-
de Dios ¡cuántos tormentos se hu- j desconfiar de los ofrecimientos que car el agua ele un pozo seco? más á una ley condenar á Iguno •
hiera evitado! Mas el reformador , alguno de ellos le hubiera hecho. ¡Ese proceso duró cuatro años! J á dar su dinero en cambio de
debía vivir todavía/para cumplir su
había mil razones, para repeler el Alternativamente la leyera favcrra-l NADA?
obra, y pasar por el fuego d é las beso de algún Judas, que le hubie-
ble al médico y á los farmacéuti- La perdida de este proceso, es
tribulaciones. Ya lo sabéis, genio ra vendido por menos de doce di-
cos. En fin, últimamente, la Corte pues un triunfo positivo para la
y desgracia, van siempre juntos. neros.
de Casación decidió: los farmacéu- Homeopatía. ¿La Corte lo sabe?
Tan luego cómo Hahnemann
Suponed, en efecto, que Hahne- ticos han ganado, y el médico fué ¿Los. médicos alópatas lo saben?
hubo divulgado la solución del gran condenado.
mann hubiese confiado sus prepa- • No, ellos no lo saben, puesto
problema méd ico, las persecucio-
raciones á uno de esos farmacéu- Sí, he aquí un proceso que, he- que se glorifican en sus periódicos
nes estallaron por doquiera, sus
ticos. ¿qué hubiera resultado? Este mos tenido la felicidad de perder. de ese sublime triunfo..,
amigos le abandonaron, los médi-
¡Y ciertamente la FELICIDAD! NECIOS!!!! Esta es,su segunda
cos publicaron que la razón se ha- ¡ n 0 h l l b , e r a d i s t n b u , c l ° s m o e t j c l ü e -
No me he equivocado, y no tengo victoria de Heraclea
hia divorciado dé su cerebro, y los, tes mentirosas. Todas las voces.del
por qué cambiar mi expresión. Sin embargo, los farmacéuticos
fanáticos alarmados, encendieron ¡ interés . ahogan á la voz de la con-
Y, en efecto, reflexionad un mo- persiguieron á Hahnemann con las
contra él. el fuego más árdiente de | c i e n c , a ' e l e n f e n n o h u b i e r a s i d o mento. Ved á la Corte de Casación armas de la ley, y se coligaron pa-
la oposición " ¡engañado, el médico hubiera sido
que, en una decisión suprema y ra ahngar el germen de la nueva
Tanto en Alemania como en engañado,y todo ese comercio ver- sin apelación, condena á todo mé- doctrina. Por causa de esa? perse-
I'"rancia, la distribución legal de los gonzoso, no hubiera sido sino un dico homeópata á recetar, y á en- cuciones. comienza aquí la nueva
medicamentos,,está reservada á las múltiple robo, legalmente abrigado viar >,us recetas á un farmacéutico, serie dé emigraciones de. nuestro
oficinas farmacéuticas. No quiero por una falsa etiqueta. como lo hacen los demás médicos. maestro, de ciudad en ciudad.
examinar si los médicos no debe- He aquí, ciertamente considera- ¿Cuál es aquí la intención de la ley?
rían poseer únicamente el derecho En (¡eorgenthal fué don de sé pu-
ciones tan j u i l a s como un axioma, Evidentemente es la de no privar so en acción á la Homeopatía por
exclusivo y sagrado de recetar, de tan claras como un rayo de la ver- á los farmacéuticos de la ganancia vtiz primera. ¡Cuán orgullosa y al-
preparar y distribuir sus remedios; dad; y sin embargo, todos losdías, legal que les procura «la venta» de tiva debe estar esta pequeña ciu-
la ley ha hablado, «es duro, pero son despreciadas; ésto está en el los remedios. Ahora, ¿qué cosa es | dad. de haber sido el teatro de las
es la ley; «dura ¡ex, sed Sin orden de las /:osas humanas. Hace
embargo, es evidente, que Hahne- una venta? Es, en los términos del primeras maniobras del nuevo mé-
como cuatro años que, en una ciu- Código Napoleón (art. 1582), una todo médico! Siempre se acordará,
inann-, en las primeras experimen-
dad de Francia, un médico homeó- convención por la cual una perso- de haber sido honrada, por el pri-
taciones de su doctrina, debía ha-
pata fué atacado por los farmacéu- na se obliga á entregar u n a cosa? mer rayo de la verdad.
cer v dar él mismo sus medicamen-
ticos, porque «daba glóbulos» á y otra á pagarla. En este caso, Había, en ese tiempo, en un hos-
tos. Con toda evidencia, ningún
sus enfermos. En esta ciudad no ¿qué dará el farmacéutico en cam- pital de dementes, fundado por el
farmacéutico era capaz de preparar
existía; bien entendido, ninguna bio del dinero del cliente? Dará duque Ernesto de Gotha, un litera-
sus recetas; con toda evidencia
farmacia provista de medicamen- medicamentos homeopáticos. En- to llamado Klokenbring. á quien
también, ningún farmacéutico era
digno de su confianza, puesto que tos homeopáticos: el médico hacia tonces los medicamentos homeo- un epigrama de Kotzebue hizo per-
venir sus remedios de una farma- páticos son ALGO, puesto que la der la razón. El médico ordinario.
Irxlos habían entrado en pugna coñ cia especial de París. ¿Qué más po- ley dice que es «preciso» comprar- no pudo curarle.y todos los esluer-

t i
316 BIBLIOTECA UE «EL pAÍS» CONFERENCIAS S O B R E LA HOMEOPATIA 317

/ o s délos principes alópatas habían do.bajo el título de «Organon de la capaz de instruiros, por la ley de ministrar los cuadros m á s perfec-
sido impotentes, para devolver el Medicina racional.» los contrastes. tos de las correspondientes enfer-
equilibrio á esa hermosa inteligen- Aquí, yo rne dirijo á los enemi- El «Organon» de Hahnemann medades. Agregad á todos esos
cia. Hahnemann dirigió su trata- gos serios de la Homeopatía, y me ha tenido varias ediciones alema- materiales las nuevas piedras que
miento sobre la causa que había contento con decirles: abrid ese li- nas y francesas. Ya ha sido tradu- los discípulos han llevado áese edi-
producido esa enfermedad v obtu- bro, leed, meditad profundamente cido á todas las lenguas del mun- ficio, y podréis formaros una idea
vo un triunfo completo. Con este las verdades que él encierra, y ve- do civilizado, y ya no está en el de la riqueza de nuestra materia
éxito, dio, á la vez, una lección á réis en seguida si vuestra hostili- poder de un Erostrato orgulloso médica; riqueza que resaltará con
tsj
la vieja terapéutica, y demolió de quemar á ese bello monumento de toda la fuerza del contraste, si la
dad será siempre tan obstinada y
antemano á las vanas objeciones las ciencias médicas. comparáis á la materia médica an-
tan amenazadora.
dé nuestros enemigos, quienes nos Cuando, por la tercera vez, vol- tigua, que puede estar c o n t e n i d a -
Se refiere que el célebre Boer-
acusan de no ejercer, sino la me- vió Hahneman á Leipsick, ya no sátira aparte,—en la primera pági-
haávé había ordenado en su testa-
dicina sintomática, con detrimento era ni el pobre estudiante ni el jo- na del mismo infolio de Boerhaá-
mento que se quemasen todos sus
v con desprecio de las causas radi- ven doctor, era el MAESTRO, el ve.
escritos, con excepción de un li-
cales que producen las afecciones. bro dorado en los cantos, y cuida- gran jefe de una doctrina inmortal, Hasta 1820, Hahnemann reco-
el gran reformador de las viejas rrió, sin desaliento, la vía de su
La rabia de la oposición persi- dosamente encerrado en su secre-
tradiciones médicas. Ya no era el triste destino. Las olas de la opo-
guió sucesivamente á nuestro maes- ter. A 1a muerte del profesor, fué
humilde literato, perdido entre la sición subían siempre con las olas
tro en Brunswick, en Keingslutter, grande el apresto de la curiosidad
multitud, el humilde traductor, per-de sus triunfos; pero siempre tran-
en Hamburgo,en Eclemburgo y e n para romper los sellos que prote-
gían al venerable in-folio. ¡El libro dido en una bohardilla; era el ge- quilo y firme contra el viento de la
Torgau, hasta 1811, época en la O ,
nio creador del verdadero código persecución, se contentaba con
que apareció en Leipsick por la sagrado no contenia sino páginas
terapéutico. huir, é iba así de ciudad en ciudad
tercera vez. en blanco! Solamente la primera
Hasta ese día, la vida de Hah- tenía estas pálabras: «Conservad Hahnemann produjo todavía á recoger nuevos desprecios.
nemann se había deslizado, en la cabeza fresca^ los pies calientes, otras obras que jamás perecerán. En medio de la oposición más
cierto modo, en el retiro. En sus el vientre libre, y burlaos de los Sería muy largo enumerarlas, y so- general y más caprichosa, hay sin
horas de tribulación, su espíritu médicos.» bre todo, querer dar una idea por embargo,siempre un espíritu eleva-
nunca se entregó al desaliento. Ja- el análisis más breve. Mencione- do que tiene el instinto de no cerrar
Reservad, pues, quien quiera
más perdió de vista, ni un instan- que seáis, reservad vuestras son- mos solamente á sus «Tratados de los ojos á la luz del progreso. Des-
te, el lin que debería alcanzar. En risas y vuestras chanzoneias para las enfermedades crónicas,» y déla pués de algún tiempo el duque Fer-
1810, el edificio que el tiempo de- la primera página del libro deBoer- Materia Méd íca pura» Esta obra,que nando ofreció en Anhalt-Koelien,
bía conservar en vez de' destruirlo, haave; avergouzáos si sois médico, ya ha tenido muchas ediciones, es un asilo al innovador perseguido.
surgió con sus fundamentos -sóli- y guardad el velo que esta sátira la m á s gigantesca que en la vida Fatigado de tantas tribulaciones.
dos, desafiando a todos ios viejos os arroja á la cara, hasta que vues- de un hombre se haya podido rea- Hahnemann terminó por aceptar
edificios d é l a s antiguas doctrinas. tra conciencia os lleve á hojear el lizar. Está compuesta de seis vo- la elevada protección del duque,
Al cabo de años de vigilias y ex- «Organon de la medicina racional» lúmenes, y encierra como ochenta para ponerse al abrigo de las inju-
periencias, publicó la primera edi- mil observaciones de síntomas va- j rias. y encontrar, en fin, un poco
en donde hallaréis la verdad.Apro- riados al infinito, y pudiendo su- de reposo y de libertad.
ción de la exposición de su méto-
vechaos de este hecho, que es muy '
«todas las lenguas malas, y que, á hippcrático. Paracelso quiere des-
Pero ;ay! los hombres son ma- ¡la Tebaida, siempre meditando las «su tiempo, él me rehabilitará.» tronar á Galeno; el humorismo,
los por doquiera, y está escrito que! verdades de Dios. ¿Cuál fué la significación del ma- ahoga al solidisrno; la célebre di-
al recorrer el mundo, la Verdad no La tristeza y el disgusto hubie- cotomía de Brown 'es derribada
jestuoso silencio del reformador?
puede frecuentemente hállar un ran podido por un momento inva- El mismo nos lo descubre en las por elorganicismo efímero eleBrou-
rincón de tierra para reclinar su dir al corazón y al espíritu de nues- siguientes prudentes reflexiones: ssais; y este fogoso jefe de escuela,
cabeza. tro Maestro, pero nunca el desa- se convirtió, en su muerte, á la
«El verdadero sabio pisotea ale-
En esta pequeña ciudad, la tem- liento pudo tener cabida en su al- «gremente á las preocupaciones, á Homeopatía, no avergonzándose
pestad fué mucho más violenta, la ma, c{ue era de gran temple, para «fin de hacer lugar á la verdad de aceptar los glóbulos.
calumnia, mucho más turbulenta, dejarse herir por el diente d é l a «eterna, ejue no tiene necesidad del Hé aquí la ondulación de los
v el fuego ele la crítica, atizado con desgracia. «moho del tiempo, ele los atracti- sistémaselas olas se persiguen, se
m á s furor. A pesar de la protec- Nunca respondió á las injurias
«vos ele la novedad ó de la moda, cubren, y después desaparecen;
ción del duque, á pesar de la pro- personales, su alma era nluy ele-
«y de las declaraciones del espíri- esta es la ley absoluta que preside
tección de la ley, la envidia no ele- vada para que pudieran tocarle. t u de sistema, para obtenerlasan- á la fluctuación ele las hipótesis y
jó de levantar susemboscadas; na- Despreció siempre á las burlas, á «ción.» de las teorías. Javier de Maistre
da fué capaz de oponer un dique los libelos y á los sarcasmos délos ha dicho muy bien: «Todo escritor
«Era preciso que alguno abriera
á la ola de la oposición. Aquí, no periódicos; el viento y la calumnia «que se encierra en el círculo de la
«en fin la brecha, y yo lo he he-
solamente se trató de sostener una nunca fueron capaces de arrugar «lógica severa, no falta á nadie.,
«cho.»
lucha contra la animosidad de los ni por un momento á la superficie «No hay más que u n a sola vengan-
«El camino ahora ya está prac-
médicos y de los farmacéuticos; to- de su indiferencia. Guando susami- «za contra él, y es el razonar me-
«ticado. Todos los hombres de con-
dos los elementos del odio se des- gos se quejaban del poco cuidaclo jor;»
ciencia pueden seguirlo.»
encadenaron contra el reformador. que tenía de su reputación: «¿No
« Refutad esas verdades, si Hahnemann esperaba, pues, en
El populacho terminó por mezclar- «soy el mismo hombreque en otros
«podéis, haciendo reconocer u n la calma y en el silencio, á una
se, y á las burlas, á los insultos, «tiemposhabéis conocido? ¿Enlon- '
á las injurias más groseras, el pue- «eesse me incensaba, hoy se me «método curativo más eficaz toda- doctrina nueva que llegara á obs-
blo agregó el desorden más escan- «injuria; ¿por qué seré más sensi- < vía, más seguro y más agradable curecer á la suya, por su verdad
daloso. Se llege hasta á asaltar la « b l e á l o s injustos reproches, ele «cjue el mío; no lo refutéis con pa- más refulgente. Y esta doctrina n o
residencia del-innovador, y romper : «lo qüe lo fui á alabanzas merecí- l a b r a s , de las que ya tenemos de- apareció, y no ha aparecido toda-
«masiado.» vía, ni aparecerá jamás. Los alópa-
á pedazos las vidrieras. «das?»
«Pero, si la experiencia os.prue- tas son libres de esperar desde ha-
Para los hombres de genio, el
En esta vez, la tristeza oprimió «ba, como á mí, que mi método ce cuatro mil años siempre á su
pasado no es nada, el presente no
al corazón de Hahnemann,y se apo- «es el mejor, servios de él para Mesías. Semejantes á la antigua
deró tal disgusto de su espíritu, c[ue gran cosa, el porvenir sólo extien- «curar, para salvar á vuestros eñ- nación Judia, que ellos esperen
se hizo la resolución de no apare- de á su mirada de águila, su hori- «ferinos, y darle honra á Dios.» Nosotros ya no esperamos más. Ya
cer más en público. Su casa fué el zonte infinito. Hahnemann en sus Hé aquí la inmensa significación hemos visto al Mesías de la verda-
reducto solitario en el que vivió meditaciones* profundas hubiera del silencio de Hahnemann. Ya ha- dera medicina, y estamos prestos
durante quince años, siempre me- podido decir lo que escribió cierto béis visto la lucha ele todos los sis : á hacernos los mártires de su re-
ditando las verdades ele la ciencia, día Oliverio Cromwell al coronel temas en el santuario del templo ligión. Tendremos nuestros tiempos
como los antiguos anacoretas de Norton: «Sé que Dios está sobre
Durante la viudez de Hahne- la expansión de la verdad. La mul- le fué inmediatamente rehusada, y
de persecución, tendremos á nues- titud se conmueve, se reúne y quie- en ello tampoco hay nada de sor-
tros Nerones, á nuestros Trajanos, m a n n , una joven de París, la se_-
ñorita Melania d'Hervilly, fué a re retenerle á la fuerza. Hace prenden te. Este es el destino de
á nuestros Dioclecianos, pero ten-, quince años, era la rabia de la opo- toda verdad, que viene al mundo.
dremos el triunfo del porvenir. Koethen,para pedir á la nueva doc-
sición, hoy es el furor del entusias- Voy á volver, lo sé. sobre una
Sin embargo, no se debe creer trina la curación de una enferme- mo: hace quince años, eran las idea que ya he desarrollado en
que el ¡lustre proscrito no fué ja- dad. que los médicos habían de- olas de la envidia para sumergir al una'cle nuestras primeras confe-
más visitado, en su retiro, por los clarado incurable. La Homeopatía innovador; hoy, son las olas de la rencias, pero no importa, quiero
peregrinos del sufrimiento y del a curó; y esta joven, de una fa- admiración y del reconocimiento, emitir, aquí, esta sencilla reflexión.
dolor. La verdad liene u n a fuerza milia muv distinguida, de un talen- para retener y encadenar al bien- Ella no será inútil, porque el asun-
expansiva, que triunfa de la opo- to notable en la pintura, poseyen- hechor. to vale la pena.
sición más obstinada. H a h n e m a n n do varias lenguas, y sobre todo, ¡Extraño capricho de las cosas H a h n e m a n n y sus discípulos
vió, por el contrario, afluir á su una gran fortuna, quiso casarse humanas! lian pedido y piden todavía, su
modesto gabinete á las enfermeda- con Hahnemann, á la edad, enton- Hahnemann se vió obligado á asiento al sol de laenseñanza ofi-
des de todas clases, á las enferme- ces, ele 79 años. El matrimonióse partir de noche, para sustaerse de cial, y este asunto les ha sido re-
dades, sobre todo, abandonadas verificó el 18 de Enero de 1835, las instancias de un populacho husado; esto es muy sencillo, ved
.por la impotencia de sus enemigos. y. por puro reconocimiento, esta que, antes quiso lapidarle; para cómo.
Tuvo gran dicha en acogerlas, y sublime madrastra, dio toda su sustraerse de la solicitud de sus ¿A efuién se debe consultar en este
algunas curaciones, que tuvo so- fortuna á los hijos de su esposo. conciudadanos quienes, en otro negocioVAIos médicos. A los profe-
bre los incurables, fueron las pri- Este matrimonio abre el último
tiempo, se hubieran disputado el sores ya instalados en sus clases.
meras chispas de un vasto hogar, período de la vida de nuestro maes- honor de suministrar los Clavos y Esto es claro, porque no se puede
que no tardó en radiar en todos tro ilustre. el martillo para crucificarle. dirigirse á un consejo de abogados
los países vecinos. Su clientela se Por instigación de su joven es- para juzgar de una doctrina médi-
¡Extraño capricho de las'cosas
hizo inmensa, y, cosa notable, cu- posa, dejó á Alemania y eligió á ca. Pues bien, todos esos profeso-
humanas!
rando á varios médicos de ciertas Francia por última patria. El 2 5 Al llegar á París, Háhnemann res están interesados en que la
afecciones,contra las que los méto- de Junio de 1835,Hahnemann lle- encontró á algunos discípulos, que Homeopatía no llegue á la ense-
dos antiguos,los habían dejado sin gó á París, último término de sus ya practicaban su doctrina. Pero ñanza; es claro; en ese jnicio á
socorro, fué como formó á los dis- penosas y muy numerosas'peregri- ¡av! ellos eran todavía bien débiles puerta cerrada,son jueces y partes
cípulos más ardientes y más escla- naciones. y desconocidos. El primer cuidado lo que es contrario, á todas las le-
recidos. De esta m a n e r a fué co- ' Reflexionád un instante respec- del Maestro, fué pedir la autoriza yes posibles.
mo después de su curación y su I to á la singularidad de las circuns- ción para ejercerla medicina, auto- ¿Queréis un ejemplo, para me-
conversión, los doctores Necher. tancias, respecto al capricho del rización que le fué inmediatamente jor comprender este razonamiento'/
Aegidiy Petersen, llegaron á sel- carácter del pueblo, y respecto á concedida, y en ello no hay nada Suponed pues que, cuando se
los apóstoles de la Homeopatía. la locura del destino. sorprendente. Pidió también in- trató de introducir los ferro-
Por esa época, es decir, en 1827, Al saber que el ilustre proscrito mediatamente la autorización de carriles en Francia, se hubiera di-
Enriqueta Kuchler murió, dejando vá á abandonar su retiro, ¿qué es- someter su doctrina á las pruebas cho á los jefes de posta, se reunie-
á Hahnemann una numerosa tami- peráis de los habitantes deKothen? públicas y legales, y la autorización sen todos en un consejo, v decidiesen
lia. ¡Admirad aquí toda la fuerza, toda 63
CONFERENCIAS SOBRE LA HOMEOPATIA 323

simple espectador de las cosas, vi- sino el coordinarlas y reunirías en


la ciudad y les dijo: "Mis caros co- vir por curiosidad.» un cuerpo de doctrina, v hé aquí
en oro ó en contra respecto a las legas, lo veis, si dejamos m á s tiem-
Hé aquí lo que hubierais podido en lo que consiste el mérito de
vía. terreas; pronto adivináis su po á este h o m b r e sobre la multi-
haber dicho ¡oh inmortal Hahne- H a h n e m a n n . ¿Alguno, antes que
juicio; ellos hubieran rechazado a tud se pierde nuestra industria.»
mann! Dentro de algunos años él había erigido en principios fijos,
¡as locomotoras, para el manteni- La advertencia pareció justa y
vuestro genio habrá renovado al encadenándolos á otros principios
miento de sus diligencias. E . t o e s buena, el pueblo se amotinó con-
mundo, y desde lo alto de los cie- correlativos ó solidarios, á todos
evidente. . , , tra el apóstol, le buscó luego para los elementos que componen su
los veréis la irradiación de vuestra
\ h o r a b i e n . e n las cuestiónesele a exponerlo á las fieras en ell Añil- doctrina? Los materiales existían,
doctrina en todas las comarcas del
Homeopatía ¿queréis que los anti- teatro, y San Pablo s e v i ó obligado es verdad, ¿pero, alguno, antes que
universo!
guos profesores sean mas .rabeci él, los había dispuesto en monu-
á partir para la Maeedoma. Hahnemann tiene su estatua, lo
les que esos dueños de posta. mento? Las fracciones existían,
¿Todo esto impidió la marcha sabéis, pero su estatua no le pone
Paciencia!.... iYa vendrá! 4 ) ¿pero, alguno, antes que él, había
del cristianismo? al abrigo de los tiros de la crítica.
Cuando San Pablo llego a Efeso, constituido la UNIDAD?
H a h n e m a n n reanimó a sus dis- La crítica ha sido creada para he-
obró por su celo y sus discursos,
cípulos con todo su celo, y traba- rir á los grandes hombres, y sus ¿Se ha pensado alguna vez re-
aran número de conversiones. jó h a s t a sus últimos días á fin dele-
llamas están destinadas á purifi- prochar á Leibnitz no haber inven-
Pues bien, en esa ciudad había un garles la mayor parte posible del
carles. Nuestro ilustre Maestro de- tado las cifras? ¿A Newton no ha-
templo famoso dedicado al culto tesoro de la verdad. A pesar de su
bía pasar por esta purificación. ber inventado las estrellas? ¿A Ga-
de Diana; y los plateros abnca- avanzada edad, conservó hasta su
ban pequeñas representaciones de última hora toda la integridad de En la impotencia de atacar al lileo no haber inventado la tierra
ese templo y de la estatuade la dio- su inteligencia. La muerte no hizo cuerpo de su doctrina, se reprochó y- el sol? o¿A Cristóbal Colón no ha-
sa Esas obras de plata seducían al m á s que c e r r a r á su espíritu, como primero á Hahnemann el no haber ber inventado la América? A Har-
inventado nada. vey, no haber inventado la sangre?
pueblo supersticioso, que era ha-
se cierra un libro después de ha- Se quisiera atribuir á Hipócra- ¿A Cuvier, no haber inventado las
!:ia mucho tiempo la victima de la
berlo ieído. tes el "principio de los semejan- razas do los hombres y de los ani-
m á s injusta explotación. Samuel H a h n e m a n n murió el 2 tes,"á Paracelso el dinamismo "de males? ¿A Arago, no haber inven-
Pero, á medida que el apóstol d e Julio d e 1 8 4 3 .
los medicamentos," á Areteo, la tado la chispa eléctrica, cuya co-
de las gentes abría los ojos de ese "ciencia de la sintomatología," en rriente imanta al hierro dulce? ¿A
•Murió! El hombre y su doc-
pobre pueblo, el culto de la diosa
P° D V e P " T l a venía de la efigie d e ' l r i ñ a cayeron en la balanza del fin, á otros teóricos célebres, anti- todos los hombres de talento, en
d
T m U n v d e s u estatua ibatam-'destino."¿Cuál será el porvenir del guos ó modernos, los diversos ele- fin, no haber inventado los prin-
•D

mentos de nuestra doctrina. cipios, cuyas nuevasrelacioneshan


s e r á 61 p o r v e m r de
ción. V i e n d o e s t o , un t a l Deme-¡ k d o c t r i n a ? ¿Qué se puede probar con todos proclamado?
«Parto en el m o m e n t o en que estos argumentos? Se ha reprochado á Hahnemann
trio reunió á todos los plateros de
el espectáculo se va á hacer m a s Ya os lo he dicho: el hombre no no saber anatomía. Pero ¿qué rela-
"TTEI p r o n ó s t i c o del a u t o r se ha c u m p l i - interesante, decía Gay-Lussac en
El oronósi.co dei amor se n* cu.um.- inventa nada, en la acepción "ra- ción hay entre la anatomía y su
dical" de la palabra; las verdades doctrina? ¿Por lo demás, qué mé-
son eternas; la gloria de u n hom- rito hay en saber bien la descirp
habrá renovado al mundo. Quisie- bre de talento, no es el crearlas, 'ción del cuerpo humano? ¿Quemé-
ra tener una contraseña, y, como
palria desde hace cinco año*-^- ^
rito hay en saber bien la geografía] Si así hubiera sido, se le podría tó por esta rabia, cuando rechazó Ciertamente es bueno y dichoso
ó la descripción de la tierra? Todo! reprochar no haber tenido éxito, la Escuela representada por Re- para nuestra doctrina, que nuestros
' quin.
esto, no es sino negocio de tiempo puesto que sus hijos fueron soste- enemigos lancen al mundosemejan-
y de memoria. He aquí por qué— nidos por la fortuna de la señorita «La ola que le llevó retrocede tes publicaciones: así. ellos mismos
espantada.» seencargan de probar,á quien quie-
«el genio quirúrgico aparte» —debe d'Hervilly. Pero, no. Hahnemann
Hahnemann murió, y ¡hé aquí los ra saberlo, que no comprenden lo
de hacerse tanto caso de un buen no dejó riquezas. El no dejó, en su
tiros que la calumnia se complace que quieren juzgar. ¿Qué hacen
ebanista, por ejemplo, como de un muerte, los siete millones ele Du-
puytren, ni los cuatro millones de en lanzar contra su estatua! Pero ellcs? Son el eco de todo lo que la
buen cirujano.
todos esos tiros caen embotados ignorancia ó la envidia pueden de-
Se ha llegado hasta reprochar al Boerhaave, porque él no ganó los
sobre su pedestal. cir contra la Homeopatía.
Padre de la Homeopatía no saber cien mil francos de Chomel ó de
A todos esos calumniadores me ¿Qué debemos hacer nosotros?
fisiología.—Se ha llegado, como lo Ricord.
Finalmente, la calumnia inventó contento con recordarles á ese per- Dejarlos dormir. «No hay nada tan
habéis visto, hasta reprocharle no
que nuestro ilustre Maestro había sonaje del que habla Mine, de Se- "peligroso, dijo Lamartine, como
saber química. Aquellos que han
vigné. el cual, condenado á ser "el razonar con los ecos, porque
levantado esas acusaciones, prue- perdido el seso, y que murió en un
ahorcado en efigie, asistió él mismo ellos no son responsables de lo
ban muy sencillamente, que no han hospital de locos. El profesor Re á su ejecución, y decia fríamente "que dicen "
leído las obras de Hahnemann. Se- jquin, aprovechando quizá esta
al verdugo:—Muy bien ves,que ese
idea, hizo del innovador un cuadro Ah! Dios mío! Si quisiéramos ir
mejantes hombres, no merecen re- muñeco, tan pintarrajeado, abso-
en el que prodiga los colores más al fondo de las cosas, encontraría-
futación. dejémosles dormir en su lutamente se me parece mos que todos los autores de esos
ignorancia, ó en su ceguera. Pascal chillantes. Concluyó, sin vergüenza,
¿Debo hablar de esos escritos libelos, no son sino unos nuevos
lo ha dicho: «Nuestro propio inte- que Hahnemann tenía el espíritu
que vomita la envidia contra nues- Erostratos, queriendo pasar á la
r é s es un maravilloso instrumen- falso, que no propaló más que so- tra doctrina? De tiempo en tiem- posteridad, quemando el templo de
< mentó para reventarnos agrada- fismas, paralogismos y paradojas: po vemos nacer y morirá esos libe-
que su obra no terminó sino en Efeso.
b l e m e n t e los ojos.» los, semejantes á una tela que te- Creedme, pues, dejadlo* en p1
Se ha dicho todavía que el Maes- producir un gran escándalo; en fin. jieran las arañas al derredorde una olvido.
tro de la Nueva Escuela era de un que el no fué más que un preten- encina. Dejémosles desvanecerse... Hé aquí terminadas nuestras
carácter duro, severo y malévolo. sioso, un charlatán y un loco! Es asunto del soplo del menor
Requin no hace más que probar conferencias. Que hagan ellas lodo
Aquellos que conocieron su vida vientecillo.
hasta dónde puede conducir la pa- el bien que yo he querido hacer,
íntima, los que conocieron, sobre Todavía hace algunos días, uno es todo lo que pido á Dios. Para un
todo, sus sentimientos religiosos, sión de una elevada dignidad, al de esos libelos nos ha sido traído gran número, lo sé. habré hablado
se indignarían profundamente de verse amenazada en su trono por por la marejada de la calumnia; en el desierto;—pero.—como dice
una calumnia tan baja. una potencia rival.
c Tantaene animis coelestibus •dejémosle en la playa. Nacido de un sabio publicista—cuandose cla-
Se ha pretendido q u e Hahne- la espuma de una ola, durará tan- ma en el desierto, ¡siempre se es
mann no había venido á París, si- irae.» to como la espuma, y desaparece- oído de Dios v de su conciencia!
no por el incentivo del oro. y que Tanta rabia cabe en el vientre-
rá como la ola.
al dejar Alemania se había pro- de un "Tiburón." (En francés "Re-'
puesto explotar las bolsas france- c{uin.")
Nuestra doctrina jamás se asus- FIN.
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