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UNIVERSIDAD

LA SALLE La expresión oral y escrita en el


BENAVENTE
Proceso de Enseñanza Aprendizaje

Ensayo

Karla Andrade Flores


Tercer Semestre
Biología
El aprendizaje en la escuela: el lugar de la lectura y la escritura

D
ado el desarrollo alcanzado por la ciencia y la técnica y la gran cantidad de
conocimientos acumulados por la humanidad, hace necesario que los maestros
dirijan su trabajo docente, más a enseñar a aprender que a transmitir información.
De esta forma, el énfasis fundamental debe realizarse en que el estudiante asimile los modos
de actuación necesarios para adquirir de manera independiente el conocimiento; que después
requerirá en su quehacer profesional y en su tránsito por la vida. Por tal motivo una de las
tantas tareas fundamentales del presente debe ser la formación y desarrollo de capacidades y
habilidades hacia la lectura y escritura, para desarrollar competencias en estas
macrohabilidades, aunque sencillas en el entendimiento de cada uno, pero complejas en la
enseñanza y procedimientos que conlleva a su ejecución funcional y significativa, ya que el
éxito en las diferentes actividades que el hombre realiza depende en gran medida de la forma
en que ellas sean dominadas por él.

Por ello se requiere de una actitud y comportamientos comprometidos con la labor


docente, de manera que sea creativo con respecto a Io que se enseña y hacia los estudiantes,
implicando tener el conocimiento pertinente, adecuado y total de lo que va a enseñar,
desarrollar la asertividad y el conocimiento sobre lo que los estudiantes sienten y saben
acerca del tema, así como el dominio sobre estrategias pedagógicas, didácticas o practicas
apropiadas a las necesidades de aprendizaje que promuevan escenarios significativos para éste
en la diversidad de los estilos de aprendizaje, así la escuela provee de herramientas, actitudes,
capacidades, competencias… adecuadas a las tendencias e intereses generales que permitirán
una adaptación e inclusión sociales. (Flórez, et al., 2010). Aunque en ocasiones éstas suelen
estar influenciadas por el estilo, moda o bien por la política educativa del país, que en su
mayoría no es comprensible pero se ejecuta de manera imprecisa y poco efectiva.

Asimismo, cabe señalar que la escuela desarrolla un papel fundamental en el proceso


de aprendizaje, ya que los estudiantes se desarrollan actitudes, comportamientos y valores
que se relacionan con el perfil docente, debido a que éste también tiende a desarrollar en su
práctica cotidiana estos atributos. Las actividades de enseñanza que realizan los profesores
están inevitablemente unidas a los procesos de aprendizaje que, siguiendo sus indicaciones,
realizan los estudiantes. El objetivo de docentes y alumnos siempre consiste en el logro de
determinados aprendizajes y la clave del éxito está en que los estudiantes puedan y quieran
realizar las operaciones cognitivas convenientes para ello, interactuando adecuadamente con
los recursos educativos a su alcance.
En este marco, el empleo de los medios didácticos, que facilitan información y ofrecen
interacciones facilitadoras de aprendizajes a los estudiantes, suele venir prescrito y orientado
por los profesores, tanto en los entornos de aprendizaje presencial como en los entornos
virtuales de enseñanza.

La selección de los medios más adecuados a cada situación educativa y el diseño de


buenas intervenciones educativas que consideren todos los elementos contextuales
(contenidos a tratar, características de los estudiantes, circunstancias ambientales...), resultan
siempre factores clave para el logro de los objetivos educativos que se pretenden. El profesor,
planifica determinadas actividades para los estudiantes en el marco de una estrategia didáctica
que pretende el logro de determinados objetivos educativos; los estudiantes pretenden
realizar determinados aprendizajes a partir de las indicaciones del profesor mediante la
interacción con los recursos formativos que tienen a su alcance estableciendo de antemano los
objetivos educativos que pretenden conseguir el profesor y los estudiantes, y los contenidos
que se tratarán.

Así, en el proceso de enseñanza-aprendizaje se involucran acciones como leer y


escribir, que “implican una serie de conocimientos y habilidades o capacidades que hacen
parte del espacio de la tarea, y son descubiertos por medio del análisis de ésta” (Flórez, et al.
2010) por lo que conlleva a tomar en cuenta que la escuela y sus procesos debería:

ü Estimular la atención y motivar


ü Dar a conocer a los alumnos los objetivos de aprendizaje
ü Activar los conocimientos y habilidades previas de los estudiantes relevantes para los
nuevos aprendizajes a realizar (organizadores previos)
ü Presentar información sobre los contenidos a aprender u proponer actividades de
aprendizaje (preparar el contexto, organizarlo)
ü Orientar las actividades de aprendizaje de los estudiantes
ü Incentivar la interacción de los estudiantes con las actividades de aprendizaje, con los
materiales, con los compañeros... y provocar sus respuestas
ü Proporcionar retroalimentación a sus respuestas
ü Facilitar actividades para la transferencia y generalización de los aprendizajes
ü Facilitar el recuerdo
ü Evaluar los aprendizajes realizados
Estos aspectos no siempre se producen en el aula significativamente, debido a ciertos
factores como el ambiente de la clase, los alumnos, las situaciones personales e incluso la
actitud del docente, pero que se llevan de una u otra manera tal cual la entienden los actores
escolares.

La escuela resulta ser un espacio en donde se realiza dentro de un marco formal uno
de los ámbitos del proceso de enculturación, que tiene una importancia trascendente en los
modos como los educandos… perciben y adquieren experiencia de la realidad sociocultural, el
cual, de una manera u otra, inhibe o potencia en cada individuo su propia manera de estar en
el mundo obstruyendo o colaborando en su construcción, organización y desarrollo.
(ESTANISLAO, 2010, p.169).

El leer correctamente es más que simplemente recorrer con los ojos las palabras de un
texto; podemos establecer un vínculo con el texto que involucra al lector intelectual y
emocionalmente; es una comunicación entre el emisor y receptor, es decir, el lector y el autor,
un intercambio de ideas, conversaciones y pensamientos que desarrollan la facultad de
comprender y sentir plenamente un texto, una historia, o información; esta capacidad que se
desarrolla a medida que se frecuenta y ejercita la habilidad intelectual de leer, que es algo
mucho más complejo que la sencilla alfabetización. Se lee en la calle, haciendo las compras, en
el transporte, en la búsqueda de un trabajo, en la recepción de un correo electrónico… pero el
aprender a disfrutar de la lectura solo se consigue leyendo, cambiando nuestra actitud y valor
hacia ésta, y no podemos encontrar otra forma de hacerlo.

Escribir es organizar ideas coherentes para que otros comprendan los mensajes que
escribimos, teniendo una finalidad: que llegue el mensaje y que se entienda. La comunicación
escrita requiere, además de conocer el código escrito, saber utilizarlo en situaciones concretas:
cómo escribir una carta o un recado, un texto informativo, una instrucción, un boletín
informativo, de acuerdo con Cassany estamos de acuerdo en que en el acto de escribir
intervienen procesos lingüísticos y psicológicos, es decir, los que tienen que ver con el
pensamiento, la memoria y la creatividad, dando origen a la selección de información, la
elaboración del plan o estructura del escrito, el desarrollo de ideas y la utilización del lenguaje
apropiado. Por ello, no se trata de reducir la escritura al copiado o al dictado; ni de considerar
que las planas son escritura; sino que le intercambio natural, informal, espontáneo forma
parte de la enseñanza que debe llevar a cabo la escuela de tal manera que permita que los
alumnos identifiquen su funcionalidad y contextualización.
El lenguaje como parte fundamental de la comunicación nos permite comprender
nuestro entorno, nuestras ideas, expresarnos eficaz y eficientemente si tenemos los
conocimientos, habilidades y capacidades podemos desempeñar un rol fundamental en la vida
de los demás; gracias a la expresión oral y escrita indicamos a otros pensamientos,
sentimientos, emociones, reflexiones… que ayudan a percibir desde otro punto de vista lo que
observamos. Hacemos uso de la experiencia, los valores y el mundo que nos rodea.
Analizamos, reflexionamos y valoramos aquello que necesitamos comprender aquello que
necesitamos comunicar para conseguir una finalidad común. La lectura es el mejor elemento
para la corrección del lenguaje oral y escrito puesto que la mayoría de las dificultades que se
representan en la escritura vienen dadas por el mal uso o bien por la mala comprensión de que
ambas, son indispensables para seguir aprendiendo en una sociedad de constante dinamismo.

La lectura y escritura son prácticas vivas y vitales…instrumentos poderosos que


permitan repensar el mundo y reorganizar el propio pensamiento (LERNER, 2004. p.19), sin
embargo, el valor que le demos los individuos: a la labor educativa, las finalidades sociales de
la escuela, los propósitos de los contenidos temáticos, la influencia cultural y social, sin olvidar
la influencia de los padres, los grupos de pares, los maestros, las actividades que se privilegian
en el tiempo libre, las actitudes y valores fomentados por los actores escolares, entre tantos,
ayudaran a consolidar o desvanecer las habilidades lingüísticas.

Es obvio que leer, entender lo que se lee y escribir constituyen acciones


lingüísticas, cognitivas y socioculturales cuya utilidad trasciende el ámbito escolar y
académico al insertarse en los diferentes ámbitos de la vida personal y social de los
seres humanos. De ahí la casi infinita diversidad de los textos escritos y de ahí también
los diferentes usos sociales de la lectura y de la escritura en nuestras sociedades: desde
la lectura de los textos escritos habituales en la vida cotidiana de las personas (noticias,
crónicas, catálogos, instrucciones de uso, reportajes, entrevistas, anuncios...) hasta el
disfrute de la lectura literaria, desde el uso práctico de la escritura (avisos, cartas,
contratos, informes, instancias...) hasta los usos más técnicos (informes, ensayos,
esquemas...) o artísticos de los textos escritos (escritura de intención literaria...)
(LOMAS.1996. p.1 ).

No se contribuyen de manera efectiva y sistemática al logro de capacidades, y ni hablar


de los padres de familia e hijos que se interesan sólo por que cursen un nivel educativo u
obtener un certificado que garantice el acceso a otros estudios o facultades “para el trabajo”
realmente disfuncionales, ya que se está generando individuos con cierto grado de
analfabetismo práctico; como dice Emilia Ferreiro, sólo se sabe leer y escribir para la calle, el
periódico, los libros informativos, la literatura, para escribir una nota o recado cuando se es
necesario hacerlo, cuando se llena una solicitud para encontrar trabajo, entre otras.

La práctica de la lectura y escritura da al estudiante es un dominio más completo del


lenguaje, le ayuda a organizar su pensamiento y aclarar sus ideas, desarrollar un punto de vista
personal, para posteriormente plasmarlo, es decir llevar a cabo un texto escrito y que le
permita trascender; verificar lo que sabe del asunto que está trabajando y plantearse
preguntas acerca de lo que aún desconoce. Practicar una habilidad que va a ser muy útil en
muchas otras situaciones de su vida. Expresar sus sentimientos, descubrir su intimidad, y
encontrar su voz y su propio estilo y disfrutar del proceso creativo y la belleza de las palabras
(SEP. 2000. p. 84).

En conclusión, como señala Flores (et al. 2010) los procesos de enseñanza-aprendizaje
en la escuela o los procesos de construcción social del conocimiento, no deben ser vistos solo
como una serie de contenidos que se van a enseñar, sino que también deben incorporar las
habilidades propias para la adquisición de esos contenidos. En este sentido, las labores de
lectura y escritura deben presentarse como actividades en toda la dimensión de su
complejidad; que permitan su reflexión, análisis y la solución a una dificultad a veces
inexplicable para los adolescentes, debe convertirse en la organización del pensamiento a
través de un código escrito que favorece la comunicación bajo el cumplimiento de una
comprensión de lo que se ha hecho.

Referencias bibliográficas

BARTOLOMEIS, Francesco de. (1985). La psicología del Adolescente y la Educación. México:


Ediciones Roca.

ELLERY, Valerie. (2005). Un aula de lectura y escritura comprehensiva r integradora. Asociación


Internacional de Lectura. Lectura y Vida.

ESTANISLAO, Pérez Juan. (2008). Contexto sociocultural, escuela y aprendizaje, (2010, 11,15)
en http://www.juanestanislaoperez.cl/

FERREIRO, Emilia (2000), Leer y escribir en un mundo cambiante en Novedades educativas,


núm. 115, julio, Buenos Aires, Ediciones Novedades Educativas, pp. 4-7

LASSO, Tiscareno Rigoberto. (2006). La importancia de la lectura, (2010, 10,18) en


http://bivir.uacj.mx/LibrosElectronicosLibres/UACJ/Importancia_de_la_lectura.pdf

LERNER, Delia (2004) Leer y escribir en la escuela: lo real, lo posible y lo necesario. México: SEP-
FCE.
LOMAS. Carlos. (1996). Leer para entender el mundo. (2007/05/28) en
http://www.quadernsdigitals.net/datos_web/hemeroteca/r_1/nr_490/a_6670/6670.html

SEP. (2000) Guía de padres 2ª. Parte. México: Fundación vamos México-SEP.

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