Sie sind auf Seite 1von 3

El vínculo pedagógico, pensar investigativamente más allá de la instrumentalización

metodológica y didáctica
Por: Santiago Beltran Sánchez1

Introducción
En razón de generar algunas consideraciones en relación a los aspectos que atañen a la pedagogía
el siguiente texto busca reflexionar en razón de la siguiente Hipótesis de trabajo
Los elementos que subyacen a la interacción social producto de quienes hacen parte de la escuela y
el vínculo pedagógico profesor- estudiante, representan una posibilidad de investigar y pensar dentro
de la Educación.
Se realizará una explicación que hablara sobre el vínculo pedagógico y sus elementos que le son
constitutivos. Finalmente se tratará de resaltar la importancia de esta reflexión en los docentes para la
investigación en pedagogía.
Los elementos que subyacen a la interacción social y Vinculo Pedagógico
Algunos de los elementos estructurales propios del discurso y la cultura, subyacen en la interacción
social de quienes hacen parte de la escuela y particularmente del aula, la relación más importante para
este caso se concentraría entre el maestro y el estudiante, dicha relación la denominamos Vinculo
Pedagógico. La introducción de la cultura por parte de los maestros hacia los alumnos, estudiantes o
aprendices, hacen de este vínculo una necesidad no solamente metodológica sino también social. El
acto de enseñar se convierte en la necesidad de implantar una visión ideal del individuo, una convicción
moral, un deber ser (Durkheim 2006). La transmisión en ese orden de ideas es producto de una
dependencia directa entre quien enseña y quien recibe esa enseñanza. Así pues, la connotación
transhistorica del vínculo cambia en la medida en que pasan siglos, pero no por ello desaparece la
relación del acto de enseñar y aprender.
Por ejemplo, en la Edad media la enseñanza era representada en una forma de control simbólico,
encarnada por los sacerdotes que protagonizaban y convocaban a sus discípulos en el mundo de la
Religión (Diaz 2019) Quien era un hombre de Dios cumplía con los propósitos de quien enseñaba. En
otro contexto, antes de la Revolución Industrial la producción dependiente de lo artesanal requiera
aprendices que se vincularan a los oficios, quien enseñaba encarnaba la preservación del saber, pero
también la re prestación misma de la tradición de cualquier oficio. En este orden de ideas en términos
de Diaz (2019), la pedagogía adquiere una naturaleza, que no implica solamente la novedad como
parte de su constitución2, sino también la conciencia y la identidad, la escuela se instituye como la
articulación entre formas de socialización e históricamente funciona como un dispositivo que lleva a
los nuevos aquello que no saben, o que desconocen.
En la Modernidad el vinculo se vuelve masivo, ya no es tan íntimo ni tan personalizado como lo vemos
en las relaciones maestro - aprendiz de la Antigüedad y la Edad media. Existe entonces una necesidad
de masificar desde el origen mismo de instituciones, perfilando la apuesta por el acceso y las
relaciones emergentes que adquieren una forma particular de enseñanza. Sin embargo, el vínculo no
desaparece, las relaciones que se tejen en él se someten a un debate que implica una nueva
configuración en las relaciones del maestro – estudiante, y se configuran los elementos metodológicos

1
Licenciado en Educación Básica con en Énfasis en Ciencias Sociales, Especialista en Educación en Tecnología, Maestrante en
Educación con énfasis Sociales, Ética y Política. Universidad Distrital Francisco José de Caldas.
2
Nos referimos a las Escuelas Nuevas, Activas y Criticas
que harán posible los propósitos y los efectos del profesor en el estudiante, por medio del recorte
cultural.
En ese orden de ideas Antelo (2005) nos menciona la influencia del poder educativo, el vínculo existe,
pero este no implica que los propósitos que se anteponen se hagan efectivos. Parece que el control y
la medición absoluta de instaurar las intenciones y generar una influencia sobre el otro son inevitables,
así pues, se hace latente la necesidad de pensar en la relación que existe entre las personas que
intervienen en otras. El papel del educador implica una intención, esta se ve reflejada en querer
entender lo que pasa en el otro, es decir en el estudiante; se evidencian unos efectos que parece ser
son contrarios a los propósitos de quien enseña.
Las funciones del vínculo en su papel socializador son de suma importancia, la función del docente
busca motivar e integrar al estudiante dentro de unos propósitos que tienen de alguna manera una
relación con el saber. Identificando según esto, una relación saber- Maestro y finalmente maestro
estudiante. Convirtiéndose la escuela en un escenario de acceder a lo que no se sabe, sin embargo,
la cuestión no solo implica los contenidos como hablábamos anteriormente, es decir la discusión de la
trasmisión del conocimiento o los elementos instrumentales cognitivos. Sino también dentro de los
propósitos, las interacciones y los actos de enseñanza, existen formas de articulación del individuo
hacia la cultura, las instituciones sociales, las relaciones éticas, los sistemas simbólicos, las buenas
maneras, entre otros.
Este vinculo implica necesariamente una recontextualización traída por el maestro, el discurso
pedagógico, que conlleva en las relaciones maestro estudiante una jerarquía y una división del trabajo;
también la necesidad de seleccionar y distinguir elementos propios del saber para ser llevados a las
relaciones con el estudiante. Según (Diaz, 2019) la recontextualización trae como consecuencia una
distinción entre el discurso pedagógico como disciplina y las categorías plurales que conforman ese
saber, en otras palabras existe un recorte cultural que se toma para ser llevado a la relación entre
quien enseña y quien aprende, así pues, entre más se aleja del saber del discurso de la pedagogía,
más pedagogizante e instrumental se transforma la practica del docente.
De allí el “optimismo” propio de la escuela tratando de motivar al estudiante, a ser un buen ciudadano,
a convertirse en una persona democrática a enmarcase dentro de una forma de civilización. Y dentro
de los elementos cognitivos se invita a la autonomía, a la creatividad y al pensamiento crítico.
Todos estos pensamientos enmarcados dentro de los propósitos no son seguros, es decir el hecho de
que sean enunciados en el discurso propio de la institución escolar no implican que la pretensión
transformadora de la escuela se haga visible. Sin embargo, estas generan formas de subjetividad y de
Identidad, es decir existen en esa medida oculto procesos en las interacciones que están determinadas
por la transmisión cultural e implican un control y unos limites que establecen la diferencias entre
quienes conforman ese vínculo pedagógico (Diaz, 2019).
Pensar investigativamente reflexionando sobre el vínculo pedagógico
El esfuerzo por entender las relaciones y los vínculos pedagógicos más allá de los elementos
instrumentales, metodológicos y didácticos, resaltan una manera de salir del obstáculo epistemológico
en el que se encuentra el discurso de la escuela en su exaltación empírica. Una forma de pensar
investigativamente radicaría en poner en interrogante absolutamente todas las disposiciones teóricas
y prácticas con las que cotidianamente se enuncia, se nómina y se actúa dentro del contexto escolar.
En otras palabras, en el activismo de los colegios y las universidades, la palabra “investigación” se
utiliza frecuentemente para designar una tarea, para determinar cualquier actividad, para comenzar un
componente temático, complementar un ejercicio académico, entre otros. De este modo, existe una
configuración, un “sentido común°, que permite entender la investigación como un “hacer “; desde la
primaria hasta los pregrados se escucha constantemente esta palabra, y su labor meramente
relacionada con una instrucción o con un método, esto es lo que se plasma en las relaciones que se
viven en la escuela moderna. Sin embargo ¿Existe una reflexión discursiva de lo que se hace y dice
en la escuela?
Un punto de partida, para pensar investigativamente, sería entonces interpelar todos instrumentos y
modelos que son evidentes en los optimismos propios del algor de los docentes, mirar de forma
analítica las propuestas y practicas empíricas idealizadas como novedosas (sistematización de
experiencias) y realizar una mirada a los elementos subyacentes que se salen de la aplicación de los
modelos teóricos y pedagógicos que se aplican de manera instruccional y estática.
No quiere decir que la cuestión del método no sea importante, sin embargo, una forma y un esquema
que nos podría permitir pensar implicaría salir de lo que comúnmente se instala como verdad en el
contexto educativo.
“Trascender la estructura social en la cual se está inmerso, y de la cual los investigadores de la pedagogía debieran
ser permanentes observadores y analistas, puede ser una necesaria tarea del hoy denominado campo de la
pedagogía. En este caso, el pedagogo debiera diferenciarse —hablando metafóricamente—del personaje cotidiano
que diariamente habla para comunicar/significar pero que no es consciente de las reglas que configuran su discurso”

Mario Diaz 2019

Referencias:
 ANTELO, Estanislao (2005). Notas sobre la (Incalculable) experiencia de Educar” en : Educar:
ese acto político. Buenos Aires: Del estandarte editorial
 Díaz, M. (2019). ¿Qué es eso que se llama pedagogía? Pedagogía y Saberes, 50, 11–28.
 Durkheim, E. (2006). La Educación Moral. Madrid: Editorial Trotta.

Das könnte Ihnen auch gefallen