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Buenos Aires: Ediciones Del Candil, 1998

ISBN: 987-97342-0-3
PRESENTACIÓN DE LA HISTORIA
Isidoro Berenstein y Janine Puget

Cuando un conocimiento adquiere suficiente densidad y complejidad


surge la necesidad de acomodar los términos. También es una exigencia
ajustar su significado y ordenar su uso. Todo ello ocurre en otro momento que
aquel en el cual esos términos comenzaron a circular. Estos pueden ser
usados con sentidos que van variando en su constitución, especialmente si
esto lleva un tiempo, así como también pueden tener un uso en otras ramas
de ese conocimiento. Lo cierto es que la presencia de un Diccionario marca un
momento caracterizado por un uso más delimitado y preciso de las palabras,
allí donde éstas marcan tanto una identidad como una pertenencia y también
una diferencia con los otros. Como se verá es esta una verdadera obra de
conjunto con un permanente camino de ida y vuelta entre los colegas que
revisaron e hicieron el seguimiento de cada término sabiamente coordinados
por el Dr. Carlos Pachuk desde Buenos Aires y por la Lic. Rasia Friedler desde
Montevideo, quienes a su vez trabajaron en conjunto hasta ver producida esta
obra.
El psicoanálisis vincular adquiere un lugar después de pasar por varias
vicisitudes. Desde el reconocimiento del valor terapéutico del grupo y su
ubicación en tanto entidad psicoanalítica se produjeron diferentes
movimientos oscilatorios: por un lado una fuerte tendencia en considerarlo
como una mera prolongación de la teoría psicoanalítica la que fue creada
para la comprensión de una mente singular con los riesgos de cierto
reduccionismo, Por otro lado la búsqueda de aquello novedoso para lo cual era
necesario volver a pensar y formular hipótesis nuevas. Así se fueron
discriminando espacios terapéuticos cada uno con su especificidad los que a
su vez corresponden a espacios mentales.
Hoy, las entidades psicoanalíticas pensadas en términos vinculares
abarcan la pareja, la familia y el grupo. Cada uno de los que trabajamos con
estos encuadres arribó a ello desde prácticas diferentes y tal vez desde la
posibilidad de transformar lo no abarcable hasta ese momento. Berenstein
I., partió de las dificultades por no decir imposibilidad de atender el llamado
paciente psicótico o paciente designado con el encuadre del análisis individual
por lo cual propuso un modelo de estructura familiar inconsciente que le
permitió abordar el análisis de familia. Otros tales como Bernard M., Romano
E., Puget J, Paz C., Rodrigué E., Mom J., llegaron al análisis vincular a partir
de fracasos o límites en la práctica diaria con pacientes individuales.
Comenzaron ocupándose del psicoanálisis de grupo creando las bases para ir
formulando una teoría propia. Luego Puget J., nuevamente intentando
transformar algunas situaciones críticas en lo concerniente a la modificación
de conflictos de pareja no abarcables desde el análisis individual propuso
algunas hipótesis que le permitieron reconocer la especificidad de este
encuadre.
Así fue como poco a poco quienes, si bien teniendo marcos conceptuales
semejante diferían en algunas de sus hipótesis, sentimos la necesidad de
poner un nombre a estas diferentes prácticas que por un lado las reúna y por
otro las discrimine. Nació entonces el concepto de Configuraciones Vinculares
como un término suficientemente abarcativo como para contener a grupos,
familias y parejas, si bien requiere las puntualizaciones que ofrecemos en
este diccionario.
El término “vínculo” fue introducido entre nosotros por Pichón Rivière y
ello inauguró una corriente de pensamiento dentro del psicoanálisis argentino
y ello fue simultáneo con su propuesta de incluir las familias de los pacientes.
Con ello comenzaba lo que luego se constituyó como un encuadre específico:
tratar la familia como un todo. Casi al mismo tiempo surgía el grupo como una
herramienta terapéutica. La pareja conyugal también se constituyó como
vínculo a tratar. A todo esto lo llamamos psicoanálisis vincular.
Es probable que el psicoanálisis vincular se haya iniciado bajo un signo
negativo y bajo otro signo positivo. El positivo es la intención de ampliar un
campo clínico y por lo tanto metapsicológico. El negativo fue el de considerar
la insuficiencia de algunos tratamientos considerados para resolver conflictos
vinculares así como padecimientos derivados de la pertenencia vincular y
social. Así fue por ejemplo las primeras indicaciones tenían sobre todo en
cuenta el eje económico: se lo consideraba adecuado para personas de
menores recursos. Pero se decía que el tratamiento de grupo era superficial..
etc.. Lo mencionamos ya que pensado de esta manera podría llegar a ser
necesario detectar cuando estos efectos negativos se transmiten como
tradición lo que lleva a la incapacidad de cuestionarlos, siendo esto un signo
de resistencia.
En síntesis, vemos como en la Argentina y en Uruguay una insatisfacción
teórica-clínica se tornó creativa llegando a la creación de un concepto en el
que se conjugara espacio, tiempo dentro de una estructura vincular estable.
Configuración vincular abarca entonces hasta hoy todos los encuadres donde
hay más de dos personas. Este enfoque también enriqueció nuestra práctica
en el análisis bipersonal, punto de despliegue del mundo interno del paciente
en el analista donde reconocemos un pequeño espacio reservado al vínculo:
analista y analizando conservan entre sí una relación de mutua imposición y
alteridad. Ello también explica que cada vínculo es específico y que el análisis
con un dado analista no sea exactamente el mismo que si fuera con otro.
Cada análisis, o más bien cada pareja analítica tiene una particularidad, la que
le da la realidad de cada Yo y la conjugación de los cualidades específicas de
cada uno. Muchas veces se nos pregunta si el psicoanálisis vincular ha
modificado nuestro enfoque del análisis individual. Hoy ya podemos contestar
taxativamente que sí. Ello implica que hemos podido desprendernos de
aquello dentro del cual fuimos educados y volver a pensar.
Los diferentes modelos propuestos fueron orientando desde los
comienzos la técnica interpretativa a interpretaciones dirigidas al vínculo como
un todo basando la comprensión predominantemente en los mecanismos de
identificación introyectiva y proyectiva, o de las fantasías construidas por el
conjunto.
Una vez transitado suficientemente el camino técnico y clínico venía la
metapsicología. Se abrían dos alternativas, una era seguir usando la que se
había inaugurado en los escritos de Freud de 1915, propia de la realidad
psíquica que reconoce la pulsión como concepto base del aparato psíquico.
Luego modificada por M. Klein y su teoría de las posiciones y luego del mundo
emocional también apoyada fuertemente en la pulsión.
Una metapsicología donde tanto el yo como el otro tengan un lugar
fundante requiere una modificación. Es en este sentido que “vínculo” es su
elemento de base. Vínculo está respecto de pulsión en una relación de
excedencia. También lo está el otro respecto del yo y éste respecto de aquel.
Y si se mira detenidamente, esta condición hace que el vínculo sea una
entidad específica diferente por lo tanto del mundo individual. De allí la
necesidad de reconsiderar el papel fundante de la presencia en el mundo
vincular a diferencia de la ausencia en el mundo interno.
Poco a poco también pudimos desprendernos de esta manera de ver al
vínculo y dar importancia a la construcción de la pertenencia diferenciándola
de la construcción de la identidad. En esta línea sostuvimos una investigación
que dió lugar a aperturas en la comprensión de las vicisitudes del sistema
psíquico. Estudiamos una representación inconsciente que de cuenta de la
ocupación de lugares respectivos en una estructura. El sistema consta de
diferentes espacios a los cuales llamamos intersubjetivo, el de dos o más
sujetos, el transubjetivo, el de los sujetos atravesados por la cultura e
insertos en la sociedad, el intrasubjetivo, el del sujeto con su mundo pulsional
y de fantasía. Entre cada espacio concebimos una brecha. Esta hace
infranqueable para algunos contenidos el pasaje de un espacio a otro. Una de
las consecuencias es la reformulación de la teoría de la transferencia. Fuimos
detectando diferentes mecanismos de defensa propios de cada estructura.
Para que estos mecanismos adquieran su significado vincular comportan la
exigencia de un convivir espacio-temporal, única manera de construir la red
en la cual se teje y tejerá la representación vincular. La representación
vincular excluye todas aquellas significaciones que por su naturaleza atentan
contra la formación de un dado vínculo. Estas pasan a ocupar el lugar de la
negatividad que forma el inconsciente vincular. El vínculo incluye también una
representación para aquello que marca para siempre la exterioridad y lo
sorpresivo estableciendo una temporalidad propia y diferente a aquella ligada
a la intrasubjetividad.
En el andar de nuestra ciencia hay un vaivén constante entre el
psicoanálisis llamado individual, bipersonal o de una sola persona y el
psicoanálisis con otros encuadres, de dos o más sujetos, por lo tanto hay un
vaivén teórico, hay un vaivén de idealizaciones en un caso y en otro.
La idealización es una condición necesaria para la fundación de un
vínculo, para la creación de un proyecto. Estamos acostumbrados a hablar de
idealización como una perturbación y así lo es cuando esta lleva a la
paralización de ciertos movimientos vinculares o a distorsiones demasiado
pronunciadas. Muchos pasamos por períodos de mayor entusiasmo con un
encuadre que con otro y tal vez a lo largo del día nos pase lo mismo. Tal vez
una de las principales causas de estos vaivenes se deba al eterno conflicto
individualidad-sociabilidad, yo-otro/s, mundo interno-mundo externo. Ese
vaivén de entusiasmo, enamoramiento, apasionamiento, tiene algo de
creativo pero al mismo tiempo tiene una contraparte: la desvalorización, el
malestar o la inquietud cuando un encuadre no da las soluciones esperadas.
Todos estos conceptos son los que con mucho detalle encontrarán en el
diccionario. En éste hemos dado un lugar a la diferencia, a la discriminación si
bien representa esto un esfuerzo de ordenamiento.
De esta manera intentamos comprender también algunos conflictos
ligados a la transculturación, a las concesiones mentales referidas a la
exigencia de pertenecer sin cuestionar los valores en juego y a la fuerza de
algunos quiebres psíquicos en situaciones de conmoción social y/o natural.
Asimismo pudimos encarar la comprensión de algunos mecanismos que
subyacen a los conflictos institucionales donde pareciera que los sujetos que
la componen se manejan con funcionamientos irracionales y pasionales . Allí
se nota el difícil pasaje de lo singular a lo vincular cuando se pone en juego la
problemática del sujeto familiar y del sujeto social.
A nivel empírico, vivir con un otro o simplemente estar con otro
significativo, pensar y compartir experiencias activa un mecanismo
inconsciente según el cual se produce un doble movimiento. Por un lado una
tendencia a confundir el compartir y el ser iguales y, por otro, el rechazo a
hacer con un otro cuando ello es vivido como invasión al propio límite. La
proximidad de los sujetos hace desaparecer ilusoriamente el espacio inter,
pudiendo llevarlos a creer que lo extraño-ajeno ha sido eliminado.
Recordemos que lo extraño puede fácilmente ser asociado con lo siniestro en
sus distintas acepciones. Es de comprender que lo más difícil de aceptar en un
vínculo es lo inalcanzable-inasible del otro, si bien es condición para advenir
sujeto.
La subjetividad del otro en tanto condición necesaria, acarrea problemas
de un orden absolutamente diferente que cuando la psique reconstruye la
escena ocurrida con un otro ahora ausente. No es lo mismo hablar de un otro
ausente que hablar en presencia de ese otro que impone al propio sujeto una
exterioridad ineludible. Aquí se introducen diversos significados del concepto
de representación, los que aluden a duelo, pérdida y los que aluden a modelo.
Asimismo es distinto representación (de una ausencia) que presentación (de
una presencia).
La subjetividad se construye a lo largo de un proceso que hace del
vínculo una unidad necesaria para que haya sujeto. La presencia del otro
imprescindible puede ser fuente de placer, lo cual frecuentemente es omitido
para quedarse con que es fuente de sufrimiento que ilusoriamente podría ser
evitado si solo hubiera relación de objeto. El espacio en el cual se construye
un vínculo dispone de un potencia que tanto genera subjetividad como puede
ser transformador de ansiedad que hace factible soportar la misma.
En base a este comentario podemos entender algunas de las causas por
las cuales un paciente añora la sesión individual cuando está en un encuadre
vincular y añora la presencia del otro cuando se dice estar sólo.
El debate aún abierto es el de la constitución de un inconsciente vincular
a manera de una ampliación de lo que Freud nos definiera como Lo
Inconsciente.
El paradigma de la vincularidad es el malentendido, siendo el equivalente
del lapsus para el paciente singular. En él se confunden significaciones
diferentes por significaciones semejantes, acortando la distancia entre quienes
producen actos de comunicación. Ello anula la fuerza enriquecedora que la
distancia tiene como productora de una riqueza comunicacional. Un
Diccionario no pretende llegar a un bien entendido sino tan solo sentar las
bases para reconocer las diferencias y las imprecisiones.De alguna manera la
Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo (AAPPG) es la
institución que nucleó a los primeros investigadores dedicados al psicoanálisis
de grupo y la que sigue nucleando a los autores de este diccionario. Un
fenómeno tal vez peculiar a la Argentina y al Uruguay es que en las
instituciones psicoanalíticas oficiales dependientes de la Asociación
Psicoanalítica Internacional (API) se han creado desde hace varios años
departamentos-laboratorios de grupo, familia y pareja que funcionan como
centros de investigación. Si bien en cada una de dichas instituciones se están
desplegando modelos propios a diferentes marcos referenciales sigue siendo
un dato relevante propio de la cultura del Río de la Plata. En Uruguay además
se creó una institución: la Asociación Uruguaya de Psicoanálisis de las
Configuraciones Vinculares (AUPCV) que hoy congrega una gran cantidad de
profesionales representados también en este diccionario. En síntesis, vemos
como en la Argentina y en el Uruguay, una insatisfacción teórico-clínica se
torna fuente de un pensamiento creativo. Y por último este Diccionario no es
más que un alto en el camino respondiendo a una necesidad: la de saber
donde estamos hoy. En numerosos países y dado la gran proliferación de
teorías aparece la misma necesidad y es así que se están escribiendo
diccionarios de los más variados. Nos alegra puesto que ello nos va a permitir
diferenciarnos cada vez más a partir de los esfuerzos de conceptualización
que todos nosotros estamos haciendo.Entonces estas reflexiones tienen algo
que ver con un echar una mirada sobre lo hecho, echar una mirada sobre los
distintos momentos por los cuales hemos pasado, pero tiene sobre todo, y es
por ello que a veces se hace historia, la ilusión de tratar de predecir algún
destino para nuestras terapias.
La consideración de individuo (singular) y grupo (conjunto) implica un
trabajo psíquico para los sujetos y para los que pensamos estudiarla suele
estar fuertemente teñido por la necesidad de obtener consenso de la
comunidad científica del propio país o de la institución. De ahí deriva la
necesariedad de reconocer cómo intervienen los factores atribuibles a la
cultura propia de cada país, el tipo de formación recibida etc.
Como era de imaginar un psicoanálisis vincular iba a replantear algunas
de nuestras concepciones derivadas del encuadre individual: la misma noción
de inconsciente, constitución del sujeto, narcisismo, identificación,
transferencia y otras. Y a la crítica del punto de vista solipsista en psicoanálisis
y en otras disciplinas. Ello va de la mano con replantear que una relación
entre dos sujetos altera a ambos y no a uno solo, que el motor y la energía
está en la relación y no en alguna supuesta fuente interna que a lo mas forma
parte pero no la determina, que el aparato psíquico tiene capacidad, además
de resignificar las infantiles, de aceptar inscripciones nuevas a partir de la
relación con lo ajeno del otro.
Es nuestro deseo que este Diccionario sea un instrumento útil para el
esclarecimiento de dudas y se torne punto de partida para nueva
investigaciones.
DICCIONARIO DE PSICOANÁLISIS
DE LAS CONFIGURACIONES VINCULARES
Marcos Bernard

¿Qué es un diccionario? Veamos las definiciones del... diccionario:


“Libro en que por orden comúnmente alfabético se contienen y explican todas
las dicciones de uno o más idiomas, o las de una ciencia, facultad o materia
determinada” (Espasa Calpe, Madrid, 1980).
Esto es, en principio, de lo que trata este libro. Pero a esta acepción
básica debemos agregar otra, tal vez dominante en esta obra: la de dar
cuenta del desarrollo de una disciplina que, si bien hunde sus raíces en lo más
profundo del psicoanálisis histórico, intenta establecer sus propias leyes de
juego, su legalidad. El psicoanálisis de los vínculos, durante mucho tiempo
una práctica de extramuros (para utilizar la expresión de J. Laplanche),
aparece aquí como un conjunto coherente de planteos y problemáticas, que
ya no pueden ser abarcados en su totalidad con los parámetros de la teoría
clásica, aquella que contempla al analizado como un ente aislado, solo
explicable desde el interior de sus propias determinaciones.
El psicoanálisis de las configuraciones vinculares es, entonces, una
especialidad relativamente nueva: sus orígenes pueden encontrarse recién a
mediados de la década del ’40, cuando W. R. Bion organiza un trabajo grupal
con veteranos de guerra internados en el hospital de Northfield, Inglaterra.
Este autor utilizó allí un modelo estrictamente psicoanalítico para la
comprensión y el manejo que le planteaba un conjunto humano en conflicto,
obteniendo resultados terapéuticos significativos, y elaborando una
conceptualización teórica de la experiencia que inspiró, posteriormente,
fecundas investigaciones por parte de otros autores que siguieron trabajando
en este tema. Entre nosotros, E. Pichon-Rivière aplicó el psicoanálisis para la
comprensión de grupos y familias, e hizo escuela en este campo, aunque no
llegó a establecer una teoría acabada de estas prácticas.
Estos modelos teóricos, entre otros (entre los que debemos contar al
estructuralismo de J. Lacan y de Lévy-Strauss; a la escuela francesa de
psicoanálisis grupal de D. Anzieu y sus discípulos, y especialmente a los
desarrollos recientes de investigadores argentinos que pertenecen a la
Institución de la que surge este texto), dan lugar, como producto y corolario,
a los contenidos de este diccionario.
Una disciplina joven, pero rigurosa; un conjunto de autores dedicados a
su práctica desde una formación que la tuvo como referente y meta, produce
también un libro joven: joven, en este caso, por lo novedoso de los planteos,
por las perspectivas que abre para el futuro de la especialidad y del
psicoanálisis en general, por la carencia relativa de límites propios de una
estructuración más cristalizada del cuerpo teórico.
No es extraño, entonces, encontrar polémica en sus páginas, explícita o
implícita; diferencia de enfoques, multiplicidad de matices. Tampoco debe
sorprendernos la diversidad de estilos: se trata de un conjunto de
investigadores que han trabajado con detenimiento el tema, de los que se
debe esperar una riqueza de aproximaciones que, aunque convergentes, son
variadas.
El tratamiento de los vocablos escogidos para su contenido no se agota
en su definición; puede encontrarse también una consideración crítica de cada
concepto, así como la historia de su desarrollo, y una mención de las ideas
afines a que está ligado.
Este libro es, al mismo tiempo, un punto de llegada y un hito en un
camino que está aún lejos de agotarse. Debemos esperar entonces, en el
futuro, sucesivas ediciones que admitan en su seno los nuevos hallazgos de
una investigación que no deja de ampliarse.
PRÓLOGO

Los recientes desarrollos teóricos en el campo del psicoanálisis de las


configuraciones vinculares, con la complejidad intrínseca a su objeto de estudio,
han hecho necesaria la búsqueda de nuevos vocablos o la reformulación de
otros ya existentes para nominar los hallazgos teóricos-clínicos. Estos, en su
mayoría, derivan de una articulación con la sociopsicología, la linguística y la
antropología.
Esta presentación nos permite una mirada panorámica de la teoría vincular:
obra heterogénea, consistente y con hiatos a la vez, plena de claroscuros y
enigmas abiertos. Es el escenario en el cual palpita el murmullo vital de sus
numerosos autores: labrado de discusiones, críticas, avances y retrocesos.
Contiene un primer metamensaje al lector:
¡Desconfiad de aquellas teorías donde todo cierre en armonía!
Diríamos junto a los filósofos como Isaiah Berlin que esas sistematizaciones
surgen de un tipo de mentalidad simbolizada por el erizo: ese animalito que
sabe “una sola gran cosa...”, y está inmerso en “una sola visión central,...un
principio organizador único y universal”. Nosotros preferimos la visión pluralista
de aquellos “que saben muchas cosas y persiguen muchos fines”.
Apoyados en el modelo innovador de nuestros maestros, transitamos con placer
y angustia por diversas rutas alternativas que fueron surgiendo en la
intensidad del trabajo realizado en estos seis largos años.
La elaboración de un Diccionario remite al siguiente interrogante:
¿En qué medida la introducción de nuevos vocablos constituye un progreso res-
pecto de los que ya existían?. Por otro lado, el filósofo Enrique Marí plantea que
muchas veces se usan viejas palabras para designar nuevas cuestiones que no
están inscriptas en el lenguaje. Como coordinadores de esta obra hemos
atravesado por ambas disyuntivas, dramatizadas en los momentos en que lo
viejo no termina de morir y lo nuevo no acaba de nacer.
A lo largo de sus cien años de existencia el psicoanálisis ha experimentado
importantes trans- formaciones y revoluciones teóricas-clínicas, con
relevamientos de paradigmas, tanto la práctica con niños y psicóticos como el
abordaje de familias y grupos produjeron una ampliación del universo
conceptual.
En nuestro campo surge actualmente una pregunta crucial:
¿El psicoanálisis vincular es una aplicación del psicoanálisis clásico o
una refundación del mismo?
Nos impulsó escribir esta obra la necesidad de validar el status psicoanalítico de
la teoría vincular y simultáneamente dar cuenta de la transmisión
intergeneracional en el seno mismo de la teoría.
Todo trabajo de creación implica una deconstrucción parcial de lo dado y un
suplemento de algo inédito. La hipótesis de la triple inscripción fundante y
originaria de los tres espacios psíquicos (intra-inter y transubjetivo) conlleva
replantear las tópicas freudiana y lacaniana y supone un salto teórico que
debemos profundizar. ¿Es lo vincular un nuevo paradigma?
Las objeciones a la teoría vincular parten de dos líneas de pensamiento:
Ora se la considera una corriente neoculturalista, pues comprende las
representaciones socioculturales del orden de la realidad externa o, en el mejor
de los casos, de aspectos secundarios del yo. Se trata de planteos que desco-
nocen el campo transubjetivo como un espacio de la mente, lugar de
atravesamiento originario de la subjetividad y máximo nivel de apertura del
psiquismo.
O bien la evalúan como una psicoterapia interaccional pues ignoran la
representación inconsciente del vínculo. Desde esta perspectiva el vínculo sería
algo que ocurre entre los sujetos, pero por afuera del aparato psíquico. Los
cuestionamientos derivan, a nuestro modo de ver, de la confusión entre objeto
interno y otro del vínculo, al no diferenciar los tres espacios, el otro del vínculo
o es una mera réplica de los objetos arcaicos o se cae hacia lo externo como un
yo-función que interactúa con otro yo-función.
Este libro refleja la transmisión en dos sentidos: del psicoanálisis clásico a la
teoría vincular, como ya hemos visto, y desde los fundadores a la segunda y
tercera generaciones de analistas vinculares, lo cual implica un doble proceso
de transformación.
Cuando la transmisión del conocimiento es narcisista se produce una teoría
completa (no castrada) que deriva en la burocratización del pensamiento de los
herederos para sostener la pertenencia grupal. Este camino en la historia a
menudo concluye en divisiones binarias entre fieles y herejes.
Nosotros hemos recibido un conjunto de ideas, un modelo de pensamiento
abierto y en movimiento, que no elude la confrontación o el autocuestio-
namiento y que sin embargo no pierde cierta coherencia interna. Esto acontece
en el marco de instituciones como la AAPPG y la AUPCV de bordes laxos, en el
sentido en que el yo-piel institucional no constituye una frontera ideológica.
Es nuestra responsabilidad sostener la apertura de los conceptos a nuevas
significaciones, hallazgos teóricos y posibles líneas creativas que aspiramos
rescatar. Toda palabra es fuente y también memoria, por lo que requiere una
vuelta deconstructiva para desentrañar algunos de sus sentidos. Múltiples
interrogantes surgirán de la lectura de cada uno o del conjunto de los términos.
Es imposible saber apriori cuáles serán fértiles y cuáles caerán en desuso. Eso
dependerá de la clínica, las cuestiones político-institucionales y transferenciales
siempre presentes y la perspectiva de cada autor.
Algunos términos provienen del psiconálisis clásico con una transformación
(fantasías originarias), otros son originales de la teoría vincular (tres
espacios, configuración vincular), también figuran creaciones personales
(yo-horror, objeto inaugural) y otros de cuño más reciente (representa-
ción vincular, sujeto del vínculo). Además incluímos conceptos que no han
sido retomados en la actualidad (objeto único, estructura familiar
inconsciente, zócalo inconsciente) y que se encuentran en un estado de
catalepsia teórica.
Es posible que en algún futuro, no muy lejano, este material ingrese en forma
de hipertexto del CD-Rom, donde cada término se vería acompañado por sus
nuevos desarrollos y traducciones.
Sin embargo se trata de un trabajo que ha sido realizado de un modo artesanal,
con el esfuerzo de numerosos colegas argentinos y uruguayos.
La idea original del proyecto surgió de la Psicóloga Rasia Friedler, durante un
coloquio con los precursores en Montevideo.
Luego de su aceptación, la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de
Grupo (AAPPG) designó, en Buenos Aires, al Dr.Carlos Pachuk para la
Coordinación General del mismo. En Uruguay dicha tarea de Coordinación fué
desarrollada por su iniciadora. Ambos psicoanalistas, firmantes de este prólogo,
trabajaron en forma conjunta desde los primeros años, en los cuales el proceso
fue mutando de una propuesta simple a una realización compleja.
En el año 1992, se constituyó en Montevideo un grupo de trabajo del
Diccionario integrado por profesionales de distintas Asociaciones Psicoanalíticas.
En mayo de 1994 fué fundada la Asociación Uruguaya de Psicoanálisis de las
Configuraciones Vinculares (AUPCV) con la activa participación de los
psicoanalistas mencionados. A partir de l995 el grupo continuó su labor en el
marco de dicha institución; siempre bajo la dirección de Rasia Friedler.
A su vez, en julio de l994, Carlos Pachuk organizó y coordinó desde entonces el
Comité de Evaluación Científica del Diccionario, en Buenos Aires, convocando
sucesivamente al Dr. Héctor Krakov, a la Lic. Marisa Winograd y al Dr. Daniel
Asiner.
Este grupo funcionó los freudianos días miércoles, en el consultorio de Héctor
Krakov, cuya computadora pasó a ser el “comando central del Diccionario”.
A partir de estos hechos se fué generando una dinámica intensa de intercambio
con los autores de los términos, tanto en Uruguay como en Argentina, quienes
respondieron en forma entusiasta.
Dado el carácter convocante y pluralista del Diccionario, no fué fácil conciliar
tres intenciones distintas: que cada trabajo reflejara con fidelidad el
pensamiento del autor del término, que tuviera una lectura personal y que
conservara su sentido en el conjunto de la obra, sin desconocer las diferentes
filiaciones teóricas y condiciones de producción de los conceptos. Cada vocablo
se abordó siguiendo un mismo modelo: Definición, Origen e historia del
término, Desarrollo desde la perspectiva vincular, Problemáticas
conexas y Bibliografía.
Por ejemplo el Origen habitualmente está relacionado con el psicoanálisis
clásico, mientras que el Desarrollo alude a las transformaciones o nuevos
sentidos que adquirió para la teoría vincular, así como las Problemáticas
apuntan a contradicciones, interrogantes y enlaces en el campo de los vínculos.
Todos los términos fueron discutidos por el Comité, el que elaboró un informe
con sus comentarios a cada uno de los autores, quienes redactaron la versión
final de los mismos.
Dicho grupo ha efectuado un minucioso trabajo de revisión crítica, en la
búsqueda de la difícil coherencia interna de la obra; y también asumió los pasos
necesarios para su publicación.
Este Diccionario podría representar una primera instancia de un espacio
permanente destinado al estudio y revisión terminológica de la teoría vincular,
iluminando allí donde se quiebra el concepto.
Esperamos mantener un diálogo fluído con los lectores a fin de recibir nuevos
aportes, críticas y sugerencias a esta labor, pues está destinada a todos
aquellos a quienes preocupa y ocupa la condición humana en su dimensión
relacional.
Deseamos expresar nuestro profundo agradecimiento a la Dra. Janine Puget, al
Dr. Isidoro Berenstein y al Dr. Marcos Bernard (quienes, por su lado, continúan
produciendo) que alentaron el proyecto desde el inicio y participaron en su
lectura final.
Por último nuestro reconocimiento a la multiplicidad de voces que componen
esta obra colectiva, autores que desde este momento forman parte con pleno
derecho de la historia del psicoanálisis vincular

CARLOS PACHUK RASIA FRIEDLER


ACUERDO INCONSCIENTE

Raquel Vidal

DEFINICIÓN

Acordar: poner de acuerdo a personas, poner acordes instrumentos musicales;


resolver; determinar. Del latín: "accordare": poner de acuerdo, derivado de
"cor" "cordis", corazón, según el modelo de concoradre: estar de acuerdo y
discordare: discrepar (Corominas, J., 1961). Acordar: Es ponerse de acuerdo, lo
cual implica una suerte de combinación de puntos de vista diferentes (Real
Academia Española, 1956).
Tomando la conceptualización de Berenstein y Puget (1 y 11) puede definirse el
acuerdo inconsciente del siguiente modo: Conjunto de estipulaciones
inconscientes donde por lo menos dos yoes, regulan los intercambios de
aquellos aspectos compartibles de cada uno, a efectos de crear lo más deseado,
lo más provechoso, y lo menos prohibido para cada yo, en una composición con
carácter de estructura más o menos estable. Constituyen así una unidad que
implica y supera la mera suma de los aportes de cada yo en una combinatoria,
que articula las constelaciones objetales individuales. Dicha estructura está
compuesta por: una parte del yo, una parte del otro, y una envoltura afectiva
que los liga, constituyendo una vivencia de unidad compartida e inscripta en
cada mente con el doble carácter de simultaneidad y uniterritorialidad.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Dado que los acuerdos y pactos inconscientes, son modos específicos de las
estipulaciones inconscientes que se entrelazan en los vínculos de pareja y
familia, los antecedentes históricos remiten en general, a los mismos autores.
Se agrega en sendas reseñas históricas, algún autor que desarrolla conceptos
afines al término tratado, en un mayor grado de particularidad.
H.V.Dicks (1967) habla de "complementariedad inconsciente".
Utilizando la teoría de las relaciones objetales, para explicar la complicidad
sincronizada y la reciprocidad observables de la pareja conyugal, propone el
concepto de "complementariedad inconsciente". Lo conceptualiza como una
división de aportes que cada miembro proporciona a la alianza, como cualidades
perdidas en el otro, a consecuencia de sus mecanismos de escisión y
proyección, y que pueden entonces ser recuperados por identificación
introyectiva. Articula las nociones de relación de objeto, proyección,
identificación introyectiva, sincronización y reciprocidad.
Albert Scheflen (1975) al referirse a algunas características de las relaciones
bipersonales regresivas señala: "En tales parejas puede mantenerse una
conspiración inconsciente, para ocultar la dependencia detrás del rol de dador,
de más fuerte. Así se preservan el masoquismo de uno y el narcisismo de otro.
Ser indispensable para el compañero débil resulta un método que preserva la
autoestima y asegura el vínculo en tanto disfraza sus necesidades de
dependencia". Liga así la noción de "conspiración inconsciente" a los conceptos
de dependencia, narcisismo y masoquismo.
James Framo (1980) sostiene: "Los partícipes desempeñan recíprocamente
funciones psíquicas y hacen tratos inconscientes. "Seré tu conciencia si tú
traduces en actos mis conflictos." (7, pág.25). Intenta así relacionar lo
intrasubjetivo y lo intersubjetivo.
A. Cohan de Urribarri y R. Uribarri (1986) relacionan la idea de "contrato
inconsciente" a la mutua satisfacción de deseos del otro como cada yo lo
percibe, que asegura a cambio la satisfacción de los propios. Si ésto no sucede,
aparecen sentimientos de desilusión, abandono, depresión o rabia" (3).
R..Kaës (1976) - Desarrolla el concepto de "inter-fantasmatización", como
producción vincular inconsciente; al que nos referiremos más adelante, en el
desarrollo del término (10).
A. Ruffiot (1981) - Entiende por “interfantasmatización” una escena de
intercambio inconciente entre los yoes, con lugares para cada uno de ellos y
según acuerdos y pactos inconcientes (12a).
(*) No conocemos material de Ruffiot sobre interfantasmatización.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

El origen de los acuerdos inconscientes puede conceptualizarse como resultante


de la tendencia de la vida anímica, a la unificación del funcionamiento mental y
vincular. Esta tendencia, podría tener orígen en el sentimiento oceánico, al que
alude Freud en "El Malestar en la cultura" (8a) y que pone en evidencia la
indiscriminación yo-no yo, vinculada a un resto de narcisismo originario.
Pensando en términos vinculares, puede resultar más conveniente, ubicar el
orígen de esta tendencia, apelando al concepto del pictograma, desarrollado por
Piera Aulagnier (2). El pictograma permite la representación de una escena,
como una entidad única e indisociable, a la que llama: "la imagen del objeto-
zona complementaria". Dice: "Esta imagen es el pictograma, en cuanto puesta
en forma de un esquema relacional en que el representante se refleja como
totalidad idéntica al mundo. Lo que la actividad psíquica contempla y catectiza
en el pictograma, es el reflejo de sí misma que le asegura que entre el espacio
psíquico, y el espacio de lo exterior a la psique, existe una relación de identidad,
y de especularización recíprocas" (2, pág.52). El acuerdo inconciente sería un
ejercicio por el cual se intenta unificar armónicamente diversas resoluciones del
narcisismo y del complejo de Edipo de cada yo, en una vivencia de encuentro
que brinde el anhelado e ilusorio carácter de unicidad.
Implica un yo y un otro, únicos pasibles para ambos, en ese momento, de
despertar esa experiencia emotiva, en una suerte de cooperación mutua, para
evocar inconscientemente un determinado tipo de vínculo, que realiza un deseo
compartido y que contiene los lugares del parentesco. Los lugares a su vez,
funcionan al modo de una oferta a los yoes, para ser ocupados según ciertas
cualidades que la trama vincular propone. Así mismo, el modo de habitación del
lugar por los yoes hace a las cualidades de lugar, significa los lugares.
Todo acuerdo inconsciente comporta la ilusión de eternidad y el deseo de cada
yo, de contar con el otro, como un objeto único. El acuerdo inconsciente se
haría en base de una apropiación mutua y compartida de aspectos de la vida
mental de cada yo, o en otros términos, tendría un fuerte componente de
coidentificación, sobre la base de una comunidad de motivos. Se alude aquí al
concepto de identificación propuesto por Freud en 1900, en "La Interpretación
de los sueños" donde sostiene: "Por tanto, la identificación no es simple
imitación sino apropiación sobre la base de la misma reivindicación etiológica;
expresa un "igual que" y se refiere a algo común que permanece en lo
inconsciente". (8 b, pág.168).
Concibiendo al acuerdo inconsciente, como un cierto tipo de estipulación
inconsciente regulada, parece útil la referencia al concepto de organizador
inconsciente. A. Eiguer (6), retomando los desarrollos de Spitz, Kaës, Anzieu,
sobre organizadores inconscientes, propone la existencia de tres organizadores
inconscientes de la alianza matrimonial.
Primer organizador- El complejo de Edipo, que según D. Anzieu, diferencia a los
grupos informales, de la pareja y la familia. Este primer organizador,
determinaría la elección de objeto y la estructura de la pareja.
Segundo organizador- El "soi-conjoint", denominado así por Eiguer, que actúa
como un determinante del sentimiento de pertenencia, el habitat interior, y las
relaciones entre el ideal del yo y el yo ideal. Lo define como una representación
compartida por los cónyuges, de su pareja, en una continuidad témporo-
espacial.
Tercer organizador- La interfantasmatización (D.Anzieu y R. Kaës) pensada
como una coproducción fantasmática dentro de un grupo, de carácter
inconsciente y compartida. Incluye un conjunto de fantasías: las originarias;
fantasías de pérdida; daño, devoración, posesión, asfixia, interpenetración,
entre otras. Una misma interfantasmatización, determinaría la estructura de la
pareja, el modo conflictual y estaría ya activa desde el comienzo del encuentro
amoroso.
Los acuerdos inconscientes podrían ser pensados, como efectos de estos
organizadores, en el sentido de estipulaciones inconscientes, necesarias para
regular la actividad de la producción inconsciente compartida. El concepto de
acuerdo inconsciente sostiene el de memoria vincular, conceptualizada como
cooperación mutua de los yoes para evocar inconscientemente un cierto tipo de
relación. La memoria vincular trasciende a cada yo, es sostenida con el otro, o
los otros, al tiempo que la memoria de éstos puede ser portada por un yo. La
memoria vincular es resultado de un acuerdo inconsciente, siendo imposible
sólo para uno de los yoes. La evolución vincular requiere de la reformulación de
los acuerdos, que si no logran ser reactualizados generan sufrimiento vincular,
que no necesariamente es inmediato, pudiendo aparecer tardiamente. En
relación a la estructura familiar inconsciente pueden proponerse distintos tipos
de acuerdos en función del grado de desarrollo de la misma; según propone I.
Berenstein (1).
Para el grado B, las estipulaciones en juego determinan una organización
vincular neurótica. Sugerimos que el acuerdo inconsciente neurótico, se
desplegaría en el nivel pregenital. El placer de lo genital inhibido por el pacto
neurótico propio del grado B de la estructura, puede ser desplazado a la
actividad sexual procreadora. Un resto no desplazado a la actividad procreadora
o un resto no restringido a la misma, puede proporcionar un cierto placer
genital.
El acuerdo inconsciente perverso, correspondiente al grado C de la estructura,
podría ser pensado como la posibilidad de los yoes de compartir una situación
triangular sin exclusiones.
El acuerdo psicótico correspondiente a la estructura D, consistiría en la
habitación por parte de los yoes, de un único espacio modelizado sobre la
familia materna; donde el padre real existe en tanto borrado en su función,
adoptando caracteres de sumisión o de autoritarismo sin autoridad. Los
acuerdos y los pactos se constituyen mediante reglas inconscientes o pautas
ordenadoras. Las reglas pautan: Cómo ser (identificaciones) o quién tener
(elección de objeto), y como quién hacer (lo prescripto y lo prohibido).
Existen además metarreglas que serían reglas sobre las reglas y que pueden
indicar aún lo contrario a la regla.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

¿Qué es lo que cada yo se apropiaría del otro? ¿rasgos? ¿modos vinculares?.


Si el acuerdo intenta la realización de la ilusión de unicidad tendríamos que
pensar que un acuerdo sería concordar en que es innecesario acordar.
El concepto de identificación al que aluden J.Puget e I.Berenstein (11 y 1) como
sostén de los acuerdos inconscientes, es el propuesto por Freud en 1900, como
identificación histérica.
Pensamos que el concepto de identificación histérica es impreciso en cuanto a
su extensión y comprensión. Es constitutivo del mismo, la noción de
comunidad, como condición del proceso identificatorio, pero la cualidad de dicha
comunidad es poco clara. Con el nombre de identificación histérica, Freud
nomina igual, mecanismos identificatorios que considero dispares, y por tanto
creo clarificador, precisar a qué se alude cuando se habla de identificación
histérica.
Tomando la conceptualización de Puget y Berenstein (11 y 1), sobre tipología
del vínculo de pareja, es posible proponer un cierto correlato entre estructura
vincular y modalidad identificatoria predominante. En la estructura 1 o dual, un
predominio de la identificación primaria, tendiente a anular la distinción yo-no
yo. En la estructura 2 o terceridad limitada, alternarían como formas
predominantes la identificación primaria y la identificación histérica en tríada, no
triangular. En ambas estructuras, los mecanismos identificatorios son
apropiaciones de rasgos del otro, que puede o no, según sea la modalidad
identificatoria, ser ditinguido del yo. En la estructura 3 o terceridad ampliada,
predominaría la identificación histérica de la triangularidad edípica. Esta
identificación no ocurriría con el cónyuge, sino con quien ocupe en la fantasía, el
lugar de rival frente a éste.
Por otra parte, el concepto de interfantasmatización, como coproducción
original de un vínculo, aporta una dimensión de mayor novedad en los acuerdos
inconscientes, que trasciende la repetición o la combinatoria de lo ya existente.
Además, la actividad fantasmática inconsciente de la pareja o la familia, activa
la producción de fantasías conscientes, un entrelazamiento de fantasías
generador de un espacio, al modo del espacio transicional, apto para la
creatividad. A.Ruffiot sostiene la idea del amor-creación. Dice: "¿De dónde
viene que el vínculo amoroso comporta esta creatividad, ese carácter de
novedad, esa vivencia de nuevo nacimiento?" (12b, pág.117). Propone explicar
esa creatividad, en la pervivencia de lo originario (en el sentido de P.Aulagnier)
durante toda la vida, en lo que denomina actividad pictográfica constante.
BIBLIOGRAFÍA

1. Berenstein, I. "Psicoanalizar una familia". Paidós. Bs.As. 1990.


2. Castoriadis, Piera Aulagnier. "La violencia de la interpretación". Amorrortu.
Bs.As. 1991.
3. Cohan de Uribarri, A.; Uribarri, R. "Contratos inconscientes" Revista Terapia
Familiar. Año IX. Nº15. Bs.As. 1986.
4. Corominas, J. Breve diccionario etimológico de la lengua castellana.
Ed. Gredos. Madrid. 1990.
5. Dicks, H. "Marital tensions". Basic Books. New York. 1967.
6. Eiguer, A. "Le lien d'alliance, la psychanalyse et la thérapie psychanalytique
du
couple". Bordas. París. 1984
7. Framo, J. "Matrimonio y terapia marital" en"Dimensiones de la terapia
familiar"
Edit. Paidós. Bs.As. 1985.
8. Freud, S. a) "El malestar en la cultura" Obras completas T.XXI Amorrortu
Editores. Bs.As. 1979.
b)"La interpretación de los sueños". Obras completas. Tomo IV,
Amorrortu Editores, Bs.As. 1979.
10. Kaës, R. "Los organizadores psíquicos del grupo" Revista de Psicología y
Psicoterapia de Grupo. Bs.As. 1989. Publicación de A.A.P.P.G.
11.Puget, J. y Berenstein, I. "Psicoanálisis de la pareja matrimonial". Paidós.
Bs.As. 1988.
12. Ruffiot, A. "Le couple et l'amour. De l'originaire au groupe" en "La thérapie
psychoanalitique du couple" Bordas. París.1984
13. Schflen, A. "Relaciones bipersonales regresivas" en "Psicopatología y
psicoterapia de la pareja". Ediciones Nueva Visión. Bs.As. 1979.
ALIANZA
Silvia Gomel

DEFINICIÓN

Unión con cierto grado de estabilidad de dos individuos de sexo diferente,


para quienes las relaciones sexuales están prescriptas a los fines de la
procreación. Se funda para la cultura a partir del principio de intercambio y la
prohibición del incesto.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

La antropología estructural, a partir de la obra de Lévi-Stauss, funda la


relación de alianza en la prohibición del incesto. Unica norma de carácter
universal, expresa el pasaje del hecho natural de la cosanguineidad al hecho
cultural de la alianza.
Emerge así el intercambio de mujeres -en su carácter de producto escaso-
como lógica reguladora de la donación de aquellas mujeres con quienes está
prohibida la sexualidad, acto que garantiza para cada hombre recibir a cambio
una mujer con quien esté permitido formalizar la alianza. Endogamia y
exogamia aparecen entonces como dos grandes ejes, marcados
respectivamente por la prohibición y la prescripción.
Por consiguiente, la noción de alianza se encuentra íntimamente ligada a otras
dos : intercambio y reciprocidad. La familia no puede constituirse solamente
a partir de relaciones biológicas : requiere de una relación de alianza. Casi
universalmente, para que un hombre obtenga una esposa es necesario que
ésta le sea cedida por un padre o un hermano. “La reciprocidad que el
matrimonio abre ante un hombre y una mujer no es más que un modelo
secundario de una reciprocidad más vasta entre unos hombres y otros
hombres”. (5)
La alianza queda entonces ubicada como hecho de la cultura, que impone los
contenidos y determina sus modalidades ; a partir de esta marca, el
parentesco se constituye en un hecho social.
En la conceptualización de Lévi-Strauss sobre el átomo de parentesco -“la
más simple estructura de parentesco que pueda concebirse y que pueda
existir” (6) la relación marido-mujer aparece en conexión con otras tres
relaciones : tío-sobrino, (relación avuncular), padre-hijo (relación filial) y
hermana-hermano (relación fraterna). A partir de esta articulación adquirirá
su valor, en el sentido lingüístico del concepto.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Uno de los puntos más significativos del pasaje del término alianza desde la
antropología al psicoanálisis de los vínculos es, justamente, el cambio que va
desde la denominación relación de alianza a la de vínculo de alianza. Viraje
que no representa tan sólo un cambio de nomenclatura ; indica asimismo las
variaciones en el valor de un concepto según cuál sea el corpus téorico al
cual pertenece. (ver Vínculo)
El paradigma del vínculo de alianza es la institución matrimonial. Basada en la
circulación de la ley de la cultura, soporte del lugar del hombre en su doble
carácter de esposo y padre, requiere ser aceptada por la mujer, quien ha de
renunciar al ligamen con su propio padre para poder transferirlo al marido.
Este deberá a su vez abandonar el lugar hijo para poder así acceder al lugar
esposo, con el consiguiente derecho a reclamar una mujer para sí. (1)
En nuestra cultura, la pareja matrimonial se plasma a partir de un acto
psíquico primordial , la elección mutua , que responde a determinaciones
inconscientes. Acto fundante, opera como un corte que excluye la posibilidad
de pertenecer a otra configuración desde ese mismo lugar (8) ; la alianza
marca entonces una adquisición sobre un fondo de pérdida.
Para Berenstein y Puget (2) el vínculo de alianza se sostiene en cuatro
parámetros definitorios : cotidianeidad, proyecto vital compartido, relaciones
sexuales y tendencia monogámica.
La cotidianeidad designa el tipo de estabilidad basada en una unidad temporal
y espacial caracterizada por los intercambios diarios ; para el espacio vincular
es un organizador de los ritos de encuentros y no encuentros de la pareja,
susceptibles de transformarse en desencuentros.
El proyecto vital compartido consiste en la representación de alguna
realización o logro conjunto ubicado en la dimensión del tiempo futuro. Tiene
como característica el permanente pasaje a cotidianeidad, motor de la
necesidad de reformular nuevos proyectos.
En cuanto a las relaciones sexuales, exigen una aceptación de la diferencia
sexual, así como del papel de un otro para el logro del placer. Los modelos de
sexualidad son a su vez clasificados en un conjunto semiótico que abarca lo
pemitido, lo prescripto y lo prohibido , organizados socialmente de acuerdo a
los diferentes contextos culturales e históricos.
Finalmente, la tendencia monogámica refiere al ligamen matrimonial con un
solo cónyuge. Parámetro que indica una marca simbólica - la preferencia- ,
puede pensarse como un lugar donde se detiene la posibilidad metonímica de
sustitución del objeto. (2)
El vínculo de alianza requiere ser inventado y reinventado. En ese sentido, es
importante diferenciar en él los aspectos simbólico-imaginarios marcados por
la cultura -modos específicos de intervención social para legitimar la alianza y
valores e ideales adscriptos al vínculo-, de la operación de corte a partir de la
cual puede instalarse un nuevo campo deseante. El corte como operación
simbólica funciona también al modo de un rehusamiento al goce de la
continuidad endogámica, y abre las puertas a nuevas combinatorias deseantes
con sus correspondientes cambios en el imaginario subjetivo e intersubjetivo.
(4)
No se trata sólo de una reedición de situaciones eróticas infantiles : en este
vínculo se puede bordear lo inédito. La alianza instituye “un nuevo contexto
de significación” (7) que opera complejizando las lógicas subjetivas e imprime
nuevas marcas psíquicas.
PROBLEMÁTICAS CONEXAS

¿Podemos pensar la alianza desde la misma perspectiva que años atrás ? El


cambio en la posición social de la mujer y la consecuente variación en la
valorización de la maternidad , junto con la desarticulación entre reproducción
y sexualidad (3), han ocasionado un trastocamiento en la ordenada ideología
burguesa acerca del matrimonio.
Si sumamos las técnicas de fertilización asistida que ponen en jaque la idea de
la mujer como producto escaso en relación a la capacidad de procreación, la
inseminación artificial en parejas lesbianas, la posibilidad de adopción en
parejas homosexuales y, -ya casi en el límite de la ciencia-ficción- la
clonación, resulta inevitable replantearse cada uno de los conceptos
fundacionales en relación a la alianza.
Además, asistimos a vertiginosos cambios en el imaginario social alrededor
del matrimonio. La búsqueda de variedad y novedad en los encuentros, la
priorización de objetivos y satisfacciones individuales, y el prestigio creciente
de la soledad, avanzan en detrimento de las seguridades ofrecidas por la
estabilidad , la permanencia , y los brillos de la parentalidad.
Es saludable recordar que los parámetros definitorios de la alianza fueron
pensados desde nuestra especificidad epocal y cultural. Frente a la multitud
de cambios en curso, será necesario replantear el propio imaginario, para
poder formular este concepto reconociendo la dimensión ideológica en su
producción.

BIBLIOGRAFÍA

1) Berenstein, I. : Psicoanalizar una familia. Paidos Bs.As. 1990


2) Berenstein, I. y Puget, J. : Psicoanálisis de la pareja matrimonial Paidos.
Bs.As. 1988
3) Bianchi, G. : Construcción de la feminidad y la masculinidad en el vínculo
de pareja
4) Psicoanálisis de pareja. Del amor y sus bordes. Paidos. Bs.As. 1997
5) Gomel, S. : Transmisión generacional, familia y subjetividad. Lugar Bs.
As. 1997
6) Lévi-Strauss, C. : Las estructuras elementales del parentesco. Paidos.
México. 1982
7) Antropología Estructural. Eudeba Bs.As. 1984
8) Moguillansky y Seiguer : La vida emocional de la familia Moguillansky y
Seiguer : La vida emocional de la familia. Lugar Bs.As. 1997
9) Puget, J. Configuraciones vinculares y el Inconsciente 5as. Jornadas AAPPG
Bs.As. 1988
ALIENACIÓN
Alba Brengio

DEFINICIÓN

Con este término Piera Aulagnier define un destino del Yo y de la actividad de


pensar cuya meta es tender a un estado aconflictivo”...de este modo se
espera la abolición de todo conflicto entre el Yo, sus deseos y los deseos de
los otros investidos por él”. Este estado de alienación representa el límite
extremo al que el yo puede llegar antes de la muerte efectiva del
pensamiento, o sea la del sujeto.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Piera Aulagnier describe en 1980, en Los destinos del placer, las relaciones de
simetría y de asimetría. Dentro de estas últimas ubica la alienación
categorizándola como la patología de la actividad de pensamiento.
Según esta autora existen dos soportes esenciales de este estado: la
idealización masiva del que ejerce un deseo de alienar, y por otro lado, en el
sujeto alienado , el retomar ese mismo deseo. Es decir que estamos
hablando tanto de la patología de la idealización como de la identificación.
La alienación no presupone una patología preexistente. Es un encuentro entre
el deseo de alienar y el deseo de ser alienado. Implica un estado de total
desconocimiento por parte del alienado del accidente sobrevenido a su
pensamiento. La alienación presupone una vivencia no nombrable y no
perceptible por el que la vive. Es la realización de un deseo de matar el
pensamiento que está presente en los dos sujetos.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

El humano es un ser relacional en tanto emerge en y de una serie de enlaces


intersubjetivos que los sostienen y deteminan como redes invisibles. Estos
enlaces son las uniones, las ligaduras de un sujeto con los otros,
estableciendo entre sí diversos intercambios. Estas ligaduras son ligaduras
verbales que determinan posiciones.
La pareja matrimonial es un vínculo estable con un único sujeto que se ha
hecho acreedor a la catectización privilegiada de un sujeto. Los modelos
relacionales con que se establece van desde la relación de alienación a la
relación amorosa, y están sustentados por una particular definición de las
diferencias, de la temporalidad, de la metabolización del dolor psíquico, del
placer y del sufrimiento.
El vínculo asimétrico , pasional, en el que el sujeto adviene, la relación entre
el bebé y la madre, queda como marca en el orillo a la que cada sujeto se
enfrenta cuando intenta crear con otro una relación de pareja. Un vínculo de
mayor complejidad hará posible soportar los embates siempre existentes de
esos intentos de encontrar en el presente la asimetría del pasado, ese sostén
ilusorio.
Cada vez que el sujeto inviste a otro como objeto privilegiado y mantiene una
relación estable, reaparece en la escena la expectativa de la asimetría, el
deseo de alienar o alienarse a cambio de volver a sentir la vivencia de
completud. Es decir que el sujeto viene de una relación pasional originaria que
produce efectos en el camino hacia, y en la construcción de, una relación
amorosa.
Estas marcas muestran su eficacia en el momento fundante de la pareja : el
enamoramiento. Llamamos enamoramiento al resultado de la investidura
mutua entre dos sujetos , como fuente de placer uno para el otro con escisión
del sufrimiento que provocaría esa misma investidura.
En el intento de quedar sustraído al compromiso de investir, gozando y
sufriendo, podría buscarse a otro que piense por el sujeto, que ocupe el lugar
del objeto originario. Así, se catectiza a otro sujeto que se convierte en un
objeto que forma parte de lo necesario, no se diversifican las investiduras.
Necesidad y deseo se confunden como al comienzo de la existencia. El placer
tolerado es este placer necesario, por lo que cada sujeto busca en una pareja
solamente la confirmación de que es, que existe.
Uno le otorgará al otro un poder: el de ser causa de vida, y se entablará una
relación de alienación. Coexistentemente circulará la interdicción de proyectos
e ideales propios a cada sujeto.
El deseo es negar el devenir y volver hacia atrás. Se propone la exclusión de
toda duda, duelo, o conflicto. La alienación marca el camino de la repetición,
el siempre igual, la mismidad y del pensamiento con certezas.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

1. asimetría
2. pasión
3. enamoramiento
4. relación con el objeto único
5. narcisismo
6. diferencia con alienación en Lacan.
Sólo comentaré algunas de ellas. Como decíamos, toda relación que quiera
reinstalar una relación con un objeto originario del que se depende, se está a
merced, restablece la asimetría del comienzo de la vida en la que la madre
es todo para el infans , aunque el infans no sea todo para la madre. Esta
asimetría saludable e inevitable del inicio, es cara si se vuelve a constituir a lo
largo de la vida. Toda vez que alguien se ubique en el lugar de objeto que
colma a otro corre el riesgo de perder su posibilidad de pensar y pensarse.
Nadie ocupa el lugar de objeto si no cumple un deseo y no está enganchado
en el deseo del otro.
La situación extrema de esta asimetría es el vínculo pasional. En la relación
pasional un yo de ha convertido en fuente exclusiva de todo placer y de todo
sufrimiento para otro yo. “Ante los ojos del apasionado un objeto de placer se
categoriza como necesario, unico objeto capaz de satisfacer todas las
demandas”.1 El apasionado concibe al objeto de su amor como fuente de

1
Véase Carmen: La relación pasional. L. Lamovsky. Rev. AAPPG. tomo XI, num. 3/4. 1988.
placer pero no de sufrimiento.
En el enamoramiento cada uno es al mismo tiempo objeto y sujeto
deseante, pero se va delineando poco a poco los acuerdos básicos que
sostendrán el vínculo. El objeto que elige el amante, Freud ya lo dice, ocupa el
lugar del Ideal del Yo. Por este movimiento el sujeto se vive tanto
descentrado como desvalorizado, factores que son cara y contracara de esta
experiencia que llamamos bifronte. Se anulan tiempo y distancia; hay una
ilusión de posesión del objeto que intenta velar las faltas. “Con la distancia se
cae bruscamente en la noción de tiempo y de pérdida, el enamorado la
manipula en un “te pienso” que es mas bien un “te alucino”, que intenta
conjurar el dolor”.2

BIBLIOGRAFÍA

1. Aulagnier, Piera . Los destinos del placer. Ed. Argot. Barcelona 1984,
2. Brengio, Alba :Vínculo inconciente. Ficha APPdeG.
3. Brengio, A; Lamovsky, C.: “La alienación, intento fallido de evitar el dolor”.
Trabajo presentado al XXII Congreso Interamericano de Psicología. (publicado
en las actas del Congreso). 1989.
4. Brengio, Alba ; Spivacow, Miguel: Sobre el enamoramiento. en Psicoanálisis
de Pareja: Del amor y sus bordes. Cap. III. Buenos Aires 1997. Ed. Paidós.
5. Barthes, Roland. Fragmentos de un discurso amoroso. México, Siglo XXI,
1986, 5 .

2
Brengio, A; Spivacow, M. Psicoanálisis de Pareja: Del amor y sus bordes. Ed. Paidós. 1997.
APUNTALAMIENTO

Adriana Zadunaisky

DEFINICIÓN

Alemán: anlehnung Francés : ètayage


Inglés: anaclisis Italiano: appoggio
Español: apoyo Portugués: apoio

El verbo alemán "anlehnen" designa tres tipos de acciones:


l°) apuntalar en el sentido de hacer tomar apoyo o adosar algo sobre un
soporte.
2°) Entornar, entreabrir (una puerta, una ventana).
3°) En un sentido figurado, en alemán, el verbo significa el hecho de seguir de
cerca, inspirarse en (un modelo), modelarse sobre algo o sobre alguien.
La palabra francesa "ètayage" pone el acento sobre otra dimensión del
apuntalamiento ya que forma parte de un campo semántico latino en el que el
radical "st" (stare) designa el sostén o refuerzo, en el vocabulario de la
construcción. La principal acción del verbo apuntalar es sostener con estacas
lo que amenaza caer en ruinas y reclama consolidación.
En el resto de los idiomas europeos la traducción de anlehnung se refiere más
al apoyo.
Laplanche y Pontalis (1967) definen al apuntalamiento de la siguiente
manera: "Término introducido por Freud para designar la relación primitiva de
las pulsiones sexuales con las pulsiones de autoconservación: las pulsiones
sexuales, que sólo secundariamente se vuelven independientes, se apoyan
sobre las funciones vitales que les proporcionan una fuente orgánica, una
dirección y un objeto. en consecuencia se hablará también de apoyo para
designar el hecho de que el sujeto se apoya sobre el objeto de las pulsiones
de autoconservación en su elección de un objeto amoroso; esto es lo que
Freud denominó el tipo de elección de objeto por apoyo.
René Kaës amplía y enriquece esta línea de pensamiento en la que, sin
desconocer el papel del cuerpo, destaca el del grupo y la cultura.
Apuntalamiento se refiere entonces al proceso mismo del surgimiento de lo
psíquico y va a estar siempre en relación con la realidad corporal vincular y
social sobre la cual se estructura y se sostiene.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Se trata de uno de los conceptos fundamentales de la primera teoría pulsional


y de la teoría de la elección de objeto amoroso. La idea de apoyo constituye el
eje central de la concepción freudiana de la sexualidad. Aparece en l905, en
Tres Ensayos para una teoría sexual, afirmando que las funciones corporales
proporcionan a la sexualidad su fuente o zona erógena. La misma surge
apoyada sobre funciones vitales y sólo secundariamente se
vuelve autónoma. En l9l0-12 en la gran oposición entre pulsiones sexuales y
de autoconservación, se halla la noción de apoyo, ya que las pulsiones
sexuales encuentran sus primeros objetos de apoyo sobre las pulsiones del
yo, del mismo modo que las primeras satisfacciones sexuales se experimentan
en apoyo sobre las funciones corporales necesarias para la conservación de la
vida. En l9l5, en la tercera edición de los Tres Ensayos, Freud define como
una de las tres características de la sexualidad infantil, el "apoyo sobre una de
las funciones corporales de importancia vital".
Según Laplanche y Pontalis "hasta ahora no se ha destacado plenamente en la
obra de Freud el concepto de apoyo...". "Su principal sentido estriba, en
efecto, en establecer una relación y una oposición entre las pulsiones sexuales
y las pulsiones de autoconservación" (El subrayado es mío).
Es Kaës quien profundiza la importancia de la noción de apuntalamiento en la
obra freudiana, sosteniendo la propuesta del apuntalamiento del sujeto sobre
el objeto, de modo que el psiquismo surge entonces, apuntalado en la madre,
en el cuerpo y en el grupo.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

René Kaës plantea: "...el objeto de la pulsión sexual requiere un


apuntalamiento sobre un orden y éste es puramente psíquico, distinto de la
realización de la función vital. Este orden es aquel que genéricamente
podemos denominar la "madre" o la función materna". (R. Kaës, l98l, l99l).
"Es un concepto específicamente relacional, que logra articular aspectos del
psiquismo y cualidades del vínculo en correlaciones y anudamientos que dan
cuenta de la causalidad y de la transformación" (A. Zadunaisky, l99l).
Dada la pregnancia de la noción vulgar de apoyo, es importante no confundir
su nivel psicológico, con la densidad propia de la idea de apuntalamiento, que
se encuentra inserta en una propuesta metapsicológica vincular. Lo que se
juega allí es la constitución de instancias psíquicas, el papel fundante del otro
en la constitución del psiquismo, la transcripción intrapsíquica de los vínculos.
Nos permite articular el orden intrapsíquico, intersubjetivo y transubjetivo.
El concepto de apuntalamiento presenta dos polos con cuatro dimensiones: un
polo sincrético vinculado al apoyo y al modelo, y otro polo, simbólico, de
pérdida y transcripción elaborativa. Es necesaria la presencia de ambos polos,
el del apoyo y modelo más ligado a la continuidad narcisista, y el de la pérdida
y transcripción a la discontinuidad simbólica, y es la articulación de los mismos
la que permite entender cabalmente el concepto de apuntalamiento, siendo la
cualidad de lo psíquico, la que adviene en ocasión de la pérdida (falta) y la
transcripción simbolizante.

Algunas características del apuntalamiento:

Es múltiple: en el propio cuerpo, en la función materna (holding, handling,


envoltura sonora), en la función paterna (escansión, sintaxis), en el grupo y
en la cultura. Con respecto a esta última, recordemos el concepto de contrato
narcisista de Piera Aulagnier y el de contrato de apoyatura de R. Kaës, para
definir el placer y el beneficio recíprocos de los vínculos. Las relaciones entre
los apuntalamientos son complejas: hay multiplicidad e interdependencia.
La patología se observa cuando hay empobrecimiento de esta multiplicidad y
sobredependencia de un puntal determinado (Ejemplo: sobreprotección
madre/niño).
Los espacios de apuntalamiento son a la vez barrera de protección contra la
excitación y barrera de contacto; son espacios intermediarios que tienen una
función de PUENTE que une y separa a la vez. Cuando estos espacios se
suturan, se interrumpe el proceso de transcripción y mentalización.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

La problemática del apuntalamiento nos lleva directamente a la cuestión


central planteada por Freud y especialmente retomada por Lacan: el
desamparo originario (Hilflosigkeit).
Distintos autores psicoanalíticos han desarrollado conceptos alrededor de esta
cuestión.
Bion plantea la noción de función alfa de la madre en relación a la posibilidad
de procesar psíquicamente contenidos del psiquismo del bebé (elementos
beta).
Winnicott destaca la presencia de la madre "suficientemente buena" como
garante de la constitución del objeto transicional.
Laplanche plantea que la economía psíquica está en relación al agente
pulsante de libido que es la madre, postulándola como objeto-fuente de la
libido.
Del modo en que ocurran y precipiten las vicisitudes del apoyo, el modelo, la
pérdida y la transcripción elaborativa (proceso de apuntalamiento psíquico),
dependerán la identificación, la sublimación, los procesos del vínculo y la
capacidad de mentalización.
Intentamos así articular psiquismo y modalidades vinculares, en el camino de
la construcción de una metapsicología vincular.
Relación entre apuntalamiento y transferencia:
El concepto de apuntalamiento permite iluminar un aspecto constitutivo,
arcaico y universal del psiquismo. Es en este sentido más abarcativo que el de
transferencia. Permite dar cuenta de esta dimensión del psiquismo en ocasión
de situaciones de pérdida o crisis muy importantes en la vida de un sujeto. A
partir de Freud observamos un conjunto de autores que destacan el papel del
otro en los procesos de constitución de la subjetividad, desplazando el eje
biológico al que Freud se remite en sus comienzos.
Es Kaës, quien inscribiéndose en esta línea de pensamiento, desarrolla a
través del concepto de apuntalamiento, entre otros, una concepción grupal del
psiquismo.
Esto nos abre la puerta para continuar desarrollando conceptos teóricos y
dispositivos clínicos eficaces en la perspectiva de un psicoanálisis de las
configuraciones vinculares.
BIBLIOGRAFÍA

Aulagnier, P.- La violencia de la interpretación. Amorrortu Editores.


Bernard, M.- Introducción a la lectura de la obra de René Kaës. Colección
Aportes. Bs. As. 1991.
Freud, S.- "Tres ensayos para una teoría sexual". O.C.. Biblioteca Nueva.
Madrid, 1967.
Freud, S.- "Proyecto de una psicología para neurólogos".
Kaës, R.- "Apuntalamiento y estructuración del psiquismo". Revista de
Psicología y Psicoterapia de Grupo. Tomo XV, N° 3/4. Bs. As. 1991.
Kaës, R.- "El apoyo grupal del psiquismo individual". Temas de Psicología
Social. Ediciones Cinco. Bs. As. 1981.
Kaës, R.- "Introducción al análisis transicional". En Crisis, ruptura y
superación. Ediciones Cinco. Bs. As.
Lacan, J.- "El estadio del espejo como formador de la función del yo tal como
se nos revela en la experiencia psicoanalítica". Escritos l. Siglo XXI editores.
Laplanche, J. y Pontalis, J-B.- Diccionario de Psicoanálisis.
Laplanche, J.- El Inconsciente y el Ello. Amorrortu Edit.
Zadunaisky, A.- "El apuntalamiento: una dimensión de la transferencia".
Revista de Psicología y Psicoterapia de Grupo. Tomo XV, N° 3/4. 1991.
AVÚNCULO

Juan José Gómez

DEFINICIÓN

Uno de los cuatro términos de la Estructura Familiar Inconsciente, del latín


"avunculus": tío materno, dim. de avus: abuelo (3), remite a la relación con la
familia materna a través de la figura del hermano de la madre o de un
representante calificado de ésta, cuya función -dador de la mujer (ver)- se
denomina representante materno.
En psicoanálisis de la Estructura Familiar Inconsciente, la figura del avúnculo y
el vínculo avuncular revisten particular importancia teórica para la comprensión
de los vínculos.
El vínculo avuncular posee un carácter fundante a nivel inconsciente y es
condición de la estructura. El estudio de la Estructura Familiar Inconsciente
implica el reconocimiento de los lugares y funciones correspondientes a las
distintas denominaciones del parentesco y sus vínculos establecidos sobre la
base de acuerdos y pactos inconscientes (ver).

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Denominado también "cuarto término", la importancia del tío materno surge de


la investigación antropológica sobre las diferentes organizaciones sociales y su
relación con las formas del parentesco (4). Carece de denominación propia en
nuestra cultura y el vínculo al que pertenece, vínculo avuncular, tampoco figura
en la descripción habitual del parentesco.
Lévi-Strauss, 1980 (5) recoge y desarrolla en su "Antropología Estructural" los
trabajos de varios investigadores y en especial los de Radcliffe-Brown sobre el
avunculado en un estudio sobre el papel del tío materno en Africa del Sur.
Según este autor el término avunculado implica dos sistemas de actitudes
antitéticas en relación al ejercicio de la autoridad. Si ésta es ejercida por el tío
materno, las relaciones de su sobrino con él, estarán regidas por el temor y la
obediencia y el tío poseerá derechos sobre su sobrino. Si la autoridad la ejerce
el padre "el tío materno es considerado como una "madre masculina" y es
tratado de la misma manera que la madre" (5). Los sistemas de actitudes
refieren al lugar del hijo en relación con el tío materno y con el padre en lo que
Radcliffe-Brown encuadra dentro de un régimen matrilineal o patrilineal. De
este modo cuando la relación con uno de ellos es regida por la autoridad, con el
otro estarán regidas por el afecto y la familiaridad.
Lévi-Strauss, 1980 (6) considera esta descripción como parcial y señala la
importancia de que "... el avunculado, para ser comprendido, debe ser tratado
como una relación interior a un sistema y que es el sistema mismo el que se
debe considerar en su conjunto para percibir su estructura". Así, la estructura
elemental del parentesco supone cuatro términos "hermano, hermana, padre,
hijo" y tres tipos de relaciones familiares: de consanguinidad (hermano-
hermana), de alianza (esposo-esposa) y de filiación (progenitor-hijo). Este
autor describe el avunculado de la siguiente forma: "... la relación avuncular no
es entre dos sin entre cuatro términos: supone un hermano, una hermana, un
cuñado y un sobrino" (5). Nótese que esta descripción se realiza desde la
familia de la mujer tomando el vínculo consanguineo hermano-hermana en
función del que padre e hijo son denominados cuñado y sobrino.
Para Lévi-Strauss el parentesco, en su concepto más elemental, sólo puede
explicarse como efecto de la existencia universal de la ley de prohibición del
incesto. En este sentido, la relación entre familias se convierte en un elemento
primordial del parentesco humano más que sus términos considerados en forma
aislada. El avunculado adquiere de éste modo el carácter de condición de la
estructura del parentesco. "Ninguna otra interpretación puede dar cuenta de la
universalidad de la prohibición del incesto, de la cual la relación avuncular bajo
su forma más general no es otra cosa que un corolario, unas veces manifiesto,
otras implícito" (7).

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Es Berenstein, I., 1991 (1), quien formula y desarrolla la importancia del lugar y
la función del cuarto término así como las características del vínculo avuncular.
En relación al cuarto término dice: "Comprende ser dador de la mujer, que
devendrá esposa y madre, a un hombre que devendrá esposo y padre, aceptar
que la mujer dada como hermana o como hija tenga un hijo con alguien que no
es de la propia familia, cambiar de posición al pasar a ser abuelo o tío de un
nieto o sobrino lo cual implica renunciar al resto de sexualidad infantil
remanente de la represión, ceder el uso de la función de indicación y renunciar
a aplicarlo para otra familia que no sea la suya, aceptar no ser elegido y ser
reemplazado por otro, aceptar un lugar definitivo de exclusión, la disolución y la
desaparición de su lugar aunque pueda persistir como un yo que a partir de ese
momento estará caracterizado por ajenidad". (2)
El vínculo avuncular afecta toda la estructura de los vínculos, no solamente la
relación tío-sobrino. Su dinámica es fundamentalmente inconsciente y describe
un punto de tensión en relación con el vínculo de alianza. En este punto se
resuelve la articulación entre la cesión y la renuncia a la función de indicación
por parte del avúnculo. Por otra parte el hombre realiza la operación de corte
entre la mujer y su familia de origen como primer paso de instalación de la ley
paterna en tanto ley de prohibición del incesto. Este proceso es condición del
establecimiento de los vínculos, la ocupación del lugar y desempeño de la
función de los diferentes términos en el interior de la Estructura Familia
Inconsciente.
La ausencia de una denominación corriente para el lugar y el vínculo avuncular
se debe, según I. Berenstein, a un "efecto de represión constitutiva del
parentesco familiar que anticipa la represión originaria y constitutiva del aparato
psiquico". Así, si la constitución del vínculo de alianza no se resuelve sobre la
base del corte en el vínculo de la mujer con su dador, éste permanecerá como
representante de la ley en sus distintas exteriorizaciones en oposición al rol de
marido. El vínculo de alianza no tendrá fuerza significativa y estará
caracterizado por el rechazo erótico y el odio entre los cónyuges. Desde la
perspectiva familiar, la madre permanecerá ligada a su familia de origen, el
padre carecerá de autoridad ocupando un lugar vacío de su función y el hijo
desconocerá la condición de interdictor quedando ligado a un funcionamiento
regulado por la ley del tío o representante materno.
El estudio de la patología en los vínculos familiares inconscientes se halla
estrechamente ligado a las dificultades en el proceso de corte con las familias
de origen. Cuando éste no es posible o se opera defectuosamente, da origen a
funcionamientos de tipo endogámico promotores de sufrimiento vincular uno de
cuyos extremos es el funcionamiento pscótico. Cuando el lugar y la función de
dador se completan y cumplen su proceso, la salida a la exogamia posibilita la
instalación de los yoes en los lugares de la estructura del parentesco y el
desempeño de sus funciones en los vínculos correspondientes.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Existen en la literatura psicoanalítica de las configuraciones vinculares, diversas


formas de referirse al avúnculo. Así, "avúnculo", "tío materno", "dador" (ver),
"representante materno" y "cuarto término" figuran frecuentemente como
sinónimos debido a que, en lo teórico, no representan diferencias conceptuales
significativas por remitir a un mismo fenómeno: la presencia de un cuarto
término en la Estructura Familiar Inconsciente. Sin embargo, es posible notar
algunas diferencias entre estos términos que den cuenta de la preferencia por
uno u otro en las diversas formulaciones. Tales diferencias pueden surgir para
poner de relieve los diferentes ejes en los que se apoya la presencia de esta
noción: ley de prohibición del incesto, noción de intercambio, circulación de la
ley y en relación a ella, el predominio de una dinámica endogámica o exogámica
en la estructuración de los vínculos familiares.
"Avúnculo" y "tío materno" señalan al hermano de la madre, es decir, de una
mujer que tiene un esposo y un hijo, núcleo familiar diferente al de su familia
de origen. Implican nominalmente la relación entre el hermano de la madre y
su sobrino, relación que se denomina vínculo avuncular y que involucra los
cuatro términos de la Estructura Familiar Inconsciente.
"Dador" refiere a una función adscripta al lugar de hermano de la mujer, modo
peculiar de acceso al vínculo de alianza en el que la mujer es cedida como
objeto de intercambio. En la Estructura Familiar Inconsciente el término "dador"
queda ligado a la dinámica inconsciente que rige la estructuración de los
vínculos y a la modalidad de circulación de la ley. Su lugar será el de Testigo de
la Alianza (ver) si su función se completa en el proceso de intercambio o bien,
quedará como Baluarte Narcisista (ver) (8) cuando las fallas en este proceso
interrumpan la salida exogámica. "Representante materno" es una formulación
genérica que permite ubicar en otros integrantes de la familia de la mujer la
función avuncular y protagonizar el vínculo avuncular. Refiere a la circulación de
la ley como modalidad opuesta y en tensión con la ley del padre.
"Cuarto término": refiere a la noción de Estructura Familiar Inconsciente y
amplía además, el campo de consideración teórica en tanto lugar y función
avuncular pueden hallarse desplazados y ligados a un yo ubicado en cuarto
lugar en relación a los otros términos del parentesco (padre, madre, hijo). Cabe
señalar que la noción de Estructura Familiar Inconsciente introduce a la
ampliación y reformulación de conceptualizaciones básicas de la teoría
psicoanalítica. Es el caso por ejemplo del Complejo de Edipo de cuatro términos
en Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares. (Remitimos al lector a la obra
de I. Berenstein "El Complejo de Edipo. Estructura y Significación", Paidós, Bs.
As. 1976 b).

BIBLIOGRAFÍA

(1) Berenstein, I.: "Psicoanalizar una familia", Paidós, Bs. As. 1991
(2) " " " (págs 117-118)
(3) "Diccionario Etimológico Latino-Español" Ed. Anaya, Madrid 1985 (pág 70)
(4) Lévi-Strauss, C.: "Antropología Estructural" EUDEBA, Bs. As. 1980, Capítulo
II "Análisis Estructural en Lingüística y Antropología".
(5) " " " (pág 85)
(6) " " " (pág 90)
(7) " " " (pág 94)
(8) Matus, S.: "Tres registros del cuarto término de la Estructura Familiar
Inconsciente; Intercambio-Narcisismo-Angustia" (en "Familia e Inconsciente"
Paidós, Bs. As. 1991)
BALUARTE NARCISISTA

Susana Matus

Uno de los modos de semantizar el lugar del dador de la mujer, desde el


modelo de la estructura familar inconciente, en el cual no se efectiviza la
entrega de la hermana al marido (Matus 1 ; 2)

(Ver el Dador de la mujer)

Referencias Bibliográficas

1) Matus, S. - Estructura familiar y narcisismo - Revista de la AAPPG N° 1 -


Bs. As., 1986.
2) Matus, S. - Tres registros del cuarto término de la Estrcutura Familiar
Inconsciente; Intercambio-Narcisismo-Angustia. (en Inconsciente y Familia.
Paidos - Bs. As., 1991).
CARÁCTER VINCULAR

Elena Berlfein y Sara Moscona

DEFINICIÓN

Entendemos por carácter ciertos rasgos sobresalientes que se producen como


resultado de fijaciones pulsionales no sólo a ciertas zonas erógenas propias de
la evolución de cada sujeto, sino también a los modelos vinculares
predominantes durante dicho desarrollo y que llega a su culminación con la
estructuración del Complejo de Edipo. Es el carácter quien le otorga al vínculo
su sello, su estilo peculiar y lo organiza en el marco de una modalidad
definitiva estable (pero no inmutable), sedimentando los avatares pulsionales
que entraman su consolidación.
Toda pareja tiende a fijar determinadas pautas de funcionamiento que le son
propias, condición que no necesariamente supone patologización. La fijación
pulsional ligada al polo de la identificación confiere a cada vínculo cierto
carácter particular que define la identidad del mismo.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Carácter en su etimología "Charasso" nos remite a grabado, a algo impreso,


trazo propio que permite diferenciarlo de otros. Freud aborda dicho concepto
desde tres ejes íntimamente imbricados: la identificación, los avatares
pulsionales y la compulsión repetitiva. El carácter deviene de la renuncia
pulsional impuesta por la cultura.
Un modo de manifestarse los efectos de tal represión es a través de la
persistencia o intensificación de ciertos rasgos de carácter. Se trata de una
alteración del yo a partir de acontecimientos de la sexualidad infantil a la que
luego se agregan sedimentos resultantes de identificaciones (heredadas de
investiduras de objetos abandonados). También las injurias narcisistas así
como las situaciones traumáticas y las luchas defensivas contra las mismas
abonan el terreno apto para su constitución.
Con posterioridad a Freud, también se han ocupado de esta temática
Abraham, Karl (1925); Alexander Franz (1927); Reich Wilheim. En la
actualidad Nicolini Elvira y Schust Jaime (1992), Rabinovich, D (1989) han
hecho importantes aportes a la misma.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

En una pareja estable, en que los parámetros definitorios de la misma


(cotidianeidad, proyecto vital compartido, relaciones sexuales y tendencia
monogámica) están atravesados por el vector de la temporalidad, la
convivencia vincular resulta teñida por el singular armado de su "circuito
pulsional", que incluye el apartamiento libidinal de sus cauces originarios, para
orientarlo según los requerimientos de la cultura a la que pertenecen. La
persistencia en el tiempo del peculiar intercambio que establecen en el
espacio intersubjetivo (por eso incluimos el vector temporal), hace que los
rasgos de carácter de cada uno, se combinen de tal manera, que resulte en
algunos casos, una potenciación mutua de los propios, así como en otros, se
producirá una atenuación de los mismos o, un producto bastante diferente al
que se correspondería con el espacio intrasubjetivo de cada uno. Emergencia
de una cierta "potencialidad" en tanto situación de encuentro facilitadora del
surgimiento de un rasgo característico que en otra configuración vincular
quizás no se daría.
El grado de estereotipia del mismo es lo que lleva a una rigidización vincular
que podríamos denominar "funcionamiento caracteropatizado".
Apunta al no cambio sostenido en la creencia de que la pareja tiene un
destino pulsional prefijado por ciertos recorridos jalonados de una
determinada y única manera.
Estas estructuras caracteropatizadas tienden a un "status quo" pulsional, más
fuerte que el deseo de cambio que el sufrimiento vincular podría estar
requiriendo. No hay crecimiento ni complejización vincular. Se va dando un
paulatino vaciamiento de sentido, por lo cual el estar juntos les impone tener
que asirse con más fuerza cada vez, a un discurso cargado de certezas que
está al servicio de la compulsión a la repetición. El grado de hipertrofia y
fijación pulsional elevado al extremo de la rigidización coagula el vínculo. Son
parejas que se ubican en el lugar de la respuesta en vez del de la pregunta.
"Nosotros somos así", dirán. Por lo general no acceden al análisis, y cuando lo
hacen, suelen interrumpirlo abruptamente, ni bien comienzan a tomar
contacto con el núcleo coagulado. Baluarte narcisista, condición de estructura
que requieren mantener a ultranza, dado que la posibilidad de un cambio va
ligada a fantasías de desestructuración. Juntos están mal, pero pensarse
separados les despierta una ansiedad catastrófica, muchas veces promotora
de desbordes impulsivos y violentos. Tipo de vínculo que se rige
predominantemente por un dictado tanático, lo cual opera como escollo
estructural para acceder a una mayor complejización vincular.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Caráter vincular y trauma:

Pensamos el entrecruzamiento entre situaciones traumáticas y las luchas


defensivas que dichos traumas generaron, como puntos de conformación del
carácter. La fijación al trauma con la fijación pulsional que encierra, determina
en el sujeto y sus vínculos, una particular cosmovisión. En grado extremo,
produce una cristalización de los rasgos de carácter que a veces retorna como
repudio de todo aquello que no coincide con dicha cosmovisión.
BIBLIOGRAFÍA

Abraham, Karl: La formación del carácter en el nivel genital del desarrollo de


la libido. (1925). Bs.As. Paidós.
Alexander Franz: El carácter neurótico (1927). International Journal of
Psycoanalysis. Vol II, 1930.
Berlfein, E. y Moscona, S.: Metapsicología de la pulsión en el vínculo de
pareja. Paidós.1997.
Bianchi, Graciela; Czernikowski, E.; Makintach, A.; Mondolfo, N.; Selvatici, M.;
Sternbach, S.; Vicisitudes de lo pulsional en el vínculo de pareja. Informe
sobre el proyecto de Investigación AAPPG 1995.
Freud, S: Obras Completas. Editorial Amorrortu:
Algunos tipos de carácter dilucidados por el trabajo analítico (1916)
T. XIV.
Sobre las transposiciones de la pulsión, en particular del erotismo anal
(1917). T. VII
Carácter y erotismo anal (1908) T IX.
El malestar en la cultura. (1930) T. XXI.
Mondolfo, Norma: Singularidad, carácter y fantasma (ficha).
Nicolini, E. y Schust, J.: El carácter y sus perturbaciones. Una perspectiva
freudiana. Paidós, 1992.
Rabinovich, D.: Una clínica de la pulsión: las impulsiones. Editorial Manantial,
1989.
Reich, Wilheim: Análisis del carácter, 1933. Bs.As. Paidós. 1957.
Waisbrot Daniel: Sida: las fuentes del sufrimiento. Segunda parte.
Conferencia AAPPG. 1995.
CIRCUITO PULSIONAL

Elena Berlfein y Sara Moscona

DEFINICIÓN

Modo en que la pulsión opera en los vínculos de pareja y familia.


No se trata de una pulsión vincular, sino, del particular modo de operar la
pulsión en los vínculoa, cualificando la posición de los sujetos en la estructura
vincular y familiar. Funciona como disparador de la singular potencialidad que
los enlaza a partir de la dialéctica pulsional impuesta por el conflicto Eros -
Tánatos. Lo que no logra ligarse, está destinado a la compulsión a la
repetición. En la clínica, el dispositivo analítico favorece el despliegue del
circuito pulsional. Da sentido al interjuego pleno de significación que se
expresa en dicho contexto, tanto por el modo en que construyen su relato
como por la manera de mirarse, tocarse, hablarse, escucharse, etc.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

El concepto freudiano de pulsión, pertenece al orden de lo inconsciente y


alude a una fuerza constante que cabalga entre lo somático y lo psíquico.
Mención ésta que, sin definirse ni por lo uno ni por lo otro, apunta a
diferenciarse de la idea de instinto. Sin embargo, aún así resulta insuficiente
como para quedar desnaturalizado.
Consideramos que la cualidad propiamente humana de la pulsión está dada:
a- por la intervención del "Otro", en el doble sentido: en tanto otro primordial
y también como representante de la cultura y b- por la inclusión de un "otro"
en tanto semejante apto para que aquélla se entrame de un modo específico.
El concepto de "circuito pulsional" es inventado por Lacan para dar cuenta del
modo en que opera la pulsión en el aparato psíquico. Circuito o trayecto que
pasa por el Otro y vuelve al sujeto. Intersección cuerpo-significante (hambre
significada por el Otro). Las pulsiones son "el eco en el cuerpo de que hay un
decir".
En el Seminario XI define la pulsión como "concepto límite entre lo real del
cuerpo y la palabra del Otro". La pulsión se origina en la demanda del Otro. La
pulsión termina de completar un circuito cuando se constituye el sujeto del
deseo. "Por el desfiladero de la pulsión se abrirá camino el deseo".

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

La actividad pulsional, que consta de un aspecto jugado a nivel del aparato


psíquico, excede sin embargo, el territorio del autoerotismo. Las marcas
originarias de los vínculos primarios magnetizarán futuras búsquedas. Será
nuevamente en un vínculo que la atracción - rechazo habrá de desplegarse en
un interjuego pulsional específico de dicha dupla. Reclama de un vínculo en
que, cada uno de los partenaires que lo conformen, se posicionen de modo
tal, que cada uno se erija en condición de goce para el otro, determinando así
la singularidad de sus intercambios desplegados en los cuatro parámetros
definitorios del mismo. Marca en el orillo de cada estructura vincular generada
por, y a su vez, generadora de, un cierto montaje pulsional que requiere de la
encarnadura de esos personajes para su peculiar puesta en escena.
Los acuerdos fundantes del vínculo conllevan en su constitución el circuito
pulsional producido por la pareja y, que arma red con la trama identificatoria
que los atraviesa, dando lugar al particular posicionamiento que adopten. De
este modo interviene el componente pulsional en la configuración del "zócalo
inconsciente de la pareja".
Si bien el amor apunta a un objeto total, se nutre de la pulsión, que siempre
es parcial en su enlace y requiere de un vínculo para su despliegue.
La alianza se constituye en un anudamiento de los tres registros: real,
imaginario y simbólico. Sujeto a inscripciones socioculturales y familiares, el
vínculo aporta un valor significante a cierta porción de la pulsión, pero
siempre habrá de quedar un resto sin ligadura. Impronta de lo real que
subyace a la compaginación imaginaria del enamoramiento fundante del
mismo. El atravesamiento significante de dicho encuentro hace que la pulsión,
circule entre los partenaires a modo de un circuito que abarca desde la
descarga corporal de tipo impulsivo, hasta su puesta en sintonía con el deseo
de quienes lo portan. La prevalencia de un modo o del otro denota el
predominio de Eros o de Tánatos en el balance pulsional. Cuando pulsión y
deseo transcurren por carriles separados, apuntan con su eficacia a dos
destinatarios diferentes: en tanto el deseo tiende al logro de un placer
subjetivo que, por definición resultará efímero o fallido, la pulsión se dirige a
la imposible satisfacción del Otro. De ahí su fuerza constante e incoercible
(Recordemos que según Lacan la pulsión se origina en la demanda del Otro).
Singular dialéctica que teniendo como telón de fondo el conflicto entre Eros y
Tánatos, imprimirá de una dinámica propia el circuito pulsional en juego.
También la familia se ofrece como una configuración apta para el despliegue
pulsional de quienes la conforman. El hombre no nace sexual, sino que su
sexualidad se va constituyendo en el contacto con el Otro, inmersos ambos,
en una determinada estructura familiar. Sus funciones biológicas se ordenan
según las regulaciones que cada cultura crea. El hambre que experimenta, no
apunta a cualquier alimento para saciarse, sino que con su selectividad va
imprimiendo cierta direccionalidad a su búsqueda. Esto es así porque se trata
de un hambre significada por el Otro que connota a la pulsión como el
resultado de un "efecto de encuentro" generador de un circuito pulsional.
La pulsión parte con su perentoriedad, de cierta zona erógena para apresar al
objeto y retornar a la misma. Pero, la zona en cuestión no será cualquiera
sino aquella que ha sido erogeneizada en el vínculo primario. En cuanto al
objeto, si bien se trata de lo más variable de la pulsión, ésta en su recorrido
habrá de apuntar a aquél objeto que responda a las improntas provistas por el
Otro desde su sujeción a las estructuras familiar y cultural a las que
pertenece. De ahí que en cada familia se coma, se hable, se mire, de una
manera singular. Singularidad que denota el entramado pulsional e
identificatorio que los atraviesa. Cuando éste circuito pulsional opera a
predominio tanático interviene como un factor compulsivo, cuyos efectos
pueden ser: la "transmisión de la irracionalidad", o la conformación de un
funcionamiento caracteropatizado. En cambio cuando prevalece lo erótico,
genera un circuito libidinal promotor de la emergencia del sujeto deseante y
de la potencialidad sublimatoria en los vínculos.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Consideramos como problemáticas conexas:


1- la incidencia del circuito pulsional en la conformación de un carácter
vincular en tanto ciertos rasgos de carácter sobresalientes se producen como
precipitado de fijaciones pulsionales.
2- El circuito pulsional como promotor de sujetos de deseo dará lugar a la
potencialidad simbolizante y sublimatoria de la vincularidad.
3- Contribuye a lo que hemos denominado la novela corporal vincular como
modo de conectarse a partir del discurso vívido de sus cuerpos. Sus
intercambios van promoviendo la creación de una representación vincular que
tiene un aspecto que se juega esencialmente en el encuentro corporal de
dichos partenaires.

BIBLIOGRAFÍA

Aulagnier, P.: El aprendiz de historiador y el maestro brujo. Amorrortu Bs. As.


1984.
Freud, S.: Obras Completas. Editorial Amorrortu:
- Pulsiones y destino de pulsión. (1915) T. XIV
- Tres ensayos para una teoría sexual (1905) T.VII
- Más allá del principio del placer (1920) T.XVIII
- El yo y el ello (1923) T. XIX
- El malestar en la cultura (1930) T.XXI
Berenstein, I.: Psicoanálisis de la Estructura Familiar. Paidós. Bs.As. 1981.
Berlfein, E.; Moscona, S.; Rajnerman, G.; Urgierowicz, M.: Pulsión e
intersubjetividad. Primeras jornadas Nacionales de la F.A.P.C.V. - Mendoza
1993.
Berlfein, E.; Lamovsky, C.; Lamovsky, L.; Matus, S.; Moscona, S.: La
potencialidad en los vínculos. Actas. II Congreso Argentino de Psicología y
Psicoterapia de Grupos, 1991.
Bianchi, G.; Gomel, S.; Lamovsky, C.; Rojas, M.C.: Dispositivo analítico
vincular: la dimensión pulsional. Ibid. Mendoza, 1993.
Lacan, J.: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Seminario
11. Paidós. Bs.As. 1990.
COMPLEJIDAD VINCULAR

Miguel Alejo Spivacow

DEFINICIÓN

El concepto de complejidad vincular se refiere al funcionamiento de la pareja


como vínculo, su nivel de organización, los diferentes modos de relación que
entre los miembros se actualizan. Suele usarse como adjetivo -calificando al
vínculo- y se habla así de "mayor" o "menor" complejidad vincular. La mayor o
menor complejidad está en relación con la plasticidad o repetitividad, progresión
o regresión de los funcionamientos y, por lo tanto, la capacidad del vínculo de
elaborar conflictos o situaciones traumáticas. Guarda relación también con la
capacidad de realizar un trabajo de actualización y reformulación de los
acuerdos inconcientes en las crisis vitales que jalonan el desarrollo del vínculo.
El concepto se apoya en un primer postulado teórico consistente en que la
pareja es un sistema, una estructura que llamamos vínculo y, segundo
postulado, que esta estructura puede tener diferentes niveles de complejidad u
organización. Aparece utilizado de diferentes maneras por los autores. No existe
una descripción de su contenido que haya uniformado los diferentes usos que
de él se hacen en las discusiones clínicas y en la bibliografía.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Retoma una idea freudiana sobre la evolución, la presunción de que a partir de


organismos simples -unicelulares- se desarrollan organismos pluricelulares, de
mayor y mayor complejidad, con un mayor grado de fusión instintiva, un grado
mayor de resistencia y estabilidad, una mayor capacidad de respuesta a los
conflictos y traumas (2). En esta propuesta freudiana tenemos una pista para
rastrear los antecedentes de la utilización del concepto de complejidad en el
campo psicoanalítico. En nuestro ámbito, en el terreno mas específico del
psicoanálisis vincular fueron Berenstein y Puget los primeros en utilizar este
concepto (5).

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

La complejidad vincular puede ser estudiada de diferentes maneras, tantas


como perspectivas hay para el estudio del vínculo de pareja. La manera que en
la práctica clínica pareciera haber tenido mayor aceptación es la de aislar un
aspecto, un eje del funcionamiento vincular y discriminar en éste los
funcionamientos mas regresivos -de menor complejidad-, los mas progresivos -
de mayor complejidad- y toda la gama de funcionamientos presentes. La mayor
o menor complejidad está en relación con la plasticidad o repetitividad, progre-
sión o regresión, escisión o integración de los funcionamientos vinculares y,
como resultado, la capacidad del vínculo de elaborar conflictos o situaciones
traumáticas. Aunque las palabras "mayor" y "menor" tienen un sentido
cuantitativo, se las utiliza para reflejar la resultante final de un análisis que no
es solo cuantitativo, sino que se refiere a la cualidad del funcionamiento
vincular. Dicho de otra manera, las palabras "mayor" y menor" no deben inducir
a creer que el análisis de la complejidad vincular es cuantitativo (o económico
en términos de Freud). Se trata de un estudio eminentemente cualitativo.
Para ejemplificar el estudio de la complejidad vincular puede tomarse cualquier
eje, por ej. el eje endogamia <-> exogamia. En toda pareja se juega una
tensión conflictiva entre las fuerzas que consolidan la relación de alianza y los
respectivos polos endogámicos. El conflicto se juega en terrenos variados y
superpuestos: la pertenencia, las semantizaciones en juego, los proyectos
identificatorios, etc. . El equilibrio dinámico que esta conflictiva alcance puede
tener diferentes niveles de complejidad u organización. En un bajo nivel los
miembros no modifican mayormente los vínculos endogámicos infantiles ("mi
mujer tiene su familia y yo la mía"). En un nivel alto las respectivas pertenen-
cias y bagajes identificatorios se incluyen en un vínculo nuevo en que sufren
transformaciones y reprocesamientos, en un devenir que se enriquece de lo que
aporta la endogamia a la vez que alternativamente lo resignifica y/o sepulta. En
cada eje que aislemos del funcionamiento vincular cabe un análisis
pormenorizado del grado de complejidad: fusión-discriminación, simetría-
asimetría de la relación, dualidad-terceridad, terceridad limitada- terceridad
amplia, etc. (Ver dichos términos). La lista de los ejes en los cuales cabe un
análisis de la complejidad vincular puede ser muy diferente de un analista a
otro, dado las diferentes "metapsicologías de bolsillo" (Pontalis J-B.) con que sin
duda operamos. En cada situación clínica singular cabrá la discusión y
evaluación sobre cuales son los ejes en los que desde el punto de vista del
proyecto terapeútico será más provechoso el logro de una mayor complejidad
vincular.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

El proyecto terapéutico y lo valorativo

El concepto de complejidad vincular suele utilizarse en la práctica clínica para, a


partir de una descripción del funcionamiento vincular, pensar el posible proyecto
terapéutico. Es un concepto "bisagra" que articula la descripción psicopatológica
con los objetivos terapeúticos. Así, está relacionado con los conceptos que
procuran definir los objetivos terapeúticos: "predominio erótico", vínculo
progresivo", "predominio genital", "objeto unificado", etc, y también con todos
los conceptos que describen un funcionamiento vincular determinado: vínculo
dual, terceridad limitada, terceridad amplia, etc. Al hablar de complejidad
vincular suelen entremezclarse, de una manera no siempre evidente cuestiones
de índole valorativa. Esta infiltración de lo valorativo en un concepto teórico
clínico plantea problemas difíciles. Sabemos que hay cuestiones éticas en el
corazón de toda práctica clínica y también sabemos como analistas que es una
opción siempre trabajosa decidir cuáles son las cuestiones éticas que es
pertinente incluir en un caso clínico singular y cuáles no. Algo de esta índole
plantean Berenstein y Puget cuando dicen: "No es fácil decir qué es el bienestar
de toda pareja ni como ni en qué consiste el aspecto progresivo vincular. ¿Qué
se entiende por mayor complejidad vincular? ¿Todas las parejas atendidas por
nosotros pueden llegar a esa mayor complejidad vincular? ¿Es terapeútica esa
mayor complejidad? ¿Hemos de admitir un tipo de complementariedad
satisfactorio sin por ello llegar a mayor crecimiento vincular y sin embargo ser
la mejor solución? (5, pag 181). Esta cita nos permite reflexionar sobre una
dificultad del concepto de complejidad vincular: aspira a la evaluación del
vínculo desde ópticas en que no predomine lo "personal" del analista pero este
tipo de herramientas conceptuales solo se construyen en aproximaciones
asintóticas.

BIBLIOGRAFÍA

1) Brengio, A.; Lamovsky, L. Vínculos disfuncionales de pareja: una


metodología para la observación y el abordaje. Actas del 1er. Congreso
Argentino de Psicoanálisis de Familia y Pareja, Buenos Aires, 1987.
2) Freud, S. (1920) Mas allá del Principio del Placer.
3) Laplanche, J. y Pontalis, J. B. Diccionario de psicoanálisis. Ed. Labor, 1974.
4) Puget, J.; Berenstein, I. Algunas consideraciones sobre psicoterapia de
pareja: del enamoramiento al reproche. Rev. de Psicología y Psicoterapia de
Grupo, IV, nº 1, 1982.
5)------------------------. Psicoanálisis de la pareja matrimonial. Ed. Paidós,
1988.
6) Puget, J. Criterio de curación en psicoanálisis de pareja. Actas del 1er.
Congreso Argentino de Psicoanálisis de Familia y Pareja, Buenos Aires, 1987.
CONCEPTO DE SUBLIMACIÓN A NIVEL VINCULAR

Elena Berlfein y Sara Moscona

DEFINICIÓN

La cultura propone la alianza matrimonial para el encauzamiento pulsional.


El espacio conyugal se erige en el escenario privilegiado para inhibir o facilitar
el desplazamiento simbólico de los vínculos primordiales inscriptos en las
respectivas historias identificatorias. Resulta pues apto para poder mantener
la pertenencia desde otro lugar. Dicha alianza podría considerarse el primer
acto sublimatorio de la conyugalidad cuando asienta sobre la posibilidad de
crear un nuevo orden, más allá de las respectivas familias de origen. No se
trata de un espacio conformado de una vez y para siempre, sino de aquel que,
la pareja habrá de ir creando y recreando permanentemente a partir del
trabajo psíquico y vincular que implica la transformación de la herencia
familiar y cultural que portan. Esto es posible gracias al descubrimiento y
ligadura libidinal de nuevas combinatorias que constituyen el sustrato de la
creatividad. Lo cual no transcurre en confortable bienestar, por el contrario,
se trata de un constante oscilar que consiste en atravesar crisis y conflictos
emocionales "perderse para poder encontrarse", en esa inagotable búsqueda,
la del deseo humano.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

La sublimación es uno de los trabajos metapsicológicos perdidos de Freud. En


el rastreo que realizaran Laplanche y Pontalis encontramos que dicho
concepto fue definido como un proceso postulado para explicar ciertas
actividades humanas que aparentemente no guardan relación con la
sexualidad pero que hallan su energía en la fuerza de la pulsión sexual. La
hipótesis de la sublimación enunciada en especial a propósito de las pulsiones
parciales que no logran integrarse a la genital fue extendida posteriormente
también a la posibilidad de pensar la sublimación de las pulsiones agresivas.
Freud describió como actividades sublimatorias aquellas que apuntan
principalmente hacia objetos valorados socialmente (en especial la actividad
artística y la investigación intelectual). Utiliza por primera vez el término en la
Carta 61 a Fliess (1887) y desde allí no deja de ser nombrado hasta sus
últimas obras como por ejemplo en el "Esquema del Psicoanálisis" (1938). Sin
embargo su perfil epistemológico lo adquirirá a partir de "Tres Ensayos de
Teoría Sexual" (1905) donde aparece ligado a la problemática de la pulsión
como un destino privilegiado de la misma. La aptitud de la pulsión para la
sublimación recae en la extrema plasticidad de las pulsiones sexuales en el
sentido que éstas se pueden reemplazar las unas por las otras en una suerte
de proclividad al desplazamiento, además de mudar y permutar su objeto.
DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Dentro de un marco regido por el reconocimiento de una legalidad atravesada


por la castración simbólica, se posibilita la desligadura de ciertos clichés.
Opera una transgresión que permite traspasar lo dado, despegarse de algunos
amarres, crear nuevos códigos y permitirse volar.
En este sentido resulta interesante recordar la etimología del término
sublimación. Proviene de la química y significa el pasaje de un estado sólido al
gaseoso. Volatilización.
Implica el armado de una nueva obra que no tiene por finalidad subvertir
destruyendo, como ocurre en la transgresión perversa, sino por el contrario, a
partir de la aceptación de la finitud y los bordes, es que aparece algo inédito.
Partiendo de las normas convencionales se produce el desvío de las mismas
para ir en pos del descubrimiento y adueñamiento de las propias. Este modo
sublimatorio de vincularse, podría compararse a los procesos migratorios.
Poder migrar del lugar de la filiación para ir en busca de otro espacio.
Instalarse confortablemente en éste, implica ni renegar ni desmentir, ni
forcluir el espacio anterior, sino que, portando sus marcas, poder inscribir y
crear marcas nuevas.
"Así como la instauración de la Ley es la que posibilita el deseo, es la
prohibición del incesto la que posibilita la sublimación". Ir más allá de la
represión, tolerar la angustia que produce la ausencia del objeto, permite el
desplazamiento hacia nuevos objetos dando lugar a la producción creativa. Al
separarse de los objetos originarios se fundan los intercambios simbólicos a
partir de la instauración del deseo, como falta, como lo que no se tiene. Se
instala a partir de un movimiento pulsional que busca satisfacerse en
finalidades que el yo inviste. En este movimiento pulsional, resulta privilegiado
el proceso sublimatorio. La flexibilización que ofrece se opone a la fijación
pulsional, por partir de la falta que la castración simbólica instaura.
Obrar con la castración no significa resolver ni superar, pero sí apuntar a
nuevos actos de investidura. Dice Catherine Millet que "lejos de ser un
completamiento, el objetivo de la sublimación es la reproducción de la falta de
la que procede".
El predominio de Eros la ubica como el anverso del funcionamiento
caracteropatizado, ya que en este último, el predominio es tanático.
En el vínculo de pareja, la aceptación discriminada de las diferencias y no su
negación y obturación puede tornarlas en un intercambio creativo y
enriquecedor.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

A- Sublimación y Proyecto

El vínculo puede ofrecer a la pareja las condiciones aptas para la apertura de


metas sublimatorias. Espacio potencial donde una nada puede devenir
proyecto. Construcción imaginada de un futuro transformado en meta a lograr
por y para la pareja.
El proyecto vital compartido fue descripto por J. Puget e I. Berenstein como
uno de los cuatro parámetros definitorios del vínculo de pareja. Dicho
proyecto consiste en unir o reunir representaciones de realización o logro,
ubicados en la demarcación del tiempo-espacio futuro, cuyo modelo
paradigmático constituye la creación de hijos reales o simbólicos. Implica la
capacidad de historiar e historiarse.
Para los autores un primer proyecto es compartir un espacio-tiempo vincular;
la construcción de un lenguaje con significados en común y códigos
significantes que constituyen una verdadera complejización del vínculo.

B- Sublimación y creatividad

Crear proviene de criar, hacer crecer, dar a luz. Concretar un proyecto que
pone al descubierto la existencia de una terceridad.
No es una continuidad, sino todo lo contrario, se trata de escribir una nueva
obra, un otro ordenamiento.
Ferrater Mora señala que creatividad no es solamente crear algo sino también
crear la posibilidad de esa posibilidad. Se despega, se construye, se deviene
pareja con trabajo psíquico. Esa posibilidad a crear pasará a formar parte del
bagaje identificatorio de la pareja. Implica un duro proceso de identificación,
desidentificación, idealización, desidealización, donde se reconocen las raíces
de una filiación a la que en algún momento habrá que dejar de pertenecer. De
algún modo habrá que poder cuestionar para devenir autor de la propia obra.
Situaciones críticas, tormentas emocionales que se tornarán en crisis creativas
si el atravesarlas permitiera encontrar afinidades imprevistas y favorecer
relaciones inéditas entre los partenaires.
Crear en un vínculo es navegar entre la realidad y un más allá de la realidad,
es construir un espacio entre, un espacio de confianza y de ilusión.

BIBLIOGRAFÍA

- Berlfein, E.; Moscona, S.: Metapsicología del concepto de pulsión a nivel


vincular. Encrucijadas. Paidós. (En prensa).
- Brengio Alba; Moscona Sara: 1991. La pareja, una dialéctica de amores y
despegues. Panel Actas II. Congreso AAPPG. Tomo I. Bs. As.
- Dujovne, Isabel: 1989. La sublimación. Ficha. Bs.As.
- Ferrater, Mora J.: Diccionario de Filosofía. Editorial Alianza Madrid, 1985.
- Freud, Sigmund:
Tres Ensayos de Teoría Sexual. AE. Tomo VII
Un recuerdo infantil de Leonardo Da Vinci. AE Tomo XI
El malestar en la cultura. AE Tomo XXIV
Esquema de psicoanálisis. AE Tomo XXIII
Moisés y la religión monoteísta. AE Tomo XXIII
- Lacan, J.: 1959/60. La ética del psicoanálisis. Editorial Paidós.
- Laplanche, J.: 1987. La sublimación. Amorrortu. Problemáticas III. Bs. As.
- Matus, Susana: 1991. Transgresión, sublimación desde la perspectiva de las
configuraciones vinculares. Actas II Congreso AAPPG. Tomo I. Panel Bs. As.
- Puget; Berenstein: Psicoanálisis de la pareja matrimonial. Editorial Paidós,
1988.
- Rousseaux, Sergio: 1989. La sublimación o la salvación por las obras. V
Congreso Metropolitano de Psicología. Bs. As.
- Silvestre, Michele: 1987. La sublimación cuestionada. Mañana el
psicoanálisis. Editorial Manantial.
- Weisse, Carlos: 1993. Pulsión y destino de sublimación. Rev. Asoc.
Argentina de Psicoterapia para Graduados Nro. 19. Bs. As.
- Winnicott, Donald: 1972. Realidad y juego. Editorial Granica. BsAs.
CONFIGURACIONES VINCULARES

Ida Butelman

DEFINICIÓN

Con el despertar de la palabra, nacemos para ponerle nombre a esas cosas


que se suceden ante nuestras primeras miradas; y con esas palabras
empezamos nuestras historias, en ese tiempo en que padre y madre nos
proveen de nuestra primera institución.
Esos primeros “otros”, afuera, marcan sin duda la originaria configuración en
la experiencia vincular intersubjetiva.
En la adultez, esa organización sigue en la fuente vital de nuestros mitos
individuales; pero el hecho mismo de percatarnos de las diferencias entre el
pasado y el presente, constituye la consciencia de nuestra propia historia y de
nuestra inserción en esa primitiva configuración institucional.
Para tener un concepto; o mejor dicho una serie de conceptos acerca de
configuración vincular, intentemos ver cómo se forma y cuál fue le proceso de
cambio de los contenidos y usos del concepto de “Configuración” según
distintas perspectivas teóricas y con relación a “Vínculo”.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

El concepto de configuración, nace a semejanza del de estructura, y está


ligado a diferentes posiciones filosóficas y científicas.
Whilelm Wundt, psicólogo y médico alemán (1832-1920) se considera el
creador de la psicología experimental, siendo sus métodos introspectivo y
psicofísico. Él crea, alrededor de 1879 el Estructuralismo, que llegó a ser la
escuela dominante de psicología en Alemania y en E.E.U.U. entre 1890 y
1920, dirigida por él mismo y E.B. Tichener.
Esta escuela basó su enfoque en el análisis introspectivo de los componentes
estructurales o morfológicos de la mente para descubrir la naturaleza de las
experiencias conscientes elementales como las sensaciones, las imágenes, los
estados afectivos o emocionales y luego descubrir sus relaciones mutuas: su
objeto de estudio eran las asociaciones entre las sensaciones y las
percepciones; entre las ideas simples y las complejas.
En tales asociaciones las sensaciones vienen a constituir los elementos
simples, a partir de los cuales se forman los demás. Se considera por eso a
las sensaciones, anteriores en el proceso perceptual.
Este enfoque fue así denominado Psicología Estructural.
Franz Brentano, filósofo y psicólogo alemán (1838-1917), reacciona frente a
la posición atomista wundtiana. Él describe los fenómenos psicológicos en
términos de procesos o “actos”.
En realidad, su enfoque abrió ya antes el camino a la Psicología de la Gestalt,
con su énfasis en la percepción interna y no en la observación interna que
utilizaba la psicología de Wundt. Por otra parte, facilitó el desarrollo del
enfoque psicodinámico, que considera a la mente, más como un agente que
como un receptor.
Desde su concepción, habrá de aportar otros contenidos al concepto de
configuración del vínculo entre la persona que percibe y el objeto percibido.
El punto central de su teoría es que “no hay consciencia vacía”. Él habla de la
“intencionalidad de la consciencia”; o sea, “de un objeto”. Digamos que para
Brentano “configuracionalmente” hay un vínculo estructurado, mental, con un
objeto, que metodológicamente queda consignado y conocido a través de la
percepción interna, como única fuente empírica de la psicología.
Todo objeto percibido, dice, tiene “una existencia intencional”; es decir, que
se produce un vínculo yoico con un objeto real.
Parafraseando esto podríamos decir que toda configuración vincular, como
objeto de percepción tiene una “existencia intencional donde queda implicado
el que percibe”; o “los que se perciben”, tan sólo en el nivel de la consciencia.
Es decir, que para Brentano, el objeto -en vínculo- está aquí para ser visto
(intencionalidad).
Este énfasis en el funcionamiento del yo, en el nivel empírico, habrá de influir
en otras formulaciones psicológicas como la Gestalt, La Teoría del Campo, y
en las elaboraciones freudianas.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

La Psicología de la Gestalt

La palabra Gestalt, alemana, significa estructura, pauta, forma, configuración.


Esta teoría enfoca la organización dinámica de la experiencia dentro de pautas
o configuraciones. En esta teoría, (creada por Max Wertheimer y seguido por
Kurt Koffka, Wolfang Kölher en Alemania desde 1912) se sostiene que las
personas captan de inmediato una configuración, la cual es aprehendida como
una totalidad previa a la percepción de las partes componentes, agregando
que las sensaciones sólo se pueden captar por un esfuerzo especial de la
voluntad y que ellas no son unidades elementales previas de la percepción
como decía Wundt.
Este enfoque influido ya por Brentano, se produce como rebelión contra el
estructuralismo de Wundt, que analizaba la experiencia en términos
atomísticos y estáticos de las sensaciones y en contra de lo cual surge el
concepto de Configuración como una “totalidad” mayor que la suma de las
partes.

La Teoría del Campo en Psicología

Un paso adelante en el proceso de cambio de los contenidos del concepto de


configuración lo encontramos en la “Teoría del Campo en Psicología”, creada
por Kurt Lewin (1890-1947), alemán, que desde 1933 vivió en los E.E.U.U.
Fue en sus comienzos, uno de los más jóvenes representantes de la Psicología
de la Gestalt. Sus obras constituyen un puente entre la teoría de la Gestalt, el
estudio de la personalidad y la motivación, y la psicología social.
El concepto más importante de la teoría del campo es el de Espacio vital,
considerado como el resultado de la interacción entre la persona y su
situación inmediata (o campo). Considera a “la persona y su situación” como
una Configuración dinámica de figura-fondo.
Si bien no problematiza el concepto de inconsciente, interesa destacar algunos
conceptos, de contenidos especialmente dinámicos que tienen que ver con
“Configuración”:
a) “función de la persona en situación”, indica un proceso (configuración
temporal)
b) que sucede “a través de una persona” (configuración simbólico-temporal)
c) en un campo (configuración situacional) donde situación equivale al concepto
de “aquí y ahora” que significa configuración espacio-tiempo.
“Aquí y ahora” supone una percatación (inmediata) de la configuración
espacio-tiempo, lo cual implica de hecho el concepto de persona, o personas,
testigos, capaces de temporalizar (reconocer internamente procesos que
“están sucediendo en el mundo externo con su intervención por su
presencia”); capaces de percatarse de la secuencia que configuran las
acciones sucesivas y relacionales en una unidad (situación) determinada de
espacio-tiempo.
Así, campo como “Configuración situacional captada en forma
inmediata”, introduce la descripción de un contenido dinámico en el concepto
de configuración y se acerca más al concepto de vínculo.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Como dijimos antes, el enfoque de Brentano influyó en las elaboraciones


teóricas de Freud; pero si bien Brentano considera sólo el nivel de la
consciencia como única fuente empírica para la percepción de la configuración
del vínculo con un objeto, Freud se enmarca, a partir de sus trabajos en la
interpretación de los sueños, dentro de un estructuralismo en el que incluye el
nivel inconsciente.
El concepto de configuración adquiere nuevos contenidos para él. Desde ese
momento, digamos, la idea acerca de la “configuración del vínculo” con un
objeto podría inscribirse como concepto analítico en los niveles intra e inter-
subjetivo y a partir de los aspectos estructurales de la situación analítica. Por
lo tanto para él, la percepción de una configuración vincular pasa por la
capacidad de captar en forma inmediata, en experiencia directa los contenidos
insertos en el discurso transferencial, “donde las resistencias actualizan un
lenguaje encubridor”.
Para Brentano el objeto está aquí para ser visto; el vínculo es directo con el
objeto real. Para Freud rige el deseo, el objeto está caído. Éste es el paso
crítico, científico: el discurso es la presencia. De ahí que éste se transforma
en “lo posible” de la configuración vincular.
Así, la palabra (el discurso, el decir) que representa el objeto que no está, y el
cual deberá permanecer transitando en ese discurso, en lo imaginario y en lo
simbólico, parece constituir el sentido de vínculo.
Desde aquí configuración vincular sería la forma dinámica, cambiante de la
unión que sucede en el encadenamiento de los significados inscriptos en el
discurso porque sólo a través de su transcurrir producimos la presencia, la
completud imposible, o por lo menos, como personas la proponemos “al otro”
y es esta propuesta discursiva la que establece los contenidos del concepto de
configuración vincular.

BIBLIOGRAFÍA

BASTIDE, R. Sentido y usos del término estructura. Paidós. Buenos Aires,


1978.
BERCHERIE, S. Génesis de los conceptos freudianos. Paidós. Buenos Aires,
1988.
FRANCIONE, M. Psicoanálisis, Lingüística y Epistemología en Lacan, Gedisa,
Bs.As., 1975
LEWIN, K. Principles of topological Psycghology, De. Mc. Grow-Hill, New York,
1936
MARX, M; HILLIX, A.W. Sistemas y Teorías Psicológicas Contemporáneos.
Paidós. Buenos Aires, 1980.
MISIAT, H y SEXTON, S. History of Psychology. De. Grune y Straton, New
York, 1966
RAPAPORT, D. La estructura de la teoría psicoanalítica. Paidós. Buenos
Aires, 1967
VIET, J. Los Métodos estructuralistas en las ciencias sociales. Amorrortu,
Buenos Aires, 1970
The Encyclopedic Dictionary of Psichology. De. Harre, R. y Lamb, R. Londres,
1983.
DADOR DE LA MUJER

Susana Matus

DEFINICIÓN

El modelo de la Estructura Familiar Inconciente establece la relación entre


cuatro lugares o funciones: materna, paterna, filial y representante de la
familia materna o dador de la mujer (Berenstein 1; 2). Este cuarto término es
el lugar que simboliza el “intercambio original” subyacente entre la nueva
familia y las familias de origen. (Matus - 5); (Lévi-Strauss - 4) (Ver
Intercambio).

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Se pueden delimitar dos aspectos en relación con la función del cuarto


término de la estructura familiar inconciente: uno, como representante de la
introducción de la regla fundamental en la familia (en lo referente a la
prescripción de la exogamia y promoción del intercambio) y otro, como
depositario del ideal narcisista familiar.
Estos dos aspectos aparecerían con predominancias diferentes según las
etapas por las que atraviese el grupo familiar. Así, en el primer momento de
enamoramiento, el partenaire podrá ser idealizado si posee algo que lo
signifique como doble del cuarto término. Por otro lado, la posibilidad de
constitución de la alianza de manera efectiva implica al dador como promotor
de la exogamia y a la función del marido como el que ejercita el corte de la
mujer con la familia dadora. En la etapa de filiación, el lugar del hijo es el
depositario del ideal narcisístico familiar; y la función paterna representa la
interdicción que separa al hijo de la madre. Por lo tanto, el cuarto término
queda finalmente como “testigo de la alianza” y pierde su primitiva eficacia.
(MATUS - 5; 6; 7)
Sin embargo, en algunas oportunidades este proceso, por el cual el lugar del
dador queda reprimido y transformado en símbolo del intercambio
constitutivo, falla y se constituye entonces lo que llamamos “baluarte
narcisista”. (MATUS - 5; 6; 7)
Por lo tanto la prohibición del incesto es una y se va encarnando en los
diferentes lugares de la estructura: la escena de la cesión corresponde al
avúnculo, y la escena de la interdicción a la función paterna. Estas dos
escenas son dos caras de una misma moneda. El interjuego entre estos dos
lugares posibilita la vigencia del tabú del incesto dentro del grupo familiar.
Sintetizando: el vínculo con el representante de la familia materna puede
pasar por diversas alternativas, siendo dos los extremos:
a) El dador no efectiviza la entrega de la hermana al marido. La relación
preponderante es la de consanguinidad (entre el dador y la mujer). La función
paterna está fallida pues no se realiza el corte con la familia materna. La
función materna también está perdida, ya que aún cuando el lugar del infans
esté libidinizado no estará significado como sostén basado en la discriminación
del otro. En este caso, la función del dador queda semantizada como “baluarte
narcisista”.
b) El dador efectiviza el don. La relación preponderante es la de alianza (entre
marido y mujer). Aquí la función del avúnculo pierde su primitiva eficacia y
permanece, pero transformado en símbolo del testimonio de la realización de
la alianza.
La función paterna simboliza el corte con la familia de origen, y la función
materna permite la narcisización del hijo sin el costo de la indiferencia
tanática. Esto permite entonces la constitución de un tercer lugar para el hijo.
Por lo tanto, si la exogamia se realiza, es decir, si se produce el corte con la
familia de origen, el dador queda como “testigo de la alianza”. (MATUS - 5 ; 6
; 7)

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Matus (7) relaciona los diferentes modos de funcionamiento familiar


(neurótico, perverso y psicótico), con las formulaciones que realiza Godino
Cabas* sobre las fases o transformaciones de la estructura del narcisismo. (3)

VINCULOS FASE DEL VICISITUDES VICISITUDES DEL


FAMILIARES NARCISISMO DEL DADOR NARCISISMO
PRIMARIO
Psicótico Especular Baluarte narcisista Situado en el lugar
(repudio) del avúnculo
Perverso Narcisismo Baluarte narcisista Situado en el lugar
del yo (desmentida) de la pareja
Neurótico Narcisismo Testigo de la Situado en el lugar
edípico alianza (represión) del hijo
(erotización del
vínculo)
Dirección del Narcisismo Testigo de la Situado en el lugar
análisis secundario alianza del hijo
familiar (sepultamiento) (resignación del
vínculo)

en el cuadro APARECE la correspondencia de las características de cada una


de las fases: especular, narcisismo del yo y edípica, con los vínculos familiares
psicóticos, perversos y neuróticos.
En los dos primeros, el dador está semantizado como baluarte narcisista, con
diferencias en cuanto al modo en que está negada la castración: el repudio o
la desmentida. En ambos casos está dificultado el proyecto narcisista para el
lugar del hijo, de manera que el ideal familiar está situado en el avúnculo, en
el vínculo psicótico; y en el vínculo perverso, con frecuencia lo está en el lugar
de la pareja.
Por otro lado, el dador aparece como testigo de la alianza en el
funcionamiento neurótico. Aquel cayó bajo la represión con la consecuente
posibilidad de vuelta de lo reprimido. El proyecto narcisista familiar está
ubicado en el lugar del hijo, lugar que simboliza el narcisismo primario del
infans. En este funcionamiento, los vínculos filiales están en mayor o menor
medida erotizados, y esto impide su resignación. Esta sistematización es,
desde ya, una clasificación teórica. En la clínica estos tipos de vínculos se
entremezclan en las relaciones familiares, pudiendo sólo en determinados
momentos hablar de predominancias que darían cuenta de una cualidad
estructural diferencial de la familia en cuestión.
*Godino Cabas no utiliza los términos narcisismo primario y secundario,
siguiendo a Freud, sino que los redefine: al narcisismo primario, como al
narcisismo de los padres proyectado sobre el infans; y al narcisismo
secundario como el restablecimiento del narcisismo al término del complejo de
castración.
La dirección del análisis familiar tenderá hacia el procesamiento del lugar del
dador como testigo de la alianza permitiendo al grupo familiar el pasaje hacia
un funcionamiento donde la cualidad amparadora está semantizada al modo
del narcisismo secundario. Esto implicará pues, la posibilidad de resignación
del vínculo filial, con la consecuente efectivización de la salida exogámica.

BIBLIOGRAFÍA

1) Berenstein, I. -Familia y enfermedad mental. Paidós. Bs. As., 1978.


2) Berenstein, I. -Psicoanálisis de la Estructura Familiar. Paidós. Barcelona,
1981.
3) Godino Cabas, A. -El narcisismo y sus destinos. Trieb. Bs. As., 1980.
4) Lévi-Strauss, C. -Las estructuras elementales del parentesco. Paidós.
Barcelona, 1981.
5) Matus, S. -Estructura familiar y narcisismo. Revista de la AAPPG N° 1.Bs.
As., 1986.
6) Matus, S. -Psicopatología familiar y su relación con el narcisismo.
-Actas del Primer Congreso Argentino de Psicoanálisis de Familia
y Pareja.- Bs. As., Mayo de 1987.
7) Matus, S. -Tres registros del Cuarto Término de la Estructura Familiar
Inconciente; Intercambio, Narcisismo, Angustia (en Familia e Inconciente). -
Paidós. - Bs. As., 1991.
DEUDA

Ricardo Gaspari y Juana Gutman

DEFINICIÓN

Se denomina deuda a un componente específico inherente a todo


entramado vincular, en tanto sistema de obligaciones recíprocas
afectivamente connotadas. Noción bifronte ya que alude al superyó de cada
sujeto y al mismo tiempo al encadenamiento entre sujetos, a lo vincular.
Se diferencian dos órdenes de deuda descriptos para la especificidad de la
familia : deuda con el origen y deuda matrimonial. La primera de ellas, se
refiere a la obligación de reciprocidad endogámica ligando las generaciones en
una sucesividad; mientras que deuda matrimonial alude a la obligación de
reciprocidad habilitante a la circulación exogámica, al emparentarse en una
simultaneidad generacional. Se las concibe produciendo una combinación en
la interfantasmática de la pareja : según la modalidad de resolución del
complejo fraterno se enhebrará de distintas maneras al vínculo de alianza
matrimonial.
En cuanto a la connotación afectiva, se describen para la deuda con el
origen tres registros, que a su vez implican específicas temporalidades :
absoluto (obligación de fusión, inmovilidad temporal, condiciones de
posibilidad para la psicosis), relativo (culpa, tiempo mítico, condiciones de
posibilidad para la neurosis y perversión) y prospectivo (responsabilidad,
tiempo acontecimental, condiciones de posibildad de emergencia de angustia).

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Etimológicamente (1) (2) pueden encontrarse una variedad de


significados. a) Obligación que tiene uno de pagar, satisfacer o reintegrar a
otro una cosa. b) Obligación moral contraída con otro. c) Pecado, culpa,
ofensa. d) De la misma raíz proviene el vocablo “deudo, da” que significa
pariente, ascendiente o descendiente. El vocablo “deuda” remite a una gama
de significaciones que impregna todos los ámbitos de la reciprocidad. Todo
contrato, todo pacto, todo acuerdo requiere de obligaciones mutuas.
Desde el psicoanálisis clásico, el tema ha sido profusamente tratado desde
la perspectiva del sujeto en relación al complejo paterno. En Schreber y en
El Hombre de las Ratas (3 ,4) por ejemplo, Freud despliega distintas
vicisitudes y destinos en relación a la deuda con el padre. En la misma línea,
Piera Aulagnier (5) situa un doble deseo de muerte (del hijo hacia su padre y
de éste en posición de hijo hacia su propio padre) solamente tramitable,
reprimible eficazmente cuando se establece una conexión simbólica entre
muerte y sucesión y transmisión de la ley y aceptación de la muerte. Por otro
lado, desde la antropología, Levi-Strauss (6) concibe un desequilibrio
estructural inherente al principio de intercambio en la cultura : “En el dominio
de la naturaleza sólo se da lo que se recibe ; en el dominio de la cultura el
individuo recibe siempre más de lo que da, y al mismo tiempo da más de lo
que recibe.”
DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

El despliegue de esta noción puede seguirse a través de tres publicaciones


(7, 8, 9), a las que puede sumarse esta presentación del término, a modo de
elaboración de su productividad actual.
Surgió a partir de repensar cuestiones que la clínica planteaba referentes
al ligamen de la configuración vincular actual con la familia de origen del
padre, al presentificarse una conflictiva específica de obligaciones : las
inherentes al vínculo paterno - filial actual, y a su vez, de este padre en tanto
hijo con su propio origen, su propio complejo paterno. Se diferencian dos
órdenes de deuda : deuda con el origen y deuda matrimonial.
Deuda con el origen : se trata de la deuda con los ancestros desde el
registro narcisístico del vínculo. Darle un nombre al hijo implica discriminarlo,
ubicarlo en la circulación social. Implica para los padres pagar una deuda al
haber recibido ellos también un nombre. Al otorgar un nombre al niño, éste
deviene deudor de una vida y de un nombre. Si el hijo no es discriminado,
nombrado, pertenece a los padres. “Si me perteneces la deuda no existe, si te
alejas es insaldable”. Si hay una aceptación del orden de la cultura, la
deuda por la vida quedará relativizada y ligada a la posibilidad de entrada a un
orden simbólico que los trasciende.
Deuda matrimonial : la construcción de la alianza marca la reiniciación del
ciclo, pero marca otra cualidad de deuda : emparentarse en un eje horizontal.
La deuda generada en la circulación exogámica es del orden del
reconocimiento de la falta.
Un contrato hecho con la cultura: entrega de un hijo a la cultura para que,
depositario del narcisismo, luego de la ilusión de inmortalidad, sostenga los
deseos de perennidad. En algunos casos esta referencia al pasado, esta
deuda con el pasado no es pasible de ser cuestionada en absoluto. En otros,
hay un lugar para el cuestionamiento y la posterior asunción de una
perspectiva propia por parte del hijo. La resolución de este conflicto es
decisiva para la posibilidad de circulación exogámica. La particular modalidad
que toma la deuda con el padre puede hacer tensión con el requerimiento de
otro orden de deuda, con la cultura.
De la particular imbricación entre el origen, el vínculo endogámico y la
salida exogámica, pensada como alianza matrimonial resultará la especificica
cualidad de la deuda en juego.
Se describen tres modalidades para el registro de la deuda desde el plano
vincular, implicando cada una, una específica connotacion afectiva y temporal
en la subjetividad que generan : absoluta, relativa y prospectiva..
La posesividad endogámica lleva a un endeudamiento absoluto. No
saldable, ya que no hay registro de deuda en este tiempo - tiempo de
inmovilidad -, mandato de fusión, una indiferenciación mortífera parento-filial.
Se presentifica un mandato de igualación en términos de presión
identificatoria. La connotación afectiva es la de la futilidad Es el lugar de la
psicosis.
El cuestionamiento instala una diferencia en tanto posibilidad de pensar y
conocer. Sin embargo, en tanto presentificación de un cuarto término
redentor o condenante y el consecuente sentimiento de culpa, pecado u
ofensa da lugar a una relativa circulación. Deuda relativa, tiempo mítico, lugar
de la neurosis y perversión.
Finalmente, el registro de deuda prospectivo corresponde al crédito
otorgado por un camino propio, sin retorno, no circular. Está implícito un
vacío : como caída del cuarto término. El elemento narcisístico en este
registro es prospectivo. El ideal a cumplir pasa por el hijo (deuda
prospectiva). Condición de posibildad de emergencia de angustia, definida
como afecto concomitante al resgsitro de una falta, motor del deseo.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Deuda y eje alianza-consanguinidad (10) : el concepto de deuda y sus


registros complejiza el eje alianza consanguinidad, tomados como cualidades
vinculares. Permite precisiones sobre los matices y distintas combinatorias
que toma en cada situación clínica como herramienta clínica, abre a una
posibilidad de ampliación para la psicopatología vincular.
Deuda y pertenencia : en una primera elaboración, el concepto de deuda
estuvo centrado dentro del eje de la estructura de parentesco. Sin embargo,
si se amplía la noción de exogamia hacia las distintas pertenencias implícitas
en los vínculos que ofrece la cultura, se abren nuevos campos de aplicación de
este concepto.
Deuda y temporalidad : las modalidades descriptas de registro de
deuda implican, a su vez, registros diferentes de la temporalidad. El registro
del tiempo implícito en la deuda prospectiva se caracteriza precisamente por
abrir una condición de posibilidad para lo acontecimental.

BIBLIOGRAFÍA

1 Corominas (Director) “Diccionario etimológico”. El Ateneo. Bs. As.


2 Diccionario de la Real Academia Española. Tomo I. Sopena. Barcelona.
3 Freud, S. “Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia
descrito autobiográficamente. Amorrortu, Tomo XII. Bs. As. 1985.
4 Freud, S. “A propósito de un caso de neurosis obsesiva”. Amorrotu, Tomo X.
Bs. As., 1985.
5 Aulagnier, P. “La violencia de la interpretación”. Bs. As. Amorrortu, 1985
6 Levi-Strauss, C. “Las estructuras elementales del parentesco”, Paidós, Bs.As.
7 Gaspari, R., Gutman, J. “Función paterna. Dos modalidades de circulación :
renuncia y cesión” en Berenstein y otros “Familia e inconciente”, Paidós, Bs.
As., 1992.
8 Gaspari, R., Gutman, J. “Alianza matrimonial y deuda con el origen”. Rev.
AAPPG, Tomo X ; 2-3.
9 Gaspari, R., Gutman, J. “Función paterna. Distintos registros de deuda con
el origen. Actas I Cong. Arg. de Psicoanálisis de Familia y Pareja.
10 Berenstein, I. “Psicoanalizar una familia”. Bs. As., Paidós, 1991.
DISOLUCIÓN DEL VÍNCULO CONYUGAL: ¿ACTO O ACTING?

Liliana Bracchi de Andino

DEFINICIÓN

Proceso de ruptura de la trama vincular conyugal que se produce entre los


sujetos que componen el vínculo. Implica la disolución de pactos y acuerdos.
Es equivalente en Psicoanálisis de los Vínculos al término legal separación y/o
divorcio. Es condición de estructura de la alianza (no es vínculo cosanguíneo
,atravesado por el Tabú del incesto, permite la salida a la exogamia) Es un
efecto del vínculo que articulan juntos. Lleva implícitas cuestiones presentes
en las estipulaciones inconcientes de la constitución de la pareja; se disuelven
acuerdos que tienen palabras los que no la tienen por represión y los que no
la tendrán nunca porque no corresponden al registro de lo simbólico; estos
últimos se escenifican en la separación bajo la mirada de los otros. Es un acto
atravesado por tres ejes: desinvestidura de objeto, corte vincular y sanción
social, donde se desarticula lo intrasubjetivo de lo vincular; se intenta
diferenciar qué cosa de uno quedó en el otro (trabajo de duelo) para significar
lo nuevo. Cambian las cualidades de elección del objeto privilegiado en tanto
lo que fue motor de sufrimiento (el temor por su pérdida) pasa a ser motor de
liberación.
El contrato de casamiento legal firmado, denegado por el recubrimiento
imaginario del suponerse juntos para siempre, adquiere luminosidad y sus
palabras (la letra chica del contrato matrimonial) se transforman en
argumentos de contrincantes .
Las parejas tienen distintas formas de separarse acorde a sus modalidades
de funcionamiento (diádica, triádica y triangular).El proceso de disolución
conlleva acciones y puede implicar actuaciones, pero su movimiento completo
,que sólo puede significarse a posteriori, cursa en torno a un acto en tanto
corte simbólico ceremonial y origen de algo inédito, que posiciona a los
sujetos de un modo diferente entre ellos, a partir de ese momento; o en torno
a un acting (repetición) que deja a los sujetos entrampados en un
anudamiento sin fin.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Según el diccionario disolución quiere decir rompimiento de vínculos


preexistentes como por ejemplo disolución de la familia, y acción de poner fin
legalmente a las funciones de un organismo, como disolver el Parlamento.
Disolver desde la física implica dividir las moléculas de un cuerpo sólido y
desde lo legal anular en el sentido de disolver un matrimonio.
En psicoanálisis se suele hablar de disolución del Complejo de Edipo. Sin
embargo en un recorrido bibliográfico por la obra freudiana, Freud no habla de
disolución sino de sepultamiento o naufragio como solución ideal y de
represión como salida neurótica. En el Glosario de las Obras Completas no se
destaca disolución como término, aunque figura como sinónimo de
sepultamiento, en la traducción que Etcheverry, para Edic. Amorrortu hace del
Untergang de Freud.
En relación a este término que se utiliza en El Sepultamiento del Complejo de
Edipo es interesante destacar una observación: en alemán para sepultamiento
y disolución se usan dos palabras diferentes, una Untergang significa poner
debajo, naufragio, decadencia (es la que usa Freud) y otra Auflösung que
significa disolución.
Disolución como anulación, en la definición antes citada, expresa su impronta
legal.
La marca que en la disolución del vínculo deja el atravesamiento
transubjetivo, está presente en las conceptualizaciones específicas sobre
Estructura Vincular y Separación que Puget y Berenstein desarrollan en
Psicoanálisis de la Pareja Matrimonial, allí dicen ... “a veces las parejas
deciden separarse, cada yo sale de la estructura vincular matrimonial, la cual
recupera un lugar virtual en el macrocontexto social y en la representación
mental hasta tanto cada uno de los que ha disuelto el vínculo vuelvan a
ingresar en otra matriz matrimonial o no ...”
Se subraya acá el término disolver como específico para esta temática donde
asimilan disolución a separación.
Más adelante destacan la importancia de interrogarse (los miembros de la
pareja) de qué o quién quieren separarse; usando separación como sinónimo
de discriminación.
Estos son antecedentes de disolución y separación, como sinónimo de
divorcio, con mayor complejización o no y separación como sinónimo de
discriminación que en general cursa, con mayor complejización en la red
vincular; aunque también puede llevar a un tipo de vínculo cercano al no
vínculo. (hiperdiscriminado).
Dentro de los desarrollos propios el término tiene su origen en 1986 en un
trabajo sobre psicoanálisis aplicado sobre una pareja que se divorcia y no se
separa nunca cumpliendo la promesa de juntos hasta la muerte (la pareja de
Gala y Paul Eluard).
Continúa en 1991 en un análisis sobre lo se llamó La letra chica del contrato
matrimonial, en este trabajo aparece por primera vez el concepto de acting,
vinculado a la constitución y/o disolución del vínculo.
En 1992 se trabaja el concepto de acto de encuentro - acto de desencuentro,
y se hace especial hincapié en la diferencia entra acto y acting. Paralelamente
se investiga sobre una pareja que no consuma su matrimonio y se hace una
articulación entre el parámetro de las relaciones sexuales y la posibilidad o no
de disolución del vínculo.
En 1994 se realiza un taller sobre la separación como acto y/o acting.
En 1995 en relación a la función del analista se comienzan a desarrollar dos
hipótesis 1) Referida al supuesto que: el marco legal convalida el matrimonio
para toda la vida en su artículo 209 presente en el capítulo de divorcio
vincular, correspondiente a la Ley de Matrimonio Civil, modificada en 1987 y
2) Se observa en supervisiones que los analistas suelen escuchar los planteos
de separación de las parejas, como deseo de discriminación con más facilidad
que como deseo de disolver el vínculo; esta dificultad puede estar sustentada
en la marca social y/o en la ideología del matrimonio para toda la vida y
probablemente también en la conflictiva de la propia identidad del analista
como analista vincular en tanto si la pareja se separa no hay pareja en
tratamiento.
La primera de las hipótesis da lugar a una investigación de cátedra que se
realiza a partir de 1995 sobre el Divorcio en América Latina, donde luego de
hacer un estudio detallado de las legislaciones de distintos países, de distintas
religiones y pueblos de América se concluye: La marca que la sociedad da al
matrimonio es irrevocable, en tanto aun cuando se disuelva el vínculo y se
acepte un nuevo casamiento legalmente permanece indisoluble el amparo
básico, que cada uno le debe al otro en caso de carencia extrema. El acto de
matrimonio sellado por la ley implica un nuevo orden simbólico y como todo
orden simbólico deja marca.
A través de la ley y formando parte de las representaciones sociales se
convalida el matrimonio para siempre a través de mantenerse el amparo del
ex cónyuge en caso de carencia extrema Antes que el estado de cada país se
haga cargo del careciente deberá hacerlo el ex cónyuge, aún casado
nuevamente.
En 1996 se despliegan los conceptos que hacen al término de la definición
antes expuesta. Se realiza un estudio pormenorizado de acto de encuentro -
acto desencuentro , diferenciando los desencuentros cotidianos de aquél que
marca el cierre de la vida en pareja. Se fundamentan las conceptualizaciones
de Acto-Acting -Acción que se utilizarán luego como adscriptos a la
problemática vincular. Se analiza el tema de las escenas como emergentes de
lo no representado.’..” cuando el corte no se produce las escenas pueden
seguir presentes como repetición, En tanto el vínculo desde su constitución
tiene una sanción a través de la mirada de los otros, las escenas adquieren
sentido en la mirada de los otros...."..” Las escenas se originan y son efecto
del vínculo, elevándose sobre él, parafraseando a Freud como el hongo de su
micelio, dejando trás de sí la abertura hacia lo infinito de la complejidad
vincular. Hay muchas escenas que pueden desplegar en conjunto pero hay un
repertorio que se despliega con regularidad dando cierta identidad al
vínculo...”
Respecto de la Separación se construye una nueva estructura mítica que
incluye el mito de origen atravesado aprés coup por el acto de separación. El
mito de origen lo construyen juntos el mito de disolución lo construye cada
sujeto en soledad.
La disolución de pactos y acuerdos se realiza acorde a los distintos
funcionamientos de la pareja .La cotidianeidad se modifica abruptamente, el
proyecto vital compartido es no compartir el futuro. Algunas parejas deciden
conservar la monogamia en tanto para otras es lo primero que se modifica.
Se hace duelo por lo compartido, por lo no compartido y por lo incompartible
articulado con los parámetros definitorios de la pareja conyugal.
El planteo de la tipología de la disolución intenta dar cuenta de que la
separación se puede resolver en torno a un Acto como corte simbólico que
posiciona a los sujetos de forma diferente Tiene el sentido que Badiou le da al
Acontecimiento -en tanto hace advenir otra cosa que lo instituido, es algo
suplementario en el sentido de desligado de las reglas de la situación. Un
acontecimiento adviene en tanto hay un vacío.
La otra posibilidad es que curse en torno a un Acting, a predominio de
repetición donde algunos trozos de la vida en pareja quedan como escenas de
una película detenida, que se presenta cada vez que los sujetos tienen algún
tipo de intercambio entre ellos o a través de los hijos.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

El término disolución del vínculo conyugal tiene su origen en la perspectiva


vincular, fundamentándose básicamente en entender la pareja como uno de
los ámbitos de constitución del sujeto, en tanto sujeto vincular. Los sujetos
constituyen el vínculo y el vínculo hace al posicionamiento de los sujetos en el
mismo. Las producciones son efecto del vínculo que arman esos sujetos y por
el que son atravesados en su subjetividad. Así como la pareja es producto de
esa articulación deseante la disolución es un producto vincular ; más allá que
se plantee la problemática como proveniente de uno de los dos polos, el
resultado es un efecto que articulan juntos.
Los conceptos que provienen del Psicoanálisis clásico son los de Acto -Acting -
Acción.
Al respecto se considera:
Acto de encuentro y acto de des-encuentro en tanto acto tienen cualidades
diferentes. El acto de encuentro en tanto fundante del narcisismo vincular
está más relacionado con aquello del nuevo acto psíquico de Introducción al
Narcisismo de Freud .
Acto etimológicamente quiere decir cosa hecha.
Cuando Lacan habla en el Seminario del Acto en forma amplia del concepto de
Acto, dice tiene que ver con un ceremonial que marca el origen de algo.
En su concepción acto está referido a acto analítico y le da gran contenido
simbólico, tanto cuando habla de la transferencia como puesta en acto del
inconciente, como cuando entiende que el acto analítico abre el camino de la
transferencia y en tanto tal está al principio del psicoanálisis. Para Lacan Acto
es un instante. Interesa destacar el primer sentido, el que hace referencia a
su nivel simbólico al origen de algo nuevo
En todo acto el sujeto renace pero de modo diferente. No es el mismo antes
que después.
Acción es el ejercicio de una potencia.
Acto es distinto de acción. En la dimensión del acto surge la inscripción de
algo nuevo, el correlato de lo simbólico.
En lo vincular hay un encadenamiento de los tres espacios que tiene una
sanción.
Acto es un hecho. un momento adoptado a un fin; filosóficamente para
Aristóteles en La Metafísica es: La existencia de algo de modo distinto a como
expresamos la potencialidad, es como al ser que construye, en relación al
que tiene la posibilidad de construir, es la plenitud del ser.
El acto hace referencia a momento completo que no busca su meta afuera
sino que lleve en sí mismo su fin...
Freud en general, más allá de la cualidad que le otorga al traductor nos
confirma la definición aristotélica en cuanto a colocar del lado del acto el
movimiento completo y por el lado de la acción la potencialidad. Es quizás de
allí que podemos entender que el narcisismo es acción en tanto
potencionalidad y acto en tanto algo nuevo, que implica un origen, dando
cuenta del sentido y un uso que hace Freud en distintos textos.
La actuación está vinculada a la repetición.
Así un acting en torno de la separación se despliega en función de no
separarse. Al estar al servicio de la repetición, impide la transformación en
algo diferente.
Hablar de actuar lleva a pensar en el agieren que Freud plantea en el Caso
de Dora ; tiene que ver con lo que se repite para no recordar.
Etchegoyen, analizando la estructura del acting, concluye que hay dos tipos :
a) Una acción que aparece en lugar de la comunicación, el
pensamiento, el recuerdo, en relación con el agieren de Freud.
b) Como una forma de expresar lo que nunca se puso en palabras. Lo
no decible por ser preverbal.
Lacan, en el Seminario de la Angustia, sostiene que “el acento demostrativo,
la orientación hacia el Otro del acting debe ser destacado.”
Aquí interesa destacar en el acting, el componente de repetición y el ser
dirigido a un Otro. La necesidad de un espectador.
Se Diferencia acto de desencuentro, acto de separación, acción y actuación.
Para que se concrete la disolución del vínculo es necesario llevar a cabo
acciones tendientes a un fin. Dichas acciones se hacen posibles a partir de
producirse una cierta desinvestidura del objeto privilegiado (acto de
desencuentro). El proceso completo podrá cursar en torno a un acto en tanto
ceremonial y origen de algo nuevo, o en torno a una actuación ligado a una
continua repetición.
Es necesario aclarar que aún cuando la separación conyugal se realice con
predominio de un acto, la disolución nunca es total en tanto desinvestidura
total del objeto privilegiado. Ese objeto nunca hace serie con otros. Ese otro
nunca es igual a los otros .De cada vínculo quedan marcas. Es importante
diferenciar esas marcas de una estructura de repetición.
En este término se utiliza el concepto de acto como cosa hecha. Hecho
atravesado por un fin, que deja una marca que implica un corte, ya sea como
acto de desencuentro o como disolución a predominio de Acto.
Acción: se utiliza como medida a través de la cual se ejerce una posibilidad.
Actuación - Acting: se utiliza como repetición, como lo no puesto en palabras,
como dirigido a un Otro.
Es a partir de los acontecimientos posteriores en el curso de la vida de los
sujetos que constituían el vínculo disuelto, que pueden significarse esas
acciones conjuntas de la pareja como acting o acto.
Sólo aprés coup se puede significar la disolución del vínculo como Acto o
Acting.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

La disolución del vínculo a predominio de acto o a predominio de acting, lleva


implícito una conceptualización respecto de su constitución.
El acto de encuentro es al vínculo lo que los documentos son a la historia: la
inscripción de una marca, en este caso vincular.
En ese acto de recíproca elección, se produce una elección mutua que
establece un hito. Más allá de la mítica que arme cada pareja, hay un antes y
un después.
El Acto de Encuentro está atravesado por tres ejes:
a)Elección de Objeto: Divide al vínculo en dos tiempos: antes y después
de empezar a desearse (“...Un día tuve ganas de besarla...”, “...Ese día sentí
el roce de su mano...”).
b) Corte con la familia: Se vincula a la construcción de la estructura de
pactos y acuerdos inconscientes. Es al vínculo lo que la represión primaria es
a la constitución del psiquismo individual (Puget, 1989); (“...A partir de ese
día me di cuenta de que todo lo que necesitaba ya no estaba en mi casa...”).
c) Mirada de los Otros: A partir de un momento la pareja se recorta
como un otro polo. Es reconocible como tal por familiares y amigos.
Cuando este reconocimiento no se produce trae sufrimientos y dificultades en
la constitución de la identidad como pareja, con excepción que sólo el no
reconocimiento dé identidad. De ambas formas la sanción social está
presente.
Hay algo de la pareja en relación al encuentro y a lo nuevo que únicamente se
constituye en la intimidad de dos, donde pulsión, deseo y amor se articulan en
un entramado único.
Cuando una pareja se constituye necesita un espacio propio, de intimidad.
La intimidad es constituyente del vínculo de pareja .
En relación con este tema y vinculado con la clínica se articula en desarrollos
actuales el tema de corte y repetición en transferencia Esto permite entender
cuestiones incluso en referencia a la interrupción en los tratamientos de
pareja .
Cuando la pareja se constituye necesita un espacio donde construirse en
intimidad, cuando una pareja se disuelve, esa intimidad es vivida en soledad
por cada sujeto, es por eso que una pareja una vez que se separa ya no es
pareja en ningún ámbito, si siguen en tratamiento es porque todavía no se
separaron. Con respecto a los hijos son padres pero no pareja
Articulando el tema de lo nuevo, la intimidad y la disolución a predominio de
acto o Acting la interrupción del tratamiento de parejas podría darse
I- A predominio de corte
• en tanto nuevo posicionamiento de la pareja en relación a la emergencia
de lo nuevo por la intimidad que requiere un nuevo acto de encuentro,
como parte de una mayor complejización vincular
• en tanto deciden separarse y disolver el vínculo respetando la intimidad de
cada uno
II- A predominio de repetición
• cuando implica una actuación, pudiendo dar lugar a una separación a
predominio de acting.
BIBLIOGRAFÍA

Aulagnier, Piera ”La violencia de la interpretación. Del Pictograma al


enunciado” Buenos Aires, Amorrortu - 1975.
“Los destinos del Placer”, Argot - 1979.
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Avenburg, Ricardo “Freud a los 50 años de su muerte” 1989
Berenstein, Isidoro “Los lugares de Parentesco y los Yoes” en Psicoanalizar una
Familia, Paidós 1990
“El Complejo de Edipo, Estructura y significación ”, Paidós
1976
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Bracchi de Andino, L. “La letra chica del contrato matrimonial”, Actas Congreso A
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“Acto de Encuentro - Acto de Desencuentro”, Actas
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“Intervenciones en clínica de Parejas “Córdoba 1997
“Lo nuevo en el vínculo “Jornadas Anuales A.A.P.P.G. 1997
“Interrupciones: Corte o Repetición “(leído) Junio 1998
Bracchi de Andino; “El divorcio en Latinoamérica” Investigación de la cátedra
Leveratto; Milano; disolución del vínculo conyugal .Flapag 1996
Colin, M. “Le Temps du Divorce” Revista Dialogue, n :86.París 1984
Freud, Sigmund “Proyecto de una Psicología para Neurólogos” TI,O.C.
Buenos Aires,Amorrortu,1979
“Análisis de la Fobia de un niño ‘,ob. cit. tomo 10
“Lo Inconciente’ ob. cit. tomo 14
“Introducción del Narcisimo “ob. cit. tomo 14
“Psicología de las masas y análisis del yo ‘ob.cit.tomo 18
“El Yo y el Ello ‘ob.cit tomo 19
“El Sepultamiento del Complejo de Edipo”ob. cit.tomo 19
“La Organización Sexual Infantil” ob.cit tomo 19
“Algunas Cons. Psíq. de la Diferencia Sex. Anat.” ..ob.cit
T.19
“Angustia y vida Pulsional” ob.cit.tomo 22
Lacan, Jacques “Sobre la versión Castellana “Amorrortu Ediciones
“Seminario X La Angustia “, inédito
Puget - Berenstein “Seminario XI El Acto Analítico” inédito
“Psicoanálisis de la Pareja Matrimonial”, Paidós 1988
Puget, Janine “Vínculos” Paidós 1997
“En la Búsqueda Inefable de un Reconocedor Privilegiado
“Revista Actualidad Psicológica, año 18, n.:96 1993
ESCENA PRIMARIA CIRCULANTE EN RELACIÓN CON LOS SEGUNDOS
MATRIMONIOS

Elina Aguiar y Marta Nusimovich

DEFINICIÓN

Entendemos por Escena primaria circulante en relación con los segundos


matrimonios, a una configuración vincular caracterizada por la unión de dos o
más personas que comparten un "vínculo fundacional" del que uno o más están
excluidos, y donde los incluidos se sienten con prerrogativas dadas por la
pertenencia a esa unión. Un segundo matrimonio trae como consecuencia una
gama de relaciones afectivas, no consanguíneas, entre los integrantes de las
respectivas familias inaugurales de los segundos cónyuges. Estas relaciones son
efecto y no producto de esta nueva alianza. El hecho de no haber inaugurado
juntos la función esposo/a genera un sentimiento de exclusión de ese momento
fundante y marca de distintas maneras al segundo matrimonio.
Conviven en ese grupo familiar sujetos producto de dos o más familias
inaugurales. Llamamos familia inaugural a la integrada por padre, madre e hijos
producto de esa alianza. Una familia ampliada está, entonces, conformada por
dos o más integrantes de familias inaugurales, con la posibilidad de que los
cónyuges, al tener un hijo producto de esa alianza, conformen también una
familia fundacional en el seno de esa familia ampliada. Esta familia está
marcada por la peculiaridad de no conformar una familia inaugural.
En esta nueva configuración se juegan las fidelidades y lealtades hacia la familia
inaugural que pueden ser un núcleo de conflictos entre los miembros de la
familia ampliada.
Llamamos familia ampliada a aquella configuración vincular integrada por
vínculos de filiación y consanguinidad que son producto de la alianza, y por
vínculos que son efecto de la alianza.
Por lo tanto una familia ampliada está constituida por integrantes que han
asistido a la fundación de la o de las familias inaugurales y por otros que han
quedado excluidos de ella o ellas. Esto determina relaciones de excluidos y de
pertenecientes, en las que se ponen en juego viejas y renovadas hostilidades y
rivalidades edípicas.
Las relaciones de "excluídos y pertenecientes" a un vínculo fundacional
reactualizan la conflictiva edípica y se presentan en los distintos actores de la
familia ampliada, alternándose entre ellos la posición de excluido, elegido o
rival. Estos rápidos y fluctuantes movimientos alternativos tiñen el devenir de
estas configuraciones familiares. Es por ello que la presencia de un sistema de
incluidos-excluidos rotativos nos hace pensar en una escena primaria circulante
cuyo entramado configura organizaciones duales que implican a todos los
miembros y reactualizan sus respectivas conflictivas edípicas originarias.
Pensamos, no obstante, que la escena primaria circulante es algo más que un
desplazamiento de esas conflictivas edípicas originarias, dado que ocurren en
estas nuevas configuraciones familiares con su peculiar potencialidad vincular.
En esa escena primaria existe siempre un integrante que desde afuera observa
una escena caracterizada por dos o más que comparten un vínculo fundacional
del que él está excluido:
- El cónyuge actual observa desde afuera y excluido la relación entre su
esposa/esposo y el ex esposo-esposa.
- Los hijos observan desde afuera y excluidos el vínculo conyugal de su
progenitor con su nueva pareja.
- El cónyuge actual observa desde afuera y excluido el vínculo de su nuevo
cónyuge con sus hijos habidos de matrimonios anteriores.
- Hermanos producto de una alianza previa observan desde afuera y excluidos
un universo no compartible con sus hermanos ampliados, determinado por la
impronta de las respectivas familias anteriores.
- Hijos del primer matrimonio de cada uno de los cónyuges observan desde
afuera y excluidos los vínculos de sus progenitores con los hijos producto de
esa segunda alianza.
- Hermanos producto de alianzas anteriores observan desde afuera y excluidos
los vínculos entre sus hermanos ampliados, producto de la nueva alianza.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Como subraya Janine Puget, la fantasía originaria de la escena primaria es


estructurante de la diferencia generacional, de la intimidad-exclusión y de la
curiosidad que lleva al paulatino descubrimiento de las teorías sexuales (Puget,
J. l994). En las familias ampliadas cuando la exclusión de una escena concierne
a la pareja parental y a las diferentes organizaciones dualistas que se
constituyen en el seno de estas nuevas configuraciones familiares, el tabú del
incesto está ubicado en un lugar diferente al que tiene en una familia inaugural
por el lugar que ocupa con el cónyuge actual. (Puget, J. l994)(Ver objeto
inaugural conyugal).
Estas familias ampliadas tienen además bordes laxos, elásticos, cambiantes
(Hurstel, F. 1995); carecen de nominación consensual y de juridicidad
específica, que coadyuvan a reforzar el sentimiento de no pertenencia. Esta
ajenidad consecuente refuerza la vigencia de la escena primaria circulante que
allí se despliega.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Este sistema de relaciones marcado por la exclusión también se puede ampliar


a los vínculos políticos, con lo que la escena primaria se potencializaría.
En la nueva pareja conyugal el hecho de que uno de ellos haya accedido o no a
lugares y funciones inaugurales -conyugalidad y parentalidad- otorga un
conocimiento, a menudo asociado con poder y pertenencia, al cónyuge que
tiene esa o esas experiencias inaugurales. El haber accedido a ellas puede hacer
que en el segundo matrimonio se invista a quien tuvo esas experiencias con
una cualidad de supuesto saber. Las experiencias inaugurales también
conforman un sistema de excluidos-incluidos.
PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Si tenemos en cuenta que la función esposo-a se construye a lo largo de la vida


matrimonial, esta construcción puede ser el resultado de un primero o de un
segundo matrimonio. Cuando la función esposo/a se configura en un segundo
matrimonio, el sentimiento de exclusión al no haber inaugurado juntos la
conyugalidad, se borra.
En relación con las experiencias inaugurales, ese sentimiento de exclusión que
éstas generan podría esfumarse con el peso de la parentalidad inaugural.
Cuando el segundo matrimonio no tuvo hijos en su primer matrimonio, con el
advenimiento del primer hijo en la segunda alianza, inauguran juntos la función
parental. El objeto inaugural conyugal queda subsumido en la parentalidad
inaugural y aquel sentimiento de exclusión por no haber inaugurado juntos la
conyugalidad se esfuma.

BIBLIOGRAFÍA

Aguiar, E. y Nusimovich, M.- "Algunas reflexiones sobre los "segundos


matrimonios y sus nuevas configuraciones vinculares". Actualidad Psicológica.
Bs. As. octubre 1994.
Aguiar, E. y Nusimovich, M.- "Implicancias lingüísticas e ideológicas en los
últimos 50 años en las investigaciones sobre los segundos matrimonios y sus
familias ampliadas". Presentado en el XII Congreso Latinoamericano de
Psicoterapia Analítica de Grupo. Bs. As. 1996.
Berenstein, I.- "Estructura familiar inconsciente. Ampliaciones hacia la
psicopatología". Revista de Psicología y Psicoterapia de Grupo. Tomo X, N° 1,
1986.
Bianchi, G. - "Análisis estructural de la familia de Edipo". Revista AAPPG. Tomo
X, N° 1. 1986.
Hurstel, F.- "La famille après le divorce". Revista Dialogue, N° 97, Paris, 1995.
Puget, J. - "La pareja en la cultura actual". Actualidad Psicológica. Octubre de
1994.
Puget, J. - "Violencia y espacios psíquicos". Panel sobre violencia AAPPG. Bs. As.
1988.
ESTRUCTURA FAMILIAR INCONSCIENTE

Graciela K. de Bianchi y Ricardo Gaspari

DEFINICIÓN

Para definir este término puede elegirse la definición propuesta por Isidoro
Berenstein, en el capítulo I de Familia e Inconsciente (11). Allí dice:
"Sintetizaré las dos proposiciones del modelo: 1) Las relaciones familiares
tienen un carácter simbólico cuyo significado yace en la estructura
inconsciente. Relaciones familiares y Estructura Familiar Inconsciente
corresponden a dos niveles lógicos distintos: las primeras son maneras de
realización consciente de la segunda. Las relaciones son como los modos y
usos del habla, así como es la aplicación de los nombres propios, la
distribución de la vivienda, los modos de diagramar el espacio en la sesión,
etc.; 2) La estructura inconsciente de las relaciones familiares es la matriz de
donde provienen los significados surgidos cuando se considera el conjunto
ligado de las relaciones entre los términos del parentesco, a saber: a) La
relación de pareja matrimonial o alianza, o sea entre marido y mujer; b) la
relación consanguínea o sea de hermano a hermana; c) la relación de filiación
o de los progenitores con el o los hijos; y d) a relación avuncular la del hijo
con la familia materna o sus representantes”.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

El modelo teórico del la Estructura Familiar Inconsciente propuesto por


Berenstein surge de un conjunto de problemas suscitado en distintos ámbitos
de la clínica (niños, psicosis, adicciones) en que para algunos analistas el
ámbito del setting individual clásico no bastaba, y no había teoría suficiente
para quienes se proponían abordar ciertas cuestiones en que se intuía como
potencialmente fructífero convocar a sesión a la familia, desde una
perspectiva psicoanalítica. En esa época, una de las opciones para dar cuenta
de lo familiar era la teoría sistémica tal como estaba desarrollada hasta allí,
rica descriptivamente, pero que dejaba por fuera de su discurso la noción de
inconsciente y de transferencia e implicaba otro lugar terapéutico y otra
dirección de la cura. Otras opciones, en una lista incompleta, las constituían
los desarrollos de E. Pichon Riviere, que ubica la enfermedad como cualidad
emergente de una interacción familiar alienizante ; Laing y Cooper, con una
propuesta atractiva, que si bien tomaba elementos del psicoanálisis, apelaban
también a nociones como la de mistificación, proveniente del marxismo;
asociada a la propuesta antipsiquiátrica, tenía el obstáculo de facilitar una
lectura en el eje víctima - victimario en la cuestión de la enfermedad mental.
La concepción de la Estructura Familiar Inconsciente significó una
ampliación del psicoanálisis -tal como se lo conocía en esos años- a lo
vincular.
El modelo teórico de la estructura familiar inconsciente aparece ya
delineado en el Relato Oficial de I. Berenstein en el Primer Congreso Argentino
de Psicopatología del Grupo Familiar: Familia y estructura familiar.
Consideraciones clínicas, teóricas y técnicas (1970) (2) y luego en Objetivos
y metas de la terapia familiar (1978) (4). En ese mismo ámbito, Juan Carlos
Nocetti presenta su artículo: La organización de las relaciones familiar (1978).
Este autor posteriormente publica su propio desarrollo basado en esta misma
hipótesis (27).
Pero la hipótesis de una estructura familiar inconsciente como matriz
inconsciente, reguladora de las relaciones familiares, aparece desplegada en
el libro Familia y Enfermedad Mental (1976) (3) y se despliega
fundamentalmente en otros dos libros (5, 9) y numerosas publicaciones (1, 6,
10, 11).

DESARROLLO DESDE LA TEORÍA VINCULAR

La Estructura Familiar Inconsciente se construye entre dos "más allá": el de


la realidad psíquica del psicoanálisis de entonces y la estructura de
parentesco, tal como la pensó Lévi Strauss (21, 22) en el nivel antropológico.
Permite formalizar, predecir, hacer inteligibles los hechos de observación.
De esta manera se pudo resolver el pasaje de lo singular a lo plural,
sosteniendo un psicoanálisis donde lo inconsciente tuviera lugar, y no reducir
el sistema familiar a una pura interacción. Mediante el estructuralismo
lingüístico y antropológico, se logra armar un nivel de homogeneidad del
orden del “sistema” y se puede incluir la dualidad conciente/inconsciente
definitoria del psicoanálisis, dejando de lado la identificación proyectiva como
mecanismo clave del vínculo. Las relaciones familiares constituyen el plano
consciente y organizan su racionalidad en diferentes modalidades de
organizaciones dualistas, que a su vez en su polimorfismo ofrecen índices de
una matriz simbólica inconsciente, la estructura familiar inconsciente. Se
afirma entonces, que la matriz simbólica así constituida es la que determina la
significación inconsciente de las relaciones familiares.
La noción de locutor de un discurso familiar sostiene ese nivel de
homogeneidad más allá de cada hablante y de lo que suceda en el interior del
psiquismo de cada uno de los integrantes de la escena vincular.
En el camino de precisar el campo de aplicabilidad de este concepto,
surge en un segundo momento una variante de la primera definición : la
estructura familiar inconsciente como operador entre sujeto y cultura (5).
Se genera así una productividad que va esquemáticamente en dos
direcciones. Por un lado, se reinstala la cuestión de la relación sujeto-
estructura, apuntando a hacer articulaciones entre el plano de determinación
de esta matriz simbólica y lo que es heterogéneo a ella. Se definen entonces
funciones, lo que lleva a precisiones terminológicas en relación a
denominación, función y lugar (13, 16, 18, 28).
Por el otro, lleva a una reformulación de la estructura familiar inconsciente,
en la que queda incluida la noción de tres espacios de producción simbólica :
el intrasubjetivo, el intersubjetivo y el transubjetivo (9).
El estructuralismo, tanto en sus desarrollos en lingüística como en
antropología resultaron una apertura importante para la aspiración de
formalización en el campo de abordaje psicoanalítico a la familia. Fue, sin
embargo, mostrando sus límites, básicamente asociados a la noción de
determinismo estricto implicada. Se trata ahora de pensar nuevamente la
localización de la estructura, en la búsqueda de un ordenamiento y una lógica
aplicable al campo de los vínculos. Para eso fue necesario incorporar
instrumentos teórico - filosóficos en relación a la complejidad de las
organizaciones y a la multiplicidad del ser.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Sujeto y estructura como problemática metateórica: se podría plantear


esquemáticamente como sigue la tensión teórica entre estos términos. Si se
considera a la estructura familiar inconsciente como matriz simbólica
determinante de la subjetividad, cada término de la estructura recibe su valor
e identidad en relación a los demás. Queda problematizado entonces el lugar
de emergencia de un sujeto diferenciado con facultad de palabra propia. La
alternativa de introducción de cambios radicales en la estructura implica
concebir un sujeto con posibilidad constructiva más allá de la prefigurada en el
sistema de transformaciones y, por ende, revisar la concepción del concepto
de estructura con que se trabaja (17).
Estructura Familiar Inconsciente y nociones fundamentales del
psicoanálisis. Pueden encontrarse desarrollos en los libros citados de I.
Berenstein (3, 5, 9) y en otras publicaciones en que él mismo y un grupo de
autores trabajan en esta dirección. En una lista incompleta pueden citarse en
relación a la noción de inconsciente : (6, 7, 10) ; a la temática del
narcisismo : (19, 23, 24, 26) ; de la transferencia : (29) ; de la pulsión :
(14, 15) ; del yo ideal e ideal del yo : (20). Se mencionan, además las
siguientes temáticas psicoanalíticas conexas desarrolladas :
- Cuarto término y complejo de Edipo. Esta hipótesis complejiza la noción
del complejo de Edipo de tres términos descripta por S. Freud. El dador de la
mujer se incluye como cuarto término e implica una doble prohibición frente
a un doble deseo (de la madre hacia su hermano o padre y del niño hacia su
madre) (8, 12, 25).
- Tabú del Incesto: El eje que organiza la estructura familiar inconsciente
heredera de la estructura elemental de parentesco es la prohibición del
incesto que obliga a producir alianzas matrimoniales entre miembros de
distintas familias. La forma de procesar la prohibición y sus ajustes o
desviaciones a la regla, modelan a cada familia en particular y determinan su
patología.
- Funciones : Los lugares del parentesco se caracterizaron como funciones
en el sentido psicoanalítico del término. Se definieron desde una perspectiva
vincular las funciones paterna, materna, filial y avuncular. Una profundización
a través de una mirada historizante, tanto como el abordaje de organizaciones
familiares novedosas problematiza una articulación entre las funciones
descriptas su lugar simbólico y su denominación.
BIBLIOGRAFÍA

1. Aguiar et al.: El psicoanálisis de pareja. El psicoanálisis de familia.


Ponencia en Actas del Primer Congreso Argentino de Psicoanálisis de
Familia y Pareja, Bs. As., 1987.
2. Berenstein I.: Familia y estructura familiar. Consideraciones clínicas,
teóricas y técnicas. En Actas, Primer Congreso Argentino de Psicopatología
del Grupo Familiar. Bs As, 1970.
3. Berenstein, I: Familia y Enfermedad Mental. Paidos, Bs. As., 1976.
4. Berenstein, I: Objetivos o metas de la terapia familiar, en revista “Terapia
Familiar”, 1, de la Sociedad Argentina de Terapia Familiar, Bs. As., 1978.
5. Berenstein, I: Psicoanálisis de la Estructura Familiar. Paidós, Barcelona,
1981
6. Berenstein, I.: Estructura Familiar Inconsciente. Apuntes para una
Metapsicología. En Actas, Primer Congreso Argentino de Psicoanálisis de
Familia y Pareja, Bs. As., 1987.
7. Berenstein, I. : Otras dimensiones de la estructura familiar inconsciente.
En Actas II Cong. Arg. de Psicología y Psicoterapia de Grupo, Bs. As, 1991.
8. Berenstein, I. : Ampliación de Edipo. En Actas VIII Jor. Científicas APU,
Montevideo, 1993.
9. Berenstein, I.: Psicoanalizar una Familia.Paidos, Bs. As.,Paidós 1990.
10. Berenstein, I. (coord) ; Bianchi, G. K. de; Gaspari, R.; Gomel, S. K.
de; Gutman, J.; Matus, S.; Rojas, M.C.; Sierra Ovejero, M.:
Inconsciente y Estructura Familiar Inconsciente. En Revista de AAPPG,
Tomo XII, Nos. 1 y 2, 1989.
11. Berenstein, I.; Bianchi, G. K. de; Gaspari, R.; Gomel, S. K. de;
Gutman, J.; Matus, S.; Rojas, M.C.: Familia e Inconsciente. Paidos, Bs.
As. 1991.
12. Bianchi, G. K. de : Análisis de la familia de Edipo. En Berenstein et al.
“Familia e Inconsciente”, Paidós, Bs. As, 1992.
13. Bianchi, G.K. de; Rajnerman, G.;Zukerman, P.: Función Filial. Actas
del I Congreso de Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares. 1991.
14. Bianchi, G.K. de. ; Gomel, S. K. de ; Lamovsky, C. y Rojas de Di
Meglio, M. C. : Dispositivo analítico vincular : la dimensión pulsional. En
Actas I Jor. Nac. de la FAPCV, Mendoza, Argentina, 1993.
15. Berlflein, E. ; Moscona, S. ; Rajnerman, G. ; Ungierowicz, M. :
Pulsión e intersubjetividad. En Actas I Jor. Nac. de la FAPCV, Mendoza,
Argentina, 1993.
16. Czernicowsky, E. : Función y lugar en la estructura familiar inconsciente.
En Actas, Primer Congreso Argentino de Psicoanálisis de Familia y Pareja,
Bs. As., 1987.
17. Czernicowsky, E. : Estructura, ver en este mismo Vocabulario.
18. Gaspari, R. ; Gutman, J. : Función Paterna, ver en este mismo
Vocabulario.
19. Gomel, S. K. de : Acerca de la utilización del concepto de narcisismo para
un abordaje psicoanalítico de la familia. Rev. AAPPG, T. IX, 1. Bs. As.,
1986.
20. Gomel, S. K. de : Narcisismo, ideal e identificación en psicoanálisis de
familia. En Berenstein et al. “Familia e Inconsciente”, Paidós, Bs. As, 1992.
21. Lévi-Strauss, C.: Antropología Estructural . Bs.As. Eudeba 1972
22. Lévi-Strauss, C.: Las estructuras elementales del parentesco, Bs. As.
Paidós 1981.
23. Matus, S. : Estructura familiar y narcisismo. Rev. AAPPG, T. IX, 1. Bs.
As., 1986.
24. Matus, S. : Psicopatología familiar y su relación con el narcisismo. En
Actas, Primer Congreso Argentino de Psicoanálisis de Familia y Pareja, Bs.
As., 1987.
25. Matus, S. : Reflexiones acerca del principio de intercambio. En Rev.
AAPPG, XIV, 1-2, Bs. As, 1991.
26. Matus, S. : Tres registros del cuarto término de la estructura familiar
inconsciente : intercambio-narcisismo-angustia. En Berenstein et al.
“Familia e Inconsciente”, Paidós, Bs. As, 1992.
27. Nocetti, J.C.: Psicoanálisis de las relaciones familiares. Bs.As. Torres
Agüero, 1983.
28. Percal, Alicia :Función materna. Ver en este mismo Vocabulario.
29. Rojas de Di Meglio, C. : Transferencia familiar. Ver en este mismo
Vocabulario.
ESTRUCTURALISMO

Esther Victoria Czernikowski

DEFINICIÓN

Bajo el nombre de estructuralismo se agrupan desde las últimas décadas las


ciencias de los signos, de los sistemas de signos en el que un elemento
presupone el sistema. La definición de estructura, deriva de la lingüística
contemporánea en la que los sistemas se perfilan por las relaciones lógicas
entre los elementos que configuran la estructura. Esto determina un salto de
las ciencias de la naturaleza a las ciencias del signo. Es necesario diferenciar
estructura de estructuralismo. La estructura como concepto precede al
estructuralismo y por éste último entendemos aquello que vagamente en el
siglo XIX se designaba como ‘ciencias del hombre’, que en las décadas de los
sesenta se denominó ‘ciencias de lo simbólico’ y que en la actualidad acabó
configurando una concepción, una cosmovisión.
La construcción del signo en términos estructurales como su objeto propio les
otorga la posibilidad de convertirse en ciencias formalizables. Las ciencias
semiológicas que formalizan el signo -al modo significante/significado-
quiebran el modelo de las teorías del conocimiento basadas en la relación
sujeto-objeto. No serán aprehendidos los objetos en forma inmediata sino en
sus ‘relaciones’.
Ello no implica pensar, necesariamente, en ‘otra escena’ sino que las
relaciones entre los signos tienen un funcionamiento diverso al
funcionamiento de la conciencia. No es necesario interpretar el mito para
encontrar su estructura sino conocer las leyes de transformación.
Cada una de las ciencias que se trata define su objeto-estructura y esta es tan
diversa como ciencias que la definen (estructuras algebraicas, lingüísticas,
etc.) pero siempre es pensada en términos estructurales.
El estructuralismo representó un corte epistemológico dentro de las ciencias
del hombre. No propuso un cambio de episteme por otro sino que significó el
paso de una ideología a una ciencia.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

El estructuralismo surge como oposición al "atomismo" - éste a su vez lo fue


frente al "ser-único" de Parménides- y al "asociacionismo".
El método estructural se opone al método analítico/sintético de
descomposición y recomposición de los elementos. Según Russell la noción de
estructura no puede aplicarse a conjuntos o a colecciones -donde el todo
determina a las partes- sino únicamente a relaciones.(Ferrater Mora,1975).
En su capítulo introductorio R. Bastide escribe: -Desde el comienzo la palabra
designa a la vez: a)un conjunto, b)las partes de este conjunto, c)las
relaciones de esas partes entre si. Esto explica porque el término atrajo tan
fácilmente a "anatomistas" y a "gramáticos" y a partir de ellos en el curso del
siglo XIX a todos aquellos que se interesaban por las ciencias de la naturaleza,
las ciencias exactas y las ciencias del hombre. Hay, como vemos, varios
itinerarios, como varias etapas en esta marcha del término a través del
vocabulario científico. (Bastide, R. y otros, 1978).
Veremos primero cuales son estos itinerarios y luego desplegaremos las
diferentes etapas en las que ubicamos este concepto.
I.En cuanto a éstos itinerrios podemos destacar dos líneas asociadas a dos
empleos diferentes del término estructura. La primera corresponde a los
modelos energéticos físico organicistas al estilo de las ciencias biológicas. En
éste los elementos componentes del sistema son representados por variables
susceptibles de ser caracterizadas por una variación cuantitativa entre límites
localizables sobre una escala numérica. Comprende conceptos tales como
fuerza, equilibrio, energía, atracción, rechazo, etc. y el tipo de relaciones que
se establecen son "relaciones causales". Un ejemplo paradigmático de este
modelo es el concepto de 'madre esquizofrenógena'. "...En esta perspectiva
los modelos que se emplean en ciencias sociales para determinadas
estructuras son extraídos, (implícita o explícitamente) de las ciencias físicas o
biológicas y la estructura es una metáfora de las relaciones de un sistema
físico-orgánico."... (El subrayado es nuestro).(Nicolini, S. 1977).
El segundo uso del término deriva de la lingüística contemporánea y elabora
modelos informacionales. Estos enuncian relaciones "sintáctico-semánticas"
del sistema. Estas no se expresan en términos energéticos ni sus relaciones
son de causalidad. Las relaciones son de orden lógico. Este concepto de
estructura se relaciona mas con la sintáctica que con la semántica y/o la
pragmática. Estos serían los modelos lingüísticos elaborados a partir de
Saussure enunciados en su "Curso de lingüística general". En él el autor dirá
que las relaciones entre elementos son relaciones insustanciales que se dan
por diferencias. "... En la lengua, como en todo sistema semiológico, lo que
distingue a un signo, he aquí todo lo que lo constituye...". "...En la lengua no
hay mas que diferencias..." (Saussure, F. 1976). Distinguir entre habla -como
los hechos pragmáticos del lenguaje- y lengua a la que define como el código.
"...Así los hechos concretos del habla se explican por el sistema de la
lengua..." (Saussure, 1976). Agregará que la unidad constitutiva de la lengua
es el signo y que éste existe por la asociación del significante con el
significado. Esta asociación es arbitraria - es decir insustancial- y a ésta la
denominará significación. Consecutivamente, a la relación entre los signos las
denominará relaciones de valor y de este modo cada signo se determinará
respecto de los restantes por la diferencia entre uno y otro. Arbitrario para la
significación y diferencial para el valor son dos cualidades correlativas.
(Saussure, 1976). La dimensión de significación es la que opera en la noción
tradicional de símbolo, definido como una relación arbitraria entre significante
y significado.
Hay, entonces, dos itinerarios posibles en las ciencias sociales respecto del
estructuralismo. El modelo energético que se relaciona con soportes concretos
más ligados a una concepción positivista del término estructura y los modelos
informacionales en los que lenguaje, parentesco, arte, economía política, etc.,
el hombre es definido por la función simbólica. Los hechos registrados no son
perceptibles directamente sino que son operaciones que 'descubren' la
"estructura inconciente subyacente a cada institución o a cada costumbre".
(Levi-Strauss en su comentario sobre el libro de V. Propp "Las
transformaciones del cuento maravilloso").
II. Las frases saussurianas "...La lengua es un sistema de signos que
expresan ideas y comparable por ello a la escritura, al alfabeto de los
sordomudos, los ritos simbólicos, las formas de cortesía, las señales militares,
etc. Ella es tan sólo el mas importante de dichos sistemas..." (Saussure, 1976
), determinaron el primer análisis estructural en ciencias sociales que dieron
lugar a la "explosión" estructuralista de los años 60. Párrafo éste que años
mas tarde del "Cours..." dará lugar al programa que llevará a cabo Levi-
Strauss en antropología. Su artículo, "El análisis estructural en lingüística y en
antropología" (Levi Strauss, 1977) aparecido en la revista Word en 1945 por
primera vez, será el comienzo, el motor de dicho programa. Apoyado en la
famosa frase del lingüista del Circulo de Praga, N. Trubetzkoy, que redujo el
método fonológico a cuatro pasos que son: "...la fonología pasa del estudio de
los fenómenos lingüísticos ‘concientes’ al de la etsructura inconciente; rehusa
tratar los términos como entidades independientes, y toma como base de su
análisis, por el contrario, las ‘relaciones’ entre los términos; introduce la
noción de sistema’; la fonología actual no se limita a declarar que los fonemas
son siempre miembros de un sistema; ella muestra sistemas fonológicos
concretos y pone en evidencia su estructura; ...finalmente busca descubrir
'leyes generales’ ya sea que las encuentre por inducción o bien deduciéndolas
lógicamente..." (Trubetzkoy, 1933); reaparece en el programa
levistraussiano. Los conceptos de inconciente,las ‘leyes generales’, serán la
base de la formulación del ‘átomo elemental de parentesco’.
Planteamos que el signo se da por asociación entre significante y significado y
la arbitrariedad de esta relación es definida como símbolo. Levi Strauss
concibió los sistemas de parentesco como sistemas de símbolos cuya
asociación estaba dada por dos sistemas asociados, el ‘sistema de actitudes’ y
el ‘sistema de denominaciones’. (Levi-Strauss 1977).
En este estudio, en que busca descubrir las 'leyes generales' de las relaciones
humanas enunciará las reglas de intercambio basadas en la prohibición del
incesto y su teoría del avunculado. Postulará las 'leyes generales', formuladas
epistemológicamente, como 'invariancias' que se presentan en todas las
culturas humanas. "...Concebidas las relaciones entre los hombres como
relaciones significativas en su acepción estricta (mujeres, objetos y palabras
circulan en una sociedad como mensajes, afirmará Levi Strauss), la profecía
saussuriana sobre la constitución de una nueva ciencia que estudie todos los
sistemas de signos (y de la que la lingüística sólo sería un campo
subordinado) parece a punto de comenzar a concretarse...". "...Erigido contra
el evolucionismo (de una forma simple a otras más complejas) y contra el
difusionismo (de una forma proveniente de un determinado lugar hacia otros
por intermedio de migraciones, contaminaciones, etc.), la concepción de Levi-
Strauss señala una invariancia universal... que atraviesa por diferentes
realizaciones..." (Nicolini, 1977).
Observamos que, "...El estructuralismo propiamente dicho comienza cuando
se admite que es posible confrontar conjuntos diferentes, en virtud de sus
diferencias, (que se trata entonces de ordenar) y no a pesar de ellas. Se
explica así la afinidad del método estructural con la lingüística y la etnología.
...Lo que fundamenta la comunicación de una cultura con otra...es la
posibilidad de una traducción recíproca entre culturas distintas y que pueden
estar muy alejadas unas de otras, y no la generalidad postulada de 'una
naturaleza humana' que sería, por así decirlo, exterior a su propia diversidad.
...El método... consiste en reconocer diferencias que no sean simples
otredades, sino que indiquen la relación común según la cual se definen...".
(Pouillon, 1978).

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Berenstein, I y Puget, J. aplicaron, ampliaron y desarrollaron los conceptos


que hemos desplegado, en el campo psicoanalítico. Abrieron nuevos espacios,
hoy denominados por los profesionales que trabajan en los temas vinculares,
Configuraciones Vinculares, en las que no sólo hay referencia a parejas y
familias sino que se incluyen en ellas las instituciones y los grupos que
permiten un análisis estructural de las relaciones que cada configuración
produce. ..."Desde el punto de vista de la percepción conciente de las
relaciones familiares, describiremos dos ordenes: uno, el más próximo a la
conciencia de los integrantes como dato empírico y otro orden familiar,
estructural, de naturaleza inconciente para los mismos integrantes y que sólo
puede ser deducido de indicios percibidos en las configuraciones
concientes...". (Berenstein, 1988). La denominará Estructura Familiar
Inconciente.
Respecto de la pareja "... Expondremos un modelo para hacer comprensible la
estructura relacional profunda construida en base a acuerdos y pactos
inconcientes cuya particular modalidad otorga su especificidad a cada pareja:
el zócalo inconciente.
El análisis de dichos acuerdos y pactos nos permitió aislar los elementos
constitutivos de la estructura relacional,...". (Berenstein, Puget 1988).
El uso de los modelos lingüísticos y antropológicos en el psicoanálisis de las
Configuraciones Vinculares ha fructificado en la posibilidad de desarrollar
objetos semiológicos en el estudio de la pareja y la familia, o como los llamara
Levi-Strauss, " ...las investigaciones estructurales tienen por fin estudiar las
relaciones sociales mediante el uso de modelos.
Ahora bien, es imposible concebir las relaciones sociales fuera de un ambiente
común que les sirva de sistema de referencia. El espacio y el tiempo son los
dos sistemas de referencia que permiten pensar las relaciones sociales,
tomadas en conjunto o en forma aislada. Estas dimensiones de espacio y
tiempo no se confunden con las que utilizan las demás ciencias. Consisten en
un espacio 'social' y un tiempo 'social', lo cual significa que no tienen otras
propiedades que las propias de los fenómenos sociales que las pueblan. Las
sociedades, según su estructura particular, han concebido de muy distintas
maneras estas dimensiones. (Levi-Strauss, 1977)
El estudio de los ‘nombres propios’, el ‘espacio familiar’, el ‘tiempo familiar’,
son la ampliación y la continuación de estos estudios antropológicos en el
psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares. (Berenstein, 1978).
PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Surge en la actualidad un interrogante desde el punto de vista epistemológico.


¿Cual es la vigencia del estructuralismo en las ciencias sociales? ¿Es una
teoría superada? ¿Pasó una moda? ¿Ha sido reemplazada por otra? ¿Cuál? La
aplicación, promediando los años 60, del estructuralismo a casi todas las
producciones sociales, literatura, cine, moda, fotografía, política etc. se ha
modificado. Pero el binarismo, es decir el apoyo en la lógica binaria que
formulara R. Jacobson a partir del "Cours..." seaussuriano y retomado por L.
Strauss siguen siendo operadores válidos. Lo que hoy ha permanecido del
estructuralismo de la ráfaga de los años '60' pude ser resumido dentro de lo
siguiente:
1) El antisustancialismo, o sea que no hay propiedades intrínsecas de los
seres, se desvanece la hipótesis del 'en-sí'.
2) Se definen las magnitudes por las relaciones, y no a la inversa.
3) Sistemas de oposición simbólica binaria. Si en la lengua no hay mas que
diferencias se necesitan, para establecer estas diferencias, por lo menos dos
elementos –‘relación de remisión’-. (Miller, 1988) La lengua y la estructura
que ésta sostiene aparecen en la superficie, en el habla. No hay entonces
localización de profundidades para el inconciente.
4) Cada elemento, por esta 'relación de remisión' tiene su identidad fuera de
sí. "...esta falta en ser no es simplemente lo que hace desvanecerse a la
presencia, es una ley; no es la identidad, es la desidentidad, cada elemento
tiene su identidad fuera de sí y por eso mismo esto permite introducir una
problemática de la identificación. Es necesario darse cuenta que el término
identificación no puede funcionar mas que en una dimensión donde los seres
no tienen su identidad o donde esta identidad está fracturada, clivada y ya
deportada fuera de sí misma...". (Miller, 1988)
5) De lo anterior se deduce una tópica, es decir una distribución de lugares.
"...la hipótesis estructuralista implica también la consideración, en esa tópica,
de relaciones de sucesión y de permutación entre esos elementos.
6) El Complejo de Edipo, en el sentido de una estructura, reformulado desde
el 'átomo elemental de parentesco' y la 'estructura familiar inconciente' dan
cuenta de una "ley que dispone la relación entre elementos".
V. Levi Strauss desarrolla el concepto de estructura a partir de la prohibición
del incesto y Lacan desde el complejo de castración. Esto produjo diferencias
teóricas posteriores que determinaron conceptualizaciones diferentes en las
teorías de cada uno de ellos, y diversas críticas al estructuralismo. La posición
levistraussiana conlleva a un concepto de estructura como globalidad,
entendida como totalidad cerrada mientras que en la formulación lacaneana la
estructura habilita un lugar de falta. Estos últimos desarrollos tienen como
punto de base las matemáticas modernas representada por Cantor y Gödell.
El concepto de estructura y el de estructuralismo han pasado por diferentes
desarrollos históricos. Cabría preguntarse si los cambios y movimientos
teóricos que se han dado configuran un corte epistemológico, es decir si
aparece una nueva episteme, o son nuevos desarrollos de la misma.
La primera generación de estructuralistas estuvo representada a fines del
siglo pasado por Marx y Freud. El primero con el concepto de ‘fetichización de
la mercancía’ y el segundo con su concepto de ‘inconciente’.
La segunda generación se delinea por autores como Barthes, Levi-Strauss,
Lacan... por nombrar sólo algunos.
La tercera generación tal vez pueda diseñarse por, ya no el estructuralismo,
sino por el concepto de estructura operando como ‘condición necesaria’ y no
como ‘condición suficiente’ en los nuevos desarrollos teóricos y filosóficos
representados por Badiou, Castoriadis, Deleuze... en relación al
‘acontecimiento’.
La discusión, anacrónica ya, respecto al desconocimiento de la historia en el
modelo estructural podemos ejemplificarla con el concepto psicoanalítico de
transferencia. Este toma en cuenta un tiempo diferente de la historia que no
es el cronológico/diacrónico sino un tiempo sincrónico que como tal concierne
al pasado y permite una reflexión en cuanto al futuro. La oposición
sasussuriana sincronía/diacronía ha quedado atrás. La vida transcurre en un
tiempo diacrónico y lo sincrónico es el momento en que la diacronía se
conmuve Es tiempo en contemporaneidad y no en sucesión. Historia no como
lo acontecido sino como lo que se organiza en el momento de la combinatoria
de elementos. Descentramiento del tiempo, si el futuro está en el presente y
el pasado lo habita hay una dislocación de la temporaliadad susesiva.

BIBLIOGRAFÍA

Bastide, R y otros. Sentidos y usos del término estructura. Arg. Ed. Paidós.
3a. ed. 1978.
Berenstein, I. Familia y enfermedad mental. Arg. Ed. Paidós. 2a. ed. 1978.
Berenstein, I. Puget, J. Psicoanálisis de la pareja matrimonial. Arg. Ed. Paidós.
1a ed.1988. Cap. El zócalo inconciente de la pareja.
Daix, P y otros. Claves del estructuralismo. Ediciones Calden. Ed. 1969
Ferrater Mora, J. Diccionario de filosofía. Ed. Sudamericana, 5ta. ed., 1975.
Levi-Strauss, C. Antropología Estructural. Arg. Ed. EUDEBA. 7a.ed. 1977. Cap.
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estructura en etnología.
Miller, J.A. Matemas II. Arg. Ed. Manantial. 1a ed. 1988. Cap. S'truc dure.
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1977.
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1978.
Trubetzkoy, N. Psicología del lenguaje. Buenos Aires, Ed, Paidos. 1952, Cap.
III.
Propp, V. Las transformaciones del cuento maravilloso. México. Ed. Letra
Cierta. 1979.
Saussure, F. Curso de lingüística general. Ed. Losada.
EXPULSIÓN

Solchi Lifac

DEFINICIÓN

Expulsar: arrojar, echar afuera de cualquier cavidad, recinto,


etcétera, una persona o cosa.
Proceso en virtud del cual el sujeto, de un modo más o menos
fantasmático, coloca afuera de su cuerpo un objeto. La expulsión cons-
tituye un fin pulsional y un modo de relación de objeto característicos
de la fase anal. Constituye el prototipo corporal de la proyección y de la
diferenciación yo-no yo.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

El concepto “expulsión” aparece en la obra de Freud vinculado a la


negación; uno de sus grandes conceptos abarcativos.
En 1924 K. Abraham propone diferenciar dos fases dentro de la or-
ganización de la libido, bajo la primacía de la zona erógena anal. La
expulsión aparece vinculada a la fase primera dentro del desarrollo
psicosexual otorgándole a aquélla su carácter impulsivo. En cuanto a la
relación de objeto, ésta queda impregnada por la significación ligada a
la función defecación-expulsión.
La escuela kleiniana interpreta a la expulsión como un impulso del
ello, a la vez que un mecanismo de defensa del yo.
Tal como señalan Laplanche y Pontalis, desde la teoría psicoana-
lítica rige la afirmación que la realidad psíquica se constituye sobre la
base de las experiencias de placer-displacer, esto es: a los movimientos
de “tomar en uno mismo” lo que es bueno y rechazar lo que es malo,
corresponden los conceptos de introyección y de proyección.
Estos movimientos designan procesos psíquicos apuntalados en la
experiencia corporal de la incorporación y del rechazo. Este proceso de
introyección-proyección se expresa en el lenguaje de la pulsión oral por
la oposición ingerir-rechazar.
¿Sobre qué recae la expulsión? Sobre aquello que amenaza al
aparato psíquico. Laplanche y Pontalis señalan que el principio de
constancia se halla en la base de la teoría económica freudiana. Ejerce
su influencia regulando el funcionamiento del aparato psíquico. Este
intentaría mantener la cantidad de excitación en él contenida en un
nivel tan bajo, o por lo menos tan constante como sea posible. Esta
constancia se obtiene, por una parte, mediante la descarga de energía
ya existente; por la otra, mediante la evitación, el rechazo de lo que
pudiera aumentar la cantidad de excitación.
Esto significa que a la función desiderativa primaria se opondrían las
barreras de contacto como aparatos protectores frente a un exceso de
estimulación externa. He aquí la atracción desiderativa primaria y la
defensa (rechazo) primaria. El rechazo será tanto más violento cuanto
más intensa sea la amenaza de displacer. El desencadenamiento total
del displacer, que impone un despliegue completo de defensas, forma
parte de los considerados procesos psíquicos primarios. Dentro de
éstos, la expulsión se constituye en la expresión cabal del rechazo fuera
de uno mismo de lo inadmisible expresando, a la vez, lo más
paradigmático de la pulsión: su carácter irrepresible. Su valor de acto la
equipara a la escupida y al vómito.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

El concepto “expulsión” amplía la comprensión de algunos fenó-


menos vinculares a partir de lo que, en la escuela francesa, se ha dado
en llamar el terreno de lo negativo. “Lo negativo no es tanto una cate-
goría nueva, no es tanto una adjunción teórica a un corpus existente
como una interpretación inédita” afirma Green en El trabajo de lo
negativo. El concepto ha sido ampliamente trabajado por Kaës en su
trabajo “El pacto denegativo en los conjuntos trans-subjetivos”. El
concepto “expulsión” participa de las llamadas formaciones transubje-
tivas, esto es: de aquellas formaciones del inconsciente que deben
algunos de sus contenidos y una parte de sus destinos al hecho de estar
constituidos dentro del conjunto y de ser constitutivos de éste. En la
expulsión, formando parte de lo negativo, vendrían a manifestarse una
economía y una dinámica grupal que expresarían el entreanudamiento
de los enunciados singulares. En tal sentido hay que tomar en cuenta la
ideología, los procesos de coapuntalamiento y cofantasmatización
incluyendo las alianzas, pactos y contratos narcisistas.
La expulsión, a la vez que la negación, el rechazo, la desmentida, la
transformación en lo contrario forma parte de la noción de pacto
denegativo que Kaës propone como concepto unificador de una serie de
modalidades vinculares fundamentales en la organización del grupo. Su
función es la de erradicar las angustias de persecución y de
aniquilamiento que promueve el espacio psíquico grupal y que atentan
contra la posición utópica. La expulsión es la expresión paradigmática
de la búsqueda de homeostasis; es la defensa por antonomasia contra
el exceso.
Kaës hace referencia a tres modalidades de lo negativo. ¿Cómo se
expresaría la expulsión en cada una de ellas?
Desde la “negatividad de obligación”, la expulsión remite a aquello
que debe dejarse afuera del contexto vincular para que el vínculo fun-
cione. La noción de obligación destaca, como señala el autor, el
constreñimiento que se ejerce sobre el aparato psíquico para que
efectúe tal operación y la ligazón que se entabla entre lo que ha sido
expulsado, negado, suprimido o reprimido y lo que, por esto mismo,
resulta preservado. Este dejar de lado (expulsar, reprimir, rechazar)
tiende a configurar los llamados por Roussillon (citado por Kaës)
bolsones de intoxicación o espacios basureros, que mantienen a los
sujetos excluidos de su propia historia pero siempre expuestos a un
retorno de lo negado.
Desde la “negatividad relativa”, se hace referencia a un proceso de
negociación que sostiene el campo de “lo posible”, así como de rechazo
frente a aquello que “no podrá ser”. Pactos, acuerdos e interdicciones —
algunas de las cuales se convierten en tabú— señalan en qué
condiciones puede lo rechazado permanecer dentro del espacio psíquico
común o deberá ser expulsado fuera del límite constituido por el grupo
como continente.
Desde la “negatividad radical”, la expulsión estaría vinculada a
aquellos contenidos que permanecen refractarios a toda ligazón. Nos
referimos a lo no-pensable, a lo no organizable, al no-vínculo, al espa-
cio vacío. Esto es, a lo no-ligable en un sentido irreductible.
Cuanto mayor sea la regresión producida por el grupo, mayor
tendencia habrá a que la fantasmatización individual se aproxime al
polo de lo originario. Siguiendo con la idea de Kaës que las fantasías
inconscientes constituyen una expresión psíquica de las pulsiones
arraigadas en la experiencia corporal, la expulsión remitiría, a este
nivel, a la huella dejada por la experiencia inaugural de la expulsión
fuera del cueipo materno así como, también, a la representación del
propio cuerpo que se desprende de una de sus partes.
Desde la homologación cuerpo-cuerpo grupal, el grupo que aparta-
expulsa a uno de sus miembros (el respresentante-cosa de lo inad-
misible) ilustra metafóricamente ambas experiencias.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Algunas controversias se vinculan a cierta ambigüedad dada por lo


abarcativo del concepto y por su participación en una multiplicidad de
operaciones intrapsíquicas y transubjetivas de carácter defensivo y
estructurante, tales como la negación, la represión, la transformación
en lo contrario, las formas negativas de la transferencia, etcétera.
En un sentido amplio, la expulsión se emparenta con la represión en
cuanto ambas tenderían a hacer desaparecer- expulsar de la conciencia
un contenido inaceptable. Desde este punto de vista, la represión sería
un tipo especial de expulsión. En un sentido estricto, a diferencia de la
represión, el contenido expulsado no es traspuesto al inconsciente sino
inhibido, abolido. La expulsión sería un mecanismo consciente que se
situaría entre el consciente y el preconsciente a menos que, conside-
rada como pulsión y por ser orgánica, no encuadrase dentro de la alter-
nativa conciencia-inconsciencia. A diferencia de la represión, la expul-
sión, ligada a los modelos fisiológicos, estaría formando parte de una
fase lógicamente anterior a la constitución de las defensas del Yo. Su
articulación anal no impide, a niveles de mayor complejización, su par-
ticipación en el sistema preconciencia-conciencia.
Es así que, desde los estratos más arcaicos, la expulsión remitiría a
un hecho real, no metaforizable, la excorporación llegando a los niveles
donde el actuar del proceso secundario acercaría el concepto a los de
exclusión, supresión. “Símbolo de la negación y juicio, por una parte,
pero también y simultáneamente, pulsión por la otra, el ‘no’ de la
expulsión es una representación que no deja de ser un acto que es ya
una representación” (Guillaumin).
Símbolo de la negación a la vez que pulsión, el concepto nos lleva a
considerar los diferentes registros de la representación psíquica, a la
vez que a considerar las condiciones que facilitarían el tránsito de la
pulsión al símbolo.
El vínculo y el grupo son, en principio, aferramientos contra toda
expulsión. No obstante, estrechamente ligada a la problemática fusión-
individuación, la expulsión estaría tanto al servicio de la desunión, del
narcisismo negativo, del ataque contra los vínculos y de la afirmación
de las diferencias, como al servicio de la necesidad de afirmar las liga-
duras y las identificaciones privilegiadas suprimiendo las diferencias y
expulsando aquello que amenazare el “estar juntos”.

BIBLIOGRAFÍA

1) Bernard, M. y otros, Desarrollos sobre grupalidad, Buenos


Aires, Lugar Editorial, 1966.
2) Freud. S., Obras completas, Editorial Amorrortu:
— “Pulsiones y destino de pulsión”, 1915, T. XIV.
— “El yo y el ello”, 1923, T. XIX.
— “El malestar en la cultura”, 1930, T. XXI.
— “La negación”, 1925, T. XIX.
— “Carácter y erotismo anal”, 1908, T. III.
3) Green, A., El trabajo de lo negativo, Buenos Aires, Amorrortu,
1995.
4) Kaës, R., “El factor denegativo en los conjuntos transubjetivos” en
Missenard, A. y otros, Lo negativo, Buenos Aires, Amorrortu Ed.
1991.
5) Laplanche, J. - Pontalis, J. B., Diccionario de Psicoanálisis,
Barcelona, Editorial Labor, 1983.
6) Lifac, S., “La expulsión: una modalidad de lo negativo”, Revista de
Psicoanálisis de ¡as Configuraciones Vinculares, T. 1 XXI, 1998.
7) Rosolato, G. La relación de desconocido, Barcelona, Ed. Petrel,
1981.
FANTASÍAS ORIGINARIAS

Marina Ravenna de Selvatici

DEFINICIÓN

Laplanche y Pontalis (6) definen la Fantasía como un: “guión imaginario en el


que se halla presente el sujeto y que representa, en forma más o menos
deformada por los procesos defensivos, la realización de un deseo, y en
último término, de un deseo inconsciente”.
“La fantasía, dicen, se presenta bajo distintas modalidades: fantasías
conscientes o sueños diurnos, fantasías inconscientes que descubre el análisis
como estructuras subyacentes a un contenido manifiesto, y fantasías
originarias”.
Freud señala que las fantasías inconscientes fueron, en ciertos casos, desde
siempre inconscientes, y en otros fueron en el pasado fantasías conscientes o
sueños diurnos que después fueron olvidados intencionalmente y llegaron al
inconsciente por acción de la represión.
Las primeras constituyen las Fantasías Originarias o primordiales
(Urphantasien), de origen inconsciente, cuya inscripción corresponde a la
represión primaria (Urverdrängung).
Las fantasías secundarias, en cambio, serán inscriptas a posteriori a nivel
inconsciente (relegadas y determinadas por la represión secundaria) o
consciente (sueños diurnos).
Estas últimas, las FANTASIAS ORIGINARIAS, serían “estructuras fantaseadas
típicas (vida intrauterina, escena originaria, castración, seducción) que el
psicoanálisis reconoce como organizadoras de la vida de la fantasía,
cualesquiera que sean las experiencias personales de los individuos”(6).

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

El término Fantasías Originarias (Urphantasien) aparece en Freud en l915


(3a).
Inicialmente, a partir de l897, Freud se esforzaba por descubrir ciertas
experiencias infantiles reales, traumatizantes, que se organizaban en guiones,
en escenas (Urszenen), que daban cuenta de los síntomas neuróticos.
Al respecto entabla una discusión con Jung, quien sostenía que esas escenas
eran “fantasías reconstruidas retrospectivamente por el sujeto adulto”(3c).
Freud pensaba en cambio que estas escenas pertenecían realmente al pasado
del individuo.
Sin embargo, después reconoce que estas escenas, que a partir de l915 pasa
a denominar Fantasías Originarias, se encontrarían de un modo muy general
en todos los seres humanos, independientemente de lo realmente vivido por
el sujeto. Por eso afirma la existencia de una estructura pre-subjetiva, a modo
de esquema preexistente (3c), aunque les sigue atribuyendo un contenido
específico: fantasías de seducción, de escena primaria y de castración.
Esto lo lleva a atribuirles una explicación filogenética, es decir, un modo de
retrotraerlas a escenas que hayan ocurrido realmente en las épocas
primigenias del ser humano. Según esta explicación, lo que fue realidad en la
horda primitiva, se transformaría en realidad psíquica.
Las escenas primitivas se verían así transformadas en Fantasías Originarias.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

No parece necesario atenerse a una explicación filogenética para dar cuenta


de la universalidad de las Fantasías Originarias.
Más que a un esquema anterior, que precedería al sujeto, el hecho de su
universalidad remite a una cualidad estructural en todo ser humano.
Al nacer el niño, sea cual fuere la cultura en la que está inserto, deberá
vérselas con la problemática del pasaje de la “continuidad” intrauterina a la
discontinuidad, fractura que se traduce en un desamparo originario, producida
con el nacimiento, con la separación frente a la que sólo sobrevivirá, como
ser humano a través del vínculo con el otro. Buscará entonces recuperar esa
fusión mítica perdida, y esto se constituirá en un motor de vínculo.
De ahí el carácter universal de estas fantasías que serán de inmediato
resignificadas a través del sucederse de las experiencias de vida, dándose
entonces una confluencia de la estructura y el contenido. Por eso se puede
postular un continuum entre las fantasías originarias y las secundarias, una
relación de resignificación.
Según Laplanche y Pontalis(6), las Fantasías Originarias “constituyen una
formación del inconsciente de un sujeto único pero son también, por su
frecuencia, su generalidad y su origen, una pertenencia colectiva. Por lo tanto,
estas fantasías tienen un carácter mixto, manifiestan una doble pertenencia,
individual y colectiva.
M. Bernard (1a) señala que “la secuencia de presencia-ausencia de la madre
introducirá un elemento de distinción que aparecerá como un desgarro en la
piel del vínculo”.
Propone una serie de categorías que caracterizan las Fantasías Originarias y
dan cuenta de su impronta estructural en la formación de la psiquis.
Estas son: adentro-afuera/ antes-después/ el mismo-el otro
En la fantasía de seducción, ésta remite a “los contenidos del afuera,
introducidos como manera de manejar el espacio materno-filial”.
En efecto, las Fantasías Originarias surgen “en ocasión” del encuentro entre el
mundo exterior y la deflexión de la pulsión sexual y el instinto de
autoconservación, origen de la psiquis del bebé humano.
Destaca Bernard que “la fantasía de escena originaria, que algunos autores
relacionan con su complemento, la de la vida intrauterina, daría cuenta de la
vuelta al adentro... El fantasma de la vida intrauterina sólo podría ser
concebible desde el après coup que reconstruye un estado del que no hay
memoria... La fantasia de castración sería el rastro del hiato que separa los
pares de categorías”(1a).
Las experiencias por las que pasa un sujeto desde su nacimiento ofrecen un
contenido específico a estas fantasías. Por eso estructura y contenido se
constituyen recíprocamente al mismo tiempo.
Laplanche y Pontalis (6) sostienen que “los temas de las fantasías Originarias
se relacionan con los orígenes.En la ‘escena originaria’ se representa el origen
del sujeto.
En la fantasía de seducción, el origen o el surgimiento de la sexualidad.
En la fantasía de castración, el origen de las diferencias de los sexos”.
Profundizando esta temática, L Edelman y D. Kordon (5) han destacado la
diferencia entre las Fantasías Originarias, denominadas también
Protofantasías, y las Fantasías de los Orígenes, vinculadas a las Teorías
sexuales infantiles, en tanto “explicación construida por el niño acerca de esos
orígenes”. Estas últimas serían una resignificación de las primeras, pero en
un nivel muy distinto.
Las Fantasías de los Orígenes, dicen estas autoras, como respuesta a los
enigmas infantiles, “requieren un cierto acceso al órden simbólico; es
necesario contar con un sistema ideativo con cierto grado de desarrollo que
construye o se apropia de los sistemas de creencias aportadas por la cultura”.
¿Por qué la pregnancia de las Fantasías Originarias en los vínculos?
R. Dorey (2) señala que éstas “tienen un estatuto doble porque participan de
lo individual y de lo colectivo. Si el grupo puede ser definido como un conjunto
de personas interdependientes formando una cierta unidad, se puede concebir
que la especificidad de esta unidad reposa sobre la existencia de una Fantasía
Originaria prevaleciente, cuyo estatuto mixto le permite estar a la vez en el
sujeto y en el grupo, y que la situación regresiva permite aflorar”.
De ahí su efecto organizador, destacado también por D. Anzieu.
Una de sus características es la de paliar la angustia de no-asignación, de no
lugar en el vínculo. Lo que caracteriza el polo de lo originario es el grado de
indiscriminación de las fantasías. Estas se presentan como una escena de
entradas múltiples.
M. Bernard señala su capacidad distributiva y permutativa, es decir que el
grado de sincretismo que las caracteriza permite una fácil permutación de
lugares dentro de la escena fantaseada, por eso su pregnancia como
organizadores grupales (1b).
Dado su grado de ambigüedad, las Fantasías Originarias resultan fácilmente
convocantes para los que configuran un vínculo, promoviendo la ilusión de
unidad, de borramiento de los límites subjetivos.
Esto es fácil de apreciar en la ilusión grupal o en el enamoramiento.
De ahí la vigencia del apuntalamiento en el encuentro (R. Kaës .4).
Lo que caracteriza al polo originario es el aspecto no subjetivado de las
fantasías, aunque son individuales. Cuanto más predomina este aspecto
indiscriminado, menos específico es el rol de un sujeto en un grupo, menor
autonomía subjetiva puede observarse en los integrantes de una pareja.
Se despliega la vivencia primigenia de desamparo y el intento de velarlo a
través del vínculo. Esta ilusión de completud está en el origen de todo
comienzo vincular, de todo proyecto. A su vez, es necesaria como matriz de
libidinización para el infans.
Frente al auge de patologías graves como las adicciones, las impulsiones, la
anorexia y la bulimia, es dable pensar en un déficit en ese sustrato ilusorio,
necesario para la constitución de la psiquis.
La problemática básica de fusión-diferenciación, aparece en las
Configuraciones Vinculares, en relación a la problemática de la pertenencia.
La disyuntiva negación-reconocimiento de la alteridad del otro propias del
polo originario, impregna toda relación intersubjetiva. (M. Bernard.(lc)
Construir un grupo, dice R. Kaës (4)- un vínculo, se puede ampliar – “es darse
recíprocamente la ilusión metafórica de ser un cuerpo omnipotente no
sometido a la división ni a la muerte, espacio fusional sustitutivo de la
pérdida donde se despliega la ilusión de completud y su contracara, la
angustia de despersonalización, el temor a quedar atrapado dentro del otro.”
El comienzo de un nuevo vínculo promueve un impacto regresivo en sus
integrantes. Esta observación, realizada por D. Anzieu, R. Kaës y M. Bernard,
es una situación recurrente en los más diversos vínculos. Es más, tiene un
efecto de matriz, de nuevo comienzo, con todo lo relativo al despliegue
ilusorio de cerrar la brecha con el otro.
En situaciones de crisis surge con más pregnancia el polo originario, con su
problemática fusional, ya que se pierden los aspectos más discriminados.
Se puede entonces postular (Selvatici, M., Zadunaisky, A. (9 b) la hipótesis de
un zócalo originario presente en toda Configuración Vincular.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Se puede detectar la vigencia del polo originario en todas las cuestiones


atinentes a la Pertenencia y su relación con la autonomía.
En ese sentido la Identidad por pertenencia muestra su pregnancia cuando el
sujeto “es” el grupo, o cuando en la pareja o en la familia no hay
discriminación entre sus integrantes, o cuando la pertenencia a una
Institución se sostiene a pesar del malestar y el sufrimiento que provoca, o
sea cuando el sujeto requiere del vínculo para ser. (Ver “El Grupo Analítico de
Reflexión”).
Por otro lado, un cierto grado de fusión es estructurante y está en la base de
todo vínculo.
En lo referente al Zócalo originario en los vínculos (9b) es interesante
destacar la vigencia de lo atinente al concepto de Apuntalamiento, ya
presente en Freud, pero desarrollado por R. Kaës.
Este autor reconoce cuatro dimensiones en el apuntalamiento: el apoyo, el
modelo, el desvío y la transcripción.
Las dos últimas apuntan a una metabolización subjetiva del vínculo, mientras
que las dos primeras estarían más cercanas a la indiscriminación que
caracteriza el polo originario. Implican la necesariedad de la presencia
concreta del otro, a modo de verdadero puntal, lo que remite nuevamente a la
Identidad por pertenencia.
La problemática de las patologías graves puede ser estudiada a la luz de las
dificultades para establecer en el vínculo originario una matriz de ilusión
estructurante. Esto abre una perspectiva muy interesante en lo que se refiere
a la dirección de la cura y a nuevas líneas de investigación.

BIBLIOGRAFÍA

1a) Bernard, M. “Structure du fantasme et du transfert dans les groupes”


en Les voies de la psyché, Kaës et al.
1b) El trabajo psicoanalítico en el grupoPanel "El Inconsciente y la Clínica
Psicoanalítica".
1c) _ “Reflexiones sobre el concepto de transferencia en el
Psicoanálisis vincular”. Rev. A.A.P.P.G. tomo 19 (1), Bs. Aires, 1996
2) Dorey, R. La cuestión del fantasma en los Gruposen "Perspectives
Psychiatriques", n° 33 París 1971
3a) Freud, S. Un caso de Paranoia que contradice la teoría Psicoanalítica.
Amorrortu. TomoXIV p.268-269. Buenos Aires.
3b) _ Los caminos de la formación de síntomas
Conferencias introductorias al Psicoanálisis
(XXIII) Amorrortu. Tomo XVI p.336-8. Buenos
Aires.
3c) _ Historia de una neurosis infantil (caso del Hombre de los Lobos).
Amorrortu.Tomo XVII p.56-7 y 89.
4) Kaës, R. El apoyo grupal del psiquismo individual.Temas de Psicología
Social. Año 4. 1981. Buenos Aires.
5) Edelman, L. - Kordon, D. Algunos aspectos de la problemática de la
fantasía y su relación con lo grupal.
VIas Jornadas de la A.A.P.P.G., 1989.
6a) Laplanche,J. Diccionario de Psicoanálisis - Ed. Labor. Barcelona
Pontalis,J.B.
6b) _ Fantasías originarias, fantasías de los orígenes, orígenes de la
fantasía. Ed. Gedisa.
7a) Selvatici, M. - Fantasía inconsciente y grupos.
Zadunaisky, A. Seminario Dto. de Grupos - Asociacion Argentina de
Psicología y Psicoterapia de Grupo.
7b) _ En busca de un zócalo originario en las Configuraciones Vinculares.
VIas Jornadas anuales de la A.A.P.P.G., 1990.
FORMACIONES SINTOMALES

Sara L. de Moscona

DEFINICIÓN

En todo vínculo de pareja y de familia se despliega una trama donde los


sujetos, incluidos en una singular estructura de parentesco se posicionarán
escénica y argumentalmente y donde los síntomas emergerán como
formaciones del inconciente de esa estructura.
Propongo denominar formaciones sintomales en lugar de síntoma a esas
modalidades patológicas de vincularse, para aludir en forma más abarcativa a
las condiciones intersubjetivas y transubjetivas que son causa de producción
de las mismas.
Es en el seno de la estructura vincular, según sus peculiaridades y
potencialidades que se puede generar tanto la repetición como la elaboración
tendiente a la complejización. En este último caso, la palabra circulará con su
valor simbólico de intercambio. En forma diferente operan las formaciones
sintomales que son intentos de dotar al sufrimiento de una valor relacional
que no puede tramitarse por vía de la palabra. Las mismas contienen un
mensaje de la estructura inconciente y su aparición denuncia una disfunción.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Los valiosos aportes que el psicoanálisis individual ofrece acerca de estas


formaciones del inconciente, al conjugarlos dentro del marco del psicoanálisis
de familia y de pareja, nos posibilita pensar también si el síntoma no es uno
de los resultados de los particulares modos en que se constituyen los vínculos.
He decidido rastrear algunos conceptos en Freud, Klein y Lacan sobre el
síntoma con la intencionalidad de rescatar ideas y aportes que puedan
funcionar como articuladores y puentes para pensarlo desde el psicoanálisis
de las configuraciones vinculares.
A- De la obra freudiana voy a comentar básicamente dos trabajos
importantes que a mi entender marcan dos momentos respecto del tema:
1- 1917 en las "Conferencias de introducción al psicoanálisis" Freud plantea la
idea que el síntoma tiene un sentido inconciente particular, de origen sexual y
que contiene una verdad histórica. El análisis de todo síntoma nos lleva tanto
al complejo de Edipo como a la vida sexual del enfermo. La formación del
síntoma es un sustituto de algo que está interceptado, de ciertos procesos
anímicos que habrían debido desplegarse normalmente hasta que la
conciencia recibiese noticia de ellos. Pero ha ocurrido una permutación, una
satisfacción nueva o sustitutiva. En la conferencia nro. 23 hace la comparación
entre síntoma y sueño por la cooperación de los procesos inconscientes y los
mecanismos de condensación y desplazamiento propios del proceso primario.
El síntoma se presenta como extraño al sujeto irreconocible como
satisfacción; la persona siente que sufre y padece a causa del mismo. El
monto de displacer que genera y el gasto de energía por la lucha pulsional
que el yo debe emprender es muy alto pero también lo es el ahorro de trabajo
de aquello que el yo siente como penoso (beneficios primario y secundario del
síntoma). Freud se pregunta aquí por el desde dónde, hacia dónde y el para
qué del síntoma.
2- 1926 en "Inhibición, síntoma y angustia" nos muestra cómo el yo debe
hacer reconciliaciones para ligar el síntoma, proceso que denomina
compulsión a la síntesis dado que se muestra impotente frente a la fuerza
pulsional del ello. La lucha contra dicha fuerza pulsional se transforma en
lucha contra el síntoma que goza de cierta extraterritorialidad y surge para
evitar la angustia que en última instancia remite a la angustia de castración.
En el capítulo IV nos va a decir que la incomprensible angustia de Juanito
frente al caballo es el síntoma, la incapacidad de andar por la calle un
fenómeno de inhibición, una limitación que el yo se impone para no provocar
el síntoma-angustia. La formulación del síntoma que tiene por resultado
cancelar una situación de peligro, posee dos caras, una oculta por la cual el yo
se sustrae del peligro y otra que nos muestra lo que ella ha creado en
reemplazo del proceso pulsional modificando la formación sustitutiva. El
síntoma es señal y sustituto de una satisfacción pulsional que no se realizó y
es también el resultado del proceso represivo. Partiendo de estas
postulaciones sobre el síntoma rescato la idea de síntoma como resultado de
conflictos vinculares, construcción singular y única. Todo niño se insertará, en
el mejor de los casos, en una trama fantasmática y en un mundo simbólico
donde jugará su drama edípico. El complejo de Edipo es el complejo nodular
de las neurosis, motivo generador de todos los síntomas; es una estructura y
a la vez es estructurante del sujeto.
B- Retomo de los aportes de Melanie Klein la idea de que la vida mental
tiende a organizarse y presentarse en configuraciones vinculadas entre sí, en
una dramática que supone relaciones de objeto, ansiedades y defensas.
Estas configuraciones tienen lugar en un espacio mental al que ella denomina
mundo interno, el cual se halla poblado por imagos y partes del self en
constante conexión con lo biológico y alimentado por las fantasías
inconscientes. El interjuego entre identificación proyectiva-introyectiva tiene
aquí un papel protagónico. A partir de la teoría y la técnica del análisis de
niños que Melanie Klein implementó se incluyen síntomas que anteriormente a
sus aportes y desarrollos no eran considerados como tales.
C - De Jacques Lacan me interesaron los conceptos de cadena significante, la
relación entre síntoma - fantasma y el goce del síntoma. El síntoma es una
construcción significante que tiene una dimensión simbólica y opera por
sustitución. Nos introduce a una problemática terapéutica, se trata del inicio
del análisis, de la articulación del síntoma con el significante. El displacer del
síntoma es la razón por la que se consulta y funciona como recuerdo
encubridor de esas otras escenas infantiles. Se suele hablar de levantamiento
o desaparición del síntoma. El fantasma, en cambio, es una estructura
imaginaria en la cual va a tomar forma el deseo inconciente que organiza el
aparato. Este viene a fijar al sujeto a una determinada significación; regula
deseo y goce. Allí donde el deseo es enigma para el sujeto, el fantasma le
proporcionará una respuesta fálica; ésta es la clave de la cura y marcará la
finalización del análisis (atravesamiento o travesía del fantasma). Travesía
implica atravesar y continuar, no es una idea elaborativa, significa padecerlo,
soportarlo y enterarse de qué es lo que nos mueve alrededor de lo cual
pasamos la vida haciendo estrategias.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

A- Formaciones sintomales en psicoanálisis de pareja

Los cuatro parámetros que definen el vinculo conyugal: cotidianeidad,


tendencia monogámica, relaciones sexuales y proyecto vital compartido, son
el escenario sobre el que se monta, entre otras cosas, la historia sintomática
de la pareja.
Dichos parámetros pueden ser tanto facilitadores de zonas de encuentro, así
como también de zonas de desencuentro. Estas últimas abonan el ambiente
propicio para la instalación del síntoma en cada singular relación. Allí se
enraíza lo no acordable o lo acordable conflictivo, aquello que no puede ser
absorbido por la estructura.
Las formaciones sintomales en la pareja pueden tener distintas vías de
expresión: a) Un primer caso sería el de su canalización en la
intraterritorialidad de un aparato psíquico. Aquél que reúna las "condiciones
más aptas" para ello. Ese cónyuge será el portador del síntoma, cargando con
él hasta que la estructura vincular logre metabolizarlo.
b) Aquello que la pareja no puede reacordar o actualizar, y que la vida en
común necesariamente requiere cierta reformulación, va a generar
formaciones sintomales diversas. Esto cobra mayor relevancia cuando la
pareja reprime el conflicto y el malestar que produce el desencuentro, en una
suerte de "hacer como que no pasa nada", mientras subyace un clima de
reproches, maltrato, violencia y resentimientos mutuos.
c) La situación vincular se transforma en sintomática de prevalecer
disfuncionados los parámetros ya mencionados. Las fantasías incestuosas que
cada cónyuge trae de su respectiva historia familiar, será el telón de fondo
donde se instalan las perturbaciones sexuales de la pareja. A lo que se suman
conflictos generados en el devenir de la cotidianeidad así como también el
lugar asignado o no al tercero real o simbólico.
d) Otra manera de manifestarse las formaciones sintomales en la pareja es a
través de su aparición en los hijos. Lo que las parejas niegan, escinden o
desmienten retornará como síntoma en algún hijo, quien corre el riesgo de
convertirse en soporte carnal de aquello que la pareja imaginariamente creyó
haber expulsado.

B - Formaciones sintomales en psicoanálisis de familia

El enfoque familiar nos permite observar las redes de determinación de un


argumento inconsciente transmitido intergeneracionalmente. El síntoma es al
mismo tiempo causa y efecto de esa trama familiar, porta un saber
inconsciente que le atañe pero que a su vez le excede formulándose en el
discurso del grupo en tanto verdad del conjunto.
En algunos casos que por lo general suelen ser derivados a la consulta por
otros profesionales, el paciente designado es el depositario absoluto del
conflicto familiar. Un segundo grupo nos presenta mayor conciencia de los
conflictos. Se trata de familias que deciden consultar, no obstante lo cual
necesitan que alguien se haga cargo y encarne a través de su síntoma la
disfunción familiar. Por ultimo, debemos considerar aquellas familias que se
presentan a la consulta con mayor conciencia de sus configuraciones
sintomales y de los procesos detenidos que los atan patológicamente. Son
ellos mismos quienes suelen expresar que la problemática que les atañe
pertenece al orden de lo familiar.
Qué relación hay entre formaciones sintomales y estructura?.
Dice I. Berenstein: "Cuándo comienza una enfermedad mental?. Por lo
general la familia del mismo modo que la sociedad, se guía por un criterio
sintomático por lo convencionalmente definido como transtorno mental. El
punto de referencia son las normas y convenciones y no la estructura
subyacente". Durante un periodo variable, el trastorno es contenido en la
mente del sujeto. Cuando este fracasa, el nuevo continente es el grupo
familiar y cuando la enfermedad mental sobrepasa la capacidad de continencia
familiar se hace convencionalmente sintomática. Como la relación
convencional de causa a efecto se basa en la inmediatez, la causa señalada
para explicar un transtorno mental es un motivo actual y contingente. La
etiología real ha sucumbido a la expresión conjunta de todo grupo familiar.
Entre el efecto actual y la causa actual se establece una falsa conexión.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Las formaciones sintomales y su articulación con las organizaciones dualistas,


los mitos familiares, las crisis vitales y la estructura familiar inconciente.
Me pareció interesante articular este tema con las denominadas
organizaciones dualistas que se presentan como un modo paradojal de dar
sentido y a su vez congelar, mostrándonos de qué modo se organiza el
conflicto familiar permitiéndonos analizar las diversas formas que una familia
encontró como intento de resolver conflictos a través de divisiones y
distorsiones tras las cuales encontramos otras organizaciones más complejas
y más profundas de orden estructural. "La familia se organizará en forma
dualista cuando fracasa en reducir los funcionamientos anómalos dentro del
sistema, al no ser posible superarlos con otros recursos. Traspasado el umbral
de las organizaciones dualistas, los síntomas familiares se expresarán de
múltiples modos" (Abellera y otros, 1989). Es la expresión que el inconciente
encuentra insistiendo, develando y ocultando al mismo tiempo. Se trataría de
momentos de ruptura y al mismo tiempo de sutura. Dichas formaciones
sintomales tienen varias posibilidades de lectura; la sobredeterminación del
síntoma pone de manifiesto en sus despliegues la dimensión históricas
familiar.
En este sentido el síntoma podría ser interpretado como una brecha, como un
momento de ruptura que permite el acceso a la construcción, posibilitando así
formular hipótesis sobre los mitos familiares dado que él está organizado
desde una estructura simbólica transubjetiva (Merea y otros; 1987).
El mito, anulando el tiempo, hace aparecer como ahistórica la creencia que lo
sustenta negando así la falta, la finitud y la sexualidad, núcleo central del
complejo de Edipo.
La patología grupal produciría sufrimiento vincular obstaculizando el natural
atravesamiento de las crisis vitales individuales y familiares así como también
la posibilidad de diferenciación y discriminación subjetiva. Es el analista quien
deberá intentar descongelar la rigidez defensiva sintomal, poniendo en
marcha la temporalidad (función de historiar).

BIBLIOGRAFÍA

1) ABELLERA, H.; CZERNIKOWSKI, E; KLEIMAN, S; MATUS, S; ROMERO, M. LA


ORGANIZACIÓN DUALISTA EN LA CLÍNICA FAMILIAR. REV.AAPPG; 1989 NRO. 3/4
2) AULAGNIER, P: CONDENADO A INVESTIR. NOUVELLE REVUE DE PSYCHANALYSE, 1982, 1.
3) BERENSTEIN, I: FAMILIA Y ENFERMEDAD MENTAL. PAIDOS, 1978
4) BERENSTEIN,I; PUGET, J: PSICOANÁLISIS DE LA PAREJA Y LA FAMILIA. 36* CONGRESO
DE PSICOANÁLISIS, IPA, ROMA, 1989.
5) FREUD, S: (1910): LAS PERSPECTIVAS FUTURAS DE LA TERAPIA ANALÍTICA, A.E. XI
6) FREUD, S: (1917): CONFERENCIAS DE INTRODUCCIÓN AL PSICOANÁLISIS. A.E., XVI
7) FREUD, S: (1919).LOS NUEVOS CAMINOS DE LA TERAPIA PSICOANALÍTICA. A.E. XVII
8) FREUD, S: (1926): INHIBICIÓN, SINTOMA Y ANGUSTIA. A.E. XX
9) KLEIN, M: DESARROLLOS EN PSICOANÁLISIS, HORMÉ, 1967
10) LACAN, J: LOS CUATRO CONCEPTOS FUNDAMENTALES DEL PSICOANÁLISIS.
SEMINARIO XI.
11) LACAN, J: LOS ESCRITOS TÉCNICOS DE FREUD. PAIDOS, 1983
12) LACAN, J: LE SINTHOME. SEMINARIO XXIII, 1967. INÉDITO
13) LÉVI-STRAUSS, C:ANTROPOLOGÍA ESTRUCTURAL, EUDEBA, 1968
14) MANNONI, M: EL SÍNTOMA Y EL SABER. GEDISA, 1983
15) MANNONI, M: DE LA PASIÓN DEL SER A LA LOCURA DEL SABER, PAIDOS, 1989.
16) MEREA, PICOLLO; ZIMERMAN. PONENCIA DE LA APA "LA TRAMA FAMILIAR Y SU
REVELADO". PRIMER CONGRESO DE PSICOANÁLISIS DE FAMILIA Y PAREJA, 1987.
TOMO I.
17) MILLER, J.A.: DOS DIMENSIONES CLÍNICAS. SÍNTOMA Y FANTASMA. EDITORIAL
MANANTIAL, 1983.
18) PUGET, J; BERENSTEIN, I: PSICOANÁLISIS DE LA PAREJA MATRIMONIAL. PAIDOS,
1988.
19) ROJAS, M.C. CLÍNICA FAMILIAR PSICOANALÍTICA CON NIÑOS. CONFERENCIA
A.A.P.P.G. 1989, FICHA.
20) SILVESTRE, D: EL FANTASMA. CAP.VIII: ASPECTOS DEL MALESTAR EN LA CULTURA.
EDITORIAL MANANTIAL.
21) SILVESTRE, M: MAÑANA EL PSICOANÁLISIS. EDITORIAL MANANTIAL, 1987.
22) SAFOUAN, M: ANGUSTIA, SÍNTOMA, INHIBICIÓN (SEMINARIO). NUEVA VISIÓN, 1988.
FUNCIÓN ANAFÓRICA O GESTUAL

Ricardo C. Gaspari

DEFINICIÓN

Esta noción apunta en un plano descriptivo, a relevar una complejidad en


el entrelazamiento entre el plano simbólico del discurso y su producción en
una situación vincular. La función gestual o anafórica es pensada como
trabajo de semiosis desde la mutua apelación encarnada de los sujetos de una
configuración vincular dada. En un nivel metapsicológico propone la
enunciación de una función, condición constructiva, configurante del vínculo
en su singularidad.
Se sitúan dos principios de semiotización suplementarios y heterogéneos
en la situación de discurso vincular : 1.- una función gestual o anafórica,
previa lógicamente, condición de producción de sentido ; y 2.- la emergente
de la relación entre signos. Se trata de un función designante, “diseñante” del
espacio semántico (contexto) en que advendrá la significación. La condición
de suplementarios, se refiere a que ambos principios se enhebran en una
generatividad siempre abierta, por oposición a la idea de complementación,
en el sentido de conformar una “buena forma”. Son pensados como
heterogéneos, en tanto radicalmente no reducibles uno al otro.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

“Gesto” proviene del latín: “expresión o ademán del rostro según los
distintos estados de ánimo. Movimiento exagerado del rostro por hábito o
enfermedad. Mueca. Semblante, cara, rostro. Acto o hecho. Rasgo notable de
carácter o conducta”. Ya la acepción coloquial de la familia de términos de la
misma raíz (gestar, gestación, gesticular, gestionar, gestión, gestor, gestudo)
cubre significaciones en torno al movimiento humano, pero, nótese, no como
motricidad mecánica. Incluye un nivel de trascendencia, un engendrar en un
más allá.. Etimológicamente, anáfora, del griego, es lo que remite hacia atrás.
Es un término usado en ciencias del lenguaje (1) en relación a las relaciones
semánticas entre frases. La elección de términos para nominar esta función
reúne esa característica de trascendencia puntuada para el gesto como
movimiento, con la cualidad descripta para la anáfora de no significar por si
misma, de requerir de un más allá, de otro tramo de discurso, para entrar en
significación.
Esta noción retoma para el plano de lo vincular la cuestión de la producción
pre-representativa, pensada por Freud en el capítulo VI de La interpretación
de los Sueños (2) (“el trabajo del sueño no piensa ni calcula : de manera más
general, no juzga, se contenta con transformar”) . Reconoce como
antecedente, también dentro de los desarrollos psicoanalíticos, la particular
modalidad en que Julia Kristeva reelabora la noción lacaniana de lo
imaginario. A partir de proponer un otro orden de representación :
representación semiótica (3), terciando en la díada representación cosa -
representación palabra, sitúa lo imaginario como la manifestación
fenomenológica de una inter-fase, de tránsito ; como “la semiotización
primaria de las pulsiones en un registro infra-linguístico”, registro al que
denomina semiótico (4).
El aporte de Bateson (5) al describir el doble vínculo desde una perspectiva
vincular no psicoanalítica constituye un antecedente de otro orden, al incluir
fuertemente esta imbricación de una heterogeneidad de niveles de lenguajes,
simultáneos, en las situaciones multipersonales. Es retrabajado por
Berenstein (6) (1976) desde una perspectiva psicoanalítica vincular al situarlo
en relación a una matriz simbólica determinante del modo de subjetivación.
Este acento puesto en la capacidad determinante de tal matriz simbólica, dejó
en ese momento sin cubrir otros órdenes de determinación, ligados a lo
situacional. Sin embargo, más tarde, (1991) (7), refiriéndose a los
intercambios emocionales corporales y de palabras propios de los vínculos
familiares, Berenstein abre la cuestión, pero no la desarrolla. Dice allí que su
significado dependerá de las peculiares especificaciones contextuales en que
se darán, y denomina la función por la cual se registran los índices que
marcan la especificidad de cada contexto como función de indicación,
adscribible al lugar del padre.
Este concepto surge de la específicidad de esta clínica, que al reincluir la
cuestión de la mirada, de la corporalidad, en donde la sucesividad de un
discurrir está complejizado por la simultaneidad de un “nosotros” en un “cara
- a - cara” problematiza una decisión metateórica previa: el estrucutralismo
como posición epistemológica, que define su objeto exclusivamente en el
orden de las relaciones entre signos. Hasta ese momento, la apelación a otras
disciplinas había sido congruente con esta postura (Saussure, Greimas, Levi-
Strauss)6. Resultaba imposible nombrar desde allí un orden de determinación
que fuera por otra vía, la del orden del gasto libidinal implicado en un
“hacerse” mutuamente. El problema era cómo nombrar la específica actividad,
el trabajo por el que se construye cada vez ese “nosotros” . Señas,
contraseñas, tensiones -expresadas en la postura, en la tonicidad muscular-,
miradas, alguna frase particular, al modo de juntar cada vez las piezas de un
rompecabezas generan un efecto de conjunto, “nosotros”, instituyendo o
cuestionando las particulares condiciones de producción de discurso para esa
situación. La interrogación a la semiología se orientó entonces hacia teóricos
que sitúan su objeto en la intersección de lenguaje y acción. Es así como se
toma y se trabaja el término función anafórica o gestual de la obra de Julia
Kristeva en el campo de la semiología (8). Ello implicó desde el punto de vista
epistemológico un desplazamiento a una postura que considera inherente a la
definición de su objeto una relación de los signos con un campo de
indeterminación, una productividad heterogénea a ellos.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Este término se introduce en 1992 en un trabajo de corte teórico -


metodológico (9), en el que tomando como referencia los soportes que toma
Piera Aulagnier para el dispositivo analítico bipersonal (10) (atención
parejamente flotante - derecho al silencio, del lado del analista ; asociación
libre y diván del lado del paciente) se propone problematizar y dar cuenta de
la posición del analista en cada uno de esos ejes para la especificidad del
dispositivo analítico familiar. A partir de la propuesta de pensar la repetición
en familia como “texto semiótico” diseñado a través de una práctica de
designación, se formula como gestual o anafórica a aquella función que
designa el espacio semántico (contexto) en que advendrá la significación.
Implica un gasto libidinal tanto para sostenerse en el “texto’’ familiar
conocido, como para atravesarlo, hacia lo nuevo. La abstinencia complejizada
por la corporeidad mirada del analista, lleva a distinguir a partir de una
heterogeneidad en los principios de semiotización, dos facetas en las
intervenciones del analista : la actividad diseñante cada vez del dispositivo,
allí, la función anafórica. Por otro lado, desde esa actividad de creación de las
peculiares condiciones que hacen el dispositivo, escucha, descifra, interpreta.
En las publicaciones posteriores que se citarán, el trabajo de este concepto
está asociado a una revisión epistemo-filosófica de la teoría ( 11). Al quedar
relativizado el determinismo estrucuralista, y al ser reconocido y enfatizado el
valor de la presencia del otro (12), pone en un plano destacado la cuestión del
gesto en su posibilidad instauradora, constructiva, e invita a profundizar esta
línea de indagación. Se despliega la función anafórica o gestual en tanto
constructiva de las condiciones de producción de discurso en situación (13)
(14). La intervención del analista es pensada desde su dimensión de acto. al
analista en su función, y en el modo de concebir su intervención.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Al estar enunciada como gasto libidinal, roza la noción de pulsión, e invita a


revisar la definición de vínculo. Si se toma pulsión como lo que va del bios a la
producción representacional, en el vínculo lo pulsional estaría incluido sólo
indirectamente, indicado a través de cómo trabaja esta función en el aparato
psíquico. Si lo pulsional está tomado ya no desde una concepción cerrada de
aparato psíquico, sino un psiquismo pulsado también desde el otro presente,
en alguna relación con un tope o ley (ligando, haciendo marca ; o bien no
ligando, ya por defecto, ya por exceso) la función anafórica o gestual
correspondería a ese trabajo pre-representacional de base del, vínculo
pulsando a ese otro que se presenta.
Es importante seguir estudiando para su precisión y fundamentación, el valor
de este matiz de la intervención del analista como herramienta, especialmente
en relación a la clínica en que el sufrimiento está asociado a la inhibición, al
impedimento, o a la acción.

BIBLIOGRAFÍA

1 Ducrot, O. ; Teodorov, T. “Diccionario enciclopédico de las ciencias del


lenguaje. Siglo XXI, México, 1986.
2 Freud, S., “La interpretación de los sueños”. Cap. 6, Tomo IV, Amorrortu,
Bs. As., 1984.
3 Kristeva, J. “Al comienzo era el amor”. Gedisa. Bs. As., 1985.
4 Kristeva, J. “Comentarios sobre el texto de J. Guillaumin” en “Lo negativo”
de Missenard, A. et al. Amorrortu. Bs. As., 1991.
5 Bateson et al. “Interacción familiar”. Tiempo Contemporáneo. Bs. As., 1971.
6 Berenstein, I. “Familia y enfermedad mental. Paidós, Bs As., 1976.
7 Berenstein, I. “Psicoanalizar una familia”. Paidós, Bs As., 1991.
8 Kristeva, J. “Semiótica I”. Espiral. Madrid, 1981.
9 Gaspari, R. “El psicoanalista en el proceso analítico familiar”. Rev. AAPPG
Tomo XV, 1. 1992.
10 Aulagnier, P. “Los destinos del placer. Alienación, amor, pasión”. Argot.
Barcelona, 1981.
11 Gaspari, R. ; Santos, G. ; Rajnerman, G. “Notas acerca de Estructura y
acontecimiento, la pregunta por el origen en la familia adoptiva.” Ficha
AAPPG, 1996.
12 Berenstein, I. “Hecho, suceso, acontecimiento.” Conferencia AAPPG, 1996.
13 Gaspari, R. “Montaje vincular asubjetivo. Acerca de la violencia de los
saberes instituidos.” Rev. AAPPG, Tomo XXI, 1. 1998.
14 Gaspari, R. “Operatoria analítica vincular en un caso de violencia familiar.”
Conferencia Esc. Arg. de Psicoterapia, mayo 1998. (Inédita).
FUNCIÓN MATERNA

Alicia Weigensberg de Perkal

Función: (Del lat. "functio", cumplir,m or. de "fungible") (Desempeñar,


tener, Asignar, Atribuir: Corresponer").(17.a) Capacidad de acción o acción
de un ser apropiada a su condición natural (para lo que existe) o al destino
dado por el hombre (para lo que se usa). Capacidad de acción o acción propia
de los seres vivos y de sus órganos y de las máquinas o instrumentos. (10.a)
Madre: (Del lat. "mater, -tris", del gr. "metro", v.: "matern..., matricaria,
matrícula, (...)) Mujer que tiene o ha tenido hijos, con respecto a estos.
"Hembra de cualquier animal, con respecto a sus crías. (...) (17.b)
(...) Hembra que ha parido, respecto de sus hijos. (...) Matriz, útero. (...)
Causa, origen raíz de donde proviene una cosa. (10.b)

Definición: Capacidad de acción propia de quien ocupa el lugar de la madre.


En las primeras interacciones es capaz de narcizar el cuerpo del bebé,
semantizar, decodificar lo que este expresa a través de su cuerpo. Posibilita
la evolución somatopsiquica, al suministrarle los elementos necesarios para su
desarrollo. Apuntala sus funciones de autoconservación y formación del
aparato psíquico. Transmite la intuición de una presencia por fuera de los dos,
el lugar del padre, simbólicamente presente en la madre.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Freud en su obra hace referencia a la madre como objeto de las pulsiones de


conservación, madre nutricia, y como objeto de las pulsiones sexuales,
estimuladora de la libido.
En el recién nacido alude a su indefensión, dada su incapacidad de emprender
una acción coordinada y eficaz por si mismo.
A la situación del bebé en su incapacidad física y psíquica la describe como
desamparo (Hilflosigkeit). El lactante necesita de un otro para satisfacer sus
necesidades (sed, hambre), poner fin a la tensión interna, dando lugar a la
acción específica, que lo podrá investir narcisisticamente.
"El estado de desamparo, inherente a la dependencia total del pequeño ser
con respecto a su madre, implica la omnipotencia de esta. Influye así en
forma decisiva en la estructuración del psiquismo, destinado a constituirse
enteramente en la relación con el otro" (13)
Winnicott hace la distinción entre la función madre-ambiente y madre-objeto
de la pulsión o instinto.
Destaca la función madre-ambiente: Postula que el bebé es parte de una
relación, necesita de una "madre suficientemente buena" en el inicio de su
proceso de dessarrollo.
A la primera fase de unidad madre-bebé la denomina de "dependencia
absoluta". Es la madre quien constituye el medio ambiente posibilitador, para
lo cual necesita apoyo, (el padre, abuela materna, la familia y el medio
ambiente social mas inmediato).
Llama a las primeras interacciones "preocupación materna primaria",
comprendida durante las últimas semanas del embarazo, el final del mismo y
semanas después del parto.
Con el refuerzo del yo de la madre, el hijo fortalece el yo y pasa a tener una
identidad propia. Sus funciones las agrupa en tres categorias:
1- Sostenimiento (holding): En relación a la capacidad de identificarse con su
bebé.
2- Manipulación: Contribuye al desarrollo psicosomático del bebé que le
permitirá percibir lo "real" como contrario a lo "irreal".
3- Presentación de objetos: En el bebé promueve la capacidad de relacionarse
con objetos.
Bion (1966) representa la función materna como el modelo del tubo digestivo
en tanto función. La describe como una "clase de órgano receptivo
psicológico" al que denomina "rêverie": capacidad materna de estar abierta a
las proyecciones-necesidades de su bebé. Grinberg, en 1985 señala que la
principal capacidad materna es poder "contener" la angustia del bebé. Se basa
en la teoría de la identificación proyectiva. La madre: "funciona como un
continente efectivo de las sensaciones del lactante, y con su madurez logra
transformar exitosamente el hambre en satisfacción, el dolor en placer, la
soledad en compañía, el miedo de estar muriendo en tranquilidad". (12) P.
Castoriadis-Aulagnier plantea que en el infans la vida depende de "una
situación de encuentro". La primera representación se realizará en el
encuentro con el cuerpo y producciones de la psique materna. La madre
anticipa en actos y palabras, dando significados, aún antes que su bebé sea
capaz de reconocer su significación y tomarla por sí mismo. En su función de
"portavoz", "la madre posee el privilegio de ser para el infans el enunciante y
el mediador privilegiado de un "discurso ambiental", del que le transmite, bajo
una forma predigerida y premodelada por su propia psique,(...)". (1) A las
acciones, palabras, significados que la psique materna impone, motivado en
su deseo, pero a su vez apoyado en lo que corresponde a la necesidad de su
hijo, es lo que llama esta autora como violencia primaria, necesaria y
constitutiva del sujeto psíquico. De las primeras experiencias quedarán huellas
a modo de escritura ideográfica, un afecto ligado a la representación y una
representación del afecto: "pictograma" correspondiente al estado originario
regido por el proceso originario. La antropología estructural cuyo
representante es Levi Strauss hace referencia a que los etnólogos se inclinan
a opinar que la familia basada sobre la unión más o menos durable "de dos
individuos de sexos diferentes que fundan un matrimonio, procrean y crían
hijos", surge como un fenómeno practicamente universal presente en todo
tipo de sociedades. (14.a) Como excepción se describe el caso de los
nayares3. Por instinto o tradición ancestral "la madre cuida de sus hijos y es
feliz de hacerlo".(14.b). Disposiciones psicológicas explican que el hombre
que viva en intimidad con una mujer manifieste afecto por sus hijos. Algunas
sociedades buscan unificar los sentimientos gracias a costumbres como la
"covada" (donde el hombre comparte simbólicamente los malestares de la

3
Nayares: Poblacion de la India, Costa de malabar. Sus hombres absorvidos por la guerra, no podían
fundar una familia.
mujer encinta), por la necesidad de consolidación de actitudes que por sí
mismas probablemente no ofrezcan una homogeneidad. En este análisis de la
familia hace alusión a que ninguna sociedad se mantendría en el tiempo si no
existieran reglas precisas para reproducir los lineamientos de la estructura
social, generación tras generación; dando las mujeres a luz y criando a sus
hijos, mientras se benefician de la protección masculina durante dicho
período.
En un relato indígena, la mujer es como "el juego de una aguja al coser los
tejidos y que unas veces fuera y otras dentro, lleva y vuelve a llevar siempre
la misma liana que fija la paja".(15)

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Madre en su raíz etimológica está asociada a lo biológico, como mujer que "ha
parido", "que tiene o ha tenido hijos". La función materna desde lo
intersubjetivo surge de la posibilidad de construir un útero-nido, claustro
afectivo necesario para el desarrollo y crecimiento del niño. El bebé nace en
un vínculo. Madre implica hijo, e hijo implica madre. No hay mamá sin bebé,
ni bebé sin mamá. Nace un bebé y al mismo tiempo nace una mamá y un
papá. En la E.F.I. puede ser adscrito al lugar, espacio virtual a ser ocupado
por el yo materno, con capacidad de acción.
Se es sujeto en relación con un otro. No puede construirse en ausencia del
otro.
I. Berenstein dice: "Es una condición inherente al ser humano: si otro no se
ocupa de satisfacer sus necesidades no sobrevivirá o, dicho de otra manera, la
sobrevida depende de que otro satisfaga las necesidades primordiales:
hambre, sed, contacto, etc. Pero lo que hace del hombre un ser humano es
solamente aquello que apoyado en lo biológico se diferencia constituyéndose
como campo de significación. (4.a) (...) Y continúa "La madre, a través de la
satisfacción de las necesidades, se va constituyendo para el niño en la
persona que lo solicita y lo marca, indicándole que logra satisfacción con él.
Desde la investidura narcisista del pequeño, este es tomado como objeto
deseado por la madre, lo que promueve a su vez el deseo hacia ella ". (4.b)
La relación con la madre-pecho permite el pasaje del desamparo al amparo.
Sostiene al bebé, le da placer a través de la transitoria cesación de las
necesidades básicas, contacto que narcisisa e inviste libidinalmente.
J. Puget e I. Berenstein denominan como “Objeto Único” al vínculo con un
otro estable, basado en la necesidad, polaridad vida-muerte. Lo describen
como la primera organización objetal investida de narcisismo originario,
dotado con cualidades de amparador, omnipotente, omnipresente,
omnisciente. Es quien inicialmente provee la acción específica, con aptitud de
anticiparse al deseo, al "suministrar al yo inerme y desamparado un yo
auxiliar capaz de significar."(18) Discrimina mundo interno y mundo externo,
yo/no-yo, al dar los primeros índices de realidad.
La madre y el hijo desarrollan un lenguaje especial. El bebé responde de
acuerdo a sus potencialidades, con lo que trae constitucionalmente y con lo
que la propia interacción con su madre va creando.
Intervienen gestos, caricias, contacto piel a piel, miradas como forma de dar
expresión a los afectos en juego entre ambos. Hay una realimentación
constante.
La madre semantiza al bebé y en un encuentro de deseos decodifica lo que el
hijo expresa a través de su cuerpo, de sus señales y gestos. Capacidad de
semantizar y decodificar impregnadas por su historia, por sus vínculos
familiares de origen (al resignificar el vínculo de ella como bebé con su madre
y padre de la infancia), y actuales. La voz materna, su cadencia, tono y ritmo
arrullan al bebé y ponen en palabras sentimientos, emociones e historia. Le
transfiere su propia historia infantil, derivada a su vez de la inscripción de lo
familiar inconciente. Proyecta sus vivencias infantiles, identificaciones y
afinidades con determinados valores, vinculados a su historia familiar, de
pareja y realidad actual. Desde el diseño del vínculo originario-dual, la madre
en su efecto anticipatorio, como "portavoz", permitirá al bebé ir entretejiendo
a modo de matriz, fantasías, deseos, sueños, así como novelas familiares.
Quedarán inscriptos significantes y significados socioculturales inconcientes
que atraviesan las subjetividades y los vínculos. De este particular vínculo,
diferente y nuevo se irán construyendo nuevas significaciones, que serán
significaciones singulares del mismo. La madre, como "portavoz" a modo de
lectura, significa el cuerpo del bebé, que no es cuerpo biológico sino
corporeidad. Al narcisizar el cuerpo del hijo, de acuerdo a su propia
representación fantasmática, deja en él, huellas y marcas. Cuerpo, que a
modo de soporte de significantes, llevará inscripta la historia libidinal y su
historia identificatoria. La función de "portavoz" materno puede tornarse
excesiva sin la intervención de la función paterna. Ésta, al producir el corte,
separación, discriminación, impide la dependencia de la madre con su hijo y
viceversa, más allá de lo contextualmente apropiado. En el vínculo madre-
hijo, el padre podrá estar presente en la pareja interna de la madre, y desde
su función, apoyar y apuntalar a ésta en la ocupación de su lugar. El hijo
iniciará el proceso de diferenciación, como resultado de que su madre dará
cabida a su pareja, al operar desde adentro de ella la función de indicación.
Hijo que en lugar de tercero, es parte de una cadena de significantes abierta a
nuevas significaciones. "El vínculo de filiación está ocupado por el yo del hijo,
lugar de un tercero que primero fue denominación de pareja como ese punto
virtual ampliado, luego espacio virtual delimitado por los modelos
identificatorios apoyados en la relación de pareja y regulado por la ley del
padre". (2) Hijo, que debería nacer simbólicamente en el proyecto-vital de la
pareja, en el espacio-tiempo de ésta, recorrido por significantes y significados
socioculturales inconcientes de la misma. La función materna ligada al lugar
simbólico de la E.F.I., puede ser ocupado en mayor o menor medida por el yo
de la madre. La misma implica la capacidad de construir un nido o claustro
afectivo, en donde amparar al bebé y permitirle el proceso de desarrollo como
sujeto. En el ejercicio de la función incidirán creencias, mitos, los paradigmas
de cada cultura en relación a la maternidad.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Las diferentes líneas teóricas plantean a la función materna como:


"continente", con capacidad de "rêverie" (Bion); "medio ambiente
posibilitador", "holding" (Winnicott); "fenómeno prácticamente universal
presente en todo tipo de sociedades (...) dando las mujeres a luz y criando a
sus hijos, mientras se benefician de la protección masculina durante dicho
período" (Levi Strauss); "una situación de encuentro" significado por el cuerpo
y la psique de la madre (P. Castoriadis-Aulagnier).
En el psicoanálisis de las configuracions vinculares la función materna es el
lugar en la E.F.I., espacio virtual a ser ocupado por el yo materno. Desde su
función, el despliegue de sus capacidades estarán atravesadas por contenidos
transubjetivos, significantes y significados socioculturales inconcientes.
Contenidos que se irán entretejiendo en el proyecto-vital de pareja, presentes
en la inauguración del nacimiento simbólico del hijo y que conformarían la
psique del infans desde el inicio. Por otra parte, a fines de este siglo, se han
desarrollado una serie de técnicas: Aquellas que permiten al médico y por
consecuencia a la mujer embarazada, una percepción y "peculiar contacto"
con el feto , lo cual podríamos considerar como un " encuentro" con su bebé a
través de la audio-visión.
En la esterilidad surge entre otras técnicas la de fertilización asistida o bien la
posibilidad de adopción. Ante estas experiencias: ¿se modifican las
representaciones intrapsíquicas y vinculares? ¿Cómo se entretejen los
contenidos transubjetivos?
I. Berenstein plantea que "aunque el corrimiento de los yoes respecto de los
lugares es una posibilidad y un hecho observable hay un algo que hace a la
soldadura del yo con su lugar y lo hace intransferible." (5) ¿Qué es lo
intransferible de este lugar?
¿Sería la voz, el ritmo, lo anafórico(*) aquello que singulariza a cada yo en su
función? Lo particular y característico de cada mujer embarazada, de ese
"peculiar encuentro audio-visual" con su bebé? A modo de escritura
ideográfica ¿quedarían en el psiquismo del infans, huellas, marcas
intransferibles? Gaspari cita a Julia Kristeva: "(...) la función anafórica
(podremos usar este término en adelante como sinónimo de "gestual") del
texto semiótico general constituye el fondo (¿o el relevo?) sobre el que se
desarrolla un proceso: la producción semiótica (...)" "(...) Delante y detrás de
la voz y la grafía está la anáfora: el gesto que indica, instaura relaciones y
elimina entidades".

BIBLIOGRAFÍA

1- Aulagnier, Piera C.
La violencia de la interpretación (Del pictograma al enunciado).
Editores Amorrortu. Buenos Aires, (1988).
2 - Berenstein, Isidoro
Psicoanalizar una Familia
Paidós-Buenos Aires, Argentina, (1990).
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Paidós- Buenos Aires, Argentina, (1987)
4 - Berenstein, I.y otros
Familia e Inconsciente. Paidós- Buenos Aires, Argentina, (1991)
5 -Berenstein I.
Reconsideración del Concepto de Vínculo. FICHA.-Pag.2
6 -Bion, W.
Aprendiendo de la experiencia. Paidós, Buenos Aires. (1966)

7 -Bion, W.
Volviendo a pensar. Edit. Horme, Buenos Aires. (1972)
8 - Codner, Daniel.
Pareja, Esterilidad y Adopción.1er. Congreso Argentino de Psicoanálisis
de familia y pareja. AAPPG, Buenos Aires, 6-9, Mayo,1987 (T. III)
9 - Czernikowski, Esther V.
Función y Lugar en la estructura familiar inconciente 1er. Congreso
Argentino de Psicoanálisis de familia y pareja.AAPPG. Buenos Aires 6-9,
Mayo,1987, (T. III)
10- Diccionario Enciclopédico. Ed. Ramón Sopena, S.A. Ilustrado Sopena.
Tomos VIII. -(1982)-a- T.IV- pag.1900 b- T.V - pag.2563
11- Freud, S.
Proyecto de psicología (1950 (1895) ), T. I
Fragmentos de la correspondencia con Fleiss (1950 (1892-99) ) ,T. I
Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci (1910), T. XI
La represión (1915), T. XIV
El Yo y el Ello (1923), T. XIX
31a.Conferencia:La descomposición de la personalidad psíquica., T.
XXII
Obras Completas Edit. Amorrortu, Buenos Aires (1979) T. XXIV
12- Gaspari, Ricardo C.
El psiconálisis proceso analítico familiar. Presentación para Miembro
Titular. AAPPG. Buenos Aires, Noviembre 1991-pag.21
13- Grinberg, L. y otros. -
Introducción a las ideas de Bion Ed. Nueva Visión, Buenos Aires
(1979)
14- Laplanche, J., Pontalis, J.-B
Diccionario de Psicoanálisis. Editorial Labor S.A. Edición Universitaria
(1977)
15- Levi-Strauss, C.
Mirando a lo lejos. Ed. Emecé, Buenos Aires, Argentina (1986)
16- Levi-Strauss, C.
Les estructures elementaires de la parente. Ed. Mouton, (seg. ed.)
17- Levi-Strauss, C.
Antropología estructural. EUDEBA, Edit. Universitaria de Buenos Aires,
(1968)
18- Moliner, Maria
Diccionario de Uso del Español. Editorial Gredos- Madrid. (1984)
Tomos 2
19- Puget,J.,Berenstein,I.
Psicoanálisis de la pareja matrimonial. Paidós, Buenos Aires. (1989)
20- Puget, J.
La relación con el otro pensado - Entre la alucinación y la relación
objetal. FICHA
21- Winnicott, D.W.
Escritos de Pediatría y Psicoanálisis. Ed. Laia-Barcelona. (1958)
22- Winnicott, D.W. -
La Familia y el Desarrollo del individuo. Ed. Horme S.A.E. (1984)

23- Winnicott, D.W. -


El proceso de Maduración en el niño.Ed. Laia - Barcelona. (1981) 3a.
ed.
24- Winnicott, D.W. -
Realidad y Juego. Ed. Gedisa - Barcelona. (1979)
25- Zemma, E. y otros -
Cuerpo: El vínculo y sus marcas. 9o.- Jornadas Anuales de la AAPPG.
Vínculo, Sujeto y Alienación, Buenos Aires, 1993.
FUNCIÓN OBJETALIZANTE, DESOBJETALIZANTE

Olga E. Abbattista y Marta M. de Levín

DEFINICIÓN

La función objetalizante es partícipe del proceso de estructuración del aparato


psíquico, y hace que determinados aspectos del funcionamiento del mismo,
las investiduras, alcancen el rango de objetos. Es una de las vicisitudes de la
experiencia de continuidad del yo. Es creadora de objetos y está sostenida por
la pulsión de vida.
La función desobjetalizante actúa por desligazón, impide la función
objetalizante y ataca a la relación de objeto, al yo y al investimiento. Está
sustentada por la pulsión de muerte.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Una noción muy general de función como “actividad” u “operación” se


encuentra en numerosos filósofos.
André Green utiliza los términos “función” y “factores” tomándolos de Bion,
quien a su vez los toma de la matemática y de la filosofía.
Función es el nombre para la actividad mental propia de un número de
factores operando en consonancia.
Factor es el nombre para una actividad mental, que opera en consonancia
con otras actividades mentales, produciendo una función.
André Green intenta explicar su concepción del psiquismo construyendo una
metapsicología propia, cuya urdimbre incluye tres vectores esenciales: Freud,
la clínica y el diálogo con Lacán, Bion y Winnicott.
Dice Green que ya Freud en “El Proyecto” echó las bases de su concepción del
objeto, sustentándola en indicadores kantianos, o sea entre una fracción
constante predicativa, y una fracción variable referida a sus atributos.
El objeto es entre todos los elementos de la teoría psicoanalítica el que
sobrevivió a todos sus desarrollos, aún habiendo cambiado de sentido y
función, en los diferentes virajes que tomaron los subconjuntos teóricos a
partir de Freud.
¿Qué es un objeto?. El itinerario de las diferentes acepciones nos hace
atravesar las obras de Freud, Abraham, Klein, Fairbain, Winnicott, Lacán....
Ninguna de ellas logra proponer una concepción unificante del objeto. Siempre
será necesario referirlo a la teoría que se tome, es decir como un elemento
exclusivamente de ella, o sea dentro de su específico contexto conceptual.
Green le otorga al objeto la acción de un agente inductor o catalizador de la
ligazón, que permite transferir a la actividad interna los cambios ocasionados
por los encuentros del yo y el objeto. El objeto es sexual, es de placer, y
cuando falta, lo es de deseo. La tarea del aparato psíquico es diferenciar entre
la percepción del objeto y su representación ilusoria. El objeto es revelador de
las pulsiones, él no las crea, pero él es la condición de su advenimiento a la
existencia; y por esta existencia (de las pulsiones), él mismo será creado aún
estando ya allí.
Green apoya la posición de Winnicott en cuanto a la creación de un espacio
potencial o área intermedia creadora de los objetos transicionales.
Critica el nominalismo de Lacán; apoya la posición de Bion en cuanto al
postulado de la función alfa (transformación del material bruto de los sentidos
en productos psíquicos).
La satisfacción depende en gran medida del objeto externo, el único que
posee el medio para realizar la meta de la pulsión. El autoerotismo y el
narcisismo no alcanzan para la satisfacción. Así Green recalca la importancia
del objeto externo.
La teoría de las pulsiones pertenece al orden de los conceptos que nunca son
totalmente demostrables por la experiencia, pero a la vez no pueden ser
disociadas de ella. Las pulsiones son entidades primeras, originarias. Toda
pulsión es activa y su objeto sustituible. En su fuente no es somática ni
psíquica; pero, en el recorrido de la fuente a la meta, se hace efectiva
psíquicamente.
Las representaciones no nacen de entrada. El plazo impuesto a la satisfacción
obliga al aparato a transformar la pulsión en representación, y el algo
representable es el objeto. Decir que el objeto es ante todo objeto de deseo
es plantear la existencia de un sujeto que no adviene sino por el movimiento
que lo lleva fuera de sí, hacia otro, para llevarlo otra vez a él mismo. Sujeto
de una búsqueda.
No hay un objeto propiamente externo, sino un objeto reexternalizado
después de haber sido internalizado. El resto depende del destino de la
internalización.
¿Cuál es la paradoja? El objeto externo crea una internalización fijadora,
constituye una estructura encuadrante que acogerá a todas las formas
consecutivas de la objetalidad y al mismo tiempo será incitadora al
desplazamiento. Este desplazamiento es una propiedad fundamental de la
objetalización sustitutiva en cuanto no sólo puede proceder a transformación
de objetos, sino a creaciones de objetos en virtud de soportes que
originariamente no están en relación directa con el objeto.

DESARROLLO DE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Toda investidura encierra en germen la materia prima de la elaboración de


una función objetalizante. La libido está siempre en busca de nuevos objetos
e investiduras.
La función objetalizante debe ser distinguida de la relación de objeto que se
limita a los vínculos que implican al objeto como tal. La función objetalizante,
por el contrario, interesa al proceso por el cual hacemos que aspectos del
funcionamiento psíquico alcanzan el rango de objetos. Cualquier investidura
puede transformarse en objeto. La función objetalizante es la que estudia las
transformaciones pero también las transferencias de investidura, de
modalidad, de régimen y de reglas que rigen los diferentes modos de
funcionamiento del aparato psíquico.
Cualquier funcionamiento del aparato puede sufrir la objetalización. La función
objetalizante es una de las vicisitudes de la experiencia de continuidad del yo.
Su función consiste en la creación ininterrumpida de formas objetales que
alimentan la realidad psíquica. Tal vez se trata entonces de asegurarse,
mediante estos anclajes, la sustitución de un modo sin fin del necesario
desprendimiento de los objetos primarios.
El objeto aparece en la teoría con motivo de los efectos de su pérdida. El yo
es alimentado por el objeto que forma parte de su estructura. La función del
objeto es fundamentalmente nutricia. El objeto es más importante para las
pulsiones que para el yo, pues ellas siempre encuentran en él con qué
satisfacer su apetito. Todo es transformable en objeto y las pulsiones tienen
una función objetalizante, es decir son creadoras de objetos.
Las pulsiones de vida tendrían una función objetalizante (creadoras) y las
pulsiones de muerte una función desobjetalizante (destructoras). Ejemplo de
desobjetalización es la melancolía.
El objeto ayuda a la transformación de las pulsiones.
La función objetalizante, es una función de las pulsiones que consiste no sólo
en ligarse a los objetos sino también en crearlos, es decir en hallarlos. El
campo de lo objetalizable es infinito.
La función objetalizante no se limita a las transformaciones del objeto, puede
hacer advenir al rango de objetos a lo que no posee atributos o cualidades de
tal, a condición de que una sola de las características se mantenga en el
trabajo propuesto, y esta característica es el investimiento significativo. De allí
la paradoja de la teoría clásica que dice que el yo mismo puede devenir en
objeto o que se pueden hallar “objetos sí mismo” (self objects). Este proceso
de objetalización o de transformación puede caer en formaciones no tan
organizadas como el yo, sino referirse a otros modos de la actividad psíquica
de manera que el investimiento mismo puede ser objetalizado.
La pulsión de muerte cumple la función desobjetalizante por la desligazón. No
es sólo la relación de objeto la que se ve atacada, el yo y el investimiento
mismo también sufren. La manifestación propia de la destructividad de la
pulsión de muerte es el desinvestimiento.
La función desobjetalizante se opone al trabajo de duelo. El duelo, por el
contrario, está en el centro de los procesos de transformación característicos
de la función objetalizante.
De ahí, la oposición entre libido de objeto y libido narcisista. Green sostiene la
hipótesis de un narcisismo negativo, como aspiración al cero absoluto. Es la
máxima expresión de la función desobjetalizante que no se dirige contra los
objetos sino que ataca al proceso objetalizante (de investimiento).
Cuanto más nos alejamos de la represión más aparecen los otros
mecanismos primarios que la desligazón tiende a imponer, limitando o
impidiendo la religazón.
Green describe una función destinada a asegurar al yo posesiones internas
para que no quede atrapado en un narcisismo girando en falso sobre sí
mismo. Es decir: la función objetalizante transforma las investiduras ligadas a
objetos, y las hace devenir objetos a ellas mismas. Las investiduras quedan
con una cualidad objetal que en caso de insatisfacción brindarán la memoria
(huella) de la actividad funcional. Le actualizará al yo los libretos de los
intercambios anteriores. La función objetalizante puede contribuir a hacer
emerger del objeto el límite que deberá reconocer el yo.
Para Green se trata de articular los vínculos que unen para un sujeto su
afuera y su adentro. La percepción del objeto nunca está exenta del fantasma
y lo que reúne o separa no es nuestra divergencia perceptiva con la de otro,
sino lo que en cada cual depende del vínculo objeto interno- objeto externo.
¿Qué función principal cumple el objeto externo?. El vínculo primario con el
objeto es el del apego pulsional al cuerpo de la madre, cuerpo ligado a su vez
a otro objeto y al cuerpo de éste (el otro del objeto: el padre).
Es necesario recordar que el objeto es investido por pulsiones, y por otros
objetos investidos ellos mismos de pulsiones. Green dice que lo más
revolucionario de Freud fue haber colocado el mito de la pulsión en la teoría
de la subjetividad y haber hecho del sujeto, el sujeto de la pulsión. La
subjetividad se manifiesta a raíz de una meta pulsional y de un objeto que se
ha de conquistar.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Pulsión de vida. Pulsión de muerte. Metapsicología. Estructuración del aparato


psíquico: objeto, pulsión, representación, investidura, vínculos.

BIBLIOGRAFÍA

Bion, W. R. 1966 “Aprendiendo de la experiencia”. Editorial Paidós, Buenos


Aires.
Bion, W. R. 1977 “Volviendo a pensar”. Editorial Hormé, Buenos Aires.
Green, A. 1996 “La metapsicología revisitada”. Editorial EUDEBA, Buenos
Aires.
Green, A. y otros. 1991 “La pulsión de muerte”. Amorrortu Editores, Buenos
Aires.
Winnicott, D. W. 1975 “El proceso de maduración en el niño”. Editorial LAIA,
Barcelona.
FUNCIÓN PATERNA

Ricardo C. Gaspari y Juana Gutman

DEFINICIÓN

Se sitúa a la función paterna constituyéndose como presentificación y


representación de la ley en la familia. Desde el punto de vista de la trama
vincular se desglosan cuatro enunciados para la prohibición ; una referida a la
alianza en relación a la familia de origen, dos refieren al vínculo filial y la
cuarta es una auto prohibición. Así queda asociada a la normatización de los
espacios (íntimo-privado-público) y de la sexuación en cuanto a la elaboración
vincular del intercambio. En este último sentido se describen modalidades
diferentes en su ejercicio : renuncia y cesión.
Definirla como función implica enfatizar el requerimiento de encarnadura.
Para que la ley haga marca eficaz no basta con su mero enunciado, sino
también de un acto de separación. A ello aún hay que agregar que se trata de
un saber partir en relación al trabajo implicado en el registro de la operatoria
y la modalización de la marca pertinente a cada contexto vincular.
Esta relación con la relativización del saber permite asociar la función
paterna con el registro de diferencias entre tener, saber, el conocer y el
pertenecer.
La función se sitúa entre un ideal y una encarnadura posible, siempre
fallida. Precisamente, por lo fallido del vínculo es por donde el hijo encuentra
un nuevo lugar para hacer un camino, el suyo.
Función paterna, la pensamos siempre como operatoria de marca, separación,
relativización contextual, subjetivación. Precisando, la función paterna
instituye subjetividad anudándola a la cultura.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

El tema del lugar del padre ha sido tratado de un modo extenso y peculiar
por cada una de las perspectivas teóricas psicoanalíticas. Desde una
perspectiva freudiana, le otorga un lugar necesario central en la formulación
del complejo de Edipo (1) (2) (3). Puede rastrearse a través de toda su obra.
Sin embargo, especialmente queda reflejado el lugar central que le otorga en
Tótem y Tabú. Uno de los tres los relatos míticos en que se apoya el
psicoanálisis . Dos de origen griego -Narciso y Edipo-, y el tercero enunciado
por él mismo. Las vicisitudes de la relación del padre de la horda con sus
hijos y mujeres, su asesinato y el pacto fraterno es retomado luego en tanto
relato mítico por Lacan en relación a una lógica subyacente a la sexuación (4).
Desde los desarrollos en psicoanálisis vincular la hipótesis de una
Estructura Familiar Inconsciente (5) constituía un modelo teórico que permitía
una nueva y rica lectura de los vínculos familiares. Esta hipótesis facilitaba
visualizar a la familia de origen materno como referente casi obligado de las
distintas vicisitudes familiares. El papel del representante materno (padre o
hermano maternos preferentemente), como una transformación desde la
antropología estructural (6), era el que marcaba el destino de la nueva
alianza.
La investigación sobre el tema comenzó con un interrogante en la teoría
entonces vigente : la clínica nos planteaba nuevos problemas. Desde lo
transferencial y desde el lugar del analista surgía la necesidad de una
ampliación en relación al lugar del padre, no solo en la cesión de la hija sino
en la constitución de la alianza y sus destinos.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Hay una diferencia esperable en la teorización acerca de la función paterna,


desde una perspectiva vincular en donde el padre no es simplemente un
término de un discurso, una representación, sino que se nos presenta allí, con
la complejización implicada con esa presencia : denominación y encarnadura
En una primera elaboración (7) a partir de situar la función paterna como
representante de la prohibición en la familia se centra en la especifidad del
vínculo paterno-filial, en relación a la posesividad, describiéndolo como
configuraciones vinculares distintas : retención-devenir. La primera toma
como ejemplo paradigmático la relación Schreber padre-hijo (8). La segunda
devenir padre en tanto opera en la relativización contextual (saber partir).
Queda así asociada la función paterna a la normatización de la sexuación en
cuanto a la especificidad vincular del intercambio (renuncia y cesión). En este
trabajo se anticipa el valor de encarnadura de la función no como meramente
simbólico sino produciendo efectos diferenciales en la clínica vincular, de
acuerdo a quién en la familia la ejerza, quién la encarne.
A partir de la inclusión de la noción de deuda en una metapsicología
vincular (9) (10) (ver término DEUDA en este mismo vocabulario) se
complejiza el concepto pensándolo como función siempre fallida con una
tensión entre un ideal y una encarnadura posible. En este sentido siempre
fallida.
Precisamente, por lo fallido del vínculo es por donde el hijo encuentra un
nuevo lugar para hacer un camino, el suyo.
Para el psicoanálisis clásico la casa como espacio es pensada
predominantemente en relación al cuerpo materno. Desde la perspectiva
vincular se complejiza la cuestión en relación a la normatización de los
espacios (íntimo, privado y público). A esa modalidad configurante del trabajo
vincular se la denominó Casa Paterna (11).
La noción de Casa Paterna remite a una raíz tronco identidad, a emblemas
que atraviesan el hogar insertándolo en la cultura y haciendo significante la
cultura para el adentro, a partir de una raíz histórica que los atraviesa, que
se entretejen y codeterminan, complejizándose el nivel de sostén, afecto y
palabra.
Como espacio intermediario es una instancia particular. En este espacio lo
publico se metaboliza, de tal manera que la resignificación habilita a la
circulación en el afuera, es una instancia de articulación de las diferencias, un
lugar de transformacion, de simbolizacion. Se trata de la adquisición de un
saber, marca, en presencia, resultado de haber atravesado un entramado
que haga verosímil la pulsión, un entramado de la ley que de un lugar y una
significación para el sexo y la muerte. Es decir, se trata de un espacio
intermediario, de metabolización, de transformación, de elaboración
simbolizante, de ligadura de lo pulsional, de modo de habilitar ala circulación
en el afuera (12).
En una posterior elaboración sobre este concepto (13) se parte de la
siguiente cuestión : Así como la maternidad se asocia con uno de los términos
de la ecuación pecho - heces - niño - dinero ; ¿por qué se hace padre un
hombre ?. Si el orden simbólico constituye un universo en el cual todo lo que
es humano es ordenado : ¿Cuál es la posible ubicación de la función paterna
entre el orden simbólico y una familia singular ?
Convergentemente con Piera Aulagnier (14) enfatizamos un doble deseo de
muerte (del hijo hacia su padre y de éste en posición de hijo hacia su propio
padre) solamente tramitable, reprimible eficazmente cuando se establece una
conexión simbólica entre muerte y sucesión y transmisión de la ley y
aceptación de la muerte.
Lo que ofrece el padre a través de su ley, es un derecho de herencia para
que se los legue a otro hijo. El asesinato mítico inaugura en un solo acto
alianza, muerte y sucesión. Para que haya sucesión hace falta un recorrido
desde el deseo de muerte del padre hacia la aceptación de la propia muerte.
Este trabajo enfatiza el requerimiento de encarnadura en la definición de
función. Para que esa ley haga marca eficaz, no basta con su mera
enunciación, sino también de un acto de separación En cuanto significante, la
muerte es ausencia, falta. El saber es concebido como algo siempre
incompleto. Como un acceso siempre posible a una pregunta, una apertura a
nuevas significaciones. Esta relación con la relativización del saber permite
asociar la función paterna con el registro de diferencias entre el tener, el
saber, el conocer y el pertenecer.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

- Trabajar sobre este término requirió hacer precisiones terminológicas.


Una es la diferenciación entre lugar, función y posición paterna. La tendencia
fue la de reservar el término lugar, como lugar virtual, simbólico, aún no
encarnado. Función agrega la encarnadura del lugar. La Posición, alude a la
particular escena vincular en que la función se realiza.
- Hay argumentos desde el imaginario social actual, que tienden a
relativizar el valor del adjetivo “paterno” para la función descripta (adopciones
por parejas homosexuales, o por un solo progenitor ; técnicas de fertilización
asistida, etc.) . En la misma línea, también hay estudios históricos que
profundizaron la relativización de la relación entre cuerpo biológico y los
modos de constitución subjetiva. Un camino sería el de una propuesta de
denominación para la función en un nivel más abstracto (función de corte,
marca, separación ...)
Otro argumentos llevarían a conservarla. Aún cuando complejizado con las
posibilidades que da la ciencia actual, aún entre otras, la díada padre - madre,
como términos del universo simbólico, seguirán presentes, desde lo
transubjetivo, en tanto humanos ya habitados por esa triada de mitos que
argumentan las operaciones básicas de la constitución subjetiva Narciso,
Edipo, y el del asesinato del Padre Primordial. Ninguna elaboración puede
prescindir de este nivel argumental. De modo que, siendo congruentes con la
clínica vincular, la operatoria con cada familia implicará el trabajo sobre las
relaciones entre lugar simbólico, función y posición en relación a la
denominación “paterna” (15).
- Desarrollos posteriores llevaron a asociar esta función en relación al
despliegue u obturación del vínculo fraterno en tanto constructividad (16).
- Una precisión realizada últimamente, llevó a trabajar aquella primera
enunciación según la cual la función paterna, a través de la encarnadura de la
prohibición, constituiría el polo de los intereses de la tribu (exogámicos) frente
a los intra-familiares (endogámicos). Enunciado así, podría interpretarse que
está concebida “adaptativamente”. También puede haber una alienación en
particulares intereses que vienen de lo transubjetivo, lo que implicaría una
muerte subjetiva. Función paterna implica siempre una operatoria de
separación, relativización contextal, subjetivación. Precisando, la función
paterna instituye subjetividad anudándola a la cultura. (12)

BIBLIOGRAFÍA

1 Freud, S. “El sepultamiento del complejo de Edipo”. Tomo XIX, Amorrortu,


Bs. As.
2 Freud, S. “Tótem y tabú”. Tomo XIII, Amorrortu, Bs. As.
3 Freud, S. “Introducción al narcisismo”. Tomo XIV, Amorrortu, Bs. As.
4 Lacan, J. “Aún”. Seminario XX, Paidós, Barcelona, 1981.
5 Berenstein, I. “Familia y enfermedad mental”, Paidós.
6 Levi-Strauss, C. “Las estructuras elementales del parentesco”. Barcelona,
Paidós, 1981. “Antropología estructural”, Eudeba, 1973.
7 Gaspari, R. y Gutman, J. “Función paterna. Dos modalidades de circulación :
renuncia y cesión” en “Familia e inconciente”. Ed. Paidós, 1991.
8 Freud, S. “Sobre un caso de paranoia descripto autobiográficamente”, Tomo
XII.
9 Gaspari, R. y Gutman, J. “Alianza matrimonial y deuda con el origen” en
“Temas grupales por autores argentinos”, Bs. As. Ed. Cinco, 1987.
10 Gaspari, R. y Gutman, J. “Función paterna. Distintos registros de deuda
con el origen” en Primer Congreso Arg. de Psicoanálisis de Familia y Pareja,
1987.
11 Gaspari, R. y Gutman, J. “Casa paterna. Una configuración vincular.”
Jornadas anuales de la AAPPG, 1990.
12 Gaspari, R. “Íntimo, privado, público. (Apuntes para una cualificación de
los espacios en la trama vincular. Rev. Tramas, AUPCV, prox. publ.
13 Gaspari, Gutman, Magliano, Onofrio, Rajnerman, Selener y Zuckerman :
“Función paterna : un saber acerca del sexo y la muerte”. II Congreso de
Psicología y Psicoterapia de Grupo. Bs. As., 1991.
14 Aulagnier, P. “La violencia de la interpretación”. Bs, As.
15 This, B. “El padre : acto de nacimiento. Bs As., Paidós, 1981.
16 Czernikowski, E. ; Gaspari, R. ; Matus, S. “Psicoanálisis del vínculo
fraterno” en “Teoría y Clínica de las Configuraciones Vinculares”, II Cong. Arg.
de Psicoterapia y Psicología de Grupo, I Cong. De Psicoanálisis de las
Configuraciones Vinculares, AAPPG.Bs.As.,1991.
GÉNERO

Norberto Inda y Cielo Rolfo

DEFINICIÓN

El concepto de Género, según T. De Barbieri define “el conjunto de prácticas,


símbolos, representaciones, normas y valores que las sociedades elaboran a
partir de la diferencia anatomo-fisiológica que dan sentido a la relación entre
las personas”, es decir , tramas de relaciones sociales en tanto personas
sexuadas. Por su parte G. Rubin propone la idea del sistema sexo-género
como “el dispositivo mediante el que una sociedad transforma la sexualidad
biológica en productos de la actividad humana y mediante el cual se
satisfacen esas necesidades humanas transformadas”.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

En 1955, John Money, médico e investigador de problemas de


hermafroditismo en el Hospital de la Universidad Johns Hopkins (EE.UU.)
traslada la palabra género de la gramática a las ciencias de la vida y la salud,
alertado por la sobresignificación que pesaba sobre el término sexo.
Efectivamente existe un sexo genético, gonadal, hormonal, anatómico,
fisiológico, psíquico, social, además de la importancia fundamental y la
significación especial que el psicoanálisis otorga a la sexualidad como
determinante de la conducta humana. A partir de una importante casuística,
Money y otros comprueban la fuerza determinante que la asignación de un
determinado sexo tiene sobre la futura identidad. Efectivamente, tanto los
casos de ambigüedad anatómica en relación a trastornos genéticos, como los
casos de anatomía normal no calificada o no promovida debidamente por los
criadores primarios,muestran el valor desicivo de la creencia y el deseo
parental en la experiencia temprana del sexo de crianza, más allá de la
determinación biológica. Desde el campo del psicoanálisis, Stoller, R. y otros
corroboran los hallazgos de Money, J., es decir la fijeza que adquiere el
sentimiento de ser nene o nena una vez establecida esa categorización : “Bajo
el sustantivo Género se agrupan los aspectos psicológicos, sociales y
culturales de la femineidad/masculinidad. Reservándose Sexo para los
componentes biológicos, anatómicos y para el intercambio sexual en sí
mismo”. Laplanche, J. prefiere llamar Género a “las determinaciones físicas,
psíquicas, fantasmáticas que conducen a la distinción masculino-femenino. Y
Sexo, a las mismas determinaciones orientadas por el placer sexual”. Stoller
denomina “experimentos de la naturaleza” los raros casos de ambigüedad
anatómica, en relación a trastornos genético-hormonales, casuística en que la
asignación de un sexo se vé dificultada. Y el ordenador de la futura identidad
de género es el deseo parental. Otros casos son los denominados
“transexuales primarios”, estos niños crecen en la siguiente constelación
familiar: madre que no promueve la masculinidad de sus hijos, padre ausente
afectiva y sexualmente . La narcisización materna se vehiculiza a través de
elogios a un niño suave, bello y encantador. La prolongada permanencia con
esta madre fortifica un ideal de femineidad, no interceptada por ningún
tercero. Freud describía la duradera e íntima relación amorosa con la madre
en la historia de los homosexuales. En el caso de los transexuales, se habla de
madres que feminizan sin erotizar. Ambos observables -anatomía ambigua, o
anatomía no calificada- enfatizan la fuerza decisiva de la creencia, del deseo,
del fantasma en la determinación del género. Y armonizan con la idea
freudiana de un cuerpo erógeno cuya anatomía no es necesariamente su
destino. R.Stoller introduce entre naturaleza y cultura, un tercer término:
período crucial, en el que la asignación de un sexo imprime un sello a la
identidad de género que dificilmente pueda revertirse pasados los tres años. Y
sostiene una serie de proposiciones:
a) los aspectos de la sexualidad que caen bajo el dominio del género son
determinados por la cultura. La madre es el agente cultural privilegiado,
luego el padre y la sociedad.
b) las fuerzas biológicas reforzarán o perturbarán una identidad de género ya
estructurada.
c) la identificación es la operación psíquica que lidera este proceso.
d) este nucleo genérico se establece antes de la etapa fálica. La angustia de
castración y la envidia del pene complejizaran esta estructura.
e) plantea la existencia de una protofemineidad, para varones y mujeres,
consecuencia de esa relación fundadora con la madre. De esta forma la
constitución de la masculinidad presenta dificultades especiales: el niño
deberá hacer una fuerte formación reactiva para desligarse de esa
identificación y del miedo a la pasividad. Equivalente de lo que la envidia
del pene es para la mujer (Freud, S.).
Parte importante de las conductas ligadas a la “masculinidad” : temeridad,
riesgo, sobreexigencia, hiperactividad, pueden resignificarse como
compensación a la tendencia a la pasividad. Por otro lado, desarrollos
recientes de la biología corren parejos con estas ideas. No solo que,
embriologicamente, el clítoris no es masculino. La fórmula XY como figura
cromosómica del macho posee todos los genes presentes en la XX de la
hembra y además el Y, que debe revertir la tendencia gonádica a producir un
ovario. Los embriones masculinos tienen más dificultades para el desarrollo y
evolución.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

El vínculo es la estructura fundante de la subjetividad. Es una trama


intersubjetiva la que tramita el pasaje del prematuro que vió la luz al sujeto
con cierto grado de autonomía. Sujeto sujetado al orden del inconciente, del
parentesco y de la lengua. En ellos se incluye, complejizandolos, el hecho de
que, desde la gestación, ingresamos en una bipartición planetaria que divide a
los seres humanos en mujeres y varones. Una determinacion tan universal
como el tabú del incesto como precondición de la cultura. Soporte, límite y
organizador de la subjetividad, las prescripciones de lo masculino y lo
femenino producen lugares psíquicos, modalidades vinculares, no reductibles
a las diferencias sexuales. Desde la perspectiva del Psicoanálisis de las
Configuraciones Vinculares se destaca, entre otros aspectos, el origen grupal
de la conformación psíquica. Antes que sujetos, somos inter-sujetos, lo que
desbarata toda presunción de autonomía. La primera formulación freudiana
en su división tripartita (conciente, preconciente, inconciente) así como el
desarrollo de la segunda tópica (ello-yo-superyo) - esa grupalidad del adentro
- definen un aparato pulsional que se va armando en un constante ida y
vuelta entre estímulos internos y externos. El complejo de Edipo, aun pensado
como un preformado o estructura potencial es impensable sin la argamasa de
conflictos e intercambios que en cada contexto socio-histórico configurarán
una escena particular para cada sujeto. Pero no hay un aparato psíquico al
que luego una sociedad imprimirá su marca, sino que es esta sociedad, a
través de sus instituciones, la que posibilitará un aparato psíquico. La
intrincación entre mociones pulsionales y representaciones , articuladas
fantasmáticamente, producen ese sujeto humano. El Complejo de Edipo tiene
un valor estructurante como organizador y tope de la sexualidad. Según
Freud, la fase fálica signada por el complejo de castración no reconoce más
que un órgano genital, el masculino, y la diferencia de los sexos equivale a la
oposición fálico- castrado. El niño, que asienta en el pene su completamiento
fálico, debe renunciar al objeto sexual - su madre - para resguardar su
integridad, por la amenaza de castración, y así sale del Edipo. La niña,
desprovista del atributo privilegiado, desgracia que atribuye a su madre -
ahora odiada - ingresa al Edipo ya castrada y se dirige al padre con el anhelo
de una restitución bajo la forma de un hijo, que no hace desaparecer
totalmente la envidia del pene. Su salida del Edipo es menos definida. En
ambos, la salida de esta conflictiva es diferente, y la entrada también. Los
núcleos de género ya están instalados en el tiempo pre-edípico.
A partir de la igualación en el eje fálico-castrado - teorías sexuales infantiles -
Freud plantea una masculinidad primaria. La niña es un varoncito, el clítoris es
un sustituto abreviado del pene. Los autores que plantean una femineidad
primaria (Horney, K., Klein, M., Jones, E.) la basan en un conocimiento
intuitivo de la cavidad vaginal y consideran la lógica fálica como una formación
defensiva y secundaria. J.Lacan centra su teoría en la noción de falo como
significante del deseo. Así, el Complejo de Edipo consistirá en una dialéctica
cuyos tiempos se centran en el lugar que ocupa el falo en el deseo de los tres
protagonistas. Nociones que habilitan para comprender la investidura erógena
que la mujer hace de su cuerpo todo. Y el centramiento narcisístico del varón
en el pene - su funcionamiento y tamaño- sustento visible y arriesgable de su
investidura fálica. Este autor no considera a la libido como masculina. El falo,
como puro significante, iguala a los dos sexos. Esta concepción no está ligada
a lo anatómico sino al deseo que estructura la identidad sexual. Lo masculino
y lo femenino son posiciones respecto a la función fálica. No hay inscripción
inconciente del hombre y de la mujer, lo hay de la castración. En su vuelta a
Freud, Lacan destaca que la mujer se ofrece como objeto de deseo del
hombre. Y éste, en posición de sujeto, se percibe como instrumento de
satisfacción de la mujer. Imaginariamente, el hombre “...tiene que dar lo que
no tiene (el falo), a un ser que no lo es (el falo) “Tanto el hombre como la
mujer podrán normalizar su posición natural, a condición de reconocer que no
son el falo, atravesando la castración simbólica. En desarrollos posteriores,
Lacan propone la idea de un “plus de goce” como privativo de la mujer, cuya
posición en relación a la Ley le abriría un campo de actividad sexual y erógena
más allá del orden fálico. Diversos autores describen el trayecto teórico del
psicoanálisis en relación al posicionamiento sexuado de mujeres y varones
como una epistemología de “lo mismo”, una igualación a partir de una
insignia. A la lógica binaria (falo o no falo), Laplanche, J. agrega a la diferencia
el concepto de diversidad, que puede producirse entre dos términos, pero
también entre “n” términos. Dice : “Si tomamos los colores, tenemos, verde,
rojo, azul, etc. Por el contrario si utilizamos una clasificación binaria, que
existe desde Platón, diriamos hay verde y no verde: la lógica de la diferencia
es a la vez la lógica castratoria”. Autores como Fernández, A. desde la
perspectiva de la correlación entre estudios de la mujer y psicoanálisis plantea
que “la sexualidad femenina es pensada en los textos freudianos desde el
apriori de lo mismo. Un ordenamiento que pierde la positividad de la
diferencia”, lo que no exime a la mujer del régimen de la falta, sino que la
inscribe en una economía deseante propia. En relación al Complejo de Edipo,
la salida es diferente para niñas y niños , pero el ingreso también. El tiempo
preedípico, además de permitirnos conocer el recorrido libidinal anterior, será
determinante para el establecimiento de lo que Laplanche llama femineidad-
masculinidad pre-castratoria. En el período preedípico predomina en ambos
sexos, el lazo con la madre. Se lo define como un tiempo dual, en que la
madre representa al gran Otro, fligura excluyente de identificación primaria
y/o especular. Dice E.Bleichmar “Femineidad primaria que goza de las
licencias de lo imaginario, del fantasma, ya que en la intimidad de los
cuidados, del placer, del amor, en que la madre reina, el niño puede edificar
la idea de una femineidad a la cual nada le falta”(madre fálica). En “Psicología
de las masas y análisis del yo” Freud define a la identificación como el más
antiguo enlace afectivo, “identificación previa e inmediata que se situa antes
de toda catexis de objeto”. Ambas citas delinean la identificación como
operación constitutiva de una relación de “ser” que por nuestro sistema de
crianza siempre es una relación íntima, fusional, con una mujer constituída en
ideal primario. Que en el mejor de los casos establecerá pautas diferenciales
en la crianza de niños y niñas. Será la que brinde significantes esenciales. Si
el ingreso al Edipo es diferente es porque hay núcleos ya constituídos, previos
a la resolución genital. Y que constituyen el núcleo de la “Identidad de
género”, diferenciable de la posterior elección de objeto sexual. El “sistema
sexo-género”, dará cuenta de complejas articulaciones entre el sentimiento de
“ser” y “sentirse” varón o mujer y la orientación erótica hétero u homosexual.
Así es que para describir el perfil psicosexual de una persona se requieren tres
especificaciones: sexo anatómico, género y tipo de sexualidad en relación al
objeto. Freud llamó “Sobre la sexualidad femenina” y “La femineidad” a dos
trabajos para referirse a la mujer. Los títulos esbozan que los conceptos no
son superponibles.
El concepto de género nos habilita basicamente para comprender la dimensión
simbólica de la femineidad/masculinidad fuera de todo resabio naturalista. Y
para entender hasta que punto la naturalización de las diferencias propició la
subestimación de la mujer en relación al hombre, como los sistemas de poder
trocaron diferencias en desigualdades.
El movimiento feminista, en su crítica al modelo patriarcal de dominación
masculina, ha resaltado la distribución desigualitaria de las expectativas y
roles de género. Desde el uso de “el hombre” para referirse al ser humano en
general, hasta las prácticas discriminatorias, sociales, científicas, jurídicas,
económicas, que transforman a la mitad de la humanidad en “el segundo
sexo” (De Beauvoir, S.). Este aprendizaje social da lugar al llamado “yo del
logro” - destreza, poder, realización- como inherente a varones. Y el “yo en
relación” - afectos, vínculos, sentimentalidad- propio de mujeres. La “ëtica de
la ley” frente a la “ética del cuidado”. Según Sternbach, S. “El psicoanálisis de
las configuraciones vinculares se ubica en el nudo de convergencia entre la
conflictiva intrapsíquica, el plano de lo vincular y el atravesamiento socio-
cultural”. Esta aproximación nos permite pensar al Sistema sexo-género como
un capítulo importante en la articulación de los distintos planos. Correlacionar,
por ejemplo, espacio intrasubjetivo con la plataforma que implica el núcleo de
la Identidad de género. Los espacios intersubjetivo y transubjetivo con los
conceptos de Asignación y Rol de género también pueden aportar visibilidad a
las complejas confluencias entre estructura e historia. Los elementos del
sistema sexo-género se caracterizan por su grado de relacionalidad. Hablamos
de “expectativas de género”: se esperan conductas “propias” de mujeres ó
varones.
Rol de género : lugar que se define en relación a su opuesto y que marca
características y desempeños inherentes a cada uno. Así, se dice “los hombres
no lloran” ó “las mujeres son intuitivas”. La “identidad de género” se
constituye por precipitación del deseo de otros. En cualquier caso, la
vincularidad como condición, distribuyendo lugares y fijando polaridades.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Las rígidas prescriptivas genéricas ocasionan que varones y mujeres vean


recortadas sus vidas en lo corporal, la identidad, en el trabajo, en la
sexualidad, en la educación, en la expresión, etc. Así, la política sexista,
además de cercenar potencialidades, genera situaciones paradojales: si bien
las formulaciones en salud mental prescriben el uso pleno de las capacidades
funcionales, una mujer debiera acotar sus experiencias sexuales para no ser
calificada como promiscua. O un hombre debe arriesgar su vida, para
sostener el ideal heroico. La determinación genérica se opone a la salud. El
narcisismo y el género a la sexualidad. La autonomía a los ideales. El concepto
de género necesariamente implica una reformulación y complejización del
trabajo clínico en dispositivos uni y multipersonales. Si las determinaciones de
género contribuyen al síntoma, o aún no teniendo ese status de egodistonía,
cuando colaboran en la formación de pautas rígidas, caracteriales merecen
ganar un lugar en la etiología. Y formar parte de lo que entendemos por
material clínico. Además del conocimiento de la vasta bibliografía al respecto,
para todo psicoanalista se torna imprescindible reflexionar sobre los
supuestos, prejuicios e ideologías en relación a su propia posición como ser
genérico. Ser mujer o varón es el resultado de construcciones familiares,
históricas, contingentes a cada cultura. La naturalización de estas posiciones
genéricas favorece los escotomas en la decodificación del material clínico o su
lectura ideológica a modo de certezas que no merecen ser analizadas. Y
particularmente en el campo del psicoanálisis vincular en sus distintas
variantes, ámbitos propiciantes de las formas en que las representaciones
sociales (como el género) generan formas de subjetividad e intercambios de
distinto grado de complejidad. Las vicisitudes de la resolución sexual, las
identificaciones pre y postedípicas y los intentos para diferenciarse de ellas
ocurren en culturas con representaciones determinadas para delinear
atribuciones de lo femenino y lo masculino. Esta sexuación de las habilidades
y la división binaria de atributos produce subjetividades al precio de la
alienación de sí mismo de aspectos denegados o delegados en la otra/el otro.
Estas formas de vivir, también producen formas de padecer. Todo un capítulo
en desarrollo es el de la psicopatología diferencial en relación al género y la
revisión de las categorías diagnósticas y pronosticas habitualmente manejadas
en salud mental. Y esto particularmente en un tiempo en que las
caracterizaciones de lo femenino y lo masculino están expuestas a profunda
revisión y modificación.

BIBLIOGRAFÍA

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Graduados. Nº 18. Bs.As.
GRUPO ANALÍTICO DE REFLEXIÓN

Marina Ravenna de Selvatici

DEFINICIÓN

El Grupo analítico de Reflexión se presenta como un espacio para dilucidar y


conceptualizar los procesos inconscientes que se juegan en los grupos, en su
atravesamiento institucional.
Se crean condiciones que hacen posible la observación y experimentación de
conductas vinculadas a la pertenencia a grupos en instituciones.
La función del coordinador consiste en interpretar los dinamismos grupales
que irán surgiendo. En ciertos casos lo acompaña un observador no
participante que integra el equipo de coordinación, cuya tarea será devolver al
grupo, en los momentos finales de la sesión, una síntesis de su observación.
“El foco está puesto en lo que el agrupamiento produce en los agrupantes,
más que en lo que éstos llevan al grupo en función de su experiencia
individual”. (M. Bernard).(4)

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Recurriendo a los antecedentes del Grupo analítico de Reflexión, encontramos


una vertiente en Estados Unidos, en los desarrollos de los Laboratorios
Nacionales de Entrenamiento, que surgen en la década del 40’.
Dice Kenneth Benne(3), al respecto: “Si se lograba que los miembros de un
grupo se enfrentaran de manera más o menos objetiva con los datos acerca
de su propia conducta y con sus efectos, y que participaran despojados de
defensas en la reflexión de esos datos, podrían llegar a aprender cosas muy
significativas sobre ellos mismos, sobre las respuestas de los demás y sobre la
conducta y evolución del grupo en general”.
Otros tipos de talleres fueron los llamados Grupos de Entrenamiento de
Habilidades Básicas (Basic Skills Training Groups) o Grupos BST, cuyo objetivo
era ofrecer un espacio para el aprendizaje y conceptos inherentes al agente
de cambio, para después trasladarlas a sus estructuras organizacionales o
comunitarias.
Luego los Training Groups (Grupos T) pusieron el acento en los sucesos
interpersonales que tenían lugar entre los integrantes. “El lenguaje de
interpretación usado para el esclarecimiento de los hechos se volvió más
psicoanalítico y menos sociológico”. (K. Benne) (3). En Argentina, un
antecedente importante es el de los Grupos Operativos que surgen con Pichon
Rivière, en la década del 50’, definidos como grupos centrados en la tarea. El
objetivo era la elaboración de las ansiedades generadas en el trabajo con
pacientes psiquiátricos y la elaboración de los conflictos surgidos en el ámbito
asistencial.
Relata A. Dellarossa (5) que por esa época “un conjunto de psicoanalistas de
Buenos Aires había realizado una experiencia con los médicos residentes de
psiquiatría del Instituto Borda, consistente en formar con ellos grupos
especiales que se denominaron Grupos de Reflexión.
El objetivo de la formación de estos grupos era que permitieran elaborar las
tensiones que se generaban en la labor con los pacientes psiquiátricos y en las
distintas actividades con los profesores y coordinadores de la institución
asistencial.
Dos de los coordinadores de esos grupos, M. Bernard y F. Ulloa, que
integraban también la Comisión Directiva de la Asociación Argentina de
Psicología y Psicoterapia de Grupo, propusieron la aplicación de un programa
similar para el Curso de Formación sistemática en la Coordinación de grupos
en general y Grupos terapéuticos en particular.
Esta experiencia formativa fue retomada entonces por G. Ferschtut, N.
Helman y A. Dellarossa. El objetivo fue “permitir la elaboración de las
tensiones engendradas por todas las actividades del curso, y por lo tanto no
debía esperarse que los Grupos de Reflexión cumpliesen funciones
terapéuticas”. El material de las reuniones no debía ser divulgado por los
coordinadores, para ofrecer a sus integrantes el mayor grado de libertad.
Estos grupos no tenían un fin evaluativo.
En este contexto, el trabajo en equipo con A.Dellarossa comienza con la
fundación del Instituto de Técnicas Grupales de la AAPPG, donde se
desarrollaron los Grupos de Reflexión con un objetivo formativo a partir de
l972.
Ultimamente en Francia, el grupo del C.E.F.F.R.A.P., que integran entre otros
D.Anzieu, R. Kaës, J.Missénard, surgen los Grupos de diagnóstico que forman
parte de los seminarios de Formación en tanto tienden hacia un diagnóstico de
la percepción de los fenómenos de grupo.
Desde hace varios años, el Grupo de Reflexión constituye uno de los pilares
de la Formación, en el Instituto de Psicoanálisis de las Configuraciones
Vinculares de la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo. El
objetivo es el trabajo con la subjetividad del analista inserto en una
configuración vincular.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

En un Grupo de Reflexión no hay un tema prefijado. El tema lo va


construyendo el grupo mismo. La ausencia de una situación estructurada se
constituirá en el motor a través del cual el grupo se irá creando a sí mismo.
Sus integrantes son sujetos y objetos de la experiencia de estar insertos en
una configuración vincular y esto les permite captar las vicisitudes por las que
atraviesa la pertenencia a un grupo. El encuadre da lugar a un espacio poco
definido que promueve la regresión. Las distintas intervenciones del
coordinador desde su función interpretante, dan lugar a un análisis del
desarrollo grupal y a la elaboración de las tensiones que resultan del
agrupamiento.
Es decir que el coordinador centra su interpretación en los dinamismos
vinculares que se desarrollan en el grupo. Si en algún momento surgen
elementos de la historia personal, éstos serán entendidos a la luz de lo que
está sucediendo en el grupo. Esto implica que no hay temas que resulten no
pertinentes, para este instrumento.
El objetivo-tarea del Grupo de Reflexión es aprehender el funcionamiento
vincular. Es inherente a estas situaciones la movilización de fantasías
relacionadas con la construcción y reconstrucción de la propia identidad. Se
inscriben así fantasías vinculadas con los orígenes.
La articulación de los polos de fusión y discriminación que se pone en juego
en la pertenencia institucional muestra un despliegue de la fantasmática
originaria que, al presentar un carácter universal (ver “Fantasías Originarias”),
se constituye fácilmente en un organizador grupal.
L. Edelman y D. Kordon (6) diferencian distintos tipos de Grupos de Reflexión:
- Grupos cuyos miembros comparten una tarea en un ámbito físico o
institucional
formalizado.
- Grupos cuyos miembros comparten una problemática determinada.
- Grupos cuyos miembros comparten una problemática y abordan una tarea
común en función de ella, habitualmente a partir de una crisis social.
- Grupos que permiten el entrenamiento e investigación de la grupalidad en
sí misma (grupos de formación).
En la constitución de un Grupo analítico de Reflexión confluyen la demanda de
los participantes y el deseo del coordinador.
En la demanda de los participantes podemos detectar, más allá del objetivo
consciente que los reúne, una demanda de reconocimiento de un lugar en el
grupo, (el “contrato narcisista”, en Piera Aulagnier (2), y al mismo tiempo los
conflictos frente a las exigencias que implica la vincularidad.
El coordinador, a través de su deseo, es instituyente del grupo. Ocupará un
lugar peculiar, distinto, según pertenezca a la Institución o sea externo a la
misma, lugar que también deberá ser objeto de análisis.
El Grupo analítico de Reflexión ofrece la posibilidad de observar el interjuego
de los dinamismos tanto en lo que hace al dispositivo analítico en sí como al
lugar que ocupa ese grupo en el contexto y en el imaginario de la institución o
comunidad en donde está inscripto. La pertenencia a un sistema social, a
través de las instituciones que lo conforman, estructurantes pero también a
veces alienantes, implica necesariamente un cierto grado de renuncia, un
borramiento de una parte de sí mismo. Se manifiesta una tendencia a buscar
un ilusorio estado a-conflictivo.
En ciertos casos, este “borramiento” resulta excesivo, en tanto se pierde la
capacidad no sólo de sostener las propias ideas, sino hasta de reconocer o
registrar ciertas situaciones de malestar.
La sensación de malestar puede volverse un ingrediente “natural” de la tarea,
y deja de ser registrada como tal, como modo de negar conflictos en una
pertenencia que a veces resulta imprescindible sostener. Esto tiene que ver
con la identidad de pertenencia.
En efecto, en las instituciones quedan depositados los aspectos más
indiferenciados de sus integrantes, a modo de un encuadre mudo que irrumpe
en situaciones de crisis.
Sin embargo, las cuestiones vinculadas a la pertenencia grupal e institucional
pueden trabajarse antes de que surjan situaciones catastróficas.
En ese sentido, el Grupo de Reflexión es un dispositivo especialmente indicado
para el trabajo analítico en los grupos inscriptos en forma relativamente
estable en una institución, donde las vicisitudes de la pertenencia revisten una
especial importancia (grupos de formación, equipos que comparten una
actividad o un trabajo en las más variadas instituciones).
La posibilidad de que lo implícito institucional se vuelva explícito en el grupo,
puede dar lugar a la resignificación de situaciones conflictivas “naturalizadas”
al servicio de no alterar la pertenencia. Esto constituye una verdadera “puesta
en crisis”, una “desnaturalización”, que lleva a trabajar el entrecruzamiento de
los distintos planos de la trama institucional que se juegan en la pertenencia a
un grupo.
Puede tener el efecto de cese de una continuidad nociva, alienada, poniendo
en juego la posibilidad de un resquicio, de una interrogación. A su vez, da
lugar a “la recuperación en el espacio simbólico de los elementos no
simbolizados o desimbolizados que se encuentran sumergidos o enquistados.
Estos “restos” no metabolizados, si quedan enquistados pueden resultar
“tóxicos” y actuar como elementos potencialmente destructivos. Pero su
toxicidad no depende de su contenido sino justamente del hecho de quedar
escindidos.”(Roussillon 13).
El Grupo analítico de Reflexión permite revisar los efectos de una pertenencia
grupal e institucional a veces cercana al polo de la alienación, enfrentando ese
cambio dentro de un marco de contención representado por el grupo.
Este puede constituirse entonces en una red de sostén virtual que dará lugar
a una pertenencia más autónoma, a modo de un efecto aparentemente
paradójico ligante-desligante: sentirse perteneciente para poder
individualizarse.

Efectos positivos de la pertenencia

Esta red de sostén virtual implica no necesitar tener el grupo siempre


presente para sentirse perteneciente a él. Es una modalidad de pertenencia
que da lugar al surgimiento y la aceptación de diferencias, pero que también
favorece el reconocimiento de los vínculos y su carácter permanentemente
estructurante.
En la Formación en Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, el Grupo
de Reflexión da lugar al trabajo con la subjetividad del analista y le permite
captar las vicisitudes de estar inserto en una de ellas: el grupo.
“...el objetivo formativo de los métodos de grupo es una meta individual para
una mejor realización de las propias potencialidades.”(D. Anzieu)(1).
El trabajo con Grupos de Reflexión en las Instituciones, favorece el despliegue
de la potencialidad vincular y el sostenimiento de un lugar subjetivo para sus
integrantes.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

En la medida en que el Grupo analítico de Reflexión constituye un dispositivo


para la formación y también para el saneamiento y la prevención institucional,
podemos inferir la amplitud de su aplicación.
El trabajo con la pertenencia es un tema de gran envergadura en las
instituciones.
“No es fácil medir la funcionalidad de este polo fusional de los vínculos,
cuándo ayuda a la tarea que el conjunto se ha propuesto y cuándo la
obstaculiza” (M. Bernard) (4).
Son a diferenciar los momentos o las situaciones en que la fusión es
estructurante de aquellos en que se vuelve alienante.
Algunos ejemplos de ámbitos de aplicación de este instrumento:
- El trabajo en los grupos de formación, en donde se trabaja con la
subjetividad del analista, permitiéndole aprehender los fenómenos
inconscientes que se juegan en una Configuración Vincular.
- El trabajo con residentes hospitalarios: el Grupo analítico de Reflexión
permite crear una red de sostén desde donde se vaya desplegando la
identidad profesional a través del análisis de las cuestiones relativas a la
pertenencia institucional.
- El trabajo para los grupos expuestos a experiencias traumáticas: el
trabajo con la vincularidad facilita enfrentar situaciones críticas.
- El Grupo analítico de Reflexión permite desplegar el clima interno
imperante en el ámbito laboral, evitando el enquistamiento nocivo de
situaciones conflictivas.
- Se han hecho interesantes experiencias en escuelas, con púberes y con
adolescentes, destrabando complejas situaciones vinculares,
caracterizadas por la violencia.
- Otras experiencias, en el ámbito de la Psicología del Deporte, facilitan la
comprensión de los vínculos intra-equipo y también del lugar que un
equipo ocupa dentro de la Institución que representa.

BIBLIOGRAFÍA

1.- Anzieu, D. El Grupo y el Inconsciente. Biblioteca Nueva. Madrid 1978.


2.- Aulagnier, P. Los destinos del Placer. Alienación. Amor. Pasión.
Barcelona. Ed. Argot. 1984
3.- Benne, K y otros. Psicodinámica del grupo T. Ed. Paidós, Buenos Aires
4.- Bernard, M. "Pertenencia y Configuraciones Vinculares".
Cierre del II Congreso Argentino de Psicología y Psicoterapia de Grupo y
1er. Congreso de Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, Junio
1991.
___________ Encuadre reflexivo y encuadre terapéutico. Ficha AAPPG

5.- Dellarossa, A. Grupos de Reflexión. Ed. Paidós, Buenos Aires. 1979


6.- Edelman, L. y Kordon, D. "Los grupos de Reflexión como espacios
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miembros titulares de la Asociación Argentina de Psicología y
Psicoterapia de Grupo. 1993.
7.- Filloux, J. “Des positions de l'enseignant et l'enseigné dans le champ
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8.- Guillaumin, J. "Observaciones para una metodología general de las
investigaciones sobre las crisis”, en Crisis, Ruptura y Superación .
Cap. 5. Buenos Aires, Ediciones Cinco. 1979
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La Institución y las instituciones, estudios psicoanalíticos.
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11.- Kaës R. Le Groupe et le Sujet du Groupe. Paris, Dunod, 1993
12.- Rojas, M.C. y Sternbach, S. Entre dos Siglos. Buenos Aires. Lugar
Editorial. 1994
13.- Roussillon. R. "Espacios y Prácticas institucionales. La Liberación y el
Intersticio, en La Institución y las Instituciones, estudios psicoanalíticos.
Cap. 6. Buenos Aires. Paidós. 1989
14.- Selvatici, M. "El grupo analítico de Reflexión". 1as Jornadas del Dto. de
Grupos de la AAPPG., 1989
15.- Selvatici, M. "El nivel fantasmático en el grupo analítico de Reflexión"
Rev. AAPPG. Tomo XIV n° 1/2 1991
16.- Selvatici, M. Un modelo de formación en Psicoanálisis Grupal
XXII Congreso Interamericano de Psicología. Buenos Aires. 1989
17.- Selvatici, M. El Grupo analítico de Reflexión, espacio de
desnaturalización” y puesta en crisis. Rev. AAPPG . 1996
IDEOLOGÍA

Susana Sternbach

DEFINICIÓN

Lo ideológico puede ser abordado como discursividad cultural a la vez que


como posicionamiento subjetivo; en este sentido constituye un punto de
intersección nodular entre lo intrasubjetivo, lo intersubjetivo y lo
transubjetivo. En tanto discursividad cultural designa la relación entre el
discurso y sus condiciones sociales de producción; relación que se construye
en el plano de la enunciación. Como posicionamiento subjetivo, remite al
plano de la falta en relación al saber; es decir, a la función de la castración en
el interjuego vincular y social.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

El término ideología fue acuñado por Destutt de Tracy hacia finales del siglo
XVIII. Referido al terreno de las ideas en general, fue retomado a posteriori
por Marx, y pasó a ocupar un lugar conceptual preponderante dentro de la
perspectiva del materialismo histórico. Como es sabido, en la teoría marxista
toda formación social comprende dos niveles o instancias : la infraestructura
o base económica -constituída por la unidad de las fuerzas productivas y las
relaciones de producción- y la superestructura, que incluye a su vez dos
niveles : el jurídico-político y el ideológico. La función de la ideología asegura
la reproducción de las relaciones de producción, siendo por ende
imprescindible para la continuidad de cualquier formación social. Inserta en el
seno de la lucha de clases, la ideología constituye una instancia que, al
asegurar la cohesión e integración de la subjetividad a la estructura social, se
anuda a los intereses de la clase dominante.
Louis Althusser profundizó algunas de estas cuestiones. Definió a la ideología
como instrumento de un Estado al servicio de los intereses de la clase
dominante, y se refirió en particular a los que denominó Aparatos Ideológicos
de Estado, cuya función consistiría en asegurar la reproducción de las
relaciones de producción sin que fuera para ello necesario el empleo de la
violencia manifiesta. Ejemplos de Aparatos Ideológicos de Estado serían la
Iglesia, la familia o la escuela; ésta última constituiría para Althusser el
Aparato Ideológico de Estado por excelencia en las formaciones capitalistas
maduras. La ideología propendería a que los sujetos “marchen solos”,
viviendo su condición histórica como propia de un orden natural. Es en este
sentido que Althusser definió a la ideología como “la representación de la
relación imaginaria de los individuos con sus condiciones reales de existencia”,
entendiendo que dicha relación no se agotaría en el reino puro de las ideas
sino que poseería una existencia material a través de las diversas prácticas
sociales.
La perspectiva althusseriana de la ideología ha sido objeto de discusión por
parte de distintos autores; entre ellos, por Rancière y, en nuestro medio, por
Emilio de Ipola; quien ha sostenido que las concepciones de la ideología como
representación imaginaria podrían derivar en la antigua concepción de la
ideología como representación “falsa” o deformante, opuesta a un “real”
verdadero.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Pese a la indudable impregnación marxista del término, la ideología ha sido


abordada desde otras vertientes teóricas. Entre otras, desde el psicoanálisis.
Recordemos que Freud en las “Nuevas Conferencias” sitúa la temática de la
ideología en estrecha conexión con el Superyo; al plantear que el Superyo del
niño se edifica según el Superyo de sus padres, deviniendo así instancia
portadora de la tradición.
Por otra parte, “El Porvenir de una Ilusión” puede ser tal vez considerado un
texto preliminar, capital para una aproximación psicoanalítica a la cuestión de
la ideología. Si bien en el mismo Freud no se refiere de modo explícito a lo
ideológico, sus reflexiones sobre el anclaje subjetivo de las creencias
religiosas nos aportan una vía regia para la comprensión del modo en que el
plano de las representaciones sociales hunde sus raíces en el Inconsciente y
en la configuración deseante. A la vez, al articular la ilusión religiosa a la
añoranza de un Padre Todopoderoso, Freud nos remite al rol preponderante
del vínculo primordial en la génesis de la constitución subjetiva y en el futuro
posicionamiento del sujeto. De este modo, una lectura atenta del escrito
freudiano, nos permite articular el plano intrasubjetivo deseante y la
dimensión vincular histórica a las modalidades del lazo social, en una cuestión
tan central como lo es la de las creencias religiosas y -agregaríamos hoy -
las creencias ideológicas.
Por su parte, René Kaes ha desarrollado exhaustivamente la problemática de
la ideología desde una perspectiva psicoanalítica que incluyera la dimensión
vincular. El autor se ha referido al sujeto de la ideología, en particular a lo que
denominó “posición ideológica”, a la que definió como coextensiva al lazo
social y caracterizó por una triple sujeción: a la idea, al ideal y al ídolo. Dicha
sujeción remite, para Kaes, a la problemática de la idealización y opera como
realización de un anhelo narcisista que, en su ejecución, pretende reasegurar
contra la amenaza de pérdida, y frente a lo abierto e inacabado. La ideología
se define, por lo tanto, como espíritu suturante, fundado sobre la denegación
de la falta; constituyéndose (a semejanza de las teorías sexuales infantiles)
como un contra-saber o un “pensar incestuoso” que elude el saber sobre la
falta. En tanto denegación de la diferencia, de la castración y de la muerte, la
ideología puede ser considerada una formación narcisista ahistórica.
Kaes, de todos modos, distingue dos tipos de ideologías: aquéllas que
provienen de aspectos arcaicos del Superyo y se ligan a las vertientes
narcisísticas y absolutas del Yo Ideal, y aquellas otras, más relativas y
abiertas, articuladas a la posibilidad simbolizante propia del Ideal del Yo. La
primera de ellas constituye un dispositivo anti-crisis; que a la vez, al
propender al cierre, puede devenir con facilidad en “ ideología de guerra”.
Ambas posiciones son coextensivas a la grupalidad: la posición ideológica
asegura, a partir del cierre del discurso la clausura de los intercambios
intersubjetivos; la aceptación de lo abierto se liga, en cambio, a lo que Kaes
define como posición mitopoyética, la que admite la polisemia discursiva y la
apertura creadora. Ciertos grupos se establecen sobre una u otra de estas
posiciones, en tanto la mayoría se constituye sobre la alternancia entre
ambas.
Desde otra perspectiva teórica, Eliseo Verón ha conceptualizado lo ideológico
a partir de la semiosis social. El autor utiliza el concepto de “dimensión
ideológica” de un discurso para designar la relación entre el discurso y sus
condiciones sociales de producción; relación que se construye en el plano de
la enunciación. Aún siendo lo ideológico una dimensión constitutiva de todo
sistema social de producción de sentido, Verón se refiere en especial al
”efecto ideológico” del discurso, al que considera inseparable del postulado del
discurso absoluto. Constituído por desconocimiento de la red interdiscursiva, y
ligado a la ilusión del sujeto como fuente del sentido, el efecto ideológico es,
para el autor, la condición de producción de la creencia.
Apoyados en las teorizaciones provenientes del psicoanálisis y de otras
vertientes teóricas -entre ellas, las aludidas conceptualizaciones
provenientes de la semiosis social- podemos establecer algunas articulaciones
preliminares a partir de la perspectiva del Psicoanálisis de las Configuraciones
Vinculares. En tal sentido, el plano de lo ideológico puede ser considerado un
punto de intersección nodular entre lo intrasubjetivo, lo intersubjetivo y lo
transubjetivo. Lo cual implica ubicar lo ideológico como discursividad cultural
a la vez que como posicionamiento subjetivo. Ambas vertientes, necesarias
para una conceptualización de lo ideológico, se articulan en forma indisociable.
Siendo soporte necesario del lazo social y sostén irreductible de la
subjetividad, cuando el efecto ideológico es pregnante en tanto modalidad de
la enunciación, el discurso se presenta como autoevidente, naturalizando sus
enunciados y ocultando su genealogía. Por ende, podríamos sostener que el
posicionamiento en la enunciación que le es propio, se encuentra entonces
referido, sobre todo, al plano de la falta en relación al saber. Es en este punto
que la dimensión ideológica del discurso puede ser articulada con un
posicionamiento subjetivo tendiente a desestimar la castración. Si Freud
anidaba su concepción de las representaciones religiosas en la ilusión que
brindaría la creencia en la existencia de un Padre no castrado, hoy podríamos
proponer que la dimensión ideológica porta idéntica ilusión.
Por otra parte, otras aproximaciones a partir del psicoanálisis nos permiten
sugerir que la absolutización que subyace a la propuesta ideológica no es
ajena a una economía del goce, ligada a la vertiente mortífera del narcisismo.
Freud, en “ El Malestar en la Cultura” denominó “sentimiento oceánico” a ese
anhelo ilimitado de “Ser -Uno-con-el-Todo”. Si bien el hecho mismo de la
palabra invalida la posibilidad de este goce ilimitado, puede considerarse que,
en tanto el discurso siempre es conflicto, la dimensión ideológica es aquella
vertiente discursiva en que este goce, tan imposible como eficaz, intenta
hacerse oír. Es así que la creencia ideológica, anulando la diferencia y la
singularidad, proporciona goce; y es, en última instancia, creencia en la
ausencia de castración.
Las consideraciones acerca de lo ideológico nos conciernen como
psicoanalistas, tanto en nuestro trabajo teórico como a nivel de la clínica
individual y multipersonal. No se trata, como hemos visto, de una
problemática ligada a determinados “contenidos ideológicos” que el analista
pudiera interpretar o, peor aún, confrontar. La perspectiva de lo ideológico en
términos de posición subjetiva presente en la enunciación permite al analista
intervenir en ese plano, a nivel del las creencias certeras y por ende de la
función suturante y defensiva de las mismas en la economía psíquica de los
sujetos y de los vínculos.
Estas consideraciones nos llevan, a la vez, a interrogar, en este sentido,
nuestro propio posicionamiento como analistas. Una vertiente -tal vez poco
indagada- de la resistencia del analista, se halla ligada a sus propias
adhesiones a discursos ideológicos, sean éstos sociales, teóricos o
institucionales. Resistencia que, al operar, se enlaza a una posición que
clausura la especificidad de cada momento clínico, pudiendo transformar la
escucha en confirmación y la interrogación en creencia. Es allí que la
interpretación puede devenir en violencia interpretativa. Nuestra ética como
psicoanalistas se liga, desde esta perspectiva, a la renuncia -siempre
inacabada- al goce de lo ideológico jugado en la relación transferencial.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

La consideración de la problemática ideológica nos permite a la vez ampliar la


elucidación de fenómenos tales como el de la alienación, modalidad vincular y
social de anulación del pensar, basada en una idealización que desestima
tanto la duda como la diferencia. En nuestra tarea con grupos, con parejas o
con familias, nos encontramos a menudo con situaciones alienantes,
revestidas con el ropaje de verdaderas convicciones ideológicas. Su
interrogación y deconstrucción, a partir de su raigambre subjetiva y vincular,
permiten al Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares intervenciones
eficaces en un terreno que parecía otrora situado más allá de las fronteras del
psicoanálisis.

BIBLIOGRAFÍA

Althusser, L.: Ideología y Aparatos Ideologicos de Estado. Ficha Nueva Visión,


1970
Bernard. M. : Introducción a la lectura de la obra de René Kaës. AAPPG,
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El Malestar en la Cultura
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Rojas, M.C. y Sternbach, S.: Entre Dos Siglos - Una Lectura Psicoanalítica
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Verón, E.: La Semiosis Social. Gedisa , 1987.
Verón E. y Sigal, S.: Perón o Muerte - Los Fundamentos Discursivos del
Fenómeno Peronista. Legasa, 1986.
ILUSIÓN GRUPAL

Erna Bonfiglioli

DEFINICIÓN

Etimología de Ilusión del latín Ilusio-Ilusionis. Concepto e imagen sin


verdadera realidad sugerido por la imaginación o causado por engaño de los
sentidos. Esperanza acariciada sin fundamento racional. Lit. ironía viva y
picante.
Etimología de Grupo del antiguo alto alemán Kropt. Pluralidad de seres o
cosas que forman un conjunto material
mentalmente considerado.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (Diccionario). 1)

Ilusión grupal es un estado particular cuyo antecedente fundante es la


realidad imaginaria de los grupos. Ilustra el funcionamiento del YO IDEAL en
los grupos.-
Sustituirá el Yo Ideal de cada uno por un Yo Ideal común.
Se infiere ya sea en los grupos naturales como en los grupos terapéuticos o
también en los formativos a partir de las distintas producciones del
inconciente grupal. Anzieu, 1986, 2)
Siendo la ilusión grupal un observable constitutivo de los grupos en tanto es
fundante del psiquismo, al mismo tiempo tiene un aspecto de alienación.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Didier Anzieu se reconoce descubridor de la expresión:"ilusión grupal" y añade


que su antecedente fundante es la realidad imaginaria de los grupos,
basándose en el registro imaginario lacanialo. En lo que difieren es que Anzieu
revaloriza el psicoanálisis grupal y la crítica lacaniana lo considera un mero
producto imaginario.
“Mido el efecto del grupo en lo que él agrega de obscenidad al efecto
imaginario del discurso”.- (Lacan en Kaës). 3).
Anzieu se refiere a los funcionamientos psíquicos incoscientes y conscientes
del grupo y considera que serán distintos de acuerdo a la instancia que "sirva
de envoltura al psiquismo grupal". Nos remite a S. Freud como el primero
que tuvo la idea que una de estas instancias: IDEAL DEL YO podría asegurar
la cohesión de un grupo. Freud habla de colectividad. Pero fue K. Lewin,
creador de la dinámica de grupos, quien puso en evidencia la necesidad que
tienen los miembros de un grupo, si quieren asegurar un funcionamiento
democrático, de sustituir los yo individuales por un Yo conciencia de grupo
como sede de los procesos psíquicos secundarios. Añade Anzieu: "después yo
mismo he mostrado que un grupo podía encontrar su envoltura psíquica en un
YO IDEAL COMÚN: éste es el fenómeno de la "ilusión grupal". A partir de esta
reflexion comienza su sistematización en la que desarrolla que un Yo
Incosciente, defensivo y común subrogado a un SUPER YO grupal se organiza
en torno al grupo o puede darse que sea el grupo el que se organiza contra
ese SUPER YO.-
Al hablar del método psicoanalítico y sus reglas en las situaciones de grupo,
Anzieu dice que todo proceso inconsciente que se manifiesta debe ser
analizado desde perspectivas diferentes ya que la explicaciòn psicoanalítica es
pluridimensional o sea desde la dinámica, tópica, económica, genética y
fantasmática y pone como ejemplo: La Ilusión Grupal.
(Anzieu, 1986). 4) Desde el punto de vista dinámico la ilusión grupal aporta
un deseo de seguridad al conflicto entre un deseo de seguridad y de unidad
por una parte y por otra la angustia de tener el cuerpo y sentirse amenazado
por la pérdida de identidad personal dentro del grupo.-Desde el punto de vista
económico la ilusión grupal representa un caso particular de la escisión de la
transferencia, esto es la trasferencia positiva se concentra sobre el grupo
como objeto libidinal. Desde el punto de vista tópico: se muestra la existencia
de un YO IDEAL GRUPAL. Desde el punto de vista fantasmático: se requieren
la introyección del pecho bueno como objeto parcial y la identificación
narcisista con él, con la finalidad de reparar los daños causados por una
fantasía destructora específicamente movilizada por la situación del pequeño
grupo, la de los niños que se desgarran entre ellos dentro del seno de la
madre mala.-Desde el punto de vista Genético: la ilusión es, como sabemos a
partir de Winnicott una etapa necesaria en la constitución por el niño del
mundo exterior, etapa en la que está representada como extensión de la
omnipotencia materna: "la ilusión grupal permite la constitución del grupo
como objeto transicional".
Anzieu deja asentadas las condiciones de la ilusión grupal. (Anzieu, 1986). 5)

1a. Condición.....................Escisión de la Transferencia.


2a. Condición.....................Ideología igualitaria.
3a. Condición.....................Negación de la existencia de protofantasías.

1a.Condición: Transferencia negativa escindida por necesidad de proyectar en


un objeto malo, así se convierte en pecho bueno introyectado.
2a.Condición: La regresión que provoca la situación grupal va más allá de la
organización edípica (Freud). Discípulos de M. Klein fueron los primeros en
considerar que la situación grupal moviliza angustias arcaicas, persecutorias y
depresivas ligadas con la relación dual con la madre. Son identificaciones
primarias, narcisismo pulsional en el pecho omnipotente de la madre. Todos
comparten lo mismo.
3a.Condición:Defensa contra la angustia de castraciòn. Defensa contra el
rechazo del emparejamiento.La fantasía de ilusión grupal culmina con el
concepto de que el grupo es causa de su propia existencia y como
consecuencia la atracción-prohibición de identificarse con el monitor.
Es con el grupo con el que cada uno debe identificarse.
"Cuando un monitor considera que su grupo es un buen grupo y el grupo
considera que tiene un buen monitor todo está maduro para la ilusión grupal"
dice Anzieu.
El trabajo del desprendimiento de una ilusión requiere una desilusión.-
Cuando el grupo vive la ilusión se da un Yo IDEAL.
Explicación Psicoanalítica: La Ilusión Grupal.
Desde un punto de vista DINÁMICO: Responde a un deseo de seguridad. De
preservacíón de unidad Yoica amenazada. Reemplaza IDENTIDAD YOICA por
IDENTIDAD GRUPAL. A la amenaza al narcisismo individual instaura un
narcisismo grupal. "Espíritu de cuerpo". El grupo convertido en: "objeto
libidinal".
Desde el punto de vista ECONÓMICO: La Ilusión Grupal, fantasía de
destrucciòn mutua de los niños heces en el vientre materno. Distintas
defensas: Silencio obtenido, nuevo liderazgo, subgrupo. Defensa colectiva
contra angustia persecutoria o defensa hipomaníaca según Bejárano.
Desde un punto de vista TÓPICO: La Ilusión Grupal ilustra el funcionamiento
del YO IDEAL en los grupos que es precoz pues se construyó en la relación
niño madre. Su función es más afectiva que representativa.
La ilusión grupal sustituirá el YO IDEAL de cada uno por uno común de
relación, reciprocidad, protección y participación con el padre ej. comida
grupal: introyección colectiva del pecho bueno. La ilusión grupal es la forma
particular que toma en el grupo el estadio del espejo.
Desde el punto de vista GENÉTICO: La ilusión grupal provoca regresión de la
posición edípica al estadio oral, defensa neurótica, miedo de demostrarlo, la
castración.
Retirada la catexia de la realidad exterior, puesta fuera de circulación la
pareja SUPERYO - IDEAL DEL YO, supresión de la prueba de realidad,
devuelven al aparato psíquico a la etapa intermedia entre la pura fusión
fantasmática con el pecho y el reconocimiento de la existencia de la realidad:
fenómenos transicionales.
En la ilusión grupal los participantes se dan un objeto transicional común: el
grupo que para cada uno es real externo y a la vez sustituto o simulacro del
pecho.
Aunque el fenómeno transicional constituye un paso hacia la relación de
objeto, aporta al individuo algo fundamental para la continuación de su
desarrollo: un terreno neutro entre realidad exterior y realidad interior.
Campo de la ilusión, cada uno lo reexperimenta de forma intensa en el arte o
en la religión, en la imaginación o en la creación científica.
Anzieu aporta a Winnicott: "al lado de la ilusión individual y de las
producciones culturales que alimenta y de las que se nutre, existe una ilusión
grupal, regresión protectora y transición hacia la realidad inconsciente interna
o hacia la realidad social externa". Anzieu 1986. 6)
Sigmund Freud por el camino de las representaciones religiosas arriba al
concepto de ilusión: "estas enseñanzas o enunciados no son decantaciones de
la experiencia ni resultados finales del pensar.- Son ilusiones: cumplimientos
de deseos más antiguos, más intensos, más urgentes de la humanidad: el
secreto de su fuerza es la fuerza de estos deseos". Agrega "...La característica
de la ilusión es que siempre deriva de deseos humanos". Así se aproxima a la
idea delirante en psiquiatría, pero mientras ésta contradice la realidad, "la
ilusión no necesariamente es falsa vale decir, irrealizable o contradictoria con
la realidad". Resume Freud, "llamamos ilusión a una creencia cuando en su
motivación esfuerza sobre todo el cumplimiento de deseo , y en esto
prescindimos de su nexo con la realidad efectiva, tal como la ilusión misma
renuncia a sus testimonios" (Freud, 1927). 7)
Sería de esta forma la ilusión grupal la representante de deseos comunes al
grupo desde el Icc. del grupo según Bion, o de las motivacíones del Icc en el
grupo según Kaës.
Para Wilheim Bion los supuestos básicos son expectativas inconscientes
también.
Al tratar el segundo supuesto básico, emparejamiento, dice que el sentimiento
de esperanza en sí mismo, característico del grupo de emparejamiento es un
precursor de la sexualidad y una parte de ésta y es el polo opuesto a los
sentimientos de odio, destrucción y desesperación traspolando al grupo será
una persona o una idea la que salvará al grupo, pero para lograrlo la
esperanza mesiánica como la ilusión, no debe verse realizada. La esperanza
sólo existe cuando permanece como esperanza y la ilusión lo mismo.
Todo grupo para funcionar como tal debe pasar por un momento de ilusión
grupal así como las parejas lo deben hacer por una etapa de enamoramiento.
Observamos de acuerdo a lo dicho hasta el momento como se relaciona el
concepto de ilusión grupal con el de mitos constitutivos de las naciones y
tambien desde el enfoque de tiempo común con los supuestos básicos de
Bion, (Bion, 1985). 8)
Para Enrique Pichon Rivière la dialéctica esencial, constitutiva de lo subjetivo
tiene como esencia la interrelación de dos pares contradictorios necesidad -
satisfacción. La contradicción se da en el interior del sujeto donde la
necesidad aparece como fundamento motivacional de toda experiencia de
contacto, aprendizaje o vínculo. La satisfacción a la que se accede en la
experiencia con el otro es social y es en el interjuego de necesidad -
satisfacción donde tiene su fundamento toda representación, toda ideología,
toda ilusión. (9). En el contacto con el otro recibe el sujeto el impacto de una
presencia y una acción significante.
La organización social de la experiencia y el conjunto de representaciones y
fantasías que recorren el sistema interaccional, determina formas concretas
de relación, el destino de necesidad del vínculo, la administración de la
gratificación o la frustación. Esto a su vez realimenta la estructura de
fantasías. Se produce un interjuego entre lo real y lo fantasmático, entre
acción concreta y fantasia inconsciente entre realidad e ilusión.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Arribamos a que los organizadores psíquicos, del grupo son las formaciones
inconscientes complejas que sostienen y desarrollan el desemvolvimiento de
los vínculos del agrupamiento.
"Los organizadores psíquicos del grupo están constituídos por los principios los
procesos y las formas asociadas de la realidad psíquica inconsciente que
operan en el ensamblado, la legazón, la integración yla transformación de los
elementos que componen un grupo". (Kaës, 1976). (11). Distingue: objetos
psíquicos del agrupamiento y organizadores inter o transgrupales. "Los
primeros pertenecen al aparato psíquico del sujeto, son impersonales, pero
individualizados y aparecen como actualizaciones activas de estructuras
psíquicas preexistentes al agrupamiento mismo. Ej.: el fantasma originario.
Los segundos pertenecen al aparato psíquico del agrupamiento, son
producciones, procesos, resultados del vínculo grupal mismo. Son
impersonales, no individuales, contribuyen a la formación y a la
transformación de la psíquis del sujeto singular. Los supuestos básicos, la
ilusión grupal o la ideología constituyen esos organizadores, son objetos de las
hipótesis y contribuyen a los fundamentos de una teoría del agrupamiento.
Toma Kaës este término en su glosario y sigue en su desarrollo a Anzieu, pero
su enfoque es más estructuralista siendo el de Anzieu más genético.
Un aporte actual y actualizante es el de Marina Ravena de Selvatici, (1994).
10)
"Se puede dar en el desarrollo de un encuentro momentos de ilusión grupal...
Parecería que un cierto grado de ilusión grupal es no sólo inevitable sino hasta
necesario a modo de una estructura de contención, matriz fantaseada que
ofrezca un determinado monto de seguridad para discriminarse y separarse".-
"Los seres humanos sumergiéndose en la vida de grupo encuentran a veces
su poder creador, a veces comparten una ilusión encantadora o destructiva
(pulsión de muerte escindida, inquebrantable y sorda que se proyecta no
hacia el exterior sino sobre el mismo yo)"..."La ilusión grupal traduce la
afirmación inconsciente según la cual los grupos no nacerían de la misma
forma que los individuos sino que serían producidos por partenogésesis y
vivan en el interior del cuerpo de una madre fecunda y omnipotente".
Esto explica el deseo inconsciente que empuja a tantos contemporáneos
nuestros a "hacer grupos" curar sus propias heridas narcisistas y protegerlas
de su repetición eventual por identificación proyectiva con el pecho.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Podemos considerar al grupo como "protección contra la angustia de no


asignación inherente a todo ser humano". (Kaës, 1976). 11)
El tener un lugar en el grupo, ocupar un espacio, pertenecer a un campo, el
campo del deseo trae aparejado una appoyatura, un sostén que permite
elaborar las rupturas, los cambios que se producen en etapas evolutivas
críticas. Ejemplo: la adolescencia o en circunstancias críticas, ej.: perinatales.
Debemos reconocer que el tiempo del grupo no es lineal sino que se forma
como trama de tiempos una verdadera red de tiempos. El tiemipo del grupo
puede ser de esta forma ligar el tiempo de cada uno con el tiempo de los
orígenes comunes. Ese tiempo común es el de la ilusión grupal.
Posiblemente sea en la adolescencia donde se ve más claro y más virulenta
esa necesidad ya que en el proceso grupal, a través del reconocimiento de los
afectos, duelos, rupturas y crisis el adolescente logra una discriminación
gradual de los tiempos pasando de un momento isomórfico como el de la
ilusión grupal a un momento homomórfico de mayor diferenciación.- (R. Kaës,
1976). 12).
No sólo el adolescente necesita de este tiempo de la utopía para reforzar su
narcisismo amenazado. No sólo él ilusiona pertenecer a un cuerpo inmortal,
indivisible y omnipotente sino todo individuo que busca integrar un grupo,
pues el grupo da la imagen, representa la completud que opone al sujeto con
su propia fragmentación.
Este sentimiento de desamparo inherente a la situación de inmadurez e
indefensión favorece el vínculo, con la madre primero y con el grupo después.
Serían ambos los responsables de cubrir la falta que inicia el nacimiento.
Si podemos considerar a la ilusión grupal como protección contra la angustia
de no asignación, (el sujeto teme no tener lugar en el conjunto).
Si debemos reconocer que el tiempo del grupo no es lineal, sino que se forma
como trama de tiempos, al aparecer el tiempo común que es el de la ilusión
grupal, ¿qué sucede con los tiempos individuales?
¿es el de la ilusión grupal el único tiempo común? (atendiendo a la relación
entre la ilusión grupal y los supuestos básicos de Bion).
¿la ilulsión grupal se da más en una etapa que en otra?
¿es la ilusión grupal una expresión de deseo, de necesidad o de ambos?
La ilusión grupal, ¿es parte de un inconsciente grupal? (atendiendo los dos
conceptos, el de Bion, inconsciente del grupo, el de Kaës, inconsciente en el
grupo.

BIBLIOGRAFÍA

1) DICCIONARIO de la REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. Espasa-Calpe.Madrid,


1956.-
2) ANZIEU, DIDIER, "El grupo y el inconsciente". Lo imaginario grupal.
C. IV " La ilusión grupal", pág. 85-92, 1986, Madrid.-
3) KAËS, RENÉ, "La invención psicoanalítica del grupo", Asociación Argentina
de Psicología y Psicoterapia de Grupo.- 1994, B. Aires, pág. 68.-
4) ANZIEU, D. "El grupo y el inconsciente"("ut supra"), pág. 102 - 104.-
5) ANZIEU, D. "El grupo y el inconsciente" ("ut supra"), pág. 93 - 94.-
6) ANZIEU, D. "El grupo y el inconsciente" ("ut supra"), pág. 105.-
7) FREUD, SIGMUND. "El porvenir de una ilusión", Amorrorrtei,1927, Bs.As.
Punto VI, pág. 33 - 34,.
8) BION, WILHEIM. "Experiencias en grupos", Los supuestos básicos.
Paidós, 1985, Buenos Aires, pág. 116.-
9) PICHON RIVIÉRE, ENRIQUE. "Revista Uruguaya de Psicoanálisis" Nº58.
"Acerca del vínculo", Montevideo.-
10) RAVENA de SELVATICI, MARINA."El nivel fantasmático en el grupo
psicoanalítico de reflexión", Jornadas, 30/10/1994, Montevideo, Colegio
S. J. Bautista, pág. 2.-
11) KAËS, RENÉ. "El aparato psíquico grupal", Gedisa, 1976, Barcelona,
pág. 274.-
12) KAËS, RENÉ. "El aparato psíquico grupal", Gedisa, 1976, Barcelona,
pág. 260 - 261.
IMAGINARIO GRUPAL

Diana Kordon y Lucila Edelman

DEFINICIÓN

Término creado por Didier Anzieu, en 1964, para designar las


construcciones grupales producto, de la puesta en común de las Imágenes
interiores y de las angustias de los participantes, de la escenificación de las
fantasías. Incluye la producción de rituales, mitos e ideas. Todo grupo, desde
la perspectiva psicoanalitica, requiere la creacion de un imaginario para
constituirse como tal.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Anzieu desarrolla por primera vez la idea de imaginario grupal en dos


conferencias: la primera, ”La realidad imaginaria de los grupos’’, fue
pronunciada en octubre de 1964 en una reunión científica de CEFFRAP y la
segunda ‘‘Lo imaginario en los grupos’’, en la Facultad de Letras y Ciencias
Humanas de Aix-en -Provence, el 10 de febrero de 1965.
Según sus propias palabras, si bien la noción de imaginario grupal era
“bastante imprecisa”, abría nuevas orientaciones del pensamiento acerca de
los fenómenos de grupo.
El concepto de imaginario grupal en Anzieu, proviene de las concepciones
de Wallon, Gesell y Lacan acerca de las imágenes especulares.
Está especialmente influido por la concepción de Lacan sobre lo imaginario,
lo simbólico y lo real.
Tiene particular importancia la concepción de la fase del espejo en cuanto a
la relación entre las vivencias de fragmentación y falta de unidad del Yo
corporal y la devolución especular de una imagen completa como momento
estructurante para el psiquismo. Anzieu encuentra una equivalencia en la
relación sujeto-grupo.
Sin embargo desarrolla la hipótesis del imaginario grupal en discusión con
las ideas de Lewin sobre la psicosociología de los pequeños grupos. Lewin
interpretó los fenómenos de grupo como un juego de fuerzas físicas, internas
y externas.
Anzieu reconoce el aporte de Bion en relación al abordaje de los fenómenos
emocionales que favorecen u obstaculizan la tarea grupal. Este aporte es uno
de los primeros que exploran la dimensión de lo imaginario en los grupos.
Bion describe estos fenómenos como supuestos básicos. Plantea que el
funcionamiento de un grupo de trabajo (es decir aquel que actúa para
modificar racionalmente las realidad, y que por tanto se propone una tarea
manifiesta), se ve obstaculizado, diversificado o asistido por un clima
emocional subyacente. Existen poderosas tendencias emocionales que
abarcan a la totalidad del grupo. Denomina a este tipo de actividad mental
del grupo, supuesto básico. El objetivo del supuesto básico es evitar la
frustración inherente al aprendizaje por experiencia, esta al servicio del
principio del placer. En situación grupal los individuos entran en una regresión
que pone de relieve los aspectos mas primitivos del funcionamiento psíquico
Otro antecedente importante es el trabajo de 1963 de J.B. Pontalis: ‘‘El
pequeño grupo como objeto’’, donde sostiene que ‘‘además de la
transferencia central de los participantes sobre el interpretante y de sus
transferencias laterales de unos sobre otros, la situación psicoanalítica grupal
suscita una transferencia sobre el grupo, inconsciente para los miembros del
grupo y que se utiliza como objeto (de representación) y de carga pulsional y
fantasmática’’.

DESARROLLO DE LA PERSPECTIVA VINCULAR

“El grupo es un lugar de fomento de imágenes”.


Cuando las personas se agrupan, con distintos objetivos, aparecen
sentimientos, deseos, miedos y angustias, emociones que facilitan u
obstruyen la realización de la tarea manifiesta.
La hipótesis de Anzieu es que entre el grupo y la realidad, entre el grupo y
él mismo, entre el grupo y el individuo, existe, además de la relación
establecida por la interacción de las llamadas fuerzas reales, una relación
imaginaria que explica distintos fenómenos y procesos, no determinados por
los objetivos manifiestos de la actividad grupal.
Todo grupo tiene, de acuerdo a Anzieu, una envoltura gracias a la cual los
individuos se mantienen juntos. Dicha envoltura es como una membrana que
presenta dos caras. Una mira hacia la realidad externa, física y social, y
hacia los otros grupos, teniendo en cuenta las reglas, normas, rituales,
prácticas e ideas que los organizan. Esta cara externa funciona como barrera
protectora y regula los intercambios con el exterior.
A traves de su cara interna, la envoltura grupal permite el establecimiento de
un de un estado psiquico transindividual que propone llamar un Sí-mismo de
grupo. El grupo tiene así , un Sí mismo propio. Este Sì-mismo es imaginario,
es el continente en el interior del cual va a activarse una circulación
fantasmática e identificatoria entre las personas. Es él el que hace que el
grupo viva.
Las observaciones demuestran que la situación de un grupo es vivida por
la mayoría o por todos sus miembros, esencialmente al principio, a nivel de
las representaciones imaginarias mas arcaicas. Estas representaciones pueden
obstaculizar o facilitar el funcionamiento del grupo con relación a sus fines.
. ”Una emoción común se apodera a veces de ellos (los miembros del grupo)
y les aporta impresión de unidad; de vez en cuando ciertas emociones luchan
entre si y desgarran el grupo; en otras algunos miembros se cierran y se
defienden contra la emoción común que sienten amenazante, mientras que
los demás se abandonan con resignación alegría y frenesí...”4 (Anzieu pag.
43).

4
D. Anzieu “Lo Imaginario de los Grupos”. En El grupo y el inconsciente Biblioteca Nueva, Madrid, 1964
‘‘La violencia de las emociones, el poder de las imágenes que
desencadenan o mantienen estas emociones son los fenómenos de grupo mas
potentes y mas ocultos”5. (Anzieu pag 43).
El ingreso a un grupo lleva al individuo a una regresión. El grupo impone a
cada uno de sus miembros una representación de diseminación de las
diversas partes del Sí, de ausencia de unidad interna, de una imagen
predominante de cuerpo fragmentado. Se produce angustia y se generan
diversos mecanismos de defensa. Esta vivencia de unidad perdida se
recompone luego en la construcción compartida de la vivencia de la unidad
grupal, del cuerpo grupal, en el sentimiento del ‘‘nosotros‘‘, del grupo como
un todo.
La unidad reencontrada en el grupo, es para Anzieu la negación dialéctica
del cuerpo primitivo desmembrado y constituye la base de las distintas
construcciones imaginarias que acompañan la existencia de un grupo. Esta
metáfora puede ser falsa en el plano de los hechos pero es eficiente porque
corresponde a la realidad imaginaria del grupo.
Se puede admitir que en toda situación de grupo hay una representación
imaginaria subyacente común a muchos de sus miembros, que da cuenta de
la unidad y de lo común compartido. Es producto fundamentalmente de la
escenificación de las fantasías originarias y de las fantasías de los orígenes así
como de la circulación de fantasías secundarias.
Esas representaciones pueden obstaculizar el funcionamiento del grupo, con
relación a los fines que racionalmente se propone, y pueden ser causa de
parálisis en el funcionamiento interno del grupo o de errores en la actitud en
relación a lo que requiere el principio de realidad.
Pero, cuando un grupo funciona eficazmente, es también una representación
imaginaria la que le permite encontrar la solidaridad y la eficacia.
Cada grupo construye significaciones imaginarias propias, como, mitos,
rituales, costumbres, prácticas e ideologías
Sin elemento imaginario no existe grupo. La toma de conciencia de las
fantasías inconscientes para un individuo, un grupo, o una cultura, es siempre
una operación difícil y dramática por lo que esta operación solo se hace en el
curso de una crisis. Los interesados tratan de negar, dejar atrás y conservar a
la vez. “Estas imágenes conservadas y superadas constituyen finalmente la
realidad esencial de los grupo humanos.”6 (Anzieu pag. 68)
Para Anzieu y para los otros integrantes del CEFFRAP los trabajos de 1964
fueron la matriz de un amplio desarrollo del estudio de los fenómenos
psíquicos inconscientes observables en los grupos.
Es así como los fenómenos de escisión de la transferencia, de ilusión grupal,
la analogía entre el grupo y el sueño, el papel estructurante de la fantasía, los
organizadores psicológicos y sociales de la representación de grupo y del
proceso grupal, entre muchos otros se fueron estudiando a partir de la
concepción de imaginario grupal de Anzieu.

5
D. Anzieu “Lo Imaginario de los Grupos”. En El grupo y el inconsciente Biblioteca Nueva, Madrid, 1964
6
D. Anzieu “Lo Imaginario de los Grupos”. En El grupo y el inconsciente Biblioteca Nueva, Madrid, 1964
PROBLEMÁTICAS CONEXAS

El concepto del imaginario grupal es inseparable del análisis de los procesos


fantasmáticos. Sin embargo al estado actual de la conceptualización, aquel
permanece, en su definición, mas ambiguo que el de fantasía.
Las imágenes que se evocan adquieren fuerza estructurante en el grupo en
la medida en que se asocian a significaciones construidas colectivamente.
Estas significaciones dan cuenta de teorías y mitos sobre el origen y
destinos del conjunto y sobre el papel del grupo como un otro que otorga
sentido a los diferentes espacios de la subjetividad.
El concepto de las construcciones imaginarias grupales se yuxtaponen al de
fantasía.
Los conceptos de fantasía e imaginario tienen amplias zonas de
coincidencia pero no son idénticos. En el orden de la fantasía existe un polo
estructural (y estructurante) y un polo imaginario.(Escenas, imágenes y
anecdotario que organizan a la significación estructurante). Por otra parte el
polo imaginario remite, además de la imaginería, de las invenciones, de los
mitos, a una relación de imagen al semejante. En ambos casos hay una
referencia o vinculación con el campo de las identificaciones.
Es también tema de investigación y discusión las relaciones entre el
concepto de imaginario grupal y los conceptos de imaginario social
(Castoriadis, 1964) y representaciones sociales (Moscovici y Jodelet).
Es necesario tener en cuenta que, los diferentes conceptos desarrollados a
partir del mismo vocablo (imaginario), tienen que ver con las diferentes
acepciones de la palabra imagen: que puede aludir tanto a:
a) Reproducción refleja (imagen en el espejo, foto).
b) Reproducción exacta o representación analógica de un ser .
c) Representación mental de algo que fue alguna vez visto o inclusive que
no fue nunca visto.
La elección de uno u otro de estos significados se corresponde con
posiciones distintas en el campo filosófico. Para Castoriades, quienes hablan
de imaginario concebido como lo reflejo o especular, repiten frecuentemente,
sin saberlo, la idea de que es necesario que este mundo sea imagen de algo.
Castoriadis se diferencia así de la concepción del imaginario concebido como
lo reflejo especular, y destaca, en cambio, la capacidad del imaginante. Se
refiere a la capacidad de una sociedad de producir e inventar sus
significaciones, relegando la importancia de determinaciones materiales que
las originarían.
Muchos integrantes de la corriente institucionalista han desarrollado y
aplicado las ideas de Castoriadis al análisis de la relación de los grupos, las
instituciones y lo histórico social. En algunos casos homologan prácticamente
el concepto de imaginario grupal al de imaginario social.
BIBLIOGRAFÍA

-Manoni, O. ‘‘La otra escena. Claves de lo imaginario‘‘ Bs. As. Amorrotou 1979
-Pontalis, J. B. ‘‘Le petit groupe comme objet‘‘. En Après Freud. Gallimard,
Paris,1968. 1963.
-Anzieu, D. (1972) ‘‘El monitor y su función interpretante‘‘. En El trabajo
psicoanalítico en los grupos.
Siglo XXI. México, 1978.
-Anzieu, D. (1986) ‘‘El grupo y el inconsciente‘‘. Biblioteca Nueva. Madrid,
1986.
-Anzieu, D., Béjarano, A., Kaes, R. y Missenard, A. (1972) ‘‘El trabajo
psicoanalítico en grupos‘‘ Siglo XXI. México, 1979.
-Bernard, M. (1991) ‘‘El Estatuto del incinsciente en los grupos” II Congreso
Argentino de Psicología y Psicoterapia de Grupo. Bs. As., Junio de 1991.
-Bion, W.R. (1948) “Experiencia en grupos”. Paidós. Bs. As. 1963.
-Kaes, R. (1976) ‘‘El aparato psíquico grupal‘‘. Construcciones de grupo.
Gedesia. Barcelona, 1976.
- Fernandez, Ana María; De Brasi, Juan Carlos “Tiempo histórico y campo
grupal” Nueva Visión, Bs. As., 1993.
-Castoriadis, C. (1989) “La institución imaginaria de la sociedad” Tusquets,
1989
-Edelman, L., Kordon D., “”Fantasía y Grupo”. Desarrollo sobre grupalidad.
Lugar Editorial, Bs. As. 1995.
-Edelman, L. “Ilusión grupal y archigrupo”. Desarrollo sobre grupalidad. Lugar
Editorial,
Bs. As., 1995.
-Kordon, D., “Grupo de trabajo- Grupo de supuesto básico”. Desarrollo sobre
grupalidad. Lugar Editorial, Bs. As., 1995.
-Cao, M. L., L’Hoste, M., “El Imaginario Grupal”. Desarrollo sobre grupalidad.
Lugar Editorial, Bs. As., 1995.
IMAGINARIO SOCIAL

Marta L’Hoste

DEFINICIÓN

Noción que se ubica actualmente en el campo de análisis de lo histórico -social


bajo dos acepciones:
La que habla de imaginarios sociales. Es una terminologia que algunos
autores proponen para designar los mitos, las ideologías,las formas de
interpretar el mundo y las creencias,como productos de la función
significante.de toda sociedad. Son las referencias especificas que todo
conjunto social produce y a través de las cuales se percibe y elabora sus
finalidades.Ellos otorgan una representación totalizante de su sociedad y le
dan identidad y cohesión.. Los imaginarios son considerados sub-productos de
la práctica social del hombre y remetirian siempre a un fundamento exterior
que puede ser una estructura divina, natural o material económica. De esta
manera lo imaginario no es reconocido como una producción autonóma
posible de pensar con una organización y modos de funcionamiento especifico.
La Otra acepción es la del imaginario radical. Se define como la
capacidad imaginante de los colectivos anónimos de inventar sus propias
significaciones imaginarias, las que encarnan en sus instituciones y hacen ser
a ese histórico- social lo que es. A su vez ese conjunto de significaciones
imaginarias son producto y condición de ser de los colectivos anónimos.
Las significaciones imaginarias emergen por obra de un colectivo anónimo, el
que no se reduce al campo de la intersubjetioidad., si bien ésta es la materia
de la que está hecho lo social Lo colectivo anónimo es lo humano-impersonal
que organiza toda formación social en la que están presentes los que ya no
son, los que quedan afuera, y los que están por nacer.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Los términos Imaginario e Imaginación formaron parte de la reflexión


filosófica y de la poética pasando por el arte, las religiones, los mitos, la
psicología y el psicoanálisis, Llegan al campo de las ciencias del hombre en su
acepción de quimera, ilusión y símbolo como opuestos al campo de lo
material., lo real
Con el pensamiento cartesiano ciencia e imaginario comienzan a
separarse y la posibilidad de conocimiento quedará del lado de la ciencia.El
fundamento pasa de Dios a la conciencia. Subsumidas en esta matriz de
pensamiento, las ciencias humanas considerarán a las instituciones, los mitos,
las creencias y las ideologias como subproductos de las prácticas sociales o
meros reflejos de la realidad.
Trabajar la noción de Imaginario en el campo citado de lo histórico
social implica criticar el pensamiento moderno cuestionando el binarismo
esencialista entre lo real y lo imaginario. Ella cuestiona la idea cientificista y
positivista de separar lo real de lo imaginario, y propone pensar a lo social con
la capacidad de darse, crearse su propia existencia, sin apelar a un
fundamento exterior. Llegamos asi a la acepción mas radicalizada de lo
imaginario social por la que lo real no es ya mas per se; de la idea de lo
simbólico como expresivo de otra cosa o deformador de una realidad material
(teoría de las ideologías) se pasa a la de lo simbólico como constitutivo de lo
social. El mundo del Hombre es de un orden simbólico.y no se piensa mas
aquella distinción entre materia y significación en terminos de oposición..
Esta acepción de imaginario se despega también de la concebida en el
psicoanálisis, puesto que dentro de la teoría psicoanalítica imaginario refiere a
lo especular en cuanto a imagen de, imagen reflejada, tributaria entonces del
sentido de lo imaginario como ficcion.
La segunda acepción que definimos como imaginario radical ha sido
teorizada por Cornelius Castoriadis y es la que será desarrollada a
continuación. . Este filósofo, sociólogo y psicoanalista considera que la noción
de imaginario social no trabaja en el plano de la materia real, de las cosas,
sino en el plano de lo simbólico como producción de un orden de
significaciones que constituyen realidad
.......lo imaginario social o la sociedad instituyente es en y por la posición-
creación de significaciones imaginarias sociales y de la institución; de la
institución como presentificacion de significaciones, y de estas significaciones
como instituidas.....”.pag 328
Cuando C.C. habla de creación de significaciones imaginarias, no las
limita al campo de las ideas, sino que en su propuesta, creación alude al ser
de las cosas. Las significaciones aqui conllevan la afirmación de su
materialidad.
...”la institución del mundo de las significaciones, como mundo histórico-social
es ipso facto inscripción y encarnación en el mundo sensible, a partir del cual
éste es históricamente transformado en su ser-asi.”......Pag.305.
Estas significaciones,estas creaciones conforman el imaginario social
instituyente ...... “ un mundo de significaciones indefinidamente
determinadas.” :.....”En el ser, en lo que es, surgen otras formas, se
establecen nuevas determinaciones. Lo que en cada momento es, no esta
plenamente determinado, es decir no lo esta hasta el punto de excluir el
surgimiento de otras determinaciones”.....pag.10
Plantear que las significaciones son indefinidamente determinadas, no
implica quedar apresado en una propuesta de pensamiento idealista en
cuanto se afirma que si hay determinaciones, pero que estas solo se
precipitan en cada situación y pueden ser de órdenes diversos (económicos,
libidinales, grupales, institucionales, éticos, políticos, etc.).
El imaginario instituyente da los sentidos y estos orientan la
organización de una red de significaciones imaginarias que se encarnan y
viven en la “institución” de la sociedad.
Las significaciones imaginarias no son significados establecidos, no son
lo que los individuos se representan conciente o inconcientemente, no son lo
que piensan, no son el doble irreal de un mundo real, no son una contrucción
de conceptos, sino que son significación en perpetuo devenir, en perpetuo
movimiento de significar. No son las cosas, ni los sujetos, ni las ideas, sino
que son lo que hacen ser a cada sociedad particular lo que es, inmanentes a
la misma y además la mantienen unida.
Resulta importante discriminar el concepto de representación psíquica
del de significaciones imaginario-sociales. La capacidad imaginante de la
psique en su flujo representativo, afectivo e intencional produce las
representaciones, que en sus distintas calidades organizan la realidad
psiquica. La capacidad de una sociedad en su imaginación radical es producir
sus propias significaciones, “es un rio abierto del colectivo anonimo” pag.328
De las representaciones sociales son portadores los individuos,
conciente o inconcientemente, en cambio las significaciones son el medio por
el cual los individuos son lo que son., son la materia con la que se tejen sus
subjetividades.
Distingue C.C. dos planos de significaciones. Las centrales o primeras,
son creadoras de objetos ex-nihilo, es decir no refieren a nada, sino mas bien
son su propio referente. Son aquellas que posibilitan que se organicen en una
red de prácticas y enunciados una diversidad de sentidos para ese social: la
idea de dioses o de un dios, la idea de lo económico,de la familia, del Estado,
de la comunidad, son algunas de ellas.
....” son presentificadas-figuradas por medio de la totalidad de las
instituciones explicitas de la sociedad....condicionan y orientan el hacer y el
representar sociales,en y por los cuales continuan ellas alterándose.”pag. 320
Surgen como creación, y no pueden ser explicadas como productos de causas,
sino dilucidadas. Presentan un nuevo orden de complejidad que llevan a
pensar juntas la lógica conjuntista- identitaria del primer estrato natural en el
que se dirimen las relaciones con la naturaleza y la dimensión propiamente
imaginaria -simbólica del ser. La noción de Magma apela a pensar ..”de una
manera diferente ..........la solidaridad entre lo lógico y lo que no es lógico,
entre la razón y lo no racional”..........Pag.14
Castoriadis llama elucidación crítica al intento de pensar de una manera
diferente y que implica un rastreo histórico de la emergencia e institución de
las significaciones y como están trabajando en cada situación. En sus
palabras: elucidación crítica es el “ trabajo por el cual los hombres intentan
pensar lo que hacen y saber lo que piensan”
La otra linea de significaciones es la de las significaciones segundas,
que juegan en el plano instrumental, las que prescriben lo que se hace y lo
que se piensa, meramente reproductoras y que se mantienen unidas por la
institución de las significaciones centrales. No pueden ser sin aquellas. No hay
un ciudadano sino hay un estado, no hay un desocupado sino hay una
organización social del trabajo capitalista específica.
Estas significaciones segundas conforman un imaginario efectivo,
instituido, en que posiciones de personas y de cosas parecen estar
totalmente recubiertas de sentido, cristalizadas, es decir agotada su
posibilidad de nuevas significaciones.Momento de detención, necesario para
dar continuidad en juego constante con la puja por las nuevas significaciones
instituyentes. Cuando esta tensión se clausura se produce la violencia
simbólica en la medida que se presentan las significaciones como realidad
objetiva inamovible haciendo invisible la construcción histórico-social de sus
sentidos.
Pero, alerta Castoriadis:“ ese recubrimiento nunca esta asegurado y lo que se
le escapa.......es precisamente el enigma del mundo,.....como mundo que
todavia no es,.....es decir como desafio irreductible a toda significación
establecida. Y tambien se le escapa el ser mismo de la sociedad en tanto
sociedad instituyente....en tanto fuente y origen de alteridad o autoalteración
perpetua.....y en tanto solo es instituida como un mundo de significaciones,
que excluye la identidad consigo mismo y únicamente son por su posibilidad
esencial de ser-otras”.....pag. 330.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Los desarrollos de la noción de Imaginario radical nos proveen herramientas


para pensar con otra lógica las modalidades de subjetivación, en la medida
que trabajar con criterios multiferenciales hacen que lo social y lo subjetivo no
queden de entrada en territorios separados. La subjetividad no es per se, sino
contruida en una red de relaciones en apoyo sobre el cuerpo y la institución
social, definida ésta como el conjunto de significaciones sociales que aporta
los sentidos. Sentidos y no solo contenidos, pues en la medida que los
sentidos centrales que constituyen una sociedad se autoalteran, las formas
de organización subjetivas se remodelan en un movimiento conjunto
La imaginación radical productora de la psique que pone -presentifica sus
formas, tiene capacidad de autoalteración permanente y lo único que
presentaría como invariante sería la búsqueda de sentido,en la medida que es
éste lo que la hace ser. La subjetividad podemos pensarla asi como una
organización abierta, con posibilidades de inscribir nuevas marcas que
reorganicen el conjunto. Esta concepción libera de la condena de pensar solo
en clave de repetición y abre a investigar el campo de las transformaciones y
el de las metodologías de intervención.
Pensar en una configuración vincular, es pensar en un sistema de vinculos en
el que se producen prácticas y enunciados que tienen una relación de
inherencia con diversos órdenes. Inherencia implica aqui pensar una relación
en que algo es condición para ser, pero no lo determina. En el acople y
desacople de estos órdenes sociales, institucionales, políticos, libidinales,
grupales,etc. desde el punto de vista psicoanalitico podemos reconocer la
constitución de las distintas realidades psiquicas de lo intrasubjetivo-
intersubjetivo y de lo transubjetivo, con sus diferentes modalidades de
inscripción
Los conjuntos intersubjetivos: familiares, de pareja o de grupos son
trabajados por las significaciones sociales y por las creencias y mitos que ellos
mismos instituyen. Este trabajo se realiza en tensión entre un plano de
reproducción y clausura y otro de inestabilidad. Siempre se producen
desacoples entre prácticas y enunciados que se propagan como fuerzas con
posibilidad de instituir algo nuevo. Ambas vertientes nutren la forma de ser de
los conjuntos intersubjetivos,los que oscilan entre la identificación a un rasgo
para diferenciarse e identificarse a los que se posicionan en la totalización de
ese rasgo como identidad.y producen su clausura.
Esto que pasa con los agrupamientos, tambien ocurre con el terapeuta
o analista que coordina un dispositivo de intervención. Si su posición suscribe
una concepción de la repetición, puramente inercial, en sus intervenciones
solo estará atento a las recurrencias, mientras si se posiciona desde el punto
de vista del acontecimiento,en situación, estará alerta a leer las desviaciones,
los restos, los excesos que en su propagación pueden innovar.Las reglas ,las
formas en que se enuncian las practicas no son inocentes. Una intervención es
tambien una práctica y la posición subjetiva del analista favorecerá la
transformación o la obturará. Al pensamiento tambien lo podemos pensar
como una acción. Los agrupamientos son lugares privilegiados para hacer
visibles las significaciones sociales en su juego instituido-instituyente. Cuando
las alteraciones en los imaginarios centrales son intensas producen
desacoples entre la inercia de lo instituido y sus practicas y representaciones,
lo cual conlleva en distintos tipos de agrupamientos a malestares,
sufrimientos psiquicos de variada intensidad y frustraciones en los objetivos
que buscan realizar. Entre los equipos volcados a los abordajes grupales e
institucionales se encuentran corrientes y producciones que intentan
operacionalizar esta matriz de pensamiento. Las nuevas problemáticas
clínicas, las cuestiones de género, y las intervenciones en las instituciones y
comunidades.requieren plataformas multirreferenciales y núcleos teóricos
respecto de lo histórico y lo social para sostener y fundamentar su campo de
operaciones. Hay comunicaciones respecto de un dispositivo de grupo llamado
Grupo Reflexivo, que trabaja en el campo institucional y comunitario. Tal
abordaje se propone elucidar como opera el agotamiento de ciertas
significaciones que definian el lugar simbólico de las tareas del agrupamiento
y trabajan con diversas herramientas conceptuales las alteraciones en su
vinculos, sus formas de agrupamiento, sus finalidades, sus representaciones,
y los posicionamientos subjetivos de sus integrantes.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Pensar el nivel de lo histórico-social como autónomo, con una forma de ser


que no remite a otro fundamento, lleva a C.C. a trabajar en el campo de la
filosofía.
Crítico del sustancialismo en la ontología y del estructuralismo en la
epistemología, se recorta en el campo filosófico de las ontologías regionales.
Piensa que hay un concepto de ser pertinente para el primer estrato natural,
el del ser vivo para si, y otro concepto de ser pertinente al campo de las
significaciones, que es en el que emerge lo radicalmente nuevo. Para dar
cuenta del acontecimiento, de la invención radical, necesita de otro concepto
de ser y otro concepto de determinación.
Al sustancialismo le discute su propuesta de pensar al mundo como Un
Mundo, Un Universo, un ser que es universal, determinado e idéntico a si
mismo. Un ser que solo es despliegue de potencialidades y virtualidades que
ya estaban dadas en su origen. Considera que en la medida que no hay un
conjunto de todos los conjuntos, no hay un UNO, sino diferentes planos de
estructuraciones de lo real.
En la medida que el pensamiento occidental está organizado en pensar
con la categoría de la “hiperdeterminidad”, reduce al ser a ser siempre
despliegue de lo mismo. A esta manera de pensar la llama la lógica
conjuntista-identitaria, válida y necesaria para pensar el primer estrato
natural pero que no alcanza para explicar el nivel de la emergencia de lo
simbólico.
Debate con el estructuralismo en tanto éste, si bien propone pensar
configuraciones distintas, la estructura se proyecta siempre en lugares que
son invariantes. De acuerdo a esta tesis, el estructuralismo niega la historia
como posibilidad de creación y es tributario de la idea de la repetición.
Para Castoriadis el tiempo es productor de alteridad, de creación.
Piensa que en el puro despliegue de lo mismo, apoyándose en el primer
estrato natural regido por la lógica conjuntista-identitaria señalada, algo de lo
“otro” aparece en corte con lo existente. Corte es la emergencia de algo que
no estaba, que no estuvo nunca, y en el que operan determinaciones nuevas.
Lo existente juega como condiciones para lo que adviene, pero son las nuevas
determinaciones en cada situación las que hacen que emerga la poiesis o
creación.
Con estas razones cuestiona la vieja ontología, afirmando que para que
haya algo nuevo el ser no tiene que consistir de por si, sino que tienen que
darse nuevas determinaciones. Es en este lugar donde se ubica su noción de
magma.como lugar de un ser indeterminado,inconsistente y siempre abierto a
alguna forma nueva de determinación. Plantea asi una tensión entre un
mundo contingente del azar y un mundo determinado de necesidades, y no
una oposición.
Otro campo de preocupación ha sido para Castoriadis la política. La
doble dimensión de lo instituido efectivo, organizando lo que se hace y lo que
se piensa con sus efectos de cierre y la de lo instituyente creador, le ha
pertimito pensar a los sujetos sujetados por la clausura, pero con posibilidad
de cuestionar y elucidar su propia representación del mundo, de su vida y de
si mismos. La alienación es asi una modalidad de relación pero no un efecto
insalvable de estructura. En su concepción de verdad que considera no hay
un sentido último para la historia, define una Ética de la responsabilidad en la
que los sujetos sociales tienen que producir sus propios sentidos. En sus
palabras: “...la conciencia de la mezcla infinita de contingencia y de
necesidad, ...está lejos de ser libertad, pero es la condición para emprender
lúcidamente las acciones que pueden llevarnos a la autonomía tanto en el
plano individual como en el plano colectivo”.pág. 291.

BIBLIOGRAFÍA

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• Lewkowicz, Ignacio: La irrupción del acontecimiento: Badiou.
• Lewkowicz, Ignacio: Actas de seminarios 1998.
INSTITUCIÓN

Esther Beliera

DEFINICIÓN

INSTITUCIÓN : fr., e., i., institution ; it. instituzione ; a. Stiftung,


Einrichtung. Del latìn institutio, creación, formación, plan de una obra,
enseñanza, método, sistema, escuela ; doctrina, en Cicerón, Séneca,
Suetorio ; ciencia en Sidonio ; forma sustantiva abstracta de institutus,
instituido participio pasivo de instituir.
Sinonimia : Institución, estatuto la diferencia es que institución expresa una
idea universal y estatuto una idea particular. Las instituciones son políticas,
los estatutos sociales.
INSTITUIR : Activo. Fundar, en la acepción de erigir algún colegio,
universidad, etc. Establecer algo de nuevo, dar principio a alguna cosa. Del
latín estare, estar permanecer, estatuir, fundar. El que establece ordena ; el
que instituye funda. Instituyente : participio activo de instituir, el que funda,
el que enseña. (1)
INSTITUCIÓN (institution) : s. 1. Organización perdurable de algún
aspecto de la vida colectiva (social, política, económica, religiosa), regulada
por normas, costumbres, ritos o leyes. El término se usa en forma abstracta
(por ej., la institución del matrimonio), o muy específica para un club local
particular, una orden religiosa mundial, un estado o gobierno, una prisión, una
orquesta. En tanto que una organización se halla formada por personas, las
normas de sus relaciones están definidas en forma relativamente
independiente del individuo. 2. Los edificios que albergan una organización.
(2)

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO7

Se podría decir que fue Aristóteles el primero, que en sus investigaciones,


realizó un análisis sistemático de las instituciones. Cada uno de los libros de
su “Política” contiene el análisis de diferentes instituciones. Los filósofos del
siglo XVIII van a dar importancia a todo lo que revele las contradicciones de
los poderes instituidos. Hegel no incluye la negatividad en la institución pues
para él, el Estado está por encima de todos los conflictos. Marx va a ofrecer
los elementos teóricos para pensar la crisis institucional, el proletariado es
quien permite rendir cuenta del sistema. Freud vincula las funciones del yo
con las de las instituciones sociales. Sus obras más vinculadas a este tema
son “Totem y Tabú” en la que mostrará como se forma la institución originaria
de la sociedad humana, y “Psicología de las masas y análisis del yo” en la que

7
Esta es una recopilación de textos indicados en la bibliografía, algunas de las extracciones son textuales.
haciendo un estudio de la identificación y la formación del yo surge la
importancia de la institución : “...La oposición de la psicología individual a la
psicología social o de las masas,...pierde buena parte de su nitidez si se la
considera más a fondo....En la vida anímica del individuo, el otro cuenta, con
total regularidad, como modelo, como objeto, como auxiliar y como enemigo,
y por eso desde el comienzo mismo la psicología individual es
simultáneamente psicología social en este sentido más lato, pero enteramente
legítimo”. La escuela kleiniana da su aporte en lo referente a que las
instituciones sociales pueden describirse como mecanismos de defensa contra
la angustia persecutoria y depresiva

DIFERENTES CORRIENTES

Análisis institucional: G. Lapassade y R. Lourau son sus principales


exponentes. Sus antecedentes son la Psico-sociología, la Dinámica de Grupos,
la Psicoterapia y la Pedagogía Institucional y el Socioanálisis de Van
Bockstaele. Se propone propiciar los procesos auto-analíticos y autogestivos
circunscriptos pero tendiendo a su expansión, hasta alcanzar una
generalización. Conceptos básicos de esta corriente son Instituyente-
Instituido-Institucionalización, Analizadores Históricos y Construidos,
Demanda-Encargo, etc. Insistiendo particularmente en el Análisis de la
Implicación, o sea en las resistencias económico-político-ideológico-libidinales
de los agentes analistas a los procesos autogestivos durante las
intervenciones. Propone un perfil de un intelectual implicado, a diferencia del
intelectual partidario o comprometido. Como dispositivo de intervención tiene
preferencia por la Asamblea General Permanente, en la cual lo no dicho está
forzado a expresarse hasta sus últimas consecuencias transformadoras.
Definen institución como ciertas formas de relaciones sociales, tomadas como
generales, que se instrumentalizan en las organizacines y en las técnicas,
siendo en ellas producidas, re-producidas, transformadas y/o subvertidas.
Viene de la noción de Psicoterapia Institucional elaborada por Lapassade
desde 1940 y dice :...”el término institución es conservado a pesar de todas
las dificultades que provoca... (es) sobre todo porque este término conserva
en el propio uso el sentido que la etimología le da ; su sentido activo de
mantener en pie la máquina social y hasta de producirla (vertiente de lo
instituyente) y también vertiente de lo instituido, no para significar el
establecimiento sino porque la noción de lo instituido remite a formas
universales de relaciones sociales que nacieron originariamente en una
sociedad instituyente y que nunca son definitivas sino que por el contrario, se
transforman y hasta pueden entrar en el tiempo de su ocaso.” Se llegó a la
idea de que las instituciones serían dispositivos instalados en el interior de los
establecimientos y no los propios establecimientos : institución, grupo
operativo, asamblea, equipos de trabajo, etc. Un concepto fundamental es el
de “analizador” que es lo que permite revelar la estructura de la institución,
provocarla, obligarla a hablar. (3), (4).

Sociopsicoanálisis: Fundado y desarrollado por Gérard Mendel. Articula la


concepción del Psicoanálisis con la del Materialismo Histórico. El resultado es
un abordaje político de considerable viabilidad. Toma del psicoanálisis la idea
que los sujetos nacen en estado de indefensión, necesitando el cuidado de los
otros para sobrevivir, articulandolo con los postulados del Materialismo
Histórico, de que en un sentido colectivo, la experiencia universal de
impotencia es producto de la distribución desigual de la riqueza, del resultado
del trabajo, del poder y el prestigio, que aliena a quien produce esos valores.
El ámbito de estudio de la experiencia de impotencia y los procesos
patológicos es el lugar de trabajo, donde las vicisitudes de esa experiencia
serán mejor comprendidas , siendo analizadas en sentido colectivo en el
mismo lugar de producción. Sostiene que cuando se abordan los colectivos, se
observa la vivencia de la experiencia de impotencia debido a las condiciones
de trabajo alienado en el sistema capitalista. Esa experiencia de limitación
genera en los sujetos un proceso regresivo de orden colectivo. Es una
regresión del funcionamiento psico-social o psicoinstitucional al
funcionamiento psicofamiliar, en el cual los sujetos viven una vida
predominantemente imaginaria en lugar de simbólica. La situación de su
campo real se definirá en base a una situación arcaica por la que ya pasaron o
vivenciarán la situación de trabajo como si fuese una reedición de una
situación familiar arcaica, provocada por figuras fantasmáticas de su vida
familiar. Sus reacciones estarán teñidas por la situación de impotencia infantil
que los llevará a que se refugien en un mundo de fantasías. El colectivo
institucional funcionará en ese registro, buscando soluciones mágicas,
contraproducentes, que resultarán en un síntoma de la patología biopsico-
social. El dispositivo de trabajo consiste en conformar grupos homogéneos en
cuanto a las divisiones técnicas y jerárquicas, que elaboran informes escritos
que serán elevados a los niveles superiores, de los que se recibirá respuesta.
El objetivo es llevar a la socialización, democratización y al reforzamiento del
yo político. Se trabaja exclusivamente en base a la recuperación del “acto
poder” ligado al trabajo. Supone un movimiento de las clases institucionales
para la recuperación del poder que se les quitó por el sistema de trabajo
alienado del capitalismo. Mendel dice de la institución que es una
microsociedad, que evolucionó hacia el logro de una nueva organización del
trabajo, permitiendo el mejor desenvolvimiento de la personalidad social. La
matriz de todos las instituciones sociales es la institución-producción-
económica. Sólo si esta se transforma las otras instituciones sociales podrán
evolucionar. La institución es un lugar de producción. Cada institución está
dividida en niveles técnicos y de jerarquías. La estructura económica básica de
los lugares preferenciales de producción de bienes materiales, en una
sociedad como la nuestra, determina la matriz de todas las formas
institucionales que la integran. (3).

Esquizoanálisis: sus fundadores son Gilles Deleuze y Félix Guattari y sería la


suma no totalizadora de saberes y haceres practicados por cualquier agente,
en cualquier tiempo o lugar. Hacen una lectura de la realidad natural-
histórico-social-libidinal y tecnológica las cuales son inmanentes es decir
inseparables una de la otra. La esencia de lo real es la Producción Deseante,
así lo real es constante e integralmente producido y puede distinguirse una
producción de producción, una de registro-control y una de
consumovoluptuosidad. El proceso productivo de la producción puede ser
pensado según la lógica que rige la esquizofrenia, la microfísica y la biología
molecular. Es un funcionamiento absolutamente libre, infinito e imprevisible
que consiste en conexiones y cortes de flujos energéticos entre unidades
intensivas denominadas máquinas deseantes, cada una de las cuales es una
singularidad irrepetible. Las máquinas deseantes se agencian sobre una
matriz de gradientes energéticos llamados cuerpos sin órganos. Pero la
producción de producción de novedades es capturada por los estratos,
territorios y equipamientos dela producción de control-registro que tiende a la
repetición de lo mismo, colocada al servicio de una entidad centralizadora,
totalizante, concentradora y acumuliva que varía según el modo de
organización histórica de la producción de que se trate. En la actividad de
control-registro predomina la antiproducción. Esta corriente comprende toda y
cualquier actividad intelectual u otra práctica que intente liberar el proceso
productivo-deseante-revolucionario, demoliendo las limitaciones del control-
registro. El procedimiento para comprender a lo real, se compone de tareas
negativas como la crítica y desactivación de los valores dominantes y otras
positivas como propiciar el libre fluir de la producción y del deseo en la vida
biológica, psíquica, comunicacional, etc. (3).

Castoriadis, C.: define una institución como una red simbólica socialmente
sancionada en la cual se articula junto a su componente funcional un
componente imaginario. “...lo que la institución presupone y entraña : la
fijación y la difusión del ‘producto’ y del modo de operar en la colectividad ;
las ‘propiedades’ únicas y, por lo demás, inanalizables, que hacen que
‘producto’ y modo de operar sean participables para los individuos en general
y los hagan capaces de participar en ello ; la capacidad de la colectividad para
reconocerlos como tales, fijarlos, conservarlos, transmitirlos, hacerlos variar y
alterarlos. Todo eso implica inmediatamente un modo de ser de esa
colectividad que no puede ya concebirse como natural, que debe ser
instituido”. (5).

Corriente argentina: surge desde los psicoanalistas J. Bleger y F. Ulloa con


aportes de E. Pichon Riviere con la necesidad de influir en las políticas de
salud del país. Otros exponentes son G. Baremblitt y A. Malfé .

Bleger, J.: en las propuestas de diferentes ámbitos de trabajo del Psicólogo


incluye la Psicología Institucional. Sus antecedentes fundamentales son los
aportes de Pichon Riviere y Elliot Jacques. Toma del “Diccionario de
Sociología” de Fairchild dos acepciones del término Institución : 1)
configuración de conducta duradera, completa, integrada y organizada,
mediante la que se ejerce el control social y por medio de la cual se satisfacen
los deseos y necesidades sociales fundamentales, 2) organización de carácter
público o semipúblico que supone un cuerpo directivo y, de ordinario, un
edificio o establecimiento físico de alguna índole, destinado a servir a algún fin
socialmente reconocido y autorizado. A esta categoría corresponden unidades
tales como los asilos, universidades, orfelinatos, hospitales, etc. Así
comprende a la institución en el segundo de estos sentidos e incluye los
factores de la primera acepción. Toda institución tiene objetivos implícitos y
explícitos (en el sentido de contenidos latentes y manifiestos) y su propia
organización para satisfacer dichos objetivos. Las instituciones están sujetas a
leyes de la estructura social y económica de la sociedad. Es imprescindible la
mediación del ser humano para que dichas instituciones existan y a su vez
ellas tienen un papel destacado en la estructuración de la personalidad. La
institución forma parte de la organización sujetiva de la personalidad (toma
este concepto de Politzer : lo sujetivo se refiere al sujeto, lo subjetivo a una
parte de lo sujetivo). Institución ”no sólo es instrumento de organización,
regulación y control social, sino que al mismo tiempo es un instrumento de
regulación y de equilibrio de la personalidad, y de la misma manera en que la
personalidad tiene organizadas dinámicamente sus defensas, parte de éstas
se hallan cristalizadas en las instituciones; en las mismas se dan los procesos
de reparación tanto como los de defensa contra las ansiedades psicóticas (en
el sentido de M. Klein). De esta manera si bien la institución tiene una
existencia propia, externa e independiente de los seres humanos
individualmente considerados su funcionamiento se halla reglado no sólo por
las leyes objetivas de su propia realidad social, sino también por lo que los
seres humanos proyectan en ella (por las leyes de la dinámica de la
personalidad). Afirma que las instituciones y organizaciones son depositarias
de la parte psicótica de la personalidad a diferencia de E. Jaques que dice que
las instituciones sirven como defensa frente a ansiedades psicóticas. Es una
lectura de la institución desde lo que Bleger llama el Psicoanálisis Operativo
que define como un psicoanálisis aplicado, que se realiza fuera del contexto
del psicoanálisis clínico con características especiales : a) se utiliza en
quehaceres o instituciones en que intervienen seres humanos, en situaciones
de crisis normales, b) la indagación de la dinámica inconciente es para lograr
la modificación a través de la comprensión, c) esta intervención se realiza a
través de múltiples procedimientos, la modificación será una hipótesis
ratificada o rectificada en una operación circular observación, intervención,
observación. Conceptos precursores de la idea de la institución como
formadora de subjetividad. (6), (7).

Ulloa, F.: Se apoya en los trabajos de Pichon Riviere, Bleger, Bion y Jaques.
Considera que la comprensión exclusivamente psicoanalítica del fenómeno
institucional ofrece limitaciones. Cree que el término instituciones es ambiguo,
pues tanto puede designar un proceso de institucionalización ( con el sentido
de racionalizar y estabilizar conductas inicialmente de predominio irracional) ,
como designar una organización social con el alcance que habitualmente tiene
este término, o sea un organismo con una geografía y una ordenación del
tiempo y de las responsabilidades ; con objetivos a alcanzar y medios
racionales para tal fin. Que está regulada por un código y por normas de
naturaleza implícitas y explícitas. La designación más adecuada parecería ser
la de ”organismos institucionales”. Hace una diferencia de los distintos tipos
de instituciones poniendo el énfasis en la situación en que se encuentra el
hombre en cada ítem institucional y en la modalidad o figura patológica más
frecuente para cada tipo de institución. Toma en cuenta las siguientes
proposiciones : 1) Toda institución está organizada en base a tres
distribuciones geográfica, tiempo y responsabilidad, son organismos que
mantienen ciertas regularidades, 2) en estos organismos existen ciertos
observables útiles para comprender su dinámica y abordaje, 3)diferentes
movimientos que se dan en una organización institucional, comunicación y
vínculo interno fantástico, 4) un movimiento resulta del interjuego de la
integración o institucionalización frente a una tendencia de dispersión de
sentido, 5) la existencia real e ideal de articulaciones cuyo funcionamiento y
modalidad están regulados por las normas de la institución. Una articulación
perturbada constituye una fractura, 6) la fractura favorece la depositación
proyectiva de aspectos fragmentados del Self de los integrantes ligados a
ansiedades paranoides y depresivas. Las no fracturadas favorecen la
proyección de aspectos totales, cuya reintroyección refuerza la identidad del
sujeto, 7) la proyección en las fracturas constituye el nivel latente, el nivel
manifiesto o sintomático son los mecanismos de defensa frente al peligro de
tener que reintroyectar lo proyectado en las fracturas, 8) la posibilidad de
elaborar los conflictos arcaicos está centrada en la naturaleza del vínculo con
la institución, 9) un objeto institucional puede ser abordado con metodología
clínica adecuada, una técnica con el mínimo de fracturas en sí misma y la
adhesión a un esquema teórico coherente. Las instituciones son organismos
que reflejan, reproducen y modifican en diferentes grados las características
esenciales del contexto social al que pertenecen. Esta perspectiva incluye
tanto la estructura microsocial institucional como su entorno macrosocial. Las
instituciones constituyen la materialización de un acuerdo entre uno o más
grupos que la integran. La diferencia entre estos grupos surge de diferentes
tipos de permanencia que unos y otros tienen en relación al ámbito
institucional. El acuerdo puede romperse por las condiciones socioeconómicas
del contexto y de las cuales la institución es un reflejo, transforman
críticamente a las instituciones en un organismo insuficiente o un aparato de
dominación, ya sea por causas más imputables a las modalidades y
aspiraciones del grupo de mayor permanencia que empieza a jugar
hegemónicamente, transformando esta permanencia en pertenencia
privilegiada en detrimento de los otros grupos. Otra variable es la orientación
ideológica de los responsables del poder. Considerando que las condiciones
económicas dentro de una sociedad de clases determinan el tipo de
institucionalización, cuando las decisiones están en los grupos de mayor
permanencia-pertenencia lo prevalente será de naturaleza jurídico-normativo,
endureciendo su carácter de dominación ; en cambio si están en los grupos de
menor permanencia, lo prevalente será lo ideológico manteniendo más el
carácter de acuerdo. Su hipótesis es que “los hombres, de acuerdo al nivel de
maduración que han alcanzado en el proceso de mismidad, privilegian dos
tipos de vinculación con sus instituciones : o bien se destaca sobre toda otra
motivación, la pertenencia institucional como un andamiaje a su precaria
identidad, o bien por haber alcanzado un buen nivel en este desarrollo,
tienden a privilegiar desde su autoestima y su autonomía el carácter
instrumental de la organización más que la dependencia institucional. El
desarrollo de esta línea psicoanalítica llega a advertir que el fetichismo
absorbente del objeto institucional, en tanto porción de la realidad tomado
como totalidad presente y futura tiene características que se pueden señalar
como semejantes a las del fetichismo de la mercancía en esta sociedad de
clases”.
Baremblitt, G.: define las instituciones como arborescencias de decisiones
lógicas que regulan las actividades humanas, indicando lo que es prohibido, lo
que es permitido y lo que es indiferente. Según su grado de objetivación y
formalización, pueden estar expresadas en leyes (principios,
fundamentos),normas o pautas. Toda institución comprende un movimiento
que genera : el instituyente que da un resultado , el instituido ; y un proceso
de la institucionalización . Ejemplos de instituciones son el lenguaje, las
relaciones de parentesco, la división del trabajo, la religión, la justicia, el
dinero, las fuerzas armadas, etc. Un conglomerado importante de
instituciones es por ejemplo el Estado. Para realizar concretamente sus
funciones reguladores las instituciones se materializan en organizaciones y
establecimientos. Los orígenes de las instituciones son difíciles de determinar.
Se puede hablar de cuatro instituciones “fundantes” de las sociedades
humanas. 1) Institución del lenguaje : la gramática es un conjunto de leyes,
de normas que rigen la combinatoria de elementos fónicos, de unidades de
significado en la lengua. Con esa combinación de elementos puede construirse
un número infinito de mensajes que sea comprensible para cualquier hablante
u oyente de esa lengua. El precio de su transgresión es la incomunicación
dentro de ese universo humano. 2) Institución de las relaciones de
parentesco : definen los lugares dentro de la familia. Prescriben entre que
miembros se pueden realizar o no determinadas uniones y que vínculo de
descendencia y alianza relaciona cada una de estas posiciones con la otra. 3)
Institución de la división del trabajo : el trabajo humano está dividido según
los momentos y las especificidades de cada tipo de producción y salario. Viene
acompañada por una jerarquía que instituye diferencias de poder, prestigio y
lucro no necesariamente justificadas por la importancia productiva. 4)
Institución de la religión : regula las relaciones del hombre con la divinidad
sobre natural o inmanente a la vida terrena. Existen comportamientos
indicados o contraindicados. Las leyes cuando expresan la voluntad de lo
instituido y se presentan como universales e invariables refrendadas por el
Estado o la iglesia son apenas la justificación de la dominación explotación-
mistificación. Cuando son provisorias y singulares y expresan la voluntad
instituyente-organizante que se da sus propias leyes, son instrumentos
formales, productivo-deseante-revolucinarias.
El INSTITUYENTE es un proceso movilizado por fuerzas productivo-deseantes-
revolucionarias que tiende a fundar instituciones o a transformarlas, en este
proceso de INSTITUCIONALIZACIÓN, es cuando se crean los INSTITUIDOS
cumpliendo un papel histórico importante pues ayuda a ordenar las
actividades sociales esenciales para la vida colectiva. (3)

Malfé, R.: Al hablar de institución incluye discursos, prácticas y objetos


instituidos. Toma la línea del psicoanálisis freudiano, así la intervención en una
institución será esencialmente discursiva. La escucha analítica le permitirá
interpretar, construir y hacer conciente aquello que estuviere provocando
fallas y rupturas de la racionalidad instituida, como señalar aquello inconciente
que preside toda institución. Dice :“Sobre el escenario que se abre en cuanto
un ámbito colectivo se constituye, sobre la ‘escena pública’ de una
comunidad, un grupo o una organización cualquiera, se van articulando con
minuciosa (aunque ciega) precisión los pasos de alguna de aquellas mismas
secuencias argumentales que descubrió el análisis en otros contextos.” (9).

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

En el estudio de las instituciones el vinculo entre sus miembros y con el


contexto social es un tema central. Freud toma la parábola de
Schopenhauer : “Un helado día de invierno, los miembros de la sociedad de
puercoespines se apretujaron para prestarse calo y no morir de frío. Pero
pronto sintieron las púas de los otros, y debieron tomar distancias. Cuando la
necesidad de calentarse los hizo volver a arrimarse, se repitió aquel segundo
mal, y así se vieron llevados y traídos entre ambas desgracias, hasta que
encontraron un distanciameitno moderado que les permitía pasarlo lo mejor
posible”. Y a partir de ella las dificultades del comportamiento afectivo de los
seres humanos entre sí ; que irá enlazando con temas como la identificación,
el narcisismo, el narcisismo de las pequeñas diferencias, relaciones con la
autoridad y otros que intervienen en el análisis de las instituciones. En cuanto
a la relación del hombre con su contexto social plantea los logros y problemas
con los que se encuentra el sujeto en la cultura humana, el saber y poder-
hacer del hombre sobre la naturaleza, las normas para regular los vínculos y
distribuir los bienes. Plantea como los vínculos entre los hombres están
influidos por la satisfacción pulsional, como la relación con el otro es un bien
en sí mismo si explota su fuerza de trabajo o lo toma como objeto sexual y
como el individuo es virtualmente un enemigo de la cultura. Toda su obra da
cuenta de la interrelación de los sujetos entre sí y con la sociedad. (12).
Pichon Rievère desde Freud y con los aportes de M. Klein, desarrollo su
Psicología Social cuyo tema central es la dinámica de lo vincular con la
permanente presencia del medio social. Defina vínculo como la estructura
compleja que incluye al sujeto y al objeto, su interacción, momentos de
comunicación y aprendizaje, configurando un proceso en forma de espiral
dialéctica : proceso en cuyo comienzo las imágenes internas y la realidad
externa deberían ser coincidentes. (13).

Kaës, R.: Plantea que existen tres grandes dificultades para constituir la
institución como objeto de pensamiento : uno tiene que ver con los
fundamentos narcisistas y objetales de nuestra posición de sujetos
comprometidos en la institución, el otro es no poder pensar la institución en
su dimensión de trasfondo de nuestra subjetividad, las instituciones nos
estructuran y sostienen nuestra identidad y la tercera es la institución como
sistema de vinculación en el cual el sujeto es parte interviniente y parte
constituyente. La institución es, antes que nada una formación de la sociedad
y de la cultura, cuya lógica propia sigue...la institución se opone a lo
establecido por la naturaleza. Al cumplir sus funciones correspondientes,
realiza funciones psíquicas múltiples para los sujetos singulares, en su
estructura, su dinámica y su economía personal. Moviliza cargas y
representaciones que contribuyen a la regulación endopsíquica y aseguran las
bases de la identificación del sujeto al conjunto social ; constituye el trasfondo
de la vida psíquica en el que pueden ser depositadas y contenidas algunas
partes de la psique que escapan a la realidad psíquica. La institución se funda
sobre el doble status del narcisismo, singularidad, grupalidad, y sobre las
formaciones intermediarias denominadas trans-psíquicas ya que sostienen la
relación entre el sujeto singular y el conjunto : la identificación, los síntomas,
defensas, ideales, el co-apuntalamiento, el contrato narcisista y el pacto de
negación. (10) (11).

PERSPECTIVA INSTITUCIONAL

1958 J. Y M. van Bockstäele inventan y difunden en Francia el término


“Socioanálisis”
1960/65. Fundación del CAIP (Centro de Análisis Institucional y de
Psicosociología) por Lapassade.
Francia.
Fundación del GPI (Grupo de Pedagogía Institucional) por
Lapassade, Lourau, etc. Francia
Fundación del GTPSI (Grupo de Trabajo de Psicología y de
Sociología Institucionales) por
Tosquelles. Francia. En una de las reuniones, Guattari propone el
término “Análisis Institucional”
para designar una corriente y diferenciarla de la “Psicoterapia
institucional”, corriente ésta última
liderada por Tosquelles. Según Lapassade, el término “Análisis
institucional” es acuñado por él mismo en 1962 junto al término “Pedagogía
Institucional”.
1966.Bleger Psicohigiene y psicología institucional (Toda la impronta de Pichon
Rivière).
Ulloa Psicología de las instituciones : una aproximación psicoanalítica
1968. Fundación del FGERI(Federación de los Grupos de Estudio y de
Investigación Institucionales).
Francia, con la participación de Tosquelles, Oury, Mannoni, Dolto, Laing,
Deligny, Guattari y
Lacan entre otros.
Basaglia La institución negada.
1969.Fundación del grupo Plataforma Internacional.
1970. Bleger El grupo como institución y el grupo en las instituciones
(Conferencia publicada en Te
mas de psicología (1972)).
1971.Presentaciión orgánica del Grupo Plataforma Argentino
Presentación del Grupo Documento
Mendel señala este año como el de fundación de la corriente
sociopsicoanalítica
1972. Mendel Sociopsicoanálisis I
Deleuze y Guattari El anti-edipo.
Guattari Psicoanálisis y transversalidad. Crítica psicoanalítica de las
instituciones.
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Grimson, Ulloa y otros Nuevas perspectivas en salud mental.
Instituciones y problemas
1974. Lourau El análisis institucional
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Grupos e Instituciones)
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hechos sociales)
Malfé Los suicidios de Jonestown “ “ “
“ “
1980.Malfé Tres proyecciones para cernir el objeto de la psicología
(psicoanalítica) en horizontes del
psicoanálisis aplicado
1981. Malfé Psicología institucional psicoanalítica
Mazzuca La posición del analista y el discurso de la institución
1982.Malfé Psicología institucional psicoanalítica : superación del “obstáculo”
organizacional
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institucional
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institucional
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Altamirano Lo imaginario como campo del análisis histórico y social
1993.Mezzano Análisis crítico del texto “La quinta disciplina “ de Peter Senger
(11).

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Tiene muy estrecha conexión con conceptos del Psicoanálisis : análisis,


analizador, identidad, imaginario, vínculo, teoría libidinal, implicancia,
apuntalamiento, regresión proyección ansiedades y otros. Desde la
Sociología conceptos como lo económico, lo político, lo ideológico. Desde la
Dinámica de Grupo : dispositivo, grupo.

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1971.
(14) Mezzano, A. Ubicación bibliográfico-histórica de la psicología institucional.
Comunicación personal
INTERCAMBIO

Susana Matus

DEFINICIÓN

Circulación entre la nueva familia y las familias de origen, que introduce la


regla fundamental de la cultura –prohibición del incesto- en el grupo familiar.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Lévi-Strauss sostiene que la prohibición del incesto expresa el pasaje del


hecho natural de la consanguinidad al hecho cultural de la alianza, y apunta
que el dominio de la naturaleza se caracteriza por el hecho de que “sólo se da
lo que se recibe”. El fenómeno de la “herencia” expresa esta permanencia y
continuidad. (3)
En cambio, en el dominio de la cultura, el individuo “recibe siempre más de lo
que da y al mismo tiempo da más de lo que recibe”. Este desequilibrio se
expresa respectivamente en los procesos de “educación e invención”.
Procesos inversos entre sí y a la vez, opuestos al de la “herencia”. (3) Por otra
parte, el papel primordial de la cultura es asegurar la existencia del grupo
como grupo y por lo tanto sustituir el azar por la organización. Así los
intercambios matrimoniales y los intercambios económicos forman parte
integrante de un sistema de reciprocidad.
Es importante recalcar pues que la prohibición del incesto no sólo es una
prohibición, sino también una prescripción: “el fenómeno fundamental que
resulta de la prohibición del incesto es que, a partir del momento en que me
prohibo el uso de una mujer, que así queda disponible para otro hombre, hay
en alguna parte un hombre que renuncia a una mujer que por ese hecho se
hace disponible para mí (...)”. (3)
“El contenido de la prohibición no se agota en el hecho de la prohibición, ésta
se instaura para garantizar y fundar en forma directa o indirecta, mediata o
inmediata, un intercambio”. (3)
Las sociedades primitivas se organizan dualísticamente, esto es, constituyen
un sistema por el cual los miembros de la comunidad se reparten en dos
divisiones, generalmente exogámicas. Estas mitades están unidas por el
intercambio regulado por el principio de reciprocidad. El intercambio implica
donaciones recíprocas desmesuradas, dentro del cual el intercambio de novias
es un paso más del proceso que hace que se pase “de la hostilidad a la
alianza, de la angustia a la confianza, del miedo a la amistad”. En las
sociedades primitivas “el potlach” (donaciones recíprocas), abren todo un
camino que remite a la simbolización.
Por lo tanto el intercambio es simbólico, porque sustituye al incesto. Lo
fundamental es la prohibición del incesto que lleva a una división del grupo, lo
cual posibilita a su vez el intercambio. (1)
Finalmente, Lévi-Strauss plantea que el eje semántico endogamia-exogamia
remite a la diferencia entre naturaleza y cultura. Por ello, aún las alianzas más
endogámicas lo son sólo funcionalmente y constituyen un derivado de la
exogamia, en tanto ponen en juego una prescripción acerca de cómo debe
realizarse la alianza, quedando reservado el concepto de endogamia
propiamente dicha al campo de la naturaleza.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

El concepto de intercambio en el Psicoanálisis de las Relaciones Familares,


postula la fundación de la familia a partir de la relación de intercambio entre la
alianza y las familias de origen, más específicamente la familia materna. El
grupo familiar a través de la EFI (Estructura Familiar Inconciente8), funciona
como mediador entre el sujeto y la cultura.
Si consideramos las fantasías originarias como enigmas fundamentales
provenientes del tabú del incesto, el cual funciona como un axioma
estructural, podemos afirmar que la EFI intermedia entre las fantasías
originarias y el sujeto. (2)
En este sentido el cuarto término de la EFI, presentifica lo reprimido
proveniente de la cultura con relación a la prohibición del incesto. (4) El dador
de la mujer es el lugar estructural que da cuenta del intercambio constitutivo
familiar, introduciendo la posibilidad de salida exogámica. El avúnculo tiene
entonces una función de corte, ya que como dador permite la efectivización
de la prohibición. Así como en el campo de la antropología estructural, el
principio de intercambio determina la organización de la Estructuta Elemental
del Parentesco, en el campo del Psicoanálisis Familiar, es condición para la
constitución de la EFI.
Por otra parte, el concepto de intercambio en la economía intrapsíquica del
sujeto muestra que el Psicoanálisis descubre a la mujer intercambiando hijos
por falos simbólicos. La relación entre las cinco equivalencias que propone
Freud en “Sobre las transposiciones de la pulsión, en particular del erotismo
anal” están fundadas en la ecuación: niño=falo. Si bien esta equivalencia la
introduce la mujer, también en el hombre dichas equivalencias constituyen su
estructura intrapsíquica.
Es en este sentido que Massotta propone: “ser hijo de una madre es ser
objeto de intercambio producido por la mujer, a saber: el falo de la madre”. Y
agrega: “todo sujeto en su constitución psíquica tiene una mujer adentro, la
que ha producido la equivalencia fundamental: falo=niño”. (5) “Si el deseo de
la mujer se resuelve en parte, como deseo de falo que se colma en el hijo, el
hijo es de entrada ese falo que colma el deseo del objeto primordial”. (5) Por
lo tanto, el punto de partida de la relación madre-hijo, es una relación de
intercambio en donde al interponerse el falo, dos deseos se colman
recíprocamente. Es decir, que la posibilidad de instalación del hijo en el lugar
de narcisización depende de la castración que atraviesa a la madre (en tanto
portador de la voz del discurso familiar y cultural) y de ello da cuenta
justamente este intercambio.

8
El modelo de la EFI implica un conjunto de relaciones entre cuatro términos o funciones: madre, padre,
hijo y tío materno o representante directo o simbólico de la línea materna. Las relaciones son de alianza,
filiación, consanguinidad y avuncular. (Berenstein, I.)
PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Si modelizamos la intersección del campo de la cultura con el de los vínculos y


el del sujeto, observamos por una parte que en cada uno de ellos una
estructura cuaternaria da cuenta de su constitución: las Estructuras
Elementales del Parentesco, la EFI y el Complejo de Edipo centrado en el falo,
respectivamente y por otra parte, el cuarto término de cada una de estas
estructuras representa el lugar del intercambio simbólico: el dador de la mujer
(desde el punto de vista antropológico), el representante de la familia
materna (en la perspectiva familiar) y el falo (en términos de lo intrapsíquico).
(4)
Por otra parte el principio de intercambio da lugar a los diferentes ejes
semánticos dentro de cada campo: endogamia/exogamia, relación de
consanguinidad/relación de alianza, narcisismo/castración, respectivamente.
En síntesis: desde las tres perspectivas planteadas, el intercambio se define
como símbolo de la introducción de la prohibición del incesto. (4)

Lo dicho podría sintetizarse en el siguiente cuadro:

CAMPOS TEORÍA QUE ESTRUCTURA INTERCAMBIO


LO ABORDA CUATERNARIA
Eje semántico Cuarto
término
CULTURA Antropología Estructura Endogamia- Avúnculo
(transubjetivo) Estructural Elemental de Exogamia
Parentesco

VÍNCULOS Psicoanálisis Estructura Familiar Consanguinidad Representante


Alianza Familia
(intersubjetivo) familiar Materna
Inconsciente
SUJETO Psicoanálisis EDIPO Narcisismo FALO
(intrasubjetivo) Castración
individual

Por otra parte, el concepto de intercambio constituye uno de los ejes


fundamentales del pensamiento estructuralista en antropología, cuyo
exponente máximo fue el antropólogo Claude Levi-Strauss.
La introducción del “Pensamiento Complejo” en las ciencias sociales, a partir
de los Nuevos Paradigmas, replantea la idea de Levi-Strauss acerca del
“átomo elemental del parentesco”, en tanto unidad mínima de la cultura,
producto del principio de intercambio y su contracara la prohibición del
incesto.
Dice Illya Prigogine: “Pienso que ahora tenemos una tendencia a ir de lo
complejo a lo simple.
Comprendemos que no podemos descomponer el mundo en pequeños
sistemas independientes, porque cada pequeño subsistema independiente
adquirirá propiedades muy diferentes en relación al sistema considerado como
un todo. También comprendemos que no podemos descomponer al mundo en
interacciones aisladas, y suponer que entre ellas no hay interacciones. El
mundo aparece más como un continuo, como una entidad global”. (6)
De este modo, el concepto de intercambio se relacionaría menos con el orden
estructural de los sistemas cerrados, que con la idea de sistemas abierto en
permanente desequilibrio y autorganización.

BIBLIOGRAFÍA

1) Abelleira, H.; Czernicowski, E.; Kleiman, S.; Matus, S.; Romero, H. -”La
organización dualista en la clínica familiar”. Revista de la AAPPG N° 3 y 4. Bs.
As. 1989.
2) Berenstein, I.; Gaspari, R.; Gutman, J.; Bianchi, G.; Gomel, S.; Matus, S.;
Rojas, M. C.; Sierra Ovejero, M. -”Inconciente y Estructura Familiar”. - Revista
de la AAPPG N° 1. - Bs. As., 1989.
3) Lévi-Strauss, Claude. “Las estructuras elementales del parentesco”. Paidós.
Bs. As. 1969.
4) Matus, S. -”Reflexiones acerca del principio de intercambio”. Revista de la
AAPPG N° 1 y 2. - Bs. As., 1991.
5) Massotta, Oscar. -”Edipo, Castración y Perversión” (en Ensayos
Lacanianos). Ed. Anagrama. - Barcelona, 1976.
6) Prigogine, Illya. “De los relojes a las nubes”, Nuevos paradigmas, cultura y
subjetividad. Ed. Paidós, Buenos Aires, 1994.
INTERMEDIACIÓN

María Isabel Pazos de Winograd

DEFINICIÓN

Este término-que no debe confundirse con el de mediación-da cuenta del


trabajo que realiza el psicoanalista de las Configuraciones Vinculares en el
ejercicio de la función pericial solicitada dentro del contexto de procesos
judiciales motivados por controversias familiares o conyugales. La operación
que designa se desarrolla y tiene efectos en una zona de encuentro
interdiscursivo. Esta modalidad de intervención, que se encuadra en el marco
del Psicoanálisis de extra-muros, es la que sostiene la función psicoanalítica
en el ámbito del Poder Judicial. Para ello debe operar dentro del área de
encuentro entre dos discursos diferentes, el psicoanalítico y el jurídico.
La intermediación consiste en: 1) dejar en evidencia el mecanismo de
desplazamiento inconsciente de un conflicto vincular previo sobre un proceso
litigioso, 2) detectar y señalar las resistencias vinculares a la emergencia de
“lo negativo” (Ver) constituyente del vínculo, contracara del “zócalo
inconsciente”(Ver) y 3) facilitar con este esclarecimiento una sentencia judicial
que se constituya en el corte de una cadena de repeticiones.
La intermediación se lleva a cabo a través de entrevistas con las partes y
otros involucrados en la causa -por ejemplo, hijos- y a través de encuentros,
comunicaciones escritas u orales y eventuales participaciones en audiencias
con el Juez y, a veces, los abogados.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

El prefijo “inter” proviene del latín y es una preposición que significa entre o
en medio (1). El Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares contempla
tres espacios psíquicos en la constitución de la subjetividad: intra, inter y
transubjetivo. Es en el segundo en el que se representa el conector entre los
dos yoes, representación paradigmática de la vincularidad. “Intermediar” es
estar o existir una cosa en medio de otras e “intermediario” significa que
media entre dos o más personas para algún fin. El “intermedio” es el espacio
que hay de un tiempo a otro o de una acción a otra (2). En este sentido la
función del analista en el Poder Judicial ocupa el espacio entre la acción que
entabla un litigio como un eslabón más en una cadena de repeticiones y el
acto del Juez al dictar una sentencia eficaz en la ruptura de dicha cadena. Por
lo tanto sentencia eficaz es aquella que podrá ser cumplida, respetada y
sostenida por las partes en conflicto a partir de haber realizado junto al perito,
un trabajo de esclarecimiento psicoanalítico del vínculo, refrendado por el
Juez. La labor del analista contribuirá a la ganancia en eficacia de la sentencia
judicial.
En 1985 René Kaës describe de esta manera las características de lo
“intermediario”: “es una mediación entre dos elementos discontinuos,
mediación en la separación, acercamiento en lo mantenido-separado”, 2) “es
una instancia de articulación de diferencias, un lugar de continuidad (reprises)
de transformación, de simbolización” y, por fin 3) “es una instancia de
oposición, de conflicto y de diferenciación entre elementos complementarios y
antagónicos”. A través de estas tres características define la esencia del
concepto como una “función de puente sobre una ruptura mantenida, esa
función de pasaje, de repetición transformadora, de creación” (3).

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Este concepto se desarrolla a partir de la investigación que he realizado con la


Lic. Marta S. Effron sobre la utilización del modelo teórico-clínico de parejas
de la A.A.P.P.G. en el ámbito judicial, específicamente en las causas de
divorcio controvertido, o sea aquél que no es de común acuerdo sino que
presenta una causal que ha de abrirse a prueba.
Dentro de este ámbito el discurso jurídico convoca, pide, interpela, pregunta
al perito psicólogo. El riesgo que éste entonces corre es el de deslizarse
rápidamente al terreno fáctico y perder la función analítica. Para evitarlo se
debe pensar el fenómeno desde una perspectiva vincular que abarca múltiples
encuentros dentro de un espacio interdiscursivo: a) el encuentro del Juez con
el caso, b) el encuentro del perito con el caso, c) el vínculo entre los ex-
cónyuges y d) el encuentro del perito con el Juez a través del diálogo y/o
presentación escrita del informe pericial.
El objeto de investigación del perito es precisamente el fenómeno de
entrecruzamientos. La función se desarrolla como una intermediación,
término acuñado en junio de 1996 como la intervención del analista de
Configuraciones Vinculares y cuya característica esencial es “que opera sobre
el encuentro entre distintos discursos, el del Psicoanálisis de las
Configuraciones Vinculares y el de la Ley, y cuyos efectos trascienden la
operación interdiscursiva en cuanto es refrendada por la investidura del Juez”.
(4)
¿Cuál es el develamiento que puede poner fin al litigio durante el desarrollo de
la intermediación? La experiencia señala que se trata de aquél que hacen los
ex-cónyuges, en un proceso de trabajo con el perito en Configuraciones
Vinculares refrendado por el Juez, que echa luz sobre la función del divorcio
seguido de litigio sin fin como forma de evitar la emergencia de algunos
elementos de “lo negativo” constituyente del vínculo.
Este proceso de trabajo es una intermediación en tanto supone la articulación
entre distintos espacios-psicoanalítico y judicial-entre distintos sujetos-los ex-
cónyuges-y entre distintas opciones -el litigio y el conflicto-.
La intermediación implica la construcción de un espacio de terceridad, el
espacio simbólico del que la Ley es el organizador básico. Este espacio no ha
de confundirse con ninguna de las partes sino que, citando nuevamente a
Kaës, ha de servir de “puente sobre una ruptura mantenida”... “de pasaje, de
repetición transformadora, de creación”. La intermediación implica la
construcción de un puente a un nuevo espacio lógico que no sea ya el de la
disyunción (o uno u otro) sino el de la conjunción (uno y otro).
Simultáneamente al surgimiento de este concepto en el trabajo judicial
referido a divorcios controvertidos, la Lic. Susana Matus y un equipo de
colaboradores del “Centro Oro” utilizan el mismo término para referirse a un
abordaje de causas judiciales desde el psicoanálisis familiar (5). Para estas
autoras se trata de una intervención “destinada a transformar una primera
instancia donde se dan simultáneamente propuestas inconciliables de muy
difícil contención, en otra instancia en donde se mantienen las diferencias pero
pueden ser toleradas posibilitando el accionar judicial”.
Sostienen asimismo que las funciones básicas familiares no se juegan sólo en
el grupo primario sino que además son sostenidas por las instituciones del
macro-contexto. Es por ello, dicen, que un primer objetivo es “armar una red
entre familia, juzgado y terapeuta”. Otros objetivos son permitir que en el
vínculo familiar se valoricen -o en su defecto se construyan- las funciones de
sostén y de corte y concientizar los aspectos no manifiestos del conflicto a
partir del armado de una historia y el develamiento de nuevas relaciones y
sentidos. El interés fundamental es la creación del lugar del hijo, un lugar
para el proyecto vital del grupo familiar.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

El concepto surge en un entorno en que se festeja la aparición de la Ley Nac.


24573 de mediación obligatoria. Esta ley, vigente desde el 23 de abril de
1996 en la República Argentina, se aplica en los fueros civil y comercial. La
mediación familiar en cambio no está reglada por ley. Es importante
discriminar los conceptos de mediación e intermediación. La mediación es una
etapa pre-judicial, el movimiento inmediatamente posterior a la demanda,
cuyo objetivo es ofrecer un espacio de resolución alternativa de conflictos. La
intermediación es la función ejercida por el psicoanalista de Configuraciones
Vinculares en el seno del desarrollo del litigio y en respuesta a un pedido de
pericia hecho por el Juez.
Tanto las autoras especialistas en vínculos de pareja como las del ámbito del
psicoanálisis de familia coincidimos en cuanto al objetivo fundamental de la
intermediación como la creación de un lugar de terceridad que permita
superar rivalidades narcisísticas para acceder a un orden simbólico basado en
la Ley. La legalidad representada por el Juez a través de la sentencia
establece un corte a las repeticiones tanáticas y ordena las diferencias cuando
es aceptada como tal.
Hay en cambio distintas ideas en cuanto a si lo terapéutico es también un
objetivo, como sostiene el segundo grupo de autoras, o si es más bien una
consecuencia, como pensamos las primeras. En todo caso por ahora
concordamos con J. Laplanche en que en el terreno del extra-muros son
imprecisos los límites y los alcances del Psicoanálisis, y que si bien su objeto
no es cualquier objeto, las condiciones de dominio y de método habrán de
definirse en cada caso. (6)
BIBLIOGRAFÍA

(1) Corominas, J.Diccionario Etimológico. Ed. Gredos. Madrid, 1961.


(2) Sopena, R.Diccionario Enciclopédico Ilustrado. Barcelona, 1969.
(3) Kaës, R.La catégorie de l’intermediaire chez Freud: un concept pour la
Psychanalyse? L’evolution psiychiatrique, 1985, pág. 924
(4) Effron, M. y Pazos de Winograd, M.I. “El psicoanálisis de extra-muros.
Divorcio controvertido. Función analítica en el Poder Judicial”. XII Congreso
Latinoamericano de Psicoterapia Analítica de Grupo. Los Vínculos en
América Latina. Buenos Aires, Argentina, 1996. Tomo 3, pág. 107
(5) Matus, S., Davidson, B., Agustini, C., Blachman, J., Brust, F., Guingold, L.,
Giráldez, E, Jarak, M., Mato, A., Neuberger, M., Palacios, S., Rosso, B. y
Saljayi, M. “intermediación judicial: abordaje desde el psicoanálisis
familiar”. XII Congreso Latinoamericano de Psicoterapia Analítica de
Grupo. Los Vínculos en América Latina. Buenos Aires, Argentina, 1996.
Tomo 3, pág. 207.
(6) Laplanche, J. Nuevos fundamentos para el psicoanálisis. Amorrortu
editores.
MALENTENDIDO

Silvana Hernández

DEFINICIÓN

Disfunción propia del proceso de comunicación: Dos o más personas suponen


compartir significados y sentidos transmitidos, desconociendo que existe una
divergencia de interpretación; esta divergencia interrumpe el entendimiento de
lo comunicado, pero subyace - como premisa básica - una ilusión de
entendimiento.
En vínculos estables - pareja, familia - los actos comunicativos cuentan con la
peculiaridad de desplegarse en un espacio privilegiado para la reedición de
modelos arcaicos. Cuanto mayor incidencia de dichos modelos, mayor será la
tendencia de cada yo a crear monólogos intrasubjetivos en una apariencia-
creencia de diálogo.(Puget y Berenstein, l989, págs. 97 y 99)

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

La comunicación humana es objeto de diversas disciplinas científicas, cada una


de las cuales se aboca al estudio de las diferentes áreas que la componen, entre
ellas, el área de la pragmática, el área de los significados, el área psicológica y
social, etc. .
El fenómeno del malentendido ha sido investigado, entre otros, por Watzlawik y
colbs. (1967) en referencia a una teoría de la comunicación; por Carlos Castilla
del Pino (1970) , en tanto hecho psico social.
Enrique Pichon Rivière desarrolla el concepto de malentendido como
"enfermedad básica del grupo familiar" , producido en el interjuego de
imágenes internas : la que el enfermo ( portavoz ) se ha formado del grupo
familiar, de cada uno de los integrantes, de sí mismo y lo que cree que los
demás piensan de él, en conjunto con la imagen que los demás integrantes
tienen de él. Confrontar estas representaciones internas permitiría acceder a la
intensidad y extensión del malentendido. ( Pichon Rivière, 1980).
Asi mismo, plantea que el malentendido adviene en el proceso interaccional de
asunción y adjudicación de roles, pudiendo surgir perturbaciones de la
comunicación que viciarían la lectura de la realidad ( Pichon Rivière, 1980 ).
Tomando el vínculo como una estructura en la cual se produce la comunicación,
dicho autor afirma: "Para que se establezca una buena comunicación entre dos
sujetos, ambos deben asumir el rol que el otro le adjudica. En caso contrario, si
uno de ellos no asume el rol que el otro le adjudica se produce un malentendido
entre ambos y se dificulta la comunicación." (Pichon Riviére, 1982,).

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

I) El acto comunicativo, conceptualizado como hecho interactivo (Watzlawick,


1967), incluye una serie de elementos constitutivos: emisor y receptor; código
compartido; contexto de referencia que define determinadas reglas; mensaje
transmitido; instrumentos o medios a través de los cuales efectuar la
transmisión, así como un canal físico y una conexión psicológica entre emisor y
receptor.
El acto comunicativo - entendido como la unidad mínima de intercambio entre
dos personas - es, por definición, ambiguo e incompleto, ya que se sostiene en
una continua interpretación a la búsqueda de elementos faltantes.
Dado un diálogo entre dos personas, cada uno de los participantes
necesariamente desarrolla hipótesis individuales sobre lo transmitido por el
otro, es decir, realiza una tarea de decodificación de acuerdo a su código
idiosincrático. En este sentido podemos afirmar que el entendimiento nunca
alcanza una total concordancia. Sólo sucesivas aproximaciones. En este proceso
puede irrumpir la situación de malentendido.
II) Desde el punto de vista psicoanalítico, la conceptualización del
malentendido ha adquirido un mayor desarrollo en el área del vínculo de pareja,
fundamentalmente desde Puget y Berenstein (1989). Los autores, en un
minucioso estudio, analizan sus manifestaciones clínicas, apuntando al nivel
estructural que lo sostiene.
Del citado trabajo, se desprende una primera distinción:
A) La formulación del malentendido en tanto estructura verbal , utilizada por la
pareja ante una diferencia de significación intolerable. En este sentido lo no
formulable es la posibilidad de un desacuerdo.
B) El concepto teórico de malentendido, en tanto describe un particular
funcionamiento vincular caracterizado por la ilusión de compartir iguales
sentidos y significados, implica la ilusión de un "bien entendido futuro"
equivalente a un entendimiento absoluto obturante de la alteridad.
Como expresan los autores: "La aspiración a la igualdad de sentido es de claro
origen narcisista ... " (Pág. 96), y por ello queda referida a un funcionamiento
vincular a predominio de Objeto Único (pág. 101 y pags. 188 y sgtes. ).
En cada sujeto existe la aspiración a ser entendido en su totalidad, y es en el
enamoramiento donde se re-crea este anhelo humano universal cuya génesis
se basa en un estado de desamparo originario (Freud, 1914). Auge del
narcisismo, vivencia de fusión en tanto " ... período previo, preliminar,
transitorio y. como tal, se interrumpe en la relación de pareja estable"
(Berenstein y Puget, l982).
La posibilidad de malentendido es inherente al proceso de comunicación, y por
tanto, potencialmente presente en todo vínculo. Su manifestación tomará
distintas formas de acuerdo a la estructura vincular sostenedora de la relación
de pareja. Entre dicha estructura vincular y los diferentes niveles de
malentendido, podemos establecer la siguiente correlación:
a) Dual narcisista. Funcionamiento en base a un contexto único en el cual no se
reconoce la divergencia. Predominan fantasías de fusión y completud, por lo
cual se dificulta la aparición del "otro real" que precipita los elementos faltantes
constitutivos del mundo vincular (Puget, 1982). El malentendido se desmiente ,
ya que su reconocimiento implicaría la insinuación de diferencias perturbadores,
generándose ansiedades de tipo catastróficas con circulación de violencia. En
este nivel, el malentendido aparece como "... una formación vincular con
ligadura a predominio de agresión y muerte, registrado sea como ataque al
vínculo o como la propia muerte" (Puget y Berenstein, 1989, pág. 124)
b) Terceridad limitada. En un vínculo estructurado en base a dos y un tercero
escindido, el malentendido se instala como un síntoma que bascula entre
reconocer la divergencia de entendimiento y el deseo de anularla. Existe una
tendencia a producir alianzas a predominio de complicidad, por lo cual en la
relación analítica uno de los integrantes de la pareja suele modificar el
significado de la interpretación; en este sentido, el malentendido estaría a favor
de generar un vínculo dual con el analista.
c) Triangularidad ampliada. Se funciona en base al reconocimiento de la
divergencia y aceptación de la alteridad. Se va construyendo un contexto
compartido - reformulacion del contexto único - y un código enriquecido, por lo
cual se tolera el malentendido, apareciendo fundamentalmente como hecho
puntual pasible de ser despejado hacia un mayor entender nunca completo. En
un análisis vincular, la comprensión analítica de malentendidos pasa a ser uno
de los ejes del proceso. Al decir de Puget, aparecería entonces "... la posibilidad
de incrementar sostenidamente en sí mismo y en el otro una indagación que lo
remita a la discriminación de lo descubierto y a la responsabilidad por lo
conocido". ("Criterio de Curación en Psicoanálisis de Pareja").
Puget y Berenstein (l984) explicitan que el malentender no es patrimonio
exclusivo del vínculo de pareja, y trabajan el concepto respecto a la relación
analítica con el paciente individual, con lo cual enriquecen la comprensión de las
transferencias, así como iluminan algunos obstáculos inherentes al trabajo
psicoanalítico (también Puget y Wender, 1982).
Podría afirmarse que en toda comunicación intersubjetiva cabalgará un "no del
todo entendido" pues siempre quedará un resto del nivel de lo intrapsíquico
imposible de ser transmitido. Es límite de lo compartible, opacidad inherente al
sujeto y registro de la diferencia.
Estas consideraciones nos llevarían a ubicar el malentendido, tal como lo
plantea Czernikowski, en un nivel "estructural - constituyente e instituyente -
de la relación amorosa" (Czernikowski, 1982).
La conceptualización estructural del malentendido incluye: a) La cualidad
polisémica del lenguaje. b) El código idiosincrático intrapsíquico de cada uno de
los integrantes del vínculo. c) La dimensión no semantizable del otro real que
promueve el deseo de conocer lo incognocible.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

En un vínculo adhesivo o narcisista dual en donde predominan acuerdos y


pactos inconscientes en base a la desmentida de las diferencias, existe una
tendencia a la fusión productora de un lugar vincular para uno o dos iguales.
Tomando el eje discriminación-indiscriminación, correspondería al menor nivel
de diferencia entre dos yoes, equivalente al tipo de estructura vincular
denominada "mellicez" (Puget, Berenstein, 1989 ).
A partir de una ruptura de este tipo de funcionamiento se instalaría un
"malentendido por implicancia narcisista", cuya característica básica reside en
una permanente búsqueda de ser adivinado y reconocido. El lugar
transferencial corresponde al de Objeto Único, fundamentalmente en su
función anticipatoria, ya que el otro debe conocer y anticiparse a los deseos
del yo. De allí se deriva una intensa demanda que coloca al otro en un estado
de frustración crónica, produciéndose en el vínculo sostenidos sentimientos de
insatisfacción.
Dado este tipo de funcionamiento vincular, nos preguntamos acerca de la
dinámica transferencial en un proceso psicoanalítico, dado que el analista
podria quedar inmerso en otro malentendido: el confundir esta demanda
infantil de ser adivinado con la tarea del análisis, instalándose como un
superyó exigente que relanza esta modalidad de demanda e insatisfacción
permanente.

BIBLIOGRAFÍA

-Berenstein, I., Puget, J. "Algunas consideraciones sobre psicoterapia


de pareja: del enamoramiento al reproche". Rev. de Psicología y Psicoterapia
de Grupo. V. I, 1982, Bs.As. Págs. 25 a 39.
-Berenstein, I., Puget, J. "Malentendido en el diálogo analítico" Psicoanálisis,
Vol. VI, Nº 1, Bs. As. 1984.
-Czernikowski, E. V. "El malentendido sexual en la pareja". Rev. de Psicología
y Psicoterapia de Grupo, T XV, Nº1, abril 1982, págs 118 a 122.
-Castilla del Pino, C. "La incomunicación", Barcelona, Ed.Península, 1970.
-Freud, S. "Introducción al narcisismo", 1914, Amorrortu Ed., T XIV.
-Pichon Rivière, E. "El proceso grupal- Del psicoanálisis a la psicología social",
Bs. As., Ed. Galerna, 1970.
-Pichon Rivière, E. "Teoría del vínculo", Bs.As., Nueva Visión, 1980.
-Puget, J. "La relación con el otro pensado. Entre la alucinación y la relación
objetal", Bs.As., Mesa redonda sobre narcisismo, APdeBA, 1982.
-Puget, J. "Criterio de curación en psicoanálisis de pareja" (Ficha de la cual
no poseemos registro de publicación)
-Puget, J. , Berenstein, I. "Psicoanálisis de la pareja matrimonial" Bs. As.,
Paidós, 1989.
-Watzlawik, P., Beavin, J. "Teoría de la comunicación humana", Jackson, D.
Barcelona, Herder, 1967.
MITO DE LOS ORÍGENES

Elsa Silva y Rosas de Carrasco

DEFINICIÓN

Etimología: Mito: tomado del griego “Fábula, leyenda”. (7). Origen: tomado
del latín ORIGO, derivado de ORIRI, “salir (los astros)”, “ser oriundo”,
...término que aparece usado tanto como femenino como
masculino...originario, “que está saliendo (sol)”, orientador...(Grimal).
El mito es un relato que intenta explicar determinados aspectos de la
existencia: origen del mundo, de los hombres y animales, de la vida y la
muerte, de los acontecimientos primordiales por los cuales el hombre ha
llegado a ser lo que es: un ser mortal, sexuado, inserto en una sociedad.
Relata cómo algo ha comenzado a “ser”, se ha originado, habitualmente como
algo fabuloso que se supone acontecido en un pasado remoto y casi siempre
impreciso. Cristaliza significaciones, teniendo el doble carácter de encubrir y
señalar el camino de acceso a lo inconsciente. Posee un rol fundante de la
condición humana, en tanto organizador de la realidad. Para Berenstein, I.(3)
y Puget, J.(14,15) es una de las producciones significantes de toda
configuración vincular, en el anudamiento de lo intersubjetivo, intrasubjetivo y
transubjetivo. Para Berenstein (1991) cada conjunto de personas que se dice
pertenecer a una familia tiene una historia de la cual inconscientemente se
siente parte, tiene una versión compartida que con las represiones
individuales y también la de los otros de la familia constituye una historia
sobre la fundación de ese conjunto (relato fundante). La historia se torna
coherente en forma de relato acerca de los orígenes y es transmitido sea
mediante acciones, sea a través de un relato. Son los mitos de los orígenes
que se transforman en mitos constitutivos cuando se cree depender de ellos
para la organización o el funcionamiento de la familia. Los mitos familiares,
así como los mitos universales, dan, a diferencia del pensamiento científico,
que plantea preguntas, respuestas certeras. La certeza e irracionalidad
intentan evitar enfrentarse con un otro no transparente y no del todo
cognoscible.
El mito de los orígenes u originario es un relato verosímil acerca de cómo algo
ha comenzado, encontrándose múltiples versiones que comparten elementos
recurrentes, en un sistema de referencia multi-disciplinario.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

El concepto de mito remite a una zona de significado, compartida entre otros


aportes por la religión, la antropología, la sociología, la filosofía, el arte y el
psicoanálisis. En algunas de sus habituales acepciones es lo opuesto a
“historia”, a “ciencia” a “filosofía” a “alegoría” a “verdad”. En la época
contemporánea se los considera “verdades históricas”. Estudiándolos a través
del análisis epistemológico y su función en la conciencia y en la cultura
pueden ser considerados como supuestos culturales.
Cuando el mito es tomado alegóricamente tiene dos aspectos: lo ficticio y lo
real, en tanto si bien el hecho real no ha ocurrido, de algún modo lo que dice
el relato mítico responde a la realidad. No son del orden de la verdad sino de
lo verosímil. El intento primario y básico de ordenar el caos y responder a las
incógnitas ha dado, a través de los mitos, una formulación de la aprehensión
del mundo y de la realidad que se mantiene, se repite y tolera hasta cierto
punto los cambios. La figura del andrógino, por ejemplo, aparece en los
relatos míticos del origen del hombre, en diferentes religiones o culturas,
desde los babilónicos, griegos, judeo-cristianos, africanos hasta los
latinoamericanos. Los símbolos hindúes se refieren, no sólo a la androginia,
sino al retorno final a esta indistinción, a esta unidad. Platón recuerda el
mito del Andrógino en “El Banquete”. Los mitos que utilizan Freud y Lacan
serían recursos epistemológicos, de la misma manera en que fueron utilizados
por la filosofía griega y sobre todo por Platón. Así es posible continuar a lo
largo de la historia y del tiempo.
“El descubrimiento inaugural del psicoanálisis se hace a través de un mito: El
complejo de Edipo”(11)(pág. 27). Freud recurre a temas de la literatura para
formular y crear mitos: el de Edipo (1905) y el de Narciso (1914), de la horda
primitiva (acerca de los orígenes)(1912-13) y el de las pulsiones de vida y
muerte (1920). Lèvi-Strauss (1968)(12) descubre la lógica interna del mito,
proponiendo un funcionamiento estructural. Describe las unidades
significantes, los mitemas, y la operación o articulación que han de tener para
que el relato tenga estructura mítica.
Además de su uso explicativo, tiene como función principal la de clasificar y
ordenar. En este sentido para este autor, el mito es una forma en que el
hombre “pone en estructura”.
Para Mircea Eliade (1992), “El mito cuenta una historia sagrada, relata un
acontecimiento primordial, el tiempo fabuloso de los “comienzos”. Este tiempo
no es algo del pasado, sino del origen, que se reactualiza a través de los ritos.
Estos transmiten y sostienen el mito (Levi-Strauss, 1968). Son las costumbres
cristalizadas en el manejo del espacio y el tiempo, ritmos, celebraciones, que
necesitan ser mantenidas sin explicación y cuyo incumplimiento “los
descompensa”, creando un código propio e incuestionable. Gil, D.(1992)
tomando ideas de R. Barthes habla del mito en un sentido más amplio,
“...relato o narración que da cuenta de los orígenes, del universo, de la
cultura del sujeto en general, o de acontecimientos particulares de la vida del
sujeto, dichos en un lenguaje atravesado por la gran escritura mítica, que
más que ser dicha parece decirse y que no dicen ni ocultan, sólo indican por
medio de signos, parafraseando a Heráclito cuando define el Oráculo”
(11)(pág.26). Lacan (1976) en “El mito individual del neurótico” se refiere a
cómo el registro simbólico se puede poner al servicio de lo imaginario para
evitar enfrentarse a la muerte y la castración.
DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Tomando en un sentido restringido, como “mito del origen vincular”, referido


al origen del sujeto, de las parejas, de las familias, de los grupos o
instituciones, es el momento de encuentro real que después, por après coup,
es registrado como momento mítico fundante. Pensar en términos de
inconsciente vincular, supone concebir una representación de un encuentro
fundante, idealizado. Cada nuevo encuentro intentará recrearlo, “nunca fue y
nunca será y sin embargo es irrenunciable” (Puget, 1991). Es aquél de los
orígenes, de la fundación que remite siempre a otro momento, a otro nivel
explicativo, éste representa para la intersubjetividad el lugar que el deseo
ocupa para lo intrapsíquico. Puget, J. (1988) propone que “el sujeto se va
constituyendo simultáneamente sobre la base de tres pilares”(15)(pág.14).
Admitir una relación entre diferentes estructuras vinculares, tales como
sociedad-familia-pareja-sujeto, sin establecer un orden cronológico de
aparición, nos permite una mayor comprensión del anudamiento entre estos
diferentes contextos. En los comienzos de un grupo y en los de una pareja
predominan fantasías originarias de fusión. Anzieu lo describe como el
momento de ilusión grupal; en la pareja sería el enamoramiento. Dichas
fantasías, (escena originaria, seducción, castración y retorno al seno materno)
ya descritas por Freud en 1915, serían como guiones Universales, mediante
las cuales se inscribe el devenir fantasmático del sujeto. Para Kaës
(1995)(16)la estructuración del psiquismo, está dada dentro de una tópica
intersubjetiva, priorizando el vínculo madre-hijo, inserto en un contexto que lo
posibilita. Esta tópica intersubjetiva constituye la situación originaria; la
represión originaria marcaría una línea divisoria, fundante de la separación
consciente-inconsciente y posibilita el surgimiento de la subjetividad, en
etapas sucesivas. La temática fundamental de esta tópica intersubjetiva es el
desprendimiento, la fusión-discriminación, el reconocimiento de diferencias.
Los mitos intentan explicar a modo de relato, estos momentos primordiales de
fusión y elaborar la separación. M. Bernard (1996), tomando conceptos de R.
Kaës considera que las fantasías originarias son categorías, estructuras sin
contenidos (adentro-afuera que con el lenguaje deviene en escena primaria;
antes-después que devendría en la escena de seducción y lo mismo-lo
diferente devendría en la escena de castración). Las fantasías de los orígenes
por lo tanto se van a llenar de contenido a partir del lenguaje.
Para Rojas, C. (1989)(14) el mito corresponde al orden de la fantasía. Los
fantasmas de los sujetos que integran un grupo familiar, articulados como
efecto de las leyes estruturales (interfantasmatización), producirían el mito
común que ya no reconoce autor individual. Agrega Rojas: el mito es
transindividual, precede al sujeto en la cultura.
“La fantasmática individual ligada a la singularidad del deseo se construye
sobre las fantasías originarias”...y propone “presentar al conjunto denominado
estructura familiar inconsciente como mediador de las fantasías originarias y
el sujeto mismo”(14)(pág.169).
Las fantasías originarias, en tanto intersubjetivas y estructurales, serían el
sustento originario, del mito estrictamente vincular. Las fantasías de origen se
tornan en el mito de origen, cuando se intenta responder a la incógnita del
porqué, como o cuando de la elección mutua, y lleva al análisis de los
orígenes del vínculo, que contiene representaciones para siempre
inconscientes. Para Berenstein, I. (3) y Puget, J.(14)(15) el mito de los
orígenes del vínculo, a nivel de familias o parejas, es una de las producciones
significantes, sea de la Estructura Familiar Inconsciente o del zócalo
inconsciente respectivamente, al igual que los nombres propios, las
creencias, el espacio y el tiempo compartidos. Es anónimo, tiene su apoyo en
lo socio-cultural (transubjetivo); es una producción de la trama
interfantasmática, en este sentido es intersubjetivo; condiciona y posibilita la
tramitación de la fantasía inconsciente en cada sujeto, lo intrasubjetivo.
En este anudamiento, encontramos una cierta continuidad que trasciende lo
individual, dándose una transmisión de las significaciones, tanto desde el
contexto familiar como socio-cultural, inter y transgeneracional. Para Puget,
J.(1995)(15) la tragedia se interroga acerca de la función del hombre en el
Universo. Lewkowicz (1992) citado por Puget considera que una tragedia
puede ser definida, desde el punto de vista de un historiador, como una
escena donde un relato mítico adquiere un nuevo valor simbólico. Ambos
otorgan al mito la cualidad de ser una estructura que provee explicaciones y
cierra el modelo explicativo proponiendo cadenas causales claras. La tragedia
interroga , el mito cristaliza. Gomel, S.(1989) introduce las nociones de trama
identificatoria familiar y espejo familiar, y las viscisitudes de estas redes de
significación, tejido de identificaciones imaginarias y simbólicas, que se
entrecruzan y superponen, creando un campo imaginario libidinal específico
“desde un texto familiar mítico e ignorado”. El espejo familiar es
transgeneracional y va circulando a través de las diferentes generaciones de
una familia, constituyéndose en nexo entre pasado y futuro (14)(pág.79). El
mito se refiere a un pasado, pero este pasado forma parte de una estructura
permanente. Simultáneamente entran en ella una dimensión histórica y
ahistórica. Para Labos, E. (1986) narcisismo, identificación y mito tienen un
valor estructurante de los vínculos familiares, “...la posibilidad de una
identificación narcisista grupal, en un tiempo de pasividad individual, sería la
base esencial sobre la cual cual se asentaría el posterior desarrollo estructural
que llevaría a los individuos a la adquisición de un nivel de identidad
individual”. “Este nivel último involucra la instauración de una temporalidad
histórica-generacional con la consecuente desestructuración y
desidentificación de los mitos familiares”(12)
La historia familiar es ese relato histórico-mítico donde presente, pasado y
futuro confluyen. En la interfantasmatización de la familia , puede surgir la
fantasía de restablecer una supuesta unidad mítica idealizada, de “Paraíso
Perdido”, fuente de toda satisfacción y completud, vínculo de fusión y amparo.
Lo “no sido” es míticamente construido como un “haber sido” y busca
tanáticamente su repetición (Rojas, C. 1991)(4). Berenstein, I. (1976) hace
una diferenciación entre tiempo cronológico, crónico y mítico. El tiempo
crónico sería la modalidad de repetición de la familia. Si un mito familiar se
constituye como una verdad incuestionable, cuando algún miembro lo
denuncia o cuestiona generalmente provoca un sufrimiento vincular. Pero el
no hacerlo, lleva al encierro endogámico, a lo tanático, a la repetición. Se
hace a costa del no conocer, no aprender, no pensar.
El trabajo específico de la adolescencia (Aulagnier, P. 1991)(2) es la puesta
“en memoria y en historia”. Sólo se logra interrogando las certezas del mito
familiar, “adquiriendo lo heredado para poseerlo”. Construyendo una “historia
nueva” en la que el tiempo se descongela, dando lugar a la resignificación. El
trabajo psíquico de historización puede ser distorsionado por la desmentida,
que lleva a identificaciones alienantes.
Durante el proceso analítico, en una pareja, pueden elaborarse distintas
versiones de los momentos originarios como el de la constitución de la pareja
conyugal (Grassano, E. y Ot. 1992) (10). Berenstein, I. y Puget, J. (1997)(5)
hablan de la posibilidad de elaboración del mito fundante. La puesta en
palabras de un conflicto (que forma parte de lo no incluído en el conjunto de
acuerdos que dieron origen al vínculo y constituyen el mito fundante) ”suscita
ansiedad, ya que se tiene el registro de la posible disolución del vínculo al
“modificarse” el mito...”(5)(pág. 302). Modificación como opuesto a
repetición. Gaspari, R. y Gutman, J.(1986)(9) analizan el mito del Origen
según el génesis. Sostienen que éste opera cotidianamente en cada familia
generando una “deuda con el origen”, absoluta, relativa o prospectiva, según
el registro particular, generando a su vez diferentes significaciones. El
adscribirse a un mito está relacionado con sentimientos de identidad y
pertenencia. Permite sostener la ilusión de la certidumbre en los puntos donde
la marca de castración hace que aquella fracase: origen y fin. Entre estos dos
imposibles transcurre el tiempo del mito.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Frente al surgimiento de nuevos paradigmas que cuestionan y conmueven


ideologías, creencias e ideales, se torna más difícil nuestro lugar y función
como Analistas. Ante la precariedad y fugacidad como valores vigentes en
nuestra cultura, la banalización de la violencia en diferentes contextos, la
valoración de la apariencia y de lo externo en desmedro de lo “interno” del
desamparo, ¿cómo lograr en el proceso de la cura ese difícil equilibrio entre
cierto nivel de cuestionamiento y la preservación de los aspectos del mito que
posibilitan identidad y pertenencia?.
Difícil dialéctica entre las certezas que cristalizan significaciones y congelan el
tiempo (otorgando ilusoria seguridad) y la incertidumbre del devenir, promesa
de lo nuevo, de lo creativo, de la resignificación.

BIBLIOGRAFÍA

1. AMORES, S. Mito Familiar (El mito del Ave Fénix). AAPPG Actas de
5as.Jornadas Anuales, Bs.As., 1989.
2. AULAGNIER, P. Construir(se) un pasado. Journal de Psychanalyse de
l’enfance et adolescense. nº 7, Paris, 1989.
3. BERENSTEIN, I. Psicoanalizar una familia. Paidós, Bs. As., 1990.
4. BERENSTEIN, I. y otros Familia e Inconsciente. Paidós, Bs. As., 1995.
5. BERENSTEIN, I., PUGET, J. Lo Vincular. Paidós, Bs.As., 1997.
6. CASARAVILLA, G. y otros. La Temporalidad Mítica en la Clínica Vincular. XII
Congreso Latinoamericano de Psicoterapia Analítica de Grupo FLAPAG, Bs.As.
1996.
7. COROMINAS, I. Breve diccionario etimológico de la lengua castellana.
Gredos, Madrid, 1990.
8. FERRATER MORA, J. Diccionario de Filosofía, Ed. Sudamericana, Bs.As.,
1976.
9. GASPARI, R. y otros Alianza Matrimonial y Deuda con el Origen. Temas
grupales por autores argentinos, Bs.As., Ed. Cinco, 1987.
10. GRASSANO, E. y otros. Procesos en el Psicoanálisis de Parejas. Rev. de
Psicología y Psicoterapia de Grupo, AAPPG., Bs. As., 1992.
11. GIL, D. El papel del Mito en la Teoría y la Práctica Psicoanalíticas. Rev.
Uruguaya de Psicoanálisis Nº 75, Montevideo, 1992.
12. LABOS, E. Narcisismo, familia y mito. Su valor estructurante. Rev.
Psicoanálisis APdeBA. Nº 1 Vol. VIII, 1986.
13. Levi-Strauss, C. Antropología Estructural. Edit. Universitaria de Bs.As.,
1968.
14. PUGET, J. Configuraciones Vinculares y el Inconsciente. Rev. de Psicología
y Psicoterapia de Grupo, AAPPG, Bs. As., 1989.
15. PUGET, J. Nuevos Paradigmas. La vincularidad en tanto Nuevo Paradigma,
Ficha, Bs.As., 1996.
16. KAËS, R. El grupo y el sujeto del grupo. Amorrortu, Bs. As., 1995.
17. KAËS, R. Trasmisión de la vida psíquica entre generaciones. Amorrortu,
Bs. As., 1996.
MITO FAMILIAR

Jorge O. Larroca

DEFINICIÓN

En el origen Mythos y Logos nacen juntos del lenguaje. Como Logos (5),
Mythos significa palabra, discurso (7 y 11). Luego, el desarrollo del
racionalismo científico moderno y del pensamiento filosófico los distinguirá
primero y los opondrá después, al punto de que para un cierto pensamiento
científico será mitológico todo lo que no se pueda verificar mediante la
experiencia. Lo que importa aquí destacar es ese origen etimológico para
rescatar el valor de la palabra en el discurso mítico, y el hecho de que nada
hace suponer que ese discurso sea poco fiable o pura invención.
Los mitos pueden ser definidos como aquellos relatos que narran
acontecimientos primordiales a consecuencia de los cuales el hombre a
llegado a ser lo que es y, en este sentido, la temporalidad mítica no es
cronológica. Se hace necesario distinguir en la presentación de la
temporalidad en la narrativa mítica, el tiempo narrado en el mito del tiempo
productor del mito.(4)
Parto de un sentido del término mito familiar que lo define como un relato o
narración colectiva acerca de cómo una familia se ha constituído a partir de
una pareja. Al hacerlo, pone en palabras un drama original y singular, y en
escena sus personajes, decorados y objetos simbólicamente valorizados. Cada
familia porta objetos heredados, materiales o inmateriales donde aparece
inscripta su historia. Dichos objetos ilustran el relato familiar, el que, a su vez,
puede ser segmentado en secuencias o unidades más pequeñas (los
mitemas). Toda familia inviste con significaciones su mundo y su propia vida
en el mundo, produciendo como efecto una modalidad familiar de certidumbre
que de algún modo dice, explica, justifica, acontecimientos, aspiraciones y
deseos de ese conjunto. Esa producción de certidumbre familiar tiende a
eliminar la complejidad de los actos de sus integrantes confiriéndoles la
simplicidad de las esencias, organizando un mundo sin contradicciones, un
espacio donde los objetos parecen significar por ellos mismos.(2)
Sin embargo, detrás de su apariencia de simplicidad, se esconde una
complejidad que suele dificultar la percepción de la indiscutible omnipresencia
del mito familiar. Histórica y colectivamente construído, configura un habla,
representa un saber, permeabiliza las prácticas familiares. Se puede afirmar
que el hombre está constituído por esos acontecimientos de los cuales habla y
por los cuales es hablado.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

La idea de que los otros hablan a través del sujeto, y de que el habla, aquello
que parece más propio del ser humano, es de pronto lo más alienado del
mismo, ha sido trabajada desde varios lugares teóricos. Desde la lingüística,
M. Bajtín (1935) habla de "dialoguismo", que sería la obtención de una verdad
a partir de la lucha entre dos voces que se oponen hasta lograr una síntesis.
Desde el psicoanálisis, J. Lacan (1975) distingue la "propiedad de
entrecruzamiento" presente en los llamados "Escritos Técnicos de Freud", y
defiende la tesis de la polifonía del discurso: "el Sujeto dice más de lo que
cree decir". I. Berenstein (1990) propone la designación de "locutor" para
aquel que, a través del relato familiar, habla un discurso y da a conocer una
trama que desconoce un autor.
Desde la semiótica, J. Kristeva (1970) define la "intertextualidad" como
aquello producido en los textos actuales que es resultado de la combinación,
de los textos anteriores con los textos que porta cada sujeto en sí mismo. O.
Ducrot (1984) propone que para describir el sentido de un enunciado es
preciso suponer que "en su interior hablan muchas voces". El propio O. Ducrot
(1984), cuando establece su "estructura de la teoría polifónica", va a defender
la tesis de que hay que distinguir tres nociones, habitualmente confundidas en
la de "sujeto hablante": "sujeto empírico", "locutor" y "enunciador", y
concluye, de modo muy semejante a lo propuesto por I. Berenstein (1990),
que el locutor designado por "je" no es necesariamente el sujeto empírico,
siendo el "sujeto empírico" el autor efectivo del enunciado. Un autor, en tanto
sujeto de la narración, no puede hablar de su texto si no habla de sí mismo,
no es que piense y luego exista, sino que existe allí donde no piensa. A
mediados de la década del cincuenta R. Barthes (1956) hacía una afirmación
que coincidía con la original etimología del término: "El mito es un habla", y
postulaba que los mitos ni hacen público ni ocultan, deforman, transforman
"la historia en naturaleza" al naturalizar sus contenidos. Un sistema
semiológico es entonces considerado como un sistema de hechos. Cercana a
esta noción del mito como un habla distorsionadora es la que, en la década
siguiente, propone A. Ferreira (1966) para definir, concretamente, el concepto
de mito familiar y sostener que dicho concepto hace referencia "a un número
de creencias bien sistematizadas y compartidas por todos los miembros de la
familia.....y apoyadas por éstos como si se tratara de verdades a ultranza,
más allá de todo desafío o investigación". Agrega, más adelante, algunos
elementos que le otorgan un valor económico al mito familiar al afirmar que,
por el hecho de ser "compartido sin discusión por todos los miembros,
promueven rituales y proveen áreas pacíficas de acuerdo automático.....son
verdaderos programas de acción que ahorran cualquier pensamiento o
elaboración posterior".
En la propuesta de A. Kornblit (1984), los mitos familiares son ubicados como
parte de las "estructuras profundas de los sistemas ideológicos familiares"
mientras que las creencias forman parte de las "estructuras superficiales" del
mismo sistema.
Ella considera los mitos familiares desde la semántica y los define como "un
intento de contención de las contradicciones inherentes a la dinámica de las
relaciones familiares" que se expresa en la forma de un relato. Propone,
considerar las creencias como "construcciones cognitivas" producidas por un
sujeto como resultado de su necesidad de interpretar ciertos fenómenos de tal
manera que esa interpretación no admita dudas.
En la propuesta de A. Eiguer (1987), también se define el mito familiar como
"un relato, una historia que supone un conjunto de creencias compartidas por
toda la familia y eventualmente transmitidas de generación en generación. La
historia relatada -agrega- sirve para confirmar las creencias". Según este
autor, el mito familiar "viene a resolver contradicciones y antinomias atinentes
a lo vivido, a las ideas y a las dificultades de la familia.....ayuda a mantener el
equilibrio homeostático" y le atribuye al mito familiar el carácter de "una
convicción compartida", lo que según él, le da estabilidad y eficacia.
Para Merea y colaboradores (1987) los mitos familiares son la "vía regia" para
el acceso al inconsciente en la familia, concebido éste como un "tramado
inconsciente relacional identificatorio" sobre el cual la familia se asienta. Para
estos autores, las familias despliegan su "mitología familiar" cuando expresan
un conjunto de creencias compartidas por todo el conjunto pero irreductibles
a una comprensión lógica. Sin embargo, de esas crerencias no existe un
"relato explícito sino que deben ser inferidas por el terapeuta".
I. Berenstein (1990) va a proponer tanto a la creencia como al mito familiar
como integrantes del conjunto fantasmático familiar, pero establece entre
ellos una distinción. Si el conjunto fantasmático "...tiene como sus
componentes elementos históricos, conforma un mito familiar, si tiene
elementos actuales constituye una creencia". Aquí estamos bordeando lo que
se podría denominar la dimensión mítica de lo histórico familiar, quizás una
zona intermedia entre el mito y la historia.
Como lo señala C. Levi-Strauss (1978) a propósito de ciertas lecturas donde
se puede descubrir "que la oposición simplificada entre mitología e
historia.....no se encuentra bien definida.....La mitología es estática.... por
contraposición a la historia, que, evidentemente, es un sistema abierto. El
carácter abierto de la historia está asegurado por las innumerables maneras
de componer y recomponer las células mitológicas o las células explicativas
que originariamente eran mitológicas, lo que nos demuestra que usando el
mismo material.....una persona todavía puede conseguir elaborar un relato
original".
Si bien el mito cuenta cómo una realidad ha venido a la existencia, sea esta
realidad total o solamente un fragmento, las vicisitudes edípicas que sufre
cada uno de los integrantes de un conjunto familiar están tejidas en la historia
familiar, una historia que no es solamente la de la actual configuración
vincular sino que abarca varias generaciones. Ello implica entrecruzamientos,
la combinación de cosas vistas y oídas que conforman un conjunto de
representaciones que pueden ser relatadas, al menos, de tantas maneras y
con tantas versiones como integrantes compongan la familia.
Cuando S. Freud (1909) propone lo que designa como "novela familiar de los
neuróticos" está proponiendo una herramienta de acceso a los conflictos
familiares, pero que él enfoca a partir de una perspectiva indiscutiblemente
intrasubjetiva."El pequeño fantaseador" organiza su novela partiendo del
cuestionamiento de la autoridad de sus padres, dudando de su paternidad,
sustituyéndolos por otros de posición social más elevada. El interés particular
del niño puede orientar la producción novelesca, cuyas múltiples facetas y su
vasta aplicabilidad la tornan accesible a toda clase de tendencias y así poder
eliminar "el vínculo de parentesco con una hermana, que acaso lo atrajo
sexualmente". Lo que Freud parece mostrarnos es el conflicto al que están
sujetas las estructuras de parentesco en el espacio intrasubjetivo del
"pequeño fantaseador", pero nos dice poco a propósito de los fantasmas de
sus padres, de los deseos de estos y de los de los padres de los padres,
transmitidos en un proceso intersubjetivo y transgeneracional marcado por la
discontinuidad. Propongo extender la noción de novela familiar al campo de la
intersubjetividad como una vía de acceso a ese otro espacio de producción.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Los mitos familiares como forma expresiva y comunicativa tienen su origen en


una situación analógica y transferida de sucesos, de imágenes, de situaciones,
de las que son, a veces, un registro inconsciente y, otras veces, una
transcripción metafórica, sumergidos siempre en un halo de indeterminación
racional.
Cuando una pareja unida en matrimonio se pregunta para qué se juntó, esa
pregunta remite a los deseos y anhelos que seguramente abrigaban en el
tiempo de su fundación, el tiempo de la inauguración de su proyecto, el
tiempo de la fundación de ese vínculo.
Al traducir en palabras ese u otros momentos míticos, no se habla de lo que
ha sucedido efectivamente, pero se lo considera como una historia verdadera
produciendo así eso que antes denominé modalidad familiar de certidumbre.
No olvidemos que todos los mitos son portadores de algún tipo de saber. Así,
los mitos familiares dan cuenta y hablan de la familia sin que sus integrantes
lo sepan. A su vez cada uno de ellos habla y es hablado por esos mitos, de tal
manera, que los mitos familiares impregnan ese relato polifónico propio de la
intersubjetividad que he llamado novela familiar.
En tanto los mitos familiares vertebran con su presencia todo lo que es la
estructura familiar, al emerger a través de la novela quedan incluidos dentro
de un proceso y sujetos a las resignificaciones propias del encuentro con las
voces del conjunto, abiertos a una multiplicidad de sentidos. Asimismo, la
novela familiar -ese relato producido a multiples voces y que intenta dar
cuenta de la historia familiar y sus mitos- está construída con elementos
heterogéneos compuestos de recuerdos que comprenden, por lo menos, tres
generaciones. Esa novela legitima el conjunto, le otorga pertenencia, y aquí la
novela familiar se acerca a los mitos, ya que, si un conjunto familiar no puede
dar cuenta de sus orígenes, la cadena genealógica se rompe. Esta
construcción genealógica precipita en la sesión a través de un conjunto de
relatos que produce ese campo discursivo que, siguiendo a J. Kristeva (1966 y
1970) llamo "intertextual", ya que, se trata de un diálogo de textos en el que
varios contextos familiares son recreados.
El campo discursivo familiar entraña esa pluralidad de relatos y le exige al
analista vincular una escucha abierta a una historia, una escucha que distinga
al mito de la historia y a ambos de la novela familiar, así como le propone la
compleja tarea de discriminar, en ese interjuego de relatos, cuales son los
mitos familiares que componen esa novela.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

En términos generales los autores aquí citados parecen acordar en el valor de


la creencia compartida como parte integrante del mito familiar. Agrego que los
mitos familiares confieren pertenencia, identidad, cohesión y singularidad a
una configuración vincular familiar. Reducir el valor de los mitos familiares a
una "convicción compartida", ¿no equivaldría a patologizar un fenómeno que
en sí mismo tiene carácter productivo?
En cuanto a la distinción entre "elementos actuales" y "elementos históricos",
me pregunto ¿cuáles serían los "elementos actuales" que distinguirían un mito
de una creencia?; ¿no sería necesaria una definición del término "actual" que
precisara la distinción? De ser válida y posible dicha distinción, ¿a partir de
cuando, en qué momento, una creencia deja de ser tal para transformarse en
mito?. También he pensado en los acuerdos inconscientes presentes en toda
familia. Si partimos de la idea de que tanto los mitos familiares como dichos
acuerdos son construcciones familiares que ilusoriamente se establecen para
siempre y pueden manifestarse como incuestionables para una familia,
¿cuáles serían los elementos diferenciales y distintivos entre unos y otros?
Por último, he propuesto que los mitos familiares se refieren siempre a ciertos
acontecimientos de la vida familiar que son deformados por y en el proceso de
producción del mito, dando como resultado la construcción de una modalidad
de certidumbre propia de esa familia. ¿Se los puede pensar como "relatos
encubridores y al mismo tiempo vías de acceso a la verdad inconsciente",
como lo propone M.C. Rojas (1991) cuando la función de los mitos es
deformar? No parece lo mismo encubrir que deformar. Asimismo, cuando se
propone a los mitos familiares como ""vía regia" de acceso al inconsciente
familiar" (18), o como "vías de acceso a la verdad inconsciente" (19), me
parece entender que se está proponiendo un inconsciente para la familia. Me
pregunto si será necesario postular un "inconsciente familiar" para acceder a
las producciones inconscientes propias de los conjuntos intersubjetivos, en el
campo de la clínica psicoanalítica vincular.

BIBLIOGRAFÍA

1.-BAJTIN, M. (1935): "La palabra en la novela", en M. Bajtín: "Teoría y


estética de la novela" Madrid - Taurus - 1989.
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3.-BERENSTEIN, I. (1990): "Psicoanalizar una familia".Bs. As. - Paidós - 1990.
4.-ESCALANTE, G., LARROCA, J. y col. (1996): "La temporalidad mítica en la
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5.-FERRATER-MORA, J.: "Diccionario de Filosofía" (Tomo II)Bs. As.
Sudamericana - 1975.
6.-DUCROT, O. (1984): "La delocutividad. O como hacer cosas con palabras",
en H. Parret y O.Ducrot "Teorías lingüísticas y enunciación", Bs. As. - Oficina
de Publicaciones del C.B.C. - 1995.
7.-DURAND, G. (1979): "De la mitocrítica al mitoanálisis" Barcelona-
Anthropos -1993
8.-EIGUER, A. (1987): "El parentesco fantasmático".Bs. As. - Amorrortu -
1989.
9.-FERREIRA, A. (1966): "Mitos familiares", en G. Bateson y col.: "Interacción
familiar", Bs. As. - Ed. Buenos Aires - 1980.
10.-FREUD, S. (1909): "La novela familiar de los neuróticos", en O.C. - T. IX,
Bs. As. Amorrortu Ed. - 1992.
11.-GADAMER, H. (1981): "Mito y logos", en H. Gadamer: "Mito y razón",
Barcelona - Paidós - 1997.
12.-GIL. D. (1990): "El papel del mito en la teoría y la práctica
psicoanalíticas", en Revista Uruguaya de Psicoanálisis Nº 75, 1992, pp. 15-40.
13.-KORNBLIT, A. (1984): "Semiótica de las relaciones familiares" Bs. As. -
Paidós.
14.-KRISTEVA, J. (1966): "La palabra, el diálogo y la novela" en J. Kristeva
"Semiótica 1". Madrid - Fundamentos - 1978.
15.-KRISTEVA, J. (1970): "El texto de la novela".Barcelona - Lumen - 1981.
16.-LACAN, J. (1975): "El Seminario" Libro 1 - "Los escritos técnicos de
Freud" Barcelona - Paidós - 1981.
17.-LARROCA, J. (1991): "Enamoramiento e intertextualidad: la elección de
objeto amoroso". Montevideo - 1991 - no publicado.
18.-LEVI-STRAUSS, C. (1978): "Mito y significado".Madrid - Alianza - 1987.
19.-MEREA, E.A.; PICOLLO, A. (1987): "La trama familiar y su revelado" en
Actas del Primer Congreso Argentino de Psicoanálisis de Familia y Pareja - Bs.
As. 1987.
20.-ROJAS, M.C. (1991): "Fundamentos de la clínica familiar psicoanalítica" en
I. Berenstein y col.: "Familia e inconsciente", Bs. As. - Paidós - 1991.
NOVELA CORPORAL VINCULAR

Elena Berlfein y Sara Moscona

DEFINICIÓN

Expresión metafórica que se refiere al guión original que la pareja crea a


partir del lenguaje vivido de sus cuerpos vinculados. Guión que alude al
cuerpo de cada uno, al cuerpo de uno en relación al otro y al cuerpo del otro.
Creación que se plasma a partir de la convergencia de vivencias de ajenidad -
privacidad; mismidad - alteridad; exterioridad - interioridad. Novela
sustentada en un argumento que se basa en el encuentro específico entre
esos dos sujetos portadores de dos cuerpos singulares que prestan su
encarnadura para escenificar los componentes imaginarios, simbólicos y reales
que la díada sostiene.
Sus intercambios van promoviendo la creación de una representación vincular
que tiene un aspecto que se juega esencialmente en el encuentro corporal de
dichos partenaires.
Dicha novela se va construyendo y reconstruyendo al estilo del drama o la
comedia según el momento vital y vincular de que se trate, fijando asimismo
los límites y contactos que definen tanto lo propio unipersonal, como lo
vincular.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Novela: del latín novella, diminutivo de nova, nueva. Obra literaria en que
generalmente se describen acciones, caracteres, tramas, personajes, etc. La
novela constituye para el concepto literario moderno un género propio, de
personalidad y acento distinto, de perfiles característicos. En la novela caven:
la epopeya, el drama, la tragedia, con sus temores, la comedia con su alegría,
lo lírico, lo filosófico, lo mítico y mucho más. Es el género que más elementos
psicológicos conscientes o inconscientes ha absorbido.
Novela familiar: es la expresión creada por Freud (1909) para designar
fantasías mediante las que el sujeto modifica imaginariamente sus lazos con
sus padres. Tales fantasías tienen su fundamento en el Complejo de Edipo.
Cuerpo vincular: concepto acuñado por J.Puget e I. Berenstein (1988) que
refiere a la representación corporal de un vínculo. Cuerpo simbolizado por y
simbolizante de la relación interpersonal. Estas representaciones comprenden
a distintos niveles de intercambio. En un contexto estructural se podrían
reconocer leyes de funcionamiento y niveles de menor a mayor complejidad.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Es en el encuentro entre esos dos sujetos que nacerán el amor, el deseo y el


erotismo.
Cada pareja arma su propio mapa vincular y delimita de fronteras y contactos
verbales y corporales. En dicho armado, el cuerpo sexuado posee un lugar
privilegiado, desplegándose una modalidad de relación anclada sobre el
modelo de intercambio corporal, que porta, cual sello ineludible, la marca de
la relación con el Otro primordial. Vínculo éste, que, al ser resignificado en
posteriores elecciones de objeto, posibilita la puesta en juego de nuevas
formas de contacto.
Búsqueda en el afuera del encuentro con un otro proveedor de vivencias de
placer y dolor generadoras de la catectización del propio cuerpo erógeno.
Dicha corporalidad, fuente y sede de placer, dolor y sufrimiento, también
incluye la depositación de ciertos aspectos no ligados que circulan a nivel del
soma exentos de representación psíquica. La unión entre los cuerpos opera
como lugar de anclaje y articulación de los tres registros: imaginario,
simbólico y real.
Los límites entre lo propio y lo común operan en un interjuego dialéctico:
pueden ser netos y definidos, o resultar desdibujados, dando lugar a que en el
imaginario de la pareja circule la fantasía de una mutua posesividad. El cuerpo
de cada uno es considerado por el otro como una pertenencia. Ilustrativo de
esto es la temática de la infidelidad, en que por lo general resulta mucho más
insoportable y disruptiva la consumación de una relación sexual, por fuera del
vínculo que la relación fantaseada con un otro
Pareciera que la fantasía, al igual que el sueño pudiese ser tolerada desde su
estatuto de intrapsíquica. El cuerpo en cambio, es vivido imaginariamente
como formando parte del espacio vincular. Quedar excluido de este territorio y
que además sea transitado por un otro infringe una herida narcisista de muy
difícil elaboración. Quiebra la ilusión de protagonismo y pertenencia
incondicional.
En el dispositivo de una sesión de pareja, determinados significantes nos
permiten una lectura de esta novela: es como una puesta en escena donde el
analista se encuentra presenciando los múltiples dialectos en que se
manifiesta la actuación de los cuerpos. Se configuran diversas escenas
montadas sobre un mismo argumento estructural.
Estar atentos a la "novela corporal" comprende una amplia gama de
observables que conducen a diversas abstracciones. Desde descripciones de
modos específicos de intercambio, hasta conceptualizaciones teóricas.
Desde la observación clínica uno de los aspectos de la novela vincular corporal
es lo que hemos denominado "piel vincular".
Fue Didier Anzieu quien con su propuesta de un "yo piel" nos inspiró a pensar
que también en las parejas habría una suerte de piel envolvente de su
vínculo. La hemos denominado "piel vincular". Con ella aludimos
metafóricamente a una envoltura que actúa como continente sostén para
ambos partenaires. Ligamen con el que originariamente se sienten recubiertos
y que han ido armando y articulando en conjunto, dando lugar a un encuentro
en el que la intimidad portará la marca de un circuito pulsional que cada
pareja singular pone en juego. Piel que filtra y limita contorneando lo que es
interior a lo que se vuelve exterior al vínculo, estableciendo los bordes de un
adentro y de un afuera del mismo.
En el matrimonio esta envoltura vincular bajo una piel común constituye una
suerte de revestimiento imaginario promotor de la fantasía de pensarse
cobijados y protegidos. Espacio que se erige en una estructura de apoyo, en
un lugar confiable. En cambio durante una crisis o separación abrupta surge la
fantasía de ruptura de esa piel con la concomitante vivencia sensorial y
emocional de cuerpo fragmentado o desparramado. Sensación de estar en
"carne viva".
En las distintas estructuras vinculares o en ciertos momentos vitales esta "piel
vincular" opera de modos diversos y va a sufrir diferentes vicisitudes.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Existe una íntima relación entre novela corporal vincular y el circuito pulsional
constitutivo del zócalo inconsciente del vínculo de pareja que imprime una
marca propia y única a sus intercambios sexuales, verbales, económicos,
emocionales e ideológicos.
Dicho circuito recorre los espacios psíquicos de la tópica vincular y se entrama
en un interjuego corporal pleno de significaciones.

BIBLIOGRAFÍA

- Aulagnier, Piera: Los destinos del Placer. Editorial Argot, 1979


- Beer, S.; Kleiner, Y.; Moscona, S.; Woscoboinik, P.: El amor genital en la
pareja. II Congreso de Psicología y Psicoterapia de Grupo, 1991.
- Berlfein, E.; Moscona, S.; El circuito pulsional en las patologías de fin de
milenio Psicoanálisis de Grupo, año 1995.
- Berlfein, E.; Brengio, A.; Gomel, S.; Lamovsky, C.: El cuerpo en los vínculos,
Código Pulsión y Deseo. Revista AAPPG. Tomo XIII Nro 3/4, 1990.
- Cincunegui, S.; Chebar, N.; Fejerman, P.: Hofman, C.; Grassano, E.;
Moscona, S.; Salomón, M.: El registro corporal en el análisis de pareja. Rev.
AAPPG Tomo T III Nro 3 y 4 1990.
- Diccionario Polígloto Barsa - Vol II. Editorial Enciclopedia Britannica
Publishers. Inc. Río de Janeiro, Brasil.
- Freud, Sigmund: (1908) La novela familiar del neurótico.
- Laplanche, J. y Pontalis, J: Diccionario de Psicoanálisis, Madrid, Labor 1971
- Mc Dougal, Joice: Teatros del Cuerpo. Editorial Gebenes 1989.
- Moscona S.; Pulperio, M.: Cuerpo, esquema corporal y las categorías de
tiempo-espacio. Revista Asoc. Argentina de Psicoterapia para Graduados
Nro. VII.
- Puget, J.; Berenstein, I.: Psicoanálisis de la pareja matrimonial. Editorial
Paidós 1988
OBJETO INAUGURAL CONYUGAL

Elina Aguiar y Marta Nusimovich

DEFINICIÓN

Un primer matrimonio es una experiencia inaugural. Esa experiencia inaugural


modifica la representación del propio yo y del objeto pareja de cada uno de los
integrantes. Este objeto inaugural pasará a formar parte del zócalo inconsciente
del segundo matrimonio.
El objeto inaugural conyugal es una nueva representación que da acceso a una
complejización intrasubjetiva y social.
El haber advenido a la conyugalidad coloca al sujeto en posición de haber
accedido a la exogamia, y permanece como marca en el bagaje identificatorio
de cada uno.
La experiencia de haber inaugurado en un primer matrimonio el lugar esposo/a
queda como una marca fundante de ese lugar inscripta en su subjetividad.
El objeto inaugural conyugal posibilita la construcción de la función esposo/a.
Este proceso se configura a lo largo de la vida conyugal. Una vez inaugurado
esta función, el divorcio o la viudez no la clausuran, y permanece como una
función virtual.
Al haberse acuñado la función esposo/a, se modifica cualitativamente la
identidad de cada uno de los cónyuges. En caso de haber hijos, producto de la
primera unión, se continúa la cadena generacional. Es por ello que pensamos
que el objeto inaugural conyugal contiene doble marca si coincide con aquel con
que se inauguró la función parental. Al objeto inaugural conyugal se le puede
sumar la parentalidad inaugural. (Ver Desarrollo)
El objeto inaugural conyugal se constituye al advenir a un vínculo matrimonial.
Posibilita la construcción de la función esposo/a. Dicha función se conforma en
el vínculo matrimonial a lo largo del tiempo.
El objeto inaugural conyugal deja una marca en la subjetividad con
independencia de las vicisitudes de ese vínculo conyugal singular. La impronta
del objeto inaugural conyugal pasará a formar parte del zócalo inconsciente de
los segundos matrimonios.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

El concepto de objeto inaugural conyugal deriva de aquel "objeto pareja"


acuñado por J. Puget en l982.
Señalan Puget y Berenstein (l988) que el yo adulto ha de vivir una experiencia
inédita (el subrayado es nuestro) para ocupar la posición esposo-esposa.
El objeto inaugural conyugal es una representación que deriva de una
articulación entre el objeto pareja de cada cónyuge sumada a la inauguración
de la experiencia inédita de la conyugalidad. Esta fundación deja una marca
simbólica y una serie de consecuencias en los tres espacios psíquicos que
pasaremos a desarrollar.
DESARROLLO DESDE LA PERSEPCTIVA VINCULAR

El objeto inaugural conyugal obtiene su marca también desde el espacio social.


Entendemos que se espera de la pareja matrimonial el dar hijos, "nuevas
voces" (P. Aulagnier), eslabones necesarios para la continuidad de la cadena
generacional y para cumplir con el "contrato narcisista". En el contrato
matrimonial hay también un contrato implícito de formar una familia. (Por
ejemplo algunas religiones autorizan a repudiar al cónyuge estéril y disolver el
matrimonio. La libreta de casamiento posee un lugar asignado para anotar a los
hijos). A su vez la inauguración de la conyugalidad incluye para la pareja la
prescripción social de la sexualidad.
El objeto inaugural conyugal tiene ese anclaje en el espacio social, al otorgar a
los cónyuges un lugar social y jurídicamente diferenciado que implica un
entramado de obligaciones y derechos para con el cónyuge y la comunidad.
El primer acuerdo inconsciente de la pareja conyugal, que se establece con un
otro privilegiado fuera del círculo endogámico, trae todo el peso, poco
complejizado todavía de los componentes originarios de las respectivas familias
de origen. Esta es una de las causas por las que la marca dejada por ese primer
vínculo matrimonial permanece a lo largo del tiempo. Las parejas matrimoniales
subsiguientes a ese primer vínculo, con sus respectivos acuerdos y pactos, ya
traen complejizaciones, desplazamientos, transformaciones y condensaciones
ocurridas durante el primer matrimonio.
Este vínculo inaugural conyugal es comparado de ahí en más con los
subsiguientes vínculos conyugales. Esta comparación permite resignificar la
alianza anterior y posibilita la tarea elaborativa en el transcurso de la
consolidación de la segunda alianza.
A la luz de estas reflexiones, una de las características de los segundos
matrimonios es el interjuego de tres representaciones de la conyugalidad para
cada uno de los miembros de la pareja conyugal:
. el objeto pareja originario, proveniente de la representación de la pareja de
los padres;
. el objeto actual del vínculo conyugal, representación del vínculo con el
cónyuge actual y el que nosotras denominamos
. objeto inaugural de la conyugalidad, representación del acceso a la
conyugalidad, proveniente del primer matrimonio.
Es por ello que planteamos que un segundo matrimonio implica acarrear un
objeto inaugural que puede tener múltiples elaboraciones. En el segundo
matrimonio hay una desarticulalción entre el objeto actual conyugal y el objeto
inaugural conyugal. Es así que, si la separación exige un trabajo de duelo, el
segundo matrimonio exige otro trabajo mental: ser portador de ese objeto
inaugural que proviene del primer vínculo matrimonial. La existencia de estos
tres objetos: el objeto pareja originario, el actual y el inaugural, promueve la
necesidad de rectificar o ratificar los mitos de origen y de separación del primer
matrimonio. Se facilita así la reformulación de los mitos y las fantasías sobre el
origen y el devenir del segundo matrimonio. Lo que aparece en el mito de "por
qué se separaron" y de "por qué se unieron" en el primer matrimonio, es un
resto que pasa a ser constitutivo del zócalo inconsciente del segundo
matrimonio.
De este modo, el mito de lo realizado y lo no realizado en el primer matrimonio
varía en un segundo matrimonio, de acuerdo con las vicisitudes de la relación
con el cónyuge actual.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Vamos a puntualizar las conexiones del objeto inaugural conyugal en relación al


divorcio, los hijos y lo que nosotros llamamos "segundos matrimonios", o sea
los subsiguientes a aquél con el que se inauguró la conyugalidad.
El hecho de que haya un objeto inaugural conyugal en uno o en ambos
miembros del matrimonio actual, hace que el acuerdo inconsciente de la nueva
pareja incluya también un acuerdo inconsciente sobre qué lugar va a ocupar el
anterior matrimonio. La nueva pareja hará también un pacto inconsciente sobre
qué va a dejar de lado (reprimiendo, renegando, escindiendo) del anterior
matrimonio. El lugar que va a ocupar el primer matrimonio en el segundo,
dependerá de qué tipo de comunidad de negación o de alianza denegadora
hayan sido utilizados en la elaboración de la separación del primer matrimonio.
Cuanto más regresivos sean los mecanismos denegadores de ese pacto, mayor
patología acarrearán en el vínculo, en el cuerpo, en los hijos, en el vínculo entre
los hijos, en los vínculos ampliados del segundo matrimonio y en las
generaciones siguientes. (Kaës, R. 1995).
Muchas veces un segundo matrimonio hace síntoma cuando amenaza con
emerger aquello que se intentó denegar del anterior enlace. Es como una señal
de alarma que puede aparecer en la relación con el objeto conyugal a modo de
inminencia de ruptura (es motivo de consulta frecuente en los segundos
matrimonios).
Ese vínculo inaugural conyugal puede ser depositario de hostilidades dirigidas al
objeto originario, dejando al segundo matrimonio menos cargado de
componentes endogámicos. En efecto, si hay permanencia del vínculo con el ex
cónyuge a lo largo del tiempo, éste puede sufrir la vicisitud de volverse
endogámico, con lo que pasaría a ser un subrogado del objeto originario, y el
vínculo con el ex cónyuge podría transformarse en una relación fraterna sin
vigencia o en una relación hostil con toda la violencia del incesto. Es por ello
que este vínculo inaugural conyugal puede ser depositario del núcleo
endogámico de un segundo matrimonio.
En el caso de haber tenido hijos en un segundo matrimonio y no en el primero,
ese segundo cónyuge con quien se inauguró la parentalidad adquiere un matiz
peculiar. En efecto, la inauguración de la parentalidad, sumada a la presencia
cotidiana de un segundo ex cónyuge a través del hijo, coadyuva a que en un
tercer matrimonio el segundo ex cónyuge con el que se inauguró la
parentalidad quede cargado como objeto inaugural. Esto se debe no sólo a que
se subsume en él la conyugalidad inaugural anterior, sino a la inauguración de
la parentalidad, que parece opacar la fuerza del objeto inaugural conyugal por
el peso del cumplimiento de los ideales narcisistas de trascendencia en la
descendencia.
Este vínculo inaugural conyugal presente/ausente, vivo/muerto, familiar/ajeno,
puede revestir la característica de siniestro al irrumpir en la cotidianeidad del
segundo matrimonio (presente/ausente, por ejemplo, en las identificaciones de
los hijos con el ex cónyuge progenitor, en los relatos o reflexiones de los hijos
sobre el ex cónyuge, en las llamadas del ex cónyuge a los hijos, etc.).

BIBLIOGRAFÍA

Berenstein, I.- "El concepto de vínculo". Revista de APdeBA. Bs. As. 1990.
Berenstein, I., Puget, J. y Siquier, M.- "Narciso y Edipo en el proceso
psicoanalítico". Revista de Psicoanálisis. Tomo XIV. N° 4. Bs. As. 1984.
Puget, J.- "La relación con el otro pensado". Mesa redonda sobre Narcisismo.
Ficha APdeBA. Bs. As. 1982.
Puget, J. - "Violencia y espacios psíquicos". Panel sobre violencia, A.A.P.P.G. Bs.
As. agosto 1988.
Puget, J. y Berenstein, I.- Psicoanálisis de la pareja matrimonial. Bs. As. 1988.
OBJETO ÚNICO

Silvia Cincunegui y Yolanda Kleiner de Karasik

DEFINICIÓN

En el año 1988 Janine Puget e Isidoro Berenstein propusieron llamar


Objeto Unico “a una modalidad vincular primitiva narcisista, que rinde cuenta
de un vínculo entre un yo inerme y desamparado y un otro dotado de la
capacidad de contrarrestar dicho estado”.
Se refieren a un funcionamiento primitivo en el que uno de los polos del
vínculo despliega una serie de funciones que se constituyen en condición
necesaria para el devenir humano del otro polo del mismo. De ahí, su carácter
universal.
Estas funciones consisten en proveer la acción específica convirtiéndose
en un objeto asistente; ser dador de significados; dotar de índices para
diferenciar mundo interno de mundo externo (función de indicación); ser
dador de una organización del transcurso del tiempo (dador de temporalidad);
dotar de los signos que permitan establecer la relación, uno a uno, entre signo
y significado (función semiótica); y prever el estado emocional del otro
(función anticipatoria).
Este modelo de funcionamiento corresponde a un vínculo originario,
caracterizado por la asimetría definida desde la indefensión psíquica y la
prematurez biológica que caracterizan al infans en la díada con el otro
primordial.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

La conceptualización de este funcionamiento vincular reconoce sus


orígenes en numerosos desarrollos psicoanalíticos.
Freud , en el “Proyecto de una Psicología para Neurólogos”, habla del
asistente, para aludir a aquél que realiza la acción específica, y cuando más
adelante describe el sentimiento oceánico, enfatiza la vertiente placentera del
funcionamiento fusional. También en sus trabajos sobre enamoramiento e
hipnosis vemos resaltados ciertos atributos y funciones de esta modalidad
vincular, y designa “Objeto Unico” al lugar que ocupa el hipnotizador, que
más tarde heredará el analista en una de las vertientes de la transferencia.
Lugar del supuesto al saber, recubrimiento imaginario, condición indispensable
para instalar el punto de partida analítico.
P. Aulagnier en sus desarrollos del concepto de violencia primaria,
intrínsecamente necesaria para la constitución del aparato psíquico, alude -
sin formularlo así - a los atributos del Objeto Unico en sus funciones
semánticas, semióticas y anticipatorias. Reconocemos también en esta autora
algunas resonancias del concepto cuando se refiere a la sombra hablada y al
proyecto identificatorio. Podríamos también reconocer en la relación
pasional, prototipo de vínculo asimétrico, una modalidad disfuncional del
Objeto Único.
DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Las parejas pueden estructurar su vínculo tomando como modelo el


funcionamiento a predominio de Objeto Unico. En ese caso se dirá que
ostentan un funcionamiento dual y asimétrico.
Cada caso en particular pondrá en juego diferentes atributos o funciones
del Objeto Unico configurando así, diversas tipologías. Por ej. en el
funcionamiento amparador-desamparado se privilegia la función de asistente.
Este modelo de funcionamiento vincular, en tanto asigna lugares
diferentes para cada uno en la asimetría, puede estereotiparse o bien ser
intercambiable, dependiendo de la plasticidad de la pareja, así como de las
posibilidades individuales.
Este funcionamiento a predominio de Objeto Unico, resulta paradigmático
del enamoramiento.
Se trata de una conceptualización valiosa ya que rescata una modalidad
relacional narcisista originaria que se encuentra, a su vez, formando parte de
lo constitutivo mismo del vínculo de pareja, así como también entre sus
expresiones más patológicas.
Señalaremos, sin embargo, algunos de los obstáculos que ha traído esta
denominación, tanto como su conceptualización.
En cuanto a lo primero, el llamar Objeto a una modalidad vincular,
genera una confusión propia del deslizamiento conceptual que supone el uso
de un término tributario del psicoanálisis individual (Objeto), al psicoanálisis
de los vínculos.
Históricamente, la relación de objeto alude al mundo interno, espacio
intrasubjetivo y unidireccional en el sentido de la puesta en juego del deseo :
hay un sólo deseo actuando, y la ausencia del otro es lo que motoriza.
Por el contrario, el vínculo se caracteriza por la bidireccionalidad de la
relación intersubjetiva, en la que se da la extraterritorialidad entre los polos y
en la que la presencia del otro es lo que motoriza.
Reconocemos que son muchas más las precisiones que se imponen en
relación a estos términos, pero ellas excederían, en mucho, el alcance de este
trabajo.
La otra vertiente de la dificultad tendría que ver con la revisión y
actualización misma de la Teoría de los Vínculos, que ha tenido lugar en estos
diez años, ampliando su alcance.
Una de las cuestiones con la que una de sus autores (J. Puget) hoy ya no
estaría de acuerdo en sostener, es todo lo referente al tema de la asimetría y
el desvalimiento con que se caracterizó a uno de los polos del vínculo , en su
funcionamiento originario. La asimetría sería pensable sólo desde el modelo
biológico y, en cambio, según la autora, tanto el bebé como la mamá
tendrían, desde lo psíquico, la misma fuerza para la creación y determinación
del vínculo. Obsérvese que la autora lo plantea ya desde el modelo de relación
con el otro primordial.
Sin embargo, también sería enriquecedor para la teoría vincular
conservar las funciones que se atribuyen al Objeto Unico, y poder decir algo
más sobre el poder de determinación del vínculo, por presencia, en su
especificidad.
PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Los nuevos desarrollos de la teorización sobre vínculos incluyen una


nueva formulación metapsicológica de un sistema de tres espacios psíquicos
con inscripción simultánea, a saber : los espacios intra, inter y
transubjetivos.
Desde este nuevo postulado, el vínculo, tal como ya lo definimos, está
presente desde el comienzo de la vida, y su representación cae bajo la
represión primaria dando lugar a un ilusorio estado fusional.
Por lo tanto, en esta modalidad de funcionamiento a Objeto Unico
quedaría desmentido el otro del vínculo en su condición de sujeto, así como
también la separatividad.
Esta nueva teorización genera un cambio en la manera de entender la
constitución misma de la subjetividad, descartando las formulaciones clásicas
que parten de una unidad fusional originaria para ir desplegando luego,
modalidades de relación cada vez más complejas hasta arribar a una creciente
separatividad y al reconocimiento de la alteridad del otro.
Veremos ahora cómo se despliega en los tres espacios este
funcionamiento narcisista del Objeto Unico, entendido desde la nueva
perspectiva.
En el espacio intersubjetivo de la pareja una de las posibles expresiones
sería la tendencia monogámica, lo que Puget y Berenstein explican como una
elaboración genital de la relación de Objeto Unico.
En el espacio transubjetivo podría manifestarse en la concepción
monoteísta de Dios; como también en la relación entre la masa y el líder. En
este caso, el funcionamiento a Objeto Unico es dador de pertenencia y
constituye un factor de cohesión del conjunto.
En el espacio intrasubjetivo este modelo relacional narcisista ha sido
ampliamente desarrollado por las teorías que sustentan las relaciones
objetales.
El predominio de este funcionamiento narcisista en las parejas da lugar a
disfunciones vinculares tales como el reproche y el malentendido así como
también es generador de patologías graves tales como los vínculos
pasionales, los de alienación y todos los funcionamientos duales.
Para finalizar, podemos decir que esta noción de Objeto Unico también
forma parte de la definición de otros conceptos básicos de la teoría vincular
tales como son las de zócalo inconsciente de la pareja y la
representación del Objeto-Pareja.

BIBLIOGRAFÍA

Aulagnier, Piera: “La violencia de la interpretación”. Buenos Aires, Amorrortu


1975.
_____ “Los Destinos del Placer”. Madrid, Argot, 1979.
Baranger, Willy: “Posición y Objeto en la Obra de Melanie Klein”. Buenos
Aires, Kargieman, 1976.
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Buenos Aires, Amorrortu, 1979.
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Amorrortu, 1979.
Laplanche, J. Pontalis : “Diccionario de Psicoanálisis”. Barcelona (España).
Edit. Labor, 1971.
Puget, J., Berenstein, I.: “Psicoanálisis de la Pareja Matrimonial”. Buenos
Aires, Paidós, 1988.
______ “Lo Vincular. Clínica y Técnica Psicoanalítica”.
Buenos Aires, Paidós, 1997.
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Buenos Aires, Manantial, 1988.
Actas del Taller Clínico sobre Transferencia vincular : Grupo de Investigación
del Departamento de Pareja de la AAPPG, coordinado por los Dres. Héctor
Krakov y Carlos Pachuk.
ORGANIZACIÓN

Esther Beliera

DEFINICIÓN

ORGANIZACIÓN : fr. organization ; it. organizzazione ; i. organization ;


a. Organisation, Einrichtung. La composición y correspondencia de las partes
del cuerpo del animal entre sí que componen la perfección del todo.
Constitución de un pueblo, de un régimen, de un regimiento, en fin de todo
orden de interés. De órgano instrumento músico. Conducto en el cuerpo del
animal por donde se comunican los líquidos. Metáfora : conducto por donde
una cosa se comunica a otra. Medio de expresión de la voluntad de alguno.
Órgano de Aristóteles, nombre que se dio a su lógica. Del sánscrito : obrar.
(1)
ORGANIZACIÓN (organization) : s. 1. Conjunto compuesto por
diferentes partes que realizan funciones distintas pero coordinadas e
interrelacionadas de tal modo que las partes forman una unidad o totalidad ;
o el proceso por medio del cual se origina una disposición sistemática de tal
tipo.- Sin. grupo, sistema, Gestalt, organismo (restringido a los seres vivos),
organización social. 2. Proceso por medio del cual las excitaciones psicofísicas
se distribuyen a sí mismas en una Gestalt perceptiva. 3. Grado de unidad, de
interdependencia, hallado en cualquier totalidad compleja : un alto nivel de
organización.

9
ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Desde principio de siglo han ido surgiendo diferentes teorías que tratan de dar
cuenta del abordaje a los problemas de estructuración de las actividades en
las organizaciones , en agrupaciones permanentes de personas, cuyo objetivo
es la producción teniendo en cuenta su naturaleza y funcionamiento. En los
últimos años el enfoque de esta problemática ha ido desarrollando diversos
métodos .

DIFERENTES CORRIENTES

Las teorías clásicas y neoclásicas, las teorías de los sistemas sociales que
toman en cuenta el comportamiento de la forma y de la dinámica de los
sistemas y de la administración estratégica. Su preocupación está ligada a las
estructuras en cuanto a la problemática de los dirigentes de las
organizaciones, destacándose su aspecto normativo. Algunos de sus
representantes : F. W. Taylor es fundador del movimiento de la organización
científica del trabajo. Su objetivo es la eliminación de la pérdida de tiempo, de
dinero, de materiales ; para lo cual se debe derribar obstáculos y descubrir los
métodos más eficaces para realizar una tarea y dirigir a los obreros. La

9
Esta es una recopilación de textos indicados en la bibliografía, algunas de las extracciones son textuales
esencia de su postura es la “cooperación estrecha, íntima, personal entre la
administración y los obreros. Una buena o mala administración estaría
determinada por la ausencia o presencia del pedido de salarios elevados,
desde los obreros , y el deseo de bajar los costos, desde la administración.
P. F. Drucker se ocupa especialmente de las tareas de la dirección general
desde los que ejercen una actividad práctica en las empresas. Un tema
fundamental es el de la conducción por objetivos desde la administración,
teniendo en cuenta la misión de la organización. “La organización es una
máquina para maximizar las fuerzas humanas”. El éxito de una empresa se
debe a la organización de la responsabilidad de los trabajadores, para lo cual
deben tener un trabajo organizado, autocontrol y un continuo aprendizaje. La
empresa tiene una finalidad social y los dirigentes una responsabilidad social
que consiste en lograr que la empresa ejecute su misión específica y dominar
los impactos sociales que su acción provoca. La empresa es una institución
para generar cambios, lo cual significa satisfacer a las personas de afuera,
servir a una causa de afuera, obtener resultados afuera . H. A. Simon
considera fundamental el estudio de todas las implicancias (psicológicas,
económicas, de organización, lógicas, etc.) en su teoría de la decisión. Esta
teoría la elabora aplicando la teoría psicológica del comportamiento a la
organización y a la economía. Para analizar el proceso de decisión en el
hombre hay que suponer que éste no es ni demasiado racional ni está del
todo afectado por el medio ambiente. Una organización es una institución
fuertemente orientada por las tareas que cumple, en ella hay que considerar
al hombre poseedor de una conducta racional, pero limitada y constreñida por
el entorno. El objetivo de una teoría de la organización es descubrir todas las
limitaciones prácticas a la racionalidad humana e intentar modificarlas para
mejorar es la irracionalidad ya sea actuando sobre el hombre o el medio.
Distingue las decisiones programadas que son procedimientos repetitivos y
rutinarios y las no programadas que se refieren a problemas no estructurados
o de gran importancia. J.W. Forrester desarrolla un método de análisis de las
empresas y de todo sistema social basado en la teoría de los sistemas. Se
basa en dos nociones : sistema como conjunto de elementos que pueden
presentar diversos estados o conjunto de variables que pueden tomar
diversos valores. Así la empresa es un sistema más abierto que cerrado :
posee entradas por las cuales su interior recibe influencias y salidas por las
cuales ejerce influencia sobre el exterior. Representa el sistema concreto, que
es la empresa, por un sistema abstracto que describe matemáticamente las
interconexiones de sus elementos entre si y con el exterior .La simulación es
para conocer el comportamiento del sistema a través del modelo abstracto
que simbolice a toda o a parte de la empresa. Otro concepto importante es el
de red, por donde circulan los elementos de igual naturaleza física, nombra
seis redes, de las cuales la red de información tiene especial importancia pues
une las otras categorías de redes.

Las teorías sociológicas se proponen encontrar las variables esenciales que


objetivamente determinan las estructuras y que manipulan las organizaciones
como tecnología, incertidumbre, objetivos, etc. Algunos de sus
representantes : M. Weber con su teoría sobre las estructuras de autoridad
hace una clasificación de las organizaciones. Diferencia poder (aptitud para
forzar a la obediencia) y autoridad (aptitud para hacer observar
voluntariamente las órdenes). Hay tres tipos de organizaciones en base a la
manera de legitimar la autoridad : a) carismática, basada en las cualidades
personales del líder superiores a las de los demás individuos, son
organizaciones inestables por su construcción con problemas en la sucesión
ya que la autoridad se basa en una sola persona ; b) tradicional, la autoridad
se basa en los precedentes, lo heredado y las costumbres, estas
organizaciones tienen dos formas la patrimonial y la feudal ; c) racional -legal
es la organización burocrática en la que los medios se eligen para alcanzar
objetivos específicos (racional) y la autoridad se ejerce con ayuda de normas
y procedimientos impersonales (legal). Sistema eficaz por la extrema
despersonalización que permite una gran coordinación y un control muy
positivo. Según el autor el capitalismo ha tenido un papel preponderante en
el desarrollo de la burocracia pues se trata de un sistema económico basado
en el cálculo racional de la ganancia a largo plazo. A. Etzioni dice “ nacimos
dentro de organizaciones, fuimos educados por organizaciones y la mayoría
de nosotros dedica gran parte de su existencia a trabajar para
organizaciones”. Diferencia las organizaciones de los otros agrupamientos
humanos, son unidades sociales deliberadamente construidas y reconstruidas
para promover objetivos específicos (empresas, ejércitos, escuelas etc). Se
caracterizan por la división del trabajo y del poder, por la presencia de uno o
varios centros de decisión que indican el desempeño que debe lograr la
organización y por el remplazo del personal que no da satisfacción.. El
enfoque estructuralista es necesario para el estudio de las organizaciones
mediante el cual debe realizarse una síntesis entre la teoría clásica y su
organización formal y la escuela de las relaciones humanas y su organización
informal. El éxito de una organización depende en gran medida de su
capacidad para controlar a sus participantes. Hay tres tipos de implicancias de
los miembros de una organización : la alienación , la calculada, la moral.
Sostiene que las organizaciones que difieren en cuanto al tipo de control que
utilizan y en cuanto a la alienación o al compromiso que provocan difieren
también en su estructura de acuerdo con varios aspectos significativos. Esas
diferencias estructurales son el lugar y la función del liderazgo, el poder de
penetración y el campo de acción entre otras. A. Touraine diferencia dos
formas de organización de empresas : la organización lineal con un sistema de
tipo piramidal y la organización funcional en la que la autoridad de un jefe
está determinado por una técnica o una especialidad aunque reconoce que en
las organizaciones reales la fórmula es mixta. Considera el papel de la técnica
como desburocratizante por lo tanto no se deben analizar las empresas como
burocracias sino como instituciones políticas.

Las teorías psicológicas estudian temas como la satisfacción, el estado de


ánimo, la actitud de los hombres en el trabajo, el comportamiento de los
grupos laborales, los tipos de dirección, los modos de participación de los
empleados. Comprendió la característica especial de la psicología de los
sujetos sometidos a un trabajo y la influencia que tiene en ellos las
características de una organización como ser la relación cansancio-
rendimiento. Algunos de sus representantes : E. Mayo es pionero del
movimiento de las relaciones humanas y de la sociología del trabajo tomando
la vinculación existente entre productividad y estado de ánimo de los
empleados, las relaciones personales dentro de cada grupo y de los grupos
entre sí y las maneras de dirigir. Comenzó estudiando las causas de la fatiga,
el ausentismo y los accidentes de trabajo. La base de este movimiento con
métodos psicológicos y sociológicos fue no confundir organización humana con
organización técnica, ya que suele haber oposición entre ellas, para lograr
conciliar individuo y organización. K. Lewin con un enfoque desde diferentes
disciplinas es considerado fundador de la escuela lewiniana. Su teoría del
campo (teoría dinámica y psicología topológica) la aplica al estudio de la
personalidad y de las relaciones humanas en los grupos. Explica el hartazgo
laboral como proceso que depende del contexto de la actividad, de la
implicancia personal en ella , del estado psicológico individual y del grado de
rigidez de los sistemas de relaciones psicológicas. Trató de comprender el
proceso de frustración y regresión en el trabajo en base a los síntomas de los
sujetos que debían realizar trabajos imposibles. Demostró que el éxito o el
fracaso en el trabajo dependían más de las aspiraciones de la persona que de
su rendimiento técnico objetivo. Realizó experiencias en lo referente a la
autoridad y a la influencia social para ver el efecto de los diferentes estilos de
liderazgo en el ambiente grupal, en su productividad y en el comportamiento
de cada uno de sus miembros. Considera que la mayor fuente de resistencia
al cambio está en el temor a apartarse de las normas del grupo, si todos los
miembros cuestionan juntos esas normas, el cambio resulta más fácil. E.
Jaques está considerado como un iniciador de la aplicación del psicoanálisis en
las organizaciones. Su método poco directivo consistía en formular
recomendaciones sin quitar nunca la responsabilidad de sus acciones a las
personas involucradas. Siguiendo a Freud, para modificar a los hombres y a
las organizaciones, utiliza los principios del inconciente, los conceptos de
transferencia y resistencia y la interpretación. Todo cambio en una
organización debe pasar por el análisis de su totalidad sociológica. Una
organización es el ensamble de la estructura social, la cultura y la
personalidad de los miembros ; así la vida de una empresa es una interacción
constante de la estructura, de la cultura y de la personalidad. El elemento
principal de la cohesión de los individuos en una organización es la defensa
contra el retorno de las ansiedades psicóticas (paranoides o depresivas) y el
cambio social se produce cuando las relaciones sociales fantasmáticas no
pueden ayudar a defenderse contra el retorno de las ansiedades psicóticas. La
aparición de las ansiedades psicóticas es la contradicción entre cada
personalidad y las exigencias de la función, además de la necesidad de tener
una función claramente definida y aceptada por sí mismo y por sus colegas.
Una clarificación de las funciones y un sistema eficaz de comunicación es lo
fundamental para la adaptación y el cambio en las organizaciones. C. Argyris
estudió las relaciones entre la personalidad del individuo y las formas de
organización. Una organización será eficaz si permite a todos sus miembros
alcanzar el éxito psicológico, es decir, si proporciona tareas que brinden a sus
miembros la posibilidad de desarrollar su eficacia personal, con dos
condiciones que los individuos deben reconocer su valor y aspirar a la
competencia y que la sociedad debe valorar su propia estima y la de la
competencia. El dilema de las organizaciones está entre satisfacer las
aspiraciones de los empleados de lograr éxito psicológico y satisfacer las
exigencias de la estructura piramidal. Ve las organizaciones del futuro como
dando mayor importancia a los valores fundamentales que son los objetivos,
el mantenimiento del sistema interno, la adaptación al entorno. Los factores
emocionales y la competencia interpersonal necesarios para el logro de estos
valores tendrán tanta importancia como los valores de racionalidad y de
competencia intelectual . Subraya la necesidad de ligar siempre el aspecto
sociológico al psicológico y que la ausencia de uno de estos aspectos podría
llevar a conclusiones erróneas. Las nuevas organizaciones tenderán a
modificar sus estructuras según los tipos de decisión que deban tomar por lo
que se contará con organizaciones con numerosas estructuras. (3)

Corriente argentina: E. Pichon Rivière es uno de los antecesores de esta


corriente. Postula que lo comunitario incluye lo institucional, que a su vez
incluye lo grupal (sociodinámico) y a su vez incluye lo individual (psicosocial).
La Psicología Social aborda la relación e interacción entre estructura social y la
configuración del mundo interno del sujeto ; estudia los vínculos
interpersonales. Indaga los campos de lo grupal y de lo comunitario.

Bleger, J. Desde sus estudios sobre la Psicología Institucional dice que el


concepto institución ha sido usado con significados muy distintos, en uno de
los cuales se define como organización en el sentido de una disposición
jerárquica de funciones que se realizan generalmente dentro de un edificio,
área o espacio delimitado. Para explicarnos el papel del grupo como
institución y el papel del grupo en las instituciones agrega que el grupo es un
conjunto de instituciones pero tiende a estabilizarse como una organización
con pautas fijas y propias ; teniendo como ley que sus objetivos explícitos
pasan a segundo plano y la perpetuación de la organización como tal a primer
plano. Tienden a tener la misma estructura que el problema que tienen que
enfrentar. Ellas constituyen partes de la personalidad de los individuos. Afirma
que las instituciones y organizaciones son depositarias de la parte psicótica de
la personalidad. Considera que la empresa es la institución que plantea los
problemas más agudos en cuanto a la elucidación de objetivos y a la
aceptación de la tarea profesional. (5) (6).

Baremblitt, G. define así a las organizaciones : son las formas materiales en


las cuales las Instituciones se realizan o encarnan. Por su magnitud va de un
gran complejo organizacional, como un Ministerio, hasta un pequeño
establecimiento escolar. Concretizan las opciones que las instituciones
enuncian. Las instituciones no tendrían vida, realidad social si no fuese a
través de las organizaciones. Pero las organizaciones no tendrían sentido,
objetivos, dirección sino estuviesen informadas, como lo están por las
instituciones. La organización está compuesta por unidades menores por
ejemplo: establecimientos (escuela, fábrica etc). Los establecimientos
incluyen el equipamiento que son los dispositivos técnicos. Institución-
Organización-Establecimiento-Equipamiento se moviliza a través de los
agentes, que son los seres humanos, que son soporte y protagonistas. El
Organizante es una actividad permanentemente crítica y transformadora,
optimizadora de la organización. El Organizado se ilustra con el organigrama o
flujograma, que es necesario pero tiene una tendencia natural a cristalizarse,
a esclerosarse históricamente. Lo instituido, instituyente, organizantes y
organizados que constituyen la red social actúan en conjunto. Cada uno de
ellos actúa en el otro, por el otro, para el otro y desde el otro. Existe una
interpretación de los cuatro que se da a nivel del funcionamiento y de la
función ; a nivel de la producción y de la reproducción ; a favor de la utopía o
en contra de ella. (7).

Schlemenson, A.: La organización constituye un sistema socio-técnico


integrado, deliberadamente constituido para la realización de un proyecto
concreto, tendiente a la satisfacción de necesidades de sus miembros y de
una población o audiencia externa, que le otorga sentido. Está inserta en un
contexto socioeconómico y político con el cual guarda relaciones de
intercambio y de mutua determinación. Esta sería la caracterización del objeto
de estudio del Análisis Organizacional, considerado como estrategia de
abordaje. Se trata de desarrollar la comprensión de los aspectos
intrapersonales, interpersonales, organizativos, tecnológicos, axiológicos y
contextuales que afectan el desarrollo de la organización y la realización de
sus miembros. Los cambios surgen de tres formas distintas a consecuencia
del análisis : a) por la elaboración de conflictos concientes e inconcientes
vinculados con el problema en cuestión, b) por el descubrimiento creciente de
las variables en juego y c) por la resolución de problemas específicos y la
generación de nuevos principios de funcionamiento, de nuevas políticas que
constituyen formulaciones en un nivel de abstracción que compromete
conductas organizativas, encuadre del trabajo, modelo de organización,
planeamiento, etc. El enfoque del análisis organizacional es, simultáneamente,
histórico-genético, situacional y prospectivo. Se indaga el origen de los
problemas, entendiendo la importancia de los determinantes históricos
particulares, se los estudia en el aquí y ahora de la situación de consulta y se
incluye la perspectiva intencional, el análisis de los fines, los objetivos y las
metas. (8)

Schvarstein, L.: Basándose en las conceptualizaciones de Pichon Rivière


define una Psicología Social en las organizaciones, cuyo objeto es la
indagación de las interacciones entre individuos en ese ámbito específico y sus
efectos sobre la configuración del mundo interno de cada uno de ellos.
Psicología Social en las organizaciones significa pensar en los individuos,
producidos por ellas y productores de ellas. Define establecimientos como
escuelas, fábricas a los cuales se asigna en general una finalidad social
determinada por una o más de las instituciones ; para llegar a que las
organizaciones están entonces atravesadas por muchas insituciones que
determinan “verticalmente” aspectos de las interacciones sociales que allí se
establecen, este es el atravesamiento. Así las organizaciones son unidades
compuestas. Entre sus componentes están las interacciones entre los sujetos.
Las organizaciones son lugares “virtuales” que no existen fuera de la
percepción del observador, por la imposibilidad de aprehensión de su todo
necesita de procesos de comunicación, los valores vigentes construirán la
realidad, estos valores corresponden a la categoría de los perceptos, códigos
de reconocimiento. Así estamos frente a un concepto cultural, convencional,
existente a través de la construcción que de él se hace. Una organización es
un conjunto ordenado y estructurado de perceptos, una imagen perceptiva.
(9)

Etkin, J. y Schvarstein, L.: Abordan el tema de la identidad de las


organizaciones. La identidad es el concepto que permite distinguir a cada
organización como singular, particular y distinta de las demás. Las
organizaciones se caracterizan como entidades autónomas por su capacidad
para fijar sus propias reglas de operación y estas reglas no están
subordinadas a las relaciones con el contexto. Para el estudio de los
elementos de la identidad utilizan la lógica de los sistemas cerrados, de la
clausura organizacional y de la recurrrencia en las relaciones de organización,
en el sentido que ellas autorrefuerzan los rasgos constitutivos del sistema.
Para que los rasgos de identidad se transformen significa que haya una
refundación de la organización. (10).

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Se remite al término Institución pues tiene en lo referente a la perspectiva


vincular una misma línea en sus aportes. Podemos agregar aquí tomado de
“Malestar en la cultura “ de Freud que dice en lo referente al trabajo que
después que el hombre primordial hubo descubierto que estaba en su mano -
entiéndaselo literalmente- mejorar su suerte sobre la Tierra mediante el
trabajo, no pudo serle indiferente que otro trabajara con él o contra él. Así el
otro adquirió el valor del colaborador, con quien era útil vivir en común. Kaës
en su estudio psicoanalíco de las instituciones siguiendo a C. Castoriadis y J.
Bleger dice que la organización tendría un carácter contingente y concreto,
dispondría no de finalidades sino de medios para lograrlas. (4)

PERSPECTIVA ORGANIZACIONAL

1951 (1945). Jaques La cultura cambiante de una fábrica


1953/1960. Jaques y Menzies Los sistemas sociales como defensa contra la
ansiedad
1965. Etzioni Organizaciones modernas (Referente estructuralista del modelo
organizacional)
Katz y Kahn Psicología social de las organizaciones
1971. Lourau y Lapassade Claves de la sociología
1974. Jaques Manual de valoración de puestos
1976. Jaques Una teoría general de la burocracia
1987.Schlemenson Análisis organizacional y empresa unipersonal. Crisis y
conflicto en contextos
turbulentos
1990. Schlemenson La perspectiva ética en el análisis organizacional. Un
compromiso reflexivo
con la acción. (11)

PROBLEMÁTICAS CONEXAS
Tiene íntima conexión con conceptos del Psicoanálisis (identidad , vínculo
entre otros), con Psicología del Trabajo, Psicología Institucional y con
disciplinas del campo de la administración, sociología, economía y de la
política.

BIBLIOGRAFÍA

(1) Primer Diccionario general etimológico de la lengua española. D. Roque


Barcia T III, Ed. F. Seix. Barcelona.
(2)English, H. B. English, A. Ch. Diccionario de psicología y psicoanálisis.
Paidós. Bs. As. 1977.
(3) Scheid, J.C. Los grandes autores en administración. El Ateneo. Bs.As.
1983.
(4) Kaës, R. y otros La institución y las instituciones. Paidós. Bs.As. 1980.
(5) Bleger, J. Psicohigiene y psicología institucional. Paidos. Bs.As. 1966.
(6) Bleger J. Temas de psicología. Nueva Visión. Bs.As. 1972.
(7) Baremblitt, G. Compêndio de análise institucional e outras correntes. Rosa
dos tempos. Brasil.1972.
(8) Schlemenson, A. Análisis organizacional y empresa unipersonal. Paidós.
Bs.As. 1987.
(9) Schvarstein, l. Psicología social de las organizaciones. Paidos. Bs.As. 1992.
(10) Etkin, J. Y Schvarstein, L. Identidad de las organizaciones. Paidos. Bs.
As. 1995.
(11) Mezzano, A. Ubicación bibliográfico-histórica de la psicología institucional.
Comunicación personal
ORGANIZADOR

Mirta Segoviano

DEFINICIÓN

«Factor capaz de producir y mantener, mediante la subordinación de elementos


diversos a una ley común de selección, de composición y de armonización de
sus relaciones recíprocas, una unidad funcional y estructural entre esos
elementos. Esta nueva unidad posee características distintivas y efectos
propios, que constituyen su manifestación».

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

El término organizador comienza a utilizarse hacia fines del siglo XVIII, como
derivado del verbo organizar que, anteriormente empleado con el sentido de
«volver apto para la vida», adquiere por esa época también la significación de
«dotar de una estructura, de una constitución determinada, de un modo de
funcionamiento». En 1924, a partir de su empleo por la Embriología,
organizador adquiere estatuto de concepto al describir aquella parte del
embrión que provoca la diferenciación de zonas y tejidos embrionarios.
En psicoanálisis, es Jacques Lacan (1938) el primero en aplicarlo o aunque, en
sentido estricto, elige más bien un neologismo: «organiseur»o con relación al
complejo. El complejo, dice Lacan «une en una forma fija un conjunto de
reacciones que puede interesar a todas las funciones orgánicas, desde la
emoción hasta la conducta adaptada al objeto. Lo que lo define es el hecho de
que reproduce una cierta realidad del ambiente (...)» (pg.14). Así, los
complejos de destete, del intruso y de Edipo desempeñan efectivamente un
papel de organizadores en el desarrollo de la vida psíquica, pero también, por
corresponder a la cultura, en los hechos psíquicos de la familia humana, «el
lugar fundamental de los complejos más estables y más típicos». La familia,
dice, se convierte así en objeto de un análisis concreto.
René Spitz (1954; 1957), que utiliza el término por analogía con su antecedente
embriológico, lo define como la integración que tiene lugar entre, por una parte,
las corrientes de desarrollo que operan en los diferentes sectores de la
personalidad unas con otras y por otra parte el proceso mismo de la
maduración. Llama entonces organizador al resultado de la integración
completa, es decir, a la formación de una nueva estructura psíquica sobre un
nivel de complejidad más elevado. Las corrientes unidas en haces y organizadas
a partir de él, producen esquemas de comportamiento, síntomas visibles de esa
convergencia de tendencias y acontecimientos madurativos y psicológicos,
llamados «indicadores»: la sonrisa social, la angustia frente a los extraños, el
gesto de «no» con la cabeza. Las concepciones de Lacan y Spitz difieren en
que, para el primero, el «organizador» posibilita la integración, para el segundo,
es un punto de llegada.
DESARROLLO DE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Los organizadores del grupo


W. R. Bion (1948) observa en los grupos pautas de comportamiento que
se repiten, determinando una u otra «cultura de grupo», la cual consiste en la
estructura que el grupo logra en un momento dado, por las tareas que se
propone y la organización que adopta. Describe tres pautas de comportamiento
típicas, que llama supuestos básicos: de dependencia, de ataque-fuga y de
emparejamiento. Sin embargo, no es el mismo Bion, sino J. B. Pontalis (1963)
quien señala la cualidad de organizadores de estos supuestos básicos, en la
medida en que «constituyen esquemas subyacentes que organizan (en el
sentido en que se habla de organizadores en embriología) el comportamiento
de un grupo y, por ejemplo, orientan la elección sobre determinado tipo de
líder.»
A principios de la década del 70 comienzan a aparecer en Francia trabajos que
proponen directamente a la fantasía como organizador del grupo. Apoyado en
estos desarrollos, Didier Anzieu construye su teoría acerca de los organizadores,
que entiende como sucediéndose unos a otros en el sentido de una complejidad
progresiva. En 1975 postula, en la primera edición de El grupo y el inconciente,
la existencia de tres organizadores del grupo: la resonancia fantasmática, la
imago y las fantasías originarias. En 1981, al publicar una segunda edición del
mismo libro, agrega otros dos: un cuarto, el Complejo de Edipo, de estatuto
controvertido, puesto que puede ser concebido mejor como un organizador de
la familia, dado que la realidad psíquica del grupo sería anterior a la diferencia
de los sexos, y un quinto, la imagen del cuerpo propio y la envoltura psíquica
del aparato grupal.
A diferencia de esta comprensión genética de los organizadores, cuya presencia
o ausencia distingue momentos del proceso grupal, René Kaës (1976,1993)
formula una concepción estructural, según la cual distintos organizadores, que
proceden de fuentes diferentes, actúan en forma simultánea, combinándose
entre ellos. Establece, apoyado en el estudio de J. Laplanche y J. B. Pontalis
(1964), la estructura grupal interna de la fantasía, primeras formulaciones de lo
que serán los fundamentos de la grupalidad psíquica. Los grupos internos, como
la imagen del cuerpo, el yo, las identificaciones y otros, además de la fantasía
que es su paradigma, poseen esa estructura grupal interna por haber resultado
de la interiorización en el aparato psíquico de organizaciones grupales, incluidos
los modelos culturales de la grupalidad. Poseen, pues, una aptitud para
recolectar, para poner junto, capaz de asegurar una reducción de la diversidad
y de la dispersión de elementos distintos, que es condición de la formación del
grupo intersubjetivo. Estos son los organizadores psíquicos inconcientes del
grupo y del vínculo. Una vez los sujetos reunidos, operan otros organizadores:
los organizadores grupales: los supuestos básicos, la matriz del grupo, las
posiciones ideológicas y mitopoéticas, la ilusión grupal, el pacto denegativo
grupal y el contrato narcisista grupal. En la organización del vínculo
intersubjetivo operan ambos tipos de organizadores -los grupos internos y los
organizadores grupales- que interactúan entre sí y también con las condiciones
materiales y sociales del agrupamiento. Esta interacción implica la posibilidad de
la aparición de conflictos en cualquiera de sus niveles.
PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Cuando los psicoanalistas interesados en los grupos hicieron -implícita o


explícitamente- hincapié en las formaciones eficaces para regir las puestas en
relación, ya sea de los sujetos entre sí, como del sujeto y el grupo, o del sujeto
y la cultura, hicieron sin duda importantes avances en la comprensión de la
conformación interna de diferentes estructuras, de sus modos de
funcionamiento y de sus relaciones recíprocas. No obstante hay todavía muchas
cuestiones sin resolver, como por ejemplo, dentro de la problemática de la
fantasía como organizador del grupo, cómo opera allí la resonancia
fantasmática de las fantasías secundarias, que por representar las escenas más
esencialmente determinadas por la historia individual, serían las que menos se
prestarían para ser sometidas a una selección, composición y armonización que
dejara de ellas algo utilizable para el vínculo. En este sentido, parecen
contradictorias las propias posiciones de D. Anzieu y R. Kaës, aún cuando
ninguno de ellos lo ha señalado: mientras que para Anzieu este nivel
fantasmático juega el papel principal en el comienzo del proceso grupal, para
Kaës ese papel corresponde a las fantasías originarias. Asimismo, otras
modalidades del vínculo esperan aún por el estudio de la especificidad de sus
organizadores, ya sea cuando estas adoptan sus formas tradicionales o bien
cuando presentan esas formas más novedosas a que la clínica nos enfrenta
cotidianamente.

BIBLIOGRAFÍA
Anzieu, Didier:
(1975) El grupo y el inconciente (1ª edición), Biblioteca Nueva, Madrid, 1978
(1981) El grupo y el inconciente (2ª edición), Biblioteca Nueva, Madrid, 1986
Bion, W. R.:
(1948) Experiencias en grupos. Paidós, Buenos Aires, 1963
Kaës, René:
(1976) El aparato psíquico grupal. Construcciones del grupo. Granica Editor,
Barcelona, 1977
(1993) El grupo y el sujeto del grupo. Amorrortu, Buenos Aires, 1995
Lacan, Jacques:
(1938) La familia. Axis, Rosario, 1975
Laplanche, J. y Pontalis, J. B.:
(1964) “Fantasía originaria, fantasías de los orígenes, origen de la fantasía”, en El
inconciente freudiano y el psicoanálisis francés contemporáneo. Nueva Visión, Buenos
Aires, 1984
Pontalis, J. B.:
(1963) Le petit groupe comme objet. Les temps modernes, Nº 211
Spitz, René:
(1954) El primer año de la vida del niño. Aguilar, Madrid, 1961
(1957) No y sí. Sobre la génesis de la comunicación humana. Hormé, Buenos Aires,
1977
(1957) No y sí. Sobre la génesis de la comunicación humana. Hormé, Buenos Aires,
1977
PACTO DENEGATIVO

Graciela Ventrici

DEFINICIÓN

René Kaës (1987) llama “pacto de negación”a la formación intermediaria


genérica que, en todo vínculo ( una pareja, un grupo, una familia o una
institución), condena al destino de la represión, la negación, la renegación que
mantiene en lo irrepresentado y en lo imperceptible, todo aquello capaz de
cuestionar la formación y el mantenimiento de ese vínculo y las cargas de las
que es objeto. Puede considerarse como uno de los correlatos del contrato de
renuncia, tanto de la comunidad de cumplimiento de deseo, como del contrato
narcisista. Es su reverso y es su complemento.
El pacto denegativo constituye una formación psíquica bifase, entendiéndose
por bifases aquellas formaciones que satisfacen simultáneamente a la
economía psíquica del sujeto singular y del conjunto y, de este modo,
aseguran funciones específicas en el espacio intrapsíquico al mismo tiempo
que sostienen la formación y los procesos de los vínculos intersubjetivos.
Estos, a su vez, dan lugar a formaciones y procesos intrapsíquicos.
El pacto denegativo es una forma de acuerdo inconsciente entre las partes
que tiende a negar la “negatividad radical ” y ligar las “negatividades de
obligación”. Se trata de un pacto sobre lo negativo basado en la suposición
que el fundamento mismo del vínculo se constituye en un pacto sobre la
negación de la negatividad radical: sobre lo incógnito, la no-experiencia , el
no-vínculo. Como sostiene al vínculo por un acuerdo inconsciente entre los
sujetos efectuado sobre la represión, la desmentida o la forclusión de las
mociones insostenibles motivadas por el vínculo, tiene efectos diversos: en
tanto contribuye a mantener un espacio vacío e indeterminado posibilita la
formación del pensamiento; en tanto es capaz de obturar el espacio puede
constreñir el pensamiento para que se ataque a sí mismo o destruya ciertos
aspectos de la vida psíquica en los otros o a la fetichización del vínculo. Por lo
tanto tiene dos polaridades: una es organizadora del vínculo y la otra es
defensiva.
El pacto denegativo mantiene el isomorfismo de la relación entre el sujeto
singular y las formaciones trans-subjetivas al mantener reprimida la
representación del espacio de unión, de tal manera que toda modificación en
el pacto cuestiona la organización intrapsíquica de cada sujeto singular.
Recíprocamente, toda modificación de la estructura, la dinámica o la economía
del pacto tropieza con las fuerzas que lo sostienen como componentes
irreductibles del vínculo en el conjunto.
ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

La década del 80 se caracteriza en el movimiento psicoanalítico francés por el


trabajo en torno de la pulsión de muerte y en torno de la problemática del
narcisismo. La incursión en este campo fue derivando en despejar un nuevo
concepto: lo negativo, que promovió en algunos psicoanalistas una posición
novedosa desde donde revisar en profundidad la teoría freudiana. Andé
Green es quizá el máximo exponente de este movimiento, donde participan
otros como J.Laplanche, A. Missenard, G. Rosolato, J. Guillaumint,
R.Roussillon, R. Moury, R. Kaës, etc.
En mayo de 1987 se realizó en París el Coloquio del CEFFRAP sobre el tema
“Lo negativo: figuras y modalidades” allí R. Kaës presentó por primera vez la
idea de un pacto sobre lo negativo bajo el título: Le pacte (dé)négatif: une
formation psychique de l’être ensemble. Este coloquio fue publicado en
español en 1991 por Amorrortu editores bajo el mismo nombre y el trabajo de
R. Kaës figura como El pacto denegativo en los conjuntos trans- subjetivos.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Pacto denegativo es un concepto específicamente vincular.Kaës, en este


estudio, intenta explorar los destinos de los procesos y formaciones de la
realidad psiquica que se revelan en sus dimensiones trans-subjetivas; que
atraviesan y transitan los espacios y los tiempos psiquicos de cada sujeto del
conjunto y determinan en parte la organización tópica, dinámica , económica
y estructural de cada sujeto en tanto forma parte de dicho conjunto.
Tales algunas formaciones de funcionamiento bifase que explican la estructura
intermediaria: figuras mediadoras como porta-voz, portador de síntoma,
portador de sueño; funciones del ideal; comunidad de identificaciones;
procesos de co-apuntalamiento y de interfantasmatización; la cadena
asociativa grupal y la intertransferencia; las alianzas, pactos y contratos
inconscientes de los que el pacto denegativo es una modalidad particular.
Todas estas formaciones psíquicas articulan las correlaciones entre el espacio
intrapsíquico de los sujetos singulares y el espacio trans-psíquico del
conjunto.
La consecuencia de pensar los conjuntos trans-subjetivos es establecer el
modo en que el sujeto singular se constituye en su realidad psíquica, a partir
del lugar que ocupa en el conjunto. La noción de una metapsicología de los
conjuntos trans-subjetivos debería concebirse, para Kaës, no como un
atributo del conjunto, sino como una construcción de los sujetos, dada por su
estructura, trabajada por su historia y por su participación en el conjunto que,
moviliza electivamente algunos de los procesos y formaciones psíquicas de los
sujetos. Se deduce de esta afirmación , por un lado, el descarte de un
inconsciente colectivo y, por el otro, que ciertas formaciones del inconsciente
deban parte de su contenido y de sus destinos al hecho de estar constituídas
dentro de un conjunto y ser constitutivas de éste.
Dentro del conjunto, la parte de realidad psíquica que el sujeto ha
abandonado- sea por depositación, proyección, delegación o desplazamiento -
sigue un doble trayecto: en el espacio intrapsíquico donde constituye una
parte del inconsciente, y en el espacio trans-psíquico donde, asociada a otras
formaciones psíquicas homólogas o complementarias, permanece inconsciente
de ser sostenida en y por el conjunto en tanto éste comporta una tópica, una
economía y una dinámica propias. De esta forma la represión y sus efectos se
encontrarían sostenidos por un lado, por el interés que en ello encuentra cada
uno y, por el otro, por el interés del conjunto de mantener la cadena en su
función propia.
El concepto de pacto denegativo explica la manera en que se constituye o
tiene dificultades en constituirse la función represora, para los sujetos
singulares, en razón del compromiso de sus vínculos dentro del conjunto.
Este estudio desarrolla desde la perspectiva vincular cuestiones formuladas
por Freud en “Introducción del narcisismo” donde afirma que el individuo lleva
una doble existencia en tanto es para sí mismo su propio fin, a la vez que es
miembro de una cadena a la que está sujeto contra su voluntad o al menos
sin intervención de ella. Destaca la dimensión negativa que recorre y sostiene
la cadena en donde se apuntala la formación del narcisismo primario del niño:
los sueños de deseo irrealizados de los padres encuentran su seguridad -
amenazada por el asedio de la realidad - refugiándose en el niño.
Recupera una vez más, como lo hiciera en trabajos anteriores - y lo seguirá
haciendo en otros posteriores - la herencia freudiana para la fundamentación
del estatuto psicoanalítico de los grupos, resistida tanto por el narcisismo, que
sostiene la ilusión de la unidad del yo y la dificultad de pensar los conjuntos
trans- subjetivos, como por la dificultad de pensar lo negativo. Aquí conjuga
ambas resistencias destacando la dificultad de admitir que el vínculo se funda
en algo negativo.
En arreglo a esta perspectiva pone el acento en el revés de la trama de los
desarrollos de Piera C. Aulagnier sobre la psicogénesis y los espacios al que el
yo debe advenir, donde el contrato narcisista se destaca por su condición
fundante del vínculo entre el sujeto y el conjunto en un sentido positivo, de
ahí que Kaës afirme que el pacto denegativo constituye su reverso y su
complemento.
Formula que el trabajo de ligazón intrapsíquica se establece sobre tres
modalidades de lo negativo que están presentes también en el trabajo de
ligazón trans-psíquica en los conjuntos sean éstos una pareja, una familia, un
grupo o una institución. La primera modalidad “obedece a la obligación de la
psique de producir algo negativo; la segunda define una posición relativa de
lo negativo por referencia a algo posible; la tercera corresponde a lo que no
está en el espacio psíquico: esta negatividad radical puede, en ciertas
condiciones, ser pensada como lo imposible”.
Negatividad de obligación: se basa en la necesidad del aparato psíquico de
efectuar operaciones de negación, rechazo, desmentida, renuncia y
supresión, para preservar aspectos importantes de la organización psíquica :
la del sujeto como tal o la de los sujetos con los que está vinculado en un
conjunto.
Obligación es una categoría de la negatividad que destaca tanto el
‘constreñimiento’ ejercido sobre el aparato psíquico para efectuar tales
operaciones, como a la ‘ligazón’ entre lo rechazado y lo preservado por ellas.
Si bien todas estas operaciones son específicas y diferentes unas de otras,
todas recaen sobre una percepción o una representación inaceptable para
alguna instancia del aparato psíquico.
El tratamiento psíquico, por parte del sujeto, de su propia negatividad de
obligación, se ‘encuentra’ desde el origen con la negatividad, y su
tratamiento, en el otro como tal y en tanto sujeto de la cadena trans-
subjetiva.
Estas negatividades son exigidas a cada sujeto para que se forme y se
mantenga el vínculo, necesarias para que se haga posible la vida en común,
que el vínculo se organice y mantenga unidos los elementos que lo
constituyen. Por lo tanto están dirigidos a la producción de positividad del
vínculo y a su mantenimiento.
Las operaciones psíquicas productoras de negatividad en los conjuntos, no
son sólo una modalidad defensiva común, sino también una actividad
fundadora del espacio psíquico, del tiempo y del trabajo de la representación
en el interior y dentro de los límites del conjunto trans-subjetivo.
Desde esta perspectiva habría diferentes modos de tratamiento de lo negativo
en los grupos que influirían en los procesos de constitución y desarrollo del
orden de lo imaginario y determinarán parte de su posibilidad de
simbolización.
Negatividad relativa: esta forma de la negatividad se constituye sobre la base
de lo que ha quedado en suspenso en la constitución de los continentes y los
contenidos psíquicos. Sostiene el espacio potencial de la realidad psíquica, es
tributario de la función supletoria, apuntaladora y transformadora del otro.
La positividad se manifiesta como perspectiva organizadora de un proyecto o
de un originen. Es lo que permanece en trance de ser constituído en la
realidad psíquica: es relativa a objetos y a continentes de pensamiento;
objetos y pensamientos potenciales tributarios de lo negativo en la actividad
de pensar del otro, tanto por carencia y defecto como por exceso.
Existieron un lugar y un vínculo de origen al que no se puede retornar, salvo
en la “huella” dejada por la expulsión del cuerpo materno: todas las
separaciones ulteriores arrojarán al sujeto hacia el vínculo, hacia el grupo, en
pos de la raíz. Todo vínculo conlleva la tentativa de restablecer el ser-juntos
de los orígenes; es en principio, como el grupo, aferramiento contra toda
expulsión, negación de la negatividad de la cesura.
La eficacia del proceso de grupo es función de su capacidad para contener y
transformar los objetos internos, de su aptitud para crearlos y constituir los
eslabones no advenidos en el psiquismo. Una perlaboración trans-subjetiva
opera a través de la comunidad de las identificaciones y de los fantasmas
inconscientes, de las funciones de representación que realizan los portavoces
y la escenificación y dramatización de los grupos internos.
El trabajo analítico en el grupo lleva a reconocer la subsistencia de un resto,
de una irreductible negatividad que el ser-juntos nunca logrará colmar.
Desconocer esta persistencia de lo negativo conduce a conductas adictivas del
sujeto para con el conjunto.
Negatividad radical: es en el espacio psíquico aquello que tiene el estatuto de
“lo que no es”, el no-vínculo, la no-experiencia, las figuras de lo blanco, lo
incógnito, lo vacío, el no-ser. No obstante estas representaciones no puede
ser pensada por el pensamiento, comprende la relación de contacto del
pensamiento con lo que no es, con lo imposible de pensar, lo refractorio a
toda ligazón.
La negatividad radical es algo no-ligado irreductible, distinto de lo des-ligado
que afecta a las otras modalidades de lo negativo. No podemos pensar y
ligarnos en conjuntos si no es sobre un fondo de negatividad radical: el
trabajo del pensamiento y del grupo consiste, por un lado, en reducir el
margen infinito de esta negatividad, y acogerla como condición de contacto
con lo incógnito y la alteridad a fin de permitir que se constituya el espacio
vacío, no patógeno, exigido por la movilidad de la vida psíquica; por el otro, el
intento de colmar de sustitutos y de objetos omnipotentes el espacio abierto
por esta condición radical: el grupo se convierte en masa y el pensamiento en
fetiche de ideología común despojada de subjetividad singular.
La negación de la negatividad radical impedirá que actúen sus efectos
simbolígenos y posibilitará la destrucción del vínculo y del pensamiento, No
puede abolirse en la positividad, concierne más al ser (no-ser), que al tener.
La utopía en su forma sistemática es la expresión más extrema de este
intento de positividad, y en su forma más puntual se manifiesta como el
trabajo del grupo sobre las tres negatividades en el encuentro y construcción
de lo nuevo.
Finalmente el trabajo de la negatividad interviene en el proceso de desasirse
de un vínculo cuyas componentes alienantes o mortíferas estorban la
capacidad de ligazón de las pulsiones de vida.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Contrato narcisista* de Piera C. Aulagnier.


Comunidad de renuncia pulsional de S. Freud 1908 y 1930.
Comunidad de desmentida de M.Fain 1981
Alianza denegativa de M. Th. Couchoud 1986
Comunidad de renuncia pulsional:este concepto se desprende de la obra de
Freud en 1908 “La moral sexual cultural y la nerviosidad moderna” y de 1930
Ël malestar en la cultura” .Se trata de una modalidad particular de la
negatividad de obligación en el pasaje de una pluralidad a un conjunto y el
mantenimiento de ese vínculo.
Es indispensable la renuncia de cada uno a una cuota de placer para que el
vínculo pueda formarse y mantenerse.A cambio de este sacrificio adhiere a
una comunidad basada en el derecho que lo proteje de ser víctima de la
violencia del individuo, impone la necesidad y hace posible el amor, en el
límite de la adhesión al conjunto.
Comunidad de desmentida: se trata de una modalidad vincular entre el niño y
la madre descripta por Fain en 1981 basada en la identificación del niño con
su madre cuando ésta no logra designar en otro lugar que no sea en el niño
un objeto de deseo, de tal manera que la desmentida del deseo del padre es
a la vez obra de la madre y del niño. Esta comunidad de desmentida mantiene
la no separación, sostiene una identificación cruzada que Fain califica de
proyectiva y la opone a la identificación histérica precoz que representa la
identificación del niño con la mujer cuando la madre inviste otro objeto de
deseo seductor que el niño deberá descubrir y reconocer, a la vez que la
madre redescubre su propia femineidad.
Alianza denegativa: en 1986 M. Th. Couchoud, a través del tratamiento
conjunto de una madre y su hija, describe esta forma de alianza que se pone
de manifiesto en la sobreinvestidura alucinatoria, por parte de la hija, de las
representaciones no reprimidas y negadas por el psiquismo de la madre.
Ambas mujeres participan activamente en mantener, en la escena de lo
cotidiano, lo que en la madre no ha podido ser elaborado o reprimido, de
forma tal que aparezca desprovista de sentido y sólo acreditado por la madre
como la locura de la hija.Podría decirse que la madre induce en la hija su
propio delirio, mientras la hija delira para que la madre continúe olvidando lo
que para ella es irreprimible. Es en virtud de esta alianza que se mantienen
juntas.

BIBLIOGRAFÍA

Kaës, René: ”El pacto denegativo en los conjuntos trans-subjetivos”. Lo


negativo. Figuras y modalidades. Amorrortu editores.1991.Bs As.
“Realidad psíquica y sufrimiento en las instituciones”. La
institución y las instituciones. Paidos. 1989. Bs. As.
PACTO INCONSCIENTE

Raquel Vidal

DEFINICIÓN

Pacto, convenio. Del latín pactum, participio de "pacisci": firmar un tratado, de


la misma raíz que paz. "Pactare", especializado en el sentido de convenir en el
pago de un tributo (Corominas, 1973).
Tomando la conceptualización de Berenstein y Puget (1 y 11) puede definirse el
pacto inconsciente del siguiente modo: Sistema de concesiones, mutuas y
recíprocas entre dos o más yoes, que tienden a especificar elementos
diferentes, provenientes del espacio mental incompartible de cada uno. Su
finalidad es otorgar y conseguir lo deseado por ambos yoes merced al trueque
entre ambos, que intercambian sucesivamente la posición más favorable para
satisfacer el deseo de cada yo. Implica dos deseos diferentes, realizados cada
uno, merced a un trueque entre los yoes. Ambos yoes son sucesivamente lugar
de deseo y lugar de la realización del deseo del otro, cada yo requiere del otro
para realizar su deseo, en una dinámica en la que cada yo debe recibir algo por
lo que da, intercambio que bascula entre la renuncia y el otorgamiento.
Construído sobre la aceptación de lo incompartible, tiene como caraterísticas la
sucesividad y la biterritorialidad.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Las nociones de canje, trueque, ligadas intimamente al concepto de pacto, han


sido trabajadas desde diferentes epistemologías. H.V.Dicks (1967) habla de
"Complementariedad inconsciente". Utilizando la teoría de las relaciones
objetales, para explicar la complicidad sincronizada y la reciprocidad bilateral
observables de la pareja conyugal, propone el concepto de "complementariedad
inconsciente". La conceptualiza como una división de aportes que cada miembro
proporciona a la alianza, como cualidades perdidas en el otro, a consecuencia
de sus mecanismos de escisión y proyección, y que pueden entonces ser
recuperados por identificación introyectiva. Articula las nociones de relación de
objeto, proyección, identificación introyectiva, sincronización y reciprocidad.
Albert Scheflen (1975) al referirse a algunas características de las relaciones
bipersonales regresivas señala: "En tales parejas puede mantenerse una
conspiración inconsciente, para ocultar la dependencia detrás del rol de dador,
de más fuerte. Así se preservan el masoquismo de uno y el narcisismo de otro.
Ser indispensable para el compañero débil resulta un método que preserva la
autoestima y asegura el vínculo en tanto disfraza sus necesidades de
dependencia". Liga así la noción de "conspiración inconsciente" a los conceptos
de dependencia, narcisismo, y masoquismo.
D. Jackson, 1979 (9), otorga un relevante valor a las claves que definen la
naturaleza de una relación, dado que ellas establecen quiens es cada uno para
el otro, en la relación. Destaca entre las claves el quid pro quo. Dice: "Quid pro
quo (literalmente "algo por algo") es una expresión referida a la naturaleza legal
de un pacto o contrato...", y agrega: "Quid pro quo es, por lo tanto una
metáfora descriptiva de una relación basada en las diferencias; una expresión
de redundancias que se observan en la interacción matrimonial" (9, pág.65).
James Framo (1980) sostiene: "Los partícipes desempeñan recíprocamente
funciones psíquicas y hacen tratos inconscientes. "Seré tu conciencia si tú
traduces en actos mis conflictos" (7, pág.75). De este modo intenta relacionar
lo intrasubjetivo y lo intersubjetivo.
A. Cohan de Urribarri y R. Uribarri (1986) relacionan la idea de "contrato
inconsciente" a la mutua satisfacción de deseos del otro como él o ella lo
percibe, que asegura a cambio la satisfacción de los propios. Si ésto no sucede,
aparecen sentimientos de desilusión, abandono, depresión o rabia"(3).
R. Kaës, 1989, desarrolla el concepto de pacto denegativo. Sostiene: "Llamo
pacto de negación a la formación intermediaria genérica que, en todo vínculo
(pareja, grupo, familia o institución), condena al destino de la represión, la
negación, la renegación o el repudio que mantiene en lo irrepresentado y en lo
imperceptible aquello que vendría a poner en cuestión la formación y el
mantenimiento de ese vínculo y de esas cargas de las que es el objeto". Vincula
renuncia y otorgamiento y dice: "El pacto denegativo como uno de los
correlatos del contrato del renunciamiento, de la comunidad de cumplimientos
de deseo y del contrato narcisista; es la contracara y su cumplimiento". (10).

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

La génesis de los pactos, puede conceptualizarse como construcciones


defensivas ante ansiedades primitivas de devoración del yo por el otro10.
El pacto intenta asegurar la existencia de un sector incompartible de cada yo,
no comprometido en el vínculo, reconocido por los yoes participantes, que
deben tolerar la inaccesibilidad al espacio incompartible de cada uno.
Defienden de la fusión y del dolor del yo, por no tener acceso a todo del otro. El
pacto incluye así, dos niveles o dos registros diferentes; que aluden a la
conceptualización lacaniana.
Implican un supuesto de cumplimiento riguroso de las obligaciones recíprocas,
al tiempo que una observación vigilante de dicho cumplimiento.
Los pactos, al igual que los acuerdos son estipulaciones que regulan los vínculos
familiares, pero se visulaizan más en los vínculos de pareja y avuncular, por
estar dotados como están, de la posibilidad de transacción11. Sus cualidades y
posibilidades, remiten muy específicamente a las nociones de intraterritorialidad
y extraterritorialidad. Intraterritorial sería aquello capaz de ser semantizado
como registro dentro del territorio del yo, investido de su deseo y regido por la
soberanía del yo. Aquello del propio yo, o del otro, que resulte no semantizable,

10
Esto responde a la definición dada por Berenstein en Psicoanalizar una familia, pág.178, donde dice: "Los
pactos son construcciones basadas en la defensa frente a la ansiedad primitiva de ser devorado por el otro..."
Fusión; tiene que ver con mecanismos de defensa inconscientes del yo, en el sentido de la desmentida, del
desconocimiento de la diferencia yo-no yo. La denegación corresponde al registro de lo imaginario.
Dolor del yo; tiene que ver con el reconocimiento de la alteridad y la falta, aceptación de la castración,
renuncia. Corresponde a un posicionamiento en el registro simbólico.
11
Este párrafo también responde a la conceptualización de Isidoro Berenstein en la misma obra, en la pág.
184 donde dice: "Los acuerdos y los pactos también marcan estipulaciones entre todos los yoes vinculados,
pero se visualizan más con los intercambios en los vínculos de pareja y con la relación avuncular dotados
como están de la posibilidad de transacción".
queda ubicado como extraterritorial. Como la identidad tiene siempre un punto
incompartible, los pactos, estipulaciones inconscientes para lo incompartible,
acompañarán a los acuerdos inconscientes, constituídos sobre lo compartible.
Los pactos y los acuerdos inconscientes se constituyen mediante reglas
inconscientes o pautas ordenadoras, y circularán luego como leyes
estructurantes de la significación para ese vínculo dado. Las reglas pautan: las
identificaciones, elecciones de objeto, y realizaciones con los objetos en el
mundo externo. Las reglas como función, están adscriptas al ideal y se pueden
diferenciar las del yo ideal de las del ideal del yo. Las reglas del yo ideal
contienen indicaciones propuestas como inmodificables, acontextuales y de
significación endogámica. Las reglas del ideal del yo son propuestas como
modificables, reconocen el valor de lo contextual y tienen significación
exogámica.
En relación a la estructura familiar inconsciente pueden proponerse distintos
tipos de pactos, en función del grado de desarrollo de la misma; según propone
I. Berenstein (1).
Para el grado B el pacto neurótico sostendría que cada uno puede mantener
sendas inhibiciones, en especial en lo genital, como consecuencia de la
represión en cada yo del complejo de Edipo. Quedaría establecido entre un
seductor y un seducido sobre la base de las inhibiciones genitales. En el nivel
intrapsíquico, cada yo, no reconoce el propio deseo y se siente a merced del
deseo del otro.
En el pacto perverso correspondiente al grado C, cada yo admite la enunciación
del tabú del incesto y la burla clandestina del mismo. Funciona al modo del
secreto mantenido a viva voz, cuya cualidad clave es clandestinidad.
En el nivel intrapsíquico el yo es significado como fuente de la acción y fuente
del deseo del otro, al proyectar en el otro el propio deseo.
En el pacto psicótico correspondiente al grado D, el tabú del incesto, eficaz a
nivel formal, obliga a la mujer a tener hijos con el marido, pero que pertenecen
inconscientemente a la familia materna. La familia dadora es ubicada en el lugar
yo ideal y portadora de las características del objeto único, que puede estar
encarnado por una representante de dicha familia.
Los pactos son constantmente rotos y rehechos de un modo cahótico. Es propio
de todos los pactos la precariedad, pero los pactos no psicóticos tienen en
general, una mayor estabilidad, basada en una mayor complejización. Paradoja
mediante, los pactos psicóticos tendrían la propiedad de ser establemente
caóticos.
En el nivel intrapsíquico el yo se representa poco unificado y definido por el otro
como fragmentos corporales a ser atendidos en el nivel de la necesidad. Cuerpo
fragmentado de la necesidad y no cuerpo unificado y de deseo.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Los pactos, a diferencia de los acuerdos, se sostienen en las concesiones


recíprocas, que provienen del espacio mental incompartible de cada yo. La
aceptación de lo incompartible, ¿implicaría una mayor complejidad vincular, en
tanto requiere la aceptación de la extraterritorialidad? Si así ocurriera,
¿quedarían los acuerdos ubicados como estipulaciones de menor complejidad?.
Los pactos surgirían allí donde acordar es imposible, imposibilidad determinada
por la aceptación de la extraterritorialidad.
Si el fracaso de lo nuevo, tiende en la vida mental a promover la regresión:
¿sería pensable que el fracaso de los pactos y la imposibilidad de su
reformulación activara un movimiento vincular regresivo?. Regresión que podría
pensarse como una vuelta en busca de acuerdos aún más imposibles, pero
sostenida la ilusión de lo posible, en la tendencia de la vida anímica a la
regresión como defensa. El no reconocimiento de la alteridad, es siempre un
obstáculo para la complejización de los vínculos, porque su modo operativo es
pictográfico, modo operativo de lo originario en el sentido de Piera C. Aulagnier.
Siguiendo a esta autora, la aparición de lo primario, es decir del fantasma, es
una adquisición del aparato mental, de otro modo funcional más complejo, que
requiere del reconocimiento de la alteridad. Dice P. Aulagnier: "La entrada en
funciones de lo primario es la consecuencia del reconocimiento que se impone a
la psique de la presencia de otro cuerpo, y por ende, de otro espacio separado
del propio". Más adelante señala: "... lo que caracteriza a la producción
fantasmática es una puesta en escena en la que efectivamente existe una
representación de dos espacios, pero estos dos espacios están sometidos al
poder omnímodo del deseo de uno solo" (2, pág.72). Recién después del
ingreso de la palabra a la escena de la imagen, entrada en funciones de lo
secundario, será previsible la distinción entre signos diferentes, y desde ella la
posibilidad de reconocer más de un deseo, de distinguir un deseo como propio o
como del otro. El pacto inconsciente, implica un trueque de aspectos de lo
propio, de lo ya constituido en cada yo, de lo ya dado en cada yo, con
anterioridad al vínculo, pero no encuentro en ésto, obstáculo para
conceptualizarlos con propiedades creativas.
En sólo siete notas se apoya el riquísimo universo de la creación musical. Dado
que en los acuerdos inconscientes, existe también un acotamiento de su
potencial creativo, siempre restringido al campo de lo compartible, parece lícito
postular para los pactos y los acuerdos inconscientes cierto potencial de
creación de novedad, limitado en ambos tipos de estipulaciones, por
restricciones específicas.

BIBLIOGRAFÍA

1. BERENSTEIN, ISIDORO. "Psicoanalizar una familia" Ed. Paidós Bs.As. 1990


2. CASTORIADIS AULAGNIER, PIERA. "La violencia de la interpretación"
Amorrortu Editores. Bs.As. 1991
3. COHAN DE URIBARRI, A. URIBARRI, R. "Contratos inconscientes" Revista
Terapia Familiar. Año IX, Nº15. Bs.As. 1986
4. COROMINAS, J. Breve diccionario etimológico de la lengua castellana.
Ed. Gredos. Madrid. 1990
5. DICKS, H. "Marital tensions" Basic Books. New York. 1967
7. FRAMO, J. "Matrimonio y terapia marital" en "Dimensiones de la terapia
familiar". Ed. Paidós. Bs.As. 1985
9. JACKSON, DON. "El quid pro quo matrimonial" en "Psicopatología y
psicoterapia de la pareja" Ediciones Nueva Visión Bs.As. 1979
10. KAËS, R. "Los organizadores psíquicos del grupo" Revista de Psicología y
Psicoterapia de Grupo. Bs.As. 1989 Publicación de A.A.P.P.G.
11. PUGET, J., BERENSTEIN, I. "Psicoanálisis de la pareja matrimonial".
Editorial Paidós Bs.As. 1988
13. SCHEFLEN, A. "Relaciones bipersonales regresivas" en “Psicopatología y
psicoterapia de la pareja" Ediciones Nueva Visión Bs.As. 1979.
PARADOJA EN EL VÍNCULO DE PAREJA

Alicia Pahn y Pola Woscoboinik

DEFINICIÓN

La paradoja es una figura retórica que expresa en sus téminos un tipo


específico de contradicción. Etimológicamente significa "contrario a la opinión
recibida y común".
En la paradoja se despliega una lógica específica, la de la ambigüedad,
configurándose una forma de contradicción que no es la ambivalencia, propia
del conflicto.
Por la riqueza que ofrece, este concepto ha sido trabajado desde la filosofía, la
lógica, las matemáticas, la psicología y el psicoanálisis.
Ferrater Mora, en su Diccionario de Filosofía, considera tres nociones de
paradoja: la noción lógica y semática; la noción existencial y la noción
psicológica.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

En el terreno de la psicopatología, los estudiosos de la Escuela de Palo Alto,


desarrollaron las llamadas "paradojas pragmáticas", para caracterizar ciertas
formas patógenas de interacción en la comunicación humana. Se abrió así,
una perspectiva de abordaje muy fructífero.
Desde el Psicoanálisis, Winnicott, Anzieu, Pontalis, Racamier, Rousillon y
otros, profundizaron sobre el tema e introdujeron conceptos tales como
"paradojas madurativas", "defensas paradojales" y "transferencia paradojal".

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Habría dos tipos de situaciones paradojales:

A) Paradojas estructurales o constitutivas del vínculo

Se designa con este nombre aquellas situaciones paradojales que están en el


núcleo mismo de la formación de la pareja humana. Su mantenimiento es
esencial para el desarrollo y crecimiento del vínculo.
Un referente teórico importante para la fundamentación de este concepto es
Winnicott. Ya en 1951, señala ciertas paradojas implicadas en el proceso de
formación y maduración del aparato psìquico. "La capacidad de estar solo en
presencia del otro" y "la paradoja de la creación del objeto ya presente" en el
mundo del "infans", deben ser consideradas paradigmáticas de situaciones
paradojales madurativas.
La paradoja podrá ser aceptada o negada, pero no admite ser resuelta.
Estos conceptos son analogables a los que desarrolla Bertrand Russell desde
la Lógica Matemática. Dedicado a desentrañar la contradicción de las
paradojas lógicas, formuló "la teoría de los tipos". Establece que todos los
objetos se dividen, por sus propiedades, en diferentes tipos, dispuestos en
una determinada sucesión y no se pueden atribuir propiedades de un objeto
de un tipo a otro de diferente nivel. De lo contrario se produce la paradoja,
ya que ha mediado una confusión de niveles.
Paradojas estructurantes del vínculo de pareja, serían entre otras:
-La paradoja planteada por el par endogamia-exogamia;
-La del encuentro-desencuentro;
-La del placer-sufrimiento;
-La de la capacidad de estar solo en presencia del otro. Y sentirse
acompañado en soledad;
-La que surge de la cotidianeidad. Marco paradojal de lo mismo y de lo
nuevo.
- De la misma manera que “el camino para un buen desarrollo afectivo en el
niño, pasa por el encuentro necesario con la paradoja”, el camino para la
constitución y el enriquecimiento de la vida de la paraja, requiere del
reconocimiento y la aceptación de ciertas situaciones paradojales
denominadas paradojas estructurales o constitutivas y a su sostenimiento en
el vínculo.

B) Paradojas patológicas

Se designa con este nombre, ciertas situaciones que puede llegar a presentar
el vínculo de pareja como resultado de formas fallidas de relación, en las que
predomina la ambigüedad y la confusión como características. Entre las
mismas se distinguen:

1. Las paradojas pragmáticas


Se plantean cuando se una comunicación paradojal, continua y repetida,
desde uno de los integrantes de la pareja, que conducen a un daño en el
psiquismo del otro. Adquieren toda su fuerza patógena cuando son la
expresión de órdenes y mandatos, ya sean manifiestos o encubiertos
(instrucciones paradojales); de ciertas formas de desaprobación
(descalificaciones) o de la anticipación de ciertos hechos (predicciones).

2. Defensa paradojal
Recurso yoico en uno de los integrantes de la pareja que siente que las
actitudes del otro lo colocan en una situación de entrampamiento y sin
salida.Son soluciones de compromiso para preservarse de una angustia
profunda.
Las paradojas pragmáticas y las defensas paradojales, llamadas patológicas,
no son fenómenos unidireccionales. Por el contrario, incluyen en movimiento
envolvente a los dos integrantes de la pareja, signando a uno y a otro con
características distintas pero complementarias. Es el vínculo el que porta la
situación paradojal, manifestando una alianza entre la pulsión de uno que
tiende a la destrucción del psiquismo del otro y la pulsión de autodestrucción.
PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Transferencia paradojal

En el tratamiento psicoanalítico de pareja, el analista puede experimentar un


tipo de transferencia especial, en la que él mismo se siente incluído en una
situación paradojal, que dificulta el abordaje terapeútico. Para poder manejar
esta situación, necesita de otros recursos técnicos como la metacomunicación.

Clima emocional promovido por la paradoja

En relación a la resonancia afectiva que promueven las paradojas patológicas,


promueve en quien las recibe, un amplio espectro de vivencias que, partiendo
de la perplejidad y el desconcierto, pasa a la confusión y a la duda,
culminando con el desconcierto y la desorientación. Se percibe un ataque a "la
capacidad de pensar" ya que son las funciones propias del proceso secundario
las que resultan dañadas. La rebelión y el esfuerzo intelectual pasan a ser
recursos inoperantes.
Paralelamente, desde quien es fuente de este tipo de comunicación, hay una
falta de capacidad empática respecto de los sentimientos y sufrimientos del
otro. La arbitrariedad es lo que caracteriza la situación.

BIBLIOGRAFÍA

ANZIEU, Didier. La transferencia paradójica. Nouvelle Revue de Psychanalyse


Nº12 Otoño 1975 París
AULAGNIER, Piera. Condenado a investir Nouvelle Revue de Psychanalyse
Nº25, 1982.París
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WINNICOTT, Donald. El proceso de maduración en el niño. Laia
__________ Realidad y juego. Granica 1972.
PERTENENCIA
Silvia Brande

DEFINICIÓN

Del latín pertinentia- acción de pertenecer. En Corominas (15), acción o


derecho que tiene a la propiedad de una cosa o cosa accesoria a la principal
que entra con ella en propiedad.
Desde el psicoanálisis, la pertenencia es un sostén narcisista que ampara al
sujeto. El sentimiento de pertenencia se basa en la necesidad de estar incluído
en un vínculo, que opera como sostén frente a la vivencia de inermidad e
indefensión del individuo. Tiene dos vertientes, una manifiesta, adaptativa a la
realidad, y otra imaginaria que se refiere a la necesidad de sentirse protegido,
contenido en un ambiente amparador.
La pertenencia marca una ley entre un adentro y un afuera; el adentro es el
área privilegiada que asegura continuidad, continencia y seguridad.
Pertenecer es sentirse sostenido-sujetado, da permanencia y estabilidad. La
necesidad de pertenecer a un vínculo es inherente a la condición de ser.
El estar ligado a los objetos internos, a una estructura familiar, a un
contexto social, protege de las angustias ligadas al vacío y la soledad. Es un
intento de recuperar la sensación oceánica propia de la vivencia de unicidad.
Formar parte de un conjunto, estar en la mente del otro, se relaciona con el
estar vivo. No pertenecer, estar fuera de un vínculo es como estar fuera del
mundo del yo y del sí mismo. La pertenencia es una estructura inconsciente
que sólo se hace consciente en situaciones críticas (Berenstein, 1991). El
reconocimiento es ineludible al sentimiento de pertenencia, la necesidad de
pertenecer y ser reconocido como condición de ser, lleva al individuo en
algunas oportunidades a soportar situaciones de extrema exigencia , para
evitar “la angustia de no asignación”, de no reconocimiento (Kaës, 1976).
Asignarse y ser asignado a un lugar, en un grupo, es ser para sí y para los
otros; es existir en una trama deseante. Ocupar un lugar, entre un conjunto
de semejantes, es la condición a partir de la cual puede funcionar el campo de
la ilusión, de la coincidencia, del entre dos. La pertenencia tiene que ver con
una apropiación del sujeto de un espacio teóricamente existente de un lugar y
es dado o confirmado por un otro o un conjunto (Puget, J. 1993). La
pertenencia juega como una promesa que conjuga el presente del decir con
un futuro anticipado.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

El sujeto se constituye desde sus inicios a partir de su relación con los otros,
lo que será definitorio para su supervivencia y desarrollo.La pertenencia es
una etapa inherente al proceso identificatorio que cada cultura ofrece al
individuo. Freud, S. (1926, 22), hace referencia en el recién nacido a su
indefensión, dada su incapacidad de emprender una acción coordinada y
eficaz por sí mismo.El lactante frente al desamparo, necesita de un otro para
satisfacer sus necesidades y poner fin a sus tensiones ulteriores. El primer
objeto amoroso, la madre, brinda el primer sostén. En este primer modelo de
vínculo se apoyan los vínculos posteriores. Klein, M. (1962, 21) acentúa la
relación del bebé con la figura materna, remarca la calidad de la relación
introyectada para la constitución del psiquismo, lo que luego le permitirá
extrapolarla a otros vínculos. El tipo de relación de objeto favorece las
identificaciones, es el referente de vínculos posteriores. La posibilidad de
investir sería proporcional al sentimiento de pertenencia. Winnicott, D. (1971,
34) plantea en su obra que el lugar de la experiencia cultural es el espacio
potencial que existe entre el individuo y el ambiente, y que la utilización de
este espacio lo determinan las experiencias de las primeras etapas de
vida.Este espacio transicional cuyo heredero es el juego creador primero y las
realizaciones culturales luego, surgen de la relación con la madre. Diferencia
entre madre ambiente y madre objeto de la pulsión. El bebé es parte de la
relación madre-bebé y para su adecuado desarrollo es necesaria una madre lo
suficientemente buena, que a su vez esté sostenida por un ambiente
facilitador (función paterna). Anzieu, D. (1986, 1) define al grupo como una
envoltura gracias a la cual los individuos se mantienen juntos. Está constituida
por el entramado de reglas y códigos que marcan un límite entre los de
adentro y los de afuera. Habla de la ilusión grupal como una etapa necesaria
(“estamos bien juntos”), sería una forma de preservar la unidad yoica
amenazada (“somos todos iguales”). Bleger, J. (1967, 13) destaca la
importancia de pertenecer a un grupo como un instrumento dador de
identidad. Pichón Rivière, E. (1968, 24) plantea que la necesidad de afiliación
del individuo a un grupo estaría en relación con sus identificaciones más
precoces, dicha necesidad se ve realizada a través de la pertenencia. La
pertenencia sería el logro del vencimiento de la necesidad, un pasaje de la
necesidad a la libertad, que hace posible la planificación. Maldavsky, D. (1992,
23) habla de un sentimiento íntimo de resguardo, de disponer de un amparo
frente a las distintas adversidades. Bernard, M. (1991, 11) plantea que se
puede definir el sentimiento de pertenencia como un “estar dentro”, lo que
desde lo manifiesto remite a la posibilidad de compartir metas, normas, leyes
y desde lo imaginario haría referencia a la ilusión de estar contenido en un
ambiente amparador (“cómo aquel del que venimos y al que nunca
renunciaremos totalmente de regresar”). Kaës, R. (1984, 17) plantea que el
apuntalamiento es uno de los procesos más importantes en la construcción
del psiquismo y da cuenta de las relaciones iniciales de la psique, del cuerpo,
del grupo y de la cultura.
De ahí que la estructuración psíquica comience a generarse a partir del primer
encuentro con la madre que es el inicio de la historia relacional. Aulagnier, P.
(1977, 3) habla de una situación de encuentro. La madre anticipa en actos y
palabras dando significados aún antes que el bebé sea capaz de reconocer su
significación y tomarlo por sí mismo, habla de la función de portavoz de la
madre: enunciante y portavoz de un discurso ambiental y cultural. Es la
madre la que en primera instancia ofrece un mundo, ya que es una forma de
ver un mundo . Plantea que para dar contenido y coherencia al proyecto
identificatorio se torna necesario tener referentes estables de la historia que
sirvan de punto de anclaje para investir libidinalmente el futuro y dar sentido
al presente.
Los autores mencionados resaltan la función intermediaria de la madre,
entre el individuo y la cultura. Sería este primer momento fusional la matriz
sobre la que operarán los posteriores enriquecimientos y modificaciones,
dando lugar a posteriores identificaciones (como etapas sucesivas) que hacen
posible la pertenencia a distintos espacios. Puget, J. - Berenstein, I. (1988,
27) parten de que el vínculo es precedente a toda organización mental.
Proponen la idea de que el sujeto se va construyendo sobre tres pilares que
no dependen uno del otro, si bien mantienen relación entre sí:
intrasubjetivo, intersubjetivo, transubjetivo. El bebé ya antes de nacer es un
otro para sus padres y les propone sus significados, tanto como éstos a él.
Los padres determinan al hijo como éste a aquellos. El bebé los ubica en la
estructura familiar como padre-madre. Se produce una dependencia mutua,
recíproca. Pero los padres no son los únicos proveedores de subjetividad sino
que también lo es el mundo circundante en el que el sujeto está inmerso. La
atribución de un lugar, así como cada uno de los diferentes estímulos, revisten
una fuerza identificatoria que le permiten al sujeto construir su pertenencia al
conjunto (Puget, J., 1996). Para Berenstein (1995) la pertenencia estaría en
relación a una representación de lugar, sector de un espacio psíquico posible
de investir, que implica un convencimiento de reciprocidad entre los yoes.
Puget (1993) plantea que el sentimiento de pertenencia proviene de la
representación inconsciente de la ocupación de lugares en las estructuras,
para lo cual se ponen en actividad mecanismos propios a la pertenencia y que
son diferentes a los mecanismos de la identificación. Estos autores plantean
que hay distintos niveles de pertenencia: social, familiar y al propio cuerpo.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

El individuo nace en un vínculo y de un vínculo. Es imposible pensarlo solo,


aislado.
A partir de la teoría del narcisismo de Freud (1914) el sujeto aparece siendo
por un lado “para sí mismo su propio fin” y por otro, miembro de una cadena
a la que está sujeto desde antes de su existencia como individuo. Piera
Aulagnier (1977), con su concepto de contrato narcisista, alude al mismo
hecho, a esta “atadura” del sujeto humano; el sujeto debe asegurar la
continuidad del linaje y del conjunto social para lo cual la familia debe investir
al nuevo miembro al que le asigna un lugar que le es significado desde las
generaciones anteriores como ideales, valores, modos de interpretar la
realidad. Para asegurar la continuidad generacional y la vida institucional el
sujeto se va insertando en el conjunto familiar y en otros grupos de los que
irá formando parte y a cambio recibirá el sostén que le da la pertenencia a los
mismos. “La inserción social es impuesta e incluye al individuo en una historia
que lo precede y lo postcede. Tiene una cualidad inconsciente y transforma al
sujeto en trasmisor y actor de una organización social, en la cual es sujeto
activo y objeto pasivo a la vez “(Puget, J, p 26). Los acuerdos y pactos
inconscientes sellan la pertenencia al conjunto. El grupo precede al individuo
singular y le va dando señales de reconocimiento, asigna lugares, ofrece
medios de protección, marca límites, establece prohibiciones. Su pertenencia
al grupo tiene para el individuo un carácter reparatorio; aparece ligado a la
sensación de completud frente a la fragmentación, mitiga la herida narcisista
frente a la omnipotencia perdida, sostiene la función de los ideales y de los
ídolos, le brinda la sensación de permanencia. Kaës plantea que “el grupo
brinda al sujeto la imagen de su mismidad perdida y el apoyo necesario para
superar el desamparo, la indivisión, la continuidad, la seguridad, la mismidad
de la coherencia” (Kaës, p 75-18). El grupo es mediador de la trasmisión de
identidad, mitos, ideologías, ritos, lengua, etc..
La institución que precede al individuo, lo introduce en el orden de la
intersubjetividad, en el orden simbólico. La producción de subjetividad se da a
través de la pertenencia, a través de la búsqueda de perdurar, de “ser
alguien”. El ser se construye y se afianza en la red social. Kaës propone la
noción de “sujeto de grupo”. Para él, el sujeto es ante todo un “intersujeto”.
Pero toda inserción en un grupo pone en juego cierto grado de renuncia. Kaës
(1989) define el pacto denegativo como un antecedente imprescindible para
la construcción del vínculo. Es necesaria cierta renuncia pulsional para que el
vínculo se pueda sostener y poder crear la ilusión de un espacio compartido
que es equivalente a seguridad. Sería lo que hay que dejar fuera para que el
vínculo pueda existir, tiene una función defensiva y organizadora del vínculo.
En algunas oportunidades esta renuncia puede volverse excesiva generando
una pertenencia indiscriminada, indiferenciada, “identidad por pertenencia”
(Bleger-Bernard) donde existe falta de autonomía del sujeto y una dificultad
en reconocer la autonomía del mundo exterior. Kaës (1976) lo define
“funcionamiento isomórfico”, en contraste a un “funcionamiento homomórfico”
que se caracteriza por una pertenencia discriminada, diferenciada, donde se
mantiene una capacidad crítica, y a la que Puget llama pertenencia madura,
donde existe un proceso simbólico. La pertenencia al vínculo tiene un carácter
obligatorio, ya que sin ella no habría vida psíquica. Pero el individuo tiene la
opción de elegir desde que nace la forma y modo de pertenecer. Puget (1993)
plantea la paradoja entre la obligación de pertenecer y la opción de elegir.
La intensa necesidad de pertenecer explicaría situaciones donde el individuo
acepta exigencias extremas para evitar la “angustia de no asignación” (Kaës,
1976), de no reconocimiento. El pacto denegativo tanto como su
contrapartida, el contrato narcisista, son formaciones transubjetivas que
atraviesan tanto al psiquismo individual como el familiar y el social. Permite
articular el orden intrasubjetivo, intersubjetivo y transubjetivo.
La pertenencia se relaciona con la apropiación de un lugar teóricamente
existente y es dado o confirmado por un otro “reconocedor privilegiado”
(Puget, J., 1993).
La necesidad de reconocimiento es inagotable y se realiza en forma presente
y puntual. Para cada nueva necesidad, habrá necesidad de un nuevo
reconocimiento. La posesión de un lugar necesita ser permanentemente
confirmada. Ser pensado por un otro es una condición necesaria para la
constitución del psiquismo. Puget (1996) plantea la necesidad de diferenciar
“ser pensado” de “ser anulado” por un otro; donde sólo se busca lo
semejante, sin dar lugar a la diferencia. No se tolera la ajenidad, lo no
cognoscible del otro. Sería un intento de buscar la “completud narcisista” en
lugar de la “suplementación” (Lewkowicz, 1995), lo que daría lugar a una
pertenencia discriminada, madura.
Plantea que la pertenencia se relaciona con un “compartir”, única manera en
que se tejerá la representación vincular y se manifiesta a través de una
historia o código compartido (Puget, 1995). Para Berenstein, I. “una familia es
un conjunto de personas vinculadas por la pertenencia tanto al sistema de
parentesco, como al de la lengua. Estos dos sistemas comprenden un período
de tiempo vivido en común, asimismo de cotidianeidad y un supuesto
compartir de sentidos respecto a los afectos que impregnan las relaciones así
como las experiencias que en ellas se dan”. ( Berenstein, I. p. 241) La
pertenencia sería aquello que ubica y contiene a los sujetos ligados en un
conjunto. Berenstein, I. propone recurrir al Complejo de Edipo para entender
las relaciones de los sujetos de la Estructura Familiar Inconsciente, pero
agregando a sus tres facetas clásicas “ser, tener y hacer” otras dos, “parecer
y pertenecer que tienen que ver con el profundo sentimiento de compartir
valores, significados con los otros, parecerse” (I. Berenstein p. 17). La
sensación de no pertenecer invadiría al yo y se expandiría como ansiedad de
no ser, no tener y no pertenecer. Plantea que la pertenencia al medio familiar
se sostiene por un discurso compartido y la palabra singular puede ser vivida
como un riesgo. Un excesivo grado de lealtad no permitiría modificación,
transformación o complejización vincular. La pertenencia es una estructura
inconsciente que sólo se hace consciente en situaciones críticas. Para Kaës
(1980) la crisis sería un intervalo entre una pérdida segura y una adquisición
incierta. Etapa en la que no se pueden hacer proyectos. Esto se podría ver en
procesos de separación del vínculo matrimonial, comparable en algunos
aspectos a la crisis de la adolescencia, procesos de emigración y desarrraigo.
Donde se pierde una pertenencia, un espacio conocido para pasar a otro
todavía incierto.
Situaciones vividas como extranjería (Aguilar-Nusimovich, 1997) donde
no se comparten códigos, donde no se es reconocido como uno otro
privilegiado para alguien, generan angustia de no asignación. Berenstein y
Puget (1997), proponen que “la pertenencia del Yo configura una espacialidad
con una geografía cuyos bordes fantasmáticos trascienden el límite del lugar
geográfico, de la lengua, de la identidad religiosa, aún cuando retiene
contenidos de los tres, (p. 40). Plantean que la pertenencia tendría dos
bordes : uno hacia lo intrapsíquico y otro hacia el ámbito de lo sociocultural.
Tiene también un sector fijo, mudo, no cuestionable y otro en permanente
reconstrucción, ya que no se adquiere de una vez y para siempre, sino que
necesita permanentes reconocimientos, según los distintos momentos del
sujeto. Así el sujeto compondría un sector del yo constituido por la
hipervaloración de la comunidad, e incluyendo el narcisismo de los padres, así
como el del propio cuerpo.
Consideramos que la familia es la mediadora primordial entre la cultura y el
sujeto; de modo análogo, la cultura media entre las reglas transculturales, los
grupos y los sujetos que la conforman. Cada cultura ofrece al individuo
posibilidades identificatorias, que son mediatizadas y filtradas a través de la
estructura familiar inconsciente. Se generan así distintos significados
familiares, se conciben convicciones, , mitos, ideologías, con lo cual el yo
constituirá sus propias producciones. El individuo se siente así, sostenido,
sujetado, “perteneciente”, vivo.
PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Algunos autores (Bernard, Kaës, etc.) proponen que el aparato psíquico se


constituye en un acto psíquico inaugural, del cual por sucesivas
transformaciones, deriva la instalación de los ámbitos, intra, inter y
transubjetivos. Otros (Berenstein, Puget) consideran que cada espacio
psíquico tiene su propio acto psíquico inaugural. Desde esta perspectiva el
sujeto construye su identidad simultáneamente en distintos ámbitos, teniendo
cada uno de ellos su propio acto fundante. El individuo se estructura en su
pertenencia a distintos vínculos. Al intentar definir este término, por
momentos se confunde con el de identidad por tener en la mayoría de los
autores un desarrollo muy similar. Se encuentran referencias a la pertenencia
como dadora de identidad.
Se podría hacer una distinción: la pertenencia se refiere sobre todo a lugares,
se vincula con ansiedades ligadas a mudanzas, migraciones, necesidad de
estar incluído en determinados contextos. Se puede ligar la pertenencia al
poder, rivalidades, etc., que no necesariamente pasan por la conflictiva
edípica, mientras que la identidad, pasa necesariamente por lo edípico y
aparece en el material con otros referentes.

BIBLIOGRAFÍA

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23) Maldavsky, D. Judeidad, modalidades subjetivas. Ed. Nueva Visión
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24) Pichón Rivière, E. Del psicoanálisis a la psicología social. Ed. Cinco B.A.
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25) Pichón Rivière, E. Programa de Psicología Social. 1er. año, abril 1968
26) Puget, J. En la búsqueda inefable de un reconocedor privilegiado.
Actualidad Psicológica B.A., 1993.
27) Puget, J. La pareja en la cultura actual. Actualidad psicológica B.A., 1993
28) Puget, J. Nuevos paradigmas.La vincularidad en tanto nuevo paradigma.
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29) Puget, J. Vínculo-Relación objetal en su significado instrumental y
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30) Puget, J. y Berenstein, I. Psicoanálisis de la pareja matrimonial. Paidós
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Paidós B.A. 1997
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34) Winnicot, D. Realidad y juego. Ed. Gedisa B.A. 1991.
PODER ORIGINARIO Y PODER DE LOS ORÍGENES

Carlos Pachuk

DEFINICIÓN

El poder originario está ligado a la constitución del psiquismo y encarnado en


un mujer: la madre. Personaje dotado del bagaje biológico que la constituye
en factor fundamental de la crianza en el primer año de vida del infans.
El poder de los orígenes, permanece centrado en la cultura y protagonizado
por el hombre que controla los resortes económicos, políticos e ideológicos del
mundo social.
Estos enunciados abonan la hipótesis de que en el devenir edípico y en la
relación de pareja existe una lucha de ambos poderes de carácter estructural
y que explica ciertos aspectos de la agresión humana.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

El Diccionario da dos definiciones de poder: “Capacidad que tiene una cosa de


efectuar un cambio en otra cosa” y la segunda asociada a potencia,
“capacidad interna de pasar de un estado a otro estado”.
La problemática del poder no presentó mayor interés en el campo
psicoanalítico, pese a ser tan masivo y cotidiano como el deseo,objeto de
múltiples teorías.
Marie Langer señalaba “el poder, ese gran olvidado por los psicoanalistas” .
Un precursor en el psicoanálisis fue W. Reich que en sus trabajos intentó
articular el marxismo con la concepción freudiana, y relacionaba el poder con
la represión sexual, en “La lucha sexual de los jóvenes” pensaba, demasiado
linealmente que la liberación sexual iba a generar energías disponibles para la
toma del poder por el proletariado.
Entre nosotros J. Puget propone revisar las teorías sobre el poder, y señala
que en el ámbito familiar el poder está determinado por el sexo, mientras que
en el área social se apoya en la capacidad de matar.
Los filósofos que han trabajado esta temática son Nietzche, para quién la
voluntad de poder es la pulsión fundamental y las consecuencias de su
inhibición es el sometimiento al otro. En la llamada genealogía del poder lo
asocia con los aspectos dionisíacos (caos, desorden pulsional) en oposición a
lo apolíneo (que representa aquello organizado y disciplinado).
Su continuador Foulcault, quién ilumina acerca de lo constituyente del poder y
agrega en Microfísica del poder “Lo que hace que el poder prenda, que se
acepte, es que no es sólo una fuerza que dice que no,sino algo que produce
cosas, induce placer, forma saber, es una red productiva que atraviesa el
cuerpo social más que instancia negativa que implica reprimir”.
DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

En 1988 se constituyó en la AAPPG un grupo para trabajar la perspectiva de


género (Ver) y pareja , integrado por N. Inda, Gloria Mendilaharzu, Carlos
Pachuk, Cielo Rolfo y Perla López Loinaz (quién se retiró un año después)
escribiendo varios trabajos, de uno de ellos surgió el título que ilustra este
vocablo. Su objetivo era puntuar las correspondencias entre el concepto de
poder y la jerarquización de los géneros sexuales. Cómo éstas quedaban
naturalizadas en el contexto de la pareja al tiempo que se invisibilizaban sus
condiciones de producción. Proponían entonces deconstruir el discurso
cultural.
Luego surgió la pregunta acerca del status metapsicológico del poder ¿Cómo
se instala el poder en la psique? ¿Qué relación tiene con el deseo y la
fantasía?
¿En que momento se instala ? ¿Tiene algún efecto sobre la pulsión? ¿Cómo se
maneja el poder en los capilares de la intersubjetividad y en la familia?
También trabajaron las ideas de Lacan respecto a narcisismo y agresividad.
Desde la estructura narcisista hay lugar para una sola posición de poder: él o
yo. Disyuntiva frecuente en la pareja.
La tesis sobre los dos poderes (Originario y de los Orígenes) que mantiene la
raigambre dualista freudiana, se nutre de diversas fuentes:
De J. Lapanche y Pontalis a través de Fantasías originarias y Fantasías de los
orígenes toma su nombre. Del concepto de tres espacios psíquicos (Ver),
teoría donde el poder queda adscripto a lo transubjetivo y se juega en lo
intersubjetivo y en la formación del Yo. Correlativos a su vez con las ideas de
J. Puget acerca del “complejo social” y el “complejo edípico” que se
encuentran en correspondencia con el sistema género-sexo. Desarrollando las
siguientes hipótesis: “Así como la ley, el poder pasa de la madre preedípica al
padre en la etapa fálica y de éste a la cultura, pero como la misma está en un
nivel de castración imaginaria, donde el hombre es el ideal, el poder retorna al
padre y queda encarnado en él”.
También se agregan ideas de Roger Dorey sobre la pulsión de dominio, que el
mismo Freud en sus primeros trabajos ligaba a un fin no sexual.
Otra vía de acceso del poder a la psique sería a través de aquellas
representaciones sociales que ingresan sin mediación materna. (hipótesis a
confirmar).
Ambos poderes se observan también en la construcción de la teoría
psicoanalítica, fundamentalmente entre el “mamocentrismo” de M. Klein y el
“falocentrismo” de Freud y Lacan.
Respecto al poder Originario, la etapa desde el embarazo hasta el fin de la
lactancia es presentada como sinónimo del poder absoluto, lo cual suscitó
fuertes críticas,en especial de corrientes feministas.
Quizás la hipótesis más interesante de los autores es plantear que en la
psique se genera representaciones dobles del poder, (similar a la dualidad
pulsional eros-tánatos) mientras padece el poder originario recibe el poder de
los orígenes (cultural) a través de una misma persona: la madre.
El poder de los Orígenes está relacionado con la estructura patriarcal,como
ocurría en la democracia griega, donde estaban excluídos los esclavos y...las
mujeres. La cultura carece de una representación de la diferencia sexual, se la
reemplaza por una jerarquización, la actitud epistemológica es partir del
hombre para entender lo femenino.
En este punto los teóricos del género critican a Levi-Strauss en su tesis acerca
de la “circulación de las mujeres”, pues ubica a éstas como objetos de
intercambio entre los hombres.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

El tema del poder ha sido revalorizado en el psicoanálisis vincular en lo


últimos años. I. Berenstein plantea que “es la vía regia de acceso al
inconsciente vincular” e interpreta que a su entender el objeto de estudio
actual del psicoanálisis son las relaciones de poder, en lugar de la sexualidad.
Subordinando lo pulsional a los vínculos de poder, critica el punto de vista
solipsista y se acerca a la concepción nietzcheana.
A diferencia de los autores de este trabajo destaca el poder del bebé, del cual
poco se dice, y propone que “el pezón es el nombre del vínculo que posiciona
a ambos y desde allí impone un significado a uno y a otro”.
En convergencia con las ideas de genealogía, señala que el poder se ejerce
desde un pensamiento por convicciones y disociado del sujeto que no lo
reconoce como tal.
Por último en el campo social se infiere su pensamiento acerca de la tiranía,
los opositores son considerados ajenos y se puede representar el mal como
aquello que suprime lo inasible del otro,para convertirlo en semejante al Yo.
Respecto a la problemática de género, eje de este trabajo,se discute si ambos
poderes son efecto de estructura o responden a una cuestión histórica .
En este punto los autores por un lado señalan que el poder y el deseo se
desarrollan a través de múltiples combinatorias cuyo devenir no está previsto
a lo largo de la existencia humana.
Pero a su vez proponen una lucha de poderes en la constitución del Edipo.
“Todo aparato psíquico está sometido a un poder Originario, o sea al dominio
de lo femenino.Los varones luego ejercerán en el mundo un poder de los
Orígenes que someterá a la mujer y ésta se vengará inconscientemente en los
hijos estableciéndose un círculo vicioso” planteo fuertemente estructuralista.
En relación a la clínica vincular es importante elaborar los aspectos ideológicos
del analista, especialmente si trabaja con parejas y familias.
Surgen interrogantes sobre ¿Qué es ser hombre, qué es ser mujer?, de difícil
abordaje. Nuestra época -fin de la postmodernidad- implica crisis de valores,
nuevas formas de organización social, relativización de lugares fijos y seguros
para cada sexos.
Además la aceptación social de nuevos géneros sexuales como el travesti o el
transexual, y las parejas homosexuales que inclusive adoptan, impone ampliar
el universo conceptual del terapeuta respecto al punteo de los conflictos
vinculares.
Para concluir la temática del poder es mucho más abarcativa y excede con
creces el campo de los géneros sexuales, como bien dice J. Puget es necesario
adscribirlo a la cuetsión de la pertenencia, cuyo proceso atributivo tiene el
poder de otorgar un lugar posible o el poder de fijar lugares imposibles.
BIBLIOGRAFÍA

Freud, S.
Pulsiones y destinos de pulsión. A. E. 14. 1979.
La femineidad. A.E. 8. 1931.
Tres ensayos de una teoría sexual. 1905.
Foucault, M.
Microfísica del poder. Madrid. La piqueta. 1979.
Dorey, R.
El deseo de saber. París. 1988. Traducción J. Puget.
Niesztche, F.
El origen de la tragedia.
Puget, J.
En la búsqueda de una hipótesis. El contexto social. Montreal. 1987.
Del poder al poder. 1997.
Berenstein, I.
El solipsismo no resuelto. XIX Simposio y Congreso interno. APdeBA.
1997.
Conferencia AAPPG. Abril de 1998.
Inda, N.; Mendilaharsu, G.; Pachuk, C. Y Rolfo, C.
Pareja y postmodernidad. VII Jornadas AAPPG. 1991.
El poder originario y el poder de los orígenes. I Congreso de
Psicoanálisis de las configuraciones vinculares. 1991. T. II
POTENCIALIDAD EN LOS VÍNCULOS
Marta Silvia Effron

DEFINICIÓN

Es aquello que aguarda disponible a entrar en juego conforme a


ciertas combinatorias posibles inherentes a los vínculos. Es en ellos
donde siempre, en tanto constituyentes de la subjetividad, la potenciali-
dad anida. El pasaje de la potencialidad a su manifestación en el sujeto
y/o en el funcionamiento vincular se producirá por “efecto de encuen-
tro” en el espacio de la realidad. (1)

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

El concepto de potencialidad pertenece al corpus teórico de Piera


Aulagnier, quien apoya en él su Psicopatología, ligándolo finalmente al
proceso identificatorio. Lo define así: “El concepto de potencialidad
engloba los ‘posibles’ del funcionamiento del yo y de sus posiciones
identificatorias una vez terminada la infancia”. (2)
Ya en La violencia de la interpretación (1975), este concepto resulta la
piedra angular de su teoría de la psicosis, lo define en términos de
enquistamiento de un pensamiento delirante primario, producto de la
relación entre el Yo y el portavoz —el que impone la violencia primaria y
que en su exceso va a ser creador de un “sin sentido”.
En Los destinos del placer (1979), aunque lo retoma en los mismos
términos pone peso en el conflicto identificante/identificación, abriendo
la vía de la alienación, como resultante del proceso.
En 1983, en un Seminario, incluye la exigencia del Yo de una
construcción coherente que requiere de re-exámenes de conjunto y
reconstrucción permanente.
En El aprendiz de historiador y el maestro-brujo (1984) encara la
cuestión desde el concepto de efecto de encuentro, incluyendo
entonces, la problemática de la realidad. Esta noción resulta capital, se
trata del encuentro entre lo interno y lo externo, en el que todo se
define en función de un pluralidad de factores y una pluralidad de
respuestas. Nunca hay causalidad lineal, ni término a término. En el
particular pasaje de infans a niño, es donde surgirán la totalidad de
respuestas posibles que el Yo puede movilizar ante cualquier situación
de la realidad que resulte una prueba psíquica que pone en peligro su
funcionamiento.
En este texto se amplía el concepto de potencialidad, definiendo la
potencialidad polimorfa como aquella capaz de producir cuadros ligados
a la perversión, a ciertas formas de somatización, a algunas formas
adic- tivas y a la relación pasional o alienante y la potencialidad
neurótica.
Respecto de efecto de encuentro dice: “A partir de cierto punto de
su trayecto, las 'informaciones' que los otros y la realidad envían a un
yo que se ha vuelto capaz de decodificarlas, ya no le permiten, aunque
lo quisiera, seguir creyendo en la unicidad de un identificado. Encuentra
linos identificados de él, de los otros, de la realidad, diferentes,
móviles”. (4). A esas nuevas miradas, tendrá el Yo, que ser capaz de
incluirlas como piezas en el rompecabezas identificatorio, ya que
aunque conoce las formas más aptas para auxiliarse en su relación con
el ello, no es lo mismo imaginable para aquellos compromisos que
devengan de ‘encuentros’ que no puede preconocer. ...“El paso del
estado potencial de un conflicto identificatorio al estado manifiesto
puede ser el efecto de un encuentro que sobrevenga mucho después de
la infancia: encuentro entre el sujeto y el otro, al que se atribuye el
mismo poder que, en la infancia, poseyeron los representantes, en la
escena de la realidad, de una instancia no interiorizada”. (5)
Si bien el término potencialidad, fue utilizado con particularidad
psicoanalítica por Piera Aulagnier, tal lo expuesto en el texto que ante-
cede, el concepto encuentra sus raíces en los desarrollos freudianos,
particularmente, en serie complementaria. Laplanche y Pontalis la
definen: “Término utilizado por Freud para explicar la etiología de la
neurosis y superar la alternativa que obligaría a elegir entre factores
exógenos o endógenos: estos factores son, en realidad, complementa-
rios, pudiendo cada uno de ellos ser tanto más débil cuanto más fuerte
es el otro, de tal forma que el conjunto de los casos puede ser ordena-
do dentro de una escala en la que los dos tipos de factores varían en
sentido inverso; sólo en los dos extremos de la serie se encontraría un
solo factor”. (6)
En Lecciones de introducción al psicoanálisis (1916-1917) - (7) afirma
la cuestión con máxima claridad, representándola en el siguiente
esquema:

Causación Disposición por Sucesos accidentales


de la = fijación + (traumáticos)
neurosis de la libido

Constitución sexual
(sucesos prehistóricos) Sucesos infantiles

La disposición a enfermar así como el peso relativo de cada uno de


los elementos de la serie que la constituyen, sólo puede ser aquilatada
en la singularidad de cada historia y agrega: “Además, siempre
podríamos arriesgarnos a considerar la constitución misma como la
cristalización de las influencias accidentales recaída sobre la serie infi-
nita de nuestros antepasados”. (3)
Si bien ambas teorías apuntan a explicar el origen del enfermar y su
relación con una disposición o potencialidad preexistente, son diferentes
aquellas condiciones necesarias para el desencadenamiento de una
patología. Freud, define al trauma sobre todo en términos económicos,
caracterizándolo por una flujo excesivo de excitaciones, en relación con
la tolerancia del sujeto y su capacidad de controlar y elaborar
psíquicamente dichas excitaciones. Los sucesos traumáticos pueden por
tanto, adquirir categoría de ‘factor desencadenante’ de la enfermedad,
siempre en el terreno de lo intrasubjetivo. Para Piera Aulagnier, todo
encuentro supone una vivencia intrínsecamente traumática por las exi-
gencias que le plantea al Yo, pero, a su vez, categoriza de modo preva-
lente, al otro y a la realidad.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

El término, fue utilizado en 1991 por Berlfein, Elena; Lamovsky,


Claudia; Lamovsky, Liliana; Matus, Susana y Moscona, Sara como
intento de articular el concepto de potencialidad que describe Piera
Aulagnier con el Psicoanálisis de Configuraciones vinculares.
Apoyadas en la metáfora freudiana ‘las líneas de fractura prede-
terminadas en la estructura del cristal’ reencuentran iguales líneas de
fractura en la tramas vinculares, “marcas que a modo de huellas imbo-
rrables circulan desbordando los límites de la singularidad y atrapan en
el mecanismo repetitivo a los lazos intersubjetivos en su constitución
misma, y al efecto constituyente que de ellos se deriva”.(8) Privilegian
en su conceptualización el efecto del discurso identificante que se
ofrece y que circula en la urdimbre relacional, sobre las condiciones de
subjetividad. De este modo necesariamente, la potencialidad encuentra
un lugar en los vínculos, sobre todo en la configuración familiar regida
por las relaciones de parentesco. Desde esta perspectiva vincular, los
conceptos de pasado y presente, azar y determinación, trama familiar y
posición subjetiva, estructura latente y puesta en acto, requieren
articulación teórica y clínica.
Otro modo de pensar el concepto, desde el punto de vista vincular,
parte del siguiente presupuesto teórico: Si la constitución de alguna
potencialidad es condición de estructura en el psiquismo de todo sujeto;
decir “la potencialidad en los vínculos” es referirse al despliegue
singular y posible de la mencionada potencialidad en los encuentros
entre sujetos, aplicable de modo más preciso al vínculo conyugal.
Este presupuesto se sostiene en la definición de potencialidad del
Diccionario Sopena - Tomo 4. a.- filosof. Estado de disposición o
capacidad para producir un efecto / Capacidad de la potencia indepen-
diente del acto, y b.- En el concepto de estructura relacional contenido
en los desarrollos teóricos del zócalo inconsciente de la pareja. (10)
En uno de sus primeros escritos sobre el tema, Puget, J. enumera la
diversidad de proyectos identificatorios que intervienen en la consti-
tución de un vínculo estable: uno derivado de la línea individual y edí-
pica, otro derivado del proyecto de la pareja parental y por último ‘el
que emerge y es propio de la relación diádica matrimonial que da cuen-
ta de la particular alquimia de la interacción’ (9). La potencialidad o
disposición se pondrá en juego,entonces, en la particular combinatoria
del encuentro amoroso. A su vez, el vínculo mismo —su producto—
establecerá nuevas marcas identificatorias, Para este modelo es posible
sistematizar varias combinatorias cubriendo un espectro amplio que va
de lo más regresivo a lo más diferenciado. El vínculo conyugal es una
estructura estable pero no inmutable, las condiciones posibles de trans-
formación y acomodación, liberarán la disposición a otras identifica-
ciones y elecciones. Desde este punto de vista, la potencialidad, resul-
tado del proceso identificatorio que se arma en el pasaje de infans a
niño, se pone en juego como efecto de encuentro, es una consecuencia
del mismo y requerirá de pactos y acuerdos para convertirse en una
estructura estable y profunda.
La observación clínica nos permite postular la existencia de una
potencialidad de los vínculos. Esta idea resulta subsidiaria de la gama
de posibilidades combinatorias que construyen la conyugalidad, siendo
la ‘modalidad vincular’ su resultante. Los vínculos son ‘capaces de’ de
anidar potencialidades eróticas o potencialidades tanáticas. Su emer-
gencia dependerá no sólo de lo estructural y fundante, sino también, de
las vicisitudes que al vínculo mismo le toque transitar.
Esta perspectiva, define los caminos de la técnica, ya que en la
primera de las posibilidades la tarea del psicoanalista se centrará en
develar, mientras que en la potencialidad tanática habrá que generar
trama vincular.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

La Filosofía también se ha ocupado de la problemática de la


potencialidad, concepto enraizado en las dos grandes matrices del pen-
samiento: el sustancialismo y el estructuralismo.
Para el sustancialismo todo lo que ocurre es despliegue o combi-
natoria de lo que está contenido en la sustancia, contenido en el ser en
calidad de ‘poder ser’. Ya para Aristóteles el ‘ser’ se dice de dos ma-
neras: en potencia y en acto. Siempre es en potencia ya que si no está
en potencia, jamás será acto.
El estructuralismo, se diferencia del concepto de esencia, para ella
hay lugares que proyectan sobre los términos que ocupan esos lugares
las propiedades de los mismos. La historia, es para esta vertiente, la
diacronía propia de las mutaciones internas de un conjunto organizado
por algunas invariantes. Sin embargo, esa diacronía, también despliega
términos que están contenidos como potencialidades en las
mencionadas invariantes. En síntesis, la lógica de ambas corrientes
filosóficas, es la lógica del ‘despliegue’, aunque se trate de un desplie-
gue de la diversidad.
La Teoría Psicoanalítica vincular tiene en su origen apoyatura en el
estructuralismo, que en su Antropología da cuenta de las ‘relaciones de
parentesco’: “Reconocemos una tendencia del ser humano a organizar
su vida vincular en estructuras que van de menor a mayor com-
plejidad”.(11) Por tanto, la estructura a desplegar, así como la repeti-
ción —en su doble vertiente de ‘otra vez’ y ‘de nuevo’—, le dan a la
potencialidad un lugar prevalente en el desarrollo teórico. Se trata de la
producción de lo ‘fenoménicamente nuevo’.
Nuevos pensadores - Badiou, Deleuze, Castoriadis - han incluido la
cuestión de lo ‘radicalmente nuevo’ en el análisis de situaciones. Se
trata del acontecimiento, sus posibilidades de inscripción y su irrupción
respecto del orden simbólico.El acontecimiento depende siempre de una
‘interpretación’, no es un dato a recoger como un conocimiento, es una
interpretación en la situación' que la categoriza como tal. Una cualidad
nueva empieza a intervenir.(12) (13)
“El acontecimiento no es una cualidad nueva que habla por sí
misma, sino un desborde de una situación que espera que se la nom-
bre”. (14)
Para poder incluir el concepto de acontecimiento dentro del
Psicoanálisis de las Configuraciones vinculares es necesario una trans-
formación en la metapsicología de los vínculos. Supone la existencia de
un aparato mental en situación de extraterritorialidad, capaz de generar
un espacio para la inscripción de lo radicalmente nuevo, que irrumpe sin
antecedentes en él, y es fundador de una nueva serialidad.

BIBLIOGRAFÍA

1)(8) Berlfein, Elena y otros, “Potencialidad en los vínculos”,


Actas II de Psicología y Psicoterapia de Grupo - 1 Congreso de
Psicoanálisis de las Configuraciones vinculares, Buenos Aires, 1991.
2)(4) (5) Aulagnier, Piera, El aprendiz de historiador y el maestro-
brujo, Amorrortu editores, Buenos Aires.
3)Freud, Sigmund, “Dinámica de la transferencia” (1912), Obras
Completas, Tomo II.
6)Laplanche, J. y Pontalis, J. B., Diccionario de Psicoanálisis.
7)Freud, Sigmund, “Lecciones de Introducción al Psicoanálisis”
(1916), Obras Completas, Tomo II.
9)PUGET, Janine, Constitución y evolución de la pareja, Ficha AAPPG
1 0 ) ( 1 1 ) Puget, J. y Berenstein, I., Psicoanálisis de la pareja matrimonial,
Paidós, 1992.
12) (13) L EWCOWICZ , Ignacio, La irrupción del acontecimiento, Seminario,
1997.
14) A BRAHAM , T. y otros, Batallas éticas, Nueva Visión, 1997.
PSICOANÁLISIS DE LAS CONFIGURACIONES VINCULARES
Daniel Asiner Favier y María Isabel Pazos de Winograd

DEFINICIÓN

La expresión Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares -que da


título a este diccionario- plantea al menos dos cuestiones:
A- el significado de la expresión "configuraciones vinculares" (C.V.)
B- un nuevo campo clínico-teórico para el psicoanálisis.
A- 1) Los términos configuración y configurar tienen en lengua vulgar
significados que interesa reproducir. Configuración es la acción de
configurar(se), la forma o el aspecto exterior de las cosas. Configurar viene
del latín configurare, compuesto en parte por figurare, derivado de figura que
a la vez deriva de fingere que significa fingir, conformar, dar a una cosa
forma.(1)
A- 2) Aplicado a vínculos menciona entonces las figuras, las formas
prototípicas en que se organizan los conjuntos multipersonales por efecto de
determinaciones del orden inconciente.
La C.V. es una hipótesis de nivel intermedio entre lo manifiesto y los
contenidos fantasmáticos inconcientes y en un sentido más amplio y general
designa la modalidad misma del agrupamiento dentro del encuadre
terapéutico: pareja, institución, familia o grupo.
B- Como intenta mostrar este diccionario, el nuevo campo clínico lleva a
una ampliación de la teoría. En ésta, las alianzas, acuerdos, pactos, trama
fantasmática serán expresiones que aluden a un nuevo objetivo
psicoanalítico: el develamiento de lo inconciente que estructura al conjunto.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

I - En general hay coincidencia bibliográfica en cuanto a que la


psicoterapia de grupo es iniciada en E.E.U.U. por Pratt en 1905 en una sala de
tuberculosos como método terapéutico auxiliar (2). Su técnica activa
sentimientos de rivalidad, emulación y solidaridad entre pares y estimula la
identificación con un terapeuta idealizado. Se la denomina Terapia Exhortativa
Paternal que actúa "por el grupo"; maneja las emociones colectivas sin
intentar comprenderlas.
De esta corriente se separan las Terapias de Estructura Fraternal, que si
bien actúan también "por el grupo", buscan abolir todo liderazgo externo a
favor de un par que se propone como modelo. (ej.; Asociación de Alcohólicos
Anónimos).
También en la corriente de Psicodrama creada por Moreno, quien trabaja
originalmente en Viena y luego en E.E.U.U. tras su migración, hay ciertos
elementos del segundo tipo de terapia "por el grupo", si bien se trata de un
instrumento terapéutico más sofisticado. Consiste en la dramatización de los
conflictos psicológicos de un paciente por parte de un equipo de psiquiatras y
ayudantes que ofician de "Yo auxiliares".
II - Slavson, Schilder y Klapman abandonan las técnicas de apoyo y
sugestión y transportan la técnica psicoanalítica al grupo. Las prácticas en
salud mental son actos médicos y éstos clásicamente se ejercen dentro de
una relación bipersonal. Esto será una de las dificultades para la difusión de
las terapias grupales señaladas por Wolf, A. y Schwartz, E. El primero ya en
1938, Nueva York, agrupa pacientes para dar respuesta a una demanda
numerosa con el beneficio adicional de bajar el costo del tratamiento. Las
expresiones que utiliza al relatar la experiencia "buscar ayuda y brindarla en
público"... "pacientes y analista expuestos al escrutinio de los otros" llevan a
pensar que este "psicoanálisis en grupo" poco repara en lo que concierne a los
efectos del agrupamiento mismo. No obstante diez años después cuando
publiquen sus trabajos sobre la experiencia han de abordar algunos
fenómenos propios del grupo como lo que hoy llamaríamos "difracción de la
transferencia"(3).
En 1948 Bion, W., Inglaterra, trabajando con veteranos de guerra
convoca y se instala como psicoanalista utilizando la transferencia-
contratransferencia en abstinencia y mediante intervenciones interpretativas.
Con sutileza y frescura sus descripciones y teorizaciones sobre la clínica del
agrupamiento (4) toman a éste como una totalidad.

III - En la Argentina durante la década de los cincuenta Pichon-Rivière,


E. desarrolló una práctica de grupos en su trabajo con pacientes psicóticos en
el hospicio. Más tarde extendió la experiencia grupal al ámbito de la
enseñanza. Entre sus conceptualizaciones aparece la idea de vínculo(5) como
una ampliacion del concepto de relación de objeto (v. Vínculo)
En 1957 Langer, M, Grinberg, L. y Rodrigué, E. introducen la "Micro-
sociología" o "Técnica Interpretativa de Grupo" al tomarlo como fenómeno al
que se dirige la interpretación y concebir lo individual como efecto de la
participación en el marco colectivo. (2)
El interés por el abordaje clínico de familias cobra nuevo impulso cuando,
a mediados de los años sesenta en E.E.U.U., surgen desarrollos - con gran
repercusión en nuestro medio - sobre lo que se denominó Teoría de la
Comunicación, algunos de cuyos conceptos, como "doble vínculo", "cerco de
goma", etc. son, a la vez, utilizados para construir una teoría psicógena
ambientalista de la psicosis.
Paralelamente a nivel internacional y en nuestro medio despiertan interés
los estudios antropológicos de Lévi-Strauss, C. (V. Estructuralismo) y
comienza a pensarse el traslado de sus concepciones estructuralistas a la
clínica.(8)
En lo que respecta a parejas, en los años cincuenta ya existían en el
medio psicoanalítico trabajos escritos sobre el conflicto matrimonial desde las
referencias de pacientes tratados en el dispositivo clásico.(9)
Dos décadas después tendremos abordajes de la pareja en forma
conjunta, con marcos referenciales diversos. (10)
Finalmente, en la clínica Tavistock, durante la post-guerra en Inglaterra,
se desarrolla una línea de trabajos psicoanalíticos sobre institución.
DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

I - A principios de los años ochenta Puget, J. Games Chaves, G.,


Romano, E. y Bernard, M. publican "El grupo y sus configuraciones. Terapia
psicoanalítica" (11). Este libro incluye un capítulo sobre pareja, al igual que el
publicado por Langer, M. Grinberg, L. y Rodrigué, E. en 1961.
Los autores desarrollan un modelo propio con referencias a ideas de
otras escuelas grupalistas como por ejemplo el C.E.F.F.R.A.P. ( Círculo de
Estudios Franceses para la Formación y la Investigación Activa en Psicología
Dinámica de la Personalidad y Grupos Humanos). Citamos del prólogo : "El
grupo terapéutico es un grupo secundario primarizado mediante la regresión y
el encuadre. Despierta ansiedades básicas grupales -caos y masificación- con
sus correspondientes defensas, lo que nos llevó a formular la hipótesis de
configuraciones diádicas, triádicas y triangulares".
En apretada síntesis este dispositivo de "terapia psicoanalítica" -aún ha
de transcurrir un tiempo para que se utilice el nombre de psicoanálisis-
propone el mismo rehusamiento o abstinencia simbolizante presente en el
dispositivo bipersonal. Pero a diferencia de aquél, la posición asimétrica del
analista aquí sólo se sostiene en la función normativa y de interpretación.
En una transferencia con multiplicidad de depositarios la regresión no
sólo transcurre en tiempos diferentes al dispositivo clásico sino que los
contenidos han de ser distintos. Esta cuestión es planteada cuando al
desarrollar "fantasía inconciente" se afirme "...(el grupo) hace posible el
abordaje a una conflictiva intersubjetiva y dificulta el abordaje a partes de la
personalidad a las que sólo se tiene acceso en una terapia bipersonal..."
Años más tarde Puget, J. ha de desarrollar una ampliación de la teoría
del inconciente a partir de esta observación clínica.
La afirmación guarda también relación con las consideraciones sobre
"organizadores del grupo" de la escuela francesa (6) (7).
En lo que refiere al par asociación libre-atención flotante, el primer
término adopta una forma peculiar en el agrupamiento pues, a partir del
relato de un miembro los demás han de sentirse o no convocados a
"encadenar" (ver más adelante cadena asociativa grupal) lo suyo. El analista,
dispuesto a la atención flotante, tiene frente a sí un exceso de estímulos (ver
adelante Problemáticas Conexas) aunque a la vez puede tomar otra distancia
de la escena.
Consideremos por último conflicto y configuración. Respecto del primero,
tenemos una modalidad que pasa por la clásica problemática inclusión-
exclusión por ..."las expectativas narcisistas de establecer vínculos diádicos"...
Y complementariamente el deslizamiento del rol manifiesto al de un lugar -
personaje- en el fantasma del otro (doble estructura de roles). En base a las
características atributivas-distributivas de la fantasía inconciente de cada
miembro hay una "propuesta" a los otros de que ocupen un lugar en ella.
En lo que refiere a configuración, frente a las "ansiedades básicas
grupales de caos o masificación", la defensa pasará por adoptar
configuraciones diádicas, triádicas o triangulares. Caos o masificación son las
dos situaciones de máxima indefensión del individuo en un grupo habiendo
pérdida del intercambio (ver adelante Problemáticas Conexas). Se le llamó
configuración a las estructuras comunicacionales en las que a) diádica: no hay
hiancia entre el sujeto consigo mismo (monólogo), dos miembros, o dos
subgrupos, etc. b) triádica: la exclusión de la terceridad tiende a caer c)
triangular: en este momento de la teoría el acento se pone en el predominio
del fantasma sexual edípico y su correlato, las ansiedades de castración. Más
adelante la triangularidad-terceridad implicará reconocer un espacio entre
cada individuo y la posibilidad de intercambio de significaciones en un código
común.

II - El desarrollo de la teoría de las C.V. ha tenido una interlocución


permanente con el C.E.F.F.R.A.P. y particularmente con la obra de Kaës, R.
Éste será continuador y ha de ampliar la tarea iniciada por Pontalis, J.B.
(1963) y Anzieu, D. (1965) "los primeros en interrogarse en Francia sobre si
el grupo constituye un objeto para el psicoanálisis" (14). En este trabajo
afirma: "No es obvio que en un grupo un psicoanalista como tal tenga
lugar..." aún cuando allí ..."se produzcan experiencias específicas del
inconciente y de sus formaciones."
Efecto paradójico del grupo: ilusionar encontrar afuera aquello que
complete el grupo interno y a la vez descentrar el yo imaginario de su propia
representación omnipotente, autónoma y unificada. De aquí desprende el
autor una de las mayores dificultades clínicas cuando, oscilando hacia el
primer postulado de la paradoja el grupo funcione como resistencia
"manteniendo en estado las relaciones internas entre los objetos, las
instancias, los sistemas".
Además partiendo de una idea de Major, R., sostiene que "el dispositivo
de la cura psicoanalítica fue inventado contra el efecto de ligadura imaginario
del grupo histérico" y que " Freud designa el lugar del psicoanálista por detrás
de la escena, fuera del espacio de la representación especular en la que se
precipitan seduccción y dominio". Por último recuerda la afirmación de Lacan,
J. ..."yo diría que mido el efecto de un grupo por lo que añade de obscenidad
imaginaria al efecto del discurso".
En suma, respecto del dispositivo freudiano el grupal es regresivo y en
relación a la afirmación de Lacan, J. -si ha de ser tomada como interdicción y
no como desafío clínico- el trabajo psicoanalítico con grupos es transgresivo.
Regresión y transgresión han de situar en riesgo el "contrato narcisista" del
analista de grupos con la institución psicoanalítica.
Interesa señalar que, dadas las condiciones de encuadre (estudiadas
exhaustivamente por Bleger, J. ) ..."que hagan justicia a las características del
inconciente..." el grupo produce un "discurso asociativo significante", "cadena
asociativa grupal" donde se ha de oír "la palabra de uno distinta a la del otro,
lo que tienen de propio y de común", lo no dicho y lo no decible. Esto último
remite a su teoría sobre las distintas formas de negatividad.
En el grupo serán analizables: "los efectos de ligadura... sucesión
mimética, de asociación identificatoria, de ilusión....de transferencia...", etc.;
los efectos catárticos relacionados con la descarga de pulsionalidad y los
efectos de análisis, ..."desligamiento y re-articulación de
significaciones...efectos de individuación y de interdependencia subjetivante".
III - A partir de los años setenta podemos citar un conjunto de autores
argentinos y extranjeros que hacen avances en la clínica de familia y de
pareja: Willi, J. (15), Teruel, G. (16), Liendo, E. y Gear, M. C. (17).
La originalidad del Psicoanálisis de las C.V. estuvo en tomar como objeto
de estudio y tratamiento el vínculo (V. Vínculo), ubicándolo además, en el
caso de`pareja y familia, dentro de las estructuras de parentesco (16)
El vínculo transcurre en la intersubjetividad, y da origen a
representaciones mentales inconcientes por efecto de la presencia del otro
(imposición). Posee una estructura -lo cual le confiere una estabilidad aunque
susceptible de transformaciones- y sus elementos y representación (V.
Representación Vincular) guardan entre sí relaciones de correlación y
oposición. Es bidireccional y le es inherente toda la problemática de la
ajenidad y el exceso.
Los desarrollos psicoanalíticos respecto del inconciente clásico y sus
representaciones sujetas a condensación y desplazamiento producidas en
ausencia del objeto quedan adscriptas a lo que se denominó intrasubjetivo.
La pertenencia del sujeto al conjunto está adscripta a representaciones
concientes, preconcientes e inconcientes propias de lo transubjetivo (V.
Transubjetividad y Tres Espacios).
Podemos señalar, como problemáticas de la intersubjetividad, los
motivos de la elección mutua de la pareja, los pactos y acuerdos fundantes en
el zócalo inconciente (V. Zócalo Inconciente), la forma en que la alianza
semantiza la relación con las familias de origen (V. Estructura Familiar
Inconciente y Avúnculo) y cómo se realiza la transmisión de significados a lo
largo de las generaciones.En su libro de 1988, Puget, J. y Berenstein, I. (18)
acuñan la noción de parámetros definitorios. Éstos son: la cotidianeidad, las
relaciones sexuales, la tendencia monogámica y el proyecto vital compartido.
Las C.V. diádicas, triádicas y triangulares se constituirán en un operador
teórico al describir una tipología de las parejas en función de tres elementos:
1) modalidad y significado que cada pareja le da a los parámetros, 2) grado
de discriminación entre los yoes -lugar de la terceridad y 3) emociones
circulantes.
En la clínica de familia el concepto de C.V. como operador técnico ha sido
menos utilizado que en la clínica de pareja. No ha encontrado aún un lugar en
el trabajo psicoanalítico con instituciones.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

A partir de la clínica de los dispositivos multipersonales se abren


diversidad de consideraciones sobre la condición humana y el psiquismo.
Pensamos que el hilo conductor es una ampliación del concepto de narcisismo
Kaës, R. afirma que no se trata de comprender cómo se expresa el
inconciente en el grupo sino más bien de sostener que el campo psíquico se
estructura en el grupo, en la red grupal de la palabra y en la corporeidad. En
el grupo el sujeto apuntala su narcisismo, al mismo tiempo que sufre por el
descentramiento que el agrupamiento provoca. Doble es la sujeción: a- la
cadena transgeneracional -grupo vertical- marcado por lo negativo, los sueños
no realizados en cada eslabón y b- el grupo horizontal, contemporáneo, que
también demanda su sacrificio. (19) (20)
Puget, J. destaca la imposbilidad de no pertenecer a una estructura
vincular, así como la posibilidad siempre existente de elegir cómo hacerlo, lo
cual tiene interesantes consecuencias éticas.
Al trabajo de representación ligado al desamparo originario, la pulsión y
el deseo se agregan los efectos de la imposición de lo otro, de lo ajeno, un
exceso que también provoca trabajo psíquico . Puget, J. señala dos excesos:
el que constituye el otro en sí mismo y un exceso propio , ligado a la
necesidad del otro para construir la subjetividad.
Lo distinto del otro puede clasificarse en tres categorías: a) aquello que
ayuda a construir la subjetividad, en la medida en que puede ser
transformado en semejante, b) aquello que constituye lo desconocido pero
dinamiza el vínculo con el otro y c) aquello que permanecerá por siempre
ajeno, con características amenazantes, en cuanto produce alteración en la
estabilidad de la estructura, y que sin embargo, debe ser aceptado y recibir
un lugar en el vínculo.
La subjetividad es un proceso nunca acabado que requiere del
intercambio en la intersubjetividad. El resguardo del narcisismo como baluarte
en las parejas y las familias será la adeción a las significaciones provenientes
de las familias de origen.

BIBLIOGRAFÍA

(1) Moliner, M. Diccionario Etimológico. Editorial Gredos. Madrid. 1997.


(2) Langer, M., Grinberg, l. y Rodrigué, E. Psicoterapia del Grupo. Paidós.
Buenos Aires. 1961.
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1979.
PSICOLOGÍA INSTITUCIONAL

Alicia Corvalán de Mezzano

DEFINICIÓN

Es un campo de investigación y una práctica profesional consistente en


abordajes o intervenciones en instituciones que consultan por conflictos en las
relaciones interpersonales y en la tarea. Dado que su objeto son las
instituciones debe sintéticamente puntualizarse una diferenciación(ver
términos de Organización e Institución) Existe una doble acepción del término
institución :1) En sentido amplio alude a la sociedad que mediante sus marcos
regulatorios (jurídicos,políticos, económicos, etc.) predetermina formas de
actuar y pensar de los individuos en las organizaciones.2) En sentido
restringido es sinónimo de organización o establecimiento.
Su objeto de análisis y abordaje son: las organizaciones y las prácticas
instituídas para diagnosticar e intervenir principalmente con técnicas grupales
y recursos discursivos, con la finalidad de resolver los conflictos existentes,
considerando los factores sociales determinantes.
En los diccionarios de psicología y psicoanálisis consultados no se encuentran
estos términos unidos, aunque aparecen definidos campos conexos.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

El origen de este término en la década del 60 marca el inicio de su desarrollo


en la Argentina. De aquí en adelante seguiremos, en forma somera, un eje
histórico- académico centrados particularmente en la Facultad de Psicología de
la Universidad de Buenos Aires, dado que el proceso de institucionalización
que allí se produce tiene un valor significativo, si bien no exclusivo, para el
pensamiento y la práctica institucionalista. Es precisamente en aquella donde
se institucionaliza el término aquí tratado con sus contenidos específicos y en
la que se producen transformaciones a lo largo de estos casi cuarenta años.
De la década del 50 al 60 provienen los aportes precursores del Dr. Enrique
Pichón Rivière, padre profesional de grupalistas e institucionalistas como los
Dres.Bleger, Ulloa, Liberman,Bauleo, Pavlovsky,entre otros, que tuvieron un
alto nivel de producción intelectual en distintos dispositivos y técnicas
(instituciones, grupos, familia, psicoterapias breves, psicodrama) y que
introdujeron a futuros institucionalistas en el “campo de las psicoterapias
colectivas relacionadas con el psicoanálisis”.
La mirada institucionalista del Dr. Pichón Rivière a través de cuestionamientos
a la organización manicomial en Argentina y sus aportes a una psicología de la
vida cotidiana, son antecedentes fundamentales de este campo.
Construyó una particular psicología con la concepción grupalista, las técnicas
de grupos operativos, la inclusión del psicoanálisis freudiano y kleiniano en el
ámbito grupal, la dialéctica materialista, ciertas concepciones lacanianas y la
influencia de los literatos “malditos” y del arte pictórico no convencional. Dejó
una huella abierta a sucesivos desarrollos que los Dres. Bleger y Ulloa
produjeron para la Psicologia Institucional en la vida académica.
Por la función formadora en el ámbito universitario y la importante producción
de conocimiento que ambos asumieron, es que son considerados fundadores y
pioneros en este campo en la Argentina. Sin desconocer la íntima relación de
la dimensión sociadinámica de los grupos con la dimensión institucional,
fueron profundizando en una caracterización diferencial esclarecedora.
En el año 1966 el Dr. José Bleger, verdadero creador pionero , afirmaba que
este campo era un desarrollo reciente de la Psicología como disciplina. Publica
“Psicohigiene y Psicología Institucional”, que constituye un texto central para
la psicología institucional donde dedica un capítulo al tema específico. El alto
nivel y la vigencia de los conceptos allí desarrollados lo hace permanecer aún
hoy como referente bibliográfico imprescindible.. El texto fue producto de un
seminario dictado en la Carrera mencionada, donde se proveía a los
psicólogos de los elementos fundamentales para la comprensión y el abordaje
institucional. Definía la Psicología Institucional como un campo que requería
de un modelo conceptual propio de la psicología social y de un ámbito
específico y amplio: las instituciones. Afirmaba que los modelos conceptuales
debían referir al uso de categorías adecuadas a los fenómenos de las
agrupaciones humanas (comunicación, interacción, identificación, etc.).
Consideraba para su especificidad el estudio de: a) la estructura y dinámica
de las instituciones; b) la psicología de las instituciones; c) estrategia del
trabajo del psicólogo institucional que comprende: 1.el encuadre de la tarea y
la administración de los recursos, que establece la relación del psicólogo con
la institución en la contratación, programación y realización del trabajo
profesional. 2. teoría del encuadre que establece los criterios de dicha
relación. Para este autor teoría y estrategia constituían una unidad.
El Dr. Fernando Ulloa en el mismo año produce un trabajo escrito sobre
Psicología Institucional presentado en la A.P.A., que constituye un texto
fundacional en tanto apertura del psicoanálisis al campo social, aportando
definiciones pioneras en la Argentina para un tipo de práctica psicológica
centrada en las instituciones.
En tanto el Dr. Ulloa a partir de1962 incluía esta temática en las asignaturas
electivas de “Psicología Clínica de Adultos I”y “Psicología Clínica de Adultos II”
en la misma Carrera, con una perspectiva clínica dirigida a las agrupaciones
humanas.
Como consecuencia del golpe de estado del General Onganía, que interrumpe
el gobierno democrático a cargo del Dr. Illia, la Universidad de Buenos Aires
sufre un impacto institucional por la intervención a la que fue sometida. Este
hecho político provoca un corte en la temática referida a la psicología
institucional.
En el año 1967, intentando reorganizar la vida universitaria, se abrió una
cátedra con el nombre de “Psicología Institucional” en la entonces Carrera de
Psicología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Bs.
As., con carácter de optativa en el plan de estudios. Se institucionalizó
entonces la temática al dársele carácter de materia. Otro cambio de
importante significación fue la designación, por primera vez un psicólogo, el
Licenciado Ricardo Malfé, en calidad de profesor titular. Se realizaron
consultas institucionales desde la Cátedra. La bibliografía incluía:los trabajos
sociales de Freud, el aporte institucional de Elliot Jaques cuyo referente
psicoanalítico era Melanie Klein, los conceptos organizacionales de Etzioni y de
Schein, más los textos anteriormente señalados de Bleger y Ulloa.
Acontecimientos políticos de movimientos obreros y universitarios en Córdoba
en la Argentina y el “Mayo del 68” francés en los claustros universitarios,
cuestionando las formas pedagógicas tradicionales, son factores sociopolíticos
de alta incidencia en el institucionalismo argentino y marcan hitos en sus
cuerpos teórico-prácticos.
En la Argentina, los primeros tres años de la década del 70, por dentro y por
fuera de la Universidad, fueron de gran actividad en el estudio y en las
prácticas sociales institucionalistas. Fue un tiempo de cruce de esta práctica
con los ideales utópicos en busca de una mejor sociedad, alcanzando
desarrollos conceptuales y realizando numerosas prácticas sociales en el
campo de la prevención así como en trabajos institucionales y comunitarios.
En 1972 y 1973 se agregaron, a la bibliografía de la Cátedra antes
mencionada, autores franceses como Pagés, Tort, Lourau, con lo cual se
introducían conceptualizaciones sobre la vida afectiva de los grupos, el
psicoanálisis , el materialismo histórico y el análisis institucional.
En 1974 no se llegó a dictar la materia, en un contexto político turbulento que
preanunciaba el próximo golpe de estado en el país.
En 1975 cambió el titular de la cátedra; el Licenciado Luis María Bick
permaneció hasta 1985. Mantuvo los autores clásicos como Freud, Etzioni,
Bleger, Ulloa, Schein, Crozier, entre otros.y continuó agregando en su línea
bibliográfica autores diversos como Foucault, Kristeva, Derrida, Bunge y otros
de la psicología industrial.
Otra vez la historia política del país va a dejar su marca en el ámbito
académico como en el extra académico en lo que atañe a todo el movimiento
institucionalista: la nueva ruptura de la democracia, debido al golpe militar de
1976, bajo la forma de represión social, detiene el desarrollo de las prácticas
en el campo social que la materia había llegado a producir.
Hasta 1985 la materia se dictó con el mismo profesor, sin que consten en sus
programas trabajos de extensión universitaria, ni surja ese dato de
informantes claves. Entonces, sólo se mantuvo dentro del claustro el
conocimiento institucional teórico, debe rescartase el hecho de no haber sido
excluída del plan de estudios. Una línea de investigación abierta fue sobre el “
Desarrollo institucional en la gran y mediana empresa”.
Luego de un proceso de normalización la Carrera de Psicología pasó a ser
Facultad de Psicología. Se concursó en 1985 -por primera vez- la materia
“Psicología Institucional”, que poco después pasó a ser obligatoria,
perteneciendo al área profesional del plan de estudios. El profesor titular de la
Cátedra concursada fue el Licenciado Ricardo Malfé, que produjo textos de
profundización sobre la materia en la línea psicoanalítica freudiana. En sus
contenidos se delineaban dos grupos temáticos: a)una psicología de los
campos y procesos históricos, relacionada con el concepto amplio de
institución, b) modelos de prácticas de intervención institucional y
organizacional, referida a la acepción restringida.
La bibliografía incluía distintas perspectivas institucionalistas, de autores
nacionales (Malfé, Schlemenson, entre otros) y extranjeros (Guattari, Lourau,
Kaës, etc.) clásicos y contemporáneos. Se llevaron a cabo numerosas
consultas por parte del equipo docente. La metodología de enseñanza práctica
consistía en trabajos exploratorios en terreno.
En 1993 se concursa la materia para conformar dos cátedras. En una de ellas
la profesora titular es la Lic. Virginia Schejter y en la otra la Lic. Alicia
Corvalán de Mezzano, autora de este texto
Para la segunda cátedra nombrada la Psicología Institucional se ocupa de
reconocer las instituciones fundantes de toda sociedad tales como el
lenguaje, la sexualidad, la religión y los sistemas de producción, para
centrarse -operativamente- en las formas organizacionales que se
corresponden con el concepto de organización.
Se propone la aplicación de dos metáforas sociales:1) La Tolva: alude a la
Psicología Institucional que intenta comprender interdisciplinariamente el
objeto institucional y aplicar recursos metodológicos y técnicos provenientes
de diversas disciplinas del campo social, particularmente el psicoanálisis, la
antropología y la historia oral 2) El Obrador: remite al lugar de trabajo grupal
que construyen los consultores o institucionalistas para su intercambio
profesional, donde se analizan los factores transferenciales-
contratransferenciales y las implicaciones suscitadas por las consultas en
curso.
Ambas metáforas intentan constituir redes epistémico-prácticas que guarden
analogía con la compleja realidad institucional del objeto y el trabajo
institucional.
Siendo preciso acompañar la comprensión estructural de las organizaciones
con el propio devenir o movimiento histórico que permite anudar historia
libidinal e historia social en configuraciones que se nos ofrecen para ser
develadas-ocultadas, la cátedra prioriza el eje histórico. El eje histórico es hoy
en Argentina ineludible, aunque nos parece indispensable siempre , en tanto
las instituciones son reservorios de memoria social.
El propio desarrollo del conocimiento institucional ,como cuerpo teórico y
práctico, presenta una difícil pero perceptible tensión a reconocer entre lo
instituído y lo instituyente. Se evidencia en el proceso mismo de transmisión
académica y en el camino de profesionalización que ha ido realizando, según
se intentó mostrar en esta escueta historia del término aquí trabajado.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

El “movimiento institucionalista”, del que habla Gregorio Baremblit, se refiere


a una serie de tendencias que incluyen líneas institucionales diferenciadas por
responder a distintas ubicaciones ideológicas, teóricas y técnicas, que
sintéticamente pueden reconocerse en la línea francesa ( Lourau,
Lapassade,Mendel) y en la línea argentina- entre otras- que se afirma
básicamente en el psicoanálisis coincidiendo con la temática hasta aquí
desarrollada.
La Psicología Institucional puede incluirse en el “movimiento institucionalista”,
en tanto es una de las diversas perspectivas conceptuales y metodológicas del
campo institucional, que recibe la herencia conceptual de los pioneros
institucionalistas argentinos más los aportes de reconocidos autores como
Castoriadis, Lourau, Baremblit.
La Psicología Institucional hoy, en tanto teoría y práctica, tiene el desafío de
comprender e intentar transformar- a pedido de los actores sociales- el
escenario complejo de las instituciones, que implica tan diversas dimensiones.
Los recortes de las instituciones sociales, plasmadas en la singularidad de las
organizaciones consultantes, enfrentan al institucionalista con un doble
requerimiento:
a) Abordar los vínculos intersubjetivos en ámbitos donde los aspectos
conscientes, preconscientes e inconscientes constituyen una trama libidinal
signada por objetivos sociales.
b) Abordar, en el recorte particular de las organizaciones, aspectos
sociohistóricos que incluyen la política, la economía, la ecología, la
tecnología,etc.
Este campo específico brinda la posibilidad de descifrar el cruce de los
significados vinculares con inclusión de las dimensiones de lo real, lo
imaginario y lo simbólico en una interacción constante.
No puede desconocerse la organización racional ni la organización
fantasmática con sus intrínsecos y mutuos grados de coherencia y
contradicción, siempre presentes en la estructura y dinámica institucional.
La Psicología Institucional constituye una práctica que requiere continuar
desarrollando teóricamente su campo considerando distintos paradigmas que,
en red epistémica, nos conduzca hacia la construcción también de una
intervincularidad disciplinaria. Y como tal -porque nuestro ámbito de
investigación y práctica así lo marca- eluda los paradigmas hegemónicos que
sólo consiguen parcializar la sustancialidad estructural y dinámica de las
instituciones y las organizaciones.
Desde la perspectiva vincular se remarca el carácter fundante de las
instituciones tanto en el plano social como en la constitución del psiquismo.
Así lo transmitieron S.Freud particularmente en sus escritos sociales, Pichón
Rivière al hablar de estructura de vínculo, Bleger en relación al encuadre y
Kaës en sus teorizaciones acerca de la función de apuntalamiento psíquico de
las instituciones, las formaciones intermediarias, el sufrimiento institucional, el
pacto de negación, el contrato narcisista, los organizadores socioculturales,
etcétera.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Las instituciones básicas de toda sociedad, y las singulares formas


organizacionales específicas tal como la familia, la escuela, la empresa, etc.)
constituyen el macro contexto moldeador de los psiquismos desde la
incidencia histórico-cultural.
Los temas conectados íntimamente provienen del psicoanálisis (identidad,
procesos de identificación, ideal del yo, sublimación, sufrimiento
institucional,entre tantos otros) y de disciplinas del campo social tales como la
antropología (cultura, mitos, ritos); la historia (historia oral y vida cotidiana,
historia de vida); ecología (intercambios con el medio ambiente); economía
(asignación y distribución de recursos); sociología (agrupamientos humanos);
psicología del trabajo (división técnica y jerárquica, condiciones de trabajo);
entre otras.
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PSICOPATOLOGÍA VINCULAR

Graciela Selener y Ona Sujoy

DEFINICIÓN

La psicopatología vincular, estudia los modos de organización psíquica


en un tiempo y un espacio relacional. El análisis del despliegue de la
estructura psíquica y sus perturbaciones, describe una historia en la que el
recorrido de la pulsión, los modos de composición, transformación, inscripción
y significación,de la vida mental, se plasman en las vicisitudes del vínculo.
La psicopatología es un trastorno vincular, por lo tanto la lectura clínica
es abordada desde las variadas organizaciones del vínculo que hacen a la
singularidad de cada sujeto.
El papel que juega el otro y la configuración vincular establecida en esa
singularidad, se ve expresada dramáticamente en las manifestaciones de la
sintomatología de la niñez y la adolescencia. Las perturbaciones psicológicas
en estas etapas denotan claros observables en la organización vincular. En la
infancia, el despliegue de un aparato psíquico en formación, se caracteriza por
la dependencia originada en la inmadurez del ser humano y su desamparo
inicial, en la que la relación con un otro es indispensable para sobrevivir. Esta
relación con ese otro significativo imprime sobre el psiquismo características
particulares en cada individuo.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Autores interesados en la temática de la niñez y adolescencia, buscaron


modelos que permitieran explicar los mecanismos del vínculo madre-hijo y su
participación en la producción de síntomas.
Muchos trabajos científicos se centraron en el estudio de las actitudes
maternas precoces o bien en la observación aislada del desarrollo del niño.
Los distintos desarrollos conceptuales acerca de la psicopatología
infanto-juvenil, tomaron en cuenta diversas variables que según el marco
teórico utilizado, privilegiaron ya sea la importancia de los factores innatos o
en el otro extremo, la influencia ambiental como único generador de las
características psíquicas.
M. Klein enfatizó el aspecto pulsional y el destino de las pulsiones en
relación a los mecanismos básicos de proyección e introyección en la
constitución de la relación de objeto.
La línea experimental que inauguran Bowlby y Spitz, descubre la
importancia de un factor básico para el desarrollo psíquico: la permanencia
estable de una figura significativa para el niño, cuya ausencia tiene
consecuencias devastadoras para su psiquismo e incluso para la posibilidad de
vida, como lo demuestran los casos de hospitalismo y marasmo.
Margaret Mahler, siguiendo la línea de Spitz, describió el proceso de
individuación-separación poniendo el énfasis en los mecanismos y vicisitudes
de los despegues que realizan el niño y su madre, y sus consecuencias para la
salud física y mental.
Es Winnicott el que resalta el papel fundamental de la madre como
proveedora emocional y sostén de la vida.
El holding y el handling, conjuntamente con las características de
inicitiva del bebé, van a determinar la constitución de tres objetos, cada uno
de los cuales dará lugar a la inauguración de un espacio: a) el espacio del
Mundo Interno; b) de la realidad compartida; c) de la creatividad.
Kaës también señala en relación al apuntalamiento necesario para la
formación del psiquismo, que la pérdida de éste produce graves
perturbaciones a consecuencia de la falta o ruptura de soportes. De la misma
manera, cuando desaparece el espacio del apuntalamiento, provoca una
sutura del soporte y de la formación psíquica, como en los casos de vínculos
psicóticos.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

La acumulación de evidencias clínicas acerca de la importancia del


vínculo, promovió el desarrollo de variados abordajes terapéuticos que
centran el trabajo en el tratamiento del conjunto.
Los desarrollos actuales de autores como Piera Aulagnier, René Kaës,
Philippe Gutton, Didier Anzieu y otros, han profundizado el estudio del vínculo
inicial entre madre-hijo, destacando su papel fundamental en la organización
del psiquismo.
Si bien la organización mental del bebé está inconclusa, la interrelación
madre-hijo apuntala su economía mental y somática a través del primer
vínculo fusional, donde se cubre el desamparo y desvalimiento inicial del niño.
Un aspecto relevante de este encuentro es que ambos necesitan de él.
Este encuentro es esencialmente corporal.
Precisamente P. Aulagnier plantea el cuerpo como mediador y como
apuesta relacional entre dos psiques y entre la psique y el mundo.
La idea del Yo-Piel que propone Anzieu responde “a la necesidad de una
envoltura narcisística que asegura al aparato psíquico la certeza y la
constancia de un bienestar básico”.
Estos autores subrayan, entonces, el concepto de encuentro centrado
en la unidad narcisística primaria del vínculo madre-hijo, configurando las
características que marcarán los vínculos en general y la singularidad psíquica
de cada sujeto.
No nos parece adecuado centrar los trastornos exclusivamente en la
insuficiente libidinización del vínculo por parte de la madre, ya que el concepto
de vínculo plantea exigencias libidinales recíprocas. Si nos referimos a las
perturbaciones ocasionadas en estas primeras etapas de la vida, seguramente
detectaremos inadecuación en las demandas de ambos miembros del vínculo.
Gutton señala el aspecto vincular de la psicopatología, en las así
llamadas enfermedades psicosomáticas. La presencia de una fuerte unidad
madre-hijo contiene un niño que no es meta del deseo sexual de la madre,
sino un objeto valorizado socialmente. Estos niños presentan una falla radical
en las representaciones, mientras que los sistemas defensivos y adaptativos
son de tipo neurótico o normal. Esta pobreza de los instrumentos
fantasmáticos los deja sin más defensa que la somática.
PROBLEMÁTICAS CONEXAS

A la luz del papel fundante que tiene el vínculo para la organización


psíquica, muchos de los trastornos en la infancia son el resultado de la
particular tarea de significación que apuntala el ejercicio de las funciones,
como se observa en las perturbaciones del sueño, del aprendizaje, de las
alteraciones alimenticias, en los trastornos esfinterianos, del lenguaje, de las
conductas motoras.
Por otro lado, es necesario señalar que los profundos cambios que se
vienen produciendo en el contexto socio-cultural se reflejan en las
características de los cuadros clínicos actuales.
Se pone en evidencia la importancia de considerar en la evaluación
psicopatológica la mutua implicancia de los espacios intra, inter y
transubjetivos, como fuera destacado por los Dres. J. Puget e I. Berenstein,
quienes definen “... un modelo de aparato psíquico en el cual se organizan
zonas diferenciables que hemos llamado espacios psíquicos, metáfora de un
tipo de representación mental y vincular que el yo establece con su propio
cuerpo, con cada uno o varios otros y con el mundo circundante.”
La cultura es productora de sentidos, y los sujetos tienen distintas
formas de apropiación de esos sentidos. Sería necesario redefinir los
mecanismos psíquicos solicitados en la metabolización de la experiencia vital,
para evaluar la producción de patología a la luz de la estimulación que
propone la cultura actual.
Uno de los efectos del ritmo de aceleración de los cambios culturales en
los procesos constitutivos del aparato psíquico, se ve reflejado por datos de la
observación clínica en adolescentes que desarrollan una máxima dependencia
de los objetos externos, quedando éstos ligados en una relación de superficie,
obstaculizando la interiorización de los mismos.
Cuando el proceso de pensamiento no se sustenta en una actividad
generadora de argumento psíquico, que se apoya en la adjudicación de
palabra, la descarga pulsional se produce en la acción quedando desligada del
afecto y de cualquier contenido representacional. Es imposible detectar
motivación o argumento psíquico en juego quedando depositado en el objeto
externo la capacidad de ser el único dador de sentidos.
La parálisis del deseo, el aburrimiento y el tedio que pueden parecer cuadros
depresivos, reflejan muchas veces un intento de aislamiento como cobertura
del vacío. Es así que se produce fácilmente una confusión de la tristeza con el
aburrimiento, como también la equiparación de la excitación con la alegría.
Retraimiento, evitación del contacto con el afuera, cansancio, aburrimiento,
desasosiego, descontrol o apatía general cubren un amplio espectro de
síntomas propios de la adolescencia, que observamos potenciados en la
actualidad ya que sirven también a la defensa contra el exceso de estímulos
del exterior.
La cultura de la inmediatez promueve la excitación y la descarga a
través de la acción. En estos adolescentes se presenta un grado intenso de
vulnerabilidad que lleva a cercenar funciones de traspaso de la experiencia
vincular a la construcción representacional, en aras de sostener una adhesión
fluctuante a objetos externos que se constituyen en únicos garantes y
soportes de su identidad.
En los cuadros a predominio de las impulsiones como en la anorexia,
bulimia, adicciones, descontrol y violencia, se ven plasmadas estas
características. La acción en relación al propio cuerpo o la descarga violenta
hacia el afuera, evitan el procesamiento simbólico necesario para la
emergencia de la subjetividad.
En los cuadros patológicos se observa este funcionamiento, ya no como
recurso defensivo sino como resultado de la ausencia de aquellas funciones de
base que no se han desarrollado.
Es aquí donde el protagonismo del otro significativo adquiere mayor
relevancia. Protagonismo que puede ser caracterizado desde la perspectiva
vincular por el grado de incumbencia del objeto en las etapas de formación de
las funciones psíquicas:
a) Ausencia del objeto
b) Pobreza del objeto significador
c) Cualidad de exceso del objeto.
Cualquiera de estas situaciones van a producir perturbaciones en el
armado del aparato psíquico, siendo una de sus principales consecuencias la
dilución o fragmentación de los bordes protectores del aparato.
El problema del origen, organización y transformación de los vínculos
abre en la psicopatología un modelo de pensamiento en el que no puede
entenderse la intimidad de las formaciones del inconciente,
independientemente de la cultura en la que tanto sujeto como sociedad se
hallan inscriptos.
Los cuadros clínicos descriptos por la nosología tradicional, entendidos a
la luz de los modelos vinculares, reflejan una perspectiva en la que las
perturbaciones en la infancia y adolescencia están teñidas por las
características singulares del entramado vincular, que construye la historia
psíquica del sujeto.

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FAPCV. Mendoza, Mayo 1993.

Spitz.- El primer año de vida.

Sujoy, O.- “Patologías del fin del milenio”. Congreso FLAPAG. 1994.

Winnicott, D.- Realidad y Juego. De. Gedisa.


REALIDAD VINCULAR

Graciela Bianchi

DEFINICIÓN

Construcción psíquica producto de un trabajo vincular que determina y


es determinada por la realidad psíquica, conserva una marca de exterioridad
respecto del sujeto pero refleja a su vez el interior de un conjunto humano,
constituyendo así un espacio virtual donde tendrían lugar distintos fenómenos
psíquicos intersubjetivos.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Clásicamente el objeto del psicoanálisis ha sido la realidad psíquica en


oposición a la realidad material, una es producto del psiquismo y la otra es la
referencia del mundo como existente fuera del sujeto.
Esta realidad material no es exactamente "el mundo exterior objetivo"
[real ], sino una versión consensuada de este mundo, "que subsiste fuera e
independientemente de nosotros" (Freud S. 1933); esta versión es posible en
función de la articulación que permiten los distintos niveles de intercambio. El
intercambio lingüístico, el de parentesco y el económico, sostienen una
realidad exterior con la pretensión totalizante de que esta abarque todo lo
existente.
Berenstein introduce el término en 1989 de la siguiente manera:
"Si nos preguntamos donde ocurren los actos vinculares podemos decir
que en la mente y en la relación. Se podría agregar que primero suceden en
un territorio y luego en otro, dependiendo de la opción elegida. Aunque
parcialmente cierto como resultante de lo observado, como conceptualización
todavía es imperfecta. La clínica nos instruye que no ocurren de la misma
manera en el mundo interno y en el mundo vincular. Quizá haya que
profundizar más aún en la distinción entre realidad psíquica y realidad
vincular. La primera como presencia de los otros en el relato del yo, así como
éste está dentro y fuera del relato de los otros".

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Toda realidad sería producto de una articulación simbólica: la psíquica,


producción de un sujeto; la material, de una cultura. Mundo exterior sería lo
que queda sin significar, inaccesible a la palabra pero existente.
Es posible diferenciar entonces, las asociaciones de un paciente acerca
de su manera de ver las vicisitudes que lo unen a sus otros significativos -
realidad psíquica- de las relaciones que efectivamente ha establecido y
establece con esos otros sujetos, estas últimas estarían marcadas por la
presencia del otro y las denominamos vínculos.
El discurso de un paciente nos presenta su realidad psíquica como
construcción de sentido producida por sí mismo a través de una historia, sin
embargo es posible, basados en el relato del paciente y en las repeticiones en
transferencia hacer algunas hipótesis, construcciones, acerca de las
características de esos personajes, más allá del matiz subjetivo que el
analizado le imprima a su relato. Estas hipótesis son importantes porque
forman parte de la reconstrucción de la realidad que cada quien produce en
análisis. Cada familia produce un imaginario (Gomel S. 1987), que es la
fuente donde abrevan los sujetos para construir su propio mundo
representacional y un particular procesamiento de la cuestión de la ley que
devendrá en los edipos de esa familia. Atribuyo a ese juego simbólico e
imaginario, no sólo la capacidad de construir aparatos psíquicos sino también
el poder de generar patología.
La instalación y sostenimiento de la represión, al igual que la aparición
de la negación, la desmentida y la renegación, no serían hechos aislados,
efectos exclusivos del funcionamiento psíquico individual, que pudieran
prescindir de los otros significativos para el sujeto.
La realidad psíquica individual proviene de la elaboración del impacto que
la realidad exterior hace sobre el sujeto, esa realidad es cultural, es
significante, es vincular. Que los datos de la percepción no sean impactos
sensoriales en bruto, se refiere al aspecto significante del mundo humano,
pero este mundo cultural significante se genera y se sostiene por los lazos
sociales, afectivos, sexuales de los hombres entre sí. La significación no puede
separarse de lo afectivo y de una transmisión de las relaciones de cada
elemento son los demás, esos elementos son palabras que circulan entre
personas y es así como la familia transmite la sintaxis gramatical y la del
parentesco simultáneamente. Los registros sensoriales se ordenan de acuerdo
al criterio familiar conciente, normativo y también inconciente, incestuoso.
Realidad intersubjetiva, irreductible tanto a los puros hechos como a la
pura subjetividad, producto de un sistema de intercambio que organiza a
partir de esta matriz transindividual las representaciones subjetivas. Los
aspectos inconcientes de cada uno de los sujetos son mantenidos en ese
estado desde la presión de una realidad que cuenta para el conjunto al que
pertenece. Más que pensar en términos de la concordancia entre realidad
psíquica y realidad material habría que pensar en cuánto de la realidad se
puede sostener y cuanto se deja de lado. Lo real está, lo que puede no estar
es su representación.
El mundo que habitamos, no es el mundo externo, el de la naturaleza
sino un mundo vincular. Esta realidad vincular debe tener una marca de
exterioridad en relación a la psíquica, sin embargo no es un dato primario sino
una construcción histórica transubjetiva.
También podríamos hablar de realidad vincular para referirnos a ese
producto del juego intersubjetivo que constituye el espacio al que el yo
adviene y que contribuye a construir. Es una realidad poblada de signos de
placer y teñida por el color de los deseos en juego. La trama deseante que se
entreteje con los deseos parentales no sólo captura al hijo sino que se anuda
a través del procesamiento psíquico del sujeto en formación.
La trama vincular que precede al infans es su realidad, investida y fuente
de investiduras, siempre enigmática e imposible representarla en su totalidad.
La realidad está compuesta entonces por los investimientos de objetos
que fueron parte del sujeto, no existe la realidad que no esté investida (como
planteara L. Horstein) y es difícil pensar esos investimientos como paralelos,
sin ningún tipo de entrecruzamiento entre ellos.
Sabemos que la realidad marcada como externa puede recibir no sólo
aspectos correspondientes al mundo externo sino también aspectos yoicos
displacenteros. Por lo tanto, la "objetividad" con que se constituye esa
realidad es relativa a los vaivenes del principio del placer que encuentra su
tope en la oposición que le hace lo exterior a sí. Pero tendríamos que convenir
en que esa fuerza opositora no es igual desde objetos inanimados que de
seres humanos y más aún aquellos que son especialmente significativos. No
sólo se diferencia un otro, un semejante, sino también los vínculos que los
unen y que constituyen una escena con sus personajes. Un mundo real
entretejido por las investiduras cruzadas entre los personajes de esa escena.
La realidad es por lo tanto un concepto intersubjetivo y la objetividad es una
transacción entre los yoes.
La constitución de esta realidad se puede dar bajo el predominio de
diversos mecanismos.
Se abre la posibilidad de pensar otro aspecto de la realidad que a
diferencia de la realidad psíquica puramente individual, se despliega en ese
campo vincular y que no podría asimilarse al mundo real exterior, puro
estímulo perceptual.
Esta realidad psíquica vincular sería el objeto de análisis familiar o de
pareja. Es el producto de la relación entre sus miembros y de las
determinaciones estructurales. Esta realidad puede pretender ser la única
posible e impedir de esta manera la producción de nuevas significaciones. Una
vez más, la idea de trama es un buen modelo para pensar los fenómenos
vinculares, en ese sentido podríamos aplicarla a esta construcción del mundo
que llamamos la realidad.
Ya en 1924 Freud hace intervenir a la realidad como una instancia en la
descripción de los conflictos, no se trata de transacciones intrasubjetivas sino
que introduce lo extrasubjetivo como parte del conflicto. Se abriría aquí la
cuestión de la realidad como una cuarta instancia constitutiva del aparato
psíquico y qué consecuencias produciría situarla como producción vincular que
configura el mundo exterior por el que deambulan los sujetos.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

La inclusión de este término conlleva la necesidad de resituar el concepto


de realidad psíquica, como producción puramente subjetiva y diferenciarlo de
lo que se entiende por realidad material, mundo externo o lo real, proveniente
de la teoría lacaniana.
Habría que situar el lugar del otro, su presentación y su representación,
en el despliegue de la realidad vincular en un tiempo y un espacio que no se
restringe al intrasubjetivo.
BIBLIOGRAFÍA

Berenstein, Isidoro: Psicoanálisis de la Estructura Familiar Paidós 1989


Bianchi, Graciela K. de: La realidad como producción vincular Revista de la
AAPPG Nº 1 Tomo XVIII Año 1995
Freud, Sigmund: Conferencia Nº 35: En torno de una cosmovisión. (1933).
Volumen XXII Amorrortu.
_______ : El Malestar en la Cultura (1930) Volumen XXI Amorrotu
_______ : Neurosis y Psicosis (1924) Volumen XIX Amorrortu
_______ : La Negación (1924) Volumen XIX Amorrortu
Gomel, Silvia: Trama identificatoria y espejo familiar. Actas 1er Congreso
Argentino de Psicoanálisis de Familia y Pareja. 1987.
Horstein, Luis: Configuraciones vinculares y su relación con el inconciente.
Actas 5as Jornadas Anuales de la A.A.P.P.G. 1989
Kaës, René: El pacto denegativo en los conjuntos transubjetivos en Lo
negativo, figuras y modalidades. Missenard A. y otros. Amorrotu, 1991.
REPRESENTACIÓN VINCULAR

Rasia Friedler

DEFINICIÓN

Del latín representatio, tiene diversas acepciones. Entre ellas


destacamos: a) la acción y efecto de hacer presente algo con palabras o
figuras que la imaginación retiene y b) una figura, imagen o idea que
sustituye a la realidad (Real Academia Española, 1984) (30). En la primera
acepción la representación es un instrumento de mediatización que permite
visualizar un objeto ausente al reemplazarlo por una " imagen" que lo
devuelve a la memoria. Es un término que alude a la cualidad figurativa e
icónica de las ideas y pensamientos, al reemplazo de las cosas por la "ilusión"
de esas mismas cosas. La capacidad humana de crear representaciones
mentales está en la base de los procesos de vinculación, de simbolización,
imaginación, anticipación y evocación.
En el movimiento psicoanalítico de las Configuraciones Vinculares, es un
término compuesto propuesto por Berenstein y Puget (1988) (25) para
designar representaciones de los vínculos que el yo establece con otro u
otros, esto es, representaciones de la modalidad de ligarse dos o más yoes.
Puede constituir la representación que tiene un sujeto del conjunto o bien, la
que el conjunto tiene de sí mismo, produciéndose una pérdida de sentido del
momento originario del mismo.
Se plantean tres formas diferentes de pensar la representación
vincular: a) una forma cercana a la memoria, en el sentido de volver a
presentarse algo, aunque de un modo deformado por la subjetividad b) un
"modelo" o construcción abstracta que intenta dar cuenta de un determinado
fenómeno y c) una delegación, como un modo de hacer homólogo algo en
relación con el resto de los contenidos de determinado sistema. Sólo esa
delegación permitiría que algo heterólogo pueda inscribirse y entrar en el
sistema.
La representación constituye una actividad psíquica capaz de introducir
una continuidad entre la estructura y lo heterogéneo a la misma, sobre la
base de inscripciones previas, o dicho de otro modo, de asimilar las
discontinuidades a la estructura. El acontecimiento no cabe en la
representación a menos que se resignifique, inscribiéndolo en un nuevo orden
simbólico en un proceso de suplementación. Lo radicalmente ajeno del otro
para el yo es lo que introduce el acontecimiento en un vínculo, que no tiene
una representación previa del mismo. (Berenstein, 1997) (6)
La representatividad supone "presentarse de nuevo" o "re-presentarse"
algo que tuvo lugar en el pasado pero que adquiere sentido a posteriori, o
bien, "presentarse" algo que nunca tuvo lugar, imprevisto, no inscripto
previamente como representación. (Puget, J., 1992) (26). Las
representaciones (representantes psíquicos de la ubicación de los yoes en la
estructura) dependen de lo pulsional, de la fuerza del contexto social y
familiar, de la necesidad de perpetuarse.
Las representaciones vinculares son vitales para la constitución y
desarrollo de la vida mental donde se organizan los distintos espacios
psíquicos. Los vínculos implican la presencia de un espacio mental y relacional
compuesto por representaciones espaciales, temporales y sociales, lo cual
significa una ampliación de la hipótesis del inconsciente tal como fuera
formulada por Freud en 1914 (Puget,1994). (27)
Las representaciones de Lugar y Función serían específicas del vínculo.
Las representaciones espaciales vinculares se refieren a las distancias entre
los yoes, incluyendo las vicisitudes territoriales. Las representaciones
temporales vinculares aluden a una vivencia difícilmente transmisible en
forma verbal referida a un tiempo de sucesión diacrónico adjudicado a las
acciones, más próximo al tiempo cronológico y un tiempo de intención que
comporta deseos, recuerdos, percepciones y anticipaciones. Puget, J. (1997)
(29) piensa la representación de familia como una síntesis de un imaginario
co-construido transgeneracionalmente y un imaginario indefinido de la
sociedad actual. Se trata de una representación inestable, sujeta a revisión
permanente, compartida por el conjunto que es también dadora de
pertenencia a través de un proceso de apropiación que la autora denomina
atribución.
En otra obra (Berenstein-Puget,1997) (7) hay una referencia a la
representación mental del país, en alusión a una representación sobre una
dimensión de lo sociocultural de realimentación mutua entre el sujeto y el
conjunto, que supone algún tipo de semejanza con aquel. Se trata de una
representación de entrecruzamiento entre lo singular y lo plural, sujetos y
conjuntos (1997) (28) .
Los autores mencionados postulan la existencia de representaciones
heterogéneas entre tres áreas inconscientes: la intrasubjetiva, la
intersubjetiva y la transubjetiva.
Las representaciones inconscientes socio-culturales aportan la noción de
pertenencia, contextualizando el vínculo en una compleja trama de ideales y
valores colectivos que se transmiten a través del código y las normas.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

En filosofía (Ferrater Mora, 1976) (13) este concepto se refiere a


diversas formas de aprehensión de un objeto. La representación puede ser la
aprehensión de un objeto presente (percepción), la reproducción en la
conciencia de percepciones pasadas, la anticipación de acontecimientos
futuros basados en la recombinación de percepciones pasadas, la composición
en la conciencia de varias combinaciones no actuales. En lo que se refiere a la
cualidad de la representación pueden basarse en el predominio de un sentido
(representación acústica, óptica, etc.) o estar basadas en la forma
(representación eidética, conceptual, afectiva, etc.).
Desde un punto de vista histórico, las representaciones colectivas han
sido definidas como matrices de prácticas constructivas del mundo social que
rigen, en gran medida, los actos. La relación entre una imagen presente y un
objeto ausente, homólogos entre sí, ha servido de base para toda la teoría del
signo del pensamiento clásico, cuyos mayores exponentes han sido los lógicos
de Port-Royal. (Chartier, R. ,1992) (11). En general, la distinción entre las
concepciones psicoanalíticas de las representaciones y las que no lo son, pasa
por la consideración, en las primeras, de la dimensión inconsciente y de la
intersubjetividad.
A lo largo de su obra, Freud utiliza el término representación para
referirse a conceptos diversos como imagen, idea y presentación. Cabe
distinguir la Vorstellung (representación, lo que forma el contenido concreto
de un acto de pensamiento, y la reproducción de una percepción anterior,
señalando una ausencia), la Darstellung (presentación de una figuración visual
objetal o intersubjetiva) y la Vorstellung repreasentanz (representante-
representativo, que califica las representaciones a las que se fijan las
pulsiones, haciéndose representar en el psiquismo). La representación es un
concepto íntimamente relacionado con los mecanismos de internalización,
proyección e identificación. Un movimiento deseante re-presenta el objeto
faltante, en el psiquismo.
La representación es aquello del objeto que se inscribe en los sistemas
mnémicos adquiriendo significación para el psiquismo en su articulación con
otras. A su vez las representaciones están relacionadas con otros sistemas
pasibles de ser reactivados a partir de la cactectización de cierto quantum de
afecto, que es la que le otorga su dirección. En dicha conceptualización la
representación sería pues una red en la que circula el afecto de catectización.
Las representaciones inconscientes estarían latentes, serían aquellas de las
que pueden inferirse indirectamente, a través de indicios y pruebas" (Freud,
1912) (14). En la histeria, las representaciones patógenas conservan
plenamente su eficacia afectiva al producirse una denegación del desgaste
representacional por abreacción o por vía elaborativa, siempre y cuando no se
instale una supresión de la representación por sugestión médica.
En "El yo y el ello" (1923) (15), aparece una distinción entre las
representaciones inconscientes (representaciones de cosa), que se
consumaban en algún material que permanecía desconocido, y las
representaciones preconscientes, conectadas con los restos mnémicos
correspondientes que constituían las representaciones-palabra (conceptos,
abstracciones), que a su vez resultan de la percepción acústica de la cosa.
Dichas representaciones-palabra viabilizan la transformación de los procesos
de pensamiento en percepciones. Las representaciones inconscientes sólo
pueden ser traídas a la consciencia a través de eslabones de conexión.
Freud (19) distingue dos tipos de representaciones: las
representaciones de cosa, básicamente sensoriales e inconscientes,
(corresponden a lo que actualmenente denominamos significantes de
demarcación) y las representaciones de palabra que caracterizan el sistema
Pcs-Cs, regido por el proceso secundario. La carga libidinal y agresiva
proveniente de las pulsiones catectizan las representaciones mentales
inconscientes, por ejemplo cuando se interrumpe la presencia de otros
significativos o se suspende la relación y el otro se torna ausente.
La concepción freudiana de la representación ha sido cuestionada por
apoyarse en la premisa biologicista de su época de que los órganos
perceptuales tendrían, en algún momento, por vía elaborativa, la capacidad de
aprehender la realidad externa. La tendencia de la filosofía de la ciencia
posterior a su época relativizó más la posición del observador incluyéndolo en
el campo, poniendo entre paréntesis el concepto de realidad externa.
Linnell (1990) (20) marca una separación entre el registro y la
representación, planteando que los registros inconscientes pueden no llegar a
ser representables ya que no pueden ser percibidos directamente por la
mente. La representación mental correspondería al lenguaje digital, cuyos
elementos principales son la metáfora y la sintaxis.
Beres y Joseph (1970) (8) proponen una definición operativa de
representación mental como una organización psíquica inconsciente capaz de
una evocación consciente que se presenta en forma de símbolos, imágenes,
fantasías, pensamientos, afectos o acciones. Las representaciones mentales
sirven para contener las pulsiones energéticas en estado latente facilitando la
postergación de su descarga y tienen una función de freno de la descarga de
energía psíquica. Asimismo, constituyen la base de todas las actividades
psíquicas conscientes. La constancia del objeto requiere el desarrollo de la
capacidad representacional.
Piaget (1945) (24) concibe el término representación en un sentido
amplio, homologándolo al pensamiento y a la inteligencia, y en un sentido
más acotado, como la evocación simbólica de una realidad ausente a través
de una imagen mnémica o mental. Cuando esa imagen se produce en
presencia del objeto, lo que está en juego es la percepción. En ambas
acepciones, Piaget sólo conceptualiza las representaciones como procesos
conscientes.
Para Bion, H. R. (1965) (9) el concepto de representación también está
muy próximo del pensamiento, puesto que el pensamiento es aquello que
permite solucionar problemas en ausencia del objeto. Las teorías
psicoanalíticas, los enunciados del paciente y del analista son, en esta
concepción, representaciones de una experiencia emocional. Si bien las
representaciones de objeto pueden estar distorsionadas por la emoción,
siempre guardan relación con el aquel, así como las emociones pueden ser
alteradas por la representación. Estado emocional, situación fáctica y
representación, son elementos que están en conjunción permanente. Todas
las representaciones son transformaciones, a menudo lo son de otras
transformaciones de los fenómenos y son conocidas, amadas u odiadas. Bion
señala distintos niveles del trabajo de transformación en el proceso
representacional.
Para Käes (1977) (14) la representación no es solamente el contenido
de una actividad de construcción mental de lo real sino también el proceso
cognoscitivo que corresponde a esa actividad. La representación se organiza
por y para el proceso social, como efecto "de borde" entre el espacio psíquico
y el espacio social. El proceso de representación tendría un efecto de
presencia, un efecto de objeto y un efecto de subjetividad estableciendo lazos
tanto entre el cuerpo y el psiquismo, así como entre las formaciones psíquicas
y las formaciones grupales. La representación puede ser también un velo
frente a lo impensable, una figura del no-vínculo, del vacío, incluso de lo
irrepresentado, referencia a la negatividad radical: lo no-ligado irreductible. (p
149). La renuncia que significa la represión de una representación es parte de
la negatividad necesaria para la formación y sostenimiento de todo vínculo.
Este autor ha realizado una contrastación crítica entre concepciones
psicosociológicas y psicoanalíticas de la representación. Conceptualiza los
organizadores socioculturales de la representación del grupo como
figuraciones de modelos de relaciones interpersonales, grupales y colectivas.
Su propiedad característica, además de designar y definir lugares concretos e
históricos de la existencia grupal, sería la de "proporcionar imágenes
colectivas míticas, proféticas y proactivas para esta existencia". Partiendo del
análisis de la construcción del aparato psíquico grupal como resultado de una
actividad de representación proyectiva e introyectiva del objeto- grupo, Käes,
R. (1989) (17) plantea una concepción psicoanalítica de la representación
ubicada en una tensión entre pulsión y función del Otro.
Para conceptualizar la actividad de representación Piera Aulagnier
(1977-1978) (10) se sirve de la metáfora del trabajo de metabolización
característico de la actividad orgánica. Ella postula la presencia de tres tipos
de representación en el aparato psíquico: la representación pictográfica o
pictograma, la representación fantaseada o fantasía y la representación ideica
o enunciado. Todo acto de representación implica un acto de catectización que
se origina en la tendencia del psiquismo a preservar o reencontrar una
experiencia de placer. La representación tendría básicamente dos funciones:
asegurar un soporte a la libido en los momentos de ausencia del otro real y
asegurar a la catectización cierta estabilidad en momentos más conflictivos. El
carácter específico de la representación ideica es su posibilidad de ser
comunicado, de someterse a las leyes del lenguaje, a diferencia de la
representación fantasmática que sólo debe cumplir un requisito de
figurabilidad.
Si bien Bateson (1972) (1) no se refiere directamente a las
representaciones sino a las premisas epistemológicas, una de sus ideas
centrales es que los sujetos seleccionan y remodelan la realidad para
conformarla a las propias creencias. Concibe la comunicación como un sistema
de canales múltiples con distintos niveles de complejidad en que los sujetos
participan en común, a través de sus gestos, su mirada, su ausencia y su
silencio, en forma permanente e inevitable.
Moscovici (1981) (23) definió las representaciones sociales como "un
conjunto de conceptos, proposiciones y explicaciones originado en la vida
cotidiana en el curso de comunicaciones interpersonales. Ellas son el
equivalente, en nuestra sociedad, de los mitos y sistemas de creencias de las
sociedades tradicionales; también pueden ser vistas como la versión
contemporánea del sentido común". (p. 31)
En Rosolato, G. (1985) (31), las representaciones (imágenes visuales
principalmente, no verbales) con los significantes de demarcación,
analógicos, constituyen uno de los tres polos del lenguaje, junto con los
significantes linguísticos, digitales y el referente (objeto connotado, material,
biológico). El significado proviene de la articulación de sentido entre los
significantes a través de la metonimia o de la metáfora, asegurando de esa
forma la conexión entre proceso primario y proceso secundario. Los
significantes de demarcación son necesarios y suficientes para formar las
representaciones, fijando en la memoria una imagen o una forma homomorfa
de una percepción que a su vez remite a un referente.
Eiguer, A. (1987) (12) al describir su concepción grupal de la familia
plantea el interfuncionamiento de la pareja como modelo de representación de
un vínculo, que se agrega a las representaciones de objeto. Para este autor el
funcionamiento familiar se manifiesta a través de “corredores fantasmáticos”
entre sus miembros, estableciendo representaciones del otro, de la relación y
del grupo. Propone el concepto de ”representaciones anónimas” que serían
representaciones no identificables, no traducibles en palabras ni atribuibles a
una figura precisa, que forman parte del conjunto de representaciones más
precoces, que fundan la grupalidad y atestiguan la continuidad generacional.
Intentando sostener la complejidad de esta noción, autores como
Jodelet, D. (1989) sintetizan diversas posturas en la siguiente fórmula: "una
forma de conocimiento socialmente elaborada y compartida que tiene un
objetivo práctico y colabora en la construcción de una realidad común a un
conjunto social". (p. 32)
Según Maldavsky (1991) (21) las leyes de comunicación entre las
diferentes instancias de los yoes forman parte de la representación-familia,
permitiendo así la transmisión transgeneracional. Este autor sitúa la
constitución de la representación-grupo hacia el final del Complejo de Edipo,
mientras que Berenstein la ubica antes de la representación-familia. Cabe
aclarar que el antes y después se refieren a diferentes tiempos lógicos, no
cronológicos.
Merea, E. C. (1994) (22) propone una revisión de la teoría de la
representación a la luz de una concepción de aparato psíquico extenso.
Propone una unidad indisoluble entre realidad externa e interna en un espacio
virtual donde rige un mismo funcionamiento. (p. 295) Este concepto resulta,
para este autor, irreconciliable con la idea de representación, como algo
"interior" al sujeto. Utiliza el término "representificación" para referirse a esa
función de revivir como incitación interior, algún estímulo proveniente del
exterior.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Las representaciones vinculares o socioculturales constituyen una


ampliación metapsicológica del modelo freudiano. Al referirse a la necesidad
de desarrollar una tercera tópica que diera cuenta de la relación entre el
sujeto y el objeto psicoanalíticos, Berenstein (1976) (2) señala la necesidad
de dar cuenta del tipo de ligadura entre los términos representacionales
correspondientes a “la estructura transformacional del modelo semiótico
inconsciente”. Plantea un modelo basado en la semiótica de Greimas. Dice que
toda representación inconsciente comprende un conjunto de cualidades
ligadas en dos subestructuras (sujeto y objeto) de dos signos
representacionales. El sujeto comprende al Yo como representación de fuente
del deseo y el no Otro. El objeto comprende al Otro como representación de
fuente de la acción que se encuentra en una relación de implicación con el no
Yo, representación de meta del deseo. Las representaciones pueden separarse
en cualidades o semas. La capacidad de simbolizar permite que se puedan
compartir algunas de esas cualidades desde que existan otras no
compartibles.
Existen diferentes tipos de representaciones inconscientes: las
representaciones de objeto (parcial o total), las representaciones vinculares
(intersubjetivas) y las representaciones socioculturales (transubjetivas).
Las representaciones de las relaciones con los objetos internos se
orientan por el deseo. Se dan con personajes de una escena inconsciente
(representación de la familia en el yo), a diferencia de la representaciones
vinculares en que intervienen otros yoes.
Existe una disposición natural en el aparato psíquico a ligar dos o más
representaciones. La percepción de un acto psíquico como una continuidad
que ocurre entre dos o más yoes simultáneamente y en el mismo espacio del
conjunto implica una representación vincular.
La delimitación entre el espacio intrasubjetivo (ámbito de los objetos
internos) y el intersubjetivo (ámbito de las representaciones vinculares)
permite reconocer los desplazamientos entre lo homólogo y lo heterólogo, así
como entre personajes dotados de interioridad y aquellos dotados de
exterioridad, por más coincidencias que puedan existir entre ellos ( por
ejemplo, cuando tienen la misma denominación del parentesco), pero la total
discriminación es “una tarea interminable” ( 2) Siempre habrá cierta
superposición entre discriminación e indiscriminación en los distintos niveles
representacionales de los vínculos de parentesco, lo cual les confiere un
mayor nivel de complejidad. Nótese por ejemplo que la misma denominación
de parentesco se refiere a un objeto interno y al otro real externo que porta
esa denominación. La complejización creciente permite ligar los cuatro lugares
mínimos de la Estructura Familiar Inconsciente pensada como un espacio
simbólico diferenciado de lo real, que contiene un sector simbolizable y otro
no simbolizable. Esta diferenciación deberá tener una realidad psíquica y una
eficacia inconsciente. En los funcionamientos psicóticos las representaciones
de objeto coinciden con el referente o están demasiado próximas de él.
Berenstein y Puget (1990) (3) utilizan la denominación de
representación vincular para describir un elemento de la intersubjetividad. En
realidad lo intersubjetivo se refiere a las representaciones inconscientes de
los sectores compartibles de cada yo y aquellas por las cuales se representa lo
no compartible del otro. Las representaciones vinculares implican
reciprocidad entre dos yoes donde lo inconsciente estaría constituido por "el
guión" que expresa la ligadura, generalmente reprimida.(Berenstein, I.,
1992) (4).
Las conexiones entre los yoes (vínculos) son de un orden lógico de otro
nivel de complejidad que las relaciones del yo con el objeto interno.
Basándose en los desarrollos de Aulagnier, P.(1988) , Puget y
Berenstein (1988) plantean que las representaciones vinculares se construyen
en base a tres modalidades de contacto entre el yo y el otro: un nivel
originario (corporal-sensorial) , un nivel interfantasmático (modificable a
través de los intercambios entre los yoes) y un nivel ideico (paradigmático de
la palabra).
La representación vincular referida a la historia compartida y los
intercambios cotidianos marca a la familia como tal diferenciándola del grupo.
Las familias se organizan de acuerdo a su sistema de representaciones. Las
representaciones vinculares tienen una cualidad distributiva y permutativa de
los yoes con relación a los lugares de la estructura.
La estructura familiar se expresa en las representaciones que los yoes
se hacen de ella. Para Berenstein la representación-familia surge de la
posibilidad del yo de diferenciar interior de exterior incluyendo una
representación-pareja discriminada, que el yo del hijo se figura como un
espacio inaccesible.
La terceridad tendrá diversas posibilidades de acuerdo a la
predominancia de las diferentes fantasías primordiales (fantasía de seducción,
de escena primaria, de castración o de vida intrauterina). Allí está en juego
una construcción imaginaria constituida a partir de la articulación de las
representaciones de objeto-pareja de cada uno de los yoes de la pareja, que
Puget y Berenstein denominaron: objeto-pareja compartido(1988) (9) .Ellos
agregan "...en todo vínculo podremos detectar componentes extraterritoriales
e intraterritoriales cuya representación psíquica es la brecha entre el objeto-
pareja imaginado y el objeto-pareja compartido" (1988) (11) (p. 42)
Las representaciones corporales de un vínculo remiten a un cuerpo
simbolizado y simbolizante de lo que ha sido denominado cuerpo vincular.(25)
(p. 73) (ver: cuerpo vincular).
El zócalo inconsciente de la pareja, en tanto estructura profunda
reguladora de la relación de pareja, tiene los tres tipos mencionados de
representaciones. (ver: zócalo inconsciente)
Las representaciones inconscientes socio-culturales definen
estipulaciones para los vínculos familiares y de alianza inscribiéndolos en las
leyes de parentesco y en la continuidad histórica. Tienen una estructura
virtual y se realizan con la efectiva ocupación de los lugares estructurales por
los yoes.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

La capacidad representacional implica una función imaginativa,


principalmente visual, que remite al referente. Si la representación vincular
requiere la presencia de los yoes intervinientes en el vínculo, ¿a partir de qué
ausencia se produciría el reenvío al otro yo? ¿Podríamos considerar la
alternativa de renunciar a la teoría de la representación para replantearnos
la cuestión en términos de presentación vincular?
La noción de representación vincular replantea el problema de lo
interno-externo, presencia-ausencia en la vida psíquica. Cada yo no
respondería al otro sino a las representaciones vinculares activadas entre
ambos, ante la presencia del otro. Si bien dichas representaciones son
formaciones que tienen como finalidad evitar la angustia de la discontinuidad
entre los yoes, a menudo resultan no solamente ineficaces para ello sino que
además sirven de apoyo para la repetición, pudiendo tener una función
resistencial en el proceso psicoanalítico .
Las operaciones del sistema analógico de comunicación, íntimamente
ligadas a las representaciones, han sido atribuidas al hemisferio derecho del
cerebro humano. Ahora bien, la representación vincular es una abstracción.
¿Dónde se produciría la inscripción de las representaciones vinculares?
¿Tendríamos que descartar la idea de un sustrato anatómico al sostener este
concepto, como una noción que desborda la biología?
Una diferencia entre la teorización de Puget y la de Aulagnier, P.
respecto a las representaciones socioculturales, es que para la primera hay
contenidos de inscripción directa sin metabolización materna, mientras que
para la segunda no los hay.
¿Cómo se produce la inscripción de ajenidad exterior, de lo no
representable del otro, de lo no asimilable al yo, en el vínculo? ¿Qué tipo de
representaciones sostienen al otro en su alteridad?
¿Cuál es la relación entre las operaciones de represión y de forclusión, y
las representaciones vinculares? ¿Se podría pensar en mecanismos de co-
represión? ¿Cómo operan las representaciones vinculares en lo intra y
transubjetivo?
Por último, ¿cómo se modifican las representaciones vinculares a partir
del desarrollo de lo virtual, espacio donde no sólo se reproduce el mundo
exterior sino también se lo torna ilusoriamente accesible y transformable?
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1985
REPROCHE

Martha H. Eksztain y Alejandra Makintach

DEFINICIÓN

Etimológicamente reproche surge del francés y responde a la base latina


repropium, variante de reprobatio; re: contra; probare: aprobar.
Reprobación: condenar, contradecir, excluir, no admitir, no aprobar. Otra
acepción posible remite a proche: próximo, vecino, cercano, inmediato. “Dar
en el rostro”, “arrojar a la cara”.
El reproche es una de las formas de la petición humana, siempre insatisfecha.
Se vincula al desamparo constitutivo y su presencia es inevitable en toda
configuración vincular estable.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Al caracterizar la melancolía, ( Duelo y melancolía, 1917) Freud aísla el


reproche hacia sí mismo, como consecuencia de la muerte del objeto amado o
por causa de ofensa, postergación o desengaño; se introduce en la relación
con el objeto una antítesis de amor y odio o se intensifica una ambivalencia
preexistente específica de esta enfermedad.
La carga erótica del melancólico experimenta doble destino: parte retrocede
hasta la identificación narcisista con el objeto perdido y parte hacia la fase
sádica, atormentando a los que ama. El melancólico dirige hacia sí mismo la
hostilidad al objeto por vía de la identificación con éste: “La sombra del
objeto cae sobre el yo”.
Citamos a Freud: “La mujer que compadece a su marido por hallarse ligada a
un ser tan inútil como ella, reprocha en realidad a su marido su inutilidad.....
estos reproches proceden del pro y el contra del combate amoroso que ha
conducido a la pérdida erótica”.
Como contrapartida, en Análisis fragmentario de una histeria, (1905) Freud
intenta sistemáticamente revertir la posición de queja en Dora, tomando sus
innumerables reproches (al Sr. y la Sra. K, a su padre, a la institutriz...) como
develadores de su propia conducta. Los ubica como autorreproches en un
plano no conocido por ella, y abre así un saber sobre las posiciones que ella
mantuvo ocultos en relación a su propio deseo. Este sesgo del reproche es
muy pertinente en la clínica vincular, y especialmente fecunda su exploración.
En relación a la neurosis obsesiva (Análisis de un caso de neurosis obsesiva,
1908) Freud demuestra cómo los autorreproches que el enfermo se dirige, se
desplazan a representaciones erróneas como modo de evitar renunciar a la
satisfacción sexual que el verdadero enlace develaría.
Tanto en El final del Complejo de Edipo (1924), en Algunas consecuencias
psíquicas de la diferencia sexual anatómica (1925), como en sus artículos
Sobre la sexualidad femenina (1931) y La femineidad (1932), Freud asevera
que junto al amor intenso hay una fuerte tendencia a la agresión y que
cuando finaliza la fase preedípica emerge como el motivo más poderoso
para apartarse de la madre, el reproche de la niña por no haberla munido
de un genital completo, y por no haberla amamantado lo suficiente.
Sitúa el reproche como consecuencia irremediable de la índole misma de la
sexualidad infantil y de la inmensa codicia humana; “la vinculación a la
madre debe por fuerza perecer, precisamente por ser la primera y la más
intensa a semejanza de lo que tan a menudo se comprueba con los primeros
matrimonios de mujeres jóvenes contraídos en el medio del más apasionado
enamoramiento”.
El dolor que causa la pérdida del seno materno y la consecuente incompletud,
no se apacigua jamás y se recrea en toda relación posterior significativa.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Como suele ser la carta de presentación de la pareja que consulta,


tomaremos su apoyatura en esta configuración vincular como paradigmática.
En toda relación de pareja hay un punto de desajuste estructural, lugar de
aparición e instalación del reproche, que cada pareja bordeará a lo largo de su
existencia de diferentes maneras. El enamoramiento inicial constitutivo
recorre un camino más o menos penoso según los casos, tendiente a la
desidealización; dicho enamoramiento es un estado de cuasi-fusión narcisista,
fundante del vínculo, y con predominio de la sobrestimación del otro.
Lo que instituye el lenguaje amoroso es la fascinación, que etimológicamente
deriva de fascinare, embrujar. Fascinum (embrujo) es lo que tiene como
efecto detener el movimiento y literalmente matar la vida. Fascinar es
engañar, alucinar, encantar, hechizar, deslumbrar, sinónimos que aluden a la
atracción o dominación, mediante la mirada o palabra.
“El enamorado es un narcisista que tiene un objeto” nos dice Julia Kristeva.
Con el narcisismo se atenúa el sufrimiento del vacío. El enamorado-narcisista
necesita sostener la existencia de ese otro ideal, fundiéndose con él, indistinto
a él.
Cuando cae el lugar del ideal la organización vincular vigente se quiebra y es
frecuente el pasaje por un estado de reproche, como un intento de ubicar
nuevamente al otro en objeto ilusorio, recriminándole su diferencia.
Por el carácter irreductible de la estructura narcisista12 la agresividad está
implicada en todas y en cada una de las configuraciones vinculares.
El enamoramiento llena imaginariamente una falta; la fragilidad de esta
estructura narcisista es fuente de gran sufrimiento por la inermidad
constitutiva que nos atraviesa. Así, en tanto cada uno de los miembros de la
pareja busca permanentemente ser reconocido por el otro, aparece en forma
constante una fuente de malestar que determina la caída del enamoramiento.
Los reproches son la expresión de ese malestar, y aparecen en el lugar en que
a posteriori surgen nuevos pactos y acuerdos. Denotan un conflicto entre la
tendencia narcisista de completud y la visualización de las diferencias.
Aparecen como la emergencia conciente de una recriminación, efecto del

12
Estructura narcisista: Dimensión constitutiva del sujeto, perdurable y universal que implica siempre
tensión.
corrimiento del otro del lugar esperado. Lo que se reprocha es algo que falta,
por lo que se sufre, y el otro acepta que hubiera debido satisfacerlo.
El reproche puede polarizarse, y ser la mujer la que dirige las acusaciones al
hombre. La fuerza del reproche en la mujer toma su intensidad de la envidia
fálica.
Constituye (el reproche) una de las estrategias vinculares más eficaces para
rehuir la castración y puede convertirse en fetiche13, con connotaciones
sadomasoquistas, en un entrecruzamiento perverso en estructuras vinculares
neuróticas.
El reproche como momento de tránsito, surge cuando los pactos y acuerdos
imperantes caducan y se impone su reformulación. En este caso es reversible,
y es a partir del reconocimiento de la castración, de las renuncias parciales a
la omnipotencia, de separar lo posible de lo imposible que se posibilitan
organizaciones narcisísticas de mayor complejidad, logrando que el lazo de
amor apuntale y deje libre la circulación deseante.
Otra vía es cuando el reproche está al servicio de sostener un acuerdo, ocupa
el centro de los intercambios matrimoniales y cristaliza instalándose en un
“más allá” Es irreversible .
No separa, sino que une indisolublemente; no es protesta contra la
incompletud sino su desmentida. Privilegiadamente en estos casos se recortan
los significados que etimológicamente remiten a cercanía: “dar en el rostro”,
“arrojarle a la cara” pues dan cabal cuenta de una actualidad traumática sin
representación. Repiten juntos la imposibilidad de completarse; entre ambos
entronizan a la madre fálica.
El reproche en la clínica nos orienta sobre los vaivenes del deseo y del goce14.
Es la brújula de la problemática superyoica (culpa, masoquismo, compulsión
de repetición, duelos detenidos); obstaculiza el cuestionamiento cuando se
instala y lo precede cuando es reversible. Ya en los textos freudianos el
reproche es ubicado en el marco de la elección de objeto.
Berenstein y Puget en su clásico artículo “Algunas consideraciones sobre el
psicoanálisis de pareja: del enamoramiento al reproche” establecen un pasaje
evolución en la pareja desde un estado inicial de enamoramiento a uno
ulterior de reproche que connotan como reversible. Lo definen como “un
estado” sustentado por la compulsión a la repetición y que da origen a un
pensamiento delirante, que consiste en transformar un dolor singular en una
generalización de tipo universal. Le adscriben una estructura lingüística
definida en la que, a partir de un pensamiento delirante, se crea un drama. En
dicho drama, un objeto fuera del yo, es culpable de las falencias, malestar, o
del daño o dificultad del sujeto, registrados como amenaza del retorno del
desamparo. Si bien lo consideran un soliloquio donde presente y pasado se
confunden también en el contexto de la pareja, lo ubican como una estructura
mutua y compartida que se realimenta.
Conciben el vínculo de pareja, cuyo comienzo es el enamoramiento, como el
marco ideal para establecer imaginariamente un modelo ilusorio a fin de
superar la discontinuidad; ésta es causa de dolor producido por el

13
Tomamos fetiche como una manera de tramitar la falta, no como la desmentida propia de una estructura
perversa.
14
Decimos deseo en el sentido de dialectizar por metáfora y metonimia. Goce lo entendemos en relación a
una modalidad vincular tanática, compulsiva, sin posibilidad de derivación.
reconocimiento del objeto como diferente de sí mismo. “Por este motivo hay
un intento nunca acabado de transformar al otro, que pierda sus
características diferentes para convertirlo en semejante...... para lograr
ilusoriamente la negación del dolor, de la diferencia y de la incompletud”.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

El reproche está directamente relacionado con la temática de la


complejización vincular, ya que ésta corre por los andariveles del narcisismo y
la castración, temas pilares en el desarrollo del reproche.
El reproche, como vicisitud de los pactos y acuerdos inconcientes constituye
otra vía de investigación posible; dichos pactos y acuerdos suelen denotar que
la completud es posible, pero no fue alcanzada, con la imposibilidad de
renuncia a ideales inaccesibles.
Tema éste vinculado a la vez a las coordenadas yo ideal- ideal del yo.
Interesante es la articulación reproche-angustia, puesto que aquel cumple
función de velo ante la emergencia de angustia en las configuraciones
vinculares.
Enlazar el reproche vincular con el malentendido propio del ser parlante
permitirá desarrollos de gran valor clínico.
En relación a la técnica es necesario, cuando el reproche se instala, recurrir
tanto a interpretaciones, como a intervenciones, tendientes éstas últimas a
“interrumpir ciertos funcionamientos repetitivos imponiendo un nuevo orden”.
(J. Puget, 1990).
La indagación reproche-interpretación-intervención abre un fecundo campo de
investigación teórico-clínica.
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No espere que la muerte los separe, consulte antes, presentado en
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Revista de Psicología y Psicoterapia de Grupo, Buenos Aires, T.XIII, nº ½,
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RESISTENCIAS DE VINCULARIDAD

Héctor A. Krakov

DEFINICIÓN

Se definen como resistencias de vincularidad las distintas formas de expresión


clínica, que son desplegados por los miembros de una configuración vincular a
lo largo de un proceso analítico, en calidad de fenómenos de superficie. Su
aparición en las sesiones se produce como consecuencia de negar, desmentir
o repudiar, inconscientemente, los indicios que los marcan como sujetos del
vínculo.(ver Sujeto del vínculo). Las resistencias de vincularidad son, por lo
tanto, una consecuencia del impacto de la vincularidad que en calidad de
tercer término los atraviesa.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

La noción de resistencia quedó incluída en la literatura psicoanalítica por


Freud, desde sus escritos iniciales. En “Estudios sobre la histeria” (1895) el
referente de la enfermedad lo constituía el recuerdo traumático con su
consecuente condición patógena. La cura tenía marcada su camino por una
laboriosa actividad de recordar para conseguir la liberación del afecto
retenido. Sin embargo las resistencias a recordar llevaron a Freud a diseñar
un modelo metapsicológico en el que los recuerdos aparecían organizados por
capas (“como las catáfilas de una cebolla”) según fuera su distancia del núcleo
patógeno. Junto con la concepción metapsicológica creó también un método
técnico de abordaje destinado a “liberar el afecto retenido” y “cegar las
lagunas mnésicas”. Se pueden caracterizar tres momentos en la evolución del
método: I) la hipnosis del comienzo [en la que se le daba al paciente una
orden de olvido del episodio traumático, apoyada en el elemento sugestivo de
la hipnosis, con efecto post-hipnótico] II) la derivación por abreacción y la
sugestión coercitiva en la etapa intermedia [en la que el punto de mira lo
constituía la liberación de afecto retenido merced a la recuperación coercitiva
del recuerdo patógeno] hasta III) la asociación libre en la concepción
definitiva, en donde pasaba a primer plano la elaboración de las resistencias,
mediante el análisis de la transferencia. Será en “Recordar, repetir y
reelaborar” donde Freud lo va a describir con plenitud. No se trataba ya de
buscar recuerdos olvidados sino de trabajar sobre la superficie psíquica,
ateniéndose el paciente a la regla fundamental de asociación libre y el analista
a la de atención flotante. Se repetía con el analista en lugar de recordar [el
recuero olvidado] y la meta pasaba a ser la elaboración de las resistencias
que aparecían en primer plano
Con posterioridad, en el Apéndice A de “Inhibición, síntoma y angustia” Freud
distingue cinco tipos de resistencias: tres del Yo [del beneficio secundario de
la enfermedad, de represión y de transferencia], una del Ello [de la que dice
<<...después del abandono de las resistencias por parte del yo quedan aún
por vencer el poderío de la obsesión de repetición y la atracción de los
prototipos inconscientes...Nada se opone a atribuir a este factor el nombre de
resistencias de lo inconsciente>>]. Por último una del Super-Yo [<<...parece
provenir de la conciencia de la culpabilidad o necesidad de castigo>>]
El trabajo del analista consistirá en posibilitar que el proceso de cada paciente
se despliegue, a sabiendas que emergerá la resistencia transferencial a mitad
de camino de la elaboración de la resistencia de represión. Las batallas, a
partir de allí, se desarrollarán en el terreno transferencial ya que, como dice
Freud en “Dinámica de la transferencia” <<nadie puede ser ajusticiado en
absentia o in effigie>>.
Se pasa así de una neurosis “natural” a otra “artificial”. El paciente intentará
curarse de ella en y con el tratamiento. Resuelta la neurosis de transferencia,
“ la nueva enfermedad” promovida en el análisis, el paciente se verá aliviado
de sus síntomas también en su vida diaria.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

El psicoanálisis de las configuraciones vinculares (ver Psicoanálisis de las


configuraciones vinculares) posibilita ubicar este tipo particular de
resistencias, de activación inconsciente que aparecen en el trabajo analítico de
todos los vínculos, definibles como resistencias de vincularidad. Con ellas se
establecen frecuentemente equívocos del mismo tipo que los planteados con
el concepto de transferencia para el abordaje individual. Sostener la idea de
resistencia a transferir implicaría, hasta cierto punto, una contradicicón
conceptual dado que para la teoría freudiana el aparato mental funciona por
transferencia de cargas, además de ser considerada la transferencia por
Freud, en su vertiente clínica, una <<disposición universal>>. Es desde este
ángulo que las resistencias de vincularidad no debieran ser entendidas como
resistencias a vincularse sino, por el contrario, como propias de la dinámica
vincular, por estar los sujetos atravesados por el vínculo. (ver Vínculo)
Las manifestaciones clínicas de las resistencias de vincularidad son múltiples y
de aparición ineludible en todo tratamiento psicoanalítico de configuraciones
vinculares. Puesta la mira en la pareja matrimonial las formas prioritarias de
realización clínica de tales resistencias están incluídas en la descripción
tipológica de parejas. Las mejores condiciones para el reconocimiento del otro
se da en una pareja cuando la “distancia focal” entre los sujetos tiene un
rango óptimo. De allí que si se ordenaran idealmente los tipos de pareja en un
contínuo, tomando como referencia la forma en que es vivída la distancia
entre ambos, los puntos extremos estarían constituídos por las parejas
fusionales, por un lado, y las hiperdiscriminadas en el otro. En las primeras la
distancia entre los sujetos es vivida como mínima, mientras que en las últimas
sus miembros la perciben como máxima. Vale mencionar que esta
categorización será consecuencia de una predominancia estereotipada de
funcionamiento, dado que en toda pareja matrimonial hay momentos o
períodos fusionales y otros hiperdiscriminados, lo cual supone que la distancia
entre sus miembros deba ser calibrada permanentemente.
Vincularse implica siempre trabajo psíquico, en tanto se coloca
sistemáticamente en jaque la estructura narcisística de los sujetos que
componen el vínculo. Por lo que toda actividad que oscile entre complejización
y descomplejización vincular se tramitará en el material clínico como puesta
en acto de resistencias de vincularidad.
En la clínica psicoanalítica se hace evidente que las estrategias para conseguir
anular la vigencia del otro, condición de vincularidad, son múltiples. Sus
manifestaciones abarcan desde interrupciones en el hablar, entre los
miembros de la pareja o con el terapeuta, a situaciones ligadas a la hora de
llegada o faltas a sesión. También es muy amplia la gama gestual que las
parejas despliegan durante las sesiones, que en la mayoría de los casos
tienen como sentido el rechazo o la anulación del otro. Pueden ser
consideradas, en general, actuaciones de lo descomplejizante en la
transferencia que reaparecen luego como desacuerdos verbales sistemáticos
en relación con cualquier tema o como una reafirmación permanente del no
ante el punto de vista del otro. El conflicto matrimonial condiciona la pérdida
de la comprensión binocular entre ambos, por lo cual los miembros de la
pareja terminan sosteniendo habitualmente un punto de vista monocular. Por
eso frases como “..no, no fué así, todo ocurrió justo al revés... no mientas,
fuiste vos quien..” pasan a ser moneda corriente en estos tratamientos. Los
integrantes de las parejas actuando de ese modo se ven siempre idénticos a
sí mismos y esperan que toda modificación provenga de cambios que efectúe
el otro. Son momentos en los que para ellos la vincularidad no los abarca ni
los modifica. El sostenimiento e insistencia de la perspectiva monocular
narcisista de los sujetos del vínculo son la aparición, como puesta en acto, de
las resistencias de vincularidad en su vertiente clínica.
Se trataría de la negativa inconsciente a considerarse sujetos del vínculo,
parte de un campo vincular y por lo tanto atravesados por la vincularidad.
Los hechos clínicos avalan que las sesiones de pareja constituyen el ámbito
adecuado para que las resistencias de vincularidad, inherentes a la vida
matrimonial, encuentren un lugar privilegiado de expresión y se desplieguen.
La interpretación y elaboración de las resistencias de vincularidad ayudaría a
destrabar el desarrollo de la conyugalidad y por lo tanto permitiría abrir el
camino a una modificación cualitativa de la configuración vincular a la que los
sujetos del vínculo pertenecen y de la cual son producto.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

El pasaje conceptual que proponen las nociones de vínculo, otro y sujeto,


propias de las configuraciones vinculares, abren una perspectiva nueva para la
teoría de la técnica psicoanalítica. Razón por la que deberán ser reformulados
conceptos como transferencia, interpretación y repetición, fuertemente
consolidados en la teorización de los abordajes analíticos de la
intrasubjetividad.
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Parejas de la AAPPG. 1996.
Transferencia vincular e interpretación. Taller de investigación. Informe
anual al Departamento de Parejas de la AAPPG. 1997.
Puget, J.
Vínculo-relación objetal en su significado instrumental y epistemológico.
Revista Psicoanálisis. Vol XVII, 2. 1995.
SUBJETIVIDAD - SUJETO DEL VÍNCULO

Graciela R. de Milano

DEFINICIÓN

Es lo propio del Sujeto singular. Se construye en la trama intersubjetiva,


desde las experiencias infantiles tempranas, en la pertenencia obligada a los
vínculos. Ellos son producidos y a su vez producen distintos tipos de
subjetividad.
La construcción de subjetividad implica un arreglo singular de la pulsión, de la
fantasía, de la relación de objeto y del discurso del otro, en la realidad
psíquica del sujeto.
El Sujeto Singular es producto del vínculo intersubjetivo y al mismo tiempo es
productor de subjetividad.
La subjetividad se forma en relación a la subjetividad de los otros. Es lo que
se intercambia entre los Sujetos.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

La noción de sujeto viene de sujetar.


“Persona innominada.Usase esta voz cuando no se quiere aclarar de quien se
habla o cuando se ignora su nombre” Diccionario Uteha.
En filosofia en teoría del conocimiento alude al ser que conoce en oposición al
sujeto conocido, el yo que piensa (Kant)
El diccionario de Ferrater Mora llama concepto sujeto al que afirma o niega, y
se refiere a un objeto que es desde el punto de vista ontológico, el “objeto
sujeto”, porque constituye todo lo que puede ser sujeto a un juicio.
Desde la ontología tradicional es substancia, pero además puede ser
cualquiera de las realidades clasificadas por la teoría de objeto (real, ideal,
metafísica, un valor).
Desde el punto de vista gnoseológico, el sujeto es el sujeto cognoscente, el
que es definido, en relación a la correlación “sujeto objeto”, que se da en
todo fenómeno de conocimiento, donde cada termino tiene su propia
autonomía y al mismo tiempo es imposible la exclusión de uno de ellos.
Lo propio del sujeto es lo subjetivo, depende de el, y tiene valor para un solo
individuo.
Es subjetivo lo que no es necesario, ni universal y se opone al objeto y a los
otros individuos. Es lo que “aparece” o se le “parece” al sujeto y puede ser
irreal, ilusorio, lo que solo existe en el pensamiento o la imaginación.
Desde Kant la noción de sujeto marca la oposición subjetivo - objetivo. Lo
subjetivo es lo que no tiene validez para todos, es lo propio del sujeto, el yo
que piensa....
La literatura escolástica utiliza el termino subjetivo para referirse al ser del
sujeto.
El “ser subjetivo” ha sido pues el “ser real”, en contraposición con el ser
simplemente representado.
Otra concepción considera subjetivo lo que se halla en el sujeto como “
sujeto cognoscente ”. En este caso lo subjetivo es lo representado y no lo
real o substancial.
Habría dos ascepciones una que se refiere a lo que se afirma del sujeto y
otra a lo que el sujeto afirma que es.
En la primera el sujeto depende del predicado y en la segunda el sujeto es el
sujeto cognoscente - objeto de conocimiento.
Freud transforma la noción tradicional de sujeto. Provoca una revolución
copernicana al postular la subordinación del sujeto a una estructura que lo
determina, y además al mostrarlo como escindido.
El sujeto está sujetado a otro orden, no es un centro, al contrario sufre de
descentración, está fuera de su centro, subordinado sujeto a. (Lacan).
Es además lugar de ruptura, lo que se muestra como unidad y síntesis es
lugar de escisión Conciente / Preconciente / Inconciente.
Hay otra sujeción del sujeto que es al orden de la cultura.
En los Escritos I, en “La instancia de la letra”, Lacan da cuenta de “La razón a
partir de Freud ”mostrando la subversión del orden en que ya, al hablar de
sujeto no se corresponde con el cogito Cartesiano, sino que el ser del sujeto
está donde no está la razón.
El cogito freudiano propone “pienso donde no soy”, por lo tanto “soy donde no
pienso”
El sujeto freudiano es el lugar de la ruptura. Pero esta ruptura no responde a
una irracionalidad caótica. El descentramiento del sujeto tiene que ver con
que está “sujeto” a un orden que lo preexite, y en ese orden tiene un lugar.
Lacan diferencia un sujeto del enunciado y un sujeto de la enunciación.
El sujeto de la enunciación es el del significante que queda comprometido en
la propia enunciación. El que habla queda comprometido en la enunciación,
queda atrapado en el significante, dejando un abismo entre este y su
enunciado.
La ruptura está entre el sujeto del enunciado y el de la enunciación.
Freud diferencia Yo de sujeto. El yo no cubre la totalidad, es el sujeto el que
da cuenta de la estructuración.
Estructuración que comienza en la especularidad imaginaria del estadío del
espejo. (Lacan). Allí se constituye una falsa unidad (rasgo unario) que
inaugura un modo de Sujeto; inicio de identificaciones que responden a este
modo alienante de “ser el otro”.
Este desarrollo Lacaniano de lo especular instaura una relación dual con la
madre, que será la matriz simbólica de todas las posteriores identificaciones.
La madre, es el objeto primordial, que en la tópica lacaniana, oficia de lugar
especular para la estructuración del sujeto.
Esta madre no es la madre fáctica sino alude al objeto faltante, configura el
petit a en los gráficos de Lacan que posibilitan el acceso a lo simbólico.
El Sujeto en esta perspectiva surge de una escisión originaria con la
naturaleza.
El estadío del espejo constituye el registro de lo imaginario y lo imaginario del
sujeto, dando cuenta de la pre - existencia del orden simbólico.
La ortopedia que da lo imaginario sostiene las relaciones de objeto, en que se
despliega el deseo .
El objeto por tanto no es para el sujeto algo que enfrenta como teniéndolo
delante de sí, sino como una falta que retorna y se repite.
Un breve recorrido por la obra de Freud da cuenta de como se construye la
noción de sujeto:
En el Proyecto (1895) no hay una descripción de sujeto entendido como
agente de percepción y conciencia, como lo describía la filosofía clásica, ni
tampoco, como sujeto de deseo; sino más bien una formación particular
caracterizada por la energía del aparato con funciones de inhibición (ligazón) y
defensa.
En los artículos metapsicológicos; unos 20 años después del Proyecto, en
Introducción al Narcisismo, es donde aparece el desarrollo de una función
totalizadora que va más allá del goce sexual localizado.
El narcisismo aparece unificante, subjetivante.
No existe desde el principio una unidad, las pulsiones necesitarán de un nuevo
acto psíquico para la construcción subjetiva.
Es en Pulsiones y sus destinos donde describe un yo sujeto que coincide con
lo placentero y el mundo exterior le es indiferente , luego un sujeto que
siendo el lo placentero se opone a lo displacentero del mundo exterior, fuente
de estímulos.
Se diferencia entonces un yo realidad que discrimina interior de exterior, de
un yo placer que antepone a todos los signos lo placiente.Finalmente el yo de
placer purificado diferencia en el exterior una parte placiente que incorpora y
una displaciente que proyecta; quedando otra vez lo placiente en el yo sujeto
y lo displacentero afuera en el exterior, que en el inicio era indiferencia.
Hasta aquí la construcción del yo sujeto parece tener un doble recorrido en la
obra freudiana, por un lado sigue una línea adaptativa en relación a la realidad
exterior, y por otro a traves del narcisismo, hay un recorrido identificatorio en
busca de unidad en el delicado equilibrio entre placer-displacer.
Es en Más allá del Principio del Placer (1920) donde la subjetividad es blanco
privilegiado de agresión y muerte. En la repetición se busca el re- encuentro
de lo perdido. El paso de la inmediatez a la mediación aquí da cuenta del
acceso a la subjetividad simbólica.
El sujeto desde Freud aparece comprometido en un lugar dentro del universo
simbólico.
La preexistencia de este orden se escenifica en la tirangularidad edípica en la
que tiene un lugar determinado.
La constitución del sujeto sigue el tránsito desde la especularidad (relación
dual con la madre)al registro triádico, que posibilita su acceso a lo simbólico.
En torno de estas cuestiones fundamentales que hacen a la subjetividad, se
encuentra el universo simbólico que hace de apoyatura. Pues antes de nacer
el infans tiene un lugar que lo espera, soporte transubjetivo que posibilita su
localización.
El sujeto está excedido desde lo transubjetivo como desde lo intersubjetivo.
Tendrá que apropiarse de un lugar para poder subjetivarse.
El inconciente se articula entre estas dimensiones.
En síntesis en la obra de Freud hay tres acepciones para designar al Sujeto:
1.Sujeto sujetado, subordinado descentrado de su eje, en la medida que está
condicionado, determinado por su inconciente.
2. Sujeto partido, lugar de ruptura, no hay síntesis ni unidad. Lo que Freud
caracteriza como Sujeto es la escisión: Conciente Preconciente Inconciente.
3. Sujeto interpelado, a partir del orden simbólico. En función de esa
interpelación adquiere su lugar.
Estas tres acepciones de sujeto desde Freud cuestionan al sujeto de la ciencia
como fue considerado en la modernidad. Cuestionan su unidad, su centro.
Freud propone así una estructura distinta de lo que se entendió por razón.
Lacan hace una distinción entre Yo (moi) y Yo (je).
El Yo (moi) resulta como producto de las identificaciones imaginarias. Es el yo
especular, no es asimilable al sujeto del conocimiento en el sistema
Percepción Conciencia. Es el yo del narcisismo. Es una falsa unidad, (rasgo
unario) que inaugura un modo de sujeto, en un lugar omnipotente (Yo
ideal)Este yo es un lugar de desconocimiento (Lacan: La tópica de lo
imaginario Seminario l).
El Yo (je)se encuentra en un punto, el ideal del yo. Este es el yo Sujeto
simbólico. Lo simbólico organiza lo imaginario y posibilita la subjetivación. Es
el sujeto del inconciente para Lacan.
Para Piera Aulagnier la construcción subjetiva tiene su inicio en el momento de
Encuentro: Madre-infans, la madre ejerce la violencia primaria necesaria que
el infans metabolizará, siendo este el cimiento de su conformación como
sujeto.
El portavoz materno representa ‘la sombra hablada’ de un conjunto que da
los enunciados identificatorios.
El sujeto, es un ‘aprendiz de historiador’, ‘un buscador de pruebas’; la cara
oculta del proceso identificarorio.
El anclaje en el universo simbólico, lo subjetiva a través de un ‘contrato
narcisista’, en que el conjunto de las voces avala su identidad.
Estas voces conforman las certezas fundantes que hacen de plataforma
originaria, para el surgimiento de un sujeto que a través de la duda puede
cuestionar las certezas alienantes producto de la violencia secundaria ejercida
por los otros.
La Escuela Inglesa de Psicoanalisis con M. Klein como principal exponente, va
a poner el acentro en las relaciones objetales en la construcción del sujeto.
Lo intrapsíquico es lo preponderante, librándose en las batallas de los
impulsos de vida y muerte. Las primeras relaciones son con objetos parciales
y progresivamente se llega a una mayor integración que posibilita la relación
con el objeto total. En el armado de la construcción representacional el acento
está puesto en lo intrasubjetivo.
Rene Kaes en sus aportes desde el Psicoanalisis de grupo considera que “La
subjetividad está apuntalada sobre la experiencia corporal, sobre el deseo del
otro, sobre el tejido de los vínculos, de las emociones y de las
representaciones compartidas a través de las cuales se forma la singularidad
del Sujeto.”
Intersubjetividad es para el lo que se intercambia entre los sujetos y
transubjetivo es la apertura máxima de las “subjetividades” por la ausencia de
un espacio de transcripción y diferenciación. Da cuenta de investimentos
fusionales y adhesivos, de compromiso narcisista que fundan sentimientos de
pertenencia. ”La base anobjetal y narcisista del vínculo es transubjetiva”
(Kaës).
Sostiene que la intersubjetividad es condición misma del deseo, ya que el
deseo está dirigido a otro; y por consiguiente tanto en la escena psíquica
como en sus escenarios está convocado el otro, el otro del otro y en todo caso
más de un otro.
“El trabajo de la intersubjetividad es el trabajo psíquico del Otro, o de mas de
un otro en la psique del Sujeto del inconciente”.
Esta concepción sostiene la idea de un Sujeto que se halla representado e
intenta hacerse representar en las relaciones de objeto, en las imagos, las
identificaciones y las fantasías inconcientes de otro y de un conjunto de otros;
del mismo modo se liga con los representantes de otros sujetos, y con los
objetos de objetos que alberga dentro de sí.
Hay una exigencia mutua que se impone: Por un lado desde el Sujeto singular
y por otro desde los conjuntos intersubjetivos; en los que está incluído el otro
con su singularidad.
Para cada uno se libra la batalla de ser fiel a su sí mismo y al mismo tiempo
garantizar la continuidad del aval del conjunto, sostenedor de la cultura,
gracias a la cual se construye la vida psíquica.
La ofensa narcisista del sujeto sujetado al conjunto tiene que ver con esta
necesariedad de pertenecer al conjunto y al mismo tiempo su posibilidad de
alienación por su sujeción al otro.
El sujeto está ligado al vínculo, es Sujeto del vínculo y por ello “en su propio
Inconciente es presencia del Inconciente del otro, del deseo del otro, de lo
radicalmente otro” (Kaës).

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Subjetividad, Sujeto del vínculo


La construcción de la subjetividad se da dentro de la matriz vincular.
El sujeto, por tanto, es sujeto del vínculo, ya que su constitución se realiza en
la bidireccionalidad vincular.
‘Para todo vínculo es condición necesaria la presencia de un referente
externo’Puget Berenstein (1988).Hay que diferenciar la relación que el sujeto
establece con objetos internos (intrasubjetiva),de la que establece con otro
sujeto (intersubjetiva) y una tercera que establece con el conjunto social y
sus leyes (transubjetiva).
En la primera el deseo circula en forma unidireccional, mientras que en la
segunda (que aquí nos interesa) hay bidireccionalidad.
I.Berenstein sostiene que vínculo es la representación mental de la relación
con los otros y que en ella ambos yoes estan inscriptos como sujetos de
deseo.
Acuña el término binocular para dar cuenta de la visión subjetiva en juego en
todo vínculo.
‘El sujeto es y está vinculado, esto es en un estado psíquico derivado del
contacto con el otro real externo significativo, donde está obligado a asimilar
lo del otro como propio y estar en contacto con aquello que irremisiblemente
no podrá incorporar de ese otro’ Berenstein ( 1995 Revista AAPPG)
Este centramiento del sujeto con el otro en lo constitutivo de su armado
(identificaciones originarias y primarias con sus figuras parentales)se torna
frágil, e inestable cuando las producciones del Inc muestran al sujeto
descentrado, clivado, ajeno al yo.
La ajenidad e inasibilidad del otro en el vínculo, también provocan efectos de
des-centramiento en la constitución subjetiva.
Toda alteración en el vínculo repercute en el sujeto.
Para acceder al mundo psíquico el sujeto adquirirá a través de su posición en
el vínculo representaciones de lugar y función; transmitidas por las leyes de
parentesco y por la pertenencia social a través del lenguaje.
El sujeto se constituye en el vínculo y el vínculo exige la presencia irreductible
del otro.
El objeto de la relación intrasubjetiva solo es posible a través del otro; pero
este otro es irreductible a ser convertido en objeto.
Graciela K. de Bianchi (1997) siguiendo a Kaës, habla de la exigencia de
trabajo psíquico necesaria en la construcción de la subjetividad, por esta
imposición del otro, en su doble status de sujeto y objeto.
Héctor Krakov (1993) en sus consideraciones sobre sujeto del vínculo,
sostiene que los posicionamientos vinculares no ‘se dan de una vez y para
siempre’.
G. Milano y M. I. Winograd, afirman que la subjetividad surge en el seno de lo
vincular y en términos genéricos no es estática, sino que está sujeta a
continuas transformaciones.
En la relación vincular el otro es una afrenta permanente.
Su ajenidad, alteridad, novedad, imprimen a la relación una heterogeneidad
necesaria que actúa en lo que denominan construcción y de – construcción de
la subjetividad.
La estructura vincular no es estática, como tampoco lo es la construcción de
la subjetividad.
Los lugares y funciones en el vínculo sufren alteraciones como también el
armado del psiquismo.
Esta noción de subjetividad, acorde con un sujeto del vínculo en permanente
construcción está ligada a la noción de aparato psíquico abierto, propuesta por
la Dra. Janine Puget en Temporalidad Determinación y Azar ¿De qué infancia
se trata? (1994)
Es una subjetividad en la que cada irrupción del otro, cada avasallamiento,
cada dominación, enfrenta a una puesta a prueba que reclama una nueva
apropiación para poder ser y pertenecer.
Alain Badiou dice que lo que convoca a la composición de un sujeto es un
plus, o sobreviene en las situaciones como aquello de lo que estas situaciones,
y la manera usual de comportarse allí, no pueden dar cuenta.
Ese plus, tiene que ver con el acontecimiento, que opera de suplemento al dar
cuenta de lo que está más allá de las múltiples determinaciones en las que
está sujetado el ser.
La fidelidad al acontecimiento, es ruptura real.
“Se llama “sujeto” al soporte de una fidelidad, luego al soporte de un proceso
de verdad.El sujeto no preexiste para nada a un proceso” (Badiou 1993).
Proceso implica tiempo, que busca la verdad del sujeto, o sea su producción
subjetiva. El sujeto está capturado en su saber, que está comprometido en lo
que ha tenido lugar, y de allí se abre al proceso, que busca la verdad ; en esta
búsqueda queda imperceptiblemente “roto” “agujereado” por esta verdad que
“pasa” a través de este que “se sabe” que es él. (el encomillado es de
Badiou).
La subjetivación tiene que ver con esta perseverancia de este sujeto “tal como
el se sabe” que deviene a una ruptura continuada.Badiou llama “consistencia
subjetiva” a esta perseverancia que soporta esta otra perseverancia de
ruptura.
El sujeto en el vínculo está expuesto a esta ruptura continua y es en esta
perseverancia frente a lo que lo excede donde se libra la batalla de la
construcción y de- construcción de su subjetividad.
El compromiso del sujeto singular está en esta “consistencia subjetiva” que
consiste en perseverar en el deseo de saber lo que no se sabe de sí mismo.
El sujeto en el vínculo soporta, ligando; es fiel a aquello que lo constituye, que
lo captura, y que al mismo tiempo se desvanece enfrentádolo a su propio
agujereamiento.
La subjetividad se construye en esta perseverancia vincular, consistencia y
ligazón frente a lo que sabe y no sabe de sí mismo y del otro.
La presencia real del otro del vínculo impone un saber que excede el saber del
sujeto; y que opera de motor en tanto que lo enfrenta a sostener su
perseverancia en la búsqueda del propio.
Ese saber que lo excede, es el que lo muestra castrado, y lo impulsa
permanentemente.
Es la heterogeneidad, lo que suplementa lo que desde la impronta temporal
motoriza un devenir subjetivante.
Este plus inasible que circula en todo vínculo es el que convoca a que el sujeto
no ceda en su deseo , que lo sostiene como sujeto singular.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Si bien la construcción de subjetividad es inseparable de la noción de


vincularidad habría dos posicionamientos teóricos en juego.
Por un lado el estructuralismo que va a tener en cuenta sistemas cerrados, en
los que los lugares y funciones son determinantes en la construcción de la
subjetividad. Mientras otras teorizaciones, en cambio, hablan de estructuras
abiertas, en las que lo vincular es atravesado por la impronta temporal, siendo
entonces el intercambio un motor continuo de transformación de la
subjetividad.
BIBLIOGRAFÍA

Aulagnier, P.
Los destinos del placer. Ed. Argot 1977/78
El aprendiz de Historiador y el maestro brujo. Ed. Amorrortu 1984
La violencia de la interpretación. Ed Amorrortu 1975

Badiou, A.
Batallas Eticas. Ed Nueva Visión 1993

Berenstein, I. y Puget, J
Psicoanálisis de la pareja matrimonial. Ed Paidos 1998

Berenstein, I.
Vínculo e Inconciente. Apuntes para una metapsicología. Revista
AAPPG 1995.

Bianchi, G. K de
Consideraciones sobre la intersubjetividad. Jornadas AAPPG 1997

Ferrater Mora
Diccionario de Filosofía. Ed Sudamericana 1971

Freud, S.
Proyecto de Psicología para neurólogos 1895
Introducción al Narcisismo 1914
Pulsiones y sus destinos 1915
Más allá del principio del placer 1920
Obras Completas Ed Amorrortu

Kaës, R.
La invención psicoanalítica del grupo. Ed Aportes 1993
El grupo y el Sujeto del grupo. Ed Amorrortu 1993

Krakov, H.
Espacio vincular y sujeto del vínculo. Jornadas AAPPG 1993

Lacan, J.
Escritos 1 La instancia de la Letra . Seminario 1 La tópica de lo
imaginario. Ed Paidós 1953-54

Milano, G.R. de y Winograd, M. I. Pazos de


Estructura y Temporalidad en la determinación de la subjetividad.
Jornadas AAPPG 1997
Puget, J.
Temporalidad Determinación y Azar. ¿De qué infancia se trata?.Ed
Paidós 1994

UTEHA
Diccionario Enciclopedico.Editorial Hispano Americana. México 1951
SUPERFICIE VINCULAR

Martha Wilson

DEFINICIÓN

Superficie: Del latín superficies, derivado de "facies".


Parte de un cuerpo considerada sin profundidad, por la que toca con lo que le
rodea. Cara, envoltura, fachada, piel, recubrimiento (4). Límite o término de
un cuerpo que lo separa o distingue de lo que no es él (5).
Vínculo: Unión o atadura de una persona o cosa con otra (5).
En la clínica psicoanalítica de familia o pareja la superficie vincular se despliega
en el marco de la relación terapéutica: es producto del encuentro de la
asociación libre del conjunto vincular con un otro que está fuera de la
estructura, un otro significativo que opera de un modo peculiar, instrumentado
por la escucha analítica.
"La superficie vincular es el campo observacional constituido por las relaciones
familiares en el área de la sesión psicoanalítica, esto es, con la presencia del
psicoterapeuta" (1). Se trata de un observable que rompe con las reglas de la
observación directa, ya que al ponerse en juego la función analítica devela otra
lógica, otros anudamientos que redimensionan y complejizan el relato familiar.
En relato generado en la sesión dentro del encuadre analítico da cuenta de una
matriz vincular inconsciente que organiza y da sentido a dicho nivel manifiesto,
el de las relaciones familiares.
"Esta superficie resulta de la observación en el aquí y ahora y está
estrechamente ligada al instrumento de observación operando desde la mente
del terapeuta" (1).

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

El concepto de superficie vincular fue introducido por I. Berenstein en 1990 (1)


para designar el nivel observable de las relaciones familiares en el marco de la
sesión analítica. "Designa aquello que envuelve, encubre y muestra al mismo
tiempo el nivel profundo, llamado zócalo, de donde proviene el significado
inconsciente". El zócalo es el nivel fundante de la estructura vincular, al cual no
se accede directamente. Es aquello que sostiene y da sentido a la compleja
relación interfantasmática de la familia o la pareja.
La superficie vincular es una categoría que solamente cobra significación dentro
del dispositivo analítico: es el resultado de la confluencia de la cadena
asociativa familiar con la escucha del terapeuta orientado hacia las
configuraciones vinculares.
Se trata de una construcción hecha por el analista en sesión -a partir del
discurso del paciente vincular- que da soporte y contenido a las hipótesis que
permiten una aproximación a la dimensión inconsciente de la realidad vincular.
Ese discurso opera al modo de una transacción entre el inconsciente vincular
(de familia o pareja) y las exigencias de la realidad. Oculta y al mismo tiempo
da señales, indicios, del entramado inconsciente que lo produce. Contiene
aquellos elementos que, mediados por la transferencia y la contratransferencia,
son puestos en relación por el analista, constituyendo el material de las
hipótesis que construye.
Berenstein y Puget señalan en un trabajo posterior (1997): "La superficie
vincular es la configuración de las relaciones emocionales y los significados
involucrados, desplegados o desarrollados en las sesiones entre los sujetos del
vínculo, incluido el terapeuta" (2). Del lado del terapeuta supone la
construcción de una identidad analítica sostenida en el propio análisis vincular,
sus modelos identificatorios y su historia vincular, que le permiten comunicarse
con esa área inconsciente de la que sólo es posible dar cuenta dentro del
encuadre vincular.
Más adelante dichos autores agregan: "El psicoanálisis vincular del propio
terapeuta lo pone en contacto con los significantes producidos desde esa área
originaria no posible en una relación diádica, y sólo puesta en juego en el marco
de un análisis vincular, cuya característica definitoria es la presencia de otro/s
que dan precisamente sentido a la estructura vincular" (2).

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

En el espacio terapéutico el analista se da a conocer a través de sus


intervenciones, mostrándose a partir del peculiar recorte que hace del material,
los datos que privilegia y los sentidos que propone. Palabras, tonos de voz,
rostros, gestos, despliegan un discurso que informa al analista acerca de la
compleja trama vincular, dando cuenta de la estructura que es su soporte. La
superficie vincular da a conocer aspectos y/o cualidades que son efecto y al
mismo tiempo encubren movimientos y modalidades vinculares a nivel de la
estructura, aspectos a ser develados y significados por el analista.
La escucha psicoanalítica, de modo particular en el tratamiento de pareja o
familia, integra el registro de la mirada, el analista escucha con la mirada: lo
visto ocupa un papel relevante portador de significados que contrarían o
confirman complejizando el desarrollo de las asociaciones verbales. La
disponibilidad por parte del psicoanalista que supone la atención flotante implica
que esté abierto a explorar y a dejarse sorprender por aquello que aparece, a
veces de modo azaroso. Descubre de este modo fracturas, discordancias,
contradicciones que, mediadas por la interpretación, promueven modificaciones
en la organización mental y vincular. I. Berenstein (1) describe la superficie
vincular como teniendo dos caras: "... una dirigida hacia afuera, hacia el
mundo externo, el terapeuta, y otra orientada hacia el interior de cada yo y de
cada vínculo". Esa envoltura que separa del afuera al mismo tiempo muestra al
otro algo del adentro. Algo de lo interior no sabido, desconocido, se desliza, se
refleja afuera, se esboza emergiendo en esa superficie.
Algo se vuelve eficaz al desplegar, sin que los participantes lo propongan,
indicios de acuerdos fundantes, de principios organizativos que permiten al
analista -transformando lo escuchado en material analítico- poner en relación
algo de lo que los yoes no tienen conciencia. La inclusión de nuevos
significados produce efectos que modifican dicha superficie al generar cambios
en la modalidad de intercambios predominante en el campo vincular. El proceso
de constitución de la estructura vincular, los acuerdos y pactos inconscientes,
desconocidos por los yoes que se vinculan, atraviesan y sostienen el relato
familiar. En él se despliegan las producciones familiares, la distribución del
espacio, la organización del tiempo, la circulación del dinero, el sistema de
nombres propios, son efecto de la estructura, producciones específicas del
inconsciente intersubjetivo de las que no hay un autor. Los contenidos y
asociaciones que van surgiendo en la sesión son formas de ir dibujando el
paisaje de la superficie vincular, que no es estático, se va reconstruyendo en el
transcurrir de cada sesión. Sin embargo, existe frecuentemente una fantasía
ilusoria de inmovilidad y uniformidad, de ocupar lugares claramente
demarcados y fijos sosteniendo una configuración estable (Berenstein, 1990).
Toda alteración puede ser vivida como ataque o conmoción catastrófica: una
reacción -gesto, palabra- imprevista puede ser vivida como irrupción de
violencia. La inclusión de nuevos sentidos se vuelve desestructurante,
generando temores sobre la continuidad del vínculo.
La dificultad de considerar al otro como un yo con deseos propios, diverso del
objeto ilusorio, es generada por la creencia de pertenecer a un todo homogéneo
donde cada yo es transparente. Las modificaciones orientadas en el sentido de
una mayor discriminación, propiciatoria de alteridad, pueden ser percibidas
como fracturas o rupturas del vínculo.
Estos movimientos en la superficie ponen de manifiesto la posibilidad de una
nueva reorganización en la configuración vincular. Descentrar las creencias
compartidas, los lugares imaginarios, comprendiendo qué determinaciones
están implícitas, permite la conformación de una zona creciente de opacidad. Es
parte de un proceso que conduce y habilita al establecimiento de las diferencias
generacionales, las diferencias de sexo, de cada vínculo con sus peculiaridades
y de cada yo con relación a los otros, demarcando zonas particulares que
integran la superficie vincular.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

El término Superficie Vincular no ha sido desarrollado por otros autores y es


poco utilizado dentro de los trabajos de psicoanálisis de familia o pareja.
Se ha trabajado en cambio el término Discurso Familiar (3) -concepto próximo
al de Superficie Vincular- refiriendo a aquello que proviene del paciente en el
trabajo analítico con familias o parejas, haciendo énfasis en la cadena asociativa
verbal. Superficie Vincular parece un término más abarcativo: a) Intenta dar
cuenta de los movimientos que se producen en el vínculo cuando son
propuestos nuevos sentidos en la sesión. b) Incluye al analista en tanto
receptor contratransferencial, cuya lectura de la superficie vincular está
atravesada por su historia vincular, sus identificaciones y su propio análisis
vincular.

BIBLIOGRAFÍA
1) Berenstein, I.: Psicoanalizar una familia. Buenos Aires, Paidós, 1990.
2) Berenstein, I. y Puget, J.: Lo vincular. Buenos Aires, Paidós, 1997.
3) Bianchi, Graciela: Violencia y discurso. Buenos Aires, Asociación
Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo, 1991.
4) Moliner, María: Diccionario de Uso del Español. Madrid, Gredos, 1982.
5) Real Academia Española. Madrid, Espasa-Calpe, 1984.
TRAMA IDENTIFICATORIA FAMILIAR

Silvia Gomel

DEFINICIÓN

Tejido de identificaciones que se entrecruzan y superponen entre las personas


que comparten una estructura de parentesco. Se sostiene en la existencia de
un espejo familiar, campo imaginario que vincula a los miembros de la familia,
en la matriz simbólica del parentesco y en el fluir pulsional. De este modo se
diferencian los personajes reales de las posiciones que ocupan y de las
funciones que efectivamente ejercen, jugándose asimismo las lógicas del
placer o del goce.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Precediendo al nacimiento comienzan a entrar en vigencia supuestos


identificatorios en los que el niño habrá de reconocerse. Freud (1919) define
la identificación originaria como la transformación producida en el individuo al
asumir una imagen, operación que tiene un efecto apaciguador de la angustia
inherente a la vivencia de incoordinación y fragmentación.
La conceptualización acerca del estadio del espejo (Lacan, 1936) ilumina este
momento primordial. En dicha fase, la imagen anticipada de sí se recorta
sobre la fragmentación correlativa a la prematuridad; el yo se constituye
siendo otro, puesto que esta imagen completa es en realidad una introyección
en espejo de ideales identificatorios que vienen desde fuera del infans.
Siguiendo esta línea, la representación de sí se conforma como una
exterioridad, esencialmente a través de los vínculos entre el sujeto y los
personajes significativos de su historia.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

La familia ofrece a sus miembros un determinado conjunto de posibilidades


identificatorias y no otras; el número de alternativas no es infinito y responde
al modo peculiar en que cada familia mediatice -a través del intercambio
constitutivo- la legalidad que se desprende del funcionamiento del sistema del
parentesco.
La regulación de las alternativas identificatorias se realiza a la manera de las
posibilidades de construcción en una lengua, donde la variedad de alternativas
es fija. Las variaciones individuales indican los diferentes grados de
permutación posibles, pero ello no implica la presencia de un sujeto que
determine libremente el campo el cual, por el contrario, tiene un marco
prefijado. (Maci, 1979).
Pero existe además un punto de azar posibilitador de la apertura a nuevas
opciones identificatorias, un lugar no nominado por la estructura. El azar
surge cuando, dada una serie de hechos, el que antecede no permite prever
al que sucede. Surge de este modo la posibilidad del acontecimiento que no
entra en serie continua con sus antecedentes e irrumpe en la estructura
produciendo cortes y fisuras por los cuales se desliza lo aleatorio. (Foucault,
1981)
En consecuencia, la trama identificatoria familiar no marca un destino
inexorable sino que se encuentra abierta a diferentes vías de determinación.
Introduzco aquí el concepto de espejo familiar, campo imaginario que se tensa
entre los miembros de un mismo grupo de parentesco y presenta una
especificidad que le es propia. Concepto intermediario, delinea un espacio
articulador entre la marca simbólica de la alianza y la fuente imaginaria
constituida por la imago que el ser humano tiene de su corporeidad, a partir
de la cual surgirá el yo. Enlaza asi el orden de las imágenes del cuerpo propio
-siempre anticipada a la noción de unidad yoica- a los modelos identificatorios
compuestos desde un texto familiar mítico e ignorado. El espejo familiar
arrastra también un margen de negatividad, de lo no especularizable
sustentado en aquello del Otro primordial que desborda al narcisismo y refiere
a lo pulsional en cuanto impacto erótico sobre el infans.
La especularidad es siempre recíproca y, por lo tanto, el espejo no permanece
estático: la presencia del hijo aporta modificaciones y genera también nuevos
supuestos identificatorios en la pareja parental.
La trama imaginaria se encuadra a partir de la nominación simbólica: es el
sistema de parentesco de una cultura el que garantiza una designación por la
cual cada sujeto pertenece a una clase y posee una función. Identificación
simbólica a a los lugares del parentesco (hijo, hermano, padre), permite al
individuo encontrar su lugar en una cadena generacional, reconociendo un
antecesor y un sucesor. (Aulagnier, 1971)
El espejo familiar responde a una lógica transgeneracional: va circulando a
través de las distintas generaciones de una familia, elaborando un nexo entre
pasado y futuro. A través de la trama se corporiza una historia, que muchas
veces no ha logrado acabadamente el acceso a la representación y encuentra
por esta vía un canal de emergencia. (Gomel, 1993). Se promueve un relato
sustentado en un lenguaje que da cuerpo y evoca a los objetos familiares
engarzados en una cadena generacional, creando las condiciones que
reproducen y perpetúan modelos vinculares. De tal manera se hace factible
diferenciar las vertientes de la repetición y de la compulsión repetitiva a nivel
del campo identificatorio.
En la primera, la trama se apoya en la interfantasmatización -la Otra escena
familiar-, que promueve la repetición como camino de descubrimiento de una
verdad inconsciente.
En la segunda, en cambio, se desliza otro modo de transmisión identificatoria:
situaciones en que lo no advenido psíquico en una generación, a través de
mecanismos de desmentida y repudio, retorna en las generaciones siguientes
no por vía de las formaciones del inconsciente sino a través de la actuación,
las adicciones, la psicosomatosis o el delirio. Vemos asi emerger la fuerza
ciega de la repetición compulsiva que abre al tema central de la
desidentificación en el proceso analítico vincular.
PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Contrato narcisista. Pacto denegativo.

BIBLIOGRAFÍA

Aulagnier, P.: La violencia de la interpretación. Amorrortu Bs. As. 1971


Foucault, M: El discurso del poder Folios Ed. Bs. As. 1983
Freud, S. : El yo y el ello Obras completas Amorrortu editores 1989
Gomel, S.: Narcisismo, Ideal e Identificación en Psicoanálisis de familia
Familia e Inconsciente Paidos. Bs. As. 1992.
La transmisión de lo no representado Jornadas Htal Español
1993
Lacan, J.: Lectura estructuralista de Freud Ed. Siglo XXI. 1971.
Maci, G.: La otra escena de lo real Nueva Visión Bs. As. 1979
TRANSFERENCIA DE LAS PREDOMINANCIAS ESTRUCTURALES

Gloria B. de Mendilaharzu y Daniel Waisbrot

DEFINICIÓN

Entendemos que la pareja transfiere en el análisis aquellos procesos


que, constituyendo ejes centrales son preponderantes en su estructura. En el
Psicoanálisis de Pareja nos interesamos por la transferencia en sentido amplio
y en sentido restringido. En sentido amplio, como parte constituyente del
vínculo: fueron movimientos transferenciales los que lo fundaron y dieron
lugar al armado de una estructura vincular. Ahora bien: dicha estructura
vincular no es fija, en tanto lo producido por su intercambio con el medio
(estructura vincular, estructura abierta) no es reversible, esto es, no puede
volver al mismo estado previo a que el intercambio ocurriera. La idea de
estructura vincular sujeta al impacto de los nuevos acontecimientos, nos llevó
a hablar de “predominancias estructurales”. Las mismas se pondrían en juego
en la transferencia en sentido restingido, esto es, la puesta en escena con el
analista y para él.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

No cabe duda de que Freud se formó con los fundamentos científicos de


su época y fue fiel a ellos. ¿Qué ha cambiado desde entonces? ¿Cómo se
interroga la ciencia los fundamentos freudianos?
La ciencia newtoniana hacía una descripción unitaria de la realidad. Es
una descripción racional , sujeta a una ley única de la cual se deducen todas
las situaciones reales que describía.
Es una mecánica descrita en términos eternos : los fenómenos son
sensibles, tienen movimientos perpetuos que anulan la flecha del tiempo. El
ejemplo clásico es el del movimiento del péndulo : uno podría filmar ese
movimiento y vería que no hay diferencias si pasara la película invertida : el
tiempo,entonces, no existe. Es una ilusión.
En el mundo idealizado de la ciencia clásica newtoniana, el rendimiento
de las máquinas no daba lugar a pérdidas. La máquina se limita a trasmitir
íntegramente el movimiento que recibe: si los movimientos se invierten , se le
restituye a la máquina la totalidad de la energía utilizada para producir el
movimiento.
Ciencia, entonces, de los procesos reversibles, de la racionalidad y de la
coherencia. Sin embargo, hacia el siglo XIX surge un nuevo fenómeno: el
descubrimiento de la termodinámica.
La (hoy) sencilla máquina de vapor interroga los paradigmas científicos.
Veámoslo.
La idea es que las diferencias de temperatura permiten flujos energéticos
que hacen trabajar a las máquinas. Pero éstas máquinas están movidas por
algo que desaparece sin retornar: el combustible. ¿Dónde queda el ideal del
viejo paradigma? Aquí, en la termodinámica, los procesos no son reversibles
sino (todo lo contrario) irreversibles.
La descripción de las estructuras disipativas marca la aparición de la
flecha del tiempo en el seno de la ciencia.
La diferencia entre los flujos “útiles“ y los “disipados“, perdidos para
siempre, se conoce como “entropía“.
El gran hallazgo, la verdadera revolución científica, es que los
intercambios con el medio provocan transformaciones que no son reversibles.
Podrá ser útil para un sistema idealmente aislado (un péndulo) la no
producción de entropía (no hay diferencia entre los flujos útiles y disipados
porque no hay pérdida). Sin embargo, en todo sistema que interactúa con el
medio habrá producción de entropía, habrá cambio irreversible, habrá
pérdida.
De manera que hoy la ciencia define de un modo diferente las cosas del
mundo que en el momento en que Freud concibe la estructura del aparato
psíquico.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Tomemos algunas definiciones del término transferencia: “proceso en el


cual los deseos inconcientes se actualizan en una relación, y más
específicamente, en la relación con el analista” o “repetición de prototipos
infantiles vivida con marcado sentimiento de actualidad”.
Si hemos elegido estas dentro de las múltiples definiciones del concepto,
es porque subrayan que algo de los vínculos infantiles se revive en los
presentes. Lo cual va abriendo un camino en la necesaria reformulación de
esta noción que no puede trasladarse al Psicoanálisis vincular, tal como fuera
planteada para el Psicoanálisis individual.
Ya en referencia al caso Dora, Freud había postulado que la transferencia
no consiste sólo en el reemplazo de una persona con la que exisitió un vínculo
previo, sino que también se reemplaza la relación entre los personajes.
La repetición del pasado es parte del bagaje con que se va al hallazgo de
nuevos encuentros.
Pero es, a la vez, condición de conflicto dado que puede ser “falso
enlace”, “matrimonio desigual”, “pieza de repetición” o “obsesión demoníaca”
bajo el imperio de la compulsión a la repetición.
Aclaremos que el vínculo no es sólo una suma de transferencias
recíprocas. Se le adscribe una mayor complejidad otorgada por la existencia
de dos polos y un conector que funciona como sustrato y le confiere
especificidad.
Cada uno de los polos debe tener algo que recuerde al objeto que se
intenta reemplazar y al mismo tiempo debe tener alguna razón para aceptar
formar parte de la escena que el otro le propone (Puget, J. 1992)
El hecho de que las parejas presenten en forma privilegiada un
funcionamiento dado al cual ambos aportan, es lo que nos lleva a definir las
predominancias estructurales.
La pareja escenificará en la transferencia los avatares de la constitución
del vínculo y el tipo de funcionamiento que se ha establecido en
preponderancia.
PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Creemos que uno de los problemas importantes que se plantean


alrededor de éste tema tiene que ver con la concepción del psiquismo que
manejamos.
¿Pensamos en un aparato psíquico cerrado, predeterminado, o en un
aparato psíquico abierto, y por ende , con lugar al cambio, a los procesos de
historización que permitan articular las predominancias estructurales con las
mutaciones azarosas que la presencia de la realidad impone?
Lo que intentamos plantear, dentro del psicoanálisis de pareja, es que la
oposición entre estructura y acontecimiento pierde fuerza desde las nuevas
concepciones. Es que una fluctuación menor puede tener un rol esencial tanto
en la creación de una estructura como en su quiebre.
Por ello es que preferimos hablar de las “predominancias estructurales“.
Cuando hablamos de transferencia, no lo hacemos solamente para referirnos
al vínculo con el analista y al lugar que ocupa para la pareja.
Si bien toda mención de los integrantes del vínculo en sesión es
transferencia, no lo es porque se refiera al analista, sino porque lo que se
pone en juego es la estructura que opera en predominancia y que marcará un
modo relacional de la pareja entre sí y con el mundo. La presencia del analista
convoca fuertemente a la escenificación de estos funcionamientos o modos
relacionales.

BIBLIOGRAFÍA

Berlfein, E. y Mendilaharzu, G.: “Transferencia e interpreetación en


psicoanálisis de pareja”. Actas del II Congreso Argentino de Psicología y
Psicoterapia de Grupo, I Congreso de Psicoanálisis de las Configuraciones
Vinculares, Buenos Aires, 1991.
Freud, S. (1912) “Sobre la dinámica de la transferencia en Obras Completas,
Buenos Aires, Amorrortu, 1985, t. 12.
------------------ (1914) “Recordar, repetir y elaborar”, ob. cit. t. 12.
------------------ (1915) “Puntualizaciones sobre el amor de transferencia”,
ob. cit. t. 12.
Hornstein, L.: “Práctica psicoanalítica e historia”, Buenos Aires, Paidós, 1993.
Laplanche, J.: “La cubeta. Trascendencia de la transferencia”, Buenos Aires,
Amorrortu, 1990.
Puget, J.: “Actualización de la problemática de la transferencia en Psicoanálisis
de Pareja”, Revista de Psicología y Psicoterapia de Grupo, t. XV, nº 1, Buenos
Aires, 1992.
Waisbrot, D.: “Verdad e Historia. Construcciones en Psicoanálisis de Pareja”,
Actas de las IX Jornadas Anuales de la AAPPG, Buenos Aires, 1993.
TRANSFERENCIA FAMILIAR

María Cristina Rojas

DEFINICIÓN

Transferencia familiar designa la disposición a actualizar la dimensión


inconciente de los vínculos familiares en la trama de transferencias radiales -
con el analista- y laterales -de los miembros entre sí-, emergente como
producción en el contexto del dispositivo analítico familiar. Dicha trama
incluye y posiciona al analista, -que es a la vez su condición de producción-,
en los modos de la repetición/creación propios de cada familia.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

En el corpus del Psicoanálisis, la transferencia es inicialmente


presentada por Freud (3) como un peculiar desplazamiento, en el cual el
deseo inconciente disfrazado se expresa a través de su enlace con una
representación preconciente, el resto diurno. A partir de los Escritos Técnicos,
transferencia designará la actualización de los deseos inconcientes sobre
ciertos objetos, dentro de una relación, y en particular en la relación analítica;
repetición de prototipos infantiles, vivida con un marcado sentimiento de
actualidad. (5) No obstante, destaco, la transferencia se abre a su vez a la
emergencia de lo nuevo. Se trata del despliegue de la realidad psíquica del
paciente -dimensión intrasubjetiva- en el vínculo paciente-analista. En relación
con este concepto, la sesión denominada individual es siempre bipersonal, y el
proceso analítico no es posible, de acuerdo con la enunciación freudiana, por
fuera de tal relación. Es necesaria la presencia del otro-analista para que el
inconciente se presentifique en esta sesión de dos. En tal sentido, todo
Psicoanálisis puede ser pensado como vincular, aun cuando la relación
analítica posee reconocidas peculiaridades entre otros vínculos humanos.
La consideración de la transferencia como eje del proceso terapéutico
caracteriza y define como tal a la situación clínica psicoanalítica. Dicho eje
supone tres conceptos, íntimamente articulados en la escena clínica: eje
transferencia-resistencia-repetición, condición de producción del proceso
psicoanalítico. Por otra parte, la interpretación psicoanalítica se produce en el
campo mismo de la transferencia.
Freud señala, además, dos dimensiones que se confrontan en el seno
mismo de la transferencia, vastamente consideradas a lo largo de la historia
del Psicoanálisis: una, en que ésta se pone al servicio de la resistencia, y en
tal sentido deviene obstáculo en el curso del proceso analítico; otra, por el
cual “es el terreno en el que debe obtenerse la victoria...”; y se convierte a la
vez, a partir de la maniobra del analista, en el más potente instrumento
terapéutico, motor del proceso.
DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Poner a trabajar el concepto de transferencia en la clínica de las


configuraciones vinculares, es acorde con la definición de dicho ámbito como
psicoanalítico. Es preciso señalar las especificidades que la transferencia
adquiere al desplegarse en el campo familiar. Existen, por cierto, cualidades
diferenciales entre la escena bipersonal de la transferencia con el analista y la
situación clínica familiar, en la que sus miembros repiten, recuerdan y a la vez
generan producciones novedosas entre sí, al mismo tiempo que con el
analista. Es en relación con ello que la transferencia se complejiza, y se
organiza una red que incluye a todos: las denominadas y recíprocas
transferencias radiales, de cada miembro con el analista, y las laterales, de los
integrantes de la familia entre sí. Tomo en cuenta, en este caso, la definición
de transferencia tanto en su significación estricta, referida a la relación con el
analista, como en su sentido amplio. En conexión con éste, la transferencia es
una dimensión propia e ineludible de todo lazo humano, particularmente
operante en los vínculos significativos. Dicha red transferencial implica
también un entrecruzamiento de fantasías, enhebradas en la trama
fantasmática que define y dibuja la “otra escena” familiar.
Aun cuando la transferencia, en su definición original, ya citada, lo es del
sujeto, el dispositivo analítico familiar precipita aquellas transferencias
articulables con las de los otros familiares sometidos a un mismo contexto e
influyéndose recíprocamente. He caracterizado así una “situación
transferencial familiar” (7): “...si bien es posible en las sesiones familiares
recortar diferentes transferencias singulares, todas ellas cobran sentido por su
posición relativa respecto de las transferencias de los otros sujetos incluído el
analista”.
Refiere entonces a la articulación de transferencias singulares, pero
emergentes en el marco de un dispositivo multipersonal que da ocasión a la
articulación de un conjunto. Dicha trama transferencial, única, es producida
en ese contexto específico; sería pues inabordable en cualquier otro ámbito
terapéutico.
Por la eficacia del dispositivo, que abre al reconocimiento de vertientes
inconcientes de la escena clínica, se produce el relato conjunto familiar, en el
cual asoman producciones que permiten la aproximación a dicho nivel; y se
despliegan a la par singulares configuraciones transferenciales. A través de
éstas se ponen en juego, a su vez, por fuera del discurso, dimensiones ligadas
al acto y la pulsión, emergentes más allá de la palabra.
En este contexto analítico puede manifestarse la discrepancia entre el
otro-familiar, personaje presente en la sesión en ejercicio de una función del
parentesco, y las imagos internas sobre él transferidas por los otros sujetos;
la clínica familiar da así la oportunidad de confrontación entre el “otro” del
fantasma intrasubjetivo y el personaje familiar correspondiente a dicha
transferencia. Se revela de este modo, a veces abruptamente, la distorsión
fantasmática propia del vínculo. El otro-familiar, aquí y ahora, y el del pasado,
-relación de objeto- nunca coinciden.
Cierta confrontación con una dimensión encubierta del otro y de sí
mismo, es propia de los encuadres vinculares y se despliega en la red
transferencial, que constituye una producción específica de cada dispositivo.
Por otra parte, la escena transferencial ampliada asigna al psicoanálisis
familiar, con cierta frecuencia, una crudeza más próxima a la del conflicto
original, sin la intermediación que implica el desplazamiento al “falso enlace”
con el analista.
Una incipiente transferencia se juega en la demanda primera, que lleva
al paciente- familia a la consulta. Durante las entrevistas preliminares, se da
un proceso de reformulación de dicha demanda inicial, o una construcción de
demanda, correlativas a la fundación propiamente dicha de la transferencia y
a la instauración del dispositivo. En tal sentido, el proceso de la consulta
familiar dará -o no- fundamento a un posterior psicoanálisis de familia.
De tal manera, la transferencia, sólo esbozada en la consulta y fundada
en algún instante impredictible de los primeros encuentros, se instala, se
reformula y va constituyendo diversas configuraciones, adecuadas a los
distintos momentos del proceso terapéutico y específicas, en la singularidad
de cada análisis familiar.
En la escena propia de la sesión familiar, el analista es condición. Su
presencia sostiene el dispositivo y sustenta la transferencia, posibilitando el
despliegue de la dimensión inconsciente de los vínculos familiares. En tal
configuración, será demandado como padre, madre, hijo, o aun, en tanto
figura significativa, a veces propia de las familias de origen; ligada a
atribuciones narcisistas de saber y poder total. Pienso así al analista, en tanto
inmerso de modo insoslayable en la dimensión imaginaria de la transferencia,
como un personaje más, requerido para ocupar lugares y desempeñar
funciones.
La investidura, en los comienzos del proceso, del analista como
representante del saber y la contención, favorece el establecimiento de la
transferencia familiar. Esto, en relación con la demanda de un poder y
conocimiento que anulen todo padecer. Pero ésta es sólo una de las
vicisitudes transferenciales posibles en esa aventura que constituye cada
análisis familiar, con sus momentos impredictibles.
La familia demanda también al analista en tanto “padre”: éste es quien
ordena, legisla, establece diferenciaciones y acota los desbordes de la
pulsión.. Es preciso, no obstante, diferenciar al analista imaginariamente
investido como padre, que censura, controla o exige, del analista en tanto
representante de la Función Paterna simbólica: referencia ésta que es eje de
la función analítica; aun cuando reciban una misma denominación.
En relación con dicha función en tanto simbólica, el analista se ve
habilitado para sostener su palabra dentro de los lineamientos de la ley. Se
halla así no sólo “incluído”, como antes señalara, sino a la vez “excluído”
respecto del entramado fantasmático explicitado en la sesión familiar.
Posicionamiento éste que le permite, más allá de las particulares atribuciones
propias de cada situación transferencial familiar, sostenerse también como el
otro, “el extranjero”, respecto de lo familiar compartido; es decir, en una
dimensión de alteridad y diferencia.
Al mismo tiempo, el analista familiar es también apelado en el nivel
materno de la transferencia. Nivel sin el cual el proceso psicoanalítico no se
haría viable, por su propuesta de contención, que opera como tal en tanto se
halla regulada por la referencia simbólica paterna. Inseparables, lo paterno y
lo materno coexisten y se alternan en sus predominancias a través de las
vicisitudes, no eludibles e indeterminables, impuestas al proceso analítico por
aquella reformulación de la regla fundamental que tiende a la construcción de
un paciente- familia. En cambio, en el caso de una transferencia de cualidad
predominante filial, por encontrarse el hijo en una posición de máxima
dependencia, la permanencia de dicha investidura transferencial puede
resultar poco favorecedora de la fertilidad interpretativa y la eficacia de la
operación analítica.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

El concepto de contratransferencia resulta de consideración insoslayable


en relación con la cuestión de la transferencia, dado que corresponde a otra
vertiente de un mismo campo clínico y conceptual. En tanto conjunto de
sentimientos y reacciones inconcientes frente al paciente-familia y en
particular ante sus investimentos transferenciales, supone los modos de
inclusión/exclusión del analista en la transferencia familiar; su propia
“recíproca transferencia”, que constituye uno de los factores condicionantes
de su intervención, e implica al analista como uno de los polos del proceso
transferencial.
A nivel de su “inclusión” en el entramado fantasmático propio del proceso
analítico familiar, la contratransferencia contiene como posibilidad una
correspondencia complementaria del analista con lo transferido. El haber
cursado análisis individuales y vinculares, y además oficiar de analista, no
puede disolver el inconciente, convirtiendo al sujeto escindido en total. Es en
relación con ello que en el analista emergen tales reacciones frente al paciente
y sus transferencias; dado que, de modo inevitable y en tanto humanos,
paciente y analista se “afectan” recíprocamente. Aun cuando, como sabemos,
el analista, a partir de su específica formación, tiende no sólo a superar la
respuesta emocional sino a desdibujarse como sujeto pulsional y deseante,
permitiendo el despliegue de los modos del funcionamiento inconciente
propios del paciente-familia; operación parcial habilitada por la vigencia del
dispositivo analítico y, especialmente, de la fundante regla de abstinencia.
Si las respuestas contratransferenciales del analista devienen a menudo
obstáculo, y conllevan una singular exigencia de trabajo, su inmersión en el
proceso transferencial puede, en cambio, operar a su vez como motor del
proceso, cuando dadas las condiciones habilitantes ligadas a la dimensión
simbólica de la función analítica, y la operancia abstinente del dispositivo,
genera en el analista ocurrencias e intervenciones articuladas en el eje
transferencial y conectadas con su peculiar posicionamiento en la cadena
asociativa familiar.

BIBLIOGRAFÍA

1- BERENSTEIN, I: Psicoanalizar una familia, Paidós, 1991


2-BIANCHI, G., BIANCHI, H., MOGUILLANSKY, R., SEIGUER, G.: Clínica
de la transferencia familiar, Actas 5tas. Jornadas Anuales AAPPG, 1989
3-FREUD, S.: La interpretación de los sueños, Amorrortu Ed., tomo IV,
1979
4-FREUD, S.: Escritos técnicos, ídem, tomo XII
5- LAPLANCHE, J., PONTALIS, J.: Diccionario de Psicoanálisis, Labor,
Barcelona,, 1971
6-- MILLER, J-A.: Recorrido de Lacan, Edic. Hacia el tercer Encuentro del
Campo freudiano, 1984
7-- ROJAS, M. C.: Fundamentos de la clínica familiar psicoanalítica, en
“Familia e inconciente”, Paidós, 1991
8-- ROJAS, M. C.: Transferencias en la sesión familiar, Actas 5tas.
Jornadas Anuales AAPPG, 1989
9- ROJAS, M. C.: Vínculo y Psicoanálisis, Revista de Psicología y
Psicoterapia de Grupo, 3/4, XV, 1991.
TRANS-SUBJETIVIDAD - TRANS-SUBJETIVO

Graciela Ventrici y Adriana Zadunaisky

DEFINICIÓN

Janine Puget concibe el espacio trans-subjetivo como el conjunto de


representaciones del mundo real (social y físico) que el yo adquiere desde lo
originario directamente, así como por la mediatización del super-yo de los
padres. El sujeto es tanto sujeto del mundo como de la estructura familiar.
“La representación originaria de este espacio es la de una continuidad
oceánica entre el yo y el otro incluido en una dimensión de infinito. El vínculo
entre el mundo externo y el yo se establece sobre la base de un acuerdo
inconsciente vivido como las raíces que lo insertan en una zona geográfica y
social determinada”.(1989)
Reconoce una forma originaria basada en el pensamiento místico y religioso
traducido en creencias y convicciones ilusoriamente compartidas y, una forma
secundaria donde la continuidad y la falta organizan el espacio según reglas y
un código, de tal forma que el sentimiento de comunidad es la base del
vínculo.
René Kaës llama trans-subjetividad a los lazos de continuidad entre cada
sujeto y el conjunto y, a la inversa, entre el conjunto y cada sujeto que lo
constituye.”...estos vínculos de comunidad, de pertenencia, de interpretación,
de creencia, de certeza, están sostenidos por las investiduras psíquicas
requeridas a sus sujetos que, a cambio, encuentran en ellos sus referencias
identificatorias, y sobre todo, las funciones de identificación con lo humano,
con la comunidad de pertenencia a la especie, fundamento del apuntalamiento
narcisista originario”.
Distingue en el espacio trans-subjetivo dos polos: un polo estructurante y un
polo regresivo o degradado hacia formas y procesos psíquicos indiferenciados.
(1993).

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Comienza en 1987 con el trabajo "En la búsqueda de una hipótesis. El


contexto social", presentado por J. Puget en el 35° Congreso Internacional de
Psicoanálisis, Montreal. Canadá.
Se reconoce un antecedente de este término en Argentina, si bien no está
mencionado como tal en Pichon Rivière y en Bleger.
Pichon Rivière, partiendo entre otras fuentes, de Psicología de las masas y
análisis del yo" formula que toda psicología es en un sentido estricto, social e
introduce la dimensión ecológica como presente y determinante del psiquismo
a través de la concepción de un sujeto emergente, portavoz, producido y
productor, un hombre en situación, imposible de ser abordado sin el contexto
geográfico y social en el que surge y vive; estando este contexto físico y
social presente desde su gestación a través del protovínculo madre hijo,
sustituyendo la noción de instinto por la de estructura vincular, entendiendo al
vínculo como un protoaprendizaje, como el vehículo de las primeras
experiencias sociales constitutivas del sujeto como tal.
Enfrentándose con la ortodoxia de la Asociación Psicoanalítica Argentina de la
década del 40, construye un ECRO (esquema conceptual referencial y
operativo) en apoyo y en ruptura con el psicoanálisis, tomando aportes de la
filosofía - Sartre, Hegel, Marx - de la psicología social - Mead - de la dinámica
de grupo -Lewin-, dimencionando la realidad externa como configuracional del
psiquismo y no meramente como resto diurno.
Bleger por su lado divide las áreas de la conducta en tres: mente, cuerpo y
mundo externo. A su vez desarrolla el concepto de sociabilidad en dos
modalidades presentes en todo vínculo: sociabilidad por interacción y
sociabilidad sincrética. Este último concepto será insoslayable de ser evocado
- cuando no puesto a trabajar - en las indagaciones acerca de la trans-
subjetividad.
Posteriormente a los años de la dictadura militar, Janine Puget y por su lado
R. Kaës empiezan a trabajar acerca de los efectos del contexto social sobre el
psiquismo.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Desde la perspectiva psicoanalítica vincular, J. Puget e I.Berenstein


desarrollan la hipótesis de la existencia de tres espacios psíquicos. Se trata de
un modelo de aparato psíquico donde se organizan zonas diferenciales
llamadas “espacios psíquicos”, que metaforizan tres tipos de representaciones
mentales y vinculares establecidas por el yo con: su propio cuerpo, con cada
uno o varios otros, y con el mundo circundante. Estos espacios demarcarían
bordes, algún tipo de organización y zonas instersticiales. Son originarios,
fundantes y simultáneos, apareciendo en escena según el estímulo recibido
tanto desde el interior de la mente, como del mundo externo. Cada uno de
estos espacios tiene vida propia y todos constituyen los pilares del sentimiento
de pertenencia.
Se observa una homología y una diferencia de este desarrollo con el de Piera
Aulgnier en relación a los espacios al que el yo debe advenir. Esta autora
también reconoce la base fundacional del psiquismo en relación al cuerpo, los
otros y el mundo sociocultural; la diferencia consiste en la posición
psicogenética: para P. Aulagnier el modelo de lo originario estaría en el
pictograma (objeto -zona complementaria- investidura), la relación con los
otros y con la sociedad serían adquisiciones segundas sostenidas en lo
originario ya que no lo anulan como modo de funcionamiento mental, pero el
psiquismo va trabajando sobre la presencia- ausencia del objeto, los restos no
representados y el lenguaje en el que está inmerso, adquiriendo modos de
funcionamiento más complejos (primario y secundario). Para Puget y
Berenstein el psiquismo trabaja desde el inicio- directamente y conforme a los
etímulos - en los tres espacios.
El modelo de los tres espacios habilita especialmente, para indagar los
estados emocionales que se configuran en la zona de encuentro entre un
sujeto y un otro privilegiado o entre un sujeto y "su público". J. Puget designa
a este otro cualificado como reconocedor privilegiado y su presencia se revela
necesaria en cada zona de encuentro.
El concepto de pertenencia a una estructura vincular, inaugura un sendero
fructífero para el psicoanálisis. Si el tener/ ser/ poseer sostienen la
construcción de la identidad sexual, el sentimiento de pertenencia se relaciona
con el apropiarse/ poseer y ser propiedad de/ ser poseído. En este sentido,
ocupar un lugar y ser aceptado por quien lo ofrece, tiene que ver con un doble
mecanismo activo y pasivo y presenta en su menor nivel de complejidad la
activación de métodos primitivos de los que se obtiene identidad y
pertenencia a un conjunto a predominio de mecanismos imitativos, mientras
que en niveles de mayor complejidad cada yo puede dar su impronta al lugar
que ocupa desde la puesta en actividad de una disposición primitiva: la opción
de elección. La pertenencia tiene que ver con una apropiación por el sujeto,
de un espacio virtual y teóricamente existente, de un lugar, y es dada o
confirmada por un otro o por un conjunto. Si el reconocedor es un otro
conocido y valorado, se le exige que repita el acto de reconocimiento a lo
largo del vínculo. En el espacio intrasubjetivo, la construcción del sentimiento
de pertenencia al propio cuerpo no depende de la presencia actual de un otro.
Predomina un procesamiento ligado al mundo pulsional y a las demandas
propias.En el espacio inter y trans-subjetivo el reconocedor privilegiado es un
otro, u otros, elegidos, no transferibles y también lo es el conjunto.
René Kaës coincide con J. Puget en la existencia de tres espacios psíquicos,
aunque, si bien no se pronuncia en relación a la psicogénesis, por sus escritos
se deduce que en este punto coincidiría con P. Aulagnie: es a través del otro
de la represión - el portavoz - como el aparato psíquico toma inicialmente
contacto con el conjunto trans- subjetivo. Si bien Kaës asigna al espacio
trans-subjetivo su especificidad, lo considera en el mismo nivel de análisis que
al espacio intersubjetivo.
El interés de este autor es el de situar al sujeto del inconsciente en referencia
a los espacios inter y trans-subjetivos. Para ello define tres niveles lógicos del
problema: el primero concierne al sujeto singular y su espacio intrapsíquico.
Este nivel requiere de dos conceptos: el de grupalidad psíquica y el de sujeto
del grupo. El segundo corresponde a la especificidad de la realidad psíquica
movilizada y producida por los vínculos intersubjetivos y trans-subjetivos, en
arreglo tanto a su positividad, como a su negatividad. El tercer nivel lógico
trata de las formaciones intermediarias (que incluye objetos y procesos
intermediarios) situadas en los puntos de anudamiento, pasaje y
transformación de la realidad psíquica trabajada en los espacios y niveles
anteriores.
Propone el modelo del aparato psíquico grupal para la "comprensión del
funcionamiento psíquico a partir de la hipótesis del inconsciente y de sus
efectos en los espacios intra, inter y trans-subjetivos que el grupo moviliza".
Este modelo describe un sistema complejo (multiplicidad de elementos
diferentes y multiplicidad de relaciones) no inteligible desde la noción lineal de
causa efecto que supone encadenamientos simples...."La actividad psíquica se
regula por el principio del placer/displacer y por el principio de realidad. Esta
regulación puramente "egoísta" ya no puede funcionar de un modo
relativamente simple cuando se toma en consideración lo que se agrega al
valor de otro para el otro,...Los intereses del yo ya no son los únicos en juego
desde el momento en que el objeto psíquico adquiere el estatuto de sujeto
para otro sujeto. La toma en consideración de la realidad psíquica en tanto es
la del otro introduce los principios del funcionamiento psíquico en un nivel de
complejidad superior."(obr. cit.).
El espacio trans-subjetivo es el mundo en el cual estamos inmersos y al
mismo tiempo es el que construimos: es el espacio del lenguaje común a un
conjunto, el de la organización social en la cual se nace, es aquel en el cual se
organizan los grupos en torno a una creencia o idea compartida, el de los
acontecimientos históricos, las tradiciones, los mitos y los sistemas
explicativos de la vida cotidiana. Es el que se pierde en el transcurso de una
migración que despierta sentimiento de extranjería y marginalidad. La
migración revela el sufrimiento debido a la pérdida de un vínculo social estable
que mientras no se moviliza, transcurre parcialmente mudo. Es también la
ocasión para trabajar sobre este aspecto de la identidad y poder construir
pertenencias que impliquen mayores grados de libertad.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Este concepto, si bien se desarrolla en el contexto del pensamiento


psicoanalítico acerca de los vínculos, afecta al psicoanálisis en general en
tanto retoma como preocupación aquello que fuera planteado como un borde:
la realidad externa.
Es importante distinguir en la obra de Freud dos categorías de escritos: los
propiamente psicoanalíticos, relacionados con la psique como tal que hacen al
descubrimiento del inconsciente y de la represión, de la interpretación de los
sueños, de las teorías pulsionales, de el narcisismo, de la transferencia, etc.;
y una segunda categoría de escritos que tratan sobre la sociedad - 1913
"Tótem y tabú" y "El múltiple interés por el psicoanálisis"; 1915
"Consideraciones actuales sobre la guerra y la muerte"; 1921 "Psicología de
las masas y análisis del yo"; 1927" El porvenir de una ilusión"; 1930 "El
malestar en la cultura"; 1933 "¿Por qué la guerra?"; 1939 "Moisés y la religión
monoteísta" y la "XXXV de las Nuevas conferencias introductorias al
psicoanálisis" - que constituyeron para el mismo Freud preocupaciones
relativamente distantes de su campo central de trabajo.
De unos y otros escritos se desprende que la impronta de lo social admitiría
dos derivaciones: la formación del superyo y la herencia filogenética. Si bien
estas conclusiones, basadas en la repetición, obturaron la posibilidad de otros
desarrollos, el trabajo del pensamiento freudiano para arribar a ellas fue
dejando planteadas cuestiones fértiles para seguir indagando.
Se advierte en Freud el predominio de una lógica basada en la inminencia de
un factor de progresión, pero también hay mención a acontecimientos
fundadores, como en “Tótem y tabú” y en “Moisés y la religión monoteísta”,
que implicarían momentos de ruptura.
Las producciones post-freudianas se centraron en la preocupación por la
relación del yo y sus objetos, hasta el punto de reconocerse una teoría de las
relaciones objetales.
Los desarrollos que indagaron la relación del yo con los otros yoes externos a
él, quedaron del lado de la psicología social y en la perspectiva interaccional.
Será Lacan quien reenvíe esta problemática al psicoanálisis con la noción de
sujeto- sujetado, con la hipótesis del inconsciente como discurso del otro, el
estadío del espejo, el modelo de la banda de Moebius.
De una figura de bordes netos entre un adentro y un afuera, se va
construyendo otra de nudos, pliegues y atravesamientos.
Se empieza a concebir una nueva psicogénesis: un sujeto construido en la
alteridad, trabajado desde la represión de un otro, inmerso en un mundo de
significaciones, parentales y sociales
El concepto de trans-subjetividad ancla en el cruce de la noción de
subjetividad -más abarcativa que la de “yo” o de “aparato psíquico”- y el
prefijo “trans” que remite a “del otro lado”, “más allá”, o “a través de”.
Problemáticas teóricas: entender lo trans-subjetivo como polo isomórfico
(fusional) del funcionamiento psíquico en tanto implica borramiento relativo de
los límites entre los sujetos y un funcionamiento a predominio de la
sociabilidad sincrética..(M. Bernard).
Concebirlo como un espacio que admite el trabajo psíquico en ambos polos
(isomórfico y homomórfico). Podemos articular este último modo de entender
el concepto con la noción de apuntalamiento* en sus diferentes modalidades:
apoyo y modelo en el polo isomórfico y desprendimiento-transcripción en el
polo homomórfico.
Un eje central para pensar la constitución del aparato psíquico es la noción de
ausencia, que la corriente lacaniana designa como falta. Puget y Berenstein
añaden la imposición de presencia, de tal manera que el trabajo psíquico
consiste tanto en la aceptación de la falta fundante, como en la elaboración de
la imposición de presencia del otro, en sus aspectos semantizables y no
semantizables.
Problemáticas clínico - técnicas: tener en cuenta estos conceptos modifica la
concepción:
-de lo que es material para el analista, desde el momento que los pacientes
producen significantes procedentes de los tres espacios.(J. Puget-I.
Berenstein).
-en cuanto a la manera de abordarlo una modalidad será deconstruir las
significaciones coaguladas . Complementariamente se analizará también la
relación del sujeto con dichas significaciones articuladas con las producciones
en los otros espacios . (A. Zadunaisky).
-no se trata sólo de hacer consciente lo inconsciente, sino también de
promover el trabajo psíquico en su actividad interpretante e historizante (G.
Bianchi).
-en lo atinente a la transferencia, cuestiona los límites de la misma en la
medida que los contenidos de este espacio, ligados a la "ideología" y a los
referentes identificatorios, movilizan aspectos clivados de la relación
terapéutica y convocan a la persona del analista obligándola a revisar su
propia implicación (G. Ventrici).
BIBLIOGRAFÍA

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Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo.
1998.Bs. As.
Zadunaisky,A. Comunicación personal. 1998.
TRANSMISIÓN TRANSGENERACIONAL DE LAS SIGNIFICACIONES

Claudia Lamovsky

DEFINICIÓN

Refiere a la cadena de transmisión de significaciones que se lega de


generación en generación y que abarca ideales, mitos, modelos
identificatorios y enunciados discursivos que involucran lo dicho pero
también lo que se omite por efecto de represión, de manera que tales
enunciados adquieren la fuerza de mandatos cuya determinación es
inconciente. Lo inconciente aspira a irrumpir y por lo tanto guarda una
eficacia potencial a través de la transmisión generacional.
Otra vertiente que participa en esta cadena de transmisión refiere a
las huellas que no alcanzan representación simbólica, a aquellas
impresiones que superan las posibilidades de tramitación psíquica y
circulan en calidad de energía no ligada que se lega como herencia en su
capacidad traumática.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

La temática de la transmisión trangeneracional de significaciones ha


sido introducida por el Dr I. Berenstein (1) quien plantea que el medio
social y familiar condiciona para el sujeto la forma de percibir, pensar y
comunicarse. A partir de dos autores: Litz y Stierling, que escribieron
acerca del tema "transmisión de la irracionalidad", va a profundizar esta
cuestión desde su propia perspectiva, incorporando para la misma un
importante desarrollo.
De por sí el discurso cultural de cada época da cuenta de una cosmovisión
predominante en un momento histórico dado, que va a favorecer ciertas
formas de subjetividad y no otras y que otorga un abanico de ideales
limitado, una visión peculiar de lo prescripto y de lo prohibido(2). También
las familias producen su cultura de grupo y en compleja articulación con el
medio social ésta participa de manera determinante para la constitución
subjetiva.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Se transmiten significaciones en un proceso que involucra


aceptaciones y rechazos, un particular recorte que se organiza alrededor
de ideales, mitos, modelos identificatorios, creencias familiares, permisos y
prohibiciones y que como tal al tiempo que provee una red simbólica,
angosta las posibilidades de deslizamiento significante en la capacidad de
semantizar. Por lo tanto el sujeto se haya apresado en entrecruzamientos
simbólicos y pactos, red de sentido que al mismo tiempo le asigna un
lugar; puede observarse que ésto mismo sucede de igual forma con toda
una trama vincular en su conjunto. El mundo subjetivo se halla habitado
por enunciados transgeneracionales que organizan el discurso del circuito
al cual se está integrado y el sujeto participa de él como una pieza más de
todo un engranaje. El discurso transgeneracional se constituye como
cadena de transmisión que involucra lo dicho, lo omitido y las condiciones
de producción del discurso -lo cual refiere a la vehiculización implícita de la
ideología (3)-.
I. Berenstein también ha postulado que quienes han experimentado
situaciones traumáticas en la infancia pueden sufrir una conmoción de la
función del lenguaje como sistema de significación, que quedaría así
dañado irreparablemente. Amplía esta perturbación al plano familiar, en
términos de la constitución de pactos de silencio facilitadores de la
represión y más aún del repudio de un sector de la realidad que determina
que aquello repudiado retorne disrruptivamente, dado que se ve
imposibilitada la reincorporación de la significación disociada, fragmentada
y arrojada al mundo exterior. Puede ocurrir también que en el contexto
familiar se tienda a distorsionar o a descalificar la percepción individual o
que la familia se cohesione alrededor de la transmisión de significados
congelados de generación en generación, instalando un código
idiosincrático contrastante con el contexto social y provocando por lo tanto
un efecto de descontextualización. Así una significación adecuada a la
generación de los abuelos se torna perturbadora si se fuerzan las
condiciones para que permanezca congelada e inmodoficable en
contraposición al movimiento irreductible de sucesión de las generaciones.
Las familias con un funcionamiento que tiende al encierro endogámico
propician un universo de sentido empobrecido y restrictivo.
En la clínica psicoanalítica con parejas y familias es posible observar la
eficacia de ciertas huellas adscriptas a historias inenarrables de los
antepasados, restos de acontecimientos que por la intensidad de su
impacto traumático, no han logardo asimilación psíquica. Estas huellas
discurren por los canales transgeneracionales traspasando los límites de la
singularidad. Las vía del acting y de la compulsión repetitiva se manifiestan
como la tendencia a procurar algún nivel de procesamiento para aquello
que ha superado las posibilidades del aparato psíquico en la constitución
de ligaduras e investiduras por la mediatización de los recursos propios del
simbolismo. De tal manera toda una trama vincular puede resultar
atrapada en mecanismos repetitivos y como consecuencia, la cadena
significante que de dicha trama deriva, quedar afectada por la fuerza de lo
traumático bajo la forma de un efecto potencial, disponible a entrar en
juego conforme a ciertas combinatorias posibles inherentes a los
vínculos.(4)
De este modo distinguimos el retorno de lo reprimido- recuerdos capaces
de llenar las lagunas mnésicas- como funcionamiento propio del principio
del placer, de aquello que funciona más allá del principio del placer y que
retorna como compulsión de repetición, actualizando tanto el efecto
traumático de impresiones tempranas como el de las inscripciones que no
han alcanzado ligadura merced a mecanismos de repudio y renegación y
que se transmiten como herencia en su potencialidad traumática.
Considerar por lo tanto, la irrupción de lo pulsional en el marco del análisis
de los vínculos permite una ampliación del concepto de potencialidad
traumática transgeneracional, como trasfondo de lo que no pudo ser
representado y que se halla adscripto a la prehistoria familiar(5). Freud
designa a la construcción como el recurso capaz de presentar una "pieza
de prehistoria olvidada"; también en la clínica vincular será la vía para dar
lugar a nuevos escenarios, a "historias por hacer", en las que se teja la
urdimbre relacional que constituyó el vínculo, para fundar el espacio donde
pueda advenir la significación (6).

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Estructura familiar inconciente y transmisión de significaciones;


diferentes formas de retorno según se trate de lo reprimido, de lo
renegado o de lo repudiado; historia y significación; construcciones en
psicoanálisis.

BIBLIOGRAFÍA

1-Berenstein, Isidoro,"Psicoanálisis de la estructura familiar. Del destino a


la significación". Paidós 1981.
2-Lamovsky, Liliana,"Transmisión de las significaciones desde el contexto
cultural y familiar", Actas del 1er. Congreso de Psicoanálisis de las
Configuraciones Vinculares"Bs. As. 1991.
3-Berlfein, Lamovsky, Lamovsky, Matus, Moscona, "La potencialidad en los
vínculos"Actas del 1er. Congreso de Psicoanálisis de las Configuraciones
Vinculares.Bs As.1991.
4-Lamosky, Claudia,"El revés de la Trama". Acvtas de las 9nas Jornadas
Anuales de la AAPPG.1993
5-Bianchi, Gomel,Lamovsky, Rojas, "Clínica vincular:pulsión y dispositivo"
Actas de las 8as. Jornadas Anuales de la AAPPG,1992.
6-Waisbrot, Daniel,"Verdad e historia:construcciones en psicoanálisis de
pareja". Actas de las 9as.Jornadas Anuales de la AAPPG.1993.
TRES ESPACIOS PSÍQUICOS

Héctor Krakov y Carlos Pachuk

DEFINICIÓN

La triple espacialidad psíquica es un término original y novedoso de la


teorización vincular. Supone una tópica conformada por la inscripción
representacional y la investidura de lo intrasubjetivo, lo intersubjetivo y lo
transubjetivo. Junto con la noción de configuración vincular (Ver) constituye
uno de los núcleos duros de esta teoría, distinguible de las tópicas freudiana y
lacaniana.
En su último libro “Lo Vincular”, Isidoro Berenstein y Janine Puget definen los
tres espacios como “...un modelo de aparato psíquico en el cual se organizan
zonas diferenciables que hemos llamado espacios psíquicos, metáfora de un tipo
de representación mental y vincular que el yo establece con su propio cuerpo,
con cada uno o varios otros y con el mundo circundante”. (página 21)

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

El término surge como tal a raíz de varios trabajos de la Dra. Janine Puget que
tendían a darle un lugar en lo psíquico a la realidad externa y a los vínculos. El
primero fué “Violencia social y Psicoanálisis: lo impensable y lo impensado”,
publicado en la Revista Psicoanálisis, vol VIII, nº 2 y 3, de 1986; reflexión
acerca de las secuelas traumáticas dejadas por la dictadura militar en nuestro
país. Otro fué, “El contexto social. En busca de una hipótesis”, presentado en
1987 en el Congreso Internacional de Psicoanálisis, en Montreal. Un tercer
trabajo fué “¿Qué es material clínico para el psicoanalista?. Los espacios
psíquicos” publicado en la revista Psicoanálisis, vol X, nº3 (1987), 1988 .
Finalmente la “Formación psicoanalítica de grupo. Un espacio psíquico o tres
espacios ¿son superpuestos?” publicado en la Revista de Psicología y
Psicoterapia de Grupo, XII, nº1 en 1988. Los tres últimos correspondieron a
una elaboración teórica posterior a los debates de la década del 70 en la
Asociación Psicoanalítica Argentina, acerca de la tensión existente entre realidad
externa y realidad psíquica y del carácter representacional de lo colectivo. Para
ese período histórico la realidad externa era construída a expensas de la
externalización o proyección de la realidad interna o en su defecto era objeto de
estudio de disciplinas alternativas al psicoanálisis como la política, la sociología o
la historia. Tanto lo vincular como la realidad externa no tenían un status
metapsicológico propio y caían por fuera de nuestra disciplina.
A nivel mundial, las corrientes analíticas que tomaron ese sector de la teoría,
como K. Horney y E. From, fueron considerados “culturalistas” y terminaron
autoexcluyéndose del psicoanálisis. Como correlato, en nuestro país, se asignó
la denominación de “Escritos sociales” a un sector de la Obra de Freud
representado por El Moisés, Totem y tabú , Psicología de las Masas y Malestar
en la cultura.
Va de suyo que construir una tópica metapsicológica que incluyera a lo social (la
transubjetividad) y a los otros (intersubjetividad) ponía en riesgo la pertenencia
institucional de quien lo intentara.
Respecto de lo intersubjetivo es a partir de Lacan, quien formó su propia
escuela en 1964, que se marca la impronta del otro en la constitución del
psiquismo. En ese tiempo existía una polémica teórica con la escuela inglesa
acerca del origen de la pulsión. ¿Era ésta endógena o exógena?
Desarrollos postlacanianos, como los de Laplanche con su teoría de la
seducción originaria, fijaron una clara postura en el sentido de que la génesis de
la pulsión era intersubjetiva y el objeto fuente estaba en el campo del otro.
Estos conceptos provenían de la idea de alienación estructural lacaniana que
partía del estadío del espejo.
En relación a lo transubjetivo (ver Transubjetivo) P. Aulagnier, con la noción de
contrato narcisista, y R. Kaës, con el concepto de apuntalamiento, van
desarrollando esta noción aunque sin mencionarla de ese modo.
Es Janine Puget, con los trabajos mencionados, quien postula la inscripción de
lo transubjetivo como un espacio de la mente, cuyas representaciones sociales
están relacionadas con ideología, religión, poder y pertenencia.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Con la idea de Triple espacialidad se dieron bases metapsicológicas para


desarrollar la teoría víncular. En términos generales el planteo era pasar de lo
que Freud describió dentro del aparato psíquico a lo ocurrido entre los sujetos.
Comenzaba a pensarse también en un sector representacional tanto para los
otros significativos como para los otros, en su condición de conjunto.
De allí que algunos críticos evaluaran la terapia vincular como una psicoterapia
interaccional pues ignoran la representación inconsciente del vínculo. Al no
diferenciar los tres espacios psíquicos se confunde el objeto interno con el otro.
Por consiguiente los únicos destino posbiles del otro del vínculo son: ser una
mera réplica de los objetos arcaicos o caer hacia lo externo como un yo función
que interactúa con otro yo función.
Si bien Janine Puget sistematizó en sus trabajos inciales los tres espacios (Ver
Bibliografía) las ideas fueron evolucionando por desarrollos de la propia autora,
aportes de Käes y Bernard y de la segunda generación de analistas vinculares
de la AAPPG.
Actualmente podríamos definir los tres espacios como lógicas o sistemas de
inscripciones representacionales que implican dinámicas diferentes y que tienen
vigencia desde el comienzo de la vida como un triple registro.
El espacio Intrasubjetivo esta caracterizado por la unidireccionalidad. Es
importante aquí no confundir el origen del psiquismo (producto del triple
registro mencionado) con la organización específica del deseo y la defensa. Este
espacio es el equivalente para la teoría clásica de lo que está definido como
intrapsíquico.
Es unidireccional porque el sentido se irradia predominantemente desde el yo
hacia lo externo. Estaría conformado por representaciones del yo corporal,
productos de funcionamientos autoeróticos y de fantasmas de
autoengendramiento. Sus componentes son pulsión, deseo fantasía y
relaciones de objeto. Representa lo que algunos autores de la segunda
generación han definido globalmente como “sujeto de deseo”.
El espacio Intersubjetivo se caracteriza por ser bidireccional, dado que el
sentido ya no provendría desde mundo interno hacia los otros sino que
devendría de la relación con los otros. [Esto conlleva a diferentes concepciones
acerca la simetría y la asimetría, que desarrollaremos en el punto siguiente].
En sus comienzos se tomaba como modelo de lo intersubjetivo a la estructura
familiar inconsciente (ver EFI), que determinaba diferencias de sexos y
generaciones.
Luego se complejizó adquiriendo importancia la relación del sujeto con los
otros-nuevos significativos.
Implica el pasaje conceptual del objeto interno al otro. Esto supone la
inscripción de pactos y acuerdos inconscientes, relacionados tanto con la
positividad como la negatividad (ver Pacto denegativo), de alianzas
inconscientes y de interfantasmatización.
La representación inconsciente del vínculo es el campo de los otros dentro del
psiquismo. Es aquí donde adquiere precisión la noción de sujeto del vínculo, con
su correlato: el otro del vínculo. Esto daría cuenta de la posibilidad del
encuentro, subsidiaria de la teoría del acontecimiento.
En el espacio Transubjetivo (Ver Transubjetivo) la Dra. Puget ubica “las
representaciones del mundo externo real (social y físico) que el Yo adquiere
desde lo originario directamente así como por la mediatización del Super Yo
de los objetos parentales (Puget 1987). El Sujeto es tanto Sujeto del mundo
como de la estructura familiar”. Como vemos esta autora le da una doble
entrada a lo Transubjetivo en el psiquismo del infans: a través de la madre,
como portavoz, y de modo directo desde la cultura. Se diferencia así de la
postura de Käes quien propone la inscripción de la transubjetividad a través
del portador materno. Para él lo transubjetivo, en una de sus versiones, son
aquellas inscripciones que comparten los sujetos en tanto forman parte de un
determinado conjunto. Lo diferencia así de lo transindividual que estaría
representado por las fantasías originarias, la estructura del lenguaje y el
Edipo, condición que atraviesa a todo sujeto para constituirse como tal y
formar parte de la especie humana.
Para Janine Puget en los componentes de la transubjetividad predomina la
imposición. Lo transubjetivo sería aquel espacio del psiquismo de mayor nivel
de apertura.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Los tres espacios psíquicos han generado una fuerte polémica, dentro y fuera
de la teoría vincular. En la AAPPG hay líneas que sostienen que existirían solo
dos espacios: adentro y afuera del psiquismo, que representarían lo
intrasubjetivo y extrasubjetivo respectivamente. En el adentro ubican un nivel
intersubjetivo, que tiene que ver con la discriminación (parte neurótica de la
personalidad) y un nivel transubjetivo (pensado como lo sincrético
blegeriano). En el afuera quedaría ubicado, por un lado el espacio de los
vínculos y por otro el macrocontexto. Para esta postura más que de espacios
se hablaría de formas de vincularse con los objetos. Algunas serían más
narcisistas y fusionales y otras estructuralmente neuróticas, en el sentido del
reconocimiento de la alteridad. Esto en la teoría grupal es equivalente a
homorfismo (discriminación) e isomorfismo (fusión). Se podría pensar toda la
teoría vincular desde estos dos ejes.
A su vez desde fuera del campo vincular se critica la idea de los Tres espacios
por considerarla demasidado esquemática y con un cierto riesgo a ser
sustancializada.
Autores de la segunda generación de analistas vinculares pensaron diferentes
niveles de intercambio entre los espacios, a través de fenómenos como los de
cambios de estado, clivajes y barreras. Así ubicaron, por ejemplo, zonas
interno-externas del psiquismo en los espacios inter y transubjetivo, con
niveles de apertura graduales, cuyo máximo estaría en el espacio
transubjetivo y su mínimo en la intrasubjetividad. Los espacios tendrían
diferentes niveles de significación y de investimiento. Desde esta perspectiva
lo pulsional quedaría ubicado en el espacio intrasubjetivo.
Otras temáticas en discusión tienen que ver con las nociones de
bidireccionalidad y de asimetría-simetría. Janine Puget plantea que hay
bidireccionalidad y vínculo desde el nacimiento mismo, conceptos estos
resistidos por aquellos que sostienen el desamparo originario y la inermidad.
Sin embargo Laplanche de algún modo concuerda con esta autora porque
plantea que en el campo de la sexualidad la relación es asimétrica. El infans
es colonizado por la madre, pero en el terreno de la autoconservación hay una
simetría en el intercambio, porque los llantos del bebé van marcando una
cadencia que determina a su vez la condcuta de la madre.
Una salida posible a este dilema es pensar la triple inscripción simultánea
desde el inicio de la vida, con asimetría para lo intrasubjetivo y simetría para
la intersubjetividad.
Para concluir, desde la teoría de los tres espacios es posible que sea necesario
repensar conceptos claves del psicoanálisis como transferencia, repetición y
narcisismo.

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¿son superpuestos? Revista de Psicología y Psicoterapia de Grupo, XII, nº1 en
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Acerca de la problemática del otro en el vínculo de pareja. Discusión del
trabajo del Grupo de investigación de la AAPPG sobre la problemática del otro.
1995.
VÍNCULO
Rasia Friedler

DEFINICIÓN

Del latín: “vinculum” de “vincire” que significa atar, unión o atadura de


una persona o cosa con otra. Antiguamente expresaba una unión
sujetada firmemente que se hacia juntando un haz de ramas atada con
una cuerda de nudos, sugiriendo una atadura lo más duradera posible
(Corominas, 1973) (6).
El vínculo constituye una noción central de la ampliación meta-
psicológica de Berenstein y Puget, que lo conciben como una cons-
trucción básica para la construcción de la subjetividad que se da simul-
táneamente en tres espacios psíquicos, cada uno de ellos con sus
representaciones específicas e independientes entre sí. Es una ligadura
estable entre yoes deseantes con características de extraterritorialidad.
Se diferencia de la relación de objeto, que es intrasubjetiva. Es una or-
ganización inconsciente constituida por dos polos (dos yoes, descripto
desde un observador virtual, o un yo y un otro, visto desde sí mismo) y
un conector o intermediario que los liga.
Se representa en configuraciones y se realiza en un entramado
fantasmático que se produce entre los yoes, en una zona de contacto
entre la investidura narcisista y lo incompartible del otro. El vínculo es
registrado por los yoes como un sentimiento de pertenencia. Se rige
más por la suplementación que aporta el “exceso” del otro en cada yo,
por los nuevos sentidos que se ofrecen los yoes entre sí, que por la
complementariedad. Se sostiene en una serie de estipulaciones incons-
cientes tales como acuerdos, pactos y reglas que contienen una cua-
lidad afectiva. Dicho entramado fantasmático es de orden
representacional y está regido por las leyes de condensación y
desplazamiento, a las cuales Berenstein le añade la ley de oposición,
determinante de las semejanzas y diferencias entre los yoes. (1995)
(6).

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

La complejidad, la polisemia y la ubicuidad de la noción de vínculo se


enmarcan en una diversidad que incluye desde un planteo extremo que lo
declara irrelevante para la práctica del psicoanálisis (Widlöcher,1970),
pensado fundamentalmente desde la intrasubjetividad, hasta orientaciones
teóricas como las de Berenstein y Puget (1988) (25) que lo consideran un
concepto fundante del mundo intersubjetivo. Los primeros conciben el vínculo
como relaciones de objeto, los últimos como producto de la intersubjetividad.
Los vínculos han sido teorizados desde múltiples perspectivas que engloban
diferentes planteos metapsicológicos, a menudo inconciliables.
La diversidad también abarca posturas que toman la vinculación como
un comportamiento biológico interindividual, que depende de una motivación
innata hasta el vínculo pensado psicoanalíticamente como una estructura
inconsciente.
Losso, R. (1990) (18) ha señalado la multiplicidad de referencias e
intuiciones que existen en la obra de Freud, que podrían ser tomadas como
antecedentes de una concepción intersubjetiva. La postulación freudiana
(1921) de un descentramiento del sujeto respecto del yo que se producía a
través de la identificación originaria con la o las figuras parentales puso sobre
el tapete la ajenidad del sujeto con respecto a su propio yo. Losso recuerda
que en 1938 Deutsch ya había planteado la hipótesis de que la etiología de un
caso de dos hermanas en que se observaba una distorsión psicótica de la
realidad se vinculaba al hecho de que ambas “poseían en común contenidos
psíquicos reprimidos, los que emergían primero en una y luego en la otra” .
Si bien las concepciones relacionales del desarrollo del individuo datan
desde larga data, es sobre todo a partir de la década del 50 que las
teorizaciones sobre los vínculos adquieren un mayor desarrollo. Dentro de las
últimas orientaciones hay matices y diferencias entre los autores. Sería
imposible enumerar aquí todos los autores que han realizado importantes
aportes en el desarrollo de este término.
En 1956 Bateson (1) y sus colaboradores formularon la hipótesis del
"doble vínculo" basándose en la teoría de los tipos lógicos de Whitehead y
Russell, señalando sus implicaciones psicopatológicas. El doble vínculo era
aquel que se establecía entre personas atrapadas en un sistema estable,
productor de definiciones conflictivas de dicha relación. La definición de doble
vínculo sufrió varias modificaciones durante el desarrollo de la obra de
Bateson, pasando del campo de la patología al de la creación, convirtiéndose
finalmente en un principio abstracto que define un proceso de creación
fundado en la inversión de los diferentes niveles de mensajes .
Pichon-Rivière (1956-57) (23, 24) hace un giro con relación al
pensamiento clásico psicoanalítico visualizando el mundo interno como
reconstrucción de la trama vincular en la que emerge el sujeto. La noción de
instinto cede paso a la de estructura vincular. El sujeto pichoniano es un
sujeto de acción, de creación transformadora en su contexto sociocultural.
Este autor denomina vínculo a la manera particular con que un sujeto se
conecta o relaciona con otro creando una estructura que es particular para
cada caso y cada momento. Se refiere a distintos tipos de vínculos:
depresivo, hipocondríaco, paranoico, etc. Posteriormente afirma que toda su
teoría se centra en el vínculo como una estructura que incluye un sistema de
transmisión - receptor, mensaje, canal, signo, símbolos y ruido. Los vínculos
“internos” serían relaciones externas que han sido internalizadas, el conjunto
de dos representaciones de objeto y la relación entre ambas. Plantea que las
relaciones intersubjetivas son direccionales y se establecen sobre la base de
necesidades en las que interviene la fantasía inconsciente, fundamento
motivacional del vínculo. El vínculo para Pichon incluye al sujeto y al objeto,
su interacción, modos de comunicación y aprendizaje, configurando un
proceso en formas de espiral dialéctica, proceso en cuyo comienzo las
imágenes internas y la realidad externa deberían ser coincidentes.
Para Bion (1965) (11) el vínculo describe una experiencia emocional en
la que dos personas (vínculo interpersonal) o dos partes de una personalidad
(vínculo intrapsíquico entre distintas representaciones, entre pulsión y
representación o entre pensamiento y afecto) están relacionadas unas con
otras, con la presencia de emociones básicas. La investidura libidinal entre la
madre y el lactante sería la base de todo vínculo. Selecciona tres grandes
grupos de emociones: amor (L), odio (H) y conocimiento (K) intrínsecas al
vínculo entre dos objetos que se afectan mutuamente. Considera que ninguna
experiencia emocional puede ser concebida fuera de una relación. Sus
postulaciones abarcan principalmente los aspectos más fusionales, regresivos
y narcisistas que se ponen en juego en la vincularidad.
Winnicott (1952) (29) tiene una concepción relacional del individuo
afirmando que “el centro de gravedad de ser no tiene su comienzo en un
individuo sino en una organización total”.
Para Kaës, R. (1972) (15) la estructura de relación básica que sustenta
el vínculo está constituida por los fantasmas originarios. Retoma así el planteo
bioniano del efecto estructurante de los fantasmas originarios en el proceso
grupal, formulando nuevas precisiones sobre las características de dichos
fantasmas referidas, por ejemplo, a la noción de permutación o de
circularidad de los lugares y posiciones estructurales. Habría en la base de
todo vínculo un intento de superación de la discontinuidad con el otro, una
tentativa de retorno a un nivel primario de funcionamiento en que el
psiquismo materno y el del infans se confunden entre sí. Postula tres
modalidades de lo negativo (de obligación, relativa y radical) necesarias para
la constitución, organización y mantenimiento del vínculo que implican el
sacrificio de ciertas zonas del sí-mismo y del otro en aquello que debe ser
objeto de una renuncia pulsional, de la represión de una representación o del
rechazo de un afecto. En 1989 (16) descarta la hipótesis de un inconsciente
del conjunto, proponiendo que “ciertas formaciones del inconsciente acaso
deban algunos de sus contenidos y una parte de sus destinos al hecho de
estar constituidas dentro del conjunto y de ser constitutivas de éste”.
Aulagnier, P. (1975) (12) ha señalado la arbitrariedad de todo intento
de separación entre los espacios psíquicos del infans y de la madre en los que
se inscribe una misma experiencia de encuentro. Desde una concepción
esencialmente vincular del psiquismo, resalta el carácter vital del encuentro
con un portavoz sujeto al sistema de parentesco y a la estructura lingüística.
Para esta autora, un vínculo estable se construye en base a una compleja
interacción de diferentes niveles de representaciones vinculares: originario,
interfantasmático e ideico. (ver representación vincular) La subjetivación y
desprendimiento del infans dependen del deseo de la madre de que este
acceda a cierta autonomía. Su reconocimiento del carácter plural de la
subjetividad abarca distintas posibilidades de resolución del enigma de la
escena primaria, en tanto organizadora de la inclusión del tercero para la
madre y el infans.
Existen otros desarrollos teóricos contemporáneos más o menos afines
a la Teoría de las Configuraciones Vinculares, con variadas diferencias teóricas
según los autores.
Liberman, D. y Labos, E. (1982) (17) tomando la idea de una trama
inconsciente comunicacional que participa en la constitución de las fantasías
inconscientes del sujeto, desarrollan el concepto de “organización de la
fantasía vincular circunstancial”. Se trata de una perspectiva estructural
donde los elementos interpersonales, apoyados en una determinada fantasía
inconsciente, son los que marcan la dirección del sentido de la significación.
Eiguer, A. (1983-1984) (14) define los vínculos inconscientes
intrafamiliares como “haces de investiduras recíprocas entre sus miembros”
diferenciando dos tipos de vínculos que se articulan entre sí simultánea y
complementariamente: los narcisistas y los objetales.
Para Maldavsky (1991) (19) el vínculo es una formación inconsciente
compleja promovida por el empuje pulsional y desiderativo acotado por las
tradiciones, las exigencias contextuales y las restricciones de cada individuo.
Es por lo tanto una trama resultante de transacciones que distribuyen
posiciones interindividuales creando una red defensiva que hace a la
determinación de cada organización particular.
Seiger y Moguillansky (1991) (21) hacen una precisión por la cual
distinguen el vínculo, como organización estable, del estado vincular, que
tiene un carácter provisorio, fluctuante o puntual.
Merea, E. C. (1994) (20) piensa el inconsciente como situado en el
espacio intermedio de la vida relacional y concibe un aparato psíquico
extenso, homeoerético, interpenetrado con el semejante, con tendencia a
mantener cierto nivel conflictividad intersubjetiva. Retoma la cuestión
freudiana de las tres afrentas al narcisismo humano, ubicando el
descentramiento del sujeto presente en la vincularidad como una cuarta
afrenta.
Según Puget, J. y Berenstein, I. (1988) (25) todo vínculo se origina en
un intento de resolver una falta, una condición de desamparo originario, que
se inaugura con el nacimiento. Esta es una condición inicial del vínculo. Ser
sujeto y objeto simultáneamente y elegir a un otro como objeto propone una
alternancia entre actividad y pasividad indispensable en la constitución del
vínculo. Esta autora vincula los mecanismos pasivos y activos presentes en la
constitución de un vínculo a la paradoja: obligación de pertenecer - opción de
decisión. El dominio del vínculo requiere de una relación entre un yo y un otro
cuya presencia es imprescindible para la construcción de la realidad (realidad
psíquica vincular). Siguiendo las conceptualizaciónes de Aulagnier, afirman
que en la intersubjetividad se reviste de fantasía el componente real e
irreductible del otro en un intento de conocerlo. Esto hace que el yo lo pierda
y posea a la vez, intentando ilusoriamente tener lo que nunca tuvo.
Bernard, M (1997) (8) considera que en el hay dos polos: uno
adaptativo que da cuenta de la realidad externa y otro imaginario o
fantasmático que constituye una membrana de para-excitación que envuelve
el vínculo. Plantea que en el dispositivo psicoanalítico bipersonal hay un
vínculo, pero advierte que la presencia del otro en la escena analítica, puede
darle un viso de realidad a los despliegues transferenciales que allí se
producen.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

La noción de vínculo es una idea fundante del movimiento psicoanalítico


de las Configuraciones Vinculares, implicando ampliaciones metapsicológicas .
El vínculo es considerado como constitutivo y precedente de los sujetos.
Para Puget, J. (1988) (25) "el vínculo con el cuerpo social es un
compuesto de elementos inconscientes, activos pero mudos y otros
conscientes", del cual depende la inscripción en la continuidad histórica, la
cultura y las leyes de parentesco. Berenstein, I. se refiere a lo que une en el
espacio transubjetivo como “ligaduras estables”, reservando la denominación
de vínculo para el espacio intersubjetivo. Estas ligaduras estables
socioculturales están directamente relacionadas con el sentimiento de
pertenencia y refieren a representaciones inconscientes socioculturales
inscriptas muy tempranamente en el psiquismo, difícilmente accesibles a las
palabras. Los vínculos pueden tener modos más primitivos de funcionamiento
(con prevalencia de fusión) o más complejos (con prevalencia de la alteridad o
discontinuidad).
Berenstein, I. (1991) (4) realiza tres precisiones en esta noción
referidas a los siguientes aspectos: los territorios donde se establecen las
ligaduras estables, su cualidad (duradera o transitoria, pasible de ser
expresada con palabras o no, etc.) y la direccionalidad del significado
inconsciente.
Con relación a los territorios, diferencia tres espacios: el de la
intrasubjetividad caracterizado por relaciones de objeto, el de la
intersubjetividad caracterizada por vínculos y el espacio transubjetivo
caracterizado por las representaciones inconscientes socioculturales.
El área de la intersubjetividad presupone una configuración de yoes
reales externos con una producción interfantasmática que depende de las
leyes del conjunto. Se caracteriza por la presencia de vínculos donde la
corporeidad es del yo y del otro, con características de extraterritorialidad.
Este conjunto de yoes a su vez depende del código del lenguaje, previo al
sujeto. La transubjetividad refiere a los significantes y significados
socioculturales inconscientes que atraviesan las subjetividades y los vínculos,
cuyo prototipo serían los procesos ideológicos.
La segunda precisión alude a la reformulación de la cualidad de
estabilidad en la noción de vínculo, planteada actualmente como una
tendencia a la estabilidad, incluyendo bajo la denominación de vínculo no
solamente los intercambios estables y basados en acuerdos, pactos, reglas y
metarreglas inconscientes sino también aquellos contactos únicos, efímeros o
derivados del azar.
La tercera precisión refiere a la direccionalidad del significado
inconsciente. En el mundo intersubjetivo ésta proviene del vínculo,
considerado como algo propio que excede la suma de los yoes relacionados,
irradiándose a las otras áreas (mundo interno y sociocultural).
Loa vínculos se sostienen en la capacidad de transferir, en el intento
ilusorio de recuperar la sensación oceánica propia de la vivencia de unicidad.
La presencia de un otro real externo, sería una condición necesaria para
constituirse en soporte y garante de la bidireccionalidad del vínculo, entendida
como una ligadura estable entre dos seres deseantes. Su ausencia es
necesaria para el despliegue del trabajo de investidura y su presencia para
acotarla. Berenstein le asigna a la vivencia de separatividad entre los yoes un
carácter defensivo frente a la vivencia de fusión. (Berenstein, 1995) (6).
Rojas y Sternbach (1994) (27) admiten niveles conscientes e
inconscientes en el vínculo. Es posible discriminar en el vínculo distintas
dimensiones: “una, narcisística, marcada por la fusión y la ilusión de plenitud,
ineludible en el encuentro con el otro por la marca del desamparo primordial.
Otra, simbólica, campo del deseo y del lenguaje, marcada por la castración y
el reconocimiento de la alteridad; y la tercera dimensión, el orden de la
satisfacción pulsional, fuertemente enraizada en la corporeidad.
En cuanto a la naturaleza de la cualidad vinculante Berenstein, I. (1991)
(4) distingue lugares activos y pasivos del vínculo. Retoma la
conceptualización bioniana y la de Meltzer, D. afirmando que los vínculos
tienen una tendencia a estabilizarse constituyendo ligaduras estables. Dicho
autor apoya la idea de la existencia en el ser humano de una capacidad innata
para crear vínculos de complejidad creciente que relaciona con el
conocimiento ligado a la posibilidad de otorgar significados a la primera
ausencia que se instala como símbolo de la finitud del placer.
Los vínculos de la estructura de parentesco tienen denominaciones
específicas siendo estructurados y a su vez estructurantes de los yoes
intervinientes. Los intercambios entre los yoes que componen una familia
están atravesados por varios encadenamientos de sentidos que resultan
invisibles para esos mismos yoes. La Estructura Familiar Inconsciente es el
espacio al cual advienen los yoes para constituirse como sujetos y continuar el
proceso identificatorio.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

La episteme occidental de fin de siglo define desterritorializaciones,


contenidos, funcionamientos intersubjetivos y transculturales que sitúan al
vínculo como una dimensión privilegiada para restituir ciertos niveles de
apoyatura fuertemente amenazados. El ensanchanmiento metapsicológico del
psicoanálisis o la “explosión” de la intersubjetividad acentúa el papel de la
realidad externa, en una ineludible dislocación vincular. Los sujetos
descentrados en otros están incluidos en lazos que a su vez los trasciende,
redefiniendo sus posiciones. Las subjetividades no están solamente arrojadas
en el lenguaje, sino en las otras. Esta visión replantea toda la cuestión del
método psicoanalítico, la teoría y la praxis.
Dentro del vuelco filosófico hacia lo histórico-finito, los lazos sociales
aparecen como retículos de conexiones y al mismo tiempo, como modos
singulares de experiencia donde cristalizan actos de palabra que a su vez
remontan, en forma simultánea o sucesiva, hacia otros. Resolver la afirmación
de la vincularidad desde un pensamiento estructuralista clásico conlleva un
riesgo de pérdida de historicidad dentro de un logicismo que supone una
cantidad finita de variaciones posibles dentro de un sistema reglado y
preestablecido . En los últimos años ha habido un viraje teórico en el
movimiento de las configuraciones vinculares hacia una concepción de
estructuras abiertas a las transformaciones, donde el azar obtiene un mayor
protagonismo.
¿Qué factores socio-históricos intervienen en el desplazamiento del foco
de interés del psicoanálisis del sujeto al vínculo? Notamos que el interés
creciente del psicoanálisis por la vincularidad coincide con un momento
histórico de debilitamiento o disolución de los sentidos de la modernidad,
siendo tardío con relación a otras corrientes de la psicología. Si bien las
investigaciones sobre vínculos han destrabado al psicoanálisis clásico de
algunos atolladeros teóricos ubicando la intersubjetividad como condición de
posibilidad trascendental, consideramos que, por otro lado, ha producido un
efecto de corrimiento del eje de inteligibilidad de los vínculos con relación al
sistema productivo, por ejemplo, que no es tomado suficientemente en cuenta
como organizador de las relaciones sociales, apareciendo en general, como
un referente más o menos lejano. Tener en cuenta la multiplicidad de
dimensiones que juegan en este campo permitirá seguir avanzando en
complejidad.
La vincularidad que se propone pensar como nuevo paradigma se
encuentra en un diálogo muy estrecho con una crítica del sujeto llevada a
cabo por la filosofía contemporánea y reabre un debate histórico en el campo
teórico del psicoanálisis de los fenómenos multipersonales. Se trata de un más
allá del sujeto que pone en relieve un arduo proceso de reconocimiento y
transformación de la realidad externa, para que ésta no resulte tan
antagónica a la realización del deseo. La realidad externa, que en Freud era
un universo de masas en movimiento generadoras de energía que irrumpían
en la intrasubjetividad, en una subversión del dualismo subjetividad-realidad
externa, adquiere otro estatuto teórico: la realidad psíquica se construye
desde la sociabilidad constitutiva del sujeto, lo que obliga a un replanteo
epistemológico de la importancia de la dialéctica sujeto-objeto dentro del
campo psicoanalítico. La tendencia a la abducción, en el afán de rescate de la
riqueza del legado freudiano, puede convertirse en obstáculo epistemológico.
¿Hasta qué punto lo "nuevo" paradigmático no sería una cuestión ilusoria
impulsada por los efectos de obsolescencia y el ansia de renovación acelerada
que promueven las estrategias del capitalismo tardío? Es posible que el
debilitamiento o disolución de la noción intrasubjetiva de sujeto construida a
partir del comienzo de este siglo desde el psicoanálisis, junto a la
reivindicación de la noción de vínculo, no remitan necesariamente a un nuevo
paradigma, sino que indiquen las tendencias denegadoras o excluyentes de lo
social así como de otros saberes y prácticas psicoterapéuticas sobre la
grupalidad, desde los atravesamientos institucionales que han marcado dicho
campo. En este sentido, consideramos que no es posible acceder a cierta
intelección de la intersubjetividad sin una deconstrucción histórica, una
desnaturalización de los significados y un análisis metateórico capaz de
explicitar las suposiciones ontológicas y epistemológicas que subyacen a las
formulaciones .
Desde distintas concepciones recientes sobre vínculo los autores
coinciden en que los desarrollos epistemológicos del carácter plural de la
subjetividad requieren de un orden de mayor complejidad. La noción de
vínculo permite volver sobre variados recorridos teóricos que ofrecen zonas
más o menos amplias de continuidad y discontinuidad. A modo de invitación a
una contrastación y/o articulación entre las diversas concepciones teóricas
psicoanalíticas sobre la noción de vínculo encontramos que Berenstein, a
diferencia de otros autores tales como Pichon-Rivière, reserva la
denominación de vínculo exclusivamente para el área intersubjetiva. A
diferencia de Kaes, que acota o relativiza la heterogeneidad entre los distintos
espacios psíquicos, desde una metapsicología doble ("doble estatuto del
sujeto"), a través de las formaciones intermediarias y fóricas, Berenstein y
Puget enfatizan más la discontinuidad y heterogeneidad entre los distintos
espacios, desde una metapsicología triple.
¿Cómo cercar en términos metapsicológicos la especificidad de las
formaciones del inconsciente en los conjuntos y en el cuerpo social? La
asunción de la condición de malentendido en que se mueven las
intersubjetividades nos parece una contraposición fértil al supuesto de un
estado normal de continuidad y transparencia entre los sujetos, que habría
que “curar” o “modificar”.
¿Cómo incide el punto de partida (por ejemplo, el dispositivo
psicoanalítico de grupo en el caso de Kaes o el dispositivo psicoanalítico de
familia en el caso de Berenstein), a la hora de inteligir la vincularidad con el
supuesto de un inconsciente?
¿Qué nuevos desafíos proponen al psicoanálisis la construcción de
ciertas formas de vincularidad más mediatizadas por los objetos que por las
palabras?
En el conjunto de las obras recorridas, encontramos más desplegada la
cuestión de la capacidad constituyente y la condición precedente del vínculo
con relación al sujeto singular, el a priori vincular, que su aporte
transformacional, reparatorio y gratificante.

BIBLIOGRAFÍA

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5. Berenstein, I. Narciso y
Edipo en el proceso psicoanalítico. Del espejo
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7. Berenstein, I. Vínculo familiar. Hechos,
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10. Bernard, M. Interrogaciones. Rev. de la AAPPG. Bs. As. 1.
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18. Losso, R. La teoría psicoanalítica y el psicoanálisis
familiar, Rev. de Psicoanálisis, A.P.A., Nº 5/6, T.
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19. Maldavsky, D. Procesos y estructuras vinculares. Mecanismos,
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pareja y familia, 37th Congreso de IPA Bs.
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la familia y pareja, Rev. de Psicoanálisis, A.P.A., T
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23. Pichon- Rivière, E. Teoría del vínculo. Ed. Nueva Visión, Bs. As., 1980.
24. Pichon-Rivière, E. Una nueva problemática para la psiquiatría. Rev. de
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Bs. As.1988.
26. Puget, J.; Kaës, R. Violencia de estado y psicoanálisis. Bibliotecas
Universitarias, Bs. As.p. 48. 1991.
27. Puget, J. Nuevos paradigmas. La vincularidad en tanto nuevo
paradigma. Ficha. 1996
28.Rojas,M.-Sternbach, S. Entre dos siglos. Una lectura psicoanalítica de
las posmodernidad. Lugar Ed. Bs As 1994
29. Winnicott, D. Jeu et realité. L'espace ptentiel. Gallimard.
Paris.1975
VIOLENCIA FAMILIAR
María Cristina Rojas

DEFINICIÓN

Dentro de la investigación de la violencia en el Psicoanálisis vincular, y


más específicamente en el ámbito familiar, hemos caracterizado como
violencia “... al ejercicio absoluto del poder de uno o más sujetos sobre otro,
que queda ubicado en un lugar de desconocimiento; esto es, no reconocido
como sujeto de deseo y reducido, en su forma extrema, a un puro objeto.
Dicho de otro modo, consideramos a la violencia por su eficacia, la de anular
al otro como sujeto diferenciado, sumiéndolo en una pérdida de identidad y
singularidad que señala el lugar de la angustia.” (5)

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

El término violencia, de intensa connotación afectiva y usos coloquiales


múltiples, requiere ser situado en el cuerpo del Psicoanálisis a través de su
precisión conceptual.
Es Piera Aulagnier quien realiza un aporte fundamental, al definir
violencia primaria y secundaria. Violencia primaria: “....radical y necesaria,
que la psique del infans vivirá en el momento de su encuentro con la voz
materna...” “designa lo que en el campo psíquico se impone desde el exterior
a expensas de una primera violación de un espacio...” Violencia secundaria;
“se abre camino apoyándose en su predecesora, de la que representa un
exceso por lo general perjudicial y nunca necesario para el funcionamiento del
Yo...” (2).
El concepto de violencia propuesto por la definición enunciada, se
conecta, de tal modo, con la idea de violencia secundaria, ya que la primaria,
en tanto constructiva, expresa la pulsión de vida, y se contrapone, por ende,
a la idea de un poder extremo que conlleva la destrucción de la subjetividad,
constituyendo ésta la expresión misma de la pulsión de muerte.
Por otra parte, diversas formas de violencia sellan, de modo insoslayable,
los distintos tiempos de la historia del hombre. Tanto a nivel de la red social
como en los conglomerados familiares enlazados en dicha trama emergen en
cada momento histórico, formas graves o atenuadas de la tendencia al
dominio o la aniquilación del otro. La violencia, tributaria del malestar en la
cultura y del propio narcisismo, resulta así tan irreductible como éste.
La complejidad del funcionamiento violento implica distintas vertientes
en su determinación. A la consideración del mundo intrapsíquico de
violentadores y violentados, se agrega el análisis de la dimensión vincular y el
reconocimiento de las determinaciones socioculturales y transgeneracionales
que inciden en su producción. Las diversas formas de la violencia familiar han
de ponerse, pues, en conexión con vertientes perversotrasgresoras propias de
la red social, tales como impunidad, violencia legitimada como recurso y
corrupción.
DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

En cuanto a la violencia en la familia, se manifiesta a través del maltrato


corporal o el abuso sexual; y/o se expresa en la palabra y el afecto, bajo
diferentes modalidades discursivas. La violencia del discurso, no por sutil y
aun a veces casi inadvertida, resulta de menor eficacia y poder de devastación
que el maltrato corporal. El efecto violento no se halla tanto en el contenido
semántico del discurso como en su organización misma, y en aquello implícito
que conllevan las enunciaciones manifiestas. Si el golpe lesiona a veces en
forma irreparable, el abuso sexual y la violencia discursiva, que a su vez
cosifican al otro al desconocerlo como deseante, producen un daño psíquico
que en su extremo, adquiere las formas de la psicosis, la enfermedad
psicosomática grave, el accidente-suicidio, o las patologías del acto y la
pulsión. La palabra y el acto violentos pueden ser rastreados como modo de
relación privilegiado en las familias a veces a través de varias generaciones.
Podemos hablar así de una trasmisión intergeneracional del maltrato, físico y
mental.
El eje de la escena violenta en lo observable es el vínculo entre
violentador y violentado/s, que se formula como golpeador-golpeado/s,
abusador-abusado/s, abandonante-abandonado/s, enloquecedor-
enloquecido/s; no obstante, ella compromete a todos los miembros del grupo,
expandiéndose en la red familiar. Configura así una verdadera enfermedad del
grupo y el abordaje terapéutico conjunto se jerarquiza; aun cuando hubiere
casos -como algunos de extrema violencia corporal, entre otros- en los que la
sesión conjunta podría estar contraindicada. Tanto violentadores como
violentados se encuentran a su vez sometidos a déficits y excesos, sentidos y
sin sentidos que operan transgeneracionalmente, actualizados con frecuencia
a partir de condiciones violentas del presente que obstaculizan la
resignificación de lo recibido y la apertura a lo nuevo. Así, el victimario se
halla a su vez atrapado en hilos invisibles; si bien su deseo suele aparecer en
lo manifiesto como único y realizado, en la “otra escena familiar”, en cambio,
un texto ignorado y fatal lo posiciona.
Podemos así pensar a la violencia familiar tanto en términos de
vinculaciones actuales como conectada con fenómenos de
descontextualización y trasmisión de aconteceres transgeneracionales. Es
decir, enfocando a los personajes violentos en tanto expresivos de
determinaciones concernientes también a otros tiempos y otros contextos. A
la vez, es posible considerar, complejizando lo anterior, las formas de
violencia propias de la época, cuyas particularidades, en diálogo con otras
determinaciones, proponen modos de expresión para violencias ineludibles y
favorecen o desestiman la elaboración y contextualización de lo trasmitido.
En relación con la definición de violencia inicialmente enunciada, las
diferentes modalidades de la violencia familiar que aquí mencionaré -las
cuales de ninguna manera pretenden agotar la amplitud del tema-, afectan,
de distintas maneras, a la subjetivación. La familia, por la cualidad y función
de sus vínculos, en los que se enfatizan la dimensión constitutiva y el sostén,
conforma un espacio privilegiado para expresar una tendencia narcisista a la
homogeneización, que pretende moldear en el otro la imagen especular del
propio yo. De tal manera, algunas familias pueden definirse como violentas en
tanto portadoras de un discurso presentado como sagrado e incuestionable;
ellas ejercen la intromisión en la psique de sus miembros, no reconocidos
como mediatizadores singulares aptos de la propuesta social y familiar. Así
sometidos a distintos grados de desubjetivación, algunos de sus integrantes
se ven condenados a perturbaciones severas del pensamiento y la palabra
propios.
Dichos grupos manejan creencias e ideales rígidos y absolutos, violentos
en tanto eliminan la posibilidad de opción singular; el proyecto vital es fijado
para cada uno por el entramado familiar, y todo aquello no abarcado por el
ideal compartido es denigrado. Aun el deseo, ese “extranjero” singular y
difícilmente dominable, ha de ser descalificado y controlado, en casos severos.
Quien se atreva a conjugarlo, será expulsado quizá del paraíso del texto
familiar, poseedor supuesto de todas las respuestas; aislante ilusorio, por
ende, de la finitud y el dolor. Estos vínculos suelen ofrecer, a la par que
indiscriminación, aislamiento y soledad, desplegados en un contexto
encerrante. Cuando la indiscriminación se acentúa en estos grupos familiares
con perturbaciones en la simbolización, es factible considerar al otro, y al
cuerpo del otro, como partes propias a ser rechazadas, castigadas o
apresadas. Al mismo tiempo, a pesar del maltrato y el padecimiento, esta
índole de vínculo familiar es de difícil disolución, ya que la separación es
experimentada como muerte, desgarro o mutilación.
Ciertas familias, a su vez, a la manera de los regímenes totalitarios,
instalan el terror, y la vigencia de legalidades arbitrarias y sometedoras. La
transformación de la modalidad protectora esperada del lazo familiar en
vínculos violentos ocurre, muchas veces, dentro de un contexto semántico de
justificación, que mistifica las claves por las cuales es posible detectar y
reconocer la violencia.(8) Operan mecanismos propios del funcionamiento
perverso, como la renegación, tendientes al velamiento de las verdades y la
distorsión de las determinaciones, lo cual contribuye a oscurecer el sentido
posible de las violencias explícitas e implícitas. En estos grupos familiares,
parcialmente fracasados en la tramitación de las exigencias de la pulsión, se
consigue a menudo desculpabilizar el acto violento, y quizá toda expresión
mortífera, a través de justificaciones que, como a nivel social, definen lo
“bueno” y presentan lo “malo” en tanto debidamente exterminable. Al mismo
tiempo, las ideologías convalidantes tienden a “normalizar” el desafío y la
burla de las leyes propias de la red social. En dicha trama se entretejen con
frecuencia formas diversas de maltrato y abuso, tras sistemas de
encubrimiento que implican escisiones y complicidades; sólo cuando esto se
devela ante un testigo -por lo general, extrafamiliar-, se abre la posibilidad de
abordaje terapéutico; en los casos más severos, mediatizado por la
intervención judicial.
Un tipo particular de violencia discursiva familiar, a su vez incuestionable,
es el paradojal ”te ordeno que seas independiente”. (3) (5) Este, encierra al
destinatario en un doble mensaje sin salida. Ejecutada en forma reiterada
dentro de un vínculo asimétrico, como el de filiación, la paradoja resulta
violenta en tanto ella no ofrece más salida que la denuncia, y ésta se halla
vedada para el hijo, ya que puede ser castigada con un equivalente de la
muerte: el abandono, la pérdida del amor. El efecto, pues, de la constancia de
la paradoja, puede ser la descalificación y distorsión del propio pensamiento, a
condición de conservar los vínculos familiares sentidos como indispensables.
Para Anzieu, de tal modo, la paradoja lógica constituye una representación
psíquica de la pulsión de muerte. (1)
Otras formas de violencia familiar, se corresponden con una
desinvestidura de los vínculos y en particular de la parentalidad y la filiación,
que da lugar al abandono de los descendientes en sus distintos grados y
modalidades. Se producen así fallas en las ligaduras contenedoras y
constitutivas que durante la crianza una familia ha de ofrecer a los hijos, a
modo de zócalo de su pensamiento y de su posterior autonomía afectiva y
deseante. Cuando el lazo familiar insuficiente no propicia ligaduras pulsionales
eróticas ni metaboliza de algún modo el conglomerado de estímulos que el
mundo ofrece al niño, habilitando los procesos elaborativos, éste, sin bordes
ni referentes, queda sometido a las exigencias pulsionales, a la sensación sin
cauce. Esto puede a su vez dar lugar a expresiones violentas contra sí mismo
o los otros en el sujeto en conformación. Constituiría así una de las
modalidades facilitadoras de la mencionada trasmisión intergeneracional de la
violencia.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

En cuanto a las cuestiones ligadas al concepto, es necesario, para su


precisión, diferenciar el discurso violento de aquél considerado como
“agresivo”, por ejemplo gritos o palabras hirientes, en cuanto no produzcan el
efecto señalado en la definición arriba mencionada.
Por otra parte, es del mayor interés y especificidad la consideración
clínica del abordaje de las familias afectadas por estas problemáticas. Sus
rasgos peculiares, la utilización de mecanismos que determinan fisuras en el
sostén, configuran a menudo situaciones de verdadero riesgo, constituyendo
el niño y el adolescente los grupos más expuestos. Por otra parte, los
descendientes, por su dependencia y su indefensión, han sido destinatarios
favoritos del acto y la palabra violentos a través de los tiempos; junto a ellos,
las mujeres y hoy también los ancianos constituyen los grupos de mayor
riesgo. En la clínica de estos grupos familiares es preciso atenuar tal riesgo, lo
cual enfrenta en ocasiones al terapeuta con situaciones de emergencia, no
solamente en lo que se refiere al maltrato corporal sino en cuanto a las ya
mencionadas fisuras de la parentalidad por las cuales los hijos suelen
confrontarse con accidentes, suicidio, adicción, o actuaciones auto o
heteroagresivas de mayor o menor grado de peligrosidad.

BIBLIOGRAFÍA

1- ANZIEU, D.: La transferencia paradójica, ficha APDEBA, 1975


2- AULAGNIER, P.: La violencia de la interpretación, Amorrortu, Bs. As.,
1977
3- BATESON, G.: Pasos hacia una ecología de la mente, Lohlé, Bs. As.,
1976
4- FREUD, S.: El malestar en la cultura, Amorrortu, Bs. As., 1979; tomo
XXI
5- ROJAS, M.C., KLEIMAN, S., LAMOVSKY, L., LEVI, M., ROLFO, C.: La
violencia en la familia: discurso de vida, discurso de muerte, Revista de
Psicología y Psicoterapia de Grupo, 1/2, XIII, 1990
6- ROJAS, M.C.: Violencia y transgresión en la familia actual: ¿una clínica
posible?, Actas Jornadas AAPPG, 1995
7- ROJAS, M.C.: Violencia, familia y cultura, Revista Claves, 1993
8- SLUTZKI, C.: Violencia familiar y violencia política. Implicaciones
terapéuticas de un modelo general, en “Nuevos paradigmas, cultura y
subjetividad”, Paidós, 1994.
YO HORROR
Diana Singer

DEFINICIÓN

Negativo del Yo Ideal. Instancia constituída a partir de representaciones que


remiten al cuerpo desmembrado, a la inermidad y/o a la angustia catastrófica
de desmoronamiento de las primeras etapas de vida, amenazantes para la
cohesión del Yo, que son dejadas de lado, reprimidas, renegadas o forcluidas,
para establecer el Yo Ideal. Su presencia converge con vacilaciones de la
negatividad radical que recae sobre el único real: la muerte. Se instala así la
conciencia de finitud. Esta posición subjetiva depende de un tiempo lógico, no
cronológico.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Este concepto tuvo como fuentes bibliográficas: “El estadio del espejo” de
Jacques Lacan; los desarrollos de Hugo Bleichmar en “La depresión: un
estudio psicoanalítico”; los trabajos compilados en la obra “Lo Negativo” de A.
Missenard y otros, y las ideas vertidas por Jacques Messy en su libro “La
personne agée n’existe pas”.
El término Yo Horror fue presentado por primera vez en el año 1992, en un
trabajo escrito por D. Singer y O. Beliveau, titulado “Tiempo de Vivir”. que
ganó el Premio Latinoamericano sobre Psicoanálisis y Psicoterapia de la
Tercera Edad, otorgado por la Asociación Psicoanalítica Argentina.
En este ensayo, plantean fenómenos de orden inter, intra y transubjetivos,
que determinan al hombre desde su origen.
En un item que denominaron Tiempo de la Imagen, explicaban una
fantasmática inconsciente propia del momento donde se percibían los
primeros signos de envejecimiento.
Decían: “La realidad devuelta por el espejo ubica al sujeto en un punto de no
retorno. A partir de allí acechará con ansiedad cualquier cambio que
modifique su aspecto corporal y altere la imagen que de sí mismo tiene.
Podríamos decir que el envejecimiento se anuncia en términos de estética. El
culto al cuerpo y a la belleza, hoy, en nuestra cultura occidental, constituyen
un mandato, una exigencia a la que hay que responder so pena de ser
marginado. Y para ello contamos con todos los recursos de la tecnología
médica. Si nos sometemos a la cirugía plástica, si disciplinadamente logramos
mantener una dieta balanceada, si con rigor militar realizamos la actividad
física indicada, el espejismo de la eterna juventud se hará realidad.
Pero el cuerpo no sabe de mandatos sociales y lentamente, a pesar del
maquillaje y a despecho de la tecnocosmetología, su aspecto exterior se
modifica. Ese cuerpo, marcado por las canas, arrugas y calvicie, se convierte
en una realidad insoslayable. Lugar de sufrimiento que enfrenta al sujeto con
el paso del tiempo.
Se asiste impotente al cambio de la imagen aunque no se sientan aún los
efectos del envejecimiento. La ayuda de la presbicia no es suficiente para
negarlo. El psiquismo se verá entonces ante la necesidad de poner en marcha
una serie de mecanismos elaborativos para incluir este cuerpo extraño, que
golpea rudamente los ideales narcisistas.
Lacan, en numerosos trabajos sobre el estadío del espejo, señala con
precisión de qué manera el niño, al identificarse con la gestalt del cuerpo del
otro, conforma una imagen que unifica, anticipadamente, su cuerpo
desmembrado. Así, a partir de la relación inmediata con el semejante se
establece el Yo Ideal, núcleo constitutivo del Yo. Yo Ideal para quien se vuelve
insoportable la afrenta de la edad.
Hoy el espejo no devuelve la imagen esperada, en su lugar aparece otra que
provoca una “inquietante extrañeza”. Es una imagen que no coincide con las
impresiones que de sí se tienen y al mismo tiempo sobrecoge por la
semejanza con la de un progenitor generalmente fallecido.
El fugitivo registro de la incompletitud que emerge en una arruga o unas
canas, genera una irritante tensión psíquica derivada de la confrontación
entre Yo Ideal y realidad corporal.
Se inicia así el movimiento que, a la manera de un alud, arrastra en su caída
todas las imágenes narcisistas que fueron constituyendo el Yo. Porque, si bien
es la fantasía de eterna juventud la que al ser cuestionada desencadena este
proceso, quedan involucradas en él todas aquellas de omnipotencia, sabiduría
y perfección. Caído el Yo Ideal aparece su negativo: el “Yo Horror”, lugar
donde cristalizan la castración, el despedazamiento y la aniquilación. Estas
fantasías inconscientes se filtran en el Yo ocasionando reacciones que oscilan
entre lo desagradable que consterna y lo horroroso que desespera. Podemos
decir entonces que, en plena madurez, el envejecimiento se anticipa en la
imagen. El paso del tiempo ha generado desajustes en la identidad que
parece fugarse por el espejo.
Probablemente haya sido esta experiencia la que llevó a Oscar Wilde a escribir
su célebre “Retrato de Dorian Gray”, poniendo el cuadro en el lugar del espejo
para ilustrar el drama del envejecimiento. “El drama no es envejecer sino
permanecer joven”, hace decir a uno de sus personajes, marcando las
incongruencias entre lo percibido y lo vivido. El personaje mantiene una
perfección intemporal mientras el retrato envejece con los estigmas de sus
actos. Sólo la muerte lo libera del sortilegio y en ese instante muda su
aspecto. Su rostro se surca de terribles marcas mientras el retrato recupera
su belleza original.
La mirada que tan duramente juzga la imagen ya avejentada no sólo la dirige
aquel joven de 25 años que ya no es; la impone también el entorno. Esa
mirada que, apoyada en los modelos propuestos por los mass-media, sólo
valora el cuerpo eslbelto y elástico, la potencia para los deportes y la lozanía
del rostro adolescente. Dura tarea la de sustraerse a la presión social, hacer
caso omiso de la publicidad y permanecer indiferente a aquellos mensajes que
indican que ya se está quedando fuera de la circulación. Evidentemente esas
representaciones sociales no contribuyen en nada a elaborar la crisis de la
edad media de la vida.
Rabia e impotencia ante la injuria narcisista, temor ante lo que el futuro
depara, dolor ante la juventud perdida. A esta gama de sentimientos
debemos sumar circunstancias vitales particularmente complejas: padres
viejos que requieren cuidados, hijos adolescentes que aún reclaman atención,
necesidad de prever el futuro económico, cercan los últimos años de vida
productiva. Ante este panorama pocas parecieran ser las posibilidades de
evitar el colapso. Sin embargo, la observación cotidiana y el trabajo clínico
indican lo contrario. Con mayor o menor éxito esta crisis se supera y, pasado
un período depresivo de diferente intensidad en cada uno, el sujeto se
moviliza en la búsqueda de nuevos espacios donde encontrar coincidencias y
obtener placer.
¿Cómo salir de la tensión generada entre el Yo y el Yo Ideal? La organización
simbólica es lo que impide quedar atrapado en esa trampa óptica inconsciente
ya que es este orden el que mediatiza la especularidad originada en la
relación dual imaginaria con el semejante.
El Ideal del Yo instaurado a partir de su introyección, limita los efectos
aniquilantes de la desilusión narcisista. Esta instancia simbólica que propuso y
desplazó metas a lo largo de la vida, capacitará al Yo para resistir los embates
del tiempo, de la imagen y también de los mandatos sociales. Además el
sujeto no ha perdido su lugar en el mundo; las satisfacciones desiderativas
que experimenta, las actividades que realiza y el reconocimiento de los otros,
impiden que el “Yo Horror” se imponga sumiéndolo en la desesperación.
Freud en su Autobiografía dice:
“... yo tenía entonces 53 años, la corta estadía en el nuevo mundo hizo
ciertamente bien al sentimiento de mi propio valor. Allá me vi recibido por los
mejores como un igual”.
Por la mediación simbólica y los apuntalamientos narcisistas, el deseo sigue
su curso y el sujeto está nuevamente capacitado para cumplir con el
compromiso humano pactado con Eros, el compromido de vivir.
Si por el contrario hubo falencias en la estructuración del aparato psíquico y
por ende del Ideal del Yo, el individuo sucumbe ante la herida narcisista. El
desplazamiento del Ideal del Yo por el horror desata una violencia
indominable que revierte el Yo de distintas maneras. Señalaremos dos
respuestas posibles, una de matices grotescos y la otra trágicos. Incluimos en
la primera a aquellas personas que parecen una caricatura del joven que
fueron. Intentan detener el tiempo inmovilizando rasgos que sienten como
baluartes de juventud. Y entre las segundas, el estallido cardíaco de un
hombre desgarrado por la tensión o el accidente automovilístico que hace real
aquel despedazamiento del cuerpo del infans. Otra alternativa no menos
radical la ofrece el suicidio. Cartas y discursos póstumos no dejan dudas en
ese sentido.
Al matarse, Ernest Hermingway mató al “Yo Horror” que lo torturaba. No
toleró los avatares a que lo sometió el paso del tiempo. “Qué es lo que crees
que ocurre a un hombre -decía Hemingway- cuando se da cuenta que nunca
podrá escribir los libros y cuentos que se proponía escribir? No hacer en la
buena época? ... Si no puedo existir en mi propio estilo, entonces la existencia
es imposible para mí, ¿comprendes? Así es como he vivido y así es como
debo vivir -o morir”.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

En trabajos posteriores D. Singer fue ampliando el significado del término.


Observó que la tensión entre Yo Ideal y su negativo, el Yo Horror, va a marcar
las vicisitudes de los reposicionamientos subjetivos que acompañan todo el
decurso temporal. Esta tensión se pone en juego en los momentos en que los
apoyos en la subjetividad y en la cultura se resquebrajan, desdibujando el
lugar a ser ocupado dentro de un conjunto al que se siente pertenecer. Al
desaparecer la interpelación deseante de los otros, el contrato narcisista vacila
y emerge aquello que fue negativizado para hacer posible la constitución del sí
mismo insertado en su conjunto. Se rompe el pacto de negación y emerge la
fantasía de muerte corporizada en el Yo Horror, que hasta entonces parecía
radicalmente excluída del campo del posible saber.
La cultura intentó siempre tramitar las situaciones extremas a las que se ve
sometida la existencia humana. Los grandes literatos ayudan con su narrativa
a simbolizarlas. Algunas de sus obras, ya clásicos, testimonian la relación
entre el sentirse deseado, la imagen, el espejo y su relación con la muerte.
Cuando a la madrastra de Blanca Nieves el espejo le desmiente su belleza,
poniendo en su lugar la de la niña, surge la violencia contra ella y decide
hacerla desparecer.
Dorian Gray es un producto del dandysmo, época paradigmática de una
subjetividad centrada en la estética. Dorian no sentía piedad ni compasión, y
el retrato se marcaba con la crueldad de sus actos, desoyendo las leyes del
conjunto al que pertenecía. Sin embargo, la tradición popular sostiene que sus
marcas eran las del envejecimiento. El cuadro ocupa en la novela el lugar del
espejo.
La fantasía literaria desarrollada por B. Stocker que captura de leyendas
populares la figura del conde Drácula, puede aportarnos otro ejemplo
interesante. El vampiro no refleja en el espejo. A partir de su condición vive
un estatuto particular de inmortalidad. Es un muerto viviente. Duerme en un
ataúd y se levanta para absorber a través de la sangre, la vida de sus
víctimas. El espejo no lo refleja porque no muere?
J. Cocteau en Orfeo y Eurídice, afirma: “Yo les revelo el secreto de los
secretos; los espejos son las puertas por las cuales la muerte va y viene; no
se lo digan a nadie. Sin embargo, mírense toda vuestra vida en un espejo y
verán la muerte trabajar como las abejas dentro de una colmena de vidrio”.
Sería redundante recordar también aquí el triste fin de Narciso en el espejo de
las aguas del lago.
¿Será que el espejo guarda en sí aquel cuerpo desmembrado, aquella
angustia de no ser que algún día reflejó? La mirada de la madre y su imagen
en el espejo permitió que en un momento el sujeto encuentre allí su propia
imagen unificada, su cuerpo integrado, que sabrá distinto de los otros, aunque
construido sobre su mismo modelo.
La mirada es siempre mirada social. La mirada del otro nos constituye y no
deja de sostenernos y significarnos, independientemente del momento
cronológico que atravesemos.
Cuando cae la mirada aprobatoria, la nuestra, el fracaso de la fantasía de
inmortalidad se pone en marcha. El sujeto se siente fuera de lugar en el
campo del deseo. Al caer el Yo Ideal, gana terreno el Horror del Yo.
“... En este nuevo lugar, la muerte está doblemente presente. La reactivación
de la tragedia edípica en doble versión con dos lugares simultáneos, es puesta
en marcha por la necesidad de hacer el duelo por la existencia de un buen
padre eterno que nos permita sostenernos también en el lugar de niño
eterno. Ahora ese duelo se torna inminente. Anuncia la llegada del
envejecimiento propio. La infancia y sus delicias parecen perdidas
definitivamente...
“... Esa escasez de lugar nos lleva a plantear entonces un trabajo que es la
inversa del realizado en el complejo de Edipo... La antigua interdicción y la
imposición de la ley que rompían un apego tenaz al objeto, viene esta vez de
lo naturo-cultural que hace a la condición humana. Es una ley que lo sume en
la angustia de desamparo por la ausencia de aquellos padres inexorablemente
perdidos en lo imaginario y en la realidad exterior, donde también pueden
haber desaparecido los sustitutos: vínculos con la calidad de objetos únicos
como el trabajo y la mujer amada. Esta vez no puede odiar al prohibidor,
fantasar matarlo, pero sí puede despreciar al hoy que se le escapa y que en el
fondo desea. Un hoy significado en la presencia de los otros y en su relación
con ellos. Conoce la presencia del objeto, su necesidad de él, pero lo inculpa
de sus limitaciones. Comparo así el deseo por el objeto y la intedicción que
conlleva siempre la amenaza de castración...” (Singer, D. 1998).
La cuestión que se plantea se centra en saber si la castración simbólica que
ha jugado a lo largo de la vida con dificultades pero también con logros, tanto
en el nivel narcisista como en el edípico, puede nuevemente permitir inscribir
aquella omnipotencia (fuente de ilusión) que se juega en la relación entre el
Yo Ideal y el Ideal del Yo, negativizando el Horror del Yo. La relación con los
Ideales del Yo que fueron generados y están sostenidos por el conjunto, tiene
un papel protagónico para regular la autoestima que nunca deviene
totalmente independiente de la intersubjetividad. De esta manera se decide si
a la vida nos une el amor o sólo el espanto.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Los mecanismos de defensa propios de las perversiones y psicosis,


correspondientes a la segunda tópica de la teoría de S. Freud, constituyen un
campo de contenidos psíquicos cuyo destino da lugar a la comprensión de los
trastornos narcisistas y es por allí donde debería seguir una interrogación
sobre los poderes del horror y sus efectos en la intersubjetividad, como
organizador de los pactos de negación.
Al ser la grupalidad un lugar donde se formula y reformula el Ideal, la
exploración de los efectos de esta actividad en las vicisitudes vinculares, es un
campo interesante.
Este concepto se está utilizando para entender fenómenos del terrorismo de
Estado, de los trastornos de la alimentación y del suicidio. Estos desarrollos
seguramente abrirán nuevas perspectivas.

BIBLIOGRAFÍA

Beliveau, O. y Singer D.- “Tiempo de Vivir”. Revista de Ateneo Psicoanalítico.


N° 1. Edit. Ateneo Psicoanalítico. Bs. As. 1997.
Bianchi, H.- Travail du viellir et “travail du trépas”. Psychanalyse a
l?Université. T. 5, N° 20. Sept. 1980.
Kaës, R.- El grupo y el sujeto del grupo. Amorrortu Edit. Bs. As. 1995.
Kristeva, J.- Soleil Noir. Dépression et Mélancolie. Gallimard. Francia, 1987.
Singer, D.- “Obstáculos en la transferencia en el tratamiento psicoanalítico de
viejos”. Panel Inaugural de las Jornadas de Vejez. U.B.A. Bs. As. 1995.
Singer, D.- “El cuerpo en la vejez. Del soma a la fantasía”. Mesa Redonda.
FLACSO. 1998.
Singer, D.- “El Edipo, el ideal y la temporalidad. Dos posiciones de la
subjetividad”. Revista Malestar en los vínculos. Psicoanálisis de las
Configuraciones Vinculares. De. A.A.P.P.G. Y, XXI, 1998.
YO-VÍNCULO

Alejandra Makintach y Norma Mondolfo

DEFINICIÓN

Si es complejo en psicoanálisis recortar un término,siempre anudado con


otros,esta dificultad cobra especial relieve en el caso del Yo ,en tanto se trata
de un concepto central y polémico que se sostiene en la obra freudiana con un
importante margen de ambiguedad. Los desarrollos posfreudianos han
intentado despejarla promoviendo importantes divergencias tanto en el plano
teórico como en el clínico.
La definición del Yo se sustenta en dos niveles de conceptualización que son
coexistentes en la teoría.
a) aquella que define al Yo como representación.
b) la que localiza al Yo como una instancia encargada de las funciones
adaptativas. Ligada al preconciente y al proceso secundario, es responsable
de la atención, la percepción, la memoria, el lenguaje, el pensamiento, etc.,
funciones que posibilitan la adaptación a la realidad.
Pero también es la instancia encargada de poner en marcha el proceso de la
defensa respondiendo a la señal de angustia. Su meta es recuperar la
homeostasis que el conflicto intersistémico hace vacilar.
Desde este ángulo el yo como instancia está también íntimamente vinculado
al inconciente soportando en su seno un nivel de conflicto al que se reconoce
como intrasistémico.

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

El paradigma de la línea conceptual que acentúa la función del Yo como


representación se encuentra en dos textos de 1914:”Introducción al
narcisismo” y “Las pulsiones y sus viscisitudes”.
En el primero el Yo se define como un nuevo acto psíquico, donde una unidad
totalizadora se sobreimpone a la fragmentación corporal. La noción de unidad
se compadece con la idea de organización,de forma,de un todo. Esta génesis
del Yo tiene como condición la presencia de un otro que opera como soporte
identificatorio.
Esta definición es solidaria con la consideración de un dualismo libidinal que
puede encontrar un objeto fuera del Yo (libido objetal) o puede quedar ligada
al mismo Yo (libido del Yo también llamada libido narcisista).
Estas dos orientaciones libidinales adquieren fundamental importancia en la
estructuración de los vínculos.
El segundo texto mencionado pauta tres momentos en la constitución del Yo:
un Yo real inicial que circunscribe un interior de un exterior por la
imposibilidad de fuga ;
un Yo placer que se sustenta en un juicio atributivo desarrollado bajo la égida
del principio del placer : “lo bueno lo soy , lo malo lo escupo” ; un Yo real
definitivo apoyado en un juicio de existencia que implicaría la aceptación de la
insuficiencia del Yo ,en un pasaje del orden del ser al tener.
Los textos representativos de la segunda línea de pensamiento que considera
al Yo como instancia surgen a partir de 1920 resignificando la formulación del
“Proyecto de una psicología para neurólogos” donde el término Yo era por
primera vez abordado dentro del cuerpo conceptual.
Allí quedaba definido como una organización cuya función central era la
inhibición de la alucinación para permitir el acceso a la realidad.
Esta es una de las ideas que se retoma con la introducción de la Segunda
Tópica y la acentuación de las funciones adaptativas y defensivas , “El Yo y el
Ello “, “Inhibición ,síntoma y angustia “,”Más allá del principio del placer”
constituyen los tres textos claves en este abordaje.
La perspectiva se completa con la consideración del Yo como almácigo de la
angustia, su relación con el Super-Yo y la introducción del dualismo Eros-
Tanatos, nociones que permitirán la profundización en el entendimiento de su
posición en el aparato psíquico .
Cabe observar que la idea de organización atraviesa ambas formulaciones.
Sobre este horizonte conceptual localizamos los aportes de diferentes autores
posfreudianos cuyos desarrollos teóricos han contribuído al enriquecimiento
del concepto.
La formulación del Yo como representación sustenta la concepción del Yo-Moi
en la perspectiva de Lacan.
La referencia a un Yo -placer y la noción de un Yo como nuevo acto psíquico,
unificador de la fragmentación del autoerotismo son los supuestos sobre los
que este autor trabaja en su conceptualización sobre el estadio del espejo.
Metáfora que conduce a la mirada de un Otro que cristaliza la representación
de la mismidad en una imagen .De esta manera el origen del Yo es definido
como una estructura ortopédica que se instala como prótesis frente a las
insuficiencias de la prematuración humana .
El corolario de esta marca de origen nos orienta en la consideración de un Yo
alienado ,que se localiza donde no es,ya que se ubica en lo virtual del espacio
especular ,en una completud engañosa.Todos estos elementos conducen a
una concepción del Yo ligado al desconocimiento.
Apoyada en los desarrollos de la segunda tópica, Melanie Klein postula la
existencia de un Yo desde el nacimiento,capaz de sentir ansiedad,utilizar
mecanismos de defensa y establecer primitivas relaciones objetales en la
fantasía y la realidad.
El Yo inmaduro del bebé está expuesto a la ansiedad provocada por la innata
polaridad de los instintos.Deflexiona el instinto de muerte en una proyección
sobre el objeto externo original (pecho) que será el paradigma del objeto
persecutorio,mientras que otra parte se conserva como agresión para
orientarse sobre esos objetos persecutorios.Al mismo tiempo,en una escisión
del mismo objeto original,se instala la relación con un objeto
ideal,satisfaciendo el impulso instintivo del Yo ligado a la vida.
La ansiedad persecutoria, típica de las primeras etapas del desarrollo,a
predominancia del instinto de muerte,aumenta la disociación.
Toda esta constelación remite a la posición esquizoparanoide que se
caracteriza por el hecho de una vinculación con el objeto parcial en su doble
vertiente:parcialidad del cuerpo (pecho-pene, etc.) y del atributo (bueno-
malo).
Si desde el principio hay una marcada tendencia a la escisión,también
aparecen algunos indicios que operan sobre la integración.Cuando ésta se
vuelve estable y contínua surge la posición depresiva . El bebé reconoce un
objeto total y se relaciona con él. La madre constituída como objeto total será
fuente de lo bueno y de lo malo.
Este cambio en la percepción del objeto se acompaña de un cambio
fundamental en el Yo (Yo total). La integración del Yo y el objeto prosiguen
simultáneamente y la ambivalencia reemplaza a la disociación.
Las fantasías (consideradas como la expresión mental de los instintos) tienen
mucha importancia en esta conceptualización.Constituyen una importantísima
función del yo,especialmente abocado a la defensa, la construcción de la
realidad y los vínculos.
Desde este ángulo la fantasía inconciente opera como una constante en el
interjuego con la realidad,modificándose mutuamente.
La psicología del Yo que tiene en Hartmann uno de sus más conspicuos
representantes sustenta también sus desarrollos en la segunda tópica
freudiana.
El Yo es especialmente considerado como sistema y, si bien reconoce su
participación en el conflicto psíquico, otorga mayor relevancia a las funciones
del Yo que permiten al sujeto la adaptación a la realidad.
En este sentido esta escuela se ocupa preferentemente del trabajo con
aquellas funciones autónomas del conflicto ,que dependen del sustrato
congénito y hereditario del sujeto y de aquellas otras que adquieren
independencia, aunque se hayan originado en la situación de conflicto.
A partir de 1970 el Yo y la actividad del pensar se hacen protagonistas en las
discusiones teóricas del psicoanálisis francés en un intento de revisión de
algunas de las propuestas de Lacan sobre esos conceptos.
Piera Aulagnier, representante de esta tendencia intenta construir una
metapsicología que dé cuenta de la duplicidad constitutiva del yo que bascula
desde una posición de efecto del vínculo constituyente que es al mismo
tiempo constructor de sus propios enunciados.
El yo se constituye en la relación con el Otro (anticipación materna, sombra
hablada).Siempre en proceso identificatorio ,es efecto de la apropiación de los
enunciados identificatorios que formularan sobre él sus objetos investidos.
“Aprendiz de historiador” opone sus precarias construcciones al “maestro
brujo” (Ello) metahistoriador mudo .obligándose a escribir-construir su historia
propia significando el presente y anticipando el futuro.
Desde el pictograma y la fantasmatización que lo preceden el yo emergerá
con representaciones ideicas nominando y significando las experiencias que lo
determinan.
El derecho a la duda le permitirá separar el investimiento de la voz que
enuncia y someter los enunciados a la prueba de lo verdadero y lo falso.Como
contrapartida ,la tendencia a la alienación será el modo de hallar la certeza en
una atribución de omnipoder al juicio de otro.
En esta perspectiva el yo está destinado a plantear una separación entre el
ser,el haber y el ideal .
Identificante e identificado conforman las dos caras yoicas cuyo quiebre
determinará el conflicto psicótico,mientras que el conflicto neurótico quedará
ubicado para Aulagnier entre el Yo y sus ideales.
DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

La perspectiva del Yo como representación reviste fundamental interés para el


abordaje del concepto desde su posición en las configuraciones vinculares a
la vez que nos conduce a algunas temáticas esenciales en cualquier
aproximación a dicho campo .
Entre otras cabe mencionar la problemática de la identificación en la
consideración de los vínculos surgida desde la concepción de una génesis del
Yo ligada a la identificación con un Otro primordial. La constelación Yo Ideal -
Ideal del Yo y el dualismo pulsional que opone la libido del yo a la libido de
objeto, sobre la que se inscribe esta línea de pensamiento,constituyen así
mismo operadores teóricos esenciales en el campo vincular.
Con la introducción de la segunda tópica ,donde la génesis del Yo se sitúa en
una progresiva diferenciación del Ello a partir de la función de la percepción:
”La percepción es al Yo lo que la pulsión es al Ello”, se recontextúa lo anterior
en tanto lo perceptivo también adquiere relieve en relación al mundo humano.
La identificación se sostiene como clave esencial en tanto constitutiva del
aparato psíquico , que cristalizará en esa subestructura tardía del Yo, el
Super-yo con sus tres funciones: autoobservación,conciencia moral e ideal del
yo, que retoma desde otro ángulo la constelación Yo Ideal -Ideal del Yo ya
anticipada.
Desde la perspectiva vincular privilegiamos este desarrollo a partir de la
relación con un Otro primordial. El Yo se plasma en una imagen con la que se
fascina porque lo devuelve completo.
Esta alienación constitutiva que precipita en cada uno bajo esta identificación
yoica es estructural y en cada configuración vincular buscará sostenerse
repitiendo al infinito la paradojal búsqueda de completud en el otro, nunca
lograda pero tampoco resignada.
El Yo es una ficción irreductible que siempre evocará el fracaso, remitiendo a
un intento fallido pero eficaz de paliar el deficit de nuestra prematuración.
Situación insoslayable del ser humano que es Yo en tanto recibe de sí una
imagen completa, inaccesible desde su propio espacio. La relación especular
propia del yo que se instaura y renueva en cada configuración vincular reedita
la agresividad presente siempre en la enajenación yoica.
En el vínculo de pareja se reactualiza esta búsqueda de unidad imaginaria a
partir de “dos Yoes” que constituyen y se constituyen en esa relación que
sostendrá la enajenación primera. Referirnos a “dos Yoes“ evoca la función de
desconocimiento intrínseca al Yo :Yo soy el otro y visceversa, acarrea la
trampa narcisística que evita la angustia frente a la alteridad. amorosa . En
toda configuración vincular se tiende a lograr la homeostasis en una
complacencia con el otro .
La propuesta amorosa surge como el intento de hacer de dos uno,que remite
al mito de Aristófanes de un Yo Ideal totalizador y equilibrado,antinómico con
el deseo , la falta y la singularidad.Solo mediante la aceptación de la falta y
por lo tanto de la castración , será posible atravesar lo imaginario de la
completud yoica para acceder al deseo.
Tránsito desde el enamoramiento,estructurado sobre el Yo Ideal, al amor,que
evoca la función del Ideal del Yo ,en tanto meta inalcanzable.
Desde esta perspectiva pensaremos una dirección de la cura en las
configuraciones vinculares que no se sustente en el aspecto alienante y / o
alienado del yo sino en la fractura de esa supuesta totalidad ,para dar lugar a
la introducción de la diferencia.
La formulación de Lacan opera sobre estos supuestos donde el Yo es
considerado como una ficción imaginaria, evocadora de la completud
narcisista y por lo tanto como un obstáculo en una dirección de la cura que se
orienta hacia la aceptación de la falta y la incompletud.
En la propuesta de Klein el Yo adquiere una importancia fundamental en la
cura.
Al considerar que la estructura de la personalidad está determinada en gran
parte por las fantasías más permanentes del Yo sobre sí mismo y los objetos
que contiene, analizar la relación del Yo con los objetos internos y externos y
modificar las fantasías sobre estos objetos conlleva la posibilidad de un
cambio en la estructura del Yo.
En la posición esquizoparanoide lo temido es la destrucción del yo, mientras
que en la posición depresiva la preocupación es por el objeto amado de quien
se depende.
Si bien estas posiciones son introducidas como etapas evolutivas, Klein pone
especial acento en su consideración como estructura, concepto esencial en la
dirección de la cura. El avance desde una posición centrada en el yo a una
preocupación cada vez mayor por el objeto, su aceptación como dañado,pero
también la posibilidad de reparación se constituirá como orientación en un
proceso terapéutico tanto desde la perspectiva individual como vincular.
En este proceso la culpa en la relación con el objeto ,concepto esencial en la
formulación kleiniana, basculará desde la cualidad persecutoria a la depresiva.
En cuanto a las propuestas sustentadas por la Psicología del Yo el proceso
terapéutico se orientará a promover las funciones adaptativas, liberando las
funciones yoicas comprometidas en el conflicto intrasistémico o vincular.
En las propuestas de P. Aulagnier el Yo es un concepto esencial en la dirección
de la cura.
“Condenado a investir” el cuerpo,los objetos meta de sus deseos y la realidad,
así como a transformar y metabolizar el objeto pulsional deberá oponerse al
desinvestimiento propiciado por el sufrimiento que todo objeto investido
conlleva.
Señeros para el campo vincular son también los conceptos de “encuentro
pensado y encuentro vivido”correlativos de “otro pensado y otro real” a partir
de los cuales se categorizan las relaciones de simetría con su prototipo:el
amor y de asimetría, paradigma de la pasión.

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Entre los temas conexos con estos desarrollos sobre el Yo encontramos :


-relación del yo con el objeto, lo que conduce a
- relación del yo con el otro
-discriminación entre el otro de la realidad, el otro semejante, el otro
primordial y el otro como alteridad radical.
-diferenciación entre Yo y sujeto que se articula con la formulación de Lacan
:- -Je-Moi
-identificación,narcisismo y registro imaginario, conceptos que en la clínica y
teoría de las relaciones vinculares reencontramos en la constitución de los
vínculos.
La ilusión grupal implica hacer una proyección del Yo ideal sobre el grupo
constituyendo un “nosotros”; en el vínculo de pareja el enamoramiento remite
a una unidad ilusoria que construye de dos uno.El concepto de espejo familiar
nos conduce al análisis de estos fenómenos en relación a la estructura
familiar.
El concepto de Aparato psíquico grupal (Kaës) como construcción común de
los miembros del grupo ,eficaz ficción donde el grupo es más que la suma de
sus miembros, nos remie también al estatuto yoico de esos fenómenos.

BIBLIOGRAFÍA

Aulagnier, P. “La violencia de la interpretación “


“El aprendiz de historiador y el maestro brujo”
Berenstein-Puget “Psicoanálisis de la pareja matrimonial “
Freud, S. “Proyecto de una psicología para neurólogos”
“Introducción al narcisismo”
“Las pulsiones y sus destinos”
“El yo y el ello”
“Inhibición,síntoma y angustia”
“Más allá del principio del placer”
Hartmann, H. “La psicología del yo y el problema de la adaptación”
Klein, M. “Desarrollos en psicoanalisis”
Kaës, R. “La invención psicoanalítica del grupo”
Lacan, J. “El estadio del espejo”
“Seminario I:Los escritos técnicos de Freud”
Segal, H. “Introducción a la obra de Melanie Klein”
ZÓCALO INCONSCIENTE DE LA PAREJA

Silvia Cincuegui y Yolanda Kleiner de Karasik

DEFINICIÓN

Puget-Berenstein llaman “zócalo inconsciente de la pareja” a la


estructura profunda reguladora de la misma, lo subyacente a todas las
modalidades de interacción que son los observables.
Este modelo relacional latente, sostenido por acuerdos y pactos
inconscientes, es el que provee un código de sentidos implícitos; es el que
establece el conjunto de leyes que regulará lo permitido y lo prohibido para
esas dos personas a manera de síntesis que se diferencia de los códigos
individuales. Desde este nuevo código específico, cada pareja organiza sus
entendimientos según los cuales selecciona una determinada modalidad de
relación.
El zócalo contiene representaciones objetales y con ellas arma una trama
fantasmática (interfantasmatización). Da cuenta de la relación con el Objeto
Unico, contiene deseos infantiles insatisfechos, la problemática de la
diferenciación sexual; incluye también identificaciones históricas edípicas y
representaciones socioculturales inherentes a las normas que dan pertenencia
social. Forma así una estructura relacional estable, aunque no inmutable, y es
un organizador de la relación en sus distintas modalidades de intercambio
(sexual, económica y comunicacional).

ORIGEN E HISTORIA DEL TÉRMINO

Los autores tomaron este término homologándolo al concepto


arquitectónico de zócalo, es decir, entendiendo por él una base profunda
sobre la cual se apoyan los elementos sostenidos por ella. Para la arquitectura
“es el cuerpo inferior de un edificio u obra que sirve para elevar los
basamentos a un mismo nivel”. (Real Academia Española, 1956).
A diferencia de otros conceptos provenientes del psicoanálisis individual
la noción de Zócalo Inconsciente, desde que se formuló, pertenece al campo
vincular, por definición.
No obstante se ha ido ampliando y complejizando durante los últimos
años de teorización de los vínculos.
En su origen, tal como fue definido, los componentes contenidos en dicha
estructura podrían enunciarse en tres órdenes : 1º) Una representación
narcisista, subyacente a toda relación de pareja, el Objeto Unico, vínculo con
un otro estable dotado de un carácter de necesariedad y exclusividad, a quien
nadie podría reemplazar.
Este modelo es soporte de las representaciones primarias de ambos
miembros de la pareja. (Ver Objeto Único).
2º) Van a formar parte del zócalo inconsciente las identificaciones
aportadas por las historias edípicas y pre-edípicas según los modelos de
organización familiar propia de cada uno de los sujetos del vínculo. La
organización familiar es la que ofrece modelos de constitución de la pareja en
su doble condición de pareja sexuada con exclusión del hijo, y pareja de
padres en la que el acento recae en la relación con el hijo.
De todo lo anterior devendrán las elecciones de cómo ser, a quién tener,
y como quien hacer.
3º) También integrarán el zócalo las representaciones sociales
inconscientes, dadoras de pertenencia al conjunto.
Estos tres órdenes de representaciones integrarán una nueva
representación que las contiene, la del Objeto Pareja, que a su vez cada uno
de los miembros aportará al encuentro, dando lugar a través de los acuerdos
y pactos que establezcan, a una nueva construcción compartida : el Objeto
Pareja compartido.

DESARROLLO DESDE LA PERSPECTIVA VINCULAR

Dentro del seno mismo de la Teoría vincular, esta conceptualización fue


ampliada y complejizada con los sucesivos aportes de los mismos autores, sus
discípulos y otros desarrollos tales como los de P. Aulagnier, R. Kaës, E.
Granjon y otros.
En este sentido fueron cobrando cada vez mayor relevancia ciertas
representaciones inconscientes del macrocontexto social, poniendo en primer
plano, antes que a las identificaciones, a los conceptos de pertenencia,
atribución y transmisión.
Así, entró a formar parte del zócalo inconsciente, el contrato narcisista
que se celebra entre los componentes narcisistas del conjunto que busca
“inmortalizarse”, y los sujetos que encuentran un reconocimiento narcisista y
un lugar en el conjunto, a condición de hacerse eco de los enunciados que
éste proclama (P. Aulagnier).
La noción de pacto denegativo (R. Kaës, 1987) viene a ampliar la

conceptualización ya que al negar lo imposible del vínculo, se torna condición
de posibilidad del entramado inconsciente del zócalo (negatividad radical),
haciendo posible tramitar, en la positividad, lo faltante y lo fallido, lo nunca
sido en los intercambios imaginarios de la pareja (negatividad relativa).
También integrarán el pacto denegativo, como negatividad de obligación,
las renuncias pulsionales que habrá de hacer cada uno y el bagaje individual
de contenidos traumáticos que forma parte de la historia transgeneracional
que cada uno porta en forma de telescopaje, de fantasma o de cripta.

∗ “Se trata de aquello que en todo conjunto transubjetivo está signado por un acuerdo común e
inconsciente al destino de la denegación, de la negación, de la desmentida, del rechazo, del enquistamiento
y/o de la represión : para que un vínculo se organice y se mantenga en su complementariedad de interés,
para que sea asegurada la continuidad de las investiduras y de los beneficios ligados a la subsistencia de la
función del ideal. El precio vincular está precisamente en relación con lo que no habría de ser cuestionado
entre aquellos a quienes vincula en su interés mutuo para satisfacer la doble economía cruzada de los
sujetos singulares y de la cadena de la cual son miembros. El pacto denegativo aparece así como el
anverso y el complemento del contrato narcisista.
He puesto el acento de esta manera sobre dos polaridades del pacto denegativo : una organizadora del
vínculo y del conjunto transubjetivo, la otra defensiva”...
Estos contenidos que habitan a los sujetos, al mismo tiempo que deben
quedar excluídos de la circulación conciente para posibilitar el vínculo, son los
que, a su vez, entran en juego en el momento de la elección de pareja, al
modo del “encuentro genealógico” y subtienden los lazos libidinales y
narcisistas, fundando así el zócalo y sellando el “pacto de alianza”. (E.
Granjon, 1987).
La pareja pactará el dejar afuera estos contenidos, y lo hará por medio
de un acuerdo inconsciente - pacto denegativo - que integrará, a su vez, el
zócalo inconsciente, y en caso que se produzca algún tipo de fisura o de
ruptura del pacto denegativo, sus efectos podrán hacerse presentes como
síntomas, psicosomatosis, accidentes o acting out, situaciones que motivan la
frecuente consulta clínica (Cincunegui-Chebar, 1996).

PROBLEMÁTICAS CONEXAS

Una de las problemáticas conexas podría consistir en plantearnos qué


acepción y alcance de la noción de estructura manejaban los autores cuando
crearon el término, y revisar si se sigue manteniendo sin modificar, o ha ido
variando con los desarrollos actuales.
Si bien enuncian que se trata de una estructura estable, también agregan
que no es inmutable, lo que permite pensar en una estructura abierta.
Así como a la luz de las nuevas formulaciones sobre la teoría vincular, el
funcionamiento narcisista a predominio de Objeto Unico (ver término) quedó
ubicado en otro lugar para la comprensión de la constitución subjetiva, la
noción de Zócalo inconsciente sufre un corrimiento semejante. La
potencialidad vincular antes atribuida a la fuerza determinante del zócalo,
deja paso a los fenómenos nuevos que impactan sobre los acuerdos y pactos
inconscientes del mismo, haciendo relevante la capacidad de determinación
de la historia misma del vínculo y atribuyendo a las historias infantiles de cada
uno, cristalizadas en el zócalo, un valor condicionante, y no determinante.
Nos cabe interrogar entonces, acerca del grado de determinación que su
constitución plantea; qué lugar habrá para incluir el azar; cuánto de lo
radicalmente nuevo podrá inscribirse en ese entramado preexistente; qué
lugar habrá en él para el acontecimiento.
Cada estructura fijará los límites de reorganización posible de los
componentes de la misma; si bien el acontecimiento es algo radicalmente
nuevo, el campo de inscripción será siempre la situación previa.
Por ser algo radicalmente nuevo, le planteará a la estructura cierta
necesidad de movimiento para hacer lugar a ello, generando cambios en lo ya
existente, de lo cual inferimos que ciertas negatividades podrían llegar a hacer
un corrimiento en el sentido de positivizarse, dando lugar a una
reorganización de la estructura.
Según sea el posicionamiento que el analista tome frente a estas
cuestiones, en función del valor que le otorgue a lo nuevo o a la repetición,
será también el corolario clínico que devendrá, marcado por su lugar de
transferencia.
A nuestro entender, la Teoría ha ido virando progresivamente hacia la
prevalencia de estos últimos vectores, abandonando cada vez más, la
concepción estructuralista más cerrada de los comienzos y dando cabida a
desarrollos que conciben un psiquismo abierto al devenir histórico y al
acontecimiento.

BIBLIOGRAFÍA

Aulagnier, Piera: “La violencia de la interpretación”. Buenos Aires,


Amorrortu, 1975.
Cincunegui, Silvia: “Modalidades de lo negativo y la elección del vínculo de
alianza”. IX Jornadas Anuales de la AAPPG. Nov.1993
Cincunegui-Chebar: Cap. 1 de “La Pareja. Encuentros, desencuentros,
reencuentros”. J. Puget (compil.) Bs.As., Paidós, 1996.
Granjon, Evelyn: “Traces sans mémoire et liens généalogiques dans la
constitution du groupe familial”.Rev. “DIALOGUE”, Nº 98. Paris, 1987.
Kaës, René y otros: “Lo negativo. Figuras y modalidades”.Buenos Aires.
Amorrortu, 1991.
“Transmisión de la vida psíquica entre generaciones”.
Buenos Aires. Amorrortu, 1993.
Lewkowicz, Ignacio: Seminario “La irrupción del acontecimiento : Badiou,
Deleuze, Castoriadis”. Buenos Aires.AAPPG. 1997.
Matus, S., Selvatici, M.: Cap. 4 de “Psicoanálisis de Pareja. Del amor y sus
bordes”. J. Puget (compiladora).Buenos Aires, Paidós, 1997.
Puget, J., Berenstein, I.: “Psicoanálisis de la pareja matrimonial”. Buenos
Aires. Paidós, 1988.
DICCIONARIO DE CONFIGURACIONES VINCULARES
LISTADO DE TÉRMINOS

1. Acuerdo inconsciente. R. Vidal; p. 13


2. Alianza. S. Gomel; p. 18
3. Alienación. A. Brengio; p. 21
4. Apuntalamiento. A. Zadunaisky; p. 24
5. Avúnculo J. Gómez; p. 28
Baluarte narcisista; p. 32. S. Matus ver Dador de la mujer; p. 50
6. Carácter vincular. E. Berlfein – S. Moscona; p. 33
7. Circuito pulsional vincular. E. Berlfein - S. Moscona; p. 36
8. Complejidad vincular. M. Spivacow; p. 39
9. Concepto de sublimación a nivel vincular. E. Berlfein – S. Moscona; p. 42
10. Configuraciones vinculares. I. Butelman; p. 46
11. Dador de la mujer. S. Matus; p. 50
12. Deuda. J. Gutman; p. 53
13. Disolución del vínculo conyugal: ¿acto o acting? L. Bracchi; p. 56
14. Escena primaria circulante en relación con los 2º matrimonios. E. Aguiar – M.
Nusimovich; p. 64
15. Estructura familiar inconsciente. R. Gaspari y G. Bianchi; p. 67
16. Estructuralismo. E. Czernicowski; p. 72
17. Expulsión. S. Lifac; p. 78
18. Fantasías originarias. M. Selvatici; p. 82
19. Formaciones sintomales. S. Moscona; p. 87
20. Función anafórica o gestual. R. Gaspari; p. 92
21. Función materna. A. W. de Perkal; p. 96
22. Función objetalizante-desobjetalizante. O. Abbattista - M. Levín; p. 103
23. Función paterna. R. Gaspari - J. Gutman; p. 107
24. Género. N. Inda - C. Rolfo; p. 112
25. Grupo de reflexión. M. Selvatici; p. 119
26. Idelogía. S. Sternbach; p. 125
27. Ilusión grupal. E. Bonfiglioli; p. 130
28. Imaginario grupal-imaginario social. L. Edelman - D. Kordon; p. 136
29. Imaginario social. M. L’Hoste; p. 141
30. Institución. E. Beliera; p. 148
31. Intercambio. S. Matus; p. 159
32. Intermediación. M. I. Pazos de Winograd; p. 163
33. Malentendido. S. Hernández; p. 167
34. Mito de los orígenes. E. Silva y Rosas de Carrasco; p. 171
35. Mito familiar. J. Larroca; p. 177
36. Novela corporal vincular. E. Berlfein – S. Moscona; p. 183
37. Objeto inaugural. E. Aguiar – M. Nusimovich; p. 186
38. Objeto único. S. Cincunegui - Y. Kleiner; p. 190
39. Organización. E. Beliera; p. 194
40. Organizador. M. Segoviano; p. 202
41. Pacto denegativo. G. Ventrici; p. 205
42. Pacto inconsciente. R. Vidal; p. 211
43. Paradoja en el vínculo de pareja. A. Pahn - P. Woscowoinik; p. 216
44. Pertenencia. S. Brande; p. 219
45. Poder originario-poder de los orígenes. C. Pachuk; p. 226
46. Potencialidad en los vínculos. M. Effron; p. 230
47. Psicoanálisis de las configuraciones vinculares. D. Asiner - M. I. Pazos de Winograd;
p. 235
48. Psicología Institucional. A. Mezzano; p. 242
49. Psicopatología vincular. G. Selener - O. Sujoy; p. 248
50. Realidad vincular. G. Bianchi; p. 253
51. Representación vincular. R. Friedler; p. 257
52. Reproche. M. Eksztain - A. Makintach; p. 268
53. Resistencias de vincularidad. H. Krakov; p. 273
54. Subjetividad-sujeto del vínculo. G. Milano; p. 277
55. Superficie vincular. M. Wilson; p. 286
56. Trama identificatoria familiar. S. Gomel; p. 290
57. Transferencia de las predominancias estructurales. G. Mendilaharzu -
D. Waisbrot; p. 293
58. Transferencia familiar. M. C. Rojas; p. 296
59. Trans-subjetividad-trans-subjetivo. G. Ventrici - A. Zadunaisky; p. 301
60. Trasmisión transgeneracional de las significaciones. C. Lamovsky; p. 306
61. Tres espacios. H. Krakov - C. Pachuk; p. 310
62. Vínculo. R. Friedler; p. 315
63. Violencia familiar. M. C. Rojas; p. 325
64. Yo-Horror. D. Singer; p. 330
65. Yo-Vínculo N. Mondolfo – A. Makintach; p. 336
66. Zócalo inconsciente. S. Cincunegui – Y. Kleiner; p. 342

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