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Epicuro, placer y felicidad1

Mtro. Arturo Santos Raga


Facultad de Filosofía UV

Epicuro va a proponer que la vida es un arte guiado al mejor bienestar posible, o máximo
placer duradero. De ahí que asuma una posición ascética, lo señala cuando dice: “El adquirir,
pues, costumbres sencillas y poco costosas es un factor importante para una salud perfecta,
y libra al hombre de angustias en lo tocante a los usos necesarios de la vida”.

Basándose en estas premisas, es evidente que Epicuro, estima la virtud en cuanto condición
indispensable para producir el placer, puesto que virtudes tales como la sencillez, la
moderación, la templanza, la alegría, la modestia, la honradez o la prudencia conducen más
a menudo al placer y a la felicidad que sus contrarios. “Imposible vivir plácidamente sin
ejercitar la prudencia, la honradez y la justicia; e imposible vivir prudente, honorable y
justamente sin que resulte una vida placentera. Quien no viva conforme a la prudencia, la
honradez y la justicia no podrá vivir feliz”. “El justo es el hombre más libre de inquietudes;
en cambio el injusto es perpetua presa de ellas”. Así, la virtud consiste en la moderación de
todos los deseos.

Epicuro sostiene que el sabio puede sentirse dichoso incluso entre los tormentos más atroces:
“Aun si fuera torturado, el sabio será feliz”. Esto constituye un modo de afirmar que el sabio
es absolutamente imperturbable en cualquier circunstancia. Es conocida la actitud afable y
bienhumorada con que el filósofo soporto los cólicos nefríticos de la enfermedad que lo llevo
a la muerte, después de estar dos semanas postrado con grades dolores. Poco antes de morir,
escribió a su amigo Idomeneo el último adiós, declarando que su vida era feliz: “Al tiempo
que pasa este feliz y a la vez último día de mi vida te escribo estas líneas. Me siguen
acompañando los dolores de la vejiga y del vientre, que no disminuyen el rigor extremo de
sus embates. Pero contra todos ellos se despliega el gozo del alma, fundado en el recuerdo
de las conversaciones que hemos tenido”. Aprobando la alegría ascética de Epicuro,
Nietzsche afirmo que “sólo quien sufre constantemente ha podido inventar semejante
felicidad (…): nunca hubo antes una voluptuosidad tan modesta”.

Por último, quisiera terminar reflexionando sobre la siguiente idea: en una época de
incertidumbre como la nuestra, la medicina del alma que propone el filósofo del Jardín, bien
podría ser una fuente de inspiración espiritual para encontrar una nueva compresión del ser
humano, porque muestra que la felicidad está siempre exclusivamente en nosotros, sean
como fueren las cosas externas.


1
Artículo publicado el día 17 de Diciembre en el Diario de Xalapa.

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