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En aquella remota parte del mundo que hoy se llama América llegó en el año 1492;
con la ayuda y la fe de los Reyes Católicos de España ; un marino aventurero y
explorador llamado Cristóbal Colón. Como por arte de magia tal
descubrimiento abrió las puertas para los futuros aventureros. Dicho acontecimiento
histórico significó para los valientes y osados héroes de aquella España legendaria:
La Conquista, Posesión y Dominio de un Nuevo Mundo.
Héroes que heredaron el espíritu de los guerreros que lucharon durante 800 años
para recuperar el territorio hispano; perdido por la ocupación musulmana. Uno de
estos héroes fue con seguridad el explorador Don Juan Díaz de Solís navegante y
conquistador español nacido en Lebrija (Sevilla) en 1470.
En marzo de 1508, el Rey Fernando convoca en Burgos al obispo Fonseca, Américo
Vespucio, Vicente Yáñez Pinzón marino de Cristobal Colón y Juan Díaz de Solís.
Varias decisiones son tomadas con respecto a la peligrosa Ruta de las Indias por
tierra ; intentaban buscar la ruta de las Especias, por mar para evitar a los continuos
asaltantes de caminos. Pasaron parte del tiempo explorando el Mar Caribe desde
el Golfo de Paria (Venezuela) hasta la costa nicaragüense en la zona de
Veragua descubierta por Colón en su cuarto viaje a fin de encontrar un canal o
un mar abierto hacia el oeste. El mando de la expedición es confiado a Solís, en
el mar, y a Yáñez Pinzón, en tierra. El Piloto principal sería Pedro de Ledesma,
quien había hecho el viaje al norte de Veragua con Colón. La expedición embarca
en dos navíos: la “Magdalena” y la “Isabelita”. Al no encontrar el paso buscado,
rodean la península de Yucatán y se adentran en el golfo de México hasta los
23,5º de latitud Norte.
En la expedición del 29 de junio de 1508 llegan cerca de Santo Domingo, de donde
envían un mensaje a Ovando. Después prosiguen su ruta hacia Cuba, las costas de
Nicaragua y Honduras. Desde ahí remontan al norte, descubriendo el golfo Dulce,
el Cabo de Las Hibueras y las costas de Yucatán ; pero no encuentran un pasaje
hacia el oeste, y regresan a España en agosto de 1509.
Solís consiguió atraer la atención del rey Fernando "el Católico", el cual, por su
capacidad y pericia como marino, lo consideró como primer candidato al puesto de
piloto mayor de Castilla, a la muerte del célebre Américo Vespucio en febrero de
1512. De este modo, Solís se convirtió en sucesor del florentino y en almirante de
la flota del descubrimiento de la Española. El rey pide entonces a Solís efectuar otro
viaje a fin de encontrar el paso hacia la Ruta de las especias.
Quiere organizarlo en 1512, en compañía de su hermano Francisco de Solís y del
portugués
Juan Enriques, pero el rey de Portugal es puesto al corriente del proyecto y protesta
vivamente para que sea suspendido. En 1513 Vasco Núñez de Balboa descubre el
Mar del Sur (Océano Pacífico) en Panamá, lo que refuerza la idea española de
encontrar un estrecho entre los océanos.Después de haber nombrado a Pedrarias
Dávila Gobernador de « Castilla del Oro », el rey encarga a Juan Díaz de Solís (el
24 de noviembre de 1514) un viaje de descubrimiento de este famoso estrecho a la
altura de Panamá, desde donde él deberá recorrer aún 700 leguas o más hacia
el occidente (hasta las islas Molucas).
Esta vez los preparativos de la expedición se hacen en secreto para evitar las quejas
portuguesas.Juan Díaz de Solís debe preparar su expedición en Lepe, y recibe en
secreto 4000 ducados de oro. El viaje se hará a bordo de tres navíos, con 60
miembros de tripulación, y provisiones para dos años y medio. Será acompañado
por Juan de Ledesma, Pedro de Alarcón y Francisco de Marquina.
Solís emprendió su último viaje en la búsqueda del paso transoceánico por lo que
partió desde el puerto de Sanlúcar de Barrameda el 8 de octubre de 1515 planeaba
atravesar el Pacífico hasta alcanzar el Extremo Oriente. Así pues partió con tres
carabelas, tras realizar una breve escala en la isla de Tenerife, Solís rumbó hacia la
costa del Brasil. Llegaron a la altura del cabo San Roque con Rumbo sur hasta el
cabo de Cananea (25º 3´ de latitud sur) y proseguir hasta la isla que Juan Díaz de
Solís bautizaría la Plata (Santa Catalina), después hacia la bahía de los Perdidos
(27º), y bordeando las costas, arribar a la isla de San Sebastián (cerca de la isla de
los Lobos).
Así pues la expedición de Solís, siguió por el Río de la Plata, y fondeó después en
una isla que se llamaría San Gabriel, en la que Solís dejó sus dos Carabelas de
mayor calado, en tanto que con la tercera navegó hacia el norte hasta la isla que
bautizó con el nombre de Martín García.
Alertados de esta masacre; esta vez no fueron sorprendidos y pronto se entabló otra
encarnizada lucha.
5.-
7.- EXPEDICIÓN DE HERNÁN CORTÉS A MÉXICO EN 1519
Meses antes, cuando Pedro de Alvarado regresó a Cuba enviado por Juan de
Grijalva e informó al gobernador de la isla Diego de Velázquez lo que habían
descubierto y de la riqueza hallada, lo que comprobó con los obsequios que había
enviado Moctezuma. Velásquez se aprestó de inmediato a organizar otra expedición
y nombró capitán de la tercera expedición hacia Yucatán a Hernán Cortés , quien
ocupaba el puesto de alcalde de Santiago, en Cuba.
Diego Velázquez, le entregó un pliego de instrucciones a Hernán Cortés sobre
tomar posesión de las tierras, anexarlas a la Corona, colonizar, catequizar, etcétera;
pero, según las instrucciones secretas, Cortés debería tomar posesión de los
territorios y regresar con las ganancias; Velázquez era junto con Cortés los
principales socios capitalistas de dicha empresa.
Cerca a la fecha de partida, Velázquez empezó a dudar de la lealtad de Cortés y
quiso retirarlo del cargo pero éste audazmente y desobedeciendo al gobernador,
aceleró su salida y zarpó de Santiago de Cuba en la noche del 18 de noviembre de
1518. De allí partió con rumbo a la Villa de la Trinidad y posteriormente a la Villa de
San Cristobal de la Habana (en esos momentos en la costa sur), donde completó
su aprovisionamiento en hombres, suministros y pertrechos. Velásquez trato de
aprehenderlo desde el momento mismo que emprendió la travesia pero sus
esfuerzos fueron infructuosos ante la astucia, la capacidad de negociar y el don de
convencimiento de Cortés.
Esta se refiere a la apropiación de las tierras, de los bienes como el oro, objetos
valiosos, el mimo hombre y mujer (indígena o lugareño) que el conquistador lo hace
esclavo o prisionero. Esta conquista básicamente, se realizó a través de fuerza y
violencia.
Esta representada por el poder militar desplegado por España contra los pueblos
indígenas de América y las formas de sometimiento administrativas. Existen
4 etapas históricas en el desarrollo de la conquista.
LOS FRANCISCANOS
Doce seguidores –al igual que los doce apóstoles de Cristo– de San Francisco de
Asís llegaron a estas tierras en 1524, a escasos tres años de la caída de la gran
Tenochtitlan, para iniciar la evangelización sistemática de la población indígena.
Este hecho ha quedado perpetuado en una interesante pintura mural que se
encuentra en el claustro del convento de San Miguel Arcángel, en Huejotzingo,
Puebla. En ella se ven los doce frailes, con sus respectivos nombres, encabezados
por fray Martín de Valencia vistiendo sus hábitos característicos: túnica talar de
anchas mangas, sujeta a la cintura por un cordón que, a la vez que simboliza el voto
de castidad, recuerda su voto de pobreza.
LOS DOMINICOS
También llamados Predicadores, fueron fundados por el español Domingo de
Guzmán en el siglo XI y se distinguieron, al igual que los franciscanos, por su labor
evangelizadora. El nombre de la orden se deriva de un sueño que tuvo la madre del
santo cuando estaba encinta: vio a un perro (can) que llevaba en el hocico una
antorcha, lo cual interpretó como que el hijo que llevaba en sus entrañas era
portador de la “luz de Dios” con la que iluminaría y salvaría a quienes lo escucharan,
por lo tanto se ha interpretado que los dominicos son “los fieles perros de Dios”.
Su hábito se compone de una amplia túnica ceñida por una correa de la que pende
un rosario, un escapulario (tira de tela que se mete por la cabeza para cubrir pecho
y espalda) que cae hasta los tobillos, esclavina (capa pequeña que cae a la altura
de los hombros) con amplio capillo o capucha, todo esto de color blanco, y para
salir, una amplia capa con esclavina de color negro. La tradición dominica cuenta
que el hábito fue inspirado por la Virgen María a uno de los frailes; encuanto a los
colores, el blanco recuerda la castidad de los frailes y el negro su vida de penitencia,
tal como se aprecia en la imagen de San Jacinto de Polonia.
En el retrato de Ramón Casaus Torres, quien fuera juez calificador del Santo Oficio
en la Nueva España, puede apreciarse su hábito dominico. De igual forma, las
monjas dominicas visten con los mismos colores; y al igual que la rama masculina,
el escudo que las distingue lleva una cruz rematada en flores de lis con los colores
de la orden.
LOS AGUSTINOS
Aunque llevan el nombre de San Agustín, el gran teólogo y Doctor de la Iglesia del
siglo IV, quien después de su conversión fundó una comunidad en el desierto, en el
norte de África, la orden fue fundada tiempo después en la Edad Media, y sus
seguidores se inspiraron en sus escritos.
Por disposición del papa Alejandro IV, el hábito que los identifica es de color negro,
de amplias mangas, con capillo y esclavina. Llevan una correa del mismo color cuyo
extremo libre cuelga por delante y al igual que el cordón franciscano, esta correa se
convirtió en un símbolo de la orden.
LOS JESUITAS
La Compañía de Jesús fue fundada por San Ignacio de Loyola en 1540 para
defender a la Iglesia Católica del grave cisma que habían provocado las ideas de
Martín Lutero, por ello a los jesuitas se les considera como los máximos
representantes de la “Contrarreforma”. El nombre de esta congregación fue
escogido por el santo de Loyola y sus primeros seguidores, quienes decidieron
utilizar el nombre de “compañía” encabezada por un “general”, como si fueran
verdaderos soldados en lucha por defender al catolicismo; para su escudo
decidieron utilizar las siglas del nombre de Jesús en latín, esto es I.H.S. Su
vestimenta es diferente a la de las otras órdenes regulares ya que no usan hábito,
sino una sotana negra cerrada al frente, como los clérigos, y ceñida por una faja.
La Compañía de Jesús llegó a la Nueva España en 1572 con el claro objetivo de
evangelizar, tal como lo hicieron en el siglo XVII en la región de la California, donde
se distinguió el padre Juan María de Salvatierra. También les interesó educar a la
juventud novohispana. Es por lo que utilizan el nombre de “colegios” y no de
conventos para sus edificaciones, ya que en ellos habitaban maestros y alumnos.
LOS CARMELITAS
Esta orden tuvo su origen en los ermitaños que, siguiendo el ejemplo del profeta
Elías, llevaban vida contemplativa en el monte Carmelo, en Palestina. En el siglo
XII, la orden emigró a Europa y siguió la regla que había formulado San Simón
Stock. Su hábito consiste en una amplia túnica color café oscuro, sujeta por un
cinturón cuyo extremo pende de lado; asimismo un escapulario y esclavina con
capillo del mismo color. Para salir usan amplia capa blanca y suelen calzar sandalias
de cuero.
Las monjas carmelitas visten de igual manera, como aparece en el bello lienzo que
representa los “desposorios místicos”, esto quiere decir el momento en el que las
religiosas comprometen su vida al servicio del “esposo amado”, que es Jesucristo.
Esta fundación del siglo XII-XIII, tuvo como principal objetivo auxiliar a los cautivos
de los moros, así fue inspirado a San Pedro Nolasco por la Virgen María. Su hábito
es todo blanco sujeto por un cinturón; encima un escapulario hasta los tobillos,
esclavina y capillo, así como con amplia capa. Sobre el escapulario suele ir el
escudo de la orden, que consiste en una cruz de Malta en la parte superior, blanca
sobre fondo rojo (emblema de la ciudad de Barcelona), y en la parte inferior, cuatro
barras rojas sobre fondo amarillo, de la Casa de Aragón.
Con Hernán Cortés llegó el primer mercedario, que venía como capellán de las
tropas, fray Bartolomé de Olmedo; más tarde, a fines del siglo XVI, arribaron los que
fundarían uno de los conventos más bellos, del que queda el precioso claustro en
la zona denominada precisamente de La Merced.
En algunas ocasiones, las religiosas llevaban bellos escudos sobre el pecho con
escenas alusivas a la Virgen María, bien fueran pintadas o bordadas. No se sabe a
ciencia cierta cuándo y quiénes portaban estos escudos, lo cierto es que siempre
han sido motivo de admiración por la delicadeza de los trazos de esta obra miniada
que ornamenta la indumentaria religiosa femenina.
4 de octubre de
Lorenzo Suárez de Mendoza
5º 1580 a 19 de
4º Conde de Coruña.
junio de 1583
25 de
Pedro Moya de Contreras
septiembre de
Arzobispo de México, Inquisidor y
6º 1584 a 17 de
visitador de Nueva España,y
noviembre de
presidente del Consejo de Indias.
1585
8 de noviembre
Álvaro Manrique de Zúñiga
7º de 1585 a 25 de
1º Marqués de Villamanrique.
enero de 1590
Luis de Velasco y
2 de julio de
Castilla (segunda vez)
11º 1607 a 17 de
Marqués de Salinas del Río
junio de 1611
Pisuerga y Virrey del Perú.
17 de junio de
Fray García Guerra
12º 1611 a 22 de
Arzobispo de México.
febrero de 1612
18 de octubre
Diego Fernández de Córdoba
13º de 1612 a 14 de
1º Marqués de Guadalcázar.
marzo de 1621
16 de
Lope Díez de Aux de Armendáriz septiembre de
16º
1º Marqués de Cadreita. 1635 a 28 de
agosto de 1640
23 de
García Sarmiento de Sotomayor
noviembre de
19º 2º Conde de Salvatierra y Virrey
1642 a 13 de
del Perú.
mayo de 1648
15 de octubre
Antonio de Toledo y Salazar de 1664 a 20 de
25º
Marqués de Mancera. noviembre de
1673
13 de diciembre
Payo Enríquez de Ribera
de 1673 a 7 de
27º Obispo de Guatemala y Arzobispo
noviembre de
de México.
1680
16 de
Melchor Portocarrero Lasso de la
noviembre de
Vega
29º 1686 a 20 de
3º Conde de Monclova y 17º Virrey
noviembre de
del Perú.
1688
20 de
Gaspar de la Cerda Sandoval Silva
noviembre de
30º y Mendoza
1688 a 27 de
Conde de Galve.
febrero de 1696
15 de octubre
Juan de Acuña y Bejarano
37º de 1722 a 17 de
II Marqués de Casa Fuerte.
marzo de 1734
17 de marzo de
Juan Antonio Vizarrón y Eguiarreta
38º 1734 a 17 de
Arzobispo de México.
agosto de 1740
3 de noviembre
Pedro de Cebrián y Agustín
40º de 1742 a 9 de
Conde de Fuenclara.
julio de 1746
10 de
Agustín de Ahumada y Villalón noviembre de
42º
Marqués de las Amarillas. 1755 a 5 de
febrero de 1760
28 de abril de
Francisco Cagigal de la Vega
43º 1760 a 5 de
Conde de Revillagigedo.
octubre de 1760
Joaquín Juan de Montserrat y 5 de octubre de
44º Cruïlles 1760 a 24 de
Marqués de Cruïlles. agosto de 1766
24 de agosto de
Carlos Francisco de Croix 1766 a 22 de
45º
Marqués de Croix. septiembre de
1771
22 de
septiembre de
46º Antonio María de Bucareli y Ursúa
1771 a 9 de abril
de 1779
23 de agosto de
47º Martín de Mayorga 1779 a 28 de
abril de 1783
28 de abril de
48º Matías de Gálvez y Gallardo 1783 a 20 de
octubre de 1784
17 de junio de
Bernardo de Gálvez y Madrid 1785 a 30 de
49º
Gobernador de Luisiana noviembre de
1786
8 de mayo de
Alonso Núñez de Haro y Peralta 1787 de 1789 a
50º
Arzobispo de México 16 de agosto de
1787
16 de agosto de
Manuel Antonio Flores Maldonado
51º 1787 a 16 de
Virrey de Nueva Granada
octubre de 1789
31 de mayo de
Miguel José de Azanza
54º 1798 a 29 de
Duque de Santa Fe.
abril de 1800
29 de abril de
55º Félix Berenguer de Marquina 1800 a 4 de
enero de 1803
4 de enero de
1803 a 15 de
56º José de Iturrigaray Aréstegui
septiembre de
1808
16 de
septiembre de
57º Pedro de Garibay
1808 a 19 de
julio de 1809
4 de marzo de
Félix María Calleja y del Rey 1813 a 20 de
60º
1º Conde de Calderón septiembre de
1816
20 de
Juan José Ruiz de Apodaca y Eliza septiembre de
61º
1º Conde de Venadito 1816a 5 de julio
de 1821
5 de julio de
1821 a 24 de
62º Pedro Francisco Novella y Azabal
septiembre de
1821
24 de
septiembre de
63º Juan O’Donojú y O’Ryan 1821 a 27 de
septiembre de
1821
CARACTERÍSTICAS.
LAS LEYES.
MESTIZOS.
La evidencia más contundente de que la separación entre las dos repúblicas era
más teórica que real fue el temprano y difundido mestizaje racial. Desde un principio,
cuando habían llegado poquísimas mujeres españolas a la ciudad, los vecinos
españoles convivían y tenían relaciones con mujeres indígenas, fruto de lo cual
nacieron numerosos niños mestizos. A menudo, los españoles tenían una familia en
la metrópoli y otra en América. Los mestizos pasaron a formar parte de un grupo
ambiguo que carecía de un lugar en el orden que, teóricamente, se deseaba
implantar. Pero el mundo mestizo era también muy diverso, y en él era definitivo el
tipo de relaciones con la élite. Hubo muchos mestizos protegidos por sus padres
españoles o por damas importantes. Otros se dedicaron a actividades que les
permitieron alcanzar cierta posición social. Trabajaban en las minas, las haciendas,
y los ingenios; también eran sirvientes, artesanos, mayordomos, arrieros y
pequeños comerciantes. Vivian en pequeños pueblos.
Según las leyes del Cabildo de Quito, los negros esclavos podían ser castrados o
mutilados por sus amos cuando se fugaban o cuando tenían relaciones ilícitas con
indias. Quedaron sujetos a severas restricciones y prohibiciones, no tenían derecho
a reunirse públicamente ni a salir de noche, tenían prohibido usar armas, joyas y
jamás podían montar a caballo. Muchos morían jóvenes por el duro trabajo y las
pésimas condiciones de vida. Algunos los llamaban “cimarrones”
Aunque al poco tiempo de su llegada los españoles asumieron el poder, no todo fue
fácil. El poder virreinal tardó casi un siglo en consolidarse.
Las Ordenanzas de 1510 son más extensas y minuciosas que las de 1503. Se
especificaban las horas de trabajo; se habla de los libros de registro que hay que
llevar; se regula la emigración; se trata de las relaciones con mercaderes y
navegantes; se dispone lo relativo a los bienes de los muertos en Indias, y se
le incorpora el matiz científico al incluirse dentro de la Casa de la Contratación al
Piloto Mayor -creado en 1508-, encargado de examinar a los pilotos que desean
hacer la carrera, y de trazar los mapas o cartas de navegación y el Padrón Real o
mapa-modelo del Nuevo Mundo, hasta 1519 en que se crea el puesto de
Cartógrafo. Piloto Mayor en 1508 fue Américo Vespucio, sucediéndole más tarde
Juan de Solís y Sebastián Cabot. A mediados del siglo la Casa del Océano -como
gustaba llamarla Mártir de Anglería- era un organismo bien reglamentado, con
capilla y cárcel propia.
Su primera sede fueron las Atarazanas de Sevilla, pero como era un lugar
expuesto a las arriadas y dañino para las mercancías, pronto fue trasladada a las
dependencias del Alcázar Real, donde quedó instalada en la sala denominada de
los Almirantes, local "sano, y alegre", con buen patio y una puerta orientada hacia
el río (mapa situación). Allí permaneció hasta que fue trasladada oficialmente a
Cádiz en 1717.
El Consulado
Paralelamente a la Casa de la Contratación,
en 1543 se crea en Sevilla el Consulado de
mercaderes, la Casa Lonja como la llamaban en los antiguos documentos
sevillanos, la Bolsa como la denominan los viajeros de los siglos XVI-XVIII, o el
Consulado como se le llamará en el siglo XIX. Era una asociación comercial que
protegía el comercio de la ciudad contra los "no burgueses", que mermó algunas
de las facultades a la Casa de la Contratación.
Como la piratería seguía siendo una continua amenaza para el comercio con
América, el Consulado consiguió una ordenanza real obligando a todos los
vasallos que marchaban o que venían de las Indias a que se uniesen a la flota
oficialmente organizada a este efecto. Es decir, impuso el sistema de flotas, que
sustitutía al llamado de navío suelto. El uso de este recurso ya había sido
experimentado por los navegantes mediterráneos de la antigüedad, y seguía
siendo utilizado tanto ahí como en el Mar del Norte.
'El católico y muy alto y poderoso don Felipe segundo, Rey de las Españas, mandó
hacer esta Lonja a costa de la Universidad de los Mercaderes, de la cual hizo
administradores perpetuos al Prior y Cónsules de la dicha Universidad,
comenzándose a negociar en ella en 14 días del mes de agosto de 1598 años'.
La industria minera en el México virreinal, se sabe que extrajo entre los años 1700
y 1800, aproximadamente 34,560 toneladas de plata, que se mandaba
principalmente a España y otros territorios en forma de liguotes o como piezas de
orfebrería.
La economía novo hispana fue pujante, pero sumamente controlada por el reino
español, que miraba en esto un problema, ya que sus posiciones en ultramar poco
a poco, y al paso del tiempo, acumulaban poder.