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DANIELLE FLOYD ARISTIZÁBAL

Usuario: VIUdaniellefloyd23@gmail.com

ACTIVIDAD GUIADA No. 1: El asunto Tamiflú/Relenza, la salud


pública y algunas lecciones para la decisión y la ética
El tema del fraude, en la publicidad de medicamentos, no es nuevo y data sobre
todo de los últimos 30 años, en la industria farmacéutica de todo el mundo. “El
asunto Tamiflu/Relenza” es solo uno más, de la larga lista de sanciones, que han
recibido dichas compañías, sobre todo por publicidad engañosa. No obstante, el
problema va mucho más allá de eso. Finalmente, dichas empresas tienen como
objetivo único, fabricar y vender medicamentos. El problema real, radica en la
veracidad de los estudios epidemiológicos, que el personal de salud lee, aprueba y
emplea en la práctica clínica a diario. Para que la publicidad de dichos
medicamentos llegara a tener el impacto que tuvo, se requirió de muchos filtros que
fueron violados:
1. Los investigadores que desarrollaron estudios en fase uno, dos, tres y cuatro,
de dichas moléculas, no publicaron los respectivos conflictos de interés, ni
hicieron público a tiempo, los datos numéricos, en bruto, de las estimaciones
en cuanto a eficacia y riesgos.
2. Las entidades reguladoras de cada país, no ejercieron adecuado control
sobre qué medicamentos fueron aprobados, para su distribución, y sobre lo
esencial que son en el manejo de las patologías de la población. Sobre todo,
porque algunos, de dichos organismos, son patrocinados directamente por la
industria farmacéutica.
3. Los medios de comunicación se encargan de difundir terror, sobre crisis en
salud, que no tienen la magnitud, tan grande, que es promocionada, y ello
termina por generar un temor sobrenatural, en los gobiernos, los trabajadores
de la salud y la población en general.
Esta situación, ha llevado a pérdidas millonarias en todo el mundo, lo que para
muchos países implica, dejar de invertir en asuntos realmente vitales para la
población, como es el caso de muchos países latinoamericanos. Y, por si fuera
poco, ha deteriorado ostensiblemente la credibilidad de organismos reguladores,
como la FDA, y ha generado un ambiente de desconfianza entre investigadores y
trabajadores de la salud, haciendo que se desarrolle una batalla de nunca acabar,
entre las necesidades de los pacientes que son creadas por los laboratorios, versus,
las reales.
Dadas las condiciones, es indispensable que todos los actores en este proceso, se
tomen con seriedad su participación y asuman con ética su función. No es posible
que en pleno siglo XXI, cuando toda la población tiene acceso a internet y a medios
de comunicación, la información difundida por entidades patrocinadas por la
industria, aún tenga alta credibilidad. Esto debe acabar, y debe ser una iniciativa de
los gobiernos, que los entes reguladores, sean completamente independientes de
la industria, y por el contrario, sean aliados del Estado y de los pacientes.
DANIELLE FLOYD ARISTIZÁBAL
Usuario: VIUdaniellefloyd23@gmail.com

Por otro lado, las sanciones no deberían reducirse a multas millonarias, sino que
deberían representar pérdidas reales para cada integrante de los ensayos clínicos
y de la difusión de los mismos. Obviamente, si hablamos de empresas
transnacionales, con ingresos millonarios, las pérdidas por sanciones, no van a
significar mucho, con respecto a las ganancias. Pero si tuvieran reglamentación
internacional mucho más severa, que implicara pérdida de la libertad a quien
incurriera en fraude, o pérdida de su licencia para ejercer la profesión; ello
significaría mayor seriedad a la hora de elaborar este tipo de investigaciones, y
reduciría el timo internacional.
En resumen, es responsabilidad de cada participante: industria farmacéutica, entes
reguladores, gobiernos, investigadores y médicos; la seriedad con la que se estudie
un medicamento, se difunda su eficacia y así mismo se tome la decisión de usar
dicha molécula en un ser humano. Si cada una de estas partes, se apropia de la
tarea que le corresponde, con el ahínco necesario, seguramente, se evitarían
muchos más eventos como “el asunto Tamiflú/Relenza”.

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