Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Responsabilidad
extracontractual
La responsabilidad. Delito o cuasidelito civil o acto ilíícito. Sistemas de
responsabilidad. Distintas doctrinas respecto de los elementos de la
responsabilidad extracontractual. Elementos de la responsabilidad.
Presunciones de culpa. Sujetos, objeto y extincioí n de la responsabilidad.
Causas eximentes y atenuantes de responsabilidad. Tendencias modernas en
materia de responsabilidad.
Capítulo I: Responsabilidad extracontractual
I) La responsabilidad
1- Conceptos generales
En términos generales, es responsable toda persona que debe asumir las consecuencias de un
acto. Y teniendo en cuenta lo anterior, se define la responsabilidad como la necesidad efectiva o eventual
en que un individuo se coloca de satisfacer toda violación dañosa a la conducta que debe realizar en la
sociedad.
Para los efectos de materializar o concretizar dicha definición, es importante dilucidar cuál es la
conducta que debe realizar el sujeto. Entonces, será importante conocer si este sujeto está vinculado con
otro por una relación contractual (y en este caso la conducta será precisamente la prestación definida en
la convención), o si no está unido a un vínculo contractual (en este caso, la conducta es básicamente la
reparación del daño).
El profesor Enrique Barros dice que en derecho, la responsabilidad civil establece los criterios y
requisitos para que esos daños puedan ser normativamente atribuidos al tercero que los ha provocado.
En el fondo, lo que hace la responsabilidad civil es determinar cuándo y en qué condiciones, la víctima
goza de una acción que le permite exigir la reparación.
De los anteriores conceptos, hay dos ideas que surgen con claridad:
- No existe responsabilidad civil sin daño. Se debe descartar cualquier tipo de responsabilidad
civil cuando no hay daño.
2- Clases de responsabilidad
En este supuesto, el acento se va a colocar en la intención del agente, hay una vulneración a
ciertos deberes morales. Puede definirse como aquella por la cual una persona debe afrontar las
consecuencias que sus actos libres producen, sean para sí misma o para los demás.
b) Responsabilidad política
Ella es propia de los regímenes democráticos, en los cuales las autoridades están sujetas a un
cierto control por parte de los gobernados, por el mal uso de sus facultades, y por el incumplimiento de
las obligaciones que han contraído.
c) Responsabilidad jurídica
2
La responsabilidad jurídica, puede ser a su vez:
- Responsabilidad jurídica civil: ella surge cuando se causa un daño a otra persona, de suerte tal
que la responsabilidad se traduce en la conducta equivalente o de reemplazo, que viene a ser el
pago de una suma de dinero equivalente al daño sufrido.
Este autor entiende que la obligación es un deber de conducta, y por lo tanto, la obligación de
indemnizar surgirá cuando el deudor no alcanza la prestación a consecuencia de no haber obrado con el
grado de diligencia que le era exigible.
En términos generales, entiende que los elementos de la responsabilidad civil son los siguientes:
3
- Una acción u omisión descrita como hipótesis en la ley.
- De esa hipótesis surge una obligación civil.
- Esa obligación es incumplida por el agente.
- Causalmente derivado de dicho incumplimiento, se causa un daño.
- De ese daño surge un deber jurídico, que consiste en su reparación.
c) Elemento diferenciador
En la doctrina hay acuerdo en que la responsabilidad civil tiene un elemento diferenciador clave
con las demás, cual es la existencia de un perjuicio patrimonial. Siempre la responsabilidad civil persigue
un fin claro y preciso, que es restablecer un equilibrio de carácter patrimonial. La indemnización de
perjuicios no persigue técnicamente ni un enriquecimiento para quien la recibe, ni un empobrecimiento
para quien la realiza; se trata de conductas de reemplazo, se sustituye una obligación, que es la
incumplida, por otra obligación, que es la obligación indemnizatoria.
d) Conclusión
La conclusión de este profesor es que la responsabilidad civil es una sanción, y esta sanción tiene
por finalidad restablecer el ordenamiento jurídico cuando un sujeto no ha dado cumplimiento a sus
obligaciones, con indiferencia de cuál es la fuente de esa obligación. O sea, puede ser una infracción al
contrato o una infracción al principio general de no dañar a otro, y en ambos casos, la responsabilidad
civil opera como sanción.
1- Conceptos
Del artículo 1437 se puede concluir que los delitos y cuasidelitos son una fuente de las
obligaciones. Se suele decir además que son una fuente de responsabilidad, en el sentido que el sujeto,
el agente, se encontrará enfrentado a una necesidad de indemnizar los perjuicios que causó a la víctima.
El artículo 2284 incisos 3 y 4 señala que si el hecho es ilícito, y cometido con intención de dañar,
constituye un delito. Si el hecho es culpable, pero cometido sin intención de dañar, constituye un
cuasidelito.
Y el artículo 2314, señala que el que ha cometido un delito o cuasidelito que ha inferido daño a
otro, es obligado a la indemnización; sin perjuicio de la pena que le impongan las leyes por el delito o
cuasidelito.
- Existencia de factores comunes entre el delito y el cuasidelito: ambos son un acto ilícito, y
ambos causan daño a una persona. La diferencia entre uno y otro está en el móvil psicológico, en
la intencionalidad. En el delito, el agente está consciente, o al menos se representa como posible,
los resultados perniciosos de su acción. En cambio, en el cuasidelito la actuación es negligente.
Sin perjuicio de esta distinción psicológica, en la práctica ella no tiene mayor relevancia,
porque en materia de reparación civil extracontractual, tanto el delito como el cuasidelito obligan
4
a reparar el daño causado en los mismos términos, y ello se debe a que el punto clave de esta
obligación de reparar no está en el móvil, no está en el aspecto espiritual o intencional, sino que
está en la magnitud del daño causado.
Por ello, en esta materia cobra importancia lo dispuesto en el artículo 2329 inciso 1,
según el cual por regla general, todo daño que pueda imputarse a malicia o negligencia de otra
persona, debe ser reparado por ésta. Esta norma contempla lo que se denomina el principio de
reparación integral del daño.
La gran diferencia está en la tipicidad. O sea, en materia penal existe lo que se denomina una
tipicidad cerrada, es indispensable que el hecho ilícito se encuentre previamente descrito por el
legislador. Sin esa descripción previa, no puede existir responsabilidad criminal.
En materia civil, en cambio, no se exige esa tipicidad cerrada. Se satisface el ilícito civil con que
exista un principio de carácter general, que es aquel que consiste en no causarle daño a otra persona.
Con todo, hay bastantes autores que han incluido como un elemento del ilícito civil, la
antijuridicidad, es decir, que la conducta del agente sea contraria al ordenamiento jurídico. Pero se trata
de una antijuridicidad amplia, es decir, se atenta contra el ordenamiento jurídico sin necesidad de que se
esté infringiendo un precepto legal en particular.
Ello por las distintas consecuencias que tiene un ilícito civil y un ilícito penal. El ilícito civil queda
restringido a un ámbito particular o privado. En cambio, el ilícito penal importa una afectación mayor a la
sociedad toda.
a) Sanción
5
b) Jurisdicción
En la responsabilidad extracontractual, pueden ser competentes tanto los tribunales civiles como
los tribunales del crimen. Hay un caso de excepción, previsto en el artículo 59 del Código Procesal Penal,
y que se refiere a aquel caso en que la acción civil tiene como único objeto la restitución de la cosa, caso
en el cual la acción civil necesariamente debe interponerse dentro del proceso criminal.
En cambio, la responsabilidad penal solamente puede conocerse por un tribunal del crimen.
c) Capacidad
En materia de responsabilidad extracontractual, hay una regla especial que difiere de la regla
general en materia contractual. En materia extracontractual son absolutamente incapaces los menores
de 7 años. Entre los 7 y los 16 años, el sujeto puede ser declarado capaz cuando el juez determina que el
menor actuó con discernimiento. En el evento que el juez declare que el menor obró sin discernimiento,
serán responsables de los daños causados las personas a cuyo cargo esté. La plena capacidad se adquiere
a los 16 años (artículo 2319).
En materia de responsabilidad criminal, se dictó la ley 20.084, que estableció una ley de
responsabilidad penal juvenil o adolescente por infracciones a la ley penal. Esta ley modificó el entonces
artículo 10 número 2 del Código Penal, y derogó el numeral 3 del mismo artículo. Hoy en día, el artículo
10 número 2 señala que están exentos de responsabilidad criminal el menor de 18 años, agregando que
la responsabilidad de los menores de 18 años y mayores de 14, se regulará por lo dispuesto en la ley de
responsabilidad penal juvenil. Esta ley contempla un procedimiento especial, con una escala de penas
también especial, pasando las penas a llamarse medidas.
De la aplicación de la ley 20.084, se puede señalar que son plenamente capaces (se les aplica la
ley penal común), los mayores de 18 años. Entre los 14 y los 18 años, el autor del delito va a quedar
sujeto a la reglamentación especial de la ley 20.084. Y el menor de 14 años será inimputable.
d) Sujeto pasivo
En materia penal, debido al carácter de la pena que se aplica, se habla de una responsabilidad
personalísima, y por lo tanto, ella es intransmisible a los herederos. Además, por regla general, se puede
sostener que, atendida la entidad y naturaleza de la pena, ella se aplica sólo a las personas naturales.
Excepcionalmente, el derecho penal puede afectar a personas jurídicas, como sucede con los
casos contemplados en la ley 20.393, que precisamente se refiere a la responsabilidad penal de las
personas jurídicas en delitos específicos. También el derecho penal se extiende a la persona jurídica en lo
que se refiere a la disolución de una asociación ilícita.
e) Sujeto activo
6
En materia extracontractual, la regla general es que el titular de la acción es la víctima, quien
sufrió el daño, y sus herederos. Así se desprende de la primera parte del artículo 2315, que señala que
puede pedir esta indemnización no sólo el que es dueño o poseedor de la cosa que ha sufrido el daño, o
su heredero.
En materia criminal, hay un mayor interés por parte de la sociedad de que se sancionen
determinadas conductas. Por ese motivo, salvo los delitos de acción privada, el espectro de legitimación
activa es mayor. Así, el artículo 53 del Código Procesal Penal señala que la acción penal puede ser
ejercitada por cualquier persona, y aún de oficio por el Ministerio Público, salvo aquellos delitos en que
se requiera de la denuncia previa de la víctima.
f) Prescripción
En materia penal, el artículo 94 del Código Penal contempla distintos plazos de prescripción
según cual sea la gravedad del delito.
g) Elemento subjetivo
La responsabilidad penal siempre exige un elemento subjetivo: el dolo, por regla general; o la
negligencia cuando se habla de cuasidelito.
En materia contractual, está en el vínculo que liga a las partes. Es el contrato el que sirve de
fuente de la obligación que ha sido incumplida.
b) Graduación de la culpa
En materia contractual, de los artículos 44 y 1547, se gradúa la culpa de acuerdo a las reglas que
se den los contratantes, o en subsidio, de acuerdo a las reglas contenidas en dichos artículos. En la
responsabilidad contractual, al contratante se le impone el actuar con un determinado grado de
diligencia, y ese grado de diligencia se medirá de acuerdo con cual es la culpa de que él responde.
En materia extracontractual, no existen artículos como el artículo 44 o el artículo 1547, de forma
tal que en materia extracontractual no existe la graduación de la culpa que sí existe en materia
7
contractual. Y por ende, la pregunta es cuál es el grado de culpa de que responde el deudor. El profesor
Pablo Rodríguez señala que comprende cualquier grado de negligencia o descuido, conforme a los
estándares generales prevalecientes en la sociedad. Hernán Corral estima que el deudor responde de
toda culpa, incluso la levísima, ya que siempre que cause un daño, se generará el deber de repararlo.
Una opinión minoritaria es la del profesor Ramón Meza Barros, que entiende que en materia
extracontractual, el grado de culpa que es exigible es el de la culpa leve, y para ello, cita el inciso 1 del
artículo 2323, que emplea la expresión “un buen padre de familia”. Para la cátedra ello no es correcto,
porque precisamente el artículo 2323 se está poniendo en una situación particular, de lo cual no resulta
sencillo extraer una regla general.
En materia de responsabilidad contractual, está el artículo 1558. De este artículo se deduce que
el incumplidor responderá siempre de los daños directos. Si el incumplimiento fue culpable, responderá
de los daños previstos; y si el incumplimiento fue doloso, responderá de los daños previstos e
imprevistos. Además, la jurisprudencia del último tiempo ha dejado establecido que es procedente la
indemnización del daño moral en la responsabilidad contractual.
En materia extracontractual, no existe una norma como el artículo 1558. Por el contrario, del
artículo 2329 inciso 1 se sigue el denominado principio de la reparación integral del daño, es decir, lo que
se busca es que resulten reparados todos los daños que haya sufrido la víctima. Pueden ser directos,
previstos e imprevistos; daño emergente, lucro cesante y daño moral.
En materia extracontractual, la regla general es que deben ser acreditados tanto la culpa como el
dolo por parte de quien lo alega. Excepcionalmente, nuestro legislador contempla ciertas presunciones
de culpa, que justamente permiten facilitar la prueba de este elemento subjetivo.
e) Necesidad de la mora
En materia contractual, cuando se está en presencia de una obligación positiva (de dar o de
hacer), la mora constituye un elemento de dicha responsabilidad, y por ende, para que el deudor sea
obligado, es necesario que haya sido previamente requerido por el cocontratante al cumplimiento de la
obligación (artículo 1551). Si la obligación es negativa (de no hacer), no se requiere de este
requerimiento, toda vez que el artículo 1557 señala que basta con la sola infracción de dicha obligación
para entender constituido en mora al deudor.
8
f) Capacidad
En materia contractual, la plena capacidad se adquiere a los 18 años. Existe eso sí la posibilidad
de actuar por parte de un menor de 18 años, siempre que haya cumplido con la formalidad habilitante
previa, que corresponderá a la autorización correspondiente de su tutor o curador.
g) Responsabilidad
h) Indemnización de perjuicios
En la responsabilidad contractual, es posible que las partes convengan, en un pacto especial que
se denomina cláusula penal, una indemnización a la que se tendrá derecho sin necesidad de acreditar la
existencia del daño, tal como lo indica el artículo 1542.
En materia extracontractual, no es posible que exista un pacto de esta naturaleza, y por lo tanto,
el demandado será obligado a reparar el daño efectivamente causado. Necesariamente se debe
demostrar la existencia del perjuicio. En materia extracontractual debe considerarse eso sí los casos de
daño contingente, en los cuales se permite demandar en una situación que no ha causado todavía un
daño.
En materia contractual, la regla general es que las obligaciones son simplemente conjuntas, y por
lo tanto, cada uno de los deudores será responsable por la parte o cuota que les quepa en la obligación.
Excepcionalmente, podrá alterarse esta regla cuando exista un pacto de solidaridad, o se trate de una
obligación indivisible.
En materia extracontractual, la regla es distinta. Habiéndose cometido un ilícito civil por dos o
más personas, ellas serán solidariamente responsables de la reparación del daño (artículo 2317).
9
exoneración de responsabilidad (en doctrina se denomina causa extraña), y lo que hace es precisamente
interrumpir el vínculo causal. Nuestro Código lo contempla en el artículo 1677, que si bien está con
ocasión del modo de extinguir las obligaciones pérdida de la cosa que se debe, se entiende que de ahí
surge una regla de carácter general. La segunda situación es el hecho del dependiente, porque en ese
caso sí surge responsabilidad para el empleador por el hecho de quienes están a su cargo. Así lo dice el
artículo 1679. Lo que se le imputa en este caso, es la culpa in eligendo y la culpa in vigilando.
l) Ubicación normativa
m) Prescripción
n) Cúmulo de responsabilidad
El punto consiste en dilucidar si frente a un hecho que puede ser constitutivo tanto de
responsabilidad contractual como extracontractual, la víctima o demandante puede elegir el estatuto
jurídico al cual va a sujetar su acción. Un ejemplo, es el de la responsabilidad médica.
Nuestra doctrina y jurisprudencia no admiten el cúmulo de responsabilidades, es decir, no
admiten esta opción, no admiten que el demandante pueda elegir uno u otro régimen. Se señala que si el
agente y la víctima están unidos por un vínculo contractual, aquél prevalece por sobre la responsabilidad
10
extracontractual, porque si las partes han establecido, en ejercicio de la autonomía privada, el estatuto al
cual van a sujetar sus relaciones jurídicas, no pueden desatenderse de él dejándolo de lado.
ñ) Acción popular
En materia contractual, no existen acciones populares. El acreedor sólo puede exigir de aquel que
por un hecho suyo o la sola disposición de la ley, ha contraído la obligación correlativa.
o) Riesgo
En materia contractual, la responsabilidad no se extiende a casos de riesgo, sino que exige una
situación concreta de incumplimiento. Hay un caso excepcional en materia de caducidad del plazo, en
donde sí se reconoce efectos jurídicos a una situación particular de riesgo.
En materia extracontractual, la regla general es que ella tampoco se extiende al riesgo. Pero hay
casos, como los de daño contingente, en los cuales se va a activar la responsabilidad extracontractual en
razón de un riesgo determinado.
p) Causalidad
En materia contractual, se exige una relación causal directa entre el incumplimiento contractual y
el daño. La causalidad, en ese evento, debe ser inmediata.
En materia contractual, la ley en ciertos casos ha regulado cuál es el monto del perjuicio. Así
sucede, por ejemplo, en las obligaciones de pagar una suma de dinero, ya que el artículo 1559 determina
cuál es el monto y tipo de interés que deberá pagarse.
En materia contractual, en general no se considera la culpa del acreedor como una circunstancia
que permita aminorar la culpa. Por ello, Pablo Rodríguez señala que en términos generales, en la
responsabilidad contractual no se admite la compensación de culpas. Pero cuando la culpa del acreedor
es grave, es decir, cuando actúa con dolo, y ello impide el cumplimiento por parte del deudor de su
obligación, esa culpa del acreedor sí actúa como una causal de exoneración o de disminución de
responsabilidad.
La doctrina, en su generalidad, coloca a la culpa del acreedor como una causa extraña que
interrumpe el vínculo causal. Pablo Rodríguez lo coloca dentro del factor de imputación, entiende que la
culpa del acreedor, cuando es grave, elimina el factor de imputación. Pero el resultado es el mismo: el
deudor se verá exonerado de responder.
11
En materia extracontractual, sí es considerada la culpa de la víctima como un elemento que
puede llegar a disminuir la indemnización. Dice el artículo 2330 que la apreciación del daño está sujeta a
reducción si el que lo ha sufrido se expuso imprudentemente a él.
s) Responsabilidad objetiva
En materia contractual, prácticamente no hay casos de responsabilidad objetiva. Pero existe por
ejemplo el caso de la ley de aeronavegación.
En materia extracontractual, cada día son mayores los casos de responsabilidad objetiva, pero
éstos requieren de un reconocimiento expreso del legislador. Un caso de responsabilidad objetiva
contenido en el Código es el del artículo 2327, que señala que el daño causado por un animal fiero, de
que no se reporta utilidad para la guarda o servicio de un predio, será siempre imputable al que lo tenga,
y si alegare que no le fue posible evitar el daño, no será oído.
1- Introducción
- De qué se responde.
- Por qué se responde.
Estas preguntas son relevantes si se considera, por ejemplo, que en una sociedad como la actual
es absolutamente imposible siquiera desplazarse sin causarle daño a otra persona.
Entonces, cuando se habla de sistemas de responsabilidad, al sujeto activo (el agente que causa
el daño) se le puede imponer la obligación de reparar el daño causado en función de dos elementos:
a) En qué consiste
12
Dentro de este sistema de responsabilidad, es donde se inserta el llamado juicio de reproche, el
cual no debe pensarse que es un reproche de orden moral, sino que corresponde a un análisis que hace
el juez en orden a determinar si el sujeto obró o no con el grado de diligencia, si cumplió o no con el
deber de cuidado que, conforme a los estándares generales, él debía utilizar.
El régimen subjetivo de responsabilidad es aquel que adoptó nuestro legislador, y por lo tanto, es
la regla general y supletoria en materia de responsabilidad.
- Ha quedado un tanto desfasada, porque esta teoría se creó cuando claramente existía una
sociedad agrícola. Después, con la revolución industrial, y hoy día con una sociedad
eminentemente tecnificada, se dice que se han multiplicado los riesgos de ocasionar y sufrir un
daño mediante situaciones de peligro. Frente a este problema de la situación de creaciones de
peligro, se dice que la teoría subjetiva no entrega armas para poder enfrentar esta situación.
- La dificultad que tiene el demandante de demostrar que el agente actuó con dolo o culpo. O
sea, se trata de una crítica de carácter probatoria.
Tanto la doctrina como la legislación, han tratado de establecer ciertos paliativos a estas
situaciones:
- La jurisprudencia ha ido ampliando el concepto de culpa: así por ejemplo, se ha sostenido que
quien realiza un acto que pueda ser calificado de abuso del derecho, incurre en una situación
negligente. También por ejemplo, se ha dicho que actúa negligentemente aquel sujeto que no ha
modificado sus instalaciones, que no ha actualizado sus maquinarias, que no le ha impuesto a su
proceso productivo los avances tecnológicos que existen al día de hoy.
a) En qué consiste
13
La idea que subyace en esta teoría es que si se crea un riesgo respecto del cual se obtiene un
beneficio, y a raíz de este riesgo se causa daño a un tercero, quien originó el riesgo deberá responder. Se
trata en este caso de un régimen excepcional, de derecho estricto, y que requiere de texto expreso de
ley.
Hay una sentencia de la Corte Suprema del año 2010 que hizo referencia a tres materias:
- En cuanto al concepto: ha dicho que este tipo de responsabilidad se refiere a aquella cuyo único
antecedente es la causalidad, de modo que el demandado se halla en la obligación de indemnizar
los perjuicios que se acrediten como atribuibles al hecho causal. Este es un régimen que busca
mejorar la situación de las víctimas, dispensándolas de probar la existencia de una culpa en el
origen del daño.
- En cuanto a sus características: se dice que es de carácter excepcional, es decir, sólo opera
cuando el legislador interviene expresamente, y ello es así por cuanto su aplicación importa
otorgar un tratamiento particular sobre el régimen común y general.
- Se suprime el elemento moral que está implícito en todo juzgamiento que se hace a un sujeto
en un caso de responsabilidad. En el fondo, siempre debe existir un principio de culpabilidad que
justifique la obligación de reparar el daño. En definitiva, toda sanción debe llevar implícito un
sentimiento de justicia, y si no es así, pierde su sentido.
- Encarece el desarrollo de una actividad, por cuanto obliga a la contratación de seguros de daño.
14
- El daño.
- La culpa o dolo.
- Una relación de causalidad entre el dolo o culpa y el daño.
- La capacidad delictual.
- Se necesita que el hecho o acto sea originado en la voluntad del ser humano, ya que solo las
personas con su inteligencia y voluntad pueden incurrir en responsabilidad.
- El hecho voluntario debe contrastar con el derecho, es decir, debe ser injusto o ilícito desde un
punto de vista objetivo.
- Es necesario que el hecho voluntario antijurídico haya efectivamente causado daño. Este
presupuesto se desdobla en dos:
- El hecho voluntario debe ser, además, subjetivamente antijurídico. Esto significa que debe ser
reprochable o imputable a una persona, distinguiendo:
Para el profesor Corral, la responsabilidad civil surge cuando puede verificarse un hecho
voluntario, ilícito, imputable y que ha sido la causa de un daño irrogado a una persona.
V) Elementos de la responsabilidad
Se seguirá en este tema a la doctrina clásica, agregándose dos elementos: el hecho del hombre y
la antijuridicidad.
a) Concepto
15
La responsabilidad civil siempre tiene como antecedente un daño atribuible a la conducta libre
del demandado.
b) Aspectos relevantes
- Aspecto externo o material: consiste en la conducta que despliega el autor del daño, conducta
que puede ser positiva (acción) o negativa (omisión). En general, en el derecho civil de la
responsabilidad, la omisión no conlleva responsabilidad.
- Aspecto subjetivo: se refiere a la voluntariedad, esto es, a la libertad del sujeto para actuar.
2- El daño
a) Concepto
Si se analizan los artículos 1437 y 2314, se concluye que la responsabilidad civil tiene un
elemento sin el cual ella no puede configurarse, cual es la existencia de un daño. En otras palabras, la
obligación de indemnizar perjuicios supone necesariamente que se haya ocasionado un daño. Se debe
recordar que es el perjuicio patrimonial el elemento que permite diferenciar la responsabilidad civil de
las demás formas o regímenes de responsabilidad.
Arturo Alessandri señala que daño es todo detrimento, perjuicio, menoscabo, dolor o molestia
que sufre un individuo, por insignificante que sea, en su persona, bienes, libertad, honor, crédito, afectos,
creencias, es decir, tanto en la esfera patrimonial como en la extrapatrimonial.
El profesor Ramón Meza Barros lo define como todo menoscabo que experimenta un individuo
en su persona y bienes, incluyendo la pérdida de un beneficio de índole material o moral, de orden
patrimonial o extrapatrimonial.
Muchos autores, con posterioridad a estas definiciones, han buscado ampliar el concepto de
daño, esa idea del detrimento y menoscabo, y buscar una concepción racional y jurídica. Uno de ellos es
por ejemplo el profesor Pablo Rodríguez, que traduce el concepto de daño a la existencia de una molestia
o un detrimento a un interés legítimo ante el ordenamiento normativo, así, dicho interés, atendido su
reconocimiento y amparo jurídico, represente o no un derecho subjetivo. Es aquí donde está el punto.
Las concepciones más clásicas asociaban mucho el daño a la existencia de un derecho subjetivo; pero
puede ocurrir que ese derecho subjetivo aún no se configure, y de todos modos se sufra un detrimento.
En este caso, se va a ver afectado un interés legítimo. No es lo mismo que un ratero sufra la pérdida de su
mano, a que un pianista sufra la pérdida de su mano. En el primer caso, el sujeto no podría decir que le
han privado la mano con la cual se gana la vida como ratero, porque no hay un interés legítimo. En el
segundo caso, sí sería plausible presentar una demanda. En el mismo sentido están los profesores
Enrique Barros y Hernán Corral.
16
- Definición: será cierto el daño cuando conforme a las leyes de la causalidad,
sobrevendrá razonablemente en condiciones normales, a partir de su antecedente
causal. En otras palabras, se dice que el daño debe ser real y efectivo, no eventual ni
hipotético.
Por ejemplo, se recibe todos los meses una suma de dinero que proporciona una
determinada persona, sin que tenga obligación de hacerlo. Si a raíz de un hecho ilícito esa
persona muere, la pregunta es si se puede demandar al causante de la muerte una
indemnización de perjuicios señalando que se le ha privado de un ingreso. La respuesta
es que no es posible esa demanda, porque el daño no es cierto, en el sentido que al no
existir una obligación de dar esa suma de dinero, esa persona podría haber podido privar
de dicha suma en cualquier momento.
Otro ejemplo es que una madre demanda frente a un accidente que sufre su hijo,
y señala que su hijo fue el mejor alumno de su curso, dio una excelente PSU, y el
accidente que le ha ocurrido lo ha privado de recibir excelentes honorarios futuros. Esta
demanda también se ha rechazado, señalando que se está frente a una conjetura, no hay
certidumbre en el daño que se está alegando.
- Daño futuro: el daño futuro es posible de indemnizar. O sea, pueden ser objeto de la
indemnización tanto el daño presente como el daño futuro. En este último caso, el juez
debe hacer una proyección, y determinar si conforme a las leyes de la causalidad, el daño
sobrevendría razonablemente en condiciones normales. De lo que se trata, es de
adelantar una reparación del daño que la víctima de todas maneras iba a sufrir. No se
trata de esperar a que el daño se configure, sino que se busca adelantar el reclamo.
- Relación directa con el hecho ilícito: el daño debe tener una relación directa con el hecho ilícito.
Lo que se busca es que el origen, que la fuente, que la actuación del agente tenga un vínculo
inmediato, sin intermediarios, con la ocurrencia del daño. Los daños indirectos no se indemnizan
ni en la responsabilidad extracontractual ni en la contractual.
- El daño debe ser causado por la acción de un tercero demandado y no por la víctima misma:
este es un requisito bastante razonable, que emana prácticamente de la lógica. Sin perjuicio de
ello, existen ciertos casos en los cuales se indemniza el daño que proviene de la propia víctima.
Así ocurre en la ley de accidentes del trabajo, en la cual es el trabajador quien se infringió él
mismo el daño, y no obstante esa circunstancia, el empleador debe indemnizarlo. Pero se
requiere de texto legal.
17
- De qué se trata: lo que persigue este requisito es evitar una doble indemnización. La
responsabilidad civil no es fuente de lucro, y por lo tanto, el juez debe evitar que se
produzca una situación de enriquecimiento sin causa.
En el mismo sentido, el artículo 532 del mismo Código señala que no es eficaz el
seguro sino hasta concurrencia del verdadero valor del objeto asegurado.
- Daño punitivo: esta es una institución propia del derecho anglosajón, en el que se
admiten dos vertientes de daño. Por un lado, está el daño propiamente reparatorio, y a
ello se le agrega un daño como sanción, se aplica una indemnización como sinónimo de
una pena. Esta última circunstancia no es admitida en nuestro derecho. En nuestro caso,
se restringe la indemnización sólo al concepto de reparación.
- El daño debe consistir en una turbación o molestia anormal: existe cierto grado de molestia que
las personas deben estar dispuestas a tolerar por el hecho de vivir en sociedad. De lo que se trata
es que el daño debe tener una entidad mínima, proporcionada a la actividad que deberá
desplegarse para obtener su reparación. No cabe dentro del daño indemnizable, aquellas
incomodidades que toda persona debe soportar por el hecho de vivir en sociedad.
- Contenido:
18
responsabilidades del caso, etc. Todo ese despliegue económico trae consigo un
empobrecimiento del patrimonio.
- Daño moral:
Con el paso del tiempo, este concepto fue quedando muy restringido, porque
sólo podía abarcar aquello fenómenos que fueran psicosomáticos, es decir, que causaran
una aflicción en la víctima. Entonces, la doctrina comenzó a preguntarse qué pasa con el
daño a la imagen, o un daño de carácter corporal, o con el daño estético, todas
situaciones que no conllevan un dolor psicosomático. Entonces, la doctrina comienza a
ampliar la teoría del pretium doloris.
19
espiritual de una persona, y que se origina en la circunstancia de haberse verificado una
infracción o desconocimiento de un derecho, siempre que el acto infraccional se expanda
a la esfera interna de la víctima o de las personas ligadas a ella.
- Daño moral con proyección de orden patrimonial: lo que se quiere decir es que
el daño ha repercutido también en la actividad productiva del sujeto. Por
ejemplo, derivado de un accidente, se sufre un daño en un miembro que impide
realizar un el trabajo.
20
reiteración ociosa de la regla general. El artículo tiene sentido en tanto la
regla general es otra, esto es, que por el hecho ilícito que causa daño,
procede no sólo la reparación del daño material sino que también la
reparación del daño moral.
A tal punto esto ha sido así, que varias sentencias del Tribunal
Constitucional se refieren a la constitucionalidad del artículo 2331. O sea,
se entiende que el derecho a la reparación integral del daño emana de la
Constitución Política, y por tanto una norma legal que restringe esa
posibilidad, es inconstitucional.
21
aplicación de la indemnización, se va a reparar íntegramente el daño causado. Se
trata de una aspiración a paliar los efectos dañinos del acto.
3- El dolo y la culpa
a) El dolo
El artículo 44 inciso final del Código señala que el dolo es la intención positiva de inferir injuria a
la persona o propiedad de otro. Lo que exige este artículo es la intención positiva, es decir, el propósito
preconcebido de dañar. Lo que persigue el agente con su actuación es causarle un daño a la víctima. La
definición del artículo 44 ha planteado algunos problemas de interpretación:
- El profesor Arturo Alessandri, tomando el texto del artículo 44, señala que lo que caracteriza al
comportamiento doloso es la intención positiva, esto es, la conciencia de la malignidad, de
manera tal que si el autor obra a sabiendas de que causará el daño, pero sin intención de
provocarlo, no habrá dolo.
- Que el agente acepte el resultado, y por lo tanto, asume que el perjuicio obedece a esa
acción precisa.
- Que el sujeto haya estado en situación de optar por una conducta opuesta a aquella
que causa el daño, y no lo hizo.
Teniendo en cuenta estos tres elementos, este profesor define el dolo como la conciencia
de que una acción u omisión de la que se es autor, es racionalmente idónea para generar un
daño, unido a la certeza de que éste se producirá.
22
Al igual que en la responsabilidad civil contractual, la culpa grave en esta materia se
asimila al dolo.
b) La culpa
- Conceptos: la culpa no está definida en nuestro derecho civil, pero existen innumerables
conceptos doctrinarios. El profesor Arturo Alessandri, para definir la culpa, comienza señalando
que el artículo 44 recoge tres tipos de culpa, pero señala también que culpa o descuido sin otra
calificación significa culpa o descuido leve. De ahí entonces él deduce que el significado legal de
culpa es el de la culpa leve. En otras palabras, en materia extracontractual el agente incurre en
culpa cuando infringe el deber de cuidado impuesto al buen padre de familia.
En el mismo sentido, se pronuncia el profesor Meza Barros, citando una norma particular,
que es el artículo 2323 inciso 1, en donde se hace referencia explícita al cuidado de un buen
padre de familia.
El profesor Hernán Corral define la culpa en un sentido amplio y negativo, señalando que
corresponde a la omisión de la diligencia a la que se estaba jurídicamente obligado.
- Características:
4- La relación causal
a) Definición
23
Cuando se habla de relación causal, se debe tener en cuenta que el objeto de este elemento es
precisar que el resultado nocivo de la acción es una consecuencia directa y necesaria del hecho
imputable a una determinada persona.
Entre el hecho ilícito y el daño, debe existir una relación causal. Se define la relación causal como
el vínculo que encadena un hecho, acción u omisión, con un resultado que se presenta como
consecuencia directa, necesaria y lógica de aquél.
b) Teorías
- Teoría de la equivalencia de las condiciones de Von Buri: es la teoría de la conditio sine qua non.
En esta teoría se plantea que todos los hechos que han concurrido a la producción del daño, son
causa de él, y desde el punto de vista de la responsabilidad, se trata de daños que son
equivalentes, de suerte tal que no corresponde hacer distingo de ninguna naturaleza.
- Teoría de la causa próxima de Bacon: reconoce que hay distintos hechos que desembocan en un
determinado resultado dañino, pero precisa que en general es el último de los sucesos el que
desencadena en el daño, o por lo menos lo determina directamente. La labor del juez será
entonces determinar cuál es ese último eslabón. El problema que esto plantea, es que muchas
veces hay concausas que pueden estar en tiempos distintos, pero que tienen la misma relevancia
o equivalencia a la luz del resultado dañoso.
- Teoría de la causa más eficaz o activa de Birkmeyer: en esta teoría se reconoce la existencia de
concausas, el daño tiene en su origen diversas causas, pero unas son más activas o
preponderantes que otras, y esas son las que se deben considerar como causa del daño causado.
24
circunstancias que actúen de manera fortuita. Así, el juez debe determinar que sólo será causa
del resultado la condición que es adecuada por sí misma para generar el resultado realizado en la
situación concreta.
- Teoría del seguimiento de De la Batier: esta teoría señala que el rol del juez, cuando operan
causas que permiten en una suerte de cascada la producción del daño, es tomar cada uno de los
eslabones que llevan al resultado, seguirlos y determinar cuál de todos ellos puede ser
considerado como causa idónea del resultado dañoso.
- Postura de Pablo Rodríguez: sostiene que la causa jurídicamente idónea para imputar
responsabilidad sobre un resultado nocivo, es aquella razonablemente previsible de acuerdo al
conocimiento, nivel cultural y desarrollo imperante en cada momento histórico de la sociedad.
Él pone como ejemplo que hoy en día se encuentra determinado que existen ciertas
sustancias que pueden producir un contagio de carácter infeccioso, y eso se puede extender a un
número indeterminado de personas de la población. Pero hace 100 o 300 años, ello no podía ser
un daño indemnizable, porque de acuerdo con los conocimientos que en esa época se tenían, no
era razonablemente previsible que esa sustancia produjera un contacto infeccioso en la
población.
En general, se puede afirmar que cuando la víctima actúa con culpa grave o dolo, exonera
de responsabilidad al agente, salvo que éste haya actuado a la vez con dolo o culpa grave, porque
ahí habrá solo una disminución de responsabilidad.
Así, el artículo 2330 señala que la apreciación del daño está sujeta a reducción, si el que
lo ha sufrido se expuso a él imprudentemente.
- Por lo general, el daño no tiene por causa un solo acontecimiento, son múltiples los hechos que
concurren a su producción. Por este motivo, se habla de las concausas, que traen normalmente
aparejado un desplazamiento, un reparto de la responsabilidad entre las diversas causas del
25
daño, siempre que sean causas directas. No puede haber concausas entre causas directas e
indirectas.
5- La capacidad
- Los dementes:
- Definición: no están definidos en la ley, pero se trata de una palabra técnica a la que
deberá dársele el sentido que le confieren quienes profesan la ciencia o arte respectiva.
- Los infantes: de acuerdo con los artículos 26 y 2319, el infante es todo niño que no haya
cumplido 7 años de edad. El Código señala que estas personas no son capaces de delito o
cuasidelito civil, es decir, en el fondo, lo que hace el legislador es presumir de derecho que el
menor de 7 años carece del suficiente discernimiento.
26
- Discernimiento: el artículo 2319 inciso 2 señala que queda a la prudencia del juez
determinar si el menor de 16 años (y mayor de 7) ha cometido el delito o cuasidelito sin
discernimiento. En el fondo, el legislador le entrega al juez el determinar si el causante
del daño tenía la capacidad suficiente para entender que ese hecho era ilícito, y que
podía traer como consecuencia la producción de un daño a un tercero. A diferencia de lo
que sucede con la culpa en materia extracontractual, el discernimiento es un examen
concreto, no es abstracto, es decir, se debe considerar al niño en particular y las
circunstancias y el medio que lo rodean.
El artículo 2325 señala que las personas obligadas a la reparación de los daños
causados por las que de ellas depende, tendrán derecho para ser indemnizadas sobre los
bienes de éstas. En el fondo, lo que consagra el artículo 2325 es una acción de repetición,
es decir, si se tuvo que responder por el hecho ajeno, se tiene derecho a que el causante
del daño indemnice o restituya lo que se haya dado o pagado por ese daño. Si se sostiene
que el guardián responde por un hecho propio, entonces habrá que concluir que no hay
derecho de repetición, y no es aplicable el artículo 2325.
6- La antijuridicidad
a) Concepto
La tendencia más moderna separa la antijuridicidad del factor de imputación, y la analiza como
un elemento independiente. En estas teorías más modernas, el énfasis se coloca en el daño, y se dice que
la existencia del daño hace presumir que existe una conducta antijurídica, salvo que exista una causal de
justificación.
b) Clasificación
27
que existe un ilícito civil típico, cerrado, porque la responsabilidad civil extracontractual concurre
por la sola circunstancia de que el agente infringió esa disposición legal, esa conducta tipificada
en la ley.
- Antijuridicidad material: aquí se escapa del tipo cerrado, del ilícito civil típico, y se reconoce que
la conducta también es antijurídica cuando se infringen ciertos conceptos de carácter general.
Entonces, habrá una conducta antijurídica cuando se contraviene el orden público, las buenas
costumbres, el sistema económico, el sistema político, los principios generales de derecho. O sea,
en materia civil, se reconoce la existencia de un ilícito genérico y abierto.
Teniendo en cuenta esta clasificación, se señala que los elementos del ilícito civil son los
siguientes:
- Cuando la antijuridicidad es formal, los elementos son el hecho del hombre, la capacidad, la
conducta descrita en la ley, el perjuicio y la relación causal. Aquí no se menciona el dolo y la
culpa, porque se entiende que desde el momento que el legislador tipifica una conducta en el
ámbito civil, su sola infracción hace nacer la obligación de indemnizar por el daño causado, es
decir, hay culpa contra legalidad.
- Cuando la antijuridicidad es material, se exigen los elementos generales del acto ilícito, esto es,
el hecho del hombre, la imputabilidad, la antijuridicidad, el daño y la relación causal.
1- Generalidades
Las presunciones que establece el Código tienen por finalidad colaborar con la víctima y soslayar
la dificultad que supone acreditar el elemento subjetivo de la responsabilidad civil extracontractual. Para
estos efectos, nuestro Código contempla, en los artículos 2320 a 2329, una serie de presunciones.
Es importante tener en cuenta que estas presunciones sólo facilitan la prueba del elemento
subjetivo de la responsabilidad, pero no liberan al demandante de establecer la concurrencia del resto de
los requisitos.
c) Cómo se agrupan
28
En general, las presunciones que se contemplan en el Código, se agrupan en:
El artículo 2329 inciso 1 señala que por regla general, todo daño que pueda imputarse a malicia o
negligencia de otra persona debe ser reparado por ésta. Esta disposición ha traído cierto debate de
carácter doctrinario, es decir, qué realmente contempla este artículo.
Para Arturo Alessandri y Carlos Ducci, se está frente a una presunción de carácter general
(presunción general de culpa), que se aplicará toda vez que el daño proviene de un determinado hecho o
circunstancia que por su naturaleza o por el contexto que lo rodea, puede ser atribuido a dolo o culpa del
agente.
Ramón Meza Barros no comparte la apreciación anterior de Alessandri y Ducci. Él señala que el
artículo 2329 inciso 1 no es más que una explicitación del principio general contemplado en el artículo
2314.
Hernán Corral señala que lo que hace el artículo 2329 es colocar de relieve la necesaria relación
causal, la necesaria existencia de un vínculo causal entre el hecho y el resultado dañoso. Él repara
especialmente en una frase del artículo 2329 inciso 1, en la que se señala “todo daño que pueda
imputarse a malicia o negligencia”. Entonces, esta frase, y en particular el concepto de “imputarse”, lo
que hace es poner de relieve la existencia del vínculo causal.
En general, nuestra doctrina mayoritaria estima que hay una presunción general de culpa.
- El que remueve las losas de una acequia o cañería en calle o camino, sin las precauciones
necesarias para que no caigan los que por allí transitan de día o de noche.
Para Hernán Corral no hay una presunción de culpa, porque por ejemplo, el número 1 le exige a
la víctima que debe acreditar que se actuó imprudentemente. Por lo tanto, él señala que lo que se
establece en el artículo 2329 inciso 2 no son presunciones de culpa, sino que la necesaria existencia de
29
una relación causal entre el hecho y el daño, es decir, lo que establece el artículo 2329 es una presunción
de causalidad entre el hecho (disparo imprudente, remoción de losas u otros, y construcción o
reparación), y el resultado dañoso.
a) Conceptos generales
Siguiendo el artículo 2316 inciso 1, es obligado a la indemnización el que hizo el daño y sus
herederos. Esa es la regla general. Sin perjuicio de lo anterior, y en forma excepcional, el artículo 2320
inciso 1 señala que toda persona es responsable no sólo de sus propias acciones, sino del hecho de
aquellos que estuvieren a su cuidado.
Se suele encontrar el fundamento a la regla del artículo 2320 inciso 1, en que la circunstancia de
tener a un sujeto bajo el cuidado de otra persona, el impone a esta persona ciertos deberes, en
particular, el deber de vigilancia, de suerte tal que no obstante agrupar estos casos como presunción de
culpa por el hecho ajeno, en la realidad se está frente a una presunción de culpa por el hecho propio,
porque es el cuidador, vigilante o guardador el que ha infringido una obligación propia, el deber de vigilar
que le impuso el ordenamiento jurídico.
Nuestro Código contempla esta presunción en términos generales en el artículo 2320 inciso 1, y
hay acuerdo en orden a que los casos indicados en el artículo 2320 y complementados en los artículos
2321 y 2322, no son sino la materialización de este principio de carácter general, y por ende, no se trata
de una enumeración taxativa, sino que siempre se va a tener la norma del artículo 2320 inciso 1 como
principio general.
Esta obligación de cuidado o vigilancia, conforme lo señala el artículo 2320 inciso final, cesará si
con la autoridad y el cuidado que su respectiva calidad les confiere y prescribe, no hubieren podido
impedir el hecho. Esta causal de exoneración de responsabilidad ha sido analizada de manera muy
exigente por la jurisprudencia, la que a modo de ejemplo, ha dicho que el demandado deberá probar que
se encontraba en una verdadera y real imposibilidad de evitar el daño, o sea, es un estándar de prueba
alto, se debe acreditar una absoluta imposibilidad.
b) Requisitos
La Corte Suprema, en sentencia de septiembre del año 2012, señaló que lo que interesa
es la existencia de una correlación de autoridad por una parte, y de obediencia por la otra.
- Deben ser capaces de delito o cuasidelito civil tanto el autor del daño como el civilmente
responsable: si el autor del daño fuera incapaz, la figura no va a ser la presunción del artículo
2320 inciso 1, sino que se debe aplicar el artículo 2319, el que distingue respecto del menor de
16 años y mayor de 7 años, el juicio de discernimiento que hace el tribunal.
El artículo 2320 inciso 1 establece una presunción simplemente legal de responsabilidad.
Si el autor del daño es un incapaz, se recurrirá al artículo 2319. Y el artículo 2319 exige que al
guardián se le pueda imputar negligencia. O sea, si el autor del daño es incapaz, se pasa de una
30
presunción (artículo 2320 inciso 1) a un problema probatorio mayor, porque se deberá probar
que el guardián actuó de manera imprudente.
Este segundo requisito tiene un reconocimiento legal en el artículo 2325 parte final, que
hace referencia a que el que perpetró el daño (el autor) debe ser capaz de delito o cuasidelito,
según el artículo 2319.
- La víctima debe acreditar que el autor actuó de manera negligente: establecido que sea este
hecho, se presume entonces la responsabilidad del tercero civilmente responsable. O sea, no se
libera a la víctima de probar la culpa del autor directo del daño.
Enrique Barros precisa que la víctima debe acreditar que concurren todos los elementos
de la responsabilidad civil, y luego de eso opera la presunción para llegar al tercero civilmente
responsable.
- Una cierta relación física que permita efectivamente poder ejercer la facultad que haría posible
evitar el daño: se trata de un elemento de carácter material. Este requisito lo plantea el profesor
Pablo Rodríguez. Por ejemplo, que el alumno esté en el internado, que el aprendiz esté en el
taller, que el hijo esté en la casa, etc.
- Se trata de una presunción simplemente legal: por lo tanto, para exonerarse de esta presunción
del artículo 2320, el demandado tendrá que acreditar que cesó la obligación en los términos del
artículo 2320 inciso final. Eso sí, el artículo 2321 contempla una presunción de derecho.
c) Acción de repetición
d) Responsabilidad de los padres por la mala educación y hábitos viciosos de sus hijos
- En qué consiste: esto está en el artículo 2321. Los padres serán siempre responsables de los
delitos o cuasidelitos cometidos por sus hijos menores, y que conocidamente provengan de mala
educación, o de los hábitos viciosos que les han dejado adquirir.
Nuestro Código, en los artículos 222, 224, 234, 236 y 237 consagra un verdadero
estatuto, en virtud del cual le impone a los padres, dentro del derecho de familia, una serie de
obligaciones o cargas que deben cumplir respecto de sus hijos, de manera tal que cuando se
verifica una de las situaciones contempladas en el artículo 2321, el legislador entiende que ese
padre o madre infringió el mencionado estatuto. O sea, se trata de una presunción por el hecho
propio, y no de una presunción por el hecho ajeno.
- Características principales:
31
- Se está en presencia de una presunción de derecho, ya que el artículo señala que los
padres serán siempre responsables.
- El artículo 2321 recoge un principio general del artículo 2320 inciso 1; pero es un caso
particular, en cuanto se infringe este estatuto especial que el legislador le establece a los
padres.
- El artículo 2321 exige que la mala educación sea un hecho conocido, lo cual significa
que en la situación de que se trata, estos factores deben ser públicos y evidentes. Como
dice un autor, se trata de un comportamiento impropio que los padres han tolerado a la
vista de su vecindario.
- Se ha señalado que el artículo 2321 constituye una verdadera sanción de carácter civil a
aquellos padres que han infringido el estatuto a que se ha hecho referencia.
- Hay que tener en cuenta que el artículo 2321 se aplica por igual tanto al padre como a
la madre, no se hace distinción sobre el particular.
- Cuándo se responde: en la primera parte del artículo 2322, se señala que los amos responderán
de la conducta de sus criados o sirvientes en el ejercicio de sus respectivas funciones; y esto
aunque el hecho de que se trate no se haya ejecutado a su vista.
Reuniéndose estos tres requisitos, toda la responsabilidad recaerá sobre los criados o
sirvientes.
f) Otros casos
32
Algunos ejemplos son:
- Ley del tránsito: el artículo 174 de la ley de tránsito señala que estarán obligados solidariamente
al pago de los daños y perjuicios causados, el conductor y el propietario del vehículo, a menos
que este último pruebe que el vehículo le ha sido tomado sin su conocimiento o autorización
expresa o tácita.
- Ley de ferrocarriles: esta ley señala expresamente que las empresas de ferrocarriles son
responsables de los daños causados por sus dependientes.
a) Idea general
Lo que subyace en este capítulo, es que toda persona es además responsable por el hecho de las
cosas que son de su dominio o que se encuentran a su servicio.
En este apartado, el Código no contempla un principio de carácter general como el artículo 2320
inciso 1. El Código regula casos particulares, y por lo tanto, fuera de los casos expresamente regulados
por el Código, la víctima tendrá la carga de acreditar todos y cada uno de los supuestos de la
responsabilidad civil extracontractual.
- En qué consiste: el artículo 2323 inciso 1 señala que el dueño de un edificio es responsable a
terceros (que no se hallen en el caso del artículo 934), de los daños que ocasione su ruina
acaecida por haber omitido las necesarias reparaciones, o por haber faltado de otra manera al
cuidado de un buen padre de familia.
- Que el demandado sea propietario del edificio cuya ruina ocasiona el daño cuya
reparación se exige.
- Que el daño provenga de la ruina, esto es, de la desintegración total o parcial de una
construcción.
- Que esta ruina se deba a la omisión de las necesarias reparaciones, o por haber faltado
de otra manera al cuidado de un buen padre de familia.
- Principales características:
33
- El profesor Alessandri señala que se entiende por edificio, para estos efectos, toda obra
levantada por el hombre, destinada a la habitación o a otros fines análogos, y que
adhiere permanentemente al suelo.
- El artículo 2323 inciso 2 señala que si el edificio perteneciere a dos o más personas
proindiviso (comunidad), se dividirá entre ellas la indemnización a prorrata de sus cuotas
de dominio. O sea, el artículo 2323 contempla una situación de excepción respecto del
artículo 2317, en cuanto a quién o quiénes responden del daño, porque este último
artículo señala que cuando el delito o cuasidelito ha sido cometido por dos o más
personas, cada una de ellas será solidariamente responsable de todo perjuicio.
- Cuando la víctima del daño es un vecino, se contempla una exigencia previa que debe
satisfacer ese vecino para poder dirigirse en contra del dueño del edificio. Esta exigencia
previa es ejercer la acción del artículo 932. En el fondo, el legislador entiende que la
omisión en haber ejercido la acción del artículo 932, en parte es también causa del daño,
y por lo tanto, importa una sanción a esta desidia.
- El legislador también se coloca en la situación que la ruina del edificio que ocasiona el
daño provenga de un vicio en su construcción. En este caso, el artículo 2324 contempla
una norma de reenvío al artículo 2003 regla 3, caso en el cual se hace responsable al
empresario de la construcción por los vicios de construcción, por los vicios del suelo, y
por los vicios de los materiales.
Tanto el artículo 2324 como el artículo 2003 regla 3, deben complementarse con
el artículo 18 de la ley general de urbanismo y construcción. Este artículo amplía el
campo de sujetos pasivos no sólo al constructor, sino que también al contratista, al
propietario primer vendedor, etc. Además, establece plazos especiales de prescripción.
c) Responsabilidad por daño que ocasione la cosa que cae o es arrojada de la parte superior de un
edificio
- En qué consiste: el artículo 2328 inciso 1 señala que el daño causado por una cosa que cae o se
arroja de la parte superior de un edificio, es imputable a todas las personas que habitan la misma
parte del edificio, y la indemnización se dividirá entre todas ellas.
- Reglas generales:
- El arrojar una cosa: en este caso, existe una fuerza o actividad humana que
implica el traslado o desplazamiento de la cosa, que facilita su caída. Esta última
34
circunstancia ha llevado a sostener al profesor Meza Barros que en realidad se
trata de una presunción por el hecho ajeno.
- Del daño son responsables todas las personas que habitan la misma parte del edificio, lo
que es una cuestión de hecho.
- La indemnización se divide entre todas esas personas. Pareciera ser que aquí hay una
regla excepcional a la responsabilidad solidaria del artículo 2317, porque la ley señala
que la indemnización se divide entre todas las personas, es decir, se estaría prorrateando
esa indemnización.
- No se aplica esta presunción cuando se pruebe que el hecho se debe a la culpa o mala
intención de alguna persona exclusivamente, en cuyo caso ella sola será responsable
(artículo 2328 inciso 1 segunda parte).
- El artículo 2328 inciso 2 contiene una acción popular, toda vez que cualquier persona
del pueblo tendrá derecho para pedir la remoción de aquellas cosas que, en la parte
superior de un edificio, amenacen caída y daño.
- En qué consiste: el artículo 2326 señala que el dueño de un animal es responsable de los daños
causados por el mismo animal, aún después que se haya soltado o extraviado.
- Reglas generales:
- Lo que se dice del dueño se aplica a toda persona que se sirva de un animal ajeno
(artículo 2326 inciso 2 primera parte). Se entiende que se sirve de un animal quien lo
utiliza en los fines a que el animal se destina. Y esta última persona, es decir, quien se
sirve del animal, puede verse exonerada de responsabilidad cuando el daño ha
sobrevenido por una calidad o vicio del animal, que el dueño, con mediano cuidado o
prudencia, debió conocer o prever, y de que no le dio conocimiento.
- Nuestro Código, en el artículo 2327 regula qué sucede con el daño proveniente del
hecho de un animal fiero. En este caso, señala este artículo que el daño causado por un
animal fiero, de que no se reporta utilidad para la guarda o servicio de un predio, será
siempre imputable al que lo tenga, y si alegare que no le fue posible evitar el daño, no
será oído.
35
- Es un caso de responsabilidad objetiva, lo que se desprende del hecho que será
siempre imputable al que lo tenga, y que no será oído en cuanto a que no pudo
evitar el daño.
1- Sujeto activo
a) Regla general
La regla general es que se entiende que el sujeto activo de la acción es la víctima, es decir,
aquella persona que ha sufrido el daño. Aquí se está suponiendo que el daño ya se ha producido o
configurado. Por lo tanto, se tiene la acción desde que se verifica el daño.
b) Daño contingente
- Concepto: por excepción, está lo que se denomina el daño contingente, es decir, ciertas
situaciones en las cuales se confiere una acción sin que se haya configurado el daño, y por lo
tanto, su finalidad es precautoria, es decir, la idea es precaver un peligro que puede llegar a
provocar un daño real.
- Norma que lo recoge y aplicación: es el artículo 2333 el que recoge el daño contingente. Este
artículo señala que por regla general, se concede acción popular en todos los casos de daño
36
contingente que por imprudencia o negligencia de alguien amenace a personas indeterminadas;
pero si el daño amenazare solamente a personas determinadas, sólo alguna de éstas podrá
intentar la acción.
El profesor Pablo Rodríguez estima que el artículo 2333, atendida la amplitud de sus
términos, en el fondo establece una regla general aplicable a cualquier situación en la que se
configuren las cuatro características o reglas dadas con anterioridad.
Una aplicación práctica del principio recogido en el artículo 2333, se recoge en el artículo
2328 inciso 2, relativo a aquellas cosas que se encuentren en la parte superior de un edificio o de
otro paraje elevado, y que amenacen caída y daño.
Hay que preguntarse quién tiene acción para exigir la indemnización derivada del daño que se ha
infringido a una cosa determinada.
En este caso, el legislador contempla una legitimación activa amplia, porque no sólo le confiere
acción al dueño de la cosa, sino también a aquellos que por algún título se encuentren sirviendo de ella.
Por ejemplo, un usufructuario, un habitador o un usuario.
Esto está regulado en el artículo 2315, que señala que puede pedir esta indemnización no sólo el
que es dueño o poseedor de la cosa que ha sufrido el daño, o su heredero, sino el usufructuario, el
habitador o el usuario, si el daño irroga perjuicio a su derecho de usufructo o de habitación o uso. Puede
también pedirla en otros casos el que tiene la cosa con obligación de responder de ella; pero sólo en
ausencia del dueño.
- La víctima principal o directa del daño: esto en la medida que haya quedado en situación de
poder ejercer la acción.
- La víctima indirecta: se refiere a aquella persona que sufre un daño patrimonial o moral a
consecuencia del ilícito civil de que ha sido víctima otra persona. Por ejemplo, la muerte de un
estrecho colaborador.
La víctima indirecta ejerce una acción propia, es decir, la víctima indirecta demanda por
el daño que ella ha sufrido, y por lo tanto, no está ejerciendo una acción que haya recibido por
transferencia o transmisión de la víctima directa.
Esta especial situación, en doctrina recibe el nombre de daño reflejo, por repercusión o
por rebote. En definitiva, se tiene al autor, a la víctima, y por rebote a la víctima indirecta.
37
El profesor Fabián Elorriaga define el daño reflejo o por repercusión como aquel que nace
a consecuencia del perjuicio provocado a la víctima inicial de un hecho ilícito, y que afecta a
personas diversas del sujeto inmediatamente perjudicado.
2- Sujeto pasivo
Esto está en el artículo 2316 inciso 1, que señala que es obligado a la indemnización el que hizo el
daño. El profesor Alessandri plantea que dentro de este concepto, deberán incluirse también aquellos
que hayan actuado como cómplices o encubridores del agente. Para pensar de esta manera, señala los
siguientes argumentos:
- Todas estas personas (autor, cómplice y encubridor), en sus respectivos ámbitos, han concurrido
a la producción del daño.
- Cita el artículo 24 del Código Penal, que señala que toda sentencia condenatoria en materia
criminal lleva envuelta la obligación de pagar las costas, daños y perjuicios por parte de los
autores, cómplices y encubridores, y demás personas legalmente responsables.
- El artículo 2316 inciso 2 dice que el que recibe provecho del dolo ajeno, sin ser cómplice en él,
sólo es obligado hasta concurrencia de lo que valga el provecho. Interpretando a contrario sensu
esta disposición, se concluye que si el que recibe provecho por el dolo ajeno es el cómplice, éste
se encuentra obligado a reparar el total de los perjuicios. Hay una norma similar en materia de
vicios del consentimiento, cuando el dolo no es determinante.
Van a ser sujetos pasivos de la acción el padre, el guardador, el tutor, el empresario, etc, lo que se
relaciona con las presunciones de culpa por el hecho ajeno.
38
Se trata del caso del artículo 2316 inciso 2, que señala que el que recibe provecho del dolo ajeno,
sin ser cómplice en él, sólo es obligado hasta concurrencia de lo que valga el provecho. Algunos
comentarios respecto a esta disposición:
- El sujeto pasivo, el demandado, no puede haber tenido conocimiento del dolo, porque si lo
hubiese tenido, entonces pasa a ser causante del daño, o cómplice, o al menos encubridor.
- El profesor Carlos Ducci señala que siempre se ha hablado de que en materia extracontractual
no se distingue el dolo y la culpa. Y el artículo 2316 habla del dolo. O sea, si el sujeto se beneficia
de un hecho culposo, no va a tener que reparar el provecho que haya obtenido.
- El profesor Juan Andrés Orrego dice que el artículo 2316 inciso 2 es una norma de carácter
objetiva, responde a un caso de responsabilidad objetiva, porque se aplica por la sola
circunstancia de haberse obtenido el beneficio.
Enrique Barros no habla de responsabilidad objetiva, pero en similar sentido, señala que
esta disposición afecta al tercero aún cuando él no haya incurrido en ilícito alguno.
Ello está en el artículo 2316, que señala que es obligado a la indemnización el que hizo el daño, y
sus herederos. La norma no era necesaria, porque el artículo 951 es bastante claro en el sentido de que
el heredero representa a la persona del causante, y lo sucede en todos sus derechos y obligaciones
transmisibles.
Esto está en el artículo 2317, que señala que si un delito o cuasidelito ha sido cometido por dos o
más personas, cada una de ellas será solidariamente responsable de todo perjuicio procedente del
mismo delito o cuasidelito, salvas las excepciones de los artículos 2323 y 2328. El profesor Meza Barros
hace una interpretación extensiva de esta disposición, señalando que la solidaridad se extiende a todos
quienes hayan intervenido, ya sea como autores, cómplices o encubridores; y también se extiende la
solidaridad cuando sean varias las personas civilmente responsables.
El inciso 2 del artículo 2317 agrega que todo fraude o dolo cometido por dos o más personas
produce la acción solidaria del precedente inciso. La doctrina ha buscado una interpretación a este inciso
2, porque sino, pareciera ser una mera reiteración del inciso 1. Para evitar que el inciso 2 sea una mera
reiteración de la norma contenida en el inciso 1, la doctrina ha señalado que esta disposición no se
refiere a actos dolosos que constituyen un ilícito civil, sino que se refiere al dolo que incide en el
incumplimiento de una obligación cuando ésta no emana de un contrato. Entonces, si la obligación
emana de la ley o de un cuasicontrato, y esa obligación es dolosamente incumplida por dos o más
personas, esa responsabilidad sería solidaria, por el inciso 2 del artículo 2317.
3- Objeto de la reparación
39
a) Concepto general
De los artículos 2314 y 2329, se desprende un principio de carácter general, que se denomina de
la reparación integral del daño. Esto significa que el perjuicio originado a raíz de un ilícito civil debe ser
completamente resarcido, considerando tanto el daño patrimonial como extrapatrimonial que se haya
irrogado a la víctima.
Confirma lo anterior el artículo 2331 que se refiere a una situación particular, en la cual se
restringe la reparación derivada de las imputaciones injuriosas sólo a la reparación del daño emergente y
el lucro cesante. Por ello se dice entonces que interpretado a contrario sensu el artículo 2331, se
concluye que en los demás casos, la reparación deberá ser integral.
Debe tenerse en cuenta que en los últimos 2 años, se han presentado requerimientos ante el
Tribunal Constitucional porque el artículo 2331 podría violar el derecho al honor del artículo 19 número
4. En opinión de la cátedra, la norma es inconstitucional pero no es necesario una inaplicabilidad, sino
que bastaría solamente una interpretación correcta.
En todo caso, hay ciertas normativas especiales que amplían el objeto de la acción no sólo a la
reparación en dinero, sino que también a otras prestaciones. Así sucede con la ley 19.733, que es la ley
de ejercicio del periodismo, en cuyos artículos 16 y siguientes impone la obligación de publicar a su
costo, la sentencia judicial aclaratoria, y regula además el derecho de aclaración y rectificación. Se trata
aquí de eliminar cualquier vestigio del ilícito civil.
Esto está regulado en el artículo 2330, que señala que la apreciación del daño está sujeta a
reducción, si el que lo ha sufrido se expuso a él imprudentemente.
Hay que tener en consideración que el artículo 2330 no es una norma de exoneración de
responsabilidad, sino que es una norma de atenuación de la responsabilidad.
Para constituir la excepción del artículo 2330, es el demandado (el agente o autor) quien tendrá
la carga de acreditar que en la producción del daño, causalmente intervino también el hecho de la
víctima.
40
tránsito, en que se constituye la presunción respecto de aquel que cruza la calzada en lugar no
autorizado.
Se ha interpretado que esta es una disposición imperativa para el tribunal, de suerte tal que si no
la aplica, es causal de casación. La norma señala que la reparación “está sujeta a reducción”, y no que
“podrá estar sujeta a reducción”. Esto podría ser una salida para que el tribunal de casación se pronuncie
sobre el monto de la indemnización.
Respecto a la imprudencia, el artículo 2330 establece que la reducción procede cuando la víctima
se ha expuesto imprudentemente al daño. Y por lo tanto, la doctrina ha discutido si esa víctima tiene que
ser o no imputable desde un punto de vista civil. En otras palabras, la pregunta es si juega o no un papel
relevante en este aspecto la capacidad civil de la víctima. Esto es discutido. Enrique Barros reconoce que
es un tema sujeto a discusión, y plantea la pregunta de qué pasa con el menor de 7 años que cruza la
calle en un lugar no habilitado y de manera imprevisible. Para la cátedra, en ese ejemplo en particular, no
es el problema de la imputabilidad, sino que va a haber una interrupción del vínculo causal, en la medida
que el sujeto activo haya estado conduciendo cumpliendo las leyes del tránsito. O sea, causalmente no es
el manejo el origen del daño, sino que el cruce del menor de 7 años en lugar no habilitado al efecto.
c) Cúmulo de indemnizaciones
De lo que se trata es determinar si es viable acumular la indemnización que se deba por el autor
del delito o cuasidelito, con las prestaciones que se deban a la víctima en razón del daño que ha recibido.
Por ejemplo, el caso del seguro automotriz. La pregunta es si puede la víctima demandar al agente luego
de haber obtenido la reparación de su vehículo por la compañía de seguros.
En contra, se plantea una situación de justicia. Se dice que no es justo que el autor del daño se
vea beneficiado por un contrato de seguro que tenía la víctima con un tercero. Este argumento no es tan
real por la existencia de la acción de repetición, puesto que la compañía de seguros puede demandar al
autor del daño.
4- Extinción de la acción
Como regla general, se aplicarán los modos de extinguir las obligaciones generales. Pero se debe
tratar especialmente la renuncia y la prescripción.
a) Renuncia
41
No hay inconvenientes en que ella opere, siempre que el ilícito civil se encuentre consumado. Si
se renunciase antes, podría entenderse que hay objeto ilícito por el artículo 1465. Evidentemente que la
renuncia estará amparada en el artículo 12 del Código.
Otra característica de la renuncia es que tiene efectos relativos, es decir, ella sólo afecta a la
víctima y a sus herederos; no afecta la acción emanada del daño por repercusión, es decir, a la víctima
indirecta.
Si esta renuncia está condicionada al pago de una determinada prestación, entonces se estará en
presencia de una transacción, porque esa prestación va a ser considerada una concesión recíproca por
parte del demandante. Sobre este particular, el artículo 2449 nos dice que la transacción puede recaer
sobre la acción civil que nace de un delito, pero sin perjuicio de la acción criminal.
b) Prescripción
La norma está en el artículo 2332, que señala que las acciones que concede este título por daño
o dolo, prescriben en cuatro años contados desde la perpetración del acto.
O sea, pareciera ser que este artículo, que regula las prescripciones de corto tiempo, lo
hace sólo respecto de los actos y contratos, y no de aquellas acciones que emanan de la
responsabilidad extracontractual, y por ende, no es posible aplicar la distinción entre
prescripciones de largo y de corto plazo en esta materia. Esto es importante porque las
prescripciones de corto tiempo corren en contra de toda persona, y no se suspenden. En cambio,
siguiendo la interpretación de Hernán Corral, sosteniendo que se trata de una prescripción de
largo tiempo, se podrá aplicar el artículo 2509 del Código, y se deberá concluir que sí se suspende
esta prescripción.
Si bien el profesor Pablo Rodríguez cree que la prescripción del artículo 2332 es de corto
tiempo, y por ende no se suspende, estima excepcionalmente que sí lo hace en el caso del
artículo 2509 inciso final, porque este inciso señala que la prescripción se suspende siempre
entre cónyuges.
- Un segundo problema es desde cuándo se cuenta la prescripción. El artículo 2332 dice que
desde la perpetración del acto. Por tanto, corresponde determinar cuándo se entiende
perpetrado el acto.
Pablo Rodríguez entiende que la perpetración del acto quiere decir que la prescripción
comienza a correr desde que concurren todos y cada uno de los presupuestos que configuran el
ilícito civil.
Arturo Alessandri estima que el plazo se cuenta desde el día en que se cometió el hecho
dañoso o culpable, y no desde aquel en que se produjo el daño, si éste y el hecho no son
42
coetáneos. El problema o crítica que se le hace a esta interpretación es que la acción podría
nacer prescrita si es que el daño tarda en manifestarse.
Enrique Barros señala que la prescripción sólo puede correr desde que la acción esté
disponible, es decir, desde el día en que el acreedor ha podido entablar su demanda, lo que
sucederá desde que se produjo o manifestó el daño, aunque la actuación del demandado se haya
agotado con anterioridad.
El profesor Barros previene que nuestro ordenamiento jurídico tiene una norma de
clausura, que si bien no está expresamente señalada, es un principio general, y es que las
acciones prescriben a los 10 años.
1- Eximentes de responsabilidad
a) Ideas generales
Se ha señalado que el artículo 2329 inciso 1 establece un principio general en virtud del cual todo
daño que pueda imputarse a malicia o negligencia de otra persona, deberá ser reparado por ésta. Sin
perjuicio de este principio y regla del artículo 2329, puede suceder que el autor del daño no se encuentre
en la necesidad u obligación de repararlo, y ello ocurrirá cuando concurra una causal eximente de
responsabilidad, o cuando se haya estipulado una cláusula de irresponsabilidad.
La teoría clásica siempre entendió que las eximentes de responsabilidad decían relación con la
ausencia del dolo o culpa por parte del agente. En otras palabras, el ilícito civil no se configura cuando no
ha existido un hecho imputable por parte del agente. Por ejemplo, el caso fortuito o fuerza mayor, que
elimina precisamente el factor de imputación.
Las doctrinas más modernas, particularmente las francesas y chilenas, buscan ampliar este
concepto de la ausencia de dolo o culpa, y entonces se comienza a hablar de la interrupción del nexo
causal. Así por ejemplo, el profesor Pablo Rodríguez señala que el nexo causal determina que un hecho
produce como resultado un cierto efecto dañoso, pero puede suceder que entre la actuación del agente
y el daño, irrumpa un hecho que implique una interrupción de la relación causal, necesaria para la
configuración del ilícito civil. Y entonces los autores plantean la existencia de la llamada causa ajena, es
decir, un hecho ajeno a la voluntad del agente que importa la interrupción del necesario vínculo causal
entre el hecho y el daño. Y estas causas ajenas se agrupan globalmente en tres grandes aspectos:
- En el hecho de un tercero.
- En el hecho de la víctima.
- En el caso fortuito o fuerza mayor.
- Caso fortuito o fuerza mayor: está definido en el artículo 45 del Código, y suele distinguir entre
caso fortuito y fuerza mayor.
En materia extracontractual, hay algunos matices en cuanto a los requisitos que deben
concurrir para configurar el caso fortuito. Se dice entonces que en materia extracontractual, los
requisitos son los siguientes:
43
- La interferencia del hecho de la naturaleza o acto de autoridad en la relación causal.
- La falta de culpa: esta es la causal por antonomasia de la teoría clásica. El artículo 2329 habla de
imputarse a malicia o negligencia. Por lo tanto, si se elimina la malicia o negligencia, no podrá
existir un ilícito civil que configure la responsabilidad. Esta causal también la recoge el artículo
2320 inciso final, que señala que cesará la obligación de esas personas si con la autoridad y el
cuidado que su respectiva calidad les confiere y prescribe, no hubieren podido impedir el hecho.
- La culpa o el hecho de la víctima: el concepto que hay detrás de esto es que no es posible
imputar responsabilidad civil cuando el origen o causa del daño se encuentra en un hecho que ha
sido generado por la propia víctima.
- Si la culpa o hecho de la víctima es la única causa que origina el daño, no cabe duda que
hay una eximente de responsabilidad.
- Hay ciertas teorías modernas que plantean que el dolo subsume a la culpa, y por lo
tanto, si se logra acreditar que el comportamiento de la víctima ha sido doloso o con
culpa grave, aún cuando el autor del daño haya actuado negligentemente, va a estar
exonerado de responsabilidad.
- El hecho de la víctima debe ser culposo, siempre que no concurra con culpa del
demandado, porque en ese caso habrá una atenuante de responsabilidad.
- El hecho de un tercero: por ejemplo, qué sucede cuando dos autos colisionan en una vía a
consecuencia de que quien tiene de su cargo el cuidado de la misma, no ha cumplido con ese
44
deber. Ese hecho de un tercero (omisión en la mantención de la ruta conforme a los estándares
previstos por el contrato de concesión) es el causante directo del daño.
- Legítima defensa: se trata de una causal que mira al elemento de la antijuridicidad. Ella es
incorporada como una causal de justificación, es decir, opera como un elemento que elimina la
antijuridicidad, convirtiendo el acto objeto del reproche, en un acto que es legítimo y ajustado a
derecho. No habiendo norma especial en nuestro ordenamiento civil que regule la legítima
defensa, se aplicarán las disposiciones del artículo 10 del Código Penal. Se requiere que exista
una agresión ilegítima, la necesidad racional del medio empleado para impedirla y repelerla, y la
falta de provocación suficiente por parte del que se defiende.
- Estado de necesidad: sigue la misma lógica anterior, se trata de traer al derecho civil la causal de
justificación del artículo 10 número 7 del Código Penal. De lo que se trata, es que estará exento
de responsabilidad civil el que para evitar un mal, ejecuta un acto que produce daño en la
propiedad ajena, siempre que concurran las circunstancias señaladas en la norma.
Cuando se habla del estado de necesidad, hay algunos autores que introducen un matiz,
en el sentido de que algunos de ellos, más que una eximente de responsabilidad, lo insertan
como una atenuante de responsabilidad, en el sentido que no queda excluido el agente de
reparar todo daño, porque ello podría significar una afectación al principio de enriquecimiento
sin causa, y entonces se emplea la causal de estado de necesidad como una limitación del daño.
- Inmunidades especiales de ciertas personas: esta causal es tratada por el profesor Meza Barros.
Cita al efecto el artículo 61 de la Constitución, referido a las expresiones y votos que emitan los
senadores y diputados en el ejercicio de su cargo. En caso que se utilizara una expresión
injuriosa, no se podría recurrir al artículo 2331.
- Causales que agrega la doctrina moderna: otros autores agregan las demás causales que
establece el artículo 10 del Código Penal (el que obra violentado por una fuerza irresistible o
impulsado por un miedo insuperable; o el que obra en el ejercicio legítimo de un derecho).
2- Cláusulas de irresponsabilidad
En el fondo, en estos casos se habla de un acto doloso, y por lo tanto, hay consenso en que aún
teóricamente, no es posible admitir una cláusula de esta naturaleza por la existencia de objeto ilícito.
45
Por ejemplo, qué sucede si dos boxeadores antes del combate pactan una cláusula de esta
naturaleza; o qué sucede si el dueño del toro pacta con el torero una cláusula de esta naturaleza. La
pregunta es si el toro ensarta su asta en el torero podría éste demandar al dueño del toro o no.
Aquí se está regulando un contrato sobre una cosa que está fuera del comercio humano, como es
el cuerpo de una persona. Por tanto, no se admiten estas cláusulas.
Alessandri entiende que en este tercer caso, esta cláusula de irresponsabilidad es válida, y da las
siguientes razones:
- Son cláusulas que miran el interés individual del renunciante, y por lo tanto, no hay
inconveniente en su renuncia. Y señala un ejemplo: qué sucede si dos propietarios rurales
colindantes firman una cláusula de exoneración de responsabilidad para el caso que los animales
de uno y otro crucen al predio vecino y afecten una plantación. Alessandri dice que en tal caso, se
está frente a una cláusula completamente válida.
El profesor Pablo Rodríguez discrepa del análisis de Alessandri en cuanto a que existe un interés
particular involucrado. Este profesor estima que siempre que se está en presencia de un ilícito civil, hay
un interés social en que el mismo sea sancionado por la vía de la indemnización de perjuicios. Teniendo
en cuenta lo anterior, él distingue dos situaciones:
- Estima que habrá nulidad de la cláusula si ella se limita a establecer una renuncia anticipada a
reclamar los daños provenientes de un hecho culposo.
- En cambio, admite su validez cuando la cláusula tiene un objeto concreto, que consiste
solamente en regular la reparación del daño causado, y siempre que se reúnan los siguientes
requisitos:
- Que el daño no afecte a una persona, que sólo recaiga en las cosas.
46
- Ampliación del daño resarcible, como por ejemplo, el daño moral o el daño a la actividad social.
- Aumento de los factores de atribución, en los cuales no se exige a la víctima probar la culpa del
autor del daño. Así ocurre, por ejemplo, con el abuso del derecho, la equidad natural, la norma
de tolerancia entre los vecinos, o la solidaridad social.
47