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Los chakras y el sendero óctuple

Los chakras y el sendero óctuple del Buda Gautama

Yo diría que en el Oriente tenemos la tendencia hacia una mayor auto-mortificación y en el Occidente
tenemos la tendencia hacia una mayor auto-indulgencia. Necesitamos el camino medio.

Gautama enseñó que este camino medio conduce a seis condiciones de consciencia. Estas son: la
percepción, la sabiduría, la calma, el conocimiento elevado, la iluminación y el nirvana.

Gautama procedió a enseñarle a sus discípulos las cuatro nobles verdades: primero, que la vida es dukkha,
“es sufrimiento”. Segundo, que la causa de este sufrimiento es el tanha, “deseo” o “antojo”. Tercero, que
el sufrimiento cesa cuando se renuncia al antojo que causa el sufrimiento y se vence.
Este estado de liberación que se logra por medio del cese del sufrimiento lleva al nirvana, que
literalmente significa, la extinción o apagar, apagar al yo irreal. La cuarta noble verdad es que el camino
hacia esta liberación se logra viviendo el Sendero óctuple noble o camino medio.

El Sendero óctuple

El primer paso en el sendero óctuple es tener el entendimiento correcto, o percepciones correctas. El


segundo es la aspiración correcta, el pensamiento correcto o la determinación correcta. El tercero es el
habla correcta. El cuarto es la acción correcta o la conducta correcta. El quinto es el modo de subsistencia
correcta. El sexto es el esfuerzo correcto. El séptimo es la conciencia correcta. El octavo es la
concentración correcta o la absorción correcta.

Estos ocho puntos de auto maestría son una dotación de tu Santo Ser Crístico. Conoce a este Santo Ser
Crístico como el Ser Real y comprende que tu Ser Real posee todos estos atributos. Sabe que tu Ser Real
los ha desarrollado al nivel completo de la maestría y del logro Crístico y está esperando que los recibas.

Al ponerte estos atributos mediante una atención diaria sobre los preceptos de la Ley, te estás poniendo
las túnicas de la rectitud de tu verdadero ser. Te estas poniendo tu cuerpo solar inmortal al cual Jesús
llamó, la prenda matrimonial. Tejes esta prenda matrimonial por medio de la práctica de estas ocho
actitudes.

Los ocho puntos de la ley

Estos ocho puntos de la ley cumplen los siete rayos de los siete chakras y el octavo rayo y chakra, que es
la cámara secreta del corazón.

1 – Entendimiento correcto
El primer punto es el entendimiento correcto, las percepciones correctas, la perspectiva
correcta. Es estar centrado, ni a la izquierda ni a la derecha en el pensamiento relativo, sino que es estar
centrado en Dios. Esta es una cualidad que se desarrolla por medio del chakra del corazón y del tercer
rayo, cuyo color es el rosa, que se puede intensificar en un color rosa profundo. El chakra del corazón
tiene doce pétalos.

Nos acordamos de la oración de Salomón: “Dame, oh Dios, un corazón con entendimiento”. El


entendimiento correcto o las percepciones correctas, se describen como el conocimiento de las cuatro
nobles verdades. Es tener percepciones libres de superstición o ilusión; es tener una percepción penetrante
con respecto a la realidad, o al vacío. Gautama dijo a sus discípulos:

“¿Hermanos, qué es el entendimiento correcto?”

“Cuando… el discípulo entiende el mal y entiende la raíz del mal; cuando entiende el bien y entiende la
raíz del bien; esto es el entendimiento correcto.

“¿Qué es… el mal? Matar… es maldad. Robar es maldad. La relación sexual no lícita es maldad. Mentir
es maldad. La calumnia es maldad. Usar lenguaje severo es maldad. El hablar en vano es maldad. La
codicia es maldad. La crueldad es maldad. La percepción errónea es maldad.

“¿Y cuál, hermanos, es la raíz de la maldad? La avaricia es la raíz de la maldad; la ira es la raíz de la
maldad; el engaño es la raíz de la maldad”.

“¿Y cuál, hermanos, es la raíz del bien? Ser libre de la avaricia… ser libre de la ira… ser libre del engaño,
esta es la raíz del bien”.

Cuando pensamos sobre las condiciones de consciencia de la avaricia y la ira, las podemos ver
objetivamente y podemos decidir si se encuentran en nosotros o no.

Pero cuando se trata de la ilusión, nuestros deseos y nuestro propio orgullo y ego nos engañan.

Somos parte del ego y su orgullo y de sus deseos de una forma tal, que no sabemos que estamos en un
estado de engaño hasta que, incremento por incremento, obtenemos una percepción más elevada y nos
observamos a nosotros mismos subiendo una escalera espiral interna, por decirlo así, hasta llegar a un
punto de iluminación tal, que si observamos bien, reconocemos que no lo teníamos ayer. Y si somos
sabios, escribimos la experiencia y la percepción, la anclamos y tomamos otro paso.
Ser libres del autoengaño es una gran necesidad en el Sendero. Necesitamos lograrlo con toda la
intensidad de nuestras oraciones y de nuestros pensamientos y en nuestra consideración diaria de los
pasos que tomamos y lo que hacemos.

2 –La aspiración correcta

El segundo paso del sendero óctuple es la aspiración correcta, el pensamiento correcto o la


determinación correcta. Este punto corresponde al chakra de seis pétalos de la sede del alma, que es el
sitio donde mora el alma. Este es el chakra del séptimo rayo, el rayo violeta, que tiene muchos tonos,
desde el violeta-rosa hasta el morado.

Esta es la actitud correcta que el alma debe tener si el alma va a regresar al Ser Crístico y a la Presencia
YO SOY.

La aspiración del alma debe estar centrada en Dios, en tener el pensamiento correcto, la contemplación
correcta sobre la ley de Dios y la determinación correcta para lograr su misión en la vida.

Esta resolución es el uso constructivo del deseo, es dirigir el deseo, es orientar la vela y moverse en esa
dirección consistentemente, día tras día.

3 – El habla correcta

El tercer paso del sendero óctuple es el habla correcta, que se relaciona con el chakra de la
garganta. La acción del habla correcta, es por lo tanto, la cualificación correcta de este rayo de poder, que
es el primer rayo, el rayo de la voluntad de Dios. El chakra de la garganta tiene dieciséis pétalos; su color
es azul.

Con el habla correcta, afirmamos el deseo correcto.

El habla correcta incluye abstenerse de la mentira, la calumnia, el lenguaje grosero o abusivo, la


conversación vana o habladuría. El habla correcta es un habla bondadosa, abierta y sincera.
Gautama le dijo a sus discípulos,

“¿Hermanos, qué es el habla correcta? Un hombre, hermanos, ha vencido la mentira y se abstiene de decir
falsedades. Habla la verdad, le tiene devoción a la verdad, se adhiere a la verdad, es digno de confianza,
no engaña a los hombres… Así une a los que están en desacuerdo y establece a los que están unidos… Se
deleita en la concordia; es la concordia la que expande con sus palabras.

“Ha renunciado al lenguaje brusco… Usa palabras que están libres de rudeza, que son reconfortantes,
amorosas, que van al corazón, corteses, que alegran a muchos, que elevan a muchos.
“Ha vencido la charla vana… Habla en el momento adecuado, habla de acuerdo a los hechos, habla al
punto. Habla acerca del Dharma (la ley y la enseñanza) y de la disciplina del orden; su habla tiene
verdadero valor y concuerda con su objetivo.

“Él tiene en mente el mandato que dice: ‘Al encontrarse unos con otros, hermanos, hay dos cosas a las
cuales hay que adherirse: ya sea la conversación acerca de la verdad o el santo silencio'.

“Esto, hermanos, es el habla correcta”.

4 – La acción correcta

El cuarto paso es la acción correcta, o la conducta correcta. Es el chakra de la base de la


columna. Es el rayo blanco; el chakra tiene cuatro pétalos. El chakra de la base de la columna es un
chakra físico.

La acción y conducta correcta son la manifestación física de todo lo que tenemos en nuestro corazón, en
nuestra mente, en nuestra alma, en nuestros deseos, en nuestro ser.

Es la energía por medio de la cual, se sostiene la vida y continúa la vida.

5 – Modo de subsistencia correcta

El quinto paso es el modo de subsistencia correcta, y se refiere al chakra del plexo solar,
que tiene diez pétalos. Es el sexto rayo purpura y dorado, el rayo del servicio y ministerio.

La subsistencia correcta es vivir honorablemente, en una profesión que no daña algún ser vivo, y el no
escoger una ocupación que no conduzca al progreso espiritual. Es lo que hacemos en la vida, como nos
damos unos a otros, a nuestra sociedad y a nuestras naciones.

El modo de subsistencia correcto debe basarse en el deseo correcto, y el plexo solar es el chakra del
deseo. El deseo incorrecto engendra el sustento incorrecto.
6 – El esfuerzo correcto

El esfuerzo correcto, el sexto paso se establece como el enfoque correcto por medio del
chakra del tercer ojo, el cual tiene noventa y seis pétalos. Es el quinto rayo, el rayo esmeralda.

Nos enfocamos mediante el Ojo Omnividente de Dios. Y al enfocarnos en lo que será nuestro esfuerzo
cada día, la dirección de nuestro servicio y nuestro empeño, debemos tener pureza en el deseo en el ojo
interno. No debemos desear a otro, ser celoso de otro, desear lo que otro tiene.

El esfuerzo correcto se basa en una relación directa con Dios. El esfuerzo correcto implica el esfuerzo
correcto en el auto-entrenamiento y el auto-control. El esfuerzo correcto es seguir lo que se llama “los
cuatro esfuerzos correctos”.

Debemos hacer un esfuerzo para “terminar con el mal que existe”. Debemos hacer un esfuerzo para
“impedir el mal nuevo”.

Debemos hacer un esfuerzo para “provocar una nueva virtud”. Debemos hacer un esfuerzo para
“aumentar la virtud existente”.

7 – La atención correcta

El séptimo paso es la atención correcta. Es un atributo del loto de mil pétalos del chakra de
la coronilla. Este es el chakra del segundo rayo, y su color es amarillo.

La atención correcta siempre se mueve para establecernos en la Mente de Dios que existió en Cristo
Jesús, que existió en el Buda Gautama y en todos aquellos que han logrado esa unión.

Es tener una mente activa y atenta, una mente alerta que cuida los detalles y los domina. La atención
correcta es el capitán del barco de cada uno. La coronilla debe abrirse, porque cuando se tiene la
iluminación y luego la plena iluminación, uno puede dirigir el curso de todos los siete rayos.

8 – La concentración correcta
El octavo paso es la concentración correcta o la absorción correcta. Esto se relaciona con la
cámara secreta del corazón, una antecámara del chakra del corazón. Este chakra de ocho pétalos es el sitio
de la llama trina.

La cámara secreta del corazón es el sitio donde te encuentras con el Maestro, el Gurú, el Señor Buda.

La concentración correcta debe ser sobre Dios y sobre el yo superior y sobre el punto de Luz. Es la
contemplación sincera sobre los misterios profundos de la Vida.

Es la tranquilidad mental y la ausencia de la distracción. La absorción correcta es la absorción de la mente


y del alma en Dios y en el maestro. Sin la concentración y absorción correcta, no logramos el vínculo
pleno de nuestras almas con el Cristo.

En las enseñanzas budistas, este octavo paso involucra la meditación y la respiración correcta, al igual
que las técnicas de raja yoga del hinduismo (conocida como “el camino real hacia la reintegración”).
Es la forma de encontrar la integración en todos los chakras y en la Presencia YO SOY mediante la
experiencia personal del Dios interno por medio de la ciencia de la palabra hablada.

Senderos de Oriente y Occidente

La enseñanza del sendero óctuple se le atribuye, comúnmente, al Buda Gautama. En verdad, es la


enseñanza de todos los Gurús que le precedieron en el linaje de Sanat Kumara y de todos los que le
siguieron.

También es la enseñanza de Jesucristo. Podemos encontrar cada uno de estos pasos en la enseñanza
cristiana.

Los senderos que han evolucionado en el Oriente y Occidente son para el mismo propósito de colocar la
mano del alma en la mano del Ser Crístico.

Porque solamente de esa forma se puede iluminar el sendero por medio del conocimiento correcto, la
aspiración correcta, el habla correcta, el comportamiento correcto, el modo de subsistencia correcto, el
esfuerzo correcto, la atención correcta y la concentración correcta.

El Budismo establece una fuerte correlación alfanumérica entre sus escritos en sanscrito y la
numerología. Descubre aquí el simbolismo de los números para los seguidores de esta creencia.
- 1 - El número UNO. La sílaba Ah, "un dharma, perfecto al principio, durante, y al final".
- 2 - El número DOS. Dos como la dualidad del Samsara, el hombre y la mujer, el padre y la madre.
- 3 - El número TRES. La tradición representa el Tres como el Tri-ratna, las tres joyas (Buddha,
Dharma, Sangha).
- 4 - El número CUATRO. El Cuatro representa las cuatro direcciones del corazón. El árbol de la vida
(Damba) tiene cuatro ramas y de sus raices surgen las cuatro corrientes sagradas.
- 5 - El número CINCO. Existen cinco sabidurías, así como los cinco caminos del Budismo.
- 6 - El número SEIS. El Seis se relaciona con los seis sentidos (el budismo añade la percepción mental).
Hay seis criaturas que representan las seis perfecciones.
- 7 - El número SIETE. El Siete es el número de la ascensión, representando los siete estados cósmicos
de Buda, trascendiendo el tiempo y el espacio..
- 8 - El número OCHO. El Ocho es el símbolo de todas las posibilidades, de éxito. Existen ocho
símbolos de buen augurio.
- 9 -El número NUEVE. El número de mayor poder espiritual, y de carácter celestial.

Los números y su relación mística con la suerte, el destino o las deidades se remonta a los albores de la
historia del hombre. Ya hace más de 4000 años, existía la leyenda de la tortuga con los 9 cuadrados
perfectos en su caparazón, 3 veces 3, que el Emperador Yu vio en las orillas del río Luo, y que da orígen
al cuadrado de Luo Shu, un instrumento de numerología china. Los indios ya relacionaban a las deidades,
a las estrellas y a las constelaciones en su Vedas mucho antes del año 5 d.C (después de Cristo), que es
cuando empezaron a escribir sus conocimientos, puesto que antes estos se pasaban de generación en
generación como tradición oral. Tambien los judios y su cábala están muy influenciados por los números.
El mismísimo Pitágoras creía en la relación entre los números y el destino del hombre. En resumen, los
números de la suerte son tan antiguos como el mismo hombre .

Las ideas sobre el amor cambian en las diferentes culturas y también varía mucho en función de la
experiencia personal. Lo que uno recibió desde que nació tiene mucho que ver con aquello que
entendemos por sentimiento amoroso.

La mirada del budismo sobre el amor es muy diferente a la versión de amor romántico que concibe el
mundo moderno en Occidente. La visión budista del mundo como samsara, como un ciclo ilusorio de
muerte y renacimiento, promueve que uno se mantenga desapegado, consciente de la impermanencia de
todo fenómeno o estado de la mente y cuerpo. Pero esto no significa que para el budismo el amor no sea
importante. Muy por el contrario.

Podés leer: Chakras: qué son y sus verdaderas funciones en tu vida

El amor es entendido como compasión, esto es un-sentir-con, una forma de piedad que se extiende en la
meditación y en los actos cotidianos para el beneficio de todos. Es más: según el maestro tibetano Thinley
Norbu Rinpoche, el amor es dar energía a alguien más.

El amor según el budismo


El budismo tiene una concepción del amor muy interesante y profunda. Según Thich Nhat Hanh,
activista, autor y monje budista, describe al “verdadero amor” como aquel que “es capaz de generar
alegría tanto para uno mismo como para la otra persona”.

Para el Budismo, si existe la bondad, el gozo, la compasión y la libertad, existe también el amor de
verdad. Estas cualidades son innatas, dice, son innatas, están presente en todos los seres humanos, pero
hay que practicarlas para desarrollarlas.

La energía positiva del amor


El amor que hace sufrir, para el budismo, no es amor verdadero. El amor debe hacernos sentir más felices
y más seguros. El amor es una reverencia, una comunión. Y, aunque une y funde, también motiva al
vuelo, a ser libres, a vivir gozosamente la vida sin miedos ni angustias.
El amor es una reverencia, una comunión. Y, aunque une y funde, también motiva al vuelo, a ser libres, a
vivir gozosamente la vida sin miedos ni angustias
Según Thinley Norbu, “existen muchos método para incrementar la energía positiva, pero el más
poderoso es crear amor y fe, los cuales surgen de la energía de sabiduría original. Si conectamos a través
de la fe con la vasta y profunda continuidad de la mente, las cualidades internas, suaves y luminosas de la
energía de sabiduría pueden florecer. La esencia del amor es la compasión de los seres sublimes que
siempre dan energía”.

En el contexto budista se dice que la intención de amor “debe ser la misma que la de la fe: llevar a la
iluminación, lo cual nos libera del sufrimiento del amor mundano superficial”.

Podés leer: Los cuatro elementos del amor verdadero según el budismo

Los 4 elementos del amor, según el budismo


1. La bondad
La bondad en el amor es la inclinación natural a hacer el bien ante todo. De acuerdo al Buda, la bondad es
el elemento esencial del amor e implica compartir la alegría del corazón, la que a su vez nos provee con la
capacidad de hacer feliz al otro.

Para ser bondadosos con nuestros seres queridos, el Buda recomienda observarlos de cerca pues allí
radica nuestra capacidad para comprenderlos realmente. Observar al otro no es una acción física, con los
ojos, sino una acción del alma y del corazón..

La comprensión de quién es el otro, que nace de estar atentos y presentes en todo momento (y receptivos
a sus necesidades), nos lleva al amor de verdad.

Dice el Buda que no se puede amar a alguien si no se le comprende. Eso es bondad en el amor
2. La compasión
No hay sufrimiento en el amor verdadero pero para no sufrir, y no hacer sufrir a la pareja, se debe
entender la naturaleza del sufrimiento. La compasión nos ayuda a que la persona amada sufra menos.

Si la compasión hacia el otro – u otros – no nace fácilmente, el budismo propone la práctica de la


meditación para desarrollar esta facultad al igual que un honesto deseo de cambiar y crecer para mantener
una relación de pareja estable.

Para cultivar la compasión es necesario observar al otro, cultivar la conexión con el ser amado al estar
presente y atento a sus necesidades
3. El gozo y la alegría
Si no hay alegría no hay amor de verdad. Esta alegría debe ser pura y profunda, de corazón, y no una
actuación forzada o manipulación para no perder al otro. El amor verdadero, según el budismo, llena de
gozo y alegría el corazón de ambos amantes – sin excepciones, sin excusas. Si esto no es así, el amor no
es de verdad ni es sano.

Esto es algo sencillo. Si gozas y haces gozar, amas. Si sufres o haces sufrir, no.
Podés leer: Cómo es la meditación budista que ayudó a los chicos a transitar el encierro en Tailandia

4.Inclusión, ecuanimidad y libertad


Se debe amar de tal manera que el otro se sienta libre y esa libertad incluye un sentido de pertenencia a la
pareja y estar a salvo con ella en todo momento. Esta libertad en el amor, dice el Buda, nace de la
inclusión y la conexión, de entender que todos somos uno y esto mismo aplica a la pareja.

Si el vínculo es verdadero y fuerte, es a su vez flexible para dejar al otro ser y hacer
La libertad del amor no es dañina ni peligrosa, ya que acompaña a los otros elementos del amor: la
bondad, la compasión y el gozo.

El amor de verdad también trasciende a la pareja. El amor verdadero nos hace amar a todo y todos lo que
nos rodean. El amor verdadero se multiplica.

ntroducción

Los mandalas se originaron en la India hace miles de años como un apoyo para ciertas prácticas
avanzadas de meditación hinduistas y budistas, y hoy en día forman parte de la conciencia pública. A
principios del siglo XX, el psicoanalista suizo Carl Jung introdujo los mandalas al pensamiento occidental
como una herramienta terapéutica para explorar el inconsciente. Con el paso de los años, la cultura pop
adoptó el término “mandala”, no sólo para los conceptos de la Nueva Era, sino también como nombre de
marca para hoteles, spas, discotecas, revistas, etc. Más recientemente, los monjes tibetanos han elaborado
mandalas de arena de brillantes colores en museos alrededor del mundo, para mostrar la sofisticada
cultura del Tíbet. Así pues, ¿qué es exactamente un mandala?

Un mandala es un símbolo redondo del universo, utilizado para representar un significado más profundo.

Los mandalas se utilizan en muchos tipos de meditación budista. Este artículo se centra en los más
importantes.

Los mandalas en el tantra

En las prácticas avanzadas conocidas como “tantra”, los meditadores disuelven su autoimagen ordinaria
de un “yo” permanente y sólido y, en lugar de ello, se visualizan e imaginan a sí mismos en la forma de
una figura búdica conocida como yidam en tibetano. Éstas representan uno o más aspectos de un buda
completamente iluminado, tal como el relativamente bien conocido ejemplo de Avalokiteshvara, como la
personificación de la compasión. Los practicantes tántricos se imaginan a sí mismos en la forma de
Avalokiteshvara y sienten que personifican la compasión como él lo hace. Al imaginar que ya somos
capaces de ayudar a los demás como lo hace una figura búdica (al tiempo que somos plenamente
conscientes de que aún no estamos en ese nivel) podemos desarrollar las causas para nuestra propia
iluminación de forma eficiente y efectiva.

Las figuras búdicas viven en mundos totalmente puros que también se conocen como mandalas, en donde
el término “mandala” se refiere, no sólo al ambiente de ese mundo, sino también a los seres que lo
habitan. Cada uno de los mundos es ligeramente diferente, pero en general se componen de un palacio
ornamentado con forma cuadrada, situado en el centro de un hermoso paisaje y rodeado por una barrera
protectora circular que ahuyenta las interferencias en la práctica de la meditación. La figura principal
puede ser masculina o femenina, presentadas de forma individual o como una pareja, paradas o sentadas
en el centro del palacio. A menudo están rodeadas por un conjunto de otras figuras, y algunas veces
también hay figuras adicionales afuera del palacio. Muchas de ellas tienen múltiples rostros, brazos y
piernas, y sostienen muchos instrumentos con las manos.
Involucrarse en este tipo de práctica tántrica requiere de un empoderamiento o iniciación, una hermosa y
elaborada ceremonia dirigida por un maestro tántrico plenamente calificado. Durante el empoderamiento,
un dibujo bidimensional del mandala de la figura búdica se coloca cerca del maestro, normalmente
pintado en tela o hecho con arena, y contenido dentro del marco de madera de una versión simplificada
del palacio. Sin embargo, si visualizamos mandalas siempre los vemos tridimensionales.

Durante la ceremonia ritual, el maestro confiere votos a los iniciados y les concede permiso para entrar en
el palacio, al tiempo que ellos mismos se imaginan entrando también. A través de varias visualizaciones,
se activan sus potenciales de “naturaleza de buda” para alcanzar la iluminación a través de la práctica. Si
el mandala fue hecho de arena, los granos se barren hasta formar un cúmulo y luego son ofrecidos a un
cuerpo de agua, en una ceremonia de cierre que representa la impermanencia.

Después de esto, los iniciados son empoderados para visualizarse a sí mismos como las figuras y al
mandala como parte de su práctica diaria. Cada figura y el instrumento que sostienen representan algo
asociado con la práctica de la meditación. Por ejemplo, los seis brazos de una figura pueden representar
las seis actitudes de largo alcance (seis perfecciones).

Los practicantes no sólo se imaginan que son todas las figuras búdicas que hay dentro y fuera del palacio,
sino que también se imaginan que son el palacio mismo y las diversas características arquitectónicas del
palacio del mandala, que también representan diversos aspectos de la práctica de la meditación. En
algunos mandalas, las cuatro paredes pueden representar las cuatro verdades nobles, mientras que el
hecho de que el palacio sea un cuadrado con ocho lados iguales indica que, en términos de la vacuidad,
los budas y los que aún no se han iluminado son iguales.

3d

Algunas meditaciones tántricas muy avanzadas incluso tienen visualizaciones en las que las partes del
cuerpo son partes del palacio, o varias figuras del palacio situadas dentro del propio cuerpo. A esto se le
llama “mandala corporal” y es difícil porque requiere una excelente concentración y un profundo
entendimiento de la filosofía budista.

Los mandalas en la práctica general

Antes de recibir cualquier enseñanza (tántrica o general) de un maestro budista, los estudiantes ofrecen un
mandala de solicitud mientras que, al final, se ofrece un mandala de agradecimiento. En este contexto, el
mandala representa un universo completo y perfecto, lleno de objetos preciosos. Dado que los estudiantes
valoran las enseñanzas más que a nada en este mundo, ofrecer el mandala significa su disposición de
darlo todo para recibirlas.

La ofrenda del mandala puede tener la forma de un cuenco redondo con fondo plano, sostenido con el
fondo hacia arriba, con montoncitos de granos crudos o joyas colocadas unas sobre otras en la superficie,
contenidos dentro de anillos concéntricos cada vez más pequeños; después es coronado con una diadema
ornamental. De forma alternativa, puede hacerse un “mudra” con las manos, con los dedos entrelazados
en un patrón específico. En ambos casos, el mandala representa la visión idealizada del universo que
aparece en la literatura budista. Cuando se ofrecen mandalas, los estudiantes recitan versos para que todas
las condiciones alrededor del mundo sean conducentes para recibir las enseñanzas, y para que todos los
seres puedan vivir en un mundo tan perfecto y participar en estas hermosas enseñanzas.

Muchos budistas realizan “prácticas preliminares” (ngondro en tibetano) – lo que por lo general implica
hacer 100,000 repeticiones de ciertas prácticas – como preparación para involucrarse en meditaciones
más avanzadas. Estos preliminares ayudan a eliminar bloqueos emocionales y desarrollan la fuerza
positiva que se necesita para tener éxito en su práctica de la meditación. Ofrecer un mandala 100,000
veces es una de las prácticas preliminares y ayuda a que los practicantes se deshagan de su resistencia a
dedicar todo su tiempo y su esfuerzo a las meditaciones, y desarrolla una fuerte voluntad de darlo todo
con el fin de lograr el objetivo.

Resumen

Como hemos visto, los mandalas se utilizan en diversas prácticas budistas para representar, no sólo el
universo, sino también las numerosas facetas del camino budista. Mientras los monjes tibetanos continúen
elaborando hermosos mandalas de arena en diferentes lugares del mundo para dar a conocer la situación
del Tíbet, es importante que no los veamos sólo como una exótica forma de arte. Los mandalas son una
sofisticada herramienta de meditación que juega un papel central, tanto en la práctica tántrica general
como en la avanzada, y que nos ayuda a progresar en nuestro camino hacia la iluminación.

La doctrina de karma budista no significa destino ni predeterminación, ya que no existe un automatismo


ciego en la voluntad respecto a las tendencias mantenidas y no es posible anticipar que ocurrirá. La
práctica budista además permite tomar observación y consciencia de este funcionamiento para ocasionar
un distanciamiento respecto a esas tendencias. El karma no se debe entender como castigo al igual que
tampoco lo hacemos, por ejemplo, con el ADN. Karma es una más de los cinco tipos de condicionalidad
o procesos lógicos del Universo (niyamas):

1. Inorgánica.
2. Orgánica.
3. Psicológica.
4. Moral.
5. Trascendental.
Estos tipos de condicionalidad son impersonales y no hay intervención divina en ellos. Del mismo modo
que la ley de la gravedad no requiere intervención divina. Algunos tipos de condicionalidad son
inmutables: ni siquiera un Buda puede escapar de ser afectado una vez haya nacido y posea un cuerpo.
Funcionamiento del karma[editar]

Detalle en los monumentos de la región de Horyu-ji


El rol de actuación de la persona respecto al karma se circunscribe en la explicación budista sobre la
experiencia de la realidad y cómo la individualidad se expresa. En el Abhidhamma Pitaka se describen 52
factores mentales (cetasikas) que surgen en varias combinaciones para dar lugar a 89 posibles estados de
consciencia (cittas). Desde aquí, se consideran 4 elementos físicos primarios y 23 fenómenos físicos que
se derivan de ellos. En este escenario existen los movimientos de la voluntad y es en donde se
condicionan o refuerzan hábitos y tendencias (samskara) para crear, de manera acumulativa, lo que se
nos aparece como nuestra personalidad o carácter. El proceso resumido de todo ello y que explica el
Karma respecto a la acción será resumido como:

1. Samskara o predisposición.
2. Karma o acto volitivo.
3. Vipaka o fruto; resultado. El resultado de nuestras acciones nos otorga una experiencia que
promueve nuevamente una disposición Samskara y así, continúa.
En el budismo, las diferencias entre las acciones volitivas se expresan solamente en términos de habilidad
o destreza. Si las motivaciones o raíces (mula/hete) corresponden con alguno de los Tres Fuegos
(véase Duhkha) son torpes por ser malsanas y perniciosas (akuśala), y si corresponden a sus opuestos son
hábiles por ser saludables (kuśala). Sin embargo, el objetivo de la práctica
del renunciante (véase Nekkama) budista no es la de producir más de un tipo de karma (más mérito) y
menos de otro (menos castigo), sino el de dejar totalmente de producir karma alguno para acabar con el
ciclo de renacimiento. Más allá de esta breve explicación, existen varios comentarios alrededor del karma
que lo clasifican en diferentes tipos para una comprensión más detallada. 50
El funcionamiento del karma es muy complejo; su resultado exacto y preciso es imposible de predecir y
no siempre se manifiesta de manera inmediata, ya que su maduración depende de las circunstancias.
El karma tampoco es una explicación a la mala fortuna, debido al gran número de variables y fuerzas
involucradas.
Renacimiento[editar]
Artículo principal: Renacimiento
En la India, la idea de reencarnación era ya parte del contexto en el que nació el budismo. En el budismo
se prefiere el término "renacimiento" en vez de "reencarnación", debido a que no afirma la existencia de
un alma perdurable que pueda transmigrar. El renacimiento en el budismo no es igual que la
reencarnación en el hinduismo. Para entender el renacimiento es necesario entender el concepto de anatta.
En el renacimiento budista, el proceso del karma hará que la existencia de seres conscientes se manifieste,
pero no existe un alma o espíritu eterno. Así, las acciones de cuerpo, habla y pensamiento conllevan
efectos que se experimentarán con el tiempo, ya sea en la vida actual o siguiente. La continuidad entre
individuos la constituye esa corriente causal, que se manifiesta como tendencias y circunstancias en sus
vidas.
El renacimiento no es visto como algo deseable, ni significa un determinismo o destino. El camino
budista sirve para que la persona pueda liberarse de esa cadena de causas y efectos. Mientras no exista un
cese de este ciclo, nuestra vida es Samsárica. Si bien el individuo debe experimentar las circunstancias
en las que le toca vivir, a la vez es el único responsable de lo que decida hacer frente a ellas.
La meditación es una práctica fundamental en el budismo. Con esta práctica el budista aprende a observar
cómo no existe un dueño de (sus) pensamientos, pero que a la vez es responsable de lo que decida hacer
con estos. El apego o no apego son por tanto la clave para conseguir más ecuanimidad respecto a sí
mismo y al mundo.
Nirvāņa: El Despertar, La Iluminación[editar]
Artículo principal: Nirvana

Hoja de Ficus religiosa o Higuera sagrada, la especie a la que pertenece el árbol bajo el cual despertó
espiritualmente el fundador histórico del budismo.
Buda Gautama afirmó que es posible el cese definitivo del círculo de la originación dependiente y el
renacimiento. La meta de la práctica budista es, por tanto, el de despertar del Samsāra para experimentar
la verdadera naturaleza de la existencia y la vida.
Este esquema de realidad se expresa en las enseñanzas por medio de las Cuatro Nobles Verdades, Las
Tres Marcas de la Existencia, la Originación Dependiente y el Renacimiento (explicadas anteriormente).
Alcanzar este estado de liberación implica por tanto, vivir una nueva experiencia sobre la naturaleza de la
vida, de la muerte y del mundo que los rodea.
El Nirvāņa se describe principalmente por lo que no es: no-nacido, no-originado, no-creado, no-
compuesto. Sin embargo, no se debe confundir ni con la aniquilación o aislamiento del individuo ni con
un nihilismo.
A partir del significado literal de nirvana, esto es, el fuego que se apaga, es posible aproximarse a su
significado filosófico. Pues el nirvana no es una meta definitiva (siendo el tiempo circular, hay una
coincidencia de proceso y meta, de samsara y nirvana )52, no es un lugar el que se experimentará después
de la muerte, que es un proceso mental.
De acuerdo con la segunda ley de termodinámica,53 el calor siempre viaja del cuerpo más caliente al más
frío, hasta que se alcanza el equilibrio. (Entropía) “la segunda ley de la termodinámica afirma que la
energía tiene calidad así como cantidad, y los procesos reales ocurren hacia donde disminuye la calidad
de la energía. Por ejemplo, una taza de café caliente sobre una mesa en algún momento se enfría, pero una
taza de café frío en el mismo espacio nunca se calienta por sí misma. La energía de alta temperatura del
café se degrada (se transforma de una forma menos útil a otra con menor temperatura) una vez que se
transfiere hacia el aire circundante” (página. 29). De la misma manera, cuando en la existencia surge un
conflicto, la mente buscará recuperar el equilibrio perdido; retomando la definición literal de nirvana, el
fuego que se apaga simboliza el proceso mismo de remontar la des-nivelación provocada por el conflicto,
remonta hacia un equilibrio. Nirvana es el punto infinitamente cercano a la estabilidad, más nunca
plenamente coincidente con ella, como las vías del ferrocarril que parecen juntarse en el lejano horizonte.

Meditación budista[editar]

Artículo principal: Meditación budista

Jardín Zen en el templo de Komyozenji, en Dazaifu (Japón).

La meditación (samādhi o bhavana) es la práctica budista por excelencia. El significado del término es
"cultivo de la mente". Es por tanto, una actividad que supone determinada disposición para que el
practicante se sitúe en la realidad y así aumentar su comprensión y sabiduría, que son esenciales para la
erradicación de dukkha. Hay muchas y variadas técnicas de meditación budista dependiendo de cada
tradición y escuela, si bien todas se basan en dos componentes llamados samatha (calma mental,
tranquilidad) y vipassana (conocimiento directo, intuición). En el núcleo central de toda meditación
budista hay una observación tranquila y atenta tanto de los propios procesos mentales como de los
fenómenos de la vida.

La meditación budista se basa en el samadhi, necesario para la realización del Nirvana. En el budismo se
explican las diferentes etapas de meditación o jhanas que se experimentan en el progreso hacia el
Nirvana.

A partir de una base común, a lo largo de la historia las diferentes tradiciones budistas elaboraron sus
propias técnicas de meditación dependiendo de su propia evolución histórica y sus influencias culturales.
En todas las tradiciones hay infinidad de técnicas y variantes meditativas, pero al basarse en los mismos
fundamentos son similares. Lo característico de los sistemas de meditación budista en las diferentes
tradiciones es el objetivo de alcanzar el Nirvana.

Las tres joyas budistas (Triratna)[editar]

Todo budista toma refugio en las Tres Joyas, Los Tres Refugios o Los tres tesoros, siendo este acto lo que
lo define como tal. Este refugio viene a significar que una vez la persona ha comprendido el sentido de
liberación que subyace en el camino del Dharma, tomará refugio mientras dure su vida en:

1. Buda: naturaleza bodhi, nirvana o despertar.

2. Dharma: el budismo, la enseñanza de los budas.

3. Sangha. la comunidad de budistas.

En muchas escuelas budistas existe algún tipo de ceremonia oficiada por un monje o maestro que ofrece
la toma de refugio en las Tres Joyas. Esto es una manifestación pública del compromiso pero no es algo
indispensable. La persona puede por ella misma tomar refugio con sinceridad y es suficiente para
considerarse budista.

Quienes no han tomado refugio pueden beneficiarse del budismo al considerarlo una filosofía, un método
de entrenamiento práctico espiritual. Por este motivo y al estar desligada de la devoción a deidades, a
menudo hay personas de otras religiones o sin religión que estudian la meditación budista.
 Agregados
 Forma y cuerpo (rūpa): incluye no solo el cuerpo en sí, sino además la propia imagen que la
persona se hace de éste.
 Sentimientos y sensaciones (vedanā): son los datos (o información pura) que se reciben a través de
los cinco sentidos y también a través de la mente. Pueden ser agradables, desagradables o neutros.
 Percepción y memoria (en sánscrito sangñā, en pāḷi saññā): es el registro que se hace de esos
estímulos sensoriales puros que la persona convierte en objetos reconocibles y distinguibles. Los
pensamientos e ideas también se consideran objetos.
 Estados mentales (en sánscrito samskāra, en pāḷi sankhāra): ‘confección, creación, formación,
hacer’. Es la reacción a lo percibido. Son los ‘impulsos de la voluntad’. Es la construcción de la
representación o de la experiencia subjetiva del objeto percibido.
 Conciencia (en sánscrito vigñāna, en pāḷi viññāna). Es un acto de atención o respuesta de la mente
en el que el conocimiento del objeto se hace consciente en nosotros. La conciencia desaparece y
resurge cambiada de un instante a otro y actúa de manera discriminatoria y parcial ya que existe un
aferramiento a lo percibido como deseable, un rechazo contra lo no-deseable e indiferencia a lo
neutro. Este constante movimiento genera insatisfacción o sufrimiento al no poder controlar cómo
esos objetos percibidos aparecerán.
Todos los cinco agregados son impermanentes e inestables. Por eso en ninguno de ellos se podrá
encontrar la esencia del ser o del yo. El entrenamiento budista busca conseguir que el practicante llegue a
darse cuenta de manera constante cómo opera este proceso. Esto constituye un cultivo (bhavana) de la
mente del seguidor. La importancia que el budismo da a poder realizar la insustancialidad radica en la
consideración que hace de que la satisfacción permanente es sólo alcanzable sin una constante aparición
de expectativas o temores para o de este yo diferenciado del mundo.

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