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VENEZUELA, PAÍS FORESTAL

Afirmar que antes que nada Venezuela es un país eminentemente forestal no es una falacia.
Nuestra patria posee más potencial forestal que agrícola y ganadero, tanto por extensión
territorial, como por la ubicación geoestratégica del recurso, su implicación hacia otros aspectos
de la ecología y la vida, producción de agua, biodiversidad, captura de carbono atmosférico, su
encadenamiento productivo, su capacidad para generar empleo, su posible aporte económico a la
producción nacional.
Cuando los españoles se adentraron en tierras venezolanas a finales del siglo XV, quedaron
fascinados y abrumados ante la imponencia de nuestros bosques tropicales. Esto en verdad fue un
fenómeno generalizado en los europeos que participaron hace 500 años en las fases coloniales de
exploración y conquista de América y las Filipinas. Solo un puñado de españoles, franceses,
ingleses y portugueses que habían visitado antes (invadido) al África y Asia Tropical conocían de
estas formaciones vegetales. La inmensa mayoría de los recién llegados jamás en su vida habían
visto tanta exuberancia vegetal. Buena parte de Europa había acabado con sus bosques años atrás.
El Turimiquire, Barlovento, la cordillera de la Costa, los Valles de Aragua, la región del Tocuyo
- Carora, la cuenca del Lago de Maracaibo, la Cordillera de los Andes, nuestro Llano alto
occidental, estaban cubiertos de “montaña”, como le dicen nuestros campesinos al ecosistema
forestal boscoso. Desde el Nula hasta más allá de San Carlos de Cojedes. Desde el Nula hasta las
orillas del Coquivacoa. Todo era una sola extensión boscosa, interrumpida solo por las cumbres
andinas y espacios de sabana natural. Algunos presumen que, en aquellos tiempos, la cobertura
forestal de nuestro país rondaba el 80% del territorio nacional o más.

Asentados ya los europeos conquistadores en nuestro suelo se inicia un permanente y dramático


largo período de devastación ecológica. Los grandes árboles caen uno tras otros, para
construcción de barcos, para los nuevos poblamientos y para “exportar” a la Europa imperial.
Nuestros inmensos bosques van desapareciendo hectárea tras hectárea, para dar paso a la
ganadería y a una incipiente agricultura comercial capitalista.
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El desarrollo de los medios capitalistas de producción no hace sino agravar el embate contra
nuestros recursos forestales. El rápido aumento poblacional, el marginamiento social y
productivo de nuestros indígenas y campesinos, la pérdida de la memoria cultural y productiva,
se suman a las ambiciones comerciales de propios y extranjeros. Lo que de antiguo fue la clave
de sustentación de nuestros pueblos indígenas y sus hábitats, el conuco, ahora, por circunstancias
inducidas e impuestas, se convierte también en un instrumento de degradación ambiental.
La segunda mitad del siglo XX es testigo del apogeo voraz sobre nuestros bosques. Hasta
600.000 hectáreas al año se arrasaban para ganadería y agricultura fundamentalmente. En el
ínterin hemos perdido un invaluable recurso, millones y millones de hectáreas de ricos complejos
y científicamente desconocidos bosques tropicales.
Aún hoy Venezuela se encuentra cubierta en un 51 % (la mitad de su territorio continental) por
formaciones boscosas naturales. Son 47 millones de hectáreas bajo cobertura forestal arbórea; la
casi totalidad de estas se hayan al sur del río Orinoco. De este total, se estima que entre 25 y 30
millones de hectáreas son bosques productores de madera susceptibles de ser aprovechados
responsablemente.
A esto debemos agregar al menos 12 millones de hectáreas de tierras NO cubiertas de bosques
(sabanas, chaparrales, esteros, rastrojos, etc.) pero que poseen indudable vocación forestal. Son
tierras aptas para el establecimiento de plantaciones forestales con múltiples finalidades, como las
del sur de Monagas y Anzoátegui donde se asienta el admirable desarrollo forestal de Maderas
del Orinoco (antigua CVG – PROFORCA) De hecho el Decreto 1660 de fecha 05/06/1991
declara 9.300.000 hectáreas de estas tierras como dedicadas a la producción forestal por medio
del establecimiento de plantaciones.
Brasil poseía, para el año 2002, algo así como 5.700.000 hectáreas de plantaciones de eucalipto y
Pino Caribe, principalmente, con lo que abastece al 80% de su industria mecánica de la madera y
al 100% de su industria de pulpa y papel. El sector forestal brasilero (para 2002) exportaba
20.000 millones de dólares, generaba 1.500.000 empleos directos y 4.500.000 empleos indirectos
y el Estado recogía anualmente 4.600 millones de dólares en impuestos. Para el 2012, las
plantaciones forestales comerciales de Brasil subieron a 7.000.000 de hectáreas
¿Qué no podemos hacer nosotros con nuestro recurso forestal? ¿Vale la pena o no dedicarnos
masiva e intensivamente a esta actividad en el marco de nuestra revolución bonita?
Creo que debemos ser más ambiciosos con nuestras pretensiones de desarrollo extra petrolero y
forestal en específico. Nuestra potencia forestal debería desarrollarse sobre tres columnas: El uso
extensivo y múltiple de nuestros bosques naturales, la agroforestería y, fundamentalmente, en el
manejo y aprovechamiento de plantaciones densas establecidas en áreas del decreto 1660. Una
meta ambiciosa para nosotros, pero realista y perfectamente posible es la de alcanzar la cifra de
5.000.000 de hectáreas de plantaciones forestales industriales en 20 años.

Nuestra revolución tiene una ventaja comparativa: Nuestro pueblo organizado; las diversas
formas socioproductivas surgidas de su seno.

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A decir del Ministerio de Planificación y Desarrollo en su Plan Nacional de Desarrollo del Sector
Forestal elaborado en 2003 (plan que no llegó a implementarse) este sector está llamado a
convertirse en: a) Soporte real de la economía nacional, b) Factor dinamizador del desarrollo
integral del medio rural venezolano y, c) Factor determinante en los esfuerzos para detener los
procesos de deterioro y destrucción de nuestros recursos forestales.

Yo defino los atributos de un sector forestal venezolano fuertemente desarrollado, así:

 El primero o uno de los primeros y más importantes generadores de empleo.


 La mayor economía productiva no petrolera.
 Desarrollador social, económico y de infraestructuras del eje Orinoco – Apure.
 Promotor de un importante y sólido desarrollo rural.
 Dinamizador de otros sectores económicos: Construcción, Transporte, Artes
Gráficas, Agropecuario.
 Primer factor de mejoramiento ambiental del país.

Ing. For. Inocencio Soto C.


ingenieroisoto@gmail.com

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