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ARGUMENTACIÓN Y ARGUMENTO

Lázaro CARRILLO GUERRERO

Universidad de Granada
lzro@msn.com

Resumen: Argumentar es interaccionar, estructurando textualmente unos


argumentos con la fuerza ilocutiva de su discurso. Donde todo argumento re-
quiere de una operación mental para llegar a unas conclusiones mediante la
construcción textual que realizan el sistema gramatical y el sistema retórico.

Palabras clave: Discurso. Texto. Retórica. Realidad. Cognición.

Abstract: To argue is to interact, structuring some arguments in the text with


the ilocutive force of its discourse. Where, every argument requires a mental
operation to reach some conclusions through the textual construction which
the grammatical system and the rhetoric system realize.

Key words: Discourse. Text. Rhetoric. Reality. Cognition.

© UNED. Revista Signa 16 (2007), págs. 289-320 289


LÁZARO CARRILLO GUERRERO

1. INTRODUCCIÓN

Argumentar es construir una realidad a través del lenguaje, mediante un


proceso, el discurso, y un producto, el texto; pero dentro de la variabilidad
que el uso de la lengua conlleva. En este marco, la lengua despliega una di-
mensión argumentativa, ya que su uso tiene un rol intencionado, y éste exis-
te de acuerdo con las relaciones que se establecen entre los interlocutores.
Entendemos, pues, que la argumentación está situada en una perspectiva
sociolingüística, y ocupando una posición relevante en esas dos perspectivas
complementarias que Halliday (1978: 10) llama intra-organism (los procesos
cognitivos que están implicados en hablar y en entender), y inter-organism
(el organismo humano en interacción con otros organismos humanos a través
del uso de la lengua). Y de manera general, podemos decir que la actividad
lingüística funciona argumentativamente en su dimensión comunicativa, la
cual ha sido denominada indistintamente como discourse function, speech
acts, illocution, etc. Pues, argumentar no solamente es convencer, hacer
creer, descubrir lo verdadero, sino que también es influenciar: lograr o pro-
vocar reacciones en nuestros interlocutores.
Caron (1992), desde una perspectiva psicolingüística, considera al dis-
curso como un proceso con una orientación argumentativa:

… a discourse always has a more or less argumentative function which is re-


lated not only to the content but also to the linguistic means employed (Caron,
1992: 165).

Y esta orientación argumentativa no solamente comunica una cierta can-


tidad de información que el receptor necesita estimar para reconstituir la in-
cipiente representación; sino que, también, constituye una ruta o itinerario
que, orientada de acuerdo a un propósito (goal-oriented), está ideada para ob-
tener una cierta influencia en las creencias, actitudes y conducta del receptor
(o auditorio), por medio de una representación que no solamente es enri-
quecida, sino que también es transformada y corregida en función de los ob-
jetivos del hablante (o de los interlocutores) (Caron, 1992: 165).
Como proceso comunicativo, la acción argumentativa es procesada en ese
componente del sistema comunicativo humano, bien codificado, que Givón
(1995: 395 y ss.) llama multi-propositional discourse. Este componente jun-
to con otros dos, propositional information y conceptual lexicon, organizan
de forma concéntrica el sistema de representación cognitiva, que junto con
los sistemas de codificación (peripheral sensory-motor coding system, gram-

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matical coding system) combinan estos módulos funcionales, interaccio-


nando mutuamente en la comunicación humana. Y donde habría que desta-
car, desde el horizonte argumentativo, dos aspectos que Givón apunta en el
funcionamiento de estos componentes, citados anteriormente: a) la presun-
ción que los miembros de la misma comunidad lingüística tienen de com-
partir culturalmente el mismo significado1; b) y el hecho de que las relacio-
nes, cualidades, estados, etc., que la información proposicional transmite
pueden pertenecer al mundo externo, al mundo interno mental, al mundo cul-
turalmente mediatizado, o a varias combinaciones de estos mundos.

2. NATURALEZA ARGUMENTATIVA

Realmente, nosotros no comunicamos mediante la lengua, comunicamos


mediante el discurso (Beaugrande, 1997). Nuestra conducta lingüística es
algo más que lengua, es discurso. De modo que los actos o eventos comuni-
cativos que realizamos, lo hacemos mediante el discurso. Y todo discurso im-
plica un diálogo. Usar la lengua es establecer una relación de diálogo. Un
diálogo entre la lengua y su contexto, y un diálogo constante entre la realidad
y la realidad, a través del uso de la lengua. Un diálogo, donde el propósito
fundamental del hablante es formular un mensaje para que funcione con
efectividad como acto comunicativo. Ello lleva consigo que las característi-
cas del auditorio, así como la percepción que el hablante tenga de éste y de la
situación, puedan determinar algunos aspectos de la forma del mensaje. Y
entendemos que es en este espacio retórico-argumentativo donde se logra la
comunicación:

Communication is successful only when the hearer infers the speaker’s in-
tentions from the character of the utterance he produced (Fodor, 1979: 103).

En todo discurso hay retórica y en todo discurso hay argumentación. En-


tendemos que la retórica y la argumentación son cuestiones que abarcan la
caracterización del discurso: ya que usar la lengua es comunicar e interac-
cionar con unas ideas, creencias y emociones en unas situaciones determi-
nadas. Y discurso es esa interacción, con una concreción textual. De modo
que, el discurso como proceso y el texto como producto tienen en común esa
dimensión interaccional de naturaleza retórico-argumentativa2. Donde la va-

1
«Both ‘same meaning’ and ‘same community’ are somewhat elastic notions» (Givón, 1995: 446).
2
Ver Carrillo (2005).

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riabilidad y la adaptabilidad pueden considerarse como las grandes caracte-


rísticas comunicativas de nuestra conducta lingüística. Y el registro siste-
matiza estas características comunicativas actualizando la lengua de acuerdo
con un proceso semántico-pragmático —el discurso— y en un producto
gramático-retórico —el texto—. Por lo tanto, la argumentación no es un
género determinado del discurso para unos usos específicos, u ocasionales.
Sino que es un discurso que subyace en la base de todo acto de habla. Y en
consecuencia, la argumentación está en la acción de todo discurso.
En cada uno de los diferentes enfoques al análisis del discurso hay un
principio fundamental: considerar a la lengua como una interacción social.
Lo cual tiene dos consecuencias importantes (Schiffrin, 1994: 415), que
para nosotros sustentan el contexto argumentativo de todo uso de la lengua:
1) la interacción social es un proceso mediante el cual una persona, usando la
lengua, obtiene un efecto en la otra, y 2) este proceso está implicado en un
intercambio en el cual nuestras actividades son dirigidas hacia otras personas,
y las actividades de los otros hacia nosotros.
Hay una respuesta común en los investigadores que estudian la argu-
mentación3: que ésta es un discurso que pone en juego unos actores sociales
(Golder, 1996: 111). A través de ellos, el uso de la lengua constituye la ex-
presión de un punto de vista sobre la realidad. Y ese punto de vista implica la
propuesta de una acción4: la acción de una fuerza ilocutiva que supone una
interacción argumentativa5. Es decir, la acción de un propósito comunicativo
o una intencionalidad que tiene una naturaleza argumentativa:

El propósito comunicativo, la intención del emisor, forma parte del concepto


retórico de la convicción y la persuasión a través de la argumentación (Mar-
tínez-Dueñas, 2002: 9).

3
Para un panorama completo acerca de los diferentes enfoques e investigaciones sobre la argumen-
tación cf. Eemeren et al. (1996); y de una forma más abreviada ver (entre otros) Cox y Willard (1982) y
Eemeren (2002).
4
Entendemos que esta acción puede estar orientada hacia el convencimiento de uno mismo o hacia
uno o más interlocutores.
5
Jacobs (1987: 236-7; en Lo Cascio, 1998: 243) aprecia en la tradición de los estudios norteameri-
canos dos tendencias para el análisis del discurso argumentativo: a) la argumentación como un procedi-
miento en el que un individuo llega a una conclusión, y b) la argumentación como una forma de llegar a
un consenso entre la gente mediante la interacción. Nosotros entendemos que en las dos tendencias la ar-
gumentación supone una fuerza ilocutiva y una interacción.

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Desde esta misma perspectiva, Leith y Myerson (1989) resaltan la natu-


raleza retórica6 de la argumentación:

To argue is to engage with other views and voices, either explicitly (dialogue)
or implicitly, anticipating how others may react to what one says. A second
point is that argument is about address, about people addressing other people
and other views (Leith y Myerson, 1989: 81).

Por su parte, Eemeren y Houtlosser (2000: 2) afirman:

...there is a rhetorical (pragmatic) aspect to all argumentative discourse:


the participants are always aiming for the effects that suit them best.

Pero además, en toda esta naturaleza retórica de la argumentación, hay


otro ingrediente: el deseo de compartir, que Vignaux (1988: 5) señala, y
que es inherente a todo uso de la lengua. Este deseo de compartir, lo muestra,
también, muy claramente el texto correspondiente a una situación comuni-
cativa específica: una página7 de Internet (Defeat Depression), donde los
usuarios envían cartas, por correo electrónico, sobre el tema de la depresión,
con el deseo o la intención de, y escritas con la fuerza ilocutiva de: compar-
tir las experiencias personales, servir de gran ayuda para quienes las vayan
leyendo, y contribuir con todo ello a vencer la depresión.
El uso de la lengua como medio de representación y de comunicación es
una realidad diaria que está sustentada por la necesidad humana de argu-
mentar, la cual modela a la lengua en un sistema interaccional, dentro de un
marco de comunicación y entendimiento. Esta acción de argumentar está en
el más básico y neutral proceso de representación y comunicación. Un pro-
ceso donde siempre habrá, influyendo en las estructuras lingüísticas, una in-
tencionalidad en las actitudes del emisor, una aceptabilidad en el auditorio y
una situacionalidad en el escenario comunicativo. Y donde, de acuerdo con
Halliday (1978: 89), la lengua es controlada por la estructura social, y la es-
tructura social es mantenida y transmitida a través de la lengua.
La función esencial del sistema de la lengua, y por tanto de su gramática
(Dik, 1997), es pragmática, es decir: la función de ser un instrumento de in-
teracción interpersonal. Y la dimensión argumentativa se sitúa en las pro-

6
«Here, ‘Rhetorical’ refers to an attitude towards what people do with language and what language
does for people» (Leith y Myerson, 1989: 88).
7
http://www.depression.org.uk./interact/letters.php?purpose=2&the_id=26&curr_page=4.

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piedades interaccionales o de diálogo que todo acto comunicativo y toda co-


dificación lingüística tiene. Y por consiguiente, donde el uso de la lengua, su
proceso (el discurso) y su producto (el texto), tiene, ante todo, una naturale-
za argumentativa. La cual, entendemos, que se realiza mediante: una nego-
ciación retórica del significado, una lógica construcción de la realidad y
una dinámica argumentativa en la producción y recepción textual.
En definitiva, la argumentación obedece a una esquematización, a la vez
cognitiva y lingüística, que opera con unas finalidades en cada discurso:
orientar al otro hacia un sentido, hacia una cierta concepción del mundo. Y
en todo este marco, la realización del significado es una actividad humana,
que pretende, a través de la lengua y del discurso, entender al hombre y a la
vida, y construir una realidad social. La cuestión está en saber si la realidad
que nosotros percibimos (construida con nuestras experiencias individuales y
conocimientos colectivos) es la verdadera.

3. ACCIÓN ARGUMENTATIVA

Perelman y Tyteca (1989) muestran que la argumentación es retórica8, así


como Eemeren y Grootendorst (1984) señalan que la argumentación es un
conjunto de actos del discurso9. Nosotros, entendemos que ambas afirma-
ciones tienen la misma base. La argumentación se construye sobre una base
retórica10: los caracteres y estados del orador (ethos) y su auditorio (pathos),
estableciendo entre ellos una interacción pragmática. Pero, la argumentación
es sobre todo retórica porque en el centro se sitúa el ser humano con su pen-
samiento, sus sentimientos y sus acciones. Y, por ejemplo, aunque es difícil

8
Ellos parten del principio según el cual la argumentación existe porque hay un auditorio. Relativi-
zando, así, el carácter lógico del discurso. Donde, frente al lenguaje formal de tipo lógico-matemático,
exento de ambigüedad porque trata sólo de proposiciones verdaderas y evidentes, está el lenguaje natural
donde las posibilidades son infinitas, hay una flexibilidad necesaria, y donde se administran las incerti-
dumbres de la semántica (connotaciones...) y el carácter afectivo de las relaciones entre los interlocutores.
9
Eemeren y Grootendorst (1984: 163-169) consideran que las dos partes (los interlocutores) impli-
cadas en la argumentación lo hacen para resolver racionalmente un conflicto (o una disputa), y deben de
respetar un código de conducta. Este código exige entenderse sobre unas reglas o normas objetivas o in-
tersubjetivas acerca de la aceptabilidad de los argumentos, y sobre unas reglas lógicas que se puedan apli-
car para evaluar los argumentos. Con ello, pretenden, más bien, una teoría normativa de la argumentación.
10
Retórica y argumentación son dos conceptos unidos. En la época clásica y de Aristóteles eran tér-
minos sinónimos. En la época Renacentista y Barroca, ambas divergen, la retórica toma un carácter lite-
rario, centrándose sobre la expresión, la forma y la figuras, y la argumentación se identifica con los mé-
todos deductivos y demostrativos. En la época contemporánea Perelman, Toulmin y otros reanudan la
sinonimia entre retórica y argumentación.

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separar estos tres elementos (pensamiento, sentimiento y acción) en el uso de


la lengua, una de las cartas (The need for better understanding) del texto co-
rrespondiente a la página de Internet mencionada anteriormente (Defeat De-
pression):

THE NEED FOR BETTER UNDERSTANDING


Depression is one of the commonest forms of illness and has become one of
the most easily treatable disorders. Many people can find adequate relief in a
primary care setting. It is unfortunate that all too often this disorder goes un-
recognised and often patients are not able to communicate clearly their dis-
tress to their doctors. I welcome this website which I am sure will help bring
about an increased understanding of these disorders — and with better com-
munication between patient and doctor much needless distress can be eradi-
cated.
Professsor Gerg Wilkinson.

puede dividirse en tres partes consecutivas que, además de suponer tres con-
clusiones argumentativas apoyadas en premisas implícitas, pueden repre-
sentar (en cierto modo, y plausiblemente):

— El pensamiento: Depression is one of the commonest forms of ill-


ness and has become one of the most easily treatable disorders. …
— El sentimiento: It is unfortunate that all too often this disorder goes
unrecognised and often patients are not able to communicate clearly
their distress to their doctors.
— Y la acción: I welcome this website which I am sure will help bring
about an increased understanding of these disorders — and with bet-
ter communication between patient and….

Moeschler (1985: 56-9) señala tres condiciones necesarias a la noción de


«acto de argumentación»:

1. El carácter intencional, presentando intencionalmente un argumento


relacionado a una conclusión, y de lo cual deriva un valor argumen-
tativo.
2. El carácter convencional, asociado a las marcas argumentativas: mar-
cas axiológicas (de orientación positiva o negativa), operadores argu-
mentativos (dentro de la misma oración), conectores argumentativos
(entre oraciones), y responsables de la actividad argumentativa.

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3. El aspecto institucional, imponiendo un conjunto de normas en el


cuadro de la interacción, y obligando al interlocutor a sacar un deter-
minado tipo de conclusión.

Pero, además, la argumentación es un proceso que implica: una interac-


ción discursiva entre interlocutores, y la utilización y producción de un tex-
to lingüístico. Este proceso podría ser definido como social, cognitivo y lin-
güístico. Pero, creemos que es ante todo un proceso retórico, basado en la
lógica de lo probable11. Y un proceso caracterizado por su carácter de nego-
ciación del significado, y por una fuerza ilocutiva que pretende actuar en las
representaciones del interlocutor. De modo que la retórica pertenece a la es-
tructura íntima de la argumentación. Y esta estructura íntima puede distin-
guirse por los siguientes rasgos esenciales:

1. Se dirige a un auditorio que es más bien particular (un auditorio uni-


versal constituye más bien un ideal), con sus competencias y sus
creencias intelectuales y afectivas.
2. Se expresa en lengua natural, escrita u oral, mediante unas reglas gra-
maticales y unos principios retóricos.
3. Está virtualmente en la lengua, y se construye y actualiza de forma in-
teraccional y cooperativa, en un proceso ostensivo-inferencial, donde
unos enunciados crean una relevancia para construir los enunciados si-
guientes.
4. Sus premisas se basan en lo probable. Y, al apoyarse sobre lo probable,
ello puede comportar unos elementos demostrativos, en el sentido de
necesarios.
5. Su progresión se realiza sin necesidad de una lógica formal (stricto sen-
su)12, ya que su organización depende de la situación y del auditorio.
6. Sus conclusiones no son apremiantes, y expresan, ante todo, un acuer-
do entre interlocutores, o comportan tanto a quien las acepta como a
quien las rehúsa.

11
Esta lógica de lo probable está instalada especialmente en la completa realidad de las situaciones
comunicativas, y construyendo unas determinadas estructuras lingüísticas. Ésta opera en la dinámica del
texto o del discurso, y a través de suposiciones o estimaciones aproximadas y probables sobre que tipo de
información se procesa, de acuerdo con un cotexto y un contexto determinado.
12
El argumento casi-lógico imita la transitividad lógica, y puede desarrollarse según una combina-
toria algebraica.

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Pero la argumentación es una acción de la lengua y no simplemente de las


ideas o los conceptos. Es la lengua, con sus recursos y peculiaridades es-
tructurales (polisemia, ambigüedad, modalidad, etc.) y con sus meta-fun-
ciones (conceptual, interpersonal, textual), la que da fuerza y función a los ar-
gumentos. Y es el carácter probable, retórico, de la palabra quien permite que
las estructuras lingüísticas de los interlocutores actúen de manera subjetiva y
necesiten de la argumentación.
Además, una argumentación generalmente utiliza o tiene necesidad de va-
rios argumentos. El argumento puede ser más o menos desarrollado según di-
versos procedimientos: — paráfrasis que intentan valorizar la acción argu-
mentativa; — inserción de elementos que tienen valor de prueba: ejemplos,
datos estadísticos, etc.; — y múltiples recursos más, dirigidos a apoyar la va-
lidez de una posición o punto de vista.
Anscombre y Ducrot (1988)13, haciendo intervenir a la enunciación14
como base de la argumentación, y teniendo en cuenta más su base lingüísti-
ca, conciben a la argumentación como un enunciado E1 (o un conjunto de
enunciados) destinado a hacer admitir otro enunciado E2 (o un conjunto de
enunciados). Y para que esto pueda suceder no basta con que E1 dé razones
para E2, sino que la estructura lingüística de E1 debe de satisfacer ciertas con-
diciones para que pueda constituirse, en un discurso, un argumento para E2.
La lengua presenta unas exigencias para esta relación, ya que según sus in-
vestigaciones, algunos enunciados E1, aún proporcionando las mejores ra-
zones del mundo para hacer admitir otros enunciados E2, son sin embargo in-
capaces, en un discurso, de servir de argumentos a favor de E2. Pero, es un
rasgo constitutivo de muchos enunciados orientar al interlocutor hacia un
cierto tipo de conclusión (por el hecho de que se excluye otro tipo de con-
clusión). Consideran que los posibles encadenamientos argumentativos en un
discurso están ligados a la estructura lingüística de los enunciados y no úni-
camente a las informaciones que ellos llevan15. Estas posibilidades de enca-

13
Anscombre y Ducrot (1988) analizan los principios de la argumentación en la lengua, en el mismo
proceso de enunciación. Perelman y Tyteca (1989), y la mayor parte de los investigadores, lo analizan en
el discurso. Pero entendemos que, aunque el punto de partida sea diferente, en ellos hay un marco común:
la retórica.
14
«El acto de enunciación es aquel que consiste en el hecho mismo de elegir un enunciado marcado
por tales o tales actos específicos. Los encadenamientos argumentativos pueden estar fundados, bien de
manera intrínseca, sobre uno de los actos específicos, bien de manera extrínseca, sobre el hecho de la
enunciación» (Anscombre y Ducrot, 1988: 136; traducción nuestra).
15
En esta noción, Anscombre y Ducrot (1988) basan su hipótesis de retórica integrada: según la cual
todas las relaciones argumentativas entre los enunciados no son deducibles de su contenido informativo.
Igualmente se ha hablado de una pragmática integrada (Moeschler, 1985: 74) que distingue claramente en-

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denamientos argumentativos son determinadas a través del acto de argu-


mentar. Ellos hacen una distinción entre acto de argumentar y acto de inferir.
El acto de argumentar, presente, según ellos, en la mayor parte de los
enunciados, es determinado por la estructura lingüística de estos enunciados,
y donde la argumentación sería una explotación posible entre otras.
El acto de inferir es un acto de lengua realizado necesariamente por medio
de un enunciado, donde su fundamento es un hecho, y no necesariamente un
enunciado.
Por otro lado, Anscombre y Ducrot (1988: 116) también diferencian entre
acto de argumentar y valor argumentativo. En un discurso, a los enunciados
que pueden autorizar una conclusión, se les reconoce un cierto valor argu-
mentativo (orientado por la presencia o no de operadores y conectores argu-
mentativos), pero el acto argumentativo es realizado a partir del valor argu-
mentativo que es dirigido hacia la conclusión. En este proceso actúa el acto
de orientación argumentativa16, que consiste en dar, explícita o implícita-
mente, una orientación (intención) argumentativa a un enunciado. Aquí, en-
tendemos que si el acto de argumentar es tal acto porque conduce a una con-
clusión, esta conclusión no tiene necesariamente que ser impuesta, sino que
puede orientar el discurso hacia un tipo de conclusión y hacia la exclusión de
otras:

Cuando nosotros hablamos de argumentación, nos referimos siempre a unos


discursos que comportan, al menos, dos enunciados E_ y E_, donde uno es
dado par autorizar, justificar o imponer al otro; el primero es el argumento, el
segundo la conclusión. […] Puede, por otra parte, hacerse que el enunciado
conclusión esté puramente implícito, pero que pueda ser, en este caso, rees-
tablecido fácilmente (Anscombre y Ducrot, 1988: 163; traducción nuestra).

Así pues, según ellos, la argumentación se construye mediante un enun-


ciado E1 (o un conjunto de enunciados), presentado como un argumento
para autorizar a otro enunciado E2 explícito o implícito. Y constituye la rea-
lización de dos actos: la enunciación del argumento de una parte, y de otra, el

tre los hechos pragmáticos, que son relevantes a las propiedades internas de la lengua (convencionales),
y los que son externos a la lengua (contextuales o conversacionales).
16
Moeschler (1988: 67) matiza entre la orientación argumentativa y la conclusión: la orientación ar-
gumentativa impone al interlocutor un procedimiento interpretativo preciso: tal operador argumentativo o
tal conector argumentativo da tal tipo de indicaciones sobre la orientación de los enunciados que el mo-
difica o articula. La conclusión es el acto realizado por la presentación de un enunciado destinado a ser-
vir una cierta conclusión.

298
ARGUMENTACIÓN Y ARGUMENTO

acto de inferir realizado cuando se expresa o se sobreentiende la conclusión.


Hay pues un fundamento de la argumentación sobre las posibilidades de in-
ferencia, situándose la argumentación enteramente en el nivel del discurso, y
la inferencia en las creencias relativas a la realidad17, a la manera en que los
hechos se realizan. Cuando ellos afirman que la lengua es fundamentalmen-
te argumentativa se refieren a un valor argumentativo, que no es un valor
concluyente, sino que es básicamente una dirección de argumentación. Ello
quiere decir, no que los enunciados siempre sirven para sacar conclusiones,
sino que la significación de las frases comportan unas indicaciones en cuan-
to al valor argumentativo. Según ellos, la significación no es de naturaleza
fundamentalmente veri-condicional, sino que tiene un valor de acción (un va-
lor argumentativo) e inscrito en una dinámica discursiva que está constituida
por un conjunto de relaciones argumentativas.
Estas relaciones argumentativas de naturaleza lingüística vienen dadas por
las marcas argumentativas que son los operadores y conectores argumenta-
tivos, y por las reglas argumentativas permitiendo la actividad argumentativa
que son los topoi18. Los topoi representan los trayectos argumentativos que se
deben de adoptar para alcanzar una conclusión determinada. Y los operado-
res y conectores argumentativos no apremian la clase de conclusiones, sino
los trayectos argumentativos que se permiten alcanzar; de este modo, ellos
orientan argumentativamente a un enunciado.
De esta forma, la significación de una frase es el conjunto de topoi que
ella autoriza a aplicar desde que es enunciada. Elegir, en una situación con-
creta, enunciar una frase en vez de otra, es elegir explotar ciertos topoi en de-
trimento de otros. Desde este punto de vista, significar es imponer, de cara a
los hechos, la adopción de puntos de vista argumentativos.
De aquí podemos sacar dos conclusiones:

a) Que la argumentación es principalmente una construcción o estructu-


ración lingüística. Esta construcción o estructuración conlleva o indi-
ca un valor argumentativo. Pero entendemos que va más allá del plan-

17
La concepción tradicional de la retórica ve a la argumentación como un juego a partir del lengua-
je, y no como un juego de lenguaje. La conclusión que se puede sacar de un enunciado o de una serie de
enunciados, no es en virtud de una característica esencial (presente en la lengua), sino simplemente por-
que en ciertos contextos, las informaciones vehiculizadas (desde el nivel lengua) en un enunciado (o una
serie de enunciados) permiten ciertas inferencias puramente locales.
18
Para Aristóteles, el desarrollo de todo discurso está regulado por un conjunto de principios gene-
rales, que el llama topoi, los lugares comunes, que se admiten en el seno de una comunidad más o menos
amplia.

299
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teamiento de Anscombre y Ducrot (1988): encadenamiento de enun-


ciados-argumentos y enunciados-conclusiones, apoyándose sobre el
acto de argumentar. Ya que también construye y estructura los enun-
ciados.
b) Que a esta construcción y estructuración lingüística va unida el pro-
ceso lingüístico-cognitivo de inferencia, realizado por medio de la
lengua, pero fundamentado en una determinada construcción de la
realidad.

4. CAMPO ARGUMENTATIVO

En investigaciones realizadas sobre la competencia argumentativa de ni-


ños preescolares, O’Keefe y Benoit (1982: 172-173) llegan a la conclusión
de que la competencia argumentativa se adquiere como parte de la adquisi-
ción lingüística, ya que los niños empiezan a hablar y a argumentar simultá-
neamente. Y añaden que los niños antes de empezar a hablar, ya desarrollan
la capacidad de indicar, de alguna manera, el desacuerdo. Estos estudios nos
reiteran, una vez más, que la argumentación es una actividad lingüística, con
una naturaleza social donde existen diferentes voces (reales o virtuales).
Ehninger (1970) define la argumentación como un proceso correctivo
que tiene lugar entre los interlocutores. Y en este sentido, Eemeren et al.
(1997: 209) ilustran cuatro rasgos centrales al concepto de argumentación:

1. Una estructura inferencial característica: proposiciones presentadas


como pretensiones, y otras proposiciones (razones) presentadas como
justificación y/o refutación de estas pretensiones.
2. Dos roles comunicativos: un protagonista que presenta una preten-
sión y un antagonista que duda de esa pretensión, la contradice, o de
alguna forma retiene el asentimiento.
3. Los argumentos que están incrustados en actos y actividades.
4. Los argumentos que implican medios cuestionables de construir un
asunto o una causa.

En nuestra concepción de argumentación tendríamos que expandir más el


punto 2, y no relegar la argumentación sólo al desacuerdo o al no asenti-
miento, puede haber un acuerdo tácito y previo (e incluso genérico) y haber

300
ARGUMENTACIÓN Y ARGUMENTO

argumentación. Por acuerdo genérico entendemos el empleo de estructuras


lingüísticas genéricas en encuentros sociales.
Por ejemplo, las cartas o las intervenciones discursivas que se originan en
la situación comunicativa del texto correspondiente a la página de internet
mencionada anteriormente (Defeat Depression), no proceden de una contra-
dicción o de algún desacuerdo entre los interlocutores que intervienen, sino
que, más bien, proceden del acuerdo previo implícito, e instrumentalizado
por el interés o intención, de vencer a la depresión. Recordemos que esta si-
tuación comunicativa trata de una página de internet, donde los usuarios
envían cartas, por correo electrónico, sobre el tema de la depresión, con el
deseo de, y escritas con la fuerza ilocutiva de, compartir las experiencias per-
sonales, y de servir de gran ayuda para quienes las vayan leyendo. Y que, a
su vez, la lectura de estas cartas y la identificación con su problemática
motiva el envío de otra carta o intervención discursiva.
Por ejemplo, la estructura genérica Every problem has a solution, del si-
guiente texto19:

[Conversación telefónica entre Jamey y Andrew, abogados y compa-


ñeros de trabajo en la misma empresa jurídica. Jamey está en el des-
pacho de ellos, y Andrew está convaleciente en el hospital]
JAMEY (frenético): Andy?! This is a disaster! We can’t find your re-
visions on the Kronos complaint!
ANDREW: Slow down, Jamey, for Christ’s sake!
JAMEY: I went down to Word Processing to pick up the corrected
copy, but they said you haven’t delivered the corrections. I told them
you’ve been working on it at home, and...
[Andrew se olvida de sus dolores físicos, dándole más importancia a
este asunto]
ANDREW: I brought it in last night, around midnight. It’s in my com-
puter.
JAMEY: What did you file it under?
[Jamey reposa sus manos en el teclado de Andrew]
ANDREW: K-R-O-one.
[Jamey escribe el nombre del archivo]

19
De la película Philadelphia, dirigida por Jonathan Demne, 1993, Columbia/Tristar.

301
LÁZARO CARRILLO GUERRERO

ANDREW: Jamey, I don’t have to mention, do I, that we’re up against


a statute of limitations on this complaint which runs out in... (mira su
reloj) Seventy-five minutes.
[Jamey mira fijamente y asombrado al monitor]
JAMEY: It’s not here, Andy.
[Andrew cierra los ojos. No puede creerlo]
ANDREW: You go down to Word Processing and tell those mother-
fuckers they better come up with that complaint, now! Or they are
fucking dead! You tell them that comes from me!
[Andrew cuelga el teléfono en su base, golpeándolo. Hace una pausa,
respira profundamente, y se dice a sí mismo]:
ANDREW: Every problem has a solution. Every problem... has... a...
solution.
[Más calmado, Andrew comienza a ponerse su camisa]
ANDREW (CONT.): Every problem has a solution...

nos puede servir para ilustrar un acuerdo genérico entre interlocutores, que la
utilizan como conclusión (de unas premisas anteriores) para afrontar una si-
tuación determinada.
En la perspectiva pragmático-dialéctica20 (Eemeren, 2002, 2003; Eemeren
y Grootendorst, 1984, 1987, 1988, 1992; Eemeren et al., 1993; Eemeren et
al., 1997; Jackson y Jacobs, 1980; Walton, 1989, 1995) se asume que el pro-
pósito de la argumentación es resolver la diferencia de opinión, implicando
con ello que la oposición entre los roles argumentativos (protagonista-anta-
gonista) es un rasgo característico del discurso argumentativo. Aquí, el ar-
gumento es definido como un medio de intentar resolver una diferencia de
opinión, explorando la relativa justificación del punto de vista que concurre.
Esta teoría presenta un modelo de discurso argumentativo en términos de
procedimiento de discusión, donde ofrece reglas para la interacción argu-
mentativa y unas precondiciones asociadas que tienen que ver con las habi-
lidades, actitudes y poder de los interlocutores. Así, esta manera de entender
la argumentación como una forma de reparar o resolver diferencias de opi-

20
La combinación de estos términos «pragmático-dialéctica» indican que se trata de una teoría en la
cual: a) la argumentación es interpretada como un «acto de habla» complejo, donde se combinan la teo-
ría de los actos de habla y la teoría de la argumentación (pragmático-), b) y el proceso de argumentación
es analizado en términos de una disputa entre un protagonista y un antagonista (-dialéctica).
Eemeren (2003) describe el desarrollo de la teoría pragma-dialéctica de la argumentación, junto con
un breve panorama de los actuales proyectos de investigación.

302
ARGUMENTACIÓN Y ARGUMENTO

nión hace que ella sea entendida como una acción incrustada dentro de un
contexto discursivo más amplio, y en términos de principios generales inte-
raccionales (Eemeren et al. 1997:218-9). Este modelo de argumentación
social puede definirse de la manera siguiente:

Argumentation is a social, intellectual, verbal activity serving to justify or re-


fute an opinion, consisting of a constellation of statements and directed to-
wards obtaining the approbation of an audience (Eemeren et al, 1987: 7)21.

Dentro de esta misma perspectiva, pragmático-dialéctica, Jackson y Ja-


cobs (1980), Jacobs y Jackson (1982, 1989)22 aplican el análisis del discurso
a la descripción de la argumentación conversacional, y consideran a la argu-
mentación (pág. 207) como una actividad lingüística en un sistema abstrac-
to de reglas, las cuales definen a esta actividad lingüística como argumenta-
ción. Se trata de un juego lingüístico, de carácter social y cooperativo, con
unos movimientos y contra-movimientos que corresponden a actos de habla
y fuerzas ilocutivas. Así, la argumentación nace (pág. 158) como respuesta al
desacuerdo (efectivo, virtual, potencial o proyectado) entre dos actos de ha-
bla, y es definida (pág. 215) como un procedimiento mediante el cual dos o
más individuos llegan a un acuerdo.
El modelo de Toulmin (1958) se centra en la forma y contenido del dis-
curso argumentativo. De acuerdo con él, un argumento puede ser descrito no
tanto como una estructura lógica o silogística, sino como un movimiento en-
tre los siguientes elementos:

1. Se tiene una pretensión (claim).


2. Se ofrecen unos hechos o datos para apoyarla (data/grounds).
3. Se conectan estos datos a la pretensión que se persigue mediante unas
justificaciones (warrants).

21
Esta obra, Handbook of Argumentation Theory (Eemeren et al., 1987) es una reimpresión de su
predecesora, The Study of Argumentation (Eemeren et al, 1984). Y ambas son las predecesoras de otra
obra posterior, Fundamentals of Argumentation Theory (Eemeren et al., 1996).
22
Desde la perspectiva de los actos de habla, Jacobs y Jackson aplican el análisis del discurso a la
descripción de la argumentación conversacional. Su objetivo es describir cómo se realiza el juego lin-
güístico de la argumentación en la conversación. Dentro de la perspectiva pragmático-dialéctica (en el ám-
bito norteamericano), ellos utilizan, para su estudio, diálogos auténticos, mientras que Eemeren y Groo-
tendorst (y su grupo: la Escuela de Amsterdam) utilizan, más bien, ejemplos de enunciados inventados en
situaciones monologales.

303
LÁZARO CARRILLO GUERRERO

4. Se muestran y respaldan los fundamentos de estas justificaciones, al


menos implícitamente (backing).
5. Se utilizan unos modificadores modales apropiados para moderar la
pretensión, y señalar el grado de certidumbre (modal qualifiers [some,
many, most, etc]).
6. Y se consideran unas posibles refutaciones (rebuttals).

Se trata de una conexión conceptual que es aceptable para quienes


encuentran el argumento convincente y sólido. Y considerando que los di-
ferentes argumentos pueden exhibir una gran variedad de tipos de estos
elementos (claim, data/grounds, warrants, backing, modal qualifiers, re-
buttals).
De acuerdo con esta concepción, Toulmin et al. (1984) caracterizan a los
argumentos según los campos de legislación, ciencia, administración, arte y
ética, y sobre la base de qué cuestiones son argumentadas, y qué tipos de ele-
mentos (claims, data/grounds, warrants, backing, modal qualifiers, rebuttals)
y conexiones se hacen. Según esto, entendemos que podríamos caracterizar
a los campos argumentativos como una realización cognitiva y sociológica
que conecta, a través del elemento field (inseparable de los otros elementos
del registro: tenor, mode) el uso de la lengua y la estructura social e ideoló-
gica. De modo que podemos hacer referencia a campos argumentativos tan
generales (o lugares) como la política, la sanidad, la educación, etc. Pero la
realización argumentativa de ellos requerirá una concreción en los elementos
(field, tenor, mode) de la situación comunicativa, y donde: Field refleja el
contenido o tema de interés central a la situación argumentativa; Mode refleja
la manera en que éste contenido está siendo comunicado; Tenor refleja la in-
teracción que el hablante está teniendo con su auditorio, y cómo éstos (ha-
blante y auditorio) tienen que ver de manera primordial con el proceso ar-
gumentativo que se desarrolla. Como por ejemplo en el texto anterior, donde
el campo argumentativo se concreta en una cuestión puntual del quehacer la-
boral: la pérdida de un archivo de word. Y cuyo campo argumentativo viene
caracterizado por field (pérdida de un archivo importante), tenor (Jamey y
Andrew, compañeros de trabajo, aturdidos y preocupados) y mode (conver-
sación oral por teléfono).
Toulmin (1958), además, al definir un argumento, fusiona y distingue el
acto de argumentar, que puede ser considerado como un macro-argumento (a
nivel del discurso), y los argumentos o micro-argumentos (a nivel de las ora-
ciones) que lo componen:

304
ARGUMENTACIÓN Y ARGUMENTO

An argument is like an organism. It has both a gross, anatomical structure


and a finer, as-it-were physiological one. When set out explicitly in all its de-
tail, it may occupy a number of printed pages or take perhaps a quarter of an
hour to deliver; and within this time or space one can distinguish the main
phases marking the progress of the argument from the initial statement of an
unsettled problem to the final presentation of a conclusion. These main pha-
ses will each of them occupy some minutes or paragraphs, and represent
the chief anatomical units of the argument —its ‘organs’, so to speak. But wit-
hin each paragraph, when one gets down to the level of individual sentences,
a finer structure can be recognised, and this is the structure with which logi-
cians have mainly concerned themselves. It is at this physiological level that
the idea of logical form has been introduced, and here that the validity of our
arguments has ultimately to be established or refuted (Toulmin, 1958: 94).

Nosotros, basándonos en esta definición construimos el esquema de la fi-


gura que viene a continuación, donde la argumentación o acto de argumentar
puede ser tratado como unos macro-argumentos discursivos y unos micro-ar-
gumentos textuales, habiendo entre ellos una relación de interdependencia y
correspondencia, en consonancia con el carácter explícito e implícito de sus
premisas, y de acuerdo con la situación retórica en la que se ubican. Quere-
mos subrayar que con los términos macro/micro-argumentos23 pretendemos
diferenciar e identificar la argumentación en el discurso (proceso de la si-
tuación comunicativa) y, esa misma argumentación, en el texto (producto,
con unas estructuras lingüísticas), con el matiz diferenciador de que las pre-
misas explícitas se plasman en el producto (en el texto), y las premisas im-
plícitas están situadas en el marco de su discurso. Así, la relación entre ma-
cro-argumentos y micro-argumentos es la relación entre lo explícito y lo
implícito. Es una relación que define a la argumentación como discurso
(proceso) y como texto (producto). Conduciendo todo ello a un proceso os-

23
Nos gustaría evitar la interpretación e identificación de estos términos con otros que puedan ser
susceptibles de ello. Como por ejemplo: con la noción de micro-estructura de un argumento, sobre la que
se concentra la lógica deductiva. O con los siguientes conceptos distinguidos por Eemeren y Grootendorst
(1992: 77): coordinatively compound argumentation (todos los argumentos se relacionan directamente con
el punto de vista), subordinatively compound argumentation (el primer argumento se relaciona directa-
mente al punto de vista, el segundo argumento al primero, que sirve como punto de vista, y así sucesiva-
mente). O los distinguidos por Lo Cascio (1998: 137-9): argumentación múltiple (sumas de argumenta-
ciones simples que conducen a la misma conclusión), y argumentación arracimada (argumentación
múltiple subordinada).
Sí tienen cierta identificación con las nociones de macro-estructura y micro-estructura en el proce-
samiento del texto (Kintsch y Dijk, 1978; Dijk, 1980; Dijk y Kintsch, 1983). En concreto con la noción de
micro-estructura de un texto, la cual está constituida por las proposiciones que están explícitamente
presentes y aquellas que tienen que ser inferidas para asegurar la coherencia, formando todo ello el «tex-
to base».

305
LÁZARO CARRILLO GUERRERO

tensivo-inferencial determinado, donde las estructuras y referencias lingüís-


ticas no solamente reflejan lo explícito, sino que también llevan una carga
importante de lo implícito, sobre lo cual tenemos que inferir. Y jugando
ambos procedimientos (lo explícito y lo implícito) una dinámica crucial en la
interacción argumentativa.

D I SC U R SO : M a c ro-a rg u m en t o s
Premisas Implícitas

Premisas Explícitas

TEXTO : M i c ro-a rgum en t o s

Argumentación o acto de argumentar

El siguiente texto24, el discurso de Charles Spencer en el funeral de su


hermana, la Princesa Diana, el 6 de eptiembre de 1997:

The Earl Spencer (Standard British English):


There is a temptation to rush to canonise your memory, there is no need to do
so. You stand tall enough as a human being of unique qualities not to need to
be seen as a saint. Indeed, to sanctify your memory would be to miss out on
the very core of your being, your wonderfully mischievous sense of humour
with a laugh that bent you double. Your joy for life, transmitted wherever you
took your smile, and the sparkle in those unforgettable eyes. Your boundless
energy, which you could barely contain. But your greatest gift was your in-
tuition and it was a gift you used wisely. This is what underpinned all your ot-
her wonderful attributes and if we look to analyse what it was about you that
had such a wide appeal we find it in your instinctive feel for what was really
important in all our lives. Without your God-given sensitivity, we would be
immersed in greater ignorance at the anguish of Aids and HIV sufferers, the
plights of the homeless, the isolation of lepers, the random destruction of
landmines.
Diana explained to me once that it was her innermost feelings of suffering
that made it possible for her to connect with her constituency of the rejected.
And here we come to another truth about her. For all the status, the glamour,
the applause, Diana remained throughout a very insecure person at heart, al-

24
Speak Up, 1998, n.o 148, 25-6. Barcelona: RBA Revistas SA.

306
ARGUMENTACIÓN Y ARGUMENTO

most child-like in her desire to do good for others so she could release herself
from deep feelings of unworthiness of which her eating disorders were merely
a symptom. The world sensed this part of her character and cherished her for
her vulnerability whilst admiring her for her honesty.

constituye un discurso, donde, como en todos los discursos, hay un punto de


partida integrado, implícitamente, por todas las presunciones y premisas
que el hablante y el auditorio comparten y que conforman el conocimiento
compartido (shared knowledge25) acerca de la vida de la Princesa Diana, y de
la situación comunicativa de su funeral. Este punto de partida se sitúa en los
macro-argumentos discursivos, desde donde se produce un texto o unos mi-
cro-argumentos. Pero, estos micro-argumentos están en una interacción
constante con lo implícito de su discurso. Interacción desde donde el proce-
so ostensivo-inferencial conduce a la relevancia comunicativa. Por ejem-
plo, el texto consta de dos párrafos conduciendo, macro-argumentativamen-
te, cada uno, a dos relevantes conclusiones implícitas:

1. En el primer párrafo, la conclusión —You stand tall enough as a hu-


man being of unique qualities not to need to be seen as a saint— se
apoya textualmente en las premisas que se enumeran acerca de su
vida (…your wonderfully mischievous sense of humour… your joy
for life,… your God-given sensitivity,…), pero todo ello conduce a una
conclusión relevante e implícita: she was a person full of life and full
of goodness.
2. En el párrafo siguiente, los micro-argumentos textuales que se expre-
san (…her innermost feelings of suffering… a very insecure person at
heart,…) conducen a otra conclusión relevante e implícita: she was a
sensitive person with inner feelings of suffering.

Estas dos conclusiones implícitas sirven para apoyar —también implíci-


tamente—, en la macro-argumentación discursiva, a la conclusión inicial: You
stand tall enough as a human being of unique qualities not to need to be seen
as a saint.

25
«…‘information’ that discourse participants actually possess in common, or assume they possess
in common …» (Edwards, 1997: 137).

307
LÁZARO CARRILLO GUERRERO

5. ARGUMENTAR

Argumentar es interaccionar o comunicar. De modo que, la argumenta-


ción está en toda realización de la lengua, en todo acto comunicativo26.
Pero, en este acto comunicativo se construye un texto que estructura los ar-
gumentos de una forma determinada. El texto argumentativo consiste en
desarrollar unos argumentos a partir de una(s) premisa(s), y orientados hacia
una conclusión. Los argumentos se entienden que son unas razones o unas
significaciones que toman forma, a través de la lengua, en una situación
discursiva, y que realizan movimientos de apoyo, de progresión, y de infe-
rencia en un discurso (macro-argumentos). Y todo ello se realiza a través de
unas estructuras textuales explícitas e implícitas, que conformarían los micro-
argumentos textuales. Éstos tendrían la función que Dijk (1977:245) llama
macro-performative27, es decir, ellos expresan la fuerza ilocutiva de todo su
discurso.
Y esto lo podemos ver muy claramente en el siguiente texto28:

LOOK GOOD. FEEL BETTER. BE YOUR BEST.


No matter what your body type, this is the best workout video for you.

donde de forma global, y micro-argumentativamente, se está diciendo algo


más, y orientando con ello a una conclusión [ → so, buy this video and feel
better doing its instructions and advices], formando parte, todo ello, de una
macro-argumentación discursiva. De modo que, podemos afirmar que el

26
En contraste con nuestro planteamiento, nos parece oportuno citar una afirmación que puede re-
presentar una posición crítica frente a la nuestra: «One danger associated with some recent work on ar-
gument is that the term argument itself becomes so broad that it loses all meaning. If argument is defined
to include all disagreement, all comparison of construct systems, and all instances in which an individual
believes that he or she is arguing then essentially all communication is argument» (Rowland, 1987:
155). Sin embargo, nuestra posición coincide con otras, como ésta de Moeschler (1985), la cual nos parece
relevante. Él (pág. 14) parte del principio de que toda interacción verbal, donde el lugar de realización es
la conversación, define un cuadro de coacción y de argumentación. Se trata de un espacio donde hay unas
acciones y unas conclusiones involucradas, y donde los interlocutores están obligados a debatir, marcar
unos puntos, negociar para llegar a una solución, confirmar opiniones o polemizar. Para Moeschler
(1985: 72) la argumentación es indisociable de la enunciación. Queriendo decir con ello, que las propie-
dades de la actividad enunciativa son constitutivas de la actividad argumentativa.
27
«At the beginning of a longer speech we may say «I’ll give you some good advice:», or at the end:
«This is a promise». Such expressions are what we might call MACRO-PERFORMATIVES: the sen-
tences themselves are not performative, but they express the illocutionary force of the discourse as a who-
le» (Dijk, 1977: 245).
28
Extraído de la página de una revista, donde junto a la imagen de una top model (Elle Macpherson),
se hace publicidad de la venta de un vídeo para hacer ejercicios físicos, titulado: Your Personal Best.

308
ARGUMENTACIÓN Y ARGUMENTO

discurso (macro-argumentos) y su estructura textual (micro-argumentos)


son actos de habla globales (conformando un acto de habla global), y con
unas pretensiones argumentativas en relación con los aspectos relevantes
de la situación comunicativa.
Desde esta posición anterior (la de las pretensiones de los hablantes, y la
de la situación comunicativa), entendemos que Willard (1989: 53) señala la
relevancia de la situación comunicativa, y la relevancia de las posiciones de
los interlocutores, al elaborar la siguiente definición de argumento:

An argument is a social encounter built upon the following minima: I assume


that we disagree; I assume that you assume we disagree; I assume that I am
arguing and that you agree that I am arguing; you assume that you are ar-
guing and that I would agree that you are arguing (Willard, 1989: 53).

Estas dos relevancias señalan los dos marcos importantes con los que Wi-
llard (1989) identifica la argumentación: la comunicación y la interacción.
El acto de argumentar ha sido definido por Eemeren et al. (1984: 10-34) y
Eemeren y Grootendorst (1984: 78-93) como un acto de habla complejo
compuesto de una o varias proposiciones, que son los argumentos o las pre-
misas, para apoyar otra u otras proposiciones, que son las conclusiones (o
aquello que se pretende). Entre estos argumentos que componen el acto de
argumentar, ellos distinguen entre pro-argumentos (para apoyar o justifi-
car) y contra-argumentos (para rehusar o atacar), que muy posiblemente, en
el transcurso del acto de argumentar, deriven en otros pro-argumentos y
contra-argumentos. Ello hace que la argumentación sea un proceso comple-
jo de diferentes tipos de argumentos.
Así, la argumentación se caracteriza por unas razones o significaciones
que apoyan una afirmación o una tesis. Es decir, por unos tipos de argu-
mentos29 que el discurso va avanzando, en el texto, de acuerdo con el pensa-
miento e interacción de los interlocutores, y de acuerdo con la naturaleza y el
encadenamiento de las estructuras. Un argumento es un acto retórico, y su
fuerza viene dada por la dimensión retórica de su acto de argumentar. Si Ha-

29
La tradición retórica clásica reconoce tres tipos de argumentos o géneros: judicial (son argu-
mentos que establecen la verdad o falsedad de las alegaciones sobre la conducta de la gente y la exactitud
de sus juicios acerca de su conducta; y cuyo rasgo principal es el acusar y el defender), deliberativo (ar-
gumentos que establecen la conveniencia de tomar o no acciones determinadas; y cuyos rasgo principal es
el aconsejar y el desaconsejar) y epidíctico (argumentos que demuestran que alguien merece honor y ala-
banza; y cuyo rasgo principal es la alabanza y la crítica).

309
LÁZARO CARRILLO GUERRERO

bermas (1981) y Willard (1983), por ejemplo, plantean que la fuerza de un


argumento es una cuestión epistémica30, lo epistémico, a nuestro entender, in-
dica necesidad factual (basada en los hechos), probabilidad, posibilidad,
etc., es decir, lo epistémico tiene un carácter retórico.
Partiendo de que todo argumento lleva consigo una fuerza retórica, po-
demos distinguir un tipo de argumento, cuya dimensión retórica queda ais-
lada de él. Se trataría de unas premisas verdaderas, apoyando, mediante una
relación deductivamente válida, a una conclusión, y todo ello aislado de
una situación concreta o algún contexto determinado. Es decir, una rela-
ción lógico-formal en una predicación seriada, vacía de factores sociales, ac-
titudes, creencias, modos de expresión, etc.
En contraste, Govier (2001: 81-86) expone tres ejemplos de sosteni-
miento específico para las premisas, que, a nuestro entender, son ejemplos de
un sostenimiento retórico:

1. «Todo el mundo dice eso». Esta premisa afirma algo conocido prácti-
camente por todos, y formando parte de las creencias generales, y del
contexto compartido por el argumento. Es un concepto casi normativo.
2. «Testimonio fiable». La premisa concierne con el testimonio de una
persona que es fiable y digno de fe para el autor del argumento.
3. «Autoridad legítima». La premisa está apoyada por la autoridad directa
de la persona que argumenta (o la autoridad indirecta de otra persona).
En este caso, el argumentador posee unas competencias especializadas
sobre el tema, y es reconocido como un experto.

Creemos, además, que estos tres tipos de sostenimiento circunscriben la


argumentación a una comunidad determinada con unas creencias (e ideolo-
gía) comunes y específicas.
Al igual que la lengua, como un sistema virtual de opciones disponibles
para usar, puede distinguirse del texto, como un sistema actual en el que se
han utilizado unas opciones en unas estructuras determinadas (Beaugrande y
Dressler, 1981: 35); también podría hablarse de una argumentación virtual,
donde la estructura gramatical de la lengua distingue entre argumento posible
y argumento decisivo (Anscombre y Ducrot, 1988: 31). De modo que, po-
dríamos considerar al argumento como una operación mental para llegar a

30
Esta palabra es de origen griego, significando conocimiento, entendimiento.

310
ARGUMENTACIÓN Y ARGUMENTO

unas conclusiones, definiciones, etc., mediante la construcción textual que


realizan el sistema gramatical y el sistema retórico (un sistema de funciones
para lograr a través del uso de la lengua unos propósitos comunicativos). Y
desde esta perspectiva, un argumento puede definirse, en extensión, de la
misma forma que se hace con un texto, ya que puede variar desde una pala-
bra hasta varios volúmenes. Por ejemplo, el texto anterior (relativo al dis-
curso de Charles Spencer en el funeral de su hermana, la Princesa Diana, el
6 de Septiembre de 1997), con sus dos párrafos enteros, puede ser tomado en
su totalidad como un argumento con las dos conclusiones implícitas que he-
mos expuesto: she was a person full of life and full of goodness / she was a
sensitive person with inner feelings of suffering. Pero en contraste, en el
texto siguiente31:

[Ben está tendido en la cama de su habitación, es verano, y acaba de gra-


duarse]
MR. BRADDOCK’S VOICE: What is it, Ben?
BEN: I’m just —
MR. BRADDOCK: —worried?
BEN: Well —
MR. BRADDOCK: About what?
BEN: I guess — about my future
MR. BRADDOCK: What about it?
BEN: I don’t know. I want it to be —
MR. BRADDOCK: To be what?
BEN (tranquilamente): Different

la palabra Different puede ser tomada como un argumento, textualmente si-


tuada en la interacción entre Ben y Mr. Braddock:

BEN: I don’t know. I want it to be —


MR. BRADDOCK: To be what?
BEN (tranquilamente): Different.

y discursivamente situada en premisas implícitas consideradas por Ben,


acerca de su futuro (…about my future).

31
De la película The Graduate, dirigida por Mike Nichols, 1967, MGM Home Entertainment.

311
LÁZARO CARRILLO GUERRERO

Golder (1996:55-6) considera como argumento a todo segmento que apo-


ya a otro segmento, sea por una relación de causalidad, de finalidad, de
ejemplificación, de restricción, etc., pero con la condición de que el segmento
que da apoyo no sea una reformulación del mismo nivel que el segmento
apoyado. Y el segmento apoyado (la tesis o conclusión) puede a su vez
apoyar a otro elemento y, por consiguiente, tener función de argumento.
Fahnestock y Secor (1982:20-2)32 caracterizan un argumento con tres
elementos:
1. la afirmación de una tesis (cualificada, elaborada, complicada, o es-
parcida por todo el discurso), de acuerdo con un propósito, y caracte-
rizada por la probabilidad33,
2. un auditorio, sobre el que se quiere tener algún efecto (hacer creer, au-
mentar su creencia, instar a actuar o a creer), y que va a influir sobre la
forma de argumentar (fríamente o con pasión, con tanteo o con una
fuerte convicción, elípticamente o en gran detalle),
3. unos fundamentos, razones, o premisas que apoyen la tesis, pero que
dentro de ellos haya algunos supuestos (un supuesto o presunción es
una premisa que no es dicha o escrita) que conformen las creencias y
preconcepciones del campo común entre argumentador y auditorio.

De estos tres elementos, el más variable es el auditorio.


Además, Fahnestock y Secor (1982: ix) dividen los argumentos en dos
clases:
a) Los que toman la forma de una proposición categórica, vinculando la
evidencia a la definición, y cuyo tema que trata tiene unas caracterís-
ticas determinadas de pertenencia a un grupo.
b) Los que toman la forma de una afirmación sobre causas o efectos de
un tema, proposición causal, enlazando dos acontecimientos por la ac-
ción de uno sobre el otro.

32
Fahnestock y Secor (1982) entienden la noción de argumento en el mismo sentido en el que
Aristóteles y Cicerón lo concibieron.
33
Fahnestock y Secor (1982: 20) hacen la siguiente afirmación: «A thesis statement, a claim, a pro-
position to be supported, which deals with a matter of probability, not a fact or a matter of taste.» Sin em-
bargo nosotros creemos que la afirmación sobre un hecho o sobre una cuestión de gusto, pueden carac-
terizarse también por la probabilidad, en cuanto que no van a manifestar una objetividad completa. Por
ello, preferimos expresar a secas: «caracterizada por la probabilidad».

312
ARGUMENTACIÓN Y ARGUMENTO

Una evaluación puede ser uno de los dos o ambos. Sin embargo, una
propuesta es una afirmación acerca de alguna acción que debería de ser rea-
lizada, y es una forma especial de declaración causal en la que se predice que
ciertas acciones recomendadas mejorarían el estado actual.
Una proposición categórica (término prestado de la lógica) establece una
relación entre su sujeto y su predicado, y toma la forma de una conclusión o
definición, ya que implica un proceso concluyente, y se apoya en un proceso
de definición para declarar acerca de la existencia o naturaleza de una reali-
dad determinada. En el campo de la proposición categórica, están la compa-
ración34, y la disyunción, que son unas formas de argumentar, declarando
acerca de la existencia o naturaleza de una realidad determinada, mediante el
proceso de contrastar diferencias o semejanzas en el caso de la comparación,
y mediante un proceso lógico de dividir una serie de posibilidades en dos al-
ternativas en desavenencia en el caso de la disyunción35.
Una proposición causal establece una relación entre causa y efecto (am-
bos en una relación de influencia: primero la causa y, en consecuencia, el
efecto) que es estructurada de acuerdo a lo que se pretende en el auditorio.
Fahnestock y Secor (1982:254 y sigs.) clasifican tres tipos de proposiciones
causales:

1. Algunas proposiciones con verbos causales indican claramente la cau-


salidad y también el grado de ella (causalidad débil: improve, affect,
take away from, etc., causalidad fuerte: destroy, create, trigger, etc.).
2. Muchas declaraciones apoyadas por argumentos causales pueden pa-
recer proposiciones categóricas. En realidad, las razones para esta-
blecer la relación sujeto-predicado son las causas para construir la
proposición categórica. Estas proposiciones pueden ser ambas cosas:
declaraciones causales, y proposiciones categóricas (Prostitution is a
victimless crime).
3. Declaraciones causales if-then (If X then Y). Pero pueden ser expresa-
das en proposiciones causales directas (X causes Y). Algunas de ellas
pueden ser una antecedente seguido por un consecuente, en vez de

34
«Some philosophers argue that the act of comparing is a more fundamental operation of the mind
than that of defining» (Fahnestock y Secor, 1982: 163).
35
«An imperfect disjunction is best seen as a rhetorical device, a way of expressing something that
helps emphasize it and shape the pattern of a reader’s thinking. Setting up a disjunction forces a reader to
think in terms of a limited set of alternatives» (Ibíd.: 178).

313
LÁZARO CARRILLO GUERRERO

causa seguido de efecto (If it is day (antecedente) now, then it will be


night (consecuente) soon).
4. Declaraciones sobre un hecho36 añadiendo una razón o explicación
(una causa) para ello (Dinosaurs are extinct because a supernova ex-
ploded 60 million years ago).
5. Predicciones racionales apoyadas sólo por cuidadosos argumentos
causales37 (utilizando una analogía causal: if A produced B in the past;
now with A, we can predict that B will —is going to— follow).

Las proposiciones de evaluación y propuesta requieren de los compo-


nentes básicos que integran los argumentos causales y de proposiciones ca-
tegóricas (Fahnestock y Secor, 1982: 273):

a) Las evaluaciones, argumentos de juicios de valor, son esencialmente


argumentos de proposiciones categóricas (los juicios de valor situados
en el predicado) cuando se mide el tema objeto de evaluación con una
definición ideal de lo que ello debería ser, es decir, un criterio de per-
fección. Un argumento causal apoya a una evaluación cuando el cri-
terio o definición ideal con la que medimos el objeto de evaluación in-
cluye unas consecuencias que pueden ser buenas o malas.
b) Las propuestas utilizan proposiciones causales orientadas a la acción,
hacia algo que debería, necesitaría hacerse. Aunque las consecuencias
pueden ser, o no, relativamente obvias. Son tipos de argumentos muy
comunes.
Con todo, la dinámica de un texto argumentativo es hacer pasar de un es-
tado de pensamiento inicial (tesis rehusada) a un estado de pensamiento final
(tesis propuesta) por medio de un proceso de argumentación38 (Boissinot,
1992: 37). Y, aunque el orden en la realización textual de este esquema, o
modelo subyacente, puede diferir, el texto argumentativo desarrolla una di-
námica, permitiendo pasar de una tesis a otra, y organiza un tipo de circuito
argumentativo compuesto de un determinado número de argumentos. En-
tendiendo que el texto argumentativo no es solo y esencialmente el lugar de

36
«We have said that we do not argue about easily verified statements; we call them facts.»
(Ibíd.:259).
37
«The only way to argue for something in the future is with a causal argument.» (Ibíd.:262).
38
Igual que el texto narrativo hace pasar de un estado inicial a un estado final mediante un proceso de
transformación (Boissinot, 1992: 37).

314
ARGUMENTACIÓN Y ARGUMENTO

un discurso contradictorio sobre la realidad, sino el discurso de diferentes po-


siciones sobre la realidad que pueden ser o no contradictorias. Estas dife-
rentes posiciones posibilita la diversidad de argumentos que se pueden en-
tretejer en un texto:

Argument, like language, o art, or ritual, is universal; but, again like language
or art or ritual, it has many forms (Feyerabend39, 1987; en Leith y Myerson,
1989: 101).

En cuanto a las formas o modos de un argumento, Gilbert (1997) expone


cuatro modos: el lógico (enfatiza el razonamiento silogístico o cuasi-lógico),
el emocional (se apoya sobre el uso o expresión de la emoción), el visceral
(considera la expresión física40, el lenguaje del cuerpo, y los recursos no ver-
bales) y el kisceral (considera el rol de la intuición, el sentimiento religioso,
y el misticismo como apoyo para los argumentos). Pero para Gilbert, el tér-
mino clave es «coalescent argumentation»41, refiriéndose a un conjunto de
prácticas cuyo propósito es lograr el acuerdo entre los dos argumentadores,
basado en la conjunción de sus posiciones de tantas maneras como sea po-
sible.
Entendemos que en esta conjunción de posiciones, las expresiones lin-
güísticas empaquetan la experiencia que tenemos del mundo y codifican los
diferentes puntos de vista que tenemos de ella, enmarcándose así en una
determinada ideología (Fowler, 1996: 34). Así, la construcción de la reali-
dad a través de la lengua no es neutral: ésta construye unos puntos de vis-
ta e ideologías en una situación discursiva y de diálogo. De modo que,
siempre hay unos significados alternativos en los escenarios sociales del
sistema semántico. Y la lengua ofrece a los interlocutores la posibilidad de
intervención y de negociación en estos significados alternativos y escena-
rios sociales.

39
«Paul Feyerabend is a contemporary philosopher of science who currently exploits ideas of argu-
ment that are Rhetorical. He has been concerned to defend ‘diversity’: diverse views and diverse cultures
especially. He suggests that the modern West threatens to impose ‘increasing uniformity in the world’. In-
cluded in this uniformity is the suppression of argument — by dogmatic reason which knows all the ans-
wers» (Leith y Myerson, 1989: 101).
40
Lo Cascio (1998: 114) plantea que la mirada amenazadora y airada de uno de los interlocutores
puede considerarse como un argumento, aunque ello resulte discutible.
41
Coalescent Argumentation es una argumentación centrada en el acuerdo. Se basa en que los ar-
gumentos son actividades sociales complejas que implican al ego humano buscar satisfacer sus necesi-
dades intelectuales, emocionales, espirituales y físicas. En el transcurso de esta búsqueda hay desacuerdo
y conflicto entre los individuos. Y éstos, siendo conscientes de ello, a través de la argumentación, pueden
centrarse en asegurar sus necesidades e intentar satisfacer las de sus oponentes.

315
LÁZARO CARRILLO GUERRERO

Por consiguiente, la vida social es argumentativa (Antaki, 1994: 160). Y la


producción de un texto argumentativo implica que es susceptible de ser dis-
cutido (Golder, 1996: 101), es decir, negociado.

6. CONCLUSIONES
La argumentación es principalmente una construcción o estructuración
lingüística (que conlleva o indica un valor argumentativo, pero que también
construye y estructura los enunciados). A la cual va unida el proceso lin-
güístico-cognitivo de la inferencia, realizado por medio de la lengua, pero
fundamentado en una determinada construcción de la realidad. Pero además,
la argumentación se caracteriza por unas razones o significaciones que apo-
yan una afirmación o una tesis. Es decir, por unos tipos de argumentos que el
discurso va avanzando, en el texto, de acuerdo con el pensamiento e inte-
racción de los interlocutores, y de acuerdo con la naturaleza y el encadena-
miento de las estructuras. Un argumento es un acto retórico, y su fuerza vie-
ne dada por la dimensión retórica de su acto de argumentar.
En esta construcción y estructuración lingüística, la argumentación, o acto
de argumentar, puede ser tratada como una macro-argumentación discursiva y
una micro-argumentación textual, habiendo entre ambas una relación de in-
terdependencia y correspondencia, en consonancia con el carácter explícito e
implícito de sus premisas, y de acuerdo con la situación retórica en la que se
ubican. Aquí, la relación entre macro-argumentos y micro-argumentos es la
relación entre lo explícito y lo implícito. Una relación que define a la argu-
mentación como discurso (proceso) y como texto (producto). Con el matiz di-
ferenciador de que las premisas explícitas se plasman en el producto (en el
texto) y las premisas implícitas están situadas en el marco de su discurso.
Conduciendo todo ello a un proceso ostensivo-inferencial determinado.

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