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LAS LÁMPARAS

Es verdad, no entramos nunca en una casa mirando las lámparas. Puede que ni siquiera nos
fijemos en ellas y nos centremos más en los muebles, los cuadros o la luz que entra por la ventana.
Pero tarde o temprano las miramos. Porque aunque no nos llamen mucho la atención en un
primer momento, cuando se alarga la sobremesa y cae la tarde, se convierten en las protagonistas
de cualquier reunión.

Y nos pasamos media vida buscando la lámpara perfecta: la que decore y ofrezca luz ambiental, la
que cuelgue encima de nuestra mesa a la hora de comer o de trabajar, la que nos ayude a conciliar
el sueño por la noche, la que nos dé sensación de calidez y de comodidad el día que la lluvia arrasa
más allá de los cristales.

Hacer tu propia lámpara puede parecer un reto insuperable, pero es tan sencillo como saber
plegar una hoja de papel. Un material humilde y cotidiano que puede adquirir formas increíbles y
volúmenes impensables para acabar convirtiéndose en un objeto decorativo que viste una sala,
una mesa o un rincón.

¿QUÉ ES EL ORIGAMI?

Seguro que ya sabes que el origami es un arte japonés, ¿verdad? En español también se le llama
papiroflexia y es básicamente una técnica de construcción que utiliza exclusivamente pliegues
sobre una hoja de papel dando como resultado objetos o esculturas muy originales.

El origami tradicional no usa nunca tijeras ni cola, únicamente papel plegado.

Hay muchos tipos diferentes de origami en función de las formas que se consiguen o de las piezas
que se usan.

El origami de toda la vida, el que hacíamos en el colegio, con el que conseguíamos barquitos,
ranitas saltarinas, grullas, vasos, globos o incluso el famoso cuatro zapateros con el que jugábamos
durante horas, se denomina origami de acción, porque las figuras que conseguimos se mueven, se
inflan o sencillamente se usan activamente.

Cuando las piezas no se usan para jugar ni tienen movimiento, pero se basan en una sola hoja de
papel plegada, hablamos de origami clásico. Este tipo de papiroflexia tiene como resultado objetos
armoniosos y muy geométricos, con muchos ángulos y líneas rectas.

El origami modular, en cambio, se compone de varias piezas que nos ayudan a conseguir formas
más orgánicas, en lugar de las clásicas formas geométricas y las líneas rectas. Con este tipo de
papiroflexia obtenemos piezas esculturales: robustas, curvas y muy complejas.

En este libro nos centraremos en estos dos últimos tipos de origami, que nos ofrecen miles de
posibilidades y de combinaciones para crear lámparas bonitas, útiles y muy diferentes.

Aprenderemos algunos pliegues básicos y también a trabajar con piezas de origami modular. Con
la base de conocimientos que adquirirás, podrás seguir avanzando y crear cosas todavía más
complejas. Queremos que te familiarices con algunos conceptos, algunas formas y algunos
pliegues, porque a partir de ahí todo te resultará mucho más fácil.

PAPEL

No hay material más humilde y versátil que el papel. Es económico y nos ofrece una variedad de
acabados casi infinita. Combinando colores, texturas, gramajes y grosores, podemos crear piezas
únicas que encajen perfectamente en nuestro ambiente.

Pero, ¿qué tienes que saber sobre el papel?

La característica más importante de cualquier papel es su gramaje.

¿Y qué es el gramaje? Es el peso del papel si la hoja midiera 1 metro cuadrado, es decir, lo que
pesaría una hoja de ese papel en formato 1 metro de largo por 1 metro de ancho.

Hay papeles de todo tipo y lo que nos servirá para guiarnos sobre el papel a escoger para cualquier
proyecto, será siempre ese número.

El papel de seda, por ejemplo, no es muy práctico para hacer origami. Tiene un gramaje de entre
15 y 30 gramos, es decir, es muy ligero.

En cambio el papel kraft, con el que se pueden hacer algunos proyectos, tiene un gramaje de entre
50 y 80 gramos.

El papel que usamos normalmente para escribir tiene un gramaje de entre 80 y 120 gramos,
mientras que las cartulinas llegan a los 300.



El papel vegetal va de los 50 a los 280 gramos y es ideal para relizar piezas de origami.

No te preocupes, porque te marcaremos el gramaje recomendado de cada proyecto. Pero ahora


que sabes este dato, fíjate bien en él cuando compres papel de cualquier tipo.

Otra de las características importantes del papel es el grosor.

En general todos pensamos que si el gramaje es elevado, el grosor también lo será. Pero no
siempre es así. El grosor de una hoja de papel viene definido por la materia prima y por la cantidad
de presión que han sufrido las fibras.

Por ejemplo, un papel reciclado casero, hecho con pulpa de papel, tendrá un grosor muy elevado,
porque no usamos mucha presión para hacerlo, pero en cambio puede tener un gramaje muy
bajo, porque entre las fibras hay mucho aire.

Un papel reciclado creado en una fábrica, será mucho menos grueso aunque tenga el mismo
gramaje, porque pasará por prensas industriales que comprimirán muchísimo las fibras.

Curiosamente, el papel más utilizado para hacer origami es el papel japonés, o washi, que se crea
a base de fibras de arroz, bambú y cáñamo y tiene un gramaje muy bajo (de 5 a 80 gramos), pero
mucha elasticidad y resistencia.

¿Qué papel usaremos nosotros?

Casi todas las lámparas necesitan un papel con un poco de estructura, así que nos olvidaremos de
cualquier papel con un gramaje inferior a 80 gramos.

En cada proyecto te indicaremos el gramaje recomendado y te sugeriremos diferentes tipos de


papel entre los consejos que te damos para llevarlo a cabo.

Pero además puedes jugar con otras características del papel:

Textura. Existen muchos papeles texturizados que le pueden dar a tu lámpara una personalidad y
un carácter totalmente diferentes. En este libro usamos papeles con textura textil, que parecen
fieltro o algodón, pero también puedes usar papeles metalizados, reciclados, estriados,
troquelados o con relieve.



Estampado. Como las lámparas tienen muchos pliegues, nosotras hemos escogido papeles neutros
y lisos, pero muchas de las lámparas se pueden hacer con papeles estampados o incluso con papel
de scrap. Los papeles japoneses son increíbles y tienen estampados muy delicados y exóticos.

Color. Según el ambiente que estés creando, puedes utilizar colores totalmente diferentes. Pero
también puedes jugar con papeles bicolor, de los que tienen colores diferentes en ambas caras.
Algunas lámparas que giran un trocito de pieza al final pueden quedar alucinantes con uno de esos
efectos.

No te agobies. En cada proyecto te proponemos un papel determinado. Puedes hacerlo una


primera vez con el papel sugerido y luego probar y experimentar con diferentes tipos de papel. No
dejes de leer los consejos que te damos al final de cada proyecto; ahí encontrarás ideas y pistas
para personalizar tu lámpara.

HERRAMIENTAS

En realidad, para hacer origami no se necesita ninguna herramienta particular. La mayoría de los
proyectos que te presentamos se pueden hacer simplemente plegando una hoja de papel. Pero no
todo lo que te vamos a enseñar es origami tradicional, así que algunas veces usaremos cola, cinta
adhesiva o unas tijeras.

¿Qué material básico puedes tener para trabajar con papel?

Una base de corte. No es para nada indispensable, pero te ayuda a proteger la superficie sobre la
que trabajas y además suele tener líneas marcadas que te pueden guiar a la hora de hacer
pliegues.

Un plegador de papel. Son herramientas de hueso o de madera con una punta más o menos
afilada que te ayuda a marcar los pliegues del papel para hacerlos más limpios.

Una regla. Las largas y metálicas son las mejores para este tipo de trabajos, pero cualquier regla te
sirve.

Un cúter. Puedes hacer cortes limpios y rectos con un cúter y una regla, pero además, la parte
roma de la hoja del cúter puede servirte de plegador de papel a la hora de marcar los pliegues.

Tijeras. Unas buenas tijeras de papel son una herramienta perfecta que vale mucho la pena tener.



Si además puedes tener unas grandes para los cortes más largos y unas pequeñas, más
manejables, mucho mejor.

Cola. Te recomendamos cola en barra o cola caliente, que son las que funcionan mejor cuando
trabajas con papel. La usaremos para asegurar algunos pliegues y para cerrar algunas lámparas.

Cinta adhesiva de doble cara. Una buena alternativa a la cola, muy limpia y práctica. No está de
más tener un rollo de cinta siempre a mano.

Perforadora. Algunas de las lámparas que vamos a hacer se cierran con un fruncido final en el que
juntamos todos los pliegues de la parte superior. Para hacerlo, perforaremos varias piezas para
pasar un hilo, así que una perforadora de un solo agujero es una herramienta muy práctica.

Hilo o cuerda. Para cerrar las lámparas que te hemos comentado en el punto anterior, lo mejor es
un hilo o una cuerda bonita que se complemente bien con el papel que hemos usado. Puedes usar
hilos de algodón, de seda, de cáñamo o incluso lana.

Aguja lanera. Aunque no te hace falta porque los agujeros por los que vamos a pasar el hilo serán
grandes, usar una aguja lanera te ayudará a cerrar tu lámpara con rapidez y facilidad.

Pero para hacer lámparas también necesitamos el cable, el casquillo y la bombilla. En el caso de las
lámparas de papel siempre trabajaremos con bombillas LED, porque no se calientan tanto y no lo
queman.

Hay muchos tipos de cable, pero el que más nos gusta para nuestras lámparas es el cable textil.
Ahora lo encuentras en prácticamente todos los colores e incluso con efectos en espiral o en zig
zag. También nos gustan los cables antiguos, envueltos por separado y enroscados entre ellos. Le
pueden dar un contrapunto muy interesante a las lámparas más modernas y extremadas.

También hay cada vez más variedad de casquillos, con los que puedes jugar para obtener
diferentes efectos. Nos gustan mucho los casquillos antiguos, de metal, y los de cemento o
cerámica.

¿Cómo coloco un casquillo?

Montar el casquillo de una lámpara es muy sencillo, solo tienes que desmontar el casquillo
(normalmente son de rosca) e insertar un cable en cada uno de los agujeros preparados.



Las lámparas suelen tener dos cables, normalmente uno de color azul y otro de color negro o
marrón. Pero puede ser que en el momento de hacer el empalme con el punto de luz de la
habitación, te encuentres un cable más, la toma de tierra, normalmente es de color verde y
amarillo. Cúbrelo bien con cinta aislante y escóndelo.

Para hacer el empalme con los cables del techo, lo mejor es utilizar una regleta. Son fáciles de
usar, muy cómodas, y dejan todos los cables bien ocultos.

Antes de todo apaga el diferencial de la luz. La electricidad es peligrosa y tienes que hacer todo lo
posible para prevenir accidentes. Intenta usar calzado con suela de goma y apaga también los
interruptores de la luz.

Pela el extremo de tus cables, quitando la cubierta de plástico. Afloja los tornillos de la regleta e
introduce los dos extremos de los cables, uno al lado del otro. Aprieta los tornillos para dejar la
regleta fijada a los cables. Por el otro lado de la regleta introduce los dos cables de tu punto de luz.
Asegúrate de unir el azul con el azul y el marrón/negro con el marrón/negro. Aprieta los tornillos.

Normalmente colocamos un embellecedor en el techo para que no se vea el empalme de cables.


Los hay de plástico y metálicos, de mil formas. Los encontrarás en muchas ferreterías.

¿Y qué pasa si no vas a hacer una lámpara de techo, sino que quieres hacerla de pie o de
sobremesa? Solo tienes que poner un enchufe al otro lado de tu cable.

Los enchufes suelen tener un tornillo que hay que sacar para abrirlos. Luego solo tienes que
introducir el cable igual que si hicieras un empalme, cada color por su lado. Finalmente vuelves a
cerrar el enchufe y a colocar el tornillo.

PRECAUCIÓN: Los dos cables no se pueden tocar nunca si no van protegidos por su cubierta de
plástico. Nunca puedes dejar un cable desnudo dentro del casquillo o el enchufe. Más vale pelar
una porción pequeña de cable, que pasarse y acabar causando un cortocircuito. Si te queda alguna
parte descubierta, cúbrela con cinta aislante.

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