Sexo

sin riesgos
 Cosas que se
pegan
¡Gonorrea! Ese es tal vez el peor insulto que un adolescente puede decirle a otro… Pero
si relacionara la ofensa con la gravedad de la infección sexual, de pronto se abstendría
de decirlo. Las mujeres son las más afectadas, pues biológicamente resultan más
propensas a contraerlas por las características de su aparato genital, pero además,
según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud ENDS 2005 de Profamilia, el 42%
de la población no sabe que es una infección de transmisión sexual (ITS) y una de cada
cinco mujeres no conoce otras ITS diferentes del VIH/sida.

De acuerdo con la página Revistaciencia.com y el Centro Nacional de Prevención de las ITS-

VIH-sida de Cuba, según las estadísticas mundiales cada año hay más de 340 millones de
casos nuevos de infecciones de transmisión sexual curables, y cerca de 40 millones de esos
contagios ocurren en Latinoamérica y el Caribe. Eso quiere decir que, cada día, un millón de
personas infectadas con una ITS tienen relaciones sexuales sin protección, y que en América
Latina el contagio es de cien mil al día. Si a esta cifra se le suman las ITS no curables, como la
hepatitis B, el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), el Virus Papiloma Humano (VPH) y
el virus del herpes genital, serían mil millones de casos nuevos por año en todo el mundo.
Elementos comunes. Aunque las ITS responden a tratamientos distintos, todas tienen
un común denominador: se adquieren mediante relaciones sexuales penetrativas vagina-
les, orales o anales con una persona infectada y sin el uso correcto de un condón, aunque
también por compartir agujas o elementos cortantes infectados, por contagio de la madre
infectada al hijo/a durante el embarazo o el parto, por transfusiones de sangre infectada, o
por el contacto con heridas de portadores de estas infecciones.
La forma correcta de enfrentar una ITS es una sola: consultar a un especialista. La
automedicación constituye una decisión incorrecta, ya que estas infecciones requieren un
tratamiento especial y adecuado.
Aunque el VIH/sida es hoy una de las ITS más conocidas, hablaremos de ella en un próximo
fascículo. En este se hará una descripción general de las infecciones de transmisión sexual
más comunes.

GONORREA
SEXO SIN RIESGOS

Qué es. Conocida también como blenorragia, es ocasionada por una bacteria, el
gonococo (Neisseria gonorrhoeae).
Cómo se ve. Las manifestaciones externas son enrojecimiento del glande (cabeza
del pene) o de los labios mayores y secreción blanquecina en la uretra y enrojecimiento
del pene. En la mujer produce flujo blanco verdoso y síntomas urinarios como ardor
al orinar.

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VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO (VPH)
Qué es. Un virus del cual existe gran cantidad de cepas que causan infecciones del
tipo de verrugas genitales, pero lo más importante es su relación con el desarrollo del
cáncer de cuello uterino y el cáncer de pene.
Cómo se ve. Entre uno y tres meses después del contagio pueden aparecer una o
varias verrugas con aspecto de coliflor o cresta de gallo en la vulva, la vagina, el ano, el
pene o la boca, según el tipo de relación con que se haya contagiado. Pueden ser húme-
das o tener mal olor. La persona infectada puede sentir picazón o presentar sangrado.
Es importante saber que, infortunadamente, no siempre el VPH produce síntomas.

HERPES GENITAL
Qué es. Infección producida por dos tipos de virus. Se transmite por contacto directo
con las áreas afectadas durante las relaciones sexuales sin la protección del condón, y
también al bebé durante el parto.
Cómo se ve. De tres a 14 días después del contagio aparecen pequeñas ampollas
en los genitales externos y alrededor de la boca o el ano. Después de algunos días las
ampollas se revientan y aparecen úlceras diminutas muy dolorosas.

SEXO SIN RIESGOS

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 SÍFILIS
Qué es. Una infección producida por el germen llamado Treponema pallidum.
Cómo se ve. Lesiones de la piel y en las mucosas, que aparecen en tres fases:
primero, una llaga (chancro), que no duele en la zona por donde entró el microorga-
nismo (genitales, ano o boca). Luego de cuatro a seis semanas, la llaga desaparece.
Si no se ha tratado la infección, surgen ronchas rosáceas en las palmas de las manos
y en las plantas de los pies, además de fiebre, dolor de garganta y de cabeza, caída
de cabello, pérdida de apetito y de peso. Es posible que aparezcan alrededor del ano
o de los genitales unas llagas planas y húmedas altamente infecciosas. La tercera fase
puede aparecer muchos años después del contagio, con alteraciones neurológicas o
cardíacas.

LADILLAS
Qué son. Insectos diminutos, de cuerpo plano y sin alas, que viven en la piel y son
considerados una Infección de Transmisión Sexual (ITS), aunque también se pueden
adquirir por usar camas, ropa, toallas o baños utilizados por una persona infectada.
Las ladillas, de color marrón claro y del tamaño de una cabeza de alfiler, se alimentan
de la sangre del cuerpo.
Cómo se ven. A simple vista parecen costras pequeñas y sus huevos pueden verse
en forma de puntos blancos pegados al vello. Producen rasquiña.

LINFOGRANULOMA VENÉREO
Qué es. Infección causada por la cepa más agresiva de la bacteria Chlamydia tra-
chomatis, transmitida solamente por contacto sexual.
Cómo se ve. Entre 5 y 21 días después de ocurrida la relación sexual, aparece
una pequeña lesión en forma de ampolla alrededor de los genitales. Como no duele,
a menudo pasa inadvertida. Varios días después se produce una sensación dolorosa
e inflamación en la región inguinal, donde se forma una masa dura y dolorosa; la piel
enrojece, se rompe y expulsa pus. Las lesiones pueden dejar grandes cicatrices que
afectan los órganos a su alrededor. Causa fiebre, dolor de cabeza, de huesos, de ar-
ticulaciones y malestar general.

CLAMIDIASIS
Qué es. Una ITS muy común en los adolescentes –cerca de tres millones de casos
nuevos cada año–, causada por una cepa menos agresiva del microorganismo Chla-
mydia trachomatis, pero que también genera destrucción de los tejidos con cicatrices
posteriores. Aunque por lo general pasa inadvertida porque no produce síntomas, si
las mujeres no se tratan, puede propagarse al útero, a las trompas de Falopio y a los
SEXO SIN RIESGOS

ovarios, y producir enfermedad pélvica inflamatoria que puede dañar las trompas de
Falopio y llevar a la infertilidad o predisponer al embarazo ectópico.
Cómo se ve. La principal manifestación es secreción de pus por uretra, vagina y ano.
Se siente dolor o ardor al orinar. Dos semanas después del contagio, pueden aparecer
‘secas’ o ganglios dolorosos en la región inguinal y ampollas en la boca.

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CHANCRO BLANDO
Qué es. Producido por un microorganismo llamado Haemophilus ducreyi, aparece
de 3 a 5 días –inclusive hasta 14 días– después del contacto sexual con una persona
infectada.
Cómo se ve. Primero aparece una mancha en el sitio infectado, que se convierte
en ampolla con pus y se vuelve una úlcera que puede estar en el pene, el ano, los labios
mayores, el clítoris y la región perianal. Es muy dolorosa y con abundante secreción.
También aparecen ganglios inguinales llamados ‘secas’. Estas úlceras hacen más fácil
la adquisición o transmisión del VIH/sida.

HEPATITIS B
SEXO SIN RIESGOS

Qué es. Un virus que ataca el hígado.

Cómo se ve. No tiene manifestaciones en los órganos genitales, el ano o la boca
como otras ITS. Entre 15 días y tres meses después del contagio la piel se vuelve ama-
rillenta, hay dolor abdominal, fiebre y malestar general; en algunos casos, la infección
aguda del hígado puede llevar a la muerte.

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 Síntomas:
la llaga del silencio
Algunas Infecciones de Transmisión Sexual, ITS, presentan síntomas, otras no. Pero
aparte de que tengan en común piquiñas y secreciones, llagas y ampollas, también se
caracterizan porque llenan de vergüenza y temor a quienes las padecen, en especial a
los/as adolescentes. Algunas personas no saben manejar estos casos y temen acudir a
la ayuda del padre, de la madre o de alguna persona de confianza que les apoye y oriente
en ese momento difícil. Por eso, al reconocer los cambios de comportamiento e identi-
ficar los síntomas específicos de una ITS, las y los adultos/as deben acercarse a los/as
jóvenes a través de la comunicación efectiva e intervenir cuando ellos/as lo necesitan,
aunque no se atrevan a decirlo.

Las siguientes situaciones le ayudarán a pensar en la reacción que usted tomaría al encon-
trarse frente a la posibilidad de una ITS en su hijo/a.

Si su hijo vive con las manos en los bolsi-
llos “tocándose los genitales”, usted:
a. Lo regaña porque le parece un compor-
tamiento inadecuado.
b. Le pregunta si le pasa algo.
c. Lo observa en otros comportamientos
antes de sacar conclusiones.
d. No hace nada.
Si nota que su hija busca rascarse con
mucha frecuencia la vagina, usted:
a. Le dice que deje de tocarse.
b. Le dice que si algo le molesta.
c. En una conversación privada explora lo
que le puede estar pasando.
d. Ninguna de las anteriores.
Si al ordenar el cuarto de su hijo o hija,
descubre en la ropa interior manchas
amarillentas que de inmediato identifica
como no habituales, su reacción es:
SEXO SIN RIESGOS
c. Lo/a llama aparte y le dice que hay que
consultar al médico porque algo está
pasando.
d. Espera a que su hijo/a le cuente.
Si cada vez que su hija entra al baño a
orinar se demora más de la cuenta,
usted:
a. Asume que quiere hacer tiempo para
evadir algún compromiso.
b. Piensa que necesita estar sola y por eso
se demora.
c. Le pregunta si todo está bien y le dice
que en caso de necesitar alguna ayuda
no dude en comunicárselo.
d. No piensa nada porque siempre es así.
Del comportamiento que usted asuma frente
a su hijo o hija dependerá en gran parte la
confianza que cada adolescente desarrolle

a. Llamarlo/a aparte para preguntarle
si le está sucediendo algo que quiera
contarle.
b. Le dice que encontró su ropa interior
con esas manchas y le pregunta cómo
se siente.
para hablar con usted de estos temas. Tenga
en cuenta que si lo/a descalifica o regaña,
puede perder la opor tunidad de darle
una buena orientación o, cuando menos,
acompañarlo/a en un momento difícil.

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 Como dijimos al principio, no todas las ITS
presentan síntomas, y cuando se presentan,
pueden también no estar ligados a una ITS;
sin embargo, si aparecen algunos, es nece-
sario acudir al médico para que diagnostique
y medique.
• Piquiña alrededor de la vagina y, o, flujo
vaginal en las mujeres.
• Secreción del pene.
• Dolor durante el coito o al orinar.
• Dolor en la región pélvica.
• Dolor de garganta en las personas que
tienen sexo oral.
• Dolor en el ano o a su alrededor en las
personas que tienen sexo anal.
• Llagas rojas que no duelen en el área
genital, o en la lengua, la garganta y
el ano entre las personas que tienen,
además, sexo oral o anal.
• Pequeñas vesículas que se convierten
en costras en el área genital.
• Infecciones inusuales, fatiga inexplica-
ble, sudores nocturnos y pérdida de
peso.
• Verrugas de textura suave y del color
de la piel alrededor del área genital.
SEXO SIN RIESGOS
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 Desenmascarada
por una ITS
A mi oficina llegó un día una brigada de la Secretaría de Salud, de esas que periódica-
mente hacen campañas para motivar la donación de sangre. Y al tiempo promover la
prueba para detectar el VIH/sida, llené el cuestionario que indaga si uno tiene fiebre
amarilla, alguna ITS o algo por el estilo. Me sacaron la sangre –me fijé que la aguja
fuera nuevecita– y doné no sé cuánto, pero una buena cantidad. Había cumplido con
mi buena acción del día.

Cerca de dos semanas después recibí la lla-
mada más extraña: era imperativo que me
acercara a la Secretaría de Salud lo más pron-
to posible. Yo no relacionaba esa llamada con
la donación de sangre ni con la prueba del
VIH/sida que me realicé, pero fui porque ese
tipo de llamadas del sector oficial me merecen
respeto y, sobre todo, me da cierto miedo no
atenderlas.
A los dos días asistí con una amiga, pero
sólo me dejaron pasar a mí; me esperaba la
misma enfermera que me había practicado
el examen y me empezó a hacer una serie de
preguntas sobre mi vida sexual: que si usaba
preservativo, que si tenía o había sentido
alguna molestia en los genitales, etc. Yo me
molesté porque no me pareció bien que me
llamaran para hacerme un interrogatorio de
ese estilo, pero la enfermera trató de cal-
marme y me dijo que el problema era una
infección de transmisión sexual encontrada
al analizar mi sangre. Y que lo mejor era que
se lo comentara a mi pareja y fuera al médico
SEXO SIN RIESGOS
había pasado: me parecía el colmo que mi
pareja me hubiera pegado alguna infección.
Pero luego recordé vagamente que hacía
unos meses me había acostado, sin condón,
con Andrés, un ex novio con el que me encon-
tré en una fiesta en la que me pasé de tragos;
después, cuando me pasó el guayabo tam-
bién olvidé aquel episodio que nunca debió
ocurrir. También recordé que unas semanas
después noté una pequeña herida en los la-
bios mayores, que desapareció de la misma
manera inesperada como apareció y que,
además, no me había dolido ni molestado.
Cuando llegué a la oficina entré a internet
para averiguar todo lo que pudiera de las
ITS, y como decía que era importantísimo ir
al médico, pedí una cita. El doctor me con-
firmó que estaba infectada, me diseñó un
tratamiento y me recomendó que si tenía
pareja, debía decírselo para que también lo
medicaran.
Pero no me he atrevido a decirle nada a
Carlos. Él es superceloso y yo lo adoro. No

para que me prescribieran un tratamiento. sé cómo contarle mi desliz. Desde que me

Salí del lugar totalmente pálida y sin po- diagnosticaron siempre uso condón con él,
der contarle nada a mi compañera de traba- aduciendo que no estoy tomando las pastillas
jo. Durante el trayecto de regreso a la oficina porque me sientan mal. No he notado que
me fui abstraída tratando de recordar qué Carlos se haya enfermado; no le ha salido

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nada en el pene, pero sé que tarde o tem- No usar protección durante una relación
prano la muestra de mi infidelidad se hará sexual riesgosa.
presente. No haberle dado importancia a una herida
Resalte con un marcador las conduc- en los genitales.
tas riesgosas que están presentes en este No contarle al novio que puede estar infec-
testimonio. tado para que él también siga un tra-
tamiento, por temor al problema que
afrontará por la infidelidad.
Después pregúntese usted qué haría en
un caso como este. ¿Le contaría a su pareja?
¿Cómo enfrentaría este problema?
¿Considera que el alcohol desinhibe mu-
chos de los frenos que habitualmente ayu-
dan a una persona a evitar las relaciones
sexuales sin protección, o relaciones que
no quiere?

SEXO SIN RIESGOS

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 Amor de
vacaciones
Amor de verano
Laura y Sebastián tienen 15 y 16 años y lle-
van unos meses de novios. No han pasado de
los besos y caricias y a pesar de que se quie-
ren mucho, no han tenido relaciones sexua-
les más avanzadas porque piensan que es
mejor ir con calma. Cuando Sebastián se fue
de vacaciones juraron seguirse escribiendo
y hablándose, pero no era tan fácil mantener
la comunicación desde donde estaban. Y Se-
SEXO SIN RIESGOS
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bastián conoció a Julia, una muchacha de 21
y, según le pareció a él, bastante experimen-
tada. Eso le encantó, aunque le daba un poco
de miedo. Era una rumbera total, muy alegre
y bailaba delicioso. Así que, aunque le daba
cierto remordimiento con Laura, no fue muy
difícil ennoviarse con ella. A Julia le parecía
que las relaciones sexuales eran una parte
muy importante en una re-
lación y así se lo hizo saber a Sebastián desde
los primeros besos. Él trató de mostrarle que
era importante ir con calma, pero casi no
había espacio para discutirlo y como a él le
seducía tanto, terminó cediendo y tuvieron
relaciones sexuales. No usaron condón a pe-
sar de que Sebastián le insistió varias veces,
pero él no los cargaba –le daba pena com-
prarlos en la droguería– y él casi nunca tenía
uno a mano. Finalmente, él se acostumbró
a la idea de tener relaciones sexuales así y
pasaron momentos inolvidables. Pero cuando
se acabaron las vacaciones cada uno regresó
a su ciudad y no volvió a saber del otro.
Sebastián guardó su secreto y nada le
contó a Laura. Se dio cuenta que la adoraba
y que Julia había sido un amor de verano. Lo
que sentía por Laura era para largo, pero
no quería hacerla sufrir con la historia de al-
guien a quien no volvería a ver nunca más.
Logró superar la sensación de culpa y como
las cosas con su novia iban cada vez mejor
y estaban tan enamorados, comenzaron a
tener relaciones sexuales.
Su sorpresa fue terrible cuando Laura lo
llamó y le dijo que tenía unas llagas en la
vagina y que la única explicación era que él
le había “puesto los cuernos” en las vaca-
ciones; que por eso le terminaba y le dijo que
visitara al médico. Sebastián no lo hizo por-
que prefirió esperar a que apareciera algún
síntoma en sus genitales, pero como no hubo
nada que lo alarmara, creyó que se había
salvado de la infección y que el culpable no
había sido su romance con Julia.
Sin embargo, trató de hablar con su papá,
porque tenía una buena comunicación con
él y suponía que estaba enterado que ya se
acostaba con su novia. Pero no se atrevió a
decirle nada de manera abierta, por lo cual
su papá refirió que las infecciones sexuales
solamente les daban a las personas promis-
cuas, que tenían varias parejas. Entonces
Sebastián se calló. Prefirió confesar su infi-
delidad a sus amigos, y contarles su temor
porque había tenido relaciones sexuales sin
protección. Como ninguno sabía qué hacer
en estos casos, consultaron en internet y
vieron que muchas de las ITS se pueden
combatir con antibióticos. Sebastián fue a
una droguería con Carlos, su mejor amigo, y
compró un antibiótico fuerte que el vende-
dor recomendó como muy bueno para “una
infección del oído”.

De quién es la responsabilidad
A continuación le proponemos que lea este texto con su hijo o hija y entre los dos
ubiquen los comportamientos riesgosos. Califiquen de 1 a 5 las responsabilidades de
los protagonistas de esta historia, teniendo a 1 como el que más responsabilidad ha
debido tener en un comportamiento y 5 el que menos.

¿Por qué no hablaron?

Luego, analicen entre los dos cómo se hubiera podido resolver la situación de una
manera distinta, a partir del momento en el que Sebastián volvió de sus vacaciones.
SEXO SIN RIESGOS

¿Qué hubiera pasado si, desde el principio, le cuenta a Laura lo que le pasó con
Julia? ¿O si decide hacerse un examen en vista de que tuvo relaciones sexuales sin
protección? ¿Cómo ha debido reaccionar el papá ante la inquietud de Sebastián?
¿Y cuál hubiera sido el procedimiento más seguro y responsable del vendedor de la
droguería, o de sus amigos?

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 Alto riesgo
En Colombia, 44% de las adolescentes (entre 15 y 19 años) tienen relaciones sexuales.
Una persona que tiene relaciones sexuales está en riesgo de adquirir una Infección de
Transmisión Sexual si no usa protección del condón, otra forma de prevenir es saber
del tema y tener información correcta y veraz.
A continuación le presentamos una serie de situaciones para que examine con su
hijo o hija e identifiquen juntos los comportamientos adecuados o inadecuados en
cada una de ellas, y en dónde hay mayores posibilidades de exposición a los riesgos
de contraer una ITS.

Alejandra es una mujer sin compromisos, que ha tenido varios compañeros sexuales. Pero
como ellos no siempre cargan el condón, ella lo tiene a la mano para estar protegida.
Camilo tuvo un encuentro sexual con una muchacha que conoció en una fiesta y le gustó
mucho. Como se sentía muy atraído por ella, pero ninguno de los dos tenía condones,
antes de la penetración ella se fijó muy bien que en su pene no hubiera llagas raras que
la pudieran contagiar de algo.
Juancho lleva un año saliendo con Andrea, una joven de su colegio que ha tenido dos novios,
uno con el que duró dos años y Juancho. Cuando decidieron tener relaciones sexuales
él se puso el condón, pero ella le dijo que no lo hiciera: ”No te preocupes, yo tengo un
implante anticonceptivo”. Sin embargo, Juancho insistió en usar el preservativo.
Hace unas semanas, Andrés vio que una llaga pequeña aparecía en su pene. Entró en pánico.
No volvió a tener relaciones sexuales con su novia. Pero hace ya unos días desapareció,
así que esta noche reanudará su vida sexual con tranquilidad: ¡era una falsa alarma!
Juan Pablo ya está cansado de la cantaleta sobre las ITS con que periódicamente lo agobian
profesores, papás y hasta el médico. Tanto terrorismo con las tales infecciones, cuando
él es una muestra de que nada pasa cuando uno anda con niñas bien.
A Julián le encanta tener relaciones sexuales. Lo que no soporta es el condón. Como les
tiene miedo a las ITS, siempre jura que la próxima vez sí lo va a usar.
Sofía está triste. Llevaba unos meses saliendo con Federico y cuando hablaron de tener
relaciones sexuales, ella se sintió feliz. Pero al empezar a desvestirse, en medio de los
besos y las caricias, ella sacó el condón para que lo usaran y Federico se enfureció. “¿Es
que no confías en mí?” Entonces Sofía se vistió y se fue, y no ha vuelto a saber de él.
Felipe conoció a Luis Fernando y se sintió de inmediato atraído por él. No tenía condón
pero como Luis Fernando se veía tan seguro de hacerlo así, decidió confiar en él para
SEXO SIN RIESGOS

explorar sus sentimientos.

Adriana tiene 16 años y una pareja desde hace ocho meses. Sus amigas le preguntaron
si ha tenido relaciones sexuales y ella respondió que no, porque no están preparados
para eso y que hay otras cosas para hacer en pareja.
Sergio quiere evitar infectarse con una ITS. Por eso, siempre usa condón en sus relaciones
sexuales.

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John es el más ‘churro’ de 10º y siempre sale con las más bonitas; es la envidia de sus
compañeros, que están pendientes de sus conquistas. John no quisiera tener relacio-
nes sexuales con todas, pero sus amigos siempre quieren escuchar algo nuevo y él no
desea defraudarlos.
Valentina está ‘cuadrada’ con Roberto, pero dejó de tener relaciones sexuales con él por-
que el médico le diagnosticó a su novio una ITS. Roberto le dijo que debía examinarse,
pero como no ha visto nada raro en sus genitales, decidió ir primero a una droguería y
comprarse un antibiótico que le recomendaron.
Daniela ha tenido varios novios, pero con ninguno ha tenido relaciones sexuales: le da
miedo a una ITS, desde que una amiga suya estuvo en un tratamiento porque su novio
la infectó.

SEXO SIN RIESGOS

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 Amor
multicolor
Sábado por la mañana
Ramón pasó a la casa de Tere a recoger-
la. Iban a estar juntos todo el día y tenían
cosas que hacer. Él y su novia habían deci-
dido tener relaciones sexuales esa noche y
estaban nerviosos y felices. Aunque lo habían
hablado y cada uno por su cuenta había so-
ñado cientos de veces con ese momento, era
una decisión tomada con mucha cabeza, con
el corazón y, sobre todo, con un montonón de
deseo. Esa tarde saldrían con unos amigos a
pasar la noche en una finca cercana.
Ramón les había dicho que quería es-
tar solo con su novia, y había llevado velas,
música y unos aceites para masajes, por si
se daba la ocasión. Sólo faltaban los con-
dones.
Los dos estaban muy informados, casi
desde la época en la que les habían hablado
en el colegio de la “doble protección”. Y no
querían embarazos ni ITS.
Por eso, fueron a una droguería que Ra-
món conocía bien: escogerían lo que iban a
usar. “Queremos ver qué marca y qué tipo
de condones tiene”, dijo Ramón. El vendedor
les sacó unos diez y la pareja de universi-
tarios se dispuso a estudiar lo que decía en
sus cajas. Compraron cuatro diferentes para
ensayar con cuál les iba mejor. “Para estar
protegidos cuando nos coja el afán”, señaló
SEXO SIN RIESGOS
Ramón mientras echaba uno entre su bille-
tera; pero Tere le dijo que mejor lo guardaba
ella en su cartera, porque la presión y el
calor del cuerpo lo podían dañar.
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De la droguería salieron para un sex
shop: querían mirar algunas opciones fuera
de lo tradicional, más divertidas y lanzadas.
Allí les ofrecieron condones con olores, con
sabores, musicales, con texturas, con otros
aditamentos… Los examinaron y compra-
ron unos cuantos para experimentar, nada
muy atrevido porque les parecía prematuro
intentar con juegos eróticos cuando apenas
iban a tener su primer encuentro. Sería su
primera vez juntos.
Sábado al medio día
Maleta en mano, Ramón y Tere suben a
la camioneta de sus amigos. Van felices y
muy enamorados.
Después del almuerzo con los amigos,
Ramón desaparece. Tere se distrae con-
versando con sus amigas que envidian su
relación: “Me encanta cómo se entienden,
es increíble la tranquilidad y comunicación
entre los dos”, dice una. “¿Tranquilidad?
Estoy muerta del pánico”, dice Tere, pero
todas creen que lo que siente es ansiedad
y emoción.
De pronto llega Ramón, la llama con la
mirada y ella camina hasta donde está su
novio y se pierden por los corredores de
la casa.
Sábado al atardecer
Ramón la invita hasta el cuarto que ha
ambientado con velas y con la música que
les gusta a los dos. Se llenan de emoción
y las manos se desespe-
ran entre los botones de
la camisa del novio, que
también pelea con el cie-
rre del brassiere y el bo-
tón de la cerradura de la
puerta. De pronto ella se
frena: “¿Y los condones?”
“También los alisté”, dice
Ramón, y le señala la me-
sita de noche donde están
dispuestos. Entonces caen
en la cama entre caricias y
besos. “Te ayudo con eso”,
le dice Tere cuando su novio
trata de abrir el condón, y
rompe el envoltorio con sus
dedos porque ha leído mil
veces que no se debe hacer
con los dientes para no rom-
per el ‘caucho’.
Ya no hay marcha atrás:
Tere y Ramón tienen su prime-
ra vez pero no la última.

Tarea: señale con azul

los comportamientos que
considera adecuados y con
rojo los que considera in-
adecuados en esta historia.
Coméntela con su hijo/a.
SEXO SIN RIESGOS

2007 © COMUNICAN S.A. COLECCIÓN EDUCACIÓN PARA LA SEXUALIDAD: Un proyecto conjunto de El Espectador y Profamilia. Dirección general del proyecto: Carolina
Orjuela. Dirección de Comunicaciones Profamilia. Concepto y edición general: Promopress. Beatriz Vásquez Gómez. Investigación y textos: Marta Lucía Moreno.
Revisión técnica: Profamilia. Ilustraciones: Miguelyein. Concepto gráfico y diseño de páginas: David Reyes Durán. Corrección de estilo: Jesús Delgado Argotty. Apoyo
operativo: Beatriz Reyes Durán. Coordinación del proyecto: Judith Osorio, Área Comercial El Espectador. Producción El Espectador: Richard Flórez.

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