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UNIVERSIDAD
IBEROAMERICANA
CIUDAD DE MtXICO
DEPARTAMENTO DE HISTORIA
Título original
Régimes d'historicité. Présentisme et expériences du temps
Éditions du Seuil, Paris, 2003
ISBN 2-02-059328-9
UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA
BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO
Hartog, Francois
D 13 H3718.2007
"Francia debe recomponer sus anales para ponerlos de acuerdo con el progreso
de la inteligencia". La fórmula está, una vez más, tomada de Chateaubriand:
la proponía en el prefacio de sus Estudios históricos mencionados en el capítulo
precedente. Él se mostraba como un historiador superado por la historia:
"Escribía la historia antigua, y la historia moderna llamaba a mi puerta". J
¡De nuevo la historia, de prisa como el correo, iba más rápido que él! Sería
necesario -señalará en sus Memorias- poder "hacer historia a bordo de un
carruaje". En Alemania, Lorenz von Stein, teórico de la historia, señalaba
de la misma forma en 1843: "Es como si a la historiografía se le dificultara
seguir la historia". 2 Por supuesto, al afirmar esto, Chateaubriand seguía
siendo amo, pues hacía de su propio anacronismo el móvil y el motor de su
escritura. En cuanto a la recomposición de los anales según el progreso de
11
la inteligencia, es decir, plenamente sincronizados con el régimen moderno
de historicidad, esta tarea no era finalmente para él. En efecto, era la joven
generación de historiadores liberales, comenzando por Augustin Thierry, la
que debía encargarse de ello.
De hecho, la historia nacional se convertiría durante mucho tiempo en
el gran tema de los historiadores franceses y el lema de Chateaubriand podría
figurar en el epígrafe de numerosas obras, o cuando menos de las más audaces
a todo lo largo de los siglos XIX y xx, seguramente hasta Lavisse, incluso hasta
la empresa misma de Los Lugaresde memoria de Pierre Nora. Claro está, no
es que la situación fuera la misma, pero tanto para Chateaubriand en 1830
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REGIMENES DE HISTORICIDAD
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Pero de Chateaubriand a Pierre Nora, para regresar a nuestro punto de
.. ' d 1 década de 1980, se trataba de partir de un partida inicial, sorprende inmediatamente la diferencia en la relación con el
como para Nora al micio e a onstruir "sobre
dia nóstico llevado hasta el presente y tomar nota. Para rec 1 tiempo. El "nuevo plano" invocado por los "avances" de la inteligencia cier-
g 1" decía Chateaubriand, para preguntarse, de ante,mano: ~ tamente remite a una visión del tiempo como perfeccionamiento y progreso:
un nuevo p ano, "1 de Nora' 'se puede todavla escribir el de la libertad hija de las costumbres descubierta en América, el que hacía
.
que qUIere decir
ecir " reco mponer en e caso .~
d F . , y por que 3 del Ensayo histórico revisado un testigo de esta marcha. Pero sabía también
una historia e rancia, como '. (1984-1993) finalmente tuvo que la manera de trabajar de los historiadores liberales que tomaban al nuevo
El momento de Los lugares de memoria fi al'
d d 1989' concebido e iniciado antes, el proyecto es n l- mundo como una "escala rectificada para medir al viejo mundo", estaba en las
1ugar al re d e or e . . 1 bi ntenario de la antípodas de su vocación de escribano, cuya escritura no es más que listados
zado después. Si lo pensamos entonces, en Francia, en e bi~~:sas en las que
., d ticipado algunas guerras incesantes de uno a otro.6 En el momento de emprender lo que después
Revolución, r~pltlen o por an íd del muro de Berlín, en la que nadie se convertiría en Los lugares de memoria, Nora no solamente no invocaba
ca~a uno de~la ~:~~ :::~:'1:s;:~v:nido.4 Pero esta empresa acompa~~ ningún tiempo progresista, sino que no salía del círculo del presente. Por el
sonaba, tomo. a. des ués de la mitad de los años setenta se extendió contrario, señalaba, "la desaparición rápida de nuestra memoria nacional me
la ola memonalista que P ., f, 1 fle"ó como un espejo, y pareció que exigía un inventario de los lugares en los que selectivamente se
por Francia. La registró como un slsmogra o, a re J
encarnó',? Un inventario previo a una muerte anunciada.
reflexionó sobre ella. .' d 1 e-
Entre los múltiples indicadores posibles de ese movlm¡lentO e a ~ Fernand Braudel todavía tuvo la audacia de lanzarse a una larga Historia
l' 1 d M 1 Ophuls Do or y compaszon, de la Francia solitaria, al estilo de Michelet, pero al partir mucho más tarde
moria, bastará mencionar la pe lCUa e .c. ar~~d .da de La Francia de
ue debió es erar hasta 1971 para ser d1Iun 1 a, segUl ., ' ._ que él (Michelet le consagró cuarenta años), no pudo explorar hasta el final
'trichy, 1940-j944, de Robert Paxton, minuci~~a acusaClOn cont~/ ~e~~o esa Identidad de Francia en la que se reúnen singularidad y perrnanencia.f
, . .d 1972 Pero también, en otro tenor, ea a De ninguna manera se trata de la memoria, sino de una historia sustraída de
men de Pétain, apareci a en . , . "orias de un bretón
lo más profundo de la larga duración, esta "enorme superficie de agua casi
de orgu IIo, en 1975 , de Pierre-Jakez Hehas. Esas. '1'mem. , ular bretona
ís bi dí" acido en 1914 recrean una ClVlizacion pop estancada" que insensible pero irresistiblemente "arrastra todo con ella". 9 Si se
d e 1 pals 19U 1 , naciuu cu ov v » h h 1 l' 1 de.
El libro alcanzó rápidamente el millón de ejemplares. S oa , a. pe~c~~ trata de una empresa colectiva excepcionalmente larga, Los lugares de memoria
en 1985' en 1987, Los asesinos de la memoria. e ierre no han tenido tampoco un artífice que a lo largo de sus intervenciones volu-
el au d e L anzmann,' l neeaci 1 mismo año
Vidal-Naquet, desmontando y denunciando e negaclOnlSmo; e d n~ men tras volumen, haya dado su "interpretación", casi en el sentido musical
El 'd de Vi' h (1944-198 .. .) de Henry Rousso. Al empren er u de la expresión, de la historia de Francia: su pequeña serenata.
stn rome te ". h bí descubierto que "ya no era el rurno Así como ya lo había anunciado, la cuestión que nos sirve de hilo
investigación sobre Vichy, Rousso a la 1 di . secas incluso del
de la medicina f,orense, sino
. más bien d e a me reina a .' , d
conductor es la del orden del tiempo, del cual dan testimonio Los lugares,
. n t " Y tantas más hasta el último libro de Paul Ricoeur, apareCl ~ comprendidos antes que nada como proyecto intelectual. Al poner en primer
psicoana ISa . ' . . 1 luid. E lano mas
lugar a la memoria, ¿en qué articulación del pasado, del presente y del futuro
en 2000, para el milenio, La memoria , ~ h1Sto~ta,e .0 v~eo~llo~~:r~novación
tan ible son más visibles, al ser tamb len tesumOnlO . . . . , n de se encuentran? Pues es evidente que comienzan por no reconducir el régimen
.g , íf ., de los centros históricos urbanos, la muluphcaclO moderno de historicidad. Más allá de ellos mismos y de su paso, Los lugares
activa o musei caClOn . . 5
S de sociedad y la ascensión del Parrirnomo- nos servirán también de proyector para aclarar las temporalidades movilizadas
1os eco museos o museo '
por el género de la historia nacional en el curso de su historia. Pero antes,
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los tres tiempos siga siendo siempre el punto de referencia esencial. ¿Cuántos on elst,emismo enfoque incluso aumenta la inteligibilidad del destino d~
regímenes podrán contarse? Lo ignoro. El ejemplo del régimen heroico poli- N apo eon.
nesio muestra, al menos, que tenemos un inventario abierto y que no estamOS
encerrados en la sola auto contemplación de la historia europea. Objetado en
el momento mismo de ser instaurado, aunque ciertamente jamás totalmente
instaurado (salvo en el mejor de los mundos), un régimen de historicidad se
instala lentamente y dura mucho tiempo.
37_~~.Sobre la longevidad de la historia magistra, vid. Koselleck, Le fotur passé, op. cit., pp.
18 H
19 artog: pról. en Plutarco, Vies paralléles, op. cit., pp. 26-27.
14 Hannah Arendr, La Crise de la culture, París, Gallimard, 1972, p. 19. Francois Hartog, "Du paralléle al' "
question, textos reunidos o a cornpararson en Plutarque: Grecs et Romains en
15 Chateaubriand, Mémoires d'Outre-Tombe, 44, 5, París, Gallimard, col. Bibl. de la
166; Levenr Y'l L P r P. Payen, Entretiens deSt. Bertrand de Comminges, 1998, pp. 162-
1 rnaz, a Querelle des M d Tt .. .
Pléiade, 1951, t. 11,p. 922. Anciens et des M d. -r; o ernes. emps, nouveaute et bistoire dans la Querelle des
16 Vid. supra, pp. 21-27. o ernes, esis EHESS, 2002 (por aparecer, Gallimard, 2004).
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guro, en todo caso, que el tiempo abierto para ::1 paso de Cris~~ es el pre~ente
r~lación e~tre e! pasado y e! presente, tal como pasó cuando e! pasado preten- I
y que la historia, hasta su Regreso, fue, es y sera la de la SalvaciOn. De ahi esta
diera aleccionar al presente y fuera atacado por ello de inanidad de principio.
apóstrofe de Pascal, que vuelve a las fuentes del Evangelio para recordar la
y esto, au~ cuando e! antig,uo modelo de ~a historia magistra hubiera dejado
dimensión escatológica del presente: "El presente no es nunca nuestro fin: el
de ser funcional durante mas de un largo Siglo. La insistencia de los primeros
pasado y el presente son nuestros medios; sólo el porvenir es nuestro fin. ~or ello
Annales de Marc Bloch y Lucien Febvre sobre la preocupación indispensable
I
no vivimos jamás, sino que esperamos vivir, y al preparamos para ser siempre I
del presente adquiría entonces sentido en relación con ese contexto intelec-
dichosos, es inevitable que no lo seamos jamás".28 Aquí están las dos grandes
tual.32 Un poco ~á~ tarde pondrían e! trabajo de! historiador bajo el signo 11
formas históricas del presentismo: la religiosa y la de los filósofos antiguos, con
de un doble movimiento: de! pasado hacia el presente y de! presente hacia e! ! I
lugar dado al presente en los mismos títulos d.e sus manifi~stos, yo di~ia sut I
reivindicaciones presentistas. Al lado del futunsmo presentlsta de Mannett , 29 Ér'c1 M' IC h au,d "L e present
ésenr d es avant-gar d es", en Histoire de l'art: une discipline ases I
", 1 ' "1" aesen-
evocado hace un instante, pueden nom b rarse e 1 simu tanelsmo ,e pr frontiéres, París, Fernand Hazan, 2005.
30 André Gide, L'Immoraliste, París, Mercure de France, 1961, p. 60. [El in moralista,
Madrid, Cátedra, 1998].
25 Marco Aurelio, Pensées (Pensamientos), 12, 3, 3-4. [Pensamientos; cartas, testimonios, 31 En h as .
. . muc ocasiones, Lucien Febvre responde a Valéry, abandonándolo a la historia
Madrid, Tecnos, 2004]. h r' sin vida y reprochándole ignorar la historia viva (1941): vid. Combats pour l'histoire París
26 Goethe Second Faust, v. 9831. Vid. Pierre Hadot, "'Le présent seul esr notre bon eU3
, hl hi . "D'odene 13, Armand Colin, 1992, pp. 24, 102 Y 423. ' ,
la valeur de l'instant présent chez Coerhe et dans la p i osop le annque, t b ' 32 "Aux 1ecteurs "A
, nnates
I d'h'histoire économique et sociale, 1, 1929. "Mientras que a los
1986, p. 71. ' L'An e de documentos del pasado los historiadores les aplican sus buenos métodos antiguos comprobados
27 Franz Rosenzweig. carta del 5 de febrero de 1917, apud Stéphane Meses. l~ la cada vez . más un mayor numero
rmero d e personas consagra su actividad, no sin pasión en ocasiones, '
al
l'histoire. Rosenzweig, Benjamin, Scholem, París, Éd. du Seuil, 1992, p. 89. [El ange h esrudío de las sociedades y de las economías contemporáneas: dos clases de trabajadores
historia. Rosenzweig, Benjamin, Scbolem, Madrid, Cátedra, 1997]. echos para comprenderse y que normalmente se codean sin conocerse".
28 Pascal, Pensées, 172 (Brunschvicg).
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tiempo". l 39 Pierre Clastres, La Société contre l'Éuu, París, Éd. de Minuit, 1974 [La sociedad contra
35Ibidem, p. 210. ~ Estado, Caracas, !"fonreávila, 1981 J. ]acques Lízor, Le Cercle desflux. Faits et dits des lndiens
36 Apud Arendt, La Crise de ... , op. cit., p. 17. an~ma~t, P:rís, Ed. du Seuil, 1976. [El círculo de foego, Caracas, Monreávila, 1992J.
En Ingles en el original. N. del T.
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construido en torno a la solidaridad y sobre la idea de que el mañana será mo genera diariamente el pasado y el futuro de rmi ,
mejor que hoy, y las respuestas más o menos desesperadas o cínicas de que necesidades y valoran 10 in di D . e. quienes, día tras día, tienen
As,1, 1a muerte ha sido cada me lato. e esta actitud no ha fal d . dí .
1 . El
todos, en cualquier caso, son miserables en el presente y sólo en él. No más vez m' n ta o 10 !ClOS.
as e usiva poeta T S El' . b
allá. Pero no se trataba ya precisamente de epicureísmo o de estoicismo, ni ya este expansionismo del prese t . "E . , '. lOt atestIgua a
., . n e. n nuestra epoca hací []. .
de un presente mesiánico. ClOsu eXIstencia un nuevo gé d ". ' la notar '" 101-
nero e proVlOClanlsmo . ,
En esta progresiva invasión del horizonte por un presente cada vez más nuevo nombre. Es un provine¡ dI' que merece quizas un
ClaOlsmo no e espacio . del ti
inflado, hipertrofiado, es muy claro que el papel impulsor fue asumido por quienes [ ] el m d' ,S100 e tiempo; para
... un o es propIedad sólo de 10' 1 '
la súbita extensión y las exigencias cada vez más grandes de una sociedad de no tienen lugar" 44 L s VIVOS,en e que los muertos
. os muertos ya no tienen su 1 .
consumo, en la que las innovaciones tecnológicas y la búsqueda de beneficios tienen lugar alguno Como hi t . d Phili ugar, o mejor dicho, no
1 Ipp A" 11
cada vez más vertiginosos vuelven obsoletos a los hombres y a las cosas cada
muriera" 45 L
.
atención sobre ese mismo fenómeno'
.,
IS ona or
.'
"i d e nes supo amar nuestra
o o sucede en la aldea como si nadie
vez con mayor rapidez. Productividad, flexibilidad y movilidad se convierten . a negación a envejecer (según el m d 1 d
en las palabras claves de los nuevos empresarios.t" Si el tiempo desde hace ya tiempo hizo escuela delJ'ollTo:e'-* 1'1: . ) o e o, que uranre mucho
, 06' r ca lrornlano ser' . di d
mucho es una mercancía, el consumo actual valora lo efímero. Los medios aco~paña la valoración creciente de la juventud ~a otro I~ !CIlo e el.lo, que
de comunicación, cuyo extraordinario desarrollo acompañó ese movimiento OCCIdentales que empiezan a e . O' lomo ta ,en as SOCIedades
nveJecer. lOC uso más .
que es verdaderamente su razón de ser, proceden igual. En la carrera cada las técnicas de supresión del tí . ,recIentemente, todas
la información" 1 .I~mpo: gracias al desarrollo de las "carreteras de
vez más acelerada a lo directo, producen, consumen y reciclan siempre
drf f" y a promoción universal del tiempo llamado "real" 't d
cada vez más rápido más palabras e imágenes, y comprimen el tiempo: cual- po nan ácilments completar el catálo o dI. . o os
quier tema, cosa de un minuto y medio por treinta años de historia.t! El que muestran una obsesión por el tiemp! d e "" cloo:portamlentos diarios,
, . orrunar o SIempre más y me)'
turismo es también un poderoso instrumento presentista: el mundo entero aun mas, suprimido. Hasta la guerra en tiempo re 1 .N . or,~,
al alcance de la mano, en un abrir y cerrar de ojos y a todo color.
Ese tiempo coincide también con el del desempleo en masa al que
!~~6
.
~:~erso~a ~u~ se respete se debe a no tener :i
proreslOOlsta con exceso de t b .
'el
ti:~ep:n~Iie::::~::~
entraron entonces las sociedades europeas. Para el desempleado, un tiempo crónico de tiempo 47 Estas d raduce es una persona con un déficit
. con uctas tra ucen un '. 1
día a día, sin proyectos posibles, es un tiempo sin futuro. Para esos "hombres compartida del presente s d a expenencí., argamente
, on uno e sus compon '
sin porvenir", como los nombraba Pierre Bourdieu, "el tiempo parecía ani- de los regímenes de temporalid d dIentes, que trazan aSI uno
a e presente.
quilarse", pues "el trabajo asalariado es el soporte, si no es que el principio,
de la mayor parte de los intereses, de las expectativas, de las exigencias, de las
esperanzas y de las inversiones en el presente, así como en el porvenir o en LAS FALLAS DEl PRESENTE
el pasado involucrado".42 El desempleo contribuye gravosamente a un aisla-
miento en el presente y a un presentismo, esta vez, pesado y desesperado. La economía mediática del presente no cesa d .
El futurismo se hundió en el horizonte y el presentismo lo reemplazó. 43 acontecimientos habí d 1 1" , e producir y de consumir
, ien o a te eVISlOnsuc did 1 di
El presente se convirtió en el horizonte. Sin futuro y sin pasado, el presentis- particularidad. el present 1 e loa a ra 10. Pero con una
. e, en e momento m' d d
como ya histórico e d rsrno e crearse, esea mirarse
, orno ya pasa o. De alguna manera se vuelve sobre sí
40 Luc Bolranskí y Eve Chiapello, Le No u vel Esprit du capitalisme, París, Gallimard, 1999.
[El nuevo espíritu del capitalismo, Madrid, Akal, 2002]. 44 T S. Eliot, Ün Poetry and Poets L d
Iearia, 1992J. ' on res, 1957, p. 69. [Sobre poesía y poetas, Barcelona,
41 Sylviane Agacinski, Le Passeur de temps, París, Éd. du Seuil, 2000, pp. 178-182.
45 Phili Ar] ,
42 Pierre Bourdieu, Méditatiom pascaliennes, París, Éd. du Seuil, 1997, p. 263. [Meditaciones ppe les, L'Homme devant la P' Éd
pascalianas, Barcelona, Anagrama, 1999]. ante*la m~erte, Madrid, Taurus, 1999J. mort, aris, . du Seuil, 1977, p. 554. [El hombre
43 En el análisis que ofrece Guy Debord del "tiempo espectacular", como "tiempo 46En Inglés en el original. N. del T
seudocíclico consumible", se indica además que, en el tiempo espectacular, "el pasado domina Helga Nowotny, Le Temps a soi G ' .
al presente". (La Société du spectacle, París, Bucher/Chastel, 1967, p. 130). [La sociedad del Bollack y A. Masclet, París Éd d I 'M enese et structuratzon d'un sentiment du temps, tr. de S.
47 Bourdieu M.'d: .' . e a aison des sciences de I'homme, 1992.
espectáculo, Valencia, Pre-textos, 2002]. , e ztatzom pascalzennes, op. cit., p. 268.
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mismo para anticipar la mirada que se echará sobre él cuando sea comple-
de lo que votará. Lo que, por tanto, ya votó. La duración no es reintroducida
tamente pasado, como si quisiera "prever" el pasado, hacerse pasado aun
más que por los sesgos de la serie que permite trazar una curva de sondeos,
antes de haber sucedido como presente; pero esta mirada es la s~ya, hacia
él, el presente. Esta tendencia a cambiar el futuro en futuro antenor puede pero es ya asunto de los comentaristas: los expertos. Por tanto, los sondeos
se equivocan, se ha constatado, ¡y el futuro se escapa! Ahí, de nuevo, quisiera
llegar hasta la caricatura. Así, el 10 de ma~o de 1994 los peri~distas entre-
vistaban al que todavía era el presidente Mmerrand. ¡Ya otros t1em~os, pero est~rse en una fo:ma de his.tori~ a'priori. 0, 10 que viene a ser 10 mismo, negar
el tiempo. De ahí a contrarzo el exiro, a mediados de los ochenta, de la fórmula
no otras costumbres! Era exactamente un año antes del fin establecido para
mitterrandiana: "¡Dar tiempo al tiempo!" Buscaba, él también, la identidad de
su mandato. Todo el juego consistió en hacerlo hablar como si fuera un año
Francia junto al tiempo largo, como si alcanzada por un cáncer debiera vivir
más tarde, como si ya se hubiera ido e incluso (¿por qué limitarse?) co~o si
sobre todo en el día a día: en el presente de la enfermedad. Pero en secreto.
estuviera muerto y enterrado, ya que se le pidió que menciona~a ¡el epIt.a,fio
que había elegido! Para estar seguro de ser.el primero en ~ar la InfOrmaClO~, . A mediados de los años setenta aparece otra debilidad en este presente.
Comienza a mostrarse preocupado por la conservación (de monumentos de
finalmente no hay nada mejor que anuncrar como sucedido lo que todavía
objetos, de formas de vida, de paisajes, de especies animales) y ansioso por
no ha tenido lugar. Es una respuesta mediatizada y ~ediátic~ a l~ vieja ~re.;
defender el medio ambiente. Vivir en el país y la eco10gía, temas únicamente
gunta provocativa hecha por Kant: "¿Cómo es pos.lble la hlSt~na, a p~zorz.
imp~gnatarios, se convirtieron en temas movilizado res e incitadores. Imper-
Respuesta: porque quien hace las predicciones realiza y orgamza el ~IS~O
ce~tlble~ente, c~nservación y rehabilitación sustituirían, en política urbana,
los sucesos que anunció por adelantado".48 Sin duda se trat,a.sólo de hlSt.ona
al Simple Imperatlvo de la modernización, de la que hasta entonces la brillante
mediática a priori, pero también se conoce una forma polltl.ca, d~nuncta?a
y brutal evidenci~ n.o había sido cuestionada. Como si se quisiera preservar,
bajo el nombre de efecto de anuncio. De hecho, toda la presidencia de MIt-
~e hecho reconstituir un pasado ya desaparecido o a punto de perderse para
terrand desde la visita inaugural al Panteón hasta la doble puesta en escena 50v· . 1
siempre. la InqUieto, e presente se descubre igualmente en busca de raíces
de los f~nerales, pasando por el asunto Bousquet, estuvo atrapada en!a crisis
y de identidad, preocupado por la memoria y las genealogías.
del tiempo. Que haya intentado escapar o servirse de ella no cambia en el
fondo gran cosa. Todavía llevada por el futurismo, al momento de su ~legada Junto al regreso al país, se desarrolla la visita frecuente a los Archivos de
un público nuevo al que había que acoger. Los Consejos Generales ayudaron
al poder, la izquierda casi de inmediato reencontró.la ola de la memona y del
a los Archivos Departamentales a hacer frente a ello, a la vez que se dotaba
patrimonio, y las obligaciones sociales del presentlsmo. . .
Simétricamente, nuestro presente está más que ansioso de prevlSl0n~s, a un gran ~úmero d~ ciudades medianas de servicios de archivos, pues en
ade.1ante mas de la mitad de los lectores serán genea10gistas comunes. Este
si no es que de predicciones. Se rodeó de expertos, a, quienes cons~lta s~~
pen~do corresponde también a la producción de infinidad de archivos. Su
parar. Solicitado, el historiador se ha encontrado, en mas de una ocaslOn: c 49
cantidad se ~ultip1icó por cinco desde 1945, y si hubiera que extenderlos,
misionado como experto de la memoria y preso en el círculo del testimonio. ,
se d~sp!eganan en más de 3000 kilómetros 1inea1es.51 Acompañando a ese
Este presente creyó encontrar en los son d eos su aibrete sé
rete sesamo: us ó y abuso
mOVImIento, la ley de 1979 sobre archivos (primera desde la Revolución) los
de esas proyecciones en el porvenir, sin moverse del presente. La respues~a
definió de manera muy amplia: "Los archivos son el con)'unto de documentos
dada hoy, imagen instantánea, es transportad~ seis mes~s o tres sem~as :~: cual . ,
tarde y tiende, imperceptiblemente, a convertirse en la Imagen efect1:,a ~s~Ulera que sean su fecha, su forma y su soporte material, producidos
o :ec.IbIdos por toda persona física o moral, y por todo servicio u organismo
situación seis meses o tres semanas más tarde. Lo que vote hoy, como Imagen
publIco o privado en el ejercicio de sus actividades". Todo está en el límite
48 Emmanuel Kant, Le Combat des facultés, apud Kosellec, k Le fo tur passe,' °r'If) cit.id p. 50. 50 V,'d ',1:-
t . injra, pp. 213-215.
Sobre la historización del acontecimiento, incluso antes d e que se pro d uzca, pu ede cons! .erarse- el 51] F'
en otro tenor, la película de Woody Allen, Bananas (1971 ) ,en Iad que e b era' pr esenClarse M.'tj dean'h' avier y Daniel Neirinck, "Les archives", en Fr. Bédarida (dir.), L'Histoire et le
e er zstorzen en France 194519>0'5 P , E'd d 1M'
asesinato en vivo de un presidente. ,. P' Albin 1995 '" - 7, arrs, . e a arson des sciences de I'homme,
49 Olivier Dumoulin, Le Rafe social de l'historien. De la chaire au pretozre, ans, pp 45'P4P.89-110; Hanog, Archives. La loi, la mémoire, l'histoire", Le Débat, 112, 2000,
. - 8. Para un " di'
Michel, 2003, pp. 27-63. D I L a presenraClOn e conJunro del expedienre, vid Sophie Ceeuré y Vincenr
Uc en, es Archives, París, La Découvene, 2001.
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l
REGIMENES DE HISTORICIDAD
FRAN~OIS HARTOG
en relación con el tiempo. No fue sino hasta 1998 que el antiguo secretario
archivable, y los archivos "constituyen la memoria de la na~ión ;' una pa~te
general de la prefectura de la Gironda fue condenado, en Burdeos, por su
esencial de su patrimonio histórico". Las palabras claves estan ahí: memona,
complicidad en crímenes en contra de la humanidad, es decir, cincuenta y
patrimonio, historia, nación. Señalan que ver~aderament~ se ha entrado ~n
cinco años después de los actos incriminatorios y como resultado de un juicio
los años-patrimonio. Y, en éstos, los archivos ciertamente tIe~en su luga~. SI~
que duró noventa y cinco días.53 Antes que él, en 1994, se tuvo el caso de
embargo, los archivólogos habrán tenido el sentimiento, med_Ianam~nte JUStI-
Paul Touvier, el antiguo jefe de la milicia de Lyon. En principio indultado
ficado de haber sido los encargados de dar cuenta de estos anos, mientras los
en 1972 por el presidente Pompidou, quien deseó "correr el velo" sobre ese
museos y las bibliotecas eran más taquilleros, junto con los poderes públicos,
tiempo en el que los franceses "no se amaron", veintidós años más tarde fue
lo que constituye uno de los componentes de la ~risis de los. ~rchivos. .
Proclamados memoria, historia, patrimonIo de la nacion, los archivos condenado por crímenes en contra de la humanidad. Sin embargo, se trataba
del mismo Touvier. Pero el tiempo funcionó al revés. Muy lejos de haber
han sido, inevitablemente, alcanzados por el presente. He ahí el otrO compo-
traído el olvido, reavivó la memoria, reconstruyó e impuso el recuerdo. Con
nente, lo más visible y lo más disputado de la crisis: las demoras para consulta
la temporalidad hasta entonces inédita creada por los crímenes en contra de la
(demasiado largas) y las derogaciones (demasiado restrictivas).)2 Como si la
humanidad, el tiempo no "transcurre": el criminal permanece contemporáneo
cuestión de los archivos se resumiera sólo en los archivos contemporáneos
a su crimen. 54
(los de los colaboracionistas y, poco después, los de la guerra de Argelia). Se
ordenaron informes, se prometió una nueva ley, que a fin de cuentas no ha
El urbanismo parisino ofrece otro registro, tan visible que deslumbra, en
visto la luz, hubo movilizaciones para una "ciudad de los Archivos", imposible
donde comprender los efectos del orden del tiempo o de su cuestionarnien-
de hacer realidad por ahora, pero se tuvo derecho a dos circulares del Primer
to. Acordémonos por unos momentos de esas dramaturgias principescas o
Ministro. La del 3 de octubre de 1997 (a unos cuantos días del inicio del juicio
eso~ ballets urbano-políticos. Con un primer tiempo, todavía situado bajo
Papón y poco después de la declaración de arrepentimiento de la Igl~sia de
el SIgno del futurismo simultáneamente, y en fase con el régimen moderno
Francia), que flexibiliza las reglas de consulta de los documentos relativos al
de historicidad. En él se encuentra primero Georges Pompidou, el rnoder-
periodo 1940-1945. Recordando que: "Es un deber de la República pe:petuar
nizador, en el papel del presidente que quería "adaptar París al automóvil",
la memoria de los acontecimientos que se desarrollaron en nuestro pals entre
acelerar su desarrollo, aunque también devolverle su lustre internacional, al
1940 y 1945", invitaba a ir más lejos en materia de der~~aciones, sin uni~s~ ':
dotar a la capital con un gran museo de arte contemporáneo. Extendiéndose
la personalidad o a la motivación de las personas que solIcitan una derogaclOn .
durante veinte años, el acondicionamiento del barrio de Les Halles ofrece una
Traducía, en suma, el deber de la memoria para la administración. La segunda,
clara demostración de estas transformaciones. En 1959, el gobierno decide
del 5 de mayo de 1999, anunciaba: "Preocupado por la transparencia, y por
respeto hacia las víctimas y sus familias, el gobierno ha decidido facilitar las transferir los pabellones de Les Halles a Rungis. Durante los siguientes diez
años, la prefectura de París promovió proyectos arquitectónicos en los que
investigaciones históricas sobre la manifestación organizada por el FLN el 17
florecen las torres: "torres, torres y más torres".55 Modernismo y rentabilidad
de octubre de 1961".
Maurice Papon, quien acababa de perder el juicio por difamación que parecen ser las únicas palabras rectoras.
había iniciado (como antiguo prefecto de la policía de París) en contra ~e
jean- Luc Einaudi sobre el asunto de las víctimas de la manifestación, establ~~la , ~3 Nadie podía entonces saber que sería liberado de la prisión de la Santé por razones
n ~edICas en septiembre de 2002. Pero la emoción provocada por su liberación -aceptada
una vez más el vínculo con la actualidad. Considerado en toda su duraclO ,
el caso Papón es, además, un ejemplo esclarecedor de esos cambios de actitud urucarnenre por la aplicación de una nueva disposición de la ley- muestra claramente que hasta
su muerte permanecerá como contemporáneo de su crimen. Pero nosotros también.
54 Vid. infra, pp. 233-234. Henry Rousso, La Hantise du passé, entretien avec Philippe
Petit, París, Tenue!, 1998, pp. 12-47.
52 La norma de referencia es la comunicación inmediata de los documenros, pero !os
decretos de aplicación de la ley de 1979 fijaron demoras para cienos archivos: 3~ o 60.anos
55 André Fermigier, La Bataille de Paris: des Halles a la Pyramide. Chroniques d'urbanisme,
París, Gallimard, 1991, p. 54. La serie de crónicas realizadas por Fermigier en e! Nouvel
(para los documenros que contengan información que pudiera comprometer la vida pfl.vad:
Observateur, después en Le Monde, permite seguir el fracaso de Les Halles y el surgimiento
o interesar a la seguridad del Estado o la defensa nacional). En 1995 e! informe Bralvan
progresivo del tema del patrimonio.
propuso reducir esta demora a 25 y 50 años.
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REGfMENES DE HISTORICIDAD
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