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UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA

José Morales Orozco


RECTOR

Javier Prado Galán


VICERRECTOR ACADÉMICO

Alejandro Mendoza Álvarez Fran~oise-tog


DIRECTOR DE LA DIVISIÓN DE
HUMANIDADES Y COMUNICACIÓN

Perla Chinchilla Pawling


DIRECTORA DEL REGíMENES DE HISTORICIDAD
DEPARTAMENTO DE HISTORIA
Presentismo y experiencias del tiempo
Araceli Téllez Trejo
DIRECTORA DE PUBLICACIONES

Rubén Lozano Herrera


COORDINADOR DE PUBLICACIONES
DEPARTAMENTO DE HISTORIA

UNIVERSIDAD
IBEROAMERICANA
CIUDAD DE MtXICO

DEPARTAMENTO DE HISTORIA
Título original
Régimes d'historicité. Présentisme et expériences du temps
Éditions du Seuil, Paris, 2003
ISBN 2-02-059328-9

UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA
BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO

Hartog, Francois

Regímenes de historicidad : presentismo y experiencias


del tiempo

l. Historiografía. 2. Historia - Filosofía.


3. Tiempo - Historia. Lt. Afipé,
en La Luz de Samzun

D 13 H3718.2007

Diseño de la portada: Ana Elena Pérez y Miguel Carda


Traducción: Norma Durán y Pablo Avilés
Revisión técnica: Alfonso Mendiola

1a. edición en español, 2007

D.R © Universidad Iberoamericana, A.e.


Prol. Paseo de la Reforma 880
Col. Lomas de Santa Fe
01219 México, D.F.
publica@uia.mx

Impreso y hecho en México


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sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, por fotocopia, o
cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial.
CAPÍTULO 4
MEMORIA, HISTORIA, PRESENTE

"Francia debe recomponer sus anales para ponerlos de acuerdo con el progreso
de la inteligencia". La fórmula está, una vez más, tomada de Chateaubriand:
la proponía en el prefacio de sus Estudios históricos mencionados en el capítulo
precedente. Él se mostraba como un historiador superado por la historia:
"Escribía la historia antigua, y la historia moderna llamaba a mi puerta". J
¡De nuevo la historia, de prisa como el correo, iba más rápido que él! Sería
necesario -señalará en sus Memorias- poder "hacer historia a bordo de un
carruaje". En Alemania, Lorenz von Stein, teórico de la historia, señalaba
de la misma forma en 1843: "Es como si a la historiografía se le dificultara
seguir la historia". 2 Por supuesto, al afirmar esto, Chateaubriand seguía
siendo amo, pues hacía de su propio anacronismo el móvil y el motor de su
escritura. En cuanto a la recomposición de los anales según el progreso de
11
la inteligencia, es decir, plenamente sincronizados con el régimen moderno
de historicidad, esta tarea no era finalmente para él. En efecto, era la joven
generación de historiadores liberales, comenzando por Augustin Thierry, la
que debía encargarse de ello.
De hecho, la historia nacional se convertiría durante mucho tiempo en
el gran tema de los historiadores franceses y el lema de Chateaubriand podría
figurar en el epígrafe de numerosas obras, o cuando menos de las más audaces
a todo lo largo de los siglos XIX y xx, seguramente hasta Lavisse, incluso hasta
la empresa misma de Los Lugaresde memoria de Pierre Nora. Claro está, no
es que la situación fuera la misma, pero tanto para Chateaubriand en 1830

1 Vid. supra, cap. 3, p. 105.


2 Lorenz von Stein, apudReinhart Koselleck, Le futur passé, París, Éd. de I'École des hautes
études en sciences sociales, 1990, p. 180.

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REGIMENES DE HISTORICIDAD

FRAN~OIS HARTOG
Pero de Chateaubriand a Pierre Nora, para regresar a nuestro punto de
.. ' d 1 década de 1980, se trataba de partir de un partida inicial, sorprende inmediatamente la diferencia en la relación con el
como para Nora al micio e a onstruir "sobre
dia nóstico llevado hasta el presente y tomar nota. Para rec 1 tiempo. El "nuevo plano" invocado por los "avances" de la inteligencia cier-
g 1" decía Chateaubriand, para preguntarse, de ante,mano: ~ tamente remite a una visión del tiempo como perfeccionamiento y progreso:
un nuevo p ano, "1 de Nora' 'se puede todavla escribir el de la libertad hija de las costumbres descubierta en América, el que hacía
.
que qUIere decir
ecir " reco mponer en e caso .~
d F . , y por que 3 del Ensayo histórico revisado un testigo de esta marcha. Pero sabía también
una historia e rancia, como '. (1984-1993) finalmente tuvo que la manera de trabajar de los historiadores liberales que tomaban al nuevo
El momento de Los lugares de memoria fi al'
d d 1989' concebido e iniciado antes, el proyecto es n l- mundo como una "escala rectificada para medir al viejo mundo", estaba en las
1ugar al re d e or e . . 1 bi ntenario de la antípodas de su vocación de escribano, cuya escritura no es más que listados
zado después. Si lo pensamos entonces, en Francia, en e bi~~:sas en las que
., d ticipado algunas guerras incesantes de uno a otro.6 En el momento de emprender lo que después
Revolución, r~pltlen o por an íd del muro de Berlín, en la que nadie se convertiría en Los lugares de memoria, Nora no solamente no invocaba
ca~a uno de~la ~:~~ :::~:'1:s;:~v:nido.4 Pero esta empresa acompa~~ ningún tiempo progresista, sino que no salía del círculo del presente. Por el
sonaba, tomo. a. des ués de la mitad de los años setenta se extendió contrario, señalaba, "la desaparición rápida de nuestra memoria nacional me
la ola memonalista que P ., f, 1 fle"ó como un espejo, y pareció que exigía un inventario de los lugares en los que selectivamente se
por Francia. La registró como un slsmogra o, a re J
encarnó',? Un inventario previo a una muerte anunciada.
reflexionó sobre ella. .' d 1 e-
Entre los múltiples indicadores posibles de ese movlm¡lentO e a ~ Fernand Braudel todavía tuvo la audacia de lanzarse a una larga Historia
l' 1 d M 1 Ophuls Do or y compaszon, de la Francia solitaria, al estilo de Michelet, pero al partir mucho más tarde
moria, bastará mencionar la pe lCUa e .c. ar~~d .da de La Francia de
ue debió es erar hasta 1971 para ser d1Iun 1 a, segUl ., ' ._ que él (Michelet le consagró cuarenta años), no pudo explorar hasta el final
'trichy, 1940-j944, de Robert Paxton, minuci~~a acusaClOn cont~/ ~e~~o esa Identidad de Francia en la que se reúnen singularidad y perrnanencia.f
, . .d 1972 Pero también, en otro tenor, ea a De ninguna manera se trata de la memoria, sino de una historia sustraída de
men de Pétain, apareci a en . , . "orias de un bretón
lo más profundo de la larga duración, esta "enorme superficie de agua casi
de orgu IIo, en 1975 , de Pierre-Jakez Hehas. Esas. '1'mem. , ular bretona
ís bi dí" acido en 1914 recrean una ClVlizacion pop estancada" que insensible pero irresistiblemente "arrastra todo con ella". 9 Si se
d e 1 pals 19U 1 , naciuu cu ov v » h h 1 l' 1 de.
El libro alcanzó rápidamente el millón de ejemplares. S oa , a. pe~c~~ trata de una empresa colectiva excepcionalmente larga, Los lugares de memoria
en 1985' en 1987, Los asesinos de la memoria. e ierre no han tenido tampoco un artífice que a lo largo de sus intervenciones volu-
el au d e L anzmann,' l neeaci 1 mismo año
Vidal-Naquet, desmontando y denunciando e negaclOnlSmo; e d n~ men tras volumen, haya dado su "interpretación", casi en el sentido musical
El 'd de Vi' h (1944-198 .. .) de Henry Rousso. Al empren er u de la expresión, de la historia de Francia: su pequeña serenata.
stn rome te ". h bí descubierto que "ya no era el rurno Así como ya lo había anunciado, la cuestión que nos sirve de hilo
investigación sobre Vichy, Rousso a la 1 di . secas incluso del
de la medicina f,orense, sino
. más bien d e a me reina a .' , d
conductor es la del orden del tiempo, del cual dan testimonio Los lugares,
. n t " Y tantas más hasta el último libro de Paul Ricoeur, apareCl ~ comprendidos antes que nada como proyecto intelectual. Al poner en primer
psicoana ISa . ' . . 1 luid. E lano mas
lugar a la memoria, ¿en qué articulación del pasado, del presente y del futuro
en 2000, para el milenio, La memoria , ~ h1Sto~ta,e .0 v~eo~llo~~:r~novación
tan ible son más visibles, al ser tamb len tesumOnlO . . . . , n de se encuentran? Pues es evidente que comienzan por no reconducir el régimen
.g , íf ., de los centros históricos urbanos, la muluphcaclO moderno de historicidad. Más allá de ellos mismos y de su paso, Los lugares
activa o musei caClOn . . 5
S de sociedad y la ascensión del Parrirnomo- nos servirán también de proyector para aclarar las temporalidades movilizadas
1os eco museos o museo '
por el género de la historia nacional en el curso de su historia. Pero antes,

t: 1 P ís Gallimard, 1993, pp.


3 Pierre Nora (dir.), Les Lieux de mémoire, tu, Les rrance, , ar ,
6 Vid. supra, pp. 118-119.
11-32. . 'Gallimard 1999) reúne los artículos 7 Les Lieux de mémoire, 111, op. cit., p. l.
4 1789. La commémoration (vol. colecr~vod' Pa ns , I ., francesa. Parrick Garcia, Le Fernand Braudel, L1dentité de la France, París, Arrhaud-F1ammarion, 1986,3 vols. [La
e al Revo ucion
8
bre el bi nrenano
aparecidos en Le Dé bat so re e Ice . . l d' ne commémoration, París, CNRS identidad de Francia, 3 tt., Barcelona, Gedisa, 1993].
Bicentenaire de la Révolution franfaise. Pratzques socia es u
9Ibidem, t. I1I, p. 431. Vid. supra, p. 35.
Édirions,2000.
S Vid. infra, pp. 179-181.
129
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FRAN~OIS HARTOG
REGIMENES DE HISTORIClDAO

tomemos d e nuev O alguna distancia y practiquemos otra modalidad de la


observación a distancia. Las características del régimen moderno, tal como se destacan en los
análisis ya clásicos de Koselleck, son, ya lo hemos visto, e! paso de! plural
alemán die Geschichten al singular die Geschichte: la Historia. "Más allá de las
LAS CRISIS DEL RÉGIMEN MODERNO
historias está la Historia", la Historia en sí, que, según la fórmula de Droysen,
drf . Íui rse tan so 1o como hi p o'tesis , al régimen moderno de histo-. debe convertirse en "conocimiento de sí misma". 13 Sobre todo, es conocida
'No po na InC UId , ti chas simbólicas que son 1789 y 1989~. <:'Será necesano
<:
r •
desde entonces como proceso, con la idea de que los acontecimientos no
ricidad entre esas os e d salida de la escena de la gran
ifiestan su entra a y su tienen lugar solamente en el tiempo, sino a través de él: el tiempo se convierte
llegar a pregonar que man d sas dos fallas en el orden del
. O lo menos marcan os pau , , en actor, si no es que en "el actor". Las lecciones de la historia son sustituidas
histona?
.
¿ que por
~10 Desde ese punto
dee vi
vista, e 111 de septiembre de 2001 no .aportara ., ahora por la exigencia de la previsión, puesto que el pasado no ilumina más e!
tlempo. . . fuerte a dilCh o esquema, a menos que la administración futuro. El historiador ya no elabora el ejemplo, sino que está en busca de lo
un cuesnonarruento idid 1 1 o punto cero de la historia mun- único. En la historia magistra, el ejemplo relacionaba el pasado con el futuro
d id h ya decidi o co ocar o com
esta OUnI ense a nte un UnICOpresente, e1d e la guerra contra el terrorismo.
r •
a través de la figura del modelo por imitar. Detrás de mí, el hombre ilustre
dial: un nuevo prese , . b 11 ' 11' 'te la lógica del acontecimiento estaba delante de mí o frente a rní.
111 d eptlem re evo a irru
En todo caso, e es . onstitución se historiza en
' 1 dejarse ver en su propia c , Con el régimen moderno, e! ejemplo, como tal, desaparece para dejar
contemporaneo que, a . emoración: bajo la mirada de
se uida es ya, en sí mismo, su propia conm .. lugar a lo que no se repite. El pasado es, por principio, lo que regresa a lo
g Y 11 id es absolutamente presentlsta. mismo, por posición, ya superado. Más adelante, un día, cuando se presenten
las cámaras. En ese senn . o, llos que casi inmediatamente
las condiciones, los historiadores podrán establecer una ley, como ha sucedido
Entre los actores mismos y entre l:~~~n francesa pudo ser descifrada
en las ciencias de la naturaleza. O, para retomar una formulación propia de la
han intentado dar cuenta de efll.lo,la Revodos regímenes de historicidad. Se
bl un con reto entre historia-ciencia de finales del siglo XIX, el día glorioso de la síntesis acabará por
nota emente1, al como.
do se inVOCOamp S amoli lamente a Roma y a Plutarco, todo para nacer, pero al esperar, la historia debe, como un artesano necesitado, limitarse
interpe 1 o pasa ,
d 1 lto que no existía ., mo delo y que no era necesario imitar a lo ordinario e ingrato del análisis. Es muy pronto. En todo caso, el porvenir,
proc amar a to O. o ~ 1 . o Napoleón puede aclararse bajo esta misma luz. es decir, e! punto de vista del porvenir, ordena: "La historia se convirtió en
nada. La trayectona e rrus m . . re uiso adelantarse a sí mismo
Llevado por el nuevo orden del tiempo, slemp q. d d pasaba" lo esencial en una conminación que dirige el Futuro a lo Contemporáneo".
,. de respirar por on e , El requerimiento, agregaría yo todavía, para completar la fórmula
-"iba tan rápido que ~penas tem~ ~lemP:bstante, fascinado por los héroes
tomada de Julien Gracq, se extendió también hacia el pasado y se impuso
hacía notar Chateaubnand- y que o, no ti 1 ñalaba Valéry,
d paldas en su uturo, como o se a los historiadores que a lo largo del siglo XIX organizaron y concibieron su
de Plutarco hasta entrar e es d li 12 Él también tejió su
., d un seudoheredero e un maJe. . . disciplina como la ciencia del pasado. Ese futuro que ilumina la historia pa-
hacién ose pasar por , . t dos regímenes de historicidad. sada, ese punto de vista y ese telos que le dan sentido, tomó con los hábitos de
destino de héroe finalmente traglco en re
la ciencia, cada vez más, el rostro de la Nación, del Pueblo, de la República,
. .
a un historiador, observador comprometido en de la Sociedad o del Proletariado. Si existe todavía una lección de la historia,
lO Entre muchos otros posibles, citemos h h i world history ended
« ~ I
would deny t ar an epoc In f viene del futuro, y ya no del pasado. Está en un futuro que llegará cual rup-
su siglo, Eric Hobsbawm: Very ew ind rh. S . U ion wharever we read in the events o
f h S . bl and t e oviet 01 , tura Con el pasado, al menos como diferente de él; mientras que la historia
wirh the collapse o t e ovret oc d" (E History, Londres Abacus Book, 1998, p.
1989-91. A page in history has been turne n tstorv. ,
magistra se basaba en la idea de que el futuro, si no repetía exactamente el
C ' . 2002])
311 [Sobre la historia, Barcelona, nuca, , " . . 21< ., I " Annales HSS, 1, 2003, pasado, al menos no lo excedía jamás, puesto que se movía dentro de! mismo
" b Guerre et télévision au Slec e , . "
11 Carol G Iuck, 1 I septem re. ... d I "guerra contra el terronsmo ,
k historia-testimonio e a , . círculo (aun cuando Chateaubriand hubiera arriesgado mucho la imagen de
pp. 135-162. Carol Gluc propone una " f' " de los medios. Atento a la croOlca
d U· d a través de una ernogra la . del los círculos concéntricos), con la misma Providencia o las mismas leyes y, en
conducida por Esta os ni os ión inmediata constitutiva
instantánea de la guerra, no se detiene en la autoconmernoracr todos los casos, con hombres dotados de la misma naturaleza humana.
acontecimiento.
12 Plutarco,
"1 pro.
Vies paralleles, d e F rans: ois Harrog,, París, Gallimard, 2002, pp. 35-36.
"Entrar de espaldas en su futuro", la fórmula es de Valery.
13 Koselleck, Le fotur passé, op. cit., p. 43.

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131
FRAN~OIS HARTOG REGIMENES DE HISTORICIDAD

¿Por qué esta hipótesis de dos rompimientos: 1789 Y 1989? Ciertamen-


te no para bloquear la reflexión y alejarse repitiendo el final de todo y de la
historia, en particular, al no tener ya desde entonces la democracia otro rival,
;";)~~~:~~:~~:;
o o..
;:;e::::g~::i~,::;;e;::¡7:,:~::e
',:~::~~~
ue retornado por la Iglesia y por los clérigos medievales cuand
sino al contrario, para estimular, lanzar de nuevo esta cuestión, desterrando asumieron lad tarea de escribir la historia . Más profiund amente e I reglme
,. o
. .
la evidencia del presente. También, el leer Los lugares de memoria desde una cnsuano pu o combinarse . con el de I hi . '
a zstorta maglstra, en la medida n
perspectiva amplia o de una historia de larga duración de las relaciones con el ~ue¿ ~no y el otro mlra.ban hacia el pasado, hacia un ya, incluso si el ya ~:
tiempo, conduce a cuestionarlos como una manera de trabajar a partir de este 0 sh .tIguosdno era de mnguna manera el de los cristianos (actuando sobre
rompimiento (que no se reduce al9 de noviembre de 1989 únicamente, fecha e. 1 onzonte
icid d e un
h todavía )
no. N . deci
o qUIere ecir que este antiguo régimen de
de la caída del Muro), aunque también podría trabajarse buscando proponer h.istonci. P' a no aya c onOCIid o muc h os cuesrionarnienros
. durante su larga
una aproximación y una historia. Dichos rompimientos, llamémoslos incluso h istona. or ejemplo ,en F rancia,. d urante la segunda mitad del si I
brechas en el tiempo, retornando el diagnóstico dado por Hannah Arendt, Entre muchos' In diica d ores pOSIiblesv oodrí
es, podnamos recordar la publíe SIg.o, XVI.
1580 dIE d lCaCIOn en
son esos intervalos enteramente determinados por cosas que ya no son y por bili e do nsayos e Montaigne, en los que se ve el exemplum antiguo des-
cosas que todavía no son.14 Brechas, pues existe un tiempo de pausa, y por esta 1 Iza o en un mundo en perpetuo movimiento Se de .
ello el tiempo parece desorientado. Chateaubriand, recordemos, concluía sus convierte en "singularidad" 18 Decidid . I struye rnientras se
ib fi . o a ser un nuevo P utarco Montai ne
Memorias bajo la comprobación de dos imposibilidades entre las cuales se escn e nalmente los Ensayos. "Es a mí a quien describo" I la d g .
al lector DI' ., ' anza a a vertencia
encontraba colocado el mundo de 1840: la imposibilidad del pasado, la im- I . A e . mismo modo, un SIglo mas tarde, el estallido de la Querella
posibilidad del futuro. 15 Volveremos sobre ello en el momento de concluir. entre os ntiguos y los Modernos (1687) marcó un momento d .. d
Tal hipótesis no implica de ninguna manera que el régimen moderno la crisis del ti S' I eClSlVO e
. Iem~o. 1, como o demuestra Perrault, los Modernos su eran
no haya conocido cuestionamientos antes de 1989, que no haya habido otras a los Antiguos, SI ~a habido progreso y perfeccionamiento en casi tod~s los
crisis del orden del tiempo. Muy por el contrario. Comenzamos por ahí en cam:~si e~ necesano que el tiempo no actúe todavía sobre un futuro del que
la ínnoduccíón" Un régimen de historicidad, además, nunca ha sido una ven ra a uz: La perfección casi puede alcanzarse en el siglo de Luis XIV 19
entidad metafísica, descendida del cielo y de alcance universal. No es más que En efe~o, ¿como autorizarse a pensar más allá del soberano absoluto? .
la expresión de un orden dominante del tiempo; tejido a partir de diferentes S n fin,. no se puede pasar de un régimen a otro sin periodos de conflicto
regímenes de temporalidad, es, para terminar, una manera de traducir y de e producen Interferencias, frecuentemente trágicas . La Re vo IUCIOn., fu e uno .
de
ordenar las experiencias del tiempo -maneras de articular el pasado, el presente .e,s.o~momentos. ~olocado entre VolneyyTocqueville, Chateaubriand nos
y el futuro- y de darles sentido. Es necesario que, para la aprehensión y la ~UIO, el,. que no ~eso de observar y de convertirse en comentarista de esos
expresión de estas experiencias, la descripción fenomenológica agustiniana de tiempos intermedios
C . y d e SImismo, atrapa d o y constituido por esos intervalos
r •

los tres tiempos siga siendo siempre el punto de referencia esencial. ¿Cuántos on elst,emismo enfoque incluso aumenta la inteligibilidad del destino d~
regímenes podrán contarse? Lo ignoro. El ejemplo del régimen heroico poli- N apo eon.
nesio muestra, al menos, que tenemos un inventario abierto y que no estamOS
encerrados en la sola auto contemplación de la historia europea. Objetado en
el momento mismo de ser instaurado, aunque ciertamente jamás totalmente
instaurado (salvo en el mejor de los mundos), un régimen de historicidad se
instala lentamente y dura mucho tiempo.
37_~~.Sobre la longevidad de la historia magistra, vid. Koselleck, Le fotur passé, op. cit., pp.

18 H
19 artog: pról. en Plutarco, Vies paralléles, op. cit., pp. 26-27.
14 Hannah Arendr, La Crise de la culture, París, Gallimard, 1972, p. 19. Francois Hartog, "Du paralléle al' "
question, textos reunidos o a cornpararson en Plutarque: Grecs et Romains en
15 Chateaubriand, Mémoires d'Outre-Tombe, 44, 5, París, Gallimard, col. Bibl. de la
166; Levenr Y'l L P r P. Payen, Entretiens deSt. Bertrand de Comminges, 1998, pp. 162-
1 rnaz, a Querelle des M d Tt .. .
Pléiade, 1951, t. 11,p. 922. Anciens et des M d. -r; o ernes. emps, nouveaute et bistoire dans la Querelle des
16 Vid. supra, pp. 21-27. o ernes, esis EHESS, 2002 (por aparecer, Gallimard, 2004).

132 133
FRAN~OIS HARTOG
REGrMENES DE HISTORICIDAD

LA ASCENSiÓN DEl PRESENTISMO


-retornados a menudo como eslogan- se reunieran finalmente para reactivar
los himnos al ~rog~e~o y n~ solamente mantener en operación el régimen
Finalmente el siglo xx unió futurismo y presentismo. Si en un principio fue moderno de historicidnd, sino para hacerlo el único horizonte temporal.
más fururista que presentista, terminó siendo más presentista que futurista.
Aun cuando el futurismo, habiendo perdido su lirismo, debiera adaptarse a
Futurista, lo fue con pasión, a ciegas, hasta lo peor, todos lo saben desde
la a~enaza ~uclear y esmerarse en responderla. En Europa fueron esgrimidos
entonces. El futurismo debe entenderse aquí como la dominación del punto
los Imper~tlvo~ ,de la .reconstrucción y de la modernización, acompañados
de vista del futuro. Tal es el sentido imperativo del orden del tiempo: un
de la plamficaclOn, rruentras que a nivel mundial se imponían las exigencias
orden que no cesa de acelerar o de presentarse como tal. La historia se hace
de la competencia e~onómica, con la Guerra Fría como telón de fondo y
entonces en nombre del porvenir, y debe escribirse de la misma manera. El
la carrera arrnarnentrsta cada vez más rápida. Tuvimos así, entre otros "el
movimiento futurista impulsó esta postura hasta el extremo. A semejanza radiante porvenir" socialista, el "milagro" alemán, o los "treinta glorioso,"
del Manifiesto del partido comunista, el Manifiesto foturista, dado a conocer franceses (llamados así a parti r del libro de Jean Fa urasti é) .22Poco a poco, sin
por Marinetti en 1909, desea ser un acto resonante de ruptura en relación
embar~o, el porvenir empezó a ceder terreno al presente, que tomaría cada
con el antiguo orden. Debe liberarse a Italia de "su gangrena de profesores,
vez m~s. s~ lu~ar, ~asta poco después parecer ocupado todo por completo.
arqueólogos, cicerones y anticuarios", al declarar que "el esplendor del mun-
.oaba rmcio aSI un trernpo en el que prevalecería el punto de vista del presente:
do se ha enriquecido por una nueva belleza: la belleza de la velocidad". Es Justamente el del presenrísmo.
sintomático que sea en el lugar mismo donde Europa forjó su noción de
Ese presente, aparentemente tan seguro de sí mismo y dominante, con
patrimonio, donde surgió una impugnación radical.é'' "Con más belleza todo, no apareció en un día (durante el último tercio del siglo xx), y tampoco
que la victoria de Samotracia", un automóvil "rugiente" es su expresión más
es una novedad radical. En cierto sentido, todo grupo, toda sociedad, ayer
viva. "Nos encontramos sobre el último promontorio de los siglos", agrega
como hoy, no cuenta más que con su presente. Después pueden venir diversas
Marinetti, "¿qué caso tiene mirar hacia atrás [... ]?" Un año más tarde, el
estrategias ~ue con~uzcan a valorarlo o, por el contrario, a menospreciado,
Manifiesto de Lospintores foturistas es todavía más radical: "[Camaradas! Les
en proporciones vanables y siempre cambiantes, según las circunstancias. Se
declaramos que el progreso triunfante de las ciencias produjo cambios tan
podría eliminar o, por ::1 contrario, apresurarse a salir más rápido. Praesens,
profundos en la humanidad que un abismo se ha abierto entre los dóciles hacía notar el lingüista Emile Benveniste, significa etimológicamente "lo que
esclavos del pasado y nosotros, libres y ciertos de la radiante magnificencia está .frente a mí", por tanto "inminente, urgente", "sin demora", según el
del porvenir [... ] Pero Italia renace, y a su Risorgimento político hace eco su sen tido de la preposición latina prae. 23El presente es lo inminente: el cuerpo
renacimiento intelecrual'l.é! Las vanguardias artísticas se lanzaron con este del corredor inclinado hacia delante en el momento de arrancar.
impulso a la búsqueda de esta radiante magnificencia.
.S.egún la c~stumbre de los sabios, las filosofías antiguas, el epicureísmo y
Pero el Manifiesto foturista muestra también cómo puede pasarse del fu- e! estorcismo hablan producido una teoría de! presente en virtud de la cual no
turismo al presentismo, o cómo el futurismo es (ya) también un presentismo.
hay más que e! presente sobre el que yo puedo tener influencia. "Persuádete"
Cuando Marinetti proclama: "El Tiempo y el Espacio murieron ayer. Vivimos
escribía Horacio, "que cada nuevo día que inicia será para ti e! último. Po;
ya en el Absoluto, pues ya hemos creado la eterna velocidad omnipresente", lo tanto, es con gratitud que debes recibir cada hora inesperada".24 y Marco
el presente se encuentra "futurizado", o ya no hay más que presente. Gracias Aure!io: "Si separas de ti mismo, es decir de tu pensamiento [... ] todo lo que
a la velocidad, el presente se transforma en eternidad y Marinetti, al volante
de su automóvil de carreras, se ve como un sustituto de Dios.
Si la catástrofe de la Primera Guerra Mundial, las crisis que le siguie- 1 22 Jea~ Fourastié, Les 30 Clorieuses ou la Révolution invisible de 1946 a 1975, París, Fayard,
ron, y después la de la Segunda Guerra Mundial, estremecieron, incluso 979. MI se encuentra una doble constatación: la del progreso, pero sobre rodo la de que en
lo sucesIVOterminó.
hicieron retroceder al futurismo, era necesario que toda una serie de factores 23' . .
Emíle Benve~ISte, Probfemes de linguistique générale, París, Gallimard, 1966, p. 135.
[Pro~¡emas de. lmgz:l~tlca general, México, siglo XXl, 1979].
20 Vid. infra, pp. 193-202.
HoraclO, Epltres (Epístolas), 1, 4, 13. [Epístolas; Arte poética Madrid Consejo de
21 Giovanni Lista, Le fucurisme, París, Terrail, 2001, pp. 29, 30 Y38. Investigación Científica, 2002]. ' ,

134
135
REGIMENES DE HISTDRICIDAD
FRAN~OIS HARTOG

tismus", el "nunismo" (de nun, "ahora" en griego), e! "PREsentismus" e!


has hecho o dicho en el pasado, todo lo que en el futuro te atormenta, todo cc» ,,, 29 . '
rnstantaneisrno . La literatura no se quedaría atrás, primero porque toma
lo que escapa a tu libre arbitrio, si separas [de ti mis.mo] el fut~ro y el pasa-
parte en varios de estos manifiestos. Basta con pensar en el lugar ocupado
do, si te concentras en vivir solamente la vida que Vives, es decir, solamente
por Apollinaire. También podría remontarse un poco más allá, pensar en
el presente, podrás pasar todo el tiempo que te queda hasta .tu muerte con
e! papel de i.nspiración desempeñado por las Consideraciones intempestivas
calma, benevolencia, serenidad".25 Es incluso en ese presentlsmo en el que
(1874) de Nietzsche. El in moralista (1902), de Gide, sería un buen ejemplo.
se inspira Goethe cuando, en el deslumbramiento de su reencuent~o co.n
El héroe, .Miche!, de~c.~bre en efecto, tras haber estado a punto de morir, que
Helena, hace decir a Fausto: "El espíritu no mira ni hacia adelante ni hacia
sus estudios de erudición han perdido en lo sucesivo su atractivo: "Descubrí
atrás. Sólo el presente es nuestra fe l·reíid a d" .26 que algo había para mí, si no suprimido, al menos cambiado e! gusto; era e!
Pero, con las religiones reveladas, el presente encontró al mismo mo- .. di"
sennrmento e presente. 30 Algo parecido se encuentra en Hedda Gabler de
vimiento devaluado (nada de lo que pueda venir tiene importancia real),
Ibsen, o incluso, en la década de los años veinte, en las reflexiones ya evocadas
extendido (en cierto sentido no existe más que el presente) y valorado como
de Paul Valéry sobre o, más bien, contra la historia."
presente mesiánico, en espera del eschaton: en cualquier ~omento el Mesías
De manera que, si quisiera responder y escapar al "fracaso de la historia"
puede venir. Rosenzweig distingue así "el hoy que no es mas que una pasarela
(hecho patente con la guerra de 1914), la historia profesional debió haber
hacia mañana", del "otro hoy que es un trampolín a la eternidad".27 Para los
comenzado entonces por demostrar que e! pasado no era sinónimo de muerte
cristianos, si nadie sabe, excepto el Padre, cuándo vendrá la hora final, es se-
y que el pasado no quería asfixiar la vida. Fracasó en proponer un modo de 1

guro, en todo caso, que el tiempo abierto para ::1 paso de Cris~~ es el pre~ente
r~lación e~tre e! pasado y e! presente, tal como pasó cuando e! pasado preten- I
y que la historia, hasta su Regreso, fue, es y sera la de la SalvaciOn. De ahi esta
diera aleccionar al presente y fuera atacado por ello de inanidad de principio.
apóstrofe de Pascal, que vuelve a las fuentes del Evangelio para recordar la
y esto, au~ cuando e! antig,uo modelo de ~a historia magistra hubiera dejado
dimensión escatológica del presente: "El presente no es nunca nuestro fin: el
de ser funcional durante mas de un largo Siglo. La insistencia de los primeros
pasado y el presente son nuestros medios; sólo el porvenir es nuestro fin. ~or ello
Annales de Marc Bloch y Lucien Febvre sobre la preocupación indispensable
I
no vivimos jamás, sino que esperamos vivir, y al preparamos para ser siempre I
del presente adquiría entonces sentido en relación con ese contexto intelec-
dichosos, es inevitable que no lo seamos jamás".28 Aquí están las dos grandes
tual.32 Un poco ~á~ tarde pondrían e! trabajo de! historiador bajo el signo 11
formas históricas del presentismo: la religiosa y la de los filósofos antiguos, con
de un doble movimiento: de! pasado hacia el presente y de! presente hacia e! ! I

pasajes de la una a la otra, como en Montaigne e incluso en Pascal. .


pasado. Ahí reside la justificación de la historia, pero también de ahí surgen
Claramente inspiradas en las corrientes vitalistas, algunas expresiOnes
sus recursos heurísticos.
modernas de presentismo inducen a despreciar el pasado. El presente se
Publicada en 1938, La náusea, de Sartre, puede igualmente presentarse
yergue contra el pasado en nombre de la vida y del arte ..Por lo q~e se refiere
como un fragmento presentista. Roquentin, e! narrador, escribe un libro de
a las vanguardias artísticas entre 1905 y 1925, Eric Michaud hizo ~o:ar el 1

lugar dado al presente en los mismos títulos d.e sus manifi~stos, yo di~ia sut I
reivindicaciones presentistas. Al lado del futunsmo presentlsta de Mannett , 29 Ér'c1 M' IC h au,d "L e present
ésenr d es avant-gar d es", en Histoire de l'art: une discipline ases I
", 1 ' "1" aesen-
evocado hace un instante, pueden nom b rarse e 1 simu tanelsmo ,e pr frontiéres, París, Fernand Hazan, 2005.
30 André Gide, L'Immoraliste, París, Mercure de France, 1961, p. 60. [El in moralista,
Madrid, Cátedra, 1998].
25 Marco Aurelio, Pensées (Pensamientos), 12, 3, 3-4. [Pensamientos; cartas, testimonios, 31 En h as .
. . muc ocasiones, Lucien Febvre responde a Valéry, abandonándolo a la historia
Madrid, Tecnos, 2004]. h r' sin vida y reprochándole ignorar la historia viva (1941): vid. Combats pour l'histoire París
26 Goethe Second Faust, v. 9831. Vid. Pierre Hadot, "'Le présent seul esr notre bon eU3
, hl hi . "D'odene 13, Armand Colin, 1992, pp. 24, 102 Y 423. ' ,
la valeur de l'instant présent chez Coerhe et dans la p i osop le annque, t b ' 32 "Aux 1ecteurs "A
, nnates
I d'h'histoire économique et sociale, 1, 1929. "Mientras que a los
1986, p. 71. ' L'An e de documentos del pasado los historiadores les aplican sus buenos métodos antiguos comprobados
27 Franz Rosenzweig. carta del 5 de febrero de 1917, apud Stéphane Meses. l~ la cada vez . más un mayor numero
rmero d e personas consagra su actividad, no sin pasión en ocasiones, '
al
l'histoire. Rosenzweig, Benjamin, Scholem, París, Éd. du Seuil, 1992, p. 89. [El ange h esrudío de las sociedades y de las economías contemporáneas: dos clases de trabajadores
historia. Rosenzweig, Benjamin, Scbolem, Madrid, Cátedra, 1997]. echos para comprenderse y que normalmente se codean sin conocerse".
28 Pascal, Pensées, 172 (Brunschvicg).
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FRAN~OIS HARTOG
REGrMENES DE HISTORICIDAD

historia. Trabaja, en efecto, en una biografía de! marqués de Rollebon (quien


se parece medianamente a Talleyrand). Pero un día, en u~ inst~nte, s~ le estrecha de! progre~o e.~ las sociedades modernas se consumaba, en cualquier
vuelve imposible continuar, pues se le impuso como un~ evidencia tanglb~,e caso, con ~n~ n;edltaclOn sobre ese mundo que "comenzó sin e! hombre y se
que jamás había existido más que "e! presente, nada mas que e! prese~t~ . consu~ara sm el, puesto que no ha hecho jamás otra Cosa que precipitar una
El presente era "lo que existe, y todo lo que no estaba pres~n.te ~o eXlstla: matena 'p0d~rosa~ente ?~ga2izada hacia una inercia siempre más grande y
El pasado no existía. De ninguna manera. Ni en las cosas, m slqUlera en mi que algun día sera defilllnva . También la antropología debería finalmente
escribirse "entropología, nombre de una ciencia dedicada a estudiar en sus
pensamiento". Cor:clusión: "El marqués ~e Roll~bon acab~ba de ~o~ir por
manifestaciones más elevadas este proceso de desintegración".37 Con esta
segunda ocasión". El era "mi socio: él. ten:,a ~ecesl~ad"de mi par~ existir y yo
tenía necesidad de él para no sentir mi ser . Yo existo . De la misma manera perspectiva de enfriamiento final de las sociedades cálidas, se está, es verdad,
en que "las cosas son por completo lo que parecen" y que "detrás de ellas ... en e! punto más alejado: algo así como e! punto de vista de las esferas.
no hay nada", e! pasado no es nada.33 . En un momento de intensa crisis de! tiempo, cuando se derrumbaba
Sin embargo, e! futuro, más exactamente e! punto de vista de! futuro, e! antiguo orden de! tiempo y e! nuevo buscaba todavía darse, Chateaubriand
tampoco. También en 1945, de nuevo Sartre, en e! editorial de! primer número había he~ho ~revemente :1
!ntento de la utopía salvaje: un fuera de! tiempo.
de Les Temps modernes insistía y señalaba: "Nosotros escribim~s para nuest:os En los anos cmcuenta, Lévi-Srrauss, ya lo vimos, es orillado a cuestionar e!
contemporáneos, no queremos mirar nuestro mundo con OJos futuros, ese r~gim~n m~derno fundado sobre la evidencia de! orden de! progreso. La
sería e! medio más seguro de matado, sino con ojos realistas, con nuestros historia, senalaba, no es más que de vez en cuando acumulativa y, además,
verdaderos ojos mortales. No anhelamos ganar e! juicio y no tenemos m~ q~e no aprendemos como acumulativo más que lo que es análogo a lo que pasa
entre nosotros. Las formaciones sociales y la historia universal todavía esperan
hacer una rehabilitación póstuma: es aquí mismo y con nuestra expene~~la E' . 38 E 1
a su rnstein. n os años sesenta, e! salvaje se puso de moda. Se adoptaron
viva que los juicios se ganan o se pierden". 34El ~~ist;,nc~a~ismo,~e la salvac~on
sólo en e! compromiso sin reserva con la acción. Militante, recordara e! toda suerte de usos salvajes de! "pensamiento salvaje", se conectó con "e!
autor de Las palabras, "quise salvarme por las o b ras "35 . A 1a revo luci
UClOn, e,? pensamiento mítico", se comparó al salvaje con e! civilizado o ante e! Estado,
adelante, le corresponde "e! papel que desempeñó antaño la vida eterna, pero también hubo retornos o fugas entre los salvajes.39 Antes los "retornos"
al país.
ella "salva a los que la hacen", señalaba Malraux.36 El existencialismo era un
El eslogan "olvidar e! futuro" es probablemente la contribución de
presentismo. ., , .
Si la crítica de! progreso no implica una promoclOn automanca de! I?s Sixties* a un extremo encierro en e! presente. Las utopías revoluciona-
rras, p.rogresistas y futuristas, ¡oh, cuánto!, en sus principios, pero también
presente, sí deja duda sobre e! carácter forzosamente positivo de la march~
hacia e! porvenir. El topos en verdad no era nuevo, pero p~ede ~eñalarse aqu; pret,enstas y retrospectivas (las barricadas revolucionarias y la Resistencia),
su reactivación y su desplazamiento a mediados de los anos Cincuenta, po debían operar desde ese momento bajo un horizonte que no superaba en
eramosos T:' ,. En e! nada e! simple círculo de! presente: "Bajo e! concreto, la playa" o "'Todo de
Claude Lévi-Strauss, en sus inmediatamente 1rtstes troP/cos.
inmediato!" proclamaban los muros de París, en mayo de 1968. Antes de
contexto de la descolonización propoma, una versión . , renova d a de! noble sal-
vaje. 'La noche en las selvas del Nuevo Mundo de Chateaubriand no est~~a ~ue se escribiera sobre ellos "No future", es decir, más presente revoluciona-
I
tan lejana! Su defensa apasionada de Rousseau y su cnuca,. de Ia con cepcion :10. Llegaron, por supuesto, los años setenta, las desilusiones o e! fin de una
llu~ión, e! derrumbe de la idea revolucionaria, la crisis económica de 1974,
el mexorable ascenso de! desempleo en masa, e! fin de! Estado benefactor
33 Jean-Paul Same, La Nausée, París, Gallimard, 1938, pp. 124-125 Y 127. [La náusea,
Buenos Aires, Losada, 2006]. id d más
34 jean-Paul Sanre presenración de la revista Les Temps modernes, 1945. Repetí o a e . :: Claude Lévi-Strauss, Tristes Tropiques, París, Plon, 1955, p. 374.
VId supra, pp. 36 Y48-49.
'
en Les Mots, París, Gallimard, 1964: "Sinceramenre no preten doo rnámas que escnibir
l para mi

tiempo". l 39 Pierre Clastres, La Société contre l'Éuu, París, Éd. de Minuit, 1974 [La sociedad contra
35Ibidem, p. 210. ~ Estado, Caracas, !"fonreávila, 1981 J. ]acques Lízor, Le Cercle desflux. Faits et dits des lndiens
36 Apud Arendt, La Crise de ... , op. cit., p. 17. an~ma~t, P:rís, Ed. du Seuil, 1976. [El círculo de foego, Caracas, Monreávila, 1992J.
En Ingles en el original. N. del T.

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FRAN~OIS HARTOG
REGrMENES DE HISTORICIDAD

construido en torno a la solidaridad y sobre la idea de que el mañana será mo genera diariamente el pasado y el futuro de rmi ,
mejor que hoy, y las respuestas más o menos desesperadas o cínicas de que necesidades y valoran 10 in di D . e. quienes, día tras día, tienen
As,1, 1a muerte ha sido cada me lato. e esta actitud no ha fal d . dí .
1 . El
todos, en cualquier caso, son miserables en el presente y sólo en él. No más vez m' n ta o 10 !ClOS.
as e usiva poeta T S El' . b
allá. Pero no se trataba ya precisamente de epicureísmo o de estoicismo, ni ya este expansionismo del prese t . "E . , '. lOt atestIgua a
., . n e. n nuestra epoca hací []. .
de un presente mesiánico. ClOsu eXIstencia un nuevo gé d ". ' la notar '" 101-
nero e proVlOClanlsmo . ,
En esta progresiva invasión del horizonte por un presente cada vez más nuevo nombre. Es un provine¡ dI' que merece quizas un
ClaOlsmo no e espacio . del ti
inflado, hipertrofiado, es muy claro que el papel impulsor fue asumido por quienes [ ] el m d' ,S100 e tiempo; para
... un o es propIedad sólo de 10' 1 '
la súbita extensión y las exigencias cada vez más grandes de una sociedad de no tienen lugar" 44 L s VIVOS,en e que los muertos
. os muertos ya no tienen su 1 .
consumo, en la que las innovaciones tecnológicas y la búsqueda de beneficios tienen lugar alguno Como hi t . d Phili ugar, o mejor dicho, no
1 Ipp A" 11
cada vez más vertiginosos vuelven obsoletos a los hombres y a las cosas cada
muriera" 45 L
.
atención sobre ese mismo fenómeno'
.,
IS ona or
.'
"i d e nes supo amar nuestra
o o sucede en la aldea como si nadie
vez con mayor rapidez. Productividad, flexibilidad y movilidad se convierten . a negación a envejecer (según el m d 1 d
en las palabras claves de los nuevos empresarios.t" Si el tiempo desde hace ya tiempo hizo escuela delJ'ollTo:e'-* 1'1: . ) o e o, que uranre mucho
, 06' r ca lrornlano ser' . di d
mucho es una mercancía, el consumo actual valora lo efímero. Los medios aco~paña la valoración creciente de la juventud ~a otro I~ !CIlo e el.lo, que
de comunicación, cuyo extraordinario desarrollo acompañó ese movimiento OCCIdentales que empiezan a e . O' lomo ta ,en as SOCIedades
nveJecer. lOC uso más .
que es verdaderamente su razón de ser, proceden igual. En la carrera cada las técnicas de supresión del tí . ,recIentemente, todas
la información" 1 .I~mpo: gracias al desarrollo de las "carreteras de
vez más acelerada a lo directo, producen, consumen y reciclan siempre
drf f" y a promoción universal del tiempo llamado "real" 't d
cada vez más rápido más palabras e imágenes, y comprimen el tiempo: cual- po nan ácilments completar el catálo o dI. . o os
quier tema, cosa de un minuto y medio por treinta años de historia.t! El que muestran una obsesión por el tiemp! d e "" cloo:portamlentos diarios,
, . orrunar o SIempre más y me)'
turismo es también un poderoso instrumento presentista: el mundo entero aun mas, suprimido. Hasta la guerra en tiempo re 1 .N . or,~,
al alcance de la mano, en un abrir y cerrar de ojos y a todo color.
Ese tiempo coincide también con el del desempleo en masa al que
!~~6
.
~:~erso~a ~u~ se respete se debe a no tener :i
proreslOOlsta con exceso de t b .
'el
ti:~ep:n~Iie::::~::~

entraron entonces las sociedades europeas. Para el desempleado, un tiempo crónico de tiempo 47 Estas d raduce es una persona con un déficit
. con uctas tra ucen un '. 1
día a día, sin proyectos posibles, es un tiempo sin futuro. Para esos "hombres compartida del presente s d a expenencí., argamente
, on uno e sus compon '
sin porvenir", como los nombraba Pierre Bourdieu, "el tiempo parecía ani- de los regímenes de temporalid d dIentes, que trazan aSI uno
a e presente.
quilarse", pues "el trabajo asalariado es el soporte, si no es que el principio,
de la mayor parte de los intereses, de las expectativas, de las exigencias, de las
esperanzas y de las inversiones en el presente, así como en el porvenir o en LAS FALLAS DEl PRESENTE
el pasado involucrado".42 El desempleo contribuye gravosamente a un aisla-
miento en el presente y a un presentismo, esta vez, pesado y desesperado. La economía mediática del presente no cesa d .
El futurismo se hundió en el horizonte y el presentismo lo reemplazó. 43 acontecimientos habí d 1 1" , e producir y de consumir
, ien o a te eVISlOnsuc did 1 di
El presente se convirtió en el horizonte. Sin futuro y sin pasado, el presentis- particularidad. el present 1 e loa a ra 10. Pero con una
. e, en e momento m' d d
como ya histórico e d rsrno e crearse, esea mirarse
, orno ya pasa o. De alguna manera se vuelve sobre sí
40 Luc Bolranskí y Eve Chiapello, Le No u vel Esprit du capitalisme, París, Gallimard, 1999.
[El nuevo espíritu del capitalismo, Madrid, Akal, 2002]. 44 T S. Eliot, Ün Poetry and Poets L d
Iearia, 1992J. ' on res, 1957, p. 69. [Sobre poesía y poetas, Barcelona,
41 Sylviane Agacinski, Le Passeur de temps, París, Éd. du Seuil, 2000, pp. 178-182.
45 Phili Ar] ,
42 Pierre Bourdieu, Méditatiom pascaliennes, París, Éd. du Seuil, 1997, p. 263. [Meditaciones ppe les, L'Homme devant la P' Éd
pascalianas, Barcelona, Anagrama, 1999]. ante*la m~erte, Madrid, Taurus, 1999J. mort, aris, . du Seuil, 1977, p. 554. [El hombre
43 En el análisis que ofrece Guy Debord del "tiempo espectacular", como "tiempo 46En Inglés en el original. N. del T
seudocíclico consumible", se indica además que, en el tiempo espectacular, "el pasado domina Helga Nowotny, Le Temps a soi G ' .
al presente". (La Société du spectacle, París, Bucher/Chastel, 1967, p. 130). [La sociedad del Bollack y A. Masclet, París Éd d I 'M enese et structuratzon d'un sentiment du temps, tr. de S.
47 Bourdieu M.'d: .' . e a aison des sciences de I'homme, 1992.
espectáculo, Valencia, Pre-textos, 2002]. , e ztatzom pascalzennes, op. cit., p. 268.

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FRAN~OIS HARTOú
REGfMENES DE HISTORICIDAD

mismo para anticipar la mirada que se echará sobre él cuando sea comple-
de lo que votará. Lo que, por tanto, ya votó. La duración no es reintroducida
tamente pasado, como si quisiera "prever" el pasado, hacerse pasado aun
más que por los sesgos de la serie que permite trazar una curva de sondeos,
antes de haber sucedido como presente; pero esta mirada es la s~ya, hacia
él, el presente. Esta tendencia a cambiar el futuro en futuro antenor puede pero es ya asunto de los comentaristas: los expertos. Por tanto, los sondeos
se equivocan, se ha constatado, ¡y el futuro se escapa! Ahí, de nuevo, quisiera
llegar hasta la caricatura. Así, el 10 de ma~o de 1994 los peri~distas entre-
vistaban al que todavía era el presidente Mmerrand. ¡Ya otros t1em~os, pero est~rse en una fo:ma de his.tori~ a'priori. 0, 10 que viene a ser 10 mismo, negar
el tiempo. De ahí a contrarzo el exiro, a mediados de los ochenta, de la fórmula
no otras costumbres! Era exactamente un año antes del fin establecido para
mitterrandiana: "¡Dar tiempo al tiempo!" Buscaba, él también, la identidad de
su mandato. Todo el juego consistió en hacerlo hablar como si fuera un año
Francia junto al tiempo largo, como si alcanzada por un cáncer debiera vivir
más tarde, como si ya se hubiera ido e incluso (¿por qué limitarse?) co~o si
sobre todo en el día a día: en el presente de la enfermedad. Pero en secreto.
estuviera muerto y enterrado, ya que se le pidió que menciona~a ¡el epIt.a,fio
que había elegido! Para estar seguro de ser.el primero en ~ar la InfOrmaClO~, . A mediados de los años setenta aparece otra debilidad en este presente.
Comienza a mostrarse preocupado por la conservación (de monumentos de
finalmente no hay nada mejor que anuncrar como sucedido lo que todavía
objetos, de formas de vida, de paisajes, de especies animales) y ansioso por
no ha tenido lugar. Es una respuesta mediatizada y ~ediátic~ a l~ vieja ~re.;
defender el medio ambiente. Vivir en el país y la eco10gía, temas únicamente
gunta provocativa hecha por Kant: "¿Cómo es pos.lble la hlSt~na, a p~zorz.
imp~gnatarios, se convirtieron en temas movilizado res e incitadores. Imper-
Respuesta: porque quien hace las predicciones realiza y orgamza el ~IS~O
ce~tlble~ente, c~nservación y rehabilitación sustituirían, en política urbana,
los sucesos que anunció por adelantado".48 Sin duda se trat,a.sólo de hlSt.ona
al Simple Imperatlvo de la modernización, de la que hasta entonces la brillante
mediática a priori, pero también se conoce una forma polltl.ca, d~nuncta?a
y brutal evidenci~ n.o había sido cuestionada. Como si se quisiera preservar,
bajo el nombre de efecto de anuncio. De hecho, toda la presidencia de MIt-
~e hecho reconstituir un pasado ya desaparecido o a punto de perderse para
terrand desde la visita inaugural al Panteón hasta la doble puesta en escena 50v· . 1
siempre. la InqUieto, e presente se descubre igualmente en busca de raíces
de los f~nerales, pasando por el asunto Bousquet, estuvo atrapada en!a crisis
y de identidad, preocupado por la memoria y las genealogías.
del tiempo. Que haya intentado escapar o servirse de ella no cambia en el
fondo gran cosa. Todavía llevada por el futurismo, al momento de su ~legada Junto al regreso al país, se desarrolla la visita frecuente a los Archivos de
un público nuevo al que había que acoger. Los Consejos Generales ayudaron
al poder, la izquierda casi de inmediato reencontró.la ola de la memona y del
a los Archivos Departamentales a hacer frente a ello, a la vez que se dotaba
patrimonio, y las obligaciones sociales del presentlsmo. . .
Simétricamente, nuestro presente está más que ansioso de prevlSl0n~s, a un gran ~úmero d~ ciudades medianas de servicios de archivos, pues en
ade.1ante mas de la mitad de los lectores serán genea10gistas comunes. Este
si no es que de predicciones. Se rodeó de expertos, a, quienes cons~lta s~~
pen~do corresponde también a la producción de infinidad de archivos. Su
parar. Solicitado, el historiador se ha encontrado, en mas de una ocaslOn: c 49
cantidad se ~ultip1icó por cinco desde 1945, y si hubiera que extenderlos,
misionado como experto de la memoria y preso en el círculo del testimonio. ,
se d~sp!eganan en más de 3000 kilómetros 1inea1es.51 Acompañando a ese
Este presente creyó encontrar en los son d eos su aibrete sé
rete sesamo: us ó y abuso
mOVImIento, la ley de 1979 sobre archivos (primera desde la Revolución) los
de esas proyecciones en el porvenir, sin moverse del presente. La respues~a
definió de manera muy amplia: "Los archivos son el con)'unto de documentos
dada hoy, imagen instantánea, es transportad~ seis mes~s o tres sem~as :~: cual . ,
tarde y tiende, imperceptiblemente, a convertirse en la Imagen efect1:,a ~s~Ulera que sean su fecha, su forma y su soporte material, producidos
o :ec.IbIdos por toda persona física o moral, y por todo servicio u organismo
situación seis meses o tres semanas más tarde. Lo que vote hoy, como Imagen
publIco o privado en el ejercicio de sus actividades". Todo está en el límite

48 Emmanuel Kant, Le Combat des facultés, apud Kosellec, k Le fo tur passe,' °r'If) cit.id p. 50. 50 V,'d ',1:-
t . injra, pp. 213-215.
Sobre la historización del acontecimiento, incluso antes d e que se pro d uzca, pu ede cons! .erarse- el 51] F'
en otro tenor, la película de Woody Allen, Bananas (1971 ) ,en Iad que e b era' pr esenClarse M.'tj dean'h' avier y Daniel Neirinck, "Les archives", en Fr. Bédarida (dir.), L'Histoire et le
e er zstorzen en France 194519>0'5 P , E'd d 1M'
asesinato en vivo de un presidente. ,. P' Albin 1995 '" - 7, arrs, . e a arson des sciences de I'homme,
49 Olivier Dumoulin, Le Rafe social de l'historien. De la chaire au pretozre, ans, pp 45'P4P.89-110; Hanog, Archives. La loi, la mémoire, l'histoire", Le Débat, 112, 2000,
. - 8. Para un " di'
Michel, 2003, pp. 27-63. D I L a presenraClOn e conJunro del expedienre, vid Sophie Ceeuré y Vincenr
Uc en, es Archives, París, La Découvene, 2001.

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l
REGIMENES DE HISTORICIDAD
FRAN~OIS HARTOG

en relación con el tiempo. No fue sino hasta 1998 que el antiguo secretario
archivable, y los archivos "constituyen la memoria de la na~ión ;' una pa~te
general de la prefectura de la Gironda fue condenado, en Burdeos, por su
esencial de su patrimonio histórico". Las palabras claves estan ahí: memona,
complicidad en crímenes en contra de la humanidad, es decir, cincuenta y
patrimonio, historia, nación. Señalan que ver~aderament~ se ha entrado ~n
cinco años después de los actos incriminatorios y como resultado de un juicio
los años-patrimonio. Y, en éstos, los archivos ciertamente tIe~en su luga~. SI~
que duró noventa y cinco días.53 Antes que él, en 1994, se tuvo el caso de
embargo, los archivólogos habrán tenido el sentimiento, med_Ianam~nte JUStI-
Paul Touvier, el antiguo jefe de la milicia de Lyon. En principio indultado
ficado de haber sido los encargados de dar cuenta de estos anos, mientras los
en 1972 por el presidente Pompidou, quien deseó "correr el velo" sobre ese
museos y las bibliotecas eran más taquilleros, junto con los poderes públicos,
tiempo en el que los franceses "no se amaron", veintidós años más tarde fue
lo que constituye uno de los componentes de la ~risis de los. ~rchivos. .
Proclamados memoria, historia, patrimonIo de la nacion, los archivos condenado por crímenes en contra de la humanidad. Sin embargo, se trataba
del mismo Touvier. Pero el tiempo funcionó al revés. Muy lejos de haber
han sido, inevitablemente, alcanzados por el presente. He ahí el otrO compo-
traído el olvido, reavivó la memoria, reconstruyó e impuso el recuerdo. Con
nente, lo más visible y lo más disputado de la crisis: las demoras para consulta
la temporalidad hasta entonces inédita creada por los crímenes en contra de la
(demasiado largas) y las derogaciones (demasiado restrictivas).)2 Como si la
humanidad, el tiempo no "transcurre": el criminal permanece contemporáneo
cuestión de los archivos se resumiera sólo en los archivos contemporáneos
a su crimen. 54
(los de los colaboracionistas y, poco después, los de la guerra de Argelia). Se
ordenaron informes, se prometió una nueva ley, que a fin de cuentas no ha
El urbanismo parisino ofrece otro registro, tan visible que deslumbra, en
visto la luz, hubo movilizaciones para una "ciudad de los Archivos", imposible
donde comprender los efectos del orden del tiempo o de su cuestionarnien-
de hacer realidad por ahora, pero se tuvo derecho a dos circulares del Primer
to. Acordémonos por unos momentos de esas dramaturgias principescas o
Ministro. La del 3 de octubre de 1997 (a unos cuantos días del inicio del juicio
eso~ ballets urbano-políticos. Con un primer tiempo, todavía situado bajo
Papón y poco después de la declaración de arrepentimiento de la Igl~sia de
el SIgno del futurismo simultáneamente, y en fase con el régimen moderno
Francia), que flexibiliza las reglas de consulta de los documentos relativos al
de historicidad. En él se encuentra primero Georges Pompidou, el rnoder-
periodo 1940-1945. Recordando que: "Es un deber de la República pe:petuar
nizador, en el papel del presidente que quería "adaptar París al automóvil",
la memoria de los acontecimientos que se desarrollaron en nuestro pals entre
acelerar su desarrollo, aunque también devolverle su lustre internacional, al
1940 y 1945", invitaba a ir más lejos en materia de der~~aciones, sin uni~s~ ':
dotar a la capital con un gran museo de arte contemporáneo. Extendiéndose
la personalidad o a la motivación de las personas que solIcitan una derogaclOn .
durante veinte años, el acondicionamiento del barrio de Les Halles ofrece una
Traducía, en suma, el deber de la memoria para la administración. La segunda,
clara demostración de estas transformaciones. En 1959, el gobierno decide
del 5 de mayo de 1999, anunciaba: "Preocupado por la transparencia, y por
respeto hacia las víctimas y sus familias, el gobierno ha decidido facilitar las transferir los pabellones de Les Halles a Rungis. Durante los siguientes diez
años, la prefectura de París promovió proyectos arquitectónicos en los que
investigaciones históricas sobre la manifestación organizada por el FLN el 17
florecen las torres: "torres, torres y más torres".55 Modernismo y rentabilidad
de octubre de 1961".
Maurice Papon, quien acababa de perder el juicio por difamación que parecen ser las únicas palabras rectoras.
había iniciado (como antiguo prefecto de la policía de París) en contra ~e
jean- Luc Einaudi sobre el asunto de las víctimas de la manifestación, establ~~la , ~3 Nadie podía entonces saber que sería liberado de la prisión de la Santé por razones
n ~edICas en septiembre de 2002. Pero la emoción provocada por su liberación -aceptada
una vez más el vínculo con la actualidad. Considerado en toda su duraclO ,
el caso Papón es, además, un ejemplo esclarecedor de esos cambios de actitud urucarnenre por la aplicación de una nueva disposición de la ley- muestra claramente que hasta
su muerte permanecerá como contemporáneo de su crimen. Pero nosotros también.
54 Vid. infra, pp. 233-234. Henry Rousso, La Hantise du passé, entretien avec Philippe
Petit, París, Tenue!, 1998, pp. 12-47.
52 La norma de referencia es la comunicación inmediata de los documenros, pero !os
decretos de aplicación de la ley de 1979 fijaron demoras para cienos archivos: 3~ o 60.anos
55 André Fermigier, La Bataille de Paris: des Halles a la Pyramide. Chroniques d'urbanisme,
París, Gallimard, 1991, p. 54. La serie de crónicas realizadas por Fermigier en e! Nouvel
(para los documenros que contengan información que pudiera comprometer la vida pfl.vad:
Observateur, después en Le Monde, permite seguir el fracaso de Les Halles y el surgimiento
o interesar a la seguridad del Estado o la defensa nacional). En 1995 e! informe Bralvan
progresivo del tema del patrimonio.
propuso reducir esta demora a 25 y 50 años.

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FRAN~OIS HARTOG
REGfMENES DE HISTORICIDAD

A pesar de las protestas, habiendo pasado mayo de 1968, en 1971 los


ce~d~r a conte.~plar ¡c~arenta siglos de historia! El Gran Louvre, que perdió
pabellones de Baltard son finalmente destrui~os: no solame.~te desmonta-
su última función regalisra con la partida del Ministerio de Finanzas, terminó
dos y desplazados, sino perfectamente demolidos, Perma~,eClo entonces.u~
de, tr~nsformarse en un inmenso espacio museístico: el museo más grande (los
hueco, durante un tiempo famoso, el "hueco de Les Halles ,que no termino
pn~cIpes no se conformarían con menos) y el primer lugar del patrimonio
de llenarse sino hasta 1980, no sin antes diversas peripecias, en las que el
universa] ,de Francia (con la cámara en el sótano de su galería de ventas) .
entonces alcalde de París, Jacques Chirac, pudo mostrar su estatura como
. ASI, es~e presente, que aparentemente reina por completo, "dilatado",
urbanista. Está fuera de duda que algunos cuantos años después Les Halles
suficíenre, .evIdente, ~e r~vela inquieto. Quisiera ser en sí mismo su propio
habría sido salvado como "patrimonio" excepcional del siglo XIX. Esta des-
~unto de VIsta sobre SIrrusrno y descubre la imposibilidad de mantenerse ahí:
trucción señala incluso la inversión de la coyuntura: el momento en que el
Incluso en la transparencia del gran escenario de Beaubourg. Al límite de la
régimen moderno (y modernizador) pierde su e~idencia. Puesto. ~ue, poco
ruptura, se revela incapaz de colmar la distancia que él mismo no ha cesado
después, la estación de Orsay, prometida tambien a la destrucción es, por
de cruzar entre el campo de la experiencia y el horizonte de la expectativa.
el contrario, preservada, y Michel Guy, secretario de Estado de Cultura .~el
Ence~rado en s.u burbuja, el presente descubre que el suelo se esconde bajo
nuevo presidente, Valéry Giscard d'Estaing, comienza a llamar la atencion
sus. pies, ¡Magntte hubiera podido pintarlo! Tres palabras claves resumieron
sobre el patrimonio contemporáneo: el de los siglos XIX y xx.
y fijaron estos deslizamientos del terreno: memoria, aunque se trata de hecho
En cuanto al museo, nombrado finalmente Centre Georges Pompidou,
de una memoria voluntaria, provocada (la de la historia oral), reconstruida
es interesante recordar que en principio debía ser un museo "experimental".
(por tanto de la historia, para poder COntarse su historia); patrimonio: 1980
¿En qué sentido? "Un museo -se precisaba- cuyo objetivo no sea el de con-
fue decretado el año del Patrimonio -el éxito de la palabra y del tema (la
servar obras de arte, sino el de permitir la libre expresión en todos los aspectos
defensa, la valoración, la promoción del patrimonio) va a la par de una crisis
de la creación conternporánea't.P" El edificio de vidrio, con sus espacios poli-
de la noción misma de "patrimonio nacional"; conmemoración: de una con-
valentes y sus estructuras móviles, debía unir una arquitectura funcionalista y
memoración a otra podría ser el título de una crónica de los últimos veinte
rigurosa con lo lúdico y lo efímero. Debía exponer más el arte co~temporáneo
años. Cada uno de estos términos apunta hacia los otros dos, lo que constituye
que el arte moderno, y aun más, mostrar el arte al momento rrusrno de estar como el hogar: la identidad. 58
siendo realizado. El pliego de condiciones asociaba así al futurismo (inheren-
te a todo proyecto museístico) con un fuerte componente de presentis~o.
Las grandes conmemoraciones han definido un nuevo calendario de la vida
Quería ponerse en el museo el presente del arte y dar a conocer la creacion
pública, ~l imponerle sus ritmos y sus plazos. Esta última se pliega y se sirve
contemporánea en el momento de estar siendo realizada, rechazando de plano
d: ellos, ~~tentando conciliar memoria, pedagogía y mensajes políticos del
la museificación. Sin embargo, en el curso de los reacondicionamientos y de
dza: ,La VISIta de Francois Mitterrand al Panteón, el 10 de mayo de 1981,
las renovaciones, la parte de lo experimental se ha visto reducida y la parte
recien electo, fue concebida en esta perspectiva. Se daba en efecto la vista de
conservadora le ha arrebatado espacio al laboratorio. El espacio devuelto al
. di" un descenso inaugural al país de los muertos ilustres de la República, con la
museo aumentó, mientras que el d esnna o a a creacion diIsmlnuyo.
. , 57 Como
rosa e~ l.a mano (Michelet al escribir su historia tenía un ramo de oro), a fin
si el presente, pasando de una postura presentista lúdica y narcisista a otra
de reVIVIr esos lugares abandonados, para ser revestido ahí al inscribirse en
mucho menos segura, reconociera que duda de sí mismo. .
un linaje y reanudar un tiempo inaugurado por la Revolución. Este acon-
Pero le correspondió a Francois Mitterrand poner en escena el triunfo
teci~ient~ simbólico implicaba además una dimensión futurista y otra ya
total del museo y del patrimonio, cuando inaugura, a finales de 1993, el Gran
patnmolllal: la puesta en escena las reunía. Después de lo cual comenzaban
Louvre, con su pirámide de vidrio -los piramidiones y chorros de agua-, que las dificultades.
aporta un toque de arquitectura posmoderna, a través de la cual se puede des-
, En los siguientes años, a estas conmemoraciones vieron sucederse
as
n: conmemoraciones, a un ritmo cada vez más acelerado. Pero todos esos
56Ibidem, p. 149. ., G llor ajustes franceses en torno a la memoria se operaban al mismo tiempo que
57 Vid. elexp. "Lutopie Beaubourg dix ans apres", Esprit, 123, 1987. Cenevieve a ,
"Le Centre Pompidou, une utopie épuisée", Le Débat, 98, 1998, p. 102. 58 Vid. infra, pp. 180-181.

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FRAN~OIS HARTOG

se avanzaba a la mayor conmemoración anunciada: la de la Revolución, que


incitaba a poner en e! orden de! día y en cuestionamiento e! hecho mismo
de conmemorar, esta "actividad extraña, que oscila entre la presencia y la
ausencia'T" Lo que nos valió, entre otras polémicas, uno de los Capetos mi-
lenarios en 1987, finalmente certificado con una misa solemne, en presencia
del Presidente de la República: ¡siempre e! tiempo largo de Francia! A este
primer fuego artificial conmemorativo sucedería inmediatamente la ráfaga
de los cincuentenarios de la Segunda Guerra Mundial.
Lejos de ser un fenómeno únicamente francés, tras los años ochenta,
la conmemoración floreció un poco por todos lados. Así, Alemania la prac-
ticó con igual ardor, e incluso mayor, por e! hecho de la demagogia existente
entonces entre las dos Alemanias. En 1983 fue e! quinto centenario de!
nacimiento de Lutero ahí; en 1985, e! setecientos cincuenta aniversario de
la fundación de Berlín; en 1991, e! traslado de las cenizas de Federico II a
Potsdam; por último, en 1993, la inauguración de la "Nueva Guardia" (Neue
Wache) en Berlín, deseada por e! canciller He!mut Kohl como memorial
central de la República Federal de Alemania. A lo que se puede añadir, en
los mismos años, la publicación, por grandes editores, de muchas historias
de Alemania, y después, un poco más tarde, e! comienzo de la obra Lugares
de memoria alemanes. 60

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