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LA NECESIDAD DE CONSAGRARNOS A DIOS

Texto: Efesios 5

Versículo clave: Efesios 5:1 dice: «Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados»

INTRODUCCION:

 Experimentar a Dios es mas importante que enseñar de ÉL, que hacer actividades para Él
 ¿Saben lo que significa la vida cristiana? En su sentido más profundo, es tener los pies en la
tierra y el corazón en el cielo.
 Muchos cristianos hoy no son llenos del Espíritu, porque están embriagados, intoxicados, con
la vida de este mundo. Su vida, su tiempo, su trabajo, su familia, todo, está bajo el gobierno
del mundo.
Cinco razones por las cuales debemos consagrarnos al Señor

1. PORQUE DEBEMOS OBEDECER A DIOS

Efesios 5:1 dice: «Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados»

Este versículo está escrito en imperativo, es decir, es una orden de Dios para nuestras vidas, la
palabra imitador proviene de la misma raíz griega de la palabra mímica que es el arte y la técnica de
imitar. Han podido ver programas como yo soy?, si uds fuesen jueces , o lógico es que darían el
premio al que se parece mas en la voz y en la caracterización, es decir la mejor imitación. De la
misma manera Dios busca que seamos imitadores de El, quien quiere llevarse el galardón?. Un
imitador de Dios, resumiendo es una persona que:

a) Anda en amor y sin egoísmo tal como Jesús. (v. 2)


b) Dispuesto a entregar todo por los demás. (v.2)
c) Perdona y da gracias a Dios (v. 4, 20)
d) Solo busca hacer lo agradable a Dios (v. 10)
e) Es sabio y aprovecha bien el tiempo (v. 15,16)
f) Es lleno del Espíritu Santo (v. 18)
g) Habla alabando a Dios (v. 19)

2. PARA QUE ANDEMOS EN SUS CAMINOS

Antes de ser salvos, nos comportabamos según nuestra propia manera, tomábamos nuestras
propias decisiones y escogíamos nuestra propia dirección. Sin embargo, después de ser salvos, Dios
desea que andemos según Su senda, le sigamos y seamos guiados por Él. No obstante, si no nos
entregamos a Él, ¿cómo sabemos cuál es Su senda? ¿De qué manera nos puede Él guiar?
Consagrarnos a Él nos guarda en Su camino y nos salva de tomar nuestros propios caminos.
Podemos orar: “Señor, no quiero tomar mis propias decisiones o tomar mi propia senda. Quiero ser
guardado en Tu senda. Así que Señor Jesús, me entrego a Ti”.

Tengamos en cuenta: v.8 “… andad como hijos de Luz”; v. 15 “Mirad ,pues, con diligencia
como andéis, no como necios sino como sabios”

Como el Salmista agrega: “Espera en el SEÑOR y guarda su camino, y El te exaltará para que
poseas la tierra; cuando los impíos sean exterminados, tú lo verás.” Salmos 37:34
3. PARA QUE NUESTRA VIDA ESPIRITUAL CREZCA

En cualquier clase de vida física, después del nacimiento viene el crecimiento. Del mismo
modo, cuando Cristo entra en nuestro ser Su intención es que Su vida divina en nuestro ser crezca.
No obstante, cualquier tipo de vida, aún la vida divina de Cristo en nuestro ser, necesita el ambiente
apropiado y la oportunidad de crecer.

Entregarnos al Señor totalmente o no, marcará una gran diferencia en nuestra experiencia de Cristo.
Cuando nos abstenemos de entregarnos al Señor y no nos consagramos a Él, es probable
que no tengamos ningún sentir de que está mal practicar ciertas cosas.

v. 13 “Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas
manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo”

Nuestra falta de consagración estorbará al E.S. que está en nosotros. La vida en nuestro ser
sencillamente deja de funcionar bien debido a que no tiene la oportunidad de crecer y desarrollarse.

Sin embargo, cuando nos rendimos al Señor, le proveemos la mejor oportunidad para que Su
vida crezca y se desarrolle en nuestro ser. Espontáneamente podemos sentir lo que le agrada a
Él y lo que no le agrada, lo que es de Dios y lo que no lo es. Esta sensación viene cuando la vida
divina de Dios en nuestro ser comienza a funcionar. Nuestra consagración es la que activa esta
función de vida que nos da el sentir de la vida de Dios en nosotros.

4. PARA QUE DIOS PUEDA OBRAR EN NOSOTROS

Antes de que intentemos obrar para Dios, es necesario que Dios obre en nosotros. Aunque
somos salvos, debemos admitir que todavía Dios tiene mucho por obrar en nosotros a fin de
conformar nuestros pensamientos, sentimientos, decisiones y nuestra disposición interna —todo
nuestro ser—a la imagen de Su Hijo.

Filipenses 1:6: “Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra,
la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.”
Dios es ciertamente omnipotente, pero en Su relación con nosotros, no actúa como un dictador. Él
respeta nuestra voluntad humana y no impone su obra en nosotros. Él desea y necesita nuestro
consentimiento a fin de obrar libremente en nosotros. Nuestra consagración es nuestro
consentimiento.

Debido a que Dios solamente obrará en nosotros si se lo permitimos, esto explica cómo una persona
puede ser salva de forma genuina por años y aún así tener poco o nada de crecimiento en la vida
divina y experimentar muy poco cambio en su ser. Dios esperará hasta que le permitamos forjarse
en nuestro ser para Su propósito.

Así que en vez de dejar pasar el tiempo o resistir Su obrar en nosotros, podemos orarle al Señor:
“Señor te doy permiso de que obres en mí. Me ofrezco a Ti voluntariamente. Señor, Te abro
las puertas de mi corazón. Entra a cada parte de mi corazón y confórmame a Tu Persona
amada en todo sentido”.
5. PARA QUE DISFRUTEMOS LAS RIQUEZAS DE LA SALVACIÓN DE DIOS

La salvación de Dios está llena de riquezas. Ciertamente, incluye ser salvos de la perdición
eterna, pero la salvación de Dios abarca mucho más. Cuando fuimos salvos, Dios nos bendijo en
Cristo con toda bendición espiritual. La vida divina, la humanidad perfecta y el vivir perfecto
de Cristo, Su muerte efectiva, Su resurrección poderosa, Su victoria sobre Satanás, Su
ascensión sobre todas las cosas: todas nos pertenecen. Sin embargo, si no nos consagramos
a Él, no hay manera de que seamos introducidos al disfrute de todas estas bendiciones. En
realidad, las tenemos, pero para que las podamos disfrutar es necesario que nos consagremos a
Dios.

En este sentido, la consagración es como un portal o una puerta. Para entrar a un edificio,
debemos primero entrar por la puerta. Si no lo hacemos, no importa cuántas cosas
maravillosas nos esperen al otro lado, no las podemos disfrutar o participar de ellas. Las
cosas están allí, pero nosotros permanecemos afuera. La consagración es la puerta para que
entremos y disfrutemos todas las riquezas de la salvación de Dios. Cuando nos entregamos al
Señor, Él nos llevará a experimentar las riquezas de estas bendiciones ricas de la salvación
completa de Dios.

Podemos orar: “Señor, no solamente deseo saber acerca de Tus riquezas en cuanto a la
salvación; quiero disfrutarlas. Así que, aquí estoy, me entrego completamente a Ti. Te
pertenezco. Guíame por Tu Espíritu a la experiencia y disfrute de todo lo que Tú tienes para
mí en Tu salvación”.

Conclusion:

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