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EL HABLA no es una facultad que el ser humano haya desarrollado por sí mismo.
Es un don que recibió de su Creador, Jehová. Cuando Dios creó a Adán, no solo le
concedió la capacidad de hablar, sino también la de formar nuevas palabras que
ampliaran su vocabulario.
Pero no solo los humanos tienen el don del lenguaje, otros seres también lo tienen,
los espíritus, las personas celestiales, ¡también los tienen! Por supuesto, Dios y los
ángeles no se comunican entre sí por el uso de voces ni lenguaje que nosotros
podamos oír y entender. ¿Por qué no? Porque para propagar ondas sonoras vocales
que los humanos puedan oír y entender se necesita una atmósfera como la que hay
alrededor de la Tierra.
Parece que el lenguaje que Adán recibió fue el que después llegó a conocerse como
hebreo. Por lo que se ve, al menos por los primeros 1.757 años de la existencia
humana toda la humanidad siguió hablando aquel único lenguaje.
Pero porque ahora ay diferentes lenguas, veamos lo que nos dice la historia en Ge
11:1-4 Ahora bien, toda la tierra seguía teniendo un mismo idioma y un
solo conjunto de palabras. * 2 Cuando la gente se desplazó hacia el este,
descubrieron una llanura en la tierra de Sinar+ y se establecieron allí. 3
entonces se dijeron unos a otros: “¡Vengan! Vamos a hacer ladrillos y a
cocerlos al fuego”. Así que usaron ladrillos en vez de piedras y usaron
alquitrán* como mezcla. 4 y dijeron: “¡Vamos! Construyámonos una
ciudad y una torre que llegue hasta los cielos. Así nos haremos famosos
y no nos dispersaremos por toda la tierra”. +
¿Era malo esto? la confusión del habla en realidad benefició a la humanidad, pues
retrasó la realización de metas peligrosas y dañinas. Por ejemplo, solo hay que
analizar las circunstancias actuales, fruto del conocimiento acumulado y el mal uso
que el hombre ha hecho del mismo, para darse cuenta de lo que Dios previó que se
produciría en poco tiempo de no haber frustrado el proyecto de Babel.
Y si usted quiere aprender este nuevo lenguaje, porque existen beneficios de saber
este nuevo lenguaje, no basta con memorizar palabras. Si una persona quiere
dominar una lengua, debe aprender nuevos patrones de pensamiento, debe pensar
de forma distinta. Además, debe tener presente que la lógica y el sentido del humor
podrían variar de un idioma a otro.
Por otra parte, para producir sonidos nuevos tendrá que cambiar la forma en que
usa los órganos del habla, como por ejemplo la lengua. Lo mismo puede decirse de
quienes empiezan a aprender el lenguaje puro de la verdad bíblica. No basta con
aprender unas cuantas enseñanzas básicas. Para dominar dicho lenguaje es
necesario modificar la manera de pensar de uno, rehacer la mente.
Sin importar cuál sea nuestro idioma, todos podemos hablar el mismo lenguaje: el
lenguaje puro de la verdad. ¡Y qué agradecidos nos sentimos por ello! En cierto
modo está pasando lo contrario de lo que sucedió en Babel. Es como si todos juntos
alabáramos el nombre de Dios en un solo idioma.
Así pues, sigamos adelante con determinación, sirviendo “hombro a hombro” con
nuestros hermanos de toda la Tierra. Y hablemos el lenguaje puro con más fluidez
cada día para la gloria de nuestro Padre celestial, Jehová.