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 ALUMNA:

- RAMÍREZ CALDERÓN, OLGA RAQUEL


 DOCENTE:
- SOCRATES SEGOVIA MURILLO
 FACULTAD:
- DERECHO & CIENCIAS POLÍTICAS
 NIVEL-CICLO/AÑO:
- III – VI / 2019
 TEMA:
- SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
N° 01413-PA/TC

UNIVERSIDAD CIENTÍFICA DEL PERÚ 1


INDICE

PREGUNTAS PROCESAL CONSTITUCIONAL ..................................................... 3


1. ¿LAS MASCOTAS SON SUJETOS DE DERECHO U OBJETOS DE
DERECHO? .................................................................................................................. 13
1.1. SUJETO DE DERECHO: ............................................................................ 13
1.1.2. TEORÍAS SOBRE EL CASO: ................................................................ 14
1.2. POSICIONES A FAVOR DE QUE SIGAN SIENDO CONSIDERADOS
COMO OBJETO DEL DERECHO: ....................................................................... 19
1.3. POSICIONES A FAVOR QUE SE LES CONSIDERE COMO
SUJETOS DEL DERECHO: .................................................................................. 21
1.4. POSICIONES INTERMEDIAS: ................................................................... 22
2. EL CONCEPTO DE PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD ..................... 22
2.1. EL PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD EN EL SISTEMA
CONSTITUCIONAL PERUANO ............................................................................ 25
2.2. LOS SUB PRINCIPIOS O TEST DE PROPORCIONALIDAD .............. 26
2.2.1. EXAMEN O TEST DE IDONEIDAD O ADECUACIÓN ................... 27
2.2.2. EXAMEN O TEST DE NECESIDAD .................................................. 28
2.2.3. EXAMEN O TEST DE PROPORCIONALIDAD ESTRICTA O
JUICIO DE PONDERACIÓN .............................................................................. 31
3. ANÁLISIS DE LA LEY ANIMAL N° 30407...................................................... 35
3.1. IMPLEMENTACIÓN DE LA LEY N° 30407 DE PROTECCIÓN
Y BIENESTAR ANIMAL ......................................................................................... 37
3.2. DISCUSIÓN DE LA LEY N° 30407 ........................................................... 39

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PREGUNTAS PROCESAL CONSTITUCIONAL

1. El siguiente título: “TC advierte que resulta inconstitucional la


prohibición absoluta de mascotas y la prohibición de uso del
ascensor para transportarla”, ¿es congruente con lo realmente
decido por el TC?

R= En observancia de los fundamentos propuestos por el tribunal


constitucional para emitir su decisión, resulta congruente afirmar que es
inconstitucional la prohibición absoluta de mascotas y la prohibición de
uso del ascensor para transportarla.

Dado que dichas medidas de restricción, fijadas por la Junta de


Propietarios del Edificio Antonio Miró Quesada, tras la modificación de su
Reglamento Interno que las incorporó, fueron sometidas a una evaluación
constitucional por medio de una herramienta la cual el Tribunal
Constitucional consideró pertinente emplearla, con el fin de resolver dicha
cuestión, la cual es denominada “Test de Proporcionalidad”. Con la
finalidad de determinar si es que estas medidas constituían postulaciones
proporcionales a la necesidad y el sustento constitucional con las que
deberían contar.

Tras haberse realizado dicha evaluación, se determinó que estas


prohibiciones absolutas de tenencias de mascotas en el edificio, de
adquisición de nuevas mascotas y de uso del ascensor en compañía de
ellas, resultan desproporcionadas y configuran una transgresión a los
derechos al libre desarrollo de la personalidad y al libre tránsito,
entendiendo entonces, que estos puntos vuelven a estas medidas
restrictivas como inconstitucionales, por lo que este colegiado, finalmente
resolvió declarar inaplicables los artículos 35.8.1 y 35.8.3 del Reglamento
de la Junta de Propietarios del Edificio Antonio Miró Quesada.

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2. El pronunciamiento del TC, respecto de la inaplicación al
demandante de los artículos 35.8.1 y 35.8.3 del Reglamento de la
Junta de Propietarios del Edificio Antonio Miró quesada, ¿qué
control ha ejercido?

R= En tanto a lo resuelto por el Tribunal Constitucional, donde decidió


Inaplicar las prohibiciones establecidas por el demandado en el
Reglamento de la Junta de Propietarios del Edificio Antonio Miró
Quesada, es claro precisar que se observa una prevalencia de una norma
constitucionalmente protegida, como lo es el derecho a la libertad del
desarrollo personal y el derecho a la libertad de tránsito, las cuales se
encontraban en cuestión frente a una prohibición estipulada en el artículo
35 numeral 8 del reglamento citado anteriormente, por lo que estaríamos
frente a un control difuso ejercido por el Tribunal Constitucional, bajo los
siguientes argumentos:

Primero, es necesario precisar que, el control difuso supone, pues, la


inaplicación de una norma legal o infralegal, por parte de todo juez en
cualquier proceso, al estimarla inconstitucional. Es pertinente agregar
que, para el Tribunal Constitucional, no solamente corresponde el control
difuso respecto de normas de alcance general, de leyes en sentido amplio,
sino inclusive también sobre normas estatutarias de carácter privado
(Exp. 6730-2006-AA/TC, FJ 10-18). Esto último bajo la consideración de
la eficacia horizontal de los derechos fundamentales.

Para esto, el ejercicio del control difuso cumple con que solo tenga que
darse en el caso de que ello sea relevante para resolver la controversia y
no sea posible obtener una interpretación conforme a la Constitución,
como ha sido el caso de la determinación de inconstitucionalidad
generada mediante la aplicación del Test de Proporcionalidad, donde se
ha demostrado, que las presentes medidas de restricción, transgreden
derechos fundamentales, y no son proporcionales a lo que la medida

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impuesta buscaba proteger, como lo sustenta el tribunal constitucional en
el presente caso.

3. Analice y desarrolle el contenido constitucionalmente protegido del


derecho fundamental en este caso.

R= En la presente sentencia, media la transgresión de dos derechos


fundamentales: 1) El libre desarrollo de la personalidad, y; 2) La libertad
de Tránsito. Para lo cual, ambas cuentan con un amplio contenido
constitucionalmente protegido, de donde se desprenden manifestaciones
vulneradas por los hechos en cuestión del caso.

En cuanto al libre desarrollo de la personalidad, en un primer intento de


conceptualización, se puede entender como aquel derecho que posee
todo ser humano de desarrollarse, autodeterminar, diseñar y dirigir su vida
según su voluntad, conforme a sus propios propósitos, proyecto de vida,
expectativas, intereses, vocación, deseos, preferencias e inclinaciones.

Sin embargo, esto no implica una delimitación del entendimiento completo


del desarrollo de la personalidad, es por esto, muchas veces se llega a la
conclusión de que el único camino para acercarse a entender el derecho
al libre desarrollo personal, es por medio de la observación de los diversos
rasgos y características reiterativas que se observan en el derecho
constitucional, la jurisprudencia, la doctrina y los tratados internacionales
de derechos humanos.

Un primer aspecto que se desprende del derecho al libre desarrollo de la


personalidad, es que este derecho busca proteger y tutelar los diversos
aspectos indispensables a la dignidad y calidad de persona humana, es
decir, el valor supremo del ser humano frente al ordenamiento jurídico.

Además de esto, este derecho, aparte de proteger los derechos y


cualidades esenciales del ser humano, debe buscar tutelar el desarrollo
particular de cada individuo. Es decir, tutelar el desarrollo del propio ser,

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en su faceta personal. Corresponde al núcleo del derecho al libre
desarrollo de la personalidad. Esta faceta incluye aquellas
manifestaciones internas y externas de la personalidad. Son aquellas
características definitorias de la personalidad, que hacen de todo ser
humano un ser único y especial y que lo individualiza, particulariza y
diferencia de todos sus semejantes.

Aquí se incluyen atributos tales como la apariencia, la intimidad, la


conciencia, el modo de actuar y ser del individuo, así como todo otro
aspecto jurídico o extra jurídico que conlleve a la realización personal del
individuo como ser digno y libre.

En concordancia con esto, se puede decir respecto del derecho al libre


desarrollo de la personalidad que: El derecho al libre desarrollo de la
personalidad protege a cada ser humano en su individualidad como ser
único y valioso en sí mismo.

Y como se observa, desarrollar este contenido constitucionalmente


protegido es sumamente una tarea de nunca acabar, para lo cual, en el
presente caso, atañe el libre desarrollo personal dentro de la expresión de
decisión que cada persona tiene para elegir libremente si tener o no una
mascota, como propósito de libre desarrollo personal.

En referencia a la libertad de tránsito, como segundo contenido


constitucionalmente protegido, el Tribunal Constitucional ha manifestado
que “La facultad de libre tránsito comporta el ejercicio del
atributo ius movendi et ambulandi. Es decir, supone la posibilidad de
desplazarse autodeterminativamente en función de las propias
necesidades y aspiraciones personales, a lo largo y ancho del territorio,
así como a ingresar o salir de él, cuando así se desee” (Expediente N.º
2876-2005-PHC).

Asimismo, ha declarado que el derecho al libre tránsito es un elemento


conformante de la libertad y una condición indispensable para el libre

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desarrollo de la persona; y que esta facultad de desplazamiento se
manifiesta a través del uso de las vías de naturaleza pública o de las vías
privadas de uso público, derecho que puede ser ejercido de modo
individual y de manera física o a través de la utilización de herramientas
tales como vehículos motorizados, locomotores, etc. Sin embargo, como
todo derecho fundamental, la libertad de tránsito no es un derecho
absoluto, ya que puede y debe ser limitado por diversas razones.

Siendo pertinente para el caso, agregar que, la libertad de tránsito también


se manifiesta en el ámbito privado, lo cual incluye espacios como, por
ejemplo, casas o edificios, con las restricciones lógicas del caso, pues, en
principio, está limitado por el derecho de propiedad que pese sobre dichos
bienes.

En razón de lo expuesto, es necesario e imprescindible agregar que, en


el caso de un edificio de departamentos de uso residencial, el derecho al
libre tránsito tiene como titulares a los propietarios o inquilinos de los
departamentos o a sus invitados y como espacio de manifestación, a las
áreas comunes del edificio, esto es, los pasajes, pasadizos, escaleras,
porterías, áreas destinadas a la instalación de equipos y en general, vías
y áreas de circulación común; así como los ascensores y montacargas,
salvo los propios de una sección de propiedad exclusiva.

4. ¿En qué medida la dignidad de la persona trae consigo la proyección


universal, en este caso, alcanza a las mascotas?

R= La constitución ha incorporado a la dignidad de la persona humana


como un concepto jurídico abierto, es decir, que su contenido debe irse
verificando en cada supuesto de tratamiento, sobre la base de ciertos
patrones sustantivos e instrumentales de interpretación.

Por lo tanto, la dignidad, al no ser un concepto de carácter absoluto,


mantiene sus rangos en su entendimiento como principio constitucional,

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reconocido como uno de los fines supremos del estado y la sociedad, en
observancia de lo establecido en el artículo 1° de la Constitución.

En tal sentido, esto implica que, dentro de las expresiones entendidas


como el respeto y cumplimiento de la constitución, establecidas en su
artículo 38°, se atañe al principio de dignidad humana, con lo cual, por
consiguiente, se vería implicado, dentro de su proyección universal, frente
a todo tipo de destinatario, el respeto de los derechos fundamentales, en
tanto el valor central de la persona impone que esto se cumpla tanto al
ámbito de la sociedad como al de la propia autonomía privada, de modo
que no hay ámbito social que se exime de su efecto normativo y regulador,
pues de haber alguno, por excepcional que fuese, implicaría que se esté
vulnerando este tan importante principio de dignidad.

Tras haberse establecido lo anterior, dentro de los derechos


fundamentales de las personas, encontramos reconocido a la libertad del
desarrollo personal, principalmente en el artículo 2, Inciso 1 de la
Constitución, que refiere que toda persona tiene derecho “a su libre
desarrollo”.

De esta manera, siendo este un concepto abierto a interpretación, es


correcto señalar como primer punto, que esta libertad de desarrollo, se
encuentra referido a la personalidad del individuo, es decir, como lo
señalan los magistrados en la sentencia, a la capacidad de desenvolverla
con plena libertad para la construcción de un propio sentido de la vida
material en ejercicio de su autonomía moral, mientras esta no afecte los
derechos fundamentales de otros seres humanos.

Como es de entender, la interpretación de estos conceptos, son


conceptos jurídicos abiertos, en tanto permiten una escala de
interpretación diferenciada, y ello no quiere decir que objetivamente todos
vayan a ser validos a la vez; sino que tienen una validez funcional, en la
medida que el juez constitucional debe asumir una interpretación de

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aquellas como la válida constitucionalmente, con la finalidad de cumplir
con su tarea pacificadora.

Es por esto, que entre lo que atañe a la libertad del desarrollo de la


personalidad, tiene como una de sus manifestaciones la tenencia de una
mascota, en el entendido de que es opción de cada persona decidir si
tiene una mascota o no, lo cual corresponde al plan de vida de cada
individuo, dado que, para muchas personas, en menor o mayor
intensidad, esto puede tener un significado importante en sus vidas
desarrollando vínculos afectivos y emocionales.

5. ¿En qué sentido, una mascota es sujeto de derecho en la presente


sentencia?

R= En ningún sentido. Siguiendo lo planteado por el magistrado Ernesto


Blume Fortini, los animales no son sujetos de derecho, sino objetos de
derecho, los cuales se encuentran sujetos a una regulación. Al ser seres
vivientes y sintientes tienen una normativa especial en la Ley de
Protección y Bienestar Animal, Ley 30407, que combate la crueldad y el
maltrato animal, pero ello no quiere decir que sean sujetos de derecho ni
que gocen de derechos fundamentales como si los tienen los seres
humanos. Con lo que se colige, que no se protege en sí la vida del animal,
sino los intereses patrimoniales de su dueño.

En ese sentido, el derecho confiere a sus propietarios o titulares; todos los


atributos del derecho de propiedad, servirse del animal de acuerdo a su
naturaleza o destino (usar), aprovecharse económicamente del animal
(disfrutar), desprenderse o prescindir del animal (disponer) y el de
recuperarlo (reivindicación) de acuerdo a las circunstancias.

Sin embargo, en cuanto a la calidad de “mascotas”, una cuestión


importante a precisar es que se entiende por tal lo que el Anexo de la Ley
30407 denomina “Animal de Compañía”, estableciendo que es “toda

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especie doméstica que vive en el entorno humano familiar, cuyos actos
puedan ser controlados por el dueño o tenedor.

Bajo estos supuestos, es correcto afirmar que las mascotas no


constituyen sujetos de derecho para nuestra regulación legal, en el
sentido que son reconocidos únicamente como objetos de derechos como
ya se hizo mención en párrafos anteriores, lo que es corroborarble incluso
en apreciaciones doctrinarias y jurisprudenciales. Sin embargo, cabe
señalar que en otros países existen planteamientos respecto de los cuales
se afirman que una mascota si debería considerarse como un sujeto de
derecho. Lo cual no es el caso aún de nuestro sistema legal, en el cual,
así como en esta sentencia, no se le reconoce esta calidad a los animales,
ni tampoco el caso específico de las mascotas.

6. Explicar por qué en este caso no se ha superado el juicio de


necesidad y el test de proporcionalidad.

R= En la presente sentencia emitida por el tribunal constitucional, los


magistrados de esta corte consideraron pertinente resolver la cuestión de
fondo generada en el proceso, haciendo uso del Test de Proporcionalidad
como herramienta para analizar la constitucionalidad de las medidas de
prohibición generadas en el Artículo 35, Inciso 8, del Reglamento Interno
de la Junta de Propietarios del Edificio Antonio Miró Quesada.

Primero, resulta imprescindible señalar que, la aplicación de esta


herramienta empleada por el Tribunal Constitucional, cuenta con cuatro
criterios (juicios) sucesivos en un orden taxativamente señalado, lo cual
indica, que, si un juicio que antecede a otro, no es superado, no será
necesario pasar al siguiente, y, por tanto, no logrará superar el test de
proporcionalidad, lo cual difiere en un sentido de inconstitucionalidad de
la medida cuestionada.

En base a lo señalado en los párrafos anteriores, el tribunal constitucional


en aplicación del Test de Proporcionalidad, llegó a determinar que estas

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medidas optadas en el Reglamento Interno de la Junta de Propietarios,
superaron los dos primeros juicios respecto de si las medidas restrictivas
responden a un fin constitucionalmente válido y si estas son adecuadas
para cumplir dicho fin, encontrando sustento en que tienen como
propósito proteger la salubridad e higiene del edificio (Artículo 7 de la
Constitución), además de proteger la integridad de las personas que lo
habitan o visitan (Artículo 2, Inciso 1 de la Constitución) y para lo cual,
estas restricciones evitarían desde todo punto de vista, la posibilidad de
que las mascotas, sea directa o indirectamente pongan en riesgo la salud
o la integridad personal de las personas residentes o que visitan el edificio.

Sin embargo, respecto del juicio de necesidad, se determinó que antes de


acordar la prohibición absoluta de mascotas, las juntas de propietarios
podrían convenir en alternativas o medidas menos gravosas señaladas
en los fundamentos 17 y 18 de la citada sentencia, dando a entender que
existe una amplia gama de opciones que los tenedores de mascotas
pueden usar para evitar cualquier daño a terceros.

Por lo que, bajo estos supuestos señalados, las medidas restrictivas en


cuestión, no superaron el juicio de necesidad, dado que, para hacerlo, no
debiese existir otro medio alternativo menos gravoso respecto de los
derechos comprometidos. Por lo tanto, al no superar este juicio, como fue
señalado anteriormente, por consiguiente, tampoco superó el Test de
Proporcionalidad debido a su carácter sucesivo.

7. Desarrolle por qué el voto del magistrado Sardón de Taboada es


disímil a la de los dos demás magistrados.

R= Respecto del Voto Singular del Magistrado Sardón de Taboada, se


señala, como primer punto, que este discrepa de la sentencia en mayoría
pues proscribe, de manera general, que las Juntas de Propietarios de
departamentos prohíban tener mascotas, lo cual estaría generando una
vulneración a la libertar de las personas de manera arbitraria. Agregando,
además, en párrafos posteriores, que esta sentencia asume que solo está

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en juego el derecho al libre desarrollo de la personalidad del actor, por lo
cual, estaría dejando de lado, el de la mayoría de los miembros de la Junta
de Propietarios.

Entendiendo por esto, que sí reconoce que se encuentra comprometido


el libre desarrollo de la personalidad del demandante (expresado en su
deseo de que las mascotas estén permitidas), el cual se encontraría en
conflicto con el derecho de la mayoría de los integrantes de la Junta de
Propietarios (expresado en la modificación del Reglamento Interno),
según como lo observa el magistrado.

Para sustentar esta idea, el voto del magistrado Sardón de Taboada,


indica que, las decisiones que tomen la Junta de Propietarios no pueden
equipararse a una medida restrictiva adoptada por una autoridad del
Estado, la cual, para estos casos, las autoridades Estatales no pueden
prohibir las cosas o limitar las libertades ciudadanas solo porque sí. Y para
que estas puedan existir, tienen que estar debidamente fundadas en la
Constitución.

Por lo tanto, a contrario sensu, al ser este un caso de particulares, las


restricciones decididas por una Junta de Propietarios, no serían
necesarias que se fundamenten en el sentido de la constitución. Dado
que, como señala, las personas pueden tomar decisiones sin que tengan
que fundamentarse necesariamente en razones constitucionalmente
valiosas o de interés público. Considerando entonces, que, en el caso de
los particulares, la regla general es la libertad para actuar, permitir o
prohibir. Lo que genera que este magistrado resuelva el conflicto como un
simple conflicto de intereses, lo que vuelve su voto disímil al del resto de
magistrados.

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1. ¿LAS MASCOTAS SON SUJETOS DE DERECHO U OBJETOS DE
DERECHO?
1.1. SUJETO DE DERECHO:

Para nuestro ordenamiento jurídico, el término sujeto de derecho difiere del de


persona. La categoría de persona hace referencia únicamente a las personas
naturales o individuales (el ser humano una vez nacido) y a las personas jurídicas
o colectivas (agrupación de personas individuales o colectivas que se reúnen
para un determinado fin y que cumplen con todos aquellos requisitos formales
que le permiten inscribirse en el registro público respectivo); empero, el termino
sujeto de derecho es mucho más amplio que el de persona, pues hace referencia
a cuatro categorías que estén relacionadas con la vida humana. Estos son:

1. El concebido, con la interminable e inagotable dificultad e incerteza


científica y jurídica de poder precisar desde cuándo se considera el inicio
de la vida humana: con la fusión nuclear, con la formación del cigoto, con
la anidación del embrión en el útero de la madre o con la simple
concepción, ya que la vida es un devenir, un proceso que se inicia con
la unión del ovulo y el espermatozoide, aun con la interrogante e
inseguridad de que también se considere que hay vida humana cuando
la unión sea extrauterina (fecundación in vitro).

2. La persona individual o natural que se refiere al ser humano una vez


nacido, es decir, a partir del corte del cordón umbilical en adelante.

3. La persona colectiva o jurídica, constituida por ese conjunto o reunión


de personas naturales e inclusive jurídicas que se agrupan para cumplir
un determinado fin, sea lucrativo o sin fines de lucro, y que cumplen con
todos aquellos requisitos formales exigidos por la ley para su inscripción.

4. Las organizaciones no inscritas. No podemos dejar de señalar que


para determinados juristas y ordenamientos jurídicos la expresión sujeto
de derecho se refiere a todo ente vinculado con la vida humana; es decir,
dicho término contempla la existencia de cuatro o más categorías
jurídicas que siempre se encuentren relacionados con la vida humana.
En palabras de Alfredo González Prada, «el derecho es esencialmente
antropocéntrico»; hacía referencia a esta característica del derecho,

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pero de un modo peyorativo, que será comprendido líneas más abajo.
Expresaba también Alfredo Gonzales Prada: «Dentro del concepto
genuinamente clásico de la noción de sujeto de derecho, al hombre y
solo al hombre corresponde el goce de esta calidad: él representa el
punto céntrico, alrededor del cual giran todas las normas jurídicas, el eje
del sistema, la esencia: el derecho es esencialmente antropocéntrico».
Sin embargo, señalaba: «El derecho, al lado del hombre, el sujeto
jurídico por excelencia, admite otros: las personas morales, seres
desprovistos de existencia física, mas no de la aptitud de tener derechos
u obligaciones».

1.1.2. TEORÍAS SOBRE EL CASO:

Por su parte, el profesor y jurista francés León Duguit niega la existencia del
término sujeto de derecho. Duguit, citado por Alfredo González Prada, afirma:
Todos los hombres son seres sociales y, como tales, están obligados a obedecer
la regla social, bajo pena de provocar contra ellos una reacción social. [...] Toda
sociedad es una disciplina; y como el hombre no puede vivir fuera de la sociedad,
no puede eximirse de vivir bajo esa disciplina. ¿Cuál es esa regla? Tiene como
fundamento el hecho mismo de la solidaridad social, es decir, «el hecho de la
interdependencia, uniendo a los miembros de la humanidad o a los de un mismo
grupo social por la comunidad de las necesidades y la división del trabajo». [...]
Sin duda que muy a menudo una situación jurídica subjetiva creada por un acto
de voluntad se nos aparece exteriormente bajo la forma de una relación entre
dos sujetos. Hasta puede afirmarse que la mayor parte de las veces acontece
así. Pero aparecen frecuentemente en la vida de las sociedades modernas
situaciones que deben ser jurídicamente protegidas y que sin embargo no
envuelven una relación entre dos sujetos. ¿Es acaso necesario para explicar que
esas situaciones se hallan jurídicamente protegidas suponer la existencia de
esos sujetos y decir: ¿si esta es una situación protegida, hay sujetos de derecho?
¿Por qué? [...] No cabe, pues, hablar de vínculo jurídico ni de sujeto de derecho:
solo hay un individuo que quiere su provecho, el de un tercero o el de una
colectividad. «No vemos dice Duguit ese vínculo jurídico entre dos supuestos
sujetos. Hay una situación jurídica con un derecho y una obligación, mas no un
vínculo entre el sujeto que tiene derecho y el sujeto que debe la obligación. [...]

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Ese concepto de derecho subjetivo, que algunos pretenden presentarnos como
una verdad absoluta, no representa más que un momento en la historia
eternamente cambiante de las instituciones y de las ideas; un momento
culminante, pero nada más».

Otra teoría:

Por otro lado, al otro extremo, encontramos al jurista alemán Ernst Immanuel
Bekker, quien consideró que la expresión sujeto de derecho debe ampliarse en
su contenido. Afirma que encuentra dos entidades en el derecho: «el goce y el
derecho de disposición. No debemos dice exigir de aquel que tiene el goce de
algo otra cosa que la susceptibilidad de gozar, y no la capacidad de querer o de
contratar; en una palabra, el carácter de ser humano. Basta para ser sujeto de
derecho la aptitud de goce». Siguiendo a Bekker podemos señalar que existen
dos categorías de sujetos de derechos: aquellos que poseen la capacidad de
goce, capacidad que adquieren, abarca y contiene a todos los seres dotados de
sensibilidad, y a los sujetos que ostentan capacidad de disposición,
característica que se concede de manera limitada y exclusiva al hombre. Para
Alfredo González Prada, «la calidad de sujeto de derecho está restringida, desde
el punto de vista del goce, a todos aquellos que pueden aprovechar directamente
del derecho, teniendo capacidad de experimentar placer o dolor. Equivale en una
palabra a ampliar el concepto de subjetividad jurídica dentro de la noción de
subjetividad moral, en la que, como dice Hoffding, “no hay necesidad de una
razón elevada o de una vasta inteligencia: basta poseer la facultad de sentir o de
sufrir. Ni la razón ni la voluntad son, pues, ya elementos esenciales de la
subjetividad jurídica”. [...] En la forma expuesta, el derecho se nos aparece como
algo infinitamente hermoso, como la única fuerza capaz de realizar la enorme
confraternidad del dolor, solidarizando en una dignificación excelsa toda la carne
viva que sufre. [...] y, citando a Demogue, señala que “el derecho, esa cosa tan
intelectual en apariencia, acudiendo para la realización de su fin a las facultades
emocionales, viene a ser algo así como la comunión de los que sufren, como un
inmenso sindicato de luchas contra el dolor de todos los seres. ¿La vida en el
hombre merece acaso distinto respeto que la vida animal? Todos los seres tienen
en igual grado el derecho a la existencia. Toca al derecho realizar la nivelación
reparadora”. Asumiendo la postura sostenida por Bekker y de una lectura

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concienzuda y meticulosa de la tesis de Alfredo González Prada, podemos
manifestar que el goce le pertenece a todo ser vivo por el simple hecho de estar
investido de facultades emotivas y, por ende, es en sí sujeto de derecho. «La
personalidad del niño y del loco, tan difíciles de explicar, fluyen de esta
concepción con toda lógica; el animal, capaz de reacciones psíquicas dolorosas
o agradables, se eleva a idéntico nivel de personalidad jurídica que los mismos
seres humanos incapaces de funciones intelectuales y volitivas». No cabe duda
de que los animales no humanos carecen de capacidad de disposición, pero,
acaso, no se encuentra científicamente demostrado que los animales son seres
que sienten y experimentan dolor. Por ende, nos surge la interrogante:
¿estaríamos los seres humanos los animales humanos dispuestos a conceder a
los animales no humanos la categoría jurídica de ser considerados sujetos de
derecho? Empero, nosotros seres humanos, justamente por ser seres que
poseemos capacidad cognoscitiva y raciocinio, debemos entender que esos
seres, los animales no humanos, merecen respecto, consideración y protección
justamente por ser sujetos y no meramente objetos de derecho.

En cuanto a la categoría jurídica de ser objeto de derecho Según la Real


Academia Española, el término cosa presenta varias acepciones desde el punto
de vista del derecho y filosóficas a citar:

«1. f. Todo lo que tiene entidad, ya sea corporal o espiritual, natural o


artificial, real o abstracta.

2. f. Objeto inanimado, por oposición a ser viviente.

5. f. Der. En contraposición a persona o sujeto, objeto de las relaciones


jurídicas. En el régimen de esclavitud el esclavo era una cosa.

6. f. Der. Objeto material, en oposición a los derechos creados sobre él y


a las prestaciones personales.

7. f. Der. Bien». Y el término bien, según la Real Academia Española,


significa: «Der. Cosas materiales o inmateriales en cuanto objeto de
derecho».

El término cosa, desde el aspecto jurídico, es «el objeto primordial de las


relaciones jurídicas–reales. Por cosa se suele entender toda realidad del mundo

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exterior que posee una existencia material. Sin embargo, esta somera idea
implica muy diferentes cuestiones. Así, el concepto de cosa, en orden a su
aplicación al campo del derecho, se ha buscado a través de conceptos ajenos al
derecho, como pueden ser los conceptos de las ciencias naturales o físicas y los
de la filosofía». Davide Messinetti, citado por Juan Espinoza Espinoza, advierte
que el término objeto puede tener dos nociones: «una de carácter general, en la
cual objeto es todo aquello que es externo respecto a un punto de observación
determinado y, por consiguiente, el objeto del derecho es la realidad misma. La
otra acepción, de carácter restrictivo, reserva este término para indicar al objeto
específico de una tutela atribuida al sujeto».

El bien, como objeto de derecho real, es toda entidad corporal (material) o


incorporal (inmaterial), determinado, susceptible de valor económico, del cual se
puede servir el ser humano para la satisfacción de sus múltiples necesidades.
Bien es todo lo que puede entrar y salir del patrimonio de las personas,
aumentándolo o disminuyéndolo. «El bien tiene relevancia jurídica, por su
posibilidad de ser objeto de relaciones jurídicas. Conforme a las exigencias de la
realidad social, el ordenamiento jurídico es el que establece qué entidades
materiales o inmateriales pueden ser objeto de derechos reales». Biondi, citado
por Francisco Avendaño Arana, señala las características que deben reunir los
bienes:

«a) El bien es diferente del sujeto. La noción de bien se contrapone a la


de persona, como sujeto de relaciones jurídicas. Las personas o su fuerza
de trabajo (distinta de su resultado) no son bienes.

b) El bien es un concepto que tiene relevancia jurídica. Lo que es


indiferente al ordenamiento legal no es bien. La relevancia jurídica, es
decir, el interés, la impone la ley. Cosa alude a entidad considerada
objetivamente en sí misma. Bien, en cambio, se refiere al interés, a la
ventaja o utilidad que otorga a una persona. Por tanto, su consideración
es subjetiva.

c) El bien proporciona utilidad. Los bienes deben ser útiles a los hombres
en sus relaciones sociales. La utilidad puede ser de diversa índole, como

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material o moral. Para que los bienes sean útiles, deben ser susceptibles
de apropiación.

d) Los bienes son susceptibles de apropiación, independientemente de


que dicha apropiación sea actual. Su apropiación depende en gran
medida no solo de la naturaleza misma de la entidad, sino del nivel de
tecnología imperante. En la actualidad la energía eléctrica, la magnética y
la calorífica son bienes en la medida en que son apropiables.

e) El tráfico de los bienes debe ser lícito. El tráfico debe estar permitido
por el ordenamiento legal. Hay objetos cuyo tráfico está prohibido
legalmente, que están fuera del comercio. Para que podamos hablar de
bienes fuera del comercio, cualquier acto jurídico respecto del bien debe
ser ineficaz. Una persona, por ejemplo, no puede ser objeto de tráfico.
Cualquier acto jurídico respecto de ella no produciría efecto. En cambio,
la comercialización de estupefacientes no implica necesariamente la
ineficacia del acto (sin duda que origina una sanción penal). Por licitud del
tráfico se refiere a lo primero.

f) Los bienes pueden ser futuros. Los bienes pueden no tener existencia
presente.

g) Los bienes tienen valor económico. Los bienes, como objeto de los
derechos reales, deben ser susceptibles de satisfacer un interés
económico».

Según nuestro vigente Código Civil de 1984, los animales, aunque, no lo


prescriba expresamente, debido a su capacidad de trasladarse de un lugar a otro
sin ayuda de una fuerza externa o exterior, son considerados como bienes
muebles semovientes o cosas corpóreas. Es así que son tratados como objetos
del derecho; es decir, son seres vivos que pueden ser aprovechados y utilizados
por el hombre (otro ser vivo) y que poseen un valor económico. En ese sentido,
el derecho confiere a sus propietarios o titulares, otros seres vivos o animales
humanos, todos los atributos del derecho de propiedad: servirse del animal de
acuerdo con su naturaleza o destino (usar), aprovecharse económicamente del
animal (disfrutar), desprenderse o prescindir del animal (disponer) y el de
recuperarlo (reivindicación) según las circunstancias: No obstante ello, incluso

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como objetos de derecho, históricamente los animales han ocupado un lugar
importante dentro del derecho. En el orden natural, todo animal era res nullius,
es decir, una cosa que no pertenecía a nadie. A diferencia de una res commune
(como el aire o el agua), una res nullius podía formar parte de la propiedad
privada mediante la aprehensión [...]. Todos los sistemas legales desarrollaron
elaboradas normas de responsabilidad que establecen tanto la responsabilidad
del propietario por los daños cometidos a sus animales, como el derecho del
propietario a ser indemnizado por los daños causados a sus animales [...]. Ser
propiedad de los humanos cambia el estado natural de los animales tanto para
mejor como para peor. Debido a que los humanos utilizan y valoran a los
animales, los propietarios gastan recursos en su protección. La propiedad
privada de muchas mascotas (o, si es necesario, «compañeros») les permite
acceso a alimento y refugio (y algunas veces a vestimenta), lo cual origina vidas
largas, tranquilas y cómodas13. Nosotros, los seres humanos, ¿debemos seguir
aceptando que los animales sean calificados como objeto de derecho de los
animales humanos? ¿Podemos seguir admitiendo que los animales no
humanos, seres que tienen vida y que poseen capacidad de sentir, sean usados
como bienes sujetos al control de los seres humanos? ¿Es acaso novedad que
los animales no humanos se reproduzcan, generen vida, alimenten, protejan,
sientan y sufran, y a pesar de ello se los trate simplemente como si se tratara de
otro bien mueble? «Los animales no son iguales que cualquier objeto inanimado
como un vaso o una jarra. Estos seres vivos no solo tienen una existencia
evidente, sino que, además, como ha sido comprendido por los estudiosos,
cuentan con emociones y son susceptibles de irritarse, agredir, respectar o violar
territorios».

1.2. POSICIONES A FAVOR DE QUE SIGAN SIENDO


CONSIDERADOS COMO OBJETO DEL DERECHO:

Gustavo Rodríguez García textualmente señala. “… […] nosotros nos hemos


negado a aceptar una teoría que propugne la atribución de personalidad jurídica
a los animales y hemos apostado por la existencia de un régimen de propiedad
privada sobre los animales; pero ello no quiere decir- como muchos deben estar
pensando con la intención de rebatir apresuradamente nuestra postura- que por
ser propietarios podemos hacer lo que queramos con los animales. En efecto

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existen objetos sobre los cuales no podemos hacer lo que queramos cuando
queremos y no por ello sugerimos que tienen una personalidad especial. La idea
que proponemos es la siguiente: nos queda claro que un animal no es como un
lápiz o un cuaderno. Dicha diferencia esencial se encuentra constituida por la
simple constatación de que los animales tienen emociones (o al menos
reacciones) que denotan sensibilidad. En dicha línea, un animal puede estar
emocionado o puede estar atravesando un fuerte sufrimiento. Desatender dicha
realidad es perder de vista todo sentido de profundidad en nuestro análisis. Sin
embargo, cuando nos hablan de una personalidad propia y de una titularidad
personal de los animales para con ellos mismos; ello resulta claramente
contradictorio (y hasta inaudito)”.
Por otro lado, José Chávez – Fernández Postigo, señala que […] “la capacidad
de sufrir se constituiría en una suerte de mínimo ético iusfundamental en el que
los “animales humanos” y los no humanos hallaríamos una igualdad por lo menos
aproximada. Dicho de otro modo: si se tiene derechos fundamentales no es
porque se sufra o no se sufra, ni por cálculos de conveniencia costo- beneficio
sobre el resultado meramente material de acto alguno, sino antes bien por el
mero hecho de poseer una dignidad ontológica, es decir, por las consecuencias
éticas naturales que dimanan de la condición propia o inherente de todo ser
humano. Estos “derechos” animales terminarían siendo básicamente tres: a) el
derecho a la vida, b) a la protección de su libertad y c) a la prohibición de su
tortura…. […]Se hace indispensable señalar que existe un rasgo estrechamente
vinculado al derecho que configura de una manera diferencial al ser humano. A
este rasgo singular lo hemos llamado ya en otro lugar “libertad ontológica” …
[…]Esta libertad ontológica está presente potencial, pero realmente- tanto en el
cigoto como en la persona adulta que fruto de un accidente se halla en estado
vegetativo…[..] Si tenemos libertad es porque somos criaturas de naturaleza
humana. No es la libertad un invento del hombre, sino más bien causa de la
capacidad inventiva humana. Precisamente gracias a que la persona tiene un fin
natural que ella no determina su despliegue o realización- es que aparece la
dimensión ética personal, es decir, el deber moral. Solo el ser humano es un ser
ético y jurídicamente deudor, y lo es justamente porque es el único ser cuya
finalidad supone el buen uso de su libertad. Existe por parte del ente no libre –
hablamos también de los animales -, una imposibilidad ontológica de constituirse

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en persona en sentido jurídico y por lo tanto en sujeto de derechos. … […]
“Defendemos la tesis de que con ese lenguaje en el fondo – y más allá de las
intenciones de quienes los proponen- se hace referencia no a auténticos
derechos subjetivos de los animales, sino antes bien, a genuinos deberes éticos
de justicia de los seres humanos en relación con el cuidado de los animales.
Estos deberes éticos pueden adoptar incluso la forma de exigencias jurídicas
positivas, pero ello no debe confundirse con auténticos derechos subjetivos de
los animales. Dicho de otro modo: no se trataría de “derechos de los animales”
sino, en todo caso, de “derecho de los animales” o de “derecho animal”, o quizá
con más claridad aun: de legislación sobre la protección de los animales.

1.3. POSICIONES A FAVOR QUE SE LES CONSIDERE COMO


SUJETOS DEL DERECHO:

Alfredo Gonzales Prada, citando a Bekker, explica que existen “dos categorías
de sujetos de derechos: los sujetos de goce, dentro de cuya amplitud caben
todos los seres dotados de sensibilidad y los sujetos de disposición, que se
circunscriben exclusivamente al hombre… […] Se abre al Derecho el campo de
una amplia generosidad protectora. Si el fin del Derecho lo constituye, en una de
sus modalidades esenciales, el goce, todo ser vivo que tenga facultades
emotivas es en sí y por el mero hecho de poseerlas, sujeto de derecho. La
personalidad del niño y del loco, tan difíciles de explicar, fluyen de esta
concepción con toda lógica; el animal, capaz de reacciones síquicas dolorosas
o agradables, se eleva a idéntico nivel de personalidad jurídica que los mismos
seres humanos incapaces de funciones intelectuales y volitivas. […] Puede
afirmarse la intensa presión que la teoría de Bekker ejerce en el campo jurídico.
La base emotiva que la informa excluye la amplitud de personalidad en forma
ilimitada: la calidad de sujeto de derecho está restringida, desde el punto de vista
del goce, a todos aquellos que pueden aprovechar directamente del derecho,
teniendo capacidad de experimentar placer o dolor. Equivale en una palabra a
ampliar el concepto de subjetividad jurídica dentro de la noción de subjetividad
moral, en la que, como dice Hoffding, “no hay necesidad de una razón elevada
o de una vasta inteligencia: basta poseer la facultad de sentir o de sufrir. Ni la
razón ni la voluntad, son, pues, ya elementos esenciales de la subjetividad
jurídica. […] ¿La vida en el hombre merece acaso distinto respeto que la vida

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animal? Todos los seres tienen en igual grado el derecho a la existencia. Toca
al Derecho realizar la nivelación reparadora. Por otro lado, señala: “El Derecho
no debe negar su concurso en ninguno de estos casos: los sujetos de goce,
empleando el término de Bekker, reclaman por el contrario una intensificación en
la acción defensora, un régimen protector más eficaz y una vigilancia más prolija
y más próxima. Convengamos en este egoísmo hipócrita del Derecho… […]
Hemos visto ya, que conforme a la doctrina de Bekker, cabe aceptar al animal
como sujeto de derecho y que no puede repugnar nunca, dentro de una
mentalidad jurídica verdaderamente humana, sancionar una obligación ahí
donde nuestra moral ya conoce un deber. Toca pues al Derecho y no únicamente
a la Ética consagrar un régimen donde sean reconocidos esos intereses
animales, que, en un concepto genuino de Humanidad, reclaman protección con
la misma fuerza y el mismo derecho que los intereses del hombre

1.4. POSICIONES INTERMEDIAS:

Las posiciones intermedias reconocen en sentido negativo la categoría jurídica


de los animales, es decir, los animales no humanos no son cosas sino son seres
sensibles. Esta posición la podemos encontrar expresamente en las
Constituciones de Suiza, Alemania y Austria, así como a nivel infra
constitucional, pues, en algunos países de América Latina se viene gestando y
promoviendo proyectos con el fin de modificar sus códigos civiles para que los
animales no humanos no sigan siendo catalogados como cosas.

Fuente:https://www.usmp.edu.pe/derecho/sapere/sumario/primer_bimestre/arti
culos/Proteccion_juridica_respeto_al_animal.pdf

2. EL CONCEPTO DE PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD

El principio de proporcionalidad, que también es conocido como


“proporcionalidad de injerencia”, “prohibición de exceso”, “principio de
razonabilidad”, entre otras calificaciones, en realidad viene a ser un principio de
naturaleza constitucional que permite medir, controlar y determinar que aquellas
injerencias directas o indirectas, tanto de los poderes públicos como de los
particulares, sobre el ámbito o esfera de los derechos de la persona humana,
respondan a criterios de adecuación, coherencia, necesidad, equilibrio y

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beneficio entre el fin lícitamente perseguido y los bienes jurídicos potencialmente
afectados o intervenidos, de modo que sean compatibles con las normas
constitucionales. Se trata, por tanto, como señala CASTILLO CÓRDOVA de una
herramienta hermenéutica que permite determinar la constitucionalidad tanto de
la intervención o restricción como de la no intervención de los poderes públicos
sobre los derechos fundamentales.
Para BERNAL PULIDO, el principio de proporcionalidad “admite varias
fundamentaciones complementarias, a saber: (i) la propia naturaleza de los
principios de los derechos fundamentales; (ii) el principio del Estado de Derecho;
(iii) el principio de justicia; (iv) el principio de interdicción de la arbitrariedad”.
Entonces, diremos que el principio de proporcionalidad tiene su base o
fundamento valorativo en el orden constitucional, en tanto se convierte en el
criterio de equilibrio o modulación entre las acciones que el Estado realiza en el
cumplimiento de sus fines y el respeto de los derechos fundamentales de la
persona humana. Lo que significa que el principio de proporcionalidad adquiere
plena justificación en el ámbito de la actuación de los poderes públicos, en tanto
se explicita como filtro de armonía que impide que la actividad del Estado
sobrepase los límites exigibles para la consecución de los intereses colectivos
cuando los derechos individuales son afectados o menoscabados
infundadamente.
Se trata, entonces, de conceder justificadamente a cada principio confrontado lo
que razonadamente le corresponde. En efecto, como indica ALEXY, el principio
de proporcionalidad forma parte de los principios estructurales, cuya aceptación
es necesaria para la satisfacción (óptima) del sistema jurídico. De ahí resulta
que, a medida que una regla ofrece menos libertad de movimiento, la razón que
la legitima tiene que ser más fuerte. Esto es lo que ocurre en la metodología de
los límites de los derechos fundamentales.
De ahí resulta que una regla no puede ser una relación estática del ‘si-entonces’,
sino que carga en su interior su propia posibilidad de superación. De lo dicho, se
puede concluir señalando que el principio de proporcionalidad es una
manifestación racional de lo ‘óptimo’ y que, siendo el ordenamiento
constitucional estructural, necesariamente el principio de proporcionalidad es
innato en el método de la interpretación constitucional.

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El principio de proporcionalidad, en palabras de BERNAL PULIDO[12] se define
y comprende a partir de dos dimensiones. Por un lado, es entendido en un
sentido amplio y, por otro, en un sentido estricto. En el sentido amplio, cuando
se trata de evaluar si una intervención en un derecho fundamental o en un interés
jurídico es una medida adecuada, necesaria y equilibrada con el orden de cosas;
debiendo cada supuesto ser evaluado independiente, concatenada y
armónicamente, bajo lo que se ha denominado el triple juicio de proporcionalidad
y que comprende:
o un juicio de adecuación o idoneidad de la medida,

o un juicio de necesidad o indispensabilidad de la medida y

o un juicio de ponderación o proporcionalidad en sentido estricto de los


principios confrontados. En el sentido estricto, por el contrario, se trata de
un juicio valorativo que se limita al ámbito de la ponderación de los
principios encontrados y que juegan en sentido contrario.

Según BARAK, constituye un instrumento metodológico que presenta cuatro


componentes, a saber:
1. el fin adecuado,

2. la conexión racional,

3. los medios necesarios, y

4. la relación adecuada entre el beneficio ganado con la realización del fin


adecuado y la vulneración causada al derecho fundamental o bien
constitucional intervenido. Según este autor, la restricción de todo
derecho fundamental, para ser reputada legítima y, por ende, válida, no
es suficiente que esté autorizada por la ley, sino que, además, esté
justificada. Sostiene que este elemento está constituido por dos
componentes: el fin adecuado y los medios para alcanzar tal fin.
El fin adecuado no es cualquier clase de propósito, sino que el fundamento que
lo sostiene y, a la postre, lo justifica, es altamente axiológico. Por tanto, el fin
adecuado se deriva de los valores en los que se funda la sociedad en una
democracia constitucional. En esta perspectiva, la finalidad que persigue la
restricción de un derecho fundamental debe estar dirigido a la promoción de
algún derecho fundamental, bien o valores constitucionales.

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Así pues, la razón última del ejercicio del poder público, que incide de manera
negativa sobre un derecho fundamental, será reputada como una finalidad
constitucional cuando tenga como propósito proteger o promover algún
contenido principista de connotación constitucional

2.1. EL PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD EN EL SISTEMA


CONSTITUCIONAL PERUANO

La Constitución de 1993 ha establecido en el último párrafo del artículo 200º de


manera expresa el principio de proporcionalidad, al permitir a los jueces evaluar
las medidas restrictivas de los derechos fundamentales, dictadas en estados de
excepción [estado de emergencia y estado de sitio], a través de las acciones de
garantía de amparo y habeas corpus. Del sentido literal de la norma pareciere
que el principio se delimita al ámbito de estos supuestos de excepción, sin
embargo, conforme a la doctrina jurisprudencial desarrollada por el Tribunal
Constitucional, este principio al tener connotación constitucional comprende todo
el ámbito del derecho, constituye un principio angular del sistema jurídico de todo
Estado Constitucional de derecho, como es el caso del Estado peruano, en tanto
se convierte en el baremo para evaluar si las acciones desplegadas por los
poderes públicos no lesionan los derechos fundamentales y, en caso de que sí
lo hagan, estén fáctica y jurídicamente justificadas.

El Tribunal Constitucional, partiendo de los principios de unidad de la


Constitución y de concordancia práctica, ha precisado que:

“El principio de proporcionalidad se constituye en un mecanismo jurídico de


trascendental importancia en el Estado Constitucional y como tal tiene por
función controlar todo acto de los poderes públicos en los que puedan verse
lesionados los derechos fundamentales, entre otros bienes constitucionales.
Como tal, el principio de proporcionalidad se encuentra contenido en el último
párrafo del artículo 200° de la Constitución, por lo que teniendo en cuenta los
principios de unidad de la Constitución y de concordancia práctica, según los
cuales la interpretación de la Constitución debe estar orientada a considerarla
como un todo armónico y sistemático a partir del cual se organiza el sistema

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jurídico, evitándose en todo caso las contradicciones, entonces debe entenderse
que cuando los poderes públicos pretendan la limitación de los derechos
fundamentales o la imposición de sanciones, entre otros aspectos, deben
observar el principio de proporcionalidad”. STC 0012-2006-PI/TC. f.j. 31.
Es a partir de esta precisión jurisprudencial del Tribunal Constitucional que se ha
institucionalizado el principio de proporcionalidad como un principio fundamental
del sistema jurídico constitucional. Conviene precisar que no es el primer
pronunciamiento jurisdiccional del máximo intérprete de nuestra Constitución
sobre el tema, toda vez que ya lo había hecho en el Expediente N° 0010-2000-
AI/TC; en cuya sentencia interpreta que la exigencia de proporcionalidad para
las medidas restrictivas de derechos no se circunscribe a los supuestos de un
estado de excepción, como parecería indicar literalmente la norma, sino que al
tener la calidad de principio se proyecta a todo el ordenamiento jurídico; mucho
más si, como indica la doctrina jurisprudencial comparada y lo recoge el propio
tribunal, el principio de proporcionalidad al derivar de la cláusula del Estado de
Derecho, no solamente comporta una garantía de seguridad jurídica, sino que –
además- supone la efectivización de reales y precisas exigencias de justicia
material. Fj. 138 y 140.
Si bien es cierto que el principio de proporcionalidad se fundamenta en la
naturaleza de la cláusula de Estado de Derecho y en el valor justicia, es tal vez
tan igual, o más de importante que éstos, la dignidad humana como base
fundante, en tanto constituye el fin supremo de la sociedad y el Estado, como
reza el artículo 1° de la Constitución Política.

2.2. LOS SUB PRINCIPIOS O TEST DE PROPORCIONALIDAD

Como se dijo (supra) el principio de proporcionalidad supone un triple juicio. El


Tribunal Constitucional ha establecido que, debido a su propia naturaleza, el
principio de proporcionalidad (es un mecanismo de control), su afectación
siempre va a estar relacionada con la afectación de un derecho fundamental o
un bien constitucional (en tanto estos últimos son fines en sí mismos). En otros
términos, si se determina que una medida estatal es desproporcionada no se
está afectando solamente el principio de proporcionalidad, sino principalmente el
derecho fundamental o bien constitucional comprometido en la referida medida

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estatal. En efecto, se ha decantado por entender el principio de proporcionalidad
como un criterio metodológico que comprende un proceso analítico sub dividido
en tres etapas. Así, ha señalado lo siguiente:

“(…) el test de proporcionalidad incluye, a su vez, tres sub principios: idoneidad,


necesidad y ponderación o proporcionalidad en sentido estricto. En cuanto al
procedimiento que debe seguirse en la aplicación del test de proporcionalidad,
hemos establecido que la decisión que afecta un derecho fundamental debe ser
sometida, en primer término, a un juicio de idoneidad o adecuación, esto es, si
la restricción en el derecho resulta pertinente o adecuada a la finalidad que se
busca tutelar; en segundo lugar, superado este primer análisis, el siguiente paso
consiste en analizar la medida restrictiva desde la perspectiva de la necesidad;
esto supone, como hemos señalado, verificar si existen medios alternativos al
adoptado por el legislador. Se trata del análisis de relación medio-medio, esto
es, de una comparación entre medios; el medio elegido por quien está
interviniendo en la esfera de un derecho fundamental y el o los hipotéticos
medios que hubiera podido adoptar para alcanzar el mismo fin. Finalmente, en
un tercer momento y siempre que la medida haya superado con éxito los test o
pasos previos, debe proseguirse con el análisis de la ponderación entre
principios constitucionales en conflicto. Aquí rige la ley de la ponderación, según
la cual “cuanto mayor es el grado de la no satisfacción o de la afectación de un
principio, tanto mayor tiene que ser la importancia de la satisfacción del otro”.
STC N° 579-2008-PA/TC; f.j. 25.

2.2.1. EXAMEN O TEST DE IDONEIDAD O ADECUACIÓN

Para BERNAL PULIDO, el sub principio de idoneidad, supone que, “toda


intervención en los derechos fundamentales debe ser adecuada para contribuir
a la obtención de un fin constitucionalmente legítimo”. De modo que debe tenerse
satisfecho cuando se comprueba una relación empírica entre el medio elegido y
el fin perseguido. Esta comprobación se produce aplicando criterios lógicos,
máximas de la experiencia, conocimiento científico o tecnológico que,
fundamente permitan afirmar que el medio adoptado tiene la capacidad para
alcanzar el fin propuesto (causalidad positiva). En otras palabras, este sub

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principio hace referencia a que la medida (restricción o limitación de un derecho)
debe presentar un fin constitucionalmente legítimo.
ALEXY, sostiene que en el análisis de la relación medio-fin se pueden deducir
tres diversos resultados:
o Que el medio escogido fomente la realización del fin. En este caso se está
ante un medio idóneo y, por ende, debe continuarse con el análisis del
sub principio de necesidad.

o Que el medio no guarde ningún tipo de relación con el fin. Este sería un
medio inidóneo y, por tanto, desproporcionado en sentido amplio. En tal
caso, el análisis de proporcionalidad finaliza.

o Que el medio escogido guarde alguna relación con el fin, pero que no lo
facilite en su concreción. Esto sucede en casos donde el medio no
fomenta el fin en todos los sentidos requeridos.

2.2.2. EXAMEN O TEST DE NECESIDAD

En lo que corresponde al sub principio de necesidad, denominado también como


medio alternativo menos gravoso o requeribilidad, sostiene CLÉRICO que
consiste básicamente en un examen donde se realiza una comparación de
medios.
El examen o juicio del sub principio de necesidad está compuesto por diversos
pasos o etapas de análisis. Así, se tiene los siguientes:
a) la identificación de los medios alternativos;
b) la revisión de la idoneidad del medio o los medios alternativos y
c) la determinación del medio alternativo menos gravoso.
En el primer paso, el criterio central para seleccionar los medios alternativos
consiste en que estos presenten cierto grado de idoneidad para la consecución
del fin que la medida persigue. La revisión de la idoneidad, supone verificar si el
medio alternativo puede fomentar el fin con equivalente o similar nivel de
efectividad (aptitud suficiente) que el medio establecido; de modo que si no
cumple con esta exigencia el medio establecido queda como necesario; en
cambio, si fomenta el fin tan igual que el medio establecido, corresponde si es el
menos gravoso en sentido estricto.
La determinación de la menor gravosidad, según CLÉRICO, consiste en verificar:

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“sí hay medios alternativos y su implementación puede fomentar el fin, y si cada
uno de esos medios (o alguno de ellos o por lo menos uno) pueden hacerlo en
igual o parecida medida que el medio establecido, y si la implementación de los
medios alternativos restringe en menor medida los principios iusfundamentales
u otros constitucionales (o carga menos a la persona afectada) que, a través del
medio establecido, entonces la medida estatal no es proporcional en sentido
amplio”.
Pero, también es preciso resaltar que, si la implementación del medio alternativo
restringe en igual o mayor medida otros principios iusfundamentales o
constitucionales, la medida establecida resultaría como la necesaria y sería
imperativo llevar a cabo el examen de proporcionalidad en sentido estricto.
Tal y como se puede derivar de las anteriores etapas, si bien la característica
principal del examen de necesidad reside en una comparación entre medios, lo
cierto es que dicho sub principio lleva aparejado el hecho de “retomar” hasta
cierto punto el examen de idoneidad, en razón de que se requiere analizar si los
medios alternativos tienen una idoneidad equivalente, mayor o menor a la del
medio establecido.
Sin embargo, este examen implícito en la etapa del sub principio de necesidad
difiere en dos aspectos del primer escalón desde donde se analiza la idoneidad
de la medida legislativa como parte del principio de proporcionalidad en sentido
amplio: (i) se trata de un análisis hipotético, o sea, se puede dar el caso de
medidas que nunca han sido llevadas a la práctica y, (ii) el análisis no solo
examina la idoneidad de posibles medidas alternativas, sino que además las
compara con la medida establecida por las autoridades competente. El segundo
de los anteriores puntos lleva a señalar o aclarar que no basta con que el medio
alternativo sea igual de idóneo a la medida establecida para decantar una
inconstitucionalidad: es imperativo que el medio alternativo deba implicar una
menor restricción para los principios afectados.
Es posible clasificar en tres los resultados posteriores a la aplicación del principio
de necesidad a partir de la idoneidad de los medios alternativos, a saber:

o Que los medios alternativos restrinjan en menor medida al sujeto o


sujetos involucrados en comparación a como lo hace el medio

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establecido: en este caso, la medida estatal impuesta por la autoridad
pública no es proporcional en sentido amplio.

o Que los medios alternativos restrinjan en igual o mayor medida al


sujeto o sujetos involucrados en comparación como lo hace el medio
establecido: en este caso la medida estatal impuesta por la autoridad
pública es necesaria (menos gravosa) y, por ende, se debe continuar con
el análisis de proporcionalidad en sentido estricto.

o Que los medios alternativos restrinjan, en algún sentido, en igual o


mayor medida al sujeto o sujetos involucrados en comparación como lo
hace el medio establecido, pero, en otros sentidos menos en
contraposición al medio establecido (por ejemplo, en el caso de que la
afectación no sea al “sujeto involucrado” pero sí de “terceros): en este
caso el sub principio de necesidad no ofrece por sí solo una respuesta
certera y es necesario complementar la regla o pasar al examen de
proporcionalidad en sentido estricto.

Según el Tribunal Constitucional peruano, el juicio o test de necesidad supone


que:
“Bajo este test ha de analizarse si existen medios alternativos al optado por el
legislador que no sean gravosos o, al menos, que lo sean en menor intensidad.
Se trata del análisis de una relación medio-medio, esto es, de una comparación
entre medios; el optado por el legislador y el o los hipotéticos que hubiera podido
adoptar para alcanzar el mismo fin. Por esto, el o los medios hipotéticos
alternativos han de ser igualmente idóneos. Ahora bien, el presupuesto de este
examen es que se esté ante un medio idóneo, puesto que, si el trato diferenciado
examinado no lo fuera, no habría la posibilidad conceptual de efectuar tal
comparación entre medios. En el examen de necesidad se compara dos medios
idóneos. El optado por el legislador -la intervención en la igualdad- y el o los
hipotéticos alternativos. Por esta razón, si el primero estuviera ausente, debido
a que no habría superado el examen de idoneidad, el test de necesidad no tendrá
lugar. El examen según el principio de necesidad importa el análisis de dos
aspectos: (1) la detección de si hay medios hipotéticos alternativos idóneos y (2)
la determinación de, (2.1) si tales medios -idóneos- no intervienen en la
prohibición de discriminación, o, (2.2) si, interviniéndolo, tal intervención reviste

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menor intensidad. El análisis de los medios alternativos se efectúa con relación
al objetivo del trato diferenciado, no con respecto a su finalidad. El medio
alternativo hipotético debe ser idóneo para la consecución del objetivo del trato
diferenciado. En consecuencia, si del análisis resulta que (1) existe al menos un
medio hipotético igualmente idóneo que (2.1) no interviene en la prohibición de
discriminación o que (2.2), interviniendo, tal intervención es de menor intensidad
que la adoptada por el legislador, entonces, la ley habrá infringido el principio-
derecho de igualdad y será inconstitucional”.

2.2.3. EXAMEN O TEST DE PROPORCIONALIDAD ESTRICTA O


JUICIO DE PONDERACIÓN

El sub principio de proporcionalidad en sentido estricto, presupone que la


intervención en los derechos fundamentales para que tenga la condición de
legitima debe tener un objetivo de satisfacción por lo menos equivalente al grado
de afectación del derecho fundamental. En este sentido, ALEXY enseña que la
proporcionalidad en sentido estricto hace alusión a una técnica de ponderación,
que debe ser entendida de la manera siguiente: “cuanto mayor es el grado de
la no satisfacción o de la afectación de un principio, tanto mayor tiene que
ser la importancia de la satisfacción del otro”. Esta técnica es denominada,
por el autor mencionado, como “ley de la ponderación” y tiene como finalidad la
optimización de las posibilidades jurídicas, a diferencia de la idoneidad y
necesidad que tienen como propósito la optimización de las posibilidades
fácticas.
Se trata entonces, de resolver conflictos entre principios. Tal situación conflictiva
se presenta cuando dos principios constitucionales se encuentran
contrapuestos. En tal hipótesis, en la ponderación habrá siempre razones en
pugna, intereses o bienes en conflicto. En la ponderación, como indica PRIETO
SANCHIS:

“(…) hay siempre razones en pugna, intereses o bienes en conflicto, en suma,


normas que nos suministran justificaciones diferentes a la hora de adoptar una
decisión

UNIVERSIDAD CIENTÍFICA DEL PERÚ 31


Ciertamente, en el mundo del Derecho el resultado de la ponderación no ha de
ser necesariamente el equilibrio entre tales intereses, razones o normas; en
ocasiones tal equilibrio, que implica un sacrifico parcial y compartido, se muestra
imposible y entonces la ponderación desemboca en el triunfo de alguno de ellos
en el caso concreto. En cambio, donde sí ha de existir equilibrio es en el plano
abstracto o de la validez: en principio han de ser todos del mismo valor, pues de
otro modo no habría nada que ponderar; sencillamente se impondría el de más
valor (…).
La ponderación, según ALEXY, puede dividirse en tres pasos. En un primer paso
se debe definir el grado de la no satisfacción o de afectación de uno de los
principios. En el segundo, se define la importancia de la satisfacción del principio
que juega en sentido contrario. En el tercero, debe definirse si la importancia de
la satisfacción del principio contrario justifica la restricción o la no satisfacción del
otro.
El Tribunal Constitucional, siguiendo el enfoque alexiano, ha señalado que:

(…) para que una injerencia en los derechos fundamentales sea legítima, el
grado de realización del objetivo de ésta debe ser, por lo menos, equivalente o
proporcional al grado de afectación del derecho fundamental, comparándose dos
intensidades o grados: el de la realización del fin de la medida examinada y el
de la afectación del derecho fundamental, al representar una valoración
ponderativa de intereses contrapuestos, permitiendo la observación de todas las
circunstancias relevantes para el caso (…).
En este sentido, plante el tribunal peruano que, con la finalidad de realizar el
análisis de proporcionalidad de la manera más óptima, una metodología que
puede comprender tres criterios y que serían los siguientes: i) un primer criterio,
que la comparación entre medios y fines debe orientarse a determinar la
intensidad de la limitación, para que, cuanto mayor sea la limitación, más
importantes deban ser los intereses generales que la regulación proteja; ii) un
segundo criterio, que cuanto mayor sea la importancia o jerarquía de los
intereses perseguidos por la regulación, mejor podrán justificar una limitación en
los derechos fundamentales; y, iii) como tercer criterio, que cuanto más afecte
una intervención a los derechos fundamentales, deban ser más cuidadosamente

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tenidas en cuenta las razones utilizadas para la justificación de la medida
legislativa restrictiva.
Al respecto, CLÉRICO indica que, en comparación con los criterios de idoneidad
y necesidad, el principio de proporcionalidad en sentido estricto es “débil”; sin
embargo, “es una regla formal en un sentido procedimental, pues sirve para
indicar qué y en qué medida debe ser justificada la limitación de un derecho”.
Lo anterior conduce a afirmar que, al estar ante una etapa de análisis donde
entran en juego condiciones valorativas, no presentes en las etapas anteriores,
la intensidad de la aplicación del sub principio de proporcionalidad en sentido
estricto, es relativa y depende de las circunstancias del caso concreto, en
especial del tipo de intervención (alta, media, baja) que se realice en el derecho
fundamental y la seguridad de las premisas empíricas que se introduzcan en
dicha etapa.

En el ámbito de la justicia convencional, en el caso Kimel vs Argentina, la Corte


Interamericana de Derechos Humanos realiza un análisis concreto y totalmente
expreso respecto de todas los sub principios del examen de proporcionalidad en
sentido amplio, razón por la cual se le cataloga como un caso paradigmático en
lo que a la aplicación del principio de proporcionalidad. Así, la Corte, en lo que
corresponde al juicio de proporcionalidad en sentido estricto ha señalado que:

“han hecho suyo este método” a fin de que se resguarde que las restricciones
deben ser proporcionales al interés que las justifica y ajustarse estrechamente al
logro de ese legítimo objetivo, interfiriendo en la menor medida posible en el
efectivo ejercicio del derecho a la libertad de expresión. En el caso bajo estudio,
para realizar dicha “ponderación” (así lo cita la sentencia), la Corte analizó: (i) el
grado de afectación de uno de los bienes en juego, determinando si la intensidad
de dicha afectación fue grave, intermedia o moderada; (ii) la importancia de la
satisfacción del bien contrario, y (iii) si la satisfacción de éste justifica la
restricción del otro. Luego de dichas consideraciones la Corte concluye que “la
afectación a la libertad de expresión del señor Kimel fue manifiestamente
desproporcionada, por excesiva, en relación con la alegada afectación del
derecho a la honra en el presente caso”.

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En tanto el Tribunal Constitucional Peruano ha precisado que el test de
proporcionalidad consiste en lo siguiente:

“(…) establecer el peso o importancia de los principios jurídicos en conflicto.


Dicha operación debe hacerse aquí siguiendo la ley de la ponderación conforme
a la cual, “Cuanto mayor sea la afectación en el ámbito del derecho a la ejecución
de las sentencias, mayor debe ser el grado de satisfacción o cumplimiento de los
objetivos constitucionales propuestos con la ley a favor de la industria azucarera.
Para hacer más racional dicha operación resulta relevante contrastar los grados
o intensidades de afectación en el ámbito del derecho a la ejecución con los
grados o niveles de satisfacción que se logra en los bienes u objetivos
constitucionales que persigue la intervención por parte de la ley y su aplicación
en el caso concreto. Este colegiado ha incorporado una escala triádica para
asignar dichos valores. En tal sentido hemos establecido que “la valoración de
las intensidades puede ser catalogada como: grave, medio o leve, escala que es
equivalente a la de: elevado, medio o débil. Por esta razón, la escala puede
también ser aplicada para valorar los grados de realización [grados de
satisfacción] del fin constitucional de la restricción”. “Cuando es posible
establecer de manera racional que una medida de restricción de baja o leve
intensidad logra niveles de satisfacción altos o elevados, la conclusión que
resulta es que el medio empleado (ley) ha pasado el test de proporcionalidad y
debe considerarse que estamos ante una restricción legítima desde la
perspectiva constitucional (…).
En este sentido, la ponderación supone tres pasos.
1. Primer paso se debe definir el grado de la no satisfacción o de
afectación de uno de los principios, según la escala triádica; es decir, si
la intervención es: (i) mínima o leve, (ii) media o (iii) grave o intensa.
2. Segundo paso: se define la importancia de la satisfacción del principio
que juega en sentido contrario; esto es: (i) mínimo, (ii) medio o (iii) alto
o elevado.
3. En el tercero paso, debe definirse si la importancia de la satisfacción
del principio contrario justifica la restricción o la no satisfacción del otro;
es decir, se procede a comparar el nivel de intervención con el grado del

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beneficio, de manera que se determina si la medida es proporcional o no
en sentido estricto.
Fuente: http://blog.pucp.edu.pe/blog/orlandobecerra/2012/02/18/el-principio-de-
proporcionalidad/

3. ANÁLISIS DE LA LEY ANIMAL N° 30407

La crueldad puede definirse como una respuesta emocional de indiferencia o la


acción que innecesariamente causa sufrimiento, dolor y muerte a un ser vivo, o
la obtención de placer en el sufrimiento y dolor de éste. Esta actividad humana
anómala ha sido considerada por la ciencia como un signo de disturbio
psicológico, siendo un criterio diagnóstico para los desórdenes de conducta en
niños y adolescentes (American Psychiatric Association, 1995). Por tanto, la
crueldad hacia los animales debe ser tratada como un comportamiento
socialmente inaceptable (Ascione, 1993).

La Protección Animal Mundial, anteriormente denominada Sociedad Mundial


para la Protección Animal (WSPA, por sus siglas en inglés), es una organización
internacional de bienestar animal sin fines de lucro que ha estado en operación
por más de 30 años y es un centro de referencia para protección animal (World
Animal Protection, 2015). La WSPA considera que toda nación debe contar con
una legislación para la protección animal integral. Los animales son criaturas
consientes y, por ende, tienen derecho a reconocimiento, cuidado y protección
contra aquel sufrimiento que se pueda evitar. Asimismo, considera que la
legislación por sí misma es insuficiente para lograr un cambio real en las
actitudes y la protección práctica que se proporciona a los animales, ya que para
ser realmente eficaz requiere tanto del apoyo popular de una sociedad
humanitaria que se preocupa como de una aplicación adecuada. La educación
puede provocar mejoras duraderas, pero la legislación brinda la red de seguridad
que evita la crueldad y el abuso y debe reflejar el consenso actual de la sociedad.

Aproximadamente 65 de los 192 países del mundo tienen leyes nacionales para
la protección de los animales, aunque estas leyes no se aplican debidamente
(Mosaico Animal, 2015). El documento de la WSPA titulado ‘Animal Protection
Legislation: Guidance Notes and Suggested Provisions’ (Legislación para la

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protección animal: notas guía y estipulaciones sugeridas), señala los puntos
clave que deben considerarse cuando se formula la legislación para la protección
animal.

La única norma de protección de los animales que existió en el Perú hasta fines
del 2015 fue la Ley N° 27265, promulgada en mayo del 2000. Dicha norma nunca
fue reglamentada, motivo por el cual se hizo difícil sancionar a los responsables
de maltrato animal, sumado al hecho de que adolecía de muchos vacíos que
hacían que la misma resultara inaplicable.

Si bien fueron presentados diversos proyectos de ley en los últimos 10 años a


fin de establecer una ley que condene el maltrato animal con pena privativa de
libertad, fue el proyecto de Ley 3371/2013-CR, presentado por el grupo
parlamentario Acción Popular – Frente Amplio, el que obtuvo el mayor alcance y
respaldo de la población en firmas para su presentación al Congreso de la
República del Perú. Este proyecto de ley trató de subsanar las omisiones
existentes en la Ley 27265, Ley de Protección a los Animales Domésticos y a los
Animales Silvestres mantenidos en Cautiverio, al establecer la participación
activa de la sociedad en la gestión de la protección y el bienestar animal, sobre
todo en las actividades educativas y fiscalizadoras de la aplicación de la norma,
con la finalidad de erradicar y prevenir todo maltrato y acto de crueldad contra
los animales, así como fomentar el respeto a la vida de los animales y la adopción
de medidas tendientes a su protección que impliquen su manejo o tenencia.

El proyecto de Ley 3371/2013-CR fue presentado al Congreso de la República


del Perú el 10 de abril del 2014 y luego de los respectivos trámites, la Comisión
de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos, Ambiente y Ecología del
Congreso de la República del Perú en Sesión Ordinaria N.º 15 del 21 de abril de
2015, acordó por unanimidad su aprobación. No obstante, el Congreso
desestimó esta propuesta, pero sirvió como base para acelerar las discusiones
sobre maltrato animal, llegando a promulgar el 08 de enero de 2016 la Ley N.º
30407 de Protección y Bienestar Animal, que en buena forma sintetiza las
propuestas de los proyectos de ley presentados en el periodo 2010-2015. De
esta manera, el Perú se sitúa como un país latinoamericano que ha dado un gran
avance acorde al proceso de globalización, concientización y sensibilización

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humana mundial frente a la vida animal; más aun considerando que toda
conducta que genera maltrato cruel hacia un animal es una falta dolosa que
implica conocimiento y voluntad premeditada del ser humano.

3.1. IMPLEMENTACIÓN DE LA LEY N° 30407 DE PROTECCIÓN


Y BIENESTAR ANIMAL

La implementación de una ley de protección animal que establezca que los


animales son seres sintientes no humanos con derecho a la vida y bienestar ha
sido una necesidad de índole imperativa en el Perú. Finalmente, el pasado 08 de
enero de 2016 fue promulgada la Ley N.º 30407 «Ley de Protección y Bienestar
Animal» y publicada en el diario oficial El Peruano, luego de que el Congreso de
la República la aprobase en noviembre de 2015.

La Ley 30407 consta de 36 artículos distribuidos en 8 capítulos y un anexo.


Asimismo, y a consecuencia de su promulgación, la Ley N.º 27265 «Ley de
Protección a los Animales Domésticos y a los Animales Silvestres Mantenidos
en Cautiverio» y el artículo 450-A del Código Penal fueron derogados.

La presente ley es producto de un conjunto de propuestas de ley referidas a la


protección, bienestar y conservación animal, que ha sido motivo de preocupación
de diversos grupos de personas, asociaciones relacionadas a la protección
animal y similares, cuyas voces y peticiones fueron canalizadas por varios
parlamentarios a través de los años mediante proyectos de ley que tipificaban el
maltrato animal como delito.

La finalidad de esta ley, indicada en el artículo 2, consiste en «garantizar el


bienestar y la protección de todas las especies de animales vertebrados
domésticos o silvestres mantenidos en cautiverio, en el marco de las medidas de
protección de vida, la salud de los animales y la salud pública».

El objeto de la ley, indicado en el artículo 3, es el de «proteger la vida y la salud


de los animales vertebrados, domésticos o silvestres mantenidos en cautiverio,
impedir el maltrato, la crueldad, causados directa o indirectamente por el ser
humano, que les ocasiona sufrimiento innecesario, lesión o muerte; así como
fomentar el respeto a la vida y el bienestar de los animales a través de la

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educación. Además, de velar por su bienestar para prevenir accidentes a sus
poblaciones y aquellas enfermedades transmisibles al ser humano. Así como
promover la participación de las entidades públicas y privadas y de todos los
actores sociales involucrados, con sujeción al ordenamiento constitucional y
legal».

Si bien el Proyecto de Ley 3371/2013CR propuso la incorporación de un texto al


artículo 207-A del Código Penal, en la Ley 30407 «Ley de Protección y Bienestar
Animal» se dictaminó la incorporación del artículo 206-A al Código Penal:

«El que comete actos de crueldad contra un animal doméstico o silvestre, o los
abandona, es reprimido con pena privativa de libertad no mayor de tres años,
con cien a ciento ochenta días-multa y con inhabilitación de conformidad con el
numeral 13 del artículo 36».

«Si como consecuencia de estos actos de crueldad o del abandono el animal


doméstico o silvestre muere, la pena es privativa de libertad no menor de tres ni
mayor de cinco años, con ciento cincuenta a trescientos sesenta días-multa y
con inhabilitación de conformidad con el numeral 13 del artículo 36».

Esta ley contempla la pena privativa de la libertad no mayor de tres años y 100
a 180 días-multa a quien cometa actos de crueldad o abandono contra un animal
doméstico o silvestre. En caso el desenlace del animal sea la muerte como
consecuencia de crueldad o abandono, la pena no será menor de tres ni mayor
a cinco años con 150 a 360 días-multa. En ambos casos se contempla la
inhabilitación del agresor responsable conforme al numeral 13 del art. 36 del
Código Penal. Asimismo, dispone que los gobiernos regionales y locales, así
como las instituciones públicas, vigilen la aplicación de esta ley.

Como es señalado en los anexos de la presente ley, se considera abandono a la


circunstancia o condición en la que se deja a un animal de compañía en la vía
pública o estando en posesión del dueño o tenedor no se le atiende en sus
necesidades básicas de alimentación, refugio y asistencia médica.

La nueva norma prohíbe las amputaciones quirúrgicas o cirugías consideradas


innecesarias, es decir, que no atiendan indicaciones clínicas; el entrenamiento,

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fomento y organización de peleas entre animales; la crianza y uso de animales
de compañía con fines de consumo humano; la utilización de animales en
espectáculos de entretenimiento donde se fuerce a los animales a realizar
actividades que no sean compatibles con su comportamiento natural; y el
comercio de cualquier espécimen de fauna silvestre y sus productos que no
tenga origen legal, entre otros.
3.2. DISCUSIÓN DE LA LEY N° 30407

El Perú, actualmente reconocido como un país potencial para la inversión privada


de economía pujante y creciente, no puede ser ajeno a temas de interés social
en los que los derechos de seres vivientes, tanto humanos como animales, sean
ignorados. Todos los países desarrollados condenan y sancionan el maltrato
animal al ser considerado como crimen o delito, algunos con sanciones más
«justas» en comparación con otros, así como países del tercer mundo.

Según la Real Academia Española (RAE), la palabra crimen involucra un delito


grave, acción indebida o reprensible, mientras que el delito refiere a una culpa,
quebrantamiento de la ley, acción reprobable y omisión voluntaria o imprudente
penada por la ley. Desde el punto de vista jurídico, el crimen es una conducta,
una acción o una omisión tipificada por la ley que resulta antijurídica y punible.
Un crimen, por lo tanto, viola el derecho penal. El concepto está vinculado al de
delito, aunque esta palabra (del latín delinquere) tiene un origen etimológico que
remite a «abandonar» el camino establecido por la ley. Delito, por lo tanto, suele
usarse en un sentido genérico y crimen se reserva para hacer referencia a un
delito de gravedad (Definición de, 2008).

Era de esperarse que la aplicación de la Ley N.º 30407 «Ley de Protección y


Bienestar Animal», largamente esperada por la ciudadanía peruana despertara
gran interés, de allí que, en los tres días siguientes a su promulgación, el número
de denuncias de maltrato animal se incrementó en un 60%, de acuerdo con la
Asociación Peruana de Protección a los animales (ASPPA) (Carrión, 2016).

Por otro lado, a criterio de los autores, la excepción de corrida de toros y peleas
de gallos en la Ley N.º 30407 contradice la normativa de la misma ley al rebatir
las definiciones de «bienestar animal», «espectáculo de entretenimiento» y

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«sufrimiento innecesario» señaladas en el Anexo de la misma y citadas a
continuación:

 Bienestar animal: «conjunto de elementos que se refieren a la calidad de


vida de los animales, basado en la protección de las especies, respeto a
sus hábitats naturales y adaptación a los entornos brindados por el ser
humano que les permita desarrollarse y mantener un comportamiento
natural y un estado de plena salud física y mental que implica aspectos
de sensibilidad referidos, principalmente, al dolor y al miedo».
 Espectáculo de entretenimiento: «actividad en la cual se obliga a un
animal de cualquier especie a realizar acciones en contra de su patrón de
comportamiento natural, afectando su integridad física y bienestar con
la finalidad de entretener a un grupo de personas».
 Sufrimiento innecesario: «condición en la que un animal experimenta
dolor o extremo nerviosismo manifiesto por respuestas conductuales
como hiperexcitación, que podrían evitarse con buenas prácticas de
manejo y destreza de un manipulador especializado».

A nivel mundial, los grupos animalistas condenan intransigentemente todo acto


de crueldad animal, incluido el uso de animales con fines de experimentación.
En este sentido, el movimiento antitaurino (o antitauromaquia) es el que se ha
venido manifestando con mayor fuerza en los últimos años a través de campañas
por parte de instituciones de protección animal sin fines de lucro, tales como
ASPPA PERÚ (www.asppa-peru.org) y Grupo Caridad (www.grupocaridad.org)
como los más representativos a nivel nacional, así como a través de redes
sociales como Facebook, el que inclusive añadió una opción de «denuncia de
contenido» contra todo material visual y audiovisual referente a las corridas de
toros. Sin embargo, fue retirado a los pocos días debido a protestas que
sustentan este evento, – al igual que las peleas de gallos –, como espectáculo
cultural enraizado en la idiosincrasia de muchos pueblos.

Fuente: Revista de investigación veterinaria en el Perú volumen 27 numero


2 Lima abr./jun. 2016.

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