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Para esto, el ejercicio del control difuso cumple con que solo tenga que
darse en el caso de que ello sea relevante para resolver la controversia y
no sea posible obtener una interpretación conforme a la Constitución,
como ha sido el caso de la determinación de inconstitucionalidad
generada mediante la aplicación del Test de Proporcionalidad, donde se
ha demostrado, que las presentes medidas de restricción, transgreden
derechos fundamentales, y no son proporcionales a lo que la medida
Por su parte, el profesor y jurista francés León Duguit niega la existencia del
término sujeto de derecho. Duguit, citado por Alfredo González Prada, afirma:
Todos los hombres son seres sociales y, como tales, están obligados a obedecer
la regla social, bajo pena de provocar contra ellos una reacción social. [...] Toda
sociedad es una disciplina; y como el hombre no puede vivir fuera de la sociedad,
no puede eximirse de vivir bajo esa disciplina. ¿Cuál es esa regla? Tiene como
fundamento el hecho mismo de la solidaridad social, es decir, «el hecho de la
interdependencia, uniendo a los miembros de la humanidad o a los de un mismo
grupo social por la comunidad de las necesidades y la división del trabajo». [...]
Sin duda que muy a menudo una situación jurídica subjetiva creada por un acto
de voluntad se nos aparece exteriormente bajo la forma de una relación entre
dos sujetos. Hasta puede afirmarse que la mayor parte de las veces acontece
así. Pero aparecen frecuentemente en la vida de las sociedades modernas
situaciones que deben ser jurídicamente protegidas y que sin embargo no
envuelven una relación entre dos sujetos. ¿Es acaso necesario para explicar que
esas situaciones se hallan jurídicamente protegidas suponer la existencia de
esos sujetos y decir: ¿si esta es una situación protegida, hay sujetos de derecho?
¿Por qué? [...] No cabe, pues, hablar de vínculo jurídico ni de sujeto de derecho:
solo hay un individuo que quiere su provecho, el de un tercero o el de una
colectividad. «No vemos dice Duguit ese vínculo jurídico entre dos supuestos
sujetos. Hay una situación jurídica con un derecho y una obligación, mas no un
vínculo entre el sujeto que tiene derecho y el sujeto que debe la obligación. [...]
Otra teoría:
Por otro lado, al otro extremo, encontramos al jurista alemán Ernst Immanuel
Bekker, quien consideró que la expresión sujeto de derecho debe ampliarse en
su contenido. Afirma que encuentra dos entidades en el derecho: «el goce y el
derecho de disposición. No debemos dice exigir de aquel que tiene el goce de
algo otra cosa que la susceptibilidad de gozar, y no la capacidad de querer o de
contratar; en una palabra, el carácter de ser humano. Basta para ser sujeto de
derecho la aptitud de goce». Siguiendo a Bekker podemos señalar que existen
dos categorías de sujetos de derechos: aquellos que poseen la capacidad de
goce, capacidad que adquieren, abarca y contiene a todos los seres dotados de
sensibilidad, y a los sujetos que ostentan capacidad de disposición,
característica que se concede de manera limitada y exclusiva al hombre. Para
Alfredo González Prada, «la calidad de sujeto de derecho está restringida, desde
el punto de vista del goce, a todos aquellos que pueden aprovechar directamente
del derecho, teniendo capacidad de experimentar placer o dolor. Equivale en una
palabra a ampliar el concepto de subjetividad jurídica dentro de la noción de
subjetividad moral, en la que, como dice Hoffding, “no hay necesidad de una
razón elevada o de una vasta inteligencia: basta poseer la facultad de sentir o de
sufrir. Ni la razón ni la voluntad son, pues, ya elementos esenciales de la
subjetividad jurídica”. [...] En la forma expuesta, el derecho se nos aparece como
algo infinitamente hermoso, como la única fuerza capaz de realizar la enorme
confraternidad del dolor, solidarizando en una dignificación excelsa toda la carne
viva que sufre. [...] y, citando a Demogue, señala que “el derecho, esa cosa tan
intelectual en apariencia, acudiendo para la realización de su fin a las facultades
emocionales, viene a ser algo así como la comunión de los que sufren, como un
inmenso sindicato de luchas contra el dolor de todos los seres. ¿La vida en el
hombre merece acaso distinto respeto que la vida animal? Todos los seres tienen
en igual grado el derecho a la existencia. Toca al derecho realizar la nivelación
reparadora”. Asumiendo la postura sostenida por Bekker y de una lectura
c) El bien proporciona utilidad. Los bienes deben ser útiles a los hombres
en sus relaciones sociales. La utilidad puede ser de diversa índole, como
e) El tráfico de los bienes debe ser lícito. El tráfico debe estar permitido
por el ordenamiento legal. Hay objetos cuyo tráfico está prohibido
legalmente, que están fuera del comercio. Para que podamos hablar de
bienes fuera del comercio, cualquier acto jurídico respecto del bien debe
ser ineficaz. Una persona, por ejemplo, no puede ser objeto de tráfico.
Cualquier acto jurídico respecto de ella no produciría efecto. En cambio,
la comercialización de estupefacientes no implica necesariamente la
ineficacia del acto (sin duda que origina una sanción penal). Por licitud del
tráfico se refiere a lo primero.
f) Los bienes pueden ser futuros. Los bienes pueden no tener existencia
presente.
g) Los bienes tienen valor económico. Los bienes, como objeto de los
derechos reales, deben ser susceptibles de satisfacer un interés
económico».
Alfredo Gonzales Prada, citando a Bekker, explica que existen “dos categorías
de sujetos de derechos: los sujetos de goce, dentro de cuya amplitud caben
todos los seres dotados de sensibilidad y los sujetos de disposición, que se
circunscriben exclusivamente al hombre… […] Se abre al Derecho el campo de
una amplia generosidad protectora. Si el fin del Derecho lo constituye, en una de
sus modalidades esenciales, el goce, todo ser vivo que tenga facultades
emotivas es en sí y por el mero hecho de poseerlas, sujeto de derecho. La
personalidad del niño y del loco, tan difíciles de explicar, fluyen de esta
concepción con toda lógica; el animal, capaz de reacciones síquicas dolorosas
o agradables, se eleva a idéntico nivel de personalidad jurídica que los mismos
seres humanos incapaces de funciones intelectuales y volitivas. […] Puede
afirmarse la intensa presión que la teoría de Bekker ejerce en el campo jurídico.
La base emotiva que la informa excluye la amplitud de personalidad en forma
ilimitada: la calidad de sujeto de derecho está restringida, desde el punto de vista
del goce, a todos aquellos que pueden aprovechar directamente del derecho,
teniendo capacidad de experimentar placer o dolor. Equivale en una palabra a
ampliar el concepto de subjetividad jurídica dentro de la noción de subjetividad
moral, en la que, como dice Hoffding, “no hay necesidad de una razón elevada
o de una vasta inteligencia: basta poseer la facultad de sentir o de sufrir. Ni la
razón ni la voluntad, son, pues, ya elementos esenciales de la subjetividad
jurídica. […] ¿La vida en el hombre merece acaso distinto respeto que la vida
Fuente:https://www.usmp.edu.pe/derecho/sapere/sumario/primer_bimestre/arti
culos/Proteccion_juridica_respeto_al_animal.pdf
2. la conexión racional,
o Que el medio no guarde ningún tipo de relación con el fin. Este sería un
medio inidóneo y, por tanto, desproporcionado en sentido amplio. En tal
caso, el análisis de proporcionalidad finaliza.
o Que el medio escogido guarde alguna relación con el fin, pero que no lo
facilite en su concreción. Esto sucede en casos donde el medio no
fomenta el fin en todos los sentidos requeridos.
(…) para que una injerencia en los derechos fundamentales sea legítima, el
grado de realización del objetivo de ésta debe ser, por lo menos, equivalente o
proporcional al grado de afectación del derecho fundamental, comparándose dos
intensidades o grados: el de la realización del fin de la medida examinada y el
de la afectación del derecho fundamental, al representar una valoración
ponderativa de intereses contrapuestos, permitiendo la observación de todas las
circunstancias relevantes para el caso (…).
En este sentido, plante el tribunal peruano que, con la finalidad de realizar el
análisis de proporcionalidad de la manera más óptima, una metodología que
puede comprender tres criterios y que serían los siguientes: i) un primer criterio,
que la comparación entre medios y fines debe orientarse a determinar la
intensidad de la limitación, para que, cuanto mayor sea la limitación, más
importantes deban ser los intereses generales que la regulación proteja; ii) un
segundo criterio, que cuanto mayor sea la importancia o jerarquía de los
intereses perseguidos por la regulación, mejor podrán justificar una limitación en
los derechos fundamentales; y, iii) como tercer criterio, que cuanto más afecte
una intervención a los derechos fundamentales, deban ser más cuidadosamente
“han hecho suyo este método” a fin de que se resguarde que las restricciones
deben ser proporcionales al interés que las justifica y ajustarse estrechamente al
logro de ese legítimo objetivo, interfiriendo en la menor medida posible en el
efectivo ejercicio del derecho a la libertad de expresión. En el caso bajo estudio,
para realizar dicha “ponderación” (así lo cita la sentencia), la Corte analizó: (i) el
grado de afectación de uno de los bienes en juego, determinando si la intensidad
de dicha afectación fue grave, intermedia o moderada; (ii) la importancia de la
satisfacción del bien contrario, y (iii) si la satisfacción de éste justifica la
restricción del otro. Luego de dichas consideraciones la Corte concluye que “la
afectación a la libertad de expresión del señor Kimel fue manifiestamente
desproporcionada, por excesiva, en relación con la alegada afectación del
derecho a la honra en el presente caso”.
Aproximadamente 65 de los 192 países del mundo tienen leyes nacionales para
la protección de los animales, aunque estas leyes no se aplican debidamente
(Mosaico Animal, 2015). El documento de la WSPA titulado ‘Animal Protection
Legislation: Guidance Notes and Suggested Provisions’ (Legislación para la
La única norma de protección de los animales que existió en el Perú hasta fines
del 2015 fue la Ley N° 27265, promulgada en mayo del 2000. Dicha norma nunca
fue reglamentada, motivo por el cual se hizo difícil sancionar a los responsables
de maltrato animal, sumado al hecho de que adolecía de muchos vacíos que
hacían que la misma resultara inaplicable.
«El que comete actos de crueldad contra un animal doméstico o silvestre, o los
abandona, es reprimido con pena privativa de libertad no mayor de tres años,
con cien a ciento ochenta días-multa y con inhabilitación de conformidad con el
numeral 13 del artículo 36».
Esta ley contempla la pena privativa de la libertad no mayor de tres años y 100
a 180 días-multa a quien cometa actos de crueldad o abandono contra un animal
doméstico o silvestre. En caso el desenlace del animal sea la muerte como
consecuencia de crueldad o abandono, la pena no será menor de tres ni mayor
a cinco años con 150 a 360 días-multa. En ambos casos se contempla la
inhabilitación del agresor responsable conforme al numeral 13 del art. 36 del
Código Penal. Asimismo, dispone que los gobiernos regionales y locales, así
como las instituciones públicas, vigilen la aplicación de esta ley.
Por otro lado, a criterio de los autores, la excepción de corrida de toros y peleas
de gallos en la Ley N.º 30407 contradice la normativa de la misma ley al rebatir
las definiciones de «bienestar animal», «espectáculo de entretenimiento» y