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RESUMEN. En el presente artículo se analizan los diversos programas iconográficos que predominan en Castilla
y León, en los que se pone de manifiesto la clase social a que el finado pertenece. Mientras los sepulcros pertenecientes
al clero ostentan programas de carácter religioso, los de nobles y caballeros enfatizan su estatus social en el marco de las
honras fúnebres como espectáculo y su evolución hacia la individualidad. También se analiza la disposición de caballe-
ros con las piernas cruzadas y el denominado lit de parade, el lecho mortuorio sobre el que dispone al difunto para expo-
sición pública.
Palabras clave: Gótico, Castilla y León, iconografía funeraria, siglos XIII y XIV.
ABSTRACT. This article analyses the iconographic programs most widely employed in Castille and Leon, in
which the social position of the deceased is clearly stated. Whilst the tombs of ecclesiastics illustrate religious
iconographic programs, those of knights and members of the nobility tend to emphasize their social status, through the
representation of scenes of their burial and exequies, and the tendency towards an increasingly individualized
character. The tomb type that shows the effigy of the deceased knight crossing his legs is also studied in this article, as
well as the type known as ‘lit de parade’ with the representation of the bed where the body of the defunct was laid out
for public display.
Key Words: Gothic, Castilla-León, Funerary iconography, XIIIth-XIVth century.
Castilla y León, unidas desde el rei- surgidos en algunas de las provincias, que
nado de Fernando III el Santo, conforman gozaron de especial éxito. El siglo XIII está
durante la Baja Edad Media una región que en la órbita de Francia, sobre todo en las
fundamenta en gran medida el devenir provincias que configuran actualmente la
histórico del país. Los ejércitos reales avan- comunidad de Castilla y León, es decir, la
zan progresivamente en la reconquista de antigua Castilla la Vieja, y sus áreas de in-
los territorios ocupados por los árabes, has- fluencia, con tentáculos hacia las regiones
ta lograr expulsarlos durante el reinado de limítrofes e incluso hasta Andalucía. Como
los Reyes Católicos. El arte funerario es en la arquitectura y escultura monumental
variado y creativo, correspondiendo a la de las catedrales de Burgos y León, llegan
realeza, nobleza y clero la ilustración artís- influencias de variados centros del vecino
tica de los contenedores de los restos mor- país. La clara dependencia estilística de la
tales para el reposo eterno de sus miem- portada del Sarmental de la catedral burga-
bros. A conceptos aportados desde el arte lesa del Beau Dieu de Amiens, amén de
foráneo se suman creaciones de talleres otros elementos, se evidencia en varios
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Ángela Franco Mata
sepulcros palentinos, hasta el punto que se El protagonista del evento y del mo-
ha propuesto la actividad de un escultor numento funerario erigido para guardar
extranjero llegado a través del Camino de sus restos y para memoria de la posteridad
Peregrinación, o un escultor hispánico for- es el yacente1. Sin embargo, para una co-
mado en los talleres de Burgos. El “panteón rrecta comprensión de aquél debe de efec-
episcopal” leonés representa un punto de tuarse el estudio del sepulcro en su conjun-
referencia en la segunda mitad del siglo to. Los programas iconográficos desarrolla-
XIII, por su extraordinaria creatividad y dos en los frentes, tres si es adosado y cua-
sentido de asimilación de elementos proce- tro si es exento, y en el fondo del lucillo
dentes de Reims, Bourges y catedrales del cuando se trata de este tipo de sepulcro,
sur de Francia. Aportaciones ideológicas, están organizados en función del propio
como la referencia a la herejía albigense y la finado, por más que se atengan frecuente-
idea del purgatorio, se evidencian respecti- mente a esquemas preestablecidos, adopta-
vamente en los sepulcros de D. Rodrigo II dos de monumentos de especial relevancia
Álvarez y de D. Martín Rodríguez (figs. 1, como el del infante D. Felipe (figs. 8-9),
3). Convenciones formales de este último levantisco hermano de Alfonso X, enterra-
serán adoptadas en sepulcros de otras pro- do en la iglesia del convento templario de
vincias, como Salamanca y Ávila. Villalcázar de Sirga y su esposa Inés Téllez
Girón2 (fig. 8, 10). En el siglo XIII conviven
El siglo XIV, por su parte, que en la
ideas religiosas derivadas del mundo ro-
citada región sigue apegado a conceptos
mánico –la Maiestas Domini y el Tetramor-
iconográficos del siglo anterior, introduce
fos y el Agnus Dei- y temática evangélica,
novedades vinculadas con la idea de la
con la exaltación de la estirpe social por
individualidad, que se pone de manifiesto
medio de la representación de cortejos fú-
en los monumentos funerarios y eventual-
nebres de gran aparato, paradigma de los
mente explicitada a través de la documen-
cuales son los sepulcros antedichos. Por su
tación. Este siglo es particularmente intere-
parte, el siglo XIV introduce ciertos elemen-
sante en el área toledana por la asimilación
tos destinados a personalizar la identidad
de conceptos llegados de Italia, de la mano
del propio personaje, lo que supone un
de dos personajes del alto clero, el cardenal
avance en cuanto a la especificación del
Gil Álvarez de Albornoz y el arzobispo Don
individuo dentro del grupo social al que
Pedro Tenorio. Ambos se hacen construir
pertenece. Resulta sintomático el hecho de
sus sepulcros por el taller de Ferrand Gon-
que los programas representados en los
zalez, del que conocemos bastante docu-
frentes de los sarcófagos van de acuerdo
mentación. Plasma en los monumentos
aspectos decorativos y conceptuales, algu-
■
nos de ellos, como la iconografía de las 1
“¿Dejar a los muertos enterrar a sus muertos?”. El
Virtudes, derivan de la genial creación de
difunto entre el aquí y el más allá en España y en Francia
Giovanni Pisano, que gozó de enorme pre- (ss. XI-XV), organizado por la Casa de Velázquez y la
dicamento entre sus discípulos Tino di Ca- Universidad Autónoma de Madrid, 9-10 de diciembre
maíno y Giovanni di Balduccio. El concepto de 1999, 10 de diciembre, coord. I. BANGO TORBISO
y X. DECTOR.
de las Virtudes, sin embargo, es consignado 2
F. MENÉNDEZ PIDAL me expresó oralmente dicho
en el Setenario con relación a Fernando III el aserto, que ya había sido publicado hacía muchos años
santo. En las leyes II a IX, especialmente en por M. BALLESTEROS Y BERETTA, aserto que recogí en
la V, se habla de las siete virtudes con que recensión a J. YARZA LUACES, Formas artísticas de lo
Dios lo adornó, las teologales –fe, esperanza imaginario, Barcelona, 1987 Boletín de la Asociación
Española de Archiveros, Bibliotecarios, Museólogos y Do-
y caridad- y las cardinales -justicia, mesura, cumentalistas (ANABAD), XXXVIII (1988) pp. 304-305.
nobleza y fortaleza-. El error fue arrastrado desde el siglo XIX.
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Iconografía funeraria gótica en Castilla y León (siglos XIII y XIV)
con la clase social a la que el difunto perte- Bauch5 entre otros, adquiere un amplísimo
nece. Los miembros del clero prefieren ob- desarrollo durante los siglos comprendidos
viamente la temática religiosa. Los nobles, entre el XIII y el XV. Prologado en nuestro
en cambio, auténticos adelantados del rena- país por algunos ejemplos románicos6, en-
cimiento, desean poner de manifiesto la tre ellos el de la Magdalena de Zamora,
importancia de la estirpe y en consecuencia para el que recientemente se ha propuesto
magnificar el duelo a través de la pompa y su identificación con doña Urraca, esposa
boato de la celebración de las exequias. del rey Alfonso IX 7 , alcanzará una gran
importancia durante los dos siglos subsi-
El monumento funerario con la pro-
guientes.
pia figura yacente experimenta un proceso
evolutivo desde el punto de vista estilístico Aunque constituya un tópico, el ya-
y formal que explicita la evolución de las cente es el protagonista en el monumento
sucesivas modas imperantes en el área geo- funerario, y a él están supeditados todos los
gráfica en análisis, así como la de influen- elementos del mismo, desde el sarcófago
cia. El siglo XIII es especialmente rico en la que contiene sus restos, los animales sobre
catedral de León en el campo de la escultu- los que monta, hasta la composición arqui-
ra funeraria referida al alto clero, poniéndo- tectónica y los programas iconográficos,
se de manifiesto las relaciones artísticas con más o menos variados, cuya finalidad salví-
otros países, fundamentalmente Francia, fica constituye el fundamento teológico,
para dejar paso luego al caput Castellae, directamente vinculado a la liturgia. Sin
Burgos, cuya riqueza, sobre todo en el siglo este extremo, no sólo no se entiende el mo-
XV, se debe en gran parte a la intensa acti- numento funerario, sino que carece de sen-
vidad económica con los países del norte de tido su ejecución. El desaparecido gisant del
Europa, fundamentalmente Flandes. La obispo Gebhart de Constanza, muerto en el
realeza y la nobleza son otros dos de los 996, y enterrado en la abacial de San Pedro
pilares sociales que contribuyen al desarro-
llo artístico. De aquí fluirán convenciones
■
iconográficas y estilísticas, adoptadas en el
Suabia (+ 1080), en la catedral de Merseburg, (p. 174,
arte funerario de las regiones limítrofes, fig. 164).
sobre todo norteñas como Galicia, Asturias, 5
K. BAUCH, Das mittelalterliche Grabbild. Figürliche
Cantabria y Álava fundamentalmente. Con Grabmäler des 11. Bis 15 Jahrhunderts in Europa, Ber-
más retraso penetran fórmulas castellanas lín/Nueva York, 1976.
6
S. de SILVA Y VERÁSTEGUI, “La escultura funera-
en las tierras conquistadas de Andalucía.
ria en el románico español”, Hispania Cristiana. Estudios
en honor del Prof. Dr. José Orlandis Rovira en su septuagé-
La imagen del yacente en la época
simo aniversario, 1988, pp. 323-350.
gótica, que tiene su génesis en siglos ante- 7
M. RUIZ MALDONADO, “Dos obras maestras del
riores, como han analizado diversos inves- románico de transición: La portada del Obispo y el
tigadores, E. Panofsky 3 , J. Beckwith 4 y K. sepulcro de la Magdalena”, Stvdia Zamorensia Anejos, I,
1988, pp. 33-59; R. SÁNCHEZ AMEIJEIRAS, “La memoria
perdida de un rey victorioso: La Fiesta del Triunfo de
la Santa Cruz y los sepulcros medievales de Alfonso
■
VIII en Las Huelgas”/”A Victorious King’s lost memo-
3
E. PANOFSKY, Tomb Sculpture. Its Changing Aspects ry: The Feast of the Triumph of the Holy Cross and
Ancient Egypt to Bernini, Londres, 1964, reed. Nueva Alfonso VIII’s medieval tombs at Las Huelgas”, Grab-
York, 1992. kunst und Sepulkralkultur in Spanien und Portugal/Arte
4
J. BECKWITH, El arte de la Alta Edad Media. Carolin- fúnebre y cultura sepulcral en España y Portugal/Arte
gio. Otónico. Románico, versión castellana del original fúnebre e cultura sepulcral em Espanha e Portugal, Interna-
inglés, Barcelona, 1995. Este autor considera que la tionales Kolloquium der Carl Justi-Vereiningung und des
más antigua efigie sepulcral existente en Occidente es Fachgebiets Kunstgeschichte der TU Dresden, Dresden, 16.-
la figura en bronce del sarcófago de Rodolfo, rey de 19. März 2003, (Resúmenes), Dresde, 2003, pp. 50-52.
49
Ángela Franco Mata
■
■ 11
Para los sepulcros reales hispánicos vid. R. DEL
8
A. ERLANDE-BRANDENBURG, Le Roi est mort. Étude ARCO, Sepulcros de la Casa Real de Castilla, Madrid;
sur les funerailles, les sepultures et les tombeaux des rois de 1954; El Panteón Real de las Huelgas de Burgos. Los ente-
France jusqu’à la fin du XIIIe siècle, Ginebra/París, 1975, rramientos de los Reyes de León y de Castilla, Valladolid,
p. 110. 1988, además de la bibliografía citada a lo largo de este
9
Á. FRANCO MATA, Escultura gótica en León y pro- trabajo.
12
vincia (1230-1530), León 1998, pp. 394-401; Boto Varela, Á FRANCO MATA, Escultura gótica en León y pro-
Gerardo, “El poder regio en la catedral de León: ima- vincia..., cit. pp. 394-401.
13
gen y memoria”, La catedral de León en la Edad Media. S. MORALEJO ÁLVAREZ, “¿Raimundo de Borgoña
Congreso Internacional, León, 7-11 Abril, 2003 (en pren- (+ 1107) o Fernando Alfonso (+ 1214)?. Un episodio
sa). olvidado en la historia del Panteón Real compostela-
10
A. ERLANDE-BRANDENBURG, Le Roi est mort..., no”, Galicia en la Edad Media, Sociedad Española de
cit., p. 119. Estudios Medievales, 1990, pp. 161-179.
50
Iconografía funeraria gótica en Castilla y León (siglos XIII y XIV)
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es el caso del personaje enterrado en la Pago de Santa María, Renedo del Monte-
iglesia de San Vicente de la Barquera (Can- del Museo Arqueológico Nacional, junto
tabria), que se asemeja a ejemplares de per- con la patena y las dos vinajeras22. Even-
sonajes enterrados en la catedral de Lisboa. tualmente se esculpía con el cáliz la figura
Excepcional es el arcipreste de Aguilar de yacente, como el Dr. Grado en la catedral
Campoo Garci González, que presenta una de Zamora23.
peculiaridad de orden iconográfico y que
La imagen del yacente en el mundo
podemos interpretarlo actualmente como
gótico castellano presenta una serie de ele-
un unicum: era portador del preceptivo
mentos que la incardinan con lo europeo y
cáliz. El sepulcro del arcipreste Garci Gon-
que conviven a su vez con otras notas de
zález, en origen en el presbiterio de la cole-
clara raigambre local, lo cual les presta un
giata de San Miguel, ha sido trasladado al
carácter muy peculiar. No se han analizado
centro de la capilla de los Pobres o del arci-
para nuestro país cuestiones relativas a la
preste del Fresno. Es exento y sus cuatro
construcción del monumento funerario, que
frentes están recorridos por las escenas de
en Francia han sido tratadas por A. Klein-
las exequias, incluido el cortejo y transporte
clauz24. En numerosos sepulcros castellanos
del féretro, con la Crucifixión a la cabecera
se insiste en el carácter narrativo de la cele-
y un Juicio Final en el frente opuesto. Debía
bración de las exequias, apenas desarrolla-
de tener especial devoción mariana, ya que
do o ausente en otros países. En el siglo XIII
una Virgen con Niño figura sobre el libro
varias novedades aportan sobre todo las
que sostiene entre las manos20. Durante la
altas jerarquías eclesiásticas, a cuyo cargo
Edad Media era preceptivo que los sacerdo-
se hallaban las construcciones de las cate-
tes tanto obispos, como abades y presbíte-
drales. No se entendería el monumento
ros fueran enterrados con el cáliz, realizado
sepulcral con yacente dormido del obispo
en plomo, estaño, peltre (aleación de estaño
D. Martín Fernández (+ 1289) en la catedral
y plomo) e incluso de cera21, como era el
de León, sin tener en cuenta las obras de los
caso. Dicho vaso sagrado fue hallado en el
maestros franceses, como en este caso el
momento del traslado del sepulcro a prin-
Maestro de la Coronería, en Burgos. León,
cipios del siglo pasado, tras la urna, junto
sin embargo, adopta ya antes estilemas
con clavos, trozos de tisú carmesí y de oro y
venidos del vecino país, en el sepulcro del
fragmentos de madera de roble del féretro.
obispo D. Rodrigo II Álvarez (+ 1232), imi-
La costumbre pervive al menos hasta el
tado puntualmente en el monumento de
siglo XV, como se evidencia a través de
varios cálices conservados en diversos mu-
seos, como el conjunto también palentino –
■
22
N. inv. 57088-57091.
■ 23
J. YARZA LUACES, “La portada occidental de la
20
J. L. HERNANDO GARRIDO, “Algunas notas sobre colegiata de Toro y el sepulcro del doctor Grado, dos
los sepulcros de Aguilar de Campoo: un grupo escueto obras significativas del gótico zamorano”, Stvdia Za-
palentino de 1300”, Boletín del Museo e Instituto “Camón morensia (Anejos), Zamora/Salamanca, 1988, pp. 117-
Aznar”, 37, 1989, pp. 87-109; C.J. ARA GIL, “Un grupo 152; G. T. TEJEDOR MICÓ, “Escultura funeraria. El
de sepulcros palentinos del siglo XIII: los primeros sepulcro del doctor Grado en la catedral de Zamora”,
talleres de Carrión de los Condes, Pedro Pintor y Roi Boletín del Museo e Instituto “Camón Aznar”, LIII (1993),
Martínez de Bureva”, II Curso de Cultura Medieval pp. 29-70.
Alfonso VIII y su época, Aguilar de Campoo, 1-6 octubre 24
A. KLEINCLAUZ, “L’art funéraire de la
1990, Aguilar, 1992, pp. 21-52. Bourgogne au Moyen Age”, Gazette des Beaux-Arts,
21
Á. RIVERA DE LAS HERAS, “El esplendor de la li- XXVI, (1902), pp. 443-458 y XXVII, pp. 299-320, cit. por
turgia”, catálogo exposición La Platería en la época de los D. ALEXANDRE-BIDON, La mort au Moyen Age XIIIe-
Austrias Mayores en Castilla y León, Valladolid, 1999, XVIe siècle, París, 1998, pp. 209-214, donde plantea
pp. 19-55, sobre todo p. 33. varios interrogantes.
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Iconografía funeraria gótica en Castilla y León (siglos XIII y XIV)
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Iconografía funeraria gótica en Castilla y León (siglos XIII y XIV)
dos en el purgatorio es el documento del de pan a los pobres, que ha sido plasmada
cardenal Pelayo Albanense datado en Pe- en el sepulcro abulense de don Hernando35.
rugia el 25 de enero de 1230, por el cual La negación de la idea del purgatorio y de
funda una capellanía en la catedral de León la resurrección corporal traía consigo la
para la celebración perhenniter de una missa carencia de valor de las indulgencias, su-
pro defunctis, por su alma y la de sus padres, fragios e intercesión de los santos para la
y todos los fieles, para lo cual dona 300 salvación de los difuntos. El arte cristiano,
áureos alfonsinos como renta para los en- sobre todo en Francia y España, se levanta
cargados de la capilla. En la misma fecha el contra estas ideas por medio de la elevatio
cardenal destina algunas propiedades al animae elevada al cielo por medio de ánge-
monasterio de Carvajal, cerca de León, para les y el tema de los dolientes, pleurants o
celebrar el propio aniversario ad perennem plañideras, de amplia difusión en el arte
memoriam posterorum tres veces al año. gótico.
■ ■
34 35
A. RUCQUOI, De la resignación al miedo: La Á FRANCO MATA, “Escultura funeraria en León
Muerte en Castilla en el siglo XV, La idea y el Sentimien- en el siglo XIII y su área de influencia”, Arte
to de la Muerte en la Historia y en el Arte de la Edad Me- d’Occidente. Temi e metodi. Studi in onore di Angiola
dia, Santiago de Compostela, 1988, pp. 51-66. Maria Romanini, Roma, 1999, I, pp. 527-535.
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Ángela Franco Mata
nismo a la hora de la muerte como dispen- prendas de rey: corona, espada con su taha-
sadores de los últimos auxilios. El hábito de lí, acicates y envuelto en riquísima colcha
las órdenes mendicantes se hizo frecuente de tapicería árabe38. Sancho IV y Enrique III
durante los siglos bajomedievales no sólo dejan consignado su deseo de ser vestidos
en nuestro país, sino también en el resto de con el hábito de san Francisco. La Crónica
Europa36. En nuestro país adopta diferentes de los Reyes de Castilla Fernando III, Al-
modalidades que estimo interesante poner fonso X, Sancho IV, de Loaysa: “[Sancho IV]
de relieve. En los sepulcros de personajes fue sepultado en la iglesia catedral de esta últi-
pertenecientes al clero son acompañantes ma ciudad [Toledo] en la misma iglesia que
de los oficiantes de las exequias, como en hacia tiempo había sido coronado y en su propia
los monumentos del clero secular. Papel capilla en regio sepulcro habiendo tomado antes
más activo y destacado desempeñan en los de morir el hábito de la orden del bienaventura-
funerales de miembros de la nobleza, fun- do Francisco” 39 . La Crónica de Enrique III
dadores de monasterios o poseedores de recoge: “Encomiendo mi alma a Dios Nuestro
espacios o capillas funerarias adquiridas Señor que la crió e ha de salvar si la su merced
por ellos para su reposo definitivo. En el fuere; e mando quel mi cuerpo sea enterrado en
más o menos amplio desarrollo de la litur- el hábito de San Francisco en la Iglesia de Santa
gia de funerales grupos de monjes pululan María de Toledo Catedral” 40 . Enrique II y
por las diversas escenas que tienen lugar Catalina de Lancaster, por su parte, se
desde la casa mortuoria hasta la deposición hicieron enterrar con el hábito de santo
del cadáver en la tumba. Con la progresiva Domingo, como la reina Beatriz de Portu-
imposición de franciscanos y dominicos gal, inhumada en el convento de Sancti
recae sobre éstos la preponderancia icono- Spiritus de Toro. Doble imagen, como reina
gráfica, que adopta variadas formas. y como religiosa –en lit de parade- está
plasmada en el monumento funerario con
No es fácil determinar quién impuso
el acompañamiento de los santos más pres-
la moda, si tenemos en cuenta la cronología
tigiosos de la orden41. La nobleza también
de determinados monumentos funerarios.
se acoge a estas prebendas espirituales.
De admitirse como de comienzos del siglo
Sigue la pauta de esta disposición iconográ-
XIV el sepulcro de dama perteneciente a la
fica Pedro Suárez de Toledo, muerto en la
familia Villalobos Girón Cisneros, sepulta-
batalla de Troncoso en 1385, conservado en
da en el monasterio de Bujedo (Burgos),
el Museo Marès de Barcelona. Está vestido
actualmente en el Museo Arqueológico
con la armadura de caballero disimulada
Nacional de Madrid, se situaría entre los
primeros ejemplares de una dama ataviada
■
con hábito franciscano37. Algunos monarcas 38
Mª E. GÓMEZ MORENO, Manuel Gómez-Moreno
se hicieron inhumar vestidos con el mismo
Martínez, Madrid, 1995, p. 494. Para el sepulcro vid. M.
atuendo, como es el caso de Sancho el Bra- M. NÚÑEZ RODRÍGUEZ, “Iconografía de humildad: el
vo. Este monarca, muerto de camino de yacente de Sancho IV”, Boletín del Museo Arqueológico
regreso de una campaña en el reino de Nacional, 3 (1985), pp. 169-175.
39
Granada, fue enterrado con humilde sayal M. NÚÑEZ RODRÍGUEZ, “La Indumentaria como
Símbolo en la iconografía Funeraria”, La idea y el Sen-
franciscano, pero acompañado de sus timiento de la Muerte en la Historia y en el Arte de la Edad
Media, Santiago de Compostela, 1988, pp. 9-19, sobre
■ todo p. 12.
36 40
D. ALEXANDRE-BIDON, La mort au Moyen Age M. NÚÑEZ RODRÍGUEZ, La indumentaria..., cit. p.
XIIIe-XVIe siècle, París, 1998, pp. 111-114. 12.
37 41
Á FRANCO MATA, Museo Arqueológico Nacional. M. RUIZ MALDONADO, “El sepulcro de doña
Catálogo de la escultura gótica, (1980), 2ª ed., Madrid, Beatriz de Portugal en Sancti Spiritus (Toro)”, Goya,
1993, p. 105. 237 (1993), pp. 142-148.
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Iconografía funeraria gótica en Castilla y León (siglos XIII y XIV)
bajo el hábito franciscano; el propio cordón los dos mendigos portadores de bolsa con
enmarca los escudos del frente del sarcófa- la concha venera de peregrinos jacobeos se
go42. El franciscanismo del caballero Fernán repiten en sepulcro abulense. El sepulcro
Pérez de Andrade o Boo, fundador de San está emplazado en la capilla de San Nicolás,
Francisco de Betanzos se manifiesta por en el ámbito de la girola. El prelado, cuya
medio de la disposición del sepulcro domi- identidad se pregona en una inscripción en
nando la propia iglesia y el cordón francis- caracteres góticos, “don Hernando, obispo de
cano sobre su atuendo de guerrero43. Avila, fino año de MCCXCII”, evidentemente
añadido posterior, es mencionado en un
En el frente de la yacija del obispo D.
documento de 1290, deshaciéndose así el
Hernando se dispone la escena de la distri-
error sobre las dudas de su existencia es-
bución de panes y viandas entre los pobres,
grimidas por Quadrado. Este monumento
en la que ya Gómez Moreno ve el sufragio
así como el de Esteban Domingo afectan
del difunto44. Aunque la conservación del
similitudes parciales con el monumento
relieve es deficiente, por efecto indudable-
salmantino de D. Alfonso Vidal, deán de
mente de agresiones de manos bárbaras, la
Ávila y arcediano de Alba45. Todos ellos se
disposición de los personajes sigue pun-
coronan con un friso de mocárabes que
tualmente la del obispo don Martín; hasta
rematan a modo de alfiz. El uso de esta
decoración se debe sin duda a la utilización
■ de mano de obra árabe, cuya contratación
42 pervive durante varios siglos, como lo de-
Á FRANCO MATA, “El sepulcro de don Pedro
Suárez III (s. XIV) y el taller toledano de Ferrad Gonza- muestran los nombres citados en la docu-
lez”, Boletín del Museo Arqueológico Nacional, 9, n. 1 y 2, mentación, Abdalah, Suleimán, Ibrahim. El
1991, pp. 87-100, donde aludo a los yacentes y atuendo
de los distintos personajes de los sepulcros tallados en
parentesco “islámico” entre los tres monu-
el taller de Ferrand González. mentos podría justificarse en la relación del
43
La literatura sobre el sepulcro de este destacado deán abulense, que fue enterrado en Sala-
personaje es muy amplia. Por ello consigno tan sólo M. manca.
NÚÑEZ RODRÍGUEZ, “El sepulcro de Fernan Pérez de
Andrade en San Francisco de Betanzos como expresión El sepulcro del obispo Martín III Fer-
de una individualidad y una época”, Bracara Augusta,
nández, verdadero artífice de la catedral
XXXV, (1981), separata, pp. 1-19; J. YARZA LUACES, “La
capilla funeraria hispana en torno a 1400”, La Idea y el gótica de León, constituye una novedad en
Sentimiento de la Muerte en la Historia y en el Arte de la la configuración y pregona los avances
Edad Media, Santiago de Compostela, 1988, pp. 67-91; artísticos del gótico radiante en el templo
C. MANSO PORTO, “San Francisco de Betanzos. Catálo-
(fig. 5). Excavado en el muro meridional del
go de los temas profanos de caza y de los religiosos
próximos a ellos, conservados en el interior de la crucero, como pilar de la Iglesia, incorpora
iglesia”, Anuario Brigantino, 10 (1987), pp. 121-126; C. en un enfeu un sistema de abovedamiento
MANSO PORTO, Arte gótico en Galicia: los dominicos, La propio evocador de la construcción de la
Coruña, 1993, I, cap. IV y V; C. MANSO PORTO, “El
catedral con las tres naves de que consta
mundo profano en la imaginería gótica de los conven-
tos mendicantes gallegos: la caza”, Boletín del Museo rematadas en arcos apuntados como el
Arqueológico Nacional, XVIII, (2000), pp. 231-253. pórtico occidental. La intencionalidad del
44
M. GÓMEZ MORENO, Catálogo Monumental de la prelado como protagonista en la construc-
provincia de Ávila, edición revisada y preparada por Á. ción de la catedral está fuera de toda duda.
de la MORENA BARTOLOMÉ y T. PÉREZ HIGUERA, Ma-
drid/Ávila, 1983, I, p. 96, lám. 63; E. RUIZ AYÚCAR,
Sepulcros artísticos de Ávila, 2ª ed. corregida y aumen-
tada, Ávila, 1985, pp. 75, 96; J. M. MARTÍNEZ FRÍAS, ■
45
“Ávila”, España Gótica. Castilla y León/1, coord. S. AN- M. GÓMEZ MORENO, Catálogo Monumental de Es-
DRÉS ORDAX, Madrid, 1989, p. 462. A. FRANCO MATA, paña. Provincia de Salamanca, Madrid, 1967, p. 118, lám.
“Escultura gótica en Ávila”, Historia de Ávila, vol. III 52, 55, 55 bis; A. CASASECA CASASECA, Las catedrales de
(en prensa). Salamanca, León, 1993, pp. 36-37.
57
Ángela Franco Mata
La imagen del prelado, con quien el rey que se atenían los pintores del ciclo paleo-
Alfonso X el Sabio mantuvo contradictorias funerario46. Desconocemos las mandas del
relaciones de amistad-odio, tiene los ojos prelado a cumplir después de su muerte,
cerrados en plácido sueño. En la iconogra- pero a través del programa indicado no
fía sepulcral se asocian elementos adopta- cabe duda que estableció misas para distin-
dos de distintas procedencias, unos de se- tos ciclos litúrgicos.
pulcros de tipo enfeu en el claustro –maes-
Si el clero imprime su condición en
treescuela Facundo, Pedro Yáñez-, como los
sus monumentos funerarios, la nobleza
dos leones a la cabecera y a los pies, la es-
asocia sus creencias religiosas al orgullo de
cena de las exequias y el Calvario, que repi-
estirpe y a la exaltación de su vida como
te la fórmula del sepulcro de D. Rodrigo. El
miembros del estamento social al que per-
programa iconográfico se estructura en dos
tenecen. Esto se evidencia incluso en
ciclos evangélicos, la Infancia y la Pasión,
miembros de la nobleza que profesaron en
junto con una escena de carácter hagiográ-
la vida religiosa. El sepulcro de doña Men-
fico en relación con el santo patrón del fi-
cía, sepultada en el monasterio palentino de
nado, y la referencia evangélica del Sermón
San Andrés del Arroyo, es ilustrativo en tal
de la Montaña, por medio de las bienaven-
sentido. Las escenas de la Anunciación,
turanzas, como se atestigua en la inscrip-
Natividad y Epifanía, presididas por la
ción muy perdida Beatus pauper ... eat flenti-
Crucifixión, si bien ocupan un lugar de
bus hic lebat gau... (Mt. 5, 1-11; Lc. 6, 20-26).
privilegio en la cabecera de la cubierta de la
Se trata de hacer presente el valor de la
yacija, quedan eclipsadas por el dominio de
redención a través de la encarnación y la
la heráldica: las calderas de la poderosa
pasión, que se enfatiza con las rosetas de
familia Lara, a la que la religiosa pertenecía,
cuadripétalas, alusión a la humanidad de
figuran por doquier en los cuatro frentes
Cristo. Una enseñanza fundamental del
del sepulcro y en la propia cubierta enmar-
evangelio es el amor al prójimo, cuya lec-
cando el báculo abacial47. Esta exaltación de
ción más pura se manifiesta en el citado
la estirpe se enfatiza en uno de los sepul-
sermón. Su inclusión en el presente contex-
cros del monasterio de Palazuelos, donde la
to está justificada además por su carácter
decoración se reduce exclusivamente a los
escatológico. Si la iconografía de la Infancia
escudos familiares48. En la escultura gótica
de Cristo deriva de la portada a ella dedi-
castellana la heráldica es adoptada desde el
cada, el episodio de San Martín partiendo la
siglo XIII. El grupo de los monumentos
capa con el pobre parece inspirada en el
diseminados por la Tierra de Campos en las
tímpano de la portada derecha del crucero
provincias de Palencia, Valladolid y extre-
sur de la catedral de Chartres, invirtiéndose
mo oeste de León, presididos por el del
la disposición de los personajes y trasla-
infante don Felipe y su esposa Inés Téllez
dando su atuendo a la moda del momento.
Girón en Villalcázar de Sirga, disponen
La Epifanía se inscribe en el contexto fune-
escudos repartidos por los frentes del sarcó-
rario ya en época paleocristiana. El interés
suscitado por este tema se debió a que los
antiguos festejaban el nacimiento de Cristo ■
46
el día de la Epifanía, el seis de enero, o día Á FRANCO MATA, Escultura gótica en León..., cit.
de la Teofanía de los magos, el día cinco. Se pp. 391-394.
47
E. FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, “Los sepulcros de la
trata de una costumbre muy arcaica, a la
sala capitular del monasterio de San Andrés del Arro-
yo (Palencia)”, Colegio Universitario de León, Filosofía y
Letras, 1 (1979), pp. 83-97. Julia,
48
C. J. ARA GIL, Escultura gótica en Valladolid y su
provincia, Valladolid, 1979, p. 43.
58
Iconografía funeraria gótica en Castilla y León (siglos XIII y XIV)
fago y orlas de los vestidos de los yacentes, celeste; más bien, parece que es el orgullo
en un expresivo afán de exaltación familiar. de estirpe lo que se pone de manifiesto. En
Ya en el siglo XIV el taller de Ferrand Gon- el caso de Alvar Fernández Podestat, en
zález adopta la modalidad de su talla en los Carrión de los Condes, muerto entre 1229 y
cojines que sustentan la cabeza del yacente, 1242, este representante de la “nobleza vie-
como se ostenta en el sepulcro de Pedro ja” descansa con la cabeza apoyada sobre
Suárez de Toledo. un cojín y los ojos abiertos, a la espera de la
resurrección. Esta actitud es bastante fre-
Las provincias de Palencia, Vallado-
cuente, aunque no exclusiva, ya que even-
lid, este de la provincia de León y Burgos –
tualmente los tiene cerrados. La calidad y
comarca de Tierra de Campos-, constituyen
riqueza iconográfica del sepulcro de Cisne-
un referente sumamente ilustrativo para el
ros y el hecho de que se repitan los temas
análisis de la evolución iconográfica de los
representados en otros ejemplares demues-
siglos XIII y parte del XIV49. El grupo de los
tra que fue modelo. En varios de ellos se
primeros talleres de Carrión así denominado
asocian escenas y episodios de variado
al relacionado por J. Ara con Pedro Pintor y
carácter.
Roi Martinez de Burueva, cuya actividad se
sitúa entre 1230 y 1260, es anterior al sepul- Es muy frecuente la escena del Pan-
cro del infante don Felipe, en Villalcázar de tocrátor con el Tetramorfos en torno y los
Sirga, datable hacia 1274 50 . Los primeros apóstoles a uno y otro lado, eventualmente
sepulcros esculpidos de Carrión de los asociado a la Crucifixión. Se trata de una
Condes muestran al yacente sobre el sarcó- representación iconográfica de larga histo-
fago. La tipología presenta peculiaridades ria, presente en el mundo románico tanto
de interés. Aparece enmarcado por sendas en el arte mueble como en la escultura mo-
columnillas rematadas en un arco trilobu- numental, que pervive en el mundo gótico.
lado, enmarque que sigue siendo adoptado En mi opinión, la justificación de su presen-
en sepulcros posteriores, concretamente los cia en la escultura funeraria está vinculada
relacionados con el nombre de Roi Martí- a la liturgia, herencia de libros manuscritos.
nez de Burueva y Bame e incluso los de Tanto sacramentarios como misales dispo-
Villalcázar de Sirga. Esta evocación arqui- nen el en el centro del misal dicho progra-
tectónica ha sido puesta en relación con la ma iconográfico, que se impone desde me-
ciudad de Dios o Jerusalén celeste, extremo diados del siglo XI, pintándose en sendos
que hay que revisar. Más bien creo que folios completos. La Pasión de Cristo en la
debe de tratarse de una alusión al templo cruz es el signo visible de la redención, en
donde duerme su último sueño, velado por tanto la Majestad de Cristo constituye la
la fiel figura de su perro. Por otra parte, el referencia a la Teofanía intemporal. Ilustra
énfasis conferido a la heráldica, parece que el canon de la misa en relación directa con
se contrapone con la idea de la felicidad la eucaristía. Frecuentemente las cubiertas
eran decoradas con estos temas, bien con
■ placas esmaltadas –placas de encuaderna-
49
J. L. HERNANDO GARRIDO, “Algunas notas sobre ción de un sacramentario o un misal51, ac-
los sepulcros de Aguilar de Campoo: …”, cit. pp. 87-
119; C. J. ARA GIL, Un grupo de sepulcros palentinos
del siglo XIII: los primeros talleres de Carrión de los ■
51
Condes, Pedro Pintor y Roi Martínez de Burueva”, II En Sacramentarios y Misales era frecuente que
Curso de Cultura Medieval, Alfonso VIII y su época, Agui- en el Canon de la Misa figuraran dos páginas ilustra-
lar de Campoo 1-6 Octubre 1990, Aguilar de Campoo, das, una con la Maiestas Domini y otra con la Cruci-
1992, pp. 21-52. fixión, cfr. V. LEROQUAIS, Les Sacramentaires et les Mis-
50
C. J. ARA GIL, “Un grupo de sepulcros palenti- sels Manuscrits des Bibliothèques publiques de France,
nos del siglo XIII...”, cit. pp. 21-52. París, MDCCCXXIV, pp. XXXIII-XXXIV.
59
Ángela Franco Mata
60
Iconografía funeraria gótica en Castilla y León (siglos XIII y XIV)
de lo que en principio pudiera parecer. rio, un clérigo con libro en la mano y dos
Algunas de las escenas, que parecen claras figuras femeninas con toca y saya talar, con
a primera vista, no lo son tanto en una las manos juntas en actitud de oración. El
apreciación más detenida, así las que en su clérigo en cuestión, no lleva nimbo, por lo
momento se han identificado con el Bau- que es rechazable la idea de que se trate de
tismo de Cristo en el río Jordán, en el frente un santo –San Norberto, propuse yo-.
de los pies, y la Resurrección de Lázaro en
Si la escena del sacrificio de la misa
la cabecera. Yo ya formulé mis dudas en mi
responde a cánones propios de la misma, y
estudio de 1980, revisándolo trece años más
se representa el Memento pro defunctis, el
tarde, donde propuse la identificación de
juicio presenta ciertas notas peculiares que
ambas escenas con la resurrección del di-
lo alejan de los Juicios Finales góticos. Fal-
funto y la asunción de su alma al cielo. Dos
tan por ejemplo, los ángeles trompeteros
años después, R. Sánchez Ameijeiras, vuel-
que convocan a los hombres a juicio, y asi-
ve a la primera identificación, opinión que
mismo San Miguel pesante de almas. Presi-
no comparto, ya que los personajes repre-
de el juicio Cristo Juez mostrando las heri-
sentados no responden a criterios iconográ-
das, esquema compositivo derivado direc-
ficos que lo avalen.
tamente del Juicio de la catedral de León. A
Aunque no se han solucionado todos uno y otro lado se figuran la Virgen y San
los problemas, entre ellos el de la identifica- Juan de rodillas, como en León. Los ángeles
ción del personaje, sí hay extremos que con los instrumentos de la pasión se tornan
pueden estimarse como válidos 58 . En pri- diáconos, como se observa en las vestidu-
mer lugar el personaje sepultado es mascu- ras. Tal vez la explicación de dicha asimila-
lino, y ello se evidencia por la escena de la ción haya que buscarla en antiguos rituales,
cabecera, donde aparece barbado. En se- como uno galo del siglo VII, en el que ya
gundo lugar, está clara la existencia de un bebieron el Sacramentario Gelasiano y el Mis-
programa iconográfico unitario que agluti- sale Francorum. El diácono, sanctis altaris
na los cuatro frentes del sepulcro exento, minister, desempeña un servicio que lo asi-
programa sujeto a unas consideraciones mila a los ángeles [angelorum ministeriis],
muy precisas por parte del encargante o haciendo de él el sucesor de los siete diáco-
ideólogo. El orden a seguir comienza en la nos de la comunidad apostólica. Esta doble
cabecera, donde el alma del difunto sale de referencia lleva aparejada una indiscutible
la tumba para ser juzgado, sigue el frente exigencia de santidad59. La boca de Levia-
del Juicio, que entiendo no es el Juicio Final, tán se apresta a tragar las almas de los pe-
sino el particular del difunto. A continua- cadores, empujadas por diablos agresivos,
ción, por medio del sacrificio de la misa - mientras dos avaros sujetan una bolsa de
figurado en el otro frente mayor-, son pur- monedas. Al otro lado, y no cabe duda que
gados los pecados del difunto, siendo su por influencia de la portada de Santa María
alma elevada al cielo –frente de los pies-. de Toro, dos damas salvadas tocadas con la
Los personajes de la cabecera son, además corona del triunfo, como en Notre-Dame de
del finado que se levanta del lecho mortuo- París, se dirigen al paraíso, donde gozan
varios bienaventurados, como “frutos”,
■
procedencia de tierras burgalesas, pues sus argumen-
tos parecen muy endebles.
58
Para el que propuse Don Diego Martínez Sar- ■
59
miento, fundador de la abadía de Benevívere, y R. A. G. MARTIMORT, La iglesia en Oración. Introduc-
SÁNCHEZ AMEIJEIRAS, García Fernández de Villama- ción a la liturgia, nueva edición actualizada y aumenta-
yor. da, Barcelona, 1992, pp. 733-734.
61
Ángela Franco Mata
entre ramas 60 . Es el esquema que figura da comienzo con el primer artículo con
también en contexto relacionado con el Dios Padre como creador y Padre de Jesu-
mundo islámico y mudéjar, como se obser- cristo. Aunque se menciona la concepción
va en el sepulcro de la iglesia de San An- de éste en el seno de María, se enfatiza de
drés, de Toledo. La figura central del frente forma especial el proceso de su pasión,
de los pies tampoco está nimbada, extremo sufrida para la salvación del género huma-
obligado en las representaciones de Cristo, no. El Espíritu Santo configura varios de los
que aparece generalmente con nimbo crucí- artículos siguientes, continúa la referencia
fero. Los dos personajes laterales están vis- de la obra salvadora por medio de la Iglesia
tiendo el alma del difunto para su asunción y concluye con el Juicio Final, en el que se
al cielo, uno en actitud de colocarle una juzgarán las obras del hombre, en su uso de
camisa y el otro sosteniendo el alba de los la libertad responsable. El dogma trinitario
salvados. explicita que si el Hijo es la Palabra –
Verbum- que el Padre pronuncia y se hace
El sepulcro del abad Aparicio, en el
carne, el Espíritu la manifiesta y la hace oír
Museo Arqueológico Nacional, procedente
en el Evangelio, pero él mismo permanece
del monasterio de Aguilar de Compoo, de
escondido, misterioso, silencioso, “el no
fines del siglo XIII y tal vez del mismo au-
hablará de sí mismo” (Jn. 16, 13).
tor que el sepulcro del arcipreste Garci
González, es el más teológico de la serie de La iconografía ha interpretado de va-
monumentos palentinos 61 . Procedente del riadas formas la imagen trinitaria, como ha
monasterio de Santa María la Real de Agui- analizado G. de Pamplona65. El relieve del
lar de Campoo, la yacente del abad descan- sarcófago aquilarense adopta la modalidad
sa sobre el sarcófago, que en origen estaba denominada “trono de Gracia”, fórmula
evidentemente bajo un lucillo; no de otra surgida a mediados del siglo XIII. El Padre
forma se entiende la exclusividad decorati- entronizado, coronado, sostiene a Cristo
va en el frente anterior. En éste se figura el crucificado. De su boca sale la Paloma del
Credo apostólico. La Trinidad fundamenta Espíritu Santo que planea en dirección a la
la teología del dogma católico, y como tal se del Hijo, frecuente en el arte hispánico de
refleja en la larga serie de Credos redacta- los siglos XIV y XV. Se trata de una direc-
dos en los primeros siglos62 si bien la for- ción no muy acorde con el II concilio de
mulación del Credo apostólico63 y del nice- Lyon (1274), ni con la fórmula precisa del
noconstantinopolitano 64 han predominado XI Concilio de Toledo: “Nec de Patre procedit
sobre las demás. Los doce artículos de que in Filium, sed simul ab utrisque procedere
se compone se han atribuido tradicional- monstratur”. La Trinidad está inscrita en un
mente a cada uno de los apóstoles. El Credo círculo alusivo al cielo. Los apóstoles, cobi-
jados por parejas bajo arcos, son portadores
■ de finas y largas filacterias, pero no creo
60
T. PÉREZ HIGUERA “El Jardín del Paraíso: parale- que llevaran en origen el correspondiente
lismos iconológicos en el arte musulmán y cristiano texto. Son reconocibles los Príncipes de la
medieval”, Archivo Español de Arte, 241 (1988), pp. 37-
Iglesia, San Pedro y San Pablo, en los luga-
52.
61
Á FRANCO MATA, Escultura gótica en el Museo res destacados de la jerarquía; portan el
Arqueológico Nacional, 2ª ed, Madrid, 1993, pp. 100-102. primero las llaves y el segundo su atributo
62
J. N. D., KELLY, Primitivos Credos Cristianos, Sa-
lamanca, 1980.
63 ■
J. N. D., KELLY, Primitivos Credos Cristianos, cit.
65
pp. 433-509. G. de PAMPLONA, Iconografía de la Santísima Tri-
64
J. N. D., KELLY, Primitivos Credos Cristianos, cit , nidad en el arte medieval español, Madrid, 1970, pp. 99-
pp. 247-313; 353-393] 100.
62
Iconografía funeraria gótica en Castilla y León (siglos XIII y XIV)
martirial, la espada en alto. Entre los arcos la en el sepulcro de Trianos como una de
resaltan torrecillas, de cuyos vanos asoman las más tempranas del taller. Se figura el
cabecitas tonsuradas, evocación de la pre- momento en que el féretro ha sido deposi-
sencia de la comunidad religiosa. Los seres tado en el sarcófago en el interior de la igle-
fantásticos que pueblan los bordes del fren- sia y se celebra el oficio fúnebre presidido
te aluden indudablemente al pecado, que es por dignidades eclesiásticas. Los dos per-
vencido por la fe del finado. sonajes, dama y caballero, sentados, deben
de ser los padres del finado, presidiendo la
La nobleza en su afán de su valora-
celebración de las exequias y los dos perso-
ción social, incluye escenas relativas a su
najes a cada lado en pie son presumible-
vida de solaz. Es frecuente la referencia al
mente los hermanos del difunto. Su viuda
deporte favorito de los caballeros en vida,
sería la dama sentada con las manos cruza-
la caza, cuando no se hallaba ocupado en la
das sobre el pecho en el frente de los pies.
guerra, como se observa en la efigie del
Estamos ante un acto religioso, en el que la
yacente del la iglesia de San Pedro de Cis-
familia ocupa un lugar destacado en la
neros –anteriormente en Villafilar-, el hal-
celebración de las honras fúnebres. Pero su
cón, además de un puñal. El halcón parece
actitud es meramente pasiva.
una representación típicamente hispánica
de la escultura funeraria66. A dicha icono- Todavía no ha hecho acto de presen-
grafía responde el caballero joven, posible- cia el ceremonial de gran aparato que cons-
mente perteneciente a la familia de Tello tituye un espectáculo urbano en el que par-
Pérez de Meneses [hacia 1240-1260], funda- ticipa toda la población. En Castilla, la ico-
dor del monasterio de Trianos (León). nografía es la fuente informativa más com-
Aunque era una filial del monasterio de pleta y expresiva de este tipo de manifesta-
Benevívere, la proximidad al monasterio ciones nobiliario. Ella proporciona datos
cluniacense de Sahagún tal vez justifique la plásticos a través de los cuales se puede
inclusión de un tema de tradición leonesa, reconstruir el desarrollo de las ceremonias
como es el Agnus Dei, adoptado en un se- de traslado del féretro desde la casa mor-
pulcro del monasterio de Palazuelos67. tuoria hasta la iglesia, que coincide con el
ritual litúrgico de los Ordines romani. El
Junto a la exaltación de la estirpe, el
desarrollo de éste obedece a cuatro pasos
espectáculo de las honras fúnebres consti-
sucesivos: A) Los ritos funerarios en casa,
tuye una ilustración plástica de la costum-
que incluyen la preparación del cadáver, su
bre castellana de dar el último adiós a un
colocación en el féretro y las antífonas y
noble, donde a diferencia de Francia e Italia
salmos de estos ritos. B). El cortejo o proce-
el arte sustituye, por así decirlo, a la crónica
sión hasta la iglesia donde se celebrarán las
literaria. Como sucede con los programas
exequias, con los salmos y antífonas previs-
iconográficos de carácter narrativo, sobre
tos para el traslado. C) El servicio litúrgico
una base nuclear, se añaden sucesivos epi-
en la iglesia, comparable al ordenamiento
sodios, que la enriquecen progresivamente.
de un oficio de maitines. D) La colocación
La celebración de las exequias y llanto por
en la tumba68, precedida de otro cortejo de
el difunto, que tienen lugar en uno de los
salmos y antífonas y realizado con el acom-
frentes mayores, tal vez haya que entender-
pañamiento del canto pascual del salmo 117
■
66
C. J. ARA GIL, Escultura gótica en Valladolid y su
provincia, cit. p. 14. ■
67 68
N. uno de la clasificación de C. J. ARA GIL, Escul- D. SICARD, “La muerte del cristiano”, La Iglesia
tura gótica en Valladolid y su provincia., cit. p. 33. en oración..., cit. p. 808.
63
Ángela Franco Mata
Confitemini Domini y de su antífona Aperite cuerpo de Cristo. Era vestido bien con sus
mihi portas. ropas más nobles o con un hábito religioso,
extremo ordenado en vida por el finado en
“Suenan las campanas con su tañido ca-
el testamento. A continuación los familiares
racterístico. Los cirios iluminan una estancia
y deudos se reúnen en torno al cuerpo ex-
acondicionada para acompañantes muy concre-
puesto en el lit de parade, mientras el clero
tos; huele a cera. El color negro se impone en la
eleva sus plegarias rituales por el eterno
vestimenta de muchos vecinos de la localidad.
descanso de su alma. La exposición del
La casa, la calle, la iglesia; una persona, su fami-
cuerpo, que al principio se hacía en la igle-
lia, el clero, todo el vecindario participará en un
sia, pasó a realizarse en la casa señorial o
acontecimiento comunitario en recuerdo de un
palacio cuando se trataba de un personaje
fallecido. Se iniciaba el ritual y el aparato fune-
relevante. Eventualmente el cuerpo era
rario.
embalsamado o sustituido por la efigie,
Ante los allegados y toda la comunidad, pues sabemos a través de los testamentos
también con las miras puestas en la Divinidad, que a veces se ordenaba la prohibición de
se desarrollaban las exequias mortuorias. Desde ser visto el rostro después de muerto. Las
la habitación como primer escenario, alrededor ceremonias en la casa finalizaban con la
del lecho del moribundo, comenzaba una comiti- incensación y el asperges con agua bendita
va que transcurriría por espacios públicos habi- sobre el cadáver.
tuales para el finado hasta pasar a descansar
Continúa el ceremonial en la calle,
eternamente en lugar sagrado y finalizar bajo
con el cortejo fúnebre, muchas veces de
una losa”69.
gran ostentación. Según Vovelle es la pro-
Este ritual documentado para las ce- longación natural de la exposición de aquél
remonias funerarias durante el Antiguo en su casa. Eran frecuentes los legados ge-
Régimen es la continuación de las celebra- nerosos por parte de los testadores para
das durante los siglos bajomedievales, co- conseguir una importante afluencia de pú-
mo se colige de las representaciones escul- blico, lo cual no era extraño teniendo en
tóricas talladas en los propios monumentos cuenta la mentalidad de la Baja Edad Me-
funerarios. El desarrollo de la liturgia de los dia, tan dada a manifestaciones exageradas
funerales comienza en la casa mortuoria. El en todo tipo de situaciones, tanto para el
sacerdote acude con una cruz, el agua ben- dolor como para la alegría, como ha dejado
dita y la luz para ayudar al cristiano a bien patente J. Huizinga El otoño de la Edad Me-
morir, rezando la oración Deus apud quem dia70.
monia morientia. Ya fallecido, da comienzo
Abre el cortejo religioso la cruz, co-
el ceremonial con una serie de actos practi-
mo procede en las ceremonias dedicadas a
cados en la misma casa y finaliza en la igle-
un cristiano. Detrás desfilan los plañideros
sia donde se celebraba el funeral y se ente-
y gritadores, los pobres oficiales, vestidos,
raba el cadáver. En primer lugar el difunto
alimentados y pagados en número variable
recibe la absolución y posteriormente se
en proporción al rango y generosidad del
procede a preparar el cuerpo para el eterno
difunto, los clérigos parroquiales, canóni-
reposo: era lavado, ungido y perfumado,
gos y prelados, representaciones de las
trasunto de la operación efectuada en el
distintas órdenes religiosas, y de forma
■
69
■
M. GARCÍA FERNÁNDEZ, Los castellanos y la muer- 70
J. HUIZINGA, El otoño de la Edad Media, 8ª ed. ver-
te. Religiosidad y comportamiento colectivos en el Antiguo
Régimen, Valladolid, 1996, p. 303. sión castellana del original alemán, Madrid, 1971.
64
Iconografía funeraria gótica en Castilla y León (siglos XIII y XIV)
especial los mendicantes que prácticamente podía limitarse al coro, donde se instalaba
sustituyeron a las monacales, y represen- la capilla ardiente, o a todo el edificio. Allí
tantes de las cofradías. Los parientes más el clero entonaba una serie de oraciones y
cercanos se distinguían por el atuendo, antífonas del oficio de difuntos, como el ya
cuyo excesivo lujo motivó sucesivas prohi- indicado del Subvenite sancti Dei ocurrite
biciones en el marco legal de las leyes sun- angeli Domini suscipientes animam eius....
tuarias. El cortejo civil es encabezado por También se celebraba la misa, cuya impor-
los servidores con las armas del finado, con tancia en el contexto de la muerte y liturgia
el pendón posadero con las armas familia- de funerales es muy importante. Finalizada
res, reversado, en señal de duelo. Siguen los la misa, se procedía a la absolución del
sonadores de los instrumentos de viento, de difunto, pidiendo la misericordia de Dios:
los que las crónicas se hacen eco para dife- Absolve quaes Domine, animam famuli tui.., se
rentes manifestaciones lúdicas; el episodio rezaba en los libros litúrgicos. Luego se
de varios sepulcros vallisoletanos, eviden- bendecía el cadáver, al que se inciensaba y
cia la costumbre en sepelios de gran boato. asperjía con agua bendita. Antes del sepe-
Su ubicación no es constante; por el contra- lio, se procedía al rezo de las últimas ora-
rio, en otros monumentos castellanos del ciones y responsorios –Non intres in judicio
siglo XIV son desplazados a los pies de la cum servo tuo Domine...; Liberame Domine de
cubierta, eventualmente acompañados de morte eterna..., In paradisum deducant te angeli
lebreles. Es el caso de los sepulcros valliso- in tuo adventu...-. La antífona de esperanza
letanos de Santa María de Palazuelos –tres-, Ego sum resurectio et vita pone de relieve el
actualmente en el Museo Diocesano y Ca- carácter pascual y de fe en la resurrección,
tedralicio de Valladolid71 y de Santa María que preside las exequias del cristiano.
de Matallana, en el Museo Nacional de Arte
La última parte del ceremonial co-
de Cataluña, en Barcelona. Oficiales, servi-
rrespondía al enterramiento, para el que la
dores y escuderos exhibían las piezas de
iglesia fue elegida frecuentemente por parte
honor del difunto y los escudos a la funerala,
de reyes, nobles y ya a fines del gótico, ricos
montados sobre corceles ricamente enjae-
burgueses y mercaderes, pues se trataba de
zados de luto. El caballo con la cola cortada
una operación económica la adquisición de
porta el escudo del caballero reversado, que
un espacio para el sepulcro o una capilla
a veces, por deseo explícito de aquél, debía
funeraria personal o familiar 73 . Esta parte
de acompañarlo desde la casa; un dolor
tiene bastante incidencia en la escultura,
ritualizado en el animal, que sería adoptado
tanto del clero, que solía elegir el claustro
los lebreles, a los que golpeaban para que
en catedrales y monasterios, como de los
aullasen72.
miembros de la nobleza, que rivalizaban en
La iglesia era el punto final de reu- boato.
nión para despedir al difunto. Allí tenía
Mientras se celebraba la ceremonia
lugar el funeral y sepelio. Se procedía a
del sepelio de caballeros, los servidores
organizar una decoración adecuada, que
procedían a batir los escudos produciendo
un ruido estrepitoso, hasta conseguir rom-
■
71
perlos. La documentación alude al quebrar
C. J. ARA GIL, Escultura gótica en Valladolid y su
los paveses y escudos de la casa y la icono-
provincia, cit. p. 39, n. 5.
72
R. SÁNCHEZ AMEIJEIRAS, “Un espectáculo urba-
no em la Castilla medieval: las honras fúnebres del ■
73
caballero”, El Rostro y el Discurso de la Fiesta, ed. M. J. ORLANDIS, “Sobre la elección de sepultura en
Núñez Rodríguez, Santiago de Compostela, 1994, pp. la España medieval”, Anuario de Historia del Derecho
141-157, sobre todo. Español, XX, (1950), pp. 5-49.
65
Ángela Franco Mata
grafía lo refleja en el arte, así el sepulcro del rascadas, rompiendo las fazes et tornandolas en
Museo Provincial de León, episodio descu- sangre et en la carne viva?. Quien vio tanto
bierto por R. Sánchez Ameijeiras. Los pave- infante, tanto rico ome, tanto infançon, tanto
ses del caballero, por el contrario, eran col- cavallero, tanto ome dando bozes mesando sus
gados en las iglesias donde eran sepultados cabellos et ronpiendo las fuentes et faziendo en
y eventualmente en su capilla funeraria. El sy fuertes cruezas?”. Aquí se pone de mani-
relieve de Esteban Domingo, caballero abu- fiesto el dolor del hijo ante la muerte del
lense que luchó en la conquista de Jaén en padre. Manifestaciones de dolor exageradas
las tropas de Fernando III el Santo, ha de son prohibidas por el Cabildo de Burgos en
entenderse, según la citada investigadora, 1334: “Que los parientes ni los criados ni otros
como la representación de la entrega del ningunos omes non vayan a las siellas del choro
caballo y las armas del finado, con varios nin fagan llanto en el coro demientre que dixe-
caballeros lamentándose sobre el escudo y ren la misa o el cuerpo estidiere en el choro...”.
otro llevando las riendas la montura con la
El taller palentino se hace eco de la
gualdrapa retirada hacia atrás74. Los ruido-
escenografía desarrollada en las exequias
sos llantos, la estruendosa música, el fragor
de nobles y caballeros, así en uno de los
de los golpes de los escudos, eran un com-
sepulcros conservados en el Museo de Pa-
ponente que la plástica solo puede reflejar
lencia, procedente de Santa María de Vega,
por medio de los relieves. A ello debían de
del que se ha propuesto su pertenencia a
sumarse las mascaradas, evocadas por me-
Gómez Ruiz Manzanedo (+ 1275) 76 . Tam-
dio de máscaras, como en un sepulcro de
bién se representó en el desaparecido de
Matallana. Aunque no se documenta en
Don Rodrigo González Girón, que murió en
nuestro país dicha costumbre, no cabe duda
un torneo, según informa el relieve de los
que existía, tal vez por influencia llegada de
pies, y recibió sepultura en el monasterio
Francia, donde se remonta al menos al siglo
cisterciense de Benavides. Se ha enfatizado
IX75.
el tipo de muerte en el uso de las armas, es
El aparato del ceremonial no queda- decir, la profesión del caballero. El sepulcro
ría completo sin las bulliciosas y ruidosas del monasterio de Benavides estaba firma-
manifestaciones de dolor. Siguiendo cos- do por Roi Martinez de Burueva y de Bame.
tumbres antiguas, recogidas en los Evange- El hecho de coincidir la descripción con la
lios (Mt. 9, 23), eran contratadas plañideras representación del sepulcro de Vega, sugie-
a tal efecto. La exageración de las manifes- re que perteneciera al mismo taller, según
taciones de duelo generó prohibiciones, observa J. Ara, lo cual constituye un dato de
como mesarse los cabellos, lacerarse las extraordinario interés. No cabe duda de
mejillas, desnudarse y arañarse los brazos. que el autor se sentía orgulloso de su obra.
Esto se contradice con las mismas actitudes,
La literatura artística se ha hecho eco
como el espectacular sepelio de Fernando
con justicia de los sepulcros reales de la
III, recogido por su hijo Alfonso X en la
abadía de Fontevraud77. Jean-Pierre Gaborit
Primera Crónica General de España, donde
se dice. “Et quien vio tanta duenna de alta
■
guisa et tanta donzella andar descabennadas et 76
R. SÁNCHEZ AMEIJEIRAS, “Un espectáculo urba-
no...”, cit. pp. 141-157.
■ 77
L. COURAJOD, “Les sculptures des Plantagenêts
74
R. SÁNCHEZ AMEIJEIRAS, “Un espectáculo urba- à Fontevraud (1183-1867)”, Gazette des Beaux-Arts, XIII
no...”, cit. pp. 149-155. (1857), pp. 537-558; R. CROZET, “Note sur les
75 monuments funéraires de l’abbaye de Fontevraud”,
Cfr. R. SÁNCHEZ AMEIJEIRAS, “Un espectáculo
urbano...”, cit. pp. 156-157. Descrito en Ara, Escultura Bulletin de la Société des Antiquaires de l’Ouest, 1966, 7
gótica en Valladolid y su provincia, cit. p. 51. págs.; E. PANOFSKY, Tomb Sculpture...., cit. p. 57; A.
66
Iconografía funeraria gótica en Castilla y León (siglos XIII y XIV)
ha incidido sobre el lit de parade –‘“Sur un lit cuanto a la cuarta yacente, realizada en
de parade” essai d’interpretation d’un motif madera, se ha propuesto identificarla con
funéraire’- sobre el que yacen las imágenes Isabel de Angulema, propuesta no definiti-
funerarias de los reyes allí sepultados 78 , va80 En Italia, a diferencia de Francia, gozó
expuestos en la capilla ardiente, ritual in- de bastante fortuna, penetrando posible-
troducido en Inglaterra en la segunda mi- mente desde la zona norte u oeste de los
tad del siglo XII79. El lecho aparece invisi- Alpes, y en orden del tiempo se prolongó
ble, pero se adivina bajo la tela que lo recu- hasta el barroco.
bre completamente, incluso los extremos de
El lit de parade es el lecho mortuorio
los cuatro montantes de similar altura, pro-
con un paño encima sobre el que se dispone
bablemente torneados, dice el citado autor.
al difunto una vez limpio y aseado. Desde
Se nota asimismo la presencia de un trave-
el punto de vista iconográfico constituye
saño debajo, en tanto un cojín sirve de apo-
una modalidad figurativa que se corres-
yo para la cabeza de los yacentes, colocado
ponde con las ceremonias litúrgicas cele-
directamente sobre la tela, que cae lateral-
bradas durante las exequias. La figuración
mente formando regulares y estilizados
plástica del paño sobre el que se colocaba al
pliegues. Evidentemente los regios persona-
finado se registra en distintas regiones del
jes desearon perennizar un momento preci-
país. Sin embargo, su existencia se rastrea
so del ceremonial de los funerales reales, es
ya en el arte románico. Es espacialmente
decir, la exposición solemne del cuerpo
significativo el monumento sepulcral, ya
revestido de sus insignias, de donde el tér-
indicado, de la iglesia de la Magdalena de
mino “lit de parade”. Este autor se hace eco
Zamora81. Obra novedosa, que se ha puesto
de la escasa incidencia del tipo en Francia,
en relación con el arte compostelano con-
además de indicar su carácter de “anachro-
temporáneo, recuerda esquemas composi-
nisme par lequel nous transposons ‘l’appareil
tivos que tendrán larga vida en la escultura
des grandes funérailles’ à une époque où l’idée
gótica italiana. La disposición y dimensio-
même d’une telle exaltation de la personalité
nes de los dos ángeles turiferarios parecen
d’un défunt, fut-il royal, est encore absente”. Se
precedentes de los ángeles reggicortina de
han propuesto como las primeras efigies las
los grandes sepulcros góticos de Toscana,
de Enrique II (+ 1189) y Ricardo Corazón de
Roma y Campania. En España, sin embar-
León (+ 1199), encargadas tal vez por la
go, no dejó secuelas para dicha iconografía
viuda del primero, Leonor de Aquitania,
y muy escasamente para el yacente sobre el
antes de su muerte en 1204. Mientras ella
lit de parade. Del siglo XIII es el sepulcro del
sostiene un libro en actitud de leer, su espo-
arzobispo D. Rodrigo Jiménez de Rada (+
so sostiene el cetro entre las manos y a su
1247)–siglo XIII-, en el monasterio de Santa
izquierda reposa la espada envainada. En
María de Huerta (Soria), compuesto de
■ ■
80
ERLANDE-BRANDENBURG, “Les gisants de Fontevraud”, A. ERLANDE-BRANDENBURG, “Le gisant
La figuration des morts dans la chretienté médiévale jusqu’à d’Isabelle d’Angoulême”, Isabelle d’Angoulême,
la fin du premier quart du XIVe siècle, Fontevraud, 1988, comtesse-reine et son temps (1186-1246), Actas del
pp. 3-12. Coloquio celebrado en Lusignan 8-10 nov. 1996, Centre
78
J.-P. GABORIT, “’Sur un lit de parade’ essai d’Études Súperieures de Civilisation Médiévale, 1999,
d’interpretation d’un motif funéraire”, La figuration des pp. 129-133.
81
morts dans la chretienté médiévale jusqu’à la fin du premier M. RUIZ MALDONADO, “Dos obras maestras del
quart du XIVe siècle, Fontevraud, 1988, pp 117-123. románico de transición: “La portada del Obispo y el
79
P. WILLIAMSON, Escultura gótica 1140-1300, ver- sepulcro de la Magdalena”, Stvdia Zamorensia (Anejos).
sion castellana del original inglés, Madrid, 1997, pp. Arte medieval en Zamora, Zamora/Salamanca, 1988, pp.
92-93. 33-59, sobre todo pp. 39-47, figs. 12-30.
67
Ángela Franco Mata
sencilla lauda con la figura de medio yacen- yo84. Tal vez de Burgos se difunda a otras
te –a caballo entre la lauda y la escultura regiones del norte de España, como Astu-
yacente-, bajo el que asoma una cubierta de rias y Álava. En Galicia, creo que penetra
tela rematada en flecos. Se registra sobre desde Inglaterra en fecha relativamente
todo a partir del siglo XIV, siendo Galicia la temprana. El sepulcro del almirante y poeta
región de mayor dispersión. Payo Gómez Chariño, enterrado en San
Francisco de Pontevedra es obra tal vez de
El lit de parade está enmarcado en va-
comienzos del siglo XIV, que a más de su
rios sepulcros castellanos en del programa
disposición sobre el lit de parade, cruza las
iconográfico de las exequias. De entre todos
piernas, al modo inglés, convención adop-
destaca el monumento del infante don Feli-
tada del foco castellano, que analizaré más
pe (+ 1274), sepultado en el monasterio
adelante 85 . Otros ejemplares de caballeros
templario de Villalcázar de Sirga. El sepul-
gallegos se conservan en los conventos de
cro exento recoge con todo lujo de detalles
Santo Domingo y San Francisco de Ponte-
el desarrollo del citado acontecimiento luc-
vedra. D. Diego Álvarez de Sotomayor el
tuoso, donde se figura el lit de parade, así
Mozo (ca. 1400-1405) y su hijo D. Payo Gó-
como en el de su esposa dña. Inés Téllez
mez de Sotomayor fueron inhumados en la
Girón. La escena tiene lugar en uno de los
capilla de Santo Tomás del convento domi-
frentes mayores, aunque en otros casos es
nico86. Se trata de una fecha ya tardía y aún
trasladada al frente de la cabecera, modali-
más lo son los monumentos castellanos de
dad presente en sepulcros tanto palentinos
San Esteban de Cuéllar (Segovia)87, con los
-Inés Rodríguez de Villalobos 82 (fig. 13)-
yacentes Juan Velázquez de Cuéllar e hijo
como vallisoletanos -Palazuelos y Matalla-
Juan Velázquez, donde se desarrolla la
na83-. La peculiaridad de los monumentos
ceremonia de la liturgia de los funerales, o
castellanos es que el difunto expuesto sobre
el hermoso sepulcro de doña Constanza de
el lit de parade está rodeado de familiares y
Castilla, realizado en fino alabastro, ac-
allegados en conmovedor llanto, con las
tualmente en el Museo Arqueológico Na-
manos sobre el rostro. A diferencia de al-
cional, procedente de Santo Domingo el
gunos sepulcros de clérigos, como el deán
Real de Madrid88. Particularmente expresi-
Fernando Alonso en la catedral vieja de
vo es el del caballero D. Diego de Anaya.
Salamanca, en Burgos generalmente se eli-
mina dicha escena, como en los sepulcros
de los obispos D. Pedro Rodríguez de Qui- ■
jano y D. Gonzalo de Hinojosa, quedando 84
Los sepulcros de Vileña fueron dados a conocer
tan sólo la del yacente cubierto en el lecho y por M. MARTÍNEZ BURGOS y J. L. de MONTEVERDE,
la introducción del cadáver en el sarcófago. “Los sepulcros de madera policromada del Monasterio
de Vileña”, Homenaje a Mélida. Anuario del Cuerpo
Desconozco la existencia del lit de pa- Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos,
Madrid, 1935, p. 183; Museo de Vileña (Burgos), Me-
rade en León, pero se rastrea algún ejemplar
morias de los Museos Arqueológicos Provinciales 1943,
en la provincia de Burgos, como una yacen- Extractos, IV (1944), pp. 202-203.
85
te de madera de un caballero sepultado en S. MORALEJO ÁLVAREZ, Escultura gótica en Galicia
Vileña y trasladado hace años a Villarca- (1200-1350), Santiago de Compostela, 1975, p. 28.
86
C. MANSO PORTO, Arte gótico en Galicia: los domi-
nicos, cit. II, pp. 511-512, láms. 73-74.
87
Á FRANCO MATA, “Arte y Liturgia: un fondo de
■ lucillo gótico en el Museo Arqueológico Nacional”, en
82
Á FRANCO MATA, Museo Arqueológico Nacional. Homenaje a la profesora CARMEN ORCÁSTEGUI GROS,
Catálogo de la escultura gótica, cit. pp. 102-103, n. 77. Zaragoza, 1999, I, pp. 563-571.
83 88
N. 1-4, 8 del catálogo de C. J. ARA GIL, Escultura Á FRANCO MATA, Museo Arqueológico Nacional.
gótica en Valladolid y su provincia, cit. pp. 32-53. Catálogo de la escultura gótica, cit., pp. 109-112, n. 91.
68
Iconografía funeraria gótica en Castilla y León (siglos XIII y XIV)
Descrito con su proverbial maestría por M. costado mayor del sarcófago, se completa-
Gómez Moreno89, ha reparado en él Bialos- ría con otro hecho de armas, una batalla
toki, quien escribe lo siguiente: “… tumba- campal, en la cabecera. Los relieves perdi-
do sobre un colchón y unas almohadas, dos seguramente aludían a las exequias,
muy minuciosamente representadas, pero como en el sepulcro de Don Sancho. En este
está vestido con su armadura; se podría pen- último se enfatizan acontecimientos fun-
sar que la escena representada es la de un caba- damentales de su biografía caballeresca,
llero yaciendo en su capilla ardiente”90, es de- detallando dos episodios especialmente
cir, sobre su lit de parade. importantes, con la presencia del rey, segu-
ramente Alfonso XI. Tal es el caso de la
El siglo XIV aporta algunas noveda-
escena en que es investido caballero por el
des iconográficas, vinculadas sin duda con
monarca 93 , pues creo que a este aconteci-
la transformación experimentada por la
miento se refiere uno de los relieves94, en su
nobleza 91 en aras a subrayar su identidad
sepulcro de madera del monasterio de Vi-
en el marco social. El sepulcro del caballero
leña (Burgos) –actualmente en Villarcayo95.
Fernán Pérez de Andrade enfatiza la ocu-
Como en la escena del rey Mentón orde-
pación cinegética del posesor, como se pone
nando caballeros a sus hijos, en el Libro del
de manifiesto no sólo en el propio sepulcro,
Caballero Cifar, el rey aparece de pie y ellos
sino en los relieves de los muros de la igle-
de rodillas 96 . Quizá se deba de entender
sia92. Dos miembros de la conocida familia
como el origen del interés por la narración
de los Rojas, D. Día Sánchez de Rojas (+
de acontecimientos destacados de la vida
1349) y Sancho Sánchez de Rojas (Nájera, +
de diversos caballeros, que se justifican en
3 de abril de 1367) (fig. 15), hacen resaltar
el presente contexto por referirse a la de-
sobre sus sepulcros importantes hechos de
nominada muerte heroica. No cabe duda de
armas protagonizados por ellos, recogidos
que se ha puesto en evidencia el subrayar la
en las Crónicas. Son testimonios fehacientes
categoría social del caballero, gran soldado
de su afirmación nobiliaria, narrados como
en la crucial batalla del Salado (1340). Gran
una “crónica iconográfica”. El primero es
sentimiento debió de aquejar al monarca -
mencionado en las Crónicas de los Reyes
Enrique II?-, que acude a dar el último
castellanos. Es probable que muriera a con-
adiós sobre el lecho mortuorio. Varios epi-
secuencia de la peste en el sitio de Gibral-
sodios de su vida se integran en los frentes
tar, lo que justificaría la inclusión de la lu-
de la caja mortuoria, a través de los cuales
cha naval. Esta hazaña, plasmada en el
■
■ 93
N. R. PORRO GIRARDI, La investidura de armas en
89
M. GÓMEZ MORENO Catálogo Monumental de Es- Castilla del Rey Sabio a los Católicos, Valladolid, 1998.
94
paña. Provincia de Salamanca, , pp. 123-124, fig. 65. N. R. PORRO GIRARDI, (La investidura de armas en
90
J. BIALOSTOCKI, El arte del siglo XV. De Parler a Castilla del rey Sabio a los Católicos, cit. pp. 149-168), es
Durero, versión española del original italiano, Madrid, interesante desde el punto de vista histórico, pero no
1998, p. 412. iconográfico. J. M. NIETO SORIA, Ceremonias de la reale-
91
S. de MOXÓ, “De la Nobleza Vieja a la Nobleza za. Propaganda y legitimación en la Castilla Trastámara,
Nueva. La transformación nobiliaria castellana en la Madrid, 1993, pp. 73-76.
95
Baja Edad Media”, Cuadernos de Historia, 3 (1969), p. M. NÚÑEZ RODRÍGUEZ, Manuel, “El discurso de
170. la muerte: muerte épica, muerte caballeresca”, Archivo
92
M. NÚÑEZ RODRÍGUEZ, “El sepulcro de Fernán Español de Arte, 269 (1995), pp. 17-30; M. RUIZ MALDO-
Pérez de Andrade...”, cit. pp. 1-19; C. MANSO PORTO, NADO, “Escultura funeraria en Burgos: los sepulcros
Arte gótico en Galicia: los dominicos, cit. I, cap. IV-VI, C. de los Rojas, Celada y su círculo”, Boletín del Museo e
MANSO PORTO, “El mundo profano en la imaginería Instituto “Camón Aznar”, 56 (1994), pp. 45-126.
96
gótica de los conventos mendicantes gallegos: la caza”, J. M. NIETO SORIA, Ceremonias de la realeza..., cit.
cit. pp. 231-253. lám. 4.
69
Ángela Franco Mata
70
Iconografía funeraria gótica en Castilla y León (siglos XIII y XIV)
tres en torno a la girola102. Gonzalo Gudiel Edad Media. El yacente, ataviado de ponti-
se hizo enterrar el cuerpo en Roma y las fical, sobre un sarcófago exornado con ex-
vísceras en Viterbo. Dicha costumbre de traordinario derroche decorativo, viste de
partir el cuerpo,–Alfonso X el Sabio ordenó pontifical con gran cuidado en la ejecución,
que su cuerpo reposara dividido en tres motivado por el material, alabastro. Estimo
sepulturas- llegó a alcanzar tal grado de de interés llamar la atención en cuanto al
exageración, que el papa Bonifacio VIII la espacio en torno al sepulcro, marcado para
prohibió con extremo rigor, como un, detes- las procesiones.
dandae feritatis abusus quem ex quodam more
Si el monumento de Albornoz se ins-
horribili nonnulli fideles improvide prosequun-
cribe parcialmente en corrientes foráneas,
tur 103 . Pero la inquietud hacia dicha cos-
otro tanto hay que decir del sepulcro del
tumbre venía de atrás. El liturgista Gui-
arzobispo Pedro Tenorio, o en su capilla
llermo Durand recuerda que sólo puede
funeraria de San Blas, y junto a él el de don
inhumarse en tierra consagrada “el cuerpo
Vicente Arias de Balboa. La influencia ita-
entero del hombre, y también la cabeza
liana se refleja en el estilo, tanto en la escul-
solamente…”, extremo éste último relacio-
tura como en el programa pictórico en rela-
nado con los enterramientos de mártires
ción con la fe, manifestada a través del
degollados104. También los soberanos euro-
Credo. De hecho con el símbolo de la fe
peos participaron de dicha moda, así los
comenzaban generalmente los testamentos.
reyes alemanes y los franceses. Los reyes
Las estatuas yacentes vestidas con atuendo
alemanes se hacían enterrar aparte las en-
litúrgico, muestran rostros beatíficos como
trañas 105 . La nobleza tampoco es ajena a
corresponde a los que ya han entrado en el
dicha moda106. El monumento funerario del
cielo por la misericordia de Dios, la interce-
cardenal, exento, se ubica en el centro de la
sión de los santos y oraciones de los fieles.
capilla, que hará fortuna en el ocaso de la
El yacente aparece a veces acompa-
■ ñado por ángeles, sobre cuya presencia se
102
Á FRANCO MATA, Ángela, “Relaciones hispano- han vertido diversas explicaciones, no
italianas de la escultura funeraria del siglo XIV”, en M. siempre convincentes. Se hallan situados a
NÚÑEZ RODRÍGUEZ, y E. PORTELA SILVA, (eds.) La Idea y
la cabecera del yacente, y eventualmente a
el Sentimiento de la Muerte en la Historia y en el Arte de la
Edad Media, Santiago de Compostela, 1988, pp. 99-125. los pies y hacia el medio. Ya he indicado la
103
J. HUIZINGA, El Otoño de la Edad Media, cit. p. existencia de ángeles en el sepulcro de la
221; E. A. R BROWN, “Death and the human body in Magdalena, cuyo tamaño es excepcional en
the later middle ages: the legislation of Boniface VIII
la plástica hispana. Lo más frecuente son
on the division of the corpse”, Viator, 12 (1981), pp.
221-270. Agradezco la publicación a Felipe Pereda. ángeles de pequeño tamaño, importación
104
D. ALEXANDRE-BIDON, La mort au Moyen Age de Francia107, como los yacentes en actitud
XIIIe-XVIe siècle, cit. pp. 203-204. de oración. Aparte de los ejemplos de los
105
J. EHLERS, “Pratiques funeraires et sepultures sepulcros de San Pedro de Osma, en abiga-
des rois allemands de Henri 1er à Henri V”, La figura-
rrada mezcla con una serie de personajes, y
tion des morts dans la chretienté médiévale jusqu’à la fin du
premier quart du XIVe siècle, Abbaye Royale de Fontevraud. el de Santo Domingo de la Calzada, con-
Centre culturel de l’Ouest, 1er Cahier de Fontevraud, viene señalar los ejemplares que corres-
1988, pp. 209-222, sobre todo p. 213. ponden al tipo en análisis. Uno de los pri-
106
Foulque Nera y Ricardo Corazón de León son meros ejemplos serían los acompañantes de
dos ejemplos significativos. Incluso hay abadías espe-
cializadas en enterramientos de vísceras, como es el
caso de Fontevraud, que acogió el corazón de Robert
d’Arbrissel, Juan sin Tierra, Henri III Plantagenêt y su ■
107
hija, cfr. D. Alexandre-Bidon, La mort au Moyen Age Á FRANCO MATA, Escultura gótica en León y pro-
XIIIe-XVIe siècle, cit. p. 204. vincia, cit. p. 405.
71
Ángela Franco Mata
72
Iconografía funeraria gótica en Castilla y León (siglos XIII y XIV)
73
Ángela Franco Mata
yacente –the armored gisant- 122 , y sobre él de, exclusivo del Reino Unido, que afecta un
vuelve H. A. Tummers, que lo amplía a carácter muy escultórico126.
otros estamentos sociales. Adelanta los
Dicha variedad dispositiva contrasta
primeros ejemplares a 1230-1240 –Shepton
con la escasa de los ejemplares de caballe-
Mallet y Atherington-123. Incluye en dicha
ros castellanos. A diferencia de Inglaterra,
modalidad ejemplos de damas, que se da-
no existen referencias de una posible exis-
tan a partir de 1300 en Cashel, Irlanda y ya
tencia de yacentes de damas con las piernas
en el siglo XIV en Howden Yorks. Los caba-
cruzadas, ni de personajes civiles: la totali-
lleros yacentes con las piernas cruzadas se
dad de yacentes pertenece a caballeros, la
representan sólo hasta mediados del siglo
gran mayoría de los cuales se halla disemi-
XIV, en que desaparece el citado tipo124. Los
nada por la actual Castilla, en las provincias
brazos suelen adoptar tres posturas: a) en
de Burgos, Palencia y Valladolid. Se con-
posición de descanso, b) sujetando la espa-
serva también algún ejemplar en Galicia,
da con la mano izquierda y la derecha sobre
como el poeta P. Gómez Chariño, ya citado.
el pecho, alusión a la reverencia del caballe-
Quizá ya rebasa el año 1300, y su yacija fue
ro por los ideales de la fe cristiana y en
renovada hacia 1500. Existen dudas si uno
consecuencia la fe en el más allá, y c) las
de los sepulcros de San Pedro de Rocas
manos en oración, actitud derivada de
pertenece a esta modalidad127.
Francia125. En las citadas variantes el cross-
legget se mantiene sin especial sentido plás- El grupo de los primeros talleres de Ca-
tico, unas veces la pierna derecha sobre la rrión y el copioso conjunto diseminado por
izquierda y otras a la inversa, pero con pre- las provincias castellanas indicadas está
dominio de la primera. Este grupo se dife- relacionado con Antón Pérez de Carrión. El
rencia del denominado lively martial attitu- sepulcro del infante D. Felipe, junto al de su
esposa en el citado monasterio templario de
Villalcázar, encabeza la serie. Su disposi-
ción con las piernas cruzadas y la espada en
alto, conforma una intencionalidad relacio-
nada con la justicia, y constituye un autén-
■
122 tico acto de insolencia hacia la figura del
J. W. HURTIG, The armored gisant before 1400,
New York University, tesis de doctorado, 1978.
rey Alfonso X, su hermano. Su deseo de
123 exaltación del linaje se acentúa con los es-
H. A. TUMMERS, Early Secular Effigies in Eng-
land. The Thirteenth Century, Leiden, 1980, p. 107. Este cudos enmarcando la representación de las
autor propone prelación cronológica a las efigies de exequias en los cuatro frentes de la urna, el
piedra de la región occidental a las de mármol de
caso más rico en la escultura gótica hispáni-
Purbeck (p. 111). Agradezco a mi buena amiga Almu-
dena Cros el amable envío del texto. ca128. Otros ejemplares son el de D. Pedro
124
H. A. TUMMERS, Early Secular Effigies in England
…, cit. p. 114.
125 ■
H. A. TUMMERS, Early Secular Effigies in England 126
…, cit. p. 112-113. La efigie de William de Kerdiston, H. A. TUMMERS, Early Secular Effigies in England
de hacia 1361, afecta una disposición muy particular; …, cit. pp. 114-117. La efigie de Robert Curthose,
tendido sobre un lecho de guijarros, cruza sus brazos duque de Normandía, ca. 1250, perteneciente a esta
sobre el pecho. Tal vez se ha querido significar que modalidad, figuró en la exposición Age of Chivalry, vid.
murió en el campo de batalla, vid. catálogo exposición catálogo, p. 197, n. 2. Se le relaciona con el vigor del
Age of Chivalry. Art in Plantagenet England 1200-1400, caballero de Cristo presto a colocarse a su servicio para
Londres, 1987 pp. 248-249, n. 135. Figuró en dicha el triunfo final.
127
exposición la placa de latón de Sir Williams de Setvans S. MORALEJO ÁLVAREZ, Escultura gótica en Gali-
(ca. 1322) y una reproducción de la de Sir Robert de cia, (1200-135), Santiago de Compostela, 1975, p. 28.
128
Bures (ca. 1331), ambos con las manos juntas en actitud J. YARZA LUACES, “Despesas fazen los ommes
de oración, idem. pp. 293-295, n. 234-235. de muchas guisas en soterrar los muertos”, Fragmentos,
74
Iconografía funeraria gótica en Castilla y León (siglos XIII y XIV)
75
Ángela Franco Mata
76
Iconografía funeraria gótica en Castilla y León (siglos XIII y XIV)
Burgos, Palencia y se extiende hasta la Lié- ble, tanto por el material como por las pecu-
bana. La yacente de Santo Toribio, bastante liaridades iconográficas. Analizados los
maltrecho, en el monasterio de su nombre pertenecientes a varias familias nobles hace
responde a dicha modalidad146. De alabas- unos años por M. Ruiz Maldonado150, han
tro son los sepulcros de los monarcas ente- llegado a nosotros en mejores o peores con-
rrados en la capilla de Reyes Nuevos, de la diciones de conservación los de Día Sán-
catedral de Toledo147, así como los de altos chez de Rojas (+ 1349), y Sancho de Rojas (+
dignatarios de la Iglesia, como el Cardenal 1367), enterrados en el monasterio de Vile-
Gil de Albornoz y el arzobispo Pedro Teno- ña y actualmente en Villarcayo, un “matri-
rio y otros salidos del taller de Ferrand monio”, tres yacentes sepultados en Pala-
González148, tal el de Pedro Suárez de Tole- cios de Benaver, actualmente en el Museo
do149. de Burgos. Parece ser que corresponde a
Garci Fernández Manrique, su esposa doña
A través de las citadas indicaciones
Teresa Zúñiga y el hijo de ambos muerto
sobre los destinatarios, se observa que el
joven, Pedro Fernández Manrique. En San
alabastro no es privativo de los reyes, por
Juan de Agüero estuvo sepultado Pedro
más que ellos lo adopten frecuentemente,
González de Agüero, trasladado a Santilla-
constando como el caso más ostentoso el
na del Mar. Cinco estatuas de nobles perso-
doble sepulcro de Juan II e Isabel de Portu-
najes, dos caballeros, dos damas y un cléri-
gal en la cartuja de Miraflores, obra excelsa
go, se hallan actualmente en el Museo de
de Gil de Siloe. Se trata del gusto de deter-
Burgos. Llamo la atención sobre el hecho de
minados talleres, como en el presente caso
que aparecen generalmente con los ojos
del de Ferrand González el toledano, cuya
cerrados, salvo el de caballero de Vileña, tal
estela llega hasta puntos tan distantes de la
vez Ferrand González de Rojas, y el de
geografía española como Álava y Sevilla.
González de Agüero, que los tienen abier-
El grupo de sepulcros de madera, tos. Ambos sostienen un halcón, ocupación
realizados en la provincia de Burgos, con típicamente nobiliaria en tiempo de paz.
alguna proyección en provincias vecinas Alguno ha emigrado a Estados Unidos,
constituye un conjunto especialmente nota- como es el caso del yacente de don Diego
García de Villamayor, derivación iconográ-
■
fica de una figura en pie; datado en el últi-
146
Reproducido en J. GONZÁLEZ ECHEGARAY, “El
mo cuarto del siglo XIII, se conserva ac-
ambiente lebaniego de Beato”, J. YARZA LUACES, El tualmente en el Fogg Art Museum de Cam-
Beato de Liébana. Manuscritos iluminados, Barcelona, bridge (MA)151.
1998, p. 23. El autor data la yacente entre fines del siglo
XIII y comienzos del XIV. Los rasgos estilísticos abo- La madera ya fue utilizada con ante-
nan por su datación en el siglo XIV
147 rioridad en la escultura funeraria de Ingla-
T PÉREZ HIGUERA, “Los sepulcros de Reyes
Nuevos”, cit. Pp. 131-139.
148
T PÉREZ HIGUERA, “Ferrand Gonzalez y los se-
pulcros del taller toledano (1385-1410)”, Boletín del
Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, 44 (1978),
pp. 129-139. Vid. también M. CENDÓN, Un obispo de ■
150
Lugo en Santa Clara de Toledo: el sepulcro de Fray M. RUIZ MALDONADO, “Escultura funeraria en
Juan Enríquez”, Archivo Español de Arte, 279 (1997), pp. Burgos:..., cit. pp. 45-126.
151
302-310. F. D. DEKNATEL, “A Spanish Sculpture of the
149
Á FRANCO MATA, Ángela, “El sepulcro de don Thirteenth Century”, FAM Bulletin, VI/2 (1937), pp. 34-
Pedro Suárez III (s. XIV) y el taller toledano de Ferrad 38; D[orothy] G[illerman], en Dorothy Gillerman (ed.),
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cros tallados en el taller de Ferrand González seums, Nueva York/Londres, 1989, pp. 174-175.
77
Ángela Franco Mata
78
Iconografía funeraria gótica en Castilla y León (siglos XIII y XIV)
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Ángela Franco Mata
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80
Iconografía funeraria gótica en Castilla y León (siglos XIII y XIV)
■ Fig. 1. Sepulcro del obispo don Martín II Rodríguez (+ 1242), catedral de León. Hacia 1260-
1265 (arriba centro)
■ Fig. 2. Porte Romane, transformación del sepulcro de Henry de France (+ 1171), catedral de
Reims (abajo izquierda)
■ Fig. 3. Sepulcro del obispo don Martín Rodríguez(+ 1242), detalle, catedral de León. Hacia
1260-1265 (abajo derecha)
81
Ángela Franco Mata
■ Fig. 4. Sepulcro del obispo don Martín Fernández (+ 1289), catedral de León. Hacia 1289 (arri-
ba centro)
■ Fig. 5. Pórtico Occidental de la catedral de León. 1260-1280 (abajo centro)
82
Iconografía funeraria gótica en Castilla y León (siglos XIII y XIV)
■ Fig. 6. Sepulcro del deán don Martín Fernández, 1255-1260, claustro catedral de León (arriba
centro)
■ Fig. 7. Sepulcro de don Pedro Yáñez (+ 1258), claustro catedral de León. Antes de 1274 (abajo
centro)
83
Ángela Franco Mata
■ Fig. 8. Sepulcros del infante don Felipe y su esposa doña Inés Téllez Girón, Villacázar de
Sirga (Palencia) (arriba centro)
■ Fig. 9. Sepulcro del infante don Felipe, detalle, Villacázar de Sirga (Palencia). Hacia 1274.
(abajo izquierda)
■ Fig. 10. Sepulcro doña Inés Téllez Girón, detalle, Villacázar de Sirga (Palencia). Hacia 1274
(abajo derecha)
84
Iconografía funeraria gótica en Castilla y León (siglos XIII y XIV)
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Ángela Franco Mata
■ Fig. 14. Sepulcro de doña Urraca López de Haro, detalle, monasterio de Vileña (Burgos),
después de 1275 (arriba izquierda)
■ Fig. 15. Sepulcro de don Sancho Sánchez de Rojas(Nájera, + 3 de abril de 1367), detalle, en
origen en el monasterio de Vileña, y actualmente en Villarcayo (Burgos). Hacia 1367-1370
(arriba derecha)
86