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UNA ESTETICA
DEL ARTE Y EL DISEÑO
DE IMAGEN Y SONIDO-
MAQTA ZATONYI

KLICZKOWSKI PUBLISHER
ASPPAN CP67
Capítulo 1
A modo de introducción

Antes de empezar este intento de introducción, quisiera contar lo


que vi una tarde, parada en la costa del río.
Soplaba un fuerte viento desde el agua. Pequeños pájaros revolo­
teaban en el aire, como si hubieran surgido de la oscuridad del matorral
y de'allá comenzaron a volar hacia el rfo. Todos ellos chocaban contra
la voluntad del aire.
Era casi patético este encuentro. Era evidente la superioridad de la
voluntad del viento. El golpe debía ser terrible para cada uno. Hubieran
podido quedar paralizados y caer irremediablemente. Pero no. Dieron
vuelta, aprovechando el mismo viento, y se lanzaron hacia tierra aden­
tro. Primero coincidentes con el viento, como si se hubieran convertido
en el mismo viento, deslizándose rápidamente; ladearon hacia abajo,
llegando Casi a tocar el suelo, y en este punto, ya con la dinámica
adquirida del viento, se despegaron, y tomaron velozmente una direc­
ción ascendente, y allá, ya muy arriba, de repente y con una fuerza
inusitada, dieron vuelta y volaron hacia el río.
Nuestro mundo nos impone a nosotros también fuerzas adversas a
los intentos, propuestas y deseos diseñados por uno. Nos chocamos,
nos golpeamos contra ellas. Duele.
Pero nuestro mundo también ofrece fuerzas para que las tomemos,
nos valgamos de ellas, podamos vivir, crear, ascender y allá, ya con la

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nueva vitalidad, vencer aquello que sin esta fuerza, hubiera sido impo­
sible. El arte es una de estas fuerzas. Y si lo aprovechamos, como estos
pájaros el viento, nuestro horizonte se amplía, nuestra libertad se
renueva. Nuestra vida será más vida. La estética nos ayuda a descubrir
estas fuerzas.
Para acercarnos al fenóme()o_::_cteio-est,ético, podríamos definirlo, de
primera instancia, como 1 h r:n-ªl;ta expresada sensitivamente.
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Pero irremediablement · e"la pregunta: ¿Qué es la esencia
humana? Suspendamos la respuesta por ahora, para poder avanzar y
luego volver ya con mayor posibilidad de determinación. Naturalmente
la esencia humana adquiere innumerables maneras de expresión y por
�/ sí sola no va a convertirse en fenómeno estético. Eso sucede a través de
1/ la creación artística.
' 'Noexf ste lo esté!Íco sin un portador creado, por lo tanto materializa­
do, y sin un sujeto materializador o sea, creador. Faltaría el tercer
componente del suceso estético, y este es e! receptor, que establece
una relación sensitiva con el objeto creado estético. Mientras la obra es
el objeto.e;¡_tético, el creador ( emisor), y el receptor (espectador,oyente,
lector�_etc,),.so�··10¡; sujetos estéticos. De ninguna manera podemos
dividirlos entre sujetó acÍivo(emísorfy sujeto pasivo (receptor) ya que
en esta intercirculación QQ.�istir la pasividad pues la percepción
también es una acción. ·
--�Siguíenao con los anunciados introductorios, podemos decir que la
estética es aquella ciencia humanística o social que estudia las leyes de
lo estético, tanto en su desarrollo histórico (historia de la estética) como
en su situación en un corte sincrónico. En este último aspecto podemos
marcar dos áreas de esta disciplina: por un lado la estética general, o
sea el estudio de los conceptos proyectables sobre todos los fenóme­
nos artísticos y donde todos los fenómenos artísticos participan solida­
riamente y, por otro lado, la estética de género, que investiga la
particularidad de cada género artístico en lo general y su especificidad,
que lo diferencia al mismo tiempo de los otros géneros, como por
ejemplo estética del cine, estética de la música, estética de la danza,
estética de la arquitectura y, por qué no estética del diseño gráfico, entre
tantos otros.
Frecuentemente escuchamos la palabra estética, como sustantivo,
o estético, como adjetivo, y la inmensa mayoría de las veces carece de
valor científico, aunque su uso es tan dilatado y generalizado que es
muy difícil corregirlo, cambiarlo o sencillamente no usarlo con estos
significados incorrectos. Lo más común es utilizarla en lugar de agrada­
ble, lindo para los sentidos, algo que es producto de la preocupación

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por la aparición visual o auditiva. En este sentido se habla sobre cirugía
estética, sobre estética corporal o se dice por ejemplo"quiero arreglar la
pared del pasillo, porque así no es estético". Relacionado con eso,
aunque ya con pretensiones científicas (pseudocientíficas sería más
· correcto) podemos escuchar la increíble diferenciación entre artes
funcionales (entender que sirven para algo -sic-) y artes estéticas
(que son lindas o divertidas para los ojos u oídos, pero no sirven para
nada}. Amén de la problemática de qué es lo que sirve y para qué sirve
y qué es servir (tema desarrollado en otro capítulo), de ninguna manera
podemos separar la función y la aparición, o más sencillamente, el
contenido y la forma entre sí. No existe arte que no tenga función, de una
u otra manera, y no existe arte que no sea a su vez estético, pues no
podría existir como tal. Siempre y cuando no confundamos lo funcional
con lo funcionalista y lo estético con lo estetizante.
En cuanto a las determinaciones "vox populi", también podemos
mencionar la estética como el estudio de lo bello. Esta expresión es muy
común y no es independrenfe(Je o añfe'rTOr:auñque uno de los objetivos
-)' qe Iª S§1$tic:;ª§.§.sl_eterminar qué es lo bello y qué es lo feo. Desde ya
r podemos rechazar la reducción de la esté_ticaal estudio de lo beHo.
¡. Pues· lo bello·e-sun_�de las dos c,�t��?ríás pririéipªlesybás1_�?s iI�:Ja
,y estética. La otra es 10 feo.
K .. Pclrotra parte, este"ffórofambién dirige su investigación hacia estos
\ dos hechos, con el objetivo de conceptualizarlos.
En la creación artística, en la r�presentación artística, lo bello no
tiene más derecho de existencia que lo feo. Si partimos de g_l;J_§l_el arte
�esent�(Wi§.ª-�Lb.QIDQ�e. él st,1.�ociedad y a todo lo que es
humano, D2 podeoosJeducirlo a_lo bello. Si la estética estudiara sólo
, lo bello, te.ru;lr.íªrnQs51ueexcluir, para mencionar algunos ejemplos, la
\. g_[ntura,J1e9J:.9, dl¡l,Gqy_§-, la.obra prácticamente CO[T]f?\�ta de Bacon, la
�poesía de RimRªL.!9, etc. Es otro tema, al que volveremos, quela
,
,, historia del arte oficial, prefiere enhebrar la producción artística bella.
· De todas maneras, podríamos decir que la estética estudia o debería
estudiar lo bello y lo feo, en cuanto son motivos de la representación
artística. Otra definición es que la estética es la filosofía del arte. Esta
no es impugnable por incorrecta perolo es por su vaguedad.
Veamos entonces como podríamos acercarnos a una determinación
más compleja, más amplia, más profunda, aunque corramos el riesgo
de perder el brío de los amables y bien sonantes aforismas.
Imaginemos una metáfora: la filosofía como un árbol cuyo tronco
parte de la tierra pero sus raíces se hunden en el "humus de la vida" para
indagar, para contactar directamente con todo lo que compone la vida

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humana, ya sea lo cotidiano o lo excepcional, lo grande o lo pequeño, lo
evidente o lo oculto. Hay tLes raíces princiQa,,l�s. !lamérnoslas raíces­
madres. Una de e!las indag__a sobre 9ué es lo blJeno y qué es(()_malo, y
ésta es la raíz ética. La otra hace lo mismo sobre qué es lo verdadero y
q o�<:?, dudoso y será denominadé!.,l<5gica. La t�g��a. sobre
. -��½fo

��<:'es
qué l�-':�9_}'.'_g�é es lo feo,. y es l�_�.:3t_�ti9::i. No son estas raíces
sencillos recolectores sino que como dijimos son quienes formulan las
(Jreguntas. O sea que ya con este acto son de por sí determinantes. Pero
tampoco toman cualquier respuesta ofrecida de cualquier manera, sino
que por el contrario, eligen, elaboran, coordinan y estructuran entre sí
para trasmitirlas al tronco, es decir, para que la filosofía pueda ir
constituyendo y en ciertos casos y tiempos, sistematizando saberes.
Estas raíces, es decir la ética, la estética y la lógica, no son, ni pueden
ser eternamente constantes. Cambia la vida (humus), cambia perma­
nentemente el árbol (la manera de filosofar, de elaborar una cosmovisión,
de determinar y ser determinado). No hay �tica, °'.? hay estética y no hay
lógica etemas, metafísicas, inc�rribia51es:
-· Operan camb1os·Ínf1nitos'y' muenas veces apenas visibles o direc­
tamente invisibles, como una fuerza inversa o contraria a la voluntad
del poder, que por su lado, precisamente busca, la eternización de su
existencia, y en su acción legitimadora, la petrificación de todos sus
signos. El discurso sobre lo metafísico de la estética, ética y lógica no
es sólo constante, sino que también es fundamentalmente necesario
para él.
Lo bueno y lo malo, lo verdadero y lo falso, lo bello y lo feo son
cate arias de endientes de situaciones histórico-sociales, pertene­
derÍÍes a una parte determinada de la sociedad-y tarñoieñaé la relación
que se establece entre el sujeto y el mundo exterior, del cual forma parte;
en otros términos, de la ideología de este sujeto. Estas tres raíces
aunque tienen autonomía sobre sí mismas, no pueden sin embargo
existir una sin la otra, se interrelacionan y se interdeterminan.
El arte no puede desprenderse
ñ
de laconciencia ética, ni de la lógica,
f
en cüañtoñcci5ñsifüfrarosa esta última como una especulaciónformal
sino como la búsqueda y la constitución de la verdad tan compleja y tan
incierta.
La estética es una ciencia humanística y social. Si queremos enten­
der o explicar los fenómenos artísticos, debemos ubicarlos en el siste­
ma de que forman parte o del que están marginados. "La excepción
, confirma la regla", frase confusa y vaga, sirve para legitimar la debilidad
de la regLª-(totalidad, estructura institucionaliz'aéfá�sístema). La excep­
\,.ci6nprecisamente no confirma la regla, sino que demuestra su

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obsolescenda. fil�OY�Qi_g_ª§. �ªªº.!ªs· e.><s:§?9oneS ,._Q\d_eS sóJ.9--ª.!,�vés j
de ��-���:i.'.'.:. P.°-d�m�� ..e_íl?,
- ! _ var un �1�tern:3:, �egla o estructura existente.
El sistema, en cuafqu1era de sus esfaBos (formativo, en apogeo 0
fi¡
decadente) se manifiesta a la vez en un modo característico de vida, de
signos que adquieren expresiones propias, en formas características
de la actividad teórica.
Al mismo tiempo, contradictoriamente, estos mismos fenómenos
encierran, dentro de sí mismos, con distinta intensidad y visibilidad,
condiciones antagónicas al propio sistema. Por ello, los mismos hechos
que constituyen el sistema, participan en la conformación de uno nuevo,
todavía abierto e incompleto, en permanente y, en general, inseguro
movimiento. L¡(creación artística es pr9,c,t1Jctp de J¿Q__QJundo y es
expresante de un sujeto, pero t_ambién es funga�Or.:s��.,,2r, generador
del mundo, de la reformulación del sujeto, de nuevas verdades y la
· posibilidad de poder superar verdades agotadas en sí. Todo esto como
proceso cognoscitivo.
Las ciencias humanísticas en su interacción, dirigen su mirada hacia
el hombre como ser social y ser individual, en su generalidad y en su
particularidad, en corte diacrónico y en corte sincrónico. _fil..e_éip_E:!I//
��E��í!l,c:;Q_tj�_Iª �E>_t�tic:;a, dentro de ellas, es ��-t'.:����� C�.?.Ci�n-�r:1!re q
__ _e!_p_ef!�l¿l]l estructurado (o en desestructuración o en reestructuración)/ '
g§_t,1_n, g_eJ�rmipªc:lp_r:r:igr_:ri�nto, en un detElrminado
_ co_nt(:)xto y Sl!_ p_e9_c:l_uc- · ¡
c:::lóo..ar.tística. La estética estudia el arte comofeñomeno expresante de
una relación entre sujeto y objeto.
Hasta hace poco, la estética tradicional y oficializada consideraba
que el derecho de existencia de la obra de arte es ser más o menos inútil;
en el mejor de los casos consideraba con Kant que lo bello es lo que
gusta sin interés, que no satisface_necesidades inmediatas: Péro:-como
veremos más adelante, j�.9brádea{te"si�mpré'sálisfáce necesidades,
aunque de muy variada índole y ·de muy variada envergadüra. Poíofro
lado, cualquier fenómeno de la vida individual o social puede ser
representado; cómo se lo hace, qué compromiso se toma y qué objeti­
vos se propone, es ya lo que determina la ideología del creador.
Es muy recurrente el hecho de confundir la estética con otra discipli­
na o directamente diluirla en otra área científica. La división de trabajo o,
dicho de otra manera, el recorte de un área científica necesario para
desglosar las diversas disciplinas de la ciencia, llega a ser manipulativo
y convierte esta separación de las disciplinas en barreras ontológicas
dentro de la realidad. Para traer un ejemplo, mencionaré el caso de las
especialidades médicas o los remedios y sus efectos. Frente a ello se
necesita un constante interfluir, una constante interacción entre las

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distintas disciplinas, para mantener, al mismo tiempo, su personalidad.
La interinvasión de áreas puede causar la eliminación de la personali­
dad del campo de investigación de una determinada disciplina. Es
fundamental la multiplicidad de rasgos, entre los cuales algunos son
comunes a determinadas disciplinas, otros precisamente, al contrario,
los separan, marcan la diferencia y la personalidad del área.
Debemos reconocer dos solicitantes: uno, la totalidad solidaria de
las diversas disciplinas y otro, al mismo tiempo, el delineamiento claro
y científico de las áreas concretas de cada disciplina.
La articulación de estas dos necesidades permite definir con clari­
dad el programa de nuestra actividad teórica e intelectual, con la
generación de acciones externas, con desarrollo interno de cada disci­
plina. Con eso es posible enfrentar e incluso impedir aquella falsa
diferenciación manipulativa y tan característica de la actitud científica
del positivismo, y ofrecer ayuda a todos los intentos que aspiren a
resolver seriamente un problema ontológico.
No es casual que el neopositivismo acuda en auxilio de un tal
subjetivismo ilusionista, precisamente mediante su negación de la
existencia de los problemas ontológicos. Ejemplo para ello, entre otros,
el neomisticismo, con el éxtasis convulsivo, el neonomadismo, el
neoexotismo o más concretamente, la tumultuosa proliferación de las
más diversas sectas.
Sólo reconociendo nuestra singularidad, en las posibilidades y en
las necesidades, podemos generar nuestra identidad, ya sea en el
sistema socio-económico, ya en las áreas intelectuales, teóricas y
creativas. Con .este proceso llegamos a dejar de ser parasitarios de
otras estructurás y podemos ofrecer experiencias a lo universal. Ejem­
plo de esta posibilidad brinda la novelística latinoamericana de la
segunda mitad del siglo XX.
La teorización de nuestras experiencias forma el camino hacia el
pensum propiamente nuestro y hacia la creativicfad que representa
nuestra realidad con su lenguaje propio y adecuado. Y sólo esta
conducta creativa podrá hacernos posible que dejemos de ser meros y
pasivos reflejos de la realidad, y convertirnos, mediante esta búsqueda
cognoscitiva, en generadores de nuevas realidades individuales y
sociales.
La demanda social de actuar uniformemente dentro de los más
diversos complejos de la vida social puede trampear y obturar este
objetivo, puesto que, al obedecer a esta demanda, el hombre se ve
obligado a reproducir en su propia vida el modelo previamente
constituído. También en este sentido se percibe una escala ontológica.

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La honestidad de un creador o de un intelectual no reside en
reproducir la igualdad no existente, sino en descubrir lo diferente, y en
lo diferente, lo general. La honradez de un pensador empieza cuando se
vy_elve contr��_!:!_propJg_Q§.0.fü�..wLe.JJlQ.Y_!?L)_c;:k,rto n.:igdo se duele deél.
Dice Nietzsche: "Se necesita fuerza y movilidad 1::1ara asirse a un sistema
[6:completo, con perspectivas libre._� . abiertas·. más que paraaslrseaUn
�átLco". Al teórico, al profesional, al intelectual, debe-rñ\ere­
sar la paradoja de la empresa de decir, por medio del concepto, lo que
no se puede decir por categorías de pensamiento ya dichas.
Las áreas teóricas, y entre ellas la estética, deben encaminarse
hacia esta dirección, para que como objetivo final, la tarea práctica (en
nuestro caso, el diseño), pueda expresar a través de la forma este nuevo
contenido; generar un nuevo lenguaje que sea capaz de fijar simultá­
neamente los conceptos y de variarlos por medio del valor que les
proporciona.
Ante una actitud tautológica, la estética moderna debe generar,
desde su área específica L una constante y permanentemente refor"mui8'.'da
actitud analítica frente a la o ··inión establecTaa y anquilosadaen el
corpus intelectual social, frente a lo impuestoy reproduc::ido infinitamen­
te, frente a lo estático, al cliché. Este procesocognoscitivo genera una
nueva y reflexiva coricfenciayconstituye un nuevo saber, permitiendo
salir de la subjetividad inmediata e integrar, en su radio de conocimien­
to, la alteridad. Con ello se reestructura el sujeto cognoscente, generan­
do nuevas categorías de pensamientos y conceptos. Estas categorías o
determinaciones conceptuales no pueden tener como objetivo recono­
cer una verdad anterior, ya existente, sino que deben tener la finalidad
generadora, para no decir genética, de nuevos conocimientos, nuevas
posibilidades y nuevas responsabilidades, nuevas inquietudes, nuevas
curiosidades.

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