Sie sind auf Seite 1von 6

Breve introducción a la teoría del

software y el hardware.
Como herramienta de análisis del
comportamiento humano propongo considerar a
la cultura como un sistema operativo y al mundo
material que lo circunda como un hardware.

Software
El hombre nace inmerso en una cultura
determinada, con su particular sistema de
creencias, histórico, contingente. O sea que estos
complejos sistema culturales que opera para
poder interactuar con sus pares y el universo es
variado alrededor de todo el globo terrestre, y a
través de la historia humana, como bien pudo
observar la antropología entre otras ciencias. Por
lo tanto se debería considerar “software” al
lenguaje, como también a todos aquellos
conocimientos culturales que cada individuo
aprehende, y a todo a eso a lo que cada cual
dedica y le da sentido a su vida. El software,
como el lenguaje, entonces es modificado por el
ser humano en la personalización (o instalación)
que cada individuo hace de este, con su estilo
particular, marcado por distintas variables. Toda
la trama cultural podría ser considerada parte de
distintos softwares, que hacen del hombre un ser
inmerso en interfaces culturales.

Hardware
Los condicionantes del mundo material que
interactúan con el hombre como también su
propio cuerpo serían, bajo esta lógica, el
“hardware”. ​Y aquí surge la compleja decisión de considerar a la
inteligencia artificial como software o hardware. En esta teoría se
suscribe a la idea de que la mente trasciende la materia y tiene la
capacidad de transformarla. Las implicancias de estas aseveraciones
me llevan a considerar a la tecnología como la amalgama del
software y hardware.

Para comprender el hardware es que trataremos


de exponer los limitantes de la materia a la
mente.
El primero es el cuerpo, la neurociencia más y
más está demostrando cómo determinadas
reacciones del ser humano tienen un correlato
perfectamente entendible desde una
fenomenología material dentro del cerebro:
ciertos líquidos, flujos, reacciones químicas,
impulsos eléctricos y nerviosos, explican el
funcionamiento del CPU de la máquina biológica.
Si se considera que cada cerebro humano no es
exactamente igual a otro, ni funciona igual, desde
un elemento congénito (pero también cultural) se
entenderá por qué no hay dos individuos iguales
en pensar y sentir, aunque, desde una hipotética
situación de laboratorio, tuvieran exactamente la
misma irradiación cultural .
No obstante, el cerebro, por importante que
pueda ser considerado en nuestra conducta, no
es el único órgano que la fundamenta: por ej., los
cardíacos tienen propensión a ser más sensibles y
al llanto, o los que tienen un hígado dañado a
tener sueño, según podemos extraer de algunos
datos que nos aportan las ciencias médicas.
Por su parte, el concepto de inconsciente que
propone la psicología es explicativo de que no
somos estrictamente nuestro propio cuerpo, o su
dominio. La máquina funciona con un código del
cual sólo podemos tomar nota sesgada tras
muchas sesiones, y la vida se podría considerar
una experiencia de acción-reacción sin que
seamos conscientes de las verdaderas
motivaciones de nuestras performances en el día
a día. Así el destino se torna sorpresivo, o no tan
evidente ni inteligible.
Claramente, estamos dentro de cuerpos que nos
determinan, pero que a su vez transformamos
por la cultura en un constante interjuego de
software y hardware. Y lo hacemos leyendo, o
escuchando música ( lo cual genera todo un
sistema de redes neuronales que se suman así a
las labores de nuestra maquinaria biológica); o
con determinadas elecciones y hábitos
orgánicos, como qué comer, qué beber, cuántas
horas dormir, o si nos drogamos o no (l​ egal o
ilegalmente, sería lo mismo en esta lógica del hardware ya
que la ley o la moral son ajenas a ella y pertenecientes al
ámbito del software​), y alteramos así la estructura de
nuestro cuerpo y cerebro de una forma concreta .
O también por hábitos de la moda: cómo
vestirnos (p​ or ej​.s​ e puede modificar nuestro cuerpo con
determinado calzado y, al repercutir en él, se influencia en
la forma en que personalizamos la cultura​), etc.
Bajo el
prisma del hardware es que cuentan para el
estudio nuestras experiencias corporales,
corpóreas, naturales (o con la naturaleza toda), y
aquellas universales e intra/interdimensionales;
para complementar al software y aproximarse al
intento de un análisis holístico del ser humano.
Sin embargo, dada lo inabarcable de un estudio
tal, no podemos más que remitirnos, por el
momento, al saber acumulado de las ciencias
llamadas “blandas” a la hora de entender el
software, y las “duras” en el caso del hardware.
Cabe aclarar que esta teoría no desdeña otros
saberes por fuera de las ciencias y que pueden
aportar un saber aún socialmente no tan
aceptado.
Esta breve reseña sólo pretendió presentar
ambas lógicas. Sin más, muchas gracias por la
lectura.

Das könnte Ihnen auch gefallen