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Abstract
SECCIÓN I
Pese a lo anterior, en el Digesto existen pasajes que permiten un pacto sobre bien
común entronizado en propiedades divisas e independientes. En primer lugar, Papiniano
establece:
El que tenía dos casas cubiertas con el mismo techado, las legó ambas a
diferentes personas; dije, porque me parecía lo más cierto que el techo
pudiera ser de los dos, de suerte que ciertas partes del mismo fuesen
privativas de cada uno (Dig. XLIII, 2, 36).
En tercer lugar, en Italia el Código Civil de 1942 en sus artículos 1117 a 1139
regula el llamado condominio (Nader, 2002). Así pues, el condominio de los edificios
nace de la adquisición separada por parte de diversos sujetos de pisos, departamentos
o locales que orgánicamente forman parte de un único o de un grupo de edificios que
tiene partes comunes (Nader, 2002).
SECCIÓN II
Sin embargo, la recién adoptada ley 182 traería complicaciones entre los distintos
propietarios de este tipo de bienes, ya que el texto de la norma suponía la creación de
una sociedad dirigida a administrar los bienes comunes del sitio donde habitaban. Lo
anterior fue problemático en la medida que se presentaban conflictos al respecto de la
convivencia entre los copropietarios del edificio debido las situaciones que no estaban
contempladas por la misma ley. También, se originaron diversas disputas basadas en lo
establecido para la comunidad ordinaria frente al poder absoluto de los dueños sobre su
propiedad, tratando de imponerse unos sobre otros en virtud de su dominio. Además, no
había claridad procesal frente a correcto tratamiento de esta propiedad al interior del
trafico jurídico inmobiliario, lo que produjo errores dogmáticos admisibles ante los
funcionarios de registro y notariado, entre otros problemas más (Velásquez, 2012). Por
lo tanto, fue necesario que con el transcurso de los años se desarrollara una regulación
que regiría todo lo relativo a la propiedad horizontal.
Así pues, la primera norma que se dicta luego de la expedición de la ley 182 de
1948 es el Decreto Reglamentario 1335 de 1959. Este decreto destaca por ser el primero
en exigir licencia de construcción y otros requisitos urbanísticos para los inmuebles bajo
el régimen de propiedad horizontal. La inserción de estos requisitos motivó a que los
propietarios, a la hora de construir o hacer mejoras en sus viviendas, tuvieran unos
patrones organizacionales establecidos evitando el establecimiento de construcciones
informales. A su vez, con esta norma se adjudicó la labor de dar trámite de estos
permisos de construcción a las alcaldías de cada ciudad o municipio para que fueran
estos quienes tuvieran control sobre este tipo de actos.
Finalmente, si bien existen más normas que regulan esta modalidad de propiedad,
las leyes y decretos mencionados son los principales y más trascendentales que han
ocupado la historia de la propiedad horizontal en Colombia.
El edificio es definido según la RAE como: “construcción fija, hecha con materiales
resistentes, para habitación humana o para otros usos” otros autores lo definen como
“toda obra o construcción ejecutada en pro al hombre mediante la unión de materiales y
adherida al suelo permanentemente” (Alessandri y Somarriva, 1982). En ese sentido, es
importante establecer este concepto para entender el punto en que un edifico es
considerado propiedad horizontal. A pesar de que estos conceptos se acercan a la
definición de edificio que hace referencia la propiedad horizontal, esta tiene ciertas
singularidades. La ley 675 del 2001 establece que un edifico es “Construcción de uno o
varios pisos levantados sobre un lote o terreno, cuya estructura comprende un numero
plural de unidades independientes, aptas para ser usadas de acuerdo con si destino
natural o convencional, además de áreas y servicios de uso y utilidad general. Una vez
sometido al régimen de propiedad horizontal, se conforma por bienes privados o de
dominio particular y por bienes comunes” (Art 3). Así, según lo anterior, habrá terrenos
que pueden someterse a propiedad horizontal sin edifico, pero nunca habrá edificios que
puedan someterse a propiedad horizontal sin terreno. Lo anterior debido al caso de las
parcelaciones, donde la palabra inmueble es la suma tanto del área construida de un
terreno, como la no construida. En ese sentido, los terrenos que son objeto de
parcelaciones pueden someterse a un régimen de propiedad horizontal sin necesidad de
construcción de edificios, sino solamente con la parcelación del terreno.
La ley 675 de 2001 menciona a los bienes comunes como aquellos en los que
cada copropietario tiene una parte indivisa de dominio. En ese sentido, es importante
aclarar que esta ley descarta la titularidad o propiedad de los bienes comunes sobre la
persona jurídica. Así el artículo 3° de la ley 675 de 2001 define bienes comunes como”
Partes del edificio o conjunto sometido al régimen de propiedad horizontal pertenecientes
en proindiviso a todos los propietarios de bienes privados, que por su naturaleza o
destinación permiten o facilitan la existencia, estabilidad, funcionamiento, conservación,
seguridad, uso, goce o explotación de los bienes de dominio particular.” Así mismo, el
artículo 19 de esta misma ley se complementa afirmando que los bienes comunes: “son
indivisibles y, mientras conserven su carácter de bienes comunes, son inalienables e
inembargables en forma separada de los bienes privados, no siendo objeto de impuesto
alguno en forma separada de aquello.”
Bienes comunes de carácter general: Esta clasificación surge a partir del caso
específico en la reconstrucción de un edifico dentro de un conjunto inmobiliario. En ese
sentido, si uno de los edificios que hace parte del conjunto o una etapa se destruye, tiene
el derecho de ordenar su reconstrucción sin la autorización de la asamblea general. En
ese sentido, son bienes comunes de carácter general los que cuyo uso y goce
corresponden a la totalidad de los propietarios de un conjunto. Así, si un bien común
llegare a estar defectuoso, la reparación de este correrá por cuenta de todos los
propietarios del conjunto. (Numeral 2°, artículo 13, Ley 675 de 2001)
3.1 Bibliografía
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Barcelona: Bosch Casa Editorial.