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POLÍTICA EDUCATIVA DE GOBIERNO

Acciones estratégicas
• Recuperación de la confianza ciudadana para ejercer su derecho a la denuncia y
resiliencia ante su victimización.

• Promoción de la organización comunitaria para la prevención del delito en


observancia de los marcos legales.

• Política activa de seguridad que considere la resiliencia, mitigación, prevención,


control, disuasión, judicialización, resocialización y no revictimización.

• Mecanismos de coordinación agiles entre el sector justicia, el Ministerio de

Gobernación y el Sistema Penitenciario.

• Fortalecimiento del Organismo Judicial, Ministerio Público, Defensa Pública


Penal,

INACIF, Sistema Penitenciario y las fuerzas de seguridad.

• Aumento, modernización y control de los centros carcelarios, especialmente el


control de las redes delictivas; así también, medidas de reinserción social
diferenciado para los jóvenes en conflicto con la Ley penal.

Garantizar el acceso a una justicia pronta y cumplida, así como del


cumplimiento de la ley, impulsando la cobertura nacional de las instituciones
de justicia.

La violencia, la inseguridad y la falta de justicia constituyen un obstáculo al


desarrollo, a la inversión y al crecimiento económico, y amenaza la débil
democracia que tenemos, poniendo en duda la capacidad del Estado para
mantener la gobernabilidad.

En este sentido, será necesario promover mecanismos de coordinación, y de


apoyo presupuestario a las entidades responsables de ejercer justicia no solo con
la finalidad de aumentar la densidad del Estado sino también de proveer la
atención adecuada a las demandas sociales. Así también, se promoverán
procesos que permitan la efectividad de las políticas de criminalidad del Estado y
estrategias para el control de los centros carcelarios y redes delictivas.
Acciones estratégicas

• Implementación de la carrera judicial y el respeto de la independencia judicial.

• Aumentar los recursos presupuestaria del Organismo Judicial y el MP.

• Garantizar la autonomía y la seguridad de los fiscales en el desempeño de sus


funciones.

• Implementación de procesos estratégicos de coordinación con el MP para la


implementación efectiva de las políticas de criminalidad de Estado, así como con
otros actores clave. (Defensa Pública Penal, INACIF).

• Promover la separación de funciones entre la Corte Suprema de Justicia y otras


estructuras de poder judicial como la rama administrativa y el Consejo de la
Carrera Judicial.

• Regular la demanda de armas por parte de la ciudadanía, así como contar con
un control efectivo y seguro de la adquisición de las mismas.

• Aumento, modernización y control de los centros carcelarios, especialmente de


redes delictivas.
POLÍTICA EDUCATIVA DEL ESTADO

Me propongo en el presente trabajo hacer un análisis de la relación entre el


Estado y el proceso político y administrativo de la formulación y efecto de las
políticas educativas, desde la perspectiva de la sociología y con referencia a la
situación venezolana. La tesis a presentar sugiere que solamente en un Estado
democrático y de características pluralistas y de participación, entre ellas las
educativas, ´estas se traducen en un mejoramiento de la eficiencia social. Del
mismo modo espero defender la propuesta según la cual solamente el Estado está
en condiciones de garantizar que se produzcan equilibrios sociales que impidan a
grupos dominantes anular las necesarias transacciones que hacen posible que
todos los individuos de una sociedad reciban una cuota de participación social tal
que no vulnere sus derechos humanos y sociales.

En relación con lo anterior es mi intención argumentar que el estado venezolano


muestra tendencias autoritarias y de alta desigualdad en la distribución social de
los beneficios, caso en el cual se podrá entrar en una discusión acerca de si no ha
existido en la sociedad venezolana un proceso intenso de cooptación, mediante el
cual unos intereses se imponen a otros y generan una disminución en la
posibilidad de una justicia social distributiva, que permita a todos recibir una
porción mínima de la riqueza social. Procuraremos comentar con alguna extensión
la tesis según la cual el Estado venezolano es cada vez menos social en la
formulación de sus políticas básicas, y cómo se impone en los patrones de
gobierno un distanciamiento cada vez mayor entre gobernantes y gobernados,
separación de donde surgen los efectos negativos del personalismo, la corrupción
administrativa, la prepotencia de un sistema de gobierno en donde los controles
sociales que establezcan la legitimidad del Estado se observan vulnerados, a
menudo.

En otras palabras, el Estado venezolano pierde espacio público y entra en un


contubernio a través del cual el espacio privado tiende a llenar ese vacío,
creándose así una situación en donde las políticas públicas se dirigen hacia
grupos específicos y dentro de la retórica inútil y fútil de la democracia de partidos,
mientras que existe un sector que asume su propio proyecto social: el sector
privado, que se organiza a través de sus propios intereses y elabora un complejo
modulo organizacional, que aprovecha de la plusvalía social del estado, para
amparar esos intereses que le son propios al sector privado.

Es decir, en Venezuela ocurre un proceso de des-estatización, de privatización,


que explica la naturaleza de las políticas sociales del estado venezolano. Todo lo
anterior dentro de un esquema social que asemeja el argumento de Tomas Moro,
según quien “. . . estimo que donde quiera que exista la propiedad privada y se
mida todo por el dinero, será difícil lograr que el estado obre justa y
acertadamente, a no ser que pienses que es obrar con justicia el permitir que lo
mejor vaya a parar a manos de los peores, y que se vive felizmente allí donde todo
se halla repartido entre unos pocos que, mientras los demás padecen de miseria,
disfrutan de la mayor prosperidad”. Por ello, parte de nuestras ideas se refieren a
una sociedad de prosperidad y de miseria, estancos paralelos, que generan un
estado cuyas políticas, específicamente las de orden social, se hallan cooptadas
por los intereses dominantes, en un complejo proceso de negociación política que
posee mecanismos intrínsecos sumamente efectivos para mantener la estabilidad
del sistema social. El sistema educativo, como veremos, no escapa a esa
dicotomía de prosperidad y miseria y, en consecuencia, no es posible juicio alguno
acerca del comportamiento de dicho sistema que no se inicie en esa dualidad
social de lo público y de lo privado y con la existencia de un estado que se
desdobla según los intereses de la masa y de la ´elite, combinando un interesante
discurso

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