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EL RENACIMIENTO, LA COCINA

HECHA ARTE
2011.01.24
Publicada en: REVISTA AVIANCA

La última cena, Leonardo Da vinci


Artículo que escribí para la revista Avianca, Diciembre 2010
Aportes a las artes gastronómicas en uno de los períodos más creativos de
la historia de la humanidad.
Fue en Italia, durante los siglos XIV y XV, que se dio uno de los momentos de mayor
esplendor creativo durante un período conocido como el Renacimiento, llamado de esa
manera, para destacar cómo –después de largos años de introspección y teocentrismo-
el hombre volvía a ser el eje de todo. Arquitectos, escultores, pintores y músicos
plasmaron la ostentación y el lujo artístico de la época, y lo propio sucedió en el ámbito
culinario. Uno a uno, los elegidos eran llamados a la hora de ofrecer grandes banquetes
para el deleite de los mecenas.
Conocido como la edad moderna, el Renacimiento fue el despertar a una cocina de
lujos, excesos, y fastuosos banquetes. La mente gastronómica así como la política, la
intelectual y la artística estaban abiertas a las influencias de otras culturas bien fueran
aliadas o enemigas. La cocina de los ricos se acercó más a la cocina de los pobres y los
aristócratas de la época empezaron a consumir los ingredientes comunes como las
verduras y cereales. Según dice la leyenda el rey Enrique IV, pretendía implantar una
política de “meter un pollo en la olla” de cada campesino. Era un rey de gustos sencillos
y tradicionales, que buscaba acercarse a su pueblo.
LOS MEDICI, AMANTES DE LA BUENA MESA
A la familia Médici, especialmente a Catalina de Médici, se le debe buena parte de la
innovación gastronómica del Renacimiento. Ella, no solamente llegó a Francia con su
equipo de cocineros sino que entre su equipaje traía un nuevo descubrimiento para los
franceses, el tenedor.
De los festines de la época, bien podemos rescatar algunos apartes de los
famososbanquetes ofrecidos por la familia Médici:
Lugar: Roma, Plaza del Capitolio
Invitados: 20 personas sentadas en la misma mesa, la cual se ubicaba alrededor de
graderías, donde el pueblo presenciaba la comilona.
Al llegar a su puesto cada invitado encontraba una servilleta de fina tela, con pajaritos
vivos envueltos, que volaban sobre la mesa al ser desdoblada, luego de lavarse las
manos con aguas perfumadas. Para abrir el apetito los criados servían pasteles de
piñones, mazapanes, bizcochuelos, higos y vino moscatel. En el primer servicio en
grandes bandejas, se ofrecían codornices y tórtolas asadas, perdices a la manera
catalana, tortas, gallos y cisnes cocinados y revestidos en sus plumas, trozos de pan,
patés, y cordero estofado y también revestido en su piel, el cual era ubicado en el
centro de la mesa como si aun estuviera vivo. La interminable lista de viandas ofrecida
en los demás servicios, sorprendía por el despliegue de abundancia y detalles a la hora
de decorar cada plato. Faisanes, vaca hervida con mostaza, capones recubiertos en oro,
manjar blanco, cabra a la salsa verde. Un total de 13 servicios, llenos de magia y
afectos. Banquetes que duraban horas y terminaban con dulces manjares, confituras,
frutas almibaradas, todo esto bañado con vinos de diferentes procedencias. Al final
sobre una bandeja de oro, pasaban palillos perfumados con menta y jazmín.
La mezcla de comida y espectáculo procedía de la edad media, pero en el Renacimiento
italiano se perpetúa y exagera.
LA FIGURA DEL COCINERO
Del mismo modo que la mesa iba tomando importancia, el papel social del cocinero era
cada vez mayor. Bartolomeo Scappi, conocido también como “Platina”, cocinero
privado del papa PioV, y autor de una de las obras más importantes de la época El Arte
de Cocinar, dedica un capítulo a resaltar las cualidades de un chef. Este debe ser
dotado tanto en conocimientos técnicos, como ser experto en la selección de
ingredientes, gran conocedor de los diferentes tipos de carnes y pescados, un maestro
en los métodos de cocción, así como en la correcta conservación de todos los alimentos.
En cuanto a su personalidad debe ser rápido, creativo, modesto y paciente, debe
anteponer el beneficio del patrón antes que el suyo propio. Y muy importante, debe ser
persona aseada y saber agradar a todos con amabilidad.
En su obra, Platina, describe también,la importancia del control de calidad de los
ingredientes a la hora de crear un plato. Recomienda la mejor forma de escoger el
aceite de oliva, la manteca de cerdo, los quesos frescos y salados, los salchichones y
tocino, así como las aves, la calidad del azúcar y la miel, las frutas frescas y secas,
además de las especias como la canela, el clavo, el jengibre, la nuez moscada y el
azafrán.
LA VERDADERA REVOLUCIÓN GASTRONÓMICA
Los viajes de los conquistadores, llenaron a Europa de ingredientes, alimentos, y
prácticas culinarias. Asia, África, y América, fueron importantes en el aporte a la
gastronomía Universal. Muchos de los ingredientes que son tan comunes en las mesas
europeas hoy, eran impensables en ese entonces. Las papas, el tomate, el maíz,
llegaron a Europa en el siglo XVI, pero no fueron usados sino muchos años después. La
famosas y atomatadas salsas para pastas no fueron comunes en Italia sino hasta la
década de 1830. Fue un largo proceso para que estos nuevos ingredientes traídos del
Nuevo Mundo, tuvieran aceptación en el Viejo Mundo. El chocolate en cambio entró y
fue utilizado como pócima medicinal por los galenos. Con el ingreso de estos nuevos
ingredientes surge un cambio en el uso de los de siempre, como el azúcar, que en ese
entonces era un condimento. La distancia entre lo dulce y lo salado comenzó a sentirse,
ya no más salsas agridulces y especiadas para acompañar las carnes. Surge la creación
de los postres y la pastelería dulce, especialmente en Francia.
LEONARDO DAVINCI
Para terminar es importante destacar el rol culinario de uno de los grandes genios
renacentistas, por demás gran aficionado al arte de la cocina. Entre sus aportes
gastronómicos encontramos: el uso de las servilletas, la mejor presentación de los
platos al momento de servirlos, diferentes diseños para molinillos de pimienta, y bellas
formas de plegar las servilletas en forma de aves o flores. Se dice que él fue el creador
de la nouvelle cuisine.
El Renacimiento fue el despertar a una nueva gastronomía, a un intercambio cultural
de sabores y saberes que aún hoy en día forman parte de nuestro menú diario. Al
Renacimiento le debemos que la comida fuera concebida como el arte del buen comer y
del buen beber.
“La Edad Media fue la era de los estofados condimentados, el Renacimiento lo será de
las golosinas” Jean-Francois Revel”
Alimentos y recetas durante el renacimiento

http://www.elcondimentariodemargarita.com/2011/01/el-renacimiento-la-cocina-hecha-arte/

Pasó a la historia por su personalidad arrolladora, como el arquetipo de la reina calculadora y


despiadada, según muchos de sus biógrafos, pero también por haber sido promotora principalísima de
la primera revolución culinaria que sentó las bases de la renombrada gastronomía francesa.

Nació princesa de Florencia, hija del duque de Urbino, el gran Lorenzo II de Médici, y de Magdalena de
la Tour, condesa de Boulogne. Pero quedó huérfana desde la cuna y quedó al cuidado de su tío, el
cardenal Julio de Médici, futuro papa Clemente VII. Este concertó el matrimonio de Catalina, de 14
años, con el segundo hijo del rey de Francia. No estaba destinada a ser reina, pero igualmente su boda
se celebró con gran fasto en Marsella, el 28 de octubre de 1533. Hubo un torneo de caballeros y luego
un enorme banquete seguido por un baile de disfraces; Catalina, que no era muy agraciada, se
enamoró enseguida de su esposo, de su misma edad.
Catalina poseía una de las dotes más ricas y apetecibles de toda Europa, y las arcas francesas estaban
en ese momento casi vacías. A su llegada a París, lo hizo acompañada por un imponente séquito con
más de cien damas de honor, numerosos artistas y también cocineros italianos a su servicio, causando
una verdadera sensación en la corte.
Sin embargo, los primeros once años de su matrimonio no pudo tener hijos y tuvo que soportar el

desprecio de su esposo, a quien ella tanto amaba, que tenía numerosas amantes e incluso una hija
extramatrimonial a la que reconoció públicamente. Se dice que Catalina obtuvo del famoso médico
alquimista Michel de Nostradamus una poción con la que logró concebir. Así, fue la madre prodigiosa
de diez hijos, tres de los cuales fueron reyes de Francia y dos, reinas consortes.
Cuando en 1547 su esposo se convierte en Enrique II rey de Francia, comienza una época de esplendor
en la corte. Antes de su llegada a París, no se conocía siquiera el tenedor, que ella aportó tras haberlo
conocido por mercaderes venecianos que lo trajeron de la refinada corte de Constantinopla. Introdujo
también el gusto por la pasta, en sus mil formas y presentaciones, las alcachofas (alcauciles) que eran
célebres en la cocina veneciana, las espinacas, servidas "a la florentina" y de allí que algunos
consideran que sus cocineros fueron los auténticos creadores de la salsa blanca (o salsa Bechamel), ya
que este plato se sirve con una salsa hecha con leche, harina y manteca. Igualmente, a ella se debe la
llegada del helado a la corte de Francia, que se tomaba como postre, y una infinidad de golosinas y
dulcería, así como el empleo de aguardientes y licores como ingredientes culinarios. Pero su mayor
aporte a la gastronomía gala fue el uso del aceite de oliva, que Catalina trajo de la Toscana. Hay
algunos autores que enumeran una serie de platos que hoy son tenidos por franceses y que datarían de
esta época: el pato a la naranja, el pollo al vino, el consomé, el faisán a las uvas, el vol-au-vent y los
hojaldres, entre otros.
Otros aportes de Catalina al lujo de los famosos banquetes que celebraba en el palacio de
Fontainebleau fueron la costumbre de adornar las mesas con arreglos florales y que los caballeros
compartieran el mantel y las viandas con las damas. En esa época había una cocina espléndida,
elaborada con gran diversidad de materias primas: fundamentalmente carne de carnero, excelentes
aves, buenos pescados en aquellos lugares donde era posible obtenerlos frescos, y aun brillantes platos
hechos con los pescados secos o cecinas. A todo esto, las especias alegraban la comida, se utilizaban
para mejorar sabores y atenuar los malos olores producidos por alimentos en mal estado, pero
también eran útiles para conservas de carnes y frutas y en la preparación de adobos junto con la miel,
los agrios, las frutas y multitud de hierbas aromáticas, lo que unido a la gran cantidad de técnicas que
se conocían, posibilitaban que la cocina fuera ciertamente apasionante.
Catalina de Médici, reina de Francia, no solo fue una hábil conductora de la política europea a la
muerte de su esposo, sino también una refinada gourmet, tanto así que algunos la consideran la
verdadera fundadora de la gastronomía francesa. También influenció en otros aspectos de la vida social
francesa; modernizó la ropa interior femenina, dándole un toque sexy con atrevidos corsés para lograr
la "cintura de avispa", y diseñó ropa especial llamada "amazone" para que las mujeres pudieran montar
a caballo con mayor comodidad a horcajadas. Murió en su cama, a los 69 años, de causas naturales.

http://www.abc.com.py/articulos/catalina-de-medici-1519--1589-380935.html

Catalina, en el principio
Por Manolo Mendez (ma.mendez@telefonica.net)
22/10/2014@11:21:24 GMT+1
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Hace unos días -el pasado 5 de enero- se cumplió el 421 aniversario de la muerte de una de las
mujeres de influencia más capital en el devenir del hecho gastronómico, en lo que hace a su
faceta de excelencia sibarita tal y como hoy la entendemos.

No es, claro está, que antes de tal fecha no se comiera con regusto y lujo. Los patricios romanos fueron
expertos en ello; pero luego todo se fue al traste con los años oscuros y groseros del medievo, donde
todo refinamiento pareció perdido y olvidado... hasta que llegó Catalina. Catalina de Médicis.

Nieta del gran Lorenzo El Magnífico, no estaba destinada a ser reina, pero lo fue, de Francia, en tanto
que esposa del segundo hijo 'de Francisco I, que reinó bajo el nombre de Enrique II, el último Valois.
Catalina, que al fin fue madre de tres reyes y de dos reinas, una de ellas Isabel de Valois, tercera
esposa de nuestro Felipe II, pasó a la
historia por su personalidad arrolladora, como el arquetipo de reina calculadora y despiadada, según
muchos de sus biógrafos, pero también por haber sido promotora principalísima de la primera revolución
culinaria que sentó las bases del dominio que, en lo gastronómico, ejerció Francia desde entonces y
hasta nuestros días.

Enumerar siquiera todas las aportaciones capitales que auspició Catalina en los fogones palaciegos de
la Corte de Francia llenaría, sin alcanzar a completarse, las pocas líneas que disponemos. Digamos tan
sólo que antes de su llegada a Paris, en la capital del Sena no conocían siquiera el tenedor, que ella
aportó tras haberlo conocido por mercaderes venecianos que lo trajeron desde la refinada Corte de
Constantinopla. Dicho lo cual, queda también apuntado que en aquellos años finales del Renacimiento,
la mayor sofisticación en el arte del comer y el cocinar tenía como sobresalientes lugares de ensayo las
mesas florentinas y venecianas. Y esa fue la gran aportación de Catalina de Médicis, como indiscutible
introductora del refinamiento culinario que tanta proyección y dividendos ha aportado a nuestros vecinos
galos. Y no sólo en cuanto a la cocina, sino en todo lo que hace al lujo y a lo que hoy llamaríamos "la
moda".

A ella se atribuye también el uso generalizado del perfume en la mujer, la moda de la "cintura de
avispa", el ballet cortesano y palaciego, y hasta el aprecio por los jardines y las alamedas. Cuando llegó
a Paris, según se cuenta, con apenas quince años, lo hizo acompañada por un imponente séquito de
artistas, y también de cocineros, en los que se apoyó para sorprender continuamente a la corte
francesa, descubriéndoles, por ejemplo, la pasta, en sus mil formas y presentaciones, pero también las
alcachofas, que eran célebres en la cocina veneciana, o las espinacas, servidas "a la florentina", que
hicieron época y crearon escuela.

Igualmente a ella se debe la introducción en las mesas galas de los helados, como postre, y una
infinidad de golosinas y dulcería, así como el empleo de aguardientes y licores como ingredientes
culinarios.

Para Néstor Luján, que estudió muy a fondo toda esta influencia capital, con todo, la más determinante
no es ninguna de las aportaciones anteriores, sino el aceite de oliva, que la florentina se trajo de la
toscana. Y enuncia al hilo el maestro catalán una larga serie de platos que hoy son tenidos por
franceses y que, según Lujan, tendrían un origen primigenio en la cocina italiana, como el pato a la
naranja, el pollo al vino, el consomé, el faisán a las uvas, el hojaldres, y hasta el vol au vent y la
bechamel.

Resumiendo, en fin, convendrán conmigo en que, si todo lo que hasta aquí hemos dicho tiene, en su
proyección universal vía Francia, a Catalina de Médicis como inductora y promotora principal, nuestro
homenaje "A Mesa y Mantel" del día de hoy está plenamente justificado. Pero, si aún les pareciera poco,
añadamos a mayores otros usos que a ella se deben también, como ese tan hermoso y definitivo de que
los caballeros compartan mantel y viandas con las damas. Definitiva aportación. Buen provecho

http://www.euromundoglobal.com/noticia/18743/Rincon-Gastronomico/Catalina-en-el-
principio.html

26.03.2013. Si el uso de este pequeño utensilio cotidiano nos parece natural, ha sido
durante mucho tiempo objeto de bromas en la mesa de los reyes de Francia. El
tenedor se invitó tímidamente en la corte antes de conquistar la aristocracia… Se
acabó eso de comer con los dedos! Se acabó la Edad-Media! Esta pequeña joya se
convertiría en el símbolo de una nueva manera de comportarse en la mesa y les
ofrecería nuevas oportunidades a los cocineros. La mesa se volvió así el lugar en el
que se conjugan la finura con la cocina, la cultura y el gusto, la educación y las
buenas costumbres…

Demos una vuelta por una primera revolución en Francia: las artes de la mesa y del
servicio.

Un nuevo invitado en la mesa de los reyes. Los tenedores


aparecieron en el impero bizantino. Fueron introducidos en el norte de Italia a
mediados del siglo XI después del matrimonio de una princesa bizantina con el Dux
de Venecia (Doménico Selvo). Desde Italia, el uso se extendió en toda Europa.
En 1530, el tenedor todavía no era mencionado en el manualUrbanidad en las
maneras. Su autor, Erasmus, sugería no mojarse los dedos en la salsa sino usar un
pedazo de pan. Además prohibía formalmente lamerse los dedos grasientos y
aconsejaba secárselos discretamente con el mantel…
Catalina de Medicis (1519-1589), por su amor por los bellos objetos, marcó las artes
de la mesa. Sería, entre otras cosas, la instigadora del tenedor en Francia. Parecía
una excentricidad y los cortesanos no querían usar el utensilio por miedo a dañarse la
boca! Y sí! La palabra “fourchette” del latín “furca” etimológicamente significa
“pequeña horca”.
Requerirá décadas para que el uso del tenedor se generalice. En el siglo XVIII se
convirtió en un utensilio popular que se encontraba en las mesas de todos los
franceses.

Una revolución en la mesa…. y en la cocina. El uso y la forma del tenedor se


adaptaron a los alimentos: al principio era utilizado como un instrumento de servicio
para cortar las carnes. De dos dientes en el siglo XV, paso a tener tres y luego cuatro
dientes en el siglo XVII. Las curiosas “pequeñas horcas” eran inicialmente utilizadas
para pinchar algunos alimentos, incluyendo ostras, o frutas confitadas.
Antes del tenedor, comíamos en tazones con cucharas. Los alimentos venían
cortados y en salsa. A la aparición del tenedor en la mesa, le siguió la del cuchillo y
del plato. Pronto, los cocineros improvisaron nuevos platos, los paladares se
refinaron, el talento y la creatividad de la cocina francesa se afirmaron, así como el
arte del servicio à la française. Es el Renacimiento! Una época que marco un hito
importante en Francia con el nacimiento de la gastronomía y del arte de armar una
mesa que ha sobrevivido hasta nuestros días.

http://www.lucullus.com.ar/noticias/el-tenedor-un-objeto-de-poder/

http://cocinandocnamor.blogspot.com/2011/04/introduccion-la-historia-de-la_24.html

Poco conocida es la insólita faceta de Leonardo Da Vinci como


maestro de banquetes en la corte de Ludovico Sforza, gobernador
de Milán. Da Vinci, paradigma del hombre renacentista, además de
pintor, arquitecto , escultor e inventor, fue un contumaz gastrónomo
y refinado cocinero que ante la depravación y desorden que
observaba en la sala de los banquetes de su señor Ludovico,
alcanzó una solución a los problemas de la suciedad del mantel de
estos banquetes con su propuesta de servilleta.

La cocina durante el Renacimiento


Los siglos XV y XVI supusieron una renovación que afectó tanto al
pensamiento como a la ciencia. Con el Renacimiento, el Viejo
Continente atravesó uno de los más brillantes períodos de su
historia y los italianos, además de encabezar el desarrollo de las
artes, de la filosofía y de la literatura, también dejaron sentir su
influencia en la cocina y los placeres de la mesa.

Con los florentinos, se inicia una etapa de sensibilidad y


refinamiento que se opondrá a la desmesura de los banquetes
medievales con su escandalosa afición a la carne y a las especias.
De esta forma, los principios del buen gusto y la cordura en la
práctica de la cocina parecen iniciarse durante este período.

En Venecia se inventa el tenedor, se diseñan copas de cristal y


Leonardo promociona en Florencia el uso de la servilleta. Además,
durante el siglo XVI, Catalina de Médicisintroduce en la corte
francesa la costumbre de compartir las damas y caballeros la misma
mesa y el uso deslumbrante de las primorosas vajillas de porcelana.

Leonardo Da Vinci en el palacio de los Sforza


en Milán (1483-1500)
Durante su estancia en el palacio de los Sforza, Leonardo, además
de pintar La VIrgen de las Rocas y La última cena entre otras
creaciones artísticas, ideó toda una serie de ingenios mecánicos
comparables a los modernos electrodomésticos con la intención de
mejorar el trabajo de las grandes cocinas. De su ingenio salieron
extractores de humo, asadores automáticos, cortadoras de berro y
extintores de incendios, inventos que nunca llegaron a construirse
de manera exitosa.

Además de los artefactos, Da Vinci, ideó toda una serie de


creaciones culinarias para los banquetes de los Sforza y reflexionó,
también, acerca de los modales de Ludovico y sus invitados en la
mesa, circunstancia que le llevó a pensar en una alternativa para los
manteles que se ensuciaban durante estos eventos. De sus
reflexiones surgió la idea de dar a cada comensal un paño que,
después de ser ensuciado por sus manos y cuchillos, se podría
plegar y de esta forma no se ensuciaría el mantel de la mesa.
Los modales en la mesa de Ludovico
Era costumbre de Ludovico, atar conejos acicalados con cintas a las
sillas de los comensales de sus banquetes, de forma que pudieran
limpiarse las manos sucias de grasa sobre los dorsos de estos
animales. Además, Leonardo observó que su señor Ludovico
limpiaba su cuchillo en los faldones de sus colindantes de mesa.
Leonardo desaprobaba estas actitudes impropias de la época en
que ya estaban viviendo, circunstancia que junto con la suciedad y
depravación que encontraba cuando los comensales abandonaban
la sala de banquetes hizo que considerara prioritario antes que
pintar un retablo dar con una solución a este problema.

El informe del embajador florentino en Milán,


Pietro Alemanni
Leonardo dio con la solución: los paños anteriormente mencionados
de los que realizó diferentes diseños. Con fecha de julio de 1491,
Pietro Alemanni realiza en sus informes a la Signatura de Florencia
una alusión a la servilleta de Leonardo:

“Como sus señorías me han solicitado que les ofrezca más detalles
de la carrera del maestro Leonardo en la corte del señor Ludovico,
así lo hago. Últimamente ha descuidado sus esculturas y geometría
y se ha dedicado a los problemas del mantel del señor Ludovico,
cuya suciedad -según me ha confiado- le aflige grandemente. Y en
la víspera de hoy presentó en la mesa su solución a ello, que
consistía en un paño individual dispuesto sobre la mesa frente a
cada individuo destinado a ser manchado, en sustitución del
mantel”.

El informe continúa explicando el resultado de esta experiencia en


un banquete. Leonardo observó con indignación que ningún invitado
sabía qué hacer con ese paño. Algunos lo utilizaron para sonarse
las narices, otros se sentaron sobre él, algunos se lo lanzaban como
juego y otros utilizaron estos paños para envolver las viandas que
escondían en sus bolsillos. Cuando terminó la comida el mantel
quedó tan ensuciado como siempre y el maestro Leonardo confesó
a Pietro Alemanni la preocupación de que su invento no llegara a
instaurarse.

En realidad, ya hay antecedente del uso de la servilleta en el mundo


egipcio y romano. Parece ser que los paños inventados por
Leonardo no tuvieron mucho éxito al igual que la mayoría de sus
visionarios artefactos de cocina o platos que ideó como el de la
ensalada que debía de pasar de un invitado a otro. Pero su invento,
la servilleta, a pesar del mal pronóstico inicial acabó imponiéndose
en todo el mundo, un invento que durante este período histórico era
un símbolo de distinción por la calidad de sus bordados y texturas.

Ya en el siglo XVII el uso de la servilleta se conoció por toda


Europa, sobretodo en Italia, invento que daría paso a los pañuelos
tal y como los conocemos hoy en día. A Leonardo le debemos
muchos adelantos culinarios que denotan una gran progreso.
Además de idear la servilleta que ha llegado a nuestros días en
todas sus formas de tela y papel, se le atribuye la incorporación de
la tercera púa al tenedor veneciano y que sus creaciones culinarias
ideadas para los banquetes de los Sforza resulten todavía de una
gran modernidad.

http://suite101.net/article/la-propuesta-de-servilleta-de-leonardo-da-vinci-
a62978#.VNlkEvmG9e8

E l origen del buffet es el del banquete en sí mismo. Estas reuniones de la Antiguedad Clásica,

generalmente de gente poderosa dieron lugar incluso a un género literario, en el que los eruditos
abordaban temas de alta cultura.
En el siglo XIII francés estos banquetes fueron muy populares entre las clases pudientes y
adquierieron rasgos comunes a los actuales. Se diferenciaba del buffet actual en que la comida se
presentaba sin orden ni sutileza.

En el siglo XVI, Catalina de Medici, introdujo refinados platos franceses y especias de Oriente. En
esta etapa aparecen presentaciones en bandejas y mesas colocadas de forma escalonada, donde se
exponían enormes variedades de platos fríos como entradas y salsas para su acompañamiento.
El concepto moderno de buffet se desarrolló en Francia en el siglo XVII. El término original se refiere a
la mesa auxiliar, cubierta con ricos textiles, en la que se exponían las viandas en lujosos platos y
fuentes.
En la Inglaterra del siglo XIX esta fórmula se convirtió en la ideal para los servicios
de Breakfast y Tea.
Siendo la posesión de oro y plata símbolo de solvencia, se aprovechaba la exposición de platos y
fuentes repletos de comida para mostrar el poder y el nivel de vida del anfitrión.

Después de la Revolución Francesa, se permitió que el pueblo disfrutara de los placeres burgueses. No
se permitía que el mismo comensal se sirviera, lo que hubiera significado la ruina de los restaurantes.
Eran los meseros los que servían los platillos a sus clientes, pero los comensales se los llevaban a sus
mesas.

El buffet “todo cuanto pueda comer” o “all you can eat” fue creado por vez primera por Herb
MaCDonald, director del Las Vegas Hotel que probó su idea en 1946 con un precio de $ 1,50 por
persona con una presentación masiva y en la que se iba reponiendo durante un tiempo marcado.
Concepto que se generalizó hasta nuestros días como el buffet en sí.
El buffet hoy es un modo de agasajar que se destaca por la variedad y el colorido de las
presentaciones y es una excelente opción para celebrar una reunión concurrida de manera organizada.

http://www.grupocrisol.com/sugerencias/curiosidades/buffet_y_catering/historia_del_buffet/5/
https://prezi.com/od3cvjcnc0xt/evolucion-e-historia-de-la-servilleta-y-el-mantel/

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