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La JEP debe adoptar medidas urgentes frente a la negativa del Gr (r) Mario

Montoya de aportar verdad en la justicia transicional

El primer día de la versión voluntaria del General (r) Mario Montoya ha sido una
burla para la justicia transicional, las víctimas y los defensores de derechos
humanos.

Para los días 12, 13 y 14 de febrero de 2020, el General (r) Mario Montoya Uribe,
comandante del Ejército Nacional entre febrero de 2006 y noviembre del 2008, fue
convocado por la Sala de Reconocimiento de Verdad, Responsabilidad y
Determinación de los hechos y Conductas, de la Jurisdicción Especial para la Paz -
JEP, a rendir versión voluntaria en el marco del caso 003 “Muertes ilegítimamente
presentadas como bajas en combate por agentes del Estado”.

Después de casi cuatro años de que la Fiscalía delegada ante la Corte Suprema de
Justicia anunciara una audiencia de imputación de cargos por más de un centenar
de ejecuciones extrajudiciales, mal llamados “falsos positivos”, y pasado, año y
medio de haberse acogido ​voluntariament​e a la JEP, el Gr (r) Mario Montoya Uribe
se presentó a rendir versión voluntaria dentro del trámite previsto por la justicia
transicional.

Las víctimas y organizaciones integrantes de la ​#CampañaPorLaVerdad que


suscribimos este comunicado señalamos que esta audiencia de versión
voluntaria ha resultado una verdadera burla y un desgaste del mecanismo de justicia
transicional, que tiene la tarea de investigar los más graves crímenes cometidos en
el contexto del conflicto armado. Esto contrasta con las enormes expectativas de las
víctimas de satisfacer su derecho a la verdad frente a la enorme oportunidad que le
brinda al compareciente el acogerse a la JEP, en la cual tiene el deber de decir la
verdad plena y completa sobre las más de 2.429 ejecuciones extrajudiciales
ocurridas en el país entre los 2006 y 2008, periodo en el que se desempeñó como
Comandante del Ejército Nacional; así como de aquellos otros hechos de la misma
naturaleza denunciados cuando estuvo al frente de la Cuarta Brigada, la Primera
División y el Comando Conjunto Caribe del Ejército Nacional.

Así pues, durante el primer día de audiencia el General (r) Mario Montoya, ​ha
decidido acogerse a su derecho a guardar silencio, eludiendo su deber de
aportar verdad sobre los hechos sobre los cuales se encuentra investigado en la
justicia ordinaria y todos aquellos delitos sobre los que tenga responsabilidad
ejecutados durante su carrera militar; verdad que deberá ser plena, completa y
exhaustiva, como lo exige la normatividad nacional y los estándares internacionales
que reconocen los derechos de las víctimas aún en procesos de justicia transicional,
en la que puede beneficiarse con rebajas de penas, a cambio de colaborar
efectivamente con el esclarecimiento de graves violaciones de los derechos
humanos.

Existen al menos 18 versiones voluntarias, rendidas hasta hoy por quienes fueron
ejecutores materiales y otros altos mandos del Ejército que también se sometieron a
la JEP, y que han señalado al señor Mario Montoya Uribe como quien instigó al
personal militar para cometer este tipo de delitos, a través de expresiones que,
inequívocamente, los llevaron a cometer asesinatos de manera masiva y
sistemática. En las versiones se han escuchado frases como “Necesitamos
resultados, litros de sangre”, “La guerra en Colombia se mide en litros de sangre”, y
“las bajas no es lo más importante, es lo único”, expresadas de manera repetida a
través de las comunicaciones del Ejército en hechos ya documentados ante la JEP,
que también han sido de público conocimiento.

Las 209 versiones voluntarias rendidas hasta hoy en el caso 003 han permitido
identificar la existencia de patrones como la alianza con paramilitares para cometer
los crímenes, la utilización de informantes, la construcción de una narrativa común
para negar los hechos, el uso, en varias unidades militares del llamado “kit” de
legalización (usado para dar apariencia de combate a las ejecuciones extrajudiciales
y así uniformar y armar a las víctimas asesinadas), la alteración de órdenes de
batallas y otros documentos oficiales, así como irregularidades en pagos de
recompensas, además de las acciones para encubrir dichas prácticas criminales.

Todos estos patrones demuestran que se trató de una práctica planificada y


generalizada que se presentó en casi la totalidad de departamentos del país y de la
cual no pudo estar ajena al máximo comandante del ejército nacional; así como
tampoco de las instancias militares superiores y del gobierno nacional.

Para las víctimas y sus representantes no tiene ningún sentido que el General ®
Montoya Uribe se acoja a un mecanismo de justicia transicional sin ningún ánimo de
contribuir a la verdad, que es máximo pilar del SIVJRNR para esclarecer y juzgar a
los máximos responsables de los crímenes más graves y representativos cometidos
en el contexto del conflicto armado. Burlar este mecanismo de justicia que se
apresta a garantizar los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la
reparación integral, y uno de los fundamentos para promover efectivas garantías de
no repetición.

Por todo lo anterior, ​solicitamos a la Jurisdicción Especial para la Paz que tome
decisiones frente a la estrategia de dilación y a la negativa de hacer aportes
reales a la verdad por parte del Gr. (r) Montoya Uribe, teniendo en cuenta que
este es el requisito de acceso a la JEP y de cumplimiento del régimen de
condicionalidad impuesto cuando se sometió voluntariamente a la JEP, es
decir, debe analizar el cumplimiento de los requisitos de permanencia en la
JEP, y avanzar hacia la investigación, acusación y juzgamiento de este
compareciente, e incluso valorando su posible exclusión de la JEP.

Adicionalmente, solicitamos a la JEP que realice un análisis integral de los hechos


documentados que comprometen al Gr (r) MArio Montoya, no solo los hechos
perpetrados durante el periodo en que actuó como comandante del Ejército, sino
todos aquellos ocurridos bajo su mando en el Comando Conjunto #1 Caribe entre
abril de 2005 y febrero de 2006, la Primera División entre diciembre de 2003 y abril
de 2005, la IV Brigada entre enero de 2002 a diciembre de 2003; así como los
hechos atribuidos al Batallón de inteligencia y contrainteligencia Charry Solano,
entre 1978 y 1981.

Finalmente, exigimos a la Fiscalía General de la Nación continuar con las


investigaciones que adelantan varias Fiscalías delegadas ante la Corte Suprema de
Justicia, en relación con los casos de ejecuciones extrajudiciales, así como por otros
hechos como las desapariciones forzadas ocurridas en la Comuna 13 de la Ciudad
de Medellín, en el desarrollo y posterior consolidación de la Operación Orión, los
nexos con grupos paramilitares, entre otros, contribuyendo a garantizar
efectivamente el esclarecimiento de la verdad histórica, el acceso a la justicia y la
determinación de la responsabilidad de todos aquellos que participaron por acción u
omisión y que han permitido la ocurrencia de innumerables crímenes de lesa
humanidad por parte de integrantes de las Fuerzas Militares.

Las víctimas han pasado décadas de incertidumbre y sufrimiento por sus


seres queridos, y merecen ser reparadas integralmente. El primer paso para la
reconciliación y la no repetición es la verdad.

Acción Colectiva de Objetoras y Objetores de Conciencia -Acooc

Asociación Minga

Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo –Cajar

Colectivo Sociojurídico Orlando Fals Borda -COFB

Comisión Intereclesial de Justicia y Paz

Comité de Solidaridad con los Presos Políticos – Cspp

Coordinación Colombia Europa Estados Unidos –CCEEU


Corporación Jurídica Libertad - CJL

Corporación Jurídica Yira Castro

Grupo de Familiares de Víctimas de Ejecuciones Extrajudiciales en Antioquia


Tejiendo Memorias.

Humanidad Vigente Corporación Jurídica

Madres de Falsos Positivos de Bogotá y Soacha

Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado –Movice

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