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La política en crisis refundacional en el Bicentenario. Reforma política nacional


desde el Poder Ciudadano y con la soberanía del sufragio: la mayoría política
democrática, la forja del Gobierno Patriótico Ciudadano y los procesos
constituyentes de cambios nacionales.

Muchos reducen la política a los afanes de los individuos en sus metas personales y
enunciados verbales o publicitados, y mixtifican el poder como si fuese dado por el cargo
transitorio que ocupan bajo ciertas delegaciones y divagan al respecto, obviando el
sentido real de la política en la vida.

El reino de la política es el de la Soberanía, el de la voluntad de poder

El pueblo es el soberano depositario de un poder que ejerce y delega bajo diversas


formas y controla bajo distintos procedimientos. De esta forma, la soberanía del pueblo
en política, es el fundamento para resolver los asuntos de una sociedad. Expresa una
relación general de fuerzas entre el pueblo ciudadano con los órganos del Estado y con
los poderes económicos, sociales y políticos, en la que el pueblo es fuente, origen y
legitimidad del poder democrático.

En el Perú la lucha por la independencia fue una gran lucha histórica del pueblo por
esta soberanía. Hemos pasado del régimen colonial, a modalidades en procesos
históricos de república militar-guaneros, aristocráticos, terratenientes, liberal
conservadora, autocrática mafiosa neoliberal y ahora liberal plutocrática. Las
limitaciones de estas formas de poder, al hacer actualmente crisis, evidencian sus
restricciones ante lo que el pueblo patria, que es depositario de la soberanía, reclaman
a la Nación.

Vivimos una crisis fundacional de la política

La disyuntiva enfrenta al neoliberalismo apátrida con las fuerzas de la Patria Hermosa.


El neoliberalismo y el poder dominante de la plutocracia financiera, vigente desde la
dictadura de 1992, pretenden instalar su continuidad por varias décadas, e impedir que
el poder de la ciudadanía afirme la soberanía de una república para todos. Quieren
reducir la patria a un territorio subordinado sin nación, el Estado a una fachada de
república sin ciudadanos, y la política a un mercado de corruptelas subordinada al
control mediático y al vacío de la institucionalidad política. Patria Hermosa soberana o
plutocracia corrupta apátrida es el conflicto político que marca este largo periodo hasta
el Bicentenario Nacional.

La Ley 30414, de partidos políticos, expresa esta crisis. Esta Ley cierra el sistema
político actual a la ciudadanía e incorpora, deformándolas y restringiendo los
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mecanismos que en otro marco legal son positivos (elecciones primarias abiertas
simultáneas para elegir candidatos a cargos públicos, control de los gastos partidarios,
vigencia efectiva de actividad partidaria en la vida social y nacional. La Ley 30414
perenniza los actuales partidos inscritos, reconocidos por millones de firmas que
deambulan sin existencia real, y cuyos titulares legales los mantienen como fichas de
prebendas y gollerías para sucesivos procesos electorales.

Para dares mayor poder han elevado la valla de firmas para inscribir partidos a 700 mil
firmas, de las deben presentarse más de 1,5 millón, y pagar al JNE para que cumplan
con revisarla. De este modo, permiten continuar participando elección tras elección, a
membretes que no representan sino a grupos dedicados al comercio electoral y no al
ejercicio ciudadano del poder de soberanía. Pervierten la política en club exclusivo
marcado por la corrupción y la estafa a los electores, en las más abigarras mezclas de
apetitos, dándoles aportes del dinero público y manejándose los procesos electorales
con las más abigarradas discrecionalidades arbitrarias desde los órganos del Estado y
desde el poder concentrado de los medios de comunicación que pasan a ser filtros
decisorios de la soberanía de la acción, de la difusión y presencia electoral.

Al mismo tiempo, se cierra el sistema político, elevando al 4% del padrón electoral los
adherentes, cuyas firmas deben pagar para registro. Y deja sin derechos políticos
nacionales a movimientos regionales y locales. Deja intacto el poder mediático,
altamente concentrado, que se ha afirmado como “partido” regulador, y que buscan
manejar al pueblo, por las emociones y fantasías de la política reducida al espectáculo.

El poder económico financiero, la plutocracia apátrida que ya tienen el control del


Estado, pretende cerrar el sistema político para imponer el saqueo, la corrupción,
y la precarización de la vida.

Existe una rotunda mayoría del electorado que siguen buscando alternativas de cambio
real. Desde este desafío democrático de la soberanía, las diversas fuerzas populares,
progresistas y de izquierda, debemos asumir las responsabilidades con la patria para
hacer efectiva, vigente y real la republica de ciudadanos. La corrupción de la política y
del Estado ha desatado una inmensa crisis política en el Perú.

Se han dado, los anuncios sobre altos funcionarios políticos del Estado, altas
autoridades de diversos partidos, y directores de grandes empresas, que podrían ser
mas de 200, comprometidos probadamente en una millonaria red de corrupción de la
empresa de Odebrecht y otras en el caso, en el famoso caso Lava Jato. Han recibido
coimas que superan cientos de millones de dólares, y recién se está en el inicio y la
detención de varios de ellos. No se trata de los cargos importantes que ocuparon, pues
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incluye a los cuatro últimos presidentes de la república y a los dueños de las grandes
empresas y sus directivos ni solo de los montos que recibieron.

Se ha impuesto una gran tenaza lobbysta corrupta, TLC que subordina el Estado a los
negocios privados, impone un supeditado sustento político y controla mediática y
financieramente los sistemas efectivos.

Se trata de la comprobación de un sistema de gobierno instalado y activo para delinquir


masivamente. Es la desnudez del Estado organizado en formas absolutistas para el
saqueo de los recursos públicos, en condiciones políticas que arrasan con la democracia
en que dicen sustentarse.

Esto es solo el inicio. Se ha anunciado por ahora solo dos nombres. Cuando se publique
este texto, ya se conocerá a casi todos. Se sabe, por ahora, que son por lo menos altos
funcionarios del Estado, de los últimos cuatro gobiernos, incluidos los presidentes
(Fujimori, Toledo, García y Humala), y de distintos partidos políticos.

Incluso, las pesquisas delatadas en Brasil comprometen e incluyen a diversos


funcionarios en distintos casos públicos. Hasta el actual ex presidente de la república
PPK, está incluido en las indagaciones y deberán aclarar su participación. Y no solo
funcionarios públicos, también empresas privadas cómplices como Graña y Montero y
JJ Camet, vinculados a Bancos, medios de comunicación y AFPs.

No es un caso aleatorio, al azar. Es la puerta en evidencia de una gran red de alta


corrupción en la parte central del gobierno del Estado. Bien organizada, suculentamente
financiada, estructurada por diversa empresas y distintas entidades del Estado, y con
diferentes altos cuadros políticos administrativos, de distintos partidos y áreas públicas.
Formaron una trama decisiva para organizar el sistema de gobierno de las inversiones
privadas con recursos públicos, a cambio de propinas, coimas o sobornos, como guste
denominársele, movilizados por las cuentas secretas bancaras de país y del extranjero.
Se financiaron ilegalmente con dinero público.

La información recién empieza a conocerse, y se prevé que será muy abundante y grave
en las próximas semanas y meses. La modalidad es básicamente la misma, en alguna
forma pública-privada. Se organiza la administración del Estado para que los proyectos
de inversión, se diseñen y aprueben sin estudios definitivos, dejando a cargo de la
empresa privada y de comités conjuntos entre privados y funcionarios, el determinar e
incrementar los diseños, los montos comprometidos, las modalidades de desembolso,
los reintegros y las actualizaciones en ejecución de obras. De este modo, un
presupuesto de mil puede terminar en varios millones. Debe reformularse las normas
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para afianzar la condición pública de la obra del Estado y sus servicios normando
adecuadamente los procesos de inversión pública, y de la participación del privado como
socio. Debe legislarse la corresponsabilidad de responsables de empresas públicas y
privadas en los actos de corrupción.

Pero la coima y la propina es solo una parte del sistema corrupto. El propio Estado está
organizado en forma Absolutista controlado por el poder económico y sus ujieres, para
crear necesidad y darles sobornos y propinas a este sistema. Pretenderán cerrar aún
más el sistema político para mantener los privilegios e impedir los cambios desde la
ciudadanía.

Las reglas del sistema de partidos políticos para la participación política electoral y
acceder a cargos públicos, deben ser con primarias simultáneas para seleccionar los
candidatos, y de concurso públicos para los cargos, y de partidos formados por sus
militantes reales dueños de su titularidad, y no de las franquicias actuales con dueños
que las alquilan. Debe abrirse el sistema político, inscribiéndose partidos con 20 mil
firmas, y 10 militantes inscritos en comités en la mitad de regiones del país, superando
la actual barrera de 700 mil firmas. Debe superase la exclusividad que se pretende
mantener cerrada a favor de un conjunto de partidos nominalmente inscritos pero que
no representan a nadie. Debe normarse la franja electoral en TV, gratuita y equitativa
para todos los candidatos a elecciones públicas, financiadas por el Estado el periodo
previo a las elecciones, impidiendo de este modo que el poder del dinero domine la
información electoral y las candidaturas.

Ahora se obliga altos montos de inversiones para disputar la representación y favores


para nombramientos de cargos directivos. Se construye así una pirámide, desde la
cabeza hacia abajo, para que se organice en la administración pública el sistema de
propinas y coimas que permita que este sistema funcione, se repita y se perpetúe.
Requiere, este sistema alta discrecionalidad, exclusividades y compromisos sellados.
Asume la dinámica y forma de los Estados absolutistas, donde el mando baja de la
cabeza hacia abajo, por segmentos o en forma integral, como ocurrió en el Perú con el
Estado Mafioso que impuso el fujimorismo en su régimen autocrático (1992-2011).

Hacia el Bicentenario el 2021, desde el Nuevo Perú afirmando la Patria Hermosa.

El horizonte del cercano Bicentenario, plantea el desafío de forjar una mayoría política
ciudadana para afirmar la Patria Hermosa. Para lograrlo debemos afirmar el Pueblo-
Patria activo como mayoría política y social organizada, impulsando cambios en las
relaciones de poder en los procesos constituyentes sociales de la república.
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Los procesos constituyentes no se reducen a textos escritos tras ser aprobados en


alguna Asamblea Constituyente u otro bajo algún mecanismos de consulta. Se trata de
cambios en los procesos sociales, en las relaciones de poder. Forman parte de la vida
y también de las instituciones en procesos y procedimientos que se establecen y
codifican.

El pueblo es depositario de la soberanía

Estas relaciones de poder sumidas en el ámbito político tienen un concepto fundante: el


de la soberanía. Esto es, el poder es la capacidad para las decisiones de los actos que
organizan y modifican la vida social. El poder desmitificado, reconoce que es el pueblo,
los integrantes de una sociedad unidos por vínculos diversos, la fuente misma del
poder, el depositario de esa voluntad de hacer y construir historia. Pero este depositario
del pueblo lo ejerce en formas organizadas institucionalmente, con reglas de
participación y decisión. El pueblo es el mandante del poder, el depositario real de la
soberanía. Las formas institucionales lo que hacen es distribuir los mecanismos y
procedimientos de esta fuente sustantiva del poder. Pero las instituciones son también
ámbitos del poder en los cuales se procesan los conflictos y toma de decisión y las
relaciones que tienen sus mandantes. El poder, entonces con estas dimensiones
expresa y forma parte de la vida, de la construcción de ese vivir que impulsa las
relaciones sociales.

Existen periodos de larga estabilidad política y social. Y también periodos de intensos


cambios que pueden ser parciales, totales, institucionales, revolucionarios, de
modificación de la forma de soberanía, o de cambio del poder mismo. Cuando una
sociedad entra en crisis las diversas relaciones de poder se modifican. Por eso es
posible hablar de procesos constituyentes en la vida social, en los cambios de una
nación.

En el Perú está abierto este proceso constituyente. Paradójicamente, es la crisis general


geopolítica mundial, un cambio civilizatorio, y una crisis de régimen en el Perú, lo que
se ha remido como hecho histórico de un periodo constituyente en el Perú actual.

Estos procesos se inician y no se sabe cuándo ni cómo terminan pero si es posible


prever y proponer un curso. En el Perú actual este proceso constituyente está
directamente vinculado con el proceso político institucional que tendrá su punto más alto
en las elecciones generales el 2021. En estas elecciones no solo se elegirá al poder
Ejecutivo y al Congreso. El conjunto de la sociedad se hará presente en múltiples formas
para lograr vía las elecciones políticas democráticas, no solo elegir un nuevo gobierno,
sino cambiar el actual despotismo plutocrático neoliberal apátrida por una nueva
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mayoría política ciudadana que afirme la patria e impulse las transformaciones


democráticas que son indispensables para la vida del futuro de todos los peruanos.

La republica de Ciudadanos y los Procesos Constituyentes del Nuevo Perú al


Bicentenario

La singularidad de este periodo de transición entre la república lobbysta y la republica


de ciudadanos, está afincada en que no se trata solo en el resultado político electoral
de las “tres mitades” expresada electoralmente en las elecciones del 2016. Lo que está
ocurriendo es la irrupción de un amplio contingente nacional de ciudadanía, de diversos
sectores territoriales, ambientales, culturales, de género, actividad, poblamiento, que
están cuestionando las relaciones de poder existentes, cuya crisis se agudizaron en
rechazo al régimen neoliberal y la plutocracia financiera, sus organizaciones y sus
defensores.

No se trata solo de reivindicaciones grupales o sectoriales sino de exigencias que


requieren cambios en las diversas relaciones de poder que sustentan la república. Estas
relaciones de poder no se limitan a trámites administrativos u organizativos. Son una
modificación en las atribuciones y competencias para organizarse, movilizarse,
conquistar y ejercer derechos universales.

La movilización social y política de la ciudadanía, en cada actividad, frente, reclamo,


propuesta y exigencia, busca afirmar una comunidad política con derechos universales
efectivos y su correspondiente universalización democrática soberana, para lograr el
Perú Nuevo, la Patria Hermosa, en la integrada patria grande latinoamericana.

Esta pugna entre dos repúblicas, que ha tenido varias etapas desde la instalación del
neoliberalismo y el Estado mafioso con el golpe en 1992, entra de esta forma, el 2018,
ante la crisis del neoliberalismo, a un periodo de definiciones cruciales, pese a las
diferencias marcadas entre sus participantes. Todos los actores políticos, económicos,
sociales y las formas institucionales, están marcadas por este cuestionamiento general
en las relaciones de poder, en los diversos ámbitos de la vida nacional. No hay una
determinación previamente establecida, sino que será la propia historia la que
establezca cuales son los resultados de este singular momento de transición.

Con la perspectiva común de la independencia de la patria grande latinoamericana,


tenemos la proyección de nuestra unidad superior en función a tres fuentes: a) Base
Civilizatorio (Túpac Amaru); b) República de ciudadanos y los derechos de personas y
sociedades (José E. Sánchez Carrión); c) El socialismo creador, que une la base andina
con los más avanzado de la humanidad, (José Carlos Mariátegui).
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Es importante apreciar el sentido de los procesos constituyentes. Los procesos


constituyentes son cambios sociales en las relaciones de poder, entre gobernantes y
ciudadanos depositarios del poder, o entre opresor y oprimido, que vincula tres esferas
de la vida social: la económica del pueblo, la política del Estado y la cultural de la vida
cotidiana y los horizontes de sentido. Existen variadas interpretaciones. Las diversas
experiencias en el mundo han sido claves para afirmar una perspectiva más integrada,
y apreciar las singularidades de relación entre las tres esferas de la vida sociopolítico.

Nuestra América Latina, ha vivido en las ultimas décadas diferentes condiciones


históricas. Actualmente, en el Perú, los procesos constituyentes no se reducen a escribir
un texto para hacer una nueva constitución en algún momento. Están impulsados y dan
perspectiva desde la vida democrática social, con las movilizaciones de los ciudadanos,
en la sociedad y en la institucionalidad, en los procesos de poder social y en los cambios
institucionales políticos sociales. De esta forma permiten avanzar y ampliar el ejercicio
de la soberanía para construir una nueva mayoría político-social, democrática nacional,
que cambie el poder autocrático o plutocrático, apátrida o nacional, será posible forjar la
base social ciudadana para lograr los cambios que afirmen la institucionalidad de un
poder del Estado democrático nacional y su república de ciudadanos. Este es el desafío
de nuestro proceso constituyente, en el horizonte de los inmensos cambios que reclama
el país, en el marco del Bicentenario al 2021.

Con las relaciones de poder ciudadano, forjados en la vida social y con la mayoría
nacional que construye, con el nuevo gobierno elegido, y con una nueva constitución
sometida a referéndum nacional estaremos avanzando en los cambios indispensables
que la patria demanda. Procesos constituyentes, por ello, no son solo los textos escritos
de una propuesta, ni se producen a partir mecánica o aisladamente del cambio de una
relación productiva o en el desplazamiento administrativo o en la expresión parcial de la
soberanía del poder estatal.

Expresan la alternativa del pueblo-patria, ante la crisis de la república lobbysta apátrida,


su política de corrupción, sometimiento y precarización de la vida y la nación.

Son básicamente los que se forjan como nueva expresión del poder de ciudadanía en
un proceso de cambios políticos sociales con fundamento programático cultural
civilizatorio y perspectiva de cambio general para una vida nueva. Son procesos
proyectados articulados y expresados en transformaciones, con poder de soberanía en
la vida y en el trabajo, fortaleciendo la vida común, y con el sufragio democrático electivo
y como parte del proceso general institucional de derechos (sociales, económicos, de
género, familias, educacionales, plurinacionales, etarios, etc.) en la vida y los cambios
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de una nación. De estas variadas formas expresan cambios en las relaciones de poder,
entre el poder constituyente, que es siempre el pueblo ciudadano, y los diversos
procedimientos de representación y ejercicio institucionalizado.

Sin estos procesos constituyentes los que estamos viviendo y son actualmente los que
afirman el eje de estrategia de forjar nuevas relaciones desde los procesos
democráticos sociales del poder de la ciudadanía. Son cambios en las relaciones de
poder nacional a partir de la legitimidad de la soberanía democrática del pueblo en la
nación. Se forjan desde la vida y el trabajo mismo, y deben ser promovidos como
derechos del conjunto de la sociedad.

Podemos reconocer entre ellos:

- Afirmación de soberanía desde el poder de ciudadanía en los ejes territoriales-


societales, regionales y locales, para una república democrática, unitaria y
descentralizada.
- El nuevo diseño del poder constitucional de la república democrática de
ciudadanos: Soberanía efectiva del Estado unitario y descentralizado; tres
niveles articulados y efectivos de gobierno (nacional, regional y local municipal),
Presidencialismo controlado; Bicameralidad legislativa, diputados por regiones y
senadores de la nación; rediseño del poder judicial, con autonomía y balance de
controles.
- Vigencia plena de derechos fundamentales de la persona, la sociedad, el trabajo,
la vida, la naturaleza, reconocimiento de la pluriculturalidad de la patria; derecho
a la seguridad de las personas y poblaciones; reconocimiento y promoción de
las formas productivas sociales sean comunales, asociativas y cooperativas y de
las Mypes.
- Lucha legal nacional y forja de un nuevo sistema plural de partidos, de carácter
democrático ciudadano participativo. Partido con unidad programática forjada
democráticamente; de organización democrática con afiliados, corrientes y vida
activa; con elecciones abiertas primarias simultáneas para elegir sus candidatos
a cargos públicos, con presencia directa en los asuntos de la vida cotidiana la
gente, activo en expresiones culturales, sanción ejemplar con pérdidas de
derechos políticos a los corruptos y corruptores; con publicidad electoral gratuita
proporcional en medios de comunicación (proporcional y aporte del Estado), con
aportes públicos registrados y rendición de cuentas.
- Afirmación y promoción de las organizaciones sociales comunitarias como
bastiones democráticos populares del desarrollo sostenible de la nación y sus
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objetivos. Se incluyen a las comunidades indígenas y campesinas, AAHH y


pueblos jóvenes; asociaciones de Mypes y pequeños empresarios; comunidades
urbanas por derecho a la ciudad; cooperativas; asociaciones y grupos culturales.
- La afirmación soberanas de las bases del desarrollo nacional diversificado y
sostenible: recursos naturales (biodiversidad andina amazónica, agua, gas-
petróleo, especies marinas, etc.), las empresas publicas estratégicas (Petroperú,
Banco de la Nación, Sedapal, etc.), la diversificación productiva agraria-
industrial-servicios en los grandes ejes territoriales macro regionales; las formas
productivas y de servicios comunales u asociaciones urbanas y rurales; la
masificación del gas natural domiciliario; la competencia empresarial y la
regulación de las posiciones de dominios, cartels, monopolios y concentración.
- El despliegue de la actividad de los movimientos por derechos fundamentales:
trabajo, vida buena, territorio, ciudad-barrio, genero, pluriculturalidad,
empresarialidad individual y asociativa, comunales andina y amazónica,
barriales y locales de información, de personas con capacidades especiales,
entre otras.
- Respaldo, afirmación y despliegue de las experiencias de gestión social,
asociativa y pública descentralista, urbana y rural, con activa participación
ciudadana.
- Conquista y avances en servicios públicos al servicio del ciudadano y sin fines
de lucro, en salud, agua potable, educación (primaria, secundaria, tecnológica y
universitaria), seguridad, alimentación básica, apoyo social.
- Universalizar el derecho a la comunicación y a la información. Democratizar el
acceso a los medios de comunicación para garantizar la libertad de información
y el derecho al acceso universal por los ciudadanos.

Diversos aspectos de estos procesos constituyentes sociales, se organizan a partir


de sus condiciones de vida y de reclamos para mejorar y universalizar derechos.
Estos procesos constituyentes, desde la movilización social del poder de la
ciudadanía, empiezan a cambiar las relaciones de poder, avanzando en reconocer
derechos fundamentales en lo personal, social y ambiental. Son el sustento y fuerza
ciudadana para que se formulen la propuesta de lucha de la mayoría nacional del
Pueblo-Patria, por una nueva constitución del Perú Integral bicentenario, que
sintetice el nuevo pacto social, ambiental, cultural, político y económico del nuevo
Perú.

Los procesos constituyentes de afirmación de la ciudadanía


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Los procesos constituyentes se realizan en diversos ámbitos todos los días, porque
van cambiando, en medio de la crisis, las relaciones sociales de poder. Podemos
mencionar algunos que ya están en curso y se proyectan en esta perspectiva
principalmente en los siguientes aspectos:

Primero: La soberanía política republicana del Estado nación democrático


descentralizado corresponde al pueblo ciudadano para la vida digna y la patria
hermosa, para elegir sus autoridades, aprobar por referéndum las constituciones y
consultas que determine la constitución, ser obligatoriamente informados por los
canales adecuados de las acciones de las diversas autoridades, tener acceso y
control de la gestión pública de autoridades y funcionarios, y acceder a los servicios
públicos del Estado democrático.

Segundo: El reencuentro con la base civilizatorio andino-amazónico-criolla del Perú.


Tenemos que cambiar la actual subordinación a los ejes productivos, logísticos,
culturales, subordinado al poder imperial de Estados Unidos y su presión
desnacionalizadora, para afirmar los fundamentos civilizatorios de la patria, y desde
ellos consolidar nuestra unidad, mejorar los vínculos con nuestros hermanos de la
patria grande latinoamericana y establecer vínculos de respeto e igualdad con todas
naciones y pueblos del mundo. En especial debemos asumir nuestros rasgos
civilizatorios, territoriales que marcan nuestra oceanidad, nuestra condición andino-
altitudinaria, nuestra transversalidad continental, y afirman nuestros ecosistemas
complementarios en la reciprocidad y el esfuerzo común. Esta es la relación básica
de poder que debemos afirmar para lograr cambiar la actual subordinación a
cualquier forma de colonialidad y subordinación. Es el fundamento de nuestra
creación heroica, señalado por José Carlos Mariátegui.

Tercero: República de ciudadanos: debemos rechazar y superar todas las formas


discriminación, exclusión, segregación por razones de género, marginación,
personal o colectiva que se impone desde las posiciones de poder dominantes
contra los afanes del pueblo soberano para la igualdad, la libertad y la solidaridad.
Este proceso constituyente se da en todos los campos de la vida social. Y en el
campo político tiene su fundamento decisorio afirmar una mayoría ciudadana de la
patria hermosa como fundamentos de la soberanía. En el campo específicamente
político hay que cambiar el sistema de dominio plutocrático, abuso oligárquico,
tiranía patronal, segregación social o verticalidad patriarcal, que se pretende
imponer en las relaciones sociales entre personas que deben estar sustentados por
la libertad y la igualdad. La nuestra debe ser una república de ciudadanos libres y
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soberanos, solidarios y colaboradores, hombres y mujeres, que tenemos el propósito


común de lograr una vida buena para todos y todas.

Cuarto: Vínculos sociales de reciprocidad/cooperación, de trabajo digno, de género


y de pueblo, en una sola lucha por la igualdad social y los derechos de ciudadanía,
como fundamento histórico del camino social de la patria con ciudadanía plena, libre
y solidaria. La sustantiva ampliación de la política con derechos igualitarios, en el
mundo y también en el país, se consolidan y amplían en el Perú, en especial en
estos cuatro aspectos: Ante todo, la reciprocidad/cooperación solidaría andina,
costeña y amazónica, es un fundamento identitario de la patria, en la pluriculturalidad
y cooperación común para la gestión de los territorios. Este es uno de los
fundamentos igualitarios de la pluriculturalidad del Perú, y también para la gestión
adecuada sostenible de los ecosistemas. Otro fundamental es la exigencia al trabajo
digno, con plenos derechos reconocidos y conquistados por los trabajadores en la
OIT, en los regímenes laborales, de participación en la gestión y de protección de
los trabajadores de toda condición, y sin discriminaciones. Requiere la promoción
efectiva, con créditos y asistencia técnica a las Mypes, a las comunidades, a las
cooperativas, y otras formas de trabajo asociativos, que son fundamento de la
sociedad peruana y de sus perspectivas de futuro. Además, otro es el
reconocimiento de los derechos de igualdad de género y de respeto a las
diferencias, en sus múltiples expresiones, políticas, sociales, matrimoniales,
sexuales, culturales, económicas. Junto a ellos, es otro fundamental asunto la
igualdad social de derechos ciudadanos y responsabilidad como Pueblo-Patria,
depositario y sujeto activo en el poder democrático nacional con la republica de
ciudadanos.

Estos derechos ciudadanos se amplían y avanzan en la igualdad, mejorando la vida,


los derechos y la sociedad en su conjunto. La extrema derecha conservadora y
neoliberal, pretende deformarlos, aislarlos, reducirlos e impedirlos, a veces
enfrentando unos contra otros. Rechazar y derrotar estas pretensiones, afirmando
los derechos personales y sociales, los derechos universales y particulares, como
vía de socialización del poder y afirmación de la patria, es una de las claves de estos
derechos de ciudadanía para un nuevo Perú.

Quinto: Estado con régimen político democrático, y de poderes nacionales. El poder


reposa en el pueblo, depositario efectivo de la soberanía, organizado en partidos
políticos ciudadanos institucionalizados democráticamente y con vida activa, con
sus respectivos mecanismos institucionales para elegir libre y democráticamente
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sus autoridades de todo nivel. El del Perú debe ser un régimen electoral con un
Presidente elegido cada 5 años por el voto popular y un Congreso bicameral
(Congresistas y Senadores), elegidos simultáneamente a la elección presidencial
para el mismo periodo, bajo un sistema electoral proporcional con representación
de mayoras y minorías, con segunda vuelta solo para el presidencial, y con
precandidatos seleccionados, en elecciones abiertas y simultáneas, con
financiamiento público en la franja electoral para todos en las radios y TV. Y debe
ser un régimen descentralista por lo que se eligen también las autoridades
regionales (de mayorías y minorías no discriminatorios). Es una democracia
centralizada con poder de la ciudadanía.

En el Perú, existe una pugna histórica entre dos repúblicas, entre dos sentidos,
disposiciones, territorios, imaginarios, hábitos e instituciones, en las relaciones de
poder en la sociedad. Se ha impuesto hasta la fecha la república plutocrática
lobbysta apátrida, que pretende reducir el Perú a una provincia administrada sin
soberanía corrupta, sujeta al imperio norteamericano. Pero esta forma de
dominación, es confrontada por la creciente afirmación de derechos universales, a
partir de nuestra base andina-amazónica-criolla civilizatoria y de las
correspondientes movilizaciones sociales por trabajo, vida digna, justicia social y
ambiental, y por derechos de igualdad social, que se proyectan hacia una república
de ciudadanos en una patria soberana, integrante de América Latina.

Carabayllo, noviembre del 2018

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