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Muchos reducen la política a los afanes de los individuos en sus metas personales y
enunciados verbales o publicitados, y mixtifican el poder como si fuese dado por el cargo
transitorio que ocupan bajo ciertas delegaciones y divagan al respecto, obviando el
sentido real de la política en la vida.
En el Perú la lucha por la independencia fue una gran lucha histórica del pueblo por
esta soberanía. Hemos pasado del régimen colonial, a modalidades en procesos
históricos de república militar-guaneros, aristocráticos, terratenientes, liberal
conservadora, autocrática mafiosa neoliberal y ahora liberal plutocrática. Las
limitaciones de estas formas de poder, al hacer actualmente crisis, evidencian sus
restricciones ante lo que el pueblo patria, que es depositario de la soberanía, reclaman
a la Nación.
La Ley 30414, de partidos políticos, expresa esta crisis. Esta Ley cierra el sistema
político actual a la ciudadanía e incorpora, deformándolas y restringiendo los
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mecanismos que en otro marco legal son positivos (elecciones primarias abiertas
simultáneas para elegir candidatos a cargos públicos, control de los gastos partidarios,
vigencia efectiva de actividad partidaria en la vida social y nacional. La Ley 30414
perenniza los actuales partidos inscritos, reconocidos por millones de firmas que
deambulan sin existencia real, y cuyos titulares legales los mantienen como fichas de
prebendas y gollerías para sucesivos procesos electorales.
Para dares mayor poder han elevado la valla de firmas para inscribir partidos a 700 mil
firmas, de las deben presentarse más de 1,5 millón, y pagar al JNE para que cumplan
con revisarla. De este modo, permiten continuar participando elección tras elección, a
membretes que no representan sino a grupos dedicados al comercio electoral y no al
ejercicio ciudadano del poder de soberanía. Pervierten la política en club exclusivo
marcado por la corrupción y la estafa a los electores, en las más abigarras mezclas de
apetitos, dándoles aportes del dinero público y manejándose los procesos electorales
con las más abigarradas discrecionalidades arbitrarias desde los órganos del Estado y
desde el poder concentrado de los medios de comunicación que pasan a ser filtros
decisorios de la soberanía de la acción, de la difusión y presencia electoral.
Al mismo tiempo, se cierra el sistema político, elevando al 4% del padrón electoral los
adherentes, cuyas firmas deben pagar para registro. Y deja sin derechos políticos
nacionales a movimientos regionales y locales. Deja intacto el poder mediático,
altamente concentrado, que se ha afirmado como “partido” regulador, y que buscan
manejar al pueblo, por las emociones y fantasías de la política reducida al espectáculo.
Existe una rotunda mayoría del electorado que siguen buscando alternativas de cambio
real. Desde este desafío democrático de la soberanía, las diversas fuerzas populares,
progresistas y de izquierda, debemos asumir las responsabilidades con la patria para
hacer efectiva, vigente y real la republica de ciudadanos. La corrupción de la política y
del Estado ha desatado una inmensa crisis política en el Perú.
Se han dado, los anuncios sobre altos funcionarios políticos del Estado, altas
autoridades de diversos partidos, y directores de grandes empresas, que podrían ser
mas de 200, comprometidos probadamente en una millonaria red de corrupción de la
empresa de Odebrecht y otras en el caso, en el famoso caso Lava Jato. Han recibido
coimas que superan cientos de millones de dólares, y recién se está en el inicio y la
detención de varios de ellos. No se trata de los cargos importantes que ocuparon, pues
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incluye a los cuatro últimos presidentes de la república y a los dueños de las grandes
empresas y sus directivos ni solo de los montos que recibieron.
Se ha impuesto una gran tenaza lobbysta corrupta, TLC que subordina el Estado a los
negocios privados, impone un supeditado sustento político y controla mediática y
financieramente los sistemas efectivos.
Esto es solo el inicio. Se ha anunciado por ahora solo dos nombres. Cuando se publique
este texto, ya se conocerá a casi todos. Se sabe, por ahora, que son por lo menos altos
funcionarios del Estado, de los últimos cuatro gobiernos, incluidos los presidentes
(Fujimori, Toledo, García y Humala), y de distintos partidos políticos.
La información recién empieza a conocerse, y se prevé que será muy abundante y grave
en las próximas semanas y meses. La modalidad es básicamente la misma, en alguna
forma pública-privada. Se organiza la administración del Estado para que los proyectos
de inversión, se diseñen y aprueben sin estudios definitivos, dejando a cargo de la
empresa privada y de comités conjuntos entre privados y funcionarios, el determinar e
incrementar los diseños, los montos comprometidos, las modalidades de desembolso,
los reintegros y las actualizaciones en ejecución de obras. De este modo, un
presupuesto de mil puede terminar en varios millones. Debe reformularse las normas
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para afianzar la condición pública de la obra del Estado y sus servicios normando
adecuadamente los procesos de inversión pública, y de la participación del privado como
socio. Debe legislarse la corresponsabilidad de responsables de empresas públicas y
privadas en los actos de corrupción.
Pero la coima y la propina es solo una parte del sistema corrupto. El propio Estado está
organizado en forma Absolutista controlado por el poder económico y sus ujieres, para
crear necesidad y darles sobornos y propinas a este sistema. Pretenderán cerrar aún
más el sistema político para mantener los privilegios e impedir los cambios desde la
ciudadanía.
Las reglas del sistema de partidos políticos para la participación política electoral y
acceder a cargos públicos, deben ser con primarias simultáneas para seleccionar los
candidatos, y de concurso públicos para los cargos, y de partidos formados por sus
militantes reales dueños de su titularidad, y no de las franquicias actuales con dueños
que las alquilan. Debe abrirse el sistema político, inscribiéndose partidos con 20 mil
firmas, y 10 militantes inscritos en comités en la mitad de regiones del país, superando
la actual barrera de 700 mil firmas. Debe superase la exclusividad que se pretende
mantener cerrada a favor de un conjunto de partidos nominalmente inscritos pero que
no representan a nadie. Debe normarse la franja electoral en TV, gratuita y equitativa
para todos los candidatos a elecciones públicas, financiadas por el Estado el periodo
previo a las elecciones, impidiendo de este modo que el poder del dinero domine la
información electoral y las candidaturas.
El horizonte del cercano Bicentenario, plantea el desafío de forjar una mayoría política
ciudadana para afirmar la Patria Hermosa. Para lograrlo debemos afirmar el Pueblo-
Patria activo como mayoría política y social organizada, impulsando cambios en las
relaciones de poder en los procesos constituyentes sociales de la república.
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Esta pugna entre dos repúblicas, que ha tenido varias etapas desde la instalación del
neoliberalismo y el Estado mafioso con el golpe en 1992, entra de esta forma, el 2018,
ante la crisis del neoliberalismo, a un periodo de definiciones cruciales, pese a las
diferencias marcadas entre sus participantes. Todos los actores políticos, económicos,
sociales y las formas institucionales, están marcadas por este cuestionamiento general
en las relaciones de poder, en los diversos ámbitos de la vida nacional. No hay una
determinación previamente establecida, sino que será la propia historia la que
establezca cuales son los resultados de este singular momento de transición.
Con las relaciones de poder ciudadano, forjados en la vida social y con la mayoría
nacional que construye, con el nuevo gobierno elegido, y con una nueva constitución
sometida a referéndum nacional estaremos avanzando en los cambios indispensables
que la patria demanda. Procesos constituyentes, por ello, no son solo los textos escritos
de una propuesta, ni se producen a partir mecánica o aisladamente del cambio de una
relación productiva o en el desplazamiento administrativo o en la expresión parcial de la
soberanía del poder estatal.
Son básicamente los que se forjan como nueva expresión del poder de ciudadanía en
un proceso de cambios políticos sociales con fundamento programático cultural
civilizatorio y perspectiva de cambio general para una vida nueva. Son procesos
proyectados articulados y expresados en transformaciones, con poder de soberanía en
la vida y en el trabajo, fortaleciendo la vida común, y con el sufragio democrático electivo
y como parte del proceso general institucional de derechos (sociales, económicos, de
género, familias, educacionales, plurinacionales, etarios, etc.) en la vida y los cambios
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de una nación. De estas variadas formas expresan cambios en las relaciones de poder,
entre el poder constituyente, que es siempre el pueblo ciudadano, y los diversos
procedimientos de representación y ejercicio institucionalizado.
Sin estos procesos constituyentes los que estamos viviendo y son actualmente los que
afirman el eje de estrategia de forjar nuevas relaciones desde los procesos
democráticos sociales del poder de la ciudadanía. Son cambios en las relaciones de
poder nacional a partir de la legitimidad de la soberanía democrática del pueblo en la
nación. Se forjan desde la vida y el trabajo mismo, y deben ser promovidos como
derechos del conjunto de la sociedad.
Los procesos constituyentes se realizan en diversos ámbitos todos los días, porque
van cambiando, en medio de la crisis, las relaciones sociales de poder. Podemos
mencionar algunos que ya están en curso y se proyectan en esta perspectiva
principalmente en los siguientes aspectos:
sus autoridades de todo nivel. El del Perú debe ser un régimen electoral con un
Presidente elegido cada 5 años por el voto popular y un Congreso bicameral
(Congresistas y Senadores), elegidos simultáneamente a la elección presidencial
para el mismo periodo, bajo un sistema electoral proporcional con representación
de mayoras y minorías, con segunda vuelta solo para el presidencial, y con
precandidatos seleccionados, en elecciones abiertas y simultáneas, con
financiamiento público en la franja electoral para todos en las radios y TV. Y debe
ser un régimen descentralista por lo que se eligen también las autoridades
regionales (de mayorías y minorías no discriminatorios). Es una democracia
centralizada con poder de la ciudadanía.
En el Perú, existe una pugna histórica entre dos repúblicas, entre dos sentidos,
disposiciones, territorios, imaginarios, hábitos e instituciones, en las relaciones de
poder en la sociedad. Se ha impuesto hasta la fecha la república plutocrática
lobbysta apátrida, que pretende reducir el Perú a una provincia administrada sin
soberanía corrupta, sujeta al imperio norteamericano. Pero esta forma de
dominación, es confrontada por la creciente afirmación de derechos universales, a
partir de nuestra base andina-amazónica-criolla civilizatoria y de las
correspondientes movilizaciones sociales por trabajo, vida digna, justicia social y
ambiental, y por derechos de igualdad social, que se proyectan hacia una república
de ciudadanos en una patria soberana, integrante de América Latina.