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PEDERASTAS

El abuso sexual infantil es un delito severo que tiene graves efectos en el desarrollo
psicológico de los menores. La mayoría de la gente emplea indistintamente los términos
“pedófilo” y “pederasta” para referirse a quienes realizan este tipo de actos, considerándolos
sinónimos.
Sin embargo, aunque profundamente vinculados ambos conceptos no se refieren exactamente
a lo mismo. Es por ello que en este artículo se propone distinguir y hacer ver las diferencias
entre pedofilia y pederastia.

Definiendo la pedofilia

La pedofilia o paidofilia es una parafilia, es decir, un trastorno de la inclinación sexual que


se caracteriza por la presencia fantasías recurrentes y productoras de un elevado nivel de
excitación sexual en el que el objeto de deseo es un objeto, personas o entes no consintientes
o una situación de humillación y sufrimiento propio y ajeno. La experimentación de
dichas fantasías puede conllevar su realización y/o sentimientos de intenso malestar para
quien las padece.
En el caso concreto de la pedofilia, el objeto de deseo o lo que provoca la atracción sexual
son niños o niñas prepúberes. Concretamente se puede considerar una cronofilia, debido a
que hay una gran diferencia entre la edad del sujeto y la del objeto de deseo. Para su
diagnóstico es necesario que el sujeto sea mayor de dieciséis años de edad y que la víctima u
objeto de deseo sea al menos cinco años menor.
Por norma general el pedófilo buscará el contacto con su objeto de deseo, recurriendo con
frecuencia a imágenes pornográficas y autoestimulándose en base a sus fantasías, pero no
tiene por qué intentar mantener relaciones sexuales.

¿A qué llamamos pederastia?

En lo que respecta a los pederastas, son considerados como tales aquellos individuos en que
las fantasías propias del pedófilo han sido llevados a la realidad. Es decir, la pederastia es
el cometimiento de un abuso sexual a menores.
Dentro de este abuso entra toda aquella conducta en que el menor es usado como objeto
sexual por un individuo con el que existe una relación de desigualdad en lo referente a edad,
poder o madurez.
Se trata de una práctica delictiva penada por ley que puede provocar repercusiones graves
en el desarrollo psicosocial y sexual presente y/o futuro del menor atacado. Aun si la relación
sexual es consentida por el menor, si éste se sitúa por debajo de la edad de consentimiento
sexual el acto en sí será considerado abuso, catalogándose como violación. No se tiene en
cuenta como tal la vinculación sexual consentida entre sujetos al final de la adolescencia con
individuos de como mínimo trece años.
Elementos en común y principales diferencias

Visualizadas las definiciones tanto de pedofilia como de pederastia, resulta sencillo


establecer qué elementos tienen en común y en qué se diferencian.
En ambos casos se está hablando de la presencia de una vinculación ilícita entre un adulto y
un menor, existiendo una atracción de tipo romántico o sexual de parte del primero hacia el
segundo. Esta atracción se da de manera continua en el tiempo, persistiendo durante al menos
seis meses.
La principal diferencia está en el hecho de que la atracción sexual se concrete o no en una
acción. Mientras que un pedófilo puede únicamente sentir el impulso y mantener fantasías
recurrentes de tipo sexual en que su objeto de deseo son menores de edad, se considera
pederasta a aquel que ha cometido el acto sexual en sí. Dicho de otro modo, mientras que el
pederasta ha mantenido relaciones sexuales con un niño o niña, el pedófilo no llega a realizar
el acto (en cuyo caso pasaría a ser pederasta).
Así pues no todos los pedófilos son pederastas, mientras que por norma general todo
pederasta es pedófilo. Sin embargo esto tampoco es siempre cierto, ya que es posible
encontrar casos de abuso sexual a menores sin que éstos sean objeto de preferencia sexual
por parte del adulto.

Imputabilidad penal

La pedofilia es un trastorno de la inclinación sexual o de la elección del objeto sexual, estando


dicha elección del objeto sexual limitada. Sin embargo, por norma general quien la padece
es perfectamente capaz de darse cuenta de lo que supone para los menores implicados,
los daños provocados y el hecho de que se trata de un delito grave tipificado por ley. Su
capacidad de decisión no se encuentra alterada, con lo que son plenamente responsables de
sus actos.
De este modo la pederastia y distintas actividades llevadas a cabo por pedófilos (corrupción
de menores, creación, tenencia o posesión de pornografía infantil, etc.) son punibles por ley,
considerándose plenamente imputables a la mayor parte de estos individuos.

A los adultos que sienten una atracción sexual, violan, explotan e incluso matan a niños y
personas menores de edad se les suele calificar indistintamente de pederastas o pedófilos. Sin
embargo, ambos términos proceden de conceptos griegos distintos y no deberían ser
utilizados como sinónimos.

La palabra ‘pedofilia’ proviene del griego páis, un sustantivo que se aplicaba exclusivamente
a los varones de 13 y 19 años, es decir, entre la nubilidad - el inicio de la edad reproductiva
- y la adolescencia. A este término se le añade filia, que se traduciría como amistad, amor o
afecto espiritual. En la Antigua Grecia, era una práctica común que los púberes tuvieran
relaciones sexuales con sus docentes para promover los lazos entre ambos y a esto es a lo que
se llamaba pedofilia. Los pedófilos, o paidófilos según algunos helenistas, son aquellos que
gustan anímicamente de jóvenes; aquellos que se sienten atraídos por personas de mucha
menos edad. Algunos lingüistas afirman que aquellas personas que sienten atracción sexual
hacia niños y niñas podrían calificarse como ‘paidionófilos’, que serían aquellos que aman
anímicamente a los niños.

Según el manual DSM de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría la pedofilia es una


parafilia en la cual la persona siento un intenso y recurrente deseo y fantasías sexuales hacia
niños o niñas que aún no han llegado a la adolescencia. Según la Wikipedia se entiende en
estos casos que se trata de una parafilia cuando el individuo busca exclusivamente (o casi)
este tipo de relaciones con gran disparidad de edad. En el caso de buscarlas sólo
esporádicamente no se hablaría por tanto con propiedad de pedofilia.
Aparte de la pedofilia existen la hebefilia y la efebofilia. La primera implica deseo preferente
por menores en los primeros años de su adolescencia (generalmente entre 11 y 14 años,
aunque varía según sexo y razas) y la segunda por personas en plena adolescencia (15 a 19
años).
En la mente de un pederasta
La pederastia es un trastorno psicológico que afecta a personas que han sufrido algún trauma
en su infancia; una experta explica en EFEsalud los aspectos más oscuros de la mente de un
pederasta, al hilo de los secuestros de niñas que se han producido recientemente en Madrid
y que han movilizado a la policía para encontrarle.
¿Enfermedad o trastorno?
Trastorno psicológico. Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), la pederastia no
responde a una patología del cerebro, sino que entra dentro de los problemas que la psicología
estudia y trata.
Dentro de los abusos sexuales a niños, hay dos grupos muy marcados: los situacionales, que
responden a impulsos o a situaciones muy concretas y los fijados, que son muy resistentes al
cambio, a la curación y al reconocimiento.
¿Cuáles son las causas?
No existe una única razón, sino que se puede dar por diversas causas. En general, se trata de
personas que han vivido un impacto muy traumático en su infancia. De hecho, en muchos
casos, ellos mismos han sido víctimas de pederastia, de abusos de cualquier tipo o de una
obsesión. Son muchas las variables que intervienen en la mente de un adicto a las agresiones
de este tipo.
¿Es más común en hombres?
Sí, solo el 14% de los afectados por este trastorno son mujeres, según las últimas
investigaciones. Hay varias teorías que nos llevan a esta conclusión, y es que, ante las
situaciones de trauma o de impacto, el hombre es más exteroceptivo e intenta trasladar hacia
el exterior la agresión, la rabia, la ira que tiene acumulada, En cambio, la mujer tiene más
tendencia a dañarse a sí misma y cae en la depresión o en el consumo.

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