Primero, para entrar en tema, definamos qué entendemos por pobreza. Se
puede definir como la carencia de recursos necesarios para satisfacer las necesidades de una población o grupo de personas específicas, sin tener la capacidad y oportunidad de producir recursos necesarios. En Argentina se considera personas pobres a quienes no pueden satisfacer sus necesidades y no viven en condiciones dignas. Hay indicadores estadísticos para medir la pobreza en nuestro país: Necesidades básicas insatisfechas (NBI): Hogar con NBI: - Más de 3 personas compartiendo un cuarto. - Vivienda con materiales como chapa y cartón. - Ausencia de inodoro. - Un niño (o más) de 6 a 12 años que no asiste a la escuela. - Bajo nivel educativo del jefe del hogar. Canasta Básica de Alimentos: calcula si los ingresos del hogar permiten satisfacer la compra de bienes y servicios (alimenticios y no). Canasta Básica Total: bienes y servicios no alimentarios. En intentos de generar ingresos, hay niños que están sometidos al trabajo infantil (entendido como toda actividad económica realizada por niños para procurar ingresos). Esto es un problema porque incide en su educación integral y afecta su desarrollo psicológico, físico, moral y social. Entonces si un niño de bajos recursos debe trabajar para intentar obtener dinero, esto lo debilita física y psicológicamente y hace que abandone los estudios. Así, de adulto, este niño cobrará menos que un profesional y probablemente será pobre. Deducimos así, que el trabajo infantil genera pobreza, así como también, la pobreza genera trabajo infantil. Sin embargo, desde la vista del “trabajo adulto”, dos informes analizan la situación del mercado laboral en este país: tener trabajo hoy en Argentina no es garantía para no ser pobre. Uno de los elementos que menciona el informe es el de la “calidad del empleo”, en cuanto al trabajo registrado, no registrado y las diferencias salariales entre ambos. “Mientras que el promedio de empleo no registrado en la década del ’90 se ubicó en torno al 40%, en 2014 tenemos un 34,3% de trabajadores ‘en negro’. Tras 10 años, solo se ha mejorado en 6 puntos el registro de trabajadores, mientras que la diferencia salarial entre trabajadores registrados y no registrados se incrementó. En 2001 un trabajador ‘en negro’ cobraba el 73% del salario de un trabajador ‘en blanco’. Para 2013 ese porcentaje disminuyó al 62%”. La precarización laboral y los bajos salarios son razones suficientes para asumir que la pobreza, además de tener una tendencia ascendente, alcanza a parte de los asalariados. “No es de sorprender que hoy la pobreza en Argentina se ubique en torno al 18%, aunque el gobierno se niegue a brindar datos oficiales. Lo más interesante cuando se analiza el nivel de pobreza es que ésta abarca a una porción cada vez mayor de asalariados. El 7,3% de los trabajadores en blanco se ubican por debajo de la línea de pobreza. Pero la situación es más grave entre los trabajadores en negro: un 31% son pobres. Ante este panorama, en Argentina existen alrededor de 13 millones de beneficiarios de planes sociales. Es decir, personas que aun dependen de la asistencia estatal para subsistir”. Tener empleo no es hoy garantía de quedar por encima de la línea de pobreza. Tomando el universo de trabajadores que se consideran ocupados para el Indec (16.262.199) y contrastando sus ingresos con la canasta básica total de bienes y servicios, elaborada por este instituto, concluye que uno de cada cuatro ocupados es pobre (23,8%). “En términos absolutos, ello abarca a casi 3,9 millones de trabajadores”. Además, no todos los ocupados logran cubrir las necesidades básicas de alimentos: “casi 900 mil trabajadores son indigentes en tanto no logran acceder a la Canasta Básica Alimentaria (5,5%)”, concluye el informe.