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cuenta el razonamiento dialéctico (opuesto al analítico, que busca demostrar), el cual busca
convencer (está ligado a la filosofía). Y a su vez (en su teoría) hay un tinte de retórica (porque
la amplía), que busca persuadir, y la cual no es un razonamiento sino una técnica (de las
pasiones).
Un razonamiento es dialéctico si sus premisas están constituidas por opiniones generalmente
aceptadas. Estos razonamientos (para que convenzan) tienen que ser más o menos fuertes y
convincentes y sobre todo tener en cuenta que se refieren a la opinión.
La lógica formal se aleja de los razonamientos dialécticos para darle paso sólo a los
analíticos, pero Perelman dirá que hay que completar la teoría de la demostración
(desarrollada por la lógica formal) con una teoría de la argumentación que estudia y recupera
los razonamientos dialécticos de Aristóteles. Estos razonamientos consisten en argumentos
que pretenden lograr la aceptación o el rechazo de una tesis. Aristóteles había opuesto la
retórica de la dialéctica, esta última se interesaba por los argumentos utilizados en una
controversia en la que un solo locutor buscaba convencer, mientras que la primera se refiere
a las técnicas del orador que se dirige a una masa pública sin un saber especializado…
La nueva retórica concierne a los discursos dirigidos a toda clase de auditorios. Considerando
que su objeto de estudio es el discurso no demostrativo, la teoría argumentativa (nueva
retórica o dialéctica) cubre todo el campo del discurso que busca persuadir o convencer,
cualquiera sea el auditorio al que se dirige y cualquiera sea la materia sobre la cual versa. En
este pequeño texto argumentativo, el autor comienza hablando de la TV (cómo se fue
degenerando), hace una pequeña reseña de la mugre que invade las calles porteñas, para
concluir que la mugre está en todos lados… ¡hasta en la TV!
Es una argumentación, ya que la ambigüedad está presente. El fin de esta argumentación
titulada “Ideología de la mugre” es producir la adhesión a las tesis que se presentan: adherir
a la idea de que de apoco nos habituamos a vivir no sólo entre la mugre, aceptando no sólo lo
que se ve en las calles sino también todo lo que hay dentro de la T.V que podría considerarse
también mugre.
Quien argumenta se dirige al hombre completo, pero, según los casos, buscará efectos
distintos y utilizará métodos apropiados a la ocasión. Veremos los métodos que se utilizan en
este texto para argumentar… Combinando la teoría de la enunciación, y las formas que se
actualizan en este discurso en particular, buscando subjetivemas, modalidades, premisas de
la argumentación…
El orador debe adaptarse a su auditorio, debe escoger como punto de partida de su
razonamiento, tesis admitidas por aquellos a quienes se dirige.
Adaptarse al auditorio es escoger como premisas de la argumentación, tesis admitidas por el
mismo. Existen por esa razón OBJETOS DE ACUERDO, entre los que el orador escogerá el
punto de partida de su discurso.
Están los que SE REFIEREN A LO REAL:
Hechos y verdades: Son los hechos y verdades, se puede partir de hechos y verdades como
datos estables. En “Ideología de la mugre” Se parte de un hecho concreto: “La huelga de
recolectores de residuos en el Gran Buenos Aires pone al tema en primera página”
Presunciones: podría ser “dime qué tiras y te diré quien eres” (es la presunción de que la
calidad de un acto manifiesta la calidad de la persona). Las presunciones no son tan seguras
como los hechos pero ésta por ejemplo suministra una base suficiente para forjar una
convicción razonable. Esta se asocia con lo que es razonable tomar como punto de partida. Y
justamente, está ligada a la experiencia común, al sentido común (además de ser un juego
de palabras que hace referencia al conocido refrán).
Los que SE REFIEREN A LO PREFERIBLE:
Valores: son objeto de acuerdo universal, éstos permitirán presentar a los valores
particulares pertenecientes a grupos particulares. Hay valores abstractos (justicia, verdad,
amor) y valores concretos (casa, Francia, Oro). Por ejemplo: “Sucio, mugriento, eran adjetivos
peyorativos. No hablemos de malas palabras porque…)” y también en “Una de nuestras
plazas más lindas, la Vicente López…” Estas dos frases responden respectivamente a un
valor universal y a uno más concreto.
Jerarquías: las hay tanto concretas como abstractas, homogéneas o heterogéneas.
Lugares comunes de lo preferible: juegan un papel análogo al de las presunciones. Los
lugares comunes son afirmaciones muy generales referentes a lo que presumiblemente vale
más en algún dominio (“súbitamente, un señor pasó por encima del cerco que intenta
proteger el césped y sin ningún disimulo ni pudor… comenzó a orinar contra un árbol”),
mientras que los lugares específicos se refieren a lo que es preferible en lugares particulares.
Bien, esas son algunas marcas de las premisas concretas que utiliza este argumento.
Ahora pasaremos a reconocer las técnicas argumentativas que toda argumentación debe
considerar, por lo menos en parte, para lograr el objetivo de que las audiencias adhieran a
dicha tesis.
Los argumentos forman un discurso donde los puntos de acuerdo, sobre los cuales se apoya,
pueden dirigirse simultáneamente o sucesivamente a auditorios diversos. Estos argumentos
no sólo interactúan los unos con los otros, sino que los auditores pueden tomar estos mismos
argumentos y la relación de estos con el orador como objeto de una nueva argumentación.
Los argumentos se presentan bajo la forma de un nexo que permite transferir a la conclusión
la adhesión acordada a las premisas, ya bajo la forma de una disociación que trata de
separar elementos que, el lenguaje o una tradición reconocida, han ligado previamente uno a
otro.
Dentro de los argumentos que se presentan bajo la forma de un nexo están los cuasilógicos
(son aquellos que se comprenden aproximándolos al pensamiento formal de naturaleza
lógica), los argumentos fundados sobre la estructura de lo real (son aquellos que se
basan sobre los lazos que existen entre los elementos de lo real. La existencia en la creencia
de tales estructuras objetivas, puede versar sobre realidades variadas, relaciones de
causalidad. Lo que interesa es la existencia de acuerdos, con relación a ellas, que no se
discuten). Dentro de éstos argumentos encontramos los nexos de sucesión (relación causa-
efecto) y los nexos de coexistencia (tales como la relación entre la persona y sus actos). Se
trata de dos maneras diferentes de estructurar lo real. En los nexos de sucesión son
fenómenos del mismo nivel los que se ponen en relación, mientras que, en los basados en los
nexos de coexistencia, la argumentación se apoya sobre términos de nivel desigual.
Por último están los argumentos que fundan lo real (son aquellos que a partir de un caso
conocido permiten establecer un precedente, un modelo o una regla general, tales como los
razonamientos por el modelo o por el ejemplo.
Disociaciones de las nociones: es una técnica argumentativa poco mencionada. Tiene que ver
con presentar un argumento, un término, una frase… la APARIENCIA se da inmediatamente.
Pero la realidad que normalmente no se conoce cuando se conoce gracias a las apariencias
se vuelve el criterio que permite juzgarlas. En esta frase “Caminar es una forma de turismo
aventura” es lo inmediato, lo que se conoce. Pero otro término “por el riesgo de no sacarse el
olor en los zapatos” podría ser el término que se distingue de aquel, y no se comprende en
relación al primeo. Hay una disociación operada en el término I y cuando se “aclara” con el
término dos por qué caminar es un turismo aventura, se eliminan las incompatibilidades del
término I. El término II da un criterio, una norma que permite distinguir lo que es válido de lo
que no es entre los aspectos del término I; éste es una construcción que determina, después
de las disociación del término I, una regla que permite jerarquizar sus múltiples aspectos,
calificando de ilusorios, erróneos, aparentes a aquellos que no se conforman a la regla que da
lo real.
Apelativos: cuando un término del léxico es empleado en el discurso para mencionar a una
persona se convierte en apelativo. Existen apelativos usuales como los pronombres
personales, los nombres propios, algunos sustantivos comunes, algunos títulos, algunos
términos de relación…etc. También algunos adjetivos funcionan como apelativos. En el texto
“el canil” podría funcionar como apelativo.
Con respecto al campo semántico, Aldenstein entiende un grupo de palabras que recubren un
dominio conceptual, y el criterio de agrupamiento es el de una afinidad conceptual. Los
campos semánticos pueden manifestar subjetividad en determinados discursos. “Sucio,
mugriento, mugre, “viveza criolla”, suciedad, “malas palabras” “basura”, “reciclaje
Modalidades:
La modalidad puede entenderse como la actitud que el enunciado asume respecto del
contenido de su enunciado. Esta actitud puede adoptar la forma de un juicio intelectual, uno
volitivo o uno afectivo.
Algunos teóricos proponen una distinción entre
Modalidades de la enunciación: es cómo se comporta el enunciador con su propio enunciado
teniendo en cuenta al enunciatario. Estas modalidades pueden aparecer en las formas
declarativa, interrogativa e imperativa.
Modalidad del enunciado: Es cómo me posiciono frente a mi enunciado. No se apoyan en la
relación entre enunciador y alocutario, sino que caracterizan la manera en que el enunciador
sitúa su enunciado en relación con:
- Su grado de correspondencia con la realidad. Un enunciador puede considerar su
enunciado como cierto (“La huelga de recolectores de residuos en el Gran Buenos
Aires”) su enunciado es asertivo, es una modalidad lógica. “No hace falta…” refuerza la
aserción.
- Su modo de juzgar el dictum en términos de valores afectivos. (“Súbitamente, un
señor…”) Se llama apreciativa a este tipo de modalidad. Indican que esa situación fue
sorpresiva.
- Que el dictum sea considerado una necesidad u obligación (“Se puede hacer una
arqueología de la basura”) Es una modalidad de necesidad.