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pérdida de un bebé
Cuando una pareja pierde a un hijo, los dos cónyuges deben enfrentarse a una reorganización,
tanto del sentido de su vida como de su relación. El dolor conduce a una revisión total de los
valores, los planes de vida, los roles, las emociones… y a menudo exige respuestas.
Hablamos de pérdida perinatal cuando la muerte se ha producido entre los 6 meses de gestación
y los 24 meses de vida. Algunas madres que han vivido este tipo de pérdidas suelen consultarnos
si existe una fecha “adecuada” a partir de la cuál pueden se volver a plantear quedarse
embarazadas.
Sobre estas dos cuestiones, nuestra respuesta es que no existe una fecha concreta a partir de la
cuál una mujer pueda volver a intentar quedarse embarazada con seguridad. Es importante tener
en cuenta las recomendaciones médicas y, en cualquier caso, no existe algo similar a un “alta”. La
fecha para volver a intentarlo pertenece a la pareja.
Es conveniente que la expectativa de ese nuevo embarazo sea realista. Haber sufrido una
pérdida no implica tener una segunda, pero es normal sentir cierto miedo a la pérdida durante el
segundo embarazo. También es importante que éste no venga a llenar el hueco del primer hijo,
sino que surja de un deseo y una ilusión nuevas.
El deseo sexual representa la conexión con la vida, con el placer, con el deseo de intimidad. Es
importante permitir que las sensaciones, el deseo, la ilusión… fluyan sin imponerles un calendario,
ni imprimirles un tiempo concreto. Todos estos aspectos deben ser explicitados por los cónyuges
en el caso de que quieren tener otro hijo.