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RECONVENCIÓN, INCOMPETENCIAY CLÁUSULA COMPROMISORIA

Advertencia: Se reproduce una sentencia de la Corte Suprema que, conociendo de


sendos recursos de casación en la forma y en el fondo, decide un caso en que inciden los
conceptos de jurisdicción, competencia, reconvención y cláusula compromisoria.

Santiago, veinte de abril de dos mil once.


VISTOS:
En estos autos Rol N° 20909-2006, seguidos ante el Vigésimo Primer Juzgado
Civil de Santiago, caratulados “Vielma Esturillo Daniela Salomé con Agua Buena
S.A.”, la demandante deduce acción de resolución de contrato e indemnización de
perjuicios, para que se declare la resolución del contrato de compraventa con mutuo
hipotecario flexible, por incumplimiento contractual de la demandada, relativo al
departamento 412, bodega 106 y derechos proporcionales sobre los bienes comunes del
edificio ubicado en Av. Providencia N° 455, que consta de la escritura púbica de 13 de
febrero de 2006, disponiendo que el demandado haga devolución de las sumas de dinero
percibidas por la demandante y pague una indemnización de perjuicios ascendente a
1.674,28 Unidades de Fomento, sin perjuicio de las sumas que por concepto de
dividendos de pagos del mutuo hipotecario se vea obligada a pagar la actora durante la
tramitación del presente juicio, todo ello con intereses y costas.

A su vez, la demandada, dedujo demanda reconvencional de indemnización de


perjuicios por responsabilidad extracontractual. Por sentencia de diecisiete de enero de
dos mil ocho, escrita a fojas 358, la juez titular del referido tribunal se declaró
incompetente para conocer tanto de la demanda principal como de la demanda
reconvencional, condenando en costas a la actora.

Deducido recurso de casación en la forma y apelación por el demandado - y


demandante reconvencional- en contra de la referida sentencia, una de las salas de la
Corte de Apelaciones de esta ciudad, por sentencia de uno de septiembre de dos mil
nueve, de fojas 411, rechazó el recurso de nulidad formal y confirmó el fallo recurrido.

En contra de esta última decisión, la misma parte deduce los recursos de


casación en la forma y en el fondo que se leen en lo principal y primer otrosí de la
presentación de fojas 421.
Se trajeron los autos en relación para conocer de ambos recursos.

CONSIDERANDO:

EN CUANTO AL RECURSO DE CASACION EN LA FORMA:

PRIMERO: Que el recurrente denuncia que en la sentencia impugnada se ha


incurrido en el vicio de nulidad formal previsto por el artículo 768 número 4 del Código
de Procedimiento Civil.
Al efecto, expone que de acuerdo al artículo 768 citado: “El recurso de casación
en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las causas siguientes: 4°.- En
haber sido dada ultrapetita, esto es, otorgando más de lo pedido por las partes, o
extendiéndola a puntos no sometidos a la decisión del tribunal, sin perjuicio de la
facultad que éste tenga para fallar de oficio en los casos determinados por la ley”.

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Afirma el recurrente, después de exponer latamente los antecedentes del proceso,
que el Tribunal decidió declararse incompetente para conocer del fondo de la acción
reconvencional, como consecuencias de considerarse incompetente para conocer de la
demanda principal, estableciendo un vínculo jurídico entre ambas acciones, que no
aparece contemplado en nuestro derecho procesal civil.
Agrega que “el vicio de nulidad formal que se denuncia por este libelo, es el de
ultrapetita, en su variante Extra Petita, que radica en que el Tribunal de alzada al
confirmar lo resuelto en primera instancia, en lo atingente a la demanda reconvencional,
extendió su decisión a un punto no sometido a la decisión del tribunal de primer grado,
no encontrándose autorizado para proceder de oficio”, ello, ya que el demandante
principal - y demandada reconvencional- no opuso en la oportunidad legal
correspondiente la excepción de incompetencia del tribunal para conocer de dicha
acción de indemnización de perjuicios por responsabilidad extracontractual, haciendo
además presente que, precisamente por tratarse de un caso en que se persigue la
responsabilidad extracontractual de la contraria, no ha existido ninguna cláusula arbitral
que ligue a las partes, distinto de la demanda principal cuyo fundamento descansa en la
responsabilidad contractual de las partes.
Por lo anterior, solicita se acoja el presente recurso, se anule el fallo recurrido en
lo referente a la demanda reconvencional y acto seguido, sin nueva vista pero
separadamente, se dicte sentencia de reemplazo que acoja dicha demanda, con costas de
la causa y del recurso.
SEGUNDO: Que previo a entrar al análisis del recurso es necesario consignar
como antecedentes relevantes del proceso, los siguientes:
a).- Que con fecha 20 de noviembre de 2006, según consta a fojas 2, doña
Daniela Salomé Vielma Esturillo, presenta acción de resolución de contrato de
compraventa y mutuo hipotecario flexible en contra de Agua Buena S.A., hoy
Inmobiliaria Agua Buena Limitada, representada por don Italo Zunino Besnier. Funda
su acción en el incumplimiento contractual de la demandada, que le vendió el
departamento N° 412 del cuarto piso, la bodega N° 106 del segundo subterráneo y los
derechos proporcionales que correspondan en los bienes comunes de acuerdo a la Ley
N° 19.537 y Reglamento de Copropiedad, del Edificio Parque Providencia, con acceso
por Av. Providencia N° 455, el que supuestamente tenía una superficie útil de 48,13
metros cuadrados, superficie de terraza de 7,83 metros cuadrados y superficie total de
55,96 metros cuadrados, pero que en la práctica tenía una superficie menor en a lo
menos 7,16 metros cuadrados. Ni al momento de firmar la promesa de compraventa ni
el contrato definitivo se le permitió conocer el departamento que adquirió, sino sólo el
piloto. Luego de celebrado el contrato de compraventa, según escritura pública de 13 de
febrero de 2006, pudo ingresar a su departamento, el que no era idéntico al que le
mostró la inmobiliaria, percatándose del menor tamaño, lo que fue constatado por un
arquitecto contratado especialmente al efecto. Por ello solicita, además de la resolución
del contrato, se le indemnicen los perjuicios causados, consistentes en 453,74 Unidades
de Fomento por daño emergente (valor de los metros cuadrados faltantes y del pie
pagado por el departamento); 383,4 Unidades de Fomento por aplicación de la cláusula
penal estipulada en el contrato de promesa de compraventa; y 837,14 Unidades de
Fomento por concepto de daño moral, todo ello con intereses y costas, sin perjuicio de
los dividendos que se devenguen durante la tramitación del juicio;
b).- Que una vez resuelta la excepción dilatoria opuesta por la demandada y
corregido el libelo, ésta concurre al procedimiento contestando la demanda y
deduciendo demanda reconvencional. En cuanto a la demanda principal solicita su
rechazo con costas en base a diversas argumentaciones. En primer término, alega

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carecer de legitimación pasiva, por cuanto su parte no ha suscrito ningún contrato de
mutuo hipotecario flexible con la actora. En segundo término controvierte la narración
de los hechos efectuada por la demandante. En tercer término, analiza lo referente al
contrato de promesa de compraventa y a la compraventa propiamente tal, dividiendo su
análisis. En lo que concierne al contrato de promesa, invoca la falta de jurisdicción por
existir un contrato de compromiso; en subsidio, haber operado el modo de extinguir
obligaciones, pago efectivo, dado que se celebró el contrato prometido; en subsidio de
ello, existir transacción extrajudicial, ya que en el contrato de compraventa definitivo
las partes se otorgaron el más amplio y completo finiquito; y en subsidio de todo lo
anterior, la excepción de cosa juzgada, reiterando la existencia de finiquito entre las
partes. Luego, en lo referente al contrato de compraventa propiamente tal, alega la
improcedencia de la acción por cuanto la adquirente renunció a la acción resolutoria que
pudiese emanar del mismo, y el pago efectivo o solución, por haberse cumplido las
obligaciones inherentes al contrato. Finalmente, hace presente, que al no ser procedente
la acción de resolución del contrato, por haber sido renunciada, tampoco pueden
demandarse perjuicios, y que, a mayor abundamiento, no existen daños que indemnizar.
También deduce demanda reconvencional de indemnización de perjuicios por
responsabilidad extracontractual, la que hace consistir en las falsas acusaciones
realizadas por la demandante ante diversos medios de comunicación social en contra de
su representada, con dolo o culpa, lo que constituye un ilícito civil, que ha traído como
consecuencia su desvalorización. Por ello solicita que se le indemnicen los perjuicios
irrogados que avalúa en 1.240 Unidades de Fomento, por gastos en abogados y otros, y
en 5.000 Unidades de Fomento, por el daño a la imagen;
c).- Que, a fojas 101 se tuvo por evacuado el trámite de réplica y contestación de
la demanda reconvencional en rebeldía de la demandante; a fojas 102 se presenta escrito
de dúplica y réplica de la demanda reconvencional; y nuevamente se evacua en rebeldía
la dúplica de la demanda deducida por Aguas Buenas Limitada;
d).- Que por resolución de doce de septiembre de dos mil siete, de fojas 114, se
recibe la causa a prueba, estableciéndose como hechos substanciales, pertinentes y
controvertidos, los siguientes: 1) Condiciones y estipulaciones del contrato de promesa
de compraventa y compraventa del inmueble que es objeto de este juicio; 2) Si el
inmueble prometido vender por la demandada, resulta ser distinto en su superficie a
aquel que fue objeto del contrato de compraventa prometido. En la afirmativa,
diferencia de superficie entre el inmueble de la promesa, y aquel que en definitiva se
vendió a la actora, y si esa circunstancia constituye un incumplimiento contractual por
parte de la demandada; 3) Efectividad de que las partes sometieron a compromiso los
hechos que motivan la acción intentada en autos; 4) Efectividad de que las partes en la
escritura de compraventa transaron respecto de sus relaciones jurídicas emanadas del
contrato de promesa. En la afirmativa, términos de la transacción; 5) Efectividad de que
la actora en el contrato de compraventa renunció a la acción resolutoria que pudiera
emanar de dicho contrato; 6) En la afirmativa del punto N° 2, existencia, naturaleza y
monto de los perjuicios demandados; 7) Efectividad de que la actora y demandada
reconvencional, inició una campaña de desprestigio en contra de la demandada y actora
reconvencional. En la afirmativa, hechos concretos de la misma; y 8) En la afirmativa
del punto anterior, si como consecuencia de dichos hechos se ha ocasionado perjuicios a
la actora reconvencional. Naturaleza y monto de los mismos;
e).- Que son hechos de la causa los siguientes:
- Que las partes suscribieron dos contratos, el de promesa de compraventa y
posteriormente el contrato de compraventa respectivo, ambos referidos al inmueble sub
lite (considerando noveno fallo de primer grado);

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-Que la actora pagó el precio de la compraventa y recibió el inmueble (considerando
noveno fallo de primer grado);

- Que las partes de este juicio pactaron resolver las dificultades referidas tanto al
contrato prometido como al de compraventa en sede arbitral, según consignaron en la
cláusula novena del contrato de promesa de 09 de febrero de 2005 (considerando
décimo quinto del fallo de primer grado); par f).- Por sentencia de diecisiete de enero
de dos mil ocho, escrita a fojas 358, el tribunal de primer grado se declaró incompetente
para conocer de la controversia planteada por las partes, la que recurrida de casación en
la forma y apelación por la demandada -y demandante reconvencional-, fue confirmada
por la Corte de Apelaciones de Santiago, por resolución de uno de septiembre de dos
mil nueve, de fojas 411, previo rechazo del recurso de nulidad formal;

TERCERO: Que los jueces del fondo determinaron con absoluta claridad la
incompetencia del tribunal para conocer el fondo de la acción deducida, esto es, la
demanda de resolución de contrato e indemnización de perjuicio, deducida por doña
Daniela Salomé Vielma contra Inmobiliaria Agua Buena Ltda., y de la demanda
reconvencional, deducida a la vez por la demandada en contra de la actora, por
responsabilidad extracontractual, para que, en definitiva, se le condene a pagarle la
cantidad de U.F. 6.240, en su equivalente en pesos o las cantidades mayores o menores
que se determinen más intereses corrientes, atribuyéndole un quehacer antijurídico,
equivalente a delito civil que le ha causado daños que debe indemnizarle;

CUARTO: Que de esta manera y, atendiendo a la apelación interpuesta por el


recurrente de casación en este tribunal contra la sentencia de primer grado cabe recordar
que su petición se expresó de la siguiente manera: “1.- “Que se declare sin lugar a la
demanda principal acogiendo las excepciones opuestas por mi parte…”. Y en cuanto a
sus excepciones los sentenciadores de la apelación en el acápite segundo del motivo 4°
de su fallo, recordaron que el demandado y demandante reconvencional, en su escrito de
fojas 51 al contestar la demanda opuso la excepción perentoria de “falta de jurisdicción
del tribunal”, en razón de haberse celebrado para este fin un contrato de compromiso,
que la señora Vielma no puede dejar sin efecto unilateralmente, excepción que se apoya
en el artículo 1438 del Código Civil en relación con los artículos 22 y siguientes y 232 y
234 del Código Orgánico de Tribunales.

También es útil recordar que, por otra parte, la resolución que recibió la causa a
prueba, a fojas 114 en su punto 3° fijó como hecho sobre el que debía recaer la que se
rindiese, la efectividad de que las partes sometieran a compromiso los hechos que
motivan la acción intentada en autos, sin que se intentara por el recurrente, sustituirlo,
eliminarlo o modificarlo. En consecuencia, tal hecho fue motivo de la controversia que
se analiza y por ello, correspondía que los jueces del fondo emitieran juicio a su
respecto;

QUINTO: Que el artículo 768 del Código de Procedimiento Civil al referirse al


Recurso de Casación en la Forma, dice que ha de fundarse precisamente en algunas de
las causas siguientes: “N° 4. En haber sido dada la sentencia ultra petita, esto es,
otorgando más de lo pedido por las partes, o extendiéndola a puntos no sometidos a la
consideración del tribunal, sin perjuicio de la facultad que éste tenga para fallar de
oficio en los casos determinados por la ley”; Dicha irregularidad debe aparecer en la

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parte decisoria de la sentencia que tiene que conformarse con lo señalado en el N° 6 del
artículo 170 del Estatuto de Procedimiento Civil, esto es, comprender todas las acciones
y excepciones que se hayan hecho valer en el juicio, pudiendo omitir solamente las
resoluciones de aquellas que sean incompatibles con las aceptadas, cuyo no es el caso
de autos;

SEXTO: Que por lo razonado y atendido lo obrado por el propio recurrente y lo


sentenciado por los jueces del fondo, no resulta procedente acoger el recurso en estudio,
dado que la sentencia objetada no ha sido extendida fuera de los límites en que se
planteó la controversia de autos, acogiendo la excepción propuesta por el recurrente,
procediendo por ello su rechazo.

EN CUANTO AL RECURSO DE CASACIÓN EN EL FONDO:

SÉPTIMO: Que, el escrito denuncia vulnerados diversas disposiciones legales,


las que divide en dos grupos, uno consistente en infracción a los artículos 12, 1545,
1567 N° 1, 1560 y 1562 del Código Civil y 5, 182 y 228 del Código Orgánico de
Tribunales; y otro relativo a la trasgresión de los artículos 172, 315 y 316 del Código de
Procedimiento Civil en relación al artículo 10 del Código Orgánico de Tribunales y
1437, 2284, 2314 y 2329 del Código Civil.

En cuanto al primer grupo de normas infringidas, señala que se comete error de


derecho, al haberse declarado incompetente el tribunal para conocer de la acción de
resolución del contrato de compraventa definitivo, en circunstancias que este último
quedó sujeto a la competencia de los tribunales ordinarios de justicia. De ahí que los
recurridos debieron conocer el fondo de la acción deducida, rechazándola, por cuanto la
demandante renunció a la acción resolutoria que pudiese emanar de este contrato, el que
es totalmente diferente al contrato preparatorio. Por error, el tribunal extiende los
efectos de esta convención preparatoria al contrato definitivo, vulnerando con ello tanto
la ley del contrato como el efecto relativo de los mismos.

Luego, en cuanto al segundo grupo de normas infringidas, señala que se incurre


en error de derecho al declararse incompetente el tribunal para conocer de la demanda
reconvencional como consecuencia de haberse declarado incompetente para conocer de
la demanda principal. De este modo, explica, no se ha considerado su acción como una
demanda independiente, en cuyo caso habría entrado a conocer del fondo del asunto,
reiterando que en el caso de la acción de la demandante, ésta se funda en la
responsabilidad contractual, en tanto, en el suyo, en la responsabilidad extracontractual
a consecuencia de un ilícito civil.

Por lo anterior solicita se acoja el presente recurso, se anule el fallo impugnado y


se dicte la correspondiente sentencia de reemplazo, tanto en lo referente a la acción
principal como a la reconvencional, rechazando en todas sus partes la demanda de autos
con costas, y dando lugar a la demanda reconvencional, con costas de la causa y del
recurso;

OCTAVO: Que como se observa de lo antes expuesto, el recurrente sostiene que


el tribunal de la instancia tenía competencia para resolver la acción principal y por ello
también podía entrar al conocimiento y resolución de la demanda reconvencional, dado
que la actora habría renunciado a la acción resolutoria que emanaría del contrato

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definitivo, sosteniendo que su demanda se funda en un hecho diferente, esto es, distinto
del contrato inicial;

NOVENO: Que la parte demandada y demandante reconvencional acompañó a


fojas 138 copia del contrato de promesa de compraventa que se compaginó a fojas 122,
suscrito por ambas partes el 9 de febrero de 2005 referido al departamento N° 412 y
bodega N° 106, y derechos proporcionales sobre bienes comunes del edificio señalado
como Parque Providencia, con acceso a calle Providencia N° 455 de la comuna del
mismo nombre, de Santiago, que en su cláusula novena dispone que: “Cualquier duda o
dificultad que surjan con motivo del presente contrato o del prometido, ya se refiera a su
interpretación, cumplimiento, validez, terminación o cualquier otra causa relacionada
con este contrato, será resuelta por un árbitro arbitrador, quien conocerá y fallará, sin
forma de juicio…”, agregando a continuación el nombre completo del árbitro
designado;

DÉCIMO: Que, en consecuencia, cabe deducir que cualquier dificultad que


entre ellos surgiera respecto del contrato prometido en cuanto a su cumplimiento, entre
otras materias, se sustraían del conocimiento de los tribunales ordinarios, por la propia y
declarada voluntad de las partes y se radicaban en un tribunal arbitral, con
características de arbitrador, sin que en el presente juicio se haya objetado la validez de
tal acuerdo, insistiendo sólo en que este convenio no tenía relación con el contrato
definitivo.

Esta afirmación al contrastarse con lo señalado precedentemente resulta


equivocada, puesto que el cumplimiento de un contrato prometido se plasma en el
contrato definitivo, lo que deviene de una interpretación clara y directa de dicha
estipulación, es decir, que al árbitro se le otorgó la facultad de conocer las diferencias
que surgieran entre los contratantes, de la compraventa celebrada en cumplimiento de lo
propuesto en el contrato de promesa, pues materialmente se trata de dos contratos
concordados entre sí;

UNDÉCIMO: Que el artículo 1545 del Código Civil contiene la norma básica
referida a los actos jurídicos y en especial de los denominados contratos, privilegiando
el nacimiento de las obligaciones que surgen de la voluntad de los contratantes,
señalando que éste es una ley para los mismos, voluntad que no puede invalidarse sino
por consentimiento mutuo o por un texto expreso de la ley.

Nada de lo anterior afirma el recurso en examen, solamente acusa infracción a la norma


del artículo referido sosteniendo la diferencia que existe entre el contrato de promesa y
el contrato definitivo.

Sin desconocer que el primitivo se refiere a una promesa de hacer, el contrato definitivo
debe concretar en los hechos ese quehacer dando así cumplimiento íntegro y oportuno al
pago, pues la obligación existe desde su nacimiento en la promesa, de manera que su
análisis y estudio debe hacerse en forma complementaria para resolver si se ha dado en
pago, precisamente, lo prometido vender.

El profesor René Abeliuk M, en su obra “Las Obligaciones”, Tomo II, pág. 962
enseña: “El pago difiere de todos los modos de extinguir, pues equivale al cumplimiento
de la obligación, tal como ella existe desde su nacimiento. En ningún otro modo

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extintivo la obligación se cumple como ella fue contraída o establecida”. (Editorial
Jurídica de Chile 1993).

Y esta es la dificultad o diferencia que el árbitro designado debe resolver, al


tenor de la cláusula novena del ya citado contrato de promesa de compraventa que se
adjuntó a fojas 122 y siguientes de autos;

DUODECIMO: Que por no haberse causado quebrantamiento a lo normado por


la disposición legal en examen, mal puede haberse incurrido en la infracción de los
demás artículos del Estatuto Civil que se dicen infraccionados con aquel.

Luego, todo lo referido al cumplimiento de la promesa convenida debe ser


puesta, para su resolución, en conocimiento del Tribunal Arbitral tantas veces citado;

DECIMOTERCERO: Que en ese mismo primer apartado el recurso, en un


capítulo distinto acusa la inobservancia de lo instituido en el artículo 182 en relación
con el artículo 5° del Código Orgánico de Tribunales y la infracción del artículo 228 del
mismo cuerpo legal. Sin embargo, al exponer su argumentación se refiere a lo que
disponen los artículos 1560 y 1562 del Código Civil, en torno a la diferencia que
observa entre los contratos de promesa y el contrato cumplido, deduciendo que los
sentenciadores de segundo grado infringieron los artículos señalados al no considerar su
tesis en orden a que el contrato definitivo, en nada se relaciona con el contrato de
origen, especialmente en la cláusula que se refiere a la prórroga de la competencia entre
tribunales de igual jerarquía en primera instancia. En relación con este tema advierte
que la cláusula vigésimo primero del contrato de compraventa, estableció que: “Para
todos los efectos legales a que hubiere lugar, las partes fijan su domicilio en la comuna
y ciudad de Santiago, prorrogando expresamente competencia para ante sus tribunales
de justicia, sin perjuicio del domicilio que corresponde al lugar de residencia de la parte
deudora, a elección del Banco”;

DECIMOCUARTO: Que la mentada estipulación nada tiene que ver con la


parte recurrente, puesto que ella se refiere a las obligaciones contraídas por la
demandante compradora con el Banco Santander referida a un mutuo hipotecario que
aquel le otorgó para hacer pago de una parte del precio de la compraventa y por ello su
alegación no resulta atinente al asunto propuesto;

DECIMOQUINTO: Que sin perjuicio de lo expuesto que priva de todo


sustento al razonamiento del recurrente de casación, debe recordarse que el artículo 111
del Código Orgánico de Tribunales, en cuanto a la extensión de la competencia,
preceptúa que el tribunal competente para conocer de un asunto, lo es igualmente para
conocer de todas las incidencias que en él se promuevan, agregando que también lo es
para conocer de aquellas que se susciten por vía de reconvención.

Luego, a contrario sensu, el que no tiene competencia para conocer de la demanda


principal, se encuentra desprovisto de ella para conocer y dirimir la demanda
reconvencional;

DECIMOSEXTO: Que la demanda reconvencional es una contrademanda del


demandado primitivo en contra de su demandante y su fundamento se encuentra en el
principio de economía procesal, pero para su procedencia, es necesario que se cumplan

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ciertos requisitos que el profesor Mario Cassarino Viterbo señala en su Manual de
Derecho Procesal (Tomo IV, pag. 65): “a) Que el tribunal ante quien se reconviene tenga
competencia para conocer de la reconvención estimada como demanda, o cuando sea
admisible la prórroga de jurisdicción, a pesar de que por su cuantía la reconvención
deba ventilarse ante un juez inferior (artículo 315 C.P.C. inciso 1° y b) Que tanto la
acción principal cuanto la acción reconvencional, en razón de sus respectivas
naturalezas estén sometidos a un mismo procedimiento, esto es, el juicio ordinario de
mayor cuantía” y agrega: “La identidad del procedimiento entre la demanda principal y
la reconvención es un requisitos obvio, desde el momento que ambas deben tramitarse y
fallarse conjuntamente (artículo 316 inciso 1° C.P.C.)”.

Por ello, si el tribunal competente para conocer de la demanda principal es un tribunal


de árbitro arbitrador y el competente para serlo de la reco nvención es un tribunal
ordinario, de ningún modo pueden aunarse en un solo procedimiento la tramitación y
resolución de ambas materias que, además, se encuentran sometidas a procedimientos
diversos.

Luego, la incompetencia del Tribunal Civil para conocer de un juicio que debe
interponerse ante un Tribunal Arbitral trae como consecuencia, que no pueda avocarse
en este procedimiento mediante una contrademanda o demanda reconvencional y no
demanda principal, a la cuestión propuesta por el demandado de autos.

Como corolario de lo anterior cabe concluir que no se han incumplido las


normas legales mencionadas en el considerando décimo tercero que antecede.
Desde otra perspectiva, es necesario tener presente que el artículo 5° del Código
Orgánico de Tribunales menciona entre los tribunales que deben conocer de los asuntos
judiciales que se promuevan dentro del territorio de la República a los jueces árbitros a
los cuales dedica el Título IX comprendiendo desde el artículo 222 al 243.
Por último, no procede analizar lo que dice el artículo 228 de este cuerpo legal,
porque el propio recurrente, afirma su convicción en una cláusula compromisoria que
suscribió y reconoce y porque, como se dijo, no procede prórroga de competencia sino
entre tribunales ordinarios de primera instancia;

DECIMOSÉPTIMO: Que el segundo error de derecho lo sostiene el recurso


cuestionando la inobservancia de la preceptiva de los artículos 172, 315 y 316 del
Código del Procedimiento Civil en relación con el artículo 10 del Código Orgánico de
Tribunales y, al mismo tiempo, la de vulneración de lo dispuesto en la normativa de los
artículos 1437, 2314 y 2329 del Código Civil.
Al efecto desarrolla sus argumentos en torno a la definición de demanda
reconvencional, analizando los artículos 315 y 316 del Código de Procedimiento Civil,
que ya fueron materia de análisis y estudio en este fallo por lo que resulta innecesario
repetir lo que se dijo y determinó respecto de su interpretación de manera que inútil es
reproducir lo antes expuesto.

De los contenidos de las normas del Código Civil, no se ha formulado en este


apartado, ninguna proposición o exposición que sostenga tal alegación y por ello, no
puede esta sentencia hacer mayor referencias y consideraciones a su respecto, dado que
no se desarrolla en el libelo de casación explicación alguna para demostrar su
quebrantamiento. Por estas consideraciones y lo preceptuado en los artículos 765, 767 y
768 del Código de Procedimiento Civil, se rechazan los recursos de casación en la

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forma y en el fondo, deducidos en lo principal y primer otrosí de fojas 421, por el
abogado señor Carlos Cáceres Burgos, en representación de la demandada y
demandante reconvencional, Inmobiliaria Agua Buena Limitada, en contra de la
sentencia de uno de septiembre de dos mil nueve, que se lee a fojas 411. Regístrese y
devuélvase con su agregado. Redacción del Abogado Integrante don Jorge Medina
Cuevas. Rol N° 8229-2009. Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por
los Ministros Sres. Adalis Oyarzún M., Sra. Margarita Herreros M., Sr. Guillermo Silva
G. y Abogados Integrantes Sres. Jorge Medina C. y Sr. Domingo Hernández E.

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