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FACUTAD DE AGRONOMIA
FECHA: 13-12-2018
Castilla – Piura
I. Introducción
En los últimos años hemos visto cómo ha aumentado el número de desastres naturales
que se producen y que cada vez son más devastadores. Los estudios han demostrado que
este hecho es consecuencia directa del cambio climático y que, de no tomar medidas, la
situación empeorará en el futuro. Es por eso que en el siguiente informe se da conocer
mas a fondo sobre ello.
De hecho, según los datos recogidos por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre
el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), “cada uno de los tres últimos
decenios ha sido sucesivamente más cálido en la superficie de la Tierra que cualquier
decenio anterior desde 1850. En el hemisferio norte es probable que el periodo 1983-2012
haya sido el más cálido de los últimos 1400 años”.
Una de las consecuencias del cambio climático que más percibe el ser humano es el
aumento de la frecuencia e intensidad de los desastres naturales. El IPCC confirmó en
otro estudio esta relación: “un clima cambiante puede dar lugar a fenómenos
meteorológicos y climáticos extremos sin precedentes”.
II. Marco teórico
1.1.Concepto
Nueve de cada diez desastres naturales a nivel mundial están relacionados con el cambio
climático y el impacto más evidente de este problema global se ha manifestado en las 32
sequías importantes que se presentaron en el 2015, más del doble que las 15 que se
detectaron en promedio en el decenio anterior, según un informe de la Oficina de la ONU
para la Reducción del Riesgo de Desastres y el Centro de Investigación de la
Epidemiología de los Desastres.
El cambio climático es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo y supone una
presión adicional para nuestras sociedades y el medio ambiente. Desde pautas
meteorológicas cambiantes, que amenazan la producción de alimentos, hasta el aumento
del nivel del mar que incrementa el riesgo de inundaciones catastróficas; los efectos del
cambio climático son de alcance mundial y de una escala sin precedentes.
El cambio climático es una modificación del clima que ha tenido lugar respecto de su
historial a escala regional y global. Se trata de cambios de orden natural, pero
actualmente, se les asocia con el impacto humano sobre el planeta.
Tal como lo demuestran las pruebas geológicas de las épocas glaciales y de los cambios
en el nivel de los océanos, al igual que los registros de la historia humana durante cientos
de años, el clima de la Tierra ha variado considerablemente en el pasado. No siempre
pueden explicarse las causas de los cambios anteriores, pero en general se relacionan con
cambios en las corrientes de los océanos, la actividad solar, las erupciones volcánicas y
otros factores naturales6 . La diferencia hoy en día es que las temperaturas globales han
ido aumentando de manera excepcionalmente rápida durante las últimas décadas. Existen
pruebas considerables sobre el aumento en el promedio de las temperaturas del aire y los
océanos, el derretimiento de la nieve y el hielo, y la elevación del nivel promedio de los
océanos. El Cuarto Informe de Evaluación del IPCC concluye que el calentamiento global
es inequívoco. Actualmente, las temperaturas de la atmósfera y de los océanos son más
altas que en cualquier otro momento de los últimos 500 años y probablemente durante
más de un milenio . Durante mucho tiempo, los científicos han sabido que los gases de
efecto invernadero en la atmósfera funcionan como una “capa” que atrapa la energía solar
entrante y mantiene la superficie de la Tierra más caliente de lo normal, y que un aumento
de estos
gases en la atmósfera conducirá a un calentamiento adicional. La concentración actual de
los gases de efecto invernadero en la atmósfera es más alta que en cualquier otro período
en los últimos 500.000 años y, tan sólo entre 1970 y el 2004, ha aumentado en un 70 por
ciento, alcanzando su nivel actual de manera excepcionalmente rápida . Si bien hubo
cierta controversia anteriormente, en la actualidad se reconoce que las actividades
humanas, en particular el uso de combustibles fósiles y las distintas formas del uso de los
suelos, son los factores predominantes en este aumento y también los causantes de gran
parte del calentamiento observado durante los últimos 50 años.
Está previsto que aumente la escasez de agua, la inseguridad alimentaria, los daños y
pérdidas humanas por fenómenos meteorológicos extremos como las inundaciones,
tormentas, olas de calor y sequías. Habrá zonas donde la vida será imposible por el alto
nivel del mar o por las altas temperaturas en determinados momentos del año.
El cambio climático se afianza, con temperaturas globales que se estima subirán hasta
cuatro grados Celsius para 2100. Los ciclones tropicales probablemente serán más
frecuentes e intensos, las lluvias se incrementarán y el nivel del mar podría subir casi un
metro en la medida que las temperaturas de la superficie del mar aumenten.
También es de esperarse que el cambio climático traiga más desastres naturales, como
sequías e inundaciones. Tales cambios inevitablemente afectarán la salud,
particularmente en el mundo en desarrollo, ocasionando más muertes por golpes de calor,
enfermedades diarreicas y malnutrición.
En particular, es probable que cambie la incidencia de enfermedades transmitidas por los
mosquitos.
En algunas regiones tropicales, tanto los ciclones como las inundaciones crean caldos de
cultivo para el crecimiento de los mosquitos que transmiten la malaria y el dengue. Las
poblaciones pobres de las áreas costeras son particularmente vulnerables al aumento del
nivel del mar y a la consiguiente amenaza de transmisión de enfermedades causadas por
los mosquitos.
Agua: Es probable que las zonas afectadas por las sequías sean más amplias. Es
aún más probable que vaya en aumento la frecuencia de precipitaciones más
fuertes, lo que generará un mayor riesgo de inundaciones. Para mediados de este
siglo, disminuirá la disponibilidad de agua en las latitudes medias, en los trópicos
secos y en otras regiones que se abastecen con el agua de origen glaciar en los
sistemas montañosos. Actualmente, más de una sexta parte de la población
mundial depende de este tipo de agua.
Salud: Es probable que los cambios climáticos que se han proyectado afecten el
estado de salud de millones de personas, lo cual aumentaría la cifra de muertes,
enfermedades y lesiones como consecuencia de las olas de calor, las inundaciones,
las tormentas, los incendios y las sequías. En algunas zonas, el aumento de la
malnutrición, las enfermedades diarreicas y la malaria incrementarán el grado de
vulnerabilidad de la salud pública, mientras que los daños a más largo plazo a los
sistemas de salud, debido a los desastres, representarán una amenaza para la
consecución de los objetivos de desarrollo.
De hecho, según los datos recogidos por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre
el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), “cada uno de los tres últimos
decenios ha sido sucesivamente más cálido en la superficie de la Tierra que cualquier
decenio anterior desde 1850. En el hemisferio norte es probable que el periodo 1983-
2012 haya sido el más cálido de los últimos 1400 años”. FuenteCambio Climático 2013.
Bases físicas (IPCC)
Sequías algunas regiones del mundo han experimentado sequías más intensas y
prolongadas, en particular, Europa meridional y África occidental.
Volcanes: durante años, los científicos no han estado seguros de que el aumento
de la actividad volcánica de los últimos años estuviera provocada por el
calentamiento global, pero, las últimas investigaciones así lo señalan. La Tierra
es un sistema interconectado y el calentamiento global también afecta a su
interior, no sólo al exterior (atmósfera y mares).
Avalanchas, derrumbes, aludes: en este caso, son desastres indirectos,
causados por precipitaciones extremas o por una cantidad de agua o una fuerza
del viento inusitada.
Los cinco compromisos básicos que se proponen para esta mesa redonda se
fundamentan en la cuarta responsabilidad básica de la Agenda del Secretario General
para la Humanidad.
Primer compromiso básico: Acelerar la reducción de los riesgos relacionados con los
desastres y el clima aplicando de forma coherente el Marco de Sendai para la Reducción
del Riesgo de Desastres 2015‐2030, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y el
Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, así como otras estrategias y programas de
acción pertinentes, como las Modalidades de Acción Acelerada para los Pequeños
Estados en Desarrollo (Trayectoria de Samoa).
Para frenar esta situación necesitamos adoptar en las próximas décadas medidas de
mitigación. Debemos reducir sustancialmente las emisiones de gases de efecto
invernadero, derivados del uso masivo de combustibles fósiles. Para ello, es necesario
conseguir paulatinamente eliminar el uso de energías fósiles y sustituirlas por energías
renovables. Un 68 por ciento de las emisiones de CO2 en la actualidad provienen de la
generación de energía mediante fuentes contaminantes.
Por otro lado, es imprescindible fomentar una economía baja en carbono mediante
políticas fiscales que graven las emisiones de CO2, a través de normativas que
penalicen a los más contaminantes e incentiven a quienes reducen las emisiones. No es
suficiente con los compromisos de los gobiernos en el mundo. El margen de tiempo que
tenemos por delante es de 3 o 4 años, según afirmó la antropóloga y economista
Christiana Figueres, una de las líderes globales en la lucha contra el cambio climático y
consejera de ACCIONA.
“Actualmente existen medios para limitar el cambio climático y construir un futuro más
sostenible y próspero. Sin embargo, la ventana para actuar se está cerrando muy
rápidamente. Una gran parte de las emisiones de carbono ya se ha emitido a la
atmósfera y permanecerá en ella durante siglos”, advierte Rodríguez Camino.
Los riesgos tienen un peso específico cada vez mayor, no se pueden considerar
desde la perspectiva clásica sino todo lo contrario, ya que representan factores y
parámetros de peligro y vulnerabilidad nuevos. Serán cada vez más importantes
en la medida en que las sociedades se hacen más vulnerables a los servicios
básicos (aparecen nuevos suministros básicos y se requieren cada vez en mayor
cantidad y calidad) y pueden aparecer nuevos escenarios hasta ahora no
contemplados en la previsión del riesgo.
Los desastres naturales ocurren cuando las sociedades o las comunidades se ven
sometidas a acontecimientos potencialmente peligrosos, como niveles extremos
de precipitaciones, temperatura, vientos o movimientos tectónicos, y cuando las
personas son incapaces de amortiguar la conmoción o recuperarse después del
impacto.
Todos los habitantes de este planeta, estamos obligados a tomar medidas para
detener el cambio climático y el aumento del efecto invernadero. Aunque las
grandes decisiones, tomadas por los gobiernos de los países, son fundamentales,
hay muchas formas de ayudar a la descontaminación que están a nuestro
alcance.