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SIGUE CONTAMINADO?
SIMILITUDES Y DIFERENCIAS ENTRE EL SANEAMIENTO DEL RÍO
TÁMESIS DE LONDRES Y EL DE LA CUENCA MATANZA-RIACHUELO
Para la historia tradicional, el lugar en el que ocurren los hechos puede ser conside-
rado como casi irrelevante, ya que pone el acento en sucesos políticos y económicos
que transcurren en períodos acotados. Por contraste, la historia ambiental es la his-
toria del territorio y la de los fenómenos de larga duración que lo afectan. Esto implica
un espacio físico en el cual se desarrollan los conflictos sociales y ambientales, (en
períodos de tiempo que a menudo exceden la duración de la vida humana), y una
forma de representación de ese espacio en la cultura local.
El modo en que los contemporáneos de los procesos ambientales analizados los des-
criben o los representan puede ser esencial para comprender su dinámica ecológica
o el lugar que ella ocupa en la cultura de la época respectiva y, por consiguiente,
en las actitudes sociales que llevarán a una gestión eficaz o no de los problemas
ambientales.
La primera diferencia importante entre el Támesis y el Riachuelo es la continuidad de
la gestión y del reclamo social por la contaminación. La contaminación en Londres
es un problema social calificado como importante y atendido casi sin interrupciones
(salvo las Guerras Mundiales) desde por lo menos mediados del siglo XIX.
Por el contrario, la preocupación por la contaminación del Riachuelo tuvo una evo-
lución fuertemente discontinua. Del mismo modo, los estudios científicos realizados
sobre la cuenca Matanza-Riachuelo fueron ocasionales. No respondieron a un plan
predeterminado y no siempre fueron comparables entre sí, por el uso de metodolo-
gías diferentes.
En cambio, no hay estudios científicos tan prolongados en el tiempo como los que se
hacen en el Támesis, el principal río del Reino Unido. Los ingleses llevan midiendo
De la innumerable cartografía disponible podemos tomar dos mapas que son casi
contemporáneos entre sí, para mostrar las diferencias en los respectivos procesos
de construcción del territorio.
Por un lado, el mapa de Manuel Ozores, sobre los datos fundacionales de Buenos
Aires. Es de 1792, sobre la base de una mensura de 1608. Se puede ver el núcleo
El Támesis desemboca sobre agua salada, sin uso para abastecimiento público,
mientras que el Riachuelo lo hace sobre agua dulce, que debería ser más cuidada
por las políticas públicas.
Al ser estuarios, ambos están sujetos a la influencia de las mareas. En el Támesis,
esto significa que el agua salada ingresa varios kilómetros río adentro. Esto hizo
que Londres fuera fundada a una distancia de la desembocadura donde el agua es
siempre dulce. Por eso desde su fundación, la ciudad consideró al Támesis como su
principal (y casi excluyente) fuente de agua potable.
En el Riachuelo, las mareas detienen el flujo hacia el Plata, retrasando la salida de los
contaminantes. Cuando se ve su desembocadura desde la Autopista Buenos Aires-La
El Támesis tiene una longitud de 346 kilómetros y un desnivel total de 110 metros.
Su caudal medio es de 65,8 metros cúbicos por segundo. Desde el London Bridge
hasta la boca estuarial la pendiente es del orden de los 10 centímetros por kilómetro.
Nuestros tributarios urbanos no superan los 4 milímetros por kilómetro.
Dicho en otras palabras, si se desea tener en el Riachuelo la misma calidad de agua
Nos interesa el detalle del modo en que la contaminación de ambos ríos aparece en
la cultura de estas sociedades, ya que los cambios ambientales no se producen por
acumulación de conocimientos sino por el reclamo social de los sectores más afecta-
dos. En 1272 el rey Eduardo I de Inglaterra en una proclamación prohibió la quema de
carbón en Londres, cuando la contaminación atmosférica en la ciudad se convirtió en
un problema. Diversos episodios posteriores de contaminación generaron reacciones
poco duraderas.
Llama la atención la visita organizada por Manuelita Rosas en abril de 1849 para las
delegaciones diplomáticas extranjeras, realizada en la desembocadura del Riachue-
lo, en un sitio donde los olores de la carne en descomposición eran notorios. No fue
una visita rápida: se trató de una ceremonia que incluyó naves engalanadas durante
el día y farolas en la noche, y detalles tales como vinos de Burdeos y el alfombrado
de la casa en la Isla Demarchi donde se sirvió el banquete.
Nuevamente, la respuesta está en la cultura, que miraba con orgullo a la ganadería
vacuna y aún a sus desperdicios. En forma coherente con esto, Juan Manuel de Ro-
sas edificó su palacio sobre la desembocadura del arroyo Maldonado, en el pantano
de Palermo, aguas abajo de las descargas contaminantes de su propio saladero.
Hipólito Taine, político francés de la época, dice que la miseria junto al Támesis es más
grave que la que vio en otras ciudades industriales. “En las callejas trasversales, donde
se percibe un hedor desagradable de podredumbre, se ve ropa tendida para que se
seque, andrajos y miseria. Los muchachos parece que brotan a centenares del suelo;
en un estrecho patio me he visto rodeado de catorce o quince de estos rapaces, flacos,
con los pies desnudos, llevando algunos niños de pecho rudamente cogidos bajo del
brazo y cuya cabeza despoblada de cabello, se balanceaba por el suelo”.
“Nada hay más lúgubre que aquellos cuerpos blancos, aquellas cabelleras de estopa,
aquellos rostros de mejillas lacias y sucias, que se agitan y gesticulan al derredor de
cualquiera que se acerca á sus moradas, dentro de las cuales sus madres contemplan
con extraña inmovilidad al extranjero. Las casas son por lo regular de un solo piso,
bajas de techo, verdaderas cuevas donde viven y mueren. ¡Cuán triste será en ellas
el invierno, cuando la lluvia y la niebla se repiten una semana tras otra, sin dejar abrir
tan solo la ventana para que se renueve el aire! Para que aquella familia no muera de
hambre es preciso que o padre no beba, no descanse y no esté nunca enfermo”.
En 1871, el dibujante y grabador francés Gustave Doré visitó Londres en lo que llamó
“un peregrinaje” y puso en imágenes desoladoras la situación de las barriadas po-
bres y contaminadas de las orillas del Támesis.
[06] HUMEDALES
LOS HUMEDALES EN AMBAS CUENCAS
Durante el siglo XIX, la representación gráfica de las cuencas incluye sus humedales
costeros, ya que forman parte de sus respectivos valles de inundación. El Mapa Tom-
bleson, de 1840 muestra el trayecto del Támesis.
A fines del siglo XIX Londres retenía los desechos cloacales en depósitos durante
la marea alta y los enviaba al mar solo cuando bajaba la marea. En el camino, los
utilizaba para irrigación.
La ciudad de Londres arroja sus líquidos inmundos por un gran canal,
que á corta distancia se divide en dos ramas, la una de 70 kilóme-
tros de largo riega en su camino por gravitación 53.000 hectáreas de
terreno, agotando todo el líquido en la ribera del mar del Norte; esta
misma rama da a los 40 kilómetros nacimiento á otro vástago de
30 kilómetros que se dirige hacia el Nordeste, regando también por
gravitación las tierras que encuentra en su camino. La segunda rama
que parte del gran canal se dirige de Oeste á Este para desembocar
directamente en el mar; esta rama no obstante de encontrarse en
relación con las cloacas, no conduce sino aguas limpias procedentes
de las grandes lluvias. La comunicación de esta rama con el canal
principal se encuentra interceptada para las corrientes ordinarias de
los líquidos cloacales, y únicamente se abre esta comunicación cuan-
do las cloacas están lavadas por el agua de las lluvias y corre por
ellas el líquido completamente puro: esta rama es llamada “caños
de tormenta”.
Este mismo procedimiento fue propuesto por Bateman para Buenos Aires. Uno de los
argumentos era que ambas ciudades tienen dos flujos de mareas diarias y eso hace
más sencilla la gestión que en el caso de costas con uno solo. Hubo fuerte oposición
de los médicos, quienes marcaron los riesgos de descargar cloacas sobre el agua
dulce del Río de la Plata.
La ilusión sobre el Riachuelo duró muy poco tiempo. En el siglo XX se bifurcan las
gestiones en ambas cuencas. En el Támesis se profundiza el control de la contami-
nación y sobre el Riachuelo se adopta un modelo de capitalismo salvaje que acepta
como legítima cualquier forma de daño ambiental.
Esto requiere la pérdida de la perspectiva de cuenca hídrica. Se introduce en el ima-
ginario de Buenos Aires la idea de que un río es solamente una cinta de agua (del
mismo modo que una calle es una cinta de adoquines o de asfalto) y se pierde su
función como organizador del territorio. En 1905, el plano de la Ciudad de Ludwig
elimina la representación del bañado de Flores y su topografía.
Ludwig solo deja el Riachuelo y a partir de allí los mapas oficiales de la ciudad aban-
donarán durante el siglo XX toda referencia a la topografía. No se trata de una simpli-
ficación sino de una concepción del territorio. Un mapa es una expresión ideológica,
no solamente un dibujo.
El uso portuario y los frigoríficos de Avellaneda contribuyeron al rápido deterioro del
Riachuelo. Graciela Silvestri analiza este proceso señalando:
El viaje aguas arriba por el Riachuelo –dificultosa empresa para rea-
lizarla hoy– puede interpretarse como un viaje en el tiempo. El sector
I (la desembocadura) evoca el origen como puerto, la temprana inmi-
gración y la densidad construida de ambas orillas, en estrecho con-
tacto funcional y visivo, que parece reconstruir una totalidad histórica.
En el segundo sector advertimos los conflictos del nunca terminado
canal industrial, con su cauce nunca rectificado y sus objetos dise-
minados sin orden; el tercer sector, cuya artificialidad es evidente en
la rectitud del canal, no alterada por los accidentes naturales, parece
La cuenca alta de ambos ríos tiene una importante actividad agraria. En el Riachuelo,
el cultivo de soja implica la utilización masiva de plaguicidas. ACUMAR no la tiene
en cuenta como fuente de contaminación y solo atiende a los plaguicidas de origen
industrial. En el Támesis, la autoridad de cuenca trata de evitar este tipo de conta-
minación e impulsa para eso la urbanización de la cuenca alta. En los años 70 y 80
se prohibieron una serie de plaguicidas peligrosos, lo que disminuyó la carga conta-
minante sobre el río.
Además de los insecticidas y herbicidas, les preocupan también los fertilizantes. Esto
es porque los insecticidas y herbicidas suelen terminar en los ríos poco después de
su aplicación y muchos de ellos se degradan. El más conocido, el glifosato, se degra-
da en algunos meses, dependiendo de las condiciones climáticas. Los fertilizantes,
en cambio, se incorporan a los suelos y sus productos de degradación (principalmen-
te los nitratos y nitritos) son fuertemente contaminantes. Con el paso del tiempo, la
erosión de los suelos arrastra esos nitratos y nitritos a los cursos de agua. En este
momento, el Támesis recibe los restos de fertilizantes agregados a los suelos hace
30 años y que se van lixiviando con lentitud.
La contaminación de origen agrícola es, entonces, un problema de largo plazo, que
ACUMAR simplemente no tiene en cuenta. No hay política para la contaminación de
origen agropecuario en la cuenca Matanza-Riachuelo. No hay ninguna restricción al
uso de plaguicidas, salvo las pocas existentes en el nivel nacional.
Londres también registró uno de los casos más extremos de contaminación del agua
con aguas residuales durante el Gran Hedor del Río Támesis en 1858. Esto dio lugar
poco después a la construcción del sistema de alcantarillado de Londres.
A partir de 1859 se construyen unas galerías que reciben solo las aguas domésticas
usadas y las de lluvia hasta un depósito en el que el agua era almacenada para ser
vertida aguas abajo de la zona más poblada.
Se construye un enorme sistema de evacuación de cloacales, que los envía río abajo.
De aquí surge la inspiración del emisario en construcción para el Riachuelo. A pesar
de usarse maquinaria de última generación, la concepción de ese emisario es del
siglo XIX. El modelo londinense de la segunda mitad del siglo XIX sirvió de base
para un proyecto del Ing. Bateman (el mismo que diseñó el Puerto de Buenos Aires,
después llamado Puerto Madero). El proyecto de Bateman, reflotado posteriormente
por Hipólito Yrigoyen y nunca realizado, es hoy el Colector Margen Izquierda del PISA.
La diferencia importante es que el de Londres desemboca en los humedales del delta
del Támesis, donde se hace un proceso de fitorremediación de esos cloacales. En un
estado mucho mejor, son volcados al Mar del Norte.
A fines del siglo XIX se recogían los desechos cloacales y se los llevaba en barcos
especiales mar adentro para no descargarlos en las zonas costeras, aunque esa
En el siglo XIX, los efluentes industriales que entraban en el estuario del Támesis
eran muy variados, entre ellos, por ejemplo, los de los fabricantes de jabón, herrerías,
gasificación de carbón, mataderos, curtiembres, mercados de pescado, hilanderías,
etc. A partir de la década de 1820 la contaminación aumentó por los efluentes de la
mayor producción de gas de carbón.
El efluente líquido llevaba altas concentraciones de fenoles, aceites de alquitrán, naf-
talenos, etc., volcados al Támesis. En 1903, un Informe de la Comisión Real de Alcan-
tarillado recomendó aprobar las primeras leyes ambientales. Se consideró preferible
la descarga de efluentes industriales en las cloacas, ya que el tratamiento podría ser
supervisado por expertos para cumplir con las normas necesarias para la posterior
descarga al río.
Un informe de la Comisión Real sobre Contaminación Ambiental (1972) consideró que
era permisible explotar un estuario para la eliminación de desechos hasta un nivel
que no pusiera en peligro la vida acuática ni afectara los estándares de amenidad que
el público necesita. Pero que los tóxicos y sustancias no biodegradables tales como
metales pesados no debían autorizarse.
Es decir que, a diferencia de ACUMAR, el límite autorizado para esas sustancias en el
Támesis es cero. En el caso del Riachuelo, los vertidos autorizados por ACUMAR han
sido considerados como excesivos por los integrantes del Cuerpo Colegiado creado
por la sentencia de la Corte Suprema. Inclusive se autorizaron valores de referencia
para una serie de plaguicidas, conocidos como contaminantes orgánicos persistentes,
algunos de los cuales se encuentran prohibidos en el país desde hace varias décadas.
En la reducción de metales pesados provenientes de pequeños laboratorios en el Tá-
mesis es probable que hayan incidido cambios tecnológicos recientes. Por ejemplo,
viven en ellos.
Z Ordena la limpieza y parquización de las márgenes del Riachuelo.
[13] DEPURADORAS
PLANTAS DEPURADORAS DE CLOACALES
Para cumplir con las normas del Reino Unido y la Unión Europea, la compañía de agua
Thames Water ha desarrollado el proyecto del túnel de Thames Tideway. El esquema
de Thames Tideway propone un túnel de 25 km, con un diámetro de más de 7 me-
tros, que va casi en su totalidad debajo del río Támesis por el centro de Londres, el
cual proporcionará el transporte y almacenamiento de vertidos de aguas residuales
no tratadas y aguas pluviales combinadas que en la actualidad se derraman al río.
Trabajando junto con la Agencia del Medio Ambiente de Reino Unido, la empresa de
agua Thames Water identificó los desbordes de aguas residuales más contaminan-
tes. El túnel propuesto controlará 34 de estos desagües a través de conexiones a lo
Si se observan las tablas que dan valores numéricos a distintos contaminantes, las
cifras referidas a cada uno de ellos (plomo, cromo, mercurio, etc.) parecen ser com-
parables en ambas cuencas, lo que puede inducir al error de que se trabaja con
criterios semejantes.
Se supone que los umbrales de contaminación son aquellos valores de determinadas
sustancias tóxicas que pueden estar presentes en aire, agua, alimentos, suelos, etc.,
que pueden estar en contacto con el cuerpo humano en cantidades lo suficientemen-
te bajas como para no generar efectos nocivos.
En el caso del Támesis, se siguen las directivas europeas sobre calidad de agua.
En el caso del Riachuelo, son valores específicos, definidos por ACUMAR, que autori-
zan volcados industriales sin tener en cuenta si el cuerpo de agua los puede diluir o
no. Es decir, no hay ninguna relación entre los volúmenes de tóxicos que se arrojan y
el caudal del río que los recibe.
A continuación vemos las directivas de ACUMAR que autorizan volcado de contami-
nantes al Riachuelo. No hay ningún estudio que indique la cantidad de contaminantes
que el río puede depurar, aunque, por su casi ausencia de caudal, suponemos que
es muy escasa. La resolución no dice qué cantidad total puede arrojarse de estas
sustancias, algunas de las cuales son extremadamente tóxicas. Otras, como el Aldrin,
Dieldrin, DDT, Lindano, etc., están prohibidas en Argentina desde hace muchos años
y no se entiende por qué los valores de referencia de ellas no son cero.
Notas y referencias:
Los límites admisibles deberán cumplirse en la Cámara de Toma de Muestras y Aforo (CTMA), situada
previo al vertido, según normativa aplicable. En el caso que el establecimiento no contase con una CTMA
al momento de la toma de muestra se considerará el último punto previo al vertido al cuerpo de agua
receptor.
a) Los efluentes que sean evacuados por camiones atmosféricos deberán ajustarse a estos límites, según
el destino final de los mismos.
b) En todos los casos deberá considerarse como técnica analítica de referencia la correspondiente al Stan-
dard Methods Edición 21°, o sus versiones posteriores actualizadas.
ACUMAR podrá considerar válido el uso de otras técnicas analíticas mientras sean estandarizadas y acep-
tadas internacionalmente; al tiempo que posean un límite de cuantificación tal que permita asegurar el valor
límite previsto para el parámetro analizado.
c) La indicación de “Ausente” implica un valor menor que el límite de detección de la técnica analítica de
referencia según el Standard Methods Edición 21°, o sus versiones posteriores actualizadas. La ACUMAR
se reserva el derecho de exigir el uso de técnicas analíticas de mayor precisión, si lo entiende conveniente.
d) Los establecimientos e inmuebles que se desempeñen como lavaderos de camiones jaula, clínicas, hos-
pitales, centros y servicios de salud, de diálisis, asistenciales, servicios veterinarios y aquellos que puedan
afectar la salud y el bienestar público, la calidad de una fuente de agua (subterránea y/o superficial) suelo
y/o propaguen bacterias y/o virus de tipo patógeno; deberán satisfacer la Demanda de Cloro residual de
sus efluentes, previo a su descarga.
e) En “Absorción por el suelo” debe comprenderse solamente riego por aspersión.
Queda expresamente prohibida la inyección a presión en el suelo o en la napa en forma directa o indirecta
de los efluentes líquidos tratados o no tratados de ningún tipo de establecimiento.
f) Para realizar la determinación de Sólidos sedimentables en 10 minutos y 2 horas se coloca 1 litro de
muestra bien homogeneizada en un cono Imhoff y luego de 10 minutos o 2 horas (según sea el parámetro)
se lee el volumen sedimentado.
g) Para los vertidos a pluvial o cuerpo superficial, en un radio no menor a 5 km respecto a una toma de agua
para bebida, el valor límite de Sustancias Fenólicas deberá ser de 0,05 mg/l.
h) La regulación de este parámetro bajo el límite previsto será válida para Plantas de Tratamiento de Lí-
quidos Cloacales ubicadas dentro de la denominada Cuenca Alta en esta Norma únicamente, mientras la
meta de Uso de calidad prevista en la Cuenca Media y Baja sea “Uso IV: Apta para actividades recreativas
pasivas”.
i) En todos los casos deberá cumplirse la Ley Nacional 26.011 sobre Contaminantes Orgánicos Persis-
tentes, que obliga a fijar medidas para reducir o eliminar la producción y uso de los distintos productos
químicos que se citan en sus Anexos.
Asimismo deberán contemplarse todo el conjunto de Leyes, Decretos y Disposiciones ministeriales vigen-
tes en la materia, que prohíban el uso de estos productos.
[18] REORDENAMIENTO
ASPECTOS PORTUARIOS Y DE REORDENAMIENTO URBANO
El Támesis es el puerto de Londres, pero una amplia zona del viejo puerto no es
operativa, ya que fue diseñada para carga y descarga de bolsas pero no de contene-
dores, y no tiene espacio para ampliaciones. Por eso se hicieron reformas en la zona
costera y su área de influencia.
El actual es uno de los mayores puertos del mundo, de aguas profundas. Puede ma-
nejar transatlánticos, transbordadores tipo Ro-Ro (es decir, que llevan vehículos) y de
carga de todo tipo incluyendo contenedores, madera, papel, vehículos, grava, petró-
leo crudo, derivados de petróleo, gas licuado del petróleo, carbón, metales, granos y
otros materiales secos y líquidos. En 2008 el Puerto de Londres manejó 53 millones
de toneladas de comercio.
El calado del Puerto de Londres es semejante al del canal de acceso al puerto del
Dock Sud: algo más de 9 metros. Sin embargo, aguas arriba el Riachuelo tiene un
calado muy escaso que imposibilita su uso portuario. Esto se debe a la sedimenta-
ción que ha ido llenando su cauce de barro. En el caso del Támesis, existen obras de
dragado para remover el barro del fondo y permitir el ingreso de buques de mayor
calado. Para el Riachuelo, el dragado es desaconsejable, ya que la alta proporción de
metales pesados del fondo, al ser removidos, podrían migrar hacia el Río de la Plata.
En Gran Bretaña existe una Directiva Marco del Agua, que fija los niveles de calidad
del agua para los diferentes usos en todo el país. El órgano gubernamental responsa-
ble de la implementación de esa directiva es la DEFRA (Department for the Environ-
ment, Food and Rural Affairs), apoyado por la Agencia Ambiental, que es el organismo
público para la protección y mejoramiento del ambiente.
Inglaterra sigue las directivas europeas de calidad del agua. Hasta ahora, no ha habido
indicaciones de si el Brexit podría significar cambios en la política ambiental, aunque
W
El Támesis tiene un caudal sustancialmente mayor que el Riachuelo, lo que facilita
el transporte natural de contaminantes, los que, además, tienen mayores posibilida-
des de dilución.
W
Los sectores sociales afectados por la contaminación del Támesis tuvieron histó-
ricamente una capacidad de presión política mucho mayor que los afectados por la
contaminación del Riachuelo. Eso posibilitó impulsar formas de gestión más eficaces.
Con leves altibajos, en el último siglo y medio, la política pública británica con res-
pecto al Támesis priorizó el mejoramiento de la salud pública antes que los costos
industriales. Por el contrario, la política argentina sobre el Matanza-Riachuelo tuvo la
misma orientación solo en los primeros años de implementación. Después, su clara
prioridad fue evitar que la protección ambiental aumentara los costos de las indus-
trias. La gestión pública y la Justicia argentinas tuvieron actitudes más favorables al
ambiente durante el siglo XIX que durante el siglo XXI. Como consecuencia de ello,
subsisten graves problemas sanitarios, vinculados con la pobreza y la contaminación
en la cuenca Matanza-Riachuelo.
W
La privatización de los servicios de agua y saneamiento en Gran Bretaña no mejoró
la gestión del Támesis sino que la empeoró, debido a la irresponsabilidad del con-
cesionario.
W
En el Támesis se atiende a la contaminación de origen agropecuario, mientras que
en el Riachuelo no se la tiene en cuenta.
W
En el Riachuelo se autoriza a las fábricas el volcamiento de residuos peligrosos. En
el Támesis los niveles admisibles son cero.