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INTERPRETACIONES DE LOS PRECEDENTES VINCULANTES

¿QUÉ DEBIÓ CAMBIARSE EN LA SENTENCIA DEL IV PLENO


CASATORIO?

El autor analiza dos precedentes vinculantes contenidos en el IV Pleno


Casatorio. Se refiere a la improcedencia del desalojo por alegar
usucapión y al plazo prescriptorio para demandar el desalojo.

La sentencia del IX Pleno Casatorio modificó (a través del overruling)


el precedente vinculante contenido en el punto 5.3 del IV Pleno. El
análisis sobre el particular lo hice en mi última publicación (1), pero
dejé pendiente el estudio de dos precedentes contenidos en el IV
Pleno que, desde mi punto, ameritaban también algún tipo de
pronunciamiento en la sentencia del IX Pleno.

El precedente vinculante 5.6. del IV Pleno:

De acuerdo con este precedente:

“La mera alegación del demandado, en el sentido de haber adquirido el bien


por usucapión, no basta para desestimar la pretensión de desalojo ni declarar
la improcedencia de la demanda, correspondiendo al Juez del
desalojo valorar las pruebas en las cuales sustenta el demandado su derecho
invocado, sin que ello implique que está facultado para decidir sobre la
usucapión [,,,] De declararse fundada la demanda de desalojo por precario, en
nada afecta lo que se vaya a decidir en otro proceso, donde se tramite la
pretensión de usucapión, puesto que el usucapiente tendrá expedito su derecho
para solicitar la inejecución del mandato de desalojo o en todo caso para
solicitar la devolución del inmueble”.

Es decir, si el demandado invoca haber adquirido el bien por


prescripción, el juez VALORA las pruebas presentadas en el desalojo
para determinar si ampara o no la demanda, pero no puede
DECLARAR la usucapión en la parte resolutiva. Es decir, no se genera
cosa juzgada respecto de la prescripción adquisitiva por parte del
demandado. Por ello: (i) aun cuando se declare fundada la demanda
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de desalojo por haberse considerado que el demandado no era un


prescribiente, éste podrá iniciar posteriormente un proceso de
usucapión y salir victorioso (en sentido contrario a lo resuelto en el
desalojo); y (ii) en caso la demanda de desalojo fuese desestimada
por haberse considerado que el demandado sí era un prescribiente, el
demandante perdedor podrá, posteriormente, recuperar el bien
mediante una acción reivindicatoria, acreditando que el demandado
no era realmente un prescribiente (en sentido contrario a lo resuelto
en el desalojo).

Si seguimos el criterio empleado por la Corte Suprema en la


Sentencia del IX Pleno Casatorio para modificar el precedente 5.3 del
IV Pleno, entonces el precedente 5.6 también debió ser cambiado. Me
explico: con relación al precedente 5.3 la Corte modificó su original
criterio y concluyó que sí es posible que, en la parte resolutiva de la
sentencia expedida en un proceso de desalojo, el Juez DECLARE la
nulidad de los títulos de las partes: es decir, el Juez puede declarar
nulo el título del demandante y por ende infundado el desalojo, o nulo
el título del demandado y fundado el desalojo. De este modo, se
genera cosa juzgada respecto de la validez o nulidad del título de las
partes (principalmente el del demandado).

¿Cuáles fueron las razones que invocó la Corte para modificar dicho
precedente?

“La necesidad de conciliar en la mayor medida posible la tutela de los intereses


generales que se ven perjudicados con la nulidad y la tutela de las garantías
procesales de las partes del proceso, así como las ventajas que, en coherencia y
economía procesal, determina “declarar” en la parte resolutiva la nulidad
manifiesta de determinado acto”.

De este modo, lo que ha buscado la Corte Suprema es que no existan


soluciones contradictorias entre lo declarado en el desalojo y lo que
se resuelva posteriormente en un proceso de conocimiento. Así, se
quiere evitar que en el desalojo se declarare como válido el título
posesorio del demandado y luego, en un proceso de nulidad de acto
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jurídico, el demandante obtenga una sentencia que declara nulo ese


mismo título considerado como válido en el desalojo. O viceversa:
evitar que un título valorado como nulo en el proceso de desalojo, sea
usado posteriormente por el mismo demandado para ganar un
proceso de reivindicación o de prescripción adquisitiva contra aquel
que previamente lo había desalojado.

Siguiendo esta misma lógica, ¿no debió modificarse el precedente


5.6., indicando que la usucapión no sólo podrá ser “valorada” por el
Juez del desalojo, sino también “declarada” como tal en la parte
resolutiva de la sentencia? Así se evitarían fallos contradictorios (tal
como se ha querido evitar tratándose de la validez/nulidad del título
posesorio del demandado): por ejemplo, se evitaría que en el desalojo
el Juez valore positivamente el argumento de usucapión del
demandado y luego, en el respectivo proceso de prescripción
adquisitiva, la demanda sea desestimada. Y viceversa, se evitaría que
luego de haberse declarado fundado el desalojo por considerar que el
demandado no es un prescribiente, ese mismo demandado gane un
proceso de usucapión contra aquel que antes lo había desalojado.

Si seguimos los criterios que llevaron a la Corte a permitir que una


“nulidad” sea declarada dentro de un desalojo – economía procesal,
coherencia –, tiene absoluto sentido que se permita una declaración
de prescripción dentro del mismo desalojo. ¿Por qué razón la Corte no
modificó el precedente 5.6 del IV Pleno?

El precedente vinculante 7 del IV Pleno:

Este precedente señala lo siguiente:

“En lo que concierne a lo dispuesto por el artículo 601° del Código Procesal
Civil (2), cuando ya ha prescrito el plazo para interponer la pretensión
interdictal, el accionante no podrá optar por recurrir al desalojo para lograr la
recuperación de su bien”.
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El precedente admite – a mi modo de ver - dos interpretaciones: una


peor que la otra.

Primera interpretación: En todos los casos, vencido el plazo de un


año desde que el actual poseedor (a quien se pretende desalojar)
entró en contacto con el bien, prescribe el derecho de exigir la
restitución del bien mediante el desalojo. Por ello, si el demandado se
defiende de la demanda planteando una excepción de prescripción, el
accionante no tendrá más remedio que buscar la recuperación del
bien mediante un proceso de conocimiento (una reivindicación, por
ejemplo).

Así interpretado, el precedente genera tres problemas:

 Se vulnera el artículo 2000 CC, según el cual los plazos


prescriptorios sólo los fija la Ley, no la Corte Suprema.

 Se vulnera el artículo 2001 inciso 1 CC, pues el plazo


prescriptorio para una “acción” real es 10 años. El desalojo, en
tanto está encaminado a lograr la recuperación de un bien,
califica como una acción real, por lo que no se entiende a razón
de qué la Corte reduce el plazo prescriptorio de 10 a 1 año.

 Se deja sin ningún sentido lo dispuesto en el precedente 5.6.


del IV Pleno, según el cual el demandado puede evitar el
desalojo aportando las pruebas que acrediten que adquirió el
bien por usucapión. Y es que, si el plazo para plantear la
demanda de desalojo es de 1 año, al demandado le bastará con
probar que posee el bien hace un año para así deducir la
excepción de prescripción extintiva y conseguir que el desalojo
sea desestimado. Es decir, el demandado ya no necesitaría
recurrir a la prescripción adquisitiva (probando 10 años de
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posesión), sino sólo a la prescripción extintiva (probando 1 año


de posesión).

Segunda interpretación: una segunda forma de entender el


precedente 7 del IV Pleno es el siguiente: el plazo prescriptorio
para demandar el desalojo es de 1 año SOLO cuando el
demandante no planteó el respectivo interdicto de recobrar dentro
del año de haber perdido la posesión. Si tenemos en cuenta que el
interdicto de recobrar sólo lo puede interponer quien, habiendo
tenido la posesión en algún momento, la perdió a manos de un
tercero (actual poseedor), tendríamos dos plazos prescriptorios
para demandar el desalojo, dependiendo de si el demandante
estuvo o no previamente en posesión del bien:

 Si el demandante estuvo en la posibilidad de plantear un


interdicto de recobrar (es decir, en algún momento fue
poseedor) y no lo hizo, permitiendo que venza el plazo de 1 año
que el artículo 601° del Código Procesal Civil le otorga,
entonces también pierde el derecho de recurrir al desalojo (el
plazo de 1 año se contabilizaría desde que el demandante
perdió la posesión).

 Cuando el demandante no estuvo en posibilidad de plantear un


interdicto de recobrar (porque nunca antes había poseído el
bien: por ejemplo, quien compra un inmueble y al querer tomar
posesión por primera vez se encuentra con el precario), el
desalojo “mantendría” su condición de “acción real”, por lo que
el plazo para interponerlo sería de 10 años.

Esta segunda interpretación genera efectos más nocivos que la


primera, pues no sólo se mantienen las críticas ya señaladas para
esta última, sino que adicionalmente genera una distinción sin
sustento legal: ¿Por qué razón el plazo para demandar el desalojo
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variará de 10 a 1 año dependiendo de si el accionante estuvo antes


en posesión del bien?

Los precedentes contenidos en los puntos 5.6 y 7 merecían sin duda


algún tipo de aclaración o adecuación, tal como se hizo con el
precedente 5.3. Estas omisiones generan dudas con relación a la
correcta aplicación del IV Pleno Casatorio. La Corte Suprema tardó
más de 10 años en corregir el nefasto precedente sentado en el
Primer Pleno Casatorio. ¿Cuántos años dejará que pasen – y cuantos
intereses merecedores de tutela permitirá que se vulneren - para
modificar estos precedentes?

(1)http://laley.pe/not/3759/-como-ha-quedado-la-posesion-precaria-
luego-de-la-sentencia-del-ix-pleno-cambiar-para-empeorar

(2) Artículo 601° CPC. - La pretensión interdictal prescribe al año de


iniciado el hecho que fundamenta la demanda. Sin embargo, vencido
este plazo, el demandante puede ejercer su derecho a la posesión en
un proceso de conocimiento.

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